VIH en El Embarazo ... Monografia !!!
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VIH EN EL EMBARAZO
FACULTAD DE MEDICINA HUMANA Y CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE OBSTETRICIA
“VIH EN EL EMBARAZO”
Curso: Microbiología y Parasitología
Profesor: José Huaringa Mateo
Ciclo: IV
Integrantes:
Rodríguez Salinas Yessenia
Romero Chávez Alexandra
Vega Martell Elizabeth
2012
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VIH EN EL EMBARAZO
DEDICATORIA
Las autoras de esta monografía dedicamos este
trabajo a cada uno de nuestros padres por su
colaboración y estimulo a lo largo de estos años; a
nosotras mismas por nuestras ganas de superarnos
adquiriendo nuevos conocimientos con ayuda y
enseñanza de nuestros maestros, a su vez, podremos
ser la profesional eficaz, veraz y con la calidad que
requiere esta carrera maravillosa para el beneficio de
la sociedad. Y hoy en día a la universidad por darnos
la oportunidad, la motivación adecuada para
impulsarnos y orientarnos hacia nuestras metas.
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VIH EN EL EMBARAZO
AGRADECIMIENTO
Se le da un agradecimiento especial
al Señor Humberto Gurrionero Gil
quien nos acogió en la comodidad
de su hogar para poder responder a
todas nuestras inquietudes y duda.
Pudiendo tomar como ejemplo su
propia experiencia vivida.
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VIH EN EL EMBARAZO
ÍNDICE:
I. Introducción 5
II. VIH en el embarazo 6
II.1. Definición 6
II.2. Formas de transmisión 6
II.3. Estrategias globales para reducir el contagio del VIH 7
II.4. Relación entre el VIH y el embarazo 8
II.5. Factores que influyen en trasmisión del VIH 9
II.6. Cuidado perinatal 10
II.7. Cuidado en el embarazo 11
II.7.1. Primer trimestre 11
II.7.2. Segundo trimestre 12
II.7.3. Tercer trimestre 12
II.8. Tratamiento durante el embarazo 13
II.8.1. Combinación de medicamentos 13
II.8.2. Inicio del tratamiento 14
II.8.3. Embarazadas con tratamiento anterior 14
II.8.4. Mujer gestante sin tratamiento 15
II.9. Como actuar durante el parto 15
II.10. Riesgos de contagio y actitudes de lactancia materna 16
II.11. Diagnóstico del recién nacido 16
III. Conclusiones 18
IV. Anexos 19
V. Bibliografía 22
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VIH EN EL EMBARAZO
INTRODUCCIÓN
Tener un bebé es una decisión muy personal y algunas pacientes infectadas por el VIH
deciden no hacerlo o bien se quedan embarazadas y aceptan continuar pese a conocer
los riesgos. También se dan casos de mujeres que descubren su infección cuando ya
están embarazadas. Lo más importante es que sepan qué peligros corren y cómo se debe
actuar para reducir al máximo la transmisión del VIH de la madre al bebé.
Antes de que se dispusiera de un tratamiento eficaz, el número de niños nacidos con
VIH podía llegar a 2000 al año en un país como EE.UU. Actualmente, en el mundo
desarrollado se ha experimentado una reducción notable en las tasas de transmisión de
VIH de la madre al hijo (también llamada transmisión perinatal o vertical). Esta
disminución refleja el éxito generalizado de las recomendaciones de los organismos de
salud que en los años 94 y 95 instauraron programas para proporcionar orientación y
exámenes voluntarios de VIH a las mujeres embarazadas, y para ofrecer tratamiento a
las madres infectadas durante el embarazo y el parto, y a los recién nacidos. El
problema, sin embargo, sigue siendo de gran magnitud en países en vías de desarrollo.
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VIH EN EL EMBARAZO
VIH EN EL EMBARAZO
I. DEFINICIÓN:
El virus de inmunodeficiencia humana, o VIH, es una enfermedad de transmisión sexual
(ETS). La misma es una infección viral que puede transmitirse o contagiarse a través de sexo
vaginal o anal sin protección, mantenido con alguna persona que esté infectada con este virus.
El mismo también puede contagiarse a través de jeringas usadas por más de una persona (las
más comunes son aquellas usadas por las personas que se inyectan drogas ilícitas, pero
también puede ser transmitido por medio de las agujas utilizadas para realizar tatús o
piercings); además de poder contagiarse a través de la leche materna, o mediante el contacto
con la sangre de personas infectadas con esta enfermedad. Una vez que esté infectada con este
virus, el mismo comenzará a atacar su sistema inmune. A pesar de que podría sentirse sana y
saludable y no dejar entrever ninguno de los síntomas de la presencia de VIH, el interior de su
sistema inmune se estaría deteriorando muy lentamente. El tratamiento para el VIH incluye el
uso de drogas antivirales, las cuales pueden ayudar a minimizar el daño causado en su sistema
inmune y, a su vez, pueden lograr mantenerla sana por más tiempo. No obstante, muchas
personas infectadas con VIH llegan a desarrollar SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida). A pesar de que el uso de medicamentos puede ayudar a prolongar su vida por
varios años, una vez que haya contraído SIDA, la infección ha demostrado ser fatal.
II. FORMAS DE TRASMISIÓN:
La transmisión de la infección de la madre al niño puede hacerse en tres momentos diferentes:
Durante el embarazo. Generalmente en el tercer trimestre, conocido como
transmisión prenatal, es decir antes del nacimiento. Existen datos que demuestran que
es posible el contagio a través de la sangre de la placenta durante los 15 primeros días
de embarazo, sin embargo parece que menos del 2% de las transmisiones se producen
antes del séptimo mes de embarazo.
Durante el parto, o perinatal. El recién nacido puede infectarse durante el parto por
exposición directa a la sangre de la madre o a sus flujos. Las contracciones del útero
pueden facilitar el paso de sangre de la madre al niño.
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VIH EN EL EMBARAZO
Por la leche materna, postnatal o postparto. El riesgo de adquirir infección aumenta
entre un 12-26% en niños amamantados. Cuanto mayor sea el tiempo de
amamantamiento mayor es el riesgo, siendo considerable después de los tres meses. El
VIH penetra a través de la piel o las mucosas del recién nacido o de la mucosa
gastrointestinal. La lactancia debe evitarse en países desarrollados, pero su prohibición
en los países en vías de desarrollo es muy compleja, pues en muchas ocasiones es el
único método de alimentación.
III. ESTRATEGIAS GLOBALES PARA REDUCIR EL CONTAGIO DEL VIH:
La transmisión del VIH de la madre al niño durante el embarazo, parto y a través de la leche
materna representa un 91% de todos los casos de SIDA de la población infantil en los países
occidentales. Por lo tanto, la mejor manera de evitar la infección en los niños es prevenir la
infección en las mujeres y fomentar una atención prenatal precoz que incluya orientación y
pruebas de detección del VIH.
En estas estrategias se tienen que tener en cuenta varios aspectos. Por un lado se trata de la
acción global que deben afrontar los gobiernos y los organismos locales para luchar contra la
infección, haciendo un diagnóstico precoz y llegando a todas las mujeres infectadas. Por otro,
se trata de la estrategia particular que se debe tomar en cada mujer que ya se sabe infectada
por el VIH y que decide seguir adelante con su embarazo.
Se aconseja que toda mujer embarazada se realice una prueba de VIH en el primer
trimestre. Esta prueba no es obligatoria en sentido estricto y pueden negarse a
realizarla, sin embargo el beneficio que se puede obtener del diagnóstico precoz tanto
para la madre como para el hijo hacen muy importante su realización. Esto adquiere
especial importancia en mujeres con algún factor de riesgo conocido, como consumo
de drogas o relaciones sexuales promiscuas. Sin embargo, no todas las personas
infectadas recuerdan o reconocen un contacto de riesgo, por ello es importante que
todas se realicen la prueba.
Si el resultado es positivo se aconseja iniciar tratamiento de forma más precoz posible.
Diversas terapias han sido estudiadas durante el embarazo: la zidovudina y la
nevirapina han demostrado su eficacia sin aumentar el riesgo de problemas en el feto.
Estos fármacos se indican a todas las embarazadas infectadas, independientemente de
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VIH EN EL EMBARAZO
su estado inmune (esto es, incluso en mujeres que no tengan indicación de tratamiento
por tener la carga viral muy baja o los CD4 muy altos y no haber tenido ninguna
complicación clínica). Cuando la paciente tiene indicación de tratamiento la
monoterapia no se considera una opción aceptable por ello, y dado que la mayoría de
los fármacos antirretrovirales no son teratógenos en estudios experimentales se
podrían plantear estrategias de tratamiento con varios fármacos.
El gasto que supone realizare pruebas a todas las embarazadas se considera
compensado en los países occidentales por el ahorro que se obtiene al evitar contagios.
Por ejemplo, en EE UU se calculó que el costo estimado anual de las medidas de
prevención de transmisión perinatal en los Estados Unidos asciende a 67,6 millones de
euros. Esta inversión previene 656 infecciones de VIH y representa un ahorro de 105,6
millones de euros por concepto de costos médicos, con un ahorro anual de 38,1
millones.
Las actividades de prevención perinatal del VIH deben ayudar a garantizar que se entre en
contacto con todas las mujeres infectadas con VIH en los primeros meses del embarazo, a fin
de proporcionarles atención prenatal así como la posibilidad de enterarse de su condición. Si
están infectadas se les debe ofrecer terapia preventiva a fin de aumentar las posibilidades de
que sus hijos nazcan libres de infección y garantizar atención y tratamientos del VIH de alto
nivel para las madres y sus hijos. Un mayor acceso a la atención médica prenatal así como un
mayor uso de la misma, permitirán alcanzar esta meta.
Las mujeres que consumen drogas durante el embarazo son las que tienen menores
posibilidades de obtener atención médica prenatal. Se requieren mayores esfuerzos a todo
nivel (comunitario, estatal, nacional) para integrar las actividades de prevención del VIH con
las de prevención del consumo indebido de sustancias y así ayudar a las mujeres embarazadas
a que tengan acceso a los servicios necesarios para mejorar su propia salud y la de sus hijos
IV. RELACIÓN ENTRE VIH Y EMBARAZO:
No existe una evidencia de que el embarazo, por sí solo, cambie el curso de la enfermedad del
VIH. De forma similar, la infección no parece cambiar la manera como se desarrolla
normalmente el embarazo. Sin embargo, si aparecen infecciones oportunistas graves durante
el embarazo éstas sí pueden afectar el curso del mismo o el pronóstico del bebé. Por último, el
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VIH EN EL EMBARAZO
VIH no parece afectar el desarrollo del feto. No se han descrito malformaciones fetales ni
otras complicaciones asociadas a esta infección.
Por lo general el seguimiento de la mujer seropositiva va a ser, durante el embarazo, similar al
de otras mujeres, al que se añadirán las pruebas específicas para su enfermedad. Hay que tener
en cuenta algunas peculiaridades:
Las pruebas invasoras como la amniocentesis (la introducción de una aguja en el
abdomen para llegar al útero y tomar muestras del líquido amniótico, que rodea al
feto, y que nos permite conocer la presencia de malformaciones fetales) pueden
aumentar el riesgo de infección al bebé. Por ello, se debe valorar mucho el
riesgo/beneficio al realizar esta prueba. El médico deberá explicar claramente a la
paciente las posibilidades de que la malformación exista y hasta que punto es preciso
realizar esta prueba o si existen otras alternativas. En algunos casos será conveniente
hacerla y se hará, asumiendo un posible aumento del riesgo de contagio del bebé.
Con el resto de las pruebas invasoras como el análisis de sangre del cordón umbilical
o las muestras de placenta ocurre lo mismo, por lo que hay que hacer una valoración
precisa de su indicación.
La rotura de la bolsa amniótica aumenta el riesgo de contagio. Se debe evitar en el
momento del parto. Si se rompe antes de tiempo, hay que provocarlo en un plazo
máximo de 4 horas.
Cuando sean necesarias las pruebas se aconseja hacer antes una valoración de la carga viral de
la madre y si es elevada iniciar tratamiento antes de realizarlas, para disminuir la cantidad de
virus que pueden pasar al niño. En general NINGUNA de estas pruebas está completamente
contraindicada, pero se debe ser más riguroso en su indicación en las pacientes seropositivas
que en las que no lo son.
V. FACTORES QUE INFLUYEN EN TRANSMISIÓN DEL VIH:
Existen diferentes elementos que influyen en el contagio del VIH de la madre al niño. Por
otro lado algunos otros, como la forma en que la madre adquirió la enfermedad o la
seropositividad o no de la pareja, no tienen ninguna influencia en el riesgo de contagio.
Dentro de los factores que más determinan el riesgo de transmisión está la salud general de la
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VIH EN EL EMBARAZO
madre, el grado de infección que tiene (si su inmunodepresión es muy severa, es decir si sus
defensas son muy bajas o si su carga viral es muy elevada). El consumo de drogas durante el
embarazo, el acceso que tengan al cuidado prenatal, el tratamiento que reciban o la existencia
de otras enfermedades durante el embarazo también puede influir.
El tipo de parto (si se rompe aguas mucho tiempo antes de dar a luz, o si el bebé tiene mucho
contacto con la sangre) o amamantar al niño después también influyen en las posibilidades de
que el bebé tenga o no la infección.
De todos estos factores el estado de salud de la madre es posiblemente el factor que más
influye en el riesgo de transmisión del VIH. Como hemos comentado, cuando los CD4+ son
muy bajos o la carga viral muy elevada el riesgo es mayor. Las mujeres muy desnutridas
también tienen más riesgo de transmitir la infección.
VI. CUIDADO PERINATAL:
La atención médica que se recibe durante el embarazo se llama cuidado prenatal, en él se debe
asesorar a la mujer sobre su estado. En el caso concreto de la gestante seropositiva es
importante tener en cuenta todos los aspectos relacionados con la enfermedad, la medicación
y los estudios que han de hacerse durante el periodo de gestación. Pero también es importante
que la embarazada tenga nociones sobre los cambios en la nutrición, el ejercicio o el estilo de
vida, como ocurre con todas las mujeres embarazadas. Los tres primeros meses son
especialmente importantes por ser el periodo de desarrollo de los órganos del niño. Una etapa
en la que infecciones, fármacos o exposición a agentes nocivos pueden alterar el mismo.
La embarazada seropositiva comparte muchas cosas con la que no está infectada en cuanto a
necesidades de atención, sin embargo también presenta algunas peculiaridades con las que es
preciso que su médico esté familiarizado. En muchos hospitales existen unidades para la
atención de estas pacientes, en las que trabajan especialistas en enfermedades infecciosas
junto con ginecólogos. La medicación y los estudios que se le hacen a estas pacientes pueden
ser ‘extraños’ para un ginecólogo, por lo que es aconsejable que el seguimiento se haga por
quien esté habituado. Por otro lado, los infectólogos pueden no saber de ginecología y
desconocer cuidados específicos de la embarazada, diferentes a los de la infección VIH. Las
unidades mixtas intentan paliar las ‘deficiencias’ aportando cada uno de los especialistas los
conocimientos de su materia.
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VIH EN EL EMBARAZO
VII. CUIDADO EN EL EMBARAZO:
1. PRIMER TRIMESTRE:
Se deben realizar los exámenes prenatales habituales que se hacen a todas las mujeres
embarazadas y que incluyen analítica básica con estudio de coagulación, serologías de otros
virus o parásitos (rubéola, toxoplasma, sífilis, estreptococo), pruebas para detectar la
presencia de enfermedades de transmisión sexual o hepatitis. También se hará un examen
ginecológico, incluyendo citología. Además, se debe tomar la tensión y el peso.
Por otro lado, se deberán hacer recuentos de células CD4+ y de la carga viral, para poder así
evaluar la actividad del virus del VIH durante el embarazo. De todos modos, hay que tener en
cuenta que durante el embarazo se produce de forma natural un descenso en el recuento de
estas células, que volverá a aumentar después del nacimiento. Esto es normal y no está
relacionado con el VIH. Es algo que se tendrá en cuenta al tomar decisiones sobre cambios de
tratamiento, es decir, en una mujer que estuviera estable antes del embarazo, una disminución
de los CD4+ sin aumento de la carga viral no indicará un cambio de tratamiento inmediato
sino observación ya que se puede tratar del proceso normal del embarazo y no de una
reactivación de la enfermedad.
Otros consejos generales para cualquier embarazada son también válidos. Se deben tomar
suplementos de ácido fólico desde el primer momento del embarazo (si es un embarazo
planificado se puede empezar a tomar incluso antes del mismo). Abandonar el tabaco y el
alcohol si procede. Se consultará sobre el riesgo/beneficio de continuar con algunos de los
medicamentos que la mujer estuviera tomando (deben mantenerse sólo cuando los fármacos
sean imprescindibles o si suspenderlos pone en riesgo la vida de la madre). En algunas
ocasiones, se puede optar por dejar de tomarlos durante unos meses, o se pueden cambiar por
otros menos eficaces pero que supongan un menor riesgo. Los fármacos con peligro de
teratogenicidad (de producir malformaciones fetales) lo son sobre todo en el primer trimestre.
Se debe evitar durante todo el embarazo el consumo de carne cruda, especialmente si la
paciente es toxoplasma negativo, por el riesgo de contagio. La toxoplasmosis también puede
contagiarse por el contacto con excrementos de gato, si estos son callejeros o salen a la calle
con frecuencia, por lo que las pacientes con serología negativa deberán evitar el contagio con
estos animales (no hay problema si el gato vive en una casa y no sale nunca a la calle).
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VIH EN EL EMBARAZO
Durante el primer trimestre las náuseas son frecuentes. Esto puede ser un problema de
especial trascendencia en las mujeres seropositivas que tienen que tomar medicación
antirretroviral que pueden no tolerar. Además los vómitos frecuentes pueden conducir a
déficit nutricionales. En algunas ocasiones, como se comentará más adelante, se puede
plantear retirar la medicación si no se asegura un buen cumplimiento en las pacientes, puesto
que hacer mal el tratamiento puede ser peor que no hacerlo.
2. SEGUNDO TRIMESTRE:
Se aconseja repetir los análisis de carga viral y recuento de CD4+ durante el segundo
trimestre para ver si existen modificaciones que puedan inducirnos a cambiar el tratamiento
que la mujer está recibiendo. Cuando la situación es estable no se hacen modificaciones. En
caso de que las células CD4 disminuyan o que la carga viral aumente se harán cambios en el
tratamiento con el fin de conseguir el mejor control de la enfermedad.
Si la enferma tiene criterios para sufrir una infección oportunista (si tiene un recuento de
CD4+ por debajo de 200) es preferible que la medicación preventiva se inicie en este
momento por ser el riesgo para el feto menor que durante el primer trimestre.
El peso y la tensión arterial se controlarán periódicamente. Se debe evitar un aumento
excesivo del peso y la tensión no debe subir mucho. También se harán curvas de glucosa, si es
preciso, con el fin de detectar una posible diabetes gestacional.
El ejercicio regular es útil durante el embarazo, para evitar un gran aumento de peso y para
fortalecer los músculos y ayudar a la mujer a llevar el embarazo y el parto. Caminar y andar
son los ejercicios más adecuados. También se debe vigilar el reposo, y se aconseja un mínimo
de 8 horas de sueño. Con frecuencia las mujeres gestantes tienden a dormir más de lo que lo
hacían previamente.
3. TERCER TRIMESTRE:
Se repetirán nuevamente estudios de carga viral y CD4+. Por lo general, los consejos
indicados en apartados anteriores son útiles también para este periodo. Se debe preparar a la
madre para el parto, en este momento se deberán tomar las decisiones sobre si éste será por
vía vaginal o mediante cesárea. Es aconsejable que la mujer no se aleje demasiado de su lugar
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VIH EN EL EMBARAZO
habitual de residencia cuando el parto esté cerca, puesto que es aconsejable que se dé a luz en
el centro donde se siga habitualmente a la paciente.
VIII. TRATAMIENTO DURANTE EL EMBARAZO:
No existen dudas de que el tratamiento antirretroviral es claramente beneficioso para la mujer
embarazada. El riesgo de transmisión al bebé se reduce significativamente por lo que TODAS
las mujeres embarazadas deben ser tratadas con medicamentos que tengan acción contra el
virus de la inmunodeficiencia.
Sin embargo, hoy en día ningún tratamiento elimina por completo este riesgo y no existe
forma de diagnosticar al bebé antes de que nazca. Además, se desconoce el efecto que muchos
de los medicamentos utilizados para el sida pueden tener sobre el desarrollo del feto. Por lo
tanto, a la hora de tomar decisiones sobre qué hacer se deben tener en cuenta los riesgos-
beneficios para el niño y para la madre, teniendo en cuenta los medicamentos que haya
tomado la madre previamente así como si existe experiencia con los fármacos.
El único fármaco aprobado para el uso durante el embarazo es la zidovudina (AZT). Éste se
da a la madre por vía oral durante todo el embarazo, por vía intravenosa en el momento del
parto y en gotitas al recién nacido durante sus seis primeras semanas de vida. El estudio más
importante realizado hasta ahora con este medicamento administrado de las tres formas
consiguió disminuir la transmisión de un 25% a un 8% sin afectar negativamente al desarrollo
de los niños.
Además se han investigado otras estrategias, como dar nevirapina a la madre durante el parto
y al recién nacido en sus primeras horas de vida. La ventaja de esto es que es barato y puede
ser utilizado en países en vías de desarrollo. También puede usarse en mujeres que no han
recibido tratamiento durante el embarazo por no haber consultado o por haber descubierto que
eran seropositivas al final de la gestación. En los casos en los que la madre no recibe
tratamiento durante el embarazo o el parto, se debe administrar al bebé justo después de nacer,
lo que permitirá disminuir las posibilidades de contagio.
1. COMBINACIÓN DE MEDICAMENTOS:
La combinación de fármacos es muchos más eficaz para el control de la infección VIH que el
tratamiento con un solo medicamento. Esta afirmación es válida en todos los enfermos, por lo
que debería serlo también en las embarazadas. Las dudas que se puedan plantear a la hora de
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VIH EN EL EMBARAZO
dar un solo medicamento (AZT o nevirapina) o varios se basan en la ausencia de estudios que
vean si las combinaciones son perjudiciales para el feto. Al inicio del uso de tratamientos
combinados se comunicaron algunas complicaciones, del tipo parto prematuro o hemorragia
cerebral. La combinación AZT, 3TC e indinavir parecía ser la más frecuentemente implicada
en estos problemas, pero no está claro hasta qué punto eran los medicamentos los
responsables de las complicaciones o existían otros factores.
Posteriormente, con la excepción del efavirenz (Sustiva), no se han detectado defectos de
nacimiento que puedan ser atribuidos al uso de medicamentos contra el VIH, ni en humanos
ni en animales. En estudios con animales, el efavirenz causó graves daños cerebrales, por lo
que se recomienda evitar su uso durante el embarazo.
Como la hiperbilirrubinemia, (el aumento en la sangre de la bilirrubina, un pigmento
producido en el hígado) de las embarazadas, puede causar daños al feto en desarrollo, se
aconseja vigilar a las pacientes que toman inhibidores de la proteasa, ya que estos fármacos
pueden aumentar la bilirrubina en la sangre. Como resumen se puede decir que no se puede
dar ninguna garantía absoluta a las mujeres embarazadas, por lo que la decisión debe tomarse
de forma individualizada. Es importante que el médico y la madre decidan de forma
consensuada.
2. INICIO DEL TRATAMIENTO:
En el primer trimestre, el riesgo de contagio es relativamente bajo, y las posibilidades de que
los medicamentos produzcan problemas son mayores. Por ello , si no hay urgencia médica
(por ejemplo una infección difícil de controlar si no aumentan las defensas de la madre) puede
resultar beneficioso retrasar su inicio hasta la semana 12-14 de embarazo. En caso de que la
embarazada quiera iniciar el tratamiento de forma inmediata para reducir los riesgos de
contagio no se debería negar esta opción. Cuando la mujer se entera de que es seropositiva
después del primer trimestre se aconseja comenzar el tratamiento de forma inmediata. Incluso
en fases tardías del embarazo (más allá de la semana 36), la terapia ha demostrado su utilidad,
reduciendo el riesgo de contagio al niño.
3. EMBARAZADAS CON TRATAMIENTO ANTERIOR:
Con las mujeres embarazadas que ya están tomando una terapia contra el VIH hay que decidir
si seguir o suspender el tratamiento durante el primer trimestre. Suspender la terapia en esta
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VIH EN EL EMBARAZO
fase para permitir un normal desarrollo de los órganos del bebé, puede causar empeoramiento
de la madre, con aumento de la carga viral, lo que puede llevar a un mayor riesgo de contagio.
Mantenerla podría aumentar las probabilidades de que se produzcan malformaciones fetales.
Por lo general la mayoría de los expertos coinciden en que si la situación de la madre es
estable conviene mantener el tratamiento durante todo el embarazo. Cuando la madre no
quiere por miedo a los efectos que pueda tener en el feto, se pueden hacer unas 'vacaciones
terapéuticas' durante el primer trimestre. En caso de retirar el tratamiento se aconseja
suspender todos los medicamentos a la vez, y cuando se reintroduzcan comenzar con todos al
mismo tiempo.
En algunas ocasiones la retirada del tratamiento en el primer trimestre se plantea por otros
motivos: las nauseas matutinas. Algunas mujeres embarazadas vomitan con frecuencia por las
mañanas y no toleran bien la medicación o no están seguras de siel cumplimiento está siendo
adecuado por los vómitos. En esos casos es mejor una suspensión completa del tratamiento
que tomarlo de forma incorrecta, lo que podría aumentar el riesgo de que el virus se haga
resistente y de contagio al niño.
4. MUJER GESTANTE SIN TRATAMIENTO:
En este caso existe un alto riesgo y se puede valorar el tratamiento del bebé con AZT y 3TC,
dado que se conocen las dosis de ambos fármacos en el periodo neonatal. Otra opción parece
el tratamiento con nevirapina, dados los excelentes resultados que ha tenido en algunos
estudios. Puede estudiarse la posibilidad de añadir una dosis de este fármaco en las primeras
horas de vida y una segunda a las 72 horas, una medida que consigue mantener la
concentración de fármaco durante una semana. En el posparto se evaluará la situación de la
madre y la necesidad de que inicie tratamiento. Algunos autores recomiendan tratamiento
combinado para el recién nacido, especialmente si la madre presenta virus resistentes al
tratamiento.
IX. CÓMO ACTUAR DURANTE EL PARTO:
Existe cierta polémica sobre cuál es la forma más segura de dar a luz en el caso de mujeres
seropositivas. La cesárea es una intervención quirúrgica que puede tener riesgos, aunque
también sirve para reducir otros. Para realizar una cesárea hay que hacer un corte a través de
los músculos abdominales y del útero y sacar al bebé. Después hay que coser de nuevo el
16
VIH EN EL EMBARAZO
útero y los músculos. No se puede dar una respuesta tajante y única sobre cuál es el mejor
modo de dar a luz en las pacientes seropositivas para la madre y para el bebé. La decisión
entre parto natural o cesárea electiva es un asunto de opinión médica y de elección personal.
Con las debidas precauciones el parto vaginal es una opción válida en la mayor parte del
mundo.
Tanto en el parto vaginal como en la cesárea hay contacto del bebé con la sangre de la madre
que es el responsable de muchos de los casos de contagio. Los estudios realizados hasta ahora
no son concluyentes a la hora de decidir cuál de los dos métodos se asocia a un riesgo menor
de transmisión.
Una opción es la de realizar una cesárea electiva, es decir se decide el momento del parto, no
se espera a que éste empiece de forma natural. Con esto se evita la rotura de las membranas,
algo que aumenta como se ha dicho previamente el riesgo de transmisión. Un estudio ha
demostrado que este tipo de cesárea reduce el riesgo de transmisión al disminuir el contacto
del bebé con la sangre y las secreciones vaginales. Pero esta intervención también tiene sus
inconvenientes: puede producir sangrado, infecciones y otras complicaciones por lo que no
todo el mundo está de acuerdo con someter a todas las mujeres seropositivas a una cesárea
electiva. Por otro lado, algunas mujeres con infección avanzada podrían no tolerar bien este
tipo de intervención.
X. RIESGOS DE CONTACTO Y ACTITUDES DE LACTANCIA MATERNA:
El VIH está presente en la leche materna. Hasta un 29% de las transmisiones materno-
infantiles se producen por el amamantamiento continuo de madres seropositivas. En los países
occidentales existen alternativas para alimentar a los niños, por lo cual se aconseja a todas las
madres seropositivas que eviten dar de mamar. Los beneficios de la lactancia, que son
muchos, se ven eclipsados por el riesgo de contagio al niño. En EE.UU. existen bancos de
leche materna para poder administrar a los hijos de las mujeres seropositivas, en dichos
bancos se analiza la leche para comprobar si tiene VIH y se trata con calor para preservar los
beneficios nutricionales.
XI. DIAGNÓSTICO DEL RECIÉN NACIDO:
Actualmente el diagnóstico en los recién nacidos se hace con medición directa del virus
(carga viral, presencia de antígenos) ya que la detección de anticuerpos (defensas) puede dar
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VIH EN EL EMBARAZO
lugar a equívocos puesto que los niños pueden tenerlos porque hayan pasado desde la madre,
sin que esto signifique que estén infectados. La presencia de virus en la sangre se considera
diagnóstica de infección. Hay que repetir la prueba en el seguimiento puesto que cantidades
muy pequeñas de virus pueden no detectarse en una primera prueba. Se repetirá el test a las
seis semanas y a los seis meses. A los 18 meses ser realizará una prueba para detectar
anticuerpos (en caso de estar presentes ya se consideraran como propios del niño e indicarían
infección). Hasta este momento no se puede decir con absoluta certeza que el niño no haya
sido contagiado.
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VIH EN EL EMBARAZO
CONCLUSIONES:
Una mujer al saber que es seropositiva no debe derrumbarse ni mucho menos deprimirse, lo
primero que debe hacer es preocuparse el doble ahora ya que no solo está su vida en riesgo si
no también la vida del bebe que lleva en el vientre. para ello existen diversos tratamientos pero
siempre y cuando siendo evaluados y siendo recomendados por el médico que las atiende.
debido a la singularidad de cada mujer no se sabe con exactitud que medicamento es el
primordial, pero se conoce que la Zidovudina tiene una mayor eficacia en cuanto al tratamiento
del VIH en el periodo de gestación.
Las pruebas de detección del VIH durante el embarazo se tienen que dar ,como también la Atención
prenatal, y los antivirales que se les da a las pacientes, en este caso se recomienda a la madre optar por
la cesaría ya que así cuidara al bebe de no contagiarse del todo ;luego del nacimiento darle una buena
alimentación al bebe pero no darle de lactar sino darle leche con formula y hacerle los tratamientos y
pruebas necesarias. Para que ocurra todo los ya mencionado también se debe de promover las
promociones de salud brindando información sobre el VIH durante el embarazo, para que las gestantes
sepan lo que deben de hacer.
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VIH EN EL EMBARAZO
ANEXOS:
Porcentaje del nivel de conocimientos que se tiene sobre las
distintas infecciones que pueden padecer los niños
Las etapas de prevención durante el embarazo en caso de una
mujer seropositiva
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VIH EN EL EMBARAZO
Porcentaje de mujeres seropositivas que salieron embarazadas entre los rangos
de las edades dadas.
Porcentaje de niños menores de 15 años que necesitaban tratamiento antirretroviral y lo
recibieron, por regiones
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VIH EN EL EMBARAZO
Porcentaje de mujeres embarazadas infectadas con el VIH que recibieron profilaxis
antirretroviral para prevenir la transmisión del virus a sus hijos, por regiones
En caso de ser una mujer seropositiva se debe evitar la lactancia ya que
posee un índice de contagio hacia el niño.
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VIH EN EL EMBARAZO
BIBLIOGRAFÍA:
http://darvidarosario.blogspot.com/2009/02/transmision-de-vih-por-leche-materna.html
http://www.unicef.org/spanish/progressforchildren/2007n6/index_41837.htm
http://www.elmundo.es/elmundosalud/especiales/2003/12/sida-embarazo/
introduccion.html
http://www.minsa.gob.pe/portada/est_san/vih.htm
http://nutricion-embarazo-lactancia.wikispaces.com/Unidad+7+VIH+y+Embarazo