Mejorar las actitudes en el aula de infantil
MEJORAR LAS ACTITUDES
EN EL AULA DE EDUCACIÓN
INFANTIL
Bases psicopedagógicas para la inclusión de alumnos con necesidades específicas
Profesora: Marta SandovalAlumna: Verónica Olmedilla Molinero.Curso: 2011/2012Grupo: Grado en Educación Infantil 201
INTRODUCCIÓN
Escogí un libro que me llamó la atención en la biblioteca, no es un cuento infantil en sí, es un recurso de apoyo para padres y maestros. Este libro se llama “Cuentos para sentir 2. Educar los sentimientos”. Su autora es Begoña Ibarrola.Este libro está dividido en varias temáticas, tales como; el amor, la ansiedad, la crueldad, la empatía, la gratitud, la ilusión y la esperanza, el rechazo, la solidaridad, la sorpresa y la valentía.
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En cada uno de estos temas se pueden encontrar varios cuentos relacionados con el tema.Después de leer todos los cuentos sobre el tema de “el rechazo”, elegí el de Melqui, un niño que es rechazado por su escasa higiene, sin saber cuál era su situación y el problema que acarreaba ésta.A continuación expongo el cuento, y unas actividades que podrían ayudar a trabajar la inclusión en el aula.
MELQUI TIENE UN PROBLEMA
Melqui era un niño delgado y vivaracho que tenía un serio problema: como no
se duchaba a menudo, no olía nada bien, y eso se noraba cuando alguien
estaba a su lado. Su aspecto demostraba un cierto abandono y
despreocupación, como si le importara poco ir limpio y aseado.
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En la clase, nadie quería tenerle como compañero, y por eso la señorita Raquel
oía todos los días la misma queja:
- Yo no quiero estar a su lado…seño.
- Pues hoy te toca a ti Hugo, y no hay más que hablar.
Hugo, resignado, se cambiaba de sitio y se sentaba junto a Melqui, que miraba
hacia el pupitre sin decir nada. A Hugo no le caía mal del todo Melqui porque
jugaba muy bien al fútbol y cuando corría no se notaba tanto su olor.
Melqui soportaba con resignación comentarios de sus compañeros y parecía
estar acostumbrado a oír siempre la misma queja.
Un día, la señorita Raquel decidió terminar de una vez por todas con las
protestas de sus alumnos y buscar una solución al problema de Melqui, así
que, cuando llegó a clase, les dijo:
- Hoy vamos a hacer una excursión.
Toda la clase se revolucionaron y gritaron:
- ¡Bieeen! ¡Que guay!
Pero Quique estaba un poco mosca y le preguntó:
- ¿A dónde vamos a ir
- Es una sorpresa- contestó la señorita Raquel-, coged vuestras mochilas
y no os olvidéis el bocadillo, porque seguramente no volveremos hasta
la hora de la comida.
Fueron hasta la parada del autobús y se montaron en uno que les llevó hacia
un lugar que casi nadie conocía. Ninguno sabía dónde estaban.
- ¿Dónde vamos, seño?- preguntaron a la señorita Raquel-, parece que
salimos de la ciudad.
De pronto Melqui gritó:
- ¡Mi casa! ¡Por ahí se va a mi casa!
Al mirar por la ventanilla vieron un barrio de chabolas. No se volvió a oír ni una
sola palabra hasta que la señorita Raquel les dijo:
- Chicos, chicas, estad preparados, nos bajamos en la próxima parada.
- ¿Aquí? Pero si aquí no hay nada que ver, solo hay chabolas- dijeron sus
alumnos.
Pedro estaba muy extrañado y Quique todavía más. Mónica no quería bajar y
dijo:
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- Yo no me bajo, me da miedo. Mi madre dice que las chabolas sólo vive
gente mala.
La señorita hizo bajar a todos, y cuando el autobús se marcho, les dijo:
- Pues hoy vamos a comprobar que no es verdad. Melqui, por favor, haz
tú de guía, quiero que nos lleves a tu casa.
Todos miraron a la señorita Raquel sin dar crédito a lo que estaban oyendo.
Melqui, extrañado, no se movía del sitio y le preguntó:
- ¿A mi casa, seño? No hay nada que ver allí, y mi madre se va a llevar
un buen susto.
- Pues entonces vete tú delante corriendo y dile que no pasa nada, que
tus compañeros sólo quieren ver dónde vives y que yo voy con ellos.
Melqui salió corriendo con una mezcla de emociones por un lado, vergüenza de
que todos conocieran su pobre casa. Él había estado en la casa de Pedro una
vez y sabía la diferencia que había entre aquella y su chabola.
Pero también sentía una emoción a la que no sabía poner nombre, una mezcla
de orgullo, satisfacción de ser el centro de atención de todos sus compañeros y
curiosidad por saber la cara que pondrían todos al ver dónde vivía.
A medida que el grupo se acercaba, fue apareciendo ante sus ojos un poblado
de chabolas de lata y cartón, lleno de niños pequeños corriendo medio
desnudos y jugando entre la chatarra.
Nadie hablaba, no entendían todavía que pretendía la señorita Raquel
llevándolos hasta aquel lugar.
Al rato se acercó Melqui corriendo y con la voz entrecortada por la carrera les
dijo:
- Mi madre os espera, siente mucho no haberlo sabido antes para pedir
sillas a los vecinos…
- No te preocupes, Melqui, solo quiero que tus compañeros conozcan el
lugar donde vives. ¿quieres hacer de guía? Puedes ir contándonos
quiénes son tus vecinos…
Melqui, todo orgulloso, se puso al frente de la clase y les dijo:
- Esta chabola es la del abuelo Paco, pero no le vamos a conocer porque
está haciendo negocios. En esta otra vive Toño, el chatarrero, esta es su
chatarra. Ahora estará vendiéndola por ahí o recogiendo más. Esta es la
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chabola de la tía Eusebia, y estos que juegan aquí son sus hijos. Y esta
es mi casa.
Todos se quedaron en silencio contemplando la chabola de Melqui.
- Hola señorita Raquel, hola niños ¡que sorpresa!. Me ha dicho mi
Melquíades que querían conocer su casa. ¿ Es cierto o es que el Melqui
ha hecho algo malo?
La madre de Melqui era una mujer joven y guapa, un poco despeinada y mal
vestida a los ojos de Mónica, que la miraba de arriba abajo.
- No se preocupes, su hijo no ha hecho nada malo, sólo queríamos
conocer el lugar donde vivía- contestó la señorita Raquel mientras el
grupo permanecía en completo silencio.
- ¿Quiere tomar algo, señorita, y vosotros, chicos? Tengo algún refresco y
elche.
Nadie se atrevía a pedir nada, hasta que la señorita Raquel dijo:
- ¿Puede darme un poco de agua, por favor?
Entonces todos los niños pidieron agua también.
La madre de Melqui empezó a ponerse nerviosa y dijo:
- Verá, señorita, si no le importa, voy a pedir agua a las vecinas, porque
acabo de cocinar y casi no me queda de la que cogí esta mañana,
¡Melqui, ven conmigo!
La señorita Raquel aprovechó que Melqui se había ido con su madre para
contar al grupo que allí no había agua corriente, ni luz, ni alcantarillas. Tenían
que ir a buscar el agua a una fuente cercana todos los días y su madre no tenía
agua para todos en ese momento.
Los niños escuchaban serios la explicación y empezaron a sentirse mal al
reconocer que habían rechazado a su compañero por no ir bien aseado. Se
dieron cuenta de lo que era no tener agua corriente en casa y Hugo preguntó:
- ¿Qué podemos hacer nosotros por Melqui, seño? A lo mejor podía venir
a mi casa a ducharse.
- O a la mía- dijo Quique-, mi casa está más cerca del colegio.
- Gracias, chicos- dijo la señorita Raquel, sonriente-, si os parece creo
que esta tarde podemos pensar distintas soluciones entre todos y que
Melqui nos diga cuál de ellas le parece mejor.
Al rato apareció Melqui con su madre llevando unas pesadas garrafas de agua:
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- Ya estoy aquí, señorita; ahora, chicos, ya podéis beber.
A uno el dio un vaso de plástico, a otro uno de metal, a otro una taza de loza, a
otro un tazón, a otro un cuenco de barro, y fue llenándolos todos de agua.
Aquella agua les supo de maravilla, y algo cambió por dentro de ellos.
El viaje de vuelta en el autobús fue mucho más silencioso que el viaje de ida,
porque todos tenían la cabeza demasiado ocupada con preguntas y con ideas
para ayudar a su compañero.
Por la tarde cada uno explicó a los demás lo que pensaba y Melqui tuvo que
tomar la decisión.
Emocionado al ver cómo sus compañeros se preocupaban por él, les dijo:
- Muchas gracias por ofrecerme vuestras casa para que me duche, pero
he pensado que me gusta más la idea de la señorita Raquel. Vendré
todos los días un poco antes al colegio y me ducharé en las duchas del
gimnasio.
A partir de ese día, todos quieren tener de compañero a Melqui porque ahora
huele a limpio, pero también han decidido escribir al alcalde pidiéndole que
ponga agua corriente en el poblado de chabolas de su amigo.
ACTIVIDADES PROPUESTAS
TITULO : MELQUI TIENE UN PROBLEMA
EDAD: 4-5 años.
DURACIÓN: Media hora durante la asamblea.
OBJETIVOS:
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- Fomentar la empatía entre los compañeros.- Favorecer el desarrollo de la solidaridad dentro y fuera del aula.- Expresar los sentimientos de cada uno.- Aceptar las diferencias personales.
DESARROLLO: Para comenzar a introducir el tema de la inclusión en el aula de educación infantil, contaremos el cuento de Melqui, un niño que era rechazado por todos sus compañeros por su “mal olor”.Al finalizar el cuento, hablaremos un poco sobre qué nos ha parecido y propondremos algunas preguntas para que los niños reflexionen y piensen, como por ejemplo:
- ¿Por qué Melqui se siente mal? - ¿A nosotros nos gusta jugar con otros niños?- ¿Cómo es la casa de Melqui? ¿Y la nuestra?- ¿Cómo podríamos ayudar a Melqui? ¿Nos gusta que nos ayuden?- Etc.
RECURSOS:
- Materiales : El libro de “Cuentos para sentir 2”.- Espaciales : El aula.- Personales : El maestro/a.
EVALUACIÓN:
- ¿Los niños se dan cuenta de cómo podía sentirse Melqui? - ¿Demuestran sentimientos de empatía hacia los demás?- ¿Expresan sus sentimientos? (En la medida de sus capacidades).- ¿Han aceptado las diferencias existentes dentro del aula?- ¿Cómo ven los niños esas diferencias?
TITULO : NUESTRAS CASAS Y NUESTRAS FAMILIAS
EDAD: 4-5 años
DURACIÓN: 10 minutos al día durante varias semanas.
OBJETIVOS:
- Observar distintos entornos.
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- Empalizar con los compañeros y sus familias.- Conocer diferentes tipos de casas.- Reconocer diferentes tipos de familias.- Fomentar la comunicación en el grupo.
DESARROLLO: Vamos a proponer a los niños que traigan al colegio una fotografía de su casa y otra de su familia, o de las personas con las que vive.En la asamblea, cada día un niño, nos enseñará la fotografía de la casa en la que vive y las personas que viven con él. Nos explicará qué le gusta más de su casa, qué es lo que menos, cómo es su habitación, con quien juega en casa, si su familia le cuenta historias y cuentos, qué cosas hacen juntos, etc.En el aula, nos podemos encontrar niños con familias desestructuradas, como por ejemplo, padres separados, o familias con un bajo nivel económico, familiares fallecidos recientemente, familias extranjeras, etc. La maestra deberá tratar cada tema de forma individualizada y hacer ver a todos los niños, que aunque las familias o las casas sean distintas, todos somos niños y hacemos las mismas cosas. Hay que conseguir que la diferencia no cree desigualdad, sino que los niños se interesen por las diferencias que existen en cada casa y en cada familia, porque cada uno puede aportar algo nuevo.Para finalizar la actividad cada día, el niño colgará sus fotografías en una pared, para que quede ahí plasmado de alguna manera, y puedan reconocer a las familias de sus amigos y no las olviden.
RECURSOS:
- Materiales : Fotografías de la familia y de la casa de cada niño.- Espaciales : el aula.- Personales : El maestro/a y la colaboración de las familias.
EVALUACIÓN:
- ¿Los niños atienden las explicaciones de sus compañeros? (respecto a sus familias y viviendas).
- ¿Ven como algo normal las diferentes casas de sus compañeros?- ¿Reconocen de manera normal los diferentes tipos de familias?- ¿Se interesan después de la actividad por el compañero que ha
expuesto, su casa o su familia?
TITULO : ¿DÓNDE ESTÁ PELUSA?
EDAD: 4-5 años
DURACIÓN: 30 minutos.
OBJETIVOS:
- Fomentar la cooperación en el aula.
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- Respetar el turno de actuación.- Desarrollar su capacidad de solidaridad.
DESARROLLO: Vamos a realizar una gymkhana, en la que para conseguir la recompensa, todos necesitan colaborar y no competir.El juego comenzará con una carta que recibe la profesora, en ella, Pelusa (la mascota de clase), explica a los niños que no encuentra su mascota, es un perrito de peluche del que nunca se separa, pero ahora no lo encuentra, y tal vez con la colaboración de todos los niños, pueda encontrar a su perrito. La maestra, mediante adivinanzas, canciones o imágenes, irá dando las pistas a los niños para que finalmente encuentren al perrito de Pelusa.La actividad consistirá en formar pequeños grupos, de 3 niños cada uno, y cada grupo deberá de encontrar una pista y dársela al siguiente grupo y así consecutivamente.Primera pista: “Se parece a mi madre pero es mucho mayor, tiene mas hijos, que mis tíos son” (La abuela), cuando la acierten, darán la segunda pista al grupo 2: Este segundo grupo deberá inventar una pequeña rima con “Pelusa”, y pasarán la tercera pista al grupo 3, y así hasta que todos los niños hayan participado y encuentren al peluche de Pelusa.Con esta actividad se quiere potenciar el juego cooperativo, en el que es necesaria la ayuda de todos los niños para conseguir un objetivo, y hacerles ver, que colaborando todos juntos y ayudándose, pueden conseguir muchas cosas.Si algún grupo no consigue superar su actividad propia, podrán pedir ayuda a todos los demás compañeros.
RECURSOS:
- Materiales : Adivinanzas, imágenes y canciones.- Espaciales : El aula.- Personales : El maestro/a.
EVALUACIÓN:
- ¿Los niños quieren ayudar a Pelusa? ¿Entienden su problema?- ¿Respetan la actividad que tiene que realizar cada grupo?- ¿Se ayudan entre todos? ¿Piden ayuda si la necesitan?
TITULO : TODOS CANTAMOS
EDAD: 4-5 años.
DURACIÓN: Tres días a la semana durante todo el curso. Cada día alrededor de 10 minutos.
OBJETIVOS:
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- Comprender que la diferencia es normal.- Fomentar la comprensión auditiva.- Provocar sentimientos de empatía.- Relajar el cuerpo mediante la música.
DESARROLLO: La maestra va a llevar al aula un CD con canciones y vídeos musicales acerca de integración y diversidad en el aula. Irá poniendo las canciones y los vídeos de uno en uno, y lo comentaremos en clase, qué dice, de qué habla, a qué se refiere, etc. Las canciones se usarán habitualmente en el aula, ya que en infantil, la música, es muy importante para la comprensión auditiva, la expresión oral, la relajación, etc. Y a la vez los niños estarán aprendiendo contenidos educativos.
RECURSOS:
- Materiales : Canciones y videos musicales.- Espaciales : El aula.- Personales : El maestro/a.
EVALUACIÓN:
- ¿Han normalizado las diferencias existentes?- ¿Comprenden lo que están escuchando?- ¿Se solidarizan con las diferencias?- ¿Cuándo escuchan las canciones se relajan?
Algunas de las canciones y vídeos que se usarían para realizar esta actividad, se pueden encontrar mediante los siguientes enlaces:
- http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=4-kp_reDmU4 - http://www.youtube.com/watch?v=bNE-3pYRCMo&feature=related - http://www.youtube.com/watch?v=xkvfit_uYps&feature=related - http://www.youtube.com/watch?v=Y_rEwn1Su9A - http://www.youtube.com/watch?v=me1gRylnZlg&feature=related - http://www.youtube.com/watch?v=d2gCTcyKmNo
REFLEXIÓN PERSONAL
Me parece un cuento muy apropiado para poder tratar el tema de la integración
y de la inclusión social, ya que refleja la realidad en la que se vive en muchos
colegios.
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Personalmente me parece una idea muy apropiada la de llevar a los niños a la
casa de Melqui, ya que de este modo, los niños experimentan y viven
realmente esa situación, y así pueden ver cómo es la vida de otros niños,
porque no todos tienen agua o luz en su casa. Y en este caso, su “mal olor”
estaba ocasionado por problemas ajenos a él, es decir, Melqui no tenía
ninguna culpa. Sin embargo, creo que es sería muy complicado poder realizar
esta actividad con un aula de infantil, porque los padres no estarían de
acuerdo, o incluso el propio centro, a pesar de argumentar bien el motivo de
esa salida.
Me he ha llamado mucho la atención una frase del cuento, en la que una niña
afirma que “las personas que viven en chabolas son malas”, porque su madre
se lo ha dicho. Pienso que para cualquier tema que se trabaje en el colegio,
tiene que estar estrechamente relacionado con el trabajo de las familias en
casa, especialmente este de la inclusión o la integración social, porque pueden
existir familias que no estén de acuerdo con los alumnos extranjeros o con un
nivel económico medio-bajo o bajo. Me resultaría complicado el poder trabajar
conjuntamente con familias que tengan ideas exclusivas, pero aunque suene
utópico, creo que se podrían realizar actividades conjuntas con todas las
familias en el colegio (en la medida de lo posible) para que las propias familias
se conocieran y conocieran a los compañeros de sus hijos, y de este modo,
poder empezar a modificar esas ideas y que se convirtieran en las apropiadas
para todos.
Por último, opino que me quedan muchas cosas que aprender para poder tratar
este tema de la manera más adecuada, el día que sea tutora de una clase de
infantil.
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