Cómo argumentar
¿Qué es argumentar? Es una práctica que consiste en dar una serie de afirmaciones para apoyar otra
afirmación. Aquí te presentamos algunas actividades.
Afirmaciones que apoyan afirmaciones
Vamos a trabajar con una primera definición: argumentar es una práctica que consiste en dar
una serie de afirmaciones para apoyar otra afirmación, cuya aceptación genera ciertas dudas.
Tales dudas pueden ser de quien argumenta o también, ajenas. Por estas razones, esta práctica
supone, en ocasiones, la existencia de un contexto de discusión o diálogo argumentativo. Es
decir, al argumentar, intentamos resolver nuestros conflictos de opinión.
Así, cuando argumentamos intentamos producir convencimiento en quien nos escucha, esto es, que
acepte la afirmación sobre la que se argumenta. Fundamentalmente, argumentamos para solucionar
nuestras disputas por medios racionales. Es cierto que, en el transcurso de una discusión, los
participantes tratan de imponer su posición. Sin embargo, tal imposición no puede darse a cualquier
costo y, sobre todo, no debe imponerse la fuerza. Se imponen sólo aquellas afirmaciones que resulten
aceptables luego de haber sido sometidas a una discusión.
Además, esta discusión debe realizarse mediante procedimientos que garanticen que laaceptación sea
fruto del apoyo brindado por otras afirmaciones ya aceptadas.
Una práctica con reglas
Ya tenemos elementos para realizar una definición más compleja de argumentación que, además,
indica algo sobre el procedimiento: argumentar es una práctica que debe ser efectuada de tal
manera que se garantice que las razones que ofrecemos para aceptar algo sean el
elemento principal de esa aceptación.
¿Qué es lo que garantiza que cuando argumentamos estamos cumpliendo con este deber racional? Lo
que nos da tal garantía es el seguimiento de reglas. Podemos argumentar bien o mal. Lo que
delimita esta frontera es el cumplimiento de ciertas normas.
De esta manera, las normas que regulan la discusión racional tendrán que ver, al menos, con dos
aspectos diferentes de esta práctica.
Por una parte, tendremos que cumplir reglas que sirvan estrictamente para garantizar la
obtención de razones que respalden una afirmación a partir de otras afirmaciones. Estas
normas se denominan habitualmente reglas de inferencia. Estas reglas dicen qué debemos
inferir a partir de las afirmaciones de las que partimos. Los productos de las prácticas
argumentativas se llaman razonamientos. En un razonamiento, la afirmación que se
desprende de otras afirmaciones se la llama conclusión. A las afirmaciones que brindan
apoyo a la conclusión se las llama premisas. Todo razonamiento tiene una única conclusión y
puede tener una o varias premisas. Cumplir con las reglas de inferencia nos permite asegurar
que el apoyo de las premisas respecto de la conclusión sea efectuada de manera legítima.
Por otra parte, tendremos que seguir reglas respecto de los procedimientos discursivos
efectuados en el transcurso de la discusión. Reglas que, por ejemplo, indiquen qué
posibilidades de intervención tiene cada participante en el proceso de la argumentación.
Normalmente se denominan reglas procedimentales a las normas que rigen tal práctica.
Estas reglas indican los roles de quien sostiene la afirmación a debatir y la defiende, por un
lado, y de quien se opone o la ataca, por otro. Nos permiten establecer quién tiene el derecho
a intervenir en la discusión y quién no, y en qué momento alguno de los participantes de la
discusión tiene la obligación de defender con argumentos sus propuestas.
Argumentos y no argumentos
Lo que diferencia a los argumentos de otros relatos lingüísticos es la pretensión de que las premisas
den fundamento a la conclusión. Hay dos tipos de fundamentos: los concluyentes y los parciales.
En los fundamentos concluyentes, la verdad de todas las premisas garantiza la verdad de la
conclusión. Éstos son los argumentos deductivos. Los que cumplen con esta propiedad
son válidos; los que no la cumplen, inválidos.
En los fundamentos parciales, en cambio, las premisas brindan solamente un apoyo parcial a
la conclusión. Éstos son los argumentos inductivos. Los argumentos inductivos en los que la
conclusión obtiene efectivamente este apoyo parcial son correctos; los que, en cambio, no
guardan relación entre premisas y conclusiones son incorrectos. En las siguientes entregas
volveremos sobre este punto.
Actividad 1. Argumentos en el bosque
1. Lean el siguiente texto.
Hansel y Gretel se internaron en el bosque con un destino preciso pero irrelevante para nuestros
intereses. Ellos quizá sean los mismos que protagonizaron el cuento que leíamos de chicos pero, de
serlo, es obvio que han cambiado. Parecen especialmente interesados en involucrarse en largas
discusiones teóricas sobre los temas más diversos. Quizá se internen en los bosques sólo por ese
motivo. Parecen creer que la vegetación incentiva la agudeza filosófica. Echemos un vistazo a alguno
de esos diálogos.
HANSEL: -Gretel.
GRETEL: -¿Qué, Hansel?
HANSEL: -¿Me permitís que te transmita una mala impresión?
GRETEL: -¿Cuál?
HANSEL: -Creo que nos perdimos.
GRETEL: -¡Ay, Hansel! ¿Cómo podés decirme que nos perdimos si no hacemos más que caminar hacia
adelante desde hace dos horas?
HANSEL: -Justamente. Hace dos horas que caminamos. Un gran roble presidió nuestra entrada al
bosque y caminamos derecho en la dirección que indicaba la más larga de sus ramas. Dos horas de
caminar pisando este suelo musgoso, sorteando espinillos y madrigueras, sintiendo el frío que trae la
proximidad de la noche. Caminamos, caminamos, caminamos y, finalmente, nos perdimos.
GRETEL: -Ése no es un argumento, estimado Hansel. Eso no es más que un cuento, un relato de
nuestras penurias, lo que yo te pido es una razón que sostenga tu afirmación de que estamos
perdidos.
HANSEL: -Tal vez no sea un argumento, estimada Gretel. Pero sin duda el relato no deja de mostrar
que la que debe argumentar a favor de la idea de que no estamos perdidos sos vos.
GRETEL: -¿Por qué?
HANSEL: -Porque es obvio que si dos personas caminan durante dos horas por un bosque sin llegar a
ninguna parte entonces lo más probable es que esas personas estén perdidas.
GRETEL: -¿Y eso hace que sea yo la que tenga que dar razones a favor de lo contrario?
HANSEL: -Claro, lo más intuitivo es pensar que estamos perdidos. Entonces, ¡cómo voy a ser yo el
que tenga que argumentar!
GRETEL: -El camino a la ignorancia está lleno de buenas intuiciones, mi querido Hansel. Pero voy a
aceptar tu punto y te voy a dar un argumento en contra de la idea de que estamos perdidos. HANSEL:
-Soy todo oídos.
GRETEL: -Respondeme esta pregunta: en lo que respecta al carácter de estar o no perdido en un
bosque, ¿hay alguna diferencia entre alguien que caminó durante una hora y cincuenta minutos y otro
que caminó durante dos horas, si es que ninguno llegó a destino?
HANSEL: -No, no creo que eso haga diferencia.
GRETEL: -Y decime, ¿hace diez minutos habíamos llegado a alguna parte?
HANSEL: -No.
GRETEL: -Entonces, si hace diez minutos vos no creías que estuviéramos perdidos a pesar de no
haber llegado entonces a destino y, según admitiste, esa diferencia de tiempo no permite distinguir a
alguien que no se ha perdido de alguien que sí se ha perdido, entonces debés concluir que no estamos
perdidos.
HANSEL: -¡¡¡Imposible!!!
GRETEL: -¿Por qué?
HANSEL: -Porque es obvio que estamos perdidos. Mirá lo oscuro que está.
GRETEL: -Pero si vos admitiste lo que admitiste al responderme las preguntas del modo en que lo
hiciste, debés admitir también la conclusión. No podés admitir esas afirmaciones y rechazar la otra.
HANSEL: -Mirá Gretel, yo puedo admitir lo que crea que debo admitir. Yo admito que hace frío, porque
lo siento, y no admito que estemos en la playa, porque aquí no hay ni arena, ni mar, ni gaviotas. ¿Qué
problema hay en admitir algunas afirmaciones y otras no?
GRETEL: -Lo que ocurre es que algunas afirmaciones se desprenden de otras y si uno acepta las
segundas tiene que aceptar las primeras. Para eso se presentan argumentos, para convencer a
alguien de que debe cambiar de posición en virtud de otras posiciones que no está dispuesto a
abandonar. HANSEL: -Mirá Gretel, yo no sé ya qué es lo que debo o no debo abandonar, lo que sé es
que es obvio que estamos perdidos porque a esta hora de la noche, con esta oscuridad y en el medio
de un bosque, no se puede llegar a ningún lado. Y estar perdido no es otra cosa que eso, ser incapaz
de llegar adonde uno desea.
GRETEL: -Bueno, Hansel, te felicito.
HANSEL: -¿Por qué?
GRETEL: -Porque ahora sí me diste un argumento.
2. Repasen las distintas definiciones de lo que es un argumento, su función y sus diferencias con el
relato. Luego, lean nuevamente el diálogo de Hansel y Gretel. Finalmente, contesten las siguientes
preguntas:
¿Cuál es la diferencia entre un argumento y un relato? Revisen el diálogo: ¿les parece que
Gretel tiene razón cuando acusa a Hansel de que relata y no argumenta?
¿Por qué Hansel sostiene que Gretel tiene que argumentar primero? ¿Cuál es la razón que
ofrece?
¿Qué función y qué forma determinadas tienen para Gretel los argumentos?
Identifiquen en qué lugar del texto se ofrece el principal argumento para demostrar que
Hansel y Gretel están perdidos en el bosque.
Actividad 2. Las reglas de la discusión
1. Organicen una discusión sobre algún tema que les interese, del cual piensen que existen distintas
opiniones. Puede ser un tema general (política, fútbol, música, etc.), o algo que tengan que decidir
para el curso (organización de viajes, fiestas, centro de estudiantes, etc.). Para organizar la discusión,
sigan las reglas a continuación:
a. Definan con claridad el problema sobre el que van a discutir.
b. Elijan a dos compañeros que tengan opiniones diferentes sobre el tema.
c. Establezcan las reglas procedimentales. Por ejemplo, ¿quién va a comenzar?, ¿cuánto tiempo
puede hablar cada uno?, ¿es posible, solicitando permiso, interrumpir al otro?, ¿va a haber
algún moderador?
d. Seleccionen un juez o jurado, encargado de determinar quién presentó mejores argumentos
para la opinión.
Descripción de las actividades
Las actividades son muy diferentes entre sí, aunque coinciden en plantear un primer acercamiento,
general, a la argumentación.
En la Actividad 1 se trata específicamente de reconocer el discurso argumentativo, distinguirlo del
relato y reflexionar sobre sus condiciones de posibilidad, es decir cuándo puede surgir un argumento y
cuándo no; qué circunstancias son necesarias para argumentar, etc. No es conveniente, en esta etapa
de la secuencia, trabajar más profundamente sobre tipos de argumentación u otros conceptos, que
veremos en las próximas entregas.
En la Actividad 2 la reflexión es también general. Se trata de hacer explícitas las reglas
procedimentales de la argumentación, así como la posibilidad de fijarlas entre los mismos usuarios.
Objetivos
Mostrar que los conflictos pueden resolverse por medios racionales.
Desarrollar la capacidad de evaluar un argumento según diversos criterios como la veracidad,
la meticulosidad, la imaginación, la rigurosidad.
Promover el pensamiento propio y la práctica de ponerse en el lugar de los demás en el
momento de abordar un conflicto.
Materiales
No necesitas materiales especiales para realizar las actividades. Si se desea, puede consultarse la
siguiente bibliografía.
Comesaña, Juan, Lógica informal, falacias y argumentos filosóficos, Buenos Aires, Eudeba, 1998.
Pereda, Carlos, Vértigos argumentales, Barcelona, Anthropos, 1994.
¿Cómo argumentar lógicamente ?
Débora Hernández
argumentar es un discurso persuasivo. Este tipo de discurso apela al
interlocutor de diversas maneras: a su emoción, a la autoridad o a la lógica. El
discurso persuasivo, la argumentación es esencial tanto a la composición técnica,
como a la composición ensayística. Esto es así, ya que ambas composiciones
comparten el desarrollo de una premisa de argumentación como idea central. Es
decir, en ambos tipos de composición los autores se plantean un tema como un
problema de estudio y lo desarrollan planteando razones que justifican su idea
central o tesis. La diferencia de estos dos tipos de composición es el énfasis del
tipo de apelación al interlocutor en su desarrollo.
Veamos, en primer lugar, la diferencia entre una composición técnica y una
ensayística. En una composición técnica, se plantean cuatro áreas de trabajo en la
redacción: el problema de estudio, la manera como se levanta la información para
validar, verificar, comprobar y examinar el problema, la presentación de los
resultados y una discusión general del alcance e importancia del problema
estudiado. La composición técnica tiene como fundamento para su desarrollo la
investigación original (observaciones y recopilación de datos a través de diversos
mecanismos) o la consulta de investigaciones de expertos. Como el desarrollo de
una composición técnica descansa en las autoridades consultadas, bien sea la
investigación original, bien sea la investigación realizada por otros, se dice que la
argumentación fundamental de una composición técnica es apelar a la autoridad.
Este tipo de composición es la manera más común de la presentación de la
información en los trabajos científicos, las noticias, los informes de agencias y
empresas. La redacción en una composición técnica se enmarca en cuatro
preguntas:
Áreas de trabajo de una composición técnica
¿Qué problema se estudió?
Introducción
¿Cómo se estudió dicho problema?
Métodos
¿Cuáles fueron los resultados?
Resultados
¿Qué significan dichos resultados?
Discusión
Consideremos la composición ensayística. Es de carácter filosófico-literario.
El desarrollo de este tipo de composición es también argumentativo y parte de la
formulación de una premisa de argumentación lógica. Esta premisa de
argumentación lógica utiliza para su desarrollo otros argumentos, datos directos e
indirectos, opiniones y ejemplos de la experiencia del autor o de la experiencia
social conocida por el autor. Tanto la composición técnica como la composición
ensayística utilizan argumentos, datos, opiniones y ejemplos para el desarrollo de
la composición. Esto es así porque, aun en la composición técnica partimos de la
premisa de que cualquier dato requiere análisis e interpretación. Sin embargo, la
gran diferencia de una composición ensayística es que no necesita la referencia a
una metodología para verificar la validez de la información discutida. Tampoco
necesita presentar resultados o soluciones al problema de estudio o de reflexión.
Las ciencias y la ingeniería utilizan la composición técnica en el proceso de
análisis e interpretación de los datos originales o nuevos. Este análisis requiere
una utilización precisa de la probabilidad y de la estadística. También, requiere la
habilidad de expresar o demostrar el análisis estadístico utilizando tablas, gráficas
e ilustraciones. En la composición técnica, se destacan las maneras de construir
estas tablas, gráficas e ilustraciones para forzar al autor o a la autora a re-pensar
sus argumentos de causa y efecto. Ese re-pensar, en consecuencia, permite que
se subraye y se pondere que toda interpretación es individual y que la opinión
personal es fundamental a la composición técnica.
Mientras la composición técnica hace énfasis en la apelación a la autoridad,
la composición ensayística se desarrolla comúnmente apelando a la emoción.
Cuando apelamos a la emoción de nuestros interlocutores, expresamos las
consecuencias nefastas de no actuar ante una situación. Por esto, se recalca la
amenaza de la situación prevaleciente. Un ejemplo de esto, son los ensayos que
trabajan los temas ambientales que presentan más la amenaza de no actuar que
las acciones correctivas a este asunto. Cuando apelamos a la emoción,
enfatizamos que el esfuerzo de ese solo interlocutor es suficiente para solucionar
un problema que nos aqueja a todos. Los discursos políticos se enmarcan en este
tipo de apelación a la emoción donde el ciudadano-votante es capaz de
transformar con su solo voto los grandes problemas sociales que nos aquejan.
También apelamos a la emoción cuando el autor o autora de la composición
ensayística propone un problema común, aparentemente irresoluble, pero que él o
ella sí tienen la respuesta. Es en este tipo de apelación a la emoción donde
esperamos que ése autor o autora, asuma la responsabilidad de resolvernos los
problemas o el problema que nos aqueja. Ya sea apelando a la autoridad, ya sea
apelando a la emoción, toda composición se desarrolla a partir de argumentos,
datos, opiniones o ejemplos y detalles.
Maneras para desarrollar una composición:
Argumento
Razonamiento para probar la verdad o falsedad de una proposición
Premisa que consta de dos proposiciones (antecedente y consiguiente)
Dato
Directo
Se cita con nombre y referencia el suceso, investigación, obra, estudio u
observación.
Indirecto
Se cita un suceso o verdad científica de conocimiento general para la
comunidad, audiencia o lectores.
Opinión
Dictamen o juicio sobre algo cuestionable; concepto que se tiene de alguien
o de algo; incluye las definiciones
Ejemplo o detalle
Suceso o acción que ilustra una opinión; incluye las experiencias del/de la
autor/a o alguna experiencia conocida
Cómo argumentar lógicamente requiere de la articulación de un enunciado
de argumentación lógica o entimema. La argumentación lógica complementa la
argumentación que apela a la autoridad con la apelación a la emoción. Es la
premisa de argumentación lógica o entimema lo que nos permite discriminar el
énfasis en el desarrollo de este tipo de composición.
Un entimema consiste de un enunciado con dos verbos activos y transitivos
que comparten una frase nominal y se separan con la conjunción porque. La
proposición inicial es las tesis o idea central. La segunda proposición es el
argumento menor. El argumento mayor o el que requiere mayor ponderación es
una suposición implícita entre las dos frases nominales (Las frases nominales
compartidas constituyen el asunto que se discute).
Veamos el siguiente entimema como ejemplo:
Las compañías de petróleo deben de suspender las fosas terrestres
abiertas para la disposición de los productos derivados del petróleo porque sólo en
el 1988, en estas mortíferas fosas terrestres murieron más aves que en el
desastre del tanquero Exxon Valdez.
El asunto es la utilización de fosas terrestres abiertas para los desperdicios
de los productos derivados del petróleo. El argumento menor (o la proposición de
porque) es que estas fosas terrestres abiertas matan más aves que el desastre de
un tanquero, Exxon Valdez, por ejemplo. Este argumento depende de una
razonable exposición del escritor o la escritora, quien debe persuadir a partir de la
rigurosidad de su investigación y de que el problema es un problema ambiental
que nos afecta a todos. El argumento mayor descansa en la suposición cultural
que relaciona a las compañías de petróleo con las muertes de grandes números
de aves. Aun en la redacción técnica, los escritores y escritoras no pueden
presumir que esa relación se da por sentado. Hay que incluir en su razonamiento,
y de manera consecuente en su escrito, que las compañías de petróleo tienen
responsabilidad no tan sólo con las aves, sino también con la sociedad. Si el autor
o autora tiene éxito, entonces, “habrá ganado” su conclusión de que las
compañías petroleras tienen que buscar alternativas para la disposición de sus
desperdicios que no sean fosas terrestres abiertas. Si el autor o autora es un
científico o científica responsable, habrá ofrecido una alternativa factible … lo que
requerirá un segundo entimema con un argumento convincente.
Sin embargo, todo científico o científica, como cualquier intelectual,
necesita controlar dos aspectos de su entimema. Un requisito es que tienen que
dominar la gramática de su lengua, es decir, tienen que comprender que la
combinación de una frase nominal + un verbo + una frase nominal tiene un
sinnúmero de posibilidades. Los verbos pueden ser transitivos o intransitivos; las
frases nominales pueden incluir nombres, adjetivos o adverbios. El segundo
requisito es que una de las frases nominales de la primera proposición TIENE que
repetirse en la segunda parte de la oración o segunda proposición. De esta
manera, tenemos las siguientes posibilidades:
A verbo1 B
porque
A’ verbo2 C
B’ verbo2 C
C verbo2 A’
C verbo2 B’
Por ejemplo, podemos argumentar lógicamente que
El plástico es un pésimo material para fabricar neumáticos
A V1 B
porque
el plástico no tolera temperaturas muy altas.
A’ V2 C
Sin embargo, no podemos argumentar.
El plástico es un pésimo material para fabricar neumáticos
A V1 B
porque
las autopistas alcanzan temperaturas muy altas.
A’ V2 C
Aunque el segundo argumento parece tener sentido, no es lógico. El
segundo argumento tiene la misma lógica de “El sol sale por el este porque la
hierba se ve más verde.”
En resumen, toda composición académica se argumenta lógicamente. Este
tipo de argumentación requiere de la formulación de un entimema o premisa de
argumentación lógica que nos permita guiar la búsqueda de datos e información
para sustentar y validar nuestra premisa. Debemos recordar que la composición
persuasiva es básica en toda composición académica. Los argumentos, datos,
ejemplos y opiniones para el desarrollo de nuestra composición parten de esta
premisa de argumentación lógica. Antes de escribir, antes de buscar datos o
información para realizar un trabajo, debemos de articular qué queremos decir y
cómo lo diremos, debemos explicitar el entimema que le da coherencia y sentido a
nuestro escrito.
Referencias
Gage, John. The Shape of Reason: Argumentative Writing in College. 4ª ed.
Massachussets: Allyn & Bacon, 2001.
La argumentación: Teoría y actividades
<http://roble.cnice.mecd.es/~msanto1/lengua/2argumen.htm>[Búsqueda realizada
22 de febrero de 2006].
Vega, Luis. Argumentación. En Román Reyes (Dir): Diccionario Crítico de
Ciencias Sociales, Pub. Electrónica, Universidad Complutense, Madrid 2004
<http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario> [Búsqueda realizada 22 de febrero
de 2006].
DIEZ CONSEJOS PARA ARGUMENTAR BIEN
O DECÁLOGO DEL BUEN ARGUMENTADOR
Manuel Atienza
Universidad de Alicante
RESUMEN. Las reglas de la buena argumentación recogidas en este breve texto son tanto de carácter
técnico como ético.
Palabras clave: argumentación; reglas de la argumentación.
ABSTRACT. The rules of a good argumentation which are exposed in this brief text have not only a tech-
nical but also an ethical character.
Keywords. Argumentation, rule of argumentation.
DOXA, Cuadernos de Filosofía del Derecho, 29 (2006) ISSN: 0214-8676 pp. 473-475474 Manuel Atienza
1. El mejor consejo que puede darse a quien desee argumentar bien en el
Derecho o en cualquier otro ámbito es prepararse bien. Picasso decía que
la inspiración existe pero tiene que pillarte trabajando. De manera seme-
jante, la habilidad dialéctica, argumentativa, existe, pero tiene que pillarte
preparado, conocedor del fondo del asunto. No se puede argumentar bien
jurídicamente sin un buen conocimiento del Derecho, de los materiales jurídicos, y de
la teoría del Derecho, de los instrumentos adecuados para manejar aquellos materiales.
2. Hay aspectos comunes a cualquier tipo de argumentación, pero también rasgos
peculiares de cada campo, de cada tipo de debate. Por ejemplo, lo que es apropiado
para una conferencia (la exposición por extenso de una tesis) no lo es para el que par-
ticipa en una mesa redonda: una buena presentación de la tesis que se desea defen-
der en ese tipo de debate no tiene por qué ser una “miniconferencia”; lo importante
aquí no es efectuar una exposición completa, exhaustiva, sino más bien clara, razo-
nablemente informativa, que estimule la discusión y prepare de alguna forma para, al
final, persuadir al auditorio.
3. No se argumenta mejor por decir muchas veces lo mismo, ni por expresar con
muchas palabras lo que podría decirse con muchas menos. La amplitud excesiva del
discurso aumenta las probabilidades de cometer errores y corre el grave riesgo de pro-
vocar hastío en el oyente.
4. En una discusión, en un debate racional, esforzarse porque el otro tenga razón
—como alguna vez propuso Borges— parece demasiado. Pero esforzarse por enten-
der bien lo que el otro ha dicho es una exigencia moral —en el sentido amplio de la
expresión— que resulta además bastante útil como recurso retórico o dialéctico: hace
más difícil que podamos ser refutados (por ejemplo, con un «yo no he dicho eso») y
aumenta las probabilidades de que nuestros contendientes estén también dispuestos
a entendernos bien.
5. Cuando se argumenta en defensa de una tesis, no estar dispuesto a conceder
nunca nada al adversario es una estrategia incorrecta y equivocada. Hace difícil o impo-
sible que la discusión pueda proseguir y muestra en quien adopta esa actitud un rasgo
de carácter, la tozudez, que casi nadie aprecia en los demás. No es, por tanto, un buen
camino para lograr la persuasión.
6. Cuando se argumenta con otro, uno puede tener la impresión de que los argu-
mentos de la parte contraria funcionan como una muralla contra la que chocan una y
otra vez nuestras razones. Por eso, una vez probada la solidez de esa defensa, lo más
aconsejable es ver si uno puede tomar la fortaleza intentando otra vía. Esa maniobra
debe hacerse sin desviar la cuestión. O sea, no se trata de disparar torcido, sino de
disparar desde otro lado, cambiando la posición.
7. La argumentación no está reñida con el sentido del humor, pero sí con la pér-
dida del sentido de la medida. Hay ocasiones en que no es apropiado hablar en broma
(por ejemplo, del holocausto, del genocidio de un régimen militar...) y hay bromas y
bromas. Para distinguir unas de otras, el mecanismo más simple y efectivo consiste en
ponerse en el lugar del que tiene que soportar la broma.
8. No se argumenta bien por hacer muchas referencias a palabras prestigiosas,
autores de moda, etc. Lo que cuenta es lo que se dice y las razones que lo avalan:Diez consejos para argumentar bien o decálogo del buen argumentador 475
la calidad y fortaleza de esas razones son responsabilidad exclusiva del que argu-
menta.
9. Frente a la tendencia, natural quizás en algunas culturas, a irse por las ramas
no cabe otro remedio que insistir una y otra vez en ir al punto, en fijar cuidadosa-
mente la cuestión.
10. En cada ocasión, hay muchas maneras de argumentar mal y quizás más de
una de hacerlo bien. Este (ligero) apartamiento de la regla de la multiplicidad del error
y la unicidad de la verdad se debe a que en la argumentación las cuestiones de estilo
son importantes. Como ocurre con los autores literarios, cada persona que argumenta
tiene su estilo propio y es él el que ha de esforzarse, primero, por encontrarlo, y luego,
por elaborarlo.
DOXA 29 (2006)
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