¿es real lo que percibimos

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DONDE ESTAMOS ifs real 10 que percibimos? menudo los fil6sofos hanpensado que nuestros sentidos nos enganan. Unos han crefdoque nos confunden porque no nospresentanlos aspec- tos mas importantes de la realidad; otros, porque la imagen que nos ofrecen de las cosas que nos rodean tiene poco o nada que ver con las caracterfsticas que ver- daderamente poseen esos objetos. E incluso ha habido pensadores que han sostenido que nos hacencreer en un mundo queenrealidad s610 es un invento de nuestra imaginaci6n. Eldebatesobre la fiabilidadde los sentidos comenz6 en el mundo griego haciael ano 500 a. C. con el pensamiento de Heraclito y Parme- nides. Ambos sostenfan que nuestros sentidos nos mienten, aunque se basaban endiferentes razones. Heraclito consideraba que nos enga- naban por dos motivos.Primero, porque nos presentan las cosas que nos rodean como esta- bles y permanentes, cuandoen realidad estan en constante transformaci6n, como un rfo en el que nadiepuede banarse dos veces enlamisma agua. Y, en segundo lugar, porque nos ocultan el elemento masimportante de la realidad: el logos, esa entidad que rige el universo y gobier- na el cambio constante de todas las cosas. Par men ides estaba seducido por la evidencia de una verdad que convierte enlaclave de to- do supensamiento: el ser, es, y elno-ser, no es. Dicho deotro modo, 10 que existe, existe y 10 que no existe, no existe. Siendo estoobvia- mente verdadero, se preguntara: ~que caracte- rfstica definea 10autenticamente existente? Y con una 16gica implacable concluira que la in- movilidad, porque, si se moviera,~a d6nde irfa? ~a10 no existente, al no-ser? Pero eviden- temente el no-ser, no es. Yademas de inm6vil, 10verdaderamente existente sera ingenerable e indestructible, porque, si se generara y se des- truyera, ~que habrfa antes y despues? ~EIno- ser? Asfpues, segunParmenides, 10autentica- mente real posee unas caract.erfsticas diame- tralmente opuestas a 10que pensaba Heraclito: no nace, nomuere, no cambia, no se mueve. Nuestros sentidos nos muestran que todo 10 queexiste en la realidadnace, cambia y muere. Para resolver esta contradicci6n, Parmenides no dudara en proclamartajan- temente que nuestros sentidos nos enga- nan, nos disfrazan la verdad, nos ofrecen una realidad puramente ficticia. Casi un centenar deanos mas tarde, Plat6n no hara gala de tanta desconfianza como Par- menides hacia las informaciones de los senti- dos. Ya no pensara que son puras ficciones, pe- ro sf que nos presentan un mundo que, desde luego, no es el aspecto mas importante de la realidad. Nuestros sentidos s610nos hablan del universo material y sensible, de ese mundo del que nosotros mismos formamos parte. Quien s610de credito alas informaciones de los sen- tidos, desconocerael mundo verdadero, ya que este, en el que nosotros estamos, no es mas que una pobre imitaci6n del universo de las ideas.

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DONDE ESTAMOS

ifs real 10que percibimos?

menudo los fil6sofos han pensadoque nuestros sentidos nos enganan.Unos han crefdo que nos confundenporque no nos presentan los aspec-tos mas importantes de la realidad;otros, porque la imagen que nos

ofrecen de las cosas que nos rodean tiene pocoo nada que ver con las caracterfsticas que ver-daderamente poseen esos objetos. E incluso hahabido pensadores que han sostenido que noshacen creer en un mundo que en realidad s610es un invento de nuestra imaginaci6n.

El debate sobre la fiabilidad de los sentidoscomenz6 en el mundo griego hacia el ano 500a. C. con el pensamiento de Heraclito y Parme-nides. Ambos sostenfan que nuestros sentidosnos mienten, aunque se basaban en diferentesrazones. Heraclito consideraba que nos enga-naban por dos motivos. Primero, porque nospresentan las cosas que nos rodean como esta-bles y permanentes, cuando en realidad estanen constante transformaci6n, como un rfo en elque nadie puede banarse dos veces en la mismaagua. Y,en segundo lugar, porque nos ocultanel elemento mas importante de la realidad: ellogos, esa entidad que rige el universo y gobier-na el cambio constante de todas las cosas.

Parmen ides estaba seducido por la evidenciade una verdad que convierte en la clave de to-do su pensamiento: el ser, es, y el no-ser, no es.Dicho de otro modo, 10 que existe, existe y 10que no existe, no existe. Siendo esto obvia-mente verdadero, se preguntara: ~que caracte-rfstica define a 10autenticamente existente? Ycon una 16gica implacable concluira que la in-movilidad, porque, si se moviera, ~a d6ndeirfa? ~a10no existente, al no-ser? Pero eviden-temente el no-ser, no es. Y ademas de inm6vil,10verdaderamente existente sera ingenerable eindestructible, porque, si se generara y se des-truyera, ~que habrfa antes y despues? ~EI no-ser? Asf pues, segun Parmenides, 10autentica-mente real posee unas caract.erfsticas diame-tralmente opuestas a 10que pensaba Heraclito:no nace, no muere, no cambia, no se mueve.

Nuestros sentidos nos muestran que todo10 que existe en la realidad nace, cambia ymuere. Para resolver esta contradicci6n,Parmenides no dudara en proclamar tajan-temente que nuestros sentidos nos enga-nan, nos disfrazan la verdad, nos ofrecenuna realidad puramente ficticia.

Casi un centenar de anos mas tarde, Plat6nno hara gala de tanta desconfianza como Par-menides hacia las informaciones de los senti-dos. Yano pensara que son puras ficciones, pe-ro sf que nos presentan un mundo que, desdeluego, no es el aspecto mas importante de larealidad. Nuestros sentidos s610nos hablan deluniverso material y sensible, de ese mundo delque nosotros mismos formamos parte. Quiens610de credito a las informaciones de los sen-tidos, desconocera el mundo verdadero, ya queeste, en el que nosotros estamos, no es mas queuna pobre imitaci6n del universo de las ideas.

Arist6teles, el padre del realismo filos6fico,sera quien devuelva a 105 griegos la confianzaen 105 sentidos. Nuestros sentidos -dira- nospresentan imagenes fidedignas de las cosas quenos rodean. No nos engaftan. EI conocimientohumano comienza con estas informaciones,aunque no se circunscribe a ellas porque laspersonas tenemos tambien el entendimiento,que nos habilita para obtener nuevas verdadesa partir de 105 datos que nos han transmitido105 sentidos. En resumen, Arist6teles afirma ta-jantemente que el mundo existe con indepen-dencia de nosotros -no es, por 10 tanto, una fic-

Normalmente no nosparamos a pensar si 10 quepercibimos a traves de lavista, el tacto 0 el ofdo es

EI idealismo, version moderada realmente 10 que existe:Frente al realismo aristotelico -que domina- 10damos por supuesto. Pero

ra el panorama filos6ficohasta el Renacimien- para los fil6sofos la cosa noestd tan clara. Algunos, como

to-, se alzara en la Edad Moderna el idealismo, George Berkeley, irIandes delque sostendra en su versi6n mas moderada siglo XVIII, llegaron inclusoque las imagenes proporcionadas por nuestros a afirmar que el mundo realsentidos no reflejan las caracterfsticas de 105 ni siquiera existe, exceptoobjetos y todo 10 que nos rodea; y en su versi6n como representaci6n enmas radical, que ni siquiera existe un mundo ~ nuestro cerebro.

ci6n humana-, y que posee exactamente las ca-racterfsticas que nos muestran nuestros senti-dos y nos descubre nuestra inteligencia.

de cosas que se corresponda con ellas.EI idealismo es hijo del racionalismo, co-

rriente filos6fica forjada por Descartes en laprimera mitad del siglo XVII. EI fil6sofo fran-ces sostenfa tajantemente que nuestros senti-dos nunca nos proporcionan conocimientosindudablemente verdaderos (que constituyen,precisamente, la c1ase de conocimientos queDescartes -como todo fil6sofo- estaba intere-sado en encontrar). "lA quien no Ie han enga-nado alguna vez, al menos cuando hablan decosas lejanas y distantes?", se preguntaba. In-c1uso cuando nos informan sobre 10cercano einmediato, tambien podrfan estarnos enga-nando. "lCwintas veces nos ha ocurrido sonarque estabamos aquf mismo haciendo esto -re-flexiona Descartes-, estando en realidad meti-

. dos en la cama? lNo podrfa ocurrir que algun

dfa' descubrieramos que toda nuestra vida, laque creemos tan real y verdadera, no es masque un sueno? Y es que no hay manera de dis-tinguir la vigilia del sueno. Y aun mas: podrfaexistir un dios todopoderoso, 0 si no, un geniomaligno, que se dedicara a hacernos creer quehay cielos y Tierra y cosas a nuestro alrededor,como nos dicen los senti dos, sin que hubiera,en realidad, indicios de ello; que nos engafia-ra, incluso, cuando hacemos matematicas".

S610cuenta una verdad indudable para Des-cartes: pienso, fuego existo. Porque uno puededudar de la existencia de todo 10que es ajeno ael, de todo 10que esta a su alrededor, pero 10que no puede cuestionar es su propia existen-cia, ya que para eso tiene que estar pensando ysi piensa, existe. Y se da cuenta de que 10uni-co que Ie garantiza la certeza de esa verdad es

Heraclito duda de lossentidos porque nos

s muestran un mundoestlitico cuando en realidadtodo estli en movimiento:nadie puede bafiarse dosveces en el mismo rio(abajo). En cambio,?laton (allado, con susdiscfpulos) afirma quelos sentidos son fiables,pero que solo nos informansobre el mundo material.

que se presenta ante su raciocinio lIena de cla-ridad y distinci6n; esto es, plena de evidencia.De donde concluye que cualquier otra afirma-ci6n que se presente del mismo modo ante sucapacidad de razonamiento, gozani tambien deabsoluta certeza. Resumiendo, la evidencia denuestra raz6n se convierte, en definitiva, en elcriterio que nos vale para descubrir la verdad.

Por eso el mismo Descartes, tras encontrarla primera verdad indudable y apoyandose ex-clusivamente en las evidencias que Ie facilita laraz6n, presentara tres pruebas para demostrarla existencia de Dios, concluyendo, ademas,que su naturaleza se caracteriza por la sumaperfecci6n. E incluso presentara una pruebapara demostrar que el mundo que nos rodeaexiste, lIegando a la conclusi6n, sin embargo,de que las cosas que 10componen son algo di-ferentes a como nuestros sentidos nos lasmuestran: en sf mismas s610 son objetos tridi-mensionales. Carecen de cualidades como elcolor, la temperatura 0 el sonido, que, paraDescartes, s610 constituyen afiadidos subjeti-vos. Finalmente, la realidad no resulta exacta-mente tal y como la acabamos percibiendo.

Kant, el idealista mas radicalCuando, en la segunda mitad del siglo

XVIII, Kant se ponga a indagar los limites delconocimiento humano, desembocara en unidealismo mas radical que el cartesiano. Nun-ca podemos conocer las cosas tal y como sonen sf mismas. Ni con los sentidos, ni con el en-tendimiento. Los sentidos las disfrazan con losropajes del espacio, el tiempo y las propiedadesgeometricas y aritmeticas. EI entendimiento,

en vez de liberarlas, les afiade un disfraz mas:las categorfas y las leyes ffsicas. EI ser humanos610 puede conocer objetos que el mismo fa-brica. Las leyes cientificas son racionalmentevalidas, pero s610 nos hablan de esos objetoscognoscitivamente construidos por nosotros.

Pero cabe aim un idealismo mas extrema-do que el kantiano: un pensamiento que nie-gue absolutamente la existencia del mundoexterno. Lo encontramos en Berkeley, quecuriosamente llega a esta postura desde unpunto de vista empirista: ateniendose alasinformaciones de los senti dos, hay que con-cluir que el mundo material no existe. Hom-bre muy preocupado por la expansi6n del ma-terialismo en el siglo XVIII, a la pregunta:~que existe?, respondera: existo yo y mis pen-samientos, mis ideas y mis imagenes. Tam-bien Dios, pero no el mundo material. Era lamejor manera de oponerse al materialismode su epoca: negar la existencia de la materia.

Todas las cosas que conocemos no sonmas que imagenes. Su esencia consiste enser percibidas. Para demostrar que las cosasexisten materialmente y al margen de lossentidos, las tendrfamos que percibir tam-bien cuando no se las esta notando, 10 queresulta completamente absurdo. Para expli-car la regularidad y el orden de las imagenesque nos ofrecen nuestros sentidos, Berkeleydefendfa la existencia de Dios. "Siempre quemiro, veo esta mesa, y mi casa esta en elmismo lugar; pero no porque tales cosasmateriales existan real mente, sino porqueDios hace que yo tenga esas imagenes orde-nadas de una manera concreta". •

c"Aquien no le hanengafiado alguna vezlos sentidos durmiendo?,c'cUlintas veces hemossofiado cosas quecrefamos reales?Reflexiones de estetenor inspiraronla corriente idealista,que Kant y Berkeleyllevaron hasta su expresi6nmas radical; uno negandola posibilidad de accedera lo real y el otro rechazandosu existencia independientede la percepci6n.