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Maravillosahistoriaen laqueseenfrentanelpoder, la inocenciayelamor.Utilizando simbolismos deliciosamente originales, Hans Christian Andersenlograexponerensurelatolaverdaderanaturalezadelmal.Yeselamor,unamor firme y constante quien, en el desarrollo del relato, de una formaenternecedoraynoexentadehumor,salevencedorenunhermosofinal.Undeliciosocuentoquecautivarálaimaginacióndeniñosyadultos.
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HansChristianAndersen
ElsoldaditodeplomoePubr1.1
ArmandAthos14.04.14
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Títulooriginal:DenstandhaftigeTinsoldatHansChristianAndersen,1838Ilustraciones:ValeryAlfeevskyDiseñodecubierta:ArmandAthos
Editordigital:ArmandAthosePubbaser1.1
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Elsoldaditodeplomo
Érase una vez veinticinco soldados de plomo, todos hermanos, pues los habíanfundidodeunamismacucharavieja.Llevabanelfusilalhombroymirabandefrente;eluniformeeraprecioso,rojoyazul.Laprimerapalabraqueescucharonencuantoselevantólatapadelacajaquelosconteníafue:«¡Soldadosdeplomo!».Lapronuncióunchiquillo,dandounagranpalmada.Eranelregalodesucumpleaños,ylosalineósobre lamesa. Todos eran exactamente iguales, excepto uno, que se distinguía unpoquitode losdemás: lefaltabaunapierna,pueshabíasidofundidoelúltimo,yelplomonobastaba.Peroconunapierna,sesosteníatanfirmecomolosotroscondos,ydeélprecisamentevamosahablaraquí.
En la mesa donde los colocaron había otros muchos juguetes, y entre ellosdestacabaunbonitocastillodepapel,porcuyasventanasseveíanlassalasinteriores.Enfrente,unosarbolitosrodeabanunespejoquesemejabaunlago,enelcualflotabanysereflejabanunoscisnesdecera.
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Todoeraenextremoprimoroso,perolomáslindoeraunamuchachitaqueestabaen la puerta del castillo.De papel también ella, llevaba un hermoso vestido y unaestrechabandaazulenloshombros,amododefajín,conunarelucienteestrelladeoropelenelcentro,tangrandecomosucara.
La chiquilla tenía los brazos extendidos, pues era una bailarina, y una piernalevantada, tanto, qué el soldado de plomo, no alcanzando a descubrirla, acabó por
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creerquesóloteníauna,comoél.
«Heaquílamujerquenecesito—pensó—.Peroestámuyaltaparamí:viveenunpalacio,yyoportodaviviendasólotengounacaja,yademássomosveinticincolosquevivimosenella;noeslugarparaunaprincesa.Sinembargo,intentaréestablecerrelaciones».
Ysesituódetrásdeuna tabaqueraquehabíasobre lamesa,desde lacualpudocontemplarasusanchasaladistinguidadamita,quecontinuabasosteniéndosesobreunpiesincaerse.
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Alanochecer,lossoldadosdeplomofueronguardadosensucaja,yloshabitantesdelacasaseretiraronadormir.Ésteeraelmomentoquelosjuguetesaprovechabanpara jugarpor su cuenta, a«visitas», a«guerra», a «baile»; los soldadosdeplomoalborotaban en su caja, pues querían participar en las diversiones; mas no podíanlevantarlatapa.Elcascanuecestodoeradarvolteretas,yelpizarrínvengadivertirseen la pizarra. Con el ruido se despertó el canario, el cual intervino también en eljolgorio, recitando versos. Los únicos que no se movieron de su sitio fueron elsoldadodeplomoylabailarina;éstaseguíasosteniéndosesobrelapuntadelpie,yélsobresuúnicapierna;perosindesviarniporunmomentolosojosdeella.
El reloj dio las doce y, ¡pum!, saltó la tapa de la tabaquera; pero lo que habíadentronoerarapé,sinounduendecillonegro.Eraunjuguetesorpresa.
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—Soldadodeplomo—dijoelduende—,¡nomiresasí!Peroelsoldadosehizoelsordo.—¡Esperaaquelleguelamañana,yaverás!—añadióelduende.Cuandolosniñosselevantaron,pusieronelsoldadoenlaventana,y,seaporobra
delduendeodelviento,abrióseéstaderepente,yelsoldaditoseprecipitódecabeza,cayendo desde una altura de tres pisos. Fue una caída terrible. Quedó clavado decabezaentrelosadoquines,conlapiernaestiradaylabayonetahaciaabajo.
Lacriadayelchiquillobajaroncorriendoabuscarlo;mas,apesardequecasilopisaron, no pudieron encontrarlo. Si el soldado hubiese gritado: «¡Estoy aquí!»,indudablemente habrían dado con él, pero le pareció indecoroso gritar, yendo deuniforme.
He aquí que comenzó a llover; las gotas caían cada vez más espesas, hastaconvertirseenunverdaderoaguacero.Cuandoaclaró,pasaronporallídosmozalbetes
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callejeros.
—¡Mira!—exclamóuno—. ¡Un soldadodeplomo! ¡Vamos a hacerle navegar!Conunpapeldeperiódicohicieronunbarquito,y,embarcandoenélalsoldado, lopusieronenelarroyo;elbarquichuelofuearrastradoporlacorriente,yloschiquillosseguíandetrásdeéldandopalmadasdecontento.¡Diosnosproteja!, ¡yquéolas,yquécorriente!Nopodíaserdeotromodo,coneldiluvioquehabíacaído.Elbotedepapelnocesabadetropezarytambalearse,girandoavecestanbruscamente,queelsoldado por poco se marea; sin embargo, continuaba impertérrito, sin pestañear,mirandosiempredefrenteysiemprearmaalhombro.
Depronto,elboteentróbajounpuentedelarroyo;aquelloestabaoscurocomoensucaja.
—«¿Dóndeiréaparar?—pensaba—.Detodoestotienelaculpaelduende.¡Ay,sialmenosaquellamuchachitaestuvieseconmigoenelbote! ¡Pocome importaríaestaoscuridad!».
Derepentesalióunagranratadeaguaquevivíadebajoelpuente.
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—¡Alto!—gritó—.¡Aver,tupasaporte!Pero el soldadodeplomono respondió;únicamenteoprimió conmás fuerza el
fusil.Labarquillasiguiósucamino,ylaratatrasella.¡Uf!Cómorechinabalosdientes
ygritabaalasvirutasylaspajas:—¡Detenedlo,detenedlo!¡Nohapagadopeaje!¡Nohamostradoelpasaporte!
Lacorrientesevolvíacadavezmásimpetuosa.Elsoldadoveíayalaluzdelsolalextremo del túnel. Pero entonces percibió un estruendo capaz de infundir terror almás valiente. Imaginad que, en el punto donde terminaba el puente, el arroyo seprecipitabaenungrancanal.Paraél, aquello resultaba tanpeligrosocomo lo seríaparanosotroselcaerporunaaltacatarata.
Estaba ya tan cerca de ella, que era imposible evitarla. El barquito saliódisparado,peronuestropobresoldaditoseguíatanfirmecomoleeraposible.¡Nadiepodíadecir quehabíapestañeado siquiera!Labarquitadescribiódoso tresvueltassobre símismaconun ruido sordo, inundándosehastaelborde; ibaazozobrar.Alsoldadolellegabaelaguaalcuello.Labarcasehundíapormomentos,yelpapelsedeshacía;elaguacubríayalacabezadelsoldado,que,enaquelmomentosupremo,acordósedelalindabailarina,cuyorostronuncavolveríaacontemplar.Pareciólequeledecíanaloído:
«¡Adiós,adiós,guerrero!¡Tienesquesufrirlamuerte!».Desgarróse entonces el papel, y el soldado se fue al fondo, pero en el mismo
momentoselotragóungranpez.¡Allísíseestabaoscuro!Peoraúnquebajoelpuentedelarroyo;y,además,¡tan
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estrecho!Peroelsoldadoseguíafirme,tendidocuánlargoera,sinsoltarelfusil.Elpezcontinuósusevolucionesyhorriblesmovimientos,hastaque,por fin, se
quedó quieto, y en su interior penetró un rayo de luz.Hizose una gran claridad, yalguienexclamó:—¡Elsoldadodeplomo!—.Elpezhabíasidopescado, llevadoalmercadoyvendido;y,ahoraestabaen lacocina,donde lacocinera loabríaconungrancuchillo.Cogiendoporelcuerpocondosdedoselsoldadito,lollevóalasala,puestodosqueríanveraquelpersonajeextrañosalidodelestómagodelpez;peroelsoldadodeplomonosesentíanadaorgulloso.
Pusiéronlodepiesobrelamesay—¡quécosasmásrarasocurrenavecesenelmundo!— encontróse en el mismo cuarto de antes, con los mismos niños y losmismosjuguetessobrelamesa,sinquefaltaseelsoberbiopalacioylalindabailarina,siempre sosteniéndose sobre la punta del pie y con la otra pierna al aire. Aquelloconmovió a nuestro soldado, y estuvo a punto de llorar lágrimas de plomo. Perohabríasidopocodignodeél.Lamirósindecirpalabra.
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En éstas, uno de los chiquillos, cogiendo al soldado, lo tiró a la chimenea, sinmotivoalguno;seguramentelaculpalatuvoelduendedelatabaquera.
Elsoldadodeplomoquedótodoiluminadoysintióuncalorespantoso,aunquenosabía si era debido al fuego o al amor. Sus colores se habían borrado también, aconsecuenciadelviajeoporlapenaquesentía;nadiehabríapodidodecirlo.Miródenuevoalamuchacha,encontráronselasmiradasdelosdos,yélsintióquesederretía,perosiguiófirme,armaalhombro.Abrióselapuerta,yunaráfagadevientosellevóa la bailarina, que, cual una sílfide, se levantó volandopara posarse también en lachimenea,juntoalsoldado;seinflamóydesaparecióenuninstante.
Asuvez,elsoldaditosefundió,quedandoreducidoaunapequeñamasainforme.Cuando,aldíasiguiente,lacriadasacólascenizasdelaestufa,noquedabadeélmásque un trocito de plomo; de la bailarina, en cambio, había quedado la estrella deoropel,carbonizadaynegra.
Fin
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HANS CHRISTIAN ANDERSEN (Odense, Dinamarca, 2 de abril de 1805 –Copenhague,Dinamarca,4deagostode1875)fueunescritorypoetadanés.
Poco agraciado físicamente, tuvo una juventud triste, marcada por la soledad, lamelancolía, la idea del suicidio y un ingenuo misticismo. Se niega a aprender eloficiodesastreysealejadeOdenseparamarcharaCopenhague.Algunosmecenasseinteresanporél,piensaenelteatroydeseaconvertirseenungranactor.Fracasaenesta empresa pero obtiene una beca que le permite realizar estudios superiores.Empiezaaescribirpoemasmediocresyalgunasobrasdramáticaspococonvincentes.Su vida pronto tomara otra orientación que prevalecerá hasta lamuerte.AlmismotiempoqueportodaEuropa,elaboraunavariadaobraliteraria.
AAndersenseloconocesobretodoporsuscuentosparaniños,escritosapartirde1835, conconsiderable éxito, editandoapartir de allí casiunvolumenpor año.Eléxito lo seguiría hasta su muerte, ocurrida en plena gloria: fallece de cáncer dehígado, el 4 de agosto de 1875, a los 70 años. La propia personalidad del autorexplicasutalentoparaescribircuentosinfantiles,dadoquesusensibilidaddeniñolollevaba a contemplar la realidad con unamirada siempre nueva. Por otra parte, suorigenpopularloenlazabaalatradicióndelosfolkloristas,esdecir,alatransmisiónoraldeleyendas.
Entresuscuentosmásfamososseencuentran,Elpatitofeo,Elsoldaditodeplomo,Eltrajenuevodelemperador,Lareinadelasnieves,Laszapatillasrojas,Elsastrecillo
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valienteyLasirenita.
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