La selección de originales para publicación, se someten de manera sistemática a un in-forme de expertos externos a la entidad editora de la revista y a su consejo de editorial. Estos informes son la base de la toma de decisiones sobre su publicación o no, que co-rresponde en última instancia al Consejo de Redacción de la revista y a la Dirección de la misma.
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CONSEJO DE REDACCIÓN Eikasia Revista de Filosofia www.revistadefilosofia.com Consejo de Redacción (en constitución): Dr. Fernando Pérez Herranz (Universidad de Alicante), Dr. Patricio Peñalver (Catedrático Filosofía, Universidad de Murcia), Dr. Alberto Hidalgo Tuñón (Universidad de Oviedo), Dr. Román García (Dr. en Filosofía. Director Instituto de Estudios para la Paz), Mtro. Rafael Morla (Catedrático de Filosofía, Universidad de Santo Domingo, RD.), Dr. Antonio Pérez (Universidad de la Laguna), Dr. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Dr. Felicisimo Valbuena (Universidad Complutense de Madrid), Dr. Jose Antonio López Cerezo (Universidad de Oviedo), Dr. Silverio Sánchez Corredera, Dra. Alicia Laspra (Universidad de Oviedo), Dr. Pablo Huerga Melcón, D. Mariano Arias, Dr. Jacobo Muñoz (Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.) Dr. Félix Duque (Catedrático Historia Moderna Universidad Autonoma Madrid), Dr. Luis Álvarez Falcón (Universidad de Zaragoza). Maquetado y diseño: Francisco Fdez. Yebra. Secretaría de redacción: Noemí Rodríguez y Pelayo Pérez Director Ejecutivo: Dr. Román García. Edita: Eikasia Ediciones Bermudez de Castro 14 bajo c 33011 Oviedo. España. T: +34 984 083 210 F: +34 985 080 902 www.eikasia.es [email protected] ISSN 1885-5679
Eikasia. Revista de Filosofía 10 (mayo 2007)www.revistadefilosofia.com
INDICE
1.- Dr. Adolfo Vásquez Rocca. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid.Peter Sloterdijk; Experimentos sonoros y ontogenesis de los espacios humanos, pp. 1-11. RESUMEN
2.- Domingo Fernández Agis. Universidad de La Laguna. Justicia y felicidad: vigencia y debilidades del discurso contenido en las Máximas epicúreas, pp.12-23. RESUMENABSTRACT
3.- Julián Arroyo. Pervivencia de identidades y globalización: los nuevos retos, pp.24-35.RESUMENABSTRACT
ÉTICA, DERECHOS HUMANOS Y COOPERACIÓN
1.- Joaquín Azagra Ros. Profesor de Historia Económica de la Universidad de Valencia. Migraciones: ¿Una oportunidad para el desarrollo?, pp. 36-48.
2.- Dr. Javier A. González Vega.Profesor Titular de Derecho internacional público y relaciones internacionales. Universidad de Oviedo. Miembro del IEPC. ¿Pero realmente existe una política europea de inmigración? Dificultades y retos para su concreción, pp. 49-75.
3.- José Luis Villena Higueras. Elvira Molina Fernández. Universidad de Granada. Campus de Melilla. Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo, pp. 76-83.
4.- Pedro Álvarez Pastor. VOMADE-Vincit.Experiencias de coodesarrollo, pp. 84-91.
5.- Antonio Pedreira Hernández. Coordinador del área de Inmigración y Voluntariado del MPDL-C. Inserción social para el colectivo inmigrante en Tenerife, pp. 92-106.
ESCAPARATE DE MIRADAS sección dirigida por Javier González Fernández
La televisión como acto estético. La ruptura.Juan Carlos de Pedro Marinero, pp. 107-116. RESUMEN
QUID PRO QUO: FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN. Sección dirigida por Julián Arroyo Pomada.
Documento: El Borrador del Real Decreto de Mínimos del Bachillerato presentado por el Secretario de Estado de Educación del Estado Español, abril, 2007. Bachillerato. Anexo I. Anexo II.
Documento: Propuesta de la Asociación Nacional de Editores de Libros de Texto.
FILOSOFÍA Y LITERATURA
IMAGINEMOS QUE PIDO SOCORRO. -Fantasía de una autofagia. Javier López Alós, pp. 117-118.Suenos III. Javier López Alós, pp. 119-120. FELICIFIC CALCULUS. (Hipótesis de trabajo a partir de una tergiversación malintencionada de un concepto de Jeremy Bentham). Encontrado en un trozo de papel en un café de Viena, otoño de 1931. Javier López Alós, p.121.
«Bitácora: Lo obvio, pp. 122-134.» por Pelayo Perez
EL TONEL DE DIÓGENES
Humoremas Educativos, pp. 135-141. Por Antonio José López Cruces.
Crítica de libros
JEAN PETITOT : Morphologie et esthétique. La Forme et le Sens chez Goethe, Lessing, Lévi-Strauss, Kant, Valéry, Husserl, Eco, Proust, Stendhal, Maisonneuve & Larose, París, 2004, 374 págs. Por Antonio José López Cruces, 142-159.
Ciudadanía y religión: desencuentros palpitantes. Comentario a: DOMINGO MORATALLA, A. (COORDINADOR), Ciudadanía, religión y educación moral. Madrid 2006, 236 páginas, por Julián Arroyo, pp. 160-163.
Unos espacios académicos más limitados y realistas para la Ciudadanía. Comentario a: BOLÍVAR, A., Educación para la ciudadanía. Algo más que una asignatura. GRAÓ, Barcelona 2007, 216 páginas, por Julián Arroyo, pp. 164-167.
Entre cronos y kairós. Las formas del tiempo sociohistórico.. Guadalupe VALENCIA GARCÍA. Barcelona, Antrhopos, 2007, pp. 168-169.
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007) 1-11. http://www.revistadefilosofia.org
Peter Sloterdijk; Experimentos sonoros y ontogénesis de los
espacios humanos.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca.
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid
Resumen
A la luz del pensamiento de Peter Sloterdijk se esboza
una lectura del mundo como sistema polifónico de sonidos. Se
indaga en los alcances sociológicos de los diversos
experimentos sonoros tenidos lugar en esta especie de
invernadero en que se ha convertido el mundo moderno, un
ámbito acondicionado con aislantes acústicos y cerrado a un
exterior tóxico, formado cada vez más por toda suerte de
prótesis auditivas, donde sólo la escucha de sí hace posible el espacio íntimo. Se examina
cómo estar en el mundo es vivir en esferas, espacios de relación, climas o atmósferas, cuyo
análisis dice más de la vida humana que la consideración del individuo autónomo o de las
diversas posiciones que la ciencia y la metafísica tradicional le han asignado.
Palabras claves:
Individuo, esferas, sonido, aislamiento, espacio, intimidad,
biotecnología, programaciones.
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 1
Peter Sloterdijk; Experimentos sonoros y ontogénesis de los
espacios humanos.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca.
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid
1.- Individuos; procesos antropotécnicos y ontogenesis de los espacios humanos.
La filosofía de Sloterdijk busca narrar el devenir de lo humano desde las primitivas
hordas1 hasta la constricción racionalista de lo que hoy ha venido en llamarse “individuo”.
Para ello realiza una suerte de historia natural de la especie junto a una historia espiritual de
la criatura, relatos que se fundamentan en la tesis nietzscheana según la cual el hombre es
un efecto de programaciones y adiestramientos. Así, ciencia zoológica y ciencia
pneumática se constituyen en la historia de los procesos antropotécnicos capaces de
introducir en la escena de la teoría aquello con lo que el hombre convive –y ha convivido–
cotidianamente, a saber: signos, señales, símbolos, máquinas, herramientas, animales,
plantas, virus, bacterias, textos, obras de arte, museos, prótesis, intervenciones quirúrgicas,
fármacos; a esto se debe sumar la irrupción de los artefactos tecnológicos en la
determinación de la vida humana. La historia de esta cohabitación con elementos cuyo
estatuto ontológico no ha sido suficientemente aclarado es el desafío de la filosofía de
Sloterdijk. Bajo esta perspectiva, el mismo estatuto ontológico del hombre no está claro; en
1 SLOTERDIJK, Peter, En el mismo barco. Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. En este ensayo Sloterdijk desarrolla sus ideas en torno a la horda como primigenio consenso político de la humanidad cuyo sentido consiste en el desarrollo de una técnica de distanciamiento respecto de la hostilidad de la naturaleza.
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este sentido, Sloterdijk entiende al hombre como una deriva biotecnológica asubjetiva que
vive hoy un momento decisivo en términos de política de la especie.2
La habitabilidad de los mundos venideros
hipercomplejos no está demostrada y lo que aparece
en nuestro horizonte de horas extraordinarias, en la
era del individualismo burgués es la creación de
distancias entre los sujetos. El propio sistema aisla a
los individuos entre sí, y los dirige hacia el esfuerzo
solitario de tener que llegar a ser ellos mismos,
“nadie puede aproximarse, nadie alcanza las alturas
del otro”.3 En el tumulto, en cambio, se derriban
todas las distancias. Allí donde la turba humana se
hace más densa, empieza a tener efecto una
prodigiosa marea desinhibida. La masa tumultuosa vive de esta voluntad de descarga.
En la descarga se elimina toda separación y distancia. En esta densidad, donde
apenas cabe observar espacios entre los individuos, cada cuerpo está tan cerca del otro
como de sí mismo. Solo así se consigue el anhelado alivio; con la inmersión del yo en el
colectivo que lo contiene y supera.
2Artículos relacionados del autor: VASQUEZ ROCCA, Adolfo, - "Peter Sloterdijk; Microesferas íntimas y úteros fantásticos para masas infantilizadas", en NÓMADAS Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, | Nº 15 | Enero-Junio 2007, pp. 193-200 Y versión digital: http://www.ucm.es/info/nomadas/15/avrocca_microesferas.pdf - “Peter Sloterdijk y Nietzsche; De las antropotecnias al discurso del posthumanismo y el advenimiento del super-hombre”, en PSIKEBA -Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales N º 3 , 2006, Buenos Aires. http://www.psikeba.com.ar/articulos/AVRsloterdijk-nietzsche.htm - "Sloterdijk y Canetti; El detonante iconográfico y operístico de la política de masas", en Revista LA LÁMPARA DE DIÓGENES, Año 7, Números 12 y 13, Vol. 7, enero-junio 2006 / julio-diciembre 2006 ISSN:1665-1448, BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA, México. Y versión digital: http://www.ldiogenes.buap.mx/revistas/12/169.pdf - “Peter Sloterjijk, la escucha de sí y el olvido del Ser desde todos los altavoces”. En AdVersuS: REVISTA DE SEMIÓTICA, Nº 5, 2006 – INSTITUTO ÍTALO-ARGENTINO DI RICERCA SOCIALE 3CANETTI, Elías (1960), Masa y poder, Ed. Alianza, Muchnik, Madrid, 1997,p. 16
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Ahora bien, en la constitución originaria del sujeto masificado no sólo predominan
las motivaciones opacas, sino como advierte Sloterdijk, en el seno de la masa los
individuos excitados no componen lo que la mitología de la discusión –la sociología
convencional– denomina un público; ellos, al contrario, se concentran en un punto donde se
forman hombres sin perfiles, los que confluyen a un lugar donde todo por sí mismo se
revela como lo más denso [am scwärzesten]. Este ímpetu hacia el tumulto humano revela
que en la escena original de la formación del yo colectivo existe un exceso de material
humano, una sobredensidad.
2.- La formación del yo; variantes psicopáticas y configuraciones místicas de la
subjetividad humana.
Una indagación antropológica de esta naturaleza, para Sloterdijk, no puede menos
que enfocar también variantes psicopáticas y configuraciones híbridas y místicas de la
subjetividad humana4. No hay ninguna conciencia de realidad que no se contraste con la
demencia o la lucidez. En cierto modo, cada miembro de la especie humana ya tiene
representaciones normativas sobre el alcance del potencial humano y sobre aquello que lo
sobrepasa. Tanto más cuanto una mirada antropológica al campo humano no puede apartar
sus ojos de lo que sucede en su límite o al otro lado de él. De modo que una teoría de los
“otros estados” que quiera ser una filosofía no se dará por satisfecha con ceder a
psiquiatras, etnólogos y místicos el campo de las experiencias límite.
Las teorías del hombre al uso tienen en común que se elaboran a partir de una visión
del individuo como constitutivamente aislado. Eso es así hasta el punto de que las fases de
aprendizaje de las psicologías del desarrollo no empiezan normalmente más que con el ser
aislado en estado de independencia fisiológica de la madre. Para ser teóricamente
apreciable, el hombre ha de haberse tomado como mínimo el trabajo de ser “un fenómeno”
ya de lactante; de ese modo debe haberse hecho ver y notar como ser específico y peculiar,
nacido e individualizado. Pero de facto, lo mismo para la psicología que para la conciencia
4 SLOTERDIJK, Peter, Extrañamiento del mundo, Editorial Pretextos, Valencia 2001, p. 70
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cotidiana, no “hay hombre” hasta partir tendencialmente del momento del segundo
nacimiento, cuando la disolución de la simbiósis posnatal con la madre permite hablar de
una efectiva individualización.
Para la mística, tanto como experiencia espiritual -religiosa como sociológico-
política, es decir como experiencia colectiva, por el contrario, lo típico es atestiguar estados
donde no se sabe absolutamente nada de nacimiento, independencia, singularidad, ni
individualización.
Por eso, parece que la mística coincide en esto con ciertas nociones contemporáneas
del hombre como un ser en apertura, como algo, en definitiva, abierto. Tales son los
principios esbozados por Heidegger en su analítica del ser-en, en los parágrafos 12 y 13 de
Ser y Tiempo.
La fórmula que utilizó Heidegger para caracterizar la situación ontológica del
hombre: el ser en el mundo se refiere al éxtasis profundo, aquel en que residen todos los
secretos de la metafísica. Heidegger habla del tedio y hace un análisis de la diferencia entre
las piedras, los animales y los seres humanos. Las piedras son notables para Heidegger que
las considera seres privados de apertura [al exterior]. Una piedra jamás tiene vecinos. Puede
estar junto a otras piedras, pero el hecho ontológico que llamamos "vecindad" no existe. La
piedra carece de aparatos sensoriales: no tiene nervios, ojos, piel, orejas. Tampoco respira.
Esta ausencia de vulnerabilidad, de pasaje hacia el otro, encarna, por así decir, el ideal
ontológico. Si Dios fuera sustancia, esta sustancia debería parecerse a una roca magnífica,
absoluta, inmutable y apática. Pero los animales y, más aún, los seres humanos tienen la
desdicha o el goce de hallarse inmersos en un medio y con ellos en la realidad del
metabolismo, del intercambio, del sufrimiento y de la alegría.
Desde esta perspectiva el yo mismo, como individualidad, como isla, es el producto
de un proceso de diferenciación y atrofia: originalmente el yo lo incluía todo; luego,
desprende de sí un mundo exterior. Nuestro actual sentido yoico no es, por consiguiente,
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más que el residuo atrofiado de un sentimiento más amplio [...] que correspondía a una
comunión más íntima entre el yo y el mundo circundante.
En ciertos momentos, el ánimo de la fiesta, el desfile o el carnaval incorporan al
individuo en un colectivo instrumental, en ese momento decide sumergirse en el ruido de
un grupo ocasional; todo acontece como una secuencia: la normalidad dentro de un
departamento, donde se está solo en el silencio matinal, luego un gesto constitutivo, en el
ciclo de vida cotidiana, consiste en elegir una música o una frecuencia de radio que le
permita romper el silencio nocturno. Por primera vez, existe una especie de desayuno
acústico. Otra dimensión del hombre como isla, poco explorada, es la que se ha dado en
llamar "uterotopos". Debemos comprender que los seres humanos estamos condenados a
una práctica metafórica: la necesidad de repetir la situación intrauterina fuera del útero. El
hombre siempre depende de un espacio protector para realizar su naturaleza humana; por
consiguiente, el medio uterino pasa a ser el símbolo de la actividad mundial. Siempre
vivimos en un espacio beneficiado por un exceso de seguridad.
La realidad humana se construye por separación: es lo que Sloterdijk llama "la isla
antropógena". Una isla es una isla porque está aislada y la realidad humana es el resultado
de una gran operación de aislamiento. El proceso conducente a la realidad humana es la
autorreclusión de un grupo humano; nos encerramos dentro de una campana sonora
específicamente humana: devenimos miembros de una secta acústica. Como se verá,
vivimos en nuestro ruido y, desde siempre, el ruido común ha sido la realidad constitutiva
del grupo humano.
De este modo la conciencia no formaría parte estrictamente hablando, de la
existencia individual, sino más bien de lo que pertenece, en cada individuo, a la sociedad y
al rebaño. Hemos aprendido a fijar y a determinar las impresiones de nuestros sentidos en
el lenguaje, en la gesticulación, a medida que aumentaba la necesidad de comunicarlas a
otras personas por medio de signos. Este hombre inventor de signos es el hombre
consciente de sí. Por tanto si la conciencia se ha desarrollado a partir de esta necesidad de
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comunicación, su trasfondo no está constituido por el núcleo de la individualidad, sino al
contrario, por aquello que en el individuo hay de pre-individual, de social.
Si el yo del hombre primitivo suele estar oculto por la vida de la colectividad -en los
niveles primarios del desarrollo de las sociedades, éstas se sirven de los individuos como
instrumentos, de tal manera que ellos no piensan, ni sienten, ni deciden sino conforme a la
voluntad de la colectividad- ahora en el yo del hombre civilizado se oculta la colectividad
como consecuencia de aquel largo pasado.
Ahora bien, la indagación específicamente filosófica va y viene entre las tesis del
aislamiento del Yo y la simbiótica. La autonomía de la filosofía es, por lo dicho,
consecuencia de una doble complicidad: no aparta los ojos de la efectiva presencia de la
mística; pero tampoco puede menos que tener en cuenta los hechos consumados de la
separación, la formación del yo y la individualización.
La historia de la separación se evidencia como una historia siempre en marcha. El
mero intento de pensar no-independencia conduce de antemano al absurdo, porque
presupone lo que no es de presuponer: que no sucediera nada que dé lugar a
individualización.
3.- La experimentación ascético-sonora y las formas culturales del hábito de hablar a
gritos.
Para Sloterdijk el individuo, en el sentido usual de las sociedades modernas, es una
creación tardía de las "altas" culturas.5 Dicha opinión nace de una reflexión sobre las
condiciones históricas del surgimiento de individuos. Para entender el proceso, explica
Sloterdijk, hay que recordar que los grupos humanos son naturalmente ruidosos. Mientras
5 SLOTERDIJK, Peter, Extrañamiento del mundo, Editorial Pretextos, Valencia 2001, p 87 y sgtes.
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los lazos sociales son muy estrechos, la vida de cada uno transcurre amparada por el ruido
constante del grupo. Nadie se aparta de este clima envolvente, prueba audible de la unión
de todos por la sangre y los parentescos. En el paisaje nativo, cada tribu declara su
identidad mediante su característica producción sonora. Estar siempre al alcance de la voz
es mantenerse en la seguridad de lo familiar y propio.
El surgimiento del individuo en las sociedades posteriores exige –según Sloterdijk–
que en un determinado momento hayan aparecido, novedosas "prácticas de silencio"6. Pero
¿cómo comienzan tales prácticas en las culturas más avanzadas? No fue sino con la
escritura y el consiguiente ejercicio de la lectura silenciosa que se produjo este momento
decisivo. La individualidad capaz de reconocerse a sí misma presupone así que los
miembros del grupo puedan retirarse a ciertas islas de tranquilidad en las que les llama la
atención una posible diferencia entre las voces de lo colectivo y las voces interiores, una de
las cuales se destaca, finalmente, como la propia. El silencio de los conventos opera con
esta diferencia, para que se pueda distinguir el murmullo divino de la bulla humana.
Sloterdijk señala que "el hombre interior no existe antes de que los libros, las celdas de los
conventos, los desiertos y las soledades lo definan; la razón, con su voz amortiguada, no
puede habitar en el hombre antes de que él mismo se haya convertido en celda o cámara
silente. Un yo razonable no llega siquiera a existir sin aislamiento acústico".7
Otras cualidades inseparables de la individualidad también están ligadas a la
posibilidad de distanciarse y de acceder al sosiego y al silencio. Una cultura que permite a
las personas retirarse del ruido de los grupos compensa a sus representantes con el acceso a
lo que pudiera ocurrir en sus propias cabezas; les regala unas vacaciones de los prejuicios y
de esas gesticulaciones que no redundan sino en que la intimidad sea tan ruidosa e inquieta
como la exterioridad compartida con otros. ¿Qué es una convicción firme sino una fuerte
voz interior que se ha adquirido ejercitándose? Esta gritería de las opiniones en mí es
sofocada mediante la meditación filosófica. Un servicio considerable entre los que presta el
1. 6 Ibid. 7SLOTERDIJK, Peter, Extrañamiento del mundo, Editorial Pretextos, Valencia 2001, Cap. II - ¿Adónde van los monjes? Sobre la huída del mundo desde una perspectiva Antropológica, pp. 87 y sgtes.
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silencio, según Sloterdijk, es la separación de lo público y lo privado. Estos dos conceptos,
tan importantes en política, reflejan la diferencia entre los modestos ruidos familiares y la
algarabía en los grupos. "Lo que después se llamará política no es al comienzo más que una
forma cultural del hábito de hablar a gritos".8
La relación de uno consigo mismo, el pensamiento como diálogo interior y la
apelación jurídico-religiosa a la conciencia, entre muchas otras propiedades del individuo
contemporáneo, no tienen ningún sentido antes que los atletas del aislamiento acústico, del
claustro y la lectura silenciosa pusieran su cuerpo como caja de resonancia de los preceptos
divinos. Estos hombres pertenecen a la historia del esfuerzo del sujeto occidental, por más
que a muchos trabajadores modernos les cueste admitir su procedencia, cuando menos
indirecta, de aquellos antiproductores extenuados de la autoinmolación acústica y el
experimento sonoro.
El sonido, como el espacio, está hecho de tramas heterogéneas, de curvaturas y
pliegues. Un sonido puede mutar con singular facilidad de ruido a música, sólo será
cuestión de composición y tenue equilibrio (o desequilibrio) entre volúmenes, timbres y
frecuencias. Así la contaminación acústica puede devenir en super-estructura del progreso.
Pese a todo el Estado moderno se ha proporcionado oídos para auscultar los niveles de
polución sonora y sancionar esta falta de sensibilidad cívica: audímetros y otras tantas
prótesis que miden decibelios y ruidos, al modo de un sistema de notación, que bien
podrían ocupar los compositores de música concreta para desarrollar una desconcertante
cartografía de la convivencia.
En la modernidad, siglos después de la experimentación ascético sonora, el hombre
se constituye en caja de resonancia de lo que le salga al paso. El mundo como sistema
polifónico de sonidos –como multiplicidad sonora– se presenta ante el individuo como la
constante amenaza de ser invadido por tonalidades capaces de auscultarlo, subyugarlo y
secuestrarlo, conduciéndolo hacia mundos sonoros donde la musicalización mediática de
todos los espacios inunda las últimas lagunas de interioridad.
8 CORDUA, Carla, “El individuo”, en “Artes y Letras”, El Mercurio, Santiago, 20 de Agosto, 2006.
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La gran música occidental ha instrumentalizado con gran orquesta la irrupción de
los sujetos en el mundo; al mismo tiempo, llevó a cabo, en los más elevados grados de la
individuación melódica, retornos a lo más interior, alejado –vuelta a las islas de los
bienaventurados y al jardín de los estados íntimos–. Cuando la música europea como arte
de la personificación en lo incorporeo ha dado lo mejor de sí, ha equilibrado felizmente la
nostalgia de disolución de los sujetos con la labor de la formación del Yo en un sólo cuerpo
tonal9. Es así que las propensiones parciales musicales se han hecho autónomas; cada
subcultura escucha la suya.
Ante este estado de cosas, la huida hacia dentro, el hondo repliegue en el espacio
íntimo, la quieta escucha de las voces interiores y el encuentro con el yo más real parecen
imposibles. Entonces ¿dónde huir?; ¿cómo ausentarse del ruido mundano para sumergirse
en la escucha de sí?; ¿cómo ecualizar la existencia sin acceso al silencio interior? La
ciencia y filosofía occidentales con su repertorio de paradigmas metafísicos no parecen
tener respuesta para esto. La humana necesidad de huída del mundo halla respuesta en las
palabras de Cristo pronunciadas en Mateo 6: 6 ante la multitud del pueblo: “Mas tú, cuando
ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. Esta ruta de la fuga mundi es
rigurosamente experimental, supone, en primer lugar, que cada hombre puede ser una
cámara silente, ingresando en el propio aposento herméticamente cerrado. De este modo, la
morada clausurada se constituye en espacio de la manifestación divina. Todo ruido
mundano, toda sonoridad ajena a la morada críptica ha de quedar absolutamente fuera; en
cambio, el único sonido que se anhela y permite junto a la voz amortiguada de la oración es
el soplo del Espíritu que fluctúa de lo tenue a lo recio, de un cálido soplo a un viento
flamígero como lo muestran distintos pasajes bíblicos. En segundo lugar, una vez dentro de
sí sólo se puede escapar del mundo ingresando en el medio del Padre: el secreto (kriptós).
El Dios invisible habita en el secreto y ve en el secreto del hombre la íntima alabanza de
quienes le adoran en espíritu y en verdad. Así, el sermón de Cristo comunica que en cada
9 SLOTERDIJK, Peter, Extrañamiento del mundo, Ed. Pre-Textos, Valencia, 2001, p. 293
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hombre hay –puede haber– una habitación pneumática en la que se entona un íntimo salmo
de alabanza a Dios.
En la era de la falta de albergue metafísico, por recordar la definición de
modernidad de Lukács, se generaliza el hábito de la huida, de la evasión no sólo de no
escuchar a otros, sino el de no poder o no querer escucharse a sí mismo. Así los hombres
que no pueden escuchar su silencio carecen de aquella música interior que vivifica de un
modo supramundano y sobrenatural. En este sentido, la ruta recién desplegada es un
repliegue no escapista sino más bien uno que permite vislumbrar la riqueza del ser-en-el-
mundo-interior, conformando un albergue acústico en el regazo de un Dios que, según sus
propias palabras, quiere hacer morada con lo mortales.
4.- La emergencia del humano potencial de traslado.
El hombre como efecto de programaciones y adiestramientos, como prodigiosa
fuerza plástica y experimental, se revela como sujeto de vacilación elemental respecto de
un mundo que se supone está ahí para acogerlo. Este fugitivo de la normalidad cósmica,
nunca menos que perplejo ante “la arbitrariedad de las cosas”, desarrolla una característica
tensión hacia otra parte que, indefectiblemente, tiene presente como búsqueda y nostalgia.
Una vez fuera de la ruidosa atmósfera tribal, los hombres evolucionan a metafísicos
animales problemáticos que, incidentalmente, se enajenan en su inclusión en el mundo;
como seres que se pueden extraviar en el entorno, se esfuerzan en poner remedio a la
certeza de estar fuera de lugar.
Para Sloterdijk la acumulación de experiencias desconcertantes en este sentido da
lugar a la emergencia del humano potencial de traslado, de la contramarcha que emprenden
algunos individuos de los esquemas de su cultura, esgrimiendo abiertas consignas de
negación ante la normalidad cósmica. De esta forma, se extiende sobre la tierra un cinturón
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ascético, escenario de una pujante divergencia respecto de los estándares impuestos por el
mundo10.
La demanda de traslado genera una historia natural de lo desnaturalizado o, si se
quiere, de lo sobrenatural en el interior humano desde el momento y lugar en que, del
sedentario animal de la presencia de milenios, surge el metafísico animal de la ausencia.
Desde esta perspectiva, más allá de la antropología positiva y negativa, se esboza la silueta
de una ciencia de hombres polivalentes u hombres metamórficos. Entonces, la historia sería
el drama en el que se desarrolla la lucha formidable por el verdadero lugar y el verdadero
elemento de la vida humana. Pero ¿cómo es pensable la emergencia de traslado?; ¿cómo
nos posicionamos en esa historia natural de lo desnaturalizado y lo sobrenatural?; ¿cómo es
que la negación de lo dado mediante lo supuesto puede convertirse en ingente potencia de
huida?: son parte de las cuestiones que nuestra conciencia individual debería plantear a una
conciencia histórica, si supiera, claro, qué quiere decir “histórica”.
Sin embargo, más allá o más acá de estos cuestionamientos lo único claro es que los
esforzados animales productores de historia continúan acumulando experiencias
desconcertantes con el peso del mundo, por lo cual buscan su camino entre las verdades de
la despreocupación y el desconsuelo. En una situación en la que la mayoría de los
individuos cree poder desolidarizarse del destino de su comunidad política imaginando, con
buen o mal fundamento, que, de ahora en adelante, su óptimo inmunológico como
individuo no se encuentra en el colectivo nacional, sino asegurándose de forma privada, ya
sea en el terreno religioso, dietético, gimnástico o de las compañías de seguros.
10 SLOTERDIJK, Peter, Extrañamiento del mundo, Editorial Pretextos, Valencia 2001, p. 87 y sgtes.
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Justicia y felicidad: vigencia y debilidades del discurso
contenido en las Máximas epicúreas.
Domingo Fernández Agis
Universidad de La Laguna
Resumen
Sigue siendo un tópico en nuestra cultura vincular felicidad y justicia. Una
línea de reflexión que parte de Sócrates, nos ofrece elocuentes muestras de la tendencia
a ligar ambos conceptos, considerándose imposible una vida injusta y feliz, al tiempo
que se postula que la existencia de quien vive conforme a la justicia ha de ser
necesariamente dichosa. El propósito de este artículo es reflexionar sobre la relación
que hoy puede establecerse entre ambos conceptos.
Palabras clave:
Justicia, Felicidad, Ética.
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Justicia y felicidad: vigencia y debilidades del discurso
contenido en las Máximas epicúreas.
Domingo Fernández Agis
Universidad de La Laguna
Abstract
It continues being a topic in our culture to link happiness and justice. A line
of reflection that goes back to Sócrates offers us eloquent samples of the trend to tie
both concepts, being considered to be impossible an unjust and happy life, at the time
that there is postulated that the existence of the one who lives in conformity with the
justice has to be necessarily happy. The intention of this article is to think about the
relation that today can be established between the two concepts.
Words keys:
Justice, Happiness, Ethics.
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Justicia y felicidad: vigencia y debilidades del discurso
contenido en las Máximas epicúreas.
Domingo Fernández Agis
Universidad de La Laguna
Aunque se haya hecho notar numerosas veces que esa relación está muy lejos de
ser necesaria –podrían evocarse como ejemplo de ello numerosas obras literarias y
cinematográficas en las que los malos se apropian la felicidad-, sigue siendo un tópico
en nuestra cultura vincular felicidad y justicia. La tradición griega nos ofrece elocuentes
muestras de la tendencia a ligar ambos conceptos, como si fuera imposible una vida
injusta y feliz, al tiempo que se considera que la existencia de aquel que vive conforme
a la justicia ha de estar necesariamente vinculada a ese íntimo bienestar que es la
primera condición de la felicidad. En este sentido, sostiene Epicuro que, “el justo es el
más imperturbable, y el injusto rebosa de la mayor perturbación” (1). Puede intuirse que,
a partir de ahí, va a plantearse una corrección del optimismo socrático, juzgado excesivo
ya en esa época, que hacía equivaler lisa y llanamente ambos conceptos. Porque, en
Epicuro encontramos una concepción positiva de la justicia que parte de considerar que
“lo justo según la naturaleza es un acuerdo de lo conveniente para no hacerse daño unos
a otros ni sufrirlo” (2).
Desde este presupuesto, se echa por tierra todo trascendentalismo o cualquier
forma de sustancialismo en relación a lo justo. Se insiste en que “la justicia no era desde
un comienzo algo por sí mismo, sino un cierto pacto sobre el no hacer ni sufrir daño
surgido de las relaciones de unos y otros en lugares y ocasiones determinados” (3). Nada
más incoherente, por tanto, que buscar el fundamento de la justicia en una realidad
1 EPICURO, “Máximas Capitales”, Máxima 17, en GARCÍA GUAL, C., Epicuro, Madrid, Alianza, 1983, p. 141 2 EPICURO, Máxima 31, Edic. Cit., p. 143 3 EPICURO, Máxima 33, Edic. Cit., p. 143
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paralela poblada por esencias inmutables, ya que ese es un espacio del que los seres
humanos podemos ocuparnos pero no podemos ocupar.
Se entiende por ello, que ese planteamiento dé lugar a un concepto de injusticia
que, como oportuno contrapunto del anterior, tampoco considera a ésta como algo
sustancial. “La injusticia no es en sí misma un mal, sino por el temor ante la sospecha
de que no pasará inadvertida a los establecidos como castigadores de tales actos” (4). Es,
por tanto, el temor al castigo –y no la injusticia por sí misma- lo que hace insufrible a la
larga e indeseable el comportamiento injusto. La noción del deber se aplica, en este
contexto, a la obligación que tiene el sujeto consigo mismo en aras de hacer todo cuanto
esté en su mano para conseguir la felicidad. De tal modo que, por propio interés, no
conviene cometer injusticia alguna, pues “no le es posible a quien furtivamente viola
alguno de los acuerdos mutuos sobre el no dañar ni ser dañado, confiar en que pasará
inadvertido, aunque así haya sucedido diez mil veces hasta el presente. Es desde luego
incierto si será así hasta su muerte” (5).
Como vemos, lo que se nos viene a decir es que, situados ante el riesgo de ser
cogidos en falta o de verse permanentemente atormentados por el miedo a ser
descubiertos, más vale respetar las normas establecidas, aunque no creamos que éstas
provengan de una justicia universal y necesaria. Antes al contrario, el análisis
desprejuiciado de los hechos pone en evidencia que la ley deriva de la utilidad, una
utilidad que ya no es individual sino general, dado su necesario alcance como hecho
social. A su juicio, “de las leyes establecidas tan sólo la que se confirma como
conveniente para los usos del trato comunitario posee el carácter de lo justo tanto si
resulta ser la misma para todos como si no. Si se establece una ley, pero no funciona
según lo provechoso al trato comunitario, ésta no posee ya la naturaleza de lo justo. Y si
lo conveniente según el derecho cambia, pero durante algún tiempo está acorde con
nuestra prenoción de lo justo, no por ese cambio es durante ese mismo tiempo menos
justo para quienes no se confunden a sí mismos con palabras vanas, sino que atienden
sencillamente a los hechos reales” (6). En consecuencia, el dinamismo de la sociedad
convertirá en un hecho frecuente el desajuste entre la intuición de lo justo y lo que la ley
4 EPICURO, Máxima 34, Edic. Cit., p. 143 5 EPICURO, Máxima 35, Edic. Cit., p. 143
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establece como tal. En tales circunstancias, el individuo avisado tendrá que aprender a
navegar entre dos aguas, salvando las apariencias pero sin traicionar su compromiso con
la búsqueda de la felicidad. La contraposición de planos, entre lo real y lo aparente, es
un factor determinante del concepto epicúreo de justicia. En efecto, lo justo en sí no
siempre coincide con lo considerado justo en una coyuntura social concreta. En todo
caso, el individuo está obligado a buscar una posición de equilibrio entre ambos
extremos, sin traicionarse a sí mismo ni traicionar tampoco a aquellos a los que está
vinculado por los cálidos lazos de la amistad.
Esto significa que, “cuando, sin aparecer variaciones en las circunstancias,
resulta manifiesto que las cosas sancionadas como justas por las leyes no se adecuan ya
en los hechos mismos a nuestra prenoción de lo justo, ésas no son justas. Cuando, al
variar las circunstancias, ya no son convenientes para las mismas cosas sancionadas
como justas, se ve que eran justas entonces, cuando resultaban convenientes al trato
comunitario de los ciudadanos, y luego ya no eran justas, cuando dejaron de ser
convenientes” (7). De esta forma, lo justo se hace corresponder aquí, no a lo bueno, sino
a lo conveniente.
Puede, por tanto, afirmarse – como hace Anthony Long – que “la justicia de
Epicuro nos requiere a que respetemos los ‘derechos’ de otros si – y solamente si – esto
resulta ventajoso para todas las partes afectadas”. Bien es cierto que, como aclara este
mismo autor, “la justicia, tal como él la concibe, implica el reconocimiento de los
intereses de los otros, aparte de los propios. Mas la base de ese reconocimiento es el
interés propio. El ‘convenio’ de que habla tiene como base la propia tutela. Es un
acuerdo para abstenerse de perjudicar a los otros, si ellos dejan de perjudicarlo a uno”
(8). Aparece así definida con nitidez la idea de la justicia como base de un pacto social,
que hace posible la convivencia de numerosos individuos con intereses divergentes
cuando, no pocas veces, contrapuestos. Sobre ella volveremos más adelante, pues es
este mismo planteamiento el que subyace a ciertas interpretaciones actuales sobre las
que nos detendremos en las páginas finales de este artículo.
6 EPICURO, Máxima 37, Edic. Cit., pp. 143-4 7 EPICURO, Máxima 38, Edic. Cit., p. 144 8 LONG, A., La filosofía helenística, Madrid, Alianza, 1977.
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En su afamada obra, De la naturaleza de las cosas, Tito Lucrecio Caro, el
apasionado seguidor latino de las tesis filosóficas epicúreas, expresa estas mismas ideas,
insistiendo en la idea del pacto social como base original de la justicia:
“Mas no podía dominar en todos / esta concordia, bien que exactamente / guardaban estos pactos los más buenos, / que eran en mayor número; sin esto / la raza humana fuera destruida / enteramente ya desde aquel tiempo, / no se hubiera hasta ahora propagado” (9).
Se añade de esa forma un nuevo matiz al razonamiento epicúreo: la humanidad
se habría autodestruido de no ser por la invención y aplicación de la justicia. Desde
aquí, el siguiente paso consiste en convertir ese pacto que da lugar a la institución de la
justicia en la verdadera raíz del orden político. Los siguientes versos dejan bien claro
que el divulgador latino del pensamiento epicúreo avanzó en esa dirección y llegó a
rumiar la conclusión que comentábamos:
“La autoridad suprema se volvía / al pueblo entonces y a la muchedumbre; / y cada cual el cetro demandaba, / el sumo imperio y la soberanía. / Eligieron de entre ellos magistrados, / que obedecieron voluntariamente: / porque el género humano, fatigado / de vivir en la dura servidumbre, / y con enemistades extenuado, / más de su grado recibió las leyes / y los justos derechos: pero como / el enojo llevase la venganza / mucho más lejos de lo que las leyes / permiten al presente, se cansaron / de la anarquía y de las venganzas fieras. / De aquí nació el temor de los castigos, / que envenena los gustos de la vida: / el hombre mismo violento, injusto, / queda en sus propios lazos enredado: / la iniquidad se vuelve casi siempre / contra su mismo autor: gozar no puede / de una vida pacífica y tranquila / el que viola los sociales pactos” (10).
Como vemos, los últimos versos encierran un camino de retorno, desde lo
político a lo jurídico, para llegar finalmente a situarnos de nuevo en el terreno de lo
ético. La ética epicúrea, retomando su posición rectora en el discurso de Lucrecio, se
hace una vez más patente en ellos. No compensa, en efecto, la comisión de actos
injustos pues nadie puede ser feliz llevando ese tipo de hechos sobre su conciencia, bien
9 LUCRECIO CARO, T., De la naturaleza de las cosas, Libro V, 1470-1480, Madrid, Espasa-Calpe, 1969, pp. 224-5 10 LUCRECIO CARO, T., De la naturaleza de las cosas, Libro V, 1650-1670, Madrid, Espasa-Calpe, 1969, pp. 228-9
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sea por el peso moral de esta misma o por el simple miedo al castigo establecido para
acciones como las que él hubiere cometido.
Felicidad, acción y responsabilidad.
Pero, en las palabras del poeta latino puede apreciarse además una apelación
implícita a asumir las consecuencias de nuestros actos, requisito previo de toda moral
que apele a la subjetividad y la responsabilidad. En tal sentido, por extraño que en
principio pueda parecer, se aprecia un agudo contraste con respecto a lo que suele ser
hoy la moral imperante en las sociedades desarrolladas. En ellas, la subjetividad y la
responsabilidad tienden a diluirse en totalidades indiferenciadas, en las que – avanzando
como puede en la inquietante densidad que envuelven sus perfiles difusos – el individuo
busca acomodo. Por ello, pese a no compartir el enfoque general del libro de Baines,
demasiado simplista y doctrinario a mi modo de ver, he de decir que Moral para el siglo
XXI contiene algunas ideas que resulta muy pertinente debatir. Ante todo, el concepto
que maneja de “felicidad fetal”, que él expone así:
“Se ha hecho popular también un concepto de felicidad fetal, en el cual el mundo debiera estar al servicio de la persona para satisfacer todas sus necesidades sin esfuerzo, lo que es perseguido como una meta muy deseable” (11).
Añadiendo para ofrecernos una más completa caracterización las siguientes
notas: “La vida fetal constituye, de hecho una experiencia absolutamente exenta de
esfuerzo o merecimiento. El feto lleva una existencia parasitaria y ni siquiera hace
esfuerzo para comer o respirar. Creo que el concepto de felicidad de la mayoría de la
gente está relacionado con el bienestar fetal y, seguramente, una gran mayoría de las
personas tiene fijaciones psíquicas en aquella época, esperando de la vida circunstancias
similares a las de su existencia intrauterina, sin pensar que ahora tienen que ganarse su
propio sustento y felicidad” (12).
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Una lectura liberal-utilitarista de las condiciones de la justicia y la moralidad.
En completa oposición a la actitud que hay detrás de ese concepto pasivo de
felicidad, recordemos que Gauthier, en su obra La moral por acuerdo, exponía una
concepción activa y comprometida de la subjetividad moral, base de un modo de vida
claramente antagónico del que cabe esperar en quienes entienden el bien supremo
aristotélico como un estado que ha de sobrevenirles de manera indefectible por el sólo
hecho de existir. Es interesante, a mi juicio, volver de nuevo sobre el núcleo de su libro,
pese a haber sido objeto de tantos y, a veces, tan agudos comentarios desde su aparición.
Como se recordará, Gauthier distingue entre “elección paramétrica” y “elección
estratégica”. En la primera, “el actor considera que su conducta es la única variable de
un ambiente fijo”. Por el contrario, en la “elección estratégica”, ha de tenerse en cuenta
la interacción entre distintos sujetos. Por eso, “en ella el actor considera que su
conducta es sólo una variable entre muchas, de modo tal que su elección debe responder
a las expectativas que él tenga sobre las elecciones que hagan los demás que a su vez
han de elegir respondiendo a sus propias expectativas” (13).
Esto afecta de forma directa a la consideración moral de la acción. Así, Gauthier
sostiene que “la moralidad forma parte de la definición de acción racional en el caso de
ciertos ambientes o contextos estratégicos” (14). De esta manera, modesta o subrepticia
si se quiere, introduce la vinculación entre racionalidad y moralidad. Pero no nos
confundamos, lo moral no sería tan sólo el tinte o adorno que proporciona matices y
vistosidad a la acción racional. Constituiría, por el contrario, una parte del núcleo
mismo de dicha acción.
No en vano, piensa Gauthier que, “podemos identificar la capacidad moral para
dar forma a la sociedad con la capacidad de determinar el contrato social del que deben
participar todas las personas racionales” (15). Con lo que nos está indicando ya el peso y
el poder constituyente que la moral tiene en relación al orden social.
11 BAINES, J., Moral para el siglo XXI, Madrid, Xistral, 2000, p. 479. 12 BAINES, J., Op. Cit., p. 480 13 GAUTHIER, D., La moral por acuerdo, Barcelona, Gedisa, 1994, pp. 41-2 14 GAUTHIER, D., Op. Cit., p. 42 15 GAUTHIER, D., Op. Cit., p. 309
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No se trata, sin embargo, de una idealización, ni un planteamiento meramente
normativo, sin apenas contacto con la realidad salvo alguna rara coincidencia que
pudiese aparecer pues, según se subraya en la obra que estamos comentando, “la
perspectiva del actor ideal debe ser coherente con las perspectivas de los individuos
racionales realmente comprometidos en la acción estratégica” (16). Se empieza a
delinear así una vía para eludir el solipsismo del sujeto racional. De nada serviría, en
efecto, diseñar una concepción teórica dotada de una gran coherencia interna pero
inhabilitada de antemano para ayudarnos a pensar la acción del sujeto moral, en un
contexto de interacción con otros sujetos.
No obstante, Gauthier habla de un “punto arquimédico”, posición de equilibrio
que el sujeto ideal ha de buscar para que su acción sea moral; es decir, para que no sea
contraria a sus intereses básicos y resulte coherente al mismo tiempo con los intereses
fundamentales de la comunidad. “Podemos concebir el punto arquimédico como un
punto de convergencia; partiendo de cada individuo, que elige desde su propia
perspectiva principios de interacción social –principios que por supuesto han de reflejar
el interés de cada elector por maximizar su propia utilidad- alteramos las perspectivas
hasta comprobar que todos podrían elegir los mismos principios” (17). Hay que recordar
en este punto las conexiones que afloran aquí con el conocido planteamiento de Rawls,
a propósito de la acción racional y el actor ideal (18). No obstante, a Gauthier le interesa
ante todo poner de relieve que el punto arquimédico no es tan sólo el fruto de una
indagación meramente especulativa, sino una posición concreta, por hipotética y difícil
de lograr que en principio parezca. Por ello insiste en que, “lo que conecta a cada
persona con la elección ideal es la idea de que se trata de la elección hecha por un actor
racional. Podemos, por decirlo así, trazar líneas de racionalidad desde las perspectivas
16 GAUTHIER, D., Op. Cit., p. 310 17 GAUTHIER, D., Op. Cit., p. 334 18 “Hemos afirmado, de acuerdo con Rawls, que cada individuo debe poder identificarse con el actor ideal, de modo tal que cada uno pueda reconocer en la elección hecha desde el punto arquimédico, la elección que podría haber hecho él si hubiese estado sujeto a las restricciones impuestas al conocimiento que definen el punto. Por consiguiente, el actor ideal debe elegir, no como si tuviera las mismas posibilidades de ser una de las personas afectadas por la elección, sino como si fuera realmente una de esas personas”. Ibídem.
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reales en las cuales eligen las personas reales, hasta la perspectiva ideal brindada por el
punto arquimédico” (19).
Existe, sin embargo, otro aspecto en el que su teoría puede chocar con la
realidad. Éste no es otro que la relación entre la subjetividad concreta y esa posición
ideal de equilibrio de la que venimos hablando. En efecto, en ella la particularidad, la
diferencia, ha de quedar arrinconada para que sea posible la racionalidad de la acción.
No en vano, el autor de La moral por acuerdo insiste en que, “el punto arquimédico es
el punto que limita la identidad personal. Las elecciones convergen en ese límite porque
desaparecieron los factores que provocan la divergencia. Cada persona se identifica con
las elecciones a lo largo de la línea de racionalidad que se extiende desde su propia
perspectiva, y por lo tanto, cada individuo se identifica, en el límite, con la elección
hecha por el actor ideal” (20). Claro está que, ese actor ideal resulta ser, pese a todo, una
entelequia al quedar privado de todo aquello que puede hacer de su conducta una
muestra de un actuar divergente, alejado de lo que se ha definido como elección
racional. Para tratar de escapar de este atolladero, Gauthier nos dice que “las intenciones
individuales y las facultades y preferencias en las que se basan tales intenciones, quedan
excluidas de la consideración moral, no porque sean arbitrarias, sino porque son
parciales. El punto arquimédico neutraliza ese efecto”. A ello añade unas reflexiones
tendentes a dejar claro que este planteamiento es muy diferente del que Rawls ha
mantenido en relación con el mismo asunto, “porque en su argumento, el efecto
epistémico que tiene el hecho de ignorar la propia identidad adquiere una significación
ontológica completamente incompatible con la idea de concebir a las personas como
actores” (21). Dicho de otro modo, se trata –aun teniendo en cuenta los efectos que
puedan derivarse de la abstracción antes reseñada- de no perder de vista la realidad
concreta. Todo ello, a pesar también de la abstracción e idealización que la teoría
aporta.
En un oportuno apunte, complementario de lo anterior, señala que “Rawls llega
así al punto de vista kantiano de que aparte del yo contingente, cada persona tiene un yo
real, la persona moral, definida por su interés por la justicia y el bien, y ese yo real es el
19 GAUTHIER, D., Op. Cit., p. 335 20 Ibídem.
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sujeto adecuado de toda elección moral. Ese yo real, que es lo único que escapa al nexo
de la determinación social, se revela haciendo abstracción de todo conocimiento de los
rasgos contingentes de la identidad individual. Pero nosotros negamos que exista un ‘yo
real’ semejante. La identidad de una persona es, en todos los sentidos una cuestión
contingente. Pero esa contingencia no es moralmente arbitraria” (22). En esta
contingencia se encuentra precisamente el punto de anclaje con la realidad que esta
teoría de la acción social no quiere en ningún caso perder de vista.
Por ello concluye que “la libertad elegida desde el punto de vista arquimédico no
es por lo tanto la libertad de la interacción hobbesiana o anarquista, en la cual cada
individuo puede perseguir su mayor beneficio sin preocuparse por los efectos que pueda
causar esa búsqueda en los demás. Si la interacción ha de ser mutuamente beneficiosa,
debe prohibir que una persona imponga unilateralmente los costos a otra” (23). La clave
está, en definitiva, en reconocer el papel de la racionalidad de la acción como sustrato
determinante de la misma. Desde esta perspectiva, un comportamiento antisocial sería
incompatible con los intereses individuales del propio sujeto que así se conduce.
Volviendo a las ideas recogidas al inicio de estas páginas, diríamos que la búsqueda de
la felicidad individual se revela de esta manera como una tarea absurda si se produce en
un contexto en el que nuestras acciones fomenten en alguna medida al mismo tiempo la
injusticia colectiva. Por ello, el actor ideal “no siente deseos de dejar de mejorar su
situación empeorando la de los demás, ya que ésta es sin duda la forma más efectiva de
maximizar su propia utilidad. Pero las condiciones de la elección arquimédica le
impiden al actor ideal elegir principios de interacción que le permitan dar rienda suelta
al interés exclusivo de maximizar su propia utilidad” (24). Aparece de esta manera el
concepto de utilidad, cuya importancia no puede soslayarse. Es ineludible, en este
sentido, evocar la raíz utilitarista que subyace en estos planteamientos. Al tomarla en
consideración, entendemos con meridiana claridad una idea de justicia que pretende
apoyarse en la acción racional tendente a maximizar la utilidad y, con ello, a optimizar
en cada momento las posibilidades de felicidad.
21 GAUTHIER, D., Op. Cit., p. 336 22 Ibídem, pp. 336-7 23 Ibídem, pp. 338-9 24 Ibídem, pp. 339
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En suma, “al elegir beneficiarse mediante la interacción, el actor ideal sólo
puede elegir el beneficio mutuo” (25). Visto lo expuesto hasta aquí queda claro,
partiendo de los presupuestos manejados por Gauthier, que si su elección es racional no
podría tener consecuencia alguna que divergiera de las líneas de aproximación a la
mencionada finalidad general.
Pese a ello, no podemos dejar soslayar que una aplicación básica de estas tesis
aboca en la justificación ética del mercado. En efecto, para Gauthier, éste “crea una
zona moralmente libre, pero es en sí mismo una creación racional y moral. Las
condiciones para que se dé la interacción del mercado no siempre están presentes; pero
su ausencia siempre provoca una pérdida para los actores racionales”. De ahí que este
autor sea tan rotundo al mantener que, “desde el punto de vista arquimédico se elige el
mercado como un ideal en sí mismo” (26).
Esto es así, en suma, porque en realidad la concepción misma del punto
arquimédico apela a la posibilidad de una situación de equilibrio que sólo puede darse
en un entorno de interacción que es, de suyo, una toma de posición en un determinado
mercado. Bien es cierto que un mercado, en cierta forma, corregido y dirigido por la
racionalidad de las acciones acometidas por los actores que intervienen en él. A
propósito de ello, no puedo evitar la tentación de evocar aquí una frase atribuida a John
Maynard Keynes, “el mercado es tan perfecto que no tiene necesidad de que los
hombres lo sean”. Porque, en efecto, que la sacralización del mercado sigue siendo
objeto de una devoción sin límite es algo que continuamos constatando en cuanto se
presenta una ocasión para que ésta se ponga de manifiesto. En todo caso, la interacción
entre los diferentes agentes sólo es comprensible, tal y como Gauthier parece
concebirla, bajo el presupuesto de una búsqueda implícita o explícita, consciente o
inconsciente, de posiciones de equilibrio. A este respecto, habría que preguntarse si esto
es siempre así, si no cabe pensar la interacción humana desde otras perspectivas. Por
ejemplo, ¿no podríamos vincular la búsqueda de la justicia a algo diferente del
establecimiento de equilibrios entre los intereses individuales y los colectivos?
25 Ibídem.
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La fuerza de los clásicos.
Epicuro, como me permitía recordarles a los lectores en el arranque de estas
páginas, la relacionaba con el ideal de la no interferencia del Estado en la búsqueda de
la felicidad individual. Habría así, tres niveles a considerar: el propio de los intereses
individuales, el de los fines del colectivo en que el individuo se integra por voluntad
propia y, por último, el de los intereses generales, que sería el específico del Estado.
Para Epicuro, no tendría que producirse salto alguno entre los dos primeros, ya que él
entendía que la búsqueda de la felicidad no puede plantearse de un modo individualista.
Sin embargo, con respecto al Estado sólo cabe buscar la no injerencia del mismo en
nuestra búsqueda de la felicidad a través del cumplimiento formal de las normas
establecidas. Desde su posición no se pretende, en consecuencia, establecer un punto de
equilibrio entre los individuos, a través de su mutua y compleja interacción. Se trata, tan
sólo, de evitar al máximo la injerencia del Estado en nuestra vida, respetando
formalmente las normas establecidas en su seno pero sin comprometernos con él más
allá de esto. Se dirá que también esto no es otra cosa que la búsqueda de una posición de
equilibrio, pero hay que insistir que ésta última no puede explicarse recurriendo a la
aludida metáfora legitimadora del mercado. Desde ella puede establecerse, por el
contrario, una interpretación de la acción social en la que el compromiso con los niveles
más vastos de interacción –léase, con las instituciones más alejadas de nuestra esfera
directa de acción- se establece a través de la doctrina del pacto y busca la no injerencia
y la no interferencia, eludiendo otras formas posibles de implicación. Así pues, el tercer
nivel de integración, el propio de las instituciones estatales y supraestatales, es
sencillamente dejado a un lado por considerar imposible ninguna forma de integración
efectiva en el mismo, sin arruinar para siempre la posibilidad individual de una
existencia feliz. Ante esto, tan sólo nos restaría preguntarnos si el punto arquimédico es
concebible también en éste último nivel o si, por el contrario, a este respecto, no nos
queda otro remedio que poner de nuevo en práctica las tesis de Epicuro.
26 Ibídem, pp. 343
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BIBLIOGRAFÍA
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Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007) 25-36. http://www.revistadefilosofia.org
Pervivencia de identidades y globalización:
los nuevos retos Julián Arroyo
Resumen
La globalización es una situación real de la que ya es imposible prescindir. Otro
tema que ocupa a los seres humanos del siglo XXI es la identidad, como una forma de
resistencia ante el intento de uniformización de la vida. De este modo se produce una
tensión dialéctica entre el contenido de ambos conceptos, que podría ser útil para
reconstruir la democracia y garantizar los derechos que el individualismo y la
privatización han debilitado fuertemente.
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007) 25-36. http://www.revistadefilosofia.org
Pervivencia de identidades y globalización:
los nuevos retos Julián Arroyo
Abstract
Globalization is a real situation which is already impossible to disregard and
before which it is necessary to take position. Another aspect that occupies human being
in the XXIst it is the identity as a form of resistance before the attempt of
standardization of life. So a dialectical tension takes place between the content of both
concepts, which individualism and privatization have strongly weaken.
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Pervivencia de identidades y globalización:
los nuevos retos Julián Arroyo
Es necesario empezar por una mirada analítica sobre los términos del título para
establecer, posteriormente, su relación de fondo, con algunas de las paradojas que
plantean.
1. Globalización
Nos encontramos ante una situación real que trabaja en la construcción de una
sociedad nueva y constituye ya otra de las “presencias reales”1, que habrá que añadir a
las descritas por Steiner en uno de sus libros. Silenciosamente, y de manera casi
imperceptible, la lluvia globalizadora ha ido calando con gran intensidad, especialmente
durante la última década, en todos los niveles de nuestra existencia. De tal manera se ha
impuesto que hasta los opositores radicales a la misma utilizan un recurso elemental y
básico –las redes de información- para organizar y coordinar la lucha contra ella, como
se ha vio en Göteborg. Es, por tanto, una realidad que está ahí, de las que no se puede
prescindir y que tampoco nos deja indiferentes.
Ante la globalización2 no cabe neutralidad y las posiciones valorativas se
presentan bien marcadas. Un ejemplo expresivo de toma de posición es el encuentro, en
el mes de Junio del 2001, de tres grandes expertos, con una importante obra escrita
sobre el tema, en la Residencia de estudiantes de Madrid. Alain Turaine mantuvo una
visión pesimista. Como sociólogo percibe la desocialización de la sociedad a
consecuencia de los procesos globalizadores. Anthony Giddens representa el
optimismo: la sociedad actual tiene capacidad para reconstruirse, siguiendo la propuesta
de la denominada “tercera vía”.
1 Steiner, G., Presencias reales. Destino, Barcelona 1993. 2 Vide: Beck, U., Qué es la globalización. Paidós, Barcelona 1998.
Arroyo, Julián: «Pervivencia de identidades y globalización: los nuevos retos»
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Frente a estas dos posturas antagónicas, Manuel Castells parece confiar en que la
sociedad será capaz de superar el reto de los cambios sin desestructurarse, aunque son
absolutamente necesarias líneas de actuación y corrección, ya que la sociedad red actúa
implacablemente, absorbiendo lo que necesita y rechazando lo que le sobra. Para los
tres sociólogos la confrontación dialéctica de modelos teóricos se hace inevitable. La
apuesta globalizadora va en serio y nos acecha permanentemente: vivimos en una
“sociedad del riesgo3”.
De la globalización habla todo el mundo, sin decir exactamente las mismas
cosas. El sociólogo inglés Giddens plantea de entrada, en su Third Way algunas quejas,
al considerar el término “poco agradable”, con aspectos que pueden ser objeto de
controversia, y reducirlo la generalidad a su “dimensión económica”, cuando es una
“compleja serie de procesos. Luego la describe así:
“La globalización, al menos tal como la concebiré en lo sucesivo, no es sólo, ni
principalmente, interdependencia económica, sino la transformación del tiempo y del
espacio en nuestras vidas”.
Y añade:
“Un mundo de comunicación electrónica instantánea, en la que están implicados
todos los que viven en las regiones más pobres”4.
En palabras más sencillas, se trata de la organización de la economía mundial en
la que el capital está concentrado internacionalmente para dominar de este modo la
totalidad de la escena. La inmensa concentración de capital dirige los mercados
transnacionales, obteniendo mayores ganancias y estableciendo un orden oligopólico,
acaparándolo todo. Es fácil entender que las regiones más pobres no pueden oponerse a
esta sistema, ni tampoco los Estados, por causa de la interdependencia creada.
Giddens elimina lo económico como su contenido central, indicando que
“influye directamente en el ascenso del individualismo”, frente a la tradición y la
3 Vide: Beck, U., La sociedad del riesgo. Paidós, Barcelona (1998). López, J. A. y Luján, J. L., Ciencia y política del riesgo. Alianza, Madrid 2000. 4 Giddens, A., La tercera vía. Madrid 1999, páginas 40-46.
Arroyo, Julián: «Pervivencia de identidades y globalización: los nuevos retos»
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costumbre, hasta alcanzar una mayor democratización. De este modo se encuentran
derecha e izquierda y se superan mutuamente, dado que “la globalización, junto con la
desintegración del comunismo, ha alterado los contornos de la izquierda y de la
derecha”5.
Sus principales rasgos se encuentran en los aspectos económicos, políticos,
culturales y lingüísticos en los que incide.
En lo económico, mercancías y capitales tienen circulación internacional o
transnacional, gracias al aprovechamiento de las tecnologías que la sitúan donde sea
preciso en tiempo real.
En lo político, los Estados nacionales quedan muy debilitados en cuanto a
control, soberanía y ciudadanía. Terminan uniformándose, al igual que su
autodeterminación y capacidad de gestión. ¿Podría terminar con los Estados nacionales,
incluso?
Culturalmente, al tiempo que se imponen las uniformidades y la homogeneidad,
se contagian las líneas de etnocentrismos excluyentes y de dominio. También se
vitalizan las culturas locales y las particularidades de los pueblos multiplican las
identidades: género, razas, generaciones, familias, formas de vida y creencias religiosas.
En este sentido se ha dicho que puede enlazarse lo local con lo global.
Lingüísticamente se impone el inglés como legua de comunicación por
excelencia y en forma generalizada. Esto hace necesario pasar de la monolengua al
bilingüismo, abriéndose perspectivas nuevas y mejores.
Tomando en conjunto todos estos rasgos, algunos han considerado la
globalización como la segunda revolución capitalista. En efecto, se trata de una ruptura
con la economía, la política y la cultura que se venían manteniendo durante el siglo XX.
Es precisamente a finales de los 80, y con la caída del comunismo –el bloque de
confrontación con el capitalismo-, cuando este queda como el único sistema,
extendiéndose entonces globalmente en todo el mundo, ya que el enemigo ha sido
5 Giddens, A., Ibídem, página 56.
Arroyo, Julián: «Pervivencia de identidades y globalización: los nuevos retos»
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derrotado. Es ahora cuando impone los nuevos valores, que da a conocer a través de los
medios de comunicación.
El primer valor es el de competencia. Un mercado funciona autónomamente
desde la perspectiva de la obtención de beneficios económicos. Para ello tiene un único
mecanismo de supervivencia: competir con los otros mercados. Manda la
competitividad del mercado, a la que se subordina todo. Su poder afecta incluso a los
gobiernos.
El segundo valor lo establece el mercado mundial, a través de organismos
transacionales: Banco Mundial (BM), Organización Mundial del Comercio (OMC) y
Fondo Monetario Internacional (FMI). Los mercados nacionales y las empresas locales
sólo pueden seguir las directrices transnacionales, fusionándose para hacerse grandes y
poder entrar en la competencia. Igualmente los gobiernos nacionales deben plegarse,
reduciendo el déficit, para lo que es necesario reducir gastos sociales.
Consiguientemente con lo anterior, cada vez hay menos Estado (incluso podría
extinguirse), ya que las leyes de actuación vienen indicadas desde fuera. Por eso las
desigualdades aumentan, ya que no es posible hacer una política que las ataje. Otro tipo
de instituciones se encarga de la dirección.
El cuarto valor son los beneficios ingentes a los que se subordina todo, de donde
se sigue la destrucción de la industria, la explotación de los trabajadores (especialmente
de los niños), el deterioro ecológico y la mercantilización de todo6.
Finalmente, la exclusión social de todo lo que no favorezca a la economía, a la
expansión comercial y a la prosperidad empresarial. Así aumenta la pobreza y las
desigualdades se hacen evidentes, destruyéndose los vínculos sociales a favor del
individualismo.
A nivel mundial se da un proceso gigantesco de transformación, presentándose
la globalización en la forma de una ambigüedad muy calculada7. Por una parte –cara
6 Véase Rifkin, J., El fin el trabajo, nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era. Piados, Buenos Aires 1996. 7 Hirst, P. Y Thompson, G., Globalization in Question. Polity Press, Cambridge, 1996.
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positiva- se ofrece como la perspectiva de futuro: mercados abiertos, competitividad,
promueve las exportaciones, atrae inversiones y capitales, establece la
intercomunicación a todos los niveles, democratiza la información y el conocimiento,
pone todo en la red8 a disposición de quienes quieran usarlo.
Por otra –imagen más antipática y negativa-, se introduce en la legislación
laboral, comercial y financiera, tratando de transformarla a favor del capital. Acaba
cuestionando las prestaciones e inversiones sociales y con su gran potencialidad
económica inclina en su dirección a gobiernos y Estados, primero, y a la opinión
pública, después, gracias al dominio mediático9 de que dispone. Todo esto es presentado
como la contribución inevitable para la pervivencia del progreso y la modernización. No
sólo determina la que pueden hacer los gobiernos de los distintos países, sino lo que es
más grave, lo que deben hacer, incluso.
Ante este panorama, algunos textos clásicos del pensamiento marxista sobre el
modo de producción capitalista siguen teniendo validez en su diagnóstico. Veamos unos
ejemplos.
Ejemplo 1. En El Manifiesto... se lee que “mediante la explotación del mercado
mundial, la burguesía dio un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de
todos los países. Con gran pesar de los reaccionarios, ha quitado a al industria su base
nacional... En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a
sí mismas, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las
naciones. Y esto se refiere tanto a al producción material como a la producción
intelectual”10.
Ejemplo 2. “Merced al rápido perfeccionamiento de los instrumentos de
producción y al constante progreso de los medios de comunicación (la burguesía) obliga
a todas las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo burgués de producción,
8 Vide: Cebrián, J. L., La red, cómo cambiaron nuestras vidas las nuevas tecnologías de comunicación. Tecnos, Madrid 1998. 9 Vide: Sartori, G., Homo videns, la sociedad teledirigida. Taurus, Madrid 1998. 10 Marx/Engels, Obras escogidas, Tomo I. Akal, Madrid 1975, páginas 25-6.
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las constriñe a introducir la llamada civilización, es decir, a hacerse burgueses. En una
palabra: se forja un mundo a su imagen y semejanza”11.
Ejemplo 3. “Cada capitalista liquida a otros muchos. Paralelamente a esta
concentración, o a la expropiación de muchos capitalistas por pocos, se desarrollan en
escala cada vez más amplia... el entrelazamiento de todos los pueblos en la red del
mercado mundial y, con ello el carácter internacional del régimen capitalista. Con la
disminución constante en el número de los magnates capitalistas que usurpan y
monopolizan todas las ventajas de este proceso de trastocamiento, se acrecienta la masa
de la miseria, de la opresión, de la servidumbre, de la degeneración, de la
explotación”12.
Ejemplo 4. “El comercio ya no se presenta aquí como una función que tiene
lugar entre producciones independientes para el cambio de su excedente, sino como un
presupuesto esencial omnicomprensivo y como un momento de la producción misma”13.
En conclusión, las circunstancias con las que nos encontramos determinan
nuestro modo de hacer la historia, como afirmarían tanto Marx como Ortega y Gasset.
2. Identidades
Todo ser humano existe cuando es reconocido como tal a través de los rasgos
que lo forman: tiene un nombre, una lengua, una cultura con las que se identifica y por
las que se distingue de los otros, que, a su vez, cuentan igualmente con caracteres suyos
y no nuestros. Hablamos de ‘nuestra’ lengua, de ‘nuestra’ religión, de ‘nuestra’ historia
o de ‘nuestra’ civilización. Nos identificamos tanto más con lo nuestro cuanto que
conocemos otras civilizaciones diferentes, que exigen también ser reconocidas. Quizás
el etnocentrismo cultural sea, en cierto modo, inevitable y sólo puede superarse con la
presencia del multiculturalismo.
11 Marx/Engels, Obras escogidas, Tomo I. Akal, Madrid 1975, páginas 26. 12 Marx, K., El capital, libro I, sec. VII, cap. XXIV. Crítica, Barcelona 1997 13 Marx, K., Líneas fundamentales de la crítica de la economía política. Crítica, Barcelona 1997, página 358.
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Nacemos y vivimos en un contexto social determinado en cuyo ámbito están
presentes los elementos anteriores, a partir de los cuales construimos la identidad14, que
es biográfica e histórica a la vez. No es que el individuo posea un rasgo que le distinga
de los otros individuos, sino que el yo es un proyecto de vida que hace y le pasan cosas,
dándose cuenta de lo que hace y de porqué lo hace. No se puede vivir sin el
pensamiento (Platón). Las capacidades personales hacen posible la incorporación de
elementos generales. El individuo se ve obligado a elegir entre opciones, especialmente
cuando ocurren cambios y las tradiciones pierden vigencia. Como sintetiza Giddens: “la
planificación de la vida organizada de forma reflexiva... se convierte en el rasgo central
de la estructuración de la identidad propia”15. Se comprende el peligro que representan
las uniformidades como modelo de organización de la vida, porque sin opciones la
reflexión no se da, ni tampoco la construcción de la identidad, que es una necesidad
básica de los seres humanos.
Tanto en el tema de la construcción de la identidad como en la necesidad de
superar el etnocentrismo ha surgido la cultura como elemento clave en el ser humano.
En efecto, la cultura es su patrimonio y el indicador de una colectividad. Hoy los
estudios culturales nos han permitido descubrir otras culturas y sus relaciones mutuas.
Estamos ante el multiculturalismo que nos empuja al reconocimiento de las identidades
plurales y a las diferencias, que hacen posible confrontar opciones de vida. En el fondo
de la identidad está la idea de cultura, lo que se expresa en la “identidad cultural”.
¿Qué es la cultura? Más que su establecer su naturaleza, creo que interesa
considerar alguna de sus funciones. La más elemental es la capacitación a los
individuos de una sociedad para entender y elegir entre las distintas opciones. Sin esto
no podrían desarrollarse. Además, crea sentimientos comunes de unidad en los sujetos.
También da sentido a los acontecimientos y a las acciones. Finalmente, el entorno de la
cultura constituye un imprescindible punto de referencia para la formación del carácter.
Taylor la describe como un tintero mediante el que los sujetos van escribiendo su
autobiografía moral. Por eso, quebrar una cultura es lo mismo que destruir la dignidad
14 Véanse: Colom, F., Razones de identidad. Anthropos, Barcelona 1998. Giddens, A., La transfomación de la identidad. Cátedra, Madrid 1996. 15 Giddens, A., Modernidad e identidad del yo. Ediciones. 62, Barcelona 1995, página 5.
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moral de esos seres humanos. Pues bien, las cuatro funciones citadas tienen una relación
directa con las identidades y las configuran.
Sobre lo último no todos están de acuerdo. Como ejemplo valdría un texto de J.
Stuart Mill, que resulta muy discutible. Mill rechaza, ciertamente, que un pueblo
“bárbaro” colonice a otro “civilizado”, aunque sí acepta lo contrario, precisamente
porque gana la misma civilización. Este es su fragmento:
“Nadie puede dudar que no sea más ventajoso para un bretón o para un vasco de
la Navarra francesa ser arrastrado en la corriente de ideas y de sentimientos de un
pueblo altamente civilizado y culto –ser miembro de la nacionalidad francesa- que vivir
adheridos a sus rocas, resto semisalvaje de los tiempos pasados, girando sin cesar en su
estrecha órbita intelectual, sin participar ni interesarse en el movimiento general del
mundo”16.
Castells17 (1998: 30-32) propone una interesante distinción entre las identidades.
La primera es la identidad legitimadora, mediante la cual se trata de justificar el
dominio de las instituciones, racionalizando la autoridad. Esta identidad genera una
sociedad que se identifica con los aparatos del poder del Estado, aunque no falten
conflictos.
La segunda es la identidad de resistencia, que se opone a la moral dominante en
una sociedad y lucha contra los valores institucionales por defender principios
diferentes. Genera comunidades que resisten colectivamente a la imposición oficial,
estableciendo fronteras que delimitan su propia identidad excluida por el aparato de
dominio.
La tercera es la identidad proyecto, que construye una nueva identidad,
transformando la que está vigente. Ésta produce sujetos, es decir, personas capaces de
dar sentido a la vida y reafirmarse a sí mismos.
16 Stuart Mill, J., Del gobierno representativo. Tecnos, Madrid 1985, página 188. 17 Castells, M. (1998), La era de la información. Vol. 2. El poder de la identidad. Alianza, Madrid. 1996 Vol. 1. La sociedad red, páginas 30-32.
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Por último, en las décadas finales del siglo XX, han adquirido carta de
ciudadanía múltiples identidades, como las de género, étnicas, generacionales,
profesionales, religiosas, nacionales, etc., y ya son reconocidas sin mayores problemas.
3. Dialéctica identidad/globalización.
Mientras que la organización económica capitalista va introduciendo en los
Estados mundiales sus estilos de actuación, se produce paralelamente el sorprendente
fenómeno del nacimiento de redes de resistencia. Hay que preguntarse por las razones
de semejante hecho.
De una parte, el fenómeno de la globalización uniformiza18 las formas de vida y
produce una mayor homogeneidad cultural, extinguiendo la diversidad. De otra, surge
un fuerte intento de reivindicación de lo culturalmente propio, que no puede
desaparecer, y de las comunidades particulares de vida. De este modo, en la medida en
que avanza la globalización resurge con más fuerza el poder de la identidad y la
reivindicación de lo local como una forma de no resignarse a la lógica de la
homogeneización, afianzando lo diverso, que es reconocimiento y cultivo de las
diferencias individuales y culturales. De aquí la exigencia política y educativa de
atender al multiculturalismo. Constituye toda una respuesta al desafío de la
globalización.
Parece difícil detener el proceso descrito porque incide en la raíz de lo humano y
en su dignidad. Igualmente es imposible, por contradictorio con su propia lógica, poner
un rostro (humano) a la globalización. Por eso se mantiene una tensión dialéctica de
oposición y reacción que puede concluir en un nuevo proyecto de vida, superando la
lógica del dominio. Su fundamento está en el sentimiento de la identidad oprimida que
reacciona defendiéndose del ahogo que le impide vivir, creando refugios de solidaridad.
Si se encierra en ellos, en lugar de abrirse proyectivamente, sucederá lo que Castells
apunta con expresión certera: “un proceso que quizás transforme los paraísos comunales
18 Vide: Ritzer, G., La Mcdonalización de la sociedad: un análisis de la racionalización en la vida cotidiana. Ariel, Barcelona 1996.
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en infiernos celestiales”19. Ahora bien, si esto ocurriera, quien lo ha provocado habría de
reconocer su buena parte de culpa en lugar de responder en la única forma del empleo
de la violencia legal.
La tensión pone de manifiesto lo que está en juego, el reconocimiento de las
identidades de los individuos con sus sentimientos y preferencias en un contexto
cultural. La cultura es un bien social irreductible. Según Castells, “nuestra identidad está
parcialmente moldeada por el reconocimiento o por su ausencia”20. Que otros conozcan
quiénes somos y de dónde venimos se convierte en una necesidad humana vital. Esto
sucede en la relación dialógica con los otros21, que igualmente exigen ser ellos mismos,
sin que nadie les imponga lo que deben ser.
Es precisamente en la actualidad cuando el reconocimiento se presenta como
problema, porque el dominio alcanza niveles nunca conocidos. Antiguamente, la polis y
después la patria o la nación honraban públicamente a sus ciudadanos y celebraban sus
hazañas con magníficas fiestas. Más modernamente, el Estado es el vínculo de
integración social. Ahora la tensión se plantea entre el universalismo y la diferencia. En
las declaraciones de derechos se reconoce la igual dignidad de todos los seres humanos,
pero resulta menos claro el reconocimiento, también, de las diferentes identidades. Sin
embargo, no puede darse lo uno sin lo otro: “sólo concedemos el debido reconocimiento
a lo que está universalmente presente –todo el mundo tiene una identidad- mediante el
reconocimiento de lo peculiar de cada uno”22. Igualdad de dignidad (Kant) e igualdad de
respeto a todas las culturas, fomentando, incluso, las particularidades.
La multiculturalidad es un hecho innegable en todas las sociedades y lo
razonable es aceptarlo, enriqueciéndose con sus valores. Esto exige el reconocimiento
de las mismas. Vistas las cosas desde la totalidad de la historia, la contribución de una
cultura determinada –por importante que pueda ser- será siempre muy limitada.
19 Castells, M. (1998), La era de la información. Vol. 2. El poder de la identidad. Alianza, Madrid. 1996 Vol. 1. La sociedad red, página 90. 20 Castells, M. (1998), La era de la información. Vol. 2. El poder de la identidad. Alianza, Madrid. 1996 Vol. 1. La sociedad red, página 90. 21 Véase: Habermas, J., La inclusión del otro. Paidós, Barcelona 1999. 22 Tylor, Ch. (1997), Argumentos filosóficos. Paidós, Barcelona 1997, página 305).
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Hay quien dice que la globalización tiene una cara absolutamente aceptable, la
difusión del saber, haciendo accesibles globalmente los conocimientos a todos. Pero,
incluso en esto, el abismo entre la riqueza y la pobreza se hace evidente. Sin la equidad
real, no es fácil el acceso a los medios tecnológicos que extienden el conocimiento y lo
socializan, además de la necesidad de manejar una lengua determinada y contar con una
formación que permita recoger y ordenar los datos que se ofrecen. Luego se requiere
libertad intelectual, imposible para quienes se encuentran colonizados económicamente.
¿Qué hacer ante la globalización? Sólo existen dos alternativas posibles: o bien
el gran rechazo, o bien ordenarla para evitar sus efectos perversos. Es común la
coincidencia en que está ahí, su presencia no se elimina con la simple negación. Lo
razonable sería organizar y ordenar esta nueva realidad para evitar los desequilibrios
que va estableciendo. Esto requiere una política activa.
4. Incidencia de la globalización en el Estado nacional y la democracia.
La nueva sociedad que está formando el proceso de mundialización presenta su
carácter de cambio radical cuando incide en la institución paradigmática de la
revolución industrial, que es el Estado-nación. En el momento mismo en que éste quede
cuestionado y debilitado, perdiendo su poder, la sociedad del siglo XXI será distinta. La
situación de bienestar creada es el elemento fundamental de su legitimidad.
Desaparecida la conciencia nacional, iremos obligatoriamente a lo que Habermas ha
denominado constelación posnacional. Esto es lo que puede suceder en el tercer
milenio: “La globalización económica constituye el principal desafío para el orden
político y social surgido en la Europa de posguerra”23. Pues bien, esto ya está
sucediendo.
En la actualidad, los objetivos económicos de un Estado priman sobre los
políticos y sociales. Entonces desaparece el Estado social que integraba a los
ciudadanos nacionales, al no tener ya el compromiso de acción en esta línea,
traspasándolo al marco de organizaciones transnacionales. Estamos en una situación de
23 Habermas, J., La constelación posnacional. Paidós, Barcelona 2000, página 70.
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crisis del Estado nacional. Cuando las relaciones se plantean a escala planetaria, el
Estado nacional pierde soberanía y, en el mejor de los casos, será superado.
Desde el siglo XVIII, Estado y Nación quedaron integrados. El Estado era un
poder soberano con un territorio y un pueblo. La Nación era una comunidad política con
su lengua propia, su cultura y su historia. El Estado nacional lleva dos siglos de
existencia, pero la mundialización lo convierte en algo del pasado porque la
desnacionalización es un hecho. ¿Qué futuro le aguarda cuando el multiculturalismo le
cuestiona interiormente y la globalización exteriormente? Ahora la solidaridad entre los
ciudadanos de un Estado no basta, debe hacerse mundial porque desaparecen las
fronteras. ¿Cómo garantizar la nueva integración social equilibrada, desafiada por la
competitividad?
Los Estados nacionales crearon bienestar social24, estableciendo normas de
legitimidad e integrando a los ciudadanos mediante su participación solidaria, cuyo
objetivo era la libertad y la equidad. En una mundialización posnacional, ¿podría
mantenerse también la democracia? ¿Dónde y cómo se integrarán las nuevas subclases,
fruto del desempleo creciente? ¿Se establecerán nuevas identidades colectivas o se
impondrá el individualismo creciente desde sus propias trincheras? En la medida en que
todo se va privatizando, las identidades compartidas tienden a disolverse. En este caso,
la democracia puede entrar en crisis, debatiéndose entre unas estructuras económicas
con un poder como nunca en la historia y los movimientos sociales de resistencia, junto
con los proactivos, empeñados en modificar las relaciones humanas y las formas de
vida. Tales movimientos se encuentran al margen de los centros del poder, aunque
constituyen la mejor expresión del “poder de la identidad”. Acaso por sus cauces podrá
reconstruirse la democracia, garantizando los derechos colectivos fracturados por el
individualismo y las tendencias políticas en pro de la privatización.
24 Véase: Navarro, V., Neoliberalismo y estado del bienestar. Ariel, Barcelona 1999.
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Migraciones: ¿Una oportunidad para el desarrollo?1 Joaquín Azagra Ros.
Profesor de Historia Económica de la Universidad de Valencia
¿Constituye la emigración tanto problema como la preocupación que suscita?.
O por el contrario ¿su impacto económico es siempre tan positivo como se
desprende de los análisis económetricos sobre su aportación al crecimiento del
PIB?. Una respuesta lineal es imposible; demasiadas variables en juego como para
decir sí o no sin matices. Eso sí, una constatación empírica bastante incontestable:
históricamente, los países receptores de inmigrantes se han beneficiado de su
aportación y no solo no han visto truncada su progresión, sino acelerada.
Tal vez el ejemplo más obvio sea precisamente el de la primera potencia
mundial, los Estados Unidos de América. En 1914, U.S.A. se convirtió en el país
con más alta renta per cápita del mundo. Un siglo atrás apenas era una colonia
recién independizada con 4 millones de habitantes. ¿Qué variable resultó
determinante para sostener ese crecimiento?. Las hay que no son exclusivas:
abundancia de tierras, recursos naturales, facilidad de comunicaciones fluviales,
dotación de capital y tecnología… No, lo verdaderamente original del caso es una
afluencia permanente de emigrantes que fraguó ese melting pot que es su población.
La falta de mano de obra para explotar tan inmensos recursos atrajo a las gentes de
países con superpoblación relativa o que iniciaban su transición a la modernidad
expulsando activos en la agricultura. Primero ingleses e irlandeses, franceses,
suecos y nórdicos, más tarde italianos, europeos del este, chinos y antes africanos,
obligados como esclavos y liberados tras la guerra de Secesión. Esa mezcla
multicultural dio una impronta a la población americana que nos permite rastrear
perfiles positivos de la emigración. Gente joven, con iniciativa y ganas de
prosperar, relativamente culta y abierta a la innovación, de religiones y culturas
diversas... Su constante aumento permitió ampliar la producción y con ella el
mercado, para satisfacer el cual se incrementó el recurso a la tecnología. Pero es que
socialmente fue asímismo positivo: una sociedad abierta a la diversidad, tolerante
1 .- Conferencia pronunciada en las Jornadas sobre: “Codesarrollo y Migracíones. El papel d la cooperación”, organizadas por el Instituto de Estudios por la Paz y la Cooperación, Oviedo, 6-10 de noviembe de 2006.
Azagra Ros, Joaquín: « Migraciones: ¿Una oportunidad para el desarrollo?»
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con las creencias, cohesionada en torno a su proyecto, con fuerte individualismo
creativo. Podemos criticar sus políticas agresivas en tantos momentos, pero no
quisiera pasar por alto que estamos ante el primer país en suprimir la esclavitud, el
primero en escolarizar obligatoriamente a los menores de 16 años, el que frenó la
ascensión del nacismo… Son datos en cuya base está ese melting pot creado por la
inmigración. Irónico verlos ahora levantar muros de contención en sus fronteras.
Toda la historia de la Humanidad es una larga historia de migraciones, desde
que aquel pequeño grupo original de Kenya marchó en busca de nichos de
confortabilidad por la existencia de caza, frutos silvestres, etc. y acabó poblando la
totalidad del planeta. Grandes movimientos poblacionales que ha habido en la
historia -las conquistas de Alejandro el Magno, el Drang nach Osten, las Cruzadas
o la propia Reconquista hispana – serían casos de repoblación y desplazamientos de
gentes desde zonas con mayor potencial demográfico y escasez de recursos, a otras
menos pobladas. Eran, pues, movimientos migratorios cuyo carácter colectivo
respondía a otro tipo de sociedades y que han dado salida a excedentes
poblacionales cuya vida carecía de expectativas y contribuído a desarrollar las áreas
de recpeción y a veces, las de expulsión. Se vincula pues, al desarrollo de los
pueblos, aunqie no se pueda decir que siempre y en todas las circunstancias. Los
escenarios resultan determinates y estos cambian.
1.- Los grandes flujos migratorios actuales.
Europeos y norteamericanos creemos ser el polo de atracción migratoria por
excelencia. Sin duda lo somos para los sudamericanos, africanos y europeos del
este, pero no somos los únicos. Africa del Sur, Australia, el Golfo Pérsico, el
Extremo Oriente… son asímismo potentes focos de atracción a los qu quizás en
breve se unirá algún otro, como la propia India. Eso en lo que afecta a las grandes
áreas receptoras, pero es que las migraciones que podríamos llamar interiores
aunque trasceindan fornteras nacionales, son muchas más. Amplias zonas de Africa
viven en permanente estado de migración interna y compiten entre sí por los
escasos puestos de trabajo. Un ejemplo. De Camerún emigran trabajadores urbanos
de cierta cualificación al extranjero, son sustituídos por campesinos que huyen de la
miseria del campo y éstos a su vez son reemplazados por inmigrantes nigerianos. Lo
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cierto es que más de 300 millones de personas viven y trabajan hoy en países
distintos al propio. la situación futura irá sin duda por el mismo camino. Un
ejemplo: Europa tenía 582 millones de habitantes en 1999 y se calcula que tendrá
580 en 2025 aún manteniendo el actual ritmo inmigratorio. Bien pues África que
tenía 771 habrá llegado a 1290. En cuanto a la renta, al empleo o cualquier otra
variable, la evolución será análoga. Por lo tanto, es más que previsible que en un
futuro los países que generen flujos migratorios sigan siendo africanos, árabes o
sudamericanos y que las zonas receptoras se localicen en USA, Europa, Emiratos
árabes, el SE asiático y en menor medida, Australia y sólo tal vez, la India.
La simple ojeada geográfico-económica nos da la variable determinante del
fenómeno migratorio: el diferencial de renta entre los países. Es algo más que una
huída de la miseria o el hambre, es un deseo de mejorar la situación propia y casi
siempre la familiar que hace que los flujos migratorios se originen no sólo en países
subdesarrollados, sino en los de desarrollo intermedio. Y es que el potencial
migratorio de un país no se mide tanto por la extrema miseria y el número de
habitantes cuanto por la diferencia entre la población activa y la demanda de
empleo existente, en un país de baja renta per cápita. En ese sentido, la segunda
variable que hay que contemplar tiene carácter demográfico. Sendos datos
representativos de las diferencias entre mundos en este recién estrenado siglo XXI.
La proporción de menores de 18 años en Europa se sitúa en torno al 17% de la
población; en Äfrica supera el 40%; menos del 5% de los nacidos en Europa lo hace
de una madre menor de 18 años, cerca del 50% de los africanos que nacen tienen
una madre de esa edad. Son los extremos, pero contrástese el invierno demográfico
de nuestro país (17% de mayores de 65 años por 15% de menos de 16, una tasa de
reproducción del 1´2, 29 años como edad media para tener el primer hijo) con la
situación de los países sudamericanos (más de un tercio de la población tiene menos
de 16 años) para que no sea profético el anuncio de la continuidad migratoria.
Otro elemento a añadir, el de la propensión a emigrar basada las más de las
veces en la existencia de redes de información que suelen tener un origen famliar o
de grupo, reforzadas por la extensión de las televisiones que acercan modelos de
sociedad opulentas convirtiéndolas en deseables. Muchas veces, es la familia la que
elige, financia y envía al emigrante para que les remita parte de sus ganacias. Es
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obligado al hablar de estas redes, decir que dan lugar situaciones de carácter
delincuencial y mafioso que no se conforman con exigir la devolución de préstamos
usurarios, cobrar exorbitantes precios de transporte sino incluso, forzar a las
personas a actividades fuera de la ley, como ocrre con las tramas de prostitución.
No es del todo sorprendente esta última observación. Bajo nivel de vida, el
escaso desarrollo, la falta de empleo y gran desigualdad en la estructura del reparto
de la renta van ligados a la existencia de regímenes políticos ineficientes en el
ámbito económico, frecuentemente dictatoriales en lo político y las más de las veces
con niveles de corrupción intolerables. Regímenes donde el intervencionismo del
Estado a la hora de asignar los escasos recursos los convierte en dependientes de
intereses de clase y clientelas. En otras palabras, regímenes donde el Estado no
conoce el término redistribución y con no poca frecuencia, conjuga el de reprimir.
2.- Movimientos migratorios: un enfoque económico.
Una acepción economicista de las migraciones, las entiende como aquellos
desplazamientos de la población desde su residencia original hacia otras regiones,
hechas con carácter voluntario y respondiendo a decisiones individuales. Es una
acepción cómoda que reduce el fenómeno a un movimiento de reequilibrios de la
fuerza de trabajo y su retribución. Pero es cierta a medias. La emigración es también
una cuestión social, de las familias y de los pueblos. Pero aceptémosla por ahora.
Cierto que con la aparición del sistema capitalista y sobre todo durante la época en
que eran los europeos los emigrantes más numerosos, ese carácter individual y
voluntario –aunque impelido por la necesidad- pareció acentuarse y asentarse.
Desde tal perspectiva, el fenómeno de la migración pordría analizarse como
el desplazamiento de la fuerza de trabajo desde las áreas en que hay una mayor
dotación relativa de ella y por lo tanto es peor retribuída y menos eficientemente
utilizada a otras en las que sucede lo contrario, o sea aquellas en que es más escasa
y por ello, mejor retribuída y más eficientemente empleada. Visto así, no cabría
duda alguna de sus efectos beneficiosos para todas las partes. El aumento de la
eficiencia productiva incrementaría el producto y la renta global de lo cual se
derivaría una mayor riqueza en los países receptores. Pero es que además, los países
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emisores se beneficiarían por una parte de la mejor posición relativa de la fuerza de
trabajo al rebajar su presión sobre el mercado laboral y en ese sentido, sus salarios
tenderían al alza; y por otra de la recepción de remesas de los familiares emigrados
La población, pues, seguirá fluyendo desde países con superpoblación relativa
respecto de los recursos a los que tienen más escaso ese factor de producción.
Planteada como un traslado de la mano de obra desde donde tiene un uso menos
eficiente a donde tiene mayor productividad, el resultado global es un aumento de la
eficiencia agregada del sistema económico internacional y de la producción y renta
en su conjunto. Nada en consecuencia, debiera aconsejar poner trabas a dichos
movimientos. De hecho, servirán incluso para equilibrar el valor de los salarios y la
distribución de la renta, especilmente del trabajo. Pero la realidad es más compleja
y no todas las consecuencias son tan lineales. Veamos primero cómo repercute
sobre los países de emigración.
En principio, la repercusión positiva más inmediata y directa que se produce
en los países de origen, es una menor presión sobre el mercado de trabajo. Con
razonable frecuencia implica una leve aumento del nivel salarial ya que los
trabajadores que quedan pasan a tener una mejor proporción respecto de las
oportunidades de empleo. Fue lo que en los 60 sucedió en los países mediterráneos
en los que la salida de emigrantes produjo un efecto beneficioso sobre la situación
de quienes quedaron, especialmente en el campo. Cierto es que ello depende de las
características del mercado de trabajo en cada caso.
La segunda gran repercusión consiste en la recepción de remesas de dinero
de los emigrantes a sus familias de origen. Es este un factor importante pues ha
habido y hay países en que ese rubro de la balanza de pagos es el más importante.
Fue el caso de España donde ese concepto llegó a ser el segundo por detrás del
turismo. Existen países como Jordania donde las remesas de emigrantes suponen
nada menos que el 23% de su P.I.B., Bosnia el 18% o El Salvador donde
constituyen el 2000 el 14% del PIB. A escala macoreconómica esto se traduce en un
aumento del consumo y la demanda. Pero no siempre esto produce unos efectos
positivos. En el caso citado de El Salvador ha acabado por desincentivar la
inversión productiva y simplemente ha generado mayor comercio y demanda de
bienes producidos en el extranjero, especialmente en U.S.A.
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Una tercera consecuencia se vincula al posible retorno de emigrantes con
ahorros y nuevos conocimientos. Vuelven con dinero para instalarse en negocios,
habitualmente en el sector servicios y en ocasiones con el añadido de una formación
y experiencias suplementarias de gran valor para el enriquecimiento de su sociedad.
Finalmente debiéramos señalar que hay efectos de tipo cultural que pueden tener
una cierta relevancia. Por ejemplo, pueden servir para mejorar la situación social
de las mujeres. De las que se van porque entran en contacto con sociedades que les
permiten desarrollar mejor sus potenialidades; de las que se quedan porque al no
tner al marido, toman decisiones que afectan a sus familias y ganan en
protagonismo y visibilidad social.
También desde una perspectiva meramente teórica, las repercusiones directas
en los países que reciben inmigrantes se concretan en el empleo, en la producción y
en la renta. Sin más, cabe decir que todos ellos aumentan. Su llegada aumenta el
número de activos, incrementa la capacidad productiva directa o indirectamente al
ocupar puestos de trabajo que liberan mano de obra –a notar la incidencia en el
trabajo femenino- y desde luego incrementan el consumo y la demanda. Pero otra
vez aquí, la realidad es más compleja. Los mercados laborales se han segmentado
mucho y los inmigrantes ocupan los estratos más bajos y descualificados con lo que
no es obvio ni mucho menos el principio de la movilidad general de los factores;
desde luego, no se les utiliza allá donde son más eficientes. En cualquier caso, si se
ocupan es porque el mercado los reclama y en ese sentido hay un efecto positivo. Es
más, la propia segmentación de dicho mercado hace que su incidencia sobre el nivel
salarial, uno de los efectos que se les supone y que produce, rechazo, sea mínima y
no hagan bajar dicho nivel de forma apreciable.
En otro orden de cosas, es ya una evidencia que la inmigración contribuye a
recuperar demográficamente y rejuvenecer a nuestras envejecidas sociedades. Para
empezar, el tramo de edad dominante entre los recién llegados es de 15 a 40 años,
pero es que además, las facilidades que supone la sanidad pública los invitan a tener
aquí a sus hijos. El repunte de las tasas de natalidad que en España se observa desde
finales del siglo es claro: era del 1´9% en 1975, del 1% en el 2000 y del 1´3% en
2005. Muy relacionado con ello, el aumento de trabajadores equivale al de
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cotizantes a la Seguridad Social al extremo de neutralizar los efectos del
envejecimiento y en ese sentido, asegurar la continuidad del sistema de pensiones,
uno de los pilares básicos del Estado del Bienestar en los países occidentales,
amenazado seriamente por el alargamiento de la vida y número de los perceptores
en estas sociedades envejecidas.
3.- Efectos negativos: la realidad y sus percepciones.
La inmigración no tiene “buena prensa”. Tiene un impacto negativo al menos
en la percepción que parte importante de la sociedad receptora tiene de ella.
Podríamos concretarlo en tres grandes ámbitos. El primero se refiere al miedo a
competir por los puestos de trabajo y el posible descenso salarial que ello
comporta. Tiene fundamento el temor pues es en función del mercado laboral de
cada país que eso sea verdad. No ocurre cuando los inmigrantes ocupan los puestos
más bajos de un mercado segmentado y no competitivo, los de menor productividad
y remuneración. Pero en la medida en que muchos de los inmigrantes están mejor
cualificados de lo que sus primeras ocupaciones exigen, es percpetible que pronto
pueden estar en disposición de competir en otros sectores. Casos como el de Austria
parecen apuntar ya ese tipo de problemas. Por su ubicación geográfica es el que
mayor porcentaje de trabajadores procedentes del Este tiene o sea de países con
sistemas educativos muy estructurados por lo que empiezan a competir en el ámbito
del trabajo industrial y el de los técnicos medios e incluso a incidir sobre un menor
crecimiento de los salarios en los sectores afectados.
El segundo ámbito problemático se refiere al de los servicios y percepciones
del Estado del Bienestar. Su disfrute por parte de los inmigrantes y sobre todo de los
ilegales y sus familias, se percibe como un riesgo para los presupuestos públicos
que cuestionaría la viabilidad del Estado del Bienestar. Es común oir la queja de
que los inmigrantes utilizan servicios públicos con más facilidad que los propios
nacionales cotizantes y eso encarece su coste. Hay que ser claros al respecto pues lo
que de verdad cuestiona la viabilidad del Estado del Bienestar es una sociedad
envejecida y en ese sentido, el rejuvenecimiento que implica la inmigración y el
aumento de afiliados a la seguridad social beneficia hoy por hoy a los propios
jubilados nacionales antes que a nadie. Ahora bien, otra cosa es el conjunto del
sistema redistributivo pues éste se vincula a otras variables y en concreto al pago de
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impuestos. Por lo tanto lo procedente es regularizar el trabajo y hacer cotizar y
pagar impuestos a los inmigrantes.
Es, pues, más una cuestión administrativo-política que económica, pero ello
no niega la existencia de problemas. Por ejemplo cuando una beca escolar se
concede a un hijo de inmigrante antes que a un nacional por tener aquel menor nivel
de renta; o cuando se colapsa un servicio de urgencias porque la cultura sanitaria de
tantos inmigrantes es más curativa que preventiva y les hace visitar directamente las
urgencias del hospital antes que la consulta del médico. Nótese que tanto este
ámbito como el anterior crean zonas de fricción precisamente con las capas sociales
más populares y neesitadas. Pero nótese al tiempo que se trata de cuestiones
derivadas de la amplitud de las redes de protección social y mecanismos de
integración educativa. Porque económicamnte el problema es simple: cotizaciones y
fiscalidad redistributiva.
Finalmente habríamos de referirnos a los problemas de cohesión social que
plantea una inmigración no integrada y cuyos más llamativos aspectos suelen
visualizarse en la guetización y el deterioro del orden público. Sin duda tiene cierta
base puesto que las situaciones de marginalidad y pobreza, de dificultad para
encontrar vivienda digna, unidos a la falta de cohesión social y diferencias en la
escala de valores provoca de forma estable o incidental, el confinamiento en barrios
pobres que devienen “ghetos” cuando no empujan a la delincuencia a jóvenes
inmigrantes. Pero su incidencia es menor a la percepción que de ello se tiene y su
tratamiento no tiene porqué diferenciarse del de la delincencia común, aunque
ciertamente con especial atnción a los casos de las mafias del tráfico de inmigrantes
y en el de las pandillas juveniles, fenómeno que nos acerca a su integración social.
Y esto, hay que reconocerlo no es fácil. Porque en el fondo estamos hablando de
cómo gestionar la multiculturalidad. Creo que caben pocas dudas respecto al mutuo
respeto que se deben los distintos colectivos, pero hay que subrayar la dificultad que
entraña construir una ciudadanía. No creo que la postura más adecuada sea la de
tipo multiculturalista, partidaria de un relativismo cultural que niega la existencia de
valores consensuados de gran trascendencia no sólo para nuestras sociedades sino
para toda la humanidad. Entre ese relativismo y el asimilacionismo hay un trecho
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por recorrer. Aquí solo cumple decir que hacen falta políticas de integración y
educación en valores basados en ese respeto.
En cuanto a los países emisores, los efectos perjudiciales son distintos.
El principal, la pérdida de capital humano. Porque emigran los mejores: jóvenes
con iniciativa y muchas veces con estudios. Si no retornan, el país habrá perdido
parte de sus mejores activos y se habrá quedado a veces con la inversión que en
ellos realizaron dotándole de cualificaciones. Esto es especialmente relevante en el
caso de la fuga de cerebros pero también en el de los más habituales casos de
técnicos y personas con niveles de instrucción media. Con ser importantísimo
problema, las vías de solución son claras: educación y codesarrollo. Pero sí hay un
enorme riesgo al que volveremos después, el de dejar pasar las ventajas que
convierten el fenómeno en oportunidad y dejarlo solo en virtualidad.
Resumiendo, los movimientos migratorios no son en sí mismos un problema.
Al contrario, son parte de la solución de otros. En definitiva son un caso de
movilidad de factores productivos y un elemento de rejuvenecmiento en sociedades
receptoras, de reducción del paro y aporte de remesas en los países emisores.
Empecinarse en ponerle barreras es antiecónomico además de inútil, aunque cabe
dimensionar el fenómeno mejorando las vías de regularización. En definitiva, unos
flujos migratorios regulados y dimensionados pueden tener efectos funcionales
para el desarrollo, la reducción de las desigualdades y la mejora de la eficiencia
agregada a escala mundial. Lo cual no significa que a su través no se detecten otros
problemas de fondo como la desigualdad entre países y no generen problemas
nuevos que deriven en actitudes xenófobas.. Los hemos visto en síntesis. De ahí que
parezca evidente que se proceda a intensificar algunas políticas en marcha y sobre
todo, a tomarse en serio otras que apuntadas con reiteración, son ejecutadas con
lentitud y cicatería enormes. Porque el momento actual lo que debiera plantear no es
tanto cómo frenar la inmigración a los países ricos, sino cómo conseguir que los
países pobres no dejen pasar esta coyuntura que es en sí misma, una oportunidad
para el desarrollo.
5.- Una agenda de obviedades no siempre compartidas.
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Una obviedad es decir que el desarrollo económico requiere aprovechar las
ventajas de la globalización. Y que ello supone emprender reformas decididas pues
aunque las dos últimas décadas han visto éxitos parciales en algunos países, lo
común ha sido el escaso avance en el cómputo global. Porque la economía global
por sí sola opera en contra de la convergencia de los países en riqueza. Al contrario,
el mercado ahonda las diferencias. De ehí la importancia de aprovechar las
oportunidades existentes. Resulta necesario que los organismos internacionales
promuevan consensos básicos sobre algunos temas e impulsen políticas al respecto
no para solucionar el problema de la inmigración sino para paliar sus causas y
reconvertirla en beneficiosa movilidad de factores..
Los países ricos o sea, receptores de inmigrantes, están forzados a cumplir el
compromiso de la cooperación internacional por dos vías. La primera la de hacer
realidad ya la promesa del 0´7% del PIB. Y también, claro, a hacerlo de forma más
eficiente de lo que se está haciendo al punto de condicionarla a algunas reformas,
por duro que parezca. La más obvia, a la reducción en la compra de armas por parte
de los países beneficiarios, pero también a las reformas conducentes a la mejora en
la eficiencia del Estado, de la sanidad y sobre todo de educación, de la construcción
de infraestructuras e incluso de los programas de reducción de la natalidad. La
segunda vía hace referencia a la necesidad de ser justos en la demanda de
liberalización. Porque es evidente que los países ricos, acuciados por la presión de
su campesinado, mantienen islas proteccionistas en ese ámbito que hace que los
productos agropecuarios de tantos países pobres no resulten competitivos y pierdan
así el mayor de sus canales para equilibrar sus balanzas y conseguir divisas. Pero
además, deberán adaptar la arquitectura financiera y cambiaria internacional para
evitar tanto el exceso de políticas procíclicas en el interior de los países como la
volatilidad de los flujos de capital internacionales. El FMI debe redescubrir sus
orígenes y contribuir decididamente a cuidar el desarrollo en los países pobres.
Nació para ello tras la IIª Guerra Mundial y debe recuperar esa función que va más
allá de sus habituales recomendaciones estabilizadoras.
Pero es que en el interior, los países receptores deberán acordar el modo y
formas de regularizar e integrar la inmigración. Su legalización y conversión en
trabajadores con igualdad de derechos no es sólo una cuestión de justicia sino de
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cohesión social, eficacia económica y sostenimiento del Estado del Bienestar. Junto
a ello, hay que implementar la educación en valores democráticos y derechos
humanos, el respeto a la multiculturalidad así como la integración de los jóvenes
inmigrantes mediante políticas activas. Y ni es tan difícil ni tan dramático como
suele presentarse. Seguiremos durante mucho tiempo necesitando trabajadores
foráneos, luego no debiera ser difícil el estrablecimiento de cupos, que no tienen
porqué ser restrictivos, con los países con los cuales se covenien ayudas.
Evidentemente las obligaciones son aún mayores en el caso de los países
pobres. Aceptar la globalización no es un deseo, es una imparable exigencia. Pero
ello no puede limitarse a mantener los actuales modos de distribución de la renta en
el interior de los países y en el mejor de los casos intentar políticas proteccionistas
que no hacen sino encarecer los productos para los consumidores nacionales. Al
contrario, hay que seguir exigiendo la desaparición de los aranceles en todos los
lados pero implementando políticas que ayuden a mejorar la competitividad.
Importante es articular políticas rigurosas y estables a medio plazo que adecuen los
mecanismos del país a la realidad del mercado mundial. Urgentes son la mejora de
la educación y de la sanidad a fín de aumentar el capital humano de los países
pobres. Como lo es la de construir infraestructuras especialmente en el ámbito de
las comuinicaciones y comercio. Y desde luego, que todo ello tenga continuidad a
medio y largo plazos. En ese sentido, destacaré una política imprescindible pero no
siempre bien vista: la de reducción de la natalidad. La transición a una demografía
moderna fue el primer signo de modernización y desarrollo en los países avanzados.
Es lógico pensar que creciendo a tasas elevadas la población, sería imposible
mantener tasas por encima de ellas suficiente tiempo como para conseguir que la
renta per cápita crezca sustancialmente.
Si este tipo de reformas implican a todos los actores económicos, mucho más
implica al Estado en estos países. Esto es, claro, más fácil de decir que de hacer
porque en países cuya ineficiencia en el sector público es abrumadora, tratar de
aumentarla suele suponer de un lado afectar a intereses de grupos poderosos y desde
luego reformar las estructuras políticas. Dicho de otro modo, democratizarlas. Sin
ese requisto mal puede articularse una fiscalidad progresiva y redistributiva que
dote a los Estados de los instrumentos y financiación imprescindibles para sostener
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con fiabilidad políticas serias y estables. En otros momentos hubiese sido
impensable pero hoy cuando las remesas de emigrantes ya superan en muchos
países a los ingresos por ayuda externa (de hecho el cómputo global del valor de las
remesas a escala mundia supera el de las ayudas por el 0´7) existe esa oportunidad.
Cierto que hay que ganarla y en ese sentido cabe decir que el desarrollo es
incompatible con la persistencia de un entorno institucional adverso. No quisiera
dejar de recordar que los países desarrollados onstruyeron unos sistemas
sociopolíticos que no sólo sirvieron para favorecer el desarrollo, sino que lo
hicieron posible. Y para ello, las más de las veces, hunbo de lucharse contra
sistemas aitoritarios.
Kerbo sintetiza los problemas en tres barreras. La primera la que llama
distorsión estructural de la economía, o sea lo que antes apuntábamos como las
inaceptables polítricas proteccionistas de los países ricos cuando se está exigiendo a
los que inician su desarrollo, que liberalicen sus estucturas.Las posiciones de
dominio de los mercados convierten eso en barrera insuperable. La segunda, la
referida a la lucha de clases en el interior de los países en vías de desarrollo, es
decir la dominación de grupos sociales que tienen más interés en asegurar su poder
interno que en promover el bienestar en sus países. La tercera, el papel de la clase
corporativa global nucleada en torno a las grandes compañías transnacinales que
controlan los organismos que velan por el orden económico mundial. Añadiríamos
nosotros, el papel nada desdeñable de culturas reaccionarias, un ejemplo de las
cuales serían las que favorecen la marginación de las mujeres o se oponen a un
mínimo y necesario control de la natalidad. Son obstáculos importantes que frenan
las reformas y que debieran implicar a todos, porque a todos, países ricos y países
pobres, compete la promoción del dearrollo pues ambas partes se juegan en ello el
equilibrio mundial a medio plazo..
En resumen, hay que hacer un esfuerzo por conseguir aumentar en armonía
Mercado y Estado, libertad e intervención, iniciativa privada y protección social.
Como dice el Nobel de Economía Amartya Sen, la libertad es también un valor
económico. Insisto, el problema no radica en los flujos migratorios, sino en la
desigualdad en la distribución de la riqueza en un mundo globalizado en su
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producción, en su comercio, en su información. La globalización debe ser
gobernada. La política es necesaria.
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¿Pero realmente existe una política europea de inmigración? Dificultades y retos para su concreción*
Dr. Javier A. González Vega Miembro del IEPC
Profesor Titular de Derecho internacional público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Oviedo
I. INTRODUCCIÓN: ¿ES POSIBLE UNA POLÍTICA EUROPEA DE INMIGRACIÓN?
La mera aproximación a lo que ha de entenderse por políticas en el Derecho
comunitario pone de relieve las dificultades para inscribir bajo esa rúbrica a los
desarrollos promovidos en la UE y relacionados con la inmigración1. De un lado,
porque con arreglo a una división usual –aunque no siempre convincente- sería
necesario ubicar tal política bien en el ámbito de las políticas comunes -aquellas que ya
son, o que potencialmente pueden llegar a ser, comunes- bien en el ámbito de las
políticas coordinadas, respecto de las que meramente se busca un régimen de
coordinación que haga posibles los objetivos de la Comunidad Europea tal como
aparecen en el artículo 2 TCE2.
Conforme a esta summa divisio, las políticas comunes son aparentemente el
resultado del sistema político comunitario en el que se encuadran, pero al mismo tiempo
constituyen un componente esencial de dicho sistema cuyo funcionamiento y evolución
condicionan. Por otra parte, en cuanto a su contenido es importante subrayar que
mientras la Comunidad no despliegue todas sus capacidades normativas, es decir, no
regule en su totalidad ese ámbito competencial, los Estados miembros siguen
conservando –transitoriamente– su poder normativo, aún a sabiendas de que más pronto
* Ponencia presentada en las Jornadas sobre Codesarrollo y Migraciones. El papel de la cooperación, organizadas por el IEPC, Oviedo, 6-10 de noviembre de 2006. La presente aportación se inscribe en el marco del proyecto de investigación SEJ2005-07897-C02-02 (“Inmigración y Derechos humanos en Europa: Análisis del modelo normativo de desarrollo del programa de Tampere”) financiado por el MEC (DGI). 1 Advirtamos que el propio Derecho comunitario adolece de rigor sistemático al abordar lo que conceptúa como “Políticas de la Comunidad” pues las disposiciones del TCE abordar bajo esa misma rúbrica las libertades comunitarias y las políticas strictu sensu. 2 Cfr. ANDRÉS SÁENZ DE SANTA MARÍA, P., GONZÁLEZ VEGA, J.A., FERNÁNDEZ PÉREZ, B., Introducción al Derecho de la Unión Europea, 2ª ed., Eurolex, Madrid, 1999, p. 672.
González Vega, Javier A.: «¿Pero realmente existe una política europea de inmigración?»
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o más tarde se producirá la “comunitarización” de esas competencias3. Por el contrario,
las políticas coordinadas constituyen ámbitos de actuación cuya determinación y
conducta corresponde en principio a los Estados miembros, pues la autoridad
comunitaria no interviene en este contexto con miras a sustituir a las políticas
nacionales, sino para armonizar las disposiciones legislativas o reglamentarias internas,
coordinar las diferentes políticas de los Estados miembros o incentivar algún género de
actuaciones; de suerte que se establece de antemano en el Tratado que una parte del
poder corresponde a la Comunidad y otra parte a los Estados miembros -por lo que
resulta operativo el principio de subsidiariedad recogido en el artículo 5 TCE,
cumpliendo usualmente la primera una función meramente complementaria respecto de
las competencias estatales4
A tenor de lo expuesto, difícilmente puede merecer el calificativo de política
común una política que -como habrá de comprobarse en la presente exposición-
establece unas competencias de naturaleza compartida entre la UE y sus Estados
miembros y es esencialmente una política de mínimos orientada en la práctica a
favorecer la coordinación con aquéllos –en la que conscientemente se sugiere el empleo
del Método Abierto de Coordinación (MAC) para sus desarrollo5- y algunas de cuyas
medidas sólo buscan incentivar concretas actuaciones de los Estados miembros, cuya
competencia exclusiva para regular aspectos centrales en materia de política migratoria
no es cuestionada en modo alguno.
A mayor abundamiento, resulta poco ajustado a la realidad conceptuar como
común una política cuyos desarrollos más significativos se verifican prescindiendo –en
línea de principio- de la participación de algunos de los Estados miembros, en razón de
las técnicas de opting in y opting out reconocidas a favor de Dinamarca, Irlanda y Reino
Unido. En suma, el diseño de “geometría variable” que caracteriza a los desarrollos
3 Ibid. 4 Ibid., p. 673. 5 Baste decir que el MAC –u OMC en sus siglas inglesas- ha revelado una muy modesta eficacia pese a considerarse (o, precisamente por ello) una de las técnicas características del “modelo de gobernanza europea”. Al respecto vid. ROBLES CARRILLO, M., “La coordinación de políticas nacionales en el marco de la Unión Europea”, REEI, núm. 10, 2005, pp. 37-41; ELERA, A. De, “The European Research Area: On the Way Towards a European Scientific Community?”, European Law Journal, vol. 12, 2006,
González Vega, Javier A.: «¿Pero realmente existe una política europea de inmigración?»
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cohonestados con las política de inmigración es un rotundo mentís al pretendido
carácter común de dicha política.
En otro orden de cosas, y franqueada esta perspectiva técnica, en la
deconstrucción del propio concepto de inmigración aflora un nuevo dato: el objeto de
regulación -la inmigración- nos sitúa en presencia de flujos que se reconducen a un
elemento esencial del proceso de integración europeo -las libertades comunitarias y, en
concreto, la libre circulación de personas (incluido el derecho de establecimiento) y la
libre prestación de servicios (en este caso con desplazamiento)- con lo cual los intentos
por regular –o más bien yugular- la inmigración nos enfrentan a la postre a lo que
constituye una negación de las libertades que UE aspira a asegurar6. Y ello, sin olvidar
que, por otro lado, la regulación de la inmigración nos sitúa ante un planteamiento en el
que emerge un doble rasero según se trate de inmigrantes cualificados o no, pues
respecto de los primeros los Estados adoptan una política favorecedora de su acogida en
abierta competencia entre EEUU y la UE7.
Por otro lado, las dificultades que plantea su elaboración no impiden que la
definición y concreción de esta política se convierta en un mito recurrente. La razón de
ello se cifra en la absoluta necesidad que tiene Europa de encarar el fenómeno y es que
como advierte J. RIFKIN “la realidad demográfica sitúa a Europa ante un dilema” pues,
de un lado, como es bien conocido, la única forma de enfrentar el declive de la
población de la UE –la adhesión de nuevos miembros no deja de poseer un efecto
ilusorio que a la postre agravará las tendencias depresivas actualmente existentes- es
pp. 559-574; GATTO, A., “Governance in European Union: A Legal Perspective”, CJEL, vol. 12, 2006, pp. 487-516. 6 Ya hemos subrayado lo paradójico de tal planteamiento en el marco específico de la UE en nuestra contribución “En torno a los otros europeos: Derecho internacional y Derecho europeo ante la inmigración”, en RAMONET, I., CARNERO, C., y otros, Ética, pluralismo y flujos migratorios en la Europa de los 23, Eikasia Editorial, Oviedo, 2005, pp. 103-151, en esp. p. 124-125; por lo mismo no es aceptable la visión simplista que cree que el Derecho comunitario no se ha ocupado del fenómeno migratorio hasta tiempos reciente –léase AUE de 1986 (Cfr. ABAD CASTELOS, M., “La política de inmigración en la Unión Europea”, en Inmigración y Derecho, (I.C. Iglesias Canle, dir.), Tirant lo Blanch, Valencia, 2006, p. 152)-. Bien al contrario, la libertad esencial que garantiza el Tratado de Roma es la libre circulación de personas –ergo, libertad de emigrar e inmigrar-, sólo que tal libertad se garantiza nada más que a los nacionales de los Estados miembros. 7 Al respecto vid. ZALETEL, P., “Competing for the highly skilled migrants: Implications for the EU Common Approach on Temporary Economic Migration”, European Law Journal, vol. 12, 2006, pp. 613-635.
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abrir las puertas a millones de nuevos inmigrantes8. Pero al mismo tiempo, prosigue este
autor, “la cuestión de la inmigración somete al sueño europeo a una prueba decisiva”
pues si parece fácil hablar de “estimular la diversidad y promover la inclusión”, en
cambio resulta bastante más difícil “abrir la propia puerta a unos extranjeros con
quienes los nacionales de origen deberán compartir un mismo espacio y destino”, todo
lo cual le lleva a concluir que “el éxito o el fracaso del emergente sueño europeo
depende, en gran medida, del modo en que la actual generación de europeos aborde las
cuestiones de la natalidad y la inmigración”9.
Pero además del complejo dilema que han de resolver los europeos, la difícil
concreción de la política europea de inmigración deriva en último término de las
contradicciones que rodean las tentativas de la propia UE por afrontar tal regulación. Y
ello por cuanto, como también señala lúcidamente RIFKIN, al abordar su desarrollo la
UE está adoptando medidas enérgicas para reforzar sus fronteras frente a los flujos
migratorios, desconociendo los propios perfiles borrosos que caracterizan a las fronteras
en el tiempo de la globalización10; esta dinámica, contradictoria con la lógica
transnacional que ha venido alimentando el propio proyecto europeo, revela que la UE
8 Se habla de la necesidad de acoger más de 1 millón de inmigrantes al año en el conjunto de la UE para contrarrestar aquellas tendencias y se sostiene que la competitividad de la economía europea pasa necesariamente por incrementar la presencia de mano de obra que sólo puede llegar por vía migratoria. Buena prueba de ello son las estimaciones que actualmente barajan en nuestro país empresarios y sindicatos; necesidad que aún más recientemente confirmaba el actual Presidente del Gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero (Cfr. Diario El País, Lunes, 16 de octubre de 2006, p. 24). 9 RIFKIN, J., El sueño europeo. Cómo la visión europea del futuro está eclipsando el sueño americano, (trad. R. Vilà Vernis, T. Fernández Auz y B. Eguibar), Paidós, Barcelona, 2004, pp. 327-328 y 330. En todo caso, no se trata de meras elucubraciones pues tal como confirma un recentísimo estudio la percepción del fenómeno migratorio por la opinión pública europea es en términos globales crecientemente negativa oscilando entre el 50% que se muestra reticente ante la inmigración y el 25% que rechaza frontalmente la idea de una sociedad multicultural, pasando por un 40% que niega el reconocimiento de derechos y libertades (civil rights) a los inmigrantes (Cfr. Bureau of European Public Advisers (BEPA), European Commission, Migration and Public Perception, 4 de octubre de 2006, pp. 1 y 14; texto accesible en: <http://ec.europa.eu/justice_home/doc_centre/immigration/studies/docs/BEPA_migration_2006_en.pdf>). 10 No nos resistimos a plantear la cuestión de las fronteras máxime habida cuenta de la reciente y polémica contribución de W. KYMLICKA sobre el particular (Cfr. Fronteras territoriales. Una perspectiva liberal igualitarista, (trad. K. Pérez Portilla), Trotta, Madrid, 2006). Apuntemos tan sólo que la “reinvención de la frontera sur” de la UE constituye un inequívoco objetivo de la política exterior de la UE a partir de mediados de la década de los 90, pero su resultado no se ha concretado en la erección de una frontera impermeable al modo del extinto “telón de acero” sino en una frontera que operaría como un híbrido –un limes al modo romano- pues aunque cerrada para la inmigración y la ciudadanía, se mantendría abierta para las ideas, el comercio y el diálogo (Cfr. ANDERSON, M., BORT, E., The Frontiers of European Union, Palgrave, Nueva York, 2001, pp. 141-142).
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“está atrapada entre la vieja política de los territorios limitados y la nueva política del
espacio global”, de suerte que trata de “encajar las realidades globales, políticas y
comerciales que están surgiendo con las constricciones que le imponen sus miembros,
unos miembros cuya autoridad y legitimidad está impregnada de territorialidad” y ello
pese a que la propia Unión “supone una ruptura con el concepto moderno de
territorialidad política”11.
II. LOS MITOS DE LA POLÍTICA EUROPEA DE INMIGRACIÓN
Las contradicciones antevistas, obviamente, se encuentran lejos de ser
superadas; no ha de extrañar por ello que los textos programáticos de la pretendida
política común reiteren periódicamente unos compromisos políticos de difícil –por no
decir, imposible- concreción. Es por ello que la política común de inmigración se
conforma ante todo como una dimensión mítica –ergo, no histórica- de la Unión
Europea-. Pero además, la Política común de inmigración revela una serie de mitos: el
“mito del eterno retorno” de unos compromisos políticos que se reiteran de “cumbre” en
“cumbre” sin plasmarse en desarrollos jurídicos de envergadura y el “mito de la
completud”, que sugiere la coherencia y plenitud de unos desarrollos en realidad vagos,
dispersos e inconexos.
1.- El eterno retorno: De los compromisos de Tampere (Finlandia, octubre de 1999)
a los compromisos de Lahti (Finlandia, octubre de 2006).
Hace 7 años los Jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros de la
UE, junto con el Presidente de la Comisión –el Consejo Europeo, en suma- se reunían
en Tampere (Finlandia, octubre de 1999) para sentar las bases de una política europea
de inmigración. Transcurridos 7 años de nuevo en Finlandia –ahora en Lahti- en
“reunión informal” los Jefes de Estado y de Gobierno, junto con el Presidente de la
Comisión –de nuevo el Consejo Europeo- se reúnen para hablar, entre otras cosas, del
tema de la inmigración. No obstante, pese al tiempo transcurrido, son las mismas
cuestiones las que afloran en las intervenciones de los distintos participantes. No parece
11 RIFKIN, El sueño europeo…, cit., p. 341.
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pues que el número 7 haya desplegado efectos taumatúrgicos en unos desarrollos que se
sitúan muy lejos aún de una pretendida política común en materia de inmigración.
En efecto, el Consejo Europeo de Tampere (Finlandia, 16-17 de octubre de
1999) habló de construir una “política común de inmigración” como “objetivo
prioritario”para el 1 de mayo de 2004. En este orden, se propuso allí la elaboración de
una política europea común en materia de asilo e inmigración dado que
“la Unión Europea necesita un enfoque global de la inmigración que trate los
problemas políticos, de derechos humanos y de desarrollo de los países y
regiones de origen y de tránsito. Para ello es necesario luchar contra la pobreza,
mejorar las condiciones de vida y las posibilidades de trabajo, prevenir los
conflictos, consolidar los Estados democráticos y garantizar el respeto de los
derechos humanos, en particular los derechos de las minorías.”12
Más en concreto, en Tampere se convino que comprendería esencialmente cuatro
elementos: a) la asociación con los países de origen; b) un régimen de asilo europeo
común que debería desembocar a largo plazo en un procedimiento de asilo común y un
estatuto uniforme para las personas que obtienen el asilo; c) un tratamiento equitativo
para los nacionales de terceros países y d) una gestión más eficaz de los flujos
migratorios.
Con posterioridad, el Consejo Europeo de Laeken (Bruselas, diciembre de 2001)
dijo que la implantación de la política común en materia migratoria debería establecerse
“cuanto antes”. Sin embargo, como advierte J. MARTÍN PÉREZ DE NANCLARES,
como suele ocurrir frecuentemente en la UE, la realidad práctica no siempre casa con
las previsiones jurídicas de modo que las instituciones han encontrado en determinados
ámbitos significativas dificultades para cumplir el calendario previsto13. Así, ya en el
año 2001 la Comisión alertaba de las dificultades que planteaba el logro de la política
12 Conclusiones de la Presidencia, 13 MARTÍN Y PÉREZ DE NANCLARES, J., “La inmigración y la Unión Europea”, p. 84, en Inmigración y Ciudadanía. Perspectivas Sociojurídicas, (J. Martínez de Pisón y J. Giró Miranda, coords.), Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, Logroño, 2003.
González Vega, Javier A.: «¿Pero realmente existe una política europea de inmigración?»
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común de inmigración en los plazos previstos; en ese momento, la Comisión también
planteaba el recurso al Método Abierto de Coordinación para la realización de la
política común y esbozaba una serie de medidas como objetivos concretos de dicha
política14.
Dicho esto conviene señalar que se han producido desarrollos puntuales, sin
embargo, aún no se han resuelto las dificultades que han impedido afrontar abiertamente
la definición de esta política y es que, como resalta J. MARTÍN PÉREZ DE
NANCLARES, “pervive, en el fondo, la misma dialéctica entre los polos de una
conveniencia de actuación europea y una resistencia de los Estados a perder su control
sobre la materia de inmigración que ha existido desde que se empezó a construir el
mercado único sin fronteras interiores”15. Y en efecto, basta reparar en las
consideraciones formuladas con ocasión de la reunión informal de Lahti para darse
cuenta que las reticencias de los Estados siguen aún en pie, pues de nuevo se plantean
como soluciones, enfoques y medidas bien conocidas, que, sin embargo, los Estados
meramente se avienen a considerar en futuros trabajos a culminar -se dice ahora- en “la
próxima cumbre de diciembre”16.
14 En efecto, ya la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo relativa a un método abierto de coordinación de la política comunitaria en materia de inmigración de julio de 2001 hablaba de elaborar un enfoque global y coordinado de la gestión de las migraciones a nivel nacional; mejorando la difusión de la información sobre las posibilidades legales de entrada en la UE y sobre las consecuencias de la utilización de redes clandestinas, desarrollando servicios de información en los terceros países así como fomentando la cooperación entre los servicios consulares de los Estados miembros y de las autoridades locales. Asimismo proponía reforzar la lucha contra la inmigración clandestina, las actividades de las redes de inmigración clandestina y la trata de seres humanos apoyando el refuerzo de los controles en las fronteras exteriores y la instauración de sanciones efectivas. Igualmente sugería el establecimiento de una política coherente y transparente así como procedimientos de apertura del mercado laboral nacional de los países terceros en el marco de la estrategia europea para el empleo e integrar las cuestiones relativas a las migraciones en las relaciones con los terceros países, y en particular con los países de origen. En este orden, la Comisión proponía instaurar con los terceros países un diálogo global y estructurado en relación también con las cuestiones vinculadas a los derechos humanos y al desarrollo, así como garantizar la elaboración de una política de integración para los nacionales de países terceros que residen legalmente en el territorio de un Estado miembro, sensibilizando a la sociedad civil a la problemática de los emigrantes, previendo medidas de apoyo social y económico, etc. (Cfr. Doc. COM (2001) 387 final, 11 de julio de 2001; texto accesible en: <http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/site/es/com/2001/com2001_0387es01.pdf>). 15 MARTÍN PÉREZ DE NANCLARES, J., “El reto de la inmigración. Sobre la conveniencia de una política común europea al estilo de la prevista en la Constitución Europea”, RGDE-Iustel, núm. 11, octubre 2006, s.p. 16 Cfr. Presidence finlandaise de l’UE, Transcription de la première conférence de presse organisée à l’occasion de la Réunion informelle des Chefs d’État et de gouvernement à Lahti <http://www.eu2006.fi/news_and_documents/other_documents/vko42/fr_FR/1161368914040/>
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2. El mito de la completud: el contenido de la pretendida política común de
inmigración.
El análisis de las disposiciones de los Tratados, tanto del TUE como del TCE,
pone de relieve la existencia de un cúmulo de disposiciones que sin constituir
formalmente el objeto de la pretendida política inmigratoria, interesan sin embargo a la
materia revelando el carácter fragmentario y la consiguiente falta de completud de ésta.
Así, sin ánimo exhaustivo -y ciñendo nuestro análisis exclusivamente al TCE17-
podemos advertir, por de pronto la relevancia del art. 62 que regula el cruce de las
“fronteras exteriores”18 -dado que las fronteras constituyen el cauce para el tránsito de
los flujos migratorios- y en donde se admite el ejercicio concurrente de competencias
por parte de la CE y sus Estados miembros, dado que estos últimos conservan la
competencia para celebrar acuerdos internacionales con terceros Estados sobre el
particular, siempre y cuando respeten las normas adoptadas por la Comunidad en
desarrollo de esa disposición y concretadas al día de hoy en el Reglamento CE
539/2001 del Consejo, de 21 de marzo de 200119, conforme al cual se establece la lista
de terceros países cuyos nacionales están sometidos a la obligación de visado para
cruzar las fronteras exteriores de la UE y la de aquéllos cuyos nacionales están exentos
de dicha obligación siempre que su estancia en la UE no exceda de tres meses.
Asimismo, el desarrollo de la política inmigratoria es indisociable de la política de asilo
contemplada en el art. 63.1 y 2 TCE y ello porque, como bien advierte GORTÁZAR
ROTAECHE, pese a la existencia de desarrollos normativos jurídico-internacionales e
internos que abordan específicamente esta materia es difícil trazar una línea divisoria
17 Sin obviar la relevancia de las disposiciones del “Tercer pilar” relativo a la Cooperación en materia policial y judicial penal (CPJP), es evidente que “el largo camino hacia el redil comunitario” resta trascendencia a los mismos(Cfr. la expresión en MARTÍN PÉREZ DE NANCLARES, J., “La inmigración y el asilo en la Unión Europea: Presente y futuro”, Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, (monográfico sobre “Movimientos migratorios y Derecho”, A. Remiro Brotóns, C. Martínez Capdevila, eds.), vol. 7, 2003, p. 93). 18 Este concepto de frontera exterior es privativo del Derecho de la UE y ha surgido por oposición a las fronteras interiores o fronteras entre los Estados miembros, respecto de las cuales se afirma la libertad en cuanto a su traspaso en favor de las personas físicas situadas “en el interior” de la UE. La especificidad de este concepto comunitario explica la cláusula de salvaguardia que con relación al concepto jurídico internacional de frontera introduce el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, de 29 de octubre de 2004 (vid. infra, IV). 19 DO núm. L 81, 21 de marzo de 2001.
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entre la inmigración y las situaciones humanitarias merecedoras de protección
internacional inscritas en la “política de asilo”20. Por otra parte, en cualquier caso la
estrecha relación entre una y otra se confirma por el hecho de que constituyen la cara y
la cruz del genérico fenómeno del movimiento internacional de personas.
Pero además de estos desarrollos, existen otros elementos que condicionan la
definición y ejecución de la política europea en materia de inmigración pese a que
tampoco forman parte de la misma. Es el caso de la dicotomía entre ciudadano de la
Unión Europea –esto es, el nacional de cualquiera de los 25 (27 en el inmediato futuro)
Estados miembros21- y extranjero, y dentro de esta última categoría la “gradación
jurídica” entre los diferentes tipos de extranjeros: privilegiados, semi-privilegiados o no
privilegiados, tipología que responde al hecho de gozar sus destinatarios en virtud de
“una compleja tríada de dispares elementos” -lazos familiares, ejercicio de actividades
profesionales o la existencia de acuerdos concluidos al efecto entre la UE (en puridad la
Comunidad Europea), sus Estados miembros y los Estados de origen de estas personas-
de un estatuto más o menos próximo al propio de los ciudadanos de la Unión en
relación con la libre circulación y la residencia en el territorio comunitario. Como
consecuencia, son únicamente los extranjeros no privilegiados los destinatarios por
antonomasia de las medidas constitutivas de la sedicente política migratoria de la UE22.
Por último advirtamos que la completud de la política migratoria de la UE se ve
rotundamente desmentida si se repara en las limitaciones que aquejan a su tutela
jurisdiccional –impropia de la pretendida “Unión/Comunidad de Derecho” que la UE
aspira a encarnar23-, pues es indudable que sobre buena parte de sus desarrollos planea
20 GORTÁZAR ROTAECHE, C., “La protección internacional de los solicitantes de asilo y refugiados como supuestos diferenciados del fenómeno general de las migraciones internacionales. Especial referencia al marco legal en la Unión Europea”, en Un mundo sin desarraigo: El Derecho internacional de las migraciones, (F.M. Mariño Menéndez, coord..), Libros de la Catarata, Madrid, 2006, pp. 222-223. 21 Con carácter transitorio ha de reconocerse la existencia de una diferenciación incluso entre los propios ciudadanos de la UE al no resultar operativas en toda su plenitud las disposiciones en materia de libre circulación de personas respecto de los 10 nuevos Estados miembros por mor de las disposiciones transitorias que acompañan al Tratado de Adhesión de estos Estados (Sobre el particular, vid. OLESTI RAYO, A., “La ampliación de la Unión Europea y la libre circulación de trabajadores”, RDCE, núm. 19, 2004, pp. 709-750). 22 MARTÍN Y PÉREZ DE NANCLARES, J., La inmigración y el asilo en la Unión Europea. Hacia un nuevo espacio de libertad, seguridad y justicia, Madrid, Colex, 2002, pp. 171 y 200. 23 Sobre tal principio nuclear de la UE conforme al cual se afirma la preeminencia del Derecho en su constitución y funciones y el correlativo control jurisdiccional vid. ANDRÉS SÁENZ DE SANTA
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la duda acerca de su conformidad con las exigencias inherentes al respeto de los
derechos fundamentales, cuyo tutela constituye un principio general del ordenamiento
comunitario que el Tribunal de Justicia garantiza. Por el momento, sin embargo, dadas
las limitaciones que hasta ahora caracterizan el ejercicio de las funciones
jurisdiccionales en el Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia en el que se inscribe la
presunta política europea en materia de inmigración, no se ha afrontado resueltamente la
cuestión; con todo, de forma poco tranquilizadora, la reciente Sentencia TJCE de 27 de
junio de 2006, Parlamento c. Consejo ha venido a confirmar el amplio “margen de
apreciación” de los Estados en esta materia y los estrechos cauces por los que puede
discurrir el control jurisdiccional24.
III. LOS INSTRUMENTOS DE LA PRETENDIDA POLÍTICA EUROPEA DE
INMIGRACIÓN
1.- El acervo en materia de inmigración: una aproximación.
En todo caso, el carácter fragmentario y limitado de los desarrollos constitutivos
de la “política europea de inmigración” se confirma con solo echar un vistazo a los
exponentes del acervo de la UE en la materia. En este sentido, de acuerdo con las
fuentes que ofrece la propia Comisión Europea25, cabe consignar los siguientes:
A) En materia de admisión y estancia:
Un primer conjunto de desarrollos responden a la dinámica armonizadora o de
coordinación inherente como hemos advertido a la acción de la UE en materia de
inmigración. Dentro de los mismos, aparecen, de un lado, desarrollos adoptados en el
marco de la cooperación en asuntos de Justicia e Interior (JAI) –ulteriormente,
MARÍA, GONZÁLEZ VEGA, FERNÁNDEZ PÉREZ, Introducción al Derecho de la Unión…, cit., pp. 96-97. 24 As. C-540/03, párrs. 66 y ss. (No publicada en la Recopilación; accesible en < http://curia.europa.eu/en/content/juris/c2.htm >).
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denominada Cooperación Policial y Judicial Penal (CPJP)- o “Tercer Pilar”. Se trata de
la Decisión 94/795/JAI del Consejo, de 30 de noviembre de 1994, sobre una acción
común adoptada por el Consejo en virtud de la letra b) del punto 2 del artículo K.3 del
Tratado de la Unión Europea relativa a las facilidades de desplazamiento para los
escolares de terceros países que residan en un Estado miembro26 y de la Decisión
Marco de 28 de noviembre de 2002 destinada a reforzar el marco penal para la
represión de la ayuda a la entrada, a la circulación y a la estancia irregulares27. Junto
a las mismas, aparecen también desarrollos producidos en el marco comunitario en el
contexto de la transformación de las competencias del Tercer Pilar: es el caso del
Reglamento (CE) n° 1030/2002 del Consejo, de 13 de junio de 2002, por el que se
establece un modelo uniforme de permiso de residencia para nacionales de terceros
países28, así como de la Directiva del Consejo 2002/90/CE de 28 de noviembre de 2002
destinada a definir la ayuda a la entrada, a la circulación y a la estancia irregulares29 .
Otros desarrollos, en cambio, buscan establecer unas reglas mínimas entre los
Estados miembros en relación con diferentes colectivos de inmigrantes y son
susceptibles por consiguiente de dar lugar a la aplicación por los Estados miembros de
disposiciones más favorables. Se trata de:
a) la Directiva 2003/109 del Consejo de 25 de noviembre de 2003 sobre la
definición del estatuto de nacionales de terceros países residentes de larga duración 30,
en la que -a través de la consabida técnica del Método Abierto de Coordinación
25 European Commission, Justice and Home Affairs, Acquis of the European Union under Title IV ot the TEC and Title VI of the TEU. Consolidated version 2003; texto accesible en <http://ec.europa.eu/justice_home/doc_centre/immigration/acquis/doc_immigration_acquis_en.htm.>. 26 DO núm. L 327, 19 de diciembre de 1994. 27 DO núm. L 328, 5 de diciembre de 2002. El plazo para su transposición expiró el 5 de diciembre de 2004 28 DO núm. L 157, 15 de junio de 2002. 29 DO núm. L 328, 5 de diciembre de 2002. Con idéntico plazo de transposición al texto anterior. 30 DO núm. L 16, 23 de enero de 2004. Para un análisis detenido de sus disposiciones, vid. CRESPO NAVARRO, E., “La Directiva 2003/109/CE del Consejo relativa al estatuto de los nacionales de Terceros Estados residentes de larga duración y la normativa española en la materia”, RDCE, núm. 18, 2004, pp. 531-552; LIROLA DELGADO, I, “Los derechos de libre circulación y residencia…”, cit., pp. 178-180; OLESTI RAYO, A., “El estatuto de los residentes de larga duración: Comentario a la Directiva del Consejo 2003/109 de 25 de noviembre de 2003”, en Revista General de Derecho Europeo, núm. 4, mayo 2004, 10 pp. (accesible en <http://www.iustel.com>); PÉREZ GONZÁLEZ, C., “La política comunitaria de inmigración y asilo”, en Tratado de extranjería. Aspectos civiles, penales, administrativos y sociales, (A. Palomar García, coord..), Pamplona, Thomson-Aranzadi, 2004, pp. 41-44.
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(MAC)- junto a un núcleo de derechos garantizados se contemplan otros cuya
concreción queda confiada a la potestad de los Estados miembros. En ella se prevé la
adquisición del estatuto de residente de larga duración –que supone la práctica
equiparación con los ciudadanos de la Unión31- merced a la residencia legal e
ininterrumpida durante un periodo de 5 años. A los efectos de obtención de ese estatuto,
la Directiva determina asimismo que los nacionales de terceros países deberán acreditar
disponer de recursos suficientes y de un seguro de enfermedad y no han constituir una
amenaza para el orden público o la seguridad pública. La adquisición del estatuto de
residente de larga duración debe acreditarse por un permiso de residencia, mediante el
cual el interesado pueda probar su estatuto jurídico. Por otro lado, la Directiva garantiza
el derecho de residencia en otro Estado miembro con fines laborales, bien por cuenta
ajena como por cuenta propia, o al efecto de cursar estudios, e incluso de establecerse
sin ejercicio de actividad económica alguna. En todo caso, el Estado miembro en el que
el residente de larga duración vaya a ejercer su derecho de residencia tendrá la facultad
de comprobar que la persona en cuestión reúne las condiciones previstas para residir en
su territorio; de otro modo, la expulsión procederá aunque siempre hacia el Estado
miembro de origen.
b) la Directiva 2003/86/CE del Consejo, de 22 de septiembre de 2003, sobre el
derecho a la reagrupación familiar32, que establece una serie de criterios comunes para
garantizar el derecho a la reagrupación familiar con las miras puestas –afirma su
preámbulo- en proteger a la familia de los inmigrantes (y refugiados) y respetar su vida
familiar; no obstante, si se repara en la restrictiva regulación contenida en la Directiva
31 Excluidos no obstante los derechos políticos previstos en la ciudadanía de la UE, lo que ha movido a la doctrina a hablar de la atribución de una “ciudadanía cívica” (valga la redundancia) por oposición a la política (Cfr. TRIANDAFYLLIDOU, A, “Nuevos retos para Europa: Migración, seguridad y derechos de ciudadanía”, Revista CIDOB d’Afers Internacionals, núm. 69, 2004, p. 51). 32 DO núm. L 251, 3 de octubre de 2003. Sobre el particular vid. el profuso análisis de VELÁZQUEZ SÁNCHEZ, M.M., “La reagrupación familiar en la Unión Europea: comentario a la Directiva 2003/86”, Revista General de Derecho Europeo, núm. 4, mayo 2004, 30 pp. (accesible en <http://www.iustel.com>), así como las consideraciones expuestas por GÓMEZ CIRIANO, E.J., “La integración: una asignatura pendiente en las políticas migratorias española y europea”, en Emigración, pobreza y desarrollo, (J.A. Alonso, ed.), Madrid, Catarata, 2004, pp. 178-180. Por otra parte, la reagrupación familiar de nacionales de terceros Estados respecto de ciudadanos de la unión también se ve garantizada –incluyendo uniones de hecho (cualquiera que sea su orientación sexual) y acaso matrimonios homosexuales- en la Directiva 2004/38/CE (DO núm. L 229, 29 de junio de 2004). Al respecto vid. CANDELA SORIANO, M., CHENEVIÈRE, C., “Droit au regroupement familial at droit au mariage du
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tal objetivo parece verse defraudado pues de hecho sus disposiciones sólo garantizan el
derecho a la reagrupación del cónyuge y los hijos menores de edad, dejando en cambio
a la discreción de los Estados un amplio elenco de cuestiones: entre otras, la
reagrupación de los ascendientes en línea directa, los hijos mayores solteros, el miembro
de la pareja no casada o registrada, así como, en el caso del matrimonio poligámico, los
hijos menores de otro cónyuge y del reagrupante33.
c) la Directiva 2004/114/CE del Consejo de 13 de diciembre de 2004 relativa a
los requisitos de admisión de los nacionales de terceros países a efectos de estudios,
intercambio de alumnos, prácticas no remuneradas o servicios de voluntariado34, en la
cual pese al objetivo confeso de facilitar la movilidad de los estudiantes nacionales de
terceros países que cursen sus estudios en varios Estados miembros, al igual que la
admisión de los nacionales de terceros países que participen en programas comunitarios
destinados a favorecer la movilidad en o hacia la Comunidad, se anteponen claramente
las exigencias de seguridad a los objetivos que dice perseguir; en tal sentido, establece
que podrá ser denegada la admisión por razones debidamente motivadas; en particular,
en el caso de que un Estado miembro considere, basándose en una evaluación fáctica,
que el nacional del tercer país constituye una amenaza potencial para la seguridad o el
orden público -lo sería una condena por la comisión de delitos graves así como la
pertenencia o el apoyo, pasado o presente, a una asociación que apoye al terrorismo o
tenga o haya tenido aspiraciones de carácter extremista. En otro orden de cosas, la
Directiva también contempla la concesión de permisos de trabajo a los estudiantes que
desean ejercer una actividad económica a través de una “autorización previa”.
citoyen de l’Union Européenne et des membres de sa famille à la lumière de la Directive 2004/38/CE”, Rev. Trim. Dr. H, 2005, pp. 923-953. 33 Algunas de esas limitaciones –en concreto las susceptibles de establecerse en la reagrupación de mayores de 12 ó 15 años y la imposición de periodos de espera- fueron cuestionadas por el PE, so pretexto de infringir derechos garantizados en el Convenio Europeo para la protección de los derechos fundamentales, el Pacto de derechos civiles y políticos, el Convenio de derechos del niño, la Carta Social europea, e incluso la Carta de Derechos fundamentales de la UE. No obstante, la Sentencia TJCE (Gran Sala), de 27 de junio de 2006, Parlamento c. Consejo (as C-540/03) (no publicada aún en la Recopilación), no estimó la existencia de las pretendidas violaciones al advertir unos parámetros objetivos en su concreción y un significativo margen de apreciación en poder de los Estados miembros, consustancial al carácter compartido de las competencias afectadas por la directiva (Cfr. texto de la Sentencia y de las Conclusiones de la Abogada General, Sra. J. Kokott, de 8 de septiembre de 2005, en <http://curia.europa.eu/fr/content/juris/c2.htm>). 34 DO núm. L 375, 23 de diciembre de 2004.
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d) la Directiva 2005/71/CE del Consejo, de 12 de octubre de 2005 sobre
admisión de investigadores nacionales de terceros Estados35, en la cual se facilita la
admisión y residencia de estas personas y, eventualmente de sus familiares, previa
concertación de un “convenio de acogida” con un organismo en el que pretenda
desarrollarse la actividad investigadora; en la directiva además se contemplan toda una
serie de derechos inspirados por el principio de igualdad de trato (reconocimiento de
diplomas, remuneración , Seguridad social, etc.). Conviene resaltar que este instrumento
responde al apuntado doble rasero en materia migratoria conforme al cual se favorece el
ingreso de profesionales cualificados procedentes del exterior, contribuyendo a mejorar
el potencial de la UE como “polo de investigación mundial” pero despoblando de
“cerebros” a los países del Sur.
Finalmente, en esta materia la dimensión promocional de la acción de la UE se
concreta en una serie de textos de valor puramente recomendatorio36.
B) En materia de expulsión y readmisión:
A diferencia de los desarrollos anteriores, en este caso se trata de
manifestaciones que interesan en exclusiva a la inmigración irregular. Comprenden, de
un lado, una serie de actos relacionados con los procedimientos de expulsión: la
Directiva 2001/40/CE del Consejo, de 28 de mayo de 2001, relativa al reconocimiento
mutuo de las decisiones en materia de expulsión de nacionales de terceros países37, la
Directiva 2003/110/CE del Consejo sobre la asistencia en casos de tránsito a efectos de
repatriación o alejamiento por vía aérea38, así como las Decisiones del Consejo
2004/191/CE, de 23 de febrero de 2004, por la que se establecen los criterios y
modalidades prácticas para la compensación de los desequilibrios financieros
resultantes de la aplicación de la Directiva 2001/40/CE relativa al reconocimiento
35 DO núm. L 289, 3 de noviembre de 2005. 36 Se trata de diferentes Resoluciones, Decisiones y Conclusiones –todas ellas del Consejo de la UE- sobre materias conexas (transmisión de informaciones, prevención de los matrimonios “blancos” o de conveniencia, menores no acompañados, etc.). 37 DO núm L 149, 2 de junio de 2001. 38 DO núm. L 321, 6 de diciembre de 2003.
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mutuo de las decisiones en materia de expulsión de los nacionales de terceros países39 y
2004/573/CE de 29 de abril de 2004, relativa a la organización de vuelos conjuntos para
la expulsión desde el territorio de dos o más Estados miembros de nacionales de
terceros países sobre los que hayan recaído resoluciones de expulsión40, así como de
otra serie de heterogéneos actos de naturaleza meramente recomendatoria41.
En cuanto a los mecanismos de readmisión, los parcos desarrollos producidos en
el Derecho derivado se concretan en la Recomendación del Consejo de 30 noviembre de
1994 relativa a un modelo de acuerdo bilateral normalizado de readmisión entre un
Estado miembro y un tercer país42 y la Recomendación del Consejo de 24 de julio de
1995 sobre los principios rectores que deberán seguirse en la elaboración de protocolos
sobre la aplicación de acuerdos de readmisión43; estos textos, sin embargo, como su
mismo nombre indica, proponen meras orientaciones a los Estados miembros en
relación con los acuerdos de readmisión susceptibles de conclusión con terceros Estados
y respecto de las prácticas y protocolos a seguir en los procedimientos de identificación
y repatriación.
No obstante, los desarrollos más relevantes en esta materia requieren
necesariamente la concertación entre la UE –y/o sus Estados miembros- y los Estados
de origen o tránsito de los inmigrantes, haciendo necesaria la conclusión de los
correspondientes tratados internacionales; ahora bien, dado que la política convencional
de la UE con incidencia en las cuestiones migratorias no se nutre exclusivamente de
estos desarrollos, afrontaremos el examen de la cuestión en un apartado específico.
2.- La dimensión externa de las cuestiones migratorias: una aproximación a la
política convencional de la UE con incidencia en el tema migratorio.
39 DO núm. L 60, 27 de febrero de 2004. 40 DO núm. L 261, 6 de agosto de 2004. 41 Se trata en este caso igualmente de diferentes actos del Consejo de la UE: 4 Recomendaciones, 2 Decisiones y una Proposición de Plan para combatir la inmigración ilegal y el tráfico de seres humanos en la UE. 42 DO núm. C 274, 19 de septiembre de 1996. 43 DO núm. C 274, 19 de septiembre de 1996.
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En efecto, al analizar críticamente los esfuerzos para el establecimiento de una
política común de inmigración es necesario incidir en los acuerdos concluidos por la
UE/CE y sus Estados miembros en los que encuentran proyección las cuestiones
migratorias. En este sentido, hay que señalar que algunos de estos desarrollos se
remontan a un momento muy anterior a la propia aparición del mito de la política
migratoria europea; este es el caso de Acuerdo de Asociación entre la, entonces, CEE,
sus Estados miembros y Turquía –que contempla la libre circulación y residencia de
trabajadores de esa nacionalidad en el territorio de los Estados miembros de la CEE,
como hubo de confirmar el TJCE en algunas significativas decisiones-; asimismo,
también tiene significativas implicaciones en la cuestión el Tratado de Oporto de 1993
por el que se establece el Espacio Económico Europeo, toda vez que en virtud del
mismo, se amplía la libre circulación de personas a los nacionales de los Estados
miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), con la excepción de
Suiza, dada su negativa a vincularse por dicho acuerdo44. El resultado de estos
desarrollos convencionales ha sido el de conformar, como acertadamente advertía
MARTÍN Y PÉREZ DE NANCLARES, un estatuto “semiprivilegiado” para estas
personas dentro del sistema comunitario, al asignarles en materia migratoria un estatuto
que les aproxima al propio de los nacionales de los Estados miembros de la Unión.
Aún más recientemente, la inmigración y en particular la lucha contra la
inmigración irregular posee una indudable proyección en los desarrollos convencionales
concertados por la UE. En este sentido, han de mencionarse, en primer término, los
acuerdos celebrados por la CE al amparo de la previsión establecida en el art. 63.3.b)
TCE sobre “repatriación de residentes ilegales”. En este orden, se han concluido
acuerdos con las regiones autónomas chinas de Hong Kong y Macao, así como con Sri
Lanka, Albania y la Federación de Rusia, al tiempo que se desarrollan negociaciones
para la concertación de acuerdos semejantes con otros Estados45.
44 Con posterioridad, como era de esperar, también los nacionales de la Confederación Suiza se han beneficiado de este tratamiento privilegiado a través de la conclusión del correspondiente acuerdo. 45 Así, se negocian acuerdos con Marruecos y Ucrania, y se prevé la ulterior negociación de acuerdos con la RP China, Argelia, Turquía y Pakistán. En todo caso el contenido de estos acuerdos –de los cuales sólo se hallan en vigor los celebrados con Macao, Hong Kong y Sri Lanka- no es idéntico pues algunos prevén sólo la repatriación de nacionales, excluyendo la readmisión de los extranjeros “en tránsito” (Cfr. PÉREZ GONZÁLEZ, C., ”Los diferentes estatutos jurídicos de los migrantes”, en Un mundo sin desarraigo…, cit., pp. 213-214).
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Pero por otro lado, el tratamiento convencional de las cuestiones migratorias
desborda los límites del Título IV del TCE en donde se contemplan aquéllos para poner
de manifiesto la “obsesión de la inmigración ilegal” que caracteriza a las actuaciones de
la UE y sus Estados miembros. En este sentido, cabe mencionar los Acuerdos de
diálogo político y cooperación entre las Comunidades Europeas y sus Estados miembros
y los Estados de la Comunidad Andina y la Comunidad centroamericana,
respectivamente, pues en ellos se contienen sendas disposiciones relativas a lo que de
forma un tanto excesiva se califica como cooperación en materia de migración. Sin
perjuicio de puntuales diferencias entre el texto de uno y otro acuerdos, se establece en
lo que constituye el exponente de una cláusula tipo lo siguiente
Artículo 49. Cooperación en materia de migración. 1. Las Partes reafirman la
importancia que otorgan a la gestión conjunto de los flujos migratorios entre sus
territorios. A fin de intensificar su cooperación, las Partes entablarán un diálogo
de gran alcance sobre todas las cuestiones referentes a la migración, en especial
la migración ilegal, el contrabando y el tráfico de seres humanos y la inclusión
de los aspectos relativos a la migración en las estrategias nacionales de
desarrollo económico y social de las áreas en las que se originan las
migraciones, teniendo también en consideración los lazos históricos y culturales
existentes entre ambas regiones.
2. La cooperación se basará en una evaluación específica de las necesidades
realizada entre las Partes mediante consulta y se ejecutará de conformidad con la
correspondiente legislación comunitaria y nacional aplicable. En particular, se
centrará en:
(a) las causas originarias de la migración;
(b) la formulación y aplicación de leyes y prácticas nacionales en materia de
protección internacional tanto para cumplir las disposiciones de la Convención
de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, de su Protocolo de 1967
y de otros instrumentos regionales e internacionales pertinentes, como para
garantizar el respeto del principio de "no devolución";
(c) las normas de admisión y los derechos y la condición de las personas
admitidas, el trato justo y la integración en la sociedad de los extranjeros con
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residencia legal, la educación y la formación de los migrantes legales y las
medidas contra el racismo y la xenofobia;
(d) la elaboración de una política eficaz y preventiva contra la inmigración
ilegal, el contrabando de migrantes y el tráfico de seres humanos, incluida la
cuestión de cómo combatir las redes dedicadas a tales prácticas y proteger a las
víctimas de las mismas;
(e) el regreso, en condiciones dignas y humanas, de las personas que residen de
manera ilegal, y su readmisión de conformidad con el apartado 3;
(f) el ámbito de los visados, en lo que concierne a los aspectos de interés mutuo,
como los visados concedidos a las personas que viajan por motivos comerciales,
académicos y culturales;
(g) el tema de los controles fronterizos, por lo que respecta a los aspectos
relacionados con la organización, la formación, las mejores prácticas y otras
medidas operativas sobre el terreno y, cuando proceda, la aportación de material.
3. En el marco de la cooperación para impedir y controlar la inmigración ilegal,
las Partes acuerdan también readmitir a sus migrantes ilegales. A tal efecto:
- previa petición y sin proceder a más trámites, cada país andino deberá
readmitir a todos sus nacionales que se encuentren de manera ilegal en el
territorio de un Estado miembro de la Unión Europea, proporcionarles
documentos de identidad adecuados y poner a su disposición los servicios
administrativos necesarios a tal efecto;
- previa petición y sin proceder a más trámites, cada Estado miembro de la
Unión Europea deberá readmitir, a todos sus nacionales que se encuentren de
manera ilegal en el territorio de un país andino, suministrarles documentos de
identidad adecuados y poner a su disposición los servicios administrativos
necesarios a tal efecto;
Las Partes acuerdan celebrar, previa petición y a la mayor brevedad posible, un
acuerdo por el que se regulen las obligaciones concretas de los Estados
miembros de la Unión Europea y de los países andinos en materia de
readmisión. El acuerdo abordará también la cuestión de la readmisión de los
nacionales de otros países y de las personas apátridas.
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A tal efecto, por "Partes" se entenderá la Comunidad Europea, cualquiera de sus
Estados miembros y cualquier país andino46.
La operatividad de semejante disposición se complementa además con otros desarrollos
y mecanismos previstos en tales acuerdos. De un lado, la cláusula evolutiva contenida
en el art. 57, respectivamente, con arreglo a la cual:
1. Las Partes podrán acordar mutuamente extender el presente Acuerdo con el
objetivo de ampliar y complementar su ámbito de aplicación de conformidad con
su legislación respectiva, celebrando acuerdos sobre actividades o sectores
específicos a la luz de la experiencia adquirida durante su aplicación.
2. Por lo que se refiere a la aplicación del presente Acuerdo, cualquiera de las
Partes podrá hacer sugerencias tendientes a extender la cooperación en todos los
ámbitos, teniendo en cuenta la experiencia adquirida durante la aplicación del
Acuerdo.
3. No se excluirá de antemano ninguna posibilidad de cooperación. Las Partes
podrán recurrir a la Comisión mixta para estudiar las posibilidades prácticas de
cooperación en interés mutuo47.
De otro, el consabido mecanismo relativo al cumplimiento de las obligaciones
convencionales contemplado en el art. 56 y conforme al cual se establece que:
46 Art. 49 del Acuerdo de diálogo político y cooperación entre las Comunidades Europeas y sus Estados miembros, por una parte, y la Comunidad Andina y sus Países miembros (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), por otra parte, hecho en Roma el 15 de diciembre de 2003. Texto publicado en BOCG, Sección Cortes Generales, VIII Legislatura, Serie A, 25 de enero de 2005, núm. 91. El texto, prácticamente idéntico en esta materia, del Acuerdo de diálogo político y cooperación entre las Comunidades Europeas y sus Estados miembros, por una parte, y las Republicas de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, por otra parte, hecho en Roma el 15 de diciembre de 2003 figura publicado en BOCG, Sección Cortes Generales, VIII Legislatura, Serie A, 25 de enero de 2005, núm. 90. Adviértase empero que este último incorpora como Anexo el texto de una Declaración unilateral relativa al respeto de la distribución de competencias entre la CE y sus Estados miembros en relación con la eventual conclusión de los acuerdos de readmisión de migrantes ilegales. 47 Art. 57 del Acuerdo de diálogo político y cooperación entre las Comunidades Europeas y sus Estados miembros, por una parte, y la Comunidad Andina…, cit.
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1. Las Partes adoptarán todas las medidas generales o específicas necesarias para
dar cumplimiento a las obligaciones que asumen en virtud del presente Acuerdo
y velarán por que se adecuen a los objetivos establecidos en este Acuerdo.
2. Cuando una de las Partes considere que la otra Parte ha incumplido alguna de
las obligaciones que le impone el presente Acuerdo, podrá adoptar las medidas
apropiadas. Antes de hacerlo, deberá facilitar a la Comisión mixta toda la
información pertinente necesaria en un plazo de 30 días para que ésta examine
en detalle la situación, con objeto de buscar una solución aceptable para las
Partes.
Al escoger estas medidas, se deberán seleccionar prioritariamente las que menos
perturben el funcionamiento del presente Acuerdo. Estas medidas serán
notificadas inmediatamente a la Comisión mixta y serán objeto de consultas en
su seno si así lo solicita la otra Parte.
3. No obstante lo dispuesto en el apartado 2, cualquiera de las Partes podrá
adoptar inmediatamente medidas apropiadas de conformidad con el Derecho
internacional en el caso de:
(a) terminación del presente Acuerdo no sancionada por las normas generales del
Derecho internacional;
(b) incumplimiento por la otra Parte de los elementos esenciales del presente
Acuerdo a que se refiere el apartado 1 del Artículo 1.
La otra Parte podrá pedir que se convoque una reunión urgente para reunir a las
Partes en un plazo de 15 días a fin de proceder a un examen detallado de la
situación con objeto de buscar una solución aceptable para las Partes48.
Por otra parte, también la regulación de los flujos migratorios está presente en la
relación convencional orientada a la cooperación al desarrollo, tal como revela
prístinamente en el abigarrado art. 13 del Convenio de Cotonú de 25 de junio de 200049.
48 Art. 56, Ibid. 49 Establece el art. 13 del Convenio de Cotún de 25 de junio de 2000, lo siguiente: Artículo 13 Emigración. 1. La cuestión de la emigración será objeto de un diálogo profundo en el marco de la asociación ACP-UE. Las Partes reafirman sus obligaciones y sus compromisos actuales en el ámbito del derecho internacional para garantizar el respeto de los derechos humanos, y la eliminación de todas las formas de discriminación basadas, en particular, en el origen, el sexo, la raza, la lengua y la religión. 2. Las Partes convienen en considerar que una asociación implica, por lo que se refiere a la emigración,
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La prolija regulación en él contenida –en la que una significativa relevancia se confiere
al concepto de codesarrollo- posee, sin embargo, una operatividad muy reducida, tal
un trato equitativo de los nacionales de terceros países que residan legalmente en sus territorios, una política de integración que tenga por objetivo ofrecerles derechos y obligaciones comparables a los de sus ciudadanos a favorecer la no discriminación en la vida económica, social y cultural y establecer medidas de lucha contra el racismo y la xenofobia. 3. Cada Estado miembro concederá a los trabajadores procedentes de un país ACP que ejerzan legalmente una actividad en su territorio un trato caracterizado por la ausencia de toda discriminación basada en la nacionalidad con relación a sus propios nacionales en lo referente a condiciones de trabajo, remuneración y despido. Cada Estado ACP, por su parte, concederá a este respecto un trato no discriminatorio comparable a los trabajadores nacionales de los Estados miembros. 4. Las Partes consideran que las estrategias destinadas a reducir la pobreza, a mejorar las condiciones de vida y trabajo, a crear empleos y a desarrollar la formación contribuyen a largo plazo a normalizar los flujos migratorios. Las Partes tendrán en cuenta, en el marco de las estrategias de desarrollo y la programación nacional y regional, las dificultades estructurales vinculadas a los fenómenos migratorios con el fin de apoyar el desarrollo económico y social de las regiones de origen de los emigrantes y reducir la pobreza. La Comunidad apoyará, en el marco de los programas de cooperación nacional y regional, la formación de los nacionales de los Estados ACP en su país de origen, en otro país ACP o en un Estado miembro de la Unión Europea. Por lo que se refiere a la formación en un Estado miembro, las Partes velarán por que estas acciones estén orientadas hacia la inserción profesional de los nacionales de los Estados ACP en su país de origen. Las Partes desarrollarán programas de cooperación destinados a facilitar el acceso a la enseñanza a los estudiantes de los Estados ACP, en particular, mediante la utilización de las nuevas tecnologías de la comunicación. 5. (a) El Consejo de Ministros examinará en el marco del diálogo político las cuestiones vinculadas a la inmigración ilegal con la perspectiva de establecer, cuando proceda, los medios de una política de prevención. (b) En este marco, las Partes convienen, en particular, en garantizar que los derechos y la dignidad de las personas se respeten en todo procedimiento iniciado para conseguir el retorno de los inmigrantes ilegales a su país de origen. A este respecto, las autoridades interesadas concederán las facilidades administrativas necesarias para el retorno. (c) Las Partes convienen también en lo siguiente: i. - cada Estado miembro de la Unión Europea readmitirá y aceptará el retorno de cualquiera de sus propios nacionales que resida ilegalmente en el territorio de un Estado ACP, a petición de este último y sin mediar más trámites; - cada uno de los Estados ACP readmitirá y aceptará el retorno de cualquiera de sus propios nacionales que resida ilegalmente en el territorio de un Estado miembro de la Unión Europea, a petición de este último y sin mediar más trámites. Los Estados miembros y los Estados ACP proporcionarán a sus nacionales documentos de identidad apropiados a tal efecto. Por lo que respecta a los Estados miembros de la Unión Europea, las obligaciones en virtud del presente apartado se aplican solamente respecto a las personas que deban ser consideradas sus nacionales a efectos comunitarios, de conformidad con la Declaración n°2 aneja al Tratado constitutivo de la Comunidad Europea. Por lo que respecta a los Estados ACP, las obligaciones en virtud del presente apartado se aplican solamente respecto a las personas que deban ser consideradas sus nacionales según lo dispuesto en las legislaciones nacionales respectivas. ii. A petición de una Parte, se iniciarán negociaciones con los Estados ACP encaminadas a celebrar, de buena fe y de acuerdo con los principios correspondientes del derecho internacional, acuerdos bilaterales que regulen las obligaciones específicas de readmisión y retorno de sus nacionales. Estos acuerdos incluirán también, si una de las Partes lo considerare necesario, disposiciones sobre la readmisión de nacionales de terceros países y apátridas. Los acuerdos precisarán las categorías de personas afectadas por estas disposiciones así como las modalidades de su readmisión y retorno. Se concederá una asistencia adecuada a los Estados ACP para la aplicación de estos acuerdos.
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como revelan los recientes acontecimientos vinculados con la “crisis de los cayucos” en
donde se ha hablado muy significativamente de la posibilidad de “reactivar” las
previsiones en él establecidas.
Con todo, la política convencional desarrollada no ha resultado suficiente para
abordar el fenómeno migratorio; de ahí, que como veremos, los esfuerzos de la UE
hayan de ser complementado por los Estados miembros a través de una política
convencional autónoma de la que es reveladora muestra la reciente práctica española50.
3.- La dimensión operacional: la Agencia Europea de Fronteras (FRONTEX).
Para completar la aproximación a los instrumentos de acción de la UE en
materia migratoria hay que mencionar finalmente el papel desarrollado por la Agencia
Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores de los
Estados miembros de la Unión Europea (FRONTEX), creada por el Reglamento (CE) nº
2007/2004 del Consejo, de 26 de octubre de 200451.
Esta agencia tiene como cometido coordinar la cooperación operativa entre
Estados miembros en el ámbito de la gestión de las fronteras exteriores, ayudar a los
Estados miembros en la formación de los guardias fronterizos nacionales, incluido el
establecimiento de normas comunes de formación. Asimismo lleva a cabo análisis de
riesgos, hace un seguimiento de la evolución en materia de investigación relacionada
con el control y la vigilancia de las fronteras exteriores y asiste a los Estados miembros
en circunstancias que requieren un aumento de la asistencia técnica y operativa en las
fronteras exteriores, proporcionándoles, llegado el caso, el apoyo necesario para
iii. A efectos del presente artículo, se entenderá por "Partes" la Comunidad, cada uno de sus Estados miembros y todo Estado ACP. 50 Sobre el particular nos remitimos al examen efectuado en nuestra contribución “¿Regreso al futuro? La difícil concreción de una política europea de inmigración”, en Cuadernos Electrónicos de Filosofofía del Derecho, Universitat de Valencia, diciembre 2006. 51 DO núm. L 349, 25 de noviembre de 2004. La creación de este organismo responde a la actual dinámica de la UE, orientada -como hemos señalado en otro lugar- a favorecer la creación de toda suerte de entidades, merced a la incorporación de técnicas de organización administrativa propias de la administración institucionalizada (Cfr. ANDRÉS SÁENZ DE SANTA MARÍA, GONZÁLEZ VEGA, FERNÁNDEZ PÉREZ, Introducción al Derecho…, cit., p. 269).
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organizar operaciones conjuntas de retorno. La Agencia, además, pretende fortalecer la
seguridad fronteriza garantizando la coordinación de las acciones de los Estados
miembros en la ejecución de medidas comunitarias relativas a la gestión de las fronteras
exteriores.
Por otro lado, FRONTEX mantiene estrechas relaciones con otras agencias y
organismos de la UE que comparten, en su caso, responsabilidades en el ámbito de la
seguridad de las fronteras exteriores (tales como EUROPOL, CEPOL, OLAF, etc.), la
cooperación aduanera y la cooperación en controles fitosanitarios y veterinarios, con el
fin de fomentar la coherencia general.
IV.- A MODO DE CONCLUSIÓN: LA CONSTITUCIÓN EUROPEA COMO
PANACEA PARA LA CONSECUCIÓN DE UNA POLÍTICA EUROPEA DE
INMIGRACIÓN
A estas alturas puede parecer ocioso abordar el examen de las disposiciones en
materia de inmigración contenidas en el marco del Tratado por el que se establece una
Constitución para Europa, de 29 de octubre de 2004 (en lo sucesivo, Constitución
Europea o Tratado Constitucional), máxime habida cuenta de que no compartimos la
visión de quienes creen ver en la Constitución Europea la solución a todos los
problemas que afligen a la UE, incluido el reto de la inmigración52. Con todo, ello no
impide advertir que algunas previsiones acogidas en dicho texto –vean la luz como tales
o en un futuro tratado de enmienda- suponen una parcial superación de la referida
dialéctica UE/Estados al aportar significativas modificaciones en la materia. De hecho,
el principal avance se derivaría de la desaparición real del tercer pilar extracomunitario -
52 Sin ir más lejos, esta “literatura apologética” está bien representada en el discurso sobre el coste de la “no Constitución” de la que es expresiva muestra el reciente artículo de BARÓN CRESPO, E., BRU PURÓN, C., “Nuestro ‘sí’ a la Constitución Europea”, Diario El País, miércoles, 19 de octubre de 2006, p. 17, en donde se encarecen las aportaciones del nonato texto constitucional para resolver la cuestión. En cambio, compartimos con P. ANDRÉS, la convicción de que el “texto sigue siendo válido como modelo de análisis sobre la vertebración jurídico-política de la construcción europea” al abordar “los elementos esenciales que han de conformar la UE, proponiendo soluciones que se pueden compartir o no pero que en todo caso proporcionan elementos para la reflexión” (Cfr. ANDRÉS SÁENZ DE SANTA MARÍA, P., “La constitución Europea: Un análisis desde el Derecho internacional público”, Cursos de Derecho
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no transformado en un trampantojo como acontece en la PESC-PESD-, de la disolución
de algunos elementos fragmentadores existentes en la normativa actual –las excepciones
previstas respecto de Reino Unido, Irlanda y Dinamarca-, de la unificación de las
técnicas normativas bajo el nuevo sistema de actos diseñado por la Constitución
Europea, cuya adopción además habría de ajustarse –en línea de principio- al
procedimiento legislativo ordinario –el actual procedimiento de codecisión- y de la
eliminación de las particularidades que limitaban hasta ahora el pleno control
jurisdiccional en este campo.
En cambio si dirigimos nuestra mirada hacia los aspectos sustantivos, la
Constitución aporta escasas novedades lo que no ha de extrañar dado que ya en los
trabajos de la Convención Europea que elaboró el proyecto constitucional, las
disposiciones del actual TCE (art. 63.3 y 4) eran juzgadas satisfactorias para afrontar el
fenómeno pues “abarca(ba)n toda la extensión del campo de la inmigración y
refleja(ba)n, por tanto, una ambición adecuada en cuanto al alcance de la acción de la
Unión”, de ahí que las propuestas se limitaran a postular la consagración en el tratado
constitucional del “objetivo de una política común sobre inmigración” y el
establecimiento de “una base jurídica que permit(ier)a a la Unión la adopción de
medidas de incentivo y apoyo para asistir a los Estados miembros en sus esfuerzos por
fomentar la integración de los nacionales de países terceros que residan legalmente en la
Unión”, descartando en lo demás “cambios sustanciales” de las disposiciones pre-
existentes53. Todo ello, naturalmente, sin perjuicio de las competencias en manos de los
Estados.
Como resultado, en lo que es expresión de un huero voluntarismo la
Constitución convierte formalmente en política común la relativa a inmigración (junto
con las conexas en materia de controles en las fronteras y asilo)54, establece los
internacional de Vitoria/Gasteiz 2005, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, Bilbao, 2006, p. 21). 53 Convención Europea, Informe final del Grupo X “Libertad, Seguridad y Justicia”, Bruselas, 2 de diciembre de 2002 (04.12), (OR.En), WGX 14, Doc. CONV 426/02, p. 5. 54 Política común, aunque en un ámbito de competencia compartida entre Unión Europea y Estados miembros como señala el art. I-13.2 del texto constitucional. Por otro lado, como resalta J.C. FERNÁNDEZ ROZAS esta caracterización no impide advertir la subsistencia de un margen muy importante de competencia en materia de extranjería en manos de los Estados miembros con objeto de
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principios que deben seguirse para su formulación y ejecución y enuncia como norma
general en este ámbito el principio de solidaridad y de reparto equitativo de la
responsabilidad entre los Estados miembros, incluido el aspecto financiero55. En cuanto
a los procedimientos, la Comisión pasa tener el monopolio del derecho de iniciativa
legislativa56, en tanto que todas las medidas se adoptarán mediante leyes o leyes marco
establecer cupos o contingentes respecto de trabajo asalariado y no asalariado (FERNÁNDEZ ROZAS, J.C., “El espacio de libertad, seguridad y justicia en el proyecto de Convención Europea”, en Europa ante su Futuro. Una visión desde Euskadi, Bilbao, Consejo Vasco del Movimiento Europeo, 2004, p. 190. al respecto vid. infra). En otro orden de cosas, en cuanto al control de las fronteras exteriores las novedades introducidas por el art. III-265 respecto del art. 62 TCE se concretan en la consagración del concepto de “sistema integrado de gestión de las fronteras exteriores”, destinado a reforzar en el futuro la cooperación legislativa y operativa, con la perspectiva de una eventual creación de unidades comunes de gestión de fronteras que apoyen a las autoridades nacionales; en la simplificación de las normas sobre visados y permisos de residencia de corta duración, y en el reconocimiento expreso del respeto de la competencia de cada Estado miembro en lo que respecta a la delimitación geográfica de sus fronteras, con arreglo al derecho internacional. Por su parte, en materia de asilo el art. III-266 de la Constitución introduce el concepto de «sistema europeo común de asilo» que, para los nacionales de terceros países, que implica un estatuto uniforme y procedimientos comunes de concesión y retirada de asilo, así como un estatuto uniforme y procedimientos comunes de concesión y retirada de protección subsidiaria. En cambio, respecto a los desplazados en caso de afluencia masiva, no se les atribuye un estatuto uniforme, sino sólo la posibilidad de establecer un sistema común de protección temporal, con arreglo a la Convención de Ginebra. Por otra parte, la importancia del componente externo de la política de asilo se refleja en la norma que permite adoptar medidas de asociación y cooperación con terceros países para gestionar los flujos de personas que solicitan asilo o protección subsidiaria o temporal. En todo caso, estas previsiones no resultan tan innovadoras y se limitan meramente a formalizar en sede constitucional desarrollos pre-existentes: de hecho, en materia de control de las fronteras exteriores ya se encuentra en vigor el ya mencionado Reglamento (CE) 2007/2004 del Consejo de 26 de octubre de 2004 por el que se crea una Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras de los Estados miembros de la Unión Europea (DOUE L 349, 25 de noviembre de 2004), en tanto que el sistema de protección temporal resulta ya plenamente operativo como revela en nuestro Estado el Real Decreto 1325/2003, de 24 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento sobre régimen de protección temporal en caso de afluencia masiva de personas desplazadas (BOE, 25 octubre 2003), conforme al cual se sustituyen las disposiciones correspondientes del Reglamento 203/1995, de aplicación de la Ley reguladora del derecho de asilo y de la condición de refugiado referidas a los desplazados (BOE, 2 de marzo de 1995), por una nueva normativa resultado de la transposición de la Directiva 2001/55/CE del Consejo, de 20 de julio de 2001, relativa a las normas mínimas para la concesión de protección temporal en caso de afluencia masiva de personas desplazadas y a medidas de fomento de un esfuerzo equitativo entre los Estados miembros para acoger a dichas personas y asumir las consecuencias de su acogida, pormenorizando al mismo tiempo los procedimientos que a seguir cuando se actúe en el ámbito de las competencias nacionales (vid. ARENAS HIDALGO, N., “El sistema europeo de protección temporal. El resurgimiento de una renovada acogida territorial como respuesta a los desplazamientos masivos de población”, REDI, vol. LV, 2003, pp. 745-777). 55 Artículo III-268. Sin duda en este ámbito es factible convenir con MARTÍN PÉREZ DE NANCLARES en la importancia de la aportación del Tratado constitucional pues el título IV del vigente Tratado CE sólo prevé el principio de «reparto de la carga» para la recepción de refugiados y desplazados en caso de afluencia masiva”, mientras que la Constitución prevé su operatividad en la ejecución de todas estas políticas, incluido el aspecto financiero lo que podría resultar de gran interés para los países que, como España, son destino prioritario de la inmigración ilegal (Cfr. MARTÍN PÉREZ DE NANCLARES, J., “El reto de la inmigración. Sobre la conveniencia de una política común europea al estilo de la prevista en la Constitución Europea”, RGDE-Iustel, núm. 11, octubre 2006, s.p.). 56 Ello no supone en puridad una novedad toda vez que a la expiración del plazo transitorio de 5 años impuesto por el Tratado de Ámsterdam -a partir del 1 de mayo de 2004- a la Comisión competía en
González Vega, Javier A.: «¿Pero realmente existe una política europea de inmigración?»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 74
y por el procedimiento legislativo ordinario, salvo las medidas urgentes en caso de
afluencia súbita, para las que sólo se consulta al Parlamento57. En coherencia con ello,
la mayoría cualificada es ahora la regla operativa en materia de toma de decisiones por
parte del Consejo de Ministros.
Por otra parte, la configuración en el texto constitucional de la política común en
materia de inmigración (artículo III-267.1) incluye la gestión eficaz de los flujos
migratorios, el trato equitativo de los nacionales de terceros países en situación regular,
así como la prevención y lucha contra la inmigración ilegal y la trata de seres humanos
(en particular, mujeres y niños). Por otra parte, al incluir una disposición que permite
explícitamente a la Unión celebrar acuerdos para la readmisión de inmigrantes
irregulares (art. III-267.3), la Constitución consolida la evolución iniciada por el
Tratado de Ámsterdam de 199758. En todo caso, las novedades más importantes son las
relativas a los inmigrantes en situación regular en donde se prevé tanto la adopción de
medidas de fomento y apoyo a su integración (con exclusión de toda armonización de
las legislaciones nacionales) y se explicita (art. III-267.4) el fundamento jurídico para
definir los derechos de los nacionales de terceros países, sin perjuicio, dada la
naturaleza compartida de la competencia en materia migratoria, de que los Estados
miembros vean garantizadas sus competencias para definir los cupos o contingentes
migratorios. En cambio, la Constitución no introduce modificaciones en la materia de
lucha contra la inmigración ilegal, ya contemplada en el artículo 63 TCE, excepto la
inserción de un nuevo párrafo (III-267.2.d) relativo a la trata de seres humanos; este
último inciso, no obstante, no constituye una auténtica innovación sino que es una de las
consecuencias de la disolución del tercer pilar en donde desde sus orígenes ya se
contemplaban tal suerte de medidas59.
exclusiva ya el ejercicio de dicha iniciativa, aunque se vé aún obligada a examinar las solicitudes procedentes de los Estados miembros (art. 67 TCE), limitación que suprime la constitución Europea. 57 Empero, ello es ya de por sí un avance pues el art. 64.2 TCE no contemplaba intervención ninguna del PE. 58 Sobre aquella práctica incipiente gestada con miras a establecer un “cordón sanitario” en materia migratoria en torno a la UE, Cfr. JANER TORRENS, D., “Política común de inmigración y acuerdos de readmisión”, Comunidad Europea Aranzadi, 2001, mayo, pp. 29-35. 59 En concreto, en el ámbito de la cooperación intergubernamental en asuntos de justicia e interior –luego CPJP- ya el Tratado de Maastricht (art. K.1 TUE) contemplaba esta materia y lo propio hacía el casi coetáneo acuerdo de Schengen. Para una aproximación a este conjunto de desarrollos, vid. PÉREZ CEPEDA, A.I., « Instrumentos internacionales en la lucha contra el tráfico de inmigrantes…”, cit., pp. 61-64.
González Vega, Javier A.: «¿Pero realmente existe una política europea de inmigración?»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 75
En último término, para juzgar la importancia real de estas aportaciones basta
reparar en el hecho de que aún sin Constitución, sus previsiones ya han encontrado
concreción en numerosos actos de la UE. Y es que como lúcidamente señala un
profundo conocedor del tema “los contenidos específicos y las medidas previstas” en
aquélla “son en general aquellos contenidos y medidas ya establecidos en la Unión
Europea” sólo que “mejor sistematizados”, dado que “en la mayoría de los casos, la
Unión Europea ha venido haciendo acopio normativo de cuanto se explicita en el
Tratado”60. Siendo así, el cumplimiento avant la lettre no hace sino confirmar que las
dificultades que entraña la definición de una política europea de inmigración no
provienen de la falta de instrumentos normativos en manos de la UE, sino de la falta de
voluntad política y de la insolidaridad que frente a estas cuestiones demuestran sus
Estados miembros.
En suma, “la no-Europa” –el impasse en el proceso de integración- antes que “la
no-Constitución” –un mero accidente en el curso de dicho proceso- es una vez más la
razón que explica el fracaso de la soi-disante política migratoria de la UE que en estas
líneas hemos tratado brevemente de describir.
60 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, P.A., “La política común de inmigración en el Tratado Constitucional Europeo”, en Derecho internacional y Tratado Constitucional Europeo, (F.M. Mariño Menéndez, dir.; CJ. Moreiro, coord.), Marcial Pons, Madrid-Barcelona, 2006, p. 402.
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Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo1
José Luis Villena Higueras Elvira Molina Fernández
Universidad de Granada. Campus de Melilla 1. Introducción
El concepto y sentido de codesarrollo está aún en una fase inicial. Es cierto que
existen diversos intentos de nutrirlo para sentar sus bases y principios y que ésta no es
tarea baldía. Desde el campo de la cooperación internacional, en cualquiera de sus
opciones, se tiende con frecuencia a pensar que únicamente el activismo y la acción
directa sobre el terreno -en países receptores o donantes de la ayuda- es el objeto de la
misma. Empero, no faltan los ejemplos de planes, programas y proyectos que se han
realizado sin tener en cuenta el objetivo y la naturaleza del mismo, de su contexto y de
sus integrantes con un resultado, como mínimo, distinto al pretendido.
De ahí la importancia de situar cuidadosamente los caracteres identificadores -
luego diferenciadores- del, aún por determinar, enfoque, política o estrategia del
codesarrollo.
Por otro lado, en la definición de los ámbitos sucede que aquello que no es
ocupado convenientemente, termina por ser invadido por conceptos y términos incluso
ajenos a su naturaleza primigenia. Así, el esfuerzo por delimitar conceptualmente el
codesarrollo supondría la evitación de que otros agentes y campos pudieran incautarse
el término -y su espíritu- para convertirlo en lo que, al menos, no es o no debe ser. En la
actualidad, nociones capitales como libertad, solidaridad, democracia... están siendo
utilizadas fraudulenta y cínicamente por la clase política, núcleos de poder económico y
religioso, los medios de comunicación, etc. para justificar acciones que en realidad
suponen justamente lo contrario de lo que el diccionario y el sentido común proponen.
1 .- Conferencia pronunciada en las Jornadas sobre: “Codesarrollo y Migracíones. El papel d la cooperación”, organizadas por el Instituto de Estudios por la Paz y la Cooperación, Oviedo, 6-10 de noviembe de 2006.
Villena, J. L. /Molina, E.: «Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org
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En todo caso, no puede dejarse a la banca o las entidades de envío de dinero, por
ejemplo, usurpar la capacidad de definir el codesarrollo, convirtiéndolo en otra ocasión
más de convertir en ganancia porcentual el esfuerzo de las personas. En Colombia, a las
comisiones que cobran las entidades financieras hay que sumar la cuota en modo de
impuesto que el propio gobierno recibe.
En el presente trabajo pretendemos aportar algunas reflexiones que pueden ser
consideradas para elaborar el mapa de significado del término codesarrollo o, al menos,
producir el debate que las matice, las anule y las supere.
2. Algunos aspectos discursivos
El fenómeno migratorio está siendo utilizado como argumento de la vida pública
de forma sesgada e intencionalmente maliciosa por los medios de comunicación
masiva tradicionales y los partidos políticos de los países de mayor renta. Este
aspecto es común también en algunos países de origen del flujo migratorio,
merced a la pertenencia, conexiones o servidumbres de medios de comunicación
tradicionales de esos estados con grandes corporaciones mediáticas. La creación
y difusión a gran escala especulativa (sobre todo en espacios “informativos” de
amplio espectro e incidencia) por su parte de pérfidos binomios “inmigración –
delincuencia/criminalidad/inestabilidad/desempleo/etc.” son en la actualidad uno
de los temas preferidos para asentarlos en la ¿conciencia? colectiva. Es necesario
incidir en este aspecto y alertar en los diferentes ámbitos de influencia, y la
universidad lo es en gran medida, para generar una auténtica conciencia del
hecho. El hábitus y el marco de interpretación (en el sentido que proponen
autores como Garfinkel, Goffman y Cicourel) creado por estas informaciones
“deformadas” produce un falso conocimiento que inserta en un prejuicio lo que
de otro modo sería una mera anécdota. Así, un caso de violencia producido por
un inmigrante, que es uno más de los delitos que pueden producirse en un país
con indiferencia del agente que lo causa, es especificado claramente (y
amplificado) por los medios de comunicación y determinadas tendencias
Villena, J. L. /Molina, E.: «Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 78
políticas. Si el marco de interpretación tiene la naturaleza que venimos
exponiendo, se crea en la ciudadanía la falsa creencia de que “vivimos en peligro
permanente por culpa de los inmigrantes”. En caso contrario, es difícil
comprender por qué razón la llegada de algo más de 20.000 personas en cayucos
a Canarias en varios meses (los mismos que a EEUU en una semana llegan por
su frontera sur) sea una invasión tremenda e intolerable y los 8.000.000 de
turistas que reciben no sean ni citados (¿Dónde guardan, entonces, las armas las
personas subsaharianas que llegan al Puerto de los Cristianos para su invasión?
Y por otro lado, ¿Dependen las invasiones del dinero que se traiga en el bolsillo?
¿Con qué escala de valores nos regimos?)
Convendría en este punto reflexionar sobre la causa de su empecinamiento en
crear la imagen inmigración-problema social/negatividad. Las opciones podrían
ir desde el racismo (que explicaría por qué se repatría a los países subsaharianos
y no a América o países blancos) hasta la disculpa por erróneas políticas
pasadas, pasando por el simple ejercicio de desacreditación al gobierno, en este
caso socialista, sin importar el pretexto. Opciones, en todo caso, poco
defendibles de manera pública e ignominiosas al afectar negativamente a
personas, en este caso, inmigrantes.
Por ello, resulta una tarea primordial ofrecer una visión más completa con datos
precisos, por ejemplo:
- qué es la Ayuda Oficial al Desarrollo realmente que ofrece Europa,
EEUU, Japón… (95% de intercambio comercial desventajoso
globalmente para los países de menor riqueza económica)
- porcentaje de crecimiento del PIB en España y porcentaje determinante
del mismo que depende de la presencia de inmigrantes,
- puestos de trabajo que desempeñan y remuneración que reciben los
inmigrantes,
- los millones de españoles que emigraron desde el final de la guerra civil
y la dictadura franquista y número de españoles en el exterior en la
actualidad. Es sintomático como se acepte en el ideario común como
positivo que alguien “hiciera las Américas” (hasta lo recoge la Real
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Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org
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Academia Española de la Lengua), con la misma vehemencia con la que
se intenta impedir que alguien “haga las Europas o las Españas” en la
actualidad,
- en qué estado se encuentran la tasa de natalidad y la pirámide
poblacional española y la absoluta necesidad de inmigrantes para
asegurar el crecimiento económico y lo que se denomina “estado del
bienestar” presente y sobre todo futuro
- el millón aproximado de personas que aún están situados “al margen de
la ley” mientras que los empresarios (pre-democráticos, que se
enriquecen con su trabajo, vulneran sus derechos como empleados y
evaden impuestos al no tenerlos en nómina ni declarados) son bien
considerados por ley y sociedad.
- modus operandi de las grandes empresas españolas en el exterior, sobre
todo en países de los que emigran mayoritariamente las personas, y
exponer qué condiciones laborales imponen, qué leyes locales (medio
ambientales, sanitarias…) y tratados internacionales infringen y su
margen de beneficios,
- Resultados reales e históricos de los grandes organismos financieros
internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial…) que
han regido y marcan la política internacional. O las consecuencias de
“acuerdos” como el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre EEUU y
América Latina que aplica el cacareado liberalismo únicamente en los
países emisores de población con un futuro ciertamente nefasto…
- cuáles son los tratados internacionales firmados y ratificados por España
en el actual y anterior gobierno relativos a migraciones, que son
incumplidos sistemáticamente en detrimento de los emigrantes que
llegan a nuestro país
- la habitual advertencia del racismo practicado contra el vendedor
ambulante versus el reconocimiento y prestigio de deportistas; cantantes;
talentos (con programas estructurados de “caza de cerebros” en muchos
países); etc., todos del mismo origen o raza.
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- movimientos migratorios internos de españoles, concienciándonos de
que muchos somos “inmigrantes” y sobre el derecho a encontrar lo
buscado en otra tierra
- etc.
Resumiendo, se podría recordar la luz de Julius Nyerere, Expresidente de
Tanzania: Yo no quiero vuestro dinero. Quiero que vuestro dinero se dedique a
explicar a vuestros ciudadanos las verdaderas causas de por qué vivimos así en
nuestro país.
El codesarrollo, entendido como la participación en proyectos conjuntos de
cooperación internacional en un país de las personas que emigraron, puede
agravar la desatención que muchos gobiernos tienen sobre la ciudadanía,
delegando muchas de sus funciones sociales obligatorias en las posibilidades
que brindan las organizaciones e instituciones de solidaridad. De hecho, ya
contabilizan y utilizan de distintas formas (incluso replanteando las políticas
públicas y bilaterales) las remesas que envían los emigrantes (sabemos que
algunos países lo han convertido en la principal o una de las primordiales
fuentes de ingreso estatales). Esta circunstancia coadyuvaría a la situación
permanente de corrupción, despilfarro, desigualdad, robo oligárquico, gasto
armamentístico, desprecio de los derechos humanos, servilismo a algunos
gobiernos extranjeros, etc. de muchos gobiernos de los países de menor renta.
Creemos conveniente incidir también en algunos (d)efectos, aspectos negativos
relacionados con la emigración y las estrategias de codesarrollo en determinados
contextos (sobre todo comunitarios). El envío de dinero en efectivo -mediante
proyectos o de forma individual o comunal- sin una orientación o vocación de
desarrollo provoca una acentuación de la dependencia de personas, comunidades
y Pueblos, eliminando el espíritu y la planificación de superación. Las familias,
ya de por sí desestructuradas por la ausencia del padre o la madre (o ambos y a
veces por largos o definitivos periodos de tiempo), ven como los hijos e incluso
familiares abandonan sus iniciativas y proyectos vitales, menos rentables
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económicamente que lo que reciben del exterior. Además este efecto provoca,
ahora sí, el efecto llamada, y los objetivos acaban convergiendo en una obsesión
paralizante: emigrar. Y en muchos casos en una falacia, añadimos nosotros, de
igual consecuencia: “Acá no se puede vivir”. Y que la solución propuesta sea
“traerse a su familia”
3. Algunas propuestas
En nuestra opinión, es necesario dar luz fortificante a algunas cuestiones previas,
tanto en las sociedades de origen como de recepción de población, que pueden mejorar
la naturaleza y salud del codesarrollo. En todo caso, como intencionalmente decimos, es
una cuestión fundamentalmente social, de persona-a-persona, que puede evitar sesgos e
intereses poco favorables a un proceso horizontal y positivo de mejora y transformación
(evolución, para Agustín de la Herrán, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid)
social. Es necesario comprender que nos encontramos en una sociedad multicultural
(donde coexisten de forma yuxtapuesta diferentes culturas y subculturas) y que el
trabajo se amontona para el tránsito necesario hacia una interculturalidad,
transculturalidad y universalidad, finalmente.
Esta posibilidad podría sortear peligros evidentes que quienes nos preceden en el
proceso migratorio (como Francia) están experimentado gracias a su tozudez, que les ha
impedido implementar medidas oportunas, hace ya más de un año del inicio de las
revueltas populares en medio país. Para ser más gráficos, digamos que es abandonar la
vía por la que ya se escucha que llegará el tren.
Algunas de las cuestiones que a continuación se proponen, podría mejorar
también la convivencia real en nuestro país.
Fortalecer el tejido social es una de las opciones más necesarias que se pueden
adoptar en la situación actual, tanto en los países emisores como receptores de
población. En ese sentido, aportaciones como las que ofrece José Antonio
Marina en el ámbito (global) de la educación: movilización educativa, pueden
resultar de gran interés. En ellas todos tienen cabida. Por otro lado, las
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administraciones locales deberían identificar e incentivar el asociacionismo de
inmigrantes.
Ser conscientes tales asociaciones de la capacidad de presión política que
podrían tener en sus países, ante sus alcaldes y también presidentes, para
cumplir de forma más efectiva su labor. El poder que ofrece haber conocido
otros modelos de ciudad y país, experimentar democracias más consolidadas,
diferentes formas de control social de la clase política, etc. puede ser uno de los
principales activos para mejorar la sociedad. Si a ello le sumamos la
trascendencia de las remesas que aportan, su incidencia puede ser muy
interesante.
Existe una gran oportunidad con la utilización de los medios de comunicación
alternativa. Internet ofrece una capacidad de comunicación e información
colosal. Se podrían crear redes a partir de espacios web y páginas personales que
contribuyan a la visibilidad de hechos y personas. Utilizado de forma libre, sería
la visibilidad de lo cotidiano, como propone Miguel Ángel Santos Guerra,
catedrático de la Universidad de Málaga. La red de redes podría contactar puntos
alejados miles de kilómetros y debatir en tiempo real las propuestas.
La organización en y de espacios y personas de perspectiva horizontal, con
acciones de cooperación al mismo nivel en los países de recepción y emisión.
Iniciativas como el Instituto de Estudios para la Paz y la Cooperación (IEPC),
con sedes en República Dominicana, México, España y Paraguay, puede
promover el diálogo y las experiencias que nutran el codesarrollo.
Por otro lado, las administraciones locales, ONG/ONGD, contrapartes locales y
asociaciones de inmigrantes podrían proponer reuniones o seminarios de buenas
prácticas y acciones compartidas, también de codesarrollo, sobre ciudadanía y
democracia en los distintos lugares.
Del mismo modo, las corporaciones locales deberían invitar y fomentar la
inclusión (en la toma de decisiones y en el ámbito del codesarrollo) de las
asociaciones de inmigrantes. Toda esta acción está más facilitada en pequeños
núcleos y comunidades para asegurar una mayor coherencia, efectividad y
evaluación. Posteriormente, podría incrementarse el radio de acción e impacto.
Para evitar el atomicismo y la falta de perspectiva que puede suponer un
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localismo ciego, resulta fundamental que sobre la mesa se dispongan algunos
documentos base: las líneas maestras de la cooperación española y de los países
de los emigrantes; de los posicionamientos de las comunidades autónomas o
departamentos respectivos; del conocimiento generado desde el terreno por
instituciones como universidades; de lo que hoy sabemos sobre tipología,
intervenciones e incidencia de los modos de operación de las ONG; etc. Todo,
para sumar razones a la propia experiencia e iniciar un debate fundamentado que
ofrezca mayores aportes a ambos grupos poblacionales. A la luz de estas
sesiones, podríamos incrementar nuestro conocimiento mutuo, las posibilidades
de integración no dramática y sí co-construida, etc. y considerarlos como parte
de pleno derecho de la sociedad.
Éstas y otras acciones podrían contribuir a conseguir la mayoría de edad de los
inmigrantes en nuestro país: la ciudadanía que aporta, entre otras cosas, la participación
política.
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Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo1
José Luis Villena Higueras Elvira Molina Fernández
Universidad de Granada. Campus de Melilla 1. Introducción
El concepto y sentido de codesarrollo está aún en una fase inicial. Es cierto que
existen diversos intentos de nutrirlo para sentar sus bases y principios y que ésta no es
tarea baldía. Desde el campo de la cooperación internacional, en cualquiera de sus
opciones, se tiende con frecuencia a pensar que únicamente el activismo y la acción
directa sobre el terreno -en países receptores o donantes de la ayuda- es el objeto de la
misma. Empero, no faltan los ejemplos de planes, programas y proyectos que se han
realizado sin tener en cuenta el objetivo y la naturaleza del mismo, de su contexto y de
sus integrantes con un resultado, como mínimo, distinto al pretendido.
De ahí la importancia de situar cuidadosamente los caracteres identificadores -
luego diferenciadores- del, aún por determinar, enfoque, política o estrategia del
codesarrollo.
Por otro lado, en la definición de los ámbitos sucede que aquello que no es
ocupado convenientemente, termina por ser invadido por conceptos y términos incluso
ajenos a su naturaleza primigenia. Así, el esfuerzo por delimitar conceptualmente el
codesarrollo supondría la evitación de que otros agentes y campos pudieran incautarse
el término -y su espíritu- para convertirlo en lo que, al menos, no es o no debe ser. En la
actualidad, nociones capitales como libertad, solidaridad, democracia... están siendo
utilizadas fraudulenta y cínicamente por la clase política, núcleos de poder económico y
religioso, los medios de comunicación, etc. para justificar acciones que en realidad
suponen justamente lo contrario de lo que el diccionario y el sentido común proponen.
1 .- Conferencia pronunciada en las Jornadas sobre: “Codesarrollo y Migracíones. El papel d la cooperación”, organizadas por el Instituto de Estudios por la Paz y la Cooperación, Oviedo, 6-10 de noviembe de 2006.
Villena, J. L. /Molina, E.: «Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo»
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En todo caso, no puede dejarse a la banca o las entidades de envío de dinero, por
ejemplo, usurpar la capacidad de definir el codesarrollo, convirtiéndolo en otra ocasión
más de convertir en ganancia porcentual el esfuerzo de las personas. En Colombia, a las
comisiones que cobran las entidades financieras hay que sumar la cuota en modo de
impuesto que el propio gobierno recibe.
En el presente trabajo pretendemos aportar algunas reflexiones que pueden ser
consideradas para elaborar el mapa de significado del término codesarrollo o, al menos,
producir el debate que las matice, las anule y las supere.
2. Algunos aspectos discursivos
El fenómeno migratorio está siendo utilizado como argumento de la vida pública
de forma sesgada e intencionalmente maliciosa por los medios de comunicación
masiva tradicionales y los partidos políticos de los países de mayor renta. Este
aspecto es común también en algunos países de origen del flujo migratorio,
merced a la pertenencia, conexiones o servidumbres de medios de comunicación
tradicionales de esos estados con grandes corporaciones mediáticas. La creación
y difusión a gran escala especulativa (sobre todo en espacios “informativos” de
amplio espectro e incidencia) por su parte de pérfidos binomios “inmigración –
delincuencia/criminalidad/inestabilidad/desempleo/etc.” son en la actualidad uno
de los temas preferidos para asentarlos en la ¿conciencia? colectiva. Es necesario
incidir en este aspecto y alertar en los diferentes ámbitos de influencia, y la
universidad lo es en gran medida, para generar una auténtica conciencia del
hecho. El hábitus y el marco de interpretación (en el sentido que proponen
autores como Garfinkel, Goffman y Cicourel) creado por estas informaciones
“deformadas” produce un falso conocimiento que inserta en un prejuicio lo que
de otro modo sería una mera anécdota. Así, un caso de violencia producido por
un inmigrante, que es uno más de los delitos que pueden producirse en un país
con indiferencia del agente que lo causa, es especificado claramente (y
amplificado) por los medios de comunicación y determinadas tendencias
Villena, J. L. /Molina, E.: «Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo»
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políticas. Si el marco de interpretación tiene la naturaleza que venimos
exponiendo, se crea en la ciudadanía la falsa creencia de que “vivimos en peligro
permanente por culpa de los inmigrantes”. En caso contrario, es difícil
comprender por qué razón la llegada de algo más de 20.000 personas en cayucos
a Canarias en varios meses (los mismos que a EEUU en una semana llegan por
su frontera sur) sea una invasión tremenda e intolerable y los 8.000.000 de
turistas que reciben no sean ni citados (¿Dónde guardan, entonces, las armas las
personas subsaharianas que llegan al Puerto de los Cristianos para su invasión?
Y por otro lado, ¿Dependen las invasiones del dinero que se traiga en el bolsillo?
¿Con qué escala de valores nos regimos?)
Convendría en este punto reflexionar sobre la causa de su empecinamiento en
crear la imagen inmigración-problema social/negatividad. Las opciones podrían
ir desde el racismo (que explicaría por qué se repatría a los países subsaharianos
y no a América o países blancos) hasta la disculpa por erróneas políticas
pasadas, pasando por el simple ejercicio de desacreditación al gobierno, en este
caso socialista, sin importar el pretexto. Opciones, en todo caso, poco
defendibles de manera pública e ignominiosas al afectar negativamente a
personas, en este caso, inmigrantes.
Por ello, resulta una tarea primordial ofrecer una visión más completa con datos
precisos, por ejemplo:
- qué es la Ayuda Oficial al Desarrollo realmente que ofrece Europa,
EEUU, Japón… (95% de intercambio comercial desventajoso
globalmente para los países de menor riqueza económica)
- porcentaje de crecimiento del PIB en España y porcentaje determinante
del mismo que depende de la presencia de inmigrantes,
- puestos de trabajo que desempeñan y remuneración que reciben los
inmigrantes,
- los millones de españoles que emigraron desde el final de la guerra civil
y la dictadura franquista y número de españoles en el exterior en la
actualidad. Es sintomático como se acepte en el ideario común como
positivo que alguien “hiciera las Américas” (hasta lo recoge la Real
Villena, J. L. /Molina, E.: «Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org
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Academia Española de la Lengua), con la misma vehemencia con la que
se intenta impedir que alguien “haga las Europas o las Españas” en la
actualidad,
- en qué estado se encuentran la tasa de natalidad y la pirámide
poblacional española y la absoluta necesidad de inmigrantes para
asegurar el crecimiento económico y lo que se denomina “estado del
bienestar” presente y sobre todo futuro
- el millón aproximado de personas que aún están situados “al margen de
la ley” mientras que los empresarios (pre-democráticos, que se
enriquecen con su trabajo, vulneran sus derechos como empleados y
evaden impuestos al no tenerlos en nómina ni declarados) son bien
considerados por ley y sociedad.
- modus operandi de las grandes empresas españolas en el exterior, sobre
todo en países de los que emigran mayoritariamente las personas, y
exponer qué condiciones laborales imponen, qué leyes locales (medio
ambientales, sanitarias…) y tratados internacionales infringen y su
margen de beneficios,
- Resultados reales e históricos de los grandes organismos financieros
internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial…) que
han regido y marcan la política internacional. O las consecuencias de
“acuerdos” como el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre EEUU y
América Latina que aplica el cacareado liberalismo únicamente en los
países emisores de población con un futuro ciertamente nefasto…
- cuáles son los tratados internacionales firmados y ratificados por España
en el actual y anterior gobierno relativos a migraciones, que son
incumplidos sistemáticamente en detrimento de los emigrantes que
llegan a nuestro país
- la habitual advertencia del racismo practicado contra el vendedor
ambulante versus el reconocimiento y prestigio de deportistas; cantantes;
talentos (con programas estructurados de “caza de cerebros” en muchos
países); etc., todos del mismo origen o raza.
Villena, J. L. /Molina, E.: «Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 80
- movimientos migratorios internos de españoles, concienciándonos de
que muchos somos “inmigrantes” y sobre el derecho a encontrar lo
buscado en otra tierra
- etc.
Resumiendo, se podría recordar la luz de Julius Nyerere, Expresidente de
Tanzania: Yo no quiero vuestro dinero. Quiero que vuestro dinero se dedique a
explicar a vuestros ciudadanos las verdaderas causas de por qué vivimos así en
nuestro país.
El codesarrollo, entendido como la participación en proyectos conjuntos de
cooperación internacional en un país de las personas que emigraron, puede
agravar la desatención que muchos gobiernos tienen sobre la ciudadanía,
delegando muchas de sus funciones sociales obligatorias en las posibilidades
que brindan las organizaciones e instituciones de solidaridad. De hecho, ya
contabilizan y utilizan de distintas formas (incluso replanteando las políticas
públicas y bilaterales) las remesas que envían los emigrantes (sabemos que
algunos países lo han convertido en la principal o una de las primordiales
fuentes de ingreso estatales). Esta circunstancia coadyuvaría a la situación
permanente de corrupción, despilfarro, desigualdad, robo oligárquico, gasto
armamentístico, desprecio de los derechos humanos, servilismo a algunos
gobiernos extranjeros, etc. de muchos gobiernos de los países de menor renta.
Creemos conveniente incidir también en algunos (d)efectos, aspectos negativos
relacionados con la emigración y las estrategias de codesarrollo en determinados
contextos (sobre todo comunitarios). El envío de dinero en efectivo -mediante
proyectos o de forma individual o comunal- sin una orientación o vocación de
desarrollo provoca una acentuación de la dependencia de personas, comunidades
y Pueblos, eliminando el espíritu y la planificación de superación. Las familias,
ya de por sí desestructuradas por la ausencia del padre o la madre (o ambos y a
veces por largos o definitivos periodos de tiempo), ven como los hijos e incluso
familiares abandonan sus iniciativas y proyectos vitales, menos rentables
Villena, J. L. /Molina, E.: «Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org
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económicamente que lo que reciben del exterior. Además este efecto provoca,
ahora sí, el efecto llamada, y los objetivos acaban convergiendo en una obsesión
paralizante: emigrar. Y en muchos casos en una falacia, añadimos nosotros, de
igual consecuencia: “Acá no se puede vivir”. Y que la solución propuesta sea
“traerse a su familia”
3. Algunas propuestas
En nuestra opinión, es necesario dar luz fortificante a algunas cuestiones previas,
tanto en las sociedades de origen como de recepción de población, que pueden mejorar
la naturaleza y salud del codesarrollo. En todo caso, como intencionalmente decimos, es
una cuestión fundamentalmente social, de persona-a-persona, que puede evitar sesgos e
intereses poco favorables a un proceso horizontal y positivo de mejora y transformación
(evolución, para Agustín de la Herrán, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid)
social. Es necesario comprender que nos encontramos en una sociedad multicultural
(donde coexisten de forma yuxtapuesta diferentes culturas y subculturas) y que el
trabajo se amontona para el tránsito necesario hacia una interculturalidad,
transculturalidad y universalidad, finalmente.
Esta posibilidad podría sortear peligros evidentes que quienes nos preceden en el
proceso migratorio (como Francia) están experimentado gracias a su tozudez, que les ha
impedido implementar medidas oportunas, hace ya más de un año del inicio de las
revueltas populares en medio país. Para ser más gráficos, digamos que es abandonar la
vía por la que ya se escucha que llegará el tren.
Algunas de las cuestiones que a continuación se proponen, podría mejorar
también la convivencia real en nuestro país.
Fortalecer el tejido social es una de las opciones más necesarias que se pueden
adoptar en la situación actual, tanto en los países emisores como receptores de
población. En ese sentido, aportaciones como las que ofrece José Antonio
Marina en el ámbito (global) de la educación: movilización educativa, pueden
resultar de gran interés. En ellas todos tienen cabida. Por otro lado, las
Villena, J. L. /Molina, E.: «Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 82
administraciones locales deberían identificar e incentivar el asociacionismo de
inmigrantes.
Ser conscientes tales asociaciones de la capacidad de presión política que
podrían tener en sus países, ante sus alcaldes y también presidentes, para
cumplir de forma más efectiva su labor. El poder que ofrece haber conocido
otros modelos de ciudad y país, experimentar democracias más consolidadas,
diferentes formas de control social de la clase política, etc. puede ser uno de los
principales activos para mejorar la sociedad. Si a ello le sumamos la
trascendencia de las remesas que aportan, su incidencia puede ser muy
interesante.
Existe una gran oportunidad con la utilización de los medios de comunicación
alternativa. Internet ofrece una capacidad de comunicación e información
colosal. Se podrían crear redes a partir de espacios web y páginas personales que
contribuyan a la visibilidad de hechos y personas. Utilizado de forma libre, sería
la visibilidad de lo cotidiano, como propone Miguel Ángel Santos Guerra,
catedrático de la Universidad de Málaga. La red de redes podría contactar puntos
alejados miles de kilómetros y debatir en tiempo real las propuestas.
La organización en y de espacios y personas de perspectiva horizontal, con
acciones de cooperación al mismo nivel en los países de recepción y emisión.
Iniciativas como el Instituto de Estudios para la Paz y la Cooperación (IEPC),
con sedes en República Dominicana, México, España y Paraguay, puede
promover el diálogo y las experiencias que nutran el codesarrollo.
Por otro lado, las administraciones locales, ONG/ONGD, contrapartes locales y
asociaciones de inmigrantes podrían proponer reuniones o seminarios de buenas
prácticas y acciones compartidas, también de codesarrollo, sobre ciudadanía y
democracia en los distintos lugares.
Del mismo modo, las corporaciones locales deberían invitar y fomentar la
inclusión (en la toma de decisiones y en el ámbito del codesarrollo) de las
asociaciones de inmigrantes. Toda esta acción está más facilitada en pequeños
núcleos y comunidades para asegurar una mayor coherencia, efectividad y
evaluación. Posteriormente, podría incrementarse el radio de acción e impacto.
Para evitar el atomicismo y la falta de perspectiva que puede suponer un
Villena, J. L. /Molina, E.: «Codesarrollo: algunas oportunidades para un andamiaje constructivo»
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localismo ciego, resulta fundamental que sobre la mesa se dispongan algunos
documentos base: las líneas maestras de la cooperación española y de los países
de los emigrantes; de los posicionamientos de las comunidades autónomas o
departamentos respectivos; del conocimiento generado desde el terreno por
instituciones como universidades; de lo que hoy sabemos sobre tipología,
intervenciones e incidencia de los modos de operación de las ONG; etc. Todo,
para sumar razones a la propia experiencia e iniciar un debate fundamentado que
ofrezca mayores aportes a ambos grupos poblacionales. A la luz de estas
sesiones, podríamos incrementar nuestro conocimiento mutuo, las posibilidades
de integración no dramática y sí co-construida, etc. y considerarlos como parte
de pleno derecho de la sociedad.
Éstas y otras acciones podrían contribuir a conseguir la mayoría de edad de los
inmigrantes en nuestro país: la ciudadanía que aporta, entre otras cosas, la participación
política.
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 84
Experiencias de coodesarrollo1 Pedro Álvarez Pastor.
VOMADE-Vincit
Mucho se ha hablado de coodesarrollo, como de casi todas las cosas cuando se
ponen de moda, no obstante yo creo que todavía no está bien definido el marco
conceptual o al menos no hay un criterio uniforme de dicho marco que nos permita a
todos partir de un mismo punto y tener los mismos indicadores que nos señalen cual es
el punto de partida y también el de llegada. Comprendo que la tarea no es fácil y menos
cuando uno ve el desconocimiento existente entre realidades tan complejas y
problemáticas como las que se dan el los países en vías de desarrollo.
No obstante, yo creo de debiéramos determinar también las especificidades de
cómo se da el coodesarrollo en ciertos colectivos de inmigrantes, especialmente por la
forma en que han hecho su proceso migratorio y como han desarrollado su itinerario.
Hablar de coodesarrollo en República Dominicana es tener como referente
entre otras cosas su composición. La inmigración dominicana a España se caracteriza
por su feminización, pero además por ser maternoparental y en la mayoría de los casos
realizarse a través de fuertes redes sociales, lo que determina que la inmigración tenga
unos condicionantes o componentes especiales y a la vez por su naturaleza intrínseca le
permita casi de forma automática realizar acciones que conllevan los componentes de
los procesos de coodesarrollo.
Es una inmigración la mayor parte de los casos basada en una solidaridad
autentica desde el punto de vista económico y social, a nivel personal, familiar,
interfamiliar y comunitario. Dicho esto, yo creo que es necesario que describamos los
conceptos generales de coodesarrollo a fin de que después tengamos presentes los
parámetros en que nos desenvolvemos, cuando tratamos éste tema y aceptemos las
múltiples formas en que se da el coodesarrollo. .
1 .- Conferencia pronunciada en las Jornadas sobre: “Codesarrollo y Migracíones. El papel d la cooperación”, organizadas por el Instituto de Estudios por la Paz y la Cooperación, Oviedo, 6-10 de noviembe de 2006.
Álvarez Pastor, Pedro: «Experiencias de coodesarrollo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 85
En la síntesis, cuando Sami Nair caracteriza el coodesarrollo, lo hace desde la
perspectiva del beneficio existente de los flujos migratorios en la sociedad receptora y
de acogida a través de la integración de inmigración y desarrollo. Por lo tanto distingue
claramente tres componentes.
a) Beneficio de ambos Países.
b) Integración o si prefieren interacción de Migración y Desarrollo.
c) Prioridad de las actividades a realizar que complementen la
integración de las dos realidades anteriores.
Cuando hablamos de migración y desarrollo, lo hacemos dentro de la
concepción existente de cómo se da la inmigración y el desarrollo en la realidad, es
decir a partir de la concepción que tenemos de sus valores y defectos, pero sobre todo
queremos destacar que la visión reducionista de esos conceptos al campo económico
merma sustancialmente el concepto de coodesarrollo, por lo que nosotros creemos, que
ambos conceptos deben superar los aspectos economicistas y situarse en la concepción
integral, que se realiza desde las personas y transciende las estructuras económicas.
Desde este punto de vista, tenemos que decir, que en el origen de la emigración
dominicana en su carácter intrínseco está la esencia del coodesarrollo, presidida por la
solidaridad y también por los intereses.
Dado que la inmigración dominicana, en un alto porcentaje, tiene sus raíces en la
irregularidad, un gran porcentaje de ella se ha realizado desde el trafico de personas,
que ha obligado a muchas de esas emigrantes a poder emigrar basada en las deudas
hipotecarias familiares y sociales, que han creado unas sinergias mutuas entre la
persona que emigra, y muchas de las que quedan, que esperan que la persona que sale
de su País responda ante las necesidades existentes, que deja. Es decir que la relación
entre migración y desarrollo están presentes de una forma patente y consensuada, no
solamente económica sino también social, porque la emigrante lleva un compromiso no
solamente económico sino también social a través de las redes sociales y los
compromisos con la comunidad, hasta el punto que el simple hecho del envío de las
remesas no es individual a sus padres, hijos, familia sino también social porque de esas
Álvarez Pastor, Pedro: «Experiencias de coodesarrollo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 86
remesas se benefician varias otras familias.
No obstante, en todas estas teorías desarrollistas, muchas veces lo único que
predomina es el aspecto económico, y este tipo de acciones son abanderadas por países
desarrollados, que en verdad no quieren terminar con la lacra de la dependencia, es
solamente echar un vistazo a los intereses que la migración ha despertado en el mundo y
especialmente en las grandes multinacionales, el informe del Banco Interamericano de
Desarrollo afirma que este año los inmigrantes latino-americanos que hay en los EEUU
enviarán a sus Países de Al. 45000 millones de dólares, una cantidad que supera las
inversiones extranjeras y la ayuda oficial al Desarrollo, porque piensan que esto iría
contra sus inmediatos intereses, y sitúan el desarrollo de los Países desde las
desigualdades existentes en el concierto Internacional, donde los que más tienen
quieren tener mas, y el desarrollo de los Países lo dejan en manos de los que menos
tienen, donde hay posibilidad de ponerles un peaje económico, que aminore los graves
problemas existentes en los Países de origen de la emigración. Y es mucho más fácil
apelar al patriotismo de los más indefensos añadiendo cargas económicas a su trabajo,
que demandar legalmente a los poderosos, para que cumplan sus compromisos, no ya
patrióticos sino legales basados en la justicia distributiva. Esta práctica, hace que las
estructuras de corrupción de muchos de estos países permanezcan intactas e incluso que
aumenten, porque ven en los recursos de la inmigración una oportunidad de tener más.
Si los beneficiarios de la Inmigración son los estados, tanto el emisor como el
receptor de emigrantes del desarrollo de ambos Países, y esto lo dice la experiencia en
si, hecha realidad, ¿no sería más ético que ambos estados se pusieran de acuerdo para
que esta gestión de los flujos migratorios repercutiera en el desarrollo familiar,
comunitario, regional y nacional? ¿No se podrían definir políticas de coodesarrollo
basadas en formulas que en vez de gravar el trabajo de los inmigrantes directamente en
sus remesas, ese trabajo repercutiera directamente en beneficio del estado emisor, de
sus regiones y de sus comunidades?¿ No sería interesante partiendo de un modelo de
coodesarrollo buscar políticas públicas migratorias, que en vez de gravar la emigración
se hiciese a partir de proyectos de beneficios consensuados con los protagonistas a
través de sus movimientos sociales?
Álvarez Pastor, Pedro: «Experiencias de coodesarrollo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 87
En el año 2000 nuestra organización junto con el MPDL hizo en República
Dominicana un seminario Internacional de coodesarrollo basados en estas premisas
donde sentamos alcaldes Dominicanos que han sufrido la emisión de la
emigración con alcaldes receptores que se habían beneficiado de esa emigración. Fue un
punto de partida, pero si queremos hacer coodesarrollo hay que hacerlo desde la
igualdad y el respeto, nada se da gratis y menos en este modelo de sociedad capitalista
en que vivimos.
Dicho esto, tendríamos que ponernos de acuerdo, que el coodesarrollo puede y
debe darse a nivel individual, familiar, comunitario, regional y nacional. La dificultad
se da más en los niveles regional y nacional, puesto que en casi en ninguno de estos
países hay una política de emigración definida sino de interés en lo que puedan aportar
las remesas, es una concepción de mano obra económica, por esto la mayor parte de los
Gobiernos del tercer mundo tienen interés en que sus ciudadanos emigren al precio que
sea, e incluso muchas veces los hemos visto abandonados en las grandes y pequeñas
ciudades a su suerte sin que las representaciones diplomáticas hagan ninguna esfuerzo
por solucionar los problemas planteados por la mano de obra barata de sus países. Otras
veces incluso son incentivados por los respectivos estados, incluso hasta no hace mucho
tiempo, cuando un inmigrante tenía problemas los consulados les enviaban a las
respectivas ONGS para que les solucionaran sus problemas.
De un corto tiempo a esta parte, se ha comenzado aunque de forma tímida un
proceso que pudiera llegar a contener los indicadores de coodesarrollo si se definieran
mejor los conceptos de gestión de los flujos migratorios, me refiero a los Convenios
Migratorios firmados entre Países, porque este tipo de inmigración es deficitaria y ya
de por si en su origen desvirtúa el sentido del coodesarrollo con malas practicas basadas
en la corrupción por el peaje que tienen que pagar algunos de estos inmigrantes si
quieren entrar dentro de las listas de seleccionados, pues a pesar de que en casi todos los
Convenios firmados hasta ahora se da la posibilidad de que estén presentes de alguna
forma las organizaciones de inmigrantes, los intereses son tan grandes que no conozco
ninguna organización de inmigrantes que haya estado presente en el proceso. Estas
formas de gestionar los flujos migratorios crean ya en los posibles emigrantes una
imagen de que son piezas del mercado en el modelo económico en que vivimos.
Álvarez Pastor, Pedro: «Experiencias de coodesarrollo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 88
Dicho esto algunos de Ustedes me preguntaran si hemos realizado algún
proyecto de coodesarrollo en República Dominicana. Yo les diría que si, pero que
probablemente al ser junto con el MPDL, los pioneros en este tipo de proyectos,
depende de la conceptualización que hagamos del coodesarrollo dependerán también lo
ajustado de la respuesta. Otra cosa es como sienten las protagonistas su realidad
migratoria y como la van verbalizando a partir de las necesidades que se presentan. Por
eso permítanme brevemente que vuelva a insistir en lo que les planteaba al comienzo la
entidad de la realidad de cada colectivo en su composición, en su estructura social,
económica, política, migratoria etc. Yo me refiero ahora en la composición del colectivo
y esto abarca solo la parte de la estructuración de este colectivo. La emigración
Dominicana en su composición es de feminización, pero esta característica en
determinados momentos le condiciona de tal forma que hace que le diferencie de otros
colectivos. La mujer Dominicana cuando emigra y más si lo hace de forma irregular,
con hijos, con familias, con hipotecas emigra hipotecada como ser humano, lo cual solo
le permita emigrar por mitad. Viene la parte de mano de obra su cuerpo, su cuerpo y su
alma no sale del País. Ese ha sido uno de los negocios de las grandes multinacionales de
la comunicación. A partir de la salida de su país va de necesitar de cartas o del teléfono
para estar permanentemente tomando las decisiones primarias de la marcha del hogar,
que tienen también una incidencia social. Cada decisión que ella toma repercute
directamente en su comunidad de origen y tiene un impacto social en todos los ordenes,
pero a su vez se crean necesidades sociales.
En el año 1994 que fue el culmen del proceso migratorio Dominicano, la
primera acción que presentaron las mujeres inmigrantes a la Asociación es que
creásemos en sus comunidades de origen guarderías infantiles, ellas estaban dispuestas a
financiarlas económicamente con sus recursos, cuando presentamos a organizaciones
locales esta necesidad ellas comenzaron a verlas como una ventaja para las inmigrantes
en relación con las mujeres maternoparentales locales, incluso por parte de las
autoridades locales.
Esto nos llevo a contemplar la necesidad de acercar políticas publicas entre los
Municipios de origen de la Emigración con los receptores de la emigración y desde ese
Álvarez Pastor, Pedro: «Experiencias de coodesarrollo»
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momento comenzamos a descubrir que el camino era largo y las estrategias eran otras.
El coodesarrollo necesitaba esfuerzos en el campo de la concienciación pero no
solamente a nivel publico sino también privado.
Eso nos llevo a ejecutar el primer proyecto de coodesarrollo financiado por el
Ayuntamiento de Madrid y comenzamos un trabajo con mujeres de todo el País que
tuvieran un proyecto migratorio, para que desde la organización pudieran crear grupos
de presión en demandas de políticas públicas adecuadas y orientadas al coodesarrollo, Y
así comenzamos un duro trabajo en las bases de mujeres de los pueblos origen de
expulsión de emigrantes. En el Surestes hablamos con muchos alcaldes, los cuales
respondieron generosamente, pero como decía mi padre " que generoso es el que nada
tiene que dar ", entonces comenzamos a concienciarles sobre el proceso global
reivindicativo que tiene que venir desde las alcaldías. A muchos les concienciamos de
los beneficios que representaba para el país la emigración, a otros de la necesidad de
reclamar políticas públicas al Gobierno Central, a otros sobre la necesidad que tienen
los emigrantes que alguien se ocupe de ellos y si es desde el gobierno local mejor que
mejor. Llegamos a organizar a cerca de 2000 mujeres en todo el País aunque la
incidencia fundamental era en el Sur.
Allí nos dimos cuenta de como la emigración había creado muchos déficits en
muchas de las comunidades de origen, pues normalmente emigran las pioneras, las más
emprendedoras, las de mas iniciativa, aquellas que habían sido lideres comunitarias,
aquellas que demandaban y exigían políticas publicas adecuadas, las profesionales mas
comprometidas con la vida publica y privada. La emigración había empobrecido
muchas de estas comunidades. En Vicente Noble los hombres se habían sublevado
contra el Padre Moreno que había motivado la emigración, pero a ellos les había dejado
sin mujeres. Se calcula que entre el año 1990-93 salieron solo de esa población 4500
mujeres lo que representaba la mitad de la población femenina.
La percepción de algunos alcaldes era que la emigración llevaba consigo un
empobrecimiento de sus comunidades y eso les condenaba doblemente a ser
subdesarrollados.
Álvarez Pastor, Pedro: «Experiencias de coodesarrollo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 90
No obstante hemos observado, y a sí se lo hicimos ver algunos de ellos, que si
es cierto objetivamente que la emigración empobrece, no es menos cierto que ellas
aportan desde el desarrollo valores objetivos de otra cultura que sirven de modelo, guía
y cambio para las comunidades que dejaron.
Aquí en España dentro del mismo proyecto dimos cursos de capacitación
profesional para aquellas personas que tuvieran proyecto de retorno y así comenzamos
a ser mediadores de sinergias entre España y la República Dominicana. También
pudimos comprobar los diversos proyectos de retorno que tenían en sus mentes
incluidos los medios de subsistencia que pensaban desarrollar, muchos de los cuales
reflejaban el desconocimiento de sus mismas comunidades, porque desde que emigraron
habían perdido las perspectivas del País. Esta es una de las causas de los fracasos del
retorno. Nosotros creemos que este proyecto fue una contribución a no crear
expectativas erróneas a nivel personal y social.
Posteriormente hemos sido creando muchos pequeños proyectos de
coodesarrollo a través de envío de libros, ordenadores, equipos médicos, medicinas etc.
donde el pasaje y gastos de envío eran realizados por emigrantes en España para sus
comunidades de origen y también los gastos de recogida por en el Rep. Dominicana por
las comunidades receptoras.
En el año 2003 a Julio del 2005 hicimos un proyecto de capacitación para
mujeres que tuvieran proyecto migratorio hacia España, participaron cerca de
trescientas mujeres y yo creo que uno de los logros de este proyecto fue realmente crear
la perspectiva de la necesidad de buscar en el Coodesarrollo una respuesta ante la
imposibilidad de realizar un proyecto migratorio solvente.
Por último en el año pasado, junto con Economistas Sin Fronteras llevamos a
cabo un proyecto de microempresas llamado "VIVERO DE EMPRESAS", a través el
cual se han logrado crear al rededor de 20 microempresas en Sur y aquí en España otras
15.
Álvarez Pastor, Pedro: «Experiencias de coodesarrollo»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 91
Para nosotros el coodesarrollo creemos que debe darse en conjunto con políticas
publicas adecuadas de forma global, incentivando el coodesarrollo individual, regional y
nacionalmente dentro de una política migratoria consecuente.
Creemos que el Coodesarrollo no debe ser la excusa para poner a los pobres un
nuevo peaje económico que permita apagar un poco más la conciencia reivindicativa de
quienes sienten la injusticia en sus carnes.
Creemos que es imprescindible la presencia de los movimientos sociales en el
Coodesarrollo y en especial la concienciación en las sociedades receptoras y de
acogida de la Emigración sobre los aportes de doble vía que hace la emigración.
Para terminar creemos que este puede ser un camino adecuado, siempre que se
realice desde las premisas de la igualdad.
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 92
Inserción social para el colectivo inmigrante en Tenerife1
Antonio Pedreira Hernández. Coordinador del área de Inmigración y Voluntariado del MPDL-C
1. INTRODUCCION. Los movimientos migratorios constituyen uno de los fenómenos más importantes
de la dinámica demográfica de cualquier población, especialmente de la canaria,
donde ha sido un fenómeno clave para definir la Canarias actual. Recuérdese las
migraciones de canarios a Cuba, Venezuela y hacia otros países de América Latina
hasta los años 60, así como hacia Europa a partir de la década de los 70; sin
mencionar las que poblaron estas tierras y que contribuyeron a los doblamientos de
Indias. Por esta razón, los procesos migratorios deben ser considerados como una de
las variables demográficas más importantes del Archipiélago, especialmente en islas
como Tenerife, Lanzarote o Fuerteventura, tal y como sucede con otras dinámicas
que afectan a determinadas poblaciones, como pueden ser el descenso de la
natalidad o el envejecimiento.
Igualmente debemos considerar que la inmigración en Canarias no está
protagonizada solamente por extranjeros procedentes de regiones con bajo desarrollo
económico (países africanos, sudamericanos, asiáticos, etcétera), sino que también
se han identificado flujos compuestos por efectivos demográficos propios de la
Unión Europea (principalmente centroeuropeos), aunque éstos no generan una
alarma social tan destacada como los primeros en el seno de las poblaciones locales,
al no ser considerados como competencia directa en el mercado laboral, residencial
o de acceso a los servicios sociales básicos, lo cual, si se observan detenidamente las
cifras estadísticas no es tan claro como puede parecer a simple vista, como queda de
manifiesto en el sector turístico donde muchos de los puestos directivos son
ocupados por trabajadores comunitarios, así como el acceso cierto a servicios
públicos como puede ser la sanidad.
1 .- Conferencia pronunciada en las Jornadas sobre: “Codesarrollo y Migracíones. El papel d la cooperación”, organizadas por el Instituto de Estudios por la Paz y la Cooperación, Oviedo, 6-10 de noviembe de 2006.
Pedreira Hernández, A.: «Inserción social para el colectivo inmigrante en Tenerife.»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 93
En cuanto a la cuantificación numérica de los inmigrantes que se encuentran en
la Comunidad Autónoma de Canarias, es importante realizar una puntualización de
carácter metodológico, es necesario cotejar la información de las dos fuentes con las
que contamos; el Censo de habitantes y el Padrón Municipal, con el fin de obtener
una perspectiva numérica fehaciente del fenómeno inmigratorio, aunque debemos
destacar que la exactitud estadística resulta muy difícil de conseguir, entre otras
razones, por las políticas seguidas por algunos ayuntamientos, lo cuales se negaron
de forma sistemática a empadronar a los inmigrantes en situación irregular que lo
solicitaban.
En los últimos años, es indiscutible que el número de inmigrantes que llega a las
Islas Canarias es cada vez mayor. La causalidad de las migraciones es multivariable,
siendo el peso de las variables distinto en cada territorio de origen, aunque podemos
destacar los siguientes vectores: las guerras, la pobreza, la falta de estado, así como
la falta de expectativas, las crisis económicas, etc…. Esta situación genera en los
habitantes de estos países sentimientos de inseguridad e impotencia para llevar a
cabo proyectos de vida futuros, concibiendo el desplazamiento como la principal
alternativa al drama familiar y personal por el que atraviesan.
Este fenómeno genera respuestas dispares, que van desde la muestras de
solidaridad y comprensión, hasta conatos de enfrentamientos cada vez más evidentes
entre la población local y la población inmigrante, a los cuales hay que dar
soluciones concretas, tanto desde la promoción de acciones de sensibilización,
acciones de atención integral al inmigrante, teniendo presente los contextos de
referencia (por ejemplo no se pueden ofertar medidas compensatorias sólo para el
alumno inmigrante, sino para todo aquel que precise de estas medidas
independientemente de su procedencia), así como acciones de prevención para evitar
que en un futuro más o menos próximo se produzcan conductas racistas o xenófobas.
No podemos dejar de mencionar, que los inmigrantes que llegan a España, no
proceden de los países más pobres, y en muchos casos forman parte de la clase
Pedreira Hernández, A.: «Inserción social para el colectivo inmigrante en Tenerife.»
Eikasia. Revista de Filosofía, año II, 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 94
emprendedora que necesita el país de origen para progresar. Otro dato a destacar es
que no todos los extranjeros poseen el mismo nivel formativo, y se producen
supuestos de personas que contando con una alta cualificación trabajan en
profesiones en las que en muchos de los casos no colman sus expectativas, como
pueden ser en los subsectores de los servicios y la construcción. Por ello, la
formación enfocada a este colectivo, así como el asesoramiento para la
convalidación u homologación de sus títulos o estudios son algunos de los
instrumentos que podemos utilizar los agentes sociales para la integración efectiva
de este colectivo.
Igualmente los agentes que tenemos nuestro ámbito de actuación en el fenómeno
migratorio, debemos comenzar a incorporar la perspectiva cultural y de género como
herramientas conceptuales que debemos tener en cuenta a la hora de trabajar con
este colectivo, pues el colectivo inmigrante masculino y el femenino no muestran las
mismas pautas de comportamiento frente al proceso migratorio, al ser las
posibilidades de integración de cada uno de ellos también dispares, al contar, como
es de entender, con características personales diferenciadoras.
La integración de los inmigrantes en las poblaciones locales necesita de
esfuerzos de ambos colectivos. Sin lugar a dudas, el racismo constituye un fenómeno
directamente ligado a los movimientos migratorios, pero no siempre inherente a los
mismos. Las estadísticas y estudios realizados en España reflejan que los/as
inmigrantes han mejorado su esfuerzo para lograr su integración en las sociedades de
acogida, pero la población local suele permanecer aún sin percibir directamente esta
circunstancia. Además, los procesos de integración no resultan fáciles de lograr, y
ello se constata en que, en los últimos años, el rechazo a los inmigrantes ha
aumentado en nuestro país, con mayor intensidad hacia determinados grupos,
principalmente hacia los africanos. No podemos fomentar, la opinión de sentido
común, de que sea el inmigrante el actor principal de su integración, pues ésta no
cabe reducirla a un proceso de obligaciones, sino también de derechos, dicho de otra
forma, la integración es un proceso de adquisición de ciudadanía,
independientemente de la procedencia del candidato a ciudadano.
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2. ESTADISTICAS Y SITUACION DE LA INMIGRACION EN CANARIAS.
Como comentábamos con anterioridad debemos señalar que no existe unanimidad
de criterios sobre el número de inmigrantes que se encuentran en nuestro país y por
ende en la comunidad canaria. El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales realiza sus
estadísticas teniendo en cuenta a los extranjeros que poseen tarjeta de residencia o
permiso de trabajo. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.),
Ayuntamientos y Comunidades Autónomas utilizan la cifra obtenida de los padrones
municipales. Por ello, nos encontramos que mientras para el Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales, se encuentran en España 2.804.303 extranjeros, el I.N.E. contabiliza
3.891.297, por lo que si comparamos ambas cifras, en la actualidad se encontrarían de
manera irregular y empadronados en algún municipio español, alrededor de un millón
de extranjeros.
En este punto, y antes de entrar a valorar los datos de la Comunidad Autónoma de
Canarias, deberíamos diferenciar entre extranjeros que vienen principalmente de
forma residencial (procedentes de países comunitarios), de los que vienen a buscar
una oportunidad laboral fuera de sus fronteras (principalmente de América latina),
porque ambos grupos presentan características diferenciadas, independientemente de
su categorización como inmigrantes extranjeros, lo que puede dar lugar a confusión en
el estudio de las cifras estadísticas.
En nuestra comunidad según el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales se
encuentran 168.323 extranjeros con tarjeta o autorización de residencia en vigor a 30
de junio del presente año, repartidos de la siguiente forma; 96.446 en la provincia de
Las Palmas, y 71.877 en la provincia Santa Cruz de Tenerife cabe destacar que del
total de extranjeros casi 70.000 son comunitarios (sobre todo nacionales de
Alemmania, de Inglaterra y de Italia). Por su parte, del colectivo de extracomunitarios
de los 23.012 africanos (principalmente marroquíes, de los cuales más del 75 % en la
provincia de Las Palmas), 17.498 se encuentran en la provincia de Las Palmas de
Gran Canaria, mientras que en la provincia de Santa Cruz de Tenerife se encuentran
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5.514. En cuanto a la colonia de iberoamericanos está cifrada en 58.381, y mientras
que con los africanos era evidente la diferencia porcentual, en este colectivo no es tan
evidente, aunque merece mención especial los nacionales de Venezuela, que se
encuentran en un porcentaje superior al 80 % en la provincia de Santa Cruz de
Tenerife. En cuanto a los ciudadanos procedentes de algún país asiático se encuentran
en nuestras islas 12.982.
Si realizamos un estudio comparativo entre las cifras señaladas en el párrafo
anterior con las cifras que se ofrecen desde el INE, encontramos que en la actualidad
se encuentran empadronados en la comunidad canaria 225.692, 109.209 en provincia
de Las Palmas de Gran Canaria y 116.483 en la provincia de Santa Cruz de Santa
Cruz de Tenerife, por tanto de los 1.984.672 habitantes totales empadronados en
nuestra región, el 11.37% son extranjeros, lo que convierte a Canarias en una de las
comunidades con porcentajes más altos de personas extranjeras empadronadas.
Llegados a este punto sería interesante, hacer referencia de forma somera a un
fenómeno acaecido en nuestra región durante este año, como es la llegada masiva de
inmigrantes vía marítima a nuestro archipiélago. Basta realizar una comparativa de los
datos registrados durantes los últimos años para constatar que la llegada por esta vía
se ha convertido, más allá de la repercusión mediática, y la consiguiente alarma social,
en una verdadera crisis humanitaria. Este aumento de la inmigración llegada a través
de embarcaciones, unida a la inmigración irregular que llega a nuestra región a través
de otras vías, ha producido una gran presión sobre los centros de internamiento que se
encuentran en nuestra región.
A finales del mes de septiembre del presente año se encontraban internados en
los diferentes centros un total de 8.565 inmigrantes irregulares, según fuentes de la
Delegación del Estado en Canarias, repartidos de la siguiente forma; en Tenerife,
4.777, de los que 3.419 se encuentran en el C.I.E. temporal de Las Raíces y 1.358 en
el centro de Hoya Fría, mientras en el C.I.E. temporal de Gran Canaria en la Isleta hay
1.210 internos, mientras que en el de Barranco Seco hay 119. En C.I.E. de El
Matorral, en Fuerteventura, hay acogidos 472. Por otro lado, la comisaría sur de
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Tenerife de Las Américas cuenta con 1.098 irregulares y en la comisaría de
Maspalomas de Gran Canaria, habían 94 extranjeros irregulares a la espera de pasar a
disposición judicial. Por último, en la isla de El Hierro, se encontraban 283
inmigrantes irregulares y en La Gomera, otros 453. De estos datos, se desprende que
más de la mitad de los inmigrantes extranjeros que internados se encentran en la isla
de Tenerife, la cual a su vez cuenta con los dos centros con más número de internos,
En cuanto a la procedencia de los inmigrantes internados en centros de Canarias,
cabe destacar que mientras en Tenerife, el centro de Hoya Fría (el más estable de
todos), hay una gran variedad de procedencias, en los restantes centros cabe destacar
la presencia de inmigrantes subsaharianos.
Por todo lo señalado en este punto, nuestra entidad, teniendo en cuenta todos
estos factores intenta realizar las acciones que se adapten de forma más eficaz, tanto
a la población de acogida como al colectivo de inmigrantes que se encuentra en
nuestro ámbito territorial de actuación.
3. INTRODUCCION AL C.O.C., LOCALIZACION Y ESTADISTICAS
En la actualidad nuestra entidad es miembro permanente del Foro Canario de la
Inmigración, organismo consultivo del Gobierno de Canarias, con participación de
todos los agentes que tienen su ámbito de actuación en el fenómeno migratorio en
nuestra región. Igualmente el MPDLC tiene suscritos diversos Convenios de
colaboración con organismos públicos tanto locales como insulares, para la
colaboración y asistencia técnica en materia de extranjería (Ayuntamiento de Adeje,
Ayuntamiento de Guía de Isora, Ayuntamiento de Tías, Cabildo de la Gomera).
En cuanto a los proyectos que se realizan desde el Area de Inmigración,
comenzaremos por señalar que el C.O.C. (Centro de Orientación Comunitario) se crea
en el año 2.002 como centro de asesoramiento integral y punto de encuentro para
inmigrantes y emigrantes retornados que residan en nuestra comunidad,
independientemente de la situación administrativa en la que se encuentren (se adjunta
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díptico explicativo del proyecto). Desde el C.O.C. se oferta un servicio de orientación
y asesoramiento integral al colectivo inmigrante y de emigrantes retornados, desde el
punto de vista jurídico, social y psicológico, para ello contamos en plantilla con los
recursos materiales y personales necesarios para llevar a cabo las citadas acciones, a
saber; abogados/as, psicólogos/as, trabajadores/as sociales, etc….Cabe destacar
igualmente que el MPDLC gestiona en la actualidad cuatro CAMEs (Centros de
Acogida de Menores Extranjeros), con una capacidad media de 12 menores por
centro. Desde el C.O.C. se ofrece servicios de asesoramiento y seguimiento de los
menores, tanto desde el punto de vista jurídico como psicológico, con el objetivo final
de favorecer el desarrollo personal, social y educativo de los menores inmigrantes en
situación de exclusión social, a través también de la realización de actividades de
formación e inserción laboral de este colectivo.
Durante el año 2.005 y lo que se lleva transcurrido del 2.006, el C.O.C. ha dado
asesoramiento jurídico integral a todo tipo de inmigrante, tanto regularizados, desde
el punto de vista administrativo, como en situación de irregularidad, los cuales, éstos
últimos, demandaban en la mayoría de los casos soluciones personales con el fin de
legalizar su situación, y así poder optar a permanecer en nuestro país, y en muchos
los casos optar en un futuro a la reagrupación de los familiares que se encuentran en
sus países de origen.
El asesoramiento fue realizado tanto de forma personal como a través otros
medios, a saber; vía telefónica o a través de Internet. El asesoramiento personal se
llevó a cabo desde dos emplazamientos geoestratégicos, en tres municipios del sur
de la isla, Arona, Guía de Isora y Adeje, gracias a sendos Convenios de
Colaboración suscritos con estos Ayuntamientos, y otro en el área metropolitana de
Santa Cruz-La Laguna (en la sede de nuestra entidad), por tanto en el primer núcleo
poblacional en relación con el número de inmigrantes, no ya sólo de la isla de
Tenerife, sino de toda la provincia de Santa Cruz de Tenerife. En el periodo
temporal que el C.O.C. ha prestado sus servicios durante el año 2.006, se ha prestado
asesoramiento jurídico en materia de extranjería a 550 inmigrantes
aproximadamente.
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Igualmente se prestó apoyo y asesoramiento técnico especializado a los Servicios
Sociales de distintos Ayuntamientos de la Isla; Santa Cruz de Tenerife, La Laguna,
Adeje, Granadilla de Abona, Arona, Adeje y Guía de Isora, entre otros. Igualmente
los técnicos municipales, utilizaron nuestros servicios de asesoramiento para
completar la asistencia a inmigrantes que hacían uso de los servicios sociales
municipales, principalmente la derivación se ha producido por medio del Centro
Socio-Cultural de los Cristianos (Municipio de Arona), y los Servicios Sociales del
Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
Dentro del objetivo último del programa, que no es otro que dar un
asesoramiento integral al inmigrante, el MPDLC a contactado con otras ONGs con
el fin de optimizar recursos en relación al colectivo en cuestión, con el fin último de
crear un verdadero y eficaz trabajo en red entre los agentes sociales que actuamos
dentro del fenómeno migratorio.
Igualmente cabe destacar que entre las actividades del C.O.C. durante estos dos
últimos años, podemos señalar la colaboración mantenida con OBITEN
(Observatorio de la Inmigración de Tenerife), organismo vinculado a la Universidad
de La Laguna, que se encarga del estudio, análisis y evolución del fenómeno de la
inmigración en nuestra isla. La colaboración principalmente ha consistido en que
tuvieran acceso a nuestras bases de datos, para su estudio y aplicación, siempre
procurando no utilizar datos personales que pudieran afectar a la intimidad de las
personas objeto del estudio.
Del mismo modo, siendo conscientes de la importancia que tiene en nuestros días
las herramientas informáticas, y para dar una mayor cobertura a nuestros servicios,
nuestra organización ha creado este año la página web del Area de Inmigración en la
que tanto Inmigrantes, Emigrantes Retornados como Profesionales pueden obtener la
información actualizada de interés. La dirección de la misma es;
http://www.mpdlc.org/Inmigracion/Area.htm.
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Continuando con las actividades realizadas desde el Area de Inmigración
comentar que se ha realizado una Guía de Recursos en materia de extranjería, la cual
se ha repartido entre los diferentes organismos, de igual forma, se puede consultar en
nuestra página web. También destacar que en la actualidad, técnicos del Area de
Inmigración están participando en la realización de un Protocolo de derivación en
situación de urgencia para el municipio de Santa Cruz de Tenerife, en el cual están
colaborando el Ayuntamiento de Santa Cruz así como las demás entidades de ámbito
social de asistencia al migrante. Ambas acciones se enmarcar en la apuesta decidida
de nuestra entidad en colaborar con cualquier iniciativa que sirva para la integración
social efectiva de los inmigrantes y emigrantes retornados que residen en nuestra
comunidad.
Para finalizar, señalar que con motivo del incremento de llegada de inmigrantes
subsaharianos a nuestras islas, se han mantenido reuniones técnicas con representantes
de diversas entidades de defensa de los derechos humanos como ACNUR, Amnistía
Internacional o la Asociación de Derechos Humanos de Andalucía, con el fin de
contrastar los datos obtenidos por cada una de las citadas organizaciones para realizar
un análisis lo más cercano posible a la realidad sobre el cumplimiento por parte de los
diferentes organismos públicos de los más elementales derechos humanos de los
internos que se encuentran en los C.I.E. de las islas.
LOCALIZACIÓN DEL PROYECTO C.O.C.
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Como se puede observar en el mapa superior, pudimos actuar en dos focos de
inmigración claramente diferenciados. Además de la localización geográfica, también
facilitó la labor, las derivaciones desde distintos recursos de la zona y especialmente
los Convenios formalizados con los Ayuntamientos de Arona, Guía de Isora y Adeje,
para prestar el servicio de asesoramiento jurídico al colectivo inmigrante en estos
municipios.
ESTADISTICAS DEL PROYECTO C.O.C.
- NOTA : De un estudio comparativo entre las cifras estadísticas obtenidas el año
2.005 (poco más de 300 asistencias) a las de el presente año (538 hasta el mes de
octubre), se ha producido un notable incremento de los usuarios atendidos por el
servicio del C.O.C., no detectándose cambios significativos en cuanto a los baremos
____ Oficinas de asesoramiento. ____ Municipios con mayor población inmigrante.
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estadísticos estudiados (procedencia, nacionalidad, municipio de residencia,
desempeño laboral, etc...).
Durante lo que llevamos de ejercicio 2.006, el COC ha atendido a los/as siguientes
usuarios/as según características demográficas:
HOMBRES MUJERES
229 166534
Gráfica I: Nº de inmigrantes atendidos/as en el COC según sexo
60%
40% HOMBRESMUJERES
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CONTINENTE PAIS N
VENEZUELA 56URUGUAY 80COLOMBIA 50BOLIVIA 78ARGENTINA 116CHILE 12CUBA 8 REP. DOMINICANA 6 BRASIL 20EL SALVADOR 4
AMERICA
TOTAL 430ESPAÑA 14RUMANÍA 26BULGARIA 10MOLDAVIA 2
EUROPA
TOTAL 52RUSIA 4INDIA 2IRAN 4
ASIA
TOTAL 10OCEANIA TOTAL 0
TOTAL 534SENEGAL 12GAMBIA 6 SIERRA LEONA 4 GUINEA-BISSAU 2 MARRUECOS 16CABO VERDE 2
AFRICA
TOTAL 42
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Gráfica II: Nº de inmigrantes atendidos/as en el COC según continente de procedencia
0
50
100
150
200
250
CONTINENTE
AMERICAAFRICAEUROPAASIAOCEANIA
CONSTRUCCION 118SERVICIO DOMÉSTICO 108AGRICULTURA 24HOSTELERÍA 64COMERCIO 22OTROS SERVICIOS* 62SIN TRABAJO 136
PROFESION
TOTAL 534*Peluquería, informática, limpieza, jardinería, autónomo, etc.
Gráfico III: Nº de inmigrantes atendidos/as en el COC según situación laboral
22%
4%12%4%
12%
20%
26% CONSTRUCCIONSERVICIO DOMÉSTICOAGRICULTURAHOSTELERÍACOMERCIOOTROS SERVICIOS*SIN TRABAJO
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5. CONCLUSIONES.
1ª.- Para abordar adecuadamente la inmigración es la coordinación entre los
distintos agentes y recursos vinculados con la misma, tanto de carácter público como
privado, y por tanto la creación de redes que ayuden a un trasvase continuo de de
información, así como realizar conjuntamente un esfuerzo para que la sociedad en su
conjunto veamos la inmigración no como amenaza sino como oportunidad.
Además, está fuera de toda discusión que la llegada de personas de otros lugares, no
sólo puede enriquecernos culturalmente, sino que también puede desempeñar un
importante papel en la revitalización de espacios actualmente en retroceso social y
económico, contribuyendo a la diversificación económica necesaria en una región
eminentemente turística como es la canaria.
2ª.- La mejora de la situación de la población inmigrante va a depender de las
condiciones que desde el país de acogida se aporte desde diferentes ámbitos; social,
jurídico, educativo, etc…, y para evitar que se produzcan actitudes racistas en nuestro
país, los diferentes organismos públicos deberán realizar un esfuerzo inversor en
materia de servicios sociales básicos, ya que ante la realidad del aumento poblacional
se deben dar una respuesta equivalente en cantidad y calidad de servicios sociales.
Igualmente nos parece relevante destacar que los inmigrantes que se encuentran en
nuestro país, contribuyen al sostenimiento de los citados servicios, los regulares por
medio de su contribución a través del pago de los diferentes impuestos directos (IRPF,
etc…), y los irregulares a través de los diversos gravámenes de los impuestos
indirectos (gasolina, bebidas y comida).
3ª.- Por otra parte, nuestra entidad no puede posicionarse en ningún caso a favor
de la estabilidad de una inmigración irregular, porque la misma produce una doble
efecto, por una parte perjudica a las clases sociales más desfavorecidas, tanto en
cuanto compite con ella tanto en el acceso a servicios públicos básicos (educación,
sanidad, etc…) como en el ámbito laboral, y beneficia a las clases sociales más
acomodadas, gracias a que es utilizada como mano de obra barata y sin los derechos
laborales de los trabajadores nacionales.
Pedreira Hernández, A.: «Inserción social para el colectivo inmigrante en Tenerife.»
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4ª.- Para finalizar, comentar, que en cuanto al actual debate sobre el aumento
poblacional y el desarrollo sostenible, creemos que se está realizando sin tener en
cuenta una serie de factores claves, por una parte se debe tener en cuenta que
prácticamente la mitad de los extranjeros que se encuentran en nuestra región son de
algún país de la Comunidad Europea, y por tanto con libertad de movimiento y
residencia en cualquier país comunitario, y por otra parte, nuestra comunidad soporta
una presión de 12 millones de turistas anuales, por lo que en vez de proponer una “ley
de residencia”, como solución al problema del aumento demográfico, se debería
apostar por un crecimiento económico sostenible, y no basado principalmente en la
construcción y el sector servicios, sectores que al limitar su crecimiento facilitaría a su
vez controlar el aumento poblacional.
“La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos, y el horizonte va diez pasos más allá. ¿Para qué sirve la utopía?. Para eso sirve: para caminar” (Eduardo Galeano).
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La televisión como acto estético. La ruptura. Juan Carlos de Pedro Marinero
Resumen
I.
La constitución intencional de la sensación. Constitución temporal de los acontecimientos televisivos como puros datos impresionales. Experiencia estética de juicio.
Comprensión extra-estética y acto posicional del círculo hermenéutico.
II.
Pasibilidad de la percepción de la imagen. Conversión de impresiones a datos. La apercepción perceptiva. Temporal sentido - temporal percibido.
Conciencia impresional: la percepción y lo percibido – inmanencia y
trascendencia.
Plano extensional – Plano intensional. Desajuste.
Identificación por indicación analogizante. Unión sintética de la sensación. Acto objetivante o posicional del receptor.
III.
Percepción y fantasía del tiempo. Reducción fenomenológica del fenómeno.
Estructura ek-estática de la visión.
División fenomenológica del espacio televisivo. Rotura en la manifestación. Quinestesias correlativas.
La constitución de la intencionalidad fantástica como apresentación neutralizada
(en sus tres unidades).
La realidad como modo estético de representación. El “sentido” kantiano. EL acto de la sensibilidad.
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La televisión como acto estético.
La ruptura. Juan Carlos de Pedro Marinero
¿Cómo nos constituimos la sensación ante un acontecimiento televisivo? Esta
pregunta también podía habérsele planteado a Husserl en su libro sobre la conciencia
del tiempo inmanente. De hecho Husserl en ese libro hace una fenomenología para
tratar la constitución temporal de un puro dato impresional. Pues bien, de eso podemos
hablar a la hora de considerar los acontecimientos televisivos: de su constitución
temporal como puros datos impresionales, y no hechos, que son recogidos por nuestro
cuerpo mismo y traducidos a sensación misma, mediante algo que podría ser una
kantiana “experiencia estética de juicio”. ¿Por qué podemos hablar de puros datos
impresionales? Cuando intentamos conectar tiempo objetivo de emisión y conciencia
subjetiva del tiempo para constituir la objetividad temporal en la conciencia temporal
subjetiva, según Husserl analizamos la conciencia pura objetiva del tiempo, el contenido
fenomenológico de las vivencias temporales; entonces eso, a la vez nos trae
confusiones.
Hay una relación muy extraña que remite a mi cuerpo en el mundo de la
fantasía. El cuerpo en el mundo de la fantasía, porque hay en el cuerpo determinadas
quinestesias y la afectividad en forma material interviene ahí. Si hacemos esa
fenomenología la convertimos en autoconstitución del “tiempo fenomenológico” de esa
constitución temporal de un puro dato y actúa como mecanismo de trascendentalidad u
organización de la realidad. Se trata de exponer el carácter intencional de la conciencia
del “tiempo” de la aparición del acontecimiento; tengo percepción de la hylé, de mi
conciencia; el objeto sólo intencionalmente está dentro de mí. Las intenciones sólo son
mis quinestesias; las hylé, su materialidad como vivencias quedan efectivamente dentro
de mí; ese carácter es doble y sólo se puede acceder a él desde la “obra” que el
acontecimiento crea en mi sensibilidad a través de la experiencia estética de juicio.
Pedro Marinero, Juan Carlos de: La televisión como acto estético. La ruptura.
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GANÍMEDES
El acontecimiento
televisivo, formalmente, se
convierte en un puro dato
impresional que reduce nuestra
sensación a un momento estético.
Cómo pueda el acontecimiento
reducirnos dependerá de nuestra
propia conducta estética, de nuestra
actitud para recoger el
acontecimiento y de cómo nos lo
actualicemos; lo podemos hacer
automáticamente, mediante una
comprensión extra-estética, fuera
de la sensación de los sentidos, que
intensificará nuestra experiencia.
De esta manera, la propia constitución de la sensación no nos modificará, sino que nos
reafirmará incomunicablemente, justamente al contrario de la plena comunicación de la
sensación en Kant1. De esta manera, la propia constitución de la sensación despreciará
todo aquello que no encaje en nuestra pasiva visión automatizada externa y en nuestra
comprensión. Este tipo de actualización al modo de Gadamer se puede dar
efectivamente, en el acto posicional del círculo hermenéutico de mi comprensión, por la
característica de la televisión de apelar al espectador; este queda incluido formalmente
en la materia de la televisión, convirtiéndose a su vez el espectador en receptor y
materia televisiva.
¿Pero qué hace ahí la imagen? Nos acerca la fantasía a la percepción unitaria;
trabaja esquemáticamente sobre nuestra pasividad; sobre nuestra capacidad para ser
afectados nos reducimos a seres pasibles, según el término de la fenomenología de Marc
Richir. La cuestión aquí, entonces es la de la receptividad o autoreceptividad de la
facticidad. Hay un déficit de receptividad o de acogida de la facticidad del yo, como su
afectividad, por exceso de pasividad que parece movilizar todos los recursos del
Pedro Marinero, Juan Carlos de: La televisión como acto estético. La ruptura.
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109
pensamiento; lo que constituye el sentido como acontecimiento supone una receptividad
o una capacidad de acogida que no es del orden de la posibilidad de poder ser o existir.
La apertura al acontecimiento es del orden de la PASIBILIDAD, literalmente “que puede
padecer”: todo acontecimiento que se nos abre, abiertos a él, comporta una dimensión
pática (enfática, afectiva) según la cual nos hemos concertado cada vez al mundo
entero”, de ahí que el acontecimiento se convierta, por ese sensus comunis, en
transpasible.2 Es, según dijo tardíamente Heidegger, el lado vuelto hacia nosotros de
una apertura. Esa pasibilidad convierte las impresiones en puros datos impresionales;
éste es el proceso que origina la constitución de nuestra sensación ante el
acontecimiento televisivo. Cómo recoja nuestro cuerpo el acontecimiento dependerá de
una originariedad esencial del fenómeno afectivo que nos abre la fenomenología
trascendental3; cuando el cuerpo reinicia su traducción estamos entonces en lo que se
llama una apercepción perceptiva, no originaria, que, tiene mucho que ver con lo dado,
según nos dice Husserl en las Lecciones sobre el tiempo, donde pone en paralelo: dato
sentido y dato fenomenológico; el dato sentido son datos locales, sensaciones visuales,
cualidades propias, propiedad de la cosa fenoménica; los datos fenomenológicos son
lugares objetivos fenomenales, cualidades objetivadas fenomenales, la percepción, y
ambos están en paralelo: “El dato sentido es un dato fenomenológico que mediante la
apercepción nos hace consciente algo objetivo como corporalmente presente; entonces
debemos distinguir entre temporal “sentido” y temporal percibido”4, es decir, entre dato
fenomenológico, por cuya apercepción empírica se constituye la referencia al tiempo
1 Ver pág. 302-304 de la Crítica del juicio, ed. EL ATENEO, Buenos Aires 1951. 2 .- Ver pág. 48 de Meditations phénoménologiques, Marc Richir, ed. J. Millon 1992. 3 .- La fenomenología trascendental es asubjetiva. El campo está constituido por los fenómenos como nada más que fenómenos, por oposición al fenómeno como ser. El campo fenomenológico es campo fenomenal que es trascendental, pues es el a priori del a posteriori sujeto – objeto. A él se llega por medio de la epojé fenomenológica hiperbólica, no trascendental como en Husserl, y aquella conduce a la pura subjetividad, fenómenos, aquella mediante la que retornamos a lo originario, al fenómeno como nada más que fenómeno; al campo fenomenológico como lo concibe Richir. La epojé es previa al simple abstenerse de juzgar, lo que significa la epojé en el escepticismo. Toda conciencia niega o afirma, y Richir cuenta con una protodoxia primero. La epojé trascendental en Husserl es abstención que no presupone nada; ni duda ni afirma. Es suspensión de la tesis noética y la puesta entre paréntesis del mundo, ni se niega ni se duda su existencia. La reducción fenomenológica radical trascendental es una crítica de la epojé fenomenológica trascendental de Husserl, inyectándole el hiperbolismo y exageración existente en la duda cartesiana: hibridación de la duda (en cuanto hiperbólica) y la reducción fenomenológica cartesiana, diferente de la de Husserl. Richir recoge ambas y va hacia algo pretendido nuevo: epojé fenomenológica hiperbólica, no duda. Pone entre paréntesis la subjetividad y objetividad empírica. 4 .- Pág.53 de: Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente, ed. Nova. Buenos Aires,. 1959. Libro citado con las siglas HFCTI.
Pedro Marinero, Juan Carlos de: La televisión como acto estético. La ruptura.
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objetivo, y tiempo objetivo infinito. Y, correlativamente entre una simultaneidad
sentida: lo fenomenológico, dato temporal absoluto sentido, “ahora”, y una
simultaneidad objetiva: lo temporal objetivo, tiempo objetivo de la vida. Diríamos: entre
las sensaciones (αισϑησεις) y lo que se hace o está hecho (ποιεσις), pues parece que
lo que se hace y lo que está ya hecho son diferentes, pero Husserl nunca consiguió el
sentido haciéndose sin hacerlo esencialmente, objetivamente, con un peso grande de
cientifismo; según él: “En la misma conciencia impresional en que se constituye la
percepción, se constituye también, y precisamente mediante ello, lo percibido. A la
esencia de una conciencia así construida pertenece el ser, al mismo tiempo una
conciencia de unidad, de índole inmanente, y conciencia de unidad, de índole
trascendente”5. Recurriendo a la descripción fenomenológica y tratándose de imágenes
Husserl dice: “Y cuando la imagen es una imagen móvil, como por ejemplo en el
estroboscopio o el cinematógrafo, la unidad del encadenamiento presentativo, y
paralelamente, del encadenamiento representativo (al cual corresponde la unidad del
objeto que se despliega en él) está efectivamente protegida6.
5 .- Ver HFCTI p.140. 6 .- La unidad del objeto a la que se refiere Husserl en estas líneas de un folleto datado del 2/10/1898 e introducido en el curso de 1904-1905 (Yo lo he encontrado en este libro: Edmund Husserl Phantasia, conscience d´image, souvenir, Eds. Jérôme Millon 2002, Grenoble, resumen de los parágrafos 9 y 14) es la que constituyen tres objetos: 1) la imagen física, la cosa sobre la pantalla de tv, 2) el objeto representante o figurante en imagen–copia y 3) el objeto representado o figurado en imagen–copia. Para este último, preferimos simplemente decir sujeto–imagen. Para el primero diremos imagen física, y para el segundo imagen representante u objeto—imagen, que es figurante en imagen–copia puesto que la imagen de televisión no se corresponde con la imagen real, por diferencias de tonos de color, altura anchura, etc. Parágrafo 14: En la imagen penetramos desde la mirada al objeto apuntado o, a partir de ella, éste mira hacia nosotros. Fenomenológicamente, eso implica que el objeto–imagen no aparece simplemente sino que lleva un nuevo carácter de aprehensión que compenetra, o fusiona con, el carácter original, que por así decir no está simplemente ausente (weg) del contenido del apareciente sino que en él indica desde dentro (hineinweist) el objeto propiamente apuntado, o lo indica a través de ese contenido. Lo que hace representativamente función en el contenido del objeto–imagen es particularmente remarcable: figura, presentifica, pone en imagen, hace intuitivo. El sujeto casi nos mira a través de esos trazos. Esos trazos no se ponen de relieve más que en una atención aislada (Einzelbechtung), no se separan más que en ella de los otros trazos del objeto–imagen: de los momentos, partes, determinadas que, o bien han marcado el carácter opuesto, el del conflicto con determinidades correspondientes del sujeto apuntado, o bien a las cuales el uno ni tampoco el otro carácter son inherentes. De tales trazos desprovistos de caracteres no ponen nada en imagen, y cómo el objeto efectivamente real se expone en ella, eso también permanece indeterminado. Tal como él está apuntado, deja abiertas las determinidades concernidas y, en esta perspectiva, la mira, intención, la aprehensión concernida, comporta indeterminidades. De otra parte, en lo que concierne a la conciencia de los momentos de la imagen que están inadaptados al sujeto, que se descartan de él, presupone por esencia la conciencia de los momentos adaptados, que hacen intuitivo. Son solamente estos los que producen una conciencia de imagen. A su vez podemos encontrar un estudio minucioso de estas lecciones de Husserl y otras cuestiones con relación a la phantasia y la imagen en el libro de Marc Richir: Phénoménologie en esquisses (Nouvelles fondations), Ed. Jérôme Millon, 2000.
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Husserl ve en el objeto duración: legalidad de la experiencia, y en el fenómeno
cambio. Hay dos temporalidades en la recepción de imágenes: una primaria y otra
secundaria u objetiva, no dada sino construida. La apercepción perceptiva es una
percepción ambigua y se escinde en dos; por un lado es como si percibiéramos otro, en
un plano extensional, un alter ego que parece darse y es excluyente, con una ausencia
originaria en cuanto apercepción no perceptiva, en lo que es una apresentación
neutralizada, una presencia a distancia de la mía; y por otro ese fenómeno aparece
intensionalmente en un tiempo mismo y se despliega según el mecanismo de
protenciones y retenciones, mecanismo interno “rememorado” por nuestro cuerpo,
corporeidad de cuerpo viviente, según Husserl, y está desajustado de lo objetivo en un
desplazamiento de la mera re-presentación a la presentación en una presencia temporal
mía, aparece con una proximidad que no supone objetividad.
Ese doble mecanismo puramente intencional se da en la identificación del
fenómeno y ahí intervienen las síntesis pasivas que, se producen por indicación
analogizante; fenómeno en donde es por asociación originaria como se entretejen las
“vivencias psíquicas”; la identificación se hace pasivamente y se introduce significación
e identificación subrepticiamente.
La unión sintética constitutiva de nuestra sensación , es decir, la unión de lo que
ya hemos visto y de lo que todavía falta por ver, sólo se determinará progresivamente
en lo extensional, y en ella no hay concordancia con lo dado, ni realismo así, en eso
extensional se produce, no una descripción, sino una construcción o constitución
verdadera sobre lo pre-dado o no dado: fractura entre la no – donación, indeterminidad,
y la donación del fenómeno, se produce un desajuste, una puerta–en–falso necesaria
para salir de la identidad sintética. Fractura, sin embargo, inaccesible al análisis, a su
motor; fractura que constituye la instancia crítica del análisis fenomenológico de la
emisión televisiva. Se produce un exceso en la traducción, y es como si fuera ese exceso
el que permitiera distinguirlas, engendrar rodeo sobre la intencionalidad y escapar a la
doble circularidad simbólica. Doble enredo de la recepción de la emisión: por su
donación y por su enredo de conceptos lógicos en ella. “No pudiendo atenernos a la no
– donación anticipadamente del fenómeno, estamos conducidos a transgredirlo, a
predeterminarlo circularmente por la separación que está considerada desenredar y
descubrir los términos “verdaderamente” lógicos: lo que permite por la no – donación
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escapar a la circularidad, parece tener que reconducir eso de modo, por así decir,
reforzado”7.
En esa constitución surge la cosa misma sin intervenir la fantasía, que queda
anulada así por el propio receptor en un acto objetivante o posicional, puesto
esencialmente; es una auto-actualización de lo que “ha sido”, que es recuerdo presente,
percepción, aparición del objeto, fenómeno, y son procesos de identificación que en las
sucesivas perspectivas hacen que se vaya constituyendo la cosa misma como unidad
sintética de perspectivas; dice Husserl: “la percepción, en cuanto fenómeno constituido,
es a su vez percepción de la cosa”8. Pero hay que distinguir entre la percepción9 y la
fantasía del tiempo, según una crítica de Husserl a Brentano, el cual no distingue entre
conciencia instantánea del tiempo y conciencia de la sucesión del tiempo, entre la
actualización de la sucesión originaria vivida ayer y, la actualización del campo
temporal originariamente vivido ayer: el continuo de fantasías originariamente
asociadas. No distingue acto y contenido aprehensivo, ni objeto aprehendido. Con esa
directiva “a los contenidos primarios de la percepción se acoplan continuamente
fantasmas con un contenido igual cualitativamente; y la fantasía agregaría un nuevo
momento: el temporal”10. El phantasma, abstracción hecha de toda aprehensión como
phantasia de un centauro, de una casa, etc., es un contenido sensible que es algo
totalmente diferente a la phantasia. Sería necesario preguntarse sobre lo que significa el
acto de traducir representado (Vorstelligmachung) el mismo objeto en la percepción y
en la phantasia, y poner la cuestión de saber si esta mismidad (Selbigkeit) no permitiría
una diferenciación, una distinción de géneros de objetivación, la cual haría la verdadera
diferencia entre percepción y phantasia, una diferencia truncada y no una diferencia
simplemente relativa como la de la plenitud y la fugacidad que, ella también por otra
parte, tiene por sí misma su aplicación en el interior de cada uno de los dos géneros de
representación. “Si tenemos percepciones, y sin confusión con representaciones—de—
phantasia, podemos entonces compararlas a percepciones presumidas. Luego la
cuestión no es la de la diferenciación entre apariencia y realidad efectiva, sino [15] la de
7 Resumen de la Iª Meditación del libro citado de Marc Richir. 8 Pág. 140 de HFCTI. 9 Para ver la función de la percepción en Husserl se puede recurrir al libro de Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina La fenomenología de la verdad: Husserl, Ed. Pentalfa, Gijón 1984, en especial a las págs. 100-106. 10 HFCTI p.64.
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la esencia diferente de la percepción y de la phantasia, y si aquí una diferencia de
esencia existe en general.
Luego si se entiende esta diferencia como una diferencia psicológicamente
caracterizante, ya no pertenece entonces a la esfera fenomenológica. Tenemos de hecho
dos géneros de representación diferentes que, prácticamente, podemos fácilmente
distinguir. Es psicológicamente interesante ver cómo, en relación con nuestra voluntad,
etc., esas representaciones también se comportan diferentemente. Pero son ya cuestiones
genéticas–causales, problemas de psicología.
Desde entonces, no podemos emprender gran cosa con las habituales
exposiciones de los psicólogos, por muy valiosos que sean psicológicamente los
materiales recogidos en sus trabajos”11.
El aparecer mismo en la televisión se reduce, por principio, a un aparecer
esencial que lleva consigo una necesaria decepción que introduce la necesaria dialéctica
entre la realidad y la apariencia en un tiempo inmanente y trascendente a la vez, según
la estructura verbal de la realidad; la inmanencia y trascendencia son simultáneas; se
produce así una reducción fenomenológica donde rompemos el espacio objetivo
(contenidos visuales, intuición espacial, fenómenos de cosas dispuestas de tal o tal
modo), lo abstraemos de una interpretación trascendente; ¿hacia qué? Hacia unos
contenidos primarios dados : continuo del campo visual, cuasi–espacial, que ya no son
relaciones espaciales objetivas pero que son como un éxtasis: estructura ek – estática de
la visión en exterioridad de la exterioridad. Y hay dos puntos diferentes: los contenidos
que sirven para la aprehensión, y los caracteres de aprehensión mismos. Las sensaciones
se encuentran en la base de las percepciones.
La emisión de espacios televisivos formalmente queda integrada en una división
fenomenológica del espacio que nos afecta; se trata de la dialéctica del dentro-fuera;
dentro llega la interioridad de la apariencia, y fuera queda nuestra sensibilidad, la
cohesión subjetiva u objetividad de lo propio. Para reconciliar lo de dentro y lo de fuera
es necesario una rotura que neutralice la manifestación de la emisión que se produce en
la “imaginación” de las “quinestesias correlativas”; hay una intencionalidad que penetra
los contenidos de las imágenes. Ahí se da la relación entre la imagen y la fantasía
11 Ver parágrafo 6 de Edmund Husserl “Phantasia, conscience d`image, souvenir”, Eds. Jérôme Millon.
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colaborando en la constitución, pero según Husserl: “ Al constituirse la fantasía como
objeto inmanente, se constituye gracias a su propia intencionalidad fantástica, que tiene
el carácter de una apresentación neutralizada, también el cuasi–objeto inmanente, la
unidad de lo inmanentemente fantaseado, en el cuasi–tiempo inmanente de la fantasía.
Y cuando la fantasía es la modificación apresentativa de una “aparición”, se constituye
además la unidad de algo fantaseado trascendente, la unidad, diremos, de un objeto
espacio–temporal fantaseado o la unidad de una situación objetal fantaseada, situación
cuasi–dada en un juicio cuasi– perceptivo, o cuasi–pensada en un juicio fantástico de
otra clase”12. De esta manera, la objetividad televisiva entreteje nuestro cuerpo, o el yo-
cuerpo interno diría Husserl; recogemos una presencia a distancia, pero con cierta
ausencia apresentativa que provoca las síntesis pasivas identificativas por indicación
analogizante, co-admitiendo personalmente lo que se recibe.
La realidad se nos presenta así en forma de “apariencia” formal según lo que
Kant llamaba “modo estético de representación”; modo estético sensible de re-
presentación Kant lo entendía como una relación de la re-presentación con un objeto,
recogida por nuestra sensibilidad en cuanto fenómeno, según él en la Crítica del Juicio,
con el fin de conocerlo, de tal manera que la forma de la sensibilidad, el cómo es
afectado el sujeto, se añade a la re-presentación y es transmitida necesariamente al
objeto, pero sólo como fenómeno. Puede que ese modo no tenga relación con el objeto
para conocerlo sino para sentir placer y displacer, a ese sentimiento Kant lo llamaba
“sentido ” o modificación de nuestro estado13; así, no es el sentido objetivo que se
pueda usar para el conocimiento, sino que más bien se trata de intuir algo como juicio
estético, incluso re-conocerlo con placer: receptividad del sujeto. Así pues, concluye
Kant, todas las determinaciones del entendimiento tienen una significación subjetiva.
Dice Kant: “por tanto, con la expresión “juicio estético sobre un objeto” se indica
inmediatamente que una representación dada (datos puros dados), se relaciona con un
objeto, pero en el juicio no se entiende la determinación del objeto, sino la del sujeto y
su sentimiento”. El sujeto queda afectado tanto en el entendimiento como en la
imaginación, en las dos facultades que el juicio unifica y percibe su relación, y es la
12 Último párrafo del libro HFCTI. 13 Págs 71-74 de la Primera introducción a la “Crítica del juicio”, ed. Visor, Madrid 1987. También se puede ver esto en las págs 304-306 de la Crítica del juicio, donde explica Kant el gusto como sensus comunis.
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facultad de conocer la que provoca el acto en la sensibilidad, al estar conectada por
medio del juicio reflexionante sin concepto con ella. La rotura o fragmentación que
neutraliza la manifestación de la emisión la puede llevar a cabo la reflexión sobre la
representación dada si se adelanta al sentimiento que determina el juicio como finalidad
subjetiva sin concepto, y si lo hace en su propia actualización; entonces la finalidad
subjetiva es pensada antes de ser sentida en su efecto anillo determinado, un efecto que
pretende constitución simétrica “intersubjetiva” de la eidética, una inscripción fáctica de
mi yo en el desarrollo teleológico universal a la vez subjetivo e invariante intersubjetivo
en el seno de la síntesis del encadenamiento de la aparición, donde el objeto figurante de
la imagen no cambia en la phantasia.
TROZOS
Para terminar pondré un ejemplo ilustrativo, con un texto de Nietzsche, de la
forma esencial en que se nos presentan a veces las imágenes, y que podríamos
denominar la forma esencial del fenómeno, aunque confesando que Nietzsche tenía
razón cuando decía que la palabra “fenómeno” implica muchas seducciones cuando se
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aplica al mundo empírico14: “Un pintor que no tenga manos y que se proponga expresar
mediante el canto la imagen que tiene delante revelará en este cambio de esferas mucho
más que lo que el mundo empírico descubre de la esencia de las cosas. La misma
relación de una excitación nerviosa a la imagen producida no es de suyo necesaria, pero
si la misma imagen se produce millones de veces y es transmitida hereditariamente a
través de muchas generaciones de hombres y, finalmente, aparece cada vez en toda la
humanidad como consecuencia del mismo motivo, entonces termina adquiriendo para
los hombres el mismo sentido que si fuera la única imagen necesaria y si la relación
existente entre la primitiva excitación nerviosa y la imagen producida fuera
rigurosamente de tipo causal; lo mismo que un sueño, eternamente repetido, que sería
percibido y juzgado totalmente como realidad. Ahora bien, el endurecimiento y el
enrigidecimiento de una metáfora no garantizan en absoluto la necesidad y la autoridad
exclusiva de dicha metáfora”15.
DOS IMÁGENES.
14 Como ya se ha dicho Marc Richir no lo aplica directamente al mundo empírico, ver nota 3. 15 Ver El libro del filósofo, Ed. Taurus 1974, Grupo Santillana de ediciones, Madrid, 2000, pág. 95.
GABINETE DE LA MINISTRA
MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA
GABINETE DE COMUNICACIÓN
Nota
de p
rens
a Presentada la propuesta del Ministerio que se debatirá el día 24 El nuevo Bachillerato refuerza las horas destinadas a las enseñanzas mínimas de las materias de modalidad
Se regula la asignatura Ciencias para el mundo contemporáneo, común a todos los alumnos.
Habrá tres modalidades de Bachillerato: Humanidades y ciencias sociales; Ciencias y tecnología y Artes.
Los alumnos que aprueben más de la mitad de las materias de primero pero no estén en condiciones de promocionar de curso podrán consolidar ese resultado y repetir sólo las asignaturas suspensas.
17 de abril de 2007. El secretario general de Educación, Alejandro Tiana, ha presentado hoy el proyecto de Real Decreto de enseñanzas mínimas para el Bachillerato, que será debatido con las Comunidades Autónomas en la Conferencia General de Educación que tendrá lugar el próximo 24 de abril. La propuesta recoge la introducción de la nueva materia Ciencias para el mundo contemporáneo y la fusión de los cuatro tipos de bachillerato actuales en tres: Artes, Ciencias y tecnología y Humanidades y ciencias sociales. También apuesta por la flexibilización y permite que los alumnos completen la modalidad elegida o la refuercen. Respecto al Bachillerato de Artes, éste tendrá a su vez dos posibles vías: una referida a Imagen, Artes plásticas y Diseño, similar a la actual, y una nueva, referida a la Música, la Danza y las Artes escénicas. En el diseño de esta modalidad se contemplan aspectos relacionados con las artes escénicas, con la historia, el análisis y la estética musical, así como el estudio del mundo audiovisual y los fundamentos científicos del movimiento y la danza.
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Otra de las novedades destacadas es que entre las materias comunes de bachillerato se considera una de ámbito científico, Ciencias para el mundo contemporáneo, que permitirá a todos los alumnos conocer los fundamentos de cuestiones científicas relevantes en el mundo de hoy. El secretario general de Educación ha explicado que esta materia tiene varios bloques temáticos: uno de contenidos comunes; “Nuestro lugar en el universo”; “Vivir más, vivir mejor”; “Hacia una gestión sostenible del planeta”; “Nuevas necesidades, nuevos materiales”; y “La aldea global. De la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento”. “Son grandes campos científicos muy cercanos a la vida cotidiana donde damos las componentes de cultura científica necesarias para entender cuales son sus fundamentos y modos de funcionamiento”, ha subrayado Tiana. Asimismo, en uno de los dos cursos de bachillerato se impartirá la también nueva asignatura de Filosofía y Ciudadanía, que “tiene contenidos de distintos ámbitos de la filosofía” y cuya novedad está en que “tiene algo más de contenidos de filosofía moral y política” según ha explicado el secretario general. El resto de materias comunes son: Educación Física, Historia de la Filosofía, Historia de España, Lengua castellana y literatura, Lengua extranjera, Lengua cooficial y su literatura (si la hubiera) y Religión (para los alumnos que la deseen). Materias de modalidad El bachillerato se organiza en materias comunes, materias de modalidad y materias optativas. Los alumnos tendrán que estudiar seis materias de modalidad a cursar en los dos cursos de Bachillerato. Las materias de modalidad tienen como finalidad proporcionar una formación de carácter específico vinculada a la modalidad elegida que oriente en un ámbito de conocimiento amplio, desarrolle aquellas competencias con una mayor relación con el mismo, prepare para una variedad de estudios posteriores y favorezca la inserción en un determinado campo laboral. 1. Las materias de la modalidad de Artes son las siguientes:
Artes plásticas, imagen y diseño:
Cultura audiovisual Dibujo artístico I y II Dibujo técnico I y II Diseño Historia del arte Técnicas de expresión grafico-plástica Volumen
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Artes escénicas, música y danza: Análisis musical I y II Anatomía aplicada Artes escénicas Cultura audiovisual Historia de la música y de la danza Lenguaje y práctica musical Literatura universal
2. Las materias de la modalidad de Ciencias y Tecnología son las siguientes:
Biología Biología y geología Ciencias de la Tierra y medioambientales Dibujo técnico I y II Electrotecnia Física Física y química Matemáticas I y II Química Tecnología industrial I y II
3.Las materias de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales son las siguientes:
Economía Economía de la empresa Geografía Griego I y II Historia del arte Historia del mundo contemporáneo Latín I y II Matemáticas aplicadas a las ciencias sociales I y II Literatura universal
Otra de las novedades de esta propuesta es que se flexibiliza la estructura al permitir que un alumno de una modalidad pueda contabilizar entre las seis materias de modalidad requeridas una que corresponda a una modalidad diferente de la elegida. Asimismo se posibilita que el alumnado que lo desee pueda reforzar la modalidad elegida cursando como materia optativa una séptima materia de la misma modalidad. Se atiende de esta manera tanto al alumnado que quiera completar su formación con materias de otros campos de conocimiento como a
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aquellos otros que desean completar la modalidad con un mayor número de materias de un mismo campo de conocimiento. En relación al horario, hay que destacar el aumento de las horas destinadas a los contenidos mínimos para las materias de modalidad. El actual decreto establece 540 horas frente a las 420 que marcaron la LOGSE y el Real Decreto de Humanidades y las 450 de la LOCE. “Con este avance se asegura que haya un mínimo de 90 horas semanales de modalidad”, ha dicho Alejandro Tiana. Por último, otra de las novedades destacadas es que se introduce la posibilidad de que el alumno que no esté en condiciones de promocionar a segundo pero que haya superado más de la mitad de las materias de primero, pueda consolidar dichos resultados y no tenga que repetir el curso en su totalidad. Esto hará posible concentrar sus esfuerzos en las materias no superadas y completar su jornada escolar con materias de segundo. “Hasta ahora la única posibilidad era o pasar de primero a segundo hasta con dos materias suspendidas o repetir el curso entero. Ahora introducimos una propuesta, que hacemos a las Comunidades Autónomas y tendremos que debatir con ellas, que es que los alumnos que hayan aprobado un número importante de materias de primero, más de la mitad, pero les hayan quedado más de esas dos que les permitía pasar de curso, puedan consolidar lo que han aprobado, coger las materias que les faltan y completarlas con materias de segundo. Esto les va a permitir terminar primero e ir avanzando en segundo, con lo cual creemos que el estímulo que tiene para continuar estudios es mayor y pueden seguir avanzando con más seguridad”, ha destacado el secretario general de Educación.
Propuesta de la Asociación Nacional de Editores de Libros de Texto FILOSOFÍA Y CIUDADANÍA Objetivos La materia de Filosofía y Ciudadanía tendrá como finalidad el desarrollo de las siguientes capacidades: 1. Comprender los problemas filosóficos y emplear con propiedad y rigor los nuevos conceptos y términos asimilados para el análisis y la discusión. 2. Adoptar una actitud crítica y reflexiva ante las cuestiones teóricas y prácticas, fundamentando adecuadamente las ideas. 3. Argumentar de modo coherente el propio pensamiento de forma oral y escrita, contrastándolo con otras posiciones y argumentaciones. 4. Practicar y valorar el diálogo filosófico como proceso de encuentro racional y búsqueda colectiva de la verdad. 5. Analizar textos filosóficos en su coherencia interna identificando los problemas que plantean, así como los argumentos y soluciones propuestas. 6. Utilizar procedimientos básicos para el trabajo intelectual: búsqueda y selección de información, contraste, análisis, síntesis y evaluación crítica de la misma, promoviendo el rigor intelectual en el planteamiento de los problemas. 7. Adoptar una actitud crítica ante todo intento de justificación de las desigualdades sociales y ante toda discriminación, ya sea por sexo, etnias, culturas, creencias u otras características individuales y sociales. 8. Valorar la capacidad normativa y transformadora de la razón para construir una sociedad más justa, en la que exista una verdadera igualdad de oportunidades. 9. Valorar los intentos por construir una sociedad mundial basada en el respeto a los derechos humanos, en la convivencia pacífica y en la defensa de la naturaleza. 10. Consolidar la competencia social y ciudadana fundamentando teóricamente su sentido, su valor y su necesidad para ejercer una ciudadanía democrática. 11. Desarrollar una conciencia cívica, crítica y autónoma, inspirada en los derechos humanos y comprometida con la construcción de una sociedad democrática, justa y equitativa. Contenidos Bloque 1: El saber filosófico. - Filosofía, ciencia y otros modelos de saber. - La filosofía como racionalidad teórica: verdad y realidad. - La filosofía como racionalidad práctica: ética y filosofía política. - Las preguntas fundamentales de la filosofía. Bloque 2: El ser humano: persona y sociedad. - La dimensión sociocultural: naturaleza y cultura, individuo y ser social. - Relación lingüística y simbólica del sujeto con el mundo. - Concepciones filosóficas del ser humano. Bloque 3: Filosofía moral y política. - Los fundamentos de la acción moral: libertad y responsabilidad. - Las teorías éticas ante los retos de la sociedad actual: felicidad y justicia. - La construcción filosófica de la ciudadanía. Bloque 4: Democracia y ciudadanía. - Origen y legitimidad del poder político. - Fundamentos filosóficos del Estado democrático y de derecho. - Democracia mediática y ciudadanía global.”
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IMAGINEMOS QUE PIDO SOCORRO
-Fantasía de una autofagia-
<<Los límites del lenguaje son los límites de mi mundo>>
L. WITTGENSTEIN: Tractatus logico-philosophicus, 5.6.
JAVIER LÓPEZ ALÓS*
Imaginemos el siguiente argumento: un impostor que pretende pasar por músico
hace un pacto con algún duende, diablo o ser por el estilo: escribe una canción, ópera,
sinfonía... cuya extensión irá menguando cada vez que se interprete hasta llegar al
absurdo de limitarse a un solo compás, con éxito tan rotundo como siempre... y al drama
de no poder tocar finalmente nada, de la desaparición, el silencio y la vuelta al
anonimato. Imaginemos ahora un escritor que escucha esta historia y decide contarla
como propia y con ella alcanza premios y fama. Imaginemos entonces que llega el Día
de la Gran Conmemoración de las Letras y nuestro autor debe dictar el discurso de
honor: lee su parábola sobre el éxito fácil y exhorta a todos al esfuerzo y a recuperar los
más nobles valores de los clásicos... y vuelve a mirar el cuento y cree que faltan algunas
palabras, no está seguro y vuelve a contar y ve que hay menos. Oye las voces del
público, pero no entiende qué dicen. Un mareo blanco, completamente blanco y unas
náuseas crecientes al ver sus papeles en blanco, todo en blanco. Imaginemos que en ese
momento el orador empieza a vomitar palabras, una catarata casi interminable de
palabras, un surtidor que se va retorciendo a medida que vuelca sobre la tribuna
palabras y más palabras.
La última palabra, “socorro”, cae de su boca casi sin fuerza, como la gota final en un
grifo cerrado que nadie se molesta en atender. Ni siquiera él la ha podido escuchar.
Durante unos segundos, sin palabras ya, en silencio absoluto, nota un cierto alivio
cuando concluyen las náuseas, pero todo sigue en blanco y espera que alguien haya oído
su petición de auxilio. Mira con esfuerzo al frente, luego a la derecha y finalmente
renuncia a la izquierda, que también es blancura, como todo alrededor. Imaginemos,
imaginemos que el blanco se dispersa y aparece a su vista el auditorio puesto en pie y en
* Ilustración gentileza de Isabel Albaladejo.
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plena ovación, y que, tras unos instantes de duda, sonríe y trata de dar las gracias, pero
ya no encuentra la palabra y antes de que todo vuelva a hacerse blanco recoge del suelo
la palabra “socorro” y muere abrazado a ella sin que nadie se dé cuenta. Imaginemos
que yo presencié todo esto y que lo escribo y que recibo un pr…
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SUEÑO III
<<Poco importa que ello ocurriera así o de otra forma: y sin
en verdad no bailó el asno aquella noche, sucedieron empero prodigios
más ingentes y más extraños que el baile de un asno. En resumen,
según dice el proverbio de Zarathustra: ¡qué importa!>>
F. NIETZSCHE: Así habló Zarathustra, “El canto del noctámbulo”, I.
JAVIER LÓPEZ ALÓS1
La noche que Dios entró en coma el doctor Nietzsche estaba de guardia, pero a
pesar de ser el único intensivista disponible, sigue siendo un misterio quién tomó en
realidad la decisión, convinieron en no avisarle. Malas lenguas decían que lo habían
visto matando el tiempo y la pasión en pos de una enfermera cuyo exacto nombre griego
no consigo recordar, otros aseguraban haberlo sorprendido haciendo no sé qué con la
morfina. Los más generosos lo situaban en el cuarto de guardia escribiendo epitafios en
papeles de receta, pero yo puedo asegurar que simplemente dormía. Aquella noche, la
noche que Dios entró en coma, el doctor Nietzsche estuvo durmiendo en la mesa de
operaciones del quirófano número cuatro, allí donde sabía que nadie lo encontraría.
Tampoco lo buscaron, no se fiaban de él. Luego inventaron historias de todo tipo para
justificar la negligencia, pero lo verdaderamente cierto es que nadie quiso contar con el
intensivista de gruesos bigotes que abría un tórax con la misma determinación que
Wagner comenzaba una sinfonía. Imprevisible y majestuoso. Y sin embargo la cirugía
no es como la música porque la explosión de sangre no admite corcheas ni acaso negras
y la técnica exige siempre contención.
Ha pasado ya algún tiempo desde aquella madrugada, pero los rumores, las
injurias, los desplantes y hasta los insultos más bajos (se ha llegado a poner en duda su
condición de médico) no han cejado. Pero no fue él quien desconectó el respirador.
Cuando Nietzsche llegó, Dios ya había muerto. Nada pudo hacer y ninguna parte tuvo
en el fallecimiento: estuvo durmiendo hasta las seis de la mañana. Lo sé porque soñó
1 Ilustración de Isabel Albaladejo.
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conmigo mientras oíamos de fondo Parsifal y por la puerta de urgencias entraba un
pobre asmático gritando que era Dios. Pero, como yo, sólo fue producto del sueño y de
la fantasía a la realidad hay distancias que son insalvables.
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Felicific Calculus
(Hipótesis de trabajo a partir de una tergiversación malintencionada de un
concepto de Jeremy Bentham)
Encontrado en un trozo de papel en un café de Viena, otoño de 1931.
JAVIER LÓPEZ ALÓS
1º.- Localizar un sujeto de existencia más bien gris, de tez más bien pálida y conciencia
más bien negra. Si no se encuentra ninguno disponible o voluntario, recúrrase a uno
mismo.
2º.- Proceder a las siguientes operaciones con el mayor escrúpulo e higiene posible:
- cálculo aproximado de las Horas perdidas sin más por el sujeto a lo largo de su
vida.
- cálculo aproximado de las Vidas vividas en su imaginación durante todas esas
horas.
- medida precisa de la capacidad de infringirse Dolor a sí mismo en tiempo y
formas indefinidas.
3º.- Correr las cortinas y subir la música.
4º.- Sumar los factores anteriores sin precipitación, repasar las cuentas si es necesario, y
formalizar:
Hp (tedio) + Vv (mentira) + D (absurdo) = E (intuición de eternidad).
5º.- Cerrar los ojos y guardar silencio: al fin y al cabo, todavía es sólo una hipótesis.
Pelayo Pérez: BITACORA
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Lo obvio Hay un momento en el cual aquello que nos parecía lo más obvio, el mundo, deja
de ser tal. Entonces, después de un tiempo de ‘adaptación’, lo que nos llama la atención
es cómo y por qué nos parecía tan obvio cuanto, de ninguna manera, lo es. El mundo no
ha desaparecido ante nosotros, sigue siendo el mismo que era, en ese sentido no hemos
perdido nada. Salvo la obviedad. Y cuando esta aceptación ‘natural’ del mundo se
transforma, por su propio desfondamiento, no sólo el mundo deja de ser ‘obvio’, sino
que nosotros mismo dejamos de ser en él “algo natural”. Es decir, nosotros ya no somos
tan obvios para nosotros mismos.
“Homenaje a la realidad” de Segundo García1
Sucede que, tras ese tiempo adaptativo, como decíamos, tras la superación de las
sorpresas que se suceden unas tras otras, como no puede ser menos, pues todo “se cae”
del pedestal de lo obvio, una primera llamada de atención, en la cotidianeidad misma en
la que, con todo, “obviamente” continuamos existiendo, comprobamos que esta pérdida
de obviedad no ha cambiado nada, pues todas las cosas permanecen tal cual
anteriormente las habíamos dejado, pero no todo. Así, en medio de las cosas, los otros
siguen siendo ellos mismos y ni reflejan ni manifiestan esa perplejidad en la que, con
mayor o menor intensidad, nosotros nos encontramos.
1 .- El cuadro de Segundo García se reproduce con permiso del autor para este artículo.
Pelayo Perez, BITACORA
Eikasia. Revista de Filosofía, II 10 (mayo 2007). http://www.revistadefilosofia.org
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Pero este estado es, rauda nos viene la respuesta, una reacción psicológica,
subjetiva, con lo que tiene de minimización este juicio, debido a, o por causa de,
nuestras preocupaciones, estudios e interrogaciones al respecto. En concreto, al
recapitular acerca de tal estado de perplejidad y pérdida de la obviedad, uno no puede
por menos de reconocer que la lectura paralela de dos autores alemanes, como Hegel, y
su bicentenaria Fenomenología del Espíritu2 y el siempre estimulante y sugestivo Hans
Blumenberg, con su magnífico Tiempo de la Vida y Tiempo del Mundo3, han causado
ante nosotros ese estado de escepticismo radical en el cual tantas otras veces ya nos
habíamos encontrado. Sobre el escepticismo, por cierto, no será difícil recordemos lo
que Hegel ha dicho al respecto sin salirnos de esta obra que releemos y celebramos este
año. Pero antes de llegar a él, ya desde el prefacio y la introducción, Hegel ha sometido
“lo obvio” a la trituración de lo negativo, es decir, ya el trabajo del concepto ha ido ante
nuestros ojos quedando sin referentes, sin los asideros de esto o de aquello, de todo
cuanto hasta entonces configuraba el mundo ahí, ante nosotros, en sus formas sensibles,
contingentes sí, pero también habituales, obvias.
Si uno aguanta, por ejemplo, la trabajosa traducción y edición de Manuel
Jiménez Redondo, excesiva y presuntuosa por momentos, además de plagada de
múltiples erratas y errores prosódicos y sintácticos, que no se compadece con sus
recomendaciones, en su propia e interesante introducción, de llevar a cabo una lectura
de corrido del texto hegeliano, esa inmersión sin dudarlo en este vuelo especulativo del
espíritu, resulta que, desde la primera página del texto traducido, se ve abortada,
entrecortada por los corchetes, una línea sí y otra también, donde el traductor
recomienda, amplía e interpreta, sobre la marcha, al sin duda nada fácil discurso
hegeliano. Pero entonces, la lectura de la Fenomenología del Espíritu se convierte,
como lo testifican las casi 1200 páginas del libro, en algo obvio: que estamos leyendo al
menos dos libros y no uno. Y que estamos leyendo un libro inmiscuido, encajado,
2 Fenomenologia del Espíritu G.W.F. Hegel, nueva edición y traducción en editorial P RE-TEXTOS, setiembre 2006. La traduccion y los comentarios y notas de Manuel Jiménez Redondo, merecen un comentario aparte.
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embotellado en otro. Y no en otro libro cualquiera, sino precisamente en éste. Así que,
llegados a la página 426, uno no cesa de echar de menos el ejemplar del FCE, y la
traducción ya clásica de Wenceslao Roces.
Es con este “espíritu” que iniciamos la lectura enriquecedora y “relajante” de
Blumenberg, para liberarnos del potro torturante del profesor Jiménez Redondo, el cual
dicho sea de paso, tiene valores indudablemente positivos y académicamente loables,
pero que requerirían acaso una separación de planos o una diagramación, una edición
pensada en paralelo y complementariedad del texto original-traducido de Hegel. Dicho
esto, el texto se lee indudablemente y, en lo que estamos, lo obvio, tantas veces
sometido a caución antes de llegar a Hegel, sufre aquí un seísmo de condiciones
memorables. Desde Platón a Kant, como nuestro ínclito traductor nos recuerda con
acierto una y otra vez, recorremos este cruce de caminos que ha sometido los
fenómenos a una devastadora crítica, y que llamamos Filosofía. Por lo cual, ciertamente,
no nos sorprende al iniciar el texto de Blumenberg reencontrar la misma temática que
habíamos dejado, debido a las causas mencionadas, a propósito del malentendido del
mundo de la vida, que es como se titula la primera parte de este ensayo. Ahí nos
enfrentamos a la reducción y la fenomenología, pero también a la construcción, un
tanto traída por los pelos según nuestro autor, de este concepto del “mundo de la vida”
por parte de Husserl, enfrentado a problemas y aporías que esa reducción y esa su
concepción de la fenomenología iban sacando a la luz.
La obviedad es lo propio del modo “natural” de contemplar el mundo, incluidos
los científicos y, por tanto, su positivismo. Esta obviedad es la que socava el ejercicio
de la reducción fenomenológica, como se sabe. Y con ella, la mirada ingenua y ‘natural’
se ve impelida a renovarse, a recuperarse y a reforzarse por medio de una sistema de
“ideas” capaces de dar sentido a este estar-ahí, de dar sentido en tanto en cuanto de lo
que ahora se trata es de transitar el camino hacia la ciencia rigurosa, volviendo
entonces a “los hechos mismos”.
3 Tiempo de la Vida y Tiempo del Mundo, Hans Blumenberg, ed. Pre-textos, traduccion de Manuel Canet.
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La negación, y así nos vinculamos a Hegel de nuevo, ha horadado el bloque de
lo obvio, llevándonos más allá, hasta lo ausente mismo: “ el supuesto vinculado a la
reducción consistía en lo que se denomina la “contingencia” del mundo: que podemos
pensar sin ningún esfuerzo que el mundo no existe”4.
No hace falta, creo yo, remover estos textos, ni removernos nosotros mismos
con ellos más de lo que ya estamos. Y no hace falta porque ahora no pretendemos al
respecto ni un recorrido ‘filológico’, aunque en principio pudiera parecerlo, ni siquiera
una previa remoción, para continuar en ese terreno, que nos permitiera, a quien esto
escribe y a quien nos lee, ascender por el arduo y empinado trayecto de la obviedad
hacia la “filosofía”. Nos mantendremos en el espacio acotado al principio de estas
líneas, pero que no se quiere reducido a la mera sensación de “lector” ni a la psicología
de un “yo” sometido a su propia aniquilación, a esa negatividad de los predicados que lo
atraviesan desencajándolo así de su “fijeza”, para seguir en la estela hegeliana. Pues, de
lo contrario, es entonces cuando encontraríamos refugio en “otros textos” y en el
recorrido sistemático y metodológico de las “ideas” y los teoremas al respecto. Sin
duda hay que hacerlo, pero no es menos interesante el someterse a ese estado de “no
obviedad”, a esa experiencia realmente vivida de la perplejidad consciente, es decir, de
un estado psicológico que ya no es meramente psicológico, valga la paradójica y
contradictoria expresión. Pues esta intenta recoger el momento de la reflexión en y por
el propio sujeto cognoscente, operatorio y personal, desligado – aunque no
desvinculado, solo fuera por el idioma- de esos momentos diacrónicos que se
presentifican por medio de los textos, de ese fenómeno editorial y bibliotecario que pule
la figura histórica de la Filosofía. En definitiva, ese más allá de lo psicológico al que
apunta esta experiencia desarbolante no es sino a lo que apunta “lo negativo” mismo
que el trabajo del concepto impulsa en su límite, allí donde, por caso, la “experiencia, lo
subjetivo” se desvanece, está ausente, y ya no es.
4 H. Blumenberg, obra citada, pág.42
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Una experiencia, así pues, de incredulidad, de pérdida de “suelo”, de
incapacidad y desfallecimiento, no es sino una experiencia subjetiva de nuestros límites,
de nuestra contingencia, así como de la precariedad de la existencia propia y ajena. Y
sin embargo, el “mundo” permanece, está ahí, nos envuelve y atraviesa. Es posible que,
como Ronquentin, experimentemos esa naúsea térrea, esa nadificación y la angustia
consecuente. Pero también es posible que, incluso experimentándola, podamos saber
qué y por qué la experimentamos, aunque sigamos presos de esa magnitud, de esas
intensidades y de esos desvanecimientos. El ‘mundo’, como el cuerpo, permanecen y
“se” recomponen cada día, tras cada ‘desmayo’, tras cada estupor. Si posteriormente
avanzamos por el camino de la objetividad, de la crítica y autocrítica, superando el
síndrome de Roquentin, no por ello habremos pensado realmente lo que hemos vivido,
el contacto con esa caída de lo obvio. Es muy probable que el estudio, la escritura,
cuando no el olvido enmascarado en muchos de estos desvíos académicos, en muchos
de estos trajines agotadores y promiscuos, nos aparten del vómito, de la tierra y de la
carne tremulante. Indudablemente, hay más cosas en la vida que la angustia ante la
muerte. Y el célebre “cuidado”, el sorge, implica no solo la atención “natural” del
cuerpo, su salud y potencia, sino el vínculo social, ese no menos célebre compromiso
sartreano, tomado aquí en su sentido más radical, por no decir ontológico, que es lo que
Heidegger no suscribiría.
Por todo esto, regresamos y entonces cerramos nuestros libros, nuestros
cuadernos, nuestro ordenador y, sin “negar” los efectos crítico-reductores de nuestro
recorrido, es decir, sin abandonar ese estado de pérdida de la obviedad, salimos a
pasear.
Volviendo de un paseo reparador, las cosas siguen como estaban. Entramos en
nuestro despacho y los papeles que dejamos, los libros y el ordenador siguen ahí en su
constancia. Nos sentamos frente a la ventana donde el atardecer se manifiesta y
miramos con recelo el televisor que, apagado, se ostenta seductor, invitándonos a dejar
estos nudos y asuntos para “más adelante”. Y entonces reparamos en el grueso volumen
que hace días reposa en una mesilla al efecto. El libro fue un regalo, condicionado como
casi todos, y espera su resumen y que las notas extraídas de su primera lectura
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desemboquen en una reseña sobre el mismo. Al releer su título, al recorrer en veloz
recuerdo su peculiar lectura, las dificultades y las exigencias, así como las sugerencias
y los reparos que al avanzar iban surgiendo como lector profano, pero interesado y
atento, descubrí que estaba sonriendo y que, como en un flash, este otro y tan dispar
texto “se” relacionaba con los dos anteriormente mencionados, o al menos con la
“problemática” suscitada tras su lecturas, o en medio de ellas y como una confirmación
a contrario, de esa obviedad que se desmenuza entre nuestros dedos.
El libro en cuestión es la última gran aportación de Roger Penrose no sólo a la
divulgación científica, sino a la exposición de sus ‘ideas’ al respecto, es decir, respecto
no solo de las ciencias y de las matemática, pongamos por caso, sino de la vida, del
espacio, del tiempo, y “de esa Realidad” a la cual, según reza el título, de tan ímprobo
esfuerzo, este libro pretende llevarnos por el camino límpido de las ciencias.5 Es otro
volumen que supera las mil páginas. Y es un libro de consulta, de estudio sin duda, y de
celebración de la física-matemática y de su sublime constructo: la física cuántica.
Leyendo a Penrose caminamos desde Pitágoras hasta Einstein descubriendo la
“verdadera realidad” de lo real. No cabe duda de que nuestra perplejidad aumenta a
medida que avanzamos, o en la medida mejor dicho en la que podemos avanzar
siguiendo las peripecias “cabalísticas” del texto. Es una delicia, a veces, y una tortura
muchas otras. Pero superado el momento de la inmersión del profano, la sensación
recurrente es otra. Y tiene que ver con la obviedad. Pues somos testigos ahora de ese
estado de obviedad en el que las ciencias parecen trabajar y avanzar mediante sus
teoremas, justamente a medida que “desmenuzan” lo real y construyen un universo
simbólico donde su imaginario se refugia de esa invasión de lo para nada obvio.
Así pues, Penrose no deja de ser uno de esos científicos que, cuanto más nos
enseñan, menos nos ayudan a superar este estado en el que nos encontramos. Al
contrario, es gracias a su ayuda, a sus descripciones, a sus teorías espléndidas y
necesarias que nuestra perdida de lo obvio se acrecienta, pero no por lo supuesto por él
5 El Camino de la Realidad, Roger Penrose, ed. Debate 2006.
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ni por nosotros mismos, es decir, no por el supuesto de la ignorancia. La reconocemos,
pero el conocimiento científico no nos resulta una tierra de llegada, un país donde,
exiliados de la mirada natural, podamos descansar, podamos recuperar la “confianza” en
el mundo, en el progreso de las ciencias y cosas así.
Hojeamos el libro de Penrose, repasamos algunas de sus fórmulas, las figuras,
las representaciones necesarias a una intuición que se pierde en sus abstracciones,
volvemos sobre el big-bang, sobre los espacios de vectores o de configuración, sobre la
curvatura del espacio-tiempo y la riqueza inagotable del increíble esfuerzo ahí
recogido, nos deja, empero, ante la manifestación preclara de ese “mundo” que el
positivismo, tan despectivamente calificado así por Husserl según Blumenberg, nos
expone como en una hojaldrada disección del “mundo” que dejaría ver su realidad
científicamente fundada. Pero lo que nos deja ver no es esa realidad, sino la asombrosa
obviedad con la que los científicos trabajan y teorizan, como si estos estuvieran
poseídos por una fe que se cimenta en ese caminar hacia la realidad misma, aun a
sabiendas de no poder alcanzarla nunca.
Es decir, la perdida de la obviedad natural sigue sin resolverse para nosotros, no
encontrando el “camino” de su superación a través de la obviedad de las ciencias, pero
tampoco recurriendo a sendas de perdición que, sin ellas, es tan fácil recorrer como
desvíos no sólo de la realidad, sino d e la filosofía que es el modo de superar ese estado
de confusión.
Pero aquí, es obvio reconocer, que no superamos el momento de la experiencia
y, sin embargo, aquí y así apuntamos a su más allá, a la ausencia de todo ‘yo’ empírico,
a una posición que niega a esta misma subjetividad en la que nos encontramos y, por
tanto, a medida que avanzamos, la negación nos alcanza y somete a nuestra experiencia
propia, a nuestro propio ‘yo’ a esa superación que lo muestra como nada obvio. . Al
socaire de estos comentarios a las lecturas aquí mencionadas, indicamos esa llamada de
atención que lleva brillantemente a cabo Hans Blumenberg a propósito del “mundo de
la vida”, mal concepto según este interprete, o un concepto traído por los pelos,
precisamente cuando Husserl se enfrenta a la necesidad de “explicar” las intuiciones
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categoriales, es decir, de cómo este instrumento imprescindible del conocimiento tiene
lugar a partir de la experiencia antepredicativa, acaso desde ese mundo de la
prelogicidad que había propuesto Lévy-Bruhl, y del cual ya le había advertido Aron
Gurwitsch, pero “al que no se dejó arrastrar”6, y que manifiesta la divergencia entre el
mundo de la vida y el tiempo de la vida, una divergencia que no colmará la “historia”,
puesto que nos sitúa ante la “tarea infinita” que la fenomenología postula.
El mundo de la vida, aunque no se reduce a esto, parte de esta experiencia
antepredicativa, y de ella concluye la necesidad de una “lógica genética”. Pero ahí, el
sentido adquiere una dimensión mítica, cuando no religiosa, en el sentido precisamente
de que la precientificidad aquí implicada resulta “de la fascinación por la cientificidad”
ya dominante en las décadas en que Husserl despliega este aparato teórico.
Como señala Blumenberg, al igual que en la época de Tales de Mileto “el mundo
estaba lleno de dioses”, hoy día podríamos decir lo mismo: que el mundo esta lleno de
científicos. Pero si entonces los dioses no explicaban el mundo, ahora tampoco lo hacen
los científicos. Lo cual, no hará falta decirlo, no atenta contra las ciencias, sino que las
sitúa en sus justos términos, justo donde su movimiento y despliegue, desbordándolas,
las convierte en lo que no son.
Así pues, la pérdida de la obviedad no la recuperamos ni regresando a los dioses
ni acudiendo a los científicos. Pero tampoco manteniéndonos en el espacio de la
experiencia, de la psicología. Lo obvio que se nos desvanece no puede sino llevarnos a
la Filosofía, pero de tal suerte que es ella la que nos hará recuperar a “los dioses y a los
científicos”. Pese a lo llamativo de la cita, desconfiamos del aforismo que Blumenberg
rescata al respecto extraído de las obras completas de Ludwig Feuerbach, y que dice así:
“En la ignorancia se encuentra el hombre como en su propia casa, en su patria; en la
ciencia, como en una tierra extraña”7.
6 H. Blumemberg, o.c.pag. 24 7 Para la referencia de esta nota, véase H.Blumenberg, o.c. pag.47.
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No hará falta aclarar que ni estamos comentando a Hegel ni a Blumenberg, por
ello mismo tampoco a Penrose o a Husserl, que es el último gran desbaratador de la
“obviedad” del modo natural de contemplar el mundo. Estamos haciendo un
comentario a partir, eso sí, de las lecturas cruzadas de estos autores y, en este sentido,
reseñamos la aparición de los textos ya citados a pie de página en nuestras librerías
durante los primeros meses del presente año. De Hegel habrá ocasión de hablar, dado el
bicentenario de la aparición de la Fenomenología. Y Blumenberg, que no es Hegel
evidentemente, no por ello desmerece, ni mucho menos, de un comentario detenido y
atento, pues él mismo ha sido un maestro de la interpretación y del comentario, siempre
enriquecedor y estimulante, abriendo vías de acceso y recorridos múltiples que tienen
en la sistematicidad de su desarrollo y despliegue, así como su concepción
hermeneútico-constructivista de la “metáfora”, una fertilísima operatividad8, la cual
desborda el filologismo del cual parecería preso.
En el análisis que Blumenberg lleva a cabo, en el libro que traemos entre manos,
y que versa sobre las divergencias insalvables entre el tiempo de la vida y el tiempo del
mundo, nos encontramos con un sugestivo apartado, respecto a nuestro propósito, que
trata sobre la diferencia entre explicar y comprender. Si uno mira entonces a los
volúmenes que descansan en la mesa, Penrose y Blumenberg parecerían encarnar esa
disparidad. Pues, sin duda, la “realidad” físico-matemática, que no es toda la realidad ni
mucho menos, cosa que no parece afectar al itinerario que Penrose nos traza a lo largo
de esas mil quinientas páginas, que explicarían muchos aspectos de los fenómenos
macro físicos del mundo entorno, al descubrir y describir no sólo sus leyes ocultas hasta
entonces, sino también los procesos micro físicos que tanto el formalismo alcanzado,
cuanto la investigación empírica mediante las técnicas más y más precisas han
corroborado en muchos casos, explicarían, digo, esa realidad, por otro lado inagotable e
inconmensurable, lo que introduce una inquietante cláusula y nos devuelve a un estado
8 En este sentido, remitimos a su más que notable estudio y seguimiento de la “metáfora de la caverna”, en el espléndido titulo publicado por Siruela, en su colección La Balsa de la Medusa, Salidas de la Caverna. Véase, asimismo, en ed. Tecnos, 19..: Blumenberg, H., La Legibilidad del Mundo y, por supuesto, su obra central, Paradigmas para una metaforología, sin olvidarnos de la muy celebrada La sonrisa de la muchacha tracia.
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de incomprensión y dudas respecto a la misma, incluso superior a nuestro recorrido por
esos caminos que dicen llevarnos a “la realidad”.
Es cierto que necesitamos explicaciones, descripciones, teoremas y teorías
respecto del mundo y de sus fenómenos, pero no es menos cierto que todo ello no nos
vuelve comprensible ni el mundo ni la realidad. Es más, insistimos, nos llama la
atención llegados aquí que los científicos sustenten todo su esfuerzo en explicar algo
cuya obviedad no se cuestionan ni por un momento. Es decir, no se cuestionan la
realidad realmente existente de cuanto ven, de cuanto experimentan, de lo que hay.
Pueden criticar la astronomía antigua, la creencia en la fijeza de las estrellas, todas las
explicaciones especulativas, ingenuas, pre-científicas al respecto, pero desde la edad
moderna hasta nuestros días, el progreso científico-técnico es tan irrefutable, tiene unas
consecuencias prácticas y formales de tal magnitud y evidencia que explicar y
comprender, parecen ser ya lo mismo, reducidos a un simbolismo que tiene en la
pertinencia lingüística su aliado y en la impertinencia sociológica su esfera de dominio.
El “platonismo” anglosajón de Penrose, confeso en esta obra y en otras
anteriores, nos parece un platonismo sin Platon, digamos9. Dicho de otro modo, el
platonismo al que apela Penrose no es sino un rótulo escolar, un guiño del matemático
hacia los imperativos que la huella crítica de Popper ha dejado en intelectuales y
científicos como él, máxime cuando, como es el caso, el dominio del catedrático de
Oxford no es otro que el de la matemática y su extensión fisíco-matemática.. El “camino
a la realidad”, tiene entonces en la idealización del Platón de manual un anclaje, en el
mito de la caverna, de donde las escalas de los ‘matemas’ trenzarán una escalera capaz
9 Esto precisa de una aclaración, pero si se consultan las páginas 61 y ss. del texto que comentamos de Penrose, correspondientes al capítulo 1º, veremos como aparecen los tres reinos de Popper sustentados en el platonismo confeso del autor inglés. Sin duda la “realidad”, como el transfondo de lo real, su pureza y belleza , solo mediante la escala matemática puede sernos accesible, en tanto en cuanto esas ‘escalas’ son los instrumentos de la construcción de la Idea misma de la “realidad”. Tras las páginas mencionadas, Pitágoras aparece espléndido y en su exposición se inicia el recorrido genético-historicista que Penrose despliega y explica, quedando el “origen de la geometría” como cuestión eminentemente filosófica, lo cual nos haría regresar al Platón verdadero, al que ante esa pregunta inaugura la filosofía. Que Husserl, como se sabe, y Popper, tengan aquí mucho que ver y decir, mostrando por otra parte las diferencias, no hace sino confirmar lo anterior.
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de sacarnos de la confusión de “lo real”, ascendiendo así hasta el sol cuántico que anida
en nuestro cerebro, núcleo y luminaria del cosmos-mundo. Ahora bien, si explicar no
es suficiente, menos aún cuando pretende reducir la “realidad de cuanto hay” a los
formalismos que sustentan la explicación de un mundo monocromático que, empero, en
sus propios análisis se desmorona en los límites de la inconmensurabilidad de la
materia, reducida a las formas simbólicas del sistema físico-matemático que la intenta
retener, tampoco hayamos consuelo en un comprender que, por eso mismo, se nos
muestra como imposible, como un oximoron de la propia realidad, puesto que
comprenderla requeriría que fuéramos seres que ‘existieran’ fuera de la misma,
superiores a ella por así decir, y cuya mente fuese capaz de absorberla sin resto, de
poseer ideas tales que toda la realidad quedase atrapada en su red.
En estas líneas, claro está, nos estamos refiriendo a la pérdida de la obviedad, de
donde que no solamente se nos desmoronan las pupilas y su mirada ingenua, realista, e
indubitable ‘ante lo que hay’. Lo que con esta pérdida se nos viene abajo es la esperanza
puesta en el explicar y en el comprender, con todo lo cual la pregunta por el
conocimiento, cuando no por el sentido, parecen formar una constelación que tendría en
su núcleo solar, la verdad, el centro rutilante en donde se incardinarían. ¿ Hemos dado
un salto tal que ahora nos encontraríamos en la antesala de esa tarea infinita de la cual,
y a este respecto, hablaba precisamente Husserl? Pues desmoronándose todas estas
estancias donde pudiéramos residir, construidas a lo largo de la historia con los ladrillos
de la mitología, de la religión o incluso de la ciencia, lo que se nos abre ante los ojos es
todo menos obvio. Y sin embargo, podríamos decir ahora sin contradicción, no estamos
ante la negación del conocimiento ni de la verdad. Al contrario, acaso estemos ante la
condición misma de su posibilidad, la del conocimiento verdadero. Eso sí, de todo lo
anterior no podemos sino deducir que este conocimiento nunca será sino relativo,
restringido, constreñido a las propias determinaciones que lo hacen posible.
Determinaciones corpóreas de los sujetos, pero también de los objetos. Nos hemos
quedado sin “la casa de la ignorancia”, pero no hemos arribado al puerto seguro de la
ciencia. Si la “verdad” no es absoluta, si la realidad no tiene caminos de acceso, ni es
“algo” tras de lo real a lo que pudiéramos aspirar, por el rodeo de los fenómenos
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mismos, si no somos Dios ni esperamos revelación alguna, ¿ sólo nos cabe el
pesimismo filosófico?, ¿o la filosofía es, precisamente, la superación de todo
pesimismo?
Parece que las sombras desvaneciesen la pujanza de la obviedad, pero el sol
refulgente del cogito, que así se destaca como último baluarte del conocimiento firme,
no nos lleva al anclaje en el racionalismo cartesiano que impulsa y acelera desde
entonces la mecánica de las ciencias, el dinamismo de sus técnicas de formalización,
por medio de las cuales, empero, no podemos recuperar la obviedad del mundo, mundo
que, desde esta perspectiva parece no encontrarse no sólo frente a nosotros, como sus
observadores, sino fuera de nosotros. Esta tensión epistemológica que, como se sabe,
tiene en el idealismo su línea de fuga, alcanza en Husserl su expresión más aguda y su
resolución ad infinitum: que sus últimas obras sean, por un lado, Die Krisis, o las más
explícitas Meditaciones cartesianas, parecen no sólo confirmar lo dicho, sino además
agudizar lo sospechado.
Es cierto que, entre el idealismo alemán y la fenomenología husserliana, han
ocurrido demasiadas cosas, no sólo en la filosofía sino también en las ciencias, pero
además, por supuesto, en el mundo de la vida que a esa época atañe. Citar al marxismo
o al darwinismo no es un mero recurso retórico, que no tiene aquí ninguna operatividad
por otra parte, pero si con ellos las ciencias físicas y químicas, la biología y la
economía, así como las técnicas y las potencialidades matemáticas y lógicas alcanzan su
cenit, no es menos cierto que el tiempo de la vida va a desbarrar y a estrellarse frente a
la dinámica que el tiempo del mundo impulsa. Desde la gran revolución francesa a la
revolución soviética y la Gran Guerra, y sus consecuencias, los tiempos, los fenómenos
y sus morfologías se transforman ante un sujeto escindido en su misma pluralidad, la
cual parece imposible de ensamblar como “sujeto de la historia”, puesto que la historia
misma es cuestionada desde entonces, cuando no, como al final del pasado siglo,
clausurada, definida por su estadio final.
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Todo lo anterior, al descender del discurrir teoretizante, aunque sólo sea en el
modo del comentario, del seguimiento de su estela, tiene un encuentro ineludible con el
qué hacer, con la pragmática y la moral. Pues si lo obvio, así desmoronado, no se
recompone, si queda en nosotros como un resto de la experiencia sensible y de sus
momentos ingenuos, la norma, la moralidad, la ley, ¿en qué se sostienen, cual es su
fundamentación?
Parece que nos hubiéramos perdido en el camino de la realidad que Penrose nos
anuncia en su inestimable libro. Al girar la vista y encontrarnos con la “deconstruccion”
de las metáforas que Blumenberg lleva a cabo, en este caso las del tiempo de la vida y
el tiempo del mundo, recordamos lo que este mismo autor decía acerca de Galileo, al
cual precisamente Husserl acusa en Die Krisis de efectuar el desvío por el cual la
ciencia moderna nos conduciría precisamente al estado de “crisis” que éste ha
denunciado. Pues al platónico Penrose parece convenirle este comentario que
Blumenberg dedica al no menos platónico Galileo: “(...) todavía daba por supuesto que
la codificación matemática del texto de la naturaleza era el lenguaje mediante el cual
Dios quería reservar a los especialistas su verdad sobre la naturaleza. Así pues, su
desciframiento tenía que estar al alcance del hombre y ser realizable en el marco
temporal de su historia”10. Naturalmente, de entre todas estas metáforas, la menos obvia
es precisamente la de Dios y su expresión legible, “la” Naturaleza. De donde que la
historia y el hombre se nos presenten como problemáticos, como ilegibles, o con un
sentido cuya legibilidad se borra ante nuestros propios ojos, en la medida en que somos
nosotros mismos los autores del texto.
10 Blumenberg, Hans: La Legibilidad del Mundo, pag.406, ed. Paidos
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Por Antonio José López Cruces
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Humoremas educativos
El reto es convertir el sistema docente en un sistema decente. El mundo de la marginación: drogadictos, enfermos mentales, profesores de griego y latín… Acabó la carrera y no encontró una salida. Sí halló en su cabeza varias entradas. El profesor de filosofía: “Locke…”. Los alumnos: “¿Lo qué?”. “¿Qué hace tu hijo?” “Nada: está estudiando”. Dio un cursillo sobre cómo dar cursillos sobre el arte de dar cursillos. Para el buen alumno un cate es un acicate. Un profesor de Matemáticas no puede vivir sin darle cuentas a alguien.
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El profesor saca a Juan Hita a la pizarra: “Señor Hita, Juan Hita….”. Ir al mercado es como presentarse a unas difíciles oposiciones: ¡cientos de personas para una sola plaza! Rendimiento escolar: los escolares acababan rendidos. Nombraron al obrero doctor sudoris causa. Centro de Enseñanza: el libre examen suele quedarse en examen. El alumno: “¡Detexto los libros de texto!”. Aquel profesor de Física y Química gustaba a sus alumnas por su físico y por su química. Presentó a sus padres su Boletín de Descalificaciones. Oposiciones a Animador Cultural del Animador Cultural Desanimado.
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El profesor se consuela con el refrán “Las paredes oyen”. De cada diez cabezas españolas nueve embisten a la que piensa. “Soy profesor de Bachillerato y no sufro depresión, ni insomnio, ni me siento quemado, ni he pensado nunca en el suicidio. ¿Es grave, doctor?”. Enterraron al profesor en el campus santo. El padre de los Grimm: “¡Lo que tenéis que hacer es estudiar y dejaros de cuentos!”. Creía que la docta ignorancia consistía en ser un doctor ignorante. Hay que huir del profesor de Matemáticas: siempre trae problemas. Libros escolares: cartillas de raciociniamiento. Los capitalistas sólo enseñan a sus hijos a sumar y a multiplicar.
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Si la letra con sangre entra, el alumnado no necesita profesores sino transfusiones.
Cursi: el que se apunta a todos los cursillos. Aquella joven Universidad estaba aún en su adolesciencia. La profesora quiso separar a sus estudiantes por sexos: “¡Faldas arriba, pantalones abajo!”. Ministerio de la Mala Educación. Daba cursillos de habituación a la irreverencia para fanáticos religiosos. El alumnado: “¡Profesor, el fin no justifica los tedios!”. Cuento de terror: “El silencio en clase era sepulcral…”. Los estudiantes en prácticas de la Escuela de Demagogia dan sus discursos delante de rebaños de ovejas.
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Cuando escribía en la pizarra, el profesor miraba de vez en cuando al espejo retrovisor que llevaba sobre el hombro. Al niño rico su profesor sólo le pone cuentas de bancos suizos. Centro Español de Investigación sobre la Escasez de Investigación en España. La queja del alumnado: “¡Los profesores siempre dando la nota!”. Lo peor que puede pasarle a una Universidad es perder facultades. Educación Permanente de Adúlteros. El alumno: “Todas las esdrujulas se acentuan”. Facultad de Ciencias de la Información Privilegiada. Aquel profesor de ética lanzaba sobre sus alumnos ondas electromag-éticas. Era el típico sabelonada. Los aspirantes a profesores universitarios deberán realizar un “Curso de Formación Endogámica”. El alumno confundió Hong Kong con King Kong. Aquel educador de educadores era un maleducado. El alumnado: “En catedrático sobra cate”. Al oír al profesor de filosofía decir “res extensa”, el alumno pensó en una vaca gorda. Promoción del profesorado: concurso-oposición para ascender a Mártir, Beato o Santo. En vez de politizar la educación decidieron educar a los políticos.
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Más peligroso que un adolescente enganchado a los videojuegos violentos. El profesor de lengua les explicaba el tema de la comunicación y ellos le enseñaban a la vez el tema de la incomunicación. Los alumnos acaban siempre amaestrando a sus maestros. “Señor profesor, no entiendo por qué me ha suspendido la lengua esta hebaluación”. El alumno que había escrito “undimiento” explicó que también la hache se había hundido en la catástrofe. La pizarra sufre por no ser televisor.
Era asistente social, investigador, vigilante, psicólogo y juez ¡y aún le quedaba tiempo para dar clase a sus alumnos! El centro docente es un tumor cerebral que le ha salido al barrio. Alquimistas: transformaban alumnos patanes en ciudadanos ejemplares.
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“Y acabó su carrera y ese mismo año se colocó y colorín colorado este cuento se ha acabado”.
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JEAN PETITOT : Morphologie et esthétique. La Forme et le Sens chez Goethe, Lessing, Lévi-Strauss, Kant, Valéry, Husserl, Eco, Proust, Stendhal, Maisonneuve & Larose, París, 2004, 374 págs. Por Antonio José López Cruces.
El matemático, filósofo y
lingüista Jean Petitot es uno de los
intelectuales más brillantes del
pensamiento francés actual y cuenta
entre su extensa bibliografía con
trabajos tan potentes como
Morphogenèse du Sens. Pour un
Schématisme de la Structure (1985);
Les Catastrophes de la Parole. De
Roman Jakobson à René Thom (1985)
o Physique du Sens (1992).
Especialista en las teorías matemáticas
de la forma y en la aplicación a las
ciencias cognitivas y a la semio-
lingüística de los modelos
morfodinámicos, ofrece en la
colección Dinámicas del Sentido, que
dirigen I. Darrault-Harris y J-J. Vincensini el fruto más granado de sus investigaciones
sobre el estructuralismo dinámico en pintura, escultura y literatura, realizadas desde el
inicio de los años ochenta del siglo pasado hasta los primeros años del actual. En la
introducción el autor confiesa su deuda con pensadores de la talla de René Thom, Lévi-
Strauss, A. J. Greimas, C. Morazé o Umberto Eco y dedica el volumen a su mujer y a
su hija, Anne y Camille, ambas historias del arte. El libro consta de dos partes: “De la
forma” (11-139), sobre las teorías científicas y filosóficas de tipo morfológico y su
implicación en el campo de la estética, y “Estudios literarios“, la más extensa (141-342),
que presenta cuatro trabajos dedicados a Proust y a Stendhal. El autor advierte que no se
trata de estudios eruditos de crítica literaria o de historia del arte ni de ilustraciones ad
hoc de determinados argumentos teóricos, sino de un homenaje hecho desde el lado de
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la ciencia a escritores que mostraron ser grandes pensadores de las relaciones entre la
Forma y el Sentido.
En el capítulo I de la primera parte, “Goethe y el Laoconte o el acta de
nacimiento del análisis estructural” (13-68), Petitot nos dice que, estando investigando
la genealogía de las teorías morfodinámicas de Thom, tropezó con Goethe cuando Lévi-
Strauss confesó la importancia que habían tenido para su formación intelectual la
botánica del sabio alemán, autor de “Metamorfosis de las plantas” (1791) junto al
“Tratado de la proporción del cuerpo humano” de Durero y “On Growth and Form”
(1917) de D´Arcy W. Thompson (que tanto influyó en Thom). Entendió entonces
claramente que el estructuralismo no nació como un formalismo de inspiración
logicista, sino como un naturalismo de inspiración biológica; que las estructuras fueron
concebidas como formas dinámicas en desarrollo, totalidades morfodinámicas (auto)-
organizadas y (auto)-reguladas; que el organicismo de los seres vivos fue el verdadero
modelo para el estructuralismo.
La unidad de estructuralismo y morfología: el triángulo Goethe-Thom-Lévi-Strauss
de Petitot (p.14) Tras alabar las características principales de la Morfología de Goethe, recoge
Petitot las vicisitudes del admirable grupo escultórico del Laoconte desde su
descubrimiento en 1506, cita los principales pasajes del libro II de La Eneida sobre el
sacerdote de Apolo y sobre su muerte junto a sus hijos y pasa a estudiar con
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detenimiento un texto capital para la historia de la estética, el “Laoconte” de Lessing
(1766), que rebate de manera revolucionaria para la historia de las artes plásticas las
Reflexiones sobre la imitación de las obras griegas en pintura y escultura (1755) de
Winckelmann. La interesante teoría del signo que en dicho trabajo se despliega permite
a Petitot dar a su autor el título de “creador de la semiótica moderna”.
Los debates entre Lessing, Winckelmann y Herder en torno a lo sensible y lo
inteligible, la autonomización de lo sensible en las artes plásticas, su sentido y su valor
estético, vieron enfrentarse dos concepciones del sentido de la forma: la trascendente de
Winckelmann y la inmanente de Lessing. Goethe, que supo profundizar en las
intuiciones del último, estudia en su “Sobre Laoconte” (1798) –al que Petitot considera
el primer análisis “inmanente y sistémico” del pensamiento estético occidental e hito
básico de la morfosemiótica estructural– las relaciones entre el todo y las partes,
defiende una comprensión exclusivamente visual de la escultura, centrándose en el
esquematismo de la composición, y se pregunta si existen relaciones espaciales
significativas pertinentes. Su respuesta es una interesante teoría del signo que tiene que
ver con la sintaxis espacial propia de la pintura y la escultura y la sintaxis temporal
propia de la poesía; también intuye el principio de la no genericidad, que será teorizado
en el siglo XX por Whitney y Thom. Este concepto geométrico, absolutamente clave a
juicio de Petitot, proporciona con sus informaciones morfológicas un origen no
conceptual del sentido para las artes plásticas. El sistema visual, máquina neuronal
probabilística, detecta lo raro en el entorno y lo trata como “intrínsecamente
significativo”. La información suministrada por la no genericidad será el soporte del
sentido interpretativo.
Halla Petitot que la estética de Goethe realiza una ascensión morfo-semiótica en
un recorrido generativo inverso al llevado a cabo por la semiótica de Greimas: si éste
parte de niveles semióticos profundos para pasar a la semántica actancial y al
investimiento figurativo a nivel discursivo, Goethe parte de las estructuras originales de
la percepción y de la objetividad natural para edificar –por conversión de la forma
plástica y de su composición mereológica– niveles semióticos sucesivos. Con su teoría
de la estructura organizada Goethe explica a la vez las formas naturales y las obras de
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arte, y echa en cara a las ciencias físicas mecanicistas haber alejado el conocimiento
objetivo de la complejidad organizacional de la Naturaleza. Petitot recuerda a este
propósito la oposición moderna entre los filósofos naturalistas de las formas y las
estructuras auto-organizadas (Lessing, Kant, Goethe, Schiller o Wölfflin) y los filósofos
especulativos de una historia y una cultura teleológicas (Winckelmann, Hegel,
Schelling, Schlegel o Warburg), que viven la ilusión de que la libertad puede sobrepasar
la finitud y de que el hombre puede ser el demiurgo de su historia. El autor se opone a la
oposición Naturaleza (objetividad) / Libertad (voluntad) y, reaccionando frente a la
habitual caracterización de Goethe como reaccionario en ciencia y en política, asegura
que la aproximación naturalista evolucionista es más histórica que todos los
historicismos, pues el dominio de la organización y la complejidad, la morfología y la
estructura de la realidad es común a Naturaleza y Cultura, y transgredir esa unidad es el
pecado político por excelencia, la muerte de la libertad y la fuente de todos los
despotismos.
Completa Petitot el artículo sobre el Laoconte con tres interesantes anexos. En el
Anexo 1, “La genealogía morfológica del estructuralismo” (69-74), se estudian las
claves morfológicas de la obra de Claude Lévi-Strauss, buen aficionado a las ciencias
naturales: zoología, botánica y mineralogía. El discurso del gran antropólogo está
atravesado por la coaparición de los conceptos de “estructura” y “forma natural”, siendo
las formas naturales (la flor, el insecto o el mineral) uno de los más altos lugares de la
estética. El debate sobre la complementariedad de las relaciones sintagmáticas y
paradigmáticas en la narratividad mantenido entre Lévi-Strauss y el autor de Morfología
del cuento, V. Propp, acabó mostrando cómo ambos admiraban el naturalismo de
Goethe.
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Goethe (Heinrich. Ch. Kolboe. Weimar, Museo Goethe)
De la Morfología de Goethe se llega, pasando por la escuela formalista alemana
kantiano-goetheana (Dolezel, Schaeffer y sobre todo Tchougounnikoy) al formalismo
ruso (1914-1930), funcional y evolucionista, para el que la forma interna es principio
trascendental, y desde éste, al Círculo de Praga y a los análisis estructuralistas de
Jakobson y de Lévi-Strauss. Así, el concepto “morfología” de Goethe, relacionado
primeramente con la organización biológica, acabó siendo un concepto operatorio para
el conjunto de las disciplinas semio-lingüísticas.
En el Anexo 2, “La no genericidad en Piero della Francesca” (75-80), Petitot
muestra el inteligente uso que hace de ella el pintor geómetra renacentista, y procede al
análisis de varios de sus cuadros pertenecientes al género de la Anunciación, en los que
Piero teologiza la geometría. El Petitot matemático aparece en el Anexo 3,
“Interpretación cognitiva de la no genericidad y de las significaciones intrínsecas en
términos de probabilidades” (81-84). El fenómeno morfológico y semiótico (gestaltista)
de emergencia de “significaciones intrínsecas” se da desde los primeros niveles de la
percepción, lo que hace posible una modelización, siempre difícil, de la “significación
intrínseca” de las obras de arte basada sólo en criterios morfológicos. No se trata de
interpretar conceptualmente una forma dada, sino de extraer de manera no conceptual lo
que en ella haya de significante.
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Piero Della Francesca, Anunciación (1455) Arezzo (Petitot, Tabla V).
En ciencias cognitivas, se trata de superar los métodos clásicos “descendentes”.
La teoría de Bayes o de las probabilidades inversas, por ejemplo, no sirve a la hora de
definir significaciones no conceptuales, de extraer sin contar con ningún a priori las
características morfológicas “intrínsecamente significativas” de las imágenes. Cabe usar
entonces una versión probabilística de la oposición genérico / no genérico. Jean-Michel
Morel y su equipo de técnicas de tratamiento de imagen se basan en el principio
gestaltista de que una gran desviación en relación a una situación estadísticamente
genérica engendra una saliencia perceptiva y una significación independiente de todo
conocimiento a priori sobre la estructura de las imágenes. Cuanto más improbable es
una situación, más “intrínsecamente significativa” es. Tales análisis matemáticos
permiten un acercamiento riguroso a las propiedades gestaltistas de la estructura
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morfológica de las imágenes. Sobre los hechos “intrínsecamente significativos”
detectados podrán engancharse (s´accrocher) significaciones de orden superior
(conceptuales e interpretativas).
El capítulo II, “Morfología y estética trascendental” (85-114), uno de los nudos
filosóficos del volumen, está dedicado a las teorías de Kant sobre la forma presentes en
la Crítica de la Facultad de Juzgar (1790) y en Opus Postumum (1796). La hipótesis
de Petitot es que el hilo director y principio unificante de toda la Crítica de la Facultad
de Juzgar es la teoría de la forma. Dada la relación indisoluble entre forma y sentido,
una Morfodinámica debe desembocar en una Morfosemiótica y una Morfodinámica de
base física puede dar lugar a una Física del sentido o Semiofísica (Thom); al no
disponer Kant en su tiempo de una Morfodinámica, hubo de plantear una obstrucción
trascendental al ascenso de la teoría morfológica como ciencia de la forma (físico-
matemática), lo que hacía imposible una Crítica del Juicio Físico. Y es que el
mecanicismo de Newton no parecía permitir la elaboración de una Física matemática
morfológica. Durante dos siglos el veredicto kantiano sobre los límites de la facultad de
juzgar fue respetado y hasta muy recientemente no han nacido una matemática, una
física, una química y una biología de las formas naturales.
Sigue de cerca Petitot el hilo de las argumentaciones de Kant en la “Crítica del
Juicio teleológica” –con su equivalencia entre el problema mereológico y la finalidad
morfológica– y la “Crítica de la Facultad de Juzgar estética”, fundada en la cuestión de
las morfologías naturales como valores significantes. Según Olivier Chédin (La Estética
de Kant), su tercera Crítica, Opus Postumum, a la que el filósofo llega de la mano del
problema de los particulares como formas individuadas y estructuradas, es consecuencia
de la conquista de la presencia sobre la representación; la estética -capacidad de sentir
un placer por reflexión sobre las formas de las cosas- trata, en definitiva, de un
esquematismo de la composición “sin concepto” que precede al de las categorías. Las
Ideas estéticas son intuiciones sin concepto, a diferencia de las Ideas racionales, que son
conceptos sin intuición. Finalmente, explica Petitot cómo al replantearse su teoría de la
forma, Kant se vio obligado a regresar a conceptos como las formas sustanciales y las
entelequias de la metafísica sustancialista de Leibniz o al empirismo óptico de Hume (lo
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real no es racional sino sensible), cuando creía haberlos dejado atrás con su Crítica de la
Razón Pura.
En Opus Postumum Kant se supera a sí mismo y se encamina desde la metafísica
hacia una física fundamental que debería dar acceso a un esquematismo de los
conceptos de la reflexión (interior/exterior, unidad/diversidad, forma/materia…), a una
física de la fenomenalización, a una constitución trascendental objetivante ya no de
fenómenos, sino del “fenómeno del fenómeno”. Se sabe que el filósofo buscaba aplicar
la Analítica trascendental a un nuevo objeto regional: el definido por el sistema de
fuerzas físicas fundamentales concebidas como fuerzas primitivas motrices internas a la
materia, generadoras de percepción.
Kant (Grabado de Hans Schanorr. Dresde. Gabinete de Estampas)
En el capítulo III, “El pensamiento morfológico: de Peirce y Husserl a Valéry y
Eco” (115-139), Petitot comienza alabando al pensador morfológico que fue Paul
Valéry. Aficionado a la ciencia y a la filosofía, el poeta gustaba de interrogarse sobre las
formas naturales (“leyes que hablan a los ojos”). Como Goethe, creía decisivas las
simetrías y las correlaciones y daba prioridad a la forma sobre el sentido que en ella
arraiga. En genial anticipación, llegó a proyectar una “Morfología generalizada” que
debía estudiar los procesos físicos de difusión y propagación, la ocupación espacial de
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las formas, las turbulencias, las formas animales y vegetales organizadas, etc.
En “El hombre y la caracola” (1937), Valéry se enfrenta al enigma del aparecer
de una forma natural tan seductora de un modo parecido al Kant de la Crítica de la
Facultad de Juzgar. Al no poder formalizar el conocimiento visual intuitivo que tiene
de la caracola, puede describirla, pero no explicarla. Sin una geometría y una física
morfológicas, se hace obligado filosofar. Parece obstaculizar la aparición de una teoría
científica de las formas la dramática impotencia del léxico morfológico de las lenguas
naturales y de los metalenguajes (matemáticos y físicos) a la hora de referirse a líneas,
colores y superficies de las ricas y variadas morfologías naturales.
Paul Valéry Echa Valéry de menos una morfología, una dinámica y una física de la forma,
una teoría, en fin, de la auto-organización. Y no puede evitar interrogarse sobre la
finalidad de la caracola: “¿Quién ha hecho esto?”.
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Desde hace treinta años una revolucionaria aproximación fisicalista y
bioquímica a los fenómenos morfológicos y morfogenéticos macroscópicos ha logrado
explicar la “poesía de las maravillas” que dejaban perplejo al escritor. Ya existe esa
física cualitativa de las morfologías fenoménicas o Física de lo sensible que éste echaba
en falta. ¿Qué habría dicho el creador de El cementerio marino ante las explicaciones
actuales sobre la morfogénesis y teorías como la de las catástrofes y de bifurcaciones de
atractores; la de sistemas dinámicos no lineales; la de los fenómenos críticos y las
rupturas de simetría; la de los estados críticos autoorganizados; la de la termodinámica
no lineal y las estructuras disipativas?
Los vitalistas del XIX fracasaron al pensar en principios morfógenos de
naturaleza no física encarnándose en sustratos materiales. Por eso el enigma de las
formas y su desarrollo quedó, en palabras de Petitot, como “una espina en el cuerpo de
la ciencia”. La única reconversión positiva del vitalismo fue semiótica y condujo de la
mano de Goethe hasta la fenomenología y el estructuralismo.
Un hito importante en la reformulación semiótica del problema de las formas y
las estructuras fue Peirce. Ante el enigma de la diversidad y de la complejidad evolutiva
creciente de los seres organizados, admitió la posibilidad de interpretantes (minds)
naturales como causas finales. Fruto de la unión de una función y de una estructura, lo
vivo era para él una máquina semiótica natural.
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Edmund Husserl Por su parte, Husserl cree imposible una Física morfológica de la manifestación
como estética trascendental para una eidética “formal” de la forma: no cabe matematizar
los conceptos morfológicos, ya que las las formas sensibles cambian continuamente. Se
precisaba, pues, otra eidética: la fenomenológica. En Ideas II teoriza sobre el objeto-
valor como forma evaluada y muestra que la capa significante del valor (el sentido) no
es autónoma, pues en la ontología estratificada de su fenomenología se funda, en
estrecha unidad ontológica con ella, en la capa morfológica correlativa de los actos de
percepción. Al abordar el cuerpo como carne (Leibkörper) y afirmar que la carne está
estructurada como un lenguaje –la articulación del propio cuerpo es una “articulación
del sentido–, funda Husserl, a juicio de Petitot, una Semiótica morfológica y una
Semiofísica del mundo sensible. Dicha aprehensión morfosemiótica de la carne influirá
decisivamente en la fenomenología naturalista de Merleau-Ponty.
Como Husserl, Merleau-Ponty lleva a cabo una descripción eidética del flujo de
las morfologías sensibles y solicita una teoría dinámica de las formas y de las
estructuras que explique, sobre bases sistémicas (físicas, químicas, biológicas y
termodinámicas) los gradientes morfogenéticos de las morfologías naturales. Es
necesaria una superación de la fenomenología gracias a una aproximación topológica y
dinámica de las formas a fin de fundar el sentido. Las formas nauturales y las Gestalten
perceptivas son “intrínsecamente significativas”, manifiestan figurativamente “una
fuerza legible en una forma”. El sentido se edifica sobre la capa de ser de la forma; la
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Semiótica, sobre la Morfología.
El D´Arcy Thompson de On Growth and Form (1917) se enfrenta al fascinante
enigma de la formación biofísica de la geometría de lo vivo y se pregunta por el plan de
organización de las especies del que habían hablado Buffon, Saint Hilaire y Goethe y
por cómo morfologías de especies comparables se transforman unas en otras. Fue uno
de los fundadores de la morfometría usando el concepto de “transformación”, que unía
desarrollo y evolución y permitía categorizar las especies en géneros morfológicos
reagrupándolas en clases morfológicas recíprocamente transformables, separables por
discontinuidades morfológicas.
En trabajos como “Las bases químicas de la Morfogénesis” (1952), Turing vio
cómo diferentes motivos morfológicos surgían de inestabilidades aparecidas en
procesos bioquímicos de reacción-difusión que hacían interactuar diferentes sustancias
morfógenas. Además, abrió el camino hacia una física unitaria de las formas biológicas
y las estructuras cognitivas.
Comenta luego Petitot diversos modelos morfogenéticos como el del topólogo
René Thom, el primero en definir materialmente y de modo general una morfología y
un proceso de morfogénesis. Con su teoría de las singularidades o “de las catástrofes”
aportó un cuadro teórico unitario para trabajos como los de Turing, los de Pierre Coullet
sobre los campos continuos de osciladores o los de Hans Meinhard sobre modelos para
motivos morfológicos como los de las conchas y las caracolas, capaces de explicar
satisfactoriamente, por ejemplo, la pigmentación de la especie Conus marmoreus.
Caracola de la especie Conus marmoreus (Petitot, Tabla X)
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En el apartado “Las raíces morfológicas del sentido en Umberto Eco”, celebra
Petitot, puesto que una Morfodinámica de las estructuras deriva en una Morfosemiótica,
que el semiótico italiano que teorizó sobre la “forma abierta” y la apertura semiótica
indefinida de las obras culturales tienda cada vez más a admitir los constreñimientos
morfológicos del sentido, moderando la concepción meramente cultural de la semiosis,
en giro realista que le lleva a hablar en Kant y el ornitorrinco (1997) de formas “pre-
semióticas de la realidad”.
Critica Petitot el idealismo semiótico que llevó a las aproximaciones formalistas
del sentido realizadas por el estructuralismo lógico-combinatorio, que creaba un sentido
desencarnado (disembodied) sin relación con el mundo natural externo y la cópula
percepción-acción, y lo dotaba de un poder mágico para estructurar el contenido amorfo
de la materia. La forma lógico-combinatoria hacía perder así al sentido, de golpe, todo
estatus fenoménico observable, desacoplándolo de su génesis.
Por ello, desde sus primeros estudios sobre el estructuralismo morfodinámico
quiso Petitot, dotar de algo de carne al eidos estructural naturalizándolo. Pronto, sus
intereses confluyeron con el cognitivismo (Talmy, Langacker, G. Lakoff) y con los
trabajos que desde las neurociencias cognitivas relanzaban la Fenomenología y
defendían que la capa semiótica del sentido no es anterior a la estructuración
morfológica del mundo natural y del propio cuerpo, la percepción y la acción. Para que
el sentido dependa del mundo natural es preciso que exista una organización pre-
semiótica y no conceptual de dicho mundo natural. Tal organización es, según Petitot,
sintética, perceptiva, dinámica y morfológica (Gestaltista), lo que hace depender al
estructuralismo de las teorías de la forma y el sentido dinámico y morfológico. Es
preciso, pues, reemplazar el concepto estructuralista de “forma” por el concepto
genético de “forma como auto-organización emergente”: “La forma es el fenómeno de
la organización de la materia, es el fenómeno de la sustancia”.
En Kant y el ornitorrinco Eco admite que la libertad de nuestro discurso tiene su
límite en el ser y cuestiona el dogma de la demiurgia ontológica del lenguaje. Hay algo
dado antes que el lenguaje: “el zócalo duro del ser” lo llama. Se hace necesario invertir
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las relaciones culturales clásicas entre lenguaje y percepción, pues el lenguaje original,
la “lengua perfecta” es el esquema perceptivo, morfológicamente estructurado. Es la
percepción la que estructura el lenguaje, de aparición posterior en el curso de la
evolución. Y entre la percepción y el lenguaje existe un nivel intermedio y gestaltista en
el que se da la presentación de lo sensible. El “zócalo duro del ser” es, por tanto, su
organización morfológica y gestaltista. La frontera Espíritu /Materia, Cultura
/Naturaleza deviene así una nueva frontera del conocimiento.
La segunda parte del volumen, “Estudios literarios”, se abre con el capítulo IV,
“Los 14 papeles de la pequeña frase de Vinteuil en Un amour de Swann” (143-176),
novela que Petitot considera un verdadero “tratado de epistemología sentimental”. El fin
de este estudio era comprender cómo los niveles semióticos discursivos se edifican
sobre el nivel morfológico a partir de los diferentes procesos de semiotización y de
simbolización que encadenan diversos niveles de sentidos heterogéneos. Admira Petitot
la extraordinaria tematización teórica de las operaciones morfo-semióticas que Proust
lleva a cabo. La pequeña frase musical funciona en al menos 14 niveles diferentes:
desde una morfología sensorial pre-semiótica y una Gestalt perceptiva hasta una función
significante post-semiótica en estructuras semio-narrativas y discursivas de nivel
superior. El tratado de estética y de ética que es la novela puede ser visto como un
“tratado de semiótica fundamental” que se centra en la oposición entre un sentido
“morfológico” y un sentido “hermenéutico”. Siguiendo la ontología de saliencias y
pregnancias de Thom, afirma Petitot que la estética consiste en comprender cómo una
forma perceptivamente saliente puede investirse de pregnancias semánticas y, nimbada
de un aura de sentido, llegar a afectar al sujeto.
En el capítulo V, “Un memorialista de lo visible. La búsqueda de lo real en
Proust” (177-222), tras resumir el planteamiento de Gilles Deleuze en Proust et les
signes, Petitot aborda, desde la semiótica de Greimas y los trabajos de Jacques
Fontanille sobre la estética de Proust enfocada como epistemología y teoría del
conocimiento, el modo en que el escritor francés da forma a sus dos lados (“côtés”) de
Méséglise y de Guermantes en el Combray de su infancia; el sorprendente mecanismo
figurativo que mezcla el código natural y el código cultural (nobiliario) en la
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descripción de la primera epifanía de la duquesa de Guermantes en la iglesia de
Combray, así como por el complejo dispositivo semiótico del célebre pasaje de los
“campanarios de Martinville” de La Recherche, que decide al joven Marcel a dedicarse
a la literatura.
El Anexo 1, “Movimientos aparentes y percepción de la intencionalidad” (223-
224) profundiza en el decisivo descubrimiento epistemológico del joven Marcel en el
episodio de “los campanarios de Martinville”, “una experiencia del realismo lingüístico
de la percepción” que le ayuda a fundar la ley de su estética: la interpretación lingüística
espontánea de los movimientos de los objetos espaciales inanimados en términos de
verbos de desplazamiento introduce una percepción directa de acciones intencionales y
conduce a atribuir espontáneamente a los objetos, sobre la base de inferencias
perceptivas, roles semánticos de sujetos animados e intencionales. Para profundizar en
este importante descubrimiento de la psicología cognitiva de la segunda mitad del XX,
recomienda Petitot la destacable tesis de M. E. Zibetti Catégorisation contextuelle et
compréhénsion d´évènements visuellement perçus et interpretés comme des actions
(2001, Universidad de París VIII).
Marcel Proust
El Proust “impresionista”, admirador de Turner, Monet o Cézanne, se halla en el
corazón del análisis de las relaciones entre percepción y lenguaje y muestra cómo una
parte importante de la semántica verbal de las lenguas enraíza en las Gestalten
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perceptivas. Es de este enraizamiento fundamental del lenguaje en la fenomenología de
la percepción de lo que el escritor francés tuvo precozmente la experiencia y de la que
dio narrativamente testimonio.
El Anexo 2, “El análisis greimasiano de la novela Dos amigos de Maupassant”
(225-228), aborda el funcionamiento de la axiología figurativa y del estatuto estético del
sujeto semiótico en esta novela ambientada en el París de 1870 asediado por las tropas
prusianas.
En el Anexo 3, “Proust y la Naturphilosophie según Anne Henry” (229-238)
muestra Petitot cómo la estética del autor francés, filosóficamente profunda, procede de
la Naturphilosophie de Schelling y de El mundo como voluntad y como representación
de Schopenhauer. La Recherche expone, bajo la máscara del autobiografismo y el
egotismo estetizante, la filosofía del arte de Schelling, que el autor explica en sus líneas
generales. El sistema del idealismo trascendental se ve metamorfoseado en la historia de
una conciencia personal y revestido de un magnetismo novelesco. Proust logra, quizás
mejor que Mann o Musil, identificar literatura y filosofía, consiguiendo convertir en
novela el lenguaje del idealismo especulativo. En la estética del vitalista Proust, desde
Jean Santeuil, el recuerdo mira a una Naturphilosophie y no a una memoria subjetiva;
la memoria es filosófica, no psicológica: se trata de encarar “la fulguración de la
Identidad” y no lde una invocación sentimental del ayer. El autor analiza luego el debate
entre Proust y Ruskin, que trata en el fondo sobre la toma de conciencia de que la
fenomenalidad del mundo natural es, en definitiva, una semiótica del mundo natural,
siendo por eso inseparable de la instancia del sujeto de la enunciación. Proust se
encuentra, según Petitot, en el centro del debate entre vitalismo, fenomenología y
estructuralismo. El saber fenomenológico de La Recherche proviene de que es un
desarrollo novelesco dirigido por una filosofía del arte, la transposición narrativa y
discursiva de un sistema estético.
El extenso capítulo VI, “Waterloo: mito, escena y decorado en La Cartuja de
Parma” (239-321) desmonta concienzudamente, desde la semiótica narrativa y
discursiva de Greimas, el chocante dispositivo morfo-semiótico presente en los pasajes
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en que al inicio de la novela Stendhal recrea la batalla de Waterloo con técnicas de
composición pictóricas que estudió a fondo para aplicarlas a su literatura. El escritor-
pintor codifica sabiamente en los rasgos figurativos del decorado –hileras de árboles,
caballos, surcos, balas de cañón,… – lo que no desea atribuir a la psicología del
inexperto y exaltado Fabrizio del Dongo que ansía luchar al lado del Emperador en el
elato de iniciación y formación (BildungsRoman) que constituye Waterloo.
Napoleón (Óleo de J. L. David)
Destaca Petitot cómo por medio del método estructural inmanente llegó a
parecidas conclusiones sobre la novela a las logradas por otros autores como el Gilbert
Durand de las estructuras antropológicas del imaginario (Le décor mythique de “La
Chartreuse de Parme”) o Michael Nerlich (Apollon et Dionysos ou la science
incertaine des signes), que utilizaron métodos proyectivos o trascendentes para desvelar
el fondo mitológico encriptado en la obra. E insiste en que es la estructura semiótica
profunda del episodio la que permite, en un segundo tiempo, operaciones hermenéuticas
más complejas, como la de buscar homologaciones con mitos ya repertoriados, pues el
sentido se engancha a la estructura.
En el capítulo VII, “El fondo melusiniano de La Cartuja de Parma o el Eros y
Psiquis de Stendhal” (323-338), Petitot se admira de cómo la novela reescribe el mito
de Eros y Psiquis (mito que se incluye en la clase tipológica de los relatos
“melusinianos” por haber sido recogido en obras como Mélusine de Jean d´Arras o Le
Roman de Mélusine ou Histoire de Lusignan de Coudrette). El investigador recoge el
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mito tal como lo exponen Apuleyo en El asno de oro y La Fontaine en Les amours de
Psyché et Cupidon a fin de ver cómo funcionan sus componentes en La Cartuja de
Parma. La relación entre Fabricio del Dongo y Clelia es una inversión perfecta de la
existente entre Eros y Psiquis. En la novela es esta última la que exige a su amante que
nunca la quiera ver a la luz del día, pues ha hecho voto a la madonna de no verlo más.
Petitot se centra luego en la muerte de Sandrino, el hijo de ambos, siguiendo de cerca el
artículo “La quimera ausente” de M-R. Guinard-Corredor, que trata sobre la muerte del
hijo de Napoleón. La reapropiación de una dimensión mitológica del relato forma parte
del arte poético de Stendhal, para el que supone una especie de ascensión desde la
existencia hacia la esencia. La asunción de lo mítico se identifica con la realización
espiritual de los héroes “sublimes” más allá de las contingencias de su interioridad
psicoafectiva y de su contexto socio-histórico vulgar.
Henri Beyle (Stendhal) El Anexo “El Eros y Psiquis de Canova” (339-342) presenta la historia de esta
hermosa pieza de mármol y establece una analogía entre la obra de Antonio Canova
(1757-1822) –que junto al Laoconte merece el honor de figurar en la portada del libro–
y la reescritura que de la fábula de Eros y Psiquis lleva a cabo Stendhal en La Cartuja
de Parma. Esta novela sería a la mitología griega lo que la escultura de Canova a la
escultura griega, pues ambos autores supieron revitalizar desde su romanticismo
artístico unos valores de la Antigüedad ya caducos para su época, entendiendo a la
perfección los nuevos gustos de sus contemporáneos.
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Ciudadanía y religión: desencuentros palpitantes Julián Arroyo
DOMINGO MORATALLA, A. (COORDINADOR), Ciudadanía, religión y educación moral. Madrid 2006, 236 páginas
Seis artículos de otros tantos autores, bien
conocidos todos ellos, conforman el contenido de este
libro, que se mueve en torno a los temas de religión,
ciudadanía y educación moral y que cuenta con una
gran actualidad porque sirve de base para una reflexión
serena acerca de cuestiones que acostumbran a tratarse
con cierto apasionamiento.
El ámbito en que se desarrollan los trabajos es
de perspectiva intelectual y académica, pues se plantearon como ponencias de un curso
de la UIMP de Valencia en el verano del 2005, dirigido por Agustín Domingo. Sólo en
este contexto puede entenderse la línea tan abierta que el coordinador propone en la
introducción. En efecto, indica que se trata de "eliminar alguno de los fundados recelos
que la Educación para la ciudadanía (EpC) ha despertado en la comunidad educativa
sociológicamente católica y moderadamente liberal..." (página 11). Desde luego resulta
sorprendente tal información, porque percibir de manera positiva este campo educativo
por parte de católicos moderadamente liberales no es nada acostumbrado. Por otra parte,
eliminar recelos me parece bastante ingenuo, ya que no creo que vayan a ser
suprimidos, sino todo lo contrario, quizás porque eran fundados en su propia
percepción. Esta última adjetivación me chirría personalmente, dado que, si uno se ha
convencido de que están fundados, el acuerdo será imposible, como ocurre en 2007 y
más todavía en adelante cuando la EpC se empiece a impartir. Por ello la "oportunidad
educativa" (página 15) de Domingo resulta, en mi opinión, otra oportunidad perdida.
Sin embargo, y a pesar de lo anterior, sí que es de agradecer que Domingo
proponga "una mínima moral común" y una "máxima conciencia de los derechos y las
obligaciones" (página 8). Totalmente de acuerdo en esto, aunque desgraciadamente se
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torpedeará una vez más para que todos perdamos con ello y continuemos convirtiendo
la religión en "elemento de confrontación política" (página 17), como escribe Artacho.
Rafael Artacho se propone plantear la presencia de la religión en la escuela de
manera impecable. Hay que agradecer su esfuerzo en la configuración de un modelo
convergente, pero creo que no consigue convencer, aunque personalmente lo celebraría.
A mí me parece que deberían matizarse las cosas mucho más y no dudo de la capacidad
y buen hacer de este profesor. Por ejemplo, partir de la premisa de que "la crisis de la
asignatura de Religión forma parte de la llamada <<crisis de Humanidades>> en la
escuela" (página 17) es uno de los grandes tópicos que se suelen manejar sin crítica,
porque es mucho más que esto o no es solamente esto. Igualmente es un tópico decir
que la religión debe estar en la escuela "en función de su valor como hecho de la
civilización" (página 47). Creo poder afirmar que Artacho sabe de sobra que esto no lo
aceptará nunca la actual jerarquía católica. Y este es el gran problema.
El trabajo de González Vila comienza con una disquisición terminológica algo
superflua, en mi opinión, sobre los términos laicidad, laicismo, laicidadismo y otros.
¿Por qué no superamos todo este vidrioso asunto que hasta me parece ya morboso y
truculento? Mas el fondo de la cuestión es que se concibe la Educación ético-cívica
como el lugar "donde puede inculcarse la infección adoctrinadora" (página 93). Esto me
resulta sencillamente una exageración. Quien trabaje en la enseñanza pública sabe muy
bien en qué tiempos estamos y conoce los estudiantes que tenemos. Produce risa pensar
que pueden ser adoctrinados. ¿Acaso no se sabe cuál es la actual situación que con tanto
morbo reproducen los medios de comunicación? Quizás es que se está pensando en
ciertos colegios religiosos muy de elite, pero en los otros no hay manera de hacerlo por
mucho que se intentara, que no es así, porque la mayoría del profesorado es bastante
sensato y prudente. Dejémonos de historias, por favor.
Mucho más interesantes me parecen las contribuciones de Jordi Giró y Flavio
Pajer. Este último plantea la formación religiosa en el ámbito de la Unión Europea. Creo
que tal consideración podría abrir horizontes intelectuales en lugar de cerrarlos cada vez
más por causa de los mostrencos intereses particulares de nuestra intrahistoria hispánica.
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Giró propone un planteamiento ciertamente nuevo, que es el de dialogo
interreligioso en los espacios educativos públicos. La línea que ha prevalecido es la de
los esquemas exclusivistas mantenidos por la orientación católica mayoritaria, que sólo
conduce a los enfrentamientos con las posiciones laicas. Parece que en este sentido
hemos agotado las dialécticas de confrontación para vencer al adversario con batallas
ganadas y perdidas. El problema es que ante esta "falta de agilidad" (página 138), con
"el riesgo de desgastarnos" (página 139), están surgiendo nuevas situaciones y retos, a
los que no estamos atendiendo, como es la multirreligiosidad de la sociedad actual.
"Algún tipo u otro de tratamiento académico... del fenómeno religioso habrá que
encontrar" (página 139), expresa la queja de Giró, para concluir: "¿No habrá llegado el
momento de una sana originalidad de propuestas que sumen e integren las aportaciones
de todos?" (página 141). Pues parece que todavía no ha llegado, profesor Giró,
desgraciadamente, y, más bien, resulta que las aguas de estos ríos siguen bajando cada
vez más turbias.
Domingo hace una propuesta novedosa, que denomina ciudadanía activa.
Estamos de nuevo ante un modelo que podría dar sus frutos, incluyendo en el ejercicio
de la ciudadanía las tradiciones religiosas, sin necesidad de combates aconfesionales.
Nadie negará la importancia de esta posición, yo tampoco, pero el problema es cómo
materializarla. El autor reclama autocrítica, que podría ser una metodología de
encuentro, la cuestión es saber qué sectores están dispuestos a realizarla en serio y en la
práctica, porque encuentros sí se han celebrado con motivo de la LOE, pero con
resultados escasísimos.
Por último, Javier Cortés conecta ciudadanía y religión. Reconoce que existe "la
fijación un tanto esclerótica a veces de las diferentes posiciones al respecto" (página
201). Sea. Luego acude al lugar común ya conocido: hay que situar el tema de la
religión "en el ámbito de reflexión cultural" (página 223). De acuerdo, pero la confesión
católica hace desde aquí múltiples matizaciones, que tratan de llevar el agua a su molino
y en este caso nos encontramos ya en un nivel político. Cortés se moja incluso, al
afirmar que "creemos mucho más adecuado un planteamiento de la aconfesionalidad de
lo público" (página 226). De acuerdo una vez más, pero con tal de que sea hasta sus
últimas consecuencias y no para quedarnos a medias. Y me parece que esto es lo que
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sucede cuando en las páginas siguientes se establece esta matización: "cabría articular
en determinados tramos espacios específicos para contenidos más confesionales"
(páginas 230-1). Por muy suavemente que se diga, estos intersticios desvirtúan la
afirmada aconfesionalidad, colocándose de nuevo la confesionalidad, aunque sea por las
puertas traseras. Este era precisamente el reproche que hacía Nietzsche a Kant en el
momento de pasar del nivel de "razón pura" al de la "razón práctica" para salvar los
postulados. Pues aquí es donde estamos situados, por mucho que se diga que "ni dogma
ni moral: la religión desde su propia racionalidad como un saber histórico, cultural y
narrativo que hay que conocer en su propia especificidad" (página 229).
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Unos espacios académicos más limitados y realistas para la Ciudadanía
Julián Arroyo
BOLÍVAR, A., Educación para la ciudadanía. Algo más
que una asignatura. GRAÓ, Barcelona 2007, 216 páginas.
En un momento oportuno aparece este trabajo con su
primera edición del mes de febrero, apenas un mes después
de que el MEC publicara los decretos de enseñanzas mimas
para esta materia.
Bolívar es catedrático de Didáctica y Organización
Escolar en la Facultad de Ciencias de la educación de la
Universidad de Granada y forma parte del equipo
coordinador de Proyecto Atlántida de educación y cultura democrática, que concibe la
educación para la ciudadanía (EpC) en una perspectiva más amplia, como recoge el
subtítulo.
Este trabajo presenta una organización en dos partes y se corona con unos
anexos y las referencias bibliográficas adecuadas. La primera parte ofrece el marco
teórico en el que quedará fundamentada la EpC, que se inscribe igualmente en un
ámbito comunitario. A la pregunta ¿qué ciudadanía? responde con una concepción
amplificada de la misma hasta identificarla con "la capacidad real para participar en la
cosa pública" (página 18). Se trata, pues, de la educación democrática, en general, para
que el ciudadano participe en los asuntos pertenecientes a la polis.
El ejercicio de la ciudadanía cuenta con unas tradiciones de pensamiento que
tienen características propias y diferenciadas: liberalismo, comunitarismo y
republicanismo cívico. Frente a las dos primeras, Bolívar se decanta por la tercera. Le
lleva a rechazar el liberalismo su individualismo y la pasividad ciudadana que produce.
Y la segunda, porque su reconocimiento de la identidad cultural tiene el peligro de
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construir una ciudadanía fragmentada. La tercera posición elimina estos defectos y es
más completa e integradora de la ciudadanía, con la que podemos aprender a vivir en
común, lo que es su principal virtualidad.
La ciudadanía no es ningún invento de la última ley, sino la propuesta del
Consejo de Europa para las reformas educativas en las que se hace necesaria la
innovación. Su motivación más inmediata es el actual contexto de diversidad cultural en
que viven las sociedades del siglo XXI. Si la multiculturalidad es un hecho innegable, el
reconocimiento de las identidades culturales es igualmente una exigencia moral. Hay
que compartir desde la aceptación de relaciones entre familias, escuela y comunidad.
Por todo esto, la EpC tiene que ser mucho más que una simple asignatura, ya que
desborda los límites de una especificidad determinada: "un enfoque académico
(asignatura) no basta o no es suficiente, si no está articulado con otros espacios y
tiempos" (página 87).
Ahora bien, la tesis de la insuficiencia de una materia específica no es
excluyente con el tratamiento currícular, que es el campo donde se juega esta partida.
No obstante, Bolívar sigue recordando los diversos ejes que estructuran la propuesta,
entre los que señala el sociopolítico, el sociocultural, el socioeconómico y el
socioafectivo. Este último, por cierto, es el que concentra los mayores rechazos por
parte de los sectores contrarios a la EpC, aunque sea una dimensión con la que también
se debe contar.
Esta primera parte termina con el establecimiento de los espacios para el
aprendizaje de la ciudadanía en la práctica. Bolívar indica tres: en el currículo, en la
cultura escolar y en la comunidad. Con ello da entrada a la segunda parte, que trata de la
EpC en el currículo, precisamente.
¿Cuál es la cultura común que debe conformar el currículo básico en el que
aquélla se integre? Este mínimo es el que debería establecerse para todos, pero resulta
muy difícil de acordar. Primero, porque un currículo básico rompería con la tradición
secular entre nosotros de las disciplinas separadas y exigiría un replanteamiento total de
la educación. Por eso, lo que se plantea es orientar la enseñanza en la perspectiva de las
competencias básicas o claves que debe trabajar cada una de las materias. En la LOE se
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diseñan ocho competencias claves, entre las que se encuentra la competencia cívica,
denominada competencia social y ciudadana. A partir de las competencias se organiza
el currículo.
En el currículo formal la EpC es una asignatura específica en determinados
cursos y cuenta con espacios horarios propios. Esto implica igualmente un profesorado
encargado de impartirla y su pertenencia a un departamento académico, supliendo así la
falta de tradición curricular. En cuanto a su inserción curricular, Bolívar se pronuncia
claramente sobre la legitimidad de esta materia: "la educación pública no sólo tiene el
derecho sino la obligación de educar en todos aquellos valores que conforman una
ciudadanía" (página 167).
En cuanto a la propuesta de la LOE, bueno será recordar que era bastante
ambiciosa en los momentos primeros de su concepción y que luego ha quedado muy
reducida. Para esto no se tendría que haber hecho tanto ruido, dicen algunos.
Ciertamente ha quedado su presencia en Primaria, en dos cursos de Secundaria y en una
parte de la materia de Filosofía en primero de Bachillerato. Su espacio horario es
igualmente muy reducido en el Decreto de mínimos: apenas 35 horas para cada uno de
los cursos de Secundaria a la espera de lo que puedan complementar las otras
administraciones. Vistas así las cosas, creo que estuvieron bien las ambiciones del
principio, ya que después vienen las rebajas, porque es necesario integrar todas las
materias en un horario limitado que no puede estirarse más. ¿De dónde se han sacado
estas pocas horas? Probablemente se han tomado algunos espacios de la religión, lo que
podría explicar el enfado de algunos, aunque también de otras materias.
Una palabra para la Educación ético-cívica de cuarto curso de Secundaria.
Pertenece al campo filosófico, según indica su denominación de "ética". En cuanto a los
contenidos, en su mayor parte son continuación de la "Ética" de la LOGSE. Bolívar
matiza que aquí los contenidos tienen "un grado mayor de incoherencia" (página 179).
La razón se encuentra en el bloque 2, el del comienzo, y en el 6, el del final. Lo
afectivo-emocional del 2 tiene poco que ver con la ética. Igualmente la igualdad entre
hombres y mujeres parece un añadido. Estoy de acuerdo con Bolívar. Quizás hay
demasiadas manos en la confección del plato, sin que la coordinación última se haya
atrevido a cortar por el deseo de complacer a todos. Aquí es posible la intervención de
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las demás administraciones, que podrían perfilar el programa sin mucha dificultad, ya
que el tema de la igualdad y la discriminación puede integrarse como un proyecto ético
del mundo actual o como uno de los problemas de la actualidad. Esto permitiría
concentrar temas, dado el escaso espacio horario.
En relación con el bloque 2 se puede reconvertir en introductorio a la ética para
analizar cuestiones como libertad y responsabilidad, sentimientos y emociones, o la
dignidad humana en la relación fines y medios, por ejemplo. Así el programa quedaría
más coherente.
Los anexos recoge los decretos de mínimos para la EpC y la bibliografía es muy
actual. Con esto disponemos de un trabajo accesible y completo, que no puede faltar en
los Departamentos de nuestros Institutos.
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VALENCIA GARCÍA, Guadalupe: Entre cronos y kairós. Las formas del tiempo sociohistórico. Barcelona, Antrhopos, 2007.
Este ensayo ofrece una reflexión teórica sobre el tiempo social como
dimensión constitutiva de lo social histórico. Para lograr lo anterior se
sigue un doble camino: en primer lugar, la postulación de la bi-
dimensionalidad del tiempo como el mejor recurso teórico y metodológico
para concebir el tiempo social y sus formas.
Se trata de un intento por descifrarlo como un tiempo siempre
duplicado en parejas dialécticas, que informan de la escala y la repetición,
del cambio y la permanencia, del instante y de la duración, de cronos y
kairós. En segundo término, se muestran algunas posibles vías para una
temporalización de la sociología, a partir de la incorporación de problemas
teóricos que rebasan a la disciplina, y que se ordenan en seis dimensiones
de análisis que dan cuenta de la naturaleza plural del tiempo.
La temática tratada se vincula de manera directa con los esfuerzos
que de manera simultánea se han venido desarrollando tanto para
«sociologizar al tiempo» como para reconocer la centralidad del tema en el
campo de la teoría social. De la misma manera, se acerca a los múltiples
esfuerzos por aprender el tema del tiempo desde la historia y la historicidad
de lo social y a los desarrollos teóricos recientes sobre la memoria, el
olvido, los proyectos y las utopías sociales.
ÍNDICE
Prólogo. El puro suceder y el acontecimiento apropiador, por Josetxo
Beriain. Prefacio. Introducción. Parte I. El Tiempo: Capítulo I. ¿Qué es el
tiempo? El tiempo y sus problemas. Capítulo II. Unidad y dualidad del
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tiempo: Hacia una bi-dimensionalidad temporal. Parte II. El tiempo social:
Capítulo III. El tiempo social y la perspectiva sociológica. Capítulo IV.
Enfoques diversos sobre el tiempo: Hacia una sociología temporalizada.
Parte III. El tiempo sociohistórico: Capítulo V. El tiempo social y la
dimensión de la historicidad. A manera de conclusión. Bibliohemerografía.
Guadalupe Valencia García es investigadora del Centro de
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la
UNAM y docente en la misma Universidad. Ha venido impulsando el
estudio de la temporalidad social bajo el proyecto del mismo nombre.
Asimismo, ha coordinado algunos seminarios internacionales sobre el
tiempo y uno de ellos sobre el tiempo y el espacio. Es autora de varios
trabajos y coordinadora de dos libros colectivos sobre el tema. Desde 2006
es presidenta de la Asociación Interamericana de Estudios sobre el Tiempo.
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