1879 - Blog del Ejército de Chile memorial/1970-1979/1972/enero-abril 1972.pdf · CAMPAÑA Y...

1879

PRIMERAS OPERACIONES TERRESTRES

(ANTECEDENTES, ORGANIZACIÓN DE LAS FUERZAS, DESARROLLO DE LA

CAMPAÑA Y OCUPACIÓN DEL DEPARTAMENTO DE TARAPACA)

MEMORIAL DEL EJERCITO DE CHILE

Nos. 365 - 366

BIBLIOTECA DEL OFICIAL — VOLUMEN XLVI

ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJERCITO

REVISTAS Y PUBLICACIONES MILITARES

1 9 7 2

AUGUSTO PINOCHET UGARTEGENERAL DE DIVISION

MEMORIAL DEL EJERCITO DE CHILE"

CONSEJO CONSULTIVO

JEFE DEL ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJERCITO

General de División AUGUSTO PINOCHET UGARTE

DIRECTOR DE INSTRUCCIÓN DEL EJERCITO

General de Brigada ALFREDO CANALES MÁRQUEZ

A los hijos de las Repúblicas de Chile, Perú y

Bolivia, caídos en defensa del honor, de sus

banderas.

A los "Centinelas del Norte", celosos guardia-

nes de tantas glorias y tradiciones.

Derechos reservados

(c) Augusto Pinochet Ugarte - 1972

Inscripción Nº 39957

Santiago

Impreso en Chile

O T. 288 - 2. 700 Ejps. - Instituto Geográfico Militar - 1072

Í N D I C E G E N E R A L

Pág.

PREFACIO 15INTRODUCCIÓN 19

P R I M E R A P A R T E

Breve Sinopsis de los Antecedentes del Conflicto y de la Campaña Naval

CAPITULO I

Causas Mediatas e Inmediatas de la Guerra de Chile contra Perú y Bolivia 21I. —Alto Perú o Audiencia de Charcas no posee litoral 21

II. —Bolivia usurpa el litoral chileno 22III. —Proceso de la disputa de límites 23

A. —Desde la usurpación del litoral chileno hasta el Tratado de 1873 241. —Bolivia ocupa el litoral chileno 242. —El Tratado Secreto de 1873 25

B. —Tratado de 1874 entre Chile-Bolivia 26C—Fin del Tratado de 1874 y remate de las Salitreras 27

IV. —Desembarco y ocupación de Antofagasta. Se detiene el remate de las Salitreras 28

CAPITULO II

Reivindicación del territorio chileno. Declaración de Guerra 29I. —Reacción de Bolivia por la ocupación de Antofagasta 29

II. —Ocupación de toda la Provincia de Antofagasta 31III. —Actitud del Perú con Chile 32

CAPITULO III

La Campaña Marítima. Disputa del dominio del mar 33I. —Situación Naval 33

A. —Combate de Chipana 38

AUGUSTO PINOCHET UGARTE

Pág.

-Combate Naval de Iquique y de Punta Gruesa 40-Segundo Combate Naval de Iquique 47le conquista el dominio del mar 50-Combate Naval de Angamos 50-Consecuencias del Combate Naval de Angamos 521. —Repercusiones en el Perú 522. —Repercusiones en Bolivia 533. —Repercusiones en Chile 54

S E G U N D A P A R T E

Prolegómenos a la Campaña de Tarapacá

CAPITULO I

de los Ejércitos beligerantes desde abril hasta septiembre de 1879 55

uación del Ejército del Perú 56-Las Unidades de Tarapacá 56-Constitución de las Tropas en el Teatro de Operaciones Sur 57-Adquisición de elementos bélicos 57-Organización del Mando 58-Medios y su disciplina 59uación del Ejército de Bolivia 59-Las Unidades del Altiplano 59-Organización del Mando 60-Medios y su disciplina 60

stamiento del Ejército de Chile 61-Concentración del Ejército del Norte 61Organización del Mando 621. —El General en Jefe 622. —El Estado Mayor del Ejército del Norte 63-Medios y su disciplina 64

CAPITULO II

de Guerra de los Beligerantes antes del 28 de octubre de 1879 64

reciación Estratégica 64

nbios de Mando 68

Ejército se prepara para cumplir su misión 69

GUERRA DEL PACIFICO - 1879 11

Pág.

IV. —Se resuelve la conquista del objetivo por parte de Chile 72

V. -—Preparación de la planificación aliada 77

CAPITULO III

Orden de Batalla de las Fuerzas Beligerantes para la Campaña de Tarapacá 81

I. —Fuerzas Aliadas 81A. —Organización, ubicación y fuerzas del Ejército del Perú 82

1. —Guarnición de Iquique 82B. —Fuerzas bolivianas 85

II. —Fuerzas chilenas y distribución en los buques 85A. —Buques 85B. —Unidades 86

T E R C E R A P A R T E

Campaña de Tarapacá

CAPITULO I

Desembarco de las tropas chilenas en Pisagua 89

I. —Estudio de la defensa de Pisagua 89A. —Antecedentes del Puerto 89B. —Organización de la defensa de Pisagua 91

II. —Travesía del convoy desde Antofagasta a Pisagua 91A. —Salida del convoy desde Antofagasta 91B. —Disposiciones para el desembarco 94

1. —Fuerzas de desembarco 942. —Ordenes para el desembarco 97

ID. —Defensa de Pisagua 99A. —Situación de los defensores antes del 2. XI. 1879 99B. —La defensa en acción 100

IV. —Las fuerzas chilenas atacan 101A. —Primera ola de desembarco 102B. —Desembarca la segunda ola 104C—Desembarca el Tercer Escalón 104D. —Desembarco en Junin 105

V. —Actividades después de la ocupación de Pisagua 107A. —Actividades de los chilenos 107B. —Actividades de los aliados 109

VI. —Deducciones militares del desembarco en Pisagua 110


Pág.

CAPITULO II

nización de las Fuerzas Combatientes después del desembarco en Pisagua 113

tuación de las Fuerzas Aliadas 113-Reacción en el Alto Mando Aliado 113—Las tropas de Tacna marchan hacia Tana 114-El Ejército de Tarapacá después de Pisagua 115

as tropas chilenas se adentran en territorio peruano 122—Combate de Germania 124—Plan del Gobierno sobre la Campaña de Tarapacá 126—Actividades en el mar 129—Exploración hacia el Norte 130

CAPITULO III

de Dolores o del Cerro San Francisco 131

Antecedentes de la Batalla 131—En la Oficina de Dolores 132.—En Pisagua y Hospicio 133—En la zona de La Noria-Pozo Almonte-Montevideo 133—En Tacna y Arica 133

Dispositivo de Combate de las Fuerzas Adversarias 136.—Dispositivos chilenos 136

1. —Características del terreno de la posición defensiva 1372. —Ocupación de la posición defensiva 137

—Dispositivo de los tropas aliadas 140

Resultado del Combate de Dolores 146- Para los aliados 146—Para las tropas chilenas 147—Rendición de Iquique 150

CAPITULO IV

a de Tarapacá 152

hile ocupa el litoral del Departamento de Tarapacá 152

'ropas chilenas marchan sobre Iquique 153

e resuelve aniquilar a las Fuerzas Aliadas 155A—Se explora hacia Quebrada de Tarapacá 155B. —División Arteaga es enviada a Tarapacá 156C—Situación de las Tropas aliadas y chilenas 158

Plan de Ataque chileno 159

Batalla de Tarapacá 160


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VI. —Después de la Batalla 167

A. —En el lado chileno 167B—En los aliados 168C. —Reacción chilena después de la Batalla de Tarapacá 169

C U A R T A P A R T E

Consecuencias de la Campaña de Tarapacá

CAPITULO I

Situación Político-Militar en el Departamento de Tarapacá después de la ocupación 171

I. —Situación Militar 171A. —Actividades del Ejército 172B. —Rehabilitación del Ejército del Norte 178

II. —Situación Administrativa del Departamento de Tarapacá 179A. —Jefe Político de Tarapacá 179B. —División Administrativa del Departamento 180C— Poder Judicial 180

III'. —Situación Económica 181A. —Economía de la Zona Costera del Departamento 181B. —La explotación del salitre y guano 181C. —Solución a los problemas económicos 183

CAPITULO II

Situación Político-Militar de Chile

1. —Significado de la ocupación de Tarapacá 184

II. —Situación Político-militar de Chile 185A. —Frente Interno 185B. —Frente Diplomático 186C—Frente Económico 187D. —Frente Bélico 187

D O C U M E N T O S A N E X O S

Anexo Nº 1: Acta de Junta en Antofagasta en 28 de junio de 1879 191Anexo N° 2: Reconocimiento practicado en los Puertos y Caletas de la costa del

Perú, entre Ilo por el norte y Patillos por el sur, en agosto de 1879 206


Pág.

Nº 3: Carta del General Mariano Prado al General Juan Buendía 219Nº 4: Carta del General Buendía a Prado 221Nº 5: Carta del General Buendía a Prado 225Nº 6: Estado General del Ejército boliviano 226Nº 7: Estado General del Ejército del Perú 226Nº 8: Comunicación de don Isaac Recabarren, Jefe Militar y Político de

Pisagua, al General Buendía 227Nº 9: Partes oficiales chilenos:

Del General Erasmo Escala al Ministro Rafael Sotomayor 230N° 10: Partes oficiales peruanos y bolivianos:

Del General Buendía para el General Prado 238Nº 11: Notas de don Francisco Vergara al General en Jefe relativas al re-

conocimiento de la línea férrea después de la Toma de Pisagua 240Nº 12: Combate de Agua Santa — Partes oficiales 241Nº 13: Batalla de Dolores — Del General Escala al Ministro don Rafael

Sotomayor 244Nº 14: Memorándum sobre la entrega de Iquique al Cuerpo Consular 252Nº 15: Partes oficiales — A bordo del Blindado "Almirante Cochrane" 254Nº 16: Batalla de Tarapacá. Del General Escala al Ministro señor Rafael

Sotomayor 257Nº 17: Partes oficiales peruanos. Batalla de Tarapacá. Del General Buendía

al señor General Prado 261Nº 18: La travesía del Ejército peruano de Tarapacá a Arica 265

P R E F A C I O .

Como subalterno, fui destinado por la Superioridad Militar a formarparte del Cuerpo de Oficiales de una guarnición del extremo norte delpaís. Allí, mientras presté mis servicios, participé en innumerables ejer-cicios realizados en la pampa del Tamarugal, muchos de los cuáles sellevaron a efecto en zonas próximas a lugares de profundo significadohistórico y donde el tiempo mantiene, como mudos testigos, los campo-santos donde restos de soldados de aquella época reposan sin distinciónde nacionalidad, como simples guerreros que lucharon y murieron pordefender una causa que en esos momentos cada uno estimó justa.

La veneración por los sucesos allí ocurridos, y la importancia de lariqueza histórica por tanto tiempo acumulada, me impulsaron a tomarnumerosas notas del terreno, a interiorizarme por el acto bélico realizadoy a tratar de revivir en mi mente los hechos acaecidos durante el históricoaño de 1879.

Años más tarde, el destino me brindó la oportunidad de volver nue-vamente a la provincia de Tarapacá a ejercer el mando operativo delas tropas que cubren esta área del país.

Al recorrer las mismas zonas de mi juventud militar, sentí renacerlas mismas inquietudes que me impulsaron como Capitán y entré a revi-sar las notas de veinte años atrás; pero ahora podía confrontarlas encada oportunidad que viajaba por la zona. Me propuse entonces conocerla realidad histórica del terreno y comprobar paso a paso los hechos bé-licos acaecidos en aquel mes de noviembre de 1879.

Cada zona recorrida presenta caracteres especiales para la acciónque se llevó a efecto; así, desde las alturas que circundan "Agua Santa",observé el terreno de pampa Germania, plano típico para una acción decaballería, como fue el escenario donde se midieron nuestros "Cazado-res" con los "Húsares" de Junín y los de Bolivia. Allí lucharon con labraveza propia de nuestro pueblo, Sofanor Parra, Vergara, hará, Bara-hona y otros, ahí también cayó defendiendo el honor de su bandera elbravo Sargento Tapia. Más al norte, aislado y majestuoso, se destaca elC9 San Francisco, posición "clave" para proteger la "Aguada de Dolo-res" y la entrada de la ruta que va hacia Pisagua. Desde lo alto de aquelcerro, donde hoy con tanta modestia se levanta un monolito conmemora-


la acción, vi al Cº San Bartolo al Este, y hacia el Sur, lo que fuerablo de Santa Catalina. Muchas veces me detuve cerca de la "Aguadalores" donde estuvo el C. G. de las tropas chilenas. Allí, aún parecetarse el cambio de palabras, entre nerviosas y acaloradas del Co-Sotommjor con el Teniente Coronel Vergara, miando ambos, al de-'arifaar la ubicación de la posición defensiva de los chilenos para lala de Dolores, perdieron la calma y se increparon duramente, y sóloal de la defensa de la Patria, calmó los ánimos, afloró la corduradisciplina se hizo presente con toda su valía.

Desde la pampa el camino se abre hacia Iquique, a cuyo término seal magnífico anfiteatro de Alto Hospicio, allí, al mirar hacia el oes-jmptfa se dilata para contemplar las azules aguas del Pacífico, lass que ayer sirvieron de sudario a los restos inmortales de los que

en el homérico combate de la rada. Allí se hacen presente Prat,verificó su vida para la inmortalidad en un 21 de Mayo; o Grau, elero del mar, que más tarde en Angarrios escribiera su nombre enernidad de la historia un 8 de Octubre. Ambos recorren la memoriado visitante, como extraídas de las páginas gloriosas del pasado mi-de las jóvenes Repúblicas.

las al norte está Pisagua, punto inicial de la histórica campaña deloca. Con el desembarco de las fuerzas de Chile en sus costas y,fomente como base de operaciones para los futuros movimientosUrdió hacia el interior y después hacia el norte.

puerto de Pisagua marca el principio de la brillante campaña efec-pr el Ejército de Chile, que culminó con la ocupación del Departa-de Tarapacá. Es en esa zona donde recibieron el bautizo de fuegoopas chilenas; es allí, _ en ese Departamento, donde las noveles fuerzasvictorias y sacrificios, errores y satisfacciones, angustias y eufo-ara culminar fogueándose en la lucha del desierto. Grande es lamoral y económica que reciben los chilenos después de esta cam-le treinta días y a cuyo término pasara todo el Departamento deacá a su poder.

revivir las escenas violentas de la lucha, estudiar las acciones y loslientos de esas tropas, comprendemos que hay defectos en las con-ies militares; pero también, nadie puede dejar de reconocer lases que honran a esos mandos, que si sus conocimientos no son de laud con respecto a los exigidos en la época actual, los documentos

a nuestras manos, demuestran que ¡poseían cualidades destaca-mo conductores militares y las tropas tenían toda la bravura deza valiente y capaz para ejecutarlas.

los hechos de armas estudiados en esta breve relación histórica, serrollaron en un sector de la zona jurisdiccional de la División nortina,


luego, ellos forman -parte del acervo patrimonial que pertenece a esa Uni-daa Operativa y es ella quien debe ser el escudo en su vigilancia y pro-tección.

Es esta principal razón por la que al finalizar el período del mandodivisionario, he deseado entregar a mis cantaradas lo que estudié enaquellas tardes de campaña después del trabajo, amplié con el conocimien-to de documentos y en las memorias de la Guerra no sólo con el deseo deconocer mejor la historia de este querido Ejército, sino para aprenderlas lecciones de heroísmo que guarda coda metro de terreno en la pro-vincia de Tarapacá.

Vaya a los Soldados que resguardan esta zona norte el pequeño tra-bajo que entrego y dedico con cariño y orgullo de haberlos comandado,pues en cada uno vi un alto espíritu militar y una profunda dedicaciónprofesional, junto a esa fe, que como chilenos, mantienen en los destinos

de una patria grande, libre y soberana.

I n t r o d u c c i ó n

A fines del siglo pasado, Chile se encontró enfrentado a una gravedificultad limítrofe con Bolivia, lo que significó la guerra contra los ve-cinos del norte. Esta lucha jamás fue deseada por Chile y sólo cuandono fue posible llegar a una solución pacífica, optó por imponer su voluntadpor medio de las armas, y para esta grave emergencia, sólo contó con elesfuerzo de sus hijos y los dineros de su propia caja. Este hecho mostróa esta nación, ante el resto de los países del mundo, como un estado jo-ven, pero con "poder político" sólido y capaz de enfrentar una emergen-cia con sus propios recursos, sin necesidad de recurrir a empréstitos. Es-tas características político-militares lo hicieron destacarse entre las na-ciones americanas.

La dureza del poder orgánico de esta joven nación, era producto dela herencia legada por el Ministro Portales a través de la Constitución de1833 y que ahora en esta oportunidad, ante la grave emergencia bélicaque enfrentaba el país, era posible constatarla.

El presente trabajo narra hechos sucedidos durante los treinta díasde la campaña terrestre de Tarapacá, que fue para el Chile de esa época,un esfuerzo extraordinario y de consecuencias, con una importancia tras-cendental no sólo por las repercusiones que tuvo en el orden militar, po-lítico, social, diplomático y económico, sino por el alcance que tendríatanto para el país como para América el triunfo de las armas chilenas.

La conquista de este Departamento peruano en la primera parte deesta guerra representó para Chile salir victorioso con sus armas, que porprimera vez se medían contra la de los aliados, y recibir una fuerte dosisde aliciente moral y económico para continuar el conflicto. Cada pasoen Tarapacá tiene profundo valor histórico; mientras en Iquique, la Ar-mada escribió el mayor código del honor naval, el Ejército en el desem-barco en Pisagua mostró un modelo de órdenes, planificación y organi-zación; el Combate de Dolores es el bautizo de fuego para las tropas chi-lenas que se miden con tropas equivalentes y, la Batalla de Tarapacá,es el mayor jalón en el sacrificio de la vida por la defensa de la patria.

La ocupación del Departamento, trajo como consecuencia numero-sas reacciones de orden civil, económico y militar en Iquique. En estepuerto es donde se destaca la autoridad del Capitán Lynch, quien eviden-ció un gran espíritu de organización. El aporte económico de las oficinas

20 AUGUSTO PINOCHET UGARTE

salitreras significó que, junto con reiniciar sus actividades, iban a pro-porcionar fondos al Estado chileno para continuar la lucha. La venta dela producción salitrera generó el dinero que incrementó la caja fiscalchilena y con ello el gobierno dispuso de nuevos recursos para continuarla dura emergencia a que estaba abocado.

La serie de sucesos que encontramos en esta breve campaña, nos hahecho dividir el trabajo en cuatro fases: una, corresponde a los antece-dentes del conflicto, y la campaña naval; preparación de la campaña ha-cia larapaca, la campaña de los treinta días con la ocupación total del De-partamento de Tarapacá, y por último las consecuencias que tuvo ellapara Chile. Además, van en Anexo la transcripción de algunos documentosde esa época.

Los hechos bélicos realizados en la zona de Tarapacá, contribuyerona dar experiencia a los mandos y a las tropas, en lo que se refiere a laguerra de desierto, enseñanzas que posteriormente aplicarían en la con-tinuación del conflicto.

No es el ánimo del autor abrir viejas y cicatrizadas heridas; elloiría contra la fraternidad sudamericana y no es ése el espíritu de este tra-bajo, que peso la pujanza de cada contendor y comprende que, chilenos,peruanos y bolivianos, entregaron sus mayores esfuerzos y sus vidas endefensa del honor de sus patrias; sólo se pretende exponer, imparcial-mente, los sucesos que significaron tanto esfuerzo para los estados beli-gerantes.

Ahora, los países de América y sus hijos se asocian para afrontarproblemas de más alto nivel, la lucha de ayer será el lazo de unión dehoy, con el fin de hacer salir a esta Hispanoamérica de su estagnamientosocio-economico y alcanzar las metas que, como países jóvenes, se me-recen dentro del concierto de las naciones del mundo.

EL AUTOR

P R I M E R A P A R T E

BREVE SINOPSIS DE LOS ANTECEDENTES DEL CONFLICTOY DE LA CAMPAÑA NAVAL

CAPITULO I.

CAUSAS MEDIATAS E INMEDIATAS DE LA GUERRA DE

CHILE CONTRA PERÚ Y BOLIVIA.

I. —Alto Perú o Audiencia de Charcas no posee litoral.

La Audiencia y el Virreinato de Lima se fundaron el 20 de noviem-bre de 1542, lo cual significa un cambio de dependencias en el total delas posesiones de España en América del Sur, ya que éstas pasaron a de-pender del Virrey del Perú, con excepción de la Gobernación de Caracas.

La primera disminución de la Zona Jurisdiccional del Virreinato deLima, fue la reunión provisoria en el Virreinato de Santa Fe de Bogotá,de las presidencias de Nueva Granada y de Quito, las que pasaron a in-tegrarlo en forma definitiva el año 1739.

El año 1778, el Virreinato de Lima redujo su área geográfica Sur.al fundarse la Capitanía General de Chile. Delimitan ambas jurisdiccio-nes por los extremos sur y norte con el desierto de Atacama. Ese mismoaño, el Virreinato del Perú, sufre una nueva reducción de su superficiepara beneficio del territorio jurisdiccional de la Audiencia de Charcas.

En 1778 se creó el Virreinato del Plata, el cual quedó conformadopor la antigua Gobernación de Buenos Aires, las provincias de LaPaz, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca (estas provincias integraban laAudiencia de Charcas), el Tucumán, el Paraguay y las Provincias deMendoza y de San Juan. Lo que se ratifica en esa fecha, por mandato


real, al separar Alto Perú del Virreinato del Perú. Posteriormente nohay variaciones en las zonas jurisdiccionales.

De lo expresado se deduce que, al llegar el 1810, el Alto Perú o Au-diencia de Charcas no poseía ni un metro de soberanía sobre el litoral,pues este concepto debía aplicarse al nuevo estado boliviano que habíaaceptado el "Uti possidetis". Debo además, recordar que el tráfico co-mercial y|o de pasajeros desde el Pacífico hacia Bolivia se realizaba porlos puertos del Perú o de Chile y si venía desde el Atlántico, por el puertode Buenos Aires. Tres direcciones de carácter geo-económico que en nin-gún momento llegaron a significar ejercicios de soberanía sobre determi-nado lugar.

De lo anterior concluímos: si la nueva República de Bolivia no tuvolitoral al momento de nacer a su vida independiente, y tampoco en laépoca hispana como Presidencia de Charcas, ¿cómo pudo aparecer másadelante ejerciendo jurisdicción en un tramo de la costa chilena?

II. —Bolivia usurpa el litoral chileno. (Gráfico N? 1).

Como se ha expresado, desde 1778 Chile y Perú limitaban en suzona Norte y Sur respectivamente en la línea del Río Loa y esto lo com-prueba la memoria, que en 1795, preparó el Virrey Don Francisco Gil deTaboada y Lemos para su sucesor don Ambrosio O'Higgins, allí aparecela frase: "El Perú comprende desde la ensenada de Tumbes hasta el ríoLoa" y más adelante dice: "Confina por el Sur con el Reino de Chile, dequien lo divide el dilatado desierto de Atacama". Luego, con toda claridadestá definida la frontera.

Los desiertos siempre se han considerado excelentes zonas fronte-rizas, después de las cadenas montañosas. Esta zona no podía ser la ex-cepción y las características desérticas del litoral atacameño fueron obs-táculos para la ocupación efectiva de su territorio por parte de Chile,cuyos numerosos actos de soberanía son esporádicos; pero sin que ellosignificara dejar por algún momento el contacto limítrofe con el Perú.

Pese a lo anterior, al nacer Bolivia como Estado independiente, des-pués de Chile y Perú, su frontera Oeste crece hacia el Océano y se in-troduce como una cuña entre ambos países, para lo cual esgrime comoúnica base legal de su jurisdicción sobre el litoral, un imaginario Decretode Bolívar, mediante el cual, el Libertador abusó de un poder que notenía y le concedió soberanía en un tramo de la costa del Pacífico. Eldemanda de justicia.

La voluntad de la República de Bolivia de ser un Estado indepen-diente fue respetado por Bolívar, pero fue necesario un acuerdo previocon la República Argentina, a la que pertenecía en 1810, como parte in-tegrante del Virreinato del Plata. Esto no quiere decir que la RepúblicaArgentina le concediera salida al Atlántico o le entregara soberanía so-bre el litoral del Pacífico cuyos legítimos dueños eran Chile o el Perú.Hasta esos momentos nada de ello era factible; en consecuencia, la nueva


República del Altiplano era mediterránea y no tenía contacto propio conel Océano.

El problema no se hizo presente hasta que aparece Santa Cruz comoGobernante. Con anterioridad al Mariscal, Bolivia tiene la puerta delAtlántico a través del territorio argentino y hacia el Océano Pacífico porel Perú, quien le facilita los puertos y las caletas de sus costas. Pero lajoven República está atenta para abrir un puerto para su comercio queserá el de Cobija, pero en ningún momento ella ha pensado en ejercersoberanía, será sólo una facilidad para su tránsito desde y hacia Bo-livia.

El año 1830 el Mariscal Santa Cruz gestionó ante el gobierno pe-ruano, el canje de una faja de terreno que le diera salida al Pacífico porArica, demanda que fracasó. Como consecuencia de ello, el Mariscal seinteresó por la caleta de Cobija, la que pasó a constituir una de las pre-ocupaciones del gobierno, al considerar que ella sería el primer puertode Bolivia en el Pacífico.

Lo que sucedía en la región fronteriza con el Perú no tuvo ningunareacción en la zona central de (Chile. El país se había desentendido porcompleto del extremo Norte de su territorio, y no reaccionó para dete-ner el despojo de que era objeto. Los chilenos vivían los tiempos de laanarquía (1824-1830) y el término de la guerra civil, lo cual atraía másla atención en la joven República que la usurpación de que era objeto supatrimonio.

La caída de Santa Cruz, después de la batalla de Yungay el 20 deenero de 1836, significó en Bolivia retrotraer la situación al momento quese encontraba antes de subir al poder el dictador. Se anularon sus" actos,pero nadie se acordó de devolver a su legítimo dueño, Chile, la caleta deCobija, apropiada por el Mariscal Santa Cruz, ante su fracaso en el Pe-rú. Por el contrario, Bolivia en la Constitución de 1842 corroboró man-tener la presa, al fijar, sin derecho alguno, el "distrito litoral de Cobija".

El problema creado por la República del Altiplano era materia detiempo para que saliera a luz, ya que tarde o temprano, Chile se daríacuenta del despojo de que había sido objeto, y los trastornos no se de-jarían esperar, como sucedió más adelante. La reacción se hizo presentecomo fuerza incontenible en el destino de la República, que se alzó endemanda de justicia.

III. —Proceso de la Disputa de Límites.

La expropiación efectuada por Bolivia en la costa sublevó en Chileel espíritu pacifista de sus hijos y pese a ello, mantuvo una actitud fra-terna hacia el país del Altiplano, limitándose sólo a reclamar de lo quese le había arrebatado.

Bolivia se limitó a responder con una constante actitud dilatoria,inconveniente desde todo punto de vista para actuar en derecho. Esamentalidad no ha variado por más de un siglo y medio y en una carre-ra de interminables disputas y no únicamente con Chile, sino que con to-

dos los países vecinos que, al igual que la República del Pacífico, busca-ron recuperar las tierras que ésta, sin título alguno, les había expropiado.El proceso de debate de límites entre la República del Altiplano con Chi-le se puede dividir en tres fases:

a) Desde la usurpación del litoral hasta el Tratado Secreto con elPerú el año 1873; b) Tratado de 1874 entre Chile y Bolivia y c) Findel Tratado de 1874 y remate de las salitreras.

A. —Desde la usurpación del litoral chileno hasta el Tratado de 1873.

1. —Bolivia ocupa el litoral chileno.

Nadie se preocupó en Chile de la pérdida del litoral de que era ob-jeto y de los futuros problemas de límites que tendría que afrontar porla ocupación de Eolivia en un tramo de su costa y al establecer en ellala caleta de Cobija, ni menos captó el hecho de que estaba presenciandoel crecimiento hacia el mar de este Estado y que, no contento con lo usur-pado, continuara ampliando la zona tomada del territorio ocupado y des-plazara el límite hasta el paralelo 26° de latitud Sur.

El Presidente Bulnes en el año 1842 mandó una comisión a estudiarla riqueza guanera de la zona norte del país; ésta llegó hasta el paralelo23° 10', reservando para el Estado chileno la explotación de las guane-ras ubicadas hasta ese paralelo; pero la riqueza guanera también despertóel apetito a Bolivia y el litoral, que era mirado en esos años con indife-rencia, se convirtió desde ese momento en la manzana de la discordia en-tre ambas Repúblicas.

El Gobierno de Bolivia, protestó ante la Moneda por la frontera nor-te con que Chile limitaba su territorio, pues según ella, su límite Surllegaba al paralelo 26? de latitud Sur, es decir, al Sur del puerto deTaltal y próximo al Cº Pan de Azúcar. Pese a tal voracidad por el terri-torio chileno, ello no produjo reacciones en la opinión pública y el recla-mo boliviano no prosperó sino hasta el año 1847, en que el Gobierno del[Altiplano volvió a crear nuevos incidentes, acompañados ahora del co-rrespondiente reclamo diplomático, los cuales por falta de interés en laciudadanía y en el gobierno no progresaron y pronto cayeron en el ol-

Jvido.La guerra con España fue el mejor lenitivo para los roces entre los

¡países sudamericanos, y aquellos procesos por dificultades de demarca-fción de fronteras detuvieron su curso, para dar paso a la fraternidad.Sin embargo, pasado el peligro, nuevamente y en forma paulatina aflo-raron los problemas limítrofes, pero esta vez con mayor violencia.

El año 1866, se firmó el tratado entre Chile y Bolivia, allí se fijócomo límite entre ambos países el paralelo 24° de latitud Sur y un sistema¡igualitario para el cobro de los impuestos en el territorio que quedabaentre el paralelo 24? y 25º de latitud Sur.

La caída del Presidente Melgarejo trajo como consecuencia, la ne-pción de actos y Tratados Internacionales celebrados cuando él ejercíala presidencia. Tal situación no se podía aceptar, si se considera haber

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solucionado una dificultad y llegado, mediante un acuerdo entre nacio-nes medianamente cultas a las firmas del documento. Nuevas discusio-nes se iniciaron entre ambos gobiernos que terminaron con el convenioLindsay-Corral del 5. XII. 1872, el que dio como resultado para Chileel perder gran parte de sus posibilidades económicas y a Bolivia reco-nocer el Tratado de 1866, no crear nuevos problemas para su cumpli-miento y además, en el caso de no llegar a un acuerdo directo sobre lafrontera oriental, designar un arbitro para la solución. Este pacto fuerechazado por el Congreso boliviano.

Se ve en estas relaciones como el segundo paso al proceso de la apro-piación era seguir aprovechando la buena fe de Chile. Con ello, Boliviase adhería a una región que nunca le había pertenecido, consolidaba supresa y aparecía ante el mundo como su único y legítimo poseedor.

Chile se había acostumbrado a las actitudes de inconsciencia del de-recho y a la falta de respeto de los Tratados por parte de Bolivia. Se con-sideraba este hecho como una característica propia de la mentalidad bo-liviana y por ello es que se desechó como una apreciación equivocada laposibilidad que exponía Lindsay de que la actitud de Bolivia obedecía ainspiraciones peruanas.

Efectiva era la idea anotada por Lindsay, de la aspiración del Perúde llegar a tomar el monopolio del salitre para controlar su produccióny ser el único productor del "oro blanco", en esta área del mundo delsiglo XIX, deseo transformado ahora en objetivo para la política peruana.

El proceso de acercamiento entre Perú-Bolivia no se desarrolló abier-tamente. A puertas cerradas el primero persuadió a los gobernantes delAltiplano de romper los Tratados que mantenía con Chile, lo cual erafácil para la mentalidad boliviana y más aún, si tal consejo traía la ofer-ta de dar un respaldo a la política boliviana con una alianza defensivaque ella firmaría con el Perú.

Perú buscaba la forma de conquistar el dominio del mar y con susuperioridad marítima llegar a encerrar a Chile en su territorio.

2. —El Tratado Secreto de 1873.

La malquerencia boliviana hacia los chilenos fue en aumento desdeel año 1842. Primero, por la declaración de Chile sobre las guaneras; lue-go, por el Tratado de 1866; después, por el acuerdo firmado entre Chiley el Presidente Melgarejo y, por último, por cualquier materia que crearasentimientos en contra de Chile, de lo cual la prensa de Lima se encar-gaba de informar.

Después de una inteligente conducción diplomática por parte delPerú, los bolivianos le solicitaron la alianza, la que llegó a materializarseel 6 de febrero de 1873, con las firmas de don JUAN DE LA CRUZ BE-NAVENTE por Bolivia y JOSÉ DE LA RIVA AGUERO, por parte delPerú.

Se consideraba muy importante para el Tratado el ingreso comomiembro de él a la República Argentina, cuya Cámara de Diputados lle-gó a darle su aprobación; pero, ante el temor despertado por la actitud


firme del Brasil, a lo que se sumaron las discrepancias surgidas entre Boli-via y la República del Plata, todo quedó en suspenso y nada llegó a con-cretarse. La esperada adhesión de Argentina al documento tripartito nose materializó.

. B. —Tratado de 1874 entre Chile-Bolivia.

Chile ignoró el aplazamiento por parte de Bolivia de la ratificacióndel convenio Lindsay-Corral, y envió como Ministro a don Carlos WalkerMartínez, el cual arribó a La Paz con los mejores deseos; pero en dife-rentes círculos encontró que existía un ambiente muy poco propicio paraactivar y desarrollar cualquier misión diplomática.

Estos inconvenientes se superaron por las cualidades humanas y eldon de gentes que poseía este diplomático; fue así como su personalidadlogró suavizar los odios, disolver rumores y recelos, y captar la confianzade los hombres del Gobierno de La Paz. Uno de ellos el propio PresidenteFrías y el célebre político y orador don Mariano Baptista.

La gestión política del Ministro Walker Martínez pronto se tradujoen un claro entendimiento y el deseo de hacer substituir el tratado de1866 por un nuevo instrumento legal, que entre otras materias conside-raba:

—Dar las mayores garantías posibles a las empresas chilenas enel litoral ocupado por Bolivia.

—Eliminar en gran parte, la medianía que estableció el Tratado delaño 1866, lo cual sólo quedó limitado a los guanos que se explotaban enel antiguo territorio comprendido entre el paralelo 23º y 25º de latitudSur.

Como Chile renunciaba a la participación de los impuestos que gra-vaban la exportación de minerales, el gobierno boliviano doblaba susrentas.

—Quedaron a firme los límites políticos internacionales fijados porel Tratado de 1866 entre ambos países.

—Se declaró libre de derechos de internación el comercio de los pro-ductos entre ambos países en todo el territorio medianero.

—Se estipuló el arbitraje para las dificultades que surgieran entreambas Repúblicas y que no se lograran solucionar en forma directa.

El proceso legal para aprobar el Tratado del 6 de agosto de 1874en Bolivia fue una verdadera odisea entre los miembros del Congreso,que no deseaban llegar a un entendimiento con Chile. Las acciones exter-nas del Perú se hacían sentir intensamente en todas las actividades polí-ticas y sociales de Bolivia, las publicaciones y el rumor llegaban a todaslas esferas de la opinión pública de La Paz, golpeando fuertemente en lamentalidad boliviana para mantener la negativa a la firma del documen-to. Sólo la fuerte personalidad del Presidente Frías se impuso a la situa-ción y el instrumento legal fue aprobado.

Lo mismo sucedió en Chile, donde de mala gana el Congreso Nacio-nal le daba su aprobación al Tratado y lo aceptaba sólo por el conven-


cimiento que con este documento, se ponía término definitivo a la dispu-ta limítrofe que se prolongaba desde el año 1842.

Las esperanzas cifradas por ambos gobiernos sobre los beneficios quetraería el Tratado de 1874 no se cumplieron como lo esperaban. Prontoel instrumento legal pasó a ser letra muerta. Un nuevo acontecimientopolítico iba a cambiar los cauces legales en Bolivia. En marzo de 1876,el General Hilarión Daza, Ministro de Guerra del Presidente Frías, lo de-puso y asumió el mando de la Nación.

C. —Fin del Tratado de 1874 y remate de las salitreras.

El General Hilarión Daza ocupó la Presidencia de Bolivia, y desdeese momento ya no existió en este país otra ley que no fuera su voluntad.Los Ministros y el Congreso quedaron reducidos a meros tramitadoresde las resoluciones del dictador.

Daza tomó serias medidas en contra de la población chilena que es-taba radicada o que trabajaba en Antofagasta, los bolivianos se ensañaroncontra los mineros y son incontables los abusos, vejaciones y roces de todaíndole que llevaron a efecto las autoridades del Altiplano, y cuyas reper-cusiones llegaban al corazón del pueblo de Chile, transmitidos por loschilenos que regresaban a sus hogares. En cada trabajador chileno nacióel deseo de venganza, que día a día fue cobrando más cuerpo, especial-mente en la masa popular de la población de Chile.

Junto a este deseo de venganza, vino el desarrollo de la opinión pú-blica chilena, que comenzó a pronunciarse con energía en contra del ré-gimen de paz mantenido por el gobierno. Diariamente la prensa repre-sentaba ante la Moneda la necesidad de asumir una posición firme, re-suelta y decidida, como medio de hacer entrar en razón al General Daza,para lo cual era necesario poner término a la política de contempori-zación y tomar una actitud valiente frente a la posición de Daza y a lasautoridades bolivianas.

A pesar del impulso dado por la opinión pública al Gobierno de Chi-le, el Presidente Pinto deseaba evitar a toda costa la guerra, lo cual eratomado por Daza como una manifestación de temor de los chileno^ deverse envueltos en una guerra contra Perú, Bolivia y Argentina. Estaapariencia pacifista fue considerada por el dictador boliviano como laoportunidad para recuperar las salitreras concedidas a la Compañía deAntofagasta y así poner fin a las labores chilenas en el litoral, que Bo-livia ya daba como propio.

El 14 de febrero de 1878 la Asamblea boliviana tomó el acuerdo dehacer efectivo el impuesto de 10 centavos el quintal español. El Ejecu-tivo lo promulgó como ley y luego se notificó a la Compañía de Anto-fagasta de esta nueva decisión.

Durante todo el año 1878 se buscó la solución más lógica a la arbi-traria medida adoptada por el Gobierno de Bolivia; pero, como términoa este proceso, el 13 de diciembre el Embajador de Chile en La Paz re-cibía una larga nota, cuyo término decía que el Gobierno estaba dispuesto


a ordenar, "la fiel ejecución de la ley dictada por la Asamblea Nacionalel 14 de febrero del año corriente".

La decisión de Daza significaba la ruptura del Tratado de 1874 y és-te, sin parar en mientes, ordenó al Prefecto de Antofagasta que procedie-ra a cobrar a la Compañía de Salitres el nuevo impuesto, a contar del14 de febrero de 1878. Como ésta no aceptara tan injusto pago, se proce-dió ai embargo de los bienes de la Compañía y para ello se fijó como fe-cha para el remate de las Oficinas y demás bienes embargados el 14 defebrero de 1879.

Los procedimientos de arbitraje propuestos por el Presidente Pintoe indicados en el Tratado de 1874 no produjeron cambio de actitud enlos bolivianos y Daza, convencido de que Chile retrocedería delante decualquier presión conjunta de Perú y Bolivia, mantuvo su resolución,sin cejar un paso, ante el giro que tomaban los acontecimientos.

Los nuevos sucesos se producirían rápidamente y la tea que daríafuego al polvorín de la guerra ya estaba encendida.

IV. —Desembarco y Ocupación de Antofagasta. Se detiene el remate delas Salitreras.

Pese a los requerimientos chilenos y a las numerosas manifestacio-nes con que, en todos los aspectos, el Gobierno de Chile quiso llamar acordura al General del Altiplano, todo fue inútil, y, por el contrario, laprepotencia de Daza estimaba toda actitud de conciliación como debi-lidad y miedo de parte de los chilenos. Así, sin variar un ápice su resolu-ción primitiva, fijó para el 14 de febrero de 1879 el remate de las oficinasy demás bienes embargados a la Compañía de Salitres.

Mientras tanto, en la capital de Chile, las dos corrientes encontra-das, la pacífica y la enérgica, se enfrentaban en una lucha de razonessin lograr inclinar la balanza a ningún lado. Sólo cuando la opinión pú-blica marginó la influencia de los efectos de ese americanismo tan pro-pio de los chilenos, se hizo presente una actitud resuelta, que se mani-festó en no seguir rehuyendo a la provocación de que era objeto, pues siChile no deseaba la guerra, tampoco la temía y de seguir la incitaciónboliviana sería rechazada con toda energía.

Ante estos acontecimientos, el Gobierno de Chile ordenó a la Ar-mada Nacional enviar al norte al "Blanco" y al "Cochrane". Estos buquesque estaban en Lota, se dirigieron primero a Caldera, donde debían es-perar nuevas órdenes ya que por los antecedentes que obraban en poderdel Presidente, se daba la posibilidad de un levantamiento de los resi-dentes chilenos en Antofagasta en contra de las autoridades locales, loque culminaría en una masacre de bolivianos, puesto que el reducidonúmero de esta población era incapaz de sostener una lucha contra unamasa exaltada por tanta injusticia. Para evitar esta situación y calmarlos ánimos, se ordenó por telégrafo al blindado "Blanco" que continuaraviaje a Antofagasta, a donde llegó el 7 de febrero de 1879.


Daza, sin retroceder un paso, mantuvo la decisión de realizar el rema-te el 14 de febrero, lo que trajo como reacción en el Gobierno de Chile,el disponer que el "Cochrane" y la "O'Higgins" se trasladaran a Anto-fagasta, llevando a bordo a dos compañías de desembarco al mando delCoronel Emilio Sotomayor, Director de la Escuela Militar. Este Jefe ha-bía recibido la orden de tomar posesión del puerto y dentro de la zonadel litoral e interior, ocupar los puntos de mayor importancia militar,antes de que se llevara a efecto el remate de las salitreras.

El 14 de febrero de 1879, la escuadrilla fondeaba en el puerto deAntofagasta. A las 08, 00 horas el Coronel Emilio Sotomayor comunicóal Prefecto Zapata que iba a tomar posesión de la ciudad; como respues-ta, el Prefecto se refugió en el Consulado del Perú. Al producirse el des-embarco de la tropa, la bandera de la estrella solitaria flameó en todoslos edificios y la población con gran entusiasmo se desbordó en vítorespara los soldados de Chile que llegaban a este lugar.

Este gesto de autoridad asumido por el Gobierno de Chile reivindi-caba todos los derechos que poseía antes del Tratado de 1866, o sea,el dominio de la parte del litoral ubicado al Sur del paralelo 23º de la-titud Sur, antiguo límite norte de su territorio y que, con tan buenapredisposición y deseo de mantener la armonía en América, lo había ce-dido a Bolivia en transacción

Cinco días más tarde se nombraba como primer gobernador chilenoen Antofagasta a don Nicanor Zenteno. Del puerto de Mejillones tomabaposesión la "O'Higgins", comandada por el Capitán de Corbeta JorgeMontt y al pueblo de Caracoles se enviaba una Compañía de Infanteríapara su ocupación.

El Coronel Sotomayor dispuso unir la ciudad de Antofagasta conel poblado de Caracoles por el telégrafo y también se inició la extensiónde la línea hacia Mejillones. El 21 de Mayo, el cable submarino conectabalos puertos de Antofagasta y Valparaíso.

En esos mismos días se iniciaba la construcción de los galpones des-tinados a albergar a las nuevas tropas que llegaban a la zona.

CAPITULO II.

REIVINDICACIÓN DEL TERRITORIO CHILENO. DECLARACIÓNDE GUERRA.

I. —Reacción de Bolivia por la ocupación de Antofagasta.

Al violar Bolivia el Tratado de 1874, dejó a Chile en libertad pararecuperar y ocupar todo el territorio situado al sur del paralelo 23º delatitud Sur. El Coronel Emilio Sotomayor resolvió posesionarse de loslugares que se indicaron anteriormente y como previsión ante una re-

acción de Bolivia, se crearon con chilenos radicados en Antofagasta cua-tro Batallones cívicos de 600 plazas cada uno. En las localidades de Car-men Alto y Caracoles se construyeron obras de fortificación, pero, comono existía declaración de guerra oficial con Bolivia, las fuerzas chilenasno avanzaron más al Norte del paralelo indicado; sin embargo, como sim-ple medida de previsión, se inició una concentración de medios y elemen-tos bélicos, y se estudiaron algunos emplazamientos para la artillería.

Mientras Chile reivindicaba y ocupaba su antiguo territorio, en Bo-livia se celebraba el carnaval, y el General Daza, pese a que recibió lanoticia el 20 de febrero de 1879, no quiso echar a perder la alegría de supueblo y mantuvo la comunicación en secreto hasta el 26, fecha en quele dio a conocer los sucesos de Antofagasta.

La reacción del pueblo boliviano fue como en toda nación: olvidarlos problemas internos, colocarse al lado del Gobierno para defender laPatria y expulsar fuera del país a los chilenos residentes.

Pese a que el Gobierno de Daza no gozaba de grandes simpatías lareacción patriótica hacía que de todos los centros poblados de impor-tancia se ofrecieran recursos económicos y humanos, y el Ejército semovilizó, formándose numerosas unidades para afrontar la emergencia.Pronto se completaron las siguientes Divisiones con un total de 7. 000 hom-bres, sin considerar en esta suma a las tropas de la V División:

— I. División, al mando del General don Carlos de Villegas.

— II. División, al mando del General don Casto Argüedas.

—III. División, al mando del General don Pedro Villamil.

—IV. División, al mando del General don Luciano Alcoreza.

La V. División se organizó en el sur del país bajo el mando del Ge-neral Narciso Campero, uno de los oficiales bolivianos que gozaban demayor prestigio profesional entre la ciudadanía.

En poco más de dos meses, el ejército boliviano al mando del Ge-neral Daza estaba en condiciones de marchar a la costa.

Inicialmente el Capitán General no creyó conveniente declarar laguerra a Chile, pues ello era un medio de ganar tiempo y poder completarsus preparativos bélicos. El Perú, más hábil diplomático, lo exigió paracumplir con el pacto de 1873.

El 1? de marzo de 1879, el Gobierno de Bolivia declaró la guerra aChile y junto a esta medida expulsó a los chilenos radicados en Bolivia,confiscándoles sus bienes y toda participación que pudieran tener en em-presas particulares o sociales.

El 7 de marzo, el Ministro de Guerra y Marina de Chile, CoronelCornelio Saavedra, y el Contralmirante Juan Williams Rebolledo, nom-brado Comandante en Jefe de la Escuadra, se embarcaron para Antofa-gasta. El primero iba a imponerse de las necesidades de orden opera-tivo y logístico que como consecuencia había traído la ocupación de estepuerto y el segundo, para asumir el mando de la escuadra que se encon-traba en la zona. Este acto se llevó a efecto el 13 de marzo de 1879.

Impuesto Saavedra de la posible reacción boliviana y de la situaciónde las tropas chilenas, consideró como una necesidad urgente el pasarla frontera hacia el norte; para ello solicitó permiso al Presidente Pinto,el que le fue concedido.

Mientras tanto en Chile el desborde del patriotismo anegó los cuar-teles, y los ciudadanos en masa pedían ocupar un puesto de combate enla lucha que se avecinaba. La sangre española y araucana afloraba encada uno de sus hijos, cuya bandera no era otra sino la defensa del sa-grado suelo patrio.

II. —Ocupación de toda la provincia de Antofagasta.

La autorización dada por el Gobierno al Coronel Cornelio Saavedrapara salir fuera del paralelo 23º Latitud Sur, posibilitó a las fuerzas chi-lenas el llegar a ocupar a Cobija, Tocopilla y Calama, con ello, el Ejér-cito avanzó al norte y Chile tomó contacto con su antiguo vecino, el Pe-rú. El territorio estaba recuperado.

En esos días la fuerza del ejército de ocupación llegaba a los 2. 000hombres, sin considerar a los cuatro batallones cívicos movilizados enla zona que eran sometidos a instrucción, al mismo tiempo que en elpuerto de Antofagasta, una intensa actividad de alistamiento de todoorden se realizaba para acomodar la llegada de nuevos contingentes detropa.

Posteriormente, los batallones cívicos se doblaron de 600 a 1. 200hombres, y se transformaron en regimientos, lo que afectó al número deoficiales; esto se solucionó en las unidades nombrándose a numerosaspersonas de grados subalternos, algunas de ellas con ínfima preparaciónmilitar. En los alrededores de la ciudad se llevaban a cabo prácticas yejercicios de combate, para dar una instrucción mínima a estas novelestropas.

Mientras tanto, en el centro, en el "corazón del país", el patriotismode los ciudadanos aumentaba en afiebrado despertar. Centenares de chi-lenos dejaban todo lo particular para ir a completar los cuadros de esteEjército movilizado que partía al norte a defender una causa justa.

De todos los lugares ocupados por las fuerzas chilenas, el que adqui-rió mayor importancia para la historia, fue Calama, que sin tener valorestratégico, fue escenario del primer y único combate entre chilenos ybolivianos en la provincia de Antofagasta, en donde encontró la tropa chi-lena alguna resistencia, ya que tanto los defensores y los atacantes dieronmuestra de valor y heroísmo.

Este combate, conocido también con el nombre de puente de Topater,es muy pobre como acción militar, pero fue el bautismo de fuego del Ejér-cito chileno para la larga campaña que sostendría contra Bolivia y elPerú.


III. —Actitud del Perú con Chile.

El Perú necesitaba ganar tiempo, por cuanto la rapidez con que sesucedían los acontecimientos lo habían sorprendido y, más aún, el Go-bierno consideraba que el país no estaba lo suficientemente preparadocomo para responder a las exigencias que le imponía el cumplimiento delTratado Secreto de 1873, documento que ahora su aliado boliviano exigíase pusiera en ejecución.

El Perú conocía la verdadera situación que le correspondería comoaliado y hasta qué grado sería sometida a esfuerzo su potencialidad mili-tar, por el precario apoyo que proporcionaría Bolivia a la sociedad. Enotras palabras, el Gobierno peruano estaba convencido que todo el esfuer-zo bélico iba a recaer en él, como sucedió.

Todo aconsejaba ganar tiempo y dilatar la acción como aliados frentea Chile, pero bien sabían los bolivianos dónde estaba el "punto débil" desu amigo, y como el Ministro de Relaciones Exteriores de este país, señorLanza, era hábil, le manifestó al Ministro de Relaciones del Perú, señorQuiñones que, "el deseo del Gobierno del General Daza era preferir enla explotación de sus salitreras del litoral a su hermana y aliada, la Repú-blica del Perú, con el objeto de evitarle la competencia en la explotaciónde las que tiene". Este señuelo de Bolivia, hábilmente difundido, repercu-tió favorablemente en el Perú, ya que, pese a la resistencia que oponíael Presidente don José Ignacio Prado, de ir a la guerra con Chile, elPartido Civilista de Lima, donde se agrupaba la mayoría de los magnatesde la capital con fuertes intereses en el monopolio salitrero, recurrió atodos los medios de propaganda para influenciar sobre el pueblo de Lima,y con ello la mayoría apoyó la guerra y obtuvo el triunfo a sus exigencias.

Las reacciones antichilenas en todas partes del Perú se iniciaron antesque Chile ocupara Antofagasta. Sin embargo, como ya se ha dicho, esteentusiasmo guerrero no tenía casi respaldo bélico, pues ni sus fuerzasterrestres ni las navales estaban en buen nivel operativo, y para lograralcanzar un estado favorable era necesario contar con un tiempo mínimode alistamiento, el que sólo se lo podía proporcionar el frente diplomático.Luego, ésta sería la misión que cumpliría el representante del Perú anteLa Moneda, don Antonio Lavalle: ofrecer la mediación del Perú en elconflicto chileno-boliviano, dilatar la gestión al máximo para ganar tiem-po, mientras su país adquiría en el exterior los buques acorazados nece-sarios; compraba armas y municiones y organizaba el Ejército y la Escua-dra. Sin embargo, para dar satisfacción a esta concepción diplomática, eranecesario se cumplieran algunas exigencias previas. En primer lugar, erafundamental que el Perú negara a Chile la existencia del Tratado Secretode 1873, lo que también era un peligro por las reacciones que podría teneren la opinión pública el hecho de descubrir la verdad del problema, comosucedió en esos días.

El 4 de marzo llegó el señor Lavalle a Valparaíso, e inició desde esemomento una activa labor diplomática. Es posible que este Embajadorhaya luchado con los escrúpulos de conciencia por la no grata misión que

cumplía, pero si algún repudio existió, él estaba atenuado por su patrio-tismo. La gestión peruana culminó el 31 de marzo, es decir, hasta cuandoya el país supo fehacientemente el compromiso existente entre Perú yBolivia, y a este Embajador Extraordinario no le fue posible seguir ne-gando la existencia del Tratado Secreto de 1873.

Durante ese breve período de suspenso diplomático, Chile continuómandando tropas al norte, mientras el Perú, en hábil maniobra de polí-tica externa, buscaba el apoyo de la República de Argentina, la cual, porrazones que no es del caso analizar en estas páginas, negaba su partici-pación para esta aventura bélica. El 5 de abril de 1879 se publicó porbando la Declaración de Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia.

Respectivamente, los aprestos bélicos de Chile y Perú continuarondesarrollándose en la "Zona de Operaciones" de ambos países. Pese aestos esfuerzos, la campaña terrestre no se iniciaría mientras amboscontendores no definieran el dominio del mar, lo que fue aclarado en elCombate Naval de Angamos, el 8 de octubre de 1879. Sin embargo, pa-ra no tergiversar hechos, Chile, desde la Junta de Antofagasta, el 28 de

junio de 1879, había apreciado cómo sería su posible campaña terrestre,es decir, cuatro meses antes de la decisión naval el mando chileno pro-

puso al Gobierno la campaña a Tarapacá. (Anexo Nº l ) r

I. —Situación Naval.Durante el año 1878 existió una intensa tirantez diplomática entre

Chile y la República Argentina, al extremo de temerse en un desenlacefatal que desencadenaría la guerra. En previsión a estos posibles aconte-cimientos de carácter bélico, el Presidente Pinto ordenó al finalizar elaño que se concentrara la Escuadra chilena en el puerto de Lota, lugardonde se dedicó a preparar sus buques para el caso de un enfrenta-miento con la Escuadra argentina, si la fuerza de las circunstancias asílo imponían.

Luego, cuando el Presidente Pinto adoptó la drástica resolución detomar una actitud enérgica frente a la República de Bolivia, se necesitócambiar la orden primitiva y en lugar de dirigirse los buques al Estrechode Magallanes, lo hicieron a Caldera. En este puerto se embarcó la tropaque intervendría en Antofagasta y se adelantó hacia esa localidad, pri-mero, al blindado "Blanco", y luego, al "Cochrane" y la "O'Higgins", conel fin de impedir se llevara a cabo el remate de las salitreras.

Consolidada la ocupación del puerto de Antofagasta por las fuerzaschilenas, se destinó los buques "Cochrane" a Antofagasta, el blindado"Blanco Encalada" a Cobija y Tocopilla y la "O'Higgins" a Mejillones.

CAPITULO III

LA CAMPAÑA MARÍTIMA. —DISPUTA DEL DOMINIO DEL MAR

El día 13 de marzo de 1879 el Contralmirante don Juan WilliamsRebolledo asumió el mando de la Escuadra. Era éste un marino de granprestigio, valiente y respetado; desgraciadamente, por su edad se encon-traba con su salud muy quebrantada y se agravó cuando asumió el man-do de los buques. Sin embargo, ello no fue obstáculo para que se dedi-cara con todas sus energías a la organización y alistamiento de sus navespara el conflicto que se veía venir.

Numerosos son los argumentos que se hacen presente para discutirla equiparidad o el desequilibrio de las fuerzas navales de ambos conten-dores al comenzar la Guerra del Pacífico. Un breve e imparcial análisisde los antecedentes nos permite establecer que existe ventaja en favorde la Escuadra chilena por el mayor poder de fuego y coraza de los bu-ques y la mejor calidad de los artilleros chilenos (muchos de ellos habíanprestado sus servicios a la Escuadra del Perú); agregúense a ello, la ca-lidad y la preparación de sus oficiales, como fue comprobado durante elcurso de la guerra. Muchos habían servido en la Marina de Inglaterra oFrancia; otros se habían formado en la dura tradición establecida porCochrane y mantenida por Williams y otros.

El cuadro comparativo que se expone en la pág. siguiente nos aclarael concepto de la proporción de las fuerzas y nos permite formarnos unavisión del número de las fuerzas beligerantes:

Además, fuera de los buques señalados, ambas naciones contabancon otras naves mercantes que se podían acondicionar para la guerra alinstalárseles cañones.

El mando peruano dividió a la Escuadra en tres divisiones, para locual agrupó a los buques de acuerdo con el andar:

I. División: Bajo el mando directo del Capitán de Navio Miguel Grau,estaba constituida por los blindados "Huáscar" e "Independencia".

II. División: Integrada por las corbetas "Unión" y "Pilcomayo", ycomandada por el Capitán de Navio Aurelio García y García.

III. División: Compuesta por los blindados "Atahualpa" y "MancoCapac". Estos buques no actuarían en forma unitaria, sino en forma se-parada: uno en el Callao y otro en Arica. Mientras permanecieron en elCallao, ejerció el mando divisionario el Capitán de Navio Miguel Ca-rrillo; posteriormente, por distancia, no tuvo mando conjunto.

En el lado chileno, el Contralmirante Williams agrupó la Escuadrasin considerar la velocidad, el valor bélico o la misión que debía cumplircada buque, lo cual significó un error por los problemas posteriores quetrajo el cumplimiento de su misión. Así, reunió "acorazados con corbetas"inservibles, buques de mucho andar con otros de reducido; en fin, una"combinación destinada más bien a protegerse mutuamente o a apoyar"a los más débiles que para atacar al enemigo, buscándolo y obligán-dolo a combatir". (Langlois).

Casi todos los documentos que se refieren al mando naval hacen unadura crítica al Almirante Williams por la forma de planificar y actuar en

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el ataque al Callao, pero ello podría estar atenuado por las siguientes re-flexiones:

1. —El largo litoral de Chile, prolongado aun más con la reivindicaciónde Antofagasta, imponía a las fuerzas navales proteger las líneas decomunicaciones; en consecuencia, no se podían separar las corbetasde los transportes dejándolos sin protección.

2. —Una operación directa de la Escuadra sobre el Callao no podía efec-tuarse sin los abastecimientos suficientes, lo que obligaba a disponerpreviamente de buques cargados con elementos de consumo, materialde apoyo y combustible, para permitir un continuo suministro de es-tos recursos.

3. —Faltaba claridad en la información que se poseía de las defensas delCallao, y los antecedentes existentes daban al puerto la calidad deinexpugnable.

4. —La decisión del Perú de establecer una base de operaciones al sur desu territorio significaba levantar instalaciones y fortificar a Iquique,y si esto no era posible, estos trabajos se realizarían en Arica.

El Almirante Williams resolvió impedir se llevara a la realidad lafortificación del puerto de Iquique, para lo cual dirigió la Escuadra a di-cho punto del litoral, lugar a donde arribó el 5 de abril.

Las razones que llevaron al Almirante Williams a deducir la necesi-dad de bloquear Iquique son expuestas por él mismo en un folleto queeditó en 1882 y cuyos conceptos se concretan así:

1. —El bloqueo de Iquique obligaría a la Escuadra peruana a salir delCallao e ir a atacar a las fuerzas bloqueadoras. Basaba esta premisaen que el Perú hacía un esfuerzo extraordinario para colocarse a laaltura que le señalaba el deber.

2. —Era de esperar que, en poco tiempo más, el Ejército chileno desem-barcaría en Iquique, o en sus inmediaciones; en tal caso, la presenciade la Escuadra era fundamental para el apoyo que se brindaría a laoperación terrestre.

3. —El blogueo de Iquique afectaba el frente económico del Perú, ya quese eliminaban dos fuentes de entradas: el guano y el salitre, con se-rias repercusiones en las disponibilidades económicas para los gran-des gastos que demandaría la guerra con Chile.

Para cumplir con la orden de ataque al Callao, dispuesto por el Go-bierno de Chile, se precisaba de una Escuadra en óptimo estado de man-tenimiento, lo que no sucedía con los buques chilenos que estaban atra-sados en sus reparaciones y, además, la falta de combustible era peli-grosa al no disponer la Armada de buques carboneros propios, ya que só-lo tenía para el acarreo del carbón al "Matías Cousiño", patrióticamente


facilitado al Gobierno por la Compañía Carbonífera de Lota. Cuando laEscuadra chilena se dirigió a Iquique, el buque carbonero se quedó fon-deado en el puerto de Antofagasta y junto a él permaneció el "Rimac",cargado también de carbón para la Escuadra.

En los momentos que se vivía en el país, la imprevisión anterior sehacía presente al constatarse que ni el Gobierno ni el Alto Mando Navalhabían elaborado siquiera un sencillo esquema o un modesto plan decampaña para la guerra marítima, ni tampoco se había planificado parael posible apoyo que los buques podían brindar a las operaciones delEjército. Todo se trazaba sin la menor coordinación ni relación de nin-guna especie. Todo se solucionaba a medida que se sucedían los aconte-cimientos; la previsión del mando para montar toda operación era unamateria totalmente desconocida.

Como no es el objeto en el presente capítulo señalar si estuvo ono acertado el Almirante Williams con el bloqueo a Iquique, o si elplan de ataque al Callao era más o menos favorable para la guerra, aquínos limitaremos sólo a exponer los sucesos acaecidos en el mar, antes dela iniciación de la campaña de Tarapacá.

A. —Combate de Chipana. (Gráfico Nº 2).

El vapor "Copiapó", que fue arrendado por el gobierno de Chile, seenvió desde el puerto de Valparaíso al norte, para transportar un car-gamento de carbón, aceite y municiones para la Escuadra. El anteceden-te fue conocido por el gobierno del Perú, quien dispuso el inmediato zarpehacia el sur de las corbetas "Unión" y y "Pilcomayo", con la misión de in-terceptar al buque chileno en los alrededores de la desembocadura deldel río Loa.

El "Copiapó" arribaba sin novedad al puerto de Iquique el 11 deabril, mientras que las corbetas peruanas, después de sobrepasar a estepuerto, llegaban a unas 18 millas al sur de la desembocadura del río Loa.Cuando ambos buques alcanzaban la cuadra del río Loa, los vigías avis-tan hacia el sur la columna de humo que provenía de la cañonera "Ma-gallanes" que, al mando del Comandante Juan José Latorre, navegabahacia el norte con el objeto de reunirse con el resto de la Escuadra.

Inicialmente, Latorre no reconoció los buques enemigos y como cre-yera que se trataba de la "O'Higgins" y la "Chacabuco", continuó nave-gando hacia el norte, pero como una medida de precaución, hizo tocar"Zafan-ancho de Combate". Al reconocer Latorre a ambas corbetas y encumplimiento a su misión de llegar a Iquique, con despachos del gobier-no, decidió evitar el combate mientras pudiera y forzar su paso hacia elnorte.

Por su parte, el Comandante García resolvió perseguir a la "Maga-llanes" con sus dos buques, en circunstancias que debió haberle cortadola proa con la "Unión" y cerrarle la retirada hacia el sur con la "Pilcoma-yo", para obligarlo a combatir en situación desventajosa. Este errado

GRÁFICO Nº 2


procedimiento de García le permitió a Latorre eludir el combate y con-tinuar hacia el norte.

Durante esta acción se entabló un duelo de artillería, que se prolon-gó por más de una hora. La "Unión" efectuó 150 disparos, que quedaroncortos. La "Magallanes", a la una de la tarde, colocó de lleno en la cor-beta enemiga una granada de 115 libras, lo que obligó al ComandanteGarcía a retirarse del combate e ir a refugiarse en la bahía de Chipana,donde se reunió con la "Pilcomayo".

En la tarde del mismo día, la "Magallanes" fondeaba en Iquique y elComandante Latorre informaba de los sucesos ocurridos al AlmiranteWilliams, quien ordenó la inmediata salida de la Escuadra para, perse-guir a las naves" peruanas. La orden se cumplió sin obtener ningún, resul-tado positivo, pues las corbetas peruanas habían desaparecido.

Al regresar a Iquique, el Almirante Williams organizó a la Escuadraen tres divisiones, y ordenó tomar represalias en la costa peruana.

I. División: Quedó formada por el "Cochrane" y la "Magallanes", almando de don Enrique Simpson, y fue enviada al norte. Debería llegarhasta Moliendo y destruir los elementos de embarque y las lanchas decarguío que se ubicaran en los puertos.

II. División: Constituida por el "Blanco Encalada", la "O'Higgins" yel "Chacabuco", bajo el mando del propio Almirante, debería desplazar-se hacia el sur y destruir a su paso los materiales de carga que tuvierael enemigo en los puerttos o caletas de la zona.

III. División: Al mando del Comandante Manuel Thompson, la con-formaban la "Esmeralda" y la "Covadonga". Permanecían en el puertode Iquique con la misión de hacer fuego sobre el tráfico ferroviario y laresacadora de agua, si éstos se ponían en actividad.

Las misiones que dio el Almirante Williams eran muy precisas, y losComandantes estaban inhibidos para hacer uso de su iniciativa.

La I. División, después de bombardear las instalaciones de CaletaBuena y Pisagua, navegó hacia el norte y luego recaló en Arica, paraefectuar sólo actividades de observación. La II. División bombardeó Pa-bellón de Pica y Huanillos, y la III. División cañoneó el tren que salíadesde Iquique. Algunos de los tiros quedaron cortos y cayeron dentro dela población civil. Este hecho sólo produjo reacciones de ira.

La Escuadra chilena recibió refuerzos de Valparaíso, mientras laEscuadra peruana terminaba sus preparativos y el puerto de Arica or-ganizaba sus defensas y se transformaba en la Base de Operaciones delsur del Perú.

Tanto el Combate de Chipana como las acciones de represalia de laEscuadra chilena sobre los puertos peruanos trajeron consecuencias y re-percusiones en la conducción bélica de ambos países, lo que nos permitededucir algunas conclusiones de carácter militar:

-—En el Combate Naval de Chipana, el Mando chileno demostró unamejor calidad profesional que la peruana, lo cual estimuló favorablementesu moral.


—Los Comandantes chilenos, desde la iniciación del conflicto y du-rante su desarrollo, jamás pensaron en la superioridad de fuerzas ene-migas para entrar en combate. Siempre estaban resueltos a luchar y alos mayores sacrificios por la Patria.

—Existe un gran desequilibrio entre los artilleros peruanos y loschilenos; los primeros son fruto de la improvisación, no así los segundos,hecho que se demostró en el Combate de Chipana.

—La acción chilena de destruir los elementos de carguío en los puer-tos peruanos no tuvo resultados estratégicos ni produjo la reacción es-perada de la escuadra de ese país.

—Se observa en muchos mandos chilenos carencia de iniciativa y, alparecer, hasta existe inhibición para tomar resoluciones de carácter par-ticular y de beneficio para el conjunto.

—El bloqueo de Iquique fue de repercusiones muy lentas, lo que tra-jo como consecuencia la exasperación del pueblo de Chile que pedía agre-sividad; este hecho motivó al Almirante Williams a salir en persecuciónde la Escuadra enemiga.

Debemos recordar, además, la decisión del gobierno chileno de ata-car a la Escuadra peruana en el Callao. Ello era temerario y encerrabamuchos riesgos sin dar grandes seguridades de triunfo.

B. —Combate Naval de Iquique y de Punta Gruesa. (Gráfico Nº 3).

El bloqueo del puerto de Iquique no podía tener resultados inmedia-tos, y esta lentitud, como se ha dicho, tuvo dura reacción en la opiniónpública chilena, al extremo de transformarse en una imposición para elAlmirante Williams de tener que salir hacia el norte a buscar una de-cisión con la Escuadra peruana; para ello, consideró el Mando chileno lanecesidad de poner en ejecución un plan que se había analizado desde lainiciación de la guerra, y que en resumen era: atacar el Callao y hundirallí a la Escuadra peruana, todo ello sin levantar el bloqueo de Iquique,donde permanecía la III. División.

El 17 de mayo la Escuadra chilena zarpó hacia el norte, y el bloqueodel puerto quedó confiado a la corbeta "Esmeralda" y a la cañonera"Covadonga", la primera al mando del Capitán de Fragata Arturo Praty de Condell, la segunda.

Las Escuadras adversarias se cruzaron en alta mar sin avistarse. El21 de mayo de 1879, cuando se encontraba la "Covadonga" en misión deseguridad, fuera de la rada de Iquique, el vigía avistó dos humos al norte,los que inicialmente no fueron identificados por los oficiales y la tripu-lación. Sólo el fogonero primero Gumercindo Sepúlveda, que había servi-do en la Escuadra del Perú, después de observar con anteojos, reconocióprimero al "Huáscar", que navegaba adelante, luego a la "Independen-cia", que lo seguía. De inmediato, Condell puso a su buque en marcha yentró en la bahía a comunicar al Comandante Prat la noticia de la pro-ximidad del enemigo.


Al transporte "Lámar", que accidentalmente se encontraba en elpuerto, se le ordenó salir a toda máquina hacia el sur.

A las ocho de la mañana, los buques chilenos permanecían todavía alhabla, cuando una granada disparada por el "Huáscar" cayó entre ellos,produciéndose con el impacto una gran columna de agua y luego unaola gigante que separó ambos buques.

Desde ese momento, el "Huáscar", como un halcón que cae sobre supresa, puso proa hacia la "Esmeralda", mientras la "Independencia", conigual voracidad, efectuaba similar movimiento hacia la "Covadonga".

Cuando en la "Esmeralda" se tocó zafarrancho, todo el personal sealistó para el combate; en esa oportunidad, el Comandante de la nave sedirigió a sus subordinados, exaltándolos a cumplir cada uno su deber.Después que Prat arengó a su gente, ésta ocupó sus respectivos puestos.

"No se puede dejar de sentir admiración ante la bravura desplegada"por los Comandantes de entre ambos pequeños buques chilenos, quienes," sin mirar la superior fuerza de la Escuadra enemiga, enviaron a su" gente a los cañones y aprestaron sus buques a la acción, resueltos a" todo evento a sacrificarse por la honra de su bandera antes de ceder"a la fatalidad abrumadora". (Sir Clement R. Marklam).

Al tratar de cambiar de posición para el combate, las calderas dela "Esmeralda" hicieron explosión, quedando el buque casi inmovilizado.

En estas circunstancias, el Comandante Prat determinó tomar posi-ción cerca de la playa y próximo a la población, con lo cual le creabaal Comandante del "Huáscar" un serio problema, pues si los fuegos deartillería quedaban largos, se bombardearía a los propios soldados y po-bladores civiles que se agrupaban en la playa.

Durante hora y media, los cañones del "Huáscar" no cesaron de dis-parar, descargando andanada tras andanada, pero sea por falta de preci-sión o nerviosismo, en todo ese tiempo no se logró hacer ningún impacto,a excepción de un tiro de suerte que atravesó el casco de la "Covadonga"y causó algunas bajas, cuando el buque de Condell se alejaba hacia elsur; la mala puntería de los artilleros peruanos quedaba evidenciada enesa oportunidad.

Los demás proyectiles pasaban por alto y muchos fueron a caer, co-mo se había apreciado, sobre los propios connacionales iquiqueños.

Numerosos tiros de la "Esmeralda" dieron en el blanco y algunosalcanzaron de lleno en el buque peruano, pero el reducido calibre y lafuerte protección del blindado, no produjeron efecto.

A las nueve de la mañana, la guarnición peruana de Iquique, desdetierra, cooperaba con la artillería y la fusilería a los marinos del Perú,ocasionando las primeras bajas en la marinería chilena.

El combate continuó durante toda la mañana y ante la ineficacia dela artillería, por la deficiente pericia de los sirvientes, el ComandanteGrau ordenó el ataque a espolón. Eran las 11. 30 horas, cuando el "Huás-car" se lanzó a toda máquina contra la "Esmeralda", espoloneándola porla banda de babor, frente al palo de mesana. Al recibir el golpe de lanave peruana y quedar breves momentos juntas, el Comandante Prat,


con su espada en una mano y su revólver en la otra, saltó a bordo del"Huáscar", gritando a sus oficiales y tripulantes que siguieran su ejem-plo, pero el ruido del combate apagó la voz de su orden y, para des-

gracia, los estragos causados por los cañones del "Huáscar" disparados aquemarropa sobre la cubierta de la "Esmeralda", habían dejado a muypocos sobrevivientes en este puente capaces de cumplir la orden de suComandante, y sólo el Sargento Juan de Dios Aldea lo siguió en el saltoal abordaje.El Comandante Prat se encontró solo en la cubierta del buque ene-

lo cual no amilanó su ímpetu y, pese a que se le hacía fuego desdelas cofas y parapetos, siguió avanzando hacia la torre de mando; uno delos proyectiles lo hirió y sólo se detuvo cuando un marinero le disparó a.corta distancia; herido de muerte, cayó en la cubierta al pie de la torrede mando del buque enemigo.

Aldea corno igual suerte que su Capitán.fin la "Esmeralda" asumió el mando el Teniente 1º Luis Uribe, y la

continuó con igual valor. El puente del buque chileno estaba sem-bardo de cadáveres y miembros destrozados que aumentaban por minu-tos pero ello no significaba disminución en el ritmo del intenso combate;mas ahora la ventaja estaba íntegra de parte de los peruanos, que acorta distancia realizaban una acción aniquiladora.Grau repelió la maniobra para dar un segundo espolonazo, y la "Es-

meralda", incapaz de esquivar el golpe del monitor, recibió el impacto porestribor. La nave chilena, golpeada con tal potencia e impactada por losdisparos, crujió como partida por mitades. Nuevamente el contacto fue

aprovechado ahora por el Teniente Serrano y doce marineros y soldadosque se lanzaron al abordaje. El valor los premió y causaron algunas ba-jas entre los tripulantes, pero Ja superioridad numérica era aplastante,ya que, rodeados por los peruanos que buscaban cómo aniquilarlos, notenían escape; por ello, sólo dos o tres se salvaron al lanzarse al marantes de ser fusilados a quemarropa.El segundo espolonazo produjo una brecha de agua que inundó lasanta bárbara y la sala de máquinas. Al repetir el "Huáscar" por terceragante golpe de espolón, ya no había nadie que saltara al abordaje.A las 12, 10 horas del 21 de mayo de 1879, la "Esmeralda" se hun-día frente a la playa del Colorado, a unos 200 metros de la orilla de lacosta y a unos 20 metros de profundidad. La bandera fue lo último endesaparcer bajo las aguas.. El guardiamarina Ernesto Riquelme, de cuyovalor en el combate da fe el Teniente Uribe, disparó a flor de agua elúltimo cañonazo. La orden de Prat se cumplió.Al hundirse la "Esmeralda", numerosos tripulantes quedaron próxi-mos a su buque; los ilesos, nadando; los heridos, flotando aferrados a al-gún madero. El "Huáscar" recogió a estos héroes en sus botes; el nú-mero total de estos sobrevivientes llegaba a 49; habían muerto 140 enla acción- Una vez a bordo se tomaron algunas medidas humanitarias conesta tripulación extenuada por la lucha, pero no se enviaron a tierra,porque el Comandante Grau, inquieto por su otro buque, ordenó de in-

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mediato poner proa al sur, para investigar el combate entre la "Indepen-dencia" y la "Covadonga" que, a todas luces, sospechaba victorioso paralas armas del Perú.

El fácil triunfo imaginado por el caballeroso Comandante Grau ten-dría una triste realidad; lo sucedido entre las otras dos naves adversa-rias estaba fuera de toda posibilidad lógica, ya que lo más factible erael triunfo de la "Independencia", por su mayor poder, pero el destinohabía jugado una mala pasada al buque peruano.

Del parte de combate entregado por el Comandante de la "Covadon-ga", el 6 de junio de 1879, al Almirante, se deduce que cuando Condell sevio atacado por la "Independencia", comprendió que una resistencia den-tro de la rada de Iquique era inútil; además había observado algunosbotes que, desde la playa, se aprestaban para salir a abordar su buque.Además, como su barco era más maniobrero que la "Independencia", teníaesta pequeña ventaja como la única carta de triunfo contra las otras mu-chas que favorecían al peruano. Era necesario sacar provecho de la ma-niobrabilidad junto a los múltiples accidentes que p r e s e n t a costa enesa zona, Condell con rapidez apreció la situación y optó por dejar deinmediato la rada de Iquique, y para ello ordenó dar el máximo de veloci-dad a su pequeño buque, y, simultáneamente, con un nutrido fuego demetralla y fusilería impidió aproximarse a los botes que se alistaban paraabordarlo. Fuera de la bahía navegó hacia el sur pegado a la costa, perse-guido a corta distancia por la "Independencia", que hacía lo imposiblepara no dejar escapar a su presa.

En tan difícil circunstancia, Condell dispuso que los cañones de la"Covadonga" no cesaran de disparar sobre el buque peruano y dio lamisión a un grupo de fusileros escogidos entre la marinería de efectuarun intenso y eficaz fuego de fusil sobre todo aquel que se acercara alcañón de proa de la "Independencia". El cumplimiento de la ordenllegó al extremo de que esta pieza no pudo ser atendida por sus sirvientesdurante la persecución.

La nave peruana se ubicó en la línea exterior y dejó a la "Covadon-ga" entre la línea de la costa y ella, lo cual era lo más acertado, por sereste lugar donde existía más fondo para el calado de su nave.

La persecución permitía al blindado disparar su artillería sobre supresa y en esta forma logró colocar numerosos tiros de sus cañones en la"Covadonga", causándole bastantes destrozos en la arboladura y en elcasco. Esto no varió la resolución de Condell y continuó la retirada haciael sur sin abandonar la proximidad de la costa, entre un dédalo de rocososarrecifes.

Moore trató tres voces de atacar a la "Covadonga" con el espolón,pero desistió por distancia, y sólo a mediodía los dos buques navegabanpróximos a los bajos de Punta Gruesa, que es un conjunto rocoso que sepresenta en esta zona y se extienden paralelos a la costa; la "Covadonga",gracias a sus 11 pies de calado, lo pasó rozando; pero ahora Moore,aturdido por la caza y con el deseo de terminar pronto esta situación conla nave chilena, que hacía mofa a su poder superior, no reparó en que elcalado de la "Independencia" era mayor y optó por dar un empuje deci-


sivo sobre la nave chilena con el tercer ataque a espolón. Para ello seacercó a toda máquina a los chilenos que estaban a unos 250 metros delbuque peruano. Ello obligó a la "Independencia" a aproximarse sobre lalínea de tierra, ocasión que no pudo ser más inoportuna y desgraciadapara los peruanos y de fortuna para los chilenos. A gran velocidad lanave de 24 pies de calado no pudo atravesar el cordón rocoso que ledestrozó su quilla y la varó. Como un ave herida en su vuelo, la "Inde-pendencia" se detuvo en el bajo, y luego, en forma brusca y peligrosase tumbó sobre la banda de estribor. La confusión se hizo presa a bordo,se perdió la disciplina y todos atinaban sólo a salvar la vida.

Desde ese momento, Condell que había virado en redondo para colo-carse a la popa de la "Independencia", le colocó dos proyectiles de 70libras que le perforó el blindaje y continuó con un cañoneo a su gusto, alextremo que pronto la nave peruana arrió el pabellón y en su reemplazose colocó bandera de parlamento, pues el terror cundía por segundosentre los tripulantes que no esperaban semejante desastre.

Los acontecimientos se habían sucedido con tal rapidez que, despuésde este triunfo chileno, numerosos tripulantes y oficiales pensaron enregresar a Iquique para ayudar a la "Esmeralda"; pero la repentina apa-rición del "Huáscar" hizo comprender la realidad del momento, y Condellresolvió continuar su retirada hacia el sur, alejándose del nuevo conten-dor que se hacía presente. El desigual combate había durado cuatro horas.Perú, en Punta Gruesa, había perdido totalmente a una de sus naves maspoderosas, y el dominio del mar en el Pacífico Sur se alejaba de sus manospor la acción temeraria de un Comandante valiente, pero, irresponsable,que por el dolor y la vergüenza, consagrara la vida al servicio de suPatria adoptiva hasta entregar su vida el 7 de junio de 1880 en defensadel Morro de Arica.

El Combate Naval de Iquique y el de Punta Gruesa nos permiten ex-traer algunas deducciones militares.

a) El sacrificio del Capitán Prat fue de una gran trascendenciamoral que sobrepasó en mucho a la importancia material que pudo tenerel combate.

b) El ejemplo de Prat creó en el pueblo chileno una consigna sagradaque se hizo presente en todas las acciones: "la obligación de luchar hastamorir, sin tomar en cuenta el poder o potencia del adversario".

c) El acto individual del héroe en Iquique transformó el alma delpueblo chileno, incentivando su espíritu bélico.

d) El Perú perdió con la "Independencia" casi la mitad del podernaval. Se puede decir que la Guerra del Pacífico se definió el 21 de mayo,en el puerto de Iquique y en Punta Gruesa.

e) El Combate Naval de Iquique era para Chile una gloria de suMarina. Es más valioso para un pueblo poseer una Institución completaque como corporación sea capaz de emular a cualquier héroe individual.

f) El mundo entero rindió homenaje al heroísmo de los Jefes, Oficia-les, Suboficiales y Marineros chilenos y captó el valor y el sacrificio deestos marinos.


g) Iquique presenció por última vez en el mundo que en los comba-tes navales se hiciera uso del espolón por parte de las naves combatientes.

h) Se comprobó una vez más la deficiente instrucción técnico-profe-sional que poseían los artilleros peruanos.

La "Covadonga", después de su huida hacia el sur y en la noche cam-biando rumbo al Oeste, regresó el 22 de mayo a Tocopilla para efectuaralgunas reparaciones de primera urgencia y retornar a Antofagasta eldía 25 de mayo, remolcada por el vapor "Rimae". En la noche del 26 al 27de mayo el "Huáscar" penetró al puerto de Antofagasta, trató de apresaral "Rimac" y luego cañoneó a la "Covadonga", sin mayores consecuen-cias, pues ésta y los fuertes de tierra lo bombardearon hasta hacerloretirarse hacia alta mar.

La Escuadra chilena, después de fracasar en su intento de hundir ala peruana, regresó al sur, y como una consecuencia de la falta de carbóndebió separar sus buques. El 30 de mayo se avistó al "Huáscar", que re-gresaba de su viaje al sur, y fue prácticamente imposible perseguirlo conel total de las naves. Sólo pudo hacerlo el "Blanco". La "Magallanes" yel "Cochrane" estaban con sus carboneras casi vacías y, en consecuencia,imposibilitadas para efectuar una cacería de esta naturaleza. Una brevesíntesis de lo sucedido nos aclara la situación:

"El Huáscar", después de hundir a la "Esmeralda" y ver el desastrede la "Independencia", tomó como objetivo causar los mayores dañosal enemigo. Para conseguirlo navegó hacia el sur el día 25 de mayo yse encontró con el "Itata", al que persiguió durante cuatro horas, sinconseguir darle caza.

Recaló en Mejillones y luego se dirigió a Antofagasta, donde se en-contró con un buque chileno que salía del puerto. De inmediato emprendiósu cacería, la que duró dos horas, para luego, ante el fracaso, desistir deella. Esa misma noche regresó a Antofagasta y entabló un duelo de arti-llería con las baterías del puerto y contra la "Covadonga", que era laúnica capaz de responder el fuego del monitor, ya sea por la oscuridad ola deficiente instrucción de sus artilleros no acertó un disparo ni a losfuertes, ni a la "Covadonga", ni a la resacadora de agua. Pasada media-noche se retiró del puerto.

Nuevamente el día siguiente, el "Huáscar" regresó a Antofagastacon el fin de cortar el cable submarino, lo que no fue posible, y ante sufracaso se retiró.

Pero esta constancia de actuar en la zona favoreció al "Huáscar",que el día 28 de mayo apresaba a dos barcos mercantes chilenos que seencontraban en Cobija.

Cuando se replegaba hacia el norte, en dirección a Ilo para efectuarfaena de carbón, se encontró con la Escuadra chilena. Nada más oportunopara los chilenos, pero el Almirante Williams dejó la cacería del "Huás-car" por falta de combustible de sus barcos, ya que después de perse-guirlo y hasta haber acortado la distancia a menos de cuatro millas, seabandonó el intento. Terminada la persecución cambió rumbo para diri-girse a Iquique.

Libre de persecución, el "Huáscar" se dirigió nuevamente al norte,mas, a las pocas horas fue informado que otro blindado chileno se acer-raba por esa dirección, pero la noticia era errónea, pues el barco noera otro que el "Matías Cousiño", que esperaba, a la cuadra de la Que-brada de Camarones, a la Escuadra chilena y, a su vez, el "Matías Cou-siño" creyó que era ésta la que se aproximaba. Simultáneamente, ambosComandantes de buque se dieron cuenta de su error y como reacciónse observa al "Matías Cousiño" que se aleja a toda máquina mientras queel "Huáscar", ahora, hace lo imposible por acercarse.

El buque chileno logró alargar la distancia y desaparecer en el hori-ionte, mientras el "Huáscar", al ver perdida la partida, se alejó hacia elnorte, llegando al Callao el 31 de mayo. Ese mismo día la Escuadra chi-lena llegaba a Iquique y establecía nuevamente el bloqueo a este puerto.

La nueva misión adoptada por el Comandante Grau, mientras suEscuadra no se incrementara con la llegada de otras Unidades, no eraotra que ponerse al acecho de las líneas de comunicaciones para atacar ydesarticular todo el sistema de transporte chileno por el océano Pacífico.

Esta apreciación fue la que impulsó al Almirante Williams a salirde Iquique con el "Blanco" y la "Magallanes" y cumplir un doble pro-pósito: encontrar a las corbetas que había mandado al sur, y ubicar al"Huáscar" para atacarlo y hundirlo.

Mientras se cumplía esta orden, el resto de la Escuadra peruana per-maneció en Iquique. Asimismo, el Comandante de la nave peruana recibióla orden de regresar al sur y colocarse a la cuadra de Huanillos parainterceptar cualquier buque que navegara hacia Iquique a prestar apoyoa la Escuadra.

El 3 de junio, a las 06, 00 horas, la flotilla chilena localizó al "Huás-car" y se lanzó en demanda de su presa. El buque peruano, que teníaper de rehuir el combate con los chilenos, inicialmente no reconoció alos buques de guerra chilenos y se acercó hasta una distancia peligrosa,pero tan pronto reconoció al "Blanco", no esperó más tiempo, viró enlento ochenta grados y emprendió la retirada.

La persecución duró cerca de doce horas, y se llegó hasta intercam-biar algunos disparos. Ante la imposibilidad de dar caza al "Huáscar",I Almirante Williams ordenó suspenderla y cerca de medianoche regresóa Iquique junto a la "Magallanes", que la encontró en su ruta.

Mucho se ha criticado al Almirante Williams la suspensión de lapersecución. Es posible que se haya vulnerado uno de los principios:[perseguir hasta aniquilar al adversario", pero sería necesario vivir laépoca y efectuar una apreciación de la situación con el material que sereponía y en los momentos que se vivía; así es posible llegar a establecer-le la orden de suspender la caza y ayudar a la "Magallanes" no sea deltodo tan equivocada.

El Almirante Williams lamentaba profundamente la pérdida de laEsmeralda", y aún, en la sensibilidad del mando, él mismo se culpaba delhundimiento de ese buque chileno; pero sea cuál fuere su remordimiento,1 lamentable suceso había sido el mejor combustible para inflamar lalama del patriotismo en todos los chilenos.

AUGUSTO PINOCHET UGARTE46


El "Huáscar" pasó a reparaciones en el Callao y allí se mantuvo encarena por un mes completo. En ese período se repararon las máquinasy se limpiaron sus fondos.

En el mes de julio, "La Unión" con el transporte "Oroya" efectuaronun raid hasta Tocopilla donde hundieron una barca chilena; posterior-mente continuaron su navegación al sur, pero se encontraron con el"Blanco", que los persigue sin éxito debido a su menor andar. Ambosbuques peruanos fondearon en la bahía de Arica y se pusieron a cubiertode la acción enemiga bajo la protección de los cañones del Morro.

C. —Segundo Combate Naval de Iquique. (Gráfico Nº 4).

Después del Combate Naval de Iquique, el 21 de mayo, la Escuadravolvió al bloqueo del puerto, cuyos movimientos eran observados porperuanos allí residentes. Fue así como en el período comprendido entremayo y julio constatarían que todos los días al atardecer, las naves chile-nas que permanecían en el puerto se hacían a la mar, y sólo quedaba en labahía la corbeta "Abtao", que no se movía debido al pésimo estado desus calderas.

Cuando el "Huáscar" estuvo reparado, su Comandante recibió lainformación de lo que pasaba en Iquique y planeó un atrevido golpe deaudacia, que consistía en penetrar durante la noche a la rada, atacar yhundir a la "Abtao" y luego huir al norte.

Tal cual lo planificó Grau, así lo puso en ejecución en la noche del 9al 10 de julio. Con la oscuridad, el "Huáscar" penetró en la bahía para cum-plir su cometido; pero no fue a la "Abtao" a la que encontró allí, sino al"Matías Cousiño". La razón de este cambio no tiene otra explicación sinoque un golpe de buena suerte para los chilenos que habían cambiado losbuques.

Desde hacía dos noches, el Comandante de la "Abtao", Sánchez,había observado que al caer la oscuridad, algunos botes con peruanos tra-taban de abordar su buque, lo cual constituía un permanente peligro. Paraevitar se llevase a efecto este hecho, el Comandante del bloqueo, Capitánde Fragata Enrique Simpson, ordenó a Sánchez que al obscurecer del día9 de julio, el buque se hiciera a alta mar. Esta es la razón por la cual,cuando el Almirante Grau llegó al lugar donde estimaba se encontraríael buque chileno para atacarlo con espolón, el sitio estaba vacío.

En el puerto había quedado el carbonero "Matías Cousiño", que,también por precaución, se mantenía alejado de la costa. En la obscuri-dad se dibujaba una silueta que el "Huáscar" tomó por la "Abtao" y seaproximó a él; pero, a su vez en la penumbra, el Capitán chileno reco-noció al buque peruano, y como tenía presión en sus calderas, trató dealejarse a toda máquina. Al ver que su presa huía, el "Huáscar" disparósu artillería con la esperanza de rendirlo, pero sólo obtuvo que se acercarala "Magallanes" a investigar los disparos y los fogonazos. Grau creyóque se le venía encima uno de los blindados, y ante la posibilidad deamarrarse en un combate no continuó su persecución sino trató de esca-

par del lugar; pero pronto el Comandante peruano se dio cuenta que noera ni el "Blanco" ni el "Cochrane", pero ahora equivoca a la "Maga-llanes" por la "Abtao" y resuelve una nueva tentativa, gira en 180°, puescapta que son los disparos los que han atraído al enemigo y por tres vecesse lanza al ataque de espolón contra la corbeta chilena, acción que fra-casó, pues sin rozar el buque chileno, pasó vertiginosamente por su popa.El Comandante Latorre en hábiles maniobras eludió el ataque de Grauy salvó su buque.

Mientras tanto, el "Cochrane", que se encontraba a la cuadra delAlto Molle, al ver los fogonazos y los cohetes luminosos que disparaba la"Magallanes", se dirigió a toda máquina hacia el lugar de origen de estosdisparos. Grau, al ver la aparición del blindado chileno, emprendió lafuga perseguido durante un corto tiempo por los dos buques chilenos.

Posteriormente, el Comandante Simpson desistió de la persecución al"Huáscar", por el menor andar que tenía el buque a su mando con respectoa la nave peruana y retornó junto con la corbeta "Magallanes" al puertode Iquique.

Al difundirse en el país la noticia del segundo combate de Iquique,la fama de Latorre se acrecentó, pues entre los chilenos aún estaba latenteel recuerdo de Chipana y, ahora, al actuar por segunda vez y rechazar al"Huáscar" afirmaba su prestigio y más aún sus cualidades como un Co-fflandante hábil, valiente y arriesgado.

Después del segundo Combate Naval de Iquique podemos anotar:a) La Armada peruana iniciará desde estos momentos una activa

guerra de corso, para cortar las comunicaciones hacia el norte y mante-ner en constante incertidumbre al mando chileno.

b) La modalidad de combate de los peruanos, de atacar por sorpresay juego desaparecer, afectaría en cierto grado toda operación anfibia que seplaneara con el Ejército, como también, a cualquier transporte de tropas yabastecimientos que se efectuara hacia el norte.

Williams, ante el peligro que significaba el "Huáscar", procedió aagrupar a su Escuadra en dos divisiones, una para mantener el bloqueode Iquique, y otra para proteger el puerto de Antofagasta. Además, comoel "Cochrane" había llegado al límite máximo para su mantenimiento,fue enviado a Valparaíso a carenar sus fondos y ajustar sus máquinas.En reemplazo de este blindado quedó el "Blanco', buque insignia de lasunidades navales.

En la ciudad de Iquique los peruanos no descansaban un momentopara buscar la forma de actuar en contra de la Escuadra chilena; es así,como una de las acciones seguidas por ellos para destruir el "Blanco"fue mediante el empleo de un torpedo, hecho que trajo como reacción deParte del Almirante ordenar el bombardeo de la ciudad y aun hizollegar a las autoridades la amenaza de destruirla, en caso de que se repi-tiera el ataque con este tipo de armas.

Dos aspectos fueron ampliamente aprovechados por el Almiranteperuano; uno, como estaba la Escuadra chilena ocupada en la zona norte,


GRAFIC0 Nº 4


las regiones central y sur del país prácticamente quedaron sin protección,lo cual fue el momento que aprovechó Grau para navegar hacia la partemeridional del país sin ser visto por las naves chilenas, y luego, comorepresalia, bombardear algunas localidades chilenas. El otro, era el delas noticias de la guerra y aun antecedentes de carácter reservado queeran difundidos ampliamente por los periódicos chilenos, al extremo queesta falta de censura de la prensa de Chile permitió a los peruanos orien-tarse de los movimientos de los buques de transporte de tropas chilenas,y gracias a esta indiscreción el 23 de julio capturó el transporte Rimac »con 300 soldados de caballería, ganado y armamento. La claridad conque la prensa chilena efectuaba estas publicaciones sobre movimientos debuques y de tropa no sólo orientaba a sus lectores, sino que también pro-porcionaba el mejor servicio de "inteligencia" al adversario. Ejemplo deello fue el antecedente sobre el "Rimac" que le proporciono un diarioobsequiado a Grau.

La reacción del pueblo chileno por la captura del "Rimac" fue lapida-ria y la responsabilidad se hizo efectiva a culpables e inocentes, y el resul-tado fue de numerosas renuncias que se cursaron en el Alto Mando paracalmar los ánimos de la población.

Después de apoderarse del "Rimac", el Comandante Grau regresó alnorte, con la buena fortuna de capturar tres buques mercantes chilenosy, por último, pensando en un golpe magistral, envió a la "Unión" alEstrecho de Magallanes con la misión de capturar al vapor Glenegque, según los despachos encontrados en el "Rimac", era portador dearmas y municiones para las fuerzas chilenas. Aquí la fortuna no favo-reció a la "Unión" y el raid no tuvo el buen éxito esperado, por lo cualregresó al norte sin pena ni gloria, en cambio tuvo que evitar el encuen-tro con uno de los cinco buques chilenos que a su vez la buscaban inten-samente.

El mes de julio se caracteriza por la intensa actividad del "Huáscar".Apareció en Caldera para buscar una decisión sobre el Cochrane" quese creía estaba en esa bahía averiado en una máquina. Al no encontrarlo,se dirigió al norte, hasta el puerto de Taltal, donde penetró a destruirlos elementos de carguío; allí, al ser sorprendido por el "Blanco" y el"Itata", huye hacia el norte, creando la incertidumbre en el mando chi-leno.

El 2 de agosto, Chile da por terminado el bloqueo de Iquique. Hastaese momento el plan peruano tenía éxito, pues este puerto y Pisaguapodrían ser sus bases adelantadas hacia el teatro de operaciones sur, yel "Huáscar", al acortársele las líneas de comunicaciones, podría obtenerlos resultados siguientes:

a) Mayor facilidad para atacar las comunicaciones marítimas chile-nas que venían desde el centro del país hacia el teatro de operacionesnorte, con lo cual hacía peligrar todo movimiento de tropas y elementosde combate que se dirigieran a esta zona.

b) La Escuadra chilena asumía un nuevo papel al dar proteccióna los convoyes que venían desde el sur al teatro de operaciones Norte.


Además, para cooperar a la acción del "Huáscar", los peruanos planifi-caron una acción con torpedos sin obtener ningún resultado.

Grau continuó su, acción. _de golpes de mano, destruyó las instalacio-nes deTaltal y luego, en el puerto de Antofagasta, trabó combate con lasbaterías de tierra y dos buques de guerra que se encontraban en la bahía,pero tuvo que retirarse sin obtener decisión. El "Huáscar" lograba estosconstantes buenos éxitos por la mayor velocidad que poseía sobre lasnaves chilenas.

El 20 de agosto, el Supremo Gobierno nombró Ministro de Guerra enCampaña a don Rafael Sotomayor y, como primera misión, le fijó: "Ani-quilar el poder naval del Perú".

Las principales medidas adoptadas por el nuevo Ministro de Guerraen Campaña se pueden resumir:

a) Reemplazó en el mando al Almirante Williams por el Capitán deNavio don Galvarino Riveros.

b) Recuperó las condiciones operativas de la Escuadra al carenaral "Cochrane" y cambiar las calderas a las corbetas "O'Higgins" y "Cha-cabuco".

c) Entregó el mando del blindado "Cochrane" a Latorre, cuyo pres-tigio se había acrecentado dentro del país.

El nuevo Ministro de Guerra, don Domingo Santa María, dio órde-nes claras y misiones precisas al Ministro de Guerra en Campaña, Soto-mayor, para continuar con mayor impulso las operaciones militares en elteatro Norte, las que a fines de agosto y principios de septiembre secumplieron con un incremento de las actividades bélicas.

El 20 de septiembre se enviaron al norte, por vía marítima, 3. 000soldados equipados e instruidos. Esta tropa se embarcó en Valparaíso, ypara evitar una nueva sorpresa, en el viaje hasta Antofagasta, estosbuques de transporte fueron escoltados por la Escuadra, ahora al mandodel Comodoro Riveros. En esa fecha, el fin del poder naval peruano seaproximaba; ¡as horas del bravo Comandante Grau estaban contadas.

II. —Chile conquista el dominio del mar.

A. —Combate Naval de Aligamos. (Gráficos Nºs 5 y 6 ) .

Después que las fuerzas del Ejército enviadas al norte desembar-caran en Antofagasta, la Escuadra que había escoltado al convoy se con-centró en Mejillones. El 1º de octubre se llevó a efecto en el blindado"Blanco" un Consejo de Guerra, presidido por el Comodoro Riveros, y alque asistieron todos los Comandantes de buque. Después de una exhaus-tiva apreciación de la situación que se vivía, se establecieron como objetivoslos siguientes, ya bosquejados en la reunión del 28 de junio en Antofa-gasta. (Anexo Nº 1) :

1. —Destrucción del "Huáscar" a cualquier precio.

2. —Invadir y conquistar el departamento de Tarapacá con tropasdel Ejército.

3. —Agrupar la Escuadra en dos divisiones para conquista del domi-nio del mar.

El 2 de octubre la Escuadra zarpó al norte, y el día 3 se ubicaba ala cuadra de Arica. Igual que en otras ocasiones las unidades chilenas yperuanas se cruzaron en alta mar sin verse. Unos pescadores dieron lanoticia al mando chileno del viaje del "Huáscar" y de la "Pilcomayo"hacia el sur. Con esta información, el Comodoro Riveros ordenó al"Cochrane" y a los buques que componían esta División, dirigirse deinmediato a Mejillones, en donde se reunieron el 7 de octubre. Allí seconoció la noticia de que el "Huáscar" regresaba al norte desde Coquimbo.

El mando naval chileno había analizado la forma de proceder si sepresentaba esta oportunidad y las ideas se habían vaciado en un plan decaptura donde se operaba con dos divisiones que salían a altas horas dela noche desde Mejillones, al sur. La primera, la de andar más lento,navegaría próxima a tierra inspeccionando cuanta caleta o accidentescosteros posibilitara ocultarse a un buque, y la segunda división ligera,con naves más rápidas, navegaría de 20 a 25 millas fuera de la línea dela costa y con los buques ramificados.

El plan primitivo había sufrido modificaciones al dar un mayor inter-valo entre los barcos, rectificación que fue aprobada por el Ministro deGuerra en Campaña y por el Gobierno; sin embargo, la distancia en-tre las dos agrupaciones que conformaban las divisiones se mantuvo afirme en las 20 millas. A las 10. 00 horas del 7 de octubre salía desdeMejillones la división de más reducido andar, y a medianoche lo hacía ladivisión más rápida.

El 8 de octubre, a las 03. 30 horas, a la altura de Punta de Tetas, loschilenos avistaron dos barcos en lontananza, los cuales, a su vez, tambiénlos habían ubicado a ellos. Se apreció que el posible enemigo sintiéndoseen inferioridad trataba de rehuir cualquier acción de combate.

El Comodoro Riveros, pese a las dudas iniciales que se suscitaron,ordenó la persecución de ambas naves, medida acertada que más adelantese confirmó con la llegada del crepúsculo matutino, el que con la claridad,disipó las dudas al constatarse que los perseguidos eran el "Huáscar" yla "Unión". Se ordenó aumentar la velocidad al máximo, pero el menorandar de los buques chilenos hacía aumentar la distancia. A las 04, 00 el"Cochrane" navegaba frente a Mejillones, y al clarear el día, el Coman-dante Latorre había captado la situación, que era impedir la fuga de lapresa y para ello dispuso dirigirse hacia la Punta de Angamos con el finde cortarle la proa y obligarlo a entrar en combate.

A las 07, 15 horas el "Huáscar" pretendió pasar entre la costa y losbuques chilenos; pero sólo lo efectuó la "Unión" que a gran velocidadatravesó hacia el norte.

En esa oportunidad Latorre ordenó a la corbeta "O'Higgins" y al"Loa" que continuaran persiguiéndola en forma independiente.


A las 09, 15 horas, Grau ordenó fuego que no fue contestado por el"Cochrane", y sólo lo hizo cuando estaba a la distancia efectiva de 2. 200metros. Esta distancia se fue acortando y el fuego se hizo más intenso.)e los primeros disparos, un proyectil chileno destruyó la torre de mandoy mató al valiente Contralmirante Grau. Con ello Perú perdía a uno desus más destacados hombres y uno de los más grandes marinos de sutiempo que, por su audacia, arrojo y caballerosidad, se había hecho admi-rar de sus enemigos.

El combate continuó hasta la llegada de la división pesada, la quetambién entró con gran impulso a la lucha. A las 10, 55 horas del 8 deoctubre el "Huáscar" caía en poder de los chilenos y con ello se conquistabael dominio del mar. El camino marítimo estaba abierto hacia el norte,y ahora el problema bélico quedaba en manos del Ejército, quien debíaasumir la responsabilidad del nuevo paso que el país daría en la con-tienda.

B. —Consecuencias del Combate Naval de Angarrios.

Las repercusiones que tuvo para los tres países el resultado delCombate Naval de Angamos deben ser miradas en forma aislada, por losefectos distintos que produjo en cada uno de ellos, sea en sus mandospolíticos o militares.

La dirección y conducción político-militar tuvo que ajustar sus me-lios para principiar a actuar con la nueva carta que entraba en acción:los Ejércitos de Chile, Perú y Bolivia; el primero, ahora apoyado porsu Armada y los otros dos, dejaban a sus fuerzas terrestres sin contarcon este cordón umbilical que era el sostén naval.

La pérdida del "Huáscar" por el Perú fue para los chilenos un fac-tor determinante para permitir a las fuerzas de Chile adentrarse en elterritorio peruano en busca de la decisión final.

1—Repercusiones en el Perú.

Perder su mejor buque y junto con él a Grau, su más valeroso, inte-ligente y ponderado Almirante, tuvo para el Perú desastrosas conse-pntias, en orden moral y material, y sus efectos se sintieron en susfrentes interno y externo. En lo externo, el triunfo chileno llevó a medi-jtar a los países que deseaban una alianza con el Perú; y así es como laRepública Argentina terminó con el pensamiento de entrar en una coali-ción y se decidió por la neutralidad. En lo interno, la moral del puebloRuano sufrió un grave relajamiento. Desde ese instante disminuyó elfervor patriótico y el país pasó a vivir en la zozobra, el pánico y el temorde ver sus costas invadidas, o que por cualquier puerto las fuerzas chile-jms efectuaran un desembarco. Ello era motivo de permanente angustia,pe se prestaba para incesantes rumores, intencionados o mal intencio-nados, pero que corrían de boca en boca creando la incertidumbre en la


población. Se crearon problemas de los transportes que apoyaban al Ejér-cito del sur, y la situación se tornó cada día más incierta.

El Presidente Prado, el 9 de octubre de 1879, en carta al GeneralBuendía, le decía "Si hemos perdido el buque (se refiere al "Huáscar")" como natural consecuencia de la guerra, en donde alguno de los comba-" tientes tiene que sucumbir, nuestra inferioridad marítima se acentúa" aún más, y entra ahora lo más crudo de la campaña, pues debe supo-" nerse que alentados los chilenos por este triunfo, se lancen decidida-" mente a agredirnos en nuestro territorio. Hay, pues, que vivir preve-" nidos a todas horas y retemplando nuestro valor en el fracaso que nos" ha caído y procurar tomar la revancha cuando el enemigo se presente a" combatirnos. Nada debe descuidarse; es preciso no descansar ni un rao-" mentó, tomar las medidas que exijan las circunstancias; vigilarlo todo" sin tregua, y aprestarnos sin que nada falte para la hora del combate" que probablemente se acerca ya.

"Confío en su capacidad para que al divulgarse allí la noticia, no pro-" duzca mal efecto en los espíritus, retemplando los ánimos e infundién-" doles nuevo ardimiento. "

Los documentos de esa época que han llegado hasta nosotros permi-ten deducir que la moral nacional del Perú decayó enormemente, pese alos esfuerzos del Gobierno y del Alto Mando Militar por mantener unaaltivez ante los sucesos acaecidos.

El alma nacional bebía la copa del temor y de la angustia, mientrasen el corazón de la ciudadanía negras sombras la embargaban y afligían.

2. —Repercusiones en Bolivia.

Pese a ser Bolivia la verdadera causante de esta guerra entre her-manos, cuando recibió la noticia de la pérdida del "Huáscar" en Anga-mos, sólo demostró que la afectaba en forma muy egoísta, por cuantoal tener Chile el dominio del mar, ella veía alejarse las esperanzas decontinuar usufructuando de un litoral en el Pacífico, así como tambiénfrenaba su ambición de aumentar su territorio y llegar con su fronterahasta el paralelo 26° de L. S. Fue tan efectivo el triunfo chileno para losdel Altiplano, que este golpe logró trizar la alianza Perú-Bolivia y sólola energía del Gobierno apaciguó el deseo de una paz separada que ahorabrotaba de todos los corazones bolivianos. Gracias a los esfuerzos de susprincipales hombres se lograron mantener hacia el exterior los conceptos deuna honradez nacional, que no existía; pero cualquier cambio de actituddel país del Altiplano, con respecto a su aliado, le habría traído consigoel repudio general de América y de otros Estados del mundo.

Las fuerzas de los aliados se distribuían en el territorio peruano entres grandes agrupaciones: la de Lima-Callao, la de Tacna-Arica y la deTarapacá. Todas ellas separadas entre sí y sin posibilidades de reunirsedos o las tres para hacer "centro de gravedad" en alguna parte; además,individualmente cada una de ellas, no era lo suficientemente fuerte comopara hacer frente al Ejército chileno.


La pérdida del dominio del m a r significaba p a r a los aliados no dis-poner libremente de sus líneas de comunicaciones mar í t imas y todo sutransporte y acarreo se volcaba ahora al medio te r res t re , lo que signi-ficaba pérdida de t iempo por tener que recorrer distancias considerableston medios rudimentarios y por ru t a s muy pr imi t ivas . La ru t a ent relas ciudades de:

a) Lima-Tacna, pasaba por Arequipa, era de 1. 800 kilómetros decaminos de calidad regular , con t rechos desérticos y sin recursos, lo queimponía esfuerzos enormes pa ra el acarreo.

b) Arica-Pisagua, con 300 kilómetros si se seguía la ru t a central ,y 150 kilómetros si se marchaba por la costa. Ambos caminos a t ra -viesan profundas quebradas y g randes extensiones desérticas. Su reco-rrido imponía medios de movilidad con ganado que no poseían los aliados.

En consecuencia, la ofensiva t e r r e s t r e se iniciaría por los chilenos,¡y serán ellos quienes decidirán dónde darán el golpe al Ejérci to del Sur .

3. —Repercusiones en Chile.

El triunfo chileno en Angamos repercutió en su aspecto mater ia l , aldejar al "Huáscar" en poder de Chile y produjo efectos morales en todaslas esferas, tanto del Gobierno como en la opinión pública. Ningún acon-tecimiento de la Guerra del Pacífico logró causar un mayor impacto deentusiasmo en nuestro pueblo, como el del 8 de octubre de 1879. "Lasfiguras de Prat y Latorre , refundidas en un solo símbolo, encarnaronen el corazón del pueblo chileno el heroísmo y la capacidad guer re ra de

la raza". (F. A. Encina) .Fue una fuerte dosis de opt imismo en lo moral y un estímulo a sus

hombres para afrontar los nuevos sacrificios que demandar ía cont inuarla guerra.

La derrota del "Huáscar" fue p a r a Chile el té rmino de la angus t iade la zozobra en que vivían los mandos en cada oportunidad que envia-

flban tropas o elementos bélicos al nor te en buques que no llevaban laescolta que les diera la suficiente seguridad. El temor a ser presa fácilde la nave peruana obligaba en cada caso par t icu lar a da r protección o

a mantener en algún grado de "a l e r t a " a las naves de guerra .Angamos fue también un paliativo a la angustiosa situación del

frente económico, que ya casi no disponía de recursos p a r a una guer raprolongada.

En el orden militar, el mando af i rmó sus conceptos estudiados el 28"de junio y las dudas creadas pa ra cont inuar la guer ra las aclaró.

Con este triunfo Chile disponía de una amplia l ibertad de acción p a r ainiciar su campaña terres t re cuando así lo deseara, y elegir el lugar que

mejor le pareciera para efectuar el desembarco; economizar sus mediospara abatir en forma aislada los núcleos de t ropas adversar ias de Ta ra -Baca, Tacna-Arica y Lima-Callao; y producir una sorpresa relat iva en

cualquiera de estos núcleos. La rula estaba, despejada y el camino delmar en poder de los chilenos.

SEGUNDA PARTE

PROLEGÓMENOS A LA CAMPAÑA DE TARAPACA.

CAPITULO I.

ESTADO DE LOS EJÉRCITOS BELIGERANTES DESDE ABRILHASTA SEPTIEMBRE DE 1879.

Entre el 5 de abril, día que Chile declaró la guerra a los aliados, yel 28 de octubre de 1879, fecha del zarpe desde el puerto de Antofagastade las fuerzas chilenas que iniciaron la campaña de Tarapacá, hay unlapso de siete meses, aprovechado por los tres países beligerantes paradesarrollar intensas actividades militares, sin descansar un instante, conel fin de alcanzar un mayor alistamiento bélico que les permitiera entraren acción en las mejores condiciones posibles. Durante este período detiempo, nadie se dio descanso y tanto militares como civiles mantuvieronun trabajo constante para afinar el instrumento de combate y prepararsepara la lucha que se avecinaba.

Desde la iniciación del conflicto, el Teatro de Operaciones quedó cir-cunscrito a los extremos Norte de Chile y Sur del Perú. A Solivia se ledeja al margen por las características montañosas del Altiplano que nopermitían ninguna clase de acción guerrera. La zona que hemos señala-do era una de las más difíciles por sus características desérticas y porsu escasa población. Todo lo que allí existía, venía de los "núcleos vita-les" de los países beligerantes localizados a 1. 500 kilómetros, con excep-ción de Bolivia, que de los tres, estaba en mejores condiciones de aproxi-mación con el Teatro de Operaciones por la cercanía a él; pero como ellaera la más pobre en recursos de todo orden, esta ventaja se anulaba.

Chile y Perú para levantar el nivel operativo de la zona, necesitabandisponer del camino del mar para emplear esta ruta en el transporte,por ello, se inició con gran agresividad la lucha por el dominio marítimo,


que culminó después de seis meses en favor de los marinos chilenos cuan-tío éstos vencieron en Angarrios y el "Huáscar" pasó a formar parte desu escuadra. Este golpe fue uno de los más certeros que Chile pudo apu-par a su adversario del norte, ya que desde ese momento, todo el trans-prte peruano se hará cada día más difícil y más lento, en perjuicio delas tropas enviadas al teatro.

La situación del potencial militar al romperse las hostilidades, eradiferente para los tres países. Chile rompió con las operaciones llevandosus tropas desde el sur y fue necesario que en la zona todo fuera acondi-cionado para alojar y atender a los movilizados, almacenar y distribuirlos elementos de vestuario, equipo, armamento, munición, explosivos, sa-lidad, resacadoras, etc. Bolivia, lo poco que tenía en personal en Antofa-gasta no lo empleó, y lo que aportó en Tarapacá fue pobre y de mala ca-tdad. Sólo Perú disponía de unidades acantonadas en la zona desde tiem-ko de paz, y que inicialmente sirvieron de base para movilizar a las po-llaciones locales, mientras unidades de antigua o de reciente creaciónllegaban desde su centro a integrar el Ejército del Sur y se completabanlos niveles logísticos para la atención que tendrían las tropas durante latempana que se iba a iniciar.

Esto hace pensar que ésta podría ser una de las razones de la espera,asi siete meses para iniciar las operaciones, antes, al parecer, no eraposible por la necesidad de los contendores de equipar el Teatro de Ope-aciones, reunir los medios y golpear con la mayor potencialidad; pero pa-a lograr ello, el problema era esfuerzo, lo que significaba tiempo pararealizarlo.

I. —Situación del Ejército del Perú.

A. —Las Unidades de Tarapacá.

Al iniciarse las dificultades entre Chile y Bolivia, con motivo de laviolación del Tratado de 1874, por parte de ésta, la República del Perúse encontró ante el dilema de cumplir con el Tratado Secreto de 1873 e irla guerra en contra de Chile o, marginarse y dejar al país del Altiplanoabandonado a su suerte, con perjuicio de sus futuras posibilidades eco-nómicas. Por ello, en forma muy discreta no trepidó en alertar sus me-dios acantonados en esta zona sur, y desde ese momento, se vivió un cli-ma de preparación bélica que aumentaba gradualmente, acorde con loscontecimientos internacionales que se vivía en los dos países afectados.

El aumento de la potencialidad militar del Teatro fue suavementeiniciado, pero se fue intensificando durante el período comprendido entrebril y septiembre de 1879, mes que culminaron los preparativos antes

de que se iniciaran las operaciones en el Departamento de Tarapacá. Así,Ejército del Sur del Perú que el 5 de abril llegaba a los 4. 000 hombres

al mando del Coronel Velarde, en el mes de octubre casi se había dupli-


cado. Durante los siete meses de lucha por el dominio del mar, el Ejér-cito no descansó, preparándose para lograr un mayor nivel operativoantes de entrar de lleno en el conflicto.

B. —Constitución de las tropas en el Teatro de Operaciones Sur.

Desde el cuarto mes del año 1879, la corriente continua de fuerzasdesplazadas desde el "centro del Perú" hacia el sur se engrosó. Estas tro-pas, trasladadas correspondían a las unidades acantonadas en la zonacentral y norte del Perú y que se llevaban a Tarapacá para completar laorgánica de las Divisiones y los efectivos del Ejército del Sur.

A fines de septiembre, el gobierno de Prado envió por última vez,2. 000 hombres para incrementar las tropas de la guarnición de Iquique.Con estas unidades el Ejército de Tarapacá disponía a fines de octubrede 1879, de 7. 246 hombres, distribuidos en la siguiente forma:

—Estado Mayor del Ejército y Bat. de Artillería de Campaña, 265hombres.

—I. División, 1. 311 hombres.—II. División, 1. 122 hombres.—III. División, 950 hombres.

—IV. División (denominada también División Vanguardia), 1. 134hombres.

—V. División, 1. 554 hombres.—VI. División, 910 hombres.

Lo que redondeando la cifra daba un estado de fuerza de 7. 250hombres.

C. —Adquisición de elementos bélicos.

Perú, al movilizar sus fuerzas terrestres, se encontró ante el pro-blema de adquirir a la mayor brevedad, el material bélico y equipo nece-sario para completar y armar, no sólo a sus propias unidades, sino tam-bién a las de su aliado. Muchas de las armas que tenían sus tropas, esta-ban anticuadas o las dotaciones que disponían en las unidades no alcan-zaban a completar los cargos de los soldados de estos cuerpos.

Para llevar a la realidad las adquisiciones de armas, municiones yequipo, el gobierno envió a numerosos agentes a tomar contacto con co-merciantes de diferentes países de América. Este personal desplegó graniniciativa y obtuvo un favorable resultado de sus conversaciones. Los efec-tos de estas comisiones no se dejaron esperar, pues por intermedio deellas se compró gran cantidad de material bélico en algunas principales


casas establecidas en el lado del Pacífico, en especial Panamá y CostaRica. Estos establecimientos eran los encargados de comprar armas enlos centros productores norteamericanos y europeos y que después sehacían llegar de diferentes maneras a manos del Perú.

Numerosos son los ejemplos que podríamos dar: uno de ellos, es elcaso de Costa Rica que llegó a un acuerdo con el Gobierno peruano paravenderle 5. 000 fusiles con sus municiones. Como se puede apreciar, laneutralidad que estos países centroamericanos ejercían con el Perú, eramuy benévola, e indudablemente fue una consecuencia de la habi-lidad con que el frente diplomático actuaba, superando ampliamente alchileno en estas funciones.

D. —Organización del Mando.

El 18 de abril de 1879, en el puerto de Iquique, asumió el mando delEjército del Sur, el General don Juan Buendía. Este Oficial Superior eraun militar de carrera, pero ya avanzado en años y que, por lo mismo,había perdido muchas condiciones. Se le hace aparecer como un hombrevaliente, pero de escasa iniciativa; como un Jefe sereno en el peligro,pero carente del carácter que debe poseer un Comandante y más aún enlos difíciles momentos que vivía el Departamento donde era tan nece-sario un Jefe de gran personalidad; Buendía era más político que militar,contemporizador en extremo y lo más grave, es que se entregó por com-pleto al consejo de su Jefe de E. M. y de los Comandantes Divisionariossubordinados.

Como Ayudante del General peruano, se desempeñaba el joven Ofi-cial Roque Sáenz Peña, de nacionalidad argentina, y que fuera más ade-lante, Presidente de la República Argentina.

El puesto de Jefe de Estado Mayor del Ejército del Sur, lo ejercíael Coronel don Belisario Suárez, hombre de grandes cualidades como or-ganizador y de conductor táctico. Desde el primer día hasta su llegada aArica, es el hombre incansable, previsor y de gran lealtad con que contóBuendía durante la campaña.

No es nuestro deseo hacer biografías de los altos Jefes que mandabanlas Unidades Divisionarias peruanas en el Departamento de Tarapacá,pues sería materia de otro trabajo. Hoy, a la luz de documentos podemosdecir que, en general, el alto mando de Tarapacá no satisfacía las condi-ciones ni exigencias que debe reunir un conglomerado homogéneo y dis-ciplinado, por el contrario, aquí encontramos en muchos de los Jefes ungran personalismo revoltoso, y una gran desconfianza entre ellos. Estoúltimo, era producto de las enconadas luchas civiles, cuyas asperezas sehacían presente en todo momento y muchas veces, producían las más gra-ves trizaduras entre hombres que tenían en común, tan alta responsabi-lidad. Del grupo de los Jefes de mayor valor en el mando podemos enu-merar a los Coroneles Dávila, Velarde y Bolognesi. También se desta-


caban como Comandantes de Cuerpos: Don Remigio Morales Bermúdez,Cdte. del Lima N 8 y don Andrés Avelino Cáceres, Cdte. del BatallónZepita. Estos dos últimos fueron posteriormente Presidentes de la Re-pública.

No podría terminar estas líneas sin dejar de mencionar al jovenCdte. del Batallón "Iquique" don Alfonso ligarte, expresión pura de pa-triotismo, amor y sacrificio por la Patria. Fue este soldado el que, sintitubear un instante, entregó a su país, primero su fortuna y posterior-mente su vida en defensa de Arica.

E. —Medios y su disciplina.

La tropa reunida del Ejército del Sur del Perú, sumaba a fines deseptiembre 7. 250 hombres, bien armados y equipados gracias al oportunoapoyo logístico con que se buscaba dar solución a los problemas.

Esta materia era una preocupación constante del propio PresidentePrado, quien tomaba en sus manos todas las medidas destinadas a levan-tar el nivel operacional de estas fuerzas. Sin embargo, las cartas de Buen-día dejan traslucir que allí faltaba la solidez de la disciplina que hacegrande a los Ejércitos. No existía la cohesión entre las unidades y espe-cialmente entre sus mandos. Había constantes roces entre los Jefes, y másaún, ninguno de ellos se sometía en forma incondicional a las órdenesemanadas del superior. A todo se oponía una resistencia sorda, o se pro-cedía con lentitud para cumplir las disposiciones que se dictaban, enuna palabra, faltaba la unión idealista de una causa que mancomuna-ra a todos los componentes de este Ejército.

II. —Situación del Ejército de Bolivia.

A. —Las Unidades del Altiplano.

La noticia del desembarco chileno en el puerto de Antofagasta, fueguardada celosamente por el Presidnte Daza, hasta el día 26 de febrero,todo ello sólo para no interrumpir sus orgías en las fiestas del carnaval.Cuando el Capitán General dio a conocer al pueblo boliviano los aconte-cimientos de Antofagasta, se produjo una gran reacción patriótica y seinició de inmediato la movilización del Ejército boliviano que, en formaconstante, duró hasta fines de octubre. Las primeras fuerzas que se le-vantaron en el país llegaron a cerca de los 30. 000 hombres, formandobatallones cívicos que, fuera de su buena voluntad no poseían ningunapreparación militar y carecían de todo material bélico.

Esta gran cantidad de gente movilizada, sirvió de base para organi-zar cinco Divisiones, de las cuales tres se repartieron entre La Paz, Su-cre y Potosí, la cuarta entre Oruro y Potosí y la quinta en Potosí al man-do del General Narciso Campero.


dilleranos buscando el camino desde la costa, hasta la meseta del Alti-plano.

En el Departamento peruano de Tarapacá, numerosos bolivianos tra-bajaban como obreros en las oficinas salitreras, lo cual fue motivo paraque el gobierno de La Paz estimara como posible efectuar un inmediatoaprovechamiento de este personal y sin mayor estudio ordenó organizaruna División con esta base. Esta medida estaba fuera de lo lógico, porfalta de estadísticas, el mando ignoraba que mucha de esta gente estabafuera de edad militar y que, además, los que estaban en condiciones demovilizar, comparaban lo que ofrecía el Ejército del Perú con el de Bo-livia, y sin dudar, se incorporaban al peruano donde tenían mayores ven-tajas en pago, equipo, armamento, fuerza, etc. El resultado de esta or-den fue que apenas se pudo constituir la columna "Loa", pues el restode aquella gente se incorporó al Ejército peruano, bajo el mando deOficiales de ese país.

II. —Alistamiento del Ejército de Chile.

A. —Concentración del Ejército del Norte.

Desde la declaración de guerra de Chile, es decir, a partir de abrily hasta fines de octubre de 1879, el Ejército chileno aumentó en formapermanente con personal, material y ganado, tanto en los cuarteles delcentro del país como en la provincia de Antofagasta.

La organización del Ejército, su instrucción y disciplina fue impul-sada intensamente por el General en Jefe don Justo Arteaga, quien a pe-sar de sus años, no tuvo descanso ni lo frenaron los obstáculos que se lepresentaron. Fue el alma y el inspirador de la fuerza terrestre. Al entre-gar el mando de la Institución en el mes de julio, el Ejército ya habíaadquirido su potencial y alcanzado su capacidad combativa; desde esosmomentos, se puede asegurar, Chile plantaba el tricolor de la victoriasobre los aliados. Durante el mando del Ejército por el General Arteaga,se efectuó un esfuerzo extraordinario destinado a transformar en solda-dos combatientes de óptimas condiciones a los jóvenes reclutas que ve-nían del sur o llegaban a los cuarteles de la zona. Mientras él estuvo enAntofagasta, la práctica doctrinal era de 6 a 8 horas diarias y la ins-trucción de las tropas abarcó desde la táctica de guerrillas, que reciénse había aplicado en la guerra franco-prusiana, hasta ejercicios de com-bate aplicados en Compañía, Batallón y Regimiento.

El incansable General en Jefe no sólo dio una férrea disciplina a lastropas, sino también a la oficialidad que, a semejanza de la tropa, tam-bién era personal movilizado y reclutado de un ambiente civil, carentede aquellas normas rígidas que los Oficiales de carrera aceptan desdeniños y que dan solidez a los Ejércitos.

62 A U G U S T O P I N O C H E T U G A R T E

En Antofagasta las actividades bélicas de este Ejército fueron mí-nimas, y los últimos tres meses, antes del 28 de octubre, estas fuerzasadelantadas a la zona nortina prácticamente sólo desarrollaron tareas deinstrucción y alistamiento, para lo cual, algunas unidades de tropa sedesplazaron a diferentes lugares de la Provincia para ubicar campos deinstrucción y de ejercicios, para poder efectuar sus prácticas:

—Los Batallones "Chacabuco" y "Zapadores", se trasladaron al puer-to de Mejillones.

—El Cuarto de Línea y las tropas de Caballería, se ubicaron en elSalar del Carmen.

—El Batallón de Infantería "Santiago", reforzado con tropas de Ca-ballería, al mando del Tte. Coronel Pedro Lagos, se trasladó a Quillagua,como fuerza de vigilancia y de seguridad en el extremo norte de la Pro-vincia de Antofagasta y para prever cualquier acción hacia el sur quepudieran realizar las fuerzas adversarias localizadas en La Noria, SanLorenzo y Soledad.

B. —Organización del Mando.

1. —El General en Jefe.

Inicialmente, al declarar Chile la guerra, el mando del Ejército delNorte lo ejerció el General don Justo Arteaga quien fue reemplazado porel General don Erasmo Escala, Jefe que el Supremo Gobierno designó porsus méritos de soldado valiente y disciplinado. Este Oficial se había for-mado en la antigua escuela de la dureza y del valor. Al nombrársele co-mo Comandante en Jefe, tenía 50 años y su Hoja de Servicios desde laEscuela Militar hasta la alta jerarquía que alcanzaba, era sin tacha.

Escala, perteneciente a la vieja escuela del Ejército, estaba conven-cido de que el Comandante en Jefe debía absorber todas las tareas de losOficiales de su Cuartel General, lo cual, en lugar de facilitar el trabajo,entrabó la expedición y la rapidez de las labores de sus asesores del man-do y, además, con esta invasión de funciones creaba en las asesorías, ro-ces y fricciones entre él y sus subalternos.

Por naturaleza el General Escala era bondadoso, lo cual fue motivopara que muchas veces sus subalternos y en especial la tropa, abusara desu condescendencia, creándose problemas en el mando, que en ocasionesconstituían un verdadero peligro para la rígida disciplina de esos años.

La condición de General en Jefe de las tropas del Ejército del Nor-te y la presencia del Ministro de Guerra en Campaña, produjo una serieferoces que a la larga, motivaron un divorcio entre el General y el Mi-nistro, cuyo desenlace no era difícil de predecir, como se constataría enla campaña de Tarapacá.


2. —El Estado Mayor del Ejército del Norte.

Al estallar el conflicto entre Chile y el Perú y Bolivia el 5 deabril de 1879, el E. M. G. no existía, y los Jefes superiores del Ejército,formados en la escuela del unipersonalismo, rehuían todo concurso deeste organismo, que a su entender, afectaba la acción directa del mandoque ellos debían ejercer sobre las tropas.

El Ejército del Norte pudo disponer de un buen E. M. G., porquehacía diez años (1869) que sobre estas materias se había publicado el"Reglamento para el E. M. de un Ejército de Operaciones", documentodonde se señalaba la misión, la organización y las funciones propias deeste organismo, pero este documento no se materializó por desorientaciónen los mandos respecto a lo que era el E. M. y luego, porque no huboOficiales que poseyeran la práctica necesaria para el correcto desempeñoen sus tareas.

Tres días después de la declaración de guerra de Chile contra el Perúy Bolivia, el 8 de abril se nombró General en Jefe al de División donJusto Arteaga y como Jefe de E. M. al Coronel don Emilio Sotomayor,Oficial que dos días después era reemplazado por el General José Anto-nio Villagrán, quien organizó su Cuartel General con los Oficiales queen esos momentos eran los más conocidos profesionalmente en el ambien-te militar.

El nuevo Jefe de E. M. dedicó sus mejores empeños a la prepara-ción del Ejército para la campaña sobre Tarapacá, encontrando en to-do momento la mayor incomprensión de parte de sus compañeros y la-mentablemente hasta del propio General Arteaga.

El General Villagrán se rodeó de un grupo selecto de Oficiales, que lecooperaron ampliamente, por cuanto, cumpliendo las directivas de Ar-teaga improvisaron y dejaron en marcha la instrucción de las tropas, elaprovisionamiento, la movilización y la Planificación de futuras operacio-nes. La labor fue dura, constante y pacienzuda para estos noveles inte-grantes del E. M. que pese a su entusiasmo chocaron con numerosos tro-piezos debido a la falta de una reglamentación que desde tiempo de paz,señalara claramente las actividades y funciones de este organismo.

El General Villagrán cuando vio acercarse la campaña de Tarapacá,comprendió que su presencia podría ser mal interpretada y para evitarrecelos que perjudicaran el desarrollo de las operaciones, se retiró delcargo. Fue reemplazado corto tiempo por el General Erasmo Escala, elque a su vez, cuando se le nombra General en Jefe es sucedido por el Co-ronel don Emilio Sotomayor, partidario de la organización del Ejércitoen Divisiones. Esta proposición sufre el rechazo cerrado de Escala, quemantenía el equivocado concepto de que, de su mando directo, debíandepender todas las tropas y servicios sin intermediarios.

El Coronel Sotomayor atendió estas funciones en toda la campaña deTarapacá hasta el 3 de diciembre de 1879, fecha que renunció al cargo yposteriormente regresó al sur.


C. —Medios y disciplina.

El alistamiento de las fuerzas chilenas se realizaba en dos regiones delpaís, una en Antofagasta, donde las fuerzas que allí se organizaban per-manentemente, recibían una corriente de elementos bélicos, enviados des-de el centro del país por la base Principal de Operaciones, con el fin dedarles un mejor equipamiento. Al mismo tiempo estas tropas, eran so-metidas a una rigurosa disciplina y un acabado entrenamiento de com-bate. El otro Centro de Movilización era el que se realizaba en la zonacentral, lugar donde se enrolaba, disciplinaba, instruía y alistaba unejército de 4 a 5. 000 hombres, que se envió al norte en el mes de septiem-bre. El 21 de dicho mes, un convoy formado por el "Cochrane" la "O'Hig-gins", el "Loa", el "Amazonas', el "Matías Cousiño", el "Limarí", el"Toltén", el "Santa Lucía", el "Huanay" y el "Paquete de Maule", salendesde Valparaíso hacia el puerto de Antofagasta con las últimas tropasque se transportarán al norte a integrar las fuerzas que deben operar enel Departamento de Tarapacá.

Como seguridad en la zona central del país, quedaron el Batallón"Chillan", el Escuadrón 1º y 2º de "Carabineros de Yungay", una Uni-dad de Artillería, un Batallón de formación en Valparaíso y otro en San-tiago. En la frontera de Arauco se acantonaron 2. 000 hombres, paraafrontar cualquier emergencia con los indios de esa región.

Con posterioridad a la toma del "Huáscar", un convoy condujo alnorte a los batallones "Coquimbo" y "Atacama".

El alistamiento y la preparación del Ejército chileno significó unesfuerzo extraordinario para el país, el patriotismo de sus hijos se re-flejó en todos los aspectos, nadie pensaba en otra cosa que no fuera eltriunfo de las armas chilenas, y sin excepción, ricos y pobres, rivaliza-ban en generosidad.

En el centro del país no se descansaba un instante, todo era un soloesfuerzo para acumular elementos y recursos de toda clase los cuales seenviaban posteriormente al Ejército del norte. A los diferentes proble-mas que se presentaban se les daba solución en la mejor forma posible,todo se superaba en el menor tiempo y la carencia de elementosbélicos, la escasa preparación militar y la reducida dotación en que seencontraba el Ejército al declararse la guerra, en el mes de octubre,habían alcanzado un buen nivel operativo.

CAPITULO II

SITUACIÓN DE GUERRA DE LOS BELIGERANTES ANTES DEL28 DE OCTUBRE DE 1879.

I. —Apreciación estratégica.

Mucho se ha difundido entre nosotros el concepto de haberse efec-tuado la operación chilena sobre Tarapacá en noviembre de 1879 con im-


previsiones, por no haber existido un plan estratégico. Esta es una apre-ciación muy a la ligera, por cuanto, si no se elaboró un análisis paraafrontar la situación, ni se redactó un documento como "Plan de Opera-ciones", conforme a los cánones actuales, entre los componentes del altomando existió un espíritu analítico, digno de los mejores Estados Mayo-res, para estudiar el momento vivido y trazar luego un plan estratégicopara la ofensiva que se iba a llevar a cabo sobre el Departamento perua-no de Tarapacá; este antecedente se conoce bajo el nombre de "Planesde Operaciones" y se publicó en la "Memoria del Ministerio de la Guerra"correspondiente al año 1880 y que, como primer documento leído ante elCongreso Nacional, aparece como el "Acta de la Junta de Antofagasta"del 28 de junio de 1879 (Anexo Nº 1).

Al leer el Acta se puede observar que ella, más que un informe esuna apreciación estratégica que si bien es cierto está incompleta pues notermina como todo proceso de análisis con la resolución, sino que, conrecomendaciones, por cuanto ellas van dirigidas al Presidente de la Re-pública, quien como el más alto escalón de esta conducción bélica será laautoridad que decidirá en última instancia lo que se va a ejecutar. Enesa memorable reunión del 28 de junio de 1879, las materias que se exa-minaron y discutieron las altas personalidades presentes, fueron:

a) La necesidad de acelerar el curso de la guerra;b) Conveniencia de tomar una actitud defensiva frente al enemigo

o esperar en Antofagasta el golpe que vendría de los aliados.c) Si se adoptaba la actitud ofensiva, esta se podría efectuar, ya

fuera mediante acciones parciales de 1. 000 hombres, que atacarían algu-nos puertos peruanos, tales como Pisagua u otros lugares de la costa, obien emplear integralmente al Ejército como masa.

d) La ofensiva sería dirigida a cualquiera de estas tres zonas delPerú:

(1) Sobre el Departamento de Tarapacá para ocuparlo previa de-rrota del Ejército aliado.

(2) Sobre Moquegua, para luego, buscar una decisión sobre el Ejér-cito perú-boliviano acantonado en Tacna.

(3) Sobre Lima-Callao, para destruir las fortificaciones, apoderar-se de los buques que se encontraran en la bahía y ocupar la zonavital.

e) Se estudió la situación militar que presentaban los ejércitos pe-ruano y boliviano.

f) Examen de las posibles operaciones que se podrían llevar a caboen la zona del Departamento de Tarapacá.

g) Análisis en profundidad de las posibles consecuencias que ten-dría para Chile la ocupación de esta zona.


h) Explorar el litoral del Departamento para determinar cuales se-rían los posibles lugares donde se llevaría a efecto el desembarco y obje-tivos por conquistar.

Debo señalar que estos análisis estratégicos son muy interesantes,no sólo por la materia que se examina sino por las personalidades que in-tervienen, pues todos son destacados miembros de gobierno, altos oficia-les o distinguidos civiles. Sobresale entre ellos por los estudios y apre-ciaciones sobre la situación bélica que se vive, el Secretario General delEjército, don José Francisco Vergara, cuyos pensamientos evidencian ló-gica y profundidad, asimismo es notable el asesor de la Armada don Ra-fael Sotomayor. Ambos se destacan por sus razonamientos sobre el pro-blema militar que se presenta, y sobresalen entre los otros miembros dela Junta porque ambos, a pesar de ser civiles, poseen una mente militarinnata y una claridad tan lógica en la exposición de sus apreciaciones,que en otros tiempos, se habrían ubicado como dos grandes Capitanes dela Guerra.

Al término de esta apreciación estratégica dejaron señaladas lassiguientes recomendaciones:

a) Apoyar la idea de efectuar una ofensiva con todo el ejército haciael norte, para ocupar y mantener Tarapacá, lo cual se fundamentó en lassiguientes razones:

(1) Existía continuidad geográfica entre Antofagasta y Tarapacá,circunstancia que facilitaría operar, ocupar y posteriormenteconservar el terr i torio.

(2) Se destruía y dispersaba a las mejores fuerzas militares de laAlianza, en consideración a que el Perú había completado elEjército de Tarapacá acantonado en la zona, con tropas de bue-na calidad y veteranas t ra ídas desde el norte y dos Divisionesbolivianas.

(3) Se privaría al enemigo de los recursos económicos de la zona quepodrían pasar a manos de Chile para ser aprovechados en losgastos militares.

(4) La ocupación de Tarapacá abría la posibilidad de entenderse di-rectamente con el gobierno de Bolivia, por cuanto este país alver que el Perú estaba imposibilitado para continuar auxilián-dole con recursos militares de alguna importancia, daría porterminado el problema y buscaría una solución con Chile.

(5) Nuestra Escuadra quedaría en libertad de acción para extendersus hostilidades hasta el Callao y hacer más efectiva y sensibleen toda la costa del Perú, el dominio del mar.

"Una vez ocupado el departamento de Tarapacá por el Ejército chi-leno, restablecidas para su uso las líneas férreas y telegráficas y trans-formado el puerto de Iquique en una Base de Operaciones, su defensa se-ría expedita y fácil. La vía que viene desde Tacna tendría que ser espe-


cialmente vigilada y no habría motivo de esperar un contratiempo poste-rior. El Ejército de reserva que estaba en organización, mantendría laocupación, quedando en libertad las fuerzas veteranas para operar sobreel Callao y Lima posteriormente. Apoyaría estas operaciones la Base deIquique. " (Acta Junta en Antofagasta, 28 junio 1879).

La ofensiva se recomendaba aún sin tener el dominio del mar, lo cualhabría significado el empleo total de la Escuadra para proteger la tra-vesía y el desembarco, en consecuencia se deduce que el Combate Naval deAngamos sólo favoreció a lo que ya estaba resuelto, es decir con estaacción victoriosa o sin ella el plan de la operación sobre Tarapacá sehabría realizado en la forma prevista.

Las ofensivas hacia Moquegua —Tacna o hacia Callao-Lima, la Jun-ta las desechó por varias razones que no es dable analizar ahora. Sóloquedó pendiente por resolver, el lugar donde se efectuaría el desembarco,y las opiniones vertidas al respecto fueron muy encontradas. Se indicócomo lugares más aptos:

(1) Tocopilla, para avanzar sobre La Noria. Prácticamente no en-contró apoyo por la distancia y luego se rechazó.

(2) Desembarco en Chucumata y Patillos, marchar hacia el este,ocupar San Lorenzo y luego atacar a las fuerzas acantonadas enLa Noria, Molle e Iquique. Tuvo alguna aceptación, pero se con-sideró poco remunerativo.

(3) Desembarcar en Pisagua y Caleta Junín, apoderarse del ferro-carril, penetrar hacia el interior para cortar toda retirada haciael norte al ejército peruano y obligarlo a batirse, lo cual se estimólo más lógico y factible y se le otorgó la primera prioridad en larecomendación al Presidente de la República.

Se consideró este último como el curso de acción más favorable, porser más decisivo y constituir "prenda" para Chile cuando éste exigiera elpago de indemnización por los sacrificios y gastos originados por la gue-rra, además, con ello, Perú recibía un golpe capital al perder el ejércitoveterano y el mejor recurso económico para su hacienda, que lepermitía disponer de los dineros para afrontar los gastos de la guerra.En los bolivianos, el efecto sería moral y produciría un desmoronamientocomo consecuencia para ellos, de ver alejarse la posibilidad y la esperan-za de tener litoral y en cambio, brotaría en sus corazones, el temor dequedar definitivamente sin costas.

Esta apreciación, efectuada por la Junta reunida en Antofagasta,dio motivo a numerosas interrogantes que era necesario aclarar a la bre-vedad, así, era imprescindible estudiar cuales eran las condiciones cos-teras, desde Moquegua al Loa, actividad que desarrollaba el Ejército bo-liviano en Tacna, y posibilidades de desplazamiento, situación de la es-cuadra enemiga para llegar a la conquista del mar, lo cual aliviaría el es-fuerzo de la escuadra en la travesía de la tropa hacia el lugar de desem-

La "Junta de Guerra" no satisfizo al Ministro Santa María en loque respecta al mando del Ejérci to y de la Armada, y a su regreso lo hi-


barco y otras dudas menores que surgieron en el curso de las reflexionesdel 28 de junio de 1879.

Sin embargo, si en los responsables de la conducción estratégica delpaís se había clarificado el objetivo y se pensaba en la ofensiva y zonahacia donde se llevarían a efecto las operaciones del Ejérci to chileno, enla opinión pública del país no sucedía lo mismo, por no haber claridaden lo que atañía cuál era el objetivo que se deseaba alcanzar en estalucha contra el Perú y Bolivia. Las dudas en la ciudadanía, t r a í an comoconsecuencia que los pensamientos tomaran diversos cauces y el pueblo nose mantenía unido por un ideal por el cual luchar y, como buen país de-mocrático, las más variadas presiones por numerosos canales llega-ban al gobierno para que se decidiera a efectuar una operación, ya sobreLima y sobre Arica o ya sobre Tarapacá. Pesaban como fundamentos enestas proposiciones, la Expedición Liber tadora al Perú y la guer ra con-tra la Confederación Perú-Boliviana. No se consideraba que la situaciónde ese momento, era totalmente diferente y de ot ra naturaleza que lasdos que se esgrimían como ejemplo. Además, como las opiniones estabanequilibradas y pesaban en igual forma en los personeros del gobierno,éstos no encontraban cuál de ellas tenía el mayor peso y una mayor ló-gica, para poder aceptarla y desechar las demás.

El Presidente Pinto confirmó las recomendaciones de la J u n t a deAntofagasta y se inclinó por una campaña sobre Tarapacá, es decir, queel primer paso era la conquista y la ocupación de este Departamento, pa-ra luego, si la situación lo requería, continuar con nuevas operacioneshacia el norte.

Hemos expuesto algunos fundamentos que pesaron en la J u n t a deAntofagasta, para recomendar las operaciones sobre Tarapacá , tales co-mo poder exigir al Perú la indemnización por daños y gastos de guerra ,lo que no era lo mismo si se ocupaba Lima, cuyo efecto, tenía más in-fluencia moral que material, en cambio, Tarapacá con las ventajas ex-puestas constituía una "prenda" que permit i r ía exigir el pago de una in-demnización.

No podemos dejar de recordar el informe pasado por el Ministro deHacienda Matte, al gobierno, donde le imponía la "necesidad" de dar unvigoroso impulso a las "operaciones" por la situación de los gastos de gue-rra a que llegaba la nación y que, de prolongarse el conflicto, el país notendría la capacidad económica pa ra afrontar mayores egresos.

Fijado definitivamente por el Supremo Gobierno el objetivo estraté-gico de conquistar el Departamento de Tarapacá, el alto mando mili tarchileno establecido en la zona de Antofagasta, tenía ahora que resolverel "cómo" debía proceder pa ra llegar a cumplir con la misión recibida.

II . —Cambios de Mando.


zo presente al gobierno y propuso el reemplazo de los mandos. Sin embar-go, el Presidente Pinto no aceptó un cambio brusco de los Jefes militares,por la alarma general que se iba a producir en la opinión pública y pre-firió una solución política al colocar sobre ellos a una autoridad que, conamplios poderes, lo representara en el Teatro de Operaciones; pero conello contribuyó a hacer más profundas las diferencias entre los civiles y losJefes militares que miraban esta medida como una invasión de sus fun-ciones netamente profesionales. Con tal finalidad, nombró en calidad deDelegado del Gobierno, con autoridad sobre el Comandante en Jefe, alMinistro Santa María que debía regresar al norte y a don Rafael Soto-mayor como Comisario General, con amplias atribuciones sobre el Ejér-cito y la Marina.

El General Arteaga, director en alma y material de este Ejército quese organizaba para la defensa de Chile en el extremo norte, ante las me-didas tomadas por el Supremo Gobierno y que en el fondo era descon-fianza en su capacidad para el mando del Ejército, en esos momentos, notrepidó un instante para presentar su renuncia indeclinable, la que fueaceptada. El 18 de julio, pasaba a mandar el Ejército el General ErasmoEscala, sobre cuyos hombros pesaba ahora la conducción de las opera-ciones en el Departamento peruano de Tarapacá.

La posteridad no ha evaluado integralmente la deuda de Chile conel General Arteaga, hombre de grandes condiciones profesionales y quegracias a sus esfuerzos, dio una sólida organización a las unidades, conbuena disciplina e instrucción. Las tropas chilenas llevaron la victoriapor todo el territorio peruano, pero el germen que dio estos laureles sedebe buscar en quien no descansó un instante para darle la más sólidapreparación bélica.

III. —El Ejército se prepara para cumplir su misión.

Para materializar la forma como se iba a cumplir el objetivo fijadopor el Gobierno de Chile, el mando pasó por numerosas fases, que permi-tieron clarificar las ideas y aclarar las incógnitas surgidas durante elestudio y además deducir los numerosos cursos de acción que se po-drían tomar para alcanzar el objetivo de ocupar Tarapacá.

El curso de acción más aceptable era el propuesto por el SecretarioGeneral del Ejército don José Francisco Vergara, que se puede resumiren las siguientes fases:

—Desembarco en Pisagua y la inmediata caleta Vítor.—Apoderarse del ferrocarril antes que fuera inutilizado.—Rápido avance hacia el interior.—Ocupar los pozos de agua en la pampa.—Buscar la decisión sobre los aliados con el Ejército del Norte.


Este proceder operativo, si bien no quedaba escrito, era un plan deoperaciones que permitía ir jalonando paso a paso la conquista del depar-tamento peruano de Tarapacá, hasta su ocupación total.

La instrucción militar de este Ejército improvisado, se realizó converdadera vocación mística desde General a Soldado. Las enseñanzas cas-trenses no cesaban durante el día, la instrucción doctrinal, tiro, tácticade guerrillas (que recién se había aplicado en la guerra franco-pru-siana de 1870), etcétera, y junto a estas enseñanzas se completaba la'formación del soldado con la más severa y más rígida de las disciplinas,que como fuerza moral, se adentraba en cada uno de estos soldados nova-tos, pues sería ella la tónica que los haría resistir en los mayores esfuer-zos y en las mayores penurias a que, meses más tarde, los sometería eldesierto cálido e inclemente.

El personal que constituía este Ejército, eran en su mayoría civilessalidos desde las más variadas actividades laborales y profesionales delpaís, llegados a la zona o a los cuarteles de todas partes y también, losque habían sido expulsados de las naciones adversarias al iniciarse el con-flicto. Este conglomerado de hombres no tenían otro ideal que la defen-sa de la patria, y por tan sublime ambición, estaban dispuestos a los ma-mayores sacrificios y privaciones.

Los medios disponibles para la atención logística de las tropas eranmuy precarios. La iniciación de la guerra sorprendió al Ejército sin In-

tendencia, Sanidad, Veterinaria, Material de Guerra ni Transporte, lo queconfirma que el país no se había preparado para la contienda y ahoraante la emergencia, buscó la solución sobre la base de personal civil yproveedores.

El 5 de mayo de 1879, es decir, 30 días después de la declaración deguerra, por decreto se creó la Intendencia General cuyas atribuciones seampliaron con un nuevo decreto del 9 del mismo mes, ella tenía a su car-P'a provisión del Ejército y Armada en los ramos de víveres, vestuario,medicina, forraje, carbón, etcétera. La oficina principal de la jefaturade este servicio se ubicó en Valparaíso y se adelantó un Delegado delIntendente General e instalaciones a la zona del puerto de Antofagasta,

que después se desplazaron hacia Iquique y Tacna.La Intendencia General se dividió en Secretaría General y Comisa-General bajo las órdenes de un Comisario.El problema más grave que debía afrontar el mando, era la falta

de agua para abastecer a las tropas, sobre todo después de efectuado eldesembarco y formado una "cabeza de playa" en una zona desconociday seca. Además, no existían antecedentes de experiencia sobre consumode agua por hombre y ganado en esta zona, por ello, la Jefatura respon-sable discutió mucho sobre cuanto era la cantidad necesaria que se debíaconsiderar como mínima dotación para el hombre y para el ganado. Pa-ra conseguir un cálculo que diera una medida aproximada y luego bus-car una solución al problema, se realizaron, como experimentación nu-numerosas marchas por el desierto, lo que permitió establecer la medida

mínima de dotación de agua para el soldado y las bestias. Se estableció


como dotación mínima para el hombre, tres litros y para el animal, 24litros, cálculo que aún quedaba corto, pero sobre esta base se planificóel transporte del agua y se tomaron las previsiones para la entrega a lastropas de este elemento en la campaña.

Las "fuentes de agua" que existían en la zona, era otra inquietudque necesitaba aclaración. No era posible llevar todo desde el sur, puesera tan alto el consumo de cubicaje de carga en los barcos para este gi-gantesco acarreo, que no había buques capaces de afrontarlo; en cambio,si se lograba purificar agua de mar en los buques, el número de tonela-das disminuía considerablemente, además, las miles de toneladas que ne-cesitaban para el consumo de las tropas desembarcadas, al extraerlas enel mismo lugar de la acción aliviaría el transporte y sólo quedaría pro-blema para el acarreo desde el puerto hacia las tropas emplazadas en elinterior. También existía la posibilidad de obtener directamente esteelemento en la zona donde se vivaqueara, si previamente se lograba lle-gar al Pozo de Dolores y a las oficinas salitreras.

El Ministro dio solución al problema planteado considerando dosfases para realizarlo: En un primer momento, cuando la tropa efectuarael desembarco, el abastecimiento se efectuaría con lo que se llevaba enlos buques, lo cual daba tiempo para instalar los medios purificadoresde agua, también transportados en el convoy. Cuando las Unidades yaen tierra alcanzaran las zonas donde se había establecido la "cabezade playa" y se iniciara la penetración hacia la pampa, se debía prever elacarreo desde el puerto hasta la primera línea.

La forma como se distribuyó este transporte de material y aguafue el siguiente:

—Los transportes llevarían como lastre, agua.—El "Santa Lucía" se transformaría como máquina resacadora.

—Se compró el pequeño vapor "Toro" dotado de estanques, mangue-ras y bombas destinadas a trasladar a tierra el agua condensada por losbuques.

—El ingeniero Stuven fue enviado por el Ministro Sotomayor aValparaíso, con el fin de adquirir una lancha cisterna que sería la auxi-liar del vapor "¡Toro".

—Para el transporte de agua era necesario preparar carretones conodres grandes y pequeños que servirían como algibes, éstos se fabrica-ron y acondicionaron en el número que se estimó suficiente.

-—Se reunieron bombas del sistema Northon para aplicarlas en cual-quier parte del desierto donde hubiera pozos.

_ Como parte de la preparación de la planificación, fue necesario es-tudiar cómo debía efectuarse el desembarque de los implementos logís-ticos en̂ la playa y luego, la forma cómo se continuaría hacia adelantela atención logística, pues el problema estaba en el alargamiento de las


lineas de acarreo a medida que las fuerzas se adentraban en el terr i to-rio enemigo, para satisfacer esta dificultad se designó a un Comandan-te previsor y de la calidad del Capitán de Navio don Patricio Lynch.

El Delegado de la Intendencia General en Antofagasta fue donMáximo R. Lira, que recibió directamente del Ministro Sotomayor laresponsabilidad de la recepción, almacenamiento y distribución de losvíveres. El Capitán de Navio don Patricio Lynch y don Isidoro Errázu-riz, recibieron la misión de estudiar, calcular y proponer la forma detransportar la impedimenta, la t ropa y el ganado desde Antofagasta has-ta el punto de desembarco. Se calculó el volumen y el peso de los elemen-tos por embarcar y luego se distribuyó en los buques.

En Antofagasta se observaba en esos días, un intenso trabajo en to-dos los aspectos, tanto en los funcionarios directivos como los ejecutivos.Se construyeron pequeños embarcaderos con balsas de cajones, se ideóuna lancha plana que sirviera de muelle para embarque, se prepararonbalsas sobre lanchas y numerosas otras previsiones destinadas a solucio-nar los problemas a medida que éstos iban surgiendo, ya por los estudiosque se adentraban en materia o ya por la experiencia que iba aconsejandoaspectos destinados a hacer más expedito el desembarque. El MinistroSotomayor fue el verdadero Cuartel Maestre General ; nada dejaba pen-diente o a la improvisación, todo era perfectamente calculado y ubicable,única forma además, de economizar y hacer factible la operación anfibiaque se proyectaba.

Los preparativos y organización para esta operación anfibia, nadaenvidiaría en los conceptos a alguna operación semejante de la épocaactual, pues el mando chileno estudió y realizó la preparación de la expe-dición al norte aplicando técnicas y previsiones en vigencia aun en nues-tros días, así, ello les permitió desembarcar el 2 de noviembre de 1879,en el puerto de Pisagua con un mínimo de pérdidas en vidas y en ele-metros

IV. —Se resuelve la conquista del objetivo por parte de Chile.

La Junta del 28 de junio de 1879, al elevar las recomendaciones alPresidente de la República dejaba ya determinado el "objetivo" por con-

quistar; posteriormente sería necesario aclarar el lugar donde se asesta-ría el primer golpe para producir en el adversario el mayor efecto di-suasivo y paralizante. Según antecedentes en poder del Ministro Soto-mayor, los aliados mantenían una gran fuerza en el puerto de Iquique ysus alrededores, a la que se podría sumar la otra agrupación de t ropasacantonadas en Tacna y zonas adyacentes, si concurría hacia el sur areunirse con la primera.

En Chile se creía con bastante base, que el Perú antes del Combatede Angamos, había reforzado ampliamente a Tarapacá, al desembarcaren Iquique 2. 000 hombres traídos desde Lima y al mismo tiempo se ha-bía dotado a todas estas tropas del material más moderno que existía en


aquella época, el que había llegado al país entre los meses de julio yagosto.

El mando chileno, por un análisis más o menos profundo de la si-tuación adversaria, habría determinado con cierta precisión, cuál era laposible ubicación de las fuerzas adversarias principales y las secunda-rias que, como se ha dicho, se localizaban en el área Tacna-Arica y en lazona Iquique-Alto Molle, la Noria-Pozo Almonte, más otras fuerzas des-plegadas en Pisagua y al sur de Iquique. Esta primera interrogante quedebió clarificar el mando chileno, le habría dado las primeras luces adonde efectuar el primer golpe que ya en la Junta del 28 de junio se de-cía: "penetrar hacia el Este" y evitar la reunión de los medios del nortecon los medios del sur, para esto el Ejército debía introducirse como unagigantesca cuña entre las agrupaciones de las fuerzas aliadas, batir cuan-to antes el núcleo del sur y luego volverse contra el del norte. La aclara-ción de la primera interrogante impactó en la mente del Ministro Soto-mayor, quien dejó de lado toda posibilidad de desembarcar al sur deIquique y en cambio, consideró que la operación debía efectuarse al nor-te de este puerto.

Fácil se ve ahora el lugar donde desembarcaron las tropas; pero enesos años, sin mayores antecedentes y con una masa humana que debíadepositarse en tierra, es posible que en el Alto Mando surgiera una nue-va pregunta: ¿cuál sería el lugar preciso donde asestar el golpe? Elloera materia de un nuevo estudio del litoral para resolver donde era másfactible desembarcar 9. 640 hombres, 853 caballos, artillería, algunos mu-lares y otros implementos de campaña, los que debían emplearse desdeel primer momento del desarrollo de la operación de penetración haciael Este.

En el mes de agosto, poco después del cambio de Comandante enJefe, fue necesario aclarar lo expuesto en la Junta del 28 de junio conrespecto al lugar de desembarco y para ello el Ministro Sotomayor, acom-pañado de un grupo de Jefes y Oficiales, procedieron a recorrer el lito-ral desde Ilo, hasta el Loa, para estudiar en aquella oportunidad, los per-files de la costa y los tramos aptos como desembarcaderos. Del análisissurgió con claridad, que los puntos más favorables para la acción eran:Caleta Buena, Junín, Pisagua y Pisagua Viejo. (El informe en el AnexoNº 2).

En esos días, el Alto Mando Militar, tuvo conocimiento por infor-maciones recibidas desde Antofagasta que, desde hacía algún tiempoatrás, y a las órdenes del General Narciso Campero, se preparaba una Di-visión para actuar sobre Chile. Esta unidad operativa se ubicaba en losDepartamentos suboccidentales de Bolivia.

Esta Unidad Operativa podía emplearse para amagar al puerto deAntofagasta y la línea del Loa, una vez que se embarcara el Ejército Ex-pedicionario hacia el Norte, lo cual frenaría sus operaciones. Para aclararesta interrogante, el Ministro Sotomayor envió a Bolivia un grupo deagentes en busca de antecedentes, que proporcionara cierto grado de cre-dulidad a estas informaciones. Sus informadores recorrieron la zona sur


boliviana y regresaron en septiembre a Antofagasta trayendo una res-puesta negativa, ya que la mencionada fuerza del General Campero ca-recía de todo lo necesario para emprender operaciones.

El informe proporcionado por los agentes enviados al Altiplano,rechazaban en el mando chileno todo temor de que Bolivia tomara laofensiva en esta zona, cuando Chile se encontrara en el momento de ma-yor debilidad con las fuerzas de su retaguardia, como lo era el períodode embarque, transporte y desembarque del Ejército Expedicionario ytraslado hacia el Norte a cumplir su misión.

Aclarada la duda sobre las escasas posibilidades de operaciones delas fuerzas bolivianas de Campero sobre las espaldas y flancos del Ejér-cito del Norte, las t ropas chilenas quedaron en libertad para iniciar conun gran margen de seguridad, la operación hacia el Norte. Pese a que elproblema se clarificaba, el lugar exacto del desembarco no era indicadopor el Ministro Sotomayor, por lo cual los comentarios eran los más va-riados. Pero todas las conjeturas chocaban con la "discreción más abso-luta" de Sotomayor; ¿el dónde? sería un punto que el Ministro lo deja-ría en suspenso hasta la proximidad de Pisagua.

Por ello es que, pese a estar terminados los preparativos para laoperación que se proyectaba sobre la provincia de Tarapacá y el Ejér-cito y la Armada estar listos para actuar, sólo quedaba pendiente la or-den donde se pondría en ejecución la operación de penetración pro-yectada.

En el estudio del "dónde" surgieron varias ideas, largas de exponer,por ser muy numerosas. En el escalón gobierno y en el Alto Mando Mi-litar existieron dudas sobre el lugar elegido para el desembarco. Se obser-va en todos los mandos un conjunto de indecisiones, se cambia de pare-cer conforme a los antecedentes que entrega el último informante y nohay firmeza resolutiva. Lo que sí podemos dejar en claro, es que, el 21de septiembre el Presidente Pinto dejó en manos del Ministro Sotomayorla elección del lugar de desembarco; pero pese a esta libertad, se con-tinuó señalando algunos posibles lugares para escoger: Mejillones (Nor-te de Caleta Buena), Junín y Pisagua.

Después de 90 años de sucedido el hecho he ido al terreno a estu-diar personalmente los diferentes lugares que se pensó emplear parael desembarco, y de todos ellos, se llega a la misma conclusión: Pisagua,única zona al Norte de Iquique que más facilita el desembarco.

Los tres posibles lugares para desembarcar son difíciles por el poco"espacio de despliegue" que queda desde la línea de la costa a la líneamás alta de los cerros, pero la zona más apta, pese a las dificultades, esPisagua, ya que permite alcanzar la planicie de Hospicio, desde dondese inició la penetración hacia el interior, por varias direcciones y se pue-de alcanzar el importante objetivo, como es la "fuente de agua" deDolores.

Analicemos como se mostraba el terreno de la zona en esa época:1. —Mejillones del Perú y Caleta Buena, son lugares donde el des-

embarco sería relativamente fácil, pero existían dos problemas:

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a) La pendiente sumamente abrupta desde la línea de la costa has-ta la planicie, más semejante a un acantilado que hacía difícil subir alas tropas e implementos, lo cual se agravaba si se producía un com-bate, y

b) Llegado al alto, tenían dos fuentes de agua: la Noria y Dolores,ubicadas a 5 jornadas de marcha como mínimo. Todo ello producía enla tropa un sufrimiento, sin compensaciones (Foto Nº. 1 y 2).

2. —Caleta Junín o Pisagua, son los lugares más apropiados para laoperación, pero por desconocimiento de la zona, era la gran duda que sele presentaba al mando en lo que respecta a la elección de una de ellascomo lugar de desembarco, pues las facilidades de empleo que le otorga-ban a una u otra los conocedores de la zona, creaban la confusión y laduda a los que tenían la responsabilidad de la operación (Fotos Nºs 3,4 y 5).

El Gobierno había dejado en libertad al Ministro Sotomayor paraelegir el punto de desembarco y las operaciones que se llevasen hacia elinterior, pero esta independencia para actuar era relativa, ya que si ledecía el Presidente: dónde usted quiera desembarque; por otro lado, ledisponía que reuniera un Consejo de Guerra para resolver en definitivael lugar de la acción.

Por un lado el Gobierno entregaba el poder suficiente al Mando pa-ra actuar, pero por otro se lo restringía. Sotomayor sabía perfectamentelos inconvenientes que significaría realizar un Consejo para acordar ellugar de desembarco, sabía que la indiscreción era la característica delchileno y luego, con toda seguridad, se habría perdido el "secreto" de laoperación, y los aliados, conocedores del lugar amagado, habrían acu-mulado en aquel punto de ataque una masa de fuerzas capaces de recha-zar el desembarco chileno con las consiguientes pérdidas de vidas y eltotal fracaso de la acción. También es posible suponer los días de angus-tia y de duda que vivió el Ministro Sotomayor, antes de la operación, porlas opiniones encontradas que expresaban los conocedores de la zona.¿Dónde aplicar al golpe?, sobre Junín o sobre Pisagua, he ahí la incóg-nita que se debía despejar cuanto antes.

Por el "Plan Junín" se inclinaban numerosos adeptos, que iban des-de el Ministro Santa María hasta algunos que opinaban sin tener cono-cimiento de la zona. Este proyecto del empleo de la Caleta era obra delchileno Bernardo de la Barra, repatriado del Perú y antiguo minero dela quebrada de Pisagua. Según expresaban De la Barra y sus seguido-res, todo intento de desembarco en Pisagua era suicida y de posible fra-caso, en cambio, lo contrario era el desembarco en Caleta Junín, que porsus características se transformaba en un hecho muy simple y fácil.

Para llevar a la ejecución el "Plan Junín", era necesaria una combi-nación de muchos movimientos y de mucha dispersión de medios destina-dos a producir distracción a los defensores ante de iniciar la operación ypara lo cual se emplearían barcos en todos los lugares de posible desem-barco destinados a crear confusión en la defensa. Logrado ésto, se efec-


tuaría el desembarco en Junín donde las primeras tropas buscarían ganarlas alturas y luego reunida la unidad se marcharía hacia el Norte paracortar Pisagua y por el Este y obligándola a rendirse sin derramamientode sangre. Teoría de lo más absurda e ilusa en esta materia, que no eraposible la aceptaran aquellos Comandantes más profesionales y que por supreparación militar veían el problema con más sentido de la realidad.Tantas dudas surgieron a este plan, que se consideró necesario llamar ala presencia del Alto Mando al Capitán don Luis Santa Ana, de dotacióndel "Lautaro", hombre tan conocedor de la zona como lo era De la Barra.Este Oficial se presentó al Cuartel General, y después de escuchar el temade la discusión, dio a conocer su opinión, que era totalmente contraria a laexpuesta por De la Barra; señaló que en Caleta Junín había carencia deplayas para desembarcar, había la falta de "Hinterland" para permi-tir desarrollar hacia el interior los primeros movimientos de las fuerzasque venían desde los buques; existían fondos rocosos próximos a los lu-gares de desembarque que impedían a los botes acercarse a la playa, pre-sencia de numerosos remolinos en la misma línea costera, que ponían enpeligro las embarcaciones, en fin, el informante estimaba que CaletaJunín no era lugar acertado para desembarcar, pues todo era difícil eimpracticable; en cambio en Pisagua, el desembarco se podía hacer muchomás expedito por las razones contrarias a las expuestas sobre Junín yademás por existir algunas instalaciones portuarias, que facilitaban pos-teriormente las descargas de los buques chilenos.

El Ministro escuchó las discusiones, pero en ningún momento dio aconocer a los Mandos cual sería su resolución definitiva sobre el lugardonde se efectuaría el desembarco. Sotomayor tenía perfecta concienciade que gran parte del buen éxito de la operación estaba en el secreto quese mantuviera de ella, la pérdida de él significaba no contar con el secretouna carta importantísima para el triunfo.

Un nuevo "Consejo de Guerra" en Antofagasta, estaba ordenadopor el Gobierno realizarlo antes de iniciar la operación; pero no lo llevóa efecto y mantuvo a los personeros a la expectativa, para provocar lareunión que nunca se realizó, pues temía, como se dijo más adelante ycon bastante fundamento, que cualquier indiscreción de alguno de losmiembros echara por tierra todo lo preparado. Sólo el Comandante Con-dell fue depositario de la confianza del Ministro, y a este Jefe naval leindicó a Pisagua como el lugar de desembarco. Más adelante, Sotoma-yor parece haber considerado ¡a parte que exponía De la Barra sobrela concepción de la operación y tomando una decisión ecléctica dispuso undesembarco secundario por Caleta Junín.

El 28 de octubre, se encontraba el Ejército del Norte, embarcado ylisto para zarpar a su nuevo destino, en busca de la victoria.

Después de esta breve exposición es necesario concluir que, si bienes cierto, no existió un "plan de operaciones" del corte contemporáneo,el proceso de las ideas y de las concepciones, que allí se analizaron ypracticaron, nada tienen q u e . envidiar a lo actual. La organizaciónpara llevar adelante estas operaciones fue de gran envergadura

Foto Nº 1. —Caleta Buena o Mejillones del Perú, de gran pendiente y fuerte oleaje.La dificultad para subir los 200 metros de altitud es enorme

Foto Nº 2. —Caleta Junín, difícil para desembarcos por el poco Hinterland y luego ladificultad para ascender por la pendiente del terreno aunque menor que Caleta Buena

o Mejillones del Perú

Foto Nº 3 b

Foto Nº 3 a.

Foto N° 5. —Pisagua, parte sur y parte del poblado

Foto Nº 6. —Se observa la iniciación de la Cuesta Arenales por donde se retiró elGeneral Buendia hacia la Estación San Roberto.


en la época, y los esfuerzos realizados para el desembarco en Pisagua,permiten deducir que allí se aplicaron conceptos lógicos y realistas y lasideas se materializaron con medidas acertadas y con hechos concretos,que hicieron posible el buen éxito de la operación.

V. —Preparación de la planificación aliada.

Las fuerzas aliadas en el Departamento peruano de Tarapacá su-maban 10. 857 plazas, sin considerar a los soldados de policías, las mili-cias y las guardias especiales. Ahora, de estos 11. 000 para dar un núme-ro redondo correspondían 4. 500 hombres al ejército boliviano y 6. 500 alperuano. De la totalidad de soldados había 185 artilleros y 1. 019 perte-necientes al arma de caballería. Se había llegado a esta dotación por lacorriente continua de contingentes que el Gobierno del Perú había en-viado hacia Tarapacá. Las últimas fuerzas con que se incrementó alEjército del General Buendía, llegaron en el mes de septiembre de 1879.

En nuestro breve estudio sobre la organización del mando del Ejér-cito de Tarapacá, expresábamos que los mandaba el General don JuanBuendía y se desempeñaba como Jefe de Estado Mayor, el Coronel donBelisario Suárez, Oficial Superior de destacadas condiciones de organi-zador y previsor.

Ahondando más sobre la personalidad del General Buendía, pode-mos decir que era un militar de escuela; pero ya con bastantes años deedad, lo que frenaba esa iniciativa y resolución que debe tener todo jefe su-perior. Si bien era sereno en el peligro, carecía de ascendiente sobre sussubalternos y nunca llegó a inspirar confianza entre sus subordinados ymenos logró crear esa fe, tan necesaria para la defensa de la Patria. Lafalta de mando de este General en Jefe, quebrantaron la unidad y la co-hesión entre los integrantes de las unidades. El Presidente Prado, dicela historia del Perú, no contó con un Grupo de Generales para seleccio-nar, así, no pudo pensar en el General Pezet por la enemistad que existíaentre ambos y además, por el hecho de estar retirado desde hacía bas-tante tiempo y éste no habría aceptado en ningún caso el puesto que leofrecieran; La Cotera, General con fama de valiente y más joven queBuendía; pero todos lo conocían y lo tildaban de poco cuerdo y exaltado.La opinión de muchos personajes allegados al gobierno era nombrar alGeneral Fermín del Castillo, de bastantes méritos y aún en condicionesde ejercer el mando. No se hizo así, y la razón se puede deducir de lalectura de los documentos referidos al Mando Militar en el Perú en esosanos, cuando el Presidente Prado se transformó en el Director Supremode la Guerra, necesitó de un hombre que, sin titubear, le fuese leal a él,y ese era Buendía, que cumplía a fardo cerrado con lo que le ordenara.En las "Memorias del General Juan Buendía", publicadas en el Perú porla Biblioteca Histórica Peruana, Tomo VIII, Editor Carlos Milla Batresel ano 1967, se encuentran documentos intercambiados entre él y el Ge-neral Prado, de donde se puede extraer que Prado absorbió la total con-


iucción de las operaciones del Sur del Perú, y mantuvo su puesto demando a 2. 000 kilómetros de distancia, con lo cual privó al Cdte. delEjército del Sur, de poder ejecutar en forma inmediata sus resoluciones ydisponer de una amplia libertad de acción.

Es interesante conocer la correspondencia de los meses de septiem-bre y octubre entre el Presidente Prado y el General Buendía. De ella sededuce cual era la concepción defensiva de Prado y cual la del GeneralBuendía, para rechazar todo intento de desembarco en el litoral de Tara-ipá. (Anexos 3, 4 y 5) .

Por carta del 22 de octubre de 1879, el Cdte. en Jefe del Ejército delSur se atreve a expresarle al Director Supremo de la Guerra, que noconcuerda con él en la forma como ha distribuido las fuerzas para la de-fensa de Tarapacá, ante posible desembarco de tropas chilenas. De estacarta es posible deducir lo siguiente:

1. —El General Buendía expresa no estar de acuerdo con la disemi-nación de las fuerzas a lo largo del Departamento de Tarapacá para ladefensa de este territorio, como lo dispone el General Prado. El, es parti-dario de concentrarlas al máximo en áreas próximas a la costa para hacer-las actuar en masa y en esta forma rechazar al enemigo cuando se hagapresente.

2. —Dejar a lo largo de la costa una cortina de vigilancia con bue-nos medios de enlace para dar rápidos avisos a la masa del Ejército encaso de desembarco chileno y tener tiempo para reaccionar en formacompacta.

?. —Dejar en Soledad (pequeño caserío que se encontraba a más o me-nos 40 Kms. al Norte de Quillagua) sólo a pequeñas unidades de caballería,bien montadas y capaces de transmitir avisos con velocidad si el enemigoefectuara un movimiento terrestre desde esta localidad hacia el Norte.

Pese a las razones que Buendía le da al Director Supremo de la Gue-rra y al gesto de personalidad que adoptó, el General Prado mantuvo suresolución y rechazó casi groseramente la idea del General del Ejérci-to del Sur.

Luego, el despliegue del Ejército aliado en esta zona se hizo como loestimó Prado, en el convencimiento de que los chilenos desembarcaríanen Patillos, al Sur de Iquique o en Pisagua, al Norte de este puerto, deacuerdo a las características geográficas, de las vías de penetración ha-cia el interior y a las "fuentes de agua" existentes en la zona.

También el Alto Mando Aliado consideraba la posibilidad de quelas fuerzas chilenas localizadas en Quillagua, combinaran una operacióncon un desembarco en Patillos, con el fin de operar en conjunto sobreLa Noria. Para aclarar esta interrogante, el Mando Aliado preparó yenvió hacia el Sur, en misión de exploración y reconocimiento en direc-ción hacia el Loa una patrulla del Ejército boliviano; después de al-pinos días, la única respuesta que se obtuvo de esta tropa fue "Hemosllegado sin novedad", lo que refleja ignorancia y falta de instrucción deestos combatientes, concentrados desde hacía algún tiempo en la zona deoperaciones. Como se puede suponer, este personal de selección tenía un

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grado de instrucción militar muy deficiente y precario, pese a las prác-ticas que debían tener por el tiempo que llevaban movilizados.

Las tropas de los aliados, boliviano y peruano, carecían de esa amal-gama acerada que es la disciplina, esa fuerza superior que hace grandesa los ejércitos, pero en el período que se vivía no la poseían y, en conse-cuencia, no era una fuerza preparada para la guerra, sino tropa acos-tumbrada a las revoluciones, cuyos Mandos evidenciaban en todas las ac-tividades su personalismo y una egolatría sin tasa y lo que es peor, mu-chas veces en los campamentos y aun en los campos de batalla, encon-tramos Jefes y Oficiales, que son irreconciliables enemigos políticos yactúan más por la pasión política que por el deber de posponer todo porla patria.

Durante el período de concentración de las fuerzas aliadas, fue necesa-rio mantener un ritmo permanente de fiestas populares en todos los lu-gares de acantonamiento, única forma para lograr mantener a la gentecontenta y levantar la moral de la tropa; pero con ello, la disciplina sequebró más aún y se resintió por las graves faltas que se cometieron,llegándose en oportunidades a la insubordinación o por una corrienteconstante de deserción, que se producía en los soldados, especialmenteentre el personal boliviano, por cualquier medida disciplinaria que adop-taran los superiores.

Las unidades bolivianas que bajaron de la meseta venían casi des-nudas, muchas de ellas con algunas armas antiquísimas o sin ellas, sinabastecimiento, sin los fondos más indispensables para afrontar gastos,en fin, todo lo que llegaba desde Bolivia, era un problema que se entre-gaba para la solución del aliado. Perú tuvo que afrontar esta molestasituación, vistiendo y armando a las tropas bolivianas, aun a costa desacrificios en sus propios cuerpos, o aplazar la propia formación deotros, o paralizar la formación de unidades en Lima con personal quevenía desde el interior del país. Bolivia fue para el Perú, el aliado máscaro y de más bajo rendimiento que tuvo en toda la campaña paraafrontar los hechos de armas donde debían proceder mancomunados encontra del enemigo común.

Mirando el problema moral de los peruanos, podemos deducir que elsoldado estaba mal pagado, con grandes atrasos en sus emolumentos,sometido a extremas privaciones y lo que es más grave, no se había lo-grado despertar en el pueblo el deseo de llevar adelante una guerra encontra de Chile.

La razón de los problemas logísticos era producto de la debilidaden que se encontraban las arcas fiscales del Perú. Sólo en los últimosdías poco antes de producirse el desembarco en Pisagua, se dio preferen-cia al Ejército del Sur en cuanto al apoyo integral en todos los servicios;pero ya era tarde, se había perdido el dominio del mar y los transpor-tes terrestres eran de reducido rendimiento, consumían muchos elemen-tos de acarreo y demoraban demasiado tiempo para llegar con oportuni-dad a la zona de acción donde se necesitaban estos bastimentos.


Pero, si era mala la situación de la tropa peruana, mucho peor erala boliviana. Aquí el problema estaba agravado: el soldado del Altiplanose encontraba a disgusto en un territorio que no lo consideraba su pa-Itria, y por el cual se le pedía luchar y aun morir por él. Como hombre dela meseta era amante de su terruño y aquí en Tarapacá vivía con la nos-talgia del Altiplano y extrañando la ausencia de la mujer, que en su paíssiempre lo acompañaba en todas las campañas militares, atendiéndolosy cocinándoles. La corriente de desertores era continua y en mucho ma-

por escala que la de los peruanos, y desde todos los lugares alcanzadospor estas fuerzas bolivianas, un porcentaje que crecía en forma alar-

Imante, desaparecía, y aquellos que no podían hacerlo en el día, estabanlistos para irse en la primera oportunidad.

Un Ejército con la moral tan baja, significaba desde el primer rao-mentó, negligencia en los Mandos, poca capacidad combativa y ningúndeseo de participar en la campaña.

El plan de defensa del Departamento de Tarapacá dispuesto porPrado y cumplido integralmente por el General Buendía, era una dis-tribución de fuerzas por agrupaciones ubicadas a grandes distancias quequedaban desvinculadas entre sí y prácticamente, no podrían prestarseun minuto apoyo por carecer de los medios de movilidad que, como en los

ejércitos europeos, le daban rapidez para cambios de concentraciones,pero la diseminación de fuerzas aliadas permitiría a los chilenos, batiren detalle a las tropas peruanas y bolivianas que defendían el territorio.

Desde un primer momento, e. l General Buendía fue contrario a lasideas del Director Supremo; sin embargo, en su afán de cumplir, satis-fecho 'la orden de Prado y el Plan de Defensa del departamento de Tara-Jptá se basó más en la configuración geográfica del territorio y en lavialidad existente, que en las posibilidades de acción del enemigo. Parasu defensa concentró la masa de sus tropas en la zona general: Iquique-Alto Molle-La Noria-Pozo Almonte, con la misión de rechazar todo desem-mico directo sobre Iquique, y parte de los medios los ubicó en Patillosy una cantidad semejante en Pisagua, todos con la misión de detenercualquier desembarco en sus zonas para dar tiempo a las fuerzas prin-Lales a que concurrieran al lugar amagado. Como se ha dicho, estedesplazamiento de tropas debía hacerse con gran rapidez, para lo cualfea necesario disponer de los medios de transporte que le dieran la mo-Miiad que permitiera alcanzar el lugar amagado, antes que el invasorhubiera terminado su desembarco, lo cual conforme a la ubicación, eraimposible de cumplir por los grandes espacios que se debían recorrer.

En el aspecto logístico se consideró la existencia de dos depósitosHe víveres, forrajes, munición, sobre los cuales el Coronel Cáceres ejer-ció como previsión un estricto control en la distribución de estos elemen-

tos con el fin de mantener reservas para un mes de vida por lo menos,desùéss de ser bloqueada la línea marítima y cortadas las comunicacio-nes con Tacna.

La decisión "ultra secreta" del Ministro Sotomayor, para no pronun-pise ni señalar el lugar elegido para el desembarco, le había permitido


al "Servicio de Informaciones" de los aliados, captar sólo el antecedentedel embarque de las fuerzas chilenas, pero en ningún momento pudo de-tectar a dónde iba dirigido el golpe.

Baso esta afirmación en que el Perú conocía la información de queChile preparaba sus tropas para el embarque y de que operaría sobreTarapacá; prueba de ello es que el gobierno peruano tomó las providen-cias necesarias para reforzar su departamento y no dejó un solo soldadode línea en Lima, y envió a Iquique a la VI División al mando de Bus-tamante, pero ignoró totalmente el lugar donde el Ejército chileno efec-tuaría el desembarco.

CAPITULO III

ORDEN DE BATALLA DE LAS FUERZAS BELIGERANTES PARALA CAMPAÑA DE TARAPACÁ. (Anexos Nºs 6 y 7).

La declaración de guerra de Chile contra el Perú y Bolivia pro-dujo en los tres países adversarios una reacción patriótica que se ma-terializó en un alistamiento militar de todo orden, el cual partía desdesus "centros vitales" y llegaba al teatro de operaciones, acumulando ele-mentos y fuerzas en sus bases de operaciones de Tacna-Arica, Iquique yAntofagasta. Esta sucesión continua de incrementos de tropas, prácti-camente llegó a su cúspide a principios del mes de octubre, poco díasantes de que iniciara la Campaña de Tarapacá.

A fines de septiembre, el General Buendía recibió el último contin-gente de 2. 000 hombres que le envió el Presidente Prado, pero desde esemomento las fuerzas aliadas no recibirán ningún aporte posterior detropas ni elementos, y menos después del desembarco en Pisagua por elEjército de Chile.

En octubre, los chilenos, mejor preparados militarmente que sus ad-versarios, terminaron por trasladar desde el centro a Antofagasta a aque-llas unidades que se tenían consideradas para actuar dentro del Ejércitodel norte que llevaría a efecto la operación proyectada sobre el departa-mento de Tarapacá.

I. —Fuerzas Aliadas.

El Ejército aliado estaba conformado en su organización por unida-des peruanas y bolivianas, pero durante el lapso comprendido entre losmeses de abril a octubre, su "Orden de Batalla" sufrió numerosas varia-ciones de acuerdo a las fuerzas que iban llegando a la zona de operacio-nes, ya sea para totalizar las dotaciones de personal o bien como unida-des completas para integrar a las Divisiones.


Las fuerzas aliadas contaban con ocho Divisiones, de las cuales seiseran peruanas y dos bolivianas, las que en total constituían el Ejércitodel Sur, mandado por el General peruano don Juan Buendía, el que fuedesignado por el Director Supremo, General Prado, como Comandante enJefe del Ejército de Tarapacá o del Sur.

La cantidad de tropas a mediados de octubre había alcanzado sulímite máximo, y fue con estas fuerzas con que los aliados se presenta-ron a la campaña en el departamento, en el mes de noviembre de 1879.

A. —Organización, ubicación y fuerzas del Ejército del Perú. (Grá-fico Nº 7).

El Ejército peruano, llamado normalmente "Ejército del Sur o deTarapacá", el 30 de octubre de 1879, estaba integrado por las tropas pe-ruanas y bolivianas en las siguientes unidades, que con un total de fuer-zas aproximadas a los 12. 500 hombres se repartían dentro del departa-mento de Tarapacá en las guarniciones que se indica:

1. —Guarnición de Iquique. (Ciudad y alrededores).

C u e r p o s Fuerza Total

General en Jefe y Ayudantes 8 hombresEstado Mayor General 51Batallón de Artillería de Campaña 206 265 hombres

1. División (Coronel Manuel Velar de)

Comandancia General y Estado Mayor 24Batallón "Cazadores del Cuzco" 5? de Lí-

nea 472Batallón de la Guardia Nº 7 475Regimiento "Húsares de Junín" Nº 340 " 1. 311

II. División (Coronel Andrés AvelinoCáceres).

Comandancia General y Estado Mayor 6Regimiento "2 de Mayo" 477 "Batallón "Zepita" Nº 2 639 " 1. 122



III. División (Coronel Francisco Bo-lognesi).

Comandancia General y Estado Mayor 5Batallón 2º "Ayacucho" 439Batallón Guardias de Arequipa 506 940

V. División (Coronel José M. Ríos).

Comandancia General y Estado Mayor 7Batallón "Iquique" Nº 1 302Batallón "Cazadores de Tarapacá" 171 "Columna de Honor 201Columna Naval 314 "Columna "Loa" 301Columna "Tarapacá" 252 " 1. 548

VI. División (Coronel Pedro Bustaman-te).

Comandancia General y Estado Mayor 4 "Batallón Nº 2 "Ayacucho" Nº 3 910Batallón 3º "Provisional", Línea Nº 3 356Columna "Voluntarios Cerro de Pasco" 185 " 1. 455

Nota: Esta fuerza fue traída por el "Ri-mac" desde El Callao a Iquique, dondedesembarcó el 31 de octubre al mandodel Coronel Bustamante y quedó cu-briendo la guarnición de este puerto yse completó con otro personal que seagregó a las unidades que venían arri-bando.

Guarnición de La Noria (Pozo Almontey alrededores).

IV. División (División Vanguardia)(Coronel Justo Pastor Dávila).

Comandancia General y Estado Mayor 11 "Batallón "Puno" Nº 6 438



Batallón "Lima" Nº 8 444Regimiento "Guías" Nº 3 161Escuadrón "Castilla" 80

Caballería Boliviana (De la I. DivisiónVillegas).

Regimiento "Bolívar" Nº 1 de Húsares 281 281

Guarnición Pisagua.

Batallón "Victoria" (de la III . DivisiónVillamil) 537

Batallón "Independencia" 434 971Guarnición Agua Santa (bolivianos)

III. División (-) (General Pedro Villa-mil).

Comandancia General y Estado Mayor 9Batallón "Aroma" Nº 1 de Cochabamba

(Mejillones) 559Batallón "Vengadores" 3º de Potosí ( 0 1

Germania) 529 " 1. 097

Guarnición Patillos-San Lorenzo-Huata-condo-Soledad.

I, División (-). General Carlos Villegas(Boliviana).

Comandancia General y Estado Mayor 11 "Batallón "Illimani" Nº 1 de Cazadores

(Chucumata) 540Batallón "Olañete" Nº 2 de Cazadores

(San Lorenzo) 484Batallón "Paucarpata" (San Lorenzo) 457Batallón "Dalence" Nº 1 de Oruro (San

Juan) 546Escuadrón "Francotiradores" (Huatacon-

do) 147 " 2. 185

Fuerza total 12. 309


Nota: El estudio de los "partes de fuerza" de los aliados crea dudasde exactitud por no coincidir en las cantidades y presentar variacionesen el número de hombres que guarnecieron el departamento de Tarapa-cá; sin embargo, el total se puede aproximar a una cantidad que fluctúaentre los 11. 500 y 12. 500 hombres.

B. —Fuerzas bolivianas. —En el cuadro anterior hemos visto a las tro-pas que Bolivia localizó en el departamento de Tarapacá, las cuales lle-gaban a dos divisiones que pasaron a integrar las Fuerzas Aliadas.

A diferencia de las tropas del Perú que se concentraron en áreasreducidas, las divisiones bolivianas recibieron una amplia área defensiva,tanto en el norte, que tomaba desde Tacna hasta Negreiros-Mejillones oCaleta Buena, como en el sur, que iba desde Chucumata-Pabellón de Pi-ca-San Lorenzo-Huatacondo, lo que producía a estos mandos serios pro-blemas en los enlaces y en el apoyo logístico.

Además, es posible apreciar que los Comandantes bolivianos perdie-ron la acción de mando directa sobre las tropas subalternas, e inicialmen-te las divisiones no actuaron como unidades operativas; sino que son lasunidades de combate las que adquirirán independencia para actuar y reac-cionar, debido al aislamiento producido por los grandes espacios.

II. —Fuerzas chilenas y distribución en los buques.

Las tropas chilenas que desembarcarían en Pisagua fueron prepara-das en Antofagasta, y su instrucción no se detuvo hasta cuando se inicióla ubicación de las unidades en los buques que las llevarían haciael norte.

Para el traslado desde Antofagasta a Pisagua el convoy fue orga-nizado con cuatro buques de guerra y quince de transportes que llevaríanel personal, material y ganado. La forma de efectuar la distribución enlas naves emanó de un minucioso y detallado cálculo que es digno de ha-cerse notar.

A. —Buques.

1. -—De Guerra.

Cochrane, O'Higgins, Magallanes, Covadonga.

2. —Transportes.

Itata, Amazonas, Loa, Abtao, Lámar, Limarí, Matías Cousiño, SantaLucía, Toltén, Angarrios, Copiapó, Huanay, Paquete de Maule, Elvira Al-varez y Toro.


Durante la travesía la distancia que mediaría entre uno y otro bu-que sería de 400 metros.

B. —Unidades.

Unidad que transportan Número de Número dehombres ganado

Buque "Amazonas":

Artillería Naval 640 —Batallón de Zapadores 400 —Batallón Valparaíso 300 —Una Batería de Campaña (6 p i e z a s ) . . 125 —Estado Mayor y Cuartel G e n e r a l . . . . 80 —

Subtotal 1. 545

Buque "Loa":

Un Batallón del Regimiento 2 de Línea 560 3Una Batería de Campaña 125 80Una Compañía de Cazadores a Caballo 115 125Animales de la Batería que va en elAmazonas — 80

Subtotal 800 288

Buque "Itata":

Regimiento 3º de Línea 1. 100 5Una Batería de Montaña (6 p i e z a s ) . . 125 41Una Compañía de Cazadores a Caballo 115 125Caballos del Regimiento de Cazadores. 34 129

Subtotal 1. 374 300

Buque "Copiapó":

Regimiento Buin Nº 1 de Línea 1. 100 5Una Batería de Montaña 125 46Mulas de carga para munición — 9

Subtotal 1. 225 60


Nota: El estudio de los "partes de fuerza" de los aliados crea dudasde exactitud por no coincidir en las cantidades y presentar variacionesen el número de hombres que guarnecieron el departamento de Tarapa-cá; sin embargo, el total se puede aproximar a una cantidad que fluctúaentre los 11. 500 y 12. 500 hombres.

B. —Fuerzas bolivianas. —En el cuadro anterior hemos visto a las tro-pas que Bolivia localizó en el departamento de Tarapacá, las cuales lle-gaban a dos divisiones que pasaron a integrar las Fuerzas Aliadas.

A diferencia de las tropas del Perú que se concentraron en áreasreducidas, las divisiones bolivianas recibieron una amplia área defensiva,tanto en el norte, que tomaba desde Tacna hasta Negreiros-Mejillones oCaleta Buena, como en el sur, que iba desde Chucumata-Pabellón de Pi-ca-San Lorenzo-Huatacondo, lo que producía a estos mandos serios pro-blemas en los enlaces y en el apoyo logístico.

Además, es posible apreciar que los Comandantes bolivianos perdie-ron la acción de mando directa sobre las tropas subalternas, e inicialmen-te las divisiones no actuaron como unidades operativas; sino que son lasunidades de combate las que adquirirán independencia para actuar y reac-cionar, debido al aislamiento producido por los grandes espacios.

II. —Fuerzas chilenas y distribución en los buques.

Las tropas chilenas que desembarcarían en Pisagua fueron prepara-das en Antofagasta, y su instrucción no se detuvo hasta cuando se inicióla ubicación de las unidades en los buques que las llevarían haciael norte.

Para el traslado desde Antofagasta a Pisagua el convoy fue orga-nizado con cuatro buques de guerra y quince de transportes que llevaríanel personal, material y ganado. La forma de efectuar la distribución enlas naves emanó de un minucioso y detallado cálculo que es digno de ha-cerse notar.

A. —Buques.

1. -—De Guerra.

Cochrane, O'Higgins, Magallanes, Covadonga.

2. —Transportes.

Itata, Amazonas, Loa, Abtao, Lámar, Limarí, Matías Cousiño, SantaLucía, Toltén, Angarrios, Copiapó, Huanay, Paquete de Maule, Elvira Al-varez y Toro.


Unidad que transportan Número de Número dehombres ganado

Buque "Toltén":

Dos Compañías del Regimiento 4o de

Línea 300 300

Buque "Cochrane":

Batallón Bulnes 500 50

Buque "Elvira Alvarez":Regimiento de Granaderos a cabal lo . . 90 90 100 100Mulas de carretones, ambulancias, etc.

Total general 9. 405 9. 405 853

TERCERA PARTE

CAMPAÑA DE TARAPACÁ

CAPITULO I

DESEMBARCO DE LAS TROPAS CHILENAS EN PISAGUA

I. —Estudio de la defensa de Pisagua.

A. —Antecedentes del Puerto.

La bahía de Pisagua se localiza al sur de la Quebrada de Tiliviche,a los 19° 35' de Lat. Sur y a los 70° 12' de Long. Oeste. Inicialmenteestuvo poblado de pescadores indígenas y durante la dominación hispá-nica era ocupada por los changos.

La creación del puerto de Pisagua es un proceso que se inicia enseptiembre de 1831, cuando la República del Perú por una ley habilitóla caleta de este nombre como puerto de embarque para exportar el sa-litre de Tarapacá junto a la Caleta de Mejillones. Posteriormente, la pri-mitiva caleta de Pisagua fue abandonada por ser inadecuada para el em-barque del mineral, lo cual obligó a buscar otra bahía, que se encontrómás al sur, en una rada más amplia, más cerrada y más cómoda. Estaensenada pasó a llamarse "Huaina-Pisagua" o "Pisagua Joven" para noconfundirla con "Pisagua Viejo".

Como consecuencia de las actividades que proporcionaba el embar-que y otros trabajos efectuados en la zona, se produjo un considerablecrecimiento del puerto, que llevó al gobierno peruano a declararlo puer-to mayor el 20 de junio de 1870.


Al iniciarse el conflicto el año 1879, Pisagua tenía una población dealgo más de 4. 000 habitantes, era un puerto de gran actividad y en élse encontraba la estación término del ferrocarril salitrero Agua Santa -Negreiros - Pisagua. En él se desarrollaba una constante faena portua-ria, consecuencia de la salida del salitre por este puerto y en su bahía«encontraban numerosos buques efectuando carga o esperando que em-barcaran el producto que se enviaba hacia diversas partes del mundo.

Las características geográficas del puerto las podemos señalar bre-vemente al decir que cierran la bahía por el norte y sur dos puntos ositos que se adentran hacia el mar: Punta Pisagua al Norte y Punta Pi-chalo en el Sur. (Fotos Nºs. 3, 4 y 8)

En cada una de estas salientes de tierra hacia el oeste se ubicó unSuerte de barbeta, con parapetos de sacos de arena y con un cañón Parotde 100 libras; además, entre los meses de agosto y septiembre se cons-itniyeron otras obras de fortificación.

Ambos fuertes podrían cruzar con sus proyectiles la bahía, la queSene un ancho de 5 kilómetros entre Punta Pisagua y Punta Pichalo ycoger cualquier buque con fuegos cruzados. Posteriormente los defenso-

res iniciaron otros trabajos para colocar nuevos fuertes entre los doslates señalados, pero éstos no alcanzaron su término ni a estar listoscon la artillería en la fecha del desembarco.

Desde la línea de la costa hasta la planicie de Alto Hospicio el te-mo es un conjunto de peldaños gigantescos, de manera que el queataca debe ir ganando terreno grada por grada, hasta llegar a la cum-bre de una altura aproximada a los 300 metros, donde se extiende unaamplia llanura.

La playa que corre entre las Puntas de Pisagua y Pichalo es angos-ta y accidentada, con excepción en dos partes de esta línea de bahía:en el norte hay una playa con extensión apta para desembarcar, sin

rocas y que se denomina Playa Blanca, y más al sur se ubica la playa

menos de suave pendiente y de fácil acceso. El resto por ser roqueríoconstituye posiciones ideales para el soldado que está parapetado a laespera del adversario.

Para llegar desde los buques hasta Alto Hospicio, era necesario ven-tei, primero, el cordón de rocas, y luego neutralizar la acción de fuegoleí adversario; para permitir subir uno a uno los escalones de la Cor-lera de la Costa, venciendo las dificultades que presentaba el terreno

y la resistencia de un enemigo hostil que por todos los medios tratabade impedir la progresión de los chilenos desde el momento mismo quedesembarcaran de los buques y se aproximaran a la costa.

En Alto Hospicio (Fotos Nºs. 6, 7 y 9), se ubicaba el campamento dela Guarnición boliviana, compuesta de dos Batallones de la División Vi-Ifciil; además, próximo a este vivac no faltaban algunos negocios quevendían aquellas mercaderías de mayor consumo por el soldado bolivia-no. En esta planicie, en que se levantaban bodegas y depósitos de salitre,listaban instaladas las máquinas resacadoras de agua y también se habíalevantado un Hospital de Campaña.

Foto N° 7. —Alto Hospicio; en estas planicies se ubicaban los campamentos de las tropasbolivianas (Vivac de 2 batallones, bagajes y depósitos de salitre, máquinas resacadorasde agua y un Hospital de Campaña) y algunos negocios que vendían mercaderías a

los soldados

Foto Nº 8. —Emplazamiento cañón Punta Pichalo


B. —Organización de la defensa de Pisagua.

El mando aliado consideró que la defensa de Pisagua debía estarconstituida por efectivos peruanos y bolivianos, lo cual no conformó a losjefes subalternos aliados y se produjeron algunos roces entre los Ofi-ciales y las tropas que guarnecían este puerto.

Mandaba las fuerzas defensoras de Pisagua el Tte. Crl. señor IsaacRecabarren, de nacionalidad peruana; Comandante de los fuertes Pisa-gua y Pichalo, el Capitán de la Armada del Perú don José Becerra; Cdte.del fuerte norte, el Capitán don Ignacio Suárez y del fuerte sur, donManuel Saavedra, ios tres de la misma nacionalidad. La dotación de es-tos fuertes la integraban artilleros aliados, que sumaban 200 hombresde los cuales, 155 de nacionalidad peruana y 45 artilleros bolivianos.

De la División Villamil sólo estaban en Pisagua los Batallones "Vic-toria" e "Independencia", el primero al mando del Coronel don Juan Gra-nier y el segundo al del Tte. Crl. Donato Vásquez; la fuerza total de es-tas unidades era de 900 hombres, más las tropas constituidas por los ar-tilleros y algunos soldados de la Guardia Civil de Arequipa. Se agrega-ban a las dotaciones anteriores, otras tropas cívicas que alcanzaban untotal de 500 plazas más, es decir, en total los defensores de Pisagua lle-gaban a 1. 400 hombres.

El General Villamil para cumplir su misión distribuyó a sus unida-des en la siguiente forma, envió a Mejillones (10 kilómetros al norte deCaleta Buena y 30 al sur de Pisagua) al Batallón de Infantería "Aro-ma". La caleta Junín fue considerada como un lugar prácticamente im-posible para efectuar un desembarco, por lo cual dispuso dejar en mi-sión de vigilancia sólo a una sección de caballería; por las característi-cas del terreno costero, el Batallón boliviano "Los Vengadores" se dejóen "Agua Santa" junto a su C. G. divisionario. Con esta dispersión de lastropas que integraban la Unidad Operativa, el General Villamil perdióla cohesión de sus fuerzas, pues sólo los dos batallones bolivianos ubica-dos en la periferia de la defensa de Pisagua podrían concurrir al puertodos o tres horas después de iniciado el combate; el batallón ubicado enMejillones del norte, estaba a una jornada de marcha para llegar a Pi-sagua, el de Agua Santa, localizado a 100 kms. del puerto demoraba comomínimo ocho a diez horas después de recibir el aviso del ataque y ellosiempre que se aprovechara el ferrocarril, en caso contrario eran tresjornadas de marcha.

II. —Travesía del convoy desde Antofagasta a Pisagua.

A. —Salida del convoy desde Antofagasta.

Como se ha expresado anteriormente, el día 28 de octubre de 1879,el Ejército del norte después de un ordenado embarque, partía desde An-tofagasta con destino a un punto ignorado del territorio peruano, pues


el Ministro Sotomayor mantenía la solución de esta incógnita en el másabsoluto secreto.

La fuerza de 9. 405 hombres y 853 caballares se repartía en las14 naves; la capacidad de cada una lo había estudiado cuidadosamen-te el propio Ministro Sotomayor, sin dejar nada a la imprevisión ni ala suerte. Este conjunto de buques constituía el escalón transporte.

Para solucionar en parte el problema que creaba la falta de agua,elemento esencial para las operaciones que iban a iniciar, se había dis-puesto que los transportes llevaran en sus fondos como lastre envasesllenos de este líquido, y las resacadoras que se repartirían en el "Loa","Huanay", "Santa Lucía" y "Cochrane" permitirían disponer de una ca-pacidad de producción diaria de 3. 850 galones (17. 325 litros) de aguadulce.

El convoy de buques de guerra formado por el blindado "Cochrane",cruceros "Amazonas" y "Loa", vapor "Abtao", cañonera "Magallanes"y goleta "Covadonga" se agrupaba bajo las órdenes del Capitán de Fra-gata, Jefe Accidental de la Escuadra, don Manuel Thompson, cuya in-signia de mando la enarbolaba el buque "Amazonas".

Se nombró como Comandante del Grupo de Transporte, al Capitánde Navío don Patricio Lynch que navegaba en el "Itata".

El Ministro Sotomayor, el General en Jefe don E r a s m o Escala, elJefe del Estado Mayor don Emilio Sotomayor con todo su personal yel Cuartel General del Ejército del nor te , se embarcaron en el "Amazo-nas".

Antes de reunirse en el punto de "rendez-vous", la "O'Higgins" , la"Magallanes", el "Matías Cousiño" y el " L á m a r " zarparon con antici-pación para Mejillones con la misión de embarca r las t ropas de zapado-res y el Regimiento "Chacabuco". Ha sido motivo de crí t ica el no haberembarcado en esa oportunidad a la ambulanc ia que en ese lugar estabalista para ser llevada con esas unidades al nor te . Problema que sólo loenunciamos. También se envía a Tocopilla al "Angarrios" que t r anspor -taba a un Batallón del " L a u t a r o " p a r a desembarcarlo y ubicarlo allí,"ton la posible misión de cor ta r toda operación del Ejérc i to de Tarapa-cá hacia el Sur", como lo dice el h is tor iador don Gonzalo Bulnes.

El día 28 de octubre todo estaba listo a bordo de los buques detransporte y de guerra que iban a f o r m a r el convoy. Todos los Capita-les habían recibido las instrucciones por escri to refer idas a:

-Orden de salida fuera del puer to .-Orden de maniobra duran te la navegación.-Códigos que debían emplearse : cuándo el nacional y cuándo el in-

ternacional.-Luces que debían llevarse duran te la noche.-En caso de accidente, modo de avisar lo de día o de noche.-Modo de usar las señales pa ra que fueron pronto comprendidas

por toda la Escuadra.

—Manera de tomar el fondeadero para evitar colisiones.—Rendez-vous, en caso de separación de alguno de ellos.

Una vez embarcadas las autoridades militares, civiles y eclesiásti-cas, a las 18. 45 horas se dio desde el "Amazonas" la señal de zarpe y elconvoy se puso en movimiento a poca velocidad para permitir que todoslos buques tomaran el lugar señalado. A la retaguardia quedaron la fra-gata a vela "Elvira Alvarez" y los transportes "Copiapó" y "Toro" quedebían remolcarla siguiendo las aguas del convoy.

El Comandante del Grupo de Transporte, Capitán Patricio Lynch,ordenó expresamente a los buques remolcadores que, en caso de extra-viarse y no poder seguir al resto de las naves por la menor veloci-dad, se dirigieran al puerto de Mejillones con la fragata remolcada. Estamedida fue tomada por el Capitán Lynch, por cuanto aún se manteníael secreto del lugar de desembarco y en consecuencia, no podía disponerotro punto de reunión.

Durante la noche del 28/29 de octubre, el convoy siguió a la navecapitana "Angamos" que navegó a distintos rumbos.

En la mañana del 29 de octubre, al pasarse revista al grupo de bu-ques que integraban el convoy se pudo notar que faltaban el "Copiapó",el "Toro" y el "Elvira Alvarez". De inmediato el Capitán Patricio Lynchhizo saber la resolución ordenada en Antofagasta, para desvirtuar losrumores que ya se propagaban en el sentido de que en la noche habríaactuado la "Unión", la cual, aprovechando la obscuridad habría atacadoa estos buques que navegaban más a retaguardia y las consecuenciastendrían que ser nefastas. La aclaración del Capitán Lynch, tranquilizólos ánimos, y el nerviosismo.

El día 29 de octubre se dio a conocer a los Capitanes de los buquesque la recalada se haría en los puertos de Pisagua y Junín y que el pun-to de "rendez-vous" para que se incorporaran al convoy los buques quefaltaban sería en 23° de Lat. Sur y 71° 28' de Long. O. Greenwich.Hasta ese día sólo sabían del desembarco en Pisagua y Junín, el Mi-nistro de Guerra en Campaña Sotomayor y el Capitán Condell. La re-solución de atacar ambos puntos tenía la ventaja de la proximidad enque se encontraban ambas columnas, las que podrían apoyarse mutua-mente en tierra y atacar a los aliados por el flanco y espaldas. El pro-blema estaba en definir cuál sería la dosificación de los medios, dóndecolocar la masa, Pisagua o Junín, interrogante que quedaba para reso-lución del Ministro de Guerra en Campaña.

El 1º de noviembre, a bordo del "Amazonas", el Ministro de Guerraconvocó a un Consejo de Guerra los Jefes del Ejército y de la Marina,con el fin de darles a conocer el objetivo por conquistar y colocación quedebían tomar los buques durante el desembarco. Con respecto a la do-sificación de los medios, escuchó los pro y los contra del "Plan Pisagua"y del "Plan Junín"; pero como tanto De la Barra como Santa Ana yaquellos que los seguían no lograron llegar a un acuerdo, optó por undesembarco en los dos lugares, resolución que tanto los marinos como

94 AUGUSTO P I N O C H E T U G A R T E

algunos militares, la apoyaron y la idea de Sotomayor de desembarcaren arabos puntos con mayor fuerza a las tropas de desembarque en Pi-n a , pero se debía mantener una fuerte reserva para apoyar el lugarmás "blando" en el momento del desembarco.

En esa misma oportunidad, también se acordó llegar con la Escua-dra a Pisagua por "sorpresa", con el fin de producir una paralogizaciónen la reacción de los mandos, como evitar la salida del ferrocarril Pisa-gua-Negreiros hacia el interior de la pampa. La línea férrea indicadaconducía a los pozos de agua de Dolores y, si estos materiales eran inu-tilizados sería casi imposible su aprovechamiento para abastecer de aguaal Ejército.

Para cumplir lo anterior se acordó efectuar la reunión en los pun-tos señalados a las 04, 00 horas del día 2 de noviembre; hecho que nose realizó por razones oceánicas o por error y la recalada se efectuó 20kilómetros al norte de los puntos fijados, con lo cual, se perdieron cercade dos horas. Sólo a las 06, 00 horas, la Escuadra chilena tenía a la vistael puerto de Pisagua y una hora más tarde los buques de guerra toma-ban colocación en la bahía, al frente de los fuertes. A las 07, 15 horas elCochrane rompió el fuego.

B. —Disposiciones para el desembarco.

1. —Fuerzas de desembarco.

Para el desembarco y ataque en la zona donde se establecerían las"cabeza de playa", se designaron las siguientes tropas: Agrupación dedesembarco norte con una fuerza de 4. 890 soldados de infantería y ar-tillería, estas tropas desembarcarían y conquistarían Pisagua; Agrupa-ción sur con 2. 175 hombres desembarcarían y tomaría Junín. Se dejó2, 500 hombres como Reserva para ser empleados en uno u otro lugar,como apoyo a las tropas desembarcadas.

La organización de cada una de estas tres agrupaciones fue la si-guiente:

a) Agrupación norte o Pisagua.

Integrada por tres subagrupaciones de ataque.

Primera subagrupación de ataque (II. División).

. Mando: Tte. Crl. José Luis Ortiz.

2? Comandante Tte. Crl. J. M. Cruz.


. Medios:

"Buin" 1º de Línea 1. 100 hombres."Atacama" 590 ""Baterías de Montaña" 250 "

Total 1. 940 hombres.

. Misión: Desembarco y ataque a Pisagua para ocupar los "pun-tos críticos" (que fueron señalados en la carta).

Segunda subagrupación de ataque (III. División).

. Mando: Coronel José Domingo Amunategui.2º Cdte. Tte. Crl. Eleuterio Ramírez.

. Medios:

Mitad Regto. "Maipo" 500 hombres.Regto. "4º de Línea" 900


. Misión: Continuar la penetración detrás de la II. División paraapoyar su ataque y ocupar los puntos críticos.

Tercera subagrupación de ataque (IV. División).

. Mando: Tte. Crl. Domingo de Toro Herrera.2º Cdte. Tte. Crl. Alejandro Gorostiaga.

. Medios:

"Chacabuco" 600 hombres."Coquimbo" 500Mitad Regto. "Maipo" 450


Total general sobre Pisagua: 4. 890 hombres.

. Misión: Continuar la penetración detrás de la III. División paraconsolidar lo conquistado.


b) Agrupación Sur o "Junín". Integrada por una sola unidad Ope-rativa. La I. División.

. Mando: Coronel Martiniano Urriola.2º Cdte. Coronel Niño.

. Medios:

—"Navales" 650 hombres.—"Valparaíso" 300—"3º de Línea" 1. 100—Batería de Montaña 125 "


. Misión: Desembarcar y atacar a caleta Junín para luego envol-ver hacia el norte por el Alto para impedir toda reti-rada y permitir la ocupación del puerto de Pisagua.

c) Agrupación de Reserva. (Para apoyar aquella zona donde lo es-time el Comandante en Jefe).

. División Especial.

Cuerpo de Zapadores a las órdenes de su Cdte. Ricardo Santa Cruz.

. Misión: Concurrir lo más rápido posible donde fuera más pre-ciso de acuerdo a la situación que se viviera.

d) Total de las fuerzas de desembarco: 7. 465 hombres.

e) Oíros fuerzas (a disposición del mando).

Artillería de Marina 800 hombres.

Tres baterías de artillería de Campaña 375"Cazadores a caballo" 500"Bulnes" 500


. Misión: Por el momento no se le señaló misión.


2. —Ordenes para el desembarco.

El dispositivo general de las fuerzas de desembarco quedó organi-zado en tres agrupaciones: una para actuar en dirección general, Pisa-gua - Alto Hospicio, otra sobre Caleta Junín-Pisagua y una tercera parareforzar a cualquiera de los dos núcleos señalados. Cada una de estasagrupaciones se distribuía en un determinado número de buques, losque a su vez se ubicaban en su respectiva zona, dentro del conjunto, parahacer en esta forma más expedita la operación de desembarco en el mo-mento oportuno.

La dirección del desembarco de la tropa fue encomendada al Coro-nel don Emilio Sotomayor, Jefe del Estado Mayor; la responsabilidad dela operación naval de desembarco en Pisagua fue asignada al Capitánde Fragata don Enrique Simpson, quien después de mandar el Blinda-do "Cochrane" se desempeñaba ahora como Ayudante del General enJefe. Este Oficial de la Armada debía organizar los botes y canoas delos buques de la Escuadra y transportes y otras construidas especial-mente con esta finalidad para constituir una flotilla de embarcacionesmenores para el desembarco.

Cuando las fuerzas terrestres lograran iniciar la "cabeza de playa",el mando de las tropas en tierra lo ejercería el Coronel Sotomayor, quiencoordinaría el mando de las Divisiones que estarían combatiendo bajola dirección de sus respectivos Comandantes y en esa forma actuar man-comunando los esfuerzos.

Como Cdte. de las tropas que formarían la "cabeza de playa" y lu-charían en el desembarco de caleta Junín, se designó el Tte. Coronel donDiego Dublé Almeyda y como Cdte. de la flotilla de botes, al Tte. de laArmada don Emilio Valverde.

El día 1º. XI. 1879 el General don Erasmo Escala dictó la siguienteorden del día:

"ORDEN DEL DÍA DEL GENERAL ESCALA.

"En altamar, a bordo del "Amazonas", noviembre 1º de 1879."INSTRUCCIONES A QUE DEBEN ATENERSE LOS JEFES DE

" LOS BUQUES DE LA ARMADA Y TRANSPORTES QUE ESTÁN" BAJO MI MANDO PARA DESEMBARCAR EL EJERCITO DEL" NORTE EN EL TERRITORIO PERUANO.

"La flota, compuesta de los buques de guerra y transportes, se pre-" sentará frente al puerto de Pisagua y Caleta Junín, a las 4 A. M. del" día 2 del actual, en el orden de marcha siguiente: El "Cochrane", la" O'Higgins", la "Magallanes" y la "Covadonga", a la cabeza".

"Seguirán los transportes "Copiapó" y "Limarí"; después el "Loa"," el "Abtao", el "Toltén" y el "Santa Lucía". Continuarán el "Matías Cou-" siño", el "Huanay" y el "Lámar". El "Angamos" quedará a retaguardia" y se conservará fuera del puerto en observación sirviendo de vigía. El


" Itata" y el "Amazonas" marcharán uno en pos del otro llevando el ala" derecha del convoy y quedarán sobre sus máquinas en un punto desde" donde puedan dirigirse igualmente a los fondeaderos de Pisagua o do" Junín, esperando órdenes para marchar al punto que convenga".

"Dos millas antes del fondeadero, los cuatro buques de guerra nom-"brados primero, con el "Cochrane" a la cabeza, se dirigirán al puerto" y atacarán las defensas enemigas hasta apagar sus fuegos y dejar libre"los desembarcaderos para las tropas. Antes de emprender esta opera-ción se habrán desprendido de sus botes dejándolos al costado de los" dos primeros transportes que los siguen. Todo el convoy se detendrá"en este punto, conservando su formación y orden de marcha".

"Mientras los buques de guerra reconocen la bahía y destruyen las"fuerzas enemigas y sus defensas, los transportes alistarán sus embarca-" dones, colocarán todas las escalas que tengan y tendrán planchas de los"portalones para que la salida de la tropa se haga con facilidad y rapidez".

"Todos los buques mandarán sus botes a cargo de un Tte., el que" se pondrá a las órdenes del Capitán de Navio graduado don Enrique"Simpson, quien dirigirá en Jefe la operación del desembarco del Ejér-" cito y ordenará todo lo que tenga relación con este servicio. "

"En el momento que se hagan señales de la corbeta "Magallanes" se" desprenderá el resto de la Armada para dirigirse hacia donde se en-"cuentren el "Amazonas" y el "Toltén" para proteger el desembarco de" sus tropas. "

"Todo buque que haya desembarcado sus tropas se replegará sobre" el flanco respectivo y tomará la posición conveniente para que avance" el que sigue en el orden de marcha designado, de modo que no haya es-torbo ni confusión ninguna. "

"A estas instrucciones se atendrá estrictamente Ud., y todo lo que"le concierne lo hará cumplir con escrupuloso rigor. "

"Dios guarde a Ud. "

'Erasmo Escala'

Muchas de las previsoras disposiciones dictadas por el General enJefe no se cumplieron como estaban escritas; pero no hay que olvidarque, si una operación de desembarco es difícil para los ejércitos vetera-nos, los que previamente efectúan numerosas prácticas sobre esta materiaantes de efectuar la acción, para un ejército novel el problema de coor-dinación y cumplimiento de órdenes era mucho más difícil.

Para los chilenos esta acción fue su bautismo de fuego, ya que es elprimer encuentro serio con el enemigo; por esto todas las actividadesprevias que se llevaron a efecto en la preparación del desembarco y losejercicios y prácticas de combate para los primeros momentos de llegara la orilla, son dignos de las mejores palabras y alabanzas. Dentro de todolo factible, se cumplió a satisfacción el aspecto previo y con creces todolo que se esperaba iba a presentarse difícil y complicado en esta opera-ción.

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Cuando ya todo parecía estar terminado y listo para iniciar el de-sembarco con las primeras luces del 2 de noviembre, en la noche del1/2. XI. 1879, una seria interrogante se le presentó al Ministro sobredotación de agua lo cual casi produjo un cambio de planes. Esta situaciónse creó cuando Sotomayor recibió los partes, los que por error traían datosequivocados sobre el stock de agua que estaba almacenada en los buques.Fueron esos minutos, momentos de gran incertidumbre para el señor So-tomayor, por cuanto, los antecedentes proporcionados permitían llegar aun cálculo errado, el que prácticamente establecía el hecho de que nose iba a disponer de agua para la acción. Tal equivocación llevó hasta esti-marse en la necesidad de variar los planes y a buscar un nuevo lugarpara desembarcar más al norte, zona que se estimó podría ser Ilo. Enesa situación de angustia un hombre que en todo momento brilló porsus cualidades de ciudadano patriota, soldado y conductor, don José Fran-cisco Vergara, calmó el ánimo del Ministro con serenas frases y demos-trando gran confianza en sí mismo devolvió la quietud al espíritu dequien era responsable ante el gobierno. En las primeras horas de la ma-ñana del 2. XI. 1879, con gran alegría se comprobó el error en que se ha-bía incurrido y se estableció que no existía problema de agua para llevaradelante el desembarco en Pisagua y la atención de ¡as primeras accioneshacia el interior, tal cual se habían planificado.

III. —Defensa de Pisagua.

A. —Situación de los defensores antes del 2. XI. 1879.

Al parecer los defensores de Pisagua tenían absoluta confianza deque estaba muy lejos el día cuando los chilenos pensaran en atacar el puer-to y menos aún se creía en un posible desembarco de las fuerzas chilenasen esos lugares y era tal la fe en que nada pasaría que el servicio do se-guridad se había reducido a un mínimo.

El General Buendía había anunciado al Tte. Crl. Recabarren quevisitaría esa guarnición a fines de octubre, con el fin de conocer a la oficia-lidad, inspeccionar las obras de fortificación construidas, y suavizar aque-llos roces entre los oficiales peruanos y bolivianos, que se venían suce-diendo como consecuencia de los reveses que habían tenido las armasaliadas hasta entonces.

La apreciación de la situación que efectuó el General boliviano donPedro Villamil le permitió establecer que con las fuerzas de dos batallo-nes y la artillería de costa emplazada en el puerto de Pisagua, era másque suficiente para rechazar cualquier acción de desembarco que preten-dieran efectuar los chilenos en ese lugar, y el resto de su División, comose indicó anteriormente, se localizó en otros puntos del Departamento.

El último día del mes de octubre el General Buendía salió desdeIquique para Pisagua, zona a donde llegó en la tarde del 1º de noviembre


de 1879. Lo acompañaban en el viaje numerosos Oficiales de su CuartelGeneral y una escolta militar, que daba un total aproximado a 600 conlos indios paceños; esta tropa iba al mando del General don Pedro Vi-llamil y se integraron posteriormente, a las fuerzas defensoras del puertoal mando del Coronel peruano don Isaac Recabarren.

B. —La defensa en acción.

Esa noche el General en Jefe, después de sostener algunas brevesreuniones con los Jefes de Pisagua, pasó al reposo para reparar el can-sancio producido por la dura jornada entre Iquique y el puerto, los días31 de octubre y 1º de noviembre.

A las 05. 00 horas del 2 de noviembre el Capitán de Navio y Capitánde Puerto llegó hasta el lugar donde alojaba el General en Jefe para avi-sar al General Buendía y al Coronel Recabarren la presencia en el hori-zonte de dos buques que desde el norte se dirigían hacia este puerto. Co-mo existía la posibilidad de que fueran buques de avanzada del enemigo,se ordenó alertar a las tropas. Más tarde esta sospecha se confirmó pues,minutos después, ya no eran dos los barcos en el horizonte sino diecio-eho. Desde ese momento principiaron a ocupar sus puestos de combate ycuando eran aproximadamente las 06. 00 horas y estaba confirmada la pre-sencia de la escuadra y transportes chilenos, la alarma ya había crecidoen los aliados, produciendo gran agitación entre los defensores.

A esa hora se encontraban reunidos el General Buendía con elCoronel Recabarren y, ante el peligro que se avecinaba, ambos Jefesfueron personalmente a los Cuarteles para ordenar prepararse para com-batir. El General en Jefe dispuso además evacuar de inmediato haciaHospicio, cuanto material hubiese en la Estación, tales como locomotoras,coches y carros, pero esta orden no se pudo materializar porque en elpuerto no se encontraban maquinistas, fogoneros ni brequeros.

Los artilleros, 155 peruanos y los 45 de la División boliviana, en laforma más rápida posible, se dirigieron a cubrir los cañones de los fuer-tes y aquellos soldados que no tenían ubicación en las piezas se repartie-ron junto con los tiradores que tomaban posición en diferentes puntos dela playa, por donde se estimaba factible se produjeran los desembarcos.

Asimismo, los batallones bolivianos que se encontraban en Alto Hos-picio y cuyo alistamiento y entrada en acción se calculaba de 2 a 3 horasrecibieron la orden de bajar al puerto para ocupar las posiciones que te-nían ubicadas de antemano en el terreno y también en algunos edificiosde la población, estación de ferrocarril y casa de la Compañía de Salitres.Otra tropa se parapetó entre las rumas de carbón y de salitre ensacadoque estaba listo para ser embarcado. También algunas pequeñas unida-des se localizaron en los caminos que en zigzag descienden desde la cumbrehasta el puerto.

El General Villamil consideró, aunque tarde, la poca fuerza que habíaen Pisagua, y se apuró en pedir a los batallones "Vengadores" y "Aroma",que se ubicaban el primero en la oficina Germania y el segundo en Meji-


llones, que a marcha forzada concurrieran al combate. De estas unidadesel Batallón "Vengadores" se trasladó en ferrocarril hasta la estación SanRoberto donde se incorporó a las tropas en retirada, sin avanzar hacia elEste ni combatir, y el "Aroma", que se unió el día 3 con el grueso de launidad operativa en Agua Santa; este atraso de la concurrencia de lasunidades a esta zona conforme lo ordenado por el Cdte. de la División, sedebe a que no recibieron oportunamente la orden que les envió el Generalboliviano y a las distancias por recorrer.

Algunas personas aisladas o grupos humanos, en desesperada fuga,subían hacia la cumbre de Hospicio, en busca de la seguridad y para ale-jarse del peligro; entre ellos había numerosas mujeres y niños, mientrasque otros hombres aislados o en unidades descendían por las laderas delos cerros para ir a ocupar un puesto para el combate que se avecinaba.

A las 06. 55 horas del 2 de noviembre, el fuerte sur contestó el fuegoque hiciera el blindado "Cochrane", secundado por el resto de la artilleríade la escuadra chilena. El fuerte norte no pudo participar en el combateal recibir un certero disparo de uno de los buques chilenos que le destruyóel cañón, mató al oficial y dejó heridos a varios sirvientes que lo atendían.

El fuerte sur respondió el fuego de los buques chilenos y se entablóun duelo de artillería que se prolongó por espacio de una hora. La peorparte la llevó la defensa aliada, al estallar algunos incendios en los lu-gares de almacenamiento de salitre; además fueron dados de baja casitodos los oficiales y numerosos soldados que servían la defensa de estesector. Aquellos que salvaron con vida, se retiraron hacia la población.A las 08. 00 horas los cañones se silenciaron y se produjo una tregua du-rante unos 50 minutos, período de tiempo que no se cambiaron disparosentre atacantes ni defensores. Esos instantes fueron aprovechados porlos aliados para recuperar sus energías, atender a los heridos, reorga-nizar a las unidades que aún se encontraban en Hospicio y luego ordenarque bajaran a participar en el combate.

IV. —Las fuerzas chilenas atacan. (Gráfico Nº 8)

Hemos visto lo que sucedía en Pisagua el día 2 de noviembre hastalas 08. 00 horas, cuando el combate se detuvo, como para dar un respiroa los participantes antes de reanudar la acción.

Retrocedamos en el tiempo en el lado chileno para conocer algunosdetalles de la operación que se iniciaba. Para cumplir las instrucciones dic-tadas por el General Escala para efectuar el desembarco era necesarioque el convoy se presentara en el puerto a las 04. 00 horas del 2. XI. 1879con el fin de producir "sorpresa", lo que no fue posible satisfacer dadala escasa visibilidad del sector que no facilitó a los buques la aproxima-ción; además las naves experimentaron un desvío en su rumbo debido adiferentes causales de viento y corriente, lo que llevó a las naves chilenasmás al norte del puerto. Otro punto de las instrucciones de Escala se re-ferían al empleo de las embarcaciones de los buques del convoy para efec-


tuar el desembarco. Estos botes y lanchas debían esperar el "ablandamien-to" de las posiciones enemigas detrás de la línea de transportes, hecho locual debían dirigirse a tierra, desembarcarlas y regresar a buscar otrogrupo, es decir, producir un desembarco por olas sucesivas.

El Ministro Sotomayor había calculado que en cada ola se desem-barcarían 900 hombres, cantidad que inicialmente debían formar nume-rosas pequeñas "cabezas de playa", mientras que las embarcaciones conel apoyo de la artillería de los buques de guerra regresarían a los barcosa buscar un nuevo, contingente que iría a incrementar a los soldados yadesembarcados y así sucesivamente descendería el total de las fuerzas ycontinuarían su ataque hacia Alto Hospicio.

A las 06. 00 horas del día 2 de noviembre penetraron a la bahía el"Cochrane", "O'Higgins", "Magallanes" y "Covadonga", para atacar losfuertes y destruir las obras de fortificación de las playas y de la ciudadcon el fin de preparar el desembarco de las tropas del Ejército.

Una vez convenientemente situados en la ubicación designada parael bombardeo, se inició el fuego sobre los fuertes sur, norte (este últimono disparó) y sobre las obras de la playa y puerto. Durante el ataque alos fuertes el "Amazonas" concentró algunos tiros de artillería sobre laparte Alto Hospicio. Este fuego a las 08. 00 horas cesó, para reabirse cer-ca de las 09. 00 horas con mayor intensidad.

Durante el bombardeo inicial de los buques chilenos, se observó auna lancha a vapor que recorría la bahía, en misión de reconocimiento deaquellos lugares donde era factible el desembarco. Iban en esa embarca-ción, el Jefe de la Infantería Coronel Arteaga, el Tte. Crl. miembro delEstado Mayor, Diego Dublé Almeyda, el práctico terrestre, Capitán delLautaro Santa Ana y el Tte. Coronel de Guardias Nacionales don Justi-niano Zubiría, de nacionalidad colombiana.

La Escuadra reanudó el bombardeo con mayor intensidad ya no sólodejando caer sus proyectiles sobre los fuertes, sino también sobre la partesuperior de los cerros y en los lugares por donde se descolgaba el mayornúmero de tropa y sobre la ciudad, donde se estaban reuniendo grupos desoldados que iban a producir un futuro problema en el desembarco.

Mientras la escuadra batía las defensas de Pisagua, los transportesde tropa se acercaban con lentitud hacia la costa. A más o menos 2. 000metros arriaron los botes para preparar junto a los que ya estaban allíel desembarco de la primera ola.

A. —Primera ola de desembarco.

Cerca de las 10, 15 horas, cuando los fuertes habían cesado su acción,se puso en movimiento la primera "ola" de desembarco guiada por Simp-son y encontrándose en ella el Coronel don Emilio Sotomayor que iba aasumir el mando en tierra, pero no eran 900 hombres los que se dirigíana tierra en botes y lanchas, sino una fuerza de 450 soldados, lo cual hacíacambiar todo lo preparado para el ataque y la formación de las "cabezas


de playa", al extremo de correrse el peligro de que se paralizara el buenéxito de este primer desembarco.

Ocuparon lugar en los botes y lanchones de esta primera "ola":1ra. y 3ra. Compañía del Regimiento Atacama y Ira. Compañía deZapadores.

Como protección inmediata estaba la escuadra que dirigía sus tiroshacia todos aquellos lugares desde donde se hacía fuego a los chilenos;además en la primera ola de desembarco iba un bote armado con ame-tralladora al mando del Subteniente don José Antonio Errázuriz.

Cuando la hilera de botes y lanchones penetró a la línea de fuego deinfantería, una descarga cerrada de fusilería partió de las fuerzas enemi-gas que se encontraban en la línea de la costa, fuego que causó bajas perotambién estimuló a los bogadores a remar con mayor ahinco y a los sol-dados a poner cuanto antes sus pies en la arena de la playa para poderluchar con igualdad.

En el recorrido, las bajas fueron numerosas, pero los botes alcanza-ron la línea de la costa en el tramo que se ubica al norte llamado "PlayaBlanca". Allí desembarcaron los 450 hombres y a bayoneta, corvo y fuegocayeron sobre los defensores que desde posiciones ocultas no dejaban dedisparar.

Las primeras tropas que llegan a tierra son los zapadores, que logranrodear al enemigo y facilitan el desembarco del Batallón Atacama, Regi-miento Buin y parte de una Unidad del 2º de Línea.

La situación de esta primera ola era por demás angustiosa dadoque se enfrentaban con fuerzas muy superiores y al hecho que éstas ocu-paban posiciones perfectamente estudiadas con anterioridad. Una vez entierra estas fuerzas comenzaron a ganar las alturas y a dominar aquellospuntos más importantes para la continuación de la acción.

Era un momento de desconcierto pero un golpe de audacia levantóla moral de los chilenos. El Teniente Barrientos desprendiendo una ban-dera a uno de los botes, desembarcó y avanzó con algunos soldados y elGuardiamarina Fuentes hacia la ciudad, y después de rechazar un grupode soldados bolivianos clavó el tricolor en un alto peñasco, desde donde sedestacaba nítidamente la enseña patria.

El efectivo apoyo de los fuegos de la escuadra permitió a las tropasde "Playa Blanca" resistir cerca de una hora los contra-asaltos de losaliados y dio tiempo a las embarcaciones para volver a los buques abuscar las nuevas fuerzas para el desembarco.

En medio de la lucha, algunas de las granadas de los buques de gue-rra, provocaron un incendio en las rumas de carbón y de salitre, levan-tándose una columna de humo blanco que enceguecía y asfixiaba, mien-tras una onda de calor que ahogaba se venía a sumar al drama que sufríanlas tropas en esos momentos.


B. —Desembarca la Segunda Ola.

Era cerca de las 11. 00 horas cuando la segunda ola de desembarcoatravesaba la zona peligrosa y desembarcaba para ir a sumarse a las uni-dades que ya estaban en combate.

El segundo grupo fue similar al primero, pese a que ahora el fuegoera de menor intensidad debido al combate que sostenían las fuerzas de-fensoras de la plaza con las tropas ya desembarcadas, pero no por ello sedejó de lamentar numerosas bajas.

Esta ola de desembarco completó en tierra al Zapadores, Atacama,Buin y parte del 2º de Línea. En este viaje iba el Comandante del Ata-cama, Teniente Coronel don Juan Martínez, y algunos Oficiales de estaUnidad; el Comandante del Zapadores, Teniente Coronel Santa Cruz, ylas Unidades Fundamentales con sus respectivos Comandantes.

Mientras se despachaba el segundo grupo de desembarco, en lostransportes quedó lista la tropa para el tercer viaje.

Antes de terminar estas líneas me limito sólo a dejar enunciado unhecho sobre el que mucho se ha especulado. Me refiero al momento de des-pachar el segundo viaje hacia la costa, cuando el General Escala preten-dió concurrir al combate de Pisagua, lo que fue impedido por el Ministrode Guerra en Campaña, ordenándole en nombre del Presidente de laRepública permanecer en su puesto. Creo que el General en Jefe, im-pulsado por su extremado valor y gran patriotismo olvidó que sobre élpesaba la responsabilidad del todo y no de una parte de la acción enla lucha que se realizaba. Todo Jefe debe saber dirigir y no dejarse arras-trar por el entusiasmo, que si puede ser muy plausible también puedeser funesto para la conducción del conjunto de una operación como laque se llevaba a cabo.

La segunda "ola" llegó con parte de las tropas a "Playa Blanca" yel resto en "Playa Guata" y al mando de sus Comandantes entraron encombate con gran ímpetu. Pronto los defensores se sintieron perdidos yabandonaron sus posiciones o los edificios ocupados y, en franca fuga,trepaban hacia Alto Hospicio, perseguidos de cerca por los del Atacama ylos del Zapadores.

C. —Desembarca el Tercer Escalón.

Cuando llegó el tercer escalón a tierra eran cerca de las 13, 00 ho-ras, ya el combate estaba terminado y las tropas aliadas sólo tratabande alejarse lo más rápido del campo de batalla.

Las tropas desembarcadas se reorganizaron después de este primercombate, los mandos ajustaron sus unidades y acto seguido en combateestrecho iniciaron una penetración ascendente para alcanzar Alto Hos-picio por senderos bloqueados y como fuerza incontenible los chilenos almando del Tte. Crl. Luis Ortiz alcanzaron en dos horas la planicie deAlto Hospicio.


A las 14, 30 horas, según el parte del General Escala, las tropas de-sembarcadas coronaban las alturas, donde sólo quedaban algunos solda-dos bolivianos o peruanos rezagados, mientras que el resto se retirabahacia el Este. De inmediato se izó el pabellón chileno en un poste de telé-grafo en Alto Hospicio y la escuadra suspendió por completo sus fuegos.Chile con esa acción bélica, en menos de un día, abría de cuajo las puertasdel Departamento y quizás podríamos decir tomaba las cartas de triunfoen el conflicto.

La jornada había sido dura, las bajas que se contaban en las filasde los chilenos llegaban a 56 muertos y 124 heridos y en la Armada 8muertos y 19 heridos.

Por su parte, los aliados tuvieron numerosas bajas. Los chilenoscuando llegaron a la cumbre recorrieron la zona pero sólo quedaban he-ridos que no podían moverse; el resto de los defensores había huido y entreellos los Generales Buendía, Villamil y Granier. Los soldados bolivianostuvieron en esa oportunidad la ocasión más propicia para desertar y re-gresar a sus tierras. Muchos así lo hicieron y retornaron al Altiplano porlos caminos o senderos cordilleranos.

Se capturaron cerca de 30 prisioneros, considerando entre ellos a dosTtes. Coroneles, 1 Capitán y 3 Tenientes.

La operación del desembarco terminaba al alcanzar las fuerzas chi-lenas la planicie de Alto Pisagua a Hospicio. (Foto Nº 9), pero sólo erala primera fase de las operaciones, pues nada sacaba el Ejército con per-manecer estático, ya que venía la segunda fase de penetrar hacia el Estepara alcanzar las aguadas y buscar el aniquilamiento del Ejército aliadodonde se encontrara.

El triunfo de las armas chilenas tendría serias repercusiones estra-tégicas para los aliados. Chile colocaba esta primera cuña entre los Ejér-citos concentrados en el departamento de Tacna y el de Tarapacá, y aello se sumaba un cuantioso botín de guerra, compuesto de materialferroviario, equipo militar, armas, municiones, equipo de sanidad, etc.

D. —Desembarco en Juran. (Foto N° 2 ) .

Conforme había resuelto el mando para la acción de desembarco,el ataque sobre este tramo costero se debía realizar mediante un desem-barco principal en Pisagua y uno secundario en Caleta Junín. El desem-barco secundario tenía la misión de ocupar Junín y luego marchar haciael norte para tomar por sorpresa al adversario de Pisagua, y atacar elflanco sur y las espaldas de este dispositivo en el caso de presentar elpuerto de Pisagua mayor resistencia al desembarco chileno.

A las 1. 1, 00 horas, cuando el ataque sobre Pisagua estaba en plenodesarrollo, la Primera División de Ejército, que como hemos dicho es-taba integrada por el Regimiento 3º de Línea, Batallón Naval de Val-paraíso, Batallón Valparaíso y dos Baterías de Montaña embarcadas en


el crucero "Amazonas" y en el transporte "Itata", protegidas por la "Ma-gallanes", se desprendieron del grupo principal y se dirigieron hacia elsur, alcanzando Caleta Junín a las 11, 30 horas, lugar donde debía efec-tuarse el desembarco, ocupar la caleta y luego desde allí dirigirse acumplir con la misión.

Caleta Junín presentaba numerosos obstáculos y peligros para el de-sembarco por los roqueríos antes de la línea de la costa, la fuerza deloleaje producido por el viento y la gran pendiente que hay desde la lí-nea de la costa hasta la planicie de Alto Junín. En esos roqueríos la de-fensa se facilitaba y aún más, era posible efectuar una buena defensacon pocas tropas de las unidades que hubieran tratado de desembarcar,las que sin lugar a dudas habrían tenido cuantiosas pérdidas; pero pa-ra suerte de los chilenos la defensa de esta área de la costa estaba enmanos de una Sección de Caballería de 30 hombres, que huyeron a losprimeros disparos que le dirigió la "Magallanes".

Pese a que el desembarco se realizó sin presencia del enemigo y contoda tranquilidad, las dificultades que presentó la costa fueron nume-rosas ya que hubo necesidad de emplear tablones, escaleras de cuerda,etc. y luego la pendiente les exigió serios esfuerzos para subir hasta laplanicie, lo cual tardó más de cinco horas, es decir, más que el total deltiempo demorado en la operación realizada sobre Pisagua. Esto veníaa echar por tierra y aclaraba ampliamente el problema de la eleccióndel lugar de desembarco que tanta materia dio a todos los teóricos se-guidores de las ideas del ciudadano De la Barra, con su famoso "PlanJunín", que de aceptarlo el mando habría sido muy difícil y muy cos-toso llevarlo a la realidad por las fuerzas de desembarco.

Tan pronto como la I División estuvo en el Alto Junín, se organizóen columna y se preparó para marchar hacia Pisagua en cumplimientode la misión recibida. Las características del terreno, sin puntos de re-ferencia, la falta de conocimientos de este nuevo escenario, la ausenciade baqueanos y ese día la espesa "camanchaca" que cubría totalmente lazona de la costa, impedía ver más allá de 5 metros, hecho que desorientóal mando, y la columna formada por esta División se extravió por losarenales de los cerros costinos y sólo después de caminar toda la nochellegó a Alto Hospicio al amanecer del día 3 de noviembre de 1879, cuan-do ya la planicie se encontraba totalmente ocupada por las tropas chi-lenas. El esfuerzo en extremo desplegado por esta División había sidoinútil y por ello, surgen algunas interrogantes: ¿fue por un olvido delmando de enviar la información y la orden oportuna o ya la columnaestaba muy lejos cuando llegó el "Angarrios" con la noticia de la ocu-pación de Pisagua, o se supo la información del triunfo y hubo olvidoy paralogización y nadie comunicó a los interesados? Supongamos lo pri-mero, por la responsabilidad, olvido del mando y porque las órdenes sedebían cumplir sin titubear.

Culpamos al mando de esta falta de información y de orden paralas fuerzas de "Junín". Sin embargo entra la duda de que si el Coronel


Martiniano Urriola conoció, antes de partir hacia Pisagua, el triunfo delas armas chilenas.

El Parte elevado por el General Erasmo Escala al Ministro de Es-tado en el Departamento de la Guerra, dice: "Esta División, a las ór-" denes del Coronel don Martiniano Urriola, continuó su marcha como" a las cinco de la tarde hacia el campamento i vino a amanecer a él" en la madrugada del día siguiente, encontrándolo ocupado ya por nues-" tras fuerzas"; es decir, a las 17, 00 horas aún estaba la División enJunín o muy próxima a ella.

El parte del Capitán Lynch al Comandante General de Marina dicetextualmente: "La Magallanes regresó a Pisagua poco después de la" ocupación de Junín, i a las 5 P. M. se nos reunió el "Angamos", tra-" yendo a su bordo tropa de artillería de marina que debía desembar-" car en esa Caleta. Aquel transporte comunicó la noticia de la toma de" Pisagua y poco después el "Amazonas" se dirigió a ese puerto. "

Son hechos que suceden en la guerra y experiencias que nunca ter-minan.

V. —Actividades después de la ocupación de Pisagua.

A. —Actividades de los chilenos.

Los chilenos ocuparon Pisagua y Hospicio en la tarde del día 2 de no-viembre y continuaron el desembarco de las tropas hasta entrada la noche,lo cual no cesó durante las cuarenta y ocho horas siguientes. Las unidadesse fueron agrupando primero en el puerto de Pisagua y, luego, en elamplio espacio que deja el Alto Hospicio. Allí se inició de inmediato unaserie de actividades de preparación de la nueva acción dirigida haciael Este, que tendría que efectuar el Ejército chileno. El puerto de Pi-sagua no disponía de "fuentes de agua" y para el consumo de la poblaciónella era acarreada desde Arica, en vapores cisternas, o desde Dolores,donde estaban los pozos de agua, en los carros estanques del ferrocarril.Pero ahora, después del desembarco no era la población de 4. 000 almas;ella había aumentado en 10. 000 hombres y 1. 000 animales. Además noera posible traer de inmediato agua desde Arica y menos desde Dolo-res por la situación que se vivía, por lo tanto era necesario tomar rá-pidas medidas para dar una solución y evitar una hecatombe. Lo prime-ro por resolver, era normalizar la entrega de la ración de agua, paralo cual el Ministro Sotomayor dispuso colocar en Pisagua los depósitosdonde se había previsto almacenar este precioso elemento y con el finde evitar cualquier situación que significara merma o mala administra-ción ordenó ejercer una rigurosa fiscalización y control de todas las en-tregas, y además, para certificar lo ordenado, entregó la responsabilidadde este servicio al General Baquedano.


El día 3 de noviembre las tropas que estaban en Pisagua y Hos-picio se inquietaron por un rumor que circulaba nerviosamente entreel personal de las unidades: se había captado la información de queuna División Aliada de 6. 000 hombres había alcanzado la Esta-ción San Roberto y estaba preparándose para atacar Hospicio yel puerto. El pequeño rumor inicial en las horas de la tarde, en la no-che ya daba por hecha la acción de los Aliados. Ello fue motivo de unaansiedad y angustia en todas las tropas chilenas que por minutos es-peraban el más formidable de los ataques.

Ante la interrogante planteada y la inquietud despertada en las tro-pas, era necesario aclarar cuanto antes la incógnita y constatar la ve-racidad del antecedente y para ello se debía enviar una patrulla de ex-ploración hacia la Estación San Roberto para verificar la presencia yla fuerza del enemigo en ese punto. Voluntariamente se ofreció paracumplir esta misión ordenada por el señor General Escala, su Secretario,don José Francisco Vergara, quien pidió comandar la patrulla de Ofi-cial que se enviaría a explorar en la dirección señalada. Se aceptó laproposición del Secretario y se ordenó la partida de la exploración. Ver-gara salió a reconocer la zona acompañado de tres Oficiales. Después dealgunas horas regresó para informar que había constatado ampliamen-te la falsedad del rumor. La grata noticia fue informada a las tropaspor el Secretario del General en Jefe y ello trajo la tranquilidad en losmandos y en las unidades.

En los buques las resacadoras trabajaban sin descanso, y para ra-cionar en forma exacta e impedir evasiones se impartieron rigurosasórdenes destinadas al resguardo y economía de este precioso elemento.Por otro lado el Ministro Sotomayor, con incansable actividad, al ca-lo de una semana, logró armar una resacadora en tierra y de inmedia-to inició los trabajos para instalar otras dos. Como estimó que aún laproducción de agua dulce no alcanzaba las dotaciones necesarias pa-ra el personal y para dar solución al problema, solicitó por telégrafo, alas autoridades de Valparaíso, el envío de otra resacadora de 5. 000 ga-lones diarios (22. 500 litros).

Para atender las necesidades de agua de las tropas que se habíanenviado hacia el interior, era necesario disponer de medios rodantesque permitieran el transporte de agua en cantidades y para ello, fue in-dispensable dejar en condiciones de empleo el material del ferrocarrilexistente. Esta recuperación se efectuó bajo la responsabilidad de donVíctor Pretot Freiré, a quien se le nombró administrador del ferroca-rril y del ingeniero mecánico don Federico Stuven, designado como Jefede la Maestranza. El binomio recibió la misión de habilitar todo el ma-terial de arrastre y de tracción que existía y como se carecía de perso-nal especializado y de mecánicos, se ordenó que mientras llegaban lostécnicos desde Valparaíso se emplearan en estas funciones a algunos sol-dados zapadores.

Desde los primeros días que siguieron al desembarco, el puerto dePisagua se iba transformando en una "Base de Operaciones"; tanto en


el litoral como en Alto Hospicio se levantaban instalaciones destinadas abodegas y se preparaban áreas donde almacenar vituallas y elementos.De esta misión estaba encargado don Máximo R. Lira, quien efectuó undetallado estudio de la zona y dispuso acondicionar y dejar habitableslas pocas construcciones que quedaban en pie después del bombardeode las naves chilenas y el incendio del salitre en el puerto.

Se habilitaron algunos edificios, se construyeron algunas bodegasy se prepararon zonas con carpas y otros medios; allí se almacenaronvíveres, vestuario, equipo, armamento, munición, etc. Asimismo se ini-ció la recepción de nuevas unidades que llegaban a la zona de accióndesde Antofagasta o desde el centro del país.

B. —Actividades de los aliados.

A las 11, 00 horas del 2 de noviembre de 1879 el combate con lasfuerzas chilenas estaba perdido para los Aliados, situación que captóclaramente Buendía, quien desde la iniciación del combate había pedi-do la concurrencia de los refuerzos más próximos para presentar unamayor resistencia, pero la ubicación de estas unidades y la rapidezcomo se desarrolló la acción no dieron tiempo para que éstas llegaran alcampo de batalla.

A esa hora eran numerosas las bajas que sufrían los Aliados, y eltiempo favorecía a los chilenos ya que, momento a momento, era másnumerosa la fuerza que desembarcaba. El General Villamil después deconversar con Buendía sobre la situación que se vivía y constatar, se-gún ellos, que era imposible toda resistencia dieron la orden de retirada.

Con posterioridad a esta orden, el General Buendía se dirigió ha-cia la Estación de San Roberto, distante unos 10 kilómetros de Hospi-cio, lugar donde pensaba reunir a los dispersos y a las pequeñas unidadesque se retiraban. En Alto Pisagua permaneció el General Villamil, cu-ya presencia permitió poner cierto ordenamiento entre los que en for-ma atolondrada buscaban salir de la zona de combate para no caer enpoder de los atacantes.

Sin embargo, no fue posible contener a toda la masa en esta re-tirada en el interior, como pensó Buendía, pues muchos de aquellos másafectados continuaban hacia Bolivia y los que lograron controlarse lle-garon a Dolores para luego continuar hacia el sur. Desde la Estaciónde San Roberto el General Buendía continuó su marcha hacia el inte-rior y alcanzó, primero Dolores y luego Agua Santa; allí, por telé-grafo, ordenó al Coronel Belisario Suárez, Jefe del Estado Mayor delEjército del Sur, que enviase la caballería a buscar y recoger a losdispersos.

El espíritu combativo de estas tropas había decaído enormemente,la indisciplina hacía presa entre el personal y la insubordinación setransformaba en un acto normal en numerosas unidades.

VI. —Deducciones militares del desembarco en Pisagua.

A. —Al Ejército, el gobierno chileno le fijó como objetivo por con-quistar el departamento peruano de Tarapacá.

Este objetivo fue la resultante del estudio analítico de la situaciónde guerra que el país y sus adversarios afrontaban en esos momentosy las posibilidades que se jugaban en materia económica e internacional.

B. —El gobierno chileno dejó libertad de acción al conductor paraelegir la forma cómo se cumpliría la misión y dónde se asestaría elprimer golpe.

C. —El mando chileno al resolver efectuar un desembarco en Pisa-gua lo hacía de acuerdo al informe proporcionado por el reconocimientode la costa, efectuado desde Ilo a Patillos y practicado el 27 de agostode 1879; en este documento se recomendaba como lugar de un desem-barco a Pisagua, porque este puerto estaba más de acuerdo con las posi-bilidades de las futuras operaciones chilenas hacia el interior del depar-tamento: contar con línea férrea, una fuente de agua y las repercusio-nes de carácter estratégico que se obtendrían al separar a las fuerzasubicadas en Arica-Tacna de las acantonadas en La Noria-Pozo Almonte.

D. —Pese a lo anterior hubo teóricos que se decían conocedores dela zona y que llevaron al mando a posteriores dudas en la elección dellugar de desembarco, Jo cual sólo contribuyó a crear inquietud, nervio-sismo y dudas en la elección de 'Pisagua o Junín.

E. —La elección del puerto de Pisagua como lugar de desembarcofue perfectamente lógica por la capacidad de desembarco que tenían lasplayas y las escasas fuerzas defensoras que éste poseía.

F. —El "secreto" del lugar de desembarco lo mantuvo el Ministrode Guerra hasta próximo a efectuarse la acción, lo cual permitió le-vantar una cortina de seguridad que impidió al Servicio de Inteligenciaenemigo descubrir o sospechar dónde se daría el primer golpe. Con ellose evitó que los aliados tomaran medidas preventivas para impedir eldesarrollo de la operación de las tropas chilenas. Recordemos que el "se-creto" fue materia muy difícil por la idiosincrasia del pueblo chileno.

G. —Si el Ministro de Guerra en Campaña preguntaba y escuchabalas posibilidades de desembarco en Mejillones del Perú, en Junín o enPisagua no tenía otra finalidad que aclarar más su problema y al mis-mo tiempo contribuir a sembrar la duda en los posibles antecedentes quellegaran a oídas del adversario.

H. —El alistamiento de las fuerzas chilenas en Antofagasta fue len-to por tratarse de un Ejército casi totalmente movilizado, ignorarse lasecuencia de la campaña que se iba a iniciar y desconocerse el teatro don-de se iba a operar.

I. —El hecho de desembarcar las fuerzas en Tocopilla tiene más bienuna finalidad de engaño, ya que se podía considerar que estas fuerzasactuarían en combinación con las que posiblemente desembarcaran en


Patillos, como parece se estimó, pues las fuerzas ubicadas al sur de Iqui-que se mantuvieron en sus puestos hasta después del desembarco enPisagua.

J. —En el mando chileno se lleva una preparación detallada de lacampaña y en especial una gran previsión en la preparación del desem-barco en Pisagua. Se puede deducir que para esta operación se estudió:

1. —Disponibilidades de espacio en los buques.2. —Distribución de las fuerzas en los buques.3. —Construcción de lanchas y lanchones para el desembarco.4. —Preparación de muelles de embarque y desembarque.5. —Cálculo de personal distribuido en las embarcaciones menores

para el desembarco.6. —Estudio del consumo de agua por la tropa y el ganado.7. —Adquisición de resacadoras para almacenar un stock de agua

en el primer período de operaciones.8. —Preparación de resacadoras en los buques para atender a las tro-

pas en un primer momento del desembarco.

K. —No existía, desde la paz, un estudio geográfico-militar del Tea-tro de Operaciones, por lo cual fue necesario efectuar los reconocimien-tos y buscar los antecedentes más interesantes de la zona.

L. —El desembarco en Pisagua demuestra que la resolución adop-tada por el mando chileno era la más correcta y que el "Plan Junín", dellevarlo a efecto, era un error, o como lo han calificado algunos auto-res, "absurdo", fundado en rumores y sin la base sólida del conoci-miento geográfico.

M. —El reconocimiento previo de la bahía de Pisagua, efectuado enlancha por un grupo de Oficiales, permitió ubicar en la costa los lugaresde desembarco y fue altamente beneficioso para la posterior acción delas fuerzas chilenas, cuyos botes se dirigieron sin obstáculos a los lu-gares elegidos durante la exploración.

N. —No debió suspenderse el bombardeo de los buques chilenos so-bre las fuerzas aliadas hasta que las tropas chilenas no hubieran desem-barcado. En todo momento se tuvo excelentes objetivos sobre la costa,línea de las casas de la población y sobre los senderos de los cerros.

Ñ. —Existe cierta descoordinación entre lo planeado por el Alto Mandoy lo ejecutado por las tropas; ello se debe a la rapidez como se sucedie-ron los acontecimientos.

O. —El mando chileno desembarcó la masa de las fuerzas sobre Pi-sagua donde se encontraban unos 1. 900 hombres y 2 cañones de gruesocalibre. Se consideró la posibilidad de que sólo el Batallón "Vengadores",de la III División boliviana ubicado en Agua Santa, podría llegar a tiem-po para participar en el combate creándole una situación difícil a los


que estaban desembarcando; pero el Batallón "Aroma", por su ubicaciónen Mejillones del Perú, era imposible que concurriera al lugar amaga-do antes de 24 horas de recibido el aviso, pues se encontraba a una jor-nada de marcha y por mal camino.

P. —La ejecución del desembarco en general estuvo bien realizada,como se demuestra por la:

1. —Excelente coordinación y apoyo del Ejército y la Escuadra.2. —Excelente instrucción militar y disciplina.3. —Instrucción del soldado chileno que a pesar de ser recluta po-

seía excelentes cualidades innatas de combatiente que lo acer-caban a características de guerrero veterano."Un soldado de dotes naturales tan brillantes merece que en" todo tiempo reciba una instrucción militar satisfactoria. "

Q. —La idea de efectuar un desembarco secundario en Junín es per-fectamente lógica; pero esta acción se debió efectuar antes de atacarPisagua, con el fin de atraer fuerzas hacia ese lugar y aliviar el poste-rior desembarco en el lugar decisivo.

R. —Entre Pisagua y Junín las señales convenidas eran perfecta-mente factibles y hacía posible comunicarse entre ambos puertos, sinembargo no se efectuaron y produjeron una marcha forzada y nocturnasin ningún objeto. Además, a las 17, 00 horas, se sabía del triunfo de Pi-sagua y no se dio ninguna contraorden al Coronel Urriola para evitarun esfuerzo innecesario.

S. —Prácticamente el E. M. del Ejército del Norte no desarrollafunciones como tal en esta campaña.

T. —Las tropas carecen de brújulas, que es un elemento indispensa-ble para la marcha en el desierto, más aún cuando se presenta la "ca-manchaca" o niebla espesa.

U. —La defensa aliada es defectuosa, y con desconocimiento de ma-terias elementales como es el hecho de emplear sacos llenos de salitre ypróximo a rumas de carbón como parapeto, pues se olvidó que es materialaltamente combustible.

V. —Las tropas de reserva de la defensa aliada estaban muy maldistribuidas ya que por distancia no podía concurrir a Pisagua, así, el Ba-tallón "Aroma" ubicado en Mejillones del Perú a 30 Kms. de Pisaguapor senderos de cordillera desierta llegaba al puerto después de una jor-nada de marcha y el Batallón "Vengadores", situado en Agua Santa,aunque hubiera dispuesto de trenes listos para transportarlos a Pisa-gua (50 Kms. de distancia), no habría llegado antes de las 16, 00 horasdel día 2. XI. 1879 a Alto Hospicio.

Los preparativos dispuestos para el Batallón "Vengadores" no re-portaron ningún beneficio, ya que al ser llamado esa mañana a Pisaguasólo alcanzó a llegar a Estación San Roberto, 10 Kms de Pisagua, desdedonde regresó hacia Dolores y luego a Agua Santa.


CAPITULO II

REORGANIZACIÓN DE LAS FUERZAS COMBATIENTES DESPUÉSDEL DESEMBARCO DE PISAGUA

Situación de las Fuerzas Aliadas.

El desembarco de las tropas chilenas en el puerto de Pisagua y laocupación de un área que llegaba hasta Dolores produjeron un profundoimpacto en la moral de las tropas y afloró un espíritu derrotista en to-dos los escalones de las fuerzas aliadas; así desde los más altos mandoshasta las últimas tropas subalternas, se paralogizaron inicialmente al serobligados a replegarse hacia el interior, pero luego, como despertandode un mal sueño, reaccionaron en querer volver hacia el puerto a bus-car una rápida revancha y proceder con energía para rechazar de in-mediato al invasor, que en forma tan osada había tomado su territorio.

A. —Reacción en el Alto Mando Aliado.

Dos días después del desembarco en Pisagua, el Director Supremode la Guerra, General Prado, citó a los mandos superiores de las fuer-zas militares para efectuar un Consejo de Guerra en la ciudad de Tacna.Buscaba el dictador peruano a justar el dispositivo de las fuerzas alia-das y resolver junto con el Capitán General Daza y los altos jefes pe-ruanos y bolivianos la forma cómo debían ambos países enfrentar a loschilenos después de la situación producida en el conflicto, con la ocu-pación del litoral por parte de Chile.

Varios fueron los proyectos presentados durante el Consejo; sinembargo, como la mayoría llevaba encerrados objetivos tan ambiciosos,pecaban de poca base para ser llevados adelante, en una operación derechazo o de derrota al invasor. De todos ellos, se aprobó el que fijabacomo misión atacar en forma masiva a las fuerzas invasoras de Pisa-gua, mediante una concentración de las tropas del Norte y del Sur, cu-yo total era superior a 12. 000 hombres y en conjunto buscar una decisiónsobre los chilenos. Para producir esta reunión era necesario previamen-te marchar hacia la quebrada de Camiña con los 9. 000 hombres del Ejér-cito del Sur, lo que se estimaba perfectamente factible, para reunirseallí con los 3. 000 hombres de la división boliviana que al mando deDaza marcharía desde Tacna hacia este lugar de la concentración.

El Capitán General boliviano aceptó gustoso la comisión que reci-bía, más aún, cuando él iba a asumir el mando total de las tropas alia-das que combatirían a los chilenos, una vez que se concentraran ambosnúcleos. Tal cual se aprobó, se puso en ejecución, preparándose la mar-


cha hacia la quebrada de Camina. Esos días la prensa local dedicó gran-des artículos a estas tropas y al General Daza. Por ello es digno de men-ción, dado su carácter tragicómico, la grandiosa despedida que los ciu-dadanos de Tacna y Arica brindaron a Daza, a este nuevo "salvadorde la humanidad", a este "vengador de las ofensas chilenas", etc. Así,esta tropa tan brillantemente despedida partía al mando del CapitánGeneral para alcanzar Tana y esperar en este lugar la llegada deBuendía. La concentración debía producirse entre los días 20 y 21 denoviembre. Para ello, el Director Supremo ordenó al Ejército del Surque avanzara hacia el norte desde La Noria y Pozo Almonte por la ru-ta Negreiros-Dolores-Tana. Las tropas bolivianas marcharían hacia ellugar de reunión, por Tacna-Vitor-Camarones-Tana; en este último po-blado, asumiría el mando del Ejército aliado el General Daza.

El Comandante más novel habría asignado pocas posibilidades deéxito al Plan Prado, pues éste, al parecer, había considerado el dispo-sitivo chileno sólo en situación estática, y no se estudiaron ni analizaronlas posibilidades que tenía éste para buscar a su vez el aniquilamientode la columna que venía desde el norte y luego, proceder con todas lasfuerzas en contra de las de Buendía. La reunión de ambas masas eracasi imposible, pues estaban separadas por una distancia superior a los100 kilómetros, es decir, 3 jornadas de marcha, como mínimo y con tresobstáculos como son las quebradas de Vítor, Camarones y Camina, pa-ra las fuerzas que venían desde el norte.

B. —Las tropas de Tacna marchan hacia Tana.

El día 8 de noviembre, el Ejército boliviano de 3. 000 hombres sa-lió de Tacna para Arica en ferrocarril. La tropa se veía muy bien y elpersonal portaba el nuevo material que en esos días habían recibido des-de el exterior y había desembarcado la "Pilcomayo". Componían el Ejér-cito boliviano las siguientes unidades:

—Batallón "Daza" Nº 1 de Línea o "Colorado".-Batallón "Sucre" N º de Línea o "Amarillo".-Batallón "Murillos" Nº 3 de Línea.-Batallón "Viedma".-Batallón "Padilla".—Legión de Honor, con 100 hombres.—Escuadrón "Coraceros de Daza".—Cuerpo de Artillería, con 150 hombres.—Escuadrón "Tacna" o "Albarracín".

Para aumentar la potencia de fuego de estas tropas el PresidentePrado le ofreció a Daza dotar de 15 cañones Krupp a la unidad de Ar-tillería boliviana, pues tal arma sólo tenía el nombre, ya que no po-


seía cañones y la dotación de armamento era sólo de carabinas, loque Daza rechazó por considerar que se podría atrasar la marcha de lacolumna; en cambio, aceptó el refuerzo de un Escuadrón de Caballería,al mando del Coronel Albarracín.

Como se ha dicho, la columna al mando del Capitán General fuedespedida con grandes honores, propios de aquellos que se hacen a loshéroes triunfantes. Se llegó al extremo de que muchos ciudadanos pe-ruanos y bolivianos, acompañaron a la columna de estos "salvadores"casi hasta la quebrada de Vitor. En realidad, se ponía demasiada feen estos soldados del Altiplano y era tal el convencimiento, que se da-ta por descontado el triunfo que tendrían sobre las tropas chilenas.

El itinerario de marcha seguido por las fuerzas de Daza estabacalculado para llegar oportunamente a reunirse con el General Buendíay la longitud de las jornadas permitía mantener a las tropas frescas.El itinerario que se siguió fue el siguiente:

—11 de noviembre, se marchan 30 kilómetros.—12 de noviembre, llegaba a quebrada Vitor.—13 de noviembre, descanso en la pampa.—14 de noviembre, llegada a quebrada de Camarones, lugar donde

se dieron dos días de descanso, con el fin de recuperar fuerzas y luegocontinuar la marcha hacia Tana el 16 de noviembre, donde se esperaríaal Comandante General del Ejército del Sur.

El mismo día 14 de noviembre el General Daza dispuso la orga-nización de un destacamento de exploración al mando del Coronel Al-barracín. Esta unidad estaba integrada por 40 coraceros de su guardia,mandados por el Comandante Tudela, 1 pelotón de infantería de la Guar-dia boliviana y el Escuadrón peruano de Tacna. Esta tropa recibió lamisión de adelantarse hacia la quebrada de Camiña para constatar pre-sencia y actividad del enemigo y si no había problema, mantenerse allíhasta la llegada del grueso. Estas fuerzas alcanzaron hasta la zona se-ñalada el día 16 de noviembre y al encontrarla libre de enemigos proce-dieron a ocupar el poblado de Tana y quedaron a la espera de la llegadadel resto de las fuerzas.

C. —El Ejército de Tarapacá después de Pisagua.

Cuando las tropas chilenas desembarcaron en Pisagua y llegarona ocupar Alto Hospicio, de los Aliados sólo quedaban los heridos ylos últimos fugitivos, que con la mayor rapidez, se perdían por los sen-deros de Cerro Arenales, cuesta del mismo nombre y cerro El Cobre.Según el General Buendía la retirada se ordenó hacia la Estación SanRoberto con el fin de reunir en ese punto a los dispersos, pero la tristerealidad fue que estos dispersos se dirigieron hacia el interior por cuan-ta huella o sendero existía y mantenían una dirección general de: AltoHospicio - Cuesta Arenales - Est. San Roberto - Jazpampa - Dolores.


Al llegar a este punto los fugitivos seguían hacia el norte para alcanzarTana, otros continuaban marchando hacia Bolivia y algunas partidaspermanecían en Dolores para luego continuar al sur.

El General Buendía llegó a la Estación San Roberto después delmediodía del 2 de noviembre y llevaba la esperanza de reorganizar al-guna unidad con los que se retiraban, pero los hombres de estas fuer-zas vencidas estaban paralogizados y su único deseo en esos momentosera alejarse de Pisagua.

Cuando estaba en la Estación San Roberto se recibió el siguientetelegrama del General Prado, con el texto que se copia: "Director de la" Guerra - Arica - al Coronel Suárez, Iquique. — Diga al General Buen-" día lo siguiente: De Prado al General Buendía San Roberto. Si no" tiene V. S. seguridad de sostener posición con buen éxito, es mejor" reconcentrar el ejército y dar una batalla con todas nuestras fuerzas. ""Recibido a las 20 P. M. en San Roberto 2 de noviembre de 1879. "Conforme a esta orden, el General Buendía dispuso el abandono inme-diato de la Estación de ferrocarril y continuar hacia Dolores.

La noche del 2/3 de noviembre el General Buendía alojó en Dolo-res, junto al Batallón "Vengadores", que desde la estación de ferroca-rril San Roberto contramarchó hacia Agua Santa, zona que, por lascaracterísticas, el Cdte. en Jefe del Ejército del Sur creía poder orga-nizarse definitivamente y resistir a las tropas chilenas, o bien, reunira sus tropas para atacar a los invasores y arrojarlos fuera del Depar-tamento.

En la mañana del 3 de noviembre de 1879 se recibió otro telegra-ma del Director de la Guerra al General Buendía:

"He estado esperando que me telegrafíe V. S. dándome algunos por-" menores de la jornada de ayer. Pido pues a V. S. me los transmita." Ayer le telegrafié, pidiéndole que si no podía sostenerse con seguri-" dad en una buena posición, era lo conveniente concentrarse, con las" fuerzas; i debe V. S. hacerlo desde luego, sin olvidar la fuerza de" Mejillones. La caballada de Camarones está en marcha para unirse a"V. S. ¿Qué es de la División Vanguardia? Acaso será mejor hacerla" retroceder. En fin, V. S. vea lo más conveniente a este respecto. " Re-" cibido a las 09, 40 P. M. en Dolores, 3 de noviembre de 1879. "

Es posible que esos instantes de apremio no eran los más opor-tunos para una respuesta, sin embargo el soldado leal, disciplinado ycumplidor contestó así a lo que pedía: "De Buendía al General 'Prado:" Nuestra situación no permite en este momento pormenores que quie-" ro sean exactos. He ordenado venga a Agua Santa la fuerza de Me-"jillones. Hasta este momento, ignoro dónde se encuentra la división" Vanguardia. He corrido una circular para que espere donde esté. Re-"cibo aviso que "Aroma", que estaba en Mejillones, ha llegado a Agua" Santa. "


El 3 de noviembre, el General en Jefe, parte de sus Ayudantes ylos altos Jefes reunidos después del desastre de Pisagua, marchan alsur para alcanzar el poblado y oficina salitrera de Agua Santa que erael terminal del ferrocarril Pisagua - Dolores - Dibujo - Agua Santa.

Allí se unió a los dispersos el Batallón "Aroma", que no habíacombatido. Desde ese lugar Buendía despachó un nuevo telegrama alSupremo Director de la Guerra, que decía: "Buendía al General Prado." Arica. Agua Santa 3 de noviembre de 1879. Marcha a ésa Jefe con" partes. ¿Permaneceremos aquí con las fuerzas o adonde marchemos?" Espero órdenes". Contestóle de inmediato el Supremo Director: "De" Prado. Arica al General Buendía, Agua Santa. Me parece buena la" reconcentración de fuerzas, en la línea de Iquique, Pozo Almonte," Noria - Agua Santa, noviembre 3 de 1879. "

Además de estas comunicaciones telegráficas, el Supremo Director nodejó de ordenar por este medio al mismo General en Jefe y a otros or-ganismos subalternos, lo que no contribuía a otra cosa sino que a com-plicar más el problema y a coartar la libertad de acción que en esosmomentos era indispensable para el mando de Buendía. Prado, comoen toda esta campaña, pretendía mandar las tropas a 200 kilómetros dedistancia, con las nefastas consecuencias producidas.

Los dispersos, que no huyeron hacia el Altiplano por los diferentescaminos cordilleranos se fueron reuniendo en Agua Santa utilizandotodos los medios de transporte que era posible. Sin embargo la indis-ciplina cundía en las tropas bolivianas, que en corrillos hacían comen-tarios poco favorables a la situación y su descontento lo manifestabanen los más variados aspectos, al extremo que en varias oportunidades,esta indisciplina llegó a presentar caracteres de motín.

Desde Agua Santa se envió una orden al Coronel Dávila, Cdte. dela IV División peruana para que desde Pozo Almonte avanzara hastadonde se encontraban los restos de la División Villamil, parte de la guar-nición peruana de Pisagua y el propio General Buendía. El día 4 denoviembre llegó a Agua Santa el Tte. Coronel argentino Roque SáenzPeña, que servía en el E. M. G. peruano, con la noticia de que la Divi-sión Dávila había intentado en dos ocasiones avanzar en dirección aAgua Santa, pero después de marchar más o menos unos 10 kilóme-tros al norte, se había detenido y regresado a Pozo Almonte. La desor-ganización de las fuerzas aliadas continuaba, por lo cual, como hemosdicho, el General Buendía pidió por telégrafo al Jefe de Estado Mayordel Ejército de Tarapacá, Coronel Suárez, que enviara un escuadrónde caballería a Agua Santa para buscar y contener a los dispersos quese distribuían por la pampa. Muy de mañana del día 6 de noviembre,el General Buendía recibió los siguientes telegramas: "Coronel Suárez" Iquique Al General Bustamante. Pozo Almonte, Consulte General en" Jefe sobre toda reconcentración ejército en ésa, y si quedará quinta" División. Muy posible corten cañería, línea férrea y telégrafo. Con-" testen.


"Suárez. Iquique al General Buendía. Noria, Director de la Guerra"me comunica todas las fuerzas del ejército Aliado Perú-Boliviano se"coloquen entre Pozo y Peña Grande. Comuníquele al General en Jefe".

Para cumplir la orden del General Prado, Buendía ordenó concen-trar y alistar las fuerzas del Ejército de Tarapacá entre los puntos dis-puestos. Orden que provisoriamente el Coronel Suárez había adelantadoy esas horas cumplían las unidades para las nuevas operaciones quese iban a realizar en el Departamento de Tarapacá. También era nece-sario disponer de los medios logísticos para apoyarlas y como no eraposible esperar la llegada de columnas ni bastimentos desde la Baseprincipal en el norte, se procedió a requisar elementos y materiales delas oficinas salitreras y reunir víveres, forraje, leña, carbón, etc., enAgua Santa, conforme lo disponía el Intendente de Campo, CoronelManuel Macías, Jefe nombrado por el Supremo Director de la Guerra.

Para cumplir esta comisión de requisición, este Coronel ocupó equi-po del ferrocarril que iba desde Zapiga a Agua Santa, lugar este últimodonde se acumularía y acarrearía lo requisado a medida que se efectua-ba esta recolección. A las 07, 30 horas del día 6 de noviembre, el In-tendente de Campo emprendió su segundo viaje en el tren que iba areunir y transportar las vituallas adquiridas y que momentáneamentese reunían en las estaciones. Eran aproximadamente las 11, 00 horas,cuando en el campamento de Agua Santa se escuchó a gran distancia elsilbato continuado de una locomotora, que avanzaba a gran velocidad,Era el Coronel Macías que regresaba solo en la máquina, pues, en suprecipitada fuga, había dejado abandonado a su suerte al Mayor EmilioCoronado, que lo acompañaba en sus funciones. Este Oficial superior,sin apreciar en las funestas consecuencias de su irreflexiva actitud,avisaba a fuertes gritos seguido de pitazos la aproximación de los chi-lenos hacia Agua Santa. La alarma tan desusada produjo gran inquie-tud entre las tropas que estaban en el Campamento al extremo que fuenecesario que todos los Cdtes. de unidades concurrieran hacia ellas ytomaran severas medidas con aquellos más temerosos, en procura de cal-par los ánimos del personal a sus órdenes, lo que se logró después deunos momentos.

La nueva situación que se presentaba con la proximidad de los chi-lenos apresuró la orden de Buendía de alejarse cuanto antes de esa lo-calidad no sólo de acuerdo a lo que le disponía Prado por el telegramacuyo texto conocemos, sino por los antecedentes que se reunían y quedescartaban toda posibilidad de defenderse en este lugar.

El General en Jefe sabía que la División Dávila no vendría haciaAgua Santa, pues captaba perfectamente el grado alarmante de la indisci-plina de las unidades que en algunas ya rayaba en la insubordinación y laincierta situación que se vivía por el número altísimo de desertores. Lascircunstancias no le dejaban otro camino que retirarse hacia Pozo Al-monte y allí proceder a reunir a todas las unidades, hasta las más peque-ñas, que habían estado en misión de vigilancia en las playas y aguadas alsur de Iquique.


Para marchar hacia la zona de concentración ordenada, por el Gene-ral Prado, no había variedad en las órdenes, ya que éstas emanaban delSupremo Director y sólo correspondía rectificar y ampliar el área ya dis-puesta para las tropas. Por ello, casi sin variar las disposiciones, se diri-gieron al lugar señalado. En esta oportunidad, antes de partir de AguaSanta, el General Buendía llamó al Coronel Manuel Macías y le pidió losmedios de transporte que estaban reunidos y que se consideraban expedi-tos para el acarreo de los elementos logísticos hacia la zona de concentra-ción; pero, grande fue la sorpresa del General cuando este Oficial Supe-rior manifestó tener sólo disponibles 74 bestias y 11 carretas, de las cua-les, en realidad, sólo 6 se podrían utilizar, las otras 5 estaban faltas dearneses y otros elementos que imposibilitaba su empleo inmediato. Fal-taban, entonces, medios de transporte para trasladar hacia el sur partede lo que se había logrado acopiar en Agua Santa, y ahora, ante la posi-bilidad de que con la llegada de los chilenos se perdiera todo lo reunidoy cayera en sus manos, ordenó incendiar los almacenes y depósitos devíveres y forraje que allí se habían instalado.

Para proteger a las tropas en su retirada de cualquier ataque de lasunidades chilenas que avanzaban de norte a sur, se ordenó cubrirla retaguardia a dos escuadrones de caballería, uno peruano y otro boli-viano, con una fuerza de más o menos 50 a 60 hombres cada uno. Corres-pondían éstos a un escuadrón del "Húsares" de Junín del Perú, y el otro,al "Húsares" de Bolivia. Ambos estaban mandados por el Tte. Crl. peruanodon José Buenaventura Sepúlveda.

Para cumplir la misión recibida esta unidad de caballería se desplazóhacia la oficina salitrera "Germania", ubicada al S. O. de Agua Santa, yallí Sepúlveda distribuyó el personal y ganado en las diferentes casas,bodegas y construcciones. En esta forma quedaba protegida la retaguardiade la. División Villamil, la que, con numerosas dificultades de carácterdisciplinario y otros problemas logísticos, inició la marcha hacia el surpara alcanzar la zona de Pozo Almonte y alrededores, señalada por Pradoy Buendía como el área destinada a la concentración del Ejército delSur y adonde ese día llegaron sin novedad.

Durante la reunión de las tropas en la zona de concentración de PozoAlmonte, La Noria, Peña Grande, se presentaron numerosos problemasde carácter logístico al General Buendía (falta de carne, agua, mediosde sanidad, etcétera), a los que él, con un claro concepto profesional buscóla forma de dar la mejor solución. Sin embargo un nuevo golpe afectónuevamente la ya baja moral de estas tropas. Las noticias del desastrede la caballería aliada en Pampa Germania, se propagaron como un re-guero de pólvora entre los soldados aliados e impactó en tal forma a estoshombres, que originó un gran aumento del número de deserciones quevenía sufriendo el Ejército de Tarapacá en esos momentos. Mientrastanto, el General en Jefe, ignorando lo que sucedía al norte de la Que-brada de Tana, planificaba sus movimientos para sincronizarlos con losde Daza, de quien esperaba los mayores esfuerzos para cumplir los acuer-dos pactados entre él y el Director Supremo de la Guerra.


Las diferentes columnas de tropas aliadas fueron llegando desde elsur, el oeste y el norte a la zona de concentración, y prácticamente al fina-lizar el día 8 de noviembre todas las Unidades estaban reunidas en el sec-tor de: Pozo Almonte - La Noria - Peña Grande, lo que llegaba a un totalde cerca de 7. 500 hombres del Ejército del Sur; más tarde, con la unión delos 1. 500 soldados de la División "La Exploradora", subieron a 9. 000.Durante esos días, el Jefe del Estado Mayor, Coronel Suárez, desplegóuna actividad incansable, era el hombre que daba solución a los proble-mas que se presentaban, allanaba las dificultades, revistaba la instrucción,reunía y acopiaba víveres, medios de transportes, etcétera, era el cerebroprevisor que quería entregar de un todo para que esa tropa no carecierade nada cuando reiniciara la campaña. Después de ocho días de incansa-ble alistamiento, y conforme a lo calculado para el encuentro con Daza, el16 de noviembre, el General Buendía ordenó iniciar la marcha hacia elnorte en tres escalones integrado cada uno por tres columnas paralelas.

1. —Primer Escalón.

Constituido por tres columnas paralelas, cuyo eje era el caminogeneral y las huellas de la pampa que seguían la dirección general de laruta principal, inició su marcha hacia el norte organizado en la siguienteforma:

a) Mando: General Bustamante.

b) Tropas:

—Columna Este: IV. División (Dávila), peruana. División "Explo-radora" (Mori-Ortiz), peruana.

—Columna Central: I. División (Villegas), boliviana.—Columna Oeste: 6 piezas de artillería y 2 escuadrones de caballería.

c) Servicio de Seguridad. — La vanguardia de estas fuerzas a lasórdenes del Coronel boliviano Lavandez, delante del primer Escalón endos columnas y formando una cortina de seguridad una compañía deguerrilla de los Batallones Zepita, Dos de Mayo, Illimani y Dalence.

Con el primer Escalón, pero fuera de columna, marchaba el GeneralBuendía con su Estado Mayor.

2. —Segundo Escalón.

Tres columnas semejantes al primer escalón, marchaba a una distan-cia de unos 3 kilómetros del Primer Escalón.

a) Mando: Coronel Belisario Suárez.


b) Tropas:

—Columna Este: a las órdenes del Coronel Castaños 3 baterías de4 piezas cada una de diversos calibres, sistema Blakety.

—Columa Central: II. División (Villamil), boliviana.

(Esta Unidad estaba constituida por los Batallones "Sucre" y "Ven-gadores" y los escasos restos de los Batallones "Independencia" y "Vic-toria").

Fuera de columna, el Coronel Suárez con un pequeño E. M. mar-chaba en este Escalón.

3. —Tercer Escalón.

El tercero núcleo de tropa, organizado en dos columnas de marcha,seguía al Segundo Escalón a una distancia de unos 3 kilómetros másatrás. Esta agrupación estaba constituida por:

a) Mando: Coronel Cáceres.

b) Tropa: II. División (Cáceres), peruana.III. División (Bolognesi), peruana.

Este grupo de tropas era prácticamente la reserva para emplearante posible choque con tropas chilenas.

4. —Bagajes: Detrás del Tercer Escalón iban los bagajes, que esta-ban compuestos de 130 carretas y carretones y algunos animales de carga.

Antes de partir se hizo hincapié sobre la manera de proceder durantela marcha y se dieron órdenes estrictas sobre su disciplina, la forma deactuar durante los reposos, se dispuso un riguroso servicio de seguridaden los descansos, y aun en los altos horarios, y se prohibió encender lucesy fogatas durante las noches. Se dictaron, además, otras medidas res-trictivas para mantener el "secreto" de la progresión del Ejército hacia elnorte, ya que la principal idea de Buendía era producir una sorpresa alos chilenos, lo que casi se obtuvo integralmente.

El 15 de noviembre, el General en Jefe recibió en clave un cripto,que decía: "Ataque en el acto y sin trepidar", lo cual Buendía interpretócomo un antecedente de la proximidad de Daza y. con el concepto deunir cuanto antes sus fuerzas a las que venían del norte, inició la marchasobre Santa Elena y Peña Grande.

Al término de la jornada del 16 de noviembre, se alcanzó la OficinaSan Donato, unos 25 kilómetros al norte de Pozo Almonte, allí se pasóal reposo en la noche del 16/17 de noviembre de 1879, al amanecer del17 se reanudó la marcha para alcanzar Pozo Ramírez (mitad del caminoentre Pozo Almonte y Agua Santa), en ese lugar fue donde se efectuóun descanso largo, y ese mismo día 17 de noviembre, en la tarde, se con-tinuó con una marcha nocturna hacia el norte, para llegar casi con la


totalidad de las fuerzas al pueblo de Negreiros con las primeras luces del18; sin embargo, por la dificultad de la huella, los bagajes se habíanretrasado y sólo llegaron a las 15. 00 horas del mismo día. Negreirosfue ocupado por el Ejército Aliado, que pasó al reposo con un serviciode seguridad, y para evitar cualquier sorpresa el General Buendía dis-puso que la Unidad de Caballería se adelantara hacia la Oficina de Dibujo.En la tarde, cercano a las 18. 00 horas del día 18 de noviembre, estaCaballería observó a la Unidad de "Cazadores" que, bajo el mando delCapitán Barahona, cumplía una misión de exploración desde Oficina SanFrancisco hacia Negreiros-Agua Santa. Se cambiaron algunos disparosy la caballería chilena se replegó. En el Cuartel General de Buendía seatribuyó a este hecho como un recurso para retardar el movimiento delas tropas e impedirle reunirse a las de Daza. De este primer contactotomado por la caballería aliada con la caballería chilena y al hecho deque los chilenos habían llegado a Dibujo (norte de Negreiros), se informóoportunamente al General Buendía. Ello dio motivo para que el Coman-dante en Jefe del Ejército del Sur reuniera un Consejo de Guerra en latarde del 18 de noviembre, estudiara la nueva situación y resolviera noseguir por la huella acostumbrada, sino que la columna se desviara másal oeste y tomara como nueva dirección general para las columnas unaruta que sólo conocía el guía. Este camino permitía llegar a Santa Catalina(5 kilómetros al sureste de Dolores) por los lomajes de la Cordillera dela Costa.

Hasta esas horas, en el Ejército del Sur, todos, desde el General enJefe hasta el último soldado, ignoraban la concentración chilena en Dolo-res y la contramarcha que había efectuado el General Daza con sus tropasdesde Tana hacia Arica. Por otra parte, también en el lado chileno seignoraba que el General Buendía hubiera llegado con todo el Ejército delSur a Negreiros, hasta que lo aclaró la comunicación del CapitánBarahona, como también se desconocía, el retorno del Capitán General aArica. Esos momentos eran de incertidumbre para los mandos, que desco-nocían cuál era la situación que se vivía, todo por no disponer de unaoportuna exploración por parte de ambos adversarios.

II. —Las tropas chilenas se adentran en territorio peruano.

Detengamos nuestras miradas de las actividades que desarrollabanlas tropas aliadas del Ejército del Sur en Negreiros, pausa que el Gene-ral Buendía consideró necesaria antes de reiniciar su marcha hacia San-ta Catalina, y trasladémonos al lado chileno, para conocer cuáles fueronlas actividades que desarrollaron estas unidades en Pisagua con poste-rioridad al victorioso desembarco del día 2. XI. 1879. Después de ocuparel puerto, las tropas continuaron su desembarco y se dispuso que partede ellas se acantonaran en algunos locales y otras ocuparan los antiguosvivaques de los aliados o bien se levantaran nuevos.


Recordemos él envío de don José Francisco Vergara hacia la Esta-ción San Roberto, donde no encontró enemigos como se esperaba, de locual informó al Comando en Jefe y luego al resto del personal de tropas,lo cual devolvió la quietud en los ánimos de oficiales y soldados.

Gran optimismo despertó el buen éxito de la patrulla Vergara en elGeneral Escala y, como la necesidad de buscar nuevos antecedentes delenemigo se hacía indispensable, el mando militar consideró necesario en-viar tropas de caballería hacia el interior. Nuevamente Vergara se ofre-ció de voluntario para adentrarse en territorio peruano, reconocer el in-terior del departamento, localizar las aguadas y constatar la presencia yactividad del enemigo en esos lugares. El General Escala lo citó a suCuartel General y le expuso con toda claridad las numerosas interrogan-tes que al mando le urgía aclarar en esos momentos antes de adentrarseen territorio enemigo. Vergara, que ya se había formado un cuadro ge-neral de la situación, se explayó en la necesidad de explorar hacia el estey sur del territorio.

Dentro del Cuartel General se estudiaba el problema y para ello seefectuó un análisis de las posibilidades, a cuyo término el General enJefe ordenó colocar a las órdenes del Teniente Coronel Francisco Verga-ra, dos escuadrones de "Cazadores a Caballo", mandados por los Capita-nes Barahona y Sofanor Parra, y para el estudio del terreno se agregócomo plana mayor el Teniente Coronel Arístides Martínez, Comandantede Ingenieros; Mayor Juan de La Cruz Salvo, de Artillería; Capitán Dar-dignac, y otros oficiales. El total de estas fuerzas sumaba 175 hombres,entre oficiales y tropa.

A las 01. 00 horas del 5. XI., el Destacamento de Caballería inició sumarcha desde Hospicio hacia el este; por desconocerse los caminos, optótomar como eje la línea férrea, y avanzó por esta dirección general mien-tras se adentraba por la pampa. Después de pasar por la Estación SanRoberto, donde todo estaba como lo había constatado la primera partida,la unidad continuó su marcha hacia Jazpampa, lugar donde encontró enestado de servicio dos grandes estanques con agua potable y una bodegadel ferrocarril con forraje y víveres. Además, estaba armado un convoylisto para partir y sólo esperaba a los maquinistas y fogoneros para quelo pusieran e nmarcha; también se encontró a un convoy de ferrocarril listopara transportar estas subsistencias hacia Agua Santa. Vergara ordenóapoderarse de estos valiosos elementos, envió un parte telegráfico al Ge-neral en Jefe, y continuó su marcha hacia Dolores, lugar a donde llegóese día a las 11. 30 horas. Allí encontró en estado de servicio las bombasque extraían el agua de un abundante pozo, con lo cual el Ejército chilenoestaba salvado. En breve plazo organizó un tren con estanques, cuya ca-pacidad total sumaba 10. 000 litros y dispuso que partiera de inmediatohacia Pisagua. Esa noche, el destacamento alojó en la pampa y con lasprimeras luces del 6 de noviembre continuó hacia Agua Santa. Fue enesa ocasión cuando el Coronel Macías, del Ejército peruano, observó a lolejos el polvo que levantaba la caballada de la unidad de exploración chi-lena, y en un descontrol impropio de un soldado regresó en la locomotora


hacia Agua Santa, anunciando la presencia de los chilenos con grandesgritos, que sólo provocaron efecto de pánico en las tropas aliadas.

Los chilenos, a su vez, captaron la presencia del enemigo, y ahorala marcha les exigía mayores precauciones ante un posible encuentro contropas adversarias. Para ello, Vergara ordenó se organizara un serviciode seguridad o vanguardia, delante del grueso, y destacó como descubier-ta de caballería un pelotón de 25 hombres al mando del Alférez Lara.

A. —Combate de Germania.

La situación del día 6. XI. 1879, a las 16 horas, era la siguiente:Conforme a lo ordenado por el General Buendía al Comandante Sepúlve-da, al mando de la caballería aliada, permanecía desplegada y alerta enla Oficina Germania, para cumplir la misión de proteger la retaguardiade las tropas aliadas que se dirigían a Pozo Almonte, para reintegrarseal grueso de las tropas y luego replegarse hacia el sur. Los soldados decaballería aliada se habían distribuido entre las casas de la Oficina ytambién fuera de ellas, con la finalidad de esperar al enemigo que pro-gresaba desde el norte y sorprenderlo cuando estuviera próximo a ellos.

En el lado chileno, el Alférez Lara al mando de la descubierta y susjinetes vieron a lo lejos la columna de humo que se elevaba a los cielosmientras ardían los almacenes de Agua Santa. Sin detenerse continua-ron su marcha explorando tanto hacia Agua Santa como hacia el sur;al aproximarse más hacia el oeste y llegar próximo a la Oficina "Ger-mania", fueron recibidos por una descarga cerrada de fusilería que efec-tuaron los jinetes aliados, parapetados en las construcciones de esta Ofi-cina. El sorpresivo fuego enemigo y el sol pampino que les daba de llenoen sus rostros los detuvo unos instantes y luego los jinetes chilenos gira-ron las grupas de sus cabalgaduras y a galope retrocedieron hacia el grue-so de los escuadrones, que por las características del terreno no podíanser vistos por los soldados aliados. En esa zona existe una suave pendien-te desde el lado de Oficina Germania y una contrapendiente, en direcciónhacia Negreiros.

Los soldados aliados ante la rápida retirada de los jinetes chilenoscreyeron obtener un triunfo fácil, y sin esperar más tiempo se lanzaronal galope contra la descubierta de Lara para buscar su aniquilamiento;pero, a todo esto, el grupo al incorporarse al grueso de las fuerzas de Ver-gara, lo había alertado, y permitió apreciar que había llegado el momen-to de medir las fuerzas de las caballerías. Con voz de mando tranquilase ordenó desenvainar sable y se adoptó la formación para la carga; asu vez, tampoco los chilenos veían a la caballería aliada que se les veníaencima. El choque se produjo cuando ambos contendores asomaron casisimultáneamente en lo alto del accidente topográfico. La carga fiera delos chilenos no dio tiempo a los aliados para reaccionar y ante el espan-to que les creaba la presencia de los jinetes chilenos que batían sus sa-bles como un ciclón de muerte, los aliados primero se paralogizaron yluego trataron de huir en cualquier dirección, pero ahora perseguidos de

cerca por los chilenos que no les daban cuartel. Fue un combate de hom-

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bres aislados y las bajas producidas a los aliados fueron numerosas, con-tándose entre ellas al Cdte. Sepúlveda y a otros Oficiales peruanos y unboliviano. El número de muertos de tropa de los aliados llegó a másde 50 hombres, y el resto huyó despavorido hacia la quebrada de Ta-rapacá y a Pozo Almonte.

Mucho se ha exagerado de que los chilenos no dejaron con vida aningún peruano ni boliviano, pero ello carece de base, pues hay un documen-to que comprueba cómo numerosos jinetes de estas nacionalidades llegaronal pueblo de Tarapacá después de la acción. Este antecedente es el relatode don Santiago Humberstone que en su escrito sobre la "Huida de AguaSanta", expresa que, cuando estaba en la capital del Departamento, llegóa esta localidad un puñado de soldados de caballería que venían huyendodel Combate de Agua Santa (Pampa Germania). En la acción tambiéncayeron prisioneros de los chilenos el Comandante Chacón, peruano, y elTeniente Gómez, boliviano.

Las tropas chilenas perdieron 3 hombres, entre ellos el valiente Sar-gento Tapia, y 6 hombres fueron heridos, de los cuales, uno era el Alfé-rez Lara.

Al caer la tarde el Tte. Coronel Vergara ordenó replegarse haciael norte y después de marchar unos 6 kilómetros ordenó vivaquear enun lugar del desierto cerca del Cº Esquinero al N. O. del pueblo de Ne-greiros.

La exploración efectuada bajo las órdenes del Secretario del Ge-neral en Jefe, Vergara, aclaró numerosas dudas; tales como la situaciónde las fuerzas de Buendía y el estado de uso de las líneas férreas y per-mitió la captura de material rodante de ferrocarril, que quedó abando-nado con las rápidas retiradas de los aliados. Además comprobó la so-bresaliente calidad combativa de la caballería chilena y abrió una am-pia zona al grueso de las tropas que venían desde Pisagua.

Es digno de destacar al Tte. Crl. José Francisco Vergara, ilustreciudadano chileno, que sin ser Oficial de profesión, se entregó por com-pleto al servicio de las armas desde la iniciación de la guerra hasta sutérmino, pero su permanencia tuvo altas y bajas, pues así como probóla miel de la victoria, también apuró muchas veces la copa de la hiél dela incomprensión.

El 5 de noviembre, cuando el Tte. Coronel Francisco Vergara seadelantaba hacia Dolores y Negreiros con los dos escuadrones de caba-llería, en esa misma fecha, se materializaba la concepción del MinistroSotomayor de introducirse con el Ejército hacia el este, como una grancuña, que separaba el Departamento en dos. Desde Alto Hospicio se des-pachaba hacia Dolores el primer escalón del Ejército, al mando del Co-ronel Amunátegui, Comandante del 4 de Línea. Integraban esta pri-mera agrupación las siguientes unidades: Regimiento "Buin" 1º de Línea,el 4º de Línea, los Batallones "Atacama" y "Coquimbo" y una batería deArtillería de Montaña. El total de fuerzas en marcha llegaba a los 3. 500hombres.


La principal razón de la resolución del Ministro Sotomayor paraavanzar por escalones era la de no emprender movimiento alguno sinantes tomar todas las medidas necesarias para que los servicios logísti-cos prestaran su apoyo en tal forma que no faltaran agua ni víveres alas tropas cuando se instalaran en su nueva ubicación. Tres días des-pués, el 8 de noviembre, se despachaba un segundo escalón, al mando delGeneral don Martiniano Urriola. Esta agrupación estaba constituida porel Regimiento 3° de Línea, los Batallones "Navales" y "Valparaíso" yuna Batería de Artillería de Campaña, tropas que en total llegaban a los2. 500 hombres.

Los 6. 000 hombres que sumaban las fuerzas de los dos escalones eldía 10 de noviembre vivaqueaban reunidos cerca del Pozo de Dolores,mientras el resto de las fuerzas del Ejército, compuesto del RegimientoNº2, Artillería de Marina, una Brigada de Zapadores, el "Chacabuco"y el "Bulnes" con una batería de Artillería, continuaban acampadas enAlto Hospicio a las órdenes del Coronel Luis Arteaga.

Estas fuerzas llegaban a un total de 3. 500 hombres, habían arma-do sus campamentos, parte en el costado norte de la planicie y otrasaprovecharon algunas de las mismas instalaciones que habían servidode alojamiento a las tropas del General boliviano Villamil durante la es-tada en Pisagua.

En el puerto de Pisagua, próximo a la costa, quedaban tropas bajolas órdenes del Tte. Coronel don Pedro Lagos, Comandante del Regimien-to "Santiago", que venía desde Quillagua, y el Regimiento "Esmeralda",llegado de Antofagasta, lo que entre ambos sumaban un total de 2. 500plazas. Estas unidades aprovecharon aquellos edificios que estaban enregulares condiciones para acantonar y completaron estas instalacionescon vivaques. Allí esperaron la llegada de nuevas órdenes para mar-char hacia el Este. A la caballería se la envió hacia la pampa y luego se

localizó en la quebrada de Tiliviche, desde Quiuña hasta Tana, y sumasa se ubicó desde Jazpampa hacia el oeste, con el fin de aprovechar

los numerosos pastizales de la zona y también tomar una actitud vigi-ante de cualquier movimiento que el adversario efectuara desde el norte.

Otros medios de la caballería se ubicaron cerca del Pozo de Dolores.Como se puede observar, hubo un total descuido en el envío de patrullashacia el sur, que en realidad, era la zona desde donde podría venir elmayor peligro; sin embargo, por los antecedentes de la progresión deDaza hacia el Sur, hizo creer al mando que la ofensiva vendría desdeArica.

B. —Plan del Gobierno sobre la Campaña de Tarapacá.

El triunfo de Pisagua y las noticias llegadas de los avances del Ejér-cito chileno hacia el este dieron margen al gobierno para pensar cuál se-ría la nueva actitud que se debía adoptar. El Presidente Pinto estudió unplan de operaciones que lo hizo llegar al Ministro Sotomayor como sim-ples instrucciones, pecando al igual que Prado de mandar a distancia


(1. 800 kilómetros) y coartar la libertad de acción al responsable de lasoperaciones. Los conceptos básicos de este documento del Presidente fue-ron los siguientes:

1. —Penetrar hacia el este hasta alcanzar una "fuente de agua", eneste caso "Dolores", ocuparla y preparar su defensa.

2. —Para ello se debía fortificar la "fuente de agua" con artilleríade campaña.

3. —Destacar caballería hacia el sur para que actuara en coordina-ción con la caballería que había en Toco y en Antofagasta, las que ten-drían la misión de cortar e impedir que se enviaran abastecimientosdesde el interior hacia los puertos. Efectuar golpes de mano permanen-tes sobre La Noria.

4. —Avanzar con el ejército hacia Pozo Almonte, conquistarlo y es-tablecer un campamento fortificado alrededor de esta "fuente de agua".

5. —Estrechar el cerco de Iquique con una División de ejército y blo-quearlo con la escuadra.

6. -—Pisagua debía fortificarse para servir como puerta de escape alEjército en el caso de que las operaciones chilenas fracasaran, y con ellodar tiempo para permitir el reembarque de las fuerzas que se retiraran.

7. —Construir en Pisagua, por lo menos, una resacadora de agua yalgunos Cuarteles para albergar a la tropa que estaba en la zona.

Estas instrucciones del Primer Mandatario de la Nación se con-densan en una sola frase que es el concepto del Plan: "encerrar el Ejér-cito de Tarapacá en Iquique y apretar el cerco hasta producir su rendi-ción mediante asfixia logística; misión clara para un "Plan de Opera-ciones", pero que es sólo teoría ya que adolece de los siguientes defectos:

a) En primer lugar fue elaborado a dos mil kilómetros de distancia,sin conocer la realidad misma de la situación.

b) No consideró los inconvenientes ni las características geográfi-cas del teatro.

c) No apreció que el enemigo conservaba casi todo su poder y ac-tuaba en defensa de su propio territorio.

Se estima que estas instrucciones influyeron grandemente en el áni-mo del Ministro y en el Mando del Ejército, lo que se deduce por las ac-tividades posteriores que tuvieron las tropas chilenas hasta la batalla deTarapacá.

1. —Se creyó que el enemigo no era una fuerza dinámica al estimar-se que había fijado su dispositivo y aceptado una actitud estática, loque fue un error, por la movilidad que tuvo en el concepto operativo,y como en la realidad lo demostró.

2. —La ubicación tomada por las unidades y los desplazamientos delas fuerzas chilenas le daban tiempo y espacio a los aliados para reunirsus medios, tanto los del Norte conducidos por el General Daza, comolos del Sur, al mando del General Buendía, reunión que haría peligrar a


los chilenos, si los aliados al hacer masa atacaban a estas fuerzas consuperioridad numérica.

Pese a todos los inconvenientes señalados en el Plan de Operacio-nes Pinto, el Ministro Sotomayor se dejó influenciar y procuró cumplir-lo tal cual lo disponía el Presidente, y es así, como por primera medidaenvió al acorazado "Cochrane" y a la corbeta "Covadonga" a bloquearel puerto de Iquique, luego fortificó Dolores, mientras reunía los mediospara avanzar en conjunto sobre Pozo Almonte. Posteriormente le orde-nó al General Villagrán que estaba en Antofagasta que preparase eltraslado hacia Pisagua de las fuerzas del Ejército de Reserva que seencontraban allí, con el fin de reunir en Tarapacá el total del Ejércitodel Norte.

Las fuerzas del Ejército de Reserva en Antofagasta se componíande las siguientes unidades:

a) Batallones "Caupolicán", "Lautaro", "¡Chillan" y "Valdivia".b) "Carabineros de Yungay" (2º Escuadrón).c) Artillería (10 piezas con 200 artilleros).Los efectivos de estas tropas sumaban alrededor de 4. 500 hombres

con buena instrucción.Como la salida de la reserva del Ejército, desde el puerto de An-

tofagasta hacia el norte, dejaría a la ciudad sin tropas, se buscó la so-lución de dejar a los cívicos la protección de ella.

Las misiones asignadas a esta reserva del Ejército del Norte eran lassiguientes:1. —Continuar en Pisagua como reserva del Ejército del Norte, mientras

la masa de las tropas avanzaría hacia Pozo Almonte.2. —Retardar y detener a las posibles tropas bolivianas que avanzaran

desde el norte, con el fin de dar tiempo y espacio a la masa del Ejér-cito chileno, para buscar una decisión sobre las fuerzas concentradasen Pozo Almonte.

3. —En el caso de no tener buen éxito esta operación, debían servir como"tropas de recepción" y permitir a las fuerzas chilenas que se reti-raran hacia Pisagua efectuar su reembarque.

4. —La coordinación pedida en las instrucciones del Presidente Pinto delas caballerías de Antofagasta y Tarapacá sólo era una ilusión y de-mostraba un total desconocimiento de las características del desierto,que si bien es llano, sus accidentes geográficos no lo hacen tan aptopara estas tropas como lo es la llanura con vegetación y agua.Como se ha dicho, el Ministro estaba completamente convencido de la

inmovilidad del dispositivo adversario en La Noria y Pozo Almonte,razón por la cual dedicaba todo su entusiasmo en acopiar víveres, muni-ciones y elementos que los chilenos iban a necesitar para atravesar eldesierto en demanda del adversario.


Fue tanta la confianza del Ministro Sotomayor, siempre tan previ-sor, que no llegó siquiera a sospechar lo que iba a suceder, ni se preocupóen enviar tropas de exploración hacia el adversario que se encontrabaen el Sur, para que ellas lo mantuvieran orientado de las actividades queéstas desarrollaban y que le permitiera tomar medidas preventivas. Nadase hizo y el primer contacto, como los primeros informes que se enviaron,de la marcha de las fuerzas de Buendía hacia Dolores, produjeron verda-dera sorpresa en el mando chileno.

C. —Actividades en el mar.

El acorazado "Blanco Encalada", después de las reparaciones de ur-gencia efectuadas en Mejillones, quedó en condiciones de navegar haciael sur, con el fin de completar sus arreglos en Valparaíso y una vez rea-lizadas éstas, volver al norte. Como se planificó en igual forma se realizó,y al mando del Almirante Riveros, este blindado regresó al norte. Lasinstrucciones que dio el Gobierno al Jefe de la Escuadra consideraba lanecesidad de aislar aquellos buques enemigos que se acercaban a la zonade operaciones y además se debía bloquear las costas desde Arica a Me-jillones. Ahora, de los cuatro buques que se encontraban en Pisagua pro-tegiendo los transportes, dos de ellos, el "Cochrane" y la "Covadonga",recibieron la orden del Ministro Sotomayor de trasladarse a Iquique pa-ra efectuar el bloqueo del puerto conforme a lo establecido en el "Plande Operaciones Pinto", mientras el "Abtao" y el "Itata" continuaban conla misión de seguridad.

El Almirante Riveros para cumplir con la misión recibida, zarpóen el Blindado desde Pisagua al amanecer del 17 de noviembre con rum-bo al norte, alcanzó Islay, a la cuadra de Moliendo, el día 18 de noviem-bre sin haber encontrado ningún buque enemigo. Desde ese punto optó,ese mismo día, por regresar hacia el sur navegando siempre pegado a lacosta, pero al llegar a la cuadra de Caleta Pacui se encontró con la Di-visión peruana, compuesta de la "Unión", el "Chalaco" y la "Pilcomayo",que navegaban hacia el norte. Tan pronto como los buques peruanos sedieron cuenta de la cercanía del "Blanco" se dispersaron en diferentesdirecciones

Con un solo buque estaba en la imposibilidad de perseguirlos a to-dos, por lo cual, el Almirante Riveros optó por dar caza a la "Pilcoma-yo", la cual después de disparar algunos tiros contra el blindado chile-no, se rindió. Antes de entregar su nave el Comandante Portal dispusoprender fuego al buque, clavar los cañones, después de dirigirlos contralos fondos de la corbeta, para destruirla, y luego, abrir las válvulas pa-ra que se inundara. Todos estos esfuerzos fracasaron por la rapidez conque actuaron los marinos chilenos que impidieron se propagara el fue-go y luego cerraron las válvulas para evitar se siguieran inundando lasbodegas.

Los 167 hombres que formaban la tripulación de la "Pilcomayo" fue-ron hechos prisioneros y la corbeta, tripulada por marinos chilenos, se


dirigió a Pisagua donde llegaba junto con su captor el 20 de noviembre.Este nuevo buque pasó a formar parte de la Escuadra chilena.

D. —Exploración hacia el norte.

Hemos expresado que el mando chileno estaba totalmente conven-cido que el peligro para las tropas de Pisagua venía desde el norte, conlas fuerzas que, al mando de Daza, marchaban desde Arica hacia elsur, en cambio se consideraba al General Buendía en una posición está-tica, había que ir a buscarlo a la zona de Pozo Almonte - Montevideo -La Noria para batirlo; luego, hacia el sur, no era necesario ejercer nila vigilancia ni la exploración, en cambio, todos los esfuerzos para labúsqueda de informaciones debían volcarse hacia el norte, es decir, sobreel camino de Tana.

Se suponía que Daza, de un momento a otro se presentaría con suEjército en Dolores, con fuerzas cuyo número subía por día, conformeiban llegando los rumores que traían los personeros que tenían contac-to con Arica, y que estaban en una verdadera campaña de exageracio-nes, luego, el fundamento básico para el empleo de la masa de la caba-llería, era la interrogante que venía desde el norte y que hacía peligrarla seguridad que se debía tener en esa dirección y en cambio, se reducíanlas fuerzas que se mandaba en exploración hacia el sur.

El Comandante Novoa con cincuenta "Cazadores" recibió la prime-ra misión de explorar hacia Tana, después de recorrer la quebrada deTiliviche y explorar en dirección al este, hasta próximo a la localidadque le fue dada como objetivo, posteriormente, se replegó sin novedad.

El 17 de noviembre, por rara coincidencia, se recibió en forma si-multánea, tanto en el Cuartel General ubicado en Hospicio, como en elPuesto de Mando del Comando de la agrupación radicada en Dolores,el aviso de que en Tana había aparecido la cabeza de la División boli-viana, información que creaba una serie de dudas que requerían su pro-pia aclaración, y para ello, era necesario explorar en esa dirección. Enla realidad, los informes correspondían a las fuerzas del General Daza,que éste las había adelantado a Tana.

De inmediato, ambos Cuarteles Generales sin intercambiar infor-mes ni las órdenes dictadas, procedieron a enviar hacia Tana tropas decaballería, con la misión de constatar fuerza, presencia y actividad delenemigo. Luego, ni la columna de "Cazadores a Caballo" despachada des-de Hospicio al mando del Comandante Feliciano Echeverría, ni el es-cuadrón de "Granaderos" despachado desde Dolores al mando del Te-niente Coronel José Francisco Vergara, conocían la existencia de una uotra columna chilena, que avanzaban en cumplimiento de una misión co-mún, lo que fue causa de una incertidumbre fatal, que impidió tomarla resolución de atacar a los de Tana, con grandes posibilidades de buenéxito y aún con la expectativa de capturar al mismo General Daza quese había adelantado hasta ese lugar.


Inicialmente, el Tte. Crl. José Francisco Vergara, aconsejado por elCapitán Manuel Rodríguez, estuvo a punto de repetir la hazaña de Ger-mania, si hubiera atacado con su caballería; pero el oficial extranjeroque prestaba servicios en Chile, Justiniano Zubiría, confundió las mulascargadas y el polvo que se levantaba con el arrastre de los odres, por ca-rros de artillería, en medio de las altas y espesas nubes de polvo que sonmuy comunes en esa zona, y que ocultan la realidad de lo que va cami-nando. Tal confusión llevó al mando chileno a pensar que esa tropa erael Ejército boliviano en su marcha de aproximación, y bajo este cuadroequivocado se influenció Vergara, quien al desistir del ataque a estastropas de Tana y no reaccionar como acostumbraba, dejó de lado unamagnífica oportunidad de triunfo, pero contribuyó a influenciar más aoptar por una actitud pasiva al hecho de que la caballería de Echeve-rría, cuya existencia desconocía don José Francisco Vergara aparecierapor el oriente, lo cual fue estimado como otras tropas enemigas, en cir-cunstancias que bien le podían haber cooperado a un ataque sobre lasfuerzas de Daza. Ante esta situación imaginada por el Jefe del Escua-drón de "Granaderos" se ordenó la retirada hacia el Cº San Francisco,con lo cual se perdió una brillante oportunidad que pudo cubrir de glo-ria a las armas chilenas. Desde la estación más cercana Vergara informópor telégrafo de las novedades de la exploración al General en Jefe ya Dolores. Posteriormente, supo la realidad de la situación, que si lahubiera aprovechado le habría dado nuevas glorias.

Así son las situaciones en la guerra, donde muchas veces un golpe deaudacia puede llevar consigo un triunfo de grandes repercusiones, comolo habría sido el hecho que se narra, ya que de capturar al propio Capi-tán General habría sido de incalculables proyecciones. Las dudas en unmomento tan importante para dar la resolución, muchas veces deben de-jarse a un lado y actuar más por la intuición que da la práctica de laprofesión de las armas.

CAPITULO III

BATALLA DE DOLORES O DEL CERRO SAN FRANCISCO.

I. —Antecedentes de la Batalla.

Hemos expuesto en una rápida síntesis, los acontecimientos y acti-vidades que desarrollaron los Ejércitos adversarios desde el desembarcoen Pisagua el 2 de noviembre hasta la toma de contacto entre las prime-ras fracciones de tropa del Ejército de Tarapacá y el Ejército del Norteen la zona próxima a Negreiros, el día 18 y los informes de la marchadel General Daza desde Arica hacia el sur.


Para mayor claridad del suceso bélico que a continuación entramosa estudiar, vamos a retroceder en el tiempo y en un concentrado resu-men recordaremos lo que sucedió entre los días 10 y 17 de noviembre de1879, en cuatro lugares donde había reunión de tropas.

A. —En la Oficina de Dolores, el día 10 de noviembre se habían reu-nido cerca de 6. 000 hombres del Ejército chileno, de los cuales en sugran mayoría eran de Infantería, y un mínimo de artillería. Esta des-proporción de armas, creaba para el mando de Dolores, un serio proble-ma para organizarse defensivamente, como era la actitud que se debíaadoptar para este lugar y pese a las reiteradas peticiones para que seenviaran los cañones, entre el 10 al 17 de noviembre no llegó a la zonani uno solo.

Lo más grave para esta injustificada ausencia de artillería, eraque, por deseo expreso del Comandante en Jefe General Escala, las pie-zas se mantenían en Hospicio sólo por razones de carácter personal, yaque allí no existía ninguna posibilidad de empleo que evidenciara la ne-cesidad de esta inmovilidad, en cambio, en Dolores era indispensable au-mentar a la brevedad la dotación del material de artillería, mantenidotan reducido hasta en esos días.

Este hecho dificultaba llevar adelante el Plan del Presidente de laRepública de fortificar la "Aguada de Dolores". Además, sumábase a loanterior, la situación de no encontrarse en la zona el Jefe de la artille-ría, lo que hacía peligrar la materialización del concepto de transformara la zona de La Aguada, en un bastión. También esta espera posibilitabael hecho de recibir la acción del adversario, sin estar preparado ni or-ganizado para reaccionar con la potencia de fuego de que se era capaz.Esta lentitud para satisfacer esta condición orgánica era imperdonabley el Ministro Sotomayor la valoraba y se inquietaba al no poder darsatisfacción a las órdenes del gobierno ya que normalmente las obedecía,y en cambio, veía como pasaban los días y los cañones permanecíanestáticos en Hospicio y la defensa de Dolores no se materializaba.

La obstinación de Escala para no mover los cañones hacia La Agua-da, no tenía ninguna razón lógica que la justificara, era una resisten-cia sin base y el tiempo que pasaba sólo aumentaba la negligencia encumplir lo ordenado, hecho que molestó al Ministro Sotomayor, quiense salió de sus moldes normales de no intervenir en asuntos netamentemilitares y ordenó en forma perentoria al Comandante en Jefe del Ejér-cito, el día 17 de noviembre, que enviara a la artillería con todo su ma-terial a La Aguada de Dolores, orden que se cumplió el día 18. Esta ac-titud enérgica y decidida del Ministro Sotomayor dio la oportunidad aesta arma para encontrarse presente en la batalla, lo que, en caso con-trario, es posible prever cuáles habrían sido los resultados desastrososque hubieran significado para las tropas chilenas el no disponer de esteapoyo.

Al parecer, la rapidez de los acontecimientos en Pisagua, con la re-tirada de Buendía, las noticias alarmantes llegadas desde Arica y lo es-


tablecido en el Plan Pinto, produjeron en el mando chileno una especiede paralogización en el cálculo de las posibilidades con que pudiera reac-cionar el General del Ejército de Tarapacá, y ello condujo a que todoel esfuerzo exploratorio se volcara hacia el norte de donde se temía apa-reciera Daza y en cambio hacia el Sur, sólo se limitaron a enviar, de vezen cuando, pequeñas patrullas de tropa, que llegaban hasta Agua Santa,todas ellas con la especial misión de reconocer caminos, huellas, posibi-lidades de agua, etc., de la zona, es decir, reconocer el terreno por dondese pensaba iniciar la marcha hacia el Sur que se proyectaba efectuar afines de noviembre.

B. —En Pisagua, y Hospicio durante esos días se continuó organizan-do esta zona como Base de Operaciones y se completaron los 6. 000 hom-bres, con las tropas que llegaron desde Antofagasta.

Las tropas en esta área se ubicaron en la siguiente forma: 3. 500en Hospicio y 2. 500 en el puerto. La instrucción se continuó intensamen-te y se preparaban los medios para completar las tropas en Dolores.

La masa de la caballería continuaba localizada en la Quebrada deTiliviche.

C. —En la zona de La Noria - Pozo Almonte - Montevideo, se desa-rrollaba una actividad incansable para alcanzar una alistamiento capazde reiniciar la campaña contra las fuerzas chilenas. El día 16 de no-viembre el General Buendía ordenaba iniciar la marcha en la formaque ya se ha expuesto.

D. —En Tacna y Arica, el día 10 de noviembre, las autoridades yel pueblo peruano despedían al General Daza y a sus tropas que mar-chaban hacia el Sur. Después de seis días el General Daza ocupaba Ta-na, donde casi es sorprendido por fuerzas chilenas que exploraban enesa dirección.

El día 18 de noviembre de 1879, mientras los chilenos tienen cono-cimiento de las fuerzas de Buendía en Negreiros y la llegada de Daza aTana, los aliados a su vez, saben la ubicación de los chilenos en Dolores.

Entre el 17 y el 19 de noviembre de 1879, los acontecimientos seprecipitaron en la zona de operaciones de Tarapacá, y se observa quese toman diferentes medidas conforme se iban recibiendo las noticias.En esos días los ejércitos adversarios vivían la siguiente situación:

1. —Hasta el día 18 permanecía en Hospicio el General Escala, con-vencido de que el peligro venía desde el Norte, lo cual reafirmó al re-cibir el informe de que Daza ya estaba en Tana. Para paliar esta situa-ción ordenó al Batallón Bulnes su traslado a marcha forzada a Jazpam-pa, con la misión de sostener esa posición hasta las últimas consecuen-cias, mientras llegaban las fuerzas que enviarían el Coronel Emilio So-tomayor desde Dolores, al mando del Tte. Crl. Ricardo Castro, ordenque se envió por telégrafo desde Hospicio al C. G. de Dolores.


Ese mismo día, 18 de noviembre, el Coronel Sotomayor, como unamedida preventiva, envió un Escuadrón de caballería hacia Agua Santaal mando del Capitán de Cazadores don Manuel R. Barahona. Es decir,simultáneamente, ante el conocimiento de la posible presencia del ene-migo en el Norte se enviaban tropas en esa dirección y hacia el Sur, só-lo se exploraba como una medida preventiva.

Esta resolución se tomó más bien sobre una base intuitiva que co-mo consecuencia de una apreciación. El contacto del Capitán Barahonacon las fracciones adelantadas del Ejército del Sur se produjo en lasproximidades de Negreiros, alrededor de las 18, 00 horas, hecho del cualse informó por un mensajero que se envió al Cuartel General de Dolo-res, donde llegó dos horas más tarde.

La oportunidad del informe tuvo como resultado el colocar en es-tado de alerta a la totalidad de las fuerzas chilenas en esta aguada.

Después de este primer contacto la unidad de exploración manda-da por el Capitán Barahona, se replegó en perfecto orden hacia el grueso,allí personalmente le dio a conocer los hechos sucedidos al Coronel So-tomayor, relatando su choque con las fuerzas aliadas.

Con este informe el Jefe de E. M. del Ejército del Norte tenía lasituación clara, el enemigo no sólo venía desde Arica, sino también unamasa de fuerzas progresaba desde Pozo Almonte. Había llegado la horade entrar en combate con las fuerzas aliadas, para lo cual se debía ac-tuar con rapidez ya que era posible que el ataque se produjera en lasprimeras horas del día 19 de noviembre, si se apreciaba acertadamenteel tiempo y espacio que lo separaba de las tropas adversarias. Luego,era urgente adoptar un dispositivo de combate para presentarse a lalucha en las mejores condiciones y en el lugar más apropiado, el que,según lo había estudiado, era la llanura de Santa Catalina, ubicada aseis kilómetros al sur de la aguada de Dolores. A esta resolución sur-gió la proposición del Tte. Crl. Vergara de que la posición defensivadebería estar en Cº San Francisco y no más adelante. La apreciaciónde ocupar el terreno en Santa Catalina era desde todo punto de vistaequivocada, ya que se abandonaba un obstáculo importante como el C9 SanFrancisco, que domina toda la pampa, para ir a ubicarse en un terrenoplano y sin dominio visual. No es el ánimo en este pequeño trabajo,exponer el problema humano y violento que se produjo entre el CoronelEmilio Sotomayor y el Tte. Crl. Vergara, lo que sí nos interesa, es có-mo el Tte. Crl. Francisco Vergara, el hombre estudioso y patriota, ex-puso razones de tal peso, que hizo variar la resolución al Coronel So-tomayor en la elección del terreno para el lugar del combate.

Antes de escuchar a Vergara, el Coronel Sotomayor en sus aprecia-ciones había estimado como la zona más apta para el combate, el áreadel pueblo de Santa Catalina, lugar donde quiso organizarse con la ma-sa de las fuerzas al recibir el mensaje del Capitán Barahona, y para ello,ordenó al Tte. Crl. Amunátegui que alcanzara esa localidad con el Re-gimiento Nº 4 de Línea, doscientos veinte "Cazadores" a caballo y unabatería de artillería de nueve piezas de 4. a cargo del Mayor Salvo. Tam-


bien durante esa noche, debían arribar a este lugar el resto de las fuer-zas, de las cuales sólo alcanzó a cumplir la orden y salir hacia el Surel batallón "Atacama", que llegó al pueblo de Santa Catalina alamanecer del día 19 de noviembre después de una pesada marcha noc-turna.

Esa misma noche del 18/19 se supo en el Cuartel General, por unaavanzada de "Cazadores", que al caer la noche se había reunido en AguaSanta, la totalidad del Ejército aliado, calculado en más de 11. 000 hom-bres e integrado por unidades de las tres armas.

Se ordenó al Tte. Coronel Ricardo Castro, que ya se dirigía a Jaz-pampa, que regresara a marcha forzada a Dolores con el total de lasfuerzas, las cuales, al llegar a este lugar se habían incrementado con laartillería que traía el Coronel Velásquez. Se dejó en esta localidad alBatallón Bulnes como protección de las espaldas y comunicaciones de lasTropas Principales y de inmediato juntos regresaron a la Oficina deDolores, donde llegaron cuando el enemigo se encontraba al frente delas posiciones chilenas.

En ese momento, las fuerzas chilenas del Ejército del Norte, se dis-tribuían en la siguiente forma:

—La masa de las fuerzas ubicadas en Dolores, al mando del Coro-nel Emilio Sotomayor.

-—Una columna de tropa, en marcha desde Hospicio, al mando delGeneral Escala.

—Una agrupación de fuerzas en Santa Catalina al mando del Tte.Crl. Amunátegui.

—El Batallón "Bulnes" en Jazpampa.—Batallón "Santiago" en Pisagua.—Batallón "Esmeralda" en Hospicio.

2. —Los Aliados en Agua Santa - Negreiros.

Después de celebrar una "Junta de Guerra", el 18 de noviembre enla tarde, el General Buendía dispuso se le comunicara al Capitán Ge-neral Daza la marcha de sus fuerzas desde Pozo Almonte sobre el Can-tón de Santa Catalina, lugar donde se reunirían ambos ejércitos, paraatacar en conjunto a las fuerzas chilenas. Allí, tendría lugar la trans-misión del mando del total de las fuerzas del Ejército del Sur al Capi-tán General, se le expresaba además, las señales por las que se cono-cerían los ejércitos al avistarse.

En la tarde de ese día se tomó contacto con pequeñas fuerzas chi-lenas, que como hemos expresado corresponden al escuadrón del Capi-tán Barahona, las que se replegaron después de un intercambio de dis-paros. En esa oportunidad, en el Cuartel General de Buendía, se aprecióque estas fuerzas estaban destinadas a ganar tiempo e impedir la con-junción de las tropas del Sur con las del Norte.


En la noche del 18/19 se continuó el avance hacia Santa Catalina,localidad que distaba unos 6 kilómetros de la Oficina "Dolores", y queera la zona donde se esperaba tomar contacto con las fuerzas que veníancon el Capitán General don Hilarión Daza, según el itinerario que se lehabía remitido en los últimos días.

Sin perder la dirección general de la zona por alcanzar, el ejércitoaliado efectuó un pequeño rodeo, para evitar posibles sorpresas por par-te de los chilenos y a las 05, 00 horas, del 19 de noviembre de 1879, lasfuerzas del General Buendía alcanzaban con sus cabezas de columnas lalocalidad de Santa Catalina. A la llegada, las Unidades comenzaron atomar dispositivo para el combate, en tres líneas: dos cubrían el frentey una tercera permanecía de reserva, terminado de tomar las ubicacio-nes, se autorizó descanso. Fue en esa oportunidad cuando se presentóen el Campamento el Capitán Prada, que era uno de los emisarios envia-dos al General Daza y que ahora, como respuesta, traía la nefasta in-formación del regreso a Arica, del Capitán General con sus fuerzas. Lanoticia no pudo quedar en el secreto y ella se difundió con la rapidezdel rayo para afectar profundamente en la moral de las tropas aliaaas,en especial a las bolivianas. Como acción psicológica antes del combate,este fue el golpe más duro que pudo recibir un Ejército antes de entraren la lucha.

Las reacciones no se dejaron esperar en esa tarde memorable del19 de noviembre, cuando la retirada de Daza al norte fue motivo de lasmás variadas interpretaciones tanto en los Oficiales como en la tropa.Se habló de "serios disgustos con el General Prado, con lo que estabarota la alianza; otros, "que en Bolivia se había revolucionado contra Da-za", "que las fuerzas se le habían defeccionado", todo lo que vino a col-mar la violencia y el desagrado de la tropa boliviana. " (Memorias delGeneral Buendía).

Para los difíciles momentos que pasaba este Ejército, era necesa-rio una fuerte dosis de actividad, para detener la depresión espiritual,razón por la cual, Buendía dispuso se procediera de inmediato a refor-zar la primera línea con la batería de artillería mandada por el Coman-dante General del Arma, Coronel Emilio Castañón y efectuar un reco-nocimiento en fuerza a las posiciones chilenas, estudiar sus armas, ca-minos de acceso, puntos críticos y toda aquella materia que fuera de in-terés para el ataque que pensaba montar al día siguiente. Según los cálcu-los efectuados por el Comandante del Ejército de Tarapacá, la posiciónchilena estaría organizada desde varios días antes, luego debía presen-tar numerosas obras de fortificación. Mantuvo la segunda línea y la re-serva en sus puestos y a todas las unidades les reiteró que ese día no secombatiría.

II. —Dispositivo de Combate de las Fuerzas Adversarias.

A. —Dispositivos chilenos.

Las razones dadas por el Teniente Coronel Francisco Vergara sobre


las características del terreno donde debía darse la batalla, y las venta-jas que encerraba mantener el C9 San Francisco, las aceptó el CoronelEmilio Sotomayor, quien, a las 07, 00 horas, resolvió ocupar para la de-fensa la zona general: Oficina El Porvenir - C9 Bartolo - Cerro TresClavos - Campamento de Dolores y coronar con sus fuerzas las alturasde los cerros que rodeaban la Aguada de Dolores.

1, —Características del terreno de la Posición Defensiva.

La posición defensiva elegida por los chilenos constaba de las si-guientes alturas:

a) Cº San Francisco, loma que se levantaba al sur de la Aguada deDolores, que sigue una dirección general N. O. a S. E. y presenta dosalturas principales.

—C9 San Francisco norte o C9 Dolores, que se ubica en el extremoN. O. de la loma y desde el cual tiene un dominio visual hacia el Este,Oeste, Sur Oeste y sobre una depresión llamada La Encañada, que esuna planicie encerrada por este cerro y el cerro Tres Clavos o de laEncañada que se localiza al Norte. Desde el cerro San Francisco es po-sible combinar los fuegos de las tropas en esta posición, con las que seestablezcan en el cerro Tres Clavos y en conjunto batir toda la gargantade la Encañada.

—Cerro San Francisco sur, ubicado en el extremo Sur de la loma, demayor altura que el C9 Dolores y desde cuyas alturas se domina hacia elSur en una gran extensión, hacia el Este y el Oeste. (Foto Nº 10).

—Cerro Tres Clavos, es la altura ubicada al N. O. de Pozo de Do-lores. (Foto Nº 11). Desde allí se dominaba la Encañada, y dentro deella a "Oficina Dolores", "Pozo de Dolores", línea férrea, Cerro San Bar-tolo y, como se ha dicho, permitía coordinar los fuegos con Cerro Dolores.

—Cerro San Bartolo, que es una pequeña altura que se localiza alEste del Pozo de Dolores y corta el paso a toda progresión de tropas quevenga desde el Sur o se apunte sobre la Aguada desde el Este.

Desde los cerros indicados, que se levantan a una altura de doscien-tos metros en medio de llanuras de arena y de calíchales, se podía do-minar en forma total todas las posibles direcciones desde donde pudieraatacar el adversario.

2. —Ocupación de la Posición Defensiva.

Desde las alturas de Cerro San Francisco, se domina totalmente elcampo hasta más allá de Santa Catalina, que era el lugar a donde alcan-zaron el 19 de noviembre, después de la marcha las tropas de Buendía.

Era en consecuencia una altura ideal para una defensa, pues esta-ba en condiciones de batir el ataque que viniera desde cualquier direc-ción y en caso adverso, hacía posible a las fuerzas chilenas efectuar unaretirada hacia Pisagua.


A las 07. 00 horas del día 19 de noviembre, el Coronel Emilio Soto-mayor dispuso ocupar las posiciones y dar especial protección a la Agua-da de Dolores, que con toda seguridad sería el principal objetivo de ata-que de las tropas enemigas.

Para ocupar la posición, las tropas de Sotomayor se dividieron en2 "agrupaciones", que en esos años se les denominó "secciones", y seubicaron en el siguiente orden: de derecha, centro e izquierda. En rea-lidad, la posición tenía forma de cuña y no lineal, y una ubicación enlas cartas modernas mostraría la posición de la derecha o del Noroeste,posición central o del Sureste y posición de la izquierda o del Noreste.

Vamos a estudiar cada una de estas agrupaciones de Oeste a Este.(Gráfico Nº 9).

a) División de la derecha. (Agrupación del Oeste).

—Este núcleo de fuerzas se ubicó en el Cº San Francisco Norte,denominado también C9 Dolores o Encañada, desde donde se dominabantodas las direcciones de aproximación del enemigo.

—Mandos: Coronel de G. N. don Martiniano Urriola.

—Tropas:

. Regimiento "Buin" 1º de línea (2 B. I. ).

. Batallón "Navales".

. Batallón "Valparaíso".

. 1 Batería de 6 piezas de campaña al mando del Capitán don Ro-berto Wood.

. 1 Batería de 6 piezas de montaña al mando del Capitán don Eu-logio Villarreal.

b) División del Centro. (Agrupación de más al Sur del dispositivode defensa chileno).

—Esta agrupación, menos los batallones de Atacama y Coquimbo,el día 18. XI. 879 se organizaron defensivamente en la oficina de SantaCatalina. En la noche del 18-19 de noviembre de 1879 se le unió el Ba-tallón Atacama.

—El 19 de noviembre a las 03. 00 horas, recibió la orden de reple-garse hacia C9 San Francisco y ocupar sus alturas. Orden que se cum-plió y al llegar a esta zona de posiciones ya se encontraba allí el BatallónCoquimbo.

Esta Agrupación quedó organizada en la siguiente forma:

Mando: Coronel Domingo Amunátegui.

Foto N

º 10


Tropas:

—Regimiento 4º de Línea (2 B. I. ).—Batallones movilizados: "Atacama" y "Coquimbo".—1 Batería de 8 piezas en la puntilla S. E. de C9 San Francisco.El Mayor Benjamín Montoya, de regreso después de contramar-

char desde Jazpampa, llegó con su Batería de Montaña de 6 piezas y 2ametralladoras, cuando las unidades de Amunátegui habían tomado po-sición en las alturas del C9 San Francisco, ocupó los lomajes Sureste dedicho cerro y mantuvo contacto con la batería de Salvo.

Ambas Baterías estaban al mando del Mayor José de la Cruz Salvo.

c) División de la Izquierda. (Agrupación de más al Este y al Nortedel dispositivo de defensa chileno, se ubicaba en C9 Tres Clavos y SanBartolo).

—Esta Agrupación tenía la misión de impedir el paso al enemigopor el lado Norte y Sureste que es completamente abierto, aunque dedifícil acceso por los calíchales que hay en la pampa del Tamarugal.

Mando: Tte. Crl. Ricardo Castro.

Tropas:

—Regimiento 3 ºde Línea (2 B. I. — 2 Comp. ).—Batería de Artillería de 4 piezas de montaña a las órdenes del

Capitán Carvallo.—1 Batería de Artillería de 4 piezas de campaña al mando del Ca-

pitán don Santiago Frías. En esta última batería se encontraba el Co-mandante General de la Artillería, Tte. Crl. José Velásquez.

—Para dar protección en forma especial a la Aguada de Dolores,se ubicaron en este punto al mando del Sargento Mayor de G. N. JuanFco. Larraín G.:

. 2 Compañías del Regimiento 39 de Línea.

. 1 Escuadra de Cazadores.

. 1 Pelotón de 50 hombres de distintos cuerpos.

. 1 Piquete del cuerpo de Pontoneros.La caballería, compuesta de 1 Regimiento de Caballería "Cazadores

a Caballo" (1 Escuadrón) y 1 Escuadrón de "Granaderos a Caballo" almando del Tte. Crl. don Pedro Soto Aguilar, se ubicaron dentro de LoEncañada. La ambulancia se situaba a la entrada Este de Lo Encañada.

El Cdte. en Jefe de las Fuerzas de Dolores, Crl. don Emilio Soto-mayor y su E. M. instalaron su Puesto de Combate próximo a la cotamayor del C9 San Francisco Sur.


B. —Dispositivo de las tropas aliadas. (Gráfico Nº 10).

Desde Negreiros el Ejército de Tarapacá se desvió hacia el oeste yse alejó de la línea férrea. Sin embargo, después de una dura marcha alas 05. 00 horas del 19 de noviembre llegaba a la zona de alrededores deSanta Catalina, donde tomó posesión de las oficinas salitreras que allífuncionaban tales como Chiquinquiray, Huáscar, Santa Catalina, Bear-nes, Sales Si Puedes y Porvenir, a cuyo frente se levantaba el extremosur del Cº San Francisco (Foto Nº 12).

La zona se ocupó pacíficamente, y ante la posibilidad de un inme-diato combate, las fuerzas aliadas, desde la marcha, adoptaron un pri-mer dispositivo de combate en tres escalones y apuntado en direccióngeneral S. O. a N. E. tomando como objetivo el C9 San Francisco. Luego,para mayor claridad podemos decir que la formación para el ataque fuela siguiente:

Las Divisiones Villamil y Velarde, que venían en el segundo escalón,se desprendieron y avanzaron hacia el N. O. y constituyeron las fuer-zas de la agrupación izquierda o del oeste y las Divisiones Bustaman-te, Dávila y Villegas que constituían el primer escalón formaron la agru-pación del este. La División Bolognesi que integraba las fuerzas del ter-cer escalón, se adelantó y se introdujo entre las Divisiones Villamil yVelarde.

Reconstituyendo el dispositivo de ataque del Ejército de Tarapacápodemos deducir que este llevaba su centro de gravedad por el este; peroel Comandante de las tropas no mandaba el conjunto sino una parte deltodo, lo que se puede tomar por un error que repercutió en la acción mis-ma, ya que perdió el control de sus fuerzas. La razón que se da paraello, es que no era el 19 de noviembre cuando debía realizarse el ataque,sino al día siguiente. Las agrupaciones quedaron constituidas como sigue:

a) Agrupación del Oeste.

—Mando: Coronel Suárez, Jefe del Estado Mayor.

—Medios: División Villamil.División Bolognesi.División Velarde.

—Objetivo: Se estima que el posible objetivo que se le asignó a estaagrupación pudo ser Cº San Francisco Norte - Oficinade Dolores.

b) Agrupación del Este.

—Mando: General Juan Buendía, Comandante General del Ejércitode Tarapacá.


—Medios: División Bustamante.División Dávila.División Villegas.Una batería de 6 piezas.Dos escuadrones de caballería.

Tanto la artillería como la caballería se ubicaron al Este y Sur de laoficina Porvenir.

—Objetivo: Se estima que el posible objetivo que se le dio a estaagrupación sería la conquista del Cº San Francisco Sury Aguada de Dolores.

c) Agrupación de Reserva.

El resto de las fuerzas constituyeron la agrupación de reserva, almando del Coronel Cáceres que se dirigió al Nor-este para alcanzar San-ta Catalina. Además, se reforzó a la primera línea, con 1 batería de ar-tillería.

Adoptado el dispositivo señalado, el General Buendía ordenó a lastropas un detallado reconocimiento, para el ataque del día siguiente, "con" el objeto de distraerlos de la nefasta noticia del Capitán General, a la" vez que practicar un prolijo reconocimiento sobre el enemigo y en" cuanto fuese posible reconocer sus fuerzas, estudiar sus posiciones, co-" mo los caminos, quebradas, alturas, encañadas y demás accidentes del" terreno" ("Memorias del General Buendía" y otros documentos iné-ditos).

Se reiteró la orden que en ese día no se haría nada y que en esanoche se reunirían los Cdtes. Generales y los Jefes del Campo para cele-brar una "Junta de Guerra" y resolver algunas materias de orden mi-litar sobre procedimientos a seguir para el ataque del día siguiente.

Llama la atención el grado de confiabilidad del General Buendía,que sin mayor seguridad pasa al descanso ante las propias fuerzas ene-migas y opta por una reunión para tomar medidas y adoptar procedi-mientos de combate, y da mayor tiempo para que se organicen las fuer-zas chilenas. Este último punto como se ha dicho es comprensible, si seconsidera que se debió apreciar que los trabajos de la organización dela posición chilena tenía por lo menos, ocho días de preparación.

d) La batalla. (Gráfico Nº 10) (Foto Nº 12).

El dispositivo aliado tomó un ancho frente para atacar la posiciónde San Francisco, y luego se ordenó quedar en descanso y preparar elataque para el día 20 de noviembre.

Como antecedente curioso, en el lado chileno se produce una idén-tica resolución, prepararse para defenderse del ataque de los aliados quese realizaría al día siguiente, por cuanto, el Coronel Emilio Sotomayor


sabía que el General en Jefe, General Escala, venía desde Hospicio conla División Arteaga, la cual debía llegar a Dolores al anochecer del 19de noviembre. Curiosa coincidencia que no se cumplió, por ambos lados,como veremos más adelante. Nada indican los documentos de esos añosde la existencia de un plan de ataque, pero por deducción se estima queel General Buendía debió considerar a la agrupación bajo su mando di-recto para apoderarse del Cº San Francisco y conquistar el Pozo de Do-lores, ya que su ocupación le permitía, por ubicación, cortar la posibleretirada de los chilenos hacia el norte y oeste.

Para cumplir la misión recibida, la agrupación del Coronel Suárez,de más al oeste, atacaría de frente con dos divisiones a las tropas quese defendían en los faldeos Suroeste de Loma San Francisco, o sea, alas tropas de las agrupaciones Amunátegui y Urriola del Ejército chile-no, que miraban hacia el Suroeste y al mismo tiempo con la tercera uni-dad, la División boliviana Villamil buscaría un envolvimiento hacia LoEncañada llevando como objetivo por alcanzar la Oficina de Dolores paraestrechar el cerco, con la agrupación del General Buendía que ya habríaocupado el Pozo de Dolores.

La coincidencia de las órdenes por ambos bandos, de no atacar hastael día 20 de noviembre, mantuvo a los ejércitos inactivos hasta las 15, 00horas.

Poco antes de esa hora, la división peruana "La Exploradora" avan-zó hacia el norte y desplegada alcanzó hasta la parte sureste de la pun-tilla del Cº San Francisco, lugar donde se ubicaba la Oficina Salitreradel mismo nombre y al sur de ella los pozos de agua que se denominaban"El Molino" por la existencia de algunos molinos de viento para extraerel agua.

Estas tropas y otras que, en grupos iban a proveerse de agua a laOficina "Porvenir" estaban dentro del alcance de la artillería del MayorSalvo. La situación favorable para efectuar el fuego, llevaron al Mayora solicitar al Coronel Amunátegui la autorización correspondiente, paradisparar sobre estas fuerzas enemigas. Concedido el permiso, la bateríaSalvo con una de sus piezas Krupp, hizo fuego sobre uno de los objetivosseñalados, el que fue contestado por un intenso fuego de fusilería de laUnidad de Vanguardia, pero sin consecuencias por la distancia. Eranlas 15, 00 horas y en ese instante se iniciaba el combate de "Dolores"

Inútiles fueron los esfuerzos por detener la iniciación de la acción."He aquí como el Coronel Belisario Suárez relata en un documento el co-" mienzo de la lucha: Apenas hube llegado al sitio indicado, cuando fui" sorprendido por la detonación de descargas de fusilería que se hacían" por el lugar donde dejé a vuestra señoría, y por disparos de artillería" que a su vez se hacían del cerro a San Francisco; tan inesperado acon-" tecimiento, me obligó a regresar al lugar donde dejé a vuestra seño-" ría para informarme de lo que sucedía y lo encontré a poca distancia," agitado, haciendo esfuerzos para contener el desorden que se había" producido en el ejército, según supe después, por las descargas de fu-" silería de la columna ligera de Vanguardia, motivados por el disparo


" que de su rifle hizo de una manera inusitada un Sargento de la Com-" pañía del Ejército boliviano que formaba parte de dicha columna; vues-" tra señoría me ordenó entonces que hiciese los esfuerzos posibles pa-" ra contener ese desorden, lo que no me fue posible cumplir, pues el" ejército boliviano, disperso ya de una manera deliberada, en todas di-" recciones, haciendo fuego indistintamente y sin concierto, no permitía" la adopción en esos momentos de medida de ningún género, y en tal" situación, me determiné a subir al cerro de San Francisco, por donde" avanzaban algunas fuerzas para dirigirlas personalmente (carta del" Coronel Suárez al General Buendía, agosto 12 de 1885)".

Desde ese momento se puso en ejecución el ataque aliado. Así, laagrupación Suárez se dirigió al Noroeste y tomó como objetivo las altu-ras del Cº San Francisco Norte, mientras la agrupación Buendía, se di-rigía hacia el Noreste para atacar, por la Pampa del Tamarugal, las al-turas del Cº San Francisco Sur y envolver por el este. Para ello, la Divi-sión "La Exploradora" se enfrentó recto a los cañones de Salvo, desplegóen primera línea a los batallones peruanos "Ayacucho" y "Puno" y a losbolivianos "Illimani" y "Olañeta".

Estas tropas formaron una amplia línea ramificada y con el restoconstituyeron columnas cerradas, las cuales, avanzaron hacia la altura,mientras a la retaguardia progresaba el Batallón "Lima Nº 8" que semantenía como reserva. El ataque lo mandaba el General boliviano Vi-llegas, Comandante en Jefe de la I. División.

El intenso y efectivo fuego que realizaba la batería de Salvo prontose tornó en tiros ineficaces, debido al ángulo muerto en la zona inme-diata al cerro. Fue por allí, por este espacio libre donde se precipitó lainfantería enemiga amenazando destruir los cañones y sirvientes de estaAgrupación.

El peligro que se avecinaba fue captado por el Jefe chileno, quienordenó a sus 9 Oficiales y 54 hombres de tropa que, con sus armas livia-nas defendieran sus piezas del ataque de las fuerzas aliadas, mientras élcomunicaba al "Batallón Atacama" la grave situación que enfrentaba subatería de artillería. El breve tiempo que demoró en reaccionar el Ba-tallón "Atacama", que por las características onduladas del terreno delCº San Francisco, no se había percatado del problema que tenía la ar-tillería, obligó a los valientes artilleros a luchar como infantes, en la de-fensa de sus piezas, por cuanto los aliados en su avance por el ángulomuerto llegaron a menos de 20 metros de ellos. La oportuna reacción delos atácamenos obligó a los aliados a retirarse hasta una zona próximay resguardada, donde les fue posible reorganizarse y reforzarse con 1Compañía del Batallón liviano "Daleme", que llegaba a dicho lugar, yde nuevo volver al ataque de la artillería, esta vez, conducidas por elvaleroso Coronel Lavandez; pero ya había pasado la oportunidad; ahorala artillería no estaba sola, sino apoyada por los del "Atacama" y algu-nos hombres del Batallón "Coquimbo", quienes en conjunto efectuaronun enérgico rechazo a las fuerzas atacantes.

Por segunda vez, se rehicieron los atacantes, cuyas fuerzas se vie-


ron aumentadas por otras unidades que habían progresado hacia el nor-te y, en porfiado ardor, iniciaron un tercer asalto, pero ahora el "Ata-cama" dirigido por el propio Cdte. de la unidad, Tte. Coronel don JuanMartínez, y algunos soldados del "Coquimbo", cargaron a la bayonetaproduciendo una intensa lucha cuerpo a cuerpo entre chilenos y aliados.En un confuso grupo se precipitaron chilenos, peruanos y bolivianos has-ta el plano, desde donde los soldados de la alianza se replegaron haciael Sur. Esta reacción y rechazo trajo como consecuencia, que se crearaun gran pánico en las unidades vecinas que iniciaron su retirada. Enesta lucha cayó heroicamente el Teniente Coronel peruano don LadislaoEspinar, que demostró verdadero valor al conducir a sus soldados hastalas proximidades de los cañones, lugar donde expiró.

Mientras una parte de los aliados desarrollaban el ataque sobre lapuntilla Sur de San Francisco, el General Buendía avanzó hacia el Nor-te, por el Este de la línea férrea, con parte de la División Villegas y conlas Divisiones Bustamante y Dávila (menos 1 Batallón cada una), estastropas atacaron con algunas de sus fuerzas desplegadas y mantuvieron susmasas encolumnadas. A ellas se les había señalado conquistar el Pozode Dolores

El progreso de estas unidades hacia el objetivo fue detenido prime-ro por parte de la batería del Capitán Benjamín Montoya que apuntabahacia el Sur, y luego, por las baterías de Frías y de Carvallo.

La progresión de las tropas de la Agrupación Buendía llegó hastapróximo a los faldeos N. E. del C9 San Francisco Norte, donde recibie-ron el contraataque de 1 Compañía del 3º de Línea y de las fuerzas delComandante Castro, pese a los esfuerzos del Cdte. en Jefe de los Aliadosde buscar una decisión en esa zona favorable a ellos, los chilenos se im-pusieron y rechazaron definitivamente las fuerzas aliadas, obligándolasa replegarse hacia el Sur.

La Agrupación Suárez como se ha dicho, se dirigió hacia el Noroes-te, tenía como objetivo el Cº San Francisco Norte. Al llegar a una distan-cia prudente las tropas se desplegaron para el combate. Las fuerzas ra-mificadas de las Divisiones Velarde y Bolognesi y la División Villamilalcanzaron hasta el pie de los faldeos, entablándose un furioso duelo defusilería, donde los aliados se llevaron la peor parte, especialmente laDivisión Villamil que sufrió un verdadero pánico. En estas circunstan-cias el frente se estabilizó.

Mientras se realizaba el combate las tropas de Cáceres, que estabande reserva a la retaguardia de las fuerzas aliadas, se mantuvieron está-ticas y sin participar en la lucha, pues estaban lejos del alcance de laartillería chilena.

La retirada primero y fuga después de las tropas bolivianas delGeneral Villamil, el rechazo por el contraataque del "Atacama" de lastropas que atacaron la posición de la Artillería Salvo, y el fracaso delos respectivos ataques del General Buendía hacia el Pozo de Dolores,quebrantaron totalmente la moral aliada. A las 17. 00 horas se detuvo laofensiva y las tropas iniciaron su retirada hacia Santa Catalina.


El Comandante de la caballería chilena colocada en Lo Encañadadispuso que el Teniente Coronel graduado del Regimiento "Cazadores",don Feliciano Echeverría, tomara el mando del Escuadrón enviado haciala Aguada de Dolores y con dicha fuerza se repeliera a la caballería ene-miga que buscara apoderarse de la Aguada, pero no fue posible actuarsobre la caballería aliada, pues desde el Norte de Santa Catalina avanzópor la pampa hacia el Noreste sin combatir y luego, cuando vio el fra-caso de las tropas de la Agrupación del General Buendía, no esperó ma-yores resultados, tomó primero el trote y luego galope para desaparecertras una gran nube de polvo hacia el norte. El resto de la caballería chi-lena no participó en la acción, y cuando se le ordenó al Comandante SotoAguilar marchar con el resto de la caballería a proteger a la infan-tería que perseguía hacia Santa Catalina, lo cumplió hasta que se hizo lanoche y con la obscuridad las tropas se replegaron a San Francisco.

Las tropas de Cáceres que habían estado fuera del combate y las deSuárez que combatieron a distancia, se retiraron ordenadamente, y fue-ron ellas las que sirvieron de base para reunir a los cientos de fugitivosde las Agrupación Buendía y de la División Villamil. Gracias a la ener-gía desplegada por Suárez y Cáceres, se logró reunir unos 4 a 5. 000 hom-bres y 12 piezas de artillería al sur de la Oficina Porvenir donde se apro-visionaron de agua, quedaron fuera de los fuegos de la artillería y espe-raron la llegada de la noche.

Mientras tanto, el Alto Mando aliado basado en la situación del mo-mento, ordenó la retirada del campo de batalla.

En el lado chileno, en un tren desde Jazpampa, llegaba a las 17. 00horas a la Estación de Dolores, el Cdte. en Jefe del Ejército chileno, Ge-neral Escala, junto con algunos Oficiales del Cuartel General; había to-mado esa resolución cuando recibió el telegrama del Coronel Sotomayorcon las noticias del combate. Dejó la División al mando del Coronel LuisArteaga para que continuara su marcha y llegara a las 19. 00 horas parahacer su entrada a la zona.

Tan pronto como tuvo conocimiento el Coronel Sotomayor de la lle-gada del General Escala, procedió de inmediato a hacerle entrega delmando de las fuerzas de Dolores.

Mientras esto sucedía y las fuerzas que llegaban se dirigían a losdiferentes lugares que se les asignaba, las tropas chilenas que habíanparticipado en el combate conservaban las posiciones que habían ocupa-do en la mañana.

Hasta ese momento, el mando chileno estaba convencido de que lalucha de aquella tarde memorable sólo era un reconocimiento en fuerzade los aliados con el fin de constatar número, fuerzas, armas, ubicacióny obras de arte realizadas, e iniciar al día siguiente, el ataque a Dolores.Debemos recordar que los días inactivos de las fuerzas chilenas en lazona, permitían una estimación lógica de que ese tiempo las unidades lohabrían ocupado en organizarse defensivamente, materia que es posiblese analizara en el Cuartel General cuando Buendía apreciara la situaciónpara disponer la acción de la tarde y el ataque del día siguiente.


Influenciado por esta posibilidad, Sotomayor estimó que la verda-dera batalla sería al día siguiente, para lo cual mantuvo a sus fuerzasde infantería en el Alto del Cº San Francisco y como empezaba a obs-curecer y bajara la temperatura, se dispuso a las tropas chilenas sus-pender la persecución de las fuerzas adversarias, que ahora se retirabanhacia Santa Catalina, después del fracaso de sus asaltos al Cº San Fran-cisco.

Posteriormente se mandó hacia la Oficina Porvenir a una Divisióncompuesta por: 1º, 3º y 4º de Línea, Navales, Valparaíso y Bulnes. Estasfuerzas avanzaron hacia el Sur y al llegar a la Oficina Porvenir seprodujo un encuentro con los aliados iniciándose un intenso pero cortocombate de fuego de fusilería. Este suceso vino a reforzar la idea deque la batalla sería al día siguiente y que el combate del 19 era sólo unreconocimiento. Basado en esta razón, el General Escala ordenó suspen-der la persecución y ordenó el repliegue de las fuerzas llegadas a Por-venir.

La noche del 19 al 20 de noviembre fue una constante reorganiza-ción de la posición y un permanente alistamiento. Las tropas que reciénllegaban se distribuyeron en la planicie y en el alto del Cº San Francis-co. Se formaron pequeños grupos alrededor de fogatas, otros se reuníanapretujadamente para darse calor y pasar el intenso frío de la noche pam-pina, pero todos aquellos inconvenientes no afectaban a la moral de es-tos soldados, la que se mantenía alta y todos sin excepción deseaban al-canzar la victoria en el combate que se esperaba.

III. —Resultado del Combate de Dolores.

A. —Para los aliados.

El combate afectó profundamente a las fuerzas aliadas y una para-logización se apoderó de muchos soldados, que vagaban en el campo debatalla totalmente desorientados. Los batallones bolivianos desintegrados,huían hacía el Este, las tropas de caballería presa del pánico, se retira-ron "en masa del campo de batalla, sin tomar parte en la acción, sin" que hasta ahora se conozca el lugar a donde se ha dirigido, ni los mo-" tivos de esa fuga que mutiló un ejército y favoreció la dispersión del" otro, dando un funesto ejemplo a todos y manchando el lustre de nues-" tras armas,... (Belisario Suárez, Coronel J. E. M., parte Oficial pe-ruano, Estado Mayor del Ejército del Sur, Tarapacá, noviembre 23 de1879).

Prácticamente la Agrupación Buendía se deshizo y sólo permanecíacohesionada la Agrupación del Coronel Suárez, con más o menos 3. 500hombres, la que debió salir del campo de combate para ir a un lugar don-de reorganizarse y servir al mismo tiempo de base para la reunión delas fuerzas dispersas.


El Coronel Suárez en el parte oficial del 23 de noviembre expresa:" Se acordó pues dirigir la marcha a Tiliviche, para satisfacer allí las" necesidades de la tropa que todo aseguraba; pero el Guía General del" Ejército, José Gavero, perdió su bestia, muerta en el combate, y aque-" llos a quienes tuvimos que confiarnos y la densa neblina, nos extra-" viaron haciéndonos girar en un círculo vicioso que nos condujo seis" veces frente del campamento enemigo, sin ninguna hostilidad de par-" te de él; teniendo por último que llegar a esta capital después de dos" penosísimas marchas".

Justamente, fue en la primera jornada de esta marcha cuando elCdte. de la artillería aliada, actuó precipitadamente al destruir íntegra-mente las piezas de artillería, error sin nombre y que más adelantesería un fuerte golpe para las tropas que combatieron en las Alturas deTarapacá.

Tal cual lo expresa el Coronel Suárez, su unidad extravió la ruta y,en lugar de llegar a Tiliviche, como era su primera intención, alcan-zó al pueblo de Tarapacá, que en esa fecha, era capital del Departa-mento.

La jornada desde Porvenir hasta el pueblo de Tarapacá fue unaodisea, ya que marchar por esas tierras arenosas, calentadas por el cá-lido sol de noviembre y sin gota de agua con que abastecerse en el ca-mino era un sufrimiento. Es así, como esos hombres debieron padecerlo indecible hasta llegar al caserío de Curaña en Quebrada de Aroma,donde hay un agua de mala calidad y luego continuar el día 21 de no-viembre hacia el Sureste para llegar el 22 a Tarapacá, donde ya se en-contraba el General Buendía y numerosos Jefes y Oficiales que habíanabandonado el lugar del combate, para llegar a este pueblo donde se de-bían reorganizar.

El General Buendía desde Santa Catalina había telegrafiado al Ge-neral Ríos, que se encontraba en Iquique, para que con las tropas bajosu mando marchara a Tarapacá donde sería esperado por el resto delEjército. Lo que se cumplió con toda exactitud y estas fuerzas despuésde marchar desde Iquique se reunieron con él, esto en la tarde del 26 denoviembre.

Desde la llegada a Tarapacá el General Buendía y el Coronel Suárezse dedicaron a reorganizar las tropas para retirarse cuanto antes en di-rección hacia Arica-Tacna y dejar el Departamento de Tarapacá entre-gado a su suerte.

B. —Para las trapas chilenas.

El amanecer del día 20 de noviembre, fue mudo testigo de la faltade previsión del Alto Mando chileno al no mantener un contacto perma-nente con el enemigo durante la noche del 19/20. El hecho de perder estecontacto de las tropas de Escala con los aliados, les permitió a estos úl-timos desprenderse durante la noche, y lo más grave, se dio la oportu-


nidad para reorganizarse con las dolorosas consecuencias que sufrieranmás adelante las fuerzas del Ejército de Chile.

Al amanecer del día 19 de noviembre, el dispositivo de defensa chi-leno se mantenía tal cual lo estaba el día anterior, con las tropas listaspara rechazar un esperado ataque del enemigo, pero como la hora avan-zaba y el adversario no se presentaba se resolvió ir en búsqueda de lasfuerzas de Buendía en las mismas casas de Porvenir. Mas, grande fue lasorpresa para los chilenos cuando las patrullas enviadas hacia esta Ofi-cina, informaron a los mandos no haber encontrado enemigo y que lascasas de la salitrera estaban convertidas en un hospital de sangre, dondepermanecían varios heridos, entre ellos el General boliviano Carlos Vi-llegas. Por estos soldados se supo que las fuerzas combatientes peruanasy bolivianas se habían retirado hacia el Sureste marchando por el cami-no de Curaña - Tarapacá.

Al correr las horas de la mañana y al levantarse la camanchaca yclarificarse la atmósfera, permitió a los soldados ubicados en los faldeosdel C San Francisco Sur, divisar a lo lejos las nubes de polvo que le-vantaban las columnas enemigas en su marcha de retirada hacia Tara-pacá; no eran más de 20 kilómetros los que separaban a ambas fuerzas,pero el mando chileno se mantuvo sin adoptar ninguna resolución, tantopara perseguir, como para mantener el contacto, error que, como ya seha dicho, iba a costarle muy caro días más tarde. La persecución eraposible si se empleaba la caballería, por estar bien entrenada y las tro-pas de refuerzos que no habían combatido estaban intactas. Estas situa-ciones se sucedieron tan rápido que este mando, con poco entrenamien-to de combate se paralogizó y no reaccionó. No es que se desee justifi-car este grave error, sino aprovechar las experiencias y deducir la ne-cesidad que tienen los mandos de efectuar un permanente entrenamien-to y ser sometidos a duras exigencias en todos los escalones.

En el lado chileno, nadie captó la enorme importancia que tenía estecombate y cuál era el significado de los resultados para las fuerzas par-ticipantes. El General Escala y el Coronel Sotomayor creyeron desde unprincipio que la acción del 18 sólo era un reconocimiento para efectuarposteriormente la verdadera batalla. Así como lo creyeron, así lo infor-maron por telégrafo al Ministro Sotomayor, que se encontraba en elpuerto de Pisagua y además solicitaron se enviara durante la noche del19 al 20, municiones para artillería e infantería, y víveres, por cuantose temía que fueran a faltar estos elementos con la llegada de la Divi-sión Arteaga.

Esa noche del 19/20 el Coronel Sotomayor dispuso que un tren, quese encontraba en Jazpampa, fuera a Hospicio a buscar los pertrechos so-licitados.

La grave situación planteada por Escala y Sotomayor al Ministrode Guerra no tenía otra solución que apurar el envío de los elementossolicitados y así fue como el Ministro Sotomayor en persona, trabajótoda la noche en preparar la columna de acarreo, que llevaría estos abas-tos desde Pisagua a Dolores.


Gracias a que en Pisagua se encontraba una columna de acarreo de500 mulas, que estaban destinadas a trasladar las vituallas para organi-zar un depósito de víveres en Negreiros y hacer más adelante su trans-porte desde este punto a Pozo Almonte, y 120 cazadores de a caballo, fueposible organizar el traslado de los bastimentos a lomo de animalesprotegidas por los cazadores. El tren, despachado por el Coronel E. So-tomayor, regresó a Dolores cerca de las 03. 00 horas del día 20 de no-viembre.

Sólo el General Baquedano, distante a más de 50 kilómetros de lossucesos de Dolores, fue el único que opinó con gran acierto ante el Mi-nistro de Defensa al expresar: "El enemigo se retirará esta noche" y co-mo viejo soldado aconsejó se ordenara al General Escala que persiguie-ra a estas fuerzas derrotadas.

La equivocada apreciación del General Escala, al estimar una granbatalla para el día 20 de noviembre, inhibió toda reacción de parte delas fuerzas chilenas, las que no persiguieron a los aliados. Dura es lacrítica que hace la historia a este hecho, que no lo justifica, pues con ellono se cumplió uno de los principios más elementales de táctica y que tuvoposteriormente dolorosas consecuencias en la Batalla de Tarapacá. Nopodemos culpar al Ministro Sotomayor de un hecho semejante, la faltaes de quienes no tuvieron ni el "ojo militar" para apreciar el resultadode esta lucha en los cerros de San Francisco, ni la capacidad para reac-cionar con todo empuje y violencia sobre un adversario desmoralizado,que se retiraba en desorden y que cualquier golpe en esos momentos letraería consecuencias fatales, en cambio, el dejarlo libre, le dio tiempoy le permitió reorganizarse.

El día 20 de noviembre, el Ministro Sotomayor recomendó al Ge-neral Escala que persiguiera al enemigo, ya fuera con el total o conparte de las fuerzas; pero el Comandante en Jefe dio como respuestaal Ministro, que iba a disponer que una división de 3. 000 hombres setrasladara a Iquique y posteriormente se llevaría el resto de las fuerzas,cuando se confirmara la información que se tenía por algunos prisione-ros heridos, de que Daza había regresado al norte.

El Ministro consideró un riesgo inútil enviar una unidad de estadotación al Sur sin haber preparado previamente el apoyo logístico y poreso, le ordenó al General detener el envío de estas tropas al Sur y esti-mó conveniente la necesidad de efectuar una entrevista con el Coman-dante en Jefe.

En esta reunión se llegó a establecer lo siguiente: 1°—Organizar lascolumnas con la impedimenta; 2º—El General Escala se trasladaría alSur y luego alcanzaría Iquique; 3º—El Ministro llevaría 1. 000 hombrespor mar y se pediría la rendición de la plaza sólo cuando el General Es-cala estuviera presente, para él recibir la ciudad.

El proyecto de la operación sobre Iquique estaba frenado por el Mi-nistro, pero cuando días más tarde, él no se encuentre presente, y noexista su valiosa influencia, se iniciará la operación sobre Tarapacá contan lamentables consecuencias. En el desierto es previo, para efectuar


una marcha, que la unidad prepare con antelación los elementos de apo-yo, pues en caso contrario, lleva desde el inicio el germen del fracaso.

C. —Rendición de Iquique. (Anexo Nº 14).

Conforme a la resolución adoptada, después de la Conferencia deDolores, por el Ministro Sotomayor y el General Escala, en lo referidoa la rendición de Iquique, se designó a quienes serían los encargados decumplirla. Así, la responsabilidad del apoyo logístico que se daría a lastropas que se trasladarían a Iquique al mando del General, se lo asignóel Ministro Sotomayor, el cual, para no perder tiempo en este alistamien-to, regresó a Pisagua para iniciar los preparativos de inmediato. Al lle-gar al puerto de Pisagua, encontró a la "Covadonga" efectuando faenaspropias de su reciente llegada a la bahía, pues había sido enviada desdeIquique por el Capitán Latorre para comunicarle que este puerto se habíarendido a las fuerzas chilenas.

Lo sucedido con la entrega del puerto de Iquique era una conse-cuencia del combate de Dolores. La explicación es breve, y se inicia cuan-do el General Buendía, al retirarse a Tarapacá, desde Santa Catalina, ledespachó un telegrama al Coronel Miguel Ríos, Cdte. de la V. Divisiónde Guarnición en Iquique, en este documento le ordenaba ir con su uni-dad a reunirse con el Ejército del Sur en Tarapacá. Antes de abandonarla ciudad el Coronel Ríos tomó una serie de providencias destinadas ano entregar nada a los chilenos, así, todos los petrechos que no se podíallevar con la unidad fueron lanzados al mar; a la artillería, que se ubi-caba en dos puntos del puerto, se le clavó sus cañones y la población,que no podía escapar a la noticia, tomó dos caminos, o se embarcaron enlos mercantes extranjeros, o se alistó para seguir a la división al inte-rior.

Antes de partir el Coronel Ríos, habló con el Cuerpo Consular y leexpresó que cumplía órdenes superiores para abandonar la ciudad, de-jaba en ella a los prisioneros de la "Esmeralda", sin los Oficiales, quehabían sido trasladados a Tacna y el Hospital con los heridos y enfer-mos.

La ciudad, sin las fuerzas de policía (que abandonaron muy tem-prano la ciudad) y sin fuerzas militares para su resguardo, podía serfácil presa del bandidaje, por lo cual, el Cuerpo Consular solicitó elapoyo como policía a los bomberos de la localidad, formado por extran-jeros, y que era el único grupo disciplinado que en esos momentos po-día mantener el orden.

Los cónsules se trasladaron al "Cochrane" para comunicar a Lato-rre, Jefe del bloqueo, lo que ocurría en tierra; ya la división de Ríos ha-bía salido de la ciudad. Esa noche del 22/23, la ciudad fue patrullada porbomberos y sólo en la mañana del 23 de noviembre desembarcaron 115marineros con sus Oficiales, el Jefe del bloqueo nombró Jefe de la Plazaal Capitán Gaona, 2º Cdte. del "Cochrane" y envió a la Covadonga a Pi-


sagua en la tarde del 22, la que amaneció en la rada de Pisagua justoen el momento cuando el Ministro Sotomayor llegaba desde Dolores.

El Ministro Sotomayor embarcó en la Covadonga y se trasladó esemismo día 23 a Iquique y llevó con él a un batallón del Regimiento "Es-meralda". En esa tarde, el Ministro tomó posesión de la ciudad, lanzóuna proclama a la población ofreciendo garantías y amplias libertades,tomó algunas medidas para evitar cualquier desmán y nombró Coman-dante de Armas de la ciudad al Capitán de Navio Patricio Lynch, me-dida que posteriormente fue aprobada por el Supremo Gobierno, dándoleel nombramiento oficial de "Jefe Político y Militar de Iquique" el 12de diciembre de 1879.

El Comandante Lynch inicia su brillante carrera como gobierno in-terior, con una serie de medidas administrativas para la ciudad, enun-ciadas a continuación:

1. —Reemplazó a la Junta Municipal con una Junta de Personalida-des locales.

2. —Dictó normas de orden y limpieza.3. —Ordenó retirar todo material que hubiera quedado en los cuar-

teles o en casas particulares dejado por el Ejército de Buendía.4. —Reacondicionó y dejó listos para la acción los fuertes de El Mo-

rro y El Colorado, que tenían cañones de 300 y 150 libras.5. —Estimuló la producción y exportación de salitre.6. —Y tomó otras medidas que en esa ocasión fueron oportunas y no

ofendieron el sentimiento peruano.

El Capitán Lynch fue por sus conceptos administrativos y militaresuno de los mejores Jefes Administrativos de gobierno de ocupación.

En esa oportunidad fueron liberados los tripulantes de la "Esmeral-da", en medio de grandes demostraciones de respeto y de admiración.

Se ubicaron además las tumbas de Prat, Serrano y Aldea y en cere-monia militar se le depositaron ofrendas florales.

También se organizó el Gobierno Militar, designándose a don Mi-guel Carreño como encargado de restaurar las oficinas de Hacienda ya don David Mac Iver, en el puesto destinado a la recaudación de rentas.Se mantuvo en su puesto al Administrador del FF. CC. Iquique-PozoAlmonte, el ciudadano inglés don Federico I. Rowland, y al inspector delas salitreras fiscales de la misma nacionalidad, don Roberto Harvey.

Con la ocupación de Iquique surgieron problemas financieros degran importancia, cuya solución fue necesario buscarla en el más breveplazo para no producir mayores alteraciones.


CAPITULO IV

BATALLA DE TARAPACÁ

I. —Chile ocupa el litoral del Departamento de Tarapacá.

Después de la batalla de Cº San Francisco o Dolores, se produje-ron numerosos movimientos de tropas aliadas hacia el Norte e interiordel Departamento, lo que permitió a los chilenos ocupar la zona de lacosta.

Lo primero después de la acción y toma de Pisagua fue la entregadel puerto de Iquique a las autoridades chilenas; luego, la retirada detodas las tropas de Buendía que habían participado en Pisagua y en laBatalla de Dolores, hacia la Quebrada y pueblo de Tarapacá; y más ade-lante la llegada a esta última zona de concentración de los medios delEjército del Sur, que en misión de vigilancia ocupaban diferentes luga-res de la costa, al sur de la línea Iquique-Pozo Almonte. Este replieguede las fuerzas hacia el Este prácticamente entregó toda la zona de lacosta o del litoral del Departamento peruano de Tarapacá a poder de lasfuerzas chilenas, que desde ahora ejercerían un efectivo control en elrectángulo Pisagua-Dolores, Iquique-Pozo Almonte. Al quedar la cos-ta en poder de las fuerzas terrestres y la armada chilena ejercer el do-minio del mar, se podría ahora sostener sin problemas una corriente con-tinua de abastecimientos por cualquier puerto o lugar del litoral y paraapoyar logísticamente a las tropas chilenas que se ubicaran en algúnpunto costero o en el interior.

En cambio, para las fuerzas peruanas que se localizaran en los pri-meros contrafuertes cordilleranos esto les significaba su ahogo total, yaque mientras estaba la costa en su poder los abastecimientos para estastropas se traían desde el norte (centro del país) y por la vía marítima,lo que ahora debía efectuarse por tierra. Ello significaba un esfuerzoen extremo difícil por no decir casi imposible. Por ello, si el mando alia-do deseaba mantener esta situación con estas fuerzas, era condenarlasprácticamente a la derrota aun sin combatir, más aún, cuando no exis-tía posibilidad de una contraofensiva sobre los chilenos si previamenteno llegaba el refuerzo desde el Este, lo que por ahora era menos queirrealizable.

Súmese a lo anterior la defraudada operación desde Tacna con elnegativo antecedente del comportamiento del Capitán General Daza enCamarones y luego su pusilánime retirada hacia Arica, sin haber que-mado un cartucho en pro de la alianza, por la que el Perú para cumplirsus compromisos había entrado a una guerra con Chile. Es posible quecomentarios cada vez más ácidos de los Oficiales peruanos en contra de


sus costosos aliados hayan tenido las más negativas influencias en lamoral del mando y luego en las ya desmoralizadas tropas.

El hecho de mantenerse un núcleo fuerte de fuerzas en alguna zonadel interior del Departamento de Tarapacá significaba también espe-rar su aniquilamiento total sin obtener ventaja alguna, lo que ademásdaba lugar para que en las tropas bolivianas el número de desertores fue-ra en aumento, ya que huían hacia el interior con el fin de alcanzar lameseta e integrarse al terruño. En consecuencia, la resolución más acer-tada que podía tomar el mando en esos instantes era retirar las fuerzasde Tarapacá desplazándolas hacia el norte, para alcanzar Arica o Tacnacon el fin de reunirías allí con el resto del Ejército aliado acantonadoen esa zona, y una vez reorganizados volver a la lucha con otras unida-des para obtener un triunfo que les permitiera vengar los golpes reci-bidos por las fuerzas de Chile en este primer período.

A los chilenos la ocupación total del Departamento de Tarapacá lespermitía montar una nueva "Base de Operaciones" donde apoyarse paracualquier acción que se emprendiera hacia el Norte, ya que desde Iqui-que o Pisagua era posible aproximar los medios operativos y darles elapoyo logístico para realizar una nueva campaña, pero no sólo eran es-tas repercusiones de carácter estratégico las que se hacían presente, sinotambién había repercusiones en el campo económico, que entrarían a in-fluenciar la conducción de la guerra, cuyos gastos ya no iban a afectardirectamente en el erario nacional chileno, sino que ella se continuaríacon los dineros entrados por la venta del salitre y del guano explotadosen el territorio conquistado.

II. —Tropas chilenas marchan sobre Iquique.

Después de la Batalla de Dolores, el mando chileno captó de la si-tuación bélica la necesidad de ocupar el único lugar en el litoral queaún estaba en poder de los aliados y cuya caída traería como consecuen-cia la entrega total del Departamento de Tarapacá a Chile. Bajo esta idea,el General Escala resolvió marchar sobre el puerto de Iquique conuna División de 3. 000 hombres y ocupar la ciudad, lo cual, como se hadicho, no fue aceptado por el Ministro Sotomayor, que consideraba a es-tas fuerzas faltas del apoyo logístico necesario para efectuar la opera-ción, y la carencia de los medios materiales para una marcha a travésdel desierto significaba ir a un fracaso. Así lo entendió el General Es-cala al esperar y no llevar adelante la primitiva idea de ocupar Iquiquehasta recibir la impedimenta que el Ministro enviaría desde Pisagua.

Recordemos también que, con la idea de preparar la acción sobreel puerto de Iquique, el Ministro regresó al puerto de Pisagua, dondese encontró con la noticia de la entrega del puerto, lo cual cambió to-talmente los primitivos planes de emplear el Ejército hacia el Sur. Enesos días, en las filas del Ejército, se sufría un agudo problema de roces


entre los oficiales del Alto Mando, hechos que en esa fecha se pusieronintolerables, al extremo que hubo situaciones que adquirieron suma gra-vedad por el carácter violento a que llegaron, como lo fue el caso entreel Coronel don Emilio Sotomayor y el Tte. Coronel Francisco Vergara,cuyo final fue el envío de la renuncia del primero al Ministro de Guerraen Campaña, la que sólo se cursó el 29 de noviembre de 1879, despuésde estar detenida más de siete días.

El hecho de tener que dar trámite a la renuncia de su propio her-mano, el Coronel Sotomayor, fue un doloroso golpe para don Rafael,por los lazos fraternos y por conocer lo que a su vez le significaba a donEmilio desde el momento, al tener que dejar las filas del Ejército Ex-pedicionario.

Como una deferencia al Ministro, los Jefes Superiores estimaronque el Coronel Emilio Sotomayor debía retirarse del Ejército del Norteen forma honrosa; para ello se le asignó como última misión en la zonala de efectuar un reconocimiento con la caballería hacia las localidadesde Pozo Almonte y La Noria, zona donde se estimaba que se habían re-tirado los fugitivos después del fracaso del combate de Dolores.

El 23 de noviembre, el Coronel Sotomayor, al mando del Regimien-to "Cazadores", salió desde Santa Catalina hacia el Sur por el caminoprincipal que lo llevaría a Pozo Almonte. En la noche del 23-24 de no-viembre alojó en Peña Grande, donde encontró numerosos víveres quehabían dejado las tropas de Buendía. Mientras se adentraba en esa Ofi-cina, sorprendió a un grupo de arrieros de las fuerzas aliadas que, des-de Tarapacá, viajaban hacia Iquique en busca del archivo del E. M.del General Buendía que quedó en Iquique al partir Ríos precipitadamen-te. Por los detenidos, Sotomayor supo que las tropas aliadas, de di-ferentes direcciones, convergían hacia Tarapacá, donde se encontrabanen una cantidad que subía de los 4. 000 hombres. Esta importante noticiala comunicó por telégrafo al Ministro Sotomayor, en Iquique, y envióun estafeta con el parte de información hacia Dolores, con el fin de dara conocer este antecedente al General Escala; es lamentable, pero elmensajero no llegó a su destino por razones que se desconocen, o fuedado de baja por las tropas aliadas o bien se extravió en el desierto.

El día 24 de noviembre, el Coronel Sotomayor adelantó hacia PozoAlmonte un escuadrón de caballería al mando del Capitán don SofanorParra, quien, al llegar con sus tropas a esta localidad y constatar queno había enemigo, la ocupó sin resistencia alguna. Desde allí envió alMinistro Sotomayor, que se encontraba en Iquique, un telegrama dondele comunicaba dos materias importantes: la ocupación de la localidady el haber encontrado abundancia de víveres.


III. —Se resuelve aniquilar a las Fuerzas Aliadas.

A. —Se explora hacia la Quebrada de Tarapacá.

Mientras se desarrollaban estos acontecimientos en la zona de PozoAlmonte-La Noria-Iquique, el Tte. Coronel José Francisco Vergara sepresentaba al General Escala a solicitarle autorización para explorar,con un escuadrón del Regimiento "Granaderos a Caballo", hacia la Que-brada de Tarapacá y la precordillera, con el fin de constatar en esa zona,presencia, fuerza y actividades que desarrollaba el enemigo. Conocedorel General Escala del gran valor y las relevantes condiciones del Co-mandante Vergara, cuyas inquietudes habían sido siempre coronadascon el buen éxito, desde el desembarco en Pisagua, aprobó su solicitudque, en parte, venía a satisfacer una de sus preocupaciones y le permitíaaclarar la incógnita sobre informe que se tenía del Coronel Suárez, dequien se decía haber salvado cerca de 1. 000 hombres. Este antecedentehabía sido proporcionado por el General Villegas cuando se encontrabaherido en la ambulancia de Porvenir. Hasta esos momentos era la únicainformación captada sobre el enemigo, ya que, como sabemos, la noticiade la concentración en Tarapacá enviada por el Coronel Sotomayor alCuartel General jamás llegó a su destino.

El General Escala, con el fin de dar mayor potencia a las fuerzasque acompañarían a Vergara en la misión de exploración, reforzó elescuadrón de "Granaderos a Caballo", al mando del Capitán Rodolfo Vi-llagrán, con 250 zapadores y dos piezas de artillería Krupp. Con ello secometía un desacierto orgánico digno de un profano, pues restaba lamovilidad a la caballería y le frenaba cualquiera actuación donde se re-quiriera rapidez; mayor valor le hubiera significado a ella el mante-nerla sin refuerzo. El 24 de noviembre estas fuerzas salían desde SantaCatalina en dirección al Sur para alcanzar los alrededores de Negreirosy pasar al reposo.

Al día siguiente un prisionero peruano, capturado por los chilenos,informó que el número de tropas aliadas que se reunían en la Quebradade Tarapacá subían los 1. 500 hombres, noticia que hizo desistir al Co-mandante Vergara de atacar con las fuerzas que llevaba por conside-rarlas muy inferiores, y optó por pedir un refuerzo de 500 hombres alGeneral Escala. Este, al conocer los antecedentes de la solicitud de re-fuerzo, en lugar de enviar los 500 hombres pedidos por Vergara, ordenóel traslado de una división completa de 1. 900 hombres, a cargo del Co-ronel don Luis Arteaga, que en esos días se desempeñaba como Jefe delEstado Mayor del Ejército del Norte. Le correspondía la designación aesta División por no haber participado en el Combate de Dolores y porser el deseo de todos sus componentes de participar en una acción béli-ca. Esta medida hubiera sido muy acertada si no se hubieran cometidolos errores que se detallan más adelante.


Al conocerse la resolución del General Escala todos se apresuraronen cumplir la orden preparatoria para la marcha, y las unidades, en pocotiempo, estuvieron listas para partir; sin embargo, en la premura dehacer las cosas rápidas y con un nerviosismo propio de reclutas, olvi-daron el alistamiento primordial en la "Guerra del desierto": el escalónlogístico, con apoyo inmediato, de víveres, agua y municiones. El errorde no efectuar la suficiente preparación del abastecimiento de la Di-visión que iba a atravesar la pampa para cumplir con la misión recibida,sería la causa principal del desastre que sufrirían las tropas que no seaprovisionaron en cantidad suficiente de ninguno de los elementos vi-tales. El mando, en su precipitación, se conformó con entregar a sushombres 150 cartuchos y una cantidad reducida de víveres y forraje,pese a que, en esos momentos, se disponía en el Cuartel General de lasuficiente cantidad de vehículos y animales de carga, que habrían per-mitido un mejor alistamiento para la marcha hacia el pueblo de Tara-pacá y la llegada a él con tropas en buenas condiciones para combatir.

B. —División Arteaga es enviada a Tarapacá.

El día 25 de noviembre, la División Arteaga salía desde Santa Ca-talina hacia Negreiros, en dos grupos: uno con parte de los medios fuetraslado en ferrocarril y el resto de la División marchó a pie en unacolumna por el camino.

Conforme a lo previsto por el mando, las tropas del Coronel Arteagase reunirían con las fuerzas de Vergara en Dibujo, lugar donde estastropas las debían estar esperando; pero al llegar la unidad de Arteagaa esta Oficina Salitrera no las encontraron. Nuevamente en esta uni-dad la impaciencia había vencido a la cautela y la previsión, tan ca-racterísticas de Vergara, el cual, sin esperar más, había partido con sus400 hombres hacia Tarapacá, guiados por un minero chileno que cum-plía la función de baqueano.

La falta de previsión del Comandante Vergara, que se adentrabaa una zona inhóspita sin esperar la llegada de otras dotaciones de mu-nición, víveres, forrajes y agua, es incomprensible. Para el reconoci-miento sólo se consideró lo que transportaba el hombre y el animal, yque en realidad es prácticamente para un día de acción bélica. Su pro-gresión hacia el Este cortó el cordón umbilical y este descuido lo pagócon un alto costo, por las graves consecuencias que tuvo en las activida-des bélicas desarrolladas horas más tarde.

Grande fue la sorpresa del Coronel Arteaga cuando al llegar a Di-bujo no encontró a las fuerzas de Vergara, como estaba previsto en lasórdenes que había recibido; ello se tradujo en una gran contrariedad ymolestia, que luego se transformó en una lacónica y tajante orden, dondele indicaba taxativamente dos caminos a seguir: o regresaba a Dibujodonde él lo esperaría, o se detenía donde se encontrara para esperar su


llegada y luego continuar reunidos la marcha hacia Tarapacá. De estesuceso elevó un parte al General en Jefe, donde le dio cuenta de la si-tuación creada por Vergara.

Vergara recibió la orden enviada por el Coronel Arteaga y optó poresperar la llegada de la División en un lugar llamado Iluga, o Isluga, oCaserones, pues su personal estaba agotado y consumía los últimos re-cursos de agua y alimentos de que disponía; imaginó, desde luego, porla comunicación recibida, que con la llegada de la División Arteagavendría también la columna de refuerzo, con las dotaciones suficientespara atender las necesidades del total de las fuerzas y con ello se dabapor solucionado el problema. Caserones o Iluga era un antiguo caseríoindio ubicado al S. O. de Huarasiña, que en esos años estaba abandonadopor falta de recursos; allí permanecieron las fuerzas de Vergara du-rante el día 26 aguardando el arribo de la División Arteaga. Mientrastanto, el Tte. Coronel Vergara desarrollaba una intensa actividad dereconocimiento que lo llevó hasta las proximidades del campamentoenemigo.

Durante esta actividad pudo observar la llegada a Tarapacá de laDivisión Ríos, que venía desde Iquique; con esta unidad estimó que lasfuerzas aliadas alcanzaban unos 2. 500 hombres, cansados y desmorali-zados, y que en número eran iguales a la División chilena.

Mientras allá en Dibujo el Coronel Arteaga recibía la respuesta yconocía la forma cómo cumpliría la orden el Tte. Coronel Vergara y pe-se a que hasta ese momento no se habían recibido los víveres prometidospor Escala y sus soldados llevaban sólo la ración para un día, lo vencióla inquietud y optó por salir desde Dibujo en dirección a Tarapacá. Co-mo la columna de abastecimiento debía llegar a esta localidad parareabastecerlos, dejó allí en Dibujo a un Oficial y a dos soldados, paraque esperaran la columna y la condujeran hacia donde se encontraríapara proceder a la entrega de las bastimentas.

La precipitación con que a su vez obraba Arteaga se debía al he-cho de haber apreciado la situación y haber deducido, con temor, quelas fuerzas de Vergara se habían adentrado desde el camino principalhacia los primeros contrafuertes cordilleranos sin ninguna protección,y por la distancia toda la agrupación corría el peligro de ser envuelta yaniquilada por el enemigo, de gran superioridad numérica y conocedorde la zona. Tal análisis tenía mucha base de realidad, aunque ello nojustifica la precipitación en el mando; faltó la orden al Tte. Coronel Ver-gara para que retrocediera y no para que esperara; pero también esposible que los chilenos, al no encontrar a los aliados en esa zona, espe-raran tranquilos la llegada de la División Arteaga que los reabastecería.

Alrededor de las 15. 00 horas del día 26 de noviembre desde la lo-calidad de Dibujo partía la División Arteaga, formada por los Regimien-tos Nº 2 de Línea, el Chacabuco, el de Artillería de Marina con dos ca-ñones de bronce y la Unidad de Artillería con cuatro piezas Krupp y unasección de "Cazadores a Caballo", lo que en total sumaba una fuerza de1. 900 hombres.


G. —Situación de las Tropas Aliadas y Chilenas.

Dejemos a la División Arteaga en marcha desde Negreiros haciaIluga o Caserones en demanda de las fuerzas de Vergara, y a éste enactividades de reconocimiento hacia el campo adversario. Trasladémonosal lado de las fuerzas aliadas para conocer sus actividades.

Después del desastre de Dolores, el General Buendía con el restodel Ejército de Tarapacá se reunió en la Quebrada y localidad de estenombre, con el fin de reorganizar las fuerzas y preparar la retirada ha-cia Tacna-Arica, por cuanto ya consideraba perdido el Departamento deTarapacá y estas fuerzas podrían incrementar a las tropas allí acanto-nadas y volver a la lucha contra los chilenos.

Las actividades desarrolladas por los aliados desde el 20 al 26 denoviembre se pueden resumir en la siguiente forma:

—Día 20, las tropas aliadas se dirigieron hacia Tarapacá. El Ge-neral Buendía desde Santa Catalina ordenó a la División Ríos, que cu-bría la guarnición de Iquique, marchar hacia la localidad de Tarapacápara reunirse con el resto de las fuerzas aliadas.

—Día 21, llega el Coronel Suárez casi completo con las fuerzas asu mando y luego el resto del Ejército que había participado en Dolores.

—Días 22 al 26, se reorganizan las unidades y después se autorizóun descanso antes de partir hacia Tacna.

Buendía, desde el primer momento, comprendió que no podía con-tinuar en Tarapacá y que su retirada hacia Tacna sólo se podría reali-zar por la pampa Este y precordillera; más hacia el Oeste, se corría elenorme riesgo de ser cortado en el camino y aún se corría el peligro deser aniquilado. Era necesario marchar por la cordillera. Fue así comopara hacer más expedita la organización de la columna, adelantó haciaPachica a dos divisiones que en total sumaban unos 1. 500 hombres.

Para transporte de la impedimenta y carga se reunió todo el gana-do militar y civil existente en la zona y se dispuso la marcha del Ejércitopara el día 27 de noviembre, en espera de las últimas tropas que llega-rían al pueblo de Tarapacá. Tal cual se preveía, en la tarde del día 26llegó la División peruana Ríos y la columna boliviana Loa.

El mismo día coincide en el lado chileno, a medianoche, con la lle-gada de la División Arteaga a Iluga, después de caminar cerca de nuevehoras, primero bajo el sol intenso y sobre las candentes arenas de lapampa, para luego, casi agotados, sufrir en el desierto nocturno ese fríopenetrante que llega a los huesos. Durante las horas de marcha, se ha-bían consumido los víveres y el agua, y las columnas de las unidadescompactas y ordenadas al salir de Oficina Dibujo eran ahora, en estaparte de la jornada, interminables hileras de hombres que, aislados oapoyándose mutuamente, caminaban agotados hacia el lugar de reunión;todos sólo mostraban lo blanco de sus dientes dentro de un rostro sucio


con esa pasta que forman el sudor y el polvo. Sin embargo, pese al es-fuerzo sobrehumano, mantenían una alta moral.

La reunión de las fuerzas de Arteaga con las de Vergara produjouna fuerte crisis de amargura, por el triste desengaño que les trajo lamutua noticia: para los de Vergara, de no llegar con la columna Arteagael apoyo logístico tan esperado, mientras que para los recién llegados,el de que allí no había ni una sola gota de agua. El hambre, la sed y lafatiga se ensañaban con esos hombres que presentaban el más triste delos espectáculos, como a su vez era la más dura y cara sanción aplicadaa un mando poco previsor. Era necesario, a toda costa, alcanzar el aguay ella estaba en el interior de la Quebrada de Tarapacá, protegida porlas tropas adversarias, que como un sino fatal obligaba a ir en suconquista a un precio de muchas vidas, como sucedió.

IV. —Plan de Ataque chileno.

Al llegar a Iluga o Caserones, el Coronel Arteaga asumió el mandodel total de las tropas, como le correspondía por ser el más antiguo, yesa misma noche, en reunión de Comandantes de Unidades, se planificóel ataque para el día 27 de noviembre. En esa oportunidad, el CoronelArteaga reunido con Vergara y Santa Cruz, después de analizar y dis-cutir la situación de guerra, consideraron que para atacar a las tropasaliadas localizadas en la Quebrada era necesario organizar tres colum-nas, las que actuarían desde diferentes direcciones, pero que, en conjun-to, estaban destinadas a resolver y producir una batalla de aniquilamien-to total de las fuerzas de Buendía.

Un breve estudio de esta resolución nos da la impresión de que elmando chileno estaba muy influenciado por el comportamiento aliadoen Dolores, cuya retirada no tiene justificación, pues fue casi sin com-batir; luego el antecedente del estado desordenado como llegó la Divi-sión Ríos a Tarapacá, que mostraba un grado de indisciplina propio deuna unidad totalmente desmoralizada, y luego por el número de adver-sarios que se apreciaba estaban localizados en la Quebrada, cuya canti-dad se estimaba en 2. 500 hombres, todos desmoralizados y más aptospara la deserción que para el combate. Luego, los Comandantes chilenos,todos, coincidían en una reacción muy pobre de parte de los aliados y,aún la posible rendición de estas fuerzas sin poner ninguna resistenciani combatir.

El Comandante en Jefe de las tropas chilenas ubicadas en Iluga,organizó a sus fuerzas en tres columnas:

1. —Columna Santa Cruz: Al mando del Tte. Coronel Santa Cruze integrada por el "Zapadores", "Granaderos a Caballo", 1 Compañíadel 2º de Línea y 4 piezas Krupp, lo que en total sumaba 500 hombres.


Misión: Penetrar hasta Quillaguasa, ocupar la localidad para cortardesde allí toda retirada enemiga hacia el Este.

2. —Columna Ramírez: Al mando del Tte. Coronel Eleuterio Ramí-rez; la constituían siete compañías del 2 de Línea, 1 Escuadrón de "Ca-zadores a Caballo" y dos piezas de artillería (cañones de bronce) de laArtillería de Marina.

Misión: Atacar por el fondo de la Quebrada de Tarapacá, en di-rección general: Huaraciña-Tarapacá, para sobrepasar el caserío y obli-gar a los aliados a replegarse sobre Quillaguasa.

3. —Columna Arteaga: Mandada por el propio Coronel Arteaga, es-taba formada por el Regimiento de Infantería "Chacabuco", Artilleríade Marina y 2 piezas de Artillería.

Misión: Avanzar por el costado Norte de la quebrada hasta la lí-nea del pueblo de Tarapacá y desde allí atacar el flanco Norte de lastropas de Buendía, ubicadas en el caserío de Tarapacá y cortar la po-sible retirada de estas tropas hacia el Norte.

Esta concepción táctica es la más pura teoría, ya que se elaboró sintener ni la más remota idea o un conocimiento aproximado del disposi-tivo enemigo y desconocer la cantidad de sus fuerzas; además adolece denumerosos errores fundamentales, que fueron las causas principales delfracaso de los chilenos en su ataque a ciegas sobre un dispositivo desco-nocido y como es lógico significó un alto costo en vidas.

El día 26 de noviembre, en el lado aliado, se efectuaban los últimospreparativos para iniciar la marcha hacia el Norte. En el pueblo de Ta-rapacá se encontraban terminando su alistamiento las Divisiones: "Ex-ploradora" de Bedoya, la II. de Cáceres y la III. de Bolognesi, la Arti-llería del Coronel Castañón y la V. División de Ríos, que llegó ese mis-mo día en la tarde. A Pachica se había adelantado la División Vanguar-dia, al mando del Coronel Dávila y la I. División al mando del Tte. Co-ronel Herrera.

Las fuerzas ubicadas en el pueblo de Tarapacá sumaban unos 3. 000a 3. 500 hombres y las Unidades adelantadas a Pachica unos 1. 500 hom-bres; luego las tropas de Buendía presentaban una dotación total de4. 500 a 5. 000 hombres, contra las fuerzas chilenas que, como se ha di-cho, tenían una dotación de 2. 300 soldados de las tres armas, y ahorasumábase a la inferioridad numérica, el deficiente estado físico, causa-do por el agotamiento en que estaban estas tropas; sólo así se puedeevaluar la alta calidad moral de los combatientes chilenos antes y du-rante la acción de Tarapacá y luego la retirada hacia Negreiros.

V. —Batalla de Tarapacá. (Gráfico Nº 11)

Al amanecer de la mañana del 27 de noviembre, la Agrupación San-ta Cruz salió desde Iluga para cumplir la misión recibida. Una densa

BATALLA DE TÁRAPACA

GRÁFICO Nº 11


neblina o "camanchaca" cubría los primeros contrafuertes cordillera-nos y la franja del costado Este de la Pampa, es decir, una cinta próxi-ma a los cerros. La "camanchaca", es una neblina espesa que no dejaver más allá de los 5 metros y a su vez es pegajosa y difícil de respirar,al extremo de que sus efectos desorientan a los mejores baqueanos.

Cuando se atraviesan zonas cubiertas con esta niebla negra, sólo ad-quiere valor la brújula, pues el sentido se pierde y el hombre se "em-pampa", es decir, su marcha pierde el sentido de la dirección y se caminaen "círculos", como le sucedió a las tropas del Coronel Suárez despuésdel combate de Dolores.

Santa Cruz inició la marcha de su columna totalmente convencidode que se dirigía al lugar designado, pero después de andar dos o treshoras, se encontró con que lo caminado era un círculo, pues estaba a po-quísima distancia del Tte. Coronel Ramírez, por lo cual tuvo que rec-tificar el rumbo para poder dirigirse a cumplir la misión. A esta ho-ra ya estaba perdida la sorpresa; Santa Cruz y Ramírez debieron rea-justar sus dispositivos y luego continuar juntos o bien Arteaga debióreunir a toda la División y en conjunto iniciar el ataque. El empleo ma-sivo de la División, es posible estimar, hubiera obtenido un mejor éxito;esto es sólo una opinión sin conocer mayores detalles del momento vi-vido por los mandos. No se desea caer en lo de siempre: después delcombate todos son estrategas. Quizás en esos anos los medios de enlaceaconsejaban mantener lo ordenado y como se había planificado así sedebía cumplir, aunque fuera a costa de grandes sacrificios.

El orden de las unidades en la columna de Santa Cruz era el siguien-te: Compañía de "Granaderos", dos piezas de artillería de montaña alomo de mula, dos Compañías de Zapadores, muy dispersas y agotadaspor la sed y el cansancio; luego seguían otros dos cañones también car-gados a lomo de mula y al término quedaba la Compañía del 2 de Línea.

Próximo a Tarapacá, Santa Cruz resolvió adelantar a los "Grana-deros" a Quillaguasa, ubicado en los faldeos O. del Cº Tarapcá y queera un importante objetivo para cerrar toda posible retirada de las tro-pas aliadas en esa dirección.

La Agrupación Santa Cruz marchaba por el borde Norte de la Que-brada; al llegar a una quebradilla secundaria que va hacia el bajo, fueobservada por unos arrieros que salían por allí desde el pueblo de Ta-rapacá y que, al verlos a distancia, regresaron en carrera a la locali-dad para dar la alarma a las tropas, que en el fondo de la quebrada seubicaban descansando o preparando la marcha hacia el Norte, sin uncentinela que cumpliera las normas más elementales de seguridad. Alparecer, este descuido era producto de imaginar que los chilenos jamáspudieran llegar a esa zona.

En esa oportunidad, la artillería de Santa Cruz, desde el alto, pudoametrallar con sus cañones a los soldados aliados y causarles un que-branto a su moral; pero, con un criterio "ultradisciplinado" no lo hizo pa-


ra "no desbaratar la combinación acordada", y con ello, se perdió la granoportunidad para sorprender y quizás si para obtener un triunfo posi-ble para las armas de Chile, que en esa ocasión encontraban a un adver-sario en el fondo de un accidente y sin muchas posibilidades para salirde él.

Los aliados, al preparar su marcha hacia Tacna, descuidaron su se-guridad hacia el lado del enemigo y dejaron la más hermosa de las opor-tunidades para ser sorprendidos; a la vez los chilenos no supieron sacarni el provecho ni la ventaja que significaba esta oportunidad para ellos.

El Coronel Suárez, cuando recibió la noticia de la proximidad de lastropas chilenas, consideró que el fin llegaba para el Ejército de Tarapa-cá, pues sería aniquilado por los chilenos en posesión de las alturas y enóptimas condiciones para desde allí ametrallar a su gente. Era necesa-rio salir de este hoyo que los dejaba en situación desmedrada, para lo cual,dispuso evacuar el pueblo en la forma más rápida posible y ganar loscerros que lo circundan (Fotos Nº 13 y 14).

Los primeros en cumplir la orden fueron: la División Cáceres quesin esperar un minuto trepó al cerro que hay al costado del pueblo, y laDivisión Bolognesi en rápido desplazamiento ocupó las alturas al sur delpueblo de Tarapacá y frente a este costado de la localidad. El hecho dehaberse cumplido esta orden con prontitud y sin vacilaciones significó eltriunfo para el Perú, pues si se hubiera pretendido defenderse dentro dela Quebrada habría sido ir a un sacrificio inútil y aceptar a este tajogigante como su tumba para los que cayeran, como le sucedió más ade-lante a los héroes del Regimiento 2º de Línea.

Las fuerzas compuestas del "Zepita" y "2 de Mayo" del Tte. Crl.Cáceres marcharon primero hacia el sur y luego treparon a la planiciepor la Cuesta de la Bisagra (Fotos Nº 15 y 16); al llegar a la cumbrelocalizaron la retaguardia de Santa Cruz, iniciándose de inmediato unduro combate de fuego entre los peruanos y chilenos.

Focos instantes después ¡a división "Exploradora" del Coronel Be-doya, formada por el "Ayacucho" y el "Provisional" de Lima, reforzabaa las tropas de Cáceres, sumando por lo tanto cerca de 1. 500 hombrescontra los 400 que formaban la Agrupación del Tte. Crl. Santa Cruz.

El combate se prolongó más de 30 minutos produciéndose numerosasbajas en ambos bandos. En el lado chileno, se estima que los Zapadoresy la Compañía del 2º de Línea habían perdido un tercio de sus fuerzas.La artillería chilena se perdió, pues en uno de estos ataques de la In-fantería peruana, el buen éxito los favorecía al extremo que los artille-ros chilenos debieron inutilizar las piezas, ante el riesgo de que éstascayeran en poder de los aliados. Por el lado peruano las pérdidas conta-ban a numerosos oficiales y personal de tropa; por ambos lados se habíaluchado fieramente por el honor de sus patrias, y todos evidenciaron unvalor a toda prueba.

Foto Nº 13. —Pueblo de Tarapacá

Foto N° 14. —Iglesia de Tarapacá


Ante la situación difícil que presentaba tan desigual combate, elTte. Coronel Santa Cruz dispuso se efectuara un cambio de posición des-tinado a producir alivio en el efectivo ataque que realizaban los aliados.A esta hora el agotamiento físico de los chilenos llegaba a su grado má-ximo, al extremo de que algunos soldados apenas podían sostener su armapara responder el fuego enemigo.

Mientras se desarrollaba el combate entre las fuerzas de Cáceres ySanta Cruz, la Agrupación Arteaga marchaba para cumplir su misiónde atacar por el lado Norte del pueblo y cortar toda posible retirada delas tropas aliadas en esa dirección, acción que se había calculado se pro-duciría alrededor de las 11. 00 horas. Sin embargo, al sentirse el ruidodel combate desarrollado en el alto de la quebrada, esta columna se preci-pitó en esa dirección para participar en la lucha y aliviar a las ya diez-madas tropas de Santa Cruz.

El combate se reanudó con brío, pero los recién llegados no erantropa fresca sino también estaban físicamente agotados por la sed y lafatiga, mientras que por el otro lado el Coronel Cáceres había sido refor-zado con tres cuerpos descansados, los dos ya indicados de la División"Exploradora" y el "Arequipa", y además había llegado al lugar delcombate la División Ríos. Pese a esto, durante las dos horas que duró lalucha llegó a adquirir proporciones de extraordinaria ferocidad y lasbajas fueron numerosas por ambos lados. En esos momentos el mandochileno pensó que era necesario retirarse, disputando eso sí palmo a pal-mo el terreno a los aliados, que se sentían vencedores.

Pesa a todo la bravura de las tropas chilenas no decayó y huboalgunos soldados que estando heridos y agotados continuaban disparandosus últimos cartuchos antes de caer desfallecidos por el cansancio.

En esta hora de angustia, todos disputaban la victoria en un esfuer-zo sobrehumano; pero aquellos que captaban la situación con realismocomprendieron la gravedad del momento y la necesidad de una retiradaantes de perderlo todo; pero, para ello, era necesario retroceder 30 ki-lómetros hacia Dibujo sin víveres y sin agua, lo que prácticamente sig-nificaba un suicidio si no se contaba con el apoyo de otras fuerzas y demedios logísticos que vinieran del escalón superior. Nuevamente se hizopresente la iniciativa del Teniente Coronel Vergara al enviar a Dibujoa un estafeta con la misión de comunicar al General en Jefe, la posibleretirada de las fuerzas de Tarapacá y la necesidad de preparar la recep-ción de ellos. La nota dice lo siguiente: "Señor General: Nos batimos" hace más de tres horas con fuerzas muy superiores. Estamos en mala" situación y no es improbable una retirada más o menos desastrosa. Con-" viene que nos mande encontrar con agua y algunos refuerzos. D. G. a Ud." —José Francisco Vergara".

La única forma de contrarrestar el fracaso de las armas chilenasera la retirada en combate estrecho, de los sobrevivientes de la lucha enTarapacá, lo que sólo se podía realizar a un alto costo en vidas.

La situación parecía llegar a un triste final, y así lo pensaron ofi-ciales y tropa, cuando un rayo de esperanza iluminó nuevamente las ago-


tadas mentes de esos guerreros: la caballería adelantada a Quillaguasareaccionaba violentamente en forma providencial, ya que ella, despuésde alcanzar la localidad y tras una larga espera, al no aparecer SantaCruz, resolvió regresar hacia la salida de la Quebrada y así apareció enla zona plana que se extiende desde el accidente geográfico hacia el Norte(Foto Nº 18).

Este regreso era a iniciativa del Capitán Villagrán, quien al ver queno llegaba la agrupación con que tenía orden de cortar la posible retiradade los aliados por esa dirección y luego sentir durante largo tiempo elruido del combate, ordenó el regreso en dirección al grueso de sus tropasdespués de efectuar un rodeo por el Norte de Quebrada Seca. Tan prontoen el puesto de mando se constató que los jinetes aparecidos eran los del"Granaderos", el Ayudante del Coronel Arteaga, tomó la iniciativa y seadelantó hacia el Capitán Villagrán, a quien comunicó que el Comandan-te de la División disponía cargara de inmediato contra el enemigo.

En breves momentos la orden se cumplió y esa carga de la caballeríachilena produjo una detención en el combate. Las tropas aliadas sintie-ron el choque de los "Granaderos" y lo que parecía un triunfo se trans-formó en una paralización y luego en una retirada para quedar fuera delalcance de los fuegos chilenos buscar un lugar donde reorganizarse, parareiniciar la lucha.

Esta paralización del combate, por parte de las tropas aliadas, fuetomado por las fuerzas de Santa Cruz como la terminación del mismo.Los chilenos, agotados y sedientos, estimaron se había obtenido una victo-ria y sin esperar más se precipitaron hacia el fondo de la quebrada asatisfacer la sed que devoraba sus entrañas.

Mientras se realizaba el combate en el alto de la Quebrada, la Agru-pación del Teniente Coronel Eleuterio Ramírez, que tenía la misión deatacar por el fondo del valle en dirección general Guaraciña-Tarapacá lle-gaba con algunas patrullas a unos 2. 000 metros al Este de Guaraciña. Elgrueso de estas tropas que desde Iluga avanzara hacia el poblado de Gua-raciña, continuó su penetración hacia el Este. Mientras se adentra-ban por la Quebrada, los aliados conocedores de la ubicación de los chile-nos silenciosamente buscaban una ubicación predominante en las alturasque les permitiera dominar aquellas fuerzas adversarias localizadas enposición inferior (Fotos Nº 15, 16 y 17).

Así, en las alturas al Este de Tarapacá se ubicó Bolognesi y en elpueblo mismo permaneció el General Buendía. El Comandante Ramírezdesde Guaraciña continuó su avance hacia el pueblo de Tarapacá, llevandola masa de sus fuerzas por el fondo del valle y parte de los medios (doscompañías) a media falda de los cerros al Sur de la quebrada.

El avance se efectuó sin problemas hasta la pequeña loma que cierrala entrada al pueblo. Fue allí, al llegar las tropas de Ramírez a la vueltade este accidente, cuando las recibieron los aliados con una descarga ce-rrada de fusilería que dio de lleno al abanderado y a los escoltas de labandera, los que cayeron fulminados. La reacción chilena no se dejóesperar un instante; repuestos los del 2º de Línea de la sorpresa causada

Foto Nº 16

Foto N° 15

Foto Nº 17

Foto Nº 18


por los disparos a quemarropa, atacaron sin piedad, y en valiente acome-tida llegaron hasta la plaza del pueblo, que era lo que al parecer deseabanlos aliados, pues ellos se atrincheraban en toda construcción mientras queen esta zona descubierta los del 2 de Línea quedaban sin protección alintenso fuego que les hacían desde la torre de la iglesia, de las casas ve-cinas a la plazoleta y desde las alturas circundantes que estaban ocupa-das por la división Bolognesi. (Foto Nº 14).

Como la situación se tornara muy grave para los del 2º de Línea,el Comandante Ramírez como una manera de aliviar a su tropa despachóa dos Compañías para atacar las tropas de la División Bolognesi, mientrasél con el resto atacaba de frente a las tropas que estaban en el pueblo.El combate se tornó más sangriento y las fuerzas enviadas contra Bolog-nesi se agotaban por minuto, pues, cuando creían haber llegado a la líneadonde se encontraba el adversario, éste se había desplazado hacia un lu-gar más alto y en consecuencia debía efectuar un nuevo esfuerzo cuandoya su capacidad había llegado al climax del agotamiento.

Una pequeña loma llamada Cº Redondo fue tomada con gran es-fuerzo por los chilenos, pero los aliados rodearon y aniquilaron a estastropas.

El combate llegaba a su punto crítico, los chilenos inferiores en nú-mero defendían sus vidas con valor y heroicidad, mientras los aliados,con esa audacia que da el triunfo, atacaban con mayor tenacidad e inten-sidad. Llegó el momento que no era posible continuar la lucha, so penade ser totalmente aniquilado y ante ello el Comandante Ramírez ordenóretirarse hacia Guaraciña, rehaciendo el camino que se había empleadotres horas antes. Muchos heridos no podían volver pero continuaron lu-chando hasta morir y otros quedaron combatiendo desde el interior delas casas. Hoy se encuentran numerosas fosas comunes que guardan res-tos de estos valientes y por la dispersión de sus ubicaciones dan una ideade lo sangrienta que fue la lucha.

El 2º de Línea presentaba un cuadro apocalíptico con sus unidades.El fuego adversario le había consumido más de un cincuenta por cientode sus hombres, los que estaban físicamente agotados y casi sin municio-nes. Así, en combate estrecho con los aliados se replegaron hasta el piede la Cuesta de Guaraciña; era el momento que coincidía cuando atacabanlos "Granaderos", al mando del Capitán Villagrán, en lo alto de la que-brada.

Sólo las dos compañías del Mayor Echanez estaban casi completaspor la ubicación que tenían. Al observar la situación que había en el bajo,el Mayor ordenó a estas unidades avanzar por los flancos de la Quebradapara ir a aparecer al pie de la cuesta de Guaraciña juntando en estasunidades los dispersos que venían combatiendo por el valle. Pese a tantaconfusión de las tropas por la intensidad del combate, a las 13. 00 horas,se produjo una tregua, oportunidad que fue aprovechada por los perua-nos para retirarse hacia el campamento de Tarapacá. Esta detención dela lucha duró cuatro horas y lamentablemente el mando chileno creyóque el combate había concluido, y sin esperar mayores antecedentes se


entregaron al descanso entre los arbustos y matorrales de la quebrada;no se preocuparon de reunir los medios dispersos en el fondo del vallepara cualquier emergencia que se avecinara ni se cumplió con el princi-pio de la seguridad al no ubicar ni el menor servicio de centinelas; perolos aliados no estaban vencidos, era problema de tiempo para obtener unadoble ventaja sobre las fuerzas chilenas que junto con bajar al fondo dela Quebrada a satisfacer la sed, se adentraban en una trampa mortal yjustamente a esta hora llegaban las dos divisiones que se encontrabanen Pachica y que ahora ante el combate el General Buendía les había or-denado su regreso a marcha forzada.

Esta primera fase, como se podría llamar, terminaba a esa hora, lasfuerzas chilenas habían perdido más del 60% de sus efectivos entre muer-tos, heridos y desaparecidos, sus tropas combatientes no alcanzaban a los1. 000 hombres, mientras los aliados, tonificados por el triunfo y reforza-dos por las dos divisiones que llegaron desde Pachica, continuarían connuevos bríos la segunda fase del triste drama que se desarrollaba entrelos dos ejércitos.

El mando peruano captó la situación de su adversario, y será él quienpensará en dar la batalla de aniquilamiento para producir la derrota ola rendición total. Ahora la resolución de los aliados era la réplica a loplanificado por Arteaga en la noche del 26/27 de noviembre, con la dife-rencia de que la cantidad de fuerzas disponibles haría perfectamentefactible el triunfo.

Las fuerzas chilenas después del combate de la mañana, habían en-trado en un shock como sucede después de las grandes emociones. To-dos sin excepción, estaban convencidos que el combate había terminadoen la mañana y en la localidad de Guaraciña los Oficiales y la tropa bus-caban el reposo o la sombra de los árboles, el ganado pastaba con Jasriendas fuera y la silla suelta, mientras los heridos eran trasladados yreunidos en algunas construcciones existentes en el poblado.

Las tropas estaban en estas actividades de recuperación y reorgani-zación, y en la más completa seguridad de que había terminado el com-bate, cuando de improviso los aliados aparecieron coronando Jas crestasde los cerros que rodean la quebrada, causando enorme sorpresa a los chi-lenos, ya que no les dejaba otro camino a seguir que salir cuanto antes delbarranco y evitar la encerrona que realizaban las tropas de Buendía. Lavanguardia de Dávila por la cuesta de Guaraciña, las divisiones de Bo-lognesi y Herrera y otras fuerzas con parte de los medios por el bajo yparte por los faldeos de los cerros del costado Norte y Sur de la Quebrada,es decir, una gigantesca tenaza con un gigantesco río humano en el centroy que al cerrarse desbordaba fuego y destruía a medida que estrechabasus brazos.

Las tropas chilenas sorprendidas y confusas primero reaccionaroncorriendo a buscar sus armas y a reunir a sus cabalgaduras para arreglarlas sillas. El problema era salir cuanto antes y como fuera posible de esatumba y actuando con la rapidez que daban las fuerzas físicas, algunos sol-dados al paso y otros en carrera, escalaron los faldeos que se ubican a la


salida de la quebrada, mientras otros se retiraron hacia la pampa. A losgritos de los Oficiales, y ante el valor sereno de algunos, entre ellos elComandante Máximo Benavides del Artillería de Marina, se logró formaruna línea de tiradores con personal de todas las unidades y dos cañonesque aún conservaba el Mayor Fuentes. Esa formación de combate se fueengrosando a medida que llegaba nuevo personal que salía del valle. Latitánica lucha duró cerca de una hora, pero ante la imposibilidad de se-guir combatiendo el General Arteaga ordenó retirarse, como una ola gi-gantesca la línea se abrió hacia la pampa. Algunos buscaron el caminohacia Iluga y otros tomaron el camino a Dibujo; todo ello, sin dejar dedisparar.

En esta depresión psicológica, el "Granaderos" en un caso de paralo-gización, quedó inmóvil, no atinó a dar un nuevo golpe, como era sucostumbre para aliviar la lucha, sino que quedó sin hacer nada, estáticoante la situación que se agravaba minuto a minuto.

En el furor del combate, los aliados sintieron el sabor de la victoriay persiguieron a las tropas chilenas más allá de 10 kilómetros desde ladesembocadura de la Quebrada y allí se detuvieron para reorganizarsey regresar a Tarapacá. Los restos de estos chilenos se salvaban porquelas fuerzas de Buendía no tenían caballería para perseguirlos; de no ha-ber sido así, esta acción habría significado el aniquilamiento total de laDivisión Arteaga.

Las pérdidas fueron cuantiosas, los muertos subían de los 500 hom-bres, era el combate más costoso de todas las acciones efectuadas hastaese momento. También por el lado aliado no eran menos las pérdidas,pues las bajas fueron numerosas y llegaron a unos 400 hombres de susefectivos.

La comunicación que daba cuenta de la angustiosa situación de lastropas enviadas por Vergara y luego la llegada de los fusileros sobrevi-vientes de la batalla dieron un fuerte impulso a las medidas que se desa-rrollaban por orden del General Baquedano, Jefe del Ejército en Dolores,por ausencia del General Escala, quien había viajado a Pisagua. El fu-turo Comandante en Jefe del Ejército dispuso que todo soldado de ca-ballería que había en esos momentos en la zona partiera a la pampa conagua y víveres para auxiliar a los soldados. La acertada medida salvó amás de 200 hombres, que de otra manera habrían perecido en plenodesierto. (Gráficos Nº 12, 13 y 14).

VI. —Después de la Batalla.

A. —En el lado chileno.

El Ministro Sotomayor, cuando supo la triste noticia de Tarapacá,ordenó al General Baquedano que la caballería que se encontrara en ¡azona saliera en persecución de las tropas de Buendía, "aunque los caballosestuvieran cansados", dice el mensaje.

El Teniente Coronel Yáyar, Comandante de "Granaderos", recibióla orden de perseguir al enemigo con las fuerzas de su unidad y de "Caza-


dores" y para cumplir la orden se dirigió primero a Tana para continuarluego a Suca, poblado ubicado en una de las depresiones que forma elconjunto de quebradas que conforman a la denominada "Camarones". Porun soldado peruano capturado en el camino y que manifestó pertenecer auna unidad aliada, pensó el mando chileno que el enemigo estaba al Nortede Suca, lo que era equivocado, cuando en realidad aún se encontrabaal Sur de Camina o Quebrada de Tana. Este error frustró la persecuciónde Yávar y permitió a Buendía marchar hasta Arica, sin ser atacado.Por el interrogatorio efectuado al prisionero de guerra, se supo que elEjército de la Alianza en retirada hacia Arica, llevaba 66 prisioneros chi-lenos y el estandarte del 2° de Línea.

B. —En los aliados.

Después de la Batalla de Tarapacá se puede señalar que en la nochedel 27 al 28 de noviembre las fuerzas de Buendía se dirigieron al Norte,por el camino de Pachica y luego por los senderos y huellas que van porentre los faldeos cordilleranos, con el fin de evitar el ataque de la caba-llería chilena que en esos momentos los buscaba por todas partes de lapampa. Penosa y triste fue esta marcha hacia Tacna, pues 4. 000 hombresy más de 500 agregados se juntaron al Ejército, por temor a represalias,caminaron fatigosamente más de 20 días para llegar a Arica el 18 de di-ciembre de 1879. La marcha se realizó en 16 jornadas, de las cuales huboalgunas que sobrepasaron los 60 kilómetros. Aquí en Arica, la guarniciónentera los esperaba con el Almirante Montero al frente, quien al presen-tarse el General Buendía y su Jefe de Estado Mayor, General Suárez, lesquitó sus espadas y los redujo a prisión, ultraje que ambos no merecían,pues si no llegaban victoriosos, al menos habían luchado con valor y te-nacidad, encarando la muerte con arrojo y heroicidad.

El General Buendía, como Comandante en Jefe del Ejército de Tara-pacá, fue un soldado leal, franco y honorable para con el Director Su-premo del Perú. Si alguna crítica merece su noble comportamiento, fuesu acendrado espíritu de disciplina y su devoción total para quien teníala responsabilidad de la guerra y que mal la dirigía al ordenar desde unaconsiderable distancia del frente.

El tiempo, como mejor lenitivo a los odios y pasiones, los ha decan-tado y la serenidad ha dado paso a la vehemencia. Hoy. tranquilos yalos ánimos, nos es dable mirar los sucesos de otrora como hechos ineludi-bles en la conformación orgánica de estos Estados nacientes, cuyo mismovigor muchas veces los desborda. Por ello sólo se expone de lo que sinparcialidad se desprende de los documentos de aquellos años, restando enmuchos casos el significado que se le dio en esos momentos.

El análisis calmo y quieto de la personalidad del General don JuanBuendía no da otro resultado que establecer su alto amor por la patriay sus cualidades de soldado valiente y ponderado. Numerosos factoresactuaron en su contra que no fueron valorados al llegar a Arica, mas esealto patriotismo le hizo callar lo mucho que podía decir, pues por sobre


los intereses personales estaban los del Perú y no era conveniente en esosmomentos hablar, y por ello soportó estoicamente el dolor moral y el su-frimiento de los numerosos e inmerecidos ultrajes de sus compatriotas.Desde la adversidad, pidió un lugar donde luchar por su amado país,aunque fuera de simple soldado, constituyendo con ello un ejemplo desoldado patriota y de gran humildad ciudadana.

Los años darán a este general el lugar que le corresponde y es posi-ble que sus compatriotas de hoy sabrán valorar los méritos que otroradesconocieron y despreciaron.

C. —Reacción chilena después de la Batalla de Tarapacá.

El desastre de Tarapacá causó numerosas reacciones en el orden po-lítico, militar y social. La culpabilidad se repartía en todos los escalonesgubernamentales y militares y en medio del dolor por la pérdida de algúnpariente afloraba el deseo de que se aclarara el por qué se había producidoeste golpe después de obtener los laureles de Pisagua, Germania y SanFrancisco.

En el Ejército de Chile se inició una serie de sumarios para verla posibilidad de aclarar las situaciones que habían tenido los mandos.Fueron tantas las investigaciones sumarias que obligaron al Ministro So-tomayor a tomar una serie de medidas administrativas, para llegar porúltimo, a dar término al problema creado, ordenando cerrar la totalidadde ellos y premiando a los que se habían destacado en la acción.

El Supremo Gobierno de Chile, cometió el error de ocultar inicial-mente la verdad a la opinión pública de Santiago; ello fue aprovechadopor sus adversarios hasta que llegó el momento en que no era posible con-tinuar con el rumor anónimo, y más aún, cuando comenzaron a aparecerlas listas de las bajas producidas por el combate. Para esos momentosera imprescindible buscar a un culpable, y las miradas se volcaron haciael esclarecido ciudadano don José Francisco Vergara, quien como primeramedida fue eliminado de las operaciones militares del Ejército del Norteen enviado al Sur. Así, herido en su más grande y noble sentimiento depatriota, ocultó su dolor con estoicismo y con la entereza de un espartanoabsorbió el castigo, y para no crear a su Patria problemas, en un mo-mento tan grave, en diciembre de 1879, regresó a su hogar en Viña delMar. Mal se compensaban los sacrificios a que a este ciudadano le habíaarrastrado su patriotismo y su amor a sus conciudadanos.

CUARTA PARTE:

CONSECUENCIAS DE LA CAMPAÑA DE TARAPACA.

CAPITULO I.

SITUACIÓN POLÍTICO MILITAR EN EL DEPARTAMENTO DETARAPACA DESPUÉS DE LA OCUPACIÓN.

I. —Situación Militar. .

La serie de triunfos conquistados por las armas chilenas desde eldesembarco en Pisagua el 1º de noviembre, hasta el 27 de noviembre de1879, crearon en cada soldado del Ejército del Norte, la sensación de do-minio total de la situación que se vivía y una sobreestimación de su valíaque junto con enorgullecerlos hacía descuidar numerosos aspectos de se-guridad, que en la guerra son fundamentales. Por ello, es factible estable-cer que esta confianza en sí mismo fue una de las causas que los llevó auna apreciación equivocada de las posibles reacciones que podría adoptarel adversario, que, hasta ese día, sin haber sido derrotado en forma total,había sufrido una serie de reveses parciales, al extremo de que el GeneralBuendía había optado por reunir a sus unidades cuyas dotaciones estabancercanas a los 5. 000 hombres y las concentraba en la capital del Departa-mento y sus alrededores, que se ubicaban en la Quebrada de Tarapacá,para que una vez que llegaran todas estas tropas, se iniciara la retiradahacia Tacna.

El error de apreciación del mando chileno y el hecho de sobrevaloraren su propio favor los acontecimientos anteriores formó en las mentesde estos hombres una imagen deformada del enemigo, al extremo de aden-trarse hacia la precordillera sin un mayor alistamiento, tanto antes dela batalla, como en la batalla misma, lo que contribuyó al fracaso quefuera tan adverso para Chile.

El desastre de Tarapacá inicialmente produjo profunda amarguraen todos los escalones de las tropas, y en la nación entera, fue el golpe


más directo con el efecto de un shock. En los primeros momentos no huboreacción en la ciudadanía, y luego se inició un rumor sordo que aumen-taba a medida que se propagaban las noticias que el gobierno iba entre-gando por gotas. Ese silencio, mezcla de dolor y de impotencia sollozadopor la opinión pública, era semejante a esa ola gigantesca que se formaantes de los grandes maremotos. Era la nación entera que se recogía ensí misma, acumulando el dolor, la pena y la ira, para luego desbordarse pri-mero hacia el adversario y luego buscar la causa del hecho. Prontose encontró o creyó encontrar la causa, que fue aprovechada hábilmentepor algunos audaces. Se culpó al gobierno y al mando militar, pero dondeel repudio hizo su mayor concentración fue en los mandos sin experien-cia: vale decir, en los Jefes movilizados y en este caso, la reacción apuntóhacia el Comandante José Francisco Vergara, el cual con amargura aban-donó el Norte, como lo hemos expresado anteriormente.

A. —Actividades del Ejército.

Ocupado el Departamento de Tarapacá, el mando chileno consideróindispensable efectuar una serie de actividades y medidas que consoli-daron la superficie conquistada, previsiones que se deducían de la situa-ción militar vivida en esos días.

Lo primero era desarrollar una profunda actividad de limpieza deenemigos y luego terminar con cualquier intento de reacción de los habi-tantes peruanos o bolivianos de la zona e impedir la infiltración de adver-sarios hacia las poblaciones del Departamento. Asimismo, era necesarioadoptar con el Ejército del Norte, un dispositivo que diera seguridad eimpidiera cualquier tentativa adversaria.

1. —Actividades del Ejército del Norte.

Desde fines del mes de noviembre hasta principios del mes de enerode 1880, el Ejército del Norte recibió las siguientes misiones:

a) Buscar el aniquilamiento de las Fuerzas de Buendía.

Inmediatamente después de conocer al desastre de Tarapacá, el Mi-nistro Sotomayor ordenó taxativamente al General Baquedano que per-siguiera y aniquilara a las fuerzas de Buendía en retirada por los faldeoscordilleranos hacia la ciudad de Tacna. Ello no sólo puede tomarse comouna revancha del revés sufrido en la quebrada, sino que la orden del Mi-nistro iba más allá en sus previsiones. El veía la continuación de la guerrahacia el Norte, sabía de la concentración que se efectuaba en el Departa-mento de Tacna, y luego, buscaba impedir por todos los medios que estasfuerzas ya veteranas fueran a incrementar a las de este núcleo de tropasaliadas.


Esta segunda intención no fue posible cumplirla, pues las tropas en-viadas hacia la cordillera no tuvieron oportunidad de tomar contacto conlos aliados que se retiraban por huellas y senderos muy fáciles de ocultarpara los que no conocían la zona: pero, si no fue posible entrar en com-bate con los restos del Ejército del Sur y tomar revancha, esta medida con-tribuyó como un fuerte estímulo para las tropas chilenas, con lo cual seelevó su moral, tan afectada por el lamentable suceso de Tarapacá, y setonificó la disciplina de las fuerzas chilenas. Pese a no satisfacer ningu-na de las finalidades, fue una acertada y gran medida de orden psicológico.

Además, el hecho de conocer Buendía la persecución de que era ob-jeto, es posible que haya apurado su marcha y contribuido a hacer másdesastrosa la retirada a través de los 546 kilómetros que se debía reco-rrer hacia Tacna por huellas y senderos, con las quebradas como obstácu-los y súmese a ello la inclemencia de temperaturas de bajo cero en la no-che y sobre treinta grados en el día, con restricciones en el agua y casisin recursos.

b) Actividades de limpieza.

En esos días, por numerosos canales, el mando chileno tuvo conoci-miento de que soldados aliados ambulaban por la pre y la cordillera delos Andes, muchos de ellos extraviados de sus unidades y otros deserto-res permanecían ocultos en los poblados; pero, si bien por el momentopodrían ser inofensivos, más adelante, bajo algún mando más decidido,podrían llegar a formar tropas de guerrilleros para combatir en la reta-guardia en contra de los chilenos.

El General Escala comprendió el problema que podía agravarse pordía y que era necesario efectuar una intensa actividad de limpieza parapermitir la vuelta a la tranquilidad en el Departamento, y lograr que lavida civil e industrial se normalizaran en todos sus aspectos. Para elloera indispensable:

—Tomar prisionero a todo soldado o grupo de tropas aliadas que seencontraran dispersos o fugitivos en la zona, con el fin de impedir sureunión con otras tropas o con civiles y efectuar la constitución de gue-rrillas.

—Recuperar y reunir todas aquellas armas que hubieran quedadoabandonadas en lugares de combate, en los vivaques o en los caminosde las cuales, algunas pudieran servir a los ciudadanos para armarsetanto a ellos como a otras personas, organizar montoneras, y posterior-mente atacar los centros poblados o lugares industriales, y mediante gol-pes de mano afectar el trabajo de las oficinas salitreras que en esos díasiniciaban sus labores. Con ello perjudicarían enormemente la produccióny los ingresos que ahora eran las fuentes de entrada que tendría Chilepara continuar la guerra.

—Terminar con aquellas tropas guerrilleras ocultas en la Quebradade Camarones desde donde podría concurrir hacia los centros industrialessalitreros, ubicados en el sector Zapiga.


—Impedir las actividades de los agentes especiales enviados a ¡a zo-na ocupada por el Almirante Montero, para desarrollar una intensa cam-paña de rumores para crear la incertidumbre entre los chilenos.

Estos cuatro aspectos básicos requerían el empleo de dos procedi-mientos: uno, el envío de unidades hacia el interior para la captura deprisioneros, recuperar armas extraviadas u ocultas y luchar contra aque-llas unidades que efectuaban acción de guerrillas y el otro, dar seguridada la zona adoptando con el Ejército del Norte un dispositivo que cubrieratodo el Departamento y asegurara el rechazo a todas las tentativas deladversario.

c) Destacamentos en misión de limpieza.

El mando chileno ordenó el envío de numerosos destacamentos ha-cia el interior de la pre y cordillera. De ellos, los más importantes fueronlos de Echeverría y el de Lagos.

1. —Destacamento Echeverría.

Esta Agrupación como la de Lagos estaba formada por 200 hombresdel Batallón Bulnes y 200 jinetes del "Cazadores a caballo", al mandodel Tte. Crl. José Echeverría.

Antes de su partida, el propio General Escala llamó al ComandanteEcheverría y le señaló la misión que debía cumplir en el interior. En for-ma breve le indicó el camino que debía recorrer por la Quebrada de Ta-rapacá y de Mamiña, el control que debía ejercer en la visita a los pue-blecitos que se ubican en la cordillera para captar todas aquellas infor-maciones que pudieran afectar al Ejército, imponerse de sus necesidadescapturando desertores e informar del estado de los caminos para susposteriores reparaciones.

2. —El Destacamento Lagos, estaba constituido por 400 hombres delRegimiento "Santiago" y por algunos jinetes del "Granaderos". Estaagrupación iba al mando del Tte. Crl. don Pedro Lagos y sus misiones eransemejantes a las de Echeverría, ya que debía penetrar por el valle deTana hacia el Este hasta alcanzar Mamiña. Para cumplir una misióncomún, ambos Destacamentos efectuarían un movimiento de tenazas paraencerrar y capturar al ciudadano peruano don Pedro Melgar, quien sedaba para sí el título de "Prefecto de Tarapacá" y según los anteceden-tes en poder del C. G. chileno, Melgar recorría la quebrada de Tana con100 hombres a su mando, enganchando a jóvenes pobladores e incitán-dolos a tomar las armas y formar guerrillas para luchar contra los inva-sores. El movimiento de rastreo efectuado por ambos Destacamentos paracercar y capturar al ciudadano peruano no obtuvo el éxito esperado y nose logró su detención.

Durante la marcha por la quebrada de Mamiña, unos soldados delDestacamento Lagos que se acercaron a un caserío lograron aprehendera un rezagado del Ejército aliado. Las declaraciones de este hombre per-


mitieron deducir que había participado en la batalla de Tarapacá y susinformes dieron a conocer el lugar donde el General Buendía había dis-puesto se enterraran los cañones perdidos por Arteaga. Tan importanteinformación era indispensable hacerla llegar al Comandante Echeverría,y para ello el Teniente Coronel Lagos ordenó el inmediato traslado delprisionero al pueblo de Tarapacá, lugar donde se entregaría al Tte. Crl.Echeverría y quedaría bajo su custodia. Se estimó que sería muy factiblerecuperar estas piezas de la artillería chilena perdidas durante el comba-te de Tarapacá.

Por otra parte, bajo la misma idea de Lagos, el Tte. Crl. Echeverríahabía efectuado una serie de investigaciones para conocer dónde se habíanenterrado los cañones con tan buen éxito que logró recuperar cinco deestas piezas, y ahora, con la ayuda del prisionero enviado por Lagos, fueposible ubicar y desenterrar a los otros dos cañones que faltaban.

Para obtener las armas que aún quedaban ocultas en la zona, el Tte.Coronel Echeverría dispuso a sus tropas realizar un minucioso registropor las quebradas de Tarapacá y Mamiña. Dividió a las fuerzas de caba-llería en dos columnas, una al mando del Mayor Vargas y otra, bajo lasórdenes del Capitán Rafael Zorraindo. La primera penetró por la quebra-da de Tarapacá y fue revistando uno a uno los numerosos caseríos hastaSibaya (al Este de Mocha y a 60 kilómetros del pueblo de Tarapacá)luego, regresó al punto de origen por falta de forrajes y sin obtener nin-gún antecedente con un resultado positivo. La segunda columna penetrópor la quebrada de Mamiña y después de un penoso recorrido hacia elEste, regresó al pueblo de Tarapacá; también el resultado fue negativoya que no se obtuvo ningún informe ni antecedente que sirviera al mandopara lo que con tanto interés se buscaba y se deseaba encontrar en esazona.

Al término de sus jornadas, ambas columnas se unieron en el pueblode Tarapacá y luego, bajo el mando de Echeverría, regresaron a Dolores.

3. —Otras pequeñas agrupaciones.

Por la necesidad de disponer de informaciones se enviaron a efectuaractividades de reconocimiento hacia zonas de menor importancia, a pe-queñas agrupaciones de tropas. Así, un escuadrón de "Granaderos" almando del Capitán Contreras, penetró en la quebrada de Aroma, persi-guiendo a un individuo que decía ser el Subprefecto de Tarapacá y quese había ubicado' en la zona. La búsqueda no tuvo éxito, el funcionarioperuano logró escabullirse sin ser posible capturarlo. Un mes más tardeel mismo Capitán con su escuadrón de "Granaderos" y una Compañía delRegimiento "Santiago", al mando del Capitán Dinator, alcanzaron al ca-serío de Camarones, donde sostuvieron un combate con tropa peruana.Esta acción se efectuó quebrada por medio y al final de la lucha los pe-ruanos se retiraron hacia el Norte, pero antes de su repliegue, quemaronun improvisado depósito de pólvora que había sido habilitado como "pol-vorín" en dicho lugar.


4. —Grupos de guerrilleros se presentaron en algunas ocasiones porel lado de la quebrada de Camarones, produciendo alarma entre los in-dustriales del salitre, especialmente los ubicados en el Cantón Zapiga, queiniciaban sus faenas bajo la tutela chilena. Para obviar el problema hubonecesidad de enviar permanentemente unidades por el desierto en su per-secución y en lo posible, fuera de la búsqueda, lograr la destrucción deestos grupos. Las características del terreno salitroso y quebrado tuvierongraves consecuencias para con el ganado ya que gran parte de él seinutilizaba y su recuperación obligaba a mantenerlos en reposo por largosperíodos, lo que se hacía con gran trabajo y no menos elevado costo.

d) Los agentes del Almirante Montero.

El Contralmirante Lizardo Montero, Jefe del Ejército de Tacna,consideró que era necesario "mantener viva la llama de la recuperacióndel Departamento de Tarapacá", y para ello, otorgó el nombramiento dePrefectos y Subprefectos a numerosas personas que vivían en la zona delDepartamento invadido. Estas personas debían recorrer el sinnúmero depoblados ubicados en la pre y cordillera. La finalidad de este hecho eradespertar la fe en los connacionales para un futuro triunfo y una espe-ranza por una pronta llegada de tropas del Perú central, con lo cual selograba un espíritu de lucha entre los pobladores, estado de "alerta" paraactuar contra los chilenos y en la espera de un próximo ataque de Nortea Sur o desde el Este al Oeste para retornar estas tierras al Perú.

Esta intensa actividad adversaria creaba a su vez, un serio proble-ma a los administradores de las oficinas salitreras, que ya habían nor-malizado la elaboración del salitre y ahora, ante la posibilidad de queestos guerrilleros, azuzados desde Tacna, destruyeran máquinas e insta-laciones para afectar la producción de salitre y producir un serio desas-tre económico en Chile por las graves proyecciones para las disponibilida-des económicas que Chile ahora consideraba como parte de sus fondospara continuar la contienda.

(1) Dispositivo adoptado por el Ejército del Norte.

El Ejército debía ejercer un permanente control, para mantener ala población en una actitud pasiva e impedir que prosperaran los deseosdel Jefe Militar de Tacna, que no era otro que producir el caos. Además,era necesario este despliegue para una mejor alimentación, alojamientoy entrenamiento de las unidades chilenas, y para ello el Ejército se dislocóen la siguiente forma:

(a) Pisagua (Coronel Santiago Amengual)

—1 Batallón del 7º de Línea "Esmeralda".—1 Batallón del "Lautaro".—1 Compañía de Pontoneros.


(b) Estación de Jazpampa. (Coronel Pedro Lagos)—Regto. de Infantería "Santiago".

(c) Estación San Antonio. (Comandante Ricardo Castro)—1 Regimiento 3 de Línea.—1 Brigada de Artillería (dos baterías).

(d) Aguada de Dolores. (General Manuel Baquedano)—Regimiento "Buin" 1º de Línea.—Regimiento 4º de Línea.—Batallón de Línea "Valparaíso".—Batallón Movilizado "Atacama".—Batallón Movilizado "Coquimbo".—Batería de Artillería.

(e) Estación San Francisco (Coronel Martiniano Urriola).—Batallón Movilizado "Bulnes".—Batallón Movilizado.

(f) Pueblo de Santa Catalina. En la Estación y Oficina Salitrera"Bearnes" zona de Santa Catalina, se estableció el C. G. delEjército del Norte.—Regimiento 2º de Línea.—Artillería de Marina.—Batallón movilizado "Chacabuco".

(g) Poblado de Tiliviche. (Comandante Tomás Yávar)—Regimiento "Granaderos" a caballo.

(h) Iquique, Interior. (Capitán de Navio P. Lynch)—1 Batallón del Regimiento "Esmeralda".—1 Batallón del Regimiento "Lautaro".—2 Brigadas (4 compañías) del Regto. de Línea "Zapadores".—Batallón movilizado "Chillan".—Batallón movilizado "Valdivia".—Batallón movilizado "Caupolicán".—1 Brigada (dos baterías) de artillería.—Regimiento "Cazadores a caballo".


B. —Rehabilitación del Ejército del Norte.

1. —Principales actividades.

Al término de la campaña de Tarapacá el Ejército necesitó un pe-ríodo de recuperación por el desgaste sufrido después del enorme esfuer-zo a que se le había sometido durante el mes de noviembre.

Durante esos días la actividad de mando debió considerar los siguien-tes aspectos:

a) Completar en los cuadros las bajas producidas por el combate ylas enfermedades.

b) Instruir a los nuevos reclutas, tanto de las regiones como de losllegados desde el Sur.

c) Crear y mantener un centro de instrucción para los futuros reem-plazos.

d) Efectuar algunas modificaciones orgánicas, deducidas de las ex-periencias del combate en la zona desértica.

e) Aumentar la dotación del E. M. del Ejército, como una necesidadorgánica del mando.

f) Organizar cuatro Divisiones de Ejército para la futura campañahacia el Norte, con sus respectivos Cdtes. y Cuarteles Generales.

g) Dar el rango que correspondía en esta nueva orgánica, pues eranecesario que los Oficiales de los Cuarteles Generales tuvieran el grado co-rrespondiente, para lo cual se pidió y aprobó por el Honorable Senado elempleo de Coronel a varios Ttes. Coroneles, que se estimaron los másidóneos para el cargo.

h) Aumentar la dotación del Regimiento "Quillota", que formabaparte del Ejército de Operaciones.

i) Se crearon las siguientes unidades que entraron a formar partede la orgánica del Ejército del Norte:

—Batallones "Aconcagua" Nº y 2.—Batallón "Talca".—Batallón "Concepción".—Batallón "Atacama" Nº 2.—Escuadrón de Carabineros de "Maipú".

2. —Incremento del Ejército del Norte.

Al término de la campaña de Tarapacá se ordenó que nuevas fuerzasse enviaran al Norte a medida que los elementos de transporte lo permi-tían. Estas unidades estaban destinadas a aumentar la dotación del Ejér-cito y al mismo tiempo a reemplazar en la reserva, a aquellos cuerposque se incorporaban al Ejército de Operaciones, el cual se mostraba aho-ra en un excelente pie operacional.


3. —Regreso de prisioneros.

También, en esos días, mediante el respectivo canje de prisioneros,volvieron al seno de la patria las secciones tomadas en el transporte"Rimac". Se reorganizó en Caldera, el escuadrón de Carabineros de"Yungay" Nº 1, apresado en dicho transporte, escuadrón que una vezprovisto de armamento y equipo, se envió nuevamente al Teatro de Ope-raciones.

4. —Actividad naval.

Mientras estos hechos acontecían la escuadra se preocupaba de hos-tilizar al enemigo donde lo encontraba.

Al día siguiente de la batalla de Tarapacá, las corbetas "Chaca-buco", "O'Higgins" y la cañonera "Magallanes", notificaban a las au-toridades y al cuerpo consular de Arica el bloqueo de ese puerto y es-tablecían una estrecha vigilancia entre Moliendo e Ilo para impedir aladversario todo abastecimiento que por vía marítima se deseara enviaral Ejército del Sur.

Se intentaba aislar a estas fuerzas de todo apoyo de la metrópoliy si era posible una rendición por inanición, lo cual no sería jamás acep-tado por el mando aliado.

5. —Alistamiento de la "Base de Operaciones".

Mientras las unidades se reorganizaban en el Teatro de Operacio-nes, y se aumentaba la dotación del Ejército, en Pisagua, se acopiabagrandes cantidades de provisiones y de pertrechos bélicos para la futu-ra operación que se llevaría a efecto hacia el norte. Estos stocks se acu-mularon en instalaciones permanentes o campales que se habían levanta-do en ese punto.

El trabajo era continuado, nadie descansaba, pues existía la ideade que nada debía faltar para este Ejército victorioso. En el curso delaño 1879, se había obtenido el tiempo suficiente para efectuar aquellasadquisiciones de armas, munición, vestuario, equipo y los elementos másapremiantes para el Ejército, que ahora entraba a formar parte de suequipo bélico para las nuevas operaciones que se preveían hacia el norte.

II. —Situación administrativa del departamento de Tarapacá.

A, —Jefe político de Tarapacá.

Después de la ocupación de Iquique, el Ministro de Guerra en cam-paña, don Rafael Sotomayor tomó las primeras medidas para retornara la normalidad y al mismo tiempo, asegurar la libertad y el comercioen la ciudad. Posteriormente, nombró Comandante General de Armas


de Iquique, el Capitán de Navio don Patricio Lynch, el que más adelantedel 12 de diciembre de 1879, fue confirmado por el Supremo Gobiernocon el título de "Jefe Político de Tarapacá", asimismo, se designó comoasesor legal de esta autoridad y en calidad de Secretario, al abogado donDaniel Carrasco Albano.

Al exponerse la rendición de Iquique, se destacó la fértil labor ad-ministrativa del Capitán Lynch, por las numerosas disposiciones que emi-tió sobre esta materia y por la ejecución de varias obras que llevó ade-lante, cuyo significado para la ciudad fue de un franco adelanto tantopara ella como para su población y lo más importante de todo, fue rea-lizado dentro del buen criterio y para no ofender los sentimientos pe-ruanos.

B. —División administrativa del Departamento.

Para el régimen administrativo, el Supremo Gobierno dispuso queel Departamento de Tarapacá se dividiera en dos zonas longitudinales,correspondientes una a la costa y la otra a la cordillera, las que a suvez, su subdividieron en zonas menores para los efectos de repartir enmejor forma las áreas jurisdiccionales y permitir que los funcionarios degobierno y militares pudieran ejercer en forma mejor el mando de ellas.

Asimismo se dispuso la aplicación del mismo régimen legislativo quese aplicaba en el resto del territorio chileno. Estos "cuestos fueron ren-tados.

1. —La sección costera, correspondía a la faja costera de la zona en-cerrada entre la línea del litoral hasta la iniciación de la pampa o zonadel salitre. En esta área se ubicaron en los poblados a los diferentes sub-delegados que poseían las mismas atribuciones y responsabilidades es-tablecidas en las leyes para el régimen político y administrativo apli-cado en el país.

2. —La sección cordillera, era la zona comprendida por la pampa, lapre y cordillera de los Andes. En esta área se ubicaban numerosos pobla-dos habitados por peruanos y bolivianos, éstos últimos, eran los que ba-jaban del Altiplano. Todas estas localidades quedaron sometidas a laautoridad militar, que dispuso para su mando de una guarnición de 50hombres como seguridad.

C. —Poder Judicial.

Se creó un servicio judicial provisorio con todos sus funcionarios.Para el Departamento de Tarapacá se designaron a dos Jueces, que de-bían atender las causas civiles y criminales, por turnos, con la facultadpara fallar sobre la posesión y no sobre el dominio de las propiedadesinmuebles.

Para administrar justicia, se puso en vigencia la ley chilena paratodos los actos que se celebrasen quince días después que se publicara el

GUERRA DEL PACIFICO - 1879

bando nombrando a los Jueces; pero se dejaba expresa constancia quelos pleitos civiles debían fallarse con arreglo de la legislación vigente enla fecha que celebrase el contrato.

Las sentencias dadas por un Juez eran apelables ante un tribunalcompuesto por el otro Juez y que además, reunía al Auditor de Guerray al Secretario de la Jefatura política, ambos abogados. Este Tribunalpodía declarar la nulidad del juicio ante la autoridad militar, ya seapor falta de citación en el juicio, o por haberse fallado sobre una ma-teria distinta que la controvertida.

En la zona Norte existían dos tribunales de Apelaciones, uno enIquique y otro en Antofagasta; para los Jueces de Iquique constituía elTribunal de Apelaciones el de Antofagasta y viceversa sucedía con losJuzgados de Antofagasta.

III. —Situación económica.

Al ocupar el Departamento de Tarapacá y ponerse término a la cam-paña, el país constató que de sus arcas fiscales se habían consumidotodos los dineros, pese a que los funcionarios civiles y militares los ha-bían cuidado en extremo y hasta el centavo gastado se había efectuadobajo una rigurosa administración. Las adquisiciones nacionales o en elextranjero para la preparación de las tropas eran ejemplo de las mássevera moral administrativa. Por ello, la nueva fuente de entradas ahoraen poder del Estado chileno, debía satisfacer la necesaria recuperaciónde las inversiones efectuadas en el curso del año 1879 y obtener además,las nuevas disponibilidades que serían necesarias para la continuaciónde la guerra.

A. —Economía de la zona costera del Departamento.

La zona costera ocupada por Chile, dejaba dentro de ella a la ma-yoría de las Oficinas Salitreras que estaban en explotación, lo cual per-mitía disponer de medios económicos para financiar la continuación dela guerra con la venta de la producción; pero, el problema no era tansimple y sencillo como parecía a primera vista, ya que, era previo el co-nocimiento del "modus operandi" que se seguía para efectuar las ven-tas y la obtención de fondos. Fue necesario efectuar un previo estudiosobre los mercados, transportes, ventas, impuestos, pagos, etc., lo quese complicaba aún más, por la forma como antes de la ocupación chi-lena estaba sometido al Perú este territorio del Departamento de Ta-rapacá, que al pasar a la soberanía de Chile, entró a la aplicación denuevos procedimientos.

B. —La explotación del salitre y guano.

1. —Situación del salitre.

Es posible, para la legislación del Perú, que las medidas legales

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establecidas por el Presidente Pardo para desarrollar el comercio delsalitre y guano no fueran difíciles de cumplir; pero, ahora, al cambiarde régimen estatal, aquellas normas que fueron claras, se tornaban con-fusas y poco expeditas, por cuanto los funcionarios del gobierno de Chileenviados a la zona norte, no estaban preparados ni conocían la formacomo operaba la legislación peruana en esas zonas.

La confusión nacía en aplicación de esta forma legal en la explo-tación de las salitreras en el Perú, lo cual a su vez, era consecuencia delas leyes dictadas por Pardo. Estas disposiciones catalogaban a las ofi-cinas del salitre en diferentes categorías, en primer lugar, estaban aque-llas que había comprado el Gobierno y que las había cancelado con do-cumentos a plazo fijo y con interés. En estos centros de producción,trabajaba personal por cuenta del Estado y a los cuales se les asignabacomo sualdo, un porcentaje del valor de venta del quintal de salitre ela-borado; otras oficinas estaban en poder de sus dueños, los que no habíanaceptado la oferta del gobierno de vender al Estado; a ellos, el Fiscoles dejaba libertad para explotar pero obtenía una entrada para la cajafiscal al aplicarles un impuesto sobre las exportaciones que hacían del pro-ducto hacia el exterior.

Al mantener Chile la situación en igual forma, se producían doshechos, uno favorable, al entrar a disfrutar del impuesto aplicado porel Perú, a los que explotaban su propia industria; pero a la vez era re-bajar el valor del terreno salitral y producir un daño a aquellos propie-tarios poseedores de bonos con responsabilidad del pago por parte delPerú, que ahora, como estado, no está presente; pero este hecho no que-daba inmune, estos propietarios eran subditos de grandes potencias y des-de luego, estaban amparados por esos gobiernos que no aceptarían se lesdejara sin obtener sus dineros.

Esta razón llevó a Chile, a evitar un pronunciamiento inicial sobrela situación de derecho que presentaban las Oficinas que elaboraban elsalitre. En los primeros días de labores sólo se limitó a imponer un tri-buto a la cantidad del producto que se embarcara, con lo cual, obviabael problema que se le presentaba al disfrutar de la propiedad particu-lar, que normalmente pertenecía al Perú.

Los estudios que se realizaron y las medidas adoptadas por el gobier-no chileno, le permitió llegar a establecer una formula legal justa, y enlos primeros días de enero, se inició el embarque de algunas partidas desalitre, cuyos tributos fueron a incrementar la caja de guerra del país,cuyes gastos eran enormes; pero ahora con estos medios, continuar laguerra se hizo más fácil, sin afectar su economía interna, hecho auspiciosopara cualquier nación del siglo pasado que hubiera afrontado un con-flicto como lo hacía en esos años Chile.

2. —Situación del guano.

El problema del guano era de mayor envergadura que el del salitre,por cuanto, este producto estaba hipotecado integralmente a los acree-


dores de la enorme deuda que mantenía el Perú. En su mayoría estosacreedores eran ingleses y francesas, capitalistas que jamás habían pro-porcionado un centavo de crédito a cualquier estado sudamericano sinantes no hubieran tenido totalmente asegurada la prenda y casi consi-derada como de su propiedad.

Además, la escuadra chilena en sus bombardeos, había destruidolos elementos de embarque y de transporte del guano. Era necesario nor-malizar esta situación, para lo cual fue indispensable disponer de medioseconómicos y de tiempo, tanto para adquirir los elementos destruidos,como para construir nuevos, o reparar las instalaciones dañadas.

En este caso, el problema se presentaba bastante complicado y de-bía darse cuanto antes una rápida solución.

C. —Solución a los problemas económicos.

El Ministro Sotomayor captó el sinnúmero de problemas que se pre-sentaban en la zona y buscó la forma de darles un arreglo. Para ello,pidió al gobierno central el envío de un funcionario de prestigio y conlos conocimientos necesarios para estudiar en el terreno mismo las si-tuaciones existentes y buscar la forma de llegar a solucionarlas en elmás breve plazo.

Mientras tanto, el Ministro Sotomayor envió numerosos informes alcentro del país, dando cuenta de las situaciones que se habían creado porla ocupación del Departamento de Tarapacá.

Días más tarde, desembarcó para esta zona, el Delegado Fiscal deTarapacá, don Baltazar Sánchez Fontecilla, cuyo destino era conocer contoda su profundidad los problemas del salitre y buscar la forma de dar-les un corte definitivo.

La situación conflictiva creada en las guaneras se entregó en ma-nos de don Aurelio Lastarria para que él, con un estudio previo, bus-cara el arreglo para ponerlas en trabajo. Este funcionario realizó unprofundo análisis sobre las guaneras y sobre las caletas de embarque,al final del cual propuso la forma que se debía proceder para dejar ex-peditos los embarques de este producto.

En esos días, el rumor era una actividad diaria en todo el Depar-tamento y estaba destinado a crear en la población civil, pánico a lasposibles represalias que adoptaría el Perú, cuando recuperara suterritorio. Era necesario desde luego, extirpar este temor y para ellose debía inspirar confianza en la población y crearles conciencia deque con Chile estaban garantidos. Al poco tiempo, se había normalizadoel diario vivir de la zona y Chile, desde los primeros días de enero prin-cipiaría a recibir el producto de las entradas que dejaba el salitre y_ elguano, fondos que irían a incrementar las arcas fiscales y le permiti-ría disponer de una caja con los dineros necesarios para continuar laguerra sin afectar con ella el erario nacional.

El señor Miguel Carrero, Jefe de las Oficinas de Hacienda, organi-


zó el servicio de impuestos y de rentas, que comenzó a funcionar díasmás tarde. El 5 de enero de 1880, el gobierno de Chile efectuaba el pri-mer embarque de salitre al exterior, iniciándose con ello la recolecciónde los fondos necesarios para iniciar la próxima campaña de Tacna yArica.

CAPITULO II

SITUACIÓN POLÍTICO-MILITAR DE CHILE.

I. —Significado de la ocupación de Tarapacá.

Piemos conocido la situación creada en el Departamento de Tara-pacá, con la retirada de las fuerzas militares aliadas hacia Arica y Tac-na después de la batalla del mismo nombre. Con esto, se dejó libre elterreno a los chilenos y les permitió la total ocupación del Departamentopor sus tropas. Esta irreparable pérdida por parte del Perú, produjoen los países beligerantes, una serie de consecuencias y trastornos queafectó a todas las esferas, tanto de orden político, económico, como mi-litar, en todos estos rubros de la vida nacional las reacciones de todoorden no se dejaron esperar, pero siempre, la crítica estuvo acompañadade la medida paliativa que se aconsejaba adoptar en atención al momen-to que vivía el país.

Esta razón nos lleva a estimar que para nuestro estudio estas ma-terias deben ser consignadas separadamente, ya que con ello se obtuvouna mayor claridad de lo que sucedía en Chile en ese momento de con-flicto.

La ocupación de Tarapacá no sólo representa para la moral chi-lena, una fuerte dosis de optimismo y la voluntad de mantener lo con-quistado aunque ello significara el tener que continuar la lucha hacia elNorte, sino que también ella tiene hondas repercusiones en el factor eco-nómico, al provocar nuevas entradas a las exhaustas arcas fiscales, quedurante un año habían afrontado gastos considerables para preparar ymantener en buenas condiciones el frente bélico. En lo militar, la cam-paña fue el mejor centro de instrucción militar y por ello, al términode este primer período de lucha quedaba el país con un ejército disci-plinado, con gran experiencia de guerra y bien equipado y armado. LaArmada poseía ahora una escuadra poderosa, incrementada con los bar-cos capturados al adversario y con un total dominio del mar. Mientrasque, en los países aliados, fue necesario que transcurriera un períodode tiempo para poder reponerse del duro shock producido por la pér-dida territorial, ajustar sus frentes interno, diplomático, económico ymilitar, tonificar su afectada moral, y poder continuar nuevamente la lu-cha con mayor ahinco con el fin de tratar por todos los medios de lo-


grar recuperar el total o parte de las pérdidas territoriales que le habíaocasionado la primera campaña de la guerra.

La pérdida de Tarapacá afectó profundamente la moral de los alia-dos, pero al mismo tiempo sirvió como acicate para levantarla y desper-tar el deseo de volver a continuar la lucha con nuevos bríos. Con ener-gía superaron las deficiencias militares, reunieron fuerzas bajo la con-signa de expulsar al extranjero del territorio patrio y buscaron al nuevoconductor político-militar que los llevaría a la victoria.

La situación socio-político-militar de cada uno de los países belige-rantes, es totalmente diferente, y por ello da motivo para un nuevo es-tudio más profundo, que por ahora escapa a la finalidad del presentetrabajo.

II. —Situación Político-Militar de Chile.

Después de un año de guerra, los verdaderos causantes del conflictocasi no habían aparecido en escena, el Capitán General Daza cuando tu-vo la oportunidad en Dolores de cubrirse de gloria, optó por algo mássencillo y menos peligroso. Se retiró sin presentar combate.

Prácticamente la lucha había sido con los peruanos y algunas tro-pas bolivianas, por ello es que Chile, después de un año de guerra, ter-minaba por recuperar de Bolivia, su antigua provincia de Antofagastay del Perú ocupaba el departamento de Tarapacá.

En esos días, la Armada chilena ejerció el dominio del mar, el ejér-cito victorioso se presentaba bien armado, equipado, disciplinado, de al-ta moral y con un alto pie de instrucción militar, que la campaña le ha-bía dado una gran experiencia en la guerra de desierto; y sus mandoshabían adquirido una gran experiencia en la conducción de sus tropasen combates sobre un escenario de este tipo desértico.

La victoria chilena fue la mejor dosis de optimismo que se le pudoinyectar a los diferentes frentes del país, como asimismo, fue un for-midable incremento económico para poder continuar la lucha hasta la vic-toria final de las armas de Chile.

A. —Frente Interno.

Los acontecimientos que llevaron al país a la guerra produjeronen él una serie de reacciones. Durante el año 1879, Chile se volcó de paísamanta de la paz, sin preparación a una Nación en actitud hacia afue-ra, es decir, pasó de su estado de paz a un estado de tiempo de gue-rra; sin embargo, todo ese titánico esfuerzo no afectó la contextura le-galista del gobierno para la conducción política del país, se mantuvointegralmente sus estructuras orgánicas fundamentales, sin ninguna va-riación. Con ello Chile mostraba al mundo, cual era la solidez de su po-der político interno, herencia recibida de la era portaliana, cuando con


la Constitución de 1833, había dado al Gobierno del Estado el verdaderovalor del "poder político"; ahora en la difícil prueba a que se sometíay ante tal emergencia, dejaba de manifiesto cuanto era el beneficio quesignificaba esta conformación política para la joven República.

El país no alteró su vida política ni varió el desarrollo de los pro-blemas internos. El Presidente Pinto, que vivía los últimos meses de sumandato, ejercía su acción en todos los campos del conductor político conla plena autoridad, que como Presidente del país le correspondía.

El pueblo chileno, amante de la paz, muchas veces a costa del sacri-ficio, reaccionó virilmente al sentir la amenaza externa y se despertó enél, el espíritu bélico, al acudir en masa a los Cuarteles para empuñarlas armas que le permitieran defender la patria amenazada. Así fue co-mo el pequeño ejército de 2. 000 hombres al iniciar el conflicto, diez me-ses más tarde alcanzaba a los 20. 000 soldados combatientes, sin contaraquellos hombres que por su condición o edad irían sólo a completar lastropas cívicas.

El brusco crecimiento de la población en la zona norte, con la llega-da de las tropas, trajo como consecuencia algunas enfermedades infec-to-contagiosas, que hizo necesario aplicar a la población civil serias me-didas higiénicas, destinadas a impedir los contagios y epidemias. Lossoldados afectados por algún mal, fueron tratados adecuadamente pa-ra su pronta recuperación, o bien, se les evacuó hacia el sur.

En el país, todas las actividades del frente interno se desenvolvíanen beneficio del esfuerzo bélico que afrontaba la Nación, y cada unose sentía con parte de ¡a responsabilidad y quería hacer valer su con-dición de chileno y de patriota, para aportar algún bien que apoyarala lucha.

Como era necesario integrar el territorio conquistado por las ar-mas chilenas al suelo patrio y someterlo a sus leyes, se creó entre loshombres de gobierno, una situación de inquietud, pues estimaban queera prematuro considerar al Departamento de Tarapacá como parte delterritorio chileno, mientras las fuerzas de la Alianza no estuvieran to-talmente derrotadas.

Durante esta primera campaña, el frente interno se presentó congran solidez y el "poder político" mantuvo la total cohesión interna dela nación, lo cual permitió desarrollar con toda amplitud las activida-des bélicas, en bien de la conducción de la guerra.

B. —Frente Diplomático.

En esta primera parte de la guerra, el frente diplomático presentóindecisión, ya sea para adoptar resoluciones en beneficio del conflicto,o ya, para desarrollar entre los países americanos y de Europa,una intensa actividad aclaratoria sobre las causas de la actitud chile-na. Esta falta de capacidad trajo como consecuencia el nacimiento


de antipatías de estos Estados por el problema chileno. Algunos paísessudamericanos, con especial interés se esmeraron en hacer apa-recer ante los ojos del mundo a Chile como una nación conquistadoray que buscaba la hegemonía en Sudamérica.

C. —Frente Económico.

La situación económica de Chile cuando entró al conflicto no erasatisfactoria ni estaba en condiciones de afrontar esta emergencia. Eldesarrollo de la guerra exigió al país un esfuerzo económico gigantesco,pero para ello, esta exigencia no fue descontrolada y los gastos que seafrontaron no endeudaron al Estado.

Para afrontar los enormes gastos de guerra, la nación lanzó unaemisión de papel moneda de $ 12. 000. 000, con lo cual se adquirió enotros países vestuario, equipo, armamento y munición y con estos fon-dos se realizó la campaña de Tarapacá hasta la ocupación del Departa-mento. En tal oportunidad, las arcas fiscales ya estaban casi vacías,pero, con el triunfo de las armas chilenas el Fisco se dio la oportunidadde disponer de una nueva fuente de entradas sin necesidad de recurrira nuevos empréstitos ni a contraer nuevas deudas.

D. —Frente Bélico.•

Al producirse la guerra, Chile, por razones económicas, poseía unaescuadra que no se le había dado un alistamiento ni se había preparadopara afrontar la emergencia que contra su voluntad se había gestadoy producido, y un Ejército equipado con elementos de modelo anticuadoy ya viejo, por el uso. Sus condiciones operativas estaban más apropia-das para la lucha que sostenía con los indios del Sur, que para llevar a>efecto un conflicto de carácter internacional.

Después de diez meses de declarada la guerra y al finalizar el año1879, Chile disponía de una escuadra con mayor número de buques ycuya potencialidad le permitía dominar el Océano. Después de la inmo-lación de Arturo Prat, sus marinos habían instituido un código de ho-nor para sus hombres de mar, y el Ejército, aquel pequeño núcleo dis-ciplinado, había sido el crisol para fundir la más variada gama de ciu-dadanos de las diferentes esferas sociales, riquezas y cultura. Toda di-ferencia había desaparecido para dar paso al soldado que, como un solohombre, luchó en Pisagua, Germania, Dolores, o murió combatiendo enTarapacá.

Los 2. 000 hombres del Ejército a principios de 1879, llegaron a los20. 000 al término del año, los que se distribuían: 10. 000 en campaña;3. 500 en Pisagua e Iquique; 1. 500 en Antofagasta y, 5 a 6. 000 hombresen el Sur, listos para ser enviados al Norte.

A todos los soldados se les había proporcionado buenos uniformes,dotado de modernos equipos y excelentes armamento y munición. Altérmino de la campaña de Tarapacá, Chile había logrado un amplio aco-


pió de vestuario y equipo militar, armas y municiones. En el mes dediciembre de 1879, el Ejército chileno estaba constituido por tropas ve-teranas, bien entrenadas, valientes y de alta moral, y desde ese momen-to ya nada se opondría a que éstas conquistaran nuevos laureles. Aho-ra todo está organizado y la movilización se desarrolla en forma nor-mal y expedita, pero lo más grande para este joven país es que todo,absolutamente todo, se ha hecho sin recursos del exterior, a base depréstamos internos, cuya administración controlada y honorable fue unejemplo de hacienda pública eficiente.

Chile, como país joven y dinámico, tuvo entre sus organismos ins-titucionales, roces y fricciones; los problemas humanos fueron numerosospero se superaron por amor a la Patria, pues más valía ella que las ren-cillas egoístas. Se aprendió con rapidez el arte de la guerra en todos susescalones y los soldados hicieron gala de valor como viejos guerrerosdescendientes de España y Arauco.

Al término de la campaña de Tarapacá, el Ejército se preparó paracontinuar su marcha al norte. Ahora se había consagrado como verdade-ros conductores político-militares al Presidente Aníbal Pinto y al Mi-nistro Rafael Sotomayor, y serán los conquistadores de laureles de lavictoria los Generales, Jefes, Oficiales, Suboficiales, Clases, Soldados ylos civiles movilizados, que sin escatimar sacrificios dieron todo en de-fensa de la Patria.

El 1º de junio de 1880, al leer el mensaje de apertura de sesionesordinarias del Congreso Nacional, el Presidente Pinto con legítimo or-gullo dijo: "Cuando un pueblo puede, como Chile, emprender y sosteneruna guerra sin perturbar el orden constitucional, ese pueblo ha conquis-tado una gloria no menos envidiable que la obtenida por nuestros sol-dados en el campo de batalla".

Era la Nación entera la que hacía valer sus derechos y todos como unsolo hombre, en el frente de combate o en la retaguardia, lucharon en posde la Victoria final.

G U E R R A D E L P A C I F I C O

1 8 7 9

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P R I M E R A S O P E R A C I O N E S

C A M P A Ñ A D E T A R A P A C A

D O C U M E N T O S A N E X O S

GUERRA DEL PACIFICO - 1879

ANEXO Nº 1

ACTA DE JUNTA EN ANTOFAGASTA EN 28 DE JUNIO DE 1879

En Antofagasta, a veintiocho días del mes de junio de mil ochocien-tos setenta y nueve, se reunieron en la sala de la Gobernación, a las 8P. M., el General en Jefe, don Justo Arteaga; el Ministro de RelacionesExteriores, don Domingo Santa María; el Asesor de la Escuadra, donRafael Sotomayor; el Auditor de Guerra, don José Alfonso, i el Secre-tario General del Ejército, don José Francisco Vergara.

El señor Ministro espuso: que había provocado la presente reunióncon el objeto de deliberar en común acerca de lo que debería hacerse enlas presentes circunstancias, a fin de acelerar la guerra en que estabacomprometida la República, dados los elementos con que se contaba,cuales eran el Ejército del Norte i la Escuadra. Que se podía eliminartoda consideración sobre esta última, pues era evidente que sus operacio-nes habrían de subordinarse a las del Ejército, según fuese la campañaen que éste se comprometiese, i que mientras se preparase i organizase,hostilizaría con una parte de sus buques a la escuadra peruana i reco-rrería la costa desde Iquique hasta el Callao. Lo esencial era discurrir ifijar un plan sobre las operaciones del Ejército.

Pero antes de tocar esta materia, quería que quedasen resueltos es-tos dos puntos previos: 1º ¿Debe expedicionar el Ejército sobre el terri-torio peruano, o convendrá mantenerlo pasivo en Antofagasta hasta tan-to fuere aquí mismo atacado, puesto que la inactividad de los ejércitosboliviano i peruano no puede menos de ser embarazosa para uno comopara otro, desde que el boliviano en Tacna es una carga para el Perú iun motivo de odiosos recelos, i el peruano en Iquique corre el riesgo deverse privado de víveres i estrechado por el hambre? 2º Fuese que seconsiderase preferible Ja inactividad o que se adoptase un plan expedi-cionario, ¿no seria oportuno emprender expediciones parciales, de milhombres, mas o menos, i atacar con ellas algunos puntos, como Pisagua uotros lugares parecidos, de manera que, derrotadas allí las fuerzas ene-migas, nuestra división se embarcase i emprendiese otra operación seme-jante?

Respecto al primer punto, fue unánime la opinión de que, cualquieraque fueran las ventajas de una situación especiante i meramente defen-siva, mayores serian los inconvenientes que nos rodearían, en cuantonuestro Ejército se desmoralizaría con el reposo a que se le condenabai se enfriaría el entusiasmo de que estaba dominado. Que, compuesto ensu parte principal de gente que no hacia de la milicia una carrera, co-menzaría a aparecer el aburrimiento i hasta el desaliento, desde que vie-ra frustrados sus propósitos i deseos. En comprobante de esto, se dijoque ya no eran raras las deserciones. El soldado ocioso, se enervaría icorrompería. De consiguiente, debía expedicionarse. Sólo un ejército mu-

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cho mas reducido podría mantenerse, sin mayores dificultades, en lascondiciones en que hoy se encontraba el nuestro.

Por lo que toca al segundo punto, fue también unánime la opiniónde que las expediciones parciales no tenían objeto calificado, desde queno darían un provecho reconocido. La derrota de una pequeña divisiónenemiga no desconcertaba ni desarmaba al Perú, y si esas operaciones po-dían emprenderse en algún punto conocido, como Pisagua, no podríanllevarse a efecto en otros, donde no se presentaban cómodos desembarca-deros. Estas expediciones harían necesario el servicio de dos transportes,por lo menos, por la necesidad de conducir, junto con la tropa, víveres ihasta agua, y obligaría, ademas, a marchar custodiadas por una parte dela Escuadra, inmovilizándola de esta manera y embarazándola para batira los buques peruanos, si ellos se presentaban en las inmediaciones o enlugares donde pudieran ser perseguidos. A estos inconvenientes se agre-gaba que se fraccionaba el Ejército, dividiéndolo en porciones que le qui-tarían toda la respetabilidad que tenia en su conjunto.

Apreciados así estos dos puntos previos, el señor Ministro dijo en-tonces, reconocida la conveniencia de expedicionar con el Ejército, some-tía a examen y madura deliberación estos otros tres puntos, cuya grave-dad no podía ocultarse:

1º ¿Deberá expedicionar el Ejército sobre Tarapacá, de manera dehacernos dueños de todo el departamento i, derrotado el ejército peruano,esperar allí al ejército boliviano, si quisiese buscar al nuestro?

2º ¿Deberá expedicionarse sobre el departamento de Moquegua, parallegar a Tacna y batir allí al ejército boliviano, puesto que no seria po-sible desembarcar en Arica ni en otra caleta próxima, que pudiera ofre-cer comodidades y recursos a nuestro Ejército?

3° ¿Deberá expedicionarse sobre Lima, de modo que nos fuese posi-ble apoderarnos del Callao, destruir sus fortificaciones i sus buques, siellos se encuentran en la bahía?

Permitiéndome, agregó, esponer mis ideas sobre el particular, voy aconsiderar cada uno de los puntos enunciados.

Prefiero la expedición a Tarapacá, sobre cualquiera otra, por razonesde evidente conveniencia. La ocupación de Tarapacá nos permite expe-dicionar con mayores facilidades, puesto que nos encontramos a cortadistancia de este departamento. El movimiento del Ejército i el trans-porte de los recursos necesarios se hará con mayor comodidad, siendoque la misma división de la Escuadra que bloquea a Iquique, puede pro-tejer el movimiento, permaneciendo la otra en Arica o el Callao, o dondela combinación del plan lo haga necesario. Para marchar a Tarapacá nose ha menester de toda la Escuadra.

En este departamento está el grueso y lo mas selecto del ejércitoperuano; ejército que, vencido, deja al Perú, si no rendido, en condicio-nes muí ventajosas, que le obligarían probablemente a buscar la paz, yque produciría quizá un cambio en el Gobierno peruano, lo cual remove-


ria dificultades, desde que ese Gobierno no se creería ligado a las decla-raciones o compromisos del actual.

La posesión de Tarapacá nos haría dueños de las propiedades fisca-les que hay en ese lugar i nos permitiría aprovechar los huanos i salitres,descargando de esta manera a Chile de una considerable parte de losgastos que hace hoy día, y alimentaria el espíritu laborioso de nuestragente, que tiene deseos de recuperar la fortuna i el hogar de que ha sidodespojada.

La derrota del ejército peruano, independientemente de la influenciamoral que ejercería sobre el ejército boliviano i de la mayor confianzaque inspiraría al nuestro, podría, quizá, dar ocasión a Bolivia para acer-carse a Chile por medio de un arreglo. No podría ocultársele que, perdidaesta oportunidad, tendría que renunciar para siempre al anhelo de tenera Arica como puerto boliviano.

Si aun esto no sucediese i el ejército boliviano avanzase, para unirsecon el peruano o para combatir al nuestro aisladamente, es innegable quenuestra posición seria superior en este último caso, puesto que escojeria-mos el lugar del combate, privaríamos de recursos al enemigo i nos pre-sentaríamos superiores por nuestra caballería i artillería, quedándonosfranca la retirada para Iquique, donde nuestra Escuadra protejería nues-tro embarco.

Cuestión de serio estudio será averiguar por dónde habría de desem-barcar nuestro Ejército. Según unos, y especialmente según una exposi-cion muí interesante de don Demófilo Herrera (exposiciín que fue leída),el desembarco habría de hacerse por el sur, para marchar así por pun-tos socorridos i llegar hasta la Noria, campamento principal del ejércitoenemigo. Según otros, debe efectuarse por el norte, Junin o Pisagua,atravesar la primera cadena de cerros, llegar a la pampa i caminar ace-leradamente hacia la Noria, para impedir en cuanto sea dable la conjun-ción del ejército peruano, que ocupa, a lo que se dice, un radio de treintaleguas. Las marchas deberían, en tal caso, ser ligeras, a fin de no darlugar a que el ejército boliviano de Tacna se mueva, i avance a unirsecon el peruano.

La expedición sobre Iquique debe emprenderse simulando un desem-barco cerca de Arica, para que se crea que buscamos al ejército boli-viano i le impidamos por este medio caminar sobre Iquique, i efectuandootro sobre este punto, para posesionarnos del pueblo i contener la divi-sión del Alto del Molle; división que, si desciende, pierde la importanciade sus fortificaciones i es perdida; i si se replega a la Noria para formartodo un cuerpo, nos franquea el camino del Molle y nos permite atacar laNoria por dos partes.

La división con que debemos atacar a Iquique no debe exceder demil hombres, mas o menos. Aun derrotada que fuese, la división peruanadel Molle, que seria la vencedora, tendría que rendirse a los fuegos denuestra Escuadra, puesto que no podría volver atrás, desde que trope-zaría con todo el grueso del Ejército chileno.

194 AUGUSTO PTNOCHET UGARTE

La expedición sobre Iquique supone también: 1º Que una división denuestra Escuadra contenga a la peruana, para que así sean mas fácilesy desembarazados los movimientos de nuestro Ejército, i las costas delsur de la República estén seguras de no ser atacadas. La otra partedebe hallarse en Iquique y en el lugar en que nuestros transportes se ha-llen colocados; y 2º Que venga de Santiago una división de tres mil hom-bres que, reforzada por las milicias de este lugar, lo defienda de cual-quier ataque aventurado que el boliviano o el peruano quisieren empren-der, sabedores de que nuestro Ejército estaba en Tarapacá.

Debemos suponer que nuestro Ejército expedicionario no bajará deocho mil hombres ni excederá de diez.

Suponemos también que contamos con los transportes que sean ne-cesarios, puesto que vamos a tener que emprender simultáneamente di-versos movimientos.

Contra esta expedición a Iquique se hacen diversas objeciones, siendola principal la falta de agua, que no podríamos acarrearla para todo unEjército como el nuestro, i cuyo acarreo seria, cuando se pudiese, costo-sísimo. No puedo apreciar esta circunstancia, porque no conozco los lu-gares; pero he oído opiniones encontradas, y como creo que en este lugarhay personas prácticas, no seria difícil tomar datos precisos i exactos.Sin embargo, se me ocurre que esta escasez no debe ser absoluta. Elejército peruano subsiste en Tarapacá i se mueve a diversos puntos. Sila falta de agua es un inconveniente para nosotros y para las marchasde nuestro Ejército, con el mismo debe tropezar el ejército peruano, in-conveniente que no le permitirá marchas, retiradas y movimientos, y quelo compelerá a pelear, lo que es nuestro afán.

El segundo punto, la ocupación de Moquegua, no tiene base acepta-ble. Llegado nuestro Ejército a Moquegua o apoderádose de la partede este departamento que le conviniere ocupar para refrescarse, el Perúhabría unido, mientras tanto, alguna división, la de Arica u otros pun-tos, al ejército boliviano; ejército que no presentaría batalla sino cuandole conviniese, y que procuraría arrastrar con el nuestro al interior, pararendirlo con las fatigas y con la privación de recursos. No debemos olvi-dar que en todas partes va a mirársenos como a vándalos. No debemosfiar sino en nuestras fuerzas y en nuestros elementos. Si el ejército bo-liviano y el peruano que se le uniese no nos presentasen batalla, tendría-mos que embarcarnos antes de marchar al interior i que mantener ociosoa nuestro Ejército en Moquegua, hostilizado y escaso de toda asistencia.Una expedición de este género no nos daría provecho.

Aun derrotado el ejército boliviano, nada serio habríamos ganado.Con la derrota no imponíamos a Bolivia, puesto que no podríamos hacerlasentir sus efectos, desde que no ocupábamos su territorio. Quedaríamostal como estamos hoy, e imposibilitados para cualquiera inteligencia ul-terior, desde que es lógico suponer que el patriotismo boliviano se exci-taría con el revés sufrido por su ejército. Descansaría todavía en los es-fuerzos y auxilios de su aliado. Al contrario, derrotado el aliado y pre-


cisado éste a tratar, Bolivia se vería compelida, o a tratar también, o aabandonar el territorio peruano; y en tal caso, terminaría la guerra conBolivia, que no podría venir a hacerla por el desierto. De la derrota delejército peruano pueden surgir mil emergencias, todas favorables paraChile, mientras de la derrota del ejército boliviano solo puede fluir unadisminución de fuerza enemiga, pero no el completo amilanamiento delenemigo. Por esta razón, me parece que debemos abandonar este propó-sito. No sé si hay caletas donde desembarcar cerca de Arica.

La expedición sobre Lima tiene mas de fantástico que de útil y po-sitivo. La simple ocupación de Lima no nos daría provecho alguno, puesno contando para nada con las resistencias que opondrían en cada barrio,en cada calle, tendríamos que abandonarla pronto, sin otra satisfacciónque la de haber ganado una batalla y habernos posesionado de la capitaldel Perú. No encontraríamos Gobierno con quien tratar, ni recursos queaprovechar. Todos, o la mayor parte de los vecinos de Lima, huirían alinterior, donde se mantendrían vivas y aumentarían las fuerzas bélicasdel Perú. El Ejército se enfermaría y diezmaría en Lima. Ejemplo de ellotenemos en la guerra de la independencia y en la posterior de la restau-ración. La ocupación de Lima, si ha dado influencia moral al ejércitoque la ha ocupado, no ha resuelto jamás la contienda debatida por lasarmas.

La ocupación de Lima tendría su ventaja por la ocupación del Ca-llao, si esto último fuese posible, pues lograríamos inutilizar sus forta-lezas i sus cañones i destruir los buques peruanos, si ellos se mantuvie-sen en la bahía. Pero aun así, es problemática la ventaja que adquiriría-mos. Si los buques peruanos no se encontrasen en la bahía, habríamos,en tal caso, sacrificado una parte considerable de nuestro Ejército eninutilizar al Callao; ventaja pequeña, desde que sus fortificaciones nonos impiden un bloqueo, ni pueden proporcionarnos armamentos u otroselementos bélicos. En el Callao no hay mas que los cañones que lo guar-necen, y estos mismos no podrían ser aprovechados por nosotros, desdeque no sería posible embarcarlos todos.

Solo optaría por la expedición sobre Lima y el Callao cuando no hu-biera otro plan mas seguro y útil que adoptar. Y aun en este caso, siem-pre habría que meditarlo mucho, por los mayores esfuerzos que habríade hacerse.

El señor Sotomayor, Asesor de la Armada, dijo:Acepto como una política previsora y conveniente la de no buscar

un combate con las fuerzas bolivianas que cubren el departamento deTacna, y consagrar los esfuerzos del Ejército chileno a la destrucción delas fuerzas peruanas, para llegar a una paz estable. Quedaría así elimi-nada, por ahora, toda operación militar a Moquegua o Tacna que no seaindispensable a los fines de la presente guerra.

Los ejércitos peruanos son, como se sabe, dos: uno que defiende eldepartamento de Tarapacá, i el que está destinado a servir de reserva yde defensa de Lima y el Callao. El primero se compone de los principalescuerpos veteranos; el segundo es, en su mayor parte, de nueva creación


y de cívicos, siendo, por consiguiente, el mas débil. Según los anteceden-tes y noticias recogidas, el de Tarapacá se compone de ocho a diez milhombres, próximamente, incluyendo los cuerpos bolivianos que lo han re-forzado, y el segundo de seis a ocho mil, con las tropas cívicas del Callaoy Lima, que están en organización, pero susceptible de ser aumentadoconsiderablemente con reclutas de los departamentos del norte y del in-terior, que son bastante poblados. Atendiendo a la importancia que estaguerra tiene para el Perú, y lo que ha excitado la opinión y patriotismode sus habitantes, creo que ha de ser indispensable batir y destruir su-cesivamente los dos ejércitos enumerados, para que se acepten condicio-nes de paz ventajosas para Chile.

En el departamento de Tarapacá, el ejército enemigo se encuentradistribuido entre Pisagua, al norte, la Noria e Iquique, al centro, y SanLorenzo, al sur. Las posiciones que ocupa le permiten concentrarse enpocas jornadas en la Noria, aprovechando las facilidades que para estole ofrecen los ferrocarriles de Pisagua e Iquique. Podría también haceresa concentración en el Molle, para cubrir el puerto de Iquique; pero eneste caso, su retirada hacia el norte sería muy dificultosa.

El ejército boliviano que ocupa el departamento de Tacna se compone,mas o menos, de seis mil hombres. Podría verificar su conjunción con elejército peruano en la Noria, incorporando a su paso la división acanto-nada en Pisagua. Hay, por consiguiente, que tomar en consideración laposibilidad de que se reúnan los ejércitos aliados durante la campaña quese emprenda en el departamento de Tarapacá.

La ocupación militar del Callao y Lima por nuestro Ejército seriarelativamente fácil, atendida la calidad de las fuerzas que tendría quecombatir y los recursos de todo género que se encontrarían en aquellaspoblaciones. El desembarco al sur o norte del Callao, traería como conse-cuencia la ocupación de los fuertes de aquella plaza y la destrucción de losbuques enemigos que se encontrasen en la bahía, que se hallarían en lanecesidad de rendirse o de batirse con nuestra Escuadra. Caerían, ade-mas, en poder de nuestro Ejército todos los pertrechos y elementos deguerra existentes, después de la dispersión o destrucción de sus tropas.Sin embargo, la vitalidad militar del Perú quedaría en su mayor parteen pié, mientras conservase su principal fuerza veterana que hoy defiendea Tarapacá. Seria, pues, indispensable desocupar a Lima y el Callao in-mediatamente después de ocupados, para operar sobre aquel departa-mento, en contra de fuerzas mas numerosas y mejor preparadas que lasexistentes.

Si, por el contrario, se principian las operaciones por Tarapacá yse consigue, como es de esperar, destruir el ejército enemigo, la ocupa-ción del puerto de Iquique i sus inmediaciones nos permitirá hacer de élnuestra base de operaciones posteriores; se concentrarían allí nuestrasprovisiones y recursos, y después de construir fortificaciones ligeras, laEscuadra chilena quedaría en toda su libertad de acción para perseguiry hostilizar a la enemiga. La expedición sobre el Callao obligaría quizás asuspender el bloqueo de Iquique, porque el grueso de la Escuadra tendría


que convoyarla, y no seria improbable la repetición de combates desigua-les con nuestros buques débiles, como el del 21 de mayo, si dicho bloqueose sostuviera con ellos. Es sabido que el Huáscar i la Unión, por su andary fuerza, son muy adecuados para aprovechar con ventaja un descuidosemejante. Las dificultades que presenta el departamento de Tarapacápara expediciones militares, por la falta de recursos y por la especialidadde su territorio, tienen en todo caso que ser vencidas por el Ejército chi-leno; la operación sobre el Callao y Lima solo se postergaría el tiemponecesario para arrostrar aquellas dificultades, aun cuando el enemigoacumule en esos puntos mas medios defensivos como el último recursopara la salvación de su país.

Las razones que aconsejan dar preferencia para emprender opera-ciones militares en el departamento de Tarapacá, son las siguientes:1º continuidad en el territorio en que se va a expedicionar, circunstanciaque facilita su ocupación i conservación; 2º destrucción o dispersión delprincipal poder militar del Perú, atendida la calidad relativa del ejércitoque lo defiende; 3º recursos fiscales de que se priva al enemigo y quepueden aprovecharse por Chile; 4º facilidades que el triunfo ofreceríapara entenderse con el Gobierno boliviano, una vez imposibilitado el Pe-rú para auxiliarle con recursos militares de alguna importancia; 5º li-bertad en que quedaría nuestra Escuadra para estender sus hostilidadeshasta el Callao y hacer efectiva y sensible en toda la costa enemiga nues-tra preponderancia marítima.

Ocupado el departamento de Tarapacá por nuestro Ejército; resta-blecidas para su uso las líneas férreas i telegráficas y convertido el puer-to de Iquique en el depósito de sus recursos, su defensa seria expedita yfácil. La vía de Tacna tendría que ser especialmente vigilada y no habríamotivo de esperar un contratiempo posterior. El Ejército de reserva quehoy está en organización, mantendría la ocupación, quedando en libertadlas fuerzas veteranas para expedicionar sobre el Callao y Lima.

Fáltame solo opinar sobre los puntos por los cuales puede ser ata-cado o invadido el departamento de Tarapacá.

La exposición del señor Herrera, de la que se nos ha dado conoci-miento, es exacta, pero ella supone una expedición emprendida desde To-copilla hasta la Noria. Seguida esa ruta, el enemigo tendría tiempo so-brado para efectuar su concentración en el punto que le conviniera, yaun podría ser reforzado por el ejército aliado que ocupa a Tacna. Nues-tro Ejército necesitaría de trece a quince jornadas para llegar a la No-ia, y solo diez el boliviano. Debemos, pues, rechazar esta operación.

Un desembarco al norte de Iquique tendría una grande importanciaen el resultado de la campaña. Atendido el vigor i solidez de nuestroEjército, debemos buscar y no eludir el combate. Una invasión por elnorte hace difícil la retirada del ejército peruano, y si la emprende, im-portaría ella una dispersión funesta para su disciplina. Preciso será, sinembargo, emprender marchas activas i rápidas, para batir al enemigo ensus posiciones o perseguirlo en su retirada, si la intenta, separándosede la pampa central, en cuyo caso se ocuparía Iquique sin resistencia.


Puede también hacerse el desembarco al sur de Iquique, por Chu-cumata y Patillos; en este caso, se ocuparía a San Lorenzo a marchasforzadas, batiendo y persiguiendo la división que lo defiende, para mar-char en seguida a interponerse en la línea de conjunción de las fuerzasenemigas acantonadas en la Noria, Molle e Iquique.

El desembarco del Ejército por el norte, tendrá probablemente quehacerse en presencia de fuerzas enemigas, y en tales condiciones habráprobablemente pérdida de gente, proporcionada al número de tropas quehaya que batir. Bajo este punto de vista, el desembarco en Pisagua esocasionado a contratiempos i pérdidas de vidas, si no es posible desem-barcar previamente en Junin una división que se adueñe de las alturasque dominan aquel puerto.

Por las consideraciones que preceden y por la distancia que el Ejér-cito de ocupación tendrá que recorrer antes de llegar a las posesionesenemigas, soy de opinión que debe preferirse el desembarco por Patillosy Chucumata. En todo caso, es prudente hacer un reconocimiento prolijode todos los puertos y caletas del departamento, para apreciar las ven-tajas y dificultades que se encuentren en cada uno de ellos.

El señor Alfonso, Auditor de Guerra, fue de opinión que, en las cir-cunstancias actuales, no es sostenible una actitud especiante de parte delEjército chileno. Esta situación prolongaría indefinidamente la guerra.Esperar el ataque del adversario, puede solo significar una demora con-siderable, pudiendo muy bien suceder que ese ataque no venga nunca.Fundar esperanzas en divisiones que pueden producirse en el seno de losenemigos, quizas sea muy aventurado, porque esas divisiones, aunquetengan algún fundamento, son difíciles de producirse cuando se tieneal frente, de pié, a un adversario común y contra el cual existe una grananimadversión.

Por otra parte, la guerra, prescindiendo de las perturbaciones y ma-les que origina, impone gastos i sacrificios demasiado considerables parano estar convencidos de la imperiosa necesidad de ponerle el término maspronto posible. Para alcanzar esta aspiración, es forzoso que Chile tome laofensiva, no por medio de operaciones parciales y aisladas, que jamáspodrán conducir al éxito apetecido, sino atacando al enemigo en su prin-cipal fuerza organizada, en su mas importante centro de resistencia, paravencerlo y destruirlo.

Por consecuencia, el primero y principal esfuerzo del Ejército chile-no debe dirigirse sobre Tarapacá, con el objeto de atacar las tropas queguarnecen a Iquique y sus alrededores i de posesionarse de ese departa-mento. Esta operación puede producir una doble ventaja, militar i finan-ciera al mismo tiempo, desconcertando al enemigo por medio de la derro-ta de su ejército principal y permitiendo al Gobierno de Chile crearseuna fuente de entradas que sirvan para imprimir impulso a la mismaguerra.

Debe contarse con que el ejército peruano oponga una sería resisten-cia. Ese ejército, como se ha dicho, es la fuerza mejor organizada del ad-


versario, y va a combatir en un terreno que ha elegido y preparado. Seme-jante resistencia será, no obstante, vencida por nuestras tropas, por me-dio de un ataque que se pronunciaría por el lado norte, marchando elEjército desde Pisagua con bastante rapidez, al mismo tiempo que seamagare a Iquique de frente, por medio de un desembarco simulado overdadero, i que se ejecutase una diversión por el lado de Quillagua, ha-ciendo avanzar hacia el norte una parte de las tropas que guarnecen lalínea del Loa, con el encargo de llamar la atención del enemigo, sin em-peñar combate.

En medio de esta combinación de operaciones, la situación de lasfuerzas peruanas puede ser muy difícil, no sabiendo con certeza de dóndeparte el ataque principal. Partiendo de la situación mas favorable paraellas, cual es la de que obren en el mas perfecto orden i operen oportuna-mente su reconcentración, evitando ser atacadas y batidas en detalle, seempeñaría una batalla, sin duda reñida, en los Altos del Molle o en laNoria, cuyo buen resultado para las armas chilenas no puede ser dudoso,dadas la instrucción y disciplina del Ejército, su excelente espíritu y elnúmero de sus soldados, cuya cifra, por los datos recogidos, debe consi-derarse, mas o menos igual a la de sus adversarios.

Una victoria obtenida en estas condiciones, dominando el ejércitochileno la línea de retirada del enemigo por el lado del norte, puede im-portar para éste un verdadero desastre y hacer avanzar considerablemen-te la cuestión en el sentido de una solución favorable a Chile, allanandomuchas dificultades ulteriores. Semejante victoria probaria a los boli-vianos que el ejército de sus aliados, que ha sido incapaz de resistirnos,es impotente para defenderlos.

La misma empresa ejecutada por Patillos y Chucumata puede oca-sionar igualmente buenos resultados, quizás con menos dificultades, peroseguramente con éxito menos completo.

Aunque una operación de guerra emprendida sobre Lima y el Callao,que trajese por consecuencia la toma de estas dos ciudades, i la cap-tura o destrucción de los elementos bélicos que encierren, es también muyimportante, debe considerarse inferior a aquella en sus resultados, puestoque el medio mas eficaz de alcanzar los fines de la guerra consiste endestruir las fuerzas mas importantes del enemigo, su mas enérgico cen-tro de resistencia, lo que se conseguirá mucho mejor con la derrota delejército que el Perú tiene en Tarapacá, que con la toma de aquellas dosciudades, sin desconocer por esto la trascendencia considerable que ten-dría este último hecho en el aniquilamiento de la fuerza marítima delenemigo.

Por esta razón, en defecto de una expedición sobre Tarapacá debeoptarse por la adopción de un plan de guerra sobre Lima y el Callao, planque es sin duda preferible a una operación sobre Moquegua, Tacna i Ari-ca. Expedicionando en estos lugares se buscaría al ejército boliviano, conel cual quizás convenga no cruzar las armas desde luego.

Sin hacer caudal de esta consideración, es útil tener presente que,dada la posición en que se encuentra el ejército boliviano, podrá o no


aceptar el combate a su voluntad. En tal caso no se necesita de perspica-cia ni de penetración para comprender que ese ejército no empeñará lalucha sino unido con sus aliados y reforzado convenientemente. Las fuer-zas chilenas podrían verse con facilidad en una situación muí embara-zosa, hostilizadas primeramente por medio de una guerra de recursossin poder activar la campaña a menos de internarse i de esponerse a su-frir serios contratiempos, y en seguida por el grueso de las fuerzas ene-migas una vez concentrados todos sus elementos que pueden representaruna desproporción numérica abrumadora.

Es de toda evidencia que una campaña sobre Moquegua presenta masinconvenientes que ventajas, no siendo uno de los menores el tener queoperar en un territorio en que el enemigo puede disponer de considerableselementos de hostilidad, pues cuenta allí con una población crecida ybelicosa, cuya mayor parte hábil se levantaría seguramente en armas.

Por último, la derrota del ejército boliviano, dejando intactas lasfuerzas existentes en Tarapacá, no haría dar a los asuntos de la guerra, enel sentido de su solución, un solo paso decisivo. Nuestro principal enemigoes el Perú y contra él deben dirigirse nuestros primeros golpes.

El secretario Vergara manifestó, que no habiendo divergencia nin-guna sobre la necesidad de tomar la ofensiva sin pérdida de tiempo, selimitaría a espresar su opinión sobre las operaciones que convendríaemprender.

A su juicio, solo se presentan dos objetivos que deban exclusivamentellamar la atención de nuestro ejército: o la ocupación de Lima i el Callaopara destruir o apoderarnos de los elementos de guerra que tiene allí elPerú, y principalmente, para concluir con el mas seguro refugio de susnaves; o la invasión del departamento de Tarapacá para batir al ejércitoque lo defiende, y tomar posesión del territorio contiguo al que hemosocupado a Bolivia, donde se encuentran los mas valiosos bienes fiscalesdel Perú.

Sin desconocer la considerable importancia de la primera empresa,cree que debe preferirse la segunda por ser mas decisiva i con mas ventajaspolíticas. Si nuestras armas salieran victoriosas en Lima y el Callao,como es probable, no hay motivo para esperar un cambio en el Gobiernoperuano, ni perturbación en las relaciones de los aliados, porque no sedestruirían ni las esperanzas de la nación, ni sus recursos para conti-nuar la guerra. Lo que sí vendría muy probablemente, sería la mediaciónde alguno de los países americanos que miran con inquietud y poco favoresta guerra, o de alguna de las naciones europeas cuyo comercio se sientamas lastimado con su prolongación. Nos encontraríamos muy embarazadospara rechazar lisa y llanamente una mediación, cuyos primeros efectospudieran ser una paralización en nuestros progresos militares, y cuyosresultados bien pudiera ser una aproximación a la paz, sin tener ennuestra mano ninguna prenda positiva que nos garantizara el pago de laindemnización debida a nuestros sacrificios y gastos, y que nos permi-tiera, con el aniquilamiento del enemigo, afianzar por largo tiempo nues-tra preponderancia en el Pacífico.


Por otra parte, una expedición sobre Lima y Callao, nos obligaría alevantar el bloqueo de Iquique, porque se necesitaría de toda nuestraArmada para convoyar y proteger el ejército en sus movimientos y de-jaría todo el litoral al sur del Callao espuesto a la acción libre de lasnaves enemigas, que sin inconveniente habrían abandonado ese puertocuando les hubiera convenido.

La reunión de los ejércitos boliviano y peruano podría operarse contoda comodidad, bien sea para consolidar mas la defensa de Tarapacá,bien para invadir el territorio al sur del Loa desembarcando en Tocopillay Cobija. ¿Podría nuestra reserva defender ese territorio amenazado pordoce o catorce mil hombres? ¿Podrían los tropas acantonadas en Anto-fagasta, a cincuenta y seis leguas de distancia de Calama, proteger estepunto contra un enemigo desembarcado en Tocopilla a solo veinte i nueveleguas de distancia? Enuncio solo este peligro, que ademas de obligarnos,tal vez, a abandonar operaciones comenzadas sobre el Callao, abriría elcamino al Perú para conducir a sus peligrosos e incómodos aliados hastasu propio suelo, dejándolos empeñados en su defensa.

No parece prudente ir a buscar fuerzas lejanas del enemigo, cuandose dejan a la puerta de la propia casa, las mas poderosas de que puededisponer por su número y calidad.

No debe tampoco echarse en olvido que por los ferrocarriles queparten al norte y al interior, puede Lima ser evacuada con facilidad, yque, si entra en los planes del enemigo no hacer resistencia en la ciudad,puede retirarse con Gobierno, tropas, armas, municiones y cuanto le con-venga, y establecerse fuera del alcance de nuestras fuerzas para agredirnoscuando lo considere oportuno, causándonos molestias y daños cuya im-portancia no es fácil calcular. La toma de Lima y el Callao, dado queesto último se consiga, seria un golpe de mucho efectos, pero no inferiríaal enemigo una herida mortal.

La invasión de Tarapacá presenta arduas dificultades, pero no ma-yores que las que puede superar nuestro ejército, cuya instrucción es satis-factoria, según todos los jefes de cuerpo, y cuya disciplina y espíritu marcialson dignos de admiración. Este territorio puede invadirse por el norte,por el centro o por el sur según lo exijan las combinaciones de una cam-paña en vista de los informes que se tengan sobre la situación i númerode los enemigos. Por los tres puntos hay ferrocarriles, caminos de ruedasy senderos de mulas que conducen de la costa al interior, teatro forzoso delas operaciones principales.

Para cortar al ejército peruano toda retirada posible y obligarlo abatirse sin medio alguno de rehuir el combate, seria preciso desembarcaren Pisagua y la inmediata caleta de Junin, tratar de apoderarse del ferroca-rril antes que pueda ser inutilizado y avanzar rápidamente hacia el interior.En las primeras siete leguas no hay agua, pero a esa distancia y un poco alnordeste del camino de la Noria, la hay buena y abundante en la chacra deTiliviche, en el fondo de la quebrada de su nombre.

A la misma distancia (siete leguas) y en el camino principal de lapampa, principia la serie de oficinas o ingenios de elaborar salitre que


se suceden a corta distancia unos de otros, donde se encuentra aguabastante para satisfacer las necesidades de un ejército. Si se obra conceleridad, se debe esperar que el enemigo no tenga tiempo para cegar lospozos de donde se saca, tanto porque son muchos y muy esparcidos,cuanto porque los habitantes de esos lugares no tienen otra que beber, i noes natural suponer que ellos mismos quieran privarse del agua. Por esospuntos no hay tropas enemigas i es probable que en los grandes estable-cimientos salitreros se encuentren caballos, mulas, leña y muchas otrascosas últiles al ejército.

El agua no es de buena calidad, pero los hombres la beben sin sufrirdaño en su salud y los animales sin la menor resistencia. Pozos hay queson inagotables, como el de la oficina Ramírez a veinte i dos leguas de Pisa-gua, el de Almonte a veintiocho, el de la Nueva Soledad a cuarenta, y mu-chos otros que es inútil enumerar. En varios de estos pozos el agua esperfectamente potable, así como también lo es la que se encuentra en loslugares denominados Tirana y los Canchones a cuatro o seis horas decamino al oriente de la Noria. En estos puntos, donde hay bastante vege-tacion, el agua se tiene en abundancia y no puede ser dañada ni cegadapor el enemigo.

El camino del sur, desembarcando en Patillos y la vecina caleta deChucumata, si el estado del mar lo permite, no ofrece los mismos recursosen agua que el anterior, pero es mucho más corto para llegar a las posi-ciones enemigas. Desde Patillos a la Noria hay diez y siete leguas (17)y al Molle, diez y seis y media; mientras que desde Pisagua a los mismospuntos, hay respectivamente treinta i tres (33) y cuarenta (40) leguas. Estasdistancias son más cortas desde Chucumata cerca de cuatro leguas. Ellugar llamado San Lorenzo, donde está acantonada una división enemiga,se encuentra respectivamente a trece (13) y a nueve (9) leguas de lospuertos nombrados.

Así es, por lo que hace a la topografía y recursos en agua del terri-torio de Tarapacá, podemos contar con que nuestro ejército no hallaráobstáculos insuperables si obra con energía i rapidez. Por lo que haríaa su situación respecto a los adversarios, las ventajas estarían de nues-tra parte, porque lo podemos amagar por muchos puntos, obligándolo adiseminar sus fuerzas o a hacer concentraciones anticipadas, pudiendoestrecharlo entre la escuadra y nuestras fuerzas de tierra, dándose mutua-mente la mano.

Vencido el ejército que defiende a Tarapacá, recibe el Perú un golpecapital del que no podrá reponerse, porque ha perdido el nervio de susfuerzas, que son sus veteranos y su tesoro. Las consecuencias políticas deeste suceso serian trascendentales, puesto que se alejaría de los bolivia-nos la esperanza de recuperar su litoral y brotaría en sus ánimos el temorde que su país se quede sin costas; se exacerbarían los partidos en elPerú, y la pobreza i el descontento se harían sentir bien pronto en estepaís, cuya vida financiera reside casi exclusivamente en los huanos i sa-litres. Chile tomaría posesión de los bienes nacionales que existe en estedepartamento; por este solo hecho su crédito se robustecería y encum-


braria; podría mas desahogadamente continuar la guerra; se animaríasu comercio, y por fin, tendría en su mano para tratar de la paz unaprenda valiosa que nadie podría obligarlo a devolver si no era su voluntadhacerlo o si no convenía a sus intereses.

Por fin, el señor General en Jefe espuso (1):Según los datos más fidedignos, el ejército acantonado en la provin-

cia de Tarapacá asciende a trece o catorce mil hombres que pueden, sin difi-cultad, reunirse a inmediaciones de la Noria, que es la posición enemiga-elegida de antemano y convenientemente fortificada. Seria allí dondenuestras fuerzas vendrían a librar la primera batalla, dado caso deexpedicionar sobre esa provincia. Para llegar a ese punto podría desem-barcarse en Patillos o sus inmediaciones y subir unos ochocientos metrospara llegar a la altiplanicie y en cuatro jornadas a la Noria, o tomartierra en Junin, subir quinientos cincuenta metros hasta las pampasaltas y tomando por Tiliviche dirigirse en cinco o seis jornadas al mismopunto. Este segundo camino es mas accesible y presenta mas recursos,aunque mas resistencia. Por fin, desembarcar en el Molle y apoderarsedel pueblo de Iquique. Las dos primeras expediciones no ofrecerían masque las dificultades naturales del camino y algunos encuentros parcialesde las avanzadas con las tropas que están situadas a los alrededores delos puntos de desembarco en su retirada. Sin embargo no hay que olvidarque en la provincia de Tacna existen de seis a ocho mil enemigos, cuyajunción se haría fácilmente con las fuerzas de la Noria, caso de desem-barcar al sur, tomando o situándose en un punto intermedio, cerca deTarapacá, alcanzando una inmensa preponderancia de fuerzas, por loque el desembarco en Patillos presenta este inconveniente, y, a no du-darlo, la falta de agua en el trayecto del ejército. La expedición por Junines mas fácil y no tiene mas inconveniente militar que dejar una fuerzaa retaguardia que debería batirse con nuestras tropas después de haberéstas sorportado un rudo encuentro contra un enemigo superior en nú-mero, y naturalmente ocupando posiciones ventajosas y habiendo tenidoprobablemente numerosas bajas. La operación esta no es por lo tantoestratégica.

El desembarco en el Molle nos daría tal vez, sin grandes pérdidas,la posesión de Iquique, pero quedaríamos con el enemigo en las alturas,amagados por él i en la imposibilidad de atacarlo partiendo de este punto.

CONSIDERACIONES GENERALES.

El ejército de Tarapacá está en malas condiciones por estar en unacomarca que no ofrece ningún recurso, donde todo se interna con difi-cultades i seria posible llegar a dificultárselo mucho mas todavía. Para

(1) La exposición que sigue fue presentada por el señor General en Jefe en un pliegoautorizado con su firma. El original, que sirvió para sacar esta copia, se encuentraarchivado en el Ministerio de Guerra.


esto deben tender los esfuerzos de nuestra marina a cerrarles el puertode Pisagua y a molestarles el tráfico de Arica. En poco tiempo llegaríana estar en una posición casi insostenible, que es lo que debe tratar dehacerse antes de atacarlos. Por lo demás, debo consignar que cualquierade las dos operaciones primeras tiene el serio embarazo de exigir pro-visiones, al menos, para diez días y agua para cinco, para proveer lasposibles eventualidades de retardo en las operaciones de armas. Seriasson también las dificultades para arrastrar hasta las alturas el mate-rial de artillería de campaña y el convoy de carretas que alcanzaría adoscientas ochenta (280) inclusas las de agua.

Si debiera expedicionarse sobre la división boliviana que está enTacna, se haría el desembarco en la caleta de Sama, que está a catorceo quince leguas de esa ciudad, o en la caleta de Pacocha, provincia deMoquegua, a veinte y seis o veintiocho. Esta operación no presenta difi-cultades, y se alcanzaría la ventaja de apoderarse del puerto, hoy forti-ficado de Arica, refugio en muchos casos de la escuadra peruana, y queestableciendo el bloqueo de Pisagua dejaría al ejército del sur sin recur-sos y obligado para salvarse a expedicionar y combatir en posiciones ele-gidas por nuestro ejército. Nuestros convoyes serian mucho menores queen la expedición a Tarapacá y quedaríamos pronto al habla con la escua-dra. Tiene el solo inconveniente de poner entre chilenos i bolivianos elodio de la sangre vertida.

Queda por fin la operación de Lima y Callao. Estos son los centrosnaturales de recursos del ejército peruano, la cabeza de todo movimientode opinión y los pueblos llamados a reorganizar el ejército en todo casode revés del que tienen en el sur. El Callao es la ciudadela de su mari-na y puerto inexpugnable por el lado del mar. Tomado éste, nuestramarina puede, a la distancia, impedir la salida de los buques que sehubiesen asilado en Arica, incomunicar con un transporte ligero a Pisa-gua y dejar bloqueados a los ejércitos de Tarapacá y Tacna. La toma deeste puerto la creo fácil por el lado de tierra, pudiendo llegar a él en dosjornadas, si se hace el desembarco en Chilca. Las tomas de Callao y Limaimportarían entrar en posesión de una cantidad considerable de arma-mento, la destrucción del ejército de reserva, la adquisición de numerosay excelente artillería de costa, dejar a nuestra armada un puerto francode recalada para llenar sus necesidades, y la pérdida para el enemigo delúnico medio que tiene para limpiar su buque principal. Mas, probable-mente podríamos tomar allí los monitores peruanos y la corbeta Unión,si no está aun en estado de darse a la mar. La destrucción de la artilleríadel Callao que no nos conviniese sacar, es operación sencilla, como asímismo destruir la que hay en Ancón i Chorrillos, dejándolos en la impo-sibilidad de rearmarse en poco tiempo.

Tomados estos puntos podríamos llevar a la isla de Iquique diez odoce cañones que, colocados ahí harían el bloqueo del puerto con un solobuque y trescientos hombres en tierra; expedicionar en seguida desdeSama sobre Arica y acosar por tierra al ejército. Aunque el número detropa que hay entre Lima i el Callao es tal vez algo superior al que lleva-


ANEXO Nº 2

RECONOCIMIENTO PRACTICADO EN LOS PUERTOS Y CALETASDE LA COSTA DEL PERÚ, ENTRE ILO POR EL NORTE Y PATILLOS

POR EL SUR, EN AGOSTO DE 1879.

Comisión de reconocimiento de la costa del Perú.

Antofagasta, agosto 27 de 1879.

Señor General en Jefe del Ejército del Norte:

En cumplimiento de lo dispuesto por V. S. en nota de fecha 13 delpresente e instrucciones anexas, he procedido a reconocer desde a bordodel vapor Itata algunos puertos y caletas de la costa del Perú, entre lospuertos de Ilo y Patillos.

La descripción detallada, los siete croquis y once vistas que tengoel honor de acompañar, son el resultado de los trabajos de dicha comisión.

Dios guarde a V. S.(Firmado): LUIS ARTEAGA.

PUERTO DE ILO Y CALETA CHUSA.

Situado inmediatamente al Sur de la quebrada de su nombre. Eldesembarcadero es estrecho; capaz de contener tres o cuatro lanchas ala vez para desembarcar infantería. Esta operación no es siempre fácila causa de la marejada.

La topografía de la playa es baja, lo mismo que el terreno adyacente.Los fuegos de los buques pueden dominar la costa para proteger

un desembarco.No hay alturas que impidan la operación ni obras de defensa.La población se compone de unas pocas casas que han podido escapar

a los terremotos que ha sufrido este lugar.Este punto es importante por los recursos que en él se encuentran,

a saber: agua, víveres, leña y pasto verde.De Ilo parte un buen camino al valle del interior que sólo dista unos

1. 500 a 2. 000 metros de la costa.


En esta época el río Ilo no trae agua bastante; pero se ven caer ala playa dos pequeños chorros que son el sobrante de las aguas con quese riegan las siembras y campos situados en la parte sur de la población.

Los pobladores son muy pocos y no hay tropas en el lugar.Ilo está a 60 millas al sur de Islay, y 81 al norte de Arica. Dista de

Moquegua 112 kilómetros, y de Moliendo 117.A 11/2 kilómetro al norte de Ilo se encuentra la pequeña caleta

de Chusa, con buen desembarcadero para poca gente de infantería. En ellugar hay buena agua.

El camino de Chusa a Ilo es bueno para la infantería y caballería.Estos dos puntos pueden ser un poderoso auxiliar para un desem-

barcadero efectuado en Pacocha.La quebrada de Ilo es espaciosa y en ella puede la caballería encon-

trar un lugar muy bueno para reponerse.Desde el mar se ven bonitos bosques en la quebrada, y en los campos

que hay al frente de Ilo.

CALETA DE PACOCHA Y CALETITA DEL INGLES.

A 1 1/2 kilómetro al Sur de Ilo y unida a ésta por un buen caminose encuentra la caleta abrigada de Pacocha, que es ahora el nuevo puertode Ilo.

Tiene buen desembarcadero para las tres armas. Esta operaciónpuede facilitarse utilizando el buen muelle que allí existe.

Como recursos para el desembarco hay 6 buenas lanchas en el puerto.La playa es baja y el terreno adyacente se compone de lomajes sua-

ves donde pueden maniobrar con facilidad toda clase de tropas y engran número.

A 1. 200 ó 1. 500 metros de la playa hay alturas que dominan el pue-blo; pero que pueden ocuparse desembarcando tropas de infantería enIlo y en la caletita del Inglés situada al sur.

Desde los buques se domina toda la población y el terreno cercano.La costa es accesible a toda clase de embarcaciones menores en una

extensión de 200 a 300 metros.En la población hay bastantes casas, bodegas y una gran estación

del ferrocarril que une Pacocha con Moquegua.En el pueblo y sus inmediaciones hay toda clase de recursos que se

llevan de Ilo.Hay una pequeña guarnición de infantería.Como obras de defensa no hay más que un pequeño foso en la playa

al frente del desembarcadero, y la línea férrea que puede servir de pa-rapeto a los defensores.


Como a 2. 000 metros al Sur de Pacocha existe la caletita del Inglés,con mar mansa y playa de arena donde podría desembarcarse un regi-miento de infantería y servir para proteger un desembarco en Pacocha.Esta tropa viniendo del Sur podría desalojar al enemigo que se situasedetrás de la línea férrea.

CALETA DE SAMA

Está situada al Norte de la punta de Sama y al pie del morro deeste nombre.

La costa es inaccesible para botes o lanchas a causa de las rompien-tes que hay en toda la playa.

Esta dista del pie del cerro unos 60 u 80 metros, siendo el terrenoinclinado hacia el mar y, por consiguiente, dominado por los fuegos delos buques. El cerro es casi a pique y no pueden establecerse tropas enél para impedir un desembarque.

En la caleta hay solamente dos galpones pequeños y algunos corra-lones formados con tablas o con pircas de piedra. Al pie de una de éstasy al frente del fondeadero se ha excavado un poco el terreno y formadoun parapeto capaz de resguardar a 50 ó 60 hombres de infantería.

A ambos lados de la playa hay grandes rocas que pueden ocultarmuchos defensores.

Al Norte de la playa el terreno es quebrado, con lomas sucesivas deuna altura de 30 a 40 metros.

En el cerro del frente se ve una senda formando muchas cuevas. Es-te camino sólo puede ser accesible a la infantería y conduce al interior.Los cerros de esta caleta tienen una altura que no baja de 600 metros.

De Sama hay camino por la orilla de la costa que conduce al río deeste nombre. Otro camino se dirige al Norte pasando por las lomas deque se ha hecho mención y que conduce al río Locumba.

En Sama no se encuentran recursos de ninguna especie. El agua lallevan probablemente del río Locumba o del Sama.

Al visitar la caleta, la guarnición se componía de 140 a 150 hombresde infantería.

Esta fuerza estaba distribuida como sigue:—70 hombres en guerrilla en la ribera izquierda o Norte de la caleta.—50 hombres detrás de las pircas y 20 hombres en una carpa le-

vantada entre las rocas de la punta Sama.Dos horas después de estar fondeados los buques de la expedición

llegó del Norte, o sea, del río Locumba un batallón de infantería com-puesto de cuatro compañías con 70 hombres cada una, cuyo tropa vinoa situarse a la derecha de la guerrilla colocándose detrás de los peñascosy de las lomas.


Poco después vino del Sur, saliendo detrás de la punta Sama, ungrupo de 30 hombres, también de infantería, los que, a juzgar por losinstrumentos de bronce que traían, parece que formaban la banda demúsica del batallón que llegó antes.

La guarnición de Sama es, pues, de 420 hombres de infantería.Sama está a 43 millas de Arica al Norte. La separa 10 kilómetros

del río Sama y 15 kilómetros del río Locumba.

CALETA JUAN DÍAZ

Está situada entre la desembocadura de los ríos Sama y Tacna, yal pie de las alturas de Juan Díaz.

La caleta es pequeña, completamente abierta a la marejada del Sur,sin recurso de ninguna especie; no puede utilizarse en ninguna operaciónmilitar a causa de su situación. Los datos que preceden, por personasque han visitado el lugar, decidieron a la comisión a no perder tiempo enreconocer la caleta nombrada.

CALETA LISERA

Situada a 5 kilómetros al Sur del puerto de Arica.No tiene importancia ninguna por ser completamente desabrigada y

el desembarcadero muy peligroso. Por otra parte, es demasiado pequeñapara operar en ella un desembarco con el objeto de amenazar a Arica.

CALETA DE VÍTOR

Se encuentra a 25 kilómetros al Sur de Arica, y en abra que formala quebrada de Vitor.

Esta quebrada es ancha, profunda; en la playa tiene un ancho de1. 000 metros aproximadamente, con cerros de 200 metros de altura enlos lados y en el fondo, que dominan la playa, que es baja y pareja.

No siempre se puede acercar a la playa a causa de la reventazónque haría pedazos las embarcaciones en caso de acercarse a la orillacuando el mar no esté muy tranquilo.

Toda la costa cercana es elevada y a pique.La quebrada ofrece poca vegetación y no corre agua por ella en esta

estación.Da salida al valle de Azapa.La caleta por ahora no está defendida, ni hay obras de fortifica-

ciones; pero con poca gente en las alturas, un desembarco se haría biendifícil.

No ofrece más ventaja que es abrigada por el cabo Lobos, al Sur.


El camino por tierra a Arica tiene 60 kilómetros de largo y no esbueno.

La caleta de Vítor no tiene habitación alguna, ni ofrece recursospara las tropas.

CALETA DE CAMARONES

A 50 kilómetros al Norte de Pisagua.Esta caleta la forma la boca de la quebrada de Camarones con un

ancho de 500 metros en la ribera.La playa es de arena, pero hay mucha reventazón, lo que hace casi

imposible un desembarque en la misma caleta. Sin embargo, como a 500metros al Sur de la quebrada hay un buen desembarcadero de 30 a 40metros de extensión, perfectamente resguardado de la marejada del Sur.En este lugar la playa es muy angosta, pues el cerro llega casi hasta elmar. No hay camino para caballos hasta la quebrada, pero podría for-marse uno en 15 ó 20 minutos. Sólo hay una senda para gente de a pie,interrumpida bruscamente por un montículo muy parado.

La quebrada la forman cerros de 500 metros de altura, poco más omenos, y casi inaccesibles. La costa hacia el Sur y Norte es formada decerros muy altos y casi a pique.

A 50 metros de Ja playa y hacia el Sur de la quebrada hay una lo-mita baja desde la cual se puede defender el desembarque. En ella hayuna carpa con 20 ó 25 hombres de guarnición.

En la quebrada hay bastante vegetación y se obtiene buena agua a1, 50 metro de profundidad.

No hay habitaciones ni recursos de otro género.De Camarones se puede ir a Pisagua por tierra. No hay datos fijos

sobre los caminos al interior.

PUERTO DE PISAGUA Y CALETA PISAGUA

El puerto de Pisagua tiene una buena bahía para desembarcar todaclase de tropas. La playa es angosta y dominada por cerros muy altos,pero accesibles a la infantería.

La población peruana en su mayor parte, está situada en un planoinclinado en la falda del cerro.

El agua se trae de la quebrada de Pisagua, situada a 10 kilómetrosal Norte.

En el puerto no hay recursos para el Ejército.En las alturas del cerro se ven como 800 hombres de infantería.

Arriba hay depósito de pasto seco.


Las tropas de la guarnición pueden batirse desde los buques.Toda la plaza es dominada por las alturas.Desde la población y falda del cerro sale una línea férrea que llega

al interior hasta Agua Santa. También hay un camino para gente de apie.

Pisagua dista de Sal de Obispo (distrito salitrero) como 34 kiló-metros.

El puerto podría tomarse desembarcando tropas en la caleta de Pi-sagua y apoderándose de la línea férrea, cortar la retirada al enemigo.

La comisión cree muy importante apoderarse de este puerto, ya seacon el objeto de operar al interior o por dividir las fuerzas enemigas quehay en Arica e Iquique.

Nota. —En el viaje de la comisión al Norte, sólo se pudo reconocer,muy a la ligera, el puerto y caleta nombrados, y de regreso al Sur nofue posible completar el reconocimiento, porque los buques pasaron denoche a la altura de dichos puntos.

CALETA JUNIN-

A 15 kilómetros al Sur de Pisagua, 67 al Norte de Iquique y 20 deMejillones.

El desembarcadero es difícil y estrecho. Hay un muelle entre lasrocas y tres casas en la caleta.

El agua que se consigue es condensada y no hay otra clase de re-cursos.

La playa es angosta y dominada por los altos cerros que tiene alfrente.

El desembarque se puede impedir colocando tropa detrás de las rocasque hay a uno y otro lado de la plaza.

La guarnición actual se compone de unos cuantos soldados de infan-tería.

La comisión cree que la caleta de Junín no presenta ventaja algunaque compense el sacrificio de tomarla a viva fuerza; y que sirve sola-mente para hacer un simulacro de desembarque con el objeto de distraerfuerzas de Pisagua para defenderla.

PUERTO DE MEJILLONES

Es una caleta muy estrecha, incapaz de contener en la bahía tresbuques acoderados.

Hay gran dificultad para desembarcar muchas tropas a la vez, so-bre todo la artillería y la caballería, si el enemigo inutiliza los dos mue-lles que sirven para el desembarque.


No hay dónde formar tropas, pues la ribera es toda de peñascos.Hay buenas bodegas, pocas habitaciones y escasa guarnición.El agua que se puede obtener es resacada y no hay otra clase de

recursos.La única circunstancia digna de tomar en consideración es que del

puerto hay camino para las salitreras del interior.Dista de la estación del ferrocarril de Negreiros 56 kilómetros y de

Tarapacá 111 kilómetros.Nota. —El reconocimiento se practicó a una distancia muy grande de

la costa (2 a 3 millas), por cuyo motivo no se pudo tomar más datos.

CALETA COLORADA

Situada a 15 kilómetros al Norte de Iquique.Es completamente inaccesible para un desembarco.

PUERTO DE IQUIQUE Y CALETA DEL MOLLE

El puerto de Iquique está defendido por retaguardia con altos cerroscon caminos inaccesibles para la artillería de campaña, y además por laguarnición que ocupa las alturas del Molle. La línea del ferrocarril pue-de utilizarse perfectamente para la defensa. En la parte Oriente y Nor-te de la playa hay pequeños cerrillos de arena que facilitan la defensa.

La altura de los cerros que espaldean la población no baja de 1. 000metros.

Por el frente, Iquique está defendido por la isla de su nombre queavanza como una milla hacia el mar, la que puede fortificarse perfec-tamente.

Al parecer hay dos cañones abocados al Sur.Desde la isla se dominan todos los puntos en que se puede desem-

barcar.En la población y a orillas del mar hay tres barricadas que de-

fienden los puntos más fáciles de abordar.Los cinco muelles del puerto están guarnecidos con tropas.A lo largo de la playa hay una zanja para ocultar gente de infan-

tería.La caleta del Molle se encuentra a 10 kilómetros al Sur de Iquique,

cuya extensión es toda de arena.El desembarcadero está al Norte de las bodegas y dominado comple-

tamente por las alturas del Molle que se encuentran a 800 metros próxi-mamente de Ja playa.


El desembarcadero es bueno, pero está muy bien defendido.De lo expuesto se desprende que es bien difícil, aunque no impracti-

cable, efectuar un desembarque en Iquique o el Molle.

CALETA CHUCUMATA

Caleta abrigada y de regular desembarcadero, con playa bien exten-sa, espaldada por cerros altos cuyas crestas están a 1. 200 metros próxi-mamente de la playa. Todo el terreno es de arena.

El Ejército puede desembarcar perfectamente sin temor de ser ofen-dido desde los cerros.

Hay un camino para gente de a pie y caballos, que va al interiorpasando por el Soronal.

También hay camino para el Norte por sobre la arena.En la caleta solo existe un edificio, que tal vez sirve de Aduana.En la playa hay cuatro barricadas formadas de sacos de arena; al

parecer oculta cañones pequeños.La guarnición se compone de 50 hombres.La caleta no tiene agua ni recursos de ninguna especie.

CALETA DE PATILLOS

A 25 kilómetros al Sur de la precedente.El puerto es inmejorable para un desembarque. La playa es de arena

y se extiende hasta 1. 000 metros del pie de las lomas que hay al frente.En este llano podría acamparse un Ejército.El desembarcadero sólo puede ser defendido desde las peñas que

hay al Sur, como a 300 metros de distancia.Existe una estación del ferrocarril y muchos carros; pero el movi-

miento de la línea está interrumpido.Hay dos caminos: el de la vía férrea que va a Soronal y el otro si-

gue por la costa.La población es pequeña, tiene pocas casas o edificios y una máquina

de agua.Este puerto es el que presenta más ventajas para efectuar un desem-

barco en las mejores condiciones posibles.Está a 60 kilómetros al Sur de Iquique por mar.No se vio guarnición que mereciese anotarse.

CALETA DE PATACHE

A 7 kilómetros al Sur de Patillos.Es una caleta pequeña con un desembarcadero fácil y seguro de 30

a 40 metros de extensión.


Se une a la de Patillos por medio de una faja de terreno de 1 ó 2metros de ancho, más o menos.

La playa para el desembarco es de arena y no hay piedras ni resacasdel mar.

No hay población ni recursos de ningún género. Tampoco hay guar-nición.

El desembarcadero está dominado y flanqueado por las rocas de lapunta Sur, de donde se puede desalojar a los defensores.

De Patache hay camino carretero por el llano de la playa hastaPabellón de Pica. Una parte del Ejército podrá desembarcar por estepuerto y otra por Patillos.

Antofagasta, agosto 27 de 1879.(Firmados): Luis Arteaga. — Baldomero Dublé. — F. Velásquez. —

Emilio Gana.

EXPLICACIONES AL CROQUIS DE PISAGUA, JUNIN YSUS ALREDEDORES

Quebrada de Pisagua. — Al Norte de la población de Pisagua, distados millas. Comunica por la orilla de la serranía baja de la costa por ca-mino de herradura, angosto, escabroso y en parte muy pendiente.

Las cuestas de zigzag y la recta de bajada a la quebrada son en par-te resbaladizas y en otras de arena suelta, sumamente pendientes.

A una cuadra distante de la playa hay un poso que por muchosaños surtió de agua a la población. A pesar de que desde hace 506 añosel agua que se expende se importa de Arica, la de la quebrada continúausándose para el lavado. Es de mala calidad, contiene mucha magnesia,filtrada desde una distancia de 3 leguas a través de pantanos, motivopor el cual en los meses de verano reina la terciana en toda la quebrada.

El desembarcadero es malo y estrecho, entre rocas, y hay que espe-rar el sajío, siendo constante las rompientes desde muy afuera. (En elcroquis está marcado al lado Sur de la ensenada con pequeñas pintaslacres).

La serranía de ambos lados de esta quebrada es muy alta, cortadaa pique y va ganando en altura hasta alcanzar la de la pampa donde es-tán situadas las oficinas salitreras, o sea, más o menos, 3. 200 pies.

A cuatro y medias leguas de la desembocadura se encuentra un pe-queño terreno alfalfado, de dos cuadras de extensión, llamado Saya;existe un establecimiento minero Del Socavón, propiedad de don Ber-nardo de la Barra, paralizado su trabajo desde la declaratoria de la gue-rra. Dos leguas más al interior la quebrada se divide en dos ramas an-chas, una hacia el Oriente y otra al Sur. En esta última, a la media le-gua se halla Quienúa pequeña chacra de propiedad de los señores JoséMariano y Francisco Zavala (peruanos). Produce alfalfa, verduras y al-


gunas frutas, aprovechan el agua de la quebrada y de buena agua devertientes.

A legua y media, avanzando por la rama del Oriente, aparece Tili-viche con regular extensión de terreno, cultivados y agua buena en abun-dancia, es propiedad de la Compañía Salitrera de San Antonio y está acargo de una sucursal de la casa inglesa de Campbell y Cía. de Tacna.

Los dos fundos tienen buen camino para las respectivas salitrerasde Jazpampa (Zavala) y San Antonio (Campbell) distantes de una ados leguas.

Continuando por la quebrada desde Tiliviche se llega en una horade camino a una hacienda de Tana, extensión considerable de terrenosalfalfados, propiedad de una señora Lecaros viuda de Montealegre; peroactualmente arrendada por los señores Loayza y Pascal, comerciantesde Pisagua (el primero el del obsequio de los 100 rifles al Gobierno delPerú, hoy Coronel de guardia cívica). La hacienda puede mantener unafuerte caballada y siempre hay alfalfa cortada y en tercios con que pro-veer a las mulas que vienen de tránsito desde Tacna para las salitreras.

En el nacimiento de la quebrada, al pie de la cordillera, está situa-da la pequeña población de Camiña, cuyos habitantes son en mayoríapastores.

Pisagua y sus alrededores. —En Pisagua no hay desembarcaderoútil, únicamente pequeñas caletas rodeadas por cerrillos y dominadastodas desde las alturas que recorre el ferrocarril, desde las numerosastrincheras naturales que están inmediatas encima de las ruinas de lapoblación, y aun desde la cumbre de los cerros que forman la primerahoyada, o sea la pampa del Arenal.

Los caminos que conducen al interior, o con más propiedad, los quepermiten escalar la primera faja de montañas de la costa, son el caminoférreo y el de herradura. Este último señalado en el croquis, cortando elferrocarril, es de 3 a 4 metros de ancho, y demora la subida media horaa bestia para entrar a la pampa del Arenal. Antes de entrar a la pampacorta nuevamente la línea, y en este punto, a la derecha, hay una casu-cha con palo de señales (vigía) para dar aviso a la estación de Pisaguade la llegada de los trenes a la estación de la cuesta del Arenal.

Al lado Sur de la población de Pisagua hay una camino angosto ymuy pendiente que conduce a Junín faldeando los cerros de la costa. Es-te camino se hace pesado porque sigue todas las ondulaciones del terre-no, prolongándose mucho en consecuencia. Es formado por el ir y venirde los huanacos, y apenas tiene el ancho suficiente para permitir el pa-so, no sin riesgo, de una sola persona.

Pampa del Arenal y cuesta. —El camino en línea recta a través deesta pampa hasta principiar la subida de la cuesta del mismo nombre,tendrá una legua escasa de largo. En su mayor parte es terreno duro, laparte arenosa principia a dos o tres cuadras antes de llegar a la cuesta;esta última corta la línea férrea quedando la estación a su izquierda,y desde aquí hasta su terminación hasta entrar a la pampa de la cuesta


parada, es muy pendiente, ancha, y de arena movediza por una distanciade 5 a 6 cuadras. Los animales en este corto trayecto sufren el sorochey avanzan muy despacio.

Pampa de la cuesta parada y cuesta. —Por el camino marcado ten-drá aproximativamente una y media leguas de largo, y el terreno y cues-ta son terreno duro. La cuesta es pendiente y conduce a la tercera al-tura, o sea. a la pampa de la Caguarana más extensa que las anteriores.Aunque no hay objeto en proseguir explicando en un croquis el terrenomás al interior, no estará de más consignar que la cuesta de la Cagua-rana, la más larga, aunque mejor que las anteriores, conduce a unacuarta pampa, la misma en altura, y, a la verdad, forma parte desde lue-go de los terrenos donde están situadas las oficinas salitreras del cantónde Sal de Obispo.

La distancia total de Pisagua a Sal de Obispo por el camino descri-to es de seis y media leguas. No hay agua en el trayecto.

Como la línea férrea desde la portezuela de la cuesta del Arenal sedirige al Norte, resulta que las oficinas del cantón de Sal de Obispo que-dan distantes cuatro y media leguas de dicha línea.

Junín. —Esta caleta abierta por los señores Gibb y Cía. les ha ser-vido como punto de embarque para los salitres que elaboraban en su es-tablecimiento Carolina. Es muy escasa de terreno plano, y apenas tie-ne espacio suficiente para los edificios, bodegas, máquinas de resacaragua, canales, etcétera.

La cuesta trabajada por los mismos señores es camino carretero,de poco más o menos una milla de largo y conduce a la pampa. Es an-gosta y no pueden traficar a la vez carretas de subida y bajada. Al des-embocar de la cuesta en la pampa se ha colocado un aparato (visibledesde alta mar), para señalar a los buques la situación de la caleta. Esteterreno, el de la pampa y quebrada, conducen a las oficinas de Sal deObispo (California, Carolina, Palacio Industrial y Victoria) es duro,y puede llevarse artillería gruesa, rodando con todo su material sin di-ficultad alguna. Por este camino traficaron carretas con bueyes del fi-nado don Juan E. Ramírez con carga de 100 quintales de salitre.

Distancia de Junín a las oficinas de Sal de Obispo, cuatro y medialeguas, no hay agua en el trayecto.

En toda la costa del departamento de Tarapacá, esta es la únicacuesta carretera, la cual, una vez salvada, conduce por un suave planoinclinado hasta la pampa salitral (3. 200 pies de altura); aparte de estanotable ventaja, tiene la de comunicar por otra pampa del todo llanaaunque algo arenosa (no impide el rodado) con las pampas que toman aPisagua por retaguardia y desde las cuales se dominan las fuerzas con-trarias, los telégrafos y la línea férrea, quedando expedita y segura unavía cómoda para el caso de una retirada. En todas las oficinas de Sal deObispo hay agua de pozo en abundancia, salobre, pero los animales labeben sin dificultad. Las máquinas o más bien los calderos en estas ofi-cinas están limpias y listas para resacar agua en abundancia para pro-


veer a todo un Ejército, por numeroso que éste sea. En caso de no ha-ber carbón de piedra se echa mano de la madera de los numerosos ta-lleres y edificios que contiene cada oficina, sostenes de la bateas, guanoy esqueletos de animales.

Ocupando la oficina California (3. 400 pies de altura), que es el pri-mer punto a que se llega entrando por la ruta de la quebrada de Junín,y mirando al Norte, se divisa la chimenea de la oficina Santa Catalinapor donde pasa la línea férrea; hay estación y oficina telegráfica que co-munica con Iquique. El camino de California a Santa Catalina es de 4leguas, tomando la derecha de la oficina Carolina rodeando el gran salarde Sal de Obispo hasta llegar a la aguada de la Encañada. De aquí paraadelante hay un trecho corto de difícil acceso que forma la Encañada, pe-ro que no impide que se lleve siempre la artillería lista para funcionar.En todo tiempo han marchado carretas y mulas por este camino y que-dan las huellas.

Desde la aguada de la Encañada hasta Santa Catalina inclusive, hayagua en abundancia de muy buena calidad, que se extrae de pozos de 3 a6 varas de profundidad, al borde de la pampa del Tamarugal.

En la oficina de Dolores a la izquierda y a corta distancia de laaguada de la Encañada, se encuentra agua inmejorable a la superficie.Esta oficina está situada en una pequeña altura y se divisa desde laoficina California en dirección al Poniente de Santa Catalina.

Observaciones generales. -—Pretender un desembarque por la que-brada de Pisagua no es prudente; con muy pocas fuerzas puede impe-dirlo el enemigo, situándose sobre la planicie en la cumbre del cerro quevoltea hacia la quebrada, o sobre el cambio de la línea férrea. Por otraparte, un desembarco tendría que ser muy lento por las dificultades yestrechez de la localidad, daría tiempo a la aglomeración de la fuerzaenemiga en acecho en la pampa del Arenal, y a que vinieran atrás por elferrocarril del interior.

La caleta y caminos de Junín son los únicos que presentan esperan-zas de éxito, pronta y rápida comunicación con el interior para ocuparlos puntos estratégicos conduciendo artillería, municiones, víveres, etcé-tera, Pisagua y sus defensores pudiendo ser tomados por retaguardia, ymanteniendo con facilidad los mismos caminos para el caso de unaretirada.

No se oculta que una posición de tan indispensable importancia, co-mo la cuesta de Junín, debe estar defendida; falta averiguar de qué ma-nera lo está. Las fuerzas bolivianas que se dice existen en la pampa delArenal, no podrían ocurrir a tiempo a Junín para impedir un desem-barque rápido por las dificultades que presenta el terreno de lomas, o elmucho tiempo que emplearían, teniendo que rodear las dos pampasque señala el croquis para alcanzar a posesionarse de las alturas deJunín.

Es difícil suponer que exista una fuerte división del enemigo sobreesas alturas, en vista de las dificultades que tendrían para proveerla so-bre toda de agua.


Concluyo por formular la suposición de que cuando más habrá unapequeña guarnición encargada de cortar en un punto dado el caminode la cuesta, haciéndolo volar a la aproximación de nuestras fuerzas.

Para el caso de un desembarco y ataque en este territorio, insisti-ría en escoger las tropas de aquella gente que ha trabajado en las ofici-nas, conocedora del terreno palmo a palmo, acostumbrada ya a ese cli-ma, al agua de pozos, que es salobre y causa disentería al que no estáacostumbrado a bebería, y que, por último, no necesita de comodidad al-guna, y es mas vivo e inteligente que la gente reclutada en los campos.La gente a que me refiero se encuentra entre los soldados del batallónLautaro, 3º y 4º de línea.

Valparaíso, Setiembre 30 de 1879.

Nota. —La delineación de la costa es exacta, se tomó de la cartahidrográfica de Fitz Roy, número 1. 278 (la cual se acompaña). En elcroquis aparece doble de tamaño para hacer más visibles los trazos delos caminos al interior.


ANEXO Nº 3.

Carta del General Mariano Prado al General Juan Buendía.

Arica, octubre 16 de 1879.

Benemérito señor General, Juan Buendía.General en Jefe del Ejército del Sur.Iquique.

Estimado General y amigo:

Como ya previne a Ud. por telégrafo, Ud. no debe moverse de allísino en el último extremo, y poniéndose de acuerdo conmigo; este casoaún no ha llegado. Entre tanto, estando ya bastante avanzada la divi-sión Bustamante, es necesario que la de Vanguardia y las de tropa boli-viana se encuentren completamente listas para marchar, con todos ele-mentos muy bien preparados, para que en el instante preciso no se su-fra retardo alguno.

No condescienda Ud. en que los proveedores de carne tomen máspasto de Canchones; ahora que estamos movilizando el ejército, es el úni-co recurso con que podemos contar para mantener nuestras brigadas.

He creído conveniente constituir la caballada boliviana en Camaro-nes, punto que está al alcance del telégrafo, para que vaya forrajeandoy permanezca lista a moverse donde mejor convenga. Si Ud. la necesita,telegrafíe y en el acto pasará allí, o avíseme para dar la orden conve-niente.

En la travesía de San Pablo a Soledad, todo debe estar cuidadosa-mente preparado, de manera que sea fácil el tránsito para las tropas quevayan o vengan de un punto a otro.

Si bien antes, por los movimientos que hace el enemigo, creía casicon evidencia que debía invadirnos por Quillagua, creencia de la cualaun no desisto del todo; hoy, a consecuencia del desastre del "Huáscar",conjeturo que el enemigo varíe su primitivo propósito, y que tal vez, sedecida a invadirnos por este departamento, donde creerán encontrar me-nor resistencia por la fuerza relativamente menor que la guarnece, cal-culando que una vez posesionados de él habrán tomado de hecho el ve-cino de Tarapacá, cortando el camino a los recursos que lo sostienen.Pero, colocándonos en cualquiera de estas eventualidades, es necesarioestar bien apercibidos; de consiguiente, desde ahora es preciso disponercon celeridad cuantos elementos sirvan, para movilizar nuestras fuer-


zas, caso de que sea urgente operar una concentración de ellas, bien mar-chando de aquí a Iquique o bien replegándose a este departamento lastropas de aquel, siendo el punto intermedio San Antonio. De este lugarhasta Arica se hacen con tal objeto los preparativos convenientes, y des-de allí hasta el Sur deben ustedes trabajar a la vez sin descanso hastadejar todo expedito.

Sin tiempo para más, me repito su Afmo. amigo y S. S.

PRADO.

P. S. —He nombrado jefe político y militar y comandante de las ba-terías de Pisagua al Teniente Coronel de Artillería Isaac Recabarren.El del mismo grado Saavedra, que será dado de baja del Regimiento "2de Mayo", pasará a ser segundo jefe de las referidas baterías.


ANEXO Nº 4.

Cartas del General Buendía a Prado

Iquique, 22 de octubre de 1879.

Excelentísimo señor General don Mariano I. Prado.Supremo Director de la Guerra.

Mi respetado General y amigo:

Restablecido mi espíritu de la sensible, abrumadora impresión queme ha producido la infausta y nunca suficiente deplorada catástrofe delHuáscar, triste acontecimiento que ha causado en los pueblos profundopesar, notable abatimiento, como en el ejército manifiesto desaliento, hecreído conveniente, necesario, decir algo que restablezca la fuerza del pa-triotismo en aquellos y retemple el valor y abnegación del soldado. Alefecto, he dado las proclamas que tengo el honor de remitir, aspirandosaber si logro la fortuna de alcanzar la aprobación de usted.

Esperando noticias del Coronel Suárez, respecto al enemigo, paramarchar en el acto, si fuese necesario; sin embargo lo mortificado queme tiene la prevención que me hace Ud. en su respetable carta del 16,que acabo de recibir, de que no me mueva de este punto, lo que me hacetemer proyecto Ud. reducir a una posición vergonzosa, ridicula al quese dignó Ud. honrar con el carácter de General en Jefe, que, si ha re-flexionado Ud. ser desacertada la elección de la persona, puede procedera nombrar a otro que mereciéndole mejor concepto, no sea humillado,dejándosele, a retaguardia de las fuerzas de su mando, cuando éstas es-tén al frente del enemigo, y dejarme en el ejército como el último desus soldados; encontrándose todo arreglado, listo, y todos entusiastas an-siando lleguen los momentos de cumplir nuestro deber, y, después de sa-ludar a Ud. con el cordial afecto que le profeso, paso a contestarle suúltima carta, instruyéndole antes, de lo que creo debe conocer.

La pieza de madera que pedí, porque aquí no se encontraba, sin nu-dos ni rajaduras, era para lavadas y atacador porque lo traído de Limapara el efecto, está casi inservible, apolillado y roto. Esto se encuentraremediado y los juegos de armas hechos nuevos.

Las platinas para rieles, no eran correspondientes a estas piezas porlo que ha sido necesario cortarlas y arquearlas hasta darles las dimen-siones y forma conveniente; los ejes, cortos, inadecuados para las ex-planadas que se han podido hacer; defecto remediado por haberse encon-trado fierro cilindrico del largo y grueso suficiente al efecto; los pernos,las tuercas, las chavetas, todo, todo cambiado por lo que ha sido preciso


se haga de nuevo; siendo lo peor, por su difícil reparación, que, una delas correderas de los de 300 era 60 centímetros menos de su largo co-rrespondiente; podría descarrilarse desmontándose del cañón, desde queestos montajes no tienen sus muñoneras.

Para seguridad de los ejes se han reforzado los gatillos o dados, po-niéndoseles debajo de cada uno tres ruedas viejas de los carros del fe-rrocarril, aseguradas con largos y gruesos pernos emplomados. Al finy habiéndose vencido grandes dificultades, los cañones están montados ylistos para llenar nuestro deber conforme lo tiene Ud. ordenado. El sa-cado de la Independencia, tiene el grano puesto y su cureña acabada, tododebido al importante, inteligente Prado; faltándole solo la rosca de pun-tería y su alza de mira todo lo que hace tiempo se ha pedido; pero, sino se manda, procuraremos suplir la falta. Si viene el buzo, se conti-nuarán los trabajos en Punta Gruesa y espero que, en pocos días nosdarán muy buenos resultados. En cuanto a los trabajos en la Isla, espe-ro lo que Ud. disponga.

Por dignidad del ejército y por mil y mil razones, me creía obliga-do a honrar la memoria de nuestros valientes jóvenes marinos, muertosen los combates tenidos por nuestros buques con los chilenos; y cediendoa estas exigencias, hice celebrar en esta iglesia el 10 del presente, (ne-fasto día en que recibí la tremenda noticia del desgraciado suceso del 8),unas honras, de sencillo pero elegante adorno en el templo, más sun-tuosas por la formación de las fuerzas; numerosa y selecta concurren-cia; por la oración fúnebre y por la espléndida música a la que se pres-taron por patriotismo, sin retribución alguna, los mejores profesores deeste puerto. Por noticias que tengo, sé que la función que con igual finse celebró en Arica costó cerca de 3. 000 soles; mientras el gasto hechoen Iquique sólo es de 150.

Cumplidas como están todas las disposiciones de Ud. como sin re-tardo, serán ejecutadas las órdenes que tenga Ud. a bien impartirme,me tomaré la libertad de hacer a Ud. algunas ligeras observaciones so-bre nuestros movimientos militares; prometiéndome que, si no son con-formes al modo de juzgar de Ud. disimule, llame su atención, ofreciendomis opiniones como efecto de patriotismo, de interés por el buen éxitode nuestras armas y cumplimiento de mi deber.

A juzgar por mí, la manera que, con los elementos que posee elenemigo hiciera la guerra, digo a Ud. francamente no encuentro discre-ta la diseminación de nuestras fuerzas. Debemos tenerlas lo más recon-centradas posible, para en masa con todas ellas reunidas, acudir a dondeel enemigo aparezca; pues, si se resuelve a atacarnos, no ha de hacerlocon pequeños piquetes y nuestras fuerzas desprendidas en reducidas frac-ciones estarán en peligro de ser obligadas a batirse con gran desigualdadnumérica o precisadas a emprender una retirada difícil por las distan-cias y falta de movilidad; exponiéndose a grandes accidentes, a sufrirbajas, a desmoralizarse, a tantos quebrantos como ventajas puede alcan-zar el enemigo, que si emprende por el litoral, ha de favorecer su de-sembarque con los cañones de sus buques, sin que, por la distancia que


nos separa y demás obstáculos nos sea posible llegar oportunamente aapoyar y favorecer a los nuestros. El cuidado de la costa, opino porquequede a cargo y vigilancia de gente de espionaje para dar rápidos avi-sos.

La tropa boliviana que se encuentra en Chucumata, Pabellón, Hua-nillos, Patillos, sufre fuerte deserción y ocasiona considerable gasto ensu conservación. Hace pocos días he sabido que, en Patillos se están con-sumiendo 35 quintales de carbón por día en condensar agua; y he man-dado a un mecánico para que reconozca las condensadoras y consulte co-mo pueden economizarse tan crecido consumo de un artículo que nos esde primera necesidad; puede agotársenos pronto y no tener cómo ni dedonde conseguirlo. ¡ Esto sucede en toda tropa con fuerzas desprendidas!

En cuanto a Soledad, punto en el que solo se encuentra agua y le-ña, mal podrán tenerse fuerzas para las que habrá que remitirse de lar-ga distancia todos los artículos de subsistencia y estarían expuestas des-de que de Quillagua a Soledad solo hay 14 ó 15 leguas y el enemigo pue-de atacarlas con fuerzas considerables. Hoy, según sabemos, y se de-duce del parte itinerario del Coronel Suárez, les sería fácil movilizar enel acto de 2 a 3 mil hombres que tienen en Toco, Tocopilla y Quilla-gua y pueden ponerlos de Quillagua en Soledad en un día; mientras quenosotros, desde el aviso a nuestra llegada, tardaríamos tres, porque deNoria a Soledad por Lagunas, hay de 26 a 28 leguas, como de Noria aCanchones 10 y de Canchones a Soledad 22.

A esto debe agregarse la consideración de que, si la fuerza ha deestar largo tiempo en Soledad, nos exponemos a perderla, por el desabri-go del soldado, el frío en las noches en aquellos lugares; lo fuerte delsol en el día, transición terrible que enfermará la tropa desde que allíno hay ni una ramada en que puedan guarecerse. Esto, sin duda, oca-sionaría muchas bajas que serán en mayor número, cuanto mayor seael que allí se encuentre; a no ser se piense construir cuarteles, obra cos-tosa y morosa por la escasez de materiales y la dificultad para llevarlosa donde presumo no se proyecte larga permanencia. ¡ En Soledad, lugarpuramente de tránsito, sólo cortos piquetes bien montados para trans-mitir avisos con velocidad!

A mi juicio, si no se piensa en una guerra de año, lo que debemosaspirar es que vengan, al efecto, lejos de ponerles embarazos, les abriríalas puertas, les prestaría facilidades en cambio de poderles librar unao muchas batallas que temo rehuyan si no es con grandes ventajas ysuperioridad numérica. Nada nos conviene tanto, mi respetado General,como conservar cuidados nuestros soldados; tener los ejércitos colocadosen posiciones adecuadas a poder reunir los cuerpos con rapidez, sin quenos falte un hombre. ¡Recuerde Ud. la última guerra Franco Prusiana!

Presumir que los chilenos vengan con poca fuerza, con precipitación,en desorden y que logremos batirlos jadeantes, cansados, hambrientos,destrozados, lo considero un error, una ilusión. Ellos, conocedores prác-ticos como son de estos lugares, antes de emprender, han de acumularsus elementos de movilidad y subsistencia y se moverán con celeridad,


pero no con precipitación; por esto contemplo un peligro de perderse to-da fracción de fuerza que se desprenda a distancia; y, antes de esto acep-taría de preferencia la idea que parece se concibe de marcharse a Ca-lama, si ha de ejecutarse con todo el ejército, pues, supongo que no sepiense en fraccionarlo entre grandes distancias, lo que nos hará ser dé-biles en todas partes, ni que se emprenda tal movimiento con una divi-sión, a la que el enemigo no opondrá embarazos en su marcha hasta te-nerla bien lejos del ejército, lo que la colocaría en inminente peligro deperderse, y ¡júzguense las consecuencias y calcúlense las de la perma-nencia de fuerzas en Soledad expuestas a la acción del enemigo y a losefectos de la intemperie con la falta de abrigo y desnudez en que se en-cuentra nuestra tropa! Repito a Ud. mi General lo que debemos haceres, reconcentrarnos y esperarlos: lo que debemos anhelar es que vengany batirlos.

Si en su ilustrada inteligencia, con superiores conocimientos que yo,y al cabo de los proyectos del enemigo juzga Ud. desarcertadas mis opi-niones y dispone continuemos como estamos, así se hará.

Deseo a Ud. perfecta salud y me repito, como siempre, su verdaderoafectísimo amigo. Muy atento y S. S.

JUAN BUENDIA.


ANEXO Nº 5.

Iquique, 29 de octubre de 1879.

Sr. General Prado.

Mi estimado General y amigo:

Lleno de complacencia he recibido las muy apreciables y respetablescartas de Ud. del 23, 25 y 26 del presente, y, al tener el honor de con-testarlas, me es sumamente satisfactorio participar a Ud. no haber no-vedad.

No me ocuparé, señor, del movimiento de las fuerzas. La contesta-ción de Ud. a mis observaciones, me impone silencio y proceder al es-tricto cumplimiento de sus disposiciones a cuyo efecto tomo las medi-das convenientes y dicto las órdenes necesarias en conformidad con lasconclusiones de sus citadas.

La indicación de Ud. para que se nombre sub-jefe de E. M. G. alCoronel González ha sido mal recibida por el Coronel Suárez, que medice escribe a Ud. sobre el particular, y francamente digo a Ud., queparticipo de su juicio; mas si Ud. lo manda, será en el acto, dado a re-conocer por la orden general.

Antes de conocer el proyecto de Elmore para formar en cada cuer-po una sección de obreros, había hablado con Suárez para organizar unacompañía de Zapadores; así que, coincidiendo en la idea, se realizará deuna u otra manera.

Siento verme precisado a decir a Ud. que escasea el carbón, la ce-bada, el arroz y todo, todo. Para dar a Ud. idea exacta de las existen-cias, he pedido al Estado Mayor, un estado que, con claridad y precisión,exprese lo que hay en cada uno de los depósitos. En cuanto a carne ypedido de pasto por los abastecedores de ella, se hará un arreglo conGómez y Cía.

El Coronel Mori Ortiz, encargado de los fosos y obras de defensaen Soledad y adelante, como de allí a Noria, ha pasado una larga y cir-cunstanciada nota dando cuenta del estado de sus trabajos y, he orde-nado al Estado Mayor pase a la secretaría de Ud. copia, o la nota ori-ginal, para que tenga Ud. conocimiento de lo que se ha hecho, lo quese hace y lo que se proyecta hacer.

Supongo se haya recibido el ácido y la madera que, dice el capitánde puerto, fue dirigida a D. Federico Danlesberg.

Con los más puros afectos de verdadera amistad, me repito de Ud.amigo y S. S.

JUAN BUENDIA.

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ANEXO Nº 8

REPÚBLICA PERUANA. JEFATURA MILITAR Y POLÍTICA DE

LA PLAZA DE PISAGUA.

Agua Santa, 4 de noviembre de 1879.

Señor General en Jefe:

En cumplimiento de mi deber, paso a narrar en los términos másprecisos y acordes con la verdad histórica, los sucesos que en conjuntocomponen la jornada que tuvo lugar el día del presente en el puerto dePisagua.

A las 5 A. M. de dicho día, el señor capitán de navio y de dicho puer-to me hizo notar la presencia de dos vapores que navegaban hacia él yvenían del Norte.

Suponiendo que fueran buques enemigos, sin pérdida de tiempo, puseesa circunstancia en el conocimiento de V. S., quien desde la víspera seencontraba en la plaza.

Transcurridos algunos minutos y con horizonte más despejado, que-dó confirmada mi sospecha de ser buque de la escuadra chilena, alcanzan-do entonces el número de los que se divisaban hasta diez y ocho, todo locual hice notar a V. S., al mismo tiempo que solicité sus órdenes paraproceder conforme a ellas en todas las emergencias que resultaran de lapresencia de la escuadra enemiga al frente de la plaza.

Entonces honrado con la absoluta confianza de V. S. y siendo las6 A. M., procedí a distribuir entre las dos piezas de artillería colocadasuna al Norte y otra al Sur de la bahía, las fuerzas recién organizadasbajo mi mando, compuestas en su totalidad de doscientos cuarenta y cin-co artilleros, incluso los cuarenta y cinco de la división boliviana, en todoslos puntos de la plaza por donde pudiera efectuarse fácilmente un des-embarque, que era el objeto que se proponía el enemigo.

En esta actitud esperé que el enemigo tomara la iniciativa para con-testar sus fuegos, los que rompió a las 6. 55 A. M. el blindado Lord Co-chrane, inmediatamente secundado por cuatro corbetas de guerra, cuyosnombres no puedo precisar, sobre el cañón del Sur, los cuales fueroninmediatamente contestados por él, continuando este desigual combate,en que muy poca parte le cupo tomar al cañón del Norte por razón de ladistancia en que se encontraban, hasta las 9 A. M., en que cesaron losfuegos por espacio de cincuenta minutos próximamente.

En este interregno, el enemigo se ocupó en trasbordar fuerzas dedesembarco a cuarenta embarcaciones menores que al efecto tenía pre-paradas.


Concluida esta operación, comenzó de nuevo a hacer disparos de ar-tillería, dirigiéndolos a la parte no incendiada de Ja población, con el finevidente de completar su destrucción, a la vez que proteger el desembar-que de las tropas que ya se acercaban guarnecidos por fuerza de policíay de nacionales, respectivamente mandados por el Sargento Mayor gra-duado don Mariano Ceballos, el Capitán don Ignacio Suárez y el de igualclase de la guardia nacional don José Vicente Rodríguez, las cuales opu-sieron a los proyectos del enemigo tan tenaz y vigorosa resistencia, quelograron rechazarlos, colocándolos en condiciones de no poder renovarel combate en tierra hasta no encontrarse apoyados por considerable nú-mero de tropas que habían sido desembarcadas en la playa de Guata,situada una milla al Norte, trabándose entonces un recio combate que sos-tuvimos con buen continente y sin perder nuestras posiciones por espaciode más de cuatro horas, a pesar de estar sufriendo al mismo tiempo unnutridísimo fuego que nos hacían las ametralladoras de los buques y delas lanchas, así como con Ja artillería de los primeros, que no cesó dedisparar un solo instante.

Desde poco después de principiado este segundo período, comenzabana bajar sucesivamente varias compañías de las fuerzas bolivianas si-tuadas en el Hospicio, tomando parte en el combate con caluroso entusias-mo y con notable arrojo.

Como el enemigo pudiera disponer de numerosas fuerzas, tuvo oca-sión de renovar constantemente sus desembarcos y lograr la reunión deuna masa próximamente de cuatro mil hombres, con Ja cual alcanzó a do-minar algunas posiciones ventajosas que duplicaron su acción y nos obli-garon a dejar lentamente aunque cortándole muy cerca cada paso queavanzaban.

Ocurría esto a la 1 P. M. en que también noté que se retiraban lasfuerzas bolivianas situadas en los cortes de la línea férrea, circunstanciaque me obligó a disponer la retirada de Jos que se batían en la playa;efectuándola el que suscribe, media hora después y por la vía de Junín,única que aún se encontraba expedita y que continué hasta dominar lapampa del Hospicio, de donde me dirigí a la estación de San Robertopara unirme con V. S.

Todas las fuerzas peruanas y bolivianas que bajo mi mando hantomado parte en este rudísimo combate, se han mostrado dignas de lasanta causa que defienden, y, por consiguiente, de la superior considera-ción de V. S., ante quien cumplo el deber de hacer la recomendación queunas y otras merecen.

Siendo digna de especial mención la conducta observada por losseñores coroneles de la guardia nacional don Nicanor González y donManuel Francisco Zavala, a quienes en los momentos más comprometidosdel combate les ordené acudir a la estación con un grupo de 18 hombrescon quienes estaban en el cañón del Sur.

Asimismo, el Capitán de Navio y del puerto don José Becerra, quese mantuvo en su puesto al frente de una compañía de nacionales; el Ca-


pitan de Fragata don Manuel Benavides y particularmente la del Alférezdon Ignacio del Mar y del Capitán de Zapadores don Pedro 'Rumié.

La circunstancia de haber quedado la plaza en poder del enemigo,no me permite apreciar el número de bajas que ha sufrido, tanto el ene-migo como nuestras fuerzas, concretándome a participar a V. S. sensi-ble muerte del Teniente de Artillería don Luis Tamayo, de la dotacióndel cañón del Sur, y de la ignorada suerte o condición que le haya cabidoal Teniente Coronel de Artillería don Manuel Saavedra, al Capitán de lamisma arma don N. Espinoza, que quedaron en la ambulancia, del Co-ronel de la guardia nacional don Manuel Zavala, y del Capitán de lamisma, don José Vicente Rodríguez, ignorándose el paradero de todosellos.

Encuentro conveniente dejar designado en este parte para el su-perior conocimiento de V. S., que en la estación del ferrocarril quedó lis-ta para salir a las 5. 30 A. M., de ese día, la máquina que debió subirpor haber abandonado su puesto el maquinista que la manejaba, y porno haber tenido absolutamente con quien reemplazarlo.

Las consecuencias del bombardeo han sido completar el incendio dela población, comprendiendo una existencia de cincuenta mil quintalesde salitre, poco más o menos, y exceptuando la estación del ferrocarril,los almacenes de aduana y casi toda la casa de Outram y Ca.

Es cuanto tengo que participar a V. S., señor General en Jefe.

ISAAC RECABARREN.

Al benemérito señor General en Jefe del Ejército del Sur.


ANEXO Nº 9

PARTES OFICIALES CHILENOS.

General en Jefe del Ejército de Operaciones del Norte.

Campamento del Hospicio, noviembre 10 de 1879.

Señor Ministro:

Desde el día en que fui investido con el alto carácter de General enJefe del Ejército de Operaciones del Norte, ayudado con la eficacísimacooperación del señor Ministro de Guerra en comisión, don Rafael Soto-mayor, contraje mis esfuerzos con preferente atención a preparar y or-ganizar los elementos de una expedición sobre el territorio enemigo, que,asegurando el triunfo de nuestras armas, apresurara el término honrosode la injusta guerra a que tan alevosamente habíamos sido provocados.

Graves dificultades se presentaban para tan ardua empresa. El es-tado del Ejército de mi mando era altamente satisfactorio; pero los obs-táculos materiales que a ella se oponían, eran casi insuperables. Cual-quiera que fuera el punto del país enemigo que se eligiera como el obje-tivo de operaciones, había de presentar toda clase de inconvenientes.

La enorme distancia que nos había de separar de los centros de nues-tros recursos, la escasez de elementos de transporte y de movilización deque podríamos disponer para un crecido ejército, la privación de los me-dios de sustentación, la falta casi absoluta de un elemento tan indispen-sable como el agua, la influencia del clima y muchas otras dificultadesque no se ocultarán a la inteligente penetración de V. S., nos obligaba atomar todo género de precauciones y prevenciones que nos pusieran asalvo de toda eventualidad o emergencia.

Con todo, cábeme ahora la honrosa satisfacción de dar cuenta aV. S., de que esta expedición ha sido llevada ya a cabo en una impor-tantísima parte con un feliz éxito; y no vacilo un momento en afirmara V. S. que el resultado final ha de corresponder al éxito que hasta aquíse ha obtenido.

En los últimos días del mes próximo pasado, se dio principio en elpuerto de Antofagasta al embarque en los buques de nuestra escuadra ytransportes nacionales, de nuestras tropas, elementos y pertrechos deguerra, equipo, embarcaciones, provisión de agua, de víveres, de forrajesy de la caballería, como también de las demás existencias que para podermoverse requería un ejército tan numeroso como el destinado a obrarsobre el suelo mismo del enemigo.


Por fin, el día 28 de ese mes se había conseguido tener a bordo denuestras naves todo el personal del Ejército, que constituía la primeradivisión expedicionaria, y el contingente indispensable para ponerse enmarcha; y a las 06. 30 P. M. zarpábamos del indicado puerto de Antofa-gasta con rumbo hacia el N. O., dejando en ese puerto una fuerte guar-nición de cerca de 3. 000 hombres de línea y más de 2. 000 de guardias na-cionales, todas ellas perfectamente equipadas y disciplinadas.

Componíase el convoy de los buques de guerra blindado AlmiranteCochrane, crucero Amazonas y Loa, vapor Abtao, cañonera Magallanesy goleta Covadonga, bajo las órdenes del capitán de fragata, Jefe acci-dental de la escuadra, don Manuel T. Thompson; y de los transportesnacionales Itata y Copiapó que daba remolque a la fragata nacional El-vira Alvarez, Limarí, Lámar, Santa Lucía, Toltén, Haunay, Paquete deMaule y Toro, al mando del Capitán de Navio, Comandante General detransporte, don Patricio Lynch.

Formaban también parte de este convoy la corbeta O'Higgins yel transporte Matías Cousiño, que con anterioridad se habían dirigidoal puerto de Mejillones para reunirse al convoy en un punto designado,lo mismo que el transporte Angamos, que por haber llegado en la maña-na del día que nos dábamos a la vela, tuvo que retardar su salida.

Las fuerzas de tierra embarcadas aparecen en el siguiente cuadro:

Regimiento 1º de Línea.Regimiento 2º de Línea.Regimiento 3º de Línea.Batallón Naval.Batallón Valparaíso.Batallón Bulnes.Batallón Chacabuco.Batallón Atacama.Batallón Coquimbo.Regimiento Artillería.Regimiento Artillería de Marina.Regimiento Cazadores de a Caballos.Brigada de Zapadores.Cuerpo de Pontoneros.

Nuestra marcha, a distancia de unas 50 millas de la costa, tuvoque ser muy lenta, porque el mal estado de algunos transportes, que ibanademás sumamente cargados, no permitían un andar superior a tres mi-llas por hora.

Después de tres días de viaje, nos encontramos por fin, reunidosya todos los buques del convoy, el día 1º de noviembre en la mañana, in-mediatos a la altura de Pisagua, punto designado para emprender el des-embarco; pero tuvimos que mantenernos sobre la máquina durante eldía para esperar la primera hora del siguiente, que era el momento másoportuno para intentarlo en mejores condiciones. Ese día se celebró a


bordo del buque jefe un consejo de todos los comandantes de cuerpos ybuques que en combinación debían obrar durante la acción; y en él setomaron las determinaciones que requería el mejor arreglo de la opera-ción de desembarco y ataque.

Debimos amanecer en la madrugada del día en la misma bahía dePisagua; más el corto andar de varios transportes, según lo he mani-festado, volvió a atrasarnos, y solo pudimos presentarnos en el puerto alas 6 A. M.

Una vez que estuvieron en frente de él todos los buques del convoy,los de guerra, blindado Almirante Cochrane, corbeta O'Higgins, cañone-ra Magallanes y goleta Covadonga, pasaron a tomar dentro de la bahíalas posiciones acordadas manteniéndose el resto a una distancia conve-niente. El primero de ellos rompió sus fuegos a las 7 A. M., dirigiendosus punterías a un fuerte establecido en la parte Sur de la plaza y fue-ron seguidos por los de la corbeta O'Higgins casi inmediatamente, y muyluego por la cañonera Magallanes y la goleta Covadonga. Después de unahora de un vivo fuego, las certeras punterías de nuestros buques apaga-ron completamente los fuegos de la batería enemiga, que ningún dañonos hicieron, quedando casi destruida esa. batería.

Aunque sobre el morro de Pisagua se divisaba otra fortificación,sin embargo, el enemigo no hizo disparo alguno, a pesar de que fue ata-cado por los que se le dirigieron desde a bordo.

Entre tanto, una comisión compuesta del coronel don Luis Arteaga,tenientes coroneles don Diego Dublé Almeida y don Justiniano Zubiría,y del Capitán don Juan Santana, fue a practicar, de orden del que sus-cribe, en una lancha a vapor, un reconocimiento de la playa para infor-mar sobre los lugares apropiados para el desembarco, y pudo hacerlo apesar de los fuegos que se le dirigieron de tierra al acercarse a la playa,y que la lancha contestó.

Apagados por completo los fuegos de tierra, se hizo avanzar a las8% A. M. los transportes Copiapó y Limarí que conducían los cuerpos dela segunda división de las en que había sido seleccionado el Ejército ex-pedicionario para este acto. Esta segunda división, compuesta del Regi-miento Buin 1º de Línea, batallón Atacama y dos baterías de artilleríade montaña, fue designada para hacer primero el desembarco en el puer-to de Pisagua.

También se ordenó adelantarse al transporte Lámar, que llevabaa bordo la brigada de Zapadores, que por la instrucción especial que elcomandante de este cuerpo, Teniente Coronel don Ricardo Santa Cruz,había dado a su tropa para ataques de esta especie, componía una secciónseparada.

El desembarco debía hacerse en los botes y canoas de los buques dela escuadra y transportes, y algunas lanchas construidas especialmentecon este objeto, las cuales constituían una flotilla de embarcaciones me-nores que se puso a las órdenes del capitán de navio, ayudante de cam-po don Enrique M. Simpson, a quien se le confió esta comisión.


La dirección del desembarco de la tropa fue encomendada al Coroneldon Emilio Sotomayor, Jefe de Estado Mayor, quien al efecto se embar-có en una lancha a vapor con el Comandante General de infantería, Co-ronel don Luis Arteaga, atendiendo ellos personalmente tan delicada ydifícil operación.

Dióse principio a ella a las 91/2 A. M. y al dirigirse a la playa las

primeras embarcaciones, recibieron un nutridísimo fuego de fusileríade las fuerzas enemigas que se encontraban atrincheradas tras de lasenormes y escarpadas rocas que forman esa playa, y de los parapetos queles ofrecían los accidentes naturales del terreno u obras especiales cons-truidas al efecto. Ocultábanse asimismo en los edificios de la población,en los carros del ferrocarril de Pisagua, en las zanjas que quedan al cos-tado de la línea férrea, que está un poco elevada, y tras de grandes ru-mas de sacos de salitre y pilas de carbón, que había en la estación, y endiversos puntos de la ciudad.

Intentóse a la vez el desembarco en diversas partes, y en todas ellasse les hizo igual resistencia. Dióse entonces orden a la escuadra que pro-tegiese esta operación con el fuego de sus cañones, dirigiendo sus tiroshacia todos aquellos lugares desde los cuales se hacía fuego a la tropanuestra. Las balas y granadas de nuestros buques caían en distintas di-recciones en todos aquellos puntos en que el enemigo estaba oculto, y seprodujo entonces el incendio, tanto en los edificios de la población, comoen los depósitos de sacos de salitre y de carbón existentes en varias par-tes.

Sin embargo, no cesaba una verdadera granizada de balas dirigidasobre todos los botes que conducían tropas; y en medio de ellas, mercedal valeroso empuje de nuestros soldados y a la serenidad y ejemplar bi-zarría de sus jefes y oficiales, principiaron los botes a echar a tierra sustripulantes, teniendo a más que luchar con la pésima condición de losdesembarcaderos, en los cuales la ola azotaba sobre las rocas con todaviolencia.

En medio de tantas contrariedades, logran nuestros botes, aunquecon considerables pérdidas, acercarse a la playa, protegidos también poruna ametralladora de montaña de la artillería, que se embarcó en unbote, a las órdenes del Subteniente del Regimiento, don José AntonioErrázuriz, y que prestó una eficaz ayuda.

Las primeras tropas que ponen el pie en tierra son las de la brigadade Zapadores, que dirigidas con acierto por su Comandante, merecierontomar al enemigo por la retaguardia, facilitando así el desembarco delresto de la división, que en esos momentos bajaba a tierra por dos puntosdistintos, sufriendo un fuerte ataque de las fuerzas contrarias estaciona-das en algunas posiciones elevadas. Venciendo todas estas dificultades,llegaron a tierra el batallón Atacama, Regimiento Buin, a las órdenes desus respectivos Comandantes y 108 Regimiento 2? de Línea.

Ya una vez en tierra estas fuerzas, principiaron a ganar terreno po-co a poco y a dominar algunas alturas, desde las cuales arrojan al ene-


migo de las ventajosas posiciones en que estaba parapetado, y principiaentonces una nueva operación no menos atrevida y dificultosa.

Trátase entonces de arrojar al enemigo de su propio campamento,situado en la cima de un elevado cerro (a 1. 300 pies) cortado a pico,y de un terreno movedizo y polvoroso. El enemigo tiene cerrados todoslos senderos, y ha ocupado magníficas posiciones, aprovechando los re-codos de la vía férrea y del camino, y todas las ventajas que le propor-ciona el lugar.

Con todo, el batallón Atacama, el Regimiento Buin y 100 hombresdel Regimiento 2º de Línea y 100 de la Brigada de Zapadores, a las ór-denes del Teniente Coronel don Luis J. Ortíz, emprenden tan atrevidaascensión, siendo auxiliados en ella por los fuegos de nuestra Escuadra,que con toda certeza se dirigen hacia aquellos puntos en que estabanagazapados los enemigos.

Después de cuatro horas y media de un rudo combate sostenido pornuestras tropas en tan desventajosas condiciones con un enemigo queno le era inferior en número, parte de los nuestros llega a dominar laaltiplanicie del cerro en que existía el campamento del Ejército enemi-go, compuesto de los batallones Victoria e Independencia, de más de1. 200 plazas, según informes que he recogido, al mando del Coronel bo-liviano don Juan Graniér.

Apenas divisa el enemigo que nuestras fuerzas han dominado laaltiplanicie, abandona el campamento y huye vergonzosamente, quedan-do nuestro el campo a las 2. 30 P. M., y al apercibir los buques de la es-cuadra que el pabellón chileno flameaba en el mismo punto en que seostentaba momentos antes el del enemigo, suspenden por completo susfuegos.

Mientras se verificaba este importante hecho de armas en el puertode Pisagua, la primera división del Ejército compuesta del Regimiento3º de Línea, Batallón Naval de Valparaíso, dos baterías de montaña yel Batallón Valparaíso, embarcada en el crucero Amazonas y en el trans-porte Itata, se dirige, convoyada por la Magallanes, sobre la caleta deJunín, un poco al Sur de Pisagua, donde debía desembarcarse para tomarel camino que debía conducirla al mismo campamento del enemigo, enel cerro de Pisagua y sorprenderlo allí por la retaguardia.

Esta caleta presentaba también muchas dificultades y peligros parael desembarco, pues las olas reventaban con una gran fuerza sobre lasrocas de las playas, que pueden parapetar una fuerza insignificante pararechazar a un Ejército, por numeroso que fuera, que tratase de desem-barcar allí. Felizmente la pequeña guarnición que había, compuesta deunos 30 hombres, huyó a los tres primeros tiros que se le dirigió de abordo, y pudo efectuarse con toda tranquilidad el desembarco.

Esta división, a las órdenes del coronel don Martiniano Urriola, con-tinuó su marcha como a las cinco de la tarde hacia el campamento, y vinoen amanecer a él en la madrugada del día siguiente, encontrándolo ocu-pado ya por nuestras fuerzas.


Pasada la hora en que fue tomada la plaza fuerte de Pisagua, se con-tinuó el desembarco de la tropa hasta entrada la noche, para seguirlo enlos dos días subsiguientes, hasta que todas ellas estaban reunidas en elcampamento mismo del enemigo, llamado el Hospicio.

Hemos tenido que lamentar algunas bajas, principalmente duranteel desembarco, alcanzando ellas también a los botes de la escuadra quese ocuparon en este acto.

En el Ejército hemos tenido las siguientes bajas: Regimiento Buin,muertos: el Subteniente don Desiderio Iglesias y doce individuos de tropa.

Heridos: los Subtenientes, don Belisario Cordovez y don DomingoArteaga Novoa, y 27 de la tropa.

Regimiento 2º de línea. Muertos: tres individuos de tropa, y ochoheridos.

Brigada de Zapadores. Muertos: 20 soldados.Heridos: el Sargento Mayor don Manuel Villarroel, el Teniente don

Enrique Canto y el Subteniente don Froilán Guerrero, y 46 de la tropa.Batallón Atacama. Muertos: 19 individuos de tropa.Herido: El Capitán don Agustín Fraga y los Subtenientes don Be-

nigno Barrientos y don Andrés Hurtado, y 51 heridos.Regimiento de Artillería. Heridos: dos individuos de la tropa que

acompañaban al Subteniente Errázuriz en el servicio de la ametralladora.Regimiento 4º de Línea, embarcado en el transporte Toltén, no tomó

parte en el desembarco; pero habiéndose acercado este vapor demasiadoa la playa, se dirigieron desde tierra algunos fuegos de fusilería sobre lacubierta del buque, en la cual estaba la tropa, causándole la pérdida de 3soldados muertos y 13 heridos.

No me es posible determinar, ni aún aproximadamente siquiera, elnúmero de muertos que haya tenido el enemigo; el campo quedó sembra-do de cadáveres, los cuales se hizo sepultar el día siguiente.

En la Marina hemos sufrido las siguientes pérdidas: AlmiranteCochrane: un marinero muerto.

Heridos: El guardiamarina don Luis V. Contreras, y tres individuosde la tropa.

Corbeta O'Higgins. Muertos: el aspirante don Miguel A. Isaza, unguardia 2º y cuatro marineros.

Heridos: Teniente 2º don José M. Santa Cruz, dos capitanes de altos,tres marineros y dos grumetes.

Goleta Covadonga. Un marinero herido.Corbeta Magallanes. Un marinero muerto.Heridos: el Guardiamarina don José María Villarreal, un guardián 1º

y un marinero.


Transporte Loa. Heridos: el aspirante don Eduardo Donoso, un pa-trón de bote y un marinero.

Transporte Limarí. Fue herido el marinero José Díaz, que río perte-nece a la dotación de guerra.

Hemos tomado al enemigo cerca de treinta prisioneros: entre ellosdos tenientes coroneles, un capitán, dos tenientes y un subteniente.

Se ha tratado de atender con solícito interés a los heridos, en cuantolo permiten los recursos de que puede disponerse aquí pues por falta detransporte no nos fue permitido traer con el Ejército algunas de las am-bulancias, cuyos servicios habrían sido muy importantes.

En el campo enemigo existía la ambulancia Arequipa, que atendió aalgunos de sus heridos, pero ella se ha retirado ya, llevándose su material.

Con la toma de Pisagua hemos ocupado una parte muy importantedel territorio enemigo, no sólo por las condiciones estratégicas especia-les que tiene, sino también porque hemos quitado al enemigo una de laspartes más interesantes, tanto para su comunicación entre el Norte y elSur, como por sus riquezas.

En los primeros días subsiguientes a la toma de la plaza, no pudomovilizarse el ejército por haber sido sumamente escasa el agua y no po-derse proveer al soldado de la necesaria para que marchara. Mas, hoyes distinta la condición del Ejército: avanzadas nuestras ocupan el te-rritorio hacia el interior en una extensión de más de 60 millas, y en ellatenemos ya el agua necesaria para surtir la tropa, y ésta ha sido ya dis-tribuida convenientemente en todo el Cantón.

A la presencia de nuestras fuerzas en los puntos del interior, hanhuido las fuerzas enemigas que allí había. Solo en Agua Santa una avan-zada nuestra de Caballería, encontró resistencia en una fuerza de 100hombres de caballería enemiga, que fue completamente batida por lanuestra, dejando en el campo 70 muertos del enemigo y tomando 6 pri-sioneros, entre ellos un Teniente Coronel y un Teniente, sin que nosotroshayamos sufrido más que la pérdida de 3 cazadores y 6 heridos.

El comportamiento de los señores Jefes, Oficiales y tropa ha sidodigno de todo elogio. Los cuerpos que no alcanzaron a hacer el desem-barco durante el ataque anhelaban vivamente compartir la gloria de ir asostener con las armas en la mano el honor de nuestra querida patria.Los cuerpos cívicos movilizados en la presente campaña, han rivalizadocon nuestros veteranos de línea en bravura y disciplina, correspondiendopor completo a las buenas esperanzas que en ellos se fundaban.

Este magnífico espíritu de la tropa no ha desmayado un momento,y hoy espera con ansia el día que pueda dar mayores glorias a su país.

Los señores Jefes y Oficiales, a su vez, están animados del másacendrado patriotismo, y celosos y estrictos en el cumplimiento de su de-ber se les ve en los momentos de peligro ser los primeros en acudir.De ello ha dado un espléndido testimonio el memorable hecho de armas


de que ahora he dado cuenta a V. E.; así es que me permito recomendaral Supremo Gobierno los importantes servicios que ellos han prestado,comprendiendo esta recomendación a todos y a cada uno de ellos.

Termino señor Ministro, felicitando al Gobierno y a la nación, porun hecho de armas que viene a agregarse a los muy gloriosos y difícilesque en diversas ocasiones han llevado a cabo los ejércitos chilenos, y quehan revelado de cuánto es capaz el soldado chileno cuando se trata delhonor de su patria.

Dios guarde a V. S.

ERASMO ESCALA

Al señor Ministro de Estado en el departamento de Guerra.


ANEXO N' 10

PARTES OFICIALES PERUANOS Y BOLIVIANOS

Agua Santa, Noviembre 4 de 1879.

Acompaño a V. S., para conocimiento del Excmo. señor General Di-rector Supremo de la Guerra, la nota que me ha sido dirigida por el se-ñor General don Pedro Villamil, Comandante General de la segunda divi-sión del Ejército de Bolivia, acompañándome el parte de su Estado Ma-yor y el que me ha sido pasado por el Comandante Militar de la plaza,sobre el combate que ha tenido lugar en el puerto de Pisagua el día 2 delcorriente.

Había llegado a aquel puerto la víspera de los sucesos que motivanesta nota, a efecto de inspeccionar personalmente las fuerzas a quienesestaba confiada su defensa; pero al amanecer del día siguiente, cuandono había dado principio a mi tarea, fui avisado de la presencia de la es-cuadra enemiga en aquel puerto, compuesta de veinte buques.

Ordené inmediatamente las operaciones y medidas que se detallan enlos partes adjuntos, y comenzó el enemigo sus hostilidades a las 6. 55 A. M.,siendo contestadas por los dos únicos cañones de a 100, que se encontra-ban uno al Norte y otro al Sur de la bahía.

Nuestros soldados soportaron los fuegos de la escuadra sin hacer undisparo, como se les había ordenado hasta el momento que comenzó eldesembarco, y con el fuego de nuestra infantería. Esta constaba de losbatallones Victoria e Independencia, cuyas plazas ascienden a 790 y al-gunos guardias nacionales del Perú.

990 hombres componían toda la resistencia, y asimismo vemos reti-rarse al enemigo bajo el fuego de nuestra escasa fuerza. Reorganizarsebajo la protección de la escuadra que aumentaba por momentos nuestraspérdidas y reparaba las propia ocurridas en las 44 lanchas de desembar-co que habían intentado llegar a la costa. Este segundo como el primerataque, fue también rechazado con pérdidas menos considerables.

Pero el tercer ataque fue ya decisivo; el terreno que ocupaban nues-tras fuerzas era desventajoso: no mide más de 200 metros entre el mary el escarpado barranco que cierra aquel punto por el costado Este, y cu-yo camino sólo permite el tránsito de las fuerzas en desfile. Fue sobreaquel pedazo que la escuadra chilena hizo funcionar con prodigiosa rapi-dez toda su artillería, sus ametralladoras y su fusilería, porque los bu-ques se hallaban a tiro de revólver de la costa. Una nube densa producidapor el fuego del enemigo, por el propio y por el incendio que devoraba yala población y millares de sacos de salitre, envolvía el teatro del combatea los invasores, en tanto que continuaban los tiros dirigidos del mar.


Fue en esta situación, después, las bajas extraordinarias que reve-lan los partes, después de 7 horas de resistencia y de combate heroicosostenido por las fuerzas del ejército boliviano y por los nacionales delPerú, que acordamos con el señor General Villamil retirarnos con nues-tras fuerzas convencidos de que era inútil continuar la resistencia con900 hombres contra 4. 000 que habían ya desembarcado, sin contar conlas poderosas reservas que mantenían los buques dispuestos siempre areparar las pérdidas, y sin tener artillería ni elemento alguno de los quenos oponían aquella numerosa escuadra.

Hízose la retirada con toda la disciplina y el orden que se habíanmantenido en el combate. La conducta bizarra del señor General Villamil,de su Jefe de Estado Mayor General y los Jefes, Oficiales y soldados delejército boliviano, de los nacionales del Perú, del Jefe Militar del puertoy demás oficiales de nuestro ejército, ha sido altamente abnegada, y esla misma abnegación y el general entusiasmo manifestado en el combatepor las fuerzas aliadas, lo que me impide entrar en recomendaciones es-peciales que tendrían que ser injustas, o comprender a todos los que sehan batido en mi presencia.

La ocupación de Pisagua por fuerzas enemigas ha infundido en elcorazón del soldado el deseo de la reparación y la venganza. Las fuerzasaliadas sólo aspiran a nuevos combates, donde puedan brillar una vezmás su decidido entusiasmo y su abnegado heroísmo.

Grande es sin duda la diferencia de temple moral de nuestro ejér-cito, con el ejército chileno: ha necesitado hacinar su poder marítimo yterrestre para batirse con 900 hombres que mantuvieron el fuego duran-te 7 horas y les hicieron retroceder dos veces: es nuestra fuerza moralrobustecida por la justicia de la causa que defiende la alianza: es el bríoy la serenidad de nuestros soldados acreditados ya en numerosos com-bates, lo que hace indispensable nuestra victoria y seguro el triunfo queen el primer encuentro sabremos arrancarle al enemigo.

Dios guarde a V. S.

JUAN BUENDIA.


ANEXO Nº 11

NOTAS DEL SEÑOR DON JOSÉ FRANCISCO VERGARA AL GENE-RAL EN JEFE RELATIVAS AL RECONOCIMIENTO DE LA LINEA

FÉRREA, DESPUÉS DE LA TOMA DE PISAGUA

Jazpampa, Noviembre 4 de 1879.

Señor General:

El Ejército puede avanzar inmediatamente. Tenemos agua, estan-ques y locomotivas para ayudarlo en el viaje. En San Roberto le tendre-mos un estanque con agua para 2. 000 hombres, y volver para llevar más.

Paso a ocupar a Dolores que está con enemigos.Que venga refuerzo de caballería cuanto tenga disponible.Dios guarde a V. S.

(Firmado). J. F. VERGARA.

Señor General:

A las 11. 30 A. M. hemos tomado posesión de la estación y pozo deDolores.

Guardaremos este punto hasta recibir órdenes, por si conviene a lasoperaciones sucesivas del Ejército ocuparlo pronto.

Los informes recogidos son datos fructorios. Fuerzas peruanas nohay al Norte de Pozo Almonte. Los bolivianos, en número de 2. 000 acam-pan en Santa Catalina. No tienen caballería, y según un hombre que seinterrogó tienen 20 piezas pequeñas de bronce.

Los telegramas sorprendidos los lleva el señor Mayor Salvo, quiendará a V. S. los informes que puede dar un ojo inteligente y experto.

Remito un estanque con más de 10. 000 litros de excelente agua y sime mandan la máquina número 24, que se puede arreglar en pocas horas,tendrá el Ejército agua bastante en todo el camino.

Hoy irá un estanque a San Roberto, que está a tres y media leguasde ese campamento.

El ferrocarril en perfecto estado.Dios guarde a V. S.

(Firmado). J. F. VERGARA.


ANEXO Nº 12

COMBATE DE AGUA SANTA

PARTES OFICIALES

Cuartel General del Ejército de Operaciones del Norte

Campamento del Hospicio, Noviembre 15 de 1879.

Tengo el honor de transmitir a V. S. el parte oficial remitido a esteCuartel General por el señor secretario don José Francisco Vergara, aquien el infrascrito confió, con fecha 4 del presente, la comisión de prac-ticar un reconocimiento hacia el interior del lugar en que estábamosacampados, con el objeto de conocer el estado y situación de las fuerzasenemigas que nos rodearan, y de apoderarse, si era posible, de los recur-sos valiosísimos para el ejército con que cuentan esos puntos, principal-mente respecto de la provisión de agua, cuya escasez se, hizo sentir conmucho rigor en los primeros días de nuestra ocupación. El mismo señorsecretario fue quien indicó la conveniencia de verificar este reconocimien-to, ofreciéndose espontáneamente para hacerlo y a este efecto se puso asus órdenes la pequeña fuerza de que ha podido disponer para llevarlo acabo con tan feliz éxito.

Su acierto y esforzado arrojo en el desempeño de esta difícil y ries-gosa comisión, ha venido a aumentar los importantes servicios que, desdeel principio de la campaña, ha prestado con toda inteligencia y abnegaciónal Ejército, y que dan un elocuente testimonio de su desinteresado patrio-tismo, que ha comprometido altamente la gratitud del Supremo Gobiernoy del que suscribe.

El parte es como sigue:Campamento de Dolores, Noviembre 8 de 1879.La comisión que V. S. tuvo a bien confiarme, ha quedado desempe-

ñada.Cinco horas después de haber salido del campamento del Hospicio, el

5 del presente ocupamos la estación de Jazpampa, donde se cortó la co-municación telegráfica con Arica, se recogieron los últimos y recientesmensajes oficiales del enemigo, se tomaron una locomotora, algunos ca-rros y dos grandes estanques portátiles para agua, y varios cajones conútiles para el telégrafo del Estado.

Después de disponer lo conveniente para la seguridad de nuestra tro-pa y de haber ocupado la estación nombrada y sus alrededores, con un pi-quete de Cazadores a las órdenes del Capitán de Artillería don Delfín


Carvallo, continuamos nuestra excursión al interior para apoderarnos dela importantísima estación de Dolores, donde existen las fuentes de exce-lente agua que proveen a las máquinas del ferrocarril y a casi toda lacomarca por donde corre.

A las 2 P. M. ya éramos dueños de este punto, donde encontramos in-tacta una máquina de vapor para elevar el agua, varios estanques de fie-rro y una serie de pozos comunicados por galerías y cañones que sumi-nistran cuanta agua pueda necesitar nuestro Ejército.

Al siguiente día continuamos avanzando para ir a ocupar el campa-mento que desalojaban las fuerzas perú-bolivianas, picarle su retaguardiae ir a extinguir el fuego que habían puesto a sus acopios de víveres y alos edificios de esta importante salitrera. Después de una marcha penosaque nos obligó a hacer alto por algunas horas, a las 5 P. M. al llegar alestablecimiento denominado Gemianía, distante dos kilómetros de AguaSanta, que en ese momento era una hoguera, la descubierta anunció ene-migo al frente.

Reconocidos éstos, resolvimos atacarlos, después de replegarnos unpoco para organizar la tropa, encontrándonos ya bajo los fuegos de laslargas carabinas Winchester de que venía armada una parte de esas tro-pas. Sin esperar mucho se dio la voz a la carga, y nuestros denodados Ca-zadores a caballo cayeron como águilas sobre las fuerzas que tenían alfrente.

No hubo resistencia para tanto empuje; y media hora después noquedaban sino hechos parciales, que sólo servían para poner en relieve elinquebrantable coraje de nuestros soldados, pero que ya no podrían in-fluir en el éxito final, que desde el primer golpe quedó decidido.

Entre estos episodios merece una relación especial en esta parte elque costó la vida al bravísimo Sargento Tapia. Desviado en la persecu-ción del grueso de su fuerza, acompañado solamente del soldado PedroCastro, se halló al frente de una partida enemiga compuesta de 12 a 15hombres. Engañado por su traje, que era casi idéntico al de los Cazado-res, se aproximó confiadamente a ellos y sólo los conoció a muy corta dis-tancia.

Entonces le dijo al soldado que era preciso cargarlos, porque ellos nopodrían deshonrar su Regimiento volviendo la espalda al enemigo, cual-quiera que fuese su número.

El soldado le observó que él podía ayudarle poco, porque su caballoestaba ya casi inútil, a lo que Tapia contestó: "Cargaré sólo, y tú comopuedas apóyame por retaguardia para que no me rodeen". Así lo hizo, ypeleó como un león. Después de perder su caballo, siguió batiéndose a pie,hasta caer herido de muerte de un balazo en el pecho; pero no sin haberdejado sin vida a tres de sus adversarios y de haber dado tiempo a quellegaran sus compañeros para concluir con los demás.

Los Capitanes Barahona, Parra y varios otros Oficiales, seguidos deunos 30 ó 40 hombres, continuaron la persecución hacia el Sur, y por es-pacio de tres leguas los espantados fugitivos fueron cayendo al filo de susespadas. Las pérdidas del enemigo se estiman en 50 ó 60 muertos, algu-


nos heridos y unos pocos prisioneros, entre los cuales se cuenta el Te-niente Coronel Chocano y Teniente Gómez. El Comandante Sepúlveda,que era su jefe, quedó en el campo, así como tres Oficiales más.

Nuestros muertos fueron dos soldados y el Sargento Tapia, y seisheridos de poca gravedad.

En resumen, señor General, esta corta expedición de 175 Cazadores,ha dado a nuestro Ejército, en menos de 48 horas, la posesión de 70 ki-lómetros de ferrocarril, de dos locomotivas, seis grandes estanques paraconducir agua, 12 ó 15 carros de carga y todas las máquinas y pozos de laparte Norte del departamento de Tarapacá. Acuchilló una escogida fuer-za de su caballería o hizo resonar la pampa con el galope de nuestros ca-ballos tres leguas más al Sur del campamento dejado el día antes por unanumerosa división de su ejército.

Estos resultados son fáciles de obtener cuando se mandan tropascomo la de Cazadores a caballo que, a un valor que no reconoce peligros,unen una decisión y entusiasmo que no se estingue con los trabajos yprivaciones. A esto debe agregarse la inquebrantable energía de sus ofi-ciales que saben desplegar tanto coraje en el combate como perseveranciay voluntad para luchar con la inclemencia de estas regiones. Los Capita-nes Barahona y Parra, el Teniente Calderón y los Subtenientes Urzúa,Lara, Souper, Astorga, Quezada, Urrutia y Alvarado, merecen ser reco-mendados especialmente, como lo hago aquí.

Para concluir, debo hacer presente a V. S. que he sido auxiliadoefizcamente por el Ayudante de campo don Ramón Dardignac, por elactivo e inteligente Sargento Mayor de Artillería don José de la CruzSalvo, y muy especialmente por el Teniente Coronel de Ingenieros donArístides Martínez. A este distinguido Jefe confié la dirección militarde la expedición y es grato para mí poder decir a V. S. que el Ejércitotiene en él un espíritu ilustrado, unido a un juicio discreto, con un áni-mo tan sereno como emprendedor.

Al segundo día de mi salida del Campamento de Pisagua, regresé aese Cuartel General, habiendo dejado la tropa que me había sido con-fiada a las órdenes de sus inmediatos Jefes, que encontré ya en la pam-pa de Dolores.

Dios guarde a V. S.J. F. VERGARA.

Nuestro Ejército ha aprovechado ya las ventajas de esta avanzada,pues una considerable división está acampada en la línea comprendidade Dolores a Agua Santa, teniendo abundante provisión de agua y la devíveres puede hacerse con alguna comodidad en los trenes tomados al ene-migo, los que en sus viajes de vuelta surten de agua la división que seencuentra en este campamento. Esta distribución de fuerzas ha facili-tado las operaciones ulteriores del Ejército, de que pronto espero dar cuen-ta a V. S.

Dios guarde a V. S.ERASMO ESCALA.

Al señor Ministro de la Guerra.


ANEXO Nº 13

PARTES OFICIALES CHILENOS.

Cuartel General del Ejército de Operaciones.

Noviembre 25 de 1879.

Señor Ministro:

El reconocimiento practicado por una pequeña división bajo las ór-denes del secretario de este Cuartel General, Teniente Coronel don JoséFrancisco Vergara, y que terminó con la brillante acción de Germania,nos permitía la ocupación tranquila de todo el distrito que se entiendedesde Pisagua a Agua Santa, donde termina la sección del ferrocarril,y que comprende varios establecimientos salitreros de considerable im-portancia, en una extensión de más de 54 millas.

Sin embargo, no fue posible aprovechar inmediatamente las venta-jas que nos proporcionaba esta ocupación, avanzando nuestro campa-mento hasta el término de la vía férrea, porque carecíamos de los me-dios de movilización para el transporte de tropas, conducción de víveres,agua, forraje, pertrechos y demás artículos necesarios al servicio delEjército, pues el material rodante de esta línea es sumamente escaso y seencuentra en muy mal estado.

Por esta circunstancia, se determinó distribuir las fuerzas de nues-tro Ejército, escalonándolas en diversos puntos, en la proporción que lopermitían los medios de transporte de que podíamos disponer.

El punto más avanzado hacia el interior en que acampamos parte denuestra tropa fue la oficina de Dolores, que es de una importancia ca-pital por existir allí la abundante aguada que lleva ese nombre, la me-jor de todas las de este distrito, y con la cual se ha estado atendiendo ala provisión de casi todo el Ejército. Las fuerzas acantonadas en estaposesión alcanzaban a poco más de 6. 000 hombres de las tres armas, alas órdenes del señor Jefe de Estado Mayor, Coronel don Emilio Soto-mayor.

Distante unas 20 millas de esta estación, en el campamento del Hos-picio, en el cual había fijado accidentalmente mi permanencia, habíaotra división de cerca de 3. 500 hombres. En la estación de Jazpampa,intermedio entre ambos campamentos, y en la cual se cruzan los caminosque comunican a Arica con Iquique, había una guarnición del batallónBulnes; y por fin, en el mismo puerto de Pisagua se había colocado elRegimiento Esmeralda, que bien pronto fue reemplazado por el Santia-go, yendo aquél a situarse en el Hospicio.


Conseguíase así consultar las necesidades actuales de la tropa yatender, al mismo tiempo, a las operaciones ulteriores, porque podríautilizarse el ferrocarril en acarreo de víveres, forraje y pertrechos queno fueran consumidos en el momento, sino que se reservaban para hacerun acopio, que pudiera después abastecer la expedición que habría de em-prenderse hacia el Sur, en busca del enemigo, que, según todos los ante-cedentes, se fortificaba en Pozo Almonte para esperar nuestras fuerzas.

A este objeto convergían todas las medidas que se tomaban con estedecidido propósito, considerándose enteramente improbable que las fuer-zas de los aliados vinieran a nuestro encuentro. Manteníase, sin embar-go, una estricta vigilancia para evitar toda sorpresa, y muy principal-mente para impedir la unión del Ejército que había en Arica, a las ór-denes del General Daza, con el del Sur, para lo cual debían pasar por pre-cisión por los puntos ocupados ya por nuestras tropas.

El día 17 del presente se temía por noticias recogidas por diversosconductos, la presencia de fuerzas enemigas venidas del Norte; y tantodel campamento del Hospicio como del de Dolores, salieron avanzadasde reconocimiento. La primera de éstas, al mando del secretario señorVergara, se encontró al día siguiente con fuerzas enemigas de Caballe-ría; las que perseguidas por los nuestros, huyeron a juntarse, al parecer,con el grueso de una división de infantería. Como estas tropas amaga-ban la estación de Jazpampa, se maridó reforzar la guarnición allí exis-tente enviando del Hospicio el resto del Batallón Bulnes, al cual perte-necía la guarnición, y de Dolores fueron mandados el Regimiento 3º delínea, el Batallón Coquimbo y una sección de Artillería.

Ese mismo día se tuvo noticias de la venida de tropas enemigas delSur, sin saberse su número; y para cortarle el paso al campamento deDolores, se mandó a la oficina de Santa Catalina, distante unas 5 mi-llas, una división formada por el Regimiento 4º de línea, Batallón Ata-cama, 9 piezas de Artillería y 220 Cazadores de a caballo.

Mas, en la medianoche, se supo por una avanzada de estos Cazado-res, que al caer la tarde se había presentado en Agua Santa el Ejércitoaliado con fuerzas muy considerables de las tres armas, que se calcula-ba en más de 11. 000 hombres y que marchaba a atacarnos en nuestrasposiciones.

En el acto ordené por telégrafo al señor Jefe de Estado Mayor quemantuviera estas mismas posiciones, que tenían para nosotros inapre-ciables ventajas, reconcentrando todas las fuerzas que en el día se ha-bían desmembrado, para presentar batalla con el grueso de nuestro Ejér-cito. Con este mismo objeto me puse en marcha, a las 3 A. M., con ladivisión acampada en el Hospicio, que se componía del Regimiento deArtillería de Marina, una batería de artillería, Batallón 2º de línea, bri-gada de Zapadores y Batallón Chacabuco.

Efectivamente, el Ejército aliado del Sur, a las órdenes del Gene-ral en Jefe, don Juan Buendía, marchaba sobre Dolores, y al día si-guiente, a la salida del sol, se le veía avanzar en perfecto orden y en co-lumnas cerradas, que no dejaban conocer su número y organización, vi-


niendo acompañado de fuerzas de caballería. Sin embargo, la aprecia-ción que en esos momentos se pudo hacer, confirmada entre datos reco-gidos con posterioridad, da al Ejército aliado una fuerza de 11 a 12. 000hombres.

Dispúsose entonces por el señor Jefe de Estado Mayor (a las 7A. M. ), que se formase una línea de defensa del campamento, coronan-do las alturas del cerro de la Encañada y de Dolores, que rodean el cam-pamento por el Sur y Occidente, cortando así por esa parte todo pasohacia la aguada, que indudablemente había de ser atacada por el ene-migo, por la absoluta necesidad que de ella teníamos.

Para formar esta línea de defensa, dividióse nuestro Ejército en tressecciones; de la derecha, del centro y de la izquierda. La primera deellas, al mando del Corone] don Martiniano Urriola, se componía de unabatería de artillería de campaña, colocada en la estremidad derecha yen una ventajosa eminencia, y otra de montaña, protegiendo ambas unportezuelo, que era de fácil acceso para la aguada, del Regimiento Buiny de los batallones Navales y Valparaíso.

La división de la otra extremidad de la línea estaba bajo las órde-nes del Teniente Coronel don Ricardo Castro, y la componían una bate-ría de artillería de campaña, otra de montaña, y el Regimiento 3º de lí-nea, para impedir el paso al enemigo, por el lado Norte, que es comple-tamente abierto, aunque de difícil acceso por los calíchales que formanla pampa del Tamarugal.

Y por último la división del centro, comandada por el Coronel donDomingo Amunátegui, era formada de una batería de artillería de mon-taña de ocho piezas, Regimiento 4º de línea, batallones Atacama y Co-quimbo, y se colocó en la cima del cerro.

Para mayor precaución se protegió de una manera especial la agua-da de Dolores, con dos compañías del Regimiento 3º de línea, una de Ca-zadores, un piquete del cuerpo de pontoneros y cincuenta hombres másde distintos cuerpos, bajo las órdenes del Sargento Mayor de guardiasnacionales don Juan Francisco Larraín G.

El resto de las fuerzas de caballería se distribuyó convenientemen-te, según las necesidades del servicio, a las órdenes del comandante, Te-niente Coronel don Pedro Soto Aguilar.

La división que en la madrugada había salido del Hospicio, hizo unamarcha muy forzada; y nos encontrábamos en la estación de Jazpampa,a las 3 P. M., cuando recibí un telegrama del señor Jefe de Estado Ma-yor, en que me comunica que en ese momento se empeñaba el combate.Me trasladé en el acto al campo de batalla en un tren que había listo,llegando allí poco después de una hora, y dejé la división a cargo del Co-ronel don Luis Arteaga.

El enemigo había adelantado toda la mañana, aunque lentamente,ocupando las diversas oficinas salitreras, que constituyen el cantón deSan Francisco en el valle que queda al pie del cerro de Encañada, y co-locó su artillería en las casas de la oficina del Porvenir. A las 3 P. M.,


se encontró el enemigo al alcance de nuestros cañones, y minutos des-pués la batería de montaña de la división del centro, a cargo del inteli-gente y denodado Sargento Mayor don José de la C. Salvo, rompió losfuegos dirigiendo sus certeras punterías sobre una columna enemiga,que avanzaba a tomar abrigo en una posición dominada por la batería.Contestóle con un nutridísimo fuego de cañón y riflería que alcanzabapor toda nuestra línea de defensa, y continuó adelante su marcha el ene-migo, siendo constantemente rechazado por nuestra artillería que loshacía retroceder. Algunos soldados de distintos cuerpos enemigos con-siguieron avanzar hasta lugares bastante cercanos de las baterías, prin-cipalmente a las dirigidas por los mayores Salvo y Montoya, siendo se-cundados en esta operación por las ondulaciones del terreno. No pudien-do rechazar esas fuerzas con sus cañones, los artilleros defendieron suspiezas a rifle, y entonces dos compañías del Atacama, destinadas a pro-teger esa batería, se destacaron en guerrillas rechazando dos veces con-secutivas al enemigo; y al intentar este mismo golpe por tercera vez,acudió todo el batallón, cargando a la bayoneta, y barrieron hasta elplan con todos los enemigos que habían logrado ascender. Contribuyótambién a esta defensa el batallón Coquimbo, que con éxito persiguió alenemigo, que principiaba ya a dispersarse. Fue durante este recio ata-que, sostenido con bravura por los esforzados soldados del Atacama ysus dignos Jefes, y por el Coquimbo, en el que tuvimos que sufrir algu-nas bajas, y les causamos muy considerables al enemigo. Aquí cayeronel Capitán don Ramón R. Vallejo, los Subtenientes José V. Blanco y An-drés Wilson, del Atacama, y el voluntario Florencio Ugalde, agregadoa este cuerpo; y la artillería perdió al meritorio Teniente, don Diego A.Argomedo, habiendo a más quedado gravemente heridos los CapitanesDelfín Carvallo y Pablo Urízar.

Al mismo tiempo la artillería de montaña del ala izquierda, coman-dada por el Sargento Mayor Benjamín Montoya, y las baterías del aladerecha, a las órdenes de los Capitanes don Eulogio Villarreal y don Ro-berto Wood, dirigían sus certeras punterías a las gruesas columnas ene-migas, en medio de las cuales introducían gran espanto y desorden. Labatería Krupp, del ala izquierda, que estaba en la extremidad, impedíacompletamenta el paso a toda fuerza enemiga que tratara de avanzarpor el lado de la pampa. En esta batería, cuyo mando inmediato se ha-bía confiado al Capitán don Santiago Frías, se encontraba el Comandan-te del Regimiento, don José Velásquez, que hizo retroceder con sus acer-tados disparos al enemigo, y dispersó la caballería que intentó avanzarpor el lado Norte, tal vez con el objeto de irse a tomar la aguada.

Las Compañías guerrilleras del 3º de línea protegieron eficazmen-te esta batería y las del Sargento Mayor Montoya.

Producido ya el desconcierto en las filas enemigas, principiarona abandonar el campo a las 5 P. M., retirándose en un completo desor-den por los calíchales, en los cuales so amparaban. No pudiendo por es-ta causa emplearse con éxito la artillería, las compañías guerrilleras delRegimiento 3? de línea y el Batallón Valparaíso, desplegado asimismo,


en guerrillas, avanzaron hacías las enemigas que se retiraban en des-concierto hasta que consiguieron desalojarlos de sus posiciones, impi-diendo así que el enemigo pretendiera flanquearnos por el lado izquier-do, por donde contaban con una retirada segura.

Viendo ya que el enemigo en completa dispersión nos abandonaba elcampo, se ordenó que los cuerpos de infantería bajasen del cerro de laEncañada para continuar la persecución del enemigo, cuyos fuegos ibanya extinguiéndose. Alcanzaron los nuestros a ganar alguna distancia,llegando muy cerca a las casas del Porvenir donde se había replegadoel enemigo, y desde las cuales hacía fuego de rifle y de artillería. Reci-bió esta misma orden el Batallón Bulnes, que en esos momentos llegabade Jazpampa, por haberle ordenado a mi paso por esa estación que enel acto se pusieran en marcha para el lugar del combate, en el primertren que tuvieran a su disposición.

Más, habiendo principiado a oscurecerse, fue necesario suspenderesta importantísima persecución, que habría concluido de desbaratar lasfuerzas aliadas; y se mandó entonces que esos cuerpos regresaran allugar en que se había situado la línea de defensa, y allí pernoctaron enconstante y activa vigilancia, pues asistían temores de que el enemigotratara de reponerse y atacar en la noche.

A la mañana del día siguiente, una densa neblina, conocida aquí conel nombre de camanchaca, nos impedía ver las posiciones del enemigo;y por nuestra parte conservábamos las mismas del día anterior, pararechazar un ataque que creíamos intentara el enemigo. Pero siendo ya lahora un poco avanzada, resolvimos irlo a atacar en las mismas casas delPorvenir, donde lo suponíamos parapetado y artillado. Más disipada laneblina vimos que el enemigo se había retirado en gran número, lleván-donos una distancia que no bajaría de cuatro leguas, en dirección, al pa-recer, hacia el camino de Tarapacá.

Pocos momentos después, un propio venido de esas casas, avisabaque allí quedaban algunas personas heridas, entre ellos el General boli-viano don Carlos Villegas, Jefe de una división; el Coronel peruano donRafael Ramírez de Arellano, y algunos otros jefes y oficiales, todos loscuales fueron inmediatamente atendidos.

Habiendo desaparecido por completo el enemigo, y cesado todo pe-ligro, cada cuerpo se retiró como a las 11 A. M. a su campamento.

Solo una reducida división de nuestro Ejército ha sostenido lo másrecio del combate por haberlo contraído a un solo punto el enemigo; asíes que toda la división de infantería de la derecha y gran parte de la delcentro, no tuvieron la oportunidad de medir sus fuerzas, a pesar de quelos fuegos enemigos alcanzaban hasta ellos. La división que acampabaen el Hospicio tampoco tomó parte, pues solo llegó al campo de batallaa las 8 P. M., no obstante que emprendió una forzada marcha, y que sereanimó cuando tuvo noticia de que sus compañeros de armas se batían.

Ha cabido la principal participación en este combate a la artillería,que en este caso ha mantenido con dignidad el alto puesto que tenía ya


conquistado entre nosotros, en lo cual corresponde honrosa parte a su in-teligente comandante, el Teniente Coronel don José Velásquez y sus com-petentes oficiales y soldados. Entre ellos, merece una especial recomen-dación al Supremo Gobierno, el Mayor don José de la C. Salvo, que consu artillería hizo graves daños al enemigo y pudo al mismo tiempo salvarsus piezas seriamente amenazadas, gracias a su valeroso esfuerzo y asus acertadas disposiciones que hizo cumplir con toda oportunidad.Igual recomendación merecen los Jefes de las otras baterías, el MayorMontoya, y los Capitanes Frías, Wood y Villarreal, cuyo bizarro com-portamiento se ha atraído el aplauso y aceptación de sus compañerosde armas.

Sin embargo, este Regimiento lamenta la sensible pérdida del estima-ble teniente Argomedo, que servía de ayudante al mayor Salvo, y la faltade sus dignos Capitanes Urízar y Carvallo, que fueron gravamente he-ridos en el combate, y por cuyo pronto restablecimiento hago fervientesvotos. Ellos han caído cumpliendo noblemente sus deberes, de un modoque enaltece más aún sus sólidas cualidades, de las cuales han dado rele-vantes pruebas en las diferentes comisiones que se les ha confiado, y enlas cuales se han granjeado el aprecio y confianza de sus Jefes.

Los otros cuerpos a quienes cupo la suerte de contribuir a las glo-rias que este hecho ha dado a la patria, han rivalizado en bravura y de-nuedo, y todos los demás anhelaban con ansia les llegara el momento demanifestar a la nación que no les ha confiado en vano su honor.

No me es dado hacer recomendaciones especiales, por que todosellos son igualmente dignos y acreedores por su valor y resolución enpresencia del enemigo.

Prestaron también su cooperación en este hecho de armas algunosmilitares que no forman en las filas de cuerpo determinados: entre ellosfiguran algunos ayudantes de campo del que suscribe, y principalmenteel Teniente Coronel don Justiniano Zubiría, el Capitán don Ramón Dar-dignac, y los ayudantes del señor Jefe de Estado Mayor, que se desempe-ñaron con inteligencia y calma en las diversas comisiones que se lesconfiaron.

El cuerpo de ingenieros militares ha prestado muy útiles serviciosen el reconocimiento que el comandante don Arístides Martínez hizo delcampo antes de la acción, diversos trabajos que se le han encomendadoy en el levantamiento de un plano que en breve tendré el honor de remi-tir a V. S.

Es un deber de mi parte hacer especial mención del secretario ge-neral, señor Vergara, que con sus acertados conocimientos influyó po-derosamente en la disposición de las medidas que se tomaron para batircon éxito al enemigo, y que durante el combate ayudó personalmente asu ejecución.

Nos es, sin embargo, muy doloroso lamentar algunas bajas suma-mente sensibles para el Ejército. Al glorioso nombre del Capitán Valle-jos, del Teniente Argomedo, de los Subtenientes Blanco y Wilson, y del


voluntario Ugalde, que he recordado ya, debe agregarse el del Capitándel batallón Valparaíso, don Alvaro Gavino Serey.

Fueron a más heridos los siguientes Jefes y Oficiales:El Teniente Coronel, 2º Comandante del Regimiento 5º de línea,

don Rafael Soto Aguilar, y el Teniente don Juan Reyti del mismo cuerpo.El Teniente Cruz, Daniel Ramírez y el Subteniente don Anastacio

Abinagoites, del Batallón Atacama.El de los Capitanes Delfín Carvallo y Pablo Urízar, los Subtenien-

tes Juan García V. y Guillermo 2º Nieto; y el Teniente agregado JorgeRosller B., del Regimiento de Artillería.

El Subteniente Enrique Germain, del Batallón de Navales.En el Batallón Coquimbo, el Capitán Riso Patrón y un Subteniente

cuyo nombre no me es dado designar en este momento.

De la tropa hemos perdido:En el Regimiento Buin, dos muertos y seis heridos.En el Regimiento 3º, tres muertos y 24 heridos.En el Regimiento 4º, cuatro muertos y 19 heridos.En el Regimiento de Artillería, 7 muertos y 25 heridos.En el Batallón de Navales, un muerto y 12 heridos.En el Valparaíso, cuatro heridos.En el Atacama, 32 muertos y 55 heridos.En el Coquimbo, 6 muertos y 17 heridos.En el Búlnes, un herido.En el Cuerpo de Pontoneros, un herido.

Las bajas y pérdidas del enemigo han sido incalculables: en un prin-cipio ni aún aproximadamente pudo apreciarse su número, y cada díaque pasa venía a aumentarse su número en el de los muertos y heridosque estaban ocultos en los calíchales de estas pampas, que han sido re-cogidos. Al presente puede estimarse en 500 el número de sus muertos,ya sea durante la acción, o poco después, y a ciertas distancias del cam-po, a consecuencia de sus heridas.

El día de la acción recogimos 10 oficiales heridos y 78 individuos detropa, habiéndoles hecho 87 prisioneros, entre ellos dos oficiales.

Este número ha aumentado con los heridos que había en una am-bulancia peruana establecida en Huáscar, a ocho millas de este campa-mento, y con los recogidos por partidas de caballería o de otros cuerposque han salido a los alrededores con este objeto, o para hacer el serviciode avanzadas.

Hemos tomado al enemigo su tren completo de artillería, compuestode 12 piezas de montaña con sus pertrechos, albardones y demás ense-


res, un crecido número de municiones, armamento de infantería, muchasmulas, víveres, vestuario y otras especies abandonadas en el campo, yque siguen aumentándose con los entierros que se encuentran.

Después de este importante hecho de armas, la esfera de acción denuestro ejército quedaba claramente deslindado, pero dos días despuésla rendición de la plaza de Iquique ha venido a completar la fructíferaobra del Ejército que sólidamente afianza nuestra ocupación en la pro-vincia de Tarapacá, fuente principal de la riqueza del Perú.

La conducta de los señores Jefes, Oficiales y tropa nada han deja-do que desear; y los cuerpos cívicos movilizados en esta campaña handado una alta prueba de la competencia de sus jefes y del patriotismode cada uno de sus miembros que con tanta abnegación se han prestadoal servicio del país.

Dios guarde a V. S.

ERASMO ESCALA.

Al señor Ministro de Guerra y Marina.


ANEXO Nº 14

XXII

MEMORÁNDUM SOBRE LA ENTREGA DE IQUIQUE AL CUERPOCONSULAR.

En la ciudad de Iquique, capital del departamento de Tarapacá, enla República del Perú, a los veintidós días del mes de noviembre de milochocientos setenta y nueve, a solicitud del señor Comandante Generalde la plaza, Coronel don Miguel J. de los Ríos, los señores cónsules deAlemania, Austria, Estados Unidos, Ecuador, la República Argentina yvicecónsules de Francia, Italia e Inglaterra, se reunieron.

El Comandante General manifestó, que debiendo evacuar esta plazapor orden superior, no podía dejar la fuerza indispensable para man-tener el orden y garantizar las vidas y propiedades de los neutrales queaun quedaban en ella; que, por consiguiente, suplicó a los señores cónsu-les que, en protección de los intereses de sus nacionales, tomaran las me-didas que creyeren necesarias para la seguridad de ellas, pues existíanalgunos criminales y otros detenidos por delitos comunes que debían sercustodiados.

Indicó que los prisioneros chilenos, tomados en el combate de la Es-meralda, quedaban en completa libertad por el hecho de evacuarse laplaza.

Hizo presente que habiéndose trasladado el hospital militar de Mollea este puerto, y no habiendo autoridad alguna que atendiera a su cui-dado, encarecía al Cuerpo Consular ejerciera ese acto filantrópico, sal-vando de la muerte a los infelices que allí se encontraban. Que, conel objeto de aplicarse al uso del referido hospital y repartir entre los pri-sioneros, dejaba una cantidad de zapatos y víveres, que serian oportuna-mente entregados, así como también una suma de dinero, cuyo monto noindicó.

Habiendo sido convocadas a esa junta las autoridades civiles, se hizoconstar que ninguna de ellas había asistido, excepto el señor Capitán delpuerto, don Antonio C. de la Guerra, y que casi todas habían hecho aban-dono de sus puestos.

Después de algunas otras ligeras indicaciones, se retiró el señor Co-mandante General, habiéndose convenido entre los señores cónsules pre-sentes formar en el acto un cuerpo de Guardias de Propiedad, sirviendode base las compañías de bomberos, el cual tomaría la custodia de los pre-sos, en lugar de la fuerza que los guardaba, y haría patrullas en la pobla-ción durante la noche para evitar los desórdenes que pudieran ocurrirdespués de la salida de las tropas.


Algunos de los señores presentes hicieron palpable la imposibilidadde garantizar la vida de los prisioneros chilenos al dejarlos en libertad,y después de una detenida discusión, se acordó nombrar una comisión,compuesta de los señores: agente consular de Italia, cónsul alemán, cón-sul americano y vice-cónsul inglés, los cuales, después de evacuada la po-blación, harían presente al Comandante de las fuerzas bloqueadoras lainconveniencia de que permanecieran en la población los prisioneros y queadoptara las medidas convenientes al respecto, con lo que se concluyóesta acta, y firmaron los presentes.

J. W. Merriam, cónsul de los Estados Unidos y Decano del CuerpoConsular. (Firmado. ): Dr. Hugo Rossi, agente consular italiano. (Fir-mado): Jervell, vice-Jcónsul británico. — (Firmado. )- M. F. Aguirre,cónsul del Ecuador y encargado del consulado argentino. (Firmado. ):J. Corssen, cónsul de Alemania. (Firmado. )— H. J. Schmidt, cónsul deAustria y Hungría. (Firmado). Ed. de Lapeyrouse, vice-cónsul de Fran-cia.

Es copia. — El Oficial Mayor.


ANEXO Nº 15

PARTES OFICIALES.

A bordo del Blindado "Almirante Cochrane".

IQUIQUE, noviembre 24 de 1879.

'Tengo el honor de poner en conocimiento de V. S. que el 22, a las5. 30 P. M., se me presentó el señor cónsul de los Estados Unidos, Deca-no del Cuerpo Consular de Iquique, acompañado de los cónsules de Ale-mania, Inglaterra e Italia, para comunicarme que ese día, a las 3. P. M.,las autoridades civiles y militares habían abandonado la plaza despuésde haber hecho entrega de ésta al Cuerpo Consular, lo que ponían en co-nocimiento del que suscribe para que tomara las medidas que creyeraoportunas. Dispuse, en consecuencia que al día siguiente por la mañanadesembarcaran 125 hombres de la división bloqueadora, al mando delCapitán de Corbeta graduado don Miguel Gaona, a tomar posesión de laplaza a nombre de la República de Chile, nombrando, mientras dabacuenta a V. S., a dicho Jefe con el carácter de gobernador civil y militar.Antes de enviar las fuerzas a tierra, hice embarcar a bordo del Cochranelos prisioneros de la Esmeralda, que había dejado el enemigo, y a quienesse les recibió con el ceremonial que merecían.

Se tomó posesión de la Aduana, en la cual no había existencia algu-na de artículos, convertida a la sazón en cárcel pública custodiada porel Cuerpo de Bomberos, los que fueron relevados por nuestra tropa, y elresto de ella se acuarteló en una recova; de la prefectura, del juzgado y,en general, de todas las oficinas públicas, donde solamente en la Aduanay Resguardo había dejado el enemigo prófugo algunos libros de su ar-chivo. A las 5 P. M., habiendo llegado el señor Ministro de la Guerra enCampaña con parte del Regimiento Esmeralda, fue de orden de él, rele-vada nuestra fuerza por esa tropa y embarcada en seguida.

Dios guarde a V. S.Juan J. Latorre.

Al señor Comandante en Jefe de la Escuadra.

Pisagua, noviembre 29 de 1879.El 23 del presente, al mando del Regimiento Cazadores a Caballo, salí

del Porvenir con dirección a Agua Santa, Peña Grande, Pozo Almonte,Noria e Iquique, a fin de tomar posesión de estas localidades y dar unabatida a los enemigos si se encontraban en los cantones indicados, segúnV. S. me lo ordenó.


El día 24, a las 4 P. M., estando en Peña Grande avistamos una par-tida enemiga que se dirigía de Pozo Almonte a Tarapacá; cargamos sobreella, dando por resultado la captura de 5 individuos de tropa que condu-cían el archivo del Estado Mayor del Ejército enemigo, algunos víveres yforrajes.

Por estos prisioneros, supe que el General Buendía y el Coronel Suá-rez se encontraban en Tarapacá con 5. 000 hombres. Acto continuo mandéa V. S. un Sargento de Cazadores a caballo dando esta noticia. En la no-che fue atacado el Sargento por tres individuos armados, teniendo quematar a uno de ellos para escaparse, yendo a rematar a Huantajaya, lle-gando a Iquique el 27 en la mañana.

Al señor Ministro de la Guerra dirigí la misma noticia a la mismahora. Por los mismos prisioneros, supe que en Pozo Almonte había algu-nos oficiales con tropa peruana en corto número y algunos bolivianos.

Para tomar este punto, ordené al Capitán de Cazadores don SofanorParra marchara con su compañía a tomar posesión de ese cantón, lo queefectuó a las 10 P. M., lo que comunicó por mi orden al señor Ministrode la Guerra, dirigiéndole un telegrama a Iquique. A la mañana siguienteme trasladé con otra compañía del mismo Regimiento al lugar ya dicho;tomé posesión de todos los enseres del enemigo, como cebada, fréjoles,arroz y otros objetos, entre ellos, varios rifles destrozados.

Para dar seguridad al lugar, nombré Gobernador Militar y Coman-dante de Armas de Pozo Almonte, Cantón de San Antonio, al Comandan-te de Cazadores don Pedro Soto Águilar.

Con acuerdo del señor Ministro de la Guerra, me trasladé a la Noriael día 27, en donde se eligió una junta de vecinos con el carácter de au-toridad política y administrativa que vele por los intereses generales yparticulares del comercio y habitantes. A esta junta quedan de apoyo 25Cazadores al mando del Teniente don Juvenal Calderón.

El Presidente de la junta es el señor don Juan J. Smail, ciudadanoinglés, representante de la Compañía Salitrera La Limeña. En este lugarencontré una existencia de 120 cajones de municiones de Infantería, queel señor Smail remitirá a Iquique. En la estación de San Juan y Mollehe encargado a don Antonio Seno y José María Salcedo para que cuidenlos cuarteles y algunas mochilas del enemigo que existen en esos lugares.

En Peña Grande como Pozo Almonte encontramos, perteneciente alenemigo, una regular existencia de víveres y cebada que quedó a cargodel Teniente Coronel graduado de Cazadores don Feliciano Echeverría.

Ayer en la tarde, por noticia que recibí en Iquique de encontrarseen peligro tropa de nuestro Ejército cerca de Dibujo, ordené que toda latropa de Cazadores de Pozo Almonte y Peña Grande marchase en el actoa protegerla, uniéndose con la División que, según se me informó, man-daba el General don Manuel Baquedano.

Estas son, señor General, las operaciones que he practicado por or-den de V. S., con la tropa de caballería de Cazadores a caballo.


He venido a P i s a g u a con e l C o m a n d a n t e Soto A g u i l a r , losCorone l e s don A r í s t i d e s M a r t í n e z , don Diego D u b l é A l m e i d a , Eva -r i s t o M a r í n , T e n i e n t e d e G u a r d i a s Nac iona le s don M a n u e l Rodr íguez o j e -da y S u b t e n i e n t e don D o m i n g o E . de S a r r a t e a , que me h a n acompañadoen e s t a l i g e r a c a m p a ñ a , y p o r las o c u r r e n c i a s del 27 en Tarapacá nosh e m o s t r a s l a d a d o en e l v a p o r A m a z o n a s a e s t e p u e r t o , p o r c ree r se r í anm á s i m p o r t a n t e s n u e s t r o s serv ic ios .

D ios g u a r d e a V. S.

E. S O T O M A Y O R

Al señor G e n e r a l en J e f e del E j é r c i t o del N o r t e .


ANEXO Nº 16

PARTES OFICIALES CHILENOS

General en Jefe del Ejército

Campamento de Santa Catalina, diciembre 5 de 1879.

Señor Ministro:

La derrota que en la gloriosa acción de la Encañada de Dolores su-frió el 19 del mes próximo pasado el ejército perú-boliviano, produjo ensus filas una deserción completa, pues hizo su retirada en desorden y lastropas se dispersaban en distintas direcciones. A nuestro mismo campa-mento llegaban día a día muchos soldados y aún oficiales, que espontá-neamente venían a presentarse prisioneros; por todos ellos adquiríamosla confirmación de esta desordenada retirada, y nos añadían que se lesdaba cita a la ciudad de Tarapacá, distante unas 45 a 50 millas, tal vezcon el objeto de reconstituirse allí bajo las órdenes del General en Jefedon Juan Buendía, que se había dirigido a ese punto; pero que la mayorparte de los soldados no acudirían, pues se repartían por toda la comarcasin rumbo fijo ni propósito determinado.

El reconocimiento que en los días subsiguientes se hizo del campo,venía también a confirmar estas noticias, porque en todas partes se en-contraban inequívocas muestras del espanto que se había introducido enlas filas enemigas y de su completa desorganización al abandonar elcampo.

Mi primer pensamiento fue enviar a la ciudad de Tarapacá y demáspuntos en que se trataran de reunir los aliados, una regular división decaballería, apoyada por infantería, que pusiera en fuga a esas fuerzasdispersas, imposibilitándoles su reconstitución. Sin embargo, no era con-veniente por el momento diseminar nuestras fuerzas, pues podía hacersenecesaria en el acto de mayor reconcentración posible de ellas para diri-girnos sobre Iquique, que había quedado casi completamente desguarne-cido por haber marchado las fuerzas de líneas allí existentes en el ejér-cito aliado que vino a nuestro encuentro, dejándose la guarnición de laciudad a cargo de la guardia nacional, compuesta de 1. 000 y tantos hom-bres.

Mas la fausta noticia de la rendición de esta plaza, recibida aquí enla mañana del día 23, vino a cambiar por completo el aspecto de la cam-paña, desde que debíamos abandonar la idea de hacer expedicionar ha-cia el Sur nuestro ejército, concretándose a enviar una división de caba-


llería que recorriera toda la línea hasta el mismo puerto de Iquique ytomara posesión de los puntos intermedios, que debían estar abandona-dos. Además, impediría que las fuerzas cívicas que habían quedado en laciudad vinieran a agregarse a las que se decía estaban reuniéndose en Ta-rapacá.

Efectivamente, ese mismo día salió el Regimiento de Cazadores a ca-ballo, al mando del señor Jefe de Estado Mayor, Coronel don Emilio So-tomayor, y llevó a feliz término su expedición, de la cual da cuenta en elparte que original tengo el honor de pasar a manos de V. S.

Al llegar esta división a Pozo Almonte tuvo conocimiento el señorJefe de Estado Mayor de que en Tarapacá se encontraban el General Buen-día y el Coronel Suárez, Jefe de Estado Mayor del ejército enemigo, conuna fuerza de 5. 000 hombres; y aunque me envió un propio para partici-parme esta noticia, que comunicó también al señor Ministro de la Guerraen campaña, se extravió aquél en el camino; así es que permanecí com-pletamente ignorante de un hecho de tan trascendental importancia, queme habría obligado a tomar en el acto las medidas que la importancia delcaso requería para desbaratar ese ejército.

Entre tanto, los datos que aquí habíamos conseguido obtener a esterespecto, nos informaban unánimemente de que en la ciudad de Tara-pacá sólo habrían unos 1. 500 a 2. 000 hombres en pésimas condiciones,agobiados por el cansancio y la escasez de recursos, y en un estado decompleta desmoralización, producida en gran parte por su vergonzosafuga y por la profunda disención que se hacía sentir entre las fuerzasaliadas y que se revelaba ya en hechos escandalosos y muy serios.

En vista de esto, determiné enviar bajo las órdenes del Coronel donLuis Arteaga, una división compuesta de 2. 300 hombres de las tres ar-mas, que bajo todos conceptos era superior a la que se presumía exis-tiera en dicha ciudad, y bastante a deshacer las fuerzas enemigas concompleta seguridad.

Una pequeña parte de la división, compuesta de 270 Zapadores yuna compañía de Granaderos a caballo, se adelantó para hacer un reco-nocimiento, saliendo del campamento el día 24, y la siguió al otro díael resto de ella, poniéndose en marcha directa desde Dibujo a Tarapacáel día 26, a las 3 P. M.

La premura del tiempo y la circunstancia de que atenciones del ser-vicio me obligaban a estar en constante movimiento, me han colocado enla precisión de remitir originales a V. S. los partes del Jefe de la Divi-sión y de los comandantes de cuerpo que en ella tomaron parte, a fin decalmar la justa ansiedad del Supremo Gobierno por conocer los detallesde esta memorable jornada, que una vez más ha venido a poner en re-lieve el esforzado valor del soldado chileno, y la denodada comportaciónde sus estimables jefes y oficiales, que con heroica tenacidad han com-partido con él los rigores de un ardoroso combate que se prolongó durante8 horas consecutivas.

El resultado ha sido desastroso para el enemigo, que ha sufrido in-


mensas pérdidas y que se retiró precipitadamente del campo de batalla,que nuestras fuerzas se vieron en la absoluta precisión de abandonar porhabérseles agotado sus municiones, encontrándose sumamente cansadasdespués de una penosa marcha y tan recio combate. Además, la noche seacercaba y ellos ignoraban si el enemigo recibiría aún mayor refuerzo,que los sorprendería desarmados, o si alcanzaría a venir en su auxilioalguna división nuestra.

Los cuerpos que tomaron parte en esta reñida acción han tenido quelamentar sensibles pérdidas en el personal de sus oficiales y tropa, prin-cipalmente el Regimiento 2º de Línea, que por la posición que ocupabasostuvo lo más recio del ataque, y ha visto desaparecer sus dos jefes ymuchos otros oficiales.

El primer comandante de este Regimiento, Teniente Coronel donEleuterio Ramírez, sucumbió en el campo de batalla, que en tantas oca-siones había salvado con gloria para su carrera militar, y conquistándoseel alto puesto que ocupaba rodeado del aprecio y estimación de sus supe-riores, compañeros y subalternos, que hoy tributan merecido homenaje asus preclaras virtudes.

El segundo jefe del Cuerpo, Teniente Coronel don Bartolomé Vivar,fue gravemente herido y falleció tres días después en el campamento, le-gando a sus compañeros de armas un honroso ejemplo que ellos habránde recordar, haciéndose dignos de él.

Cayó también en el campo el segundo comandante del Batallón Cha-cabuco, Sargento Mayor don Polidoro Valdivieso, que con su contracciónhabía logrado grangearse la confianza de sus jefes y del cuerpo a quepertenecía, y que ha sostenido con honra el puesto a que lo habían hechoacreedor su reconocido valor y competencia.

Y en la muerte de los nobles jóvenes que con espontánea abnegaciónhan ofrecido su vida en aras de la patria, tiene ella justos motivos deenorgullecerse al contemplar su desprendido y puro patriotismo por sos-tener la honra de la nación, y por cuyo honor han rendido su vida.

Digna de especial recomendación es así mismo la conducta del Jefede la División, Coronel Arteaga, que en medio de las vicisitudes de quese vio rodeado, mantuvo su tranquilidad, la cual le permitió tomar tanatinadas disposiciones, que gracias a ellas pudo nuestra división salvardel temible conflicto en que se encontró.

Poderosamente secundado fue aquel jefe en esta delicada y difícilsituación por el señor secretario don José Francisco Vergara, que una vezmás ha expuesto su vida a los fuegos enemigos con inminente riesgo. Susconocimientos especiales, la prudencia y acierto que ha desplegado en to-dos los encuentros a que espontáneamente ha ocurrido, contribuyeron enmucho a las acertadas medidas cuya realización procuraba personalmente.

Cabe también honrosa e importante participación en este hecho dearmas a los dignos comandantes de los cuerpos que en él entraron, Te-nientes Coroneles don José Ramón Vidaurre, don Domingo de Toro He-


rrera y don Ricardo Santa Cruz. Ellos han dado un noble ejemplo a loscuerpos que comandan y que han sido testigos de su serenidad y de laenergía que con decidido empeño emplearon durante el combate para sal-var las dificultades de todo género con que tuvieron que luchar.

La confianza que hasta aquí he mantenido en el valor a toda prue-ba del soldado chileno, cuando combate por el honor y defensa de suquerida patria, ha venido a afianzarse más y más con esta nueva acción,que ha revelado las brillantes y sólidas cualidades de que está revestidoy que serán la salvaguardia del país en las difíciles circunstancias porqueatraviesa.

Réstame sólo, señor Ministro, antes de concluir, recomendar muyespecialmente a la consideración del Supremo Gobierno a los dignos ofi-ciales que, llenando cumplidamente sus deberes, han tenido la desgraciade caer heridos, y en general a todos los que se encontraron en este hechode armas, y que por su bizarro comportamiento se han hecho acreedoresa una expresa recomendación, y de que dan testimonio los partes particu-lares que adjunto al presente.

Dios guarde a V. S.

ERASMO ESCALA

Al señor Ministro de la Guerra.


ANEXO Nº 17

PARTES OFICIALES PERUANOS

Parte del General en Jefe

Tengo el honor de incluir a V. S. para conocimiento de S. E., el se-ñor General Supremo Director de la Guerra, el parte que me ha sidodirigido por el señor Coronel Jefe de Estado Mayor General, acompañán-dome los que le han elevado los señores Comandantes Generales de Divi-sión, con motivo del combate que ha tenido lugar el día de ayer en lasalturas de Tarapacá.

Los partes mencionados informarán a S. E. de todos los detalles ycondiciones del combate, sostenido de nuestra parte sólo con infantería,contra un enemigo superior en número y elementos, puesto que nos com-batían con fuerzas de tres armas.

En 10 horas de rudo y encarnizado combate, todos aquellos poderososelementos fueron destrozados por la intrepidez y denuedo de nuestros sol-dados; la infantería y caballería huyó en dispersión; la artillería quedóen nuestro poder, como también un estandarte, algunas banderas y nu-merosos prisioneros, entre los que se encuentran jefes, oficiales, tropa yvivanderas.

Fue la primera en ocupar las alturas, así que se apercibió el enemi-go, la segunda división, al mando del intrépido Coronel comandante ge-neral don Andrés A. Cáceres; fue recibido con un fuego nutrido de ar-tillería; pero el arrojo de nuestros jefes y oficiales llevó a nuestros sol-dados hasta el pie de los enemigos, que fueron tomados por una cargavigorosa a la bayoneta; como consecuencia de tan ardoroso heroísmo, de-ploramos en esta división, entre otras pérdidas, la del señor Coronel donManuel Suárez, primer jefe del batallón Dos de Mayo, y Teníante Coro-nel don Juan B. Zubiaga, segundo Jefe del Batallón Zepita.

La división exploradora, mandada por el señor Coronel Bedoya, Je-fe de Estado Mayor y comandanta general accidental de ella, tuvo tam-bién una parte eficacísima en el éxito alcanzado; el Batallón Provisio-nal Lima Núm. 3, al mando del Teniente Coronel don Ramón Zavala, yuna fracción del Batallón 1º de Ayacucho, dirigido por el Teniente Coro-nel Somocurcio, acompañaron noblemente a la segunda división en susdenodados esfuerzos.

Sentimos en esta división, la pérdida del Sargento Mayor Escobar,perteneciente al 1º de Ayacucho, que pereció en el combate, resultandotambién herido el Teniente Coronel Pflucker, segundo Jefe del Provisio-nal de Lima Núm. 3.

La tercera división, al mando del señor Coronel comandante generaldon Francisco Bolognesi, tiene también gran parte en la victoria; su je-


fe, que hasta el momento del combate se encontraba enfermo y postradoen cama, olvidó sus padecimientos y marchó a la cabeza de su divisiónacompañado del Jefe de Estado Mayor, teniente coronel don Bruno Abril;el comportamiento de esta división fue notable y el Batallón Arequipallegó hasta las filas de los enemigos para arrancar como trofeo el estan-darte del Batallón 2º de línea.

La quinta división, compuesta de la guardia nacional, había llegadola víspera del combate de Iquique a Tarapacá, mandada por el señor co-mandante general don Miguel de los Ríos y su Jefe de Estado Mayor,coronel don Baltasar Velarde; la componen el Batallón Iquique Núm. 1,mandado por el Coronel Ugarte; la columna de Navales, por el TenienteCoronel Meléndez; la columna Loa, por el Coronel González Flor; la co-lumna Tarapacá, por el Coronel Aduvire, y la gendarmería de Iquique,mandada por sus respectivos jefes. Esta división, sin reparar las fatigasde su penosa marcha, subió a batirse con el mismo arrojo y decisión queel ejército de línea, como lo demuestran las numerosas bajas de jefes,oficiales y tropa.

Resultó herido su comandante general el señor coronel Ríos que semantuvo, sin embargo, en su puesto hasta recibir la quinta herida; el se-ñor coronel Ugarte con una herida en la cabeza, se negó a retirarse delcampo y continuó alentando a sus soldados; el teniente coronel Meléndezque recibió en el costado derecho una herida de suma gravedad, y el Sar-gento Mayor Perla, de la columna de Tarapacá que pereció en el combate.

Las Divisiones Vanguardia y Primera se encontraban a distancia decuatro leguas en el punto denominado Pachica; pero al comienzo del com-bate les mandé orden de marchar al teatro de la acción y llegaron muyoportunamente; la Primera, al mando accidental del Coronel don Alejan-dro Herrera, y la Vanguardia, dirigida por su Comandante General el se-ñor Coronel Dávila; aquella, compuesta del Batallón 5º de línea, al man-do de su Jefe Coronel Fajardo y el Batallón núm. 7, al mando de su se-gundo jefe Coronel Bustamante, tomó la izquierda de la línea de Batallapara destruir al enemigo que se encontraba en la quebrada; la Vanguar-dia, compuesta del Batallón núm. 6, mandada por el Teniente CoronelChamorro, y el núm. 8, por el Teniente Coronel Morales Bermúdez. tomóla derecha cayendo sobre el enemigo con tanta precisión y con movimien-tos tan acertados, que consumó la victoria.

La artillería, a órdenes de su Comandante General, Coronel donEmilio Castañón, desprovista de su arma, se batió heroicamente como in-fantería, hasta el momento en que las propias piezas enemigas le sirvie-ron para hacer disparos sobre la caballería.

La decisión de los artilleros puede medirse por el número de las ba-jas que acreditan los partes, de los que resultan que siendo 16 los Jefesy Oficiales, resultaron 9 heridos.

El Batallón 5º de Línea, mandado por el Coronel Fajardo, en su mo-vimiento sobre la izquierda, tomó la quebrada, destruyendo 4 atrinchera-


mientos, llegando hasta Huaraciña y trayendo 20 prisioneros y 18 heri-dos enemigos.

Difícil me sería describir los rasgos de abnegación y heroísmo a cu-yo favor se ha obtenido la victoria más completa y gloriosa sobre el ene-migo; pero debo sí recordar el valor, celo y previsión del señor Jefe deEstado Mayor General, don Belisario Suárez, como asimismo la conductade los señores Jefes y oficiales del Estado Mayor, y muy especialmentela del Teniente Coronel don Manuel M. Seguín, que alternativamenteacompañaba al Coronel Suárez y al que suscribe.

El Teniente Coronel Recabarren, Jefe de Estado Mayor General de lasegunda división, fue herido en mi presencia, resistiéndose a abandonarel campo y multiplicando sus esfuerzos para continuar en él los eminen-tes servicios que ha prestado durante la campaña.

El Coronel don Juan González, que había quedado en Pozo Almontea causa de la misma enfermedad que le impidió dirigir su Regimiento eldía 19, llegó convalesciente a Tarapacá la víspera del combate; iniciadoéste, hizo el esfuerzo de montar a caballo y se dirigió sobre el enemigo,donde recibió una herida doblemente grave por el estado desfallecientede su salud.

Durante la acción, comisioné a mi ayudante Sargento Mayor donEmilio Coronado, para trasladarse a Pachica y hacer regresar las divisio-nes Vanguardia y Primera que habían marchado a dicho punto el día an-terior. Posteriormente el señor Coronel Jefe de Estado Mayor General,ignorando esta disposición, envió a mí otro ayudante, Capitán don Lo-renzo Marín, con el mismo objeto, llenando ambos cumplidamente su co-misión.

En el momento de la batalla, encontrando sin jefe la mitad de un ba-tallón de guardia nacional, coloqué a su frente a mi ayudante, TenienteCoronel don Roque Sáens Peña, quien lo condujo a la pelea con la másvalerosa decisión.

Quedaron, pues, como ayudantes los Tenientes don Lorenzo Ve-lásquez y don Luis Cancout, quienes impartieron cumplidamente las órde-nes que les transmití, acompañándome también el valiente escritor donBenito Neto, quien me prestó muy útiles servicios.

Tales son los movimientos y las maniobras militares ejecutadas porel ejército de mi mando sobre el terreno que se describe en el parte delEstado Mayor General, como también los rasgos culminantes de muchosJefes, Oficiales y Tropa que he querido constar, siquiera sea concisamen-te, porque sería inacabable el detalle de todos los rasgos de heroísmo.

Al principio del combate éramos escasamente 3. 000 hombres de in-fantería, batiéndonos con una fuerza de 5. 000, dotada de las tres armasy provista de todos los elementos de guerra; porque no solamente éramosinferiores en el número y nos faltaba caballería y artillería, sino quenuestros mismos infantes se encontraron sin municiones en un momento


dado, teniendo que recoger los rifles y las cápsulas de los muertos, heri-dos y dispersos enemigos.

En estas condiciones hemos alcanzado la victoria, poniendo al ene-migo en vergonzosa fuga; pudiendo asegurar que si hubiéramos conta-do con fuerzas de caballería no hubiera escapado ese ejército disperso yfatigado por un día entero de pelea.

Sírvase V. S. hacer presente a S. E. los sentimientos de satisfaccióny regocijo con que este ejército ha saludado la victoria. Nuestras armasvencedoras han comenzado la reparación que nos debe Chile por sus in-justas agresiones; el triunfo acompaña a la justicia y el honor militar anuestro Ejército.

Dios guarde a V. S.

JUAN BUENDIA

Al señor Secretario General de S. E., el señor General Supremo Di-rector de la Guerra.


ANEXO Nº 18

LA TRAVESÍA DEL EJERCITO PERUANO DE TARAPACA A ARICA

(Correspondencia de Neto a La Patria de Lima)

Arica, Diciembre 24 de 1879.

Señor Director:

Hace seis días que llegamos a este puerto, después de una larga ypenosísima marcha, realizada al través de las escabrosas serranías queforman la falda de la cordillera.

Difícil sería detallar las penalidades y sinsabores que ha soportadonuestro ejército con un ánimo y entereza verdaderamente ejemplares.

Si grande, noble y altamente meritorio ha sido el comportamiento denuestros soldados en los combates, no lo es menos la abnegación con quehan arrostrado las penurias y fatigas de esa marcha, que puede figuraren primera línea entre las más rudas y gloriosas que narra nuestra histo-ria militar.

Cuando salimos de Tarapaca, el 28 del mes próximo pasado, el ejér-cito se encontraba con su equipo en las más tristes condiciones, pues enlos ocho meses que llevamos de campaña, por más que se ha reclamado, elGobierno no ha remediado las necesidades de aquél

Todavía nuestros soldados llevan convertido en andrajos el uniformecon que salieron de Lima. La mayor parte descalzos y casi desnudos, hantenido, pues, que soportar los rigores de la puna.

No creo que haya en el mundo un soldado más sufrido y más pa-ciente que el peruano.

Podíamos haber hecho una marcha menos penosa, tomando el caminoque conduce a Camarones, pero había la posibilidad de encontrarse con elenemigo, y el ejército carecía de municiones: el batallón mejor provistoapenas podía disponer de 18 cápsulas por plaza. En cinco minutos de fue-go quedaba desarmado el ejército.

Fue, pues, forzoso y prudente tomar el camino del alto y arreglarnuestras jornadas en conformidad con la situación de las aguadas.

He aquí los nombres de las aguadas, caseríos y poblaciones en quehemos acampado, y que terminan nuestras jornadas y las distancias quehemos recorrido:


Días de llegada Nombre de los lugares Distancia

Noviembre

Diciembre"

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»

"

"

"

"

"

"

"

"

"

28291º

2224579

101114161718

Tarapacá a PachicaMochaPacomillaSipizaSotocaJaiñaSogaCamiñaMoquellaNamaMamutaEsquiñaCocpaChacaEn la pampaArica

3 leguas8 "8 "2 "2 "2 "7 "7 "4 "6 "7 "7 "

10 "12 "7 "3 "

En algunos de estos lugares permanecimos acampados dos días, afin de dar descanso a la tropa y forraje a las bestias.

La falta de recursos era absoluta en todas partes. Caseríos y puebloshallábanse huido a Tacna, Arica y otros puntos.

Conseguir un pan, un cigarro, era tan difícil como encontrar ungarbanzo de a libra.

He visto dar un sol por una galleta, y había algunos que ofrecíandiez por una libra de azúcar.

En Camiña, que era uno de los pueblos mejor abastecidos que teníael departamento, los dispersos de nuestro ejército habían hecho tabla rasa.¡Lo habían saqueado! y, pásmense Uds., la la cabeza de esos dispersosvenían ciertos jefes!

Día llegará en que tales cosas y a tales gentes las llamo por su nom-bre..


RELACIÓN DE LAS PLANAS MAYORES DE LOS CUERPOS PE-RUANOS ENCARGADOS DE LA DEFENSA DE LA PROVINCIA DE

TARAPACA

Artillería de Campaña

Teniente Coronel, don Emilio Castañón.Sargento Mayor, don Guillermo Guerrero.Sargento Mayor, don José María Prado.6 cañones rayados de a 9.4 cañones rayados de a 6.2 cañones rayados de a 4.Albardones 40.Municiones, cosa de 1. 200 tiros por todos, esto es, 200 por pieza.

Batallón Puno Núm. 6.

Coronel graduado, don Rafael Ramírez de Arellano.Teniente Coronel, don Mariano Torres.Sargento Mayor, don Blas Ríos.Teniente, don José L. Barbachán.Subteniente, don Tadeo Palomino.Subteniente don Mariano Luna.

Batallón Lima Núm. 3.

Teniente Coronel, don Remigio Morales Bermúdez.Teniente Coronel don Mariano Perea.Teniente Coronel graduado, don Manuel A. Azanza.Teniente, don Eduardo Molina.Subteniente, don Mariano Alcázar.Cirujano de 1. ª clase, don Agustín M. Uzátegui.

Regimiento Guías Núm. 3.

Coronel graduado, don Juan González.Teniente Coronel graduado, don Manuel Cayo.Sargento Mayor, don Manuel Ortega.Sargento Mayor don Melecio Aparicio.Capitán, don Adolfo Arrese.Teniente, don José Arenas.Teniente graduado, don José M. Bermúdez.

Escuadrón Castilla.

Coronel, don Santiago Zavala.Sargento Mayor, don Fermín Bernal.


Sargento 1°, don José Manuel González.Sargento 2º, don Ignacio Vicentilo.

Batallón Cazadores del Cuzco 5º de Línea.

Corone] graduado, don Víctor Fajardo.Teniente Coronel, don José M. Bañantes.Teniente Coronel, don José Manuel Brousset.Subteniente, don José Guzmán y Felices.Subteniente don Domingo Luque.Cirujano de 1. ª clase, don Tomás Salazar.Cirujano de 2. ª clase, don Carlos Toniz.

Batallón Cazadores de la Guardia Núm. 7.

Coronel graduado, don Alejandro Herrera.Coronel graduado, don Mariano S. Bustamante.Sargento Mayor, don Zacarías Manrique.Capitán graduado, don Aurelio Sánchez.Teniente graduado, don Manuel A. Chamorro.Teniente, don Juan Gómez.Cirujano de 1. ª clase, don Miguel Iturrizaga.Capellán presbítero, don Julio Puimarios.

Regimiento Húsares de Junín Núm. 1.

Corone], don Rafael Ramírez.Coronel graduado, don Simón F. Bedoya,Teniente Coronel, graduado, don José María López.Teniente, don José B. Sepúlveda.Teniente, don José Antomite.Capitán, don Juan C. Rivero.Capitán, don José Fajardo.Alférez, don César I. Moyano.Alférez, don Samuel Cossio.Cirujano, don Toribio Arbaiza.

Regimiento Dos de Mayo.

Coronel graduado, don Manuel Suárez.Teniente Coronel graduado, don Juan Paniagua.Teniente Coronel graduado, don Mariano Moran.Sargento Mayor, don Lizandro Quezada.Capitán graduado, don Félix del Piélago.Capitán, don Guillermo O. y Ugarte.Teniente, don Eduardo Leeco.


Batallón Zepita Núm. 2.

Coronel graduado, don Andrés Avelino Cáceres.Teniente Coronel, don Juan Bautista Zubiaga.Sargento Mayor, don Benito P. de Figueroa.Sargento Mayor, don Julio Arguedas.Teniente, don Abraham Acevedo.Teniente graduado, don Joaquín Castellanos.

Batalón Núm. 2. Ayacucho.

Teniente Coronel, don MáximoSargento Mayor, don Aureliano Escobedo.

Batallón Guardias de Arequipa.

Coronel graduado, don Manuel Carrillo y Ariza.Teniente Coronel graduado, don Saturnino Benavides.Sargento Mayor, don Manuel Pérez.Sargento Mayor, don Belisario Flores.Capitán Ayudante, don Felipe Aragón.Subteniente Ayudante, don José N. Yáñez.Abanderado, don Pedro J. Marroquín.

Batallón Iquique Núm. 1.

Coronel, don Alonso Ugarte.Teniente Coronel, don Manuel C. de la Torre.Capitán Ayudante, don David Cuéllar.Teniente Ayudante, don Wenceslado Monchego.Sargento Mayor, don M. A. Loayza.Subteniente, don Manuel V. Mendizabal.

Batallón Cazadores de Tarapacá.

Coronel, don Joaquín del Carpió.Teniente Coronel, don Máximo Soto Flores.Sargento Mayor, don Manuel M. Ulloa.Teniente Ayudante, don Francisco de P. Ramírez.Subteniente Ayudante, don Pacífico Soto.

Columna de Honor.

Coronel, don Juan de Dios Hidalgo.Teniente Coronel, don Mariano B. Morales.Sargento Mayor, don Lorenzo P. Infante.Ayudante, don José R. B. Maidana.


Subteniente Ayudante, don Alejandro Molina.Abanderado, don Vitaliano R. y Cuellar.

Columna de Tarapacá de Operaciones.

Corone], don José Santos Aduvires.Teniente Coronel, don Marcos A. Oviedo.Sargento Mayor, don Armando Bloudel.Sargento Mayor, don Francisco Perla.Ayudante Mayor, don Jacinto Noriego.Abanderado, don Manuel Gavilán.

Columna Loa.

Coronel, señor Echazú.Teniente Coronel, don F. Mocring.

Columna Naval.

Coronel, don Carlos S. Richardson.Teniente Coronel, don José María Meléndez.Capitán Mayor, don J. Claudio Martínez.Subteniente Mayor, don Vicente de Pacheco.


riamos, no lo es tanto como el que hay en Tarapacá, y sobre todo, casien su totalidad son milicianos. Esta expedición es, por consiguiente fácil,no solo por este lado sino porque no habría necesidad de llevar grandesrecursos, y por el lado de los resultados es de muy trascendental impor-tancia. Sin embargo, he oído al Comandante General de la Escuadra,que aproximarse al Callao tiene el peligro de que puede ser atacado elconvoy por los monitores y ser entonces inferior nuestra escuadra.

La objeción de que alejarse tanto de Antofagasta podría hacer queel enemigo viniese a ocupar estos puntos, no la creo fundada, por cuantoteniendo nosotros la preponderancia en el mar, no se les permitiría hacerningún desembarco, y no es posible creer que expedicionen por tierrateniendo un ejército enemigo al norte.

Esta es mi opinión, compendiada, respecto a las diversas expedicionesque pueden intentarse en las que no consigno multitud de razones quelas reforzarían, por no estenderme demasiado.

Por lo demás, cualquiera que sea el plan que el Gobierno adopte,espero que se dignará comunicármelo en nota especial, a fin de quequede en todo caso constancia escrita de las ideas que patrocino comomas acertadas y mas eficaces en orden al buen éxito de la guerra en queel país se halla empeñado.

Establecidas así las opiniones que quedan espuestas, el señor Minis-tro dijo que enviaría la presente acta al Supremo Gobierno para queresolviera lo que tuviere por mas conveniente.

Para constancia firmaron, menos el señor General en Jefe, que nolo hizo por haber dado su opinión escrita i firmada, que se acompaña. —D. SANTA MARÍA. — J. ALFONSO. —R. SOTOMAYOR. — J. F. VER-GARA.

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