DISCIPLINARIEDAD, INTERDISCIPLINARIEDAD Y...

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1 DISCIPLINARIEDAD, INTERDISCIPLINARIEDAD, Y TRANSDISCIPLINARIEDAD Vínculos y límites Recaredo Duque Hoyos Resumen La siguiente reflexión gira en torno a la manera como se ha desarrollado el saber en general y la ciencia en particular. Se hace un breve recorrido por las épocas en que el saber tenía un carácter global, época que podría llamarse del saber pre-disciplinar; luego se considera el paradigma que se origina en la ciencia clásica en los siglos XVII y siguientes. Se trata de ver las dificultades o limitaciones que el paradigma disciplinar del siglo XIX trae consigo y el intento de resolverlas mediante el recurso a la interdisciplinariedad, recurso que no parece resolver problemas tales como la ausencia de visión integrada e integral del saber con miras a enfocar desafíos de la vida cotidiana en su complejidad. Se examina la vía de la transdisciplinariedad, la cual se ocupa de lo que hay “entre” “a través” y “más allá” de la ciencia, pero se tropieza con el paradigma, hasta ahora dominante, de la disciplinariedad e interdisciplinariedad que difícilmente ceden terreno. Se reflexiona sobre la similitud entre las dificultades que encontró el paradigma de la ciencia cuántica y las que encuentra la visión transdiciplinar. Ambas afrontan paradojas si se les juzga con la mentalidad de la ciencia tradicional. Finalmente, se hace hincapié sobre el largo camino a recorrer hasta que quizás se regrese, en alguna medida, a lo que fue el saber pre-disciplinar, el cual incluía elementos que hoy son deseables, pero naturalmente, sin que esto signifique renunciar completamente a lo que los paradigmas posteriores aportaron de bueno. Doctor en Filosofía de la Universidad de Friburgo. Dirección del autor : [email protected] Artículo recibido el día 1 de marzo de 2006 y aprobado por Comité Editorial el día 24 de mayo de 2006.

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DISCIPLINARIEDAD, INTERDISCIPLINARIEDAD, Y TRANSDISCIPLINARIEDAD

Vínculos y límites

Recaredo Duque Hoyos∗

Resumen

La siguiente reflexión gira en torno a la manera como se ha desarrollado el

saber en general y la ciencia en particular. Se hace un breve recorrido por las

épocas en que el saber tenía un carácter global, época que podría llamarse del

saber pre-disciplinar; luego se considera el paradigma que se origina en la ciencia

clásica en los siglos XVII y siguientes. Se trata de ver las dificultades o limitaciones

que el paradigma disciplinar del siglo XIX trae consigo y el intento de resolverlas

mediante el recurso a la interdisciplinariedad, recurso que no parece resolver

problemas tales como la ausencia de visión integrada e integral del saber con

miras a enfocar desafíos de la vida cotidiana en su complejidad. Se examina la vía

de la transdisciplinariedad, la cual se ocupa de lo que hay “entre” “a través” y “más

allá” de la ciencia, pero se tropieza con el paradigma, hasta ahora dominante, de

la disciplinariedad e interdisciplinariedad que difícilmente ceden terreno. Se

reflexiona sobre la similitud entre las dificultades que encontró el paradigma de la

ciencia cuántica y las que encuentra la visión transdiciplinar. Ambas afrontan

paradojas si se les juzga con la mentalidad de la ciencia tradicional. Finalmente, se

hace hincapié sobre el largo camino a recorrer hasta que quizás se regrese, en

alguna medida, a lo que fue el saber pre-disciplinar, el cual incluía elementos que

hoy son deseables, pero naturalmente, sin que esto signifique renunciar

completamente a lo que los paradigmas posteriores aportaron de bueno.

∗ Doctor en Filosofía de la Universidad de Friburgo. Dirección del autor : [email protected] Artículo recibido el día 1 de marzo de 2006 y aprobado por Comité Editorial el día 24 de mayo de 2006.

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Palabras clave

Saber, disciplinariedad, interdisciplinariedad, transdisciplinariedad

Abstract

This paper deals with the development of knowledge in general and the

science in particular. W ego through the ages thinking about global or predisciplinar

knowledge and then we deal with the dominant paradigm in the XVII and XVIII

centurias. We dwell upon dificultéis and limitations of the XIX’s science paradigm

and the effot to solve them by jeans of the interdisciplinarity sight. But this does not

resolve the wrong of not considering life problems as a whole.

Afterwards, we look into the concept of transdisciplinarity which Intend. To

consider what is “between” “through” or “beyond” the concept os science.

Nevertheless, this view comes up against disciplinarity and interdisciplinarity

paradigm. We Dra. Also a parellel between the Quantum theory and

transdisciplinarity, since both of them face paradoces. Finally we emphasize on the

long way back to the concept of predisciplinarity in which we can find many positive

characters without completely renouncing to things the subsequent paradigm have

developed.

Key words

Knowledge, disciplinarity, interdisciplinarity, transdisciplinarity

3

Introducción

Puesto que esta reflexión girará en torno a los tres conceptos, que se

anuncian en el título, parecería lo más indicado comenzar estableciendo, de la

manera más clara posible, qué es lo que encierra cada uno de ellos, tomados por

separado y en sus relaciones mutuas. Sin embargo, es probable que el hilo de la

reflexión se facilite si, en vez de involucrarnos desde el inicio en definiciones y

distinciones, comenzamos por tratar de respondernos preguntas que con

seguridad, haciendo honor a la curiosidad propia de todo investigador, ya nos

estaremos haciendo. Tales preguntas podrían ser, entre muchas: ¿Cómo se

originó esta problemática? ¿Cuándo y cómo surgió? ¿Quiénes están involucrados

en ella?

En cuanto a la primera pregunta sobre el origen de esta problemática, para

empezar me valdré de un simple relato, el cual podrá catalogarse como se quiera:

leyenda, mito, cuento etc.

Había una vez, en tiempo inmemorial y remoto, y en región muy lejana, una

hermosa ciudad. Su nombre respondía al de “saber”, “conocimiento“ o también

“cultura”. Con este curioso nombre la conocieron sus contemporáneos y

difundieron de boca en boca su fama como modelo de belleza, unidad y armonía.

Era la preferida entre todas las otras; la más noble y venerada... Por muchos

siglos nadie preguntó cuál era el secreto de tanta belleza, armonía y unidad,

aunque todos sus moradores tenían el convencimiento secreto de que tres hadas

siempre invisibles, sin nombre propio e indiferenciables una de otra, eran la

inspiración y el alma de su ciudad. Pero llegó un día de gran conmoción: ¡sus

moradores no se contentaron más con vivir su experiencia citadina! Prefirieron

saber los elementos que integraban su ciudad, lo mismo que el nombre, las

propiedades y las funciones de aquellos. Pero llegaron a lo más insólito: insistieron

4

en diferenciar a las hadas, en verlas con sus propios ojos y en atribuir a cada una

un nombre y una función en la ciudad.

Cuenta la historia que a partir de ese día, la ciudad creció

desmesuradamente, adquirió poder, sometió a otras y brindó confort material a

sus habitantes. Éstos pudieron ver con sus propios ojos a las tres hadas y la labor

de éstas en la ciudad. Pero desafortunadamente, la armonía, la paz, la unidad y la

integración en la ciudad, fueron en adelante recuerdo de un pasado glorioso; y lo

peor: sus moradores pudieron distinguir con sus propios ojos a las tres hadas

(disciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad) en una reñida

competencia por volver la ciudad a su primitivo esplendor.

La Pre-disciplinariedad

Volvamos a nuestra pregunta sobre el origen de la problemática, e

iniciemos su respuesta refiriéndonos someramente a algunas etapas que

precedieron a lo que hoy, recogiendo la herencia del siglo XVII, se ha venido a

denominar “ciencia” y también “disciplina”. Para esto y sin pretender ser

exhaustivos, ni mucho menos exclusivos, nos referiremos a cuatro momentos, a

saber: el Mito, la Cultura o Saber Oriental, Grecia Antigua, y, el Medioevo.

Para comenzar, debemos tomar conciencia de que el Mito no es ficción,

mentira, o engaño, como lo pretendió el Siglo de las Luces. Muy al contrario: “El

mito es ante todo, un producto espontáneo de la formalización cultural del mundo

humano como lo es el arte, la ciencia o los usos sociales y por lo tanto no es fruto

de la fantasía ni calculado resorte de una casta dominante”1. El hombre jamás se

ha resignado a simplemente estar en el mundo sin cuestionarse sobre éste y sin

intentar dar una respuesta a tales cuestionamientos. No importa que tales

cuestiones resulten a otro grupo humano más o menos baladíes o marginales. “El

mito es el resultado de intuiciones privilegiadas que han descubierto conexiones

1 CENCILLO, LUIS. Mito, Semántica y realidad. Bach. Madrid 1970. 7,8.

5

insospechadas entre realidades trans-empíricas; intuiciones que en épocas más

recientes solo los grandes pensadores volverán a obtener, aunque dándoles una

forma abstractiva y lógicamente articulada, en lugar de mítica”2.

El mito es la forma de saber que más ha durado en la humanidad, pues se

cree que su antigüedad es de trescientos mil años, y aún hoy continúa su vigencia

en muchos grupos humanos. Jamás el hombre y la vida humana se han agotado

en la mera facticidad del momento sino que ha experimentado la imperiosa

necesidad de trascender las meras facticidades anecdóticas. El mito es pues la

primera forma de saber formulada por el hombre, así no hagan diferencias, como

se hacen hoy, entre lo que se considera religión, filosofía o ciencia.

“El saber mítico no se autoposee conceptualmente, no se autocontrola [...] se

distingue precisamente por todo lo contrario: por fundir, asociar indiscerniblemente y

complicar los sentidos, ya de suyo complejos, de las realidades significadas”3.

La Cultura o Saber Oriental, parece estar bien representada por la Cultura

China, sintetizada en uno de los escritos más fundamentales de la humanidad: el I

Ching o el Libro de las Mutaciones. Entre las diversas introducciones a esta obra

se cuenta la de K.G. Jung quien insiste sobre la enorme diferencia entre el saber

chino y nuestra ciencia, considerada hoy por nosotros como la culminación del

saber occidental: “Es un hecho curioso que un pueblo tan bien dotado y tan

inteligente como el chino no haya desarrollado nunca lo que nosotros llamamos

ciencia”4. Mas adelante nuestro personaje señala expresamente lo que distingue el

saber nuestro del chino: “ En tanto que cuidadosamente, la mente occidental

tamiza, pesa, selecciona, clarifica, separa, la representación china del momento lo

abarca todo, hasta el más minúsculo y absurdo detalle, porque todos los

ingredientes componen el momento observado”5.

2 Ibid. 9 3 Ibid. 35 4 I Ching. El libro de las Mutaciones. Solar. Bogotá. 22. 5 Ibid. 24.

6

Sin embargo alguien podría objetar que la doctrina que hace del Yin y del

Yan, dos principios contrapuestos, contradice la visión integrada del saber chino.

Sin embargo esto no es exacto ya que de la dialéctica de los opuestos no se sigue

la eliminación de uno de ellos, como es el caso en la dialéctica hegeliana, sino el

surgimiento de un tercero. Es decir, aquí, en contraposición a la lógica occidental,

no se aplica el principio del “tercero excluido” sino más bien el de “tercero

incluido”.

“Para las culturas orientales como para las civilizaciones llamadas

‘tradicionales’, en otro tiempo denominadas primitivas o arcaicas, la unidad del

conocimiento es una evidencia: los principios que fundamentan la religión, el arte,

la medicina, se refieren unos a otros en una red de correspondencias”6.

En cuanto a la Antigüedad Griega, se oye decir que los griegos dieron el

paso consistente en separar el mito de la filosofía; lo cual equivaldría a decir que

los griegos cultivaron un saber, no ya integrado como era el caso del Mito y del

saber oriental, sino un saber analítico que presagiaba el saber científico a la

manera de Occidente. Parece que esta interpretación toma la parte por el todo,

señalando definitiva y exclusivamente el origen de la ciencia actual en

determinada escuela griega. Proponemos aquí la autorizada opinión de un

científico vienés, Fritjof Capra: ”Las raíces de la física, como las de toda la ciencia

occidental, se hallan en el primer período de la filosofía griega, en el siglo VI antes

de Cristo, en una cultura en la que no existía separación alguna entre ciencia,

filosofía y religión. Los sabios de la escuela de Mileto no se preocupaban por tales

distinciones. Su finalidad era descubrir la naturaleza esencial, la constitución real

de las cosas, que ellos llamaron ‘fisis’“. El término ‘física’ se deriva de esta

palabra griega y por lo tanto, inicialmente significaba “el empeño por conocer la

naturaleza esencial de todas las cosas”7.

6 MAILLARD, CHRISTINE. Dialogue des disciplines et unité de la connaissance en Occident. Revue de la Psychologie de la motivation. No 21, Semestre 1, 1996. 7 CAPRA, FRITJOF. El tao de la física. Sirio, Málaga 1995. 27.

7

En este contexto vale la pena recordar la influencia que ha ejercido

Heráclito de Éfeso en el pensamiento dialéctico que en cierta medida confiesa una

integración de los contrarios: ”La visión monista y orgánica de los filósofos de

Mileto estaba muy cercana a las antiguas filosofías de China e India y estos

paralelismos con el pensamiento oriental se acentúan mas en Heráclito de Éfeso.

Este creía en un mundo en perpetuo cambio, en un eterno devenir. Para él todo

ser estático estaba basado en un error de apreciación”8.

El cuarto momento que precede el advenimiento de la ciencia moderna

iniciada en el siglo XVII, al cual decidimos referirnos es El saber Medieval. Antes

del año 1500 en Europa y en la mayoría de las civilizaciones prevalecía una visión

orgánica del mundo. La naturaleza de la ciencia medieval era muy diferente a la

de la ciencia actual. La meta de la ciencia en el Medioevo era comprender el

significado y la importancia de las cosas, no predecirlas o controlarlas. Prevalecía

una visión de la tierra como creada por Dios y hábitat del hombre y no como un

botín al que se podía recurrir para explotarlo a su antojo. “En la Edad Media los

científicos que investigaban el objetivo primario de los distintos fenómenos

naturales daban la máxima importancia a todo lo relacionado con Dios, con el alma

humana y con la ética”9.

El paradigma disciplinar de la ciencia clásica

Habiendo visto la concepción del saber que antecedió a la problemática

que nos ocupa, vamos a referirnos primeramente al problema de la

disciplinariedad.

A partir del siglo XVII se consolida, paso a paso, la visión del saber propia

del Renacimiento, visión que perdura aún hoy, y que se conoce como “El

8 Ibid. 27-28 9 CAPRA, FRITJOF. El punto crucial. Ciencia, Sociedad y Cultura naciente. Integral. Esplugas del Llobregat. 1987. 56

8

Paradigma Clásico de la Ciencia”. Dicho paradigma surge progresivamente a partir

del pensamiento de tres personajes: Renato Descartes, en lo que se refiere a las

bases filosóficas; Francisco Bacon en lo concerniente al método, e, Isaac Newton,

en cuanto a la realización y perfeccionamiento de tal paradigma. Detengámonos

brevemente a considerar el aporte de cada uno.

Renato Descartes (1596-1650), propuso la división de la naturaleza en dos

reinos separados e independientes: el de la mente o “res cogitans “(lo pensante) y

el de la “res extensa” (la materia). Esta separación no solamente pesó en el

desarrollo de la Física Clásica sino que ejerció una tremenda influencia sobre el

modo de pensar occidental aún en la actualidad. El pensador francés Edgar Morin

describe perfectamente esta situación: ”El ‘gran paradigma de occidente’

formulado por Descartes [...] separa el sujeto del objeto, con la esfera propia de

cada uno, la filosofía y la investigación reflexiva aquí, la ciencia y la investigación

objetiva allá. Esta disociación se prolonga, atravesando el universo de parte a

parte:

Sujeto objeto

Alma Cuerpo

Espíritu Materia

Cualidad Cantidad

Finalidad Causalidad

Sentimiento Razón

Libertad Determinismo

Existencia Esencia10

Por otra parte el científico vienés Fritjof Capra11 opina que el “cogito ergo

sum” (pienso luego existo) de Descartes, condujo al hombre occidental a

considerarse identificado con su mente en lugar de hacerlo con todo su

10 MORIN, EDGAR. El Método IV: Las ideas. Cátedra. Madrid 1992. 226. 11 El Punto crucial. O.c. 58

9

organismo. Esto ha llevado a los individuos a percibirse como egos aislados que

existen dentro de sus cuerpos. Como si esto fuera poco cada individuo fue

separado en compartimentos separados, de acuerdo con sus actividades, sus

talentos, sus sentimientos, sus creencias y así sucesivamente, generándose de

este modo conflictos sin fin, una gran confusión metafísica y una continua

frustración.

Francisco Bacon (1561-1626). Es el propulsor de la reforma metodológica

que produjo el paradigma clásico. Su obra de filosofía de la ciencia, Novum

Organon, en oposicion al “viejo” , escrito por Aristóteles, propone como método de

la ciencia la inducción en vez de la deducción. Combate el argumento de

autoridad. Como empirista que fue, pensaba que solamente a través de la

observación se lograba comprender la naturaleza. Su método causalista

aseveraba que “donde no se conoce la causa, el efecto no puede producirse”. Con

Bacón la ciencia asume una actitud muy criticable sobre todo a la luz de la

ecología: controlar y dominar la naturaleza. En opinión de Bacon, según nos lo

dice Fritjof Capra: “La naturaleza debía ser ‘acosada en sus vagabundeos,

sometida y obligada a servir, esclavizada’; había que ‘reprimirla con fuerza’ y la

meta de un científico era ‘torturarla hasta arrancarle sus secretos”12. Este modo de

pensar concuerda con otras de las sentencias de Bacon: “Se sabe lo que se

puede”.

Isaac Newton (1642-1727) fue una de las inteligencias mayores de la

historia humana. Aquí no nos detendremos en sus éxitos científicos, sino que

veremos cómo él es finalmente el artífice definitivo del paradigma disciplinar

clásico de la ciencia. A la vez que utiliza los fundamentos filosóficos y

metodológicos del paradigma en formación, lo llena con el contenido de sus

estudios y descubrimientos, elaborando así un verdadero monumento de síntesis

entre forma y contenido de la ciencia. Este paradigma científico dominó

incontestado durante casi trescientos años, es decir entre el siglo XVII y finales del

12 Citado por CAPRA FRITJOF. El punto crucial. 58.

10

XIX. Su contestación es la que suscita hoy entre los estudiosos la discusión sobre

la disciplinariedad.,la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad

¿Qué podríamos entender por disciplinariedad? De manera muy simple

podríamos decir que es moverse, regirse, guiarse según el paradigma, es decir,

acatar el marco conceptual o de referencia, las delimitaciones, los objetivos, los

contenidos y el método que tal paradigma le impone a lo que conocemos como,

asignatura, materia, ciencia o disciplina ( Los diccionarios no hacen diferencia

alguna entre estos términos)

Podemos decir que hablar de disciplinariedad en si, sin referirla a conceptos

afines (Interdisciplinaridad, transdisciplinariedad) no suscita mayor controversia o

interés, pues nuestra sociedad occidental ha estado sumergida hasta hace poco

exclusivamente en la disciplinariedad.

La disciplinariedad, paradigma heredado en gran parte del período clásico

de la ciencia, tiene características claras a saber: el análisis, la disyunción, el

reduccionismo, la objetividad, entre otros.

El análisis, o estudio de las partes de un todo, ha conducido las ciencias a

una división que podríamos llamar indefinida, hasta el punto que hoy es difícil

hacer el recuento total de las mismas. Por otra parte delimitan cada vez más su

objeto de estudio simplificando éste a tal extremo, que casi lo desnaturalizan; pues

cuando algo se separa del todo, de su contexto, se corre el riesgo de alterarlo. Así

por ejemplo, cuando la ciencia económica pierde de vista el fenómeno económico

como un hecho social complejo, termina convirtiéndose en un recuento o

estadística de lo que se produce se comercializa y se consume. Se convierte en

una ciencia descriptiva que nada quiere saber acerca de lo que habría que

producir, para quienes producir, cómo distribuir lo que se produce, y cómo evitar

que los que más trabajan sean finalmente los que menos beneficios reciban por el

mismo. En este proceso de análisis o separación, la ciencia económica abandona

la normatividad con la excusa de que ésta es competencia de la política; pero a su

11

vez, ¿qué puede efectivamente la política separada de la economía? No pasaría

de formular buenas intenciones.

El análisis a ultranza con el cual procede el paradigma disciplinar, conduce

al especialismo o exageración en la opción por la especialidad [ y el especialista,

como se dice popularmente, corre el riesgo de convertirse en alguien que “sabe

todo, de casi nada”. Es lo que K.R. Popper confirma cuando dice que ”se puede

describir la ciencia como el arte de la supersimplificación sistemática. Como el arte

de discernir lo que se puede omitir provechosamente”13.

El Reduccionismo es otra característica del paradigma disciplinar clásico.

Según éste, existe un solo punto de vista para la ciencia. Física, Química,

Biología, Psicología, Astronomía, Antropología, Sociología, etc. se basan en las

mismas suposiciones y sus resultados son compatibles e incluso intercambiables

o reducibles entre sí. Jeremy W. Hayward describe así el reduccionismo: “Este se

basa en la idea de que el mundo objetivo es fundamentalmente espacio, tiempo y

partículas materiales, nada más. El estudio de cómo estas partículas se

comportan es la Física, y cómo se combinan para formar partículas más grandes,

es, en términos sencillos la Química. El estudio de cómo estas partículas más

grandes se combinan para transformarse en partículas vivientes es la Biología y el

estudio de cómo esas partículas vivientes se vuelven más complejas, de manera

que empiezan a sentir, es la Fisiología y la Neurofisiología. El estudio acerca del

modo en que éstas aún más complejas partículas se comportan, reflejando lo que

nosotros llamamos inteligencia, es la Psicología. Mi descripción ha partido desde

la física, desde las pequeñas partículas hasta las grandes partículas, hasta las

cosas vivientes, inteligentes”14. Se cree que la descripción anterior funciona

también al revés, es decir: los fenómenos que parecen ser inteligentes, deberían

13 Citado por FOUREZ, GERARD. La Construcción del conocimiento científico. Nancea. Madrid 1994. 97. 14 Método científico y validación. En VARELA J. FRANCISCO. Un puente para dos miradas. Dolmen. Santiago de Chile 1997. 26-27

12

poderse explicar por fenómenos vivientes, éstos por las partículas químicas más

complejas, y así sucesivamente.

Con el triunfo de la mecánica de Newton, siglos XVIII y XIX, la Física

asumió visos de ciencia exacta con la que se habían de cotejar todas las demás

ciencias. Cuanto más un científico, tanto de las ciencias naturales como sociales,

llegase a la imitación de la Física, tanta más categoría ganaría su ciencia ante la

comunidad científica.

La disyunción, es otro de los instrumentos preferidos por el paradigma

disciplinar. Este elemento concuerda con la lógica binaria tradicional que aplica el

principio de “Tercero excluido”, es decir, que algo es verdadero o falso, pero sin

que exista una tercera opción. El mismo Newton resultó víctima de este principio.

En la discusión de si la luz era onda o crepúsculo, Christian Huygens había

propuesto desde 1690 su teoría según la cual la luz se transmite en ondas que se

propagan a partir de la fuente luminosa. En 1704 Newton rechazó la teoría

ondulatoria propuesta por Huygens y propuso su teoría según la cual la luz estaba

compuesta por innumerables partículas que se movían por el espacio. Newton se

basó, para rechazar la teoría de Huygens, en que una de las dos teorías debería

ser falsa: pero Newton estaba persuadido, por excelentes demostraciones, de la

verdad de su teoría. Así pues el error de Newton no consistió en afirmar que la luz

se compone de partículas, sino en no admitir la otra posibilidad propuesta por su

contendor, la cual posteriormente se demostró que también era verdadera.

La Objetividad ha sostenido que los procesos científicos son

independientes de todo sujeto, el cual se comportaría como la película de una

cámara fotográfica, es decir de manera completamente pasiva. Los datos

científicos son el reflejo fiel de la realidad sin ninguna mediación del sujeto

cognoscente el cual no aporta nada al conocimiento. Los aportes de la filosofía de

Kant, con sus formas a priori no tuvieron ningún eco en el paradigma disciplinar

clásico. Por otra parte según este paradigma, la ciencia comienza con la

13

observación. Es decir, no se tiene conciencia de que a la observación ya la

preceden las teorías dentro de las cuales y según las cuales deben observarse los

fenómenos. No es posible observar una célula sin la teoría que nos diga cómo es

una célula. “Lo que la ciencia llama ‘pruebas científicas’ generalmente son

relecturas del mundo a través de las teoría que tiende a hacerla creíble. Así, si

quiero probar que realmente veo una lámpara en mi mesa no haré más que repetir

todos los elementos de interpretación que me han llevado a hablar de la

lámpara”15.

Después de haber visto lo que precedió al paradigma disciplinar de la

ciencia y de haber caracterizado éste, debemos preguntarnos: ¿qué ventajas o

desventajas trajo consigo la opción por este paradigma? Respondemos a este

problema en tres momentos, a saber:

• Ventajas y dificultades del paradigma disciplinar clásico

• La interdisciplinariedad como intento de paliar las dificultades de la

disciplinaridad.

Ventajas y dificultades del paradigma disciplinar

Se llama paradigma disciplinar aquél en donde el conocimiento científico se

organiza por disciplinas las cuales establecen la división y especialización del

trabajo, de acuerdo con los diversos campos de las ciencias. Hablar de

disciplinariedad es hablar de autonomía en cuanto a la delimitación de su campo,

su lenguaje, sus técnicas y las teorías que la orientan. El paradigma disciplinar

nace en el siglo XIX en las universidades y se desarrolla en el siglo XX a través de

los centros de investigación.

Con respecto a las ventajas de este paradigma, se reconoce que hablar de

disciplinariedad es hablar de autonomía de las ciencias en cuanto a delimitación

de su campo, lenguaje, técnicas y teorías que las orientan. El paradigma

15 FOUREZ, GERARD: La construcción del conocimiento científico. Madrid. Nancea 1994.

41.

14

disciplinar nace en el siglo XIX en las universidades y se desarrolla en el siglo XX

a través de los centros de investigación.

Haríamos bien en reconocer aquí un mérito al pensamiento cartesiano.

Pues no puede desconocerse que el concepto mecanicista del mundo que él nos

legó, fue benéfico para el desarrollo de la física y de la tecnología.

El paradigma disciplinar se ha mostrado fecundo en la delimitación de

competencias, sin la cual el conocimiento resultaría vago; además, revela o

construye un objeto no trivial para el estudio científico. Hace posible la

especialización que mientras no degenere en el “espacialismo”, es de mucha

utilidad en la ciencia.

Pero principalmente en nuestro tiempo, se señala una serie de dificultades

o limitaciones al paradigma disciplinar: “Las ciencias nunca estudian el mundo tal

y como está representado en la vida cotidiana, sino como está traducido en la

categoría de una disciplina concreta y particular. Parece existir una enorme

dicotomía entre lo cotidiano –algunos dirían lo real- y las ciencias”16. Por otra

parte, “La tecnología, hija predilecta de las disciplinas analíticas, aleja cada vez

más al individuo de las referencias generales a partir de las cuales puede

explicarse la complejidad de los fenómenos”17. La institución disciplinar lleva

consigo un riesgo de hiperespecialización del investigador y un riesgo de

“cosificación” del objeto estudiado olvidando que tal objeto es una construcción. El

objeto de la disciplina será entonces percibido como una cosa en sí. El espíritu

disciplinario se convierte en un espíritu propietario que prohíbe toda incursión

extraña en su parcela de saber18.

La disciplinariedad excluye a veces a verdaderos genios, simplemente

porque no se someten a sus condiciones. Con base en ésta, se ridiculiza con 16 Ibid. 97 17 Vaglianti, Bruna: Imparare ad imparare: le materia come modelli del pensiero. Bolzano European Academy, 1998.

15

frecuencia a quienes no se someten a examinar los problemas exclusivamente a la

luz de una sola disciplina, lanzándoles el mote de “toderos”, desconociendo así la

importancia de integrar e interrelacionar el saber. La tendencia disciplinar favorece

un crecimiento exponencial y disperso del saber lo que dificulta la visión global

comprensiva.

1. La interdisciplinariedad como un primer intento de solución a las

dificultades de la disciplinariedad

“El tema de la interdisciplinaridad nació de constatar que la aproximación al

mundo a través de una disciplina particular era sesgada y generalmente

demasiado limitada... cada vez más se admitió que, para estudiar una

determinada cuestión de la vida cotidiana son precisas múltiples aproximaciones.

A eso se refiere el concepto de interdisciplinaridad”19.

Edgar Morin dice que la interdisciplinariedad no puede definirse ya que

tanto la polidisciplinariedad como la transdisciplinareidad son términos polisémicos

y vagos. “La interdisciplinariedad puede significar pura y simplemente que

diferentes disciplinas se coloquen en una misma mesa, en una misma asamblea,

como las diferentes naciones se reúnen en la ONU sin poder hacer otra cosa que

afirmar cada una sus propios derechos nacionales y su propia soberanía con

respecto a las intromisiones del vecino...pero la interdisciplinariedad puede

significar también intercambio y cooperación, lo cual hace que de ella resulte algo

orgánico”20.

La interdisciplinaridad se puede entender como: “una elaboración común de

un objeto por los métodos respectivos de las diferentes disciplinas

individuales”(Eberar von Goldammer und Rudolf Kaher). Esto supone un objeto válido en

18 MORIN, EDGAR. Sur Interdisciplinarité. Centre Nacional de la Recherche Scientifique Interdisciplinarité. Edition CNRS, 1990. 1 19 FOUREZ, GERARD . O.c. 98 20 MORIN, EDGAR. O.C. 4.

16

general. Así pues se tiene un objeto común y diferentes métodos. El resultado de

una actividad científica interdisciplinaria es como una concreción de un simposio,

es la obra colectiva. Cada uno, (ejemplo: el físico, el neurólogo, el sociólogo)

escribe algo y forma la representación de un objeto complejo bajo diversas

perspectivas o a través de cada una de las disciplinas.

Parece que en el contexto de la interdisciplinaridad, debamos aplicar lo que

se llama el teorema de Jacques Labeyrie “cuando no se encuentra la solución en

una disciplina, la solución viene de fuera de la disciplina”.

Según Edgar Morin21 en el contexto de la interdisciplinaridad las disciplinas

no se justifican plenamente si no cuando no ocultan las realidades globales. Por

ejemplo, la noción de hombre está dividida entre las ciencias biológicas y las

ciencias humanas que estudian: el psiquismo, el cerebro, el organismo, los genes,

la cultura, etc. Aquí no puede olvidarse la complejidad del hombre, dentro del cual,

las ciencias nombradas cobran sentido. En realidad el hombre existe y no es una

ilusión “simplista de humanistas pre-científicos”.

La interdisciplinaridad presenta dos actitudes según la opinión de Gerard

Fourez:

• La primera: construir una nueva representación del problema que será

mucho más adecuada independientemente de todo criterio particular. Se espera

que se asocien, por ejemplo, la biología, la sociología, la psicología, etc. Se podrá

obtener una ciencia de la salud interdisciplinar más adecuada, objetiva y universal

porque examinará muchos más aspectos del problema. Se supondrá que esa

“superciencia” no tendrá los sesgos de cada una de las aproximaciones

particulares. Sin embargo, semejante aproximación interdisciplinar no crea una

”superciencia” más objetiva que las demás; no hace más que producir una nueva

aproximación particular.

• La segunda, no está destinada a crear un nuevo discurso que estaría

más allá de las disciplinas singulares, sino que se considera una práctica

”específica” para acercarse a los problemas de la existencia cotidiana. El objetivo

17

no será crear una nueva disciplina científica, ni un discurso universal sino recobrar

un problema concreto.

Fourez continúa la exposición de su pensamiento diciendo que, en la

primera actitud se enmascaran cuestiones de tipo político tales como: ¿a cuál de

las disciplinas se dará más importancia? ¿Cómo se tomarán las decisiones

concretas?, etc. La segunda es una práctica esencialmente política, es una

negociación entre diversos puntos de vista para decidir una representación

adecuada con miras a una acción. Se confrontan diversos puntos de vista para

tomar una decisión que no surgirá de conocimientos sino de un riesgo aceptado,

de una elección ética y política.

La interdisciplinariedad se concibe como un retorno concreto a la existencia

cotidiana, más compleja que las traducciones a paradigmas científicos.

La primera actitud sería ciencia disciplinar, la segunda ciencia

comprometida que trata de resolver los problemas en su concreta globalidad, es

decir, en un contexto concreto y social.

Llegamos así a la parte central de nuestra reflexión: la

transdisciplinariedad.

2. La transdisciplinariedad La transdisciplinariedad trata de ir más allá de la disciplinariedad e

interdisciplinariedad. Enfocaremos el problema desde la perspectiva siguiente:

- la existencia de un problema

- la intuición de una solución: la transdiciplinariedad

- Inexistencia hasta ahora, de un paradigma para definir y explicar la

transdisciplinariedad.

El problema: los conocimientos y saberes que la civilización occidental no

ha cesado de acumular, no logran ser integrados en el interior de quienes

21 Ibid

18

componen esta civilización. Un físico de partículas subatómicas con un

neurofisiólogo, un matemático con un poeta, o un biólogo con un economista, sólo

pueden dialogar en un campo de generalidades banales, cuando para la toma de

decisiones, sería necesario un diálogo entre todos y en profundidad. Ahora bien, ni

los esfuerzos de la pluridisciplinariedad al estudiar el objeto de una sola y misma

disciplina por varias disciplinas a la vez; ni los intentos de la interdisciplinariedad

que intenta aplicar los métodos de una disciplina a otra, por ejemplo de la física a

la medicina para tratar el cáncer (problema de aplicación), de la lógica al derecho

para el estudio epistemológico de éste (problema epistemológico); de la

matemática a la física que engendró la física matemática (nueva disciplina). Tanto

el intento de la pluridisciplinariedad como de la interdisciplinariedad quedan

reducidos a una investigación disciplinar.

Una tentativa de solución: la transdisciplinaridad. Como su prefijo

“trans” lo indica, se interesa por lo que está a la vez entre las disciplinas, a través

de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina22. ¿Y qué es lo que hay

entre, a través y más allá de toda disciplina? Aquí es donde el pensamiento

clásico, todavía predominante, responde que la transdisciplinariedad es un

absurdo porque no posee un objeto. Vale la pena tener en cuenta la solución que

proponen Eberar von Goldammer y Rudolf Kaher: “La transdisciplinaridad se

caracteriza de la mejor manera por la declaración de la American Society of

Cybernetics: ‘la cibernética es una manera de pensar, no una colección de hechos’

(p.5). Queda claro que para estos autores, la transdisciplinariedad es pura y

llanamente una manera de pensar.

La metodología de la investigación transdisciplinar está determinada por:

los niveles de realidad la lógica del tercero incluido y por la complejidad.

En presencia de varios niveles de realidad a saber: el de la naturaleza, el

del hombre y el del sentido, el espacio entre las disciplinas y más allá de las

22 NICOLESCU, BASARAB. Une nouvelle vision du monde. La transdisciplinarité. Extrait du livre La Transdisciplinarité, Editions du Rocher. 3

19

disciplinas, está lleno de la misma manera que el vacío cuántico está lleno de

todas las potencialidades. La estructura discontinua de los niveles de realidad

determina la estructura discontinua del espacio transdisciplinar. Hay una analogía

entre los pilares de la transdisciplinariedad y los postulados metodológicos de la

ciencia moderna: así, en la ciencia moderna la única ciencia que satisface

integralmente los tres postulados de ésta es la Física. Pero la ciencia moderna no

niega el carácter de ciencia a la Psicología o a la Biología por no cumplir con el

postulado de ser matemáticamente formalizables. Así también el ubicarse de

manera más completa o menos completa sobre los tres pilares de la investigación

transdisciplinar, engendra diferentes grados de transdisciplinariedad.

Inexistencia de un paradigma para explicar la transdisciplinariedad. Mientras

muchos están familiarizados con esfuerzos en pro de la transdisciplinariedad

desde hace décadas, la transdisciplinariedad está ahora definida de manera muy

pobre. Ésta, de alguna manera está asociada con lo que está “más allá” de la

interdisciplinariedad y de lo ligado a una disciplina.

Si se piensa la transdisciplinariedad a través de un paradigma no científico,

es decir, no disciplinar, se corre el riesgo de la descalificación y de ser tildados de

charlatanes y soñadores que solamente hablan el lenguaje de las buenas

intenciones y no el de los “hechos”.

Se puede dar como definición de paradigma la siguiente: “Matriz disciplinar ,

es decir, estructura mental, consciente o no, que sirve para clasificar el mundo”23.

Nada más sencillo que esta definición; pero también nada más cargado de

implicaciones para una comprensión de la manera como el paradigma condiciona

a quien lo posee, en la visión de la ciencia. En tanto que matriz disciplinar, nos

sugiere su capacidad de modelar y estructurar la mente de las personas. Tal

estructura puede ser consciente y entonces la persona siendo consciente de ésta,

puede criticarla y cambiarla por otra; no obstante, cuando es inconsciente, la

persona o personas que están bajo su influencia o dominio pueden correr el riesgo

20

de someterse completamente a su paradigma y en función de éste dogmatizar y

llevar al extremo su intransigencia ante otros posibles paradigmas. Sirve para

clasificar el mundo, es decir para clasificar todo lo que encuentra a su paso.

Clasificar el mundo no parece de mucha trascendencia, pero si damos crédito a

Aristóteles, quien dice que la ciencia consiste en clasificar, quedamos enterados

de la enorme importancia de tal actividad, pues no cabe duda de que para

clasificar algo correctamente es preciso conocerlo muy bien, es decir, tener un

pleno conocimiento científico de lo que se clasifica.

Los paradigmas se asimilan generalmente de manera inconsciente y así fue

asimilado el paradigma disciplinar por los cultores de la ciencia occidental.

Constatar sus inconvenientes no es suficiente para modificarlo y menos para

cambiarlo, pues posee una dinámica propia sobre las personas que están bajo su

influencia y de esto no se es generalmente consciente.

E. Morin, nos hace una magistral exposición de las características del

paradigma. Éste dispone de autoridad axiomática, en otras palabras, lo que este

paradigma sugiere es evidente para la persona que lo posee; dispone del principio

de exclusión, mediante el cual margina las ideas y datos que no están en

conformidad con él, lo mismo que los problemas que no reconozca; nos hace

ciegos para con aquello que excluye como si no existiera; el paradigma es invisible

pues generalmente es inconsciente y no se formula como tal, lo que lo hace

invulnerable; crea la evidencia pues quien le está sometido, cree obedecer a los

hechos, a la realidad; por otra parte, el razonamiento de un paradigma que se le

opone le aparece exótico, ajeno y curioso. Finalmente, sostiene aquello que lo

sostiene, es decir, cumple la función de la dovela en un arco la cual al mismo

tiempo que sostiene a éste es sostenida por él24.

Del 2 al 6 de noviembre de 1994, se llevó a cabo en el convento de la

Arrábida (Portugal) el primer Congreso Internacional sobre la

23 FOUREZ, GERARD . O.c. 75

24 MORIN, EDGAR. El Método IV: Las ideas. O.c. 224,225.

21

Transdisciplinariedad. Hacemos aquí un recuento de las apreciaciones de Anthony

Judge de la “Union of Internacional Association”25.

El interés por el tema no puede ponerse en duda: participaron dos países

de América del Sur (Argentina y Brasil), Estados Unidos, Japón, Australia, y nueve

países de Europa. Asistieron antropólogos, sociólogos, mitólogos, lingüistas,

especialistas de la semiótica, interesados en los medios de comunicación, en la

cultura y en la ética, la arquitectura y la informática lo mismo que comprometidos

con formas de acción social y política, y, finalmente, representantes del

psicoanálisis.

Aunque muchos participantes eran autoridades en sus campos respectivos,

esto no significó un consenso en cuanto a lo que debe entenderse por

transdisciplinariedad; pero sí en cuanto a que la fragmentación de las disciplinas

estaba fracasando en su servicio a la sociedad frente al complejo de problemas

globales e iniciativas conflictivas. Se intentó por todos los medios llegar a un

acuerdo, pero se intuyó el riesgo de que alguien se sintiera dentro de una “camisa

de fuerza”: lo que para unos tenía gran sentido, para otros no.

Parecería que la transdisciplinariedad clamara por una transformación de la

estructura dentro de la cual actualmente es comprendida y practicada. Es decir,

queda mucho por hacer. Es tentador aceptar que las ciencias han llegado al límite

de su capacidad de articular una comprensión de la complejidad en los lenguajes

formales que cultivan. Es tentador prever un tiempo en que los órdenes de

complejidad mayor sólo puedan entenderse a través de las representaciones

interiores del arte. Para muchos este tiempo ya puede haber llegado. Pues las

abstracciones formales han llegado a equipararse con la aridez. Pero las cuerdas

que atan al pasado son demasiado fuertes. Existía la preocupación corriente

compartida de que las disciplinas habían fracasado en su respuesta al desafío de 25 Judge, Anthony: Transdisciplinarity through Structural Dialogue. Union of Internacional Associations. Brussels, 1994

22

la crisis social emergente y que de muchas maneras su arrogancia y complacencia

habían contribuido a exacerbar los problemas contemporáneos y los vacíos de

conceptos para resolverlos. El problema más difícil de resolver es: ¿cómo puede

decirse la manera como actúa un constructo, si todavía se trata de decir cómo

debería ser entendido éste? Al final de las sesiones, este congreso expidió la carta

de la Transdisciplinariedad26.

La gran preocupación por el tema produjo un segundo congreso

internacional en Locarno (Suiza) del 30 de abril al 2 de mayo de 1997. El tema

tratado fue: “¿Qué clase de universidad para mañana? Hacia una evolución

transdisciplinar de la universidad”. También aquí se produjo una declaración y

algunas recomendaciones que más adelante comentaremos.

Vale la pena no pasar por alto dos temas que tienen alguna semejanza con

el problema de la transdisciplinariedad, a saber: el Principio Holográfico y la

Revolución Cuántica.

3. Holograma, revolución cuántica y transdisciplinariedad

El llamado Principio Holográfico permite la visualización del todo por medio

de una sola de las partes que lo integran, se basa en las propiedades del

holograma. A diferencia de una fotografía, una placa holográfica puede dividirse

en muchas partes y, sin embargo, puede verse la placa completa, aunque más

borrosa, en cualquiera de esas partes. De manera análoga a lo que sucede en el

holograma, en el individuo, que es parte de la sociedad se encuentra toda ésta. En

efecto, la sociedad le ha inculcado desde el nacimiento, la cultura, sus

prohibiciones y sus normas. Bajo otra perspectiva, nosotros como individuos

llevamos el reino animal, vegetal y mineral. Somos de alguna manera, no

26 El comité de redacción estuvo integrado por: Lima de Freitas, Edgar Morin y Basarab Nicolescu.

23

solamente como para la antigüedad, microcosmos del macrocosmos, sino que en

nuestra singularidad llevamos la totalidad del universo, de la misma manera que la

gota de agua lleva en sí el mar, no en cuanto a su cantidad pero sí en cuanto a su

naturaleza.

La Revolución Cuántica presentó en sus inicios analogías con la

problemática que hoy enfrenta la transdisciplinariedad. A principios del siglo XX,

reinaba incontestado el paradigma clásico: el espacio y el tiempo eran

considerados como reales y absolutos, se admitía la existencia de las partículas

sólidas elementales, los fenómenos físicos eran estrictamente causales, la

descripción de la naturaleza era perfectamente objetiva. De un momento a otro

comienzan a surgir contestaciones a este paradigma a través de la Teoría de la

Relatividad y de la Teoría Cuántica. Las fronteras establecidas por la ciencia

tradicional empiezan a resquebrajarse, ni lo que propone la ciencia tradicional ni lo

que sugiere la nueva ciencia aparecen de manera clara e indiscutible. Ninguna de

las dos corrientes logra satisfacer todos los cuestionamientos que los

representantes de una y otra se proponen. Surgen paradojas que exasperan los

ánimos de los científicos de la época. Veamos algunas de ellas: Cuando se

contemplan “objetos” muy pequeños, o que se mueven a altas velocidades, éstos

se comportan de manera diferente a los objetos con los que está familiarizada la

ciencia tradicional.

En el mundo cuántico no se puede observar nada sin afectarlo.

En el mundo cuántico no rige el principio del determinismo, sino el del

indeterminismo: cuanto más sepamos el valor de la posición de una partícula,

menos sabremos sobre su velocidad.

A veces las partículas cuánticas actúan como ondas. A veces las ondas

actúan como partículas.

Cualquier cuerpo para dar una vuelta completa sobre sí mismo, gira 360

grados. El electrón, por el contrario, para dar una vuelta sobre sí mismo, debe

hacer un giro de 720 grados (spin de partículas).

24

Estas y otras paradojas hicieron exclamar a Werner Heisenberg ; cada vez

que los físicos hacían una pregunta a la naturaleza en un experimento atómico,

ésta respondía con un absurdo; y cuanto más trataban de aclarar la situación, más

desconcertante resultaba dicho absurdo. No faltaron enfrentamientos y, entre los

más famosos, el de A. Einstein, quien siempre fue reticente a aceptar todas las

consecuencias de la Teoría Cuántica y Niels Bohr quien siempre se mostró

convencido de ésta.

Después de muchas discusiones se ha llegado a reconocer a cada teoría su

porción de verdad: el paradigma clásico rige para lo que podría llamarse el

macromundo y sus leyes no dejan de ser simplemente aproximaciones; el

paradigma cuántico regiría para el mundo suatómico. Pero tampoco la teoría

cuántica satisface a todos los científicos. Este es el caso de David Bohm un

científico de renombre mundial, colega de Einstein. Éste declaró que no había

comprendido la teoría cuántica hasta que no leyó a Bohm.

Para Bohm, la teoría cuántica no es la explicación única, exclusiva y

completa de los movimientos de la materia microscópica como pretendía Niels

Bohr. Lo mismo que Thomas Kuhn, Bohm enfatiza que las teorías científicas son

mapas que nos guían para ver “ciertas cosas” (no todas) “de cierta manera” (de

acuerdo con el paradigma que nos rige). Es decir, ni vemos todo, ni todo el mundo

ve lo mismo. Los datos no son realidades en sí mismos: son fabricados por el

modo como una teoría científica ordena el universo. Durante los cambios de

paradigma, las modificaciones en el orden teórico conducen a nuevos modos de

realizar experimentos y de crear nuevos datos.

Bohm cree que cada vez que llegamos a una situación en que nuestra vieja

teoría(la clásica o la cuántica) deja de darnos respuestas significativas,

descubrimos que el universo es indiviso e íntegro, que se extiende siempre más

allá (o a mayor profundidad) que cualquier mapa, ecuación, definición o teoría. “Lo

25

que percibimos como partículas separadas en un sistema subatómico, no están en

realidad separadas sino que en un nivel más profundo de la realidad son

meramente extensiones de la misma realidad fundamental”27.

Bohm pensaba que “las partículas suatómicas están conectadas, en último

término, en la misma forma en que lo están dos imágenes distintas del mismo pez,

cuando se las mira en dos pantallas de televisión separadas...las dos pantallas de

televisión corresponden al mundo tal como lo conocemos, es decir al orden

explicado. En cambio, el pez como realmente existe en el acuario, corresponde al

nivel de realidad más profundo, es decir, al orden implicado... En este orden la

separación se desvanece y todas las cosas parecen convertirse en parte de una

totalidad sin discontinuidades”28.

La visión de un mundo unificado, como lo propone Bohm, suscita una

pregunta particularmente molesta: si en el universo no hay partes separadas ni

independientes, ¿cómo pueden los científicos (o cualquiera otro) hablar de

cualquier cosa sin caer en contradicciones? La solución de Bohm es, en el mejor

de los casos, comunicamos una imagen intuitiva; en el peor, una imagen ilusoria.

Según Bohm, debajo de los acontecimientos descritos por la Teoría

Cuántica y de la Relatividad, hay movimientos más profundos y órdenes que se

deben describir mediante leyes más profundas, leyes del orden implicado.

Así como Einstein nos dio el continuo Espacio/Tiempo viéndolo

inextricablemente enlazado, Bohm nos trae el continuo Materia/Mente viéndolo

inextricablemente entrelazado.

“El orden implicado de Bohm resuelve una asombrosa cantidad de

paradojas y dualidades de la ciencia moderna y de la filosofía antigua. Tal como

en la analogía de la pecera, contrarios aparentemente separados pero 27 TALBOT, MICHAEL. Más allá de la teoría cuántica. Gedisa, Barcelona 1995. 55

26

correlacionados, se vinculan al desplazarse a una dimensión más elevada, otra

realidad desde donde el espectador puede mirar y ver que lo que parecían dos

cosas era una”29.

Bohm señala que la totalidad es una de esas ideas que todos elogian, pero

que casi nadie toma en serio para averiguar qué significa, y agrega: “Demócrito

señalaba con el dedo una unidad subyacente (aunque compuesta de átomos) pero

al cabo de un tiempo la gente dejó de mirar hacia donde señalaba y comenzó a

estudiar el dedo”30.

Bohm no tuvo reparos en arriesgar su fama de científico e ir muy lejos en la

vía de la mente: para él la mente es una forma sutil de la materia, la materia una

forma tosca de la mente. Esto podría hacernos pensar, que también podemos

esperar mejores tiempos y de mayor claridad y acuerdo con respecto a los

problemas de disciplinariedad, Interdisciplinariedad y Transdisciplinariedad.

4. ¿Qué hacer como investigadores?

Habiendo intentado hacer alguna claridad sobre la problemática

transdisciplinar, nos resta ocuparnos de las preguntas más importantes y que

quizás todos se habrán hecho. Primero, sobre la importancia que finalmente

pueda tener la problemática de la Transdisciplinariedad para investigadores;

segundo, si existe ya algún camino para progresar en este difícil tema; tercero, si

se puede hacer desde ahora investigación transdisciplinar.

¿Qué importancia reviste la transdisciplinariedad para el investigador? Éste

no puede minimizar la importancia de esta problemática puesto que los

28 Ibid. 55-56 29 BRIGGS, JOHN P. Y PEAT, F. DAVID. A través del maravilloso espejo del universo. Gedisa. Barcelona 1989. 157. 30 Ibid. 108

27

inconvenientes de la disciplinariedad y las limitaciones de la interdisciplinariedad

están a la vista y podrían agravarse con el correr del tiempo. El investigador no

solamente es buscador de conocimiento nuevo sino también de nuevas vías con

miras a resolver los problemas relacionados con la calidad de la vida, con el

perfeccionamiento del hombre y, finalmente con la toma de decisiones que afectan

al conglomerado humano no solamente del presente sino también del futuro.

Mucho más involucrado está en esta problemática el educador puesto que en sus

manos está el ir orientando una nueva mentalidad en cuanto al saber.

Pero ¿representará la concepción transdisciplinaria una ayuda para el

investigador? Parece que la respuesta debe ser no, si por ayuda se entiende una

estrategia facilitadota y agilizadota de la actividad investigativa tradicional. Parece

que bajo esta perspectiva, las exigencias de la transdisciplinariedad, contribuirían

a hacer más ardua la investigación, ya que supondría previamente una toma de

conciencia sobre las implicaciones de la transdisciplinariedad y, en segundo lugar,

todo un aprendizaje para investigar a la luz de los principios de ésta. Primero

estaría la comprensión y, en segundo lugar, la búsqueda de estrategias

operativas. Como ya lo vimos, esto lo indicó muy bien Anthony Judge cuando dijo

refiriéndose a lo que se debe entender por transdisciplinariedad: “El problema es

decir, cómo opera algo cuando ese algo todavía no se conoce o no se domina

perfectamente”.

¿Existe ya un camino para progresar en la vía de la transdisciplinariedad?

La verdad es que su paradigma todavía no se ha configurado, y la primera

cuestión es si en tal paradigma, como ha sido costumbre, se le debe seguir dando

primacía a la razón y a los postulados tradicionales de la lógica, o si en él se debe

dar cabida por igual a la intuición, al arte, a ese “tercero incluido” que parece estar

oculto en las aparentes contradicciones que nos presenta la opción disciplinar.

28

El Congreso de Locarno31, ya mencionado, señala en su declaración la

importancia que asume la Educación Superior, la Universidad, la cual debe

evolucionar hacia el conocimiento de lo universal, orientarse hacia la búsqueda de

sentido por medio de la educación integral del ser humano. Propone la

transdisciplinariedad como la vía de autotransformación orientada al conocimiento

de sí mismo, hacia la unidad del conocimiento y a la creación de un nuevo arte de

vivir. Propone unificar las dos culturas artificialmente antagonistas: la cultura

científica y la cultura literaria o artística. La educación transdisciplinar revalúa el

papel de la intuición, de lo imaginario, de la sensibilidad y del cuerpo en la

transmisión de los conocimientos.

El Congreso hace también algunas recomendaciones prácticas:

Se sugiere a la UNESCO la creación de una cátedra en asocio con la

Universidad de las Naciones Unidas (Tokio) para informar sobre los conceptos y

métodos de la transdisciplinariedad.

Habituar a los estudiantes a pensar las cosas con claridad y en su contexto.

Se pide que el CIRET prepare en las lenguas de la UNESCO, la recensión de las

experiencias transdisciplinares innovadoras.

Que las universidades realicen programas de formación con contenido

específicamente transdisciplinar.

Se pide al CIRET junto con las ONG, fundaciones y universidades, fundar

cuatro talleres regionales de investigación transdisciplinar, que implique la visión

transcultural, transreligiosa, transpolítica y transnacional.

Dedicar por cada disciplina el diez por ciento del tiempo a la enseñanza

transdisciplinar.

31 Congrés Internacional de Locarno. Declaration et Recommandations Suisse, 30 avril 2 mai, 1997.

29

Para acercar recíprocamente Cultura Científica y Cultura Literaria y Artística

se recomienda al CIRET, UNESCO, ING y fundaciones organizar foros

transdisciplinares que incluyan la Historia, la Filosofía, la Sociología de las

Ciencias y la Historia del Arte Contemporáneo.

Por las iniciativas que se sugieren, podemos constatar que lo referente a la

problemática que nos ocupa, está hasta ahora dando sus primeros pasos.

¿Se puede desde ahora hacer investigación transdisciplinar?

La respuesta es sí, si se trata del esfuerzo por mirar las limitaciones

inherentes a la investigación disciplinar e interdisciplinar, al mismo tiempo que se

intenta comprender y clarificar el concepto de la transdisciplinariedad. Pero la

respuesta es no, si se trta de comprender la transdisciplinariedad como un método

ya listo y expedito, como una técnica o estrategia, a la manera de un método

particular entre otros.

El concepto de transdisciplinariedad en su estado actual, es todavía borroso

pero aún en la eventualidad de que llegue a ser claramente comprendido como

concepto y aceptado como ideal en la tarea investigativa, lo más posible es que

tengamos que esperar algún tiempo hasta que penetre en la mentalidad de los

científicos. Por analogía con el teorema de Jacques Labeyrie podríamos lanzar

otro teorema utilizado inclusive por el Derecho internacional: “Las cosas se

deshacen como se hacen”. En efecto, el paradigma disciplinar empleó siglos en su

configuración, por lo tanto no sería extraño que empleara un tiempo considerable

antes de dar paso al paradigma transdisciplinar, primero en su configuración como

concepto y luego en su paso a sistema o método de investigación.

Con la transdisciplinariedad pasa lo mismo que con las ideas las cuales

deben esperar para convertirse primero en doctrina elaborada y luego en sistema

operativo. Por ejemplo, la doctrina marxista ya había sido intuida por muchos

30

pensadores anteriores a Marx. Hay acuerdo en que la crítica que Marx hizo al

capitalismo es correcta, pero ni Marx ni sus seguidores han encontrado la manera

de convertirla en un sistema operativo que elimine los entuertos que critica.

Sabemos que los intentos en este sentido, hasta el momento han fracasado. Esto

ha hecho decir a muchos que la doctrina marxista ha muerto, lo cual es inexacto.

Lo que ha fracasado es el sistema que pretendió hacerla operativa.

Respondiendo a la pregunta que nos hemos formulado, lo más seguro es

que todavía no encontramos manuales elaborados para hacer investigación

científica transdisciplinar. Por el contrario sabemos que todos los escritos sobre

metodología de la investigación están calcados sobre el paradigma disciplinar y

como mucho sobre el paradigma interdisciplinar.Nuestra tarea es pues, la de ser

pioneros en este cambio en la medida de nuestras posibilidades. En este sentido

podemos emprender actividades análogas a las que nos recomienda el congreso

de Locarno, a las cuales nos hemos referido anteriormente.

A través de lo dicho en esta exposición, nos habremos dado cuenta de que

hay elementos en el saber pre-científico que valdría la pena recuperar,

conservando hasta donde sea posible todo lo bueno que tienen los paradigmas

desarrollados con posterioridad. De esta manera sería posible que la ciudad de la

cual hablábamos en nuestro relato del comienzo de esta reflexión, recuperara su

antiguo esplendor.

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