La Corza Blanca de Zoilita

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La corza blanc La corza blanca es un relato que forma parte de la colección de Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer . Narra un suceso ocurrido en el Moncayo de Aragón en el siglo XIV. 1 Se publicó en el año 27 de agosto de 1863 en el diario La América de Madrid. 2 Tema En este relato Gustavo Adolfo Bécquer contrapone lo extraordinario a lo racional. La luna es el elemento que induce las trasformaciones, pasando de lo real a lo maravilloso, mientras que saeta de la ballesta es el símbolo destransformador que recupera las apariencias convencionales. La falta de entendimiento de Garcés para comprender el encantamiento se castiga con la muerte de su amada al mismo tiempo que se castiga la frivolidad y la burla de Constanza. [ 3 ] Sinopsis El relato se divide en dos partes: 1. En la primera parte se cuenta como don Dionís va de caza acompañado de su hija, Constanza y sus monteros. Al llegar el mediodía se paran a descansar al lado de un riachuelo y mientras cuentan historias aparece un joven llamado Esteban con un ganado de corderos. Sabedor de las peripecias del mozo un montero insta al joven a que le cuente una historia a don Dionís, y Constanza presta especial atención a esta historia. Esteban les cuenta que estando en la iglesia hablando con unos peones que labran la tierra se enteró de que habían encontrado el rastro de una manada en un lugar donde Esteban hacía tiempo que no veía ningún animal como consecuencia de la caza. Esa misma noche Esteban acudió a ese lugar para ver a los ciervos, pero sólo logró escuchar sus bramidos y al llegar el día descubrió sus huellas en el suelo

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La corza blancLa corza blanca es un relato que forma parte de la colección de Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Narra un suceso ocurrido en el Moncayo de Aragón en el siglo XIV.1 Se publicó en el año 27 de agosto de 1863 en el diario La América de Madrid.2

Tema

En este relato Gustavo Adolfo Bécquer contrapone lo extraordinario a lo racional. La luna es el elemento que induce las trasformaciones, pasando de lo real a lo maravilloso, mientras que saeta de la ballesta es el símbolo destransformador que recupera las apariencias convencionales. La falta de entendimiento de Garcés para comprender el encantamiento se castiga con la muerte de su amada al mismo tiempo que se castiga la frivolidad y la burla de Constanza.[3]

Sinopsis

El relato se divide en dos partes:

1. En la primera parte se cuenta como don Dionís va de caza acompañado de su hija, Constanza y sus monteros. Al llegar el mediodía se paran a descansar al lado de un riachuelo y mientras cuentan historias aparece un joven llamado Esteban con un ganado de corderos. Sabedor de las peripecias del mozo un montero insta al joven a que le cuente una historia a don Dionís, y Constanza presta especial atención a esta historia. Esteban les cuenta que estando en la iglesia hablando con unos peones que labran la tierra se enteró de que habían encontrado el rastro de una manada en un lugar donde Esteban hacía tiempo que no veía ningún animal como consecuencia de la caza. Esa misma noche Esteban acudió a ese lugar para ver a los ciervos, pero sólo logró escuchar sus bramidos y al llegar el día descubrió sus huellas en el suelo junto a unas huellas humanas que compara, en tamaño, con los pies de Constanza. Esteban decidió quedarse todo el día escondido en un lugar en el que dónde previó que iban a pasar los ciervos, pero al llegar la medianoche se quedo dormido. Al despertar escuchó gritos, cantares y carcajadas, y de repente alguien detrás suyo le habló. Al darse la vuelta vio a una corza blanca que guiaba a una tropa de corzas de color natural que no bramaban sino que reían a carcajadas. El caballero, su hija y los monteros se rieron de la historia que había contado el mozo, después de que se marchara los demás continuaron con la caza.

2. En la segunda parte toma protagonismo Garcés, uno de los monteros de don Dionís que siempre se había ocupado de adivinar y satisfacer los deseos de Constanza. En esas atenciones hacia la muchacha unos veían adulación mientras que otros intuían un posible amor disimulado. Garcés no se creyó que la corza blanca hablara pero si pensó que podría existir en cuyo caso la capturaría para su amada señora. A la hora de cenar le comunicó a los presentes su intención y éstos, incluidos Constanza y su padre, se rieron a carcajadas de la credulidad del joven montero. A pesar de las burlas el joven cogió una ballesta y se fue a buscar a la corza. Una vez en el monte

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se escondió entre unos arbustos y se quedó dormido. Cuando despertó escucho varias voces cantando una canción, al rato vio a las corzas lideradas por la corza blanca. Buscó un lugar desde el cual apuntar y cuando las corzas llegaron a la altura del río apuntó con su ballesta a la luz de la luna, pero no vio corzas sino un montón de mujeres bañándose en el agua, caminando por el soto y tendidas en los árboles. Entre aquellas mujeres le pareció ver a Constanza, como no quería creerse lo que sus sentidos le mostraban decidió acabar con el encantamiento y de un salto apareció en la orilla del río, la diabólica transformación se rompió apareciendo ante él un tropel de corzas que comenzaron a correr. En la huida la corza blanca se enredó en una madreselva y apunto estaba de herirla el montero cuando ésta le habló y Garcés espantado por la idea de poder matar a su amada dejó caer su arma. El animal aprovechó este momento para escaparse mientras se reía. Entonces Garcés pensó que todo ese encantamiento era producto del diablo, salió de su ensimismamiento y disparó hacia el soto por donde había escapado la corza. Al momento se oyó un alarido, Garcés sin poder creérselo se adentró en el soto y descubrió a su amada, ensangrentada, muriéndose en el monte.

Personajes

Don Dionís: Es un caballero retirado que dedica la mayor parte de su tiempo al ejercicio de la caza.

Esteban: Es un joven muchacho, fornido, de cabeza pequeña y ojos azules, mirada torpe, nariz roma y labios gruesos y entreabiertos. De moral simple pero al mismo tiempo suspicaz y malicioso.

Constanza: Es hija de don Dionís pero no se sabe quién es su madre. Su belleza extraordinaria y su blancura han hecho que se gane el sobrenombre de Azucena del Moncayo. Contrastan sus cejas y sus ojos oscuros en contraposición a su pelo rubio. Su carácter es contradictorio: retraído y melancólico al mismo tiempo que bullicioso y alegre.

Garcés: Es uno los monteros, hijo de un antiguo servidor de la familia. Está acostumbrado desde pequeño a atender a la hija de su señor y es más que probable que tenga sentimientos hacia ella.

LA CORZA BLANCA (La América, de Madrid, 27 de junio de 1863)

1. RESUMEN DEL ARGUMENTO: En esta leyenda aparece un noble aragonés, llamado don Dionís, que tenía una hija, Constanza, y

esta tenía un sirviente personal que se llamaba Garcés. Un día tras acabar la caza se reunieron todos bajo unos arboles y vino un zagal del cual le dijeron a don Dionís que no estaba muy bien ya que pensaba que todos los ciervos iban contra él, y también que un día buscando a los ciervos apareció un grupo de corzas lideradas por una corza blanca que al verlo huyeron despavoridas. Todos se rieron de las gracias de Esteban menos Garcés que no paraba de pensar en el relato sobre la corza blanca. Garcés amaba a Constanza, y pensó que si atrapaba a la corza blanca para ella, ésta caería rendida en sus brazos. Salió del castillo armado pensando que atraparía su botín y

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después de luchar contra todos los elementos consiguió verla junto a su manada, y la corza blanca quedó atrapada en un matorral, pudo acercarse a ella e intentar cogerla, pero cuando iba a hacerlo la corza le habló y él quedó tan sorprendido que se liberó e intentó escapar, pero Garcés le tiró una flecha y acertó en el blanco, pero en realidad la corza era Constanza que se revolcaba en su propia sangre tras haber sido alcanzada por la flecha de su pretendiente.

2. TEMA: La transformación causa que el amor pase a ser muerte. 3. DIVISIÓN DE LA OBRA: Dos partes, pero dentro de la segunda parte podríamos encontrar otras dos parte: la primera en la

que Garcés trama la caza de la corza y se prepara para ella, y la otra cuando se produce la caza y hiere a su amada.

4. TIPO DE TEXTO: Es una leyenda aragonesa, que utiliza como pauta los cuentos de hadas. En este texto apare una combinación entre narración y diálogo, aunque también aparece la

descripción. 5. MARCO EN QUE SE INTEGRA LA OBRA: Es una leyenda que se supone que sabe Bécquer y este nos la cuenta a nosotros. 6. PERSONAJES: Principales: Esteban, Constanza, don Dionís, Garcés. Secundarios: los monteros que acompañan a

don Dionís, los sirvientes del castillo,... 7. TIEMPO: Por los años de mil trescientos y pico (Edad Medieval). 8. ESPACIO: En un pequeño lugar de Aragón, y mencionan los lugares de Tarazona, el sur de Fitera, y la tierra de

Veratón.

Gustavo Adolfo Bécquer Gustavo Adolfo Domínguez Bastida (Sevilla, 17 de febrero de 1836 – Madrid, 22

de diciembre de 1870), más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo, aunque escribió en una etapa literaria perteneciente al Realismo. Por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento posromántico. Aunque mientras vivió fue moderadamente conocido, sólo comenzó a ganar verdadero prestigio cuando, tras su muerte, fueron publicadas muchas de sus obras.

Sus más conocidos trabajos son sus Rimas y Leyendas. Los poemas e historias incluidos en esta colección son esenciales para el estudio de la Literatura hispana, siendo ampliamente reconocidas por su influencia posterior.

Análisis de su obra

Cuando escribe Bécquer está en pleno auge el Realismo, cuando otros autores adscritos a esta tendencia (Campoamor, Tamayo y Baus, Echegaray) se reparten el favor del público. La poesía triunfante está hecha a medida de la sociedad burguesa que consolidará la Restauración, y es prosaica, pomposa y falsamente trascendente. Pero una notable porción de líricos se resistió a sumarse a esa corriente, y además hallaban vacía y retórica la poesía de la lírica esproncediana, la del apogeo romántico, que aún encontraban cultivada con gusto general en autores como José Zorrilla. El Romanticismo que les atrae ya no es el de origen francés o inglés, sino alemán, especialmente el de Heine, al que leen en traducción francesa —en especial la de Gérard de Nerval— o española —de Eulogio Florentino Sanz, amigo de Bécquer—. Estos autores forman el ambiente prebecqueriano: Augusto Ferrán, Ángel María Dacarrete y José María Larrea. Todos estos poetas buscaban un lirismo

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intimista, sencillo de forma y parco de ornamento, refrenado en lo sensorial para que mejor trasluzca el sentir profundo del poeta. Es una lírica no declamatoria, sino para decir al oído.

Las Rimas de Bécquer iban a ser costeadas y prologadas por su amigo, el ministro de la Unión Liberal de O'Donnell, Luis González Bravo, pero el ejemplar se perdió en los disturbios revolucionarios de 1868. Algunas sin embargo habían aparecido ya en los periódicos de entonces entre 1859 y 1871: El Contemporáneo, El Museo Universal, La Ilustración de Madrid y otros. El poeta, con esta ayuda, con la de su memoria y la de sus amigos reconstruyó el manuscrito, que tituló Libro de los gorriones y se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. Más tarde lo editarán sus amigos con un prólogo de Rodríguez Correa en dos volúmenes con el título de Rimas y junto a sus Leyendas en prosa, en 1871, para ayudar a la viuda y sus hijos. En sucesivas ediciones se amplió la selección. A partir de la quinta la obra consta ya de tres volúmenes. Iglesias Figueroa recogió en tres tomos Páginas desconocidas (Madrid: Renacimiento, 1923), con otra porción sustancial del corpus becqueriano. Gamallo Fierros editó además en cuatro volúmenes sus Páginas abandonadas. Jesús Rubio ha editado dos álbumes de Julia Espín con textos y dibujos de Gustavo dedicados a su musa, a la que no olvidaría nunca. Se trata de ochenta y cuatro composiciones breves, de dos, tres o cuatro estrofas, muy raramente más, por lo general asonantadas con metros muy variados, de acuerdo con la poesía romántica[4].

Bécquer solía repetir la frase de Lamartine de que «la mejor poesía escrita es aquella que no se escribe». Es así en sus setenta y seis cortas Rimas breves como arpegios, ya que concentró en ellas la poesía que hubiera querido verter en numerosos poemas más extensos que no escribió. El influjo de Bécquer en toda la poesía posterior escrita en castellano es importante, esbozando estéticas como el Simbolismo y el Modernismo en muchos aspectos. Frente al Romanticismo altisonante y byroniano de un José de Espronceda, Bécquer representa el tono íntimo, al oído, de la lírica profunda. Su «Himno gigante y extraño» rompe con la tradición de la poesía civil y heroica de Manuel José Quintana y los colores vistosos y la historia nacional de Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, o José Zorrilla, para meditar profundamente sobre la creación poética, el amor y la muerte, los tres temas centrales de las Rimas. Manuel Altolaguirre afirmó que la poesía de Bécquer es la más humana del Romanticismo español. Esta rara originalidad le valió el desprecio de Núñez de Arce, quien, acaso por su ideología liberal contraria al tradicionalismo becqueriano, calificó sus Rimas de «suspirillos germánicos». Pero Bécquer meditó profundamente sobre la poesía e intentó reflejar el concepto inasible que tenía de la misma en las Cartas literarias a una mujer, en forma de un largo comentario a la Rima XXI, concluida en el verso «poesía eres tú». Un tú que podía ser también dañoso y cruel, como demuestra la rima descubierta por José María Díez Taboada (véase bibliografía):

Serpiente del amor, risa traidora,verdugo del ensueño y de la luz,perfumado puñal, beso enconado...¡eso eres tú!

Los modelos poéticos de Bécquer fueron varios; en primer lugar, Heine; W. S. Hendrix señaló además a Byron y Dámaso Alonso a Alfred de Musset; también el conde Anastasius

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Grün, y sus amigos poetas españoles, en especial Augusto Ferrán. De todos hay rastros en su poesía.

Su idea de la lírica la expuso en la reseña que hizo del libro de su amigo Augusto Ferrán La soledad:

Hay una poesía magnífica y sonora; una poesía hija de la meditación y el arte, que se engalana con todas las pompas de la lengua que se mueve con una cadenciosa majestad, habla a la imaginación, completa sus cuadros y la conduce a su antojo por un sendero desconocido, seduciéndola con su armonía y su hermosura. Hay otra, natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye; y desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre, despierta, con una que las toca, las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía. La primera tiene un valor dado: es la poesía de todo el mundo. La segunda carece de medida absoluta; adquiere las proporciones de la imaginación que impresiona: puede llamarse la poesía de los poetas. La primera es una melodía que nace, se desarrolla, acaba y se desvanece. La segunda es un acorde que se arranca de un arpa, y se quedan las cuerdas vibrando con un zumbido armonioso. Cuando se concluye aquélla, se dobla la hoja con una suave sonrisa de satisfacción. Cuando se acaba ésta, se inclina la frente cargada de pensamientos sin nombre. La una es el fruto divino de la unión del arte y de la fantasía. La otra es la centella inflamada que brota al choque del sentimiento y la pasión. Las poesías de este libro pertenecen al último de los dos géneros, porque son populares, y la poesía popular es la síntesis de la poesía.

Pero, aparte de su importante lírica, Gustavo Adolfo Bécquer fue también un gran narrador y periodista. Escribió veintiocho narraciones del género leyenda, muchas de ellas pertenecientes al género del relato gótico o de terror, otras, auténticos esbozos de poesía en prosa, y otras narraciones de aventuras. María Rosa Alonso encontró en ellas siete temas principales:

el oriental y exótico la muerte y la vida de ultratumba el embrujamiento y la hechicería el tema religioso las inspiradas en el Romancero las de tendencia animista.

Bécquer demuestra ser un prosista a la altura de los mejores de su siglo, pero es de superior inspiración e imaginación y un maestro absoluto en el terreno de la prosa lírica. En sus descripciones se echa de ver el profundo amor del poeta por la naturaleza y el paisaje castellano. Escribió además las Cartas desde mi celda en el Monasterio de Veruela, a las faldas del Moncayo adonde fue a reponerse de su tuberculosis o tisis, enfermedad entonces mortal; sus cartas desbordan vitalidad y encanto. No se ha estudiado todavía su obra periodística.

Bécquer es, a la vez, el poeta que inaugura —junto a Rosalía de Castro— la lírica moderna española y el que acierta a conectarnos de nuevo con la poesía tradicional. Las Rimas se encuadran dentro de dos corrientes heredadas del Romanticismo: la revalorización de la poesía popular (que la lírica culta había abandonado en el siglo XVIII) y la llamada «estética del sentimiento». El ideal poético de Bécquer es el desarrollar una lírica intimista,

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expresada con sinceridad, sencillez de forma y facilidad de estilo. Bécquer y sus Rimas son el umbral de la lírica en español del siglo XX. Rubén Darío, Miguel de Unamuno, los hermanos Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y otros lo han considerado como figura fundacional, descubridora de nuevos mundos para la sensibilidad y la forma expresiva.

La corza blanca

“La corza blanca” la situamos en el siglo XIV (medievo), en el Moncayo y es también un relato fantástico. Viene marcada por una fantasía disimulada entre la realidad y dos elementos que hacen que lo real sea fantástico y a la inversa, que son la luna y la saeta.Esta leyenda viene introducida por el relato de un pastor que explica la existencia de un ser sobrenatural, una corza blanca, que es nada más que el fruto de la magia de la noche.Tanto en el “Monte de las ánimas” como en “La corza blanca” lo mágico se encuentra mezclado entre lo real o es una realidad distorsionada. En cambio en otros relatos, como en “La cruz del diablo” se pueden diferenciar los elementos mágicos de los que no lo son. Todo es real, solo que hay unos elementos que poseen extraños poderes malignos (la armadura), pero no son fruto de la noche ni de la imaginación, sino que son mágicos por si mismos.

En Leyendas también podemos encontrar relatos de carácter más histórico, que cuentan con hechos fantásticos la existencia de algún objeto o lugar. Así podría ser la leyenda de “El miserere” que cuenta la existencia de este extraño libro de cánticos o “La cruz del diablo” que nos explica la historia de una cruz maldita. Además nos sitúan en una época de luchas entre cristianos e infieles que agudiza más el carácter histórico al introducir pasajes en los que se nos cuentan sus disputas o odios.

Personaje femenino

En “La corza blanca” la personalidad de la protagonista, Constanza, está caracterizada por su rareza: “El carácter, tan pronto retraído y melancólico como bullicioso y alegre, de Constanza; la extraña exaltación de sus ideas, sus extravagantes caprichos, sus nunca vistas costumbres...” La corza Blanca pág. 357, Cátedra. Su físico también es realmente extraño, se trata de una bella joven de piel blanca y pelo rubio pero cejas y ojos oscuros. Estas características físicas de blancura son las que preceden la futura conversión en corza blanca.

En los diferentes relatos, la mujer sirve de pretexto para una futura muerte o locura del hombre y en algunos casos también de la mujer. La muerte o la locura no siempre son fruto del pecado incitado por la mujer, también lo son por la búsqueda de algo maravilloso e imposible, algo por lo que son capaces de dar la vida ya que para ellos lo es todo.

AMBIENTE

En “La corza blanca” la ambientación es más visual que en “El monte de las ánimas” en el cual todo se basa en el sonido. “La corza blanca” está ambientada en el Moncayo. En ella se describe el tranquilo ambiente de la noche y los suaves sonidos que se pueden escuchar. Este ambiente es el

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que hace que el protagonista duerma plácidamente sin temor alguno. La completa y armónica descripción del paisaje nos inspira tranquilidad y nos prepara para el pasaje de las mujeres desnudas correteando por el río. La presencia de la luna nos señala la transformación de algún elemento, que en este caso serán las mujeres en corzas. Y la presencia de ruidos, risas y cánticos en cuanto aparecen las corzas es lo que hace que el protagonista centre su ira en ellas. La descripción del paisaje y de los sonidos es muy rica y detallista en “la corza blanca”: “Los álamos, cuyas plateadas hojas movía el aire con un rumor dulcísimo; los sauces, que inclinados sobre la limpia corriente, humedecían en ella las puntas de sus desmayadas ramas, y los apretados carrascales, por cuyos troncos subían y se enredaban las madreselvas y las campanillas azules, formaban un espeso muro de follaje alrededor del remanso del río.” La corza blanca, pág. 361.

Podemos encontrar pasajes de descripción visual, con mucha luz, brillo y variedad cromática: “...parecían jaspeados como los mármoles más ricos; pero las vetas que los cruzaban eran de oro y de plata, y entre aquellas vetas brillantes se veían como incrustadas multitud de piedras preciosas de todos colores y tamaños. Allí había jacintos y esmeraldas en montón, y diamantes, y rubíes, y zafiros y, qué sé yo, otras muchas piedras desconocidas que él no supo nombrar, pero tan grandes y hermosas, que sus ojos se deslumbraron al contemplarlas” El gnomo, p. 310.

RESUMEN DE LA CORZA BLANCA

8ª leyenda: LA CORZA BLANCA.

*Resumen:

En esta leyenda hablan de Don Dionis, un soldado retirado que vive junto con su hija, llamada Constanaza,

tan bella que le habían dado el sobrenombre de Azucena del Moncayo, en un castillo en Aragón. Un día que

estaba descansando estuvieron hablando con un pastorcillo llamado Esteban. Este les contó que por aquí ya no

había casi ciervos puesto que los cazaban, pero que un día vio huellas recientes de una manada, así que

decidió ir esconderse por la noche para verlos, y que cuando llegaron, el juro haber oído que hablaban y

habían dicho su nombre. Entonces se dio la vuelta y aseguró haber visto a una corza blanca. Don Dionis y su

hija se rieron y no le creyeron, pero Garcés, un servidor de Constanza, se lo creyó.

Una noche llegó Garcés sudando y dijo delante de todo el mundo que había oído hablar de la corza blanca a

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más gente, y que saldría a cazarla, pero no le creyeron.

El decidió ir esa noche a cazarla para entregársela a Constanza. Estuvo esperando largo rato y se quedo

dormido, hasta que algo le despertó. De pronto vio que se dirigían al río un grupo de corzas, entre ellas una

blanca. Las vio quitarse su traje de ciervo y convertirse en hermosas mujeres y bañarse. Entre ellas le pareció

distinguir a Constanza, pero creyendo estar delirando se levantó para cazar la corza blanca. De repente

salieron corriendo todas las corzas, y la blanca quedo atrapada en unas zarzas, y cuando Garcés le iba a

disparar oyó que la corza le dijo− ¿ que haces, Garcés ?− . Le pareció la voz de Constanza, pero de repente la

corza salió corriendo, y él, creyendo todo lo anterior fruto de su imaginación, disparó. Cuando llegó al lugar

en que debía hallarse la corza, encontró a Constanza muerta bajo su ballesta.

Análisis Literario: Leyendas: La corza blanca. De Gustavo Adolfo Béquer.

Todo empieza en un pequeño lugar de Aragón, donde un caballero llamado don Dionís, vivía en retiro junto a su hermosa hija Constanza. Un día, en una reunión con don Dionís, Esteban, un zagal que trabajaba para él, cuenta una experiencia que tuvo al salir de cacería: Estaba caminando por el monte, cuando apareció un grupo de corzas, lideradas por una corza blanca.

En un momento, las corzas revelaron su habilidad de hablar, y empezaron a burlarse de Esteban. Esta historia fue recibida con mucha incredulidad por parte de don Dionís y su hija, que se burlaban de Esteban, considerándolo como loco. Sin embargo, Garcés, uno de los criados de don Dionís y guardián de Constanza creyó totalmente en la historia de Esteban.

Garcés, al parecer estaba perdidamente enamorado do Constanza, ya que la conocía desde hace mucho tiempo, y también por que su delicada belleza lo había capturado.

En un acto para probar su valentía e impresionar a Constanza para ganarse su amor, Garcés decide ir al monte y capturar a la corza blanca. Ya estando en el monte, perdido en un estado de sueño despierto, escucha a las corzas que empiezan a burlarse de él.

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Después, este les sigue el paso, pero en vez de encontrar a una manada de corzas, encuentra aun grupo de bellas doncellas bañándose en una laguna y jugando felizmente. En este grupo de doncellas, se da cuenta de que una de ellas es su amada Constanza.

De una forma misteriosa y sobrenatural, las doncellas empiezan a transformarse en corzas, y en este momento, Garcés se hace la idea de que lo que acaba de ver solo fue una alucinación, y decide dispararle a la corza blanca, ignorando el hecho de que esta corza era en realidad Constanza. Cuando ya disparó, se da cuenta que acaba de herir a su amada, y tristemente presencia su muerte.

En esta historia, Becquer trata el tema del amor de una forma simple, pero que termina en un final trágico.

Garcés conoce desde su infancia a Constanza, y este queda enamorado de ella gracias a su hermosura inconmensurable. Era una belleza peculiar, ya que esta era blanca como una azucena, pero tenia los ojos de un negro profundo. Un día, Garcés decide atrapar a la corza blanca de los relatos de Esteban para probar su amor por Constanza, pero esta no parece muy complacida con la idea y le advierte de que no lo haga. Par desalentarlos, se burlaba de él.

Garcés siguió con su propósito y se va al monte, donde encuentra a un grupo de bellas mujeres jugando, en donde llega a reconocer a la bella Constanza. En este momento, Garcés cree que se encuentra en un estado de “sueño fascinador y engañoso”, ya que ve a su amada en toda su belleza y resplandor.

La historia termina trágicamente cuando Garcés le dispara a Constanza en su forma de corza, y en ese mismo momento se da cuenta de que gracias a su amor impulsivo, terminó acabando con la vida de su amada.

En la historia se plantea la gran transformación de un amor puro, hacia la tristeza y muerte.

CAPITULO IINTRODUCCIÓNLa modernidad de BécquerDe importancia resulta lo que se ha escrito sobre el devenir de laestilística que se observa en la producción literaria de Gustavo Adolfo Bécquer.Además de presentar rasgos propios del neoclasicismo, romanticismo y deotras tendencias conocidas o en período de formación en el tiempo en que

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Bécquer se desenvolvió literariamente, todo parece indicar que de la pluma delbardo sevillano surgió un estilo que años más tarde desarrollarían los escritoresen busca de formas y estilos nueves. Bien podría considerarse que en Bécquerhay una marcada manifestación precursora en su manera de escribir ya quepresenta tanto en el verso como en la prosa una significativa manifestación deinnovaciones estilísticas. Son varios los críticos que han aceptado lamodernidad de Bécquer debido a que al analizar su obra literaria han encontradociertos rasgos característícos de las corrientes literarias per venir. Esos estudios sebasan casi siempre en su obra poética, que tanto impacto tendría en les poetasdel siglo XX. Se ha comentado que en Bécquer existen tendencias que más tardese podrán observar principalmente entre impresionistas, simbolistas ymodernistas. Ya desde 1877, Ramón Rodríguez Correa encuentra que: "Comotodos les autores de estima, es Gustavo revolucionario, es decir, innovador vcreador, amante de la verdad" (xxix). Per su parte, Benito Pérez Galdós en 1871también está consciente del despliegue de originalidad de Bécquer. El grannovelista español escribe: "Ninguno ha entrado por el nueve camine con másdesenfade que Gustavo Bécquer; ninguno más independiente, ni más empeñadoen desligar la espontaneidad de la multitud de trabas tradicionales que la tenían

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aprisionada" (70).Para una mejor ejemplificación de esa modernidad que llega hasta el sigloXX, Manuel García-Viñó encuentra que Bécquer "llega a descubrir, ochenta añosantes que los existencialistas, que el mundo es un absurdo ~lo dije expresamente~ y el hombre una inútil pasión" (1970, 287). Otro de les críticos que se hadedicado con ahínco a los estudies de las obras literarias de Bécquer es ArturoBerenguer Carisome. El sugiere la relación de la presa becqueriana con lascorrientes del futuro: "Una insuficiente apreciación de su presa ha impedidocomprender su modernidad: el impresionismo descriptivo y la plasticidad queluego caracterizará a los modernistas" (1974, 65).Otro comentario que pone de manifieste la modernidad de la prosa deBécquer se debe a Eduardo Alonso quien dice: "Quedó su obra en el umbral dela modernidad. Si su personalidad literaria es la de un romántico tardío, conescasa formulación ideológica de la sociedad, también es un precursor, y no sólocon la poesía" (18). Además, en el artículo "Bécquer en la prosa española delsiglo XIX" publicado en 1971, Arturo Berenguer enfatiza la importancia de laprimera leyenda escrita por Bécquer y la originalidad en ella. El críticopuntualiza come en "El caudillo de las manes rejas" se aprecian atributes que

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"tres años antes de les Poemas en prosa de Baudelaire y cuatro anterieres alFlaubert de Salamhó" (134) ya se encontraban en los escritos de Bécquer.También, hay que tomar muy en cuenta la expresión que Pedro de la Peña tienepara Bécquer a quien considera "una imprenta de modernidad" entre les poetasespañoles contemporáneos (57). Es precisamente esa marca de originalidad laque convierte a Bécquer en une de los grandes que contribuyen a la glorificaciónde la letras españolas.A partir del siglo XVIII, ha prevalecido la idea de que en la mayoría de loscases de la aceptación y el desarrollo de nuevas corrientes literarias en España,éstas han surgido come una inütación de las innovaciones que nacen y tomanforma primeramente en otros países. Cuando se hace referencia a lasmanifestaciones artísticas en el campe de las letras de les siglos XVIII y XTX, lasupremacía se les otorga principalmente a los literatos ingleses, franceses oalemanes. Es conveniente mencionar que no siempre ha sido así. Durante elSiglo de Oro de las letras españolas, período en el cual España era consideradauna potencia mundial, la literatura castellana se vistió de gloria.Sin embargo, después de la pérdida de la preponderancia española se entró a unperíodo en el que la creatividad de los literatos españoles no resultó tan colosal

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come en la época de les grandes del renacimiento y barroco. Ya en el siglo XVIIIel Neoclasicismo colocó a Francia en un primerísimo lugar gracias a laproducción de los pensadores franceses. Después del apogeo de la literatura del"Siglo de las Luces" empezaren a aparecer rasgos de una nueva corriente artísticacorrespondiendo a les literatos ingleses y alemanes ser de los pioneros delromanticismo.Durante la segunda mitad del siglo XTX el campe de las letrasexperimenta el surgimiento de diversas y novedosas corrientes literarias siendoFrancia la cuna de muchas de éstas. Entre esas nacientes corrientes literarias definales del siglo pasado de mayor popularidad e importancia se encuentran elnaturalismo, el pamasianismo, el simbolismo y el impresionismo. Durante esaépoca, las innovaciones en la expresión escrita resultan por demás novedosas y sevan suscitando casi al mismo tiempo o bien en períodos no muy distantes unesde otros. Una de esas nuevas corrientes literarias, quizás la que ha dejado unahuella más profunda y ha contado con mayor número de seguidores, es elsimbolismo francés. Entre los críticos que destacan la significación que elsimbolismo francés ha tenido en el mundo de las letras se encuentra Carlos

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Bousoño. Para él, el simbolismo de finales del siglo XIX es "la mayor revolucióntécnica que ha habido jamás en el arte (y no exclusivamente en el arte de lapalabra) desde los tiempos de Homero" (1969, 67).En Gustavo Adolfo Bécquer se da un case muy especial ya queproduciendo en una época muy semejante a la de les reconocidos presimboHstasfranceses come Mallarmé y Baudelaire, se puede observar una notable similitudentre el verso y la presa de Bécquer y las obras literarias de les reconocidos ocanonizados presimboHstas franceses. Tomando en cuenta que al simbolismofrancés se le ha asignado como fecha de flerecimente y mayor esplenderalrededor de 1885 y que Bécquer murió en 1870, podría llegar a considerarse quelos rasgos simbolistas en Gustavo Adolfo fuesen también tomados como unmodelo a seguir para sus compatriotas españoles que se vieron inspirados en elestile becqueriane. Come veremos, son muchos les críticos canónicos que hannotado aspectos aislados del simbolismo en Bécquer, un rasgo aquí, otros desallá, sin llegar a hacer una investigación más completa de los puntos decoincidencia. Parece existir, además, cierto recele al afirmar que algo tenidooficialmente como "inventado en París" pudiera haber existido antes, en otraparte.De esa manera, en España podría conceptuarse que el simbolismo no ha

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resultado tan sólo como una copia de los patrones desarrollados por extranjerosexclusivamente, sino que los españoles tuvieron también su propio modelo aseguir en su coterráneo Gustavo Adolfo Bécquer. Si se le da el reconocimientomerecido a Bécquer, ya que en España existe el antecedente de la escritura conrasgos simbolistas en la producción literaria de este bardo sevillano, detrascendental importancia resultaría reconocer que el simbolismo no llegósolamente por la vía de importación de ideas extranjeras ya que se puedecomprobar que en Bécquer también existen claras muestras de atributes delsimbolismo francés.Aún más, si nos remontáramos en el tiempo para analizar la literaturaespañola de la Edad Media, existe el antecedente de que algunos críticos, entreellos, Olivie Jiménez, han encontrado en el "Prólogo" al Canto Espiritual de SanJuan de la Cruz escrito en 1584 lo que podría ser una primera manifestación delsimbolismo ya que el fraile carmelita manifiesta su preocupación en cuanto a lalimitación de la palabra para expresar le que realmente se quiere (11)."Reconocía San Juan la existencia de le inefable y la imposibilidad de manifestaren palabras ciertos sentires y movimientos del espíritu" cementa Ricardo Gullón(21). Otro crítico que intenta aproximar la poética de San Juan de la Cruz con

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algunas de las características del simbolismo francés es Carlos Bousoño quienencuentra en el fraile carmelita cierta técnica únicamente presente en la poesíaeuropea a partir de Baudelaire (1969, 67).Mas les comentarios anteriores no han sido les únicos en exponer laanterioridad de algunos rasgos simbolistas en la literatura española peninsular.En 1961, Juan Ramón Jiménez en su libro La corriente infinita escribió:Que haya 'simbolismo' hoy como ayer en lo íntimo de miescritura es natural, ya que soy un andaluz (¿no es igual la poesíaarábigo-andaluza al simbolismo francés?). Y que los místicosespañoles decidieren, con les líricos americanos (Pee), ingleses(Browning) y alemanes (Hólderlin) buena parte del simbolismofrancés en sus instantes. (174)Compartiendo las opiniones anteriores, José Olivie Jiménez en "La conciencia delsimbolismo en los modernistas hispánicos (algunos testimonies)" enfatiza lasconsideraciones de Juan Ramón Jiménez al tratar de defender su postura demostrar una influencia española al simbolismo. No sin dejar de reconocer lainfluencia de otras luminarias como Pee, Olivie Jiménez insiste en encentrar lesorígenes del simbolismo en tres fuentes hispánicas. Entre ellas, la tradición de lamística de San Juan de la Cruz, la poesía andaluza del mundo árabe-español de la

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Edad Media y el estile de Gustavo Adolfo Bécquer (59-60). De trascendentalimportancia resulta la mención que Olivie Jiménez hace del escritor sevillano alcolocarlo entre une de les tres antecedentes principales del simbolismo enEspaña.Pero volviendo a les acontecimientos del siglo pasado, el acreditado criticoOlivie Jiménez encuentra que:8Ya en el siglo XIX, y en el momento anterior al del auge delsimbolismo francés como estética predominante, dos poetas de lapenínsula . . . incuban y anuncian también la modalidad expresivadel simbolismo en calidad de sus verdaderos precursores inmediatosentre nosotros: Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. (12)Por consiguiente, se puede notar que ha sido preocupación de algunos críticosliterarios españoles el querer considerar el simbolismo como algo que ya habíasurgido en la literatura española, aunque en cases esporádicos y no con tantoauge como floreció plenamente en Francia en las últimas décadas del siglo XEX.Y de importancia para este estudie resulta la inclusión de Bécquer como una deesas fuentes precursoras.

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CAPITULO VIICONCLUSIÓNComo un tributo postumo, los amigos más cercanos de Gustavo AdolfoBécquer Uev^aron a cabo la publicación de su obra literaria la cual sirvió paradivulgar los aciertes y novedades estéticas que más tarde inmortalizarían alescritor sevillano. Desde las últimas décadas del siglo XÍX, la crítica captócierta modernidad en la escritura becqueriana. Ramón Rodríguez Correaencuentra en Bécquer a un innovador de las letras y Benito Pérez Galdósdescubre en el poeta andaluz a un revolucionario que se desliga de la tradición.Con su marcada distinción precursora, Gustavo Adolfo Bécquer cruza elumbral de la modernidad y trasciende al siglo XX. Numerosos estudiosos de laliteratura se han dedicado al análisis del fenómeno becqueriano. Debido a lav^ariedad de su estile, las características observ^adas en la obra de Bécquer sesuelen asociar a diferentes corrientes literarias. Durante la segunda mitad delsiglo XIX, el campo de las letras experimentó un auge que favoreció laaparición de diversos movimientos literarios. Une de ellos, el más importantequizás, es el simbolismo francés. Para Carlos Bousoño, el simbolismo definales del siglo XIX es "la mayor revolución técnica que ha habido jamás en elarte" (1969, 67).

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287288Aunque la semejanza entre los simbolistas franceses y Bécquer ya hasido motivo de análisis, es en la poesía donde más se encuentran dichasafinidades, ya que el simbolismo es más evidente en la poesía que en la presa.En lo que concierne a este estudie, cabe hacer mención que existencomentarios aislados que comparan algunos pasajes de las leyendas con ciertosrasgos siinbolistas. Como pinceladas simbolistas, los estudios críticos de laobra literaria de Bécquer han expuesto unos comentarios por aquí, otros másallá, con lo cual difícilmente pueden establecer la aseveración de que Bécqueres todo un representante de esta corriente literaria.El prepósito fundamental de este trabaje ha sido establecer unacorrespondencia entre las leyendas becquerianas y los rasgos más distintivosdel simbolismo francés que deje por asentado las numerosas y contundentespruebas de que Bécquer estuve a la vanguardia de este movimiento. Siendoasí, los literatos españoles tuvieren su propio compatriota como modelo y losaspectos simbolistas en ellos no llegaren precisamente desde el extanjere, sinoque en la misma España ya contaban con el ejemplo a seguir de GustavoAdolfo Bécquer. Tomando en cuenta los años de 1885 al 1895 como elperíodo de mayor auge para el simbolismo francés, cronológicamente se puede

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comprobar como Bécquer, quien escribió hasta 1870, se anticipa en quinceaños a la fecha del florecimiento del simbolismo francés.289La marcada distinción precursora se muestra satisfactoriamente en laabundancia de percepciones sensoriales que impregnan las leyendas deperceptibilidad. Siendo el "poema en presa" una de las características másrepresentativas del simbolismo francés, Bécquer también exhibe ese tipo deescritura artística en sus leyendas. Si para Baudelaire los sentidos representanun aspecto primordial en la expresión literaria, para Bécquer constituye unrecurso fundamental por la abundancia de percepciones sensoriales queincorpora en su escritura. Como poeta simbolista, Valéry tenía la convicciónde la necesidad de estar en contacto con el mundo de les sentidos, para pederexplayar tedas las cualidades artísticas. Les fenómenos visuales deslumhran enlas leyendas, acompañando a les personajes en sus acciones y en ocasioneshasta influyendo poderosamente en la actitud de les mismos que se venrodeados de rayes, centellas, reflejes, fuegos fatuos, llamas, chispas de colores,resplandores e "hilos de luz". La particularidad de esta última expresióncoadyuv^a a presentar a Bécquer como un simbolista que recurre a símbolos queparecen carecer de conexión lógica con le que representan al utilizar esos "hiles

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de luz" en diversas formas .Asimismo, el poeta andaluz muestra su preocupación de la limitación dela palabra y le expresa en la narración al sentirse incapaz de "pintar conpalabras" ciertas situaciones. Esta característica la comparte con los, - . # * , • . ; .i Ai,i(

290simbolistas que consideran las palabras como insuficientes. No obstante,Bécquer, haciendo gala de sus dotes de pintor, demuestra su excelencia aldescribir detalladamente escenas que bien evocan un cuadre, una pintura o untapiz que abarcan una extensa gama de colores y refinados matices. Y no tansólo la luz y el color engalanan la prosa becqueriana. Exhibiendo una ampliagradación que va desde los ruidos más estridentes hasta les sonidos apenasperceptibles, los motivos auditivos también tienen como misión un fuertecontenido temático. Los ruidos de la naturaleza, la musicalidad y las campanasimpregnan de sonidos las leyendas becquerianas. La musicalidad es otro de lesrasgos que comparten tanto Bécquer come les simbolistas. Verlaineconsideraba que la música debería de ser antes que todo. Y entre losinstmmentes musicales, las campanas y les clarines se encuentran entre elrepertorio musical tanto de les simbolistas franceses come de Bécquer.La excepcional creatividad que muestra Bécquer en sus combinaciones y

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transposiciones de percepciones sensoriales le sitúa un pase adelante de suscontemporáneos. Las enumeraciones de percepciones, ya sea de una mismaclase o bien de diferentes campos sensoriales, enriquecen la expresión artísticadel escritor. Las sensaciones inundan el texto cuando des o más percepcionesse entrelazan. Una de esas combinaciones es la interacción de luces y sonidos.En cuanto a las asociaciones sinestésicas, uno de los rasgos más distintivos de291la doctrina simbolista es lo que Baudelaire llamaba "correspondenciashorizontales." A Bécquer se le ha considerado como a uno de los querevivieron el uso sinestésice durante el siglo XIX en España.Como se destaca acertadamente en los estudios de Gabriel Celava, laescritura de Bécquer hace gala de atributos que se asocian con les simbolistascomo la vaguedad, la sugerencia y los sueños. Otro aspecto que comparteBécquer con los simbolistas franceses es la luz atenuada. Como descubrióVerlaine "la media luz es más rica en fuerza sugestiva y más estimulante que laplena luz del sol . . . " (Balakian 83). Bécquer mismo concede más importanciaa la media luz que a la oscuridad. Con les resplandores e iluminacionesatenuadas, la luz dudosa es más imponente aún que la oscuridad total.Además de ambientar la escena, la combinación de clares y oscuros avoida a

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presentar les acontecimientos de una manera sugerente.Otros atributos que vinculan los escritos simbolistas y la escriturabecqueriana incluyen el use de la palabra "melancolía," el tratamiento de lessueñes, la proyección de los sentimientos y la sujeción de la voluntad humanaa fuerzas y presiones externas. Así como se ha considerado notable el uso de lapalabra "melancolía" en Vedaine y Baudelaire, también entre les españoles delsiglo pasado Bécquer se distingue con sus expresiones en que utiliza el vocablo"melancolía." Cargada de rasgos simbolistas resulta la expresión "inefable292melancolía" que Bécquer emplea para referirse al estado de ánimo que producela soledad del protagonista de la leyenda "Los ojos verdes." Igualmenterelevante resulta el valer que adquirieron los sueños en la literatura simbolista.Leónidas de Vedia comenta como "El 'Sueño' de L'Aprés-midi d'un Faune es elgran símbolo de la ilusión mallarmeana y Albert-Marie Schmidt subrava lapresencia del duermevela en la segunda de loisAriettes Ouhliées de Verlaine. Laimportancia de los sueños y sus manifestaciones afines como el duermevela vlas ensoñaciones se constata en la escritura becqueriana, por la frecuencia conque se incluyen en las leyendas y su papel estructurante en algunas de ellas.Aunque no exclusiva del simbolismo, pero sí tratado per ellos, la imposibilidad

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de cambiar las fuerzas del destino trazadas para cada personaje es otro rasgopsicológico presente en las leyendas de Bécquer.Además de las características ya analizadas, el rechazo del materialismo,el culto al misterio de lo desconocido, la combinación de lo diabólico con lodivine y la interacción de le material con lo espiritual contribuyen a apreciarles rasgos simbolistas presentes en las leyendas de Bécquer. Baudelaire, quecontemplaba en "la materia una degradación del espíritu," y Valéry, queconsideraba al universo "como un defecto en la pureza del no ser" (Vedia 51),demuestran su marcado rechazo al materialismo. En Bécquer, ese rechazo sepresenta principalmente en la leyenda "El rayo de luna," donde el escritor, en-^™°^"^-293la voz de Manrique, expresa los ideales del poeta conformados de la ilusión yno de las cosas materiales del mundo. Con referencia a lo diabólico v lodivino, Anna Balaldan, quien ha profundizado en el movimiento simbolista,cementa que ambos "participan igualmente del abismo de le desconocido," yestos atributos se exhiben en algunas de las leyendas becquerianas.Importante resulta como en "Símbolo francés y lírica hispánica," CarlosD. Hamilton, al comentar sobre "Les Fleurs du Mal," una de las composiciones

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más importantes de Charles Baudelaire, encuentra que el simbolista francésincluye el use de les sentidos, de la muscialidad y de les sueñes. Al relacionarel comentario anterior con los escritos becquerianos, se puede aseverar quetanto Bécquer como Baudelaire resultan partícipes en la inclusión de lessentidos, el uso de la música, el rechazo al materialismo y el otorgamiento deuna supremacía al aspecto onírico.El objetivo fundamental de este estudie ha sido desmestrar comoGustav^o Adolfo Bécquer, en sus leyendas, exhibe rasgos impregnados de unamodernidad que lo avalan como un precursor del estilo simbolista. Laprofusión de percepciones sensoriales (con sus combinaciones ytransposiciones), el poema en presa, la sugerente vaguedad, la luz atenuada, eltratamiento de los sueños y el culto a lo misterioso y lo desconocido, sen entre- -'"¡ . . • . í * « * , : : . - A i

otros los motivos contundentes que ubican al bardo sevillano a la vanguardiadel simbolismo francés.fma

La combinación de lo diabólico v lo divinoBaudelaire se percató que ya en los escritos de Edgar Alian Pee seadvertía una "asociación de lo angelice con lo diabólico" (Balaldan 70). Dichainteracción de los diabólico y le divine es otra de las características que seaprecia en la escritura simbolista. Bécquer, por su parte, también muestra esa

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tendencia de mezclar les poderes antagónicos del bien y del mal. En la leyenda"El miserere," se observa la combinación de lo diabólico y le divine.Primeramente en las apariciones llenas de escenas grotescas y diabólicas semencionan ruidos de ultratumba, quejidos de almas arrepentidas, escenas decalaveras y esqueletos desencarnades que poco a poco van adquiriendo laforma que tenían en vida. Lo divine consiste en los cantes y salmos que senombran:Vio les esqueletos de les monjes, que fueron arrojados desde elpretil de la iglesia a aquel precipicio, salir del fondo de las aguasy, agarrándose con les largos dedos de sus manes de hueso a lasgrietas de las peñas, trepar por ellas hasta tocar el borde, diciendoen voz baja y sepulcral, pero con una desgarradora expresión dedolor, el primer versículo del salmo de David . . . (196-97)Aunque se trata de monjes que tienen relación con le divino, éstos vienen delpurgatorio donde cumplen sus condenas. Esas apariciones "son los monjes, loscuales, muertes tal vez sin hallarse preparados para presentarse en el Tribunalde Dios limpios de teda culpa, vienen aún del Purgatorio a impetrar sumisericordia cantando el Miserere" (193)...... , ^ ^ . , . , « ^ . ^ ^ , p . . ^ ^ . . B . , | „ , p p i P PP

275En la leyenda "El gnomo," se menciona directamente la presencia deentes diabólicos y todo lo infernal que representan esos seres que habitan enlas profundidades de las gmtas y en todas partes: "En sus profundas simas, en

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sus cumbres solitarias y ásperas, en su hueco seno, viven unos espíritusdiabólicos que durante la noche bajan por sus vertientes . . . " (218). Lareferencia a las campanas y su efecto divino de sacar al pastor de la infernalsituación en la que se encentraba se deja ver en el siguiente pasaje narrativo:Al oír la campana, que tocaba a Avemaria, el pastor cayó al sueloinvocando a la Madre de nuestro Señor Jesucristo, y, sin sabercómo ni per dónde, se encentró fuera de aquellos lugares y en elcamino que conduce al pueblo, echado en una senda y presa deun gran estupor, come si hubiera salido de un sueñe. (222) ^°En "Creed en Dios," la combinación de le diabólico y le divine sepresenta desde un principio con el encuentro del ateo Teobaldo con elsacerdote. Luego de que Teebalde había amenazado de muerte al sierv^o deDios, se lee que "ya el barón había armado su ballesta, riendo con una risa deSatanás, y el v^enerable sacerdote, murmurando una plegaria, eleva sus ejes alcielo . . ." (177). Para referirse a Teebalde y sus secuaces, Bécquer mencionalo endemoniado de estos cazadores. Los pobladores de ese lugar "cuandovieron desaparecer la infernal comitiva por entre el follaje de la espesura sesantiguaren en silencie" (177). En la misma cita, se mezcla le infernal y la^° No solamente le misterioso se combina con lo divine aquí, sino quetambién se hace referencia al sueño, otro motivo simbolista.^ . . . . . . ^ , - . . - c ^ , . . , , H I . . L.I..MUU.

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práctica de la costumbre religiosa de la gente de esa región de santiguarse,como una muestra de agradecimiento de que el peligro se había alejado.En "La corza blanca," Esteban acudió ante un representante de la iglesiapara aclarar sus dudas respecto a la visión que había tenido de las corzas. Elsacerdote catalogó el hecho de diabólico y le aconsejó rezarle a un santo. Elpreste de Tarazona le dije que "con el diablo no sirv^en juegos, sino punte enbeca, buenas y muchas oraciones a San Bartolomé, que es quien le conoce lascosquillas, y dejarlo andar, que Dios, que es justo y está allá arriba, proveerá atodo" (257). Una vez más Esteban menciona la combinación de lo diabólico yle divine al decir que "después de todo, si el diablo me le tema en cuenta ytorna a molestarme en castigo de mi indiscreción, buenos evangelios llevocosidos a la pellica . . . " (257). Así, den Dionís mezcla los espíritus del mal ylas oraciones al aconsejar a Esteban: "Si les espíritus malignes tornan aincomodarte, ya sabes el remedie: paternóster y garrotazo" (260).Al iniciar la leyenda "La ajorca de ere," Bécquer presenta a laprotagonista femenina y en su descripción incluye tanto lo divine como lediabólico: "Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspiraba elvértigo, hermosa con esa hermosura que no se parece en nada a la que soñamos

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en los ángeles y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabólica, que talvez presta el demonio a algunos seres para hacedos sus instmmentes en la277tiena" (115). La belleza de María Antúnez se asocia con la maldad.Valiéndose de este atributo, la protagonista convence a Pedro para que cometaun ultraje en la catedral. Se narra que él la amaba con un "amor que seasemeja a la felicidad y que, no obstante, diríase que le infunde el Cielo para laexpiación de una culpa" (115). Diabólico fue el intento de querer robar unajoya que pertenecía a una virgen de la catedral de Toledo y divine fue elcastigo que recibió el osado ladrón que no salió bien librado en su plan.Las leyendas en las que mayormente se aprecia la combinación de lediabólico y lo divino sen "El miserere," "El gnomo," "Creed en Dios" v^ "Laajorca de oro." Ya que los monjes habían sido sorpresivamente asesinados,éstos no se encontraban preparados para partir ante la presencia de su creador.Para purgar su pena, cada jueves santo vuelven a la tierra y entre cantos yoraciones piden la misericordia divina. Las escenas que recrean las aparicionesforman un conglomerado macabro que Bécquer describe con lujo de detalles.Asimismo, presa de los espíritus diabólicos en "El gnomo," un pastor se salvade caer en las maléficas redes de tan extraños seres. El efecto divine de unas

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campanadas lo transporta milagrosamente a otro sitio lejos que quedaba fuerade la influencia de los gnomos. Tratándose de un obstinado ateo que a fin decuentas se convirtió en un cristiane, en "Creed en Dios," el dualismo de lediabólico y lo divino queda fielmente representado, como también se muestraK^U^j^^S^nS^^^^^^E^C^^^SS ^ ^ i

278la misma combinación en "La ajorca de oro" por medio de los diabólicospensamientos de quienes querían robar la joya de la virgen y lo divino queresultó el milagro que impidió tal sacrilegio.La mezcla de lo material con lo espiritualOtra característica que se observa tanto en la escritura simbolista comoen la de Bécquer es la combinación de lo material con lo espiritual. Une de lessimbolistas franceses que cree "percibir las relaciones entre el mundo real y elmundo de les espíritus" es Gérard de Nerval (Hamilton 15). Entre los motivesque ilustran las relaciones entre lo material y lo espiritual, se encuentra lainteracción de los espíritus con los seres humanes. Un ejemplo de lo anteriorse encuentra en "Los ejes verdes." Indudablemente, el joven trataba decomprobar come él se pedía comunicar con el espíritu de la fuente de losAlamos. Bécquer trata de unir les espíritus de la naturaleza con las personas:

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"En las plateadas hojas de les álamos, en les huecos de las peñas, en las ondasdel agua, parece que nos hablan les invisibles espíritus de la Naturaleza, quereconocen un hermano en el inmortal espíritu del hombre" (137). De lamisma cita José Luis Várela comenta que: "La naturaleza está poblada deespíritus elocuentes, que reclaman la incorporación del hombre pararecuperarlo e integrarlo fatalmente en una existencia oculta y más intensa, en•:r-^rZ^Miui..ii[i.iLiiJi»uniiiimiM

279la que la razón, salvoconducto para lo cotidiano, caduca" (309). Asimismo,entre la realidad y la fantasía, el joven cazador creyó "haber visto brillar en sufondo una cosa extaña . . . , muy extraña . . . : los ojos de una mujer" (137).Inseguro al definir el misterioso ser de la fuente de los Alamos, elmontero sugiere una combinación de lo espiritual con le material al declararque "me dijeron mil veces que el espíritu, trasgo, demonio o mujer que habitaen sus aguas tiene los ojos de ese color" (138). La extraña aparición del lago sedirige a Fernando enfatizando su ambivalencia espiritual-material: "[Y]o, quedesciende hasta un mortal siendo un espíritu puro. No soy una mujer comolas que existen en la Tierra; soy una mujer digna de ti, que eres superior a lesdemás hombres" (140). Por cierto que tales palabras parecen satánicas,

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impregnadas de arrogancia y apelando al orgullo, al pecado del ángel caído. Asu vez, en "El caudillo de las manes rejas," se encuentra una referencia queasocia tanto el medie material como el espiritual por partida triple con lascombinaciones de "le finito con le infinito," "les hombres con las almas," y "elCielo con la Tierra":-¿Qué me quieres, realidad de mi símbolo, padre que me disteel ser para que sirviera de eslabón invisible entre lo finito y loinfinite, entre el mundo de los hombres y el de las almas,sirviendo para bajar las potencias del Cielo y elevar las de laTierra hasta que se toquen en el vacíe, que es el lugar de misoberanía? (65)- UÍ-WA-Í^ wm280Ese enlace entre lo finito y lo infinito que sugiere el escritor es necesario paralograr la unión entre el Cielo y la Tierra. El punto de vista anterior muestrarelación con le que Leónidas de Vedia comenta: "Para Eigeldinger en LePlatenisme de Baudelaire. el hombre no puede conocer a Dios más queindirectamente, a través de lo finito, es decir, del mundo físico, que es larepresentación concreta y simbólica del mundo espiritual" (51).En la leyenda "El miserere," la reencarnación de les monjes y todo elambiente del templo que se materializa, se combina con la presencia de serescelestiales. Conjuntamente entonan un cante que originado aquí en la tierra seeleva hasta el cielo: "Los serafines, les arcángeles y los ángeles y las jerarquías

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acompañaban con un himno de gloria este versículo, que subía entonces altrono del Señor como una tromba armónica . . . " (198). En la mismanarración, el intente de combinar le material con le espiritual quedamanifestado cuando el desconocido romero quiere dejar una obra musicalescrita con la que será recordado él y la abadía que le dio asile al decir que"voy a dejares una obra inmortal del arte, un Miserere que borre mis culpas ales ojos de Dios, eternice mi memoria y eternice con ella la de esta abadía"(199). Lo que el romero trata de materializar es un canto que tiene su origenen el mundo espiritual: "The pilgrim of 'El miserere' faces the final crisis ef281the mythic round, the 'supremely difficult threshold-crossing . . . from themystic realm inte the land of common day" (Engler 15).En "Creed en Dios," también se presentan escenas fabulosas quecombinan lo material con le espiritual. Teobaldo tuvo una carrera fantásticaque se originó aquí en la Tierra y tomó come destino los cielos. Fuerenmuchas las visiones que tuve en su trayecto hasta que "envoielto en una nieblaoscura, dejó de percibir el ruido que producían los cascos del caballo al herir latierra" (180). Parecía que la oscuridad era le que separaba al personaje de unplano entre la realidad y la fantasía. Per le que respecta a la leyenda "MaesePérez el organista," el protagonista ejecuta sus melodías en el órgano lo mismo

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cuando se encontraba con vida que después de haber muerto: "In Jungianterms, Maese Pérez appears to be an image ef the archet)qDal Self, what JesephCampbell calis 'the master ef the twe Werlds,' he whe has 'freedem te passback and ferth acress the world división, from the perspective of theapparitions of time to that of the causal deep and back . . . '" (Engler 15). Porel contenido religioso de la leyenda, que presenta en un mismo momento laconsagración y la muerte del organista, Bécquer lleva a cabo una mezcla de lomaterial y le espiritual. Como explica Kay Engler:at the supreme moment ef the mass . . . the priest raiscs theHost, symbolic of the transfiguration of Matter into Spirit, of thetransubstantiatien of the bread and the wine into the mysticalbedy of Christ. It is at this moment that Maese Pérez' physical'•"^•^"-^•^'^'

282death and, as we discover later, his spiritual rebirth occurs.Maese Pérez has suffered a death to the world, but as the"Master of the Twe Werlds" he returns in spirit on subsequentChristmas Eves to play his heavenly music. (16)Además, como la misma Kay Engler ha señalado con anterioridad, lamúsica de Maese Pérez ha hecho posible la unión de la tierra y el cielo (16), olo que en otras palabras significaría la unión de lo material con le espiritual:Las cien voces de sus tubos de metal resonaron en un acordemajestuoso y prolongado, que se perdió poco a poco, como si unaráfaga de aire hubiese anebatado sus últimos ecos.A este primer acorde, que parecía una voz que se elevaba desdela tierra al cielo, respondió otro lejano y suave, que fue

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creciendo, creciendo, hasta convertirse en un torrente deatronadora armonía. Era la voz de los ángeles que, atravesandoles espacies, llegaba al mundo.Después comenzaron a oírse como unos himnos distantes queentonaban las jerarquías de serafines. Mil himnos a la vez, que alconfundirse formaban uno solo . . . (149)En resumen, las ocasiones en que Bécquer entrelaza le material con leespiritual vienen a coincidir con lo que "Jeseph de Máistre enseñaba: 'Elmundo físico no es más que una imagen o repetición del mundo espiritual' . . .El símbolo enlaza les des mundos y revela a medias púdicamente, los misteriosespirituales que encierra el mundo visible" (Hamilton 89). Entre esascombinaciones de lo material con le espiritual se encuentran las alusiones a lasinteracciones entre les espíritus y les humanes, como en "Los ojos verdes"donde un joven tiene contacte con un espíritu que habitaba en el fondo de lasaguas. En "El miserere," los ángeles y las ánimas de los monjes de un famoso

wmmsama^BOBBBSSSBS^sBasBm283monasterio cantan y son escuchados por un montero quien a su vez trata dedejar constancia de ese canto pero nunca lo logra. En este caso, el músicoquería que un canto perteneciente al ámbito espiritual fuera trasladado a unapartitura para que quedara constancia material de su existencia. Este es uncaso especial en el que lo místico no pude mezclarse con le material porque de

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ese cántico jamás se escribió. En "Creed en Dios," también se presentanescenas que oscilan entre la realidad y la fantasía mediante la cabalgata deTeobaldo a los cielos. Lo cierto es que en ocasiones, lo material y le espiritualaparecen compartiendo un mismo plano que nuevamente dificultan sostenercualquier afirmación de materialismo que no sea muy diluido, atenuado, oautecontradicterio.Recapitulando, aunque se ha tratado de mostrar el materialismo en laobra literaria de Bécquer debido a la inclusión de los átomos en su escritura,hay que tomar en cuenta que esas partículas indivisibles, aún siendo la base detoda la materia, son imperceptibles a simple vista. Por consiguiente, algointangible come el átomo no resulta un motivo de pese para fundamentar laadherencia de Bécquer al materialismo. Por el contrario, más bien debeconsiderarse ese atomismo en el poeta andaluz come un motivo estético, partede un mundo donde todo le material se ve habitado, animado, per espíritus.En cuanto al culto de lo desconocido, Bécquer exhibe ese atributo en leyendas.^uiiiMHMM.ai«iumüu.i»ui ^nmMmmm mi

284que se desarrollan en parajes arcanos que envuelven de misterio los desenlacestrágicos de los protagonistas que osaron traspasar los límites de lo ignoto como

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Femando en "Los ojos verdes" y Alonso en "El Cristo de la calav^era." Ambospagaron su atrevimiento con la muerte.Un motivo similar al anterior es el de las apariciones de algunas almasen pena como en "La cueva de la mora" y "El miserere." Otro espíritu queparece haber quedado unido a su instmmento musical de per vida es maesePérez, quien después de muerto vuelve a tocar el órgano de la iglesia de SantaInés. Por otra parte, "La cruz del diablo" construida con les despejes de unaarmadura diabólica enciena un gran misterio. Aún los visitantes que ignoranel origen de esa cmz sienten una extraña sensación al contemplarla. Elmisterio merodea en "La promesa," donde la mane de Margarita quedainexplicablemente fuera de la tumba come esperando que su prometido lleguea desposarla.Y por lo que respecta a las efigies de piedra, en "El bese" teda la materiade mármol que configuran eses monumentos mortuorios es erróneamenteconfundida con seres de carne y hueso por un injurioso capitán francés querecibe un manotazo mortal al tratar de besar la estatua de doña Elvira.También las esculturas de la catedral de Toledo contribuyen a evitar el robo dela ajorca de oro. En "El gnomo," se presenta lo misterioso de los seres extraños•S^^^S^^S

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285que habitan en esos lugares además de la mística intervención del agua y delviento que conversan con Marta y Magdalena. Del mismo modo, en "Creeden Dios" y en "La corza blanca" se exhiben escenas maravillosas. Teobaldotiene visiones celestes que sobrepasan los parámetros de la normalidad, a la vezque Esteban y Garcés son unos atónitos espectadores de la transformación deunas jóvenes en corzas.El simbolista Gérard de Nerval cree "percibir las relaciones entre elmundo real y el mundo de les espíritus" y es prescisamente eso, le que Bécquerexpresa en algunas de sus leyendas. En "Les ojos v^erdes" se establece unafirme afinidad entre Fernando, perteneciente a este mundo, y la extrañaondina de la fuente, que conduce al joven a otro mundo. En "El miserere" lavisión del romero en esa montaña ejemplifica la unión de le celestial con leterrenal cuando seres celestes acompañan con sus cantos las oraciones de lesmonjes de la montaña y juntamente presentan un espectáculo único. En"Creed en Dios," Teobaldo experimenta en carne propia la mezcla de locelestial y le terrenal y, como resultado, el antirreligioso de Teobaldo deja deser ateo. En "Maese Pérez," en el organista mismo se realiza una correlaciónentre el mundo material y el espiritual. Después de su muerte física, él regresa

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en espíritu a tocar el órgano de su iglesia. Además, como Kay Engler enfatiza,286la coincidencia del momento de la consagración con el instante en que maesePérez muere, vuelve al diestro organista un "Master of the Twe Worlds."Después de las consideraciones anteriores, los rasgos observados en lasleyendas becquerianas en le concerniente al rechazo del materialismo, el cultoa lo desconocido, la integración de le diabólico y lo divino y la mezcla de lomaterial con lo espiritual, colocan a Bécquer a la par, si no a un pase adelante,de les simbolistas franceses.

http://etd.lib.ttu.edu/theses/available/etd-09262008-31295012483847/unrestricted/31295012483847.pdf• •,.