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Maracay, Sábado 27 de noviembre de 2010 Crónicas del Olvido Los Niños Cantores de Villa de Cura: Un milagro todos los días (Tributo a Germán Cordero y Guillermo Hernández Pasquier) -Alberto Hernández- 1.- A diario, Carrizalito se ex- tiende con un concierto. Agudos, tiples, sonorida- des hacia los oídos de quienes vi- ven cerca y de los que de alguna manera saben que un sacerdo- te, el padre Salvador Rodrigo, ha sido capaz de guiar un milagro: Los Niños Cantores de Villa de Cura amanecen para que el día sea cada día más armónico, más plural, porque todas las voces de los niños y jóvenes caben en esa suerte de remanso donde los án- geles habitan en medio de las claves del canto y el estudio. La historia comenzó hace 40 años, un día de diciembre de 1970, cuando el padre Rodrigo, en una de esas iluminaciones aguinalde- ras decidió crear un coro de la pa- rroquia con las voces que siempre están más cerca de Dios: las de los niños. Villa de Cura, como siem- pre, recibió la noticia con agrado. De allí en adelante, Los Niños Can- tores de Villa de Cura han hecho de los días el verdadero milagro: cantan con tal belleza y calidad que el mundo ya los tiene como una referencia musical y cultural. La historia, la que atañe a los afectos y a los hechos, se centra en la dificultad de que los mucha- chos no podían ensayar con co- modidad, toda vez que estudiaban en escuelas distintas. Los ensayos discurrían en la Casa Parroquial, donde el padre Salvador, Germán Cordero y un joven talentoso que se formó en sus filas, Guillermo Hernández, destacaban sus es- fuerzos, hasta que apareció el otro milagro: la creación de la Escue- la de Música "Ángel Briceño" en 1981. Idea que Salvador Rodrigo reveló con la imaginación que lo caracteriza. Entonces, un año antes, el Concejo Municipal donó los terrenos para que se erigiera la bella escuela que es hoy y don- de se han formado músicos y ciu- dadanos ejemplares. En 1986 Ca- rrizalito fue una fiesta, la gran fiesta de la escuela que muchos habían soñado. 2.- En el abra de Carrizalito, don- de confluyen las curvas de la tie- rra y el paisaje se hace un valle, fue establecida la escuela, una institución de enseñanza integral donde el canto, la teoría y el sol- feo se conjugan con otros conoci- mientos. La Escuela de Música "Ángel Briceño" cuenta con otros espacios que le permiten a los es- tudiantes acceder felizmente. Cuenta con un comedor, can- chas, biblioteca, estudio de gra- bación, salas para ensayos, una capilla, aulas y oficinas para el personal administrativo. Igual- mente, tiene una imprenta que les permite publicar todo lo con- cerniente con el oficio de hacer música y educar para la vida. En Carrizalito, eso lo sabe todo el mundo, habitan los niños que luego recorren el mundo con sus voces y alegría. El canto se ha hecho la tradición más elevada de quienes a diario hacen el mi- lagro de reencontrarse con el ser humano, con el prójimo. De Carrizalito han alzado vuelo a Colombia, España, Méxi- co, Italia, Brasil, República Do- minicana, Guyana, Cuba, Ru- mania, Bulgaria, entre otros lu- gares donde Villa de Cura ha dejado marcada su huella. Una vez cubierto este trecho, muchos de los que pasaron por la escuela forman parte del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles, así como de las orquestas sinfóni- cas y filarmónicas de Venezuela. 3.- El premio más importante que se han ganado Los Niños Cantos de Villa de Cura ha sido el recono- cimiento de todo el país, pero so- bre todo el de La Villa, el de las barriadas y comunidades de esa parte de Aragua que los ha con- vertido en patrimonio amoroso. De los otros premios se pueden mencionar el del Festival de Des Moines de Iowa, Estados Unidos, en 2001. Así como la medalla de bronce alcanzada en el Certamen de Tolosa, en el País Vasco, Espa- ña, en 1998. Otro reconocimien- to es el Primer Premio de Música Académica del X Festival Interna- cional Coral "Inocente Carreño", celebrado en Margarita en 2006. Aragua lo declaró en 1994 Patri- monio Cultural. También recibió la Orden Andrés Bello y el Premio Coral "Vinicio Adames" en 1995. Las voces de estos niños han quedado grabadas desde 1972, dos años después de haber nacido como agrupación coral. Entre sus tra- bajos están "Así cantan los Niños Cantores", "Antología de Aguinal- dos venezolanos", "Desde Venezue- la", "Cantemos al amor de los amo- res", "Cantos religiosos de siempre" y un hermoso registro de eleva- ciones vocales a la Virgen María. Estos 40 años de historia for- man parte también de la histo- ria afectiva de un gentilicio que cada día crece. Desde La Villa, desde un pueblo que ha parido poetas, compositores, pintores, músicos, profesionales de gran valía, nos viene a todos los ve- nezolanos el mejor de los inven- tos: Los Niños Cantos de Villa de Cura, empeño de un hombre que todo el mundo conoce como el padre Salvador, quien en cual- quier esquina recibe el abrazo y cariño de su gente. Su labor, consagrada con humildad crea- dora, lo convierte también en un patrimonio de nuestro país.

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Edición del sábado 27 de Noviembre del 2010

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Maracay, Sábado 27de noviembre de 2010

Crónicas del Olvido

Los Niños Cantores de Villa de Cura:Un milagro todos los días

(Tributo a Germán Cordero y Guillermo Hernández Pasquier)-Alberto Hernández-

1.-

A diario, Carrizalito se ex-tiende con un concierto. Agudos, tiples, sonorida-

des hacia los oídos de quienes vi-ven cerca y de los que de algunamanera saben que un sacerdo-te, el padre Salvador Rodrigo, hasido capaz de guiar un milagro:Los Niños Cantores de Villa deCura amanecen para que el díasea cada día más armónico, másplural, porque todas las voces delos niños y jóvenes caben en esasuerte de remanso donde los án-geles habitan en medio de lasclaves del canto y el estudio.

La historia comenzó hace 40años, un día de diciembre de 1970,cuando el padre Rodrigo, en unade esas iluminaciones aguinalde-ras decidió crear un coro de la pa-rroquia con las voces que siempreestán más cerca de Dios: las de losniños. Villa de Cura, como siem-pre, recibió la noticia con agrado.De allí en adelante, Los Niños Can-tores de Villa de Cura han hechode los días el verdadero milagro:cantan con tal belleza y calidad queel mundo ya los tiene como unareferencia musical y cultural.

La historia, la que atañe a losafectos y a los hechos, se centraen la dificultad de que los mucha-chos no podían ensayar con co-modidad, toda vez que estudiabanen escuelas distintas. Los ensayosdiscurrían en la Casa Parroquial,donde el padre Salvador, GermánCordero y un joven talentoso quese formó en sus filas, GuillermoHernández, destacaban sus es-fuerzos, hasta que apareció el otromilagro: la creación de la Escue-la de Música "Ángel Briceño" en1981. Idea que Salvador Rodrigoreveló con la imaginación que locaracteriza. Entonces, un añoantes, el Concejo Municipal donólos terrenos para que se erigierala bella escuela que es hoy y don-de se han formado músicos y ciu-dadanos ejemplares. En 1986 Ca-rrizalito fue una fiesta, la granfiesta de la escuela que muchoshabían soñado.

2.-En el abra de Carrizalito, don-

de confluyen las curvas de la tie-rra y el paisaje se hace un valle,

fue establecida la escuela, unainstitución de enseñanza integraldonde el canto, la teoría y el sol-feo se conjugan con otros conoci-mientos. La Escuela de Música"Ángel Briceño" cuenta con otrosespacios que le permiten a los es-tudiantes acceder felizmente.Cuenta con un comedor, can-chas, biblioteca, estudio de gra-bación, salas para ensayos, unacapilla, aulas y oficinas para elpersonal administrativo. Igual-mente, tiene una imprenta queles permite publicar todo lo con-cerniente con el oficio de hacermúsica y educar para la vida.

En Carrizalito, eso lo sabe todoel mundo, habitan los niños queluego recorren el mundo con susvoces y alegría. El canto se hahecho la tradición más elevadade quienes a diario hacen el mi-lagro de reencontrarse con el serhumano, con el prójimo.

De Carrizalito han alzadovuelo a Colombia, España, Méxi-co, Italia, Brasil, República Do-

minicana, Guyana, Cuba, Ru-mania, Bulgaria, entre otros lu-gares donde Villa de Cura hadejado marcada su huella.

Una vez cubierto este trecho,muchos de los que pasaron por laescuela forman parte del SistemaNacional de Orquestas Juveniles,así como de las orquestas sinfóni-cas y filarmónicas de Venezuela.

3.-El premio más importante que

se han ganado Los Niños Cantosde Villa de Cura ha sido el recono-cimiento de todo el país, pero so-bre todo el de La Villa, el de lasbarriadas y comunidades de esaparte de Aragua que los ha con-vertido en patrimonio amoroso.

De los otros premios se puedenmencionar el del Festival de DesMoines de Iowa, Estados Unidos, en2001. Así como la medalla debronce alcanzada en el Certamende Tolosa, en el País Vasco, Espa-ña, en 1998. Otro reconocimien-to es el Primer Premio de MúsicaAcadémica del X Festival Interna-cional Coral "Inocente Carreño",celebrado en Margarita en 2006.Aragua lo declaró en 1994 Patri-monio Cultural. También recibióla Orden Andrés Bello y el PremioCoral "Vinicio Adames" en 1995.

Las voces de estos niños hanquedado grabadas desde 1972, dosaños después de haber nacido comoagrupación coral. Entre sus tra-bajos están "Así cantan los NiñosCantores", "Antología de Aguinal-dos venezolanos", "Desde Venezue-la", "Cantemos al amor de los amo-res", "Cantos religiosos de siempre"y un hermoso registro de eleva-ciones vocales a la Virgen María.

Estos 40 años de historia for-man parte también de la histo-ria afectiva de un gentilicio quecada día crece. Desde La Villa,desde un pueblo que ha paridopoetas, compositores, pintores,músicos, profesionales de granvalía, nos viene a todos los ve-nezolanos el mejor de los inven-tos: Los Niños Cantos de Villa deCura, empeño de un hombre quetodo el mundo conoce como elpadre Salvador, quien en cual-quier esquina recibe el abrazo ycariño de su gente. Su labor,consagrada con humildad crea-dora, lo convierte también enun patrimonio de nuestro país.

Contenido Maracay, Sábado 27 de noviembre de 201010Desde el “Rincón sabroso”

Notas para Un lento deseo de palabras-Leonardo Maicán-

Mientras compartía unascervezas con ManuelCabesa en el Rincón

Sabroso, le dije al poeta que sime conseguía su último libro(o, como algunos dicen, muyeufemísticamente: "su más re-ciente libro"), yo con gusto leescribiría unas notas. Pero aManuel ya no le quedabanejemplares, eso me dijo. Por for-tuna, la fecha de mi cumplea-ños estaba a la vuelta de la es-quina, de modo pues que unatarde en que yo mataba mos-cas en el patio de mi casa se meapareció mi amiga Gloria Do-lande para congratularme conpar de libros, los cuales habíacomprado en Caracas días an-tes. Uno de esos libros no podíaser otro que el más reciente delpoeta Cabesa, que en realidades una antología, poemas escri-tos entre los años de 1980 y2003. De este modo me lo de-dicó Gloria (sic): "Disfruta es-tas líneas de tu viejo amigo Ma-nuel, jajajá!!! T.Q.M. 27/09/2010. Gloria". Y remató la de-dicatoria con el dibujo de unacarita fel iz .

Un lento deseo de palabras,así se llama el libro que MonteÁvila Editores tuvo a bien pu-blicar (Caracas, abril de2010). Y he escrito "se llama"no sólo porque los libros, comolas personas, también "se lla-man", sino porque hay en estelibro de Cabesa una llama poé-tica que desborda sus aguas enel lago de la memoria y el olvi-do. Y del tiempo, hay que aña-dir. Triángulo sin el cual lametáfora del Amor no tendríasentido, pues la poesía cabesia-na es un canto a la mujer, peroes, sobre todo y fundamental-mente, un canto a la palabra,al amor por la Palabra: "A laspalabras y a las piedras/ A losrostros que son reflejo/ de pre-sencias amadas" .

Se me hace imprescindibleseñalar (un poco para enrare-cer el discurso) que el procesode la creación poética es antetodo un acto terrible de bondadanárquica. Y, entiéndaseme:cuando menciono "creaciónpoética" lo digo en el sentidoamplio de la expresión (la poe-sía, la narrativa.. .). De otromodo la poesía no sería ese cos-mos primigenio en constanterenovación, cosmos donde cadaimagen es un reino y cada pa-labra un demonio.

Pues bien, poeta Manuel, lue-go de que nuestra amiga Glo-ria me regalara tu libro, lo dejéque se macerara unos días enmi viejo baúl. Yo entretantoleía el Diario de la gentepá-jaro, de Wilfredo Machado (elotro libro con que Gloria meobsequió). Y, todavía lejos determinar de leer el Diario, unamañana tomé Un lento deseo

de palabras y leí varios poe-mas al azar. A la primera mi-rada descubrí eso que ya antesmencioné: me refiero a la l la-ma poética que, valga la expre-sión, va cociendo a fuego lentocada poema, cada verso: Her-mosos reinos poéticos cociéndo-se en nuestras retinas en lamedida que van siendo decodi-ficados. Una vez cocido el poe-ma, la palabra nos muestra suverdadera piel. Pero entonceses otro poema, otro reino. En lapoética de Cabesa el lector sesiente voz y metáfora de ese rei-no, se sumerge pues en sus pa-labrares: "Toda palabra (nosdice el poeta) es anterior a la fi-gura que designa. Un rastro en-tre las sombras del tiempo".

Aquellas primeras lecturas alazar dieron paso a una lecturamucho más limpia y ordenada(sobre todo después que terminécon el Diario). Así, una maña-na de lluvia y de lentísimo deseode palabra se me apareció estepoema en la mitad de un re-lámpago: "Cada rincón de lamemoria/ exige una lectura se-creta/ Un inventario de puertasque ceden/ ante la permanenciaterrestre del canto/ Un vuelo deángeles ardientes".

La memoria y sus rincones,poeta. Rincones y recovecos des-de donde el misterio mismo pa-rece descifrarnos. Memoria queen ocasiones se funde con el olvi-do. Y llueve, poeta, y renacenlas flores, y de pronto la poesíase nos hace presencia eterna demujer: "... aspiro a la perfecciónde tus senos/ vivo tu historia degestos indelebles".

Vale decir que la obra poéti-ca de Cabesa (Caracas, 1960),poesía elaborada con sumo tra-bajo y esmero (es él un artesanode la palabra), se caracterizapor su sencillez y concisión. Poe-sía desprovista de esos "recar-gos" de forma y estilo que man-cillan la dignidad del poema.Pero, debo aclarar, ello no quie-re decir que la de Cabesa sea unapoesía lisa, llana, desnuda; no,todo lo contrario: es una poesíaque lleva sus adornos, pero sólolos necesarios.

Nomás antes de ayer vi alpoeta. Lo vi rodeado de su gen-te que todos los sábados va a sutaller. Su rostro vivo y locuazme saludó al final de la mesa.En ese momento me acordé quetenía una deuda con él: no ha-bía escrito aún ni una sola síla-ba de la nota que acerca de sulibro yo le había prometido. Demodo que el lunes 15 de no-viembre, día de San Leopoldo yde San Malo, aprovechando quellovía a cántaros, me puse ma-nos a la obra. Quise escribirloya, rápido, antes de que vengala Academia a fregarnos la pa-ciencia con sus nuevas reglas.Pero esto es un tema que bienpodríamos abordar en el RincónSabroso, ¿no es así, poeta?.

Maracay, Sábado 27 de noviembre de 2010 Contenido 31

Carnet de identidad, texto autobiográfico(Fragmento)

-Alberto José Pérez-

El Samán es el punto que meune al mundo, la gloria que revela el que soy, el

poeta, el hombre que alucinacuando se mira en la imponentemajestuosidad de la belleza delrío, en la curvatura de la tierra,en el último suspiro del horizon-te de la sabana. Ahí nací un díade mayo del año cincuenta y unodel siglo veinte, fue en la casa demi abuela materna (Doña Gre-goria Pérez) cuyo patio estuvoiluminado, hasta que el río qui-so, por un árbol de naranjas,uno de cemeruco y un piñón,estaba situada en el lado oestedel pueblo, muy cerca de dondeatracaban las embarcacionesque venían por ganado y a de-jarnos las novedades del mundoexterior. La casa paterna, deconstrucción parecida a la an-terior, más grande, ahí crecí,pero ésta miraba el río por labocacalle que llevaba a la tien-da de Don Rudecindo Prieto, porallí pasaban grandes rebaños deganado entre cantos y voces demando, de los llaneros de a ca-ballo, hacia el embarcadero.

Mi hogar era un mundo ma-ravilloso de aves de distintos plu-majes, animales domésticos,vacas, caballos, burros, gigan-tescos árboles de samán, som-breaban los corrales y un cons-tante entrar y salir de gentepues mi padre Alfonso MartínezMachado, era comerciante enganado vacuno y caballar y ade-más vendíamos leche para casitodo el pueblo; la casa de miabuela, ya no está, se la llevó elrío, que en invierno, en mi tie-rra, lo domina todo, la paternatampoco está, murió como mue-ren las personas.

Aprendí a leer y a escribir encasa, bajo la férrea disciplinapaterna. En el pueblo sólo tuveuna maestra, Doña Ángela deOrtiz; fui un niño que participómuy poco de los juegos conven-cionales o tradicionales, pasé miinfancia deslumbrado comoahora, por el sereno poder delrío, el Apure, que es un granseñor, en él me bañaba a escon-didas de mis mayores, porqueeran duros a la hora de impo-ner castigo; yo cambiaba los ju-guetes que llegaban a mis ma-nos, que fueron muchos, poranzuelos, Víctor Padrino, mellevaba de pesca y de paseo encanoa, agua arriba, era lindosentir las gaviotas volar en cír-culo sobre nosotros y el golpeteomusical del canalete entrandoy saliendo del agua, no se meborra de la memoria.

Vivíamos muy bien, en mipueblo, no había miseria, unoseran dueños de grandes y peque-ñas tiendas, otros se dedicabana la ganadería, al ordeño, a lapesca, la carpintería, panaderíay otros a la agricultura en pe-

queña escala. Los muchachos alas cuatro de la madrugada yaestábamos en pie para ocupar-nos de los animales doméstico,los mandados y la escuela.

Mis primeras lecturas se lasdebo a Don Rudecindo Prieto, queera vecino y compadre de mipadre, su tienda parecía unaventana sobre el río, un día medijo: hermano, hermano, tomey lea, así conocí, de golpe y po-rrazo, los cantos de Giacomo Leo-pardi, Doña Bárbara, algunascosas de Andrés Eloy Blanco ycrónicas de la segunda guerramundial, poco a poco me fue gus-tando la cosa, mi madre, Josefi-na Pérez, también puso libros enmis manos. De esa época tengorecuerdos felices que se inte-rrumpen cuando mi querido ys iempre recordado amigo,

Zoilo Rengifo, se lo tragó el río.Llegó la hora de ir en busca

del paraíso perdido, llegó la ca-rretera , el pueblo y el río, sefueron quedando solos, me vinea Barinas con mi madre y luegounos nueve meses en San Fer-nando, para volver a Barinas,donde tuve unos maestros de se-cundaria excelentes, siempreme animaron a desarrollar laescritura poética, el poema, re-cuerdo con especial afecto, al Go-cho Monroy, a Rosa Unti, Maríade Salcedo y George Fernández,que se ocupó de traducir al in-glés algunos de mis poemas, asípues que ya hombrecito olfateoel conflicto político venezolano,tomo partido y caigo preso jun-to con Luis Sánchez Aguilera yAlfredo Urquiola, por delaciónde un conocido dirigente juve-

nil de Copei (1968), hubo otrostres que vivieron ese momentoangustiante pero no los nombroporque nada tenían que ver conlo que hacíamos Luis, Alfredo yyo, que no era otra cosa que sol-tar volantes que conteníanmensajes contrarios al gobier-no, en los cines, el liceo y la Es-cuela Técnica Industrial. Singolpes, ni torturas, fueron ochodías, llegó la pacificación, sólofuimos testigos cautivos delcambio de nombre de la policíapolítica que le dejaba en heren-cia Rómulo Betancourt a RaúlLeoni y éste a Rafael Caldera,de Digepol A Disip.

Vino la decepción política yme dediqué a escribir mi poesíay a trabajar, hice un poco deuniversidad, nunca serví paralos estudios formales, fundé,

también, dos revistas literarias:ICAM y Otopum, está última al-canzó la edad de un número y através de ICAM, establecí víncu-los con escritores y universida-des, de Venezuela y el exterior,comencé a publicar, primera-mente, en revistas de afuera yluego en Poesía de Venezuela yÁrbol de fuego, dirigidas por DonPascual Venegas Filardo y JeanAristeguieta, estas publicacio-nes cubrían todo el ámbito geo-gráfico de la lengua española, fueuna época muy rica y hasta hoyse mantiene el afecto y la amis-tad, entre los que quedamos vi-vos. Tuve en Humberto Febresy José León Tapia, dos amigazos,compañeros de aventuras porlas sabanas de Barinas, Apure yGuárico, un punto de apoyo paraotro paso más, así como tambiénen Lubio Cardozo percibo la pre-sencia del maestro que AlfonsoReyes, me brinda.

Pienso que mis amigos son losmejores poetas del mundo, elpoeta Acevedo, Caupolicán, ElíGalindo, Tito Núñez Lucía Sa-lerno, Avilmark, El Gordo Leo-nardo, Blas Perozo, Harold Al-varado, Elsa Sanguino, Luz Ma-rina, Betsimar Sepúlveda, Fra-gui, Gregory Zambrano, LubioY Alejandro Cardozo, Fidel Flo-res y Ramón Ordaz, MauraHarvey, Beatriz Ledezma, Jor-ge Gómez, Alberto Hernández,José Luis Mata, Gabriela Abeal,los viejecitos Arnulfo y Home-ro, Juan Pinto, Pepe Barroeta,Antonio Pérez Carmona, Teó-dulo López, Marisol Marrero,Jesús Serra, Pedro Paraima,Chucho Salazar, Cósimo Man-drillo, Douglas Bohórquez,Mantilla Chaparro, Isaías Me-dina, José Daniel Suárez, RadayOjeda, Goyo González, ArgenisMéndez y Gabriel JiménezEmán, y otros poquitos, queandan por ahí, viviendo los pe-ligros de la vida. Mis lecturassiempre han derivado hacia lanovela y el ensayo pero no elensayo de aquellos que llenantrescientas páginas con pensa-mientos ajenos, para decir "ay,Dios mío".

En cuanto a mis amores, esopara mí es como los que canta elpoeta mexicano Don José Alfre-do Jiménez, no pude ser comoellas querían que fuera, no meescondo ni pido disculpas, tam-poco perdono, la perdonadera,siempre alarga el despecho, ten-go un libro donde doy cuenta deellos. Nunca he participado endiscusiones de teoría poética, nome interesan, yo soy poeta, miobra ha ido surgiendo lentamen-te, es mía, no se la debo a nadie,creo que ha valido la pena, soyun inspirado, decía mi madre,que siempre me leía y compra-ba las novedades editorialespara su poeta. Total que yo salíde mi pueblo, El Samán, en bus-ca del paraíso perdido, sin saberque lo dejaba atrás.

Contenido Maracay, Sábado 27 de noviembre de 201032