Dra. Yasmine Cruz Rivera
UIPR, Recinto Metro
Programa Distínguete
Talleres:
La Escritura Terapéutica
ÉXODO 3, 10 – 15: Ahora ve, yo te envío al Faraón para que saques de
Egipto a mi pueblo, a los israelitas. Pero Moisés dijo a Dios: "¿Quién soy yo para presentarme
ante el Faraón y hacer salir de Egipto a los israelitas?". "Yo estaré contigo, le dijo Dios, y esta es la señal de que
soy yo el que te envía: después que hagas salir de Egipto al pueblo, ustedes darán culto a Dios en esta montaña".
Moisés dijo a Dios: "Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?".
Dios dijo a Moisés: "Yo soy el que soy". Luego añadió: "Tú hablarás así a los israelitas: ‘Yo soy’ me envió a ustedes".
Y continuó diciendo a Moisés: "Tu hablarás así a los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre, y así seré invocado en todos los tiempos futuros.
ESCRITURA TERAPÉUTICA
PRIMER TALLER
ESCRIBIR ES TERAPIA:
Los mismos escritores de renombre confiesan que suelen escribir como respuesta a una ansiedad, a un sentimiento y a un pensamiento interior. Escribir es completarse.
Como una necesidad de expresar, a fin de cuentas, lo que se siente y se vive por dentro.
Conocido es, por ejemplo, la aplicación terapéutica de la escritura en el caso de los atentados contra las torres gemelas del WorldTrade Center, en el que los psiquiatras recomendaron a los afectados y familiares de las víctimas que escribieran lo que sintieran para liberar la ansiedad, evitar las pesadillas, concienciarse y asimilar un poco el trauma.
Por este motivo, existen algunos importantes beneficios de escribir que veremos en estos talleres.
"La desgracia del hombre no está en la
bomba atómica, sino en su mente..."
(Albert Einstein ).
REFLEXIONEMOS…
Beneficios de escribir y de la escritura en sí:
Obliga a verbalizar lo que nos ocurre, tanto en nuestro interior como en nuestro propio exterior.
Poner por escrito y en palabras lo que nos ocurre cada día lo cosifica, lo hace real, lo ordena y lo delimita. Esto es así, porque tendemos a percibir su principio y su fin.
Cuando plasmamos estos pensamientos abstractos en el papel, quedan enmarcados, nos liberan y pierden fuerza, por lo que nos sentiremos menos prisioneros de nuestros propios pensamientos.
Además, nos permite tomar distancia de nuestros propios pensamientos cuando los organizamos, a la vez que nos ayuda a reflexionar y a tratar de encontrar solución a esos problemas que nos preocupan.
Cuando leí el libro de Clarissa Pinkola, "Mujeres que
corren con los lobos" encontré algo que me gustó
mucho: "Dicen que todo lo que nosotros estamos
buscando, también nos busca a nosotros y que, si nos
quedamos quietos nos encontrará. Es algo que lleva
mucho tiempo esperándonos”.
Por eso estamos aquí. Porque CREEMOS y
QUEREMOS CELEBRAR LA VIDA.
P /W
¡DETÉNTE Y CONTESTA!:
1. ¿Qué te dice la canción?
2. ¿Te recuerda algo, alguien, algúnmomento en tu vida?
3.¿Qué frase te impactó más? Explica.
Piensa en alguna canción que prefierasporque le dice algo a tu vida y escribebrevemente sobre la misma.
La escritura terapéutica nos brinda la posibilidad
de acceder a nuestro innato potencial creativo así
como a descubrir nuestras emociones y pautas de
pensamiento más inconscientes. Con ello se
contribuye a reducir el estrés mental, reforzar la
autoestima e incluso a fortalecer el sistema
inmunológico (como ha señalado James
Pennebaker). En definitiva, se pueden conseguir
beneficios tanto a nivel psicológico como a nivel
físico en general.
Esta terapia estimula la capacidad de auto-
indagación de la persona, un auto-
psicoanálisis en el que se incrementa la
comprensión hacia uno mismo, registrando y
diferenciando pensamientos y sentimientos
que vagaban en la psique y que, al sacarlos
afuera, al escribirlos, quedan objetivados de
una manera visible.
NOS AYUDA A CAMBIAR.
Se pueden diferenciar tres procesos en la
realización de esta terapia. El primero o de
pre-escritura, mediante el cual el terapeuta
asesora al receptor de la terapia para encontrar los
medios y las formas de desarrollar su trabajo de
escritura; el segundo proceso o de
escritura en sí, configura la catarsis de la
terapia, donde el receptor de la terapia libera sus
emociones y pensamientos en el papel; y el tercer
proceso o de lectura, consiste en analizar e
interpretar lo escrito.
En los tres procesos señalados tienen lugar
actividades terapéuticas como el ordenamiento, la
identificación, el reconocimiento y regulación de
emociones, sentimientos y pensamientos. Como
afirma Lanza Castelli, encontramos funciones
reflexivas y de autorregulación emocional que nos
permiten, como testigos, observar los propios
miedos, obsesiones, fobias, traumas, prejuicios, etc.
Se trata, por tanto, de ganar en auto-conciencia y en
auto-conocimiento, de razonar lo emocional e integrar
ambos procesos, esto es, de aprender a expresar lo que
sentimos y a sentir correctamente (objetivamente) lo
que hemos expresado.
Escribir experiencias traumáticas, un diario personal de
auto-exploración, nuestros sueños, poemas, relatos, una
carta imaginaria a un amor del pasado o la simple
escritura automática e instintiva nos pueden ayudar a
saber más de nosotros mismos, a cambiar patrones de
pensamientos, a transformar lo negativo en positivo, a
realizar nuestra creatividad e imaginación dando forma
a la experiencia, entregando , en resumen, sentido ético
y estético a nuestra vida.
Desbloqueo emocional:
Al igual que en el acto de hablar cuando escribimos realizamos un ejercicio cuya dirección camina desde dentro hacia fuera. De esta manera liberamos lo que llevamos dentro, efectuamos un desbloqueo emocional muy intenso ya que nos adentramos en regiones de la mente que necesitaban un lenguaje para ser manifestadas y, por consiguiente, reconocidas. Al hacer consciente lo inconsciente logramos sanarnos, lo que antes era un miedo irracional o una acción neurótica y compulsiva puede convertirse en un hecho cuyas causas quedan desveladas y así accedemos a comprender el origen latente del bloqueo.
ALGUNOS EJEMPLOS:
El escritor argentino Jorge Luis Borges escribió su
magistral relato „Funes el memorioso‟ como
consecuencia de un problema de insomnio, él mismo
confesó que –tras escribir ese texto- se liberó del
insomnio. Utilizó la escritura como una vía de auto-
terapia mediante la cual logró dar salida a las causas
que producían su trastorno del sueño.
La escritora Isabel Allende cuenta que su novela „Paula‟
le ayudó de manera crucial ante el dolor que le causó la
enfermedad terminal de su hija, dice que escribir esa
novela le salvó la vida. También expresó –en la
presentación de su libro Paula– que frente a la muerte
de su hija, lo único que le permitió no hundirse en la
depresión y la tristeza fue escribir lo que le sucedía en
ese momento y hablar de su vida, de su hija y de todos
los dolores y emociones que vivía durante esa terrible
experiencia. Ella experimentó el efecto terapéutico que
produce el escribir. Asegura Allende que su escritura
fue una forma de terapia y un camino para "recuperar
lo que está perdido".
Dorothy Allison describe cómo su texto "Bastardo fuera de Carolina" (Bastard out of Carolina) expresa su necesidad de contar su historia de cómo ella fue abusada a los cinco años por su padrastro.
Junot Díaz, autor de " Drown", señala que escribir le permitió volcar en ella las pérdidas que vivió a causa del colonialismo, la emigración y la pobreza y el dolor por la enfermedad de su hermano.
Jay Neugeboren, en " Imagining Robert: my Brother, Madness and Survival" relata cómo la escritura lo ayudó a entender sus sentimientos en relación a la enfermedad mental de su hermano.
James Ellroy, en "My Dark Places: an L. A. Crime Memoir", dice que él se convirtió en escritor debido al asesinato de su madre.
Renée Roth-Hano's, en la novela TouchWood: A Girlhood in Occupied France, el autor describe la magnitud de sus pérdidas siendo sobreviviente de los campos nazis.
Kenzaburo Oe, Premio Nóbel, en la novela "A Healing Family," escribe a partir de la situación traumática vivida por su familia: el nacimiento de su hijo Hikari con discapacidad.
Alice Walker, ganadora del premio Pullitzer, deviene escritora a partir de sus profundas depresiones producidas por la ceguera parcial que su hermano padece a causa de un accidente del cual sus padres la hacen culpable.
Janet Frame tuvo una infancia con violencia por parte de su padre, sufrió la muerte por ahogo de dos hermanas, y estuvo mal diagnosticada con esquizofrenia en Nueva Zelandia. Este diagnóstico la llevó a estar ocho años internada y recibir más de doscientos tratamientos de electroshock. Continuamente escribía: "Un día mandó su trabajo a un editor; este hecho le permitió salvarse de ser sometida a una lobotomía. Ya que logra ganar el primer premio tiempos previos a esta operación" (De Salvo; 1999; p. 158).
Imre Kertész , Premio Nóbel de Literatura del año 2002 y sobreviviente de los campos nazis , dice ante la pregunta ¿Qué soy yo?, que sólo encuentra una respuesta [...] no poseo otra identidad que el escribir. La escritura nos permite tomar conciencia de que no tenemos que ver con nosotros mismos. El hombre actual tiende a olvidar" (La Nación, 2002).
También los poetas Joan Margarit, Antonio
Machado, José Ángel Valente, Jorge Manrique,…
utilizaron la escritura para salvarse a sí mismos de
su propio sufrimiento ante la muerte de un ser
querido. En definitiva, experiencias traumáticas y
padecimientos que son enfrentados en el papel,
comprendidos, liberados.
Una liberación: La escritura expresiva no sólo ayuda a los pacientes
de algunas dolencias graves como el cáncer, sino que
beneficia a personas con traumas psicológicos. Las
palabras escritas permiten comunicarnos con los
demás y también con nosotros mismos. Esta práctica
alivia de alguna manera los dolores del cuerpo y
cierra la cicatrices del alma.
EL PODER DE LAS PALABRAS:
El agua es el compuesto más abundante en el organismo humano,
forma parte de la sangre, la saliva, el sudor, las lágrimas, las hormonas,
las enzimas, los jugos gástricos, la bilis, los intestinos y de todos los
músculos. La cantidad de agua del cuerpo humano varía según la edad,
en un recién nacido representa el 85% de su peso corporal, en el adulto
el 70% y en el anciano el 60%. Es indispensable para todas las
funciones vitales del organismo: la digestión, la respiración, la
absorción y el transporte de nutrimentos y la eliminación de desechos
del cuerpo. Participa en la formación de los tejidos y ayuda a mantener
la temperatura constante del cuerpo.
Todos los días eliminamos grandes cantidades de agua, por
medio del sudor, la orina, durante la respiración, en el
excremento y en menor cantidad por medio de las lágrimas y
mocos, por ello es muy importante reponerla, ya que una
persona no puede vivir mucho tiempo sin ella y cuando le llega
a faltar puede sufrir deshidratación y si ésta es muy severa,
hasta la muerte.
Parte del agua que tenemos la produce el propio cuerpo, pero la
mayoría la adquirimos a través de los alimentos y de los líquidos
como caldos o jugos, pero principalmente del agua, que
consumimos diariamente.
El agua circula en la sangre,ya que la mayor parte de ésta es
agua y el resto las células (Glóbulos blancos, glóbulos rojos,
plaquetas). Por lo tanto está presente en todo el cuerpo.
Además, cada célula de nuestro cuerpo tiene una parte de agua
en su conformación y esta cantidad es regulada por medio del
equilibrio hidroelectrolítico, que hace que salga o entre agua de
las células de acuerdo a la necesidad.
Palabras que sanan;
Palabras que matan…
INVESTIGACIONES: DR.
MASERU EMOTO
La Magia del Agua…
ESTACIONES DEL AÑO
AMOR Y GRATITUD
PERDÓN
SATÁN
“YOU MAKE ME SICK.
I WILL KILL YOU”
PIENSA EN TU PALABRA:
CRUCEMOS….
AMOR…
¿Qué es la felicidad?
Esa es una pregunta que ya la borré hace mucho de mi cabeza,
justamente porque no sé responderla.
No soy el único. En el transcurso de todos estos años, he convivido
con todo tipo de personas: ricas, pobres, poderosas y acomodadas.
En todos los ojos que se cruzaban con los míos, siempre me pareció
que faltaba algo.
Algunas personas parecen felices: simplemente, no se plantean el
asunto. Otras hacen planes: tendré un marido, una casa, dos hijos,
una casa de campo... Mientras se encuentran ocupadas realizando
esa lista, son como toros embistiendo: no piensan, sólo avanzan.
Consiguen su coche, a veces consiguen hasta su Ferrari, les parece
que en eso consiste el sentido de la vida, y no se hacen nunca la
pregunta de arriba. Pero, a pesar de todo, los ojos arrastran una
tristeza de la que estas personas ni siquiera son conscientes.
Yo no sé si todo el mundo es infeliz. Lo que sé es que las personas
están siempre ocupadas: trabajando más tiempo del que les
corresponde, ocupándose de los hijos, del marido, de la carrera, del
diploma, de lo que harán al día siguiente, de lo que hay que comprar,
de lo que hay que tener para no sentirse inferior, etc.
Pocas personas me dijeron: “Soy infeliz”. La mayoría me dice: “Estoy
de maravilla. Conseguí todo lo que quería”.
Entonces, les pregunto: “¿Qué es lo que te hace feliz?”
Me responden: “Tengo todo lo que cualquiera puede desear: familia,
casa, trabajo, salud...”
Les pregunto de nuevo: “¿Alguna vez te paraste a pensar si eso era
todo en la vida?”
Y responden: “Sí, eso es todo”.
Insisto: “En ese caso, el sentido de la vida es el trabajo, la familia, los
hijos que crecerán y acabarán marchándose, la mujer o el marido que
con el tiempo se transforman más en amigos que en auténticos
enamorados. Y el trabajo terminará un día. ¿Qué harás cuando llegue
ese momento?”
Llegados a este punto, no me responden. Se van por las ramas. Pero
siempre queda algo escondido: el empresario que aún no hizo el
negocio que soñaba, el ama de casa a la que le gustaría disponer de
más independencia y más dinero, el que acaba de conseguir su título
en la facultad se pregunta si fue él quien escogió sus estudios o si
alguien los eligió por él, al dentista le habría gustado ser cantante, el
cantante hubiera querido ser político, el deseo del político era ser
escritor, y el escritor es un labrador frustrado.
En la calle donde escribo esta columna y observo a las personas que pasan, apuesto a que todo el mundo está sintiendo lo mismo. Esta mujer tan elegante dedica sus días a intentar parar el tiempo, controlando la báscula, porque piensa que de eso depende el amor. En la acera de enfrente se ve a una pareja con dos niños. El hombre y la mujer viven momentos de intensa felicidad cuando salen a pasear con sus hijos, pero al mismo tiempo el subconsciente se preocupa del empleo que podría faltar un día, de las tragedias que pueden llegar en cualquier momento, y piensa en cómo librarse de ellas, cómo protegerse del mundo.
Hojeo las revistas de famosos: todo el mundo riéndose, todo el mundo contento. Pero como frecuento este medio, sé que la realidad es otra: todos aparecen riendo o divirtiéndose en la foto, en aquel momento, pero por la noche, o por la mañana, la historia es diferente. “¿Qué voy a hacer para seguir apareciendo en las revistas?” “¿Cómo voy a disimular que ya no tengo el dinero suficiente para mantener esta vida de constantes lujos?” O “¿Cómo hago para aumentar mi lujo, para hacerlo más llamativo que el de los demás?” “La actriz con la que aparezco en esta foto, riéndonos las dos, celebrando algo, ¡mañana me puede robar el papel!” “¿Estaré mejor vestida que ella? ¿Por qué sonreímos, si nos detestamos?”
En fin, me quedo con los versos de Jorge Luis
Borges: “Ya no seré feliz. Tal vez no
importa. Hay tantas otras cosas en el
mundo”.
Paulo Coelho
PAZ…
EVIDENCIAS:
Desde hace años, la doctora Susan Bauer-Wu, directora del Centro Cantor de investigación en enfermería y atención al paciente del Instituto contra el cáncer Dana-Farber de Boston, en Estados Unidos, aplica una técnica también conocida como "terapia del diario", para ayudar a las personas con cáncer.
Según investigaciones de esta experta "los pacientes que dedican 30 minutos diarios al menos durante cuatro días a escribir sus pensamientos y sentimientos más íntimos, pueden mejorar significativamente su salud mental y física".
Para la especialista, este sistema realmente funciona
"incluso con las personas que son renuentes a
intentarlo, dicen que no son buenas escritoras, no
escriben bien o no les gusta escribir. Sin embargo al
hacerlo afirman haber encontrado algo que no
sabían de sí mismas o de la enfermedad, que
simplemente surgió en el papel".
La escritura terapéutica conocida también como
escritura expresiva consiste en que los pacientes
expresen lo que está en sus mentes, y permitan que
sus esperanzas y temores fluyan de forma natural.
Algo así como llevar un diario personal, enfocado
en lo que molesta a la persona o le produce estrés,
sin "preocuparse por la puntuación o las palabras".
Para muchos pacientes, esta escritura supone una liberación y organización mental de asuntos que estaban reprimidos, además de la aceptación de algunos de esos puntos.
Para describir sus ideas y sentimientos, muchos pacientes emplean frases como "me doy cuenta", "comprendo" o "ahora lo veo claro". Según algunos estudios médicos, ese lenguaje refleja un proceso de comprensión, que parece ayudar a los enfermos de cáncer u otras enfermedades a manejarlas mejor.
Quienes participan en la terapia de Bauer-Wu, pueden escribir con un bolígrafo y papel o en un ordenador, pero la mayoría de los pacientes prefieren escribir a mano en sus diarios.
Los pacientes que recurren regularmente a la
terapia expresiva suelen ir menos al médico o
llamar a las enfermeras con menos frecuencia,
necesitan menos sesiones de apoyo psicológico,
tienen menos síntomas físicos y en general "les va
mejor", según Bauer-Wu.
En los últimos años se han acumulado datos que
sugieren que escribir las emociones alivia el estrés y
puede tener un impacto positivo en el sistema
inmunológico, aunque todavía se desconocen los
mecanismos de este doble beneficio.
Según un informe de la psicóloga argentina Mónica
Liliana Bruder, especialista en escritura y cuento
terapéuticos, "escribir sobre los traumas vividos
resulta mucho más terapéutico de lo que se piensa",
generando unos procesos del pensamiento que
pueden ayudar a mejorar el sistema inmunológico.
Escribir puede ayudar a las personas que han
pasado por una situación traumática desde muerte
de un ser querido, un divorcio o una pérdida
laboral, hasta enfermedades crónicas, episodios de
violencia o intervenciones quirúrgicas, pasando por
inmigración, guerras, catástrofes y privación de la
libertad, según la experta.
A lo largo de las distintas investigaciones llevadas a
cabo por James William Pennebaker (1997, Profesor de
Psicología en la Universidad de Texas, Austin y fue
Profesor en la Universidad Metodista del Sur en
Dallas) se destaca el valor de la escritura desde una
perspectiva terapéutica. La escritura de situaciones
traumáticas vividas por el sujeto puede volver al
sujeto más saludable."Al igual que dibujar, escribir es
una actividad humana natural. Una de las cualidades
es ayudarnos a integrar y organizar nuestras
complicadas vidas". (Pennebaker; 1997; p. 283).
GRAFOLOGÍA: EL PODER DE
LA FORMA DE ESCRIBIR
Escribe un breve párrafo ( NADIE LO VA A LEER )
en el que expreses libremente alguna
preocupación, trauma o conflicto….
Señala Pennebaker (1997):
"Una respuesta importante es de tipo cognitivo: las
personas piensan de manera distinta después de
escribir sobre los traumas. Al traducir las
experiencias al lenguaje humano comienzan a
organizar y estructurar las que parecen ser infinitas
facetas de los hechos apabullantes" (p. 158).
Por eso, bajo la lluvia del dolor, de las alegrías o de
las penas vamos a escribir y volemos con fe como un
águila sobre el fuerte aguacero.
Entra al siguiente portal, contesta unas preguntas y descubre tu forma de aprender:
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