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Maracay, Sábado 25 de febrero de 2012 Crónicas del Olvido Elías Canetti o la profesión de escritor -ALBERTO HERNÁNDEZ- 1.- E n enero de 1976, Elías Canetti pronunció un discurso en Munich. En- tre otras cosas dijo: "Pues lo cierto es que, hoy en día, na- die puede llamarse escritor si no pone seriamente en duda su derecho a serlo". De esta manera, el Premio Nobel de Literatura 1981 liquida la idea del hombre encerrado en una cripta, rodeado de libros, ab- sorto en sus fantasmas. El título de esta crónica es el mismo de un ensayo conte- nido en La conciencia de las palabras, del autor búlgaro y, precisamente, recoge la an- gustia sobre los peligros en los que se encuentra el mundo. De allí que sean los escritores los que salen a tragarse el humo de los vehículos, los in- sultos del poder y el gas de la represión, así como las pro- testas de quienes sobreviven entre el sobresalto diario y la muerte. "Quien no tome conciencia de la situación del mundo en que vivimos, difícilmente tendrá algo que decir sobre él". ¿Cómo se vive en cual- quier paisaje si quien se dice escritor mira desde su mio- pía el polvo de unas letras que contamina la realidad y la misma imaginación? No se trata del viejo tema del com- promiso y la llamada reali- dad. Se trata de saberse parte del universo, de sus movi- mientos, de las revelaciones humanas, de la decadencia de los dioses, de la ascensión de la muerte en bombas y dispa- ros. Se trata de ser parte de la política, aun cuando sea para registrarle los bolsillos. 2.- Los escritores que viven en castillos de cristal amasan la fortuna del silencio. Atajados por el temor a ser colocados en el sitio de la realidad, pre- sumen de puros, de estar más allá de los pecados humanos, toda vez que los ángeles que escriben tienen alas y revolo- tean alrededor de la vida y de la muerte. "Tal vez valga la pena pre- guntarse si, dada la situación actual de este planeta, existe algo en virtud de lo cual los escritores -o los que hasta ahora han sido considerados como tales- puedan ser de utilidad". En efecto, ¿para qué sirve un escritor si la conciencia que tiene de las palabras es sola- mente lúdica, estrictamente literaria, ficción pura, poesía abstracta? El mundo, tan di- námico, cargado de estupide- ces y crímenes, bien vale la participación de la presencia de los escritores. Por supues- to, no bajo la batuta ideologi- zante del poder, porque éste tiene sus intereses bien funda- dos. Así, "la literatura podrá ser lo que quiera, pero muer- ta no está, como tampoco lo están quienes se aferran toda- vía a ella". Se escribe sobre la piel de los hechos, sobre el cuerpo vivo de un mundo agitado por la política, la pobreza y los cataclismos naturales. En ese juego, calcado por la inteli- gencia humana más sensible, se debe colocar el ojo de quien usa las palabras como arma, como reflexión. 3.- En estos días de tomas de decisiones, es bueno retomar las páginas de los escritores que vivieron los momentos más terribles de la persecu- ción. Los que murieron en nombre de su oficio y de su conciencia, plasmaron la evi- dencia de que valió la pena, de que la libertad es el don más preciado del ser humano. Es decir, el uso de las palabras no exime al escritor de formar parte de los hechos, de las ac- ciones que intentan conver- tirse en absoluto. Un escritor debe tener la libertad para tra- tar todos los temas, para abor- dar la luz y la sombra, para luchar por la vida y pelearse a muerte con la muerte. Un es- critor no es un héroe, pero tampoco debe ser presa del miedo. "Un escritor sería, pues -tal vez hayamos encontrado la fórmula con excesiva rapi- dez-, alguien que otorga par- ticular importancia a las pala- bras; que se mueve entre ellas tan a gusto, o acaso más, que entre los seres humanos; que se entrega a ambos...". Pala- bras para los hombres, la hu- manización de la escritura, sin olvidarse de la calidad de és- tas, porque la mediocridad, el poco cuido, la falta de pulitu- ra ensucia la libertad que és- tas ofrecen al acercarse al lec- tor, quien deberá ser siempre el objetivo de la escritura. La responsabilidad del es- critor para con los suyos tie- ne que ver con el estruja- miento del talento. Tal res- ponsabilidad reclama la pre- sencia de la belleza, por muy hosca y dura que sea la reali- dad. Escribir es un acto de sensibilidad. Y por muy es- téril que sea el tema, se im- pone la calidad idiomática, que es la raíz de toda imagen, de todo esfuerzo por conju- gar lo verbal y lo humano. Una palabra que no vibre, es letra muerta. Una palabra fría es un cadáver de la con- ciencia. Por eso, con Canet- ti, es preciso ponerlo todo en duda, así la misma profesión de escritor y la sexualidad de los ángeles que se creen mu- sas de la realidad.

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Maracay, Sábado 25de febrero de 2012

Crónicas del Olvido

Elías Canettio la profesión de escritor

-ALBERTO HERNÁNDEZ-

1.-

En enero de 1976, ElíasCanetti pronunció undiscurso en Munich. En-

tre otras cosas dijo: "Pues locierto es que, hoy en día, na-die puede llamarse escritor sino pone seriamente en dudasu derecho a serlo". De estamanera, el Premio Nobel deLiteratura 1981 liquida la ideadel hombre encerrado en unacripta, rodeado de libros, ab-sorto en sus fantasmas.

El título de esta crónica esel mismo de un ensayo conte-nido en La conciencia de laspalabras, del autor búlgaro y,precisamente, recoge la an-gustia sobre los peligros en losque se encuentra el mundo.De allí que sean los escritoreslos que salen a tragarse elhumo de los vehículos, los in-sultos del poder y el gas de larepresión, así como las pro-testas de quienes sobrevivenentre el sobresalto diario y lamuerte.

"Quien no tome concienciade la situación del mundo enque vivimos, difícilmentetendrá algo que decir sobreél". ¿Cómo se vive en cual-quier paisaje si quien se diceescritor mira desde su mio-pía el polvo de unas letras quecontamina la realidad y lamisma imaginación? No setrata del viejo tema del com-promiso y la llamada reali-dad. Se trata de saberse partedel universo, de sus movi-mientos, de las revelacioneshumanas, de la decadencia delos dioses, de la ascensión de

la muerte en bombas y dispa-ros. Se trata de ser parte de lapolítica, aun cuando sea pararegistrarle los bolsillos.

2.-Los escritores que viven en

castillos de cristal amasan lafortuna del silencio. Atajadospor el temor a ser colocadosen el sitio de la realidad, pre-sumen de puros, de estar másallá de los pecados humanos,toda vez que los ángeles queescriben tienen alas y revolo-tean alrededor de la vida y dela muerte.

"Tal vez valga la pena pre-guntarse si, dada la situaciónactual de este planeta, existealgo en virtud de lo cual losescritores -o los que hasta

ahora han sido consideradoscomo tales- puedan ser deutilidad".

En efecto, ¿para qué sirveun escritor si la conciencia quetiene de las palabras es sola-mente lúdica, estrictamenteliteraria, ficción pura, poesíaabstracta? El mundo, tan di-námico, cargado de estupide-ces y crímenes, bien vale laparticipación de la presenciade los escritores. Por supues-to, no bajo la batuta ideologi-zante del poder, porque éstetiene sus intereses bien funda-dos. Así, "la literatura podráser lo que quiera, pero muer-ta no está, como tampoco loestán quienes se aferran toda-vía a ella".

Se escribe sobre la piel de

los hechos, sobre el cuerpovivo de un mundo agitado porla política, la pobreza y loscataclismos naturales. En esejuego, calcado por la inteli-gencia humana más sensible,se debe colocar el ojo de quienusa las palabras como arma,como reflexión.

3.-En estos días de tomas de

decisiones, es bueno retomarlas páginas de los escritoresque vivieron los momentosmás terribles de la persecu-ción. Los que murieron ennombre de su oficio y de suconciencia, plasmaron la evi-dencia de que valió la pena, deque la libertad es el don máspreciado del ser humano. Es

decir, el uso de las palabras noexime al escritor de formarparte de los hechos, de las ac-ciones que intentan conver-tirse en absoluto. Un escritordebe tener la libertad para tra-tar todos los temas, para abor-dar la luz y la sombra, paraluchar por la vida y pelearse amuerte con la muerte. Un es-critor no es un héroe, perotampoco debe ser presa delmiedo. "Un escritor sería, pues-tal vez hayamos encontradola fórmula con excesiva rapi-dez-, alguien que otorga par-ticular importancia a las pala-bras; que se mueve entre ellastan a gusto, o acaso más, queentre los seres humanos; quese entrega a ambos...". Pala-bras para los hombres, la hu-manización de la escritura, sinolvidarse de la calidad de és-tas, porque la mediocridad, elpoco cuido, la falta de pulitu-ra ensucia la libertad que és-tas ofrecen al acercarse al lec-tor, quien deberá ser siempreel objetivo de la escritura.

La responsabilidad del es-critor para con los suyos tie-ne que ver con el estruja-miento del talento. Tal res-ponsabilidad reclama la pre-sencia de la belleza, por muyhosca y dura que sea la reali-dad. Escribir es un acto desensibilidad. Y por muy es-téril que sea el tema, se im-pone la calidad idiomática,que es la raíz de toda imagen,de todo esfuerzo por conju-gar lo verbal y lo humano.Una palabra que no vibre, esletra muerta. Una palabrafría es un cadáver de la con-ciencia. Por eso, con Canet-ti, es preciso ponerlo todo enduda, así la misma profesiónde escritor y la sexualidad delos ángeles que se creen mu-sas de la realidad.

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Contenido Maracay, Sábado 25 de enero de 201210

Fúlgida Luna de Miguel Zamora BolívarSalvador Rodríguez

A Glenda Guerreropara que calme

su enormepreocupación.

Miguel Elías ZamoraBolívar nació en SanCasimiro de Güiripa

en un día y un mes indetermi-nados del año de mil ocho-cientos sesenta y uno. Sus pa-dres fueron Dionisio ZamoraMilano, natural de San Casimi-ro y María Bolívar, natural deVilla de Cura, y emparentadacon Anacleto Clemente Bolí-var, hijo de María Antonia Bo-lívar. Miguel Zamora Bolívarestudió con su tío Pablo Ra-món Zamora Milano, primersacerdote sancasimireño yluego con el maestro NarcisoBello, primer educador de laEscuela (ubicada donde estáhoy la casa del poeta EleazarCasado) que fundara PabloRamón. Miguel Zamora Bolí-var tuvo una hermana llama-da María Zamora Bolívarquien fue maestra en el case-río Güiripa después de lamuerte de la maestra AntoniaSanta Cruz.

En días de diciembre de2011, la Sra. Glenda Guerrerose acercó sumamente preocu-pada por la autoría de FúlgidaLuna y me tendió un papel es-crito donde dice que en ningu-na parte aparece el autor de laromántica canción y un tal Án-gelo se la escribe a la dueña deun blog que se llama "Arte yFotografía" y le dice a la que sehace llamar Artepa lo siguien-te: "Bueno me has pedido la lunay yo tan solo puedo ofrecerteesta canción preciosa de unaleyenda que hay en Canarias".

Debo decirle al Sr. Ángeloque Fúlgida Luna fue escritapor el poeta sancasimireñoMiguel Elías Zamora Bolívar.La hizo en enero de 1902 an-tes que contrayera matrimo-nio con Isabel Dolores Hidal-go Melgarejo el 18 de abril de

1902. Nos cuenta el Dr. Ani-bal Zamora, nieto de MiguelZamora Bolívar, que por tra-dición oral contada por sustíos, su abuelo Miguel se ha-llaba abatido por un terrible

despecho, ya que Elías Hidal-go, padre de la que sería suesposa le había manifestadoque si quería casarse con suhija tenía que dejar a la "ne-gra" Mercedes Casado.

Para seguir aclarando laempañada ignorancia, el poe-ta Eleazar Casado, hijo de Mi-guel Zamora Bolívar, escribióen el periódico Clamor (de SanCasimiro) de mayo de 1970 losiguiente: "Año nuevo!... tal lomusitan los labios, al llegarenero: el mes primigenio; elmes epistolar, en cuyo hori-zonte ilímite se suceden auro-ras soberbiales, rielan lunasesplendorosas; y la soberbialepifanía. Enero!...ventanalpor el cual se asoma todocuanto ha de trillar la nuevasenda que nos depara el Su-premo Hacedor; y desde elcual se columbra esa fuente,ese paraíso de ventura que to-dos anhelamos. Enero!... loexaltan los poetas, porque esverdaderamente el mes de loshermosos plenilunios; en unode los cuales, sin duda, se sus-citó en la musa afortunada delpoeta, de fino estro- ZamoraBolívar-tan sublime inspira-ción: la dulce serenata: Fúlgi-da luna del mes de enero,/raudal inmenso de eterna luz,/a la insensible mujer que quie-ro,/ llévale tiernos mensajestú". Claro! Miguel tenía prohi-bido hablarle a Mercedes, peroella conocía muy bien la escri-tura de su amado Miguel.

Miguel Zamora Bolívar fuealumno de la cátedra de fran-cés que fundara e impartía elPresbítero Dr. Manuel FelipeRodríguez y músico bajo ladirección de Mariano CarreraCastillo Veitía (así firmaba).También maestro de genera-ciones y de diversas escuelasmunicipales y federales, y dela de Valle Morín hacia 1887.Fue secretario de la Jefatura,del Tribunal, del Concejo Mu-nicipal, Concejal y Presidentedel Concejo Municipal en va-rias ocasiones. Ejerció el car-go de Registrador Subalternoy Tesorero General en el Esta-do Cojedes cuando era Presi-dente de ese Estado, el Gene-ral José Rafael Luque (sanca-simireño). También acompa-ñó al General Ramón Guerra

en la Revolución Legalista deJoaquín Crespo y allí es secre-tario, trayendo años más tar-des el recuento de las batallasy ostentando el título de Co-ronel. Miguel Zamora Bolívares lo que Manuel Felipe Ruge-les, en nota explicativa delculto bolivariano de su libroPoetas de América le Cantan aBolívar, llamó los guerreros-poetas a quienes alternaban laespada y la pluma, fenómenotípicamente criollo.

De todas estas facetas, Mi-guel prefirió la de maestro,poeta y periodista. De su venade poeta escribió este sentidopoema, intitulado A mi hijoCésar Augusto en su Tumba:Morir a tu tierna edad,/ en rea-lidad no es morir,/ que es pre-ferible al vivir/ escapar de lamaldad. A esa edad angelical,/ sin saber del mundo nada,/la muerte es la libre entrada/a la mansión celestial. Estavida es tan amarga/ por el ací-bar mundano,/ que es felizquien de antemano / relevaDios de esa carga!

En el periodismo dirigió,redactó e imprimió La HojaPeriodística en 1890. Igual-mente colaboró con la carica-tura y el humorismo en otropequeño periódico que se edi-tó en San Casimiro.

Miguel Elías Zamora Bolí-var murió el 29 de agosto de1921 a la edad de 58 años y suamada Mercedes, el otro mo-tivo de inspiración de Fúlgidaluna, murió el 21 de abril de1931. El compositor MiguelZamora Bolívar procreó cua-tro hijos con Mercedes: LuisRoberto, Mercedes, María Te-resa y Eleazar. Con IsabelDolores Hidalgo Melgarejonacieron: Tulio, Hortensia,Edmundo, César Augusto,Héctor y Miguel Ángel.

En el mundo musical sesupo de Fúlgida Luna, cuandoVicente Emilio Sojo realizó larecopilación de canciones po-pulares y folclóricas venezo-lanas que abarcó desde 1940hasta 1966.

Sentados: Miguel Zamora Bolívar y el General Ramón Guerra

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Maracay, Sábado 25 de enero de 2012 Contenido 31

Entretextos

El Viejode Adriano

-FRANCISCO ARÉVALO-

Adriano Gonzalez León esy será nuestro escritor conversador por exce-

lencia. Al punto de que un en-cuentro con él mínimo estabapor las 2 horas. Era, con todoel respeto que lleva implícito,un ser genial que contradicto-riamente quebraba las esta-dísticas, pues su buen humory chispa lo alejaban de la tris-teza y de cualquier estado quediezmara su gracia que bienera confundida con felicidaden estado puro, no así con unprincipio básico de hedonis-mo muy bien llevado que te-nía como fin vacilarse estemundo de absurdos que nosaporrea sin ninguna pausa, sinningún vestigio de clemencia.

Hace poco me tocó asistiral centro del país en cumpli-miento con ciertos compro-misos editoriales y en mi car-tera de viaje me llevé la edi-ción de Viejo. Monte Ávila.140 páginas. Este libro esta-ba en guardia del momentopreciso para su lectura ycomo esperaba quedé com-placido de la hermosura conque nuestro gran Adrianoaborda el tema de la muertelenta que lleva implícita lavejez. Es un recorrido sabio,sin desperdicios, por la etapade cierre del ciclo existenciala los que muchos hoy inmer-sos en la estupidez le huyen.En sus 140 páginas uno vadesgranando incógnitas y ca-yendo seducido por la incer-tidumbre que debe ser el ali-mento de todo escritor. Ale-jando de un plumazo el temora que nos han acostumbradolos que culturalmente mane-jan los espacios más insigni-ficantes de la existencia y queterminan sentenciando la de-cadencia como la caída en la

sombras del minado caminoque nos toca transitar desdeel desasosiego y las alegríasconseguidas mordidas por laemoción y otras sustanciasque nos condimentan.

En una reunión de café en elcentro indigesto de Maracay,acompañado de los poetas Al-berto Hernández y Juan Mar-tins, autores y motores creati-vos del proyecto editorial Es-tival, de boca de Alberto meenteré que Carlos Fuentes, unode nuestros más celebradosescritores del Boom latino-americano, comentó y todavíacomenta que el libro Viejo, deAdriano Gonzalez León, es unajoya u obra de arte de nuestraliteratura latinoamericana, nocreo conociendo al personajepor sus posiciones criticas y

sus devaneos que haya equi-vocado el norte.

Lo terrible es que nosotrosseguimos pensando que leerescritores extranjeros nos vaa hacer más cultos y más ver-sados, más exquisitos y másespeculadores, y no repara-mos en que Adriano es uno delos carajos más serios en esode leer hasta los obituarios ytransferir sin ningún tipo demiseria todo lo que en su en-sabrosada vida le tocó vivir.Allí está el Viejo de Adrianoesperándonos a la vuelta de lastantas esquinas con las quenos vamos a conseguir. Sere-no, con esa carga de evoca-ción y reconocimiento de ladecadencia expuesta sin nin-gún tipo de resentimiento, sicon mucha maestría.

oscuridad estrepitosa al abis-mo. El fin dentro de un fin quepareciese intocable.

En frío, este libro que bienpuede ser una novela corta oun diario memorioso, tienecomo característica lo terri-ble, el desfase con lo vital, elcansancio que ocasiona labúsqueda en el centro de lanadería. La posibilidad de queel ser raye en el vértigo o laidiotez, pero sobre todo la re-nuncia al arrepentimiento porlo vivido. Porque es allí queradican los códigos intransfe-ribles de la vida. Porque a laconclusión se llega, quienpone el fin pone los medios dela búsqueda que es lo que nosmotiva a despertar cada díabendecidos por los misteriosy las luchas señeras contra las

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Contenido Maracay, Sábado 25 de enero de 201232

Historias cruzadas(o el baño como objeto ideológico)

"allá lejos, en el sur,(Cadáver balanceante).

Pregunté al blanco señor JesúsDe qué servía la oración.

(Langston Hughes: canto de unamuchacha negra)

Propongámonos realizar unejercicio cognitivo: aprenda-mos desaprendiendo. Suspen-damos la creencia de que laideología es un asunto delmarxismo y de que es perver-sa. Es comprensible que en unpaís polarizado como el nues-tro se sostenga esta idea re-ductiva, la cual, paradójica-mente, reproduce el discursoideológico antimarxista de laGuerra fría. El hecho es que noexiste un fuera de la ideología;no lo existe ni para quien pre-tende tomar distancia cínica,como lo explica profusamen-te Slavoj Zizek en El sublimeobjeto de la ideología, ni parael sujeto posmoderno que seufana de su condición posi-deológica. Es imposible que elsujeto no tenga ideología porcuatro razones básicas: a)ocurre a nivel inconsciente; b)produce goce; c) cognitiva-mente, permite darle sentidoa los fenómenos del mundo; yd) orienta nuestras accionescotidianas. En el filme Histo-ria cruzadas, de Tate Taylor,se palpa un ejemplo singularde la práctica ideológica.

El film recrea el problemade segregación racial en el surde Estados Unidos. En concre-to, en Jackson, Mississippi,donde la joven Skeeter (EmmaStone) inicia una serie de en-trevistas a las reacias criadasnegras de las familias ricas delpueblo. Durante las conversa-ciones, los desmanes sufridospor las sirvientas se combina-rán con la memoria de la pro-tagonista al punto de que éstausará los testimonios paracambiar la situación social deestas mujeres.

Dejando a un lado lo obvio,esto es, los actos de hablaofensivos propios de un dis-curso racista. Detengámonosen un aspecto de harto inte-rés para un análisis crítico deldiscurso: la autorepresenta-ción del racista, es decir, cómoéste presenta su imagen enpúblico. Análoga a la actitud

del posmoderno, el racistaniega su situación de estar im-buido de ideología racista. Porconsiguiente, recurre a unconjunto de estrategias paramitigar su autoimagen ante lasdemás personas.

El problema que establecelas relaciones entre los perso-najes del film es la expulsiónde Aibileen (Viola Davis) delbaño de sus patrones. Hilly(Bryce Dallas Howard) ha lle-nado el objeto baño con susfantasías ideológicas. De ahí sesigue que ella argumente quelos negros transmiten enfer-medades. Quien mejor nospuede iluminar en este aspec-to es Susan Sontag, cuyo libroLa enfermedad y sus metáfo-ras, el sida y sus metáforas re-visa cómo históricamente lametáfora de la enfermedad esrecurrente en el discurso ra-cista. Las enfermedades siem-pre vienen desde un afueradonde se ubican los otros. Enel imaginario del racista, lamala higiene y pobre salud delos otros constituyen unafuerza irracional que amena-za la armonía y estabilidad desu mundo. Sontag nos recuer-da que por algún tiempo secreyó que el Sida se había ori-ginado en África, el continen-te negro.

Igualmente, cuenta Sontagque para el discurso oficial delnazismo las personas de mix-tura étnica eran llamados 'sifi-liticos' y la llegada de la pestebubónica a Europa fue adjudi-cada a los judíos. En Los anor-males, Michel Foucault nos dauna idea de los motivos in-

conscientes que hacen actuara Hilly: "…el modelo del indi-viduo a quien se expulsa parapurificar la comunidad…". Nopermitirle a Aibeleen usar elbaño sería purificar el espaciofísico que se ha corrompido,degradado, envilecido. Estaacción comporta la expulsiónde la criada de las estructu-ras formales de las relacionesentre individuos, es decir, laconvierte en un objeto des-provisto de significado, unaincongruencia en estadopuro, algo que no podemosentender. El baño se ubicaríaentre las categorías del es-quema ideológico elaboradopor Teun van Dijk en Ideolo-gía y discurso, en tanto res-ponde a la pregunta de quié-nes pueden disponer de losrecursos del grupo ideológico.

Señala van dijk en Racismoy discurso de las élites que enel discurso racista se introdu-ce el altruismo: "…hemos en-contrado en nuestro análisisde tácticas <<firmes pero jus-tas>> está todavía más mar-cado en las argumentacionesque sugieren que el oradorquiere ser firme <<por su pro-pio bien (de ellos)>>. El filmeLa última cena, de TomásGutiérrez Alea, es ejemplar deesto cuando encontramos queel patrón les aconseja a sus es-clavos que si aceptan su casti-go físico con agrado, llegarána ser incluso más felices que losblancos. En Historias cruza-das, cuando Hilly le anuncia aAibeleen la construcción de supropio baño le explica que espara su beneficio.

En Historia del excremen-to, Dominique Laporte identi-fica los rastros de ideología enlos baños de la Inglaterra dela reina Victoria. Estos eransímbolos de belleza, de lujo-sos ornamentos y finos mate-riales. Slavoj Zizek se ha ocu-pado de estudiar la forma delos sanitarios de varios paísesde Europa y concluye que enellos se expresan la ideologíade estas naciones, como, porejemplo, en Alemania el hoyose encuentra en la parte de-lantera del sanitario, ya que secree que el excremento debeser visto para rastrear seña-les de enfermedades. Por miparte, he pasado los últimosmeses analizando los mensa-jes escritos en las paredes decubículos de baños públicos(sólo de caballeros, claroestá). Especialmente, me hecentrado en aquellos que tie-nen contenido ideológico y enlos que se identifican la parti-cipación de varios individuos.Esto me ha llevado a plantear-me algunas interrogantes:¿qué motiva a una persona aescribir un mensaje ideológi-co en medio de necesidad fi-siológica? ¿A quién se dirigenuestro mensaje si todo actoescritural tiene un lector, aun-que sea imaginario? ¿Por quéreplicarle a alguien anónimo,quien tal vez nunca vuelva avisitar ese baño para leernuestro mensaje? la respues-ta parece ser que escribimosporque en la ideología haygoce y en ese espacio íntimovaciamos todas nuestras fan-tasías, por tanto, cualquierperturbación a éstas nos inco-moda como si fuese el ojo delanciano del El corazón dela-tor, de Edgar Allan Poe, escomo una mancha que está apunto de saltar sobre noso-tros para devorarnos, por esoinsistimos en borrarla, en ta-charla, como cuando el per-sonaje central del Fruto al fon-do del tazón, de Ray Brad-bury, se arroja compulsiva-mente a borrar las huellas desu crimen hasta que amanecey la policía lo descubre. Ensíntesis, respondemos estosmensajes para que no nos per-turbe, para que no nos privedel goce.

Si Hilly con la expulsión del

baño transforma a Aibeleenuna suerte de mancha irracio-nal y amenazante, el nuevobaño al mismo tiempo se con-vierte en el símbolo de un es-tigma. El sociólogo ErvingGoffman nos orienta en lacomprensión de un símbolode este tipo en su notable li-bro Estigma: la identidad de-teriorada "…signos especial-mente efectivos para llamarla atención sobre una degra-dante incongruencia de laidentidad, y capaces de que-brar lo que de otro modo se-ría una imagen totalmente co-herente, disminuyendo de talsuerte nuestra valoración delindividuo" como es evidente,la dimensión traumática de unsímbolo así es que es la infor-mación social que otros reci-ben ante nuestra presencia.Una asociación pertinente esla de la novela La letra escar-lata, del escritor norteame-ricano Nathaniel Hawthorne,cuya heroína Hester Prynnees condenada por la socie-dad puritana a llevar en elpecho la letra 'A' de adultera.Con todo, lo más aterradorparece ser que estos símbo-los de estigma se conviertenen la persona misma, como losnúmeros con los que fueronmarcados los judíos duranteel Holocausto.

Hoy día, desde los estu-dios psicoanalíticos hasta elanálisis crítico del discurso,se evidencia que la concep-ción general de ideología esel de un sistema de ideas deun grupo social, lo que po-dría incluir al feminismo o ala ecología, entre otras. Elenfoque que referimos alprincipio no nos permitiríaapreciar las prácticas ideoló-gicas en Historias cruzadas,la cual nada tiene que ver conel marxismo. La ideología sereproduce desde los filmesque disfrutamos en el cinehasta en las formas de los sa-nitarios que usamos en ba-ños públicos, y quienes ase-guran superarla seguramen-te son quienes más la practi-can en la orientación de susactos cotidianos, como elateo del chiste: "gracias,Dios, por hacerme ateo".

Maikel Ramírez