La UCA conmemora las Cortesdossieruniversidad de los bicentenarios
1Introducción
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18101810Las Cortes, conformadas por diputados de
diferentes ideologías y estamentos, acometie-
ron una auténtica revolución para poner fin al
Antiguo Régimen e implantar los principios de
soberanía nacional, igualdad y libertad”“
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181018101. INTRODUCCIÓN¿Qué conmemoramos?
Hace 200 años, el 24 de septiembre de 1810, tuvo lugar la prime-
ra sesión de las Cortes Generales y Extraordinarias de la Villa de
la Real Isla de León, constituidas en el actual Real Teatro de Las
Cortes de San Fernando. Con este gran acontecimiento comen-
zaría la Historia del Parlamentarismo español; la realidad española
y americana empezaría a transformarse.
Ese histórico día, 200 años atrás, los Diputados iniciarían una
espectacular labor legislativa, publicándose decretos y medidas
de alcance universal, que sentarían las bases de las revoluciones
liberales del siglo XIX. Las Cortes, conformadas por diputados
de diferentes ideologías y estamentos, acometieron una auténtica
revolución para poner fin al Antiguo Régimen e implantar los
principios de soberanía nacional, igualdad y libertad.
Un hecho histórico que marcaría el principio de la libertad y los
derechos del ser humano tal y como hoy los conocemos, y que
desembocaría en la proclamación de la Consti-
tución de 1812 en Cádiz.
La Isla de León se convirtió entonces en capital
de España y, como consecuencia, en capital de
la esperanza y de la libertad. Así se ha querido
manifestar a través de todas las acciones con-
memorativas que la Universidad de Cádiz ha
llevado a cabo en este histórico lugar.
Las Cortes, conformadas por diputados de
diferentes ideologías y estamentos, acometie-
ron una auténtica revolución para poner fin al
Antiguo Régimen e implantar los principios de
soberanía nacional, igualdad y libertad”
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La conmemoración de los 200 años de la reunión de las primeras Cortes en la Real Villa de la Isla de León ha sido motivo e hilo conductor de la celebración de los actos institucionales de la Universi-dad de Cádiz, en los que se han dado cita universidades españoles y extranjeras Un gesto con el que la Universidad de Cádiz ha expre-sado su voluntad de unirse a la ciudadanía en tan relevante efeméride y homenajear a la ciudad en que nació el parlamentarismo español, que supo hacer frente al ejército invasor francés y, a su vez, asumió la respon-sabilidad de acoger a aquellos representantes de la soberanía nacional defensores de los nuevos principios del derecho político. La conmemo-ración de los 200 años de la reunión de las primeras Cortes en la Real Villa de la Isla de León ha sido motivo e hilo conductor de la celebración de los actos institucionales de la Universidad de Cádiz, en los que se han dado cita universidades españoles y extranjeras Un gesto con el que la Universidad de Cádiz ha expresado su voluntad de unirse a la ciudadanía en tan relevante efeméride y homenajear a la ciudad en que nació el parlamentarismo español, que supo hacer frente al ejército invasor francés y, a su vez, asumió la responsabilidad de
La UCA, Universidad de los Bicentenarios
La conmemoración de los 200 años de la reunión de las primeras
Cortes en la Real Villa de la Isla de León ha sido motivo e hilo
conductor de la celebración de los actos institucionales de la
Universidad de Cádiz, en los que se han dado cita universidades
españoles y extranjeras.
Un gesto con el que la Universidad de Cádiz ha expresado su
voluntad de unirse a la ciudadanía en tan relevante efeméride y
homenajear a la ciudad en que nació el parlamentarismo espa-
ñol, que supo hacer frente al ejército invasor francés y, a su vez,
asumió la responsabilidad de acoger a aquellos representantes
de la soberanía nacional y defensores de los nuevos principios
del derecho político.
El Real Teatro de las Cortes de San Fernando, donde los diputados
iniciaron el camino hacia la democracia, se convirtió así en esta
ocasión en paraninfo universitario para ser escenario en el que
se dieron encuentro las universidades españolas con motivo del
Acto Inaugural del Curso Académico, que estuvo presidido por
Sus Majestades los Reyes, y de la Junta de Accionistas de Universia
España. De este modo, la Universidad de Cádiz fue la anfitriona de
ambos eventos, una oportunidad que sirvió además para propiciar
el acercamiento entre las universidades cubanas y rusas y para
situar a la UCA como puente entre Europa e Iberoamérica.
Precisamente la UCA se ha marcado como reto y
compromiso recoger la oportunidad que brinda la
celebración de los Bicentenarios de las Cortes de
la Isla de León, la Constitución de Cádiz y los mo-
vimientos de Independencia Iberoamericanos, para
tender puentes y fomentar las relaciones interuni-
versitarias.
Los Bicentenarios de las Cortes y la Constitución
de Cádiz son un evento histórico y cultural único
cuya trascendencia merece todos los esfuerzos para
lograr su difusión y conocimiento en el mundo. La
UCA es partícipe de este objetivo mediante la ge-
neración de una diversa y extensa programación
universitaria. Con el fin de seguir potenciando esta
vertiente la institución gaditana acaba de aprobar
el Plan Director ‘UCA, Universidad de los Bicen-
tenarios’.
Para la UCA todas estas actividades se traducen
en el avance del conocimiento y desarrollo del
pensamiento crítico y repercuten, por tanto, en el
desarrollo de la sociedad y en la difusión de los va-
lores del constitucionalismo democrático. Además
favorecen que Cádiz se convierta en verdadero
referente como ciudad cultural y universitaria.
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La conmemoración de los 200 años de la reunión de las primeras Cortes en la Real Villa de la Isla de León ha sido motivo e hilo conductor de la celebración de los actos institucionales de la Universi-dad de Cádiz, en los que se han dado cita universidades españoles y extranjeras Un gesto con el que la Universidad de Cádiz ha expre-sado su voluntad de unirse a la ciudadanía en tan relevante efeméride y homenajear a la ciudad en que nació el parlamentarismo español, que supo hacer frente al ejército invasor francés y, a su vez, asumió la respon-sabilidad de acoger a aquellos representantes de la soberanía nacional defensores de los nuevos principios del derecho político. La conmemo-ración de los 200 años de la reunión de las primeras Cortes en la Real Villa de la Isla de León ha sido motivo e hilo conductor de la celebración de los actos institucionales de la Universidad de Cádiz, en los que se han dado cita universidades españoles y extranjeras Un gesto con el que la Universidad de Cádiz ha expresado su voluntad de unirse a la ciudadanía en tan relevante efeméride y homenajear a la ciudad en que nació el parlamentarismo español, que supo hacer frente al ejército invasor francés y, a su vez, asumió la responsabilidad de
2Presentación delRector
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La convocatoria de Cortes en 1810 y la pro-mulgación de la Constitución de 1812 convier-ten a Cádiz en un referente de la modernidad, con los antecedentes de las revoluciones ameri-canas y francesa que iniciaron el camino”“2. PRESENTACIÓN DEL RECTOR
Amigas y amigos,
La convocatoria de Cortes en 1810 y la promulgación de la
Constitución de 1812 convierten a Cádiz en un referente de
la modernidad, con los antecedentes de las revoluciones ame-
ricanas y francesa que iniciaron el camino hacia los valores de
igualdad, libertad y ciudadanía como fundamentos de nuestra
convivencia actual.
En estos días, nuestra comunidad universitaria ha sido anfitriona
de grandes eventos nacionales e internacionales en el mundo
académico, vinculados a la cooperación y el enriquecimiento
individual y colectivo, que han querido sumarse a la conmemo-
ración de estas efemérides. Para la Universidad de Cádiz es un
verdadero honor que se haya escogido nuestra institución para
celebrar la apertura del curso académico español 2010/2011,
bajo la presidencia de SS.MM. los Reyes. Gracias a la inestimable
hospitalidad de la ciudad de San Fernando, lo hemos llevado a
cabo en el Real Teatro de Las Cortes, donde hace
200 años se reunieron los diputados doceañistas
para aprobar los decretos de la soberanía nacio-
nal, separación de poderes y libertad de imprenta
que darían lugar a la primera Constitución Espa-
ñola en 1812.
Asimismo, la Universidad de Cádiz, con el firme
apoyo de Banco Santander, ha propiciado que
también hayamos podido desarrollar el encuentro
de rectores rusos y cubanos, para el desarrollo de
una red de proyectos conjuntos de formación e
investigación.
En el mismo escenario emblemático, se ha celebra-
do la Junta de Accionistas de España de Universia,
de la que la UCA es socio desde sus comienzos.
12 lUniversidad de Cádiz
Universia es la red universitaria
más importante en Iberoamérica,
con casi 1.200 universidades aso-
ciadas, junto al Banco Santander,
y defiende la educación, el cono-
cimiento y la cultura como ins-
trumentos básicos para el pro-
greso de nuestras sociedades.
En paralelo, además, hemos
acogido diversas reuniones
como la de la Red Empren-
dia, el Consejo Asesor In-
ternacional de Universia, o
la Comisión Permanente
ampliada de la Conferen-
cia de Rectores Universi-
tarios Españoles, sin olvi-
dar el workshop sobre
Cambio Climático en el
que han participado investigadores de universi-
dades rusas y españolas y del Instituto Max Planck de Alemania.
También hemos podido disfrutar en plena calle Real de San Fer-
nando de la exposición del concurso Fototalentos, entregándose
los premios correspondientes así como los galardones de los
concursos OpenCourseWare y Univproyecta de Universia, se
ha puesto en marcha la Revista Iberoamericana de Derechos y
Libertades Civiles dedicada al decreto de libertad de imprenta, y
se ha presentado por parte del banco de Santander el magnífico
libro La Universidad. Una historia ilustrada.
Nos sentimos orgullosos de vivir este momento para reflexionar
sobre la importancia, los retos y las responsabilidades del mundo
del conocimiento, de la cooperación universidad-empresa, de la
innovación y transferencia, de la calidad acreditada de nuestros
grados y másteres en el Espacio Europeo de Educación Superior
y del objetivo común para ser una red en Iberoamérica y en
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En estos días, nuestra comunidad universitaria ha sido anfi-triona de grandes eventos nacionales e internacionales en el mundo académico, vinculados a la cooperación y el enrique-cimiento individual y colectivo, que han querido sumarse a la conmemoración de estas efemérides. Para la Universidad de Cádiz es un verdadero honor que se haya escogido nuestra institución para celebrar la apertura del curso aca-démico español 2010/2011, bajo la presidencia de SS.MM. los Reyes. Gracias a la inestimable hospitalidad de la ciudad de San Fernando, lo hemos llevado a cabo en el Real Teatro de Las Cortes, donde hace 200 años se reunieron los diputados doceañistas para aprobar los decretos de la soberanía nacional, separación de poderes y libertad de imprenta que darían lugar a la primera Constitución Española en 1812. Asimismo, la Universidad de Cádiz, con el firme apoyo de Banco Santander, ha propiciado que también hayamos podido desarrollar el en-cuentro de rectores rusos y cubanos, para el desarrollo de una red de proyectos conjuntos de formación e investigación. En el mismo escenario emblemático, se ha celebrado la Junta de Accionistas de España de Universia, de la que la UCA es socio desde sus comienzos. Universia es la red universitaria más importante en Iberoamérica, con casi 1.200 universidades asociadas, junto al Banco Santander, y defiende la educación, el conocimiento y la cultura como instrumentos básicos para el progreso de nuestras socieda-des. En paralelo, además, hemos acogido diversas reuniones como la de la Red Emprendia, el Consejo Asesor Internacional de Universia, o la Comisión Permanente ampliada de la Conferencia de Rectores Universitarios Españoles, sin olvidar el workshop sobre Cambio Cli-mático en el que han participado investigadores de uni-versidades rusas y españolas y del Instituto Max Planck de Alemania. También hemos podido disfrutar en plena calle Real de San Fernando de la exposición del concurso Fototalentos, entregándose los premios correspondientes así como los galardones de los concursos OpenCourseWare y Univproyecta de Universia, se ha puesto en marcha la Re-vista Iberoamericana de Derechos y Libertades Civiles dedicada al decreto de libertad de imprenta, y se ha presentado por parte del banco de Santander el mag-nífico libro La Universidad. Una historia ilustrada.
otros referentes para nosotros como el Mediterráneo, el Norte
de África y Rusia.
La Universidad de Cádiz realiza este número especial del ya co-
nocido ‘Dossier vivo del Bicentenario’ para reivindicar la relevan-
cia de todos y cada uno de los encuentros que hemos celebrado
en esta semana y para que la comunidad universitaria y la socie-
dad en general conozcan sus contenidos e imágenes.
El trabajo en la conmemoración de los Bicentenarios constitucio-
nales y de los Bicentenarios de las independencias de los países
hermanos continuará sin pausa y con la misma ilusión que hemos
puesto hasta ahora con el objeto de que estas celebraciones no
se queden en meras festividades sino que sirvan para difundir
la herencia de la Constitución de Cádiz entre las nuevas gene-
raciones. También para que propicien una nueva corriente de
conexión entre las naciones implicadas que permita que éstas
tengan el conocimiento, la cultura, la lengua y el pensamiento crí-
tico como aliados, y contribuyan al avance de la cohesión social,
del constitucionalismo democrático y del desarrollo armónico de
nuestros pueblos iberoamericanos.
Como colofón a esta concentración de eventos y emociones,
me gustaría resaltar que el pasado 27 de octubre de 2010 el
Consejo de Gobierno de la UCA aprobó el Plan Director de los
Bicentenarios, una muestra más de que los contenidos del Doce
son estratégicos para esta Universidad.
Gracias y espero que este camino de los Bicentenarios sea fruc-
tífero para todos.
Universidad de Cádiz
Acto Inaugural delCurso Académico3
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San Fernando
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San FernandoEl Bicentenario cita a las Universidades Españolas
La Universidad de Cádiz ha acogido por primera vez en su his-
toria el acto solemne de Apertura de Curso Académico de las
Universidades Españolas. Presidido por don Juan Carlos y doña
Sofía, se celebró en el Real Teatro de las Cortes de San Fernando
con la participación de 41 rectores de universidades españolas
y varios rectores de universidades iberoamericanas y rusas.
Sus Majestades estuvieron acompañados
en la inauguración del curso académico por
el rector de la Universidad de Cádiz, Diego
Sales, el presidente de la Junta de Andalucía,
José Antonio Griñán, el ministro de Educa-
ción, Ángel Gabilondo, y la secretaria gene-
ral de la UCA, Ana María Rodríguez, que dio
lectura a una reseña sobre la memoria anual
de la Universidad gaditana del pasado curso
2009-2010.
El rey Juan Carlos resaltó durante su interven-
ción en el acto el papel de la Universidad como
motor de progreso. Una apuesta por la educa-
ción que señaló como necesaria para el futuro
de la nación. Recalcó así que “no basta con estar
entre los buenos, tenemos que estar entre los
mejores”.
San Fernando fue el escenario en que se dieron encuentro las universidades españolas con motivo del acto inaugural del curso académico, que estuvo presidido por Sus Majestades los Reyes en el Real Teatro de las Cortes. Por primera vez un acto solemne de apertura de curso se desarrolló en un espacio no universitario, en el Real Teatro de las Cortes. Un gesto con el que se quiso rendir homenaje a aquellos diputados que se reunieron en 1810 como representantes de la soberanía de la Nación en la Real Villa de la Isla de León.“
3. ACTO INAUGURAL DEL CURSO ACADÉMICO
La celebración este año 2010 del Bicentenario de las Cortes de
la Isla de León, fue el motivo por el que el acto de apertura del
curso universitario se desarrolló en el Teatro de las Cortes. Su
Majestad resaltó la relevancia de la efeméride que, dijo, “exalta un
afán de progreso colectivo que todos deseamos ilumine asimis-
mo la apertura de este curso universitario”.
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Don Juan Carlos reseñó los logros de la
Universidad española y recordó el “punto
de inflexión” que el nuevo curso supone
en el proceso de adaptación de las en-
señanzas universitarias a los criterios de
convergencia europea, en el marco del
Espacio Europeo de Educación Superior.
Un proceso por el que “debemos felici-
tarnos”, declaró, pero insistió en que no
hay que olvidar “la necesidad de seguir
mejorando, juntos y día a día, nuestra
educación universitaria, para situarla en
la cima de las del entorno europeo en
el que se inscribe”. De esa mejora, rei-
teró, “depende, ni más ni menos, que el
futuro de España, nuestro bienestar co-
lectivo, la promoción personal de cada
uno de nuestros ciudadanos, así como
la igualdad de oportunidades y la cohesión social”.
*El discurso completo puede consultarse en la página 80 del Anexo
El rector de la Universidad de Cádiz también abrió su inter-
vención recordando la relevancia de los acontecimientos que
se desarrollaron en San Fernando hace 200 años. Rememoró
así que en el mismo sitio, en el hoy Real Teatro de las Cortes,
hace dos siglos “los diputados, ilustrados, diplomáticos españoles
e iberoamericanos, en presencia de la ciudadanía en general que
asistió como público en sus palcos, prepararon el camino de la
libertad y de la modernidad de España e Iberoamérica”. En el
lugar que fue teatro cómico, prosiguió, “levantamos el telón de
un nuevo curso académico, marcado en lo histórico, cultural y
jurídico por los acontecimientos sucedidos en este territorio de
la Bahía de Cádiz hace 200 años. Levantamos el telón como en
1810, donde dio comienzo el parlamentarismo español y se fra-
guó la que sería modelo de modelos de constituciones: La Pepa”.
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nos de los calificativos con los que el ministro tildó este proceso
de integración, en el que ya hay 2.338 grados, 2.429 másteres
y 1.624 doctorados. Antes Ángel Gabilondo también tuvo unas
palabras de homenaje a las Cortes y al legado que éstas dejaron.
*El discurso completo puede consultarse en la página 88 del Anexo
Por su parte el presidente de la Junta de Andalucía, José An-
tonio Griñán, inició su discurso haciendo también referencia al
Bicentenario de las Cortes de la Isla de León y la Constitución
Española. “Cádiz y San Fernando”, declaró “fueron epicentro de
una revolución que nos condujo a la libertad y la democracia”.
Incidió asimismo en la necesidad de sustentar el desarrollo y el
cambio social en el conocimiento y la educación.
*El discurso completo puede consultarse en la página 92 del Anexo
Durante su discurso Diego Sales continuó haciendo alusión a
1810 y 1812 como momentos en los que se sentaron las bases
de una sociedad libre, y también, de la propia educación uni-
versitaria. Asimismo, Sales reafirmó el compromiso de la UCA
con el Bicentenario, conmemoración que la institución académica
gaditana quiere convertir en una oportunidad para ser puente en
la creación del Espacio Euro-Iberoamericano del Conocimiento.
A continuación el rector realizó un balance del desarrollo y acti-
vidad de la UCA y planteó los retos del futuro.
*El discurso completo puede consultarse en la página 83 del Anexo
El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, se refirió a los benefi-
cios del proceso de incorporación al Espacio Europeo de Educa-
ción Superior. “Una realidad plena pero por desarrollar”, declaró.
“Ilusión”, “alegría”, “eficacia”, “trabajo” o “eficiencia” fueron algu-
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El Bicentenario cita alas Universidades4
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Encuentro de Rectores de Rusia y Cuba
La Universidad de Cádiz se ha marcado como reto y compro-
miso recoger la oportunidad que brinda la celebración de los
Bicentenarios de las Cortes de la Isla de León, la Constitución
de Cádiz y los movimientos de Independencia Iberoamericanos,
para tender puentes y fomentar las relaciones interuniversitarias,
y así, pretende ser cauce de cooperación y debate entre Europa,
Iberoamérica y el mundo ruso.
Además del acto inaugural del curso universitario español y la junta de accionistas de Universia, el programa institucional de la UCA se completó con otros actos y eventos celebrados bajo el marco y la bandera del Bi-centenario. La Universidad de Cádiz, haciendo gala de su lema ‘UCA. Universidad de los Bicentenarios’, contó con la presencia para tal ocasión de otras universidades extranjeras invitadas.“
4. EL BICENTENARIO CITA A LAS UNIVERSIDADES
Persiguiendo este objetivo y aprovechando la ocasión que brindó
la agenda conmemorativa del Bicentenario de la UCA, rectores
de universidades de Cuba y Rusia participaron como invitados
en el programa de actos y se dieron cita en un encuentro pro-
piciado por la UCA con el fin de facilitar la recuperación “de las
excelentes relaciones que existían entre las universidades cuba-
nas y las de la extinta Unión Soviética”, como señaló el rector
Diego Sales.
El Encuentro de Rectores de Cuba y Rusia fue todo un éxito y
dio como fruto la creación de una red que pretende crear un
marco estable de cooperación ruso-iberoamericana con el so-
porte de las Aulas Universitarias Hispano-Rusa e Iberoamericana
de la UCA y aprovechando la intensa colaboración que la Uni-
versidad de Cádiz mantiene con universidades cubanas y rusas.
La red de cooperación que ha nacido en Cádiz recibió también
el apoyo de la Conferencia de Rectores de Universidades Espa-
ñolas (CRUE) y de Universia.
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La Universidad de Cádiz desempeña actualmente un papel pro-
tagonista en las relaciones universitarias con Rusia y Cuba. Es la
universidad iberoamericana con mayor número de socios y pro-
yectos en marcha con Rusia y líder por número de lectores de
español en ese país. La estadística oficial de la Agencia Española
de Cooperación Internacional para el Desarrollo apunta asimis-
mo que la UCA lleva años liderando en España por número de
Proyectos de Cooperación Interuniversitaria con Cuba.
En el Encuentro de Rectores se abordaron temas como la po-
tenciación del estudio del Español y el Ruso, la preparación de
programas máster conjuntos, la puesta en marcha de becas de
intercambio para alumnos de grado y posgrado o la creación
de mecanismos semejantes al Erasmus pero aplicado al espacio
iberoamericano y Rusia. Asimismo, se fijó el objetivo de potenciar
el intercambio de profesores e investigadores y hacer posible la
realización de tesis doctorales y proyectos de fin de carrera con
doble director científico. Para todo ello, también se abordó la in-
tención de convertir las actuales relaciones bilaterales en consor-
cios de universidades aprovechando los mecanismos existentes
que vinculan España, Rusia y América Latina.
Convenios de colaboración
Como fruto de la participación de los rectores además se firma-
ron dos nuevos convenios con la UCA. La Universidad Federal
del Sur refrendó un acuerdo de movilidad de alumnos con la uni-
versidad gaditana. Además, se firmó un nuevo convenio específi-
co de colaboración entre la Facultad de Ciencias de la Educación
de la UCA y el Centro de Estudios de Innovación y Desarrollo
de la Educación Superior (CEIDES) de la Universidad de la Isla
de La Juventud Jesús Montané Oropesa, de Cuba, para impulsar
la cooperación académica y científica. En concreto, este convenio
pretende promover acciones que garanticen el intercambio de
profesores, estudiantes e investigadores para el desarrollo, por
ejemplo, de proyectos conjuntos de investigación, programas de
estancias de formación, eventos científicos organizados por am-
bas universidades o la co-dirección de tesis doctorales.
II Seminario Internacional ‘Medioambiente y Cambio Climático’
La Universidad de Cádiz acogió también la celebración del II Se-
minario Internacional de Medioambiente y Cambio Climático en
el que participaron las universidades españolas de Cádiz, Bar-
celona y Santiago de Compostela, la Universidad de Agricultura
de Nitra (Eslovaquia) y dos universidades rusas, la Universidad
Estatal de Hidrometeorología y la Universidad Federal de Siberia.
Red Emprendia
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De esta última partió la iniciativa para la creación de una Red
Internacional de Cátedras de Medioambiente, objetivo final de la
celebración del mencionado seminario que se desarrolló en la
UCA y que tuvo su precedente en 2009 en Krasnoyarsk, donde
tiene su sede la Universidad Federal de Siberia.
Este proyecto ha contado desde el principio con la participación
de la UCA, que es socio fundador de esta Red que hasta el
momento cuenta también con la participación de otras univer-
sidades de España, Rusia, Alemania, China y Eslovaquia, así como,
con el apoyo del Banco Santander.
De hecho, el seminario tuvo como resultado la directa puesta
en marcha de una serie de compromisos y acciones concretas.
De este modo las universidades han acordado la creación de
Escuelas Internacionales de Verano que abordarán la realidad del
cambio climático a escala regional y global. En el seminario se
acordó asimismo la puesta en marcha de programas de inter-
cambio de alumnos de corta y media estancia y se ha expresado
el interés de crear titulaciones dobles de grado y posgrado, entre
otros resultados.
Reunión de la RedEmprendia
Otra de las reuniones que se llevaron a cabo en el marco de ac-
tividades que se desarrollaron en torno a la semana de Conme-
moración del Bicentenario de las Cortes de la Isla de León fue la
reunión de la RedEmprendia (www.redemprendia.es), de la cual
son patrocinadores el Banco Santander y Universia, y que tiene
como objetivo la transferencia de conocimiento, la innovación, la
creación de cultura emprendedora y el apoyo a los emprende-
dores universitarios y a sus proyectos de empresa.
El rector de la Universidad de Cádiz, Diego Sales, recibió en
el rectorado de la UCA al presidente de la RedEmprendia,
Senén Barro, y al director adjunto de Banco Santander, José
Antonio Villasante, así como a la junta directiva de Empren-
dia, quienes abordaron durante el encuentro su programa
de actividades y el presupuesto para el año 2011. Entre los
proyectos a llevar a cabo en el programa está el ‘Hospedaje
para empresas y profesionales RedEmprendia’, que facilitará
la internacionalización de empresas creadas en el seno de
las Universidades de la Red, formada actualmente por una
quincena de las más prestigiosas universidades del espacio
iberoamericano, junto con el Banco Santander y Universia.
Red Emprendia
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Con motivo de la celebraciones llevadas a cabo en la Universidad de Cádiz por la apertura nacional del Curso Académico, la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Cádiz ofreció un acto de bienvenida tanto a los rectores de las 70 universidades Españolas e Iberoamericanas pertenecientes a la Red Universia, como a una representación de las Universidades Rusas y Cubanas que esos días también se reunieron en la UCA para trabajar en proyectos comu-nes. La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, en su intervención destacó todo el esfuerzo realizado para la celebración del Bicentenario de las Cortes de la Real Isla de León, junto al del Bicentenario de la Constitución de 1812. “Es nuestra responsabilidad y la de todos los ciudadanos de Cádiz mostrar que en esta ciudad vio la luz la primera Constitución Liberal”, declaró.En el acto también intervinieron el director general y responsable de la Red Santander España, Enrique García, que explicó que lo que diferencia al Banco Santander es, sin duda, su vinculación con las Universidades, Jaume Pagés, consejero delegado de Universia, que habló sobre el plan estratégico que se está preparando para los próximos tres años y que seguirá aportando valor a las universidades. El presidente de la Confederación de Rectores Universitarios de España, Federico Gutiérrez-Solana, resaltó que al igual que hace 200 años, los universitarios “estamos en esa misma dinámica de la razón y el estado de libertad posterior, donde es el conocimiento el que nos hará tener un mejor futuro”.Finalmente el acto se cerró con la intervención del rector de la UCA, Diego Sales, que hizo un llamamiento por la Educación, en especial la universitaria, ya que en estos momentos delicados debe ser una prioridad para avanzar y construir una sociedad más justa, equitativa y solidaria.
Durante la reunión de RedEmprendia también se presentó el
libro Emprender con éxito desde las universidades: algunos instru-
mentos y buenas prácticas, en el que ha colaborado la Fundación
Española para la Ciencia y la Tecnología, FECYT. Esta obra recoge
algunas de las iniciativas más exitosas en el ámbito del empren-
dimiento llevadas a cabo por las Universidades de la Red, y que
pueden resultar de especial interés para otras instituciones aca-
démicas y otros organismos públicos y privados comprometidos
con la innovación y el emprendimiento.
Para lograr estos ambiciosos objetivos, RedEmprendia ha ela-
borado un documento, ‘Horizonte 2015’, en el que se enmarca
su ambiciosa apuesta de objetivos estratégicos y metas para los
próximos años, así como las principales acciones para lograrlos.
Sección Sectorial TIC- AUPA
La reunión de los miembros de la Sectorial TIC-AUPA (Universi-
dades Públicas de Andalucía Sectorial de Tecnologías de la Informa-
ción y Comunicación), tuvo lugar en la Universidad de Cádiz (Aula-
rio La Bomba), bajo la presidencia del rector de la Universidad de
Huelva, Francisco José Martínez López, y con los miembros Eduar-
do Blanco Ollero (UCA), Juan Antonio Caballero Molina (UCO),
Francisco Roca Rodríguez (UJA), María Valpuesta Fernández
(UMA), Llanos Mora (UNIA), Andrés Garzón Villa (UPO), Carlos
León de Mora (US), José Luis Verdegay (UGR), Manuel Berenguel
Soria (UAL), José Ignacio Aguaded Gómez (UHU) (Secretario),
Francisco José Martínez López (UHU) (Presidente). Como invita-
dos; Juan Almorza y Beatriz Barros de la Consejería de Economía,
Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía.
El primer punto a tratar fue el despliegue de la Red-Iris Nova, de
la cual aportó el grueso de informaciones Juan Almorza, y que
permitirá tener una red singular, fuera de la corporativa y dedica-
da exclusivamente a investigación y enseñanza superior. Por otro
lado, los cursos on-line de Oracle en las Universidades y el repo-
sitorio de objetos digitales (ROD), temas que desarrolló Beatriz
Barros. Además, se abordó el ‘Proyecto Confía: Federación Identi-
dades’, expuesto por María Valpuesta de la UMA, que consiste en
un sistema que hace que diversas organizaciones compartan la
identidad electrónica de los usuarios, permitiendo a los alumnos
de cualquiera de las diez universidades andaluzas matricularse en
su universidad de origen en las asignaturas de las otras nueve que
se impartan sobre la infraestructura del CAV.
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Con motivo de la celebraciones llevadas a cabo en la Universidad de Cádiz por la apertura nacional del Curso Académico, la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Cádiz ofreció un acto de bienvenida tanto a los rectores de las 70 universidades Españolas e Iberoamericanas pertenecientes a la Red Universia, como a una representación de las Universidades Rusas y Cubanas que esos días también se reunieron en la UCA para trabajar en proyectos comu-nes. La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, en su intervención destacó todo el esfuerzo realizado para la celebración del Bicentenario de las Cortes de la Real Isla de León, junto al del Bicentenario de la Constitución de 1812. “Es nuestra responsabilidad y la de todos los ciudadanos de Cádiz mostrar que en esta ciudad vio la luz la primera Constitución Liberal”, declaró.En el acto también intervinieron el director general y responsable de la Red Santander España, Enrique García, que explicó que lo que diferencia al Banco Santander es, sin duda, su vinculación con las Universidades, Jaume Pagés, consejero delegado de Universia, que habló sobre el plan estratégico que se está preparando para los próximos tres años y que seguirá aportando valor a las universidades. El presidente de la Confederación de Rectores Universitarios de España, Federico Gutiérrez-Solana, resaltó que al igual que hace 200 años, los universitarios “estamos en esa misma dinámica de la razón y el estado de libertad posterior, donde es el conocimiento el que nos hará tener un mejor futuro”.Finalmente el acto se cerró con la intervención del rector de la UCA, Diego Sales, que hizo un llamamiento por la Educación, en especial la universitaria, ya que en estos momentos delicados debe ser una prioridad para avanzar y construir una sociedad más justa, equitativa y solidaria.
Asimismo, el Campus Andaluz Virtual, portal del que Francisco
Roca de la UJA informó que en este curso se ha hecho una re-
definición completa desde el punto de vista temático y estético,
mejorando el acceso desde Confía, creando enlaces desde redes
sociales, Google Analitics, opción idiomas, etc. Señaló también
que es el momento de plantear el futuro del CAV, ya que la
libre configuración está ya en proceso de extinción. Por último,
Andrés Garzón de la UPO desarrolló el Sistema de Información
del Ministerio/ Data Warehouse (DW)/ SICA II.
Recepción en el Ayuntamiento
Con motivo de las celebraciones llevadas a cabo en la Universi-
dad de Cádiz por la apertura nacional del Curso Académico, la
Corporación Municipal del Ayuntamiento de Cádiz ofreció un
acto de bienvenida tanto a los rectores de las 70 universidades
Españolas e Iberoamericanas pertenecientes a la Red Universia,
como a una representación de las universidades rusas y cubanas
que esos días también se reunieron en la Universidad de Cádiz
para trabajar en proyectos comunes. La alcaldesa de Cádiz, Teófila
Martínez, en su intervención destacó todo el esfuerzo realizado
para la celebración del Bicentenario de las Cortes de la Real Isla
de León, junto al del Bicentenario de la Constitución de 1812. “Es
nuestra responsabilidad y la de todos los ciudadanos de Cádiz
mostrar que en esta ciudad vio la luz la primera Constitución
liberal”, declaró.
En el acto también intervino el director general y responsable de
la Red Santander España, Enrique García, que explicó que lo que
diferencia al Banco Santander es, sin duda, su vinculación con las
Universidades. Por su parte, Jaume Pagés, consejero delegado de
Universia, habló sobre el plan estratégico que se está preparan-
do para los próximos tres años y que seguirá aportando valor a
las universidades. El presidente de la Confederación de Rectores
Universitarios de España, Federico Gutiérrez-Solana, resaltó que
al igual que hace 200 años, los universitarios “estamos en esa mis-
ma dinámica de la razón y el estado de libertad posterior, donde
es el conocimiento el que nos hará tener un mejor futuro”.
Finalmente el acto se cerró con la intervención del rector de la
UCA, Diego Sales, que hizo un llamamiento por la Educación,
en especial la universitaria, ya que en estos momentos delicados
debe ser una prioridad para avanzar y construir una sociedad
más justa, equitativa y solidaria.
5La Red Universia,en la UCA
30 l
Universia ha cumplido 10 años, tiempo en el que se ha consolidado como la mayor red universitaria del mundo que engloba a 1.169 universidades de 23 países. La red ha querido sumarse este año también al Bicentenario de las Cortes de la Isla celebrando en San Fernando la junta de accionistas de Universia España. Un acto al que se sumó también la presentación de un libro, de una revista y la entrega de tres premios..Universia, la mayor red de universidades de habla hispana y portuguesa, ce-lebró su X Junta General de Accionistas en el Real Teatro de las Cortes
l 31
Universia ha cumplido 10 años, tiempo en el que se ha consolidado como la mayor red universitaria del mundo que engloba a 1.169 universidades de 23 países. La red ha querido sumarse este año también al Bicentenario de las Cortes de la Isla celebrando en San Fernando la junta de accionistas de Universia España. Un acto al que se sumó también la presentación de un libro, de una revista y la entrega de tres premios..Universia, la mayor red de universidades de habla hispana y portuguesa, ce-lebró su X Junta General de Accionistas en el Real Teatro de las Cortes
X Junta de Accionistas de Universia España
Universia, la mayor red de universidades de
habla hispana y portuguesa, celebró su X Jun-
ta General de Accionistas en el Real Teatro
de las Cortes de San Fernando, siendo así la
anfitriona la Universidad de Cádiz.
En la asamblea, que contó con la asistencia
de la totalidad de los accionistas de Univer-
sia en España (79 universidades españolas e
instituciones de educación superior), se re-
pasó la actividad desarrollada por la red en
2009 -176.985 universitarios consiguieron
su primer empleo a través de Universia y
se gestionaron 10.100 prácticas profesio-
nales en empresas- y se establecieron las
líneas de actuación de su plan estratégico
2011-2013.
Dicho plan estratégico quedó vertebra-
do en torno a ejes de actuación funda-
mentales: el empleo universitario y la
transferencia de conocimiento desde la
universidad a la sociedad en diálogo con
la empresa.
Universia ha cumplido 10 años, tiempo en el que se ha consolidado como la mayor red universitaria del mun-do que engloba a 1.169 universidades de 23 países. La red ha querido sumarse este año también al Bicen-tenario de las Cortes de la Isla celebrando en San Fernando la Junta de Accionistas de Universia España. Un acto al que se sumó también la presentación de un libro, de una revista y la entrega de tres premios.“
5. LA RED UNIVERSIA, EN LA UCA
32 l
Universia
El rector de la UCA destacó el papel de Universia y recordó que
la Universidad de Cádiz es socia de dicha red desde su creación,
siendo la segunda institución académica después de Cantabria
en adherirse a ella. “Sin lugar a dudas, creemos firmemente en
este proyecto, que representa el mejor escenario para reforzar la
proyección pública y el protagonismo social de las universidades”,
confirmó Sales.
Durante su intervención Sales recordó la efeméride que San
Fernando celebra este año y repasó la evolución de la UCA y
su realidad actual para terminar apostando por la cooperación
entre universidades, tal y como fomenta Universia: “el Espacio
Europeo de Educación Superior y el Iberoamericano del Cono-
cimiento nos plantean la arquitectura universitaria como una casa
grande del saber y la investigación, donde construimos mejores
oportunidades para la historia moderna del mundo que nos ha
tocado vivir”.
*El discurso completo puede consultarse en la página 101 del AnexoEl acto estuvo presidido por Emilio Botín, presidente de Universia
y de Banco Santander, Diego Sales, rector de la Universidad de
Cádiz, Federico Gutiérrez-Solana, presidente de la Conferencia
de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), José An-
tonio Villasante Cerro, director general de la División Global
Santander Universidades, y Jaume Pagés, consejero delegado de
Universia.
Emilio Botín señaló en su intervención que Universia, al organizar
su junta de accionistas en la Universidad de Cádiz, ha querido
unirse a la celebración del Bicentenario de la redacción de la
Constitución de Cádiz de 1812, y destacó, que esta Carta Mag-
na, que pretendía la modernización de su sociedad, expresaba la
importancia de la educación como principal factor de progreso
al dedicarle expresamente uno de sus títulos, el noveno. Por otra
parte, durante su discurso hizo referencia a los retos que se le
platean a las universidades española y reafirmó el compromiso
de Banco Santander con la formación superior.
*El discurso completo puede consultarse en la página 95 del Anexo
l 33
Por su parte el presidente de la CRUE y vicepresidente de Uni-
versia destacó que celebrar la Junta de Accionistas en San Fer-
nando “no es algo casual” pues, expresó, “las Universidades son
descendientes de la Ilustración”. Prosiguió diciendo que “de nue-
vo 200 años después trabajamos comprometidos por el desarro-
llo de la sociedad española e iberoamericana, gracias a Universia”.
Unas palabras en las que se centró también en el objetivo de la
internacionalización como reto de las universidades.
Reunión del Consejo Asesor Internacional de Universia (CAI)
El Consejo Asesor Internacional (CAI) es el máximo órgano con-
sultor de Universia. En sus reuniones se analizan servicios que
puede desarrollar Universia para aportar valor añadido a las uni-
versidades socias en su conjunto.
El Consejo Asesor Internacional está integrado por rectores de
10 países iberoamericanos: Argentina, Brasil, Chile, Colombia,
México, España Perú, Portugal, Puerto Rico y Venezuela. En esta
ocasión también asistió como invitado Diego Sales, rector de la
Universidad de Cádiz, por ser el anfitrión de la Junta.
Jaume Pagés, consejero delegado de Universia, realizó un balance
de las actividades desarrolladas por Universia en este año, entre
las que destaca el II Encuentro Internacional de Rectores Univer-
sia, que tuvo lugar los días 31 de mayo y 1 de junio en Guadalaja-
ra (México), y en el que participaron las más de mil instituciones
académicas que forman Universia, así como, casas de estudios de
otros países que no forman parte de esta red universitaria, pero
que cuentan con la colaboración de Santander Universidades
para el desarrollo de sus proyectos. El encuentro, cuyo lema fue
‘Por un espacio iberoamericano del conocimiento socialmente
responsable’, centró su debate en la Universidad, sus retos y su
futuro. Pagès repasó asimismo los proyectos más destacados en
Universia relacionados con el primer empleo, las redes sociales,
la formación y las actividades que Universia desempeña como
observatorio del futuro.
Universia
34 l
El equipo de la División Global Santander Universidades de
Banco Santander describió los avances en la colaboración que
mantiene la entidad bancaria con más de 800 universidades de
cuatro continentes.
Presentación del libro ‘La Universidad. Una historia ilustrada’
El libro La Universidad. Una historia ilustrada, editado por el Banco
Santander, fue presentado en el Centro de Exposiciones y Con-
greso de La Isla por Fernando Tejerina, su coordinador, ex rector
de la Universidad de Valladolid (1984 a 1994) y ex secretario de
Estado de Universidades (1996 y 1997).
Escrita por 34 profesores e investigadores de 16 nacionalidades, e
ilustrada con más de 230 imágenes de prestigiosos autores como
Christopher Anderson, Candida Höfer, Richard Kalvar o Bruno
Barbey, la obra recoge por primera vez en un solo volumen los
principales acontecimientos, lugares, instituciones y personas que
han contribuido a la construcción de esta dilatada historia.
La Universidad. Una historia ilustrada, narra cómo en Occidente la
Universidad encuentra sus raíces en los espacios de la polis
griega y, siglos más tarde, en los monasterios, las madrazas
y las escuelas de traductores. En Oriente, existen ejem-
plos milenarios como la Universidad Imperial de China
o las escuelas de juristas de Constantinopla o Beirut. La
Universidad como institución nace con la fundación de
la Universidad de Bolonia (1088), que hoy da nombre al
proceso de convergencia del Espacio Europeo de Edu-
cación Superior. Tras Bolonia vinieron Oxford (1167), la
Sorbona (1170) o la Universidad de Salamanca (1218).
Un libro que cuenta la historia de la universidad como
un espacio de utopía y creación, de innovación y progre-
so, que ha albergado acontecimientos decisivos: desde la
teoría de la relatividad a la creación de Google por dos
alumnos de la Universidad de Stanford; de los movimientos
estudiantiles del Mayo francés a la Revolución de Terciopelo
de 1989; de la creación de nuevas disciplinas para la incor-
poración de profesionales al mercado de trabajo, durante
las primeras décadas del siglo XX, a la creación de la univer-
sidad empresarial de estos últimos años.
Presentación de la Revista Iberoamericana de Derechos y Libertades Civiles
Como se ha mencionado anteriormente, muchos de los actos
celebrados durante esta semana de conmemoración se han
enmarcado dentro del objetivo de la UCA de aprovechar la
oportunidad que genera la celebración de los Bicentenarios para
ser puente y cauce de cooperación y debate entre Europa e
Iberoamérica. De este modo el número 0 de la Revista Iberoame-
ricana de Derechos y Libertades Civiles veía el momento idóneo
de lanzarse al público en general.
l 35
A la presentación de la revista, en el
Ayuntamiento de Cádiz, asistieron la
alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez,
el consejero delegado de Universia,
Jaume Pagés, el rector de la Univer-
sidad de Cádiz, Diego Sales, José Ma-
nuel Gómez Bravo, vicepresidente de
la Fundación Instituto del Cultura del
Sur (ICS) y Alberto Ramos Santana,
director académico de la publicación y
catedrático de Historia de la UCA.
La estructura de la revista integra una
recopilación de artículos de prestigiosos
autores, con el objetivo de fomentar la
implantación de sistemas jurídicos y po-
líticos que respeten y promuevan los de-
rechos humanos. Todo esto hace de esta
revista una utopía cercana.
El número 0 de esta publicación cuenta con la introducción de
Ángel Gabilondo, ministro de Educación del Gobierno de Espa-
ña, Julio María Sanguinetti, presidente de la República de Uruguay
(1985-1990/1995-2000) y Federico Gutiérrez-Solana Salcedo,
presidente de la Conferencia de Rectores de la Universidades
Españolas y rector de la Universidad de Cantabria. Todos ellos re-
saltan la libertad de expresión, la libertad de imprenta y la liber-
tad de prensa como los tres grandes hitos para el avance social.
Según palabras del ministro de Educación, es necesario que los
jóvenes sean conscientes de lo mucho que costó en el pasado
asentar ese derecho, los derechos humanos en su conjunto.
La revista responde a una iniciativa conjunta que nace de la mano
de de la Fundación Instituto Cultura del Sur, la UCA, el Observa-
torio Europeo de los Derechos Humanos y Universia.
“La Revista Iberoamericana de Derechos y Libertades Civiles
ocupará sin duda, un espacio importante en una de las cons-
trucciones de la filosofía liberal”, según palabras de Julio María
Sanguinetti.
Entrega de Premios OpenCourseWare y Uniproyecta
Otra de las actividades que albergó el Real Teatro de las Cortes
fue la entrega de los premios Open Course Ware y Uniproyecta
que contaron con Diego Sales, rector de la Universidad de Cádiz,
como invitado de honor.
La entrega de premios comenzó con la III Edición del Premio Mi-
nisterio de Educación-Universia a la iniciativa OCW. Estos reco-
nocen la mejor asignatura del año publicada en el portal Open-
CourseWare-Universia (ocw.universia.net/es), siendo su objetivo
principal promover la difusión en abierto, a través de Internet, de
36 l
Cárceles de la Universidad de Mur-
cia, por la asignatura Enseñanza del
Piragüismo.
El reconocimiento de proyectos
emprendedores universitarios de
excelencia sería el siguiente plato
en esta entrega de premios. Uni-
proyecta, creado por la Red Uni-
versitaria de Asuntos Estudiantiles
(RUNAE), a través del Grupo de
Trabajo de Empleo, y Universia
(www.uniproyecta.com), tiene el
propósito de fomentar el espíri-
tu emprendedor en la comunidad
universitaria para así contribuir al
desarrollo económico y social y a la
consolidación del tejido empresarial
relacionado con la explotación del
conocimiento y la innovación tecnológica.
La iniciativa se dirige a proyectos empresariales en los que par-
ticipen, de forma individual o en grupo, estudiantes y titulados
universitarios. En su selección del proyecto ganador, el jurado
tuvo en cuenta, en especial, el carácter innovador del proyecto,
la tecnología usada y su viabilidad empresarial. Quedaron selec-
cionados los siguientes trabajos: mención especial a Phynox Dis-
trito Informático, presentado por la Universidad de Castilla-La
Mancha y representado por Félix González García; ganador del
Premio Portal Universia Pyro Fire Extinction, presentado por la
Universitat Politècnica de Valencia y representado por José Luis
Liz Graña; ganador del Premio Confederación de Empresarios
de Andalucía AGCI, presentado por la Universidad de Málaga y
representado por Salvador León Gil; y ganador del Premio Fun-
dación Universia a Mnemosine, presentado por la Universidad
de las Palmas de Gran Canaria y representado por Leidia Martel
Monagas.
las propuestas docentes,
estructuradas por asignaturas, que utilizan los profesores de las
universidades españolas en el desarrollo de su actividad docente
reglada de las titulaciones universitarias oficiales.
Siendo los criterios de valoración de las candidaturas el valor
didáctico de la propuesta docente y la calidad y actualidad de sus
elementos, el fallo del jurado en esta tercera edición fue: primer
accésit en el área de conocimiento de Arte y Humanidades a
José Luis Ramírez Sábada de la Universidad de Cantabria, por la
asignatura Mitología Greco Romana; segundo accésit en el área
de Ciencias a Leonardo Fernández Jambrina de la Universidad
Politécnica de Madrid, por la asignatura Curvas y Superficies en
el Diseño Geométrico Asistido por Ordenador; tercer accésit
en el área de Ciencias a Nicolás Ubero Pascal; cuarto accésit en
el área de Arquitectura e Ingeniería a César Otero González y
Cristina Manchado del Val de la Universidad de Cantabria, por la
asignatura CAD- 3D5; quedando como ganador de la III Edición
del Premio ME-UNIVERSIA a la iniciativa OCW, Fernando Alacid
l 37
Entrega de premios y exposición Fototalentos
La ciudad de San Fernando fue también el lugar elegido para
la presentación de los ganadores del concurso Fototalentos’10
(www.fototalentos.com), coincidiendo con la Junta de Accionistas
de Universia. El acto de entrega de premios contó con la partici-
pación del consejero director general de la División América del
Banco Santander y vicepresidente de Universia, Francisco Luzón,
con el director de la Fundación Banco Santander, Borja Baselga y
con Diego Sales, rector de la UCA.
En su intervención, el director de la Fundación Banco Santander
destacó la alta participación registrada en el concurso, que este
año ha contado con más de 21.000 fotografías de más de 10.000
universitarios, procedentes de 16 países iberoamericanos.
Clara Costa, estudiante de la Escuela Universitaria de Diseño
ELISAVA, fue la ganadora del primer premio del concurso con
su fotografía Invierno en la playa. Mientras que los tres accésit co-
rrespondieron a Irene Cruz, de la Universidad Complutense de
Madrid, con su fotografía Crisis en el suelo; a Carlos María Flores,
de la Universidad Iberoamericana León (México), con su foto-
grafía De la serie dreaming alone: paisaje 03; y a Francisco Pérez,
profesor de la Universitat de Valéncia, con su fotografía Invisible.
El jurado de Fototalentos´10 ha estado formado por Raúl Can-
cio, fotógrafo y redactor jefe de fotografía del diario El País, Víctor
del Río, profesor de Teorías Artísticas de la modernidad y Teoría
del Arte Contemporáneo en la Universidad de Salamanca, Juan
Curto, propietario y director de la galería de arte Cámara oscura,
por la ganadora de la segunda edición de Fototalentos, Cristina
Escobar, por Pedro Aranzadi, director general de Universia Espa-
ña, y por Borja Baselga, director de la Fundación Banco Santander.
De todas las fotografías presentadas a concurso, el jurado selec-
cionó las 24 finalistas que se mostraron en la Plaza de la Iglesia
de San Fernando hasta el 19 de octubre.
6Investidura en lasCortes
40 l 40 l
l 41
ración de las Cortes de 1810, donde se aprobó la soberanía
nacional y la separación de poderes; el alumbramiento de la
primera Constitución democrática, la Constitución de Cádiz
en 1812”.
Los padrinos de sendos doctorandos fueron los catedráti-
cos de Historia Moderna, Contemporánea, de América y
del Arte, Alberto Ramos, y de Derecho Internacional Pú-
blico, Penal y Procesal y vicerrector de Relaciones Inter-
nacionales y Cooperación, Alejandro del Valle. El claustro
universitario junto a las autoridades civiles y militares pro-
vinciales acompañaron a los doctores en esta emotiva y
especial ceremonia.
El rector Diego Sales destacó la trayectoria de los dos
académicos, cuyos méritos gozan de unánime reconoci-
miento en Europa y América, y señaló que ambos están
ligados a la conmemoración de esta efeméride; la primera, por
su rica e inestimable aportación sobre la historia cultural y social
de Latinoamérica en los siglos XIX y XX, y el segundo, por su
defensa y protección de los derechos humanos y la integración
de los ciudadanos y ciudadanas en Europa.
*El discurso completo puede consultarse en la página 107 del Anexo
Clara Eugenia Lida pronunció un discurso de investidura en el que
habló sobre la solidaridad mexicana ante la Guerra Civil y el exilio
republicano en España. Por su parte Gil Carlos Rodríguez presentó
algunas consideraciones sobre la evolución del régimen de protec-
ción jurisdiccional de los derechos fundamentales en la UE.
*Los discursos pueden consultarse en la página 112 (Clara Eugenia Lida) y 121 (Gil Carlos Rodríguez) del Anexo
6. INVESTIDURA EN LAS CORTES
Doctores ‘Honoris Causa’
El rector de la Universidad de Cádiz, Diego Sales, acompañado
por el secretario general de Universidades de la Junta de Anda-
lucía, Francisco Triguero, los vicerrectores del Campus Bahía de
Algeciras, Francisco Trujillo, de Extensión Universitaria, Marieta
Cantos, y la secretaria general de la UCA, Ana María Rodríguez,
presidieron el solemne acto de investidura de los Doctores Ho-
noris Causa, Clara Eugenia Lida y Gil Carlos Rodríguez, en el Real
Teatro de las Cortes de San Fernando.
Volvió a ser así el Bicentenario el escenario de este importan-
te acto. Durante su intervención en el acto de investidura el
rector declaró “un honor” para la UCA haber celebrado este
curso “sus actos institucionales en este edificio, participando así
directamente de su significado constitucional: el de la conmemo-
42 lClara Eugenia Lida
Universia es la red universitaria más importante en
Iberoamérica, con casi 1.200 universidades asociadas,
junto al Banco Santander, y defiende la educación, el
conocimiento y la cultura como instrumentos básicos para
el progreso de nuestras sociedades.
En paralelo, además, hemos acogido diversas reuniones
como la de la Red Emprendia, el Consejo Asesor
Internacional de Universia, o la Comisión Permanente
ampliada de la Conferencia de Rectores Universita-
rios Españoles, sin olvidar el workshop sobre Cam-
bio Climático en el que han participado investigadores
de universidades rusas y españolas y del Instituto
Max Planck de Alemania. También hemos podido
disfrutar en plena calle Real de San Fernando de
la exposición del concurso Fototalentos, entregándose
los premios correspondientes así como los galardones
de los concursos OpenCourseWare y Univproyecta de
Universia, se ha puesto en marcha la Revista Ibe-
roamericana de Derechos y Libertades Civiles de-
dicada al decreto de libertad de imprenta, y se ha
presentado por parte del banco de Santander el
magnífico libro La Universidad. Una historia ilustrada.
Nos sentimos orgullosos de vivir este momento para
reflexionar sobre la importancia, los retos y las res-
ponsabilidades del mundo del conocimiento, de la
cooperación universidad-empresa, de la innovación y
transferencia, de la calidad acreditada de nuestros
grados y másteres en el Espacio Europeo de Edu-
cación Superior
l 43Clara Eugenia Lida
Universia es la red universitaria más importante en
Iberoamérica, con casi 1.200 universidades asociadas,
junto al Banco Santander, y defiende la educación, el
conocimiento y la cultura como instrumentos básicos para
el progreso de nuestras sociedades.
En paralelo, además, hemos acogido diversas reuniones
como la de la Red Emprendia, el Consejo Asesor
Internacional de Universia, o la Comisión Permanente
ampliada de la Conferencia de Rectores Universita-
rios Españoles, sin olvidar el workshop sobre Cam-
bio Climático en el que han participado investigadores
de universidades rusas y españolas y del Instituto
Max Planck de Alemania. También hemos podido
disfrutar en plena calle Real de San Fernando de
la exposición del concurso Fototalentos, entregándose
los premios correspondientes así como los galardones
de los concursos OpenCourseWare y Univproyecta de
Universia, se ha puesto en marcha la Revista Ibe-
roamericana de Derechos y Libertades Civiles de-
dicada al decreto de libertad de imprenta, y se ha
presentado por parte del banco de Santander el
magnífico libro La Universidad. Una historia ilustrada.
Nos sentimos orgullosos de vivir este momento para
reflexionar sobre la importancia, los retos y las res-
ponsabilidades del mundo del conocimiento, de la
cooperación universidad-empresa, de la innovación y
transferencia, de la calidad acreditada de nuestros
grados y másteres en el Espacio Europeo de Edu-
cación Superior
Entrevista
“Clara Eugenia Lida : historiadora, investigadora y directora de la Cátedra México España
“Los Bicentenarios deben servir para lograr un acercamiento efectivo entre España e Iberoamérica”
Los movimientos sociales y revolucionarios en América Latina
y Europa, especialmente en España y Andalucía, han sido temas
centrales de la intensa carrera investigadora de Clara Eugenia
Lida. Con sus trabajos sobre la inmigración y el exilio español en
México o sobre el movimiento obrero y el anarquismo gadita-
no, con la obra La Mano Negra, la historiadora y profesora ha
aportado nuevos y pioneros puntos de vista.
Nacida en Argentina y residente en México, donde ha ejercido
su magisterio desde la década de los 80. En los últi-
mos años ha puesto su empeño en la consolidación
de un centro de estudios para el análisis comparado
de la historia reciente de España e Iberoamérica. De
tal proyecto han nacido, en El Colegio de México, el
Seminario Permanente México-España (2002) y la
Cátedra México-España (2006).
Su quehacer profesional le ha valido importantes re-
conocimientos -fue condecorada en 2006 con la Enco-
mienda de la Orden del Mérito Civil del Estado Español
y en 2007 el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito
Federal creó un premio con su nombre- a los que acaba de
sumarse la investidura como doctora honoris causa por la
Universidad de Cádiz. Una distinción que recibió agradeci-
da y emocionada en un acto que este año se ha celebrado
en el Teatro de las Cortes de San Fernando como homena-
je al Bicentenario del nacimiento del parlamentarismo.
44 l
supo hacer frente al ejército invasor francés y, a su vez, asumió la respon-sabilidad de acoger a aquellos representantes de la soberanía nacional defensores de los nuevos principios del derecho político.En su discurso de incorporación
como honoris causa se centró en
el exilio español en México y
“la extensa e intensa solidaridad
brindada” por el país hermano.
Tuvo palabras también para re-
conocer los Bicentenarios de
las Cortes y la Constitución
como hechos históricos que,
no sólo pusieron las bases de
la soberanía y de la igualdad
de derechos para americanos
y españoles, sino que fueron
un “punto de Inflexión sin
retorno” que en los años si-
guientes desembocó en la
independencia de las republi-
cas americanas.
Su conocimiento de las relaciones de España con Iberoamérica
y de su historia común y comparada, la convierten en una voz
más que autorizada a la que solicitar reflexión y palabra sobre la
realidad de ese interés mutuo. Una cooperación e interrelación
que hoy cobra sentido histórico con la celebración de los Bicen-
tenarios, llamados a ser oportunidad y puente para estrechar
lazos entre los dos lados del Atlántico.
Recién investida como doctora honoris causa por la Universi-dad de Cádiz, ¿qué significa para usted este reconocimiento?
Para empezar estar aquí es un gusto pues conozco Cádiz desde
hace muchos años ya que empecé a investigar en temas andalu-
ces y gaditanos en 1967. Lo considero, no sólo un honor para mí,
sino que se debe también a las buenas relaciones y a la deferen-
cia de Cádiz hacia América ahora que estamos celebrando los
Bicentenarios de las Cortes, la Constitución y la emancipación de
las repúblicas desde Río de la Plata hasta México.
¿Qué caracterizó el exilio de españoles en México? ¿Cuál ha sido la aportación de este periodo histórico a la relación entre ambos países?
El exilio fue muy importante para que dejara de pensarse desde
México en los españoles como esos antiguos inmigrantes que
iban a hacer la América. Los exiliados españoles no fueron a
hacer la América, fueron recibidos por ella para que pudieran
Los exiliados españoles no fueron a hacer la
América, fueron recibidos por ella para que
pudieran sobrevivir mejor lejos de la contienda y
la represión. Cambia la percepción del español
gracias al exilio”“Universidad de Cádiz ha expresado su voluntad
l 45
supo hacer frente al ejército invasor francés y, a su vez, asumió la respon-sabilidad de acoger a aquellos representantes de la soberanía nacional defensores de los nuevos principios del derecho político.sobrevivir mejor lejos de la contienda y la represión. Cambia la
percepción del español gracias al exilio.
¿Cuál es el objetivo que se ha marcado la Cátedra México-España?
El acercamiento y el intercambio de alto nivel académico de las
dos orillas, no sólo de México. Que ese intercambio permita de-
sarrollar conocimientos, preocupación por nuevos campos de
investigación y un mayor diálogo entre colegas y especialidades.
Pese a todo lo que se publica en América, no hay idas y vueltas.
Hoy se ve la cultura más como comercio que como beneficio
intangible, pero efectivo, en el conocimiento mutuo.
¿Se conocen hoy México y España?
Yo diría que México y España se desconocen tanto como España
y Argentina o España y Venezuela. Se conocen poco, aunque se
ha ganado algo: una mayor estima por España a partir de la de-
mocracia. Tanto el régimen franquista como las crisis políticas y
terribles dictaduras en América, cuando España estaba entrando
ya en la democracia, produjeron alejamiento. Pero en los últimos
20 o 25 años lo que más se ha notado es la sensación de acer-
camiento y simpatía. También más españoles viajan a América y
más americanos viajamos a España, y eso permite acercarse. Más
estudiantes vienen a universidades españolas; menos españoles
van a universidades mexicanas, aunque sí muchos doctores que
no consiguen trabajo en universidades españolas van a buscar
trabajo en universidades mexicanas.
¿En qué nos beneficia conocernos mejor? ¿Cuál es el mensaje que hay que enviar?
Creo que los acercamientos culturales, los conocimientos mu-
tuos, son las mejores maneras para que la comprensión y las
relaciones entre países y pueblos se estrechen. No puede haber
respeto mutuo si no hay conocimiento mutuo; la ignorancia de
unos sobre otros, los prejuicios, a lo único que llevan es a los
distanciamientos. Si realmente tenemos la ambición de perte-
necer a una cultura iberoamericana y global me parece que el
acercamiento y la apertura son imprescindibles. Todo lo contrario
lleva a xenofobias a encerrarse ante el otro y a no abrirse a la
expansión de horizontes.
¿Cómo puede, o debe, contribuir la celebración del Bicentena-rio a mejorar esas relaciones?
Creo que es importante que estas efemérides estén presentes
y se conmemoren, pero deben servir para algo más que para
actos de relumbrón. Sería importante que sirvan para lograr un
acercamiento mucho más efectivo en múltiples niveles entre Es-
paña y América. Mi impresión como americana es que en
estos momentos América interesa más
como lugar para
Si tenemos la ambición de pertenecer a una cul-tura iberoamericana y global, el acercamiento y la apertura son imprescindibles. Todo lo contra-rio lleva a xenofobias a encerrarse ante el otro y a no abrirse a la expansión de horizontes”“Universidad de Cádiz ha expresado su voluntad
46 l
La Universidad de Cádiz se ha marcado como objetivo y res-ponsabilidad aprovechar la oportunidad que brinda el Bicentena-rio para ser puente con Iberoamérica. ¿Cómo cree que pueden contribuir las universidades a lograr ese objetivo de encuentro?
Yo puedo emplear el ejemplo de lo que hemos estado tratando
de hacer desde El Colegio de México y desde la Cátedra Méxi-
co-España: fomentar el intercambio de catedráticos españoles y
mexicanos para que los temas españoles se debatan en México y
mexicanos debatan con españoles sobre temas americanos. Que
lo americano no quede en América y lo español en España. Todo
esto también con una idea de comparación, y en una compara-
ción hay contrastes y diferencias, pero también paralelismo. Es
un mecanismo que hemos desarrollado para ir integrando más
el diálogo entre las dos orillas. Es un intento que ha fructificado
pero debería haber más cátedras de intercambio. Me gustaría ver
alguna situación similar desde España. Cádiz sería un lugar ideal
para poder tener este tipo de proyectos de intercambio.
¿Ve cómo una realidad posible la creación del denominado Es-pacio Iberoamericano del Conocimiento?
Lo veo como una realidad posible a futuro, pero no como una
realidad realizada hasta ahora. Se producen actos en sí mismo
importantes, hitos, pero sin una continuidad de ejercicio para
contribuir a una permanencia de esos mecanismos; ¿qué pasa
en medio?
Que lo americano no quede en América y lo
español en España. Todo esto también con una
idea de comparación, y en una comparación
hay contrastes y diferencias, pero también
paralelismo”“inversiones, como mercado, que como países con los que tener
un trato de reciprocidad en distintos niveles. Debe ser una rela-
ción de ida y vuelta, una relación que a veces se siente un poco
omisa desde el lado americano.
¿Cómo debe articularse ese acercamiento?
Un acercamiento cultural, de conocimiento y estudio de unos
sobre otros. El acercamiento del mundo académico obviamente
es fundamental. La Universidad de Cádiz tiene por ejemplo, en
el departamento de Historia, el campo de América, pero no hay
muchas universidades españolas que estudien América. Me pare-
ce que es una falta, una ausencia en la compresión del otro lado
del mundo Atlántico, para un país y una sociedad cuya historia fue
una historia imperial y que se ha olvidado de volver a entender
de otra manera a esas antiguas posesiones ahora independientes.
l 47
Desde el punto de vista histórico, ¿cuál fue la aportación más importante de la Constitución de Cádiz para el continente americano?
Lo que se recupera en estos momentos del Bicentenario gadi-
tano es Cádiz como punto de arranque de una idea de igual-
dad en el mundo iberoamericano, el reconocimiento de igualdad
de derechos entre americanos y españoles. Eso también da pie
para que en América, desde ese punto de partida, se pueda se-
guir adelante: para los patriotas americanos no sólo se trata de
reconocer igualdades, sino de reconocer autonomías e incluso
independencias. Es el salto cualitativo que permite gestar la idea
de nación y de nación independiente. Parte del principio de so-
beranía de la nación que reside en el pueblo, y esa noción es sin
duda producto del impacto de Cádiz en América.
¿Qué queda hoy del legado gaditano?
Las historias nos han alejado de ese origen común,
pero con un recuerdo y sensación de rescate de ese
punto crítico que Cádiz marca como hito fundamen-
tal del constitucionalismo iberoamericano. Desde ese
punto de vista Cádiz sigue teniendo ese valor simbólico
para toda América. Es una referencia simbólica a la que
se alude una y otra vez sobre todo ahora con los Bicen-
tenarios.
En 1810 y 1812 se pusieron en Cádiz las bases de los valores de igualdad y democracia que aún hoy no son una realidad plena en muchos rincones del mundo…
Son valores que ya son universales de los principios cons-
titucionales y democráticos y es fundamental que se sigan
garantizando y constituyendo como valores básicos de
todo Estado. Ha habido otras cosas que se han incorporado
que aún en Cádiz no estaban formuladas o estaban formu-
ladas negativamente, por ejemplo el concepto de ciudadanía
para ciertos sectores étnicos era más restringido. La lucha por
mayores igualdades de derechos es algo que cada país ha hecho
por su cuenta. No han pasado en vano 200 años y aún podemos
seguir hablando de lo que implica la etnicidad y tener un ma-
yor sentido de la igualdad de derechos. Valores que deben estar
continuamente en el candelero: no son sólo algo plasmado en
un texto constitucional histórico, es algo que debe estar ejecu-
tándose y ejerciéndose cotidianamente. Yo como ciudadana del
continente americano no dejo de llamarme a sorpresa y tristeza
viendo que va creciendo la xenofobia y las posturas fuertemente
sectarias y segregacionistas en Europa. Me preocupa que eso que
parecía que estábamos yendo camino de dejar atrás, lo volva-
mos a ver tan fuertemente en el mundo europeo, que de alguna
manera debería estar dándonos más ejemplos de democracia
igualitaria. España en esto no es tan radicalmente negativa, pero
es un peligro que sigue en ciernes en cualquier lado y debemos
estar atentos.
7Álbum deFotos
50 l
l 51
1810-2010
52 l
Isla de León
l 53
Isla de León
8Clip dePrensa
56 l 56 l
l 57 l 57
58 l 58 l
l 59 l 59
9Indice1. introducción
2. presentación del Rector3. acto inaugural del curso académico 2010-2011
4. el Bicentenario cita a las universidades5. la Red Universia, en la UCA6. investidura en las Cortes
7. álbum de fotos8. clip de prensa
9. índiceanexo
´
Anexo
Universidad
64 l
l 65
Tal día como hoy, hace doscientos años, las Cortes Genera-
les y Extraordinarias reunidas en este teatro de la Real Isla de
León, después de resolver brevemente varios asuntos de trámi-
te, recibieron al Consejo de Regencia que acudió al Salón para
cumplimentar a las Cortes con motivo del cumpleaños del rey
Fernando VII en ese día 14 de octubre. Tras los discursos de los
presidentes de la Regencia y las Cortes, cumplido el protocolo,
los regentes abandonaron el salón, y los diputados continuaron
reunidos, anunciándose que se iba a proceder a la primera lec-
tura del proyecto de ley sobre la libertad de imprenta. A pesar
de la oposición de algunos diputados, se procedió a la lectura
de dicho proyecto, y “en seguida tomó la palabra” Agustín de
Argüelles para defender la libertad de imprenta, extendiéndose
en las ventajas que esa libertad política, bien entendida, depararía
a la nación1.
El proyecto había comenzado a gestarse en las Cortes poco más
de dos semanas antes, siendo una muestra más de la diligencia
con que las Cortes, reunidas el 24 de septiembre, acometieron
las reformas políticas para las que se habían convocado.
En este sentido cuando el 24 de septiembre de 1810 comenza-
ron las sesiones de la Cortes, después de elegidos el presidente
y del secretario, Ramón Lázaro de Dou y Evaristo Pérez de Cas-
Acto Apertura Curso 2010-11
“Alberto Ramos Santana : Catedrático de Historia de la Universidad de Cádiz
Lección Inaugural I 1810: opinión pública y soberanía nacionaltro, respectivamente, y, tras darse por enteradas las Cortes del
escrito que dejó la Regencia antes de retirarse sobre la posible
elección por el congreso de un nuevo gobierno, tomó la palabra
Diego Muñoz Torrero para pedir que se decretara “que las Cor-
tes generales y extraordinarias estaban legítimamente instaladas;
que en ellas reside la soberanía”, indicando que un diputado, Ma-
nuel Luján, traía una propuesta al respecto. Dicha propuesta es el
origen del primer decreto de la Cortes proclamando solemne-
mente el principio de la soberanía nacional2:
Los diputados que componen este Congreso, y que repre-
sentan la Nación española, se declaran legítimamente consti-
tuidos en Cortes generales y extraordinarias, y que reside en
ellas la soberanía nacional2.
La falta de taquígrafos en esas fechas no nos permite conocer
cómo fueron los discursos de Muñoz Torrero y Luján, aunque
cabe pensar que la memoria leída por el segundo quedó refle-
jada en el primer decreto. Es sabido que el acta de la primera
sesión, recogida en el Diario de Sesiones de las Cortes Genera-
les y Extraordinarias, se escribió posteriormente, sin embargo la
crónica que sobre ella publicó El Conciso del 26 de septiembre
de 1810 coincide en su descripción con lo relatado en dicha acta.
Efectivamente, quizás con menos detalle de nombres3, el perió-
1 Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias, Sesión de 14 de octubre de 1810. A partir de ahora, DSCGE, 14/10/1810.2 DSCGE, 24/9/1810.3 El Conciso no dice que la proposición del primer decreto la hizo Muñoz Torrero, ni menciona a Luján. También el Diario Mercantil de Cádiz, del día 26 de septiembre de 1810, se hizo eco de la declaración de que la soberanía residía en el Congreso.
66 l
dico recoge tal declaración de la soberanía e incluso, antes de
describir lo ocurrido en la sesión parlamentaria, al aludir al escrito
dejado por la Regencia para su lectura en las Cortes, afirmaba
con cierta vehemencia:
¡Pueblo español! ya está dignamente representada tu sobera-
nía en los diputados que tu elección y la suerte propicia han
conducido al santuario de la patria.
El texto constitucional ratificaría definitivamente la soberanía
nacional, representada por los diputados reunidos en Cortes,
cuando declaraba en el artículo 3º que “La soberanía reside
esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta ex-
clusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales”,
y en el artículo 27º que “Las Cortes son la reunión de todos los
diputados que representan la Nación, nombrados por los ciuda-
danos en la forma que se dirá”.
Iniciar las sesiones de las Cortes con la declaración de que la so-
beranía residía en las mismas, y que los diputados reunidos para
su constitución representaban a la Nación española era esencial,
pues fijaba, desde el primer instante, el carácter rupturista de las
Cortes y justificaba así que la Nación reasumía la soberanía que
había depositado en un monarca que no podía ejercer por estar
preso. Y, al mismo tiempo, suponía la confirmación del rechazo
pleno a la renuncia “forzada” de Fernando VII en Bayona y a la
legitimación de José I que había recibido la corona española por
cesión del monarca español.
Que la Nación, representada por unas Cortes legítimas, en tanto
que los diputados eran delegados de un pueblo soberano para
dotarse de sus propias leyes, recobrara la soberanía, posibilitaba
la segunda gran medida adoptada el 24 de septiembre de 1810, la
división de poderes, división que primaba al legislativo de manera
que quedaba patente que el poder supremo residía en la Nación
soberana, es decir en la “reunión de todos los españoles”, y el
ejecutivo y el judicial, eran órganos constituidos a los que trans-
fería el ejercicio del poder4.
Tres días más tarde se empezó a fraguar el decreto de la liber-
tad política de la imprenta. El 27 de septiembre de 1810 Mexía
Lequerica propuso que, mientras se comenzara a pensar sobre
tal medida, convendría establecer que las Cortes, a través de los
Secretarios, recibiesen todos los escritos que se presentasen, de-
bidamente firmados por sus autores, que recibirían un certificado
de su entrega. Inmediatamente tomó la palabra Argüelles para
defender dicha libertad y planteó la necesidad de crear una co-
misión que preparase la deliberación de las Cortes5. El interés
de El Conciso en este asunto le llevó a recoger, en la edición del
30 de septiembre en su sección de Cortes, la intervención de
Argüelles, quien propuso a que
sin ánimo de empeñarlas en discusión, no podía menos de
llamar la atención del Congreso hacia un objeto de la ma-
yor importancia, tal que le miraba como preliminar necesario
para la salvación de la patria; la libertad política de la imprenta:
dijo que no pretendía que desde luego se deliberase acerca
de un punto tan arduo y de tanta consecuencia; pero que si la
propuesta era de la aprobación del congreso se podía pasar
la votación sobre si se había de nombrar una comisión que
con presencia de lo que se ha escrito sobre este particular
examinara el asunto, y propusiera a las Cortes el resultado de
su trabajo, sus reflexiones, y el modo con que se podría fijar
la libertad política de la imprenta.
La libertad de la que hablaba Argüelles -y que apoyaron los di-
putados Zorraquín y Pérez de Castro- se refería fundamental-
mente a los temas políticos. A pesar de ello, narra el cronista de
4 En esa primera sesión de Cortes también se acordó que las personas de los diputados eran inviolables, en tanto que representantes de la nación. 5 DSCGE, 27/9/1810.
l 67
El Conciso “habiendo manifestado alguna oposición un diputado
eclesiástico”, salió a la tribuna el también eclesiástico Muñoz To-
rrero que, “lleno de fervor peroró sobre los males que nos ha
traído la falta de libertad de imprenta y sobre los bienes que eran
consecuencia de su libertad política”, al insistir nuevamente en
este punto, consideró que había que seguir “un rumbo opuesto al
de la Junta Central, sustituyendo a su criminal silencio y misteriosa
conducta la publicidad de las sesiones y la libertad de escribir
sobre asuntos políticos, cuya prohibición desde los primeros días
había desacreditado a la Central”, para añadir que “era preciso
consultar la opinión pública cuyo eco era la imprenta”6 .
En solo cuatro días, entre el 24 y el 27 de septiembre, las Cortes
de la Real Isla de León habían adoptado medidas verdaderamen-
te revolucionarias. En ocasiones se ha planteado cómo fue posi-
ble que en la primera sesión de las Cortes, en una jornada que
duró más de quince horas, se adoptaran, casi sin discusión, por
aclamación, medidas tan revolucionarias; y que apenas veinte días
después ya discutieran el borrador del decreto de la libertad de
imprenta. Pero el asunto es más fácil de entender si recordamos
que durante algo más de dos años muchos españoles asumieron
que la soberanía había vuelto a sus manos, puesto que el proceso
que conduce a la recuperación de la soberanía por las Cortes,
ratificado en la Constitución de 1812, comenzó, prácticamente,
con la revuelta de Aranjuez iniciada la noche del 17 de marzo de
1808, la disputa dinástica por el trono entre Carlos IV y Fernan-
do VII, las renuncias de Bayona, que propiciaron que la corona
española pasara a José Bonaparte y la sublevación generalizada
contra el ejército francés en los últimos días del mes de mayo.
Efectivamente, coincidiendo con ese proceso, España conoció
una etapa de alegalidad que propició la aparición de cientos de
papeles públicos, que no se sometieron al control de la censura
impuesta a la imprenta desde siglos atrás.
Tras el dos de mayo madrileño, y sin olvidar las manifestaciones de
hostilidad contra los franceses que se produjeron en Oviedo el día
9, la insurrección comenzó a generalizarse a partir del 22 de mayo
prácticamente por toda la geografía de la España peninsular. Pero,
si la sublevación tuvo éxito en diferentes puntos de España, fue
porque los papeles públicos presentaban la intromisión francesa
en los asuntos del país como una usurpación de la dinastía y, so-
bre todo, como un ataque a valores tradicionales asumidos por el
pueblo español, como una agresión a principios ideológicos como
la religión, la monarquía tradicional española y la independencia.
Y, por otra parte, cabe recordar que la ausencia de los reyes
provocó una situación de vacío de poder que, ante la falta de
autoridad de la Junta de Gobierno, y la nula reacción del Consejo
de Castilla, sólo pudo cubrirse con la formación de unos poderes
nuevos, sustitutivos, emanados de la “voluntad popular”: las Juntas
locales y provinciales, que asumieron la soberanía en nombre del
pueblo y la nación.
Es evidente que existió cierta disparidad en los planteamientos
ideológicos de las Juntas7, así como que el sustrato ideológico
de las mismas no era popular y que, tras los tumultos callejeros,
fueran llamados a dirigir los nuevos organismos hombres rela-
cionados con el poder en la etapa precedente8, pero también
está claro que con la formación de las Juntas sus protagonistas
eran conscientes de que el pacto entra la Nación y el monarca
para la cesión de la soberanía había quedado anulado y que la
Nación asumía de nuevo la soberanía. La Nación soberana fue
el fundamento ideológico de las Juntas para declarar la guerra a
Napoleón en defensa de la independencia de la patria.
Precisamente, en la constitución de la Junta de Gobierno de la
Real Isla de León, efectuada el 2 de Junio de 1808, y en la pro-
6 El Conciso, 30 de septiembre de 1810. 7 Al respecto, Antonio Moliner : “La peculiaridad de la revolución española de 1808”. Hispania, nº 166, 1987, págs. 629 a 678.8 Manuel Pérez Ledesma: “Las Cortes de Cádiz y la sociedad española”. Ayer, nº 1, 1991, pág. 171.
68 l
clama que publicó ese mismo día, tenemos ejemplo de ambos
aspectos. Por una parte la Junta estaba integrada por persona-
jes relacionados con el poder en la etapa inmediata anterior -el
Alcalde Mayor, el Cura Rector de la iglesia parroquial, un repre-
sentante de la nobleza, otro de la Real Armada, el Comisario de
Marina, el Regidor decano del municipio, un abogado de los Rea-
les Consejos por el pueblo y un secretario- y, por otra, al asumir
la soberanía en nombre de la Nación insurrecta, tenía derecho a
pactar de nuevo su realidad social y política. La proclama decía:
Españoles, nobles fieles habitantes de la Real Isla de León: La
ambición del tirano de Francia ha llegado a nuestro territorio. El
que pudo con la fuerza y con la astucia erigirse monarca de su
nación misma, ha sabido con el engaño invadir el suelo español
y destronar la Familia Real, usurpando la Corona al poseedor.Fernando VII es nuestro Rey por la abdicación solemne del
19 de Marzo9, sin que lo impida ni una protesta inválida ni
una renuncia forzada hecha entre las armas francesas en aquel
país extranjero. Cuando estuviésemos por la separación de los
derechos al Trono (que no estamos), aun entonces no habría
de constituirse éste en Napoleón, por pertenecer a la Nación el dominio de la Corona. Sí, españoles: un Rey erigido sin po-
testad no es Rey, y la España está en el caso de ser suya la so-beranía por la ausencia de Fernando, su legítimo poseedor10.
Aunque otras proclamas y manifiestos de las mismas fechas no
expresan con tanta nitidez la noción de soberanía de la nación,
no cabe duda de que cuando se habla por ejemplo de la repre-
sentación del pueblo, o de la restauración de la monarquía a
través de la lucha patriótica, se está aludiendo a ella. Se puede
comprobar ya cuando tras la insurrección en Oviedo el 24 de
mayo, se publicó11 una “Proclama de la Junta General del Princi-
pado” redactada por el Procurador General, Álvaro Flórez Estra-
da, en la que, tras anunciar que el Principado de Asturias le había
declarado formalmente la guerra a Francia, los “representantes”
del pueblo llaman a las armas a los asturianos para defender al
Rey, recordando que ya Asturias, en alusión a Covadonga, había
restaurado la Monarquía12.
Una línea similar sigue la proclama dada en Cartagena el mismo
día 24 de mayo, suscrita por Vicente de Obando y Obando, mar-
qués de Camarena la Real y Coronel del Regimiento de Valencia,
que había sido elegido para presidir el gobierno de la ciudad, y
que se dirige a la población para recordarles que “a vuestro gusto
y elección han sido [elegidos] los vocales” de la Junta, por lo que
recomendaba calma y alistamientos “con método”, para terminar
reconociendo a los vocales como verdaderos representantes de
la voluntad popular y portavoces de su opinión:
La obediencia y confianza os encargamos; y esperad en Dios y
en la justa causa en que todos interesamos, y lograréis vuestros
apreciables fines, ratificando la elección de vuestros represen-
tantes, y por ellos, sin conmoción sabremos vuestros espíritus y vosotros el nuestro13.
Si la proclama cartagenera expresaba que los representantes
electos eran portavoces de la opinión pública, la publicada en
Sevilla el 29 de mayo de 1808 no deja lugar a dudas sobre la
asunción de la soberanía por la Junta sevillana y que los elegidos
representaban la voluntad y opinión de los españoles. Ya el pro-
9 Se refiere a la abdicación de Carlos IV, el 19 de marzo de 1808, a favor de Fernando, como consecuencia de los sucesos de Aranjuez.10 Demostración de la lealtad española; colección de proclamas, bandos, órdenes, discursos, estados del Ejército y relaciones de batallas publicadas por las Juntas de Gobierno o por algunos particulares en estas circunstancias. Madrid, 1808, t. I, págs. 31 a 33. Todas las negritas de los textos originales son nuestras. También, Adolfo de Castro: Cortes de Cádiz Comple-mentos de las sesiones verificadas en la Isla de León y en Cádiz. Extractos de discusiones, datos, noticias, documentos y discursos publicados en periódicos y folletos de la época. Madrid, 1913, t. I, págs. 18 y 19.11 Con toda probabilidad el mismo día 24 de mayo de 1808.12 Sabino Delgado: Guerra de la Independencia: proclamas, bandos y combatientes. Editora Nacional, Madrid, 1979, págs. 20 y 21.13 Demostración de la lealtad española, págs. 7 y 8.
l 69
pio título, “Grito general de la Nación”, manifiesta que los autores
quieren dar a conocer un estado de opinión, una queja popular, y,
más allá, la proclama manifiesta con claridad que la soberanía re-
side en la Nación, que ni siquiera la propia monarquía es propie-
dad del rey que la representa, sino de la nación, que es el pueblo
quien cede la soberanía al rey y que en mayo de 1808, preso el
Rey, el pueblo la recuperaba para cederla temporalmente a una
nueva forma de gobierno, la propia Junta, a la que se reviste de
todos los poderes:
El pueblo pues de Sevilla se juntó el 27 de mayo, y por me-
dio de todos los magistrados y autoridades reunidas y por las
personas mas respetables de todas las clases creó esta Junta Suprema de Gobierno, la revistió de todos sus poderes, y le
mandó defendiese la religión, la patria, las leyes y el Rey. Acep-
tamos encargo tan heroico, juramos desempeñarlo, y con-
tamos con los esfuerzos de toda la Nación. Precedió antes
proclamar y jurar de nuevo por nuestro rey al Sr. D. Femando
VII y morir en su defensa y este fue el grito de la alegría y el
de la unión, y lo será para toda la España (…).
Menos podía detenernos el acto de renuncia de la monarquía
en un príncipe extranjero, ilegal y nulo con suma evidencia
por la falta de poder en quien lo hizo, pues la monarquía no era suya, ni la España se componía de animales al arbitrio absoluto del que nos gobernaba, y había entrado a su seño-
río por el derecho de la sangre como él mismo lo confiesa,
y por las leyes fundamentales de la monarquía, que reglan
invariablemente la sucesión hereditaria14.
Como hemos visto en los ejemplos citados y en otros muchos
en los que no nos detenemos ahora15, siempre se alude a que,
en la formación de las Juntas, había participación popular, una
iniciativa del pueblo que, en el caso de la Junta de Cádiz de 1808,
podemos constatar documentalmente.
Como es conocido, la insurrección contra los franceses en Cádiz
se vio dificultada por la presencia de los restos de la flota fran-
cesa que, tras la derrota de Trafalgar y comandada por el almi-
rante Rossilly, estaba en la bahía, mientras que una flota inglesa
bloqueaba el puerto de la ciudad desde 1805. Las precauciones
de Francisco de Solano, marqués del Socorro, terminaron cos-
tándole la vida como consecuencia del tumulto callejero que se
organizó exigiendo la declaración de guerra contra Francia. Tras
la muerte del marqués del Socorro, su sucesor, Tomás de Morla,
no pudo evitar que el tumulto continuara por las calles de Cádiz,
pese a que ordenó publicar una proclama anunciando que se
enfrentaría a los franceses, y reclamando calma y confianza en
los que ostentaban el mando militar y político en la ciudad16. Sin
embargo la tranquilidad se logró en la ciudad gracias a la acción
de algunas personas que no formaban parte de los grupos diri-
gentes. El día 31 de mayo, y en un un cabildo municipal extraor-
dinario, se presentó ante los regidores Antonio Fernández “uno
de los individuos que contribuían a la pacificación y tranquilidad
de este vecindario en las actuales inquietudes que fermentan sus
ánimos”, y en nombre del “pueblo gaditano”, exigió se “verificase
la Real Proclamación y Jura” de Fernando VII17. La intervención
de Antonio Fernández se realiza en nombre del pueblo gaditano,
convirtiéndose, por tanto, en portavoz de la opinión popular que
provoca la jura del rey, toda una demostración de la voluntad de
un pueblo que obligó a las autoridades locales a juramentar a
Fernando VII y condujo también a la declaración formal de guerra
a Francia, pues esa misma tarde, a las 18 horas, en un nuevo cabil-
do extraordinario se proclamó y juró a Fernando VII como Rey
de España e Indias18. El juramento era la consumación del acto de
14 Demostración de la lealtad española, págs. 15 a 19.15 En los tomos de Demostración de la lealtad española se pueden leer muchos más ejemplos de lo que venimos comentando.16 Diario Mercantil de Cádiz, 31 de mayo de 1808. Desde ahora DMC, 31-5-1808.17 Archivo Histórico Municipal de Cádiz, Actas capitulares, cabildo 17, de 31 de mayo de 1808. Desde ahora A.H.M.C., Ac.cap., cab. 17, 31-5-180818 A.H.M.C., Ac.cap., cab. 18, 31-5-1808.
70 l
desobediencia al francés, y tras realizarlo, Tomás de Morla pidió a
la Junta de Sevilla autorización para atacar a la escuadra francesa,
que, tras cinco días de enfrentamientos, se rindió y fue apresada
el 14 de junio de 180819.
Mientras, en lo que se conocía como la América española, es
decir, las posesiones españolas en América, las noticias sobre las
renuncias de Bayona, y la formación de Juntas en la península,
tuvieron eco y se produjeron, por una parte, manifestaciones
de adhesión, y por otra, se dejó sentir que un movimiento in-
surreccional corría paralelo a dichas manifestaciones. Y es que,
si casi nunca faltaron demostraciones a favor de Fernando VII,
tampoco faltaron declaraciones de la asunción de la soberanía
por antiguos o nuevos poderes constituidos, manifestaciones y
propuestas políticas que provocaron recelos entre los españoles
europeos y las autoridades peninsulares recién establecidas.
Por ejemplo, en ciudad de México, al conocerse las renuncias
de Bayona y la proclamación como rey de José I, en medio del
desconcierto, el 19 de julio de 1808 el ayuntamiento de la ciudad
puso en manos del Virrey José Iturriagaray una representación en
la que, tras jurar fidelidad a Fernando VII y no reconocer a Napo-
león ni a ningún otro miembro de su familia, afirmaba que, por la
prisión del rey, el derecho de soberanía había recaído de nuevo
en el pueblo a quien representaba el propio ayuntamiento y que,
por tanto, la ciudad de México se erigía en sostén de los dere-
chos de la casa reinante y pedía al Virrey que continuase provisio-
nalmente encargado del gobierno y la defensa del virreinato. Pese
a que Iturriagaray se opuso a las pretensiones del ayuntamiento,
los acontecimientos posteriores, que condujeron a la formación
de juntas, respaldaron las pretensiones del ayuntamiento de Mé-
xico, de las que algunos peninsulares residentes en la ciudad ya
habían sospechado intenciones independentistas20. Algo similar
ocurrió en Caracas, donde tras ratificar a Fernando VII el 17 de
julio, diez días más tarde, y tras los intentos del Capitán General
de reconocer a la Junta de Sevilla, el cabildo municipal argumentó
que la Junta sevillana no podía adjudicarse la autoridad sobe-
rana; y en noviembre se reabrió el debate argumentando que,
ausente el rey, “la soberanía regresaba a la nación”21. Pese a que
el movimiento fue reprimido, es evidente que la semilla quedó
sembrada.
En la España peninsular, a partir del 25 de septiembre de 1808 los
poderes locales y provinciales confluyeron en un poder unificado
con la formación de la Junta Central22. Conviene recordar que,
comenzada la revuelta contra el ejército napoleónico y la forma-
ción de las Juntas en distintos lugares de España a finales de mayo
de 1808, pronto se formó opinión sobre la conveniencia de que
las Juntas se reunieran formando un poder fuerte y unificado,
tanto para la dirección de la guerra, como para la gobernación
del país23. Ya el Manifiesto de la Junta de Murcia de 22 de junio
de 1808 planteaba la elección de sendos Consejos, civil y militar,
para gobernar la monarquía en ausencia de Fernando VII. En la
misma línea, mientras que las Juntas de Galicia, León, y Asturias,
votaron por una Junta Central con dos representantes de las “su-
premas”, la de Sevilla lo consideró oportuno, pero para nombrar
un Regente o convocar Cortes, y por su parte la Junta de Valen-
cia, el 16 de julio, en un interesante manifiesto, tras recordar que
19 Más información sobre este asunto y los acontecimientos ocurridos en Cádiz entre mayo y junio de 1808 en: Alberto Ramos Santana: “La formación de la Junta de Cádiz y el apresamiento de la escuadra de rosilla. Mayo y junio de 1808”. Trocadero, nº 20, 2008, págs. 59 a 70.20 Véase al respecto Lucas Alamán: Historia de Méjico desde los primeros movimientos que prepararon su independencia en el año de 1808 hasta la época presente. Méjico, 1849, t.1, págs. 168 y ss. El texto de la representación en José Guerra: Historia de la revolución de Nueva España. Londres, 1813, págs. 2 a 10. 21 Inés Quintero: “Lealtad, soberanía y representatividad en hispanoamérica (1808-1811)”. En. Manuel Chust (coord.): Doceañismos, constituciones e independencias. Fundación MAPFRE, Madrid, 2006, págs. 124 y 125. 22 Manuel Pérez Ledesma ha recordado, siguiendo a Quintana, que la formación de la Junta Central respondía a ciertos principios federativos comunes a una dinámica revolu-cionaria. Art. cit., pág. 171. 23 Miguel Artola: “Estudio preliminar”, en Miguel Artola y Rafael Flaquer Montequi: La Constitución de 1812. Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno y Iustel, Madrid, 2008, págs. 19 y ss.
l 71
“toda la Nación está sobre las armas para defender los derechos
de su Soberano”, y que “tantas provincias diversas en genio, en
carácter y aún en intereses” habían adoptado medidas simila-
res “estableciendo una misma forma de gobierno”, advertía que,
aun siendo medidas convenientes “para el gobierno particular de
cada provincia”, no bastaban para la unión de todas por lo que
consideraba indispensable,
para formar una sola nación, una autoridad suprema que en
nombre del Soberano reúna la dirección de todos los ramos
de la administración pública. En una palabra, es preciso juntar
las Cortes o formar un cuerpo supremo, compuesto de los
diputados de las provincias, en quien resida la regencia del
Reino, la autoridad suprema gubernativa y la representación
nacional.
El acuerdo mayoritario en esta corriente de opinión, que insistía
en la formación de una Junta como poder central, condujo a
la formación, el 25 de septiembre de 1808, de la Junta Central
Suprema Gubernativa del Reino, decidiendo que su lugar de re-
sidencia sería el Real Sitio de Aranjuez, y siendo elegido su Presi-
dente el conde de Floridablanca. Tras rechazar de nuevo las reti-
cencias y el informe del Consejo de Castilla del 8 de octubre, que
negaba la legalidad de la Junta Central y se mostraba claramente
partidario de constituir una Regencia por ser más acorde a la
tradición y a la legislación española, la Junta comenzó a gobernar
el país y a dirigir la guerra, organizando los ejércitos puestos bajo
su mando e iniciando la búsqueda de recursos regularizados.
La llegada de Napoleón a España, en noviembre de 1808, y la
toma de Madrid por el ejército francés, obligó al traslado de la
Junta Central Suprema Gubernativa del Reino a Sevilla, donde se
instaló el 16 de diciembre de 1808. Ya en Sevilla cerró y firmó
el tratado de alianza con Inglaterra, y planteó una ampliación de
la propia Junta con una convocatoria, el 22 de enero de 1809,
para que se integraran en ella representantes de los “españoles
americanos”, elección en los reinos de Indias, en cuanto “par-
te esencial e integrante de la monarquía española” para tener
“representación nacional” por medio de sus diputados en dicha
Junta o gobierno. En su convocatoria, la Junta decía que esos
“vastos y preciosos dominios” no eran colonias o factorías “como
los de las otras naciones”. Como indicó Sajid Alfredo Herrera24
convencidos o no de esa declaración, los miembros de la Junta
querían a toda costa capitalizar la adhesión americana. Y es que,
en plena guerra contra el francés, el gobierno español trató por
todos los medios de asegurar la fidelidad de los americanos hacia
Fernando VII, o lo que era lo mismo, el apoyo al levantamiento
contra el ejército napoleónico.
Por otra parte, el desarrollo de los acontecimientos bélicos en el
primer trimestre de 1809 provocó que la imagen de la Junta Cen-
tral fuera deteriorándose y provocando pérdida de confianza en su
gestión, lo que contribuyó a que se reforzara la idea de convocar
Cortes para que regularan y garantizaran el proceso reformista y
elaborar una nueva Constitución. A mediados de abril se retoma
con insistencia la necesidad de la convocatoria, y se reiteran las
propuestas de realizar una consulta a la opinión pública, dictamen
cuya solicitud se anunciaba en el decreto del 22 de Mayo25, y que
se concreta en la circular de 24 de Junio de 1809.
La “consulta al país” -que planteaba cuestiones tan básicas como
si las Cortes debían seguir el modelo estamental, o reunirse con-
24 Sajid Alfredo Herrera Mena: La herencia gaditana. Bases tardío-coloniales de las municipalidades salvadoreñas. 1808-1823. Tesis Doctoral inédita, leída en la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, 2005, pág. 67. 25 “Para reunir las luces necesarias a tan importantes discusiones, la Junta consultará a los Consejos, Juntas superiores de las provincias, Tribunales, Ayuntamientos, cabildos, Obispos y Universidades, y oirá a los sabios y personas ilustradas”. Decreto de la Junta Central de 22 de Mayo de 1808. Cfr. Adolfo de Castro: Cortes de Cádiz. Comple-mentos de las sesiones verificadas en la Isla de León y en Cádiz. Extractos de discusiones, datos, noticias, documentos y discursos publicados en periódicos y folletos de la época. Madrid, 1913, pág. 67.
72 l
forme a la población de España, o si deberían existir una o dos
cámaras-, se convirtió en una consulta a algunos notables y “hom-
bres sabios”, confirmando, una vez más, el alejamiento de todo
el proceso ideológico del pueblo, aunque se hiciera en beneficio
del pueblo.
En general son conocidos los informes que se emitieron para res-
ponder a la consulta al país. Recordemos aquí tan sólo la opinión
emitida por el Ayuntamiento de Cádiz y por el abogado gaditano
José Manuel de Vadillo.
Los regidores gaditanos nombraron una comisión compuesta
por el Regidor perpetuo, un Regidor electivo, un diputado del
común, el procurador mayor y un comerciante26. En su informe,
los comisionados gaditanos realizaban un erudito y profundo es-
tudio de la historia de las Cortes en España, para concluir que
la institución había servido siempre como freno a las ambiciones
de los monarcas, y defensa de los derechos de los españoles, y
tras argumentar ideas como que “las Cortes no solamente tienen
poder para hablar, sino para obrar más de lo que ordinariamente
se piensa, y tanto, cuanto la Monarquía necesita para su arreglo”,
pedían el voto en Cortes para la ciudad de Cádiz recurriendo a
la teoría del pacto entre los ciudadanos y el rey:
Para consolidar el Gobierno, es necesario restablecer los pac-
tos sociales entre el Soberano y los ciudadanos, conforme
a la antigua Constitución de la Monarquía. Este es el voto
unánime de la Nación y el objeto lisonjero, como justo, que
V.M. le tiene anunciado27.
Por su parte, José Manuel de Vadillo, sostenía que la soberanía
era básicamente la facultad de pactar y que la soberanía de la
nación se desarrollaba mediante la facultad legislativa, de modo
que, en su opinión, resolver el asunto relativo a la conveniencia
de convocatoria de Cortes era muy fácil:
...encárguese el establecimiento y custodia de estas leyes a
quienes sean interesados en su subsistencia, y como lo es
forzosamente la masa general de la Nación, dedúcese de
aquí que a toda ella deberá confiarse el cuidado del esta-
blecimiento, permanencia, corrección o anulación de dichas
leyes, según juzgase más conveniente al bien común; y siendo
imposible que la nación entera concurra individual y simultá-
neamente a este ejercicio de sus derechos, por eso es indis-
pensable la legítima representación nacional28.
Las respuestas a la consulta nacional fueron llegando a la Junta
Central a finales del verano, y se empezó a trabajar con ellas en
el mes de Octubre. Pero nuevamente los avatares de la guerra
aceleraron los pasos.
Tras la derrota de Ocaña (19 de Noviembre de 1809), la Junta
Central quedó nuevamente en entredicho y sin un amplio con-
senso en su autoridad. Por otra parte el avance francés obligó
a los miembros de la Junta a abandonar Sevilla para retirarse
hacia la Isla de León, donde creían que estarían más resguarda-
26 Integraban la comisión José Serrano Sánchez, Regidor perpetuo, José López del Diestro, Regidor electivo, Manuel Derqui y Fassara, diputado del común, Joaquín Antonio Gutiérrez de la Huerta, procurador mayor y José Mollá. Ibídem.27 Ibídem, págs. 71 y 72.28 Escritos presentados al gobierno español el año de 1809, Cádiz, 1809. Cfr. Adolfo de Castro: Cortes de Cádiz, pág. 61. Meses más tarde, en noviembre de 1810, reunidas ya las Cortes en la Real Isla de León, José Manuel de Vadilllo, en respuesta a unas opiniones vertidas por Juan Sánchez de la Madrid en el suplemento a El Conciso nº 37, escribía que, al discutir sobre la soberanía lo que convenía es separar los conceptos de soberanía y monarca, que a veces, erró-neamente se confunden, y aclarar que la soberanía no pertenece al rey, citando como ejemplo, entre otros, el de monarquía visigoda, en la que la corona era electiva. Vadillo define la soberanía como: “la facultad de pactar, manifestar y alcanzar la observancia de los pactos acerca del modo y condiciones de su unión”; posteriormente insiste en que la soberanía de la nación “es la facultad legislativa para prescribirse los estatutos a que deben ajustarse todos y cada cual de sus individuos”. Reafirma Vadillo que la soberanía no pertenece a los príncipes, ni por la fuerza, o por razón de conquista, ni por ser imágenes de Dios -lo es Adán y toda su descendencia- y tras realizar otras consideraciones históricas, concluye que un pueblo no puede renunciar a su soberanía, y que por tanto, el poder supremo legislativo reside en la nación. Cfr. D.M.C., 19 y 20/11/1810.
l 73
dos. Pero su falta de respaldo popular y de control del orden
aconsejaba su renuncia, lo que hizo la Junta Central en favor
de un Consejo de Regencia, en el famoso Decreto de 29 de
Enero de 1810.
El Consejo de Regencia, que quedó constituido en los primeros
días de Febrero de 1810, estuvo formado por Pedro Quevedo y
Quintana, obispo de Orense, como Presidente29, el capitán gene-
ral Francisco Javier Castaños, el teniente general de marina Anto-
nio Escaño, Francisco Saavedra, miembro de la primitiva Junta de
Sevilla y Miguel de Lardizábal y Uribe en representación de las
provincias de ultramar30, y siguiendo el parecer de la extinta Junta
Central, confirmó la convocatoria de Cortes.
* * *
Es evidente que con las renuncias de Bayona, el vacío de poder
consecuente, la formación de Juntas locales y provinciales que
como poderes nuevos reasumían la soberanía, la formación de la
Junta Central Suprema Gubernativa del Reino y la convocatoria
de Cortes, se estaba conformando una corriente de opinión que
se volvió imprescindible desde mediados de 1808.
Debemos tener presente que los acontecimientos bélicos que
tuvieron lugar con la invasión napoleónica propiciaron un marco,
quizás no deseado, pero en todo caso propicio para desarrollar
los ideales ilustrados y de libertad. El inicio de la Guerra de la
Independencia, incluso los acontecimientos que se precipitaron
tras los sucesos de Aranjuez, acrecentaron la necesidad de contar
con una opinión pública a la que formar, adoctrinar y seducir para
propagar el mensaje patriótico contra el enemigo francés ––o
contra la resistencia española. Lo cierto es que en estos años del
conflicto bélico, tanto la literatura más popular, la que se difundía
a través del cordel en los puestos callejeros o vendida por ciegos
y buhoneros, como la literatura creada por los sectores dirigen-
tes o por los nuevos escritores se vuelve esencialmente política.
En este sentido, los intelectuales más comprometidos con la idea
del cambio político y social, los que mayoritariamente derivaron
en doceañistas, aprovecharon el resquicio de alegalidad que se
abre con la retención de los reyes en Bayona para tratar de so-
cavar los cimientos del régimen absoluto.
Se necesitaba ir formando una opinión pública recurriendo, para
ello, a una literatura que trata de hacer reflexionar al lector, op-
tando por la exposición y la argumentación en prosa, por una
prensa periódica que se hará cada vez más ágil y más deman-
dada como puede verse en la evolución que sigue uno de es-
tos primeros periódicos, el Semanario Patriótico de Manuel José
Quintana31.
Y junto a esa literatura que bebe en las fuentes ilustradas, toda
una suerte de papeles públicos, de impresos con proclamas, lla-
mamientos a la guerra, manifestaciones de fervor patriótico, de
manera que el impreso se convirtió en un arma importante en la
batalla ideológica y política del momento, y en una manifestación
de la opinión pública, de la voz de la nación. Así lo entendió el
impresor que tomó la iniciativa de publicar Demostración de la
lealtad española, en cuyos tomos se pueden leer muchos ejem-
plos de este tipo de papeles públicos, que fueron recopilados y
publicados porque, según las palabras introductorias que escribió
el impresor para justificar su iniciativa, en ellos se manifiesta la
voz de la nación:
29 Desde Febrero hasta Agosto, presidió el Consejo de Regencia Castaños, y el 1 de Agosto, le sustituyó en la presidencia el obispo de Orense, que se había incorporado a la Regencia a fines de Mayo. Cfr. Rafael Flaquer Montequi: “El Ejecutivo en la revolución liberal”. Ayer, 1, 1991, pág. 4430 Lardizábal sustituyó a Esteban Fernández de León, quien, elegido en primera instancia, renunció por problemas de salud. Adolfo de Castro: Historia de Cádiz, págs. 688 y 689.31 Sobre Quintana y el Semanario Patriótico, y en general sobre la opinión pública en España en el período 1808-1810, el sugerente trabajo de Fernando Durán, “La construc-ción de la opinión pública en España, 1808-1810”. En: Roberto Breña (ed.): En el umbral de las revoluciones hispánicas: el bienio 1808-1810. El Colegio de México y Centro de Estudios políticos y Constitucionales, México, 2010, págs. 67 a 94.
74 l
He creído pues que haría un servicio a la presente y a las futu-
ras generaciones, reuniendo en un cuerpo todos los papeles
que con este motivo se han publicado, porque considero en
ellos la voz pública de la nación. Aquí es donde aparece toda
la majestad de pueblo español, su energía y carácter heroico
en los magnánimos afectos que expresa y manifiesta, dignos
a la verdad de ser coronados con los más gloriosos triunfos32.
Efectivamente, desde julio de 1808 el número de impresos y pa-
peles públicos, que salían de las imprentas sin licencia previa, fue
en considerable aumento, y en septiembre de ese mismo año el
Consejo de Castilla intentó prohibir la impresión de papeles sin la
previa licencia del Juez de Imprentas o del propio Consejo, advir-
tiendo de sanciones a quienes incumpliesen lo estipulado. Fue inútil,
la libertad de impresión era un hecho y su uso siguió en constante
aumento con el beneplácito de las nuevas autoridades constituidas
tras las insurrecciones contra la invasión napoleónica33.
Pero cuando, junto al discurso patriótico, comenzaron a publicar-
se opiniones críticas en contra de la recién formada Junta Central
Suprema Gubernativa del Reino, el debate sobre la bondad o el
abuso de la libertad de imprenta recobró intensidad. Es conocido
cómo el propio Presidente, Floridablanca, se había manifestado
en contra al considerar que la libertad podía socavar la autori-
dad, y que el Juez de Imprentas, Colón y Larrátegui, pidió que se
controlara la excesiva libertad de imprenta que se estaba pro-
duciendo desde la invasión francesa, al tiempo que, matizando su
informe, y reconociendo que muchos de esos papeles patrióticos
había que dejarlos que se conocieran, manifestaba que la liber-
tad de imprimir debía conciliarse con el respeto a la leyes y las
autoridades.
En esta situación de dudas y tensión ante la libertad de impren-
ta se produjo el traslado de la Junta Central a Sevilla a fines de
1808. Y en mayo de 1809 se produjo una verdadera crisis cuan-
do, tras publicar un artículo de Calvo de Rozas crítico con la
dirección de la guerra, se ordenó la suspensión del Correo Polí-
tico y Literario de Sevilla, y se anunciaron algunas suspensiones
más. Aunque finalmente se autorizó la publicación, nombrando
censores que no coartasen la libertad de imprenta, y pese a
los intentos, a principios de septiembre, del Consejo de España
e Indias, ahora presidido por Colón y Larrátegui, de aplicar el
Reglamento redactado por el antiguo Juez de Imprentas, que
chocó con las reticencias de la Junta a utilizarlo, la crisis demos-
tró la necesidad de regularla.
Tras el rechazo implícito al Reglamento de Colón, la Junta había
recibido una “Proposición” de Lorenzo Calvo de Rozas, fechada
el 12 de septiembre, en favor de la libertad de imprenta, y la
había remitido al Consejo, que, en su informe, se mostró parti-
dario de la censura previa. Ante la premura de tiempo, por estar
pendiente, según la Junta, la convocatoria de Cortes, la Comisión
encargada de preparar dicha convocatoria pidió un dictamen a la
Junta de Instrucción Pública, que, reunida, debatió sobre diversas
memorias recibidas, entre las que destacaban la de Álvaro Flórez
Estrada34 y la del vocal José Isidoro Morales35; finalmente la Junta,
siguiendo la opinión de Morales, votó mayoritariamente a favor
de la libertad de imprenta, acordando enviar la Memoria de José
32 Demostración de la lealtad: colección de proclamas, bandos, órdenes, discursos, estados de exército, y relaciones de batallas publicadas por las juntas de gobierno, o por algunos particulares en las actuales circunstancias. En la imprenta de Repullés, Madrid, 1808, t. I.33 En este contexto conviene recordar que la Constitución de Bayona, en su artículo 145, establecía la libertad de imprenta, pero posponiéndola a dos años después de la aplicación completa de la propia constitución: “Dos años después de haberse ejecutado enteramente esta Constitución, se establecerá la libertad de imprenta. Para organizarla se publicará una ley hecha en Cortes”.34 Reflexiones sobre la libertad de imprenta. En: Obras de Álvaro Flórez Estrada, BAE, Madrid, 1958, t. II. 35 Memoria sobre la libertad política de la imprenta, leída en la Junta de Intrucción Pública por uno de sus vocales D. J. I. M. y aprobada por la misma Junta. En Sevilla, por don Manuel Muñoz Álvarez, año de 1809. Manejamos la edición facsímil editada por la Universidad de Huelva, con introducción de Manuel Peña Díaz: “José Isidoro Morales y la libertad de imprenta (1808-1810), Huelva, 2008.
l 75
Isidoro Morales a la Comisión de Cortes, y proponiendo que el
debate se pospusiera a los de las próximas Cortes, puesto que
dicha libertad “solo puede existir y ser compatible con una buena
constitución”36.
Mientras en los órganos de poder y de gobierno se debatía sobre
la libertad de imprenta, los sectores liberales partidarios de propi-
ciar y fortalecer la opinión pública, desataron una intensa campaña
a favor de la libertad. Desde 1810 los folletos e impresos argu-
mentando en su favor se multiplicaron, y con la nueva Regencia
continuó la situación de alegalidad y, por tanto, la libertad de hecho
de imprimir todo tipo de papeles públicos. En esta campaña inter-
vinieron los periódicos liberales gaditanos, y de forma muy decisiva,
desde su nacimiento el 24 de agosto de 1810, El Conciso que,
como antes lo había hecho el Semanario Patriótico, desarrolló una
contundente campaña a favor de la necesaria libertad de imprenta
como medio de encauzar la opinión pública37.
Y todo ello en un contexto de confusión política, incluso de en-
frentamientos entre órganos de poder residentes en la Real Isla
de León y Cádiz. Como es conocido, los inicios de la labor de
gobierno de la Regencia no estuvieron exentos de dificultades,
principalmente por la oposición que encontraron en Cádiz. La
precipitada salida de la Junta Central de Sevilla, camino de la Isla
de León en enero de 1810, provocó una situación de desgo-
bierno que llegó a poner en peligro la integridad de algunos de
sus miembros, y pese a que la Junta, antes de ceder el poder a la
Regencia, anunció oficialmente su reinstalación tras su llegada a la
Isla el 27 de enero, en Cádiz se exigió la formación de una nueva
Junta en la ciudad que tuviese facultades soberanas.
La propuesta partió del Síndico del Ayuntamiento Tomás de
Istúriz quien, en la noche del día 27 de enero de 1810, afirmó
que la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino había de-
jado de existir ––pese a que dicha Junta había enviado oficio
a Cádiz comunicando su reinstalación––, por lo que planteó la
necesidad de formar una nueva Junta Superior Gubernativa de
Cádiz que sustituyera a la formada en junio de 1808, y que se
encargara de organizar la defensa y gobierno de Cádiz, que por
otra parte era ya, junto con la Real Isla de León, prácticamente
el único territorio peninsular no controlado por los franceses.
Para su formación, propuso que, mediante bando, se pidiera a
cada varón cabeza de familia que al día siguiente entregase una
papeleta con los nombres de tres personas para la elección
de los compromisarios que deberían formar la nueva Junta. El
28 de enero, tras el escrutinio de los votos emitidos por los
“jefes de casa”, se nombraron 54 electores que votaron a los
18 individuos que formaron la Junta gaditana38. El proceso se
debería repetir cada cuatro meses, y así ocurrió de nuevo el
28 de mayo.
La creación de la nueva Junta gaditana causó un grave problema
de autoridad y credibilidad a la Central, y sin dudas influyó en
su renuncia y cesión del poder al Consejo de Regencia el 29 de
enero.
La nueva situación provocó unos días de incertidumbre y confu-
sión, según testimonio de la propia Junta Gubernativa de Cádiz.
Cuando Tomás de Istúriz realizó su propuesta argumentando que
la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino había dejado de
existir, estaba apuntando a una situación de acefalia parecida a la
36 Gaspar de Jovellanos: A sus compatriotas. Memoria en que se rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central. Coruña, 1811, págs. 94 a 97; la cita en la página 97.37 En el prospecto manuscrito, localizado en la Biblioteca Provincial de Cádiz, con el que los editores presentaron El Conciso, se puede leer : “Nunca ha sido más conveniente que en esta época actual el propagar cuantas ideas y noticias puedan ser útiles a la nación. Nadie es más charlatán ni escribe más que los franceses; nadie es más modesto ni escribe menos que los españoles; esta ventaja que tienen aquellos para alucinar y seducir los incautos, sólo puede contrarrestarse multiplicando por nuestra parte diversos papeles y escritos para su confusión, y para ilustración de los ciudadanos”. Utilizamos la transcripción de Beatriz Sánchez Hita en su libro Los periódicos del Cádiz de la Guerra de la Independencia (1808-1814).Catálogo comentado. Colección Bicentenario, Diputación de Cádiz, Cádiz, 2008, págs. 91 y 92. Las negritas son nuestras.38 A.H.M.C., A.C., 26/1/1810.
76 l
vivida en 1808 con la salida de la Casa Real de España hacia Ba-
yona y la cesión de la Corona a Bonaparte. La huida de Sevilla de
la Junta Central, además de acusaciones de traición, provocó el
surgimiento de nuevas Juntas, como ocurrió en la propia Sevilla,
donde se formó una nueva Junta que, con la llegada de los fran-
ceses, terminó huyendo a Ayamonte39, y como ocurrió en Cádiz
con la nueva Junta Superior Gubernativa que se convirtió en la
más fuerte, capaz de ignorar la reinstalación de la Central y de
rechazar la cesión del poder a la Regencia. Lo que la Junta de Cá-
diz estaba planteando es que la Junta Central, que había asumido
la soberanía en nombre de los españoles, por cesión de estos, al
cesar en sus funciones no podía ceder la soberanía a una Regen-
cia, sino que la soberanía debía retornar a los españoles quienes
deberían proceder a escoger un nuevo ejecutivo, una nueva Junta
Superior Gubernativa, y estando toda España ocupada por el
ejército invasor era la gaditana la que debía asumir las facultades
soberanas. La Junta de Cádiz destacaba como un poder surgido
de la voluntad popular, como un poder representativo, frente a la
Regencia que asumía un poder cedido ilegalmente.
Los argumentos de la Junta Gubernativa de Cádiz quedaron cla-
ramente expresados en su manifiesto La Junta superior de Cádiz
a la América Española, fechada el 28 de febrero de 1810, en el
que solicitaba a los “pueblos de América” su adhesión a la causa
de la “salvación de la patria”, colaborando con la propia Junta y
con la Regencia a la que ya había reconocido40.
Tras admitir implícitamente ese reconocimiento41, resumía los
acontecimientos ocurridos desde la batalla de Ocaña, la pérdida
de confianza en la Junta Central y la crisis de autoridad y pérdida
de prestigio como consecuencia de la huida de Sevilla, para expli-
car y justificar a continuación el propio origen de la nueva Junta
Superior Gubernativa de Cádiz
disueltos al parecer los lazos políticos que unen los diferentes
miembros de la república, cada provincia, cada ciudad, cada
villa tenía que tomar partido por sí sola, y atender por sí sola
su policía, conservación y defensa. Cádiz desde este instan-
te debió considerarse en una situación particular y distinta
de todas las demás ciudades de España. (…) El rumbo que ella siguiese, los sentimientos que manifestase debían ser principios de conducta y sendero de confianza para otros pueblos. (…)
Más para que el gobierno de Cádiz tuviese toda la repre-sentación legal y la confianza de los ciudadanos, cuyos des-
tinos más preciosos se le confían, se procedió a petición del pueblo y protesta de su síndico a formar una Junta de Gobierno que nombrada solemne y legalmente por la to-
talidad del vecindario, reuniese sus votos, representase sus
voluntades, y cuidase de sus intereses. Verificose así y sin con-
vulsión, sin agitación, sin tumulto, con el decoro y concierto
que conviene a hombres libres y fuertes, han sido elegidos
por todos los vecinos, escogidos de entre todos y destinados
al bien de todos, los individuos que componen hoy la Junta
Superior de Cádiz: Junta cuya formación deberá servir de modelo en adelante a los pueblos que quieran elegirse un gobierno representativo digno de su confianza.
Continuaba el texto haciendo una lectura positiva del traslado
de la soberanía desde la Junta Central a un Consejo de Regen-
cia, indicando, incluso, que le parecía la Regencia “un gobierno
más consiguiente a nuestras leyes”, que la elección de Lardizábal
39 Adolfo de Castro: Historia de Cádiz, pág. 684.40 No entraremos en detalle sobre cómo finalmente la Junta de Cádiz aceptó reconocer la autoridad soberana de la Regencia, con la intervención, en nombre de Gran Bretaña, del marqués de Wellesley insistiendo en la necesidad de contar con un gobierno fuerte y centralizado, y, sobre todo, que la Regencia cedió a la Junta Superior de Cádiz el control de la Hacienda el mismo 28 de enero de 1810, lo que se confirmó por contrato firmado el 31 de marzo y se mantuvo hasta octubre de ese mismo año, ya constituidas las Cortes.41 “(…) la autoridad soberana depositada en la Junta Central lo está ahora en un Consejo de Regencia, y que nuestros esfuerzos deben comenzar de nuevo a organizar la máquina de la resistencia contra el enemigo”.
l 77
reforzaba los lazos con América, que ya estaban igualados en
derechos los españoles de América y la península, que se ha-
bían convocado Cortes con representación americana, e insistía,
finalmente, en la necesidad de seguir unidos los españoles de la
península y los de América.
El manifiesto de la Junta de Cádiz tuvo influencia en América,
pero no en la amplitud y en la intención última que contenía.
Visto desde América -también para muchos peninsulares- la en-
trada de los franceses en Andalucía en 1810 hizo que pareciera
inminente el control absoluto de España por Bonaparte, imagen
a lo que contribuyó la disolución de la Junta Central en Cádiz y la
creación del Consejo de Regencia del que incluso se pensó que
quedaba encargado de negociar la rendición.
La sensación de inseguridad y de vacío de poder provocó una
nueva oleada de formación de Juntas en muchas ciudades entre
abril y septiembre de ese mismo año, entra las que destacaron
Caracas, Cartagena, Buenos Aires, Santa Fe de Bogotá, Quito o
Santiago de Chile42. Y hay constancia de que entre los argumen-
tos utilizados para reivindicar su soberanía y la formación de un
gobierno representativo, se mencionó el manifiesto de la Junta
de Cádiz. Así ocurrió, por ejemplo, en Buenos Aires donde la
Junta dispuso la publicación del manifiesto gaditano, y aludió, tal
como hizo la Junta de Cádiz, a la doctrina de la asunción de la
soberanía por considerar ilegal la cesión del poder a la Regencia,
en el comunicado del 28 de mayo de 1810 en el que daba noticia
de su instalación al virrey del Perú, entre otras personalidades e
instituciones. También en Cartagena de Indias donde llegaron con
el manifiesto, procedentes de Caracas, Montúfar y Villavicencio
en ese mismo mes de mayo. Como ocurrió en el Cabildo abierto
de Santiago de Chile del 18 de septiembre en el que se recurrió
al manifiesto gaditano como modelo de formación de un gobier-
no representativo43. En definitiva, hubo Juntas de América que
en 1810 no reconocieron al Consejo de Regencia siguiendo el
precedente de Cádiz y su llamamiento a la reconstitución de la
soberanía ante una cesión que se consideró ilegal.
* * *
Reunidas las Cortes en la Real Isla de León el 24 de septiembre de
1810, aprobaron el primer decreto proclamando solemnemente el
principio de la soberanía nacional que residía en las Cortes, y en el
mismo decreto se insistió en ello al atribuir el poder ejecutivo a la
Regencia que, para que no hubiera dudas sobre quiénes represen-
taban la soberanía de la nación, debía prestar juramento ante las
Cortes con la fórmula publicada en el mismo decreto:
¿Reconocéis la soberanía de la nación representada por los diputados de estas Cortes generales y extraordinarias? ¿Juráis obedecer sus decretos, leyes y constitución que se
establezca según los santos fines para que se han reunido, y
mandar observarlos y hacerlos ejecutar?44
La idea quedó ratificada en el artículo tercero del texto consti-
tucional: “La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por
lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de esta-
blecer sus leyes fundamentales”. Esta declaración, que fue deba-
tida intensamente en las Cortes45, se convertiría en emblema y
ejemplo en muchos territorios de Europa y América incluso tras
la anulación de la Constitución de 1812. Como dijimos anterior-
mente, la separación de poderes y la declaración de la inviolabili-
42 Jaime E. Rodríguez O.: La independencia de la América española. Fondo de Cultura Económica, México, 2005, pág. 148. Sergio Guerra Vilaboy: El dilema de la independencia. Las luchas sociales en la emancipación latinoamericana (1790-1826). Fundación Universidad Central, Santa Fé de Bogotá, 2000, págs. 89 y ss. 43 Demetrio Castro: “La obra de agitación reformista de la Central en su segunda época (1809-1810) y su efecto en América”. En: Emancipación y nacionalidades americanas. Historia General de España y América, t. XIII, Madrid, 1992, pág. 130.44 Sobre este asunto, Rafael Flaquer Montequi: “El ejecutivo en la revolución liberal”. En Miguel Artola (ed.): Las Cortes de Cádiz, Ayer, n1, 1991, pág. 47.45 No entraremos en los debates, ni tampoco a glosar la justificación historicista que se incluyó en el Discurso preliminar.
78 l
dad de los diputados eran consecuencia práctica y ratificación de
la asunción de la soberanía por las Cortes.
Y el 10 de noviembre de 1810, se publicó el Decreto de la Liber-
tad Política de la Imprenta. El breve preámbulo que abre el De-
creto nº 9 de las Cortes Generales y Extraordinarias reunidas en
la Real Isla de León es, además de una declaración de intenciones
de los diputados que lo aprobaron, una explicación concisa y
precisa de la finalidad del decreto:
Atendiendo las Cortes generales y extraordinarias a que la
facultad individual de los ciudadanos de publicar sus pen-
samientos e ideas políticas es, no solo un freno de la arbi-
trariedad de los que gobiernan, sino también un medio de
ilustrar a la Nación en general, y el único camino para llevar
al conocimiento de la verdadera opinión pública, han venido
en decretar lo siguiente…
En poco más de medio centenar de palabras los diputados reco-
gían tres ideas esenciales que representaban muy bien el cambio
político y social que las Cortes recién inauguradas anunciaban.
Por una parte, el derecho a la libertad individual de pensamiento
y expresión, como el mejor freno a la arbitrariedad y el despo-
tismo; por otra el afán por mejorar la ilustración de la nación,
entendida ésta como el conjunto de los ciudadanos; y en tercer
lugar, pero no menos importante, la necesidad de forjar y cono-
cer la opinión pública.
Los liberales eran conscientes de que la libertad de imprenta era
necesaria y había que regularla, pues como dijo Muñoz Torrero, y
recogió El Conciso del 4 de octubre cuando volviera Fernando
VII “tendrá mas fuerza que el poder ejecutivo, y entonces si no
hay opinión pública y los medios de restablecerla libremente,
arruinará cuando quiera las Cortes y la nación como lo hizo Go-
doy porque no había opinión pública ni medio para establecerla
libremente”.
Por eso la libertad de imprenta fue ratificada en la Constitución
de 1812 que, al asegurar el derecho instrumental (la libertad de
imprenta), garantizaba el derecho a la libre expresión del pensa-
miento46 y la creación de una opinión pública. Conviene recor-
dar, en este sentido, que los diputados doceañistas entendieron
la libertad política de imprenta como una forma de ilustración,
como una medida necesaria para la educación de los ciudadanos,
que ilustrados, podían opinar libremente. Sin duda por eso la
Constitución consagra la libertad de imprenta en el Título IX, “De
la Instrucción Pública”, que en el artículo 371 dice:
Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y
publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión
o aprobación alguna anterior a la publicación bajo las restric-
ciones y responsabilidad que establezcan las leyes.
Y también conscientes de la importancia de la defensa de la li-
bertad de imprenta, los diputados encomendaron a las propias
Cortes, es decir, a la primacía del poder legislativo, su tutela, de
manera que el artículo 131, que trata “de las facultades de las
Cortes”, en el punto 24, le encomienda al legislativo “Proteger la
libertad política de la imprenta”.
Pese a que las Cortes habían regulado, con los artículos trece
y siguientes del propio decreto de 10 de noviembre de 1810,
una Junta de Censura y, pese a que el derecho de libertad de
imprenta, en tanto que era también de libertad de expresión
y pensamiento, quedó incompleto al cercenar el derecho a la
libertad de religión, el “Decreto nº 9, de la Libertad Política de
la Imprenta” propició la proliferación no sólo de nuevos periódi-
cos, sino también de múltiples folletos, manifiestos y hojas sueltas
46 José Luis García Ruiz: “Los derechos fundamentales en la Constitución de Cádiz”. En: La Constitución de Cádiz de 1812. Hacia los orígenes del constitucionalismo iberoamericano y latino. Universidad católica Andrés Bello, Unión Latina, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Fundación Histórica Tavera, Fundación Centro de Estudios Constitucio-nales 1812, Caracas, 2004, pág. 413.
l 79
dedicados a la defensa de la libertad y la Constitución, aunque
también, en uso de una libertad que negaban, los enemigos de la
Constitución pudieron arreciar en sus ataques.
Como es ampliamente conocido, la Constitución gaditana tuvo
apenas seis años de vigencia en España, y en tres breves etapas, y
pese a ello su texto sirvió de modelo para el desarrollo constitu-
cional de muchos países iberoamericanos y europeos, contribu-
yendo a forjar caminos de libertad.
El principal valor que se reconoció en la Constitución de 1812,
y por ello se convirtió en modelo, es la concepción de la propia
Constitución como ley suprema producto de la soberanía po-
pular, y en tanto que emanación de la soberanía, la Constitución
como norma superior que organiza el estado-nación47, que limita
el poder, y contiene una declaración de los valores fundamenta-
les, los derechos y garantías de la sociedad y los ciudadanos. Y ese
fue el ejemplo que Cádiz ofreció a Europa y América.
* * *
La crisis dinástica de marzo de 1808, seguida de las renuncias de
Bayona y la cesión de la corona a Bonaparte, el comienzo de la
Guerra de la Independencia y la formación de las Juntas, propició
la reconstitución de la soberanía en la nación, un proceso que,
desde el primer año del período analizado, se dio también en la
América española. La formación de un poder unificado en la Jun-
ta Central, la convocatoria de Cortes, la crisis de la propia Junta
central, y su renuncia al poder a favor de la Regencia, reafirmaron
los principios sobre la reversión de la soberanía al pueblo, como
demostró el conflicto generado por la Junta de Cádiz de 1810,
que se siguió en América. Por fin la Constitución de 1812 consa-
gró el principio de la soberanía residente en la nación, y, anulada
la Constitución en 1814, repuesta en 1820, y anulada de nuevo
en 1823, todo el proceso español constituyente español ––en-
grandecido por la lucha de una nación en armas por su indepen-
dencia––, se convirtió en modelo destacado para movimientos
insurrecciónales y que apostaban por la libertad nacional en Eu-
ropa y América, a lo que hay que añadir la influencia teórica e
ideológica en el contexto de los movimientos liberales europeos
y americanos. Desde Finlandia a Portugal, desde Estados Unidos
al cono sur, el texto gaditano fue objeto de estudio, reflexión y
debate en casi todos los círculos intelectuales, ideológicos y po-
líticos, constatándose así su vigencia como emblema de libertad.
47 Como ha señalado Miguel Artola, la Constitución de Cádiz fue la primera en identificar la nación y en dar una descripción del estado-nación. Cfr. Miguel Artola: Constitucio-nalismo en la historia. Crítica, Barcelona, 2005, pág. 85.
80 l
Antes de iniciar mis palabras, no puedo dejar de expresar nuestra
gran alegría por el feliz rescate de todos los mineros atrapados
en la mina San José de Atacama en Chile, a quienes dirigimos
nuestro afecto.
Felicito en nombre propio, de mi familia y de toda España, al Se-
ñor Presidente, al Gobierno y al pueblo de Chile, por el ejemplo
de espíritu de superación y de trabajo en equipo que nos han
dado a todos, contando con la entereza y capacidad de sacrificio
de los rescatados.
Muchas gracias por vuestro recibimiento y amables palabras. En
el transcurso de pocas semanas tenemos la alegría de volver a
estas muy queridas tierras gaditanas, al mismo lugar donde, hace
doscientos años, se reunieron las Cortes para proclamar la sobe-
ranía de la Nación española y redactar nuestra primera Consti-
tución. Una efeméride que exalta un afán de progreso colectivo
que todos deseamos ilumine asimismo la apertura de este Curso
Universitario.
Hoy la Universidad de Cádiz -en representación de toda la co-
munidad universitaria española- nos acoge en este Real Teatro de
San Fernando para proceder a la Apertura del Curso 2010-2011.
Enhorabuena a sus profesores y alumnos, así como a sus auto-
ridades, por esta elección que realza la trayectoria de servicio
a la sociedad y de excelencia académica que esta institución se
propuso desde su fundación.
Éste es un día para que todos celebremos el papel esencial que la
Universidad ocupa en el desarrollo y el progreso de toda Nación
moderna. Un papel esencial como principal fuente de investiga-
ción y de conocimiento, y como institución a la que corresponde
formar los mejores profesionales en todos los ámbitos del saber.
De este modo, la Universidad busca aportar a la sociedad hom-
bres y mujeres competentes, capaces de impulsar con su labor
el desarrollo científico y cultural, el crecimiento económico y el
bienestar social. Pero junto a ello, la Universidad contribuye asi-
mismo a estimular en los estudiantes principios y valores básicos
ligados al esfuerzo, la ética, la responsabilidad y la convivencia
democrática.
Al cumplir sus funciones, la institución universitaria se convierte
en portadora de nuestros mejores afanes de superación y de
nuestros mayores anhelos para luchar a favor de un mundo cada
vez más libre, más justo y más próspero.
Por todo ello, hoy más que nunca la Universidad española, que
cuenta con una larga trayectoria de prestigio y solera, asume la
preciosa y decisiva tarea de volcar sus mejores energías en la más
alta preparación de nuestra juventud para construir una España
cada vez mejor.
Señoras y Señores,
El Curso que hoy comienza supone un muy importante punto
Acto Apertura Curso 2010-11
“Juan Carlos I : Su Majestad Rey de España
Discurso
l 81
de inflexión en el proceso de adaptación de las enseñanzas uni-
versitarias a los criterios de convergencia europea, en el marco
del Espacio Europeo de Educación Superior.
Ha sido un proceso realizado con los esfuerzos coordinados de
la comunidad universitaria, fuerzas políticas y agentes sociales y
económicos.
Sin duda debemos felicitarnos por ello, pero sin olvidar la nece-
sidad de seguir mejorando, juntos y día a día, nuestra educación
universitaria, para situarla en la cima de las del entorno europeo
en el que se inscribe. Recordemos que la búsqueda de la ex-
celencia es consustancial al espíritu universitario. Dicho de otra
forma, no basta con estar entre los buenos, tenemos que estar
entre los mejores.
Todos somos responsables de promover con rigor sus mejores
virtudes, pero sobre todo de seguir paliando deficiencias y re-
doblando esfuerzos para elevar aún más su calidad. Se trata de
una tarea sin duda difícil y especialmente compleja en tiempos
de crisis, pero que a todos nos incumbe, pues a todos nos afecta.
El informe que acaba de hacer público la Fundación COTEC Es-
paña -de la que soy Presidente Honorario-sobre la cultura de la
innovación de los jóvenes españoles en el marco europeo, apor-
ta precisamente datos reveladores sobre la necesidad de seguir
mejorando nuestro sistema educativo en general.
De ello depende, ni más ni menos, que el futuro de España, nues-
tro bienestar colectivo, la promoción personal de cada uno de
nuestros ciudadanos, así como la igualdad de oportunidades y la
cohesión social.
Señoras y Señores,
Esta renovada apuesta por la educación se basa en el convenci-
miento de que el crecimiento de nuestros países, las posibilida-
des de empleo y el bienestar de nuestros ciudadanos, dependerá
cada vez más de su nivel de formación. En el mundo complejo
y globalizado en el que vivimos, nuestros ciudadanos tienen que
estar cada día mejor preparados para afrontar con éxito múlti-
ples retos, así como una creciente e imparable competitividad en
todos los ámbitos y niveles. Una formación que no puede des-
cuidar por ello, como he dicho en otras ocasiones, el mayor co-
nocimiento de otras culturas y el dominio de lenguas extranjeras.
Se trata de favorecer el desarrollo de una sociedad con una só-
lida preparación cultural y científica que, al mismo tiempo, pro-
mueva el reconocimiento del talento y de la creatividad, así como
el fomento del espíritu emprendedor, fundado en el saber y en
el rigor. En este marco, las Universidades están llamadas a des-
empeñar un papel muy relevante para avanzar hacia un nuevo
modelo económico basado en el conocimiento. Por su labor de
investigación, de formación y de transferencia del saber, deben
convertirse en polos innovadores a nivel nacional e internacional.
Como dije recientemente, el proceso innovador necesita de más
científicos que creen conocimiento, de más emprendedores que
lo apliquen, y de ciudadanos bien formados que aprecien los re-
sultados de la innovación y que -con ello- la estimulen.
A tal fin la Universidad debe perseguir la comunicación perma-
nente con el resto de las instituciones, con la iniciativa privada y
con los ciudadanos, de modo que el conocimiento que genere
sea aprovechado de la forma más rápida y eficaz posible. Al pro-
yectar su sabiduría, la Universidad cumple un papel impulsor de
los mejores valores sobre el conjunto de la sociedad.
Señoras y Señores,
Hace doscientos años se producía un hecho que marcaría en
todo el mundo una nueva concepción de la Universidad.
En 1810 Wilhelm von Humboldt constituía la nueva Universidad
82 l
de Berlín aplicando propuestas de su pensamiento, entre ellas el
concepto dual de enseñanza e investigación, o la oferta de una
educación tanto humanística como científica.
También en 2010 celebramos un siglo del libre acceso de la mu-
jer a la Universidad española. Un aniversario que nos llena de
alegría, pues fue la simiente de un proceso que nos llevaría a la
feliz realidad de la importante presencia actual de las mujeres en
la Universidad.
Quiero por último reiterar el más firme y amplio compromiso de
la Corona con toda la comunidad universitaria española, y subra-
yar mi apoyo y estímulo a sus responsabilidades y nuevas metas.
A las autoridades educativas y al profesorado dedico mi mayor
reconocimiento por su trabajo constante y riguroso al servicio de
la mejor formación superior de nuestros hombres y mujeres. A
los estudiantes les deseo de corazón que aprovechen con todas
sus fuerzas e inteligencia estos años preciosos de sus vidas, claves
para su porvenir profesional.
Y a las entidades que colaboran con la Universidad, -fundacio-
nes y empresas-, gracias de verdad por contribuir a hacer más
sólido un pilar fundamental para el progreso de España y de los
españoles.
Con los mejores deseos de éxito para todos, declaro inaugurado
el Curso Académico Universitario 2010-2011.
Muchas gracias.
l 83
Acto Apertura Curso 2010-11
“Diego Sales Márquez : Rector de la Universidad de Cádiz
Discurso
Majestades, Sr. Presidente de la Junta de Andalucía, Sr. Ministro de
Educación, Señoras y Señores Rectores Magníficos de las Univer-
sidades Españolas, Presidente de Universia, Rectores Magníficos
de las Universidades hermanas, de la Autónoma de Méjico, de
San Luis de Potosí y de Puebla (Méjico), de Coimbra (Portugal),
de Sao Paulo (Brasil), de Los Andes (Perú), Rectora y Recto-
res Magníficos de las Universidades rusas: Lingüística de Moscú,
Hidrometereológica de San Petersburgo, Federal de Siberia, de
Agricultura en Nitra, de Vías de Comunicación de San Peters-
burgo, Sr. Alcalde de la ciudad de San Fernando, Sra. Alcaldesa
de Cádiz, Sra. Alcaldesa de Jerez, Sr. Alcalde de Puerto Real, Sr.
Presidente de la Diputación Provincial de Cádiz, Sr. Presidente
del Consejo Social de la Universidad, Sr. Secretario de Estado de
Ciencia e Innovación, Sr. Consejero de Economía, Ciencia e Inno-
vación de la Junta de Andalucía, ilustres autoridades, distinguidos
invitados, Claustro Universitario, señoras y señores:
Sr. Ministro: recuerdo que el año pasado, en la apertura de curso
en la Universidad de Salamanca, comenzó usted su discurso con
la siguiente frase:
“Dicen que los edificios tienen aroma; el aroma no está for-
mado por el olfato del lugar sino por el conjunto de las pa-
labras dichas”.
Este solemne escenario está impregnado de los ecos del anti-
guo Teatro Cómico, donde se reunieron Las Cortes Generales y
Extraordinarias en 1810, donde se engendró la primera Consti-
tución Democrática de 1812. Lugar emblemático; donde los di-
putados, ilustrados, diplomáticos españoles e iberoamericanos, en
presencia de la ciudadanía en general, que asistió como público
en sus palcos, prepararon el camino de la libertad y de la moder-
nidad de España e Iberoamérica.
Aquí, levantamos el telón de un nuevo curso académico, mar-
cado en lo histórico, cultural y jurídico por los acontecimientos
sucedidos en este territorio de la Bahía de Cádiz hace 200 años.
Levantamos el telón como en 1810, donde dio comienzo el
parlamentarismo español, y se fraguó la que sería modelo de
modelos de constituciones: La Pepa.
Es la primera vez que un acto solemne de apertura de curso aca-
démico se desarrolla en un espacio no universitario. Pero la firme
voluntad de esta institución de unirse a la ciudadanía en tan rele-
vante efeméride requería una conmemoración aquí, en el mismo
lugar donde nuestros antepasados comenzaron el camino hacia
la Democracia. El Real teatro de las Cortes se convierte hoy
en paraninfo universitario, y la propia ciudad de San Fernando
(que nos acoge para ello con tanta amabilidad y cortesía: gracias,
Alcalde) nos sirve de ejemplo al rememorar su papel en aquellos
tiempos. La Villa de la Real Isla de León, que supo, a la vez, hacer
frente a los franceses para reconquistar la libertad robada, y asu-
mir la responsabilidad de acoger a los defensores de los nuevos
principios del derecho político nacidos en la Ilustración.
Majestad: permítame ahora abandonar el símil teatral –la refe-
84 l
rencia al escenario- y acogerme al marítimo, en el que personal-
mente, como gaditano, nado con cierta holgura y al que sé que
usted guarda el máximo apego.
Muchas instituciones se hayan implicadas en estos fastos. La nues-
tra, ha desplegado su mástil de proa, la vela de trinquete, para
recoger todos los vientos de Europa y América que puedan unir
nuestros continentes a través de nuestro mar. Empujan nuestra
nave los alisios de las diferentes nacionalidades, de las singulari-
dades e identidades, de las culturas que se han convertido en
proceso inexorable de progreso… la libertad, la emancipación, el
conocimiento que reúne todo el espacio euro-americano. Nues-
tra Universidad en éste, como en todos los grandes aconteci-
mientos de los que forma y toma parte, adopta la actitud realista
y científica promulgada en el XIX por el líder del movimiento
Oxford, William Ward: “ajustar las velas, frente al pesimista que
se queja del viento o al optimista que sólo espera que cambie”.
En tales días como hoy, hace dos siglos, tal y como nos ha rela-
tado nuestro catedrático, el Profesor Alberto Ramos, se trataron
en las Cortes principios esenciales para nuestro vivir académico
diario: la libertad de imprenta, la trascendencia de la educación
como el único motor de progreso individual y de progreso del
conjunto de la sociedad, o la protección de la invención de los
descubrimientos. Se pusieron, pues, allí y entonces, las bases que
hoy preservan la innovación científica y técnica, las que funda-
mentan la libertad de cátedra, o las que nutren nuestro deber
pedagógico.
Majestades, Sr. Ministro, Sr. Presidente de la CRUE, llegados a este
punto, no quiero demorarme en agradecer, en nombre de la Uni-
versidad de Cádiz, la deferencia que supone nuestra designación
como sede de la solemne apertura del curso universitario en
España.
Nuestra Institución cuenta con brillantes antecedentes universi-
tarios, y acaba de celebrar 260 años de estudios superiores vin-
culados a la creación del Real Colegio de Cirugía de la Armada.
Su historia como Universidad autónoma, no obstante, arranca
en 1979, momento en que se crean junto con las de Alicante y
León, las primeras universidades nacidas al amparo de la Demo-
cracia. Este trayecto de tres décadas -verdad queridos rectores
coetáneos de Alicante y León- puede ser buena muestra de la
evolución de las universidades españolas.
Sus casi 7.000 estudiantes iniciales se multiplican ahora por tres.
Su personal y sus infraestructuras han dado un salto espectacular,
y lo mismo puede decirse de sus resultados de investigación y de
transferencia, y de sus colaboraciones y proyectos conjuntos con
otras instituciones y empresas. La comparación con las universi-
dades de los países más avanzados no es ya una quimera.
En cualquier caso, el camino ha sido apasionante y, por momentos,
verdaderamente difícil. La compleja arquitectura de la Universi-
dad de Cádiz radica en su ubicación geográfica y humana: una
provincia diversa comarcal y culturalmente que nos ha llevado a
tener presencia en cuatro campus muy distintos, y en definitiva
en un territorio marcado históricamente como cruce de caminos
entre tres mundos: Europa, África y América. De alguna forma, la
UCA se asemeja a nuestras ciudades antiguas, Baelo Claudia o
Carteia, ciudades asomadas a bahías atlánticas y mediterráneas,
bahías a las que llega Europa, desde las que se divisa África, desde
las que se intuye América.
Esa situación estratégica nos ha llenado la aventura de rutas pe-
ligrosas, pero también nos ha hecho especialmente permeables
al entorno social y humano, y especialmente sensibles al esencial
deber universitario de trasladar a la sociedad los mensajes y las
reflexiones que basculan entre la memoria, la actualidad y la de-
finición de retos inmediatos y desafíos de futuro.
En este curso que comienza se completa la adaptación de todos
los títulos oficiales a la nueva ordenación de enseñanzas univer-
sitarias en España. Formamos ya parte de una comunidad que
l 85
rompe fronteras, engloba a toda Europa, y tiene proyección en
todo el mundo. Podría afirmarse, pues, que desde este curso
estamos ante una universidad nueva, en la que se refuerza el
compromiso con los estudiantes y con la sociedad mediante la
implantación de sistemas de garantías de calidad en cada titula-
ción, y a través de la puesta en marcha de mecanismos de segui-
miento y mejora continua de los títulos.
Pero hay muchos otros retos sobre la mesa. ¿Cómo dar res-
puesta adecuada al aumento inesperado de la demanda de
educación superior? ¿Cómo renovar los procesos administra-
tivos y de gestión para garantizar su calidad y mejorar la efi-
ciencia? Ahora llega lo realmente complejo: ¿Cómo alcanzar la
excelencia? Y atendiendo a la situación que nos está tocando
vivir : ¿Cómo identificar las aportaciones que puede realizar
la universidad para contribuir a salir de la situación de crisis?
¿Cómo garantizar la equidad en el acceso al estudio? ¿Cómo
hacer frente a las dificultades e incertidumbres económicas y a
los problemas de financiación que ya asfixian a algunas univer-
sidades y amenazan a las demás? Y lo que es todo un desafío:
¿Cómo hacer valer ante la sociedad el papel de las universida-
des en la construcción del futuro?
Hay quien queriendo encontrar buen destino para los filos de
la tijera de recortar apunta a las universidades. A ellos quisiera
dedicarles una pequeña reflexión.
Sin entrar a valorar intenciones me apoyaré en algunos datos del
Informe OCDE 2010 sobre el panorama de la educación, hecho
público el pasado mes de septiembre, para señalar que –bajo
nuestro punto de vista- la postura es equivocada.
Las tasas de acceso a la educación superior universitaria en Espa-
ña siguen por debajo de los valores medios de la OCDE, mien-
tras que las tasas de abandono de los estudios universitarios
se sitúan por debajo de la media, lo que acredita una mayor
eficiencia del Sistema Universitario Español.
Desafortunadamente, las tasas de desempleo se han incremen-
tado en España con la crisis económica muy por encima de la
media europea, pero el incremento del desempleo es la mitad
para los titulados superiores frente al crecimiento del desempleo
para las personas con otros niveles educativos.
En la encuesta realizada por el INE a 6000 doctores y publicada
el pasado 4 de octubre, el 96% de los doctores españoles estaba
empleado y, de ellos, el 60% desempeñando actividades de I+D.
En cuanto al nivel de satisfacción manifestado, el 90% estaban
satisfechos con el trabajo que realizaban, el 80% con su nivel de
estabilidad en el mismo y, más del 75%, con su salario.
La inversión para la formación de cada estudiante de educación
superior en España sigue situándose claramente por debajo de
la media de la OCDE, si bien se advierte un crecimiento signi-
ficativo en los últimos años. El porcentaje del PIB destinado a
educación superior se sitúa en torno al 1,2 %, del que 1 punto es
financiación pública, aún lejos de la media OCDE. Por supuesto,
hay excepciones en algunas comunidades autónomas, como la
andaluza. Gracias, presidente Griñán por la confianza que depo-
sitas en las universidades andaluzas.
Por tanto: las divergencias entre España y los países de la OCDE no
están en que nuestro país tenga un sistema universitario sobredi-
mensionado ni dotado de más recursos de los necesarios. Habría
que buscarla, más bien, en un desarrollo insuficiente del sector pro-
ductivo y de servicios avanzados, elementos que caracterizan a las
economías más desarrolladas. La solución no debiera ser, por tanto,
introducir recortes en formación superior y en investigación, sino
impulsar con toda convicción -con la convicción que en ocasiones
ha faltado- una nueva Economía, basada en criterios de sosteni-
bilidad y necesaria e ineludiblemente, basada en el conocimiento.
Cierto es que las universidades deben profundizar en su re-
flexión: “A diferencia de los poetas, de los escritores, de los músi-
cos, las Universidades no pueden permitirse el juego de la irrea-
86 l
lidad, no pueden vivir en un mundo de fantasía”, acertó a decir
recientemente Vargas Llosa, flamante Premio Nóbel. Cuestión en
la que ahondó también el propio Ministro, cuando siendo Rector
y Presidente de la CRUE expresó que “el profesor universitario
no puede hacer referencia a la Sociedad a la vez que señala con
su mano a la ventana del aula”. De hecho, somos amplia mayo-
ría las universidades que hacemos explícito nuestro compromiso
social y lo ponemos en práctica con nuestras políticas y colabora-
ciones con los agentes sociales y económicos.
La última memoria presentada por la Universidad de Cádiz de-
talla el compromiso mantenido con la formación de los alumnos,
con planes de actuación y líneas claras de mejora de los recursos,
con la consecuente mejoría en los resultados de rendimiento.
Insistimos en ser una Universidad cada día más transparente, que
realiza esfuerzos por mostrar lo que hace y lo que puede ha-
cer colaborando con otros agentes sociales. Este año, ese com-
promiso de la Universidad de Cádiz se ha fortalecido al auditar
externamente los contenidos de la memoria, y al aproximar su
formato a los estándares internacionales de la organización, “Glo-
bal Reporting Initiative”, cumpliendo así el requerimiento que la
Junta de Andalucía solicita a las universidades.
Majestades, autoridades, y todos los presentes en esta sala: Ése
es el compromiso de las Universidades. Y tengo que manifes-
tar públicamente que es ahí adonde las universidades dirigen sus
esfuerzos. Porque el estudio es nuestro oficio, pensar es nuestro
método, el conocimiento es nuestra esencia, enseñar a pensar es
nuestro afán para lograr una sociedad más culta y por tanto más
solidaria, más justa y equilibrada, más sostenible.
Por ello tenemos que entender que, más allá de determinadas
reflexiones sobre los defectos que la universidad tiene que co-
rregir, este es, sin ninguna duda, el momento de las universidades.
Y es un momento que cobra fuerza y recobra significados si lo
enmarcamos en el contexto doceañista, y reflexionamos sobre
el papel de las universidades, de nuestra Universidad, en los Bi-
centenarios.
La Universidad comparte con aquellos ilustrados del Doce, aban-
derados de la libertad, el mismo fin: trabajar por el bienestar social y garantizar la formación de ciudadanos. Como el espíritu
de la Ilustración contempla, apoyándonos en nuestra historia y
nuestra cultura común, debemos fomentar el patrimonio que
compartimos, respetando las diferencias, pero rehuyendo cual-
quier relativismo que nos obligue a renunciar a nuestro destino
colectivo.
Ahora es el momento de reivindicar los valores que los líderes
de las independencias de América Latina y el Caribe vieron en
aquel proceso innovador de la Constitución de 1812, el reco-
nocimiento de que la soberanía reside en la nación, la liber-tad de expresar cualquier idea, la separación de poderes… El
fundamento de nuestras democracias y, por ende, los principios
básicos del funcionamiento de las Universidades.
Por todo ello, resulta evidente, que la lengua y la cultura común, y la ineludible apuesta por la educación habían establecido las bases para que existiera, hace ya 200 años, un mismo espacio para la formación, la igualdad, la cooperación, y la paz. Ésta es la
mejor oportunidad para actualizar aquellas lecciones y renovar
aquellos ideales.
Como proponían Enrique Iglesias y Álvaro Marchesi en su docu-
mento “Los Bicentenarios: Una oportunidad para la Educación
Iberoamericana”:
La conmemoración de los bicentenarios puede ser el hilo
conductor a lo largo de la próxima década que impulse el
deseo de lograr una nueva generación de ciudadanos cultos
y libres, que transforme las formas de vivir y las relaciones
sociales y que abra nuevas perspectivas para la igualdad de
todas las personas y para el reconocimiento de su diversidad.
l 87
Nosotros, en Cádiz, en la Universidad de Cádiz, nos sentimos
especialmente responsables de actualizar esa memoria compro-
metida que tuvieron los hombres del Doce.
La Universidad de Cádiz, prosiguiendo en su objetivo fundamen-
tal de ofrecer una formación integral y humanista, y ratificándose
en su vocación de institución entregada a la sociedad -de la que
surge y a la que se debe- va a emprender esta nueva singladura
con el aliento de contribuir de manera determinante en estas
celebraciones del Bicentenario.
En la mirada constitucionalista que hoy nos convoca en Cádiz
resulta decisiva la atención al Espacio Iberoamericano del Co-
nocimiento, en el que venimos trabajando especialmente en los
últimos años. Crear ese espacio, vivirlo, proyectarlo como esce-
nario del futuro, tiene que ver con los pilares de nuestra memoria
histórica. Desde Cádiz y hasta América viajaron durante siglos lo
que Irving Leonard acertó en llamar “los libros del conquistador”:
ficciones picarescas y de caballería, Cervantes y Lope, canciones
de la vieja España para recreo de la “nueva”… Y también en
algún momento ejemplares impresos de la nueva Constitución,
que hasta allí hubo de viajar para que se comenzara a hablar de
democracias en América.
En resumen, con este ánimo de racionalidad y pragmatismo, pero
motivados por la emoción y la dignidad moral de aquellos padres
de nuestro constitucionalismo, nos ponemos manos a la obra,
como disciplinados hombres y mujeres que saben cada cual su
ejercicio, nos disponemos un año más a hacer la tarea.
Y permítanme un último ejercicio académico a través de las pa-
labras de uno de los grandes educadores del siglo XX: Juan de
Mairena, que así de humilde y clarividentemente acertó a expre-
sar el deber de todo ciudadano con la educación:
“Deseoso de escribir para el pueblo, aprendí de él cuanto
pude, mucho menos, claro está, de lo que él sabe. Escribir
para el pueblo es escribir para el hombre de nuestra raza,
de nuestra tierra, de nuestra habla, tres cosas inagotables que
no acabamos nunca de conocer. Escribir para el pueblo es
llamarse Cervantes, en España; Shakespeare, en Inglaterra;
Tolstoi, en Rusia. Es el milagro de los genios de la palabra.
Por eso yo no he pasado de folklorista, aprendiz, a mi modo,
de saber popular. Siempre que advirtáis un tono seguro en
mis palabras, pensad que os estoy enseñando algo que creo
haber aprendido del pueblo.”
Majestad, Ciudadanos:
Muchas gracias por su atención.
88 l
Acto Apertura Curso 2010-11
“Ángel Gabilondo Pujol : Ministro de Educación
Discurso
Majestades
Sr. Presidente de la Junta de Andalucía
Sr. Rector Magnífico de la Universidad de Cádiz
Sr. Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades
Españolas
Magníficos Sras. y Sres. Rectoras/es de las Universidades Españolas
Sres. Rectores de las Universidades de Iberoamericanas y Rusa
Sr. Presidente del Consejo Social, Parlamentarios, Diputados Au-
toridades, Alcalde de San Fernando y Alcaldesa de Cádiz
Miembros de la Comunidad Universitaria
Señoras y señores,
Gracias Majestades por honrarnos una vez más con su presi-
dencia en este acto solemne de apertura del curso académico.
Su presencia es una muestra más del apoyo que la Universidad
recibe de la Corona, y refleja su compromiso personal con esta
institución y con todo lo que representa. Muchas gracias por su
aliento y afecto que tanto nos estimula.
Agradezco también la cálida bienvenida al Rector de la Universi-
dad de Cádiz, y a todos sus profesores, personal de administra-
ción y servicios y estudiantes. Esta Universidad es una universidad
joven, pero con ilustres antecedentes desde hace varios siglos,
y que, como tal ha sabido rentabilizar y promover el espacio
intelectual único que ofrece esta querida ciudad de Cádiz, ciudad
abierta al mundo desde una historia milenaria y extraordinaria.
Y efectivamente. Los edificios tienen aromas. Las personas tienen
memoria, que no es solo recuerdo. Y rememoración, que es un
relato comprometido con lo que decimos y hacemos. La liber-
tad nunca es ya un resultado clausurado. La libertad es siempre
un objetivo del pensamiento. La libertad es siempre un objetivo
universitario.
Comenzamos un nuevo curso académico fecundo en coinciden-
cias y conmemoraciones, en un momento y en un entorno es-
pecialmente sugestivo, con la evocación de fondo del inicio de la
ciudadanía y de la política ciudadana en España. Conmemoramos
el bicentenario de las Cortes Generales y Extraordinarias reuni-
das hace 200 años en la Villa de la Real Isla de León. En este lugar
de San Fernando, concebido inicialmente como teatro para pasar
a ser Asamblea Legislativa, sede de las Cortes hasta 1812, antes
de trasladarse a Cádiz, nos encontramos en el corazón de la so-
ciedad y aquí resuenan palabras y aromas que hoy reconocemos
en el espíritu universitario.
El gran legado de estas Cortes fue nuestra primera Constitución, la
Constitución de Cádiz de 1812, que estableció la soberanía popu-
lar y la división de poderes, la libertad de expresión y la libertad de
imprenta. Se crea así una sociedad de libertades y progreso, donde
la libre palabra ya no está enclaustrada y donde la razón crítica
sustituye a la confrontación. De este modo se señala un principio
universitario y ciudadano irrenunciable, seña de nuestra identidad,
la libertad de pensamiento, libertad de impresión que es más que
la libertad de imprenta, que es libertad de expresión y la capacidad
de propiciar una opinión pública soberana.
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El caldo de cultivo en el que se gestó el sustrato intelectual que
superó el Antiguo Régimen, que fusionó la modernidad europea
con lo mejor de nuestra tradición, fueron nuestras universidades,
y en especial, la Universidad de Salamanca, que en unos años
cumplirá su octavo centenario, y con ella, todo el sistema univer-
sitario español.
Un buen gaditano, Rafael Alberti, nos recuerda que “La libertad
no la tienen los que no tienen su sed” y España y la Universidad
han dado en su historia sobrados ejemplos de sed y de amor a la
libertad. Y, no lo olvidemos, también a la igualdad. Y la Universidad
se encuentra plenamente implicada en el logro de estos valores.
Por eso, es oportuno recordar que en este curso se cumplen 100
años de la Real Orden que permitió el acceso de las mujeres a las
aulas universitarias en condiciones de igualdad. Hoy son mayoría,
el 54,1%, llegando al 57,2% entre los estudiantes de Grado.
Este curso universitario también paradójicamente comenzamos
con la culminación de un largo proceso, al implantarse, como
en toda Europa una organización y un concepto de las estudios
universitarios según el Espacio Europeo de Educación Superior.
No se trata de informar sino de establecer sistemas que sean
comparables, equiparables, compatibles.
Expertos en escuchar y en corresponder. Gracias Rectores, Rec-
tores por lo que hacéis, por lo que decís.
Celebramos este año el décimo aniversario de la declaración de
Bolonia donde los países de la Unión nos propusimos crear para
este curso un Espacio, al que se han sumado 47 países. Hoy, este
Espacio de Educación Superior es una realidad plena y por desa-
rrollar (nueva paradoja). Así se puso de manifiesto en la reunión
extraordinaria de Consejo de Ministros europeos de Educación
celebrada en Budapest-Viena, el último marzo. Europa es la Euro-
pa de la cultura de la Ciencia, Europa es, y sólo así será, la Europa
de las ciudades, la Europa de las Universidades. Y lo decimos en
Cádiz, en la Universidad de Cádiz.
Este nuevo Espacio Europeo potencia la apertura de conoci-
mientos, la movilidad entre estudiantes y egresados pero, sobre-
todo, la apertura de las sociedades y supone un enorme paso en
la configuración de una Europa más unida, coherente y abierta
al exterior.
El Sistema Universitario Español ha abordado esta transforma-
ción con gran ilusión, energía y eficacia. Y con mucho trabajo.
Y lo ha hecho, en una situación no fácil, con eficiencia. Paralela-
mente, con ocasión de este proceso ha impulsado acciones de
modernización en las universidades en todas sus misiones, pero
especialmente en las metodologías docentes en los procesos de
gestión y de transformación.
El gran logro de esta configuración os lo debemos a las univer-
sidades, que, en el marco de vuestra autonomía, habéis diseñado
las titulaciones que, una vez evaluadas, verificadas y autorizadas
por las distintas instituciones y administraciones, van a poderse
cursarse en todas las Universidades un total de 2.338 grados,
2.429 Másteres y 1.624 Doctorados.
Ha sido un trabajo ejemplar de colaboración conjunta entre las
Administraciones y las Universidades. A todos quienes lo habéis
hecho posible, nuestro agradecimiento más sincero.
Tenemos ahora que velar por una correcta evaluación de las
nuevas titulaciones, y por implantar plenamente los cambios im-
plícitos en el nuevo sistema, enfatizando el proceso de apren-
dizaje del propio estudiante y la adquisición de, además de los
conocimientos básicos necesarios, competencias específicas y
transversales. Y analizar resultados de iniciativas universitarias de
otro alcance: las Pruebas de Acceso, o el Master para Profesores
de Secundaria. Evaluar para mejorar.
Comenzamos un nuevo curso con la responsabilidad de tener
más jóvenes apostando por la educación universitaria, (un 11,3%
más de estudiantes, 385.000 nuevos estudiantes) lo que alcanzar
90 l
1,6 millones de estudiantes matriculados en el sistema universi-
tario superando los máximos niveles que se habían alcanzado a
finales de los años noventa.
Vivimos en momentos de dificultades económicas y la universi-
dad es consciente del papel decisivo que tiene que jugar en los
desafíos que tenemos como sociedad. La universidad ha estado
muy singularmente en las últimas décadas en la vanguardia de los
procesos de progreso y bienestar social. Luchar contra la crisis y
cambiar nuestro modelo económico exige situar el conocimien-
to, la innovación y la transferencia a la sociedad en el centro de
las políticas económicas y sociales. No se trata sólo de cumplir
con los grandes objetivos de la Estrategia Europa 2020, se trata
de trabajar con el resto de agentes sociales, políticos y económi-
cos en las transformaciones sociales y económicas que nuestro
país necesita. Se trata de atender nuevas demandas sociales en
los ámbitos de la formación permanente, la empleabilidad, y la
exigencia de mayor movilidad.
También es importante resaltar aquí la nueva política de becas y
ayudas al estudio, apoyada por un incremento presupuestario, qu
e busca renovar el actual marco social a la nueva estructura adap-
tada al EEES y estará caracterizada por la previsión de alcanzar
sus objetivos en el horizonte 2015. El nuevo modelo de becas
y ayudas, adaptado para grado y máster, propondrá mejoras del
actual sistema con una nueva estructura de becas, más simple
y compacta que potencie de forma clara el concepto de beca
salario. Además, este nuevo curso se pondrá en marcha el Ob-
servatorio de becas, que aprobamos en el Consejo de Ministros
de 1 de octubre.
Comenzamos un curso difundiendo a la sociedad la contribución
socioeconómica de las universidades españolas en sus territo-
rios de influencia. Debemos generar y merecer esa confianza.
Y los datos lo corroboran. Avanzaremos hacia la agregación, la
especialización, la internacionalización, la calidad, la excelencia y
la racionalización de la oferta; avanzaremos en la construcción
de un eje universidad-ciudad-territorio, principalmente gracias
al programa de Campus de Excelencia Internacional. El objetivo
debe ser el diseño de una nueva arquitectura del conocimiento
que sea más eficiente y adecuada al nuevo marco global y que
se adecue al Plan de austeridad de las administraciones públicas.
En este sentido hemos de reconocer y de valorar asimismo el
esfuerzo realizado: personal y colectivamente.
La internacionalización de nuestro sistema universitario, con un
número creciente de estudiantes extranjeros, que puede superar
los 80.000 estudiantes, resulta decisiva. El porcentaje de extranje-
ros entre los estudiantes de másteres alcanza el 18,4 por ciento
y entre los de doctorado, el 23,3 por ciento. Sólo de estudiantes
Erasmus, habrá cerca de 30.000 en nuestras aulas, mientras que
unos 32.000 estudiantes españoles podrán desarrollar parte de
sus estudios en universidades europeas.
Pero tenemos que avanzar también en la modernización desde
dentro, a través de la Estrategia Universidad 2015, combinando
adecuadamente la necesaria autonomía universitaria, la mejora e
incentivación de su personal docente, investigador y de adminis-
tración y servicios, el aumento de su competitividad e interna-
cionalización y de su liderazgo académico, y el desarrollo de un
modelo de financiación, eficiencia y eficacia en su gestión, y la
exigencia de rendir cuentas sobre el desarrollo de sus misiones.
La Universidad nos aporta mucho, como personas y como socie-
dad, y debemos mantener nuestra confianza en su progreso y en
el esfuerzo estratégico que está realizando para llegar en el ho-
rizonte 2015 a los objetivos de excelencia e internacionalización,
siempre manteniendo una avanzada “dimensión social” y contri-
buyendo a la equidad. Os habéis ganado y merecéis la confianza
de la sociedad en la generación y circulación del conocimiento
para procurar bienestar. Hacemos bien en subrayar nuestros va-
lores. Los comparto y agradezco el compromiso.
Gracias y felicidades a todos los estudiantes que han depositado
l 91
también su confianza en la Universidad española. A los estudian-
tes de nuevo ingreso en la Universidad, les doy la bienvenida y les
animo a vivir plenamente este curso académico que hoy se inicia.
La Universidad empieza a ser su lugar de vida; en ella deseo que
inicien una formación que dure toda su vida, que se prepararen
bien profesionalmente y también como ciudadanos y que parti-
cipen activamente de la vida y de la organización universitaria. Es
lo que busca el Estatuto del Estudiante. Una bienvenida especial
a los numerosos estudiantes que, procedentes de otros países,
han elegido una universidad española para seguir o completar
sus estudios y a aquéllos otros que, desde su experiencia, incre-
mentan nuestra sabiduría y se han inscrito en las actividades de la
formación a lo largo de la vida. Todos confirman conjuntamente
que este espacio es un espacio de educación privilegiado para
promover la ciudadanía activa y libre.
La Universidad se incorpora así en Cádiz a esta fiesta de la ciu-
dadanía. Gracias Majestad por impulsar y promover estos valores
que siendo profundamente europeos responden a lo mejor de
nuestro país y son la garantía de un éxito colectivo.
Con su estímulo la tarea resultará más atractiva y plena pues
así se subraya su alcance y sentido: responder a las demandas y
requerimientos de la sociedad.
Muchas gracias.
92 l
Acto Apertura Curso 2010-11
“José Antonio Griñán : Presidente de la Junta de Andalucía
Discurso
Hoy celebramos la apertura solemne del curso universitario
2010-2011. Y lo hacemos en un escenario emblemático de la
historia de España. San Fernando y Cádiz fueron entre 1810 y
1812 el epicentro de una revolución cultural, ideológica y política
que nos condujo a los españoles a la libertad y la democracia.
Una revolución que se libró con la fuerza de la palabra. El arma
más persuasiva. Los diputados diseñaron en las sesiones de Cor-
tes una patria común para todos. Trazaron unos valores de los
que nos sentimos herederos.
La instrucción pública ocupó una parte esencial de sus debates.
Porque sin educación, los primeros liberales ya lo vieron claro,
no hay ciudadanos. Por eso la Constitución de 1812 convirtió la
educación pública en el eje central para la formación cívica de la
población, la que capacita para la participación en la vida pública.
Así era y así sigue siendo.
En una disertación sobre Democracia y universidad, el premio
Nobel recién desaparecido, José Saramago, señala la importancia
de la Universidad para el aprendizaje de la ciudadanía.
“La universidad –dice– además de buenos profesionales debería
lanzar buenos ciudadanos”. Gente que piense y vea con lucidez
el futuro.
Y va más allá cuando reconoce a los profesores, gente que ha
hecho del pensar oficio, como “los últimos baluartes para el cam-
bio”. Para mejorar nuestro sistema político, social y económico.
Coincido con él. La sociedad necesita del pensamiento crítico,
en clave cosmopolita, que sale de la universidad. Lo necesita hoy
para resistir al neoliberalismo, a una filosofía individualista y ex-
cluyente, que rechaza las políticas sociales y que impregna a toda
la sociedad.
Frente a éste, hay que seguir apostando por un amplio contrato
político y social que reivindique la educación como bien público.
El proyecto de universidad pública tiene que implicar a las fuerzas
sociales y a los ciudadanos para buscar soluciones a los proble-
mas inmediatos y reforzar nuestra posición en contextos globales
de producción y distribución de conocimiento.
La universidad pública no se entiende sin la preocupación por el
ser humano, la lucha contra la exclusión social y la degradación
del medio ambiente, el compromiso social y la defensa de la
diversidad cultural.
Y a eso hay que sumar la prestación de servicios que tienen
como destinatarios a la sociedad en general: incubación de la
innovación, promoción de la cultura científica y tecnológica, ac-
tividades culturales en el campo de las artes y la literatura. Y el
desarrollo de proyectos de interés público.
Desde los años 90, el sistema universitario español ha crecido de
un modo incesante. Un cambio muy intenso fruto de la univer-
l 93
salización de la educación primaria y secundaria, el gran logro de
la transición democrática.
En 1980 sólo había en Andalucía cinco universidades y 80.000
alumnos. Hoy contamos con 10 universidades y más del triple de
alumnos que en aquella fecha.
A la universalización del acceso hay que unir el peso específico
en la sociedad andaluza de los 18.200 docentes, una cifra cuatro
veces superior a la de hace tres décadas. A lo que hay que añadir
la incorporación de la mujer a las aulas.
La universidad ha dejado de ser, por tanto, el último escalón del
sistema educativo para incorporarse de lleno al sistema de for-
mación a lo largo de la vida. A ella acude tanto quien busca el
reciclaje o la ampliación de conocimientos, como quien quiere
crecer personal o profesionalmente.
En definitiva, un largo e intenso proceso de cambios que nos ha
llevado a la convergencia con los países de nuestro entorno. Un
camino que este curso se completa con la plena implantación del
Espacio Europeo de Educación Superior.
Con él las universidades andaluzas se abren a sectores estratégi-
cos emergentes, con nuevas titulaciones, y se garantiza la igualdad
de oportunidades. El desarrollo científico, la investigación, tienen
que ir parejas al mundo de la empresa y al tejido social y pro-
ductivo andaluz. El objetivo es sumar conocimiento y producción.
Estamos en un tiempo decisivo. Las nuevas tecnologías nos van
marcando el paso de la era analógica a la digital. Un tiempo nue-
vo sobre el que caben más incertidumbres que certezas.
Pensar en el largo plazo quizás sea la seña de identidad más ca-
racterística de la universidad. Por eso le corresponde un reto
esencial: identificar y potenciar las emergencias donde se anuncia
ya el largo plazo.
Y que ese conocimiento se abra a la sociedad, entre en diálogo
con otras propuestas, para que los ciudadanos puedan sugerir,
aportar, en definitiva, participar en la producción y evaluar sus
aportaciones.
Porque a medida que la ciencia se inserte más en la sociedad,
ésta se insertará más en la ciencia.
Esta convivencia es ya posible gracias a las nuevas tecnologías de
la información y el conocimiento. Las TIC flexibilizan la dinámica
relacional y pulverizan el fuerte componente territorial que ha
tenido la universidad durante siglos para crear un campus virtual
donde todos caben. Un pensamiento en red, un conocimiento
científico cada vez más interactivo.
En Andalucía empezamos a crear una red de universidades pú-
blicas para fomentar las alianzas y la colaboración con la indus-
tria, con la sociedad. Una cultura nueva que nos va a permitir
compartir recursos y equipamientos, buscar sinergias y estimular
la movilidad de docentes y estudiantes. Crecer y ser más fun-
cionales.
Este modelo cooperativo empieza a cobrar forma en los pro-
yectos que Andalucía presenta a la convocatoria de Campus de
Excelencia Internacional.
Una red que hay que abrir a otros ámbitos de la sociedad.
La sociedad española es consciente de la rentabilidad social de
la inversión en educación superior. Y sabrá comprometerse con
una formación de excelencia para afrontar con garantías el fu-
turo.
La educación es nuestro principal motor para avanzar y ha de
ser también el mejor camino para cambiar las relaciones sociales,
políticas y económicas. Para construir una España más humana,
más estable y más sostenible.
94 lUniversia
l 95Universia
Junta de Accionistas de Universia
“Emilio Botín : Presidente de Universia
Discurso
Sras. y Sres. Rectores de Universidades accionistas de Universia
España:
Este año celebramos el bicentenario del inicio de la redacción de
la Constitución de Cádiz de 1812.
Nuestra primera gran Carta Magna quiso transformar la socie-
dad española, modernizándola con la separación de poderes, la
incorporación de valores democráticos y nuevos derechos civi-
les. Fue precursora de las modernas constituciones de España
y Latinoamérica, que recogieron estos principios de convivencia
universal y que abanderaron la libertad y la democracia.
Estos valores son claves para el progreso económico y social de
las naciones.
El bienestar que han alcanzado países como España, Brasil, Méxi-
co o Chile no hubiera sido posible sin los principios democráti-
cos que se establecieron en esta ciudad hace doscientos años y
que están recogidos en sus constituciones.
Con esa aspiración de cambio social de las Cortes de Cádiz, no
es casualidad que redactaran la única constitución española que
ha dedicado un Título, el noveno, exclusivamente a la educación
y que emana del principio de que la educación es el principal factor de progreso de una sociedad.
El artículo 367 establecía que
“Se arreglará y creará el número competente de Universidades
y de otros establecimientos de instrucción que se juzguen con-
venientes para la enseñanza de todas las ciencias, literatura y
bellas artes”.
Desde entonces hasta hoy, la universidad española ha recorrido
un largo camino no exento de dificultades pero, en las últimas
tres décadas, la evolución de la Universidad española, ha sido
espectacular.
Este gran salto no se hubiera producido sin el apoyo, el empuje
y la voluntad de la sociedad española por elevar sus niveles de
formación, y sin la inversión de importantes recursos públicos
en la educación universitaria, la investigación, el desarrollo y la
innovación.
Pero, sobre todo, ha sido posible por el esfuerzo, la dedicación, la entrega y el entusiasmo de miles de profesores e investigado-res, liderados por la visión de futuro y la capacidad de gestión de los equipos de gobierno, especialmente, de sus rectores.
Por ello, como universitario y como empresario, no me cansaré
de decir que estoy orgulloso de nuestra Universidad, y conside-
ro muy merecido agradecer públicamente a vosotros los recto-
res y a vuestros predecesores, la labor realizada y el compromiso
con el futuro, que es el compromiso que tenéis con la sociedad.
Me referiré a continuación a los retos del futuro para nuestra
96 l
Universidad, a la Agenda de Guadalajara y, por último, a Universia
en el horizonte de 2013.
Los retos del futuro para nuestra Universidad
Bolonia
El 19 de junio de 1999 todos los gobiernos de la Unión Europea,
firmaron en la ciudad de Bolonia, el documento denominado
Declaración de Bolonia, comprometiéndose a establecer un Es-
pacio Europeo de la Educación Superior, que debía estar implan-
tado en el año 2010.
El proceso de integración en este Espacio ha requerido rea-
lizar una tarea importante en el seno de las universidades y
una dedicación especial de los equipos de gobierno y de las
comisiones nombradas al efecto.
En la práctica totalidad de las universidades que he visitado en los
últimos años, los rectores habéis resaltado la importancia
• de nuestra incorporación a ese espacio europeo universi-
tario común, y….
• del cambio de cultura universitaria que exige a profesores,
estudiantes, gestores y a la propia institución universitaria.
Ha llegado la fecha señalada en la Declaración de Bolonia y se
puede afirmar que las universidades españolas han hecho los
deberes, pues la práctica totalidad de las titulaciones que ofrecen
han iniciado el curso en el marco de Bolonia.
Lisboa
Al cambio fundamental que supone Bolonia para la Universidad se une la agenda de Lisboa.
Los países miembros del Consejo Europeo, en la reunión cele-
brada en Lisboa en marzo del año 2000, definieron una estrate-
gia para conseguir al final de la década,
“una economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible, con más y mejores empleos y con mayor cohesión social”.
La estrategia de Lisboa supone potenciar el triángulo que configuran
• la educación,
• la investigación
• y la innovación,
….triángulo en el que la universidad debe ser protagonista de
excepción en todos los vértices.
Los países son cada vez más conscientes de la necesidad de im-
pulsar las universidades hacia la excelencia y reforzar su papel en
la investigación y la innovación, y la cooperación entre universi-
dades, empresas y administraciones es cada vez más necesaria.
Precisamente por ello no debemos bajar la guardia. En la socie-
dad actual, cuyo recurso básico es el conocimiento, no basta con estar haciendo las cosas mejor que antes.
Nuestra responsabilidad es mayor, puesto que debemos trabajar
para responder a los retos del presente y estar en condiciones
de afrontar con éxito los desafíos futuros.
Esto lo dicen muchos rectores y me lo han comentado, al hablar de las asignaturas pendientes que existen para que nuestra uni-
versidad y nuestra ciencia ocupen el puesto que les corresponde
a nivel internacional.
El conocimiento y aceptación de esta realidad debe represen-tar un estímulo y un reto.
l 97
Me refiero fundamentalmente a la necesidad de:
• mejorar la calidad de nuestra producción científica, de
acuerdo con los indicadores aceptados internacionalmente.
• aumentar el porcentaje de estudiantes universitarios ex-tranjeros que cursan estudios en nuestras universidades así
como la movilidad internacional de nuestros estudiantes.
• mejorar la posición de nuestras universidades en los ran-king de universidades más reconocidos y aceptados, lo cual
implica establecer políticas universitarias que contemplen los
criterios utilizados para elaborar esas clasificaciones,
• disponer de un sistema de financiación adecuado capaz de
aportar financiación suficiente y aumentar la financiación externa.
• contar con un sistema de gobierno y de toma de decisio-
nes más acordes con las exigencias de una sociedad comple-
ja, competitiva y global.
• y participar activamente en el sistema nacional de inno-vación a través de una transferencia del conocimiento más
intensa y eficiente.
Dije el año pasado, y quiero reiterarlo de nuevo, que es ahora
más que nunca cuando hay que apostar por invertir con eficien-cia en educación e investigación.
Considero que nuestro sistema universitario ganaría mucho en
eficiencia si la oferta de títulos se adecuara mejor a las necesida-
des del mercado de trabajo.
Tenemos que ir avanzando en la racionalización de títulos.
Con las altas tasas de paro de nuestra economía, que afectan
especialmente a los jóvenes, no podemos permitirnos que al-gunas licenciaturas no encuentren salida en el mundo laboral mientras tenemos que importar profesionales en otras ramas de conocimiento.
Los países que han seguido este camino han logrado incorporar
con mayor éxito a los jóvenes profesionales, evitando la fuga de
talento y la frustración social.
Estoy convencido de que, entre todos, gobiernos, agentes socia-
les y económicos, y universidades seremos capaces de superar
estas debilidades estructurales.
Sería un error no hacer un esfuerzo para incrementar las inver-
siones en la educación universitaria, la investigación y la innova-
ción.
El segundo punto del que quería hablar hoy es sobre la Agenda de Guadalajara.
El Encuentro de Rectores de Universia que celebramos el pasa-
do junio en Guadalajara promovió un debate abierto del que se
obtuvieron conclusiones que permiten definir un nuevo escena-
rio para la universidad iberoamericana. El apoyo institucional al
Encuentro que dieron los gobiernos mexicano y español confir-
ma el papel clave que juega la universidad para dar respuesta a
los desafíos de nuestra sociedad.
Me gustaría destacar del Encuentro:
1) La respuesta a la convocatoria, pues nunca antes se ha
celebrado una reunión con la asistencia de 1000 rectores y
la representación de 1100 universidades e instituciones de
educación superior de los cinco continentes,
2) El interés, rigor y calidad de las ponencias presentadas y
de los debates que siguieron a su exposición,
3) La innovación metodológica, ya que el encuentro tuvo
dos fases, una virtual a través de Internet aprovechando las
posibilidades que ofrecen las tecnologías 2.0 y las redes so-
ciales, y otra fase presencial,
4) La importante repercusión en los medios de comunica-ción nacionales e internacionales.
5) Y, por supuesto, la ambición y potencial de sus conclu-
98 l
siones y el espíritu de compromiso que se recoge en la
Agenda de Guadalajara 2010.
Como todos sabéis, la Agenda está vertebrada en torno a cinco grandes ejes:
1) una universidad socialmente comprometida,
2) una universidad sin fronteras e internacionalizada,
3) una universidad formadora, desde la calidad y la renova-
ción de sus enseñanzas,
4) una universidad creativa, innovadora y emprendedora, a
partir de una actividad investigadora sólida, una transferencia
del conocimiento intensa y un compromiso con el empren-
dimiento,
5) una universidad eficiente que cuente con recursos sufi-
cientes, incorpore las nuevas tecnologías y opere con una
organización optimizada,
Este encuentro ha servido para poner en valor y exponer al
resto del mundo…
• la entidad, capacidad de diálogo, de comunicación y de
colaboración del sistema universitario iberoamericano,
• y permitir que académicos de otros sistemas universita-
rios (inglés, ruso, chino o americano) conozcan y valoren el
potencial, interés y fortalezas del sistema universitario ibe-
roamericano.
El rector de la Universidad de Bristol y Vicepresidente de la
Conferencia de Rectores ingleses, a su regreso de Guadalajara y
sorprendido por el interés, desarrollo y vitalidad del encuentro,
ha indicado a los rectores ingleses que: “hay que viajar más a
Iberoamérica, aprender español y estrechar lazos con la universidad
iberoamericana”.
La Agenda de Guadalajara recoge la convicción de que la uni-
versidad es el instrumento más potente y eficaz para articular la
realidad iberoamericana y promover su progreso social, cultural
y económico.
Pero al mismo tiempo, expresa el compromiso firme de poner
en práctica políticas activas y fortalecer la cohesión social y la
igualdad.
La Agenda de Guadalajara representa, en definitiva, una oportu-
nidad y un desafío para la universidad española.
• Una oportunidad por su función potencial como puente
entre Europa y América Latina.
• Y el desafío de participar en la construcción del espacio
iberoamericano del conocimiento.
Iniciativas de Banco Santander con respecto al Espacio Ibe-roamericano del Conocimiento.
Como sabéis, compartiendo la voluntad de dar pasos concretos
en la construcción del espacio iberoamericano del conocimiento,
anuncié allí mismo, en el acto de clausura, el lanzamiento de sen-
dos programas iberoamericanos de movilidad de estudiantes de
grado y de jóvenes investigadores.
Es un programa concreto que se enmarca dentro de nuestro
compromiso de dedicar 600 MM de euros en los próximos 5
Años a la Universidad, como continuación y refuerzo a los 375
millones de euros que hemos invertido en los últimos 5 años.
Concretamente, para este nuevo programa de movilidad ibe-roamericana de estudiantes y jóvenes investigadores, adicional
a lo que ya venimos haciendo en cuanto a becas de estudio,
dedicaremos 60 millones de euros, incluidos en los 600 MM ya mencionados.
Esperamos informaros de las bases de estas becas en los próxi-
mos días, para que iniciéis los procesos internos de su convoca-
l 99
toria y selección y establezcáis los acuerdos de reconocimiento y reciprocidad con las universidades iberoamericanas que co-rrespondan.
Esto va a suponer que en total, y a lo largo de los próximos 5
años,
• 4.000 estudiantes españoles de grado habrán cursado un cua-trimestre de sus estudios en una universidad iberoamericana
en el marco del programa de becas Santander.
• Y que además, 1.000 jóvenes investigadores españoles habrán
podido realizar una parte de su proyecto de investigación en
otras universidades iberoamericanas.
Para la construcción del espacio Iberoamericano del Conoci-
miento es necesario contar con la voluntad política de los jefes de Estado, quienes han expresado su compromiso con el pro-
yecto en diversos foros e instancias internacionales.
Es nuestro deseo que las propuestas contenidas en la Agenda de Guadalajara sean útiles para la próxima cumbre iberoame-ricana.
Así lo expresó el rector Narro en su intervención en el acto de
clausura del encuentro y solicitó a Enrique Iglesias estudiar la po-
sibilidad de presentarlas en la próxima cumbre que se celebrará
en Argentina.
Universia en el horizonte 2013
Dedicaré la última parte de mi intervención a Universia en el
horizonte del 2013, que será el periodo que contemple su nuevo
plan estratégico, como ha informado el Consejero delegado hace
unos minutos.
Este año Universia cumple el décimo aniversario de su presen-
tación en Madrid como un portal en Internet con un núcleo
promotor inicial de 31 universidades españolas, la CRUE, el CSIC
y el Santander.
Este desarrollo tan extraordinario ha sido posible gracias al com-
promiso de todos vosotros y de vuestras comunidades, porque
sois vosotros los que le dais sentido y razón de ser a Universia.
En estos 10 años también ha cambiado profundamente la reali-
dad social y universitaria, así como el mundo internet.
La universidad se enfrenta a un escenario de cambios importan-
tes, como consecuencia de la imparable evolución tecnológica
y de la cultura digital asumida de forma masiva por personas y
sociedades.
Considero que Universia está preparada para colaborar con las
universidades y enfrentarse a los nuevos desafíos.
Pero para ello, es imprescindible la colaboración de las propias uni-
versidades y, en su caso, de empresas tecnológicas de vanguardia.
Universia y empleo
Quiero destacar especialmente la labor de Universia en el ámbi-
to del empleo universitario. Creo sinceramente que es una labor
de todos nosotros, empresas, universidades, instituciones y so-
ciedad civil, el aunar esfuerzos para crear empleo y promover el
acceso de los jóvenes al mercado laboral.
La plataforma “trabajando.com”, con origen en Chile, que Uni-
versia está implantando en otros países, se está revelando como
una herramienta acertada y muy eficaz para cumplir este objetivo.
Solamente en los primeros 8 meses de este año 2010, Univer-
sia ha ayudado a que 129.226 estudiantes hayan conseguido su
primer empleo, un 24% más que en el mismo periodo del año
pasado.
100 l
Desde que iniciamos esta actividad en el año 2006, han sido
584.363 estudiantes universitarios los que han accedido a su pri-
mera experiencia en el mercado laboral gracias a Universia.
Estas cifras ratifican claramente al empleo como un eje funda-
mental de actuación estratégica de cara al futuro.
Universia y la empresa
En cuanto a Universia y la empresa, estamos dando importantes
pasos a través de “innoversia.com” que en los primeros 9 meses del año ha contado con la colaboración directa de 360 empresas,
lo que pone de manifiesto el potencial de esta iniciativa y de otras
análogas que deben convertirse en una de sus señas de identidad.
Pero tenemos que avanzar mucho más en el papel de Universia
como lugar de encuentro y de diálogo entre
• los protagonistas de la generación de conocimiento nuevo, es
decir, los investigadores y tecnólogos,
• y los agentes que aplican el conocimiento para la innovación,
es decir, las empresas,
• y como puente para la transferencia de conocimiento.
Señoras y Señores rectores
El año 1810, cuyo bicentenario celebramos, marcó para España
y para toda Iberoamérica el inicio de una época de importantí-
simos cambios.
Doscientos años más tarde, estamos también viviendo un perio-
do de cambio fundamental en varios ámbitos:
• Tecnológicos
• Sociales
• Económicos y
• Educativos, entre otros
La sociedad española se enfrenta a desafíos importantes, al-gunos propios, otros globales, cuyo desenlace condicionará el futuro de las nuevas generaciones.
La Universidad, vuestra Universidad, tiene la responsabilidad de
liderar este cambio.
No podemos dejar pasar esta oportunidad.
Para ello, sabéis que podéis contar con Universia y con Banco
Santander como socios en este importante proyecto nacional e
Iberoamericano de futuro.
Muchas gracias.
l 101
“Diego Sales Márquez : Rector de la Universidad de Cádiz
Discurso
Junta de Accionistas de Universia
Señor presidente de Universia y del Grupo Santander,
Señor presidente de la CRUE,
Señores y señoras rectores de las Universidades Españolas accio-
nistas de Universia,
Señoras y señores rectores del Consejo Asesor Internacional de
Universia,
Señor director general de la División Global Santander Univer-
sidades,
Señor consejero delegado de Universia,
Señores directivos de Universia, y del Grupo Santander,
Distinguidos invitados y representantes empresariales,
Consejo de Dirección de la Universidad de Cádiz,
Amigos y amigas,
En nombre de la Universidad de Cádiz, les expreso todo nuestro
calor y cariño para darles la bienvenida a estas jornadas de Uni-
versia, en especial a la Junta de Accionistas de España que hoy nos
reúne en este histórico recinto.
Como habrán comprobado no nos encontramos en suelo uni-
versitario, ya que con motivo de la celebración del bicentenario
de las Cortes Generales y Extraordinarias de la Isla de León (hoy
San Fernando) el pasado 24 de septiembre, hemos considera-
do que el lugar más adecuado para reunirnos era este edificio
constitucional.
El antiguo teatro Cómico, donde en 1810 diputados e ilustrados
españoles y de la circunscripción centroamericana, iniciaron el
camino hacia la modernidad, con la aprobación de la soberanía
nacional y la separación de poderes.
En preparación de la que sería la primera constitución demo-
crática española: la Constitución de 1812, que se promulgó en el
oratorio de San Felipe Neri de Cádiz, dos años después.
Los ilustrados doceñistas reconocieron la igualdad de los espa-
ñoles de uno y otro lado del Atlántico, lo que suponía tener los
mismos derechos y la misma capacidad para decidir por sí mis-
mos sin la tutela de la metrópolis. Pensaron en los compatriotas
de América Latina y del Caribe, en su condición de otredad, de
seres humanos sujetos a los mismos principios de convivencia
universal.
La Universidad comparte con nuestros antepasados, que se sen-
taron donde ustedes están ahora mismo, el mismo fin: trabajar en
pro del bienestar social y garantizar la formación de la ciudadanía.
En la Constitución de 1812, modelo normativo a seguir por los
movimientos reivindicadores de libertad en muchos pueblos del
viejo y nuevo continente, se confía en la educación como el único
motor de progreso individual y del conjunto de la sociedad. Tam-
bién legisla por primera vez los derechos de autor y la protección
de la invención de los descubrimientos.
Estamos hablando del conocimiento, de innovación científica y téc-
nica; y de la transferencia mediante patentes de sus resultados, que
102 l
son las bases principales para avanzar en nuestra sociedad actual.
Una configuración nueva del mundo hispanoamericano, bajo un
mismo cielo, en una tierra grande, diversa y unida, que hoy llama-
mos el Espacio Euro Iberoamericano del Conocimiento.
Las reuniones del Consejo Asesor Internacional y de la Red Em-
predia se celebraron ayer en las instalaciones de la Universidad
de Cádiz, concretamente en los edificios del Rectorado y en el
aulario La Bomba, donde sus integrantes han tenido ocasión de
conocer parte de nuestro patrimonio.
Desde aquí me gustaría felicitar a Emprendia por su programa
para el 2011, especialmente por su proyecto “Hospedaje para
empresas y profesionales RedEmprendia”, que facilitará la inter-
nacionalización de empresas creadas en el seno de las Universi-
dades de la Red.
Comenzamos a andar de manera autónoma en 1979, ya que antes
dependía administrativamente de Sevilla. Hace 32 años, fuimos la
primera universidad de la democracia creada por los Reyes de
España junto a la de León, Alicante y la Politécnica de Las Palmas.
No obstante, nuestra tradición de estudios superiores se remon-
tan al siglo XVIII, con la creación del Real Colegio de Cirugía de
la Armada. Padre de la facultad de Medicina, germen de la actual
UCA; aunque ya en el siglo XV funcionaba en Cádiz, el Colegio
de Pilotos de los Mares de Levante y Poniente, que gozó de gran
prestigio por sus estudios de cosmografía y matemáticas. Por tanto,
nuestros antecedentes tienen un recorrido de más de 260 años.
La Universidad de Cádiz es socia de la red Universia desde su
creación, fue la segunda institución académica después de Canta-
bria en adherirse a ella. Sin lugar a dudas, creemos firmemente en
este proyecto, que representa el mejor escenario para reforzar la
proyección pública y el protagonismo social de las universidades.
Los demás actos planificados por UNIVERSIA para esta con-
vocatoria, han sido las presentaciones en primer lugar, del libro
“Historia de Universidades”, por el que quiero felicitar a su autor
y al Banco Santander por su apoyo a la transmisión de nuestros
valores, en el Centro de Congresos de San Fernando, y en se-
gundo lugar, de la revista 0 sobre “Derechos y Libertades Civiles”,
impulsada de manera conjunta desde UNIVERSIA y la UCA, ce-
lebrada anoche en el consistorio gaditano.
Los III Premios Opencourseware y Uniproyecta, se entregarán
aquí ahora, en el teatro de las Cortes, tras la Junta.
En este curso que comienza se completa la adaptación de todos
los títulos oficiales a la nueva ordenación de enseñanzas univer-
sitarias en España. Formamos ya parte de una comunidad uni-
versitaria que rompe fronteras, engloba a toda Europa, y tiene
proyección en todo el mundo.
Se alcanza de este modo un objetivo tan valioso como com-
plejo: armonizar sistemas educativos muy distintos, respetando
estrictamente las competencias y capacidad normativa de cada
gobierno, pero a la vez, identificando los elementos y procedi-
mientos comunes imprescindibles para facilitar la movilidad y el
reconocimiento de estudios.
Podría afirmarse que estamos ante una universidad nueva, en la
que además de revisar el enfoque y contenidos de los Planes de
Estudios, se refuerza el compromiso con los estudiantes y con
la sociedad, mediante la implantación de sistemas de garantías
de calidad en cada titulación, y a través de la puesta en marcha
de mecanismos de seguimiento y mejora continua de los títulos.
Sin embargo, como comenté en la apertura del curso académico,
la formación no debe ser nuestra única preocupación. La transfe-
rencia de conocimiento, la cooperación con el mundo empresa-
rial y la aportación de resultados a la sociedad para contribuir a
la fortaleza de nuestro tejido productivo tienen que acompañar
a la docencia en esta nueva etapa.
l 103
La Universidad es el primer paso en la incorporación al mer-
cado de trabajo, por lo tanto la formación que se ofrece debe
estar enfocada a la práctica profesional. Y para ello, es clave que
las instituciones académicas trabajemos con los agentes sociales,
políticos y económicos de nuestro entorno.
El alumnado tiene que aprender, además de las disciplinas propias
de cada grado, otras materias que le ayudarán a crecer como
persona y también para poder desenvolverse en el ámbito labo-
ral como son la planificación y organización, el espíritu crítico, la
comunicación de conceptos, a crear sin miedo, el manejo de los
idiomas o el uso de las nuevas tecnologías…
El Espacio Europeo de Educación Superior y el Iberoamerica-
no del Conocimiento nos plantean la arquitectura universitaria
como una casa grande del saber y la investigación, donde cons-
truimos mejores oportunidades para la historia moderna del
mundo que nos ha tocado vivir.
Un hogar de puertas abiertas, en el que estudiantes, docentes e
investigadores puedan moverse por sus diferentes instituciones
y donde siempre se impulsen y cuiden las relaciones con los
empresarios y otras instituciones colaboradoras, con los que de-
sarrollar nuevos proyectos emprendedores para poner en valor
lo que sabemos y descubrimos.
Hay que buscar sinergias, optimizar esfuerzos, incorporar la uni-
versidad a la realidad. La excelencia y la competitividad anheladas
vienen seguro, de la mano de la cooperación dentro y fuera de
nuestros centros.
Y por supuesto, siempre teniendo como objetivo principal a las
nuevas generaciones. Nuestros protagonistas son los alumnos y
alumnas, a los que tenemos que facilitar todo lo necesario para
que crezcan y sean ciudadanos de bien.
Deseo expresar nuestro leal agradecimiento a Universia y sus
socios, por trabajar en conseguir ese espacio solidario, de inter-
cambio informativo y formativo.
Me gustaría tener presente también en estas palabras, a las ad-
ministraciones para que promuevan unas políticas públicas para
hacer frente a los nuevos retos y cambios que la Universidad
necesita para impulsar la investigación, la innovación, el empren-
dimiento y el aprendizaje continuo.
Todos los que formamos parte de la universidad, sus integrantes
y sus patrocinadores, sin los que sería muy complicado lograrlo
(gracias Sr. Botín porque su implicación ha sido, es y será una ex-
celente compañera) hemos aportado nuestro granito de arena
para que poco a poco vayamos equiparándonos a los países más
avanzados en la firme estrategia de invertir en el conocimiento.
Ya en los últimos años, hemos podido comprobar como la I+D+i
y las empresas de base tecnológica, financieras y creativas se han
hecho fuertes en la cultura española, siendo algunas referentes
mundiales en avances energéticos, biosanitarios, aeronáuticos, …
Recordemos los nuevos retos con los que nos enfrentamos en
el presente y futuro inmediato, atendiendo a la realidad del día
a día, algo que no podemos olvidar : ¿Cómo hacer frente a las
dificultades e incertidumbres económicas?
La universidad es la clave, les voy a resumir los datos más rele-
vantes de nuestra institución en el presente: La Universidad de
Cádiz, en tres décadas, ha crecido paulatinamente en cantidad y
calidad. Hemos triplicado el número de estudiantes, llegando a
los 20.000. Concretamente, como pueden consultar en la memo-
ria anual de la UCA, tenemos en la actualidad 15 centros entre
facultades y escuelas, que ofrecen 35 titulaciones de Grados y 12
de segundos ciclos, y 31 másteres oficiales, 2 de ellos Erasmus
Mundus y 17 con mención de calidad nacional.
Ayer precisamente finalizó el último plazo de matrícula, tenemos
previsto que a este curso vengan alrededor de 4.700 estudiantes
104 l
nuevos, un 10 % más con respecto al 2009/2010. Y de los que más
de 1.000 serán extranjeros, por tercer año consecutivo. En el curso
2009-2010 la UCA recibió un 40% más de estudiantes foráneos
con respecto al curso anterior, alcanzando los 1.659 alumnos.
Estudiantes gaditanos que nos ha dado una gran satisfacción por-
que en las pruebas de acceso en junio se obtuvieron los mejores
resultados andaluces, con el 96,08 % de aprobados (4.090). Y
en septiembre, se logró el mejor resultado -de los últimos cinco
años- con un 80,48%; aprobaron 1002.
La elección de Universidad y de estudios es un momento muy
importante para el futuro personal y profesional de los estu-
diantes. Pensando en dar respuesta a las expectativas con las
que llegan a la universidad, mantenemos desde hace años un
esfuerzo por mejorar su calidad docente y por lograr que los
alumnos tengan mejores oportunidades para su formación inte-
gral. En 2010, la UCA cuenta con 1192 profesores y profesoras
funcionarios, y otros tantos colaboradores, y con 719 personas
que trabajan en Administración y Servicios.
Las oportunidades de movilidad europea y las prácticas de em-
presa son ya parte de la normalidad en nuestra institución, y
están plenamente incorporadas en los nuevos Grados.
La formación superior es una garantía de futuro para la juventud.
En España, los números nos lo demuestran: de esta forma, la tasa
de empleo entre los que tienen estudios superiores es 10 puntos
más alta que para los que cuentan con estudios medios, y 25
puntos mayor que la de los que tienen otros estudios.
Desafortunadamente, las tasas de desempleo se han incremen-
tado en España con la crisis económica muy por encima de la
media europea, y esta provincia es una prueba de ello, pero el
incremento del paro representa la mitad para los titulados su-
periores frente al crecimiento en las personas con otros niveles
educativos.
La construcción del futuro que necesita nuestro país pasa
por las Universidades, y por el refuerzo de su papel en la
sociedad.
La Universidad tiene un compromiso mantenido con la forma-
ción de los alumnos, con planes de actuación y líneas claras de
mejora de los recursos, que han conducido a su vez a mejoras
evidentes en los resultados de rendimiento.
Una formación integral, que considera como elementos destaca-
bles las prácticas externas, la orientación al alumno, los programas
de movilidad internacional, y la oferta de actividades culturales,
sociales y deportivas. Y el cuidado de su entorno para hacerlo
más sostenible, sin olvidar que se preocupa por los otros, es so-
lidaria.
La Universidad de Cádiz es por cuarto año consecutivo la Uni-
versidad Española líder en número de Proyectos de Coopera-
ción Internacional con 45 en el curso 2009/10, financiados por
la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desa-
rrollo con más de un millón de euros. Y por sexto año consecu-
tivo, la Universidad Española con un mayor número de Proyectos
AECID con Marruecos.
Una universidad más transparente, que realiza esfuerzos por
mostrar lo que hace y lo que puede hacer colaborando con
otros agentes sociales. Este año, como ejemplo, la Universidad de
Cádiz se ha fortalecido al auditar externamente los contenidos
de su memoria anual, y al aproximar su formato a los estánda-
res internacionales de la organización, Global Reporting Initiative,
cumpliendo así el requerimiento que la Junta de Andalucía nos
solicita mediante los Contratos Programa, y que contemplan la
elaboración cada año de una memoria con este enfoque.
En definitiva: esto es lo que las universidades pueden hacer y es-
tán haciendo. Tendremos que seguir esforzándonos por hacerlo
mejor.
l 105
Universia es la llave de acceso al reconocimiento entre universi-
dades del espacio iberoamericano, promotora de las relaciones
entre ellas y con otras regiones del planeta. Y es ya un modelo
a seguir de ese consorcio entre conocimiento y empresa, de la
mano de Banco Santander.
Hace 200 años, el día 15 de octubre de 1810, las Cortes Ge-
nerales y Extraordinarias, reunidas en este honorable edificio,
aprobaron el decreto V titulado: “la igualdad de derechos entre
los españoles europeos y ultramarinos: olvido de lo ocurrido en
las provincias de América que reconozcan la autoridad de las
Cortes”.
Las Cortes confirman que hay una misma y sola “democracia”,
“nación” y “familia” y que todos sus ciudadanos tienen los mismos
derechos con independencia de que vivan en uno u otro conti-
nente. Asimismo, incluía una orden para aquellos países donde se
hubiera producido alguna revuelta o alteración, que si reconocían
la autoridad soberana de la “madre patria”, se olvidarían los su-
cesos realizados “indebidamente”, excepto el derecho a terceros.
Una normativa que cambió radicalmente el concepto que hasta
entonces existía de los colonos y los americanos o mejor dicho
“ultramarinos”. (Una palabra muy bonita, aunque entonces se uti-
lizara para marcar diferencia, ligada a nuestra tradición marina y
comercial, y que aún se conserva para referirnos a todo lo que
viene del otro lado del mar).
En la mirada constitucionalista que hoy nos convoca en Cádiz re-
sulta decisiva la atención al Espacio Iberoamericano del Conoci-
miento, en el que venimos trabajando especialmente en los últimos
años. Crear ese espacio, vivirlo, proyectarlo como escenario del
futuro, tiene que ver con los pilares de nuestra memoria histórica.
Nuestro Espacio Euro Iberoamericano del Conocimiento tiene
rutas de ida y vuelta, que naturalmente se han ido trazando con
el tiempo, y que es nuestro deber multiplicar porque la Univer-
sidad, antes que conquistadora, tendría que considerarse con-
quistada –seducida si se me permite la expresión- por cualquier
ámbito social, humano, cultural, científico y técnico del que po-
damos aprender.
El espíritu que desde Universia predicamos coincide plenamente
con estas palabras, olvidemos lo que nos separa y promovamos
lo que nos une. El reconocimiento del otro en su diferencia, la
aspiración a la universalidad como dice el filósofo Todorov.
Les deseo una buen estancia en nuestra provincia, que esta jor-
nada sea fructífera para todos y les reitero la bienvenida a la
UCA, su universidad que les recibirá siempre con los brazos y el
corazón abiertos.
Me despido con una frase en recuerdo del universal escritor luso,
José Saramago: “Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos
que pueden ver, pero que no miran” (Ensayo sobre la cegue-
ra:1995). ¡Universitarios, miremos a nuestro alrededor!, aquí está
lo verdaderamente importante.
106 l
Honoris Causa
l 107
Investidura de Doctores Honoris Causa
Sr. Secretario General de UIT de la JA, ilustrísimas autoridades,
alcalde de San Fernando, distinguidos invitados, claustro universi-
tario, señoras y señores:
Nuevamente, queridos claustrales, nos volvemos a reunir en el
Real Teatro de las Cortes de San Fernando, ya que nuestra Uni-
versidad ha considerado un honor celebrar este curso sus actos
institucionales en este edificio, participando así directamente de
su significado constitucional: el de la conmemoración de las Cor-
tes de 1810, donde se aprobó la soberanía nacional y la separa-
ción de poderes, el alumbramiento de la primera constitución
democrática, la Constitución de Cádiz en 1812.
Nos congregamos hoy aquí para protagonizar un hecho que,
por muchas razones, constituye una ocasión singular para nues-
tra Universidad: otorgar el título de Doctor Honoris Causa a dos
brillantes universitarios, cuyos méritos gozan de unánime recono-
cimiento en Europa y América.
Dos ilustres académicos que están estrechamente ligados a la
conmemoración de estas efemérides. La primera, por su rica e
inestimable aportación sobre la historia cultural y social de Lati-
noamérica en los siglos XIX y XX, y el segundo, por su defensa
y protección de los derechos humanos y la integración de los
ciudadanos y ciudadanas en Europa.
Clara Eugenia Lida -investigadora Nacional Emérita del Sistema
Nacional de Investigadores y miembro regular de la Academia
Mexicana de Ciencias- es promotora de la Cátedra Historia Es-
paña-México y colaboradora en el Consejo Editorial de la UCA
de la revista Recoletos. A ella resulta obligado agradecer sus in-
vestigaciones sobre aspectos sociales e históricos que tienden
puentes entre uno lado y otro del Atlántico: su trabajo en los
archivos de nuestra provincia desde hace más de treinta años,
su promoción del Seminario Permanente México-España en el
Colegio de México, o la fundación de la ‘Cátedra México-España’,
inaugurada en el curso académico 2006-2007.
Esfuerzos e investigaciones, como digo, orientados todos a la
creación de un espacio plural, y a promover la cooperación, el
intercambio académico, el diálogo, entre estudiosos del amplio
mundo iberoamericano. A mi modo de ver, la figura de Clara
Lida nos sitúa con precisión y emoción en un momento crítico
de nuestra memoria histórica, y nos retrata en lo que somos
hoy como consecuencia de lo que fuimos en el último siglo.
Me refiero al exilio español del 39, al desarraigo cultural que
nuestros padres intelectuales vivieron durante décadas, y so-
bre todo a la solidaridad extrema que encontraron en países
como México o Argentina. Sólo el amparo que nuestros exilia-
dos tuvieron en América fue haciendo posible, con el tiempo,
el regreso de nuestro patrimonio cultural, produciéndose así
un nuevo viaje de ida y vuelta, una nueva aproximación entre
esos dos mundos que Colón empezó a sentir tan cerca aquella
noche en la que, próximo a la costa, escribió en su diario de
a bordo “Toda la noche se oyeron pasar pájaros”. Frase, por
cierto, que emigraría hasta el siglo XX para titular una novela de
Discurso
Diego Sales Márquez : Rector de la Universidad de Cádiz
“
108 l
nuestro también Doctor Honoris Causa, el escritor José Manuel
Caballero Bonald.
Permítame, Profesora Lida, agradecerle su labor con unos versos
de Concha Méndez, nuestra poeta exiliada en México, quien, aco-
gida allí por ustedes, desafió a los demonios del destierro:
Para que yo me sienta desterrada
desterrada de mí debo sentirme,
y fuera de mi ser y aniquilada,
si alma y sin amor de que servirme.
Pero me siento viva, estoy intacta,
mi paisaje interior me pertenece,
ninguna de mis fuentes echo en falta.
Todo en mí se mantiene y reverdece.
Nuestro nuevo Doctor Honoris Causa Gil Carlos Rodríguez Igle-
sias, catedrático de Derecho Internacional y Relaciones Interna-
cionales, es, por su parte, brillante representación de la otra natu-
raleza cultural de la que estamos hechos: la de Europa.
Durante casi dos décadas, fue el primer juez español que presidió
el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Éste será su
sexto doctorado Honoris Causa, el segundo que le conceden en
España después de Oviedo.
Como especialista en Derecho Europeo, ha publicado multitud
de trabajos, entre los que cabe destacar sus estudios dedicados
a los monopolios de Estado y al régimen jurídico del sector pú-
blico, a cuestiones de aplicación judicial del Derecho comunitario
europeo, a la problemática constitucional de la Unión Europea y
a la protección de los derechos fundamentales.
El Profesor Rodríguez Iglesias, con una trayectoria profesional
única en el mundo jurídico español, ha compaginado la docen-
cia y la investigación como Catedrático, y la función judicial en
las más altas responsabilidades jurisdiccionales europeas. Los
Gobiernos de los Estados Miembros de la Unión Europea lo
eligieron, como dispone el Tratado, entre “personalidades que
ofrezcan absolutas garantías de independencia y que reúnan las
condiciones requeridas para el ejercicio, en sus respectivos países,
de las más altas funciones jurisdiccionales o que sean jurisconsul-
tos de reconocida competencia”.
A usted, Doctor Rodríguez Iglesias, quisiera agradecerle en nom-
bre de la Universidad de Cádiz que forme parte de nuestro
claustro con palabras del primer europeista, Víctor Hugo, a quien
la candidez romántica de su discurso no restó la necesaria utopía
con la que personas como usted han trabajado para la construc-
ción de Europa.
Un día vendrá en el que las armas se os caigan de los brazos,
a vosotros también! Un día vendrá en el que la guerra pare-
cerá también absurda y será también imposible entre París y
Londres, entre San Petersburgo y Berlín, entre Viena y Turín…
Un día vendrá en el que vosotros, Francia, Rusia, Italia, Inglate-
rra, Alemania, todas vosotras, naciones del continente, sin perder
vuestras cualidades distintivas y vuestra gloria individual, os fun-
diréis estrechamente en una unidad superior, y constituiréis la
fraternidad europea. Un día vendrá en el que no habrá más
campos de batalla que los mercados que se abran al comercio
y los espíritus que se abran a las ideas. Un día vendrá en el que
las balas y las bombas serán remplazadas por los votos, por el
sufragio universal de los pueblos, por el venerable arbitraje de un
gran senado soberano que será en Europa lo que el Parlamento
en Inglaterra, lo que la dieta en Alemania, lo que la Asamblea
legislativa en Francia!. Un día vendrá en el que se mostrará un
cañón en los museos como ahora se muestra un instrumento de
tortura, ¡asombrándonos de que eso haya existido!
Doctora Lida, doctor Gil: vuestro discurso y reflexiones mues-
tran la valiosa experiencia y sabiduría que aportáis a nuestro
Claustro. La Universidad de Cádiz se enorgullece de teneros
en su seno.
l 109
Ambos son igualmente ejemplos vivos de la herencia de los docea-
ñistas, aquellos diputados que abrieron el camino a los derechos
de las clases populares, que en el siglo XIX como explica nuestra
doctora honoris causa: “abarcan a un abanico amplio de hombres
y mujeres pertenecientes al pequeño mundo del trabajo y de la
producción y a nuevos sectores letrados, que comparten la lucha
por los derechos ciudadanos, por el libre acceso a los espacios po-
líticos, por definir la propiedad a partir de los productores y por la
creación de mecanismos de sociabilidad y de organización, a la vez
que forjan un nuevo discurso sobre la cultura, la asociación, la mo-
vilización colectiva y crean un imaginario y un lenguaje común”1 .
Su valor máximo radica en que depositan su confianza en el
pueblo como nación, al igual que ocurre en la actualidad europea
como recuerda nuestro doctor Rodríguez Iglesias, quien afirma
que “…la legitimidad política de la Unión Europea procede de los
Estados y de los pueblos constituidos en Estados…”2.
Los redactores de la Pepa declararon su fe en la educación bá-
sica común para todos, la conveniencia de la gratuidad total de
la instrucción elemental y la necesidad de un plan general de
la instrucción pública. Son principios plenamente vigentes para
nuestra Universidad. E igualmente lo son los conceptos de equi-
dad e igualdad del otro, el afán de conocimiento, el respeto y el
cuidado de la cultura, la capacidad de transmisión e intercambio
de contenidos y recursos y el deseo de prosperar de la mano de
la innovación y la cooperación.
En el Espacio Euro Iberoamericano del Conocimiento, que nos
hemos marcado como referencia de trabajo en esta década, la
educación, el conocimiento y la cultura serán los instrumentos
básicos para el progreso de nuestras sociedades. Y las univer-
sidades jugamos un papel estratégico para contribuir a la me-
jora de la sociedad, y para ello trabajaremos con un programa
de movilidad estudiantil y docente, y una red de investigación y
transferencia de resultados, con un proceso de reconocimientos
de estudios bajo un sistema de calidad acreditado en común.
Nos sentimos orgullosos de vivir este momento para reflexionar
sobre nuestro pasado histórico, que nos sitúa en la importancia,
los retos y las responsabilidades de nuestro Sistema Universitario.
Me gustaría ahora tener unas palabras de reconocimiento para
todos y todas los que formamos esta familia universitaria. La Uni-
versidad de Cádiz ha trabajado intensamente a lo largo del últi-
mo curso académico, elaborando todas las memorias correspon-
dientes a los futuros títulos de Grado. Este proceso ha exigido un
gran esfuerzo y una ardua dedicación por parte de las personas
de nuestra Universidad.
Llevar a cabo una restructuración casi completa de nuestra Uni-
versidad no es, para nada, una tarea sencilla y, evidentemente, no
ha estado exenta de importantes dificultades e incomprensiones.
Sin embargo, gracias al esfuerzo de toda la comunidad universi-
taria, hemos conseguido solventar los problemas inherentes al
proceso de renovación, de una manera muy satisfactoria.
Soy consciente de que, en una institución tan variada y plural
como es la universidad, algunos miembros de la Comunidad Uni-
versitaria continúan teniendo ciertas reservas sobre el alcance
de la reforma que estamos acometiendo, pero, es importante
destacar que el nivel de consenso alcanzado ha sido, y es, muy
elevado y que los resultados han de ser calificados inequívoca-
mente como muy positivos. La comunidad universitaria ha sabido
1 LIDA, C. E. (1997): ¿Qué son las clases populares? Los modelos europeos frente al caso español en el siglo XIX. Consultado en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=121280 [online 19/10/2010]. 2 RODRÍGUEZ, G. (2000). La función del Derecho y del Juez en la Unión Europea. Arbor, 167:657: pag. 74 http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/1150/1156 [online 19/10/2010].
110 l
responder al reto y ha obtenido una buena nota pese a la dificul-
tad de la tarea que debíamos abordar.
Quiero en este solemne acto expresar el agradecimiento de la
institución a todas las personas implicadas en este proceso, que
ha tenido una feliz recompensa al ser la universidad con más títu-
los de grado aprobados (diez en total) por el Gobierno Andaluz.
Sin duda, una de las señas de identidad de la institución universi-
taria es la de estar permanentemente obligada a conjugar la bús-
queda de la innovación, de la renovación de sus puntos de vista,
de sus estructuras, de los fundamentos de su trabajo docente e
investigador; de vislumbrar caminos de futuro, de abrirse a los
nuevos impulsos que nos va trayendo el tiempo.
En definitiva, de abrir caminos nuevos para ayudar al nacimiento
de los tiempos nuevos, y todo ello, sin dejar de valorar, de conser-
var y de transmitir las viejas formas, el ritual de sus usos y costum-
bres, sus tradiciones, toda esa suma de huellas de unas liturgias
propias que se fueron gestando, al compás de la Historia, en las
Aulas Magnas de las grandes Universidades de la Vieja Europa, de
España y al otro lado del Atlántico.
En nuestra Universidad, ambas cosas se han de conjugar de un
modo que, para nosotros, debería resultar casi natural, como una
mera consecuencia de nuestra identidad: hemos sido una Univer-
sidad joven que, sin embargo, se asentó desde el principio en las
raíces del Real Colegio de Cirugía, alma mater de nuestra Facultad
de Medicina, institución inspirada en la ciencia y el saber de la Ilus-
tración. Somos, pues, una Universidad que, por esa concreta razón,
gozaba ya de una tradición esplendorosa desde el momento mis-
mo de su nacimiento. De ahí que hayamos sido, desde siempre, sa-
bedores de la necesidad de ganar ese reto: avanzar, modernizarse,
desarrollar nuestras ofertas, ampliar nuestra capacidad de servicio,
intensificar nuestra capacidad investigadora, etc., sin ignorar nunca
la responsabilidad de sabernos continuadores de una de las gran-
des tradiciones científicas españolas y europeas.
Por otro lado, Sras. y Sres. Claustrales, nuestra Universidad, -como
la Universidad en general-, debe también saber responder a la
realidad de su tiempo, guardar el equilibrio entre el deber de
enseñar las tradicionales doctrinas aplicando la rigurosa inves-
tigación científica, y el deber de no ignorar o menospreciar las
demandas del entorno les y las nuevas materias que se avecinan.
En este orden de cosas, quiero recordar ahora que tras la in-
corporación a nuestro Claustro de Gil Carlos Rodríguez Iglesias
y Clara Eugenia Lida, la Universidad de Cádiz crece en conoci-
miento, proyección internacional en el viejo y nuevo continente.
Permítanme que me detenga en los juramentos que esta tarde
habéis tenido el honor de presenciar. En primer lugar, nuestra
doctora Honoris Causa, Clara Eugenia Lida, ha comprometido
su labor “siempre al servicio de las Letras y de la Historia”, y
el doctor Honoris Causa, Gil Carlos Rodríguez, juró su dedica-
ción “siempre al servicio del Derecho y la Justicia”. Dos nobles y
hermosos propósitos, que fortalecerán aún más si cabe vuestra
ejemplar relación con esta Universidad.
Distinguidos Doctores Honoris Causa, Dres. Lida y Rodríguez.
Vuestro ingreso en el Claustro de Doctores de la Universidad de
Cádiz contribuye a enriquecer el prestigio de nuestra Universi-
dad, al uniros al elenco que constituyen una veintena de Honoris
Causa de nuestra todavía joven Institución, elenco formado por
personalidades de todos los ámbitos del saber.
Desde las Humanidades y las Ciencias Sociales y Jurídicas os unís
a bioquímicos como Margarita Salas, mejor biocientífica españo-
la premiada por la UNESCO y discípula predilecta del Premio
Nobel Severo Ochoa; médicos como el cirujano de la Universi-
dad de Yale William W.L. Glenn o como el oftalmólogo José Igna-
cio Barraquer; catedráticos de Derecho, como Manuel Clavero
Arévalo que fue Rector de la Hispalense y Ministro de Cultura en
la primera legislatura constitucional; economistas como Andrés
Fernández; historiadores como Miguel Ángel Ladero Quesada;
l 111
filósofos como el también algecireño Adolfo Sanchez Vázquez;
escritores y poetas, como el portuense Rafael Alberti, el jerezano
Caballero Bonald o el chiclanero Fernando Quiñones; y artistas
clásicos como el concertista de guitarra Andrés Segovia y con-
temporáneos como el gran Paco de Lucía, y nuestros últimos
ingresados, los portavoces más brillantes en política sindical in-
ternacional, Nicolás Redondo y Marcelino Camacho, sin olvidar al
premio Estocolmo delAgua, Takashi Asano o al primer eurodipu-
tado gitano Sánchez Heredia.
Gracias, respetados Clara Eugenia y Gil Carlos, por aceptar el
nombramiento que, como Doctores Honoris Causa, os hizo el
Claustro de la Universidad de Cádiz, y que hoy hemos mate-
rializado en esta solemne ceremonia. Os damos las gracias por
contribuir a que la Universidad de Cádiz aspire a ser reconoci-
da como la Universidad de los Bicentenarios, una casa grande
y abierta donde alimentar nuestro conocimiento profesional y
personal, puente de unión entre Europa, África y América.
La Universidad de Cádiz se siente en sintonía con estos precep-
tos. Esta ceremonia es entonces, a un mismo tiempo, un homena-
je al talento, la entrega y a la tolerancia, a la perseverancia y a los
sueños. Es un homenaje al futuro. Un homenaje a quien apuesta
por la esencia y la dignidad, al ser humano que el siglo XXI nece-
sita formar para construir un futuro más justo y fructífero.
En definitiva, como Rector de la Universidad de Cádiz, reitero la
gran satisfacción que este acto nos produce y al mismo tiempo,
os hago partícipes de un llamamiento por nuestra institución, es
decir, para apostar por las generaciones futuras. Quisiera apelar
a las autoridades aquí presentes, que nos honran acompañán-
donos en este acto. Hay que ser valientes y tienen que pro-
porcionarnos hoy aquello que nuestra universidad va a necesitar
próximamente. El futuro se construye hoy, con las decisiones que
tomemos en el presente.
Para finalizar, tomo prestado un fragmento publicado en el diario
El Conciso, en Cádiz, el 19 de marzo de 1812 (número 19 – pá-
gina 4), que dice así:
“Seguid, seguid en vuestras tareas, desplegad vuestro talento,
vuestro genio: perfeccionad, inventad, ya no hay trabas, porque
hay Constitución”.
Que la fuerza e ilusión contenidas en estas palabras nos conduz-
can en este nuevo camino e inspiren a los jóvenes, tanto de edad
como de espíritu, todos somos protagonistas de nuestra realidad
actual y activistas del mañana.
He dicho.
112 l
“Clara Eugenia Lida : Doctora Honoris Causa por la Universidad de Cádiz
Discurso I La solidaridad mexicana ante la guerra civil y el exilio republicanoExcelentísimo y Magnífico Rector de la Universidad de Cádiz
Ilustrísimas Autoridades
Distinguidos colegas, alumnos y amigos
En este acto solemne, la Universidad de Cádiz ha desplegado
gran generosidad al concederme su grado más honorífico que
acepto más que como homenaje a mi persona, como reconoci-
miento al afecto y cercanía que unen a Cádiz e Hispanoamérica,
particularmente en fechas simbólicamente tan significativas para
ambas orillas atlánticas en sus Bicentenarios. Mi agradecimiento
se dirige muy especialmente a mi padrino, por su amistad colegial
al promover una iniciativa que la Universidad y el claustro respal-
dan, y quien ha vertido sobre mi persona palabras en extremo
generosas. A los colegas y amigos que me acompañan en esta
ceremonia solemne, mil gracias.
No puedo ocultar la emoción que siento al estar en este histó-
rico recinto desde donde se alumbró en el mundo hispánico la
supremacía de la nación y del pueblo como bases legítimas del
cuerpo político y se inició el camino hacia el reconocimiento
de la igualdad de derechos para los americanos y los españoles.
Cádiz, además, ocupa un lugar central, aunque no siempre seña-
lado, en la emancipación americana, pues existía aquí de manera
secreta la Sociedad de Caballeros Racionales, vinculada con la
Gran Reunión Americana que fundara en Londres el caraqueño
Francisco Miranda; en dicha Sociedad participaron y compartie-
ron las ideas y el deseo de independencia republicana patriotas
americanos como los rioplatenses, Carlos María de Alvear y José
de San Martín, el chileno José Miguel Carrera, así como el novo-
hispano Servando Teresa de Mier, entre otros, y a partir de esta
chispa inicial se expandieron por tierras americanas muchos de
los movimientos emancipadores.
Todos sabemos que el camino recorrido fue, por decir lo menos,
arduo y doloroso, difícil y contradictorio. Pero para América, éste
fue un punto de inflexión sin retorno, que en los años siguientes
desembocó en la independencia de quince repúblicas soberanas.
Es cierto que las Antillas tardarían en acompañar al continente,
y alguna, como Puerto Rico, no lo logró, aunque no por ello sea
menor su orgullo nacional, pero a nadie cabe duda que si hoy, al
cabo de dos siglos la gran mayoría de las naciones americanas
son repúblicas orgullosamente independientes, en ese largo re-
corrido Cádiz fue un hito insoslayable.
Poco más de un siglo después, Cádiz y América se volverían a
encontrar, pero esta vez para conjuntarse en la Constitución de
la República Española de 1931. Don Luis Jiménez de Asúa, como
Presidente de la Comisión Jurídica de la Cortes Constituyentes,
al explicar en su discurso del 27 de agosto de ese año el Pro-
yecto de Constitución, del cual fue arquitecto mayor, no solo
mencionaría una y otra vez la Constitución de Cádiz, sino tam-
bién, entre otras, la influencia de la Constitución mexicana de
1917, que presenta “una teoría de derechos y ansias populares
que ha ensanchado el campo de nuevos derechos humanos -o
Investidura de Doctores Honoris Causa
l 113
mejor, deberes del Estado-, en los campos familiar, económico y
social”. Y más allá de la Constitución, también señalaría como
ejemplo esencial para las garantías constitucionales españolas el
ordenamiento jurídico mexicano del Juicio de Amparo, destinado
a proteger las garantías individuales.
Es precisamente a partir de este reconocimiento a las garantías
constitucionales e individuales que guiaban el espíritu de la Repú-
blica Española de 1931 y del México constitucional surgido de la
Revolución de 1910, lo que en las siguientes páginas me llevará
al tema de este discurso de incorporación: mostrar los lazos for-
jados entre España y México desde el comienzo de la Segunda
República, que seguirán pese a su derrota en la Guerra Civil, hasta
los duros años del exilio. Estos lazos continuaron hasta 1977 con
el gobierno republicano que se constituyó en 1945, y solo cesa-
ron cuando éste se autodisolvió y México reanudó con el Estado
español las relaciones interrumpidas en 1939 debido a la llegada
al poder de un régimen considerado usurpador e ilegítimo por
haber surgido de la fuerza y no de la libre voluntad ciudadana.
Si nos remontamos a los inicios del México contemporáneo, a
partir del primer centenario de la consumación de la Indepen-
dencia mexicana, en 1921, las relaciones con España se fueron
recomponiendo tras los fuertes desencuentros del periodo re-
volucionario que llegaron hasta la ruptura diplomática. En este
contexto, los vínculos entre políticos e intelectuales mexicanos y
españoles se estrecharon. Las visitas a México de figuras como
Ramón del Valle Inclán, Luis Araquistáin, Marcelino Domingo o
Fernando de los Ríos, y la estancia en España de escritores y
pensadores como un Alfonso Reyes, un Martín Luis Guzmán, un
Enrique González Martínez fueron forjando relaciones de amis-
tad y de cercanía intelectual y política.
Estos vínculos se vieron reforzados a partir de abril de 1931,
cuando un México largamente republicano dio la enhorabuena
oficial al gobierno emanado de las elecciones españolas y se pac-
tó que las representaciones diplomáticas se elevaran al rango de
embajadas, como reconocimiento a la legitimidad del cambio de
régimen en la Península. A raíz de esto se produjo el primer inter-
cambio de embajadores: Julio Álvarez del Vayo, jurista, periodista
y diplomático español fue designado por la República Española,
en tanto que México quiso privilegiar a la par que las relaciones
diplomáticas, las financieras, sin duda consciente de la necesidad
de negociar los diferendos que existían por las reclamaciones de
los españoles afectados durante la Revolución en sus bienes o en
las vidas de sus allegados. Por ello primero nombró a Alberto J.
Pani, quien en el decenio de 1920 había sido Secretario de Re-
laciones Exteriores y Secretario de Hacienda; cuando poco des-
pués, Pani fue nuevamente nombrado en la cartera de Hacienda,
México designó al prestigioso jurista y diplomático Genaro Es-
trada, quien como Secretario de Relaciones Exteriores en 1930
había elaborado la Doctrina que lleva su nombre. Valga recordar
que esta llamada Doctrina Estrada reconoce el libre derecho a la
autodeterminación de los pueblos, condena la injerencia de paí-
ses extranjeros en asuntos internos de otros, rechaza reconocer
gobiernos surgidos de golpes de estado y afirma el derecho de
México a retirar su misión diplomática y suspender relaciones,
todo lo cual, como veremos, incidirá en la postura diplomática
adoptada por México al estallar en España la Guerra Civil.
En este marco de cordialidad diplomática transcurrieron los pri-
meros años de las relaciones de México con la Segunda Repú-
blica. Es cierto que los altibajos políticos del bienio 1934 a 1936,
con la represión en España, en 1934 a la Revolución de octubre,
así como con la llegada ese mismo año a la presidencia de Mé-
xico de Lázaro Cárdenas, quien defendía un proyecto nacional,
social y revolucionario, entibiaron temporalmente las relaciones
diplomáticas entre ambos países.
Sin embargo, con el triunfo del Frente Popular en las elecciones
de febrero de 1936 se recompuso la cordialidad, que se vio im-
pulsada con la llegada a México del activo Embajador de la Re-
publica, Félix Gordón Ordás, quien ya había estado en México la
década anterior y trabado buenas amistades con personalidades
114 l
mexicanas, y que tenía en su haber amplia experiencia como
diputado a Cortes por el Partido Radical Socialista y Ministro de
Agricultura primero, y de Industria y Comercio después. Entre
marzo y julio de 1936 Gordón Ordás desempeñó con diligen-
cia sus funciones y generó estrechas relaciones con el propio
presidente Cárdenas y sus Secretarios de Estado, así como con
figuras prominentes del mundo intelectual, artístico, sindical y
político mexicanos. Al estallar el alzamiento militar contra la Re-
pública, ésta se encontró con un Embajador más que dispuesto
a enfrentar con energía y habilidad los problemas creados por la
rebelión y obtener los mayores apoyos del gobierno mexicano
y de sus allegados. Con activismo incansable -por medio de artí-
culos periodísticos, conferencias y discursos, y hábiles maniobras
diplomáticas y políticas-, Gordón pudo enfrentar con resolución
los ataques provenientes de los sectores conservadores, tanto
mexicanos cuanto los conformados por antiguos inmigrantes es-
pañoles, e incluso de algunos miembros de la propia Embajada
dispuestos a reconocer a los insurrectos. El diplomático espa-
ñol logró obtener el respaldo incondicional para la República de
sindicatos, agrupaciones profesionales y, sobre todo, del propio
presidente Cárdenas y sus colaboradores.
En este contexto general, quiero destacar la extensa e intensa
solidaridad brindada por México. No se podría entender la ge-
nerosa mano tendida por ese país a quienes en 1939 se vieron
obligados a huir de España en un largo y doloroso exilio, de no
ser por la cercanía previa de México con la Segunda República,
en especial con sus sectores progresistas derrotados al finalizar
la contienda. No intentaré aquí una historia pormenorizada de
este proceso, pero sí quiero centrarme, en algunos aspectos de
esta política, particularmente durante la presidencia de Lázaro
Cárdenas, que concluyó a finales de 1940, pero que fue conti-
nuada, aunque con variantes, por su sucesor Manuel Ávila Cama-
cho, y consolidada en adelante por quienes los sucedieron en la
Presidencia.
A partir de mediados de 1936, el apoyo mexicano se expresó al
menos en tres frentes de acción. El primero se manifestó en la
lucha diplomática a favor del gobierno legítimo español llevada a
cabo por México en los foros internacionales de la época, en par-
ticular, aunque no exclusivamente, en la Sociedad de Naciones, a
la que había ingresado en 1931 con el apoyo, a su vez, de la Re-
pública española -Estado miembro de dicha Sociedad. El segundo
comenzó a partir de los meses que siguieron al alzamiento re-
belde de julio del 36, y se tradujo en ayuda material de México al
Estado español. El tercer frente de apoyo se expresó a través de
la excepcional política de ayuda humanitaria e institucional a los
refugiados, víctimas de la guerra. En las páginas siguientes esboza-
ré rápidamente los dos primeros aspectos, para ocuparme más
adelante, con el detenimiento que permita el tiempo disponible,
del cobijo que México ofreció a hombres, mujeres, niños y ancia-
nos que se acogieron al asilo en ese país, primero paulatinamente
y desde 1939 en números tales que en una década sobrepasaron
las 20 000 personas, ocupando el segundo lugar internacional en
la recepción de españoles refugiados, solo después de la fronte-
riza Francia y muy por delante del resto de los países receptores.
* * *
No cabe duda que la amplia ayuda diplomática, material y huma-
na que México prestó en estos años fue excepcional en la época.
Tampoco cabe duda de que si este apoyo fue posible, dado el
fuerte presidencialismo mexicano, se debió directamente a la vo-
luntad política del presidente mexicano, quien en 1936 dictó las
primeras medidas para marcar el derrotero que tomaría su país
respecto de España. En efecto, con el respaldo amplio y vigoroso
de un grupo de políticos, juristas, científicos e intelectuales mexi-
canos, Lázaro Cárdenas inició uno de los esfuerzos nacionales de
solidaridad internacional más ejemplares del siglo pasado.
A partir de 1936, dos destacados juristas representantes sucesi-
vos de México ante la Sociedad de Naciones, en Ginebra, Narciso
Bassols e Isidro Fabela, fueron los encargados de cumplir estricta y
puntualmente con los pactos internacionales de esta Liga, y con los
l 115
puntos de la política internacional dictados por el propio presiden-
te de México. Nuevamente, tres años después, el propio Bassols
trabajó activamente para apoyar a quienes a comienzos de 1939
cruzaban los Pirineos en busca de refugio fuera de España.
Cabe destacar cuáles fueron los postulados principales del presi-
dente Cárdenas en materia de política exterior. En primer térmi-
no, la idea central no sólo era cumplir “estricta y puntualmente”
el “pacto de la Liga” sino, dentro de éste, apegarse estrictamen-
te “al inalienable principio de no intervención” marcado por la
Doctrina Estrada, antes mencionada. Como consecuencia de lo
anterior, la postura de México fue defender en todo momento
a todo estado jurídicamente constituido que sufriera la violación
de su soberanía por parte de cualquier potencia extranjera. Más
específicamente, en el caso de España, en vista de la intervención
de Alemania e Italia en favor de las fuerzas anticonstitucionales,
México expresó claramente el “derecho a la protección moral,
política y diplomática, y a la ayuda material (...) de acuerdo con
las disposiciones expresas y terminantes del Pacto de la Liga”.
Por este motivo el gobierno mexicano se negaba a reconocer
otro gobierno legítimo y legal de España que no fuera el propio
gobierno republicano.
Cárdenas invocaba como antecedente inmediato de esta postu-
ra respecto de la República española la defensa que en 1935 la
delegación de México en la Sociedad de Naciones había hecho
de Etiopía, en contra de la invasión colonialista de Italia. Por ello
postulaba que México “ha sido y debe seguir siendo un país de
principios” y que en materia internacional, México “deberá ser in-
transigente en el cumplimiento de los pactos suscritos, en el res-
pecto a la moral y al derecho internacional, y específicamente en
el puntual cumplimiento del Pacto de la Sociedad de las Nacio-
nes”. Más adelante, mantendría con firmeza esta misma actitud
ante la invasión alemana a Austria, a Checoslovaquia y a Polonia.
En octubre de 1936, Narciso Bassols inició ante la Sociedad de
Naciones la batalla de México por la defensa legítima del gobier-
no español súbitamente atacado en su propio suelo no sólo por
fuerzas levantiscas internas, sino por elementos internacionales
que afectaban los principios de la independencia de los estados
jurídicamente constituidos. Siguiendo las directivas del presiden-
te Cárdenas y de los principios y acuerdos de política exterior
que regían la conducta de México, Bassols defendió la noción de
que las normas internacionales deben ser escrupulosamente ob-
servadas y vigiladas por los organismos establecidos para dichos
fines. Por ello señalaba el peligro que existe cuando los países
deciden “olvidar el abismo jurídico que separa a un gobierno de
un grupo rebelde”, y en vez de ejercer “la contención universal,
derivada de principios indiscutibles”, convierten lo que “debe ser
una obligación precisa de abstención para con los facciosos en un
simple resultado de ajustes, convenios inertes, elásticos y tardíos”.
Estas consideraciones llevaron al delegado mexicano a subrayar
una y otra vez la necesidad de evitar “una verdadera regresión” y
enfrentar semejantes contingencias políticas por medio del De-
recho Internacional. Para explicar que España era ejemplo trans-
parente de un país crudamente agredido por otros más fuertes,
Bassols acudió a la propia experiencia de México, que, “ha sufrido
en el curso de su historia el azote de cuartelazos antisociales”.
Y concluía que con base en ello, “el Gobierno de México ha de-
finido su política de cooperación material para con el gobierno
legítimo de España.
Desde comienzos de 1937, a medida que la situación española se
deterioraba y la intervención de las potencias totalitarias crecía,
una de las mayores preocupaciones del gobierno mexicano era
precisar el alcance verdadero de la noción de “no intervención”,
de acuerdo con la Carta de la Sociedad de Naciones y en con-
traste con la postura del Comité de No Intervención creado por
Inglaterra y Francia, y apoyado por los Estados Unidos, que en
gran medida resultaba en una política de aparente neutralidad
que sin embargo permitía la participación en el conflicto español
de las potencias nazi-fascistas: Italia y Alemania. En contra del pa-
recer de las potencias occidentales, el gobierno mexicano invocó
116 l
una y otra vez la noción de que la postura del Comité anglo-
francés era contraria al principio de la Carta de la Sociedad de
Naciones, puesto que ésta señalaba explícitamente el derecho de
los países miembros a ayudar a los gobiernos legítimos, amena-
zados por la intervención directa o indirecta de otras potencias.
En este sentido, para México la “No Intervención” invocada por
Inglaterra y Francia era, según una aguda y certera apreciación
del propio Cárdenas, “uno de los modos más cautelosos de in-
tervenir”. En carta a su delegado en Ginebra, el presidente de
México precisaba que la ausencia de colaboración con los go-
biernos constitucionales de países amigos en la práctica resulta-
ban en una ayuda indirecta, pero no por ello menos efectiva, para
los rebeldes, y ponía en peligro el régimen legal de un gobierno
cuya autoridad era legítima.
En esta misma carta, Lázaro Cárdenas explica que, en relación con
la situación española y el concepto de neutralidad internacional,
México no sólo tuvo en cuenta el Pacto Constitutivo de la Socie-
dad de Naciones, firmado en 1931, sino que también actuaba de
acuerdo a los principios emanados de la Convención de Derechos
y Deberes de los Estados que había suscrito en la Sexta Confe-
rencia Panamericana, reunida en La Habana en 1928, y a los prin-
cipios de la Conferencia de la Consolidación de la Paz, celebrada
en Buenos Aires en 1936. Según Cárdenas, con base en el derecho
internacional, México se adhería a la noción de que en el caso de
los estados agredidos era indispensable todo el apoyo moral y
material para éstos y, por el contrario, al tratarse de los estados
agresores, se imponía fijar un régimen de sanciones económicas,
financieras, políticas, etcétera. En el caso de España, donde los mi-
litares facciosos resultaban visiblemente apoyados por gobiernos
extranjeros, México pedía una estricta y correcta interpretación de
la doctrina de “No Intervención” y una observación escrupulosa
del principio de sanciones explícitas contra los países agresores de
acuerdo al principio “de moral internacional”.
En este contexto, México reconocía la gravedad de los conflictos
que se desarrollaban ya en Asia, en Europa central y en el Medi-
terráneo y anticipaba los temores de que se desencadenara una
nueva guerra internacional. Por ello mismo también insistía en
utilizar la Liga de las Naciones como un foro central para hacer
pública la defensa de la paz. Esto lo sintetizaba Cárdenas al ex-
presar el principio de que la “supremacía de la voluntad popular,
la democracia auténtica, el respecto a la integridad de cada país
y el propósito sincero de pacificación constituyen la esencia de la
doctrina social e internacional de México”.
Después de dejar la presidencia de la república, Lázaro Cárdenas
escribía en 1941 en sus Apuntes privados una extensa reflexión
sobre la actitud que su gobierno había asumido ante el caso de
la República Española. En esos párrafos no sólo recapitula los
puntos específicos del apoyo mexicano al régimen vencido, sino
que se explaya sobre la actitud adoptada por su gobierno al no
reconocer el de Francisco Franco dada la “inoportunidad de es-
tablecer comunicación diplomática con un gobierno cuyo apre-
surado reconocimiento podría causar graves entorpecimientos a
la posición democrática de México”.
Debo agregar que en términos diplomáticos aún hubo más. En-
tre agosto de 1936 y marzo de 1937, la Embajada de México
en Madrid y sus legaciones en la península ibérica ejercieron sin
restricciones y sin discriminación el derecho de asilo a españoles
de ambos bandos, ayudando a salir de las zonas de peligro a
aquellos que así lo desearan1. Por su parte, los representantes en
Francia se afanaban por rescatar a los refugiados de los campos
de internamiento así como impedir las deportaciones a España,
y también a Alemania una vez iniciada la ocupación a partir de
1940. No deseo extenderme en este tema, pero sí señalar que
este episodio de solidaridad diplomática y humana de México
terminó de la manera más paradójica. Al romperse las relacio-
1 Véase un importante testimonio personal de la esposa del Ministro Consejero de la Embajada de México en Madrid, Juan F. Urquidi, en BINGHAM DE URQUIDI, 1975.
l 117
nes diplomáticas con el gobierno de Pétain, el encargado de la
legación mexicana, Gilberto Bosques, y todos sus colaboradores
y familiares fueron, a su vez, apresados por los soldados nazis de
ocupación e internados en una prisión militar cerca de Munich,
de la que sólo salieron al cabo de un año, al ser canjeados por
prisioneros alemanes. Un año después Bosques reinició el apoyo
mexicano desde la Embajada en Portugal2.
* * *
Si, como acabamos de ver, el gobierno de Lázaro Cárdenas libró
una intensa e infatigable batalla en el frente de la diplomacia inter-
nacional, en relación con el apoyo material a la causa republicana
también se debe señalar la disposición para ayudar al gobierno
español con armas, municiones y pertrechos de guerra después
de firmado el Pacto de No Intervención, a comienzos de agosto
de 1936. Aunque no era mucho lo que podía aportar un país po-
bre, con escasos recursos financieros como era el México posre-
volucionario, sí se alentó y dispuso todo el apoyo posible, tanto
oficial y colectivo, como privado e individual. Así, en sus Apuntes
del día 10 de agosto de 1936, el presidente anotaba que a peti-
ción del Embajador español, Félix Gordón Ordás, se autorizaba a
la Secretaría de Guerra y Marina para que pusiera a disposición
del Embajador 20 mil fusiles y 20 millones de cartuchos de fa-
bricación nacional vendidos al gobierno de España3. Comparado
la precariedad del armamento ligero entonces disponible para la
República, el cargamento mexicano fue especialmente bienve-
nido y sirvió para armar soldados en el frente de Madrid, en el
norte e, incluso, en el frente de Aragón, como recordaría George
Orwell en su Homenaje a Cataluña. Pero estos pertrechos, más
allá de su valor bélico, desempeñaron un papel simbólico doble:
desde el punto de vista de México, que no poseía una industria
militar significativa, quedaba claro que la solidaridad diplomática
no era un mero ejercicio retórico, sino que debía ser respaldada
en los hechos por la solidaridad material. Para la República, por
su parte, este gesto significó un espaldarazo solidario en medio
de la indiferencia que manifestaban ya las democracias occiden-
tales. Lázaro Cárdenas amplía el punto aun más al escribir en sus
diarios que “México está obligado moral y políticamente a dar su
apoyo al gobierno republicano de España, constituido legalmente
(...) México proporciona elementos de guerra a un gobierno ins-
titucional, con el que mantiene relaciones”.
Por otra parte, no tiene nada de raro que, de paso, México
también contemplara con estos actos enderezar la balanza de
pagos que hasta entonces había estado inclinada a favor de
España. Por ello también aumento la exportación de garbanzo,
frijoles o habichuelas, café e, incluso, azúcar, así como materiales
médicos y farmacéuticos. El gobierno se ocupó de dar amplia
noticia de estas ventas, también para acallar la crítica de los
sectores más conservadores que no se podrían oponer a que
el país hiciera negocios ventajosos para productores y expor-
tadores.
Naturalmente, la reacción internacional al apoyo mexicano no
se hizo esperar. El valor simbólico y material de esta ayuda era
indudable y constituía un reto abierto a las políticas de No Inter-
vención. No fue inesperado, pues, que México fuera acusado de
intervenir ilegalmente en la guerra de España, de servir de con-
ducto para la distribución de pertrechos, alimentos y materiales
médicos, y de suministrar ilícitamente al gobierno de la República
artefactos bélicos propios u originados en otros países, ni que el
gobierno mexicano se viera más de una vez a confrontado con la
censura de los partidarios del Comité de No Intervención y con
las agresiones patrocinadas a través de la prensa y la diplomacia
internacional por los gobiernos de Hitler y Mussolini. En este
contexto, en junio de 1937, Cárdenas anotaba en su diario que
el día 17 se había dirigido al presidente de los Estados Unidos,
2 Véase el recuerdo de uno de los principales protagonistas, en BOSQUES, 1988, pp. 39 89.3 Para un minucioso análisis de los apoyos a la República y de las reacciones en México véase MATESANZ, 1999.
118 l
Franklin Delano Roosevelt, para que apoyara por todos los me-
dios a su alcance la intervención en favor del gobierno legítimo
de España. La misiva al presidente norteamericano insiste en la
necesidad de que ejerza “su influencia moral ante las potencias
de Europa para hacer cesar la intervención de contingentes ex-
tranjeros en la lucha interna que sostiene el pueblo español”. En
sus Apuntes, el presidente de México reflexionaba pesaroso: “si
Estados Unidos se hubiera decidido a intervenir por medio de
gestiones, es seguro que la contienda en España no se hubiera
prolongado tanto”, y advertía con clarividencia que “si Estados
Unidos se duerme en los laureles que le ha brindado su privile-
giada situación económica y cree defenderse de toda agresión
asumiendo una actitud pasiva y desperdicia la ocasión de hacer
una positiva alianza con los pueblos del Continente, no estará
lejano el día en que la escuela de Hitler y de Mussolini dé sus
frutos, pretendiendo una agresión a los pueblos de América”.
Hoy, a la distancia, podemos apreciar la lucidez histórica con que
Cárdenas percibió en los años de la Guerra Civil española los
peligros que aquejaban al mundo y que se verían definitivamente
confirmados al iniciarse la Segunda Guerra Mundial.
* * *
Si bien México destacó entre todos los países occidentales en
el campo de la diplomacia internacional y, en la medida de sus
fuerzas y medios, en la ayuda material a la Segunda República, sin
duda fue en relación con la ayuda humanitaria a los refugiados de
la guerra en lo que México no tuvo parangón. En mayo de 1937
México organizó la evacuación de unos 460 niños embarcados
en Valencia y Barcelona, que fueron acogidos como “hijos adopti-
vos del gobierno de México en la figura de su presidente Lázaro
Cárdenas”4. Estos pequeños fueron conocidos luego como los
“niños de Morelia”, por haber sido alojados en una casa-escuela
en esa ciudad michoacana.
A partir de 1937 se organizó también el asilo a intelectuales
españoles desplazados por la guerra, incapaces de seguir en Es-
paña ante el peligro físico que los amenazaba. Bajo el estímulo
de dos figuras destacadas de la cultura mexicana Alfonso Reyes
y Daniel Cosío Villegas, el presidente Cárdenas decretó en 1938
la fundación de La Casa en España en México como “Centro
de reunión y de trabajo”. En la ciudad capital, La Casa -que, por
cierto, ni recinto propio tenía- desarrolló con entusiasmo activi-
dades culturales y académicas sin par en instituciones tan diversas
como la Universidad Nacional, el Instituto Politécnico, el de Bellas
Artes, la Escuela Nacional de Antropología, el Hospital General,
el Instituto del Cáncer, el de Enfermedades Tropicales. Gracias
a la nueva institución, histólogos, químicos, neurólogos y ento-
mólogos de primerísima fila trabajaron junto a musicólogos y
poetas, críticos de arte y filósofos, pintores, juristas, historiadores
y sociólogos. Durante su corta existencia, antes de transformarse
en El Colegio de México en 1940, la institución recibió a una
treintena de los talentos más distinguidos de la España desterra-
da, lo cual le permitió desde el comienzo destacarse como un
pequeño pero excepcional núcleo receptor, creador y emisor de
alta cultura. Además contribuyó a llevar a otros hacia universida-
des de provincia, como lo atestiguaron en su momento la filósofa
María Zambrano, el químico Juan Xirau y el biólogo Fernando de
Buen, en Morelia; Cándido Bolívar, entomólogo, en Chiapas; el
doctor en medicina, Aurelio Romero Lozano, en Monterrey, y el
también médico Urbano Barnés, en Guadalajara. Por otro lado,
La Casa también funcionó con humanidad y generosidad inigua-
lables, como un centro de selección y de irradiación para ayudar
a quienes no tuvieran cabida en ella a insertarse laboralmente en
diversas esferas de la vida profesional mexicana y facilitarles a los
recién llegados sus primeros pasos en el Nuevo Mundo.
Sin embargo, sería un grave error creer que el perfil de los es-
pañoles refugiados en México fue sobre todo académico y ar-
1 Véase un importante testimonio personal de la esposa del Ministro Consejero de la Embajada de México en Madrid, Juan F. Urquidi, en BINGHAM DE URQUIDI, 1975.
l 119
tístico, especialmente a partir del gran aluvión emigratorio que
comenzó con la caída de Cataluña en el invierno de 1939. En
efecto, en febrero de 1939, ya derrotado el ejército republicano
en Cataluña, el representante ante la Sociedad de Naciones, Isi-
dro Fabela se trasladó de Ginebra a los Pirineos franceses, para
apreciar de cerca el problema de gran número de los casi 450
000 exiliados que se habían visto obligados a buscar asilo en
Francia en el transcurso de la Guerra Civil. La enorme magni-
tud de este éxodo se puede medir con sólo pensar que de los
24 millones de españoles que poblaban España, cerca del 2%
huyó de su país por causas eminentemente políticas a raíz de esa
Guerra. Isidro Fabela se trasladó de Ginebra a Francia e inició
entonces una intensa campaña para apresurar la emigración de
los republicanos a México, apremiado por la amenaza inminente
de que Francia reconociera al gobierno de Franco y decidiera
repatriar a los refugiados. Con el apoyo de otros diplomáticos, de
organizaciones generadas por el propio gobierno republicano ya
exiliado y de varios organismos internacionales solidarios, como,
por ejemplo, los cuáqueros y diversos comités de apoyo, se co-
menzó a seleccionar a los refugiados que quisieran trasladarse a
México, a tramitar su salida con las autoridades francesas e, inclu-
so, a financiar los viajes y primeros pasos en el país de acogida.
Varios de estos organismos contribuyeron, ya en México, a finan-
ciar proyectos culturales, crearon fuentes de trabajo y fundaron
escuelas para los niños y adolescentes. Hoy ya sabemos bien que
entre quienes lograron trasladarse a México no sólo había unos
doscientos profesores universitarios y cerca de dos mil maestros,
sino también de otros profesionales: médicos, ingenieros, abo-
gados, etcétera. Pero quienes predominaron abrumadoramente
fueron asalariados en actividades industriales, técnicas, mecánicas
y en los servicios, como las comunicaciones, los transportes, la
electricidad y el comercio.
Esto explicaría por qué, aparte de las simpatías y coincidencias
políticas y la natural solidaridad con los vencidos, México consi-
derara traer al país a los refugiados que poseían un alto grado de
cualificación laboral y profesional, lo cual le significaría un impor-
tante capital humano. Hay que tener en cuenta que en esos años,
después de los sacudimientos revolucionarios de las dos décadas
previas, México iniciaba una expansión en los ámbitos económi-
cos y culturales. Para ello, requería de mano de obra capacitada
y de conocimientos profesionales y técnicos modernos y sóli-
dos. La gran mayoría de los españoles adultos que se asilaron
en este país tenían una educación más elevada que el promedio
de sus compatriotas y de los mexicanos de su época, y en gene-
ral conformaban los cuadros técnicos, profesionales, científicos y
artísticos más destacados de España. Hay que recordar también
que los exiliados llegaban de una España que algunas décadas
atrás había iniciado su desarrollo industrial y de los servicios, a la
par que había dado un fuerte impulso a la ciencia y a la cultura.
Desde comienzos del siglo XX, España había ingresado en un
proceso de modernización de la industria y las manufacturas, de
los transportes y las comunicaciones, de la producción eléctrica,
de la educación en todos sus niveles, todo lo cual significaba el
fomento y desarrollo de nuevos cuadros profesionales, científicos
y técnicos. Con la Guerra Civil la población más afectada fue pre-
cisamente aquella que por su alto grado de educación y nivel de
preparación laboral apoyó a la República liberal y democrática en
su afán modernizador. Así, el perfil ocupacional de este exilio tuvo
un predominio de los sectores terciario (43.30%) y secundario
(18.75%) sobre el primario (sólo el 6.84%) —sin contar un 8%
de estudiantes y hombres y, sobre todo, mujeres que se dedica-
ban a otras actividades no asalariadas fuera y dentro del hogar.
En este sentido, el asilo otorgado a los españoles republicanos
por el gobierno mexicano se entendió no solo como un gesto
humanitario, sino también como un refuerzo altamente calificado
para las diversas ramas productivas del país de acogida, por lo
cual el exilio español, con sus pluralidades sociales, regionales,
ocupacionales y demográficas, se insertó sin mayores dificulta-
des en condiciones laborales favorables y contribuyó a ese de-
sarrollo modernizador, especialmente en los sectores técnicos
y de servicios, particularmente en la producción eléctrica, en la
industria y las manufacturas, los transportes y las comunicaciones,
120 l
y en la educación en todos sus niveles. Lo anterior nos permite
comprender mejor por qué su incorporación al mundo laboral
mexicano fue, dentro de lo dramático del exilio, relativamente rá-
pida, fluida y, sin duda, exitosa y ascendente. El propio presidente
Cárdenas, en su penúltimo informe de gobierno del 1º de sep-
tiembre 1939, señalaba su esperanza de que incluso sus enemigos
políticos reconocieran y “llegaran a estimar en todo el país los
beneficios que recibe México con la aportación de esas energías
humanas que vienen a contribuir con su capacidad y esfuerzo al
desarrollo y progreso de la nación”.
Pero aún hubo más: a partir de 1940 por disposición del gobierno
de Lázaro Cárdenas, se extendió la ciudadanía mexicana a los
asilados que la desearan, o por razones legales, la necesitarán para
cumplir con las posibles restricciones que la legislación laboral
y de población señalaba para los extranjeros. En todo caso, se
calcula que a partir de entonces y durante las siguientes décadas,
cerca del 80% la eligió. México también reconoció como docu-
mentos de identidad válidos los expedidos por el gobierno de la
República, lo cual contribuyó los exiliados españoles no quedaron
como una población apátrida al negarse a reconocer al gobierno
de Franco, sino como la única española considerada legítima. Con
esta medida, México evitó el problema que planteaba el caso de
los judíos de Europa, privados de su nacionalidad por el nazismo,
ya que la legislación mexicana no contemplaba la figura del apá-
trida y, por lo tanto, negaba el reconocimiento otorgado a los
ciudadanos de un estado soberano.
La excepcional voluntad y firmeza de México en apoyar a la Re-
pública española y de no aceptar un régimen de fuerza frente
al gobierno legítimo implicaba una constancia inigualable en la
historia internacional en vísperas de la Segunda Guerra mundial.
El por qué de esta perseverancia lo anota lacónicamente desde el
comienzo el propio presidente Lázaro Cárdenas en sus Apuntes
privados: “¿El motivo por el que ayuda México a España? Solida-
ridad [...]”. Pocos días antes, Cárdenas había registrado ya una
explicación complementaria: “México no pide nada por este acto;
únicamente establece un precedente de lo que debe hacerse
con los pueblos hermanos cuando atraviesan por situaciones di-
fíciles como acontece hoy a España”.
l 121
Excelentísimo y Magnífico Señor Rector
Señoras y Señores Claustrales
Señoras, Señores, queridos compañeros y amigos:
Me siento muy honrado por ser recibido como Doctor honoris
causa en el claustro de la Universidad de Cádiz y quiero expre-
sar mi agradecimiento a la Universidad y a su Facultad de De-
recho, personalizando este agradecimiento en el Rector, Diego
Sales Márquez, y en la Profesora Rocío Domínguez Bartolomé,
Decana de la Facultad de Derecho de Jerez, que me consta tuvo
la iniciativa de este Doctorado honoris causa.
También quiero expresar mi agradecimiento al Profesor Alejan-
dro del Valle Gálvez, Catedrático de esta Universidad, gran jurista
y gran amigo, como ha puesto de relieve en las palabras suma-
mente afectuosas de su “laudatio”.
Muchas gracias, querido Alejandro, por haber asumido la tarea de
presentarme y de apadrinarme. Y muchas gracias por tantos años
de colaboración y de amistad
Permitidme que manifieste asimismo mi gratitud a todos los com-
pañeros y amigos, muy buenos amigos, que han venido a acompa-
ñarme en este acto. Y también a mis hijas y a mi mujer, Teresa, cuya
presencia y apoyo son para mí esenciales hoy como siempre.
No puedo dejar de expresar públicamente mi recuerdo afectuo-
so y mi reconocimiento a una persona excepcional a quien echo
“Gil Carlos Rodríguez : Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz
de menos hoy, cuando precisamente se cumple un año desde su
fallecimiento: el Profesor Manuel Díez de Velasco, mi inolvidable
maestro y amigo.
Finalmente quiero decir que me siento muy honrado al compar-
tir este acto de investidura como Doctor honoris causa con la
Profesora Clara Eugenia Lida, a la que felicito muy cordialmente.
* * *
Mi intervención estará dedicada a presentar algunas considera-
ciones sobre la evolución del régimen de protección jurisdiccio-
nal de los derechos fundamentales en la Unión Europea.
La elección de este tema está condicionada por mi trayectoria
personal y profesional, decisivamente marcada por la integración
europea.
Yo soy un entusiasta de la integración europea desde hace mu-
chos años, desde aquella época ya lejana en la que la situación
política de España excluía la posibilidad de nuestra participación
en las Comunidades europeas.
Para mí como para muchos españoles de mi generación la parti-
cipación de España en el proceso de integración europea estaba
indisolublemente vinculada a los ideales de la democracia y el
Estado de Derecho. Y a mí estos ideales me llevaron a intere-
sarme por el Derecho comunitario europeo, interés que resultó
Discurso
Investidura de Doctores Honoris Causa
122 l
determinante en mi vida profesional, caracterizada por mi espe-
cial dedicación al Derecho comunitario europeo como profesor
y como investigador y por mis 18 años de actividad judicial en el
Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, hoy de la UE.
El Derecho comunitario europeo constituye un fenómeno jurí-
dico bastante original, de naturaleza muy controvertida. La califi-
cación que encuentra un mayor grado de aceptación es la de un
ordenamiento jurídico “sui generis” y el propio Tribunal de Justi-
cia lo ha caracterizado en la famosa sentencia van Gend en Loos
como un ordenamiento jurídico nuevo de Derecho internacional.
Mi posición personal, que he puesto de manifiesto en distintas
ocasiones, puede sintetizarse afirmando que la calificación jurídi-
ca apropiada del Derecho comunitario europeo es la de un siste-
ma de Derecho internacional particular, si bien las características
esenciales de este ordenamiento jurídico no vienen determina-
das por esta calificación, sino por el contenido de los Tratados
que constituyen el Derecho primario, así como por la evolución
ulterior del fenómeno jurídico comunitario, que no puede ser
disociada de su comprensión teórica.
Los aspectos más destacables del sistema son, de un lado, el am-
bicioso programa de integración enunciado en los Tratados y, de
otro lado, la dimensión institucional de las Comunidades euro-
peas y de la Unión Europea, que incluye como elemento esencial
la existencia de una institución judicial encargada de asegurar el
respeto del Derecho y dotado de las competencias necesarias
para cumplir esta misión de modo efectivo. Así el Tribunal de
Justicia ha podido desempeñar una función determinante en la
evolución del fenómeno jurídico comunitario en cuanto elemen-
to esencial del proceso de interacción dialéctica entre la teoría
jurídica y la aplicación del Derecho.
El instrumento fundamental del desarrollo jurisprudencial del
Derecho está constituido por la identificación y desarrollo de
principios generales.
Los tratados han previsto expresamente que la responsabilidad
extracontractual de las Comunidades europeas –ahora de la
Unión Europea- estará regida por los principios generales comu-
nes a los sistemas jurídicos de los Estados miembros. Sin embar-
go, más allá de este supuesto expresamente previsto, la aplicación
de principios generales ha sido consagrada por la jurisprudencia
como fuente de validez general para colmar las lagunas del sis-
tema.
Es así como la jurisprudencia del Tribunal de Justicia ha podido
modelar los elementos considerados desde hace tiempo carac-
terísticos del Derecho comunitario que son los principios rela-
tivos a las relaciones entre este ordenamiento y los Derechos
internos de los Estados miembros. Del mismo modo los princi-
pios generales han sido el cauce normativo de incorporación de
la protección de los derechos fundamentales.
Ahora bien, la gran significación que tiene el desarrollo jurispru-
dencial del Derecho no debe hacer olvidar que la fuente primaria
que constituye el fundamento del ordenamiento jurídico comuni-
tario en su conjunto son los tratados constitutivos, que han sido
objeto de importantes modificaciones, sobre todo a partir de
1986, año en que con la firma del Acta Única se inicia un período
de continuas reformas, no exento de dificultades, que continúa
con los tratados de Maastricht, Ámsterdam y Niza, con el Tratado
por el que se establece una Constitución para Europa, finalmente
frustrado por los referenda de Francia y de los Países Bajos, y con
el Tratado de Lisboa, entrado en vigor el 1 de Diciembre de 2009,
que parece poner fin a esta suerte de proceso constituyente
permanente que hemos vivido durante más de 20 años.
En este contexto la jurisprudencia y las disposiciones de Derecho
primario introducidas por diferentes tratados han ido configu-
rando el régimen de protección jurisdiccional de los derechos
fundamentales actualmente vigente.
* * *
l 123
El respeto de los derechos fundamentales ha tenido y tiene ca-
rácter esencial en la Comunidad y en la Unión Europea en cuan-
to elemento básico del patrimonio común en el que descansan
sus propios fundamentos y en cuanto presupuesto indispensable
para la admisión de nuevos Estados miembros.
Sin embargo, hasta el 1 de Diciembre de 2009, fecha de entrada
en vigor del Tratado de Lisboa, no ha existido un catálogo de
derechos fundamentales establecido mediante un instrumento
jurídico vinculante.
Esta situación paradójica ha determinado desde un principio las
peculiaridades del régimen de protección de los derechos funda-
mentales. En efecto, en ausencia de disposiciones escritas, corres-
pondió a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia incorporar la
protección de los derechos fundamentales reconociendo a éstos
como parte integrante de los principios generales del Derecho
comunitario.
Los principios generales relevantes en este ámbito son identifica-
dos por el Tribunal de Justicia sobre la base de los sistemas jurídi-
cos internos de los Estados miembros, del Derecho internacional
y también de los propios tratados constitutivos, que consagran
en particular algunas manifestaciones del principio de no discri-
minación.
En lo que se refiere al Derecho interno de los Estados miembros,
el Tribunal ha puesto especial énfasis en las tradiciones consti-
tucionales comunes, subrayando en distintas sentencias que el
ordenamiento comunitario no puede admitir medidas que sean
incompatibles con las constituciones de los Estados miembros.
Ha dejado no obstante claro que las violaciónes de derechos
fundamentales por las instituciones europeas sólo pueden ser
juzgadas a la luz del propio derecho comunitario, porque la in-
troducción de criterios especiales basados en la legislación o en
el Derecho constitucional de un determinado Estado miembro
afectaría a la unidad sustantiva y a la eficacia del Derecho común.
Estas afirmaciones jurisprudenciales, que aparecen conjunta-
mente en distintas sentencias, pueden parecer contradictorias.
Sin embargo, lo que ponen de manifiesto es que el Derecho
constitucional de cada Estado miembro no puede considerarse
decisivo para definir la protección de determinados derechos
fundamentales en el ámbito de la Unión Europea, pero que,
en cambio, el conjunto de los sistemas jurídicos de los Estados
miembros y, en particular, sus normas constitucionales, tienen que
ser tomados en consideración para identificar los derechos fun-
damentales del Derecho comunitario y para definir el estándar
de su protección común.
Resulta difícil resumir en fórmulas abstractas el método de deter-
minación del parámetro común de protección de los derechos
fundamentales sobre la base de las tradiciones constitucionales
comunes seguido por el Tribunal de Justicia, entre otras razones
como consecuencia del carácter frecuentemente poco explícito
del discurso jurisprudencial.
Sin embargo es claro que dicho parámetro no se construye me-
diante una verificación de los distintos sistemas jurídicos naciona-
les en orden a determinar un “estándar mínimo común”, sino que
se realiza sobre la base de una comparación crítica y valorativa de
los distintos sistemas que culmina con una opción jurisprudencial
en la que no está necesariamente ausente un elemento de crea-
tividad del propio Tribunal de Justicia.
En otras palabras, el estándar que se aplica sobre la base de las
tradiciones constitucionales comunes no es un mero “resultado”
de la comparación de los sistemas nacionales, sino que expresa
una opción del Tribunal entre distintas soluciones posibles sobre
la base de dicha comparación.
En lo que se refiere al Derecho internacional, la jurisprudencia
toma en consideración los tratados y otros instrumentos inter-
nacionales relativos a los derechos humanos que vinculan a los
Estados miembros o en los que éstos han participado, y atribuye
124 l
expresamente una especial relevancia al Convenio Europeo de
Derechos Humanos.
Al igual que ocurre con el Derecho interno las normas interna-
cionales no son formalmente aplicadas en cuanto tales, sino que
son tomadas en consideración como fuente de identificación de
principios generales comunes.
El desarrollo jurisprudencial del derecho por la vía de los princi-
pios generales en materia de derechos humanos fue “codificado”
en el Tratado de Maastricht. En efecto, el nuevo Tratado de la
Unión Europea incluía en su artículo F (posteriormente artícu-
lo 6) la prescripción del respeto por la Unión de “los derechos
fundamentales tal y como se garantizan en el Convenio Europeo
para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales…y tal y como resultan de las tradiciones cons-
titucionales comunes a los Estados miembros como principios
generales del Derecho comunitario.”
Esta incorporación al Derecho primario del régimen de protec-
ción de los derechos fundamentales desarrollado por la jurispru-
dencia marca un hito y constituye además uno de los supuestos
más importantes (aunque no el único) de legitimación por el po-
der constituyente -es decir por los Estados- de una jurisprudencia
particularmente activista del Tribunal de Justicia.
En los años posteriores a la reforma de Maastricht la normativa
relativa a los derechos fundamentales se ha reforzado. Debe
destacarse a este respecto el establecimiento, por el Tratado
de Ámsterdam, de un procedimiento preventivo de violaciones
graves de los derechos fundamentales por parte de un Estado
miembro y de un procedimiento sancionador en caso de cons-
tatación de esa violación, regulados en el artículo 7 del Tratado
de la Unión Europea. También la introducción, en el artículo 6,
por el Tratado de Niza, de un nuevo apartado conforme al cual
“la Unión se basa en los principios de libertad, democracia, res-
peto de los derechos humanos y de las libertades fundamenta-
les y el Estado de Derecho, principios que son comunes a los
Estados miembros”.
Así mismo hay que destacar, sin perjuicio de sus limitaciones
iniciales, la adopción de la Carta de los Derechos Fundamen-
tales y su proclamación solemne, paralela a la firma del Tratado
de Niza.
Por otra parte el Tribunal de Justicia continúa desarrollando su
jurisprudencia, en la que se refleja la incidencia de la ciudadanía
de la Unión -establecida por el Tratado de Maastricht- sobre el
contenido y alcance de determinados derechos fundamentales.
Son, sin embargo, el Tratado por el que se establece una Consti-
tución para Europa, finalmente frustrado, y luego el Tratado de
Lisboa los instrumentos en los que aparece un nuevo enfoque
del régimen de protección de los derechos fundamentales, que
se manifiesta sobretodo en dos grandes innovaciones: el status
de la Carta de los Derechos Fundamentales y el mandato de ad-
hesión de la Unión Europea al Convenio Europeo de Derechos
Humanos.
Recordemos que el proceso de elaboración de la Carta fue in-
augurado por el Consejo Europeo de Colonia de 3 y 4 de Junio
de 1999. Fue redactada por una Convención reunida al efecto,
compuesta por 62 miembros, entre los cuales se incluían, ade-
más de los representantes de los Jefes de Estado o de gobierno
de los entonces 15 Estados miembros, un representante de la
Comisión, 16 diputados del Parlamento Europeo y 30 de los
Parlamentos nacionales. Adoptada en Niza el 7 de Diciembre
de 2000 y firmada por los presidentes del Parlamento Europeo,
del Consejo y de la Comisión –pero no por los representantes
de los Estados miembros-, fue dejada deliberadamente en una
suerte de limbo jurídico en la medida en que no se determinó su
valor jurídico. Esta cuestión fue abordada por la nueva Conven-
ción que preparó el proyecto de Tratado por el que se establece
una Constitución para Europa.
l 125
Uno de los aspectos más destacados de este Tratado era precisa-
mente la incorporación de la Carta en la Constitución europea.
Esta incorporación tenía una doble importancia: desde el punto
de vista jurídico, adquiría manifiestamente valor constitucional,
convirtiéndose por consiguiente en el texto básico de referencia
en materia de derechos fundamentales en el ámbito de la UE.
Desde el punto de vista político, la Carta, integrada en la Cons-
titución, estaba llamada a convertirse en un instrumento privi-
legiado de legitimación de la Unión Europea a través de la pro-
clamación de valores compartidos de rango constitucional, de
visibilidad de los derechos fundamentales y de identificación de
los ciudadanos con sus derechos y con su Constitución.
Frustrado el proceso constitucional, la exclusión de la incorpo-
ración del texto de la Carta ha sido uno de los aspectos más
representativos de la “desconstitucionalización” llevada a cabo
en el Tratado de Lisboa. Sin embargo la Carta, que con algunas
adaptaciones ha sido proclamada de nuevo solemnemente en
Diciembre de 2007 y publicada en el Diario Oficial, ha adquirido
un status expresamente reconocido en el artículo 6, apartado
1, primer párrafo, del Tratado de la Unión Europea modificado
por el Tratado de Lisboa, a cuyo tenor “La Unión reconoce los
derechos, libertades y principios enunciados en la Carta de los
Derechos fundamentales de 7 de Diciembre de 2000, tal como
fue adaptada el 12 de Diciembre de 2007 en Estrasburgo, la cual tendrá el mismo valor jurídico de los Tratados”.
Esta disposición clara e inequívoca confiere a la Carta valor de
Tratado, es decir rango “constitucional”. Jurídicamente, el resul-
tado es el mismo que el que se habría obtenido mediante la
incorporación de la Carta al propio texto del Tratado, tal y como
se efectuaba en el Tratado Constitucional.
Desgraciadamente el Tratado de Lisboa también incluye un Pro-
tocolo sobre la aplicación de la Carta de los Derechos fundamen-
tales de la Unión Europea a Polonia y al Reino Unido, que tiene
por objeto excluir la competencia del Tribunal de Justicia y de los
órganos jurisdiccionales del Reino Unido y Polonia para apreciar
la incompatibilidad de normas, disposiciones o prácticas de estos
Estados con los derechos, libertades y principios fundamentales
proclamados en la Carta.
Además, en los considerandos del Protocolo se incluye una afir-
mación sorprendente: “…la Carta reafirma los derechos, liber-
tades y principios reconocidos en la Unión y hace que dichos
derechos sean más visibles, pero no crea nuevos derechos ni
principios”.
Esta afirmación parece incongruente con la atribución de valor
jurídico de Tratado a la Carta y, por otra parte, con la necesidad
sentida por los dos Estados a los que el Protocolo se refiere de
eludir sus efectos obligatorios.
Ahora bien, en el propio Protocolo se deja claro que el mismo
no afecta a la aplicación de la Carta a los demás Estados miem-
bros, por lo que hemos de concluir que las disposiciones del
Protocolo no son relevantes para la interpretación de la Carta
sino en relación con Polonia y el Reino Unido, con respecto a
los cuales el Protocolo opera como una reserva que excluye la
ampliación de las obligaciones de estos Estados sobre la base de
las disposiciones de la Carta (aunque no -conviene recordarlo-
sobre la base de principios generales que se reflejan en esas
disposiciones).
Si la comparación entre el Tratado constitucional y el Tratado de
Lisboa pone de manifiesto un retroceso limitado en lo que se
refiere al valor jurídico de la Carta, el valor político de la misma
queda, en cambio, mucho más erosionado.
En primer lugar, en ausencia de constitución formal, el valor jurí-
dico de la Carta como Tratado solo es “valor constitucional” para
los expertos en Derecho que conocen la utilización analógica
126 l
del concepto de Constitución por la doctrina y la jurisprudencia,
pero no para la generalidad de los ciudadanos.
Además, al quedar el texto fuera del Tratado, pierde en gran me-
dida su visibilidad, su fuerza simbólica y su capacidad de contribuir
a la identificación de los ciudadanos con la Unión Europea a tra-
vés de sus derechos.
Y, por supuesto, la desigualdad de derechos que resulta del Pro-
tocolo sobre la aplicación de la Carta a Polonia y al Reino Unido
no puede sino agravar esas consecuencias.
Ahora bien, la valoración del nuevo status de la Carta no debe
tomar como referencia comparativa el frustrado Tratado Consti-
tucional, sino el Derecho vigente antes de la entrada en vigor del
Tratado de Lisboa. Desde esta perspectiva se trata de un cambio
de indudable importancia que refuerza considerablemente el ré-
gimen de protección de los derechos fundamentales en la UE.
La posición central de la Carta en la normativa de la Unión Eu-
ropea relativa a los derechos humanos no desplaza al régimen de
protección desarrollado por vía jurisprudencial y codificado en
los tratados constitutivos a partir del Tratado de Maastricht, sino
que convive con él.
En su versión resultante del Tratado de Lisboa, el articulo 6, apar-
tado 3 del Tratado de la Unión Europea confirma que “los dere-
chos fundamentales que garantiza el Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Funda-
mentales y los que son fruto de las tradiciones constitucionales
comunes a los Estados miembros formarán parte del derecho de
la Unión como principios generales”.
Por otra parte la propia Carta contiene disposiciones generales
dirigidas a asegurar su convivencia con el Convenio Europeo de
Derechos Humanos y con las tradiciones constitucionales comu-
nes a los Estados miembros.
De un lado, el artículo 52 de la Carta prevé que, en la medida
en que ésta contenga derechos que correspondan a esas otras
fuentes, su interpretación se hará en armonía con ellas.
De otro lado, el artículo 53 establece que ninguna disposición de
la Carta podrá interpretarse en el sentido de que reduce el nivel
de protección resultante del propio Derecho de la Unión, del
Derecho internacional y los convenios internacionales de los que
son parte la Unión o todos los Estados miembros, y en particular
del Convenio Europeo de Derechos Humanos, así como de las
constituciones nacionales.
La otra gran innovación del Tratado de Lisboa en materia de
derechos fundamentales -innovación “heredada” del Tratado
Constitucional- se refiere a la adhesión de la Unión al Convenio
Europeo de Derechos Humanos.
La especial significación de este Convenio a efectos de la iden-
tificación y configuración de los principios generales en materia
de derechos fundamentales ya fue reconocida por el Tribunal de
Justicia en la sentencia Rutili, de 28 de Octubre de 1975. Desde
entonces el Convenio ha tenido un peso cada vez mayor en la
jurisprudencia del Tribunal de Justicia, que, a partir de 1989 (año
de la sentencia Hoechst) se refiere cada vez con más frecuencia
a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos,
referencia que desde hace años es de rigor cada vez que se trata
de interpretar una disposición del Convenio. Además el Tribunal
de Justicia ha puesto de manifiesto en la sentencia Roquette, de
22 de Octubre de 2002, su disposición a reconsiderar su propia
jurisprudencia en la materia a fin de adaptarla a la del Tribu-
nal Europeo de Derechos Humanos, reconociendo así a éste la
máxima autoridad de interpretación del Convenio.
En suma, el examen de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia
pone de manifiesto que, desde hace muchos años, el Convenio
Europeo de Derechos Humanos es aplicado de hecho como
si fuera parte integrante del Derecho de la Comunidad y de
l 127
la Unión Europea. Sin embargo no es considerado como una
norma jurídica vinculante para la Unión, sino como un instru-
mento privilegiado de referencia a efectos de identificación de
los principios generales comunes en materia de derechos fun-
damentales.
Desde los años 70 comenzó a plantearse la necesidad de un ca-
tálogo de derechos fundamentales vinculante para la Comunidad
y, en este contexto, se planteó la posibilidad de una adhesión de
la Comunidad al Convenio Europeo de Derechos Humanos que
fue defendida por la Comisión y sumamente controvertida. La
cuestión volvió a plantearse en los años 90 y en 1994 se solicitó
al Tribunal de Justicia un Dictamen sobre la compatibilidad de la
adhesión con los tratados constitutivos. El Tribunal, en su Dicta-
men 2/94, declaró que no existía en el Tratado base jurídica que
confiriese a la Comunidad explícita ni implícitamente competen-
cia para la adhesión y que la llamada “cláusula de flexibilidad”
–que autoriza en determinadas condiciones a tomar medidas
para alcanzar objetivos del Tratado cuando no se han previsto
los poderes necesarios- tampoco era una base jurídica suficiente
para una modificación de envergadura constitucional que exigiría
una modificación del Tratado.
Pues bien, en el Tratado constitucional, primero, y, luego, en los
mismos términos, en el Tratado de Lisboa, no sólo se ha crea-
do la base jurídica necesaria para la adhesión de la Unión, sino
que además se ha redactado en términos imperativos: A tenor
del artículo 6, apartado 2, del Tratado de la Unión Europea, “La
Unión se adherirá al Convenio Europeo para la Protección de
los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales…”.
Ciertamente la adhesión no es automática, sino que requiere
un acuerdo que ha de ser cuidadosamente negociado. La Unión
necesita que se adopten algunas disposiciones que tomen en
consideración su peculiaridad y que garanticen el respeto de las
competencias de la Unión y de las especiales características de
su ordenamiento jurídico.
Las modalidades pertinentes habrán de ser aceptadas por to-
das las partes en el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Además la decisión del Consejo de la Unión Europea de concluir
el acuerdo, tomada por unanimidad, habrá de ser aprobada por
todos los Estados miembros de acuerdo con sus respectivas exi-
gencias constitucionales.
Hay por tanto dificultades que algunos tratarán de erigir en obs-
táculos insalvables.
Personalmente espero y deseo que estas dificultades sean su-
peradas.
Frente a la opinión de quienes han considerado y consideran que
el catálogo de derechos propio de la Unión Europea, plasmado
en la Carta de los Derechos Fundamentales, y la adhesión al
Convenio Europeo de Derechos Humanos representan opcio-
nes alternativas y no acumulables, estoy convencido de que la
orientación que ha prevalecido en el Tratado de Lisboa, es decir
la complementariedad de ambas vías, es la acertada.
La Unión y sus Estados miembros deben estar en la misma situa-
ción en relación con el Convenio de Roma. No me parece razona-
ble que el disfrute de las garantías del Convenio dependan de que
las personas se encuentren en el ámbito de la jurisdicción exclusiva
del Estado o en el ámbito de aplicación del Derecho de la Unión
Europea, ámbitos cuya delimitación en materia de derechos huma-
nos es, por cierto, más compleja de lo que sería deseable.
Tengo además la convicción de que la adhesión de la Unión Eu-
ropea fortalecerá al sistema del Convenio Europeo de Derechos
Humanos, en tanto que la evolución hacia un sistema propio y
separado de la Unión debilitaría al sistema de Estrasburgo, que a
mi juicio constituye un gran progreso en materia de protección
de los derechos humanos que merece respeto y apoyo.
* * *
128 l
Concluyo con unas breves observaciones
La entrada en vigor del Tratado de Lisboa inicia una nueva etapa
y trae consigo un importante progreso cualitativo del régimen de
protección de los derechos fundamentales en la Unión Europea
Por primera vez existe un catálogo de derechos fundamentales
propio de la Unión Europea que tiene el máximo rango normati-
vo: La Carta de los Derechos Fundamentales, cuyas disposiciones
tienen valor jurídico de Tratado.
El mandato de adhesión al Convenio Europeo de Derechos Hu-
manos propicia la extensión a la Unión Europea de las garantías
del sistema de control judicial internacional más avanzado que
hasta ahora se ha creado.
Finalmente, se ha tenido el acierto de conservar expresamente
el sistema de identificación jurisprudencial de los derechos funda-
mentales que ha constituido hasta ahora la base de la protección
de esos derechos en la Comunidad y en la Unión Europea, per-
mitiendo así que siga abierto el proceso de desarrollo judicial del
Derecho que tan fructífero ha resultado hasta ahora.
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