Suplemento Cultural 26-11-2011

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Saul Leiter y el expresionismo abstracto Suplemento Cultural Una idea original de Rosauro Carmín Q. Guatemala, 26 de noviembre 2011 Además… Hugo Carrillo: ¡muera la muerte! Bajo Jerusalén, una ciu- dad subterránea cobra forma ¿Quién decide el valor de una obra?

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Saul Leiter y el expresionismo abstracto

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Además…Hugo Carrillo: ¡muera la

muerte!

Bajo Jerusalén, una ciu-dad subterránea cobra

forma

¿Quién decide el valor de una obra?

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2 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 26 de noviembre de 2011

Tea tro

Hugo Carrillo: ¡muera la muerTe!

E ra un hombre a un escenario pegado. Nació en las ta-blas y murió ofi-ciando, dirigiendo el último acto de

la obra dramática que fue su vida. Mandó a hacer un ataúd, tallado en madera y se lo llevo a su peque-ño apartamento en el Callejón del Fino, lo llenó de libros y también puso ahí una maceta con flores que

él mismo regaba. Y dejó testamen-tado un último deseo pidiendo que en el momento en que estuvieran bajando su ataúd al lecho postrero de la tierra, alguien dijera el verso: “hazme suave el instante”. Hugo se escapó de este mundo el 19 de oc-tubre de 1994 y su sepelio fue una manifestación de los trabajadores de la cultura.

En el año 1983 la inolvidable Norma Padilla le pidió que le con-tara algo sobre su familia. Hugo Carrillo, histriónico de cuerpo y alma dijo a Norma:

“Yo tuve una familia muy caó-tica. Muy contradictoria. Liberal pero no liberada. Mi padre era un médico con grandes dotes para el bisturí y las mujeres. Pero no para la política. Y le encantaba. Y por ello fue a la cárcel en diversas oportunidades. Nunca le fue bien ni con las mujeres ni con la polí-tica. Era básicamente un soñador. Ellas, las mujeres, no. Y menos la política. Mi madre por su lado era un General de Brigada en busca de tropa. Y la consiguió con sus hi-jos. Fuimos una pequeña tropa que respondía diligente a la orden más sutil aplicada militarmente con un levantar de ceja o una movida de ojos. Así crecimos de pueblo en pueblo, unas veces siguiendo a mi papá, medio exiliado en hospitales departamentales; otras huyendo de él a la voz de mando de nuestro general asimilado. Después cuan-do él murió, ella se dio de baja, seguramente cansada de tanta ba-talla mal ganada y peor llevada. Y tuvo la buena ocurrencia de trasla-dar su campamento a los Estados Unidos.”

Nos preguntamos entonces cuál sería la familia de Hugo Carrillo? Su hermano, el también dramatur-go y narrador Raúl Carrillo, escri-bió un cuento de gran profundidad existencial que tituló “Yo soy mi padre”. Es preciso recalcarlo, los Carrillo han sido grandes padres de la escena nacional y también soñadores, utópicos, generosos, creativos, profundamente huma-nos. La familia Carrillo en el teatro de Guatemala es amplia. No sólo los que llevan el apellido sino por

toda la gente que se formó con ellos y que lo reconocen con nobleza y algunos lo dicen con orgullo sano. Y por la obra escrita por Hugo que es patrimonio cultural del país. No se puede hablar de teatro en Guate-mala sin nombrar este apellido de quijotes y alucinados: los Carrillo, con el nombre de pila de Hugo a la cabeza.

Recordemos que Hugo nació en la ciudad de Cobán en 1928, cre-ció en la capital de Guatemala en donde estudio según sus propias palabras “en una especie de Aus-chwitz que era el Liceo francés”. Ahí aprendió sin embargo el fran-cés que le serviría mucho después en su estadía en París. Al trasla-darse su familia a Quezaltenango terminó sus estudios secundarios graduándose en el Instituto Nacio-nal de Varones (INVO) como Peri-to Contador, profesión que nunca ejerció. Luego regresaron a la capi-tal y en un encuentro con el drama-turgo y Maestro Manuel Galich, se inició el desarrollo de su verdadera vocación: el Teatro.

Consuelo Carrillo (Cony), su her-mana, relata que: “Desde niño en la casa paterna montaba pequeños escenarios con cajas de cartón y tí-teres, jugaba con ellos guiado por el deseo de hacer reír a su peque-ño público que empezaba por sus hermanos y el servicio doméstico y este deseo permaneció vivo en él a lo largo de su vida y de su obra lite-raria. Le fue posible hacer un apor-te al mundo de intentar liberar a la gente de la angustia, del sufrimien-to y el miedo porque era poseedor de la clave, desde que despertaba, de hacer de ese momento el prime-ro de su vida y lo empezaba sil-bando o cantando. Sabía y podía hacer teatro de todo lo prosaico. El teatro de Hugo Carrillo se desliza entre el drama y la comedia, desa-rrollando los temas en incidentes y cosas que le suelen ocurrir a la gente del pueblo, de la calle, del mercado y de los salones, con lo cual logra provocar lágrimas y ri-sas en las que el público siempre reconoce un murmullo subterráneo que trasciende confesionarios, cá-lices y hostias”

Hugo Carrillo en sus numerosos abordajes y creación teatral, nun-ca se encerró en un solo persona-je o situación específica, haciendo transitar al público por diferentes personalidades, con el fin de ejem-plificar la gracia e ingenuidad de lo simple que es la otra cara de la ignorancia prototípica del subde-sarrollo, como en “La herencia de la Tula” por ejemplo, en contraste con otras facetas de opresión y su-frimiento bajo dictaduras militaris-tas con matiz inquisitorial, como lo presenta en “El corazón del espan-tapájaros”.

El teatro de Hugo va dirigido a escenificar el drama de los paí-ses marginados, empobrecidos y explotados, presentando situacio-nes y personajes arquetípicos de los pueblos latinoamericanos. Por otra parte, el pensamiento de Hugo englobaba la muerte y al mismo tiempo el descubrimiento de la ale-gría de vivir íntimamente. Esta fue una constante a lo largo de todo su quehacer literario, en su forma de vivir, en su relación con el mundo y los demás, buscándose a sí mis-mo encontró el sentido de su vida en el servicio, la solidaridad y ante todo el valor de la fraternidad y la amistad.

El humor era rasgo esencial de la personalidad de Hugo Carrillo. Nos hacía reír pero también pensar. Nos hacía “suave el instante”, que es este paso breve de la vida. Pero detrás de sus bromas y sus geniales ocurrencias había un sentido pro-fundo de la existencia.

Todo comenzó en 1950 cuando debutó, como actor, en el Teatro al Aire Libre de la recién inaugurada Ciudad Olímpica, donde y coinci-diendo con los Juegos Centroame-ricanos y del Caribe se llevó a cabo una temporada de Autores naciona-les, con la figura central de Manuel Galich. Era los tiempos del gran despertar cultural que la Revolu-ción del 20 de Octubre había propi-ciado. Los tiempos del Saker ti, que significa amanecer en cachiquel.

“Tenía 21 años-cuenta Hugo- y con esta experiencia comencé a lle-narme de luz. Me fui a Europa en 1955, con 20 dólares en un barco

Este dramaturgo esencial de Guatemala, contribuyó a revitalizar, modernizar y desarrollar la escena nacional.POR JAIME BARRIOS CARRILLO

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Suplemento Cultural 3Nueva Guatemala de la Asunción, 26 de noviembre de 2011

Tea tro

Hugo Carrillo: ¡muera la muerTe!Este dramaturgo esencial de Guatemala, contribuyó a revitalizar, modernizar y desarrollar la escena nacional.

POR JAIME BARRIOS CARRILLO

italiano de papel, en un camarote de tercera. Al poner pie en tierra y tomar posesión de Italia en nombre de Tecún Umán, perdí uno de mis dos billetes de diez dólares. Llegué a Roma sin una lira pero me quedé en Europa tres años y allá me reco-rrí a mí mismo, navegando por las venas de mi propio corazón”.

Hugo regresó a Guatemala con un caudal de experiencias y una obra propia bajo el brazo. Sabemos que fue en 1959 cuando se estrenó La Calle del sexo verde, que vino a revolucionar la historia del tea-tro contemporáneo guatemalteco, a cambiar la perspectiva y el punto de vista de lo que era verdadero tea-tro y lo que sólo era sainete, come-dia barata o mera repetición local de clásicos mal adaptados.

La calle del sexo verde rompió el mal hechizo del teatrito costumbris-ta. Hugo Carrillo conocía las estruc-turas del arte dramático, como muy pocos autores centroamericanos. Y puso el conocimiento a funcionar en el sentido de lo propio. El actor y arqueólogo y académico Fran-

cisco De León que lo conoció muy bien afirma: “El maestro Carrillo era una enciclopedia teatral ro-dante, no había género teatral que no conociera ni técnica teatral que no dominara, de sus recuerdos del teatro Brechtiano, en Alemania, su estadía en México donde compar-tió junto con Samara de Córdoba un sin fin de aventuras, hasta cuan-do estando “exilado” –como el me decía- en un pueblecito de Escuint-la donde escribió la adaptación del Señor Presidente con la vigilancia de más de mil quiebrapalitos en un cuartucho húmedo. Nunca lo vi su-cumbir, siempre fue y ha sido para mí el hombre más valiente que ja-más he conocido.”

Tiene razón Francisco de León. Hugo Carrillo nos enseñó no sólo teatro y literatura sino a “vivir la vida”. También a ser lo que el poe-ta Luis Cardoza y Aragón llamaba “ser guatemalteco”, es decir sentir y expresar lo universal desde lo nacional. Hugo era un gran cosmo-polita, pero llevaba a su país en el bolsillo, y en el alma. Con él apren-

dimos que la mejor obra de arqui-tectura guatemalteca puede ser un volcán de Agua u otro de Fuego.

Hugo era también, sin duda, un san carlista de pecho y madera. Si nos transportáramos ahora mental-mente al estreno de La Chalana por la compañía de teatro de la Univer-sidad Popular en 1977, dirigida por el maestro Rubén Morales Monroy, veríamos al público poniéndose de pie y cantar con los actores: “Mata-sanos practicantes…”.

- Cómo definiría usted su teatro, le preguntó alguna vez, Norma Ca-rrillo?

- Cómo defino mi teatro? No lo defino. Lo escribo. Mi teatro es como mi vida y mi tierra. Agua con adjetivo. Agua con adjetivo. Agua ardiente… caliente… templada… fresca… que se yo… Mi vida está profundamente ligada a un paisaje. Mi teatro también. Sé y lo saben to-dos los que conocen mi teatro, que es auténtico. Y por auténtico digo vital. Sangrante no sangriento. Do-lido no doliente. Estelar no estrella-do... y nada de atrás o de adelante:

de hoy.De los amigos de Hugo y de Hugo

como amigo, se podrían escribir páginas enteras donde se contarían hermosas, tiernas, humanas anéc-dotas. Me limito a dar una lista desordenada de nombres, dentro de muchos que faltaran: Ligia Bernal, Zoila Portillo, Consuelo Miranda, Concha Deras, Samara de Córdo-va, María Mercedes Arrivillaga, Javier Pacheco, Ramón Banús, Mario Monteforte Toledo, Miguel Ángel González, Rubén Morales Monroy, Manuel José Arce, René Molina, Marina Coronado, Tasso, Luz Méndez de la Vega, Roberto Cabrera y Judith González, sin ol-vidar a su propio alter ego Frans Mez ni tampoco a Don Fausto el peluquero, que se sabía toda la his-toria de Guatemala y se la contaba a Hugo mientras le cortaba el cabello en una peluquería mítica de la zona uno. Tampoco olvidar a la Nia Li-cha, una viejita de provincia que le hacía jaleas de higo y sus adoradas canias de leche y de coco ni a otra señora que debe tener como ciento treinta años ahora, si es que vive, y que invitaba a Hugo a un café con leche y champurradas, mientras platicaban de “historias de las de antes”, en una emblemática tiendita por la Avenida de los Árboles.

Hugo Carrillo, ciudadano esen-cial de las tablas guatemaltecas. Lo que se pueda decir se quedará siempre corto: el autor, el director, el escritor, el fundador de elencos y compañías, el profesor, el poeta, el políglota, el amigo, el humorista, el rebelde. Consigno sin embargo un diálogo lejano, cuando yo mismo comenzaba a escribir en los perió-dicos y en otras partes y dudaba, yo dudaba. Siempre se duda cuando se mete uno a esto de hacer letras con las letras. “Hugo-le pregunté- po-dés vivir del teatro, de lo que escri-bís?” Como un relámpago dulce y certero me respondió: “si no escri-bo me muero…si dejara de escribir y me dedicara a otras cosas más rentables, mi cuerpo viviría segu-ramente mejor pero mi alma se mo-riría. No, todos los días al sentar-me ante la máquina de escribir me digo: muera la muerte y comienzo a escribir!”

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Saul leiter y el expreSioniSmo abStracto

Las fotografías de Saul Leiter a menudo se las describe como verdaderas poesías visuales urbanas. Sus imágenes parecen estar realizadas como en capas con composiciones casi

abstractas de reflejos y sombras.POR MARCELO CABALLERO

Y las novedades no se acaban allí , la Edito-rial Steidl tiene previsto publi-car, durante este

otoño la tercera edición de su primer libro: Early Colors (primera edición 2006).

A pesar que Leiter era uno

Galería de artistas

de los pocos fotógrafos que to-maban en serio las imágenes en color como recurso documen-tal en la década del 50 del siglo pasado; no estaba solo en esta batalla.

En esa época, Nueva York era un auténtico hervidero de grupos informales de poetas, compo-sitores, pintores que se inspira-

ban en el surrealis-mo, en el be bop del jazz y vanguardias pictóricas. En ese contexto, Leiter sintió una gran influencia especial-mente de dos pintores expresio-nistas abstractos que aún eran perfectos desconocidos para el gran público: Mark Rothko y Willem de Kooning .

Pertenecientes a la Escue-la de Nueva York, estos dos

pintores abogaban, en esos momentos, por una pintura de capas y estridentes colo-res que, de alguna manera, los emparentaba con el art pop y los poetas beatniks, inspirados también en la luz y escritos directos, vivos y vi-suales.

Actualmente, Saul Leiter vuelve a estar de moda. El pasa-

do jueves se inauguró, en el Museo Históri-co Judío, la primera exposición retros-pectiva del fotógrafo en los Países Bajos.

La exposición ti-tulada: Reflexiones de Nueva York es-tará organizada por

el museo en conjunto con la Howard Greenberg Gallery, re-presentante del fotógrafo.

Dicha muestra incluirá 60 fotografías en color y 40 en blanco y negro junto con una selección de fotografías de moda (Harper’s Baazar), 30 obras pictóricas del autor e imágenes de sus trabajos más recientes realizadas con cáma-ras digitales.

Además, los visitantes po-drán observar el documental que realizó recientemente Tom Leach sobre su vida.

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Bajo los atestados callejones y sitios sagrados del viejo Jerusalén, centenares de personas serpentean por los túneles y cámaras medievales y por alcantarillas romanas en una ciudad subterránea invisible para quienes

caminan en la superficie.Por MATTI FRIEDMAN

Bajo jerusalén, una ciudad suBterránea coBra forma

Reportaje

A l nivel de la calle, la amu-rallada Ciudad Vieja es un en-clave lleno de energía con un

paisaje predominantemente islámico y una población ma-yoritariamente árabe.

El Jerusalén subterráneo es muy diferente: Aquí el ruido se desvanece, el fiero sol del Levante desaparece y la única luz proviene de bombillas fluo-rescentes. Hay un olor a tierra y moho, y la geografía hace recordar una ciudad judía que existió hace 2.000 años.

Las excavaciones arqueoló-gicas bajo la disputada Ciudad Vieja son asunto de extrema delicadeza. Para Israel, los túneles son prueba de la pro-fundidad de las raíces judías aquí, y eso ha hecho de ellos una de las mayores atraccio-nes turísticas de Jerusalén. El número de visitantes, ma-yormente judíos y cristianos, ha aumentado grandemente en años recientes a más de un millón en el 2010.

Pero muchos palestinos, que rechazan la soberanía de Israel sobre la ciudad, ven las exca-vaciones como una amenaza a sus propios reclamos en la ciu-dad. Y algunos críticos dicen que ponen un foco exagerado en la historia judía.

Un nuevo enlace subterráneo va a ser abierto en unos meses, y cuando eso suceda, habrá más de dos kilómetros de túneles bajo la ciudad. Funcionarios dicen que al menos otro proyec-to mayor está en marcha. Muy pronto, quien lo desee podrá pasarse gran parte de su tiempo en Jerusalén sin ver el cielo.

Al sur de la Ciudad Vieja, los visitantes a Jerusalén pueden entrar a un túnel cavado en el lecho de roca por un rey de Judea hace 2.500 años y caminar con el agua hasta las rodillas bajo el barrio árabe de Silwan. A partir de este verano, un nuevo pasadizo será abierto muy cerca: Una alcantarilla que se piensa fue usada por los rebeldes judíos para escapar de legiones romanas que destru-yeron el templo de Jerusalén en el año 70.

Ese túnel de alcantarillas lleva cuesta arriba, pasando debajo de los muros de la Ciu-dad Vieja, antes de dejar a los visitantes en la superficie junto al recinto rectangular donde una vez estuvo el templo, aho-ra sitio de la Mezquita Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca.

Desde allí, a unos pocos pa-sos está un tercer pasadizo, el túnel del Muro de las Lamen-taciones, que continúa hacia el norte desde el lugar sagrado judío, junto a piedras cortadas por masones que trabajaban para el rey Herodes y un an-cestral sistema de acueducto. Los visitantes emergen junto a la entrada de una antigua cantera llamada la Cueva de Sedequías, que desciende bajo el Barrio Musulmán.

El próximo proyecto importan-te, de acuerdo con la Autoridad de Antigüedades de Israel, segui-rá el curso de una de las principa-les calles de la era romana de la ciudad, bajo la plaza de oraciones en el Muro de los Lamentos. Esa ruta, que va a ser completada

en tres años, será conectada con el túnel del Muro.

Las exca -vaciones y el flujo de visi-tantes exis-t en con un trasfondo de enorme des-confianza en-tre los judíos israelíes y los musulmanes p a l e s t i n o s , que se mues-tran recelosos de cualquier actividad del gobierno en la Ciudad Vieja y especialmente alrededor del complejo de Al-Aqsa, el tercer sitio sagrado más importante del islam. Los judíos conocen el complejo como el Monte del Templo, sitio de dos templos destruidos y centro de la fe judía durante tres milenios.

Los temores musulmanes han generado episodios de violen-cia en el pasado: La apertura en 1996 de una nueva salida al Muro de los Lamentos desató rumores entre los palestinos de que Israel planeaba dañar las mezquitas, y decenas mu-rieron en los disturbios que estallaron. En años recientes, sin embargo, los trabajos ar-queológicos han transcurrido sin problemas.

Conscientes de que el com-plejo tiene el potencial de desatar un enorme conflicto, la política de Israel es no permitir excavaciones allí. Excavar bajo el Monte del Templo, es-cribió el historiador Gershom Gorenberg, “sería como tratar de descubrir cómo funciona una granada halando la anilla y mirando al interior”.

Pese a las garantías de Israel, persisten rumores de que las excavaciones están afectando la estabilidad estructural de los sitios sagrados islámicos.

Yo pienso que los israelíes están cavando bajo las mez-quitas”, dijo Najeh Bkerat, un funcionario del Waqf, el orga-nismo religioso musulmán que administra el complejo bajo el control de seguridad de Israel.

Samir Abu Leil, otro funcio-nario del Waqf, dijo que ha escuchado martilleo bajo las oficinas del Wafq, en un edifi-cio de la era de los mamelucos que está junto al complejo sa-grado y directamente sobre la ruta del túnel del Muro de los Lamentos, y que presentó una queja ante la policía.

Sin embargo, arqueólogos israelíes afirman que lo más cerca a una excavación en el monte fue hecho por el pro-pio Waqf: En los 90, el Waqf abrió una nueva entrada a un espacio subterráneo de rezos y vertió montones de escom-bros y tierra en las afueras de la Ciudad Vieja, causando la ira de eruditos que dijeron que objetos preciosos estaban siendo destruidos.

Recientemente, una agencia del gobierno israelí emitió un reporte en el que dijo que los trabajos de construcción del Waqf en el complejo en años recientes habían sido realiza-dos sin supervisión y habían dañado antigüedades. El asun-to es considerado tan delicado que los detalles del reporte no han sido dados a conocer.

Algunos críticos israelíes de los túneles dicen que los mismos son parte de un énfasis exagera-do en la narrativa judía.

“Los túneles dicen: Estába-mos aquí hace 2.000 años, y ahora regresamos, y aquí está la prueba”, dijo Yonathan Mi-zrachi, un arqueólogo israelí. “Vivir aquí significa reconocer que existen otras historias jun-to a la nuestra”.

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6 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 26 de noviembre de 2011

“La LLama dobLe”, de octavio PazRevista de libros

“La cortesía no está al alcance de todos: es un saber y una práctica. El adepto debe cultivar su mente y sus sentidos, aprender a sentir, a hablar y, en ciertos momentos, a callar”.

POR JOSÉ CARLOS GARCÍA FAJARDO

“El fuego original y primordial, la sexua-lidad, levanta la llama roja del erotismo y ésta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul

y trémula: la del amor”.El amor es la atracción ha-

cia una persona única: a un cuerpo y a un alma. El amor es elección; el erotismo, acep-tación. Sin erotismo no hay amor pero el amor traspa-sa al cuerpo deseado y busca al alma en el cuerpo y, en el alma, al cuerpo. A la persona entera: la entrega, aceptar la libertad de la persona amada. El amor es una apuesta, insen-sata, por la libertad. No la mía, la ajena.

A veces se han compara-do o contrapuesto el amor y la amistad. Ambos son afectos elegidos libremente, no im-puestos. Relaciones interper-sonales: somos amigos de una

persona no de una multitud. La elección y la exclusividad son condiciones que la amis-tad comparte con el amor. Podemos estar enamorados de una persona que no nos ame, pero la amistad sin reciproci-dad es imposible.

Otra diferencia: la amis-tad no nace a la vista, como el amor, sino de un sentimiento más complejo: la afinidad en las ideas, los sentimientos o las inclinaciones y aficiones.

En el comienzo del amor hay sorpresa, el descubrimien-to de “otra” persona a la que nada nos une excepto una in-definible atracción física y es-piritual. La amistad nace de la comunidad y de la coinciden-cia en las ideas, los sentimien-tos o los intereses. La simpatía es el resultado de esa afinidad: el trato transforma la simpatía en amistad.

El amor nace de un flecha-

“eL monje desnudo” de taneda santôka

Revista de libros

“En su contradicción, poblado de agónicas luciérnagas, convivió con la deformada evidencia de su propio abandono, como quien camina sin tregua hacia el abismo sin sospechar que toda desesperación es una forma de humildad donde termina habitando la misericordia”. Martín Portales.

Taneda Santôka (1882-1940), el monje que exhibe su desnudez en sus haikus –desnudez física, desnudez de alma, alco-holismo, fracaso, pobreza-, representa la prueba viva de que el ser humano puede transformar su fracaso en excelencia.

Santôka es el último monje itinerante de la histo-ria de Japón. En uno de sus últimos diarios escri-be: “No soy otra cosa que un monje errante. No hay nada que se pueda decir de mí excepto que soy un vagabundo loco que ha gastado su vida de aquí para allá, como las plantas que flotan en el agua que va discurriendo de una orilla a otra.

Parece patético pero he encontrado la felicidad en

esta vida pobre y tranquila.El agua fluye, las nubes pasan, sin pararse nunca

ni establecerse. Cuando sopla el viento, caen las ho-jas. Como nadan los peces o vuelan los pájaros, yo ando y ando, y sigo adelante…”

Es una hermosa edición de haikus de Santòka, realizada por Vicente Haya, Chantal Gaillard, que es-cribe un excelente prólogo, Akiko Yamada y José M. Martín Portales autor de deliciosas introducciones a las diversas secciones que luego tratarán los haikus, sobrios, desabridos a veces y que requieren grandes dosis de silencio.

Suspender el ánimo y dejarse afectar, porque una explicación sistemática puede matar el haiku.

zo; la amistad del intercam-bio frecuente y prolongado. El amor es instantáneo, la amis-tad requiere tiempo. A no ser que algunos sostengan que del roce y de la costumbre nace el amor, será el cariño.

Para Aristóteles, la amistad es la cosa más necesaria de la vida, y la sitúa por encima del placer o del interés o utilidad.

Cuando preguntaron a Montaigne por la razón de la amistad que lo unía al poeta Étienne de la Béotie, responde: “Porque él era él y yo era yo”.

La Llama doble es un ensa-yo admirable en el que el autor examina, compendia hace revivir y otorga pleno sentido, desde sus orígenes míticos e históricos hasta la experiencia cotidiana más inmediata de nuestras vidas: “El erotismo es ante todo y sobre todo sed de otredad. Y lo sobrenatural es la radical y suprema otredad”.

POR JOSÉ CARLOS GARCÍA FAJARDO

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Suplemento Cultural 7Nueva Guatemala de la Asunción, 26 de noviembre de 2011

O con Alec Bald-win y su nueva novia, a quien conoció allí, o con el jugador de fútbol estado-

unidense Tom Brady. También podría encontrarse con el lo-cutor de radio Howard Stern o con Bill Clinton y su hija Chel-sea, que han hecho una serie de visitas juntos para disfrutar del maíz, los tamales de anacardo con hongos portobello o un he-lado de menta como postre. Al lugar asisten también muchos magnates de Wall Street.

Podría ser cualquier restau-rante de moda de Nueva York, pero Pure Food and Wine sólo sirve alimentos crudos y para ve-ganos, sin que haya un huevo ni un horno a la vista. Su clientela de clase social alta está formada por una mezcla de veganos, ve-getarianos o simplemente aman-tes de la comida, pero es eviden-te que es un indicio de cómo ha cambiado la imagen del veganis-mo en los últimos años.

Pero las celebridades que ahora abanderan el estilo de vida de este tipo de vegetarianismo no son sólo actrices jóvenes que apenas empiezan a brillar públi-camente, también está la con-ductora de programas de deba-tes en televisión Ellen DeGene-res, junto con su esposa Portia de Rossi, así como Oprah Winfrey, quien aunque no es vegana, llevó a todo su equipo a someterse a un régimen de este tipo durante 21 días.

Además, hay hombres como Ozzy Osbourne y Russell Brand, quienes en las últimas sema-nas se declararon veganos. Hay deportistas como Carl Lewis y Mike Tyson, incluso el jugador de la NFL Tony González, tight end de los Falcons de Atlanta y de más de 111 kilos (245 libras) de peso, atribuye su longevidad a una dieta que en su mayor parte es vegana.

Sin embargo, de entre todos los veganos de alto perfil sobre-sale Bill Clinton. El año pasado, el expresidente le dijo a CNN que su impresionante pérdida de 11 kilos de peso (24 libras) fue gracias a una dieta basada principalmente en plantas. Dijo confiar en que su nuevo régimen le prolongará la vida.

Tendencias

Camine por el restaurante Pure Food and Wine en la elegante zona Irving de Manhattan o por su es-pacioso y lujoso jardín y se podría topar con la actriz Katie Holmes.

Celebridades promueven el veganismo

La pregunta es cuántas de esas celebridades están influyen-do en los estadounidenses.

“Toda esta exposición (a los medios) está influyendo, ab-solutamente”, sostiene Joseph Connelly, director y editor de la publicación especializada Veg-News. “¡La gente ya puede pro-nunciar la palabra ‘vegan’ (ve-gano)! Hace cinco o diez años no podía. No es más que algo positivo”.

The Vegetarian Resource Group, un grupo defensor y de educación sin fines de lucro, dice que sus cifras más recientes muestran que alrededor del 5% de los adultos estadounidenses son vegetarianos -nunca comen carne, pescado, mariscos o po-llo-, y que la mitad de estos son veganos, pues tampoco comen productos lácteos ni huevos. Los veganos aún más estrictos tam-poco comen miel.

Por otra parte, la proporción de veganos entre los estadouni-denses vegetarianos parece estar aumento, dice Charles Stahler, codirector del grupo.

El veganismo “ya no es visto como una dieta de puré de gar-banzo y brotes de alfalfa en un poco de pan saludable pero muy seco”, dice el prominente chef de este tipo de comida y autor de libros de cocina Tal Ronnen, quien ha trabajado con celebri-dades como Oprah y DeGene-res, y es un chef asociado en dos complejos hoteleros en Las Ve-gas del magnate de los casinos Steve Wynn.

“No son hippies que predi-quen la paz y el amor. Ahora tenemos una mezcla de gente de los negocios más importantes y celebridades atractivas”, agregó.

Clinton le dijo a Matt Lauer del programa “Today” de la ca-dena NBC: “Me gustaría tener el mayor número posible de días buenos y esto parece ser la mejor manera de conseguirlo”.

Perder peso no es la razón por la que Daelyn Fortney es-cogió ser vegana. La madre de familia y residente de Greenvi-lle, Carolina del Sur -y directora del sitio vegetariano y vegano ThisDishIsVeg- se centra en la ética vinculada con el respeto a los animales.

No obstante, dice estar en-cantada de que personas como

el expresidente de Estados Uni-dos le estén dando al veganismo un rostro fresco y poderoso.

“Ese probablemente será el camino que hará que haya mu-

cha más gente” en el veganismo, dice Fortney. “Siempre es fantás-tico cuando una causa tiene un nombre importante detrás”.

Sin embargo, añade una nota

de advertencia acerca de las cele-bridades que son veganas.

“¡Espero que no se alejen!” dice Fortney. “Si lo hacen, po-drían hacer un daño enorme”.

Por JoCELYN NoVECK

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Suplemento Cultural 8Nueva Guatemala de la Asunción, 26 de noviembre de 2011

POR VANESSA NÚÑEZ HANDAL

Colaboraciones

De canonizaDores literarios: ¿Quién DeciDe el valor De una obra?

es que, por increíble que parezca, has-ta principios de la década de los setenta (treinta años después de su

suicidio) la obra de Virginia Woolf, aunque prestigiosa y co-nocida, aún no formaba parte de los programas de las universida-des inglesas y tampoco era fácil de encontrar en las librerías.La explicación a esta ilógica des-canonización que la auto-ra sufrió durante tres décadas, la da Marta Pessarrodona en el prólogo de la edición que de dicha biografía ha hecho Ran-dom House Mondadori (1979), en la cual manifiesta: “…el ma-trimonio de académicos F.R. Leavis y su esposa Queenie (…) verdaderos mandarines de Cambridge, cuya obsesión era destruir todo lo que oliera a Bloomsbury, formaron legiones de anti-Bloomsbury que se di-seminaron por todo tipo de cen-tros de enseñanza (…) y no solo en Gran Bretaña…” Y ya que VW no sólo pertene-cía al grupo de Bloomsbury, sino que además era una de sus más importantes fundadoras, pues resultó dañada por esta campaña fundamentada en la “amoralidad” de dicho grupo intelectual que había denuncia-do la falsedad de los valores victorianos y se había manifes-tado contra la primera Guerra Mundial.Claro está que las cosas caen siempre por su propio peso (o eso deseamos creer) y su obra fue reivindicada.Sin embargo, es precisamente este punto de la canonización, el que quiero traer a colación. ¿Quién decide qué libro es bue-no y cuál no? ¿Quién decide el valor de un autor? Son pregun-tas de las que muy pocos saben las respuestas. Muchos creen que son los críticos, con base en criterios bien establecidos y un gusto refinado. Otros creen que son los lectores con su predilec-ción en cuanto a compras. Otros que la academia, también con base en análisis exhaustivos. Sin embargo, todo esto está

muy lejos de la verdad. Lo cierto es que, muchas veces (la mayoría cuando hablamos de recepción local), tal como que-da demostrado con el caso de los canonizadores de Cambrid-ge (los Leavis), tales criterios, si es que existen, nunca llegan a ser aplicados. Muchas veces, una obra es aceptada o recha-zada con base en la amistad que existe entre el crítico, académi-co, reseñista, etc. y el autor. En otras ocasiones, las enemistades existentes entre las partes (so-bre todo si se toma en cuenta los egos) provocan que obras geniales no lleguen a ser co-nocidas por los estudiantes de letras, público en general y no obtengan reseñas.Aunque muchos dicen que la obra de todo autor debe ser ana-lizada independientemente de la vida o de información personal –cosa con la que concuerdo en el caso de que ésta sea absoluta-mente irrelevante para el senti-do de la obra–, no podemos de-jar de lado el contexto histórico y personal del escritor cuando se trata de analizar la recepción de su obra. ¿Porqué hay obras que tienen una gran acogida, para luego quedar perdidas en el olvido? ¿Porqué existen obras que, de primas a primeras, no son toma-das en cuenta y, luego de algu-nos años, alguien las descubre y les es otorgado el debido valor y se da un redescubrimiento de su autor? Quizá la respuesta no esté en la obra misma, sino en el poder que el autor, sus ami-gos, sus familiares y hasta su grupo social y político tenía en el momento en que la obra fue publicada. Y hoy día, en que las leyes del mercado se han tomado tam-bién el mundo editorial, pues la labor de mercadeo también jue-ga un papel importante.Así que, la próxima vez que al-guien le diga que la obra de X o de Y carece de valía, recuerde el caso de VW y trate de indagar si es que acaso esta persona sos-tiene algún tipo de rencilla con el autor o autora o si es que sim-plemente le cae mal. Le aseguro que en un 99% de los casos, ati-nará en la respuesta.

Cuando Leonard Woolf –esposo de Virginia Woolf– solicitó en 1964 a Quentin Bell (hijo de Vanessa Bell) que escribiera la biografía de su tía, nunca imaginó que ésta marcaría el regreso de la autora, no sólo a los salones de clases de las más prestigiosas universidades europeas y americanas, sino que también daría inicio al mito de una escritora que, hoy día, forma parte de los clásicos más venerados, leídos, estudiados y analizados.