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    Revista Canadiense de Estudios Hispnicos

    Alegoria y figura en EL LIBRO DEL CAUALLERO ZIFARAuthor(s): Francisco J. HernndezSource: Reflexin, 2. poca, Vol. 2, No. 2/4 (Enero-Diciembre 1973), pp. 7-20Published by: Revista Canadiense de Estudios HispnicosStable URL: http://www.jstor.org/stable/20801672 .

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    Alegor?ay figura n EL LIBRODEL CAVALLER?WAR'

    Juan Gil de Zamora, tutor de Sancho IV,al describir el reinado de Trajano en suDe preconis H?spame1 (c. 1280), dice:Eo tempore floruit Eustacius, cognomento Placidus, magister militieTraiani imperatoris, cui in venationeinter cornua cervi Christus in cruceapparuit et post, cum uxore et puerishaptizatus, sicut Christus predixerat,multa cum uxore et pueris adversasustinuit (p. 64).

    Se trata de un resumen de la leyendade San Eustaquio, con la omisi?n delmartirio, que probablemente ha quedadofuera debido a que, en la mayor?a de lasredacciones, la muerte del santo se sit?aen el reinado de Adriano y no en el deTrajano, de que est? tratando ahora FrayGil. A?adiendo el martirio al relato anterior tenemos los tres elementos b?sicosque forman la leyenda del santo: a) revelaci?n milagrosa de Cristo, sobre unanimal, en una cacer?a; b) adversidades,exilio y dispersi?n de la familia despu?sde haber sido bautizados; c) reuni?n familiar (anagn?risis) y martirio.

    La leyenda fue muy popular durante laedad media. Las versiones y adaptacionesen Iatfti y en las lenguas vern?culas fueron legi?n2. Hasta tal punto creci? lafama de San Eustaquio que no solamente empezaron a aparecer reliquias deeste santo totalmente imaginario en lasiglesias de Occidente3, sino que incluso

    cierto lugar de Tierra Santa qued? asociado a uno de los episodios de la leyenda, honor casi exclusivamente reservadoa los sucesos b?blicos. As?, el obispo Oliverus, en su Descriptio terre s?nete*(principios del siglo XIII), dice:

    Secundo miliario a Damasco est locus in quo Christus Saulo apparuitdicens: ?Saule, Saule, etc.?. MontemLibani et planiciem Archados Albana transfluit mari magno se copulans finibus Ulis, in quibus beatusEustachius ab uxore sua privatus eta filiis desolatus recessit (p. 7).La popularidad de la leyenda alcanz?tambi?n a Espa?a. Hacia el mismo per?odo que Oliverus, el Toledano describela reconstrucci?n de la di?cesis de Patencia por Sancho el Mayor recogiendouna reelaboraci?n del primer elementode la historia de S. Eustaquio: la cacer?a y la aparici?n milagrosa. Pocos a?osdespu?s el mismo motivo es utilizado enel Poema de Fern?n Gonz?lez. Recogidosambos relatos en la Primera Cr?nica Ge

    neral, volver? a reaparecer el motivo enel poema ?pico tard?o Las mocedades deRodrigo 5.a Agradezco al profesor E. von Richthofen, dela Universidad de Toronto, que haya le?do esteensayo. Algunas de sus valiosas sugerenciasme han servido para clarificar puntos oscuros.La responsabilidad total de cualquier error es,desde luego, m?a.

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    Este primer elemento de la leyenda posee un car?cter epis?dico que le permitedesgajarse del cuerpo del relato con facilidad y hace f?cil su inserci?n como motivo secundario en narraciones diferentes, tal como hemos visto que ocurre enlos relatos anteriores. El segundo elemento de la leyenda, con las adversidades de S. Eustaquio y sus peripecias decar?cter bizantino, se presta a una elaboraci?n novelesca de mayor complejidad. Este es el tratamiento que recibe enel Libro del cauallero Zifar (en adelanteLCZ), que utiliza extensamente esta parte central de la historia.Al citar las diversas adaptaciones de laleyenda en Espa?a nos hemos fijado exclusivamente en la reutilizaci?n de unaparte u otra de la l?nea argumentai. ElLCZ se diferencia de las otras adaptaciones castellanas en que recoge no s?loparte del argumento original, sino queaprovecha tambi?n otro recurso de granimportancia en la vida de S. Eustaquio.Este recurso podremos observarlo condetalle en la redacci?n castellana, De uncauallero Placidas6 (DCP)y ?nica versi?nespa?ola conservada, y que es aproximadamente contempor?nea del LCZ. El recurso a que me refiero es el de la interpretaci?n del santo como figura 7 de personajes b?blicos. Este important?simom?todo de ex?gesis hab?a extendido unatupida red de relaciones internas en la Bisabido, en narraciones de vidas de santos, e incluso en relatos de contenidosecular. Estudiando este procedimientoen la leyenda de S. Eustaquio podremosver luego c?mo el autor del LCZ se aprovecha de este recurso tomando una delas figuras que veremos en DCP y la ampl?a y enriquece dentro de la tradici?ninterpretativa que pudo observar en DCPo en otra redacci?n parecida.?Figura? en De un cauallero Placidas.

    DCP tiene un inter?s especial para nosotros ya que, aunque no sea necesariamente una fuente directa del LCZ, nos

    informa de c?mo se ve?a la .vida del santo en Espa?a en el momento en que seescribi? la novela. Varias de las versiones latinas ya hab?an visto en su h?roeuna figura de otros personajes del Antiguo y del Nuevo Testamento. El textocastellano recoge estas alusiones tradicionales y a?ade otras m?s.H. Delehaye ha se?alado las tres figuras que con m?s frecuencia aparecenasociadas con S. Eustaquio8, y que podemos ver en DCP.El centuri? Cornelio (Act. ):

    [Placidas] part?a su auer e suscosas por todos los quello auianmenester, assy que se semejaua biencon vn santo omne que auia nombre Cornelio, que Sant Pedro conuirtiera... (p. 124).

    San Pablo en el momento de su conversi?n (Act. IX):...asy commo conuertio [Dios a]Sant Paulo por su demostran?a...e dixole, ?Placidas, ?por que vas tucontra mi?... (pp. 216-217).Job:?... ca asy ha de ser que tu serastentado commo fue tentado Job?...(p. 132).?Buen sennor Dios... bien meniembra que me dexiste que seriatentado commo Job; enpero sy elperdio sus rriquesas e sus posesiones, al de menos finc?le vn murada! en que puediese ser e yaser, masyo so en tierra estranna, con otratanta coyta commo el ouo? (p. 139).

    Adem?s de estas comparaciones comunes con las recogidas en otras versioneseuropeas, DCP contiene otras dos referencias b?blicas. La primera ocurreen el momento de la aparici?n milagro durante la cacer?a, y procede deNum. XXIII, 23-30.8

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    ...e asy cottimo fiso [Dios] alasna fablar a Balaam, en que yua,quando le dixo la necedat que quer?a faser, asy mostro el a este bendito cauallero entre los cuernos deaquel cieruo el sennal de la uerdadera crus... (p. 127).

    La segunda comparaci?n se pone enboca del santo en el momento del martirio, antes de ser arrojado a un hornoardiente con su familia:?Buen sennor Dios, asy commo lostres ninnos de Babilonia fueron metidos en fornalla ardiente e prouaronse [Dan. ///] ...asy nos quierastu prouar...? (p. 154).

    De las cinco comparaciones que hemos observado en DCP, cuatro se refieren a los elementos primero y ?ltimo dela leyenda, la conversi?n y el martirio.Ambos poseen una cierta debilidad quesurge de su necesaria situaci?n en un momento hist?rico determinado. Esta limitaci?n temporal, el momento de los emperadores y los m?rtires, dificulta la capacidad de identificaci?n del lector al requer?rsele que se sit?e en un ambientesocial ex?tico y distante. Incluso las referencias b?blicas, Cornelio, S. Pablo, Balaam, los j?venes de Babilonia, parecenun tanto superfluas. Ha sido, sin embargo, necesario se?alarlas para hacer notarla frecuencia y el modus operandi de lainterpretaci?n ?figurativa? en la historiade S. Eustaquio. Pero si las dos secciones perif?ricas tienen una cierta debilidad, el punto central de la leyenda, lafigura de Eustaquio-Job posee una universalidad independiente del tiempo. Ellamento de Job trasciende no s?lo el cristianismo medieval, sus ecos forman parte de uno de los mitos b?sicos del Occidente. Y esta es la figura que es desarrollada con m?s detalle e insistencia en lasdiferentes versiones de la vida de S. Eustaquio. En uno de los poemas francesesla voz de Cristo dice a Placidas en laaparici?n milagrosa:

    ?Fere vouray brement ./. nouvelJob de toy? 9.La superimposici?n metaf?rica de esta?interpretaci?n enriquece la narraci?n,d?ndole una nueva fuerza que se apoyaen la ampliaci?n del marco de referencia.La edificante leyenda hagiogr?fica ten?ade por s? un atractivo limitado. Al ser utilizada como testigode la continuidad delsentido de la vida humana que refleja laBiblia, la piadosa historia adquiere mayor profundidad.

    Job en el LCZLa primera parte del LCZ, cap?tulos 1

    a 122 10,contiene una trama argumentaique reelabora el elemento central de laleyenda de S. Eustaquio, cit?da expl?citamente en el cap?tulo 42. La eliminaci?nde los otros dos elementos, conversi?n ymartirio, implica tambi?n la eliminaci?nde las figuras menos importantes que podr?an haber sido incorporadas en la nueva narraci?n; pero al autor le queda lafigura m?s fruct?fera, potencialmente, conque hab?a sido asociado S. Eustaquio:Job. En DCP hemos visto la superimposici?n de varias figuras en la interpretaci?n de la vida del santo. El autor delLCZ probablemente conoci? DCP o unaversi?n semejante, y supo explotar y superar este recurso del original, como veremos m?s adelante.La primera diferencia entre Zifar y Placidas es que Zifar aparece como cristianodesde el principio. Tal modificaci?n escom?n a otras adaptaciones de la leyenda. As? ocurre en las versiones europeasm?s parecidas al LCZ, Guillaume d'Engleterre (GdE) y Sir Isumbas (SI)n.Tanto Placidas como Isumbras son modelos de caballeros y por eso son escogidos para un final glorioso; pero antes dellegar a su ?ltima exaltaci?n deben pagarpor la ?nica falta que a?n les marra aojos de Dios, el pecado de la soberbia,vanitas:

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    Placidas:?... oportet temulta pati, ut de altasaeculi van?tate humilieris et rursusin spiritu?lis divitiis exalteris? 12.?... ora te convien' que te omilles eque dexes el orgullo e la vfana e lasvanidades del siglo.? (DCP, p. 131.)

    Isumbras:So longe he reyngned in his pride.That God wolde no lenger habyde...(v. 33-34).

    La p?rdida de fortuna,el destierro y ladispersi?n de la familia, que ocurren trasla aparici?n milagrosa, quedan parcialmente justificados como un castigo purificador. (Esta motivaci?n no existe enGdE.) En DCP y SI los h?roes sufren acausa de su propio pecado, en contrastecon el pecado ?original? que veremosocurre en el LCZ. En oposici?n a Placidas y Guillaume, Zifar es un hombre perfecto. De hecho el autor insiste desde elprincipio en la humildad como una desus virtudes caracter?sticas:...este cauallero Zifar fue buen

    cauallero de armas... e de grant esfuer?o, non se mudando nin orgullesciendo por las buenas andan?asde armas... (p. 11).Eustaquio, Guillaume e Isumbras sufren la p?rdida de fortuna y las dem?sadversidades por mandato expreso delcielo. Zifar es ya pobre desde el principio e ir? al destierro por propia elecci?n.En esta nueva elaboraci?n del cuento yen los detalles que la soportan, el LCZse diferencia de todas las dem?s varian

    tes conocidas de la leyenda 13.La r?brica del segundo cap?tulo (ms..P) resume la situaci?n al principio dela obra:De las virtudes del Cauallero Zi

    far, e de como era muy amado delrey de la tierra a donde vinta, avn

    que era muy costoso: y por estoinduzido el reypor enbidiosos no lollamaua a las guerras (p. 11).La raz?n por que son tan costosos losservicios de Zifar para el rey es una ex

    tra?a maldici?n por la cual ?nunca leduraua un cauallo nin otra bestia ninguna de dies dias arriba que se le nonmuriese? (p. 11), con la consecuencia deque no solamente sufr?a quebranto econ?mico el rey, sino que ?por esta raz?ne esta desauentura era el sienpre e subuena due?a e sus fijos en grant pobreza? (p. 11). El motivo de esta maldici?nque pesa sobre Zifar es un secreto de sulinaje que s?lo m?s adelante revelar?, conbastante repugnancia, a su mujer (cap. 9).Pero antes de pasar adelante a ver el origen de esta constante desgracia convieneque observemos su relaci?n con la leyenda de S. Eustaquio.La muerte de los caballos es se?aladacada vez que Zifar inicia las diferentesetapas de su viaje de desterrado (cap. 11,37-38, 51), hasta que el ?ltimo viaje, camino de Ment?n, lo tiene que hacer apie (cap. 59 sigs.). La marcha a pie es,para un caballero, causa de humillaci?n,por eso le insulta el sobrino de Rod?n(cap. 12). Incluso la posesi?n temporalde un caballo sirve para hacerle v?ctimade nuevas desgracias ?pierde a su hijoRobo?n cuando ?ste se va solo tras uncaballo, y la p?rdida de su mujer es tambi?n a causa del mismo animal (caps. 41y 44).En la leyenda hagiogr?fica la p?rdidade los bienes del santo que inicia suspadecimientos (figura de Job) incluye lamuerte de todos sus ganados:

    A vn poco despu?s desto cayomortandat en sus cauallos e en todas sus bestias e en todo su ganado,asy que le non finco nada. (DCP,p. 133).En lamayor?a de las versiones europeaseste motivo no recibe especial atenci?ny ocurre alg?n tiempo despu?s de la apa

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    rici?n milagrosa, siendo un elemento m?sentre los que forman parte del motivogeneral de la p?rdida de fortuna. Sin embargo, en una Vita latina 14, l caballo sepierde inmediatamente despu?s de la visi?n. En SI se da a?n m?s importancia almismo detalle; nada m?s terminar la visi?n el caballo cae muerto, y el autor recalca el hecho de que Sir Isumbras tengaque ir a pie ?como Zifar:

    What wondir was those hym ware wo,One jote byhoved hym togo (70-71)*.No es de extra?ar que el autor ingl?sd? tal importancia a este hecho. La faltadel caballo niega la esencia del caballero.As? dice el hermita?o a Zifar despu?s dever morir su caballo:

    ?Cauallero, que sera de vos deaqu? adelante, o commo podredesandar de pie, pues duecho fuestesde andar de cauallo...? (p. 107).Parece, por lo tanto, m?s que probableque la repetida muerte de los caballosde Zifar no sea sino una modificaci?n deun motivo (Job -p?rdida de fortuna) enla leyenda original y que, como hemosvisto, fue tambi?n intensificado, aunquecon m?s moderaci?n, por el autor de SI.

    Ad?n en el LCZ.El castigo por la culpa ?original?.

    Esta ?rara desventura?, como la llamaMen?ndez y Pelayo 15,debe ser aceptadacomo s?mbolo del castigo que pesa constantemente sobre Zifar, y que podremosentender mejor al examinar su motivooriginal. Conviene antes recordar aqu?las palabras de T. H. White a prop?sitode los bestiarios medievales: ?The meaning of symbolism was so important tothe medieval mind that St. Augustine states in so many words that it did notmatter whether certain animals existed;what did matter was what they meant."Nos quidquid illud significat faciamuset quam sit verum non laboremus"? 16.

    Y tambi?n casi las mismas palabras usael autor del LCZ en el primer cap?tulo:Pero commoquier [las cosas deeste libro] verdaderas non fuessen,non las deuen tener en poco nin

    dubdar en ellas [los lectores] fastaque... vean el entendimiento d?lias(p?gina 10).Es decir, que lo inveros?mil tiene unprop?sito m?s all? de la mera invenci?n,y la labor y el placer del lector inteligente residir? precisamente en desentra?aren complicidad con el autor este prop?sito. As? llegamos, en el cap?tulo 7, a la explicaci?n que Zifar da de los or?genes desu desventura:

    ?Amiga se?ora ?dixo el Cauallero Zifar?, yo seyendo mo?o peque?o en casa de mi auuelo, oy dezirque oyera a su padre que venia delinaje de reys; e yo... pregunte quecommo se perdiera aquel linaje, edixome que por maldad e por malas obras de vn rey de su linaje, quefuera depuesto... "E sy nos de tangrant logar venimos ?dixe?, commo fincamos pobres?n... dixo quepor maidat de aquel rey onde descendimos...? (p. 33).

    Es decir, que la pobreza no es retribuci?n por un pecado personal de Zifar (encontraste con lo que hemos visto en laleyenda de S. Eustaquio y en SI), sinoque es parte de la herencia de su linaje.El nombre del rey que caus? tal desgracia no es citado por Zifar, pero el narrador, en el cap?tulo 10, complementa esterelato hablando de los or?genes y la ?poca en que sucedi? el desastre, y nos diceque el nombre del rey era Tared. Aunqueel narrador es un poco vago sobre este

    a En ingl?s moderno se leer?a:?It was no wonder that though it grieved himHe was compelled to proceed on foot.?11

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    punto, la ?poca en que vivi? este rey parece ser poco despu?s del diluvio descrito en la Biblia, ya que al hablar de Taredmenciona tambi?n la descendencia deNo?, y la divisi?n de la tierra entre loshombres:... e desta Yndia fue el rey Tared,que fue ende rey.E fallase por lasestorias antiguas que Nimbros el valiente, visnieto de Noe fue el primero rey del mundo, e llamauanle loscristianos Nino (p. 38).

    Nimbros es el Memrod de la Vulgata(G?n., , 8-10), nieto de Cam (sobre laconfusi?n Nimbros-Ni no, vid. infra ), yTared es un nombre muy parecido al deotro descendiente de No? y Sem: Thare,padre de Abraham, del que solamenteleemos en el G?nesis ( ,25-31) que llev?a su familia desde Ur de los caldeos aHam, en Cana?m. Sin embargo, los comentaristas medievales de la Biblia nosproporcionan una gran cantidad de informaci?n ?ap?crifa? sobre estos personajes, informaci?n que nos ayudar? acomprender el uso de estos nombres porel autor. La General estorta17 (GE) deAlfonso X es un documento inapreciablepara conocer qu? comentaristas eran m?susados en la Espa?a de finesdel siglo xiiiy principios del xiv. La mayor?a de la informaci?n sobre Thare que no es de origen can?nico aparece en la GE atribuidaa un autor ?rabe andaluz, Abu Ubeyt18(siglo xi). Abu Ubeyt es tambi?nmencionada por el autor del LCZ en este mismocap?tulo de que estamos tratando (p. 38),a prop?sito de los primeros reyes de laIndia, que se dice fueron los primerosen hacer ?la espera e las figuras de lossignos e de las planetas? (p. 38). En laGE podemos leer la historia de Thare, talcomo la ?cuenta Abul Vbeyt Abda Allah,fijo de Abda Albaziz Albacri, enei XXI capitulo del su Libro sobret nascimiento deAbraham...? que dice que ?uiuo eraNemproth quando Abraham nascio... ediz que en sos dias deste rey estudiauan

    los juyzios d?las estrellas e en los andamientos de los cercos...? (p. 86a). Sinembargo, los compiladores de la GEaclaran m?s adelante que la contemporaneidad de Thare, Abraham y Nemproth(que parece tambi?n implicar el LCZ)debe ser un error de los historiadores?rabes, ?ca todos los nuestros sabio? entiempo deste rey Nino [nieto de Nemproth] cuentan que nascio Abraam? (p?gina 86b). La confusi?n de los autores?rabes es quiz? responsable de la identificaci?n Nimbros-Nino, que hemos vistocitada antes en el LCZ, y es una indicaci?n m?s de que los materiales del cap?tulo 10 que estamos analizando procedande la obra perdida de Abuy Ubeyt. Lo quenos concierne ahora, sin embargo, es estepersonaje, Thare, que, a pesar de ser descendiente de No?, constru?a im?genes de?dolos (pr. 89), im?genes que fueron luegodestruidas por su hijo ?brah?m; hechoque al ser divulgado caus? que Thare perdiese el favor real y luego muriese otrohijo suyo, Aram.De mas, desquel aquello conteseloall? siempre le onrraron menos losomnes, mas aun, foderile soberuiase desonrras a que non podie el dar

    conseio, dond se tenie el por my maltrecho e muy quebrantado... (p. 97b).Thare, para escapar de esta situaci?nsali? con su familia de Ur de los caldeos,y ?fueron se Mesopotamia adelante, e andudieron fasta que llegaron a Aram? (p?gina 98b), en donde se establecieron ymuri? Thare.

    E cuenta Josepho sobrest? uida deThare, e diz que uisco tan poco quese yua ya destaiando la uida de losomnes e que se fazie cada dia maspoca...? (p. 99a. Cf. Josephus, Antiquitates Judaicae, I, 152).

    kesumiendo, vemos en Thare a unmiembro del linaje que, seg?n una tradici?n bien establecida, va directamentedesde No?, por ?brah?m y David hasta12

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    Cristo y que, sin embargo, ha abandonado el camino de la rectitud, por lo cuales humillado y castigado. El nombre deTared en el LCZ parece, por lo tanto,apropiado, sobre todo si nos permitimosinterpretar metaf?ricamente la expresi?n?linaje de reyes? por ?linaje de los hijosde Dios?, interpretaci?n que no se basaen el texto, pero que, dadas las alusionesb?blicas presentes en LCZ, parece permisible e iluminadora. Pero antes de avanzar m?s en la posible interpretaci?n ?figurativa? de Tared y ver las consecuencias a que esto nos lleva en Zifar, conviene que nos detengamos en la interpretaci?n etimol?gica de ciertos nombres enel LCZ.

    Exilio y peregrinaci?n.J. F. Burke ha se?alado recientementela importancia de la interpretaci?n etimol?gica en la novela, descifrando grann?mero de los nombres m?s importantesusados 19.Refiri?ndose al reino de Falac,en donde se separa la familia de Zifar,nos dice que el nombre proviene del ?rabe folaga, ?meaning to split, tear asunder... ? (p. 166). Esta interpretaci?n, quese adapta adecuadamente al momentopor el que pasa la familia del h?roe, seenriquece a?n m?s si nos fijamos en elnombre del cuarto antepasado de Thare,?Phaleg, eo quod in diebus eius divisa sitterra? (G?n., 10, 25), o como nos informalaGE:?E falec, en el ebrayco, tanto quierdezir como departimiento enei nuestro lenguage, por que cuando estenaci? fue fecho el departimiento delas lenguas en Babilonn?, e d?lasyentes por las tierras, e el d?las tie

    rras otrosy entre las yentes. E fueron estos departimientos dichos efechos enei tiempo deste Phalech?(p. 69b).As?, al mismo tiempo que el nombreb?blico describe en el LCZ la separaci?nde la familia, se nos insin?a tambi?n que

    la separaci?n no es mero accidente o desventura, sino que, como la divisi?n de laBiblia, es parte de un plan dhdno, castigoy prueba de fidelidad al mismo tiempo.Otro nombre b?blico es el de Robo?n, unode los hijos de Zifar, cuyo nombre explicaBurke: ?The son of Solomon, who madeJudah strong, seems a fitting prototypefor the adventurous son of Grima andCifar? (p. 165). Si adem?s de esta posibleinterpretaci?n ?figurativa? buscamos laetimol?gica, podremos ahondar a?n m?sen el porqu? del nombre. San Jer?nimoy, sigui?ndole, San Isidoro dan la siguiente explicaci?n:Roboam latitudo populi [interpretatur], et ipsud per antiphrasim,quiod decem tribubus ab eo separatisi duae tantum ei relictae sint.(Etym.VII, vii, 68.)

    Y esta interpretaci?n, que glosada libremente equivaldr?a a ?el que perdi? partede su pueblo?, puede ser aplicada doblemente al hijo de Zifar: ?el que pierde aparte de su familia? en Falac, y ?el quepierde parte de su imperio?, es decir, lasIslas Dotadas, aunque luego le queda elimperio de Trigridia. Este segundo episodio, que ocurre en la ?ltima parte dellibro, presenta paralelos m?s fuertes conlos sucesos b?blicos. As?, el apartamientotemporal de Dios a que es conducido elhijo de Salom?n puede considerarse semejante al error del hijo de Zifar, enga?ado por el diablo (cap. 207 y sigs.); enambos casos la consecuencia del pecadoes la p?rdida a la que se refiere la etimolog?a autorizada.El nombre del hermano de Robo?n,aunque no sea de origen b?blico, puedeservirnos como un ejemplo m?s del modode operar del autor. Burke deriva Garf?ndel ?rabe 'arif, pr?ncipe, que parece apropiado, aunque, como ?l mismo reconoce,la derivaci?n fon?tica presenta serias dificultades (loe cit.). Sugiero, como m?sclara y m?s individualizadora, la derivaci?n garfa>Garf?n, por adici?n del dimi

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    nutivo, o quiz? por influjo de la terminaci?n en -?n de nombres famosos de personajes art?ricos conocidos probablemente por el autor: Merlin, Gauain, Yvain,Balain, etc. Garfa, en castellano medieval,es 'garra', como se ve en el Alexandre:?En medio de la taula estaua un le?n /tenia so la garpha a toda Babilon ?20. Sise acepta esta nueva interpretaci?n, Garf?n significar?a ?el que estuvo bajo lagarra [del le?n]?, ya que Garf?n, siendoni?o, fue raptado por una leona en Falac.

    La etimolog?a de Zifar est? bien establecida; procede del ?rabe y significaviajero, viandante, homo viator21 ??cauallero viyandante? es llamado desde el principio (p. 45). Bien conocida es la importancia del topos de la vida del cristianocomo viaje o peregrinaci?n en la literatura medieval europea, pero el contenidoaleg?rico del nombre de Zifar no responde ?nicamente a una interpretaci?n cristiana de la traducci?n s?/ar=viajero, sinoque es posible que su uso refleje el contenido que tiene en la m?stica medieval?rabe, en donde sirve para designar el camino de perfecci?n que debe seguir el asceta hasta alcanzar la visi?n beat?fica:?Todos los asc?ticos musulmanes coinciden asimismo en calificarlo de viaje (safara) ?21b. Si nuestra interpretaci?n es correcta, este concepto es de suma importancia para llegar al 'entendimiento' quenos pide el autor al principio de la obra.Hemos visto en la leyenda de San Eustaquio el tema de la p?rdida de fortuna,suenlace con la figurade Job y su reflejo enel LCZ. Otro tema ?ntimamente asociadocon ?ste es el del exilio y el destierro.Cuando San Eustaquio se queja a Diosdespu?s de haber sido separado de su familia, se compara a s?mismo con Job, yconsidera su prueba doblemente dura, yaque no s?lo ha sido privado de sus bienes, y sometido a toda clase de tribulaciones, sino que adem?s se encuentra en tierra extra?a sin una sola pared que le proteja:

    ... bien me niembra que me dexisteque seria tentado como Job; enperosy ?l perdi? sus rriquesas e sus posesiones, al de menos finc?le vn mur?dat en que pudiese ser e yaser, masyo so en tierra estranna con otracoyta commo el ouo... (DCP, p. 139).

    Este nuevo elemento, el exilio, que sea?ade a los padecimientos de Job, formaparte del topos que describe la vida humana como peregrinaci?n hacia la patriacelestial. As? responde Zifar al Ribaldocuando ?ste le dice que va a morir:?esta es natura de orne e non pena,e creas que con tal condici?n vine aeste mundo... e non temaravilles enla vida del orne, que atol es commo

    prigrinacion. Quando llegara el pelegrino al lugar do propuso de yr, acaba su pelegrinacion. Asi fas la vidadel orne quando cumple su curso eneste mundo...? (p. 115).El exilio y la peregrinaci?n de Zifar tienen su causa ?ltima en el pecado de Tared, pecado que hemos visto se sit?a enlos or?genes del linaje humano. El exilioy la peregrinaci?n del hombre tienen suorigen en Ad?n, padre de todos los hom

    bres. As?, la analog?a entre Tared y Ad?nse impone sola, a pesar de la oscuridadcon que la ha rodeado el autor. Creo ques?lo as? tiene sentido esa modificaci?n dela leyenda original: el antepasado queapunta hacia los or?genes del mundo, elrey que perdi? por su maldad el trono, elhombre que arroj? a su linaje de ?tangrant logar? (p. 33). La pobreza de la familia de Zifar, producida en su caso porlamuerte de los caballos, es la consecuencia del pecado original de Tared-Ad?n, ysolamente bajo esta perspectiva tiene sentido el sufrimiento de Zifar-Job, pues vaseguido de una promesa mesi?nica, de unaposibilidad de salvaci?n:

    ?E certas non he esperan?a ?dixomi auuelo [de Zifar]?que vuestrolinaje e nuestro cobre, fasta que otro14

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    venga de nos que sea contrario deaquel rey, e faga bondat e aya buenascostumbres...? (p. 34).Pero antes de llegar a esta recuperaci?nde la posici?n original del linaje es nece

    sario vivir en el destierro, viandante,s[a]f[a]r, en ?rabe. El topos de la peregrinaci?n de la vida humana, que ser? tanpopular en la Europa del sigloXIV, est?bien documentado desde los primeros ym?s influyentes autores eclesi?sticos. Laimagen aparece en San Agust?n aplicadaprimero a Ad?n: ?Homo ciuis est Jerusalem, sed vendi tus sub peccato, f ctus estperegrinus^ 11.San Gregorio Magno vuelvea utilizar esta met?fora aplic?ndola, comoya implica San Agust?n, a toda la humanidad 23.No es de extra?ar que las penas del exilio que tan terribles se consideran desdela ?poca romana, en contraste con la posici?n del civis 2\ fuesen luego recordadaspor San Gregorio al escribir uno de loslibrosm?s le?dos en la Edad Media: sucomentario al libro de Job:

    Vir igitur sanctus [Job]... dicatsua, dicat humani generis voce: ?Utinam appenderetur peccata mea, quibus iram memi, et calamitas quampatior, in stater?, quasi arena marishaec gravtor apparerei?. [Job, 6,2-3] Ac si aperte diceret: damnationis nostrae malum leve creditur, quianecdum cognita Redemptoris aequitate pensatur. Sed utinam veniat, etaerumnam tanti exilii requiramusedoceat. Si enim innotescit quid amisimus, peregrinationis nostrae calamitas maris arenae comparatur251Es precisamente este enlace de im?ge

    nes (Ad?n-homo viator-Job) el que es sugerido tambi?n en el LCZ, y el propio Ribaldo interpreta del mismo modo las adversidades de su se?or:?Cauallero?dixo el ribaldo?, asyva orne a parayso, ca primeramenteha de pasar por purgatorio e por

    tos tugares mucho ?speros ante quealta llegue. E vos, ante que lleguedesa grant estado, al que auedes a llegar, ante auedes a sojrir e a pasarmuchas cosas ?speras? (p. 133).Como ya se ha se?alado antes ?y aqu?nos recuerda el Ribaldo?, el sufrimientos?lo tiene sentido acompa?ado de la confianza en una recompensa final, de lacreencia en la posibilidad de romper elyugo fatal impuesto por el pecado original. Esta ser? la misi?n de Zifar, su ?demanda? 26; no s?lo su salvaci?n personal?nivel de la alegor?a m?ral?, sino la salvaci?n de su linaje y de su pueblo?nivelaleg?rico propiamente dicho?; pues, como veremos, los beneficios de la restaura

    ci?n del linaje de Zifar alcanzar?n a todos los s?bditos de su futuro reino. As?se completar? la vida de Zifar, imagenprimero del viejo Ad?n (peregrinus), y,despu?s de superar las pruebas de la peregrinaci?n, figuradel nuevo Ad?n (civis),del Mes?as o libertador. La uni?n de lasfiguras de Ad?n y Cristo es suficientemente conocida como para necesitar la aportaci?n de nuevos textos 21.Sobre el car?ctermesi?nico de Zifar baste recordar porahora la profec?a que promete a su linajela salvaci?n (p. 34).Las interpretaciones que hemos venidoobservando hasta ahora pueden resumirsedel modo siguiente: Tared, castigado porsumaldad con la pobreza y la p?rdida desu estado real, es figura de Ad?n, castigado con la p?rdida de su estado en laciudad de Dios (civis) y condenado alexilio (peregrinus), seg?n la interpretaci?n agustiniana. Zifar, como descendientede Tared, comparte la culpa original y sufre, por lo tanto, el mismo castigo, conlo que sigue siendo figura de Ad?n, conla aparici?n espec?fica del tema de la peregrinado. Al mismo tiempo, Zifar es unhombre justo, como Job, y su castigo esa la vez prueba de fidelidad,y, como todaprueba, lleva impl?cito la promesa de unarecompensa ?ltima. Finalmente, Zifar, trassuperar su prueba, redime a su linaje y

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    trae prosperidad a su pueblo, y, com? hab?a profetizado su abuelo, es ?contrariode aquel rey? (p. 34), del mismo modoque Cristo'es contrario de Ad?n.Hacia el ?nuevo Ad?n?.El peregrino justo.

    Volviendo de nuevo al tema de la peregrinaci?n, merece observarse la insistencia de las tentaciones para abandonar suempresa que encuentra constantementeantes de llegar ,a Ment?n. Del mismomodo que a cada etapa de su itinerario hacia* la redenci?n de su linaje el autor recalca el obst?culo f?sico de la muerte de los caballos, tambi?n en cada parada del camino enfrenta a Zifar con ofrecimientos para establecerse c?modamentey abandonar la ?demanda?. Es la tentaci?n de aceptar residencia en el exilio,de aceptar la comodidad del hospedaje acambio de las dificultades del camino. Esla tentaci?n que, nos dice San Gregorio,rechazan los justos, que, aunque descansen, como el viajero en las posadas delcamino, est?n siempre prestos a continuarsu marcha, para poder llegar cuanto antes a la patria hacia la que caminan28.Este rechazo aparece en cada una de lasparadas en la peregrinaci?n de Zifar. As?,al d?a siguiente de su espectacular entrada en Galapia (primera parada), recibetoda clase de ofrecimientos para quedarseen el reino, donde ser? colmado de riquezas y sus hijos casados con nobles doncellas (p. 49). Cuatro cap?tulos (15-18) dedica el autor al forcejeo de la se?ora deGalapia y sus nobles para conseguir queZifar se quede en el reino. El caballero,por consideraci?n a su familia, decide quedarse no m?s de un mes (p. 48), y, pacificada Galapia, decide marcharse. De nuevo intentan detenerle. Primero Rod?n, suantiguo adversario, le dice: ?... heredatvos-he muy bien, e partire conbusco lo queouiere...?, pero Zifar reh?sa: ?... adelantees el mio camino que he comen?ado?

    (p. 82). Luego la se?ora de Galapia vuelvea insistir, a pesar de que sabe, como Rod?n, de lamaldici?n de los caballos, y lepregunta si hay cosa en el mundo que lehar?a cambiar de opini?n (p. 84). Zifarvuelve a negarse cort?smente y sale deGalapia:... salieron con el todos quantos caualleros auia en la villa trauando conel e rogandole que fincase, e que todos le farion e seruirian e catar?anpor et asy commo por se?or; peroque del palabra nunca podieron auerque fincar?a... antes les dizia que suentencion era de se yr de todo entodo... (p. 84).

    De nuevo en Falac (segunda parada),tras haber perdido a su familia, las gentes deM^ua le ofrecenhospitalidad, ?queldar?an todas las cosas del mundo queouiese mester? (p. 91), y Zifar vuelve arehusar. Despu?s de la separaci?n vemosen Grima, su mujer, lamisma resoluci?n,cuando decide abandonar Orbin a pesarde los ofrecimientos que recibe (cap. 49).Finalmente, en la ?ltima parada antes deMent?n, a pesar de tener un momento devacilaci?n, sorprende al ermita?o por lopronto de sumarcha (p. 120).Esta constancia de Zifar es un aspectoque el autor cuida de se?alar ya desde elpr?logo:

    ... el cual cauallero era conplido debuen seso natural, e de esfor?ar, dejusticia e de buen consejo, e de buena verdat, commoquier que la fortuna era contra el en lo traer a probredat; peroque nunca desespero de lamerced de Dios, teniendo que el lepodr?a mudar aquella fortuna fuerteenmejor, asy commo lo fizo, seguntagora oyredes (p. 8).

    En otra ocasi?n le dice a su esposa:?E sy yo en esta demanda non fueseadelante, tengo que menguar?a enlos bienes que Dios en mi puso?(p. 33).16

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    La idea de acabar la obra empezada estambi?n uno de los puntos centrales delpr?logo, ese extra?o pr?logo que no parece ser m?s que el relato de un episodioen la vida del autor, en donde ?ste, mostrando ya desde el principio su afici?n ala expresi?n cr?ptica, elude identificarseabiertamente. Mucho m?s significativoa?n es el hecho de que el pr?logo tratecasi exclusivamente de una peregrinaci?na Roma primero y luego, desde Roma, aToledo. Hasta ahora ha solido verse estaintroducci?n al libro como una an?cdotaprivada que ten?a la gracia salvadora paralos historiadores de la literatura de proporcionar una fecha aproximada para ellibro29. Si se acepta nuestra interpretaci?n de la primera parte del LCZ, el pr?logo adquiere un nuevo sentido:

    E ciertas bien fue orne aventuradoel que esta romer?a fue ganar a tantos grandes perdones... ca en estaromer?a fueron todos asueltos a culpa e a pena, seyendo en verdaderapenitencia (p. 2).Los perdones de que aqu? habla hab?ansido concedidos como recompensa a

    ... /os enojos e peligros, e a los grandes trabajos, e a lo senojos de losgrandes caminos, e a las grandes espensas de los peligrinos? (p. 1).

    As?, esta peregrinaci?n hist?rica de Ferrand Martines puede engarzarse tem?ticamente con la peregrinaci?n ficticia ysimb?lica de Zifar, poni?ndose de relievela importancia del topos que desbordala pura narraci?n novelesca para aparecerya en la presunta nota autobiogr?fica delautor.La figurade Cristo:El ?nuevo Ad?n?.

    La peregrinaci?n de Zifar termina consu llegada, en el reino de Ment?n, a laciudad de Grades, ?e dizenle asy porque

    esta en alto, e suben por gradas all?...?(p. 117). J. F. Burke ha dado una satisfactoria explicaci?n del nombre de Ment?ncomo ?el reino de la barba?, o ?el reinodel honor?, etimolog?a literal y etimolog?asimb?lica30. Como vemos, la etimolog?ade Grades est? explicada ya en el propiolibro; pero el posible simbolismo de susignificado literal, ciudad en lo alto a donde se llega por una escalera, no ha sidoexplorado. La peregrinaci?n en la tierrahacia la patria celestial se expresaba tambi?n en la Edad Media con otro s?mbolomuy difundido: la scala coeli. La imagenfue desarrollada partiendo del sue?o deJacob (G?n. XXV, 10 sigs.), y su interpretaci?n aleg?rica empez? a gozar de granpopularidad a partir de la ?poca de lascruzadas 31.Honorio de Autun describe laescalera haciendo de cada pelda?o unavirtud: *patietia, benignitas, pietas, simpticitas, humilitas, contemptus mundi,paupertas voluntaria, pax, bonitas, spirituale gaudium, siifferentia, fides, spes,longan?mitas, perseverantia12. La ascensi?n del alma cristiana por estas gradasconduce al para?so 33,y es interesante notar cu?n bien se podr?a aplicar esta listade Honorio al caballero Zifar. Sin detenernos a comprobar la exactitud de estacorrespondencia, parece plausible suponerque el autor de nuestra novela haya usadoel nombre de Grades como una referenciam?s al plano aleg?rico hacia el que confrecuencia desplaza la acci?n por mediode nombres con etimolog?as prefabricadas. Grades ser?a entonces el s?mbolo dela ascensi?n de Zifar a la ciudad dondedejar? de ser peregrino para convertirseen rey y restaurar su linaje. Refuerza estasuposici?n el hecho de que, una vez explicado el nombre de la ciudad,

    no sevuelve a mencionar su posici?n topogr?fica y la acci?n que ocurre a su alrededorno refleja en absoluto la posici?n especiala que se refiere la etimolog?a. Grades ser?entonces aleg?ricamente la ciudad dondeel peregrino se convierte en civis de laJerusal?n celestial a que se refiere San

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    Agust?n. Si se acepta esta interpretaci?n,Grades significar?a lo mismo que Sarras,la ciudad a donde sube Galaad en LaQueste del Saint Graal, que Vinaver describe como ?transparent symbole de laJ?rusalem c?leste? 34.En este contexto n?tese que, poco despu?s de la restauraci?nreal, el lugar donde Zifar espera noticiasde la batalla entre sus hijos y el condeNas?n (la ?ltima amenaza a Zifar, dondese prueban Garf?n y Robo?n) es en ?vnosprados muy fermosos que dezian Val deParayso? (p. 204). Despu?s de ?subir? ala ciudad de Grades, Zifar recupera elhonor que hab?a perdido su linaje, llegando a ser rey de Ment?n, o del honor(cap. 80). La prosperidad en que se tornasu pobreza es tan grande que fluyede ?ly se desborda hacia sus s?bditos, de modo que, bajo su reino justiciero, ?se puebla toda la tierra mucho... de guisa queme semeja [dice uno de sus s?bditos] queayna non podremos en ?l caber? (p. 173).Desde el momento en que llega a ser reyno vuelve a aparecer en el texto el nombre de Zifar; el caballero ha llegado alt?rmino de su peregrinaci?n, y, por lotanto, su nombre, que significa viajero,deja de tener sentido. El es ahora el rey

    que recupera primero a su mujer (cap. 87)y luego a sus hijos (cap. 95), a quienesreconoce p?blicamente, por orden expresa de Dios, el d?a de Pentecost?s (cap. 244).Zifar puede ser visto aqu? no s?lo comoel cristiano que ha llegado a su patria,al para?so, sino tambi?n como figura deCristo, el redentor, que salva a su linajey a su pueblo. El anuncio que exalta simb?licamente esta salvaci?n ocurre cabalmente el d?a de Pentecost?s. En ese d?a,despu?s de recibir la revelaci?n divina, elrey env?a a sus mensajeros por todo elreino anunciando el reconocimiento p?blico de Grima, Garf?n y Robo?n, a quienes extiende as? el honor real. Del mismomodo, en el d?a de Pentecost?s, el Esp?ritu Santo, despu?s de infundirlesel donde lenguas, env?a a los ap?stoles a predicar la buena nueva de la redenci?n del

    g?nero humano. Es, por lo tanto, apropiado que cuando Ribaldo, cuyo nombre tambi?n ha cambiado a Caballero Amigo,vuelve al ermita?o que hab?a protegidoa Zifar, tray?ndole regalos del rey,el ermita?o funde un monasterio al que llama de ?Santi Esp?ritus? (p. 249). As? termina pr?cticamente la primera parte dellibro, con una ?ltima referencia al planoaleg?rico en el que se monta la acci?n.El ?Pentecost?s? de Zifar puede ser interpretado como presentaci?n aleg?rica dela idea del milenio, pues implica no solamente la completa restauraci?n del linajede Zifar, sino tambi?n la prosperidad dela tierrade Ment?n y el advenimiento deiustitia en el reino-juicio del conde Nas?nen los cap?tulos 107 a 109.Estos ?ltimosaspectos necesitan, sin embargo, ser elaborados conm?s amplitud de la que aqu?dispongo.En este ensayo he pretendido mostrarc?mo sobre lamateria prima de la viejaleyenda de Eustaquio-Pl?cidas, el autordel LCZ ha ido acumulando una serie de

    planos cargados de un contenido susceptible de ex?gesis que no solamente enriquecen la f?bula original, sino que de pors? contribuyen de un modo esencial a laorganizaci?n del material narrativo y, portanto, merecen especial atenci?n al considerar la estructura art?stica de la novela.Las etimolog?as, estrat?gicamente dispuestas ymanejadas a lo largo de la obra, sirven de llamada y apuntan al nivel aleg?rico, con cuya presencia solamente es explicable la aparici?n de elementos talescomo el engarce de Zifar con Tared, lamuerte misteriosa de sus caballos, la ascensi?n a Grades y el pentecost?s final.Hemos visto c?mo el uso de figuras, punto de partida de la estructura aleg?rica,hab?a sido ya com?n en otras reelaboraciones de la leyenda de San Eustaquio;pero este mismo recurso cobra aqu? undinamismo especial al aparecer en combinaci?n con la prolongada met?fora delexilio, peregrinaci?n y salvaci?n de Zifary su linaje. Es una visi?n aleg?rica que

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    podr?a considerarse como un microcosmos de la interpretaci?n total de la Biblia,desde la ca?da del hombre hasta su redenci?n, como una visi?n del destino delhombre visto en t?rminos de la clase social dominante de la sociedad de la bajaEdad Media.

    Francisco J. Hern?ndezCarleton University

    NOTAS

    1Manuel de Castro y Castro, ed., Madrid,1965. Parte de este libro fue utilizado comofuente de los cap?tulos 141 a 149 del Cifar. Vid.F. J. Hern?ndez: ?Sobre el Cifar y una versi?nlatina de la Poridat?, en Homenaje universitario a D?maso Alonso, Madrid, 1970,pp. 101-117,y K. A. Bl?her: ?Zur tradition der politischenEthik im Libro del Caballero Zifar?, Zeit, f?rromanische Philologie, 87 (1971), pp. 249-257.2 Sobre la leyenda de S. Eustaquio en Europa, vid. G. H. Gerould: ?The Eustace Legend,Fore -runners, Congeners and Derivatives?,PULA, 19 (1904), pp. 335-448; A. Monteverdi: ?Itesti della leggenda di S. Eustachio?, Studi Medievali, 3 (1910), pp. 169-226y 392-498; H. Delehaye: ?La L?gende de Saint Eustache?, en M?langes d'hagiographie grecque et latine. Bruxelles, 1966, pp. 212-239.3 Vid. H. Petersen: ?Deux versions de la viede Saint Eustache?, M?moires de la Soci?t? N?oPhilologique de Heisingfords, VII (1924), p?ginas 105-109.4 Dr. Hoogeweg, ed., Bibliothek des Litt. Vereins in Stuttgart, CCII (1894), p. 7.5Vid. A. D. Deyermond: Epic Poetry and theClergy. London, 1968, pp. 83-92.6H. Knust, ed., en Dos obras did?cticas ydos leyendas. Madrid, 1878, pp. 123-157.7Uso figura en el sentido en que se entend?aen la exgesis medieval. Cf. H. de Lubac: Ex?g?se m?di?vale, Seconde partie, II. Paris, 1964,

    p?ginas 60-84, y E. Auerbach: ?Figura?, en Scenes from the Drama of European Literature.New York, 1959, pp. 11-76.8 Art. cit. en la nota2, pp. 217-218.9H. Peterson: Op. cit., pp. 140, v. 100.10 Ed. C. P. Wagner. Michigan, 1929. Este editor divide artificialmente la primera parte enotras dos, cap. 1-7 y 80-122. Por razones queser?n obvias al final de este art?culo, prefieromantener la unidad de todos estos cap?tulos

    que conciernen las aventuras de Cifar y sufamilia, en contraste con la tercera parte, quetrata s?lo de Robo?n; en medio de estas dospartes se encuentra el tratado de ?los castigos?.Todas las citas en el texto se refieren a estaedici?n.h GdE, ed. W. Foerster. Halle, 1899; SI, ed.J. Zupitza y G. Schleig, en Palaestra, XV (1910),p?ginas 1-128. Vid. Gerould: Art. cit., pp. 357y ss. y 365 y ss. Sobre SI, vid. Laurel Braswell:?Sir Isumbras and the Legend of Saint Eustace?,Mediaeval Studies, XVIII (1965), pp. 12-151.12 Jacobi a Voragine: Legenda Aurea, Th.Graesse, ed. Lipsiae, 1805, p. 713.13Gerould: Art. cit., p. 418.14British Museum, ms. Arundel 91, siglo xii,ed. Jessie Murray, La vie de Saint Eustace. Paris, 1929.15Or?genes de la novela, I, Ed Nacional. Madrid, 1961, pp. 296.16The Bestiary. New York, 1960, ed., p. 245.17Primera parte, ed. A. G. Solalinde. Madrid,a?o 1930.18Identificado por Men?ndez Pidal en Rev. deArch., Bibi. yMuseos, VII (1902), p. 347. Vid. GE,p?gina XIII; The Encyclopaedia of Islam. Leiden-London, ed. de 1960, vol. p. 155, art. Abu'Ubayd al-Bakri, por E. L?vi-Proven?al; Al-MakKARi:History of theMahommedan Dynasties inSpain, ed. y trad. P. de Gayangos. London, 1840,volumen I, p. 312, n. 7. El Libro sobrel nascimiento de Abraham, que cito m?s adelante enel texto, no aparece documentado por ningunode estos autores; parece ser una obra perdida de este autor, de la cual se conservan abundantes fragmentos en la GE.19??ames and the Significance of Etymologyin the LCZ?, Romanic Review, LIX (1968), p?ginas 161-73.20 Ed. R. S. Willis. Princeton, 1934, ras. O, 97ab. Cf. corominas: CDELC. Berna, 1954, vol. II,p?gina 689, art. 'garra'.21Vid. A. Gonz?lez Palencia: Historia de laliteratura ar?bigo-espa?ola. Madrid, 1945,p. 345;Burke: Art cit., p. 164. Sobre el concepto dehomo viator en la Edad Media, vid. G. B. Ladner: ?Homo viator: Mediaeval Ideas on Alienation and Order?, Speculum, XLII (1967), p?ginas 233-259.21b. M. As?n Palacios: El Islam cristianizado.Madrid, 1931, p. 160.22Enarratio in Psalmum CXXV, Migne, Patrolog?a Latina (PL), 37, 1658.23 ?Postquam de paradisi gaudiis, culpa exegente, pulsus est primus humani generis parensin huius exilii adque caecitatis, quam patimur,erumnam venit, quia peccando extra semetipsum fusus iam illa caelestis patriae gaudia,quae prius contemplabatur, videre non potuit...Ex cuius videlicet carne, nos in huius exilii caecitate nati, audimus quidem esse caelestem p?tri?m... ?Dialogorum, Liber IV, PL, 77, 317.

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    24 La legislaci?n romana establec?a una diferencia esencial entre cives y peregrini, y estaoposici?n de t?rminos entre el hombre quevive dentro de la sociedad y el que vive a sumargen, es la que debe de tenerse en cuentaal considerar estas palabras en la Vulgata y enS. Agust?n. (Vid. W. Ullman: ?The Bible andPrinciples of Government?, en La Bibbia nelVAlto Medioevo. Spoleto, 1963, pp. 181-227).25Moralia in Job, PL, 75, 768.26 ?... propuse estonce de yr por esta demanda adelante; e peroque me quiero partir desteproposito, non puedo; ca en dormiendo se meviene emiente, e en velando eso mesmo...? (LCZ,p?gina 34).27 Vid. S. Isidoro: Alleg?ri?? qauedam scripturae sacrae, PL, 83, 96. Sobre la importanciaiconogr?fica de esta asociaci?n vid. E. M?le:The Gothic Image. New York, 1958, ed., pp. 153y ss.28 ?At contra justi... sic... temporali refoven*tur subsidio, sicut viator in stabulo utitur lecto: pausat et recedere festinat; quiescit corpore, sed ad aliud tendit mente. Nonnumquamvero et adversa perpeti appetunt, in transitoriis

    prosperan refugiunt, ne delectatione itineris apatriae perventione tardentur, ne gressum cordis in via peregrinationis figat et quandoquead conspectum coelestis patriae sine remuneratione perveniant. Jus ti itaque hic se construerenegligunt, ubi peregrinos et hospites noverunt.Quia enim in propriis gaudere desiderant, essein alieno felices resusant.? Mor alia in Job, PL,75, 857-758.29 Vid. E. Buceta: ?Algunas notsa hist?ricasal pr?logo del Caballero Zifar? y ?Nuevas notas...?, RFE, 17 (1930), pp. 18-36y 419422.30 Art. cit., p. 167.31M. W. Bloomfield: The Seven Deadly Sins.Michigan, 1952, p. 359, . 68.32Scala coeli major, PL, 172, 1229 sigs.; Scala coeli minor, ibid., 239 sigs.; Speculum ecclesiae, ibid., 869 sigs.33Sobre la importancia iconogr?fica de lascala, vid. A. Katzenellenbogen: Allegories ofthe Virtues and theVices inMedioeval Art. NewYork, 1964, ed., pp. 22-26, y E. M?le: Op. cit.,p?ginas 105-106.34 E. Vinaner: la recherche d'une po?tiquem?di?vale. Paris, 1970, p. 130.

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