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TAPA

AO III | NMERO 5 CUARTA POCA AGOSTO 2011Director: Oscar R. Gonzlez Editor: Fernando Toledo Consejo Editorial: Hctor A. Bravo / Guillermo F. Torremare / Juan Carlos Coral / Jorge Rivas / Alejandro Rofman / Ariel Basteiro / Vctor Garca Costa / Antonio Carta / Humberto Zambn / Rodolfo Mangas / Carlos Miguel Herrera / Raul Puy / Oscar J. Serrat / Carlos Fidel / Rubn Visconti / Julio Godio (1939-2011) / Alejandro Lpez Accotto / Osvaldo Pelln / Ulises Muschietti / Mara Rosa Gmez / Fabin Salvioli / Paula Orsini / Fernando Finvarb / Leoncio Narcu (1939-2010) / Marcelo OConnor (1934-2010). En este nmero: Fiorella Canoni / Leonardo Sai / Ricardo Martnez Mazzola / Anbal Cipollina / Gabriel Costillas. Diseo Grfico: Natalia Laclau / Daro Mio Imagen de tapa: Libreta de cotizaciones de afiliado al Partido Socialista, 1948. Imgenes del interior: Iconografa de publicaciones socialistas de los aos 30 y 40.

Revista Socialista es una publicacin de la Sociedad Annima Editora La Vanguardia, que cuenta con el auspicio de la Fundacin Casa del Pueblo. Las notas publicadas no representan necesariamente el criterio del Consejo Editorial. Contacto: [email protected] RPI: 986.812 ISSN: 1852-4346

A O I I I | N M E RO 5 | C UA RTA P O C A

SOCIALISTA

Revista

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NDICE Presentacin | Pg. 13 Entrevista a ERNESTO LACLAU En Amrica Latina los populismos son de izquierda. | Pg. 17 Entrevista a EUGENIO RAL ZAFFARONI Sin conspiraciones imaginarias ni chivos expiatorios. | Pg. 29 HUMBERTO ZAMBN Michal Kalecki, el economista del socialismo contemporneo. | Pg. 37 LEONARDO SAI La marcha de la crisis y los emergentes. | Pg. 49 RICARDO MARTNEZ MAZZOLA El debate Justo-Ferri y la cuestin de las alianzas polticas. | Pg. 63 JULIO GODIO Capitalismo, socialismo, mercado: Notas de lectura sobre textos de Eric Hobsbawm | Pg. 75 CARLOS MIGUEL HERRERA El Partido Socialista de la Revolucin Nacional, entre la realidad y el mito | Pg. 85 TEXTOS RESCATADOS: RMULO BOGLIOLO Una poltica econmica socialista. | Pg. 115 LIBROS | Pg. 123 REVISTAS | Pg. 128

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SINTESISEn Amrica Latina los populismos son de izquierda . Entrevista a Ernesto Laclau.El entrevistado invita a repensar los procesos polticos que se desarrollan en Amrica del Sur a la luz de la teora poltica. Desde una perspectiva acadmica y militante a la vez analiza la naturaleza de los actuales gobiernos de la regin, identificados mayoritariamente como populistas de izquierda, diferencindolos de los fenmenos populistas derechistas y xenfobos que predominan en ciertos pases de Europa. Explica cmo los nuevos regmenes popular-democrticos, nacional-populares, no cuestionan las estructuras bsicas del Estado liberal, toda vez que hay elecciones peridicas, pluralidad de partidos, libertad de expresin y proteccin de los Derechos Humanos. Asimismo, Laclau plantea la necesidad de avanzar en el debate sobre la eleccin indefinida, y afirma que cuando hay un movimiento que se empieza a concentrar alrededor de un nombre y ese nombre significa no solamente una poltica personalista, sino la cristalizacin de una larga serie de demandas, va contra el sentido mismo de esa formacin popular que esa persona deba ser sustituida. | Pg. 17

Sin conspiraciones imaginarias ni chivos expiatorios. Entrevista a Eugenio Zaffaroni.El juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin afirma que estamos ante un renacimiento de la ideologa de la seguridad nacional en el plano mundial y en particular en Amrica Latina, donde a falta de otro ms idneo se identifica como enemigo al adolescente habitante del barrio precario. Zaffaroni profundiza su anlisis asegurando que existe una criminologa meditica que disea la realidad sin mantener relacin alguna con la produccin acadmica criminolgica. El entrevistado discurre acerca del debate poltico actual y advierte que lo que est fallando es el sistema de gobierno y considera que el presidencialismo ha tocado fondo. | Pg. 29

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Michal Kalecki, el economista del socialismo contemporneo. Humberto Zambn.El autor convoca a repensar los preceptos econmicos contemporneos desde la perspectiva del economista Michal Kalecki, un pesimista acerca del futuro del capitalismo y optimista en torno al destino de una economa socialista, que consideraba al socialismo como sistema que posibilita la utilizacin plena y racional del excedente econmico en beneficio del consumo presente y futuro de la poblacin trabajadora. Zambn ilustra sobre las coincidencias entre el anlisis de Kalecki y el de John Maynard Keynes. El primero, aos antes de que Keynes publicara su Teora general de la ocupacin, el inters y el dinero, haba arribado a conclusiones similares respecto de las inversiones como motor del crecimiento del producto que, en el capitalismo, depende de la evolucin de la tasa de ganancia y de los recursos acumulados por las empresas, adems de factores externos, como las innovaciones. El autor destaca asimismo la coincidencia en la defensa que realiza Kalecki de los subsidios al consumo y a las empresas como herramientas de poltica econmica as como el rol del impuesto a las rentas y al capital que, seala, tienden a igualar la distribucin del ingreso sin afectar el monto de las inversiones. | Pg. 37

La marcha de la crisis y los emergentes: Desarrollo regional asociado y poltica nacional. Leonardo Sai.Es posible pensar un proyecto econmico a largo plazo?, Cmo pensar un desarrollo del mercado argentino en el capitalismo del siglo XXI? Para responder estos interrogantes el autor analiza la actual perspectiva econmica, la crisis financiera global y profundiza su observacin a propsito del caso griego. El artculo recorre tambin la relacin comercial argentina con las potencias asiticas, enmarcndola en una diferenciacin exgena de la economa bajo el modo del commoditie. Finaliza su trabajo con una visin sobre la actualidad del Mercosur, definindolo como una unin en la debilidad para potenciar lo que, en soledad, resulta, econmicamente inviable en el contexto de la acumulacin global del capital . Sobre el tema, advierte acerca de la necesidad de un bloque que exprese una unidad poltico-econmica que permita planificar proyectos productivos asociados para producir, internamente, capital tecnolgico y de alto valor. | Pg. 49

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El debate Justo-Ferri y la cuestin de las alianzas polticas Ricardo Martnez Mazzola.Este artculo aborda una polmica clave de la historia del movimiento socialista en la Argentina: la que enfrent al lder y fundador del Partido, Juan B. Justo, con el clebre criminlogo y diputado socialista italiano Enrico Ferri. Volver sobre este debate es importante por el hecho de que en l Justo articul con meticulosidad su concepcin acerca de la relacin del socialismo con la historia y las caractersticas estructurales de la sociedad argentina, particularmente la centralidad que en ella adquira la cuestin agraria y los obstculos que enfrentaba una poltica de alianzas desde el socialismo. | Pg. 63

Capitalismo, socialismo, mercado: Notas de lectura sobre textos de Eric Hobsbawm. Julio Godio.Este artculo desarrolla un conjunto de reflexiones suscitadas por la lectura de Historia del Siglo XX , de Eric Hobsbawm. Como es conocido, el historiador britnico conceptualiza al siglo XX como un siglo corto, que comienza con la I Guerra Mundial y finaliza con la desaparicin de la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas (URSS) y del bloque de pases de Europa Central y Oriental que formaron el llamado sistema del socialismo real. El autor sostiene que el siglo que comienza con la Gran Guerra, provocada por los nacionalismos dominantes de los principales pases europeos, extiende sus influencias no slo en Europa sino tambin en pases coloniales, semi-coloniales y a escala global. | Pg. 75

El Partido Socialista de la Revolucin Nacional, entre la realidad y el mito. Carlos Miguel Herrera.En este texto el autor se platea el gran desafo de pensar la cristalizacin de la identidad de una izquierda nacional en torno a un partido poltico. Parte de la premisa de asegurar que El PS-RN no lleg a ser el catalizador de una nueva identidad de izquierda. A lo largo del escrito analiza las dificultades para la organizacin partidaria, las contradicciones con lo que expresaba el peronismo y se anima a reflexionar respecto de las otras variantes de la izquierda, que no lograron tampoco hacer pie de

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manera perdurable en el movimiento social, y vieron reducidas sus fuertes ambiciones de hegemonizar un proyecto de emancipacin social. | Pg. 85

Textos Rescatados. Rmulo Bogliolo: Una poltica econmica socialista (ao 1935).El economista Rmulo Bogliolo plantea que la poltica econmica socialista deber ver en la socializacin un medio indispensable para asegurar sus fines, aunque sin caer en exageraciones contraproducentes. En tal sentido, argumenta que el socialismo debe realizar un anlisis de los aspectos de la economa capitalista, para tratar de comprender hacia dnde se encamina; ver la economa de transicin y dar la tctica adecuada para servir a los fines permanentes; seguir de cerca la marcha del Estado y comprender lo que puede tener de nuevo en la evolucin de las ideas sobre la propiedad. | Pg. 115

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AUTORESErnesto Laclau.Se licenci en Historia en la UBA y luego realiz su PhD, en la Universidad de Essex, Gran Bretaa. En la actualidad es Director del Centro de Estudios del Discurso y las Identidades Sociopolticas (CEDIS) de la Universidad Nacional de San Martn, Argentina; es Profesor Distinguido de la Universidad de Northwestern de EEUU; dict clases diversas universidades de Europa y Estados Unidos. Entre sus ltimos libros se destacan Hegemona y Estrategia Socialista y La Razn Populista. Actualmente, est trabajando en un nuevo texto Universalidad Elusiva.

Eugenio Ral Zaffaroni.Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin desde 2003. Profesor emrito de la Universidad de Buenos Aires y doctor honoris causa de veintisiete casas de altos estudios en todo el mundo. Escribi ms de treinta libros, entre ellos un tratado de ciencia penal reconocido entre los mejores de Iberoamrica. En la dcada del 90 incursion en la vida poltica: fue convencional constituyente por la ciudad de Buenos Aires presidi la comisin redactora de la Constitucin portea-, legislador y luego presidente del Instituto Nacional contra la Discriminacin, la Xenofobia y el Racismo. Reiteradamente premiado por su produccin acadmica, es un referente obligado cuando se debate sobre seguridad, justicia y derechos humanos.

Humberto Zambn.Es economista y autor de numerosos trabajos sobre economa y poltica. Fue vicerrector de la Universidad Nacional del Comahue. Fue electo concejal por el PS y presidente del Concejo Deliberante de Neuqun. Preside el Club de Cultura Socialista de Neuqun.

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Leonardo Sai.Socilogo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y ensayista. Forma parte de la Coordinacin Nacional de Educacin en Contextos de Privacin de la Libertad del Ministerio de Educacin de la Nacin. Publica artculos en diversos medios digitales sobre economa, sociedad y cultura.

Ricardo Martnez Mazzola.Licenciado en Sociologa de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y Doctor en Historia por la Facultad de Filosofa y Letras de la misma universidad. Ha publicado numerosos trabajos acerca de la historia del Partido Socialista argentino.

Julio Godio.Fue socilogo, director del Instituto del Mundo del Trabajo (IMT), miembro del consejo consultivo del Global Labour Institute y autor, entre numerosas obras, de Historia del Movimiento Obrero Argentino (1878-2000).

Carlos Miguel Herrera.Abogado egresado de la UBA, doctor en Filosofa Poltica por la Universit de Pars, investigador del Institute Universitaire de France, autor de numerosos libros sobre los socialismos argentino, alemn y francs.

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PRESENTACIN En este quinto nmero de Revista Socialista, dedicado a la memoria de nuestro colaborador Julio Godio, recientemente desaparecido, se abordan algunos temas centrales del actual debate poltico, social y econmico argentino, as como otros que, aunque referidos a situaciones histricas, resuenan an en el presente. En Amrica del Sur, luego de una larga etapa de dictaduras militares y de la crisis de endeudamiento, emergieron gobiernos reformistas que tienen en comn polticas reparatorias de los estragos causados por la aplicacin de las reformas de mercado en los aos noventa. Procesos muy diversos entre s y de difcil cabida en las categoras tradicionales de la ciencia poltica ya se los describa como populistas, nacionalistas, socialistas, progresistas, desarrollistas o una combinacin de algunos de esos trminos- son materia de un renovado inters. Esos procesos son analizados en la entrevista que concedi a nuestra Revista Ernesto Laclau, autor del impactante libro La Razn Populista. El reconocido politlogo defiende en este dilogo que sostiene con Fiorella Canoni la tesis de que, si bien los movimientos que define como nacional-popular-democrticos no cuestionan las bases del Estado liberal, s constituyen un modo de articular demandas dispersas y, por lo tanto, una manera de construir lo poltico. En otra entrevista, el ministro de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Ral Zaffaroni describe vvidamente las nuevas formas que adopta la ideologa de la seguridad nacional que se desarroll en los Estados Unidos y que ha llegado hasta la Argentina, donde el sujeto demonizado es, a falta de terroristas, el joven desocupado del conurbano bonaerense. Es que el connotado penalista sabe, como Michel Foucault, que el sistema penal no previene y, en cambio, cumple una funcin de control social. En cuanto al debate sobre la reforma poltica, Zaffaroni le dice a su interlocutor, Guillermo Torremare, que el presidencialismo ha tocado fondo y defiende con ahnco la ne-

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cesidad de un sistema parlamentario que facilite la formacin de frentes para sustentar la gobernabilidad democrtica. De paso, el jurista recuerda a Nstor Kirchner como reestructurador de la esperanza pblica. En nuestra seccin de temas econmicos, Humberto Zambn evoca a uno de los grandes economistas del siglo XX, el polaco Michal Kalecki, un marxista no dogmtico que desarroll los principios que sostendra John Maynard Keynes. Aunque ambos no se conocieron, las ideas de Kalecki sobre la distribucin de la renta, la competencia imperfecta y el papel de la lucha de clase tuvieron influencia y reconocimiento en la keynesiana escuela de Cambridge y entre los economistas post-keynesianos. Respecto a la insercin de la Argentina en el Mercosur y los BRIC, la nota de Leonardo Sai sostiene que si no superamos los commodities con una poltica de desarrollo regional asociado, la oportunidad emergente se cristalizar como relaciones carnales asiticas . Socilogo especializado en el mundo del trabajo, Julio Godio, compaero entraable que integraba nuestro consejo de redaccin y militante comprometido con las luchas de los trabajadores, nos lega un escrito pstumo donde expone sus reflexiones como notas de lectura sobre textos del historiador britnico Eric Hobsbawm. En materia de indagaciones sobre el pasado argentino, en este envo se despliega, de la mano de Carlos Miguel Herrera, la ms completa investigacin que conozcamos sobre la breve experiencia del Partido Socialista de la Revolucin Nacional (PSRN) que intent la confluencia entre el peronismo y el socialismo en los aos cincuenta. Tambin presentamos, del investigador Ricardo Martnez Mazzola, una relectura de la histrica polmica que se dio a comienzos del siglo XX entre el lder y fundador del Partido Socialista, Juan B. Justo, y el clebre criminlogo y diputado socialista italiano Enrico Ferri, en la que Justo expone su concepcin del socialismo en el marco de las caractersticas estructurales de la sociedad argentina y la estrategia de alianzas derivadas de esa visin. Finalmente, con Textos Rescatados, inauguramos una nueva seccin que aspira a recuperar aportes significativos pero olvidados. Iniciamos esta serie con un relevante artculo del primer director de nuestra Revista,

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Rmulo Bogliolo, Una poltica econmica socialista, publicado en nuestras pginas en 1935, donde adems de formularse un programa de medidas concretas, el autor critica las visiones de la izquierda dogmtica de entonces.

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Entrevista Ernesto Laclau EN AMRICA LATINA EL POPULISMO ES DE IZqUIERDA Por Fiorella Canoni

E

l filsofo y profesor Ernesto Laclau, reflexiona respecto de la necesidad de comprender las identidades polticas al calor de la conformacin de los procesos actuales, los liderazgos polticos como constitutivos de dichas identidades y la maduracin de procesos populares como el argentino. Asimismo, retoma el concepto de populismo resignificado a partir de su teora, y refiere a populismos de izquierda y a populismos de derecha. A nivel nacional, ubica nuevamente a los actores sociales y polticos como los nicos responsables de la continuidad y profundizacin del proyecto nacional y popular que se inici en el 2003 con la asuncin de Nstor Kirchner. Ernesto Laclau, no da lugar a la confianza en la teleologa de la historia, y quizs sea eso lo que ms perturba a los cientistas polticos, la incomodidad de tener que actuar y pensar la praxis poltica actual abandonando la tranquilidad que brindaban las premisas absolutas, incuestionables, inamovibles y clausuradas de la teora estructuralista ortodoxa. -Teniendo en cuenta su trayectoria terica y su militancia poltica en Argentina, Qu influencia tuvo esa participacin en poltica, para repensar la constitucin de las identidades a partir de la articulacin de demandas y en torno a la identidad del pueblo, abandonando el marxismo ortodoxo? - En 1958 adher al Partido Socialista Argentino (PSA) que acababa de escindirse en ese momento del Partido Socialista, y despus cuando se dividi a su vez el Partido Socialista Argentino, yo integr el Partido Socialista

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Argentino de Vanguardia, pero ste era un movimiento sin ideologa, una radicalizacin en el vaco. Yo vena de una formacin nacional y popular, de familia yrigoyenista, y en ese momento, a comienzos de los aos 60, muy rpidamente tom distancia respecto del socialismo de vanguardia. Ese fue el momento en el que tuve mi insercin en todo el pensamiento nacional y popular, las lecturas de Arturo Jauretche, de Ral Scalabrini Ortiz, de Jorge Abelardo Ramos, de Juan Jos Hernndez Arregui. Finalmente un grupo grande de gente dejamos el Socialismo de Vanguardia en la Facultad de Filosofa y Letras, formamos por un ao una organizacin que se llam Frente de Accin Universitaria y finalmente, a fines del 63, nos sumamos al Partido Socialista de la Izquierda Nacional, cuyo secretario general era Jorge Abelardo Ramos. Yo milit ah hasta el ao 1968 cuando, tras una serie de disidencias internas, con un grupo de gente decidimos dejar el partido. - Cmo influy esta experiencia para comenzar a pensar las identidades populares constituidas en torno a las demandas y dejar el supuesto de un sujeto premoldeado que deba ser el proletariado? - Para los que ramos jvenes en los aos 60, la divisin fundamental de la izquierda no era en trminos de las divisiones internacionales clsicas, como el trotskismo, el estalinismo, la socialdemocracia o el leninismo, sino que se daban fundamentalmente en trminos de la posicin respecto al peronismo. Haba una izquierda cosmopolita, liberal, que el Partido Comunista y el socialismo tradicional representaban claramente, y del otro lado haba una izquierda nacional y popular que tena una actitud mucho ms positiva respecto del peronismo; entonces yo me mov en esta segunda direccin. En ese momento fue cuando llegaron las grandes influencias intelectuales, porque todos nos dbamos cuenta que la movilizacin de masas que se daba en la Argentina en los aos 60 no poda entenderse en trminos estrictamente clasistas, haba que pasar a una teorizacin de las identidades populares ms amplias. En ese momento, cuando le a Althusser y a Gramsci, con el primero la nocin de que toda contradiccin de clase, est siempre sobredeterminada, eso fue muy influyente, pero sobre todo la nocin de lo nacional y lo popular en Gramsci fue realmente decisiva, de modo que si bien yo nunca fui un marxista clasista en el sentido estricto y tradicional, ni en la variante socialdemcrata ni en la variante comunista, siempre la dimensin popular estuvo presente en mis pensamientos.

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-Teniendo en cuenta esa ruptura del socialismo que usted menciona, Se puede trazar un paralelismo con la divisin actual del socialismo, ruptura que se da entre los denominados socialistas K, que estn con el gobierno y aquellos socialistas que articulan con los radicales y otros sectores polticos? - Creo que es un poco la continuidad del mismo proceso. All nosotros tuvimos en el socialismo tradicional expresiones directamente gorilas, como fue la de Amrico Ghioldi, que apoyaba los fusilamientos de 1956 y deca se acab la leche de la clemencia, es decir, esas formas super-gorilas que formaron parte del socialismo democrtico, cuando se da la divisin de 1958, quedan afuera y muy ligados al gobierno. Ghioldi termin siendo embajador de Videla. Pasa que en el socialismo argentino las definiciones ideolgicas eran muy complejas y claramente lo nacional popular no entraba en ninguna de esas formulaciones. - Pensando en lo nacional y popular, tan propio de nuestra actualidad, Qu diferencias puede mencionar entre los populismos europeos y los latinoamericanos? - Creo que en el caso de los populismos europeos, en los ltimos aos han tomado una orientacin claramente de derecha, son los que se presentan como los exteriores al sistema, hasta a travs de problemas tales como la inmigracin o como la exclusin de los sectores que presentan nuevos tipos de demandas, etc. O sea que en Europa lo que se da es el predominio de un populismo de derecha. En Amrica Latina se da lo contrario, es decir, es un populismo mayoritariamente de izquierda, se dan pocos fenmenos de populismos derechistas, xenofbicos, como el que predomina en Europa. - Desde hace tiempo Vargas Llosa viene refirindose a los populismos latinoamericanos como asociados a la demagogia y a la corrupcin. Advierte a los pueblos que no se deben dejar seducir por los cantos de la sirena equivocada, haciendo referencia justamente a estos movimientos populistas latinoamericanos, que simboliza con Fidel Castro y Hugo Chvez Qu opinin le merecen estas declaraciones? - Bueno, qu se puede esperar de Vargas Llosa! Fue un candidato presidencial de la derecha ms recalcitrante en Per y se ha asociado a toda la tradicin neoliberal que expresan Milton Friedman y figuras as, naturalmente

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que ellos van a tratar de denunciar estos tipos de orientacin nacional-popular que estn teniendo los gobiernos progresistas en Amrica Latina. - Sin perjucio de que su teora es muy clara al respecto, Qu opina sobre esta asociacin que se suele establecer entre el populismo y procesos vulgarmente denominados demaggicos y corruptos? - La idea de demagogia hay que necesariamente deconstruirla. Qu significa? En el sentido estricto sera tener por un lado una masa popular totalmente pasiva que sigue las directivas de un lder todopoderoso. Eso no se da en Amrica Latina; puede haber algunos fenmenos, Robert Mugabe en Zimbabwe se acerca a eso, pero all ni siquiera se aplicara el nombre de populista porque son bandas organizadas que sustituyen a la participacin popular, la participacin popular no existe. O sea que esa idea de demagogia hay que dejarla de lado. En cuanto a la corrupcin, hay corrupcin en todos los regmenes polticos de una manera u otra, pero cuando hemos visto los grandes negociados que se han hecho bajo la vocacin del neoliberalismo, el enriquecimiento de Pinochet y otros procesos similares, me parece que es absurdo pensar en que hay una relacin estrecha entre populismo y corrupcin. - Pensando en los populismos latinoamericanos, en el lugar que ocupa el lder, y el fuerte presidencialismo que caracteriza a nuestra regin. Qu opina respecto de la reeleccin indefinida? - Estoy a favor de la reeleccin indefinida, no en el sentido, por supuesto, de que alguien sea elegido de por vida, sino en el sentido en que tenga que someterse a consultas electorales sucesivas. Pero cuando hay un movimiento que se empieza a concentrar alrededor de un nombre, ese nombre significa no solamente una poltica personalista sino la cristalizacin de una larga serie de demandas, va contra el sentido mismo de esa formacin popular el hecho de que esa persona pueda ser sustituida. En realidad creo que ah hay un problema mucho ms general, que es el de la relacin entre liberalismo y democracia. A principios del siglo XIX en Europa, el liberalismo era una frmula poltica perfectamente aceptable y respetada, por otro lado la democracia era un trmino peyorativo, porque se la identificaba con el gobierno de la turba y con el jacobinismo. Era un trmino tan peyorativo como lo es el populismo hoy en da. Lo que ocurre

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es que despus, durante todo el complicado proceso en Europa de revoluciones y reacciones del siglo XIX, se consigue llegar a un cierto equilibrio que es de tensin, inestable, pero equilibrio al fin, entre liberalismo y democracia, de modo que hoy se habla de regmenes liberal - democrticos. Esa integracin entre liberalismo y democracia nunca se dio bien o de la misma manera en Amrica Latina, porque nosotros tuvimos regmenes liberales que se organizaron en la segunda mitad del siglo XIX, pero eran regmenes clientelsticos oligrquicos, de modo que la capacidad de absorcin de las demandas de las masas era limitada. El resultado fue que cuando se da una ampliacin de la base de masas de la poltica, a comienzos del siglo XX, sobre todo en la segunda y tercera dcada del siglo, esas demandas populares de las masas se canalizan a travs de formas antiliberales, en muchos casos a travs de dictaduras militares de carcter nacionalista, porque todo el sistema parlamentario corrupto conspiraba contra este nuevo tipo de aspiracin. Y as tenemos fenmenos como lo que fue el peronismo en Argentina, como lo que fue el Estado Novo en Brasil, el primer ibaismo en Chile, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en Bolivia. Es decir, se dio un corte histrico entre la experiencia liberal y la experiencia democrtica. Hoy creo que se da la posibilidad de una confluencia entre estas dos tradiciones, porque hemos pasado por dos experiencias muy duras, una primera experiencia ha sido la de las dictaduras militares brutales, que golpearon tanto la tradicin liberal democrtica como la tradicin nacional popular. Por otro lado, hemos tenido en los aos 90 el auge del neoliberalismo, que prcticamente destruy las economas del continente. De modo que hoy tenemos nuevos regmenes popular-democrticos, nacional-populares, que no ponen en cuestin para nada todas las estructuras bsicas del Estado liberal: hay elecciones, hay pluralidad de partidos, libertad de expresin y defensa de los Derechos Humanos. O sea, creo que estamos con la perspectiva de un proceso mucho ms democrtico que en el pasado, pero es claro que los regmenes polticos latinoamericanos van a ser regmenes de un fuerte presidencialismo, porque siempre se da la situacin de que la parlamentarizacin del poder lleva a la reimposicin de las oligarquas. Hay toda una tradicin en Amrica Latina que avanza en ese sentido. Para citarte solo un ejemplo de no hace mucho tiempo, a comienzos de los aos 1890 se da la llamada Revolucin Constitucionalista en Chile, contra el presidente Balmaceda, que quera nacionalizar la minera, mientras que todas estas otras corrientes, trataban de mantener los privilegios de los

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grandes monopolios y se basaban en la parlamentarizacin del poder. - No es azaroso entonces que se est hablando en estos momentos de algunos proyectos que piensan que sera mejor pasar a formas parlamentarias de gobiernos en situaciones como las de Argentina. - Bueno, ese es el discurso de la derecha. - En relacin a ello, usted refera recin a que los procesos llegan a la cristalizacin en torno a un smbolo, que hace que las demandas ms all de tener un lazo de solidaridad inestable, logren en cierto momento una estabilidad de sentido nunca clausurada- Podramos pensar esto en torno al kirchnerismo, que ha alcanzado ese grado de madurez? - Creo que el kirchnerismo es un buen ejemplo, nosotros hemos tenido ofensivas grandes de la derecha, que ha tratado justamente de dividir el poder parlamentario del poder ejecutivo, ha habido toda una serie de medidas propugnadas por el kirchnerismo que se han enfrentado a una oposicin parlamentaria feroz. As ha sido el conflicto con el campo, las dificultades en hacer pasar la reforma del rgimen jubilatorio, la ley de medios, la reforma de la ley de los partidos polticos, la designacin de Marco del Pont al frente del Banco Central, es decir, hay una serie de medidas en las cuales el Ejecutivo, apoyado en la voluntad popular ha prevalecido sobre formas de obstruccin parlamentaria sistemtica, pero esas obstrucciones finalmente no han prevalecido, o sea que yo creo que se est llegando a un equilibrio real entre el momento liberal de la estructuracin del Estado, y el momento democrtico de afirmar la soberana popular y un proyecto de cambio. Porque lo que muchas veces la gente dice es que las instituciones estn amenazadas. De alguna manera las instituciones no son un poder neutral, son una cristalizacin de las relaciones de fuerzas entre los grupos, de modo que todo tipo de reforma poltica que trata de impulsar un proyecto de cambio social va a tener que oponerse a las formas cristalizadas-institucionalizadas del poder. O sea que va a haber siempre una tensin entre el momento institucional y el momento de cambio, si el momento institucional predomina exclusivamente se termina en una tecnocracia, es decir, en la negacin sistemtica de la voluntad popular. Por otro lado por supuesto que tambin un populismo extremo que disolviera todas las huellas de la organizacin institucional en la sociedad no es una solucin poltica. Pero

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me parece que los regmenes progresistas en Amrica Latina estn logrando un cierto equilibrio entre estas dos tendencias. - Pensando en la situacin Argentina Qu lugar ocupa la llamada transversalidad en la construccin del kirchnerismo? - Creo que la transversalidad es muy importante, pero no tiene que ser una transversalidad de cpula, sino una que signifique la movilizacin de sectores nuevos a travs de nuevas formas institucionales. Nosotros vimos al principio una transversalidad de cpula, y el resultado de eso fue que nos ligamos a Cobos. No se trata de repetir ese tipo de experiencia. Por otro lado, despus de las movilizaciones populares que siguieron a la crisis del 2001, muchas formas organizativas nuevas se estn creando. Creo que hay una segunda transversalidad, una transversalidad de base, que no excluye los momentos de los partidos polticos, pero que es importante que se vaya afirmando. Si se piensa en un movimiento como Nuevo Encuentro de Martn Sabbatella, uno encuentra all una base para una transversalidad que puede ser muy positiva en el afianzamiento del modelo que se est intentando en la Argentina. - Pensando en identidades que fueron performadas, como los socialistas k o los radicales k, pero tambin pensando en el surgimiento de nuevas identidades, por ejemplo los msicos con Cristina, poetas con Cristina o intelectuales, artistas con Cristina y dems. Qu opinin le merece este surgimiento? - Creo que es muy positivo. Incluso he visto que en el campo mismo se estn formando agrupaciones de ese estilo. El otro da habl Cristina en un acto poltico en el cual se lanz este nuevo movimiento rural. Creo que esa es la forma en la que hay que avanzar. En el 2003 la frmula era que se vayan todos. Decir que se vayan todos es un arma de doble filo, porque alguien siempre se va a quedar, y si el que se queda no ha sido elegido a travs de la intervencin popular, no va a ser necesariamente el mejor. Lo que pasa es que despus de 2003 la cosa anduvo bien porque el que fue elegido fue Kirchner; entonces l trat de combinar el momento de expan-

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sin horizontal de la protesta social y de las nuevas identidades, con un eje vertical, que era tratar de afianzar su influencia dentro del aparato del Estado. En ese proceso se ha avanzado un poco, pero no se ha avanzado todava todo lo que se debera. Pero esos dos movimientos de pinzas, el movimiento de la movilizacin de base y la transformacin del discurso central del poder, tienen que tratar de articularse. - Pensando en lo que mencionaba del 2003 y el surgimiento del liderazgo de Nstor, y teniendo en cuenta la importancia que tiene en su teora el amor al lder por parte del pueblo para la constitucin de esa identidad, Qu opina sobre la situacin actual, despus del fallecimiento de Nstor, y el liderazgo de Cristina? - Creo que, desde el punto de vista del equilibrio de las dos lneas de las que hablbamos antes, que pueden decirse liberalismo-democracia, institucin-movilizacin popular, la Argentina est en el mejor momento que yo pueda recordar. Finalmente hay que recordar lo que ocurri en Argentina despus de la muerte de Pern Qu es lo que heredamos? A Isabelita y al brujo Lpez Rega y haba una violenta confrontacin de sectores; hoy hay una experiencia mucho ms democrtica, y soy muy optimista acerca de lo que puede resultar de ella. - Pensando en el rol de la izquierda actual, particularmente pensando en el rol de los socialistas y tambin en el problema que surge en aquellos que creen ubicarse a la izquierda del gobierno y en tal sentido, terminan jugando como opositores, Qu opinin le merece esto? - En primer lugar creo que el proceso de fractura de las fuerzas polticas, en trminos de las nuevas alternativas es algo que va a continuar y que est completamente visible; t mencionaste a los socialistas k, pero hay otras fuerzas que se estn dividiendo de la misma manera, la CTA, por ejemplo. Se da en un proceso que de alguna manera tiene una cierta similitud con lo que se dio en 1945. Es decir, todas las fuerzas polticas en algn momento experimentan una escisin en trminos de las nuevas alternativas. Por ejemplo, la Junta Renovadora del radicalismo uni a sectores que van desde el forjismo hasta muchos otros sectores radicales que apoyaron al pero-

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nismo. El socialismo tambin experimenta en el movimiento sindical una divisin similar con la entrada masiva al peronismo, con muchas figuras reconocidas del socialismo tradicional. Angel Borlenghi era el secretario general del Sindicato de Empleados de Comercio, Atilio Bramuglia, que va a ser el canciller de Pern, era tambin socialista. El comunismo tambin experimenta procesos de divisin similares, y hoy, a medida que se vaya perfilando cada vez con ms claridad cul es la alternativa con la que el pas est enfrentado, un proceso similar de divisin de fuerzas va a tener lugar, y est tenindolo ya. - En relacin a esto cmo se puede pensar la emancipacin hoy en Argentina? - Esa es una cuestin mucho ms general. Evidentemente, toda la teora de la emancipacin en la que se fundaba el marxismo clsico se formulaba en una teleologa de la historia, que deca que la historia avanza hacia una reconciliacin final y haba un sujeto de esa reconciliacin final que era el proletariado. Evidentemente ya no podemos pensar en esos trminos. En primer lugar no hay una teleologa histrica de esas caractersticas. Es decir, la sociedad no avanza hacia una reconciliacin, sino que hay una heterogeneidad constitutiva de los procesos sociales que no puede ser erradicada, y por el otro lado, los actores sociales ya no son actores homogneos, como lo eran para el marxismo clsico, ahora son agentes mltiples, constituidos a travs de prcticas articulatorias hegemnicas, que nunca son completamente transparentes. - Hay otros autores que tambin estn pensando en trminos posestructuralistas, como Badiou, Tony Negri, Rancier, entre otros, con los que usted est discutiendo. Pero hay muchos, como Negri, para quienes la salida a la emancipacin es casi apoltica. En ese sentido, cul considera que es, a diferencia de ellos, la contribucin que usted realiza desde la teora para la construccin poltica? - En primer lugar, si hablamos de Negri, evidentemente cuando l est hablando de multitud y nosotros hablamos de pueblo, estamos tratando los dos de avanzar en la formulacin de un sujeto complejo del cambio social. La diferencia que yo tena con la obra de Hardt-Negri, tal como se formul en Imperio o incluso en Multitud, es que para ellos hay solamente una proliferacin horizontal de las luchas, cada lucha tiene que ser un universo en s

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mismo. Y el momento en el que ellas van a confluir en un proceso de cambio unificado no est pensado en absoluto. Adems, para ellos el proceso poltico de las luchas emancipadoras era un proceso esencialmente no poltico. Desde el comienzo, con la teora de la hegemona, lo que planteamos es que hay dos niveles que estn siempre en tensin, pero que los dos tienen que ser contemplados. De un lado, la proliferacin individual de las luchas, por el otro, los efectos polticos al nivel del aparato del Estado. La teora de Hard Negri en su formulacin inicial era una teora esencialmente antiestatista. En sus nuevos libros, el ltimo especialmente, Commonwealth, Negri y Hardt ya estn empezando a revisar ese antiestatismo visceral que los caracteriz originariamente. Hablan ahora de la necesidad de articulacin entre luchas distintas, estn empezando a citar de nuevo a Gramsci. Por otra parte, en los anlisis polticos concretos estn tomando una posicin que no es el antiestatismo originario, por ejemplo son muy partidarios de Evo Morales o de Chvez, o sea que el momento estatal est entrando en sus formulaciones. De alguna manera, las distancias que haba entre nuestra posicin y las que ellos mantienen ahora, no digo que se han suprimido, pero se han estrechado bastante, as que yo no dira todava que somos hermanos, pero s me atrevera a decir que somos primos. - Pensando en la importancia del lder, particularmente en nuestra experiencia con Nstor Kirchner y Cristina Fernndez, que posibilitaron la articulacin de demandas: qu otros personajes de la poltica actual argentina, cree que tienen ese potencial? - Es difcil decirlo, porque evidentemente el proceso se ha cristalizado alrededor de los nombres de Nstor y de Cristina, y ellos son el smbolo de un nuevo tipo de prcticas, pero hay muchos polticos que creo que entienden perfectamente bien este proceso. Dentro del Frente para la Victoria hay muchas personas que estn pensando en esta direccin, como Agustin Rossi. Los tres recientes candidatos a la jefatura de gobierno porteo: Amado Boudou, Daniel Filmus y Carlos Tomada, entienden este tipo de cuestin y creo que comparten esta perspectiva, y desde luego que hay otras personas movindose en esta misma direccin. - En el marco del tema electoral, Cmo piensa que ser el armado de la oposicin? En torno a qu demandas? Recuerdo que en su ltimo viaje usted reflexionaba respecto de la posibilidad de una articulacin de dere-

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cha pintada de republicanismo. - Hace dos aos predije pblicamente que la frmula presidencial opositora iba a ser Alfonsn-Binner, y ah me dijo todo el mundo que estaba loco. Estuvimos muy cerca de que eso ocurra. La cuestin es que para la oposicin es como un rompecabezas, y es cada da ms complicado. Por ejemplo Alfonsn tratando de cerrar un acuerdo con De Narvez, a lo que se opone Margarita Stolbizer y se opone tambin aparentemente Hermes Binner. Si ellos van a lograr consolidar algo as como un frente opositor, eso no lo s, depende de procesos moleculares que estn ocurriendo a nivel poltico, que son difciles de prever. Pero veo dos escenarios posibles. Uno en el cual hay una fragmentacin de las listas opositoras en una primera vuelta, y si eso ocurre es probable que no haya segunda vuelta y gane Cristina directamente. Si llega a haber una segunda vuelta, creo que Cristina gana de todos modos, pero all habra que ver cmo se va a configurar, qu orden de votos van a darse desde las distintas fuerzas polticas.(Entrevista realizada en junio de 2011).

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Entrevista con Eugenio Ral Zaffaroni,

SIN CONSPIRACIONES IMAGINARIAS NI CHIVOS EXPIATORIOSPor Guillermo Torremare A falta de otro ms idneo, en Amrica Latina el enemigo es el adolescente del barrio precario. Estamos ante un renacimiento de la ideologa de la seguridad nacional en el plano mundial. Existe una criminologa meditica que crea realidad y que no tiene nada que ver con lo que se sabe desde lo acadmico.

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n 2009 Ral Zaffaroni escribi el ensayo titulado Es posible una contribucin penal eficaz a la prevencin de los crmenes contra la humanidad? por el que fue galardonado en Suecia con el premio The Stockholm Prize in Criminology, equivalente al Nobel de la ciencia del derecho penal. En ese trabajo se queja porque es asombroso que an no veamos con claridad que estamos ante un renacimiento de la ideologa de la seguridad nacional ahora en el plano mundial En su despacho del cuarto piso del edifico de Tribunales, Revista Socialista, sin disimular su perplejidad por aquella afirmacin, le pregunta: - Cmo es eso? Acaso no hemos superado la doctrina de la seguridad nacional? - Existe el riesgo a nivel planetario de tomar al terrorismo como chivo expiatorio. Se lo muestra como el nico monstruo siendo que, si bien el terro-

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rismo cobra vctimas, stas son muchas menos que las proporcionadas por la violencia en general, por las carencias elementales y por tantas otras causas. Esto surge en Estados Unidos a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Parece que no alcanza con que el terrorismo en s est severamente penado en todas las legislaciones. Veo el grave riesgo de que cada pas meta dentro del cajn de terrorismo todo lo que se le ocurra, meta adentro lo que le guste para crear enemigos. El fenmeno del terrorismo deviene cada vez ms como un pretexto para instalar la ideologa de la seguridad nacional. - Usted ve este fenmeno en la Argentina de hoy? - En Argentina an estamos lejos pero tambin creamos nuestros enemigos. A nuestro enemigo-chivo expiatorio lo construyen los medios masivos de comunicacin. A falta de un enemigo ms idneo, en Amrica Latina el enemigo que domina en este momento es el adolescente del barrio precario. Hace 30 aos era el subversivo, estereotipado en el joven de pelo largo que fumaba marihuana. Hoy se ya no existe, entonces se busca ste, que no es el enemigo ideal porque hay una caracterstica del chivo expiatorio que el pibe del barrio precario no cumple: el componente conspirativo. Desde las brujas, pasando por los judos y los subversivos, hasta hoy, el chivo expiatorio debe ser conspirativo. A los pibes no se les puede imputar una conspiracin. - El problema de la inseguridad domina todo el escenario? - Hay un desplazamiento de la seguridad nacional a la seguridad urbana, con marcada tendencia de desplazamiento de poder de fuerzas armadas a fuerzas policiales. Esta tendencia en Amrica Latina muestra como monstruo al problema de la inseguridad. Se usa un discurso que se baj desde Estados Unidos a partir de la dcada del 80, cuando ese pas dej de ser normal en materia penal y se convirti en un verdadero stalinismo, en el cual los indeseables son los jueces y los amigos del pueblo son los fiscales. No casualmente los procuradores generales de distrito, que son los jefes de los fiscales en cada Estado, pasan a ser gobernadores elegidos popularmente. Encima tenemos un nuevo protagonista, la vctima hroe, al estilo de Blumberg en nuestro caso. Todo esto no lo inventamos nosotros, surge de las polticas republicanas de Ronald Reagan que generaron la superpoblacin de las crceles, superpoblacin con inmensa mayora de negros. Los negros estn sobre-representados en las crceles norteamericanas. Y lo mismo pasa

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en Rusia luego de Vladimir Putin. Todo esto tiene un altsimo costo presupuestario. Estados Unidos gasta alrededor de 200.000 millones de dlares por ao. Pero a su vez ello es tambin una variable que usan contra la desocupacin dado que sacan del mercado de trabajo a los presos al tiempo que generan una importante demanda de empleo para trabajar en su cuidado y atencin. Zaffaroni se entusiasma tratando de demostrar en qu medidas somos engaados por quienes generan y trasmiten el clima de inseguridad permanente. Con voz pausada explica: El mismo discurso se baja en toda Amrica Latina sin importar el grado de violencia real que pueda haber en cada pas. Bajan el mismo discurso de Mxico a Buenos Aries. Mxico tuvo 15.000 muertos slo en el ao pasado. Nuestro ndice de homicidio no llega a 6 por 100.000. Junto con Chile y Uruguay es el ms bajo de Latinoamrica. No tenemos un verdadero problema de muerte violenta. Si bien ello no quiere decir que no falten muchas cosas por hacer lo cierto es que existe una criminologa meditica que crea realidad y que no tiene nada que ver con lo que se sabe desde lo acadmico. - Por qu la gente, en gran medida, admite ese discurso? - Ninguna sociedad es perfecta. En todas hay cierto nivel de angustia, sobre todo en el mundo contemporneo, angustia por inestabilidad laboral, por el futuro, por la salud. Eso se agudiz en Argentina a partir de 2001 por la etapa crtica que vivimos. La angustia no tiene un objeto -quiz su objeto sea la muerte-, y el nivel de angustia baja cuando se convierte en miedo porque entonces aparece un objeto. El mecanismo es generar un objeto temible. Al generar un objeto temible todos los proyectos individuales pasan a tener un primer paso que es la eliminacin del objeto temible. Se fabrica un objeto temible y todos, cualquiera sea la actividad que emprendamos, tenemos algo para hacer: eliminar el objeto temible. Y as el nivel de angustia baja. Si el proceso es muy marcado y nadie lo para eso puede terminar en un genocidio, en una matanza. Es un mecanismo repetido histricamente, no es nuevo, es prehistrico. El primer enemigo que se invent fue Satn. Sabe usted que Satn en hebreo significa enemigo? pregunta permitindose la primera de sonrisa desde que comenz a hablar. Es la doctrina de Carl Schmidt. Claro que antes los enemigos eran ms duraderos, hoy van cambiando rpidamente, son dinmicos. Pero los enemigos se van reduciendo. La lucha contra la discriminacin

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de determinados grupos va reduciendo el men de posibilidades de enemigos, ya no se puede decir son los judos, son los negros. Eso hace caer en el enemigo residual que hoy es el pibe del barrio precario. La Corte menemista, la de la mayora automtica, convalid sin pudor el retroceso institucional y social que las polticas pblicas de aquel momento implicaron. Avalaron privatizaciones irregulares, confirmaron las normas de impunidad, convalidaron todo el proceso de desproteccin laboral, discriminaron a las minoras. En ms de una ocasin el bloque de legisladores socialistas que integraban Alfredo Bravo, Jorge Rivas, Oscar Gonzlez y Ariel Basteiro le pidi, sin xito, juicio poltico a la mayora de sus integrantes. El gobierno iniciado en 2003 lo hizo. Logr que se destituyeran unos y que renunciaran otros. En sus lugares nombr juristas independientes y de renombre, medida que desde todos los sectores polticos se pone en el primer pelotn de logros kirchneristas. La Corte actual es casi la contracara de la anterior. Ha avanzado en el reconocimiento de derechos y declarado la inconstitucionalidad de las leyes ms oprobiosas del pasado. - Est conforme con lo hecho por la Corte? - No, no, no. Nunca estoy conforme. Quedan muchas cosas por hacer. El derecho es una lucha constante. No hay un estado de derecho perfecto, en todo estado de derecho hay desigualdades. En la Corte hay un pensamiento para un lado, pero hay que seguir empujando siempre, eso debe ser continuo. El ministro, prudente, no lo dice, pero el cronista entiende que el trabajo del entrevistado tambin es convencer a sus colegas de la necesidad de avanzar. Todo estado de derecho tiene encerrado adentro un estado de polica, en cuanto se debilita un poco el estado de derecho sale el estado de polica, que trata de reventarlo. Esto siempre es as, no hay que bajar la guardia. Esta Corte, por primera vez en su historia, puso en marcha un mecanismo de resolucin de conflictos consistente en convocar a los otros poderes del Estado y a la sociedad civil para que se hagan cargo del problema y lo resuelvan. En 2005 sorprendi con el fallo de la causa Verbitsky al sealar que era inconcebible el estado de hacinamiento y desproteccin de los detenidos en la provincia de Buenos Aires y convocar urgentemente al Estado provincial y a las organizaciones no gubernamentales que trabajaban

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esa problemtica a una mesa de dilogo y consenso para superar la calamidad. Algo parecido hizo en la causa Mendoza, iniciada a partir de la grave denuncia de contaminacin ambiental de la cuenta Matanza - Riachuelo realizada por vecinos del lugar. Preguntado acerca de esos temas, el juez responde: En su momento, el caso Verbitsky tuvo una respuesta adecuada, se mejor la legislacin excarcelatoria y pudo bajar el nmero de presos. Permiti un dilogo con el gobierno de la provincia y aliviar la situacin que haba. dice, sin que se le note mayor entusiasmo con lo logrado. Ante la insistencia del cronista con el tema contina: En general es posible tener dilogo con los gobiernos. Cuando la cuestin son los derechos individuales no hay mayor problema dado que la conducta del gobierno debe ser una omisin, no interferir en el goce de un derecho civil por parte de una persona. El problema es cuando hablamos de derechos sociales, cmo se impulsan stos. No soy partidario de la tesis de que los derechos sociales son derechos no reclamables, pero s hay un problema tcnico, qu hago cuando se me reclama un derecho social? Cuando se reclama un derecho social el Estado debe hacer y eso entra en la esfera de otros poderes. Nosotros ah podemos poner un lmite. Qu hacer es una cosa polticamente discutible y siempre hay varias opciones, pero lo que el gobierno no puede es no hacer nada. Por alguna de las posibilidades debe optar. Yo no puedo decirle cul porque esa es su competencia. Pero no hacer, no. Y hasta ah podemos llegar. Adems hay que reconocer que muchas situaciones no pueden resolverse en un da, hay lmites presupuestarios, prioridades, etctera. El cronista intenta auscultar la interna del Poder Judicial y le dice al entrevistado que un ciudadano comn tiene razn en no entender muchas de sus notorias falencias, entre ellas la demora de pleitos que deberan tener resolucin urgente. S, hay que poner en debate la mejora de la Justicia. Pero antes hay que ver cmo. Este ao estamos tratando de poner en funcionamiento una estructura para hacer un anlisis que nos excede a nosotros porque esta no es una materia propia de abogados. El funcionamiento del Poder Judicial es una materia de sociologa y ciencia poltica. Vamos a hacer un ensayo con gente de la Universidad de Buenos Aires y a hacer un acuerdo con el Consejo de la Magistratura para poder tener un proyecto y luego alcanzrselo a los legisladores. Es un tema que no se puede poner sobre el tapete diciendo yo tengo la solucin. La solucin no va a estar hasta tanto no tengamos un informe tcnico.

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- Hay vocacin poltica para eso? En la Corte hay vocacin poltica de trabajar en esto. contesta evitando decir si tambin la hay en los otros dos poderes del Estado. El juez nunca fue amigo de Nstor Kirchner, el presidente que lo propuso para integrar el tribunal. En 2003 el entonces presidente se autolimit en su potestad de designar inconsultamente ministros de la Corte y dict un decreto, el 222, por el cual someta al propuesto al escrutinio pblico. Hubo un amplio debate. El fundamentalismo de derecha se opuso a su designacin, Elisa Carri le neg su apoyo, pero fueron muchos ms los que lo respaldaron. El cronista le pregunta sobre el legado del mandatario fallecido. Bastantes cosas. Lo ms importante fue sacarnos de aquel pozo y devolvernos la confianza en lo que podamos hacer. El grado de depresin que haba cundido despus de diciembre de 2001 fue grave. Nstor fue quien reestructur la esperanza pblica. Cmo caracteriza el momento poltico que estamos viviendo? - Complejo. Dara la impresin de que hay un solo partido poltico, lo cual no me gusta nada. Los otros existen pero no parecen concebirse como una alternativa real de poder, como alternativas confiables. - Llevamos 28 aos de democracia plena, qu est fallando? - Lo que est fallando es el sistema de gobierno. El presidencialismo ha tocado fondo. Dio todo lo que poda dar y ha llegado el momento de pensar en otra cosa ms racional. Yo me inclino por un parlamentarismo, lo que no significa quitar poder al Ejecutivo; el Ejecutivo para gobernar debe tener poder. Yo ira a un parlamentarismo en serio con clusula alemana as no hay problema de que nos quedemos sin gobierno. Mientras no haya acuerdo de nuevo gobierno el voto de desconfianza no hace caer al que est. Hay que plantear el tema seriamente. Supongo que nos conviene a todos, a la ciudadana y a todos los partidos polticos, facilita la formacin de frentes, impulsa a que se hagan realmente dos coaliciones. Hay un mecanismo perverso del presidencialismo por el cual el que gana por un voto se lleva todo y el que perdi se dedica a tratar de que el otro no pueda gobernar. Adems

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si se cambia, el que gana desteje lo que el anterior teji. Es muy difcil establecer polticas de Estado. Muchos polticos van a tener desconfianza y se preguntarn yo servir en un nuevo sistema? Como hoy nadie se est probando la banda presidencial para el 2015 me parece que no sera imposible. El sistema de alianzas para gobernar es preferible que se haga arriba de la mesa y con claridad y que cada uno asuma una responsabilidad en el gobierno. Creo que los polticos deben convencerse que este es el mtodo ms racional. - Otro tema que a su juicio se debera instalar en el debate pblico? - En la reforma impositiva tarde o temprano hay que pensar. Hay que revisar todo, el impuesto al consumo es totalmente regresivo y afecta la igualdad. No se me escapa que para eso hay que reformar la mquina recaudadora. Se necesita capacitacin tcnica para recaudar de otra manera. El sistema impositivo nuestro se parece mucho al sistema penal, agarra al ms idiota, es muy selectivo. Esa es una deuda importante. Como despidindose, el ministro dice: Si resolvemos esos dos temas, los dems los iremos resolviendo de forma natural. Pero si no tenemos un sistema poltico racional y no tenemos dinero es poco lo que podremos hacer.

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MICHAL KALECKI, EL ECONOMISTA DEL SOCIALISMO CONTEMPORNEOPor Humberto Zambn

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s conocido el nombre de John Maynard Keynes como el economista ms influyente del siglo XX, ya que produjo una revolucin en la teora y en la poltica econmica. Pero muy pocos, incluyendo a los estudiantes de economa, saben que Michal Kalecki lleg a las mismas conclusiones fundamentales tres aos antes que aqul. Por lo que, por un acto de justicia acadmica, la teora keynesiana debera llamarse, por lo menos, teora de Kalecki-Keynes. Aunque hay que decir, en defensa de la honestidad intelectual de Keynes, que el no conoca la obra de Kalecki sino que se trat de un hecho ms bastante habitual en la historia de la ciencia- de elaboraciones similares totalmente independientes, surgidas como respuesta a las necesidades objetivas de la poca. Kalecki fue un estadstico-matemtico y economista polaco que reuna todas las condiciones para no trascender: escriba en polaco, una lengua marginal para el conocimiento cientfico universal, era pobre, judo y marxista. En cambio, Keynes perteneca a un pas central, era rico e intelectualmente muy conocido y, adems, profesor de una de las universidades ms prestigiosas del mundo. La versin de Kalecki de la demanda efectiva y sus consecuencias parece superior a la de Keynes, ya que no depende de algunos supuestos dudosos que este ltimo haba heredado de la teora neoclsica. Kalecki no utiliz el supuesto de competencia perfecta y el de los rendimientos decrecientes y, en lugar del hombre econmico abstracto con su propensin a consumir y su conducta dependiente de la tasa de inters para maximizar las ganancias, aparecen como corresponde a un anlisis socialista- las clases sociales con sus comportamientos tpicos.

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La formacin intelectual de Kalecki Naci en Polonia en 1899 y muri all en 1970. De familia muy humilde, estudi ingeniera en la politcnica de Varsovia. En 1918 public un artculo matemtico original. Entre 1918 y 1921 estuvo afectado al ejrcito y, luego del servicio militar, continu sus estudios en el politcnico de Gdansk. En 1924, a punto de recibirse de ingeniero, debi interrumpir sus estudios porque el padre se haba quedado sin trabajo y tuvo que convertirse en el sostn econmico de la familia. Se desempe en distintas tareas, como recolectar datos estadsticos y la realizacin de estudios de mercado, lo que lo llev a familiarizarse con los temas econmicos. Adems, en su carcter de militante socialista haba estudiado -como autodidacta- El Capital y otros trabajos de Carlos Marx. Aos despus ingres en un peridico como especialista en economa, y en 1929 (por sus antecedentes de los artculos firmados en el peridico) obtuvo un cargo en el Instituto de Investigacin de Ciclos Econmicos y Precios de Polonia. All intensific los estudios de economa y estadstica. En 1931 se cas con una especialista en estadstica, que fue su compaera de toda la vida. A partir de ese momento todos sus trabajos estuvieron orientados hacia la teora y la poltica econmica. La famosa economista inglesa Joan Robinson, en la introduccin al libro Estudios sobre la teora de los ciclos econmicos, sostiene que su autor, Kalecki, tena una gran ventaja sobre Keynes: nunca haba aprendido economa ortodoxa () El nico economista al que haba estudiado era Marx. Por el contrario, Keynes (tal como confiesa al finalizar el prlogo a la Teora General) debi luchar con las ideas inculcadas por la teora ortodoxa: Las ideas que tan laboriosamente se expresan aqu son extremadamente simples y deberan ser obvias. La dificultad no reside tanto en las nuevas ideas como en deshacerse de las viejas, que se ramifican hasta alcanzar cada uno de los rincones de la mente de aquellos que, como la mayora de nosotros, han sido educados en ellas. Los trabajos econmicos de Kalecki En los aos 30 public varios artculos sobre teora y poltica econmica. Hay uno en particular que es de inters para nosotros; en el artculo

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Sobre el comercio exterior y las exportaciones internas de 1933 alert sobre las limitaciones en la balanza de pagos que producira un desarrollo industrial orientado hacia el mercado interno, como ocurri en nuestro pas veinte aos despus con el proceso de industrializacin por sustitucin de importaciones y que llev al pare y arranque de nuestra economa (el stop and go). Tambin de 1933 es su artculo sobre los ciclos econmicos, que es la primera explicacin matemtica conocida del ciclo econmico (la segunda corresponde al profesor Frish). En este artculo desarroll el tema de la demanda efectiva, el papel de la inversin en la determinacin del nivel del ingreso nacional y otros tpicos en forma coincidente con el desarrollo que hizo Keynes en La Teora General de 1936. Este trabajo lo present en la Asociacin Internacional de Econometra y, en 1935, una versin del mismo se public en francs en la Revue de Economa Politique. En 1936 viaj a Suecia becado; all conoci a la obra de Keynes; entusiasmado con las coincidencias tericas con su propio trabajo, viaj a Inglaterra, donde permaneci nueve aos. Segn George R. Feiwel fue proverbial su sentido natural del humor, que usaba hbilmente para desarmar a sus contrincantes, y que todava se recuerda en Cambridge y Oxford. Por ejemplo, comentaba Kalecki que, a su llegada a Inglaterra, estaba ansioso de conocer a un autntico caballero ingls, pero slo logr encontrar a dos: Piero Sraffa, un italiano, y Maurice Dobb, un comunista. En 1939 public en Inglaterra Ensayos sobre la teora de las fluctuaciones econmicas. All escribi que La tragedia de la inversin es que origina crisis porque es til. Sin duda mucha gente considerar esta teora como una paradoja. Pero no es la teora lo que es paradjica sino su objeto, la economa capitalista. Entre 1940 y 1945 trabaj en el Instituto de Estadstica de Oxford. All particip del trabajo colectivo La economa del pleno empleo (1944) del Instituto de Oxford, contemporneo al conocido informe Beveridge sobre el mismo tema. Kalecki defendi como herramientas de poltica econmica a los subsidios al consumo y a las empresas, as como el impuesto a las rentas y al capital, sosteniendo que tienden a igualar la distribucin del ingreso sin afectar al monto de las inversiones; complementariamente, aconsej un tratamiento especial para las inversiones productivas. Tambin insisti sobre la importancia de saber el destino del gasto, ya que no se trata simple-

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mente de hacer pozos durante el da y taparlos durante la noche, segn el conocido ejemplo de Keynes. Terminada la guerra, en 1945 viaj a Francia para realizar un estudio sobre el racionamiento en la postguerra y luego se radic por el trmino de quince meses en Montreal, contratado por la OIT para trabajar sobre la reconstruccin y el pleno empleo. Dict seminarios en la Universidad de esa ciudad. En 1946, luego de una visita a Varsovia, fue a Nueva York contratado por las Naciones Unidas como director de la divisin de Estabilidad Econmica y Desarrollo. Responsable de varios trabajos, en particular los Informe Econmico Mundial desde 1948 a 1953. Segn Feiwel, Kalecki sostuvo en una oportunidad que el nico resultado palpable de su consejo es el caso de Israel, donde el gobierno procedi a hacer exactamente lo opuesto de lo que l haba recomendado. Renunci en 1954, resentido por la caza de brujas de McCarthy que, si bien no lo afect personalmente, s lo hizo con varios de sus amigos. Vuelto a Inglaterra, en 1954 public Teora de la dinmica econmica, posiblemente su obra ms importante de desarrollo terico. En 1955 volvi a Polonia, donde fue nombrado profesor universitario. Entre 1956 y 1960 trabaj con Oscar Lange en la Oficina de Planificacin, dirigiendo el plan a largo plazo para Polonia. Por su participacin en los hechos de 1956 y sus simpatas hacia la liberacin poltica se sinti desplazado. De todas formas, en 1963 presidi la delegacin polaca en la Conferencia sobre ciencia y tecnologa de las Naciones Unidas. Durante esta poca tuvo una importante produccin intelectual plasmada en artculos y libros, en particular El desarrollo de la economa socialista y Economa socialista y mixta, los que estn traducidos al castellano. Cuentan sus allegados que en sus ltimos aos se senta afectado emocionalmente porque, despus de haber defendido durante su vida al gasto estatal como medio para lograr la mejora econmica global, vea que en el mundo se lo destinaba al armamentismo y militarismo en general y a un despilfarro no social del mismo. Vale la pena detenerse en algunos aspectos de su desarrollo terico.

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El gasto de los empresarios En un modelo simplificado, donde existen solamente capitalistas y obreros (como el que utiliza Marx en el tomo I de El Capital), el ingreso est dado por los sueldos y jornales de los trabajadores y la ganancia de los capitalistas, mientras que al producto nacional est destinado al consumo de los obreros y de los capitalistas y los bienes de produccin que conforman la inversin. Es decir: Sueldos y salarios Ganancias Consumo de trabajadores Consumo de capitalistas Inversiones

Si suponemos que los trabajadores consumen ntegramente su ingreso, podemos simplificar el primer trmino de ambos miembros, y nos queda Ganancias = Consumo de capitalistas + Inversin de las empresas Por la lgica del capitalismo, los empresarios tratan de maximizar sus ganancias, pero el importe preciso no lo pueden decidir ellos sino que resulta del funcionamiento del mercado. En cambio, s pueden decidir cuanto consumen y cuanto invierten. Es decir, el segundo miembro de la igualdad anterior determina el monto de la primera. La decisin del gasto de los capitalistas es la que determina en ltima instancia- cul va a ser su ganancia. O, en otros trminos y en palabras de Kalecki, los trabajadores gastan cuanto ganan y los capitalistas ganan lo que gastan. Cuando el gasto de los capitalistas es insuficiente, disminuyen las ganancias, cierran las empresas, hay desocupacin y quiebras, como en los aos 30 (que es lo que tenan presente Kalecki y Keynes). La demanda efectiva es insuficiente para mantener la actividad con la plena utilizacin de los recursos disponibles tanto de trabajo como de capital. En forma sencilla se puede extender el esquema a una economa compleja, con estado y comercio exterior; todos los ingresos de los distintos sectores de la burguesa, como intereses y rentas, estn incorporados como parte de la ganancia bruta. En estas condiciones, el ingreso nacional sigue dividido entre retribucin a los trabajadores y ganancias (brutas, antes del pago de impuestos) mientras que la oferta general de bienes est dada por el producto nacional (Y) ms las importaciones (M), total de bienes que pueden estar

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destinados al consumo de los trabajadores (Ct), al consumo de los capitalistas (Cc), al gasto del Estado (G), a la inversin (I) o a la exportacin (X). En smbolos es: Y + M = Ct + Cc + G + I + X Restando de ambos miembros al monto de las importaciones, M, queda: Y = Ct + Cc + G + I + (X M) Si sustraemos de los ingresos los impuestos, el esquema es el siguiente: Sueldos y jornales (neto de impuestos) Consumo de trabajadores Ganancias brutas (netas de impuestos) Consumo de capitalistas Impuestos Inversin Gastos del Estado Exportaciones menos importaciones Restando el importe de los impuestos de ambos sectores, a la derecha nos queda Gastos del Estado menos Impuestos que es igual al dficit estatal: Sueldos y jornales (neto de impuestos) Consumo de trabajadores Ganancias brutas (netas de impuestos) Consumo de capitalistas Inversin Dficit del Estado Exportaciones menos importaciones Si mantenemos el supuesto de que los trabajadores gastan en consumo el total de su ingreso (es decir, el ahorro de algunos aproximadamente se compensa con el exceso de gasto de otros) resulta que la ganancia de los empresarios es igual a su gasto en consumo e inversin ms el dficit del Estado y el supervit en la balanza comercial. El gasto del Estado financiado con crditos o emisin monetaria y el exceso de exportaciones sobre las importaciones reemplazan a las inversiones cuando estas son insuficientes e impulsan a la demanda efectiva para alcanzar la ocupacin plena de los recursos existentes. Son los lineamientos de la poltica keynesiana que dieron lugar al estado de bienestar de la ltima postguerra.

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El papel del trabajo Kalecki verific estadsticamente la constancia a corto plazo de las proporciones en la divisin del producto entre trabajo y capital, hecho ratificado por muchos estudios y que ha dado lugar a lo que en la literatura econmica se denomina Ley de Bowley, aunque no se puedan hacer predicciones a largo plazo de las mismas, ya que son el resultado de la poltica econmica adoptada. Esta constancia en la distribucin al corto plazo significa que la proporcin de la remuneracin laboral total (W) respecto al total al total de ganancias (P) o respecto del ingreso nacional (Y) son (siempre a corto plazo) estables. Es decir, P/W W/Y tienden a mantenerse sin modificaciones. Teniendo a la vista el ltimo diagrama, supongamos ahora que se produce un aumento de las exportaciones (por ejemplo, de un valor de 200) y, para simplificar, que no se modifican en el proceso las inversiones ni los impuestos o las importaciones. Significa que, en un primer paso, han aumentado tanto el ingreso nacional como las ganancias en 200; pero ese aumento implica un incremento del trabajo insumido (y por lo tanto de los salarios, en la proporcin W/Y que corresponda a 200), y, por lo tanto, el aumento del consumo de los trabajadores en esa proporcin y tambin el consumo de los capitalistas (segn su propensin a consumir) por el aumento de las ganancias. Ese aumento secundario del ingreso genera un nuevo aumento de salarios y ganancias y as sucesivamente hasta que se estabilice en un nuevo equilibrio, con un ingreso incrementado en un monto muy superior a los 200 del aumento inicial de las exportaciones. Lo mismo ocurrira con un aumento de las inversiones o del gasto pblico. Es el conocido efecto multiplicador del gasto (gasto pblico, inversiones o exportaciones) que populariz Keynes a partir de la Teora General. Kalecki utiliza en sus deducciones (y ocasionalmente en su exposicin) a los esquemas de reproduccin ampliada de Marx, lo que tiene la ventaja de poner de manifiesto la importancia del factor distribucin del producto entre las clases sociales (cuanto mayor sea la proporcin de los salarios en el producto y cuanto ms consuman los capitalistas, mayor ser el efecto multiplicador sobre el ingreso nacional). Keynes lleg al mismo resultado utilizando el concepto del multiplicador que tom de Kahn (que fue su discpulo) y que le dio claridad a su exposicin.

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Kalecki ha insistido (y demostrado matemticamente) que cuanto mayor es la proporcin del ingreso de los trabajadores en la distribucin del producto total, mayor es el nivel del producto. Esto se ve directamente al analizar el multiplicador del gasto, que en Kalecki es directamente proporcional a la participacin de los trabajadores en el producto y de la propensin al consumo de los capitalistas ante un aumento de las ganancias. Tambin est implcito en Keynes, donde el multiplicador depende de la magnitud de la propensin marginal a consumir: como los trabajadores tienen una propensin que tiende a uno, todo aumento de su participacin en el producto implica aumento de la propensin marginal a consumir keynesiana. Es decir, para crecer econmicamente un pas debe distribuir equitativamente su ingreso. Parece elemental, porque el crecimiento de la produccin requiere mercados crecientes que la absorban, pero no es de comprensin tan inmediata. Para la ortodoxia econmica no es necesariamente as Recuerdan al Ministro de Economa Lpez Murphy, durante el gobierno de De la Ra, que propuso bajar los sueldos para disminuir la desocupacin y superar la crisis? Adems de ser polticamente inviable hubiera sido un disparate econmico: hubiera agravado la situacin y adelantado la crisis que pretenda evitar. El ciclo poltico En 1943, en Inglaterra, cuando todava no haba terminado la Segunda Guerra, public un artculo que titul Los aspectos polticos del pleno empleo, basado en su propia experiencia en la discusin con los asesores financieros, las organizaciones empresarias y los polticos de su poca, a los que no poda convencer de cosas evidentes, por lo que escribi que no era que no creyesen en su economa, con lo pobre que es. Pero la ignorancia obstinada es normalmente una manifestacin de motivaciones polticas subyacentes, que es lo mismo que debe haber pensado la presidenta del Banco Central, Mercedes Marc del Pont, luego de sus presentaciones en el Congreso Argentino. Cuando existe depresin y altos niveles de desocupacin y la opinin pblica clama por una solucin, el camino es el gasto del estado, ya que los incentivos al sector privado (disminucin de la tasa de inters, menores impuestos) resultan insuficientes. La recuperacin debe venir de la mano del gasto pblico. Kalecki deca que son conocidos los mecanismos de poltica econmica para lograr la recuperacin y mantener una situacin cercana a la ocupacin plena. Pero el grave problema era vender esas ideas polticamente.

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Segn Kalecki, los sectores privilegiados, por ejemplo las entidades que nuclean a las grandes empresas y a los grandes dueos de la tierra, temen a la intervencin del Estado en procura del pleno empleo por diversas razones, que analiza detenidamente. La primera es el miedo a la interferencia del gobierno y a la prdida de poder que esto significa; les gusta que se busque la confianza de los empresarios y del mercado. La segunda es el temor al relajamiento de la disciplina laboral; el agotamiento del ejrcito de reserva de trabajadores desocupados fortalece al poder sindical y da fuerza a los reclamos de mayores salarios reales y de mejores condiciones de trabajo. En tercer lugar est la preocupacin por las polticas igualitarias y de redistribucin del ingreso que acompaan a la mayor intervencin estatal. De acuerdo a su experiencia de los aos 30, deca que el nico aumento del gasto estatal que los privilegiados aceptan sin oposicin es el armamentismo. Cosa que la historia de nuestros tiempos puede corroborar. El problema adicional es que una poltica de ingresos para combatir la desocupacin viene acompaada de presiones inflacionarias originadas en el crecimiento de la demanda. Como se demostrara aos despus, con la Curva de Phillips, un aumento en algunos puntos en la tasa de inflacin es el precio a pagar por una disminucin de la desocupacin, o a la inversa- el incremento de la desocupacin es el costo de cortar la inflacin. Por todas esas razones, con la recuperacin econmica empieza una campaa desempolvando mitos como el del equilibrio presupuestario o la ineficiencia estatal, se denuncia el exceso de gasto pblico y las presiones inflacionarias y se reclama el ajuste de las cuentas pblicas para parar la inflacin. Segn las palabras de Kalecki, el ciclo poltico funciona as: Durante la depresin, ya sea bajo la presin de las masas o incluso sin ella, se emprender una inversin pblica financiada mediante el endeudamiento para impedir el desempleo a gran escala. Pero si se intenta aplicar este mtodo a fin de mantener el alto nivel de empleo alcanzado en el subsiguiente auge es posible que se confronte una fuerte oposicin de los dirigentes empresariales. Como ya se ha discutido, el pleno empleo perdurable no goza en absoluto de sus simpatas. Los trabajadores estaran fuera de control y los capitanes de la industria estaran impacientes de darles una leccin. Ms an, el incremento durante la recuperacin presenta desventajas para los pequeos y grandes rentistas y los hace sentirse cansados del auge. En esta situacin, posiblemente se forme un poderoso bloque entre las grandes empresas y los intereses de los rentis-

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tas, y posiblemente encontrarn ms de un economista que declare que la situacin es manifiestamente poco slida. La presin de todas estas fuerzas, y en particular de las grandes empresas por lo general con influencia poderosa en los departamentos gubernamentales-, inducir probablemente al gobierno a volver a la poltica ortodoxa de reduccin del dficit presupuestario. Vendr despus una depresin en la que la poltica de gastos volvera otra vez a su sitio. Y vuelta a empezar. Ayuda a que el ciclo poltico sea una realidad la falta de memoria colectiva de la sociedad, que tiende a sepultar en el olvido los malos momentos. Muchos de los que en la Argentina de hoy protestan por la situacin actual y reclaman por un ajuste del gasto del estado han olvidado los aos previos a 2001, cuando no podan dormir por la deuda impaga en el banco, por la sombra de la quiebra sobre sus empresas o por el temor a perder el empleo. El futuro del capitalismo Kalecki no era optimista respecto al futuro del capitalismo. Las inversiones son el motor del crecimiento del producto que, en el capitalismo, dependen de la evolucin de la tasa de ganancia y de los recursos acumulados por las empresas, adems de factores externos, como las innovaciones. Coincide con Keynes en que las inversiones crean el ahorro necesario, contrariamente a la teora neoclsica que ve en el ahorro previo los fondos que la hacen posible. Crea que haba fundamentalmente dos factores que presionaban contra la posibilidad de un crecimiento armnico a largo plazo: 1- El permanente aumento del grado de monopolio que, al incrementar las tasas de ganancias de los sectores concentrados, disminuye la tasa general de ganancia para el resto de los capitalistas y, tambin, disminuye el coeficiente de participacin del trabajo en el total del producto, volviendo menor al multiplicador del gasto; adems, el monopolio tiende a administrar la incorporacin de innovaciones en funcin de sus intereses, lo que acta en sentido contrario al progreso. 2- El ahorro de los no capitalistas, en particular de los rentistas, que representa un obstculo para el crecimiento. El caso de Japn, sociedad muy rica que por excesos de ahorro desde hace muchos aos tiene un crecimiento nulo, puede servir de confirmacin de las predicciones de Kalecki. Como tambin la hipertrofia financiera del mundo globalizado en crisis permanente de la actualidad.

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Hace ms de medio siglo terminaba su libro Teora de la dinmica econmica con estas palabras: Nuestro anlisis demuestra, como hemos indicado antes, que el desarrollo a largo plazo no es inherente a la economa capitalista. Para sostener un movimiento de ascenso a largo plazo se requieren factores de desarrollo especficos. Entre estos hemos sealado que las innovaciones en el sentido ms general son el promotor ms importante del desarrollo. En cambio, otro de los factores de largo plazo que hemos considerado, el ahorro de los rentistas, resulta ser ms bien un obstculo que un estmulo al desarrollo. Si se reduce la intensidad de las innovaciones en las etapas posteriores del desarrollo capitalista, se origina un retraso del crecimiento del capital y la produccin. Adems, si el efecto que el aumento de grado de monopolio tiene sobre la distribucin del ingreso nacional no es contrarrestado por otros factores, habr un desplazamiento relativo de los salarios hacia las ganancias y esto constituir un motivo ms para que se torne ms lento el aumento a largo plazo de la produccin. Si la tasa de aumento de la produccin desciende por debajo de la tasa combinado de incremento de la productividad del trabajo y de la poblacin, la desocupacin acusar un aumento a largo plazo. Segn lo dicho antes, este fenmeno probablemente no pondr en movimiento fuerzas que alivien automticamente el alza de la desocupacin mediante una mayor tasa de incremento de la produccin. La economa del socialismo Feldman fue un economista sovitico que en 1928 public en un artculo un modelo simplificado para el crecimiento socialista, basado en los esquemas de reproduccin ampliada de Marx; all demuestra que, en la asignacin de recursos para la inversin, cuanto mayor sea la proporcin destinada a la produccin de bienes de produccin, es decir, a la industria pesada, mayor ser el crecimiento de la economa y, tambin, a largo plazo, ser mayor el consumo que si, a corto plazo, se da prioridad a ste. El modelo fue conocido en Occidente en su versin keynesiana bajo el nombre de Modelo de Feldman-Mahalanobis, aplicado con xito en India luego de la Segunda Guerra. A pesar de que Feldman estuvo enrolado en la corriente trotskista, el modelo fue aplicado (sin mayores crditos para su autor) por el estalinismo en el proceso de rpida industrializacin de la Unin Sovitica. As, Strumlim, el

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economista oficial de esa poca, sostuvo que la ley de desarrollo balanceado de Stalin se puede reducir a la regla de que la produccin de bienes de produccin debe necesariamente, de acuerdo con el plan, superar al incremento en la produccin de bienes de consumo (citado por Feiwel, pg. 356). La demostracin de Feldman es correcta y tiene muchos elementos positivos, por ejemplo es el primero en poner de manifiesto que no basta con hablar de inversin sino que es necesario contar con los bienes de produccin disponibles para ello. Pero, tambin, contiene simplificaciones que hay que tener presente. Tal vez la ms importante es el supuesto de que no existe lapso entre la decisin de inversin y la maduracin de la misma y la disponibilidad de su produccin, lo que puede llevar a subestimar el sacrificio exigido a las generaciones presentes para lograr un rpido crecimiento econmico y un aumento futuro del consumo. Ese modelo de industrializacin fue aplicado mecnicamente en las llamadas democracias populares europeas, con la tentacin de los planificadores de apurar el crecimiento productivo del sistema (y las necesidades de gasto militar propios de la Guerra Fra) ajustando el consumo presente. Este sacrificio exigido a la poblacin probablemente sea una de las causas que restaron apoyo popular al sistema y finalmente llevaron a la implosin. En Polonia se aplic de tal forma el modelo que la desproporcin entre la industria pesada en desmedro del consumo, segn Oscar Lange, creci hasta tal punto que la economa nacional estuvo al borde del colapso. Kalecki (lo mismo que Lange) fue muy crtico con la ortodoxia aplicada, lo que se puede apreciar en el concepto que tena sobre la economa del socialismo, plasmada en la definicin que dio de l: El socialismo es un sistema que posibilita la utilizacin plena y racional del excedente econmico en beneficio del consumo presente y futuro de la poblacin trabajadora. Hoy, luego de la debacle del llamado socialismo real y en momentos de profunda crisis capitalista global, hay mucho para aprender en la teora econmica de Michal Kalecki.

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LA MARCHA DE LA CRISIS y LOS EMERGENTES: DESARROLLO REGIONAL ASOCIADO y POLTICA NACIONALPor Leonardo Sai

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a crisis de la acumulacin del capital a escala mundial, que aparece como financiera, debe analizarse desde lo coyuntural, estructural y largo plazo. Mientras buena parte de la prensa econmica progresista sigue alarmada frente a lo que percibe como deuda externa total mundial (El tringulo del poder estadounidense; Norberto Colominas; BAE; Martes 3/8/10) el FMI advierte que continuar la recuperacin global (mientras la OCDE advierte un pico en la expansin econmica de este ao de varios pases como Alemania, Japn y Brasil) a pesar de la persistencia de las turbulencias financieras y propicia la aceleracin de ms reformas y regulacin (World Economic Update; julio 2010). El grado indito, histrico, de emisin monetaria es una condicin inagotable de posibilidades de burbujas financieras y volatilidad, como, por ejemplo, en los mercados de derivados y commodities cuyos precios, segn la FAO, en promedio, alcanzaron records superando los registros de 20081[ ]. Existen riesgos de burbujas financieras en el mercado inmobiliario de Brasil y China. Segn informes privados, existe una burbuja inmobiliaria de inminente implosin en China, con un crecimiento a 3.5 veces el PIB (por encima

1- En este contexto, cabe destacar, se desarrollan importantes fusiones entre operadores burstiles como NYSE Euronext y Deutshe Boerse que, de concretarse, estaramos ante el surgimiento de un grupo financiero que liderara el mercado de derivados y gestin de riesgos, convirtindose en el mayor operador burstil del mundo. Mientras tanto, la Bolsa de Londres y de Toronto ya operan juntas y constituyen una plataforma mundial de cotizacin para empresas especializadas en recursos naturales, produccin de energa, materias primas.

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de la burbuja norteamericana 1.8 veces el PIB y cercana, en trminos de porcentaje, a la japonesa en la dcada del 80 3.8 veces su PIB) que pone en jaque al pensamiento monetarista dado que si enfran la economa la burbuja podra explotar y si se contina expandiendo la economa (pari passu la base monetaria) se estara alimentando, dimensionando, la burbuja (Daro Epstein; Research for Traders). Los estmulos a las economas de Estados Unidos y Europa continuarn para evitar la recada (cuya metfora alude la prensa bajo la forma de una W) y tarde o temprano una re-estructuracin de la Unin Monetaria del Viejo Mundo ser afirmada por la insolvencia de los Estados deudores sujetados a la poltica del capital financiero que busca prolongar lo inevitable, una quita de deuda subsiguiente a la organizacin devaluada de la moneda nacional. No obstante, cabe mencionar respecto de la burbuja inmobiliaria en China, que fue sugerida por George Soros en el 2008. Soros adjudica la causa (menos en el mercado inmobiliario, donde, en todo caso, repercute) en el traspaso a manos privadas de algunas empresas de propiedad estatal. Estaramos por presenciar un proceso donde al hacer quebrar una serie de empresas estatales seran absorbidas, rpidamente (inflarlas, sobrevalundolas 40 veces las ganancias del ao entrante, generando un proceso especulativo que al explotar, colapso del precio mediante, se encubre el paso de manos) por managers otrora burcratas del PCCH. Creemos que esta es la causa por lo cual le est resultando tan difcil a China la intervencin sobre este mercado, altamente apalancado y especulativo. Es importante detenerse en una precisin conceptual respecto de esta percepcin de una deuda total mundial que la prensa nacional no se cansa de repetir: No existe tal situacin que presupone algo as como el mundo endeudado consigo mismo. Existen pases prestamistas-pases deudores y la particular posicin de Estados Unidos por el sistema del dlar, esto es, su poder poltico-financiero. El dficit en cuenta corriente de Estados Unidos (paralelo al hecho de que Estados Unidos, en 2008, posee ms inversiones directas fuera 3332.8 miles de millones de dlares que dentro2422.8 miles de millones de dlares, o sea, es acreedor neto) tiene como contrapartida los supervits en cuenta corriente de Japn, China y miscelneas. El dficit fiscal norteamericano se debe al gasto militar y a los rescates; El dficit externo por el traslado de sus industrias a Asia y por las importaciones a los emergentes. Como Estados Unidos tiene sus pasivos en dlares y sus acreedores, en dlares, sus haberes, una devaluacin o depreciacin

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del dlar implica ganancias para EUA, y sus inversores, y prdidas para sus acreedores, mientras la apreciacin del dlar significa prdidas para EUA y valorizacin de los pases que tienen descomunales sumas de activos en dlares como Japn y China. El mundo de conjunto no se endeuda sino que se divide en deudores y acreedores netos. Esto explica por qu el financiamiento, mediante la inmensa compra de Bonos del Tesoro, de la guerra contra el Eje del Mal sella el surgimiento de China como autntico vencedor de la guerra estadounidense contra el Terror. Tal proposicin extracta, ajustadamente, la tesis que plante Giovanni Arrighi en su libro Adam Smith en Pekn y que, desde distintas academias del mundo, se condensa como instrumentos para pensar la coyuntura y su anuncio o no de una nueva onda de larga duracin: Lejos de observar la quiebra de conjunto del capitalismo, estamos viviendo la aceleracin del desplazamiento hacia una re-organizacin hegemnica centrada en el sudeste asitico con eje en China Mayor2. A su vez, la organizacin poltica Estado centrista que utiliza al mercado mundial como instrumento de poder poltico de una burguesa nacional-estatal con voluntad de expandir sus negocios a escala global, como es el caso de Taiwn-China y Rusia, acosa como fantasma elefantisico en determinadas fracciones de2- En un sentido cultural, econmico y geopoltico, la China comprende no slo la Repblica Popular sino tambin Hong Kong, centro empresarial que a partir de 1977 se convirti en una Regin Administrativa Especial, con su propia jurisdiccin en materia de comercio e inversin extranjera; Taiwn, isla tecnolgicamente avanzada pese a su discutible situacin poltica (la China la considera una provincia rebelde) que se est integrando ms y ms en la economa china; Singapur, predominantemente chino, centro manufacturero de alta tecnologa y base de muchas empresas multinacionales; y una vasta dispora china que ocupa las filas de muchas de las elites comerciales del Asia sudoriental, las cuales ejercen sus actividades en los crculos de los negocios del mundo entero. Jntense estas piezas del rompecabezas chino y se encontrar un potencial sin igual: concentracin de recursos humanos, las ms numerosa del mundo y que incluye un gran nmero de cientficos, ingenieros y ejecutivos veteranos; una infraestructura tecnolgica avanzada que progresa con rapidez; una posicin de liderazgo en muchas de las nuevas tecnologas (Taiwn es la mayor productora mundial de computadoras porttiles); amplio capital; una posicin dominante comercial; bases importantes y sedes regionales de compaas multinacionales (Shangai, Hong Kong, Singapur); y conocimiento de los negocios globales (dispora china). Este rompecabezas es la China Mayor o Gran China: Con un valor de cerca 1.4 millones de millones de dlares, el comercio de mercancas de la China Mayor (la Repblica Popular China, Hong Kong, Taiwn y Singapur) slo es superado por la Unin Europea y los Estados Unidos, y constituye casi el doble del volumen japons. En la nueva economa global este volumen constituye la base de un eno