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2016 17 Número FÉLIX MARTÍNEZ DOLZ

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201617Número

FÉLIX MARTÍNEZ DOLZ

Lic. Gabino Cué MonteagudoGobernador Constitucional del Estado de Oaxaca

Lic. Alonso Alberto Aguilar OrihuelaSecretario de las Culturas y Artes de Oaxaca

Lic. Guillermo García ManzanoDirector General de la Casa de la Cultura Oaxaqueña

Lic. María Concepción Villalobos LópezJefa del departamento de Promoción y Difusión

Lic. Rodrigo Bazán AcevedoJefe del departamento de Fomento Artístico

Ing. Cindy Korina Arnaud JiménezJefa del departamento Administrativo

C.P. Rogelio Aguilar AguilarInvestigación y Recopilación

Un personajeindeleble

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Del fondo de la memoria, surgen los recuerdos de la época juvenil (fines de los cincuenta del siglo pasado) cuando las ansias de vida, de

aventura y libertad devoraban las calles por las tar-des y las noches se llenaban de lecturas, que traían a la imaginación las andanzas de sus personajes en los mares procelosos del sudeste asiático, donde los

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piratas de Mompracen ayudaban a Sandokan a res-catar a la bella Mariana; D’Artagnan y sus mosque-teros eran perseguidos por el ambicioso Cardenal y la tenebrosa Milady, y Gulliver viajaba por lugares de increíbles sucesos que retrataban costumbres de épocas pasadas.

También comenzaban a llegar a esta ciudad, los cuentos e historietas de Walt Disney y poco después las de Bugs Bunny, Porky y el asombroso Pato Lucas. Estas y otras revistas así como periódicos nacionales y extranjeros, se vendían en el expendio de la familia Fernández, en la calle del Sagrario o de Valdivieso, en pleno centro de la ciudad y a la que acudía semanal-mente para comprar estas publicaciones juveniles.

Vecino del expendio de periódicos y revistas, es-taba una pequeña librería que en la parte superior de su acceso lucía un descolorido letrero con su nom-bre: La Nacional. Atrás del mostrador, siempre vi a un anciano de pequeño cuerpo, cabello muy blan-co, ojos azules y calurosa sonrisa, que con marcada amabilidad me atendió cuando me atreví a pregun-tarle el costo de “20 años después” de Alejandro Du-más, pues me interesaba conocer otras aventuras de los inseparables mosqueteros.

No sólo me dio el precio y una síntesis del libro. También me mostró varios títulos de la editorial ar-gentina “Molino”, tales como Oliverio Twist, Los Mi-serables, EL Jorobado de Nuestras Señora de París, Guerra y Paz y otros que me recomendó comprar por su bajo precio y por sus interesantes argumentos que me platicó de manera breve pero muy amena.

Después de ese primer encuentro, lo visitaba los fines de semana y comentaba con él pasajes del libro que estaba leyendo y me habían gustado o llamado la atención, o le preguntaba el significado de pala-bras que no había comprendido. Me enseñó a utilizar el diccionario y me informó acerca de autores mexi-canos que habían escrito novelas de aventuras como “Los Ladrones de Río Frio”, de Payno.

Poco a poco se fue estableciendo una relación de maestro – alumno, en la que no solo me orientaba en

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mis lecturas, también me narraba hechos de su vida que él consideraba como formadores o anteceden-tes de su actual situación y que me sirvieran para no caer en esas debilidades o repetir lo que él llamaba sus errores.

Pero su verdadera pasión y afición era la poesía. A pesar de ser autodidacta, podía leer y traducir el la-tín, francés, italiano, inglés y alemán, por lo que reci-bía periódicos, libros y revistas de diversos países, de donde recortaba los poemas que ahí se publicaban y de los cuales realizó acertadas traducciones. Con mucho orgullo se confesaba miembro de los “Arca-des de Roma” y eran sus amigos cercanos y corres-ponsales: Joaquín Arcadio Pagasa, Ignacio Montes de Oca y Obregón, Alejandro Arango y Escandón, que llevaban los seudónimos de Ipandro Acaico, Clearco Meonio, y Tamiro Miceneo. Don Félix se identificaba en esta sociedad literaria como Alicandro Epirótico. Con suave pero bien articulada voz, declamaba so-netos de sus inspirados amigos, de los cuales rescato del olvido los siguientes:

La Oración de la tardeTiende la tarde el silencioso manto de albos vapores y húmedas neblinas, y los valles y lagos y colinas mudos deponen su divino encanto. Las estrellas en solio de amaranto al horizonte yérguense vecinas, salpicando de gotas cristalinas, las negras hojas del dormido acanto. De un árbol a otro en verberar se afana nocturna el ave con pesado vuelo las auras leves y la sombra vana; y presa el alma de pavor y duelo al místico rumor de la campana se encoge, y teme, y se remonta al cielo. Clearco Meonio.

Ipandro AcaicoTriste, mendigo, ciego cual Homero, Ipandro a su montaña se retira,

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sin más tesoro que su vieja lira, ni báculo mejor que el de romero. Los altos juicios del Señor venero, y al que me despojó vuelvo sin ira, de mi mantel pidiéndole una tira, y un grano del que ha sido mi granero. ¿A qué mirar con fútiles enojos a quien no puede hacer ni bien ni daño, sentado entre sus áridos rastrojos, y sólo quiere en su octogésimo año, antes que acaben de cegar sus ojos morir apacentando su rebaño? Ignacio Montes de Oca.

Desde luego que los poemas de Don Félix no des-merecen de estos que tanto le gustaban, aunque él con su gran modestia y simpatía, confesaba que ja-más igualaría a sus colegas de la Arcadia Romana, pues su credo artístico era el eclecticismo y no el clasicismo.

Cuando llegué a estudiar la preparatoria en la recién abierta Universidad Benito Juárez, todos los alumnos nos concentrábamos en el edificio localiza-do en Avenida Independencia y primera calle de Ma-cedonio Alcalá, por lo que las visitas a “La Nacional” eran más frecuentes. También en ese primer año de estudiante universitario, fue mi maestro de Botánica otro ilustre polígrafo: don José de la Luz Bonecchi, gran amigo de don Félix, y quien después de impar-tir su cátedra, de 16 a 17 horas, pasaba a saludar a su amigo y a compartir las novedades literarias y co-mentar sucesos citadinos.

Yo asistía a esas pláticas con ojos y oídos asom-brados por el cúmulo de conocimientos y la recia erudición de mis maestros, aunque muchas veces mi comprensión no estaba al nivel de su cultura. Sin embargo, y a recomendación de ellos, anotaba en una libreta, palabras para mí extrañas o conceptos que poco a poco fueron aclarándose con mis lectu-ras. Conocí y disfruté crónicas de torneos literarios, los Juegos Florales, de los que ambos maestros eran jurados calificadores, en los organizados por el Ins-tituto de Ciencias y Artes y luego por la Universidad

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Benito Juárez, y que se habían originado en Proven-za, en el mágico dominio de Clemencia Isaura

El tiempo transcurrió su trote interminable, acu-muló inviernos en las sienes venerables de Don Félix, hasta que lo venció un mes de julio de 1963. Su trán-sito, en su domicilio particular de la calle de Matamo-ros, fue tranquilo y su rostro reflejó la postrer sonrisa con que se despidió de familiares y amigos, de su amada Antequera y de su peregrinar bohemio.

En rústico ataúd de adornos grises, fue velado en la agencia funeraria de los hermanos Meixueiro. Al día siguiente de su deceso, al filo del medio día, fue conducido a la Escuela de Bellas Artes de la Univer-sidad Benito Juárez de Oaxaca y, en su patio central, esta institución le rindió merecido homenaje, aunque nunca impartió cátedra en ella. Recuerdo con triste-za la poca asistencia a estas honras fúnebres y que la única guardia que recibió el difunto la integraron sus hijos: Alfonso y Fernando Martínez Berges, el Lic. José María Yañez, Director de la Escuela de Bellas Artes y el señor Guillermo Martínez León, Oficial Ma-yor del Gobierno del Estado.

Luego sus febles restos fueron conducidos al pan-teón de San Miguel y el cielo oaxaqueño nos mojó a los asistentes con lágrimas de una torrencial lluvia veraniega, completando el duelo que a todos nos afligía.

Termino disculpándome por escribir en primera persona, pero considero que el afecto, la paciencia y la benevolencia de Don Félix me acreditan. Él fue un creador sublime, un gran poeta, y para él no hubo barreras para alcanzar su meta de luz, sustentada en sueños.

En el ocaso triste de su vida, donde todo termina en un momento, hubo una voz ausente, dolorida, que lo llamó sin ver que era un portento. Esa fue la epo-peya más grandiosa que jamás Don Félix había soña-do, pues quedó convertida en una rosa, en ofrenda floral a lo olvidado.

RA. 2016.

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Carta devida

FÉLIX MARTÍNEZ DOLZ

Nació el día 3 de julio de 1873, tuvo por cuna ese jardín del sur, que allá en lejanas épocas llamóse An-tequera y que hoy lleva el nombre azás glorioso de Oaxaca de Juárez.

Fue el hijo primogénito del matrimonio formado por el honrado minero e industrial don Bonifacio Vi-cente Martínez y su digna esposa doña Dolores Dolz de Martínez.

Su virtuosa e inteligente madre es quien con in-finito amor enseña al vate las primeras letras; algún tiempo después recibe la instrucción elemental y su-perior del presbítero don Pedro Gallardo y de don Antonio María Pacheco en el Colegio de San Rafael; maestro suyo lo fue también don Patricio Oliveros, inspirado poeta oaxaqueño que en sus bellas leccio-nes elevaba los ánimos de sus discípulos a las sere-nas regiones del ideal y quien contribuyó a desarro-llar en su alma esa inclinación profunda por el cultivo de la belleza en su expresión más sublime; la poesía.

Posteriormente cursa gramática y latín en el se-minario conciliar de la Santa Cruz del que era Rector, entonces, el canónigo Florencio Matías Castellanos, allí se destaca por su clara inteligencia y dedicación al estudio; sin embargo, no es feliz y vive contraria-do, comprende que no es aquél el sitio donde ha de fulgurar su estro. Sale del seminario y manifiesta a sus padres el propósito que tiempo atrás ha empe-zado a germinar en su mente: ingresar al Instituto de Ciencias y Artes del Estado, a lo que sus padres se

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negaron, no por esto deja de cultivarse, estudia con maestros particulares Lógica, Física y otras materias. Es un autodidacta por excelencia; el vehemente de-seo de instruirse le lleva a engolfarse en el estudio de los antiguos y modernos clásicos de la literatu-ra toda, la Historia, la Filosofía, etc., estudios que no abandona nunca, ni aún en sus últimos días, y se me antoja conocida en forma gráfica, su perseverancia en este sentido, al contemplar una fotografía suya muy divulgada en periódicos y revistas.

Acrecienta continuamente su erudición leyendo asiduamente en sus amados libros, viejos y polvosos los unos, novísimos y flamantes otros- la mayoría de ellos con elogiosas dedicatorias de ilustres literatos- hurgando en ellos se deleita en grado sumo, es el goce de “una alma hermosa y transparente, como el éter de su patria chica”.

Desde muy temprana edad se dedica al cultivo de las musas, en los ocios que le permiten sus tareas agrícolas y mineras. A los quince años ya versifica correctamente y, desde entonces como alguna vez dijo de él su gran amigo “su hermano del alma”, el egregio poeta académico y arcade, Juan B. Delgado: “Toca todo el registro de la vida. Recorre todo el dia-pasón del alma”.

O lo que es lo mismo: ora produce románticas composiciones llenas de ternura, como el surear de las tórtolas; ora canta briosamente himnos triunfales a la patria y a los héroes. Lo mismo pulsa la tiorba melancólica del trovar galante, que rasga el aire con el grito de su clarín tirteico y modula en el frágil cara-millo de Pan, flébiles aires rusticanos. Pretende can-tar como Ovidio el elegiaco, como Homero el épico, como Virgilio el bucólico, como Horacio el apacible.

“El Tiempo”, “El Semanario Literario Ilustrado” -1901-, “Arte y Letras” -revista 107-, “El universal” -1890-, “El Mundo”, dirigido por Laura Méndez de Cuenca, “El tiempo Ilustrado”- 1901-, “La Tribuna” 1904, “Arte y Labor” -1909 y 1920-, “Zig- Zag” revis-ta, “El Heraldo Ilustrado”, “El Hogar y Tricolor” –re-vista de México-, “Mignon” de Puebla, “Flor de Loto” de Morelia, “El Álbum Ibero Americano” de Madrid

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-1903-, “La Provincia” de Aguas Calientes, “Sudamé-rica” de Bogotá, “La Lira Chilena” de Santiago -1904-, Las revistas ilustradas “Gloria” -1904- y “Arte Musi-cal” -1904-, “El Demócrata”, “Cosmo”, “El Universal dominical”, “México al Día”, la magnífica revista de cultura mexicana “Ábside” y otras muchas publica-ciones nacionales y extranjeras ornan sus páginas con la colaboración del que es una verdadera gloria mexicana El álbum Ibero Americano. Madrid.-

También formó parte de la redacción del Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, de la cual fue uno de los miembros más antiguos. En-tre los muchos trabajos de la sociedad que desem-peñó satisfactoriamente, están estos dos: Haber sido nombrado en octubre de 1909, vocal de la delega-ción que fue a la ciudad de Jalapa a condecorar con medalla de oro y diploma de honor a la “Comisión Geográfica Exploradora” dirigida por el Gral. Ángel García Peña, por los grandes servicios prestados a la Nación y a la Ciencia.

Los otros miembros de la Delegación fueron el Ing. Y Dip. Don Ricardo García Granados y los se-ñores Canónigo don Vicente García Andrade, como Presidente, correspondiendo a nuestro bibliografia-do hacer la reseña relativa.

Fundó en la ciudad de Oaxaca, en 1951, en unión del Doctor Jaime Vivó, la “Junta Auxiliar Oaxaque-ña”; de dicha sociedad, fue dos veces Presidente.

Ha sido laureado varias veces en concursos litera-rios de exigentes jueces: Manuel José Othón, Emilio Rabasa, Federico Gamboa, Rafael Carpio, pero con gran verdad, afirma uno de los más valiosos escrito-res jóvenes del terruño “rara vez envía sus poemas a dicha clase de torneos, prudente actitud podría lla-mar a esto, ya que muy a menudo se desprecia en ellos al verdadero mérito”.

En 1904, el Jurado Calificador de los Juegos Flo-rales de San Luis Potosí –los primeros celebrados en la República– le otorgó la primera mención ho-norífica a sus “Siluetas Medioevales”; en 1905 obtie-ne accésit en un certamen Michoacano su soneto

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“El Aguila de Anáhuac” y en 1908 el jurado de los Juegos Florales del Casino de Santa María de la Ri-bera, otorga a su poesía “Las Horas” el primer pre-mio concedido al tema libre. Éstas como sus demás poesías publicadas fueron calurosamente acogidas por la crítica nacional y extranjera. Le prodigaron elogios y palmas literarias personajes de la fama de Rodó, Chocano, Gómez, Carrillo, Rafael Delgado, Joaquín Arcadio Pagaza –Clearco Meonio–, Laura Méndez de Cuenca, Joaquín D Casasús, Salvador Rueda y otros.

El credo artístico del poeta nos lo darán a conocer estas dos frases: “No pertenezco a ninguna escuela o secta literaria. Escribo eclécticamente en las formas que me parecen buenas; y al perseguir la belleza, son predilectas y sanas fuentes de mi inspiración”.

LA PATRIACuán bella entre marcial clarinería, entre fusiles, águilas y airones,al frente vas de intrépidas legionesllena de majestad y gallardía,

LA NATURALEZAMe inspirará el murmullo de la fuente, y la mística voz de la campana,como el caer del atronar torrente, y el ronco son de tempestad cercanade cielo y tierra la hermosura ingentey la canción del bosque soberana.

EL AMOROh musa soñadora, deja la estancia del Olimpo grata,y dame el arpa del amor sonora,y dame el dulce bandolín de plata.Dame pluma de oro y voz de trueno,Para que escriba y cante mi poesía,que está mi corazón de fuego llenoy se agita de amor el arpa mía…

EL DOLORNoches de insomnio padezcoen mi tétrica prisión

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con la mente conturbadapor imágenes de horror.

“Yo como las minúsculas abejas que incansables extraen de flores y yerbas sápida miel y blanda cera para después fabricar bindos panales, voy paciente y constante por mi enmarañado jardín lírico, atrayendo de su matizada flora la miel limpia y la cera ática con las que después forjo en el silencio de la soledad, mis desteñidas estrofas. A imitación de Henry de Regnier, busco el medio más propicio y el molde más acabado para vaciar la inspiración de la mente. Y digo acerca de mi lírica, lo que dice el ilustre poeta. Que la forma en que están mis conceptos, tengo algo de parnasiana, de simbolista, de romántica, de clásica, de modernista, no importa. Mi estética es amiga del eclecticismo”.

“Y Félix Martínez Dolz ha cumplido a maravilla con su credo”.

Acertadamente dice Martín Loya: “… Sus cantos podrían estar amparados perfectamente con él O Rinnovarse o Morire de D. Anuncio” –Zig–Zag.

Es en efecto un ecléctico; sigue todos los rum-bos, todas las rutas del arte. No bien leemos un poe-ma de clásicos troqueles, cuando nos sorprende otro con todas las delicadezas y sutiles originalidades del modernismo bien entendido. Sabe encontrar lo bello en cualquier parte. Y Sabe seguir todos los caminos que conducen al sagrado tabernáculo de la poesía”.

“Sus estrofas bélicas tienen resonancias de bron-ces, fuerza de ciclones, entonaciones grandilocuen-tes. Sacude el cordaje de los nervios con sus clari-nadas guerreras. Hace estremecer el cuerpo con el choque de las espadas.”

“Sus poesías eróticas están como bañadas de luna. No gusta de prosaísmos ni de vulgaridades. Sabe poner en sus creaciones esa gota de ternura que se encuentra en Heine, ese toque de idealidad y de dolor que caracteriza a las concepciones de Béc-quer”.

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“En cuanto a sus composiciones descriptivas, solo puedo decir que están llenas de color y de verismo. Sus cuadros vigorosos se antojan los de Rembrandt por la vitalidad del colorido y el maravilloso contras-te del claro oscuro”.

Su léxico es castizo, donoso y apropiado. Todas sus palabras, todos sus giros, son perfectamente es-tudiados. Todo está dentro de los cánones rituales de la lengua española.

“Fue mi abuelo un hombre polifacético, aunado al poeta de altos vuelos, y a el patriota ferviente, apa-sionado.”

Gustad lectores de la lección de civismo que nos ha legado, en el soneto expresivo y sugerente:

EXCELSIORJamás la adulación y el servilismoa magnates y altísimos señoresni inciensos e hiperbólicos looresme ha degradado. Orgullo de mí mismo.

Siento al no ser histrión del despotismono he mendigado del poder favoresni he prodigado olímpicos honorescon rostro alegre y con gentil cinismo.¡Ah, mi espíritu altivo y soberano!no ha tenido moral relajamiento;mi frente limpia puedo alzar ufano.

Que de mi musa el varonil acentono ha halagado el oído del tirano,y se alza como astil mi pensamiento.

Fue un convencido liberal y partidario sincero de la causa antirreleccionista que encabezó el señor Madero. Comenzó mi abuelo sus trabajos en favor de la revolución maderista en Oaxaca en la Hacienda de Santa Rosa Buenavista a fines de 1910, remitiendo asiduamente correspondencia de ataque al gobier-no oligárquico del licenciado Emilio Pimentel, a los periódicos “El Tiempo” de México “y Dictamen”, de Veracruz.

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A principios de 1911 hizo dos viajes a México para hablar con don Benito Juárez Maza y trabajar de acuerdo con este digno ciudadano y con otros personajes de los partidos “Democrático” y “Anti-rreleccionista”, para el derrocamiento del Licencia-do Pimentel y para que se propagara en Oaxaca la revolución. Llevaba en su petaca para ser repartidos ampliamente en la capital, miles de ejemplares de un memorándum de los malos actos de la funesta admi-nistración pimentelista.

Colaboró en 1910, 11 y 12 en los diarios de opo-sición “México Nuevo”, “ El Tiempo” y “Nueva Era” atacando a la administración y escribieron a favor del movimiento renovador.

En 1911 organizó y fundó en Oaxaca, por su cargo que para ello le dio el “Partido Constitucional Progre-sista” de México, dirigido por don Gustavo Madero y don Juan Sánchez Azcona, el “Club Democrático De-rechos del Hombre”, que sostuvo para las elecciones presidenciales de ese año la formula Madero-Pino Suárez. Para el efecto hizo publicar en esta ciudad, un periódico semanal intitulado “Deseo Popular” re-dactado por varios jóvenes estudiantes de jurispru-dencia del Instituto de Ciencias y Artes del Estado, a quienes él había hecho ingresar al citado club.

Muerto el presidente Madero y en medio de aquél desbarajuste que originaron el cuartelazo y la trai-ción, permaneció a pesar de las halagadoras ofertas que le hicieron para que aceptara el empleo en la funesta administración de Huerta con amenazas de prisión y muerte si no lo hacía; firme en sus ideas y sin temor a la tormenta que arreciaba continuó con sus trabajos a favor de la revolución, repartiendo un número crecido de ejemplares del “Manifiesto del Partido Liberal” que presidía el Senador Iglesias Cal-derón y que fue remitido por el infortunado Diputa-do Daniel C. Gurrión.

Continuó en 1913 y 14 en los periódicos revolucio-narios “El Diario del Hogar”, y “La Voz de Juárez”, “La Voz del Pueblo”, “El Radical” y “El Nacionalista”.

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Su labor de propaganda en Oaxaca y varios tra-bajos preparatorios que estaba llevando a cabo para un levantamiento, fracasaron por no haber contado con la ayuda de otros correligionarios.

Por todo lo anterior y por su obstrucción a los go-biernos federales y local, fue cruelmente perseguido por su pariente el Licenciado Miguel Bolaños Cacho, gobernador del Estado, mandándolo aprehender el 20 de octubre de 1913, remitiéndolo a México en unión de otros valientes revolucionarios e internado en la Crujía “C” de la Penitenciaría, en donde también fueron encerrados otros reos políticos, entre los que se encontraba la mayor parte de los diputados de la H. Cámara, disuelta por Huerta, teniéndoseles, rigu-rosamente incomunicados durante veinte días.

He aquí como se expresaba “El Nacionalista”, en Octubre de 1914, refiriéndose a los citados antirree-leccionistas oaxaqueños: “Hombres firmes en sus principios, demócratas y llenos de valor cívico, no les desalentó ni les amilanó la larga prisión que padecie-ron y reanudaron sus trabajos con mayor entusiasmo cuando se les puso en libertad, poniéndose en con-tacto con diversos grupos antirreelecionistas de esta capital”.

El señor Senador Ing. Pastor Roaix, le dice a Mar-tínez Dolz en una carta: “Como me consta la labor eficiente y honrada que usted desarrolló en favor de la clase popular, aprovecharé la oportunidad favora-ble para hacer una recomendación especial de usted, pues además de sus méritos revolucionarios, reco-nozco en usted una gran cultura y dedicación por completo al estudio y a la investigación por lo que teniendo asegurado los elementos para la vida podrá entregarse a la publicación de sus obras que darán prestigio a nuestro país”.

Mi abuelo desempeño en vida, los siguientes pues-tos públicos; Secretario de Junta Directiva de la Lote-ría del Estado de 1903 a 1907; en 1909 a 10, Biblioteca-rio de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadísti-ca y redactor de su boletín mensual; de agosto de 1911 a 12, Jefe Político de Zimatlán, en la administración de don Benito Juárez Maza; de septiembre de 1914 a

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fines de 1915, Oficial Mayor de la Universidad Nacional de México; en 1916 y 17 Oficial Bibliógrafo y Profesor de la Bibliografía del Archivo General de la Nación; en 1919 Regidor del Ayuntamiento de Oaxaca. Después en 1920 fue candidato por el Partido Liberal Consti-tucionalista a Diputado al Congreso de la Unión, pero siendo el General Manuel García Vigil, uno de los prin-cipales líderes del PLC apoyó decididamente al anti-guo reaccionario y tinterillo Manuel Franco Cerqueda, quien a pesar de la imposición con que obtuvo su cre-dencial entró a la Cámara.

Desde entonces, decepcionado de la política se retiró a la vida privada y desde 1921 se dedicó a aten-der su pequeña papelería y librería “La Nacional”.

En septiembre de 1936, a propuesta del eximio historiador don Alfonso Toro, Jefe del Departamento de Monumentos fue nombrado por la Secretaría de Educación Pública, Director del Museo Nacional de Arqueología del Estado. En el ejercicio de sus fun-ciones hizo activas gestiones para el mejoramiento y enriquecimiento de dicho Museo.

Fue también miembro de renombradas corpora-ciones literarias tales como el conspicuo Liceo Alta-mirano al que fue presentado por su ilustre fundador y presidente don Joaquín Casasús; miembro hono-rario de la sociedad literaria “Melchor Ocampo-Man-zo”; formó parte del “Ateneo Mexicano” al que fue presentado en una sesión solemne que se celebraba a principios de 1905, por su Presidente el poeta don Juan de Dios Peza.

Es autor de las siguientes obras conocidas, par-cialmente inéditas, por falta de recursos: en verso, “Desfile Heroico”, “Gentilezas de Amor y de Leyen-da”, “Ánfora de Ensueño”, “Elegías Breves”, “Ofren-das Votivas”, tres volúmenes de traducciones de poetas ingleses, alemanes e italianos: “Lírica de Lu-tecia”, “Florilegio Germánico”, “ De los Vergeles Itáli-cos y “Alma Génitrix”, que publicara nuestra máxima casa de estudios la Universidad “Benito Juárez”.

En prosa tiene “Bocetos” “Crónicas” y “Discur-sos”; un estudio histórico “Félix Romero, su vida y su

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obra”, una antología de cuentos americanos y “Co-mentarios al Epistolario de don Porfirio Díaz.

Yo desearía dar a conocer mayor número de da-tos, anécdotas y pormenores de la vida del hombre que admiro y quiero, ya que a medida que han pasa-do los años, más aún hoy que siento el vacío que en mi corazón al partir dejó, he podido ir aquilatando el valor de cualidades que le granjearon el aprecio y la estimación de sus conciudadanos, de aquellos que tuvieron la fortuna de encontrar en el hombre probo y sin tacha, al amigo sincero, al hombre indiferente y olvidadizo con los gratuitos adversarios; sin em-bargo no es posible condensar en una entrevista, el caudal de hechos de su vida por mí conocidos”.

Rosas Solaegui Guillermo Anecdotario de Oaxaca, 1948 Pp; 50-61

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Una muestra de su talentoEL ARBOL Y EL ALMA (Ante el Sabino del Tule)

Nos abismamos en tu presencia,¡oh árbol soberano y venerable!...pasarán años, nosotros moriremos prontoy en olvidada tumba dormiremos,las plantas que te rodean también pereceránsin dejar huella algunade su efímera estancia junto a ti…y pasarán más años;el templo santo que se alzacabe tu augusta sombrase hundirá en ruinas al galope del terremoto horrísono…!y pasarán los siglos,y el pueblo que por ti ha recibido gran renombre,desaparecerá, y sólo habrá en la tierravestigios de su paso…Tú, altivo entonces,cual la implacable y orgullosa esfinge,desafiando huracanes y tormentas,todas las grandes irasde la tierra y el cielo, el mar y el viento,te levantarás aúnmudo, sereno, imperturbable…

Más, ¿Qué hay aquí,sublime e incorpóreo, que dure más,inmensamente más que tú,Gigante de los árboles?...¡Ah! Las almas que abrigamos,inmortales espíritusque ascenderán en un radioso excelsior,

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circuídas de olímpicos laurelesde este páramo obscuro y nebuloso,al azur ideal,a la clara y luminosa lejanía,a inundarse en oleadasde sempiternos y miríficos resplandores…

AURORA DEL ALMA¡Amanece en mi alma!... Las tinieblashuyeron de la luz consoladora;se disiparon ya las grises nieblas,y vuelve sonriéndome la aurora…

Vuelve la aurora fulgurante y puracon efluvios de abril y rayos de oro,a iluminar el alma sin venturaanegada tiempo há en amargo lloro. Las sombras implacables, tenebrosas,que llenaban de horror el alma míahuyeron… como huyen las medrosasaves nocturnas al nacer el día.

Al ver la luz de tus pupilas bellasse baña mi alma en vivos resplandores; se desvanecen todas mis querellasy huyen mi negra noche y mis dolores…Tus lindos ojos mírenme. María!que cuando en mí los fijas con anhelo,¡vuelve la luz de amor al alma mía!¡vuelve la luz crepuscular del cielo!

NÉCTAR DE AMOR¡Vuelve a tí mi mustia flor!No la deshojes, María;entre sus hojas te envíaun dulce beso de amory un suspiro el alma mía,¡Vuelve a tí mi mustia flor!

Cuando estuve junto a ticontemplando tus cabellosdistraído no sentíque mis labios puse en ellos

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y ardientes besos les dícuando estuve junto a ti.

Cuando te alcé mi canción,toda trémula, aunque franca,me diste tu mano blanca,y la besé con pasióncuando te alcé mi canción.Al besar tu boca en florte mordí los rojos labios,y del néctar de tu amorme dejaste hondos resabiosal besar tu boca en flor.

¡Dulce néctar de tu boca!al aspirar su ambrosía,cuando calmé mi ansia loca,¿dí, como no gozaría?...¡Dulce néctar de tu boca!

DESDE LA SOLEDAD A Rubén M. Campos.

Aquí… desde este rincón de soledad tan callada,desde este retiro umbrosoen que mi numen se espacia,mi alma ardiente y soñadoraque vive aquí solitaria,entregada sin temores a sus dulces esperanzas,lejos del bullicio insanode la sociedad ingrata de juventud decadente,y corrompida y liviana,que como oropel reluce,-brillante moneda falsa;lejos del ruido funestode la mascarada humana;desde este lugar benditode quietud y bienandanzaen que vive contemplando la Naturaleza santay tañendo el arpa de oro mi alba Musa americana,

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arranco estas tristes notaspara tí, a mi flébil arpa. Cuán poética es la Haciendaque aquí hermosa se levanta,en medio de verdes montesy de esta fértil cañada!,que de la ciudad floridadista ocho lenguas escasas; donde todo es alegría,desde la pobre cabañadel honrado campesino,que a trabajar se prepara--- a la salida del solque su noble frente baña—acariciando a sus hijosy a su esposa idolatrada, hasta la altísima cumbredel Zegovich que es doradapor el Sol, y entre otras llenas de eternal verdura se alza…

Los pastores sus rebañosconducen a la montaña,y sus perros vigilantes, caminan a retaguardia,como copos de algodón o de nieve inmaculada, entre el follaje verdísimolucen corderos y cabras.Los robustos leñadores que al hombro portan las hachas,marchan camino al cerro, do hendirán troncos y ramas.Los bueyes mugiendo van al trabajo…: beben aguaen el riachuelo apacibleque bañando flores pasa,y siguen con el arado que abrirá el surco en el haza. Yo estoy, gozoso, pasando una corta temporada en este sitio

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Qué lindoel paisaje! De hojarascay de verde zacatilloque los corderos arrancan,cubierta está la pradera.Ostenta risueñas galasla floración lujuriosaque en llanos y lomas se alza,y en las márgenes del ríodo se encuentra dulce calma.La doncellita se extiendepor bajíos y barrancas, Y con la azul violeta,con la encendida campánulael trovador, la chaquira,el girasol, la retamay otras varias florecillasque el suelo cubre y esmaltan, forman una brillante alfombra pintoresca y matizada.Tan dulcísimos aromasal nacer el día, exhalande sus entreabiertos cálicesrosas y azucenas blancas,que al enamorado pechodan consuelo y esperanza.

Los arroyos qué encantados!Cristalinas frescas aguascorren entre espesos árboles que manean su enramada,porque el susurrante vientogime arrullador, y pasasoplando a las avecillasque agitan las leves alas,volando de un alto saucea un naranjo alborozadas, y besándose amorosas,revuelan, juegan y cantan…¡Cómo les sonríe Florapalpitante, apasionada,a inconstantes colibríesy a mariposas blancas!

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¡Cómo la Naturalezase estremece y se engalana, a los besos del Rey Astroque entre nubes de oro irradia!¡Y como vibra un concierto como de liras y arpas,que la Creación entona a Dios en acción de gracias!Y este inefable conciertoal espacio se levanta, y hace retemblar los mundos en sus confines y entrañas…¡oh las montañas floridas de mi valle de Oaxaca, que con vuestras suaves brisasmecisteis mi cuna amada!;montañas que sois de lejoscomo el cielo, azules, diáfanas, y sois de cerca tan verdes que parecéis de esmeralda,¡cómo suspira aquí libre el pecho que sufre y ama, y cómo la Musa míaalza un himno alborozada!...Y al aspirar los perfumes celestes de vuestras auroras,en la sombra bienhechora,llena de frescura grata, de los grandes ocotalesy los encinos que encantanse duerme el poeta y sueñacon noches de azul y plata..

¡Oh arroyuelos apaciblesque venís por la cañada,salpicándome la frentecon limpias gotas de agua,y formando claros irisde aves en plumas galanas,cómo el soñador anhelavuestros laureles y palmas.¡Oh paisaje delicioso!Tan bello en su panoramaque, oh joven bardo, cantorde La Lira Americana,en la fugaz primavera

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contemplo al nacer el alba,primores y maravillaspor do tiendo la mirada… Y cuando me voy de aquípara la hermosa Oaxaca,para la perla del Sur,nuestra tierra idolatrada,agitando mi pañuelo, llena de emoción el alma,y brillando en mi pupila una tristísima lágrima ,despedida tierna envióa mis azules montañas.

Martínez Dolz Félix Alma Genitrix Poemas Rusticanos UABJO. 1967, Oaxaca.