MEDIACIONES SOCIALES

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LSSN: 0214-0314 Cuadernos de Trabajo Social 2001, 14: 71-90 Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria Francese REINA PERAL* Resumen Abstract Las mediaciones sociales no son cosa nueva. Significan “ponerse en medio”, aproximar facilitar.. Sin embargo, comienza a cobrar auge un sentido estricto de la mediación: la intervención exclusiva en el conflicto y la comunicación constructiva pa- ra la convivencia. Con la aportación de técnicas, procesos y ciencias —pensamiento, acción y re- flexión—, la mediación empieza a tener un estatu- fo propio en nuestra vida cotidiana, La acción so- cia4 mediadora por tradición, debe incorporar tal metodología para complementan e incluso ser al- ternativa, en muchos de sus quehaceres, Por otra parte, la mediación necesita del componente so- cial para ser una herramienta útil en el terreno de las relaciones humanas y comunitarias. Panorámica Social mediation is not something new, it me- ar)s to mediate, lo bring closer, to make easy.. Pie- vertheless, a strict sense of mediation is coming into view: Mediation as the constructive comuni- cation for conflict andas the constructive comu- nication for living together, with the contribution of technics, processes and sciences —thoughts, action and reflection—, A4ediation stars having its own estatus ir our daily uve, Social action, tradi- tionally mediator, shouldincorporate that metho- dology lo complemení and even to became anal- ternative, ir mosí of Iheir taslrs, Qn the otherhand, mediation needs the social componen t fo beca- me a use ful bol on fue field of the human relatioos and community. tos, este mes de febrero, El propósito es el mismo que entonces: animar a los E n las segundas jornadas de los servicios de atención primaria (estrategias de acción comunita- ria), que se hicieron en Barcelona en el año 1999, se presentó un trabajo que hoy, por fin, ha podido encontrar luz (más ampliado), gracias a Teresa Za- manillo ya Leticia G. Villaluenga. El que fue presentado entonces ha sido fiel- mente recuperado gracias a Angel Marzo, en su revista “Diálogos”, de cla- ra orientación en educación de adul- diferentes colectivos que inciden en la acción social, en la aproximación a nuevas formas de intervención. Hemos de sentirnos muy agradecidos por el apoyo demostrado. A continuación vamos a hablar de mediaciones amplias y de mediacio- nes estrictas. Os pedimos un esfuerzo para descubrir en vuestras experien- cias, la forma y el fondo de esta mo- dalidad de intervención. De hecho, os manifestamos nuestro propósito de Licenciado en Pedagogía y Educador Social, trabaia en los Servicios Sociales de Badalona, Es docer,- te en el ISEP <Instituto Superior de Estudios Psicológicos>. 71

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LSSN: 0214-0314Cuadernos de Trabajo Social2001, 14: 71-90

Las mediaciones sociales. Nuevastendencias en acción social comunitaria

Francese REINA PERAL*

Resumen AbstractLas mediaciones sociales no son cosa nueva.

Significan “ponerse en medio”, aproximar facilitar..Sin embargo, comienza a cobrar auge un sentidoestricto de la mediación: la intervención exclusivaen el conflicto y la comunicación constructiva pa-ra la convivencia. Con la aportación de técnicas,procesos y ciencias —pensamiento, acción y re-flexión—, la mediación empieza a tener un estatu-fo propio en nuestra vida cotidiana, La acción so-cia4 mediadora por tradición, debe incorporar talmetodología para complementan e incluso ser al-ternativa, en muchos de sus quehaceres, Por otraparte, la mediación necesita del componente so-cial para ser una herramienta útil en el terreno delas relaciones humanas y comunitarias.

Panorámica

Social mediation is not something new, it me-ar)s to mediate, lo bring closer, to make easy.. Pie-vertheless, a strict sense of mediation is cominginto view: Mediation as the constructive comuni-cation for conflict andas the constructive comu-nication for living together, with the contributionof technics, processes and sciences —thoughts,action and reflection—, A4ediation stars having itsown estatus ir our daily uve, Social action, tradi-tionally mediator, shouldincorporate that metho-dology lo complemení and even to became anal-ternative, ir mosí ofIheir taslrs, Qn the otherhand,mediation needs the social componen t fo beca-me a use ful bol on fue field of the human relatioosand community.

tos, este mes de febrero, El propósitoes el mismo que entonces: animar a los

E n las segundas jornadas de losservicios de atención primaria(estrategias de acción comunita-

ria), que se hicieron en Barcelona en elaño 1999, se presentó un trabajo quehoy, por fin, ha podido encontrar luz(más ampliado), gracias a Teresa Za-manillo ya LeticiaG. Villaluenga. El quefue presentado entonces ha sido fiel-mente recuperado gracias a AngelMarzo, en su revista “Diálogos”, de cla-ra orientación en educación de adul-

diferentes colectivos que inciden en laacción social, en la aproximación anuevas formas de intervención. Hemosde sentirnos muy agradecidos por elapoyo demostrado.

A continuación vamos a hablar demediaciones amplias y de mediacio-nes estrictas. Os pedimos un esfuerzopara descubrir en vuestras experien-cias, la forma y el fondo de esta mo-dalidad de intervención. De hecho, osmanifestamos nuestro propósito de

Licenciado en Pedagogía y Educador Social, trabaia en los Servicios Sociales de Badalona, Es docer,-te en el ISEP <Instituto Superior de Estudios Psicológicos>.

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defensa de la mediación estricta, perosin perder de vista el modelo socio-cultural, difuso y amplio, desorganiza-do si queréis, que se resiste a aban-donar los modelos comunitaristas queestán dejando paso a sistemas de in-tervención que priorizan más la gestiónde recursos que, aunque es una denuestras funciones, deja de lado (nosiempre por gusto) tos itinerarios rela-cionales, la vinculación humana al gru-po, las tareas de formación de la per-sona, en definitiva, lo comunitario Y

Ni mejor ni peor que el terapéutico,el correctivo o el compensatorio, nues-tro planteamiento trata de sumarse ala tradicional acción de ayuda, defen-sa y aportación material hacia el des-protegido, para complementarla conla ya nada nueva visión de la capaci-tación y promoción de las personas(Costa, M y López, E, 1991>.

Por ntrn nnrte, no podemos olvidaren nuestros contextos la contribuciónde los municipios y de las ciudades,en el desarrollo de comunidades másjustas, aquáflas que dedican sus es-fuerzos a demostrar que las normati-vas sociales deben ser aprendidas yano por simple adaptación-imposición(Quintana, 1984;1O1>, sino por la ex-plicación y, si es posible, a partir de laconstrucción participativa de losmiembros del grupo (esto, evidente-mente, no puede ser siempre>.

Creemos que la acción para la con-vivencia debe ser reivindicada también

por los servicios sociales y persona-les (no olvidemos los temas de pasa-das escuelas de verano, de congresosy jornadas, ni la proliferación, afortu-nadamente, de literatura, a la postreeducativa, que impregna la filosofía yla práctica del trabajo social actual).Más allá del discurso o la clase de mo-ral, todavia un tic” en muchos denuestros servicios y estilos, existen in-tervenciones que podrían colaborar enfavor de una nueva cultura ‘coheren-te’, que sigue situando el acento enuna ética en los procedimientos (pro-cesos y todas sus variables), al igualque en la reflexión, más compleja delo aparente, sobre los resultados. (GilCalvo, E.1996: 594).

Contrastando nuestra experienciacon los avances tecnológicos y cientí-ficos, vemos que las mediaciones so-ciales sitúan al trabajo social en una

JjJiIII~a k~V ¡LO.’ ¡JO a Ciba uelas intervenciones y del rigor técnico.Por nuestra experiencia, desde el en-sayo-error, por las orientaciones teóri-cas que iluminan este debate y tras lasconstataciones que vamos realizando,sugerimos que la implicación tecnoló-gica y profesional en el conflicto y jun-to a las personas protagonistas, cola-borará en una propuesta factible decambio de estilos, quizá de percepcio-nes e, indefectiblemente, de significa-ción social. Sugerimos las mediacio-nes por su novedad, aplicada en loscontextos vitales, en los “espacios’,

En el libro Pedagogía de /a inadaptación social, de Carme Orle y Martí March (Nau Llibres, valéncia 1996),secita unaaportaciándeAntonio Petrusen la nevistadePedaqogiasocial n”3, pl

47, quedice: ...nopo-der conformarnos con un modelo benéfico de los (los servicios sociales) o con un modelo asistencial, si-quiera a aceptar un modelo de recursos. Es más, dinamos que tampoco nos satisface el modelo comuni-fario sise entiende, exclusivamente, como prevención o intervención antes que aparezca el conflicto social”.A esta aportación es imprescindible añadir tantas otras de Bueno Abad, Marco Marchioni, Garcia Roca,Gloria Rubiol, Teresa Montagut, carmen Alemán, Maria José Escario, Teresa Zamanillo, Pelechano, etc.

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definidos por Santi Marsal —buenmentor de Jean Franqois Six—5, don-de se da el tan dificil problema, comodiría Durkheim, de tratar “la depen-dencia del individuo respecto a loshombres que le rodean”.

Seguimos destacando el modelosociocultural también en la investiga-ción y la formación permanente, yaque tal fórmula no separa los proce-sos de las ideas y las técnicas, las ac-titudes de las habilidades, la informa-ción de la comunicación. Además,porque integra a los protagonistas enla acción y en la reflexión posterior

Mediaciones sociales.¿Qué son?

La mediación es la intervención deuna tercera persona que facilita acuer-dos entre gentes enfrentadas por unproblema al cual no saben o no pue-den por algún motivo (por ejemplo, es-tar demasiado implicadas para que in-tervenga la razón), procurar remediopor ellas mismas. Esto por si sólo nodice gran cosa: en el campo jurídico,por e¡emplo, los juzgados son terceraspartes, pero no facilitan acuerdos sinoque los imponen. La abogacía, por otrolado, también es tercera parte, pero nosiempre actúa para beneficio de am-bas, comúnmente lo hace para servir aquien ha contratado. Esto puede am-

pliarse a muchos campos; al nuestropor supuesto. Normalmente en lacon-flictividad en que intervenimos, a me-nudo no reparamos en esta necesidadde incidir con todas las partes, o biennuestros destinatarios no nos dejan, opor otro lado no podemos, pues nues-tros límites no lo permitan o no seaprecie como importante tal estrate-gia. Quizá desconocemos los circuitoso el argumento que lo justifique; tal vezno creemos que sea lo más efectivopues ya lo hemos probado, es uno másde nuestros métodos o incluso no dioresultado... Lo cierto es que nuestro in-terés, ahora, está en demostrar que talproceso, de hacerlo con dedicación,convencimiento y preparación, puedecomportar grandes ventajas, pues esen la forma de cómo intervenir en losconflictos donde proponemos poner elacento de esta dedicación.

Tres son los matices que quisiéra-mos destacar para, de alguna forma,definir nuestro enfoque:

a> Lo que entendemos por me-diación social.

b) Lo que entendemos por media-ción amplia y estricta.

c) Lo que entendemos por media-ción educativa (Reina-Gimeno, 1998).

Las mediaciones, ampliándolas alo social, no hacen más que abundaren la idea principal de muchas tareasde apoyo y estímulo: facilitar el creci-miento y la autogestión de las perso-

2 Sant i Marsal es secretario de prevención en el Area de via pública del Ayuntamiento de Barcelona, es-tudioso, traductor e impulsor de las mediaciones sociales municipales. Junto a Jean Frangois Six, <Seulí,Paris> o Helena cornelius (Gala>, otras autoras y autores nos hacen revisar bibliografia sobre mediacio-nes: Grover, Floyer, Grasasinger, Suares, Kolb, Folger... Aunque existe más literatura sobre el tema deconflictos, la colección “mediación’, de la editorial Granica presenta un amplio abanico de ámbitos y susreflexiones. Paidós también abrió su colección sobre mediación. Edupaz es la colección que dirige el se-minario para la Paz, en su editorial La catarata, de Madrid (de ámbito básicamente escolar>. Grijalbo, Ler-na, o Martinez Roca cuentan con gran tradición de ediciones sobre comunicación social y autoayuda.

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nas para una mejor vida interior y co-mún. Sin embargo, no todas las me-diaciones gozan de este componentesocial, aún más, la mediación, sin losmatices anteriores, se sitúa primor-dialmente en la posición de búsquedade una solución ad hoc, por lo que suproceso, sí puede resultar tan sólo unaaplicación de técnicas. Mientras, lavocación y el estilo social, que com-partimos muchos colectivos profesio-nales, ciudadanos o voluntarios, con-tienen características muy parecidasque, con ayuda de Hall, E. (Saez, .J,1994: 29> hemos reescrito para nues-tro propósito de esta forma:

— El compromiso de muchos enlas vidas de las gentes con las que tra-bajan.

— Una crítica del papel y los mé-todos de las formas de investigación(y acción) más utilizadas.

— Un interés por la formación <deagentes) que potencien los movimien-tos sociales y fomenten la capacidadde acción de la gente.

— Un interés por contribuir a laconstrucción de conocimiento (y prác-tica>, que ponga su atención en la me-jora de la sociedad.

PorÁñédíátiób am~lia entendemoscualquier intervención de terceros pa-ra incidir en la mejora o bienestar delas personas sea en el nivel que sea.Por ejemplo, sería una mediación enun sentido amplio la que realiza unprofesor o maestro que se coloca co-mo intermediario entre los conoci-mientos que deben impartirse segúnla legislación educativa (curricula) y elalumnado, o el papel que juega unagente inmobiliario (a veces llamadomediador> por su función de interme-

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diario entre el propietario de unafincay un futuro comprador o arrendatario,o la misma función que realizamos enla atención y orientación desde nues-tros servicios, cuando informamos, fa-cilitamos, acompañamos. La media-ción “estricta”, es decir, el acto de“ponerse en medio”, sin dejar de ladolo anterior, incorpora algunos matices,finalidades que, básicamente podriancaracterizarse, tal como la entende-mos, por la intervención especifica enconflictos y la prevención de éstos;dicho de otro forma, para la mejora delas relaciones de convivencia. Dentrode este marco siguen existiendo ma-tices, puesto que no siempre se actúade la misma forma ante las problemá-ticas, como ya hemos comentado másarriba.

Para completar esta conceptuali-zación no falta más que intentar aco-pIar todos los elementos de una formaesquemática. La mediación estricta,social y educativa:

a> Atiende el conflicto como uni-dad de acción y reflexión;

b) Entendiendo que la conflictivi-dad entre partes puede que tenga quever en alguno de sus muchos momen-los con dificultades de relación por fal:ta de habilidades para una comunica-ción positiva y pacífica, amén deintereses, necesidades, posturas o elproblema en cuestión;

c> Procurando, entonces, con elmanejo de técnicas especificas, quelas partes en desacuerdo tomen algu-na solución autónoma, óptima o sim-plemente tolerada;

d) Resaltando los intereses co-lectivos, globales, a pesar de su apa-riencía individual;

~LivI, ¡‘*27,1

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e) Complementando con su apor-tación un objetivo de formación ciu-dadana que implica que las personasdestinatarias tengan información y ad-quieran habilidades para el manejo desus dificultades con comunicaciónefectiva; y

fi Creando actitudes cívicas co-mo ángulos de loque pretenderíamospor cultura democrática, crítica, soli-daria y participativa.

Como se puede advertir, existe enla mediación social, tal como lo vemosnosotros, un componente pedagógico(de hacer educativo), de formación delcarácter cívico, político y de las com-petencias sociales.

Para acabar con nuestra justifica-ción sociopedagógica, hemos de in-sistir en que la mediación propone unproceso que va más allá de un simpleconjunto de técnicas. Contribuye a es-tablecer un itinerario de aprendizajespara la solución pacífica de conflictosentre las personas y sobre todo en lascomunidades, dando pautas para lacanalización y derivación de la aten-ción de los conflictos, para la expre-sión constructiva, el autocontrol de lafrustración y la hostilidad, para la

José Luis castilleio en Teoría de/a educación, Taurus,

construcción de relaciones e inclusoreconstrucción de ambientes de reac-ción más positivos ante las dificulta-des diarias:

— Canalización ágil de la conflicti-vidad. Redes de atención conciliadora.

— Ambientes constructivos ante laconflictividad. Cooperación y diálogo.

— Aprendizaje-enseñanza comu-nicativos y estímulo de variables in-terno-externas (Sarramona, 199O)~.

Ejemplos de lo que apuntamosserían:

— La creación, explicación y difu-sión de un servicio mediadorcomple-mentario a los existentes, y en con-tacto con dependencias y áreasmunicipales (policía local, medio am-biente, servicios sociales, urbanismo,defensa del consumidor o de la ciu-dadanía, participación ciudadana)juzgados, notarías, colectivos profe-sionales, patronales y gremios de em-presarios, centros educativos y aso-ciacionismo ciudadano y voluntariadosocial.

— Juntas de mediación, consejosmunicipales de seguridady protecciónciudadana, asambleas de convivenciavecinal, comisiones de diálogo en cen-tros escolares, equipos de mediaciónen centros de enseñanza secundaria,comisiones de estilo para la convi-vencia y control de reglamentos deprevención de la violencia en el de-porte infantil y juvenil.

— Lugares neutrales, aceptaciónde limitaciones personales, aceptación

Madrid, 19890 Jaume Sarramona, en Tecnologíaeducativa, ceac, 1990, unto con otros tales como Garcia Garrido, Gonzalo vázquez., son claros expo-nentes de la llamada tecnologia de la acción educativa. Esta concepción de la educación que estrechala relación educador-educando, aporta un enfoque práctico basado en las mayores posibilidades del en-señante que, por preparación, domina más el proceso y las condiciones de aprendizaje.

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Contenidos pedagógicos de laacción social

— Conocimientos.— Habilidades.— Actitudes.

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de otros puntos de vista, respeto yconfianza en el proceso y en la perso-na que lo conduce, aceptación de unasmínimas reglas, posibilidad de expre-sarse, posibilidad de autoobservarse4.

En los escenarios sociales existenmúltiples dificultades cotidianas quevienen generalmente propiciadas a)por necesidades en cuanto a recursosque no se tienen, oque no se atiendeno que cabe compartirlos; b) Tambiénpor necesidades personales (aunquenormalmente se ocultan tras las pri-meras o las últimas), como el deseo dealguien de ser protagonista exclusivade una actividad, o de ostentar poderante las demás y ejercerlo de formaque provoca deterioros en la relacio-nes o perjuicio en alguna persona; o lanecesidad de ser tenida en cuenta y,por tanto, de llamar la atención aun-que ello signifique —con más o menosconciencia—, dañar la convivencia delgrupo; c> finalmente, losconflictos de-rivados por un choque de valores, lapercepción de daño en nuestras cre-encias, patrones culturales que orien-tan nuestras conductas. Pero no todaslas necesidades pasan por este pa-trón, la posibilidad de ser víctima deaiyui Id Lidí iayieaiui dii Ip3id eolo urna-

goria. Se trata de cuantas personashan sufrido perjuicio físico, psicológi-co o material a partir de una agresión,accidente o situación que se escapade sus marcos habituales de relación(violaciones, robos, personas sin pa-peles) quedando en muchas ocasio-nes apartadas de una intervención deapoyo ante el problema de la supera-ción de su situación, que a menudo seolvida por focalizar el esfuerzo en labúsqueda de culpables5. Ejemplos pa-ra ilustrar la clasificación que hemospropuesto están al orden del día y nonecesariamente hay que acudir a laspoblaciones infantiles para aumentarel grado de comprensión, sobre todocuando sabemos, por las teorías delaprendizaje social, la de los lazos so-ciales o los enfoques de la acción ra-zonada, que los comportamientos in-fantiles se mantienen o extinguensegún las aportaciones y refuerzos so-ciales adultos (Reina, 1999, Pérez,1999)6, ya sean personales o institu-cionales, como plantean los ensayossociológicos de Dahrendorf, Coser oTouzard, este último de corte más psi-cológico, o como bien apuntan los en-foques sobre violencia estructural deGaltungoLederach. ,su,t, u ¡a¡,,~ao ¡Ja

En el ler congreso de Mediación Comunitaria realizado en Prat de Llobregat el pasado año, las inter-venciones de la alcaldesa Maite Arqué Ferrer, del Ayuntamiento de Badalona y de Angel Merino Benito,alcalde de San Feliu de Llobregat, (ciudades, ambas, próximas a Barcelona>, se caracterizan por el com-promiso de impulsar las mediaciones municipales. Xavier Jiménez, es educador social, responsable delServicio de Mediación en Seguridad ciudadana del Ayuntamiento del Prat deLlobregat, verdadero artifi-cede! congreso. En Sendra, .1 encontramos un repertorio de experiencias municipales (Fundació Pi i Sun-yer, document n’ 8, Barcelona>.Hemos encontrado temas de victimismo reflelados en la revista Prevenció, cuaderno de estudios y do-cumentación, concretamente sun’ 5. Ayuntamiento de Barcelona, Ares de vis Pública, 1990, a partir deuna experiencia. También en Martin González, A (1998> en la editorial Sintesis Psicología comon/tana, oen Garcia Hoz, Iniciativas soc/ales en educac/ón informal, Rialp, Madrid, con un articulo de vicente Ca-rndo Genovés, p. 232.

‘En esta linea, ver Reina,E Las mediaciones familiares desde una perspectiva socioeducativa’. ler con-greso de Mediación familiar, Valencia, 1999 (actas>. Pérez Montiel, J ‘via contenciosa y mediación en losconflictos coparentales’, en ler. congreso Internacional de Mediación Familiar, Barcelona 1999 (actas>.

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fijarnos en los modos de hablar queutilizamos cuando estamos tensos,preocupados o cansados, en los me-canismos de desconfianza y agresivi-dad a los que llegamos cuando al-guien realiza o dice algo que no es denuestro agrado, a las posturas queadoptamos cuando vemos en peligroalguna costumbre o hábito arraigado(Quintana, JM. 1992).

El conflicto encuentra variablesque, al ser identificadas, cobran ca-pacidad para su mejora y solución. Talcomo nos indica Paco Cascón (2000),un conflicto encierra a su vez proble-mas derivados de la forma en cómo sehan tratado éstos y aquellas implica-ciones personales, sentimentales oemocionales (no es lo mismo inducir ala prevención de un conflicto que seda entre personas que han estado muyunidas que entre aquéllas que se hanvisto en una discoteca, en la calle ocampo de deportes, y de forma ca-sual>. También se hace necesario ca-librar el grado del problema, es decir,discriminar si aquéllo que nos ha afec-

Éstas y otras definiciones se dan en los tantos cursos

tado puede ser pasado por alto o nocon el fin de evitar males mayores. Laconducta de evitación puede ser tan-to un indicador de sumisión frente alotro, como de madurez.

Las mediaciones, ¿cómo se hacen?

Tenemos delante una nueva fórmu-la, aún tierna, de manejar las dudas me-todológicas que surgen al operar alre-dedor de fenómenos de violencia,agresividad, prejuicios, aislamientos, in-diferencias o descalificaciones, que sedan en los núcleos de convivencia (ciu-dades, comunidades>, allá en las fami-has, en las instituciones, en los servicios,entre las personas, y que muestran lava-riedad de fenómenos y consecuenciasque la acción social ha de tener en cuen-ta para seguir jugando su papel prota-gonista en las politicas sociales8.

El papel mediador es de una granrelevancia puesto que no es nada fá-cH devolver el protagonismo a quienpor cultura institucional lo delega a ter-ceros para que muchas veces decidanpor ellos (Solaños, 1998). Además, nosparece lógico que la responsabilidaden resolver la conflictividad generadaentre partes tenga en éstas a sus má-ximos protagonistas. Aquéllas, y sóloaquéllas, saben o han percibido la si-tuación de la cual forman parte.

y ornadas que protagonizan entidades como elcentro de investigación por la Paz, Guernica Gogoratuz, con sede en Guernica <Pais Vasco> o The com-munity Board Program de St. Francisco <california>. Los apuntes sobre mediación de Thelma Butts, losSeminarios de Educación para la Paz de la Asociación Pro Derechos Humanos. lsep <Instituto Superiorde Estudios Psicológicos>, AcDMA <Asociación para el desarrollo de la mediación en cataluña), y un lar-go etcétera.Antonio Petrus amplia el campo funcional <y reflexivo> de la acción social educativa al entender las nuevasnecesidades generadas por el estado del bienestar como un problema cognitivo: las distintas realida-des sociales ... tendrán un soporte u otro, dispondrán o nc de recursos, serán objeto de un tratamiento uotro por parte de las politicas sociales, en func/ón de cómo se defina cada una de etas’ <1997; 13>.

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Causas de los conflictos7

1. Recursos.2. Necesidades personales.3. Valores.

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Cuando la ciudadanía pone en ma-nos de sus gobernantes gran parte desus dificultades, ya sean sociales o in-cluso, y cada vez más, las íntimas (co-bra especial relevancia hoy por hoy laspolíticas de apoyo a la familia), estadelegación no sólo hemos de enten-derla como un acto egoísta: “resuél-velo tú que para eso te pagamos’; setrata a nuestro modo de ver de unaconfianza depositada en quien tienemayor capacidad para la gestión deasuntos y, además, en quien hemosconsiderado que puede administrarmejor nuestros deseos de calidad devida. Para ello, será preciso atenderlas necesidades bajocriterios de igual-dad y justicia (Montagut,1994>. Losmétodos de atención demasiado rígi-dos, poco humanos, muy comparti-mentados, generan, a la larga, insatis-facción y malestar El trabajo socialconoce muy bien estilos que combi-nan el trato humano con el rigor

Un proceso de reconstrucción delconflicto goza de dos caracteristicasfuncionales interesantes, una, la dereunir a las partes para que conversensobre las dificultades a las que han lle-gado, la otra, el propio proceso de talencuentro~ia-rnanaraerr-q-ua-Son rau-nidas, la invitación a encontrarse, el es-tilo para buscar soluciones, sin dejarpor un momento de mantener un climaconfiado, sin secretos ni privación departicipación. A menudo, las mismaspartes desmerecen nuestro intento ob-servándonos que “ya lo han intentadotodo”, sin embargo pensamos que, jus-toen la aceptación del espacio neutraly en sus formas coherentes de expli-cación y demostración de la imparcia-lidad, es donde se encuentran muchas

de las claves de éxito o, por el contra-rio, susceptibles de error

Las características básicas de lamediación social son:

— Hacer pensar en el problema;repensar la necesidad personal, dife-renciar el problema del proceso, cómose ha llevado a cabo éste, cómo ha es-tallado.

— Invitación para un posible en-cuentro.

— Cuidados —detalles— de laci-ta, lugar, horarios.

— Clima constructivo, reglas deljuego autocontroladoras, propuestade fórmulas para negociar

La mediación admite e incorpora, enlo social, a la comediación, es decir, laintervención de dos papeles en un mis-mocaso: a> uno cercano y reconocido,personal o institucionalmente por laspartes que están en dificultad (un veci-no. un familiar, un técnico del munici-pio, una vocal de la asociación de pa-dres, etc); con ésto damos seguridad ytranquilidad a quien más escepticismodemuestra por desconfianzade sus po-sibilidades, y b) la persona mediadora,personaje imparcial o que va ajugar esepapel en ese momento, no es conoci-do- y puede dar tranquilidad, también,al escepticimo que pesa sobre la bon-dad de la neutralidad. Entre uno y otrorol juegan determinadas tácticas. En laprimera, la facilitación para el encuen-tro, la habilidad para proponer nuestramedida, posiblemente el canal para ob-servar y advertir del proceso que estállevando al acuerdo. En la segunda, lastécnicas de comunicación, las habili-dades para el negocio de significadosy de hechos, la garantía del respeto através de la escucha y la propuesta Ii-

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bre de las partes, aquella persona noimplicada. Al menos ésta es nuestra va-oración tras algunos años de expe-riencia. No obstante, sabemos que eluso de la comediación tiene otros mé-todos según modelos de intervención.

De los ámbitos que en mediaciónsocial pueden tratarse no cabe dudaque algunos son fácilmente reconoci-bIes. Dejando a un lado los conflictosmacrosociales, como las guerras o elterrorismo, la hambruna, etc., en la vi-da cotidiana aparecen problemáticasde relación que pueden ser resueltaso sencillamente aparcadas por impo-tencia o evitación, pero existen los queestallan:

1) Cada vez más estamostratan-do de colaborar con hijos que debensuperar la dificultad que conlíeva viviro dejar de hacerlo, con sus padres an-cianos (residencias, gestión de pen-siones, viudedad, reparto de bienes,posibles herencias). No podemos ol-vidar temas preocupantes tras ruptu-ras, que aumentan la sensación de te-mor por el trato a hijos o al otromiembro de la pareja y que se saldancon el aislamiento forzoso de uno ne-gando así, por ejemplo, el derecho alencuentro de hijos y padres cuando

éstos no viven juntos. Es ya conocidala necesidad de orientación y ayuda enla relación padres-madres-hijos ado-lescentes, y más en nuestra época noautoritaria que, a pesar de sus venta-jas, puede dejar sin recursos aparen-tes (poco percibidos) a unos u otros.

2) Hemos visto muy de cerca có-mo día tras día los enfrentamientosen-tre vecinos, por ruidos, por disputassobre impagos, por la suciedad en lascalles, por estilos de vida diferentes (in-cluso inapropiados>, acaban en juzga-dos con intervención anterior y poste-rior de la policía. Hemos comprobadola falta de tacto jurídico en procesosconflictivos que pueden provocar el in-cremento y ascendencia de gravedadde la situación, donde el inicio no secorresponde lo más mínimo con el fi-nal, donde la falta de escrúpulos de losintermediarios es digna de denuncia.Esta última reflexión nos recuerda laayuda que prestamos para que unaasociación de vecinos y un grupo dejóvenes resolvieran sus diferencias trasno pocas detenciones de los últimospor perjuicios materiales (concreta-mente en sus coches y viviendas) pa-decidos por los otros.

3) Existen centros educativosdonde la sanción ante comportamien-tos inadecuados de alumnos, aunquejustificable, esconden otros malesta-res que de llevarse con criterios con-ciliadores pudieran tomar otro rumbo;una advertencia correcta, bien expre-sada y conducida —dialogado y com-prendido— sobre las consecuenciasinstitucionales de una conducta no de-seada han mejorado situaciones queacaban con la prevención de itinerarioscomplejos y punitivos <VVAA, 1998),

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Roles mediadores (énfaéis> ycomediación:

— Conciliador o facilitador dela comunicación y el encuentro.Derivador u orientador hacia lamediación.

— Mediador o facilitador delos acuerdos. Derivador u orienta-dor hacia los facilitadores u otrosservicios.

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4) A propósito, un proceso bienllevado da muchas garantías para legi-timar la toma de decisión institucionalo técnica; esto ocurría en un “affaire”que al final se resolvió con el cierre deun pub musical por las reiteradas faltasde compromisos adquiridos por el pro-pietario tras una mediación (aún pen-samos que nos faltó experiencia paraorientar mejor el proceso; por ejemplo,el propietario se veía con cinco vecinos,lo cual incrementaba, a nuestro pare-cer, la actitud de “prepotencia’—pos-tura defensiva— de un parte.

5> Pudimos intervenir sin necesi-dad de pruebas (ya que no pudo seratendida eficazmente por ninguna ins-tancia) en el caso donde una señorafue arrollada por una persona en mo-nopatín y que se dio a la fuga.

Entre los sistemas de acción socialson comunes los de prestación y el deprotección. Será positivo empezar apensar en cómo, sin separarnos deaquéllos, hacerlos compatibles con es-

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tilos de promoción: promoción delcomportamiento, promoción de ideas,de colaboración, promoción de parti-cipación, de autogestión, en resumen,de competencias (Petrus, 1997, Gar-cíaS. 1991). No todo lo que llega a loespecializado es susceptible de unaatención tal, además conlíeva el per-juicio de ser estigmatizado, tal vez porfalta de atenciones intermedias (Mora,R-Cabezón, .1>. No es la primera vezque derivamos o simplemente nega-mos, sea por falta de tiempo, por otrasprioridades, porque sencillamente noes nuestro cometido, aquellas dificul-tades que implican sencillamente in-tervenir de forma intencionada y rigu-rosa en situaciones que luego sipueden llegarnos con más crudeza.

La clase media, cada vez más, nosempuja a trabajar en sus problemáticasporque es, amén de las situaciones mi-noritarias, el gran sector al que pertene-cemos la mayoría y el cual se encarga,ya no sólo de apoyar con sus iniciativasnuestro propio trabajo (voluntariado,miembros de asociaciones, quienes pa-gamos impuestos>, sino de ser parte, ola otra parte, allá donde intervenimos:¿quién está al otro lado de un robo, de¡J¡¡ auHut’eI’ItJHaMa¡J±.J,’.Ja,JI’aIa

necesidades o que desatiende sus res-ponsabilidades, quien forma parte de unconflicto entre jóvenes por el uso des-medidode sus motocicletas?

La coacción y la persuasión sonempresas válidas, como aquellas queinsisten en presentar las ventajas deuna redefinición de las relaciones hu-manas a partir de un buen trabajo depreparación del contexto adecuadopara encontrarse o reencontrarse o es-cucharse, para hablar sin desprecio,

— Ámbitos de atención con-ciliadora: familiar, escolar, vecinal,penal, institucional: jurídico, sani-tario, compensatorio,

— Protagonistas y roles: Jó-yenes, personas mayores, pare-jas, niños; padres y madres, otrosfamiliares, profesores, presiden-tes de comunidades, cargos mu-nicipales;técnicos.

— Situaciones: de abuso o fal-ta de autoridad, victimismo, des-conocimiento de procesos me-diadores, falta de intervención oconsentimiento, miedo a conse-cuencias del infractor.

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respetando y tolerando la visión delotro. Ahí creemos que debe de existiruna especialización; para ser más co-rrectos preferimos hablar de lo espe-cUico. Los servicios específicos, aun-que especializados, tienen otrascaracterísticas: a> son ágiles y prácti-cos, actúan para colaborar en el casoconcreto, en la situación problemáti-ca, b> lo pueden hacer desde lo co-munitario, desde lo normalizante, lo noestigmatizador, lo cotidiano, c> no ol-vidan el bien común llamando a lasresponsabilidades personales. Aunqueresulte contradictorio con lo anterior,buena parte de las actividades reali-zadas por el equipo de mediación dela Conselleria de Justicia Juvenil (Di-rección Gral de Medidas Alternativas,Generalitat de Catalunya), han tenidocomo premisa contextualizar sus in-tervenciones alejándolas en lo posiblede efectos culpabilizadores e impli-cando a personas próximas: familia-res, técnicos, autoridades del propiomunicipio (Gimeno-Reina, 1996).

Municipio, civismoy participación.El problema del controlsocial

Wolton escribía que la democraciaes la última utopía. Pensamos que to-davia no existe en los grupos socialesuna rotunda percepción de total justi-cia, y menos todavía en los sectoresmás deprivados. La cultura del cambionos emplaza a una acción hacia laspersonas y la madurez política, técni-ca y ciudadana; por ejemplo, ha per-mitido ir abriendo espacios de debate(no de lucha) en las propias organiza-

ciones. Se ha posibilitado recuperardiscursos críticos de intención creati-va. La comunidad democrática debeser, también, comunidad justa (Kohl-berg, Li 987) lugar de entrenamientosparticipativos, favorecedores de espa-cios valientes donde todo el mundotenga la oportunidad de abrir y cerrardiscursos, de hacer locuciones y répli-cas, de preguntar y responder, de te-ner el derecho a interpretar y explicar-se como uno quiera, de oponerse opermitir, de pedir o dar la razón, sin an-gustia, en espacios amables dondeapoyar el oficio de ciudadanía (Barce-na, E 1997>, con la quietud responsa-ble que representa que la ciudadaníapueda disfrutar de diferentes opciones,muestra de pluralismo y alternanciapa-ra gestionar sus necesidades (Hirs-chman, A. 1996, Dahí, R. 1992).

La participación social es conflicti-va porque es integradora. En la acciónsocial, la mediación es normalizadoraporque no hace distinción entre las par-tes, no sale a la “defensade” —de ma-nera inmediata—, sino que dibuja suestrategia capacitadora buscando laigualdad en el encuentro —real o sim-bólico— de las partes y no desde lasu-plencia que a veces se efectúa.

La mediación, revisando la ética delos procedimientos, legitima la demo-cracia. No siempre ‘todos” quiere de-cir todos y cada uno de nosotros. Enlas viejas democracias las mujeres eranmarginadas; en las nuevas, determina-das participaciones se miden por lama-yoría de edad. Necesitamos seguir in-ventando artefactos sociales para unaverdadera participación infantil másalláde algunos shows televisivos, todavíanecesitamos identificar para poder au-

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xiliar a las pseudo-democracias que seocultan en las familias, las escuelas, lasentidades, las empresas. Todos sabe-mos que la igualdad no quiere decir uni-formidad de trato sino atención discri-minada según las capacidades de losgrupos humanos (Ion, .11991, Pindado,F 1999, García, A 1991>.

¿Tiene responsabilidades el munici-pio y concretamente los Servicios a lasPersonas en la tarea de capacitar paratomar decisiones, para resolver conflic-tos, para trabajar en la promoción de lasolidaridad? Pensamos que sí, y por es-te motivo estamos convencidos de quees necesario dotar de contenidos edu-cativos las acciones dirigidas a las per-sonas destinatarias de nuestra atención,que lo son todas (no necesariamenteaquellas pobres, toxicómanas, delin-cuentes sino ciudadanas). Queremosdecir que las políticas sociales que sellevan a cabo en las ciudades tienen laresponsabilidad de unir esfuerzos conlas clásicas instancias educativas, enestos momentos en bajaforma, aunqueaún imprescindibles. De hecho la edu-cación se politizó desde el mismo mo-mento que dejóel estricto ámbito fami-liar para pasar al social y en este último,también ámbito educativo, es donde en-cuentra lugar de ser el trabajo social(Colom, AJ 1987,1995)

Nosotros damos a las comunida-des, grandes o pequeñas, pero sobretodo a los municipios, el papel de ver-daderos agentes de transformación ac-tiva. Más allá de las necesidades pri-manas y, por lo tanto, de respuestasreactivas a situaciones marginales, enla ciudad se producen transgresionesno “delictivas”: insolidaridades, si seprefiere, individualismos, explotacio-

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nes, que forman parte de una realidadreconocida (Borja, J 1990). A pesar detodo, la conflictividad urbana, el en-frentamiento entre tradición y moder-nidad (ahora más que pos-moderni-dad>, el choque entre intereses ypoderes, todo ello nos da la oportuni-dad de penetrar en la otra cara de laciudad, aquella creativa, autónoma y cí-vica y cada vez menos distante denuestras acciones (Botella, J 1997).Asistimos, en palabras de Toifler (1990>,a un nuevo resurgir municipalista, puesson en aquellos donde más se obser-va la distribución y el desplazamientode las diferentes autoridades. No obs-tante, la ciudad debe permanecer enalerta permanente para que la ciuda-danía no se aleje de la cosa pública. Te-nemos presente el reto: a> no dar la es-palda al conflicto, b) aprovechar esosmomentos para introducir otras formasde atención, y c) ser conscientes deque el aprendizaje de las conductas cí-vicas es consecuencia de las enseñan-zas sociales de nuestro entorno.

La comunidad justa, siguiendo conel término de Kholberg, es el modelode enseñanza y aprendizaje que pro-picia que las personas de cualquieredad tomen el compromisocar, observar e imitar formas alterna-tivas a la sanción, al aislamiento, a ladescalificación, al victimismo, este úl-timo tan extendido en los sectoresmás minusvalorados, los cuales pen-samos que tienen derecho a estímu-los de otra índole. Proponemos que losmunicipios laboren los conflictos conentusiasmo y actitud cooperativa conla sociedad civil que es la que, en re-sumidas cuentas, detecta antes quenadie las necesidades sociales y la

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que pone en marcha mecanismos deacción improvisada (Colom, 1994).Si nuestros actos condicionan lascre-encias, los sentimientos, los pensa-mientos y las acciones de los otros,convendrá que instrumentalicemos re-aciones que sean tolerantes (sin mo-ralismos), que respeten las opiniones(sin hacer juicios), invitando a seguirlas mismas actitudes (sin adoctrina-mientos). Ya no toca mantener el vie-jo concepto de ciudadanía formalistae instruida, una urbanidad de “pan ymanteca”. Definitivamente, ser ciuda-dano no es tarea fácil.

Sabemos que el control social esnecesario para mantener el equilibrio—neguentropia—-, entre los grupos ysus relaciones personales, materiales,espirituales, culturales, etc. La mecá-nica que proponemos es aportaciónautorreguladora, flexibiliza su respues-ta de tal manera que se suma a la ri-queza de propuestas productivas deorden social generoso. Contribuye tan-to a la sociabilidad o capacidad de con-vivir, como a la sociabilidad que, en pa-labras de García Garrido (1971>, seríala capacidad para convivir La media-ción, como otros servicios de ayuda, esun medio de comunicación al igual quelo es la educación. Ofrece espacios, su-giere mensajes de control, facilita, masno es control sensus estrictu. La so-ciedad tiene medios de control másconvincentes y ágiles que otros.

Sumergirnos en la aventura de losaprendizajes cooperativos y no auto-ritarios (no sólo escolares), como losdemocráticos, significa asumir el retode pasar de la exigencia para adap-tamos a la normativa social (lo cual nosiempre provoca aceptación; los jóve-

nes, por ejemplo), a la necesidad decomprender (explicándola), intentan-do la posibilidad de construirla (con-sensuando las reglas>.

Las mediaciones pudieran formarparte de lo que, en boca de Condor-cet, serían las propuestas consagra-das a la “verdad” y por lo tanto, exen-tas de presión —neutrales—. Aunquecon ésto no pretendemos esquivarningún compromiso. La perspectivaque presentamos trata de hacer pa-tente la necesidad de introducir ac-ciones rápidas a dificultades que en laactualidad pueden no satisfacer e in-cluso estar enfrentadas por la lentitudde las respuestas, o por ser punitivas,o por pasar impunes, repertorio quefavorece o amplía la sensación de ma-lestar por indefensión. Parece como sidespués de épocas totalitarias se hu-biera tejido con tanto cuidado la nor-mativa democrática, que la ciudada-nía y las instituciones nos hemosolvidado de dar paso a ejercicios deautorresponsabilidad y autonomía enlas decisiones.

‘La violencia no es capaz de hacerdesaparecer la violencia” diría Ghandi.Los movimientos pacifistas, injusta-mente catalogados en otras épocaspor la cultura de la guerra y por sussub-productos —quejas, escepticis-mo, masculinismo, violencia— volve-rán a situarse con fuerza en el escena-rio social, en los diferentes espaciosdel paisaje social. La mediación es unacto de pacifismo que contribuye alcontrol de la violencia. Control exter-no, básicamente, porque se trata deuna herramienta que invita al autocon-trol interno. No es necesario un granesfuerzo para seguir siendo conserva-

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dores, pero necesitamos mantenerciertos grados de creatividad para tra-bajar en la construcción de mayorescotas de democracia (Laporta, 2000).

Hemos detectado nuevas formas dedificultad normalizada. No se trata só-lo de diferencias de raza, o sexo, o re-ligiones. Sin alarma, pero seguro queno nos inventamos nada caprichoso,pensamos que estamos ya en condi-ciones para trabajar en la mejora de losejercicios de autoridad, a partir de laidentificación y el reconocimiento de nopocas buenas prácticas que existen.Ante los retos que tenemos delante,ca-be indicar la migración, el envejeci-miento, los diversos perfiles de para-dos, el cuarto mundo, la incidencia delas ONGs, la información tecnológicay humana, la crisis de valores, el medioambiente. Las organizaciones socialeshan de conservar un ritmo que acerqueo mantenga los aparatos instituciona-les con las costumbres, tradiciones,creencias y sistemas de valores, com-plejos ya por la pluralidad. Estos espa-cios pueden tener, con la aportaciónconciliadora, elementos que contribu-yan a profundizar en las políticas sobrediversidad, urbanismo, ecología, saludauxual escol ~“diI¡Jd¡J juve’ III, FJdUIIIbIlIU,

civismo (Reina-Valero, 2000).Hablar en términos preventivos

significa tanto hablar de estímuloscomo de compensaciones, como deotras formas de abordar o entender laacción social. Pero prevención, pen-samos sobre todo, que significa co-munitarismo (Ordinas, 1988). Poner elacento en el civismo y la comunicacióncomunitaria es dar auténtica luz verdea muchas agencias y agentes socialespara que en su esfuerzo incorporen

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sentido pedagógico a sus prácticas yen sus escenarios máscomunes (Ucar,X 1992, García, A 1991) . Asi, la poli-cia, el magisterio, las oficinas de in-formación, la participación ciudadana,los planes de inmigración, los depor-tes, son espacios de canalización dedemandas y de abordaje de la con-flictividad como lo son también lasasociaciones de vecinos, las conceja-has delegadas en distritos (cuando laspoblaciones son grandes) y los defen-sores de la ciudadania, entre otros.

Mientras tanto, hemos de ir consi-guiendo la expresión del conflicto, quees una forma inseparable de la demo-cracia auténtica. Después deberemospropiciar la discusión libre junto a lasinnovaciones El desarrollo de progra-mas comunitarios, de estilos concien-ciados en la convivencia debe traba-jar paralelamente en tres aspectosbásicos (Costa, M-López, E. 1989):

1. La acción sobre las personas.2. La acción sobre el territorio in-

mediato y sus organizaciones socia-les más próximas que trabajan de ma-nera informal sobre las personas y losgrupos, unas más sensibles y cola-boradoras, organizadas, que puedengenerar programas ~

acción comunicativa incorporandomedidas conciliadoras.

3. La acción sobre las políticassociales. Sobre la estructura e ideaque produce estrategias concretas,transversales y no aisladas.

El diálogo es la forma humana quenos da sentido. Esta comunicación, nosólo gramatical, es la que da forma yfondo a nuestra identidad a partir de larelación con los otros. A pesar de ello,seguimos con dificultades para acep-

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tar la pluralidad de ideas, de creenciasy formas de vida. La presencia de nor-mas es justificableen la medida en queson la base del comportamiento. Lademocracia es hoy por hoy la formanormativa que permite la convivenciaplural no exenta, sin embargo, de mí-nimos aceptables y respetuosos conreglas básicas y fundamentales0.

Pero para que la norma sea acep-table cabe el diálogo. La acción co-municativa y la comunidad dialogantehan de ir estrechamente ligadas, pueslas politicas sociales pretenden que eldiálogo sea simétrico e imparcial en lamedida de lo posible (Habermas,J.1984>. El sentido comunitario y la ac-ción comunicativa garantizan la con-vivencia ciudadana o por lo menos nosrecuerda que en este espacio es don-de se hace más necesario indagar, de-fender y promover puesto que aquí se-guimos teniendo déficit.

La buenaacción social precisa par-tir de la premisa de que nadie tiene larazón absoluta, que es conveniente elcontraste de opiniones para llegar a al-gunaverdad (Luhman,1990). Que tal vezno se trate de imponer normas a todo,como se hacía en nuestro pasado re-ciente o se hace en países vecinos o ennuestras pequeñas democracias fami-liares, laborales, escolares. Lo impor-tante en nuestro espacio comunitario,amplio o reducido, es garantizar la dig-nidad y la seguridad de las gentes, par-tiendo eso sí, de su responsabilidad yteniendo confianza en sus capacidades.

Vale en comunidad la voluntad decooperar y participar, aún teniendo encuenta las diferencias. No bastan só-lo las reglas del juego para llegar a unasociedad más justa. Además de tácti-cas, nos hacen falta más esfuerzos pordescubrir los problemas y los intere-ses comunes, ideas y modelos parahacer frente a los retos, porque las dis-tancias siguen existiendo. En efecto,unos saben más que otros, tienen másque otros, los diálogos están llenos dedesigualdades y asimetrías de podero de conocimiento, de posibilidadeseconómicas, etc. La desigualdad si-gue siendo aún una realidad, por esoseguimos trabajando en esta empre-sa. Dar la voz a quien no la tiene pue-de representar uno de los resortes másimportantes en los servicios de ayuda,más cuando sabemos que los argu-mentos no siempre son necesarios pa-ra llegar a acuerdos, pero más aún,porque no siempre satisfacen a lasgentes (Camps, 1991).

La formación permanentecomo garantía de calidad

La calidad total debe buscar la ex-celencia y las posibilidades persona-les y perfectivas a pesar de las turbu-lencias organizativas (Demo, 1988). Lacalidad de la atención social depende,aparte de las aplicaciones tecnológi-cas, de niveles de comodidad, satis-facción, calidad de ambiente y clima

victoria camps propone en el articulo citado “comunicación, democracia y conflicto” una revisión de lasideas de Júrgen Habermas y John Rawls: “Por ello, creo que deberian corregirse tres supuestos que con-vierten a la razón dialógica en algo demasiado alejado de nuestros diálogos habituales”. Se referirá ala imposibilidad de simetria entrelos hablantes, la fragilidad del consenso o la escasa credibilidad de lolegitimo. p. 245,249

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comunicativo. La calidad es la inci-dencia sobre el producto y tambiénsobre los recursos humanos. Los tra-bajadores de la cosa pública son pro-ductores y generadores de ideas, tam-bién morales y políticas.

Tenemos ahora el reto de trasla-darnos de las organizaciones en de-mocracia para crear organizacionesdemocráticas, adaptándonos a la in-tegración de modelos y opiniones. Unejemplo: para instrumentalizar la tole-rancia será necesario adecuamos alritmo de las personas, tolerar tanto lasequivocaciones de unos como las im-paciencias de los otros. La nueva cul-tura de empresa debe girar alrededorde la innovacióny del personal. El aná-lisis shumpeteriano, el productivo (conmuchas criticas humanistas), recobrael énfasis en las costumbres, relacio-nes e interacciones y nos plantea lascontingencias como nuevas situacio-nes que requieren abordar las cues-tiones en términos de posibilidades yno tanto de soluciones perfectas. Laformación es un vehículo de autodes-cubrimiento de las capacidades crea-

tivas, cognitivas y de actitud de todaslas personas que trabajan en las or-ganizaciones sociales (Pumpin,C-Gar-cia, 5. 1988).

La acción social triangula entre lateoría, la investigación y la práctica, untriángulo atractivo que introduce di-námicas de creación de grupos de dis-cusión y opinión sin discriminar a losverdaderos implicados, destinatariosde nuestra intervención. Será éste unacto de verdadera democratización dela investigación (investigación-acción-participación> entre personas, sin ex-cepción, comprometidas en la calidadde las intervenciones y los resulta-dos10. No debe existir distancia entreel saber popular (saludable, a pesar desus contradicciones) y el saber técni-co. Como dice López Herrerías, debe-mos escuchar para poder responder,y por este motivo, debemos aprendera escuchar Nuestra fórmula de for-mación permanente da a los espaciosde planificación un lugar de perspec-tivas comunicativas, estéticas, rela-cionales, internas y externas a la es-tructura (Walker, R 1982)11. Nuestra

La enseñanza-aprendizaie en la educación permanente es un proceso interactivo, activo y participati-yo. donde emisor y receptor intercambian y reconstruyen significados. Tal es uno de los puntos fuertesrlnntr

0onfnn,,or¡~ntif¡rr, ~ &II ,. a4,,.a.’4+¡......,4a¡.. amada investi~ació-ñ -acciónpropuesto por diversos autores, será una nueva ocasión para mencionar a Freire y Fais Borda, Postman,Saez, Hall. Schbn, carr, Kemmis. Gloria Pérez Serrano, Tomás R. villasante, López de ceballos, Sien-house, Elliott, etc, creemos imprescindible la consulta de AFS <Asociación para la Formación social) enDocumentación Técnica n’ 20-21. Madrid, 1986.La labor de las universidades en su complic/dad con las mediaciones es cada vez mayen conocemos lostrabajos de mediación que, tanto en el laboratorio como en la práctica, realiza el Servicio de MediaciónIntercultural del Ayuntamiento de Madrid en colaboración con la universidad Autónoma, del cual uno delos responsables es el profesor del departamento de antropologia, carlos Giménez. También vale men-cionar los convenios entre la Universidad Autónoma y la Diputación de Barcelona (Patronato Flor de Maig).en materia de mediaciones y participación ciudadana. No podemos olvidar el esfuerzo impulsor de Eduard‘.linyamata que, además de mediador con larga experiencia en conflictos macrosociales, coordinó el mo-nográfico sobre mediación y resolución de conflictos en la Revista de Educación social , n’ 8 (universi-dad Ramon Llulí> de Barcelona, y coordina los postqrados en la misma; merece especial atención su li-bro Adanual de reso/ución y prevención de conflictos, Ariel, Barcelona, 1998. Tampoco debemos dejaratrás el postgrado sobre mediación que dirige Leticia Garcia villaluenga en la Escuela Universitaria deTrabajo Social de la complutense de Madrid, el propio de les Heures, en la Universidad Central deBar-celona o el que seda en la Autónoma de la ciudad catalana, concretamente en el Hospital de San Pablo.

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experiencia en formación acción estáexplicada en Reina-Valero (obr cifr).

Trabajar en mediación es autofor-mación de los propios agentes, unreto que exige desarrollo de la autoa-firmación, sensibilidad creativa, capa-cidad comunicativa. No todo el mundopuedeser eficaz en este requisito, bienpor el rol o función social, bien por elperfil humano o instructivo. Precisamosuna formación que, en palabras dePiaget, practique una filosofia juvenil:de promoción del pensamiento diver-gente que facilite fluidez, expresión es-pontánea, protagonismo individual ycolectivo, que moderehabilidades y au-tocontroles. La mediación pretende serun espacio de aprendizajes no con-vencionales ni rígidos que tiene pre-sentes el saber hacer y el saber estarde sus recursos humanos12.

Final. Practicabilidad yposibilidades de serviciosde mediaciones socialesmunicipales

Somos conscientes de que el ob-jetivo final de la propuesta debe su-poner la utilidad de las mediacionesestrictas, es decir, de la actuación conánimo de recomponer o tolerar rela-ciones. La formalización de las me-diaciones es imprescindible porque se

convierten en necesarias cuando sonconocidas y, además, pueden formarparte de contextos normalizados enlas ciudades, como es el caso de losServicios Personales en general y de-bería serlo en el concreto de los Ser-vicios Sociales. Al referirnos a forma-lizar, estamos haciendo alusión a ladifusión, enclavamiento y capacidadestructurante, que a su vez reportarácredibilidad y autonomía a las gestio-nes y ante las personas. De no existirservicios de mediación las personasseguirán acudiendo a los juzgadoscuando necesiten ayuda.

La creación de los servicios de me-diación seguirádiferentes criterios se-gún el enfoque de partida: ¿Qué polí-tica social motivará este servicio?¿Qué metodología impregnará la ac-ción? ¿Cuáles serán los indicadores deeficacia? ¿Quién marcará sus criterios?Hemos hablado algo de todo ésto.

La estructura que acoja lo que su-gerimos precisará entre otras, metascomo: a) mejorar los servicios de aten-ción ala ciudadania —información—;b) promover la circulación institucio-nal de las personas, —orientación—;c> producir didácticas para innovar enel terreno de la cultura democrática —

anticipación—; d) ampliarel criterio deatención a poblaciones; e> modificarlos principios de intervención, univer-salizando más nuestra atención.

2 No quisiéramos pasar por alto la estrecha relación entre la formación permanente y el desarrollo comu-nitario, dos campos de acc/ón y pensamiento que son necesarios para la nueva acción social. Son clá-sicos los apuntes de Ander-Egg, E Metodo/ogía ypráctica de/ desarro//o de la comunidad, Ateneo, Me-x¡co, 1986. Freire, P. ¿Extensidnocomunicac/dn?, sxxí, BuenosAires, 1973. kisnerman, UN comunidad,Humanitas, Buenos Aires, 1986. Porzecanski,T Desarro//o de comun/dades y subcu/turas, Humanifas,Buenos Aires, 1983. Gonzáles.ELcsadulfosylaeducac/ónsociopo/i±/ca.Ed. Popular, Madrid, 1983. Jar-visE Soc/o/ogía de/a educación cont/nua y de adultos, Roure, Barcelona, 1989. Freire, E. La natura/ezapolítica de/e educación. Paidós, MEO 1990, Bunge,M, Pseudociencia e ideología, Alianza, Madrid 1985.vygotsky, Ls, El desarro//o de los procesos psicológicos superiores. Grijalbo, Barcelona 1979. Palazón,E Educación de adu/tos, Una tarea de animación. MEO, Murcia 1987.

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Sin investigar las conductas ciuda-danas e institucionales, el impacto enlas gentes, aquellas protagonistas di-rectas e indirectas, será difícil tener unconvencimiento total de la bondad denuestras intenciones. Por esto hemosconsiderado adecuado una valoraciónconjuntay participativa de todos los ni-veles implicados en el proyecto, puessospechamos que es más correcto quela gestión diaria de la cosa pública pa-se por procesos de negociación y valo-ración de percepciones y satisfaccio-nes de los protagonistas. Suponemosoportuno contar con más de una razón,pues el pluralismo nos obliga a hablarde razones.

El problema de las conciliacionescomunitarias, aquello que hará peligrarsu pragmatismo humanista (Dewey,1963), será el utilitarismo posmoder-no, tergiversar los medios por los fines,sentenciar que “lo que no son cuentasson cuentos” (López Herrerías, JA,1995). Sabemos que el “todo vale’hunde no pocas utopias <los produc-tos sociales tienen un alto coste no ne-cesariamente económico), al igual quelo hará quien piense que las media-cionessociales son un invento que exi-ge pocas eriergias, una nueva “maría”que cambia el nombre para decir lomismo. Tampoco nos sirve oír “que yalo hacemos”, pues si bien realizamosmediaciones amplias por tradición,bueno será indagar e incorporar másconocimientos, sobre todo especifi-cos. Esta intervención interesa a losmunicipios porque permite identificarel grado de permisividad, muy dife-rente al término de tolerancia que sub-yace en la dificultades sociales. Iden-tificar la insatisfacción ola impotencia

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a la que podemos llegar de no teneruna respuesta. Muchos conflictos nollegan ni llegarán a ser tratados profe-sionalmente pero tampoco es justoque dejen de ser tenidos en cuenta. Lomás importante será que los grupos ylas personas incorporen en sus es-tructuras mentales y hábitos, herra-mientas y conocimientos que facilitenla superación pacífica de los proble-mas diarios y la canalización de éstos.Para ello, la formalización a la que nosreferíamos favorecerá nuestras apli-caciones; los estilos comunitarios ha-rán el resto.

Dicho ésto, tanto es que sea una uotra área (cultural, de protección, deenseñanza, de participación, com-pensación y asistencia, de formación.)quien soporte y suministre profesio-nales, programas, servicios especifi-cos, gabinetes de planificación, pla-nes de formación o convenios con

organizaciones de voluntarios. Lo im-portante es partir de la convicción deque las conciliaciones deben ser com-plementarias de otras, no deben sus-tituir sino acompañar

Lo que pronosticamos hace seisaños con cierto rigor prospectivo —aaMatada los-resultados— fue que lospaisajes urbanos y sus comunidadesse llenarian, de la mano de municipiosprogresistas, de contextos de aplica-ción y de modalidades mediadoras amanera de una gran red de aprendiza-jes como indica Coombs en su libro LaCrisis mundial de la educación, o loque dice Fiorenzo Alfierí, cuando ha-bla de los contextos comunitarios co-mo fábricas de cultura.

Ya tenemos servicios de media-ción comunitaria (proyectos y pro-

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gramas como los de Madrid, Barce-lona, Badalona, Prat.>. Hay programasde mediación intercultural; guías pa-ra la solución de problemas de co-municación y convivencia; juntas demediación laboral; núcleos de inves-tigación participativa; mediadores omediaciones escolares; programas demediación en conflictos padres-hijos;mediadores voluntarios; oficinas pa-ra la mediación para los consumido-res; centros de atención multipuertas-multiconflicto; mediadores en lasseparaciones y divorcios; mediacio-nes familiares; puntos de reencuen-tro entre hijos y padres que no vivenjuntos por alguna razón jurídica (valela pena conocer las experiencias deValladolid y Barcelona); centros dedefensa del diálogo y la escucha dela infancia (como el programa de me-diación, a partir del teléfono de la in-fancia de Barcelona); programas demediación para la prevención de latransgresión y la delincuencia; repa-ración y atención a victimas postrau-ma; oficinas de concertación parainfractores; programas de reconcilia-ción o reparación de daños; centrosde resolución alternativa de conflic-tos; defensores de la ciudadanía; jue-ces de paz y juzgados próximos.Y unlargo etcétera de iniciativas que pro-muevan entre las gentes el encuentropara tolerar o rehacer sus versiones.

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