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Maracay, Sábado 21 de julio de 2012 -ALBERTO HERNÁNDEZ- Crónicas del Olvido Una escritura desde La Pantalla Los escritores siempre tuvieron la ambición de hacer cine sobre la página en blanco: de disponer todos los elementos, y dejar que el pensamiento circule del uno al otro. Jean-Luc Godard 1.- F reddy Krueger roza sus garfios de acero contra la destreza del poema. Desde la sala oscura o frente a la pantalla del televisor, quien imagina el poema borra la pe- lícula y deja el rostro del per- sonaje en el fondo del relato. Quedan los títulos en la me- moria, son nata en la premu- ra de quien se dirige a la hoja de papel, a la pantalla del computador y desliza retazos de aquellos lejanos ecos: Mar- tes 13, Pesadilla en la calle del infierno, en los que Terry Ki- ser, John Buechler o Wes Cra- ven son también un mal sue- ño. Pero no, el espectador, que ha sido víctima durante varias horas, se mueve sin temor alguno . Te juro/no quisiera/de rigor estar vestido/sin claridad/ postrado//en medio de la fiesta//Sacudiera estos versos ateridos/de anotaciones ciegas/países que se inventan/ el deseo//Si alcanzara el compás/derecha un dos izquierda un dos// Si bailase/ flotaría en mi libre Dios/No habría sangre en mi cara/de invitados y novias/que reían ¿Dónde está por todo esto el sujeto que ingresa en nues- tra pesadilla personal y des- troza el sarao de nuestros sue- ños? Freddy Krueger se agaza- pa en el texto y discurre con sangre en las garras. ¿La mía, la de aquella muchacha que se quedó dormida en la fiesta? El poema justifica la existencia del título y descansa a la orilla del miedo. Alguien despierta el texto con una carcajada. Ya no es como lo afirmó Godard. Los escritores intentan hacer cine desde una pantalla en blan- co que se convierte en pala- bras, en la sonoridad de histo- rias que "circulan del uno al otro" con plena libertad. Sin sudor en las manos. 2.- La justificación para cons- truir este libro está en una pan- talla, donde los ojos de Oswaldo González están fijos, en blanco, como el papel que más tarde habrá de usar para imaginar el mundo que Stanley Kubrick co- loca en la cara de un demente. Desde El resplandor de la aten- ción del escritor que Jean Luc- Godard prefigura, desde esa máscara llamada espectador, el poema se disuelve en él mismo: Huya/ de tanta infección// Llé- velo todo/ el pubis/ las obras completas/ Borre de la pared los signos/ del deseo "Manantial que no cesa"// De esta noche/ sin ci- mientos sobre la roca… Siempre el deseo, el ámbito del ímpetu. La noche del cine, la de la sala a oscuras, amplía las posibilidades íntimas de las imágenes. En el ínterin, las tiras cómicas sustentan la carrera hacia lo co- tidiano. Los comensales se mi- ran en los ojos de Meteoro, en el idioma del Pato Donald, en las pantuflas de Tribilín. En las au- dacias de Batman sin Robin. La realidad es más poderosa, y el codo en la mesa/ la desme- sura/ de esta tipa al tragar/ sus espaguetis boloña. 3.- Un día se le ocurrió a Borges asomar la nariz y afirmar que sus primeros relatos "son el irresponsable juego de un tími- do que no se animó a escribir cuentos y que se distrajo en fal- sear y tergiversar (sin justifi- cación estética, alguna vez) ajenas historias". Algo pareci- do discurre por este libro de Oswaldo González, si decimos que el cine, ese correlato de la realidad, se insertó en un poe- ma y se hizo parte de una exis- tencia, la del mismo autor con- vertido en víctima, porque quien aguza la imaginación para hacerle un tributo a Ste- phen King vive con los nervios a flor de piel. Por eso estos tex- tos son un susto donde la inteli- gencia del poeta se abre y se debate entre un humor muy fino y un temblor en los verbos. ¿Quién no ha querido ser hombre lobo? ¿Quién desde la licantropía del sueño no ha abordado el aullido de aquel sujeto que atendió al dicho del "lobo del hombre" y se quedó con el lobo en sus genes? Gon- zález también se hace animal de mucho pelo y se desliza bajo el astro a repartir las huellas que al amanecer suscitan du- das y discordias. Aquí nos lee en voz alta: Luna reina loca/ pálida de contener un grito// Cuando empieza a asomarse/ entre los negros pinos/ mi alma gime/ hostigada/ por la belleza. ¿Será la misma belleza que Rimbaud castigó? ¿Cuál lobo lleva el poeta en su alma? ¿Quién lo hostiga entre versos? Un poco más allá, la Zona muerta donde la imaginación corrobora la vaguedad de la historia que la pantalla cuenta. En este ángulo de la sala el poe- ma susurra: Me he desnudado hasta dar mis huesos a un poco de luna/ fría sigilosa. Uno, im- puro y solitario lector, mira cada paso bajo el disco amari- llo de la desolación. La noche es propicia para desgarrar la carne y dejar que el poema ger- mine mientras la gente abando- na el local. Los caracteres ter- minan de vaciar los temores. 4.- Se ve una manera de ver, para decirlo casi como V.F. Perkins en El lenguaje del cine. ¿Qué ve un poeta en una pelí- cula? Habría que estimar su deseo, tantas veces expresa- do en estos textos. Habría que pesar su angustia, su "felici- dad", sus sueños, quizás per- turbados por alguna pesadilla. Habría que ver para ver. Nos alejamos de un modo de abor- dar los miedos para encarar el que nos suministra Relaciones peligrosas, aquel duelo imper- tinente en el que los bajos ins- tintos se congregan: Un mur- ciélago/ y un joven// Maravi- lla/ que engendran el arte/ y la ciencia/ singular pareja// El Guasón ríe/ insondable/ "Tan- to que hacer/ y tan poco tiem- po. El mismo tiempo de la muerte. El mismo de la vida. Quien ríe se refleja en el rictus del que cae fulminado por la traición, por el filo de una es- pada. Queda a la orilla del poema un trozo de celuloide. 5.- El libro continúa de panta- lla en pantalla, un poco borro- so porque cuenta otras histo- rias. Se hace poema desde la perspectiva de un sujeto que crea, inventa, re-crea, rein- venta, hace un inventario de imágenes y se va lentamente sobre otros títulos como Por- tero de noche, donde la liber- tad es oscura. La mosca en sus varias versiones se posa sobre un "postre precario". En La gue- rra de los Roses todos sufri- mos/ plagas cotidianas, mien- tras una voz aparta el odio, el rencor. Así, El silencio de los corderos las nubes braman/ sus ansias de tormenta, mien- tras allí yace mi amada. El niño solitario/yace sobre su cama/de costado// Escribe/ "Es tanta la tristeza/ y sin embargo/ la brisa hace bailar/ suavemen- te a las hojas (…) Atisba su destino/ de poeta/ forense Jalona en La sociedad de los poetas muertos, lugar donde Peter Weir deja vivir y sufrir a un Robin Williams pedagógicamente aventurero. Con este libro, con esta puesta en escena de títulos en los que las películas se han quedado en la pantalla, Oswal- do González nos demuestra su capacidad para hilvanar sus propias pasiones, su amable manera de tocar y verbalizar lo que hace tiempo quedó en su retina. Pero más, quedó en su alma, ese espacio que suele jugarnos malas pasadas, como ésta en la que un poeta se con- vierte en personaje de muchas historias contadas por otros. O por él, que es otro. (Prólogo al libro Zona muerta, publicado por La Mancha ediciones, Caracas, 2010)

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Maracay, Sábado 21de julio de 2012

-ALBERTO HERNÁNDEZ-

Crónicas del OlvidoUna escritura desde La Pantalla

Los escritores siempre tuvieronla ambición de hacer cine

sobre la página en blanco: dedisponer todos los elementos, y

dejar que el pensamientocircule del uno al otro.

Jean-Luc Godard

1.-

Freddy Krueger roza susgarfios de acero contrala destreza del poema.

Desde la sala oscura o frente ala pantalla del televisor, quienimagina el poema borra la pe-lícula y deja el rostro del per-sonaje en el fondo del relato.Quedan los títulos en la me-moria, son nata en la premu-ra de quien se dirige a la hojade papel, a la pantalla delcomputador y desliza retazosde aquellos lejanos ecos: Mar-tes 13, Pesadilla en la calle delinfierno, en los que Terry Ki-ser, John Buechler o Wes Cra-ven son también un mal sue-ño. Pero no, el espectador,que ha sido víctima durantevarias horas, se mueve sintemor alguno .

Te juro/no quisiera/de rigorestar vestido/sin claridad/postrado//en medio de lafiesta//Sacudiera estos versosateridos/de anotacionesciegas/países que se inventan/el deseo//Si alcanzara elcompás/derecha un dosizquierda un dos// Si bailase/flotaría en mi libre Dios/Nohabría sangre en mi cara/deinvitados y novias/que reían

¿Dónde está por todo estoel sujeto que ingresa en nues-tra pesadilla personal y des-troza el sarao de nuestros sue-ños? Freddy Krueger se agaza-pa en el texto y discurre consangre en las garras. ¿La mía,la de aquella muchacha que sequedó dormida en la fiesta? Elpoema justifica la existenciadel título y descansa a la orilladel miedo. Alguien despiertael texto con una carcajada. Yano es como lo afirmó Godard.Los escritores intentan hacer

cine desde una pantalla en blan-co que se convierte en pala-bras, en la sonoridad de histo-rias que "circulan del uno alotro" con plena libertad. Sinsudor en las manos.

2.-La justificación para cons-

truir este libro está en una pan-talla, donde los ojos de OswaldoGonzález están fijos, en blanco,como el papel que más tardehabrá de usar para imaginar elmundo que Stanley Kubrick co-loca en la cara de un demente.Desde El resplandor de la aten-ción del escritor que Jean Luc-Godard prefigura, desde esamáscara llamada espectador, elpoema se disuelve en él mismo:Huya/ de tanta infección// Llé-velo todo/ el pubis/ las obrascompletas/ Borre de la pared lossignos/ del deseo "Manantial queno cesa"// De esta noche/ sin ci-mientos sobre la roca…

Siempre el deseo, el ámbitodel ímpetu. La noche del cine,la de la sala a oscuras, amplíalas posibilidades íntimas de lasimágenes.

En el ínterin, las tiras cómicas

sustentan la carrera hacia lo co-tidiano. Los comensales se mi-ran en los ojos de Meteoro, en elidioma del Pato Donald, en laspantuflas de Tribilín. En las au-dacias de Batman sin Robin. Larealidad es más poderosa,

y el codo en la mesa/ la desme-sura/ de esta tipa al tragar/ susespaguetis boloña.

3.-Un día se le ocurrió a Borges

asomar la nariz y afirmar quesus primeros relatos "son elirresponsable juego de un tími-do que no se animó a escribircuentos y que se distrajo en fal-sear y tergiversar (sin justifi-cación estética, alguna vez)ajenas historias". Algo pareci-do discurre por este libro deOswaldo González, si decimosque el cine, ese correlato de larealidad, se insertó en un poe-ma y se hizo parte de una exis-tencia, la del mismo autor con-vertido en víctima, porquequien aguza la imaginaciónpara hacerle un tributo a Ste-phen King vive con los nerviosa flor de piel. Por eso estos tex-

tos son un susto donde la inteli-gencia del poeta se abre y sedebate entre un humor muyfino y un temblor en los verbos.

¿Quién no ha querido serhombre lobo? ¿Quién desde lalicantropía del sueño no haabordado el aullido de aquelsujeto que atendió al dicho del"lobo del hombre" y se quedócon el lobo en sus genes? Gon-zález también se hace animalde mucho pelo y se desliza bajoel astro a repartir las huellasque al amanecer suscitan du-das y discordias. Aquí nos leeen voz alta: Luna reina loca/pálida de contener un grito//Cuando empieza a asomarse/entre los negros pinos/ mialma gime/ hostigada/ por labelleza. ¿Será la misma bellezaque Rimbaud castigó? ¿Cuállobo lleva el poeta en su alma?¿Quién lo hostiga entre versos?

Un poco más allá, la Zonamuerta donde la imaginacióncorrobora la vaguedad de lahistoria que la pantalla cuenta.En este ángulo de la sala el poe-ma susurra: Me he desnudadohasta dar mis huesos a un pocode luna/ fría sigilosa. Uno, im-puro y solitario lector, miracada paso bajo el disco amari-llo de la desolación. La nochees propicia para desgarrar lacarne y dejar que el poema ger-mine mientras la gente abando-na el local. Los caracteres ter-minan de vaciar los temores.

4.-Se ve una manera de ver,

para decirlo casi como V.F.Perkins en El lenguaje del cine.¿Qué ve un poeta en una pelí-cula? Habría que estimar sudeseo, tantas veces expresa-do en estos textos. Habría quepesar su angustia, su "felici-dad", sus sueños, quizás per-turbados por alguna pesadilla.Habría que ver para ver. Nosalejamos de un modo de abor-dar los miedos para encarar elque nos suministra Relacionespeligrosas, aquel duelo imper-tinente en el que los bajos ins-tintos se congregan: Un mur-ciélago/ y un joven// Maravi-lla/ que engendran el arte/ yla ciencia/ singular pareja// ElGuasón ríe/ insondable/ "Tan-

to que hacer/ y tan poco tiem-po. El mismo tiempo de lamuerte. El mismo de la vida.Quien ríe se refleja en el rictusdel que cae fulminado por latraición, por el filo de una es-pada. Queda a la orilla delpoema un trozo de celuloide.

5.-El libro continúa de panta-

lla en pantalla, un poco borro-so porque cuenta otras histo-rias. Se hace poema desde laperspectiva de un sujeto quecrea, inventa, re-crea, rein-venta, hace un inventario deimágenes y se va lentamentesobre otros títulos como Por-tero de noche, donde la liber-tad es oscura. La mosca en susvarias versiones se posa sobreun "postre precario". En La gue-rra de los Roses todos sufri-mos/ plagas cotidianas, mien-tras una voz aparta el odio, elrencor. Así, El silencio de loscorderos las nubes braman/sus ansias de tormenta, mien-tras allí yace mi amada.

El niño solitario/yace sobre sucama/de costado// Escribe/ "Estanta la tristeza/ y sin embargo/la brisa hace bailar/ suavemen-te a las hojas (…) Atisba sudestino/ de poeta/ forense

Jalona en La sociedad de lospoetas muertos, lugar dondePeter Weir deja vivir y sufrir a unRobin Williamspedagógicamente aventurero.

Con este libro, con estapuesta en escena de títulos enlos que las películas se hanquedado en la pantalla, Oswal-do González nos demuestra sucapacidad para hilvanar suspropias pasiones, su amablemanera de tocar y verbalizarlo que hace tiempo quedó ensu retina. Pero más, quedó ensu alma, ese espacio que suelejugarnos malas pasadas, comoésta en la que un poeta se con-vierte en personaje de muchashistorias contadas por otros.O por él, que es otro.

(Prólogo al libro Zona muerta,publicado por La Mancha

ediciones, Caracas, 2010)

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Félix OrtegaEl señor de los oficios

SALVADOR RODRÍGUEZ

Ay cuántas cosas puras haconstruído el hombre

Pablo Neruda

Nació el personaje deesta historia en San Ca-simiro de Güiripa; gra-

cias a los buenos oficios de lacomadrona Ambrosia Carran-za, quien asistió en el parto aMaría de los Ángeles Ascaniode Ortega para que FélixRa-món Ortega Ascanio viniera almundo, el 30 de agosto de1926. Tuvo como padre a Fé-lix Ortega Zapata y de padri-nos a Alejandro Moncada y aJosefa de Moncada, y de con-firmación a Herminia Muñozde García, quien le compró suprimer cuaderno y lápiz paraque asistiera a la escuela deLuis Roberto Casado que fun-cionaba en la casa de don An-tonio Torrealba (hombre deletras y autor del libro La Ru-sia por Dentro, que no llegó apublicar) enfrente de la plazapública.

De su padre (fue guardalí-neas y celador del cemente-rio) aprendió que la vida esamor al trabajo. A la edad denueve años, se inició comoBagacero, para avivar el fue-go (con bagazos) de la cochu-ra para fabricar el papelón enel trapiche (quedaba dondehoy es Las Vegas) de EmilioLareca y de Luis Perdomo, ydonde se ganó real y mediocomo el primer salario de suvida. Luego fue vendedor deleche en puertas de casas defamilia, de arepa y cachapasque compraban doña Augus-ta Carballo de Blanco y losbodegueros Juan del CarmenRequena y Miguel Arguinzo-nes (papá de Miguelito Ar-guinzones). También ayudan-te de albañilería del maestroJuan Jaspe (padre de JuanMaría, Alberto, Dionisia,Rubén, Manuel y de otroshermanos) y que según Félix,el maestro Juan le pregunta-ba: Félix cómo quedó la pa-red y este le respondía: Más o

menos. A lo cual agregaba elmaestro Juan: Quedó bien, yaque esto no son pilares deiglesia ni pestañas de santo.Al tiempo conoció a Caracas,como colector de autobús,que manejaba Ernesto Salas,desde San Casimiro a Caracas.Después, ayudante de camiónde Justo Capote, cargando to-mate de El Loro a Caracas, queal acabarse la cosecha se ibana Caracas para vender made-ra a las carpinterías que fabri-caban los aserraderos El Guai-

re (en Puente Hierro) y El Ve-nezuela. Tanto le gustó laciudad, que volvió para em-plearse como repartidor a do-micilio de la bodega La Esqui-na de Salas, propiedad de Del-fín Fajardo, padre de CarmeloFajardo, el primero que trajoun autobús a San Casimiro queluego vendió a Pérez Pérez, es-poso de Flor Esaá.

Don Félix, enumera unacreciente de oficios, que semultiplican haciendo difícil deatarrayar para verter en el

cuaderno. Habla de lo católi-co que es y que La Divina Pas-tora, José Gregorio Hernán-dez y El Corazón de Jesús (quepresiden la sala) en su mani-fiesta mudez avalan lo dichopor este buen sancasimire-ño. Relata que Eleazar Casa-do tenía retratado el primercarro que llegó a San Casimi-ro, que la veía cada domingocuando asistía a misa.

Luego de su estancia en Ca-racas, se viene a San Casimiroy trabaja en El Ingenio, pro-piedad de Rafael Guerra, des-cargando todo lo que traíanlos arrieros de Caracas, quie-nes le pagaban real y medio.De los arrieros recuerda a loshermanos Ochoa: Luis, Ricar-do y Víctor. El trabajo en ElIngenio (ubicado en el Peaje yantes conocido como el He-rrero) le permitió acrecentarla musculatura que con el co-rrer del tiempo podía alzar 110kilos de caraotas o de café, quesubía a los camiones de Eva-risto Villegas, José AntonioVicioso, Miguel Calles, PedroJosé Portilla, Ernesto Salas,Manolo Castillo, Rafael Longo,Rafael Vilera, Augusto Vás-quez, Carlos Rondón y los Ca-rreño. Rafael Guerra le teníabastante aprecio y le decía:Mira negro, cuando tú vienesa cargar me siento a verte porla facilidad conque te montaslos sacos.

Aprendió el oficio de ma-quinista de manos de Cande-lario Díaz (hermano de JuanCandeco), el cual le permitióabrir las carreteras de La Ca-rolina, Guarate y El Altar, conmaquinarias de JoséMaría-León (le decían chingo deoro), natural de San Sebas-tián. También trabajó en la ca-rretera San Casimiro-San Se-bastián en tiempos de PérezJiménez con el contratistaAndrés Parra Pulido, compa-dre de Pérez Jiménez. Lo hizoen Suata de San Casimiro,tumbando el trapiche viejo(quizás en este sitio trabajó elescritor Renato Rodríguez,quien le contara a los poetasManuel Cabesa y Wilfredo Ca-rrizales de haber trabajado

cerca de San Casimiro en unafábrica de papelón), propie-dad de José María Zamora,hijo del Dr. JoséMaría Zamo-ra, y que luego vendió a el Ge-neral Mazei Carta, jerarca delrégimen de Pérez Jiménez. Enel Cedral (cerca de Suata)construyó la pista de aterri-zaje que utilizaban el general,sus familiares y sus amigos.También abrió las calles delbarrio La Bandera, que segúnél, eran caminos y barrancos.Trabajó en la construccióndel puente de Paso Morocho(1950) con los maestros, se-ñores Medina y Gutiérrez.Cuenta que el contratista deesta obra fue Parra Pulido yjefe de personal, Alfredo Va-lero (Papá de Alfredito Vale-ro). Félix nos cuenta, que lapiedra era sacada del pozo elViejo que estuvo cerca de lacasa de Pánfilo Rojas, y la uti-lizaban para meterle a las fo-sas para levantar las colum-nas. Lo hizo en la construc-ción de la Ciudad Vacacionalde los Caracas y con su her-mano El Zurdo, edificaron lascasas de Rafael Pérez, RamónCambero, Licorería Prolicor,Alejandro Ochoa y repararonla de Manuel Felipe Carballo.

Don Félix, contrajo matri-monio con la Sra. TomasaGó-mez Meléndez, natural de LasMorrocoyas con quien pro-creó 9 hijos, que en estrictoorden son:Marisela, FélixMiguel, Sergio, Marco, Do-uglas, David, Zuleima Coro-moto, Leidy Margot y MaríaSoledad. De su primera com-pañera a Eduardo Ramón.Félix, termina contando quejugóbéisbol y que su últimooficio fue de celador del ce-menterio; agrega que estuvo16 años y llevaba un archivoque desapareció, como todaslas cosas que desaparecen enlos cementerios. Son casi 80años de trabajar con el sudorde su frente y con las manoslimpias a pesar del cementoy la arena. Félix es, como de-cía el poeta Francisco LuisBernárdez: "Y es, además,amigos míos, estar seguro detener las manos puras".

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Maracay, Sábado 21 de julio de 2012 Contenido 31

ARGENIS RANUÁREZ A.

Eva Hernández de Silva (Marcola), maestra

Foto Alberto H. Cobo

Eva Hernández de Silva,calaboceña (25 de abril de 1942), es educadora

jubilada, pródiga memoriapara recordar personas, per-sonajes, personalidades, si-tios, lugares, sucesos, aniver-sarios, eventos y nombres deplantas y de árboles. Llamadapor el poeta Efraín Hurtado"Marcola para siempre", por suindoblegable actuación comodirigente cultural de Calabozo,la maestra Eva, -simplementeMarcola para familiares y ami-gos-, es hija de Don Rafael Her-nández Ibarra, pariente delprócer Diego Ibarra. Don Ra-fael nació en el hato "La Pira-gua", cerca de El Sombrero.

Marcola es una excepcionalvenezolana con una asombro-sa capacidad para administrarel tiempo en las actividadesdel hogar. Como esposa delcronista de Calabozo, doctorJosé Antonio Silva Agudelo,cuidar el parque -jardín-, vi-vero que es su casa y partici-par en las actividades cultu-rales en el Ateneo, la Casa dela Cultura y la Orquesta Sinfó-

nica Juvenil "Antonio Estévez"de los cuales es fundadora eintegrante de las directivas.

A San Juan de los Morrosllegó a finales de los años cin-cuenta. Cursó estudios en laEscuela Normal "José FélixRibas" (antes 2 de Diciembre),de donde egresó con el títulode Maestra Normalista. Fuesecretaria del Liceo Humbol-dt, Maestra Rural y en el Gru-po Escolar "Lazo Martí" en laMisión de Los Ángeles. Esco-gió la educación por senti-mientos altruistas y la ejercióen el aula ayer y en todas par-tes hoy con dignidad y deco-

ro. Por esa dama sentimosafecto, admiración y respeto.A su casa llegan como a casapropia hombres y mujeres dearte, de letras y de ciencias.Los poetas Luis Alberto Cres-po, Ángel Eduardo Acevedo yAlberto Hernández llegan a sucasa. Allí pernoctan, conver-san y brindan. Crespo apren-dió a montar a caballo y seapasionó por el noble animaly por el coleo en el fundo Ma-purite, propiedad de los SilvaHernández. Marcola es madri-na de Ezequiel, hijo del poetaCrespo y de su esposa, la es-critora Marianela Balbi. Entre

los amigos más cercanos deMarcola, ayer y hoy, la poeti-sa Magaly Salazar, Juan Ace-vedo Villalba (escritor, hijo deA.E. Acevedo y de la tambiénescritora Adelaida Villalba,hija del doctor Jóvito Villal-ba), el poeta de Puerto LaCruz, Gustavo Pereira. EdgarColmenares del valle y el Chi-no Valera Mora, Juan SánchezPeláez y su esposa Malena;José León Tapia, de barinas;el sabio Francisco Tamayo, loshermanos Delgado Estévez ylos hermanos Naranjo (ElCuarteto), los escultores Leo-nardo Funes, Luis AlbertoPantoja, Edgar salas y LeonelMuñoz. En la casa-jardín deMarcola fue agasajado el doc-tor J.M Briceño Guerrero, re-cibidos Antonio Estévez yquienes en él siguen luchas,quehaceres, bregas y empe-ños se ha ido de Calabozo conla emoción de un recibimien-to sincero y de atenciones es-meradas en una casa donde serespiran aromas de tiempoganado en cuanto empeñocreador que esa mujer dedicaa su familia, a la patria, al paísy a la República cada día detodos los días de sus vidas.

De su matrimonio con eljurista, productor agrope-cuario y cronista Silva Agu-

delo, la maestra Eva procreóa Sorge, Carlos, María José yMaría Eva. El primero murió.Carlos reside en Filadelfia,María José en Orlando y laúltima reside en Munich, Ale-mania. María José casó conyugoeslavo, de cuya uniónnacieron las nietas Isabella yFaviola, nacidas en EE UU.Carlos se casó con una japo-nesa. María Eva con un ale-mán. Marcola ha viajado a lospaíses donde residen sus hi-jos. Con gran coraje toma unavión y vuela ocho, 12 y máshoras. Ha visitado museos entodo el mundo. Y todo, estocon la humildad que no cede.Por encima de todo es jardi-nera. "Marcola es muy inteli-gente", dice su cuñado, el in-geniero hidráulico Juan Al-fredo Silva Agudelo, geólogograduado en Missouri. Marco-la es un espíritu superior queaprendió de suspadres y desus maestros (Barragán, Álva-rez Torres, Elisa Pineda, Leja-razo, J.L Morales, Saldeño yPelgatti, entre otros) a culti-var los valores y a mantenerlos principios de vida recta, debuen vivir. El amor se enseñadándolo y la solidaridad esmucho más que caridad. Mar-cola, Marcola por siempre,por siempre Marcola.

El teatro y sus historias disímiles

JOSÉ YGNACIO OCHOA

El teatro se puede poeti-zar en tanto exista una conciencia de lo que se

pretenda crear sobre las ta-blas. Si el poema es un paisajesugerido porque la sintaxis loexige, entonces el montajeteatral será en esencia unaimagen sugerida de comienzoa final de la puesta en escenadada por todos los elementosen escena. Cada detalle, cadadispositivo escenográfico, elmaquillaje, musicalización,incluyendo música de fondo oentrada entre otros elemen-tos marcan un estado total-mente diferente al de la coti-dianidad expresa en la calle,casa-vida ¿normal? de todoslos mortales que se aprecien

ciudadanos de una comarca.El teatro solo será lo primerosi se entiende de esa manera.El teatro es entonces una ma-nera de conciliar el mundocronológico con ese otro mun-do caótico subjetivo queemerge desde la retina del di-rector de la puesta en escenay se arriesga posteriormentea mostrar ante un público paraque la puesta siga su ciclo dereelaboración constante cadavez sea mostrada.

Las múltiples historias or-denadas cronológicamenteen la vida común serán refle-jadas en escena como aque-llas otras imágenes pero pues-tas allí de manera arbitraria odisímil a lo que nos tiene acos-tumbrado el ojo humanocomo cuando se está en unasala de operaciones de una clí-nica, no es y no puede ser igualcuando la trasladamos a unescenario, pues allí debe su-

ceder otra lectura de esa his-toria, aclaramos, el ojo del di-rector de la puesta al escapar-se de las intersecciones comu-nes de las calles, toma atajoscon otra dosis, los cuales po-dríamos llamarlo microcos-mos de origen desconocidopara darle un tratamiento orecorrido en donde la llegadala determinará el espectadoren tanto acepte esa otra lec-tura propuesta por el directorescénico. Es como cuando ve-mos, pasado el tiempo, a lamaestra de los primeros añosde estudios. No es igual esamaestra de los recuerdos, sondos historias, lamentables ono son dos historias indiscu-tiblemente diferentes, pues elteatro es así, es diferente. Seráinsuficiente para determinar auna sociedad en sus compleji-dades pero dará cuenta de loque se pudo ser en la historiade la humanidad con sus ru-

tas complementadas entre pa-labras, silencios y oscuridadesagazapadas por los intermina-bles paseos cuantificados porlos pasos cargados de pesar eincertidumbres.

El rasgo caracterizador delteatro será en tanto manifiesteestados del alma para ser tra-ducidos por el público. Ese esel riesgo al cual se somete eldirector de la puesta en esce-na. Cada historia marcará ununiverso de posibilidades in-terpretadas por quien la disfru-ta o padece según sean los ca-sos, rememoremos las come-dias de Moliere, "Tartufo", "Elmédico a la fuerza" o las "Pre-ciosas ridículas" o simplemen-te retomemos los pasajes oparlamentos monologados delos personajes de Shakespea-re, "Otelo", El Rey Lear" o "Ro-meo y Julieta" por nombrarsolo tres de las tantas tragediasescritas por éste último. Aho-

ra bien, qué deseamos expre-sar con estas ideas, pues quelas historias serán en tantomanifiesten una resonancia enel espectador y él a su vez des-criba con su pasión lo sentidodurante y después de la puestaen escena. Mientras existan lassociedades y su variabilidaden el comportamiento huma-no y sus emociones siempreexistirá la literatura.

Jamás, consideramos, exis-tirá el alma desprovista de lasnecesidades subjetivas del in-dividuo que lo precisen enel transcurso de tu vida, estaspuede que lo desdibujen enalgún momento de su historiay lo conviertan en un animalcon artificios pero si se topacon las cuitas de Samuel Bec-kett o Harold Pinter sabrá delas otras necesidades que lollevarán a otros mundos nomenos extraños pero sí con-tenidos de vida teatral.

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Contenido Maracay, Sábado 21 de julio de 201232

Avisos y clasificados

ARNALDO JIMÉNEZ

AGRADECIMIENTOSEl mar agradece los sacrificiosofrecidos en estas vacaciones.

MANOS MILAGROSASMostramos el rostro de suenemigo, le damos el secreto dela felicidad eterna, hacemos quesu dinero rinda y sea bien usado;curamos todo tipo de enferme-dades. Testimonios gráficos,documentales filmados porreconocidas televisoras interna-cionales. Grabaciones depersonas que han conocido decerca nuestro poder.Cooperativa de sicarios "Pan,pun y ya" s.a.

TESTIMONIOYo, Pablo Solar, C. I. N 7 171.553, doy testimonio de quegracias a mi hermana Laura queme llevó a conocer al granmaestro Kamázan Er Dúdas, enlas afueras del Estado Bolívar,logré recuperar a mi familia: miesposa se había ido con micompadre de quien tuvo nuestroprimer hijo, es decir, él es elverdadero padre, gracias almaestro me enteré de la verdad,gracias al maestro pude ir a lasautoridades competentes ylogré que mi esposa volviera ami lado y me dejara dormir enuna pieza que he fabricado allado del cuarto de ellos condinero que el mismo compadreme ha prestado. Gracias al granmaestro Kamázan hoy helogrado que mi hijo me reconoz-ca también como su padre.Además ya no sufro de impoten-cia y se me quitaron los doloresde cabeza. Visítenlo ustedestambién, todo lo que digo esverdad.

POTENTE SOMNÍFEROAdquiera en tiempo récord el único e inimitable somnífero "El jurásico", el mismo que utilizó el señor aquel que se quedó dormidovarios siglos y al despertar estaban leyendo aún La Odisea, obra tan descomunal que luego fue confundida con un dinosaurio.De venta en sus tiendas exclusivas "La letra ausente", distribuidas por todo el país.Autorizado por el Ministerio de Literatura y Sanidad bajo el certificado N 2005-34. No causa adicción ni comportamientos violen-tos. En algunos escritores puede producir envidias.

CONCURSO DE MINICUENTOS EL MÁS FUERTEBases: Podrán concursar todos los minicuentistas nacidos o no en el país.√ se presentará un solo minicuento escrito por una sola cara de la hoja, por triplicado en un sobre sellado y firmado con seudónimo.√ en sobre aparte el autor señalará su domicilio, teléfono, dirección electrónica, foto completa que pondere su estatura y un documen to notariado donde respalde jurídicamente la autoría de dicho minicuento.√ El minicuento debe ser escrito en letra Arial N 26, a doble espacio.√ los minicuentos no originales serán devueltos pero√ Los autores aceptan el derecho al plagio llamado intertextualidad.√ El jurado será señalado en su debido momento.√ Los minicuentos serán enviados al concurso de minicuentos el más fuerte, ubicado en el Departamento de Literatura de la Universi dad Suramericana del Centro, tercera transversal, número 10.premio: Publicación y seis millones (600.000) de euros o su equivalente en monedas nacionales.tema único e inapelable: remover el dinosaurio de Monterroso aunque esté muerto.

REMATE MOBILIARIO Por motivos de divorcio, jovenpareja remata el siguientemobiliario: fidelidad nocturna,rostros afligidos con problemas,horas de risas, pequeños planescumplidos y una cama dondeellos creyeron que habían hechoel amor. Los interesados puedenescribir al correo electrónico:elcírculoamorosoteconviene(a).com.ex

BUENA RECOMPENSAGobiernos americanos daránrecompensa equivalente a undiez por ciento del ingresonacional a la persona o institu-ción que encuentre sus cosaspúblicas sanas y salvas.

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