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    ARTES, EDUCACIN Y AMBIENTE: PROPUESTAS TICO-ESTTICO-AMBIENTALES DE COMPRENSIN DE LA CULTURA

    Territorio y ambiente: una mirada geogrfica 5

    Geografas del contacto 18Ciudades del agua en brasil:Patrimonio memoria identidad 31

    EDUCACIN Y AMBIENTE

    Anlisis de un concepto local de educacin para el desarrollo sustentable 37Aplicacin del mapa del pensamiento complejo como modelo eninvestigaciones en la educacion ambiental 47Comunicacin educativa del pensamiento ambiental a travsde los medios de comunicacin. Una perspectiva desde la complejidad 54

    Pensamiento ambiental o desarrollo sostenible no toda sostenibilidades ambiental 60Aportes de la escuela nueva a la construccin de unpensamiento ambiental 65Estudio para la identificacin de tendencias en educacin ambientalen instituciones educativas del distrito capital-Bogot 72Expresiones estticas ecosficas en Medelln 79La educacin ambiental vista por los nios 98Propuesta metodolgica para la elaboracin de un programa de educacin(formal y no formal) para dar a conocer el patrimonio socioambiental encomunidades rurales de la regin Tanctaro-Paricutn(estado de michoacn, Mxico) el caso aplicado de la comunidadindgena de Angahuan. 100La construccin de la categora ecorregion en los docentes en formacin.como propuesta de aprehensin y apropiacin de realidades 106

    ARTES, CULTURA Y AMBIENTE

    Complejidad de la visin ambiental mesoamricana 114Del extractivismo al turismo. Apropiaciones simblicas delas naturalezas en el trapecio amaznico Colombiano 120

    Imaginarios del miedo en el contexto urbano de Manizales:implicaciones medioambientales 130De una realidad conceptual a una visual. Qu pasa con el ambiente? 136Cultura, ambiente y territorio 142Los lmites de la artificialidad 155Representaciones sociales como herramienta para programasde educacin ambiental 162Icaro, entre el cielo y la tierra: Critica de un descenso 169Incipiente retorno del mito; mamferos intentando salir del desierto 175Para llegar a la ciudad (Un proyecto de trnsito posible) 181Pensamiento ambiental y esttica 190

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    CONFIGURACIONES AMBIENTALES DEL TERRITORIO

    Calidad de vida y conexin con el medio 198Fundamentos del modelo metodolgico de la gestin medio ambientalempresarial urbana(gmae-u) aplicado en la ciudad de Neiva 207Pensamiento ambiental para una poltica metropolitanade vivienda y hbitat en el valle de Aburr 223Un recorrido por los humedales Bogotanos 240El cambio de paradigma en el desarrollo rural: ordenacin del territoriopara un desarrollo sostenible 246Hacia un estudio de lo urbano en trminos del biopoder: La gobernanzay el biopoder o la vieja cuestin de hacer vivir o hacer morirfrente ahacer vivir y dejar morir, segn corresponde. 253Perspectiva socioecolgica en el anlisis de espacios naturalesprotegidos de la Regin metropolitana de Barcelona 259

    Propuesta metodolgica para abordar la problemtica del diseo del paisaje,una transferencia proyectual del modelo rizomtico de investigacin ambiental 267Espacio arquitectnico 276La calidad ambiental como estrategia para la consolidacin del paisaje urbano.Caso de estudio. Avenida Centenario, Ejido, Estado Mrida 284Repensando el territorio desde la teora social del riesgo 310Ambientalismo urbano complejo: Hacia un formismo anmalo de lapoltica territorial 316Imaginarios rentables en la Amazonia. el turismo y lasapropiaciones simblicas de las naturalezasen la frontera Colombia, brasil y Per. 329

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    EditorialLos ejes temticos que alimentan este nmero 4 de nuestra revista IDEAS

    AMBIENTALES son: Educacin Ambiental, Artes Cultura y Medio Ambiente yConfiguraciones Ambientales del Territorrio: Lo rur-urbano-agrario. Estos ejestemticos surgieron del II Seminario Internacional sobre Pensamiento Ambiental,realizado del 9 al 11 de noviembre del 2005, en la Universidad Nacional SedeManizales. Las correlaciones existentes entre estos tres ejes, son muy complejas ymuy profundas.Educacin y Ambiente,es una temtica en la cual se plantean diversas propuestasde hacer una educacin no solamente ambiental sino ambientalizada, es decir, unaeducacin que permita enfrentar los retos de una realidad ambiental compleja,donde las prcticas y las redes simblicas culturales permitan un habitar humanorespetuoso y responsable con los ecosistemas y con la trama de la vida. Una

    educacin inter y transdisciplinaria, que forme personas abiertas a otros saberes noracionales que sean capaces de construir soluciones integrales a problemasaltamente complejos e inesperados, atraviesa las propuestas de la mayora de losarticulistas que nos acompaan en este nmero.

    Y el tema del territorio ha estado ausente en la mayora de los proyectos educativos,por ejemplo de los PEI (Programas Educativos Institucionales) que se debenelaborar, por ley en cada institucin educativa. Se educa para vivir en otras latitudes.Se sabe ms de la geografa y de la historia de Europa que de la propia. Losespacios y los tiempos de Latinoamrica se rigen an por los espacios y tiempos deEuropa o estados Unidos. Por ellos nos pareci muy pertinente, que el eje temticoacerca de las configuraciones ambientales del territorio: lo rur-urbano-agrario, comotemtica compleja estuviera por lo menos cerca en nuestra revista, de la educacin.

    Nuestro Grupo de Investigacin ha reflexionado sobre este tpico desde hace variosaos, encontrando que el territorio es, en la medida en que se hace o configura, y esla educacin, la praxis que orienta dichos haceres y configuraciones. Dicho de otromodo, la geografa ambiental dinamiza el concepto de territorio, visto comoterminado, ptreo y cerrado por la geografa positivista. El territorio desde una visinambiental, es la trama compleja de interconexiones y correlaciones entre loshumanos, los no humanos y la tierra, todos ellos interrelacionados, ninguno como

    receptor de los dems.La reflexin que se propone en esta temtica est encaminada a dilucidar estasinterconexiones y a solicitar a quienes efectan acciones polticas (educativas) detipo territorial: Corporaciones Autnomas Regionales en nuestra Colombia, ONGs,otras instituciones en el mundo, asumir una posicin radicalmente crtica, dentro delPensamiento Complejo, y definitivamente interdisciplinaria, interinstitucional ytransdisciplinaria.

    Las correlaciones buclicas entre artes, cultura y ambiente, son el campoproblemtico que ms novedades y formas de abordaje de lo ambiental, tiene, por

    cuanto la tradicin ambiental planteaba una escisin entre naturaleza y cultura, lo

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    cual llevaba a pensar que lo ambiental tena que ver nicamente con lo ecolgicocomo ciencia, mientras que el arte tena que ver con las expresiones culturales, ystas se pensaban por fuera de la naturaleza.

    Lo ambiental complejo muestra las correlaciones entre cultura y naturaleza, donde lacultura emerge de la naturaleza como una forma autopoisica, caracterizada porestar constituida por lo simblico, lo imaginario y lo artificial, Solo que estoselementos de la cultura no se miran como no-naturales, sino por el contrario, semiran como naturaleza en expansin. La voz de los antroplogos, de los artistas, delos pensadores acerca de lo humano, de los estudiosos de la cultura y las artes, seexpresa en esta temtica, abriendo un lugar bien importante, para pensar loambiental como estticas de la naturaleza en expansin.

    Finalmente, es la cultura como un proceso complejo, aquella que correlacionaeducacin con territorio, as que los dejamos entonces, en las manos de nuestros

    articulistas investigadores.

    Un saludo muy especial a todos y sean bienvenidos a estas reflexiones

    Ana Patricia Noguera de Echeverri, PhDProfesora Titular Universidad Nacional Sede ManizalesEditora Revista IDEAS AMBIENTALESCoordinadora Red de Pensamiento Ambiental Colombia Latinoamrica - EuropaManizales, agosto 15 de 2006

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    TERRITORIO Y AMBIENTE: UNA MIRADA GEOGRFICA

    Dra.Claudia Tomadoni1Instituto de Urbanstica EuropeaBauhaus Universitt-Weimar

    I- IntroduccinLa ciencia moderna consagr a travs de su bsqueda de la razn, de la fe en elpoder de la experimentacin y su apoyo vehemente en la clasificacin, una cienciageogrfica caracterizada por la descripcin de lugares. As, viajeros como Humboldt,

    Mutis y otros tantos contribuyeron al conocimiento de diferentes territorios a lo largodel planeta. Estos gegrafos realizaron a travs de sus registros, mapas,ilustraciones y narrativas de viajes, una grafa del territorio.Esta contribucin al conocimiento de los territorios fue utilizada por los nacientesestados modernos para extender sus dominios polticos y econmicos; a la vez querepresentaban las miradas particulares de quienes estaban convencidos que paraconocer la naturaleza haba que medirla y cuantificarla. De esta manera, seconstruy una forma de dominacin simblica del territorio que tuvo implicancias enlas formas posteriores con que la ciencia geogrfica abord sus objetos deconocimiento.Sin embargo, este haz de significaciones construidos por la ciencia moderna seencuentra desde hace tiempo en crisis. En los ltimos treinta o cuarenta aos elmundo viene experimentando un apasionante proceso de reestructuracinsocioeconmico cuyas implicancias territoriales, son fundamentales para interpretarel derrotero seguido por las sociedades. As, se est estableciendo un nuevo ordende significaciones, de normas, de reglas y de valores que dan sentido a nuevas ydiferentes prcticas expresadas en una creciente diversidad de estrategias sociales.Entonces digamos que la construccin de sentidos es un proceso social y ellenguaje es una de las formas de representacin de ese nuevo orden socialespecfico en construccin (Porto Gonalves, C. 2001).El conocimiento cientfico como producto social forma parte de ese nuevo orden

    social. El gran desafo en la actual coyuntura de crisis del capitalismo global esplantear, si el conocimiento generado sirve para la emancipacin (Habermas, J.1987) con un sentido social crtico (Santos, M. 2000; Soja, E. 1997; Unwin, T.1992)o continuar, tal como critica Echeverri, consagrando a una cultura caracterizada porel dominio de la naturaleza en la creencia de que sta es ilimitada y esta disponiblecomo recurso para la racionalidad tecnocientfica infinita del ser humano (NogueraEcheverri, A. 2004)En este sentido, el presente escrito pretende recopilar algunos nuevos sentidos, queexpresados en conceptos y construidos desde la geografa, pueden ser un aportepara interpretar la actual coyuntura de crisis, segunda cuestin a considerar. En tal

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    Pertenece al Programa Alan -Programa de becas de alto nivel de la Unin Europea para AmricaLatina-

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    sentido, la geografa como disciplina del mbito de las ciencias sociales, deja de serun objeto para constituirse en una herramienta de accin, o dicho en otros trminos,en representacin de la accin de los agentes sociales.Entonces la nueva grafa de los territorios debe expresarse en una renovacin de

    conceptos que partiendo del reconocimiento del concreto real, construya redesconceptuales, para pescar criticamente aquello que debe cambiarse para lograr unreencatamiento del mundo (Noguera Echeverri, A. 2004).Para ello el primer paso es superar la dicotomia espacio sin tiempo y tiempo sinespacio. Lo ms apropiado es reconocer la existencia de una dimensinespaciotiempo, o si se quiere, tiempoespacio que nos permita definir al espaciogeogrfico como materia y energa, como naturaleza y sociedad, o lo que es lomismo en trminos estrictamente geogrficos, como forma y contenido. Estas duplasconstituyen una unidad, slo separables al momento de la crtica anlitica de losprocesos geohistricos. Por ello, lo correcto sera definir al espacio geogrfico comoformacontenido (Santos, M. 2000).

    II- De como el tiempo se vuelve espacio: el tiempoespacioHace ya algunos aos Wallerstein declar que tiempo y espacio no son doscategoras separadas, sino una sola: las que l denomin como TiempoEspacio.Simultneamente el autor invitaba a recorrer el dificilsimo e inquietante camino decuestionar una de las bases de nuestra inteligencia: nuestra certidumbre sobre eltiempo y el espacio. Al realizar su invitacin sealaba que en el final del camino nose encuentra la simplicidad sino la complejidad (Wallerstein, Inmanuel 1998: 153,163).La complejidad del proceso de reestructuracin productiva que se inicia a fines delsiglo XX es parte del proceso de cambios cclicos en el desarrollo histrico delcapitalismo. Analizar esta complejidad desde una mirada geogrfica presupone dejaren claro que el espacio geogrfico no es una representacin inocente de lasrelaciones sociales sino el mbito de objetivacin de esas relaciones de acuerdo anormas, valores, intereses, formas de pensar, percibir, e incluso sentir que todos losagentes sociales construyen desde distintas posiciones y condiciones a travs deltiempo.

    II-a. Espacialidad, historicidad y socialidadEn efecto, el espacio es proceso, es cambio y por tanto no puede entenderse demanera esttica. Es una instancia dinmica, es pura accin y mutacin de su

    naturaleza original, en nuevas formas espaciales o nuevas naturalezas que seconstruyen a travs del tiempo (Santos, M. 1996a; 1996b). As, este dinamismo y sucarcter relacional slo puede interpretarse a partir de la conjugacin balanceada detres dimensiones de la vida humana: espacialidad, historicidad y socialidad (Soja, E.1999)2. Esta triple articulacin, se objetiva y toma cuerpo dando lugar no ya slo, a

    2 Al respecto Edward Soja seala que ha existido una suerte de preponderancia de las dimensionesde la historicidad y la socialidad por sobre la espacialidad en el intento de explicar las complejidadesdel mundo moderno. Asimismo, recuerda que si bien ya Henry Lefebvre haba vinculado estas tresdimensiones en su propuesta de la dialctica de la triplicidad, Soja rescata esta triple dialctica peroa diferencia de Lefebvre elige al espacio como hebra interpretativa primaria de esta dialctica y

    construye una nueva alternativa interpretativa que denomina trialctica de la triplicidad que suponeun rebalanceo ontolgico, epistemolgico y terico de las tres dimensiones (Soja, Edward, 1999)

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    objetos o fenmenos distribuidos en el espacio, y que tradicionalmente respondena preguntas relativas al dnde y con una consideracin tangencial del cundo yquines-, sino a procesos en los cuales estas dos ltimas cuestionesnecesariamente deben conjugarse con el dnde. De esta forma, espaciotiempo-

    sociedad, conforman una unidad indisoluble para interpretar particulares procesossocioespaciales complejos acaecidos a los largo de la historia y en diferentesespacios de acuerdo con los antecedentes histrico-productivo y el accionar de losagentes sociales (Tomadoni C. y Lerena M.2002)Pero adems, resulta significativo asociar la nocin de espacio a la de dinamismoporque esta relacin permite interpretar al espacio como una construccin, unaproduccin, un permanente hacer sobre formas ya construidas y producidas. Msan, permite definir al espacio como una construccin social producto de procesoshistricos que construyen y reconstruyen formas espaciales caractersticas a cadaformacin socio-espacial (Lerena, M. y Tomadoni, C. 1997: 725).Tal como propone Santos, el concepto de formacin socio-espacial deviene del

    concepto de formacin socioeconmica (Santos, M. 1996: 17-28). Puede decirseentonces que las formaciones socioespaciales dan cuenta de instancias de vida delhombre en sociedad en lo econmico, social, poltico, tico, ideolgico, religioso,esttico, cientficotecnolgico y espacial; instancias que se expresan tanto en lacontinuidad como en la discontinuidad histrica. Construido de este modo elconcepto de formacin socioespacial incluye como otra instancia al espacio en lamedida que coadyuva a la reproduccin de las relaciones sociales. Estas relacionesno solo son relaciones de produccin, en trminos de posicin y condicin en uncampo determinado (Bourdieu, P. 1988; Gutirrez, A 1995) sino tambin relacionesde identidad y pertenencia relativas al gnero, edad, procedencia, preferencias,intereses y valores de los agentes (Lerena, M. y Tomadoni C. 1997).Puede decirse entonces que la reproduccin en estos trminos genera relacionessociales, que tienen un correlato territorial especfico que en determinadascoordenadas de tiempo y lugar da lugar a la conformacin de un territorio. En otrostrminos, podra argumentarse que las conjugaciones diferenciales que se realizande dichas relaciones dan especificidad a los procesos socio-territoriales. Planteadode este modo, los procesos de produccin mediatizados por el trabajo se articulancon la estructura social definiendo diversidad de formas de apropiacin ytransformacin de la naturaleza para satisfacer necesidades materiales y nomateriales de las sociedades a travs del tiempoespacio.As, a travs de la historia, han tenido lugar relaciones de produccin que en el

    contexto de la estructura social con la que se articulan, definen modos particularesde apropiacin y distribucin de los excedentes. En definitiva, se puede afirmar quecoexisten diversas formaciones socio-territoriales en funcin de las particularespercolaciones que se realicen en los diferentes lugares con las relaciones deproduccin y las relaciones de identidad y pertenencia.En definitiva, el territorio no es un objeto ni es una cosa, por el contrario, es unconjunto de relaciones complejas. La mirada transversal que puede realizarse deesta complejidad en relacin a las formas de habitar y a su utilizacin integral porparte de la sociedad, podra ser el mbito de accin del saber ambiental.

    II-b La sustentabilidad como nocin trialctica

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    Al definir al territorio como conjunto de relaciones complejas en el espaciotiemposurge el concepto de sustentable o sustentabilidad para calificar su evolucin ydesarrollo. Ante esto, dicho concepto podra inscribirse como una nocin trialctica.Consideremos cmo.

    La sustentabilidad implica la reproduccin dinmica de la naturaleza eludiendo todocriterio de conservacin esttica que signifique un contrasentido a la nocin demovimiento y transformacin constante inherente a su existencia-; en este sentido, lasustentabilidad supone el uso sin agotamiento en el ahora y aqu para preservarpara m y para los otros la naturaleza. As, la nocin se compone de las tresdimensiones del ser: la temporal, la espacial y la social. Con relacin a la primeraimplica mantener dando permanencia en el tiempo; con relacin a la segunda,involucra mantener los recursos de la naturaleza en naturaleza de un determinadolugar; y con relacin a la tercera, implica mantener para las generaciones futuras.La conjuncin de estas tres dimensiones lleva a otra idea asociada: reproducirimplica defender nuestra esencia como sociedad entendiendo que somos parte de la

    naturaleza y vivimos en ella. De este modo, toda afeccin hombre-hombre es unproblema ambiental y no slo la afeccin hombre-naturaleza como se consideradesde visiones estrictamente ecologistas. Esta nueva consideracin tiene uncorolario muy importante: el hombre pasa a formar parte de aquello por lo cualdebera jugar, la sustentabilidad de la naturaleza en naturaleza. Entonces de lo quese trata es de reproducir la naturaleza en naturaleza en el tiempo sin olvidar que elhombre es parte integrante de ella.Pero vamos un paso ms all. Para propiciar prcticas sociales con criterios desustentabilidad, y de ese modo reconocer un nuevo capital por el cual jugarsocialmente en la construccin de un territorio sustentable, habra primero quemodificar las condiciones objetivas en las cuales se desarrolla la dinmica social deproduccin actual, puesto que el mejoramiento de esas condiciones propiciara unreposicionamiento de los agentes al permitir reacomodar fuerzas3, es decir poder,para construir un territorio sustentable en trminos de una nueva racionalidadambiental (Leff, E. 1994).

    III- De cmo el Espacio se vuelve Tiempo: el EspacioTiempoSantos en su trabajo sobre la nuevas dimensiones de una geografa renovadaseala que la geografa, debe ocuparse en investigar como el tiempo se vuelveespacio y como el tiempo pasado y el tiempo presente tienen, cada cual, un papelespecfico en el funcionamiento del espacio actual (Santos, Milton 1996: 105).

    Podra aseverarse que e l espacio es tiempo condensado visible a travs de susrugosidades -marcas que quedan inscriptas en las formas segn Santos.Parafraseando a Marc Bloch se podra decir que la geografa podra contribuir

    didcticamente a estudiar el presente por el pasado y el pasado por presente envistas al futuro de los territorios. Y aqu nuevamente nos encontraramos con lanocin de sustentabilidad ambiental que deberan adquirir los procesosgeohistricos.

    III-a. Espacio y Territorio

    3 En este sentido, recordemos que el territorio es un campo de fuerzas de aceleracin desigual

    (Santos, M. 2000) en el cual no todos los agentes sociales participan con igual poder.

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    El territorio condiciona y posibilita procesos geohistricos, a la vez que resultacondicionado. En la actualidad, el territorio es un componente estratgico de losprocesos de reestructuracin en los diferentes sectores productivos. Para ponderarlocomo tal, es necesario dejar de lado una serie de supuestos que subyacen a su

    conceptualizacin: el territorio no es un soporte, no es un escenario, no es un lugarfsico, el territorio es un constructo social que sintetiza los cambios de lgica de losagentes que participan en su construccin y por lo tanto, posibilita visualizar losprocesos en los que estn involucrados estos agentes, a partir de posicionesdiferentes y con el ensayo de estrategias diversas. De este modo, se puede sealarque cambios en la lgica de los agentes sociales participantes en un procesoterritorial (empresas, gobiernos, trabajadores, organizaciones no gubernamentales,etc.) suponen al mismo tiempo, un cambio en el espacio de produccin consideradoy en su concrecin en un territorio determinado.Hablar de espacio y territorio es sumamente complejo, pero esa complejidad sepuede trabajar diferenciando conceptos. Hablar de espacio es referirse a mbitos

    construidos directa o indirectamente por la sociedad. Esta nocin alude a un mbitogenrico que se concreta en un territorio. As el territorio es un lugar4 preciso, conlmites y con caractersticas especficas segn posibilidades e intereses de losdiferentes agentes sociales dispuestos al juego de la construccin de ese territorio.En definitiva, el territorio es un constructo social en determinadas coordenadas detiempo y lugar, producto del entrecruzamiento de territorialidades5 construidas porlos agentes en su proceso de apropiacin de los recursos.Asimismo, la nocin de espacio como mbito genrico puede ser el mismo paradiferentes sociedades, por ejemplo el espacio de la produccin, pero su concrecinva cambiando a travs del tiempo. De all que el territorio es una concrecin de lanocin genrica de tiempoespacio, y de este modo, permite la interpretacindiferenciada de construcciones sociales. Esta correlacin estrecha entre lasnociones de tiempo, espacio y sociedad es la que permite sealar que elespaciotiempo, a manera de estructura, adopta formas sociales en el territorio queacta como coyuntura.No obstante lo sealado, la nocin de territorio refiere en un sentido ms acabado ala relacin dialctica entre forma y contenido, es decir, entre configuracin territorialy dinmica social (Santos, M. 1986). Aclaremos que la expresin visible de esaconfiguracin es el paisaje. Pero Santos va mucho ms all en su construccinconceptual y propone en trabajos posteriores que el territorio6 se define en larelacin que se establece entre objetos geogrficos sociales y naturales- que

    constituyen sistemas de objetos y los fijos del lugar, y los procesos sociales econmicos, sociales, institucionales, religiosos, polticos, ideolgicos, cientfico-tecnolgicos que constituyen sistemas de acciones y los flujos que como haz de

    4 Johnston citando a Erickson (1980) seala que el trmino territorio puede ser utilizado comoequivalente del concepto de lugar (Johnston, R. J. 2001: 562)

    5 Sack define a la territorialidad como una estrategia para establecer diferentes grados de acceso alas personas, cosas y relaciones. De este modo coloca a la territorialidad dentro del contexto de lasmotivaciones y objetivos humanos (Sack 1986: 2)

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    En realidad Santos define de este modo al espacio geogrfico. Aqu se propone que el territorio esuna porcin asequible de ese espacio.

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    fuerzas sociales se ejercen en un lugar y conforman la localizacin (Santos, M.1996 b: 73-78 y 2000: 54-71). Esos sistemas de objetos son parte del medio tcnicoconstruido y forman sistemas de ingeniera y los sistemas de accin a travs delmedio de trabajo dan lugar a flu os de relaciones y son el contenido que da vida a

    las formas (Santos, M. 2000: 199-201).

    III-a. Periodizacin y territorioOtra nocin indispensable que adosa Santos a su construccin terica es la deperiodizacin con lo cual incluye la variable temporal en el anlisis del territorio. Esanocin a su vez la refiere a otras dos: la nocin de rgimen y la de ruptura. Elrgimen integra un conjunto de variables que funcionan armnicamente aunque conuna evolucin no homognea y la ruptura seala el momento en que dichaorganizacin deja de ser eficaz y abre paso a la crisis y al inicio de otro perodo(Santos, M. 1996 b: 79-80).A ello podemos agregar que la periodizacin de los procesos sociales es un recurso

    analtico de los cientficos sociales pues permite dar cuenta de permanencias ytransformaciones durante un considerable fragmento de tiempo. Ms all de laspermanencias, la sociedad va imprimiendo cambios en su devenir cotidiano por loque se debe indicar que el desarrollo del fragmento no es homogneo. Mientrasestas tendencias al cambio sean slo eso, tendencias, se puede afirmar que sepermanece dentro un mismo perodo en la medida que las caractersticas esencialesse mantienen ms all del movimiento real de la sociedad. Asimismo, estemovimiento va dejando huellas que se resuelven dentro del mismo perodo y que seprefiere considerar como etapas en las cuales los caracteres esenciales mantienensu calidad de tales. Sin embargo, cuando algunas tendencias comienzan a hacermella es cuando sobreviene, el corte, la ruptura y con ella la crisis y el inicio de unnuevo perodo. En definitiva all se produce la transformacin.La consideracin de la periodizacin en este sentido permite empirizar de formaconcreta el espacio y el tiempo como nociones equivalentes sin apenas sersimultneas7 de modo tal que el tiempo es espacio y el espacio es tiempo. Porconsiguiente, ser a travs de la interpretacin analtica que se realice de cadafragmento como se podr aprehender la significacin de las formas y los contenidosque les dan vida a un momento concreto.Revisemos un ejemplo para aplicar este conjunto de conceptos. En el caso de unaactividad industrial, se pueden constatar diferentes perodos y etapas en sudesarrollo y las relaciones mencionadas se plantearan, respectivamente, entre, un

    nuevo paisaje industrial emergente, por ejemplo de un proceso de reestructuracinproductiva constituido por lo natural y lo social adicionado a l- y el juego deestrategias de los agentes sociales que dan lugar a una dinmica social particular enespaciotiempo. As al decir de Soja, se producira una relacin trialctica entresociedad, espacio y tiempo (Soja, E. 1997: 72).En fin, hasta aqu hemos puesto atencin en la dinmica de las dimensionesespaciales y temporales de los procesos geohistricos. Pero cmo opera ladimensin social.

    IV- Los agentes sociales como productores de territorio

    7 Extraordinaria aportacin de Einstein con su teora de la relatividad.

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    La geografa consideraba lo social estudiando la poblacin que habitaba en un lugarpero sin dar cuenta de sus acciones o estrategias en la construccin del territorio.Pero cuando esa poblacin es considerada conceptualmente como agente socialcon capacidad de produccin del territorio, la geografa debo buscar auxilio y

    encontr en la sociologa una aliada indiscutible en tanto, sta le aportabaherramientas conceptuales para considerar el accionar humano en relacin a lasformascontenidos que van configurando el territorio. Examinemos entonces, esteaporte sustancial para la geografa.Los agentes sociales producen en su devenir el territorio. Ahora bien, cmointerpretar las prcticas sociales en tiempoespacio.8 La economa de las prcticassociales, dice Bourdieu, es producto de la relacin dialctica entre campo y habitus,es decir, entre las estructuras sociales externas y las estructuras socialesincorporadas respectivamente, por los agentes sociales a lo largo de su historia. Asel campo se define como sistema de posiciones y relaciones de posiciones de losagentes y el habitus como la tendencia a pensar, sentir, percibir, valorar de los

    agentes. Un campo se delimitadefiniendo aquello que esta en juego y los intereses especficos, que no sonirreductibles a lo que se encuentra en juego en otros campos o a sus interesespropios (Bourdieu, P. 1990 (b): 135-136).Para que funcione un campo hace falta gente dispuesta a jugar dotada de un habitusque implica conocer las leyes del juego en el cual se involucra. Lo que esta en juegoes capital por el cual se lucha de acuerdo con intereses, he aqu la lgica del campoeconmico transferida a cualquier tipo de campo; pero para evitar el reduccionismoeconmico, Bourdieu prefiere, usar en lugar del trmino inters, el trmino illusio(de ludus, latn) cuya connotacin esta en relacin con la capacidad o propensin ajugar el juego, encontrndose el agente involucrado, atrapado en el juego y porel juego. Estar interesado quiere decir aceptar que lo que acontece en un juegosocial determinado tiene sentido, que sus apuestas son importantes y dignas de seremprendidas (Bourdieu, 1995: 79-80)Asimismo, desde esta perspectiva se define al capital como el conjunto de bienesque se producen, se reproducen, se acumulan, se distribuyen, se consumen, seinvierten y tambin, se pierden y/o amplan en el proceso de juego; existiendodiferentes tipos de capital, a saber: econmico, social, cultural y simblico. A esto sepodra agregar la existencia de un nuevo capital: el ambiental (Tomadoni, C. 2003).Desde esta manera, el concepto de capital es liberado de su connotacinexclusivamente econmica, extendindose a cualquier tipo de bien susceptible de

    8La teora de la praxis de Pierre Bourdieu, de raigambre estructuralista constructivista (Bourdieu, P.1988; 1990 (b); 1991; Gutirrez, A. 1995), se presenta como una de las perspectivas analticas, cuyosconceptos y lgica de funcionamiento permiten una aproximacin a los principios a partir de loscuales se estructuran las prcticas de los agentes sociales en distintos campos. Un aportefundamental de esta perspectiva terica es el de extender la lgica econmica al anlisis de todaprctica social. Bourdieu recupera a Marx en su lgica de anlisis en trminos de lgica econmica,pero marca una ruptura al extender esa lgica a otros campos diferentes que el econmico. De estemodo, construye una serie de conceptos que permiten interpretar las prcticas sociales sin reducirlasexclusivamente a causas econmicas, explicndose de esta manera incluso prcticas que puedenaparecer como desinteresadas o gratuitas. Dentro de esta lgica de anlisis, puede hablarse dediversas economas orientadas hacia fines no estrictamente econmicos, como la economa de la

    religin con la lgica de la ofrenda; la economa del honor con la lgica del intercambio de dones ycontradones, de desafos y de respuestas, etc. (Gutirrez, A. 1995: 27).

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    acumulacin en torno al cual puede constituirse un proceso de produccin,distribucin y consumo y, por tanto, un mercado o campo (Citado en Gutirrez, A.1995:34).Concebido de este modo la estructura de un campo supone un estado de las

    relaciones de fuerzas entre los agentes o instituciones que intervienen en la lucha, olo que es lo mismo, de la distribucin del capital especfico de ese campo que se haacumulado durante luchas anteriores y que orienta las estrategias ulteriores(Bourdieu, P. 1990 (b): 136). Es de destacar que para el autor, las estrategias, noresponden a la prosecucin intencional y planificada de fines calculados, sino aldesarrollo activo de lneas de accin objetivamente orientadas que los agentessociales construyen sin cesar en la prctica y que se definen en el encuentro entre elhabitus y una coyuntura particular del campo (Bourdieu, P. 1995: 89), es decir, entrelas condiciones sociales incorporadas (habitus) y las condiciones externas (campo).Sin embargo, Bourdieu no descarta que las orientaciones de los habitus puedanacompaarse de clculos estratgicos de costo y beneficio sobretodo en perodos

    de crisis, en los cuales los ajustes rutinarios entre campo y habitus son brutalmentetrastocados y donde la eleccin racional puede predominar, por lo menos entreaquellos agentes que pueden, por as decirlo, darse el lujo de ser racionales(Bourdieu, P. 1995: 91).Esta consideracin de la dinmica existente en las prcticas sociales en correlacincon la configuracin territorial permite relizar un anlisis dentro de una perspectivageogrfica y ambiental. Aqu no interesaran nicamente las prcticas como astampoco las configuraciones territoriales, sino la relacin dialctica que se planteaentre ambas. Y esa relacin se devela a travs del reconocimiento de las lgicassubyacentes a las estrategias de los agentes sociales involucrados en los procesosespaciotemporosociales

    V- Territorialidad. Las estrategias sociales hacen territorioSegn la lgica que se considere, existen diferentes estrategias diseadas por losagentes sociales involucrados. Cada una de ellas tiene correlatos diferencialessegn el territorio. Algunas estrategias pueden ser convergentes como las de lasempresas y los gobiernos; y otras impuestas desde otros y no desde nosotroscomo la de los trabajadores. Aqu cabe preguntarse cul es la dinmica de laslgicas, bsicamente se podra afirmar que las nuevas lgicas responden aestrategias de reproduccin de los agentes sociales involucrados y que, en el casode agentes institucionales como cmaras empresariales y sindicatos, no

    necesariamente estn acorde a la de sus representados tal como se podra suponer.Ahora bien, la resultante territorial de cada una de estas lgicas da cuenta del tipode territorialidad construida por los agentes; o dicho de otro modo, de las estrategiasa travs de las cuales los grupos humanos ejercen su control sobre una determinadaporcin de espacio.Pero al considerar un territorio en particular emerge un inconveniente: lasactividades de algunos agentes exceden ampliamente los lmites de ese territoriotanto por sus implicancias productivo-comerciales como por sus impactossocioterritoriales.Tal es el caso del juego desarrollado por las empresas transnacionalesPor ejemplo, una empresa transnacional farmacutica, automotriz y/o alimenticia,

    pueden describir una territorialidad, diferente a la de otra del mismo rubro; es que

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    cada empresa construye una estrategia territorial y en ella, el territorio es slo uneslabn ms. En estos trminos se podra hablar de un territorio de la industria cuyaterritorialidad se expresa acorde al accionar de estas empresas que operan no sloa escala local, es decir de una determinada regin urbana, metropolitana, rural-

    sino tambin a escala nacional, a escala macroregional -Mercosur, Nafta, UE- y aescala mundial.En estos trminos, la territorialidad9, es decir las estrategias construidas pordiferentes agentes sociales para apropiarse de un lugar, resultan de un juegodeliberado e intencionado que involucra una lgica propia de la sociedad queconstruye esa territorialidad. Sociedad que contiene tanto a quienes ejercen el poderpara acceder al control del territorio como a quienes posibilitan ese dominio. Esdecir, que la territorialidad se construye socialmente y es en consecuencia, unaexpresin territorial que adopta el poder a travs del ejercicio de estrategiasterritoriales y no territoriales.Acorde con lo sealado, la territorialidad construida por las empresas, en funcin al

    rediseo de sus estrategias productivo-comerciales globales, podran interpretarseen trminos de regin. El concepto de regin, de fuerte entidad geogrfica, servirapara aglutinar objetos geogrficos y agentes sociales -y las relaciones entre ambos-,en un territorio a muy diferentes escalas que se caracteriza paradjicamente por sucontigidad y por su discontinuidad. Un ejemplo en la actividad industrial puedeayudar a interpretar estos conceptos. Veamos. Contigidad, en trminos deproximidad a otras empresas para el funcionamiento segn criterio just in time y esaqu donde aparecen las regiones metropolitanas como territorios preferenciales enla lgica industrial; y discontinuidad, acorde al proceso de segmentacin productivadel modelo de produccin flexible actual que aprovecha las ventajas competitivasofrecidas por diferentes territorios en el mundo. La territorialidad resultante configurael territorio de un determinado tipo de industria.Tomemos por caso el territorio de la industria automotriz que por su conformacinmultiescalar es preciso interpretarla en trminos territoriales de regin. Y no decualquier tipo de regin sino de una regin virtual10 segn la propuesta de Boisierquien la caracteriza sealado que posee una configuracin con ractual, unaestructura complementaria, una construccin selectiva, un tipo de planificacintctica, implica un proyecto regional coyuntural, tiene una espacialidad discontinua,una motivacin societal de competencia, una temporalidad pactada y unadescentralizacin funcional (Boisier 1994: 604).

    9Acaso resulte necesario hacer un alto e indicar que la nocin de territorialidad es entendida comoestrategia territorial de un individuo o grupo en el intento de acceder al control de personas, cosas yrelaciones sobre un rea geogrfica delimitada que se configura como territorio (Sack, 1986). 10 Boisier echando por tierra una serie de presupuestos sobre la nocin de regin y considerando quela flexibilidad, la elasticidad y la colapsibilidad son requisitos indispensables para comprender elfuncionamiento de las regiones en el poca de la globalizacin, propone tres tipos de regiones, asaber: las regiones pivote, las regiones asociativas y las regiones virtuales. Las primeras responden aterritorios organizados de manera compleja e identificable a escala de divisin poltico-administrativohistrica; las segundas se conforman a partir de la voluntad de unin de varias regiones adyacentes;y las terceras son resultado de un acuerdo contractual, formal o no, entre dos o ms regionespivotales o asociativas (Boisier 1994: 602-604). Es importante aclarar que no se comparte con elautor la idea de considerar a las regiones como sujetos. Las regiones son objetos y los agentes que

    en ella operan son los encargados de dar dinmica a ese territorio. La regin por s sola no tiene vida,la vida se la otorgan las prcticas de sus agentes.

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    Ahora bien, recordemos que el territorio es una construccin social en el tiempo yaglutina objeto de diferente naturaleza (carreteras, puertos, ros, establecimientos,parques industriales, barrios obreros, etc.) otorgando "forma" a un paisaje queadquiere toda su dinmica en el juego dialctico con el "contenido", es decir, con la

    sociedad que le da sentido y significacin. Este territorio, porcin de espacio endeterminadas coordenadas de tiempo y lugar, tiene una dinmica particular yemerge relacionado a diferentes escalas con otros territorios, que contiguos odiscontinuos se concretan territorialmente en una regin de mayores dimensionesque, por ejemplo, de la regin metropolitana de la cual es tributaria. Este tipo deconfiguracin territorial obviamente adquiere geometras variables consonantes conel indicador a considerar, en este caso las estrategias territoriales y no territorialesde las empresas. Haciendo un parntesis como para ordenar ideas, digamos que unterritorio es una porcin de espacio y que las relaciones entre territorios dan forma auna regin. En este sentido, la nocin de regin es tambin de carcter relacional.No obstante, y retomando la idea de la regin virtual (Boisier 1994: 604) se puede

    afirmar que la industria automotriz, como actividad inherente y paradigmtica delcapitalismo, se apropia del valor de uso complejo de las regiones metropolitanasdonde localiza principalmente sus actividades, y las incorpora al tejido en red de unagran regin de tejido reticular impulsado por la ideologa de la competitividad yflexibilidad de la industria automotriz globalizada. As, la territorialidad construida porestas empresas da cuenta de una regin virtual conformada principalmente porvarias regiones metropolitanas y por lugares, que no necesariamente son parte deuna regin metropolitana, pero que al igual que stas, ofrecieron ventajascompetitivas apetecibles para el capital.En consecuencia, la territorialidad de esta regin virtual debe interpretarse siguiendolos derroteros realizados por las empresas en tanto provisin de insumos de todotipo, produccin segmentada y comercializacin de productos finales. En estesentido, la territorialidad estara definida por una lgica vertical (la de los sectores) yno por una lgica horizontal (la del territorio de una regin metropolitana) puesto queel territorio queda dependiente de la decisiones sectoriales al momento de conformaresta regin virtual que por su reticularidad toma forma a travs de flujos demateriales, informacin, capitales y mano de obra. Estos flujos son direccionadospor las empresas, que como agentes sociales construyen una territorialidad que seapropia de cuanta cosa tenga valor para su juego en el espacio de los lugares. Ascada empresa construye socialmente su propia territorialidad y en esa construccinfragmenta los territorios en los cuales se asienta. Esta fragemntacin se puede

    constatar a travs de innumerables indicadores de precariedad territorial (Tomadoni,C. 2005).Entonces el territorio reticular resultante a partir del proceso de reestructuracin, seesta construyendo sobre una contradiccin: quien est tejiendo la red no tienepuesto su inters en el desarrollo del territorio en cual se asienta la red. Por elcontrario, el inters est puesto en la reproduccin ampliada de capital transnacionala partir de la consideracin de mercados emergente -por ejemplo el Mercosur- con laconsiguiente exportacin de beneficios extralocales.Puede decirse entonces que poco importan a las transnacionales los impactossocioeconmicoambientales negativos que generen los nuevos territoriosproductivos, especialmente los industriales, puesto que la lgica que subyace a sus

    prcticas es depredadora, racional instrumental y est en funcin de una regin

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    virtual multiescalar dibujada por intereses transnacionales. A estos agentes poco ynada le interesan el desarrollo de esos territorios, solo toman sus beneficios. Anteesta situacin, y dado el poder que detentan estos agentes cualquier intento dedesarrollo local sustentable en esos territorios es de complicada aplicacin, salvo

    que se produzca un cambio en la lgica de accin del resto de los agentesparticipantes en el juego.Como consecuencia de este proceso de reestructuracin del capitalismo global,estamos en presencia de un proceso de alta volatilidad: lo global llega, aprovecha ycuando las condiciones no le son favorables, primero amenaza con retirarse y deese chantaje obtiene beneficios; luego efectivamente concreta traslados de ciertasactividades e instalaciones, hacia territorios que pondera como ms competitivos; yfinalmente en muchos casos procede al cierre definitivo de instalaciones. Dicho enotros trminos: el capital aprovecha, agota y se retira en una estrategia que slocabe denominar como estrategia depredadora.

    VI- A modo de aproximacin final: El Territorio consecuenteAnte toda la situacin descripta, la sustentabilidad queda como un valor a construirpues cabra cabra preguntarse qu sucedi? por qu los territorios antecedentesderivaron o directamente se constituyeron en territorios consecuentes decaractersticas insustentables? Es que a partir de los aos 90 se comienza aconsolidar una Nueva Lgica Territorial Glocaldependiente dentro del sistemacapitalista mundial en tanto que las empresas transnacionales disean estrategiasglobales de segmentacin productiva con diversificacin de riesgo y jerarquizacinterritorial que acompaadas por estrategias locales de atraccin de capitales porparte de los gobiernos y avaladas por un accionar sindical de corte autoreproductivo,han generado una situacin dependiente tanto para los agentes individuales trabajadores- como para los lugares donde habitan, sitio donde se produce el juegode los agentes.Esta nueva lgica territorial glocaldependiente no slo se observa en mbitosperifricos sino tambin en lugares perifricos de mbitos centrales en los cuales elcapital opera con igual metodologa pero donde eljuego de algunos agentes sindicatos y sociedad civil- imponen ciertos lmites a la competitividad.Ahora bien, en ambas situaciones no hay ganadores ni perdedores sino prisionerosde un proceso de reproduccin ampliada del capitalismo a escala global. Lasevidencias recogidas estn dando cuenta de que los territorios consecuentes,dualizados en lo social y en lo econmico con territorios tejidos por intereses

    extralocales, devienen en territorios desarticulados para el conjunto social.As, la insustentabilidad de los territorios emergentes de este proceso dereestructuracin es producto de un juego en el cual la falta de lmites a lacompetitividad (Grupo de lisboa, 1996) ha ido en desmedro de los intereses de losdistintos tipos de capitales que poseen, o mejor dicho, posean otros agentessociales que participan en la produccin del territorio. Esta falta de lmites haconvertido a trabajadores y gobierno, en rehenes de una situacin donde ladesocupacin, la pobreza, la incertidumbre y la inseguridad ganan por doquier. Asel territorio, devela formascontenido que dan cuenta de esos procesos: ciudadesduales, ciudades fragmentadas con crecientes guettos de pobreza y riqueza,ciudades desindustrializadas, ciudades marketinizadas...

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    En consecuencia, la nueva lgica territorial ha generado externalidades que ponenen jaque al hombre social como naturaleza en naturaleza, condicionando sureproduccin dinmica como recurso de la naturaleza al comprobarse unareproduccin social concentradora en lo econmico, excluyente en lo social y no-

    representativa en lo poltico y de all la insustentabilidad del nuevo modelo territorial.Territorios que en las condiciones actuales ni siquiera le sirven al capital, que lo hagenerado, puesto que se est en la situacin del depredador que est extinguiendola presa y migra a buscar nuevos territorios para conseguir el sustento que lepermita reproducirse de modo ampliado. A la vez que es l mismo, quien reclamadirecta e indirectamente a travs de los organismos de crdito internacional, planessustentables de los gobiernos para poder invertir nuevamente en esos territorios alos cuales lleg y desarticul en complicidad con gobiernos de turno, sumergiendo aesos territorios que con potencialidades y fortalezas, ms all de sus debilidades yamenazas, podran ser protagonista de procesos de desarrollo. En realidad lasituacin no es una historia de victimas y victimarios sino de una fase ms de

    desarrollo de las fuerzas productivas en un contexto capitalista perifrico.

    Bibliografa

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    GEOGRAFAS DEL CONTACTO

    Carlos Enrique Mesa Gonzlez11

    Los gegrafos no tienen que preocuparse de aquello que est fuera del mundohabitadoEstrabn

    Potica remite a Poiesis, lo que puede significar produccin, trabajo,

    imitacin, falsificacin, simulacin, invencin. Trabajo: ms bien labor:pero elaborar la tierra es labrarla, y labrarla es pintarla, tatuarla,maquillarla, cosmetizarla, ponerle una mscara, un disfraz, teirla desangre o de sudor, hincharla de signos, duplicarla, esconderla, ocultarla,suplantarla. Imitacin, Falsificacin: la tierra la profunda, la natal,la primera, la mtica no proviene de un pasado remoto prehistrico oinmemorial cuyas huellas puedan rastrearse en los Mitos (inclusodeformadas por la realidad extra-mtica); la sociedad, a travs de suspoetas inspirados, inventa su pasado como inventa su tierra natal:invencin y produccin, finalmente, pero no como creacin ex nihilo, sinocomo retoque, recomposicin, parcheamiento, disfraz. Y como retoque oinvencin que jams encuentra su origen en el sujeto o en un sujetocolectivo voluntario y consciente, sino en los hbitos, en los hbitats, enlos Espacios en los que nacen tanto los sujetos individuales como loscolectivosJos Luis Pardo

    Uno El espesor de las superficies

    El horizonte posee densidad.La lnea limtrofe entre el mar y el cielo, el plano de contacto entre nuestro servertical y la tierra horizontal, como el borde de un recipiente, tienen cuerpo.

    La forma del litoral, forma del contacto, est llena de la materia que le proveela mutua e intermitente penetracin, entre las olas que avanzan y la arena de laplaya que se sumerge.

    11Conferencia AudiovisualPrembulo del libro indito Humedales en las rasantes misginasTrabajo de investigacin Caribea y Porce: geopoticas en el Valle de AburrFacultad de Ciencias Humanas y Econmicas; Cdigo DIME 030804765

    Universidad Nacional de Colombia Sede Medelln, mayo de 2005

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    Las superficies de separacin tienen espesor.Alojadas entre las cosas, entre los cuerpos, y entre las unas y los otros, su

    masa propia, abre y llena los espacios de distanciamiento.Aunque los ojos las piensen como lmites planos y vacos, ah, slo en ellas

    mismas, sujetadas, se esconden variedades de capas apelmazadas, reuniones delas trazas de mltiples encuentros.En los gestos de contacto, las partculas invisibles que desprenden los seres

    que se encuentran, que se tocan y se rozan, se mezclan con la empata suficientepara integrar otro ser.

    Paradjico nuevo ser. Extrao hbito afectivo: manto hecho de los restosanimados del encuentro, que, en constante agitacin, puede evocar el contactoprimordial. Pero su condicin de existencia, su presencia ptica y la afirmacin de sumasa gravitacional, lo disponen para separar lo que rene.

    Entrometidas por siempre en los contactos posibles, las superficies deseparacin constituyen los hbitos del encuentro entre los humanos y entre estos y

    sus cosas12. Hbitos de la nostalgia por la continuidad perdida13. Interdictos alcontagio. Entretenimientos que llenan el vaco de la razn, retardando gratamentealguna confusin mortal.

    Entendemos, entonces, que una superficie de separacin es tambin unasuperficie de contacto; que un hbito superficial separa, pero, a la vez, mezcla. Queel mundo humano no slo es un trazado de lmites sino tambin de mezclas: unmontn de trapos14.

    El ver y no tocar, conducta secular de la precaucin racionalista, anestesiadel ascetismo15, nos ha ocultado esta condicin dualista, esta doble cara de lasuperficie, al resaltar, con vehemencia, el ver sobre el tocar, el distanciarse sobre elaproximarse, la figura sobre el fondo.

    Entendemos, entonces as, que una geometra de la separacin somete yoculta la geografa de la mezcla, inscripcin del contacto. Y que, para eldevelamiento de esta forma impositora de la superficie, se requiere la evocacin desu espesor afectivo.

    Como nuestra piel, la habitacin humana tambin es una superficie deseparacin y de contacto, un intervalo de trasvases y retenciones.

    Desde ella, en sus muros agitados y porosos, se abren y se cierran lo que

    somos y lo que no somos, lo pasado y lo presentido. El interior y el exterior sesustancian y se compenetran.Receptiva y expresiva, de la misma manera que el vidrio de la ventana, su

    fino espesor se expone para afuera y para adentro, se desnuda y se reviste,envuelve y desenvuelve.

    Artefacto de nuestra habilidad para no estar solos, para no ser nadie, lahabitacin es lugar de reunin, de mezcla afectiva, pero tambin, mbito deseparacin, refugio seguro.

    12 Jos Luis Pardo; Sobre los espacios pintar, escribir, pensar.13 Georges Bataille; El erotismo.14

    Michel Serres; Los cinco sentidos.15 Jos Luis Pardo; Las formas de la exterioridad.

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    Es cierto: tensos, habitamos solamente en superficies liminares. En su doblecara de entretenimiento y de separacin, sujetos en el interior seguro, escondiendoel exterior riesgoso16.

    Dos La doble mancha de las superficies

    Inmersos en el espesor de las superficies, se nos abre su condicin dualista:plano de separacin y cuerpo de contacto.

    Al habitarlas, una doble determinacin las anima: es medida, por distanciar, einscripcin, por aproximar.

    La superficie-es-mtrica; la superficie-es-grfica. Aleja y acerca. Es retenciny desborde; geometra y geografa.

    Como dos labores complementarias, la superficie habitable se hace metrapara espaciar y grafa para mezclar. Doble labor potica; doble invencin para laintegracin en la superficie de un mismo mundo humano. Doble mancha: Metra dela seguridad y grafa del riesgo17.

    Una misma sustancia superficial se condensa en dos manchas; se somete ados fuerzas de configuracin: la figura, que ensimisma, y el fondo, que contagia. Laforma regular y la sensualidad fluida; geometra de la separacin y geografa delcontacto.

    (...) volvi a examinar el manuscrito, leyendo partes al azar. Lo cerr. En laprimera pgina estaba fotocopiada la mancha de una taza de caf. Una irritanteafrenta personal: la taza hmeda apoyada en el primer captulo de su biografa, yese insulto reproducido en blanco y negro. La curva interior de la mancha era unperfecto segmento de crculo; la curva externa era sangrante, irregular. (...).Aturdido, Ariel dej que su mente vagara libremente por la fsica de esa mancha: elmovimiento del caf, impuesto por la mecnica de los fluidos, la tensin desuperficie, la textura y capacidad de absorcin del manuscrito. Elegante: el contrasteentre esa curva interior perfecta y esa lnea exterior irregular. Un edificio y su jardn.Una estrella y su tormenta de gases. 18

    Un edificio y su jardn, dispuestos en la misma pgina: la forma regular de la

    ciudad y la sensualidad fluida del paisaje, penetrndose mutuamente, reunidas en lamisma superficie habitable. La habitacin que retiene y el habitar que desborda,ambos en el mismo lugar. La arquitectura de piedra y la arquitectura de carne19. Laforma y la vida; orden y sensualidad, figura y configuracin, forma y contorsin;separacin y mezcla:

    La figura geomtrica y la desfiguracin geogrfica son las dos configuracionessuperficiales del elemento acuoso. Sobre el vidrio de la ventana, el reflejo seguro,

    16 Jos Luis Pardo;A cualquier cosa llaman arte ( Ensayo sobre la falta de lugares)17 Jos Luis Pardo; Sobre los espacios pintar, escribir, pensar18

    Douglas Cooper; Delirio19 Richard Sennett; Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilizacin occidental

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    atrapa la humedad en sus escorzos, y el empaamiento difuso, se dispersa en elvapor hacia el jardn.

    De los encuentros en las superficies quedan dos impresiones: adentro, lacalculada, que se retiene en la seguridad de una figura medida, y afuera, la

    nostlgica, que se desborda en la informalidad de alguna libertad. En conjuncin,todo en una misma mancha.Entendemos, entonces, que un hbito superficial se compone de las siluetas

    delineadas y de las zonas pintadas. Las siluetas dibujan el espritu de la superficie:su espectro inmortal; las zonas pintan el cuerpo de la superficie: su carne mortal. Lapiedra y la carne.20

    Y que el primado del ver sobre el tocar, llamado el entendimiento, marca eldesenlace del drama; le tiende un sentido, una verdad, a las superficies del habitar:la medida de la tierra reduce y somete la persistente fluidez telrica21.

    Pero la geometra de las superficies, que enmarca y distancia el contacto,describe tambin lo que se desborda de su figura: restos de la geografa enajenada.

    La curva interior de la mancha, perfecto segmento de crculo, delimita su interioridad,pero tambin describe los rastros de su exterioridad: la curva externa, sangrante,irregular.

    Y son estos restos persistentes los que nos atraen.El encanto de las superficies22 radica, para nosotros, en la perseverancia de

    la sensualidad; en el mundo de lo viviente que se asoma en las figuras del orden.Llamamos, entonces, geografas del contacto a los surcos humorosos,

    descritos al paso impositor de las rasantes manchas geomtricas.

    Tres La disponibilidad esttica de las superficies

    El espesor de las superficies es gentico. Las variedades de capasapelmazadas, la reunin de las trazas de mltiples encuentros, constituyen losgrmenes disponibles para animar otros cuerpos, otras cosas separadas.

    Desde l se reviven los encuentros y renacen las diferencias. Ah, nicamentedesde l, vuelven a brotar las diferentes figuras que alguna vez, contagindose, semezclaron; y, de nuevo, se prefigura el resto: el afuera, el fondo, el paisaje.

    En los hbitos superficiales, en las habitaciones humanas, el mundo serenueva a cada instante23. Cada mirada, cada roce con las superficies evoca unavariedad interminable de separaciones y de mezclas afectivas.

    Pero, adems de llenar los vacos de la ausencia, esta presencia evocadoratambin es masa gentica, densidad disponible para nuevos encuentros:Las superficies no tienen trmino; estn siempre disponibles. Su labor es arte

    de la espera; es obra contingente.Llenndolas y desbordndolas, la sensualidad resiste y persiste en las

    formas. El andamiaje superficial est disponible para los grficos de la ocupacin24,

    20 Ignacio Castro; Clima y accin.21 Jos Luis Pardo; Las formas de la exterioridad: La matemtica no es lo que desnuda de sentido ala naturaleza, al ser, sino que el exceso de sentido del ser es lo que obliga al entendimiento a unareduccin matemtica de la naturaleza. (La carne de las mquinas P.345).22

    F. Meja L. y J. Luis Morn L.; El encanto de las superficies23 Jos Luis Pardo; Sobre los espacios pintar, escribir, pensar

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    de la misma manera como la rgida andana del cultivo de seda admite lassegregaciones filamentosas de los gusanos animados. O, como en la habitacin, latcnica del habitante escoge y dispone los equipos y los muebles, revistindola yperturbndola.

    Disponibilidad esttica: cada nueva rasante geomtrica que se proyecta pararegular lo informe, segregndolo tambin lo admite. La postura hiertica sugerida porla silla, slo es la regla para el inevitable cuerpo de contorsiones que la ocupan y laredescriben. Las andanas se exponen al juego de los capullos que las llenan; losartefactos geomtricos se disponen a las excreciones geogrficas de lo viviente.

    Las superficies son papel de seda: tocndolas nos exponen a la sensualidadde las corrientes hmedas que la tejen. En ellas se encierran, dispuestas, laslabores de las ninfas.

    Cuatro La especie superficie del traslapo

    El montn de superficies de separacin y contacto, lo integra una variedad degrupos que se diferencian entre s, cuando cada uno manifiesta su propio matizestilstico. Pero que, en el mismo acto de diferenciacin, no dejan de relevar el roldecisivo del carcter gentico especfico que los rene: ellos existen, como gruposdiferentes entre s, nicamente en sus mutuos traslapos. Cada uno puede expresarsus diferencias afectivas pero slo en la comparacin por sobre-posicin,constituyendo as la especie superficie de traslapo.

    Es el acontecer perseverante de su carcter hereditario especfico andarsetraslapndose, el que admite la expresin de los diferentes matices superficiales.Ah, nicamente en los traslapos filticos se revela el grado de espesor, dedisponibilidad esttica, de cada superficie de la especie.

    La ocurrencia de una imagen de la obra de Joan Brossa25, Eclipsi, nos ilustraesta sencilla aseveracin adversativa y nos permite expresar nuestras preferencias:

    Sobre el detalle limpio de una mesa de madera laminada, aparece un huevofrito apenas encima de una hostia.

    Servidos en la vista fotogrfica de una pgina de revista, dos alimentos vitalesaplanados y solapados, se disponen para la comparacin, para la evocacin

    afectiva de sus diferencias y semejanzas:

    24 Alison y Peter Smithson; Cambiando el arte de habitar25

    Juan Brossa (artista cataln; Barcelona, 1919-1998); Eclipsi, 1988. Publicada en: VictoriaCombala; Interpretando hoy, a Joan Brossa.

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    Las diferencias estilsticas.El huevo frito es una manera gustativa del huevo natural de la gallina; la

    hostia es una forma, asptica e inodora, de la masa artificial de pan zimo. Elhuevo frito, de origen animal, es inmediato: de contacto con la naturaleza; lahostia, de origen vegetal, es meditica: separada de la naturaleza. El huevo fritoes de grafa tctil, sangrante; la hostia es de metra ptica, perfecta:

    El huevo frito, grasoso, todava es gelatinoso y espeso: condensa en el borde

    de la coccin geometra vulgar de la cacerola hirviente la sustancia animal,liberada de la cscara oval y de la cloaca de la gallina. Es adecuacin tcnica de laley natural: comerse un animal las entraas de otro, para sobrevivir (para volversegallina).

    La hostia, seca, es limpia y plana: borra en la forma de la tostada geometrapura de la plancha caliente la sustancia vegetal de la tierra cultivada, liberada porel sudor de la frente. Es creacin potica del pan de vida sobrenatural: comerse elcuerpo puro de Cristo, para alcanzar la vida eterna (para volverse santo).

    El huevo frito todava exhibe el trasvase mortal:Desprendido de la gallina, roto, fredo en la cacerola y servido en la mesa,

    an expone la pintura uterina de la incubacin. La yema, esfera de color naranja-

    solar, germen del embrin, nada circunscrita en la clara de la nutricin, blanqueadapor la coccin. El feto en su lquido amnitico.La hostia esconde la transubstanciacin:La ausencia de levadura reduce a su mnima expresin el amasijo de harina

    de trigo y agua. En la figura de la circunferencia, tan slo revela la pureza interior dela semilla limpia. Quiere ser crculo blanco y leve; hoja plana, redonda y delgada,inodora e inspida.

    El huevo frito es una geografa permisiva de la inclinacin carnal; la hostia esuna geometra auxiliadora de la privacin sensorial.26

    26 Richard Sennett; Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilizacin occidental

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    Roto el huevo de gallina, sin batirlo, se fre en la cacerola de aceite o grasahirviendo. Al calor se graba el plano circular de la pequea sartn, reteniendo todasu geografa precedente. El huevo frito no es revestido, no tiene ornamentossobrepuestos, es casi crudo. Es materia terminada a la vista.

    Trillado el trigo, la harina se bate en agua, y se tuesta en el calor seco de unaplancha grabada con el jeroglfico cristiano. La hostia circular se le adorna con lainscripcin de la cruz griega: Paideia cristianizada; mezcla sobre impresa en la formade la simiente, que la reviste con gestos de escritura. Invocacin de la Idea pura, dela palabra primordial, reflejo del Verbo Divino.

    El huevo frito, pasado por las manos, se sirve en el plato sobre la mesadomstica; la hostia, intocable, se eleva al cielo desde el mantel blanco del altar y,consagrada, se sirve en la patena. El primero, convoca a la nutricin de todos losdas y calma el hambre mortal; la segunda, a la comunin de La ltima cena y saciael hambre de inmortalidad. La rutina del huevo frito es domstica; el ritual de lahostia es litrgico.

    El huevo frito y la hostia son hbitos superficiales, estilizados en las manerasy en las formas poticas, sagradas y profanas, de los gestos y las palabrashumanas.27

    La semejanza filtica.Traslapados en el eclipse, pero reflejados mutuamente en razn de

    proporcin y de igual tamao, el huevo frito y la hostia son cuerpo carnal y vegetal,mundano y celestial, de un nico alimento espiritual. Dos rellenos diferentes,desplazados en la forma de un mismo crculo virtual:

    La preeminencia de la hostia celeste sobre el huevo mundano se afirma enlas sutiles sombras de la pose fotogrfica: al parecer, el cuerpo puro est situadoen el ms all del alimento circular y el huevo frito en su primer plano. Pero, desdeotro punto de vista, la hostia, expuesta en la misma mesa del huevo frito y debajo del, es desacralizada y aterrada. Cercana al suelo, se encarna. Ni el huevo ni lahostia son primero el uno que el otro.

    De cierta manera, parece que el huevo recorta a la hostia celeste: como en uneclipse de sol, su cuerpo lunar se interpone entre nosotros terrestres y la hostiasolar. Pero de otro modo, un huevo solar se interpone entre nosotros terrestres y lahostia lunar. Ni el sol ni la luna, son ni el uno ni el otro.

    Sucesivos eclipses, nos presentan las capas desplazadas del alimentocompleto, como cuerpos astrales intercambiables: La yema solar rodeada por el

    crculo blanco e imperfecto de una atmsfera gelatinosa que ms bien parece unaclara lunar; la forma sagrada de la hostia, de areola invisible, reposa sobre la texturalunar de la tostada grabada. A su manera, cada una de las dos superficies repite elmismo eclipse filtico.

    El traslapo de Joan Brossa nos configura un alimento completo, compuestoa la vez de inclinaciones y privaciones: la geografa del contacto parece ser la regladel huevo frito, carnal, y la geometra de separacin la de la hostia, asptica. Pero

    27 Las diferencias estilsticas, los ritmos y los valores estticos, no se agotan en esta pequeacomparacin. Sobre la base de la Esttica Expandida de Andre Leroi-Gourhan (El gesto y la palabra),

    se podra desplegar una retrica hermenetica, abierta y amplia, anloga al abismo imaginario quedescubre el simple gesto fotogrfico de Joan Brossa

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    tambin nos permite afirmar que tanto el uno como la otra son en s mismas hbitossuperficiales, simplemente con diferente espesor esttico de separacin y contacto.

    Genticamente, las superficies de separacin y contacto no son indiferentes.Paradjicamente, esta especie no est compuesta de individuos aislados, sino dediferentes capas traslapadas. Capas a su vez compuestas de otras capastraslapadas. De traslapos en s mismas y en la relacin con los dems grupos de laespecie. Capas de impresiones erticas: cuasi-mezclas, rplicas complementarias,de tensin y movimiento de los seres separados. Capas de la nostalgia por lacontinuidad perdida.28

    Cada capa geomtrica solapa alguna geografa; cada traje, medio escondealguna piel; cada piel expone algo de las entraas que recubre. La vida plena slose asoma entre capas desplazadas.

    Es la instruccin gentica de estarse sobrepuestas estas superficies, la queconstruye su disponibilidad esttica, su labor de obra abierta o contingente, de arteen espera de lo viviente.

    Buscamos pues las geografas de contacto, el espesor disponible en lostraslapos, los eclipses y las solapas de las geometras rasantes.

    Cinco La variedad superficie fisiogrfica

    El suelo de nuestras estancias es un plano horizontal. Fisiolgicamente, nopuede ser inclinado y tampoco curvo. Todos nuestros lugares de descanso requierende esta consistencia. Cuando nos movemos caminando sobre las superficiesinformes de la tierra, el ritmo escalonado de nuestros pasos, siempre la vabuscando. Al desplazarnos por las sinuosidades de la tierra, del mar o del cielo, lasformas de los vehculos y nuestras contorsiones, corrigen su ausencia.

    Para nuestra postura erguida, sedente o acostada, algo anda mal si no haynivelacin horizontal. Cuando flotamos suspendidos en el aire o en el agua, inclusoen las astronaves, requerimos este asiento para nuestra gravedad terrestre, esteplano de referencia para la navegacin segura.

    Como capas tendidas, suspendidas o labradas sobre la superficie informe dela tierra, los suelos que habitamos tienen su espesor y sus traslapos especficos.Hbitos superficiales de contacto y separacin, como son, ellos guardan la nostalgiafiltica de su disponibilidad esttica. Pero, ante todo, son la obra de nuestros pasosfisiogrficos que buscan, insistentes, la creacin serena del plano horizontal.

    A partir de estos pisos fisiogrficos, de esta variedad de la especiesuperficie de traslapos, diferenciamos y distinguimos los territorios de nuestrosgrupos, y ponemos orden en el universo circundante29. Exponindolos ysuperponindolos, rascamos el cielo y horadamos el suelo, para esperar anuestros dioses o demonios. Con ellos nos cubrimos cotidianamente, cuando

    28

    Georges Bataille; El erotismo29 Andre Leroi-Gourhan; El gesto y la palabra.

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    debemos proteger nuestra miseria mortal. Y claro est, por entre ellos y sobre losmismos, se desliza nuestra propia y riesgosa sensualidad, y se solapan toda lacarnalidad y los humores de la exuberante exterioridad terrenal.

    Insistentes, humanizamos el suelo natural, construyndole terrazas

    tectnicas y atmosfricas, sobreponindole pavimentos y mesas, tendindolemanteles y alfombras deslizantes y aromosas. Habitamos sobre ellas, por entreellas y en sus pliegues.

    Ah, en un mundo de pisos y entrepisos fisiogrficos, se renen, ordenados yregulados por la ley pblica, nuestros grupos sociales, pero tambin, ah mismo, seconfronta nuestra intimidad30. En roces y condensaciones, los cuerpos de piel quesomos, se asoman aplanando sus pasiones, alejando las cosas para unacontemplacin segura y limpia, pero tambin para la admisin de los contactosposibles.31

    Resbaladizos, en una suerte erosiva y contagiosa, nuestros pasos planosforjan el informe suelo terrestre, con la horizontalidad espesa de una superficie

    fisiogrfica32 que lo torna habitable33.

    Seis Surcos humorosos en las geometras hdricas

    Las configuraciones planas de la variedad superficie fisiogrfica, no sesitan ms all o ms ac de la fluidez telrica y meterica de la naturaleza terrenal:

    30 Jos Luis Pardo; La intimidad31 Una mirada a la arquitectura y el emplazamiento del teatro griego, arte del salirse de s, en Delfos,

    puede ilustrarnos de un modo conveniente sobre los caracteres de las superficies fisiogrficashumanas.Tendida en la ladera, su luneta semicircular de asientos escalonados, conforma la estanciageomtrica de la contemplacin. Pero el ascenso hacia el santuario donde est inmersa, por la vasagrada, desde la baha de Itea remontando el ro Pleistos y la escorrenta de la fuente Castalia,hasta el monte Parnaso, conforma el recorrido serpentino, al tiento o del contacto con la tierra. Elteatro griego admite la contemplacin ptico-acstica y la insercin hptica: la regularidad de suluneta todava se abre a la labor de la mitografa inscrita en paisaje.De igual manera, otra vez resulta ejemplar el acueducto romano: el clculo y la geometra tienden larasante ptrea en el paisaje, de acuerdo con la funcin primaria de retener y conducir el agua por elcanal, casi horizontal. Pero sus arcadas ptreas y geomtricas, soportes de la rasante, al desafiar lairregularidad del terreno revelan la variedad fisiogrfica del suelo viviente. La lnea recta del agua, asu paso, admite y descubre la sinuosidad del territorio. La rasante horizontal conduce, calculada y

    suavemente, el agua a su destino de consumo, pero verticalmente, al ir atravesando el campo, lasvariedades fisiogrficas van siendo descritas; variedades que antes permanecan invisibles.Este procedimiento creativo o inventivo de la arquitectura de todos los tiempos expone una geografaque comienza a existir slo como creacin del edificio geomtrico (y viceversa). Se trata de lageografa del contacto, de la superficie de contacto, de la configuracin del contacto. Esta laborpotica caracteriza, de manera reflexionada, la obra de muchos arquitectos contemporneos. Nosresultan ejemplares las obras de Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, Carme Pins y PeterEisenman.Luis Fernndez-Galiano; Topografa tctil. Velos. Marco De Michelis, Magdalena Scimemi;Miralles Tagliabue. Obras y Proyectos32 La fisiografa ha sido entendida como parte de la geografa cientfica, que trata de la configuracinnatural de las tierras y los mares. Aceptamos esta definicin, siempre y cuando la amplitud de lonatural admita la propia naturaleza artificial y especfica del ser humano. Como se ha podido notar,el cumplimiento de este requisito simplemente lo hemos venido suponiendo, pues su consideracin

    nos resulta imprescindible.33 Ignacio Castro; Clima y accin.

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    ellas son maneras tcnicas y poticas de lo natural.34La sensualidad terrestre no leses marginal. Por el contrario, son estas superficies las que la hacen sensible.

    Una naturaleza es tambin creada, inscrita y descrita por cada superficiefisiogrfica; el espesor del suelo humanizado es terroso y atmosfrico.35

    Es el exceso de sentido de la naturaleza, del ser, el que obliga alentendimiento poltico a trazar con estilo reductor, las superficies fisiogrficas. LaPolis Secular destierra o entierra a la sensualidad telrica y meterica de lanaturaleza, del ser.36 Al superponer la cara geomtrica por encima de la geogrfica,configura una interioridad de orden celeste, calculada y proporcionada el piso dela mesura, y una exterioridad terrestre, desordenada y pattica el subsuelo de lapasin.

    Debajo del gora ha quedado el antro inconsistente.La urbanidad del pavimento nivelado, confina en el subsuelo toda traza o

    persistencia de la emotividad natural del ser. Debajo de las piedras rasantes delmundo maqunico, de las redes de la ciudad ciberntica, condenada, se aloja la

    acuosa sensualidad terrenal.Ah, por debajo de las mesas, licenciosa, reclama su presencia. O, marginada

    irrumpe inoportuna: en los temporales imprevistos, en los movimientos telricos, enlas avalanchas y derrumbes, en las inundaciones inesperadas

    Pero, aunque inmerso en la superficie fisiogrfica, el humedal no se deseca.Solapado, persevera cada vez en la variedad de las maneras de su espesor. Susgestos estn siempre disponibles para nosotros los anfibios que necesitamos delcontacto y del contagio con las aguas. Nuestro piso terrestre es tambin acuoso.

    Aun misgina, la superficie fisiogrfica de la Polis de todos los tiempos, estambin hidrogrfica: sus congnitas rasantes de la irrigacin artificial, a cada paso,describen surcos serpentinos y humorosos de la perseverante fluidez telrica yatmosfrica:

    En las bermas inclinadas del agua canalizada, aparece dibujado el rastroreptador del ro evacuatorio. La rectitud limita el cauce, y la corriente del aguamrbida, momento tras momento, la desborda manchndolas con su graciaamnitica.

    Segregadas al infortunio tcnico del mundo maqunico, como su incomodidadpendiente, viven y se expresan estas geografas del contacto.

    Pasajeras como la maleza del jardn, su percepcin es fugaz.Pero en cada trazo del orden, se repliegan disponibles las trazas del

    desorden, perceptibles slo ah: en las figuras de la geometra. Hablamos pues deun arte contingente sujeto en las rasantes geomtricas del orden maqunico.Pendientes, en sus figuras misginas se describen las contorsiones de lasensualidad.

    34 Flix Duque; Filosofa de la tcnica de la naturaleza35 La doble mancha de las superficies. Ya lo hemos dicho: la geometra de una superficie, enmarcay distancia el contacto, pero describe tambin lo que se desborda de su figura: restos de la geografaenajenada. La curva interior de la mancha, perfecto segmento de crculo, delimita su interioridad, perotambin describe los rastros de su exterioridad: la curva externa, sangrante, irregular.36

    Jos Luis Pardo; Las formas de la exterioridad

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    Son estas configuraciones de las figuras las que llamamos geografas delcontacto y no a un gesto natural, precedente o pasado, quiz arruinado. Nuestraesttica es nostlgica, pero no por aorar la naturaleza que se aleja, sino laexhuberancia de sentido del ser, reducida y encubierta en el sentido recto de la

    geometra poltica.En las geografas del contacto no tratamos de reconstruir el pasadodesaparecido, sino de darle forma al presente posible37, a las maneras del agua quecorre sobre las superficies del mundo de cristal. A sus manchas humorosas, y no ala lluvia lejana que tal vez algn da cay libremente sobre el terreno primordial.

    Sobre un amplio y denso campo indistinguible, en un momento dado, lainscripcin de una lnea describe la mancha de un paisaje.

    Ni la lnea ni el paisaje estn en relacin de precedencia.El paisaje no anteceda a la lnea, no era sensible, no tena sentido, no

    exista, no se le habitaba. La lnea es un gesto que se distingue por el paisaje. Sin l,

    la lnea no sera. Ambos ocurren a la vez.La geometra nos abre geografas: medir la tierra es, a la vez, inscribirla.

    Calculada, la tierra nos describe su exuberancia segregada; conmensurada oproporcionada, distinguimos la geometra de la contemplacin irradiante, de lageografa de la inmersin itinerante38.

    Como cosas indisolubles, una geografa de la pasin y una geometra de laaccin cimientan la habitacin humana. Igual que el huevo frito y la hostia, enconstante eclipse.

    Tctil, la escritura es un recorrido, un surco hmedo de la mano. ptica, lamesura es una estancia, un punto fijo de la mirada. Extraa manera de dobleformacin: lo insensible se torna sensible y sentido, en la mutua configuracin delrecorrido y la estancia, de la pintura y la silueta.

    Un edificio slido y su jardn hmedo, slo existen en la geografa de supropio contacto, de su mutuo trasvase, tectnico y erosivo, geolgico y atmosfrico,solapado y hmedo.

    BIBLIOGRAFA

    Alison y Peter Smithson; Cambiando el arte de habitar. Barcelona: Gustavo Gili,

    2001

    37

    M. de Michelis, Magdalena Scimemi; Miralles Tagliabue. Obras y Proyectos38 Andre Leroi-Gourhan; El gesto y la palabra

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    elemento ldico del arte 73).

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    Publicado en: Ignacio Castro; Informe sobre el estado del lugar.

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    Luis Fernndez-Galiano; Topografa tctil. Resea sobre el proyecto del

    arquitecto Peter Eisenman para la Ciudad de la Cultura, Santiago de

    Compostela, publicada en la revista Arquitectura Viva N.67. Madrid, 1999.

    Aqu, las cubiertas ptreas se montan y se modelan, tectnicas y estereotmicas

    a la vez, confundindose con el terreno en una continuidad tejida que extiende

    sobre el monte una gruesa alfombra de granito, en cuyos pliegues recortados se

    renen las formas mrbidas de la erosin geolgica con los contornos ntidos de

    la excavacin arqueolgica. (64-65)

    Luis Fernndez-Galiano; Velos vegetales. Resea sobre el proyecto de los

    arquitectos Herzog y De Meuron, publicada en la revista Arquitectura Viva N.67.

    Madrid, 1999.

    Marco De Michelis, Magdalena Scimemi; Miralles Tagliabue. Obras y Proyectos.

    Milano: Skira, 2002.

    Michel Serres; Los cinco sentidos. Mxico: Aguilar, 2002.

    Paul Valery; Eupalinos o el Arquitecto. Murcia: Comisin de cultura del colegio

    oficial de aparejadores y arquitectos tcnicos, 1982. No hay cosa bella separable

    de la vida, y la vida es lo que muere (Fedro 24). Cabe decirlo Pero la mayor

    parte de las gentes mantiene no s qu nocin inmortal de la Belleza (Scrates25).

    Pierre Grimal; Diccionario de Mitologa Griega y Romana. Barcelona: Paids

    Ibrica, 1994.

    Richard Sennett; Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilizacin

    occidental. Madrid: Alianza, 1997.

    Victoria Combala; Interpretando hoy, a Joan Brossa. publicado en la Revista

    Internacional de Arte, LAPIZ 173. Madrid, mayo de 2001.

    Imagen de la pgina 8: Eclipsi (1988). Joan Brossa (artista cataln; Barcelona,

    1919-1998). Publicada en la Revista Internacional de Arte, LAPIZ 173. Madrid,

    mayo de 2001.

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    CIUDADES DEL AGUA EN BRASIL:PATRIMONIO MEMORIA IDENTIDAD

    Prof. Dr. Hans HaufeHeidelberg

    No estaremos viendo, ms bien, el retratodel mar atacado por una tierra hambrienta y feroz

    que se disputa, activa, ambiciosa, encarcelada tierra,su reino al mar que es el dueo mayor del planeta?

    Carlos Fuentes, El rostro de la creacin.

    El planeta azul naci del agua. Desde Toms Moro podemos redefinir la historiaambiental desde la perspectiva del agua, entre el sueo del paraso terrenal isleo yla brutal explotacin de la naturaleza. En la actualidad estamos ante una situacincatastrfica, que es resultado de esa larga expansin civilizadora, cuyos poderesdominantes son tab hasta el da de hoy.Cuando los espaoles conquistaron la fabulosa ciudad islea Mxico-Tenochtitln,all mismo comenz la decadencia de un frgil ecosistema. Fueron pues las razonesdel poder las que triunfaron, originando la destruccin de una cultura anfibia (ValsBorda) de indispensables riquezas y valores ambientales.

    Existen diferentes matices de la colonizacin de Brasil, Colombia y Mjico. Sinembargo, el eje vertebral de esas nuevas economas fue siempre la explotacinminera, la cual oper y prosper con xito a merced de la masiva contaminacin delos ros. Humboldt comprendi muy bien esta sinrazn: Os espanhis trataran a

    gua como inimigo. Parece que eles querian que esso Nova Espanha fosse taorida como as regioes centrais de sua velha Espanha. Los rgidos trazadosurbanos de Caracas, La Paz y Quito -en su relacin con el agua- dan testimonio dela crtica de Humboldt: los ros tienen funciones de abastecimiento y drenaje.Excepciones encantadoras se hallan representadas en los trazados urbanos deMompox y Tlacotalpan que ocupaban centros prehispnicos. La ciudad imperial,siendo smbolo del poder de los nuevos territorios, se converta as en el instrumentoconstruido por la colonizacin. Y es con Las Ordenanzas (1573) que se vio elreflejo de un mejor conocimiento de la topografa, mejor seleccin del lugar para lasedificaciones y cuidado de aspectos como el clima y la higiene.

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    Brasil, un continente formado por miles de ros e islas, fue para los portuguesesun desafo enorme. Hasta el siglo XVIII sus fundaciones urbanas se concentraronsobre todo en las costas del Atlntico como en los grandes ros, y haciendo uso enforma pragmtica de los pueblos indgenas.

    En el siglo XVII, los holandeses introdujeron una exp