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SEGUNDA MÁXIMA: CONSTANCIA En el fragmento tercero de la tercera parte del Discurso del Método que trata sobre la moral, Descartes defiende la idea de que para ser feliz y libre hay que dudar de todo lo que puede ser falso excepto de la moral, ya que si dudase de todo incluyendo la moral se convertiría en un escéptico radical y por lo tanto no sería ni libre ni feliz. Por esa razón decide sólo dudar de la ciencia y de la filosofía escolástica. No dudar de la moral le llevó a formular los principios que le permiten llegar a hacer la moral cartesiana; con esta podrá seguir el método y crear las cuatro máximas que están influenciadas por diferentes pensadores anteriores. Con esta máxima Descartes pretende que no dejemos de “caminar hacia un mismo lado, y no cambiar el rumbo por débiles razones”, es decir, pretende que elijamos por nosotros mismos, ya que eso supone el reconocimiento del error. Un claro ejemplo es la analogía del hombre perdido en el bosque, que siendo firme al menos se llega a algún sitio. Por otra parte argumenta que debemos llegar a las mejores opiniones, donde debemos seguir las más probables, tras haber llegado a las opiniones más verdaderas, no debemos de cambiar nuestra opción y no cambiar de opinión a pesar de sus dificultades. Tenemos que decidirnos por algunas opiniones y así considerarlas las más verdaderas y las más ciertas. Descartes ve esta medida como la liberación de los remordimientos y arrepentimientos, que son propios de los espíritus débiles y almas oscuras. Por último, Descartes con la creación de estas máximas no sólo aspira al desarrollo de nuestra racionalidad científica, sino que aspira a la sabiduría, a la guía racional de nuestra conducta, al saber ejercitar la razón en las exigencias prácticas de la vida. Esta máxima Descartes no la creó solo, estuvo influenciado por los estoicos, especialmente Séneca. “Ser en mis acciones lo más firme y lo más resuelto que pudiese, y no seguir con menos constancia las opiniones más dudosas una vez que me hubiese determinado, que si hubiesen sido muy seguras".

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SEGUNDA MÁXIMA: CONSTANCIA

En el fragmento tercero de la tercera parte del Discurso del Método que trata

sobre la moral, Descartes defiende la idea de que para ser feliz y libre hay que dudar

de todo lo que puede ser falso excepto de la moral, ya que si dudase de todo

incluyendo la moral se convertiría en un escéptico radical y por lo tanto no sería ni libre

ni feliz. Por esa razón decide sólo dudar de la ciencia y de la filosofía escolástica. No

dudar de la moral le llevó a formular los principios que le permiten llegar a hacer la

moral cartesiana; con esta podrá seguir el método y crear las cuatro máximas que

están influenciadas por diferentes pensadores anteriores.

Con esta máxima Descartes pretende que no dejemos de “caminar hacia un

mismo lado, y no cambiar el rumbo por débiles razones”, es decir, pretende que

elijamos por nosotros mismos, ya que eso supone el reconocimiento del error.

Un claro ejemplo es la analogía del hombre perdido en el bosque, que siendo firme al

menos se llega a algún sitio.

Por otra parte argumenta que debemos llegar a las mejores opiniones, donde

debemos seguir las más probables, tras haber llegado a las opiniones más verdaderas,

no debemos de cambiar nuestra opción y no cambiar de opinión a pesar de sus

dificultades.

Tenemos que decidirnos por algunas opiniones y así considerarlas las más

verdaderas y las más ciertas. Descartes ve esta medida como la liberación de los

remordimientos y arrepentimientos, que son propios de los espíritus débiles y almas

oscuras.

Por último, Descartes con la creación de estas máximas no sólo aspira al

desarrollo de nuestra racionalidad científica, sino que aspira a la sabiduría, a la guía

racional de nuestra conducta, al saber ejercitar la razón en las exigencias prácticas de

la vida. Esta máxima Descartes no la creó solo, estuvo influenciado por los estoicos,

especialmente Séneca.

“Ser en mis acciones lo más firme y lo más resuelto que pudiese, y no seguir con menos constancia las opiniones más dudosas una vez que me hubiese

determinado, que si hubiesen sido muy seguras".