TURISMO DE ÉLITE Y ADMINISTRACIÓN TURÍSTICA DE LA...

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Instituto de Estudios Turísticos Secretaría General de Turismo Estudios Turísticos, n.° 163-164 (2005), pp. 31-54 Secretaría de Estado de Turismo y Comercio TURISMO DE ÉLITE Y ADMINISTRACIÓN TURÍSTICA DE LA ÉPOCA (1911-1936) Ana Moreno Garrido* Resumen: Las dos instituciones turísticas españolas que ocupan las primeras décadas del siglo hasta el estallido de la Guerra Civil fue- ron la Comisaría Regia de Turismo (1911-1928) y el Patronato Nacional de Turismo (1928-1936) este último con dos etapas cronológicas muy diferenciadas: el Patronato monárquico (1928-1931) y el republicano (1931-1936). Ambas protagonizaron los años del turismo de éli- te y excelencia de nuestra historia y, aún con todas sus limitaciones, debidas sobre todo a la falta de presupuesto y apoyos oficiales, fueron precursoras en un discurso turístico que sorprende por su modernidad (en torno a los modelos turísticos y espacios) que en la actualidad tiende a recuperarse buscando esos años dorados. La Comisaría Regia de Turismo fue un organismo excesivamente personalista y dependiente del favor real que se especializó casi ex- clusivamente en el turismo cultural desatendiendo las necesidades reales de la industria turística. El Patronato Nacional de Turismo, sin em- bargo, representó un modelo profesional y competente de gestión turística que, desgraciadamente se vio sometido a presiones y vaivenes por los convulsos años políticos que le tocó vivir. Ambas administraciones, a pesar de sus notables diferencias, sí responden a una constante de la primera etapa de la historia del turismo español: la falta de presupuesto y compromiso gubernamental de un país que entendió demasiado tarde la importancia estructural del turis- mo como gran empresa nacional. Palabras clave: instituciones turísticas, turismo cultural, primeras iniciativas, historia del turismo. Abstract: Spanish tourist institutions from the early decades of the XX century to the Civil War was run by the Comisaría Regia del Turismo (1911-1928) and the Patronato Nacional de Turismo divided into two different phases: the Monarchic period (1928-1931) and the Republican period (1931-1936). Both represented elitist and «excellence» tourism in Spain and, despite limitations in terms of lack of fi- nancial and governmental support, they were pioneers in the development of a surprisingly modern discourse touristic. This is reflected in the current nostalgic attitude adopted when reflecting on those golden years. The Comisaria Regia de Turismo was an excessively «personalist», extremely dependant on royal favour and almost exclusively devo- ted to cultura] tourism, therefore ignoring the real needs of the tourist industry. However, the Patronato Nacional de Turismo, represented a competitive and professional model of tourist management that unfortunately was forced to suffer the turbulent political situatíon of those decades. Bearing these differences, both of them are characterised by a constant in Spanish historie tourism: the lack of financial and official sup- port. Such hindrance has characterised a country, which took too long in learning the structural importance of tourism as a national industry. Keywords: tourists institutions, cultural tourism, first steps, history of tourism. I. LA COMISARÍA REGIA DEL creada en 1905 unida a una cada vez mayor TURISMO (1911-1928). UNA demanda reclamada por los profesionales del VALORACIÓN sector parecían exigir una implicación del Es- tado en materia turística, pero esta vez, con 1.1. Creación y funciones mucha más efectividad. La Administración finalmente reaccionó acogiéndose a una fór- La ineficiencia de la Comisión Nacional muía muy característica de la época, la de la Doctora en Historia Contemporánea. Universidad Complutense de Madrid. 31

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Instituto de Estudios TurísticosSecretaría General de Turismo

Estudios Turísticos, n.° 163-164 (2005), pp. 31-54 Secretaría de Estado de Turismo y Comercio

TURISMO DE ÉLITE Y ADMINISTRACIÓN TURÍSTICADE LA ÉPOCA (1911-1936)

Ana Moreno Garrido*

Resumen: Las dos instituciones turísticas españolas que ocupan las primeras décadas del siglo hasta el estallido de la Guerra Civil fue-ron la Comisaría Regia de Turismo (1911-1928) y el Patronato Nacional de Turismo (1928-1936) este último con dos etapas cronológicasmuy diferenciadas: el Patronato monárquico (1928-1931) y el republicano (1931-1936). Ambas protagonizaron los años del turismo de éli-te y excelencia de nuestra historia y, aún con todas sus limitaciones, debidas sobre todo a la falta de presupuesto y apoyos oficiales, fueronprecursoras en un discurso turístico que sorprende por su modernidad (en torno a los modelos turísticos y espacios) que en la actualidadtiende a recuperarse buscando esos años dorados.

La Comisaría Regia de Turismo fue un organismo excesivamente personalista y dependiente del favor real que se especializó casi ex-clusivamente en el turismo cultural desatendiendo las necesidades reales de la industria turística. El Patronato Nacional de Turismo, sin em-bargo, representó un modelo profesional y competente de gestión turística que, desgraciadamente se vio sometido a presiones y vaivenespor los convulsos años políticos que le tocó vivir.

Ambas administraciones, a pesar de sus notables diferencias, sí responden a una constante de la primera etapa de la historia del turismoespañol: la falta de presupuesto y compromiso gubernamental de un país que entendió demasiado tarde la importancia estructural del turis-mo como gran empresa nacional.

Palabras clave: instituciones turísticas, turismo cultural, primeras iniciativas, historia del turismo.Abstract: Spanish tourist institutions from the early decades of the XX century to the Civil War was run by the Comisaría Regia del

Turismo (1911-1928) and the Patronato Nacional de Turismo divided into two different phases: the Monarchic period (1928-1931) and theRepublican period (1931-1936). Both represented elitist and «excellence» tourism in Spain and, despite limitations in terms of lack of fi-nancial and governmental support, they were pioneers in the development of a surprisingly modern discourse touristic. This is reflected inthe current nostalgic attitude adopted when reflecting on those golden years.

The Comisaria Regia de Turismo was an excessively «personalist», extremely dependant on royal favour and almost exclusively devo-ted to cultura] tourism, therefore ignoring the real needs of the tourist industry. However, the Patronato Nacional de Turismo, represented acompetitive and professional model of tourist management that unfortunately was forced to suffer the turbulent political situatíon of thosedecades.

Bearing these differences, both of them are characterised by a constant in Spanish historie tourism: the lack of financial and official sup-port. Such hindrance has characterised a country, which took too long in learning the structural importance of tourism as a national industry.

Keywords: tourists institutions, cultural tourism, first steps, history of tourism.

I. LA COMISARÍA REGIA DEL creada en 1905 unida a una cada vez mayorTURISMO (1911-1928). UNA demanda reclamada por los profesionales delVALORACIÓN sector parecían exigir una implicación del Es-

tado en materia turística, pero esta vez, con1.1. Creación y funciones mucha más efectividad. La Administración

finalmente reaccionó acogiéndose a una fór-La ineficiencia de la Comisión Nacional muía muy característica de la época, la de la

Doctora en Historia Contemporánea. Universidad Complutense de Madrid.

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Ana Moreno Garrido

Comisaría, y el 19 de junio de 1911, a pro-puesta de Canalejas, entonces presidente delConsejo de Ministros, se creaba por Real De-creto la Comisaría Regia del Turismo y Cul-tura Artística Popular. Por tanto, y en teoríala segunda de las administraciones turísticasespañolas, en realidad, esta Comisaría vienea ser, en la práctica, la primera de ellas, yalgo más, una de las protagonistas de la«edad de oro» del turismo español, un em-brión del turismo nacional.

Se creaba dicha Comisaría Regia para «pro-curar el desarrollo del turismo y la divulgaciónde la cultura popular» (1) y en el artículo se-gundo se detallaban sus atribuciones:

- La vulgarización de los conocimientoselementales de arte y aumento de la cul-tura artística colectiva.

- La conservación y exhibición de la Es-paña artística y monumental.

- La promoción y el sostenimiento de lasrelaciones internacionales que la épocaactual exige en materia artística.

- Facilitar el conocimiento y estudio deEspaña procurando

- La comodidad de los alojamientos

- La seguridad y rapidez en las comuni-caciones

- El acceso a las bellezas naturales y ar-tísticas

- Y, además, desarrollar las relaciones es-pirituales, sociales y económicas entreEspaña y América

Se entendió entonces, que el turismo erabásicamente una cuestión artística y cultu-ral (de hecho estaba todavía muy lejos deser un gran negocio nacional) y, aunquedesde la perspectiva actual parece que fueun error integrar en un mismo organismo tu-rismo y arte ya que provocó el que la Co-misaría derivase hacia una especie de mi-nisterio de cultura y arqueología más que auna verdadera institución turística, no esmenos cierto que esa vocación cultural y ar-tística es la que la ha envuelto en ese auraromántica que la caracteriza y que, sin duda,el objetivo de restauraciones y rehabilita-ciones del patrimonio cultural era con finesturísticos, es decir, de exposición al públi-co, de «vulgarización de la España artísticay monumental».

Una vez más, como ocurriera en 1905, setrataba de un organismo sin autonomía, se lahizo depender de la Presidencia del Consejode Ministros. Para ayudarle en su misión, elComisario tenía a sus órdenes a ocho fun-cionarios (dos por cada uno de los Ministe-rios de Estado, Gobernación, Fomento e Ins-trucción Pública) que constituían una JuntaSuperior, aunque, y eso resultó fundamentala la larga, prestarían sus servicios sin aban-donar sus puestos y cargos en sus diferentesministerios. Por tanto, aunque no en la teo-ría, sí en la práctica, el recién nombrado Co-misario de Turismo, Benigno de la Vega-In-clán se iba a ocupar en solitario de la gestiónturística española.

1.2. La controvertida figura del Comisariode Turismo

Es imposible referirse a la Comisaría Re-gia de Turismo sin entender el papel funda-

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mental que jugó el hombre elegido para serComisario, el marqués de la Vega-Inclán.Porque, sin duda, hubo una identificación tanabsoluta entre el organismo y el funcionarioque se puede incluso definir a la Comisaríacomo la creación personal de su mentor, enun ejercicio que hoy, definitivamente sor-prende a cualquiera que se acerque al estu-dio de un ente considerado como parte de laadministración del Estado.

La elección de Benigno de la Vega-Inclány Flaquer (1858-1942), segundo marqués dela Vega-Inclán (figura 1) vino determinadapor varias razones. En primer lugar, sin duda,su cercanía al círculo de Alfonso XIII, su fi-delidad incontestable y la protección regia,factores estos sin los cuales no puede enten-derse la larga permanencia en el tiempo (die-cisiete años) de una Comisaría que, desdemuy pronto, dio síntomas de agotamiento.

Figura 1El comisario de turismo, marqués de la Vega-Inclán

Fuente: Fotografía de Alfonso en Gaceta del Viajero, junio de 1927, año n, n.° 8.

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Fue también definitiva su condición deapasionado del arte y la arqueología, una fe-cunda afición a la que se dedicaba profesio-nalmente durante los años previos a su etapaen la Comisaría. Al haber sido coleccionistay marchante de arte (lo que le permitió co-nocer el mundo del arte en su dimensión deproducción y de negocio), y haber viajado yfrecuentado personalidades y artistas en lasprincipales capitales de Europa y América(fue muy significativa su amistad con el mi-llonario hispanófilo Archer Huntington due-ño de la Hispanic Society of America) esto ledaba un aire viajero y cosmopolita que, sepensó, le serían muy útiles al representanteoficial del turismo nacional.

Sobre todo esto, sin embargo, se impusoun éxito personal del marqués, una inversiónarriesgada y exitosa que realizó comenzandoel siglo (1907-1910), y que cambió su vida.Tras asistir a una conferencia sobre El Gre-co que pronunció Manuel Bartolomé Cossío,profesor de Historia del Arte de la InstituciónLibre de Enseñanza, donde se especulaba entorno a la casa toledana en la que podía ha-ber vivido el pintor, esto animó a BenignoVega-Inclán a embarcarse en una aventura detipo cultural atrevida y novedosa: la recupe-ración de la Casa del Greco en Toledo. Eneste espacio, comprado y montado por élmismo en la judería toledana, recreó, con unencanto y frescura que hoy siguen de plenaactualidad, el mundo cotidiano de los hidal-gos del Renacimiento español, con unosplanteamientos visuales y estilísticos a lahora de exponer las obras de arte (mobilia-rio, cuadros, tapices, biblioteca...) que se ale-jaban por completo de lo que se entendía en-tonces por centro de arte y cultura, conceptoque, en la España de principios de siglo, ape-nas superaba la idea de una colección de ob-

jetos expuestos en un ambiente, como mu-cho, palaciego.

De esa manera, Benigno de la Vega-Inclánse convirtió en el primer empresario turísti-co-cultural de España y, no sólo eso, el éxi-to fue tal que «atendiendo a las especialescircunstancias que en él concurren» (2), ycon la misión de «estudiar, proponer, plante-ar los medios conducentes al fomento del Tu-rismo y a la divulgación de la cultura artísti-ca popular» en 1911 fue premiado con elcargo de Primer Comisario Regio de Turis-mo. Desde ese momento se entregó a la Co-misaría en cuerpo y alma, profesional y per-sonalmente, durante diecisiete largos años.

Siendo un hombre con ideas novedosas ycapacidad para sacarlas adelante parecía per-fecto para el cargo (ya se ha dicho, ademásque la Comisaría tenía una clara vocación ar-tística) y, aunque, por su nombramiento y suespecial relación con el Rey, era el único se-ñor de los asuntos oficiales del turismo espa-ñol, sus años al frente de la Comisaría, sin em-bargo, estuvieron tan salpicados de sospechas,críticas e incluso escándalos (infundados o no)que éstos dificultaron su labor, entorpecieronsu gestión y, a la larga, perjudicaron seria-mente al turismo español. Su labor al frente dela misma no ha pasado desapercibida para na-die y, lleva décadas despertando por igual, apa-sionadas críticas y alabanzas. El personalismode su gestión ya que nunca aceptó la colabo-ración de nadie, el secretismo con el que lle-vó algunos asuntos que deberían haber sidopúblicos (como fueron los números de la Co-misaría) o su empeño en especializarse única-mente en cuestiones relacionadas con el turis-mo cultural fueron los talones de Aquiles desu comisariado y una fuente constante de re-proches para sus adversarios.

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Una interpretación ecuánime calificaría alComisario de Turismo como uno de los pro-motores del turismo español, sin duda, asícomo un verdadero ideólogo del turismo na-cional, pero, también es cierto que Benignode la Vega-Inclán, tuvo otra dimensión quelo alejó sustancialmente de las raíces rege-neracionistas del turismo español y que pro-vocó con su actitud el retraso del crecimien-to del turismo español. ¿Por qué? Porquepareció no entender lo que es o debe ser unaindustria turística moderna basada en los tresvértices clásicos: alojamientos, infraestructu-ras y propaganda. Este fue un hombre cuyasensibilidad conectaba más con la forma delentender el viaje y las excursiones de recreoque tuvo el siglo xix. Amante de los balne-arios, del viaje en tren, de las excursiones apie por los centros monumentales, de la lite-ratura erudita, del arte romántico... no supoentender que el turismo del siglo xx tenía sufuturo ligado al desarrollo de las infraestruc-turas, a la promoción del automóvil como ve-hículo de la futura clase media y al fomentode la actividad privada basada en el asocia-cionismo y los contactos internacionales.Ajeno a todas estas preocupaciones, al «di-choso Congreso de Turismo que tan poco medivierte» (3) (el de Madrid de 1912), el úni-co que se celebró durante los años de sumandato y donde se debatían estas cuestio-nes, ni siquiera se molestó en asistir.

En este sentido, la mítica Comisaría Regiade Turismo no pasaría de ser un organismoanacrónico, excesivamente aristocrático y ar-caizante, alejado de la realidad del turismoespañol, ajeno a las demandas de sus profe-sionales y al momento histórico que le tocóvivir, sin embargo, Benigno de la Vega-In-clán, con un talento innato, una imaginaciónapasionada y una indudable visión de futuro

se convirtió en un pionero y en el primer ide-ólogo del turismo español. Veamos cómo lohizo.

1.3. Acciones, logros y fracasos de laComisaría Regia de Turismo

Sin duda, la principal actividad de la Co-misaría Regia fue el turismo cultural. Hayque señalar, no obstante que, entre 1911 y1928, también se tomaron importantes deci-siones de lo que hoy denominaríamos turis-mo natural o ecológico (como la declaraciónde los primeros Parques Nacionales (1918)los Sitios y Monumentos Naturales de Inte-rés Nacional (1927) o la construcción de sen-deros, refugios o infraestructuras de montañaesto último sólo entre 1921 y 1927) aunquemuchas de ellas no respondieron a la inicia-tiva personal del Comisario y fueran la plas-mación de la convergencia de sensibilidadesconservacionistas desde distintos sectores.

El Comisario tampoco manifestó un graninterés por la cuestión de los balnearios deinterior y el turismo terapéutico aunque enfebrero de 1917 hiciese una serie de gestio-nes al respecto. Presentó un proyecto para elestudio y adaptación de balnearios, residen-cias, estaciones de invierno al Ministerio deGobernación, las direcciones de Sanidad ySeguridad, los gobernadores civiles y diputa-ciones provinciales. Una segunda gestiónante el Congreso Nacional de Medicina y,por último, una gestión parlamentaria (4).Denegado este proyecto de ley porque «com-prende tantos particulares y está redactada entérminos de tanta amplitud» (5) que el Mi-nisterio de Hacienda ni siquiera la conside-ró, se abandonó cualquier tentativa en el fo-mento del turismo de balneario y estaciones

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de hidrología y el marqués ya nunca volviósobre ello.

Mientras, la cuestión de las infraestructu-ras que tanto alarmaba a los hombres de laépoca, tampoco fue una verdadera preocupa-ción para el marqués. En alguna ocasión, sinembargo, manifestó que «en el desarrollo delturismo hay dos puntos que son constitutivosde su fomento: los alojamientos y las comu-nicaciones» (6), pero apenas hizo nada al res-pecto, y fue este desinterés real por las cues-tiones técnicas del fenómeno lo que le alejódefinitivamente del sector turístico.

Sin embargo, sí fue un precursor en suspropuestas sobre las características de la ho-telería moderna. En fecha muy temprana(1912) en una entrevista en prensa con mo-tivo de una reunión de hoteleros manifestó supreferencia sobre un nuevo concepto de alo-jamiento ya que «ahora lo que se precisa enEspaña, para complemento de los grandeshoteles, es un hospedaje de puro carácter es-pañol que sea albergue modesto, que conser-ve su carácter tradicional, en el que lasparedes estén encaladas y los techos arteso-nados y al lado de esto se encuentre en ellosel confort que la vida moderna exige» (7).Años después, en 1921, plantearía en la teo-ría (la práctica llegaría en 1928 con la crea-ción del Parador Nacional de Gredos, el pri-mero de la red) el nacimiento de la futura redestatal de Paradores, el legado más fructífe-ro que nos ha dejado Vega-Inclán (figura 2)un tipo de alojamiento basado en los cómo-dos hoteles rurales californianos, modernos yadaptados a los estilos regionales y necesi-dades de cada localidad, residencias «de buentono, amplias, de alimentación sana, satura-das de aire, de vegetación y de flores, con

sus pequeños departamentos instalados enmedio de parques (...) y otras ventajas, cualla supresión de escaleras, sustituidas por ram-pas, la luz difusa, el servicio del comedor yotros a cargo de camareras bien instruidas;en una palabra: un concurso de detalles pococonocidos en las grandes ciudades de Euro-pa» (8).

Y él, que había sido el creador del primercentro turístico cultural moderno de nuestropaís, también fue capaz de imaginar cómoserían los museos del siglo xx, ya que «el fu-turo Museo no debe ser un almacén como loson la mayor parte de los museos del mun-do. No basta enseñar las cosas, es preciso ha-cerlo en las debidas condiciones. Un Museodebe, ante todo tener ambiente. Un Museo nopuede ser una anaquelería de una tienda o losnichos de una Sacramental. Hay que dar in-tensidad a la exhibición de arte que se hace»(9). El tiempo, sin duda, le ha terminado dan-do la razón.

Por tanto, despreocupado de infraestructu-ras, hotelería y otras ofertas que no fueranel turismo cultural, la Comisaría de Turismose entregó a las labores artísticas, arqueoló-gicas y divulgativas que le han dado fama yprestigio. Tras el montaje de la Casa delGreco vino el acondicionamiento de la Si-nagoga del Tránsito junto a ésta, luego al-gunas acciones en el casco histórico sevilla-no; la compra y remodelación de la Casa deCervantes de Valladolid que fue el tributoque le hizo el turismo oficial al III centena-rio de la muerte de Cervantes, algunas ac-ciones dispersas en la Alhambra y el Gene-ralife o la rehabilitación del barrio de SantaCruz de Sevilla, el primero de nuestros cas-cos medievales sometidos a una reforma confines turísticos.

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Figura 2Portada de El arte en España (Casa del Greco)

EL ARTE EN ESPAÑ

LA O S A DEL GRBGOEDICIÓN ¡THOMAS:

Sin desmentir la afirmación esencial de laexcesiva especialización de la Comisaría deTurismo en asuntos culturales, es cierto quehay que recordar que el Comisario de Turis-

mo también intentó impulsar proyectos turís-ticos muy ambiciosos. Fue el primero en an-ticipar el enorme interés turístico que tenía lacosta gaditana. Luchador insistente para ma-

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terializar la construcción de un puerto de na-ves de alto calado (grandes cruceros trasa-tlánticos) en Algeciras que debía prolongar-se con una línea de ferrocarril hasta Sevilla,Córdoba y Granada, para crear un espacio tu-rístico internacional en el sur de España, ide-al para el turismo americano que llegaba porbarco, chocó con los inconvenientes que ar-gumentaban unos y otros y a la altura de1914 tuvo que desistir de sus planes (10).

También fracasaron las negociaciones paraatraer el interés de capitales extranjeros sobreMadrid para inaugurar grandes almacenes alestilo de las grandes capitales europeasy construir lujosos hoteles, que ayudarían aproyectar una capital más moderna y cosmo-polita. Desgraciadamente poco salió de am-bos proyectos y apenas pudo concretarse lainversión del hotelero belga Marquet cuyohotel Palace se inauguró en 1912. Y, aunquetambién se interesó sobre algunos proyectosurbanísticos en Madrid (sugirió una reformaen la Plaza de España donde se acababa deinstalar la estatua del Quijote para crear unagran avenida desde San Francisco el Grandehasta el Parque del Oeste) Vega-Inclán, pocoa poco se fue retirando de todas estas aven-turas y concentrándose en lo poco que ya ha-bía conseguido.

También asumió la responsabilidad de lapromoción de nuestro turismo en el exterior,labores que, una vez más, realizó con resul-tados muy desiguales. Durante la etapa de laComisaría Regia de Turismo no existieronlas oficinas de turismo, por tanto dicha pro-moción descansaba en la labor personal delComisario que, sin apostar por la propagan-da directa o la cartelería intentó aprovecharlos contactos personales a lo largo de sus via-jes o la clásica fórmula de la participación en

eventos internacionales. Al respecto se debeseñalar un indudable éxito como fue un via-je de varios meses por Estados Unidos invi-tado por su amigo personal Archer Hunting-ton. Gracias a él, se intensificaron lasrelaciones con ese país y, sobre todo se es-trecharon los vínculos culturales con la co-munidad hispana, ya que por primera vez,España se implicó en la recuperación y pro-moción del pasado español de California. Elmarqués recorrió el llamado Camino Real yfue recibido casi como un embajador cultu-ral en un viaje de costa a costa en el que,por desgracia, todavía las investigacionesmás recientes no han reparado. Respecto aEstados Unidos, pareció intuir las enormesventajas que tal relación le supondrían a Es-paña y el papel protagonista que el giganteamericano jugaría tras la I Guerra Mundialcomo nueva aristocracia de los viajes y eneste país proyectó una oficina de turismo (enla ciudad de Nueva York que nunca se inau-guró) y montó allí las únicas exposiciones in-ternacionales de turismo español de la época(Nueva York, 1922-1923 y Filadelfia, 1926)a excepción de la frustrada de Londres en1914, y, cómo no, también recordamos quefueron las residencias californianas las que leinspiraron el concepto que luego aplicó en lared de Paradores.

La otra cuestión relativa a la promoción, laeditorial, también fue objeto de polémica. Le-jos de plantear una necesaria línea editorialmoderna, práctica y accesible, la Comisaríaeditó pulcros y eruditos textos entre lo turísti-co y lo artístico en una pequeña y coqueta co-lección de libritos que el marqués bautizócomo El Arte en España. La «vulgarización»de la España artística para el Comisario con-sistió en eso, la publicación de abundantes (34títulos) y cuidados libros, algunos de mucha

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calidad, para los que contó con reconocidos es-pecialistas donde un breve texto (en tres idio-mas) se completaba con una amplia colecciónde postales y cuyos títulos van desde la cate-dral de Burgos hasta Toledo o el monasteriode Guadalupe (figura 3). El esfuerzo docu-mental, literario y editorial de la Comisaría Re-gia de Turismo (que siguió reeditándose hastaentrados los años cincuenta) ayudó a crear unasensibilidad de conservación y valoración delpatrimonio cultural español y se consolidócomo uno de los primeros esfuerzos divulgati-vos en nuestro país (11) pero, efectivamente ycomo le advirtieron sus adversarios, difierenmucho de lo que debe ser una política edito-rial turística moderna.

Sin embargo, y a pesar de que buena par-te de todo lo que rodeó a la Comisaría Re-gia puede resultar polémico lo que realmen-te sorprende y quizás a la larga erosionaseseriamente las bases del Comisario de Turis-mo fue la cuestión financiera. Asunto oscu-ro desde el principio, oficialmente no dispu-so de Oficina pública ni tuvo presupuestoasignado durante casi dos años, desde juniode 1911 hasta enero de 1913. Todos los gas-tos corrían por cuenta del Comisario que,aunque con categoría efectiva de Jefe Supe-rior de Administración Civil, desempeñaría«gratuitamente su cargo», muchas de sus ac-ciones las pagaba él mismo de su propio bol-sillo, e incluso la remodelación de la Casa deCervantes en Valladolid (rehabilitada paraconvertirla en museo) fue comprada por elRey en 1912 con su propio dinero.

Siempre lamentándose de su precaria si-tuación económica, una de las máximas de laComisaría parecía ser la falta de transparen-cia y claridad. Fue esa ambigüedad y secre-tismo lo que provocó que en diciembre de

1914, el voto particular de la minoría liberalconsiguió reducir un ya de por sí menguadopresupuesto fijándolo en una cantidad anualde 75.000 pesetas. En ese momento, el Co-misario dio explicaciones en la Cámara. Estafue una de las escasas ocasiones en las quese publicaban y aclaraban los números de laComisaría de Turismo. Allí dio razones queno dejan de ser sorprendentes, como el quela Comisaría Regia de Turismo muchas ve-ces debía invertir su escaso presupuesto engastos de representación estatal como habíaocurrido en febrero de 1913 cuando se pagóa cargo de Turismo el viaje a Toledo del pre-sidente de la República francesa o una visi-ta oficial de autoridades italianas en 1914. Elescaso presupuesto anual de la Comisaría deTurismo (75.000 pesetas) debía cubrir tresconceptos:

- Infraestructuras. Investigación, alberguesy refugios 25.000 pesetas.

- Propaganda, adquisición de libros y co-municación. 25.000 pesetas.

- Sueldos, gratificaciones y viajes 25.000pesetas

De ese presupuesto había que deducir5.000 pesetas de pagos al Tesoro y algunosimprevistos como fueron las 40.000 pesetasinvertidas en la biblioteca cervantina en Va-lladolid (12).El resultado fue que, con seme-jante dotación, el turismo quedaba oficial-mente desatendido.

¿Cómo es posible que el Estado crease unorganismo turístico oficial y no lo dotase demedios, condenándolo, por tanto, a la inefi-cacia más absoluta? Algunos investigadoresnos dan la clave ya que «el problema funda-

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Figura 3Cartel del PNT del Parador de Gredos

NATO NACIONAL DELTURISMO

mental que tenía planteada la sociedad espa-ñola de principios de siglo fue la permanen-te insuficiencia de los ingresos públicos parahacer frente a los gastos (...)• En un momen-to histórico en que los Estados europeos mo-dificaban sus estructuras fiscales para hacer

frente a las necesidades de unos Estados mo-dernos, en España razones fundamentalmen-te políticas de diversa índole lo impidieron»(13). Por tanto, en un país caracterizado porla inmadurez de su sistema presupuestario ydonde no se había terminado de reparar en la

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importancia estratégica que podía tener unaindustria turística bien articulada (y eso quelas obras de nuestros regeneracionistas turís-ticos venían insistiendo de ello desde princi-pio de siglo), no nos debe sorprender que losasuntos turísticos oficiales se dejasen duran-te cerca de veinte años en manos de una solapersona con escasos medios, nulos apoyos yninguna fórmula de control.

1.4. Un balance

En abril de 1928 finalizaba la primera eta-pa en la historia del turismo español con unbalance de luces y sombras. Sin haber aten-dido realmente la industria turística, la Co-misaría Regia dejaba una pesada herencia asus sucesores que se encontraron con un gi-gantesco trabajo por hacer. Sin embargo, aúnsiendo Benigno Vega-Inclán un pésimo ges-tor excesivamente polémico fue, igualmente,un verdadero hombre de turismo. La mejorprueba es que incluso hoy, con casi un siglode vida, sus símbolos turístico-culturales tie-nen una reconocida vigencia. Se le puedeconsiderar el introductor en España del mar-keting turístico y de los planteamientos sen-timentales y seductores que deben tener loscentros turísticos y la creación de la Casa delGreco es un hito incuestionable del turismonacional. Muchas de las cosas que vio y de-tectó, el mercado turístico las ha terminadoaceptando (como por ejemplo el potencialcultural de los Estados Unidos, verdaderocreador de la cultura icónica turística mun-dial, el modelo que profetizó sobre la hote-lería moderna, funcional y con encanto, o laidentificación entre centro turístico-peregri-naje nacional, tan operativo en nuestros días)y si alguna de sus propuestas resultan hoyextravagantes (el proyecto del eje Algeciras-

Cádiz como el gran escenario de turismo in-ternacional español) es porque la geografíaturística española, hoy montada en torno aleje Mediterráneo-mercados europeos-trans-porte aéreo difiere mucho del turismo de laépoca: americano, atlántico y de crucero, noporque planteado en su época fuera un des-propósito.

No obstante, nada de esto debería eximir-le de sus responsabilidades personales comolo fue el hecho de provocar con su actitud unatraso de años en el desarrollo del turismoespañol. Mal planteada desde el principio, laComisaría Regia y aquellos que la mantu-vieron no entendieron o no quisieron enten-der que el turismo en los años veinte era yauna cuestión demasiado seria para dejarlo enmanos de una sola persona que además seenfrentaba a ello con las únicas armas de suafición y su pasión, ambas, muchas veces,mal empleadas.

Si en un recorrido por nuestra administra-ción turística la Comisaría Regia de Turismojustifica un recuerdo y una mirada detenida,aunque ésta sea breve es porque, sin duda, ya pesar de ser una institución pública tanparticular, de alguna manera representa losaños de élite y excelencia del turismo histó-rico español. Paralela a ella, nacía la hotele-ría de lujo en nuestro país, se creaba nuestraprimera red de espacios protegidos, playasfrías y balnearios vivían su época de esplen-dor, se generalizaba el turismo automovilis-ta o comenzaba, ya en los años veinte, laaventura de la aviación comercial. Nada deesto dependió directamente de la administra-ción oficial pero todo el conjunto de logros,públicos y privados, nos remiten a años leja-nos y ciertamente míticos de nuestra historiaturística.

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II. LA APORTACIÓN HISTÓRICADEL PATRONATO NACIONALDE TURISMO (1928-1936)

A la altura de 1926, la situación de atraso,dejadez y desinterés del Estado por el turis-mo nacional era tan evidente que se volvie-ron a oír voces (como venía ocurriendo des-de principios de siglo) denunciando el estadode abandono del turismo español. En una pu-blicación de esos años se afirmaba sin tapu-jos que, a pesar de que «los organismos pú-blicos o privados que se ocupan del turismoen nuestro país hacen cuanto pueden (...) susesfuerzos aislados, sin contacto, orientaciónni medios suficientes» se mostraban incapa-ces de gestionarlo; «es preciso», continuaba,«una absoluta coordinación de esfuerzos detodos los elementos, un plan madurado ycompleto, con recursos económicos bastan-tes, una acción vigorosa, tenaz, vasta e in-tensa, amparada y patrocinada por los Pode-res Públicos» (14).

Por tanto y con un retraso de varias déca-das respecto de algunas grandes naciones his-tóricas de turismo, entrando en los años trein-ta, en España se creaba por primera vez ennuestra historia una verdadera administraciónturística: el Patronato Nacional del Turismo.Se barajan diversas interpretaciones para ex-plicar el tránsito entre la anticuada Comisa-ría Regia de Turismo y el nuevo Patronato.Unos han insinuado que hubo desacuerdosentre el monarca y el Comisario a propósitode la construcción del Parador de Gredos,para otros fue la presión externa del sectoren la línea arriba apuntada, otros creen quefue la inminencia de dos magnas exposicio-nes que se iban a celebrar en España (Bar-celona y Sevilla) en 1929 y a las cuales (so-bre todo por la cuestión hotelera) el turismo

nacional no podría hacer frente con digni-dad... lo cierto es que en abril de 1928, conuna carta firmada por su propio puño, Primode Rivera anunciaba a Benigno de la Vega-Inclán el cese de sus funciones. Comenzabaentonces una nueva etapa para la administra-ción turística española que fue recibida conalivio y expectativas por parte de los profe-sionales y entusiastas del fenómeno. Por des-gracia, los convulsos años que le tocaron vi-vir dificultaron enormemente su gestión.

II.1. El Patronato monárquico (1928-1931)

La creación del Patronato Nacional de Tu-rismo por Real Decreto n.° 745 de 25 de abrilde 1928 (15) responde definitivamente almodelo de un organismo turístico competen-te y reproducía el esquema que existía en lasadministraciones turísticas de otros países eu-ropeos. Reunido en treinta y siete ocasionesen apenas año y medio (desde su creaciónhasta finales de 1929, momento en el quepresentó una primera Memoria de resultados)esto nos puede dar cuenta de la ingente laborque, en materia de turismo, el Estado teníaque acometer. En la redacción del Regla-mento se insistía en una serie de cuestionesque intentaban subsanar las enorme deudaspendientes. Como novedad de funciones in-corporaba la implantación de escuelas de Tu-rismo y la fundación de centros o agenciasde turismo en el extranjero, pero, sobre todose insistía en la obligación del Patronato deatender, «provocar y apoyar cuantas iniciati-vas tiendan a mejorar el turismo» quizás porese desencuentro de años entre la adminis-tración oficial y la iniciativa privada. Tam-bién se hacía una especial mención al «de-sarrollo de la industria hotelera» otro de loscapítulos pendientes que dejó el marqués. En

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definitiva, se insistía sobre todo en las cues-tiones de infraestructuras y logística, desa-tendidas e ignoradas hasta entonces. Con una«atención más detenida en los Poderes pú-blicos para estudiar tan trascendental proble-ma», el Patronato se embarcaría en «hacer elinventario de sus posibilidades turísticas; co-rregir las dificultades para un rápido de-sarrollo de las industrias relacionadas con elturismo y lanzarse a estimular eficazmente,tanto a los organismos oficiales como a losparticulares, para colaborar en la ardua y di-fícil empresa de situar a España entre lasgrandes naciones del mundo». Por primeravez en la historia turística española, la admi-nistración parecía entender lo que es verda-deramente la industria del turismo.

También dependiente del Consejo de Mi-nistros, actuaba por medio de un Comité Eje-cutivo y Directivo compuesto por diez miem-bros: un presidente, tres vicepresidentes (delas delegaciones de Arte, Propaganda y Via-jes), cinco subdelegados regionales y un se-cretario general (José Antonio de Sangróniz).Para estos cargos se eligió a Alberto de Bor-bón, duque de Santa Elena, Juan AntonioGüell, conde Güell, (delegación de Arte) Ma-nuel Falcó, marqués de Pons (delegación dePropaganda) y Joaquín Santos Suárez, (dele-gación de Viajes) respectivamente (16). Loscuatro primeros se nombraban por Real De-creto, los otros por Real Orden del Consejode Ministros. Fue éste un primer Comité(hasta julio de 1930) que luego levantaría se-veras críticas por la elección de sus miem-bros, demasiados aristócratas de «elevado ni-vel social» en opinión de los republicanos,pero, lo interesante para el turismo nacionales que ya aparecían trece consejeros que re-presentaban todos los vértices del negocio tu-rístico (transportes, navegación aérea, indus-

tria hotelera, firmes, automovilismo, historiay arte o colonias) y un embrión de estructu-ra periférica.

Sin embargo, hubo malos hábitos que nose corrigieron, ya que, de nuevo, la cuestióndel presupuesto quedó en una llamativa am-bigüedad y se resolvió improvisando una es-pecie de autofinanciación al estar el Patrona-to, una vez más, condenado a no tenerpresupuesto fijo al margen de «las subven-ciones que eventualmente puedan conceder-le el Estado, las provincias y los munici-pios». De esta manera se nutriría de «losfondos que rinda el Seguro Obligatorio deViajeros transportados por ferrocarril y com-pañías de navegación y el seguro del gana-do vivo que por ferrocarril se transporte».Hasta que dicho seguro entró en funciona-miento (17) «el Tesoro anticiparía, con ca-rácter reintegrable, la cantidad máxima de250.000 pesetas» (18).

El Patronato monárquico, a pesar de sucorta vida (apenas tres años) sufrió una pri-mera remodelación el 2 de julio de 1930, unasegunda unos días después, el 5 de julio delmismo año. Para algunos esta reestructura-ción intentaba poner un poco de orden en unesquema que no terminaba de funcionar por-que «el organigrama de 1928, al adoptar estadivisión tripartita, por materias, venía a com-plicar la estructura del escalón inferior al cre-ar las subdelegaciones regionales dependien-tes de los delegados generales. (...) A lacomplejidad del comité, que era, a la vez, di-rectivo y ejecutivo, vino a añadirse el enca-denamiento de los problemas y las gestionesdel turismo. El trabajo práctico y rutinario re-cayó, paulatinamente en el secretario general(...) la Secretaría General acabó siendo nosólo un auténtico cajón de sastre si no que

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con el tiempo fue el departamento más ente-rado y efectivo de la organización» (19). Almargen de estos desajustes administrativosfueron los años más prolijos e intensos delPatronato.

La cuestión hotelera, o como se denominóen la época el servicio de alojamientos eratan perentorio y «algo manifestado tan agu-damente, que podría asegurarse sin exagera-ción, que impedía en parte considerable, ladebida afluencia de turistas extranjeros hacianuestro país». Se incorporaron dos grandesnovedades; por un lado, la regulación de laindustria hotelera donde destacan la creaciónde placas que asegurasen la calidad del hotel(Hotel recomendado por el Patronato Nacio-nal de Turismo), la implantación del Libro deReclamaciones o la publicación de la prime-ra Guía Oficial de Hoteles, Pensiones, Casasde viajeros, Restaurantes, Bares y Garajesde España y, sobre todo, una política de es-timulación y creación de nuevos hoteles deun doble signo, por parte de la iniciativa pri-vada (20) y, por otro lado, el mantenimientode la línea de la red hotelera estatal: Parado-res (se construyeron en Oropesa, Úbeda, Ciu-dad Rodrigo y Mérida) Hosterías (La Rábiday Alcalá) y doce albergues de carretera (21).

El servicio de información fue otra de lasnovedades que introdujo el Patronato. Se ar-ticuló sobre tres ejes: en primer lugar, la re-glamentación del servicio de Guías, Intérpre-tes y Correos, aprobada el 21 de noviembrede 1929 y que creaba los primeros profesio-nales de este tipo en España (22). En segun-do lugar fue la instalación de agencias en elextranjero: París, Londres, Roma, Munich,Gibraltar, Nueva York y Buenos Aires.

Y, por último, la creación de Oficinas de

Información en la península. En febrero de1929 ya había 18 en toda España, sobre todoen puertos, frontera con Francia y ciudadesde interior donde el tráfico de turistas era in-tenso como Madrid, Toledo, Burgos, Sevillay Granada. Estaban concebidas como «la cé-lula de un organismo cuya central está enMadrid y comunicadas mediante el enlacepor correspondencia diaria y comunicacióntelegráfica». Montadas sobre edificios que secompraron a tal efecto (algunos de interéshistórico) y, sobre todo, en terrenos cedidospor Juntas, Ayuntamientos o Diputaciones,contaban o deberían contar con personal cua-lificado, que dominase idiomas y que ademásde informar al visitante debía elaborar esta-dísticas mensuales para el Patronato.

Fundamental también fue el servicio depublicaciones. Aunque ya se ha destacado elesfuerzo que hizo la Comisaría Regia por ladivulgación de las bellezas del país, a nadiese le escapaba que era completamente insu-ficiente. Las opiniones de los responsablesdel Patronato no podían ser más elocuentes:«La literatura turística en nuestra patria erasumamente escasa (...) faltaba un movimien-to continuado y armónico, respondiendo a unplan sistemático y orgánico. Faltaba, en fin,un centro editorial que fijara su atención pre-ferente a publicar una serie de libros, folle-tos y hojas de propaganda, profusamenteilustrados, redactados en varios idiomas yque fuesen una reiterada y continua invita-ción al viaje por España» La línea editorialdel Patronato (figura 4) incluyó la serie Pro-paganda de bellezas monumentales y pinto-rescas, Guías, Publicaciones mixtas y Otros(23). Y, si hasta la fecha la administraciónturística oficial había desatendido la promo-ción turística a través de los carteles, el Pa-tronato inauguró una tendencia que se man-

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Figura 4Folleto Winter in Spain del PNT

•1-

in

ATRONATO I ^ACIIINAl III-1

(Natiomal Btaré fot Trmtl /> SpaU)

Fuente: Colección particular de Juan Carlos González Morales.

tiene hasta la actualidad y, sobre todo, pro-tagonizó la edad de oro del cartel turístico es-pañol por la belleza de sus creaciones, tantoen diseño como en dibujo, y por la calidadde sus artistas (Tejada, Renau, Vázquez Díaz

o Baldrich, entre otros). De gran tamaño ybajo un slogan genérico Visite España (envarios idiomas) incluían desde playas a con-juntos monumentales pasando incluso por al-guno de los primeros Paradores.

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Para lo relativo a transportes e infraestruc-turas viadas, el Patronato tuvo que contar conla colaboración y la ayuda del Circuito Na-cional de Firmes Especiales o la Junta Cen-tral de Transportes, en las que estuvo presen-te, así como la coordinación ministerial. Alrespecto, las autoridades turísticas se limita-ron a hacer una serie de peticiones y suge-rencias que ayudarían a facilitar y fomentarel viaje por España. Solicitaron reformas yconstrucción de carreteras, la aparición de in-dicadores turísticos en las vías y la elabora-ción de mapas de carreteras. Más importantepor el número de viajeros que lo elegíancomo medio de transporte era el ferrocarril.Se consiguió ampliar los itinerarios semicir-culares de la tarifa GV 105 (fundamental paralos viajes forfaits que se hacían por las agen-cias de viajes del extranjero para España) yla ampliación de unificación de clases; ade-más se consiguieron, entre otros, mejorar enel servicio de las reservas de plazas en los tre-nes, la posibilidad de facturación de equipa-jes no acompañados y la creación de coches-cama de Madrid a Granada, la ciudad másturística del país.

Se volvía a insistir en lo trascendental queera para el turismo español conseguir quefondeasen en nuestros puertos las grandescompañías navieras transatlánticas de todo elmundo, repletas de turistas americanos dealto nivel adquisitivo para lo que se consi-guió la supresión del impuesto de tonelaje enlos puertos españoles para los vapores quedesembarcasen turistas, rebajas para el trans-porte de automóviles, posibilidad de expedirbilletes mixtos ferrocarril-travesía marítima aMallorca y mejoras en los puertos.

Finalmente, en diciembre de 1929, los ser-vicios de Estadística del Patronato podían dar

la primera estadística oficial (figura 5) de vi-sitantes extranjeros a España (para el año1929): 362.716 extranjeros de 64 países conun total de 1.316.898 días de estancia y de-jando como ganancias cerca de 400 millonesde pesetas. Todo un récord hasta la fecha.La ciudad más visitada era Granada (con14.411 turistas) seguida de Córdoba (13.437turistas) y Baleares con 4.236 visitantes. Delas estaciones de invierno la preferida eraMálaga con 12.313 visitantes y luego las is-las Canarias con 3.458 turistas.

Sin embargo, la precipitación con que ac-tuó el Patronato Nacional de Turismo levan-tó severas críticas ya que «nada más peli-groso que improvisar en materia deorganización turística» (24) lo que, en el fon-do, no había traído mejoras sustanciales en elturismo español. «El Patronato Nacional deTurismo que alumbró con fasto el GeneralDictador en los últimos meses de 1928, enapariencia para ir dotando a España de orga-nismos que siquiera por su nombre le dieranla ilusión de que se acercaba al nivel de otrospaíses, en realidad no fue otra cosa (comotantas y tantas otras) que una mesa munífi-camente puesta, en donde encontraran asien-to determinados elementos, en la infantil cre-encia de que esta sobre-alimentaciónfortalecería las ya roídas columnas de su ta-bernáculo». En el fondo, venían a decir suscríticos, seguíamos igual. «Nuestro inventa-rio turístico hay que seguir buscándolo en lasGuías extranjeras (...) continúan los kilome-trajes incomprensibles, ininteligibles las in-dicaciones en los cruces (...) continúan losmismos hoteles en los sitios donde la inicia-tiva privada ha tenido interés en conservar;asequibles sólo a una minoría privilegiada yaque la hotelería media ha quedado totalmen-te abandonada y desatendida».

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Figura 5Primeras estadísticas ofíciales de Turismo

Fuente: Memoria de los trabajos realizados por el PNT desde julio de 1928 al 31 de diciembre de 1929. Talleres Voluntad, Madrid, 1930 (IET)

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No sólo se criticaba su precipitación y fal-ta de actuación práctica, acusado de ser unorganismo «destinado a demostrar su genti-leza hacia determinado sector de la aristo-cracia» y de no aclarar sus cuentas, que enpocos años habían supuesto varios millonesde pesetas que no terminaban de lucir porningún sitio («¿qué se ha hecho de esos cua-renta y seis millones de pesetas (25), en quése han invertido?»), el turismo oficial, si es-cuchamos a sus detractores seguía en la mis-ma línea que ya inaugurara la Comisaría Re-gia: era un sector aristocrático y frivolo, unagujero por donde se iba el dinero público ylos favores a los amigos (26)

II.2. El Patronato Republicano (1931-1936)

La llegada de la República a la historia es-pañola modificó las bases del ordenamientogeneral del Estado y lo turístico lo acusó in-mediatamente. De hecho, una de las prime-ras medidas que tomó la II República espa-ñola (en la temprana fecha del 23 de abril)fue transformar el Patronato Nacional de Tu-rismo en una Dirección General de Turismohabida cuenta de lo «desacertadísimo» (27),en opinión de los republicanos, de los añosdel Patronato monárquico. Se nombró unnuevo Director General, Claudio RodríguezPorrero, que tomó posesión apenas dos díasdespués, asumiendo en su persona, de formaurgente las misiones de la Junta y su presi-dente. La premura con la que actuó el go-bierno provisional nos remite a dos líneas yaapuntadas; por un lado, las sospechas sobrela gestión económica del Patronato y el des-tino último de sus fondos, demasiado es-pléndidos y generosos y, en segundo lugar,la sombra del amiguismo, nepotismo y favo-ritismo que parecían acompañar al Patronato

monárquico. Las primeras medidas que se to-maron respecto del turismo nacional fueronla liquidación de contratos y presupuestosaprobados por el anterior Patronato y una re-ducción del personal a él adscrito.

El 4 de diciembre de 1931, sin embargo,pasada esta etapa provisional se restablecíael Patronato Nacional de Turismo. El nuevoorganigrama consistía en una Junta presididapor el Subsecretario de la Presidencia, juntocon el que trabajaba, en calidad de vicepre-sidente el Director General de Bellas Artes;además seis vocales (cuatro de ellos por va-rios ministerios -Marina, Hacienda, Fomen-to y Economía- y los otros dos del mundoacadémico -Facultad de Filosofía y Letras ydel Centro de Estudios Históricos-) un vocalsecretario y un vicesecretario en una reorde-nación que algunos autores han querido vercomo un «proceso de centralización burocrá-tica relacionado con la necesidad de reducirlos gastos de su funcionamiento» (28). Re-ducción de gastos necesaria para evitar unascuentas deficitarias.

El Reglamento del 12 de enero de 1932(modificado por Decreto de 31 de enero de1934 en el que se suprimía el Consejo Gene-ral y se creaba la Junta del Patronato, muyparecida al organigrama de 1928) nos puedeilustrar sobre la idea que del turismo tuvo laRepública, pero en esta declaración de obje-tivos (divulgación de las bellezas de España,dar facilidades al viajero, promover todas lasiniciativas conducentes al desarrollo del tu-rismo o contribuir a la mejora de infraestruc-turas y alojamientos) apenas hay variacionessustanciales respecto de la etapa monárquicacon lo que se puede insistir en la idea de has-ta qué punto la línea de actuación del Patro-nato de 1928 fue el adecuado y necesario.

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La principal modificación que introdujo elPatronato republicano tuvo que ver, sin em-bargo, con el mayor control que de él hizo elEstado. Control en dos direcciones, presu-puestario y administrativo. Por Decreto del 4de diciembre de 1931 se determinó que elpresupuesto del Patronato Nacional de Tu-rismo pasase a formar parte del de la Presi-dencia. Además, a partir del 1 de abril de1932 quedó totalmente integrado en la Presi-dencia del Consejo de Ministros y financia-do con los presupuestos generales del Esta-do sin volver a contar con presupuestopropio. De la misma manera se pensó en al-gunas medidas para ahorrar dinero, como elque los viajes los pagaran las institucionesrepresentadas o el que las dietas fuesen deuna cuantía fija. Igualmente, para huir delburocratismo se pensó en favorecer todo lorelacionado con las iniciativas locales, regio-nales o gremiales (29) se creó una novedaden el turismo español, las Juntas delegadasque dieron un cierto protagonismo a elemen-tos colaboradores, gremiales o locales.

Las modificaciones administrativas fueronen la misma línea e incluían el que la presi-dencia dejase de ser de libre designación yse abría la posibilidad de devolver su vigen-cia al Consejo General como órgano consul-tivo, lo cual parecía insistir en el control gu-bernamental sobre el Patronato. Tambiénfueron los años en que la administración tu-rística inauguró la tendencia fiscalizadora yde control de la actividad privada que tendríaun importante eco en las décadas siguientesy, creó en 1931, un primer cuerpo de fun-cionarios de turismo que el 9 de diciembrede 1931 estaba compuesto por 35 personas.

Sin embargo, y al margen de lo acertadoo no de las medidas tomadas, el gobierno de

la República tuvo que hacer frente a una épo-ca difícil en cuestión de turismo ya que losaños treinta fueron de una paralización acu-sada de la actividad turística debida, sobretodo, a los problemas en los mercados emi-sores como efecto de la crisis mundial de losaños 30 pero también a los problemas de or-den público y de inestabilidad generalizadaque caracterizaron a los años republicanos.

II.3. Balance

Las realizaciones del Patronato Nacional deTurismo parecen, vistas con la perspectiva deltiempo, la primera gestión seria y profesionaldel turismo español en su historia. En el nue-vo negocio nacional que en ese momento re-almente nacía, todas las dimensiones se aten-dieron con idéntica preocupación: hoteles,propaganda, formación de profesionales, catá-logo artístico y monumental, elaboración de es-tadísticas, la cuestión editorial o creación decentros oficiales de información turística, y ladoble función pública de lo turístico: conser-vación y explotación quedo, por fin, incorpo-rada a la administración oficial española.

Sin embargo, y lo que quizás sea más im-portante, el Patronato puede y debe ser la re-ferencia que se mire con una cierta nostalgiapara conseguir el hoy tan demandado turis-mo de calidad. Aunque vivió todavía unosaños de turismo de élite y alto nivel adquisi-tivo empezó a poner las bases teóricas y ad-ministrativas de lo que en varias décadas seconvertiría en un fenómeno de masas, asu-miendo la labor de coordinación, diversifi-cando la oferta turística española e integran-do a los actores privados sin caer en lamonopolización y excesos administrativos alos que se llegaría años después.

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Aunque parezca muy lejano en el tiempo,su discurso turístico tiene una vitalidad y mo-dernidad sorprendentes. Cuando en los añosochenta la administración turística oficialpuso en marcha un concepto de «productosturísticos» (30) basado en grandes itinerarios,en realidad no inventaba nada que no hubie-se existido ya los años 30 con aquellas pro-puestas de rutas de jardines de España, cas-tillos o caminos culturales; y la propiasegmentación en turismo natural, cultural, de-portivo, etnológico e incluso gastronómico,tan demandados en la actualidad ya tuvieronsu propia definición y espacios en los añosdel Patronato.

Igualmente fue el creador de la primera es-tructura turística periférica e inició la nece-saria promoción turística en el exterior.Aquellas primeras oficinas en el extranjerosiguen operativas, y fue la primera vez enEspaña que se atendió oficialmente (aunquecon resultados modestos) la formación de losprofesionales del turismo. Sin embargo, y porencima de todo, la hotelería fue la principalpreocupación para la administración turísticaestatal tras una notable despreocupación devarias décadas. Respecto a Paradores, modi-ficó sustancialmente el concepto ideado porel marqués de la Vega-Inclán, al ubicarlos enedificios histórico de alto valor artístico(Oropesa, Úbeda, Mérida, Ciudad-Rodrigo...)e ideó el crédito hotelero que estaría vigenteen España durante décadas. Al mismo tiem-po, su labor divulgativa (folletos, guías, iti-nerarios...) fue encomiable y, sin duda, pro-tagonizó la edad de oro de la carteleríaturística española.

Finalmente, hacer una valoración del Patro-nato Nacional de Turismo, tanto en sus añosmonárquicos como republicanos, pasa por en-tender los difíciles e inestables años políticosque le tocó vivir y que dificultaron su gestión.El brusco tránsito entre dos regímenes necesa-riamente antagónicos y la politización del fe-nómeno turístico en su dimensión oficial pro-vocaron que éste fuera tachado, por unos yotros, de sector oficialista, corrupto e inclusopeligroso. La delicada función oficial de lo tu-rístico, en términos de promoción nacional ypor ende tan necesariamente cercana a los cír-culos de poder, marcó definitivamente sus pri-meras décadas de vida, hasta el punto de sersiempre el turismo una de las primeras vícti-mas de los cambios políticos.

Esto no significa, no obstante, que ambosno protagonicen, de forma conjunta, una eta-pa de la historia del turismo español a pesarde las diferencias políticas de los regímenespolíticos a los que representó. El Patronatomonárquico fue el creador de las líneas depolítica turística que fueron básicamentemantenidas por el Patronato republicano cuyaprincipal novedad fue el intento de reorde-nación, saneamiento y modernización de sugestión atendiendo, sobre todo, a unas baseseconómicas más transparentes y modestas.

Por último, no se puede finalizar este breverecorrido sin hacer notar que la historiografíaactual española tiene una deuda pendiente, entérminos de un estudio en profundidad, con elturismo de los años 30, hoy por hoy, el grandesconocido de nuestra historia turística y, casicon seguridad, una década apasionante.

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VEGA INCLÁN Y FLAQUER, B. (1921): Ponencia sobre tu-rismo para el Congreso de amistad hispano-francés.Madrid-San Sebastián: Vicente Rico.

NOTAS

(1) Traver Tomás, V.: El marqués de la Vega-Inclán.Primer Comisario Regio de Turismo y Cultura ArtísticaPopular. Castellón. Dir. Gral de Bellas Artes (Fundacio-nes Vega-Inclán) 1965 (pp. 113-114).

(2) Traver Tomás, V.: op cit. (p. 115).

(3) C 15.592 (Archivo General de Palacio).

(4) Fomento del turismo en España. Hidrología Na-cional. Desarrollo y Propaganda de balnearios, estacio-nes de altura y sanatorios. Comisaría Regia del Turismo,Presidencia del Consejo de Ministros, Madrid, 1917. C*15.895/14 (Archivo General de Palacio).

(5) ídem.

(6) C 15.592 (Archivo General de Palacio).

(7) Entrevista hecha al Comisario de Turismo. El Nor-te de Castilla (8 de septiembre de 1912) C \ 15.592 (Ar-chivo General de Palacio).

(8) Ponencia sobre turismo para el Congreso de amis-tad hispano-francés. Madrid-San Sebastián. Vicente Rico,marzo 1921. C 15.592/4 (Archivo General de Palacio)(pp. 16-18).

(9) Entrevista al Comisario de Turismo, con motivo deuna asamblea de hosteleros en Valladolid. El Norte deCastilla, 8 de septiembre de 1912. C 15.592 (ArchivoGeneral de Palacio).

(10) C 15.592/1 (Archivo General de Palacio).

(11) Además de la mencionada Biblioteca El Arte enEspaña, el sello editorial de la Comisaria incluyó la Pro-paganda y Defensa de la España Monumental, la Secciónde Montaña, la Biblioteca de Cultura Patria, la Obra So-cial (Casas Baratas de Sevilla), Propaganda de viajes porEspaña, Hidrología Médica y Estaciones de Altura, lasPublicaciones de Carácter Nacional y algunas Guías-panfletos. C* 15.592 (Archivo General de Palacio).

(12) Noticia de las gestiones practicadas por la Co-misaría Regia de Turismo. Madrid, Mateu, 1915.

(13) Esteve, R., y Fuentes, R: Economía, historia e

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instituciones del turismo en España. Madrid, Pirámide,2000 (p. 30),

(14) Herrero Anguita, J.: Estudio del turismo y pro-yecto para su desarrollo en España mediante la creaciónde un Consejo Nacional y constitución de la CompañíaHispano-americana de Turismo. Barcelona, Requesens,1926 (p. 37).

(15) Reglamento por el que ha de regirse el Patrona-to Nacional del Turismo. Objeto y funciones. Madrid, 5de diciembre de 1928. C 15.827/11 (Archivo General dePalacio).

(16) Alberto de Borbón, primer presidente del Patro-nato dimitió a los seis meses fue sustituido por el con-de de GUell, quien a su vez, fue sustituido por José deHoyos, marqués de Hoyos.

(17) Este se implanta definitivamente el 1 de noviem-bre de 1928.

(18) El 18 de agosto se recibió del Tesoro, con cargoa un anticipo de pesetas 250.000 previsto en el Decretode abril, las primeras 150.000 pesetas que el 19 de octu-bre se completaron con las 100.000 pesetas restantes.Cuando se confeccionó el presupuesto para 1929, que fueaprobado por la Presidencia del Consejo de ministros el31 de enero de 1931 se crearon tres partidas:

Presupuesto ordinario, que quedó limitado a ocho mi-llones. Se obtendría de los beneficios del Seguro Obligato-rio de Viajeros por ferrocarril (calculado en siete millonesy medio), las ventas de folletos, la explotación del Hotel deCádiz y el Parador de Gredos y los intereses generados.

Presupuesto extraordinario de Gastos. Se obtendríagracias a un empréstito por la emisión de 50.000 títulosamortizables en 50 años al 5% del interés anual cuyo pro-ducto líquido asciende a 23 millones y medio. Con estepresupuesto se atiende a los Gastos extraordinarios(9.529.500), se reservan 10 millones de pesetas a al Cajade Crédito Hotelero para sus operaciones de préstamo ylas 3.970.500 quedan disponibles para atenciones de fu-turos presupuestos en un Fondo de Reserva especial.

Inversión de capital, concebido no como gastos perosí como una aplicación decidida de capital en la caja uoperaciones de préstamo por el Crédito Hotelero (diez mi-llones de pesetas) y el sobrante de fondos representadoen un Fondo de Reserva (casi 4 millones de pesetas).

Por Real Orden de 27 de noviembre de 1928 se auto-rizó al Patronato Nacional de Turismo a concertar con la

Banca privada un empréstito de 25 millones de pesetasamortizables en 25 años y devengado un interés del 5%anual, este servicio estaría garantizado por el rendimien-to del Seguro Obligatorio de Viajeros con los siguientesbancos: Español de Crédito, Hispano Americano, Urqui-jo, Bilbao, Vizcaya (de Madrid), Hispano-Colonial y laS.A Amús Garí de Barcelona con máximas ventajas parael Patronato.

La suma de los dos grupos suponía 23 millones y me-dio y, por tanto, un total de 31 millones y medio. El to-tal de gastos para 1929 ascendía a 17.529.500 de pesetas.Las dos reservas (Crédito hotelero y Fondo especial) nodebían suponer gasto, más bien colocación de capital parafomento turístico. Los ingresos obtenidos hasta el 31 dediciembre de 1929 fueron de 27.180.572,45 pesetas ob-servándose una diferencia de menos de 4.138.983, 38 quese ha percibido del Seguro Obligatorio de Viajeros. El Pa-tronato Nacional de Turismo terminó el año 1928 con uncapital pasivo ascendente a 299.470, 18 pesetas. Memo-ria de los trabajos realizados por el Patronato Nacionalde Turismo desde julio de 1928 a 31 de diciembre de1929. Talleres Voluntad. Madrid, 1930 (pp. 15-37) (Ins-tituto de Estudios Turísticos).

(19) Fernández Fuster, L.: Historia general del turis-mo de masas. Madrid, Alianza Editorial, 1991 (p. 291)

(20) Para auxilio a la industria hotelera se creó el lla-mado Crédito Hotelero. (Proyecto de reglamento creandoun servicio de crédito hotelero aprobado por Real Orden el2 de agosto de 1929) Memoria de los trabajos realizadospor el Patronato Nacional de Turismo... (pp. 87-90).

(21) Además se construyó un hotel mítico en la época,el Hotel Atlántico de Cádiz, fundamental por la condiciónestratégica de la ciudad como puerto de entrada de Améri-ca y se ayudó a los hoteles de Sitges y Caldetas en Barce-lona y al de Alcalá de Guadaira en Sevilla y al Hotel deFavila en Covadonga. Memoria de los trabajos realizadospor el Patronato Nacional de Turismo... (pp. 83-86).

(22) No se había legislado nada al respecto desde el17 de marzo de 1909. Gracias a esta nueva legislación«quedaban extirpados antiguos vicios que en este servi-cio existían desde tiempo inmemorial». La profesión sedividía en: intérpretes (podían ejercer en todo el territo-rio nacional), guías, guías-intérpretes (podían ser locales,regionales o nacionales dependiendo de la demarcaciónde su posible actuación) y correos. Todos deberían estaruniformados y debidamente identificados con una insig-nia redonda de metal y para optar al cargo debían pasarun examen demostrativo. Memoria de los trabajos reali-zados... (pp. 51-53).

52 Estudios Turísticos, n.° 163-164 (2005)

Turismo de élite y administración turística de la época (1911-1936)

(23) Especificada, la acción editorial del Patronato Na-cional de Turismo según aparece en la Memoria del Pa-tronato Nacional de Turismo (pp. 54-75) sería la siguiente:

Propaganda de bellezas monumentales y pintorescas:España por Sánchez CantónFolleto EspañaEspaña, país del Arte (hoja plegable con doce foto-

grafías)Serie: (en preparación a finales de 1929)Los Jardines de España (la única editada en esa fecha)Castillos de EspañaLas catedrales de EspañaPalacios Reales de EspañaPalacios señoriales de EspañaCamino de SantiagoHojas de ciudades (guía mínima elemental)

Guías:Guías de pequeñas ciudadesGuías España (Sevilla, Córdoba y Murcia) entre 112

y 145 páginasGuías Regionales. 8 guías de formato, tamaño y ca-

racterísticas semejantes a las guías Baedeker y que co-rresponden a ocho grandes regiones turísticas españolas

Guía Oficial de Hoteles, Pensiones, Casas de viajeros,Restaurantes, Bares y Garajes

Guía general de las líneas de exclusivas de transpor-tes en automóvil para viajeros, equipajes y mercancías entoda España

Publicaciones mixtas:Ciudades de España (varios álbum ilustrados)Folletos monográficos de alguna particularidad: Las

cuevas de AltamiraBellezas naturales de España: Sierra de GredosGuía del buen comer españolLas romerías andaluzas

Otros:Calendario de las fiestas españolasLas fiestas españolas

Los deportes en EspañaEl veraneo en EspañaLa Sierra de GuadarramaAdemás: Itinerarios, postales y cartas-sobre

(24) Caldero, X.: El problema del turismo. Contribu-ción a la formación de una política turística en España.Barcelona, Tipografía Emporium, 1932 (Biblioteca de Ca-taluña) (p. 51).

25 Cantidad calculada a razón de siete millones de pe-setas anuales (durante tres años sería un total 21) más losveinticinco millones del empréstito. Caldero, X.: op cit.(pp. 60-61) En la actualidad, algunos investigadores de-jan entrever «una delicada sospecha relacionada con eldestino de los fondos que recibe el Estado y que se con-vierten en partidas de reservas que el Patronato disponea través de la Caja Autónoma; es probable la utilizaciónde parte de éstos como recursos económicos destinados afinanciar la campaña electoral de los partidos monárqui-cos en las elecciones municipales de 1931». No obstan-te, esta es una cuestión «difícil de demostrar al haber de-saparecido los documentos administrativos del Tribunalde Cuentas relacionados con el Patronato Nacional de Tu-rismo». González, J. C: Turismo en España 1905-1931(Tesis inédita presentada al Departamento de Humanida-des de la Universidad Carlos III de Madrid en noviembrede 2003) (p. 117).

(26) Memoria correspondiente a la liquidación, revi-sión y transformación del Patronato Nacional de Turis-mo, ordenada por el gobierno provisional de la Repúbli-ca en su Decreto de 23 de abril de 1931. TalleresVoluntad, Madrid, 1931 (p. 42).

(27) Esteve, R., y Fuentes, R.: op cit. (p. 25).

(28) Decreto de 31 de enero de 1934.

(29) Velasco González, M. La política turística. Go-bierno y administración turística en España (1952-2004).Valencia, Tirant lo Blanch, 2004 (pp. 278-279).

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