ESTUDIANTES
Barrientos Costa Henry
Rosales González pool
Villalta Cotera, Livany Yasmyn
CURSO:
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA IITEMA:
LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
DOCENTE:
CLARITA A. QUEVEDO DE TEJADA
Al reconocimiento de la
dignidad y libertad del
hombre y al concepto de
bien común, están
unidos cuatro principios
fundamentales de la
Doctrina social de la
Iglesia referentes al
orden social.
Principios de solida-
ridad y subsidiari-
dad, que indican
cómo ha de realizar-
se la cooperación
en la vida social.
Principios de autori-
dad y participación,
que se refieren al mo-
do de ejercer la res-
ponsabilidad en la
vida social.
Principio de solidaridad, 1
La solidaridad es una virtud
humana, pero también una
virtud cristiana: responde al
seguimiento de Cristo y a la
acción del Espíritu Santo. Es
manifestación de caridad, y la
caridad es signo distintivo de
los discípulos de Cristo.
Principio de solidaridad, 2
A la luz de la fe, la solidaridad se reviste
de dimensiones específicamente cristia-
nas: el prójimo no es solamente un ser
humano con derechos e igualdad funda-
mental con todos, sino que se convierte
en imagen viva de Dios Padre, rescata-
da por la sangre de Jesucristo y puesta
bajo la acción permanente del Espíritu
Santo. Debe ser amado con el mismo
amor con que le ama el Señor.
Principio de solidaridad, 3
La solidaridad es
también un principio
ordenador del orden
social: el hombre
debe contribuir con
sus semejantes al
bien común de la
sociedad, a todos los
niveles.
Principio de solidaridad, 4Algunas manifestaciones prácticas:
1. Distribución de bienes y remuneración del trabajo:
creación y mantenimiento de puestos de trabajo.
2. Esfuerzo a favor de un orden social más justo: así los
conflictos encuentran más fácilmente una salida negociada.
3. Resolución de los problemas socio-económicos: la
Iglesia propone diversas formas de solidaridad: “solidaridad
de los pobres entre sí, de los ricos y los pobres, de los tra-
bajadores entre sí, de los empresarios y los empleados, so-
lidaridad entre las naciones y entre los pueblos” (CCE 1941).
4. Difusión de los bienes espirituales de la fe: es más im-
portante que la de los bienes materiales. Esta forma de so-
lidaridad se lleva a cabo con el apostolado de los laicos y a
través de iniciativas de la jerarquía o de instituciones ecle-
siásticas.
Principio de subsidiaridad, 1
= “Una estructura social de orden superior
no debe interferir en la vida interna de un
grupo social de orden inferior, privándole de
sus competencias, sino que más bien debe
sostenerle en caso de necesidad y ayudar-
le a coordinar su acción con la de los demás
componentes sociales, con miras al bien
común” (Centesimus annus 48; CCE
1883).
Principio de subsidiaridad, 2
Este principio se opone a toda forma
de colectivismo. Protege a las perso-
nas, a las comunidades locales y a los
grupos intermedios, del peligro de per-
der su legítima autonomía.
Su aplicación evita también el absolutis-
mo político y la centralización de los
poderes del Estado a expensas de las
instituciones locales. Armoniza las rela-
ciones individuos-sociedad.
Principio de subsidiaridad, 3Algunas manifestaciones prácticas, 1
En la familia y en la escuela: Dejando que
cada miembro de la familia o cada alumno haga
aquello que es capaz de hacer. Respetar la ini-
ciativa y la responsabilidad de cada uno.
En la actuación del Estado: no debe sustituir la iniciativa
y la responsabilidad de grupos sociales intermedios donde
pueden actuar (la educación, la sanidad y la asistencia
social). En el ámbito económico, ha de respetar la
iniciativa privada (nacionalizaciones-privatizaciones). Pero
él y otras sociedades pueden suplir acciones necesarias
para el bien común que no pueda llevar a cabo la
iniciativa de grupos sociales inferiores.
Principio de autoridad, 1
La autoridad tiene su fundamento
en la naturaleza humana, por cuanto
la sociedad
surge del ser social del hombre y la
sociedad necesita de autoridad. En
último término, la
autoridad exigida por el orden moral
deriva de Dios, autor de la naturaleza
social del hombre (Cristo lo recuerda
a Pilato: Jn 19, 11).
Este origen da fundamento trascenden-
te a la autoridad pública, pero también
implica responsabilidad ya que la autori-
dad debe ejercerse como una respuesta
al orden establecido por Dios.
Mt 20, 26: “quien entre vosotros quiera llegar a
ser grande, sea vuestro servidor". El ejercicio
de la autoridad debe realizarse como un
servicio. La autoridad es para servir, y no para
servirse de ella para lucro personal.
Principio de autoridad, 2
Principio de autoridad, 4
Al servicio de la autoridad al bien común
corresponde una leal cooperación a
dicha autoridad por parte de quienes le
están sometidos, obedeciendo sus jus-
tos mandatos y ayudando a un recto
ejercicio de la autoridad. La obediencia
ha de ser un acto de libertad responsa-
ble. Se obedece a Dios.
Principio de participación, 1
CCE 1913: “La participación
es el compromiso voluntario
y generoso de la persona en
los intercambios sociales. Es
necesario que todos
participen, cada uno según el
lugar que ocupa y el papel
que desempeña, en
promover el bien común.
Este deber es inherente a la
dignidad de la persona hu-
mana”.
Principio de participación, 2
CCE 1914: “La participación se realiza ante todo
con la dedicación a las tareas cuya responsabili-
dad personal se asume: por la atención prestada
a la educación de su familia, por la responsabilidad
en su trabajo, el hombre participa en el bien de los
demás y de la sociedad”.
CCE 1915: “Los ciudadanos deben cuanto sea po-
sible tomar parte activa en la vida pública. Las
modalidades de esta participación pueden variar
de un país a otro o de una cultura a otra”.
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