La balanza no es precisa, no se ajusta a la verdad. Tiende a desnivelarse según el momento sin importarle su auténtico equilibrio o quizás no sabe sopesar, ni discernir entre tanta bruma.

El aire pesado y ventoso se vuelve impuro, produciendo un ambiente conflictivo entre la realidad y el sueño… Aumenta la inestabilidad.

Lo absurdo se convierte en racional.

Se buscan desesperadas respuestas en esa ilógica visión que asalta a nuestras mentes. Ya nada es lo que parece.

Mientras tanto algunos se conforman sin presionar al tiempo, y otros se exasperan con su prisa.

Sin embargo nadie sabe y todos creen saber lo que necesitan, lo que quieren, lo que esperan y aún así no logran definirse.

El desgarre de tierra entre cabezas huecas se impone en una funesta fachada.

Y entre tanto enredo, acude la esperanza y la pintamos de verde para ponerle un sobrenombre, para darle un sentido que se iguale al contorno de la vida.

En medio de ese desconcierto, yo me adentro en el color que configura mi forma y modifica continuamente a mi espíritu.

Misterio de la gama con que pintamos nuestra alma y la sentimos volar. A veces enfurecida y otras en cambio, dulce y radiante en su tonalidad más etérea.

Se descubren volúmenes que se exhiben como pobres troncos sin ramas, arropados entre avivadas flores que aplacan su arrogante apariencia.

Mi postura conductiva de enhebrado misterio no es más que el reflejo de tu perdida mirada.

La inocencia se desgasta y aún así retiene su gracia.

Parece que todo se active con la luz y con la sombra, pero es el amor quien reconduce cualquier camino.

Aumento el valor de una mirada en el espacio que me envuelve. No hay engaño cuando tus ojos anhelan hundirse, yendo de lo cercano a lo lejano.

Sigo engrandeciendo el valor de los valores que cada uno esconde sin cesar por miedo o por cansancio.

Ya llega la plácida hora que se eleva a la más pura transparencia. Feliz, serena y con toda su magnificencia acaricia la belleza de mi existencia.

Color de mi vida que me transmites la luz y aunque nadie te comprenda en mi composición yo te muestro la retina de alguna enfrascada mirada en toda su contemplación.

Elsa.