Construyendo la casa -...

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Construyendo La Casa Pastor Alberto Mancilla Guatemala, 11 de septiembre del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 La familia es un regalo de Dios, es un plan divino y perfecto, tenemos más de dos décadas de atender familias, y nos asombramos de la forma en que el enemigo las quiere destruir, pero el Señor siempre ha estado con nosotros. Hemos visto la necesidad que hay en los prejuveniles, y tenemos la certeza de que necesitamos, como padres, saber la responsabilidad que tenemos de bendecirlos y ministrarlos adecuadamente, debemos ser luz y antorcha para ellos. Salmos 127:1 BLS Si Dios no construye la casa, de nada sirve que se esfuercen los constructores. Si Dios no vigila la ciudad, de nada sirve que se desvelen los vigilantes. Si nuestra casa no está construida sobre la roca, no vamos a poder hacer la obra, es imposible que salgamos adelante con nuestras fuerzas, pero si nuestra casa está edificada sobre la roca que es Cristo, no habrá viento ni olas que nos muevan. Si Dios nos ha prometido cosas grandes, se cumplirán porque Dios así lo prometió. Visitando a unas hermanas que no han podido ser madres, el Señor nos decía que este era el tiempo que veríamos los milagros de Sara. Imaginémonos a nuestra abuelita embarazada, hasta nos da risa; ella también se rió cuando supo el milagro que Dios haría en su vientre, y después estuvo hasta con antojos. Dios es poderoso, hace caminos donde no podían haber. Debemos saber que todos nosotros somos instrumentos que Dios puede utilizar para llevar sanidad y bendición a otros, sobre todo a nuestra familia, no importa cómo está nuestra familia, lo difícil de nuestro caso; poderoso es el Señor para soplar vida en nuestro hogar. Sabemos que al construir una casa debemos poner buenos cimientos y luego buenas columnas. Las columnas somos los cónyuges. Nehemías 9:12 LBLA Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino en que debían andar. Salmos 26:1-4 BAD Hazme justicia, Señor, pues he llevado una vida intachable;¡en el Señor confío sin titubear! 2 Examíname, Señor; ¡ponme a prueba! purifica mis entrañas y mi corazón. 3 Tu gran amor lo tengo presente, y siempre ando en tu verdad. 4 Yo no convivo con los mentirosos, ni me junto con los hipócritas; Debemos suplicarle al Señor, ser puros, ser sin mancha y sin tacha dentro de nuestra casa, pues somos testigos de que nuestros hijos nos ven en todo momento y si no caminamos en la verdad, nos lo dicen. Llega un momento en el que los varones, como cabeza de casa, debemos brillar para poder alumbrar el camino de los demás en la familia. Somos entonces columna, pero si no lo hacemos bien, nuestra casa va a caer. Llegan momentos a nuestra vida cuando pensamos que ya no vamos a poder, que no podremos seguir adelante, pero también hemos oído testimonios en los que muchas personas ya no siguen el camino junto a su pareja, lo cual nos entristece, porque ellos dicen que el amor se acabó, pero si el Señor Jesucristo es amor, el amor no se acaba.

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La familia es un regalo de Dios, es un plan divino y perfecto, tenemos más de dos décadas de atender familias, y nos asombramos de la forma en que el enemigo las quiere destruir, pero el Señor siempre ha estado con nosotros. Hemos visto la necesidad que hay en los prejuveniles, y tenemos la certeza de que necesitamos, como padres, saber la responsabilidad que tenemos de bendecirlos y ministrarlos adecuadamente, debemos ser luz y antorcha para ellos. Salmos 127:1 BLS Si Dios no construye la casa, de nada sirve que se esfuercen los constructores. Si Dios no vigila la ciudad, de nada sirve que se desvelen los vigilantes. Si nuestra casa no está construida sobre la roca, no vamos a poder hacer la obra, es imposible que salgamos adelante con nuestras fuerzas, pero si nuestra casa está edificada sobre la roca que es Cristo, no habrá viento ni olas que nos muevan. Si Dios nos ha prometido cosas grandes, se cumplirán porque Dios así lo prometió. Visitando a unas hermanas que no han podido ser madres, el Señor nos decía que este era el tiempo que veríamos los milagros de Sara. Imaginémonos a nuestra abuelita embarazada, hasta nos da risa; ella también se rió cuando supo el milagro que Dios haría en su vientre, y después estuvo hasta con antojos. Dios es poderoso, hace caminos donde no podían haber. Debemos saber que todos nosotros somos instrumentos que Dios puede utilizar para llevar sanidad y bendición a otros, sobre todo a nuestra familia, no importa cómo está nuestra familia, lo difícil de nuestro caso; poderoso es el Señor para soplar vida en nuestro hogar. Sabemos que al construir una casa debemos poner buenos cimientos y luego buenas columnas. Las columnas somos los cónyuges. Nehemías 9:12 LBLA Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino en que debían andar. Salmos 26:1-4 BAD Hazme justicia, Señor, pues he llevado una vida intachable;¡en el Señor confío sin titubear! 2 Examíname, Señor; ¡ponme a prueba! purifica mis entrañas y mi corazón. 3 Tu gran amor lo tengo presente, y siempre ando en tu verdad. 4 Yo no convivo con los mentirosos, ni me junto con los hipócritas; Debemos suplicarle al Señor, ser puros, ser sin mancha y sin tacha dentro de nuestra casa, pues somos testigos de que nuestros hijos nos ven en todo momento y si no caminamos en la verdad, nos lo dicen. Llega un momento en el que los varones, como cabeza de casa, debemos brillar para poder alumbrar el camino de los demás en la familia. Somos entonces columna, pero si no lo hacemos bien, nuestra casa va a caer. Llegan momentos a nuestra vida cuando pensamos que ya no vamos a poder, que no podremos seguir adelante, pero también hemos oído testimonios en los que muchas personas ya no siguen el camino junto a su pareja, lo cual nos entristece, porque ellos dicen que el amor se acabó, pero si el Señor Jesucristo es amor, el amor no se acaba.

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El Señor nos habló un día diciéndonos que si dejábamos de amar a nuestra pareja, ese día dejábamos de amarlo a Él, porque si nuestro corazón está lleno de amor de Dios, siempre estará lleno de amor hacia nuestro cónyuge. La clave para dar un buen fruto en casa, es estar enamorados de Jesús, si el temor del Señor está sobre nosotros, eso nos hará apartarnos del pecado, siempre seremos fieles al Señor y por lo tanto a los nuestros, pero si estamos fríos claramente el enemigo nos atrapará y nos destruirá. Cuando fallamos es porque nos apartamos del camino y el amor de Dios no estaba al cien por ciento en nosotros. Después de las columnas, están las paredes, estas son las divisiones en nuestra casa, pero espiritualmente también pueden haber divisiones. No es posible que estando en un lugar donde se nos habla claramente y se nos enseña la palabra en abundancia, que dejemos que nos venzan, que dejemos entrar la ira y la contienda a nuestra casa. Si una pareja pone como clausula en su documento de matrimonio, que se casarán con bienes separados, ya están desde el inicio, anunciando su separación, eso no debe ser así, porque lo que es de uno debe ser del otro, no importando quién de los dos tiene más. Al definir esta clausula con bienes mancomunados, se le está cerrando la puerta de separación al enemigo. Todos queremos la bendición de Dios, pero debemos pelear por ella. A veces son cosas muy triviales las cosas que nos separan; una comida mal servida por ejemplo, se vuelve un gran pleito. Pero la Biblia dice que son bienaventurados los pacificadores porque ellos verán a Dios. Debemos ser intercesores por los nuestros, tal como hicieron los amigos del paralítico que menciona la Biblia, pues al ver la casa llena, rompieron el techo y por allí bajaron a su amigo, después vieron un gran milagro, pues el hombre fue salvo y sano. Esto solo nos dice que debemos esforzarnos por los nuestros, debemos clamar para poder ver milagros en casa. Muchas veces Dios nos permite entrar en pruebas, no porque no nos quiera, sino para que seamos testigos de Su poder. A veces tenemos poco y no clamamos, entonces ¿qué pasará cuando tengamos mucho? Dios nos habló sobre una familia, que no les daba abundancia porque la bendición salpicaría a los hijos y ellos no querían saber nada del Señor. Muchas veces las pruebas son para que alguno de la familia regrese al camino del Señor; por eso necesitamos el discernimiento de Dios en todo momento. Otro ejemplo, es que muchos se afanan por los privilegios en la iglesia, pero han dejado abandonada su casa. Dios tiene una restauración familiar fuerte para nuestras casas, al ser antorchas debemos ser utilizados para poder ver dónde está detenida la bendición para los nuestros. 2 Samuel 6:14-21 BLS Para agradarle a Dios, David danzaba con mucha alegría. Llevaba puesta sólo una túnica sacerdotal de lino. 15 Y así, entre gritos de alegría y toques se trompeta, David y todos los israelitas llevaron el cofre de Dios a Jerusalén. 16 Mical, la hija de Saúl, estaba en la ventana del palacio cuando el cofre de Dios iba entrando a la ciudad, y se disgustó mucho al ver cómo el rey David saltaba y danzaba para agradar a Dios. 17 El cofre de Dios fue llevado a una carpa que David había preparado, y allí David le presentó a Dios muchas ofrendas de animales y

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de vegetales. 18 Luego bendijo al pueblo en nombre de Dios, 19 y a cada uno de los presentes le dio un pan de harina, uno de dátiles y otro de pasas. Después de eso, todos se fueron a su casa. 20 También David se fue a su casa, y al llegar empezó a bendecir a su familia. Pero Mical le dijo: —¡Hoy has hecho el ridículo! No te has portado a la altura de un rey. Con los saltos que dabas, hasta la última de tus sirvientas te vio el trasero. ¡Realmente te has portado como una persona vulgar y sin vergüenza! 21 David le contestó: —Si dancé, lo hice para agradar a Dios. Y recuerda que fue Dios quien rechazó a tu padre y a tu familia. Además, fue Dios mismo quien me eligió como rey de su pueblo. Veamos ahora las ventanas de la casa. Podemos ver que Mical no estaba en la misma sintonía que David, si así hubiera sido, los dos hubieran celebrado la llegada del Arca del Pacto, pero ella estaba viendo a David desde la ventana. Debemos detenernos a ver si el mismo júbilo que tenemos en la iglesia también está en nuestra casa; si la palabra y los rhemas que recibimos son solo para la iglesia o también para nuestra casa. Juan 10:9 LBLA Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pastos. El Señor es la puerta de gran bendición, pero nosotros también somos puertas, por lo cual por medio de nosotros también pueden entrar bendiciones, o maldiciones a nuestra casa. Hemos ministrado a muchas parejas y familias; y hemos visto que el enemigo está capturando a la juventud por medio de malos noviazgos (aunque el noviazgo no es parte de la sana doctrina, pero lo mencionamos como una forma didáctica de enseñanza); aquellos en los que se envían fotos sin ropa y las utilizan para fornicar. Esa puede ser una puerta que los mismos padres han abierto al fornicar ellos también. La fornicación es sexo ilícito, no solo para los solteros, sino también para los casados. Las esposas son un regalo de Dios para los hombres, y como tal debemos tratarlas como princesas, no como mujeres de la mala vida. Este espíritu puede llegar a los hijos y llevarlos a hacer cosas ilícitas, es por ello que como padres de familia tenemos un compromiso muy serio con nuestros hijos. Sabemos que el enemigo ha venido a robar, matar y destruir, pero el Señor vino para darnos vida y vida en abundancia, por lo tanto debemos aprovechar la enseñanza de Su palabra para edificar nuestra casa. Ahora bien, los acabados y adornos de la casa, podemos decir que son los dones y los regalos que el Señor tiene para nosotros, como adorno y atavío de Su iglesia. Los dones que Dios le puede dar nuestra esposa, hijos e hijas, pueden ser de bendición para nosotros, un día ellos pueden orar por nosotros y ministrarnos fuerzas de parte del Señor; eso será un regalo de Dios. Si una esposa quiere que su esposo sea de bendición para ella, debe bendecirlo, es decir, hablar bien de él, pues en nuestra boca hay vida y muerte, hay poder; por eso debemos bendecir a los nuestros en todo momento. Muchas veces no podemos bendecir porque no podemos perdonar, queremos que Dios nos perdone y tener la bendición del Señor, pero no estamos dispuestos a personar a nuestra familia. La bendición no viene sobre nosotros si no perdonamos. Es hermoso que podamos perdonar y con ello avergonzar al enemigo para que huya de nuestro hogar.

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Todos podemos tener la capacidad de perdonar, el Señor Jesucristo nos dio el máximo ejemplo, pues pidió al Padre que perdonara a los que le pegaron y crucificaron, ¿cómo es que no podemos perdonar por pequeñas ofensas? Dios nos dice hoy que hay una salida para nuestro hogar, que hay bendición para nosotros y los nuestros, solo debemos creer a Su palabra y ponerla en práctica.