Guthrie ¿qué es un sofista?

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Ill ¿QUÉ ES UN SOFISTA? 1. E l término « sofista » 1 Los términos griegos sophós, sophía, comúnmente traducidos por «sabio» y «sabiduría», eran de uso normal en los primeros tiempos, y refiriéndose co mo se referían a una cualidad intelectual o espiritual fueron, naturalmente, adquiriendo algunos delicados matices de significado que aquí sólo se pueden ilustrar de forma un tanto somera. AI principio connotaban, primariamente, habilidad para practicar una operación determinada. En Homero, un carpinte ro de barcos era ««hábil en toda sophía»; un auriga, un timonel, un augur, un escultor eran sóphoi, cada uno en su ocupación; Apolo era sophós con la lira; Tersites, un hombre indigno, pero sophós con su lengua; había una ley en el Hades (de ciaras connotaciones cómicas), según la cual todo el que superaba a sus colegas de trabajo en «alguna de las grandes y difíciles artes» tendría especiales privilegios hasta que apareciera otro que fuera «más sophós en este arte» 2. Este sentido deriva fácilmente hacia el de persona dotada de inteligencia práctica, en la línea en la que dice Teognis (119 sigs.) que le es fácil a un sophós detectar una moneda falsa, pero mucho más difícil desenmas carar el carácter falso de un hombre. Aquí sophós podría equivaler a experto (hay expertos en el control de la acuñación, pero por desgracia no hay ninguno en el de la humanidad), aunque más probablemente esté desplazándose hacia el significado de «sabio en general». En una posición análogamente ambigua 1 En lo que sigue, además de las fuentes primarias, he hecho un uso especial de las siguientes, a las que el lector puede remitirse para una mayor información y referencia: Grote, History, vol. VII, págs. 32 y sigs; Grant, Ethics, vol. I, págs. 106 y sigs.; ZN, pág. 1335, n. 1; Jowett, Dialogues o f Plato, vol. Ill, págs. 326 y sigs.; Kerferd, en CR, 1950, págs. 8-10; Morrison, en Durham U. J., 1949, págs. 55-63. 2 II. XV, 412; Pind., Pit. V, 115; Esqu., Supl. 770, y Siete 382; Sóf., E.R. 484; Eur., fr. 372, e I.T. 1238; Sóf., Fil. 439 sig.; Aristóf., Ranas 761 sig.

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Sofista

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  • Ill

    QU ES UN SOFISTA?

    1. E l t r m i n o s o f i s t a 1

    Los trminos griegos sophs, sopha, comnmente traducidos por sabio y sabidura, eran de uso normal en los primeros tiempos, y refirindose co mo se referan a una cualidad intelectual o espiritual fueron, naturalmente, adquiriendo algunos delicados matices de significado que aqu slo se pueden ilustrar de forma un tanto somera. AI principio connotaban, primariamente, habilidad para practicar una operacin determinada. En Homero, un carpinte ro de barcos era hbil en toda sopha; un auriga, un timonel, un augur, un escultor eran sphoi, cada uno en su ocupacin; Apolo era sophs con la lira; Tersites, un hombre indigno, pero sophs con su lengua; haba una ley en el Hades (de ciaras connotaciones cmicas), segn la cual todo el que superaba a sus colegas de trabajo en alguna de las grandes y difciles artes tendra especiales privilegios hasta que apareciera otro que fuera ms sophs en este arte 2. Este sentido deriva fcilmente hacia el de persona dotada de inteligencia prctica, en la lnea en la que dice Teognis (119 sigs.) que le es fcil a un sophs detectar una moneda falsa, pero mucho ms difcil desenmas carar el carcter falso de un hombre. Aqu sophs podra equivaler a experto (hay expertos en el control de la acuacin, pero por desgracia no hay ninguno en el de la humanidad), aunque ms probablemente est desplazndose hacia el significado de sabio en general. En una posicin anlogamente ambigua

    1 En lo que sigue, adems de las fuentes primarias, he hecho un uso especial de las siguientes, a las que el lector puede remitirse para una mayor informacin y referencia: Grote, History, vol. VII, pgs. 32 y sigs; Grant, Ethics, vol. I, pgs. 106 y sigs.; ZN, pg. 1335, n. 1; Jowett, Dialogues o f Plato, vol. I ll, pgs. 326 y sigs.; Kerferd, en CR, 1950, pgs. 8-10; Morrison, en Durham U. J., 1949, pgs. 55-63.

    2 II. XV, 412; Pind., Pit. V, 115; Esqu., Supl. 770, y Siete 382; Sf., E.R. 484; Eur., fr. 372, e I.T. 1238; Sf., Fil. 439 sig.; Aristf., Ranas 761 sig.

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    est la descripcin que Hesodo hace de Lino, el mtico cantor y msico, como versado en todo tipo de sopha (fr. 153 Rzach). En este sentido se hablaba de los Siete Sphoi, Hombres Sabios o Prudentes, cuya sabidura consista, sobre todo, en el arte prctico de gobernar y que era condensado en breves dichos gnmicos, o en el de actuar con sensatez (Eur., LA. 749).

    A medida que se va generalizando, un trmino de valor como ste, que implica una sancin explcita, es objeto inevitablemente de una dicotomizacin en significado verdadero y significado falso, segn el punto de vista del que lo usa. La sopha de un auriga, carpintero de barcos o msico, se ha adquirido en gran medida por el aprendizaje; pero Pndaro, sin duda, agrad a su real protector cuando escribi que el que conoce muchas cosas gracias a la naturaleza es sabio (sophs), y que son cuervos charlatanes los que han adquirido su conocimiento por aprendizaje. No es sophs el hombre que sabe muchas cosas, dice Esquilo, sino aquel cuyo conocimiento es til. Al mismo tiempo, se desliza aqu una nota irnica, la indirecta de que el sophs es dema siado listo y puede engaarse a s mismo. Reprochado por el astuto Ulises (a quien l antes haba descrito como un sophs luchador) de estar actuando de un modo que no era ingenioso (sophn), Neoptlemo replica que lo que es justo y recto es mejor que lo que es sophn. Hemos tomado el oxmoron de un coro de Eurpides: cuando los hombres se enfrentan con los dioses, su sopha no es sophn, son listos pero no sabios. El verbo sophdsesthai, practi car la sopha, que Hesodo usa en el sentido de ser entendido en nutica, y que Teognis dice de s mismo cmo poeta, experiment una evolucin paralela hasta llegar a significar embaucar o engaar, o ser excesivamente sutil3.

    El trmino sophistes sofista es el nombre del agente derivado del verbo 4. Como hizo notar Digenes Laercio (I, 12) mucho despus de que hubiera ad quirido un sentido peyorativo, sophs y sophists fueron durante un tiempo sinnimos. Esto aparece especialmente en Herdoto, que aplica el nombre de sofista a Pitgoras, a Soln y a los fundadores del culto dionisaco, y dice que todos los sofistas de Grecia, incluido Soln, fueron llegando a Sardes, la capital lidia de Creso. El que los Siete Sabios fueran llamados sofistas lo sabe mos por un fragmento de Aristteles y por Iscrates. Dice Iscrates que les daban ese nombre que ahora ha cado en deshonor ante vosotros, y hace hincapi en el cambio semntico experimentado por un trmino que, como

    3 Referencias para este prrafo: Pnd., OI. II, 86; Esqu., fr. 390; Sf., FU. 1246 (y cf. el uso de y en 14 y 77); Eur., Bac. 395; para , Hes., Trab. 649; Teognis, 19; Eur., Bac. 200. Con Teognis, cf. a Soln, 1, 52, donde est usada como poesa. Cuando Pericles encuentra embarazosas las preguntas del joven Alcibiades, cancela la dis cusin con un a tu edad tambin nosotros (Jen., Mem. I, 2, 46). B. Gladigow, en Hermes, 1967, recogi ejemplos del particular sentido de en Eurpides.

    4 Kerferd, en CR, 1950, pg. 8, da una lista clasificada, con referencias, de los primitivos usos de la palabra.

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    ste, denominaba a una profesin que l identificaba con su propia concepcin de la filosofa:

    Me molesta ver que la trapacera es ms altamente considerada que la filo sofa, y que aqulla, cual acusador, pone a la filosofa en el banquillo. Qu hombre de otros tiempos hubiera sospechado esto de vosotros, que sois los que ms celebris a sabidura? No ocurri as en tiempos de nuestros antepa sados... La mayor prueba de ello es la de que escogieron a Soln, el primer ciudadano ateniense que recibi este nombre de sofista, para dirigir el Estado 5.

    Probablemente se supona que un sophists debera ser un maestro educa dor A Esto concuerda con e hecho de que el nombre se aplicaba con frecuencia a los poetas, ya que, a los ojos de los griegos, la instruccin prctica y el consejo moral constituan la principal funcin del poeta. Soln mismo fue un poeta, y J. S. Morrison ha sugerido que fue, en calidad de tal, por lo que en un principio atrajo la atencin y se le lleg a confiar a preservacin de la armona poltica 7. Anteriormente a l, Hesodo haba escrito sus Trabajos y Das, manual de instrucciones para campesinos, a a vez que vehculo para el precepto tico. Teognis est lleno de mximas morales, algunas de inters general y otras en apoyo de a amenazada supremaca de la clase alta. Parmni des y Empdocles fueron poetas, y los grandes dramaturgos del siglo v, tanto los trgicos como los cmicos, se consideraban a s mismos, por cierto, como poseedores de una misin educativa. La confrontacin entre Esquilo y Eurpi des, cuyo escenario sita Aristfanes en el Hades, se libra ms en el terreno moral que en el esttico, y en el curso de la misma, Esquilo declara expresa mente que, aunque el relato del amor punible de Fedra, tal como o refiere Eurpides, pudiera ser verdadero, un poeta debera ocultar semejante perversi dad en lugar de representarla en escena, ya que los poetas son maestros de los hombres, como los alumnos tienen maestros para mostrarles el camino. Eurpides mismo, requerido para que formule las razones por las que un poeta merece admiracin, contesta: Por su ingenio y buenos consejos, y porque hace a los hombres mejores ciudadanos. El acuerdo entre los que disputan

    5 Hdt., IV, 95, 2; I, 29, 1; cf. tambin II, 49, 1; Aristteles, fr. 5 Rose, Ross, pg. 79; Iscr., Antd. 235, 312. Para el uso que hace Iscrates del trmino, ver tambin Grant, Ethics, vol. I, pgs. 111-13.

    6 En Hdt., I, 29, 1; II, 49, 1, y IV, 95, 2, el traductor de la serie Penguin, De Selincourt, traduce siempre la palabra por teacher, 1a cual, adems de sonar muy natural en el contexto ingls, es probablemente tan exacta como lo puede ser una equivalencia inglesa o de cualquier otro idioma moderno.

    7 Morrison, en Durham U. J., 1949, pg. 59. Su artculo contiene muchos datos de que (como sostuvo tambin Jaeger en Paideia, vol. I, pg. 293) los Sofistas fueron los herederos de la tradi cin educativa de los poetas. Sin que ello quiera decir que fuera sta su nica herencia. Nestle fue ms exacto cuando los llam tambin herederos de los filsofos jnicos ( VMzui, pg. 252). Tambin, de hecho, Morrison, loe. cit., pg. 56.

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    acerca de esto es grande, y es eso exactam ente lo que el reconocido sofista Protgoras profesaba hacer 8.

    As, encontramos que, desde que se tiene la primera noticia de su existencia, en una oda de Pndaro, el trmino sophistes claramente significa poeta. Con la poesa iba la msica, ya que el poeta lrico era su genuino acompaante. Ateneo cita unas palabras de Esquilo acerca de un sophistes que tocaba la lira, para ilustrar su aserto de que todos los que practican el arte de mousik suelen ser llamados sofistas, y la referencia al cantor y msico Tmiris como sophistes, en el Reso de Eurpides, se cita como otro ejemplo. Aqu, sin embar go, la Musa habla de l con odio y disgusto, y el trmino probablemente lleva algo del tono desfavorable que empez a adquirir en el siglo v 9.

    Parece, no obstante, como si en el siglo v el trmino comenzara a ser apli cado a los prosistas, por contraste con los poetas, a medida que la funcin didctica llegaba a estar cada vez ms desempeada por ese medio. Algunos de los Siete Sabios, en su calidad de sophista o maestros, se sirvieron en prosa del tipo de mximas que Teognis o Simnides usaron en verso, y esto parece que esparci las semillas de la distincin 10. Jenofonte (Mem. IV, 2, 1) dice que Eutidemo coleccionaba muchas de las obras escritas de los ms celebrados poetas y sofistas. Entre los ltimos estara un hombre como Anaxgoras, cu yos libros sabemos que estuvieron a la venta pblica, y a quien Esquines de Esfeto pudo haber relacionado como sophistes con Prdico, uno de los recono cidos Sofistas11.

    Un sophists escribe o ensea porque tiene una especial habilidad o conoci miento que impartir. Su sophia es prctica, bien en el campo de la conducta y de la poltica, o bien en el de las artes tcnicas. Si alguien pudiera producir todas aquellas cosas que hace cada uno en su oficio y* adems, todas las cosas de la naturaleza, se sera en verdad un maravilloso sophists, dice Glaucn en la Repblica (596d), y prcticamente las mismas palabras: un maravilloso (deinos) sophistes, y en el mismo tono de descreimiento, son dichas por el Hiplito de Eurpides (Hip. 921) de quien se prestase a hacer de sabio embau cador. As, el trmino se presenta acompaado de un genitivo objetivo, con el significado de inventor o autor (Me he convertido en sophists de muchas penalidades, Eur., Heracl. 993). De aqu el sentido de experto o versado,

    8 Aristf., Ranas 1053-5, 1009 sig.9 Pnd., 1st. V, 28; Esqu., fr. 314; Fur., Res. 924.10 Schmid, Gesch. gr. Lit., 1.3.1, pg. 14.11 Se admite como un hecho generalmente que Esquines lo hizo (y.gr., Zeller, ZN, pg. 1335,

    n. 1). En aquel tiempo deban de existir datos suficientes para la denominacin, pero el pasajeen cuestin no garantiza sino que Ateneo se la aplic a esos dos hombres. Y ello, de la formasiguiente (Aten., V, 200b; Esqu., fr. 34 Dittmar): (i.e., el dilogo de Esquines, Calas) ... . Anaxgoras fue tambin llamado sophistes por Diodoro (XII, 39, DK, 59 A 17). Respecto al libro de Anaxgoras, ver vol. II, pg. 279.

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    por ejemplo, en matemticas. Scrates, en el Menn (85b), habiendo consegui do por medio de diagramas que el esclavo de Menn reconociese la diagonal de un cuadrado, le dice que el nombre que le dan los sophista es el de diago nal, y Jenofonte {Mem. I, 1, 11, pensando, sobre todo, tal vez, en los pitag ricos) habla de lo que los sophista llaman el ksmos. En el .mismo sentido, Scrates dice de la sabia Diotima, con un toque de humor, que ella le respon di a su pregunta como un autntico sophistes 12. Aqu la traduccin de Michael Joyce, aunque demasiado extensa, da la nota justa: con un aire de autoridad que era casi profesional. Cuando Scrates, en el Lis is (204a), dice de un cierto Mico que no es un hombre comn, sino un sophistes muy com petente, el cumplido va dirigido a sus dotes de maestro. En Jenofonte {Cirop.Ill, 1, 14 y 38 sigs.) se hace un uso ms patente an del trmino en un sentido complementario: el prncipe armenio Tigranes habla a Ciro de un maestro con el que estuvo relacionado, y a quien Jenofonte llama sophists. Su padre lo conden a muerte, creyendo que estaba corrompiendo a Tigranes, pero su ca rcter era tan noble, que, antes de ser ejecutado, mand llamar a Tigranes y le dijo que no culpase a su padre, ya que ste haba actuado no con mala intencin, sino por ignorancia. Era de esperar que el trmino se aplicase en tal sentido a los filsofos de la naturaleza, e Iscrates incluye a Alcmen, Em- pdocles, In de Quos, Parmnides y Meliso, junto con Gorgias, entre los antiguos sophista {Antd. 268). En los otros ejemplos consignables, que son pocos, nos parece detectar un indicio de la nota despectiva de la que hablare mos a continuacin. Digenes de Apolonia llam a los filsofos de la naturale1 za sophista en un escrito suyo contra ellos (vol. II, pg. 370), y, cuando el tratado hipocrtico Sobre la medicina antigua (cap, 20) habla de ciertos mdi cos y sophista que pretendan que no es posible ser versado en medicina sin comprender el conjunto de la naturaleza humana, est atacando fuertemente esta postura.

    Los atenienses, al igual que otros muchos, tendan a ser suspicaces con los intelectuales, los muy versados, los profesores y gentes as. Sus cualidades se resuman en un trmino de difcil traduccin: deints, con deins como adjetivo. Derivado de un nombre que significa miedo, se usaba referido a algo terrible o espantoso, como por ejemplo en Homero: las armas, la mirada feroz del adversario, el remolino de Caribdis, el trueno, los leones. Relaciona do con una divinidad, connotaba algo reverencial y pudo haber conllevado una idea semejante al temor del Seor. Ese sentido de terrible persiste, a veces, con el matiz de extraordinario, incomprensible, misterioso; y, usado de esa manera, el trmino contribuye a algunos de los ms conmovedores, e intraducibies, versos de la tragedia griega. Hefesto no puede comprometerse a encadenar a Prometeo a la roca porque la humanidad es algo deinn.

    12 Platn, Banqu. 208c. La misma frase, , se dice jocosamente de Hades en el Crt. 403e, con referencia a sus poderes de persuasin.

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    Clitemestra no sonsigue odiar a su hijo, ni tampoco sentir la esperada alegra y alivio, cuando recibe la noticia de su muerte, porque dar a luz es deinn el hecho de la maternidad tiene un extrao poder. Al degenerar, como es normal en las palabras, a travs del uso popular, y en relacin con sophs, pas a significar listo o hbil: los egipcios eran dei'noi para imaginar estratage mas; Prometeo es deins para salir de las dificultades; un buen conductor es deins en su arte. Tambin, y particularmente, signific hbil en el hablar o en ei razonamiento 13.

    Cualquiera que tuviera esta cualidad era naturalmente objeto de suspicacias para sus compaeros menos dotados ai respecto, como Antifonte el orador, segn dice Tucdides (VIII 68, 1), lo fue para el pblico ateniense a causa de su fama de deintes, y ms tarde Demstenes alega (De cor. 276) que Esquines le ha llamado deins, embaucador, sofista y cosas semejantes. Aqu encontramos a deins expresamente unido a sophists en calidad de insulto como para sentirse ofendido, y, si bien Demstenes es una figura del sigloIV, la idea del sophists como alguien que pretende un conocimiento superior, y puede ver esa pretensin irnicamente vuelta contra l, aparece ya en un autor tan antiguo como lo es el propio Esquilo; Su Prometeo, el que entreg el fuego a los hombres, el que les ense todos los oficios y los elev del salvajismo a la civilizacin, se ve speramente interpelado por Hermes: t, ei sofista, que has pecado contra los dioses, y Fuerza se burla de l diciendo que, a pesar de ser un sophists es ms torpe que Zeus 14. Ambas crticas, la de que un sofista no es tan listo como l se cree, y la de que usa su habilidad con malos propsitos, se insinan de nuevo en un fragmento de Sfocles (97 Nauck): Un hombre bienintencionado, de pensamientos rectos, es mejor inda gador que cualquier sophistes.

    Para Sfocles, que fue contemporneo, sensu stricto, de Protgoras, el tr mino pudo haberse visto afectado por la aparicin en escena de los Sofistas como clase profesional 15. Tambin Aristfanes era muy consciente de su exis tencia cuando satirizaba a los sofistas en las Nubes, pero usaba todava el trmino en un sentido ms general, en el que (con destino a los que lo censura ban) poda incluir a Scrates, aunque no cobrase honorarios y fuera presentado constantemente por Platn como el inveterado oponente de los Sofistas. En

    13 Esqu., P.E. 39; Sf., El. 770; Esqu., fr. 373, y P.E. 59. La expresin es frecuente. La degeneracin semntica se asemeja a la del castellano terrible o espantoso. Est ilustrado de un modo festivo en Platn, Prot. 341 a-b, donde Scrates dice cmo el purista Prdico le reprende por usar deins como un trmino elogioso, al llamar a Protgoras deins y sophs, terriblemente sabio. Segn Prdico, deins slo es aplicable con propiedad a males como la enfermedad, la guerra, la pobreza.

    14 P.E. 945 y 62. Prometeo no rechazara el ttulo. Presume de sus , y se lamenta de que no tiene suficiente como para salir del apuro presente. El trmino es para l sinnimo de , y . Pero tambin se le podra devolver con irona.

    15 Vengo reservando la versal inicial para designar a los miembros de esta profesin.

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    el v. 331 se dice de las Nubes que son las amas de cra de una turba de sofis tas, caracterizados como adivinos de Turios, curanderos, melenudos holgaza nes y dandis enjoyados una bonita y completa lista. En el v. 360, Scrates y Prdico son mencionados juntos como meteorosofistas, o expertos en fe nmenos celestes. En el v. 1111, Scrates promete que su enseanza convertira al joven Fidpides en un hbil sofista, a lo cual su frustrado discpulo comenta: en un pobre y descolorido diablo, querrs decir, y en el v. 1309 el coro aplica el trmino a Estrepsades, sin otro significado que el de embaucador, aludiendo a las trampas que haca a sus acreedores.

    El trmino sofista, por consiguiente, tena un sentido general, as como otro especial del cual hemos de hablar todava, y en ninguno de ellos era nece sariamente algo que connotase oprobio. (Comp. el juicio que le merece a S crates el profesional Mico.) Si recordamos la vocacin educadora de los poe tas griegos, cabria decir que el trmino que ms se le adeca en castellano es el de maestro o profesor. Y es posible tambin que, desde comienzos del siglo v, se pronunciase con una inflexin peyorativa o despectiva, como hoy tal vez las palabras lumbrera o intelectual. Por obra y gracia del conserva dor Aristfanes se convirti, definitivamente, en un trmino insultante que im plicaba charlatanera y superchera, aunque todava no se limitaba en modo alguno a la clase de los Sofistas profesionales. No podemos, por lo tanto, estar de acuerdo con Grote al culpar a Platn como nico responsable del descrdito del trmino (cf. supra, pg. 23). Lo que exista ya era algo ms que un vago sentimiento de antipata, y no es verdad, como pretende dicho autor, que lo nuevo era el peculiar uso de una palabra antigua que Platn sac de su uso habitual y la aplic a los eminentes maestros asalariados de la poca socrtica 16. El testimonio de Jenofonte aparte, haba sido totalmente imposible para Platn el haberse referido, de la manera y en el contexto en que lo hace, a los maestros asalariados, como Sofistas, si ste no hubiera sido su calificativo reconocido. Un punto de vista como el de Grote slo puede sostenerse por la prctica falta de sentido crtico (que rechazamos aqu) de aceptar como hechos de realidad todas las referencias a los Sofistas, en Platn, que fuesen o neutrales o favora bles (Aun Platn se ve obligado a admitir...), y. pasar por alto cualquier observacin menos halagea como debida solamente a prejuicios nada libera les. Cuando Protgoras, en'el Protgoras de Platn, se declara a s mismo educador y Sofista, a pesar del odio que llevaba vinculado el trmino, odio que el propio Protgoras atribuye al hecho de que ellos entraron en las grandes

    16 Grote, History, vol. V il, pgs. 35 y 37. Tampoco seguiremos a Popper (O.S., pg. 263, n. 52) cuando dice que Platn es e que por sus ataques a los Sofistas cre las malas connotacio nes que se asociaron a ja palabra. (La cursiva es ma.) Una afirmacin ms plausible es la de Havelock (Lib. Temper, pg. 158): Los autores de teatro de la Comedia Antigua explotaron el prejuicio [contra el intelectualismol, si es que en realidad no lo crearon ellos, y cuando Platn usa el trmino sophists, ya ha perdido ste su dignidad. Tal vez no pudiera olvidar las comedias burlescas que vio o ley "en su juventud.

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    ciudades de Grecia como extranjeros y atrajeron a la juventud ms prometedo ra persuadindolos a dejar sus relaciones y sus amigos y proclamando que su enseanza era la mejor, no hay razn para dudar de ia realidad del estado de cosas que describe. Su jactancia tiene un aire de baladronada: hace falta valor para reconocerse y proclamarse Sofista. Igualmente verdadera, dado el carcter de los atenienses, es la observacin de Scrates en el Eutifrn (3c) de que no les importa a los atenienses que alguien se tenga por deins, con tal de que se lo reserve para s, pero, si piensan que ese tal comienza a impartir a otros su superior sabidura mediante la enseanza, se irritan, ya sea por celos o por cualquier otra causa. Aqu Scrates tiene presente su propia situacin, pero la observacin es plenamente aplicable tambin a los Sofistas profesiona les; en realidad, l participaba de su reputacin, como queda claro en las Nubes. Un siglo ms tarde Esquines el orador pudo referirse a l, de paso, como a Scrates el sofista 17.

    2. Los SOFISTAS

    a) Profesionalismo.En vida de Scrates, el trmino se vena aplicando, aunque no exclusiva

    mente, a un grupo en concreto, a saber, al de los educadores profesionales que impartan clases a los jvenes, y hacan demostraciones o exhibiciones p blicas de elocuencia, por dinero. Reconocan su descendencia de la antigua tradicin de los poetas educadores; de hecho, Protgoras, en el ya aludido discurso, autosuficiente y jactancioso, que Platn pone en su boca (Prot. 316d), acusa a Orfco y a Museo, a Homero, Hesodo y a Simnides de fabricarse un disfraz con la poesa, por miedo al odio vinculado al trmino especificativo de su verdadero carcter, que, como el suyo propio, no era otro que el de Sofistas 18. (La confusin anacrnica se aviene bien con el tono despreocupado

    17 In Timarch. 173. Fue en el mismo discurso en el que Esquines llam Sofista a Demstenes.Y, aunque el paso de los siglos lo hace de dudosa relevancia para la presente discusin, no deja de ser interesante que Luciano pudiera referirse a Cristo como a ese sofista crucificado (Peregri nus 13). ......

    18 Lo mismo dijo Plutarco (Pericles 4) de Damn, un Sofista que fue discpulo de Prdico y amigo de Scrates (Platn, Laques 197d). Fue Conocido, sobre todo, como una autoridad en msica, y, segn dice Plutarco, aunque fue un Sofista destacado y, de hecho, el mentor de Pericles en poltica, utiliz su prestigio musical para disimular su . Ello sin embargo, no le sirvi de nada y fue condenado alostracism o. Confirman su relacin con Pericles tanto Platn (Ale.I 118c) como Iscrates (Antd. 235); y su ostracismo (ya en Aristteles, Const, aten. .27, 4) se ve confirmado, asimismo, por el descubrimiento de un stracon que lleva su nombre (DK, 1, 382 n.). En la Repblica (400b, 424c), Platn deja claro que su inters por las formas o modos musicales estaba relacionado con cuestiones de mayor amplitud de miras, como sus efectos morales y sociales. Llega, incluso, a decir que, en opinin de Damn, las formas musicales no son nunca cambiadas sin remover a la vez, las ms fundamentales convenciones (o leyes) polticas y sociales (trad, de Shorey). Si se supieran ms cosas de l, podra ocupar un lugar importante en la historia

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    que adopta Platn en ias partes dramatizadas de este dilogo, ya que no es necesario advertir que en los primeros tiempos no llevaba vinculado el trmino ningn estigma profesional, y en cualquier caso, como hemos visto, se aplic de hecho a los poetas.) En el Menn (91e-92a), Platn habla de muchos otros, adems de Protgoras, que haban practicado la profesin de Sofistas, algu nos anteriores a l y otros todava en vida. De profesionales anteriores a Pro tgoras no tenemos informacin, y de hecho Scrates, en el Protgoras (349a), se refiere a l como al primero que cobra dinero por su enseanza. Puede que Platn pensase tambin en un hombre como el ateniense Mnesfilo, men cionado por Herdoto (VIII, 57) como asesor de Temstocles y del cual Plutar co escribe un pasaje de algn inters para el desarrollo de la profesin sofstica (Tem. 2):

    No era un orador ni uno de esos llamados filsofos de la naturaleza. Prac ticaba, ms bien, lo que se llamaba sophfa, pero que en realidad era perspica cia {sagacidad o habilidad] poltica (demotes) y sagacidad prctica, y de esa forma perpetuaba lo que podra llamarse una escuela que haba venido suce- dindose desde Soln. Sus sucesores lo combinaron con el arte de la elocuen cia forense, y, al transferir su enseanza de la accin al dicurso, fueron llama dos Sofistas I9.

    Las referencias a los Sofistas como que eran pagados por su trabajo, son frecuentes en Platn 20, y aparecen tambin en Jenofonte, Iscrates y Aristte les. La reputacin de los Sofistas pudo haber cambiado* pero continuaron sien do profesionales desde Protgoras hasta la poca de Iscrates por lo menos. Aquellos que venden su sabidura por dinero a todo el que lo desea* son llamados Sofistas, dice Scrates en Jenofonte (Mem: I, 6, 13), y aade un comentario ms custico que cualquiera de los de Platn. En el Menn (91c y sigs.) dialogan nito, un tpico miembro bien educado de la clase gobernarte te, que los increpa duramente, y Scrates, que de alguna manera es su irnico defensor. Iscrates, de edad ya avanzada 21, defendi la profesin, que l iden

    del movimiento sofista, pero en nuestra ignorancia comparativa slo puede aparecer as, como una nota a pie de pgina. Los textos estn en DK, I, nm. 37, y los estudios modernos incluyen a W. D. Anderson, The Importance of the Damonian Theory in Platos Thought {TAPA, 1955; ver tambin su libro Ethos and Education in Greek Music, y su recensin por Borthwick en CR, 1958); el cap. 6 de F. Lasserre, Plut, de la musique; a J. S. Morrison, en CQ, 1958, pgs. 204-206, y a H. John, Das musikerziehende Wirken Pythagoras und Damons (Das A l tertum, 1962).

    19 Sobre Mnesfilo, ver, adems, Morrison, Durham U. J., 1949, pg. 59, y Kerferd, Ci?, 1950, pgs. 9 y sig.

    20 E. L. Harrison, en Phoenix, 1964, pg. 191, . 44, ha recogido treinta y una referencias platnicas a las ganancias de los Sofistas. Lo que se conoce en torno a esta prctica de cada uno de ellos, se especificar ms adelante en las secciones que se les dedican (pgs. 257 y sigs.).

    21 Tena 82 aos cuando escribi la Antdosis (cf. 9). Para el punto de vista de Iscrates sobre Protgoras, ver la comparacin llevada a cabo por Morrison de Ia philosophia de Platn y de Iscrates, en CQ, 1958, pgs. 216-218.

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    tificaba con su propio ideal filosfico, un ideal mucho ms prximo a Protgo ras que a Platn. La mejor y la mayor recompensa de un Sofista, dice, es ver a algunos de sus discpulos hacerse sabios y respetables ciudadanos. Cierto es que hay algunos malos Sofistas, pero los que hacen un recto uso de la filoso fa no deben ser censurados por culpa de unas pocas ovejas negras. Consecuen te con esto, los defiende del cargo de acumulacin de ganancias excesivas. Ninguno de ellos., dice, hizo una gran fortuna, ni vivi sino modestamente; inclui do Gorgias, que gan ms que ningn otro y estaba soltero, y sin cargas fami liares 22. Platn, en cambio, pone de relieve su riqueza, diciendo, por ejemplo, que Protgoras gan ms dinero con su sopha que Fidias y otros diez esculto res juntos (.Menn 91 d), y Gorgias y Prdico ms que cualquier artesano con su arte (Hip. May. 282d). Aristteles describe al Sofista como a quien se lucra de una sabidura aparente pero que no es tal; y, dejando a un lado el sarcasmo, ste y otros pasajes evidencian que los Sofistas pagados existan todava en sus tiempos 23.

    El profesionalismo de los Sofistas se pone de relieve por el hecho de que Protgoras tena dos clases de alumnos: los jvenes de buena familia que que ran entrar en la poltica, y otros, como un tal Antimero de Mendes (es decir, no un ateniense), que estaba estudiando con fines profesionales ( ), para llegar a ser un verdadero Sofista 24. En el Protgoras (313c), Scrates describe a un Sofista como un traficante [o un tendero] de las mercancas de las que se nutre el alma [o la mente], y sugiere razones por las que un joven debera andarse con cuidado antes de confiarse a uno de esos tales: son como los comerciantes con respecto a los alimentos corporales, que elogian sus mercancas indiscriminadamente al margen del dictamen del mdico dietti co sobre su salubridad; pero, a diferencia de los alimentos, sus productos pasan directamente a la mente, y no se pueden guardar en tarros a la espera de saber qu debemos consumir, cmo y en qu cantidad. Por la poca en que Platn escribi el Sofista (dilogo en el que Scrates no toma parte en el tema princi pal), se haban convertido (aparte de otras indeseables caractersticas) en meros cazadores pagados de jvenes ricos. La desconfianza hacia los Sofistas no se limitaba a Platn. El violento arrebato de nito no debe de estar muy en desacuerdo con la realidad, lo mismo que cuando el joven Hipcrates, hijo de Apolodoro, de una casa grande y prspera, se ruboriza de vergenza ante el pensamiento de llegar a ser uno de ellos (Prot. 312a). En el Gorgias (520a), Calicles, el oponente ms violento de Scrates, los desacredita como

    22 Antd. 155 sig. Dodds (Gorg., pg. 7), al hilo de su tesis de que Gorgias no era un Sofista, intenta justificar este pasaje, as como Platn, Hip. May. 282b5, e Iscrates, Antd. 268.

    23 Rf. sof. 165a21; cf. 183b36 (donde recuerda al de Platn, Rep. 493a) y .N. H64a30.

    24 Prot. 315a. Para la sofstica como , c f., p. ej., , 316d, y los ms de 40 aos de Protgoras , Menn 91e.

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    personas sin valor, y en el Fedro (257d), Fedro asegura que los ms podero sos y respetables polticos no se atreven a escribir discursos ni a dejar escritas obras suyas para la posteridad, por temor a ser llamados Sofistas. Ahora bien, el mismo Platn, aunque no estaba de acuerdo con los Sofistas, fue mucho ms amable al tratar a los mejores de ellos, como Protgoras, Gorgias y Prdi co. Una observacin despectiva acerca de los Sofistas, en relacin con Prdico, la pone en boca de Laques, no de Scrates (Laques 197d). Jenofonte, en un eplogo moral a su tratado De la caza (cap. 13), los reprueba como maestros en el arte del engao 25.

    La actitud del pblico ateniense era ambivalente, y reflejaba el estado de transicin de la vida social e intelectual de Atenas. Los Sofistas no tenan difi cultad en encontrar alumnos que pagasen sus altos honorarios ni oyentes para sus lecturas y exhibiciones pblicas. Sin embargo, algunos de entre los ms viejos y ms conservadores 26 los desaprobaban enrgicamente. Esta desapro bacin estaba relacionada, como muestra Platn, con su profesionalismo. Por qu era as? Nosotros estamos habituados a pensar en la enseanza como un modo de ganarse la vida perfectamente respetable, y en Grecia no haba ningn prejuicio contra el ganarse la vida de esa forma. Scrates fue el hijo de un cantero-escultor y, probablemente, sigui el mismo oficio, pero (aun siendo como l era de impopular en muchos sitios) nunca fue utilizado en sp contra. Los poetas fueron bien pagados por su trabajo, de los artistas y mdicos se esperaba que cobrasen honorarios tanto por la prctica de su arte como por ensearlo a los dems 27. El problema parece que resida, sobre todo, en l clase de temas que los Sofistas afirmaban ensear, especialmente la aret. Pro-

    25. Si De a caza es de Jenofonte, cosa que algunos han puesto en duda. Ver Lesky, Hist. Gr. L it., pg. 621. Otros han sostenido que el pasaje est influido por el Sofista de Platn (Grant, Ethics, vol. I, pg. I l l ) y han sealado que ambos fueron escritos despus de que la brillante primera generacin de Sofistas haba muerto. As, segn puede presumirse, lo fueron el Protgoras y el Menn, aunque son Protgoras, Gorgias, Hipias y Prdico quienes siguen siendo para Platn los Sofistas representativos.

    26 Esto no significa necesariamente aristocrtico u oligrquico como opuesto a democrtico. nito era un demcrata de primera fila. La divisin entre demcrata y anti-demcrata es paralela a la que se da entre de alta alcurnia y plebeyo. Pericles, que complet la revolucin democrtica, era un Alcmenida como Clstenes que le precedi. Ehrenberg le llam el aristcrata demcrata. Cf. sus observaciones en la pg. 65 de su Soc. and Civ. in Gr. and Rome: La antigua educacin aristocrtica haba perdido el contact con las realidades de la vida contempornea, pero en buena medida era la misma clase dirigente la que gobernaba el Hstado democrtico. Cf., tambin, M. A. Levi, Pol. Power in the Anc. World, pgs. 65, 90.

    27 Ver, p. ej., Iscr., Antd. 166; Arist., Ret. 1405b24 (poetas); Platn, Prot. 311c, Menn 91d (escultores); Prot. 311b, y Hdt., III, 131, 2 (mdicos). Hay ms referencias en Nestle, VMzuL, pg. 259, n. 36. Platn dijo que el filsofo Zenn haba exigido los impresionantes honorarios de 100 minas por un curso (Ale. I 119a); sin embargo, cuando autoridades posteriores dicen lo mismo de Protgoras (como tambin lo dicen de Gorgias, Diod., XII, 53, 2), Zelle lo rechaza por demasiado exagerado (Z/V, 1299, n. 2). Zenn, empero, no parece haber compartido con los Sofistas ni el nombre ni las censuras.

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    tgoras, cuando se le pregunt qu aprendera Hipcrates de l, replic (Prot. 318e): La prudente administracin de sus bienes personales y familiares, para que pueda gobernar de la mejor forma posible su propia casa, y tambin la [prudente administracin] de los asuntos de Estado, para que pueda conseguir un poder real en la ciudad, lo mismo como orador que como hombre de ac cin. En suma, dice Scrates, el arte de la ciudadana, y Protgoras asiente categricamente. Aunque algunos de ellos enseaban igualmente otras muchas cosas, todas incluan un medro poltico en su curriculum, y la clave para ello, en la demcrita Atenas* era el poder del discurso persuasivo 28. Gorgias, en realidad, se concentr nicamente en la retrica y rehus verse incluido entre los maestros de arete, porque sostena que la retrica era el arte principal al que todas las dems artes deban someterse 29. Ya que ensear el arte de la poltica y encargarse de hacer a los hombres buenos ciudadanos (Prot. 319a) entraba precisamente dentro de lo que en Atenas se consideraba competencia tanto del amateur como del profesional, del de oscuro origen como del noble. En cuanto a stos, cualquier ateniense de la clase alta estaba capacitado para llevar sus propios negocios por una especie de instinto heredado de sus antepa sados, y preparado para transmitrselo a sus hijos. Incluso Protgoras admita esto, aunque sostena que ello dejaba espacio an para su arte pedaggico co mo complemento 30. En el pasaje ya referido de Menn, Scrates sugiere ino centemente a Anito, prominente lder democrtico que se convirti en su prin cipal acusador, que los Sofistas eran la gente ms indicada para inculcar en un joven la sopha que le hiciera capaz de administrar una hacienda, gobernar una ciudad y, en general, mostrar el savoir-faire propio de un noble. Cuando nito los insulta como si fuesen una amenaza para la ciudad, y Scrates enton ces le pregunta que a quin, en su opinin, debera dirigirse un joven para tal formacin, l replica que no hay necesidad de mencionar a individuos con cretos, porque cualquier noble ateniense bueno con quien se encuentre har de l un hombre mejor de lo que lo haran los Sofistas.

    28 De forma parecida, en las Nubes (v. 432), Scrates, que es caricaturizado, entre otras cosas, como un Sofista profesional (cf. 98 ), asegura a Estrepsades que gracias a su instruccin . Kn Gorg. 520e, Scrates sugiere una razn por la que el ensear est clase de cosas es, generalmente, reprobado.

    29 Cf. infra, pgs. 265 y sigs. L forma regular por parte de Platn de referirse a los Sofistas era (Dodds,"Gorgvoy, pg. 366). Para Gorgias, ver Menn 95c, Gorg. 456c-e, especialmente o k f) . Gorgias admite, incluso, que sus alumnos aprendern de l los princi pios de lo justo y de lo injusto si es que no los concen ya (460a), mientras mantiene, al propio tiempo, que el maestro no es responsable del uso que se haga de su enseanza. Sobre la correccin de incluir a Gorgias entre los Sofistas, puede verse E. L. Harrison en Phoenix, 1964 (contra Raeder y Dodds).

    30 No comprendo cmo alguien, tras leer el brillante y comprensivo discurso de Protgoras en el Protgoras, desde 323c hasta 328c, puede sostener que Platn en sus descripciones e imgenes del mejor de los Sofistas se propona ennegrecer o enturbiar su memoria.

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    Las razones por las que Scrates criticaba ei hecho de recibir dinero eran muy diferentes, y tpicas suyas. Sostena (y esto lo sabemos no por Platn, sino por Jenofonte) que, al aceptar dinero, se privaban a s mismos de su liber tad: se vean obligados a conversar con los que pudieran pagar sus honorarios, mientras que l era libre para disfrutar de la compaa de cualquiera que esco giese (Mem. I, 2, 6; 6, 5). Lleg, incluso, a llamar a eso prostitucin, por ser tan malo vender la propia mente como vender el propio cuerpo. La sabidu ra era algo que debera ser repartido liberalmente entre los amigos y aquellos a los que uno estimase (I, 16, 13). As es como la filosofa haba sido considera da hasta entonces, especialmente en la Escuela Pitagrica, de la que Platn, con toda seguridad, y Scrates, probablemente, eran admiradores. E complejo concepto socrtico-platnico de ros, un amor homosexual sublimado, deba de intervenir tambin aqu.

    b) Su status inter-ciudadan.Los Sofistas eran, pues, mirados por diversas razones con disgusto, tanto

    por parte de filsofos como Scrates y Platn, como de ciudadanos prominen tes del tipo de nito. El odio en que incurran a los ojos de las clases dirigentes se deba no slo a las materias que impartan; su propio status estaba contra ellos. No solamente se trataba de que proclamaban estar dando instruccin en aquello que en Atenas se pensaba que, para el pueblo sano, era una especi de segunda naturaleza, sino de que ellos mismos no eran lderes atenien ses, ni aun siquiera ciudadanos. Eran extranjeros, provincianos cuyo genio haba crecido hasta rebasar los lmites de sus pequeas ciudades de origen. Algunos de ellos haban salido primero en misiones pblicas oficiales, como el Ieontino Gorgias a Atenas para defender la causa de Lentinos contra Sira cusa en el 427 31. Pero tanto l como Prdico de Ceos, mientras negociaban los asuntos de sus ciudades ante el Consejo, aprovecharon la oportunidad de mirar por sus propios intereses dando lecciones a los jvenes y en sesiones de exhibicin que les reportaron considerables sumas de dinero (Hip. May. 282b-c). Tambin Hipias presuma del nmero de misiones diplomticas que su ciudad le haba encomendado (ibid., 281a). Lentinos, Ceos o lide les brin daba as una posibilidad indirecta de emplear sus aptitudes. En Atenas, centro de la cultura helnica y culmen de su fama y poder, el verdadero pritaneo de la sabidura griega, como la llama el Hipias platnico (Prot. 337d), les fue posible prosperar; pero no tenan ninguna posibilidad de llegar a ser figuras polticas, por lo que emplearon sus aptitudes para ensear a otros. No tena nada de extrao que, como dice Protgoras, la situacin de tales hombres fcil mente llegara a estar en precario. Platn se refiere a esto en ms de una oca sin, en la Apologa (19e) y en el Timeo cuando Scrates dice (19e) que los

    31 Platn, Hip. May. 282b; Diod., XII, 53, 1-2. Tucdides habla tambin de la embajada de Leontinos (III, 86, 3), pero sin mencionar a Gorgias.

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    Sofistas eran muy buenos retricos en general, pero que era evidente que, erran do como van de ciudad en ciudad, sin residencia fija de su propiedad, estuvie sen en desventaja cuando se tratase de cuestiones de poltica activa en la guerra o en la negociacin. Esto, que se ha citado como un ejemplo de denigracin o menosprecio por parte de Platn a los Sofistas, no es sino la afirmacin de un hecho evidente32.

    c) Mtodos.Los Sofistas impartieron su instruccin tanto en privado, en pequeos cr

    culos o seminarios, como en lecturas o epidexeis (exhibiciones o demostracio nes) pblicas 33. Lo primero poda tener lugar en casas de mecnas como Ca las, el hombre ms rico de Atenas, del que se dijo que haba pagado ms dinero a los Sofistas que ningn otro (Platn, Apol. 20a). Su casa es el escena rio de la reunin del Protgoras de Platn, y su hospitalidad para con los Sofistas y sus admiradores parece que la convirti en un lugar, ms bien, poco ntimo. Protgoras paseaba por el vestbulo, escoltado por un considerable gru po, que inclua tanto a atenienses como a extranjeros a quienes l atraa, como el Flautista de Hameln, de todas las ciudades por las que pasaba. En la parte opuesta del prtico, Hipias dialogaba con otro grupo, y Prdico ocupaba una antigua despensa o almacn que Calias tuvo que convertir en dormitorio, debido ai gran nmero de los que residan en la casa. Tambin ste tena su propio crculo de oyentes echados alrededor de su cama. El portero de la casa de Calias estaba, comprensiblemente, harto de ver a los Sofistas. Cuando los anfitriones eran tan complacientes, aun las exhibiciones pblicas podan tener lugar en casas privadas. Sabemos que Prdico dio una en casa de Calias (Axoco 366c) 3 4, y cuando Scrates y Cere fonte echan de menos una exhibicin de Gorgias, evidentemente en alguna plaza pblica, Calicles les asegura que Gor gias se hospeda con l y que har otra exhibicin en su casa en atencin a ellos. A veces las exhibiciones podan tener lugar en un gimnasio u otro lugar improvisado. Clen acusa a la Asamblea ateniense de comportarse ms como un auditorio de una exhibicin de Sofistas, que como un cuerpo deliberado serio (Tue., III, 38, 7). Hipias le dice a Scrates que dentro de dos das pro nunciar un discurso en la escuela de Fidstrat, y Prdico lo pronunci en el Liceo (Hip. May. 286b; Erixias 397c). Los precios de la entrada se men-

    32 La observacin sobre la condicin de extranjeros de los Sofistas la hace Jef, Gesch.,pgs. 646 y sig., quien hace notar, adaptando una bien conocida ancdota recogida por Platn,que si Temstocles hubiera sido un serifio, l habra sido un Sofista. En Rep. 493a, los Sofistasson , que es tambin una buena descripcin.

    33 Ambos mtodos se mencionan juntos relacionados con Prdico en Hip. May. 282c: .

    34 Aunque nuestra fuente es dudosamente fiable respecto al hecho real, e l autor, probablemen te, supo que semejantes hechos ocurran.

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    donan ms de una vez como de media dracma, dos y cuatro dracmas para una actuacin de Prdico (.Axoco 366c). Scrates se lamenta de que su conoci miento de la correcta diccin sea insuficiente, porque slo pudo permitirse la lectura de Prdico de una dracma y no la de cincuenta dracmas 35.

    La exhibicin poda adoptar la forma de cuestiones propuestas por el audi torio. Esto se menciona como prctica de Gorgias (Gorg. 447c, Menn 70c), e Hipias fue lo suficientemente atrevido como para hacer lo mismo ante la gran concentracin pan-helnica de Olimpia (.Hip. Men. 363c-d). Alternativa mente, los Sofistas hacan algunas exhibiciones de oratoria ininterrumpida so bre algn tema preparado y a partir de un texto escrito. De esta clase fueron el discurso troyano de Hipias (Hip. May. 286a, descrito por su autor como muy bellamente compuesto), y los discursos de Gorgias en Olimpia, Delfos y Atenas, el ltimo de los cuales era una oracin fnebre por los muertos en las guerras 3

  • El mundo de los sofistas 53

    una obra nueva. En un principio, las lecturas pblicas eran de poemas, espe cialmente de poemas picos, y, aunque en el siglo v las de autores en prosa eran tambin comunes 39, la elaborada retrica epidectica de los Sofistas, cuando actuaban en los Juegos Olmpicos o Pticos, resultaba un tanto novedosa. Era (y ste es el segundo significado) agonstica, compitiendo por premios en com peticiones o certmenes establecidos, tal como hacan los poetas, msicos y atletas. Hipias habla de entrar en las listas [concurrir] () en Olim pia, permaneciendo imbatido (Hip. Men. 364a). Esta competitividad lleg a ser una caracterstica general de los Sofistas. Para Protgoras, cualquier discu sin es una batalla verbal [un combate de argumentos], en que uno debe ser el vencedor y el otro el vencido (Prot. 335a), en contraste con el ideal expresado por Scrates de la bsqueda en comn [el dilogo], ayudndose el uno al otro para poder ambos aproximarse a la verdad. La competicin, dice Gorgias, necesita tanta audacia como sabidura e ingenio, pues el argumen to, como el heraldo en Olimpia, convoca a cualquiera que quiera acudir, pero la corona es tan slo para el que es capaz de triunfar 40. Tucdides, contrapo nindose a los Sofistas, dice de sus propias obras que no pretende que sean piezas de competicin para una sola vez, sino bienes perdurables. Con fre cuencia, Eurpides hace hablar a sus personajes en el autntico estilo sofista de la poca, como cuando el heraldo de Creonte canta las alabanzas de la monarqua, en cuanto opuesta a la democracia, y Teseo replica (Supl. 427 sig.): Ya que has sido t el que iniciaste esta competicin, escchame; porque t has sido quien propuso una batalla de palabras41. En tercer lugar (ste es ei tercer significado), las fiestas eran ocasiones propicias para que se encontra sen los miembros de todas las ciudades-estado de Grecia y olvidaran sus dife rencias, y la aparicin en pblico all de los Sofistas era smbolo dei carcter pan-helnico que les iba tan al pelo con su costumbre de residir sucesivamente en diferentes ciudades. Gorgias era tan bien recibido en Larisa como en Ate nas, e Hipias (cosa an ms notable), en Atenas como en Esparta. El tema del Discurso Olmpico de Gorgias fue la homnoia, la concordia, y su consejo,

    valor {Paneg. 1 sigs., 45). Iscrates confeccion este discurso a la edad de 92 aos, unos seis aos despus de la muerte de Platn, pero cf. la crtica que hace Clen de los atenienses, en Tucdides (III, 38, 4, ... ),

    39 Plutarco, Mal. Hdt. 862, habla de qu e Herdoto lea su obra a los atenienses. Tue., I,21, 1, y 22, 4, compara el efecto de escuchar (dar fe a) lo compuesto por los loggrafos y elde escuchar su propia obra. (Nestle, VMzuL, pg. 260 y n. 41.)

    40 Gorgias, fr. 8 DK. DK traducen como si fuerasimplemente . Yo no s si se debe esto a inadvertencia, o si trataban de imputar la mencin del a Clemente (no ponen ninguna nota al pasaje), pero el elaborado equilibrio de las clusulas da a entender que Clemente est ofreciendo un extracto literal de lo dicho por el retrico, y no veo razn para suponer que el smil sea una aportacin de su propia cosecha.

    41 Comp. y (en esos versos) con D.L., IX, 52, a propsito de Protgoras: ... , y con Platn, Prot. 335a, donde Protgoras dice: .

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    que repiti con idntico espritu en su oracin fnebre ateniense, fue que los Estados griegos deberan dirigir sus armas contra los brbaros, no entre s. Y ya hemos visto a Hipias defendiendo la fraternidad de todos los griegos 42.

    d) Intereses y puntos de vista comunes.Es una exageracin decir, como se ha hecho con frecuencia 43, que los So

    fistas no tenan nada en comn, salvo el hecho de que eran maestros profesio nales, y que no haba ningn fundamento comn en los temas que enseaban ni en la mentalidad con que lo hacan. Un tema, al menos, cultivaron y ensea ron todos en comn: la retrica o arte del lgos 44. En Atenas, a mediados del siglo V, ser un orador eficaz constitua la clave para el poder. La palabra es un poderoso soberano, como dice Gorgias en uno de sus encomios conser vados (Hel. 8, DK, 11, 290); y con el arte del lgos ira todo lo necesario para una carrera poltica de xito. Cuando al joven Hipcrates se le pregunta lo que piensa l que es un Sofista, responde: Un maestro en el arte de hacer pronunciar agudos discursos (Prot. 312d). El arte de la oratoria lo practicaron ellos mismos, lo ensearon personalmente, y lo expusieron en manuales escritos (tchnai) que trataban tanto el tema de la retrica como el del correcto uso del lenguaje en general 45. Todos, salvo Gorgias, admitiran ser maestros de

    42 Gorgias, A 1 (Filstr., I, 9, 5), y fr. 5b. Platn, Menn 70b, Hip. May. 283b.43 P. ej., T. Gomperz, Gr. Th., vol. I, 415: Es ilegtimo, ya que no absurdo, hablar de'

    una mente sofista, de una moralidad sofista, de un escepticismo sofista, etc. (Ya el mero hecho de ser maestros profesionales podra hacer que algunos, al menos, estuviesen dispuestos a defender la existencia de algo as como una mente magistral o profesoral.) Para un punto de vista similar, ver H.. Gomperz, Soph. u. Rh., pg. 39.

    44 Ver los datos recogidos por E. L. Harrison, Phoenixv. 1964, pgs. 190 y sigs., nms. 41 y 42. La pretensin de Schmid (Gesch. gr. L it., 1.3.1, pgs. 56 y sigs.) de que los primeros Sofistas desconocan la retrica, y que sta fue introducida por Gorgias en el ltimo tercio del siglo, no est apoyada por los hechos.

    45 Para las tchnai escritas, ver Platn, Fedro 271c, o vv ... , cf. 266d. Iscrates, In Soph. 19, habla de los de la anterior generacin que escribieron . La de Protgoras la menciona Platn (267c; ver infra, pg. 204, n. 64) en el mismo contexto, y la lista de sus obras en D.L. incluye . Segn Platn (Sof. 232d), Protgoras public series de argumentos para capacitar al interesado a defen der su postura contra expertos en diversas tcnicas, artes y oficios. Tambin escribi una gramti ca. Respecto a Gorgias, ver Platn, Fedro 261b-c. Gorgias ^ , Diod., XII, 53, 2 (DK, A 4). D .L ., VIII, 59, habla de l como >^ , y Quintil., I ll 1, 8 (A 14), lo cuenta entre los artium scriptores. Trasmaco escribi una retrica (Susa, A 1) que parece que fue conocida como la (B 3). Para ver algo de su contenido, cf. Fedro 267c y DK, B 6. Prdico e Hipias se mencionan tambin en el anlisis que hace Platn de los (Fedro 266d sigs.), as como la pericia de Hipias en todas las propiedades del lenguaje, en Hip. Men. 368d. Tambin Platn refiere a menudo la pasin de Prdico por las distinciones entre sinnimos aparentes, por ejemplo en Prot. 337c, Eutid. Tile, ( ), Laques 197d ( ). Sobre todo, cf. infra, pgs. 220 y sigs.

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    aret (para la cual, tal como ellos la entendan, el arte del discurso persuasivo era un prerrequisito), y se puede sospechar que la negacin de serlo por parte de Gorgias era un tanto insincera (cf. infra, pgs. 265 y sigs.): su enseanza de la retrica iba dirigida a garantizar a sus alumnos la misma clase de xito en la vida que Protgoras prometa como maestro de politik arete 46. De acuerdo con su pretensin de ser los sucesores en la labor educativa de los poetas, los Sofistas incluan en su arte de lgoi la exposicin y crtica de poesa. Ello est bien atestiguado por lo que respecta a Protgoras (cf. infra, pgs. 205, 269), y a otro Sofista, Eveno de Paros (salario 5 minas, Platn, Apol. 20b), que estuvo especialmente interesado en saber por qu Scrates se haba aficio nado a la poesa en la prisin (Fed. 60d), dio tambin clases de poesa y escri bi l mismo algn poema 47. Tambin hay referencias alusivas a Hipias y a Antstenes (cf. infra, pgs. 275, 299).

    Aparte de ese inters primordial, muchos de ellos tuvieron sus propias espe cialidades. Hipias se jactaba de su polimata y carcter polifactico. No sola mente ense matemticas, msica y astronoma (de las que Protgoras se mo faba como intiles para la vida prctica) 48, y perfeccion su propio sistema para entrenamiento en el arte de fijar las cosas en la memoria (su nemotecnia), sino que se declaraba tambin maestro en muchas artes manuales 49. Se ha dicho de los Sofistas que fueron los herederos tanto de los filsofos presocrti- cos como de los poetas. W. Schmid considera a Protgoras en deuda con Her clito, Anaxgoras, los fsicos milesios y Jenfanes, y le atribuye el mrito de haber divulgado en crculos cultos las paradjicas conclusiones de Herclito y Parmnides. (Ver Gesch. gr. Lit., 1.3.1, pgs. 16 y 38.) Se ha dicho, por otra parte, que no mostraron ningn inters por la filosofa natural. Pero no cabe duda en absoluto, de que los escritos de los filsofos les fueron familiares y que su manera de pensar genera!, con su racionalismo, su rechazo de la cau sacin divina, y su tendencia al escepticismo, se debe mucho a ellos. Lo cual no es incompatible con una fundamental diferencia de objetivos; y, teniendo esto presente, ha de considerarse tambin como punto de encuentro su comn inters por la antropologa, la evolucin del hombre como producto de la natu raleza y el desarrollo de la sociedad humana y la civilizacin. Hay, generalmen te, empero, pocos datos positivos sobre un serio inters por la cosmologa o las cuestiones fsicas, aunque ste fuera a veces confesado por Protgoras, se

    46 Cf. E. L. Harrison en Phoenix, 1964, pgs; 188 y sigs. Bluck ha hecho notar (acerca del Menn 73d) que, segn Gorgias, viene a decirse all que la arete es la capacidad para gobernar a los hombres, que es precisamente lo que el propio Gorgias, en el Gorgias (452d), declara impar tir por medio del arte de la persuasin. Ver tambin infra, pg. 183, n. 16.

    47 Ver Fedro 267a. Se han conservado algunos fragmentos de sus elegas, que podrn encon trarse en Diehl, Anth. Lyr., vol. i , pgs. 78 y sigs. Aristteles lo cita en diversas ocasiones.

    48 Para un conocimiento ms preciso de la polmica de Protgoras con los matemticos, basa do en sus teoras generales sobre el conocimiento y la realidad, ver vol. II, pgs. 492 y sigs.

    49 Platn, Prot. 318d-e, Hip. Men. 368b-d; Filstr., V.S. I, 11, 1 (DK, 86 A 2).

  • 56 Historia de la filosofa griega, III

    gn una cita, en Eustacio, del poeta cmico upolis (DK A 11), el cual lo ridiculiz porque blasonaba de interesarse por las cosas celestes, pero coma de las que procedan de la tierra. Tal vez se trate de un mero infundio cmico carente de base, como el de Aristfanes al llamarles a Scrates y a Prdico meteorosofistas 50.

    En el Protgoras de Platn (318e, como mejor fuente), Protgoras desmien te cualquier inters en semejantes estudios intiles. Pero en la reunin en casa de Calas (ibid., 315c), se muestra a Hipias respondiendo a algunas cuestiones astronmicas acerca de la naturaleza y los meteoros. Y en el Hipias Mayor (285b) Scrates alude a los astros y otros fenmenos celestes en los que t (Hipias) eres tan experto; pero su orgullo radicaba en la asombrosa extensin y variedad de temas sobre los que poda disertar. Su conocimiento de ellos debi de ser muy superficial, y no hay indicios de que, excepto posiblemente en matemticas, tuviera alguna aportacin original que ofrecer. Galeno cita un trabajo de Prdico (fr. 4) Sobre la naturaleza del hombre que reproduce el ttulo de un trabajo hipocrtico y en el que muestra su inters por la fisiolo ga. Algunos fragmentos de Antifonte (entre el 22 y el 43 en DK) parecen revelar un inters de tipo presocrtico por cuestiones relativas a la cosmologa, la astronoma, la tierra y el mar. Cicern se refiere (De or. III, 22, 126-8) a Prdico, Trasmaco y Protgoras como que haban hablado y escrito etiam de natura rerum; pero lo sita esto en su justa perspectiva a relacionar dicha observacin con la declaracin de los Sofistas de disertar sobre cualquier tema y responder a cualquier pregunta que se les hiciere. Entre los practicantes de todo artei de 'acuerdo con los cuales Protgoras se comprometi a capaci tar a un alumno para discutir en su propio terreno, no hay duda de que se encontraban los cosmlogos y los astrnomos. El objetivo era ser un buen orador y plantear cuestiones polmicas, no el interesarse en un tema cientfico por s mismo.

    Hubo una rama de la filosofa presocrtica que ejerci profunda influencia en la sofstica y en el pensamiento griego en general: el monismo extremo de Prmenides y sus seguidores. Su desafo a la evidencia de los sentidos, y su rechazo de todo el mundo sensible como irreal, inspiraron una violenta reac cin en las mentes empricas y prcticas de los Sofistas, que se opusieron en nombre del sentido comn. Protgoras, segn hemos visto, sac tiempo tanto para ensear la aret poltica, como para escribir un libro Sobre el Ser que iba expresamente dirigido contra quienes sostienen la unidad del Ser 51, y

    50 Como observa Schmid (Gesch., 1.3.1, pg. 36, n. .3), despus del proceso de Anaxgoras, se convirti en un trmino del que se abus. Puede confrontarse tambin Platn, Apol. 26d, y respecto -a Anaxgoras como sumo sacerdote de la , Fedro 270a.

    51 Protg., fr. 2. El que informa es Porfirio, el cual dice que incidentalmente se top con el libro y lo ley. Algunos han intentado identificarlo con otras obras conocidas de Protgoras. Bernays (Ges. A bh., vol. I, pg. 121), seguido de T. Gomperz, Nestle y otros, dijo que se trataba tan slo de otra denominacin del o . Para Untersteiner, por su parte

  • El mundo de los sofistas 57

    Gorgias en su Sobre el No-Ser demostr su dominio del tema eleata volvindo lo contra sus promotores. No fueron, sin embargo, los Sofistas ms capaces que otros aspirantes a un pensamiento serio de eliminar del todo el dilema eleata, que forzaba a la eleccin entre ser y devenir, estabilidad y flujo, reali dad y apariencia. Y, dado que no era posible ya mantener ambas premisas dicotmicas, los Sofistas abandonaron la idea de una realidad permanente bajo las apariencias, en pro de un fenomenalismo, relativismo y subjetivismo a ultranza.

    Los Sofistas, ciertamente, fueron individualistas, en realidad rivales, compi tiendo entre s por el favor del pblico. No se puede, por consiguiente, hablar de ellos como de una escuela. Ahora bien, pretender que filosficamente no tenan nada en comn es ir demasiado lejos. Compartan el punto de vista filosfico general descrito en la introduccin como empirismo, y unido a l un comn escepticismo acerca de la posibilidad del conocimiento cierto, sobre la base tanto de la inadecuacin y falibilidad de nuestras facultades como de la ausencia de una realidad estable para ser conocida. Todos por igual52 crean en la anttesis entre naturaleza y convencin. Podan diferir en su estimacin del valor relativo de cada una, pero ninguno de ellos hubiera sostenido que las leyes humanas, costumbres y creencias religiosas fueran inamovibles por estar enraizadas en un orden natural inmutable. Estas creencias o falta de creencias eran compartidas por otros que no fueron Sofistas profesionales, pero que recibieron su influencia: Tucdides el historiador, Eurpides el poeta trgico, Critias el aristcrata, que tambin escribi dramas, pero que fue uno de los ms violentos de los Treinta Tiranos del 404 a. C. En esta acepcin ms amplia, es perfectamente justificable hablar de una mentalidad sofista o de un movimiento de pensamiento sofista. Los Sofistas, con su instruccin formal fundamentada sobre el escribir y el hablar en pblico, fueron los pro motores de lo que ha llegado a conocerse como el Siglo de la Ilustracin en Grecia. Esta expresin, tomada del alemn, puede usarse, sin demasiado recelo, para significar una necesaria etapa de transicin en el pensamiento de cualquier nacin que produce sus propios filsofos y sus propias filosofas. En este sentido, Zeller escribi (ZN, pg. 1432): As como nosotros los alema nes difcilmente hubiramos podido tener un Kant sin la poca de la Ilustra cin, de la misma forma los griegos no hubieran podido tener un Scrates

    (Sophs,, pg. H), ello no es as, sino que se corresponde con la segunda parte de las , mientras que Von Fritz (en RE, vol. XL, cols. 919 y sigs.) pens que tal vez fuese una obra independiente. El ttulo no aparece en la lista de D.I.. de las obras de Protgoras, que, no obstan te, es incompleta.

    52 Esto se halla expresamente atestiguado en cuanto a Protgoras, Gorgias, Hipias y Antifonte, y se puede afirmar con seguridad de Prdico, que comparta el punto de vista de Protgoras acerca de los fines prcticos de su instituccin (Platn, Rep. 600c-d). Es fcil de encontrar en Sofistas posteriores, como Alcidamante y Licofrn, y difcilmente se podra presentar un contra ejemplo.

  • 58 Historia de la filosofa griega; III

    ni una filosofa socrtica sin ia Sofstica 53. El que Scrates y Platn nunca hubieran existido sin los Sofistas lo repite Jaeger (.Paideia, vol. I, pg. 288), y ya esto los hara merecedores de estudio, aun cuando no fueran (como alguno de ellos que lo son) figuras importantes por derecho propio.

    e) Decadencia o adolescencia?Para un contemporneo hostil como Aristfanes, las ideas sofistas eran un

    sntoma de decadencia. Los grandes das de Grecia haban sido los de las Gue rras Mdicas, cuando los hombres eran hombres. El coraje y la audacia, la sencillez de vida, los valores morales elevados se atribuan, todos, a esa genera cin inmediatamente anterior. Ahora, se lamentaba el comedigrafo, se estn abandonando todos los valores y nadie puede distinguir lo justo de lo injusto, el bien del mal, o, si lo hacen, defienden descaradamente l mal y desprecian el bien. La joven generacin es amante del placer, afeminada, inmoral y cobar de. Mirad la tragedia: los autores de obras de teatro de este tipo ya no escogen los temas elevados y nobles como hizo Esquilo. En su lugar tenemos a Eurpi des con sus obras de adulterio, incesto y superchera, su alarde de ostentacin de lo mediocre y srdido, su interminable discurso sofista. Todo esto, pensaba Aristfanes, ha sobrevenido por seguir la nueva ciencia atea y la nueva morali dad de los Sofistas.

    Esta opinin de que Grecia haba dejado ya atrs la cumbre de su grande za, y de que los Sofistas eran un signo de los tiempos y por su propia ensean za haban acelerado la decadencia ha tendido a reaparecer en historias mo dernas. Karl Jel, por el contrario, en la dcada de los 20 (Gesch., pgs. 674 y sig.), vea ya en el fermento intelectual del que fueron lderes no la decaden cia sino el Rausch der Jugend. Ellos, como los jvenes, eran ambiciosos, luchadores, e irrumpieron impetuosamente en todas las direcciones. En la mis ma lnea, T. Gomperz (Gr. Th., vol. I, pg. 480) percibi en la retrica d Gorgias la torrencial y desenfrenada vitalidad de una poca en que la sangre joven brota con pulso voluntarioso, y la actividad de la mente desborda la

    53 Burnet (Th. to P ., pg. 109) se lamenta de la influencia que esta superficial analoga ha producido sobre los escritores alemanes, y asegura que, de existir algn paralelo, parece mucho antes, siendo su apstol Jenfanes, y no Protgoras. Pero Jenfanes fue, ms bien, la primera golondrina que no hace verano; el Siglo de la Ilustracin sofista abarca no slo a Protgoras, sino tambin a Prdico, Gorgias, Hipias, Antifonte, Critias, Eurpides y a muchos otros. La si guiente observacin de Burnet de que no fue en lo que respecta a la religin, sino a la ciencia, en lo que Protgoras y Gorgias adoptaron una actitud negativa, resulta un tanto extrao sabin dose como se sabe que fue Protgoras el que declar que no saba si los dioses existan o no. Como regla general, tales precauciones contra las analogas fciles son saludables, pero las seme janzas entre la Ilustracin y la poca d los Sofistas son, ciertamente, muchas y notables. La relacin entre los philosophs y sus contemporneos, por una parte, y sus predecesores en el mun: do antiguo, tanto griego como romano, por otra, la discute Peter Gay en The Enlightenment (1967), pgs. 72-126 (en el captulo titulado The First Enlightenment).

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    materia de que dispone. Grant (Ethics, vol. I, pgs. 76 y sig.) elabor una division de la moralidad en tres pocas: primera, la poca de la moral popular o inconsciente; segunda, la de transicin, escptica o sofista; tercera, la poca consciente o filosfica. (En la tercera poca, por supuesto, las tres etapas coexistirn entre gentes de educacin y dotes intelectuales diferentes.) Observ,. asimismo, este autor un desarrollo paralelo en el individuo:

    A la simplicidad y confianza de la niez sigue la agitada e incontrolada fuerza de la juventud, y la sabidura de la edad madura. Al principio creemos porque otros creen; despus, y en orden a obtener convicciones personales, pasamos por una etapa de duda; finalmente, creemos profundamente, pero de distinta forma a como lo hacamos al comienzo.

    Si uno piensa, ahora, en las grandes cosas que quedaban por venir las filoso fas de Platn y Aristteles, a las que seguirn las de los estoicos, epicreos y otros filsofos de la poca helenstica no cabe duda y esto podra ser vlido para la historia griega en general de que con los Sofistas el pensamien to griego entr no en su decadencia, sino en su primera madurez54.

    f) Retrica y escepticismo.Haba, cmo hemos visto, un arte que todos los Sofistas enseaban, es

    decir, la retrica, y un supuesto epistemolgico que todos compartan, a saber, un escepticismo segn el cual el conocimiento no poda ser sino relativo para el sujeto perceptor. Ambas cosas iban ms directamente unidas de l que pu diera pensarse. La retrica ya no juega en nuestras vidas el papel que jug en la antigua Grecia. Actualmente, palabras como xito o expresiones como hombre de xito sugieren ms de inmediato el mundo de los negocios, y slo secundariamente el de la poltica. En Grecia el xito que contaba era, en primer lugar, el poltico y, en segund lugar, el forense, y su arma era la retrica, el arte de la persuasin. Siguiendo la analoga, se le podra asignar a la retrica ei lugar que ahora ocupa la publicidad. Ciertamente, el arte de la persuasin, a veces tambin mediante recursos ambiguos, no era, a la sazn, menos poderoso, y as como tenemos nuestras escuelas de business y de publici dad, los griegos tenan sus maestros de poltica y retrica: los Sofistas. Peith, la Persuasin, fue para ellos una diosa poderosa; el ser encantador a quien nada se niega, la llam Esquilo (Supl. 1039 sig.), e Iscrates, un siglo ms tarde, record a su auditorio ateniense que era costumbre ofrecerle un sacrifi cio anual (Antd. 249). Gorgias en su Encomio de Helenaun ejercicio escolar de retrica, sofista en el pleno sentido de la palabra quiere demostrar que

    54 La comparacin entre las etapas del pensamiento griego y las de la vida de un ser humano la hizo tambin Cornford en Before and after Socrates, pgs. 38 y sigs. Para un ulterior comenta rio de la divisin de Grant, cf. infra, pg. 166.

  • 60 Historia de la filosofa griega, III

    la oratoria tiene una fuerza de persuasin irresistible. Aquel, pues, que per suadi hizo mal por coaccionar, pero quien se dej persuadir es intil repro chrselo, puesto que actu bajo la coaccin de la palabra. De esta forma, Helena es absuelta de culpa y presentada como una vctima indefensa, que mueve a piedad, no a odio ni a condena 55.

    Formaba parte de la instruccin retrica ensear al alumno el arte de argir con igual persuasin desde cada uno de los lados de la misma cuestin. Como dijo Protgoras, en toda cuestin hay dos razonamientos opuestos entre s. l intentaba entrenar a sus discpulos para alabar y desalabar las mismas cosas, y en particular para reforzar el argumento ms dbil, de forma que apareciera como el ms fuerte 56. La enseanza retrica no se limitaba a la forma o al estilo, sino que tambin se refera a la substancia de lo que se deca. Cmo poda faltar el inculcar la creencia de que toda verdad era relativa de que nadie saba nada con certeza? La verdad era individual y transitoria, no univer sal ni eterna, ya que la verdad para cualquiera era simplemente aquello de lo que poda estar persuadido, y era posible persuadir a cualquiera de que lo blanco era negro. Poda haber creencia, pero no conocimiento.

    Para probar el extremo de que la persuasin aadida a las palabras puede moldear las mentes de los hombres como quiera, Gorgias aduca tres conside raciones, que ilustran la forma en que la enseanza de los Sofistas naca de la vida y la filosofa de su tiempo (Hel. 13):

    1) Las teoras de los cientficos naturales, cada uno de los cuales pensaba que tena el secreto del universo, pero que, de hecho, lo nico que hacan era oponer una opinin a otra, y exponer ante los ojos de la opinin cosas increbles y oscuras.

    2) Los debates oratorios forzosos y los relacionados con la vida prctica [como los celebrados en los tribunales de justicia o en la Asamblea], en los que un solo discurso, aunque no fuese pronunciado segn verdad, poda delei tar y convencer al pblico precisamente por estar artstica e ingeniosamente redactado.

    3) Las disputas de los filsofos, que slo iban dirigidas a poner de mani fiesto la rapidez con que el pensamiento poda demostrar la mutabilidad de opiniones y creencias.

    En semejante atmsfera no es sorprendente que pudiera ir ganando terreno una epistemologa de acuerdo con la cual cada cosa es para m tal como a m me parece que es, y es para ti tal y como a ti te parece que es, y nadie est en condiciones de contradecir a nadie57.

    55 En Esquilo, por otra parte, es la mano de Paris la que se ve forzada por Persuasin, la irresistible hija de Destino (Ag. 385 sig.) Pndar habla del ltigo de Persuasin (Pit. IV, 219).

    56 Ver D.L ., IX, 51, y Protgoras, A 21 y C 2, en DK.57 Para opiniones semejantes en Protgoras, ver Platn, Teet. 152a, Eutid. 286c. El tema est

    resumido infra, cap. VIII.

  • El mundo de los sofistas 61

    g) Destino de la literatura sofista: Platn y Aristteles.Finalmente, unas palabras sobre la prdida de los escritos de los Sofistas.

    Havelock ha escrito del liberalismo griego que ms o menos coincide con lo que aqu se ha llamado el punto de vista sofista que el trazar su curso con precisin es una tarea difcil, imposible a no ser por los parejos puntos de referencia facilitados por los ipsissima verba de estos dos hombres (L. T., pg. 255). Los dos hombres en cuestin son Demcrito y Antifonte; pero desde el momento en que l, en ia misma pgina, nos advierte de que la cronologa de la vida de Antifonte e, incluso, su verdadera identidad son algo dudoso, y ya que, adems, el talante liberal, segn l, est representado no slo por estos dos hombres, sino tambin por Arquelao, Protgoras, Prdico, Hipias, Gorgias, Trasmaco, Licofrn y otros, el panorama se torna un tanto pesimis ta. Su insinuacin de que, entre los que aportaron algo a ia escuela de pensa miento de la poca clsica, son ellos dos los nicos que estn documentados por sus propias palabras, est felizmente desmentida por lo que dice en otros lugares 58. No obstante, es verdad que los empiristas del siglo v estn represen tados para nosotros en su mayor parte por escasos fragmentos, o parfrasis ms o menos hostiles* de los extensos escritos que produjeron. Hasta ahora los historiadores han aceptado que esto, aunque desafortunado, fue fortuito: muchas otras obras de la Grecia clsica haban perecido, desgraciadamente, a lo largo de ms de 2.400 aos. Pero sus modernos apologistas ven una razn ms especfica y determinante del destino de los Sofistas, a saber, la autoridad de Platn y Aristteles. El idealismo de Platn prevaleci, y, dado que a l mismo le hubiera gustado suprimir la enseanza de sus oponentes, sus seguido res a su debido tiempo la suprimieron; o, al menos, como las filosofas contra rias a ellos acabaron formando un frente firme en su contra, nadie vio razn para preservar lo que generalmente consideraban opiniones heterodoxas y cen surables. As ha sido como, citando a Havelock (L.T., pg. 18), la historia de la teora poltica griega y de la propia poltica griega se ha venido escribien do en nuestros tiempos exactamente como Platn y Aristteles hubieran queri- do que se escribiese.

    Aqu de nuevo, como en el caso de Sidgwick con Grote, puede decirse que stos crticos han puesto de relieve algo real que otros haban descuidado, pero que probablemente exageran la cuestin. Lo que alegan pudo haber sido una causa parcial; al menos, se han sugerido otras razones, tan plausibles o ms, a favor de la prdida. Se ha sealado que, en general, los Sofistas no eran especialistas que escribiesen tratados filosficos ni cientficos para el futuro. Eran, ms bien, maestros, lectores y oradores pblicos, que tenan como obje-

    58 En la pg. 157 habla, en idnticos trminos, de las ipsissima verba de Trasmaco, Gorgias y Protgoras. (Para T. Gomperz, Gr. Th., vol. I, pg. 490, el nico monumento literario supervi viente del movimiento conocido como sofstica, era el tratado hipocrtico Sobre el Arte [de la medicina]!)

  • 62 Historia de la filosofa griega, III

    tivo influir en su propia poca, antes que el ser ledos por la posteridad. Ahora bien, dado que gran parte de su obra era instructivo-educativa, del tipo de la que se encierra en manuales, era natural que se viese incorporada a los ma nuales de maestros posteriores, incluido Aristteles, que seran vistos como su- peradores de ella. Aristteles, adems de escribir su propio Arte de la Retrica, compil un sumario de las anteriores Artes desde su creador Tisias en ade lante. Sobre esta obra, Cicern escribi que, en ella, el estagirita no slo haba expuesto con lucidez los preceptos de los dems maestros* sino que haba supe rado tanto a los originales en brevedad y atractivo de estilo, que ya nadie los consultaba^ prefiriendo leerlo a l como exponente mucho ms prctico de su enseanza 59.

    Cuando, como aqu, aparezca Aristteles, ha de tenerse en cuenta que no se habla de Platn y Aristteles 60 en el mismo tono que si la oposicin de ambos al empirismo hubiese sido idnticamente igual. En aquellos temas por los que se interesaron primordialmente los Sofistas, el punto de vista de Aristteles si bien es verdad que l comparta el punto de vista teleolgico de Platn sobre el mundo, y que, en la cuestin del realismo versus nominalis mo, se le tiene comnmente por platnico, es decir que* aunque abandon la transcendencia de las Formas platnicas, continu creyendo en la existencia de sustancias permanentes o esencias que corresponden a trminos universales (universalia in rebus aunque no ante res) estaba, en muchos aspectos, ms prximo al de ellos que ai de Platn. Su postura, empero, es compleja, y nos impide afirmar que, salvo en lneas generales, pueda ser ello as 61 ; tampoco es posible asegurarlo sin reservas cuando pasamos de su metafsica a su estudio de la accin humana, tanto individual como colectiva, esto es, a sus teoras tica, social y poltica. De entrada, formul una distincin explcita entre los objetivos o fines y, en consecuencia, los mtodos de la investigacin cient fica, por una parte, y el estudio de los problemas del carcter y del comporta miento, por otra. En lo primero se deban urgir los ms exigentes niveles de precisin; pero estos niveles seran inapropiados para el estudio de los hechos humanos que se emprende no con fines teorticos sino prcticos. En la tica lo hace notar en varias ocasiones, tal vez del modo ms taxativo, cuando afir ma que exigir de un orador demostraciones estrictamente lgicas es tan absurdo como aceptar que un matemtico emplee las artes de la persuasin 62. En el

    59 Cie., De inv. II, 2, 6. Ver Jaeger, Paideia, vol. I, pg. 302, y Untersteiner, Sophists, pg. 9. Untersteiner reconoce, como una razn adicional para explicar la prdida, la diferente orientacin que tomaron las filosofas dominantes en las generaciones siguientes.

    60 Como hace normalmente Havelock, por ejemplo, en su Librai Temper, pgs. 12, 17, 18, 19, 32, 34 (seis veces).

    61 Ver, sin em b argo , Anscombe, en Anscombe y Geach, Three Philosophers, pgs. 31 y sigs.62 1094b25. Ver tambin 1098a26 sigs. (el carpintero y el gemetra buscan de distinta manera

    el ngulo recto), 1102a23, 1104a3.

  • El mundo de los sofistas 63

    terreno de la tica, el abandono del absoluto de Platn, de las normas o pautas morales existentes por s mismas, tuvo efectos de largo alcance, ya que hizo posible un divorcio entre teora y prctica, entre conocimiento y accin, que para Platn hubiera sido impensable. Aristteles puede escribir (1103b27): El objeto de nuestra investigacin no es el saber qu cosa sea la virtud, sino el llegar a ser hombres buenos, mientras que, desde el punto de vista socrtico- platnico, saber lo que es la virtud era un prerrequisito esencial para llegar a ser buenos. l prefiere abiertamente el mtodo de Gorgias de enumerar las diferentes virtudes, a la demanda socrtica de una definicin general de virtud, demanda a la que l liama auto-engao (Pol. 1260a25), y en el primer libro de la tica, que contiene uno de sus ms continuos y efectivos ataques a la teora platnica de las Formas, encontramos una defensa de la relatividad y multiplicidad de bienes, que hubiera podido perfectamente haber sido escrita por Protgoras 63.

    63 La brevedad de estas observaciones puede hacerlas susceptibles a una acusacin de super- simplificacin. Si Aristteles crea en la relatividad de la bondad, lo haca solamente en el primero de los dos sentidos enumerados infra, pg. 168, y era lo bastante socrtico para combinar esa creencia con la creencia en una nica funcin del hombre en cuanto tal, resultante de nuestra comn naturaleza y dominante sobre las diversas funciones subordinadas de los individuos o de las clases. Estas y otras cuestiones relacionadas con ellas las pone de relieve Lloyd en su artculo sobre las analogas biolgicas de Aristteles, en. Phronesis, 1968, a propsito del cual por cierto, no puede uno por menos de pensar continuamente en una figura influyente que estuviera en el trasfondo, aunque nunca se la mencione: Protgoras.