Principales etapas y rasgos de la filosofía en Cuba.
Pablo Guadarrama González.
En Cuba, como en el resto las islas caribeñas, no se desarrollaron culturas
al grado como la maya, la inca o la azteca que alcanzaron en el continente niveles
tan altos en todos los ordenes de la vida material y espiritual que permite debatir
hoy, con mayor o menos razón, la existencia de ideas filosóficas antes de la llegada
de los conquistadores europeos.
Por tal razón, los estudios sobre el devenir de la filosofía en Cuba durante los
tres primeros siglos coloniales son aún muy limitados por las dificultades que se
presentan con sus fuentes, no cabe dudas que durante la primera etapa del devenir
de la filosofía en este país la escolástica contrarreformista española en sus diversas
manifestaciones fue prácticamente la única que se cultivo en las instituciones
religiosas así como en la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La
Habana- fundada en 1728- hasta las primeras décadas del siglo XIX1.
La filosofía escolástica se caracterizaba por subordinar la razón a la fe
cristiana y por tanto la filosofía a la teología de tal manera que su postura
teocéntrica no permitía el libre desarrollo del pensamiento lógico y científico. Se
reducía a reproducir dogmáticamente las interpretaciones idealistas que en lo
esencial Tomas de Aquino había elaborado de la controvertida filosofía de
Aristóteles tratando de argumentar la existencia se Dios y la jerarquización tanto de
la naturaleza como de la sociedad a un orden divino preestablecido en el cual la
Iglesia católica gozaba de un privilegiado lugar. La escolástica tanto en Cuba, como
todas partes, freno la libre creación intelectual y convertía la filosofía en mera
retórica de artificios discursivos para justificar el poder eclesiástico. En el plano
político y social trataba de eternizar el poder monárquico y feudal que ya comenzaba
a resquebrajarse desde la irrupción del humanismo renacentista con el auge de la
filosofía moderna e ilustrada y en particular del racionalismo y el empirismo que
sobreponían el valor de la experiencia y la razón a la fe.
Pero la isla mayor de las Antillas desde su entrada en la modernidad no 1 Véase: Borge Legrá, Félix. "Las primeras manifestaciones del pensamiento filosófico
en Cuba: la escolástica como teorización del criollismo", en Islas, Revista de la
Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Santa Clara, n. 96, (1990). p. 150.
1
estuvo aislada de las corrientes filosóficas e ideológicas que circulaban en el
mundo. Desde el siglo XVI Cuba había sido punto necesario de tránsito entre la
península y el continente americano no sólo de soldados y mercancías, sino
también de libros, sacerdotes- fundamentalmente dominicos y jesuitas2-
funcionarios y profesionales que de algún modo contribuyeron a la divulgación de
gran parte de la producción filosófica elaborada por la humanidad hasta entonces.
Así la polémica sobre la condición humana sobre los aborígenes americanos, de
eminente raigambre filosófica, que tomo fuerza tanto en la Península como en
algunas partes del continente es de suponer que debió haber tenido alguna
repercusión en estas islas caribeñas donde la población autóctona había sido
virtualmente aniquilada. Sin embargo, las fuentes documentales para fundamentar
esta tesis son insuficientes.
Durante los siglos XVI y XVII Cuba no contó con una universidad, pero sí con
varios colegios religiosos de las distintas órdenes, como el de San Juan de Letrán,
en los que la filosofía se cultivó3. También en algunas de las otras villas como
Santiago, Bayamo y Puerto Príncipe existen testimonios de que era objeto de
estudio de seminaristas y sacerdotes 4 .
Seminarios religiosos como los de San Carlos en La Habana y San Basilio el
Magno en Santiago de Cuba, así como la Universidad de La Habana,
constituyeron los centros principales en los que la escolástica desplegó su
hegemonía5. Del seno del primero surgieron los sacerdotes José Agustín
2 "Ya a fines del siglo XVII la situación se había vuelto favorable a los jesuitas,
pues -a menos en la Nueva España, de donde irradiaba hacia el Caribe la autoridad
política, financiera y religiosa- la compañía había logrado dominar la educación
superior." Pruna Goodgall, Pedro M. Los jesuitas en Cuba hasta 1767. La Habana.
Editorial Ciencias Sociales. 1991. p. 26.
3 Guadarrama, P. "La filosofía en Las Antillas bajo la dominación española" en La
filosofía en la América Colonial . Colectivo de autores bajo la dirección de Germán
Marquínez Argote y Mauricio Beuchot. Editorial El Búho. Bogotá. 1996. p. 124.
4 Bachiller y Morales, Antonio. Apuntes para la historia de las letras y la instrucción
pública en la isla de Cuba. La Habana. Editorial Cultural. 1936. p. 95.
5 Véase: Arce, de Luis. A. "La enseñanza filosófica del siglo XVIII en la Real y
2
Caballero y Félix Varela, encargados de la superación de la escolástica con la
introducción del pensamiento moderno emancipatorio en mmúltiples sentidos, pues
como ha planteado Leopoldo Zea “los pensadores cubanos saben, o han aprendido,
lo insuficiente que es la pura emancipación política. Esta, si ha de ser realmente
valiosa, no ha de verse sino en función de una emancipación mas plena, la mental”6.
Esta nueva etapa de la filosofía en Cuba se caracteriza por cultivar las ideas
de la Ilustración acorde con las transformaciones socioeconómica que se
produjeron en la Isla especialmente en la industria azucarera desde la ultima década
del siglo XVIII y como expresión también de los cambios de la política colonial
propiciadora de un despotismo ilustrado ante la posibilidad inminente de las luchas
independentistas de los pueblos latinoamericanos.
Las transformaciones que se fueron operando a raíz de las revoluciones
burguesa en Europa y en especial la francesa incidieron recíprocamente en el
impulso a la filosofía moderna que a su vez las había alimentando ideológicamente.
El impulso de las investigaciones científicas y de la filosofía sobre bases seculares
estimulo el auge de concepciones materialistas, sensualistas, experimentales,
dialécticas así como el cultivo de la tolerancia, la subjetividad, la individualidad y
en el plano político de los derechos civiles, la igualdad, la libertad, la fraternidad, la
ciudadanía, el cosmopolitismo, etc., ideas que encontrarían favorable acogida en los
ilustrados cubanos.
Entre ellos José Agustín Caballero quien había permanecido en gran medida atrapado en
las redes de la escolástica, de la que autocríticamente se emancipó llego a declarar: "Yo fui en primeros
años de esta secta [se refiere a los escolásticos], y la amaba tiernamente; más la recomendé y enseñé a
mis discípulos. ¡Qué vanidad no tenía del poder de mi entendimiento! ¡Cómo resolvía todo el universo y
lo sujetaba al discurso! ¡Experiencia! Lo mismo era oírla nombrar que cerraba y apretaba los ojos hasta
arrugarlos. Pero los abrí al fin, y la vi con tiempo; me avergoncé mucho de no haberla visto antes.
Deserté de las banderas del engaño, y pasé a las de la verdad. "7. Fue el iniciador del pensamiento
Pontifica Universidad de San Gerónimo" en la Revista Universidad de La Habana. n.
179. mayo-junio de 1966 p. 41; "El seminario de San Basilio el Magno en Santiago de
Cuba" en la Revista Universidad de La Habana. n. 180. julio- agosto 1966. p. 165.
6 Zea, L. El pensamiento latinoamericano. Editorial Pormaca. México. DF. 1965. 154-
155.
7
? Caballero, J.A., Escritos varios, Universidad de La Habana, La Habana. 1956 p. 133.
3
ilustrado y propulsor de una nueva concepción del hombre en la Isla, a fines del siglo XVIII8, al dar el
paso decisivo para que la problemática filosófica alcanzase la autonomía necesaria como reflexión en
relación con la teología.
Las reflexiones filosóficas de José Agustín no permanecieron enclaustradas en la docencia del
Seminario de San Carlos. Trascendieron a la opinión pública a través del Papel periódico de la Habana y
muy especialmente en su intento de presentación de un proyecto político reformista de transformación
del poder colonial español9. Este vínculo orgánico de la actividad filosófica con la praxis social y
especialmente política se convertiría en rasgo común predominante en el pensamiento cubano y
latinoamericano de los dos últimos siglos.
En las polémicas que desarrolló José Agustín con la escolástica, hasta ese momento dominante
en la isla, se expresó la lucha entre las ideas progresistas y las ideas retrógradas en la filosofía cubana de
esa época. Su interés se centró básicamente en la perspectiva metodológica, a tono con las polémicas que
se desarrollaban por entonces en el pensamiento moderno. Asumió una postura crítica ante toda la
producción filosófica existente hasta ese momento, sin caer en posiciones nihilistas, sino, por el contrario,
asumiéndola dialécticamente, es decir, asimilándola y tratando de superarla. En tal sentido sostenía que
"Es más conveniente al filósofo, incluso al cristiano, seguir varias escuelas a voluntad, que elegir una sola
a que escribirse"10. De tal manera se consideraba consecuente con las ideas de Santo Tomás, que había
inducido a tomar esa actitud receptiva ante otras posturas filosóficas, cosa que al parecer no fue muy
tomada en consideración por los que se proclamaban sus seguidores más inquisitivos. José Agustín, en
cambio, recomendaba "cuanto nos conviene seleccionar de todos los filósofos, incluso de los paganos" 11.
Ese sería el espíritu electivo del cual estaría impregnada toda su obra.
En la búsqueda de las vías para la eliminación de los obstáculos, que de una forma u otra
enajenaban al hombre, José Agustín se apoyó mucho en el empirismo de Francis Bacon. A la vez planteó
los posibles errores a que puede conducir el sensualismo, y en ese aspecto fue decisiva la huella del
racionalismo de Renato Descartes.
Se destaco en José Agustín la preocupación por reivindicar el lugar de la filosofía y su
significado como enriquecimiento espiritual de la vida del hombre. "La filosofía es necesaria -sostenía-
con necesidad de medio para completar la perfección natural del hombre... El hombre, para ser
8 "Su acción filosófica y pedagógica estuvo estrechamente relacionada entre sí, y tuvieron por objeto
servir a la formación de un hombre ilustrado, de amplios conocimientos y de superior estatura moral"
Gerstenberg, Birgit, 1985, "El inicio de la ilustración filosófica cubana: José Agustín
Caballero", en: Islas no. 82, sep-dic., Universidad Central de Las Villas, Santa Clara l985.
p. 138. 9 "Porque el prócer quiso reformar la enseñanza y su plan era orgánico; se propuso adoctrinar, aunque
con prudencia de ortodoxo, en teorías filosóficas modernas; y como pensador político, ideó todo un
proyecto que alteraba el status colonial", Vitier, Medardo, 1970, Las ideas y la filosofía en Cuba.
Editorial Ciencias Sociales, La Habana. 1970.p. 337.
10 Caballero, José Agustín, Filosofía Electiva, Universidad de la Habana, La Habana. , 1944 p. 20911 Idem. P. 211.
4
perfectamente completo en el orden natural, debe adornar su entendimiento con verdades y su voluntad de
buenas costumbres; pero el hombre no puede lograr esto de manera cabal sin la filosofía, que distingue la
verdad de la mentira y lo bueno de lo malo..."12. Para él, el hombre necesita ser completado con el
conocimiento y para ese fin la filosofía es la vía más idónea, por cuanto ella "constituye una de las
mayores perfecciones del espíritu humano". 13No se puede ignorar que en definitiva sus concepciones
antropológicas coincidían con la visión naturalizada que existía por entonces del hombre. Según esta,
desde Aristóteles se veía a este como un "animal político", que aún era prevaleciente en la filosofía de la
ilustración y que Marx, en sus conocidas tesis sobre Feuerbach, criticaría posteriormente por su carácter
extraordinariamente limitado para comprender la verdadera esencia humana.
Resulta interesante que un sacerdote, que en ningún momento puso en entredicho el lugar de la
religión o de la teología -al contrario, para él la filosofía en última instancia era útil a la religión 14-
insistiese tanto en la función enriquecedora de la condición humana que cumplía la filosofía,
especialmente en relación con las virtudes ciudadanas.
La atención que José Agustín le otorga a la filosofía en su vínculo con el Estado 15 constituye otro
indicio de que su pensamiento se articulaba más con la modernidad, que con la época anterior, cuando el
individuo quedaba aplastado por fuerzas tan enajenantes como la arbitrariedad del despotismo feudal.
Pero en realidad, la obra filosófica de José Agustín Caballero tuvo menos trascendencia en el
plano político-social16 que la huella que dejó en cuanto al nexo que a partir de ese momento se reconoció
como imprescindible entre la filosofía y las ciencias naturales, especialmente la física17.
Esta postura se observa también en el cubano José Agustín Caballero, quien llegó a admitir la posibilidad
de que un ateo fuese virtuoso. Este planteamiento en aquella época era muy avanzado, ya que sólo se
consideraba digno de la virtud aquel que practicase su moralidad sobre la base de la ética cristiana.
El hecho de que José Agustín Caballero plantease que los epicúreos pudiesen ser considerados hombres
normales con su ética específica, era una muestra de que el espíritu de la tolerancia llegaba a límites
mayores. Esta idea puede contribuir a la fundamentación de la tesis según la cual la postura humanista del
pensamiento latinoamericano fue permitiendo una emancipación gradual de la tutela religiosa y a la larga
permitió que se preparasen mucho mejor las condiciones ideológicas para el proceso de liberación que se
avecinaba.
12 Ídem. P. 201. 13 Idem. P. 185.14 Idem. P. 205.15 Idem. P. 203.16 Busch, R. 17 . Oleg Ternevoi sostiene que "Caballero quebró la confianza en la vieja metafísica y elevó la filosofía y
la ciencia de su época. Fue el primero que investigó los fundamentos de la interrelación entre filosofía y
ciencias concretas, preparando así el terreno para el establecimiento de una firme alianza entre ellas en
Cuba" Ternevoi, Oleg C., La Filosofía en Cuba. 1790–1878, Editorial Ciencias Sociales, La
Habana. 1981. p. 89-90.
5
Varela trascendió - como lo demuestran múltiples estudios sobre su
pensamiento no sólo por sus avanzadas ideas filosóficas, sino por su articulación
con las renovadoras ideas pedagógicas(8) y políticas(9) de la tradición humanista
propia de ilustración latinoamericana(10). Mientras tanto en la Universidad de la
Habana se mantuvo hasta casi finales del siglo XIX el espíritu metafísico más
trasnochado.
La ilustración cubana, que tuvo entre sus mayores representantes a José de la
Luz y Caballero, (11) constituyó un esfuerzo propio por asimilar y a la vez integrar
armónicamente el empirismo y el racionalismo pujantes de la época. Esta etapa ha
sido objeto de múltiples estudios (12) por parte de investigadores cubanos y
extranjeros.
Algunas de estas investigaciones realizadas por extranjeros, con objetividad,
reconocen -como en el caso de la alemana Birgit Gerstenberg- que "la etapa de la
ilustración constituye un momento histórico relativamente breve en el desarrollo de
la filosofía en Cuba, pero ha tenido, sin embargo, un efecto durable y esencial para
el desarrollo de esta disciplina" (13).
Otros, en cambio, han trasladado a la situación cubana algunos esquemas de
análisis y ciertas periodizaciones propias de otros contextos culturales. En ese
caso se encuentra la analítica obra del bielorruso Oleg Ternevoi, La filosofía en
Cuba (14). No obstante es imposible desconocer el valor y la riqueza de la mayor
parte de sus conclusiones.
Impresionado tal vez por la riqueza de la producción filosófica cubana el
norteamericano Dale Riepe la ha hiperbolizado (15) en el contexto de América
Latina.
La historia de las ideas filosóficas en Cuba comenzó su sistematización a
mediados del siglo XIX con la labor de José Manuel Mestre en la que reflejaba el
carácter que había tomado este aspecto de la cultura cubana. Mestre deseaba
enaltecerlo y criticar “el indiferentismo que va poco a poco minando nuestra
escasa vida intelectual” (16). En su análisis se destacaba el culto al saber
científico y a la experimentación, así como el sentido humanista que es propio a
todo pensamiento ilustrado.
Tales antecedentes prepararon la recepción de un positivismo sui géneris (17)
que arribaría por diversas fuentes y que se convirtió en la filosofía dominante en la
Cuba finisecular.
6
Algo que debe apuntarse significativamente en favor de nuestros
positivistas como Enrique José Varona y Manuel Sanguily fue el culto que
rindieron a los pensadores cubanos que los antecedieron. No se dejaron cautivar
por la exclusiva xenofilia anglosajona, que Rodó caracterizó como "nordomanía", y
que fue propia de otros seguidores del positivismo en el continente.
Se sentían continuadores de una tradición de pensamiento nacional que de
ningún modo contraponían arbitrariamente a la filosofía europea. En estos
pensadores del siglo XIX cubano no se manifestaron complejos ni de inferioridad ni
de superioridad respecto a la vida filosófica de otras latitudes. Sabían admirar lo
que era digno de elogio en la cultura filosófica de otros pueblos, pero también
eran fervientes admiradores de la producción filosófica nacional.
Los estudios sobre la influencia del eclecticismo, la filosofía clásica alemana y el
krausismo, desarrollados, por Medardo Vitier y Antonio Sánchez de Bustamante y
Montoro (18) hoy reclaman una continuación como ellos mismos demandaron a
las nuevas generaciones de investigadores a fin de explicar las causas por las
cuales estas corrientes en particular no tomaron tanta fuerza en la Isla en
comparación con el positivismo.
La expresión superior de la postura reivindicadora de los valores de la cultura
y en especial del pensamiento de "nuestra América" ha sido, sin dudas, la obra de
José Martí cuya raigambre filosófica en ocasiones ha sido subestimada o
encasillada en escuelas y corrientes que limitan la comprensión de su especificidad.
Afortunadamente en los últimos años -impulsadas en gran medida por el Centro
de Estudios Martianos y las cátedras martianas de las universidades-, se han
incrementado las investigaciones sobre la dimensión filosófica de su pensamiento,
(19) algunas de las cuales han sido sustentadas incluso como tesis doctorales en
filosofía (20) .
Tanto sus criterios sobre algunos de los representantes de la filosofía
universal, como sus reflexiones más profundas sobre el pensamiento gestado en
estas tierras, expresan el reconocimiento a la producción de ideas en general y, en
especial, las filosóficas, de esta región.
Su vocación emancipatoria se asentaba en la existencia de un inagotable
manantial de recursos teóricos elaborados por manos propias aun cuando muchos
de sus ingredientes fuesen adquiridos en otros contextos culturales, como
siempre ha sucedido en la historia de las ideas.
7
Las preocupaciones más metafísicas, estuvieron presentes en distintos
momentos de la vida de aquel profesor de filosofía en Guatemala, que fue José
Martí. Ellas no obstaculizaron, por el contrario facilitaron las proyecciones de su
pensamiento volcado hacia las urgencias más concretas del hombre
latinoamericano.
Sus inquietudes sobre la correlación entre el ser y el pensar, así como otras
preocupaciones de profundo carácter filosófico, como son la cuestión de la
naturaleza humana y la dimensión ética de la actividad del hombre, estuvieron
muy presentes en toda la obra martiana no por simples razones académicas.
Además de los estudios eminentemente filosóficos con anterioridad
referenciados existen numerosas investigaciones que abordan el pensamiento
martiano en su perspectiva política, literaria, científica, artística, religiosa, jurídica,
económica, etc.(21), que han tomado mayor auge después del triunfo de la
Revolución Cubana y que resultan muy aportativas a la valoración de la dimensión
filosófica de sus ideas .
El nacimiento de la república neocolonial a principios del siglo no implicó un
incremento significativo en el estudio de la historia de las ideas en Cuba. Una cierta
indiferencia y descuido cómplice se apreció durante las primeras décadas, en las
que incluso la obra de José Martí prácticamente no fue promovida.
Algunos estudios aislados como los efectuados por Sergio Cuevas Zequeira
sobre la labor filosófica de Varona y Varela en El Dr. Enrique José Varona (1917) y
El padre Varela, contribución a la historia de la filosofía en Cuba (1923) indican que
no desaparecieron del todo tales preocupaciones, pero sí es un hecho que la
historia de las ideas en Cuba no ocupaba los primeros planos de la atención en la
vida filosófica nacional.
Ello no significa que hubiese una carencia de producción filosófica como
algunos han sostenido. Es cierto que la injerencia cultural norteamericana sobre la
Isla se hizo sentir ya en esa época, pero eso no significó un predominio de las
ideas filosóficas emanadas del poderoso vecino. Una reciente investigación sobre
la filosofía en Cuba durante la primera mitad del siglo XX (22) demuestra la riqueza
de la continuidad de la filosofía en Cuba de este período con la anterior.
Hubo que esperar a la década crítica de los años veinte para que se
despertara la promoción de la conciencia nacional y junto al espíritu
8
antiimperialista se produjera la revitalización de los estudios del pensamiento
cubano. Fue ese el momento en que Julio Antonio Mella insistió en la necesidad de
escribir un libro sobre Martí. Es también cuando Juan Marinello y Emilio Roig de
Leuschenring definen su proyección rescatadora del pensamiento martiano. Del
mismo modo que Carlos Rafael Rodríguez (23) impulsó el análisis de otras
personalidades y líneas del pensamiento cubano decimonónico.
Ya en esa época Medardo Vitier alcanza un merecido reconocimiento
internacional, especialmente latinoamericano, no solo por sus más conocidas obras
Las ideas en Cuba(1938) y La filosofía en Cuba (1948), sino por otros estudios
dedicados a Varona, Martí (24) y otros temas de la vida filosófica cubana y del
pensamiento de Kant. .
El estudio de los librepensadores (25) y de otras figuras menos conocidas por
su trascendencia filosófica en el pensamiento cubano del siglo XIX ha encontrado
escasa atención.
Estudios antropológicos, etnológicos, sociológicos, históricos sobre la
cultura cubana desarrollados por Fernando Ortíz, Ramiro Guerra, Jorge Mañach,
etc., mostraban que la preocupación por el autoconocimiento también se expandía
con acierto y éxito a distintos planos intelectuales. Es necesario tener presente que
algunos de estos intelectuales cuya actividad básica no era la filosofía, (26) sin
embargo en algún momento incursionaron también en ella incluso con trabajos
específicos con este perfil.
Las motivaciones por investigar sobre la historia de las ideas,
específicamente filosóficas, en Cuba tomaron cada vez mayor carta de ciudadanía
no sólo con la obra de Medardo Vitier, sino también se revelaron en Humberto
Piñera Llera, en Panorama de la filosofía cubana. (Washington. 1960), además de
otros trabajos (27), en Elías Entralgo, en El ideario de Varona en la filosofía
social (La Habana. 1937) y La paradoja de Luz y Caballero (La Habana. 1945);
Félix Lizaso, Salvador Bueno, José Antonio Portuondo (28), etc., así como
autores menos conocidos, -ese es el caso de Pánfilo D. Camacho, autor de
Varona, un escéptico creador (La Habana. 1949), quienes también publicaron sus
análisis sobre algunos momentos y personalidades de la vida filosófica nacional.
El inicio de la década del cuarenta la publicación de la colección Biblioteca de
9
Autores Cubanos por parte de la Universidad de La Habana, dirigida por Roberto
Agramonte, - quien además publicó varios trabajos sobre la historia de la filosofía
en Cuba (29), -constituyó un acontecimiento cultural de extraordinaria
significación que se revierte en la docencia y en el trabajo investigativo con
múltiples aportes. Cada obra de esa colección fue precedida de un estudio
preliminar que demostraba la riqueza contenida en el pensamiento cubano,
fundamentalmente del siglo XIX.
Es indudable que cierto reflujo se había observado en la producción filosófica
cubana después de las célebres Conferencias filosóficas de Varona (1880-1882)
dedicadas a la lógica, la ética y la psicología. El propio filósofo menguó
significativamente su producción académica en favor de la actualidad política y
literaria a principios del siglo XX.
Una mayor reanimación en la vida filosófica en Cuba se produjo a fines de
la década del cuarenta. Este hecho se plasma con la creación de la Sociedad
Cubana de Filosofía y la Revista Cubana de Filosofía, que juega un papel relevante
también en la revalorización del estudio de las ideas filosóficas en la Isla.
No era similar la situación en relación con otras esferas de la producción
intelectual cubana. Las ideas políticas, literarias, pedagógicas y jurídicas,
científicas, etc. fueron incrementando a un ritmo más acelerado su reconstrucción
histórico nacional.
En cuanto a las ideas propiamente filosóficas, algunos miembros de la
nueva generación que se instalaba en la década del cuarenta, como se indicó
anteriormente, dedicarían parte de sus preocupaciones a la revalorización de
algunos aspectos de la herencia filosófica nacional(30), sin abandonar los
temas respectivos de investigación filosófica.
Paulatinamente se fue produciendo un ascendente proceso de toma de
conciencia sobre los valores de la cultura filosófica latinoamericana, en
correspondencia con los reclamos que en otros países latinoamericanos, José
Gaos, Leopoldo Zea, Arturo Ardao, y otros, planteaban de una revalorización de la
historia de las ideas en América Latina.
El triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959, no fue simplemente un
hecho político. Era un acontecimiento cultural de extraordinaria magnitud para la
Isla y la región como la historia se ha encargado de demostrar.
Desde un inicio quedó evidenciada la profunda raigambre martiana de su
10
proyecto al constituirse en síntesis de las aspiraciones y proyectos de múltiples
generaciones de pensadores y revolucionarios cubanos. Las fuentes teóricas y
las líneas ideológicas de las que se nutrió la Revolución naciente eran
heterogéneas, desde el democratismo revolucionario de José Martí, el
pensamiento liberal nacional y antiimperialista, hasta el marxismo.
Ya en los primeros años la confrontación de proyecciones se plasmó no sólo
en el proyecto político cubano, sino en todo el ambiente educativo y cultural.
El proceso de reforma universitaria llevado a cabo a inicios de los años
sesenta, tras la proclamación del carácter socialista de la Revolución, incidió
significativamente en toda la actividad filosófica del país.
Ya desde el primer año de la Revolución se produjo el éxodo de filósofos
comprometidos con el régimen anterior. Entre algunos de los permanecieron en el
país se manifestaron enquistamientos de algunos por sus desavenencias con el
rumbo socialista tomado por la Revolución. En tanto que otros sin abandonar
consolidadas posiciones filosóficas o asumiendo una posición respetuosamente
transigente ante el marxismo no encontraron conflicto con el nuevo gobierno y se
han mantenido hasta sus últimos días incorporados a la vida filosófica nacional.
Algunos de incluso por sus simpatías con el proceso revolucionario articularon
mejor con la nueva época de predominio del marxismo en el proceso ideológico e
intelectual cubano.
Finalmente el despliegue y radicalización de una intelectualidad cubana
de izquierda ha dado lugar a una recepción muy propia del marxismo durante más
de tres décadas con perspectivas de continuidad y enriquecimiento muy lejos de
los masivos "suicidios teóricos e ideológicos" que se han producido recientemente
en muchos países tras la caída del muro de Berlín..
En cuanto al estudio de las ideas en Cuba en general, hay que destacar que
se produjo a partir del triunfo revolucionario una explosión de publicaciones e
investigaciones que mostraban una riqueza extraordinaria de la producción
intelectual cubana, parte de la cual había sido tergiversada y refrenada por sus
proyecciones ideológicas.
En ese rescate hay que destacar la obra de Martí. La edición múltiple de las
obras completas del Héroe Nacional y la proliferación de estudios sobre su obra
que había sido emprendida ya con anterioridad por Juan Marinello, Emilio Roig de
Leuschering, Raúl Roa, José Antonio Portuondo, Julio L. Riverend, Roberto
11
Fernández Retamar, Cintio Vitier, etc., produjeron un significativo viraje en el
estudio de las ideas martianas hasta nuestros días.
Debe apuntarse el hecho que la labor de revalorización del pensamiento
martiano no se ha circunscripto exclusivamente a una élite de intelectuales, sino
que se convirtió en un amplio proceso de estudio y divulgación de su
pensamiento.
La continuación de la edición de la Biblioteca de Autores Cubanos durante
la década de los sesenta, así como la amplia reedición o edición de obras sobre
los entonces "cien años de lucha" del pueblo cubano (1868-1978) por su
independencia, produjeron una amplia divulgación de las ideas de Antonio Maceo,
Máximo Gómez y otros líderes revolucionarios e intelectuales de la época.
También se promovió el estudio de otras personalidades de posiciones
reformistas, liberales, positivistas, etc., que habían contribuido de distinto
modo a enriquecer la cultura cubana como Francisco de Arango y Parreño, José
Antonio Saco, Fernando Ortíz, etc.
Una atmósfera amplia de circulación de ideas se respiró durante la década del
sesenta, que permitió incluso la divulgación de las obras de prestigiosos
investigadores más allá de sus posiciones ideológicas.
En el plano de la vida filosófica ese período se caracterizó por constituir un
perenne hervidero de ideas que se evidenció desde la temprana visita de Sartre a
la Isla y sus propuestas ideológicas y filosóficas, hasta las paradigmáticas
posiciones del Che Guevara respecto al estado del marxismo, pasando por la
marcada huella de Althusser, Gramsci y en general del "marxismo occidental"
sobre el país.
Desde los años sesenta un marxismo manualesco dejaba sentir su influencia
en determinadas esferas de la docencia y la investigación filosófica del país. Pero
su predominio se haría sentir mucho más durante la década del setenta y principios
de la del ochenta, que produjo cierto enquistamiento en la producción filosófica
así como en otras esferas de las ciencias sociales. El efecto de las interpretaciones
simplificadoras del desarrollo de las ideas filosóficas se hizo sentir de algún modo
también en los estudios sobre sus manifestaciones y la historia de las ideas en
general en Cuba.
Una relativa transformación y reorientación comenzó a observarse desde
fines de los años setenta y principalmente a inicios de los ochenta cuando se
12
incrementó el proceso de revalorización de la herencia filosófica nacional y
latinoamericana. Esta labor la emprendió un grupo de investigadores de varias
universidades e instituciones del país empeñados en escribir una nueva visión de la
historia de las ideas filosóficas en Cuba y Latinoamérica que parcialmente ha sido
publicada en varias publicaciones periódicas así como en algunos libros ya
publicados (31) en particular algunos dedicados a estudiar las transformaciones que
se han operado en el pensamiento marxista en América Latina especialmente en los
últimos años tras el derrumbe del socialismo real (32) y otros trabajos presentados
en numerosos eventos académicos(33).
Desde inicios de los ochenta se evidencia una nueva etapa tanto en
relación con la historia de las ideas filosóficas en Cuba como en la conformación
de grupos de investigación que permiten adelantar estudios pormenorizados
posteriores que hoy en día se emprenden sobre el estado actual de la filosofía en
la isla.
Un esbozo de los rasgos principales del estado actual de la filosofía en Cuba
puede inducir a apuntar las siguientes características, que reclaman una mayor
fundamentación en investigaciones sobre el tema que actualmente se desarrollan:
1. Prevalece una declaración oficial de la orientación marxista-leninista de la
enseñanza de la filosofía en los distintos niveles de la educación. Los textos que
usualmente se utilizan así lo atestiguan. Sin embargo, en comparación con
programas anteriores hay una mayor amplitud de contenidos a tratar,
interpretándose desde el marxismo, problemas de actualidad, condicionados por la
desaparición del socialismo este europeo, la globalización, la ofensiva neoliberal, la
problemática de la identidad cultura, etc., En los nuevos programas de estudio de
filosofía para la enseñanza general existe relativa unidad por medio de los "temas
invariantes" , teniendo la posibilidad cada Universidad y cada Departamento o
profesor de adecuar los mismos a sus especificidades.
2. Se ha ido delimitando posturas ortodoxas y heterodoxas dentro de la propia
teoría marxista en correspondencia con distintas interpretaciones de lo que se
entiende por marxismo y la admisión o no de la crisis del mismo como filosofía.
3. . El rigor académico posibilita una mayor producción intelectual que por
paradójico que pueda resultar se crece en momentos difíciles de carencias
materiales y dificultades de publicación, lo que da lugar a que estas ideas circulen
en mayor medida a través de eventos, talleres, tertulias, etc.
13
4. La limitación en cuanto al acceso bibliográfico a obras filosóficas más
recientes impide que haya una mayor comunicación y sobre todo nivel de
profundización y actualización sobre los nuevos desarrollos teóricos de la filosofía
contemporánea, agudizándose más esta situación en determinados centros de
educación superior. Este obstáculo es frecuentemente superado, aunque no en
forma generalizada, por algunos colectivos filosóficos. En tal caso, el primer
aspecto genera una proyección reproductiva mecánica de lo consabido y no más
allá de esto. En cuanto al último aspecto señalado gracias a frecuentes invitaciones
a conferencias, eventos, cursos de postgrado e intercambio bibliográfico se tiene
acceso a las nuevas corrientes y problemas de la filosofía contemporánea, en un
esfuerzo de actualización.
5. Prevalece una marcada tendencia hacia el predominio de la filosofía
política, motivada por las urgencias y condicionamientos generados por la difícil
situación socioeconómica del país y su contextualidad socialista. Mas en lo
académico se imparten también la ética, la historia de la filosofía y la estética. La
lógica, la epistemología, la filosofía de la ciencia y la axiología han encontrado una
recepción relativamente inferior, aunque cuentan con cultivadores significativos.
6. La labor investigativa por lo regular se revierte en la docencia universitaria de
manera directa, aunque no quede plasmada siempre en textos y otras
publicaciones de amplio acceso. La oralidad, como en la antigüedad, desempeña
nuevamente una función esencial en la formación del pensamiento filosófico. No
deja de existir, como en todas partes un sector de profesores meramente
reproductivo de la filosofía, que la asumen como modus vivendi y resultan poco
aportadores y creativos.
7. Las visitas de filósofos extranjeros de distintas corrientes de pensamiento
nunca se interrumpieron totalmente, pero disminuyeron durante la década del
setenta y parte de los ochenta, en que prevaleció la mayor influencia del
pensamiento soviético. En los últimos años el intercambio tanto en el país con
representantes fundamentalmente latinoamericanos y españoles, y en alguna
medida norteamericanos de diferentes posturas filosóficas, así como la
participación de intelectuales cubanos en eventos en el exterior han posibilitado un
14
recíproco estudio de las distintas corrientes filosóficas que demandan ser
justipreciadas. A la vez se aprecia una mejor comprensión de las particularidades de
la vida filosófica cubana en el exterior a partir de tales intercambios.
8. Pensar que la vida filosófica en Cuba se reduce a las instituciones académicas
exclusivamente es un error, pues también existe en seminarios religiosos y otras
instituciones de la sociedad. También ella tiene lugar en centros de investigación
como el Instituto de Filosofía y el Instituto de Investigaciones Psicológicas y
Sociológicas, en el Centro de Estudios Martianos, en el Centro de Investigación y
Desarrollo de la Cultura Cubana “Juan Marinello” , entre otros. Asimismo se
manifiesta en publicaciones no especializadas como las revistas Casa de Las
Américas, Islas, Temas, Contracorriente, Debates americanos, Santiago, Universidad
de La Habana, etcétera.
9. La actividad filosófica en Cuba no ha sido tampoco, como en todas las época y
circunstancias, actividad exclusiva de filósofos profesionales. Tanto la
obligatoriedad de la enseñanza de la filosofía en todas las carreras universitarias,
como los cursos de postgrado de filosofía para todo tipo de profesionales , así
como la lógica preocupación intelectual que motiva a muchos de ellos a abordar
problemas cosmológicos, epistemológicos, éticos, etc., ha dado lugar a que la
filosofía en Cuba haya alcanzado un determinado reconocimiento social. Esta no ha
dejado de ser afectada en su status en los últimos tiempos, como en general ha
sucedido con las ciencias sociales y las humanidades dado el triunfo de criterios
pragmáticos ante la crisis de valores provocada por el desastre del socialismo.
10. No parece ser apropiada la denominación de escuela de pensamiento para
clasificar el ambiente filosófico cubano. Fue propio del mismo desde el siglo
pasado no dejarse seducir por grupos formales conformados, ni siquiera por
pensadores o corrientes de pensamiento exclusivos. Tal vez por esa razón el propio
marxismo ha tenido diversas lecturas en la Isla.
Por último es necesario ofrecer una visión muy sintetizada, sobre algunos de los
que han cultivado distintos problemas filosóficos, que han preocupado en los
últimos años a la intelectualidad cubana.
15
Una atención especial sobre el desarrollo del pensamiento filosófico cubano y
latinoamericano se apreció desde los años sesenta en la obra de Isabel Monal
quien ha estudiado las ideas de los ilustrados cubanos y el democratismo
revolucionario de José Martí, así como en su periodización de la filosofía
latinoamericana en Las ideas en América Latina (1985)(34). Posteriormente ha
investigado sobre las particularidades del marxismo en Cuba y la significación y
validez actual de las ideas filosóficas de Marx, Engels y Lenin, en particular en estos
años de crisis del socialismo. (35).
Thalía Fung en el cultivo de la filosofía política ha investigado sobre el
período de transición en la Revolución Cubana, las particularidades de la lucha de
clases en el socialismo, la naturaleza de la democracia y sus diversas formas, el
papel del Estado en el capitalismo y en socialismo, las significación de lo ideológico
en la filosofía, así como la articulación entre esta y el pensamiento político, en su
libro En torno a las regularidades y particularidades de la revolución socialista en
Cuba. (1982) y otros trabajos. En la presidencia de la Sociedad Cubana de
Investigaciones Filosóficas ha desempeñado una notable función en la estimulación
de la actividad filosófica en el país, propiciando eventos y publicaciones como las
Jornadas sobre la filosofía y cultura griega. (1999) y los Encuentros entre filósofos
cubanos y norteamericanos durante los últimos doce años.
El tema de la naturaleza de la filosofía y su relación con la ciencias y la
ideología ha tenido muchos estudiosos, entre ellos Felipe Sánchez en su libro ¿Es
ciencia la filosofía? (1988), así como en el colectivo bajo su dirección Lecciones de
Filosofía Marxista-leninista. (1985).
Las investigaciones sobre la filosofía clásica alemana y en particular sobre la
Lógica dialéctica (1982) y la naturaleza del saber filosófico encontraron en Zayra
Rodríguez Ugidos un impulso significativo. El tema de la axiología motivó su obra
principal Filosofía, ciencia y valor (1985) en la que enjuicia críticamente el
althusserianismo, especialmente en México. En sus últimos años también se
interesó por el pensamiento del ilustrado cubano José de la Luz y Caballero, otros
temas de la historia de las ideas filosóficas en Cuba y Latinoamérica.
Este tema centró también el interés de Daysy Rivero e Ileana Rojas Requena
en Justo Sierra y el positivismo en México (1987. Así como de Lourdez Rensoli
Laliga en El positivismo en Argentina (1988), quien investigó también las
particularidades del desarrollo del racionalismo en la filosofía moderna, en Quimera
16
y realidad de la razón. El racionalismo del siglo XVII (1987), así como el vínculo
entre Historia de las ciencias e historia de la filosofía. (1986).
El estudio de la ilustración inglesa y francesa ha ocupado el interés de los
trabajos de Florinda Marón, en tanto la antropología filosófica del siglo XX ha sido
estudiada por Jorge Luis Villate, Eduardo Freyre, Lissette Mendoza, y Olga Santos,
en El existencialismo de Nicola Abbagnano (1988, entre otros.
La esencial cuestión de La práctica y la filosofía marxista (1986), así como La
actividad como categoría filosófica (1990) han sido objeto de análisis por parte de
Rigoberto Pupo, quien también se ocupó de investigar los aportes teóricos al
marxismo de Eli de Gortari y Adolfo Sánchez Vázquez. En los últimos años se ha
dedicado al análisis de las ideas filosóficas de José Martí y otros pensadores
cubanos como Juan Marinello.
En la investigación sobre Félix Varela. Su pensamiento político y su época
(1984), así como se ha ocupado Olivia Miranda del análisis de los Ecos de la
Revolución Francesa en Cuba ( 1989) y de la evolución de las ideas marxistas y
leninistas en Carlos Rafael Rodríguez , Tradición y universalidad(1997) y otros
trabajos.
Al estudio de las ideas filosóficas en Cuba y en Latinoamérica se ha
dedicado, el autor de este trabajo Pablo Guadarrama González, en particular con
análisis sobre la evolución de las ideas humanistas en estos países y en especial al
análisis de algunas de las particularidades del positivismo, el marxismo, la filosofía
de la liberación el postmodernismo, así como de algunos problemas metodológicos
para el estudio de las ideas filosóficas y la cultura latinoamericanas en los libros
Valoraciones sobre el pensamiento filosófico cubano y latinoamericano (1984), El
pensamiento filosófico de Enrique José Varona (1986), escrito con Edel Tussel, Lo
universal y lo específico en la cultura (1987), escrito con Nikolai Pereliguin,
Marxismo y antimarxismo en América Latina (1990) y Humanismo y autenticidad en
el pensamiento latinoamericano (1997) Humanismo, marxismo y posmodernidad
(1998), Historia de la filosofía latinoamericana. Tomo I. (2000) y de colectivos de
autores bajo su dirección, El pensamiento filosófico e Cuba Siglo XX (1900-1960),
(1995); Filosofía en América Latina (1998) y Despojados de todo fetiche. La
autenticidad del pensamiento marxista en América Latina. (1999).
Participan también en estas investigaciones del equipo de investigadores
sobre pensamiento filosófico latinoamericano en la Universidad Central de Las
17
Villas en Santa Clara entre ellos Miguel Rojas con estudios sobre la filosofía cubana
de la primera mitad del siglo XX, así como sobre Mariátegui, la contemporaneidad y
América Latina. (1994) y el tema de la identidad cultural. Paul Ravelo con El debate
de lo moderno-posmoderno(1996) , Xiomara García Machado y Lidia Cano con El
posmodernismo esa fachada de vidrio.(1994), entre otros han abordado el tema del
postmodernismo; Rafael Plá León en Una lógica para pensar la liberación (1994),
así como María Teresa Vila, Leonardo Pérez, Vilma Figueroa, Irsa Teresa García,
Cira Romero, Israel López, Mirta Casaña, Yoanka León, Félix Valdés, Eunices Rossel
y otros colaboradores de ese grupo, quienes se han dedicado al estudio de la
filosofía e Cuba, la filosofía de la liberación y el marxismo en Latinoamérica, y
últimamente al análisis de la intelectualidad iberoamericana del siglo XX ante la
condición humana,
El tema de la identidad cultural cubana y latinoamericana ha sido objeto de
Enrique Ubieta en Ensayos de Identidad (1993), quien ha investigado a la vez la
evolución de las ideas filosóficas cubanas, especialmente de José Martí. Otros
investigadores también que se han ocupado en los últimos años del estudio de las
ideas filosóficas del héroe nacional cubano, entre ellos se encuentran Roberto
Fernández Retamar, Cintio Vitier, Luis Toledo Sande, Pedro Pablo Rodríguez,
Adalberto Ronda, José Antonio Escalona, Ordenel Heredia, Ibrahim Hodalgo, y
otros.
Los estudios sobre la filosofía en América Latina también tienen cultivadores
en Jorge Luis Acanda con su tesis doctoral sobre Adolfo Sánchez Vázquez.
También se ha dedicado al tema de la crisis del marxismo y al pensamiento de
Gramsci, en varios trabajos entre ellos Filosofar con el martillo (1997) junto a
Fernando Martínez Heredia. Este último se destacó desde los años sesenta en la
dirección de la revista Pensamiento Crítico que desempeñó un significativo papel
en la vida intelectual cubana y latinoamericana de esa época. Martínez Heredia se ha
destacado por sus obras sobre el pensamiento del Che, sobre la crisis del
socialismo y del marxismo en Desafíos del socialismo cubano (1988) y sobre la
evolución de este en el ámbito cubano y latinoamericano.
El pensamiento filosófico, económico y político de Ernesto Guevara ha tenido
serios estudios en Carlos Tablada con El pensamiento económico de Ernesto Che
Guevara (1987), Maria del Carmen Ariete, con Che pensamiento político. (1988),
Luis Suarez y un colectivo de Autores del Centro de Estudios de América en Pensar
18
al Che. (1989), así como en la tesis doctoral en filosofía de Carlos Delgado y
numeroso trabajos aparecidos con motivo del trigésimo aniversario de su muerte
El pensamiento de Mariátegui y otros problemas del desarrollo de la filosofía
en Cuba y en América Latina han sido objeto de análisis de Joaquín Santana.
También los estudios sobre el desarrollo de la filosofía en Cuba y en otros países
latinoamericanos han sido cultivados por Antonio Sánchez de Bustamante y
Montoro, quien estudio la influencia de la filosofía clásica alemana en Cuba, así
como la obra de José de la Luz y Caballero. Por su parte Gabino La Rosa ha
estudiado el librepensamiento, el materialismo científico natural y el positivismo en
Cuba. Carmen Gómez se ha dedicado al estudio del marxismo en Cuba. En tanto
han combinado tales estudios sobre filosofía latinoamericana en la Universidad de
Oriente, Alisa Delgado con los de la identidad cultural. Carmen Barandela dedicó su
tesis doctoral a la filosofía de José Ingenieros y a la vez estudio algunos problemas
del objeto del materialismo histórico. Jorge González dedicó al pensamiento de
Rodó su tesis doctoral, mientras que Héctor Pupo disertó sobre José de la Luz y
Caballero, Francisco Cano sobre la filosofía en Cuba en durante las décadas del
cuarenta y el cincuenta y Antonio de Armas al análisis del pragmatismo en Cuba.
Este último se ha dedicado en los últimos tiempos al tema de la bioética.
Algunos temas de filosofía política como la democracia, la globalización, la
ofensiva neoliberal, el derrumbe del socialismo y la crisis del marxismo, la sociedad
civil, etc., han sido abordados por Rafael Hernández, Juan Valdéz Paz, Gilberto
Valdés, Hernán Yanez, así como por economistas, sociólogos e historiadores que
conjugan el análisis filosófico con sus disciplinas como Enrique Molina, Víctor
Figueroa, Ramón Sánchez Noda, Roman García, Darío Machado, Esteban Morales,
Juan Triana, Hiram Marquetti, Haroldo Dilla, Julio Carranza, Silvio Baró, Pedro
Monreal Antonio Aja, Jorge Hernández, María Isabel Domínguez, Maria Espina,
Juan Luis Martín, Isabel Rauber, etc.
Algunos problemas relacionados con los temas de la especificidad de la
filosofía, su objeto y nexos con la ideología, la crisis del marxismo, etc., han
encontrado adecuado cultivo también en Rubén Sardoya, Miguel Limia David, quien
ha prestado interés especial a la cuestión de los derechos humanos, la
individualidad, la estructura sociopolítica y la sociedad civil cubana, entre otros
temas. Los estudios sobre los derechos humanos se han encontrado atención entre
otros en Hugo Ascuy. El tema del Estado en la teoría marxista y la cuestión de la
19
democracia, la sociedad civil, así como su correlación con las diferentes formas de
la lucha de clases ha sido objeto de Olga Fernández Ríos en Formación y desarrollo
del estado socialista en Cuba (1988) ,Eddy Trimiño, Arnaldo Silva, Raúl Valdés
Vivó, Romelia Pino, entre otros.
Los problemas metodológicos y pedagógicos del estudio de la filosofía han
sido desarrollados por Marta Martínez Llantada y otros profesores que han
aportados notables resultados a la elaboración de textos docentes para la
enseñanza de la filosofía, entre ellos se destacó la obra de Gaspar Jorge García
Galló, en sus libros Algunas conferencias de filosofía. (1979), Glosas sobre el libro
de Lenin Materialismo y empiriocriticismo (1979) Filosofía, ciencia e ideología
(1980), y Filosofía y economía política en el Anti-Dühring (1982). En la elaboración
de textos para la docencia han participado la mayoría de los nombrados por sus
respectivas áreas de investigación y habría que añadir, entre otros a Juan Francisco
Fuentes, Gerardo Ramos, José Cardentey, Cándido Aguilar, etc.
El tema axiológico ha encontrado cultivadores en José Ramón Fabelo en
Práctica, conocimiento y valoración (1989).así como en América Pérez y Georgina
Alfonso quienes también han abordado el tema del pensamiento axiológico
latinoamericano.
Los problemas filosóficos de la ciencia y la tecnología han sido
desarrollados por Jorge Nuñez Jover en su Interpretación teórica de la ciencia
(1987) y otros libros dedicados al efecto del desarrollo tecnológico en América
Latina. Las cuestiones epistemológicas y de metodología de la investigación
científica han sido cultivadas entre otros por Luisa Redondo Botella, José Luis
Sotolongo, Edel Tussel Oropesa, Francisco Figaredo, Julián Mateo, este último en
Tipos históricos de unidad del conocimiento científico. (1986), así como en su
colaboración con Mariano Rodríguez Solveira y un colectivo de autores sobre La
dialéctica y los métodos científicos generales de investigación (1982).
Algunos científicos cubanos han incursionado también en los temas
filosóficos, como es el caso de Gastón Casanova en La Matemática y el
materialismo dialéctico (1965), Fidel Castro Diáz-Balart en Espacio y tiempo en la
filosofía y la física. (1988) y en Energía nuclear y desarrollo (1990) desde la física,
en tanto otros lo han hecho desde la medicina, la lingüística, la psicología como
20
Diego González Serra, Fernando González Rey, Albertina Mitjans o el derecho como
Miguel A. D’Estefano y Julio Fernandez Bulte, entre otros . .
En el terreno de la ética se encuentran los trabajos de Luis López Bombino,
Lourdes Fernández, Armando Chávez, Mercedes Dumpierre, Juan Mari Lois, Juan
Antonio Blanco, Nancy Chacón, fundamentalmente profesores de la Universidad de
la Habana y del Instituto Pedagógico Enrique José Varona.
El tema de la religión y la valoración filosófica de algunos de sus problemas
ha sido abordado por Jorge Ramírez Calzadilla, Aurelio Alonso, Manuel Martínez,
Enrique López Oliva, Gaspar Montaigne, José Aróstegui, y otros.
En el terreno de la estética y la teoría de la cultura, especialmente las
cuestiones de la literatura y el arte han sido reconocidos como destacados los
trabajos de José Antonio Portuondo, en Estética y revolución (1963), Crítica de la
época y otros ensayos (1965) y La emancipación literaria de Hispanoamérica (1975);
Roberto Fernández Retamar, entre los que se destacan en este aspecto Calibán y
otros ensayos. (1979) y Para el perfil definitivo del hombre (1985) y Armando
Hart, quien recogió algunos de sus trabajos sobre el tema en Del trabajo cultural
(1979) y en Perfiles. Figuras cubanas. (1994) Por otra parte Desiderio Navarro en
Cultura y marxismo (1986).y numerosos profesores e investigadores incursionan
frecuentemente en el terreno de la estética desde sus diferentes disciplinas
artísticas y literarias como Graciela Pogolotti, Alfredo Guevara, Salvador Bueno,
Abel Prieto, , Luisa Campuzano, Armando Cristoball Pérez, Dolores Nieves, Dyoni
Durán, Ana Cairo, Denia García Ronda, Sergio Chaple, Sergio Valdés, Aymee
González Bolaños, Adelaida de Juan, Eliades Acosta, Jorge de la Fuente, Pablo
René Estevez, Nancy Morejón, Yolanda Wood, y varios profesores del Instituto
Superior de Arte y otros centros de educación superior e investigación del país.
Los problemas metodológicos y pedagógicos de la enseñanza de
la filosofía han tenido esmerada atención en múltiples eventos de ese carácter y
entre sus resultados se encuentran los de Marta Martínez Llantada y Luis Prado.
Finalmente hay que destacar que la filosofía en Cuba, como en otros países
se destila en la labor teórica de muchos dirigentes políticos y no se reduce a la labor
de los académicos. Hasta sus adversarios tienen que reconocer que del
pensamiento del Che Guevara y de Fidel Castro , como en otros dirigentes entre
los que se destacan Carlos Rafael Rodríguez y Armando Hart fluye un manantial de
ideas filosóficas, económicas, políticas de profundo significado ético y axiológico
21
en ocasiones más amplio y efectivo que la labor de algunos filósofos de
profesión.
Si el pueblo cubano se mantiene en sus proyectos de realización del
humanismo socialista no sólo se debe a la recuperación de su conciencia histórica
y en especial de los valores de su pensamiento nacional, fundamentalmente
martiano articulado por la Revolución al ideario marxista, sino a la labor educativo-
filosófica de sus líderes políticos y a la labor de intelectuales y profesionales que
cultivan con amor la filosofía y la ciencia .
Nadie podrá negar que la filosofía se realiza verdaderamente cuando toma la
vida de un pueblo en una época y en una circunstancia y la hace trascender
valorando, -que es siempre criticar dialécticamente- su razón de ser.
Referencias:
1. Véase: Borge Legrá, Félix. "Las primeras manifestaciones del pensamiento
filosófico en Cuba: la escolástica como teorización del criollismo", en Islas, Santa
Clara, Universidad Central de Las Villas. n. 96, (1990). p. 150.
2. "Ya a fines del siglo XVII la situación se había vuelto favorable a los jesuitas,
pues -a menos en la Nueva España, de donde irradiaba hacia el Caribe la autoridad
política, financiera y religiosa- la compañía había logrado dominar la educación
superior." Pruna Goodgall, Pedro M. Los jesuitas en Cuba hasta 1767. La Habana.
Editorial Ciencias Sociales. 1991. p. 26.
3. Guadarrama, P. "La filosofía en Las Antillas bajo la dominación española" en La
filosofía en la América Colonial. Colectivo de autores bajo la dirección de Germán
Marquínez Argote y Mauricio Beuchot. Editorial El Buho. Bogotá. 1996. p. 124.
4. Bachiller y Morales, Antonio. Apuntes para la historia de las letras y la
instrucción pública en la isla de Cuba. La Habana. Editorial Cultural. 1936. p. 95.
5. Véase: Arce, de Luis. A. "La enseñanza filosófica del siglo XVIII en la Real y
Pontifica Universidad de San Gerónimo" en la Revista Universidad de La Habana. n.
179. mayo-junio de 1966 p. 41; "El seminario de San Basilio el Magno en Santiago de
Cuba" en la Revista Universidad de La Habana. n. 180. julio- agosto 1966. p. 165.
6. Véase: Agramonte, R. José Agustín Caballero y los orígenes de la conciencia
cubana. La Habana. 1952.
22
7. Zea, L. El pensamiento latinoamericano. Editorial pormaca. México. DF. 1965.
154-155.
8. "Estriba la grandeza del magisterio de Varela en haber vivido pedagógicamente
en perfecta consonancia con la filosofía que propugnara”. Hernández Travieso, A.
Varela y la reforma filosófica en Cuba. Editor Jesús Montero. La Habana. 1942. p. 88.
9. Véase: Santana, Joaquín G. ¿Quién fue ...? Félix Varela. La Habana. Ediciones
UNION. 1982. Serpa, G. Apuntes sobre la filosofía de Félix Varela. Editorial Ciencias
Sociales. La Habana. 1983; Miranda, O. Félix Varela, su pensamiento político y
su época. Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 1984; Reyes Fernández,
Eusebio Félix Varela. 1788-1853. Editora Política. La Habana. 1989; Torres-Cuevas,
E. "La autenticidad del pensamiento filosófico de Félix Varela". Revista Universidad
de La Habana. n. 235. mayo-agosto 1989.p. 11-40.
10. Guadarrama, P. “Varela y el humanismo de la filosofía ilustrada latinoamericana”
en Memorias del Coloquio Internacional de la Habana. Félix Varela. Ética y
anticipación del pensamiento de la emancipación cubana. Imagen Contemporánea.
La Habana. 1999. p. p. 60-71.
11. Véase: Gerstenberg, B. Grundzüge der philosophischen Aufklärung in
Kuba. Eine Untersuchung am Beispiel des philosophischen Werkes von José de la
Luz y Caballero. Tesis doctoral. Universidad de Rostock. 1986.
12. Además de los anteriores los representantes de la ilustración cubana han sido
objeto de análisis en su dimensión filosófica, entre otros, por parte de: Mestre,
José Manuel. De la filosofía en la Habana (1862). Publicaciones del Ministerio de
Educación. La Habana. 1952; Sanguily, M. José de la Luz y Caballero. Estudio
Crítico (1890). Consejo Nacional de Cultura. La Habana. 1962; Vitier, M. Las ideas y
la filosofía en Cuba (1948). Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 1970; Menocal,
Raymundo. Origen y desarrollo del pensamiento cubano. (dos volúmenes).
Editorial Lex. La Habana. 1947; Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia
de Ciencias de Cuba. Perfil Histórico de las Letras Cubanas. Editorial Letras
Cubanas. La Habana. 1983. A esta lista se podrían añadir numerosos estudios de
carácter literario, pedagógico, histórico, etc. que han abordado también de algún
modo el perfil filosófico de los ilustrados cubanos.
13. Gerstenberg, B. "El inicio de la ilustración filosófica cubana". en Islas.
Revista de la Universidad Central de Las Villas. Santa Clara. n.82. sep. dic. 1985. p.
136.
23
14. Ternevoi, O. La filosofía en Cuba. 1790- 1878. Editorial Ciencias Socialers. La
Habana. 1981. p. 39.
15. "Cuba has the distinction of possessing the oldest and the most vigorous
philosophical tradition in Latin America". Riepe, D. "Philosophy in Cuba: then and
now". Ideology and independence in the Americas. Editado por April Ane Knutson.
University of Minnesota. MEP. Publications. Minneapolis. 1989.
16. Mestre, J.M. De la filosofía en La Habana. Publicaciones del Ministerio de
Educación. La Habana, Dirección de Cultura. p.73.
17. Véase: Guadarrama, P. Valoraciones sobre el pensamiento filosófico cubano
y latinoamericano. Editora Política. La Habana. 1985. p. 60-87; Guadarrama, P. y
Tussel, E. El pensamiento filosófico de Enrique José Varona. Editorial Ciencias
Sociales. La Habana. 1986; Guadarrama, P. "El positivismo comtiano de Andrés
Poey" en Islas. #72. l982. p.61-84.; " La influencia del positivismo en Emilio
Bobadilla" (Coautor Omar George), en Islas. #68. l981.p.117-136.; "La huella del
positivismo en la obra de Fernando Ortíz", en Islas. #70.l981.p.37-70; "Die
philosophische Aufassung Enrique José Varonas uber die gesellschafltiche
Entwicklung", en Referateblatt Philosophie. Reihe E. Berlin. 17 (1981) 2, Bl.15
(204); "El positivismo de Manuel Sanguily", en Islas.#64.l979.p.155- 184; "El papel
de Enrique Piñeiro en la introducción del positivismo en Cuba", en Islas. #65.
l980. p.157-170; Positivismo y antipositivismo en Am érica Latina. Universidad
Nacional Abierta a Distancia. Bogota. 2000. (en edición).
18. Antonio Sánchez de Bustamante y Montoro ofreció un ciclo de conferencias
entre 1971 y 1972 en el Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias de Cuba
del cual posteriormente elaboraría su libro: La filosofía clásica alemana en Cuba.
(1841-1898). Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 1984. Otros estudios
dedicados al tema son el de Piñera Llera, H. "La filosofía de Don Rafael Montoro".
Revista Cubana de filosofía. n. 10. La Habana. Enero-junio. 1952. p. 27-37; "Ignacio
Delgado González: " El pensador cubano Rafael Montoro (1852-1923) y su
presencia filosófica en España. Actas del IV Seminario de Historia de la Filosofía
Española. Salamanca. 1986. y el de Raúl Gómez Treto "Influencia del krausismo en
Cuba" en El krausismo y su influencia en América Latina. Fundación Friedrich Ebert.
Instituto Fe y Secularidad. Salamanca. 1989.p. 187-210.
19. ¨Martí: valoración de los contemporáneos”. José Martí: valoraciones en la
república neocolonial; T. 2. (José Martí: valoraciones posteriores al triunfo
24
revolucionario de 1959). Editorial Pueblo y Educación La Habana. 1989; Martínez
Bello, A. Las ideas filosóficas de José Martí. Editorial Ciencias Sociales. La Habana.
1990; Fornet-Betancourt, R. "José Martí y la filosofía". en José Martí 1895-1995.
Literatura-política-filosofía-estética. Universitát Erlangen-Nürnberg. Lateinamerika -
Studien 34. Vervuert Verlag, Frankfurt am Main. 1994: Guadarrama, P. "Humanismo
práctico y desalienación en José Martí" en José Martí 1895-1995. Literatura- política-
filosofía-estética. edición citada. p.29-42; Jardines, A. y J.C. González. Reflexiones
en torno al espiritualismo de José Martí. Editorial Ciencias Sociales. 1990;
Rodríguez de Lecea, T. "José M. y la filosofía española”, en Concordia n. 27.
Aachen- 1995. p. 101-108.
20. Ronda, A. "Acerca de la filiación filosófica de José Martí". Anuario del Centro
de Estudios Martianos N. 6. 1983. p. 43-81; "La unidad de la teoría y la práctica:
rasgos característicos de la dialéctica en José Martí" en Revista Cubana de Ciencias
Sociales. La Habana n. 1. 1983. p. 50-64.; Escalona, E. En torno a los aspectos
filosóficos del pensamiento martiano. Universidad de Oriente. 1987.
21. Véase: Marinello, J. Ensayos martianos. Universidad Central de Las Villas. Santa
Clara. 1961; Cantón Navaro, J. Algunas ideas de José Martí en relación con la clase
obrera y el socialismo. Instituto Cubano del Libro. La Habana. 1970.; Vitier, C. Ese
sol del mundo moral. Siglo XXI. México. 1975; Fernández Retamar, R. Introducción
a José Martí. Centro de Estudios Martianos-Casa de Las Américas. La Habana.
1978; Castro, F. José Martí: el autor intelectual. Editora Política. La Habana. 1983;
Morales, S. Ideología y luchas revolucionarias de José Martí. Editorial Ciencias
Sociales. 1984; Colectivo de autores Siete enfoques marxistas sobre José Martí.
Editora Política. La Habana. 1985; Almanza Alonso, R. En torno al pensamiento
económico de José Martí. Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 1990; Hidalgo
Paz, I. Incursiones en la obra de José Martí. Editorial Ciencias Sociales. La Habana.
1989.; Toledo Sande, L. José Martí, con el remo de proa. Editorial Ciencias
Sociales. La Habana. 1990; Arce Valentin, R. Religion: Poesie der kommenden
Welt. Theologische Implikationen im Werk José Martís Concordia Reihe
Monographien Band. 10. . Verlag der Augustinus Buchhandlung. Aachen. 1993;
Cepeda, R. Lo ético-cristiano en la obra de José Martí. CEHILA. La Habana. s.f.
22. Véase: Guadarrama, P. Rojas, M. y colectivo de autores de la Universidad
Central de las Villas. El pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX. (1900-1960).
Universidad Autónoma del Estado de México. 1995. 426.p.; reedición cubana
25
Editorial Félix Varela. La Habana. 1996.
23. Carlos Rafael Rodríguez en su multilateral obra ha dedicado atención no sólo
a las grandes personalidades del pensamiento cubano del siglo XIX como Martí,
Varona, Luz y Varela, sino también a estas de menor talla como el caso de José
Manuel Mestre. Véase: Rodríguez, C. R. Letra con filo. Ediciones Unión. La Habana.
1987.
24. Véase: Entralgo, E., Vitier, M. y Agramonte, R. Enrique José Varona: su vida, su
obra, su influencia. Obras de E.J. Varona. Edición oficial. La Habana. 1937; Vitier,
M. Varona, maestro de juventudes. Editorial Trópico. La Habana. 1937.; Enrique
José Varona, su pensamiento representativo. Editorial Lex. La Habana. 1949;
Valoraciones Universidad Central de Las Villas. Santa Clara. T I (1960), T. II (1961).
Un reciente valioso análisis de la obra de Medardo Vitier se encuentra en Arcos,
Jorge Luis. "Medardo Vitier: vivir es creer" en Revolución y cultura. La Habana.
no. 3 mayo-junio 1996.p. 4-10.
25. Véase: Rosa, G. de la. "El libre pensamiento en la segunda mitad del siglo XIX
en Cuba" Revista Cubana de Ciencias Sociales. n. 6. La Habana. 1984. p. 14-35.
26. Con la excepción de Mañach que sí dedicó gran parte de su obra intelectual
al cultivo de la filosofía sus conferencias de Historia de la Filosofía (1947) y Para
una filosofía de la vida y otros ensayos (1951), es significativo que otros como
Fernando Ortíz en La filosofía penal de los espiritistas (1915), Ramiro Guerra, en
Filosofía de la producción cubana (1944) y otros incursionaran a su manera en
este terreno.
27. Véase: Piñera Llera, H. "Idea del hombre y la cultura en Varona". Revista
Cubana de Filosofía. no. 4. La Habana. enero-junio de 1949.p. 14-18; "Sobre la
filosofía y la primera mitad del siglo veinte". Ídem. no. 7. enero-marzo. 1951.
28. Véase: Portuondo, J.A. Crítica de la época y otros ensayos. Universidad Central
de Las Villas. Santa Clara. 1965.
29. Además de su libro sobre José Agustín Caballero publicó entre otros: “Prefacio
a la filosofías cubana". Revista Cubana de Filosofía. La Habana. enero-diciembre
de 1948. no. 3. p. 4-11.;"Situación de la filosofía cubana". Ídem. no. 4. enero-junio
1949.p.4-8; "Los grandes momentos de la filosofía en Cuba". Revista Universidad
de La Habana. no. 91-93.julio- dic. 1950. p. 7-20: Varona, el filósofo de escepticismo
creador. Editorial Jesús Montalvo. La Habana. 1949.
30. En este grupo se encuentran también Rosaura García Tudurí, "Influencia de
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Descartes en Varela" Revista cubana de Filosofía. no. 11. La Habana. Enero-abril
1955. p.28-35; Mercedes García Tudurí, "Vocación íntima de Varona" Revista Cubana
de Filosofía. La Habana enero-junio 1949 p. p. 31.-34 y otros.
31. Véase: La filosofía en América Latina. Colectivo de autores dirigido por Pablo
Guadarrama. Editorial Félix Varela. La Habana. 1998. Pp. 517.
32. Véase: Despojados de todo fetiche. La autenticidad del pensamiento marxista en
América Latina. Universidad INCCA de Colombia. Bogotá Universidad Central de las
Villas. 1999. Pp 450.
33. En los últimos años se han efectuado varios eventos científicos específicos
para debatir estos temas. En 1986 se efectuó un taller nacional sobre filosofía en
Cuba y América Latina en el Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias de
Cuba algunos de cuyos trabajos aparecen en Revista Cubana de Ciencias
Sociales. n. 13. La Habana. Enero-abril. 1987. Luego se sistematizaron los
simposios internacionales sobre pensamiento filosófico latinoamericano en la
Universidad Central de Las Villas, Santa Clara, de cuyas seis ediciones (1987,
1990, 1992, 1994, 1996, 1998 y 2000) aparecen sus memorias en Islas, no. 90, 92,96,
108, 114 y 119. También en esa universidad villaclareña se han efectuado cuatro
talleres de pensamiento cubano en 1994, 1995, 1997 y 2000 cuyas primeras tres
memorias han sido editadas. Véase: Memorias del I Taller de Pensamiento Cubano.
Historia y destino. Ediciones Creart. La Habana. 1994, Memorias del II Taller de
Pensamiento cubano. Ediciones Creart. La Habana. 1996, Memorias del III taller de
Pensamiento Cubano. Editorial Capiro. Santa Clara, 1999.En 1997 se efectuó el
Coloquio Internacional Felix Varela. Ética y anticipación del pensamiento de la
emancipación cubana. Imagen Contemporánea. La Habana. 1999. En 1999 la
Sociedad Económica de Amigos del País efectuó un Simposio en Homenaje a
Enrique José Varona con motivo del 150 aniversario de su nacimiento. En enero del
2000 la Universidad de La Habana efectuó el Simposio de sobre las Ideas de la
emancipación en Cuba de Varela a Martí y el la Sociedad Económica de Amigos del
País y la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas desarrollo otro evento
dedicado al José de la Luz y Caballero con motivo del 200 aniversario de su
nacimiento.
34. Véase: Las ideas en la América Latina. Una antología del pensamiento filosófico,
político y social. Selección e introducción de Isabel. Monal. Casa de las Américas.
La Habana. 1985. (dos tomos).
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35. . Véase: Monal, I. "Breve bosquejo de la filosofía en Cuba hasta el
advenimiento de la república". p. 111-120. en Lecturas de filosofía. Colectivo de
autores. Estudios. La Habana. 1968. t. I.; "Tres filósofos del centenario”, “José
Martí: del liberalismo al democratismo antimperialista”, "Bosquejo de las ideas en
Cuba hasta finales del siglo XIX" en Monal, I. y O. Miranda. Filosofía e ideología en
Cuba. (Siglo XIX). UNAM. México. 1994.
Pablo Guadarrama González (1949)
Académico Titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Doctor en Ciencias (Cuba) y Doctor en Filosofía (Leipzig). Profesor Titular de la Cátedra de Pensamiento Latinoamericano de la Universidad Central de Las Villas. Santa Clara. Cuba. Autor de varios libros sobre teoría de la cultura y el pensamiento filosófico latinoamericano, así como numerosos artículos publicados en Cuba y en otros países. Ha dirigido varios proyectos de investigación y tesis doctorales en su país y en el exterior. Ponente en múltiples congresos internacionales. Ha impartido cursos de postgrado y conferencias en varias universidades latinoamericanas, de España, Estados Unidos, Rusia y Alemania. Ha obtenido varios premios y distinciones por su labor intelectual.
Resumen:
El articulo La filosofía en Cuba ofrece una breve panorámica del desarrollo del
pensamiento filosófico en la isla caribeña desde la época colonial hasta la
actualidad con el objetivo de destacar sus momentos, personalidades y obras mas
significativas. Posibilita una información resumida con algunas de las fuentes
bibliográficas imprescindibles para el estudio de la vida filosófica en ese país.
Efectúa un balance actualizado de la situación de la enseñanza y la investigación
filosófica en las últimas décadas del siglo XX en su correlación con las
transformaciones sociopolíticas del mundo contemporáneo y en especial en ese
país decidido a mantener su orientación socialista en tiempos tan adversos a esa
doctrina.
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