Tara Blanca

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Las Taras

Con respecto a la práctica de Tara, ella es un Bodhisatva en el décimo-segundo bhumi o estadio de iluminación, capaz de realizar todos los deseos de los seres. Tara es la manifestación de la compasión de todos los Budas de los tres tiempos. También es una diosa que lleva a cabo y cumple las actividades iluminadas de todos los Budas.Ha habido incontables Budas de otros eones y otras eras. En el principio de nuestro eón, hubo un Buda en particular, el Buda de aquella era, conocido como Mahavairochana. En el tiempo de este Buda, había un gran rey que tenía una hija llamada  Princesa Metok Zay, Princesa “Hermosa Flor” (1). La Princesa Hermosa Flor era devota en oraciones, y llevaba a cabo actividades maravillosas  para el beneficio de todos los seres. Mientras era aún una chica joven, La Princesa Hermosa Flor hizo ofrecimientos vastos y dedicaciones, desempeñando actividades generosas, valientes, pacientes y compasivas de gran virtud por los seres sintientes. Cuando el Buda Mahavairochana preguntó a la Princesa qué era lo que ella deseaba, cuál era la intención en su corazón, ella contestó: “Yo permaneceré en este mundo hasta que cada uno de los seres sintientes se haya liberado por completo”. Esta fue una alegre sorpresa para el Buda, quien nunca había escuchado a nadie ofrecer una aspiración tan noble, valiente y desinteresada. En respuesta a sus sacrificios personales, su virtud y sus aspiraciones, e inspirado por sus deseos por los seres, el Buda Vairochana declaró espontáneamente la oración de las veintiuna alabanzas a Tara, una alabanza a las veintiuna cualidades de Tara. Como resultado de esta alabanza declamada por el Buda Vairochana, se llegó a saber que la Princesa Hermosa Flor era una emanación de la deidad Tara, quien originalmente brotó de las lágrimas de compasión derramadas por el Bodhisatva Avalokiteshvara o Chenrezig. El Bodhisatva Avalokiteshvara tenía inmensa compasión por los seres vivos. Aunque se esforzaba sin cesar por ayudar a los seres, sentía un gran pesar al ver que tantos seres continuaban cayendo, sin remedio, en los reinos inferiores de existencia, como los infiernos.  Vio que eran muy pocos los seres que progresaban en el camino hacia la Iluminación. En total desesperación, debido a una compasión inaguantable, Avalokiteshvara lloró de angustia, rezando para que su cuerpo rompiera en mil pedazos y rogando para morir, ya que sentía que había sido incapaz de realizar su tarea de rescatar a los seres vivos del sufrimiento. De sus lágrimas de compasión, surgió Tara. Apareciendo de esta manera milagrosa, Tara se dirigió a Avalokiteshvara diciéndole: “O Ser  Noble, no abandones la sublime tarea de beneficiar a los seres sintientes. Yo he sido inspirada por ti y me he regocijado en  todas tus acciones altruistas y desinteresadas. Yo entiendo los grandes apuros y dificultades por los que has pasado. Pero tal vez, si adopto la forma de un Bodhisatva femenino con el nombre de Tara, como una contraparte tuya, entonces eso podría asistirte en tus más loables esfuerzos”. 

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Al escuchar esta aspiración de Tara, Avalokiteshvara se llenó de un entusiasmo y de un coraje renovados  para continuar sus esfuerzos dirigidos a los seres, y en ese momento, tanto él como Tara fueron bendecidos por el Buda Amitaba, debido al compromiso que mantenían al permanecer en el camino del Bodhisatva.En el momento en el que Avalokiteshvara había llorado de desesperación, su cuerpo había estallado en mil pedazos. El Buda Amitaba bendijo entonces su cuerpo de forma que Avalokiteshvara surgió en una nueva forma con once cabezas, mil brazos con un ojo en la palma de cada mano. De esta manera, podemos ver la cercana conexión que existe entre Tara y Avalokiteshvara. Se dice que desde entonces, quienquiera que recite la alabanza a las veintiuna Taras declarada por el Buda Mahavairochana, puede estar seguro de recibir increíbles beneficios. El Buda Mahavairochana fue capaz de realizar todos sus deseos propios. Incluso para los Budas, hay momentos en los que ellos mismos son incapaces de satisfacer las necesidades de algunos seres sintientes. No obstante, tras dar nacimiento a esta alabanza a las veintiuna Taras, el Buda Mahavairochana fue capaz no sólo de realizar sus propios deseos, sino que, en general, también fue capaz de colmar los deseos de todos aquellos que se acercaron a él. Una vez una mujer mayor se presentó ante el Buda Vairochana. Ella era bastante pobre, pero tenía una hija que era extraordinariamente hermosa. Esta hija tenía un admirador de la realeza que deseaba su mano en matrimonio. En la India antigua, si una chica campesina se casaba con alguien de la realeza, la costumbre era que la familia de la chica aportara al menos las joyas que llevaría la novia. La pobre señora anciana no tenía los medios para obtener joyería para la boda de su hija. Esta mujer había oído que el Buda Vairochana podía realizar los deseos de todo el mundo, así que se acercó a él. Se presentó ante el Buda y le pidió si era posible que le diera algo de joyas para que su hija pudiera casarse con el Rey y de esa manera  realizar los deseos de mucha gente. En aquella ocasión, el Buda Vairochana se estaba quedando en el templo de Bodhi en Bodhgaya. En el templo de Bodhi había muchas imágenes de Tara Verde. Debido a que el Buda no tenía joyas propias, le pidió a una de las imágenes especiales de Tara Verde, en el templo de Bodhi, que le regalara su corona para así poder dársela a la madre anciana, y de esa manera que su hija pudiera convertirse en reina. Esta estatua de Tara Verde se quitó su corona y la presentó al Buda Vairochana, quien pudo finalmente ofrecerla a la mujer anciana para el matrimonio de su hija. Se dice de Tara Verde que no solamente concede a los seres todo lo que necesitan, sino que también es capaz de despejar cada uno de los mayores miedos de los seres, tales como los ocho o dieciséis miedos comunes que incluyen: miedo a los robos, a los ladrones, miedo al agua, a las serpientes, al veneno, al encarcelamiento y demás, incluyendo los miedos internos. Cualquiera que fuera el miedo que pudieran sufrir los seres, recitando las veintiuna alabanzas a Tara, o aunque meramente recitaran su mantra de diez sílabas, OM TARE TUTTARE TURE SO HA, sus miedos han sido pacificados y sus necesidades satisfechas. Buda Mahavairochana apareció en un tiempo muy muy lejano, antes incluso de la era del Buda Shakiamuni. También se dice que más tarde, en nuestra propia era, Buda

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Shakiamuni declaró la misma exacta alabanza, repitiendo las palabras del Buda Vairochana. Esto está recogido en la colección  de las palabras del Buda, el Kangyur. Por lo tanto, Tara también fue muy alabada por el Buda Shakiamuni. De esta manera, la oración a las veintiuna Taras trae consigo un poder y bendiciones inmensos. Incontables practicantes Mahayana cantan esta alabanza a diario, ya sean practicantes laicos u ordenados, sean jóvenes o viejos, esta alabanza ha resonado como un murmullo constante en los labios de los fieles, desde un largo tiempo antes de nuestro presente eón. En tiempos más recientes, Tara ha sido la diosa en la que se han apoyado, en tanto que deidad meditacional, muchos de los grandes maestros budistas de la historia y adeptos mahasiddhas, tales como los muy apreciados maestros indios Nagarjuna y Aryadeva. El pandita y escolástico indio Chandragomin tuvo visiones de Tara y recibió transmisiones directas de ella. Muchos de los más grandes maestros han sido devotos adeptos practicantes de Tara. El Mahasiddha indio Viruta, fundador del linaje Lam Dre de Buda Hevajra, recibió bendiciones de Tara. Uno de los más grandes maestros indios, quien tuvo un papel muy importante introduciendo la práctica de Tara en el Tíbet, fue el pandit escolástico bengali Atisha. Atisha había sido invitado en repetidas ocasiones al Tíbet, pero siempre había rechazado dichas invitaciones, al haber oído sobre la altitud del Tíbet y sus severas condiciones climáticas, al igual que sobre el carácter indisciplinado e inculto del pueblo tibetano. Atisha dudaba de poder ir al Tíbet y ser capaz de dirigir las mentes de los tibetanos hacia el Dharma. El maestro indio Atisha, siendo un gran devoto de Tara Verde desde mucho antes de su viaje al Tíbet, un día recibió una profecía de Tara. La misma Tara le dijo a Atisha que debía ir a la tierra de las nieves, Tíbet, donde, al igual que el sol, iluminaría a los seres con las enseñanzas del Buda, disipando toda su oscuridad. De esta manera, traería gran beneficio a los seres sintientes en los países del norte. Tara le dijo a Atisha que allí encontraría a un gran discípulo suyo, uno que de hecho sería una emanación del Bodhisatva Avalokiteshvara. Ella profetizó que las actividades combinadas de Atisha y su discípulo causarían el florecimiento de las enseñanzas durante miles de años y que éstas se propagarían por todas partes. Solo después de oír estas palabras proféticas pronunciadas por Tara, Atisha  cedió en  sus juicios respecto al Tíbet y a los tibetanos,  y finalmente decidió ir al Tíbet. Bien que Atisha  tuviera que enfrentar algunas dificultades iniciales en el Tíbet, tales como no encontrar traductores cualificados y encontrarse con condiciones severas, se encontró no obstante todo ello con su discípulo profetizado, Dromtonpa. Dromtonpa se convirtió en el fundador de la escuela Kadampa, la cual se volvió la fuente desde la cual han surgido las encarnaciones de los Dalai Lama. Es debido a la influencia de Atisha que las enseñanzas de Tara Verde llegaron a florecer en el Tíbet. Aunque la tradición más antigua, la de la escuela Nyigmapa, ya veneraba a la diosa en varias formas, esto no estaba tan ampliamente extendido hasta la ida de Atisha al Tíbet y su propagación de la alabanza a las veintiuna Taras. Estos son algunos de los regalos y bendiciones de la santa Tara.

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 Chandragomin era otro de los grandes maestros indios que jugaron un papel significativo en la propagación de las tradiciones de Tara. Él no era un monje, sino un Upasaka, es decir, un practicante laico que mantenía los ocho votos.Debido a estos maestros, la alabanza a las veintiuna Taras, su mantra y rituales, se propagaron a todas las escuelas de Budismo, las cuales continúan apoyándose en la práctica de meditación de Tara. Existen muchas grandes historias sobre maestros espirituales en el Tíbet que se apoyaron en Tara como deidad meditacional personal. En el siglo XVI, en el Tíbet, hubo un gran maestro llamado Jonang Taranatha. “Tara” significa “salvadora”, y “Natha” significa “protector” en Sánscrito. Dicen que él estaba siempre en una comunión constante y directa con Tara. Él buscó tradiciones indias budistas cuando ya casi no quedaba nada del Buddhadharma en India, y dicen que encontró y recuperó muchas fuentes de enseñanzas del Dharma. Taranatha escribió una historia elaborada de Tara y de sus prácticas. Fue muy cuidadoso asignando fechas e identificando a los diferentes maestros indios que estaban asociados con la práctica de Tara. Los escritos de Taranatha sobre Tara sobreviven en su colección de trabajos escritos, y hay traducciones inglesas de su trabajo que incluyen explicaciones de las veintiuna alabanzas a Tara. Hay mantras específicos para cada una de las veintiuna formas de Tara. Formas específicas de Tara pueden invocarse para obstáculos diferentes o miedos, y uno puede practicarlos de esta manera una vez que uno ha recibido la iniciación y la transmisión de las veintiuna alabanzas de Tara. Para poner en movimiento los beneficios de estas bendiciones de los Budas, de Tara, y de todos estos maestros, se ha dicho que tras recibir la transmisión de las veintiuna alabanzas a Tara, uno puede escoger entre recitar esta alabanza o recitar la forma de dharani largo del mantra de Tara, o incluso recitar únicamente el mantra de diez sílabas de Tara. Uno puede recitar cualquiera o todos los tres, tanto temprano en la mañana como durante el día, la tarde o incluso en medio de la noche. Se dice que es especialmente importante y beneficioso recitar estas alabanzas cuando nuestra mente está agitada o perturbada y no puede ser pacificada por otros medios. Alguien cuya mente esté muy agitada puede hablar de sus problemas a sus amigos,  pero seguirá estando perturbado. Los amigos pueden estar de acuerdo con nuestro punto de vista y entender nuestros miedos, pero aún así, nuestros deseos no serán colmados. Incluso aunque nuestros amigos nos apoyen y concuerden con nosotros, nuestros problemas siguen estando ahí; sólo porque nuestros amigos concuerden afectuosamente con nosotros no significa que sean verdaderamente capaces de ayudarnos. ¡Hasta puede suceder que uno se encuentre incluso peor que antes, como resultado de este tipo de consultas amigables! Por otro lado, cualquier fiel devoto puede recitar las veintiuna alabanzas a Tara, o también podría recitar el mantra dharani largo e incluso el mantra corto de diez sílabas, OM TARE TUTTARE TURE SO HA, cuando esté en crisis.  Cuando sus necesidades o deseos no estén siendo colmados o estén siendo frustrados y no puedan ser realizados, dejando al devoto con un sentimiento de confusión o estancamiento, si en ese momento le rezara a Tara, ella estará allí para aliviar sus miedos y tribulaciones.

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 Este acercamiento nos presenta una alternativa a nuestra respuesta ordinaria ante las dificultades. Cuando estamos agitados, normalmente buscamos inmediatamente a un amigo o consejero para validar nuestra miseria. Deseando encontrar consuelo y pacificar nuestra confusión, podemos en cambio remover todo y empeorar la situación. Otro acercamiento que valdría la pena probar es el de intentar recitar estas alabanzas a las veintiuna Taras, o recitar su mantra y de esta manera encontrar el consuelo y la resolución que estábamos buscando. La práctica de Tara también es muy benéfica y efectiva para los centros de Dharma. Aquellos centros que hacen pujas o rituales de oración a Tara se encuentran recompensados  con éxito, ¡ya que sus deseos de propagar las enseñanzas del Buda se cumplen! ¡Deseos profundos y de corazón que surjan de la inspiración y de la devoción son mucho más fácilmente realizados, especialmente si son por el beneficio de los seres! Prácticamente cada monasterio tibetano lleva a cabo el ritual de oraciones de la puja de Tara cada mañana, ya sea que haya cinco monjes o mil. Estas alabanzas a las veintiuna Taras han sido cantadas continuamente por incontables seres desde el tiempo del Buda Vairochana en un tiempo muy remoto, mucho antes de nuestra era presente. El hecho de que esta plegaria sea tan antigua y de que haya sido tan popular y ampliamente practicada a través de los tiempos, contribuye a su gran poder y efectividad. Todas las bendiciones acumuladas que han surgido debido a las plegarias de los fieles a través de los tiempos, descienden a nosotros y las recibimos cuando rezamos con fe y devoción a Tara. Mediante la práctica regular de las alabanzas a las veintiuna Taras y los mantras de Tara, estas bendiciones se cultivan y pueden dar su fruto en nuestras corrientes mentales, en nuestra experiencia. Es por esta razón que la devoción a Tara constituye una práctica diaria tan excelente. Esta alabanza a las veintiuna Taras es también muy importante para las tradiciones chinas de Budismo Mahayana que tienen conexión con el Budismo Vajrayana.

ACERCA DE LOS 21 ASPECTOS DE TARA 

Tara tiene 21 emanaciones primarias cada una de las cuales lleva a cabo diferentes actividades. Los diferentes colores de estas 21 Taras corresponden a 4 tipos de actividad iluminada.Tal como dijo el Ven. Kirti Tsenshab Rinpoche, Tara es la Buda femenina de actividad

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iluminada de las que hay de 4 tipos: pacificadora, incrementadora, vencedora y airada, cada una representada por un distinto color.- El blanco representa la actividad pacificadora, por ejemplo, vencer a enfermedades, causas de muertes prematuras y obstáculos para el éxito en nuestra vida o en nuestra práctica.- El amarillo representa la actividad de incrementar las cualidades positivas para una larga vida, paz, felicidad y éxito en nuestra práctica del Dharma.- El rojo representa la actividad de poder o vencer las fuerzas externas que no pueden ser dominadas por las dos anteriores, por ejemplo, la eliminación de obstáculos en la enfermedad, muerte prematura, etc., y acumular enérgicamente condiciones para nuestra práctica del Dharma.- El negro representa la actividad airada, que incluye usar métodos enérgicos para llevar a cabo actividades para propósitos de iluminación que no pueden ser llevados a cabo por otros métodos.

Tara Blanca, la Gran Madre Liberadora. Bodhisatva de la compasión y de la longevidad

Mantra:

Om Tare Tuttare Ture Mama Ayuh Punya Jñana Pushtim Kuru Svaha

Se usa a menudo pensando en alguna persona, mientras se recitaTara, en sánscrito significa libertad. Tri significa “hacer atravesar”, “alcanzar la otra orilla” y por tanto “salvar, socorrer, liberar”. En tibetano es Drölma. Tara es el principio femenino de liberación, perfección de la sabiduría, madre de los budas, protectora del Tíbet. Es una emanación de Avalokiteshvara (Chenrezi en Tibetano), buda de la compasión, y del cual el Dalai Lama es emanación.Tara Blanca es también conocida como “Madre Compasiva”, es la diosa de la compasión. Es un Buda femenino que representa la unión de la compasión y la sabiduría. Su práctica se asocia a la longevidad, salud, sabiduría y buena fortuna. Protege también de enfermedades contagiosas y de muerte prematura. Junto a Amitayus y Ushnisha, forma la Triada de los Budas de la larga vida. Su amor y su energía cura la enfermedad, aportando salud, fuerza, longevidad y belleza.Sus símbolos son su color blanco, relacionado con la luz pura radiante que simboliza claridad y positividad; representa la actividad pacificadora, de vencer enfermedades, muertes prematuras y obstáculos para el éxito en nuestra vida o en nuestra práctica. Tiene 7 ojos, dos en las palmas de las manos y en los pies y otro en la frente, que simbolizan el permanente cuidado y vigilancia de la mente compasiva.

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Las palabras del mantra:

Ayu es larga vida Punya son los méritos de vivir éticamente, lo que da larga

vida y felicidad Jñana es sabiduría Pusthim es riqueza o abundancia Kuru es una tierra mítica al norte de los himalayas, que se

tiene por lugar de larga vida y felicidad Mama es mío en el sentido del anhelo de poseer esas

cualidades, larga vida, méritos, sabiduría, felicidad, etc.

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TARA, LA DIOSA DE LA COMPASIÓN

TaraEs la principal de las veintiuna taras budistas, emanaciones del buda de la compasión. Por lo tanto la compasión en su aspecto femenino.

 Es la madre divina que cuida, protege y mima. La madre, dulce y serena y cariñosa que, al igual que Saraswati, da a sus hijos devotos lo que les pide. Corre pronta en su auxilio cuando un hijo la llama. Por eso tiene un pie en el suelo. Para salir más prontamente en su ayuda.

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 Su color verde es una mezcla de blanco, amarillo y azul; colores que simbolizan la pacificación, incremento y destrucción. De la misma manera que una madre protege a su hijo, la madre cósmica, la Virgen, Tara verde, cobija a todos sus hijos en su afectuoso abrazo. Tara verde es nuestro seguro espiritual contra todos los males y rencores.

 Su mantra: “Om tare tu tare turey soha.”

 Dentro del budismo tibetano Tara es considerada como un buda de compasión y de acción. Es el aspecto femenino de Avalokiteśvara (Chenrezig) y en algunas historias sobre su origen ella habría venido de las lágrimas de aquél. Tara es también conocida como una salvadora, como una divinidad celeste que escucha los lamentos de los seres que experimentan la miseria en el samsāra. La figura de Tara proviene del hinduismo, donde la devi Tara, fue una dentro un sinnúmero de figuras de la diosa madre al lado de

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Sárasvatī, Lakṣmī, Pārvatī, y Śakti. En el siglo VI, durante la era del Imperio Pala, Tara fue adoptada en el panteón budista como una importante bodhisattva.

Tara también encarna muchas de las cualidades del principio femenino. Por ello se la conoce como la Madre de la Misericordia y la Compasión. Ella es la fuente, el aspecto femenino del universo, lo cual da nacimiento a la cordialidad, la compasión y alivio del mal karma que es experimentado por los seres comunes durante su existencia cíclica."AQUELLA QUE AYUDA A ATRAVESAR" 

Tara es un nombre sánscrito cuya raíz Tri significa en el causativo "hacer atravesar", "hacer alcanzar la otra orilla", en sentido propio como figurado, de ahí el sentido general de "salvar, socorrer, liberar". El nombre tibetano correspondiente es Dreulma o Drölma; tiene el mismo sentido que Tara, ya que el verbo del que deriva significa "salvar, hacer atravesar".

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Tara es por lo tanto: "aquella que hace atravesar (el océano de las existencia)" o también "aquella que hace alcanzar (la otra orilla en la que cesan los estados condicionados de la existencia)"Principio femenino de liberación, perfección de la sabiduría, madre de los budas, protectora del Tibet, Tara es la mayor dama-yidam del panteón tibetano.Según la leyenda, Tara la bodhisatva habría nacido bajo los rasgos de la princesa "Luna de sabiduría", que decidió hacerse monja. Los monjes le aconsejaron orar para obtener un renacimiento más propicio en un cuerpo masculino. Ella les respondió que en la realidad última, no existen ya ni hombre ni mujer así como no existen el "yo" y el "mío", e hizo voto de continuar manifestándose en un cuerpo de mujer para ayudar a todos los seres, hasta que el océano de la existencia samsárica se seque.También se dice que nació de una lágrima vertida por Chenreri (o Avalokiteshvara) el buda de la compasión, del cual ella es una emanación. Tara vuela al socorro de todos aquellos que la invocan en la adversidad, o, como lo dice el sabio indio Chandragomi en el siglo VII, "Aya Tara responde instantáneamente a todas las oraciones desinteresadas. Los deseos egoístas corren el riesgo de tomar algo más de tiempo..."

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Las dos formas más conocidas de Tara son la verde y la blanca, así como 21 manifestaciones que son objeto de una bella plegaria. La Tara verde protege de los miedos, de los peligros y de los enemigos, que ella doma pacíficamente. La Tara blanca es invocada a menudo para obtener curación y longevidad. Arquetipo del principio femenino, Tara ha podido ser aceptada en tanto que buda femenino gracias a la aparición del tantrismo. Su culto se ha desarrollado en el Tibet en el siglo XI, bajo la influencia de Atisha, fundador del la orden Kadam, precursor de los Gelugpas. Pero ya en el siglo VIII, Guru Padmasambhava, padre del budismo tibetano dijo que "es necesario un cuerpo humano para alcanzar la iluminación. Hombre y mujer, no hay diferencia. Pero para quien está decidido a desarrollar el espíritu del despertar, un cuerpo de mujer es más favorable".

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EL DOBLE ASPECTO DE LA DIOSA TARA

Dos aspectos se despliegan en ella: la estrella terrible en la noche de la cólera o la Gran Bella Dama llamada "Estrella que salva".

Tara es considerada como el segundo Objeto del conocimiento trascendente hindú, pero también como la gran diosa del budismo tibetano. Como Kâlî, ella puede ser o bien la

estrella feroz que consume a los malvados increyentes o la Luz que lleva a la otra orilla al buen viajero amenazado por los elementos desencadenados, puede devorar y

regenerar los mundos, o mostrarse como la diosa que consuela y apacigua a aquellos que tienen hambre.

Como Vishnu y Shiva, Târâ puede a la vez aparecer bajo la forma de una criatura de Total Belleza para pedir al Rey de reyes que reina sobre el vasto universo...

¡O puede aparecer como una bruja de cuatro manos en pie sobre un cadáver que mantiene en una mano una cabeza cortada, en la segunda una espada, en la tercera un

loto azul y en la cuarta un recipiente de mendigo! ¡Sus cabellos rojos en desorden están entremezclados con serpientes azules venenosas. Sus ojos rojos llameantes recuerdan a las llamas del infierno mientras que su frente está ornada con una corona de calaveras 

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ACERCA DE LOS21 ASPECTOS DE TARA

Tara tiene 21 emanaciones primarias cada una de las cuales lleva a cabo diferentes actividades. Los diferentes colores de estas 21 Taras corresponden a 4 tipos de actividad iluminada. Tal como dijo el Ven. Kirti Tsenshab Rinpoche, Tara es la Buda femenina de actividad iluminada de las que hay de 4 tipos: pacificadora, incrementadora, vencedora y airada, cada una representada por un distinto color.

- El blanco representa la actividad pacificadora, por ejemplo, vencer a enfermedades, causas de muertes prematuras y obstáculos para el éxito en nuestra vida o en nuestra práctica.- El amarillo representa la actividad de incrementar las cualidades positivas para una larga vida, paz, felicidad y éxito en nuestra práctica del Dharma.- El rojo representa la actividad de poder o vencer las fuerzas externas que no pueden ser dominadas por las dos anteriores, por ejemplo, la eliminación de obstáculos en la enfermedad, muerte prematura, etc., y acumular enérgicamente condiciones para nuestra práctica del Dharma.- El negro representa la actividad airada, que incluye usar métodos enérgicos para llevar a cabo actividades para propósitos de iluminación que no pueden ser llevados a cabo por otros métodos.

Con relación a la valoración del tiempo de vida, que es nuestra energía de base, o temporalidad, los tibetanos apelan al símbolo protector de la Tara Blanca, protectora de la vida y particularmente, de la muerte anticipada.Esta diosa otorga paz, prosperidad, salud y buena fortuna. Denominada la Tara de los siete ojos (saptakshi tara), tiene un tercer ojo frontal y ojos en las palmas de sus manos y pies. Los ojos en las palmas suelen representar la fusión de la sabiduría y el método de aplicarla (upaya). La postura sedente es de loto completo, o postura de diamante según el budismo sugiriendo una actitud de internalización y meditación contrastante con la postura activa de la hechicera en Tara Verde. El loto de Tara Blanca se halla cerrado, subrayando el símbolo de interioridad, cuanto el de Tara Verde es un loto abierto.

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Ambas indican, con la mano izquierda, el mudra de la generosidad: varada mudra, el principio que hace circular la vida y que recuerda la interdependencia de todos los factores.

Hay un relato en la tradición tibetana que insiste en la valoración de la encarnación humana: se dice que si una tortuga de mar sacara su cabeza de las aguas una vez cada mil años; y, al mismo tiempo, un pescador lanzara su aro de pesca también una vez cada mil años, la probabilidad de nacer humano, es la misma que tendría aquel pescador de enlazar a la tortuga. Finalmente, dentro de la corriente del mantra yoga, la actitud del meditante es la de tener conciencia de ser un ser divino pues tal divinidad le vendría de la preciosa encarnación humana.Por lo mismo, la encarnación es aun más valiosa cuanto además de ser una ocasión excepcional dentro del ciclo del renacimiento, participa de una vida siempre corta:“…breve es la vida de los seres humanos… no se sustrae a la muerte…” 

El siguiente texto de la tradición budista lo relacionamos y lo dedicamos al simbolismo de Tara Blanca dado que es una suerte de parámetro que nos permite auto observar y evaluar la calidad de nuestra experiencia, definiendo experiencia como la respuesta de nuestra calidad de vida al estado de nuestra mente. ¿Y cómo es esta calidad de vida? ¿Es esclava o libre? ¿Es diversificada o concentrada? ¿Es confusa o es radiante?"¿....Quién es aquél a quien se le teme?a la Muerte

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¿Qué es un mal mayor que la ceguera?el hombre apasionado¿Quién es un héroe?aquél que no se desconcierta con las amorosas miradas de una bella mujer¿Qué es insondable?la conducta de la mujer¿Quién es inteligente?

el que no se desilusiona por ello¿Qué es la pobreza?el descontento¿Qué es la perdida de dignidad?Entretenerse¿Qué es el infierno?depender de otro¿Qué es la buena fortuna?poder renunciar a todo deseo¿Qué es la verdad?

EL BIENESTAR DE TODOS LOS SERES

¿Qué es lo que más place a todos los seres?

LA VIDA...Prasnottara Ratnamala En cuanto a la historia de Tara Blanca, diremos que Wen Cheng Kung Chu, fue una princesa china que llegó al Tibet alrededor del año 633 DC, para convertirse en consorte del rey Songtsen Gampo, primer rey budista del Tibet. Esta princesa trajo en su dote los ocho trigramas del I ching, que constituirían la base del sistema adivinatorio, oracular, astrológico y del juego de la trasmigración en Tíbet y posteriormente, en India. La tradición tibetana reconoce, entre sus fuentes, la herencia china en relación a su sabiduría astrológica y médica; y la tradición india como madre de su filosofía y devoción. 

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El rey Songtsen Gampo unifico las tribus tibetanas con el budismo como vehículo pacificador y aglutinador. Tuvo dos reinas consortes, la princesa china y una princesa nepalí, llamada Tritsun. Ambas se incorporarían a las creencias tibetanas como formas de la diosa Tara, la diosa de la compasión. Como ya comentamos, Wen Cheng asumiría la forma de Tara blanca, relacionada con la idea de pureza, y Tritsun la de Tara verde evocando aspectos más dinámicos de la compasión. Cada una de ellas tiene un loto en la mano, cerrado en un caso y abierto en el otro, significando la incesante gracia de la compasión que noche y día (cerrado y abierto) se derrama sobre los hombres para aliviar su sufrimiento.

Los dos colores fundamentales dentro del simbolismo de Tara, que en si posee veintiuna formas y colores, son el blanco y el verde. Es interesante notar que ambos conforman, paralelamente, el origen, el medio y el fin del arco iris, otro símbolo muy auspicioso dentro de toda la simbología tibetana y oriental.En realidad el simbolismo del arco iris es universal y muy complejo. La nota común dentro de las representaciones más usuales es la idea de un puente entre la tierra y el

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cielo, abarcando el ámbito intermedio o atmósfera. Una lectura micro cósmica diría que si el arco iris representa el espacio intermedio, éste en el hombre se identifica con el alma y/o con la mente en un sentido amplio. 

Además de las fuerzas de la compasión, otro aspecto de la diosa Tara es su relación con el principio de la liberación.Cuando la tradición de la india nos habla de liberación, está indicando, esencialmente, la liberación del sufrimiento cuya raíz es el ego. Como el ego es una factura de la mente que, en el lenguaje común denominamos mente común o inferior, resulta que liberación es, fundamentalmente, liberación de los patrones de la mente relativa. Es importante insistir en que ello no implica la desaparición de la mente ni del ego en los planos prácticos referidos a la existencia cotidiana. Sí se requiere el reconocimiento de la relatividad de esta mente. Por lo mismo, el proceso de “ordenamiento” de este plano mental recibe el nombre de nirvana. Como veremos, nirvana es un término complejo que reviste distintos significados, según nos la escuela de la cual hablemos. Prosigamos. Junto con la idea de liberación coexiste en la tradición, la idea de pertenencia y participación con un todo inteligente, una conciencia universal (alayavijñana) o bien con un orden cósmico (rta, dharma, etc). Por ello la filosofía india en general asume que cuando el hombre se libera de su ego, es además y entonces, libre. He aquí la coincidencia de liberación y libertad.

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Ahora bien, el Budismo tibetano es, como ya dijimos, una de las metafísicos no-duales o advaya, y esto supone que, si bien en esencia hay una no dualidad, el hombre en su plano de ignorancia percibe el mundo fenoménico como una dualidad contradictoria que debe compatibilizar. Tal compatibilización se comprende, dentro del lenguaje de la Historia de las Religiones, como la unión de los opuestos o la coincidencia opositora. Y el símbolo más frecuente, dentro del tantrismo que simbolizan la unión de ambos extremos de una dualidad, que en el fondo no es tal, son las imágenes de abrazo femenino- masculino. Ahora bien, este símbolo no debe interpretarse en sentido literal exclusivamente, sino que posee muchos niveles de comprensión. En realidad, toda dualidad que se reintegre en la unidad puede ser sugerida por el símbolo: por ejemplo, la unión del día y la noche, del sol y la luna, del frío y el calor, del yin y el yang, del hombre y la mujer, y en el caso especifico de la experiencia de la libertad, la unión de la comprensión y la actitud inherente a ella que es la compasión.

Así nos explica Guenther:“…La conexión con el ser y las potencialidades existentes ahora, implica lo que la mayor parte de las filosofías y religiones llaman la NATURALEZA MAS ALTA DEL HOMBRE, en comparación al lado más bajo o realidad absoluta y realidad comúnmente

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aceptada.; ambas caracterizan simultáneamente la naturaleza humana del mismo modo en que el hombre es al mismo tiempo, actuante y conocedor".Cuando conocemos plenamente, la acción oportuna sigue automáticamente y espontáneamente. Es significante que espontaneidad y unión se denoten con la misma palabra: sahaja. Sin embargo, cuando la acción se divorcia del entendimiento o el conocimiento de la acción, cada uno actúa como una traba poderosa si no como un mecanismo destructivo. Su identidad es lo que constituye la libertad del hombre…”.

Ahora bien, ¿qué es la compasión en estos términos? La compasión es tanto el camino como la meta. Dentro del Budismo tibetano, el Dalai Lama nos habla de la noción de so pa, término casi intraducible que abarca dentro del contexto de la compasión, la paciencia, tolerancia y fortaleza.El lama Govinda explica: “…visto desde abajo, todo es causa y efecto, motivo y consecuencia; visto desde lo alto, sin embargo, todo es meta, llegada y dirección. Un auténtico y universal determinismo, sin nada de común con el determinismo mecánico, envuelve necesidad y libertad, limitación e indeterminación, una causa de abajo y de afuera que se corresponde con la ley causal y una causa de arriba o de adentro que se corresponde con la meta, o el fin, al plan y a la intención… La única dirección que puede aquí concebirse es aquello que pasa por la luz interior, en las profundidades de nuestra conciencia, luz que nos guía, por la discriminación y la experiencia hacia el conocimiento y la sabiduría.

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 Así, pues, cuando los resultados de esta sabiduría interior se hacen más claros, cuanto más progresamos no sucede esto a causa de una uniformidad innata de particularidades individuales o de fuerzas espirituales de las que un individuo no participa más que de un modo básico, como el vidrio a la luz del sol. Se trata aquí de una reacción positiva, consciente e inteligente por la cual cada individuo encuentra su senda personal y apropiada, hacia un solo fin: la Realidad…La conciencia, en tanto que chispa de luz latente, es innata en nuestra vida y en toda vida, pero posee tantos grados de intensidad, tantas variaciones como seres vivos existen…. sólo cuando la plenitud de la iluminación es alcanzada, cuando todas las variaciones se fundan y se integran en el más puro estallido, el espíritu se vuelve libre y puede moverse en todas las direcciones y en todas las dimensiones, abarcar y amaestrar a todas las jerarquías del orden…”.

Y el símbolo de la compasión es la deidad conocida como Tara. Ya hemos señalado la historia de estas dos princesas. Con relación a la forma de Tara Verde diremos que desde lo simbólico esta Diosa es pre budista. M.Eliade la define como "la Gran Diosa de la India nativa" que habría sido introducida en el Budismo a partir del s.II AD. Por esta causa, Danielou nos presenta una cara muy distinta de Tara. Como diosa hindú, su

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nombre quiere decir Estrella y su significado es "la que conduce a la otra orilla". Esta Tara feroz, aparece como el poder del hambre y la noche de la ira.

Es la sakti del Embrión de Oro, del Demiurgo de este mundo. Se observa que lo que primero que aparece cuando nace el mundo es el hambre, el apetito. Y este apetito será lo que va combustiendo - asociado incluso al aspecto digestivo- para continuar la vida y como deseo y urgencia. Actúa de brújula para orientar al hombre hacia su camino. Es el poder del deseo real, de la necesidad Como combustible de la vida, Tara brilla, por eso es La Estrella, asumiendo la triple forma de la necesidad que traga, de combustible que impulsa y de brillo que guía. Danielou expresa: "...no sólo hay apetito de alimento. La búsqueda del conocimiento, el deseo, el hambre...pertenecen al reino de Tara..." Como forma del tiempo, Tara rige la noche cerrada, de medianoche hasta la aurora, las horas más oscuras y peligrosas, por esto es la noche de la ira. Ya este aspecto terrible de Tara se debe a que, en el contexto hindú, ello también es consorte de Shiva. Pero del Shiva bajo su aspecto de inmutable: del Shiva aksobhoya. Cuando lo terrible es amado en sí mismo - y, aceptado- deja de ser tal. La diosa retorna a su aspecto tierno, amoroso y benéfico, ya calmada su sed de combustión, y se expresa entonces como el vacío puro e infinito.

Hemos entrado en terreno budista. Según Conze y otros autores, el culto de Tara comienza a expandirse alrededor del siglo II, o sea contemporáneamente con Nagarjuna,

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quien se dice habría tenido matices tántricos. Danielou nos recuerda que "Los Tantras especifican que la Diosa debe ser homenajeada según el ritual budista, de otro modo el culto es ineficaz. En el culto Tara aparece como la expresión del vacío pleno, la gran matriz, expresada básicamente como sonido, el TAM de luz emergente del vacío. Desde luego las plegarias dirigidas a la obtención de favores son sometidas a la voluntad del orden cósmico, quedando descartada toda posibilidad de magia impura. Recordemos que como dice Dagyab Rinpoche “hemos alcanzado el punto en el cual es inevitable explicar la directa influencia de lo mágico sobre la realidad por medio del uso de objetos simbólicos y sustancias. ¿Qué queremos decir por mágico? Toda la realidad ya sea nuestra realidad convencional o por ejemplo la realidad tántrica, está compuesta de apariencias (fenómenos).

 Esta composición de fenómenos sigue un cierto patrón básico cuya dinámica y leyes no son necesariamente evidentes en la superficie o en el exterior. En toda cultura superior existe un conocimiento más profundo de estos patrones básicos. Él es preservado y pasado por aquellos que lo poseen. Cualquiera que posee un conocimiento más profundo de los poderes, elementos, líneas o factores influenciantes que componen esta realidad pueden influenciarlo a través de este conocimiento, pero siempre dentro del marco de las leyes de ese patrón. Aquellos que comparten este conocimiento profundo dentro de un marco de referencia cultural común han, en el curso del tiempo, desarrollado un lenguaje simbólico en el cual se pueden hacer entender y se comunican sin esfuerzo. Éste está basado sobre eslabones fijos entre las formas externas o materiales y los contenidos mentales. Tal lenguaje simbólico describe completamente, y en una forma altamente concentrada, un “pozo de conocimiento” que ha sido formado a lo largo de miles de años” .

Es en suelo tibetano donde la imagen de Tara adquiere su mayor fuerza y expansión. A esta Tara tibetana se alude en el mito de las lágrimas de Avalokita. Aquí, Tara es básicamente la Salvadora, la Liberadora, diosa de la compasión y reina del Cielo. Su

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figura se incorpora incluso históricamente al pueblo y a la tradición tibetana como ya explicamos a raíz de Tara blanca. Tara Verde sería la princesa nepalesa, quien habría traído una estatua original de la Diosa. Es esta de piel oscura, de ahí su color verde, y portaría el loto cerrado. Su culto es el más popular. Aun más, Tara Verde aparece como la compañera sexual de Avalokita y su aspecto es más amoroso y compasivo. Tara Blanca, vinculada a la princesa china, representaría particularmente la pureza. Como Tara Blanca su culto se encuentra especialmente venerado por las razas mongolas y por ende, menos expandido. 

Beyer nos recuerda que "Hemos visto como Vagisvarskirti concebía a Tara Blanca en la función específica de engañar a la muerte. Aunque así se la conecta con una función particular desde el comienzo, sus actividades se expanden rápidamente hasta cubrir todo el rango de pacificadora y subyugadora con relación a todos los fines para los cuales el ritual se utiliza primariamente. Todos los comentadores concuerdan, sin embargo, que ella es primariamente una diosa de la vida y como tal, invocada. Entre los bienes más pedidos por los tibetanos a sus deidades, o los beneficios mágicos que ellos esperan alcanzar a través de la contemplación, quizás no hay ninguno más frecuente, cercano a la misma iluminación, que el largo de la vida... La vida humana, dicen los tibetanos, no sólo es precaria (amenazada por todas partes y fácilmente terminable por o en un medio duro o por las acciones negativas de hombres o espíritus, - sino infinitamente preciosa, pues es sólo en este cuerpo humano que se puede progresar hacia la meta final de la Budeidad. De este modo, la condición humana, duramente adquirida, con su oportunidad de oír, escuchar la ley sagrada, se llama la vida "de la quietud y el beneficio".

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En total, las formas de Tara son veintiuna; y estas formas conjugan los diferentes aspectos de las fuerzas que ellas representan. Encontramos a: La Tara Valiente, La Blanca como la Luna de Otoño, La Tara Dorada, La Victoriosa, La que arroja el Hum, La Arquitecta de los Tres Mundos, La Supresora del dolor, La Dadora del Poder Supremo, La Mejor Providencia, La Ahuyentadora de la Pena, La Protectora de Pobres, La Gloriosa, La Universal, La Terrible, La Próspera, La que Domeña las Pasiones, La que Otorga Felicidad, La Vasta, La que Disipa la Angustia, La que Otorga el Poder Espiritual, y la Completamente Perfecta . 

Hay una representación particularmente elocuente de la Tara Verde. Nos referimos a la Tara Verde del bosque de Khadiravani. La imagen central está en la postura clásica, el trono de lotos, la pierna en postura de rápida respuesta, y lo peculiar de esta imagen es que se ve rodeada de ocho formas “secundarias” de Tara, cuatro de cada lado, que representan sus actitudes milagrosas, específicas, que nos salvan de los ocho peligros mundanos y espirituales así representados:Leones y orgulloElefantes salvajes e ilusiones descabelladasFuegos forestales y odiosSerpientes y envidiasLadrones y visiones fanáticasPrisiones y avariciasInundaciones y lujuriaDemonios y dudas

Según el Dalai Lama, Tara Verde viene en nuestro auxilio en forma inmediata para liberarnos de estos obstáculos. En cuanto al color Verde, él la relaciona con la familia del Buda que todo lo puede: Amoghasiddhi.La Tara Verde por todo lo expresado nos remite a la idea de compasión y nos sugiere la acción responsable que de ella emana: “Cuando percibimos, fascinados por el encanto y la belleza de lo que existe, cuando nuestra percepción de las cualidades intrínsecas de todo lo que existe crece más profundamente, incluso podemos ser todo amor y toda benevolencia. Entonces, nuestra reacción al mundo no es de condena ni de reproche, sino de ayuda..." Compasión también es comprender más al "otro" y ver las

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posibilidades de debilidad en uno mismo.

En este sentido comprendemos la esencia de aquel preliminar de Atisha acerca de “no juzgar” y al mismo tiempo comprender el núcleo de “la paciencia, la tolerancia y la fortaleza (el valor frente a la adversidad)…que cuando una persona lo desarrolla adquiere una especie de compostura antes las penalidades, una sensación de imperturbabilidad que refleja una aceptación voluntaria, debida a la búsqueda de un objetivo espiritual más alto. Ello implica la aceptación de una situación determinada por medio del reconocimiento de que, por debajo de sus particularidades, existe una vastísima y muy compleja red de causas y condiciones relacionadas entre sí….

” Esta aceptación nos instala en un espacio de libertad."...ser libre es promulgar ser conciente. Ser libre es estar abierto a la posibilidad disponible. La transformación es actividad. Hacer comprender lo que no ha sido comprendido todavía, es acción apropiada o compasión, haber comprendido y no estar separado del ser, es alegría; cuando la alegría trasciende lo subjetivo, es ecuanimidad; cuando percibimos, fascinados por el encanto y la belleza de lo que existe, cuando nuestra percepción es más profunda podemos ser todo amor y benevolencia. La reacción al mundo no es, entonces, ni de condena o reproche sino de ayuda. Esto, es compasión. La acción de la compasión se basa en el reconocimiento del Ser y del Valor del otro. Y como se basa en el conocimiento, no es un sentimentalismo barato”.

Evidentemente esta compasión no tiene nada que ver con la lástima y sí con la valoración del otro: “…no hay nada en el mundo que no sea valioso…” y la ayuda cuya motivación ha sido purificada según el requisito que viéramos en la introducción.Continua Guenther: “Otro valor del ser, es la alegría. La alegría es la expresión natural del sentimiento de unidad... Y en la medida en que tomo una visión más sana y más positiva de mí mismo y de lo que existe en relación a mí mismo, mis acciones se ennoblecen. Así, hay correlación y unidad entre mi existencia corporal y mis acciones

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éticas...".

Desde este modo hemos concluido la descripción de la rueda tibetana y las reflexiones que ella nos propone, fluyendo hacia aquella enseñanza del Dalai Lama que se refería a la felicidad como la meta de toda vida, esto es una alegría esencial, una plenitud, característica del ser radiante dándole significado a la vida en su experiencia más lúcida, serena y compasiva. Naturalmente todo depende del esfuerzo personal que cada uno ejerza en su propia práctica. Como enseñan los lamas: “cuando la vida se transforma en práctica, el sufrimiento cede”.

La Tara externa es la forma de una diosa hermosa y juvenil, una princesa que generó la bodhichita y liberó a incontables seres. La Tara interna es la actividad de los budas, y la Tara secreta es el aire o energía en su estado Iluminado. Esta explicación nos puede ayudar a entender mejor por qué hay tantísimas deidades y de formas tan variadas. Todas ellas tienen un gran significado y objetivo. Algunas deidades son pacíficas, otras son iracundas, unas más esbeltas, otras más voluptuosas y todo ello no es tan solo un capricho del artista, sino que detrás de cada detalle hay algún significado simbólico. Cuando alguien aprende a pintar deidades debe saber su significado y proporción. Por ejemplo, el aspecto general de Tara es verde, pero también hay una Tara de color blanco, otra amarilla, roja o negra, una Tara iracunda con muchas

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manos; pero todas ellas tienen un significado específico. 

Tara está vestida con ropajes reales de seda. Cubre la parte superior de su cuerpo con una corta blusita vaporosa, de color blanco y sus piernas son una ligera falda, bajo la cual se asoman unas medias de colores muy alegres y variados. Su cuerpo está adornado con hermosas joyas. Recoge su pelo negro con una diadema que tiene bellísimas incrustaciones de joyas; la gema centrales de color rojo y simboliza al Buda Amitabha; su padre espiritual y cabeza de la familia de Budas a la que pertenece. Tiene la pierna izquierda recogida, símbolo de su renuncia a las pasiones mundanas y la derecha ligeramente externa extendida, símbolo de su presteza en acudir en ayuda de aquellos que la necesitan. Dirige su mirada compasiva a cada uno de los seres conscientes, como una madre mira a su hijo. Como se ha mencionado antes, el color de su cuerpo verde esmeralda está relacionado con el elemento aire y con el movimiento; significa que Tara es el principio activo de la compasión, capaz de llevar a cabo cualquier actividad, mundana y supramundana que sea beneficiosa para los demás. Su mano derecha, en el mudra o gesto de la generosidad indica su capacidad de proporcionar a los seres todo lo que desean. Su mano izquierda a la altura de su corazón está en el mudra de proporcionar refugio; pulgar y anular se tocan simbolizando la unión del método y la sabiduría en la práctica, los tres dedos restantes levantados simbolizan las tres joyas de refugio. En cada mano sostiene el tallo de una flor azul utpala, con tres capullos simbolizando que ella es la personificación de la actividad iluminada, la madre de los Budas del pasado, presente y futuro.

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Cuando entramos en contacto con este Tantra de la mano de un Maestro, llegamos a conocer medios para transformar nuestra situación. Nos proporciona métodos para eliminar el dolor y sus causas y obtener, en cambio, la felicidad y sus causas. ¿Cómo? A través de las oraciones a Tara, su mantra y su sadhana. Tara es el mejor aliado del practicante, le ayuda a eliminar sus interferencias internas, sus engaños y también actúa como revulsivo contra las adversidades externas. En la famosa oración de las Veintiuna alabanzas a Tara , constataremos cómo ella protege a sus practicantes de los peligros procedentes del fuego, el agua, los venenos y demás. 

Muchos de los grandes yoghis del Budismo mahayana han considerado a Tara como su deidad personal. Cuando el gran Atisha Fundó en Tíbet la pura tradición Kadam, estableció la práctica de cuatro deidades primordiales; una de ellas era tara. Estas son sus principales funciones:1. Con la fe y convicción necesarias, Tara elimina las interferencias que sufre el practicante y le libera de los peligros que acechan. Aunque sus prácticas no sean muy profundas le basta tener fe en una representación de la deidad para que ésta le otorgue bendiciones. 2. La deidad Tara procura longevidad a sus adeptos. Para practicar Dharma necesitamos

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una larga vida. Tara nos ayuda a alejar la muerte. 3. Tara aumenta nuestro mérito, elemento vital para nuestro desarrollo espiritual. 4. tara aumenta nuestra sabiduría, ya que es la madre de todos los Budas. 

Para el beneficio de nuestra práctica necesitamos acumular mérito, mantenerlo y aumentarlo, pero en nuestra situación presente, cuando logramos acumularlo lo perdemos con rapidez. En nuestra cuenta corriente de mérito, tenemos actualmente un gran déficit, nuestra situación es comparable a la debacle financiera de un hombre de negocios arruinado. Para incrementar el poder meritorio es vital recibir ayuda a través de las bendiciones de las deidades. Puesto que Tara es la madre de todos los Budas, su naturaleza última es prajnaparamita, la sabiduría trascendental de todos los budas. Por todas estas razones la práctica de Tara es una de las más extendidas en todas las tradiciones tibetanas.

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Los ocho peligros de los que protege Tara

1.- El miedo del león de la arrogancia (o sobreestima de sí mismo)El rey de los animales está bajo la marca del orgullo, y los pequeños animales tienen miedo de él. De la misma manera nosotros debemos tener miedo del orgullo que nos

hace despreciar a los otros y arriesga de hacernos renacer entre los dioses. Ciertamente los dioses (devas) gozan de una gran felicidad, pero esta 

felicidad no es la Liberación y el ciclo de la transmigración (sâmsara) no se ha terminado para ellos.

2.- El miedo de la serpiente de los celosLo mismo que las serpientes tienen su nido en los agujeros y no salen de ellos más que

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para picar, de la misma manera, los celos, que tienen su nido en la ignorancia, no soportan los bienes y las cualidades de los demás. Los celos hacen renacer en el lugar de

los titanes o de los semi-dioses: estos se envidian entre si y se baten sin cesar.

3.- El miedo del elefante de la ignoranciaPor lo mismo que hay que controlar al elefante para que se vuelva útil, así debemos ser

vigilantes hacia nuestro mental que por ignorancia nos hace acumular numerosas negatividades y pude hacernos renacer entre los animales.

4.- El miedo del océano del deseo-apegoErramos en la existencia como náufragos en el océano: estamos en las tormentas y

sufrimos el nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte. Y sin embargo estamos firmemente atados a esta vida y a sus condiciones desastrosas. Este deseo-apego es

característico de la condición humana: si no es superado, el riesgo es el de renacer en el mismo estado una y otra vez.

5.- El miedo de las cadenas de la avariciaEstamos nosotros encerrados en el samsara como ladrones en prisión, y en lugar de

buscar la Liberación, nuestras almas se apegan a todos los bienes de este mundo que son otros tantos obstáculos sobre el camino de la Budeidad. La avaricia hace renacer en los

pretas o espíritus hambrientos.

6.- El miedo del fuego del odioEl fuego del bosque destruye todo si el viento lo favorece; de la misma manera el odio tiene el poder de destruir en nosotros todos los potenciales positivos que no han sido

consagrados al bien de todos los seres. El odio hace renacer en el lugar de los demonios en los infiernos más profundos.

7.- El miedo del fantasma de la dudaLas dudas y los puntos de vista cambiantes nos vuelven irresolutos en el sendero de la

Liberación: semejantes a fantasmas, estos puntos de vista nos provocan miedo y perturban a la vez nuestros cuerpos y nuestras almas.

8.- El miedo del ladrón de los puntos de vista falsosComo los ladrones en la orilla de los caminos, los puntos de vista falsos, tales como el hecho de no creer en la ley de la causalidad o de creen en la existencia intrínseca de los

agregados, nos esperan para quitarnos los puntos de vista justos y perdernos en el camino del despertar.

 Om Taare Tuttare Ture Mama Ayuh Punya Jñana Pushtim Kuru Svaha

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