revista Movimiento N.6

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Libertad de las ideas Bogotá D.C.-Colombia, ISSN: 2145-9177, enero-junio de 2010 No. 6

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Libertad de las ideasBogotá D.C.-Colombia, ISSN: 2145-9177, enero-junio de 2010

No. 6

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Consejo editorialP. José Antonio Balanguera Cepeda, O.P.

Rector GeneralP. Pedro José Díaz, O.P.

Vicerrector AcadémicoP. Luis Francisco Sastoque Poveda, O.P.

Vicerrector Administrativo y Financiero GeneralCarlos Mario Alzate Montes, O.P.

Vicerrector General de Universidad Abierta y a Distancia -VUADP. Jorge Ferdinando Rodríguez, O.P.

Decano de DivisiónOmar Parra Rozo

Director Unidad de Investigación y PosgradosFray Javier Hincapié Ardila

Director Departamento de PublicacionesMaría Andrea López Guzmán

Editora

Comité FundadoresLiliana Silva Bello

Giovana Rojas Mora

Paula Pinilla Orduz

Mauricio Poveda Pineda

Carlos Laverde Rodríguez

Constanza Gómez Gavilán

Coordinador EditorialGiovanny Forigua Ortiz

Comité EditorialPaola Niño Vargas

Karen Tovar

Yuri Martínez Molina

Giovanny Forigua Ortiz

Comité CientíficoCamilo Castiblanco

Yuri Martínez Molina

Corrección de estiloPablo Emilio Daza Velázquez

Concepto gráfico e ilustracionesJavier Leonardo Trujillo Trujillo

ImpresiónUniversidad Santo Tomás

Departamento de Publicaciones

Bogotá D.C., Colombia

2010

Las ideas aquí expresadas son de exclusiva responsabilidad de los autores

ISSN: 2145-9177

[email protected]@hotmail.com

Libertad de las ideas

No. 6

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Revista MOVIMIENTO

4 Editorial

Estudiantes en Movimiento 8 Terrorismo, seguridad y globalización [Andrea Gutiérrez]

12 Entre el miedo a la nada y la seguridad del porvenir. Una mirada comparada

del discurso político y religioso [Nataly García Ramírez]

Profesional invitado en Movimiento16 Seguridad, miedo y violencia [Nancy Malaver Cruz]

Mundo en Movimiento22 Terrorismo. Análisis genealógico del fenómeno político-cultural [Rafael Ángel Gómez Choreño] 26 Memorias y reproducciones de la violencia en la educación pública en Argentina [Vanessa

Alexandra Barrionuevo]30 Las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta en el gobierno del ex presidente peruano Alberto Fujimori Fujimori [Willy Viera A.]32 Sensación de violencia e inseguridad personal en la ciudad de Caracas: una breve aproximación

[Héctor González] 34 La reinserción social de los ex presos políticos de la década del 70 en Santiago del Estero [Hernán Campos, Walter Díaz, Facundo Kalin, Gastón Segura]

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Violencia, miedo y seguridad

El autor en Movimiento78 Arturo Álape

Opinión en Movimiento38 Bogotá un laberinto de contrastes [Sandra Cecilia Suárez García]

40 Violencia y delincuencia infantil en Altos de Cazuca [Andrea Garrido Silva]

42 La seguridad democrática: estrategia violenta generadora de miedo [Eliana Medina Ramírez]

44 Aquellos paréntesis de nuestra sociedad [Daniel Algarra Rodríguez]

Construcción estudiantil en Movimiento 48 Construyendo sujetos críticos… transformando espacios de violencia. Reflexiones

desde la filosofía de Kant y el Proyecto Pedagógico KZK [Marlon Lozano Ortiz]

52 Beth Moysés: Recuerdos velados. Miedo y violencia. 8 de marzo de 2010, Bogotá

[Revista estudiantil Movimiento]

Expresión en Movimiento58 Diálogo, a solas [Denis Bird]

60 Sin color. Un recuerdo más. Refugiados en la misma sombra. Una

mirada ante la sombra del olvido [Mauricio Poveda]

62 Insomnio [Melissa Quiroga]

63 Él [Melquíades]

64 Añoranza nocturna [Sarai Andrea Gómez Cáceres]

66 Masacre [Lili Bonil]

67 Seguridad demoniaca 00635 con licencia para matar

68 Conversación 108: El Purgatorio ata sobre el miedo [Diego Ortiz]

70 Memoria [“Baruka”]

71 Cuento de la muerte y Oliverio [Andrés Cardona]

74 Sentado en una silla [Alejandro Penagos Díaz]

75 No me alcanzarían las piedras [Melissa Robledo]

82 Cultura en Movimiento84 Para estar en Movimiento

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Revista MOVIMIENTO

Para iniciar el sexto número de la revista estudiantil Movimiento, deseamos primero que todo, hacer un reconocimiento especial a toda la comunidad académica que continuamente nos ha venido apoyando de diferentes maneras, en la construcción de este espa-cio de difusión de las ideas; pues gracias a la labor y participación,

este gran trabajo ha sido posible.En presente número de la Revista se acerca al fenómeno de la violencia, el miedo y la seguridad. En

las sociedades modernas el miedo se ha reconocido como un medio de control social por diferentes

esferas del poder, razón por la que creemos necesario hacer su abordaje y estudio dentro del marco

de la violencia y la seguridad, tomando líneas temáticas, como: políticas de seguridad estatales y

locales, miedo en la ciudad, papel de la sociedad civil, organizaciones sociales, entre otros; por su-

puesto nutrido desde diferentes perspectivas, académicas e investigativas.

Por esta razón, este número ha realizado una serie de modificaciones en su estructura tradicional,

con la idea de hacer más dinámica la participación de toda la comunidad estudiantil en la construc-

ción de Movimiento. En primer lugar, para la selección de la temática, el comité editorial propuso

cuatro grandes temas con su respectivas líneas de abordaje: crisis ambiental, economía-capitalismo,

seguridad - ciudad y finalmente, problemáticas migratorias; gracias a la participación, por medios

virtuales, de todos nuestros lectores, se logró escoger la temática de este sexto número: Violencia,

miedo y seguridad.

Asimismo, se han creado dos nuevas secciones para esta edición; en primer lugar y gracias a la

enorme acogida que ha tenido la revista Movimiento, en sus últimos números, tanto a nivel nacional

como internacional, se decide crear una nueva sección llamada Mundo en Movimiento, sección en la

cual se publicarán los artículos que llegan de otros países, en este caso contamos con la participación

de escritos de Argentina, Venezuela, Perú y México; y otra sección, El autor, en donde a forma de

consulta, coincidiendo con la temática de este número, se expondrá la biografía y los distintos textos

o producciones académicas del profesional Arturo Álape, quien tiene un trabajo muy interesante a

propósito del tema que aquí nos reúne. El profesional incluido en cada número cumplirá con el re-

quisito de tener una labor enmarcada dentro del tema sugerido para cada número de Movimiento,

esto con el fin de abrir espacios de consulta, para todo aquel que desee investigar más sobre el tema

en cuestión.

Para nuestra grata sorpresa, encontramos en este nuevo número una masiva participación en pro-

ducciones académicas, lo cual resulta del gran interés y estudio que ha venido adquiriendo el tema

entre estudiantes y profesionales, en gran parte por ser una preocupación constante y creciente de

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Violencia, miedo y seguridad

todas las sociedades; y por otra, nos confirma la buena labor

que ha venido llevando la revista Movimiento en la creación de

espacios de discusión de cada una de las temáticas más relevan-

tes que afectan, cada día más, las sociedades, y por supuesto,

en la expresión y difusión de las ideas de toda la comunidad aca-

démica que participa activamente en la construcción continua

de este medio de expresión y difusión, demostrando el avan-

ce que se lleva de nuestro fin último que es: la libertad de las

ideas. Por esto mismo, los invitamos a sumergirse en el mundo

de estas imágenes, letras, iniciativas en movimiento, en donde

encontrarán distintas reflexiones e ideas abiertas, dentro de un

pensamiento libre, respetuoso y principalmente propositivo,

enmarcado fundamentalmente en los escenarios urbanos de

la violencia, una exacerbación de la misma, el control social a

partir del miedo, las consecuencias del mismo para la sociedad,

un panorama general de inseguridad que favorece una serie de

inhibiciones y que cada vez más golpea las posibilidades de la

libertad en la comprensión amplia del término.

Gracias a la acogida que ha tenido Movimiento, hemos teni-

do la oportunidad de llegar a diferentes facultades del país y al-

gunas facultades latinoamericanas; teniendo en cuenta que la

revista tiene como objetivo la expresión académica de todas y

todos los estudiantes, encontramos necesario en este período

de cambio hacer más formal y dinámica la participación de las

diferentes facultades en la construcción de Movimiento, razón

por la cual creamos la figura de corresponsales estudiantiles,

estudiantes interesados en este importante y significativo pro-

yecto, para que desde sus propias facultades participen en la

elaboración y difusión de la Revista y por supuesto, del pensa-

miento del estudiantado de cada facultad del país, de sus ideas,

opiniones, cuestionamientos y del trabajo en general de cada

institución. Por lo anterior, encontrarán en la parte final de la

publicación de la Revista dos grandes convocatorias. La primera

de ellas, invitando a todo aquel que esté interesado en parti-

cipar activamente en Movimiento desde sus diferentes faculta-

des, con el fin último de hacer más dinámica la participación y

la difusión de los estudiantes en la misma; y la segunda de ellas,

la nueva convocatoria de nuestro séptimo número llamado Fin

Ambiente. Gran preocupación, en el ámbito académico, social,

económico y hasta político, se vive y se siente actualmente en

torno a las problemáticas, preocupaciones y fenómenos de la

llamada crisis ambiental; todas aquellas cuestiones que vivimos

y que por supuesto, nos motivan a encabezar la próxima temáti-

ca de la revista Movimiento en el fenómeno ambiental. Esperan-

do la participación activa y continúa de la comunidad académica

en el próximo número.

No nos queda más que renovar la invitación a toda la comu-

nidad académica para que continúen participando en este gran

espacio de discusión y difusión de las ideas, con todas y cada una

de las producciones, artículos, fotos, poemas, escritos, caricatu-

ras, y formas múltiples de expresión y nuestro apoyo constante

a la creación de nuevos medios alternativos de comunicación.

Recuerden que la revista Movimiento es un medio que vive y

se construye continuamente con cada una de sus producciones

e iniciativas académicas. Para todos nuestros lectores y para la

comunidad académica que participa activamente en la construc-

ción de este gran proyecto, gracias por permitir que este espacio

y medio de expresión de las ideas sea cada día posible.

Comité Editorial.

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Estudiantesen

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Revista MOVIMIENTO

Terrorismo,seguridadglobalizacióny

Debido al proceso de globalización, que supone entre otros, el desa-rrollo tecnológico y de las comu-nicaciones; fronteras permeables, donde la soberanía no gira en tor-

no al monopolio de la fuerza de los Estados so-bre un territorio; en los últimos años se ha hecho evidente, que estas características han permitido el surgimiento de nuevas amenazas a la seguridad global. El surgimiento de terceros actores tales como grupos

terroristas, nuevas formas de guerras asimétricas no convencio-

nales y crimen organizado, por mencionar algunas; que eviden-

cian la debilidad de la capacidad de acción de los Estados para

hacer frente a los problemas comunes que los afectan en un es-

pacio-tiempo inmediato, haciendo necesario el establecimiento

de instituciones y regímenes internacionales, que por medio de

la cooperación formulan estrategias que resuelven los dilemas

de seguridad actuales en el escenario mundial.

En este artículo se hace un análisis de las nociones de seguri-

dad en un contexto de globalización, cuyas dinámicas generan

condiciones que benefician el surgimiento de actores no estata-

les, como los grupos terroristas, que cuentan con mayor prota-

gonismo en el ámbito internacional luego de los atentados del

11 de septiembre. A partir de ese momento, cambiaron los dile-

mas de seguridad de los Estados y se modifica el discurso sobre

la nueva amenaza común; se da un nuevo “debate” como pro-

ducto de las tensiones que se dieron en la escena internacional

de ese momento, encabezada por Estados Unidos.

En primer lugar, la globalización definida como: “el proceso a

través del cual una determinada condición o entidad local am-

plía su ámbito a todo el globo y, al hacerlo, adquiere la capacidad

de designar como locales las condiciones o entidades locales”1,

no sólo ha traído consigo cambios sustanciales en la configura-

ción de la geografía internacional, sino que ha redefinido algu-

nas de las dinámicas de distribución de poder y la forma en que

interactúan los Estados y los terceros actores del sistema, para

responder a problemas comunes.

En cuanto a los problemas de seguridad común, podemos

analizar cómo, pese a que tradicionalmente las políticas de se-

guridad estaban enfocadas a conflictos interestatales2, como lo

indica el profesor Shiguenoli Miyamoto en su artículo “Terro-

rismo y la seguridad global”, la seguridad tanto regional como

internacional está siendo reelaborada desde los años 80, princi-

palmente con el surgimiento de nuevas variables y actores que

antes no eran privilegiados o no existían, como las organizacio-

nes terroristas internacionales.

No obstante, no existe una definición del término de terroris-

mo aceptada universalmente, se ha hecho referencia a éste para

describir el uso de la violencia con fines políticos. El terrorismo

usa una forma de violencia que le da la connotación de estra-

tegia asimétrica, la del débil contra el fuerte, que busca evitar

1 DE SOUSA-SANTOS, Boaventura. La globalización del derecho. Los nuevos caminos de la regulación y la emancipación. Bogotá: ILSA y Uni-versidad Nacional de Colombia, 1998, p. 56-57.

2 MIYAMOTO, Shiguenoli. Terrorismo y la seguridad global. En: Nue-va sociedad. Vol. 177, p. 91.

Andrea GutiérrezCiencias Políticas y Relaciones Internacionales-Ponti�cia Universidad [email protected]

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Violencia, miedo y seguridad

un enfrentamiento directo con el adversario. Por su definición

misma, tiene por objeto aterrorizar a la población, teniendo por

blanco las autoridades sin provocar destrucciones masivas. Sin

embargo, los ataques del 11 de septiembre cambian un poco

esa visión, en tanto buscan un clima de pánico y perturbación

masiva, teniendo un impacto sobre la psicología colectiva, que

constituye generaciones globales en la sociedad del riesgo mun-

dial.

Al Qaeda representa el terrorismo religioso del islamismo ra-

dical, adaptado a condiciones de interdependencia, apoyado so-

bre redes de comunicación y financiación transnacional; es una

organización flexible y camaleónica que se puede adaptar a la

ofensiva de Estados Unidos, la misma que dejó monumentales

bajas de civiles, generando un número considerable de violacio-

nes a los Derechos Humanos, al igual que en Afganistán, con la

administración de Barack Obama. Actualmente, esta organiza-

ción está constituida por diferentes grupos fundamentalistas

islámicos autónomos en muchos países, producto de la revolu-

ción informática y del proceso de globalización en los últimos

años, que han permitido que estos grupos dispares y geográfica-

mente aislados, puedan coordinar múltiples actividades simul-

táneas en uno o más países para combatir un enemigo común,

compartiendo su ideología y algunos objetivos.

De esta manera, el dilema se hace evidente a partir de los

atentados del 11 de septiembre de 2001, permite reflexionar

sobre la concepción subyacente de la seguridad que se desplie-

ga en los discursos, planes y acciones de Estados Unidos y de la

mayoría de sus aliados en la «guerra» contra el terrorismo3. Se

generan así nuevas formas y normas de gobernanza que influ-

yen en la evolución de la seguridad entre países y en los Estados,

enfrentar guerras asimétricas con el uso de armas no conven-

cionales, donde cualquier elemento tecnológico, incluso cuer-

pos humanos, como podemos ver con las acciones kamikazes,

pueden representar un instrumento de ataque agresivo; lo cual

hace que emerja el interés que provoca la elaboración de regí-

menes de seguridad que respondan a las causas y consecuen-

cias de estas nuevas guerras.

Ahora bien, el tema de la seguridad se ubica en un contexto de

incertidumbre constante, por ejemplo, la amenaza del terroris-

mo nos sitúa en una permanencia del estado de inseguridad en

la escena política, lo que ha afectado la seguridad globalizada,

pues una serie de fenómenos referentes a la interdependencia

generada por las tecnologías de la comunicación y la informa-

ción; la pérdida de protagonismo y control en los asuntos in-

ternacionales por parte de los Estados, así como el impacto e

influencia mundial de fuerzas transnacionales como el terroris-

mo, han puesto en evidencia la vulnerabilidad e inestabilidad a

la que se enfrenta el sistema internacional actual, donde se ve la

marginación, muchas veces, del Derecho Internacional Humani-

tario, que sigue sujeto a prácticas imperiales; ningún organismo

internacional, ningún mecanismo jurídico internacional pudó

prevenir la guerra en Iraq y ésta es prueba de que las condicio-

nes de seguridad siguen primando sobre las dimensiones insti-

tucionales.

El hecho que estemos en un contexto de incertidumbre, en

donde no se conoce de manera clara ni las intensiones ni las

acciones posibles del terrorismo, cambia el dilema de seguridad,

que como lo explica Barry Buzan, se basa en la voluntad de los

Estados de mantener o incrementar su poder militar con el fin

de preservar su territorio, su gobierno y su sistemas de valores.

Así encontramos que en el actual contexto internacional este

dilema suscita inquietudes sobre las intensiones ofensivas de

algunos actores donde: “El enemigo es flexible, no tiene resi-

dencia fija y se aprovecha de la mundialización para golpear a

los Estados y a sus objetivos”4.

En el año 2002 se adopta en Estados Unidos un nuevo enfoque

que gira en torno a la seguridad interior, que se explica por el te-

mor de que Al Qaeda utilice de nuevo la permeabilidad de sus

fronteras, pero debido a esa misma dificultad para la vigilancia

del territorio, es que se habla de reconceptualizar la seguridad

3 BUSTAMANTE, Fernando. Los límites de la seguridad. En: Nueva sociedad. Vol. 177, p. 1.

4 DAVID, Charles-P. La guerra y la paz: Enfoques contemporáneos so-bre seguridad y estrategia. Barcelona: Icaria, 2008, p. 26.

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Revista MOVIMIENTO

sobre una base transicional y multilateral con el fin de que los

Estados y terceros actores puedan afrontar colectivamente los

nuevos desafíos, donde las amenazas no se dan como conflictos

interestatales, como la visión clásica de la seguridad, sino que

ahora son los grupos, clanes, etnias y facciones que se disputan

el propio Estado, dejando lugar a las guerras etnopolíticas.

Hoy en día, nos enfrentamos a las estrategias de seguridad

aplicadas por la única superpotencia de la escena mundial,

quien siempre ha sabido justificar sus intervenciones, como en

el caso de las dictaduras en Latinoamerica, y actualmente basán-

dose en el discurso sobre el terrorismo como la amenaza global,

ha ejercido una diplomacia de la fuerza, donde, como se men-

cionó, los organismos internacionales no han podido prevenir

sus acciones de intervención, justificadas en acciones de guerra

preventiva o pre-eventiva, como es el caso de Iraq y actualmen-

te Afganistán. No obstante, la oposición por las bajas humanas

que esta guerra ha dejado, en mayor proporción Afganos civiles,

pues la violencia organizada que se vive hoy afecta de manera

directa a la sociedad civil; en tanto, los mayores conflictos son

intraestatales, añadiendo, los ataques de Estados Unidos en Iraq

y Afganistán, que han representado miles de pérdidas civiles

más que de soldados norteamericanos, que parecen valer más.

Para dar fin a la inseguridad intraestatal, que se refiere a la

seguridad humana, la seguridad colectiva debe servir a su vez

a las intervenciones de humanidad, que supone, que ninguna

soberanía esté fuera del alcance jurídico. En ese sentido, los re-

gímenes de seguridad colectiva deben proteger a los individuos

al denunciar las violaciones de los Derechos Humanos cometi-

das, como crímenes internacionales, tales como, el genocidio y

la limpieza étnica; estas denuncias, dan paso a la intervención

de terceros actores, donde los Estados, al inscribirse a los acuer-

dos internacionales, quedan bajo el alcance jurídico de dichos

estamentos, lo que permite que los organismos que velan por

los Derechos Humanos tengan injerencia en los territorios na-

cionales, y en algunos casos dicha intervención contra un adver-

sario pueda implicar el uso de la fuerza para la defensa de los

derechos, por lo que la soberanía queda relegada, en el sentido

que se implemente esa fuerza por actores no estatales en terri-

torio de los Estados.

Al respecto, se hace énfasis en la necesidad de fortalecer las

normas y reglas del Derecho Internacional Humanitario (DIH),

así como los instrumentos y organizaciones internacionales,

procurando que los organismos multilaterales que regulan los

derechos individuales sean cada vez más democráticos y evi-

tar que instrumentos como el DIH sigan bajo el efecto de las

prácticas imperiales; por consiguiente, los Estados tengan una

capacidad de injerencia contundente a la hora de sancionar la

violación de los Derechos Humanos.

Me refiero a lo anterior, partiendo del hecho que Estados Uni-

dos en su papel de superpotencia, juega un papel de mayor in-

fluencia en los organismos multilaterales del sistema internacio-

nal, basándose en su condición hegemónica que pretende llevar

los valores occidentales y democráticos a cada país, aun cuando

no todos compartan los mismos valores religiosos, culturales,

políticos, etc. Justifica sus intervenciones, que como vemos en

los casos de la guerra en Iraq y Afganistán, sólo para mencionar

algunas de dichas intervenciones, dejan como resultado efectos

desastrosos de violación de los Derechos Humanos de civiles;

es aquí donde el DIH no ha tenido la suficiente capacidad de

sancionar a este país por dichas violaciones, evidenciando la

marginación del cumplimiento de las reglas establecidas en los

organismos multilaterales referentes a la seguridad.

Ahora bien, referente a la influencia que tiene Estados Unidos

por su condición de superpotencia, y el hecho de que un grupo

terrorista haya pasado sus fronteras, con un ataque para el que

no estaban preparados, implicó que este Estado estableciera el

terrorismo como la amenaza global, lo que generó un cambio

en las estrategias de seguridad de los Estados; pero la pregunta

que surge es, ¿hasta qué punto el terrorismo representaba una

amenaza global, y no fue el resultado de un discurso hegemó-

nico para justificar sus intervenciones en áreas estratégicas que

representan intereses imperiales? y que si bien el terrorismo re-

presentó un impacto devastador para la sociedad norteamerica-

na y en menor magnitud para algunos países de Europa, existen

una serie de amenazas relacionadas con indicadores sociales a

nivel global, que traen a diario resultados más dramáticos.

Charles David, en su libro La guerra y la paz, nos presenta una

serie de estadísticas con las que demuestra que los resultados

que emanan el Departamento de Estado y el Centro Nacional

Contra el Terrorismo de Estados Unidos, confunden terrorismo

nacional e internacional, donde dichos datos matizan el signifi-

cado que se debe dar a la triplicación de la cifra de actos terro-

ristas de una año a otro; según esto, antes del 11 de septiembre

ningún atentado terrorista había provocado la muerte de más de

500 personas, en 2005 hubo más de 11 mil ataques terroristas,

causando cerca de 15 mil muertos. Así pues, estos resultados

reflejan la manipulación de datos para establecer una amenaza

global de manera discursiva, que siempre ha existido, pero que

sólo hasta ahora afecta los intereses de la superpotencia.

Finalmente, con relación a la inseguridad que representan las

organizaciones criminales transnacionales, traen consigo unas

consecuencias referentes a los modelos de gobernabilidad local

en el mundo globalizado, ya que el modelo de descentralización

en lo local, que se maneja en los regímenes democráticos, ha fa-

vorecido a las prácticas y a las alianzas de estas organizaciones,

las cuales aprovechan la debilidad institucional de los gobiernos

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Violencia, miedo y seguridad

locales. La pregunta que surge es: ¿las instituciones políticas

democráticas han dejado de ser una alternativa viable para la

gobernabilidad local?, y allí es donde entra la importancia de

terceros actores no estatales que regulen el funcionamiento ins-

titucional al interior de los Estados, para evitar estas prácticas

que benefician a las organizaciones criminales y afectan de ma-

nera directa el tejido social.

Bibliografía

BUSTAMANTE, Fernando. “Los límites de la seguridad”. En:

Nueva sociedad, Vol. 177, Caracas, 2002.

BUZAN, Barry & Ole Waver: Regions and Powers, the Struc-

ture of International Security. Cambridge: Cambridge University

Press, 2003.

DAVID, Charles-P. La guerra y la paz: Enfoques contemporá-

neos sobre seguridad y estrategia. Barcelona: Icaria, 2008.

DERGHOUKASSIAN, Khatchik. “Islam, Terrorismo y política

unipolar”. En: Nueva sociedad, Vol. 185, Caracas, 2003.

DE SOUSA-SANTOS, Boaventura. La globalización del derecho.

Los nuevos caminos de la regulación y la emancipación. Bogotá:

ILSA y Universidad Nacional de Colombia, 1998.

GROSFOGUEL, Ramó. “Colonialidad global y terrorismo antite-

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MIYAMOTO, Shiguenoli. “Terrorismo y la seguridad global”.En:

Nueva sociedad, Vol. 177, 2002.

ORTIZ, Renato. “Violencia y globalización”. En: Nueva socie-

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SAXE-FERNÁNDEZ, John. “Terrorismo de Estado y terrorismo

internacional”. En: Nueva sociedad, Vol. 177, 2002.

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Revista MOVIMIENTO

Presentaremos a continuación una pe-queña re�exión acerca del poder del discurso político y religioso, y el uso del temor como instrumento estraté-gico de in�uencia. Pretendemos hacer un

llamado a la reflexión para analizar desde la sociología las ofer-

tas y los oferentes de certezas desde el sistema político colom-

biano.

“La salvación está aquí”. La teología cuenta con una rama llamada soteriología, encar-

gada de estudiar la doctrina de la salvación, en la que el cristia-

nismo encuentra su centro y norte en la figura de Jesucristo. En

ese sentido, Jesús representa según los textos bíblicos, expresa-

do en el libro de Juan, capitulo 4, versículo 6, “Jesús le dijo: Yo

soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino

por mí”. Es decir, el único medio de la salvación de las almas, y

camino verdadero de llegar a Dios-Padre, es decir, la salvación

humana, que implica una relación directa de los hombres con

Dios, se da por medio de Jesús y de su sacrificio en la cruz. Es

a partir de la idea de la salvación, de donde emergen toda una

serie de concepciones de carácter transversal en la religión cris-

tiana, como plantea Niklas Luhmann, el discurso religioso tiene

su base en la paradoja, en la que se exponen conceptos como

salvación versus perdición, vida-muerte, santo-pecador, cielo-

infierno, sabio-insensato, entre otros.

De esta forma, el discurso religioso configurado a través de la

idea de la salvación versus la condenación eterna, responde a un

discurso sumamente poderoso, que en términos de Peter Ber-

ger, termina constituyéndose, como todo discurso religioso, en

una oferta de certezas, que como instrumento de legitimación

se sustenta en una realidad suprema, que despierta temores y

necesidades, pues “ir contra el orden social legitimado por la re-

ligión es fusionarse con las fuerzas primigenias de las tinieblas”1.

Es importante anotar que el poder del discurso religioso ofre-

ce al adepto un sentido pleno a su existencia, es decir, genera un

marco de seguridad, un porvenir, pues “no son defectos, ni pre-

ocupaciones ni inseguridades aquello que se compensa con la

religión, sino un condicionamiento necesario de toda determi-

nación sea en la vivencia o en el actuar, sea a través de sistemas

psíquicos o sociales”2. De esta manera la religión se constituye

en un espacio seguro que permite de forma efectiva generar

condicionamientos que direccionan los comportamientos y el

habitus del campo religioso que termina influyendo no sólo en

los aspectos generales de la fe adquirida, sino en la totalidad de

la experiencia vital del adepto, ya que como los habíamos dicho

anteriormente, la salvación ofrece un porvenir, una mirada ha-

cia el futuro, lejos de la oscuridad y de la perdición.

Asimismo, desde el discurso religioso, con el uso continuo que

algunas expresiones de fe hacen del infierno y la incertidumbre,

se produce la movilización por medio del temor, incorporándose

en los adeptos por medio de la creencia; de manera similar, la

1 BERGER, P. El Dosel Sagrado: elementos para una sociología de la religión. Buenos Aires: Amorrortu. 1971. p. 55.

2 LUHMANN, N. “La religión de la sociedad”. En La religión como for-ma de sentido. Madrid: Trotta. 2007, p. 33.

Nataly García RamírezSociología-Universidad Santo Tomá[email protected]

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Una mirada comparada del discurso político y religioso

Entre el miedo nadaporvenir

a la y la del

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Violencia, miedo y seguridad

políti ca usa mecanismos discursivos, que al igual que la religión,

ofrecen futuros prósperos y también la condenación eterna.

Durante los últi mos años en nuestro país se ha acudido a dife-

rentes usos de conceptos como seguridad, democracia, opinión

pública y terrorismo. Muchos de estos uti lizados de modo espe-

cial por el actual presidente Álvaro Uribe Vélez, como elementos

consti tuti vos de sus alocuciones, y fundamentales para la cons-

trucción de un discurso políti co que ofrece de manera específi ca

“la salvación para el pueblo colombiano”. Desde esta perspecti -

va, el discurso políti co ha tendido sus bases en el dogma de la

seguridad democráti ca como el “único camino para la verdad y

la vida”. De ahí que la lucha contra el terrorismo, como expre-

sión del mal y de todo elemento contradictor, se ha converti do

en la tarea principal para llegar a un futuro deseado, ¿deseado

por quiénes?, por “todos” los colombianos, por las personas “de

bien”, ya que todos quieren salvarse; ¿de qué?, del mal, defi nido

según los parámetros del sistema políti co actual: todo lo que se

oponga al orden establecido, lo cual ti ene que ver con la idea

desde la simbología del poder de: adentro y afuera, el cual se

asocia con la verti calidad, entendida como una manera de ver

el mundo, de ordenarlo, como una norma coti diana de los pue-

blos, como un patrón universal de las civilizaciones, en el que

estar arriba posibilita algo mejor3. El poder debe mantenerse en

cumplimiento de ese orden que promete desde el discurso y los

hechos, separar el trigo de la cizaña, y establecer una Colombia

nueva perspecti va en donde el bien triunfe sobre el mal.

Por lo cual se plantea aquí un paralelo del discurso religioso

y políti co, confi gurado entre el miedo a la nada y la seguridad

del porvenir, es decir, entre el miedo construido desde el poder

de la palabra con respecto a la nada, como símbolo de caos y

perdición, y frente a ello, la tranquilidad ofertada hacia el futu-

ro, desde un único modelo y una única dirección: La seguridad

democráti ca. Una necesidad creada, que desde la sociología

analizamos como dominación, pero que aunque conceptual es

más poderosa que todo lo aparente. Por tanto, es nuestra ta-

rea, desde la ciencia que incomoda, proponer y discuti r sobre

los modelos salvífi cos de la políti ca de hoy, y de los alcances que

pueden tener en el futuro, y aun mas en este proceso coyuntural

de elecciones, en donde comprometemos nuestras voluntades,

y los “bienes comunes” en manos de los oferentes que ofrecen

el paquete completo, el cual incluye: desti no deseado, salvación

del mal, cuidado desde el norte y futuro prospero para los por-

tadores y trasmisores efecti vos de la verdad.

3 PROSS, H. La violencia de los símbolos sociales. Barcelona: Anthro-pos, 1984.

Bibliografí a

BERGER, P. El Dosel Sagrado: Elementos para una Sociología

de la Religión. Buenos Aires: Amorrortu, 1971.

LUHMANN, N. La religión de la sociedad. Madrid: Trott a, 2007.

PROSS, H. La violencia de los símbolos sociales. Barcelona: An-

thropos, 1984.

SOCIEDADES BÍBLICAS UNIDAS. La Biblia. Versión Reina-Vale-

ra, 1960.

Page 16: revista Movimiento N.6
Page 17: revista Movimiento N.6

Profesionalinvitado en

Page 18: revista Movimiento N.6

16{ }

Revista MOVIMIENTO

seguridad,miedoyviolencia

El viejo fascismo por actual y potente que sea en nuestros países, no es el nuevo problema actual. Es el neo-fascismo respecto del cual el antiguo fascismo es una �gura folklórica (….) En lugar de ser una política y una economía de guerra, el neo-fascismo es un acuerdo mundial para la seguridad, para la gestión de una “paz” no menos terrible, con la organización concertada de todos los pequeños temo-res, todas las pequeñas angustias que hacen de nosotros otros tanto micro-fascistas, encargados de as-�xiar cada cosa, cada rostro, cada palabra un poco fuerte, en su calle, en su barrio, en su sala de cine.

Gilles Deleuze

En la sociedad moderna coexisten de manera sui generis la sensación de seguridad y la sensación de miedo. En realidad se puede decir que en ella, esas dos sensaciones conviven e incluso se confunden entre sí. La principal causa

de esto quizá corresponda a las transformaciones producto del desa-

rrollo en el siglo XX, de las formas de organización política en un mundo sin fronteras. El

resultado en este mundo sin fronteras, la expresión unificada, globalizada, es el estado

final de las formas de intercambio político, que transforman la condiciones de vida de

los sujetos políticos en términos de la autonomía, la libertad, en últimas de su auto-

constitución; para apropiarse de la vida como un asunto político. Por tanto, desde esta

perspectiva biopolítica, el Estado impone, regula, controla la naturaleza biológica de los

hombres, las funciones básicas de la vida humana, salud, sexo, alimentación, etc. lo que

permite desde los mecanismos del control biopolítico, conformar un sistema transna-

cional con una organización social más productiva y un sistema político más efectivo,

en donde la vida biológica del hombre, la vida y lo viviente se convierten en los retos

de las nuevas estrategias políticas y económicas cuyo objeto es la sumisión del cuerpo

y el tiempo al orden productivo.

Este nuevo sistema político, esta nueva forma de soberanía que gobierna el mundo,

guiada por los procesos de globalización, y que convirtió la vida y a la población en

objeto insustituible de su trabajo, expulsa lo humano de la seguridad del oikos a un

sitio que no es ningún sitio, a esos no lugares en donde se depositan los temores y la

angustia, una angustia que a la manera de Kierkegaard busca la relación de ésta con su

objeto, pero, ¿cuál es su objeto? “algo que no es nada“, en la que quizá desde la visión

que prefigura la modernidad kafkiana. No podemos conocer ni desentrañar la fuente

real que los produce y en donde el hombre está sometido a la vigencia de una ley que

carece de toda significación, siendo una pura nada que, sin embargo, opera sobre la

existencia de los seres humanos.

Nancy Malaver [email protected]

Nancy Malaver Cruz es �lósofa de la Univer-sidad Nacional y Magistra en Literatura de la Ponti�cia Universidad Javeriana con amplia ex-periencia en docencia universitaria en las áreas de escritura y lectura, epistemología, ética, política y cultura en las universidades Central y Externado de Colombia. Investigadora y conferencista tan-to en el campo de la literatura hispanoamericana -particularmente en novela histórica- como en el de la biopolítica con publicaciones en estas áreas.

Coordinadora académica en eventos relaciona-dos con actividades culturales, como el Concurso Nacional de Cuento RCN–Ministerio de Educa-ción, y el Simposio Internacional de Literatura de la Universidad Central.

Par académico e institucional del Ministerio de Educación para los procesos de acreditación y re-gistro cali�cado de distintos programas académi-cos de universidades del país.

Tallerista en procesos de lectura y escritura en Fundalectura, proyecto Palabrario.

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17{ }

Violencia, miedo y seguridad

Esta experiencia de vida del hombre

contemporáneo, fundada en la vaguedad

e incertidumbre, es la que conduce a la

reflexión de Z. Bauman para afirmar que

nuestro tiempo vuelve a ser el tiempo del

miedo, un miedo que aparece por todas

partes, un miedo que es más temible en

cuanto es más difuso, es decir, un “mie-

do líquido” en el que las personas no só-

lo no saben exactamente a qué le tienen

miedo, sino que además sus miedos des-

aparecen y reaparecen de manera capri-

chosa. Se trata del fantasma de la vulne-

rabilidad, que hace que todos seamos un

potencial peligro para los demás, y que

todos los demás sean un potencial peligro

para nosotros. Un fantasma que hace que

todos nos sintamos potenciales víctimas

del fanatismo nacionalista, religioso, o

de cualquier otra naturaleza, ya sea que

éste se incube en nosotros mismos o en

los demás.

Pero nuestra vulnerabilidad es, además,

no determinable en el tiempo, y no ubica-

ble en el espacio, por ello, nuestra incerti-

dumbre se da tanto en lo temporal como

en lo espacial. Es decir, no sólo es vago el

objeto de nuestro miedo, sino que ade-

más no podemos tener seguridad acerca

del posible momento en que el peligro se

volverá una realidad, y no podemos tam-

poco, precisar a qué distancia de nosotros

se encuentra el objeto de nuestro miedo.

Nuestra posible desgracia puede lo mis-

mo sobrevenir mañana como dentro de

un año; y nuestro posible verdugo puede

bien ser el vecino de actitud aparente-

mente amistosa, como el extranjero que

llegará mañana a nuestro país. Si nuestra

conjetura es que el peligro está lejos de

nosotros, es posible que el miedo sólo

nos visite de vez en cuando. Sin embargo,

nuestra intranquilidad puede crecer en la

medida en que somos conscientes de que

la distancia tanto espacial como temporal

puede acortarse dramáticamente en un

momento dado. En tal caso, nuestra in-

certidumbre crece, pero no deja de ser un

fantasma más o menos lejano, y aunque

de vez en cuando podemos sentir a ese

fantasma como una amenaza verdadera-

mente inminente, nuestra reacción psico-

lógica tenderá a ser la de una especie de

“negación de la realidad” en virtud de la

cual decidimos vivir la vida lo mejor que

podamos en tanto que la desgracia aún

no llegue a nosotros. Si en cambio, nues-

tra conjetura es la de que el peligro está

cerca de nosotros, la incertidumbre que

experimentamos es mucho más pequeña,

es decir, tenderemos a aceptar que hay

grandes probabilidades de que realmente

nos suceda algo malo. Sin embargo, tam-

bién operará en nosotros un fenómeno

de “negación de la realidad”, aunque con

un matiz distinto: tenderemos a minimi-

zar el peligro convenciéndonos a nosotros

mismos de que éste sólo consiste en los

“riesgos” normales que necesariamente

hay que correr en nuestras vidas. Estos te-

mores se vinculan estrechamente con lo

que amenaza fundamentalmente nuestro

cuerpo y propiedades, con lo que amena-

za el orden social en el que estamos in-

mersos y del que depende la seguridad

del medio de vida, y la posición que ocu-

pamos en la jerarquía social.

Irónicamente, esta realidad ha venido

siendo usada como argumento central y

casi que único de la política mundial de

nuestros tiempos, para propendernos

todo tipo de seguridades públicas y pri-

vadas, sociales y hasta personales, para

protegernos de las amenazas que ase-

chan nuestra existencia, amenazas que

con su carácter omnipresente se filtran

por los rincones más íntimos de nuestra

cotidianidad. Seguridades y miedos que

se conjugan poderosamente para pro-

vocar en nosotros acciones totalitaristas

que soportadas legalmente nos permiten

desaparecer al otro, o todo aquello que

vulnera nuestra existencia y atenta contra

nuestra seguridad.

En este flujo de acciones que vinculan

estrechamente seguridad y miedo, la ex-

periencia de la muerte juega un papel de

primer orden, pues se convierte en parte

constitutiva e indispensable de la vida. Se

hace necesario matar para poder vivir, por

ello, la muerte puede acontecer en cual-

quier esquina, en la indeterminación del

tiempo y del espacio.

Por otra parte, la guerra moderna con-

tra los temores humanos en el marco de

la globalización, ha producido la catego-

ría política del terrorismo. La principal

causa de esto quizá sea el hecho de que

la globalización, aparentemente una cate-

goría con valor positivo, sin antecedentes

en la historia de la humanidad, resulta

ser la mayoría de las veces un espejismo

que paradójicamente lo que consigue es

acicatear y ahondar los conflictos, odios

entre razas, pueblos, países y grupos hu-

manos en general, fundados en un senti-

miento global de inseguridad. Esto es así

sencillamente porque con frecuencia la

llamada globalización resulta ser sin que

nos demos cuenta de ello, altamente se-

lectiva, es decir, resulta ser una manera

de agrandar, de “universalizar” el radio de

influencia y dominio de unos países o gru-

pos, generando condiciones de injusticia,

conflicto y violencia.

Page 20: revista Movimiento N.6

18{ }

Revista MOVIMIENTO

Se trata entonces de lo que se puede

denominar “globalización negati va”. Una

globalización de la que surgen grupos hu-

manos que no saben a qué atenerse, pues

no saben a ciencia cierta, si esa especie de

ser superior que ha traspasado las fronte-

ras de su territorio trae o no buenas inten-

ciones. Una globalización de la que surgen

grupos humanos que no saben si han de

senti r seguridad o han de senti r miedo.

Poblaciones, entonces, heterónomas y al-

tamente vulnerables en el senti do de que

llegan a obsesionarse a tal grado con la

idea de su propia seguridad y sus propias

fronteras, que ni ellas mismas pueden te-

ner clara la magnitud de sus miedos, ni

sospechar la magnitud de su eventual re-

acción violenta.

La lucha contra el “terrorismo”; es la

lucha contra un fantasma que se supone

amenaza a toda la humanidad “buena”

de nuestro ti empo. En términos de Sloter-

dijk, se le ha conferido una determinada

racionalidad al problema del miedo, y so-

bre ella se ha construido el concepto, por

lo demás vago, de “terrorismo moderno”;

se le ha proporcionado una lógica al “pá-

nico”, y esa lógica se ha converti do en el

criterio obligado sobre el que ha de basar-

se el accionar de todo país que quiera ser

aceptado dentro del grupo de los países

“buenos” del planeta: aquellos que “lu-

chan” contra el “terrorismo”.

La noción de “terrorismo moderno”

nace, según autores como P. Virilo y P. Slo-

terdijk, para denominar el bombardeo in-

discriminado de ciudades, modalidad de

ofensiva militar usada por primera vez du-

rante la Segunda Guerra Mundial. Tal ti po

de violencia, cuyo blanco era la población

civil inocente, habría sido la primera for-

ma de manifestación de un peligro per-

cibido por una masa humana como algo

de origen absolutamente inidenti fi cable,

vago e injusti fi cable, aún dentro de la irra-

cionalidad de la guerra. A parti r de enton-

ces, la guerra excedió sus propios límites,

de manera que comenzó a aceptar como

válida la posibilidad de atacar a cualquier

objeti vo y en cualquier escenario, con la

sola intención de infundir miedo al ene-

migo, sin importar que dicho objeti vo y

dicho escenario no tengan relación direc-

ta con el moti vo del confl icto militar en

cuesti ón.

En parti cular, a parti r de fi nales del siglo

XX la guerra ha abierto la puerta al terro-

rismo dirigido contra el entorno vital del

planeta. Se trata del terror contemporá-

neo, al que Sloterdijk denomina atmote-

rrorismo, y cuya consecuencia más desas-

trosa consiste en que los seres humanos,

en tanto que individuos, están perdiendo

inexorablemente toda confi anza en la so-

ciedad humana como un todo –pues ti e-

nen la certeza de que tarde o temprano,

y en virtud de las acciones irracionales

de unos u otros, el planeta mismo dejará

de ser habitable y será el escenario de la

macabra muerte de la sociedad humana–,

y están optando por aceptarse como se-

res aislados, vale decir, desnaturalizados,

esto es, unidades fi nitas clausuradas en sí

mismas, pues la totalidad a la que perte-

necían en su origen está en proceso inexo-

rable disolución.

Tal sensación de aislamiento en la que

se encuentra el individuo contemporá-

neo acrecienta en él las posibilidades de

ser vícti ma de la emoción, la repugnancia

respecto de los otros individuos de su es-

pecie. En efecto, puesto que el otro ti ene

ahora pocas posibilidades de ser visto

como el prójimo frente al cual se es igual,

y junto con el que se hace parte de una

sociedad con intereses comunes claros

y defendibles, ese otro pasa ahora a ser

seres residualessubhumano

repugnancia

el prójimo

el otro

Page 21: revista Movimiento N.6

19{ }

Violencia, miedo y seguridad

visto más como alguien en quien pueden

ya estar ocurriendo las desgracias o ma-

les que muy seguramente nos ocurrirán a

nosotros mismos en un futuro. En ello jus-

tamente consiste la emoción de la repug-

nancia, tal como es descrita por Martha

Nussbaum en su obra El ocultamiento de

lo humano (2006): “lo que verdaderamen-

te repugna al individuo no es tanto el otro

en sí mismo, como el hecho de reconocer

en el otro la desgracia en la que él mismo

puede caer en un futuro, en razón de su

propia condición de “animal humano”.

De ahí que la emoción de la repugnan-

cia suscite en el individuo ideas mágicas

en torno a nociones como “lo contamina-

do” y “la animalidad”. El individuo termina

planteándose ideales, relativamente inal-

canzables, de “pureza”, “comportamiento

ético”, “inmortalidad”, “no animalidad”,

etc. Tales ideales pueden contribuir a

que la sociedad se construya bajo “nor-

mas” que le pueden ser útiles en cuanto

que pueden contribuir a una convivencia

relativamente tranquila y armoniosa. Sin

embargo, también se puede desprender

de allí la construcción de imaginarios que

conducen a ahondar odios entre toda

suerte de grupos humanos: étnicos, po-

líticos, de género, de actividad científica,

etc. En tales casos, la repugnancia puede

ser usada como fundamento para legislar

en contra de ciertos grupos humanos: “el

solo argumento es el de que los compor-

tamientos de tales poblaciones son malos

porque causan repugnancia en ciertos su-

jetos a los que la sociedad debe obedien-

cia”.

La repugnancia se convierte entonces

en un dispositivo para negar nuestra pro-

pia capacidad para el mal. Se convierte

en el pretexto ideal para tratar como de-

sechos en cierto modo “subhumanos”,

“seres humanos residuales”, a aquellos

que no se acomodan a la idea que se ha

cifrado la sociedad acerca de cómo debe

ser y comportarse el ser humano ideal –es

decir, en nuestro mundo contemporáneo

aquellos que no “aparecen”, por lo menos

en alguna medida, como adaptados a las

normas de la producción y el consumo–.

El asunto es que en nuestro mundo nadie

tiene la completa seguridad de que no

será, en algún momento, tratado como

un tal “ser humano residual”. Aunque nos

parezca algo lejano y poco probable en

nuestro entorno, la verdad es que este fe-

nómeno puede llegar a tocarnos. La idea

de Hitler de exterminar a los judíos como

a “piojos” o el conflicto acaecido en Ruan-

da entre los grupos étnicos, Hutus y Tutsi

en 1994, durante el cual los Hutus respal-

dados por esta idea de contaminación,

pusieron en el lugar de “cucarachas”, a los

Tutsi, que podían ser aplastadas y exter-

minadas. Este temor fundado en la repug-

nancia y la contaminación ha sido deter-

minante en las formas de producir muerte

de manera sistemática, provocando gran-

des genocidios como expresión de la más

radical barbarie, en donde todo aquello

que se odia y desprecia, lo que se consi-

dera vil y repugnante es lo que es urgen-

te extirpar violentamente; pero también

como expresión del mal radical que según

Hannah Arendt consiste en hacer que los

seres humanos, en tanto seres humanos,

se vuelvan superfluos.

Pero quizá, la condición de vulnerabi-

lidad que permea todos los rincones de

la condición humana en nuestro mundo

contemporáneo es la potenciación de la

“superfluidad”, que se expresa en que el

hombre está abocado en cualquier mo-

mento de sus existencia va a convertirse

en un desperdicio, en un residuo, que

como lo observó Z. Bauman, en nuestra

sociedad moderna, lo malo, se ha conver-

tido en el residuo del perfeccionamiento.

En nuestras ciudades más “civilizadas”,

el hombre moderno es permanentemen-

te amenazado con la degradación de su

condición humana: el hecho, por ejem-

plo, de perder el empleo o de entrar en

bancarrota a causa de la crisis económica

mundial, puede cambiar radicalmente la

valoración que dentro de la sociedad se

dé a un determinado individuo. De un día

para otro, éste puede comenzar a ser visto

como un estorbo para la sociedad; alguien

que no aporta nada y cuya existencia, en

consecuencia, pasa a ser “superflua”; en

suma, alguien que merece ser desechado;

un “ser humano residual”. Precisamente,

el problema de la globalización es, preci-

samente, que trata de instaurar un único

diseño de la sociedad humana, y con esto,

paradójicamente, termina globalizando el

fenómeno que hemos descrito, en virtud

del cual se terminará fragmentando a la

humanidad en grandes grupos de seres

por una parte “adaptados”, funcionales

y por otra, “superfluos” o “residuales”;

pero cuya frontera líquida nos amenaza y

atemoriza indefectiblemente, y nos pone

en la búsqueda de seguridad y protección

que ponga al resguardo nuestra frágil con-

dición humana en este mundo globaliza-

do.

Bibliografía

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das. Barcelona: Paidós, 2005.

BAUMAN, Zygmunt. Miedo líquido. Bar-

celona: Paidós, 2007.

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Buenos Aires: Ediciones Lilmod, 2002.

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2006.

SLOTERDIJK, Peter. Temblores de aire,

en las fuentes del terror. Valencia: Pretex-

tos, 2003.

Page 22: revista Movimiento N.6
Page 23: revista Movimiento N.6

Mundoen

Page 24: revista Movimiento N.6

22{ }

Revista MOVIMIENTO

fenómeno político-cultural *delanálisis genealógico

TERRORISMO

Es evidente1que el pánico se está apode-rando de las sociedades contemporá-neas de una manera incontrolable. Sin

embargo, estoy completamente en desacuerdo

con quienes han señalado a los “grupos terroris-

tas” como los únicos responsables de esta experiencia colectiva.

Estoy de acuerdo en que las acciones políticas de estos grupos

son sumamente violentas y en que éstas han despertado el odio

y el rencor de muchas personas. Pero no creo que debamos per-

mitirnos, una vez más, elaborar juicios impulsivos y acríticos que

nos empujen a cometer nuevos errores o que nos permitan se-

guir sosteniendo los que ya hayamos cometido inconsciente o

hasta conscientemente.

En primer lugar, debemos decir que nuestra percepción de los

“actos terroristas” está determinada por los medios de comuni-

cación y, sobre todo, por los medios informativos. ¿Qué quiere

decir esto?, quiere decir que nuestra concepción de los “actos

terroristas” no ha sido configurada a partir de una percepción

directa del fenómeno sino a partir de una percepción mediada

por el testimonio de alguien más; ya sea que se presente a tra-

vés de sus propios recursos lingüísticos o a través de recursos

tecnológicos. Me atrevería a negar que los “actos terroristas”

forman parte de nuestra experiencia sensible del mundo, pero

* Conferencia dictada en la Universidad Insurgentes-Plantel Xola, Ciu-dad de México, en marzo de 2004.

** Profesor del Colegio de Filsofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y socio investigador del Centro de Estudios Genealógicos para la Investigación de la Cultura en México y América Latina.

Rafael Ángel Gómez Choreño**[email protected]

creo conveniente reconocer la naturaleza mediática de algunos

elementos que conforman nuestra experiencia sensible. Final-

mente, percibimos los “actos terroristas” por medio de imáge-

nes visuales y acústicas que alguien produce para presentarlas

o re-presentarlas a nuestra sensibilidad; como quien presenta

un espectáculo para someterlo a la percepción sensible de otras

personas. Entonces, ciertamente estamos experimentando algo

a través de nuestros sentidos, pero lo que perciben no es una

realidad concreta sino las imágenes de una representación de

la misma.

Reconocer la dimensión mediática de nuestra percepción de

los “actos terroristas” nos permite reflexionar en una segunda

cuestión que no es menos importante. Me refiero al hecho de

que los seres humanos jamás habíamos tenido a nuestra dispo-

sición la cantidad de información que circula en la actualidad

gracias a los medios de comunicación. Un fenómeno cultural sin

parangón en la historia de la humanidad. Ahora bien, yo diría

que su singularidad radica en el flujo de la información más que

en la información misma.

Todos los días recibimos noticias sobre acontecimientos que

han tenido lugar en diferentes partes del mundo. Las recibimos

a una velocidad verdaderamente sorprendente; basta con unos

cuantos segundos para que tengamos a nuestra disposición la

transmisión directa de imágenes y sonidos de lo que está su-

cediendo al otro lado del mundo, incluso podemos contar,

al mismo tiempo, con diversos relatos de un mismo aconteci-

miento construidos desde diferentes puntos de vista sin dejar

a un lado el análisis periodístico de la información que estamos

ˆ

Page 25: revista Movimiento N.6

23{ }

Violencia, miedo y seguridad

recibiendo. Éste, sin lugar a dudas, es un “milagro comunicacio-

nal” que ha sido posible gracias al uso de la tecnología en la

producción y difusión de la información. Lo interesante es que

este “milagro comunicacional” cuesta mucho dinero; lo cual

nos indica que debemos indagar como se sufragan los costos

de semejante milagro de la cultura contemporánea para com-

prenderlo mejor. Para pagar el costo que implica la circulación

de la información ha sido necesario hacer de la información un

producto de consumo y hacer de los medios informativos un tipo

muy específico de centro comercial.

Esto implica que los medios informativos se han tenido que

convertir en espacios de comercio masivo en donde, por un

lado, se atrae la atención de la mayor cantidad de espectadores

presentando información que resulta atractiva para el consumo

masivo y, por otro lado, una vez que se tiene captada la atención

de un buen número de espectadores, se les ofrece sutilmente

otro tipo de objetos para su consumo.

He hablado de todo esto para explicar por qué existe en la

actualidad una gran difusión de los “actos terroristas”. Resulta

que, entre todas las opciones que pueden ofrecernos los me-

dios informativos, la violencia extrema es uno de los productos

favoritos de los consumidores de información de las sociedades

contemporáneas. En este sentido, lo que he estado tratando de

decir, es que al estar “bien informados”, incluso a nuestro pesar,

nos hemos convertido, inconscientemente, en actores pasivos

de la violencia; al menos en lo que se refiere a la producción

mediática del fenómeno.

Ahora, en lo que respecta a la percepción de la violencia en

el mundo contemporáneo y en particular en lo que respecta a

Page 26: revista Movimiento N.6

24{ }

Revista MOVIMIENTO

quetan un tipo específico de acciones violentas, habiendo tantas

que implican un tipo de violencia similar?

Quizá tengo que regresar al punto de partida de este análisis

para responder estas preguntas. La violencia que nos preocupa

no radica en la del “acto terrorista”, sino en la violencia del te-

rrorismo que viene detrás de él como resultado de un fenómeno

comunicativo que hace del “acto terrorista” una amenaza glo-

bal. Si no tendiéramos a la exageración, podríamos percatarnos

de que existen otras formas de violencia que están presentes

en nuestra vida cotidiana y que, sin embargo, no estigmatiza-

mos de la misma manera ni producen ninguna forma de terror.

Nuestro pánico radica, específicamente, en el sentimiento de

vulnerabilidad; lo cual es un daño psicológico más profundo y

más permanente. A diferencia de la animadversión que produce

el asesinato común, frente al terrorismo no existe un castigo que

pueda apaciguar el daño psicológico. Podrían capturar, matar o

exterminar a todos los grupos terroristas del mundo, pero aún

así, la amenaza de un próximo “acto terrorista” se mantendría

presente dentro de nosotros inquietándonos con mayor fuerza

desde los intersticios en donde la imaginación crea fantásticas

representaciones de nuestra propia muerte.

Decía Thomas Hobbes que el terror-pánico es un temor del sin

saber el por qué o el cómo de ciertas experiencias, sólo puede

ocurrirle a un grupo numeroso de personas. Pues bien, un temor

de esta naturaleza, como lo he tratado de explicar, es un temor

colectivo que ha sido alimentado por otras personas. Si existe

o no algo que lo haya causado es lo de menos, lo importante

es que se trata de un sentimiento que se comparte y se vive a

través de otros; y, en esa medida es un vínculo social poderoso.

Defenderse en contra de amenazas comunes, aunque se trate

de amenazas imaginarias, es una necesidad que une con mucha

fuerza a los seres humanos; es una necesidad inspirada en un

sentimiento casi religioso.

Ya he resaltado el carácter colectivo del terror provocado por

la excesiva difusión de las acciones violentas que algunos han

etiquetado como “actos terroristas”; y lo hice con la intención

de definir el carácter específico del terrorismo; sólo que había

preferido resaltar el carácter comunicativo del fenómeno para

introducir una dimensión lingüística en el análisis del fenómeno.

El lenguaje, le permite a cada ser humano unir su fuerza física y

sus talentos intelectuales con los de otros individuos para cons-

tituir un poder colectivo; pero también les permite apoderarse

del poder colectivo que generan sociedades para su provecho

personal. Visto desde esta perspectiva, el lenguaje puede llegar

a convertirse en una fuerza maldita: en un poder perverso e irre-

mediablemente destructor.

De esta forma adquiere sentido la relación que había descu-

bierto de una manera intuitiva entre el lenguaje y el terror al

la percepción de los “actos terroristas”, mi posición es que de-

bemos determinar hasta dónde podemos considerar a la vio-

lencia una amenaza real y hasta dónde debemos considerarla

una amenaza ficticia proveniente del flujo de información que

impera en nuestra época, de nuestro acceso a nuevas medios de

comunicación, de los cambios que han reportado nuestras con-

ductas lingüísticas y su diversificación en las últimas décadas, y

de la formación de las comunidades lingüísticas interculturales

que han resultado de los procesos migratorios recientes.

Parece que lo que más nos preocupa del terrorismo, a noso-

tros, los espectadores de la violencia, es la intensidad de la vio-

lencia con la que se efectúan los “actos terroristas”, lo que he

llamado indicativamente: violencia extrema. Yo no estoy seguro

de que proceder así sea adecuado para juzgar a la violencia, lo

cierto es que la simple idea de un exceso de violencia nos afecta

profundamente. Quizá sea porque, al atestiguar la muerte que

puede dejar detrás de sí una bomba casera, sentimos un pro-

fundo dolor o una animadversión instintiva; o quizá sea porque,

al ser espectadores nos percatamos de que los escenarios en

los que suelen tener lugar este tipo de acciones nos resultan

terriblemente familiares y nos damos cuenta de que no estamos

exentos de ser las victimas del siguiente ataque. En el caso de

que sucediera lo primero, estaríamos hablando del mismo tipo

de animadversión que nos causa cualquier asesinato; en el caso

de que sucediera lo segundo, estaríamos hablando de la angus-

tia que nos provoca la conciencia de estar permanentemente

amenazados de muerte. No creo que suceda lo primero, de ser

así no estaríamos hablando del terror que nos puede causar un

tipo específico de acciones violentas, sino del horror o de la re-

pugnancia que podemos sentir ante la muerte. Lo segundo me

parece una caracterización más apropiada de lo que nos sucede

como espectadores de la violencia; ya que es el miedo, ante la

posibilidad de nuestra propia muerte, lo que alimenta nuestra

preocupación frente a una acción violenta. Terror frente a una

amenaza de muerte, eso es lo que sentimos ante las noticias de

lo que solemos etiquetar como “actos terroristas”. Nos amenaza

la idea de perder la vida en uno de estos ataques. Aunque debe-

mos tener claro que la posibilidad surge de la familiaridad con

la que contemplamos los escenarios en donde sucede un “acto

terrorista”.

Pero, ¿quién produce el terrorismo? ¿Los asesinos-suicidas,

nosotros mismos o quiénes creen conveniente mantenernos in-

formados de lo que sucede en el mundo? En efecto, los primeros

ponen la violencia en escena y nosotros, los espectadores de la

violencia, ponemos el terror ante semejantes imágenes; pero

quienes etiquetan, editan y convierten el fenómeno en un acon-

tecimiento terrorífico son los últimos. Habría que preguntarse

¿por qué?, ¿en dónde está su conveniencia? y ¿por qué sólo eti-

Page 27: revista Movimiento N.6

25{ }

Violencia, miedo y seguridad

iniciar mi análisis sobre el terrorismo; el elemento que falta-

ba introducir era la función que desempeñan las luchas por el

poder. Pues bien, aquí hay dos aspectos relevantes del terror-

pánico: primero, la emergencia del terror frente a los “actos te-

rroristas” surge como resultado de la pérdida de toda seguridad

posible; y segundo, que ante la pérdida de toda seguridad posi-

ble, también surge el terror como una pérdida de toda libertad.

El temor colectivo ante una amenaza común nos somete, nos

oprime, nos hace sentir que hemos perdido todas nuestras li-

bertades y eso nos conduce, irremediablemente, a buscar una

garantía en nuestro estado de derecho. Así, hemos descubierto

que los Estados se vuelven sumamente poderosos en medio del

caos propiciado por el terrorismo, ya que surge la necesidad de

un poder coercitivo a partir de las incertidumbres de nuestro

propio terror. Estas son las trampas del lenguaje cuando es utili-

zado para desatar las fuerzas que pueden llegar a generar un po-

der político; en este caso, al menos, como vehículo para inventar

los fantasmas que inspiran el terror colectivo. Esta visión de la

política es dolorosamente precisa y se reduce a una idea muy

simple, la fuerza política de los Estados totalitarios sólo puede

ejercerse inventando un objeto ficticio que alimente los temores

más profundos de los seres humanos y así someterles volunta-

riamente a su poder.

Estamos frente a una paradoja terrible. Por un lado, el temor a

la violencia humana suscita la formación o el fortalecimiento de

los Estados; mientras que, por otro lado, el Estado representa un

poder coercitivo basado en el terror-pánico. El poder del Estado

radica en su capacidad para montar espectáculos de terror; ya

que esto le permite propiciar la obediencia civil. El truco consiste

en que el Estado sin amenaza, carece de fundamento; así que

éste necesita inventar a sus enemigos terroríficos o terroristas.

Esto es el “terrorismo de Estado”.

Lo que hacen los “grupos terroristas” es encarnar estratégica-

mente el vacío de los fantasmas que el Estado ha inventado para

atemorizar a las personas con la intención de convertirlos en

“buenos” y “obedientes ciudadanos”. Dicha estrategia le ha per-

mitido al Estado adquirir un poder relativo frente a estos grupos,

pero, como en sus acciones no existe más violencia que en las

acciones del Estado, tarde o temprano el “terrorismo de Estado”

se revertirá en contra de las injusticias de las sociedades civiles.

Sin lugar a dudas, las acciones de los “grupos terroristas” son

parte de la vida política de las sociedades contemporáneas y han

transformado profundamente su constitución civil. Algunas per-

sonas podrán insistir en que por eso son una amenaza para el es-

tado de derecho de las naciones libres y democráticas. Coincido

con ellos, pero no creo compartir sus razones ni su pesimismo.

Lo relevante de este análisis es que podría permitirnos una

base inusitada para analizar las manifestaciones de algunos ti-

pos de violencia en el mundo contemporáneo. Al menos en lo

que respecta a dos tipos bastante generales y, aparentemente

opuestos en la lucha política contemporánea. Me refiero a los

terroristas, guerrilleros, e incluso a algunos tipos de delincuen-

cia vandálica y a los movimientos sociales destinados a oprimir

a estos disidentes.

Cada vez que la violencia se hace presente en nuestras vi-

das, sin importar en el grado o el lugar de su aparición, se que-

branta un poco más la oportunidad de seguir siendo ingenuos

frente a la vida. Su emergencia, ya sea sutil o intempestiva, es

un síntoma inequívoco de que nuestro espíritu lúdico ha sido

derrotado nuevamente; es la evidencia irrefutable de que los

seres humanos seguimos prefiriendo usar el poder de nuestros

talentos físicos e intelectuales en contra de nosotros mismos.

Me angustia pensar que la manifestación de la violencia implica

que alguien, una vez más, ha permitido que la vida se convierta

en una lucha constante para vencer al Otro. Y, cuando sucede

esto, podemos saber, con absoluta certeza, que el espíritu del

juego y la magia de los lenguajes simbólicos, una vez más, se han

quedado olvidados junto con los recuerdos de una infancia que

se ha perdido para siempre. Sucede entonces que la violencia

se convierte en el síntoma de una derrota imperdonable y nos

revela que la creatividad, que debería gobernar nuestro impulso

vital de transformar al mundo, ha sido gobernada, nuevamente,

por nuestro estúpido deseo de dominar a los demás. Por eso

podemos observar, cada vez con mayor facilidad, que la triste-

za, la desesperación y el miedo han ocupado el lugar que algún

día tuvieron la alegría y la confianza en nuestra percepción del

mundo. No me queda la menor duda de que la violencia aparece

en nuestras vidas para recordarnos que hemos preferido olvi-

dar lo mejor de nosotros mismos y para recordar que estamos

listos para generar más violencia. Eterno círculo vicioso que ha

alimentado durante siglos la cruenta historia de la humanidad.

Pero todo esto no quiere decir que debamos sentirnos per-

didos ante la violencia; por el contrario, significa que depende

de nosotros mismos poder acabar con semejante monstruo;

tan sólo necesitamos dejar de alimentarlo con nuestro estúpido

miedo hacia los demás. Si la violencia trae consigo un enigma

que tenemos que resolver y para ello es indispensable recor-

dar lo que hemos olvidado de nosotros mismos y tener presente

aquello en lo que nos hemos convertido. Así es la violencia. No

importa si nos parece amorfa o nos parece ambigua, finalmen-

te, siempre se presenta para destruir un poco más de nosotros

mismos. Sin embargo, sería un error volcarse en contra de los

hombres violentos. La violencia es tan sólo el enigma, el mons-

truo que lo devora todo y vive dentro de nosotros mismos.

Page 28: revista Movimiento N.6

26{ }

Revista MOVIMIENTO

Memorias reproduccionesyde laviolencia

en la eneducación pública Argentina

Argentina, camino al Bicentenario de su patria, sufrió caídas y trope-zones en su vida institucional para consagrarse en la República que es hoy. Hace 200 años supo aprovechar la

oportunidad histórica de una España y una monarquía domina-

da tras la expansión del Imperio Napoleónico para declarar su

intención de ser un Estado soberano e independiente. La educa-

ción fue clave en el proyecto de país que se llamó Argentina, y

que comenzó un 25 de mayo de 1810, autodeclarándose Primer

Gobierno Patrio. En aquella época, alguien notó la importancia

de una educación pública de fácil acceso y obligatoria para todos

los niños.

Poco a poco, las nacientes escuelas primarias empezaron a di-

seminarse por todo el país, gracias a Domingo Faustino Sarmien-

to1, quien diseñó, el primer Sistema de Enseñanza en Argentina.

Se crearon simultáneamente las escuelas de enseñanza media,

donde se formaba a los maestros y a quienes aspiraran a otras

profesiones. A diferencia del nivel primario, la enseñanza media2

no era obligatoria.

* Técnico en Información Económica y Social; estudiante avanzada de la Lic. en Sociología de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, Argentina.

1 Domingo Faustino Sarmiento fue llamado el “Gran Maestro”. Se en-cargó del diseño del Sistema de Enseñanza en la Argentina, fundando numerosas escuelas por todo el país.

2 Con la Nueva Ley de Educación sancionada en 2006, se aspira a una escuela secundaria (enseñanza media) obligatoria para todos los jóvenes argentinos.

Acerca de la violencia física en la escuela

De las memorias de la educación en Argentina, hay hechos

de violencia que eran “normales” para corregir, disciplinar, civi-

lizar3, ¿educar? a quienes asistían a las escuelas. Hablo de “me-

moria” en el sentido de aquello que se nos es transmitido como

un recuerdo o anécdota de la vida escolar de las generaciones

anteriores a la nuestra, la de nuestros abuelos y padres. Uno

de ellos, era aquel castigo a quienes no podían escribir con la

mano derecha. A los “zurdos”4 les colocaban su brazo por de-

trás de ellos y ataban su muñeca a la silla para que escribieran

con la mano derecha, “como se debía escribir”, por lo que debía

corregirse con el método “más adecuado” para quitar esa mala

costumbre de algunos alumnos.

Otro de los castigos era para quienes tenían problemas de

conducta o falta de atención en clase. Existía lo que se llamaba

“puntero”, que era una varilla larga de madera, con el que se

pegaba a los alumnos en los dedos de las manos. Este elemento

estaba instituido en la escuela primaria y secundaria, se utilizaba

con cierta frecuencia para castigar a quienes no prestaban aten-

ción en clase o causaban desorden5. Pero aún prevalecen otras

3 No es ingenuo pensar en “civilizar”. Ya Sarmiento pensaba en estos tér-minos al escribir el “Facundo” (o “Civilización y Barbarie”), una de sus principales obras, donde de�nía y comparaba lo “civilizado”, las buenas costumbres, los hábitos europeos heredados, entre otros aspectos, de lo “bárbaro”, siempre despectivamente, referido a lo indio.

4 Se denomina comúnmente “zurdo/a” a las personas que escriben o manejan instrumentos y utensilios con la mano izquierda.

5 El “puntero” que se utilizaba como elemento disciplinador y de casti-go, ya no existe en las escuelas argentinas desde hace cerca de 40 años.

Vanessa Alexandra Barrionuevo*[email protected]

ˆ

Page 29: revista Movimiento N.6

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Violencia, miedo y seguridad

prácticas de castigo infringidos por los maestros, que se repro-

ducen de la época en las que éstos eran educados. Aquí aclara-

ré porqué hablo de “reproducción” de las prácticas. Así, existen

los “tirones de oreja” y los “cachetazos en la cabeza” que se

están abandonando pues se trata de maltrato. Sin embargo,

estos métodos de castigo no son denunciados porque están in-

ternalizados en la visión de los padres y/o alumnos como algo

“normal”6.

Durante la dictadura militar de 1976, el proyecto educativo

autoritario, perfiló una educación al servicio de “educar para el

orden”, a fin de restablecer los valores perdidos en la sociedad

a causa de la entrada del comunismo en América Latina. La vi-

gilancia, la censura y la represión eran las premisas fundamen-

tales de gobierno, y el monopolio de la violencia del Estado,

su lógica en la lucha “antisubversiva”7. La violencia sufrida por

quienes se oponían al gobierno de facto o pensaban distinto, se

legitimaba en que representaban una amenaza para el orden,

por lo que debía eliminarse. Así, fueron

secuestradas y asesinadas miles de per-

sonas, entre ellos docentes y estudiantes.

Eran detectados en las escuelas y univer-

sidades por denuncias de terceras perso-

nas o por la vigilancia misma de grupos de

inteligencia para descubrir a los “subversi-

vos”. El extremo de la violencia de la dicta-

dura era el asesinato.

La violencia discursiva y simbólica

La violencia en la educación argentina

también se manifiesta en un tipo de vio-

lencia discursiva y simbólica, a partir del

maltrato verbal y la discriminación y/o distinción a los alum-

nos e incluso la censura8. Hablaré aquí de la violencia simbólica,

la que Bourdieu y Passeron definieron como “todo poder que

logra imponer significaciones e imponerlas como legítimas di-

simulando las relaciones de poder en que se funda su propia

fuerza, añade su fuerza propia, es decir, propiamente simbólica,

6 Hoy en día, existen algunos casos actuales, se siguen aprobando y le-gitimando desde los padres de los alumnos estos castigos, dándole “per-miso” a los maestros: “si no se porta bien, tírele de las orejas”. Esta frase es muy común escucharla de las madres en las escuelas primarias al inicio del cada año escolar.

7 La dictadura tenía como objetivo de “restablecer el orden” por lo que para ello, debía eliminar a los comunistas, también denominados por ellos como “zurdos” o “subversivos”.

8 Cabe aclarar aquí, que en este ensayo no pretendo hablar del abuso sexual en las escuelas, porque se tratan de hechos de violencia que se es-capan a los �nes de este trabajo, así como tampoco, abordaré al respecto de la violencia escolar entre los alumnos.

a esas relaciones de fuerza”9. Además, considera que en el cam-

po educativo quien ejerce la violencia simbólica es la autoridad

pedagógica, el maestro, cuya acción pedagógica10 “es objetiva-

mente una violencia simbólica en tanto que imposición, por un

poder arbitrario, de una arbitrariedad cultural”11. Más allá de

los elementos de estas definiciones propuestas por los autores,

prefiero pensar en que “lo simbólico” de la violencia se encuen-

tra en ese universo discursivo y de acción que no requiere de un

ejercicio de fuerza física por parte de quien violenta.

Existen maestros que desde el discurso ejercen violencia y

coerción hacia los alumnos con amenazas, “etiquetas”12, insul-

tos, gritos y humillaciones; desde la práctica pedagógica, en la

falta de atención de los alumnos con problemas de aprendiza-

je, con problemas de conducta o son apartados o discrimina-

dos por su origen social o bien por la discapacidad que puedan

tener. Los maestros siempre lanzan advertencias para ejercer

cierta coerción y convencer a los alumnos de corregirse, pero

hay docentes que amenazan al alumno superando el límite de

lo aceptable, con sanciones que llegan a expulsarlo del aula o

la escuela, dejándolo desprotegido en la vía pública, o bien, se

amenaza diciendo el castigo lo aplicará el/la director/a del esta-

blecimiento educativo13.

9 BOURDIEU, Pierre y PASSERON, Jean-Claude. La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza”. Ed. Fontamara, Tercera edición, México, 1998.

10 Pese a esta de�nición, considero que no toda acción pedagógica ne-cesariamente se trata de violencia simbólica, pero no discutiré aquí esta observación.

11 BOURDIEU, Pierre y PASSERON, Jean-Claude, Ibíd. anterior.

12 Tomo a la etiqueta como una denominación del otro, partiendo de la noción de “estigma”, que Go�man desarrolla para referirse a un atributo desacreditador de un individuo.

13 Es menester aclarar que esto no ocurre asiduamente ni con naturali-dad en las escuelas argentinas. Son casos especiales y aislados.

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28{ }

Revista MOVIMIENTO

Las “etiquetas” son las más comunes. Los docentes etiquetan

a sus alumnos de acuerdo a la posición en la que se ubican en el

aula y su comportamiento. Quienes se ubican al fondo del aula

son “inquietos”, “molestos”, “mal educados”, “irresponsables”,

“agresivos”, “burros”, “distraídos” y les hacen saber con su dis-

curso, que ellos “son así”. No se les dedica tiempo de enseñanza,

se les reprime, se les ignora, o se les excluye por sus característi-

cas a la vista, según lo que su criterio y la experiencia les dictan.

En cambio, los alumnos que se ubican en el centro del aula “son

los más tranquilos” y “los más capaces” de aprender y superar

dificultades, mientras quienes se ubican al frente del docente,

son los “preferidos”, ya que son “más atentos”, “estudiosos”,

“ordenados”, “tranquilos”, “el ejemplo para el resto”.

Los insultos y gritos dirigidos a los niños y jóvenes son otras

formas de violencia. Decirle “burro”, “inútil”, “incapaz” a un niño

o joven es tan violento como golpearle. Ahora bien, llamar al

orden con gritos y “no comprender” es castigado algunas veces

con la humillación, cuando en tono agresivo, un maestro dice a

un alumno “¿cómo que no entendiste?, ¿qué no entendiste?”,

produciendo temor en el niño a participar en clase, la risa de sus

compañeros por la ridiculización y el enojo de su maestra.

La discriminación y/o distinción y la exclusión de algunos

alumnos por su origen social o por cierta discapacidad van uni-

das a las “etiquetas” otorgadas y se recalca con cierta frecuencia

esas capacidades limitadas por el capital social o económico del

alumno, o bien por sus capacidades limitadas por problemas de

salud congénitos o accidentales. Son apartados de ciertas acti-

vidades y excluidos del grupo, distinta del resto “normal” y “ca-

paz”. Ser pobre les hace “incapaces, porque quizá no aprenden

porque no comen bien en la casa”; ser discapacitados, también

los hace “incapaces” porque no pueden manejarse con libertad

ni compartir experiencias con sus compañeros, por lo que los

prejuicios y las malas caras en la práctica pedagógica se tradu-

cen en este maltrato notable sólo en la distinción y en la exclu-

sión del “diferente”. En algunas escuelas donde hay mayor recu-

rrencia de alumnos con origen migratorio del interior o exterior

del país como Buenos Aires, también juegan con el prejuicio, la

distinción y/o discriminación y la exclusión como formas de vio-

lencia. Nótese en los casos en los que a los niños bolivianos,

peruanos y de otros países limítrofes se los señala, se los culpa

por la falta de bancos en las escuelas: “porque vienen los boli-

vianos a la escuela y ocupan el lugar en el que puede estudiar

un argentino”.

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Page 31: revista Movimiento N.6

29{ }

Violencia, miedo y seguridad

Conclusión

Este ensayo es un esbozo sobre la violencia en el ámbito edu-

cativo a lo largo de la historia social de la educación, sin hacer es-

fuerzos en caracterizar qué prácticas pedagógicas eran violentas

para tal o cual período de la Historia Argentina. Se intenta aquí,

mirar a la violencia ejercida desde una autoridad pedagógica,

como lo es el maestro o el profesor, que a lo largo del tiempo te-

nía instituidos como atributos del quehacer docente ciertos cas-

tigos, tratos y discursos, pero que en la actualidad y el cambio

de paradigma en las maneras de impartir la educación pública y

la transformación de la mirada sobre la niñez y la adolescencia,

fueron transformando estas prácticas pedagógicas que protegen

la ciudadanía y los derechos de este grupo vulnerable.

La educación en Argentina es un derecho de todos/as sin dis-

tinción y es pública, gratuita, laica y científica, y ella no admite la

violencia como instrumento para la coerción, disciplinamiento,

castigo y represión de niños y jóvenes. La censura aún se pre-

senta en muchas instituciones, e incluso las universidades; sigue

siendo un método de control, coerción y represión, parte de lo

que he denominado como violencia simbólica.

La violencia física sucede muy raramente. Quizás es más co-

mún encontrar casos de violencia discursiva/simbólica hacia

adentro de las escuelas, que corresponde a la reproducción de

estas viejas prácticas pedagógicas de castigo, represión y disci-

plinamiento, que eran más bien, normas y sanciones que ope-

raban legítimamente en un terreno implícito que correspondían

a lo que se llama en ciencias de la educación, el “currículum

oculto”. Muchas prácticas quedaron en la memoria de quienes

nos antecedieron, mientras que otras, prevalecen con cierta vi-

gencia, pero en la clandestinidad e intimidad de la vida escolar.

Bibliografía

BOURDIEU, Pierre Y PASSERON, Jean-Claude. La reproducción.

Elementos para una teoría del sistema de enseñanza. México:

Editorial Fontamara, 3° Edición. 1998.

GOFFMAN, Erving. Estigma: la identidad deteriorada. Buenos

Aires: Amorrortu Editores, 1º Edición, 1998.

Page 32: revista Movimiento N.6

30{ }

Revista MOVIMIENTO

Willy Viera A.Sociología-Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Lambayeque, Perú[email protected]

matanzasLas deyBarrios Altos La Cantuta

delen el gobierno ex presidente peruano

Alberto Fujimori Fujimori

Los casos más emblemáticos por el me-gajuicio a Alberto Fujimori están re-feridos a los asesinatos perpetrados por el Grupo Colina en noviembre de 1991 y julio de 1992.

Barrios Altos

Seis miembros del grupo Colina asesinaron a 15 personas en-

tre ellos un niño de ocho años y dejaron a otras 4 con graves

heridas la noche del 3 de noviembre de 1991 en Barrios Altos,

una zona popular del Cercado de Lima (Lima-centro). Los ase-

sinos estaban fuertemente armados y portaban pasamontañas

que ocultaban sus rostros.

El hecho ocurrió mientras los vecinos del solar ubicado en el

Jirón Huanta No. 840 realizaban una pollada para reunir fondos

con la finalidad de reparar el edificio. Cerca de la medianoche,

los seis miembros del grupo Colina, que llegaron al lugar en dos

vehículos, reunieron a todos los asistentes en el primer piso y

los acribillaron; La policía encontró en el lugar 111 casquillos de

en la escena del crimen, que dieron cuenta de la crueldad con la

que habían actuado los asesinos.

Se trató de la primera incursión del grupo paramilitar presun-

tamente creado por el Ejército para llevar a cabo una lucha de

baja intensidad (guerra sucia) contra la subversión que asolaba

el país. Este hecho marcó el inicio de una serie de ejecuciones

extrajudiciales perpetradas por el grupo Colina, con la anuencia

de las Fuerzas Armadas y del presidente de la República.

La Cantuta

La madrugada del 18 de julio de 1992, dos días después del

atentado con coche bomba que estremeció Miraflores y dejó

una veintena de muertos, Integrantes del grupo Colina ingresa-

ron a la Universidad Enrique Guzmán y Valle-La Cantuta y se-

cuestraron a nueve estudiantes y un profesor de dicha casa de

estudios.

Los secuestrados fueron conducidos hasta un descampado

ubicado a la altura del kilómetro 1,5 de la autopista Ramiro Pria-

lé, donde fueron torturados y asesinados por sus captores, quie-

nes sospechaban que pertenecían al grupo terrorista Sendero

Luminoso (SL).

Los integrantes de Colina enterraron los cuerpos de las vícti-

mas en zanjas que los habían obligado a cavar antes de ejecutar-

los. Pero días después, los restos de las víctimas fueron desen-

terrados y llevados a otra zona alejada de Lima, la quebrada de

Chavilca, en el distrito de Cieneguilla; donde fueron incinerados.

Luego de una paciente investigación, periodistas de la revista

“Sí” dieron con el lugar donde fueron enterradas las víctimas, el

8 de julio de 1993, concluyendo la angustiante búsqueda de los

familiares que durante un año perseguían la pista de sus seres

queridos. Meses después se descubrió también el lugar donde

las diez víctimas fueron acribilladas.

Punto crítico

El escenario en el cual se desarrollaban todas las operacio-

nes maquiavélicas encabezadas por el ex presidente Alberto

ˆ

Page 33: revista Movimiento N.6

31{ }

Violencia, miedo y seguridad

Fujimori y su cúpula integrada por Vladimiro Montesinos, daban

origen a la inestabilidad social, político y económico en los años

90, asimismo, la inseguridad imperaba en todos los poderes del

Estado peruano, vale decir poder ejecutivo, legislativo y judicial,

aferrándose a la mínima democracia del poder del pueblo, el

ejecutivo concentró los poderes en el servicio de inteligencia

nacional y en inteligencia del ejército en manos de Vladimiro

Montesinos y Hermosa Ríos, quienes eran los aliados políticos

y militares de ese entonces; generándose entre los ciudadanos

un ambiente de temor y miedo si no estaban a favor de lo que

imperaba en ese entonces, considerado el gobierno más anti-

democrático e injusto de toda la historia peruana, en la cual los

Derechos Humanos quedaban de lado para hacer prevalecer

los suyos, la sociedad en general pasó a hacer amordazada y,

limitándose a cuestionar la gestión del presidente, en las uni-

versidades se perdió esos espacios de concertación, de diálogo

y libertad de expresión en los medios de comunicación, es por

ello que nuestros hermanos los estudiantes de la Cantura fueron

eliminados por pensar y actuar distinto a los demás, por hacer

valer sus derechos como seres humanos y no como manifiestan

hasta la actualidad un sector minúsculo del rezago del fujimoris-

mo comparándolos con Sendero Luminoso.

En otras palabras, no es que Fujimori haya ordenado matar a

las victimas de Barrios Altos y La Cantuta, es que esos asesina-

tos se dieron en el marco de una estrategia aprobada, avalada y

defendida por éste. En tal contexto el hilo conductor subyacente

fue la eliminación de presuntos terroristas y sus órganos o ba-

ses de apoyo. La estrategia específica acordada para ello fue la

identificación, ubicación, intervención y eliminación física de los

integrantes y simpatizantes de los grupos terroristas.

Los delitos de asesinato y lesiones graves ocurridos en Barrios

Altos y La Cantuta fueron acciones objetivas, de estrategia y pa-

trón táctico de operaciones especiales de inteligencia contra la

subversión terrorista, de notoria ilegalidad y clandestinidad que

no son avalables por el ordenamiento jurídico nacional e inter-

nacional del cual se aparta plenamente o lo subordinan sistemá-

ticamente.

La sala que consideró el juicio y sentencia del ex presidente y

su cúpula manifestó que no hay evidencia suficiente que rompa

la presunción de inocencia, por lo que no se tiene por demostra-

do que estas personas hayan pertenecido a Sendero Luminoso.

En último caso, el hecho de la pertenencia o no de las víctimas

a una organización subversiva no constituye un atenuante para

los crímenes de Fujimori.

Comparto la idea con el sociólogo Nelson Manrique en la cual

manifiesta que la ratificación a 25 años del ex presidente cons-

tituye la victoria más importante que se ha logrado en el Perú

durante los últimos tiempos en la lucha contra la impunidad,

ratifico lo que sostiene el sociólogo Julio Cotler con respecto a

que existió una ruptura de la coalición que sostenía al régimen

autoritario.

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Page 34: revista Movimiento N.6

32{ }

Revista MOVIMIENTO

personal

eviolenciaSensación de

en la ciudad de Caracas: una breve aproximación

Salir a las 6 p.m. desde la universidad a la casa, vivir en el oeste de la ciudad, sentir que en la estación de tren cualquiera puede represen-tar una amenaza para tu seguridad personal, ver en la llegada de la luna y la noche no una

oportunidad para descansar contemplando la belleza y los sentimientos asociados a este astro del cielo, sino la señal de que debes apresurarte a llegar a casa y encerrarte detrás de las incontables rejas que limitan el ingreso del hampa. Cualquiera parece tener algún motivo por el cual la ciudad de

Caracas se ha vuelto tan peligrosa, y hasta diarios extranjeros o

informes multinacionales lo demuestran, por ejemplo, el diario

El País de España presentó un reportaje cuyo título es “La violen-

cia desangra Caracas” donde se utiliza como excusa periodística

el relato de la situación que vivió una familia venezolana para

describir en imágenes un suceso que, según publicó el diario “El

Tiempo” y el informe de la revista “Foreing Policy”, le ocurría a

130 de cada 100.000 habitantes para el año 2008: son víctimas

de homicidio. Ahora bien, presentar un análisis sobre la situa-

ción de la violencia en Venezuela resulta complicado ya que la

creciente cantidad de factores que inciden sobre este fenómeno

es cada vez más diversa; malas políticas públicas, pandillas juve-

niles, corrupción en cuerpos de seguridad policial, pobreza, etc.

A pesar de esta situación, lo que si puede ser expuesto es la

sensación que se genera en la sociedad venezolana a causa de

la violencia que se vive a diario, donde uno de los principales

causantes de este sentimiento, según Martín Barbero (2000)

en Briceño, León (2007), es “la creciente información de que

Héctor GonzálezSociología-Universidad Católica Andrés Bello, [email protected]

disponemos de eventos de violencia: los medios contribuyen al

miedo, los medios de comunicación permiten que el miedo sea

igualitario y generalizado, pues la difusión de la situación de cri-

minalidad hace que sea vivida como cercana en lugares lejanos

y ajenos a los sucesos”1.

Sumándose a estas consideraciones, la aparición de lo que se

conoce como Web 2.0, concepto con múltiples definiciones e

inicialmente asociado a Tim O’Reilly, pero que en general apunta

a destacar el desarrollo de tecnología Web basada en comuni-

dades de usuarios y una variedad especial de servicios, como las

“redes sociales”, los “blogs”, los “wiki”, entre otros, los cuales

permiten el intercambio ágil y de mucha eficiencia de la infor-

mación.

Este auge tecnológico ha permitido la difusión de informa-

ción aun más rápido que los medios de comunicación tradicio-

nales (radio, televisión, prensa), y ha convertido la Internet en

el lugar ideal para obtener información en tiempo real sobre

el acontecer diario, la información en relación a la violencia no

escapa del rango de acción del Internet, organizaciones como

quieropaz.org han comenzado a utilizar el poder comunicacio-

nal de la Web para rastrear los delitos y crear un mapa del deli-

to en Venezuela (para más detalles visite: www.quieropaz.org).

Una encuesta realizada vía la comunidad digital Twitter, mostró

cómo, ante una única interrogante: si tuvieses que definir la vida

en la ciudad de Caracas, ¿cuál sería esa palabra?, las respues-

tas se aproximan al mismo patrón, ninguna tiene relación con

una visión positiva de la vida en la ciudad, palabras como: fatal,

1 Ávila y Briceño, León. 2000.

ˆ

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33{ }

Violencia, miedo y seguridad

complicada, estresante, caótica, violenta, insegura, impredeci-

ble, resultaron las más comunes en la muestra tomada de forma

aleatoria entre los usuarios de la comunidad mencionada.

Una simple y básica aproximación al fenómeno, sin otra nor-

ma metodológica que la simple invitación publica y abierta a

colaborar, por medio de la Web, con los esfuerzos académicos,

produjo resultados esperados y comunes con respecto al obje-

tivo del presente texto: comentar la incidencia de los medios de

comunicación en la creación de una conciencia sobre el fenó-

meno de la sensación de violencia e inseguridad personal en la

ciudad de Caracas.

El estudio de la violencia en Caracas y en muchos países de

Latinoamérica requiere de inmensos esfuerzos económicos y

humanos si se quiere tener una fotografía que realmente de-

termine las causas y genere posibles caminos de salida, con

esta premisa la vía parece acercarse a mancomunar visiones,

capitales e iniciativas desde las grandes instituciones guberna-

mentales del país y desde las asociaciones civiles que luchan por

mostrar desde sus nichos científicos y académicos una realidad.

Sin embargo, el clima de polarización política que vive el país,

además de la abierta y publica negativa de parte de los muchos

sectores de la sociedad a trabajar de forma unida, parece gene-

rar más dificultades que respuestas, esperemos que el tiempo

y el desarrollo de la conciencia política y social nos lleve por el

camino más adecuado.

Bibliografía

ÁVILA, O. y BRICEÑO-LEÓN, R. “Percepciones y realidades de

la violencia en la televisión”. En: Anuario ININCO, año 11, 2000.

BRICEÑO-LEÓN, R. “Violencia, ciudadanía y miedo en Caracas”

En: Foro Internacional 189, volumen XLVII (3). México, julio-sep-

tiembre, 2007.

EFE, “Caracas tiene los más altos índices de violencia brutal y

de homicidios, dice revista Foreign Policy”. (http://www.eltiem-

po.com/mundo/latinoamerica/home/caracas-tiene-los-mas-

altos-indices-de-violencia-brutal-y-homicidios-dice-revista-fo-

reign-policy_4577666-1) 01/10/2008, última consulta 03/2010.

PRIMERA, Maye (mayeprimera.blogspot.com). La Violencia Des-

angra Caracas. (http://www.elpais.com/articulo/internacional/

violencia/desangra/Caracas/elpepiint/20091006elpepiint_8/

Tes), 06/10/2009, última consulta 03/2010.

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34{ }

Revista MOVIMIENTO

Lareinserción socialde los

en

de la ex presos políticosdécada del 70 Santiago del Estero

Para la sociedad argentina el discurso tan-tas veces citado y repetido en demasía por el ex presidente Raúl Alfonsín sobre la democracia, “es la con que se come, se cura y se educa”; representó durante la

recién recuperada forma de gobierno representativa, un hilo de esperanza capaz de alejarnos del pasado macabro del que recientemente lográbamos salir. En

palabras de Beatriz Sarlo, son entendidas de una manera más

pragmática: “con la democracia se gobierna, después se verá

como”. Sin embargo, a razón de cómo fueron los resultados que

la historia argentina demuestra en cualquier caso, ambas guar-

dan un significado reflexivo muy profundo.

Con nuestro trabajo hemos hecho un intento de comprender

la manera en que los ex presos políticos de Santiago del Estero

de la última dictadura militar (1976-1983) pudieron reinsertarse

en la sociedad a partir del retorno de la democracia.

Referido al término reinserción, la Enciclopedia Espasa Calpe

(2005) la define como “el hecho de integrar en la sociedad quie-

nes vivían al margen de ella”. Desde este concepto nos enfoca-

remos al cómo los protagonistas de este estudio tuvieron que

“reinstalarse” en la sociedad, la misma que durante el proceso

militar los consideró “subversivos”, “rebeldes”, “comunistas” y

en muchos casos, “unos irrecuperables sociales”.

Pusimos énfasis en la manera cómo después de recuperar su

libertad, los ex presos políticos comenzaron a restablecer sus

vidas, consiguieron un trabajo y volvieron a formar parte de la

sociedad civil. En sí, todos y cada uno de los mecanismos que

llevaron adelante para sumarse a la cotidianeidad y “el volver a

empezar”; formaron parte de nuestro pormenorizado análisis.

Consecuente a esto, nuestros propósitos se ajustaron a:◊ Explorar cómo los ex presos políticos de Santiago del Estero

se reinsertaron socialmente, a partir del retorno de la de-

mocracia en 1983.◊ Describir los distintos procesos políticos, económicos y so-

ciales que pasaron y llevaron adelante para su reinserción en

la sociedad santiagueña.◊ Conocer los diferentes mecanismos que llevaron adelante

para expresar sus ideas y las organizaciones que surgieron

como respuesta al sentido de reinserción en los últimos 25

años.

ˆ

Hernán Campos, Walter Díaz, Facundo Kalin, Gastón SeguraSociología-Universidad Nacional de Santiago del Estero, [email protected]

Panóptico. www.madrimasd.org/blogs/salud_publica/2008/02/24/85273

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35{ }

Violencia, miedo y seguridad

Para ello realizamos una experiencia de campo e hicimos uso

de los relatos y experiencias vividas por los ex presos políticos

asociando a esto, también, un trabajo descriptivo y exploratorio

del contexto argentino y santiagueño desarrollado en las últimas

décadas por sus protagonistas.

Nos centramos en pensar la reinserción de los expresos polí-

ticos desde el retorno democrático. Es decir, pensar la relación

ocurrida en el contexto nacional de la década del 80 para ate-

rrizar en el ámbito provincial; recorriendo desde los objetivos

planteados, el entramado de relaciones entre la política y la so-

ciedad hasta llegar al presente.

Siguiendo a Hugo Vezzetti, queremos destacar ciertos rasgos

de la reinserción social: “se trata de una práctica social que re-

quiere de materiales, de instrumentos y de soportes”. Su forma

y su sustancia no residen en formaciones mentales y dependen

de marcos materiales, de artefactos públicos, ceremonias, li-

bros, films, monumentos y lugares.

Uno de los puntos analizados fue el concepto de “insilio”. Du-

rante los años 70, en los países del cono sur se acuñó el término

“insilio” para describir la experiencia de exilio interior experi-

mentada por aquellos que, si bien no habían sufrido la cárcel o

el destierro, habían pasado los años del terror de Estado vivien-

do como parias dentro de sus propios países, en una especie de

aislamiento e incomunicación que protegía sus vidas pero los

alienaba de su entorno. Utilizamos el mismo neologismo para

describir una experiencia inédita poco estudiada: la sensación

de extrañamiento, de alienación, de no pertenencia -en pocas

palabras, de “insi-lio” o exilio interior- vivida por muchos ex pre-

sos y/o ex exiliados que en el presente neoliberal de veinte años

después del terrorismo de Estado se sienten como fantasmas

errantes de un tiempo para siempre perdido.

En un marco de profundidad metodológica extrajimos de sí

mismos sus experiencias de vida en aquellos años y su manera

de volver a empezar en una sociedad no muy acostumbrada a

hablar de ciertos temas y con el tabú del pasado reciente como

centinela de cualquier acción deliberada que se intente llevar

a cabo. Con la recuperación de la democracia a partir de 1983,

se constituyeron filiales del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ),

de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en el

Colegio de Abogados, subsistiendo la Liga Argentina por los De-

rechos del Hombre. La Asamblea Permanente por los Derechos

Humanos resulta de una autoconvocatoria en 1975 de personas

provenientes de los más diversos sectores sociales, políticos,

intelectuales, sindicales y religiosos argentinos, en respuesta a

la creciente situación de violencia y de quiebra de la vigencia

de los Derechos Humanos que se escalaba en el país. Con otros

organismos de análogo propósito les correspondió la difícil y

riesgosa tarea de defender la vida y el derecho durante los trá-

gicos años de la dictadura militar (1976-1983). Dentro de esa

conjunción de entidades defensoras de los Derechos Humanos,

la A.P.D.H. tuvo ciertas particularidades que le permitieron jugar

un papel propio y por otra parte, ampliamente reconocido por

la opinión pública en el país y en el extranjero. En Santiago del

Estero con la llegada de la CONADEP, este organismo se encargó

de recibir las denuncias a los ex presos políticos y familiares de

desaparecidos.

Actualmente, la provincia está trabajando con la Asociación

por la Memoria, la Verdad y la Justicia (que agrupa en su seno a

los familiares de desaparecidos y ex detenidos por razones po-

líticas) y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos,

que funciona con oficinas en la calle de la ciudad capital.

En síntesis, creemos que el presente condiciona esta recupe-

ración del pasado. Pero además, que la causa de la reinserción

no sólo depende de la fuerza y la perdurabilidad de sus sopor-

tes, sino también de una acción que sea capaz de renovar su

impacto sobre la sociedad.

Panóptico. inciclopedia.wikia.com/wiki/Archivo:Pan%C3%B3ptico.jpg

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movimiento movimiento movimiento movimiento movimiento movimiento movimiento movimiento movimiento movimiento

opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión opinión

Page 39: revista Movimiento N.6

Opiniónen

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38{ }

Revista MOVIMIENTO

¬

Bogotá un

labεrintode contrastes

Bogotá ha sido considerada siempre la meca latinoame-ricana, en ella se encuentran toda clase de menesteres para el desempeño de cualquier labor, en ella usted puede encontrar un restaurante abierto a cualquier hora, una zapatería en cualquier esquina, un humilde

dispuesto a solucionarle cualquier diligencia que usted requiera de manera urgente o porque simplemente le recoge la pereza, en Bogo-tá se recogen los mejores paisajes, los mejores museos, las mejores rumbas, las mejores exposiciones, los mejores sitios, es una ciudad para decir ¡wowww!, aquí se encuentra de todo y para todos.

Sin embargo, en esta ciudad en la que el contraste es la decoración constante se es-

conde entre sus laberintos una realidad que no es mejor ni peor que otras tantas que

se recogen en las hendiduras de sus caminos, esta realidad a la que hoy me refiero lo

hago porque me toca, me golpea me duele y a la que me resisto cada mañana, porque

aunque me lastima, jamás me derrumba, es la realidad de aquel cuya condición sexual

es diferente y que además no cuenta con los recursos para defenderse como en Bogotá

se requiere.

Son muchos los gays que son libres en Bogotá, porque se desenvuelven en un círculo

en el que además de ser libres son adorados, increíble, hay un espacio en el que ser gay

y bisexual está de moda. Aunque esto demanda un recurso monetario bastante alto,

pero no importa, visitar los mejores sitios, estar a la moda, relacionarse con los gays

de una clase superior, llevar a la alcoba a un prospecto de revista vale que se gaste una

fortuna en rumba, ropa y accesorios .

Pero no es a él al que hoy dedico estas palabras, hoy apunto y hago evidente al gay

que descubre su condición en un contexto de pobreza capital, cultural y afectiva. Al

niño que descubrió a sus muy cortos once años su condición y debió huir de su casa

por temor, al hoy joven que camina por nuestras calles vendiendo su cuerpo y que se

reúne con otros semejantes en el hermosísimo Parque Nacional, Contrastando nue-

vamente su hermosura arquitectónica con las humildes prendas de quienes por un

momento, tratan de pintar en su cabeza un final feliz, planean ahorrar, encontrar un

Sandra Cecilia Suárez GarcíaEspecialista en Educación, actualmente realiza estudios de maestría en el CINDEUniversidad Pedagógica Nacional sobre el Desarrollo Educativo y [email protected]

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Violencia, miedo y seguridad

hombre mayor que descubra en ellos el

verdadero amor y les lleve a conocer los

mejores sitios.

Este niño que en una noche sale a ofre-

cer placer a cambio de comida, es el mis-

mo que a la siguiente noche huye porque

hay culturas que más que eso parecen

“inculturas urbanas”, que tienen entre

sus hobbies perseguir y cazar a quienes

son diferentes; ese niño que en la escuela

se ve señalado y aunque Bogotá trate de

tapar el sol con un dedo, hoy todavía se

excluye del sistema a quienes son diferen-

tes, es el mismo niño que encuentra en la

prostitución y las drogas el camino para

tratar de olvidar quien es y aunque en

unos años acepte con resignación su des-

tino y convierta ese infierno en un pasaje

momentáneo, hoy vive lo que muchos sa-

bemos pero queremos hacer como si eso

no existiera.

En los laberintos de mi amada Bogotá

se encuentran el señor que nunca le dijo

a su mujer que su verdadero gusto se

centraba en los niños a quienes pagaba

para desahogar su malestar sexual y que

a ella le corresponde seguir creyendo en

un matrimonio feliz, ella que quizás en las

mañanas da una moneda a un niño de la

calle y al que por dentro juzgará sin saber

que a sus muy cortos once o doce años ya

ha sido víctima de la ignorancia.

Soy docente y testigo de las mil injus-

ticias que a nuestra comunidad aquejan

y de las grandes contradicciones que en

ella se evidencian, la escuela, las calles, la

familia, la ciudad es un espacio de miedo

para el gay que se encontró en la nada

con una diferencia para defender. En Bo-

gotá se habla de un respeto a la diferen-

cia, en Bogotá se habla de un LGBT que

apoya a las minorías sexuales, pero por

muy buenas intenciones los recursos no

son suficientes, la educación en el tema

es mínima, escasa ni existe y seguimos

exponiendo, a que cada día más, nuestras

calles se vean plagadas de crímenes sin

nombre ni trascendencia porque la vícti-

ma “solo era un marica”.

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40{ }

Revista MOVIMIENTO

V i o l e n c i ad e l i n c u e n c i a

i n f a n t i l

y

en Altos de Cazuca

Andrea Garrido SilvaComunicación [email protected]

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Violencia, miedo y seguridad

Altos de Cazuca, identi�cada administrativamente como la comuna IV del municipio de Soacha, es un territorio en el que la condición de ilegalidad se ma-ni�esta en múltiples aspectos: suelos poco aptos para la construcción urbana, a causa de infraestructuras

de�cientes para el acceso de servicios públicos; problemas de des-plazamiento, invasión por parte de grupos subversivos y desarrollo de violencia en los jóvenes, es lo que hoy en día se vive a diario. A nivel

general, esta comunidad barrial presenta un conglomerado de situaciones problemas

de todo tipo, pues las hay tanto ambientales, políticas, sociales, educativas, de salud y

psicológicas, sólo por nombrar algunas; luego, que es necesario examinar dichos esce-

narios para trabajar en su resolución.

En Altos de Cazuca, las últimas bandas vinculadas a grupos insurgentes fueron erra-

dicadas; no obstante, hay grafitis y comentarios provenientes de la población misma,

que en esta zona se viene presentando otro tipo de problema: el fortalecimiento de

bandas juveniles e infantiles, que atacan a los habitantes de la zona y que para algunas

personas son consecuencia de los grupos existentes con anterioridad. Cierta o no, esta

afirmación permite desglosar una serie de causas y efectos que convergen alrededor

de esta problemática; aunque en su gran mayoría sus causas son atribuidas al conflicto

armado nacional. Es necesario tener en cuenta que esta no puede ser considerada su

única raíz, pues si bien es cierto, en esta situación puede influir, la familia, la escuela, el

Estado y otras estructuras.

Este es un panorama, donde los niños por falta de dinero o interés de sus padres

y de ellos mismos, no van a la escuela y aprenden reglas sociales fundamentadas en

su diario vivir, adquieren normas o patrones de comportamiento por imitación. Esto

refleja falta de educación en valores, marcados emocional e incluso físicamente por la

violencia intrafamiliar, el rechazo y el abandono social, la ineficiencia en el cumplimien-

to de sus necesidades más básicas como una buena alimentación, salud y educación.

Niños entre los 7 y 14 años, dotados con puñales o armas de fuego, que en las no-

ches entran a las casas amenazando a quienes se encuentren en ellas para saquearlas,

¬ u otras donde esperan en la calle, aguar-

dando a quien crean les puede suministrar

algo, lo intimidan con su arma y huyen.

Existen reportes de niños que han llegado

a herir a personas de la zona, testimonios

de enfrentamientos entre estos grupos de

infantes y la policía, son premisas de una

situación apremiante en la población in-

fantil de Altos de Cazuca. Es propicio pen-

sar que a partir de causas más profundas,

que las que se pueden percibir a “simple

vista”, más allá del tiempo que pasan es-

tos niños en las calles, más allá de la in-

asistencia al colegio, de la marginación y

la pobreza; pues si bien son factores inci-

dentes en la problemática, estos también

tienen sus causas y es desde allí que debe

ser comprendida.

Finalmente, es importante saber que la

articulación entre las estructuras (familia,

escuela y Estado), causan una gran falen-

cia comunicativa, luego que estas generan

un gran vacío en el desarrollo social de los

niños e impide la adquisición de reglas so-

ciales aptas para la convivencia y su buena

relación con el resto de la sociedad, gene-

rando problemas de delincuencia infantil

en la mayoría de los casos.

Familia

Estad

o

Escuela

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42{ }

Revista MOVIMIENTO

Eliana Medina RamírezSociología-Universidad de [email protected]

Seguridaddemocrática:

estrategiageneradora de

La guerra ha sido un fac-tor que ha marcado la génesis del Estado co-lombiano, nuestra re-pública ha estado mar-

cada por guerras políticas, civiles e internacionales. En el siglo XIX se pre-

sentaron ocho guerras civiles, que “fueron

en lo fundamental guerras entre ciudada-

nos, guerras por la nación, por la defini-

ción y unificación del territorio, por el es-

tablecimiento de poderes y dominios con

capacidad de control y dirección política”1.

Éstas a través del tiempo han demostrado

la gran influencia de la guerra en el desa-

rrollo político y sociocultural del país; la

violencia siempre ha estado presente sin

lograr cambios de raíz que afecten posi-

tivamente la sociedad colombiana. María

Teresa Uribe lo demuestra cuando afirma

que Colombia ha sido “Signada por con-

flictos armados bélicos casi permanentes

y que a pesar de contar con casi dos si-

glos de vida republicana no se ha logrado

instaurar una sociedad pacificada y desar-

1 URIBE HINCAPIÉ, María Teresa. “Las pala-bras de la guerra”, presentación general, pag II.

mada, ni un Estado con capacidad de pre-

sencia y de control en todo el territorio

nacional”2, durante décadas la guerra se

ha presentado como un gran monstruo

indestructible, muchos políticos de turno

han querido dar solución a este gran pro-

blema que asecha la sociedad a diario y

cobra miles de vidas e ideales, pero al pa-

recer sus ideas no han tenido buenos re-

sultados, ellos prefieren ignorar sus con-

secuencias. La guerra no trae solución,

sólo llena los ojos de miedo, los corazones

de odio y deja huellas imborrables en la

humanidad que generan sed de vengan-

za; una guerra más no opaca las que ya

se han iniciado, al contrario, las hace más

grandes, desafiantes e interminables.

Nuestro actual presidente, llegó al po-

der prometiendo seguridad para la comu-

nidad colombiana, su programa político

estaba basado en la seguridad democrá-

tica, una seguridad que se volvió insegu-

ra, que logró sólo que algunas personas

pudieran viajar tranquilas por las carrete-

ras colombianas, pues se confiaba en los

héroes verdes que recorrían los caminos

de nuestro país, había seguridad para las

2 Ibíd. III.

¬ personas pertenecientes a las grandes

elites, para ellos “los héroes en Colombia

si existen”. Al parecer el sólo buscaba se-

guridad para él y los suyos, es como si su

acción política no se pudiera dar sin pres-

cindir de las acciones bélicas, las guerras

como lo afirma María Teresa Uribe no son

mudas, son guerras con palabras, pues

tras cada guerra hay miles de historias,

de anécdotas de personas que sufren sus

consecuencias o de los “héroes” dentro

de éstas.

La seguridad que propone nuestro Go-

bierno llenó a muchas personas de mie-

do, lo único que logró a grandes pasos

fue generar más violencia, buscó lograr su

meta, dar seguridad a las personas aliadas

del Gobierno, sin importar las consecuen-

cias de los actos para lograr tales objeti-

vos, que cobraron la vida de inocentes,

involucrando comunidades que sueñan

con construir su futuro y vivir bien con

su familia. Los “falsos positivos” fueron

los resultados más sobresalientes de esta

seguridad insegura, cargada de violencia y

miedo. Se afirma que “las guerras civiles

por la construcción de órdenes naciona-

litarias y estados modernos, demandan

justificaciones morales, exigen razones y

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43{ }

Violencia, miedo y seguridad

Colombia ha construido muchos de

sus aspectos a partir de la guerra, ¿será

que estos métodos violentos han servido

de algo?, al parecer nadie conoce la his-

toria, es por esto que se repiten errores

del pasado. ¿Dónde está la seguridad que

ofrecía el actual Gobierno?, ¿si se logró

tal seguridad por dónde se escapo?, ¿aca-

so tuvo miedo del gran patriarca y quiso

escapar de sus planes?; cada vez nuestro

país es más inseguro, no tenemos segu-

ridad ni en salud ni educación, cada vez

el pueblo se desgasta más pidiendo un

derecho que poco a poco se convierte en

una utopía, en un ideal casi imposible de

conseguir.

Después de la tormenta no viene la cal-

ma, sino que el dolor se ensaña con quie-

nes sufren las adversidades generadas por

la guerra, haciendo que en los campos y

en los corazones crezcan semillas de ven-

ganza y rencor, generadoras de nuevos

conflictos que encierran la violencia en un

círculo vicioso que parece no tener fin.

Las esperanzas se agotan, el ahora es

desolador y el futuro incierto, se tiene

certeza de que no habrá dictadura, de que

nuestro “querido presidente” no tendrá

un nuevo período de “seguridad”. Ahora

sólo queda aferrarnos a la idea de que se

respete la verdadera democracia y el pue-

blo colombiano tome una buena decisión

o por lo menos una mejor, que le permita

disfrutar de un buen futuro, donde el cen-

tro sea la justicia social y el respeto por

los derechos fundamentales, no la guerra

como supuesta solución a los problemas

del país.

La guerra dentro de la seguridad demo-

crática ha sido justificada como un accio-

nar justo, necesario, obligatorio y útil, es-

tos calificativos se le adjudican a la guerra

generada por el Gobierno, pero cuando

ha sido el pueblo quien se queja o revela

ante las injusticias que el Estado comete

contra ellos y quiere salir a manifestar-

se, cuando esto sucede, se le violenta el

derecho a la protesta, a la resistencia y

se les juzga como violentos, terroristas o

bandidos; esto se evidencia en lo que afir-

ma con toda radicalidad el ius publicum

europaeum “la guerra justa no es guerra,

sino justicia, y la guerra injusta tampoco

es guerra, sino rebelión”, es decir lo que

hace el Gobierno se debe percibir como

justo y lo que hace el pueblo como rebe-

lión.

En ocasiones pareciera que la mayoría

de los conflictos generados durante este

Gobierno, fueran dados por los intereses

de las elites y por el pasado que los ha

afectado, “se le otorgan nuevas razones al

conflicto armado, centrándolas ahora en

asuntos como el de la sangre derramada,

las vejaciones, los agravios, los atropellos

infligidos por el enemigo; la construcción

de estigmas y señalamientos, de héroes y

villanos, de ofensas no perdonadas y de

rencores perpetuos que desbordan lo po-

lítico para instaurarse también en lo social

y en lo territorial, con la característica de

supervivencia y continuidad, aun después

de terminada la guerra como acción”4, así

el conflicto se extiende cada vez más, las

guerras dejan de ser asuntos políticos y se

convierten en asuntos sociales, territoria-

les y en muchas ocasiones hasta persona-

les, justificando así la violencia, anudan-

do el pasado con el presente y el futuro,

permitiendo que la guerra se mantenga,

se reproduzca y se prolongue indefinida-

mente en la construcción de la nación y

de los Estados modernos.

4 Ibíd. 20.

explicaciones, requieren argumentos so-

bre la necesidad o la utilidad de la misma,

con el objeto de que las acciones trágicas

y violentas tengan sentido y significación

para la socio-nacionalidad o al menos

para alguna parte de ella y así poder dis-

tinguir de otras violencias sin justificación,

sin sentido y sin dimensión pública”3.

Lo que vale preguntarse es sí toda la

violencia generada por la seguridad de-

mocrática ha sido justificada, ¿en qué se

justifica?, ¿qué resultados positivos trae?,

¿cómo se puede justificar una meta del

Gobierno que viola a diario los Derechos

Humanos, sobrepasando los intereses del

pueblo, que sólo piensa en su beneficio

y en de los suyos? El presidente tiene un

discurso que convence, que justifica sus

actos, un discurso que parece haber ador-

mecido a muchos colombianos que a pe-

sar de los resultados siguen defendiendo

su posición e intereses, “las palabras de la

guerra entrañan una dimensión retórica,

van dirigidas a convencer, argumentar, a

lograr compromisos e identificaciones, a

producir efectos pertinentes en el lector o

en el oyente, de tal manera que lo induce

a las adhesiones y los respaldos, contribu-

yendo así a que el público se identifique

con los procesos bélicos que se llevan

a cabo o que rehacen y critiquen los del

contrario”, de aquí se pueden concluir

muchos de los preceptos que se le han

adjudicado a la sociedad colombiana, que

son “violentos por naturaleza”, o que todo

lo solucionan mediante la guerra, no es

que Colombia sea un país conflictivo, sino

que muchas de las acciones del Gobierno

lo han mostrado ante el mundo como vio-

lento, es como si la violencia se hubiera

vuelto funcional en el diario actuar del go-

bierno colombiano, pues el conflicto cada

vez se naturaliza e interioriza más, ahora

hace parte de nuestra cotidianidad, pues

cada vez se evidencia con más fuerza que

Colombia vive en un constante animus belli.

3 Ibíd.

demos demos demos demos demos demos demos demos demos

securitas securitas securitas securitas securitas securitas

miedo

violencia

violencia

violencia

violencia

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miedo

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Revista MOVIMIENTO

de nuestra sociedad

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paréntesis

Debemos de adelantar la emancipación de la esclavitud mental.Bob Marley

Los paréntesis que la violencia, la seguri-dad democrática y el miedo han implan-tado en nuestra his-

toria. Los últimos tiempos son una serie

de irrupciones en la historia colombiana,

paréntesis que tienen aquellos episodios

que algunos gobernantes, medios de co-

municación, actores del conflicto o em-

porios económicos de nuestro país que

quieren que olvidemos o juzguemos de

otra manera, y que muchas veces hacen

referencia a desapariciones, “falsos posi-

tivos”, asesinatos, violencia y corrupción.

Pero, ¿cuáles podrían ser los intereses

para implantar estos paréntesis en nues-

tra historia? Quizá lo que se ha querido es

crear barreras entre la sociedad o estable-

cer un mundo de fantasía para convertir

nuestro país en una gran caverna platóni-

ca, a la imagen de la parábola planteada

por el filósofo griego, en donde lo que

tendríamos serían reflejos lejanos de la

realidad. Posiblemente, todo lo que tene-

mos en nuestro pensamiento son reflejos

de lo que se nos ha mostrado, algunas

veces porque hemos sido incapaces de ir

más allá de lo que se nos muestra, que-

dándonos con una serie de impresiones

simples, vagas y subjetivas.

Esta pretendida sociedad no es copia

integral de la realidad, pues se encuen-

tra orientada a un modelo de sociedad,

donde uno de sus sectores convierte sus

intereses y sus fines como elementos mo-

tores de la acción social, cuya dominación

se convierte en obediencia y la obediencia

engendra legitimidad, así estos elementos

tengan un carácter mínimo de verdad

donde algo puede ser, aunque ello no im-

plique ser ni bello, ni bueno o sagrado.

Frente a esos paréntesis que tenemos

en nuestra historia valdría la pena pre-

guntarse dónde están nuestros recuerdos,

nuestra dignidad, nuestra verdadera his-

toria, dónde están los jóvenes, los hom-

bres y las mujeres asesinadas en nuestra

guerra, llámense guerrilleros, militares o

¬

paramilitares, pero al fin y al cabo colom-

bianos. Quizá nuestra patria debería de-

cir, como lo dijeron las madres de Soacha

sobre los “falsos positivos”: ¿dónde están

nuestros hijos?, ¿a caso Colombia tendrá

que dejarles a las madres y niños la re-

construcción de nuestro país a imagen y

semejanza de la labor adelantada por los

niños y las mujeres europeas luego de la

Segunda Guerra Mundial?

Al mirar por el pequeño retrovisor que

nos han dejado, podremos ver que mu-

chos de esos paréntesis hacen referencia

a temores y a intimidaciones que han for-

talecido los yo y los tu y por tanto nos he-

mos alejado cada vez más de un nosotros.

Pero quizá, el dejar ese nosotros hace re-

ferencia a dejar perder los derechos, ya

que todo derecho necesita que alguien lo

reivindique, pues la reivindicación de los

derechos es la herramienta más poderosa

para limitar el poder de un Estado opre-

sor que se aleja de su labor garante de los

derechos.

Daniel Algarra RodríguezSociología-Universidad Santo Tomá[email protected]

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Violencia, miedo y seguridad

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}Pero el miedo creciente no es sólo de un

actor, es de todos los actores del conflicto,

por eso el miedo en nuestra sociedad se

ha convertido en bidireccional, es decir,

en el que algunas cosas tienen sentido

para mí y otra para los demás, pero ¿qué

sucedería si miramos el conjunto o el no-

sotros?

En consecuencia, la responsabilidad no

recae únicamente sobre el yo o el tú, sino

también sobre el conjunto social; pero

cómo lograrlo en una sociedad cada vez

más segmentada, en donde falta mucho

para ser digna e incluyente, pues ésta es

excluyente al direccionar una serie de

modelos sociales y económicos que lo

que hacen es reproducir la desigualdad,

acción que contribuye a generar un Esta-

do de inequidad que perpetúa a las élites

en las posiciones de poder económico y

político.

Hemos de repensar esos paréntesis im-

plantados en nuestra sociedad, ya de al-

guna forma éstos tienen algo que ver con

cada uno de nosotros, ¿acaso la violencia

en nuestro país no ha tocado de manera

directa o indirecta muchas de las facetas

de nuestro diario vivir?, ¿será que tras

este escenario nos hemos convertido en

hijos indiferentes de nuestro tiempo, en

críticos de salón de té?

Quizá nuestra tarea sea volver a releer

esos paréntesis e ir más allá de pronunciar

la palabra perdón y olvido. Lo que necesi-

tamos es cambiar la racionalidad de cada

uno de nosotros, pensar qué sentido tiene

esta historia.

Los paréntesis que nos han querido o

que se han arraigado gracias a la violencia

directa o simbólica en la que nos hemos

sumergido, ha permitido una cultura de

venganza en la que se declaran principios

como: la guerra, ilegítima pero es legal de-

fenderse. Con este dilema nuestra juven-

tud, nuestros padres y abuelos llevan más

de 50 años de muerte, desplazamiento y

de paréntesis.

Quizá cada uno de nosotros, sociólogos,

biólogos, economistas, profesores, etc.,

deba salir de la caverna, ver la realidad y

volver a la fantasía-realidad que nos han

dado para mostrar la realidad y dejar de

lado aquellas sombras que no nos han

permitido apreciarla en todas sus dimen-

siones, los colores, olores y texturas de la

realidad. Somos un eslabón de una gran

cadena, por tanto, debemos defender la

igualdad y la dignidad a pesar del caos o

acaso seguiremos sentados de espalda a

la salida de la caverna.

Así, la tarea de volver a los paréntesis

es más ardua en la medida en que no

nos asumamos como depositarios de

verdades definitivas, sino que aporte-

mos puntos de vista transitorios abiertos

al debate, elemento que nos aleja de las

condiciones tradicionales, en donde unos

pocos son los depositarios de conocimien-

to y unos hablan lo que quieren, mientras

que la gran mayoría calla y asume supues-

tamente los saberes impartidos por esos

pocos en su tarea de homogenizar.

Lo que se requiere es que la universidad

pase a ser un espacio de construcción po-

pular, como diría Paulo Freire, “orientado

hacia la formación social-crítica y hacia

la sociedad democrática, la escuela y así

el pueblo participe colectivamente en la

construcción de un nuevo saber”, en el

que considere sus necesidades, se cons-

truya un estudiante como conjunto, como

grupo humano, como un ser inmerso en

redes de relaciones sociales, y se tenga

en cuenta su lectura, su comprensión, su

captación e interpretación del mundo, lo

que convierte a la escuela en un espacio

de propagación de cultura popular. La es-

cuela debe ser un lugar propicio para la

organización política de las clases popu-

lares, donde se reflexione y se debatan

ideas desde su propia experiencia, lo cual

permitiría una auto emancipación intelec-

tual y se logre inquietar al educando y no

se limite a buscar un acomodamiento so-

cial que sea capaz de anular aquellos pa-

réntesis que se han permeado en nuestra

sociedad.

De acuerdo a lo anterior, debemos

buscar y reflexionar sobre nuestra labor

como sociólogos, a favor de quién, contra

quién y en contra de que se llevan a cabo

algunas de las medidas y prácticas educa-

tivas, además se deben revisar y ajustar

los contenidos a una lectura crítica de la

realidad, pues las políticas y los conteni-

dos no se pueden reducir a una posición

neutra frente a los conflictos que rodean

a la sociedad.

Page 48: revista Movimiento N.6
Page 49: revista Movimiento N.6

Construcciónen

Page 50: revista Movimiento N.6

48{ }

Revista MOVIMIENTO

El concepto o, si se pre�ere, el juicio, es este: “yo pienso”. Es fácil de ver que este concepto constituye el vehí-culo de todos los demás, incluidos, por tanto, los conceptos trascendentales; que, consiguientemente, siempre es concebido en concomitancia con éstos y que, en consecuencia, es igualmente trascendental. Pero sin tener en cuenta ningún título especí�co, puesto que tan solo sirve para indicar que todo pensamiento pertenece a la conciencia.

KANT, Immanuel. Critica de la Razón Pura. P. Ribas (trad). Madrid: Alfagurara, 15ª ed., 1978, p. 328.

Y ¿qué tal si?… y ¿qué tal si pudiésemos imaginar un mundo dife-rente al predeterminado por las tradiciones o las irreformables estructuras?, y ¿qué tal si pudiésemos recrear el mundo a nues-tro libre albedrío rompiendo las cadenas de la predeterminación y el determinismo?, y ¿qué tal si pudiésemos elegir el camino a

recorrer en este mundo de manera voluntaria?…Seguramente, algunas de estas preguntas fueron motivadoras por los grandes cambios en el Re-

nacimiento y la gloriosa Ilustración, sin embargo, y a pesar de haber vivido 500 años de supuesta

modernidad y el entrar silencioso a la agónica naciente postmodernidad, aún continúan los crueles

retazos del pensamiento medieval en nuestras sociedades, una feudalización del pensamiento que

han dejado atadas nuestras mentes y nuestras vidas al determinismo; y no sólo al determinismo

económico, sino a un complejo determinismo político, social y cultural que ha sido reproducido por

nosotros mismos hasta nuestros días.

Como es evidente, estas palabras constituyen un llamado de atención para quienes, en sus men-

tes feudalizadas, producen y reproducen la idea de que la violencia es una cuestión hereditaria, la

cruenta idea que el gen de la violencia se encuentra en las comunidades “pobres” y que por ello

no dejaran de ser violentas y cada vez más pobres, como si la violencia hiciera selección de clases

sociales, a pesar que desde 1989 esta idea ha sido descartada por los científicos e investigadores

alrededor del mundo1. A su vez es un llamado de atención a las comunidades que han sido siste-

mática y violentamente excluidas de cualquier proceso que incluya una distribución equitativa de la

1 Para más información ver: El Mani�esto de Sevilla. UNESCO.

Marlon Lozano OrtizCoordinador Módulo 4-Proyecto Pedagógico [email protected] - [email protected]

˜

Kanty el Proyecto Pedagógico KZK

Re�exiones desde la �losofía de

Construyendo sujetos críticos…transformando espacios de violencia

Page 51: revista Movimiento N.6

49{ }

Violencia, miedo y seguridad

riqueza, a aquellas comunidades que han vivido el flagelo de la

pobreza, el desempleo, el abandono del Estado y la indiferencia

de la sociedad. Llamado de atención para que no permitan que

los retazos del pensamiento medieval invadan sus mentes y sus

vidas, para que crean que el cambio y la transformación de sus

vidas y las comunidades es posible, es una tarea que implica un

compromiso y trabajo conjunto y cotidiano para que sea una

realidad tangible.

Es a este compromiso y trabajo al que se le ha medido el Pro-

yecto Pedagógico KZK de la pastoral USTA desde hace más de 6

años, a través de la apuesta por avanzar en la construcción del

sujeto crítico como modelo de superación de la violencia y la po-

breza en la comunidad de Altos de Cazuca, en especial en la vida

de más de 80 niños, niñas, adolescentes y jóvenes que se han

vinculado activamente en este compromiso, con la esperanza de

ver esa transformación hecha realidad.

Sin embargo, ¿qué es el sujeto crítico?, ¿cómo puede éste

transformar los espacios de violencia en una comunidad como

Altos de Cazuca?

Bien, la construcción del sujeto crítico es una apuesta episte-

mológica nacida, vigente e inacabada en diversas discusiones

de los voluntarios del Proyecto Pedagógico KZK por pensar la

posibilidad de transformar los espacios de violencia, exclusión

y pobreza característicos de esta comunidad. Es una propuesta

que está en permanente construcción y que se ha alimentado de

diversas discusiones y autores teóricos de diversas disciplinas,

que le dan un enfoque interdisciplinario.

En esta propuesta se busca abordar la constitución del sujeto

ligada a una característica o cualidad especifica: su capacidad y

practica crítica, haciendo la notación, que si bien al establecer

un vínculo entre el sujeto y la capacidad-práctica crítica, se está

realizando un juicio de valor sobre el sujeto y no se pretende

buscar la construcción de un super-sujeto, sino buscar una in-

terpretación del sujeto moderno filosófico en relación con ca-

racterísticas epistemológico-prácticas propias de una condición

crítica.

En este orden de ideas, es imperante reconocer que el fun-

damento teórico-filosófico aquí usado para la construcción del

sujeto crítico son los planteamientos de la filosofía kantiana, en

especial, los relacionados con la Critica de la Razón Pura. Sin

embargo, esto no implica un desconocimiento u omisión de las

posibles propuestas que desde otras miradas pueda hacerse so-

bre el tema.

El sujeto crítico: primer acercamiento

Sin la intención de buscar una definición única y acabada so-

bre lo que puede ser el sujeto crítico, se ha pensado en las dis-

cusiones mencionadas; una primera definición de sujeto crítico

es la de un ser (real o creado-imaginado) conciente y autocon-

ciente de sus condiciones, capacidades y limitaciones, como de

las características de su entorno, donde éste se representa como

un escenario de posibilidades, pero también de condiciones y

retos para el desarrollo del sujeto; de igual forma, el sujeto crí-

tico es un ser libre, libertad necesaria para que el sujeto pueda

elegir, tomar decisiones y no este envuelto por las imposiciones

de otros sujetos o de sus medio, ampliamente reflexivo pero en-

teramente actuante (activo), responsable de sus acciones, que

de por sí deberían estar en congruencia con sus pensamientos.

A partir de estas características propuestas en la formación

del sujeto crítico, se busca realizar algunas interpretaciones a

la Critica de la Razón Pura que nos permita entender mejor al

sujeto crítico como un sujeto transformador de los espacios de

violencia que hacen parte de su contexto.

Las facultades del conocimiento

Avanzando por el camino trazado por Kant hace más de 200

años, nos encontramos con la disputa filosófica propia de su

época: la del racionalismo de Descartes, donde el conocimiento

era obtenido por medio de la razón; y el empirismo de Hume,

donde el conocimiento es dado por la experiencia. Sin embar-

go, el trabajo de Kant no sólo se convirtió en una lucha crítica a

estas dos escuelas, sino también en una especie de síntesis de

las mismas. Es decir, logró superar las contradicciones inmersas

en ellas y construir un esquema de pensamiento, una teoría que

combina características propias tanto del racionalismo como del

empirismo; en las palabras de Kant: “la razón se presenta ante

la naturaleza, por decirlo así, llevando en una mano sus princi-

pios (…), y en la otra, las experiencias que por esos principios ha

establecido”2.

Así pues, lo verdaderamente valioso en el sistema kantiano no

es la posibilidad del conocimiento en sí misma, sino las condi-

ciones de posibilidad del conocimiento, es decir, la relación en-

tre el conocimiento y experiencia; entre el conocimiento y los

conceptos; la relación que se desarrolla desde la sensibilidad,

el entendimiento y la razón como facultades del conocimiento.

La sensibilidad

Al hablar de sensibilidad en Kant, se hace referencia a la facul-

tad del ser para recibir, lo que Hume llamó, las impresiones del

2 LONDOÑO, Carlos. “Avatares del constructivismo: de Kant a Piaget”. En Revista Historia de la Educación Latinoamericana, No. 010, 2008, p. 79.

Page 52: revista Movimiento N.6

50{ }

Revista MOVIMIENTO

mundo exterior. Es decir, cómo se comprendería desde el empi-

rismo que la sensibilidad es una capacidad pasiva del sujeto que

percibe las sensaciones de las dinámicas del mundo exterior y

genera un tipo de conocimiento, un conocimiento a posteriori

como lo llamó Kant.

De esta manera, el proyecto ha encontrado como, en la facul-

tad de la sensibilidad, se da en primer lugar un reconocimiento

de la existencia de un mundo exterior al sujeto, que podríamos

entender como entorno, que constantemente esta en relación

con el sujeto, pues es desde éste que se influencia constante-

mente al sujeto, quien solo tendría un papel pasivo de percep-

ción de las impresiones que le brinda su medio. Así por ejemplo,

el sujeto que está expuesto en un entorno de violencia, se en-

cuentra influenciado por sus impresiones a esa violencia, inter-

viniendo en la formación del sujeto, en su forma de pensar y

actuar, y en su forma de relacionarse con otros sujetos y con su

entorno.

Sin embargo, esta relación con el entorno no debe entenderse

como un determinismo fatal donde el sujeto que es expuesto

a un medio violento inevitablemente terminará por formarse

como un sujeto violento, pero si se reconoce la fuerza que el

entorno violento ejerce sobre el sujeto para convertirle en un

sujeto violento, dado que la formación del sujeto no se da única-

mente por las percepciones del entorno y la sensibilidad, como

se expresa más adelante.

En este punto es de gran importancia anotar que el entorno

es una construcción social y no necesariamente es una entidad

homogénea, sino que por el contrario, es un conjunto hetero-

géneo y diverso de normas y valores que se comparten en un

grupo de sujetos, en un tiempo y en un espacio, que para el

caso de Altos de Cazuca, se ha caracterizado por una reconcep-

tualización de la ley del más fuerte, donde las condiciones de

pobreza, exclusión y abandono del Estado impulsan a los niños,

niñas, adolescentes y jóvenes a participar en grupos de violencia

como las pandillas características del sector, en la búsqueda de

garantizar su bienestar, seguridad frente a la amenaza de otros

grupos y espacios de poder.

El entendimiento

Basado en el racionalismo, donde el entendimiento podría

conocer la realidad al reconstruirla a partir de conceptos, el en-

tendimiento es el componente activo que elabora conceptos o

ideas que no dependen de la experiencia, y como resultado ge-

neran el conocimiento a priori.

Así, la facultad del entendimiento puede ser interpretada en

Kant desde la analítica trascendental3, donde, después de un

3 Para más información ver: www.e-torredebabel.com (2009).

ejercicio de síntesis de la sensibilidad por ordenar las sensacio-

nes, se busca comprender lo percibido, y es esta la función del

entendimiento. Es decir, hay un reconocimiento de que el cono-

cimiento no sólo incluye las percepciones que son dadas por la

sensibilidad, sino que incluye los conceptos que nos permiten

referir los fenómenos, y así, la realización de un juicio.

Este es el motivo por el cual la facultad del entendimiento es

el componente activo en la generación del conocimiento y po-

sibilidades, ya que la sensibilidad no juzga, únicamente es una

facultad receptiva, mientras que el entendimiento alcanza el ob-

jeto del conocimiento, el juicio. Elemento activo que se convier-

te además en un elemento fundamental en la construcción del

sujeto crítico, ya que nos permite: primero, un espacio abierto

para que el sujeto haga una interpretación de la realidad, rom-

piendo con cualquier posibilidad de un determinismo dado

desde el entorno o desde otros sujetos, es decir, nos permite

romper con la idea de un “destino” del sujeto: “mis padres fue-

ron pobres, yo soy pobre y por tanto debo seguir siendo pobre”,

“vivo en medio de la pobreza y la violencia, por eso me toca

ser sicario”. En afirmaciones de este tipo, frecuentes en algunos

adolescentes y jóvenes de Cazuca, es donde el sujeto se ata a un

“destino” por los componentes que están en su entorno, en el

mundo fuera de él, percibido empíricamente.

En segundo lugar, la facultad del entendimiento permitiría al

sujeto crítico, construir los conceptos y categorías necesarias

para comprender las deficiencias de su entorno e imaginar uno

más cercano a su propia elección, es decir, este espacio abier-

to para la interpretación de la realidad, por parte del sujeto, le

brinda la oportunidad de reconocer esa influencia que el medio

ejerce sobre él, pero también la oportunidad de reconocer su

papel dentro del entorno y la posibilidad de ejercer un rol activo

y transformador sobre ese contexto.

La razón

Finalmente encontramos la razón como la facultad unificadora

de los principios, unifica los conceptos del entendimiento me-

diante ideas, así logra comprender la idea psicológica de alma,

la cosmológica de mundo y la idea teológica de Dios.

La razón en Kant es entendida desde la dialéctica trascenden-

tal4 que buscó encontrar un saber a priori desde la metafísica, es

decir, a partir de la razón se buscó pasar de la sensibilidad y en-

tendimiento de los fenómenos a un acercamiento del noúmeno,

las cosas tal y como son en sí mismas, como el alma, la libertad,

el mundo o la misma existencia de Dios, que no pueden ser en-

tendidas desde la experiencia. Así pues, la dialéctica trascenden-

tal nos permite mostrar como la razón argumenta.

4 www.e-torredebabel.com (2009).

Page 53: revista Movimiento N.6

51{ }

Violencia, miedo y seguridad

Además, una vez estructuradas las percepciones dispersas de

la sensación mediante las formas a priori de la sensibilidad, y

después de unificadas con los esquemas transcendentales de la

imaginación, hace falta el juicio propio del entendimiento para

alcanzar un auténtico conocimiento objetivo, sustentado desde

la razón como capacidad argumentativa.

Entonces la facultad de la razón, también tendría su aporte

significativo a la constitución del sujeto crítico, pues dada la

formación de esa capacidad argumentativa desprendida de la

percepción, la experiencia, el entendimiento y la interpretación,

se facilita la apertura de nuevas opciones de selección para el

sujeto, opciones diferentes a las aportadas por el entorno, op-

ciones que son abiertas por el mismo sujeto en la búsqueda de

esa dialéctica trascendental.

En efecto, la facultad de la razón al sintetizar los conocimien-

tos aportados por la experiencia y por el conocimiento, le daría

al sujeto crítico la posibilidad de realizar juicios, además de su

entorno como espacio apropiado o no, para el desarrollo del su-

jeto, sobre sí mismo como sujeto con capacidad crítica, es decir,

conciente, reflexiva, activa, propositiva y trasformadora sobre el

sujeto y su entorno.

En otras palabras, la formación del sujeto crítico está marca-

da por su capacidad y ejercicio voluntario de realizar juicios de

diversos tipos, que le permitan empoderarse y evitar que sean

otros sujetos o el entorno quienes decidan por él.

Conclusiones

En este recorrido interpretativo de Kant se puede comprender

como el sujeto y el mundo exterior están en constante relación

en la construcción de la realidad y del conocimiento. En medio

de esa relación se construye un conocimiento a posteriori, que

es dado por las sensaciones de ese entorno y un conocimiento

a priori que se da en el interior de sujeto al respecto de él y de

su entorno.

Ene ste sentido, el sujeto crítico se constituye en un primer

momento a partir de sus experiencias vividas, sin embargo, en

un segundo momento en la formación de éste, el sujeto críti-

co se hace sujeto trascendental, al reunir los elementos dados

por su entorno y darles representaciones que posteriormente

se constituyen en juicios dados por la razón; juicios que a su vez

le permiten al sujeto apropiarse de sí y romper con la influencia

ejercida por su entorno y por otros sujetos. Influencia que busca

reducir al potencial sujeto crítico, en un sujeto vacío y sin espe-

ranzas al construir e imponer real e imaginariamente un “desti-

no” no elegido conciente ni voluntariamente por el sujeto.

Esta es la apuesta que desde el Proyecto Pedagógico de la

USTA se busca romper con las pretendidas determinaciones cul-

turales que atan y condenan a los niños, niñas, adolescentes y

jóvenes de Altos de Cazuca y transformar los espacios violentos

en espacios de oportunidad y esperanza en el mundo medieval

del siglo XXI.

Bibliografía

KANT, Immanuel. Crítica de la Razón Pura. P. Ribas (trad). Ma-

drid: Alfagurara, 15ª ed, 1978.

LONDOÑO, Carlos. “Avatares del Constructivismo, de Kant a

Piaget”. En: Revista Historia de la Educación Latinoamericana,

No. 010.

www.e-torredebabel.com

www. unesco.org.

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Page 54: revista Movimiento N.6

52{ }

Revista MOVIMIENTO

Revista estudiantil Movimiento¡Libertad de las ideas!

El pasado 8 de marzo la revista Movimiento tuvo la oportunidad de conocer y entrevistar a la artista brasilera Beth Moysés quien visita el país por pocos días con la intención de rea-lizar su performance “sueños velados”, por el

derecho a una vida libre de violencias, el cual se llevó a cabo en Bogotá en la plaza de Lourdes el pasado 10 de marzo. Alrededor de 100 mujeres, vestidas de blanco, caminan por la

ciudad cargando una cesta que contiene recuerdos de boda, dis-

tribuyendo sus recuerdos velados entre la gente, con la palabra

“miedo”. Los recuerdos, 3 almendras a la manera de recordato-

rio de bodas, se pusieron dentro de un pequeño pañuelo hecho

de tul y cerrado con un lazo de satín blanco. Junto a los paqueti-

tos es costumbre que venga una pequeña tarjeta con el nombre

de los novios y los agradecimientos a los invitados.

En esta ocasión, la tarjeta se dobló por la mitad, en forma de

un pequeño libro, en la parte de adelante el nombre de la artista

y de la obra presentada, al abrirlo, la palabra “miedo” escrita en

letra de color rojo y en la parte posterior se escribió de forma

delicada:

8 de marzo: Día Internacional de la Mujer

“Por el derecho a una vida libre de violencias”

Así, la revista Movimiento debido al apoyo y la relación con la

temática de este número, le ofrece al lector la oportunidad de

conocer un poco más de esta artista, su obra, su pensamiento y

su perspectiva frente a la violencia de género que sufren millo-

nes de mujeres y al miedo que las esclaviza.

En esta ocasión Movimiento tiene la oportunidad de entre-

vistar a Beth Moysès, artista brasilera que ha trabajado desde

1990 el performance a favor del derecho a la no violencia contra

las mujeres.

Revista Movimiento - para empezar, quisiera que nos conta-

ras un poco sobre el trabajo que has venido realizando desde

esa fecha con el performance por “el derecho a la vida libre de

violencias”

Beth Moysés - la verdad empecé ese trabajo recogiendo trajes

de novia y trabajando uno a uno. Miraba el traje al revés y trata-

ba de buscar algo, de hacer un objeto, pues empecé mi carrera

artística con objetos y no con performance…, mi trabajo fue ca-

minando de objetos a instalaciones y luego vino el performance.

Entonces, hacía objetos con los trajes de novia y pensé en hacer

algo para cubrir el techo de una capilla con 25 vestidos de novia,

así que hice un trabajo donde tenía que unir un vestido a otros.

Empiezo a hablar de una sola mujer, hablaba de mi misma, por-

que desde niña mi padre y mi madre tenían muchos problemas

y yo crecí no entendiendo muy bien que pasaba y el niño es

muy frágil y como tenía tendencias artísticas, me gustaba mu-

cho el arte, la historia del arte, dibujar, ya me enfocaba en este

camino… Luego pensé que a través del arte podía expresar lo

que me gustaba en la vida, las relaciones de respeto… entonces

empecé a elaborar objetos que eran un poco sanadores de mí

misma; después con el tiempo creé este trabajo de coser traje

por traje, unía los trajes como si uniera a las mujeres, puse todo

en el techo y en el techo los vestidos se quedaban inflados, te-

nían un brillo por la gravedad y yo no imaginé como quedarían

ya colgados, pues lo hice en el suelo y cuando forré el techo me

Bεth Moysés:Recuerdos velados. Miedo y violencia

8 de marzo de 2010, Bogotá.

˜

Page 55: revista Movimiento N.6

53{ }

Violencia, miedo y seguridad

impresionó, fue muy bonito, los trajes estaban como alfombras

en el techo… Luego de dos años ese mismo techo se calló (me-

tafóricamente) pues cubrí el suelo de una galería y las personas

podían caminar, sentir descalzas los brillos, los brocados y las

perlas. La sensación del techo con el suelo es muy distinta por-

que en el techo no se alcanza, la realidad está muy lejos de noso-

tros, está como sueños y el sueño tiene un aspecto más bello; en

el suelo las personas tenían donde caminar y sentir…, no había

más brillo, los vestidos nos estaban inflados y se caminaba arri-

ba de los trajes. Un poeta español escribió que sólo caminando

por los trajes se sabe como es pisar una mujer.

El arte nos da bastantes oportunidades, muchas veces pienso

en algo y viene otra persona que lo ve y me dice, entonces creo

que la artista sabe muy poco del trabajo cuando crea, después

las personas van acrecentando cada vez más el trabajo y se va

expandiendo.

RM - empezaste con el performance como expresión de esos

sentimientos e ideas. ¿Qué impacto han tenido las diferentes

representaciones en las sociedades que has visitado?

BM - después del suelo, imagine todos los trajes, rellenados

por mujeres de verdad que las mujeres caminasen, salieran por

la calle indicando algo para cambiar las cosas en la vida de ellas,

eso fue lo que hice…, me tarde dos años recogiendo muchos

trajes, me regalaron muchos, 150…, no fue sólo una persona,

fueron miles, muchísimas, me regalaron dos y otros dos y los fui

juntando en mi estudio, después me regalaron también las flo-

res, el señor que me las regaló me dijo que tenia dos hijas y que

no le gustaría que ellas pasaran por algo de violencia, se encan-

to con el trabajo e intento regalarme todas las flores, tarde dos

años haciendo ese trabajo…, cuando lo hice en el día internacio-

nal de la no violencia contra la mujer, 150 mujeres caminaron

por la avenida paulista para cambiar la afectividad, la vida de la

mujer…, cambiaron por un trayecto muy largo y cuando llegaron

a la plaza, en el camino arrojaban los pétalos para dejar un ras-

tro y así otras mujeres pudieran reconocer el mismo camino…,

cuando llegaron a la plaza tenía un agujero en la tierra y todas

ellas tiraron las espinas que simbolizaban la violencia y cubrie-

ron con una pala la tierra, fue muy fuerte, fue muy bello porque

todas las mujeres lloraban y creo que cuando las mujeres se jun-

tas crean fuerza y hacen algo para cambiar de verdad.

RM - ¿qué otras experiencias han sido significativas en lo que

ahora es tu trabajo y tu discurso alrededor de la violencia?

BM - varias, en muchos sitios, después de Sao Paulo, hice

una performance en el centro de la ciudad, se puede ver en mi

web, después en Brasilia. Al final siempre cambio algo, nunca lo

hago igual, en Madrid dos mil mujeres caminaron por el pasillo

el Prado, en Sevilla. Las experiencias que tuve en países latinos

reflejó un movimiento mayor de mujeres, ellas se expresan más,

se involucran más con el trabajo…; en Shanghái ( leí dos libros

de la historia de la mujeres en Shanghái escritos por una perio-

dista que recibía cartas de la mujeres) están acostumbradas a

no hablar, a no exponer el sentimiento, fue muy distinto, estaba

acostumbrada a mujeres que hablan, sienten y transpiran afecti-

vidad…, allá las mujeres son muy sensibles, muy gentiles, delica-

das pero con la vida personal muy cerradas. Entonces el perfor-

mance fue diferente, porque cuando hay emoción la gente por

la calle siente y cuando no hay es otra cosa, había mucho orden,

organización perfecta y las mujeres muy amables. Un periodista

me preguntó por qué había decidido hacer el performance en

Shanghái, para él no había violencia allí, estaba muy sorprendi-

do, yo le dije que leí dos libros al respecto de la mujer en China y

me pareció importante hacerlo. Cuando empecé a trabajar con

las mujeres en colectivo pensé en hacer el trabajo donde haya

necesidad, a veces soy llamada o invitada para hacer el trabajo.

RM - ¿por qué hacerlo en Bogotá?

BM - Colombia es un país donde hay mucha violencia, cuando

me invitaron me pareció un trabajo importante y creo que va-

mos a hacer un trabajo bueno. Creo que siempre que se planta

una semilla es posible el cambio.

RM - ¿has encontrado resultados significativos?

BM - las personas que me escriben me lo dicen. Cuando hice

el performance en Sao Paulo supe de una mujer que sufría hacia

7 años con su pareja, muchísimo, el marido la sacaba, ella tenía

la autoestima muy baja, después de participar en el performan-

ce, dejando las espinas, se marchó, cogió sus maletas y se fue;

creo que hay algo que se mueve con el performance. Madrid,

tiene mucha violencia de género, supe que se quedaron tres

meses hablando de la violencia contra la mujer y entre más se

habla más oportunidades hay para cambiar… Los periodistas son

muy importantes, están bien para que el performance tenga el

existo que tiene que tener, con éxito me refiero a hacer algo en

pro de la mujer, si el periodista está allí en el performance y hay

una mujer en casa que sufre violencia, por medio del periodista

pude llegar a ella el mensaje, así no está sola, no le da vergüenza

hablar de lo que pasa. El miedo es lo peor, es aquello por lo que

las mujeres no consiguen cambiar las cosas, se congelan.

RM - en relación a esa referencia del miedo quisiéramos saber

¿cuál es la carga semántica del miedo en el performance? y ¿qué

dice del miedo de las mujeres?

BM - el miedo es algo que se queda dentro de las mujeres,

dentro de las personas en general, los hombres también tienen

miedo. Mi trabajo habla de la violencia doméstica, de la que

ocurre dentro de la casa en un ambiente privado, donde hay

amor también habita la violencia…, trabajé seis meses en una

comisaría de la mujer, es un horror porque había una mujer que

me dijo que dormía con un ojo abierto y el otro cerrado, pues su

Page 56: revista Movimiento N.6

54{ }

Revista MOVIMIENTO

pareja tenía un arma debajo de la almohada y ella tenía mucho

miedo todo el tiempo…; muchas de ellas son muy religiosas y

se quedan un poco en la unión del amor a Dios y a la pareja…,

quedan confundidas y no saben que hacer de la vida…, esta mu-

jer que dormía con un ojo abierto y otro cerrado vivía en un

espacio muy pequeño, todos juntos, sus cuatro hijos convivían

con esto también. Es una situación que hay que cambiar porque

hay niños viviendo con esto y que van a ser el futuro de nues-

tra sociedad, entonces entre más cambiamos la situación más

hacemos una nueva sociedad, mucho más respetuosa, muchos

más tranquila.

RM - ¿cree que la búsqueda de seguridad de la mujer ayuda

en la situación de violencia que vive?

BM - pienso que sí, porque el miedo le viene por el hombre,

cuando estuve en la casa de la mujer, había una mujer con dos

niños y una maleta, ella habló conmigo y me dijo: “mi marido es

policía y no puedo hacer nada porque él dijo que me mataba a

mi y a mi familia...” Siempre intentando ponerle miedo, ella salió

y se fue a la casa de acogida, creo que eso hace que el hombre

pueda reflexionar más lo que hace. Hay otro problema, cuando

la mujer quiere marcharse, el hombre hace más violencia, quiere

ejercer el control pues vivimos en una sociedad aún patriarcal.

RM - ¿qué grado de responsabilidad tiene la mujer en ese

maltrato que recibe?

BM - creo que es un problema cultural, que viene con el amor

romántico, que fue creado hace tiempo y viene con la idea del

príncipe y la princesa, del hombre que trabaja y la mujer se que-

da en casa haciendo las cosas del hogar y sueña el pasado. Hasta

el siglo XVIII la Iglesia apoyó al hombre a que le pegara a la mujer

que no lo obedeciese; hay un problema cultural mucho mayor y

la mujer tiene la culpa al mantenerse en esta situación, por no

dejar de tener miedo y no conseguir salir. Como dice Simone de

Beauvoir, la mujer tiene que tener autonomía, cuanto más au-

tonomía tiene más fácil le es librarse de un hombre maltratador.

La violencia es que un día el hombre maltrata y al otro es muy

amable, y cuando es amable las mujeres dicen: mi marido es

bueno..., así viven 10 años, 15 años....

RM - ¿cuáles son las implicaciones sociales que mantiene a la

mujer con miedo?

BM - la falta de autonomía, de dinero, de trabajo, el miedo a

vivir sola, el miedo de enfrentar la vida sin el hombre, la inse-

guridad. Es mejor vivir sola que con alguien que me maltrata….

RM - a veces se reduce la problemática de la mujer, ¿ella sí se

libera o no, sólo la afecta a ella?, ¿que la mujer siga con miedo

afecta a la sociedad en conjunto?

BM - afecta a toda la sociedad, hay un dicho popular que dice

en Brasil: “que en vida de pareja no se mete la cuchara, no tene-

mos que meternos en la vida de la pareja, porque, qué pasa den-

tro de la casa, muchos piensan que se queda retenido allí, pero

no es verdad, las personas no se quedan en la casa presos, salen

y van contaminando la sociedad y esto sigue y sigue… Creo que

mucha de la violencia que ocurre en la calle viene de la casa…,

que el hijo que ve a su padre maltratar a su madre aprende de

su padre, una cosa va desencadenando otra.

RM - has tenido la oportunidad de llevar a cabo el performan-

ce con mujeres de todo tipo. ¿Cual es la situacional actual de la

mujer?

BM - las feministas de los 70 fueron muy importantes para

pensar el cambio de la mujer, la mujer sigue trabajando e inten-

tando cambiar, peor cuando cambia hay más violencia, porque

ellos siguen con la misma mentalidad, machista y dominadores,

quieren mantener la familia y la mujer, aun cuando muchas ve-

ces tienen una mujer fuera, quieren mantener la casa y a la mu-

jer de fuera, cosa que no entiendo, para mí todo esto es una

farsa…, pienso que tenemos que hacer algo para cambiar la si-

tuación de la mujer y cuanto más se haga más va cambiando,

vamos construyendo como las feministas que empezaron en los

70 y seguimos nosotras.

RM - ¿qué va a pasar este miércoles 10 de marzo en Bogotá y

cómo se va ha realizar?

BM - primero, la idea del traje de novia, pienso que el traje de

novia llama la atención porqué se relaciona directamente con

las bodas, entonces en el traje de novia está retenido todo el

sentimiento que la mujer tiene por el día de la boda, cuando

la mujer vistió el traje tenía…, en el se quedo retenido el senti-

miento de ese día. Entonces yo trabajo con muchas memorias

porque los trajes son alquilados, todos tiene muchas memorias

y a todas las mujeres que los vistieron de una forma simbólica.

El miércoles esas mujeres van a vestir esos trajes cargados de

memorias y vamos a caminar con un canasto lleno de recuerdos

velados, ese es el nombre del performance, pero hace parte de

la tradición regalar en el día de la boda dos almendras y una

tarjeta con los agradecimientos a los invitados a la boda, yo cam-

bie un poco eso, pongo las dos almendras pero en la tarjeta el

lado anterior tiene el nombre de recuerdos velados, atrás dice:

Día Internacional de la Mujer, por una vida sin violencia. Es el

miedo lo que todas nosotras tenemos, lo que nos mantiene con

resignación, la palabra “miedo”. Entonces, en Bogotá ellas van

a caminar con un canasto muy largo que nada tiene que ver,

me gusta poner cosas que contrasten como la pala y el traje de

novia en Sao Paulo, algo que pueda hacer un contraste…, van a

caminar cargando el canasto, llegarán a la plaza de Lourdes así:

En la plaza de Lourdes las mujeres van a contornear las pa-

redes de fuera de la iglesia como si hiciesen un hilo blanco al-

rededor dejando libre apenas la puerta principal, quedaran un

poco allí pegadas a la pared, lado a lado reforzando el dibujo y

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55{ }

Violencia, miedo y seguridad

las doblas de la arquitectura, cuando salen bajando las escaleras

se llevan una parte de la pared, llevan con ellas la memoria de

la construcción, la memoria de la tradición de la gente que por

allí pasó, representando todas las mujeres que salieron por la

puerta principal vestidas de novia cargando tantas promesas de

respeto, afectividad, fidelidad, ahora se despegan de la pared

cargando un poco de la estructura de la iglesia repartiendo con

la gente de la plaza los recuerdos de la boda, reivindicando a

los transeúntes una vida libre de violencia, lo van a repartir y

cuando terminen se mancharán, eso va ha ser el miércoles 10

de marzo, ojala la gente reciba el mensaje y más semillas sean

plantadas.

RM - de parte de la revista Movimiento y los estudiantes que

nos leen, muchísimas gracias por esto y por el trabajo que haces,

por esta apuesta al arte, que de seguro será muy importante

para el trabajo que en la ciudad se ha estado realizando.

BM - si, el arte es mucho más abstracto que la política que sale

con los carteles y hace mucho ruido, eso no…, el performance

es muy silencioso, no hay carteles y anda…, lo que puede hacer

es que cada uno coja a su manera lo que está pasando… Al ver

el traje y recordar el día que tuve el teje de novia y revisar mi

vida…, se verá la palabra miedo y reflejará más… El performance

espera lo que la gente pueda reflejar de la violencia y la vida

de las mujeres. Cuando ven que otras mujeres están haciendo

algo en la tele, que están en el periódico, pasa a cambiar algo

dentro de ellas, a pensar que pueden hacer algo de verdad en la

vida. Por eso digo que los medios son importantes porque llevan

hasta el interior de la casa lo que pasa en el performance, llega

a más personas...

La revista Movimiento participó en el marco del evento y

apoyó el objeto de la obra, además hizo presencia desde el co-

mienzo hasta el final de la presentación, dando cuenta de un

proyecto de gran interés y acogida por parte de los transeúntes;

por supuesto, nos encontramos con todo tipo de reacciones, las

mismas que nos hicieron reconocer la importancia de llevar a

cabo iniciativas de este tipo, de reivindicar nuevas voces, nuevas

formas de transformación, superando lo canales de siempre o

los discursos desgastados.

Fue un camino largo reivindicando los derechos de todas

aquellas mujeres que de alguna u otra forma han sido víctimas

de cualquier tipo de violencia, la mujer se reveló como símbolo

de lucha, de fuerza y respeto, por eso somos consientes que la

libertad de las ideas se presentan en distintas modalidades y es

así como seguiremos apoyando las nuevas propuestas en pro de

la sociedad y su transformación.

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Page 58: revista Movimiento N.6
Page 59: revista Movimiento N.6

Expresiónen

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58{ }

Revista MOVIMIENTO

Diálogo,a s o l a s

No encontraba nada alrededor tuyo, sin embargo estabas ahí; en la ciudad no se sabe cuando puedas estar arriba, y mu-cho menos si estas aún dentro del circui-to, creo que son cosas de más, nada que

Julio Denis no hubiese notado antes “un cielo, un in�erno, una piedra” ¿qué más da? Sin embargo no era sensación de miedo, el miedo conduce al pánico, y esto es más bien como desosiego, ¡creo que es eso!, desosiego ¿qué dices?... lo tengo claro, no es nada que llegara a comprometerte, sin embargo la ciudad desolada me gusta más, no es violenta, ni terrorí�ca, es sólo eso… ¡la ciudad! en su plano más exó-tico, un llegar opaco a una vida interna ¡es más! pre�ero la vida de la ciudad que la del campo, sin dudarlo el campo es muy monótono para re�exionar, creo que por eso la polis fue la cuna de la re�exión… sería interesante tener ese con-traste, la vida urbana con la vida de ocio… “buena mezcla para no estar tan loco”.

¿Lo escuchas?, creo que escucho a Bach en la distancia, un

poco de incongruencia con demasiada lucidez, algo no muy ac-

tual en esta sociedad de estupidez crónica y trasferida socio-

genéticamente, ¡cualquier erudito me lapidaría argumentada

mente por mi anterior afirmación! Por fortuna a parte de ti (eso

creo) la única que me escucha es aquella luna a la cual poco

deja ver la manta de contaminación que tanto disgusta a esos

ecologistas… ¡ah! ecologistas…, remando dentro de un bote con

millones de hoyos, tarde o temprano caerá como lo hizo aquel

barbudo individuo, “ese si que sabía como predecir el futuro”,

Denis BirdSociología-Universidad Santo Tomá[email protected]

aquel futuro que llegaría a cuentagotas, pues aunque nadie lo

quiera aceptar, el futuro siempre marca el pasado, ¡cuándo lo

entenderán!

¿Me estás escuchando? …Como te decía; creo que apagaré

el cigarrillo, no me gusta verlo como se esfuma con el sereno

de la noche, sin que yo pueda hacer nada para evitar tal catás-

trofe, ¿gustas un poco?... Creo que preferirías contemplar esos

esperpentos de Duchamp antes que contaminar tus pulmones

con mi humo, a mi ver; encuentro mejor contaminar mi interior

por la boca, y no por los ojos, contempla a Warren eso sí es un

apocalipsis hermoso.

Creo que tu vida siempre giró en torno a tu miedo por ella, y

eso lo sabes, Friedrich no tiene la culpa, la culpa la tienes tu por

leerlo, tal vez si no hubieses idolatrado tanto a Rimbaud, esta-

rías más cuerda para todos que para mí, me gustarías menos,

pero encajarías en ese rompecabezas.

Ahora que lo dices…, la seguridad los está atrofiando a todos,

sólo ¡mira! ya ni se quieren separar del sistema, parece que pen-

sar fuera cada vez más labor de nadie…, a lo que me refería es

que todo debe ser más seguro allá, esa montaña plana, por lo

que he escuchado, suena mucho mejor que esta cripta de libros

mal escritos, y señoras cargando paquetes, es muy probable que

Estacio y Gubbio pasarán con rapidez al más arriba, por otra par-

te, creo que Calisto no debería encontrarse allí, no debería ser

merecedora de un castigo por ser lujuriosa, (que placer aquel)

una salida no psicoactiva a esta “realidad” dibujada de mundo,

¿no te parece?, tal vez Dante fue muy exagerado al describirla allí.

¿Sabes?, creo que la revuelta se acerca, tanta seguridad es

contraproducente, creo que ellos lo prevén, siempre lo han

Page 61: revista Movimiento N.6

59{ }

Violencia, miedo y seguridadSu

ites para violonchello solo | Fantasía cromáti ca y fuga | Eolo apaciguado | Jauchzet Gott in alle

n Land

en!

Sonata para fl auta y clave | Vom Himmel hoch | La ofrenda musical | Gran Misa en si menorHerz und Mund und Tat und Leben | Tocata y fuga | Jesu bleibet meine Freude

El clave bien temperado | Magnifi cat | Pasión según San Mateo

hecho, igual no me importa, algún día tendría que pasar, Winston lo pre-

vió, y por eso dejó derramar tanta pasión en contraste con el ojo que lo

observaba, “vigilar y castigar”, diría un psicótico muy lúcido, creo también

que Snowball lo advirtió y la granja se está cayendo poco a poco…, el trago

no es suficiente, y más si lo tomas con Gardel, ¡ah! gran amigo, con gusto le daría

un gran abrazo junto a Bird, borrachos enamorados de aquel dilema, lo aberrante

de vivir después de la muerte…, respecto a eso creo que nunca seré recordado

por alguien, siempre estuve al margen de todos, eso me alegra, te imaginas

que se pudriera mi cuerpo y mi alma no, sería algo así como un ritual de

esos egipcios, creo que las almas buenas se deben conservar (como

la tuya), yo con gusto le haré compañía a Virgilio, a Judas, y más

gustosamente a Paolo y Francesca, ¡que lujurioso sería!

Discúlpame, me tengo que retirar, de tanto imaginarme allá

creo que me está empezando a dar inseguridad de mantenerme

acá, es algo parecido al miedo pero no tan humano, el cielo se

cae y no quiero quedarme atrapado, aunque… ¿te conté?, el

suelo no es tan seguro últimamente, dicen que todo va de mal

en mejor (para mi no) …por que acá entre nos, ellos están muy

preocupados, dicen que la economía caerá…, ”tontas discusio-

nes”, ¿de qué chontaduros servirá la economía cuando el océa-

no se adentre en nuestras fosas?….¡ah, hermosa ignorancia!,

creo que sería feliz como ellos, siendo tanto o más estúpido,

o tal vez, tiento no creerme tonto, ocultando mi estupidez,

sin duda ¡a veces se añora la estupidez…! Es cierta una cosa,

nunca me cansaré de hablarte, así me susurres tan bajo que

tenga que morir para oírte, supondría que el asunto no está en

el arrepentimiento, creo que eso ya lo vivieron todos, creo que

sería mejor la resignación, eso sí sería sensato.

Page 62: revista Movimiento N.6

60{ }

Revista MOVIMIENTO

Un recuerdomás

Mauricio PovedaSociología-Universidad Santo Tomá[email protected]

Page 63: revista Movimiento N.6

61{ }

Violencia, miedo y seguridad

sombra

Refugiados en la misma

sombra

Una mirada ante la sombra del olvido

sombra

Page 64: revista Movimiento N.6

62{ }

Revista MOVIMIENTO

Insomnio

Un cansancio de sueños rotos

Y es mi sueño el que desciende;

Vivir y morir a nuestra manera,

Cuando los muros del castillo

Recobren lo que nunca soñamos.

La ciudad se hace roja y negra,

Entre los tanques y las bombas,

Entre volcanes que son misiles volantes,

Resonando las voces de los dioses,

De manera volátil.

Nunca soñamos con néctares,

En un tiempo improvisado por la bala,

Cerramos las ventanas, para limpiar con periódico,

La historia de la traición.

Para que los ojos cerrar,

La verdad emerge al final,

En busca de algún náufrago perdido,

Que batalle con justicia y libertad,

Luchas perdidas de honor e igualdad,

Deambulan por un sueño, cansado de anhelar.

Melissa QuirogaSociología-Universidad Santo Tomásmelissa_este�[email protected]

Inso

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o. M

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uiro

ga.

Page 65: revista Movimiento N.6

63{ }

Violencia, miedo y seguridad

En la mano tenía ese a� lado puñal que sería capaz de desgarrar la carne del mismo viento, en mi vestimenta tenía tanta sangre que parecía haber sido baleado por un batallón, sentía tanto miedo que mis ojos parecían fugarse de sus cavidades. Pero en el suelo estaba lo más inquie-

tante; estaba eso que acababa de penetrar con mi puñal y de lo cual brotaba sangre roja y espesa; estaba eso que

me producía un miedo incontrolable…

¿Por qué lo hice? Tal vez fue porque lo odiaba o porque sencillamente me di cuenta que en su existencia nada valía la pena.

Tal vez me llamen loco pero estaba arto de su incontrolable deseo de quererlo todo, de pasar sobre cualquier cosa para alcanzar

sus objeti vos, de lo esquizofrénico que resultaba su materialismo y sobre todo de su enfermedad crónica que lo hacía delirar con

prepotencia e individualismo.

Maté su mundanidad porqué estaba arto de cerrar los ojos ante la injusti cia, de que su mirar se limitara a su egoísmo y su confor-

mismo, por eso lo maté.

¿Pero qué he hecho? He arrancado mis miedos y mis odios con mi vida… Tan solo lo hice por cuanto me resultó la vía más fácil.

Lo que acabo de hacer lo hice por la misma razón por la que existí a: por cobardía. No me arriesgaba a tomar acciones ante el

desequilibrio del hombre, no me atrevía a parar esa absurda injusti cia.

Ya es tarde, tal vez si mejor hubiera abierto los ojos, si hubiera hecho algo por la gente o si tan solo viviera dignamente, en este

momento aún yo estaría vivo.

MelquíadesEconomía-Psicología-Universidad Santo Tomá[email protected]@hotmail.com

éℓ...

Page 66: revista Movimiento N.6

64{ }

Revista MOVIMIENTO

Sarai Andrea Gómez CáceresComunicación Social-Universidad Santo Tomá[email protected]

Añoranza nocturna

De repente observó la diferenciación entre las personas, analizo desde una esquina de la calle cómo viene el eje-cutivo molesto, quizá es uno de aque-llos días en los que no puede abordar

su vehículo particular y recurre a tomar un bus, su ex-presión de inconformismo y ego in�ado de poder. Tras

él camina una universitaria, tal vez anhelaba tomar rápidamen-

te el vehículo, ya que justo detrás la esperaba un joven habitan-

te de la calle con un puñal en su mano, él aborda junto a ellos el

mismo bus, haciendo caso omiso a las órdenes del conductor.

El semáforo está en rojo, los pasajeros no saben qué hacer, en

ese momento todos están en las mismas condiciones, nadie es

más ni menos; el conductor, preocupado, intenta conciliar con

él, pero sus palabras despliegan destrucción y daño. Las perso-

nas empiezan a entregar algunas de sus pertenencias con tal de

proteger sus vidas, después de este ataque compulsivo el hom-

bre baja del vehículo y corre, parece desesperado y no precisa-

mente por hambre.

Entonces, ¿cómo no sentir ese cúmulo de extrañas sensacio-

nes al deambular por la nocturnal ciudad? Así sea una noche

clara, perfecta para estar sola, contemplar las estrellas, disfrutar

de la urbanidad y de mi propio respirar, es inevitable sentir es-

calofrío ante la inminencia de cualquier amenaza real o imagi-

naria, es inevitable pensar en mi niñez, cuando todo transcurría

con tranquilidad, recordar que el correr era un acto sublime de

libertad y alegría, constatar cómo en la actualidad correr se ha

tornado en la forma más recurrente de huir de las presiones so-

ciales, del peligro y del temor porque las calles son un espacio

muy poco confiable.

Se siente una suave brisa, un tanto cálida y el pensamiento

vuela y razona no sólo en el hecho del sinnúmero de complica-

ciones que pueden producirse en un espacio que es de todos,

sino en la poca efectividad que surten las medidas que existen

para contrarrestar las adversidades por las que atraviesa la so-

ciedad, quienes no se atreven a cuestionar porque viven inmer-

sos en ella y se apaciguan sin siquiera percatarse de su existen-

cia.

Al analizar varios perfiles de personalidades encontradas en

un espacio, mis pensamientos se hacen niebla, la mezcla de as-

pectos estigmatizados culturalmente hacen que la sociedad for-

je un pensamiento confuso, obsoleto, pecaminoso y se forme un

miedo absurdo, que quizás se crea cuando el verdadero terror

se aproxima y se minimiza al ser asaltado.

Los grandes medios de comunicación saturan de información

a la sociedad: robos, violaciones, agresiones, secuestros, críme-

nes…, son los principales acontecimientos enunciados y la su-

puesta “realidad” que se tiene como “soporte” en los hechos,

noticias de lo que significa la ciudad y de alguna manera la rela-

cionan especial y dramáticamente con la noche.

En la incesante búsqueda de recuerdos que tocaron y marca-

ron mi corazón de manera definitiva encontré que no se relacio-

naban con un simple robo, ni con el temor a que un habitante de

la calle me abordara con algún tipo de elemento corto punzante

a fin de despojarme de mis pocas pertenencias, o de que me

agrediera verbal o físicamente por no encontrar una moneda

con que obsequiarlo.

Page 67: revista Movimiento N.6

65{ }

Violencia, miedo y seguridad

Estaba allí sentada observando impávida cómo un par de jó-

venes se daban golpes por una chica que aterrorizada perma-

necía inmóvil. En ese momento sentí que un vendaval se apo-

deraba de mi cuerpo y tuve otro recuerdo bastante doloroso de

mi adolescencia, cuando el conflicto me tocó en esos días en

donde todo parecía perfecto, esos recuerdos oscuros cuando los

fenómenos de la guerra y las ideologías se cruzaban. Los actos

de nobleza, aquellos tan poco frecuentes en los combatientes,

se juntaron y la única solución fue eliminar al otro, que no era

cualquier otro, por el simple hecho de existir o por el no tan

simple de no compartir sus ideales, por no estar de su lado, por

no colaborarles, por no querer mantener la boca cerrada o por

haber renunciado decidida y voluntariamente a toda manifesta-

ción de violencia.

Una noche, la más trágica y oscura de todas las noches, no

uno ni dos ni tres sino doce malévolos y certeros disparos sega-

ron la vida de uno de los seres más preciados, de quien cuidó de

mí en mi niñez, en rebeldías, antojos y caprichos, de quien era

como mi padre porque tomó el lugar de aquél que nunca estuvo

conmigo, de mi querido abuelo que, sin pensar, había cumplido

su cita con la muerte en aquella tienda de su muy amado pueblo

donde habitó solo con sus angustias, sueños y temores.

Otro crimen que quedó impune por el terror de reclamar, otra

víctima que quizá nunca se pudo enterar de su “pecado”. Trata-

mos de investigar, buscamos pruebas, la familia estaba conmo-

cionada ante semejante situación; las imposibilidades de hablar

y el dominio de las actuaciones paramilitares, frente a pocas

pistas, llevaron a la detención de uno de los criminales y fueron

calladas las voces de clamor e injusticia.

El dominio de poderes impidieron que se luchase más, to-

tal, el daño ya estaba hecho, nada ni nadie traería a mi abuelo

conmigo, él no volvería a cuidar de mí; desde esa noche fría de

julio de 2002, la familia no volvió a sonreír igual, ninguna noche

volvió a ser como antes y el frescor del canto se esfumó.

Al traer a la memoria tan horribles hechos puedo dimensio-

nar lo difícil que es reclamar por una vida, teniendo en cuenta

que sí Colombia fuera un país más justo y las clases sociales no

estuvieran marcadas de manera tan agresiva, quizá en la ciudad

se viviría con un poco más de seguridad y libertad, pero, ¿qué

hacer ante los grupos al margen de la ley o los actos déspotas de

la Policía Nacional? Se creen, no la autoridad, sino el poder ab-

soluto, agreden a estudiantes y jóvenes sin importar sus condi-

ciones o subjetividades, lo que hace al ser humano plenamente

identificado con la ciudad y con su cultura.

Quizá la sociedad pueda llegar a ser más autónoma en el

momento en el cual critique su entorno y las desigualdades so-

ciales no se apoderen de la existencia, la estigmatización y la

inseguridad. Por otro lado, la tolerancia y el reconocimiento de

la diversificación cultural y, por supuesto, la conciliación entre el

Gobierno y las fuerzas armadas de Colombia, quienes dominan,

asesinan y atentan contra la vida de los ciudadanos.

Ojalá la lucha sea para que podamos disfrutar de la maravi-

llosa, espléndida y relajante noche sin pensamientos abruptos y

agresivos, para no dejar atrás los sucesos que marcaron mues-

tras vidas, sino encontrar la forma para combatir y no necesa-

riamente con armas de fuego sino con aquellas que dan valor:

las armas de la inteligencia, la sabiduría y la sensatez, que son

más poderosas que las primeras. Para que se promueva el pen-

samiento crítico y contribuyan al cambio, para que podamos

correr en un verdadero acto de libertad y de emancipación per-

sonal y colectivo.

Page 68: revista Movimiento N.6

66{ }

Revista MOVIMIENTO

Lili [email protected]

Irwin [email protected]

Masacre

Marx Graucho

Page 69: revista Movimiento N.6

67{ }

Violencia, miedo y seguridad

[email protected] demoniaca 00635

con licencia para cascar

Page 70: revista Movimiento N.6

68{ }

Revista MOVIMIENTO

Conversación 108:el Purgatorio ata sobre el miedo

-¡Corre! ¡No mires hacia atrás!... ¡Que no me mires!

-Pero Maestro, ¿y si nos perdemos?

-¡Hace mucho que estamos perdidos!

Es bastante complicado correr por las calles céntricas de la ciudad, atestadas de gente como el Maestro y la Alum-na, intentando evadir un nuevo con-trol de seguridad. Desde el pasado seis de

agosto, eso hace ya unos ocho meses, el gobierno capitalino

tomó drásticas determinaciones en cuanto a “cuidar de sus más

preciadas posesiones”. Al ver que una facción de la población

civil comenzó una serie de actos como la destrucción del museo

neoposmoderno Bulevar Niza; el saqueo y posterior incendio a

la joyería Iglesia Santa Clara y al hermoso salón de te y reuniones

Palacio Liévano –entre los más relevantes–, la División Antidis-

turbios Urbanos, perteneciente a la sección de Vigilancia Guber-

namental, recibió la orden de inmovilizar a toda persona con

actitudes o comportamientos que pudieran levantar sospechas

de amotinamiento, violencia, agresividad o sevicia. Con dicha

disposición, comenzaron a capturar a todas las personas que

circulaban por ciertas zonas de la ciudad, como el centro, las zo-

nas marginadas, los linderos con poblaciones cercanas y algunos

otros distritos que fueron considerados de máxima peligrosidad.

Tanto Maestro como Alumna viven en barrios ubicados en una

de esas zonas y hoy se dan cita en el centro para levantar su voz

de protesta contra la represión que cae sobre varias cabezas en

la ciudad.

Pero, ¿por qué corren con tanto desenfreno? Escuchemos

lo que el Maestro le explica a la Alumna, mientras descansan

Diego OrtizLicenciatura en Lengua Castellana-Universidad Distrital Francisco José de [email protected]

Page 71: revista Movimiento N.6

69{ }

Violencia, miedo y seguridad

agazapados en un callejón nauseabundo muy cerca de las ruinas

del Faenza.

-Mi bella niña, todo ha cambiado. ¿Recuerdas al tipo que aga-

rraron como culpable del incendio del centro Faenza?

-Sí, lo recuerdo muy bien.

-Los noticieros en Internet divulgaron que lo tenían encerrado

en la Prisión del Sur. ¡Todo fue mentira!

-¿Cómo así? ¿Dónde lo tienen?

-La Comisión para la Protección Mundial construyó a espaldas

de todos, hasta de los títeres que nos gobiernan, una prisión

bajo tierra, allá en los terrenos de los Cementerios del Norte.

-¿Cómo se enteró de eso, Maestro?

-Mi niña, yo estuve allá.

El rostro de sorpresa de la Alumna lo dice todo, pero el Maes-

tro no puede continuar con su historia, pues los pasos del tercer

frente de la División se escuchan a pocos metros. La Alumna

pasó por alto que hace tres meses el Maestro estuvo desapa-

recido por muchos días. Ella lo llamó insistentemente, lo buscó

en los lugares que siempre frecuentaban: el Parque del Árbol

de Caucho, la Calle del Faenza, la Plaza del Derrotado, la Aveni-

da Real del Comercio, la Torre del Reloj, la zona cosmopolita, el

Infierno.

En esos días, resignada y con el cansancio adherido a los hue-

sos, prefirió refugiarse en la buhardilla que había arrendado y

volver a leer los escritos del Maestro, buscando entre líneas al-

guna pista de su paradero. Fue el tiempo en el que el Maestro

estuvo en el Purgatorio.

El Purgatorio es un edificio de 10 pisos subterráneos, cons-

truido en los terrenos de los Cementerios del Norte, que en

principio fue diseñado para los refugiados de la guerra de 2012.

Pero esa guerra fue tan virulenta y cambió tanto el concepto de

ciudadano que, al final, la mayoría fuimos catalogados como de-

tractores de la Ley. Las cárceles colapsaron, grandes matanzas

ocurrieron al interior de los centros penitenciarios, motivadas

por los guardias y gestionadas por los caciques y a pesar de ello,

en cada celda de metro por metro, seguían durmiendo entre 20

y 30 personas.

El Gobierno nacional y el capitalino determinaron adecuar el

refugio abandonado como un lugar de reclusión. En esos días lle-

gó la comitiva entregando una generosa contribución a la zona,

para impulsar proyectos de desarrollo tecnológico y fomentan-

do planes alimentarios a los menos favorecidos. Así tomaron el

control del edificio. Lo adecuaron y lo administraron. La primera

cárcel privada del Estado.

Los ocupantes fueron los hombres, mujeres y niños captura-

dos en las primeras redadas organizadas por la entonces recién

fundada División. La mayoría habían transgredido el toque de

queda que se implantó por once días, entre el diez y el veintiuno

de febrero, como último recurso para intentar controlar a los

saboteadores del la paz y el orden de una nación que se jactaba

de ser la más pacífica del continente, después de la guerra del

2012. El 19 de febrero a las 8:17 de la mañana, el Maestro fue

capturado.

-¿Dónde? ¿Cómo? Pero, Maestro…

-¡Shh! No alces tanto la voz. Luego te cuento los detalles. Lo

que quiero que sepas es lo que entendí allá adentro.

-¿Hay algo por entender en un lugar como ése?

-Sí, mi bella dama. La razón por la que hoy nos persiguen con

tanta vehemencia.

De nuevo se escuchan los pasos de la División, pero esta vez

ambos prefieren mantenerse quietos bajo la sombra del Emba-

jador. La noche es cerrada y quedan pocas luces en la calle. Es-

peran hasta que sólo se oiga el viento que arrastra la basura levi-

tando en el ambiente como única manifestación de movimiento.

El Maestro siente el aliento tibio de la Alumna en su rostro, pero

es más importante lo que le tiene que decir:

-Nos quieren transformar en otros. Lo que hay detrás de la Co-

misión es un programa que reestructura la personalidad, basado

en un modelo aplicado en varios países, que busca respuestas

idénticas ante ciertos estímulos, sobre todo los que tienen que

ver con el miedo.

-¿Miedo, Maestro?

-Sí, mi Alumna. La Comisión condiciona a todas las personas

que son arrastradas al Purgatorio, para luego venderles un pro-

grama a los gobiernos que, según escuché, se llama Patrones

comportamentales de control social. El miedo como un compor-

tamiento implementado desde nuestros primeros años y refor-

zado durante toda nuestra vida. Por eso hacían estudios más

profundos en los niños que en los adultos capturados. Por eso

me fue más fácil huir.

-¿Cómo hizo para huir Ma…?

Fue un instante de distracción.

Un golpe seco en el rostro de la Alumna y varios con bastones

de electroplasma sobre el cuerpo del Maestro.

La División es contundente.

Al Maestro lo arrastran por toda la Calle del Cubo hacia el

occidente, muy posiblemente para dejarlo en el Purgatorio de

nuevo.

Reincidir no es bueno.

La Alumna es llevada por la carrera quinta hacia el sur. No sa-

bemos cual será su paradero. Esta conversación queda así por

ahora.

Page 72: revista Movimiento N.6

70{ }

Revista MOVIMIENTO

“Baruka”Sociología-Universidad de [email protected]

Mem ria

Sola en el calabozo oscuro,

sola con la luz enceguecedora,

penetrando por un agujero en la pared,

tras la piel desgarrada,

el cabello arrancado,

el agua helada sobre mi rostro,

la electricidad,

el dolor

y el desmayo;

me descubro sin voz,

los ojos sangrantes,

las manos heridas.

Si sobrevivo,

mis palabras no contarán la historia.

Pero que no me dejan vivir,

será mi cuerpo el que cantará la historia.

Page 73: revista Movimiento N.6

71{ }

Violencia, miedo y seguridad

Andrés CardonaComunicación Social para la paz - Universidad Santo Tomá[email protected]

Es domingo, la tarde, el sol, un parque atiborrado de gente, Oli-verio Lionel Rojas. Oliverio es una de esas personas que con-ciben verdades a medias, buenas verdades, este día ha venido buscando una chiva insólita, una personalidad esquiva, le han informado que la Muerte aparecerá a las 3:00 p.m. en el parque

Llael, en el lado sur de ciudad. Son las 2:50 p.m. y decide que debe preparase y esperar, recuerda que bajo esa fuente que

nunca ha funcionado hay un par de bancas viejas, solía pasar mucho tiempo aquí de niño, ya no

pasa tiempo aquí, pero sigue teniendo algo de infante, una mente inquieta que lo hace imaginar

cosas “raras”, esta vez mientras está bajo la luz amarilla de un farol negro piensa en un desenlace

descabellado y posiblemente irónico para su tarde…”tal vez…, si este fuera un relato argentino, el

que tendría que morir aquí esta tarde sería yo”… pero nada sucede, los automóviles se detienen

comúnmente en presencia del terror, cosa que ahora se encuentra en la mente de Lionel, nada

pasa…

Camina hacia la banca ensimismado, se para a treinta centímetros de ella para reflexionar pers-

picazmente sobre la posibilidad de que la silla se convierta en su tumba.

“Si me siento en esa tacaña de madera y esta por fin se rompe, el golpe probablemente será

débil, pero el destino apunta demasiado bien y seguramente puedo desnucarme”.

Oliverio presa del pavor se toca la cabeza con suavidad y decide retroceder, da un paso atrás

y tropieza con un cuerpo duro, inmóvil y frío, se disculpa mientras se gira rápidamente, cosa de

la que se arrepiente pronto. Un vacio oscuro le apunta fijamente desde lo alto de un abrigo y le

responde con voz suave.

”No hay problema señor Rojas”

El ser de Oliverio se desespera, lo comprende todo muy rápido, tiene una parca frente a sí y

esta conoce su nombre, el destino es inexorable no hay nada que hacer, que tonto fue al pesar lo

contrario, se rinde desde antes de concebirlo y no piensa correctamente, sólo reacciona.

–Buenas tardes señora Muerte.

–Buenas tardes Lionel, ¿llegué muy temprano?

–Bueno, nunca se ha escuchado de una parca que llegue tarde….

Cuento de lamuerteyOlινerιo

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Revista MOVIMIENTO

– ¿Le gusta su trabajo?, ¿a dónde los lleva?, ¿por qué escogió

este oficio?, ¿qué se siente matar gente a diario?, ¿es necesario

el dolor?, ¿existen el cielo y el infierno?, ¿qué piensa acerca de

las políticas del presidente para disminuir su mercado?

El ambiente cambia, nubes negras se revuelven sobre sus ca-

bezas con abominable velocidad, la temperatura de ese día so-

leado desciende en 24,5 grados, pero el viento es caliente, tanto

que casi quema al pasar, el piso tiembla bajo los pies de Oliverio,

está aterrado paralizado, inmóvil…

Un sonido simple rompe a través del caos metafísico y todo se

aplaca tan rápido como empezó, la capucha negra característica

se encuentra ahora en el piso, esta vacía, algo de arena se asoma

por los bordes, Oliverio se calma, lo comprende todo muy rápi-

do, no piensa, sólo reacciona:

Es una buena nota para la segunda plana, “la Muerte no pue-

de reír”

Oliverio se sienta en la silla.

Lionel fue siempre Oliverio, un poco emotivo y perspicaz,

siempre pensó que padres e hijos era una analogía transdimen-

sional, y que la ortografía era una pérdida de tiempo, cosa que

encantaba a su editor, pues constituía una excusa perfecta para

ejercer lo que parecía ser su única habilidad, porque para qué,

el hombre sabía lo que hacía.

El grito que Oliverio desató en esa vieja plaza no despertó a

los muertos ni hizo que las tildes se pusieran en su lugar, más

bien pareció no importarle a nadie, más bien pareció que nadie

lo escuchó, su llanto tampoco logró captar la atención, claro la

gente normal no podría entender que es verse tirado en el suelo

–Tiene razón, es una mala costumbre mía.

–A qué viene exactamente –le pregunta inocentemente Lio-

nel.

–A que me haga una entrevista señor Rojas.

La respuesta lo sorprende en exceso, la reacción es rápida,

saca su libreta y su grabadora como lo a hecho ya muchas veces,

pero esta seguramente será la última vez, por lo que debe ser

magistral, magnifica piensa dentro de sí, pero cosa graciosa es

que no sabe que preguntar, prende la grabadora y oprime ese

botón gris tan indiferente ante todo.

– ¿Cuál es su nombre?

–Camila Rodríguez.

– ¿Tiene familia?

– ¿Tuve hace mucho tiempo?

– ¿Qué sucedió?

“Nuestra sociedad funciona inversamente a la suya, la medici-

na es una bomba para nosotros”

Oliverio está estancado, no puede procesarlo, tres preguntas

y ya conoce de Camila Rodríguez más que nadie en este mundo,

pero ahora no sabe que más preguntar, no le gustaría ahondar

en la vida personal de alguien a quien acaba de conocer, eso es

poco ético, más bien debería preguntar algo más profundo, más

sensible, algo de opinión, seguramente, nunca nadie a escucha-

do la opinión de la Muerte… Toma una decisión debe arriesgar-

se, hacer una pregunta complicada y reveladora.

Las reflexiones profundas son más superficiales de lo que pa-

recen, pues en su cabeza comete todos los errores del periodis-

mo al mismo tiempo, lo suelta todo de un golpe.

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Violencia, miedo y seguridad

mientras la mismísima muerte estaba muerta a su pies, Oliverio lloró muchas veces mientras

veía la caja negra, cosa que no hizo en el funeral de su padre, y que tampoco hizo en su propio

funeral privado, su sentimiento era más bien como el de:

“...no jodas…”

Pero Oliverio siempre fue Lionel, más que emotivo y perspicaz, siempre amó lo que había

por debajo de la superficie, por eso quiso ser periodista, pues no calificaba para ser científico.

Por eso, después de esa pequeña tormenta sin sal, se sentó en el medio del parque a contem-

plarse a sí mismo desde una distancia prudencial.

Tan prudencial que no le echo la culpa a Camila Rodríguez de haberse muerto y haberlo

dejado en el limbo, y moderadamente se dijo a sí que él no tenía la culpa de que las muertes

no pudieran reírse, quien iba a saberlo…, de lo único que tenía culpa era de hacer preguntas

estúpidas en momentos importantes, y por último, no tenía la culpa de que eso viniera con la

entrada de prensa.

Pero más importante que todo eso le parecía el hecho de que había por fin un puesto vacan-

te en el mundo, pero que seguramente nadie podría llenar, cosa que le intrigó pues repensó el

hecho de que la mística parca se llamara Camila Rodríguez, que tuviera una sociedad para la

que seguramente trabajaba, y más trascendental aún, el hecho de que tuviera una voz suave y

una vida propia, eso lo intrigaba monstruosamente.

Hay ocasiones en donde las ansias de saber son irracionales, casi una necesidad, y ese era

uno de esos momentos, por lo que pronto se encontró sobre la manta negra en medio de un

extraño atardecer verdoso a las 4:30 p.m. Hay por otro lado ocasiones donde el desconcierto

es aún mayor que las ansias de saber, y por desgracia la confusión no es irracional, pues cuan-

do se encontró en sus manos el celular y la billetera de Camila Rodríguez, se le hizo todavía

más burlesco ver una carta a su nombre entre las diminutas y molidas rocas… continuará.

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Revista MOVIMIENTO

Alejandro Penagos DíazSociología-Universidad Santo Tomá[email protected]

sillaunaen

Sentado Sentado en una silla, pensando.

Situado en el fondo de un

patio vacio.

Nada pertenece a mí.

Ni la silla.

Ni el patio.

Ni el vació.

Ni mis pensamientos.

Donde ni mi inutilidad me pertenece.

Ella a la que le he rezado

tantas veces .

Ella que me ha dado la calma y el orgullo de dioses.

Ya no es mía…

Ahora se que es de muchos hombres,

ellos la comparten conmigo.

Hombres vivos y muertos.

Hombres de otros tiempos

De otros años.

De otros mundos.

Donde la palabra inutilidad, ya no me dice lo que a mi me habla.

Donde pensar en ella es inútil.

Lo único exacto es que es una diosa.

Una dama elegante que no está conciente de ello.

Va, viene y se va como el viento,

como los pensamientos, como el amor.

Ella que sabe que muchos la adoran

y la adornan con palabras y colores,

que para ella son inútiles.

Aunque inútil pensar en ella.

Sabiendo que de ella no me pertenece nada.

Es mía…

Es la utilidad más grande de mi existencia.

Es la filosofía que no tengo.

Es mi diosa…

Es mía…

Perfecta, serena, femenina, tranquila y

constantemente despierta.

Inutilidad divina.

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Violencia, miedo y seguridad

∫ No me alcanzarían las piedras, ni los insultos, ni toda mi fuerza física para protestar con-tra usté y todo lo que usté representa.

No me alcanzarían las balas para matar a todos los hijueputas que como usté han sometido, someten y

pretenden seguir sometiendo a los estudiantes, a los empleados, a los verdaderos habitantes de la patria, a

nosotros que somos la base de su economía, donde reside su poder, porque somos nosotros quienes se lo otor-

gamos... y quienes se lo podemos quitar.

Por eso, recurro al argumento menos violento pero no menos agresivo y contundente porque estoy convencida que mi protesta

no está sola, es sólo una réplica explícita y fuerte del sinsabor de los trabajadores, de las dudas de los estudiantes, del miedo de las

amas de casa y del desconsuelo de los obreros...

Estoy sentida, estamos resentidos porque esta represa de quejas e insatisfacciones se llenó, se llenó de la sangre de los altruistas

que pensaron en algo mejor para todos y fueron acallados silenciosa y cobardemente por quienes quisieron seguir monopolizando

el poder.

Esta mierda se llenó, se llenó de las lágrimas producto del dolor, del desconsuelo, la ira, la desesperación por los desaparecidos,

por los sindicalistas muertos, por los torturados, desarraigados y silenciados, son las lágrimas producto de la impotencia ante usté

que representa la corrupción, la intransigencia, la explotación, la represión, la dominación ilegítima.

Tampoco las palabras bastaron para hacerle saber lo que me indispone, me entristece y me indigna usté y su régimen de violencia,

exclusión, muerte, silencio y olvido. Lo detesto, lo odio y cada día que pasa con mayor intensidad, con mayor sentimiento.

Aun cuando al final debo admitir ante usté y ante todos, el miedo que tengo, miedo de olvidar, miedo de resignarme, miedo de

ignorar la represa de sangre y lágrimas para más tarde poder salir a trabajar y sonreírle a la cara y agradecerle por darme con que

comer, pretender que estuve errada y recordar este sentimiento de odio y tristeza como una etapa más producto de mi juventud.

Melissa RobledoUniversidad de [email protected]

No me alcanzaríanlas piedras

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Elautoren

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Revista MOVIMIENTO

Quienes hayan leído alguna vez algún texto sobre el escritor colombiano Carlos Arturo Ruiz, más conocido como Arturo Álape, entenderán con facilidad que él no fue sólo un narrador de historias de individuos seleccionados indiscriminadamente por su contexto socio-cultural, sino que por el contrario sus textos, sus protagonistas, sus historias

han signi�cado una mirada de la historia de Colombia, no desde los grandes acon-tecimientos publicados en los periódicos y noticieros nacionales, sino desde el relato de aquellos individuos sumergidos en esa violencia arraigada en cada rincón del país desde el año 50 y que hasta el día de hoy sólo ha desgastado el capital humano del te-rritorio, fortaleciendo el estado de clases. En este sentido las obras del escritor Arturo Álape bien

pueden representar todo un trabajo de campo e investigación, en donde es posible recuperar la memora

histórica de un país a través de la crónica, del testimonio vivo de cientos de colombianos que inhabilitados

política y socialmente en la construcción y consolidación de la democracia, encontraron las posibilidades

de reivindicación y a la vez una esperanza de vida enmarcada en la construcción de ciudadanía, esos que

eliminaron sentimientos de miedo por la oportunidad de aflorar su ser: sus pasiones, nostalgias, miedos y

angustias que eran rechazadas mediante la palabra. Ese lenguaje coloquial propio de los campesinos fue el

elemento principal en la construcción literaria del autor, pues permitió reconocer otros actores, otras voces,

que si bien padecían de discursos teóricos fuertes, constituían una única realidad en donde la soledad, el

miedo, las emociones, el conflicto subordinan la capacidad de acción de la población asediada por la guerra.

Álape nació en Cali el 3 de noviembre de 1938 y desde los 10 años se interesó en la literatura debido a la

coyuntura económica, política y social que el país enfrentó con el asesinado de Jorge Eliecer Gaitán, definió

su postura crítica y reflexiva de esa realidad emergente pero invisible, así en toda su juventud estuvo vincula-

do al partido JUCO (juventudes comunistas colombianas) organización juvenil de corte marxista-leninista; en

donde desde la militancia, Álape capturó todas las experiencias vividas y con ello asume una responsabilidad

social consolidada de forma literaria en su primer libro Diario de un guerrillero, que lo consagró como un in-

vestigador serio, reconocido internacionalmente. En adelante la bibliografía del autor oscila entre lo literario

y lo educativo, articulando los dos elementos el autor re-definió imaginarios del campo y de la ciudad, luego

de su experiencia en la zonas rurales y después de otras tantas publicaciones controvertidas como el caso

del libro titulado Tirofijo, entiende que las lecturas del país deben provenir de fuentes humanas sumidas en

estos hechos y sólo en ese sentido es posible un cambio en la percepción de los ciudadanos con relación a

su entorno, a su historia, y por supuesto, a las expectativas del futuro, vinculadas con la capacidad de acción

del sujeto sobre su contexto.

OArturo Áląpe

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Violencia, miedo y seguridad

Álape fue un escritor, pintor, investigador, periodista, pero

ante todo un ser humano reflexivo en sus análisis y escritos,

“con el ojo de artista, la paciencia del historiador, la visión crítica

del investigador social, la observación atenta del cronista, Álape

descubre que en los barrios marginales de las grandes ciudades

se teje otra vida, más intensa, más dramática, más conflictiva o

pudiera decirse, la suma de todos los conflictos, y se deja atra-

par por los recónditos secretos de esos barrios, espacio para los

desarrapados del mundo cuya tragedia individual y colectiva su-

pera cualquier imaginario”1.

La ciudad, si se le mira fragmentadamente, no permite develar

que en su interior, en sus calles y barrios se desarrollan para el

autor historias invaluables, significativas pues configuran ideas

acerca del territorio, donde en zonas periféricas se evidencia

la ausencia estatal que ha provocado y promovido la sumisión

a actos delictivos como vías de escape y supervivencia. La otra

ciudad como la llamó Álape en su texto Ciudad Bolívar la hogue-

ra de las ilusiones, menciona a esa Bogotá anónima, invisible,

víctima de una estigmatización social pero con altos niveles de

cohesión que mitigan el miedo hacia ese “afuera”. En el tiempo

en que el autor escribe este texto, logra involucrase con la co-

munidad de esta localidad mediante la formación de un Taller de

la Memoria, ejercicio difícil de llevar a cabo pues el autor dice:

“Ciudad Bolívar es un campo de experimentación de fundacio-

nes gubernamentales y no gubernamentales. Cada que tiene su

propio feudo de influencias, con un programa que funciona con

la dimensión de salvar unas cuantas almas y al final del años

se escribe un informe y en los años subsiguientes se asegura la

1 MESA, Escobar, 4 p.

financiación y los salarios de los funcionarios”2 y esta condición

ha consolidado una cultura de la desconfianza al extranjero. Sin

embargo y después de cuatro meses de insistencia, Álape logra

vincular a la comunidad con la literatura y sus memorias, conso-

lidan lo que hoy día es un libro obligado para quienes estén en

el ejercicio de develar una historia real, esa en la que nadie cree

pero todos incidimos.

Arturo Álape murió el 7 de octubre de 2006 y deja en sus li-

bros una herencia no sólo literaria sino sociológica, antropológi-

ca, política que presupone nuevos discursos, nuevos restos para

nuestra sociedad.

Las obras del autor son las siguientes:◊ El diario de un guerrillero (1970).◊ El cadáver de los hombres invisibles (1979).◊ Las vidas de Pedro Antonio Marín, Manuel Marulanda Vélez-

Tirofijo (1983).◊ El Bogotazo: memorias del olvido (1983).◊ El Bogotazo: noche de pájaros (1984).◊ El Bogotazo: la paz, la violencia: testigos de excepción (1985).◊ Tirofijo (1989).◊ Valoración múltiple sobre Tomás Carrasquilla (1990).◊ Julieta: el sueño de las mariposas (1994).◊ Tirofijo: los sueños y las montañas (1994).◊ La hoguera de las Ilusiones (1995).◊ Rio de inmensas voces... y otras voces (1996).◊ El cadáver insepulto (2005).

2 ÁLAPE, 26 p.

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EXPOSICIONES - EVENTOS

EN BOGOTÁ

¡¡¡ ASISTA HOY !!!

TALLERES - FUNCIONES

CONVOCATORIAS

PELÍCULAS - CONCIERTOS

Cultura en

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Revista MOVIMIENTO

El Centro de la Imagen los invita a la Muestra antológica Lázaro Blanco

Temporarios. La exposición estará abierta hasta el día 30 de mayo de martes a domingo de las 11:00 a las 18:00 hrs

El MOLAA, Museum of Latin American Art, invita a la Retrospectiva de Felipe Ehrenberg

El evento se realizará el domingo 23 de mayo hasta el 15 de agosto de 2010 entre las 7:00 y las 20:00 hrs

La Editorial RM convoca a la primera edición del concurso El mejor fotolibro 2010 de América Latina

con el objetivo de promover y difundir el trabajo de un fotógrafo latinoamericano a través de un libro de alcance internacional.

La convocatoria estará abierta hasta el 15 de junio de 2010

El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Centro Multimedia del Centro Nacional de las Artes, presenta la convocatoria para el

Programa de Apoyo a la Producción e Investigación en Arte y Medios La convocatoria estará abierta hasta el 4 de junio de 2010

El Espacio Ecléctico, colaborador de la Feria de Libros de Artista, Fotoseptiembre 2009, dentro del marco de su IX Feria de Libros de Fotos de Autor hace la siguiente Convocatoria

Concurso Fotográfico para Prototipos de Edición La convocatoria estará abierta hasta el 30 de junio de 2010

Rock al Parque 2010La fiesta de rock más grande del planeta se llevará a cabo los días 3, 4 y 5 de julio,

tres escenarios, en el Parque Simón Bolívar

Actividades

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Violencia, miedo y seguridad

Palabras que nos cambiaron: lenguaje y poder en la independencia

Curaduría: Margarita GarridoAbril 20-septiembre 22 BLAA, Sala de Exposiciones Bibliográficas Calle 11 # 4-14

Entrada gratuita

Le Corbusier en Bogotá 1947-1951.La Ciudad-El Plan

Curaduría: María Cecilia O’Byrne, Marcela Ángel y Ricardo DazaAbril 21-junio 29 Banco de la República, Casa de Moneda, piso 2-Calle 11 # 4-93

Entrada gratuita

La vuelta a Colombia: artes plásticas entre 1948 y 1965

La exposición plantea un recorrido a través de cinco ejes temáticos desde donde los artistas formularon diversas aproximaciones a un entorno común: lo geográfico,

lo objetual, lo antropológico, lo político y finalmente, lo místico. La suma de creadores y creaciones que presentamos, evidencia una de las épocas más fecundas

del arte en nuestro país. Grandes nombres para la historia del arte del continente se forjaron durante este periodo: Botero, Obregón y Ramírez Villamizar,

son parte imprescindible del grupo de artistas que pusieron a Latinoamérica en el panorama mundial de las artes.

Abril 17-junio 13 Colecciones Arte, Museo Nacional de Colombia

Habeas Corpus:que tengas [un] cuerpo [para exponer]

Curaduría: Jaime Borja y José Alejandro RestrepoMarzo 19-junio 22 Museo de Arte del Banco de la República

Lunes a sábados: 9:00 a.m. a 7:00 p.m. (Última entrada a las 6:30 p.m.)Domingos y festivos: 10:00 a.m. a 5:00 p.m. (Última entrada a las 4:30 p.m.)

Cerrado los martes

Cuerpos AmerindiosArte y cultura de las modificaciones corporales

Curaduría: María Alicia UribeMarzo 19-agosto 29 Museo del Oro

Exposiciones

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Revista MOVIMIENTO

P a r a e s t a r e n

o r i e n t a c i ó n p a r a a u t o r e s

Movimiento es una revista de estudiantes de la Facultad de Sociología de la Universi-

dad Santo Tomás. Está abierta a estudiantes que deseen dar a conocer sus trabajos con

aspectos relacionados con la Sociología. Asimismo, es un medio de expresión estéti ca

para los autores y un canal de difusión de eventos académicos y culturales, siguiendo

para ello las siguientes normas:

1. Los trabajos desti nados a ser publicados deben ser artí culos originales y repre-

sentar un aporte a la investi gación y el análisis desde la mirada sociológica que permita

entender, interpretar y analizar la compleja realidad social.

2. Los textos deben ser presentados en tamaño carta, en letra Arial, 12 puntos,

con 1.5 espacios, y su extensión no debe sobrepasar las 3 cuarti llas. Debe agregarse

archivo magnéti co del documento en Word e incluir cuadros, gráfi cas, tablas y anexos,

si el artí culo los ti ene.

3. Las imágenes deben entregarse en formato JPEG, con reducción dpi de 300, con

mínimo 6 cm.

4. Los cuadros, gráfi cos o fi guras deberán aparecer numerados de manera conti nua

e indicando en el texto el lugar en que deben aparecer o si deben fi gurar como anexos.

5. En su aspecto formal, los trabajos deberán contar con las normas establecidas

por ICONTEC para la publicación de trabajos cientí fi cos. La forma de citar referencias a

pie de página y en la bibliografí a deberán conservar las siguientes reglas:

a. Libros: APELLIDOS, Nombres. Título del libro. Número de edición (ed.), Nombre

Apellido del traductor (tr.). Ciudad donde se editó. Año de edición.

b. Revistas: APELLIDOS, Nombres. Título del artí culo. En: Título de la revista, volu-

men (vol.). Año de edición, número (n.), lugar de publicación: años de publica-

ción, páginas (pp.).

c. Páginas electrónicas: APELLIDOS, Nombre. (E-mail del autor). Título del trabajo o

nombre del siti o web (dirección electrónica completa con htt p). DD/MM/AA de

creación o últi ma actualización, últi ma consulta: MM/AA.

6. Al fi nal del trabajo debe incluirse la lista de referencias bibliográfi cas ordenadas

alfabéti camente.

7. Los originales enviados a la revista estudianti l Movimiento no serán devueltos

y el Comité Editorial está en la libertad de escoger los materiales a ser publicados. La

corrección de pruebas del material a publicar será cotejada con el original, respetando

el esti lo uti lizado por el autor o los autores.

8. Las ideas expresadas en los artí culos serán responsabilidad de cada autor.

9. Los trabajos deberán remiti rse a: [email protected].

Os et oditae sum expedigenis

maximpores quam, quos sim

quos magnam renis aut dolo et

rem derchil igenimusam qui sita

delici vellorionse net am non ra

consequ aturiatiae nonseque

restrum vellame ndanis Consent

moditae venimin ihilibusam

ium et ent qui

Min core res dolupisitium aceaqui

squamus venihilita adigenis

quam re esciam, totation non

rae vent, earchilit poritium que

veligni tatiisqui voloremporum

quas autas ne sus simolori ute

non cus ellatquibus rest, Am,

ime por aut untemo cone vellabo

reperciaerem volendu

Odit quasim quianditia volupita

inctassit ulluptat ratur, te etur

sequi nosant lamenda simodisin

renes vellitatemui occ Ipsun

accatem est, corpor sam faccus

et fugitin ullameime eatur

magnias a vit, quuntem explabo

rposapehent earum atur autem.

Qatur autem. Qui occ Ipsun

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Violencia, miedo y seguridad

Líneas temáticas

Políticas medio ambientales

Economia, desarrollo sostenible y medio ambiente

Movimientos y organizaciones medio ambientalistas

Ecología, ciudadania y alternativas sociales

Globalización y consumo (empresas, coorporaciones y multinacionales)

invita a todos sus lectores y a la comunidad académica en general, a participar en la construcción de su

con textos, escritos académicos, opiniones, fotos, poemas, investigaciones y demás producciones académicas, las cuales serán recibidas en los siguientes correos electrónicos:

[email protected]@gmail.com

Libertad de las ideas

No. 7Fin ambiente:ecología y sociedad

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