Interculturalidad, Educación y Ciudadanía

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  • Introduccin

    Interculturalidad, educacin y ciudadanaperspectivas latinoamericanas

  • Interculturalidadeducacinyciudadana

  • Introduccin

    Interculturalidad,educacin y ciudadanaperspectivas latinoamericanas

    Luis Enrique Lpezeditor

  • Interculturalidadeducacinyciudadana

    De esta edicin funproEIb Andes, 2009 De los trabajos individuales, los autores plural editores, 2009

    primera edicin: octubre 2009

    ISbn: 978-99954-1-248-7Depsito legal: 4-1-2330-09

    produccinplural editoresAv. Ecuador 2337, esq. C. rosendo Gutirrez Tel. 2411018 / casilla 5097 / La paz-boliviawww.plural.bo / e-mail: [email protected]

    ImpresoenBolivia

  • Introduccin

    ndice

    Introduccin 7

    Primera Seccin:interculturalidad y ciudadana

    LainterculturalidadparatodosenAmricaLatinaruth Moya 21

    DerechosindgenasyciudadanasdiferenciadasenAmricaLatinayelCaribeImplicanciasparalaeducacinlvaro bello M. 57

    LaeducacininterculturalparatodosenelEcuador:discursoorealidad?Sebastin Granda Merchn 77

    SoarconunaescuelacoherenteconlainterculturalidadenBolivia?Inge Sichra 95

    Interculturalidad,educacinypolticaenAmricaLatina:perspectivasdesdeelSurpistasparaunainvestigacincomprometidaydialogalLuis Enrique Lpez 129

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    Segunda Seccin:interculturalidad, ciudadana y educacin SuPerior

    PueblosindgenasyeducacinsuperiorenAmricaLatinayElCaribeLuis Enrique Lpez, ruth Moya y rainer Enrique Hamel 221

    LaeducacinsuperiorindgenayelmovimientoindgenaenGuatemalaDemetrio Cojt Cuxil 291

    Pueblosindgenas,educacinytransformacindelauniversidadenBoliviaGuido Machaca benito 325

    Desdelaescuelayhastalauniversidad:educacinpropiaparaunbuenymejorgobiernoGraciela bolaos 355

    Ospovosindgenasnasinstituiesdeeducaosuperior.AexperinciadoProjetoRededeSaberesAntonio J. brand, Adir Casaro nascimento,Hilario Aguilera urquiza 377

    LosdesafosdelaformacindeprofesoresindgenasenBrasil:elcasodelalicenciaturainterculturaldelaUniversidadFederaldeRoraimaMaxim repetto, Maria Luiza fernandes, Isabel Maria fonseca,fabio Almeida de Carvalho 397

    Educacinsuperiorydescentramientoepistemolgicofernando prada y Luis Enrique Lpez 427

    colofn:univerSidad, PuebloS indgenaS y educacin ciudadana

    en contextoS multitnicoS en amrica latina

    Universidad,pueblosindgenasyeducacinciudadanaencontextosmultitnicosenAmricaLatinalvaro bello M. 455

  • Introduccin

    Introduccin

    Interculturalidad,educacinyciudadana:perspectivaslatinoamericanas surge como resultado de la accin colectiva de un conjunto de ins-tituciones, organizaciones, lderes indgenas e investigadores quie-nes durante los aos 2007-2009 nos comprometimos a reflexionar sobre lo que en el campo educativo aconteca en Amrica Latina, raz de la impronta que en la regin haban tenido los movimientos indgenas. buscamos as, como uno de los textos que se incluyen en este volumen lo plantea, establecer nexos entre cultura, educacin y poltica, a fin de dar cuenta de los procesos en curso, pero, sobre todo para ofrecer, a un conjunto nuevo de interlocutores nuestros lectores, pistas que les permitiesen avanzar en el anhelado proceso de interculturalizacin del sistema educativo, en todos sus niveles, para desde all avanzar hacia la interculturalizacin de la sociedad en su conjunto. Los autores de los captulos que aqu se incluyen nos reunimos ms de una vez en los seminarios que con este fin organizamos en Cochabamba (2007), Cuzco (2007), Guatemala (2008) y Manaos (2008), pero adems mantuvimos el contacto vir-tual para avanzar en nuestras reflexiones y llegar a la produccin de este libro. A lvaro bello y a m nos toco la grata tarea de propiciar estos encuentros, de motivar las discusiones y de luego dar cuenta de lo que en ellos haba acontecido, hecho que nos permite ahora presentarles este volumen.

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    A medida que avanzaba en la edicin del libro tom la decisin de incorporar, con anuencia de sus autores, algunos otros textos in-ditos que aadan cualitativamente a las discusiones que el volumen nos planteaba. As, pudimos contar con evidencias adicionales desde distintos lugares (Guatemala, popayn, Cochabamba y Quito) que analizaban casos especficos en los cuales se daba cuenta de las difi-cultades experimentadas desde los sistemas educativos para avanzar con el postulado de educacin intercultural y, desde ese mbito, plan-tear la cuestin de la ciudadana y de un necesario descentramiento epistemolgico.

    ninguna de las acciones mencionadas hubiera podido llevarse a cabo de no haber sido por el apoyo que la fundacin para la Educa-cin en Contextos de pluriculturalidad y Multilingismo en Amrica Latina (funproEIb Andes), con sede en Cochabamba, bolivia (funproEIb Andes), recibi por parte de la fundacin ford.

    El proyecto Accionesdeseguimientoeneducacinciudadanaencon-textosmultitnicosdeAmricaLatinabuscaba consolidar y reforzar el sentido regional de las acciones que la red Internacional de Estudios Interculturales (rIDEI) promovida y coordinada desde la pontificia universidad Catlica del per, en Lima haba desarrollado, tambin con apoyo de la fundacin ford, entre 2003 y 2008, en bolivia, brasil, Ecuador, Mxico, nicaragua y el per, promoviendo la formacin de liderazgos indgenas, desde una lgica de educacin ciudadana intercultural. El nuevo proyecto busco extender y ampliar la accin emprendida: (a) involucrando a un nmero mayor de actores, (b) pro-moviendo la discusin sobre ciudadanas interculturales y educacin ciudadana intercultural en otros pases, y (c) impulsando el dilogo sobre estos temas entre centros de investigacin y universidades y organizaciones y lderes indgenas.

    El proyecto Acciones de seguimiento en educacin ciudadana encontextosmultitnicosdeAmricaLatina inicialmente se plante que la cuestin de la ciudadana haba sido reinstalada en las agendas polticas y acadmicas latinoamericanas, a raz del creciente ascenso poltico indgena que marca la vida social y cultural latinoamericana, desde al menos comienzos de los aos 1980, pero con diferencias

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    entre una subregin y otra e incluso entre una zona geogrfica y otra de un mismo pas. Desde esa constatacin se plante la necesidad de instalar procesos de dilogo entre lderes y organizaciones indgenas y cientficos sociales, universidades y centros de investigacin invo-lucrados en el desarrollo de propuestas de educacin intercultural y/o ciudadanas diferenciadas y/o interculturales y en el anlisis de la problemtica sociocultural y sociopoltica latinoamericana.

    Los dilogos instaurados en el marco de este proyecto y sobre los cuales se da cuenta en la ltima seccin de este libro, en un esfuerzo de sntesis realizado por Alvaro bello buscaban precisamente propiciar miradas comparativas e intercambiar puntos de vista y experiencias entre actores de distintos pases y regiones geogrficas y sociocul-turales. Tres subregiones socioculturales y sociogeogrficas fueron identificadas para el desarrollo de un nmero igual de seminarios a realizarse: la subregin andina, con universidades y organizaciones indgenas de bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y el per; la subre-gin mesoamericana, con universidades y organizaciones indgenas de Guatemala, Honduras y nicaragua; y la subregin amaznica, con universidades y organizaciones indgenas de bolivia, brasil, Colombia, Ecuador y el per.

    El volumen que ahora presentamos comprende tres secciones. La primera analiza la relacin construida entre interculturalidad y ciudadana, a partir del surgimiento en la regin de la educacin intercultural bilinge, y de la implementacin de un conjunto de reformas destinadas a dar cuenta de la diversidad sociocultural y lingstica que caracteriza a la regin. En la seccin se pone de relieve tanto los avances como tambin las limitaciones que expe-rimentan nuestros sistemas educativos para responder de manera crtica a las demandas de interculturalidad que el movimiento indgena plante en interpelacin a la educacin tradicional que hasta hace no mucho los invisibilizaba completamente. Dos de los textos incluidos en esta seccin, de Inge Sichra y Sebastin Gran-da, analizan lo mucho que an cuesta pasar de la retrica legal a la prctica escolar transformativa, cuando de educacin intercultural para todos se trata; pero, adems, ponen sobre el tapete cmo en los

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    esfuerzos por avanzar hacia la interculturalidad afloran prejuicios histricos que van en desmedro de las lenguas y culturas indgenas, y que se resisten a ceder. Trascendiendo la esfera educativa, ruth Moya nos lleva a otros mbitos de la vida social y poltica en nuestra Amrica multitnica, pluricultural y multilinge y, al identificar los problemas que actualmente se confrontan a raz de las demandas y reivindicaciones de los pueblos indios, nos seala la travesa que es menester seguir en aras ya no de mayor visibilidad y acceso a los servicios del Estado, sino y sobre todo, con vistas a su transformacin y conversin en entidades pluri o multinacionales. En esta misma trayectoria se sitan los textos de lvaro bello y de Luis Enrique Lpez. El primero aportando con los cambios que experimenta la democracia en regin, a raz de las demandas de ampliacin o mo-dificacin de la visin liberal de la ciudadana, para avanzar hacia la posibilidad de ciudadanas diferenciadas y/o ciudadanas tnicas, como las que hoy plantean diversos lderes e intelectuales indgenas. Ello le exige diferenciar multiculturalismo de interculturalidad, para desde all derivar implicancias para una educacin intercultural para todos. Con similares fines, mi texto Interculturalidad, educacin y poltica traza la trayectoria seguida por la nocin de intercultu-ralidad desde que fuera acuada en Amrica Latina hace casi cuatro dcadas en la bsqueda de soluciones a la educacin de la poblacin indgena, y hasta la situacin actual en la cual, desde esa misma nocin, se cuestiona la comprensin liberal de la ciudadana y se postula la posibilidad de su interculturalizacin. Implicancias para la educacin en sus distintos niveles y modalidades pueden ser tambin extradas de este texto, as como, sobre todo, para la investigacin sobre interculturalidad, desde nuevos horizontes epistemolgicos, en tanto, como se pone en evidencia en prcticamente todos los captulos de este volumen, la disputa ha dejado de ser solamente poltica para situarse tambin en la arena epistemolgica y, desde all, con ms fuerza, cuestionar o en algunos casos disputar la he-gemona cultural y poltica imperante. La cuestin de la desigual distribucin del poder, las crticas al multiculturalismo neoliberal y la disputa por la hegemona cultural y polticas son cuestiones de

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    fondo que atraviesan esta primera seccin y que sientan las bases para un replanteamiento de la educacin intercultural as como para la formacin ciudadana.

    La segunda seccin de este libro escudria la relacin entre interculturalidad, ciudadana y educacin superior, a la luz de varias experiencias llevadas a cabo en la regin, con vistas no slo a responder a las demandas y reivindicaciones indgenas, sino y sobre todo de cara a transformar la universidad en s misma. En su conjunto, los textos incluidos en esta seccin interpelan a la universidad convencional, a partir de la constatacin de su limitada permeabilidad y disposicin al cambio. Al respecto, recuerdo cuando el 2006, en reunin extraor-dinaria del Consejo universitario de la universidad Mayor de San Simn, de Cochabamba, bolivia, a solicitud del proEIb Andes, el Consejo recibi a cuatro lderes indgenas para escuchar sus puntos de vista y demandas frente a la universidad. En esa ocasin, una lideresa mojea del oriente boliviano se preguntaba por qu la universidad no cambiaba y segua igual, si la Constitucin de entonces (2004) ya reconoca la multietnicidad y la multiculturalidad bolivianas. Cues-tiones como stas son abordadas en el captulo que abre esta seccin y que pertenece a Luis Enrique Lpez, ruth Moya y rainer Enri-que Hamel, quienes desde una visin regional, nos presentan tanto un diagnstico de la situacin como una tipologa de programas de educacin superior indgena que se desarrollan en la regin, bases sobre las cuales identifican sugerencias que podran contribuir a la interculturalizacin de la universidad latinoamericana en general.

    A esta visin regional le sigue un conjunto de anlisis de casos especficos que contribuyen a configurar la relacin entre intercul-turalidad, ciudadana y educacin superior en Amrica Latina. As, Demetrio Cojt analiza la difcil relacin que se ha establecido entre la universidad guatemalteca y los pueblos indgenas, poniendo nfasis en lo que ocurre cuando los mayas acceden a la universidad. Con base en el silenciamiento deliberado e histrico que se ha hecho de los indgenas y de lo indgena en distintas carreras, como la arqui-tectura y la medicina, reconoce avances desde la suscripcin de los Acuerdos de paz de 1995 y 1996, que ha redundado en una relativa

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    multiculturalizacin de la oferta educativa, sin lograr responder an a las demandas histricas del movimiento maya que apuntan ms bien a una transformacin integral de la universidad guatemalteca. Sobre esas bases, este trabajo analiza la vinculacin existente entre educacin superior y movimiento maya, indagando sobre los tipos de relaciones que se establecen entre los universitarios mayas y el movi-miento poltico indgena, para, desde all, plantear a las universidades convencionales acciones respecto a la formacin de los lderes que el movimiento indgena en Guatemala requiere.

    Desde una perspectiva parecida, Guido Machaca revisa la situa-cin boliviana y contribuye con informacin estadstica acerca de la situacin educativa de la poblacin indgena y de las limitaciones an existentes para dar cuenta de las demandas actuales del movimiento indgena, que hoy trascienden la esfera del acceso indgena a la edu-cacin terciaria para poner atencin en la transformacin interna e integral de la universidad boliviana, para asegurar un verdadero y real dilogo de saberes y conocimientos. recogiendo voces de distintos lderes indgenas, Guido Macha cierra su texto con desafos que el movimiento indgena tiene por delante en la transformacin de la sociedad boliviana, desde el nuevo marco poltico de la plurinacio-nalidad, sancionada por la actual constitucin de este pas, as como de la nocin de descolonizacin que su educacin hoy adopta.

    por su parte, Graciela bolaos aporta a la discusin a travs de un apretado resumen de la propuesta autogestionario del Consejo regional Indgena del Cauca (CrIC), referente obligado para la edu-cacin intercultural bilinge en toda Amrica Latina, y nos muestra cmo en 35 aos han logrado avanzar desde la escuela primaria hasta la universidad propia, una universidad no slo cultural y polticamente situada sino que tambin, desde el marco constitucional vigente que reconoce y sanciona derechos colectivos diversos a los pueblos ind-genas colombiano, entre ellos los territoriales, se plantea lneas de especializacin en las cuales se articulan las tres dimensiones que dan sentido a este libro: interculturalidad, ciudadana y educacin. Desde esa interrelacin la universidad Indgena Intercultural Autnoma del CrIC forma a mujeres y hombres indgenas en especialidades como

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    gestin territorial autnoma pero tambin en pedagoga comunitaria, desde la consigna de una educacin propia para un mejor y buen gobierno.

    Dos experiencias brasileas forman parte de la segunda seccin de este volumen. Se trata de dos trabajos colectivos producidos desde la universidad federal de roraima y desde una redinteruniversitaria compuesta por la universidade Catlica Dom bosco, la universidad Estadual de Mato Grosso do Sul y las dos universidades federales de Mato Grosso do Sul. El texto de Antonio brand, nascir nascimento e Hilario urquiza, luego de situarnos en la problemtica indgena brasilea y de presentar la situacin de la educacin terciaria de la poblacin indgena, nos introduce a las experiencias acumuladas por el proyecto redes de Saberes que rene a las universidades mencio-nadas en Mato Grosso do Sul. pone en evidencia lo difcil que resulta cambiar las estructuras y lgicas centenarias de la universidad, pero sobre todo cuando la demanda de los acadmicos indgenas trasciende la inclusin, para reclamar ms bien atencin a la diferencia, quiebre epistemolgico que a las universidades les cuesta entender y ms an aceptar. no obstante, se destaca cmo la presencia de acadmicos indgenas en los programas universitarios anima y aviva la discusin y el dilogo entre los conocimientos occidentales convencionales que la universidad reproduce y aquellos que los indgenas quieren ver hoy reflejados en los programas universitarios. Ms importante an parece ser la repercusin que el proyecto comienza a tener en las comunidades, a raz del establecimiento de redes de solidaridad entre acadmicos y comunidades, en sus proyectos polticos de construccin de autonoma y de lucha contra el latifundismo. Esta vinculacin enriquece la conciencia crtica de los propios acadmicos indgenas, hecho que, a decir de los autores, puede abrir posibilidades inditas para la educacin superior en brasil, ms all de los propios contextos indgenas.

    Con similares reflexiones aportan al debate los compaeros del ncleo Insikiran de formacin Superior Indgena, de la uni-versidad de roraima, el cual desde el ao 2002 est en la bsqueda de nuevos paradigmas educativos, desde el compromiso que una

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    universidad pblica asume con la causa de los pueblos indgenas, y en respuesta a las demandas del magisterio indgena organizado de esa regin del brasil. Maxim repetto, Mara Luisa fernandes, Isabel fonseca y fabio de Carvalho, luego de revisar los antecedentes de esta relacin construida en el tiempo entre los maestros indgenas y la universidad, presenta la propuesta poltica-pedaggica del n-cleo, destacando los tres ejes que la atraviesan: interculturalidad, transdisciplinaridad e investigacin, y poniendo tambin de relieve el papel que cumplen los estudios histricos y los estudios antro-polgicos en la formacin docente, en ambos casos desde el propio cuestionamiento de los paradigmas y las formas desde los cuales estas dos campos son usualmente abordados. Se considera que de la co-responsabilidad entre todos los participantes pueden emerger nuevos paradigmas para la educacin intercultural, que incida en una prctica pedaggica innovadora que privilegie la construccin por sobre la reproduccin de conocimientos.

    La segunda seccin del libro cierra con un artculo de fernan-do prada y Luis Enrique Lpez, en el cual se plantea que la edu-cacin superior, en general, y la formacin docente, en particular, requiere de un replanteamiento epistemolgico cuando se trata de buscar respuestas para la formacin de profesionales indgenas. A partir de las experiencias del programa de formacin en Educa-cin Intercultural bilinge (proEIb Andes), desde la maestra que ofrece, se plantean posibles soluciones que contribuiran a la construccin de una propuesta educativa intercultural para la formacin de maestros, y en particular para la preparacin profe-sional de docentes indgenas. Se postula que esta formacin exige tambin reconsideraciones epistemolgicas respecto del papel que cumplen el docente y la escuela en las sociedades indgenas, as como acerca del papel que en el proceso formativo debe cumplir el conocimiento indgena, junto a o en contraste con aquel cono-cimiento que, por procesos polticos e histricos, hemos venido en reconocer como universal. Se plantea que la formacin de maestros y maestras indgenas debe situarse en un marco de relocalizacin de estas dos vertientes de conocimientos, desde una lgica de

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    complementariedad, aun cuando algunas veces stos puedan ser vistos como opuestos. Desde esa perspectiva, se plantea que la formacin docente y la propia educacin formal deben pasar por una etapa de reinvencin, a partir de un proceso de traduccin y negociacin de naturaleza y vocacin intercultural.

    El texto resumen de Alvaro bello, con el que cierra este libro, nos permite introducirnos a las discusiones que tuvimos en Cuzco, Guatemala y Manaos. El texto constituye una invitacin para que los lectores participen en este debate, y de este modo contribuyan tam-bin a la renovacin de la democracia. Y es que el libro busca contruir conocimiento contextualizado y situado a partir del hecho que los indgenas han comenzado a ejercer los derechos que la legislacin actual y los acuerdos internacionales les reconocen, para sobre esa base seguir avanzando con nuevos planteamientos y demandas. Es en ese camino que se develan posibilidades pero tambin problemas que es menester atender y analiza. La preocupacin compartida por todos los textos reunidos en este volumen es doble, de un lado, es crtica en tanto busca poner de relieve aquello que debe cambiar pero tambin todo lo que se ha tratado de hacer y es menester mejorar, cambiar o simplemente dejar de lado; pero, de otro lado, es tambin transformativa en la medida que se sita en el horizonte utpico, pero posible, de una interculturalidad duradera.

    Hace no mucho apareci en bolivia un libro escrito por Don Alfredo Tabo, intelectual indgena amaznico de 76 aos de edad, quien a fuerza de voluntad y luego de casi dos dcadas de esfuer-zos por poner sobre el papel su visin de la historia del pueblo cavineo, sociedad indgena que sobrevive en las tierras bajas bolivianas, en los bosques amaznicos, produjo un testimonio de ms de 200 pginas. Su libro, como l lo explica en la introduccin, constituy en ejercicio intercultural. Como se podr ver en los extractos que he tomado de la introduccin del Ecos de voces olvidadas, esfuerzos como los de Don Afredo son fundamentales no slo para dejar sentado el riesgo que amenaza la supervivencia de los cavineos, sino tambin porque herramientas de esta n-dole resultan tiles y necesarias para avanzar en la concrecin de

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    la utopa intercultural. Las mltiples voces que el libro recoge, junto a la de su propio autor, nos recuerdan cunto queda an por hacer, pero cunto es posible avanzar cuando hay voluntad de transformar la realidad:

    para m, contar algo de la historia de los cavineos a todos los que quieren saber de ellas es slo el cumplimiento de mi deber. Hoy en da, la vida los cavineos ha cambiado mucho. Las cosas ya no son como eran antes. no tenemos la misma vida que los antepasados. Ahora ya no. Antes, todo era muy diferente.Hoy los jvenes cavineos conocen bien las ciudades y pueden aprender bien en las escuelas. As, ya no se dejan abusar como los antiguos. Antes, mucha gente, muchos karayanas, eran abusivos con los antiguos. pero ahora ya no pueden ser abusivos porque los cavineos saben ya. Los cavineos han aprendido ya. Ahora, los jvenes saben hablar bien castellano, leer, escribir, contar. Ahora, los jvenes saben decir y hacer muchas cosas que los antiguos no saban tanto.pero los antiguos tambin saban muchas cosas que los jvenes ya no saben. Muchas veces, los jvenes, nuestros hijos y nuestros nietos, no conocen bien la historia y las costumbres de los cavineos. Las cos-tumbres y las creencias se estn perdiendo. A veces, eso pasa porque los jvenes no han visto tanto a sus padres practicar las costumbres y casi no han escuchado la historia nuestra. A veces, es porque ya no les gustan estas costumbres y porque ya no creen nuestra historia. Eso pasa, yo lo he visto con mis propios ojos. un hombre mayor les narraba a varios jvenes un poco de la historia de los cavineos, les contaba un cuento, les deca cmo era la vida antes, cmo han sufrido los antiguos; pero ellos casi no le crean. Incluso, uno de los jvenes dijo: !Qu va a ser!.Algunos jvenes creen que todo eso es mentira noms. Creen que nos estamos inventando. As piensan algunos de ellos. pero todo eso es cierto. no es mentira pues. ahora, parece que se cree solamente lo que est escrito en un libro. Como la biblia. pura escritura no ms se cree. Eso noms. por eso, yo quera contar un poco la historia de los cavineos en un libro. As, de esta manera, con este libro, espero que los jvenes aprendan un poco la historia de su pueblo y que no olviden jams el sufrimiento de los antiguos.

  • Introduccin

    pero mi idea con este libro es tambin compartir con los cavineos mayores porque, aunque a uno le interesan mucho las costumbres, uno no puede saber todo. no se puede. nadie puede saber toda la historia cavinea y conocer todas las costumbres. Yo me di cuenta de eso cuando iba viajando por las comunidades cavineas para aprender ms con los ancianos que saban bien. uno aprende mucho con ellos. Yo he aprendido mucho con ellos.Tambin quisiera compartir la historia de los cavineos con otros in-dgenas de bolivia, con los kayaranas y con los wirakucha para que nos conozcan mejor. pienso que si conocen as nuestra historia y nuestras costumbres, de repente nos van a entender mejor.

    Alfredo Tabo Amapapo, 2009.El eco de las voces olvidadas. una autoetnografa y etnohistoria de los

    Cavineos de la Amazona boliviana. Copenhaguen: IGWIA. 8-9.1

    Voces como las de D. Alfredo nos recuerdan la responsabilidad que todos, indgenas y no-indgenas, tenemos respecto de la siste-matizacin de conocimientos y saberes indgenas, as como en el develamiento y divulgacin de esa otra historia que la historia oficial interesada en consolidar al Estado-nacin neg y opt por invisibili-zar. pero, adems, de ello el texto pone de relieve la vocacin inter-cultural de su autor, quien insiste en la necesidad de compartir lo que sabe, apropindose de un medio que no es suyo; algo de lo que l es consciente. pero as como los jvenes a los que se dirige, l tambin aprendi a leer y escribir hace ya ms de 50 aos y desde entonces escribe tanto en castellano como en cavineo. produce textos, como ste, para compartir lo que sabe, un compartir que va ms all del propio pueblo, pues lo que l anhela es que todos los conozcamos y los entendamos mejor.

    Volviendo a Interculturalidad,educacinyciudadana:perspectivaslatinoamericanas,ste es tambin un libro polifnico que, como el de

    1 Intelectual autodidacta cavineo, versado en su lengua y en castellano y refe-rente obligado para los de su pueblo y de afuera. Su libro de 205 pginas en formato A4 fue editado por Mickel brohan y Enrique Herrera. Los editores contribuyeron con otras 104 pginas de notas y bibliografa.

  • Interculturalidadeducacinyciudadana

    D. Alfredo, convoca a la reflexin y a la toma de conciencia sobre la necesidad de avanzar ms decididamente en el complejo proceso de interculturalizacin de la sociedad latinoamericana. El libro rene voces y perspectivas diversas, desde el anlisis, pero tambin desde la experiencia de vida: voces de indgenas y no-indgenas que comparten un ideal comn: la convivencia entre diferentes y la transformacin de la democracia en Amrica Latina.

    Este libro es una invitacin para todos aquellos que creen que la transformacin social y el alcance de una igualdad simtrica y con equidad no son slo deseables sino posibles. por eso, mira la escuela y la educacin en general, en tanto espacios privilegiados para la formacin de las nuevas generaciones. Dado que se trata de modi-ficar la conciencia nacional que la escuela histricamente forj, hoy nos toca apuntar a la transfomacin de esa misma conciencia por la va de la interculturalizacin, para lo cual cabe poner en marcha en una educacin ciudadana intercultural para todos, indgenas y no-indgenas. Tal situacin nos coloca ante la necesidad sea de instalar o de profundizar el dilogo entre el movimiento indgena y el mundo acadmico en torno al papel que debe cumplir la educacin en estos nuevos tiempos de redefinicin identitaria, cultural y poltica en la regin. Tal intercambio intercultural e intertnico debe adems situarse en el marco de la lucha frontal contra el racismo y la discrimi-nacin que an marcan la vida social de la regin y que obstaculizan la consolidacin y el ejercicio de la democracia.

    Luis Enrique LpezGuatemala, septiembre 2009.

  • Primera Seccin:interculturalidad y ciudadana

  • LainterculturalidadparatodosenAmricaLatina

    RuthMoya

    Introduccin

    Este documento tiene como intencin revisar la discusin en tor-no a la interculturalidad y precisar sus conceptos y tendencias y esclarecer las diferentes dimensiones de las cuales los conceptos de interculturalidad desarrollados en Amrica Latina tendran incidencia en la vida social en general; relacionar el concepto de interculturalidad con el desarrollo de la educacin en general y de la educacin intercultural bilinge (EIb) en particular, as como contribuir al posicionamiento respecto a los distintos sentidos asignados a esta nocin en las distintas sociedades nacionales, sus organizaciones y movimientos, as como sus instituciones. La idea es que los conceptos y posiciones asumidas puedan incidir en la toma de decisiones en funcin del apoyo al desarrollo de la educacin para el mejoramiento de la misma y de las relaciones sociales expresadas en el incremento de la calidad de la vida material y espiritual de los pueblos indgenas, las comunidades afrodescendientes de Amrica Latina y los sectores ms vulnerables y excluidos de las respectivas sociedades nacionales.

    1 Doctora en Lingstica. Actualmente asesora de la oficina de IbIS Dinamarca para la regin centroamericana, con sede en Guatemala.

  • PrimeraseccinInterculturalidadyciudadana

    LainterculturalidadenAmricaLatina:susfuentestericasysociales

    La nocin de interculturalidad puede examinarse tanto desde una dimensin terica como desde una dimensin poltica. En Amrica Latina, una y otra dimensiones a veces se superponen, se vuelven si-multneas y hasta se funcionalizan y contradicen porque forman parte de los idearios sociales y de las luchas polticas de los movimientos y organizaciones indgenas durante al menos las dos ltimas dca-das. Ante la emergencia de las demandas indgenas los Estados han respondido con una gama de mecanismos: el desarrollo de normas jurdicas, la creacin de instituciones, la incorporacin de funciona-rios indgenas a cargo de las instituciones creadas con el propsito de responder a las demandas indgenas. En casos como Guatemala, Ecuador y bolivia, existen funcionarios indgenas de alto nivel en instituciones vinculadas al desarrollo de polticas sociales.

    Como ocurre con otras nociones, la de interculturalidad no se ha desarrollado ni asimilado de manera homognea y, es precisamente en los ncleos de poder indgena continental (Mesoamrica y los Andes) donde stas son ms controversiales y, simultneamente, donde se proponen ms soluciones y sentidos.

    LosprolegmenosenlaColoniatemprana

    La diversidad geogrfica, histrica, cultural y lingstica de lo que hoy es Amrica Latina siempre fue reconocida y admitida por el poder colonial. Ms an el mundo nuevo apareca como deslumbrante y lleno de posibilidades infinitas de extraccin de recursos naturales y de la fuerza de trabajo indgena. El punto esencial no era por tanto la admisin de la diversidad sino la utilizacin de esa diversidad en funcin de un modelo nico de relaciones sociales y econmicas. Ese modelo configura la legitimidad universal de las relaciones coloniales.

    Las desigualdades en el orden econmico y social se legitiman a partir de las ideologas de una igualdad supra-terrenal y supra-natural

  • (la igualdad ante los ojos de Dios). As se crea el imaginario de la homogeneidad; los seres pueden ser portadores de humanidad y, al mismo tiempo, ser desiguales como seres sociales. Esta desigual-dad se expresaba jurdica y administrativamente con la creacin de la repblica de Espaoles y la repblica de Indios en las colonias espaolas. La figura del protectorado de Indios, con variantes, tam-bin se emple por Inglaterra en sus colonias americanas del llamado Caribe ingls.

    LaRepblicaylaimprontadelliberalismoenlasnocionesdeciudadana

    El liberalismo social propuso la igualdad de los seres humanos en la ciudadana, aunque la diferenciacin social y econmica no solo persista sino fundamentaba el nuevo orden social en las nacientes repblicas. De hecho, la ciudadana en s misma no era accesible para todos, como de ello dan cuenta los requisitos exigidos para ser ciudadano (tener ingresos econmicos, ser cat-lico, saber leer y escribir, tener la edad necesaria). Estas diferen-cias, fundamentalmente desde los aos sesenta y setenta del siglo XX, fueron explicadas, desde algunas vertientes del indigenismo, como relaciones de dominacin (o relaciones dominicales) y de colonialismo interno.

    Lacampesinizacindelosindgenasysudesindianizacin

    Las luchas agrarias impulsadas por las comunidades indgenas die-ron lugar, a nivel ideolgico, a concebir estas luchas como luchas campesinas y, por tanto, el concepto de campesino se impuso sobre el de indgena. As, tienen lugar procesos de desindianizacin y de ciudadanizacin que plantean que el campesino, en tanto ciudadano, tiene el legtimo derecho de convertirse en propietario de la tierra. Se expande un mercado de tierras y las comunidades, fundamental-mente aquellas que subsistan en las sedes civilizatorias indgenas, comienzan a perder sus tierras colectivas. Este proceso contina hasta

    RuthMoya

  • PrimeraseccinInterculturalidadyciudadana

    el momento apelando ahora al derecho de los individuos indgenas o afrodescendientes a la tierra.2

    Elindigenismoylasrelacionesintertnicas

    Casi simultneamente surgen y se debaten las ideas de las relacio-nes intertnicas, aludiendo a veces, y omitiendo la mayora de las veces, las relaciones interclasistas entre etnicidades. La etnicidad explica las peculiaridades culturales pero no se devela la imposicin de un orden civilizatorio supratnico, configurado desde las lites coloniales.

    Laemergenciaindgenayelsurgimientoydesarrollodelainterculturalidad

    Desde los setenta, a la discusin de la interetnicidad le sigue la dis-cusin de interculturalidad, casi confundida con la primera, al inicio de su desarrollo. Ms adelante, pero casi simultneamente, le siguen los debates acerca de las relaciones entre etnia y clase. una de las conclusiones que arroja este debate es que las clases elitarias latinoa-mericanas coinciden con las etnias dominantes. Este es, por decir lo menos, un curioso resultado ya que las lites si bien se percibieron como blancas, nunca se percibieron como etnia. Stavenhagen (1980) las llam etnocracias. Las etnocracias, en este anlisis, anulan e invisibilizan las etnicidades y se arrogan la representacin de los intereses de todos, incluidos los sujetos colectivos cultural y social-mente diversos.

    2 La posibilidad individual de comprar y vender las tierras ancestrales o con-cedidas por el Estado en el siglo XIX es el punto crucial de los desacuerdos indgenas ante la propuesta de Ley Indgena auspiciada el bID/pApInH en Honduras En su versin actual, el anteproyecto auspicia el mercado de tierras, especialmente para el caso de los isleos negros (2008).

  • Loselementosfundacionalesdelanacinencrisisolanacininconclusa

    Siguiendo la lnea de reflexin sobre el rol de las etnocracias puede decirse que el debate fundamental es la legitimidad de su represen-tacin poltica. ocurre que las clases gobernantes ejercen el poder a travs de las leyes, las instituciones y las prcticas que sustentan el Estado-nacin. Gracias a las construcciones ideolgicas que tales aparatos generan se explica el temprano desarrollo de las identida-des republicanas, por definicin identidades supra tnicas. De all que surja la mexicanidad, la guatemalidad, la peruanidad, la ecuatorianidad, etc., como el ideal a seguir y como el deber ser de todos los ciudadanos, ms all de toda diferencia tnica o socioeconmica. Es por tanto la identidad nacional la que va a subsumir a las identidades tnicas y va a servir de pivote para manipular las identidades de clase, fundamentalmente a travs de los partidos polticos. Sin embargo, como bien sabemos en Am-rica Latina, la constatacin de que el llamado proyecto nacional no logr proveer de bienestar a sus ciudadanos dio nuevamente paso a ideas de la nacin inconclusa, es decir, de la nacin que para procurar el bienestar deba reordenar las relaciones sociales e incluso reindependizarse o refundarse. Los movimientos socia-les cuestionan los elementos fundacionales del Estado-nacin y, al mismo tiempo, evidencian la inoperancia y la ineficacia de los partidos polticos tradicionales para lograr el prometido bienestar comn o bienestar ciudadano.

    Como se ver ms adelante, los movimientos indgenas -en pases donde los indgenas tienen un peso mayoritario o un peso poltico significativo-, desarrollan movimientos ideolgicos de indianizacin no slo de los servicios sociales sino del aparato del Estado; estas ideas van a competir o a complementarse con las de la nueva ciudadana intercultural (cf. por ejemplo los trabajos en Alfaro et al 2008).

    En otro orden, para los pases signatarios del Convenio l69 de la organizacin Internacional del Trabajo (oIT), en principio, los

    RuthMoya

  • PrimeraseccinInterculturalidadyciudadana

    derechos colectivos se suman a los derechos individuales. La cuestin est en que para ejercer los derechos colectivos se requiere no slo tener conciencia de s sino conciencia para s, proceso que puede ocurrir a partir de la afirmacin de la identidad.

    Delaguerrainternaalapazyalreconocimientodelasdiversidades

    no puede obviarse en este anlisis los procesos de guerra interna que se desarrollaron en Amrica Latina, fundamentalmente entre los aos 1970 y 2000, en la regin Centroamericana y en diversos pases sudamericanos.

    Los procesos de paz en Centroamrica abrieron dismiles espacios de negociacin en el seno de sus sociedades nacionales. El proceso de paz de Guatemala (1995-1996) es uno de los ms paradigmticos, fundamentalmente por haber terminado formalmente con uno de los mayores genocidios contemporneos del continente, cuyas vctimas son mayoritariamente mayas.

    La paz y el trnsito a procesos de democracia representativa en Centroamrica dieron lugar al reconocimiento de las diversidades tnicas. Las luchas autonmicas en la Costa Caribe de nicaragua y los Acuerdos de paz en Guatemala dieron paso, en el pas respectivo, a formas polticas de reconocimiento de las diversidades tnico- so-ciales. En el mbito educativo, estas transformaciones permitieron, en nicaragua, la creacin del Sistema Educativo Autonmico regional (SEAr). En Guatemala, la reforma Educativa reconoca los derechos de los pueblos maya, xinca, garfuna y ladino. El reconocimiento como pueblo de la etnia ladina se explica por los esfuerzos que para entonces haca la sociedad guatemalteca, incluidos los ladinos o los mayas latinizados, en favor de la reconciliacin interna. La firma de la paz en El Salvador no arroj resultados especficos a favor del reconocimiento de los derechos indgenas.

    El aludido trnsito a la de democracia representativa, tanto en Guatemala como en nicaragua, arroja como principales resultados lo siguiente:

  • a) La ampliacin de las bases jurdicas3 que amparan los derechos de los pueblos indgenas y de las comunidades afrodescendientes.

    b) La modificacin o creacin de instituciones pblicas encargadas de amparar los derechos colectivos en diversos mbitos, pero particularmente en el de la administracin de la justicia.

    c) La creacin o modificacin de la prestacin de servicios sociales pblicos, particularmente en educacin y salud, dando lugar a la generacin de polticas pblicas a favor de la prestacin de tales servicios a los pueblos indgenas y comunidades afrodescendien-tes.

    d) La ampliacin de la participacin de funcionarios indgenas de alto rango en los niveles central o departamental-regional.

    e) El incremento de autoridades indgenas elegidas por votacin popular en rganos de los gobiernos locales (alcaldas, munici-pios) o en niveles nacionales.

    En los Andes, la eliminacin de Sendero Luminoso en el per no trajo consigo cambios significativos para los pueblos indgenas. En el denominado fujimorato no se avanz en medidas concretas sobre derechos indgenas aunque, de todas formas, se incrementaron canales institucionales de participacin social, hecho que se sucede con el gobierno de Toledo y el actual gobierno aprista de Alan Garca (remy 2006). En el campo educativo, se continu con el tratamiento de la EIb como un servicio educativo destinado exclusivamente a las comunidades campesinas de los Andes y a los indgenas amaznicos. El apoyo estatal no ha sido muy significativo, aunque intelectuales involucrados en la educacin e incluso autoridades locales, han buscado institucionalizar las experiencias de EIb como una poltica de los gobiernos descentralizados (Zavala 2008). Evidentemente, la paradoja radica en el hecho de que esos mismos esfuerzos por la

    3 El mayor desarrollo regional de un marco normativo que ampare los dere-chos indgenas ocurre en Guatemala, sin que eso signifique necesariamente el ejercicio pleno de esos mismos derechos. para una revisin de este marco normativo, ver flores (2002).

    RuthMoya

  • PrimeraseccinInterculturalidadyciudadana

    institucionalizacin dan cuenta del poco apoyo del nivel central del gobierno.

    Mayorparticipacinindgenaenlasvotacionesydiversidades

    La crtica de los movimientos indgenas sudamericanos a los parti-dos tradicionales los condujo a participar en elecciones pblicas, a travs de movimientos propios. Esto ocurre en Colombia, Ecuador y bolivia. En bolivia, desde la ltima dcada, el electorado comu-nitario lleva al poder local a lderes indgenas (Alb 1999 y 2003) y finalmente contribuye al triunfo de Evo Morales como presidente de la repblica. En Centroamrica, se increment el nmero de indgenas electos como representantes para los gobiernos locales o para los Congresos nacionales.

    El fenmeno social ms interesante es que no slo los movimien-tos indgenas sino los movimientos urbanos y rurales de la sociedad civil han luchado por transformar las bases constitucionales para amparar los derechos de los pueblos indgenas.

    Lainterculturalidadoladiversidadcautiva?

    La interculturalidad va ms all de las relaciones entre culturas. Supone el reconocimiento del otro y la afirmacin de s mismo. Este tipo de reflexin ha aportado mucho a las concepciones de educacin intercultural ya que postulan que una de las primeras obligaciones o tareas de un pueblo es la de ser y para ser es preciso apelar a los elementos cohesionadores que vienen de la historia comn, de las relaciones con el entorno, la cosmovisin, los valores, el idioma, entre otros, los cuales deben ser revalora-dos y desarrollados para romper con la opresin; tambin est la similitud de problemas derivados de la explotacin, la exclusin, la marginacin econmica y social. La ruptura de estas condiciones desventajosas da lugar a un nuevo enfoque de la gobernabilidad, la democracia y la participacin social.

  • La interculturalidad no es solamente la relacin entre culturas, sino la relacin entre culturas en conflicto y que concurren en una nica y slida estructura de poder configurada desde la razn colonial. por esto mismo, la concurrencia cultural no puede ser vista slo como un epifenmeno de la ideologa (aunque sea cierto) sino como la existencia de contradicciones entre los sujetos sociales portadores de las culturas insertas en una estructura de poder, a su vez definida por las ya aludidas relaciones de clase y de opresin cultural. Al interpelar la naturaleza de esas mismas relaciones socioeconmicas y culturales, se interpelaba la naturaleza del Estado y, en consecuencia, la de los modelos de desarrollo impulsados desde las clases elitarias de las sociedades nacionales.

    Es preciso reconocer que algunos de los defensores de la inter-culturalidad manejaban criterios idealistas de cultura, derivados de escuelas estructuralistas de la semiologa, la lingstica o la antro-pologa, para quienes la cultura deba ser explicada en tanto sistema de smbolos. Los prstamos metodolgicos de estas disciplinas para los anlisis de la cultura empaaron aquella otra visin ms poltica que entenda las bases materiales y simblicas de las culturas en los escenarios de poder. La bien fundada crtica a la interpretacin culturalista de los hechos culturales sin duda ha dado lugar a una mejor comprensin de la complejidad cultural e intercultural. La-mentablemente, se han desarrollado expresiones de los fundamen-talismos culturales sustentados en matrices culturales supuestamente universales. Este universalismo al revs puede resultar igualmente improductivo para los intereses indgenas.

    Dialogoproductivoodilogodesordos?

    Desde los aos noventa surgen las nociones del dilogo y la interac-cin comunicativa entre los dialogantes indgenas y no indgenas4. El supuesto es que los intervinientes en el dilogo han construido las con-

    4 Estas ideas del encuentro y el dilogo se enmarcan en las celebraciones del V Centenario del descubrimiento de Amrica, denominado por los espaoles y por sus seguidores el encuentro de dos mundos.

    RuthMoya

  • 0 PrimeraseccinInterculturalidadyciudadana

    diciones del dilogo. La crtica a esta postura es que eldilogonoesposibleencondicionesdedesigualdad, pues se pierden de vista las contradicciones existentes, cada vez ms profundas en el nuevo contexto de la globa-lizacin mundial (Moya, r. 2004). Sin embargo las posibilidades del dilogo aparecen siempre como una tentacin y por ello precisamente los movimientos indgenas, y los movimientos sociales en general, se han comprometido con procesos de dilogo, a veces para conseguir magros acuerdos y la mayora de las veces para no llegar a nada. La opcin del dilogo es tanto ms tentadora cuanto ms se aproxima a las nociones de la ciudadana intercultural y a la construccin de una movilizacin por y para los intereses de los ciudadanos.

    En esta discusin terica y poltica existe el riesgo de que los pue-blos vuelvan a opacarse como sujetos colectivos para cobrar sentido solo en tanto sujetos individuales. Hay otros puntos crticos aqu, por ejemplo, la concepcin, bastante generalizada de que lo colectivo se resuelve en el mbito local, cosa que no es as o al menos no es as siempre. Este tipo de discusin tiene que ver sobre todo con el reco-nocimiento de los derechos indgenas en el mbito jurdico. Ms all del reconocimiento intelectual en incluso legal e institucional- del pluralismo jurdico, la cuestin del ejercicio de derechos colectivos se ha reducido -las ms de las veces-, a la penalizacin de los delitos o transgresiones menores que ocurren en el mbito comunitario y donde los transgresores y los afectados son miembros de la misma unidad o colectivo sociohistrico y cultural. En rigor no estn ni claros ni suficientemente desarrollados los mecanismos para el ejer-cicio de derechos colectivos fuera de los mbitos comunitarios, o de unidades administrativas menores, razn por la cual son tan valiosas las experiencias indgenas que han llevado los casos de transgresin de los derechos colectivos, (sobre todo sobre sus recursos naturales) a las cortes internacionales, sentando con ello las bases para una nueva jurisprudencia y para una nueva dimensin y comprensin de las relaciones interculturales encarnadas en las estructuras del poder extraterritorial. Lo interesante de las experiencias consiste en el hecho de que los imputados de las transgresiones a los derechos colectivos ya no son individuos sino corporaciones transnacionales.

  • Con todo, todava estamos a medio camino en la reflexin de cmo tratar la cuestin de losderechosenlostemasestructurales de las realidades sociales indgenas y no indgenas. All podra estar la clave para entender una nueva dimensin de los derechos colectivos. Dicho de otro modo, en la medida en que entendamos la dimensin colectiva de las cuestiones de seguridad ecolgica, seguridad alimentaria, segu-ridad territorial y paz, para mencionar algunos ejes, estaremos ms en sintona con una nueva reflexin sobre interculturalidad. Es en este escenario conceptual donde se pueden hacer diversas contribuciones, facilitando la produccin de conocimientos y reflexiones e impulsando experiencias que a su vez arrojen nuevos conocimientos vlidos para la expansin y sostenibilidad de relaciones ms democrticas.

    Multiculturalidadymultietnicidadvs.pluriculturalidadyplurietnicidad

    Los conceptos de multiculturalidad y multietnicidad tienen su pa-ralelo en los de pluriculturalidad y plurietnicidad. pero como todo paralelo, tales conceptos se aproximan pero no se encuentran. La diferencia ms sustantiva radica en los orgenes mismos del concepto de multiculturalidad que admite la tolerancia5 entre culturas y la coexistencia, de la diversidad etnocultural, en contextos en los cuales los portadores de culturas diversas a la cultura entendida como nacional son, en rigor, migrantes.

    Migracinindgena:elaislamientoforzoso

    En el caso de los migrantes indgenas stos son compulsivamente expulsados de sus tierras y territorios, primero a los centros urbanos y

    5 Este matiz del concepto de multiculturalidad se debe al hecho de que la nocin surgi en Europa y Estados unidos y se dirige de manera preferente a los nuevos migrantes que deben integrarse al modelo arquetpico de sociedad y de nacin. Gracias a la tolerancia se puede constatar y admitir las diferencias del otro.

    RuthMoya

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    luego a centros rurales o urbanos de los pases centrales. La migracin, como sabemos, tiene como explicacin fundamental, la desestructu-racin de las formas de vida y de subsistencia, la falta de empleo y de oportunidades para lograr mnimas condiciones de bienestar.

    Sugeramos previamente que versiones ms avanzadas de la nocin de multiculturalidad llegan a postular que es preciso que los hechos culturales privados se conviertan en hechos culturales pblicos y que, en este pasaje de lo privado a lo pblico, puedan ocurrir reor-denamientos diversos, que favorezcan una insercin menos penosa, e incluso exitosa, de los migrantes. En otras palabras, los sujetos diversos deban interrelacionarse adecuadamente con las formas de ser de la sociedad receptora y aceptar las visiones que de s misma tiene dicha sociedad. Se trata, en este sentido, de una diversidad adosada, donde un sujeto social diverso est junto a otro o a otros sujetos sociales diversos y donde todos los sujetos sociales diversos deben funcionar con parmetros idnticos.

    Vale la pena recordar aqu las bien conocidas decisiones de Esta-dos unidos y de los pases de la unin Europea respecto a cerrar sus puertas a la inmigracin latinoamericana, medidas restrictivas que se incrementarn en el actual marco de la recesin econmica mundial. Sus efectos ms inmediatos ya se dejaron ver a fines del 2008 e inten-sificado el 2009, como puede deducirse del decremento e incluso el crecimiento negativo de las remesas enviadas por los migrantes a sus familias, las deportaciones o el retorno forzoso de los migrantes a sus comunidades de origen debido a la falta de empleo y, nuevamente, la dolorosa experiencia de la ruptura familiar aunque en esta etapa esta ruptura significa que parte de la familia el segmento ms joven -, se quede en el pas del destino migratorio.

    Losrefugiadosdeguerra,losdesplazadosporlaguerra,losretornadosyreubicadosdeguerra

    un fenmeno social que tiene que ver con procesos recientes o ac-tuales de guerra interna de los pases de la regin latinoamericana abre nuevos derroteros para la reflexin acerca de la interculturalidad.

  • Dos ejemplos sirven para ilustrar esta situacin: el de Centroamrica, especialmente los casos de El Salvador y Guatemala y Colombia. Guatemala y Colombia ejemplifican los ms extensos periodos de guerra interna en la historia contempornea. Los conflictos armados internos obligaron a desplazamientos de grupos humanos enormes con el propsito de salvaguardar su vida. En el caso de los salva-doreos y de los mayas guatemaltecos, las vctimas se desplazaron fundamentalmente al sur de Mxico y, en menor grado, a otros pases de Centroamrica como Costa rica y Honduras.

    En Guatemala, con los Acuerdos de paz de l996, se establecieron condiciones para el retorno de estos desplazados a su patria, hecho que tom algunos aos. Tanto en el desplazamiento e insercin en el pas receptor como en el retorno a Guatemala se dieron de facto situaciones de una interculturalidad forzosa, pues los desplazados no pertenecan a una sola etnia maya ni hablaban el mismo idioma y, en el seno de la sociedad receptora deban aprender a manejarse fundamentalmente en castellano y, en menor grado en una lengua indgena. Al retornar a Guatemala no siempre pudieron volver a sus comunidades de origen ni al seno de sus familias y fueron reubicados en distintos lugares donde fueron forzados a formar islas pluritnicas y plurilinges, donde a me-nudo ya no podan usar su lengua original porque la haban olvidado o porque sus hijos ya no la aprendieron y debieron comunicarse en espaol. Es el ejemplo de lo ocurrido en Ixcn, a donde fueron ubicadas personas y familias mayas de distinto origen tnico.

    En un estudio comparativo de las migraciones y los desplaza-mientos forzados en Centroamrica y Colombia (Casasfranco 2002) y realizado con informacin de fines de los noventa e inicios del 2000, se establecen similitudes y diferencias entre tales contextos, en general caracterizados por la existencia de procesos de pacificacin en Centroamrica y de recrudecimiento del conflicto en Colombia.

    Algunos de los elementos coincidentes de este estudio son:

    a) El origen agrario del conflicto armado, que no logro solucionarse con las propuestas de reforma agraria, la agudizacin de la crisis econmica y la emergencia de la protesta poltica y social.

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    b) La progresiva urbanizacin del conflicto.c) En ambos contextos la participacin activa de movimientos

    guerrilleros beligerantes, el tratamiento militar del conflicto y el paramilitarismo.

    d) Los procesos de negociacin entre los alzados en armas y los gobiernos, producindose el fenmeno de los desmovilizados, reinsertados, retornados, reasentados, etc. con efectos impor-tantes a nivel econmico, social y poltico institucional.

    e) En ambas regiones ha sido importante el porcentaje de mujeres, nios y jvenes desplazados y migrantes, lo que ha introducido a este fenmeno social peculiaridades de gnero y generacionales.

    f) El conflicto armado y la crisis econmica de Centroamrica ha ocasionado una migracin extra regional.

    Algunas de las diferencias establecidas en este mismo estudio son:

    a) En Colombia ha habido un proceso de colonizacin armada de carcter histrico (ligada a la lucha entre los dos partidos tradi-cionales, la presencia de la guerrilla y el narcotrfico).

    b) Desde mediados del siglo XX en Colombia las migraciones forza-das y los repoblamientos han cambiado la diversidad sociocultural de las regiones y las formas de arraigo.

    c) El desplazamiento en Colombia ha sido una tctica de guerra que ha llevado a la homogenizacin poltica y al control armado de los territorios.

    d) En Colombia los desplazamientos a los centros urbanos han sido masivos a diferencia de Centroamrica.

    e) Aunque en Guatemala, nicaragua y El Salvador se dieron procesos de homogenizacin poltica de las regiones durante el conflicto, dicho control no es comparable al que ocurre en Colombia.

    f) En Colombia a la problemtica agraria y falta de participacin poltica se agrega el crecimiento del narcotrfico, el para-milita-rismo, y el control y la explotacin de los recursos estratgicos.

  • g) En Centroamrica -ms que en Colombia- la migracin interna-cional es significativa para las familias, debido al rol de las remesas en la economa familiar, pero es igualmente importante para los procesos de transculturacin y sus efectos en el desarrollo local. (Casasfranco, 2002: 72; 105-107).

    La situacin descrita para Colombia a inicios de la dcada del 2000 ha cambiado muchsimo. Los pueblos indgenas del sur colom-biano, agredidos por el ejrcito, la guerrilla y los paramilitares, que se han visto obligados a desplazarse hacia el Ecuador, especialmente hacia la frontera norte. Slo en el ao 2008 se desplazaron al Ecuador alrededor de 50 mil colombianos. Los pueblos indgenas transfronte-rizos, como los awa kwaiker, ubicados de lado y lado de las mrgenes del ro San Juan, estn obligados a esconderse de la represin de la guerrilla y del ejrcito escondindose o refugindose en territorio ecuatoriano, pero as mismo algunos awa kwaiker ecuatorianos se han desplazado por la selva amaznica de Colombia, hacia el putumayo, con la esperanza de alejarse de los escenarios de guerra. En cualquie-ra de los dos casos estos desplazamientos forzosos han implicado la prdida del nexo con el territorio ancestral, la prdida de la lengua kwaiker a favor del castellano. otros pueblos como los ember de Colombia, tambin huyendo de la guerra interna de Colombia se han ubicado en la Costa ecuatoriana, en la provincia de Esmeraldas. All ya se les ha reconocido un territorio.

    Los desplazamientos forzados en Colombia afectan de manera ms aguda a los nios, nias y jvenes, quienes exhiben las mas pre-carias condicione de salud, nutricin, educacin. Segn un informe de la ProcuraduraGeneraldelaNacin y de la ProcuraduraDelegadaPreventivaenMateriadeDerechosHumanosyAsuntostnicos (2007: 26) el 32% de las personas inscritas en el RegistronicodePoblacinDesplazadacorresponde a nios y adolescentes.

    En este mismo documento (2007: 43 y ss), la ACnur, Agencia de la onu para los refugiados, establece un balance de las polti-cas pblicas para la atencin integral al desplazamiento forzado en Colombia.Si bien no se analiza de modo especifico a los pueblos

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    indgenas, s existen algunas menciones explicitas a la situacin de pueblos indgenas y comunidades afro colombianas, en los siguientes aspectos:

    a) La AtencinHumanitariadeEmergencia, que [] deber adap-tarse a las necesidades culturales.

    b) Los programas de AHE deben ser culturalmente apropiados.c) El acceso de los nios, nias y jvenes a: agua y saneamiento b-

    sico; alimentacin nutritiva y equilibrada; alojamiento y vivienda bsicos; vestido adecuado; servicios mdicos y de saneamiento; transporte adecuado, y que todos estos programas debern estar adaptados culturalmente.

    d) Los programas de salud [] debern, en la medida de lo po-sible, respetar la medicina tradicional de los pueblos indgenas (plantas, animales y minerales necesarios) y de las comunidades afro colombianas.

    e) En educacin deber garantizarse el acceso a una educacin culturalmente apropiada para nios y adolescentes.

    f) La vivienda y hbitat sern acordes con los procesos cultura-les.

    g) El uso del tiempo libre en actividades deportivas, recreativas o culturales que forman parte de la rehabilitacin, sern acordes con los procesos culturales propios de nios y jvenes pertenecientes a pueblos indgenas y comunidades afrocolombianas (ACnur, En:procuradura General de la nacin y de la procuradura De-legada preventiva en Materia de Derechos Humanos y Asuntos tnicos, 2007)

    Elmulticulturalismocrtico

    En el escenario latinoamericano la discusin sobre la multicultura-lidad sigue, de alguna manera, otros cauces, dando lugar al llamado multiculturalismo crtico. Desde este posicionamiento se parte de que la diversidad est histricamente determinada por la naturaleza de las contradictorias relaciones sociales. Se plantea por tanto que la

  • obligacin del Estado es dar respuestas a las desigualdades de distinto orden, a travs de polticas pblicas, en cuestiones como educacin, salud, etc. Todo este nuevo comportamiento del Estado ante sus ciudadanos conducira a la institucionalizacin de las polticas de interculturalidad, como lo planteaba Ernesto Daz-Couder, reflexio-nando de modo especial, aunque no exclusivo en la educacin indgena mexicana. En trminos lingsticos, la nocin de multiculturalidad tiene su correlato en la de multilingismo.

    En Amrica del Sur ms bien se ha empleado el concepto de plu-riculturalidad y plurilingismo,6 La nocin de pluriculturalidad por su parte se distancia de la de multiculturalidad porque no se aplica a los migrantes sino a los pobladores originarios o mestizos. por el contrario, son los colonizadores o los neocolonizadores los que imponen a los pueblos originarios o a los implantados forzosamente a travs de la esclavitud, la racionalidad colonial de un modelo de Estado, de nacin, y en general, de cultura y de desarrollo.

    6 Siguiendo a la escuela catalana de sociolingstica que reclamaba para el caso de Espaa la nocin de una Espaa plurilinge, atravesada por relaciones de diglosia social. Esta vertiente del pensamiento contribuy a mirar los hechos sociales de la diglosia. La diglosia es, desde la perspectiva de la sociolingstica, un fenmeno que ocurre en situaciones de bilingismo social y en la cual las funciones sociales de las lenguas estn altamente diferenciadas. ferguson, en l959, acu este trmino, distinguiendo para ello, las lenguas A con funciones de prestigio, generalmente funciones pblicas (educacin, gobierno, etc.) y las lenguas b con funciones carentes de dicho prestigio y circunscritas al mbito domstico. como un fenmeno caracterstico de las sociedades con relaciones coloniales en su interior, de modo que la subordinacin de una lengua a otras en rigor se explicaba por la superioridad de una clase social, la portadora de la de lengua dominante a los sectores sociales portadores de las lenguas y culturas dominadas. En la relectura latinoamericana de las ideas de ninyoles en lugar de que exista una referencia a lenguas o sociedades ahistricas se establecen las relaciones sociolingsticas entre comunidades socio histricas, de modo que en lugar de hablar de la lengua A se hablar de la lengua dominante, y en lugar de la lengua b se hablar de la(s) lengua(s) dominada(s), hecho que explica mejor las situaciones de bilingismo entre lenguas indgenas y las lenguas europeas.

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  • PrimeraseccinInterculturalidadyciudadana

    Las crticas al indigenismo llevaron a ms de un autor a sealar que el vaco terico ms importante era precisamente el de haber ignorado la existencia de las relaciones coloniales y neocoloniales en Amrica Latina. unas, las primeras, forjadas en el despertar capitalista de Espaa y las otras, ms recientes y amparadas por los Estados elitarios latinoamericanos. En ambos casos se ignoraba la naturaleza de las relaciones sociales de esta diversidad cautiva. La pregunta obligada, como se dijera antes, era si deba asumirse con-juntamente las nociones de etnia y clase como eje analtico de esas contradicciones sociales.

    pensadores como bonfil batalla plantearon la idea de un Mxi-co profundo, que no era otro que ese Mxico subalterno a merced de las lites. una crtica a esta idea es que para la estructura social mexicana (o latinoamericana para extender la idea a otros mbitos del anlisis) las relaciones de poder ejercidas por las lites son tan profundas como las relaciones de las clases subalternas, porque gracias a esa profundidad y densidad esas mismas lites estn en condiciones de subordinar a las clases y a los sectores subalternos. Como ya lo sealramos al referirnos al pensamiento de Stavenhagen las etno-cracias latinoamericanas han fungido como representantes del inters colectivo (no solamente indgena), pero sus efectos devastadores se han dejado ver de modo particular en los sectores ms pobres de las sociedades latinoamericanas y, entre ellos, en los pueblos indgenas y comunidades afrodescendientes.

    En Amrica Latina la democracia electoral ha amparado la perversin del racismo y la existencia de sociedades profundamente polarizadas que han asumido la naturalidad de las relaciones sociales contradictorias. Esta naturalidad (ligada al fisiocratismo) no busca explicar estas contradicciones pero deja el resquicio de las libertades individuales como una puerta abierta para la superacin individual de tales condiciones opresivas. El sueo latinoamericano de la igualdad ciudadana ha dado paso, como se ha sugerido previamente, a las posibilidades de ser iguales pero diferentes.

    recientemente, Daz-polanco (2006) hablando de las relaciones entre etnia y poder ha sealado que las etnias dominantes son capa-

  • ces de etnofagia cuando la diversidad cultural es una diversidad dominada. Estas ideas nuevamente ponen de relieve la cuestin de la racionalidad colonial y de la colonialidad de los comportamien-tos sociales. La desconstitucin de la colonialidad dara paso, entre otros, a la descolonialidad del saber, asumcin importante para el caso de la educacin, aunque todava no existan ms que intuiciones acerca del modo de cmo operar esta descolonizacin del saber. Esta es sin embargo una idea importante para comprender mejor las posibilidades de interculturalizar la educacin para todos, o lo que es lo mismo, producir conocimientos, valoraciones, actitudes y estrategias pedaggicas para que la interculturalidad en la educacin sea un paradigma de todos.

    Manejossocialesyestatalesdeladiversidadcultural:loscasosecuatoriano,boliviano,guatemaltecoynicaragense

    La Constitucin ecuatoriana de l998 ya reconoca la plurietnicidad nacional y los derechos colectivos. La educacin desde los ochenta y la salud desde los noventa, forman parte de subsistemas intercul-turales.

    Las votaciones llevaron a dirigentes indgenas a las alcaldas de Mu-nicipios que no son exclusivamente indgenas y cuyo triunfo electoral no habra sido posible sin el voto mestizo. Los derechos indgenas son parte de la plataforma poltica de los movimientos indgenas, ms all de cualquier adhesin a organizaciones o partidos (Tibn 2006). Es sin duda notable el soporte de sectores mestizos a la plataforma indgena, en los mismos temas de derechos. Esto se explica debido al liderazgo del movimiento indgena en cuestiones que ataen al conjunto de la sociedad pas. baste sealar por ejemplo la soberana frente a los re-cursos naturales, la soberana alimentaria y el tratamiento de la deuda externa en funcin del pago de la deuda social

    Ya por los aos setenta, el movimiento indgena ecuatoriano desarroll el concepto de nacionalidad. Esta supone la existencia de una nacin, en el sentido de comunidad histrica, lingstica,

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  • 0 PrimeraseccinInterculturalidadyciudadana

    cultural, social y territorial. para la lucha indgena la nacin subsiste an si les ha sido usurpado el territorio. Tanto las nacionalidades del rea del pacifico o de la Amazona- que tenan acceso a su territo-rio ancestral-, como las nacionalidades serranas y cuyo territorio y la tierras les haban sido arrebatados, como en el caso de quichuas serranos, convirtieron a la territorialidad en el eje de sus demandas. La territorialidad les otorgaba a los pueblos indgenas ecuatorianos la pertenencia a una nacionalidad, nocin que a su vez sirvi para establecer nexos pantnicos y una estructura organizativa de nivel nacional, la Confederacin de nacionalidades Indgenas del Ecuador (ConAIE). para provocar la unidad organizativa se privilegiaron los elementos de la opresin cultural, sin dejar de reconocer la pobreza y la exclusin. El mundo indgena, se sealaba, no estaba exento de la existencia de clases sociales y, para el momento histrico, la bur-guesa indgena estaba llamada a interpretar los intereses generales del mundo indgena.

    Como seguramente es conocido, la Asamblea Constituyente de Ecuador debati las propuestas de la existencia de las nacionalidades indgenas y la de la interculturalidad de la sociedad nacional. En su momento, estos debates se inscribieron como si se tratara de tesis opuestas, aunque en rigor el carcter de esta discrepancia no era tanto terico sino ms bien poltico puesto que en sus comienzos, por los aos ochenta, las dos nociones surgieron como una sola propuesta del movimiento indgena y campesino, con enorme apoyo de diver-sos sectores populares. En el marco de la Asamblea Constituyente la nocin de interculturalidad, fue mayormente asumida por la fede-racin nacional de organizaciones Campesinas, Indgenas y negras (fEnoCIn) y la de las nacionalidades por la ConAIE.

    Ambas posiciones lograron movilizar una discusin nacional e introducir los cambios pertinentes en la nueva Constitucin masiva-mente aprobada en septiembre del pasado ao 2008. La aprobacin de la interculturalidad y de las nacionalidades implica que la intercultu-ralidad se aplica al conjunto de la sociedad y el reconocimiento de las nacionalidades, que el Estado asume y valora las diferencias referidas a los pueblos indgenas, independientemente del modo en que las nacio-

  • nalidades indgenas estuvieran organizadas. Desde fuera de la disputa organizacional descrita y que implicaba afiliaciones y adhesiones, se perciba que la principalizacin excluyente de la nocin de las nacio-nalidades o en su lugar la de la de interculturalidad, habra significado un retrocesos poltico para los dos sectores indgenas y para toda la sociedad ecuatoriana pues, como se sealara antes, las dos posiciones se desarrollaron simultneamente y como complementarias para impulsar una lucha indgena y popular unitaria, que en ambos casos contaba con un enorme apoyo de los sectores medios, especialmente en la sierra ecuatoriana. La propia ciudad capital, Quito, se constituy en un bastin de la lucha indgena por estos dos principios polticos. Todo el proceso que se acaba de resumir viene ocurriendo en un escenario en el cual la temtica de la ciudadana y la participacin ciudadana han cobrado enorme fuerza, debido al impulso que tiene en movimiento ciudadano Alianza pas, que llev al poder al presidente Correa.

    En un reciente trabajo moLaalfabetizacindejvenesyadultosindgenas y afrodescendientes enAmricaLatina yElCaribe:Algunosejemplos(Moya, r. 2009) seal como avances conceptuales de los movimientos sociales y de las organizaciones indgenas de Ecuador y bolivia las nocionesdelbuenvivirycultura, plasmados en las res-pectivas Constituciones. En efecto, en bolivia y Ecuador, en reas quichua/quechua y aimaras se viene reflexionando acerca de la vida buena o del buen vivir7. En este marco se sustenta que la persona no es el centro del cosmos sino parte de l, por ello las personas com-parten derechos con la naturaleza. En la cultura quichua ecuatoriana el buen vivir se dice allikawsayo sumakkawsay y kawsay es la vida pero tambin la cultura. Este concepto aparece en la nueva Constitucin del pas, aprobada en el referndum de septiembre del 2008.8 Segn una explicacin del sumakkawsay que aparece en la

    7 Esta nocin tambin es reportada por Lpez (2009, en prensa) quien da las formas allin kawsay o sumaq kawsay y suma qamaa para el quechua y aimara bolivianos.

    8 El concepto de buen vivir se refiere al derecho al agua, al acceso a la ali-mentacin, al ambiente sano, al uso de tecnologas ambientalmente limpias,

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    contraportada de una edicin de la Constitucin (repblica del Ecua-dor, Ministerio de Educacin, 2008) para lograr el sumak kawsay es importante tener presentes elementos como: Allikawsay, la armona; makipurarina, la reciprocidad; yanaparika, la solidaridad; amakilla, no a la pereza; ama shwa, no al robo; samakkawsay, la serenidad; wiakkawsay, la creatividad; paktakawsay, el equilibrio; runakay, el saber ser persona.

    otros avances tienen que ver con la construccin del proyectoeducativopropioenelmarcodelderechode lospueblos. Si como puede suponerse la construccin del proyecto educativo propio exhibe diferencias de pas a pas, y de pueblo a pueblo, tambin contiene conceptualizaciones, preocupaciones y demandas comunes en torno a la educacin y la cultura. Lo esencial parece ser el que el proyecto educativo propio busca la formacin de los recursos humanos para favorecer las propias aspiraciones de desarrollo y bienestar en el marco del control de los espacios territoriales /tierra y sus recursos naturales. otro elemento es la creacin de capacidades en funcin del ejercicio de derechos colectivos e individuales y otros recursos y estrategias para la incidencia y la gobernabilidad. Asimismo, el ma-nejo de los conocimientos y tecnologas necesarios, la reafirmacin de la identidad cultural, la propia historia, la lengua ancestral, las especificidades y la misma interculturalidad.

    En los casos guatemalteco y boliviano, los movimientos tnicos e incluso los representantes del Estado plantean la multiculturalidad y la pluriculturalidad, respectivamente. En el caso boliviano, por los aos noventa se hablaba, a nivel estatal, de unidad en la diversidad, lo que sin dudas apelaba a la unidad del Estado-nacin que reconoca la diversidad cultural. En este pas, aunque bajo el paradigma del desarrollo liberal, tuvieron lugar transformaciones jurdicas e insti-tucionales que dieron paso a una democracia (liberal) desde el punto

    a la adecuada comunicacin e informacin y a la pluralidad y diversidad de la misma; a la cultura y la ciencia; a la educacin; al hbitat seguro y saludable y a la vivienda; a la salud; al trabajo y a la seguridad social (Cap. Segundo, Art.12 a 34).

  • de vista social y desde el punto de vista econmico. Se dictaminaron leyes como la de participacin popular, se reconocieron las organi-zaciones Territoriales de base, tuvo lugar la reforma Educativa que asuma la interculturalidad y el bilingismo para todos, se crearon los Consejos Educativos de los pueblos originarios, ejemplos que, entre otros, pueden explicar algunos derroteros recientes de la so-ciedad boliviana.

    una de las ideas que aliment el concepto de interculturalidad en la educacin fue la nocin del dilogo cultural y su rol en el marco del conflicto social. para Jimnez (2005) la interculturalidad tampoco puede ser concebida por fuera del marco de la descentra-lizacin que, en breve, significa las posibilidades de distribucin del poder para tomar las decisiones en educacin y los procesos de empoderamiento social comunitario. La reflexin de esta autora tiene que ver con las aspiraciones de lo que debera ser la descen-tralizacin con amplia participacin indgena en el ejercicio del poder y en la transformacin de la naturaleza del Estado. Con la entrada del siglo XXI, quiz la idea ms importante ha sido la de la refundacin del Estado con implicaciones sobre las nociones de la democracia poltica que deba atravesar la diversidad histrica, cultural y social de bolivia. Tal reconocimiento de la diversidad ha dado lugar a lo que podra llamarse la indianizacin del Estado, que pasa, sin lugar a dudas, por la fortaleza de los movimientos sociales andinos aimara y quechua. La burguesa mestiza ha tenido un comportamiento regional muy focalizado. Aun a riesgo de una gran simplificacin, podra decirse que los segmentos de la bur-guesa ms mestiza y que se auto percibe como blanca de Santa Cruz, Tarija, Sucre, Cochabamba, se han constituido en el foco de la oposicin a Evo Morales, mientras que las ciudades altiplnicas aimaras y quechuas han sido su principal soporte social. La nueva constitucin poltica -aprobada en enero de 2009 en un referndum- define al Estado boliviano como Estado unitario Social de Derecho plurinacional Comunitario (Art 1) que se funda en la pluralidad y el pluralismo poltico, econmico, jurdico, cultural y lingstico, dentro del proceso integrador del pas.(Art 3 ). A nivel lingstico,

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    reconoce la existencia del castellano y los idiomas originarios (Art 5, I) y el uso del castellano y el idioma ms empleado en los niveles departamentales (Art 5, II).9

    El hecho es que bajo los conceptos de descentralizacin se pueden manejar -y de hecho se manejan-, ideas muy diversas, e in-cluso antagnicas. Los recientes acontecimientos bolivianos en torno a la oposicin de las ya aludidas lites de Santa Cruz, Tarija, Sucre, Cochabamba a la propuesta constitucional impulsada por el partido del presidente Morales, se sustentaron precisamente en principios de la descentralizacin. La paradoja consisti en que el gobierno tuvo que apelar a la unidad del Estado para promover los cambios constitucionales y que de hecho Morales debi negociar con tales fuerzas polticas posiciones ms conservadoras que las esperadas por los movimientos sindicales y campesinos que, de alguna manera se han visto frustrados por estas concesiones.

    En el caso de Guatemala, desde los aos ochenta el movimiento maya impuls el concepto de mayanizacin de la sociedad nacional. Este movimiento maya, luego de la firma de los Acuerdos de paz de l996, y en el marco de la reforma Educativa a cuyo desarrollo deba responder el Estado guatemalteco, propuso a la sociedad nacional los conceptos de educacin maya. En algunas versiones la educacin maya nos remite exclusivamente a la educacin de los mayas mientras que en otras versiones la educacin maya significaba crear franjas de educacin maya en la educacin de los ladinos, para propiciar una verdadera interculturalidad. La introduccin de la espiritua-lidad maya en la vida pblica y el reconocimiento de los derechos jurdicos de los mayas han contribuido a desarrollar la nocin de la mayanizacin de la sociedad guatemalteca, la misma que ha ido ms all de la educacin. El presidente lvaro Colom, quien asumiera el poder en enero de 2008, sealaba la importancia de que su gobierno tuviera un rostro maya. Ese rostro maya sugerido contrasta con la realidad que agobia a los mayas: inseguridad jurdica, violencia, ines-

    9 Texto consultado en su versin electrnica, no impresa.

  • tabilidad familiar y social, desempleo, racismo, aculturacin. En un estudio sobre la mayanizacin de la sociedad guatemalteca (bastos 2004) se establece que las identidades indgenas tienen un enorme potencial social, visto que se asegura en el estudio-, el proyecto de ladinizacin ha fracasado. As mismo se seala en el mismo estudio que el discurso de la multiculturalidad (del multiculturalismo crtico, aadiramos nosotros) apelara a la cultura como el campo en el que ha de dilucidarse la relacin entre diferencia y desigualdad, lo que sera una forma concreta de entender la diversidad y su relacin con el Estado (Ibid.: 24).

    Sin embargo de la afirmacin que la ladinizacin ha fracasado siempre, cabe la pregunta de si el racismo manifiesto subsistente hasta hoy no estara mostrando que la ladinizacin se ha refuncionalizado en el contexto de la globalizacin neoliberal y que, lamentablemente, el proyecto ladino nohafracasado. La bsqueda del rostro maya en los procesos de desarrollo promovidos desde el actual gobierno del presidente Colom ha levantado algunas suspicacias entre mayas (y no mayas), que no encuentran evidencias de la mayanizacin del desarrollo social y econmico, a pesar de los esfuerzos gubernamen-tales por canalizar el gasto social en los municipios ms pobres y con mayor presencia indgena.

    Existen otros pases centroamericanos como nicaragua, donde el reconocimiento de la interculturalidad va ligado al de las autono-mas de sus gobiernos regionales y de sus gobiernos territoriales y tnicos. Los gobiernos regionales se expresan en la regin Autnoma del Atlntico norte, rAAn y en la regin Autnoma del Atlntico Sur, rAAS.

    En el caso de la rAAn y de la rAAS la institucionalizacin de la autonoma se fundamenta en un marco jurdico bastante amplio que reconoce los derechos colectivos de los pueblos indgenas y de las comunidades afrodescendientes. As, la Constitucin poltica reconoce el carcter de Estado multitnico; la autonoma regional se sustenta en la Ley 28; el uso de las lenguas regionales, en la Ley de lenguas o Ley 162; en la Ley 445Delrgimendepropiedadcomunalycomunidadestnicas.

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    El derecho colectivo de autonoma para las comunidades de la Costa Caribe se basa en los siguientes principios:

    Es de mbito regional y gozan de derechos autonmicos las personas que viven en la regin.

    Se reconoce la multietnicidad la misma que se garantiza a partir del establecimiento de circunscripciones tnicas y asegurando que los miembros de la Junta Directiva de los Consejos regionales autnomos incorporen a los distintos pueblos y comunidades tnicas.

    reconoce los derechos econmicos, sociales, culturales, jurdicos, ecolgicos y polticos.

    Las autoridades autonmicas asumen las instancias de la admi-nistracin regional, municipal y comunal.

    Define el derecho de contar con un presupuesto de desarrollo regional y la creacin del fondo de Desarrollo regional.

    Mantiene el principio de unidad nacional. reconoce los derechos colectivos de los pueblos indgenas. reconoce la medicina indgena. Establece la igualdad para las mujeres en los mbitos econmico,

    poltico, social y cultural. Traslada a las autoridades regionales competencias en los mbitos

    de salud, educacin, bienestar, desarrollo local, entre otros. Establece como requisito la coordinacin entre los gobiernos re-

    gionales y el gobierno central (Cunningham et al., 2008: 48-49).

    pese a todos estos principios existe en nicaragua un racismo solapado que favorece la discriminacin tnica la misma que a su vez genera baja autoestima, invisibilizacin de los pueblos indgenas y comunidades tnicas en la vida pblica, conflictos intertnicos, discriminacin lingstica en desmedro de las lenguas indgenas, desvalorizacin de los conocimientos tradicionales y, en general, diferentes formas de estigmatizacin cultural incluida la discrimina-cin religiosa. Adems, la invisibilizacin de la informacin tnico-cultural, discriminacin en los derechos a la salud y la educacin, y

  • a los derechos laborales y econmicos, entre otros (Cunningham et al., 2008: 79-91).

    En las regiones autnomas tambin se desarrollan acciones de autonoma territorial, como lo ejemplifica el caso del gobierno del territorio rama-kriol. En efecto, al amparo de la Ley 445 las autori-dades tradicionales del gobierno rama kriol el ao 2007 decidieron elaborar un diagnostico de su territorio, para permitir el ejercicio de sus derechos territoriales y propuestas de la misma gestin auto-nmica. El diagnstico en mencin permiti avanzar en el proceso organizativo. Las estrategias para la realizacin del diagnostico se sustentaron en la posibilidad de las alianzas y, en cuanto a sus con-tenidos del mismo se privilegiaron los aspectos: histrico, socioeco-nmico, etnogrfico, situacin jurdica de terceros y la cartografa como apoyo para la demanda territorial comunitaria. (barclay 2008: 5-20). La administracin territorial significa en los hechos la posibi-lidad de suministrar y gerenciar servicios. En cuanto a la educacin, la Asamblea Territorial rama-kriol estableci en el ao 2006 una Comisin especial para determinar el carcter que debera tener la educacin. La idea general era la de trabajar no solo a nivel de la educacin formal sino de la educacin no formal, con el propsito de generar capacidades para la defensa, desarrollo y administracin del territorio (barclay 2008: 48).

    para fines del 2008, el gobierno territorial ha definido un proyecto para adaptar a las peculiaridades culturales y lingsticas del territorio la propuesta del Currculo nacional base (Cnb) desarrollado en el marco de SEAr. En esta propuesta se apoya la recuperacin de la lengua rama como segunda lengua, a travs de trabajos de revitaliza-cin y planificacin lingstica, el uso del kriol como lengua materna de los rama y los kriol, la inclusin de elementos de la cultura local, la elaboracin y experimentacin con textos de prebsica y primer ao de primaria, la capacitacin docente, entre otros.10

    10 observacin personal realizada en reuniones de trabajo con miembros del Gobierno rama Kriol, en bluefields, noviembre, 2008.

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    Puntosquemerecenconsensos,mayorreflexinytareaspendientes

    Como se puede ver, a partir de los ejemplos analizados existen entre ellos diferencias y matices conceptuales, pues las organizaciones y los pueblos indgenas e incluso los Estados nacionales se adscriben tanto a la interculturalidad como a la multiculturalidad o a la interculturalidad y a la pluriculturalidad. Me parece que los avances latinoamericanos en torno a las reflexiones sobre interculturalidad deben marcar tanto los debates como las futuras acciones de los Estados nacionales y de los movimientos sociales, reconociendo para ello los avances alcanzados y las cuestiones pendientes, como se resume a continuacin.

    Puntosdeconsenso

    1. La interculturalidad o las relaciones interculturales se estructuran en el marco de relaciones de poder, de manera que reestructurar dichas relaciones de poder en favor de los sectores excluidos y oprimidos requiere de una interculturalidad que promueva mayor equidad de las relaciones sociales, culturales y econmicas.

    2. La interculturalidad implica el reconocimiento de las diferencias, pero sobre todo de las desigualdades en los distintos rdenes de la vida social y no significa, como en el pasado, exclusivamente las posibilidades de integracin bajo parmetros de inequidad.

    3. La interculturalidad debe promover la ampliacin de la demo-cracia social, econmica y cultural, la misma que solo tiene po-sibilidades de ser, si se incrementan las posibilidades de generar conocimientos especficos sobre tales desigualdades y diferencias y si se promueven transformaciones en el marco de las mismas relaciones sociales.

    4. Si bien el concepto de interculturalidad surgi como parte de la reflexin pedaggica de la educacin bilinge, sta debe profun-dizarse y debe trascender el mbito de la educacin.

    5. La interculturalidad en la educacin debe enmarcarse en el mbito de los derechos colectivos e individuales y los derechos

  • interculturales deben ser ejercidos en funcin del buen vivir co-lectivo, desde los parmetros de calidad socialmente construidos y socialmente pertinentes.

    Puntosparamayorreflexin

    1. Es preciso profundizar el posicionamiento de los movimientos y organizaciones sociales respecto a las vinculaciones conceptuales y operacionales entre interculturalidad y derechos, participacin y vida pblica con participacin social.

    2. para la educacin publica y privada es preciso definir las visiones complejas acerca de la interculturalidad, buscando las articula-ciones entre contenidos, estrategias y acciones educativas.

    3. La poltica (o estrategia, segn se defina en los niveles naciona-les) de interculturalidad para la educacin debe permitir fijar el horizonte deseado de las relaciones entre sociedades y culturas, en el mbito de los intereses especficos de los pueblos y en el marco del inters nacional.

    4. La educacin intercultural no debe subsumir a la EIb, pues los pueblos reclaman el derecho a educarse en sus propias lenguas y a ampliar las fronteras del bilingismo.

    5. La EIb debe centrarse en los procesos de identidad cultural y lingstica de los pueblos y comunidades particulares, proponer relaciones de interculturalidad que amplen la democracia social y econmica para que mejoren las capacidades de manejar la lengua mayoritaria y oficial y otras lenguas de uso internacional (como lo prevn las leyes de lenguas en Mxico, nicaragua, Guatemala y los proyectos de leyes de lenguas de per, Ecuador, bolivia).

    6. Es preciso ir definiendo el enfoque de interculturalidad en distin-tos mbitos del ejercicio de derechos ciudadanos y de derechos colectivos, particularmente con temas relacionados a cuestiones de seguridad y bienestar, tales como: seguridad alimentaria y derechos a las tierras y territorios; seguridad alimentaria y patri-monio biogentico y tecnolgico; participacin social de sujetos

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    individuales y colectivos en la vida pblica y vinculacin con las polticas y acciones que conduzcan al buen vivir.

    7. por las ambigedades derivadas de las nociones de multicul-turalidadparece preferible desarrollar mejor las nociones de interculturalidad,entendidasiempreenelmarcodeladiversidad.

    8. La nocin, del ejercicio de derechos debe sustituir a las de tole-rancia.

    Tareasydesafospendienteseneducacin

    1. Desarrollar y profundizar los debates y reflexiones sobre los de-rechos interculturales, partiendo de experiencias valiosas, pero permeando las estructuras institucionales, los discursos y la praxis pedaggica, los discursos y la praxis de la participacin social.

    2. La educacin intercultural, pese a un espritu que favorece la interculturalidad para todos y que parte del reconocimiento de la diversidad cultural. no se ha dirigido hasta ahora, de modo sis-temtico y ordenado al conjunto de las sociedades nacionales, lo que implicara cambios en los sistemas educativos nacionales.

    3. Situar los