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    Indice

    EDITORIAL 2

    EL INSTANTE PSICOTERAPEUTICO 3

    Yaqui Andrés Matínez

    EN DEFENSA DE LOS NIÑOS (II) 23

    Rebeca Ganime Borne 

    LA SUPERVISIÓN DEL TERAPEUTA GESTÁLTICO 39

    Paco Peñarrubia

    EL OBESO Y LAS ENFERMEDADES 45

    Margarita Sánchez Barsée

    EL HOMBRE DESDE EL BALCÓN DE LA SALUD MENTAL 59

     Andrée Fleming-Holland

    SENTIDO DE VIDA Y GESTALT 65

    Maria Teresa González de Young

    IMAGEN E IMAGINACIÓN EN PSICOTERAPIA 95

    Susana Arias Nieva

    REFLEXIONES SOBRE EL MIEDO 115

    Jesús Carlos Aceves Gaona

    A PROPÓSITO DEL VACÍO 119

    Jean Marie Delacroix

    TESTIMONIOS 131

    RESEÑAS 137

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    EDITORIAL

    Este es el tercer número de Figura / Fondo, y todo indica que la revistatendrá una larga vida. Afortunadamente la publicación ha sido muy bien recibida,tanto en los círculos mexicanos como en los extranjeros, y esperamos queconstituya una fuente cada vez más importante para los lectores e investigadoresinteresados en la psicoterapia y en la Psicología Humanista en general, y en laPsicoterapia Gestalt en particular.

    El trabajo interno de investigación está muy activo; es interesante ver lacantidad, la calidad y, también, la diversidad temática de las aportaciones. En lasección de "artículos de fondo" publicamos, entre otros, materiales heterogéneosque tratan la problemática con los niños, las características de la relación en el

    "instante terapéutico", la vinculación del sentido de vida con la PsicoterapiaGestalt, y los modos para utilizar la imaginación del cliente en la psicoterapia.

    De otra parte presentamos una aportación respecto al mundo de lapersona obesa y su relación con las enfermedades, y la visión del hombre "desdeel balcón de la salud mental". Nos complace además publicar en este número doscolaboraciones de autores extranjeros: una sobre "El Vacío", de J.M. Delacroix, yla otra sobre "La Supervisión del Terapeuta Gestáltico", de Paco Peñarrubia.

    La sección de "Testimonios" contiene reflexiones variadas, desdeexperiencias en trabajos de grupo y vivencias personales de lecturas, hasta

    poesías. Queremos ser flexibles y dar cabida a cualquier aportación que diga algonuevo e interesante.

    Creemos que nuestro próximo número será parecido en cuanto a laheterogeneidad y riqueza de su material. Propuestas terapéuticas respecto alalcoholismo, el baile como opción gestáltica, el impacto de la muerte en los niños,la depresión, y la vivencia del impasse, se encuentran entre los varios artículosque aparecerán a fin de este año.

    Nos sentimos afortunados de estar abriendo un foro para que todas estasinquietudes tomen forma y se ofrezcan a los interesados. Por lo mismo queremosreiterar nuestra intención de que la revista sea plural, y por ello, que estas páginasestén abiertas a toda la comunidad psicoterapeutica humanista de México y delexterior, que tenga algo que comunicar.

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    EL INSTANTE PSICOTERAPEUTICO

    Yaqui Andrés Martínez (*) 

    INTRODUCCION:  _________________________________________________________________

    El presente artículo es producto de una reflexión sobre aquellos momentosdentro del proceso psicoterapéutico que se vuelven inolvidables para el cliente (yen muchas ocasiones también para el terapeuta), momentos que, aun después deaños de haber concluido la psicoterapia, son recordados como cruciales en eldesarrollo de la misma.

    Cualquiera de nosotros que haya vivido un proceso de psicoterapia más omenos exitoso, tendrá en su mente algunos momentos o instantes que consideraespecialmente importantes, terapéuticos e incluso “mágicos”. Estos momentos son

    como un parte-aguas dentro del proceso de psicoterapia y, en algunas ocasiones,pueden llegar a significar el inicio de un cambio fundamental en la vida de lapersona que está recibiendo la ayuda psicoterapéutica.

    He llamado a estos momentos “INSTANTES PSICOTERAPEUTICOS” porsu carácter de intensos promotores del crecimiento, así como por su temporalidadya que, a pesar de que pueden durar desde un segundo hasta la sesión completa(y en raras ocasiones más de una sesión), se destacan como pequeñosmomentos en comparación con la duración total del proceso.

    Meditando sobre estos instantes, me he preguntado: “¿en qué consisten? ;

    ¿cómo puedo propiciarlos en mi desempeño profesional como psicoterapeuta? ;¿cómo puedo reconocerlos, para de esta manera potenciarlos y así favorecer sucapacidad psicoterapéutica?”.

     _______________________________________________________________  (*) Yaqui Andrés Martínez.  Lic. en Psicología Universidad Intercontinental. Especialidades enEnfoque centrado en la persona y Psicoterapia Gestalt enel Instituto Humanista de PsicoterapiaGestalt, México. Actualmente dedicado a la docencia y a la psicoterapia de individuos y grupos. 

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    Estas preguntas se intentarán responder dentro del artículo, realizando unadescripción de estos instantes y proponiendo un esquema para entenderlosprincipalmente a la luz de la teoría de la psicoterapia gestáltica. De esta manera,

    invito a los lectores a utilizarlos como una herramienta que facilite o potencialicesu desempeño y a seguir reflexionando sobre lo que significa la psicoterapia paranosotros.

    Descripción _________________________________________________________________ 

    El “diccionario enciclopédico Larousse” define la palabra “instante” como:“un tiempo brevisimo”; es decir que un “instante psicoterapéutico” sería un tiempomuy corto en donde el proceso de la psicoterapia alcanza su máximo potencialcomo promotora del desarrollo humano, momento que es propiciado por larelación del cliente con su terapeuta, que puede ser promovido, y que encajaperfectamente en el marco de la psicoterapia gestalt, ya que en este enfoque seenfatiza el “aquí y ahora”, es decir, la actualidad, y este tipo de momentos nopueden ocurrir en otro tiempo que no sea el presente.

    Utilizo el término “psicoterapéutico” para subrayar el hecho de que si bien elmomento del cambio, desarrollo o sanación es un proceso organísmico, en elpresente artículo me refiero en particular a la ocurrencia de estos momentosdentro del campo de la psicoterapia, es decir en lo que se refiere a los procesos

    mentales, emocionales, de relación inter e intrapersonal, etc.

    Un “INSTANTE PSICOTERAPEUTICO,” por consiguiente, es aquelmomento de corta duración que se caracteriza por un intenso encuentro entre elterapeuta y su cliente, y en el que se conjugan varios aspectos que, al combinarseen el tiempo adecuado, promueven de manera importante y decisiva el desarrollode la personalidad.

    Ya Alexander (1946) habló de “la experiencia emocional correctiva  como

    componente de toda terapia eficaz”. (Citado por Yalom, 1984. pág.372). Luegoentonces un “instante psicoterapéutico” es también una experiencia de este tipo,ya que promueve el cambio y el desarrollo a través de un contacto profundo con larealidad interna, de donde surge una nueva percepción de la realidad externa.

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    Esquema: _________________________________________________________________

    La cruz simétrica es un símbolo muy antiguo, más aún que el cristianismo, yha simbolizado entre otras cosas, la unión entre lo trascendente y lo humano. Estesignificado, en cierto sentido, es válido también en la psicoterapia; sin embargo, yaprovechando la capacidad simbólica e integradora de nuestro hemisferioderecho, a continuación propongo otros significados igualmente válidos y a tonocon el objetivo del presente artículo.

    •  Para empezar, una cruz puede simbolizar, al ser la intersección de doslíneas en diferente posición, el encuentro entre el terapeuta y su cliente; se puededecir que éste ocurre desde el momento en que se dan la mano, sin embargo, si loentendemos en el sentido en que Buber (1923), Rogers (1992) y otros grandeshumanistas han propuesto, toma un sentido mucho más profundo.

    Los primeros contactos entre estas dos personas, con historias ypersonalidades diferentes, pueden ser representados por las partes externas decada una de las líneas, mientras que el verdadero encuentro de persona apersona se representa por el momento de la intersección; es decir, el círculo en elcentro de la cruz. Es un momento en el que el terapeuta tiene a flor de piel las tresactitudes propuestas por Rogers: Empatía -“una sensible capacidad de ver a micliente y su mundo tal como él los ve”, Autenticidad y transparencia -“que puedayo vivir mis verdaderos sentimientos”, y Consideración Positiva Incondicional -“unacálida aceptación y valoración de la otra persona como individuo diferente”(Rogers, 1992, pág. 44).

    En términos de Buber expresaríamos que: en el momento en que se da larelación Yo-Tú, “aparece ante mí el ser humano como un todo, y el enfrente pierdetodo lo parcial que tiene en la relación Yo-Ello” (Quitmann, 1989, pág. 54). Esdecir, una relación en donde la otra persona está:

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    Muy próxima a nosotros y que abarque toda nuestra persona, (en esemomento) vivimos una “reciprocidad” completa, un estar en relación.No abarcamos entonces esta relación en un aspecto parcial sino en su

    singularidad; Nos encontramos con nosotros mismos como “Tú”,estamos completamente llenos de la presencia de dicho “Tú”.En el último caso llevamos a cabo con nuestro “opuesto” (la persona)

    un diálogo en cuanto nos encontramos como “unidad” con otra“unidad”. (Quitmann, 1989, pág. 332).

    Ese momento (el círculo central en el esquema) es propiamente el“INSTANTE PSICOTERAPEUTICO”, el momento en que, en términos gestálticos,se da el “contacto” entre el cliente y el terapeuta. En el contacto, “yo no soy yasolamente yo, sino que yo y tú somos ahora nosotros… el cambio es productoforzoso del contacto” (Polster, 1994, págs. 104-105; el subrayado es mío).

    Para Rollo May el encuentro implica:

    Estar abierto al mundo del cliente…Aprender a hacerlo puede resultarmuy exigente; sentir la ansiedad de otro puede ser en extremodoloroso. Es suficientemente doloroso sentir la propia, para lo que unono tiene elección posible y debe soportarla… El encuentro terapéuticoexige que nosotros mismos seamos seres humanos en el sentido másamplio de la palabra. Esto nos lleva a un punto en el que ya no

     podemos hablar de ello sólo psicológicamente, sin un verdaderocompromiso personal, sino que debemos zambullirnos en el encuentro

    terapéutico. Para esto, ayuda comprender que nosotros también hemostenido experiencias similares y aunque quizá ya las hayamos superado,sabemos lo que significan. (May, 1990, pág. 99)

    Zinker lo expresa con su singular estilo poético:

    Cuando siento al otro totalmente, con aceptación, cuando siento el flujode su sentimiento, la belleza de movimiento, de expresión, de deseo,entonces sé cual es el significado de la reverencia, la santidad y la

     presencia de Dios. (Zinker, 1995, pág. 21).

    Es posible también entenderlo desde el punto de vista de la teoría de lossistemas y de la teoría de campo de Lewin, en los términos en que lo proponenYontef (1995) y Unikel (1997).

    Desde la teoría de los sistemas: el “todo significativo” que representan tantoel cliente como el terapeuta, se convierte durante el encuentro en un solo “todo”común que incluye todo lo que les rodea y lo que cada uno de ellos significa,

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    incluyendo la percepción del otro (todo ésto está representado por el círculo querodea a la cruz en el esquema). Y si recordamos que “el terapeuta es su propioinstrumento” (Polster, 1994, pag. 34), entonces la vivencia, personalidad e historiadel terapeuta se vuelven particularmente importantes: “…incluir la experiencia del

    terapeuta es tan simple como que uno más uno es igual a dos” (ibid, pág. 36).El encuentro terapéutico no puede dividirse en fragmentos, es una

    totalidad, una gestalt, y podría representarse por el esquema de la cruz completadentro del círculo, de este modo, el instante al que nos referimos sería el puntocentral de intersección, donde una línea representa al terapeuta y la otra a sucliente.

    En términos de Zinker(1995), la línea del terapeuta lleva el siguiente ordende los extremos hacia el centro: Lo que observo, mis fantasías personales, el temadel cliente, lo que me digo a mí mismo, hipótesis o pautamiento (apoyado en losmarcos teóricos mas no dependiente de ellos), desarrollo de experimentos yresultado, es posible entender que dicho movimiento se da contemporáneamente,en donde la observación externa (comunicación verbal y no verbal del cliente) y laobservación interna (procesos mentales del terapeuta) estaría representada porcada uno de los extremos de la línea. La última parte de este movimientoidealmente estará lo más cerca posible al centro de la cruz; a lo que tambiénpuede llamar “impasse”. Una vez en ese momento, es responsabilidad del clientedar el siguiente paso hacia el “instante psicoterapéutico”.

    Este modelo encaja con lo propuesto por Perls como “capas o estratos de laneurosis”, en donde la primera capa es la de clichés, que es lo que caracteriza alos encuentros casuales: “Hola ¿cómo estás?… Yo muy bien, ¿y la familia?” ; lasegunda capa es la de los  roles o como-si, donde la persona y el papel que

    representa son particularmente importantes; la tercera capa es la del callejón sinsalida o impasse, donde se presenta una actitud fóbica de parte del cliente haciaexperimentar dolor y sufrimiento, en este lugar se desarrollan experimentos quepermiten al sistema cliente-terapeuta continuar hacia niveles más profundos (oregresarse a niveles más superficiales). Si el trabajo continúa, la capa siguientecorresponde a la implosión  en la cual nos comprimimos tomando energía paraproceder a la siguiente capa; la de la  explosión, que Perls describe como “…elnexo con lo auténtico de la persona”, y que propone principalmente en cuatrotipos: pena genuina, orgasmo, ira y alegría o risa, aunque también puedeexperimentarse como una repentina paz (Perls, 1994, pág. 65,66).

    El “instante psicoterapéutico” tiene lugar a partir de los últimos momentosde la implosión, donde el cliente se siente en la confianza suficiente como paraseguir adelante a través de su propia línea, por los dos factores transpersonalesque menciona Naranjo “de la toma de conciencia y espontaneidad, mientras que elterapeuta contribuye a ello con el estímulo y apoyo de la expresión genuina yrefuerzo negativo de lo patológico” (Naranjo, 1990, pág.10), extendiéndose hastala explosión. Los términos propuestos por Perls pueden hacernos pensar en algo

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    de mucha intensidad, sin embargo, muchos de estos instantes pueden llegar apasar inadvertidos por cualquier observador externo.

    Desde la teoría de campo, el encuentro terapéutico es:

    Una red de fuerzas (energías, eventos) interdependientes que serelacionan entre sí. En efecto, el terapeuta, el cliente, lo que cada unode ellos significa y hace, el ambiente de trabajo y todo lo que concurreen una sesión de terapia, es una totalidad de fuerzas que se influencianmutuamente…La relación entre estas fuerzas es de… permanente retroalimentación.Existe una causalidad circular entre esas fuerzas…Tienen una organización espontánea… se organizan como el aguasiguiendo el cauce natural del río donde corre. Esta organizacióndepende de la dinámica de esos eventos, y no de un arreglo especial

     previamente determinado…El campo es un continuum de espacio y tiempo… todas las fuerzasactúan simultáneamente en el tiempo y el espacio; son presentes en elaquí y el ahora…No existe nada que hagan o digan terapeuta y/o cliente que no seainfluenciado o influencie…En un campo, como el del encuentro terapéutico, todo está en proceso,todo está siendo… (Unikel, 1997, pág. 14,15).

    Es posible entonces que representemos al campo del procesopsicoterapéutico como el esquema completo: el círculo y la cruz.

    Y si bien “no hay que empujar el río, porque el río fluye solo”, siempre es

    posible retirar los obstáculos, o incluso, mediante un trabajo de ingeniería, (elequivalente a la psicoterapia), promover que recupere su cauce natural y hastaquizá que sea más caudaloso.

    Naranjo (1990) sostiene que lo importante - por encima de la“sistematización teórica” - “es el encuentro existencial en que se convierte larelación terapéutica” (Sinay y Blasberg, 1995, pág. 146).

    Podemos concluir, incluso, que el verdadero agente psicoterapéutico es larelación terapeuta-cliente.

    Existe una canción que refleja la esencia de estas ideas:

    “COINCIDIR”

    Soy vecino de este mundo por un rato,y hoy coincide que también tú estás aquí,

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    coincidencias tan extrañas de la vida,tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio…

    Y coincidir.

    Si la vida se sostiene por instantes,y un instante es el momento de existir,si tu vida es otro instante, no comprendo,

    tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio…Y coincidir.

    •  Por otro lado, la línea horizontal puede representar los dos hemisferioscerebrales, de este modo, el lado izquierdo de la línea representaría las funcionesdel hemisferio racional o izquierdo:

    - manejo de la información verbal;- control del lenguaje;- manejo de la información lógica;- pensamiento proposicional (propone, analiza, usa);- toma y ejecución de decisiones;- manejo de la matemática;- control del tiempo real;- sintaxis;- atención focalizada;- menos apto que el hemisferio derecho para las tareas manipulativas yespaciales;

    - intelectual;- analítico;- secuencial;

    - control activo; etcétera.

    El hemisferio derecho por su parte cumple las siguientes funciones:- manejo de la información espacial;- percepción de uno mismo;- permitirse sentir confusión;- automatismos verbales;- aspectos emocionales en general;- atención difusa;- pensamiento totalizador;- reconocimiento y producción musical;

    - atemporalidad;- manejo de lo simbólico (sueños, rituales, imágenes, etc.);- capacidad de asombro- juego y sentido del humor;- intuición;- ver simultáneamente el todo, la gestalt;- lo pasivo y receptivo; etcétera. (Robles, 1990; Sinay, 1995; Zinker, 1995.)

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    que la línea horizontal representa a la pregunta “¿cómo?”, hacia a la izquierdarefiriéndose al ambiente interno y hacia a la derecha al ambiente externo.

    •  La línea vertical también puede simbolizar, al unirse con la horizontal, la

    unión entre la luz (parte superior) - todo aquello que podemos clasificar comovalores e impulsos autoactualizantes como los ha descrito Maslow (1988), entrelos que podemos mencionar la belleza, la bondad, la justicia, etc. -; y la sombracomo la ha descrito Jung (en Fadiman 1979) - aquello que forma parte de nosotrospero que vivimos negando y reprimiendo por resultar incompatible con nuestroconcepto de nosotros mismos -. Esta unión se lleva a cabo en el self, es decir, enel centro de la personalidad, que quedaría representado por la línea horizontal.

     Así, el I.P. se logra con la integración (previa identificación y aceptación) detodas las ideas, pensamientos, emociones, sentimientos y acciones del cliente,tanto las aceptables como las previamente alienadas: “aunque el aceite, la harinao los polvos para hornear son desabridos, resultan indispensables para eldesarrollo de la torta” (Simkin, en Yontef, 1995, pag. 124). Ésta es una idea queconcuerda con el pensamiento del Tao donde los opuestos se complementanformando una unidad; para mostrarlo, nada mejor que el símbolo conocido comodel Ying-Yang:

    ! •  Este último simbolismo es paralelo al tradicional, que menciona que en la

    cruz se da la unión, en la tierra y lo humano, del cielo y el infierno; es decir, que enel centro de la cruz está aquello que trasciende las dicotomías entre lo bueno y lomalo para quedar simplemente con aquello que ES, sin juicios nisobrevaloraciones. De hecho, se puede decir que en el I.P. se da un momento detales características. Es entonces un momento que trasciende (aunque sea sólopor un breve momento) la dualidad entre lo que “debe ser” y lo que “quiero quesea”, para quedarme con aquello que desde lo más intimo y profundo de mí yaes.

    •  Siguiendo sobre el mismo estilo, a través de la recta vertical se simboliza

    la unión de lo instintivo con lo espiritual; desde aquello que tiene que ver con losimpulsos básicos como el de supervivencia, hambre y sed hasta los impulsos detrascendencia y transpersonales, como el amor y la amistad profunda uniéndoseen la realidad material cotidiana (representada por la recta horizontal).

    También se puede plantear como la unión de lo primitivo con lo sublime,

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    entre lo que nos acerca más a nuestros semejantes, los otros seres humanos ytodo el reino animal, y lo que nos acerca cada vez más a Dios, unido en laexperiencia diaria del momento presente.

      En términos de Wilber (1980), es aquel momento en que se trasciende lafalacia pre/trans, ya que el momento del I.P. es personal y va más allá de loprepersonal (lo que pertenece a nuestros primeros estadios infantiles)conectándonos con lo transpersonal (lo que trasciende la dualidad sujeto-objeto).

    Lógicamente, en algunas ocasiones los I.P. se presentan en el marco deuna experiencia cumbre que, como Maslow (1995) las ha descrito, son momentosde conciencia no ordinaria (generalmente expandida), que pueden ser productode sucesos internos y estimulantes, y que se caracterizan por una emociónplacentera intensa, una incapacidad para describir la experiencia con palabras yaque éstas se quedan cortas (inefabilidad), etc. dando como resultado unaexperiencia que transforma la vida.

    •  Del mismo modo, la línea horizontal puede simbolizar un adecuadoequilibrio entre la frustración y el apoyo. Frustración de lo incongruente, lasmanipulaciones, máscaras, evasiones y la exagerada búsqueda de apoyoambiental hacia la izquierda; y apoyo de lo congruente, el contacto, el autoapoyo,etc. hacia la derecha; distribuido equilibradamente a su vez en una línea verticalque representa hacia arriba calidez y las tres actitudes rogerianas de empatía,autenticidad y consideración positiva incondicional anteriormente expuestas, yhacia abajo firmeza y direccionalidad.

    •  Si una manera de definir el proceso de la terapia gestalt es decir que vadel apoyo ambiental al autoapoyo, entonces el proceso consiste en ir de losextremos de la cruz hacia el centro, en donde la línea vertical simboliza la unión dela figura y el fondo, es decir, el I.P. ocurre cuando hacemos figura (hacemosconsciente) aquello que nos es un buen soporte para iniciar el autoapoyo en almenos algún área de nuestra vida.

    •  Observando el esquema completo, y si le otorgamos al cliente la líneahorizontal (ya que es de acuerdo a sus experiencias de vida lo que se trabaja en lapsicoterapia), y al terapeuta la vertical (por incidir en la vida de su cliente en unmomento determinado); es posible otorgar al lado derecho de la línea horizontal laconducta no verbal del cliente, y al lado izquierdo todos sus comentarios verbales;a la parte superior de la línea vertical la experiencia clínica y vital del terapeuta, y ala parte inferior todos sus marcos teóricos de referencia, que para ser específicos,me refiero a la observación de: las fronteras del contacto, las formas de relación-evitación, el ciclo de satisfacción de necesidades, los “tres demonios delcrecimiento”: introyectos, asuntos inconclusos y las experiencias obsoletas, etc. ytodos aquellos marcos que el/la terapeuta va anexando con su experiencia ypreparación.

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     Así, el I.P. tiene que ver con todo lo que conforman el cliente y su terapeutaen un momento dado.

    También es importante aclarar que quizá la mejor manera de representarlono es mediante un esquema rígido sino a través de un esquema dinámico, esdecir en movimiento y tridimensional, donde el movimiento sea desde los extremoshacia el centro (hacia el INSTANTE PSICOTERAPEUTICO) como en una espiraldescendente (en el sentido de alcanzar cada vez mayor profundidad) para de ahísurgir hacia el desarrollo en forma ascendente, concordando con “la espiral deldesarrollo humano transpersonal” (González, 1994). Para la visión de esteesquema apelo a la imaginación del lector.

    Es importante tomar en cuenta que el esquema muestra todo el procesopsicoterapéutico, en un ir y venir de los extremos al centro, es decir, que nodebemos desechar aquellos momentos que parecen ser menos provechosos, yaque en realidad estos forman el camino (al fomentar la relación terapéutica y eltrabajo sobre algunos ítems difíciles), para que los instantes psicoterapéuticosocurran.

    Todas estas descripciones pueden servirnos para estar atentos al momentopreciso en el cual podemos propiciar que se dé un momento hacia el crecimiento.Es importante no perder el momento preciso, y es por ello que la terapia más queuna técnica es un arte, una danza, una pintura, un ritual que nos conecta connuestra sabiduría ancestral que se esconde en lo más profundo del inconsciente,en ese inconsciente que más que ser personal es colectivo y que nos conecta connuestros antepasados y con nuestros sucesores. Es ahí en donde reside la

    sabiduría organísmica, el impulso innato hacia el desarrollo de todas nuestraspotencialidades y la motivación hacia la autorrealización, es ahí en donde semanifiestan los INSTANTES PSICOTERAPEUTICOS.

    Aplicación _________________________________________________________________

    Y a todo esto, ¿cómo podemos estar atentos a estos momentos? …Considero que hay algunos tips que podemos tomar en cuenta y que

    forman parte de la teoría básica de la terapia gestalt:

    Para empezar, una herramienta básica en psicoterapia gestalt es el uso delos experimentos terapéuticos; estos tienen la característica de mantenernos en elaquí y ahora además de fomentar el darse cuenta y la responsabilidad, de estamanera son una importante vía para acceder a los I.P. Lo importante es podertener la mejor graduación posible del experimento, es decir, que el nivel deintensidad que obtengamos sea correspondiente con lo que puede soportar elcliente, ni demasiado que le sea insoportable y solo favorezca su resistencia, ni

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    tan suave como para que se permanezca en lo conocido y manejable sin accedera la zona en donde se da el crecimiento (Zinker, 1995, pag. 111-114). Esto podríadenominarse, en palabras de Zeig (en Robles, 1991): una terapia “cortada a lamedida”

    Es importante también que cada paso del experimento se conecte con elinmediato anterior y posterior de manera justa, esto quiere decir que se siga lo quePolster denomina “secuencias terapéuticas ajustadas”: donde cada movimiento escomo un engrane que se conecta con otros engranes intentando no sólo noaminorar la velocidad del mecanismo, sino de preferencia ir apretandopaulatinamente sin llegar a reventarlo.

    De hecho, es oportuno recalcar que la totalidad del procesopsicoterapéutico es importante, ya que los momentos que pueden parecer de pocarelevancia, las sesiones que parecen más flojas en comparación con aquellas enlas que accedemos a los I.P., son en realidad lo que prepara el camino para queestos instantes ocurran.

    Para lograr la mencionada “secuencia terapéutica ajustada” es necesariotener en cuenta lo que Zinker denomina “Características del terapeuta creativo”,que se adecuan perfectamente con la propuesta del presente artículo:

    1.- Buen sentido de la distribución del tiempo y de la oportunidad,2.- capacidad para advertir el momento en que se puede llegar alinterior del paciente, se le puede activar y conmover,3.- conocimiento de dónde se encuentran los “botones” psíquicos y delinstante en que se los debe pulsar,

    4.- capacidad para accionar la palanca de cambios, o sea dejar ciertascosas y pasar a otras zonas de mayor interés,5.- voluntad de apremiar, enfrentar, halagar, persuadir, activar a la

     persona para que haga su trabajo y6.- sabiduría para saber cuándo debe dejarse a la persona en estadode confusión de modo que ella pueda aprender a forjarse su propiaclaridad.(Zinker, 1995, pág. 52).

    Otra manera de plantearlo es desde la perspectiva de Fagan(1993), donde lo importante para llegar a estos momentos sería

    cubrir adecuadamente las “cinco tareas del terapeuta”:

    1. Pautamiento.- donde lo importante es realizar una hipótesis efectiva detrabajo;

    2. Potencia.- aquí lo importante es adecuar la hipótesis a un experimentoque promueva la toma de conciencia (con una graduación adecuada);

    3. Control.- cuya función es mantenerse en la secuencia terapéutica ajustada

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    como se describió anteriormente, es decir, un buen equilibrio entre lafrustración y el apoyo;

    4. Humanidad.- en donde todo lo descrito por Rogers toma un especialsentido, es decir, es la capacidad de ser verdaderamente humano con el

    otro; y5. Respeto.- cuya esencia es el reconocimiento y valoración del otro comoun ser diferente, con sus propios puntos de vista y manera de ver almundo, a la vida y a los demás. (Fagan, 1993, págs. 93-112)

    Pero ¿qué es un experimento terapéutico en sí?, Merino lo define como: “…la vivencia asociada por parte del cliente, de un acontecimiento, ficticio o real,generado propositivamente por el terapeuta, con la finalidad de generar unaprendizaje significativo en el cliente.” (Merino, 1992, pág. 59).

    El experimento tiene la característica de ser una experiencia en donde elcanal quinestésico de la persona: emociones y sentimientos, sensaciones físicas,etc., están a plena disposición, además de que involucra el área emocional y“combina la realidad exterior con su experiencia interna” (Polster, 1994, pág. 223).

     A su vez, Merino sugiere que las cinco habilidades que propone Zeig sonbásicas en la elaboración de experimentos. A continuación se presenta elesquema que Zeig denomina “el diamante de Erickson” ya que tiene semejanzacon el que se propone en el presente artículo:

    Cortar a la medida.

    Utilización

    Envolver para regalo Establecer un proceso

    Tener una meta.

    Tener una meta.- se refiere a la importancia de tener un objetivo hacia el

    cual dirigir el experimento, lo cual permite evaluar su éxito; cabe aclarar que elobjetivo base de los experimentos en gestalt no es la catarsis emocional sino,además de ampliar el darse cuenta del cliente, ampliar su repertorio deconductas, promover la responsabilización y el aprendizaje significativo, completarsituaciones inconclusas, promover el autoapoyo, integrar fuerzas en conflicto,superar bloqueos en el ciclo de satisfacción de necesidades, explorar partes del símismo, y por supuesto, promover la utilización del hemisferio cerebral derecho

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    para, de este modo, favorecer el libre fluir de ambos hemisferios.

    Envolver para regalo.- esto es la manera como el terapeuta propone elexperimento, así como el tipo y características de éste.

    Cortar a la medida.- como ya se dijo anteriormente, tiene que ver con lagraduación del experimento.

    Establecer un proceso.- es importante que el experimento sea un proceso(que sea parte de una secuencia terapéutica ajustada), ya que encaja en larelación terapéutica que es otro proceso per se, además de que intenta promoverel darse cuenta del proceso vital del cliente.

    Utilización.- este último punto tiene que ver con la observación de todo loque ocurre en el momento con el cliente para, de este modo, incorporar alexperimento las conductas que vaya presentando. (Robles, 1991, págs. 28,29)

     Así, al experimento terapéutico podríamos llamarlo “la vía regia” hacia losINSTANTES PSICOTERAPEUTICOS.

    Otro aspecto que nos puede acercar a los I.P., al ocurrir en el libre fluir deambos hemisferios como se dijo anteriormente, es potencializar el uso delhemisferio derecho para de esta manera equilibrar su funcionamiento con respectodel izquierdo. Esto puede conseguirse con experimentos que trabajendirectamente sobre el cuerpo (masajes y otras técnicas de la terapia psicocorporalo de terapias alternativas como el Reiki) o que utilicen técnicas artísticas como lapintura (el uso de mandalas y collages es un ejemplo), la escultura (como el

    trabajo con barro y/o plastilina), el teatro (y/o el psicodrama de Moreno) y laexpresión corporal, la música (ya sea a nivel pasivo mediante la escucha, o a nivelactivo a través de la producción musical) etc.; a su vez, mediante el uso demetáforas, cuentos, poesías, escritura, visualizaciones, rituales, símbolos, etc. Ensí, todo aquello que fomenta y promueve la creatividad:

    “La creatividad es la celebración de nuestra propia grandeza… es laexpresión de la presencia de Dios en mis manos, ojos, cerebro: en todomi ser… es la ruptura de límites… (la creatividad) establece: estoydispuesto a arriesgarme al ridículo y al fracaso para poderexperimentar este día con novedad y frescura. Aquel que se atreve a

    crear, a trasponer límites, no sólo participa de un milagro, sino quellega además a descubrir que en su proceso de ser él es un milagro.”(Zinker, 1995, pág. 11)

    De esta manera, la psicoterapia (al menos como la conocemos losgestaltistas) es una invitación al proceso creativo y artístico del cliente, a través del

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    proceso creativo y artístico del terapeuta; donde se conjugan ambos procesos esun campo fértil para los I.P. 

    “La experiencia artística no se logra si no se entabla una comunicación

    intrapersonal e interpersonal, en la cual el artista a través de suexpresión y el espectador en un acto contemplativo, se funden en unaúnica vivencia que va más allá de los conceptos, las teorías, lasestructuras, las técnicas, los convencionalismos y las dicotomías, paraenlazarse en un espacio y tiempo indefinido, ilimitado, eterno; de estamanera, el arte se convierte en el lenguaje del cosmos.” (González,1995, pág. 177)

    La expresión artística se ha usado desde tiempos inmemorables paraconectarnos con nuestra realidad más profunda. Los gurus y chamanes laaprovechaban con fines terapéuticos.

    El ritual, a su vez, tiene una gran importancia ya que desde siempre elhombre ha sido un ser de ritos “no podemos negar la fascinación que lasceremonias continúan ejerciéndole; así, los ritos siguen estando presentes en losmomentos más cruciales de la vida: nacimiento, adolescencia, matrimonio,defunción e inicio profesional”. (Merino, 1992, pág. 58)

    De hecho, el ritual puede considerarse el antecedente de la psicoterapiaactual. Por esto, específicamente, la utilización de rituales en la psicoterapia nosacerca decididamente a los I.P. 

    “La experiencia vivencial, que caracteriza al ritual, convierte al participante no ya en un sujeto receptivo de una nueva información,sino en un sujeto activo de un evento que es análogo de la informaciónque se le desea transmitir. El aprendizaje así generado es mucho más

     profundo y significativo, pues es fruto de un descubrimiento vivencialque favorece la asimilación e integración de la información por élgenerada.” (Merino, 1992, pág. 58)

    Existen varios textos que nos pueden ofrecer ideas sobre este tipo detrabajo. Algunos ejemplos son: Oaklander (1992); Moccio (1994); Jodorowsky(1995); Stevens (1976); Rosen (1986); O´Hanlon  (1997); Zinker (1977); y otros.

    Sin embargo, recordemos que lo importante es que el terapeuta deje fluir suespontaneidad y creatividad, para hacer de la psicoterapia más que una repeticiónde técnicas, el arte del que hablamos anteriormente. Ya Perls (1994) advirtiósobre el peligro de ser un simple repetidor, dejando de lado el proceso vivencialque surge de la relación entre el terapeuta y su cliente.

    Es importante aclarar que como muchas de estas técnicas no focalizan la

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    interpretación racional de lo que está ocurriendo, es posible que la experiencia delI.P. no se pueda entender intelectualmente ni comunicar verbalmente (a menosque sea por medio de una metáfora); lo que permanece es la sensación de que“algo” ocurrió, se acomodó o se desvaneció. Juan de la Cruz tiene un poema que

    expresa esta idea:Entréme donde no supey quedéme no sabiendo

    toda ciencia trascendiendo.Estaba tan embebido

    tan absorto y enajenado,que se quedó mi sentido

    de todo sentir privadoy el espíritu dotado

    de un entender no entendido.(González, 1995, pag. 180).

    En general, podemos decir que lo principal que fomenta los INSTANTESPSICOTERAPEUTICOS es la actitud del terapeuta, cuando ésta fomenta elcontacto mediante la relación dialogal que en términos de Yontef estaríacaracterizada por:

    1. Inclusión.- aceptación de la experiencia del cliente, sin juzgar ni positiva ninegativamente.

    2. Presencia.- que el terapeuta muestre su verdadero sí mismo, secomparta.

    3. Compromiso con el diálogo.- el compromiso con el diálogo contempla queel terapeuta se permita ser afectado por el cliente (inclusión), y a su vez,permita a su cliente ser afectado por él (presencia); además, que elresultado sea determinado por él entre y no controlado por ninguno de losindividuos.

    4. No explotación.- aunque la reciprocidad entre cliente y terapeuta no escompleta y hay una diferenciación en la tarea/rol, no existe una jerarquíaestimulada o impulsada por el terapeuta, la relación es de persona apersona, es decir, horizontal.

    5. Vivir la relación.- este punto se refiere a la importancia de vivenciar másque analizar y/o hablar acerca de vivir. (Yontef, 1995)

    De acuerdo con Zinker, la actitud del terapeuta que puede favorecer los I.P. es una actitud “amorosa”:

    Mi amor por el cliente es un amor altruista: es más un sentimiento debuena voluntad hacia la humanidad que un amor romántico,

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    sentimental o posesivo… el amor desinteresado del terapeutaengendra confianza. Porque el proceso a menudo trata con las partesmás vulnerables de la persona, la confianza debe estar siempre

     presente para que ambas partes se permitan manifestar sus

    sentimientos. Es ese “amor”, en todas sus formas, el que lubrica el proceso creativo entre cliente y terapeuta…Como lo expresó MartinBuber: no se puede ordenar a alguien que sienta  amor por una

     persona, pero si que la trate con amor. Así el terapeuta debe actuarcon amor hacia su cliente…En los niveles más avanzados de larelación ambos nos turnamos el papel de abuelos; cada uno utiliza su

     propia capacidad para enriquecer la vida del otro. (Zinker, 1995, págs.13,14)

    Cuentan que Erich Fromm solía decir que para que la terapia funcionarahabía que “querer mucho a la persona y ponerse en sus zapatos”.

    Otro aspecto que nos puede colocar en los márgenes de un I.P. es tener encuenta que la persona que está frente a nosotros tiene su propio procesoexistencial, es decir que no importa tanto el tema sobre el que estemos trabajandoa nivel superficial, sino aquello a lo que hace referencia dicho tema en cuanto asu modo de vivir, de encarar al mundo, a los demás y a sí mismo. Si tomamosesto en cuenta, resulta más sencillo realizar un trabajo que no se mantenga en lasuperficie, sino que avance hacia terrenos más profundos, desconocidos yterapéuticos para la persona. 

     Además, el hecho de tener en mente el esquema propuesto, con todos sussignificados, ya es una ayuda para encaminarnos hacia los INSTANTES

    PSICOTERAPEUTICOS; recordemos que la intención puede funcionar como unaflecha que dirige nuestro camino y, lo más importante, tener presente dichoesquema nos puede mostrar el momento adecuado en que debemos sersimplemente un participante del proceso que ya se está dando, para noobstaculizarlo sino, por el contrario, coadyuvar a que se presente de manera másintensa, y así promueva el aprendizaje y desarrollo no sólo del cliente, sinotambién del terapeuta. A final de cuentas, a lo que aspiramos es a reconectar a lapersona con su propio proceso de autoactualización, con su sanador interno.

    Una mujer estaba inclinada sobre la víctima de un accidente detráfico, y la multitud lo observaba.

    De pronto, se vio bruscamente apartada por un hombre que le dijo:“haga el favor de echarse a un lado. Yo tengo un curso de primerosauxilios.”

    La mujer estuvo durante unos minutos observando lo que aquelindividuo hacía con la víctima. Luego le dijo tranquilamente: “cuandollegue el momento de ir en busca del médico, no se preocupe, ya estoyaquí.”

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    Más a menudo de lo que te imaginas, el médico ya está ahí…¡dentro de la persona a la que querías tratar!

    De modo que déjate de primeros auxilios.¡Llama al médico!

    (De Mello, 1988, pág. 182)Por otro lado, ojalá fuera más sencillo determinar la forma como podemos

    acceder a dichos instantes, sin embargo, ¿a quién le gusta que le den la frutamasticada?; además es muy probable que si hiciéramos nuestro trabajo comorecetas de cocina se le perdería la sazón que cada uno de nosotros puedebrindarle, sazón que es imposible poner en palabras ya que escapa a nuestrointelecto. Oaklander cuenta una anécdota que a continuación se narra:

    Debby (9 años):- “¿cómo haces para que la gente se sienta mejor?”-“¿ Qué quieres decir?”. (Obviamente estoy bloqueada)-“Bueno, cuando la gente te ve, se siente mejor. ¿Qué haces para queeso ocurra?. ¿Es difícil lograrlo?”.-“Suena como que estuvieras sintiéndote mejor, ¿Cómo es esto?”.

    Me embarco en una gran explicación acerca de cómo lograr que lagente hable de sus sentimientos, cómo hago esto, cómo lo hice conella, y finalmente digo: “Debby, realmente no lo sé con seguridad”.(Oaklander, 1992, pág. 1)

    Los tips que anteriormente propongo son solo eso, tips; nunca está de másrecordarlos y reflexionar sobre su capacidad terapéutica para, de este modo,esforzarnos por cada vez realizar mejor nuestro trabajo; esa gran aventura que es

    el privilegio de poder acompañar y facilitar a otra persona en el proceso de crecery desarrollarse y, de esta manera, estar abiertos a continuar nuestro propioproceso de mejorar como seres humanos, y así colaborar con nuestro grano dearena a construir un mundo mejor, de mayor salud, conciencia y amor.

     A lo largo del presente artículo reflexionamos sobre lo que son losINSTANTES PSICOTERAPEUTICOS, su importancia y algunos tips para fomentarque se presenten. Como hemos visto, parece ser que la mejor manera para queesto suceda es que el terapeuta esté abierto al encuentro profundo con su clientecon una actitud amorosa. Además, el tener presente el esquema que propongo(con todos sus atributos) puede ayudarnos a estar más atentos a los momentos en

    que dichos instantes están próximos a ocurrir y, de esta manera, aprovechar almáximo su potencial de desarrollo tanto para el cliente como para el terapeuta.

    No olvidemos que el mejor instrumento con el que contamos para facilitarel proceso de desarrollo de nuestro cliente somos nosotros mismos, con nuestropropio proceso. Así, la invitación para seguir reflexionando sobre lo que significa lapsicoterapia para nosotros está abierta; considero que es un campo fértil para

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    aprender y mejorar nuestro trabajo, y no olvidar estar abiertos a nuevos puntos devista y sobre todo a aquellas enseñanzas que nos brinden nuestros más grandesmaestros: los clientes.

    BIBLIOGRAFÍA: _________________________________________________________________ 

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    EN DEFENSA DE LOS NIÑOS (II) _________________________________________________

    Rebeca E. Ganime Borne (*) _________________________________________________

    ! Con amor eres. Yo te quiero, te amoY te aprecio. Eres la mejor mamá del mundoYo te quiero muchísimo y siempre te voy a quererY si algún día te mueres nunca te olvidaré porque

    Eres la mejor mamá del mundo en todas las galaxias, en los universosY en el infinito, y si quieres ayuda de mí, sólo pídemelo y te ayudaréY te amaré hasta el fin del mundo y del universo y de todos los siglosY tú importas más que todo eso y que mi vida.

    Mamá, yo me sentiría mejor si jugaras conmigo más tiempoY que ya no me regañes ni me pegues. Tú sabes que te quieroY digo que eres lo máximo; quiero que me digas las cosas con másclaridad

    Y en primera no me lleves con ese doctor Sánchez que sólo andamolestando

    Y quiero que me ayudes en mi trabajo más seguido.

    Te amo.

     ________________________________________________________________(*) Rebeca E. Ganime Borne. Licenciatura y Maestría en Psicología Clínica; Especialidad enpsicoterapia Gestalt, Niños, Sueños y trabajo con Grupos. Práctica privada, maestra universitaria einvestigadora.

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    Lo anterior es un testimonio de un niño de ocho años que acude conmigo aterapia y tiene muchos conflictos con su mamá; le escribió una carta y pidió que sumamá le escribiera una a él.

    Le leyó su carta a su mamá, durante una de las sesiones de terapia, perome dijo –quiero leerle la carta a mi mamá, pero no en el cuarto de juegos. Ese esmi cuarto. Se la leemos en el cuarto donde entran los papás ¿Sí?

     A continuación mencionaré una parte de la carta de su mamá:

    Querido Feres,

    Te escribo con mucho cariño esta carta y deseo que mecomprendas. Sé que estamos pasando momentos muy difíciles tú y yo,además me imagino que te cuesta mucho trabajo obedecer y seguirinstrucciones y deseo de todo corazón ayudarte y que me ayudes a que

     pronto todo esto sea como un mal rato y nada más.

    Ser tú mamá es el mayor orgullo que he podido sentir y así siempreserá; porque me haces sentir feliz, útil y con responsabilidades enormes

     para ofrecerte lo mejor de mí, por eso ahora que estamos discutiendotanto tú y yo, me he sentido muy triste...

    Estas declaraciones son los puntos básicos que me apoyaron en ponerle eltítulo a este trabajo “En defensa de los niños”.

    En la primera parte del trabajo mencioné el desarrollo de la ciencia queestudia la conducta infantil; hice algunas observaciones sobre las etapas decrecimiento; mencioné algunos casos que se presentan en el consultorio, y porúltimo expuse los ocho pasos que guían al terapeuta en todos sus contactos conel niño.

    Estos puntos como ya dije, son muy sencillos, pero de enormesposibilidades terapéuticas cuando son ejecutados con sinceridad y consistencia.

    Los pasos son los siguientes:

    1. El terapeuta debe desarrollar una relación interna y amigable con el niño,mediante la cual se establece una armonía lo antes posible.

    2. El terapeuta acepta al niño tal como es.

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    3. El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva en la relación, de talforma que el niño se siente libre para expresar sus sentimientos por completo.

    4. El terapeuta está alerta a reconocer los sentimientos que el niño está

    expresando y los refleja de nuevo hacia él de tal forma que logra profundizarmás en su comportamiento.

    5. El terapeuta observa un gran respeto por la habilidad del niño para solucionarsus problemas, si a éste se le ha brindado la oportunidad de hacerlo. Esresponsabilidad del niño decidir y realizar cambios.

    6. El terapeuta no intenta dirigir las acciones o conversación del niño en formaalguna; el niño guía el camino, el terapeuta lo sigue.

    7. El terapeuta no pretende apresurar el curso de la terapia, este es un procesogradual y como tal, reconocido por el terapeuta.

    8. El terapeuta establece sólo aquellas limitaciones que son necesarias paraconservar la terapia en el mundo de la realidad y hacerle patente al niño suresponsabilidad en la relación.

     A continuación mencionaré cada paso, dando un ejemplo de cómo seutiliza, mediante testimonios, cada uno de los principios:

    1. Estableciendo la relación.

    El terapeuta debe desarrollar una relación tierna y de amistad para queexista armonía al inicio de la primera sesión. Las reglas básicas deben serdefinidas durante esta primera entrevista, tanto con el niño como con el adultoacompañante. Cada terapeuta tiene su estilo para hacerlo.

    Como esta entrevista es fundamental para el desarrollo de las sesionesterapéuticas, es importante establecer los límites de tiempo, horarios, costos, conel adulto acompañante. El niño deberá estar informado de la duración del tiempode terapia. Al niño lo conducimos al cuarto de juegos para que lo explore y ledecimos que puede tomar lo que guste, que solamente estará con el terapeuta y

    que más tarde por él.

    Caso de Pepe: -Hola Pepe, me da mucho gusto conocerte-. Pepe sequeda callado mirando a la terapeuta. Ella le pregunta: -¿Te gustaríaacompañarme al cuarto de juegos y conocer todo lo que hay allí?- Pepe continúacallado, pero sigue a la terapeuta hacia el cuarto de juegos.

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     Aquí es recomendable permitir que Pepe tome su tiempo en conocer elcuarto de juegos y elija qué quiere hacer. Una vez que el niño escoge algo, lepermitimos que lo explore y que juegue con él sin intervenir, hasta que él losolicite.

    Este es solamente el inicio de la primera sesión.Caso dos: Fernando decinco años fue llevado a terapia por su papá y no quería quedarse sin que su papáestuviera presente.

    En esta ocasión invité al papá a entrar en el cuarto de juegos con nosotrosy permanecer hasta que Fernando se lo pidiera, haciéndole saber al niño que éstasería la única ocasión en que pasaría esto.

    Fernando estuvo conforme con esto y después de sentirse un poco más enconfianza y de elegir con que iba a jugar, le pregunté si no le importaba quedarsea jugar conmigo mientras su papá lo esperaba en la salita de afuera, a lo que élaccedió. Solamente una vez pidió ir al baño y además fue a la salita paraasegurarse de que su papá lo estaba esperando.

    Caso tres: También se me ha presentado la ocasión en que algún niño noquiere quedarse sin su mamá o el adulto acompañante. Podemos en este caso,repetir la situación de invitar al adulto a permanecer con nosotros en esta primeraentrevista, pero desde luego puede suceder que en la segunda sesión el niño noquiera aún quedarse sólo con el terapeuta. Esto sucede con niños muy pequeños.Ésta es una situación de paciencia y de hacerle ver que el cuarto de juegos espara él y el terapeuta, y que su mamá o papá lo esperarán afuera. Para estoscasos, es mejor que el adulto que los acompaña los espere en la sala , en lugarde retirarse y regresar por ellos. Les da más seguridad saber que los esperan

    afuera.

    Es muy importante señalar aquí, que la primera entrevista marcará la pautapara las siguientes sesiones.

    2. El terapeuta acepta al niño tal como es

    Esto no significa aprobar todas sus conductas, incluso las negativas. Seríapoco benéfico y menos aún terapéutico para el niño.

    Consideramos que cuando los padres acuden a buscar ayuda para su hijoestán de alguna manera rechazando alguna o algunas actitudes en el niño, estoes, no lo están aceptando del todo. Por esto es importante que el niño se sientacómodo, seguro y totalmente aceptado en la sesión terapéutica.

    Caso de Mercedes: Durante ocho sesiones no me dirigió ninguna palabra.

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    Ni siquiera me dijo su nombre. En ese momento de mi vida yo empezaba midesempeño profesional independiente, pero afortunadamente tenía algunos añosde servicio social y además acababa de leer el libro “Dibs, en busca del yo” deVirginia Axline, y creo que esto me dio la pauta de cómo tratar a Mercedes.

    Sus papás la condujeron a mi consultorio y la niña aceptó quedarseconmigo para trabajar en el cuarto de juegos. No fue sino hasta la novena sesióncuando por fin me dirigió la palabra y me dijo: -¿Becky, juegas conmigo? Desdeluego acepté y le dije: - Parece ser que en esta ocasión quieres que participe en tu

     juego. Ella sonrió y empezó a establecer un contacto verbal más cercano. Inclusome dijo su nombre y me empezó a platicar de su familia y su escuela. Loimportante fue que ella se sintió aceptada y aliviada ante la situación de estaracompañada con paciencia, sin que nadie le exigiera hacer las cosas de maneradiferente.

    Esto no quiere decir que los terapeutas aceptemos situacionesdisfuncionales o inaceptables. En el paso que corresponde a los límites harémención de esto. Es fundamental que el niño se sienta aceptado en sus actitudesy con su problemática sin intentar cambiarla por algo menos amenazante. Poresto viene a terapia.

    3. El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva en la relación paraque el niño se sienta libre de expresarse por completo

    La hora de terapia es la hora del niño y él puede utilizarla como mejor leconvenga. La expresión de los sentimientos que el niño exterioriza durante su horade terapia en el cuarto de juegos es posible debido a la permisividad queestablece el terapeuta.

    En este punto es importante señalar que no es recomendable cuestionar alniño. Tampoco inducirlo a jugar o a que platique si él no lo desea. La empatíatanto en lo que dice como en lo que hace, es fundamental en este momento. Si élprefiere estar callado, como fue el caso de Mercedes, es aceptable. Debemostener la paciencia de esperar a que el niño tenga la necesidad de empezar conalgo, algún juego o diálogo y hasta que él lo exprese.

    El caso de Aurora, de seis años, que no quería jugar, ni platicar, sólotomaba una muñeca, la jaloneaba y la regañaba todo el tiempo, es un ejemplo de

    lo anterior. Ella se sintió libre para expresar lo que sentía. No tuvo miedo ahacerlo. En este caso, el reflejo de su acción fue lo que más me ayudó a tener uncontacto positivo con ella.

    Le dije –Me doy cuenta que estás jaloneando a la muñeca y que la regañas. Aurora me contestó: -Sí, la estoy regañando porque se portó mal y estoy enojada

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    con ella. Le dije nuevamente -Parece ser que estás muy enojada con ella. Másadelante, en otra sesión, la niña me permitió saber que a ella su mamá le hacía lomismo que lo que Aurora le hacía a la muñeca.

    Sin lugar a dudas, la libertad que sintió Aurora para expresarse fuemotivada por la actitud permisiva en la relación que establecí con ella.

    En el caso de Emilio, de ocho años, en la primera sesión permaneció en unrincón entre la ventana y una mesa de trabajo. Las sesiones se fueron dando unapor una hasta que él se sintió seguro y se movió del rincón hacia otra parte delcuarto y continuó investigando lo que había en la habitación. Elegía una cosa ydespués otra. En algún momento me invitó a jugar con él, a lo cual accedí y le dije:-Me doy cuenta de que hoy has decidido jugar en otra parte del cuarto. Parece quetuviste la necesidad de cambiar de lugar.

    Muchos ejemplos más se podrían incluir, pero el artículo sería interminable, Algunos casos son más fáciles y otros más difíciles, pero lo básico es seguir lainstrucción que nos dice que la libertad de expresión se dará a partir de lapermisividad en la relación terapéutica.

    4. Reconocimiento y reflexión de sentimientos

    El terapeuta deberá estar alerta a reconocer los sentimientos que el niñoestá exteriorizando y reflejarlos de nuevo hacia él, de manera que el niño logreprofundizar más en su conducta.

    El reflejo de lo que el niño dice es la mejor actitud para promover que seponga en contacto con lo que siente sin temor a ser juzgado.

    El caso de Mario es un ejemplo. Él juega con el arenero y con todas lasfiguras que encuentra. Éstas son: soldaditos, vaqueros, figuras marinas,muñequitos, etc. Mario permite que se contacten y que establezcan una guerra;hay un ganador y éste se enfrenta a las demás figuras. De repente, un muñeco ledice al otro: quítate de ahí, eso es mío y no lo muevas. Yo lo puse en ese lugar. Silo tocas te mato.

    Opté por esperar hasta después del juego sin interrumpirlo y aproveché unapausa que hizo, para dirigir la toma de conciencia y reconocer el sentimiento. Yo ledije: -Parece que el muñeco ganador quiere meterse con tus cosas sin que tú se lopermitas, y me doy cuenta que eso te molesta. Él permaneció callado y continuó

     jugando. En la siguiente pausa que hizo, le dije: -Parece que hay personas que semeten con tus cosas sin que tú les des permiso, inmediatamente me respondió:-Sííííií, -dicho con mucha fuerza. -Mi hermana se mete en mi cuarto y toma todas

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    mis cosas cuando no estoy. Lo rompe y lo pierde, me choca. No me gusta que semeta a mi cuarto.

     A Mario le fue posible reconocer lo que le sucede con su hermana a través

    de los reflejos que dieron durante su juego.

    5. Conservando el respeto hacia el niño 

    Es responsabilidad del niño decidir y realizar cambios y el terapeuta deberáser muy respetuoso en la habilidad del niño para solucionar sus problemas, si sele ha dado a éste la oportunidad de hacerlo.

    La modificación de algún comportamiento debe provenir del mismo

    individuo como resultado de la visión que ha adquirido. Cuando el terapeutapermite que el niño se responsabilice de hacer los cambios que él desee en suconducta, el terapeuta estará centrando la terapia en el niño.

    En este punto cabe mencionar la similitud con el enfoque centrado en lapersona de Rogers, y con la situación gestáltica de reflejar y de devolver laresponsabilidad a quien le corresponde, en este caso al niño, siguiéndolo y nodirigiéndolo. Este elemento gestáltico es muy importante en la conducción de laterapia de juego, como instrumento terapéutico.

    Omar juega en el arenero con muñecos y escenifica batallas. Usa soldadosy vaqueros. Al final de cada batalla un bando queda con un sobreviviente queentierra a todos los caídos en batalla, y el otro bando celebra la victoria.

    Cuando le preguntaba quién era él, siempre respondía que era el bandoque ganaba. Él deseaba mucho estar en el lado “del que gana” en la vida. Ya mehabía comentado que no tenía muchos amigos, que peleaban constantemente conél y que quería tener más amigos.

    Fueron varias las sesiones que nos tomó para que él llegara a reconocersu necesidad de hacer cambios en su actitud para ser más aceptado y tener másamigos como deseaba. Se identificó con el sobreviviente del otro bando, queenterraba a los caídos en batalla.

    Sólo hasta entonces encaró abiertamente que había obstáculos que élponía para poder hacerse de amigos.

    Otro caso es el de Berenice quien después de muchas sesiones reconoció

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    su necesidad y su gusto por dibujar, pero no podía. Siempre me decía que esaactividad no le gustaba, y aunque lo intentaba una y otra vez, dejaba de hacerlocon mucho enojo.

    Finalmente un día me dijo: -Me gustaría mucho dibujar; sólo que necesitoque me ayudes, porque quiero hacerlo y me cuesta trabajo.- Brindarle esta ayudafue un placer pero no sucedió sino hasta que ella lo reconoció y la solicitó. Haberrespetado su tiempo para cambiar la actitud, fue de mucho beneficio para lasesión terapéutica.

    6. El niño guía el camino

    El terapeuta no dirige las acciones o la conversación del niño en ninguna

    forma. El niño guía y el terapeuta lo sigue.El terapeuta se apega a la política no-directiva de la terapia. No realiza

    preguntas inquisitorias, salvo que sea algo así como “¿deseas hablarme sobreello?”

    El terapeuta no realiza sugerencias. El cuarto de juegos está a disposicióndel niño, en espera de que él decida qué quiere hacer.

    La hora de terapia no es sólo una hora más de juegos. Es el tiempo delniño. El terapeuta no es un maestro o un sustituto del padre o de la madre. Es unapersona muy especial para el niño; se convierte en un reflejo verbal y corporalcontra el cual el niño prueba su personalidad.

    La metáfora aquí puede ser un espejo, en el cual el niño se ve reflejado ydiscute con su imagen, se mueve y se acomoda, hasta estar seguro de verreflejado en el espejo la imagen que quiere ver.

    El caso de Alejandra, de seis años. Ella quería jugar a la cueva de losvampiros. Por lo menos pasamos cinco sesiones con el juego de la cueva.Posteriormente, volvíamos a él, de vez en cuando. Ella era un vampiro y teníahermanos y amigos vampiros, vivían todos en una cueva. Yo era un vampiromayor que debía estar acostado en la alfombra, dormido y sin decir nada. Se

    supone que yo no veía, ni oía.

    El juego lo escogió ella y también estableció las reglas. Tengo que admitirque a mí me cansó el juego después de varias sesiones porque tuve quemantenerme acostada en la alfombra o esconderme en un closet hasta que ellame pidiera que saliera. Ella oscurecía el cuarto y empezaba a jugar.

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    Mis reflejos verbales eran algo así como –Me doy cuenta de que te gusta jugar a ser como un vampiro, - parece que te gusta esconderte y que otros seescondan hasta que tú los encuentres.- Le pedí que me dijera cómo era unvampiro para ella y me lo dijo. En las siguientes sesiones le hice ver que tal vez a

    ella le gustaba conducirse como un vampiro. Le pregunté cuál de los vampiros eraella, incluso en alguna sesión, dibujó a su vampiro y le dio características.

    Cabe resaltar que ella guió el camino y yo la seguí. Ella me preguntó si megustaba el juego y le dije que me gustaba jugar con ella a lo que ella quisiera, peroque ya me había aburrido un poco y que además me pedía hacer cosas que nome gustaban, como eran estar encerrada hasta que me encontrara o en la mismaposición en la alfombra.

     Al respecto, Violet Oaklander menciona en su libro “Ventanas a nuestrosniños”, cuando habla de los materiales que se utilizan en la terapia de juego, quecuando los juegos no nos gustan a los terapeutas, no los debemos sugerir como lepasaba a ella con el juego de las damas chinas. El terapeuta deberá jugar si elniño insiste pero deberá asegurarse de que él niño esté bien consciente de ello.

    Germán es otro niño que va a terapia. Durante las primeras sesionessacaba todo el material que había en el cuarto de juegos. Lo bajaba de las repisasa la alfombra y abría todas las cajitas. Tardó por lo menos tres sesiones en decidircon cuál jugar y además cambiaba de opinión constantemente. En mi experiencia,este tipo de actitudes son muy comunes. Lo mejor es seguir al niño a su paso, sinapresurarlo.

    Empatizar con él y acompañarlo con paciencia y haciéndole reflejos de su

    conducta, por ejemplo: -Tengo la sensación de que aún no decides con que jugar,-me doy cuenta de que te gusta cambiar de juego varias veces.

    Esto es seguir al niño, sin realizar sugerencias. El período de terapia es suterreno de prueba, es el tiempo en el cual el niño mide su capacidad.

    Tampoco seleccionamos previamente los juguetes con la esperanza de queel niño escoja alguno de estos, nuevamente, insisto el terapeuta deja que el niñodecida que quiere hacer. Desgraciadamente, muchos niños han sufrido laexperiencia de que no se les permite hacer su actividad, a menos que estacoincida con la del adulto y como consecuencia de esto, al principio, algunos niños

    están a la expectativa ante la permisividad de la sesión de terapia.

    Dado que en la sesión de terapia el niño podría verse limitado por lapersonalidad del terapeuta al estar jugando con él, el terapeuta se abstiene dehacer comentario alguno o sugerencias para guiar al niño; debemos asimilar queel niño está en el cuarto de juegos para identificarse consigo mismo y por esto losdeseos u opiniones del terapeuta no son solicitados.

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    7. La terapia no debe ser apresurada

    El terapeuta no pretenderá acelerar el curso de la terapia. Éste debe ser unproceso gradual y así debe ser reconocido.

    El intento de forzar a un niño a expresar sus sentimientos ocasionará suretraimiento. Durante la hora de terapia el niño puede pasar por períodos en losque no desea expresar nada. Esto debe ser respetado con paciencia ycomprensión, y la no-intervención se verá recompensada a lo largo de lassesiones.

    Para un niño el mundo es un lugar enorme que se mueve a una velocidad

    vertiginosa. Al niño lo apuramos todo el tiempo; por lo general los niños son máslentos que los adultos en este proceso.

    Los adultos no les permitimos hacer las cosas por sí mismos, comoabrocharse la camisa, el vestido, el pantalón, lavarse la cara, bañarse, amarrarselos zapatos; no les dejamos ayudarnos en ciertas tareas por “incompetentes”, elcaso es que siempre tenemos prisa por llegar a la escuela, al trabajo, alcompromiso, inclusive a la terapia. Los adultos suelen hacer estas actividades porlos niños y no les permiten desarrollar sus propias capacidades a su paso.

    Si el terapeuta pretende brindarle al niño un sentimiento de seguridad yaceptación, así como aliviar sus tensiones, no deberá copiar este mismo patrón deprisa; deberá permitirle obtener su equilibrio y esto sólo lo logrará respetando sutiempo.

    En este punto me gustaría mencionar el caso de Jorge, de ocho años. Esun niño que está en tercer año de primaria y no tiene problemas de aprendizaje.

    Su núcleo familiar es muy contenedor. En la escuela se quejan de que espegalón y hasta grosero con las maestras y con otros compañeros, que estádistraído y que no trabaja en clase y desde luego, causa problemas en laconducción del grupo.

    El establecimiento de la relación durante la primera entrevista fue muy ágil ydivertido. No opuso resistencia, fue muy participativo. Le gusta invitarme a jugarcon él. Elige juegos más bien difíciles para otros niños y le gusta ganar. En elarenero mata a todos y entierra a los que quedan. Su expresión es muy pícara yse muere de risa cada vez que ve mí cara cuando él me gana o ya me mató en elarenero.

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    ¿Qué ocurre en casa? Su mamá se queja porque el no quiere bañarsecuando ella se lo pide. No hace la tarea a la hora que ella quiere; se tarda enlevantarse y vestirse y le gusta que su mamá lo ayude, sobre todo cuando tiene

    que amarrarse las agujetas. Llegan tarde a la escuela, a la terapia y no le gustacomer lo que la mamá le prepara ¿qué se puede hacer?

    Yo opté por hablar con la mamá de Jorge y comentarle lo importante que espermitirle a él adquirir las habilidades para vestirse, bañarse, amarrarse loszapatos, darse su tiempo para hacer la tarea y tal vez, entre más lo practique vaadquiriendo más destreza, más velocidad y más seguridad. Le hice ver que el niñono tiene nada disfuncional y que hay que respetar el tiempo que a él le toma hacerestas tareas.

    En la sesión de terapia el niño recibe una oportunidad de no ser apresuradoo empujado. Si quiere dejar pasar la arena por sus manos y ensuciarse, así estábien; le hago muchos reflejos en cuanto su conducta y le pido que vuelva a ponertodo en su lugar con mi ayuda, y esto es el establecimiento de un límite, por fin elniño se da cuenta de que la presión de apresurarse no existe aquí y se observaque está más relajado. Debemos recordar que los cambios son graduales y queprovienen de los más profundo de nuestro ser. Por eso no debemos apresurar ni laterapia, ni el desarrollo, cada cosa sucede a su tiempo y además anularía nuestrabuena relación y la posibilidad de éxito.

    8. El valor de las limitaciones

    El terapeuta establecerá aquellas limitaciones que sean necesarias paraconservar la terapia en el mundo de la realidad y hacerle notar al niño suresponsabilidad en la relación establecida con el terapeuta a través de la terapia.

    Las limitaciones en la relación no directiva son pocas, pero muyimportantes. Limitaciones tales como la no-destrucción del material que es partedel cuarto de juegos. La no-agresión al terapeuta y a otras personas dentro delconsultorio; ninguna actividad que implique riesgos o peligros innecesarios. Estetipo de actitudes no se fomentan, se ha demostrado que lejos de ser útiles sonperjudiciales y poco terapéuticas. Todas estas limitaciones se precisan durante laprimera entrevista.

    Si el niño se siente agresivo existen materiales con los que se puedeexpresar sin dañarse ni lastimar a nadie más. Se pueden utilizar guantes de boxpara jugar o muñecos hechos de material inflable que al golpearlos no duelen,sólo rebotan. También podemos utilizar cojines. A lo largo y ancho de las paredeses recomendable tener cartulinas o papel para que el niño pueda expresarselibremente sin ensuciar o maltratar el cuarto, de este modo se da cuenta que haylibertad de expresión, pero que sí existen los límites en la vida real. Es más

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    terapéutico permitirle al niño enfrentarse a las limitaciones que le impondrá larelación con otros seres humanos, que permitirle dar rienda suelta a sus accionesdestructivas.

    Mencionaré el caso de Carlos, de nueve años de edad, quien fue conducidoa terapia por problemas familiares agudos. El primer día de la terapia llegóacompañado por un familiar, no quiso hablar y se arrinconó. Pegaba con el puñocerrado en todos los objetos que podía; Mi actitud fue de paciencia y de reflejarleque me daba cuenta de que algo lo molestaba mucho y de que pegaba con elpuño cerrado a las cosas. Me dijo: -Sí, estoy molesto, y aparte no quería venir. Lepregunté: -¿Quieres hablarme de ello?- Y me dijo, -Sí, pero quiero ver todos los

     juguetes.

    Nos fuimos hacia el cuarto de juegos y le permití que se tomara todo eltiempo que fuera necesario para conocer el cuarto y todos los juguetes. Yo mesenté en la alfombra acompañándolo. Después de un rato, tomó una caja deregletas y me preguntó para qué servían; le expliqué más o menos de que setrataba pero sobre todo le hice hincapié en que era un juguete que él podía utilizarcomo quisiera.

    La relación se suavizó y la siguiente sesión regresó, pero fueron muchassesiones en que tuve que contenerlo, inclusive físicamente, para que no golpeara.Hubo una sesión en que lastimó a la secretaria de una patada en la pierna, aveces también me decía en tono de amenaza: –Ya no voy a regresar,- y se mequedaba viendo esperando mi respuesta, yo le decía: -Parece ser que ya noquieres regresar, esa será una decisión tuya. Si regresas, a mí me dará muchogusto trabajar contigo y si no regresas, lo sentiré. Es como tú quieras. Después de

    esto hubo muchas sesiones de trabajo intenso, con sentimientos, emociones, juegos, etc.

    El proceso duró dos años, descansamos seis meses y a petición de élreanudamos por otros seis meses y un día me dijo: -Becky, ya no quiero venir.Bueno no es que ya no quiera venir, creo que ya no lo necesito, ya me curé;- noimporta qué era para él curarse, su decisión fue respetada por mí. Me habla devez en cuando para saludarme; ya tiene catorce años y su actitud es muy diferentea la del principio, parece ser que superó sus actitudes destructivas.

    En el caso anterior, los límites fueron de todo tipo. La hora de llegada y el

    término de la sesión; no llevar al perro ni al pato a terapia; una vez le permití llevara su primo porque quería presumirle su cuarto de juegos. Límites sobre no agredira otras personas y no destruir el material en el cuarto de juegos. En una ocasiónarremetió contra una casita que tenemos para jugar a la familia. Le hice ver lo quehizo y después de un tiempo no volvió a romper nada.

    También existen límites con relación al material que debe permanecer en el

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    cuarto de juegos y no se puede “ir de paseo”. Tuve una niña que cada vez que ibaa sesión pedía llevarse algo a su casa prometiendo que lo devolvería. Tengo queconfesar que también yo aprendí con esto. Al principio me parecía que si yo lepedía que lo trajera de vuelta era suficiente, pero me di cuenta de la utilidad de la

    limitación al respecto y no lo volví a permitir.En el consultorio acostumbramos tener dulces o galletas para que los niños

    los tomen al irse. Hay niños que, por supuesto, quieren llenarse los bolsillos o lasmanos con las golosinas, pero sólo les permito llevar una o dos y les hago ver quevendrán otros niños con el mismo derecho de disfrutar de una galleta, por lo quedebemos dejar algo para ellos.

    La terapia de juego y la gestalt

    Los elementos gestálticos que se incorporan en la terapia y cómoresponden a los principios y benefician al sujeto en proceso.

    El juego suele adoptar en el niño la forma de una improvisación dramática,pero es más que eso. A través del juego somete a prueba su mundo y aprendesobre él, esto es esencial para su sano desarrollo. Para cualquier niño, el juego esun asunto tomado en serio y que tiene un fin determinado; y le ayuda en sudesarrollo físico, mental y social. El juego es su autoterapia, mediante éste seresuelven muchas veces: angustias, miedos, confusiones, conflictos. A través dela seguridad del juego, el niño ensaya nuevas formas de ser, nuevas maneras deconducirse. El juego es una función vital para él, y no sólo la frívola y placenteraactividad que los adultos generalmente piensan que es.

     Además, es muy importante señalar que el juego sirve de lenguaje para elniño, este es un simbolismo que sustituye a las palabras. El niño, por medio del

     juego, vivencia muchas cosas que todavía no puede expresar con el lenguajedirecto y así lo utiliza para formular y asimilar lo que experimenta.

     Aquí cabe mencionar a una niña de diez años, que fue conducida a terapiapor “rebelde”. Adriana tiene cuatro hermanos hombres, tres mayores y uno menor.

     Adriana expresaba al escoger la casita y jugar con ella, que ese juego se parecíamucho a su familia: -así es mi papá y mi mamá, así me llevo con mis hermanos.Éste fue el comienzo de varias sesiones en las que el tema fue la familia y a travésdel juego fue más fácil reconocer y hablar sobre “su problema” como ella lo llamó.

    Yo uso el juego en terapia de la misma forma en que utilizo un cuento,dibujos, arenero, barro, títeres, etc. ¿De qué manera se utiliza esta técnica?

    Primero, hay que observar al niño mientras juega: ¿cómo juega, cómo seacerca a los materiales, qué escoge, qué evita? ¿Es organizado? ¿Cambia de un

     juego a otro, cuál es su patrón de juego? Debemos recordar que la forma en que

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    LA SUPERVISION DEL TERAPEUTA GESTÁLTICO _______________________________________________

    Paco Peñarrubia (*) ______________________________________________________

    Quiero exponer unas reflexiones sobre la supervisión, sin referirme aquí ni alproceso, ni al paciente ni a otros aspectos de los que he escrito en otros artículos,para centrarme en algunas consideraciones sobre el terapeuta supervisado(Peñarrubia, 1994).

    Ser terapeuta es tan difícil y arriesgado como ser persona. No lo concibo portanto ni como un rol ni como una profesión, sino a lo máximo como un oficio(entendiendo que nos referimos a una vocación); un oficio artístico que echa

    raíces en el interior, que se alimenta de inseguridad y que crece apelando a todoslos recursos creativos de que somos capaces.

    La supervisión del terapeuta actualiza esta práctica tradicional de los gremiosartesanales donde el aprendiz da sus primeros pasos ante la mirada más expertadel maestro. Esto no quiere decir que la supervisión sólo le sirva al aprendiz. Loque pasa es que el terapeuta principiante tiene algo entrañable: el estado degracia del neófito.

    Desafortunadamente, este estado de gracia inicial luego se va perdiendo:Cuanto más sabe uno, más cuenta se da de lo mucho que no sabe, además deperder la frescura original los benditos riesgos de la "inconsciencia", que acabanhaciéndonos más expertos y serios y paralelamente más conservadores.

     Al terapeuta novato se le diagnostican actitudes mesiánicas y entusiastas,impaciencia por curar al otro, narcisismo omnipotente y cosas parecidas con lasque estoy de acuerdo pero no censuro. Yo creo que sin narcismo (si es que estopuede concebirse) nadie se metería en este oficio tan complicado y comprometido.

     Así, concluyamos que dicho narcisismo es, primeramente, inevitable; en segundolugar, útil como motor profesional y por último tema fundamental de trabajointerior, pues antes o después uno acaba descalabrándose y de eso se sueleaprender mucho.

    Veamos los temas de supervisión que con más frecuencia se refieren alterapeuta:

    (*) Paco Peñarrubia. Director de la Escuela Madrileña de Terapia Gestalt

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    1. La relación

    Es el ámbito fundamental de la terapia, donde confluyen terapeuta, pacientey proceso. La terapia así entendida no puede impartirla ni un libro ni un ordenador

    bien programado, sino que es el resultado del encuentro humano.Pero la relación es algo más que el encuentro físico: su potencia

    transformadora y curativa depende de la actitud del terapeuta, y no olvidemos laprimacía de la actitud (en palabras de Claudio Naranjo) sobre los recursostécnicos. Supervisar la calidad de la relación terapéutica nos lleva a reflexionarsobre la presencia y el contacto del terapeuta.

    2. La presencia

    Si el terapeuta "no está" (o está sólo físicamente), la relación se desposee de

    todo contenido humano real. A eso se refería Fritz al decir que el gestaltistacombina frustración y simpatía mientras que el terapeuta apático (el que no está)de poco sirve. Esta es la forma más burda de ausencia (desinterés, estar en otracosa...) pero hay formas más sutiles de falta de presencia. La que he observadomás a menudo en supervisión es cuando el terapeuta se desconecta de sí comopersona y se queda en el rol.

    Entonces actúa como se supone que debe ser el terapeuta ideal: maduro,neutro, respetuoso, sabelotodo... enmascarándose en este modelo ydesapareciendo tras de él. Otras veces el terapeuta se ausenta en sus diálogosintemos teórico-técnicos; desaparece como interlocutor y se dedica la sesión a símismo, o mejor dicho, a su intelecto, a su "maquinita de hacer terapia":diagnosticando mentahuente, interpretando, sopesando qué intervención seríamás eficaz... incluso pone en práctica esa intervención brillante o ese ejercicioestupendo, y cuando el paciente lo juega tampoco lo escucha porque estáimaginando qué dirían otros colegas si le vieran este bien hacer, o cómo admiraríasu maestro semejante creatividad...

    Digamos en resumen que el terapeuta no está con su paciente, y suelo serbastante confrontativo cuando percibo en la supervisión esta falta de presenciareal de estar entero y comprometido, tanto si se trata de una práctica in situ (conpreguntas del tipo: ¿para quién estás trabajando?) Como en la supervisión decasos, donde tengo bastante buen olfato para saber si el caso me lo está"enseñando" a mí y a los compañeros de supervisión pero no compartiéndolodesde dentro. Aunque suene a generalización, tengo constatado que la mismaactitud que aparece en la supervisión corresponde a la que el terapeuta tiene consu cliente, así es que me fío mucho de lo que observo en el presente de lasupervisión para denunciar la falsedad de la pseudopresencia en la terapia.

    3. El contacto

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    Seguimos hablando de lo mismo, ya que si el terapeuta no está, tampocopuede contactar con el otro. La contrapartida del terapeuta que se pone técnico yprofesional es que, con quien contacta es con un caso, no con una persona, y la

    relación se convierte en un juego de fantasmas.Si el terapeuta considera ese "caso" grave, suele asustarse y el miedo va a

    restarle mucha de su potencia y de sus recursos terapéuticos. Es frecuente ensupervisión, cuando indago qué temores tiene el terapeuta hacia su cliente, porqué no está siendo claro y asertivo con él etc., que aparezcan respuestas del tipo:"Si le digo eso, se desmorona", "si le frustro, temo que se suicide", "no puedotratarle de otra manera porque está muy deprimido"... Incluso si están percibiendobien la patología del paciente, suele haber un plus de fantasía (de zona intermediao maya, que diría Perls) que desvirtúa el contacto porque sólo deja ver laenfermedad. También podemos entenderlo como proyecciones del terapeuta (supropio miedo a la locura o a la muerte), pero la proyección no es sino otra formade romper el contacto auténtico.

    Otras veces el "caso" se considera fácil y el terapeuta hace todo eldespliegue técnico adecuado para que se cure rápidamente. Este es otro temafrecuente en supervisión: la impaciencia del terapeuta que no le deja ver al otrocomo la persona que es sino como un mecanismo de relojería (neurótico, eso sí)que hay que arreglar siguiendo el manual de instrucciones. Esta persecución deléxito terapéutico tampoco permite un contacto real con el otro. El terapeuta sepone exigente, no tolera supuestos pasos atrás" y no se percata de cuántasexpectativas propias está depositando sobre los hombros de su paciente.

    En estas situaciones acostumbro a "alentar la recaída" del terapeuta comoMilton Erickson hacía con sus pacientes, preparándolos para las inevitables fasesde contracción que. Sobrevienen a las fases de expansión (C. Naranjo dice queprecisamente en la contracción está la bendición), para así disolver estaimpaciencia; y no conozco mejor antídoto que referir al terapeuta a su propioproceso personal: cuánto tiempo le llevó darse cuenta de ciertas cosas, cómoéstas reaparecen conflictivamente después de creerlas superadas, qué cortas sonlas subidas y cuán largos los descensos... El pensamiento lineal es muydesaconsejable a la hora de entender los fenómenos humanos y los avatares de larelación.

    4. El uso del sí.

    Es un antiguo aforismo de los Polster que "el terapeuta es el instrumento dela terapia", y tenemos los videos de