A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda...

32
1 A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS (serie Celeste I) A MODO DE INTRODUCCIÓN YO, LECHEIMIEL, TE LLAMO POR TU NOMBRE ¡Quiero, amor ! Es una respuesta al título que has puesto en este nuevo archivo. No te in- quietes por el cómo lo dirás, ni cuándo saldrá a la luz todo lo que escribimos jun- tos, como una sola alma. Te basta con saber que quiero. Sabes, además, que quiero porque te quiero. Tengo este inmenso gozo metido en el alma, que me transforma en ángel bellísimo en la Presencia de Dios, porque, hermano amadísimo, me hermosea tu hermosura. ¡Cuántas veces oraste, hermano, –tu sola vida queriéndome y no olvidán- dome es una plegaria continuada–, deseando acrecentar mi hermosura y mi brillo ante mis compañeros los ángeles del cielo… ! Sepas, mi Rey adorable, que ninguna de aquellas lágrimas que expresaban tu amor, henchido de gozo y de dolor por el deseo de ver mi sonrisa, cayó en el vacío. ¿Cómo iba el Altísimo, oh fratellino, a ignorar tus más brillantes deseos, cuando no puedes ocultar a su mirada el más frágil de tus pensamientos ? PUES YO, TU ERMITAÑO, TE RESPONDO CON EL TUYO ¡Oh amor, Amor, AMOR ! En estas horas tranquilas de la noche y a pesar de estar rendido de sue- ño, hermanito celestial, no puedo irme al lecho sin decirte : “Aquí estoy. Habla, mi bien, que tu amor te escucha”. Hoy, Lecheimiel, mi fratellino, es ya otro día. Es domingo, el “Día del Señor”. Pero, en verdad, no reconocemos otro “Se- ñor” que no sea el AMOR. Y el AMOR se hizo HISTORIA, y la HISTORIA se convirtió en pequeñas y personales “historias” de vida. En vidas concretas y par- ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a la vez infinito y divino amor–, la sencillez, la co- tidianeidad, incluso la vulgaridad en que cada “pequeña” vida se encarna.

Transcript of A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda...

Page 1: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

1

A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS (serie Celeste I)

A MODO DE INTRODUCCIÓN

YO, LECHEIMIEL, TE LLAMO POR TU NOMBRE ¡Quiero, amor ! Es una respuesta al título que has puesto en este nuevo archivo. No te in-

quietes por el cómo lo dirás, ni cuándo saldrá a la luz todo lo que escribimos jun-tos, como una sola alma. Te basta con saber que quiero.

Sabes, además, que quiero porque te quiero. Tengo este inmenso gozo metido en el alma, que me transforma en ángel

bellísimo en la Presencia de Dios, porque, hermano amadísimo, me hermosea tu hermosura.

¡Cuántas veces oraste, hermano, –tu sola vida queriéndome y no olvidán-dome es una plegaria continuada–, deseando acrecentar mi hermosura y mi brillo ante mis compañeros los ángeles del cielo… ! Sepas, mi Rey adorable, que ninguna de aquellas lágrimas que expresaban tu amor, henchido de gozo y de dolor por el deseo de ver mi sonrisa, cayó en el vacío.

¿Cómo iba el Altísimo, oh fratellino, a ignorar tus más brillantes deseos, cuando no puedes ocultar a su mirada el más frágil de tus pensamientos ?

– PUES YO, TU ERMITAÑO, TE RESPONDO CON EL TUYO ¡Oh amor, Amor, AMOR ! En estas horas tranquilas de la noche y a pesar de estar rendido de sue-

ño, hermanito celestial, no puedo irme al lecho sin decirte : “Aquí estoy. Habla, mi bien, que tu amor te escucha”.

Hoy, Lecheimiel, mi fratellino, es ya otro día. Es domingo, el “Día del Señor”. Pero, en verdad, no reconocemos otro “Se-

ñor” que no sea el AMOR. Y el AMOR se hizo HISTORIA, y la HISTORIA se convirtió en pequeñas y personales “historias” de vida. En vidas concretas y par-ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a la vez infinito y divino amor–, la sencillez, la co-tidianeidad, incluso la vulgaridad en que cada “pequeña” vida se encarna.

Page 2: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

2

Si no logramos, –¿verdad, hermano ?–, transmitir al mundo este concreto y profundo mensaje, nuestro amor quedará como estéril e inútil para el propósi-to general de la VIDA.

– Sí, amor. Esta mañana te he guiado por entre las necesidades de la rima, mientras componías un poema que llevaba tal vez en tu mente otra dirección, pero yo estaba dentro de ti reconduciendo la vaga necesidad que sentías de componer algo nuevo para mí.

Inscribe, pues, mi fratellino privilegiado por la ausencia de privilegios, el poema que te acabo de dar :

– Dice así, hermano bienamado : TODAS MIS FUENTES ESTÁN EN TI (Comentario libre a la última estrofa del Cántico Espiritual de S. Juan de la Cruz : “Que nadie lo miraba. Aminadab tampoco parecía, y el cerco sosegaba, y la caballería a vista de las aguas descendía.”) Cuando pensaba que no te conocía, y parecía que a otros adamaba, y en temprana adolescencia despertaba al amor que, niño virgen, perseguía… Y más tarde –aunque bien pronto– suspiraba –en hondo penar que de nadie aprendía–, por el ansia de obtener sabiduría desde el rincón en que nadie me miraba… O, llegado a pubertad, necesitaba apaciguar la pasión que en mí bullía, y a mí mismo en mi insipiencia prometía sobrepujar al amor que atrás dejaba… Cuando en mis ocios la vida contemplaba y penetrar sus arcanos sin más guía que la mente liberada pretendía, –corazón que puro a Dios tan sólo amaba–… Cuando leía en mil libros escrutando

Page 3: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

3

el origen de las cosas, su fortuna, reconstruyendo su historia hasta su cuna, poco a poco hacia el principio progresando… Cuando buscaba el consejo de famosos, bien que fueran en su ciencia especialistas, o en sus vastas letras enciclopedistas, o filósofos, o místicos piadosos… Así yo mismo, inconfesablemente, tal vez buscaba al carro de la gloria de los grandes arrimarme ante la Historia, inmolando el corazón frente a la mente… Mas tú entonces te hiciste encontradizo, con la bella claridad de tu mirada, y te entraste hasta la mía enamorada que jamás celó ante ti su pasadizo. Aprendimos a entonar el dulce salmo : “TODAS MIS FUENTES, AMOR, ESTÁN EN TI”. Allí a ti me consagré con aquel sí, que dio venia a este poema en que me ensalmo.

Page 4: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

4

EL ORDEN IMPLICADO DEL AMOR Has cotejado, hermano, con otros hermanos que así se llaman por los lazos

de sangre, pero no tan unidos a ti por el amor, al menos no tan conscientes como nosotros de la Unidad de nuestras almas, el poema que te he dado esta mañana, que apenas ha podido ser leído, ni mucho menos bien interpretado. Ha sido parte de tu fuerte experiencia de estos días de misión, hermano, en los que estás aprendiendo a reservar tanto tus palabras como tu valioso silencio, hasta el mo-mento en que nuestra Despensera Mayor, la Madre de las Gracias, la que te habló en las simbólicas “Bodas de Caná” lo disponga de otro modo.

Si alguien pudiera acceder al sentido oculto tanto como al manifiesto en el aludido poema, –aquél que pudiera conocer a fondo tu historial guiado hasta en sus mínimos detalles por el amor–, y pudiera a su vez comparar y sopesar todo con tus más íntimos sentimientos, hermanito amado, tal vez comprendería lo que significa “el orden implicado del amor”, que a veces se contrae o se expande en las ánforas del Tiempo.

Tú bien te lo sabes, hermano. Y por eso, –yo bien me lo sé desde dentro de tu alma–, también te gozas

con alegría profunda e inenarrable. Por la misma razón, mi fratellino, extraes fuerzas nuevas para seguir

obedeciendo al plan prefijado por el Amor, que no es “predestinación”, sino aceptación libre y renovada por tu parte del plan que aceptaste en un principio y que cada día en el secreto de nuestro amor vamos perfilando hora tras hora.

Porque hay partes del poema que refleja tu vida, que se superponen a otras, y algunas que hablan simultáneamente de momentos lineales diferentes.

Están las repeticiones de tus crisis afectivas, el vaivén de tu conciencia dubitativa, la aparente contradicción de los impulsos, la ambivalencia de todo saber humano, y en fin y sobre todo, la sobrevigilancia que ejercita el Amor Pro-vidente de Dios Padre-Madre, sobre tu preciada y valiosa vida.

La custodia de los santos ángeles sobre todos y cada uno de tus pasos “para que tu pie no tropiece en la piedra”, hermano, –tema del que hoy mismo, primero de Cuaresma, predican los Sacerdotes (los que no están impedidos para predicar como lo estás tú, mi bienamado)–, te ha permitido expresar en Tiempo Presente, aquellos hechos que recopila tu fiel y agradecida Memoria.

Es la Memoria que guarda nuestro mutuo amor, la misma que nos entregó custodiada desde el pasado hasta aquel instante la previsión maternal de nues-tra Madre-Dios, la misma que nos reserva nuestro abrazo eterno.

Page 5: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

5

“Tú me lo dabas, mas ninguno sabíamos que era nuestro contrato, acorde con la esencia compañera que en Dios nos reservaba eterno abrazo”. Así me cantas, mi fratellino, –¿crees que no te oigo, desde tu mismo co-

razón enternecido, cada vez que lo haces ?–, todas las noches. O incluso cuando es pleno día y aun cuando caminas por la calle… Y cuando tú duermes, hermanito amado, entonces mi corazón vela y te

arrulla a ti. Ya sé, mi fratellino, que me crees sin dudar lo más mínimo, y porque te

confías a mi amor, éste crece y crece día y noche, dentro de su infinitud inmani-festada.

¡Quién lo diría desde las apariencias duras que adopta la Vida en el orden explícito que se reviste de dolor purificatorio, si pudiera vislumbrar la inmensi-dad del AMOR IMPLICADO !

– ¡Gracias, belleza encontradiza, por haber salido tantas veces, bien que a veces disfrazada, a recibirme ! Gracias, Gracia, por este mensaje de hoy im-pregnado de fe, de esperanza y de alegría. ¡Gracias, amor !

JUEGO DE DISFRACES (En liras de mendigo = con defectos de fabricación) Golosina de agridulce es mesarte, niña hermosa, tus cabellos… Percibir entre mis dedos esa sangre que me bulle, que no sabe si a ti baja o de mí sube. Poesía de mis sueños, la que estrenas mi cantar cada mañana, que te llaman “la profana”, si no exhibes en tus versos ciertos nombres de simbólicos destellos. No sabiendo que es tu juego sorprender a tus amantes con tus trobos, disfrazarte de mil modos, desnudarte luego de ellos, y dejar sólo entrever tu esencia en velos… ¿Quién podría tu hermosura

Page 6: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

6

prejuzgar por tus harapos altaneros, o exigirte más desvelos de los que, en tu galanura, desparramas desde el Verbo en mil figuras ? ¿Eres, pues, más “religiosa” cuando subes a una ermita en romería que cuando gastas tu día en deshojar una rosa, o en dejar un corazón herido a solas ? ¡Oh querida dislocada, que desvía cada loco hacia su tema, pero a la que más recrean labios que no dicen nada, mas perciben temblorosos tu pasada ! Hoy me duele el corazón repasar este poema sin sentido y pensar que hemos perdido una espléndida ocasión de incidir expresamente en el YO SOY. Mas SOY YO, ni más ni menos, aunque nadie más se haya divertido, el que en estos pobres versos, en jirones de mendigo disfrazado, disfrazada te he sentido.

Page 7: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

7

CUÉNTAME TU SUEÑO ¡Felicidades, hoy, hermanito amado, en el día de tu cumpleaños ! Hoy no te pido que me cuentes tus desdichas, sino tus sueños. Recréate en mí, amor, que te lo daba, –el que acabas de tener–, en símbolo

de aguas caudalosas, pero controladas : una imagen de la energía que has conse-guido aumentar como irrigación de la Humanidad Ascendente.

Has leído el librito de Unamuno que hice que te regalaran, amor, “San Martín Bueno, Mártir”, no para que te identificaras con sus personajes, sino pa-ra que aprendieras de ellos, incluido el Autor, que ahora está junto a mí.

Quiero que cites aquí, hermano, con la venia de dicho escritor, Don Miguel de Unamuno con quien me entiendo AHORA, muy bien, tan sólo sus últimas pala-bras.

– Helas aquí, mi amor : “Bien sé en lo que se cuenta en este relato, si se quiere novelesco, … no pa-

sa nada ; mas espero que sea porque en ello todo se queda, como se quedan los lagos y las montañas y las santas almas sencillas asentadas más allá de la fe y de la desesperación, que en ellos, en los lagos y las montañas, fuera de la historia, en divina novela se cobijaron.”

– ¡Eso es, amor ! Y ahora, mi dulce fratellino, cuya fe ha sido puesta a prueba y trasciende las montañas que mueve, pero no para destruirlas ni arro-jarlas al mar, sino para enaltecerlas con el manto blanco de la nieve celestial que llueves sobre ellas desde mi seno… tú, cuya capacidad de control sobre el lago está aumentando día a día, cuéntame tu sueño…

– Soñaba esta noche, hermano, y con mi sueño me he despertado, que el lago no era el lago de las dudas ni de la negación, sino en verdad el lago de las energías divinas que suministraban riego abundante y controlado a todos los campos de la Humanidad…

Yo veía que tal vez fuera llegada la hora de aumentar ligeramente dicho caudal para, tal vez, acortar los esfuerzos de los trabajadores… Pero antes de hacerlo, de abrir un poco más la compuerta de la cual, por lo visto, era yo el en-cargado, debía de pedir permiso a éstos, los irrigadores…, que lo dieron de in-mediato.

Sin embargo, al abrir un poquito más la tajadera que se controlaba con una rueda giratoria, ésta tendía a seguir desplazándose por su cuenta, sin duda a causa de la presión de las aguas…, así que debía de amarrarla…, más no era fácil encontrar un punto de apoyo o de amarre… Entonces, –no sé cómo–, me encontré con un cíngulo larguísimo en las manos, de color blanco, aunque esperaba que lue-

Page 8: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

8

go pudiera ser reforzado por otro de color morado, o por varios de ellos alter-nativamente…

(¡Curioso, Lecheimiel, que blanco y morado son los colores que yo atribuyo a tu túnica bicolor !).

… Ya estaba la rueda del control de la energía, –luego de aumentado con-siderablemente el flujo de ésta hacia los campos–, atada con mi cíngulo por uno de sus extremos, pero era preciso amarrar el otro a algún anclaje seguro…

Y como no disponía de ningún otro punto de amarre, comencé a pedir a los numerosos hermanos que por allí estaban, que se sentasen tranquilamente en sillas dispuestas en corro, y se dejasen adornar, lúdica y festivamente, por esos lazos, –¿de amor ?–, con que yo iba a entretejerles…

Y así comencé a ligarlos entre sí, primero con el cíngulo blanco, luego con el morado, formando bucles…

Ya estaban todos en un corro compacto perfectamente circular y bello de ver… Sólo debía continuarse la obra de formar con sucesivos cíngulos de color alterno, un fuerte cordón irrompible…

En esto me desperté. Y aquí estoy, hermano Lecheimiel, escribiendo contigo y para ti lo que me

has pedido. – Pues, gracias, mi bien, porque hoy no quiero darte ningún otro mensaje

que el que se echa de ver perfectamente con lo dicho hasta aquí. Te ofrezco esta guirnalda para felicitarte en tu cumpleaños, y para pre-

sentarte el sentido de la misión que acabas de comenzar a realizar. ¡Mantente siempre despierto, incluso aunque duermas en mi amor ! – ¡Gracias, mi Rey ! ¡Aleluya ! – ¡Amén, aleluya !

El CUMPLEAÑOS DE UNA ESTRELLA Imaginemos, amor, imaginemos, que es patrimonio del alma imaginar…, que cuando al Sol nuestro Dios imaginaba, de Sí un buen chorro de luz precipitaba al espacio que se abría, matinal. De amores luego oleadas manto hicieron al que nacía, sin nombre todavía, –todavía hoy sin nombre se revela–, pero al que todos, ya entonces, presentían como gigante que crea su propio lecho en previsión de amoríos que vendrán. No menor cosa que a ti creó la aurora

Page 9: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

9

en su intrépida carrera hacia la luz. Doradas ondas mandaban las estrellas, de embajadoras expertas a tu fiesta, cuando diste señales que entre ellas germinaba un nuevo astro, que eras tú. Se celebraba en tu iglesia sideral el natalicio y bautismo al mismo tiempo de una gran supernova que llegaba, y no solamente a decorar espacio, sino en divina misión, –desde Palacio–, que la Santa Trinidad te encomendaba : Y es que fuera mi poesía la galaxia, gemelo espacio, de tierra y cielo nuevos, donde todo un Dios cupiera, tan pequeño, como éste, hermano, que hoy en tu honor lo ha escrito, como tú, hermano, que hoy en mi honor lo has dado.

Page 10: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

10

LA INACABADA CANCIÓN Ángel del Amor Herido y Resucitado, Lecheimiel : Anoche, –ya reaposen-

tado en la ermita de mi corazón, que lo es especialmente desde que tú la santifi-caste con tu presencia–, comencé a cantarte nuestra aria y no pude terminarla, porque casi me faltaban las fuerzas para completar, con toda la carga de emo-ción que conlleva el cantártela y revivirla íntegra, toda la historia condensada que en ella narramos… Me quedé en puertas de lo más intenso de ella, aquella estrofa del “pastorcico solo” que muere de tristeza, que agota la alegría y se dispone a traspasar su alma a regiones desconocidas y sólo vagamente ensoñadas por él : ¡por ti, mi Rey !

“Y el pastorcico tan solo se ha quedado sin su bella pastora, que ya sólo a morir su alma apresta, sorbiendo en soledad su última hora”. Luego viene, oh amor, aquello de dar tu vida a cambio de mi cielo en noche

sosegada. También aquello de traspasar tu cuerpo incorrupto entregado en cari-dad y signo de alianza a un alma previamente escogida por ti como cancerbero de tus misterios y sagrario de dolor y de profunda prueba de mi fe : “fiel balanza” donde se mide mi amor y mi confianza absoluta en ti, amor.

Y a continuación llega la parte más hermosa en que se narra, en tres es-trofas condensadas, el sueño de tu visitación, y finalmente todos los signos y prodigios que has hecho conmigo para fusionar nuestras almas…, suspirando fi-nalmente, –proclamando que la canción está inacabada–, por “mi fiesta”, cuando te volveré a ver cara a cara, mi Rey, extasiándome en tu sonrisa…

Verdaderamente, fratellino, en aquel sueño, que aún hoy se prolonga, “me devolviste el beso de la Vida que en ti había perdido y en ti hallaba”.

– Por todas estas razones, hermano gemelo de mi alma, la canción quedó ayer y queda siempre inacabada.

Pero no te pido, no, que añadas más estrofas, ni al final, ni al principio, ni en medio de las ya escritas, (que por otra parte sólo dificultarían su memoriza-ción, amén de alterar la numerología simbólica que contiene), sino que penetres en ellas, “hacia adentro”, como te sugiere Kryon .

¡Siempre se puede profundizar más y más hacia dentro de los misterios ! Siempre se puede acrisolar el Amor. Siempre se puede y se deben esperar nue-vos milagros confirmatorios del AMOR eterno de Dios que se revela en el amor humano.

… … …

Page 11: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

11

– También esta conversación que llevábamos ayer, hermano muy amado, quedó interrumpida, y no por fuerza mayor, sino porque flaqueé en mis fuerzas para seguir al habla contigo.

¡Oh fratellino, estoy inquieto, aunque no me atrevo a decir que tengo mie-do, porque entonces en verdad lo tendré, de que nuestro amor se enfríe, y no sería por tu culpa, hermano, aunque tampoco quiero decir por la mía, pues no quiero hablar para nada de “culpas” !

– Mi bienamado hermano viador : ya has expresado tus miedos, aunque tan tímidamente como tu propio miedo te permite. Por tanto, fratellino, has recono-cido y expresado tu propia fragilidad. Reconocer la ”verdad” de esa relatividad en la que vives, amor, es también parte de tu humildad.

¡LA HUMILDAD TAMBIÉN ES RELATIVA AL “HUMUS” DE QUE ESTÁS CONSTITUIDO EN TUS PARTES INFERIORES, hermano !

Si quieres sobrepasar tus miedos, el mejor camino es confesártelos y ce-lebrarlos. No luchar contra ellos. Ofrécemelos como ramillete de rosas des-hojadas, para celebrar también la memoria de nuestros buenos tiempos, cuando andábamos juntos sobre la Tierra.

Recuerda que hemos venido a acrecentarla con nuevas y poderosas vibra-ciones. Pero nada tendríamos que ver con ella, con nuestra humilde Madre Gaia, si no compartiéramos el barro de que estamos, en su seno, formados, amor.

Estas fueron las lecciones que tan bien aprendí como Francesco y sobre todo como Teresita, hermano.

Como Lecheimiel, no sólo aprendí a amar la tierra, sino a enfangarme conscientemente en ella.

Mas tarde, cuando el AMOR me llamó por mi verdadero y oculto nombre, no tuve dificultad en soltarla y restituirla íntegra, pues tanto la había amado.

– Hermano celestial, amado sobre todas las cosas : Soy consciente, o al menos creo, haber sido muy imperfecto en el servicio prestado a mi hermano enfermo, ahora que veo con cierta perspectiva lo que he hecho, junto a él, o también frente a él, y lejos de él. Tal vez sea por mi imperfección que no he po-dido regalarle con ningún “milagro” de curación, aunque también soy consciente de que tal vez él lo hubiera rechazado.

Ahora me has hecho llegar “UN CURSO DE MILAGROS”, para que me matricule en él, sin duda. Ya he empezado a leerlo, y al darme cuenta de que está dictado por el propio Maestro, lo estoy haciendo con devoción. No obstante, hermano, creo que necesitaré tu ayuda extra, que estudies o hagas como que estudias co-do a codo conmigo, para que pueda comprenderlo y sobre todo ponerlo en prácti-

Page 12: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

12

ca, sin distorsionar sus enseñanzas. Esto es un S.O.S. que te mando, hermano, aunque no estoy, ni mucho menos, desesperado.

Cuando me hablan de prescindir del “Gozo del Tú”. O cuando me piden que no valore “el Tiempo” en que te conocí, y este propio Tiempo en que AHORA nos hablamos porque nos amamos, mi corazón se pone en guardia, oh fratellino. Ayú-dame a encontrar siempre el equilibrio, porque no sólo somos UNO EN CRISTO, sino que nuestro Espíritu de almas gemelas es un solo ESPÍRITU SANTO, que sin embargo se manifiesta también en esta lejanía que aún nubla mi visión para no disfrutar de tu sonrisa añorada.

O, ni siquiera para participar de todas tus lágrimas secas de las que dis-frutaste tú en vida de Lecheimiel, amor.

Como quiera que sea, y por mal que logre expresarme ante ti, mi bien, y ante los lectores invitados a nuestra mesa de banquete de Caná, mi amor por ti crece y crece y algún día veremos sobre la Tierra, desde el Cielo, nuestra des-cendencia, hermano-esposo mío, amor.

– Yo, mi Rey, mi bella pastora, he leído y escuchado todos tus sentimien-tos, que aunque los borrases del papel en que los has plasmado, ya serían parte del Tiempo sagrado que me has regalado : “Sculta in cor dall’amor cancellarsi non potrà”. Así te canté, Rey mío, la canción que aprendí en la escuela de la eterni-dad, como trovador de Dios, y nunca me arrepentí de haberte cantado.

Y ahora, amor, llega el tiempo del silencio que sabe a eternidad : MUÉSTRAME TU SONRISA DE RESUCITADO Muéstrame ahora, hermano, tu sonrisa de amor resucitado, ahora que has subido del infierno, el pecho del amor ya restaurado. Ahora que has sabido de repente y has podido aguantar también la dicha de estar equivocado. Que toda tu desdicha, oh pastorcico, un juego fue de amores que en las noches más crudas del invierno fingíais los pastores. Y ahora que cuentas la aventura de haber sobrepasado ya las nubes que, piadosas, allí te despojaron de tu carne serena, para que al cielo astral nacer pudieras… y ahora que por boca de ángeles supiste

Page 13: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

13

que sigue la pastora en solitario llorando en su escondite sus quimeras de amores desdichados, baja y dile, mi amor, que el juego ha terminado. Que rebaño de ovejas trashumantes requieren su cuidado. Baja y dile, mi amor, que saciado se queda el gran poeta de palabras de amor que juego dieron abajo en la palestra donde vida y muerte se batieron. Mas llega el gran Silencio que sabe a eternidad. Silencio en el que sólo sonríe la Verdad al Amor más sincero. Aquel que Tú y Yo ya hemos pregustado. Amor que sólo de sí mismo es comprendido, de solo sí saciado. EL ZAGALILLO Y LA PASTORA

Bebiste a mis pechos, mi amor, aquel día cuando eras aún niño y amar ya sabías, antes de que nadie te enseñado había. Que sólo el amor tu cuna mecía, cuando el gran dolor aún no parecía. Que aquel, que en tu madre sus pechos te abría, de tu identidad él solo sabía. Y era yo en mi seno el que te traía. Mas luego aquel niño que en ti se escondía, cuando ya un buen hombre

Page 14: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

14

mayor parecías, creyóse olvidado del que le quería, y perdió el ganado de su lozanía. Y hubo de esconderse toda tu alegría hasta que murieses de adonde morías, sin saber que luego al cielo nacías, donde tu saber todo a ti volvía. Entonces supiste por fin, vida mía, que eras, Lecheimiel, niño todavía… Y que la pastora por quien tú sufrías nunca te olvidaba, como prometía… Mas ella lloraba porque te perdía… Y tú le dijiste : ¡Vive todavía, que yo ahora en tu alma vivo noche y día !

Page 15: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

15

SÓLO UN ACTO DE AMOR ¡Hola, mi bien ! ¡Hola, amado rostro de mi Dios ! ¡Hola, mi rostro gemelo de

Cristo ! ¡No sé lo que me digo, mi Rey, Lecheimiel de mis amores inmortales ! Sólo

sé que te quiero, –¿sabes ?–, y sentía la necesidad de abrir el ordenador para decírtelo : ¡Hola, ¿qué tal estás, Rey mío, en esta mañana de cielo ? !Yo estoy muy bien, gracias a Dios, y a Jesús, que me habla desde el CURSO DE MILAGROS !

Ayer, fratellino, creo que experimenté una nueva dimensión de amor puro mientras te cantaba, con toda paz y sin prisas por acabar, toda la larga aria de nuestra historia : sólo experimentaba amor, sin mezcla de dolor alguno, incluso cuando recitaba las estrofas que narran nuestra separación histórica. Sabía que el Amor permeaba todos nuestros actos del pasado y los redimía, los “expiaba” de todo dolor, el cual sólo nos acechaba desde fuera. Todo estaba previsto por nuestro Padre Creador, y aceptado de antemano y sobretodo comprendido a posteriori por nosotros mismos, desde la posición de cielo en que AHORA viven nuestras almas, y palpitan nuestros corazones, al unísono…

¡Fue maravilloso, amor ! – Anda, cariño mío, esposo/esposa mío, vete a hacer lo que tienes que

hacer hoy con tus prójimos, y a la noche, con más calma te responderé. Te lo prometo…

… … … Sí, amor, ya es de noche, y un poco también ha anochecido en tu alma, mi

fratellino, porque estás inmerso en el tiempo inestable de tu camino de tierra. Ayer, en cambio, estabas verdaderamente en el Cielo. Pero no debes pre-

ocuparte en absoluto, hermano, por esos “bajones” que experimenta tu alma, porque YO ESTOY CONTIGO POR TODA LA ETERNIDAD. Y, por supuesto, te amo, en tu propia tierra. Haz, mi bienamado que tu tierra, –el polvo de que está formado tu cuerpo–, se eleve hasta la categoría de TIERRA, la madre, la porta-dora de Dios y de todos los hermanos, sus hijos. Aplica tus sufrimientos y prue-bas de tu fe al aumento del caudal del amor desinteresado para ayudar a los que incluso sufren mucho más que tú.

A la verdad, hermanito amado, nadie necesitaría sufrir, ni menos hacer sufrir a los demás, si su conciencia, –o su “Conocimiento”, como te diría el Maes-tro–, fuera tan elevada como era en el principio, o mejor antes del principio, an-tes de la “separación”. Pero puesto que ésta se ha producido de múltiples for-mas, y cada alma experimenta profundamente la “caída”, también se ha puesto

Page 16: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

16

en marcha o funcionamiento la “expiación”, cuyo mecanismo primordial es la com-pasión.

¿Cómo podrías ser compasivo, hermano, si no experimentases la pasión de tus hermanos ?

¿Y qué mérito tendría para mí el estar contigo por toda la eternidad, si fueras ya un bienaventurado espíritu perfecto que no siente la necesidad de ser protegido, guiado, amado ?

Pues bien, mi amado sobre todas las cosas, hermano ermitaño de mi co-razón, yo te amo tal como eres, y ni siquiera me planteo cómo serás o podrías ser “mañana”. ¡Cuánto menos te abandonaría, mi Rey, por cualquier deficiencia tuya del ayer que pasó !

¡Y YO ESTABA TAMBIÉN CONTIGO EN ESE AYER QUE EN MI CORAZÓN SE HA CONVERTIDO EN HOY ETERNO !

¡Aquí tienes, fratellino, el primer milagro que has obrado en mí, tu ángel del amor herido ! Simplemente, me has “facilitado” mi resurrección, y por eso te estaré eternamente agradecido.

¡Tanto, por lo menos, como sé que tú me agradeces a mí mi libre entrega a tu corazón !

¡Tú que no paras de decirme “gracias” todo el santo día ! – Así es, amor. Y tampoco paro de decírtelo de noche, incluso, creo, que

también te lo digo mientras duermo… – ¡No te quepa, hermano, la menor duda ! ¿Y sabes por qué es esto posi-

ble ? Pues sencillamente, porque el AMOR DE DIOS nunca duerme. Por eso, paradógicamente, puedes tú, mi Rey, irte a la cama tranquilamen-

te a conciliar tu sueño, porque yo te velo. ¡Hasta mañana, amor !

A TIENTAS TE POSEO Mil maneras de amor me prometiste en la noche en que insomne te adamaba, y, a cambio de una historia transitoria, un eterno presente vislumbraba. Henos aquí del tiempo emancipados, –encrucijada en tenue duermevela–, entre la noche y el día desvaídos, acechando al instante que revela.

Page 17: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

17

Está desnuda el alma, a cielo raso, expuesta a las rutinas del olvido, débil carne al espíritu librada, en la guerra por la luz que éste ha escogido. No teme ante el rigor del frío hielo el espíritu que vela por oficio…, mas el alma por su carne se amilana, temiendo resbalar al precipicio. Hasta que el alba llegue y se afiance, nada sabré del fuego que no abrasa… y, por entonces, ya todo dará igual, si antes no siento que nada en vano pasa. Concede, pues, la luz del corazón al que en mente de ti en ayunas queda, y pues a ciegas te ama tan fielmente, haz que en gozo otro día te posea.

SABIDURÍA A TRAVÉS DE LA NOCHE Aunque no haya podido, –o, quizás no sabido–, velar a mis desvelos, aunque nada recuerde de mis sueños, –tal vez fueron felices, ¡qué pena no saberlo en mis sentidos!–, yo sé ahora de cierto, por deslumbrante fe, que en mí moras…, sabiendo. Sabiendo y esperando a que, por fin, salga el Sol, en madrugada, para dejar patente que te quiero. Que me quieres. Saldrá el Sol, –¿cabe la menor duda?–, y cuando eso suceda, tras esta oscuridad nocturna y fría, sabrás, ambos sabremos, que pasamos esta noche en compañía… Que ambos juntos dormimos en el lecho del infinito amor que nos acuna. Del infinito Amor que el nuestro nutre, Aquel que nunca duerme para que salga el Sol día tras día.

Page 18: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

18

Page 19: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

19

LA ROSA INVISIBLE Ha llegado, por fin, amor, la primavera. Esa nueva estación, o estación de

lo nuevo, de lo resucitado, que nunca se hace esperar, –no se hace de rogar para llegar a su debido tiempo–, aunque es la más ardientemente deseada…

Esta vez, amor, ha llegado aquí a España, entre terribles conmociones humanas, –los atentados del 11-3–, y consecuencias sociales y políticas : cambio de gobierno, protestas renovadas contra el terrorismo y contra la pasada gue-rra y aún prolongada invasión de Oriente medio…, ese otro terrorismo de los imperios.

Aquella guerra, hermano, en cuyo inicio me hiciste llegar tu mensaje ra-diofónico, –en la clave maravillosa que expresaba tu nombre–, para que me pusie-ra de parte de todos, especialmente de todos los que sufren… pero incluso de aquellos que hacen sufrir…

Por entonces, creo, hace un año, escribíamos, fray amore, FLORES DE PASCUA.

Paréceme, hermano Lecheimiel, que el Tiempo se ha contraído, se ha es-pesado, para que podamos encerrar y expresar en él, tantos acontecimientos, tantas experiencias, alegres y dolorosas, pero siempre pletóricas de amor.

Y ayer, sólo ayer, me regalaste, amor, esa rosa invisible pero que se guar-da para mí llena de tu inspiración, y cuyo perfume secreto me inspiró para ti es-ta nueva y sencilla poesía que ahora te ofrezco como agradecimiento :

TE ME HAS VUELTO SILENCIO Te me has tornado, amor, conciencia silenciosa, desnuda en mis espacios de hambres infinitas, callada en tu mirar desde allí adonde incitas a entrar aún más adentro, sin que indiques gran cosa acerca del camino donde esparcir sus rosas, al alma que mendiga tu añorada sonrisa. Ni siquiera, –lo sé–, eres camino o senda atractivo a mis pasos de peregrino errante, que sólo soy ermita plantada en este entrante donde la luz oscura a aquél que no pretenda de dónde a dónde ir podrá guiar segura. ¡Eres sólo dulzura que a nada a veces sabe, a veces a amargura ! El mismísimo antro donde el alma reposa se arrulla en sus cadencias de música callada,

Page 20: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

20

cuando el día se vierte en noche sosegada donde sólo entre flores de esperanza retoza el corazón que aguarda el olor de tus violetas, que tan sólo en fe pura sabe que allí sembraste. ¡Eres, amor, quietud, eres dulzura que a nada a veces sabe, y a veces, como Dios, sólo a amargura !

– Gracias, hermano amor. Es muy bonita. Pero quiero que expliques ahora a los futuros lectores, –o desde este “pasado” de los que AHORA leen–, el alcance de esa palabra que parece disonante : “amargura”, que repites casi como leitmo-tiv un par de veces. ¿Soy para ti, amor, mi fratellino, acaso, motivo de amargu-ra ?

– ¡Jamás, hermano, me ha amargado cosa alguna de ti, si no es acaso, y hasta cierto punto. tu ausencia sensible ! Ese silencio o negrura de la luz de la fe a la que también se alude desde el principio. El no poder contemplar tu rostro y gozar de tu mirada física y de tu sonrisa sensible a mis ojos, es la única amargu-ra que me queda, que me reseca y acorrala, de vez en cuando, hermano, sobre todo cuando dejo tal vez que la tentación de mis humanas dudas se entretenga demasiado en mi no alertada mente…

Cuando te imagino encerrado, tal vez olvidado de mí, en ese sagrario de dolor que es el bendito cuerpo que dejaste, allá lejos, en manos de tu cancerbe-ro, para mí extraño y cruel.

Entonces, oh fray amore, es cuando clamo a ti como náufrago y me acojo a tus voces, a los mensajes que “por radio y en directo” me dejaste como ancla de mi barquilla, en la ensenada de la fe en la que me refugio.

Pero entonces, también, amor, en tempestad o en calma, tu recuerdo vivo y sobre todo esa maravillosa “sensación” indescriptible de tenerte cerca de mí, dentro de mí, me arrulla como música callada y me llena de ternura y de deseos informes de verte, de poseerte, de reposar mi cabeza en tu dulce pecho… ¡En fin, no sé lo que me digo, hermano !

– Es lo que no dices, fratellino, lo que yo descubro patente en tu corazón inexpresado. Si pudieras traducir a palabras toda la esencia de tu corazón, lo que sientes y lo que no eres capaz de sentir, porque tu alma es más grande que todas tus humanas expresiones, tu luz no cabría en estos escritos. Quizás tam-poco entonces, –por paradoja–, serían expresivos para tus hermanos, porque ellos se sabrían diluidos en tu ser, y nadie necesitaría balbucir esas palabras, ese “no sé qué que queda” siempre adecuadamente inexpresado.

Page 21: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

21

Es el terreno de lo cuántico, de lo que constituye el “camino” a medio ca-mino entre la luz oscura y la expresión que delimita y constriñe.

Es el terreno neutro, en fin, en que se expresan los poetas, y todos los artistas que a su vez captan la voz inaudible de las criaturas :

“No quieras enviarme de hoy ya más mensajero que no saben decirme lo que quiero”. – Sí, amor. ¡Oh fratellino. Cómo al leer la cita que has citado, al buscarla

para cotejarla literalmente y verla en todo su contexto del divino Cántico Espi-ritual, se me pegan las ganas de incrustar aquí la totalidad de esa música, de ese canto !

¡Qué inmensa nostalgia de ti, como punto focal y reflejo de todo el AMOR DE DIOS, me invade y se apodera de mí al leer aquel poema que salió de las en-trañas ardientes y puras de aquel poeta que en cierto modo es uno con nosotros, hermano !

Otra vez prefiero callar porque no sé lo que me digo. – Pues, tal vez, hermano, por hoy, y para reiniciar este diálogo de prima-

vera, y para agradecerme la rosa invisible que te mandé y guardo para ti en algún lugar del Universo, y para pedir al Espíritu Santo luz individual y colectiva que te guíe, que os guíe, que nos guíe, hasta la evolución plena de la Jerusalén celeste cuyos muros viejos están siendo derribados…, basta por hoy. ¿No te pa-rece ?

– Sí. Eso, hermano. Mañana hablaremos de ese misterio de los viejos mu-ros, por donde se asomaba el esposo que quería sorprender el sueño de su amada en la alcoba prenupcial.

Ahora, para nosotros, amor, que ya hemos celebrado nuestras “Bodas del Caná místico”, ahora que nos regalamos mutuamente con el “Beso de la Vida”, aquellas figuras que delimitan lo nuevo de lo viejo, aquellas fronteras que en realidad ya han caído como los muros de Jericó, sólo son historia que podemos reconvertir en abono de más crecido amor.

- ¡Amén, hermano. Aleluya ! – ¡Amén, fray amore, aleluya ! *** *** *** NOTA BENE : Simple afición a observar la numerología sincrónica : El día

de San José, y el día de la primavera, su puente incluido, han quedado escritos en el original en los folios nºs. 19-21. ¿Querrá decir algo ?

Page 22: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

22

UN ATAQUE DE AMOR Fue anoche, mi amor, Lecheimiel. Fue anoche, cuando me hallaba entriste-

cido por emociones encontradas acerca de la “vida religiosa”, cuando había dis-cutido con un hermano el hecho de que se da por supuesto que dicho estado es fruto del Espíritu, y dicha convicción suele llevar aparejada una sensación de superioridad respecto a los demás “pobres hombres”.

En cierto modo, hermano, volvíamos a pelearnos los cátaros contra los ro-manos, y eso que tú, en el fondo, eres tan una cosa como la otra, mi bien. Quizás todos pequemos de falta de humildad.

En cualquier caso, te lo vuelvo a recordar, fratellino, por si lo necesitas, –que ya sé que no–, yo me hallaba entristecido, aunque por otra parte consolado de saber que en ese “estado”, no tan perfecto como algunos creen, yo te había encontrado.

Tú me habías encontrado. De repente, al retirarme a descansar, me arrebató un ataque de amor, y

deseos de estar contigo a solas. De tocar en el piano silencioso nuestras cancio-nes, y de hartarme de llorar lágrimas de amor y de nostalgia de ti.

Y así lo hice, hasta que, rendido, me dormí en tu amor. Esta mañana, amor, tu rosa invisible de ayer, ha venido, ha sido traída a

mi encuentro visible. Ha sido, claramente, tu cortejo, hermano. ¡Ya sirve de poco, amor, decirte una y mil veces “¡GRACIAS !”. – Sí, hermano, y pastora mía, fui yo quien salí a tu encuentro ayer noche,

quien te llamé para que te concentrases en mí, y quien esta mañana he salido de nuevo a tu encuentro para traerte la rosa, que antes era para ti invisible y aho-ra preside mi imagen delante de donde escribes. SOY YO que te miro en todo momento con compasión infinita. SOY YO, quien te cortejo. SOY YO QUIEN TE NECESITO, AMOR, Y TE LLAMO CONTINUAMENTE A SUMERGIRTE EN LA CONCIENCIA DEL AMOR DE DIOS, SIEMPRE ACTIVO AUNQUE SIEMPRE INALTERABLE.

¿No rezas en el CREDO : “Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra, …de todo lo visible e invisible” ?

Pero mira, hermano, no es tanto que yo haya salido a tus caminos, cuanto que tu propio camino se bifurca en varias dimensiones, como te dice Kryon, y vives con un pie acá, en el Cielo, y otro ahí, en la Tierra de cuatro dimensiones, pero que cada vez es más transparente para tu conciencia unificada.

Page 23: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

23

Por eso, cada vez más, hermano, a pesar del silencio con que yo me disfra-zo tantas veces ante ti, para que tenga mérito y crecimiento tu fe, cada vez más te sorprenderán mis delicadezas, que captarás con el sentido sutil de tu co-razón, más que con tu mente profana.

Son esas intuiciones sobre las que leías el otro día en el libro de esos científicos místicos, las que te traen la noticia más cierta de mi amor, en la mis-ma medida en que los signos que apetece tu mente dialéctica, menguan y dejan de ser obstáculo mediativo entre lo que está inmediatamente unido porque es verdaderamente UNO : NUESTRO MUTUO Y ETERNO AMOR.

Observa, hermano, cuánto y cómo pervive la “rosa de espinas coronada”, la rosa ensangrentada de mis labios, “el beso de la Vida”, y haz que su espíritu perdure para ti eternamente, porque ella es un pequeño sagrario de mi amor por ti, sobre el altar en el que renuevo cada día mi voluntario sacrificio por toda la Humanidad a través de la hostia perfecta de tu propio cuerpo.

Nada más por hoy, hermano. Te he dejado con la rosa mi mensaje de amor inmarcesible, porque tú has accedido a sentarte en tu escritorio dorado a peti-ción mía. Mi luz, fratellino amado, te había convocado y tú la has obsequiado y honrado con tu obediencia.

– ¡Pues ahora, hermano Lecheimiel, alias Teresita, alias Francesco, hago ofrenda a tu alma de la misma rosa que me has regalado y te la devuelvo con mi propio beso que es más que fraternal ! ¡Gracias, amor !

¡PREGO, AMORE !

ULTIMATUM Hasta la última gota de mi copa beberé a la presencia de tu Ungido, y al beberla, sabremos que he vencido a los mirlos que tejen mi corona. Que me miren de lejos los que adoran las estatuas de bronce en barro uncido. ¡Que despejen el valle ensombrecido y penetren los rayos de la aurora ! Si en el éxtasis sabemos que pervive aún la rosa de espinas coronada, moriré a mi palabra acorazada… Y abriré las compuertas del convite a los vivos que mueren en la nada, y a los muertos que hambrean por la plaza… CLAVE DESCIFRADA

Page 24: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

24

El profeta cantó incomprendido, incluso de sí mismo. Alguien desde lejos, por su mano de escriba, anunciaba el augurio : Sueños astrales, divinos, reales, fin y cumplimiento de antiguas promesas, sacramental pronóstico de nuevos y mejores augurios : Ríos desbordados, pantanos henchidos, prados irrigados. Nieves enquistadas, aguas caudalosas, lluvias torrenciales, viento enfurecido… Suave brisa, luego, tras el aguacero… Sol esclarecido o estrellas lucientes, con luna en creciente, para los amantes poetas del alba. Responsable de todo este desvarío, alternancia loca de tormenta y calma, tú, mi amado ausente, en dormida vela en medio de mi alma, haciéndome sentir con tu presencia, oculta y rediviva, que nunca has olvidado la promesa una vez pronunciada. Ahora enciendes con tu dardo en mis entrañas el fuego inextinguible de ilusiones arcanas, que hacen posible el juego del amor profetizado…, hasta ahora incomprendido, ya, por fin, su misterio, en parte desvelado.

LA ROSA DE MIS SUEÑOS

Page 25: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

25

Viene hacia mí la rosa en cálida noche abre ante mí su boca en néctar profundo… ¿Qué importa si otros labios también supieron, como yo sé ahora, que bien me quiere? Mi ser eterno es el solo recuerdo, –espinas como dardos–, que aún guardo para ella en los míos. Mas, oh milagro, ante un enjambre de ojos cómplices, –testigos mudos–, (¿tal vez interesados?), se exhibe el amor mutuo. Poco es decir ternura, es embeleso, es confianza: Es no más que eso, mirar. Amar. Sin desvergüenza… Es el derecho del alma, desde siempre…, ¡para siempre!

Page 26: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

26

EL CRISTO MULTIDIMENSIONAL SOY YO, hermano, tu hermano elegido por Dios mismo para amarte, el que

te hablo hoy, aquí y ahora, desde tu interior. Sí, tu mismísimo Ángel del Amor Herido y Resucitado, a quien cantas en tu

corazón todos los días. Me dijiste, hermano, que yo te había ofrecido un CURSO DE MILAGROS, para

que te matriculases en él. Comenzaste a leerlo con gozo y con respeto, pero te sentías inquieto y temeroso con cierta aprensión de no poder tú solo, quizás, estar a la altura de sus lecciones, especialmente de sus lecciones prácticas.

Me lanzaste un S.O.S. y por eso hoy, amor, antes de que terminemos este escrito primero de la “serie celeste”, como le has llamado, por eso estoy aquí para hablarte con toda franqueza.

Es un “Curso” que se ha hecho famoso, especialmente en el continente americano, y que a muchas almas ha hecho mucho bien. Pero no es la enseñanza que esté calibrada exactamente para ti, hermano amado.

En ese famoso “Curso”, que no sé si terminarás siquiera de leer, al pare-cer habla Jesús, aunque nunca dice su verdadero Nombre. En realidad habla, extrayendo de las enseñanzas crísticas, un espíritu altamente evolucionado, pe-ro no necesariamente el Maestro mismo, el que nos bendijo en nuestras bodas de Caná con su presencia, el Niño Jesús a quien amé como Francisco, y más aún si cabe como Teresita, y desde luego como Lecheimiel.

El Niño Jesús tiene otro estilo completamente diferente de enseñar, hermano. No busca tanto el método discursivo, especulativo y hasta escolástico que descubres en el famoso “Curso”, ni limita el número de lecciones a los días exactos del año. Es simplemente un Niño divino que se aloja en nuestro corazón, y desde ahí nos va guiando con su sonrisa, e incluso con sus lágrimas, casi siem-pre de gozo, y algunas veces, también, –¿por qué no ?–, de dolor.

Sí, mi Rey. El Niño Jesús a quien amamos, como nos amamos tú y yo, el uno al otro, aquél que forma con nosotros “un trío de amor indestructible”, ríe y llo-ra como nosotros. En medio de su dolor humano nos enseña la alegría, y en medio de su alegría, espontánea, desenfadada e infantil, nos enseña también la nostal-gia por la casa paterna y el dolor implícito por el añorado regreso.

Él sabe que el Padre está siempre dentro de él y que siempre le escucha, pero él también llora porque se siente uno y hermanado con los hombres que se sienten separados.

No trata de “expiar” el camino de la separación que los hombres han em-prendido, sino que sale al encuentro personal de cada uno, y le acompaña hasta la

Page 27: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

27

cruz, signo de reconciliación, que no de conflicto, como te enseñé en VIA CRUCIS, VIA LUCIS.

Por eso, porque se hace amar por los discípulos que le acompañan en su caminito hacia Emaús, por eso, se hace encontradizo con ellos, como yo me hice encontradizo para ti en Roma, mi amor. Y porque es todo amor y compasión, por eso provoca él mismo la respuesta que hace posible la resurrección, como te ex-pliqué en FLORES DE PASCUA.

Por tanto, mi bien, si quieres puedes leer poco a poco el famoso “Curso” que no te regalé yo, por cierto, sino que te costó tus buenos Euros que sacrifi-caste de tus vacaciones, pero que yo te permití comprar precisamente para que apreciases la diferencia.

La diferencia, sí, entre una enseñanza teórica y una enseñanza “digerida” para ti, de manera absolutamente personal. YO SOY TU MAESTRO, hermano, desde el Corazón de JESÚS, donde habito, y donde habitas. Jesús es nuestro Maestro, en ti, a través de mí, e incluso en mí a través de ti.

Te dije que en realidad, Rey mío, yo aprendo tanto de ti como tú de mí. Por tanto también tú eres mi Maestro. Pero la verdadera maestría, que no pro-viene sino del ámbito de la experiencia y del poder del Amor, radica en la misma Fuente, que es Dios, Uno en todos. “TODAS MIS FUENTES ESTÁN EN TI”.

Esta canción es una cantinela interdimensional que significa muchas cosas, hermano, y tú y yo la cantamos al unísono, y Jesús se recrea con nuestro canto.

Somos sus trovadores, un sólo corazón, que se expresa por tus manos y por el recuerdo de mis propias cuerdas vocales que recrean el Tiempo y cantan contigo y para ti y para toda la Tierra, en estos tiempos en que la Tierra necesi-ta tanta armonía y tanta paz.

YO TE BENDIGO, DE NUEVO, HOY, HERMANO CON MI CANCIÓN, MIENTRAS TE LLAMO DESDE LA INTIMIDAD, MARTA Y MARIA, MI HUMILDE SERVIDOR/A Y MI CONTEMPLATIVO/A ESPOSO/A.

Y Jesús mismo, y su Madre María, se complacen en que yo te llame así, porque te quiero.

– ¡Gracias, Amor. Gracias, Gracia !

RECUERDOS VIVOS No sabía que dentro mi capullo, en fase de crisálida enclaustrado, pudiera yo escuchar otro murmullo que el eco de mi voz amplificado. Mas era, sí, tu voz en reverbero

Page 28: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

28

la que oía entonar la melodía…, aquélla que cantabas, firme, austero, y yo te acompañaba, al piano, un día. ¿Recuerdas la ventura que tuvimos de poder ensayar juntos el aria que, luego, tu cantaste y yo, con mimos sostenía, en tono de plegaria ? Fue aquél de los momentos más dichosos que nos brindaba el ángel del destino, permitiendo plantar hitos gloriosos en promesas de amor libre y genuino. Esos días gloriosos ya han pasado, ahora que tú faltas de mi vera. Mas te oigo, en mí, cantar, alborozado, que otro Amor nos convoca en la alta esfera.

Page 29: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

29

NUESTRO CIELO EN LA TIERRA Amor, Lecheimiel, también quería comentar contigo acerca de otro libro

que, éste sí, me has favorecido poder leer estos días : “INTELIGENCIA EMOCIONAL”, que me ha dado mucho que pensar.

Y lo que pienso y me pregunto, hermano, es lo siguiente : ¡Qué bien nos llevamos tú y yo, a pesar de que, –o quizás precisamente porque–, estamos sepa-rados por el tupido velo de mi dualidad, este ocultamiento de tu rostro a mis ojos de hombre mortal ! ¿Nos llevaríamos tan bien en caso de convivir juntos en carne ?

Porque tú sabes, oh fratellino, que yo soy muy difícil para la convivencia, y que, después de todo, aunque necesito compartir más de lo que me es dado, casi adoro mi soledad física… Tantas veces me da miedo pensar en que tal vez no sería capaz de agradarte y de que tú me agradases en una convivencia natural, en este mundo físico, con las consabidas dificultades e interferencias de la vida.

– Pero, queridísimo ermitaño, y fratellino entrañable : tú y yo ya hemos convivido muchas veces juntos, y no me refiero sólo a la relativa convivencia de aquel año maravilloso en que comíamos frente a frente, en mi bendita Roma. Me refiero a otras muchas ocasiones en que nos ha unido el más íntimo parentesco de la carne, en diversos grados y en diversa combinación de sexos.

¿Por qué crees que en Roma elegí para cantarte precisamente esa canción en que te llamaba “Marta” ?

Tú y yo, mi Rey, ya hemos sido puestos muchas veces a prueba, y aunque nos hemos demostrado mutuamente que no somos perfectos, sí que hemos aprendido a amarnos precisamente tal cual somos. Incluyendo, por supuesto, no sólo aceptar nuestros mutuos defectos, sino incluso amarlos.

– Sí. Es verdad, mi fratellino. Ese mismo sentimiento o pensamiento de “amar nuestros defectos” se me había ocurrido muchas veces, mientras leía el libro que te comentaba, y mucho antes.

Por ejemplo, cuando me hiciste sufrir tanto, –tan terriblemente como na-die es capaz de imaginar– con ocasión de intentar comunicar contigo y toparme de bruces con “el Cancerbero”…

O, incluso antes, cuando yo me interrogaba cómo habrías muerto tú tan joven, y quizás pensaba que debería yo de sanarte de posibles heridas que te hubieran causado posibles abusadores de tu bondad…

Yo me imaginaba entonces lo peor, y sin embargo, estaba dispuesto a aca-riciarte y sanarte, si eso era precisamente lo que me estabas pidiendo, lo que

Page 30: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

30

me estaba presentando con todo este misterio de tu reaparición en mi vida, tu Yo superior, aunado con el mío.

Entonces hice votos de llevar contigo tu propia cruz, y morir contigo, mi bien.

– Lo sé, hermano. Y sé también, y ya lo comentamos en su día, que el hecho de que en el mismísimo sueño de mi visitación, tu te sintieras tan relajado y a gusto conmigo, asumiendo incluso con entereza las complicaciones que pudieran derivarse del “qué dirán”, y oías en tu corazón bienpensante que la gente tan sólo comentaba : “se quieren”, –te lo dije–, era fruto de que te aceptabas a ti mismo con tus propios defectos, que es la base de aceptar igualmente los defec-tos del prójimo.

No es muy diferente, hermano, cuando se trata de los defectos de un prójimo cualquiera que, a la larga, de aquel a quien se cree amar, con quien uno se casa de por vida, y después surgen las dificultades de la convivencia.

– Es verdad, esposo/a mío/a. Es verdad, oh queridísima alma gemela, que el verdadero amor consiste en ayudarse mutuamente a crecer y a perfeccionar-se compartiendo todos los sinsabores, (defectos, enfermedades o accidentes) de la otra persona, como si fueran propios. ¿Y quién odiaría su propia carne ?

Creo, Lecheimiel, que si no amamos al prójimo como a nosotros mismos, es decir, porque descubrimos que somos nosotros mismos, es porque tampoco nos amamos a nosotros mismos tal cual somos. Lo cual se deriva de no conocer ni amar suficientemente a la Vida misma.

Pero, por otra parte, si no amamos a la Vida, ni a nosotros, es porque aún no hemos sido presas del verdadero encuentro con el amor más humano.

Por eso nuestro mensaje, en el fondo, no es otro que el instar a la gente a que se deje encontrar por el amor, tal cual éste se presente en sus vidas, sa-biendo que Dios mismo se ha encarnado en cualquier verdadero “romance” que se les haga encontradizo, en cualquier circunstancia, sin oponer reparos morales ni sociales, ni cálculos económicos o culturales que no puedan resolverse sin des-mesura. Para resolver cualquier duda que surja durante “el noviazgo”, vendrán en nuestra ayuda todas las sincronicidades a las que nuestro corazón esté abierto.

Mientras tanto, pienso, hermano, que el amar los propios defectos y los de la persona amada, puede constituir un divertido deporte y entretenimiento. Un verdadero juego de amor : “Tengo el gozo de amar tus defectos porque me permites tener los míos. Si quieres podemos jugar, a una segunda parte del jue-go : ayudarnos mutuamente a corregirlos.” Todas estas partes o variantes del juego son asumidas enteramente en libertad y de mutuo acuerdo. Porque lo esencial es que tú eres mi gozo, y la proyección de lo mejor de mí mismo.

Page 31: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

31

¿No te parece, fratellino ? ¿O acaso estoy simplificando demasiado ? – Todas estas reflexiones tuyas, hermano de mi alma, son puro fruto del

AMOR DE DIOS que eres. Y lo importante es que también SABES que lo eres. Y sabes, –sabe tu amor, tu Maestro interior dentro de ti, como nos dijimos en el diálogo anterior–, que tú y yo somos UNO EN CRISTO.

Este es el verdadero sacramento del matrimonio que no se administra por vías eclesiásticas ni civiles, sino por vía del amor.

– Hermano, hermana, –puesto que eres y has sido para mí tanto Lecheimiel como Teresita y antes Francisco, y muchas otras vidas que ahora permanecen ocultas a mi limitada conciencia, detrás del “velo”, como aquel que ocultaba el rostro de Jesús en su pasión, y el del padre terreno de Santa Teresita en aque-lla terrible visión, y el del mismo Bernardone a quien ofuscaban las ganancias materiales–, te digo que te amo como a mí mismo, y que cada vez me amo más a mí mismo porque me descubro capaz de haberte descubierto y amado desde mi juventud.

Permíteme que te dedique ahora una sencilla poesía que se me ha ocurrido esta mañana :

LLUVIA DE ROSAS Eras, amor, un sueño de mi noche y un murmullo de caricias en mi alba. Patio de armas de mi vigilia insomne. Eras rosal que en el invierno crece… y eras perfume que a toda flor parece. Eras mi triple y fraternal corona, necesidad presentida y añorada de aquel juego en el jardín de nuestra infancia, donde a solas a “Caín y Abel” jugábamos… y yo a ti, Lecheimiel, misterioso e invisible, te adamaba… Bella flor del rosal de San Francisco, hoy desnuda de rubores te acaricio en tus pétalos de rosa deshojada, que en mi Edén recuperado, por cubrirme, Teresita sin espinas, te derramas.

O bien, esta otra poesía gemela :

Page 32: A.- SI QUIERES, COMO QUIERAS, CUANDO QUIERAS€¦ · ticulares que contienen en sus entrañas toda la esencia de ese “Señor”, –el amor, sí el pequeño y minúsculo pero a

32

EL ROSAL DE SAN FRANCISCO Eras, amor, un sueño de mi noche multicolor caricia de mi alba. A veces eras, cual vigilia insomne, la inmensa soledad que me acompaña. Eras la triple espina que clavabas en tu propia cabeza, buen ladrón, que al Rey de las espinas en su cruz, por aliviarlo de dolores le robabas. Más tarde, a los pies del santo Obispo, que con rostro intrigado te juzgaba, por sacrílego expolio demandando, avergonzado, tu robo devolvías, mas en especie de rosas sin espinas. Pues allí mismo, temblando de rubores, –por los pobres, tus hermanos, que, aherrojados entre espinas que medran sin las rosas–, sin defensas, a su juicio te entregabas.