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REAL MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE VERUELA Los Bécquer en Veruela Veruela, tras la Desamortización (1835) se convirtió en lugar romántico y «sitio de verano» donde algunos esforzados viajeros llegaron para estudiar sus piedras o disfrutar de los parajes naturales del Moncayo pues «Todos los males se curan | con los aires de Veruela» según un verso de la época (1861). El poeta Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano, el pintor Valeriano, disfrutaron junto a sus familias de una larga estancia verolense entre diciembre de 1863 y julio de 1864, cuyos frutos artísticos fueron la serie de nueve cartas intituladas Desde mi celda escritas por Gustavo Adolfo para el diario madrileño El Contemporáneo (mayo a octubre de 1864) y varios álbunes de dibujos y acuarelas, entre los que destaca Espedición de Veruela (Columbia University, Nueva York) de Valeriano que regresó de nuevo en agosto de 1865. El poeta estaba familiarizado con la zona desde mucho antes (su esposa era de Noviercas, en la zona moncaína soriana) y el paisaje del Moncayo le sugirió algunas de sus leyendas más famosas como El monte de las ánimas (1861), El gnomo y La corza blanca (1863). La estancia en el monasterio sirvió a ambos hermanos como base de una serie de artículos sobre Veruela y los tipos populares de la zona escritos por Gustavo Adolfo e ilustrados por Valeriano, publicados entre 1865 y 1869 en los cuales se manifiesta el interés antropológico de Bécquer (solidario y unido al de la pintura de su hermano Valeriano). 30 Espacio Bécquer –exposición permanente– Los escritos y pinturas que los hermanos Bécquer realizaron durante su estancia en Veruela tuvieron y tienen una importancia decisiva en el conocimiento y la difusión del Monasterio. La exposición permanente se ha concebido como un homenaje a estos artistas y pone al alcance de los visitantes su obra. Por medio de las los dibujos y pinturas de Valeriano y de los textos de Gustavo Adolfo se muestra el profundo análisis que llevaron a cabo sobre la zona del Somontano del Moncayo, junto con otros documentos que los complementan y contextualizan. Los hermanos Gustavo Adolfo y Valeriano Bécquer. Veruela, el primer monasterio cisterciense de Aragón Veruela se halla en un pequeño valle formado por el río Huecha, cuyo nacimiento se encuentra muy cerca del monasterio, protegido por la mole mítica del Moncayo. El documento más antiguo referido a la fundación del monasterio verolense es la donación del lugar de Veruela en 1145 para la erección de un cenobio cisterciense. Esta orden había sido fundada en 1098 en Francia por Roberto de Molesmes que se retiró a Cîteaux, cerca de Dijon, deseoso de restablecer la austeridad original de la orden benedictina (s. V). Poco tiempo después San Bernardo fundará Claraval, desplegando una ingente labor apologética y doctrinal. En Aragón se levantaron grandes fundaciones entre las que destacan Veruela (1145 ó 1146), Rueda (1153) y Piedra (1194), todas en la actual provincia de Zaragoza. Estas fundaciones religiosas aportaron no sólo unos nuevos valores religioso-espirituales y culturales sino también de índole econ ómico-política. Los «monjes roturadores» como se ha dado en llamar a los cistercienses por su influencia económica agrícola, organizan sus abadías como verdaderos núcleos que activan la repoblación de zonas despobladas o poco pobladas a través de la roturación de las tierras incultas, o en territorios defensivo-fronterizos, características ambas de las que participa Veruela. Para el dominio del espacio resulta básica la ordenación de los recursos del agua; para ello los monjes verolenses configuraron una amplia red de acequias, presas y molinos en torno a la cuenca del Huecha. La construcción del cenobio actual debía estar lo suficientemente adelantada en el año 1171 como para posibilitar el traslado de la comunidad. Las obras de la iglesia se dilataron por espacio de más de 250 años; la fábrica es sobria, sin apenas adornos escultóricos, de acuerdo con el espíritu bernardo, pero de proporciones y calidad catedralicias que proclaman los ingentes recursos económicos del monasterio. Sin embargo, las elevadas rentas mantuvieron una Puerta y torre del homenaje amplia y no mermada comunidad de monjes y permitieron continuar mejorando y ampliando la fábrica monástica. Así, a partir de 1472 y hasta 1617, los abades verolenses ya no fueron regulares sino nombrados por el rey, o comanditarios, ajenos incluso a la orden cisterciense. Los grandes abades de este periodo fueron Hernando de Aragón (1535-1539), nieto de Fernando el Católico, que dejó el cargo para ocupar la sede episcopal de Zaragoza, y su gran amigo y sucesor, Lope Marco (1539-1560). Bajo la dependencia de la Congregación Cisterciense de la Corona de Aragón, creada en 1617, los abades pasaron a ser cuatrienales hasta la supresión monástica en la Desamortización. Coincide este cambio político con el comienzo de una de las ampliaciones mayores del monasterio, la construcción del monasterio nuevo (siglos XVII- XVIII) con un sistema de celdas individuales para los monjes (unas 65). La Desamortización de Mendizábal (1835) provocó el abandono del monasterio de Veruela que desde comienzos de siglo estaba sumido en una irremediable decadencia. La Comisión central de Monumentos Artísticos de Madrid reclamó su conservación salvando la fábrica de su total destrucción. Desde entonces fue meta de numerosos viajeros románticos entre los que destacaron los hermanos Bécquer. Siguió la tutela de la Compañía de Jesús que allí se instaló con un noviciado en abril de 1877 hasta 1973. Fue declarado Monumento Nacional en 1919, decreto ampliado en 1928. En 1976 la Dirección General de Bellas Artes del Estado español lo cedió en usufructo a la Diputación de Zaragoza para su rehabilitación y conservación, en la cual ha invertido varios cientos de millones de pesetas en más de veinte años de esfuerzo continuado. Veruela pasó a propiedad de la Diputación Provincial de Zaragoza en 1998, institución que continúa a buen ritmo las obras de restauración así como ha potenciado sus actividades culturales. Sala capitular vista desde el claustro Detalle del claustro Iglesia abacial Rallo +Strader• Imprenta Provincial de Zaragoza • D.L. Z-XXXXXX MONASTERIO DE VERUELA Bien de Interés Cultural en restauración Horario de visitas primavera-verano (1-IV/30-IX) 10’30 – 20’30 h. otoño-invierno (1-X/31-III) 10’30 – 18’30 h. Los martes el monasterio permanecerá cerrado Visitas guiadas Diputación Provincial de Zaragoza Servicio de Cultura Tels. 976 28 88 80 - 976 28 88 81 - Fax. 976 28 88 83 Portería del monasterio Tel. 976 64 90 25 SORIA LOGROÑO / BILBAO TUDELA / PAMPLONA ZARAGOZA TARAZONA Torrellas Los Fayos S. Martín de la Virgen de Moncayo Lituéngo Litago Cunchillos Tórtoles Novallas Malón Vierlas Trasmoz MONASTERIO DE VERUELA Añón de Moncayo Ambel Bulbuente Maleján El Buste Ainzón Alcalá de Moncayo Talamantes Vera del Moncayo Sta. Cruz de Moncayo Grisel BORJA Parque Natural de la Dehesa del Moncayo ZARAGOZA

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REAL MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE VERUELA

Los Bécquer en Veruela

Veruela, tras la Desamortización (1835) se convirtió en lugar romántico y «sitio de verano» donde algunos esforzados viajeros llegaron para estudiar sus piedras o disfrutar de los parajes naturales del Moncayo pues «Todos los males se curan | con los aires de Veruela» según un verso de la época (1861). El poeta Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano, el pintor Valeriano, disfrutaron junto a sus familias de una larga estancia verolense entre diciembre de 1863 y julio de 1864, cuyos frutos artísticos fueron la serie de nueve cartas intituladas Desde mi celda escritas por Gustavo Adolfo para el diario madrileño El Contemporáneo (mayo a octubre de 1864) y varios álbunes de dibujos y acuarelas, entre los que destaca Espedición de Veruela (Columbia University, Nueva York) de Valeriano que regresó de nuevo en agosto de 1865. El poeta estaba familiarizado con la zona desde mucho antes (su esposa era de Noviercas, en la zona moncaína soriana) y el paisaje del Moncayo le sugirió algunas de sus leyendas más famosas como El monte de las ánimas (1861), El gnomo y La corza blanca (1863).

La estancia en el monasterio sirvió a ambos hermanos como base de una serie de artículos sobre Veruela y los tipos populares de la zona escritos por Gustavo Adolfo e ilustrados por Valeriano, publicados entre 1865 y 1869 en los cuales se manifiesta el interés antropológico de Bécquer (solidario y unido al de la pintura de su hermano Valeriano).

30 Espacio Bécquer –exposición permanente–

Los escritos y pinturas que los hermanos Bécquer realizaron durante su estancia en Veruela tuvieron y tienen una importancia decisiva en el conocimiento y la difusión del Monasterio.

La exposición permanente se ha concebido como un homenaje a estos artistas y pone al alcance de los visitantes su obra. Por medio de las los dibujos y pinturas de Valeriano y de los textos de Gustavo Adolfo se muestra el profundo análisis que llevaron a cabo sobre la zona del Somontano del Moncayo, junto con otros documentos que los complementan y contextualizan.

Los hermanos Gustavo Adolfo y Valeriano Bécquer.

Veruela, el primer monasterio cisterciense de Aragón

Veruela se halla en un pequeño valle formado por el río Huecha, cuyo nacimiento se encuentra muy cerca del monasterio, protegido por la mole mítica del Moncayo. El documento más antiguo referido a la fundación del monasterio verolense es la donación del lugar de Veruela en 1145 para la erección de un cenobio cisterciense. Esta orden había sido fundada en 1098 en Francia por Roberto de Molesmes que se retiró a Cîteaux, cerca de Dijon, deseoso de restablecer la austeridad original de la orden benedictina (s. V). Poco tiempo después San Bernardo fundará Claraval, desplegando una ingente labor apologética y doctrinal. En Aragón se levantaron grandes fundaciones entre las que destacan Veruela (1145 ó 1146), Rueda (1153) y Piedra (1194), todas en la actual provincia de Zaragoza. Estas fundaciones religiosas aportaron no sólo unos nuevos valores religioso-espirituales y culturales sino también de índole econ ómico-política. Los «monjes roturadores» como se ha dado en llamar a los cistercienses por su influencia económica agrícola, organizan sus abadías como verdaderos núcleos que activan la repoblación de zonas despobladas o poco pobladas a través de la roturación de las tierras incultas, o en territorios defensivo-fronterizos, características ambas de las que participa Veruela. Para el dominio del espacio resulta básica la ordenación de los recursos del agua; para ello los monjes verolenses configuraron una amplia red de acequias, presas y molinos en torno a la cuenca del Huecha.

La construcción del cenobio actual debía estar lo suficientemente adelantada en el año 1171 como para posibilitar el traslado de la comunidad. Las obras de la iglesia se dilataron por espacio de más de 250 años; la fábrica es sobria, sin apenas adornos escultóricos, de acuerdo con el espíritu bernardo, pero de proporciones y calidad catedralicias que proclaman los ingentes recursos económicos del monasterio. Sin embargo, las elevadas rentas mantuvieron una

Puerta y torre del homenaje

amplia y no mermada comunidad de monjes y permitieron continuar mejorando y ampliando la fábrica monástica. Así, a partir de 1472 y hasta 1617, los abades verolenses ya no fueron regulares sino nombrados por el rey, o comanditarios, ajenos incluso a la orden cisterciense. Los grandes abades de este periodo fueron Hernando de Aragón (1535-1539), nieto de Fernando el Católico, que dejó el cargo para ocupar la sede episcopal de Zaragoza, y su gran amigo y sucesor, Lope Marco (1539-1560).

Bajo la dependencia de la Congregación Cisterciense de la Corona de Aragón, creada en 1617, los abades pasaron a ser cuatrienales hasta la supresión monástica en la Desamortización. Coincide este cambio político con el comienzo de una de las ampliaciones mayores del monasterio, la construcción del monasterio nuevo (siglos XVII-

XVIII) con un sistema de celdas individuales para los monjes (unas 65).

La Desamortización de Mendizábal (1835) provocó el abandono del monasterio de Veruela que desde comienzos de siglo estaba sumido en una irremediable decadencia. La Comisión central de Monumentos Artísticos de Madrid reclamó su conservación salvando la fábrica de su total destrucción. Desde entonces fue meta de numerosos viajeros románticos entre los que destacaron los hermanos Bécquer. Siguió la tutela de la Compañía de Jesús que allí se instaló con un noviciado en abril de 1877 hasta 1973. Fue declarado Monumento Nacional en 1919, decreto ampliado en 1928. En 1976 la Dirección General de Bellas Artes del Estado español lo cedió en usufructo a la Diputación de Zaragoza para su rehabilitación y conservación, en la cual ha invertido varios cientos de millones de pesetas en más de veinte años de esfuerzo continuado. Veruela pasó a propiedad de la Diputación Provincial de Zaragoza en 1998, institución que continúa a buen ritmo las obras de restauración así como ha potenciado sus actividades culturales.

Sala capitular vista desde el claustro

Detalle del claustroIglesia abacial Ral

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MONASTERIO DE VERUELABien de Interés Cultural en restauración

Horario de visitas

primavera-verano (1-IV/30-IX) 10’30 – 20’30 h.

otoño-invierno (1-X/31-III) 10’30 – 18’30 h.

Los martes el monasterio permanecerá cerrado

Visitas guiadas

Diputación Provincial de Zaragoza Servicio de Cultura

Tels. 976 28 88 80 - 976 28 88 81 - Fax. 976 28 88 83

Portería del monasterioTel. 976 64 90 25

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MONASTERIODE VERUELA

Añón de Moncayo

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Alcalá de Moncayo

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Sta. Cruz deMoncayo

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Parque Naturalde la Dehesa del Moncayo

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ITINERARIO DE LA VISITA AL MONASTERIO

ExteriorPuerta, torre del homenaje y murallas (ss. XIII y XVI)Todo el monasterio se encuentra amurallado para protección de los monjes y de sus edificaciones. El trazado tiene forma de hexágono irregular; un muro de casi un kilómetro de perímetro y once cubos protegen una superficie próxima a las cinco hectáreas; la muralla fue construida entre 1541 y 1544. El torreón de ingreso es medieval (abaciado de Fr. Pedro Garcés, 1268-1292); posee dos puertas, una pequeña para peatones y otra mayor para los carros y caballerías. En el interior se conserva una capilla y el curioso remate piramidal se concluyó en 1559; en los cubos que la flanquean hay esculpidos sendos escudos del arzobispo de Zaragoza, Hernando de Aragón, nieto de Fernando el Católico y antiguo abad del monasterio. Para mayor protección de la puerta, en 1546, se levantó la barbacana actual (recinto defensivo delante de la portada).

Palacio abacial (segunda mitad del s. XVI)Amplia construcción de ladrillo cara vista y decoración de azulejería edificada durante el abaciado de Fr. Carlos Cerdán Gurrea (1561-1586). Aquí tuvo su residencia el abad y despacho la botica y el padre cillerero (encargado de los almacenes).

Portada de la iglesia abacial (finales del s. XII)La fachada se organiza en torno a una portada abocinada de medio punto de estilo románico; encima, una teoría de arquillos de medio punto sustentados por delgadas columnas que se interrumpen antes de apoyar en parte alguna; en el centro de éstas un crismón, símbolo epigráfico del nombre de Cristo. Corona el conjunto un gran óculo decorado con una celosía calada (restauración moderna) que ilumina la nave central. A la izquierda se yergue la torre de Santiago (s. XVI y XVII).

Portería del monasterio (s. XVI-XVII)

Cilla (s. XIII-XIV)Almacén del grano y bodega. Antes de su remodelación en el siglo XIV albergó el callejón de los conversos que daba paso a la iglesia por la puerta de tradición románica que se abre en su muro norte (inicios del s. XIII).

Claustro

Claustro (s. XIV)El claustro centra el monasterio y distribuye los accesos a sus distintas partes. Es de estilo gótico levantino y fue reconstruido después de la Guerra de los dos Pedros, durante la que las tropas castellanas arrasaron esta parte del cenobio (1366). De acuerdo con el espíritu cisterciense no existen capiteles esculpidos con escenas fabulosas y disparatados seres monstruosos, tan solo sencillas especies vegetales (hojas de hiedra, higuera, roble, vid, etc.) que como un jardín de piedra ocupan una posición determinada en el claustro.

Lavabo (s. XIV)Una fuente en el centro –hoy perdida– serviría para lavabo de los monjes que acuden al refectorio después de realizar diversas labores. En la

clave de la bóveda hay esculpida la figura de un caballero y al exterior, se observan en los contrafuertes algunas de las gárgolas góticas originales.

Cocina (s. XIII)Además de la belleza de esta dependencia hay que destacar la singularidad del “pasaplatos” que comunica con el refectorio de monjes.

Refectorio (s. XIII y s.XVI)Sala donde los monjes efectuaban las comidas en común (del latín refectorium, «que repara las fuerzas» mediante el alimento). Aparte se situaría el comedor de los conversos. Durante las comidas se atendía la lectura de un libro edificante, leído por un monje desde un púlpito, situado al fondo de la sala. Esta estancia medieval fue remozada por el abad Lope Marco con el mecenazgo de su predecesor Hernando de Aragón (1548) y cubierta con bóveda de crucería gótica; las claves alternan la heráldica de ambos abades.

Calefactorio-Cámara abacial (s. XIII y s. XVI)En esta zona estuvo la antigua cámara abacial, ornada en su muro este con una galería de miembros ilustres de la Orden del Císter, mural ejecutado hacia 1600. En el muro oeste, junto al refectorio se encontraba el calefactorio, uno de los pocos lugares provistos de chimenea donde los monjes podían calentarse en caso de necesidad.

Sala de los monjes (mediados del s. XIII)Lugar de estudio comunicado con las antiguas letrinas y con la enfermería medieval derruida en el s. XVII. Primitivamente sus muros estarían enlucidos con yeso.

Letrinas ( s. XIII)

Paso a la huerta (siglos XIII y XVII)Según la mentalidad cisterciense, el ocio es el enemigo del alma, por ello a ciertas horas los hermanos tienen que dedicarse al trabajo manual que consistía en el cuidado de enfermos, el jardín monástico y la copia de manuscritos. Cuando acudían a trabajar al scriptorium, y accedían al jardín o la huerta los monjes utilizaban este paso que, si bien tradicionalmente se ha identificado con la salida a la huerta, podría conducir también a otras dependencias ahora perdidas, como la enfermería. En el siglo XVII, con la construcción del monasterio barroco, este espacio se convirtió en lugar de paso entre el nuevo monasterio y el conjunto medieval, siendo entonces decorada la bóveda con motivos vegetales.

Escalera y cúpula del monasterio nuevo (s. XVII)Decorada profusamente en estuco policromado, muestra en la cúpula las imágenes de los santos fundadores de la Orden y en las pechinas los escudos de Veruela, del Císter, del legendario fundador Pedro de Atarés y de las Órdenes Militares relacionadas con la congregación cisterciense.

Locutorio (s. XIII)Dependencia donde estaba permitido hablar, y donde el prior ordenaba a los monjes las tareas del día.

Escalera medieval (s. XIII)En la dependencia contigua a la sala capitular estaba situada la escalera

de día (hoy desaparecida) que comunicaba el claustro con el dormitorio común, de cuyos peldaños todavía queda la huella el muro sur. Esta escalera se utilizaba para subir al dormitorio por la noche o a media jornada para la “meridiana” en la estación calurosa que justificaba la siesta.

Sala capitular (s. XIII)El abad reúne aquí a la comunidad para informarla; después de la iglesia es el lugar más solemne del monasterio donde toman el hábito los monjes y generalmente son enterrados los abades, cuyas lápidas sepulcrales ornan la solería. En el muro norte se encuentra la sepultura de Lope Ximénez, señor del vecino lugar de Agón, tallada en piedra policromada de finales del s. XIII. En el muro opuesto, también bajo arcosolio y tallada en piedra policromada, la del abad Sancho Marcilla Muñoz (finales del s. XIV). En el antepecho sur de la arquería que cierra la sala hay grabados unos módulos arquitectónicos y medidas del s. XIII. Encima se encuentra el antiguo dormitorio común.

Armarium ( s. XIII)En el muro de la galería oriental del claustro, cerca de la puerta de la iglesia, los monjes podían encontrar un nicho donde guardar los libros destinados a la lectio divina. En Veruela el armarium estaría ubicado en la sacristía medieval que contaba con un espacio en su interior abierto al claustro destinado a pequeña librería. En el siglo XVII la sacristía medieval y el armarium desaparecen transformándose en antesala de la espaciosa sacristía barroca.

Puerta de acceso a la iglesia de los monjes (s. XIII)

Iglesia

Iglesia abacial de Santa María de Veruela (s. XII-XIII)Se estructura en tres naves cubiertas con crucería simple gótica y una cabecera muy desarrollada con girola y cinco absidiolos cubiertos con bóveda de cuarto de esfera de tradición románica. Las obras comenzaron por el presbiterio y consta documentalmente que sus altares fueron bendecidos entre 1168 y 1182, retrasándose la consagración del mayor a 1248. En 1249 la mayor parte del templo ya se había erigido. En la iglesia, los monjes pasan en torno a un cuarto del día rezando las distintas horas canónicas, desde maitines a completas; por este motivo, es la edificación mayor y más cuidada de cualquier monasterio cisterciense. A los pies de la nave colateral sur se abre la puerta de los conversos (los legos) de tradición románica (inicios del s. XIII). Éstos, al igual que en el resto del monasterio, no se mezclaban con los monjes y poseían un coro independiente en la nave central, detrás del de los monjes (ambos desmantelados).

Cabecera (s. XII-XIII)En el amplio altar mayor se venera a la titular del templo, Nuestra Señora de Veruela, talla en madera policromada de finales del s. XV; antaño hubo también un gran retablo renacentista hoy perdido. Un deambulatorio da paso a cinco pequeños absidiolos.

Tumbas (s. XVI-XVIII)En el tramo central del crucero y talladas en alabastro blanco, se disponen 9 lápidas funerarias decoradas con el báculo, símbolo de los abades. A ellas se suma la del noble Juan de Gurrea, que destaca por

el color oscuro de la piedra negra en que está tallada. Sus inscripciones permiten fecharlas entre los siglos XVI y XVIII.

Cripta (s. XVII)En la entrada a la girola por el lado sur, se encuentra el reducido acceso a la cripta. Se trata de una dependencia de pequeño tamaño situada debajo del presbiterio, donde todavía se conservan algunos cofres con restos óseos de la casa ducal de Villahermosa, que mandó erigirla a comienzos del s. XVII. Mención especial merecen las grisallas con que se decora su interior.

Capilla de San Bernardo (s.XVI)Amplia edificación renacentista levantada por el abad Lope Marco para su sepultura (talla en alabastro de Pedro de Moreto, h. 1552-1553). En esta capilla se expone la losa sepulcral del infante Alfonso de Aragón († 1260), hijo del rey Jaime I el Conquistador, cuyo escudo con los palos o barras de Aragón campea en la talla en piedra (1260).

Torre medieval (s. XIII)Desde el lado occidental del brazo norte del crucero se accede a la escalera de caracol que permite el ascenso a la torre medieval, de planta cuadrada y rematada por una ventanita geminada de arquillos apuntados. Se construye con toda certeza avanzado el siglo XIII. Sus modestas proporciones recuerdan que su uso estaba restringido a las necesidades de la comunidad religiosa. En su interior sorprende una angosta dependencia cuya función pudo ser la de celda de aislamiento.

Sala de difuntos (s. XIV)Espacio empleado para el lavado y amortajamiento de los cadáveres de los monjes antes de su enterramiento en el vecino cementerio. Cubierto con bóveda de crucería, junto al muro existen tres lucilos.

Sacristía nueva (s. XVII)Inició su edificación el abad Bernardo López (1664-1668) y decorada poco después acorde al estilo barroco. Sustituyó a la primitiva sacristía. Se ingresa desde la iglesia a través de una portada monumental en yeso policromado, que incluye numeroso ángeles niños, figuras alegóricas y en el remate la Inmaculada y Cristo Resucitado Niño. En el interior, los muros se articulan mediante pilastras corintias labradas con motivos geométricos. El entablamento y la bóveda se decoran en yeso a base de motivos naturales y geométricos.

Cruz negra (segunda mitad del s. XVI)Cruz de término, símbolo religioso y temporal, indicador de la justicia civil y criminal que impartían los abades de Veruela en su señorío. Fue realizada en mármol de las vecinas canteras de Trasmoz durante el abaciado de Carlos Cerdán Gurrea (1561-1586), cuyas armas ostenta en dos de las caras de la pilastra. «Cruz negra» evocada por el poeta Bécquer en la carta II de Desde mi celda (1864).

Capilla de la Aparecida (1881)Delante del crucero se abre un pintoresco paseo arbolado de unos ochocientos metros de longitud que conduce en dirección a Añón a la capilla levantada por los Padres Jesuitas en 1881 sobre el lugar donde tradicionalmente se situaba la milagrosa aparición de la Virgen de Veruela a Pedro de Atarés (1141).

REAL MONASTERIO CISTERCIENSE DE SANTA MARÍA DE VERUELASiglos XII-XVII

Ornan este plano las armas de la Diputación Provincial de Zaragoza [arriba izqda.], de Veruela [id. dcha.],de Don Hernando de Aragón, abad de Veruela y Arzobispo de Zaragoza [abajo izqda.] y de la Orden del Císter [id. dcha.].

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Aseos