El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

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El Evangelio en las Plácas para Primaria (A) FOMENTO DE CENTROS DE ENSEÑANZA 2010

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El Evangelio en las Pláticas para Primaria(A)

FOMENTO DE CENTROS DE ENSEÑANZA2010

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ALGUNOS TEXTOS QUE ENCAUZAN Y SEÑALAN LA FINALIDAD DE LAS PLATICAS

"El Misterio de la fe", exige que los feles crean en él, lo celebren y vivan de él en una relación vi-viente y personal con Dios vivo y verdadero. Esta relación es la oración" (Catecismo 2558)

La oración: “es relación personal y viva de los hijos de Dios con su Padre infnitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo que habita en sus corazones” (Compendio 534)

"Intentar comprender su oración (la de Jesucristo), a través de lo que sus testigos nos dicen en el Evangelio, es aproximarnos a la santidad de Jesús Nuestro Señor como a la zarza ardiendo: primero contemplando a El mismo en oración y después escuchando cómo nos enseña a orar, para conocer fnalmente como acoge nuestra plegaria" (Catecismo 2598)

Jesús nos habla en el Evangelio: “Los cuatro Evangelios, siendo el principal testimonio de la vida y doctrina de Jesús, constituyen el corazón de todas las Escrituras” (Compendio, 22)

"Al abrir el Santo Evangelio, piensa que lo que allí se narra —obras y dichos de Cristo— no sólo has de saberlo, sino que has de vivirlo. Todo, cada punto relatado, se ha recogido, detalle a detalle, para que lo encarnes en las circunstancias concretas de tu existencia. —El Señor nos ha llamado a los católicos para que le sigamos de cerca y, en ese Texto Santo, en-cuentras la Vida de Jesús; pero, además, debes encontrar tu propia vida. Aprenderás a preguntar tú también, como el Apóstol, lleno de amor: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?..." —¡La Voluntad de Dios!, oyes en tu alma de modo terminante. Pues, toma el Evangelio a diario, y léelo y vívelo como norma concreta. —Así han procedido los santos. (Forja 754)

Me comentabas que hay escenas de la vida de Jesús que te emocionan más: cuando se pone en contacto con hombres en carne viva..., cuando lleva la paz y la salud a los que tienen destrozados su alma y su cuerpo por el dolor... Te entusiasmas —insistas— al verle curar la lepra, devolver la vista, sanar al paralítico de la piscina: al pobre del que nadie se acuerda. ¡Le contemplas entonces tan profundamente humano, tan a tu alcance!—Pues..., Jesús sigue siendo el de entonces. (Surco 233)

En la vida espiritual no hay una nueva época a la que llegar. Ya está todo dado en Cristo, que murió, y resucitó, y vive y permanece siempre. Pero hay que unirse a El por la fe, dejando que su vida se manifeste en nosotros, de manera que pueda decirse que cada cristiano es no ya alter Christus, sino ipse Christus, ¡el mismo Cristo! (Es Cristo que pasa, 104)

"Jesús, creciendo y viviendo como uno de nosotros, nos revela que la existencia humana, el queha-cer corriente y ordinario, tiene un sentido divino. Por mucho que hayamos considerado estas ver-dades, debemos llenarnos siempre de admiración al pensar en los treinta años de oscuridad, que constituyen la mayor parte del paso de Jesús entre sus hermanos los hombres. Años de sombra, pero para nosotros claros como la luz del sol. Mejor, resplandor que ilumina nuestros días y les da una auténtica proyección, porque somos cristianos corrientes, que llevamos una vida ordinaria, igual a la de tantos millones de personas en los más diversos lugares del mundo.

Así vivió Jesús durante seis lustros: era fabri flius, el hijo del carpintero. Después vendrán los tres años de vida pública, con el clamor de las muchedumbres. La gente se sorprende: ¿quién es éste?,

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¿dónde ha aprendido tantas cosas? Porque había sido la suya, la vida común del pueblo de su tie-rra. Era el faber, flius Mariæ, el carpintero, hijo de María. Y era Dios, y estaba realizando la reden-ción del género humano, y estaba atrayendo a sí todas las cosas. (Es Cristo que pasa, 14)

En los medios de formación grupal, las pláticas, y en la atención personal, procuraremos ayudar, contando siempre con la gracia de Dios y la libre correspondencia de cada persona, a que « la fe, ilustrada por la doctrina, se haga en los hombres viva, explícita y operativa» (Directorio General de Catequesis)

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PLÁTICA CATEQUÉTICA

ESQUEMA

1. Partir de un hecho de vida para situar a los oyentes ante Jesús en el pasaje del Evangelio que se va a explicar.

2. Ayudarles a escuchar a Jesús que nos habla ahora en el Evangelio. De acuerdo con la edad habrá que poner distinta intensidad y acentos.

3. Diálogo, con los más pequeños, para asimilar la enseñanza. En el caso de las Pláticas, con alum-nos mayores de Primaria, los interrogantes que se recogen en las pláticas serán contestados por el sacerdote y no será necesario fomentar el dialogo.

4. Sugerir algún propósito sencillo para vivirlo durante la semana. Es conveniente tener en cuenta la virtud que en ese momento tratan en el plan de formación

5. Hablar con Jesús y pedirle ayuda para vivir el propósito.

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Domingo 1 Adviento (A) Mt 24, 37-44.

Evangelio:

Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será tam-bién la venida del Hijo del hombre. Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro de-jado; dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada. «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, tam-bién vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.

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Jesús desde el Sagrario nos acompaña y ayuda para aprovecha bien este rato que vamos a estar con Él.

1. Juanito es un niño muy estudioso. Cada día hace sus deberes, repasa la lección que explica el profesor y, lógicamente, es el primero de la clase. Es la envidia de todas las madres del colegio.

Él tiene la ilusión de ser arquitecto como su padre. Y sabe que para hacer un rascacielos, como los más altos que hay en Nueva York, hay que estudiar mucho y ser muy creativo y audaz.

Un día habla a solas con su padre y le explica lo que quiere ser:

— Papá, ¿qué he de hacer para ser arquitecto como tú?

Pues lo que ya estás haciendo: estudiar mucho ahora, mientras vas al colegio, y mucho más, después, cuando vayas a la Universidad, a la Escuela de Arquitectura.

Hijo mío, ¿por qué tienes tanta ilusión de ser arquitecto?

— Para ser tan famoso como tú.

Mira, si deseas conquistar una fama que nadie te pueda quitar, lo que debes ser es un arqui-tecto santo, como Gaudí.

— ¿Cómo he de llegar a ser santo?

Siendo muy amigo de Jesús. Haz muy bien el trabajo y lo que haces cada día, y ofrécelo con gran amor a Dios.

— Papá, te aseguro que desde hoy voy a luchar por ser santo.

Jesús quiere que seas santo. Desde el Sagrario te presta su fuerza y su gracia para que pue-das llegar a serlo. Dale gracias a Jesús. Y cuando te portes mal acude al Sagrario a pedirle perdón y ayuda para portarte mejor.

2. Empezamos hoy el tiempo de Adviento. Adviento es lo mismo que “llegada”, “venida”. ¿De quién? De Nuestro Señor Jesucristo. Viene a salvar a todos los hombres del pecado original que co-metieron nuestros primeros padres y con el que nacemos todos; y de todos los pecados que come-temos los hombres. El pecado nos impide entrar en el cielo.

Dios quiere que preparemos nuestras almas para la venida de Jesús al mundo: Él nos trae la salvación. Pero, ¡claro! los niños y las personas mayores hemos de abrir las puertas del alma para que Jesús entre y nos llene de su gracia. Sólo así podremos ser santos.

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3. (Diálogo) ¿Cómo se llama el tiempo que empezamos hoy?... ¿Qué signifca Adviento?... ¿Quién es Jesucristo?... ¿Para qué viene Jesús al mundo?... ¿Por qué no podíamos entrar en el cie -lo?... ¿Qué deseaba ser Juanito?... ¿Qué le dijo su padre?... Y ¿vosotros queréis ser santos?... ¿Qué debéis hacer para ser santos?...

4. Jesús tiene unas ganas inmensas de hacernos santos. Ser santo es ser amigo de Dios. La santifcación de un alma es una obra muy grande que Dios hace en la tierra: Es tan grande que esa obra toda la tiene que hacer Dios, menos una cosa que hemos de hacer los hombres.

Dios llama, da la gracia, perdona, ilumina, sostiene... ¡Todo lo hace Él!

El hombre debe hacer una sola cosa: ¡QUERER!... Querer una vez es fácil..., pero querer to-dos los días, siempre, es tan heroico que necesitamos la mano de Dios que nos ayude. A eso viene Jesús al mundo: a guiarnos por ese camino que lleva al cielo. Jesús quiere ayudarte y debes dejar que te ayude.

Jesús, Tú quieres que sea santo.

Yo también quiero serlo.

Tú puedes, yo no puedo.

Pero si Tú me sostienes

llegaré a serlo.

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Domingo 2 de Adviento (A) Mt 3, 1-12.

Evangelio:

Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Convertos porque ha llegado el Reino de los Cielos.» Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jor-dán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Pero viendo él venir mu-chos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, fruto digno de conversión, y no creáis que basta con decir en vuestro interior: "Tenemos por padre a Abraham"; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hi-jos a Abraham. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene de-trás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga».

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“Dad frutos de conversión” nos dice Jesús. ¡Cambiad!. ¡Mejorad!. Haced el bien y no el mal.

1. Un amigo mío, llamado Rafa, es viudo, que vive con su única hija llamada Lorena, de 14 años, que era muy protestona y rebelde...

El padre es afcionado a pintar... Un día pintó la escena de Jesús llamando a una puerta...

Se la enseñó a su hija, siempre malhumorada, y que parecía que sólo gozaba haciendo sufrir a su padre...

La hija, al ver la pintura de su padre, exclamó:

— ¡Vaya birria!... ¿No ves que en esta puerta falta el cerrojo?

A lo que el padre, mirándola a la cara, le dijo:

— «Hija mía, en las puertas donde llama Jesús, el cerrojo está por dentro».

Se dio cuenta de lo que eso signifcaba. Calló, empezó a meditar, y cambió de manera de pensar y de actuar.

2. Nos estamos preparando para la venida de Jesús a nuestras almas. Quiere poner su mora-da en nuestro corazón, como la puso en el de la Santsima Virgen y en el de todos los santos.

Nos recuerda el evangelio de hoy lo que Jesús quiere que hagamos: Convertos porque ha llegado el Reino de los Cielos. Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, es decir, hemos de recordar que en la puerta de nuestro corazón, donde llama Jesús, el cerrojo está por dentro. Sólo si queremos abrirlas y lo hacemos, podrá entrar el Señor con su gracia. Hemos de despasar el cerrojo y abrir las puertas del alma para que entre Jesús.

¿Veis? Jesús pide que nos convirtamos, que cambiemos nuestra manera de hacer las cosas para mejor. Es verdad que queremos ser buenos, hacer bien lo que nos dicen..., pero, a veces, ha-cemos nuestro capricho... Cuando veas que ocurre esto, recuerda que Jesús te invita a cambiar, a borrar de la “pizarra” de tu alma las cosas malas pidiendo perdón a Jesús. Jesús que está siempre con nosotros nos quiere, verdaderos y no mentirosos, nos quiere obedientes y no rebeldes, nos quiere estudiosos y no vagos…Mira que tienes que cambiar.

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3 (Diálogo) ¿Recordáis en que tiempo estamos ahora?... ¿A quién esperamos en el Adviento?... Y a vosotros, qué os parece, ¿las personas son todas buenas o pecadores?... Y ¿qué pide Jesús a los que somos pecadores?... (La verdadera conversión se realiza en la Confesión) En las puertas en las que llama Jesús, ¿dónde está el cerrojo?... ¿Qué hemos de hacer para que entre?...

4. En la puerta de nuestra alma todos tenemos algún cerrojo que la mantiene cerrada. En es-tos días de Adviento hemos de pensar ante Jesús qué cerrojo cierra mi alma: ¿la pereza?..., ¿las mentiras?..., ¿las riñas?..., ¿faltar a Misa los domingos?...

Abre el alma a Jesús pídele perdón de tus pecados en la confesión... Así entrará en tu alma, se quedará contigo y será muy feliz.

Dile con frecuencia a Jesús en este tiempo de Adviento:

Ven, ven, Señor, no tardes.

Ven, ven, que te esperamos.

Ven a nuestras almas

para santifcarnos.

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Inmaculada Concepción. Lc 1. 26-38.

Evangelio:

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué signifcaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, por-que has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altsimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fn.» María respondió al ángel: « ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respon-dió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altsimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha con-cebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ningu-na cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.

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La Virgen María es inmaculada, no tiene pecado. Con el alma limpia tiene la fuerza para de-cir: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.

1. Cuanta siempre mi profesor de Lengua que muchas veces se le va la imaginación a su in -fancia, que tuvo la suerte de vivir en un pueblo pequeño y junto a muy buenos amigos.

Iba a jugar mucho por los alrededores del pueblo. Sobre todo, no sabe por qué, iban a un campo que estaba muy próximo a un basurero, donde los hombres y mujeres echaban todo lo que estorba en las casas.

Recuerdo, como si fuera ahora, que en medio de aquella materia tan sucia y mal oliente na-ció una azucena blanca y muy hermosa, que siempre recuerdo con alegría.

Al llegar a casa le dije a mi madre:

— «He visto una flor muy bella en medio de un estercolero. ¿La quieres para la Virgen?

2. Este hecho tan sencillo me viene a la mente, de modo especial, en este día de la Inmacula-da Concepción de la Santsima Virgen, porque me recuerda una verdad muy alentadora:

— ¡Qué poderoso es Dios que, en medio del mal de tantos corazones, envidiosos, avaricio-sos, llenos de pereza y vagancia, llenos de mal! En medio de esa basura, hace nacer una flor tan bella. Yo, cada uno, que tiene sus faltas y pecados, yo, que soy basura, con la gracia de Dios puedo llegar a ser limpio de corazón, santo! «Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios».

Dios quiere que contemplemos a la Santsima Virgen, a la Madre de Dios y Madre nuestra, la criatura más bella que ha salido de las manos de Dios.

Todos nacemos con el pecado original, que es la herencia de nuestros primeros padres. Sin embargo, la Virgen, elegida para ser la Madre de Dios, la quiso hermosa y limpia desde el primer instante de su concepción. Nunca, ni de lejos, el demonio tuvo parte en Ella.

Por eso, la Iglesia le canta: Toda hermosa eres, María. En ti no hay mancha de pecado, por-que Dios te ha elegido para ser su Madre.

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3. Diálogo) ¿Quién es la Virgen María?.... ¿Cómo se llama el pecado con el que venimos al mundo?...¿Qué es el pecado original?... La Virgen María ¿tuvo pecado original?... ¿Por que Dios la quiso tan hermosa?...

4. La Virgen es la Madre de Dios y Madre nuestra, que está en el cielo en cuerpo y alma. La madre es siempre el espejo en el que se deben mirar los hijos, para aprender de ella las cosas bue-nas que nos enseña. Miremos a la Virgen para aprender a decir que sí a Dios.

Mirar con cariño, especialmente en estos días, a nuestra Madre del cielo, porque Ella es el ideal que hemos de imitar.

Hoy nos habla de Pureza, de limpieza plena del corazón... Somos templos de Dios, miembros de Cristo. Guardar el corazón y la vida sólo para nuestro Dios. Tuyos somos, y tuyos queremos ser.

María, tú eres la Madre de Dios.

¡Qué grande eres! ¡Qué poder tienes!

Tú eres mi Madre y eres también

Madre de todos los hombres.

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Domingo 3 de Adviento. (A) Mt 11, 2-11.

Evangelio:

Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decir-le: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» Jesús les respondió: «Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no ha-lle escándalo en mí!» Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino. «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él».

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San Juan Bautista prepara la predicación de Jesús. Imitaremos a San Juan hablando de Jesús a nuestra familia y a los amigos.

1. El Papa Juan Pablo II recorrió el mundo entero sólo para anunciar a todos los hombres, de cualquier raza, lengua o condición, que Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre, es nuestro Salvador.

Hablaba a los padres de familia, a los jóvenes, a los enfermos y besa y abraza a los niños, con el único afán de mostrar y meter a Cristo, nuestro Salvador, en el corazón de cada uno.

En una Audiencia general, el Papa Juan Pablo II, habla con la gente... Allí había un matrimo-nio. Al acercarse el Papa, la esposa le dice:

— «Santo Padre, mi marido no cree».

El Papa les bendijo; y, poco después de pasar, se vuelve hacia el esposo, y le dice al oído:

— « ¡Qué duro debe ser vivir sin fe!, ¿verdad?

Aquel hombre se quedó muy pensativo... Y acabó aquel encuentro con el Papa confesándo-se, porque ciertamente, vivir sin fe es muy duro. Nada tiene sentido. Hoy es un cristiano que se siente muy feliz.

2. Nos pide Jesús que hablemos de Él a todos: «Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!»

Para que Jesús venga al corazón de todos los niños, y también al de las personas mayores, hemos de hacer como el Papa que recorre el mundo sólo para hablar de Jesús. Hemos de hablar de Jesús.

No podemos enseñar a nadie quién es Jesús si no le conocemos, si no leemos el Evangelio y estudiamos el Catecismo. ¡Qué bonito sería que, desde hoy en familia, todos leyésemos el Santo Evangelio y aprendiésemos cada día del Catecismo “Jesús es el Señor”!.

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Así podrás enseñar que Jesús es el Salvador de los hombres, que es verdadero Dios porque hace cosas que sólo Dios puede hacer: milagros; perdona siempre, nos espera de día y de noche para darnos su felicidad...

3. (Diálogo) Estamos en el tiempo de Adviento... ¿Qué signifca Adviento?... ¿A quién espera-mos?... ¿Para qué esperamos a Jesús?... ¿Quién es Jesucristo?... ¿Qué hace el Papa para darle a co-nocer?... ¿Qué hemos de leer y estudiar nosotros para conocer a Jesús?...

4. Nadie ama lo que no conoce. No podemos amar a Jesús si no le conocemos; por eso te prometemos, Jesús, que desde hoy vamos a leer el Evangelio en familia, y vamos a aprender una pregunta del Catecismo cada día. Te gustará mucho La Biblia, una lectura para cada día del año, Er-nesto Juliá, ed Bruño, 2008.

Se va acercando Navidad. El Señor ya está cerca. Hemos de prepararnos muy bien para reci-birle en nuestra alma, y no dejarle jamás.

Piensa muchas veces esto y díselo a Jesús:

Jesús, el que te conoce te ama.

El que te ama te sigue.

El que te sigue llega al Cielo.

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Domingo 4 de Adviento. (A) Mt 1, 18-24.

Evangelio:

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido signifca: «Dios con nosotros.» Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.

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Jesús viene a salvar a su pueblo de sus pecados. Jesús nos trae la felicidad cuando nos perdo-na nuestros pecados.

1. Patricia está casada con David; Pat es una profesora muy buena.... Ha tenido su primera hija; y, con tal motivo, fui a visitarles para darles la enhorabuena...

Durante mi estancia con ellos, los padres de la niña y sus abuelos no hacían más que una cosa: contemplar fjamente a la hija recién nacida... La quieren tanto, me decían, que les ha roba-do el corazón. No saben más que girar en torno a ella las 24 horas del día.

Al fn les dije: os veo ensimismados, ¿qué os pasa?

Me contestó Patricia con una sonrisa:

— «Veo en mi hijita una caricia permanente de Dios».

Mirando a su hija, agradecía sin cesar a Dios aquel regalo que sólo Él puede dar: ¡una hija!

Les animé a ser agradecidos siempre a Aquel que es nuestro Padre del Cielo.

2. En este día tan cercano a la Navidad, el Evangelio nos enseña a disponernos para recibir a Jesús con aquellas disposiciones de fe y de cariño con que le recibieron José y María.

José, hijo de David, alégrate porque María tu mujer va a tener un Hijo por obra y gracia del Espíritu Santo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Esto que el Ángel le pide a José, es lo que nos pide también a nosotros: que nos llenemos de gozo porque Dios nos envía a su Hijo para salvarnos de nuestros pecados. Y ¿qué hemos de hacer?

El Papa está con un grupo de niños unos días antes de la Navidad. Les pregunta:

— ¿Cómo os vais a preparar para la Navidad?

Vamos a rezar mucho a la Virgen para que nos enseñe a recibir con un corazón limpio a Jesús.

Otro dijo

— Nos vamos a confesar para borrar loes pecados del alma.

Entonces, todos escucharon cómo Juan Pablo II les decía:

— «El Papa también se confesará para recibir a Jesús en esta Navidad».

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3. (Diálogo) ¿A quien esperamos en el Adviento?... ¿Quienes son los padres de Jesús?... ¿Quién es Jesucristo?... ¿Para que viene Jesús al mundo?... ¿Cómo nos hemos de preparar para re-cibirlo en nuestro corazón?... ¿Qué es la Confesión?... ¿Quien perdona los pecados, el sacerdote o Jesús?...

4. Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido signifca: «Dios con nosotros». ¡Qué alegría nos da saber que Jesús es “Dios con noso-tros” y para nosotros: su Amor, su Poder, su Misericordia, su Cielo, lo quiere para nosotros!

Hemos de despertar para recibir en esta Navidad al Salvador, que viene a hacerme feliz, ¡san-to!

Jesús, yo no te merezco;

pero te necesito

Las personas te necesitamos.

¡ Míranos y ayúdanos!

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Natividad del Señor. (A) Lc 2, 1-14.

Evangelio:

Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadro-nase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de Da-vid, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le en-volvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su reba-ño. Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: « No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servi -rá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace».

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No temáis, os ha nacido hoy un Salvador

1. Hoy la imaginación se me va a aquella Parroquia que atendíó mi amigo durante tres años, los primeros de su sacerdocio. Me contaba. Debido a la escasez de sacerdotes, hacía 16 años que no tenían Misa de medianoche.

La preparamos con esmero para recibir con mucho cariño a Jesús, que viene al mundo por nosotros los hombres y por nuestra salvación.

Montamos el belén en la Parroquia con un grupo de niños y de madres. Después de colocar el nacimiento en una solitaria gruta, uno de los niños me preguntó:

— Cuando usted vino a esta Parroquia, todo el pueblo salió a recibirle; ¿por qué no acude nadie a recibir a Jesús?

Porque no le conocen, le dije.

— Y los niños, ¿dónde están? ¿Es que no van a la escuela ni al catecismo?

Entonces no tenían nada de eso. Sólo aprendían en sus casas con la ayuda de sus padres.

2. ¡Qué contentos hemos de estar nosotros!, ¿verdad? Porque tenemos escuela, una casa donde vivir, y catecismo donde aprendemos las verdades que Dios nos enseña.

Pero, Jesús, que es el Hijo de Dios, el Señor de todo, viene al mundo y no tiene casa para na-cer, los hombres no le quisieron recibir. José y María salieron a las afueras de Belén, a un lugar donde los pastores encerraban las ovejas, y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplie-ron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

Allí, cerca, había unos pastores que cuidaban sus rebaños. Unos ángeles les avisaron que ha-bía nacido Jesús y fueron a verle.

Acudimos todos a recibir a Jesús y con los Ángeles cantamos: Gloria a Dios.

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3. (Diálogo) ¿Donde nació Jesús?... ¿En un palacio?..., ¿en una casa?... ¿Por qué nació en un pesebre?... ¿Quienes fueron a adorar a Jesús aquella noche?... ¿Qué le ofrecieron?... ¿A qué ha venido Jesús al mundo?... ¿Qué espera de nosotros?...

4. Jesús espera que no le olvidemos, que no le dejemos solo; quiere nuestra compañía y nuestro cariño porque viene a salvarnos del único mal que existe, que es el pecado. Sólo el pecado nos aparta de Aquel que es la felicidad.

Nosotros le entregamos a Jesús-Niño nuestro corazón, nuestra alma, todo lo que somos y te-nemos, porque Tú nos lo has dado, y a Ti lo entregamos.

Jesusito de mi vida,

eres niño como yo.

Por eso te quiero tanto

y te doy mi corazón.

Tómalo, tómalo, tuyo es, mío no.

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Fiesta de la Sagrada Familia (A) Mt 2, 13-15. 19-23

Evangelio:

Después que ellos se retiraron, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Le-vántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Por-que Herodes va a buscar al niño para matarle.» El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Muerto Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Leván-tate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y en-tró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: Será llamado Naza-reno.

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Herodes le buscaba para matarle. Dios nos quiere cerca de Él

1. Me contaba el sacerdote santo. Era el 14 de Agosto de 1953, víspera de la Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a los cielos; titular de mi Iglesia. Terminaba de celebrar la Santa Misa, y Rufno, uno de los monaguillos que me ayudaban a Misa, me dijo:

— Debo irme enseguida, porque mi madre quiere que vaya a llevarle el almuerzo a mi her-mano, que está trabajando en el Prado.

Efectivamente se marchó a hacer lo que su madre le pidió. Mientras iba, se nublaba y se os-curecía el cielo, formándose una tormenta.

Al llegar al campo, el hermano le dijo a Rufno:

— Nos tenemos que marchar rápido, porque vamos a tener una gran tormenta. Como Rufno era pequeño, lo montó en la caballería, y marchaban hacia su casa.

Mientras caminaban cayó un rayo y mató a Rufno y al caballo.

Su madre, que era una santa, me decía llorando:

— «Ojalá no lo hubiera mandado. ¡Qué vacío tan grande ha dejado en casa! He perdido al hijo más obediente que he tenido. Nunca decía que «no» a nadie. Estoy segura que Dios hoy tam-poco le ha dicho que «no», sino que le ha dado un abrazo y lo ha introducido en el Cielo para siem-pre».

2. ¡Cómo sufren los padres cuando pierden a un hijo! En tiempo de Jesús había un rey muy malo, peor que un rayo, llamado Herodes. Deseaba matar a Jesús. Un ángel avisó a san José que huyera con la Virgen y el Niño a Egipto, y que estuvieran allí hasta la muerte de Herodes.

José y María lo pasaban mal; obedecieron a la primera e hicieron lo que el ángel les dijo. Así se salvó el Niño de la envidiosa tormenta de aquel rey.

Ellos comentaban: ¡Que bien estamos con Jesús!, ¿verdad? Y qué bien estarán los hombres que le obedezcan, porque es el Salvador. A todos quiere llevar al Cielo.

Jesús, José y María forman la Sagrada Familia, que es el modelo de todas las familias, si quie-ren ser felices. Los padres han de imitar a José que con su trabajo cuida, como nadie, a María y a

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Jesús. Las madres deben mirar a María para ser el consuelo y la fortaleza del esposo y de los hijos. Los hijos hemos de imitar a Jesús que fue siempre obediente y la alegría de sus padres.

3. (Diálogo). ¿Dónde vivía Jesús entes de huir a Egipto?... ¿Quien le quería matar?... ¿Cómo se libró Jesús de la muerte?... ¿Quienes forman la Sagrada Familia?... ¿A quién han de imitar los ni -ños de cada familia?... ¿Qué nos enseña especialmente Jesús?...

4. Todos pertenecemos a una familia; en ella hemos nacido, en ella crecemos, en ella vivimos y, con la gracia de Dios, en ella queremos morir.

Para que nuestra familia sea una cuna de vida cristiana, en la que todos sus miembros sabo-reen la paz, la alegría y superen las difcultades, cada uno de nosotros hemos de vivir muy bien el papel que nos corresponde. Para ello necesitamos la ayuda del Señor, que pediremos diariamente:

¡Jesús, José y María os doy el corazón y el alma mía!

¡Jesús, María y José, que esté siempre con los Tres!

¡Jesús José y María que no me abandone vuestra compañía!

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Santa María, Madre de Dios. (A) Lc 2, 16-21.

Evangelio:

Los pastores fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pes-ebre, y viéndole contaron lo que se les había dicho acerca del Niño. Y cuantos los oían se maravi -llaban de lo que les decían los pastores. María guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorifcando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según se les había dicho. Cuando se hubieron cumplido los ocho días para circuncidar al Niño, le dieron el nombre de Jesús, impuesto por el Ángel antes de ser concebido en el seno.

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María guardaba todo en su corazón y lo meditaba

1. Un rico labrador reunió a sus hijos antes de morir para darles los últimos consejos.

— «Trabajad bien el campo -les dijo-. Un tesoro se oculta en sus entrañas, aunque ignoro su sitio. Pero, con un poco de esfuerzo, lo encontraréis. Después de la cosecha, cavadlo bien, sin dejar un palmo que no muevan vuestros arados y azadas»

Murió el padre, y los hijos cavaron el campo de arriba a bajo, en busca del tesoro prometido. Pero, después de tanto trabajo, el tesoro que buscaban no apareció.

Sin embargo, el trabajo que hicieron con tanto esfuerzo, dio su fruto al año siguiente, ya que la cosecha fue espléndida.

No encontraron dinero porque no lo había. Pero su padre fue un sabio, enseñándoles antes de morir la mejor receta:

— El tesoro había sido el trabajo bien hecho.

2. La Santsima Virgen es la Madre de Dios, porque de Ella ha nacido Jesús, que es verdadero Dios.

Nadie acompañó a Jesús en el momento de nacer. Allí sólo estaban María y José. Un ángel avisó de este acontecimiento a los pastores que estaban cerca de Belén: Los pastores fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pesebre, y viéndole contaron lo que se les había dicho acerca del Niño.

Los pastores encuentran a Jesús cerca de María su madre, y empiezan a felicitarla, a besar a Jesús y a ofrecerle sus regalos. María conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

Nosotros también escuchamos todos los domingos las enseñanzas del Señor: nos dice que hemos de aprender a sabernos hijos de Dios, amigos de Jesús, por eso hemos de trabajar bien..., ser obedientes a la primera..., muy amigos de Jesús, al que visitaremos cada día en el Sagrario.

Si queremos ayudar a cambiar el mundo, como los niños de Fátima, hemos de guardar estas enseñanzas en el corazón, meditarlas y vivirlas diariamente.

No lo olvides, si alguna vez pierdes a Jesús por el pecado, lo encontrarás como los pastores junto a su Madre. La Virgen es el camino para ir y volver a Jesús.

3. (Diálogo) ¿Qué festa celebramos hoy?... ¿Quién es la Virgen María?... ¿Por qué María es Madre de Dios?... ¿Quien es Jesucristo?... ¿Dónde encontraron los pastores al Niño Jesús?... Cuan-do perdemos a Jesús por el pecado, ¿a quién hemos de acudir para encontrarlo?...

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4. Hoy estamos muy contentos porque celebramos la festa de la Madre de Dios, que Jesús ha querido entregarnos como Madre nuestra.

La razón es porque en el bautismo hemos sido incorporados al Cuerpo místico de Cristo. Él es la Cabeza; nosotros sus miembros. Y Aquella que es Madre de la Cabeza, es también Madre del cuerpo y de cada miembro.

Mirar a la Virgen es mirar a nuestra Madre que quiere reproducir en nosotros la imagen de Jesús. Nos quiere buenos hijos, alegres, piadosos, deportistas y santos.

La pediremos muchas veces esta oración:

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra,

Como Madre de Dios todo lo puedes

Como Madre nuestra todo nos lo concedes

Ruega por nosotros pecadores, ahora y siempre.

Page 21: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 2 después de Navidad. (A) Jn 1, 1-14.

Evangelio:

En el principio exista la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella es-taba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testi -monio de la luz. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mun-do. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su glo-ria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.

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Jesús es la Palabra que ilumina a todo hombre que viene a este mundo

1. Aquel venerable sacerdote nos sigue contando. Hoy nos encontramos, una vez más, en una sesión de catecismo en una Parroquia de un pueblo de la sierra de Teruel.

El sacerdote, después de haber explicado la lección del día que era acerca de Dios. Hay un solo Dios y tres Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Después preguntaba a los niños y hablaba con ellos. Decidme:

— ¿Quien os parece que es la persona del pueblo que sabe más?

Todos a una decían:

— El Maestro; porque él nos enseña matemáticas, Religión, el conocimiento del medio, ¡todo!

Y el maestro ¿lo sabe todo?

— Lo sabe casi todo, decían.

¿Quién sabe más, los sabios de este mundo o Dios?

— ¡Dios, porque Dios lo sabe todo y no se puede equivocar!

2. Entonces vamos a escuchar a Dios que nos habla por la boca de Jesús, que lo sabe todo y no puede engañarse ni engañarnos.

Jesús nos dice que hay un solo Dios, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y de lo invisible.

Al mismo tiempo en Dios hay tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. «Id por todo el mun-do... bautizad en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».

Dios Padre envió a su Hijo al mundo; quiere que todos lo recibamos para que nos haga hijos suyos y nos salve. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios.

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3. (Diálogo) ¿Quién es Dios?... ¿En dónde está Dios?... ¿Cuántos dioses hay?... ¿Cuántas Per-sonas hay en Dios?... ¿Quién nos lo ha enseñado?... ¿Puede equivocarse Dios?... ¿A quién ha envia-do Dios al mundo?... ¿Quién es Jesucristo?... ¿Quién es el Espíritu Santo?....

4. Estamos viviendo la Navidad, la venida de Jesús al mundo para salvar a los hombres. Es ne -cesario que los hombres abramos las puertas de nuestro corazón para recibirle. Los hombres de Belén no quisieron recibir en sus casas a Jesús. Las puertas del corazón las cierra el pecado. Y la lla-ve para abrirlas es la confesión.

En estos días se han confesado vuestros padres y familiares. Si alguno todavía no lo he he-cho, vamos a pedirles que lo hagan, así abrirán su alma a Jesús que tanto les ama, y le darán una inmensa alegría. Le pedimos a Jesús:

De mi corazón

Jesús tiene la llave.

Ábrelo para tu amor.

Y que servir a los demás no me falte.

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Día de Reyes (A) Mt 2, 1-12.

Evangelio:

Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: « ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.» En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.» Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente so-bre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle.» Ellos, des-pués de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.

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Vimos su estrella en Oriente y venimos a adorarle

1. En Oriente viven tres magos o sabios, que se dedican al estudio de los astros. Se llaman Melchor, Gaspar y Baltasar. Una noche, realizando su trabajo, observan el cielo, y ven algo tan ma-ravilloso que los tres quedan sorprendidos. ¿Qué es lo que ven?

Una estrella extraordinaria, jamás vista, hasta esa noche. Melchor les dice:

— «Sin duda esta es la estrella que anuncia el nacimiento del Mesías. Vamos en su busca y le adoraremos».

En efecto, después de preparar lo necesario para el viaje, se ponen en camino siguiendo el esplendor de la estrella.

Tras varias jornadas, llegan a Jerusalén, y allí desaparece la estrella. Se ponen nerviosos. Pero es tan grande el deseo de encontrar a Jesús, que van al rey a preguntarle:

— « ¿Dónde está el nacido rey de los judíos? Pues vimos su estrella en Oriente y venimos a adorarle».

Allí les dijeron que había de nacer en Belén. Y hacia Belén se encaminaron para poder reali-zar su empresa.

Herodes conoce dónde nació el Mesías y no va a adorarle. Lo mismo saben los Reyes y le adoran.

2. Dios guía a los reyes hacia Jesús enviándoles una estrella. También quiere descubrirnos a nosotros dónde está ahora, por medio del catecismo, de los buenos consejos que nos dan los pa-dres, con los que aprendemos a portarnos bien y agradar a Jesús. A Jesús lo encontramos, espe-cialmente, en el sagrario.

Los reyes de rodillas, adoran a Jesús y le ofrecen regalos: oro como a su Rey, incienso como a su Dios, y mirra como hombre que tenía que padecer mucho.

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Tú cuando visites al Señor en el Sagrario, haz bien la genuflexión, dale gracias por sus dones, mírale con amor y cuéntale tus cosas. Así le ofrecerás el mejor regalo, que es tu cariño.

3. (Diálogo). ¿Qué festa celebramos hoy?... ¿dónde vivían los Reyes Magos?... ¿Quién les guió hacia Belén para adorar a Jesús?... ¿Qué les sucedió en Jerusalén?... ¿A quién buscaban los Magos?... ¿Dónde lo encontraron?... ¿Con quienes vivía Jesús entonces?... ¿Qué regalos le ofrecie-ron?...

4. Hemos de aprender de los Magos a buscar a Jesús en todos los momentos de la vida. Él nos dice: «estoy a tu puerta y llamo» ¡Ábrele! Ofrécele todos los días el trabajo, la obediencia, la vida entera. Quiero buscar en este día una sola cosa: ¡Agradarte, Jesús mío, y decirte que te quiero de verdad!

Acude a la Virgen María, a la Madre de Dios, que es la estrella de la mañana. También pide ayuda a San José que cuidó con mucho cariño y fortaleza a Jesús y a María, y pídeles con confanza flial:

Corazón dulcísimo de María,

Prepárame el camino que lleva a Jesús.

San José, mi padre y señor. Condúceme de tu mano.

Ayudadme para que esté siempre con Jesús.

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Bautismo del Señor. (A) Mt, 3, 13-17.

Evangelio:

Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.» Entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

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Jesús fue bautizado. Se abrieron los Cielos. Bajó el Espíritu de Dios sobre Jesús, y se oyó la voz del Padre: Este es mi Hijo.

1. Es el presbítero. El anciano sabio nos cuenta: Hace varios años, pasaba en mi pueblo unos días de verano con mi hermana y su nieta de cuatro años, llamada Laia. Como ya os dije en otra ocasión, esta niña perdió a su padre cuando ella tenía dos años.

Ahora Laia había cumplido ya sus cuatro años. Jugaba mucho en el pueblo con sus amiguitas, que vivían en la misma calle.

Lógicamente, a esta edad, los niños hablan de sus padres con mucha frecuencia... Laia, sin embargo, no podía hablar de su padre porque había muerto cuando ella sólo tenía dos años, y no lo conocía.

Un día las amiguitas se dieron cuenta que Laia estaba muy triste. Le dijo una de ellas:

«Laia, ¿qué te pasa, por qué lloras?»

Contestó ella.

— «Yo no puedo hablar de mi padre como vosotras, porque murió cuando era muy pequeña, y no lo he conocido».

Su amiguita le dijo:

No te preocupes que, desde hoy, mi padre será también tu padre. Vente conmigo a mi casa y estarás con nosotros».

Laia se lo contó a su abuela, y recuerdo que lloraba de emoción al ver el buen corazón de aquella niña.

2. El evangelio de hoy nos enseña que, bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Abrirse los cielos signifca que Dios, con los brazos extendidos, nos acoge a todos -al ser bau-tizados- como hijos suyos y herederos del cielo. ¡Qué milagro tan grande realiza Dios en el hombre, al ser bautizado! Yo desde aquel momento, no soy sólo hijo de mis padres, soy hijo de Dios. Dile muchas veces: ¡Gracias, Dios mío!¡Padre!¡Padre mío!

El buen hijo obedece a sus padres. Cristo obedeció a su Padre Dios. Buscaremos hacer siem-pre lo que a Dios agrada.

Page 26: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Qué nos cuenta el evangelio de hoy?... ¿Quién bautizó a Jesús?... ¿En qué río?... ¿Qué ocurrió mientras Juan bautizaba a Jesús?... ¿Qué palabras se oyeron desde el cielo?... ¿Qué es el bautismo?... ¿Desde cuándo eres hijo de Dios?..

4. Cuando nos hace un regalo, nuestros padres nos han enseñado a decir ¡gracias!, porque «es de bien nacidos ser agradecidos».

El regalo más grande que hemos recibido de Dios es el de la fliación divina: «Ved que amor tan grande nos tiene Dios que, no sólo nos llamamos, sino que somos hijo suyos».

Hemos de darle gracias con frecuencia porque, como a hijos, nos introduce en su familia: vi-vimos con Él..., con la Virgen, con San José, y con todos los santos del cielo.

Padre nuestro, que estás en el Cielo.

Te damos gracias de todo corazón,

Ayúdanos en nuestra debilidad

y míranos con compasión.

Page 27: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 1 de Cuaresma. (A) Mt 4, 1-11.

Evangelio:

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y des-pués de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fn sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.» Mas él res -pondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» Entonces el diablo lo lleva consigo a la Ciudad Santa, lo pone sobre el alero del Templo, y le dice: «Si eres Hijo de Dios, trate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna». Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios». Todavía lo lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras». Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.» Entonces el diablo lo deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y lo servían.

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¡Apártate de mi Satanás!

1. Me contaba un amigo, párroco aragonés, que, un día fue a visitarle —con síntomas de gran preocupación— una señora de la Parroquia y le dijo entre sollozos:

— «De usted depende que mi familia y yo seamos ricos para siempre».

Cuéntame, ¿que es lo que te pasa?

— Mire, ha venido un señor a mi casa y, con muy buenos modales, me ha prometido un mi-llón de pesetas para dentro de quince días, si yo le adelanto hoy 50.000 pesetas que necesita a fn de hacer las gestiones oportunas para conseguir el premio.

El sacerdote, después de calmarla, le miró a la cara y le dijo:

Anda, dile a ese señor que te descuente la cantidad que te pide de la que él te promete. Y to-dos en paz. ¿No ves que te quiere engañar?

2. Dios antes de crear el mundo creó a los ángeles. Unos fueron buenos, otros se rebelaron contra Dios; éstos son los demonios que están en el Inferno para siempre. Y tientan a los hombres con el arma de la mentira, para que ofendan a Dios y vayan al Inferno.

Eso es lo que hace siempre el demonio, porque es «el padre de la mentira». Hoy nos dice el evangelio que el demonio tentó a Jesús y le quiso engañara: «Todo esto te daré si postrándote me adoras». Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.» Entonces el diablo lo deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y lo servían. Venció a Satanás con el ayuno y la oración...

Jesús quiso pasar por esa prueba para enseñarnos que el demonio es un ángel caído, muy malo, sólo busca con sus engaños apartar a los niños y a los mayores de la amistad con Dios. Y la mejor manera de vencerlo es pedir ayuda a Jesús, y mandarlo a lejos de nosotros inmediatamente.

También hemos de acudir a la Virgen, que es nuestra Madre. Ella es la única criatura que ha aplastado la cabeza del demonio y lo ha vencido. No puede resistir que acudamos a María; enton-ces el demonio huye.

Page 28: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Quién ha creado el mundo?... ¿Quién es Dios?... Y Dios creó a los ángeles antes del mundo o después?... ¿El demonio es un ángel bueno o malo?... Y cuando se rebelaron contra Dios, ¿a dónde los mandó?... ¿A quién hemos de acudir para vencer las tentaciones?...

4. Los Ángeles ayudan a las personas a vivir haciendo el bien. Todos tenemos un Ángel de la guarda, que Dios nos da a cada uno para que nos guarde en la tierra y nos guíe hacia el cielo. Debe ser nuestro mejor amigo, y podemos tratarle con frecuencia todos los días; pedirle ayuda para se-guir lo que nos sugiere, y así seremos muy amigos de Jesús, que viene a salvarnos de los enemigos de nuestra alma, y nos ayuda a portarnos bien para alcanzar el cielo.

Angel de mi guarda,

dulce compañía,

no me desampares

ni de noche, ni de día.

No me dejes sólo

Que me perdería.

Page 29: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 2 de Cuaresma. (A) Mt 17, 1-9.

Evangelio:

Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que con-versaban con él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quie-res, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Todavía estaba hablan-do, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.» Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo.» Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando baja-ban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».

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Su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz

1. Qué hermosa debió ser aquella excursión que hizo Jesús con tres de sus Apóstoles: Pedro, Santiago y Juan hacia la cumbre del monte Tabor.

A ella nos vamos a unir todos para acompañarles, escuchar sus conversaciones, y saborear lo bien que se está junto al Señor que tanto nos quiere.

Jesús les quiere manifestar su gloria y enseñarles la hermosura del Cielo que promete a to-dos sus amigos.

Al llegar a la cumbre del Tabor, se transfguró en presencia de tres de sus discípulos: «su ros-tro resplandeció como el sol, y sus vestidos quedaron blancos como la nieve».

Pedro, Santiago y Juan quedan maravillados de tanta hermosura, hasta tal punto que Pedro no puede menos de manifestarle un deseo:

— <Señor, qué bien se está aquí» ¿Por qué no nos quedamos para siempre?

Jesús le dijo que debían bajar a donde están el resto de los hombres, para enseñarles las co-sas buenas, decirles que Dios nos guarda a todos, Cuando de verdad seguimos lo que Dios nos pide.

2. Dios en el Evangelio de hoy nos enseña el camino que hemos de seguir para llegar a la glo-ria del Cielo: Todavía estaba hablando Pedro, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle».

Este es el único camino que nos conduce a la felicidad del cielo: escuchar a Jesús que nos ha-bla en el Evangelio, La Misa, la catequesis; aprender y asimilar lo que nos enseña; y enseñarlo a nuestros compañeros y amigos. El Cielo lo quiere Dios para todos. El camino es acompañar siem-pre a Jesús por el sendero de la obediencia pronta y alegre.

3. (Diálogo) ¿Dónde se transfguró Jesús?... ¿Con quienes subió al monte Tabor?... ¿Cómo quedaron el rostro y los vestidos de Jesús al tranfguararse?... ¿Qué le dijo y qué le pidió Pedro?... ¿Qué le contestó Jesús?... ¿Qué dijo aquella voz que se oyó del Cielo?... ¿A quién hemos de escu-char para ir al Cielo?...

Page 30: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

4. «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle». Estas palabras que los tres Apóstoles oyeron en el monte Tabor, y que revelan que Jesús es su Hijo muy amado, deben resonar siempre en nuestros oídos. Hemos de escuchar a Jesús que nos habla en la Catequesis; aprender sus enseñanzas asistiendo con atención e interés a la catequesis, y animar a nuestros amigos a que nos acompañen cada domingo a Misa para que también ellos aprendan el camino del Cielo.

Si quieres ayudar a tus amigos,

y enseñarles el camino del cielo,

háblales de conocer a Jesús,

leyendo el Evangelio y

aprendiendo el Catecismo.

Page 31: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 3 de Cuaresma. (B) Jn 4, 5-42.

Evangelio:

Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: « Dame de beber.» Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samari-tana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.» Le dice la mujer: « Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dón-de, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.» Le dice la mujer: « Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.» (...) Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y voso-tros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.» (...) Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: « Me ha dicho todo lo que he hecho.» Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se que-dó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdadera-mente el Salvador del mundo».

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El que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás. Señor, dame de esa agua.

1. Al comienzo del verano, cerca ya de mediodía, llegó Jesús al pozo de Jacob, y, fatigado del camino se sentó sobre el brocal. Los discípulos se marcharon al pueblo cercano para comprar ali-mentos, mientras Él se quedó solo, en pleno mediodía, cansado del camino y sediento.

Aparece en la escena una joven samaritana que, como cada día, iba al pozo a llenar su cánta-ro de agua.

Entonces se establece un diálogo entre Jesús cansado y aquella mujer sedienta de agua. Je-sús le dice:

— «Mujer, dáme de beber».

La samaritana se niega, porque que no hay relación alguna entre judíos y samaritanos. A lo que replica Jesús

— «Si conocieses el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú y él te daría agua viva.

Al fnal le dijo aquella mujer:

— «Señor, dame esa agua; así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla».

Si quieres que te dé esa agua has de pedir perdón a Dios de tus pecados. Él te perdonará, y con el perdón entrará en tu corazón y te llenará de paz y de alegría. Así vivirás siempre contenta.

Page 32: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

2. En este evangelio Jesús nos habla de lo importante que es vivir en gracia de Dios para ser feliz ahora en este mundo, y después para siempre en el Cielo. La samaritana encontró la felicidad cuando escuchó a Jesús y le obedeció.

La gracia santifcante es un don sobrenatural que nos hace hijos de Dios y herederos del cie-lo.

Este don nos lo da Dios en el momento en que recibimos el sacramento del Bautismo. Y sólo se pierde cuando echamos a Dios de nuestra alma por el pecado.

3. (Diálogo) ¿Quién es Jesucristo?... ¿Es verdadero Dios?... ¿Es verdadero hombre?... ¿Donde se sentó a descansar?... ¿Con quién habló en el pozo de Jacob?... ¿Qué le pidió Jesús a la samarita -na?... ¿Qué es la gracia?... ¿Cómo se pierde la gracia?... ¿Cómo se recupera?...

4. Vivir en gracia es ser amigo, muy amigo de Jesús. Por eso, le tratamos, le visitamos y le contamos todas nuestras cosas, porque es nuestro Amigo que nunca nos falla.

Le hemos de escuchar como, al fnal de aquella conversación, le escuchó la mujer samarita-na, le hizo caso, y Jesús la llenó de paz y de felicidad. Desde aquel día, esta mujer fue otra.

Jesús, cambia mi manera de ser por la tuya.

Y haz que sea siempre el amigo

que lo pasa bien contigo.

Page 33: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 4 de Cuaresma. (A) Jn 9, 1-41.

Evangelio:

Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo. Los vecinos y los que solían verle antes, pues era men-digo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?» Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.» Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego. Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. El les dijo: « Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.» Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sá-bado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?» Y había disen-sión entre ellos. Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.» Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en peca-do ¿y nos da lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera. Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?» El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.» El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.

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Ve y lávate en la piscina de Siloé

1. ¡Qué entrañable es la narración del evangelio de este domingo: un ciego de nacimiento con deseos inmensos de ver. Ningún médico le ha podido dar la visión. Pero él sigue esperando. Hoy lo ve Jesús y hace lo que a nadie se le ocurriría hacer para curar los ojos de un ciego: hace ba -rro con su saliva, le untó los ojos y le dijo:

— «Ve a lavarte a la piscina de Siloé»

Hizo al pie de la letra lo que le mandó Jesús, y volvió con vista.

Se organizó un revuelo entre los jefes del pueblo al ver que aquel ciego que pedía limosna había sido curado por Jesús; hasta tal punto que lo querían echar del pueblo.

Mientras tanto se encontró de nuevo con Jesús y le dijo:

— ¿Crees tú en el Hijo del hombre?

¿Quien es para que yo crea en Él? Jesús le dijo:

— «Lo estás viendo: el que te habla».

A lo que contestó el ciego:

— «Creo, Señor. Y se postró ante Él»

2. Jesús es verdadero Dios, por eso puede hacer lo que los hombres jamás podrán realizar. Y además nos enseña que los medios que emplea para curar a este ciego, nada tienen que ver con lo que la medicina enseña. A nadie se le ocurriría curar la vista con barro, sino con colirios. Sin em-bargo, el Señor lo puede todo, y nos sorprende dando la vista a un ciego de nacimiento untándole los ojos con barro; y mandando que se los lave en la piscina de Siloé.

Page 34: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Es una llamada la que hoy nos hace Jesús a poner toda nuestra confanza en Él, porque lo puede todo, sin que ninguna cosa le sea difcultosa. «Tú no puedes; pero Yo sí que puedo», le dijo un día Jesús a san Josemaría.

3. (Diálogo) ¿Sabéis quién es Jesucristo?... ¿Es Dios, o es hombre?... ¿Qué milagro ha hecho Jesús, según el Evangelio de hoy?... ¿Cómo curó al ciego de nacimiento?... Y después ¿qué le orde-nó?... ¿Qué le pidió Jesús a este ciego?... ¿Qué contestó el ciego a Jesús? (Creo, señor. Y se postró ante Él).

4. Debemos conocer nuestras necesidades del cuerpo y del alma, y presentarlas con una con-fada oración a Nuestro Señor Jesucristo que, por ser Dios, lo puede todo, y desea ayudarnos siem-pre que nos vea bien dispuestos para recibir sus dones. A lo mejor tienes cerca algún enfermo de gravedad, debes acudir al Dios a pedirle su curación y además aceptar la voluntad de Dios.

Le decimos:

— «¡Señor, si Tú quieres, puedes!»

Y Él nos responde:

— ¡«Sígueme!», y obedece como este ciego, que «fue, se lavó y vio». Y ya no le dejó jamás.

La mejor manera de pedir es obedecer antes a lo que Jesús nos pida.

Page 35: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 5 de Cuaresma. (A) Jn 11, 1-45.

Evangelio:

Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfer-mo.» Al oírlo Jesús, dijo: « Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorifcado por ella.» (...) Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo con -cederá.» Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.» Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.» Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Le dice ella: « Sí, Se -ñor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.» (...) Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás.» Jesús se echó a llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.» (...) Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.» Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?» Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.» Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera! » Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.» Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, cre-yeron en él.

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«Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.»

1. Betania es el pueblo de Marta, María y Lázaro, amigos de Jesús. Lázaro ha muerto. Marta y María envían un mensajero a Jesús para comunicarle la noticia. Al llegar Jesús, Lázaro estaba ya en el sepulcro

Jesús se pone en camino con los apóstoles: quiere consolar a las hermanas de Lázaro. Ya está cerca del pueblo. Marta sale a su encuentro y le dice con inmensa pena:

— «Si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi hermano».

- «Tu hermano resucitará.»

A Marta y a María no les pasa por la cabeza el plan de Jesús. Ellas lloran la muerte del herma-no y aman la presencia del Amigo.

Jesús les dice: «¿Dónde le habéis puesto?». Le llevan al sepulcro, y Jesús se conmueve y llora por el dolor de las hermanas.

— «Quitad la piedra del sepulcro».

— «Señor, ya hiede», le dice Marta.

Y Jesús, que lo puede todo, dice con voz sonora:

Page 36: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

— ¡Lázaro, sal fuera!

Todos le ven salir. Lázaro ha resucitado. El Amigo puede y quiere.

2. Cuando aquellos hombres hicieron lo suyo: quitar la piedra, Él hizo el milagro. Jesús lo puede hacer todo sin nosotros, pero quiere contar con la cooperación humana. Quiere que seamos buenos, santos, y para ello nos ofrece todos sus dones, pero si nosotros no le hacemos caso, nunca realizará el milagro de nuestra santidad.

Lázaro era amigo de Jesús. Esa era su mayor fortuna. ¿Qué hizo para corresponder a esta amistad?: le ofrecía su casa a la que acudía con alguna frecuencia para descansar, le trataba con confanza, y se volcaba con Él. Vivía para Jesús porque era su Amigo.

3. (Diálogo) ¿Cómo se llamaban los amigos de Jesús que vivían en Betania?... ¿Cómo supo Jesús que había muerto Lázaro?... ¿Dios lo sabe todo?... Jesús ¿es verdadero Dios?... ¿Qué dijo Marta al ver a Jesús?... Cuando llegaron al sepulcro, ¿qué hizo Jesús?... Y ¿por qué lloró Jesús?... ¿Qué palabras dijo Jesús para resucitar a Lázaro?...

4. Jesús, el Amigo, está junto a nosotros cada día. Se nos hace presente a través de las perso-nas que se nos acercan: ellos son imágenes de Dios, aunque algunas veces sean imágenes estro-peadas. En ellas debemos ver, amar y servir a Jesús. Ellas son el Amigo.

Hoy, nuestro Amigo nos enseña que hemos de ser amigos de todos, sin excluir a nadie. Con todos hemos de jugar, a todos hemos de ayudar y dar buen ejemplo. Así acercaremos a nuestros amigos a Jesús que es el Amigo que nunca abandona a nadie.

Jesús, Amigo bueno, perdonas nuestros pecados,

Nos ayudas a seguir el camino del Cielo.

Y a llevar, por la amistad, a nuestros amigos el Señor del Cielo y de la Tierra.

Page 37: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Día del Seminario.

1. El 24-X-2004 se inauguró la restauración de la Iglesia de mi pueblo. Acudieron las autorida-des de la Autonomía, las comarcales y locales. El señor Obispo Auxiliar actuó en la bendición y en la celebración de la Santa Misa, que fue concelebrada por 12 sacerdotes.

El Ayuntamiento preparó un banquete para todos los asistentes, que fueron muchos. Fue servido por dos docenas de camareros.

Se lo conté a uno de mis amigos de infancia y me dijo todo entristecido:

— «Si yo lo hubiera sabido...»

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“La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies”

2. Celebramos hoy el día del Seminario, que es el centro en el que se preparan los seminaris-tas para el sacerdocio. Y vosotros me diréis:

— Pero, los sacerdotes ¿son necesarios hoy?

Escuchad. Estamos cerca de la Semana Santa. En estos días acompañaremos, de un modo especial, a Jesús en los momentos más duros de su vida: en su pasión, en el camino del Calvario y clavado en la cruz, entregando su vida por la salvación de todos los hombres.

La obra redentora de Jesús es como un banquete en el que están todas las gracias que nece-sitamos los hombres para ser buenos, salvarnos y ser santos. Allí está la Verdad enseñada por Je-sús, el Bautismo; la Eucarista para alimentar nuestras almas con el Pan de vida; la misericordia con la que Jesús nos invita a recibir al perdón de nuestros pecados...

Son necesarios los sirvientes de este banquete para llevar estos dones a los hombres, de cualquier raza, lengua o condición, que pueblan el mundo.

Estos sirvientes son los sacerdotes que, cada uno en su sitio, enseñan la doctrina de Jesús, el catecismo; bautizan, perdonan los pecados, celebran la Santa Misa y traen a Jesús para que esté siempre con nosotros en el Sagrario.

3. (Diálogo) ¿Qué es el Seminario?... La Redención de Jesús es como un banquete en el que están todas las gracias necesarias para ir al cielo. ¿Sabes cuáles son estas gracias?... Y los sacerdo -tes ¿para que los quiere Jesús?... ¿A cuantos niños de los que estáis aquí os gustaría ser sacerdo-tes?

4. Los hombres necesitamos el servicio de los sacerdotes para que conozcamos a Jesús y le sigamos; para que nos alimenten con el Pan de la Eucarista; para que nos perdonen los pecados y volvamos a ser amigos de Jesús; los necesitamos para que nos enseñen el camino del Cielo.

Pero lo cierto es que hoy los sacerdotes son pocos y muy mayores. Jesús pasa entre los ni-ños, los monaguillos y los jóvenes y les dice:

— Sígueme, y te haré sacerdote mío para que enseñes a todos los hombres a ir al Cielo.

Escuchad, padres, esta llamada, y ofreced vuestros hijos a Dios, pidiéndole la vocación sacer-dotal para vuestros hijos.

Page 38: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Vamos a pedir a Jesús, realmente presente en este Sagrario, el don de la vocación sacerdotal con esta oración:

Jesús sacramentado,

Pontfce Supremo,

suscita sacerdotes

entre los hombres de hoy.

Page 39: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo de Ramos. (A) Mt 21, 1-11.

Evangelio:

Cuando se aproximaron a Jerusalén, al llegar a Betagé, junto al monte de los Olivos, enton-ces envió Jesús a dos discípulos, diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y ense-guida encontraréis un asna atada y un pollino con ella; desatadlos y traédmelos. Y si alguien os dice algo, diréis: El Señor los necesita, pero enseguida los devolverá.» Esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del profeta: Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípulos e hicieron como Jesús les había encargado: trajeron el asna y el pollino. Luego pusieron sobre ellos sus man-tos, y él se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cor -taban ramas de los árboles y las tendían por el camino. Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. «¿Quién es éste?» decían. Y la gente decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea».

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“He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípulos e hicieron como Jesús les había encargado: trajeron el asna y el pollino”

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1. Domingo de Ramos en Jerusalén. Jesús va montado en un borrico. Y las gentes, entusias -madas, cantan un himno de victoria al Señor:

— «Hosanna al Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor».

Al mismo tiempo le aclaman con palmas y ramos de olivo, que agitan en torno a Jesús que entra en Jerusalén, y alfombran las calles, por las que pasa montado en el borrico, con sus mantos y con las mismas ramas que llevaban en las manos. Hoy todo es para Jesús. Es la fgura central de este acontecimiento.

Los jefes del pueblo, apresados por el pueblo, hacen esfuerzos para llegar hasta Jesús, y pe-dirle una cosa que les urge:

— ¡Jesús!, por favor, diles que se callen.

Él les aparta al propio tiempo que les dice:

— Hoy, si estos callasen, hablarían las piedras, proclamando la victoria del Señor.

Jesús, montado en el borrico y aplaudido por el pueblo, sigue su camino, que le va a llevar a dar su vida por la salvación de todos los hombres.

2. Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. «¿Quién es éste?» decían. Y la gen-te decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea».

Pero, ¡qué pronto cambiamos de parecer los hombres! No pocos de esos, que hoy aclaman a Jesús y le reciben con palmas, muy pronto, el Viernes Santo, cuando Pilatos les presente a Jesús di-ciendo: «Ahí tenéis al Hombre», todos a una gritarán.

— «¡Quítale de en medio, crucifícale! No tenemos más rey que al César».

Y Pilatos, después de azotarlo y coronarlo de espinas, le mandó crucifcar.

Page 40: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Qué festa celebramos hoy?... ¿Qué hizo Jesús el Domingo de Ramos?... ¿Cual era el trono de Jesús al entrar en Jerusalén?... ¿Cómo lo recibió la gente del pueblo?... ¿Que de-cían?... ¿Duró mucho este fervor popular?... Cuando Pilatos presentó a Jesús ante el pueblo ¿qué gritaban contra Él?...

4. Jesús, haz que nunca cambiemos de parecer; que siempre seamos tus amigos, que te acompañemos en los días de alabanza y en los que te veamos sufriendo y despreciado por aque-llos que Tú tanto amas.

Esta Semana Santa queremos acompañarte, especialmente el Jueves, haciéndote compañía en el Monumento; el Viernes Santo dándote gracias por tu Amor que te lleva a la Cruz por mí. Y el Domingo de Resurrección por tu triunfo defnitivo sobre el pecado y la muerte. Esa es la fuente de nuestra Vida y de nuestra Salvación.

Gracias, Señor, por el don de la Eucarista.

Gracias, por tu Amor hasta la muerte de Cruz.

Gracias, por tu Resurrección, que es mi Vida.

Page 41: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo de Resurrección. (A) Jn 20, 1-9.

Evangelio:

El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y don -de el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sa -bemos dónde le han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Co-rrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro si-guiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.

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“Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos”.

1. Es el amanecer del Domingo de la Resurrección del Señor. Todavía duermen los habitantes de Jerusalén, cuando unas mujeres, que quieren mucho a Jesús y no pueden reconciliar el sueño por lo ocurrido en estos días con Él, se deciden a salir de casa muy temprano, e ir al lugar donde sepultaron al Señor.

Mientras suben se acuerdan de la piedra, realmente grande, con la que los guardias taparon el sepulcro. Y se dicen con cierta preocupación:

— «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?»

Pero no cedieron ante las difcultades que les han venido a la mente. Ellas siguieron caminan-do hacia el lugar del Sepulcro sin que ningún obstáculo les detenga ni les frene en la misión que desean llevar a cabo.

Así llegan al Sepulcro; y ¡oh maravilla!, la piedra está apartada, el Sepulcro abierto y se puede entrar dentro.

Entonces María Magdalena, obsesionada por creer que habían robado el cuerpo de su Señor, corre a avisar a Pedro diciendo: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.».

2. Recordáis que el Viernes Santo Jesús murió en la Cruz por la salvación de los hombres. La muerte es la separación el alma del cuerpo. Poco después de morir Jesús, José de Arimatea y Nico-demo lo bajaron de la cruz y lo pusieron con mucho cariño en un sepulcro en el que nadie había sido enterrado.

Al tercer día, tal como lo había dicho, Jesús resucitó de entre los muertos para nunca más morir. Resucitar es volver a unirse el alma con el cuerpo.

El domingo muy tempranito, antes que empezara a salir el sol, el alma gloriosa del Señor vino a unirse a su cuerpo santsimo que yacía en el sepulcro, y le dio de nuevo la vida.

Page 42: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

La Resurrección de Jesús es un milagro tan grande que María Magdalena no se lo acababa de creer; más bien pensaba que habían robado el cuerpo de su Señor. Fueron necesarias sus aparicio-nes para que fueran creyendo esta verdad, la más importante de nuestra fe.

3. (Diálogo) ¿Qué festa celebramos hoy?... ¿Cómo murió Jesús?... ¿Qué es morir?... ¿Quie-nes lo bajaron de la Cruz?... ¿Dónde lo pusieron?... ¿Cómo cerraron el sepulcro?... ¿Qué pensaba María Magdalena al ir al sepulcro aquella mañana?...¿Qué es resucitar?... ¿Por qué creyeron los apóstoles que Jesús había resucitado?...

4. Jesucristo resucitó un domingo por la mañana. El domingo es el día de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Es la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte. “Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Así como aquel primer día de la semana llenó de alegría el corazón de los Apóstoles al encontrarse con Cristo pletórico de vida, así cada do-mingo debe constituir para el cristiano el manantial de su alegría. Es el día del Señor. El Día del Hombre. El Día de la nueva creación.

Cada domingo celebramos la Resurrección de Jesús, es el Día del Señor. Por eso todos los do-mingos los santifcamos como nos manda el tercer mandamiento, con la acción más grande a la que podemos asistir en nuestra vida. Debemos oír la Santa Misa.

“Este es el día en que actuó el Señor,

sea nuestra alegría y nuestro gozo”.

La creación entera es recreada.

Y en el centro está la Pasión, la Muerte y la Resurrección.

Está la misa

Page 43: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 2 de Pascua. (A) Jn 20, 19-31.

Evangelio:

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se ale-graron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, tam -bién yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes per-donéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» To-más, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípu-los le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.» Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» Tomás le contestó: « Señor mío y Dios mío.» Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.» Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

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«La paz con vosotros»

1. Los amigos de Jesús están muy tristes porque habían puesto su confanza en Él, todo lo han dejado por seguirle. Y ahora ven cómo los jefes del pueblo condenan a su Maestro a morir una muerte de cruz.

Esto les llena de tristeza, y temen que no les suceda a ellos lo mismo. Por eso se encierran en las casas, y no abren a nadie.

Hoy se encuentran la casi totalidad de los apóstoles en el cenáculo, muy bien cerradas las puertas y ventanas para que nadie pueda entrar.

De repente se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:

— «Paz a vosotros»

Todos se llenaron de alegría al ver a Jesús. Pero allí faltaba Tomás. Nadie sabía dónde estaba. Al llegar por la noche, le dicen:

— Hemos visto al Señor.

Pero Tomás no se fó en absoluto de ellos. Más aún les dijo:

— «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los cla-vos y no meto mi mano en su costado, no creeré.»

2. ¿Qué exigente es Tomás, ¿verdad? Pero Jesús sabe que lo hace movido por el mal rato que está pasando. Por eso «ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» Lue-go dice a Tomás:

Page 44: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

— «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.»

Tomás, avergonzado, le contestó: «Señor mío y Dios mío.». Así confesó que Jesús había resu-citado; y que le pedía perdón. De este modo recuperó la amistad con Jesús y con los demás após-toles.

3. (Diálogo). Cómo creyeron los Apóstoles en la Resurrección de Jesús?... ¿A quienes se apa-reció hoy?... ¿Dónde estaban reunidos?... ¿Por qué estaban con las puertas cerradas?... ¿Qué les dijo Jesús?... ¿Quién faltaba allí?... ¿Qué le dijeron al llegar?... ¿Qué contestó Tomás?... ¿Qué le dijo Jesús a Tomás?...

4. «Tomás, tú has creído porque me has visto. Bienaventurados los que creen sin haber visto»

Que grande es la fe. Es farme del todo de lo que me dice Jesús. Él es la Verdad que no puede engañarse ni engañarnos. Además lo que dice la fe es razonable.

La bombilla ilumina si está unida a la corriente. Los cristianos vivimos y obramos como tales si nos famos de Cristo; si estamos unidos a Él como el sarmiento está unido a la vid.

Cuando Tomás se fío de Jesús recobró la paz y la alegría. Volvió a ser el amigo del Señor.

Creo, Señor, que has resucitado,

y que vives para no morir jamás.

Creo con mayor certeza que si lo viera con mis ojos.

Señor tú lo has dicho. Bianaventurados los que sin ver creyeron.

Page 45: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 3 de Pascua. (A) Lc 24, 13-35.

Evangelio:

Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutan, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban reteni-dos para que no le conocieran. El les dijo: «¿De qué discuts entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta po-deroso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucifcaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al se-pulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.» ¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dije-ron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, em-pezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en to-das las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado. » Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pro-nunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón den-tro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón! » Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

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«Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinad »

1. El mismo día de la Resurrección dos discípulos de Jesús salen de Jerusalén, camino de Emaús, aldea cercana a la ciudad. Van tristes, preocupados. Les pasa algo importante.

Los que asistimos hoy a esta Misa, vamos a acercarnos a ellos escuchando su conversación. Hablan de lo ocurrido estos días en Jerusalén acerca de Jesús.

Mientras caminan se les acerca un extraño peregrino que les dice:

— ¿De qué habláis, y por qué estáis tan tristes?

Los dos discípulos se extrañan de que ese peregrino desconozca las cosas ocurridas en Jeru-salén estos últimos días: lo que los jefes del pueblo han hecho con Jesús. Él les dice:

— ¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?

Page 46: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Están llegando a Emaús; y como le han tomado mucho cariño, le invitan a quedarse con ellos. Jesús acepta y cena con ellos. Al partir el pan reconocieron que aquel peregrino era Jesús. En aquel mismo momento desapareció.

2. Los dos han visto a Jesús. Los dos han creído en Él; y corren alegres a contar a los demás discípulos cómo han visto al Señor, ha cenado con ellos, y le han reconocido al partir el pan. Les di-cen: ¡Alegraos! ¡Jesús ha resucitado y vive! Todos juntos gozaban.

Qué importante es conocer y amar a Jesús; sólo así recuperamos la alegría, la paz y el deseo de darlo a conocer a los amigos. Sólo Él es el Salvador del hombre; por eso, encontrar a Cristo es recuperar la alegría. El mejor regalo que podemos hacer a nuestros familiares y amigos es llevarles a Jesús, enseñarles a ser sus amigos, y a quedarse con Él.

3. (Diálogo) ¿Quién es Jesucristo?... ¿Qué día murió Jesús?... ¿Qué día resucitó?... ¿Qué es resucitar?... ¿A dónde iban Cleofás y su amigo?... ¿De que hablaban por el camino?... ¿Qué les dijo Jesús?... ¿Cómo le reconocieron?...

4. Aquellos dos discípulos, llenos de miedo, huyeron a Emaús. Mirad, los caminos de la tierra son caminos de Emaús por los que los hombres huyen de Dios.

Hoy, todos a una, hemos de suplicar insistentemente a Jesús la misma petición que le hicie-ron estos discípulos: «Quédate, Señor, con nosotros porque atardece y se hace de noche». Aconse-jaba San Josemaría:

«Que busques a Cristo.

Que encuentres a Cristo.

Que ames a Cristo».

Page 47: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 4 de Pascua. (A) Jn 10, 1-10.

El buen Pastor.

«Yo soy el buen pastor, que da la vida por las ovejas (...); conozca a mis ovejas, ellas me co-nocen a mí... (...) Yo he venido para que tengan vida, y la tengan abundante».

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Yo soy el buen Pastor

1. Una embarcación, repleta de pasajeros, emprende un largo viaje. Todo va bien, y la gente va muy divertida contemplando el panorama maravilloso de la inmensidad de las aguas. Un niño de 7 años, llamado Nacho, se divierte jugando con su balón...

Al cabo de unas horas de viaje, se inicia una tempestad que, poco a poco, les sorprende con un gran oleaje... La gente se marea, tiene mucho miedo por el peligro que supone aquella tempes-tad.

Mientras todos están asustados, Nacho sigue tranquilamente jugando sin tener miedo a la tormenta.

Un señor le dice: pero, niño, ¿no tienes miedo? Baja de prisa a tu camarote. El niño le res-ponde:

— «Yo no tengo miedo, porque mi padre es el capitán del barco».

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2. Hoy nos dice Jesús en el evangelio: Yo soy el buen Pastor . Si Jesús es el buen Pastor, es que hay otros que son pastores malos. Mirad, hay dos fuerzas que gobiernan el mundo: la fuerza del bien, que es Jesús, y la del mal, que es el pecado del hombre y el demonio.

Jesús es el buen Pastor que quiere mucho a todos. En su escuela aprendemos lo que está bien y lo que está mal... Todo lo que agrada a Jesús está bien y nos hace felices, aunque nos cues-te; y todo lo que le desagrada, aunque lo hagan muchos niños, está mal, aunque nos parezca diver-tido o placentero. ¿Vosotros, a quién queréis seguir a Jesús o al demonio? Queremos seguir a Je-sús.

Él cuida de todos los hombres siempre; también cuando vienen “esas tempestades” que lle-nan de miedo a los padres y a los niños: como son los malos ejemplos que nos dan aquellos que no quieren a Jesús, los que no van a Misa los domingos, los que se dejan llevar por la pereza, los ego -ístas, los que no ponen interés y no quieren asistir a la catequesis, los desobedientes, y tantos que se olvidan de que son hijos de Dios...

¡No tengáis miedo! porque Dios es nuestro Padre del cielo, que lo puede todo... Él nos de-fende de los peligros que encontramos en la vida: los malos ejemplos, las malas palabras, las imá-genes inconvenientes y las acciones ofensivas, las riñas, el juego sucio, las mentiras…Todo ello nos aparta de Jesús y nos impide ser sus amigos.

Hemos de mirar mucho a Jesús oculto en el Sagrario, que nos espera todo el día y desea charlar un rato con cada uno, animarnos a confar en Él, a creer lo que nos enseña. Somos hijos muy queridos por Dios.

Page 48: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. ¿Cómo se llama Jesús a sí mismo en el evangelio de hoy?.. ¿Quién es Jesucristo?... ¿Dónde está ahora Jesucristo?... ¿Por qué Nacho no tenía miedo a la tormenta?... ¿Quién gobierna el mun-do?... Y ¿Dios lo puede todo?...

4. Por eso, si somos amigos de Jesús, el buen Pastor de los hombres, nunca debemos tener miedo. Él, con su resurrección, ha vencido a los enemigos de nuestra alma.

Nacho no tenía miedo, en medio del mar tempestuoso, porque el buque en el que iban de excursión era conducido por su padre; y él confaba plenamente en aquel que siempre le ama. Que confemos plenamente en Jesús, que nunca falla.

Dile con frecuencia esta oración:

Padre nuestro que estás en el cielo.

Yo nada temo, porque Tú vas conmigo.

Y conduces mi vida.

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Domingo 4 de Pascua (bis). (A) Jn 10, 1-10.

Evangelio:

En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les habla-ba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucha-ron. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El la -drón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

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“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.

1. Conozco a un niño de siete años, hijo de unos amigos míos, llamado Michel, que le maravi-llan las intervenciones de ciertos magos, que actúan en los programas de TV para distraer a niños y a mayores.

Es frecuente verle emocionado al observar cómo el mago saca palomas de un pañuelo, a las que acaricia, y después las mete en una jaula. Otras veces hace que, delante de todos, desaparezca el reloj que uno de los presentes lleva en la muñeca.

Después de uno de estos programas, Michel le dice a su madre:

— Mamá, yo quiero ser un mago de la TV, y actuar allí para distraer a los niños en sus propias casas.

Me parece muy bien, le dice su madre, pero ya sabes que para lograr esa maestría que tanto te encanta, has de ir a la asociación de magos, y aprender durante bastante tiempo las técnicas propias de ese trabajo. Eso te puede costar varios años.

— Y ¿no lo podría conseguir sin trabajar? ¡A mí no me gusta ir a clase! ¡No quiero ir!

Pues, hijo mío, hay que hacer lo que debemos aunque nos cueste esfuerzo. Si trabajamos sólo cuando nos apetece nos haríamos unos egoístas. Y además sin esfuerzo nunca conseguirás nada que valga la pena.

2. Hoy nos enseña Jesús que trae desde el Cielo un gran tesoro para nosotros, que hemos de saber recibir, defender y enseñar a los demás: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia». Esa vida es la gracia santifcante, que nos hace hijos de Dios y herederos del cielo. Ese es el tesoro: Vivir la vida de Dios. Pero hay enemigos que nos la quieren robar, como a Michel la pereza, que le impidió ir a clase, y no le dejó alcanzar ser mago.

El enemigo que quiere robarnos el tesoro de ser hijos de Dios es el demonio que, como un ladrón hace estragos al entrar en una casa, así el diablo los quiere hacer en nuestra alma.

Pecar es desobedecer a Dios, decir a Jesús que «no nos da la gana» seguir sus pasos y su ejemplo. Pecar es huir de Dios, que es la felicidad. La felicidad se alcanza teniendo un corazón bue-

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no y enamorado de Jesucristo. El egoísmo, al dejar conducirnos por nuestra pereza, nos llena de tristeza y de mayor desgana.

3. (Diálogo) ¿Quién es Jesucristo?... ¿Qué tesoro nos trae desde el cielo?... ¿Qué es la gracia santifcante?... ¿Quién nos quiere robar este tesoro?... ¿Qué es el pecado?... Y si uno ha cometido un pecado, ¿cómo se lo perdona Dios?...

4. Jesús, como buen pastor, cuida de nosotros y nos defende de los enemigos de nuestra alma. Y ¿cómo lo hace?:

— Enseñándonos su doctrina que es la luz que ilumina a sus seguidores. Qué importante es aprender el catecismo para que la luz de sus verdades nos aparte del mal y nos ayude a hacer el bien.

— Dándonos su ayuda por medio de la oración: «Todo lo que pidiereis al Padre en mi nom-bre, os lo dará». Y por medio de los sacramentos, que son las fuentes de las que mana la gracia de Dios.

Jesús, deféndenos de los enemigos,

y líbranos del mal. Amen.

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Domingo 5 de Pascua. (A) Jn 14, 1-12.

Evangelio:

No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino. Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.» Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.

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“No se turbe vuestro corazón”

1. Estaba hablando en Torreciudad con un sacerdote que trabajaba con monaguillos, y me contó cómo al acabar la última clase que había tenido con ellos, les preguntó:

— A vosotros ¿qué es lo que os da más miedo?

Uno contestó: A mí lo que más miedo me da son los leones que hay en los safaris.

Otro: yo tengo mucho miedo a las tormentas, porque caen rayos.

Y el mayor de todos que tenía 12 años dijo muy serio:

— Pues yo lo que único que temo de verdad es no ir al cielo.

Todos tenemos miedo a algo..., porque somos muy débiles, podemos muy poco.

Hasta los apóstoles, que estaban con Jesús, experimentaron el miedo. Un día estaban embar-cados en el mar de Galilea. Jesús dormía en la barca; vino una tempestad, se alborotó el mar y em-pezaron a temer: “Jesús, sálvanos que perecemos...”

2. Jesús hoy nos dice a todos: No se turbe vuestro corazón, porque yo estoy con vosotros. Y yo lo puedo todo.

¿Dónde estás, Jesús? Yo estoy en el Sagrario para ser vuestro Amigo y ayudaros en todo para que seáis buenos. Hemos de ser los mejores amigos de Jesús que nos espera en el Sagrario. Y nos dice:

«¡No tengáis miedo! En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os to-maré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros».

Allí cabemos todos los hombres que han existido, existen y existirán hasta el fn del mundo, con tal que seamos buenos servidores de Jesús. Qué importancia tiene saber emplear el tiempo para amar con obras a Nuestro Señor. El premio infalible será estar junto a Él en el Cielo para siem-pre. ¡Qué buen pagador es Jesús!

Page 52: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo) ¿Qué nos dice Jesús en el evangelio de hoy?...Vosotros ¿a quién tenéis miedo?... ¿A qué hemos de temer de verdad?... Jesús ¿qué ha prometido a sus servidores?... ¿Cuántos hom-bres caben en el Cielo?... ¿Qué hemos de hacer para ir al Cielo?...

4. Jesús sigue buscando tu corazón para poner en él su morada: «He aquí que estoy a tu puerta y llamo». Cada vez que notamos el toque de su llamada le hemos de decir: Jesús, ¿qué quieres de mi?...

El nos dirá de muchas maneras: ¿quieres estar conmigo en el Cielo?... Dame, pues, tu obe-diencia..., vence la pereza..., sé generoso y ayuda a los demás... Así serás mi servidor, y estarás allí donde estoy yo.

Quiero decir cada día al Señor: serviré

Servir es amar. Servir es reinar.

Por eso mismo, servir es gozar.

Page 53: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 6 de Pascua. (A) Jn 14, 15-21.

Evangelio:

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede reci-bir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros. No os deja-ré huérfanos: volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros si me ve-réis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.

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Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede reci-bir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros.

1. En una de sus correrías apostólicas, san Pablo llegó a Éfeso, para enseñarles la doctrina de Jesucristo; allí halló algunos discípulos que ya habían recibido el bautismo; y les dijo:

— “¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe? Ellos le contestaron: No hemos oído ni si existe el Espíritu Santo” (cf. Hech 19, 1-2).

Como se ve, estos seguidores de Cristo no habían recibido una catequesis completa de la vida cristiana. Desconocían una de las verdades esenciales de la Revelación divina, la existencia de un solo Dios verdadero y tres Personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que inhabitan en el alma siempre que esté en gracia de Dios.

Vosotros ya sabéis que hay un solo Dios y tres Personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Habéis aprendido también que Dios es nuestro Padre del cielo, Creador y Señor de todas las cosas, que premia a los buenos y castiga a los malos.

Recordáis que Jesucristo es el Hijo de Dios, hecho hombre, que nació de la Virgen María.

Y que el Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santsima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo.

2. Jesús, antes de subir al Cielo, quiere preparar a sus discípulos y enseñarle que no les va a dejar solos en el mundo

Además de quedarse con nosotros, de un modo distinto al que estaban acostumbrados a verle, nos promete enviarnos al Espíritu Santo: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce».

Creemos que Jesucristo esta ¡de verdad, de verdad, de verdad! en la Eucarista, guardada en el Sagrario. Pero ¿dónde mora el Espíritu Santo?

Ha querido habitar en nuestra alma, siempre que esté hermoseada por la gracia santifcante, por la amistad con Jesús. «El que me ama será amado de mi Padre, y vendremos a él, y haremos nuestra morada en él».

Page 54: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Quién es Dios?... ¿Cuánto dioses hay?... ¿Cuántas personas hay en Dios?... ¿Quién es Jesucristo?... ¿Quién es el Espíritu Santo?... ¿Dónde está ahora Jesucristo?... ¿Dónde mora el Espíritu Santo?...

4. Somos portadores de tesoros divinos en vasos de barro (cf. 2 Cor 4, 7). Dios mora en mí y yo en Él. Estamos “endiosados” desde el día de nuestro Bautismo.

Por eso, Dios cuando contempla tu alma en gracia, exclama como en el Jordán al bautizar Juan a Jesús: “Este es mi hijo amado, en quien tengo mis complacencias” (Mt 3, 17). Es que Dios al mirarte, ve a Cristo en ti.

Si alguna vez tuvieras que trasladar un tesoro valiosísimo a tu casa, situada en una zona a la que se puede acceder por dos calles: una llena de peligros, la otra muy tranquila; ¿por cual irías? Seguro que escogerías la segunda para salvaguardar el tesoro. Eso mismo debes hacer en lo refe-rente a la defensa de los tesoros de tu alma: ¡Huye de las ocasiones de pecado! Busca lo que a Dios agrada. Defende siempre la grandeza y la belleza de tu alma.

Jesús, aparta de mí

todo lo que me aparta de Ti.

Page 55: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Solemnidad de la Ascensión. (A) Mt 28, 16-20.

Evangelio:

Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bauti-zándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fn del mundo».

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Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra

1. Jesús tenía muchos ratos de conversación íntima con sus Apóstoles, y les contaba cosas sólo a ellos, porque eran sus verdaderos amigos.

Cuando se acercaba la hora de dejar este mundo y subir al Cielo, les dijo que fueran al monte que Él les había indicado. Era este el monte de los Olivos, muy cercano a Betania.

Efectivamente, los Apóstoles, obedientes, fueron a dicho monte, y allí Jesús les dio un encar-go muy importante. Les dijo:

— «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado».

Tres encargos recibieron de Jesús:

- Ir por todo el mundo a enseñar el Catecismo.

- Los hombres, después de aprender la Doctrina cristiana, deben ser bautizados en el nom-bre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

- Y por último enseñarles el camino del cielo, que consiste en seguir a Jesús y hacer todo lo que nos manda.

2. Esto mismo es lo que quiere que hagamos los cristianos hoy en todo el mundo:

- enseñar a los hombres de cualquiera raza, lengua o condición el Catecismo de la Iglesia;

- animarles a que reciban los sacramentos que les darán la fuerza necesaria para seguir al Se -ñor y vivir en su amistad;

- de este modo alcanzarán el cielo para siempre.

Y cuando os cueste realizar esta tarea, no tengáis miedo, porque «he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fn del mundo».

3. (Diálogo). ¿Qué festa celebramos hoy?... ¿Desde que monte subió Jesús al Cielo?... ¿Quién es Jesucristo?... ¿Quienes acompañaban a Jesús?... ¿Cuántos eran los Apóstoles?... ¿Dónde está ahora Jesucristo?... ¿Cómo está Jesús en el Sagrario, vivo o muerto?... ¿Qué espera Jesús de nosotros en el Sagrario?... ¿Lo visitas cada día?...

4. Cuarenta días después de su Resurrección, Jesús subió a los cielos por su propio poder, porque es verdadero Dios. Y Dios lo puede todo.

Page 56: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Sin embargo, el Señor, aunque está en el cielo, también se encuentra con nosotros aquí en la tierra, ya que está real y verdaderamente presente en el Sagrario. Aquí está con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad.

Hemos de aprovechar este hecho tan formidable para visitarle cada día en el Sagrario, que es como la cárcel de su Amor.

Jesús se ha ido, y se ha quedado con nosotros. Gracias, Señor, porque no nos dejas solos.

Buenos días, Señor,

te vengo a visitar,

a hacerte compañía

y que me enseñes a quererte más

y también a los demás.

Page 57: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo de Pentecostés. (A) Jn 20, 19-23.

Evangelio:

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se ale-graron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, tam -bién yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes per-donéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

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«La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto, sopló so-bre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo».

1. Han pasado diez días desde que Jesús subió a los cielos. Antes de su Ascensión, comiendo con ellos les dijo:

— Id a Jerusalén y esperar allí la promesa que de mí habéis escuchado: seréis bautizados en el Espíritu Santo.

En efecto, reunidos todos en oración con la Virgen Santsima, esperaban la venida del Espíri-tu Santo, conforme se lo había prometido Jesús antes de subir a los cielos.

De pronto se produjo un ruido proveniente del cielo, era como un viento que sopla muy fuer-te, y que hacía retemblar la casa donde estaban reunidos los Apóstoles.

Enseguida una luz muy clara iluminó toda la sala; y aparecieron lenguas como de fuego que se posaron sobre la cabeza de cada uno; y empezaron a hablar en diversas lenguas. De este modo vino el Espíritu Santo sobre ellos, y se cumplió la Promesa que les hizo Jesús: Os enviaré el Espíritu Santo y os recordará todo lo que yo os he dicho.

2. Hoy celebramos la festa de la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen Ma-ría, enriqueciéndoles con muchos regalos que iban a necesitar para anunciar el Evangelio por toda la tierra.

Pero no creáis que el Espíritu Santo es una lengua de fuego. Aquellas lenguas de fuego que aparecieron en el Cenáculo eran una señal de lo que el Espíritu Santo hace cuando llega a nuestra alma. Él enseña que decir la verdad..., obedecer a la primera, ir a Misa los domingos...a ser dóciles a lo que nos va pidiendo… está bien.

El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santsima Trinidad; es Dios como el Padre y el Hijo. Hay un solo Dios verdadero; y en Él hay tres Personas distintas que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

3. (Diálogo). ¿Qué festa celebramos hoy?... ¿Qué promesa hizo Jesús a sus Apóstoles?... ¿Quién es el Espíritu Santo?... ¿Quién es Dios?... ¿Cuántos dioses hay?... ¿Cuántas Personas hay en Dios?... ¿El Padre es Dios?... ¿El Hijo es Dios?... ¿El Espíritu Santo es Dios?... ¿Son tres dioses?...

4. Antes de la venida del Espíritu Santo los Apóstoles eran unos ignorantes, hasta tal punto que Jesús les decía: ¿Aún no entendéis esto?»... Eran cobardes: la noche en que prendieron a Jesús todos le abandonaron... Muertos de miedo cerraban puertas y ventanas de la casa donde se refu-giaron después de morir Jesús.

Page 58: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Pues a estos hombres eligió Jesús para enseñar al mundo entero. Por eso les dio el Espíritu Santo que, con sus dones, les preparó para realizar el encargo del Señor.

Nosotros recibimos el don del Espíritu Santo en el sacramento de la Confrmación que nos capacita para ser testigos y apóstoles de Jesucristo en medio de nuestros familiares y amigos.

Esta tarea la realizamos por medio del de la enseñanza del catecismo y del buen ejemplo con el que enseñamos a vivir la vida cristiana.

Ahora le decimos con fe:

Ven, Espíritu Santo, a mis ojos para mirar sólo las cosas que te agradan. Ven a mi lengua, para que diga siempre la verdad. Ven a mi corazón, para que perdone y ame a todos... Ven a mi in-teligencia, para que conozca a Jesús. Ven a mi voluntad para que acoja a todos, también a los que no me quieren. Amen.

Page 59: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Solemnidad del Corpus Christi. (A) Jn 6, 51-59.

Evangelio:

Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo. Discutan entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi car-ne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Pa -dre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comie-ron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.» Esto lo dijo enseñan-do en la sinagoga, en Cafarnaúm.

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«El pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo. Discutan entre sí los judíos y decían: « ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»

1. Bendición del Tiburtino... El Papa Pablo VI es invitado por el Fundador del Opus Dei a ben-decir las instalaciones de aquel complejo, en el que se iba a impartir formación a todas las gentes del barrio... El Papa es recibido con inmenso cariño por todos los asistentes...

Después de la bendición de aquella obra, puesta al servicio de la Iglesia y de los hombres, san Josemaría, de pie delante de Pablo VI, dio las gracias, profundamente emocionado, al Vicario de Cristo en la tierra.

En la tertulia de la noche, un hijo suyo le preguntó:

Padre, ¿cómo es que Vd, que está acostumbrado a hablar con distintas personalidades de todo el mundo, se emocionó tanto al hablar con el Papa?

— Hijo mío, «la fe que tengo no me permite acostumbrarme ni a hablar con el Papa, ni a ce-lebrar la Santa Misa».

2. Hoy celebramos la festividad del Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Ama tanto a los hombres que Él mismo ha querido hacerse el alimento de nuestras almas: Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.

Para ser nuestra comida ha hecho un milagro tan grande que, Aquel que no cabe en el Cielo, se ha quedado oculto en el pan y en el vino consagrados por el sacerdote.

Desde el momento de la Consagración de la Misa, lo que vemos en el Altar ya no es pan, y lo que hay en el Cáliz no es vino, sino Jesucristo Nuestro Señor. El mismo Jesús que está en el Cielo está vivo en el Sagrario, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

¡Qué contentos hemos de estar, y cuántas gracias hemos de dar a Jesús! por lo mucho que nos ama. Es el Amigo que quiere estar siempre dispuesto a recibirnos y conversar con cada uno para ayudarnos a ser buenos hijos de Dios.

Por eso, hoy la Iglesia saca en procesión a Jesús puesto en una hermosa Custodia, y los cris -tianos salen a las calles y plazas de los pueblos para cantarle, adorarle y pedirle que nos bendiga a

Page 60: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

todos, como bendecía y sanaba a los enfermos que le presentaban. Hoy quiere hacer también mi-lagros en nuestras almas para que vivan en amistad con Él.

3. (Diálogo) ¿Qué festa celebramos hoy?... ¿Qué hace en este día la Iglesia?... ¿Qué es la Custodia?... ¿Qué es la Eucarista?... ¿Quién está presente en la Eucarista?.... ¿Jesús está en ella vivo o muerto?... ¡Qué es la Sagrada Comunión?... ¿Quién nos espera en el Sagrario?... Cuando vas a una Iglesia, ¿qué es lo primero que debes buscar?...

4. Cuando entres en una Iglesia busca enseguida el Sagrario. Allí está Jesús, al que tú tanto quieres. Él te mira con aquellos ojos que alegraban a los niños. Te espera para hablarte en el fondo de tu alma, casi en secreto al oído. Te quiere ofrecer sus dones para que seas su amigo.

No tengas miedo de decirle muchas veces que le quieres, que le amas con locura, mucho más que a nadie en el mundo.

Jesús, te quiero mucho.

Te visitaré cada día en el Sagrario.

Cada vez que entre o salga del Colegio

Jesús, enséñame a quererte más.

Page 61: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 2. Tiempo ordinario. (A) Jn 1, 29-34.

Evangelio:

Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el peca -do del mundo. Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque exista antes que yo. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel.» Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bau-tiza con Espíritu Santo." Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios».

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«He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».

1. Asistimos a una sesión del Cine de Dios, que reciben los niños de educación infantil. Esta-mos en el salón de actos. Los niños están sentados en el suelo mirando a la pantalla. Allí aparece, en medio de un cielo estrellado, una de las cosas creadas por Dios: la luna.

El sacerdote les invita a mirar la hermosura del frmamento, cubierto de estrellas.

Les pregunta ¿sabéis que es la luna? ¡Síiii!

A ver, decidme, ¿qué es la luna?

Unos responden:

— eso, que se ve brillar por la noche en el cielo, es un balón.

— otros afrman que es un queso...

— hay quien dice que es un pandero...

— Y Cristina dice que es un lucero creado por Dios para iluminar a los hombres por la noche.

Nosotros hemos escuchado las respuestas de aquellos niños. Decidme, ¿la luna es un balón?... ¿Es un queso?... ¿Es un pandero?.... ¿Es un lucero?...

2. Es muy importante conocer bien las cosas para poder hablar de ellas.

Para hablar bien de Jesús también necesitamos conocerle. Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo." Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios».

A Jesús se le conoce en el Evangelio, en el Catecismo “Jesús es el Seño”, que es un resumen de todo lo que nos ha enseñado Él; en las clases de Religión y en las Catequesis, en las que el pro -fesor nos enseña las cosas que Jesús ha dicho y ha hecho.

Nosotros hemos de estudiar y atender las explicaciones del sacerdote para conocer al Señor, amarle y seguirle. Es bueno repasar el catecismo en familia, y aprender cada día una pregunta. Leer la Biblia. Una Lectura para cada día. Así daremos testimonio de Jesús ante todos los niños como lo dio Juan el Bautista ante sus discípulos. Les decía: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».

Page 62: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). Vamos a repasar el Catecismo. Decidme: ¿Quién es Dios?... ¿Dónde está Dios?... ¿Dios lo ve todo?... ¿Cuántos dioses hay?...¿Cuántas personas hay en Dios?... ¿Quién es la Santsi-ma Trinidad?... ¿Cuando nos hacemos hijos de Dios?...

4. Tenemos un tesoro muy importante que nos ha entregado el mismo Jesús: es su Doctrina, contenida en el Evangelio y resumida en el Catecismo, que estudiamos en casa y en el colegio. No lo dejes arrinconado en el olvido.

Diles a tus padres que quieres leer todos los días el Evangelio con ellos; y también quieres aprender una pregunta de Catecismo cada día para conocer más a Jesús y darlo a conocer a tus amigos.

Quiero aprender el catecismo,

Leeré cada día el catecismo.

Quiero conocer más a Jesús

Leeré cada día el evangelio.

Es el camino del Cielo.

Page 63: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 3. Tiempo ordinario (A) Mt 4, 12-23.

Evangelio:

Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, vino a re-sidir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Nefalí; para que se cumpliera el orá -culo del profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Nefalí, camino del mar, allende el Jordán, Gali-lea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a pre-dicar y decir: «Convertos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.» Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: « Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arre-glando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. Reco-rría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y cu-rando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

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« Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.

1. hace ya muchos años. Lo recuerdo bien. Venía con mi madre y una amiga suya de un pue-blo vecino. Tenía yo entonces 8 años. La distancia era de seis Kms. a través de los montes. Después de un buen rato de caminar, descansamos...

Mientras, nos alcanza el sacerdote de mi pueblo, que venía también del mismo lugar que no-sotros.

Me coge del brazo y me invita a pasear con él...

¿Te gustaría ser pastor?

— ¡No!...

Y ¿maestro?

— Tampoco...

Y ¿médico?

— ¡No!

Por fn, me dijo:

¿Te gustaría ser sacerdote?

— ¡Sí!, porque quiero ser como usted.

Pasó el tiempo... hubo una guerra entre medio... Y, después de tres años, mi madre me re-cordó la conversación con Don Pascual... Y me repitió: ¿quieres ser sacerdote?

Aquella semilla que sembró en mi alma Don Pascual, gracias a Dios, ha dado su fruto.

¿Seáis dónde aprendió D. Pascual este modo de proceder? ¡De Cristo! Mirad lo que nos dice hoy el evangelio:

2. Jesús podía hacer las cosas antes, más y mejor que con nosotros; pero quiere contar con el hombre: Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y

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su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Dios les ha premiado su trabajo con la santidad y el cielo.

3. (Diálogo). ¿Qué nos dice el evangelio de hoy?... ¿Cómo se llamaba el hermano de Pedro?... ¿Dónde estaban los dos hermanos antes de ser llamados por Jesús?... ¿Qué les dijo Jesús?... ¿Qué hicieron Pedro y Andrés?... ¿A qué ha venido Jesús al mundo?...

4. Qué contentos están hoy en el cielo Pedro, Andrés, Santiago, Juan, y todos los apóstoles y seguidores de Cristo. Un día le dijeron que «sí» a Jesús y se entregaron a Él. Hoy Jesús les entrega su felicidad, su santidad y su cielo para siempre. ¡Qué buen pagador es Jesús!

Hoy nos mira desde el Sagrario y nos dice a cada uno: ¿Me amas? Pues, vente conmigo, escú-chame y aprende mi doctrina; así la enseñarás a otros con tus palabras y con tu ejemplo. Y ¿cómo se sigue a Jesús? Haciendo en cada momento lo que Él nos pide. Dile: «Sí, aquí estoy para hacer tu voluntad».¡Obedeceré!

El Hijo de Dios con el sí de María entró en el mundo.

Los niños y los jóvenes con el sí a Jesús entran en el Cielo.

Entra en el Cielo el que hace lo que Dios quiere.

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Domingo 4. Tiempo ordinario (A) Mt 5, 1-12.

Evangelio:

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y toman-do la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, por-que ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bien-aventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

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1. Jesús le dice y le pide a un niño de 7 años:

— ¿Ves esa roca tan grande?

Sí, la veo.

Jesús entonces le dice:

— Acércate a ella todos los días; y haz fuerza y empújala con tus manos. A ver si la mueves

El niño iba todos los días, hacía fuerza con sus manos, creyendo que movería la roca; pero la roca no se movía.

Un día, le tentó el demonio para que desistiese de empujar pues no iba a lograr mover la roca.

El niño le contestó:

— ¡No!, seguiré empujando cada día, que me lo manda Jesús.

Pero ningún día podía mover la roca.

Al fnal se fue a quejar a Jesús...

- Señor por más fuerza que hago no consigo nada. La roca no se mueve.

Y Jesús le contestó:

— «No te dije que la movieras, sino que hicieras fuerza». Mira ahora que fuerte te has pues-to.

Empezó de nuevo a hacer el ejercicio que le había mandado. Y aquel chico se hizo fuerte, ro-busto, con voluntad frme y constante. Pero aunque la roca no la movió.

Entonces Jesús le dijo al oído:

— Yo te mandé que hicieras fuerza para prepararte a una tarea que te iba a encomendar. Quiero que me sigas y que seas un santo. Así animarás a muchos a seguirme.

El chico le dijo:

— Jesús, aquí estoy dispuesto a seguirte. Ayúdame. Pasó el tiempo y aquel niño es ahora un santo.

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2. Lo que nos manda Jesús no siempre lo entendemos fácilmente. Pero lo que el Señor nos manda es siempre bueno. Lo hacemos además porque nos famos plenamente de Él. Hoy nos en-seña cómo encontraremos la felicidad: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados». Y los hombres siguen sin entenderlo, porque buscan una felicidad terrena, y Jesús les promete la del cielo, que nunca se acaba. El cielo es vivir eternamente felices con Dios.

Imitando a Jesús, que puso la vida entera, con su trabajo, alegrías, lágrimas, etc., en las ma-nos de Dios, es cómo seremos bienaventurados.

3. (Diálogo) ¿De qué habla el evangelio de hoy?... ¿Cuál es la primera bienaventuranza?... ¿Qué felicidad nos promete Jesús, la de la tierra o la del cielo?... ¿Qué es el cielo?... ¿Qué hemos de hacer para alcanzar el cielo?... ¿Quienes van al cielo?...

4. Una vez pregunté a la madre de un sacerdote, a la veía cada semana, cómo se imaginaba ella el cielo. Yo esperaba su respuesta con cierta ilusión, y también con curiosidad.

Y ella mirándome a los ojos me dijo:

— «No se preocupe, que vamos a mejor. Allí Dios colmará nuestros deseos de felicidad».

Padre nuestro que estás en el Cielo,

Ayúdanos a cumplir siempre tu Voluntad.

Page 67: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 5. Tiempo ordinario. (A) Mt 5 13-16.

Evangelio:

Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifquen a vuestro Padre que está en los cielos

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Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorif-quen a vuestro Padre que está en los cielos

1. Recuerdo que en mi pueblo la víspera de san Antón hacían en medio de la Plaza una in-mensa hoguera. Allí acudía toda la gente. Un niño, al explicar este acontecimiento, me preguntó:

— Y ¿cómo la hacían?

Mira, le dije, aquel día todos los hombres, al venir del campo, traían cargas de leña y la deja-ban en la misma Plaza.

Los encargados apiñaban aquellas ramas y aquellos troncos, hasta hacer un montculo...

En la parte inferior ponían ramas secas, virutas y muchos papeles de periódico.

Allí no podían faltar los niños de la escuela, acompañados de su maestro. Unos jugaban, otros observaban.

El maestro aprovechaba esta ocasión para enseñarles una sencilla lección. ¿Veis este montón tan grande de leña?

— Síiii, decían.

Pues fjaos bien, porque hoy vais a aprender una lección muy bonita. Todos miraban al maes-tro.

¿«Veis esta cerilla tan pequeña?»

— Síiii, volvían a decir.

Esta cerilla tan pequeña, les decía, es capaz de quemar todo este montón de leña.

— ¡Imposible!, decían los niños.

Mirad todos. Voy a encender la cerilla. Ahora la voy a echar en estas ramas y en estos perió-dicos. Se enciende el fuego. Y poco a poco se va haciendo una gran hoguera hasta que a los dos días ya había quemado todo. Sólo quedaban las cenizas.

A los dos días les dijo:

¿Habéis visto? Entonces les dijo con gran entusiasmo:

— Una chispa es capaz de producir un gran incendio. Nosotros somos muy pequeños, pero podemos hacer cosas grandes con la ayuda de Dios.

2. Jesús nos dice en el evangelio de hoy: «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen deba-jo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así

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vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifquen a vuestro Padre que está en los cielos».

Es verdad que somos como aquella pequeña cerilla, pasamos desapercibidos, los hombres no cuentan con los niños, pero aquella cerilla ¡que hoguera tan grande encendió!

Un niño —y todos debemos ser niños delante de Dios— obediente, piadoso, sencillo, que ama mucho a Jesús y a la Virgen, es capaz de convertirse en un punto de referencia para quienes le tratan y le conocen.

3. (Diálogo) ¿Qué nos dice el evangelio de hoy?... ¿Quién es Jesucristo?... ¿Es verdadero Dios?... ¿Es verdadero hombre?... Jesús ¿qué quiere que seamos los cristianos?... ¿Para que sirve la luz?... ¿Y la sal?... ¿Cómo hemos de ser luz y sal?...

Jesús, Tú que has venido a traer fuego a la tierra,

El fuego de tu amor por todas las almas

inflama mi corazón en el amor divino en que te abrasas

Para que yo encienda a otros con tu amor.

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Domingo 6. Tiempo ordinario (A) Mt 5, 17-37.

Evangelio:

«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. «Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal.(...). «Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.(...). « Habéis oído también que se dijo a los antepasados: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el es -cabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabe-za, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no": que lo que pasa de aquí viene del Maligno.

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El que observe y enseñe los Mandamientos, ése será grande en el Reino de los Cielos.

1. Vienen a verme los padres de una niña. Desean que haga la Primera Comunión con una prima suya que está en mi colegio.

El sacerdote les pide a los padres que vengan semanalmente con la niña a la preparación que ofrece el Colegio para este Acontecimiento.

El primer día el sacerdote habla con la niña:

— ¿Cómo te llamas?

— Luisa.... Muy bien

— Le dice de nuevo: y ¿tú qué quieres ser de mayor?

— Quiero ser veterinario como mi padre.. ; o quizá médico..., también me gustaría ser maes-tra...

Entonces el sacerdote la cortó y le dijo:

— Mira, Luisa, da igual que seas veterinario, médico o maestra... Lo importante es que sea veterinaria santa, médico santo, maestra santa.

Inmediatamente, la niña levantó la cabeza, me miró y dijo…

— «¡Entonces seré monja!» (creía que sólo podían ser santos los sacerdotes y religiosas)...

2. Hoy Jesús nos da en el evangelio una gran alegría: nos llama a todos a la santidad: “La santidad es pertenecer a Aquel que por excelencia es SANTO”. Y nos enseña el camino para alcan-zarla, que no es otro que vivir para agradar a Dios. Dice así:

El que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos».

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Nos enseña que hemos de huir de las apariencias, y ser santos de pies a cabeza, sin trampa ni cartón. ¡Santos de verdad!

3. (Diálogo) ¿Quién ha creado al hombre?... Y Dios ¿para qué ha creado al hombre?... Y para ser santa un niña, ¿debe meterse monja?... ¿Hemos de ser santos en medio del mundo?... Y ¿qué hemos de hacer para ser santos?... Un niño que quiere ser santo y ha hecho una cosa mala, ¿qué debe hacer para poder aspirar a la santidad?...

4. El Papa dijo a la juventud: «Jóvenes, ¡no tengáis miedo de ser los santos del nuevo mile-nio!» Y a los niños les decía en otra ocasión: vosotros debéis ser los mejores amigos de Jesús, que le acompañéis, le queráis y seáis siempre su alegría.

Jesús nos dice hoy a cada uno:

Si quieres ser mi amigo, acompáñame.

Si quieres andar seguro, sígueme

Si quieres ser feliz, acógeme.

Page 71: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 7. Tiempo ordinario (A) 5, 38-48.

Evangelio:

Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda. «Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no salu-dáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.

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Yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injus-tos.

1. Era el miércoles 13 de Mayo de 1981. La plaza de San Pedro estaba llena de peregrinos es-perando ver al Papa Juan Pablo II.

A las cinco de la tarde sale el Papa con un coche descubierto, el Papamóvil, y recorre los co-rredores de la Plaza de San Pedro.

Un joven dispara su pistola, y Juan Pablo II cae herido en los brazos de su Secretario, Don Es-tanislao Diwnitz.

Lo llevan con toda urgencia a la clínica Gemelli, donde le esperan los mejores médicos. El Papa está entre la vida y la muerte. Le operan aquella misma tarde. Todos los hombres de buena voluntad están pendientes del resultado. Muchos rezan por el Papa, para que se cure.

El domingo siguiente grabó en una cinta unas palabras que difundió Radio Vaticano para todo el mundo. ¿Qué decía el Papa?:

— «Perdono al hermano que me ha herido».

A continuación le dijo a la Virgen:

— «María, soy todo tuyo».

2. Es muy fácil querer a los que te quieren, a tus amigos, a los que te hacen regalos y te aplauden. Eso lo hace todo el mundo. Jesús ha venido a enseñarnos el camino del cielo que, a ve-ces, es duro y se hace difícil. Jesús nos pide mucho más. Fijaos lo que nos enseña en el Evangelio de hoy:

«Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener?»

Page 72: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Por eso el Papa, que es el “dulce Cristo en la tierra”, sigue sus enseñanzas, y perdonó al que le quiso matar, en aquel triste atentado. Eso sí que es amar de verdad. Es cierto que sin la ayuda del Señor esto nunca lo podremos hacer. Pero Él está con nosotros para darnos su ayuda.

3. (Diálogo) ¿Cuántos son los Mandamientos de la Ley de Dios?... ¿A qué se reducen esos Diez Mandamientos?... ¿Qué hizo el Papa con aquel joven que le disparó para matarlo?... ¿Hemos de amar a los que nos quieren?... ¿Hemos de amar a los que no nos quieren?... ¿Y a los que nos caen mal?...

4. El camino del cielo no lo inventamos los hombres; ni consiste en hacer lo que a uno le ape-tece. Nos lo enseña Jesús diciéndonos: «Yo soy el camino»; vosotros debéis poner vuestras pisadas sobre mis huellas. Así, y no de otro modo, conquistaréis el cielo para siempre.

Jesús, desde la Cruz, perdonó a los que le habían clavado en ella. Decía:

— «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen».

Hoy le diremos a Jesús con la boca y con el corazón:

Señor, enséñame a perdonar,

para que aprenda a amar de verdad.

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Domingo 8. Tiempo ordinario (A) Mt 6, 24-34.

Evangelio:

Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entre-gará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados di-ciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.

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¿Quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos?

1. Una gran multitud sigue a Jesús con el deseo de escucharle, de conocerle y quererle más. Quienes le escuchaban eran gente sencilla y modesta. Nunca habían salido de su pueblo,

Aquel día Jesús les enseña que Dios es nuestro Padre. Él cuida de todas las cosas, de los ani-males, y especialmente del hombre.

Mientras les habla, una bandada de gorriones buscaba alimento por aquellos campos en los que el Maestro hablaba a aquel gran gento. Y les decía:

— ¿Sabéis quien es el que se interesa por la suerte de estos pájaros? ¿Quién es el que les prepara lo necesario para vivir?

Ellos no siembran ni siegan, no amontonan cosechas en sus graneros; sin embargo no mue-ren de hambre ni de sed, ¿Por qué?

— Porque Dios, nuestro Padre del Cielo, les prepara el alimento.

Así vosotros, debéis tener confanza plena en el cuidado amoroso que Dios tiene del hombre, porque valemos mucho más que todos los pájaros del mundo.

2. Hoy Jesús nos enseña en el evangelio a poner nuestra confanza en Dios que nos ha crea-do, nos ha redimido y nos quiere santifcar. Todo eso signifca que nos ama infnitamente, y jamás se despreocupa del hombre. La Providencia es el cuidado amoroso que Dios tiene de todas las co-sas, especialmente del hombre.

«Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celes-tial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?».

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Pero ese cuidado de Dios no signifca que nosotros nos crucemos de brazos para que nos lo den todo hecho. El cuidado de Dios se manifesta dándonos una inteligencia, unas fuerzas, toda una vida para trabajar, estudiar, pensar y tomar decisiones, y así alcanzar lo necesario para vivir.

3. (Diálogo). ¿Qué es crear?... ¿Quién ha creado las aves del cielo?... ¿Quién es el Señor de la creación?... ¿Quien es Dios?... ¿Qué es la Providencia?... ¿Cómo cuida Dios del hombre?...

4. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Lo que de verdad hemos de afanarnos por buscar es el camino que lleva al Cielo, y seguirlo día a día con el cumplimiento amoroso de nuestro deber.

Jesús, enséñame a confar en Ti,

Diciéndote siempre que «Sí».

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Domingo 9. Tiempo ordinario (A) Mt 7, 21-27.

Evangelio:

No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y en-tonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edifcó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas pala-bras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edifcó su casa sobre are-na: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.

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No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.

1. Visito a un sacerdote de 99 años... Lo visitaba cada semana... salía siempre edifcado y ani-mado por sus conversaciones sacerdotales...

Un día me dijo:

— «Lo paso muy mal…»

Quise ofrecerle mi ayuda, le dije: Si le puedo ayudar, aquí me tiene...

A lo que me contestó:

— «Hoy no te cuento nada; te lo contaré la semana próxima cuando vuelvas».

A la semana siguiente, empezamos a hablar de nuestras cosas; pero no me decía nada del asunto que le inquietaba. Le pregunté, y me dijo:

— «No te cuento nada porque ya lo tengo solucionado».

¿Y eso?...

— «Pues, sí. Mira, me di cuenta que lo que me pasaba era asunto de dos (de Dios y de mí). Los dos nos pusimos de acuerdo, y el problema quedó solucionado».

2. Dios sabe más que nosotros. Lo sabe todo, quiere lo mejor para sus hijos, pero exige que nosotros lo queramos también. Y el querer se manifesta no con palabras, sino con obras. «Obras son amores, y no buenas razones». Las palabras se las lleva el viento, las obras permanecen.

Esto mismo es lo que nos recuerda hoy el Evangelio: «No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial». Este es el ca-mino que lleva al cielo, a la santidad: cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios, obedecerle a la primera y con alegría; porque «obras son amores, y no buenas razones».

3. (Diálogo). ¿Quién es Dios?... ¿Que ha preparado Dios para el hombre?... ¿Qué se necesita para ir al Cielo?... ¿Irá al cielo aquel que sólo dice Señor, Señor?... ¿Cuántos son los Mandamientos de la Ley de Dios?... ¿Qué dice el primero?... ¿Y el segundo?... ¿Y el tercero?... ¿Qué ha de hacer un cristiano el domingo?...

4. Todos queremos ir al cielo y ser felices con Dios para siempre. Sabemos que el camino que lleva al Cielo es el cumplimiento de los Mandamientos. Nosotros los sabemos de memoria. Pero

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nos puede pasare como a los indicadores de las carreteras que dicen: Madrid, Barcelona... Indican el camino que se ha de seguir para ir a Madrid, pero los indicadores no llegan nunca, se quedan siempre en su sitio.

Un cristiano, para salvarse, no sólo debe decir «Señor, Señor», palabras bonitas a Jesús, sa-ber de memoria los Mandamientos de la Ley de Dios, sino cumplirlos todos con amor. Esta es la gran lección que hoy nos enseña Jesús a todos los hombres para alcanzar el Cielo.

Padre, ayúdame a cumplir tus mandamientos y hacer así tu voluntad,

en la tierra como en el cielo. Amén.

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Domingo 10. Tiempo ordinario. (A) Mt 9, 9-13.

Evangelio:

Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme » El se levantó y le siguió. Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discí -pulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publi-canos y pecadores?» Mas él, al oírlo, dijo: « No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué signifca aquello de: «Misericordia quiero, que no sacrifcio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

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«Misericordia quiero, que no sacrifcio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecado-res».

1. Recuerdo que siendo aún muy niño, mi padre me llevó con sigo al campo para regar el huerto y coger unas peras para el postre que íbamos a tomar en la comida.

Los niños pueden hacer muy poco en las tareas de los mayores, más bien estorban en dichas tareas; sin embargo él me pidió que le ayudara. Me dijo:

— Mientras yo riego esta parte del huerto, tú con este bastón coge las peras.

Pasó el rato, seguía a mi padre, y jugaba con el agua. Llegó la hora de irnos y no había cogido más que dos peras. No había hecho más que estorbar. Sin embargo mi padre quedó muy complaci-do y me dijo:

— Cuánto me has ayudado, hijo mío.

Es que los padres están muy a gusto junto a sus hijos, y gozan con el interés que ponemos en ayudarles.

2. Jesús es Dios y lo puede todo. Puede hacer las cosas Él solo, antes más y mejor que con nosotros, pero quiere contar con el hombre. Así nos lo enseña en el Evangelio de hoy: Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice:

— «Sígueme». El se levantó y le siguió.

Mateo era un recaudador de contribuciones. Un día pasó Jesús cerca de él y le llamó para que le siguiera. Le hizo tanta mella la mirada de Jesús que Mateo lo dejó todo y le siguió. Se unió al grupo de los apóstoles y con ellos, junto al Señor, aprendían las enseñanzas que salían de la boca de Jesús, y los ejemplos que les daba del modo cómo tratar a Dios y a los demás.

Así aprendían a hacer oración, a adorar a nuestro Padre del cielo y pedirle cosas buenas. Y también a querer a todos, a perdonar y a ser buenos compañeros de los que seguían a Jesús por aquellos senderos y pueblos de Palestina.

No siempre los apóstoles asimilaban las cosas a la primera, ni hacían bien lo que Jesús les en-señaba. Eran como aquel niño que fue al campo con su padre y, en vez de ayudarle, lo que hacía era estorbar; pero el padre, como quiere tanto al hijo, hacía que éste pensara que le estaba ayu-dando.

Page 78: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Quién es Jesucristo?... ¿A qué ha venido al mundo?... ¿A quienes ha elegido Je-sús para enseñar el Evangelio a los hombres?... ¿Cuántos eran los Apóstoles?... ¿Quién era Mateo y a qué se dedicaba?... ¿Qué hizo cuando le llamó Jesús?... ¿Qué enseñaba Jesús a los apóstoles?...

4. Jesús ahora también quiere contar con los niños y los jóvenes para enseñar a los hombres las cosas buenas que aprendemos en el Evangelio y el Catecismo.

Cuando la Virgen se apareció en Lourdes y en Fátima para dar un mensaje de confanza y de esperanza al mundo, eligió a unos niños para que fueran los portadores del mismo, y los encarga-dos de realizar su proyecto de hacer una capilla y allí rezar el Rosario todos los días.

Los niños, obedientes a la Señora, cumplieron su encargo y hoy se han convertido en dos Santuarios a los que acude gente de todo el mundo a rezar a la Virgen.

Jesús, aquí estoy para hacer tu voluntad.

Tú llamas a todos los hombres para que sean santos

Jesús, aquí estoy para hacer tu voluntad.

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Domingo 11. Tiempo ordinario (A) Mt 9, 36. 10, 1- 8.

Evangelio:

Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies». Y llamando a sus doce discí -pulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó. A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purifcad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.

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Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos

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1.Me contaba el amigo sacerdote: Era el año 1953. Me encontraba de Párroco en varios pue-blos de la sierra. Uno de esos pueblos, llamado Alpeñés, tenía sólo cien habitantes. Por supuesto no había médico. Tampoco luz. Ni siquiera carretera...

Acaeció en aquel entonces que el jornalero de una casa rica se puso muy enfermo. Casual-mente el veterinario estaba visitando una caballería; le contaron lo sucedido, fue a verle, y diag-nosticó que tenía apendicitis aguda y debía de ser operado cuanto antes.

Como no había carretera y era necesario ingresarlo en el hospital de Teruel, no hubo más re-medio que preparar una camilla para llevarlo al pueblo próximo por el que pasaba el coche de lí-nea.

Entonces el señor Alcalde mandó hacer este bando:

— Pido a todos los jóvenes y hombres del pueblo que acudan a la plaza, y presten un servicio urgente.

Todos se ofrecieron. Eran unas 20 personas que, en rigurosos turnos, llevaron al enfermo en camilla hasta Pancrudo, por donde pasaba el coche de línea.

De este modo el enfermo llegó a la clínica de Teruel. le operaron y, gracias a Dios, al cabo de 10 días ya estaba de nuevo en el pueblo. Todos le recibieron con inmensa alegría. Y él les manifes -tó su agradecimiento.

2. Hoy Jesús quiere que tomemos conciencia de la necesidad que tienen multitudes de hom-bres que no saben que están en el mundo para conocer, servir y amar a Dios. Ahora estos a Jesús también le dan pena. Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies».

3. (Diálogo) ¿Quién es Jesucristo?... ¿Para qué ha venido a este mundo?... ¿Qué enseña Je-sús a los hombres?... ¿Todos los hombres van al cielo?... ¿Qué es el pecado?... ¿Por qué es tan

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malo el pecado?... ¿Quién puede perdonar los pecados?... Y Jesús ¿a quién ha dado poder para perdonar los pecados?...

4. Quiere que miremos a nuestros familiares, amigos y conocidos y, al ver que algunos viven olvidándose de Dios, hemos de rezar más por ellos, animarles a ir a Misa los domingos, a que se confesen con frecuencia para poder recibir a Jesús en la Comunión con el alma limpia de todo pe-cado. Así es como serán de verdad felices, porque al que Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta.

Una manera muy bonita de ayudar a acercarse a Dios a nuestros familiares es el buen ejem-plo. Cuando un niño, o unos padres, o los abuelos se esfuerzan por obedecer, por tratar con cariño a los demás, van a Misa todos los domingos y la oyen con devoción, se confesan con frecuencia... Estos ejemplos son como una luz que poco a poco les hace ver lo importante que es imitar a Jesús para ser de verdad felices.

«La mies es mucha y los obreros pocos.

Rogad, pues, al Dueño de la mies

que envíe obreros a su mies».

Page 81: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 12. Tiempo ordinario. (A) Mt 10, 26-33.

Evangelio:

No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehen-na. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consen-timiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. «Pero todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos».

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No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.

1. Cuando era niño había en mi pueblo un sacerdote, llamado mosén Pascual, que quería mucho a la gente: visitaba todos los días a los enfermos, enseñaba el catecismo cada día a los ni-ños que deseaban asistir, saludaba a la gente que encontraba por la calle y por los caminos, ha-blando con ellos de sus cosas.

Recuerdo que los domingos por la tarde teníamos una catequesis especial. Tenía unos cua-dros grandes con dibujos de la historia de la salvación. Y nos explicaba, mirando todo aquel cuadro, aquello que deseaba enseñarnos.

La gente le quería muchísimo. Unos hombres que no querían a Jesús, tampoco querían a aquel sacerdote. Y querían hacerle daño.

Sus amigos del pueblo se enteraron y le dijeron para salvarle:

— ¡Váyase por la noche hacia Zaragoza para que no le hagan daño. Pero él estaba tranquilo. Y le dijeron: ¿no tiene miedo a morir?

El les contestó:

— Sólo tengo miedo de ir al inferno, porque allí no podría amar a Dios.

2. El hombre está formado de cuerpo y alma. Y el alma es la que da vida al cuerpo.

Por eso Jesús nos enseña que no debemos temer a nadie si somos sus amigos. Nuestro cuer-po muere, pero el alma es inmortal; y al alma nada le pueden hacer los hombres mientras el hom-bre no quiera.

Por eso nos dice Jesús:«Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.

Como mosén Pascual, sólo hemos de temer una cosa: ir al inferno, porque allí no se ama a Dios ni a nadie. Y del inferno jamás se puede salir.

Lo que Jesús quiere de nosotros es que vayamos al cielo con Él para siempre. Allí si que sere-mos felices de verdad.

Page 82: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Quién es Dios?... ¿Quién ha creado al hombre?... ¿Para qué ha sido creado el hombre?... ¿Qué es el hombre?...¿Muere el cuerpo?... ¿Puede morir el alma?... ¿Quiénes van al Cielo?... ¿Quienes van al inferno?... ¿Qué es lo único que hemos de temer?...

4. Juan Pablo II el día que estrenó su Pontifcado lanzó al mundo un grito de esperanza di-ciendo como Jesús: «¡No tengáis miedo!» Desead conocer más y más a Jesús. Abridle vuestro cora-zón, dejadle entrar, porque sólo Él es la salvación.

Por eso hoy nos dice: «todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos».

Todo aquel que dice cosas bonitas y verdaderas de Jesús a los hombres, también Jesús dirá de él cosas bonitas a Dios, nuestro Padre del Cielo.

¡Jesús, que jamás nos apartemos de Ti!

¡Jesús, que todos vayamos al Cielo!

Page 83: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 13. Tiempo ordinario, (A) Mt 10, 37-42.

Evangelio:

El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. «Quien a vo-sotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa».

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El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.

1. Tagore cuenta de un pobre que iba pidiendo limosna por los pueblos para poder vivir. Aquel día sólo le dieron trigo, que él ponía cuidadosamente en su saco.

Se encontró con un caminante, y le pidió una limosna al mendigo. Lógicamente sólo le podía dar trigo. Entonces le dio, no un puñado generoso de trigo, sino tan solo un grano. Con lo que se quedó muy satisfecho, pensando:

— Yo, pobre que no tengo nada, he dado una limosna a un caminante.

Al llegar a casa, el pobre echó todo el trigo del saco sobre una mesa para mirar lo que lleva-ba. Y, maravillado, descubrió que un grano brillaba entre todos con un esplendor especial: era el grano que le había dado al caminante, y que éste —como un mago prodigioso— lo había converti-do en oro.

Entonces el pobre rompió a llorar diciendo:

— ¡Qué tonto y que tacaño he sido! Si le hubiera dado todo el trigo del saco ahora sería mi -llonario.

2. Dios es el Señor de todo. El lo ha creado, y suya es la creación entera. Quiere enriquecer a los hombres con lo mucho que tiene; pero nos pide un precio que está a nuestro alcance: ayudar a los demás, aunque sólo sea dando un vaso de agua, una sonrisa, un acto de obediencia, por amor a Jesús.

— «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa».

Lo que hacemos por agradar a Dios y ayudar a los compañeros y a los que viven con noso-tros, aunque sean cosas pequeñicas, como rezar bien por las mañanas, poner los zapatos en su si-tio, levantarse a la primera, etc. Dios eso lo convierte, no en oro, sino en cielo, en gloria y en santi -dad.

3. (Diálogo). ¿Quién es Dios?... ¿Qué quiere decir Creador?... ¿Por qué Dios es el Señor de to-das las cosas?... ¿Qué es la generosidad?... ¿Fue generoso aquel pobre del saco de trigo?... ¿Por qué?... ¿Qué hizo el caminante con aquel grano de trigo?... ¿Qué nos pide Jesús?...

4. Que no seamos tacaños como aquel pobre que, tan solo dio un grano de trigo, pudiendo dar mucho más.

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¡Sé generoso! Da a Jesús esas pequeñeces que te pide para ayudar a aquellos que están jun-to a ti. Un vaso de agua, obedecer, sonreír también cuando te cuesta un poco. Hazlo por amor a Je-sús y Él te colmará de su alegría. No lo olvides:

De ser generoso nunca te arrepentirás.

De ser tacaño, y egoísta ¡sí!

Piensa más en los demás y menos en ti.

Hazles favores.

Page 85: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 14. Tiempo ordinario (A) Mt 11, 25-30.

Evangelio:

En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

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«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad so -bre vosotros mi yugo».

1. Un día de agosto de 1941, san Josemaría dirige la meditación en la penumbra del oratorio de Diego de León, 14, en Madrid. Habla de fe, de audacia, de atreverse a pedir ¡la luna! con una confanza indesmontable en que Dios puede darla porque es mi Padre y lo puede todo.

— ¿Miedo? ¡Miedo a nadie! ¡Ni a Dios!... porque es mi Padre.

Se vuelve hacia el sagrario y, mirando hacia ese punto, con la naturalidad de quien de veras conversa con alguien, que está allí, en aquella misma habitación, agrega:

— «Señor, no te tenemos miedo..., porque te amamos».

2. Es cierto que a los niños —y más a los mayores— les pasan muchas cosas aquí en este mundo. Cuando las cosas son buenas nos hacen sonreír y estar muy contentos. Cuando nos moles-tan nos enfadamos, lloramos y hacemos “caras largas”.

En cierta ocasión me encontré en la catequesis con una niña que estaba muy seria, como con cara de pocos amigos. Y le pregunté:

— Maite, ¿que te pasa, que estás tan seria?

Me contestó la niña:

— Es que mi amiga me ha dicho ¡fea! Y yo quiero ser guapa.

La consolé diciéndole que lo importante es ser hermosa ante Jesús, que lo ve todo. Y delante de Él todos los niños, que se esfuerzan por ser sus amigos, son los más guapos del mundo, porque son santos. Tú ¿eres amiga de Jesús? ... ¡Pues, no tengas miedo, que eres muy guapa!

Siempre que tengamos alguna pena o preocupación hemos de acudir a Jesús a contarle lo que nos pasa. Jesús lo puede hacer todo, porque es Dios verdadero; y para Dios nada hay imposi -ble.

Por eso nos dice hoy en el evangelio: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecarga-dos, y yo os daré descanso».

3. (Diálogo). ¿Quién es Jesucristo?... ¿Para qué se ha hecho hombre el Hijo de Dios?... ¿Tú quieres ser guapo o feo?... ¿Quienes son los guapos de verdad?... ¿Y qué hay que hacer para ser santo?... ¿Dónde está ahora Jesucristo?... ¿Qué nos dice a todos desde el Sagrario?...

Page 86: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

4. Así consolaba una niña a su madre que lloraba, porque su hija mayor era muy desobe-diente: Mamá, ¿le has contado a Jesús aquello que te hace llorar?

— Ella dijo: ¡no!

Vámonos las dos a la Iglesia; nos arrodillaremos ante el Sagrario. Allí se ha quedado Jesús por amor a nosotros. Nos está esperando para ayudarnos. Le abrirás el alma, y verás cuánta paz te dará el Señor.

Encima del Sagrario había esta inscripción: «Venid a mí todos, y yo os daré descanso».

La madre hacía esta oración:

— Jesús, lloro porque mi hija no se fía de mí; sólo hace caso a sus amigas. Ayúdale a cambiar.

Al día siguiente era el santo de la madre. Se le acercó su hija, la abrazó, y le dijo:

— ¡Mamá, desde hoy vas a ser mi mejor amiga!

Jesús quiero que seas mi mejor amigo

Te buscaré en el Sagrario

Me esperas también en mi deber

Y en las necesidades de los demás

Page 87: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 15. Tiempo ordinario (A) Mt 13, 1-23.

Evangelio:

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la gente quedaba en la ribera. Y les habló mu -chas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semi-llas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuan-to salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga.» Y acercándose los discípulos le dijeron: «¿Por qué les hablas en parábolas?» El les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: Oír, oiréis, pero no entende-réis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane. «¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron. «Vosotros, pues, escu-chad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con ale-gría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta.

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A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos

1. El Papa Juan Pablo II ha recorrido el mundo a lo largo de estos 25 años de Pontifcado, como un sembrador que va a esparcir a boleo la semilla de la Verdad, del Amor y de la Paz. Viaja para enseñar la Doctrina de Jesús, el Catecismo, a todos los hombres: a los de Europa, Asia, África, América y Oceanía.

Un día el Papa invitó a cenar a un obispo. Cuando se acercaba hacia el invitado, iba arrastran-do los pies, y éste le dijo: «Santidad, se le nota que está muy cansado».

El Papa le contestó:

— Si a esta hora de la noche no estuviera cansado sería señal de que no había cumplido con mi deber.

El Papa habla de Dios, que es el Creador y Señor de todas las cosas. De su Hijo, que se hace Hombre para salvar al género humano; habla de la dignidad de la persona humana, y de que nos hemos de querer y respetar todos porque somos hijos de Dios, valemos la sangre de Jesucristo y estamos llamados todos al cielo.

Page 88: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

2. Jesús nos enseña esto mismo en el evangelio «Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras ca-yeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga.».

Hemos de aprender muy bien el Catecismo, y vivirlo, hemos de leer mucho el Evangelio, para enseñarlo a nuestros amigos y compañeros. Somos los sembradores de Jesús en nuestra familia y en el colegio. Con la luz de la doctrina y con tu buen ejemplo, muchos conocerán y amarán a Jesús.

3. (Diálogo). ¿Qué hace el Papa en sus viajes?... ¿Qué nos enseña el catecismo?... ¿Qué he-mos de hacer nosotros con nuestros compañeros?... ¿Quién es Dios?... ¿Para qué nos ha creado Dios?... ¿cual es el camino que lleva al Cielo?...

4. Tú ya sabes que Jesús es el Salvador de todos los hombres; que ama mucho a los niños y quiere que sean sus mejores amigos; que nos espera a todos en el Sagrario para hacerle compañía y llenarnos de sus regalos, sobre todo del más hermoso de todos que es la gracia santifcante, ella nos hace hijos de Dios y herederos del Cielo.

Invita a un amigo tuyo a ir a Misa y a la catequesis cada domingo.

Jesús, quiero ser tu amigo, pero amigo de verdad

y quiero que muchas otras personas te conozcan y te amen.

Page 89: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 16. Tiempo ordinario (A) Mt 13, 24.43.

Evangelio:

El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene ci -zaña?" El les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto." Dícenle los siervos: "¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?" Díceles: "No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Reco-ged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero."».

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Mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue.

1. Un día san Josemaría estaba en una tertulia con un grupo de estudiantes, que tenían gran-des deseos de estar con él, para que les enseñase a ser buenos hijos de Dios.

Normalmente hablaba de las cosas de Dios, de la Iglesia y de las almas. Después escuchaba lo que ellos le decían. Era siempre una conversación muy amena, viva y llena de cariño.

Aquel día, sin embargo, empezó la conversación haciéndoles una pregunta:

— ¿Sabéis cuantos son los enemigos del alma?

Todos, a una, dijeron lo que enseña el catecismo:

— «Los enemigos del alma son tres: mundo, demonio y carne».

San Josemaría, sonriendo les miró y le dijo:

— «No hijos míos, los enemigos del alma son seis: mundo, demonio, carne, y tres excusas: “es que”, “pensé que” y creí que».

Todos se rieron, dándose cuenta de la verdad de aquellas palabras.

2. Hoy nos enseña el evangelio que hemos de estar alerta para que no engañe el enemigo: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?" El les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto."

Ya sabéis que el demonio es el mal, es malo. Se dedica a engañarnos porque es el padre de la mentira, nos tiene muchos celos y rabia, y quiere robarnos los grandes dones que Dios nos da por el Bautismo y por los demás sacramentos.

Dios nos hace hijos suyos por la gracia, nos alimenta con la Eucarista, perdona nuestros pe-cados por el sacramento de la Confesión, y quiere que estemos siempre con Él en el cielo.

Pero el demonio, disfrazado de buenas apariencias, quiere que le sigamos (hablando mal, de-sobedeciendo, con la pereza, hacer lo que hacen todos, etc.) y apartarnos de la amistad con Jesús.

Lo hemos de mandar “a paseo”. ¿Sabéis cómo?: Haciendo muy bien lo que estás haciendo. Así agradas a Jesús y derrotas al diablo.

3. (Diálogo). ¿Para qué ha creado Dios al hombre?... ¿Cuándo empezamos a ser hijos de Dios?... Dios ha creado también a los ángeles, ¿sabéis quienes son los ángeles?... ¿Quién es el án-gel de la guarda?... ¿Qué oración dices a tu ángel de la guarda?...

Page 90: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

4. Nosotros hemos de ser cada día mejores amigos de nuestro ángel custodio, porque Dios nos lo da para que nos guarde en la tierra, nos defenda de los enemigos, y nos guíe hacia el Cielo.

Acostúmbrate a saludarlo con frecuencia, siempre que sales de casa, cuando te ves en una necesidad o peligro, cuando notas que te olvidas de hacer tus encargos y vivir tus propósitos, al salir de viaje, etc.

Angel de mi guarda, dulce compañía,

no me desampares ni de noche, ni de día.

No me dejes solo, que me perdería.

Page 91: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 17. Tiempo ordinario. (A) Mt 13, 44-52.

Evangelio:

El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel. «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas fnas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.— «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; |v48 y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los bue-nos y tiran los malos. Así sucederá al fn del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. «¿Ha-béis entendido todo esto? » Dícenle: « Sí. » Y él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discí -pulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo.» —

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El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo.

1. Un rico labrador reunió a sus hijos antes de morir para darles los últimos consejos.

— «Trabajad bien el campo -les dijo-. Un tesoro se oculta en sus entrañas, aunque ignoro su sitio.»

No os canséis; con un poco de esfuerzo, lo encontraréis. Después de la cosecha, cavadlo bien, sin dejar un palmo que no muevan vuestros arados y azadas».

Murió el padre, y los hijos cavaron el campo de arriba a bajo, con tanto ahínco, que al año si-guiente la cosecha fue espléndida.

No encontraron dinero porque no lo había. Pero su padre fue un sabio, enseñándoles antes de morir la mejor receta:

— El tesoro había sido el trabajo bien hecho.

2. Dios ha creado al hombre para trabajar, para cuidar la tierra. y que produzca alimentos para todos.

Hoy Jesús nos enseña cual es el gran tesoro que guarda para nosotros, mientras vivimos en este mundo: la santidad, que nos hace parecidos a Jesús, y sembradores de paz y alegría entre los hombres. Ese tesoro es el cielo, que hemos de alcanzar haciendo bien las cosas de este mundo que llevamos entre manos, y por amor de Dios.

Así nos lo recuerda el evangelio de hoy:

El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.

Para alcanzar el tesoro de la santidad hemos de trabajar mucho y bien, cada uno tiene su ta-rea: el médico cura enfermos, el maestro enseña a los niños, éstos deben esforzares por aprender las enseñanzas de sus profesores, y obedecer a la primera a sus padres y educadores.

Haciendo cada uno bien su tarea, cualquiera que esta sea, y con mucho amor a Jesús, descu-brirá que ese es el camino que le lleva a la santidad, al Cielo.

Page 92: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Quién es Dios?... ¿Que es crear?... ¿Qué mandato dio Dios al hombre en el Pa-raíso terrenal?... ¿Cómo debemos trabajar?... (haciendo bien las cosas y por amor de Dios). ¿Cuán-do es conveniente hacer la señal de la Cruz?... ¿Dios lo ve todo?...

4. A todos nos gusta saber mucho, ser los primeros y alcanzar premios. Lo que ocurre es que los premios que dan los hombres: una copa, un diploma, etc. duran muy poco. Los que da Dios, el cielo, es para siempre.

Por eso, «el que se salva sabe; el que no, no sabe nada». Hemos de aprender la ciencia de ir al Cielo. Esta ciencia consiste en cumplir con amor los Mandamientos de la Ley de Dios.

Dile a Jesús muchas veces al día:

«Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad»

El “tesoro” lo encuentro en mi deber de cada día.

Madre mía, ayúdame.

Page 93: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 18. Tiempo ordinario (A) Mt 14, 13-21.

Evangelio:

Al enterarse Jesús de la muerte de Juan, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar soli-tario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de las ciudades. Al desembar-car, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gen -te, para que vayan a los pueblos y se compren comida.» Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer.» Dícenle ellos: « No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.» El dijo: «Traédmelos acá.» Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y re-cogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños.

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Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.» Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer.»

1. La escena es maravillosa. Jesús quiere muchísimo a la gente. Todos van tras de Él para es-cuchar las cosas tan bonitas que salen de sus labios; y para ver los prodigios que realiza: cura en-fermos, consuela a los que sufren, perdona los pecados, y a todos acoge con cariño.

Hoy se unen a Jesús más de cinco mil personas. Están con la boca abierta escuchándole, de tal modo que se acerca la hora de comer y nadie se mueve de su presencia.

Los apóstoles le dicen que despida al gento para que vayan a las aldeas cercanas a comprar-se alimentos.

Jesús les dice:

— «No hace falta que vayan. Dadles vosotros de comer».

Los apóstoles casi se caen del susto al oír estas palabras. Le dijeron: Si no tenemos más que cinco panes y dos peces.

Les dijo Jesús: «Traédmelos.

Mando que sentase la gente. Y tomando los cinco panes y los dos peces, los bendijo. Y co-mieron todos, y aún sobró.

2. El evangelio de hoy nos recuerda que Jesús ama mucho a los hombres, y que Él lo puede todo. Quiere que pongamos en sus manos nuestra pequeñeces. Así hicieron los apóstoles:

— «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces. ¿Qué es esto para tantos?» El dijo: «Traédmelos acá.»...

Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños».

3. (Diálogo). ¿Quién es Jesucristo?... ¿A qué vino Jesús al mundo?... ¿Cuánta gente seguía a Jesús en esta ocasión?... ¿Qué dijo Jesús a los apóstoles a la hora de comer?... ¿Que llevaban ellos para comer?... ¿Qué milagro hizo Jesús para darles de comer?... ¿Por qué puede hacer milagros Jesús?...

Page 94: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

4. Jesús quiere y espera de los niños y de los mayores cosas grandes; cosas que a muchos pa -recen imposibles, como alimentar a cinco mil hombres, sin contar los niños ni las mujeres, con cin-co panes y dos peces.

Quiere que seamos obedientes siempre, que confemos en Él, aunque veamos a nuestro al-rededor lo contrario. Cuando los apóstoles obedecieron a Jesús, hizo aquel milagro tan grande.

Hoy Jesús te pide una cosa que parece imposible, quiere que seas santo de altar, aunque tú creas que no sabes y que no puedes. Para ayudarte quiere que seas piadoso, que te acerques con frecuencia a confesarte, y que hables con tu confesor de las cosas de tu alma para que te anime a que le digas que «sí» a Jesús. Quiere que comulgues cada domingo con el alma limpia de pecado.

Escucha con atención a Jesús. Deja obrar a Dios en ti. Sólo necesita tu obediencia.

Jesús, ¿qué quieres de mí?

Lo que tú esperes de mí

Yo también lo quiero. ¡Ayúdame!

Page 95: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 19. Tiempo ordinario (A) Mt 14, 22, 33.

Evangelio:

Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra ori-lla, mientras él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, za-randeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma », y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: « ¡Animo!, que soy yo; no temáis.» Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti so-bre las aguas.» « ¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gri -tó: « ¡Señor, sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se pos -traron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios».

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«Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.» « ¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús.

1. A los apóstoles les encantaba el mar. Unos eran pescadores de ofcio, hasta tenían su pro-pia barca; y Jesús les dijo a todos:

— «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres».

Un día el Señor les mandó que subieran a la barca y cruzaran a la otra orilla del lago de Tibe -ríades, mientras Él despedía a la gente, y se retiraba al monte a solas para orar.

Era de madruga cuando les apóstoles estaban mar adentro, y las olas sacudían la barca. Te-nían mucho miedo.

Se les acercó Jesús andando sobre el agua. Ellos se asustaron porque creían que era un fan-tasma. Jesús les dijo:

— «No temáis. Soy yo».

Pedro le dijo, si eres Tú, mándame ir hacia Ti andando sobre las aguas. Jesús le dijo:

— Pedro, ven.

Bajo de la barca, echo a andar sobre el agua marchando todo contento hacia Jesús. El viento soplaba fuerte, crecían las olas... y Pedro empezó a tener miedo, empezó a hundirse y gritó: « ¡Se-ñor, sálvame!».

Jesús le dio la mano, lo agarró y le dijo:

— « ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».

2. Jesús es el Señor de todo; ama muchísimo a los hombres, tanto que quiere que todos se salven. Y Él lo puede todo. Por eso pide que confemos siempre en Él, pase lo que pase.

Pedro caminaba sobre las aguas porque se faba de Jesús que se lo mandó. Todo iba muy bien. Pero llegó un momento en que las olas crecían y Pedro empezó a tambalearse y a tener mie-do, porque dudaba de la ayuda del Señor. Empezó a levantar las manos y a gritar:

— «Señor, sálvame». Si Tú no lo remedias, yo me hundo. Jesús le cogió con la mano, y le re-prendió: ¡qué poca fe tienes en mi!

Page 96: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Quién es Jesucristo?... ¿Para qué se retiro en el monte?... ¿Qué es orar?... Tú ¿cuántas veces rezas cada día?... ¿Qué le cuentas a Dios?... ¿Cual es el mejor sitio para rezar?... ¿Quién vive en el Sagrario?... ¿Quién es Pedro?... ¿Por qué se hundía cuando caminaba por el mar?...

4. ¡Adelante, pase lo que pase! Bien cogido del brazo del Señor, como Pedro, y no tengas miedo porque Jesús lo puede todo. Y quiere que tengas plena confanza en Él.

Si alguna vez eres cobarde, como lo fue Pedro al caminar sobre las aguas, y ves que te por-tas mal, pídele perdón y ¡a volver a empezar!

Acude al Sagrario para estar con Jesús. Cuéntale lo que te pasa, por qué tienes miedo, y por qué se te apodera la cobardía. Dile también como Pedro:

Señor. ¡ sálvame!

Ayúdame a vencer la cobardía.

Que te siga por el Camino cristiano

Page 97: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 20. Tiempo ordinario (A) Mt 15, 21-28.

Evangelio:

Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.» Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros.» Respondió él: «No he sido en-viado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.» Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme! » El respondió: « No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.» «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.

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«Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.»

1. Hace unos días estaba en esta Iglesia hablando con Jaime, hijo de unos amigos míos y alumno del Colegio. Lo vi muy fuerte... ¿De donde sacas tanta fuerza? Me dijo: es que soy depor-tista; y mi deporte favorito es el fútbol.

Para probar su fuerza le dije: Jaime, ¿te atreverías tú solo a sacar a la calle uno de los bancos de esta Iglesia? Contestó sencillamente:

— ¡Imposible!, porque estos bancos pesan mucho. Y yo tengo muy poca fuerza.

Y si te dijeran: Mira, tú haz lo que quieras y sepas, pero si lo sacas a la calle te regalaremos el coche que más te guste. Tú ¿qué harías para sacarlo? Y Jaime mirándome dijo:

— Buscaría a unos cuantos hombres y les diría que, por favor, me ayudasen. Yo solo no pue-do, pero con la ayuda de ellos, sí que puedo.

Entonces le dije: Me gusta mucho tu modo de pensar. Es cierto, solos, podemos muy poco; con la ayuda de otros, podemos un poco más. Con la ayuda de Jesús, lo podemos todo.

2. Dios quiere ayudar siempre a sus hijos, los hombres. Quiere que se lo pidamos por medio de la oración. La oración es como la respiración del alma. Nadie puede vivir sin respirar, se asfxia-ría enseguida. Tampoco nadie puede ser bueno sin oración. Por eso hemos de aprender a orar y a amar la oración.

Orar es hablar con Dios, igual que si lo viera con los ojos de la cara. Si se te apareciese ahora Jesús, ¿qué le dirías?... Pues dile eso mismo, porque el Señor está aquí, aunque no lo vean nues -tros ojos. La oración es la llave que abre el corazón infnitamente rico de Dios.

La mujer cananea de la que nos habla el evangelio tenía una hija muy enferma. Se acercó a Jesús diciéndole:

— «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.»

« No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.» «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» Entonces Jesús le respondió:

— «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó cu-rada su hija.

Page 98: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Qué es orar?... ¿Quién es Dios?... ¿Qué cosas puede hacer Dios?... ¿En dónde está Dios?...¿Qué pedía a Jesús esta mujer del evangelio?... ¿Jesús le concedió a la primera lo que le pedía?... Al fnal ¿qué le dijo Jesús?...

4. Necesitamos muchas cosas para vivir: alimento, vestido, casa, etc. Pero necesitamos, sobre todo, algo muy importante para ser felices siempre en el Cielo: amistad con Jesús, ser santos.

Y si no acudimos a Él, como esta mujer cananea, y le suplicamos con fe y perseverancia, no podremos alcanzarlo, porque sin Jesús no podemos hacer nada que sea bueno.

Él nos espera con los brazos abiertos para que le contemos nuestras necesidades, para que le supliquemos con fe sin cansarnos de rezar. Al fnal Jesús nos escuchará y nos dará lo que le pedi-mos, si es necesario para ir al Cielo.

Jesús, aquí está tu amigo

Me fo totalmente de lo que tu me enseñas

Quiero hacer tu voluntad.

Ayúdame.

Page 99: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 21. Tiempo ordinario. (A) Mt 16, 13-20.

Evangelio:

Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edifcaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tie-rra quedará desatado en los cielos.» Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.

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«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Si-món, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edifcaré mi Iglesia

1. Jesús tiene una tertulia amena con los suyos. Hablan de muchas cosas; también de lo que la gente decía de Él. Pedro confesa delante de todos: «Tu eres el Cristo, Hijo de Dios vivo». Jesús mirándole con amor le dice, mira:

— «Tu eres Pedro y sobre esta roca edifcaré mi Iglesia».

.Desde aquel día han pasado muchos años, muchos Papas y muchas cosas. El 16 de Octubre de 1978, fue elegido —como sucesor de Pedro— Juan Pablo II.

Fue una sorpresa para el mundo. Nadie se lo esperaba. Es que los caminos de Dios no son los caminos de los hombres.

Cuando el nuevo Papa apareció en aquel “balcón” de la fachada de Vaticana, todo el mundo lo recibió con sorpresa y entusiasmo.

Sus primeras palabras fueron un saludo a la multitud que llenaba la Plaza, y una alabanza lle-na de fe a Jesucristo:

— «¡Alabado sea Jesucristo!»

A continuación saludó a todos los presentes, diciendo:

— «Mis queridos hermanos y hermanas».

Así manifestaba que su vida sería un acto de amor a Jesús, y de entrega a los hombres de todo el mundo, por amor de Dios.

2. Hoy el evangelio nos enseña quien es Jesús. Se siguen diciendo muchas cosas sobre Jesús: que es de Nazaret, que es un hombre muy bueno porque hacía el bien a todos... Eso es lo que dice la gente. Jesús ahora se dirige a nosotros y nos pregunta:

— «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»

Le respondemos con Pedro: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús, complacido con nuestra respuesta, dice: así es, queridos niños, yo soy el Hijo de Dios, hecho hombre, y vivo entre vosotros para la salvación de todo el mundo.

Page 100: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Eso quiere Jesús que sea su Vicario en la tierra: un hombre que confese siempre la fe en Je-sucristo: «Tú eres el Cristo, Hijo de Dios vivo». Así los cristianos conoceremos a Jesús, le seguire-mos y le amaremos.

3. (Diálogo). ¿Qué les preguntó Jesús a los Apóstoles en Cesarea de Felipe?... ¿Que respon-dieron?... Y Pedro ¿qué le contestó?... ¿Quién es Jesucristo?... ¿Quién es el Papa?... ¿Cómo se lla-ma el Papa que tenemos ahora?... ¿Qué nos enseña el Papa?...

4. Jesús nos ha dado a Pedro y a sus sucesores para que sean «el dulce Cristo en la tierra», y podamos escuchar siempre su Doctrina y vivir su Vida, que se nos da en los Sacramentos.

El Papa es el Vicario de Cristo en la tierra que nos recuerda siempre que Jesús es Hijo de Dios vivo, al que hemos de amar con todo nuestro corazón.

El Papa gasta su vida y recorre todos los países de la tierra por llevar a los hombres al cielo. Es muy amigo de los niños, cuántas veces vemos que se levanta para besar a un pequeñín.

También quiere mucho a los jóvenes, a los enfermos, a las familias, a los que le quieren y a los que no le quieren. El Papa nos ama a todos.

Jesús, el Papa te hace presente en la tierra.

El Papa es el representante de Cristo en la tierra

Jesús, te pedimos por el Papa, por sus intenciones, y por su salud.

Page 101: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 22. Tiempo ordinario (A) Mt 16, 21-27.

Evangelio:

Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y su-frir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!» Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres! En-tonces dijo Jesús a sus discípulos: « Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? «Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino».

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tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres

1. Cuando vivía en España San Josemaría, allá por los años 40, daba muchos cursos de retiro, sobre todo a sacerdotes.

Un día estaba predicando en un pueblo de Valencia que se llama Alacuás. Allí hay una casa de Religiosas que la usaban para estos apostolados.

Estaba en su despacho trabajando, cuando pasaba la superiora, que iba a entrar para darle un encargo.

Cuenta la misma superiora que, al dirigirse a él, comprobó que le saltaban las lágrimas, y sin más le preguntó:

— ¡Padre!, ¿le ocurre algo?

Y contestó con naturalidad:

— Llevo 20 años llorando.

Desde entonces, dice aquella superiora, la Comunidad reza un Avemaría todas las noches por el Opus Dei.

Lloraba porque quería hacer muy bien el encargo que Dios le había encomendado de hacer el Opus Dei en el mundo, y encontraba muchas difcultades de parte de unos y de otros.

2. Le pasaba como a los niños y a los mayores que quieren de verdad ser buenos hijos de Dios. Mirad, cuando uno quiere ser bueno, que se prepare para luchar, porque el enemigo no para hasta separarnos de Jesús. El libro de la Sabiduría dice que “el que quiera ser santo prepárese para ser tentado”. Enseguida aparecen los malos ejemplos de los amigos, las conversaciones que incitan a la mentira y a la pereza, la violencia y otras cosas malas que propagan los hombres y los medios de comunicación, etc. Todo eso nos aparta de Dios y nos da mucha pena. ¿Qué hacer?:

Ya nos lo advierte Jesús en el evangelio de hoy: «Si alguno quiere venir en pos de mí, nié-guese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará».

Page 102: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Recuerda que eres cristiano, y ser cristiano es ser discípulo de Cristo. No olvides que la señal del cristiano es la Santa Cruz.

3. (Diálogo). ¿Qué es ser cristiano?... ¿Cuál es la señal del cristiano?... ¿Por qué?... ¿Cómo se hace la señal de la Cruz?... ¿Cuándo conviene que el cristiano haga la señal de la Cruz?... ¿Para qué hacemos la señal de la Cruz en la frente?... ¿Y en el pecho?...

4. Vamos a hacer muy bien la señal de la Cruz antes de acostarnos, al levantarnos y al empe-zar una obra buena.

Para ser buenos cristianos hemos de luchar contra los enemigos del alma que nos acechan por todas partes.

Es verdad que somos muy débiles y muy poca cosa; por eso debemos apoyarnos en la fuerza de Jesús que nos quiere infnitamente y lo puede todo. Con la ayuda de Dios venceremos siempre a los enemigos del alma. Por eso, al hacer una obra buena, apóyate en Él diciendo con fe: Voy a ha-cer esto

En el nombre del Padre

y del Hijo

y del Espíritu Santo. Amen.

Page 103: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 23. Tiempo ordinario (A) Mt 18, 15-20.

Evangelio:

Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zan-jado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. «Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cie-lo». Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

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Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo con-seguirán de mi Padre que está en los cielos.

1. Me encontraba, en un Colegio, con un grupo de alumnos de confrmación, y, después de la clase, nos quedamos hablando sobre deporte.

A todos vosotros os gusta el deporte y, además, sé que hacéis deporte todos los días para es-tar en forma y desarrollar vuestras cualidades físicas y morales.

Entonces les dije ¿quién creéis que es el mejor futbolista de la actualidad? Todos a una res-pondieron:

— Raúl.

Y qué os parece, Raúl solo en el campo ¿puede ganar un partido?

— Imposible. Él solo no puede cubrir todos los espacios de un campo de fútbol.

Así es, los partidos sólo se ganan con un equipo bien preparado, competente y que juegue bien.

Aquí podemos decir también: «La unión hace la fuerza».

2. Esta es una lección bonita sobre la oración, que nos enseña Jesús en el evangelio de hoy: «Os aseguro que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, lo consegui-rán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Esta enseñanza del Señor nos ha de llenar de alegría porque nos abre las puertas de la con-fanza para acercarnos con fe y perseverancia a Dios, manifestarle aquello que necesitamos para ser buenos, y alcanzar el Cielo. A veces no lo da porque pedimos cosas malas.

Un día un niño de tres años le pedía a su madre un cuchillo para jugar con sus amigos. La ma -dre le dijo que no. El niño lloraba y pataleaba. ¿Qué te pasa?, le dijo su madre.

— Es que tú no me quieres porque no me das el cuchillo para jugar.

La madre se lo negó precisamente porque la quería mucho.

A veces actuamos con Dios pidiéndole cosas que son malas para nosotros, porque nos apar-tan de Él, que es la Felicidad.

Page 104: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿Quién es Dios?... ¿Quién cuida de todas las cosas?... ¿Que quiere decir que Dios es omnipotente?... ¿Qué quiere decir que Dios es infnitamente sabio?... ¿Para qué ha sido creado el hombre?... ¿Qué es orar?... ¿Qué le hemos de decir a Dios en la oración?... ¿Qué cosas hemos de pedir a Dios?... ¿Cómo hemos de pedir las cosas a Dios?...

4. Si un partido de fútbol sólo lo puede ganar un equipo bien preparado que sepa jugar y que quiera jugar, Jesús nos asegura que ser buenos sólo lo lograremos con su ayuda. Hemos de ser un pequeño equipo de amigos que se dedique a pedir cosas buenas a Dios.

Mirad, «si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Hoy te pedimos todos a una:

Jesús, escúchanos.

Jesús que vivamos siendo siempre tus amigos.

Jesús, sálvanos.

Page 105: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 24. Tiempo ordinario (A) Mt 18, 21-35.

Evangelio:

Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.» «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talen-tos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré." Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus com-pañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes." Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré." Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor enton-ces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?" Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.

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¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compa-decí de ti?

1. Conozco una familia formada por los padres y tres hijos, en edad escolar.

Luis es el más estudioso. Compite por el primer puesto de su clase con otro compañero, lla -mado Pedro. Unas veces, es el primero uno, otras, lo es el otro.

Se acerca el día en que el Inspector viene a visitar la escuela. El maestro les ha mandado ha-cer un trabajo, que ha de premiar el mismo Inspector .

Los lee despacio, le gustan mucho los dos; pero al fnal le otorga el premio a Pedro.

Luis se enfada, porque esperaba que fuera él el agraciado; y llegó a no hablarse con el amigo de siempre. Su madre, que es muy buena, llora porque su hijo no quiere perdonar a Pedro. Pasan los días y se acerca el santo de la madre de Luis, el cual le dice:

— ¿Qué quieres que te regale el día de tu santo?

— Me gustaría que hicieras las paces con tu amigo Pedro.

Efectivamente, llega el día esperado, y Luisito se acerca a su madre y le entrega el regalo: una fotografía en la que están Luis y Pedro abrazados. Debajo dice:

— Mamá, he perdonado a Pedro y hoy vendrá a comer con nosotros.

La madre abrazó a su hijo, y lloró de alegría, porque, al perdonar al amigo, ha mejorado él.

2. Es una lección hermosa que Jesús quiere que aprendamos los niños y todos los cristianos para imitarle y así dar alegría a los que nos quieren.

Sobre todo nos pide que aprendamos la ciencia de saber perdonar una y mil veces a aque-llos que nos ofenden, por que perdonar es señal cierta de saber amar.

Page 106: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Dice así Jesús a Pedro que le hace esta pregunta: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete», es decir ¡Siempre!

3. (Diálogo). ¿Qué lección nos enseña hoy Jesús?... ¿Qué cosas nos perdona Jesús?... ¿Qué es el pecado?... ¿Qué nos roba el pecado?... ¿Cómo nos perdona Jesús los pecados?... ¿Cuántas cosas son necesarias para confesarse bien?... ¿Qué hemos de hacer a quien nos ofende?... ¿Cuántas ve-ces hemos de perdonar?...

4. Es muy fácil que aparezcan roces entre los amigos y compañeros de colegio, que nos enfa-demos con frecuencia, porque cada uno tenemos nuestros gustos.

Hemos de aprender a querernos como somos: a uno le gusta el tenis, a otro el baloncesto; uno quiere ir al parque, otro a nadar...

Si alguna vez te enfadas con un compañero, procura hacer las paces cuanto antes para que Jesús esté contento. Quien perdona se parece a Jesús. Él perdona siempre, perdona todo, y perdo-na del todo.

Jesús, perdóname.

Perdona más fácilmente el que se siente necesitado de perdón

Enséñame a perdonar al que me ofende.

Page 107: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 25. Tiempo ordinario. (A) Mt 20, 1-16.

Evangelio:

En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza para-dos, les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo." Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al en -contrar a otros que estaban allí, les dice: "¿Por qué estáis aquí todo el día parados?" Dícenle: "Es que nadie nos ha contratado." Díceles: "Id también vosotros a la viña." Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: "Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros." Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor." Pero él contestó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?". Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.

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Salió a primera hora, luego hacia la hora tercia, y luego a la hora undécima,… y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea jus-to. Y ellos fueron.

1. Juan y Javi tienen 10 años, son amigos, y estudian el mismo curso en el mismo colegio.

El profesor manda con frecuencia deberes que deben entregar con puntualidad el día señala-do.

Juan cumple las reglas de juego al pie de la letra, y el profesor lo premia con puntos positi-vos, que aseguran un buen informe en el parte de evaluación.

Javi es un tranquilo. Siempre tiene tiempo, y nunca llega a entregar los deberes en el mo-mento indicado.

Su madre está quejosa; un día le dice: Javi, mira el informe del colegio, y verás lo desconten-to que está tu profesor.

— Mamá, es que... el profesor me ha cogido manía; y para él todo lo hago mal.

Juan, que oye la conversación, le corrige:

— ¡No te quejes! Haz las cosas bien, y verás cómo tus informes serán buenos. Javi se quedó pensativo, cambió, y triunfó.

2. Jesús quiere que todos trabajemos en una tarea o en otra. Los colegiales lo hacen estu-diando mucho y bien, los mayores, como vuestros padres, en el ejercicio de su profesión, las ma-dres haciendo que en casa nos encontremos todos muy a gusto. El mundo es la viña del Señor, que sus hijos hemos de cultivar para que dé frutos abundantes de vida cristiana.

Dios ha creado al hombre para trabajar y sostener la familia. Y quiere que trabajemos para agradarle. Él nos dará la debida recompensa al fnal de la vida, como hizo con los jornaleros que envió a trabajar a su viña: “Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo (...) Al atarde-

Page 108: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

cer, dice el dueño de la viña a su administrador: "Llama a los obreros y págales el jornal, empezan-do por los últimos hasta los primeros”.

3. (Diálogo) ¿Quién es Dios?... ¿Para qué ha creado Dios al hombre?... ¿Cuál es el trabajo de los niños que van al colegio?... ¿Cómo hemos de trabajar para agradar a Dios?... (Hacer las cosas bien y por amor de Dios). ¿Cuál es el trabajo que más agrada a Dios?... ¿Qué premio nos ofrece Dios por trabajar mucho y bien?...

4. Mirad, cuando vamos a hacer un viaje con el AVE, necesitamos el billete que acredita que hemos pagado ya el derecho a usar el tren de Alta Velocidad. Pero si uno no lleva el billete, no le dejan entrar.

El billete para entrar en el cielo es tener el alma en gracia de Dios, ser muy amigos de Jesús, y vivir dándole alegrías cumpliendo en nuestro deber.

Jesús, quiero hacer tu voluntad,

trabajando mucho y bien.

¡Ayúdame!

Page 109: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 26. Tiempo ordinario (A) Mt 21, 28-32.

Evangelio:

Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña." Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentis-teis después, para creer en él.

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Vete hoy a trabajar en la viña. A todos nos envía Dios al mundo para colaborar con el trabajo en la obra de la creación.

1. Dios ha creado un mundo muy hermoso, lleno de plantas, y flores; con muchos ríos que riegan los campos; con montañas muy grandes y muy hermosas, ¡Qué hermosa es la obra de la Creación! Dios, al ver este mundo tan hermoso, dijo:

— Voy a crear al hombre para que sea feliz en él.

Y creó al primer hombre y a la primera mujer. Los quería tanto que les hizo semejantes a Él, y además, hijos suyos. Nuestros primeros padres se llaman Adán y Eva.

Adán y Eva lo pasaban muy bien en el paraíso terrenal. Eran los señores de todas las cosas: los animales les obedecían, la tierra daba alimentos. Todo estaba al servicio del hombre.

Un día Dios estaba paseando con ellos y les dijo:

— Os voy a poner un mandamiento; si lo cumplís viviréis siempre felices, y después de un tiempo aquí en el Paraíso, os llevaré al Cielo. Pero si me desobedecéis, moriréis, sufriréis mucho y no seréis mis hijos.

Señor, ¿cuál es tu mandamiento?

— Comeréis de todos los frutales del Paraíso, menos de éste.

Ellos dijeron: ¡Huy, qué sencillo!

Pero ellos, engañados por el demonio, desobedecieron a Dios y lo perdieron todo.

2. Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña." Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? - «El primero» - le dicen

Jesús quiere enseñarnos en el evangelio de hoy que Dios es el Señor, el Amo de todo; y que nosotros somos sus criaturas, por eso le hemos de obedecer siempre. De este modo Dios derrama-rá su Felicidad sobre nosotros. Seremos los más dichosos del mundo si obedecemos a Dios.

Adán y Eva también dijeron a Dios que cumplirían su mandato, que no comerían del árbol de la ciencia del bien y del mal, pero al fn no lo cumplieron. Se parecen al segundo de estos hijos que menciona el evangelio de hoy, que dijo a su Padre: voy, pero no fue.

Page 110: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

El pecado es tan malo, que Dios los arrojó del Paraíso terrenal, y desde entonces aprendieron lo que es sufrir, llorar y morir.

3. (Diálogo). ¿Quienes fueron nuestros primeros padres?... ¿Dónde los colocó Dios?... ¿Qué mandato dio el Señor a nuestros primeros padres?... ¿Qué hizo el demonio?... ¿Qué hizo Dios con ellos?...

4. Al ver Dios la pena que tenían Adán y Eva por haber pecado, les prometió que un día en-viaría el Salvador al mundo.

Así de bueno es Dios con nosotros, los pecadores. ¡Cuántas veces te hemos ofendido, Señor! Y Tú siempre estás dispuesto a perdonarnos, si nos acercamos, con dolor y propósito de la enmien-da a confesar sinceramente nuestros pecados.

Perdón, Señor, hemos pecado

El pecado va contra el amor que debemos a Dios..

Ayúdame a obedecerte siempre.

Page 111: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 26 (bis). Tiempo ordinario (A) Mt 21, 28-32.

Evangelio:

Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña." Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentis-teis después, para creer en él.

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En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.

1. Había un maestro muy docto en la escuela del pueblo. Era el buen consejero de los padres y de los niños. Estos acudían a él con frecuencia para escuchar sus lecciones.

Un día les dijo:

— Hoy os voy a enseñar qué debéis hacer para ser buenos cristianos.

Todos estaban boquiabiertos contemplando a su maestro que les iba a contar cosas impor-tantes: Les decía:

— «Mirad, delante de cada niño —y también delante de cada persona mayor— se abren dos caminos. Uno es muy ancho, cómodo, con toda clase de caprichos... Lo siguen muchos de todas las edades porque es placentero, y cada uno hace lo que le apetece.. Pero este camino tiene como meta ¡el abismo!, el inferno. Por eso, hay muchos que, al darse cuenta donde acaba este camino, se arrepienten, lo dejan y acuden al que agrada a Jesús.

El otro camino, sin embargo, es estrecho, con cuestas, difcultades, no se hace lo que a uno le apetece, sino lo que Jesús quiere. Es duro de seguir para los comodones y cobardes. Pero este ca -mino acaba en el Paraíso, en el Cielo, donde Jesús ha preparado lugar para sus seguidores.

Y terminaba: Vosotros ¿cual de los dos caminos queréis seguir? Todos prometieron seguir el camino estrecho, el de Jesús, porque lleva al Cielo.

2. Hoy nos enseña Jesús en el Evangelio que “un hombre tenía dos hijos. Llegándose al pri-mero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña." Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? - «El primero» - le dicen”.

Hemos de aprender de los labios de Jesús que Dios es nuestro Padre del cielo, al que hemos de obedecer siempre, porque quiere lo mejor para nosotros, y nos guarda un sitio en el Cielo; que Jesús es el Maestro que, con su ejemplo nos enseña a decir siempre que sí a Dios... Y si notamos que le desobedecemos, enseguida le pidamos perdón, y hagamos como el hijo que dijo que no, pero luego obedeció y agradó a su Padre.

3. (Diálogo) ¿Qué nos cuenta Jesús en el Evangelio de hoy?... ¿Qué hizo el primero?... ¿Y el segundo?... ¿Cuál de los dos obró bien?... ¿Por qué?... ¿Qué hemos de hacer nosotros cuando nuestros padres nos mandan algo?... Y si les decimos que “no”, ¿a qué hijo de la parábola hemos de imitar?...

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4. Señor, yo sé que tengo deseos de ser bueno, pero no siempre obedezco a mis padres y a los profesores a la primera. Te pido que me enseñes y me ayudes a pedir perdón cada vez que hago una cosa mal. Ayúdame, que yo solo no puedo.

Aprende a decir muchas veces a Jesús durante el día:

¡Gracias!Por tantas cosas buenas

¡Perdón!, por los pecados y las omisiones

¡Ayúdame más! porque deseo ser santo

Page 113: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 27. Tiempo ordinario (A) Mt 21, 33-43.

Evangelio:

Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edifcó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon. De nuevo en-vió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera. Final -mente les envió a su hijo, diciendo: "A mi hijo le respetarán." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia." Y aga-rrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron. Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable arren-dará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.» Y Jesús les dice: «¿No ha-béis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos.

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Al ver al hijo, se dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia." Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron. Cuando venga, pues, el due-ño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?

1. Jesús nos dice el evangelio que pasó por el mundo haciendo el bien. Dio la vista a unos cie-gos; así podían contemplar el rostro maravilloso de sus padres. Curó a unos leprosos, que la socie-dad rechazaba para no contaminarse de su enfermedad; ellos desde entonces ya podían vivir con sus amigos y conocidos. Resucitó a Lázaro, que ya llevaba cuatro días muerto, y lo entregó a sus hermanas.

Ante este modo de comportarse Jesús, la gente estaba muy contenta, se acercaban a Él para darle las gracias por sus milagros.

Pero no todos manifestaban su agradecimiento a Jesús. Hubo otros que, al ver cómo las gen-tes le querían tanto, se llenaban de envidia, y cogían piedras para apedrearle.

Entonces Jesús los miró con pena y les dijo:

— Muchas obras buenas he hecho entre vosotros; ¿por cual de ellas me queréis apedrear?

2. Qué malo debe ser tener el corazón duro, que no sabe reconocer los favores que le hacen a uno. Así les sucedió al propietario de la viña, según dice el evangelio: Finalmente les envió a su hijo, diciendo: "A mi hijo le respetarán." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia." Y agarrándole, le echaron fue-ra de la viña y le mataron.

Nosotros debemos mucho a Dios. Todo lo que somos y tenemos es un don de nuestro Padre del cielo: la vida, los padres, los hijos, la fe, etc.

Al mirar la cara de tus padres, amigos, el cielo, el sol, el mar, al arrodillarte ante el Sagrario y decir: Jesús, te amo... Todo te ha de mover a dar gracias a Dios.

«Gracias, Señor, por todos tus favores, también por los desconocidos: por lo poco y por lo mucho, por lo grande y por lo pequeño, por lo temporal y por lo eterno».

Page 114: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo) ¿Quién es Jesucristo?... Decidme algunos milagros que hizo Jesús... ¿Por qué podía hacer milagros?... ¿Y qué hacían las gentes sencillas cuando Jesús les hacía un milagro?... De-cidme algunos regalos que Dios hace con nosotros... ¿Qué debemos de hacer?...

4. Dios envía a su Hijo al mundo para salvar a todos los hombres. Si no hubiera venido Jesús, nadie podría ir al Cielo. Ahora, que está con nosotros, nos dice que si le obedecemos, si le quere-mos y le seguimos, nos llevará con Él al Cielo para siempre.

¡Qué bueno eres, Jesús, que vienes a enseñarnos a ser buenos y felices! ¿Con qué te pagare-mos tanto amor? Jesús nos dice: Amor con amor se paga. Y el amor verdadero se manifesta con obras.

Hoy Jesús nos dice a cada uno:

¿Me amas?... Pues obedece a la primera.

¿Me amas?... Acompáñame en el Sagrario.

¿Me amas?... No vivas en pecado. ¡Confésate!

Page 115: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 28. Tiempo ordinario (A) Mt 22, 1-14.

Evangelio:

Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: "Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales ce-bados, y todo está a punto; venid a la boda." Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su cam-po, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. Entonces dice a sus siervos: "La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda." Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de co-mensales. «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llan-to y el rechinar de dientes".

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Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda.

1. Un día san Josemaría estaba en una tertulia con un grupo de estudiantes, que tenían gran-des deseos de estar con él, para que les enseñase a ser buenos hijos de Dios.

Normalmente hablaba de las cosas de Dios, de la Iglesia y de las almas. Después escuchaba lo que ellos le decían. Era siempre una conversación muy amena, viva y llena de cariño.

Aquel día, sin embargo, empezó la conversación haciéndoles una pregunta:

— ¿Sabéis cuantos son los enemigos del alma?

Todos, a una, dijeron lo que enseña el catecismo:

— «Los enemigos del alma son tres: mundo, demonio y carne».

San Josemaría, sonriendo les miró y le dijo:

— «No hijos míos, los enemigos del alma son cinco: mundo, demonio, carne, “es que”, y “creí que”, pensé que ».

Todos se rieron, dándose cuenta de la verdad de aquellas palabras.

2. El “es que” y “creí que” pensé qué, son las excusas que ponemos los niños y los mayores cuando no hacemos las cosas bien, y nos piden cuenta. Cuando queremos «salir con la nuestra».

Ese modo de proceder es muy antiguo. El Evangelio de hoy nos lo enseña: «Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mata -ron». ¡Ese banquete es el Cielo!, al que llegan todos los que mueren en gracia de Dios. Y sin embar-go, ¿veis? Todos se excusan.

Y ¡cuánto perdieron por no acudir a la boda!, que es la imagen del cielo. Prefrieron sus capri-chos, que duran muy poco, a los bienes del Cielo, que son para siempre, para siempre, para siem -pre.

Page 116: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

3. (Diálogo). ¿De qué nos habla el Evangelio de hoy?... ¿Qué signifca ese banquete?... ¿Quién es el que invita?... ¿A quiénes invita?... ¿Cómo respondieron?... ¿Qué es pecado?... ¿Cómo nos perdona Jesús los pecados?... ¿Quiénes van al Cielo?... ¿Qué hemos de hacer para ir al Cielo?...

4. Y ¡cuánto perdemos nosotros cuando no hacemos caso a Jesús! El quiere que seamos sus amigos para hacernos partcipes de sus bienes: nos hace hijos de Dios y herederos del Cielo. , quiere que seamos santos. Nos da a su Madre como Madre nuestra. Quiere que estemos con Él en el Cielo siempre.

Y nosotros ¡arre, que arre! con nuestras excusas, con nuestros caprichos, con nuestro “es que...” y nuestro “creí que” y “pensé que”

Jesús no quiero engañarme ni engañarte

Jesús, no más excusas.

Quiero ser tu amigo fel

Page 117: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 29. Tiempo ordinario (A) Mt 22, 15-21.

Evangelio:

Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en algu-na palabra. Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas. Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?» Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Mostradme la mo-neda del tributo.» Ellos le presentaron un denario. Y les dice: « ¿De quién es esta imagen y la ins-cripción?» Dícenle: «Del César.» Entonces les dice: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios».

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«Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas.

1. Recuerdo que, cuando era niño como vosotros ahora, iba a la escuela todos los días.

Veíamos a los mayores de la escuela que leían muy bien; tenían mucha fuerza. Todos deseá-bamos ser mayores como ellos.

Un día, a la hora del recreo, jugaba con los de mi edad. Estábamos en un lugar solitario del pueblo. Y uno de ellos nos dijo:

— Vamos a fumar como hacen los mayores.

El tabaco era hojas secas de patatera. La triturábamos con las manso, hacíamos nuestro piti-llo, y ¡a fumar! como los mayores.

Mi madre siempre me recordaba que no imitase a niños que desobedecen a los mayores. Pero no le hacía caso.

En una ocasión, al llegar a casa me dijo:

— Ven hijo mío, que te voy a dar un beso.

Lo que realmente quería es olerme el aliento para ver si había fumado. Notó que había fu-mado. Y me castigó. “Se coge antes a un mentiroso que a un cojo”. Poco a poco aprendí a hacerle caso, porque sabía que no la podía engañar.

2. Hoy Jesús nos enseña en el evangelio cómo unos hombres le querían engañar. Y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te im-porta por nadie, porque no miras la condición de las personas. Dinos, pues, qué te parece, ¿es líci-to pagar tributo al César o no?»

Deseaban que cayese en la trampa. Pero a Jesús nadie le puede engañar, porque es Dios, lo sabe todo, y ve lo que pensamos y tenemos en nuestro corazón.

Por eso les dijo: «Mostradme la moneda del tributo.» Ellos le presentaron un denario. Y les dice: « ¿De quién es esta imagen y la inscripción?» Dícenle: «Del César.» Entonces les dice: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios».

3. (Diálogo) ¿Qué nos cuenta el evangelio de hoy?... ¿Qué es mentir?... ¿Mentir es bueno o malo?... ¿Podemos engañar a Jesús?... ¿Por qué?... ¿Y dónde está Dios?... ¿Dios lo ve todo?... Cuando hablamos con nuestros padres, ¿qué espera Dios de nosotros?...

Page 118: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

4. Hemos de aprender a hablar viéndonos siempre delante de Dios, que nos ve, nos mira, co-noce todo, y quiere que le demos alegrías. A Dios nunca le podemos engañar, ni ocultar lo que pensamos o hacemos.

La verdad une; la mentira divide, porque engaña y nadie quiere ser engañado.

El padre de la mentira es el demonio. Mentir es hacerse amigo del demonio. Por eso, con él no queremos saber nada.

Nuestra norma de conducta al hablar con los demás debe ser siempre esta:

Decir siempre la verdad

Porque Dios siempre me ve.

Porque Dios siempre me mira.

Quiero portarme siempre bien

De noche y de día.

Page 119: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 30. Tiempo ordinario (A) Mt 22, 34-40.

Evangelio:

Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el manda-miento mayor de la Ley?» El le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».

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«Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?»

1. En esta Iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz se celebra la Santa Misa varias veces al día.

Hay personas que piden la aplicación de una o varias Misas por algún difunto de su familia.

Todas estas intenciones se anotan en un libro que hay en la Sacrista para que no se nos olvi-de a los sacerdotes.

Además tenemos dos secretarios muy atentos que se preocupan de poner, en cada Misa, una nota con el nombre de la persona por la cual el sacerdote debe aplicarla.

La nota dice así:

— La Misa de... (pone la hora) es por la intención de.... (escribe el nombre del difunto).

¿Veis qué manera tan bonita de recordarnos lo que hemos de hacer para que no se nos olvi-de?

2. Jesús, que es el Maestro por excelencia, quiere que aprendamos muy bien sus enseñanzas, contenidas en el Catecismo de la Iglesia Católica. Este es un libro muy grande, que nos costaría mu-cho aprenderlo bien y explicarlo a los demás.

También sabe, mejor que nadie, que sus alumnos somos muy olvidadizos.

Entonces lo que hace es darnos todas sus enseñanzas muy resumidas; así nunca se nos olvi-darán. ¿Cuál es este resumen?:

Mirad, se acercaron a Jesús los que más sabían de la Ley y le dijeron:

«Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» El le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer manda-miento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos man -damientos penden toda la Ley y los Profetas».

Este es el gran resumen que nos da el mejor Maestro a sus seguidores. Es fácil de retenerlo en la memoria: Amar a Dios con todo nuestro ser; y al prójimo como a nosotros mismos.

3. (Diálogo) ¿Cuántos son los Mandamientos de la Ley de Dios?... Jesús, estos 10 Manda-mientos, ¿en cuántos los resume?... ¿Cuál es el primero?... Y ¿el segundo?... ¿Puede entrar en el Cielo el que no cumple los Mandamientos?... ¿A qué se reducen los 10 Mandamientos?...

4. Todos sabemos amar, porque Dios nos ha hecho para amar y para ser amados. El amor se manifesta en las obras. «Obras son amores, y no buenas razones». Por eso nos recuerda Jesús: «No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre».

Page 120: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Los tres primeros Mandamientos se referen a Dios; y los otros siete al provecho del prójimo. Unos y otros se resumen en amar a Dios sobre todas las cosas, y a los demás como uno se ama a sí mismo, pero ¡por amor de Dios!

El camino que lleva al Cielo

quiero con esfuerzo seguir,

los mandamientos cumplir

haciendo bien lo que debo

seguro estoy de conseguir.

Page 121: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 31. Tiempo ordinario (A) Mt 23, 1-12.

Evangelio:

Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imi -téis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las flacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí". «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tie-rra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", por-que uno solo es vuestro Director: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».

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Porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.

1. Sabemos que Juan Pablo II ha visitado el mundo entero, para dar a conocer a los hombres a Nuestro Señor Jesucristo, que es el único Salvador de la humanidad.

Al llegar a un país, el Papa es aclamado y seguido por multitudes de gente, ansiosas de verle y escucharle.

Todos quieren estar cerca de él y saludarle, porque es el Vicario de Cristo en la tierra. Pero no puede estar con todos y cada uno. Sólo saluda a las autoridades y, con ellas, a todo el pueblo.

Pero quien de verdad roba el corazón del Papa son los niños y los enfermos. Los besa, los abraza y se enternece con ellos. Así nos recuerda que son el tesoro de Jesús que dice: «Si no os hi-ciereis como niños, no entraréis en el Reino de los cielos».

Una madre pregunta a su hijo de 6 años, que fue abrazado por el Papa:

— Hijo mío, ¿que te ha dicho el Papa?

— Mamá, no me ha dicho nada. Me ha abrazado y me ha dado un beso. Y yo ¡tan feliz!, por-que quien me ha besado es el mismo Jesús.

2. Jesús no ha venido a ser servido, sino a servir y dar la vida en rescate por todos.

Por eso el Papa —que es el Vicario de Cristo en la tierra— se llama “el servidor de los servi -dores de Dios”. Toda su vida es un servicio, una ayuda, una entrega a los hombres de todo el mun-do para enseñarles a ser buenos hijos de Dios e ir al Cielo. Él acoge a todos y nos lleva en su cora-zón de Padre.

Queremos ser los primeros en todo, los más importantes... Sin embargo, Dios no mide la grandeza de una persona con la medida de los hombres. Para estos los grandes son los que ocupan los primeros puestos; los que tienen más dinero que nadie, el mejor coche... El modo de medir de Jesús es el servicio amoroso que prestamos a los padres y compañeros, porque servir es amar.

3. (Diálogo). ¿Quién es Jesucristo?... ¿A qué ha venido al mundo?... ¿Qué nos enseña en el evangelio de hoy?... ¿Quién es el Papa?... ¿Cómo se llama el Papa a sí mismo?... (el siervo de los siervos de Dios). ¿Qué es servir?... ¿Cómo hemos de servir los niños?...

Page 122: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

4. Deseamos vivir alegres, pasarlo muy bien, ser felices. ¿Por qué no hacemos caso a los san -tos que no se cansan de repetirnos que Dios premia el servicio a los demás con una inmensa aleg-ría?

La alegría es un regalo que hace Dios a los generosos; a quienes se empeñan día a día en ha-cer que su vida sea agradable a Dios y a los demás mediante un servicio pronto y amoroso, que haga sonreír a quienes viven con nosotros.

Hoy vamos a hacer un propósito a Jesús, que le va a gustar mucho, porque hará felices a nuestros padres y compañeros: Hacer a la primera lo que nos pidan nuestros padres, aunque nos cueste un poco. Repite esta oración que hacía muchas veces San Josemaría:

«Con una miradica que me eches, Jesús,

te serviré con alegría».

Page 123: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

Domingo 32. Tiempo ordinario (A) Mt 25, 1-13.

Evangelio:

Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmie-ron. Mas a media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!" Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las pruden-tes: "Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan." Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vende -dores y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes di -ciendo: "¡Señor, señor, ábrenos!" Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco." Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.

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Se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!" Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lám-paras

1. Recuerdo que, siendo Párroco de Santa Isabel, nos anunció el señor Arzobispo, D. Casimiro Morcillo, que preparásemos a los niños que iban a recibir el sacramento de la Confrmación.

Tuvimos muchas sesiones de catecismo en las escuelas, en la Parroquia y en las familias, para ayudar a los niños a conseguir una buena preparación.

La Visita Pastoral duró dos días, en los que el señor Arzobispo examinó a cada niño, delante de sus padres y de todo el pueblo.

Ciertamente los niños contestaban muy bien, de tal modo que el mismo Arzobispo quedó sorprendido de sus contestaciones.

Sin embargo quiso hacer una pregunta capciosa, difícil, al niño que mejor le contestaba. Le miró a los ojos y le pregunto:

— Oye, cuando san José y la Virgen iban a Misa, ¿con quién dejaban al Niño Jesús?

El chico quedó pensativo..., recordó qué es la Misa..., y le contestó:

— Entonces aún no había misa, porque Jesús no había muerto por nosotros.

El señor Arzobispo le felicitó, y le dio un Rosario como premio. Y dijo a todos los presentes: Así han de prepararse los niños para recibir el sacramento de la Confrmación.

2. Jesús quiere que vivamos preparados para ir al Cielo, cuando Él venga a examinarnos en la hora de la muerte. La preparación consiste en luchar por vivir siempre en gracia de Dios. Y si la per -demos por el pecado, ¡a confesarnos enseguida! y a volver a empezar.

Nos lo enseña con la parábola de las 10 vírgenes; cinco eran listas y otras cinco, tontas, por-que no iban preparadas con el aceite necesario para ir a la boda. Se lo tomaban a broma.

Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: "¡Señor, se-

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ñor, ábrenos!" Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco", porque la voz que yo co-nozco es la de las obras buenas. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.

3. (Diálogo) ¿De qué nos habla Jesús en el evangelio de hoy?... ¿Entraron las 10 a la boda?... ¿Quiénes son las que entraron?... Y las otras, ¿por qué no entraron?... Cuando éstas llamaron a la puerta de la casa donde celebraban el banquete, ¿Qué les contestó el novio?... ¿Cómo nos hemos de preparar para ir al Cielo?...

4. El banquete de bodas es imagen del Cielo donde Jesús quiere que vayamos todos sus ami-gos. Ya sabéis que los buenos amigos de Jesús son aquellos que le quieren, le tratan muy bien, y le dan alegrías en todo lo que hacen y dicen.

Nunca hemos de ser del grupo de aquellas cinco chicas que eran tontas, y no hacían caso a Jesús. Estas nunca pudieron entrar, a pesar de llamar con insistencia a la puerta. Tuvieron que oír de sus labios esta frase tan dura: ¡En verdad os digo que no os conozco!

Jesús, ayúdame a vivir en gracia de Dios,

Y a recuperarla enseguida si la pierdo por el pecado.

Para estar para siempre contigo en el Cielo.

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Domingo 33. Tiempo ordinario (A) Mt 25, 14-30.

Evangelio:

Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su ha-cienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se au-sentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talen-tos, presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado." Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fel!; en lo poco has sido fel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." Llegándose también el de los dos talentos dijo: "Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado." Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fel!; en lo poco has sido fel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." Llegándose también el que había recibido un talento dijo: "Señor, sé que eres un hom-bre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo." Mas su señor le respondió: "Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; de-bías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.”

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"Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado." Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fel!; en lo poco has sido fel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."

1. Un rico labrador reunió a sus hijos antes de morir para darles los últimos consejos.

Y ¿cual fue el gran consejo que les dio?:

— «Trabajad bien el campo -les dijo-. Un tesoro se oculta en sus entrañas, aunque ignoro su sitio. Pero, con un poco de esfuerzo, lo encontraréis.

Después de la cosecha, cavadlo bien, sin dejar un palmo que no muevan vuestros arados y azadas»

Murió el padre, y los hijos cavaron el campo de arriba a bajo, con tanto ahínco, que al año si-guiente la cosecha fue espléndida.

No encontraron dinero porque no lo había. Pero su padre fue un sabio, enseñándoles antes de morir la mejor receta: el tesoro había sido el trabajo bien hecho.

2. Qué importante es trabajar bien para triunfar en la vida. A eso nos invita el evangelio de hoy: llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

A los que trabajaron bien, los premió; y al que fue holgazán, le castigó, apartándolo lejos de Él.

Page 126: El Evangelio en las Pláticas para Primaria (A)

La vida es un don de Dios, y todo cuanto somos y tenemos lo recibimos de Dios para que tra-bajemos y hagamos rendir esos talentos. Todos tenemos un encargo recibido de Dios cuando nace-mos: trabajar mucho y bien, asistir a Misa los domingos, ser buenos compañeros, agradar a Jesús en lo que hacemos, y ¡ser santos! de altar.

3. (Diálogo). ¿Qué nos cuenta el evangelio de hoy?... A nosotros, ¿qué talentos o encargos nos da el Señor?... (Estudiar, obedecer, ir a Misa los domingos, vivir en gracia...) ¿Cuando nos pedi-rá cuenta de ellos?... Y los que han realizado bien su tarea, ¿dónde irán?... Y los que han enterrado sus deberes, ¿dónde irán?...

4. Es verdad que cuesta hacer las cosas bien. Pero ya verás, aquel día todo lo darás por bien empleado porque, con el trabajo bien hecho, has alcanzado un premio que no tiene fn: el Cielo.

La canonización que hace Jesús de quien ha realizado bien su encargo es esta: "¡Bien, siervo bueno y fel!; en lo poco has sido fel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu se -ñor.”

Repite con frecuencia:

¡Vale la pena ser fel a Dios!,

¡Vale la pena alcanzar el Cielo!

El Cielo es para siempre.

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Domingo 34. Solemnidad de Cristo Rey. Mt 25, 31-46.

Evangelio:

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su de-recha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Por-que tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me aco-gisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vesti-mos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." En-tonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me dis -teis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis." Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo." E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.

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"Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cár-

cel, y vinisteis a verme."

1. Hoy es Jesús mismo quien nos propone un ejemplo para iniciar la catequesis, y enseñarnos lo que ocurrirá al fn del mundo:

Aquel día —que no sabemos cuando será— el Señor vendrá acompañado de sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Y reunirá ante Él a todos los hombres. En aquel mismo momento empezará el Juicio fnal: será como una evaluación en la que no hay recuperación posible. Y a los buenos los pondrá a su derecha; a los malos a su izquierda.

Y Jesús dirá a los que tiene a su derecha:

— Venid, benditos de mi Padre, a poseer el Cielo para siempre. Porque tuve hambre y me distéis de comer...

Después dirá a los que están a su izquierda:

— Apartaos de mí, malditos, id al inferno. Porque tuve hambre y no me distéis de comer...

2. Hoy celebramos la Fiesta de Cristo, Rey del universo; por eso es el Juez que nos va a juzgar a todos los hombres, aunque haya quienes digan que no quieren. El Rey es Jesús, no ellos; y Jesús tiene poder sobre todos porque es el Hijo de Dios.

Eso nos recuerda el evangelio de esta Fiesta: Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber”

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Luego dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno prepara-do para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber”.

3. (Diálogo). ¿Quién es Jesucristo?... ¿Jesucristo es verdadero Dios?... ¿Jesucristo es verdade-ro hombre?... ¿A qué vendrá Jesús al fn del mundo?... ¿Qué es juzgar?... (es como un examen en el que hemos de responder bien a Jesús). ¿Qué dirá a los buenos?... ¿Qué dirá a los malos?... Tu, ¿dónde quieres ir?... ¿Qué debes hacer para ir al Cielo?...

4. Jesús quiere ser Rey de nuestros corazones y de nuestras almas. ¡Qué bonito sería que hoy todos le digamos de verdad a Jesús que le abrimos nuestro corazón de par en par para que sea nuestro Rey.

No puede entrar en él si está sucio por el pecado. Hemos de mirar hacia dentro para ver si mi corazón está limpio o sucio.

Si está sucio, acércate a confesar tus pecados con dolor y con propósito de luchar para ser siempre suyo.

Jesús, reina en nuestras almas por la gracia;

en nuestro entendimiento por la fe;

en nuestro corazones por el amor.