El arraigo de la corrupción y la superficialidad de los medios

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EDUARDO NEIVA BRASIL EL ARRAIGO DE LA CORRUPCIÓN Y IA SUPERFICIALIDAD DE LOS MEDIOS* La noción justificatoria de que la corrupción, como apropiación privada de los bienes públicos, es una simple manifestación del mercantilismo individualista en el marco del liberalismo capitalista, está muy difundida. Neiva la propone como marco de referencia para acentuar las dificultades de combatirla. Sus argumentos, con leves vanantes, podrían aplicarse a cualquier sociedad latinoamericana. La corrupción es universal y sistémica como las panaderías de barrio, los mercados negros y el comportamiento criminal. Sus referencias al modelo de conquista y colonia, impuesto por Portugal, adquieren características de deterninismo histórico que son desafiadas por los procesos actualmente en curso. Pensamos que Neiva se equivoca y se deja llevar por un pesimismo comprensible pero deformado. Nuestro principal argumento sería el abrumador repudio que expresan los individuos, sus organizaciones civiles y el conjunto de nuestras sociedades hacia el comportamiento que Neiva considera endémico e insuperable. Sin embargo, coincidimos con Neiva en cuanto que la corrupción desborda el ámbito político y moral e invade las zonas de lo histórico, lo social y lo cultural. Las opiniones de Neiva ciertamente agregarán un tono de sobriedad a la euforia mediocentrista que los analistas adoptaron luego del derrocamiento del presidente Collor. CHASQUI 45, abril 1993 79

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EDUARDO NEIVA BRASIL CHASQUI 45, abril 1993 79 la modernidad, que se presenta en la for- ma de un futuro deseable que podría traer ruptura y disipación? Trampas de la modernización Judiciales Policía Violencia Fraudes '"•:!; Narcóticos Recesión Educación Negros Temas 37 42 1 CHASQUI 45, abril 1993 81 Medio ambiente El asalto del individualismo de referencias Contextualizando lo brasileño 82 CHASQUI 45, abril 1993

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EDUARDO NEIVABRASIL

EL ARRAIGO DE LA CORRUPCIÓN YIA SUPERFICIALIDAD DE LOS MEDIOS*

La noción justificatoria de que la corrupción, como apropiación privada de los bienes públicos, es unasimple manifestación del mercantilismo individualista en el marco del liberalismo capitalista, está muy

difundida. Neiva la propone como marco de referencia para acentuar las dificultades de combatirla. Susargumentos, con leves vanantes, podrían aplicarse a cualquier sociedad latinoamericana. La corrupción

es universal y sistémica como las panaderías de barrio, los mercados negros y el comportamientocriminal. Sus referencias al modelo de conquista y colonia, impuesto por Portugal, adquieren

características de deterninismo histórico que son desafiadas por los procesos actualmente en curso.Pensamos que Neiva se equivoca y se deja llevar por un pesimismo comprensible pero deformado. Nuestroprincipal argumento sería el abrumador repudio que expresan los individuos, sus organizaciones civiles yel conjunto de nuestras sociedades hacia el comportamiento que Neiva considera endémico e insuperable.Sin embargo, coincidimos con Neiva en cuanto que la corrupción desborda el ámbito político y moral einvade las zonas de lo histórico, lo social y lo cultural. Las opiniones de Neiva ciertamente agregarán untono de sobriedad a la euforia mediocentrista que los analistas adoptaron luego del derrocamiento del

presidente Collor.

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CORRUPCIÓN Y MEDIOS

Es concebible un nexo quereúna corrupción, moder-nización del Estado y losmedios de comunicación através de casos concretos,analizando instancias que

reúnan cómodamente lo que parece tandistinto: una acción humana éticamentecondenable, un proceso pertinente a lasocialización que tiene como motor elprogreso constante y, por fin, los mediosde comunicación de masas.

No hablaremos del caso Collor.Evitaremos discutir el modo por el cuallos medios de comunicación fueron elpalco de denuncias que llevaron lasociedad brasileña a la indignación,además de la manera por la cual losactores sociales, las fuerzas políticas dela sociedad civil, las revistas semanalesal principio, y finalmente los mass mediacomo un todo se apoyaron mutuamentepara que se llegase a una solución deimpeachment de un presidente. Nada deesto será tratado en las próximas pági-nas.

El objetivo es más amplio.Miraremos con reserva la sugerencia deque los medios están por encima de lasfuerzas sociales, sea en cuanto aguardianes de la cosa pública, sea comoinstrumento de estricta denuncia. Sin lareforma de las reglas de ciudadanía -loque sólo se dará después de la com-prensión de lo que las rige- no hayninguna alternativa. Por eso, mucho delo que fue denunciado por los vehículosde comunicación se mostró inocuo paraun cambio efectivo de las relacionesentre jerarquía social y los individuosque al final son la expresión de la ciu-dadanía. En los medios de comuni-cación se muestran y simulan losenfrentamientos dentro de la sociedad.

¿Cómo es posible pensar todo esoen sociedades con el perfil dual deBrasil, donde conviven jerarquíasarcaicas con una ideología de mo-dernidad, y que no tiene la tradición ple-na de la ética protestante? ¿Cómo esposible evaluar los procesos de moder-nización en una sociedad que mantieneuna moldura de referencia que descon-fía del optimismo del progreso como va-lor consensual y que vive ambiguamente

EDUARDO NEIVA, profesor de la PontificiaUniversidade Católica de Rio de Janeiro,Departamento de Comunicacao Social, PUC-RIO.

la modernidad, que se presenta en la for-ma de un futuro deseable que podríatraer ruptura y disipación?

Trampas de la modernización

La experiencia de desarraigo no esextraña a las sociedades que adoptan unproyecto de modernización propuestopor el industrialismo. Se trata apenas deanalizar lo que ocurre cuando ese con-junto de valores modernizantes es vividoen su forma radical.

El industrialismo merece, cierta-mente, la calificación de revolucionario.Es un evento único definido por susatributos humanos, primordialmenteantropológicos, por las relaciones de pa-rentesco, los rituales religiosos, las insti-tuciones políticas, comunitarias, socialesy simbólicas, y por el modo técnico de

ideológico, y por la técnica. Es un proce-1so irreversible que lleva al desarraigo,Los actores sociales desconocen lasnovedades vertiginosas. En los mediosde comunicación se representa unalucha sorda y una diferencia pusilánime:cada nueva tecnología es llevada a lasaudiencias traducida en novedad, acu-mulación, superioridad y prueba de pro-greso de un saber técnico. Este mismoespíritu guía muchas publicacionesmensajes que, suponiendo y creandouna ignorancia nuestra, nos instruyesobre todo: de la práctica sexual almo descubrimiento científico. Lo precarioes la regla; y cualquier aspecto de laexperiencia puede ser reorganizado,principalmente por novedades técnicas.La técnica es la nueva gramáticaideológica.

producción que es la industria. El indus-trialismo no se restringe apenas al uni-verso productivo de la sociedad. Es unareorganización que alcanza todo el tejidode la vida social. Se alteran la temporali-dad y el ritmo de vida. Se forman prácti-cas sociales fundadas en valores decambio y constante transformación quedesprecian soluciones sociales ante-riores. La especialización técnica de losactores sociales que ya predominara enel inicio de la revolución urbana se ace-lera. Estamos delante de una sociedadconducida por un proyecto político e

Algunos puntos precisan ser resalta-dos. Observamos que la sociedad indus-trial distingue radicalmente el espacio delhogar y el mundo del trabajo. El traba-jador deja de circular prioritariamente entorno a la casa.

Es fácil reconocer cómo eso significaun gran desvío del modelo agrícoladonde se vive el trabajo en el mismoespacio que la familia. Entre esos espa-cios no hay separaciones. Con el indus-trialismo, tenemos una separaciónradical entre las esferas pública y priva-da: cada una tiene reglas propias.

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La sociedad civil pasa a ser el puntode confluencia de bienes y servicios,hacia allí va la producción creciente eincesante. El principio dominante es elmercado. El mercado no está, en lasociedad industrial, regido por prescrip-ciones ritualísticas, donde el cambio seda partir de la comunión social. Ahora, elmercado es una privacidad radical. Lapropia noción de riqueza y distinciónsocial son acentuadas por la acción delmercado. El individuo acumula gracias ala reacción de individuos consumidores.El modelo de la modernización industria-lista es simultáneamente igualitario eindividualista.

La ideología individualista está pre-sente tanto en la esfera de la producción-gracias a la mercantilización- como enla vida doméstica, donde prevalecen lasformas particulares del individualismoque rige la familia nuclear burguesa.Nadie se define por el lugar que ocupaen la red social. Se reduce drástica-mente la dimensión pública. El individuoes, en ese modelo, una constante detratar de ser. El individualismo es másque el simple efecto de la distinción entreesfera pública y privada, es la causa deesa separación. Aunque podamosreconocer los resquicios de la estruc-turación holística de la familia burguesa,es cierto que ese es el proyecto de lanueva familia constitutiva de actoressociales. La familia se torna en el espa-do donde las subjetividades se encuen-tran. Prioritariamente una reunión deindividuos, la familia cambia hacia laesfera pública como una conjunción deconsumidores, a los cuales los vehículosde comunicación se dirigen. Así, lasparles son más importantes que el todo.

El asalto del individualismo¿No es posible admitir -como un des-

doblamiento de esa ideología- que laesfera pública sufra el asalto de un indi-vidualismo extremo? ¿Al final, no fue aeso que la mercantilización nos acostum-bró? ¿No es ese voluntarismo predatorioque rige nuestras economías inflaciona-rias, donde el dinero y el tiempo setornaron bienes mercantiles? ¿No es asíque se instaura la corrupción, por laapropiación individual de bienes yfavores que no pertenecen a ningún indi-viduo, ya que son de dominio público?¿Cuál es el papel de la esfera pública enese modelo social?

El proyecto de modernización cons-tante alcanza de lleno a la esfera políti-ca, a tal punto que la economía-regulada por la ideología del individua-lismo- pasa a obedecer a la lógica indi-vidualizante del mercado. Así, "en lugarde que la economía esté embutida en lasrelaciones sociales, son las relacionessociales las que están embutidas en elsistema económico" (Polanyi 1980:72).La mercantilización se extiende a todas

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las esferas de la sociabilidad. El merca-do existe como una esfera autorreguladay autónoma. No es la sociedad quedetermina los precios, es el mercado,como esfera sin regulación exterior-aquel que determina los precios. El mer-cado domina y es capaz de mercantilizarlo que no es en sí mismo mercadería,cosa cambiable. Así, la racionalidad delmercado alcanza la tierra, vista ahorapor el prisma de la técnica y como regióna ser explorada. Y no sólo la tierra esalcanzada por el mercado, sino tambiénel trabajo y el dinero. El trabajo, comoactividad humana, la tierra como natu-raleza y el dinero elemento de conver-sión y cambio, están en un nivel distintoque la mercadería. Regido por extremaindividualización, el mercado les imponeuna nueva función que desprecia todofuera de la ideología del individualismoeconómico. Hasta la pobreza y el ham-bre dejan de ser problemas de la colec-tividad y pasan a ser cuestionesindividuales, que la esfera pública puedesimplemente ignorar.

El resultado de la modernizaciónconstante es que su individualismoextremo acaba por desarraigar a losactores sociales. Arraigados, los actorestenderán a resistir la transformación

REFERENCIAS AL TEMA DE LA NIÑEZ

El gran asunto escogido por los noticiarios no es el más visible para los agentessociales concretos. Aquello que nos rodea aparece mínimamente o bajo una na-rración de desvío, de crimen y de excepción. Es cierto que la estructura decualquier noticia en la mayoría de las veces presume de rara, pero los pasos minu-ciosos de los agentes del gobierno federal no son informados a partir del desvío. Elartículo que publicó la investigación observa que el tema niñez -tan idealizado enel imaginario burgués- es poco representado en relación a la instancia más noticia-da y, así considerada, más relevante. Y cuando es noticiado el tema niñez, está do-minando por la rareza desviante.

(Cruzamiento con otros temas - Abril/92)

Temas

JudicialesPolicíaViolenciaFraudes '"•:!;NarcóticosRecesiónMedio ambienteEducaciónNegros

de referencias

10 s -437421

•:¿. 4; • o ; •::5 i v -í

Porcentajesobre el total

4,48%16,59%18,38%0,45%1,79%0,00%0,45%3,14%0,00%

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modern/zadora. La tradición es evaluadacomo un obstáculo para la moder-nización. En un mundo donde la expe-riencia de desintegración es constante,la legitimación y la oferta de ejemplosorientadores para los actores socialesdeben cambiar de lugar. Ahora ese papeles de los medios de comunicación.Aunque no puedan dejar de ser ofrecidassegún las reglas del mercado, las narrati-vas de los medios de comunicación demasas son más que productos cultu-rales, son un modo sociológico de posi-bilitar a los miembros de la sociedad losque el mercado, autónomo, arraigado yautoregulado, suprimió.

El horizonte colectivo se esfuma. Laética se exprime a partir de perspectivasestrictamente individuales. En el registroeconómico, se verifica el crecimiento delos sectores terciarios que tratan de lainformación, del consumo, de la salud,de la educación: con la regencia de unanueva intelligentsia predominantementetécnica, cuando muy gerencial. Elconocimiento técnico, en el desarrolloposterior al industrialismo, en la llamadasociedad postindustrial, es la fuente deinnovación y el poder que planea lasprácticas sociales. Cada miembro de lasociedad se hace individualmente. Lamodernización es un proyecto que des-gaja el dominio público y se hace a partirde cada actor social individualizado.

Contextualizando lo brasileñoEs verdad que Daniel Bell, en su

análisis sobre el surgimiento de lasociedad postindustrial, señaló que en eldesarrollo posterior al industrialismo, launidad social individuo, que caracterizalas sociedades industriales, tiende a seratenuada. No tendremos más el modelode libertad de la revolución industrial,definido a partir de la "suma total de lasdecisiones individuales" (Bell 1977:147).En la sociedad postindustrial, el énfasisse disloca hacia una mayor importanciaconcedida a la comunidad que deberápresionar, a través de los medios decomunicación, hasta alcanzar consen-sualmente las soluciones de su interés.¿Es eso lo que realmente ocurre ennuestro capitalismo periférico?

Muchos de los trazos del modelopostindustrial se instalaron en una mez-cla sorprendente en los países de la pe-riferia industrial, pero ¿será que losprincipios del individualismo se ate-

nuaron o se modificaron en países comoBrasil, por ejemplo? ¿Se creó una con-ciencia "comunal" que ponga énfasis enla salud, educación y otros intereses delbienestar de las comunidades?

Nuestro individualismo tiene otrasraíces. Tal vez por eso no vaya en lamisma dirección del capitalismonorteamericano estudiado por Bell.Quien percibió con claridad lo que aquelno caracteriza fue un artículo de 1946,escrito por Jorge Luis Borges (1974:658-659), con el título de "Nuestro pobre indi-vidualismo". Borges decía que losargentinos no se identifican con elEstado. El individualismo es de tal mane-ra dominante que la esfera pública pasaa ser una inconcebible abstracción. Lanoción de posesión y propiedad se limitaa la esfera privada, y por eso no alcanzaal Estado, ni siquiera en forma de unaconcepción de bien común para todos;de ahí la creencia de que "robar dineropúblico no es crimen" (Borges 1974:658).

No tenemos lugar en la esfera públi-ca. Desconfiamos de la policía que nonos protege, pero nos amenaza. Vemoscomo una incomodidad que, si pudiése-mos, debiéramos evitar o deponer antela justicia. No hay horizonte común posi-ble. Lo que nos rodea es un mero desor-den. Nos acostumbramos al caos y a lainestabilidad. El país es un proyectoimposible. Las reglas de convivencia sonfácilmente violadas. La calle no es nues-tra. Por eso tiramos la basura por las

ventanas de nuestros coches y avan-zamos con el semáforo rojo, sin culpa,como si eso no fuera una infracción.

Los ejemplos que acabamos de nom-brar no fueron extraídos de una escenaen Buenos Aires. Hacen parte del coti-diano en cualquier ciudad grandebrasileña o latinoamericana. Nosotros losbrasileños tenemos en común con lasobservaciones de Borges, el hecho deque en nuestra vida cotidiana experimen-tamos una tensión, un enfrentamientoentre la individualidad y la jerarquíasocial. La sociedad brasileña es dual,simultáneamente jerarquizante e iguali-taria. En la sociedad brasileña convivensin grandes crisis lo que conceptual-mente parece ser una contradicción.

Jerarquía social y poder ante lopúblico

Por más que agrade a los brasileñosla idea de que somos un pueblo cordial,gentil e igualitario, ya fue claramentedemostrado que utilizamos frecuente-mente rituales de distinción que enfati-zan la jerarquía social (Da Malta, 1979).Pertenecer, estar cerca o poder favore-cerse de una posición privilegiada en lajerarquía es un importante instrumentosocial. Delante de un conflicto, de unanegación, el actor social brasileño puedereaccionar, preguntando: ¿usted sabecon quién está hablando?

Entre los brasileños, la jerarquíasocial es aquello que confiere poder

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especial a un individuo. Un individualis-mo así no reposa en valores del ethosdemocrático. Nuestro tipo especial deindividualismo es el residuo de la heren-cia autoritaria portuguesa. El modelo porel cual la colonización portuguesa seimpuso en Brasil muestra un hato dearrogancia. El propio sistema depropiedad, impuesto originalmente en elpaís, derivaba de una indicación volunta-riosa de la jerarquía social. Con la discul-pa de que el país era demasiado grandepara ser colonizado, los portuguesesrepartieron el Brasil en capitanías heredi-tarias. Cada capitanía fue, entonces,donada a un individuo. Se hizo ladonación en carácter perpetuo y losdonatarios tenían poderes totales en laregión. Sus obligaciones eran apenascon la corona portuguesa -bajo tributos-y la Iglesia Católica. Por lo tanto, el indi-vidualismo que prevaleció en la historiabrasileña no reconocía ningún principiogeneralizado de igualdad. La esferapública no podría mediar igualitaria-mente los conflictos: en los hechos eraun poder discriminador. La esfera públi-ca se subyugaba a los dictámenes deindividuos poderosos. Paradojalmente, elindividualismo brasileño alcanza loslímites del autoritarismo, queriendo

que íoupa, sim, coro que roupaMas, MATHIAS, eii pergunto:

MSQKItWiPJíeUAOSABBA QUE VCE ME CflK CD

REFERENCIAS AL GOBIERNO FEDERAL

Los noticiarios singularizan un modelo claro de experiencia social que se subor-dina a las cuestiones próximas al poder central. Es como si diariamente encontráse-mos dramatizados los principios que subordinan los individuos comunes de lasociedad brasileña al favorecimiento de los estratos sociales dominantes. Todo loque importa viene al final de la esfera pública más distante, que da poder a losindividuos, en la forma del personalismo autoritario apuntado antes.

Si el gobierno federal es tan priorizado en los noticiarios de TV, esto nos su-giere que el favoritismo gubernamental puede ser la solución mesiánica para lo quenos atormenta. Lejos de la mirada y del favor de la esfera pública gubernamental,sólo nos resta el desvío. Sería, entonces, ideal que nuestros intereses personalesfuesen escuchados por la esfera pública. Surgen las opciones de clientelismo o co-rrupción. No se puede responsabilizar directamente a los comunicadores por la co-rrupción, pero ellos no están muy lejos de las determinaciones problemáticas en lasociedad brasileña.

Mes

Jan/92Fev/92

Mar/92

Abr/92Mai/92

Globo26,94%

26,61%29,02%

24,86%22,96%

SBT

33,73%31,25%28,06%

25,46%

22,39%

Bandeirantes21,63%25,09%24,69%24,$ 1%21,86%

Mánchete29,44%28,52%

29,90%

29,09%26,74%

imponer orden, disciplina y respeto, através de un poder centralizador, discre-cionario y con voluntarismo. Nada esdefinido con claridad. Se cobrandeberes sin la contrapartida de los dere-chos. Quien tiene poder crea derechospara sí mismo. Se suprime con facilidadlo que es el derecho del otro. Laambigüedad caracteriza la vidabrasileña. La justicia será simplementeconferida. Viene de privilegios otorga-dos por la proximidad del actor social alpoder autoritario. El principio individua-lista vale como ley general que no debeser cuestionada o desafiada. Se pideobediencia a una esfera pública con lostrazos y el perfil de individuo. Eso traeconsigo una tendencia al desrespeto dela estructura legal vigente. Más que indi-vidualismo, lo que tenemos es un per-sonalismo tradicional hasta ahorapresente en el modo que se mueve laesfera pública. Por eso, el Estado setorna un lugar especial que protege yfacilita la vida de los individuos, como yadijera Fernando de Azevedo (1950:131).Y, complementando esa situación, verifi-camos que una predación muchasveces disfrazada regula las relacionesinterpersonales en el Brasil, sea entrerazas o integrantes de estratos socialesdiferenciados jerárquicamente.

La herencia de la colonización por-tuguesa generó, al final, tres clases pro-ductivas -el latifundista, el esclavo y el

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"hombre libre"- que se debaten en unatremenda contradicción. Los hombreslibres no eran al final tan libres. El mode-lo político de dominación esclavista lesofrecía, como modo de socialización "elfavor como mediación casi universal"(Schwarz 1977:16). El concepto de liber-tad burguesa no cabe, sin deforma-ciones, en una cultura del favor que creala dependencia, la excepción, laservidumbre a los privilegiados de lasclases sociales altas. De ahí, es fácilnotar que las prácticas socialesbrasileñas puedan estar a un paso de lacorrupción, aunque parcialmente legiti-madas por la estructura social. En Brasil"se atribuye independencia a la depen-dencia, utilidad al capricho, universalidada las excepciones, mérito al parentesco,igualdad al privilegio" (Schwarz 1977:18).

La modernización no alteró substan-cialmente esos viejos principios. Al con-trario, la modernización agravó elfavoritismo personalista, ya que la esferapública enfrenta un declive que atenúa laacción de favores colectivos y unlversa-lizantes. Así, lo que sobra es el beneficioinmediatista que aspira a ser una normacolectiva. Por eso, las relaciones perso-nales o familiares trascienden el universode la casa y pasan a ser un importanteinstrumento de cambio de favores, unmodo social de dar y recibir. La esferapública es tomada por intereses priva-dos, la corrupción se torna una posibili-dad concreta, aunque tolerada.

Los medios y la corrupciónVerificamos la permanencia de esa

interpretación en el análisis de unainstancia de los medios de comuni-cación: en los noticiarios de las princi-pales cadenas de TV en Brasil. Nodebemos procurar cómo y cuál es la re-presentación narrativa de casos de co-rrupción en informativos. Normalmente,los acontecimientos son presentados enuna perspectiva crítica. Lo que interesaes chequear si la relación entre jerarquíasocial e individualismo, constitutiva delnexo corrupción-modernización, se ex-presa, y de qué manera, en una progra-mación importante de los vehículoscomunicativos.

Los datos a los que recurrimosfueron extraídos de una investigación"hecha en un período de cinco meses -enero a mayo de 1992- y recientementepublicada (Sá y Neiva 1992). Se levantó

temáticamente lo que los noticiarioselegían como noticia. Esto es un indi-cador social importante, pues está claroque la definición de lo que es noticia nose limita al ámbito estrictamente perio-dístico. Se trata de una opción dealcance sociológico que no sólo refleja loque las emisoras y los intereses queellas representan consideran dignos deser vistos. Hay una dimensión productivaen esa elección. La realidad socialpasará a ser identificada con lo que esseleccionado y representado en la pan-talla, además de no considerar lo que esdejado de lado. Se ofrece a la sociedaduna jerarquía que singulariza lo que esdigno de discurso. Lo que es digno deser dicho, mencionado y analizado fun-ciona como un parámetro de socia-lización para los agentes sociales. Se veque, después de la presentación en losmedios, los espectadores discuten y seposicionan -aunque muchas veces críti-camente- a partir de las noticias. No seacepta la idea de direccionamiento cul-tural de conciencias, pero no hay cómonegar que la narración de los noticiariosde televisión se presenta como unaimportante moldura de referencia social.

Curiosamente, esa investigación deinformativos extensa, minuciosa y diver-sificada apunta a un alto grado de homo-geneización, tanto del punto de vistaformal como del contenido. Se llega a la

impresión de que los noticieros siguenprescripciones ritualísticas. No es irrele-vante la idea de que el telespectadorsiga un ritual de recepción. Se observa,también, una gran regularidad en losresultados de la investigación. Como sepuede observar en el cuadro porcentualcomparativo, el asunto más abordado esel gobierno federal que está distante dela realidad local.

NOTAS

* La investigación - coordinada porFernando Sá y realizada por el IBASE(Instituto Brasileño de Análisis Sociales yEconómicos) y por la FACHA (Facultad deComunicación Helio Alonso)- quiso recom-poner el direccionamiento que los noticiariosbrasileños ponen en la pantalla. La investi-gación cubrió los noticiarios de los principalescanales: Jornal Nacional de la Rede Globo,Jornal da Mánchete de la Rede Mánchete, TJBrasil de la Rede SBT y Jornal Bandeirantesde la Rede Bandeirantes. La investigación seorganizó tanto por la identificación de losagentes sociales -que serían las diversasinstancias gubernamentales y sectores no-gubernamentales de la sociedad civil- comopor temas considerados relevantes para elmomento político y social de Brasil. Lostemas indicados cubrirían desde economíahasta educación y salud, pasando poragentes sociales periféricos como niños,mujeres, indios, negros, además de deportes,cultura y entretenimientos. Una misma noticiapodría cubrir varios de esos temas. Para evi-tar distorsiones y preconcepciones, los inves-tigadores no se dedicaron a un noticiario pormás de dos días (Sá y Neiva 1992:20).

REFERENCIAS

Azevedo, Fernando de (1950). Brazilianculture: an introduction to the study of culturein Brazil. New York: Macmillan.

Bell, Daniel (1977). O advento dasociedade pos-industrial. Sao Paulo: Cultrix.

Borges, Jorge Luis (1974). Obras comple-tas. Buenos Aires: Emecé.

Da Matta, Roberto (1979). Carnavais,malandros e herois; para urna sociología dodilema brasileño. Río de Janeiro: Zahar.

Polanyi, Karl (1980). A grande transfor-macao; as orígens de nosssa época. Río deJaneiro: Campus.

Schwarz, Roberto (1977). Ao vencedorasbatatas. Sao Paulo: Duas Cidades.

Sá, Fernando y Neiva, Eduardo (1992). Oespelho mágico. Políticas Governamentais.

Dibujos, especialmente para esteartículo, de Alfredo Grieco.

Rúa Sousa Lima 310-701. Rio de Janeiro22081-010. Brasil

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