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    El lenguaje y la liturgia

    Viator Web,Viator Web,Viator Web,Viator Web,Viator Web, n n n n n ooooo 70 - Abril de 201670 - Abril de 201670 - Abril de 201670 - Abril de 201670 - Abril de 2016

    André Crozier, c.s.v.consejero general

    La transmisión de conocimientos o informaciones, por medio de las redes sociales cadavez más perfectas y eficaces, se nos ofrece en todo momento, como se subrayaba en la69 edición de Viator Web (Enero de 2016). Hemos descubierto que la tecnología hainfluenciado a la vida comunitaria. El lenguaje litúrgico – y también el catequético –¿deberían escapar de una posible y feliz transformación? ¿No utilizamos, algunos denosotros “la tableta” para rezar los salmos o para seguir en la lengua propia las lecturasy las oraciones litúrgicas? Yo he observado esto en las celebraciones de la Basílica de San

    Pedro o en la plaza de San Pedro de Roma. Se pueden encontrar las traducciones enmuchas lenguas

    Sin llegar a esa práctica casi universal, entre las nuevas generaciones, debemos concluirque este hecho revela un deseo de mayor participación, gracias a la escucha y a lareceptividad de la palabra de Dios, así proclamada y comentada para provecho de mayornúmero de personas. Además de la transmisión, yo pienso también en la pertinencia delas palabras y de los términos, de las aclaraciones y de las exhortaciones. Y esto en funciónde un contexto de vida que concierne en la medida de lo posible al conjunto de los

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    participantes. Pues todos hemos oído alguna vez este tipo de reflexión por parte depersonas jóvenes y menos jóvenes, al salir de un lugar de celebración.

    • ¡La misa resulta aburridísima!

    • ¡Hermosas consideraciones, pero están muy lejos de nosotros!

    • ¡Ese tipo de lenguaje no toca para nada nuestras preocupaciones!• Pero, ¿En qué mundo viven estos predicadores? Etc.

    Con frecuencia se reconoce que el lenguaje empleado en nuestras iglesias se ha hechodifícilmente inteligible para muchos, es decir, resulta esotérico para la mayoría. Debido aciertos hábitos fuertemente afianzados, le elección de las palabras adecuadas no essiempre la primera preocupación de las personas llamadas, sin embargo, a hablar y hacerque su palabra sea inteligible para nuestros contemporáneos. Hay clichés que se modificandifícilmente. Quizá son comprendidos por los habituados a ello pero, a la larga, sonfatigantes. Las repeticiones, las inclusiones acaban por hacer pesado el desarrollo delpensamiento y contribuyen a distraer al que escucha. Su imaginación vuela. También laspalabras y los gestos, que no tienen necesidad de « ser explicados », si son cuidadosamenteelegidos y realizados, son elocuentes por sí mismos para aquellos que los escuchan y losmiran. Es preferible adoptar la sobriedad que favorece la interiorización del mensaje.

    Mientras preparaba esta página de apertura, me he acordado de los sabios consejos delPapa Francisco, respecto a la homilía, en su exhortación sobre la alegría del Evangelio (n.135-138). El maestro en la materia, es el mismo Cristo. « Nuestro Señor se conquistó elcorazón de la gente por la palabra, ellos venían de todas partes a escucharle (cf. Mc 1,45). Quedaban maravillados, ‘‘bebiendo’’ sus enseñanzas (cf. Mc 6, 2) ». Será muyprovechoso volver a esta lectura, especialmente si debéis practicar este difícil ejercicio.O si, como catequistas, tenéis que « evangelizar a Jesucristo » como decía tanhermosamente Luis Querbes. Y ¿por qué no tendríamos nosotros mismos, hermanos yhermanas, la sencillez de ayudarnos, de “corregirnos” y estimularnos para mejorar nuestraforma de hablar?

    Gracias a Dios, su palabra no está prisionera en los libros, aunque sean leccionarios,misales u otros… Ella tampoco se deja encerrar en una u otra tradición bíblica incluso la

    más brillante. Nosotros seguimos siendo « Portadores de la Palabra » como afirmamosen 1993. ¡Los Hombres y mujeres de hoy, así como los jóvenes y los niños tienen derechoa recibir de nosotros la necesaria aclaración correspondiente, sin que un lenguajeinadecuado enturbie el mensaje!

    En nombre de mis compañeros del Consejo general, agradezco a los Viatores que hanquerido compartir con nosotros su punto de vista o su experiencia sobre este tema dellenguaje. Ahora cedo a ellos la palabra.

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    El languaje de la liturgia El languaje de la liturgia El languaje de la liturgia El languaje de la liturgia El languaje de la liturgia

    Sylvain Konan Kouadio, c.s.v.Costa de Marfil

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    1 Acto (urgia viene del griego leitos , que s el adjetivo de laos : pueblo)2 Michel Wackenheim, Premières questions sur la liturgie , Desclé de Brouwer, Paris, 2011, p.7.

    El lenguaje se define como la función de expresión del pensamiento y de comunicaciónentre las personas, realizado por medio de un sistema de signos vocales – palabra - yeventualmente de signos gráficos - escritura - que constituye un idioma. Por consiguientees una herramienta de comunicación y un factor eficaz de socialización. Esto significaque entre la sociedad y el lenguaje, hay una estrecha relación hasta tal punto que podemosdecir que uno no puede existir sin el otro. Esto es lo que muestra Emile Benveniste enProblemas de lingüística general (1964) cuando resume en estos términos el carácterinseparable de estos dos fenómenos: Colocando al hombre en su relación con la naturalezao en su relación con el hombre, a través del lenguaje, hacemos la sociedad... lenguaje ysociedad no se conciben una sin el otro. Por lo tanto, el hombre no puede existir, másque por una relación en la cual el lenguaje es el modo de realización privilegiado, elmediador en una relación de comunicación específica, que tiene como condición y lugarde expresión la sociedad. Como fundador de la relación social, la función principal del

    lenguaje es la comunicación entre los miembros de la sociedad. ¿Qué lugar ocupa ellenguaje en la liturgia? Para responder a esta pregunta, debemos saber qué es la liturgiay después decir por la experiencia pastoral cómo vivimos el vínculo que existe entreambas.

    La liturgia es, en el sentido etimológico y profano, un servicio público, es decir, el acto1 deun pueblo. Tomado literalmente, el término liturgia significa trabajo público, funciónpública; es decir, un servicio que cumplen algunos en nombre del pueblo y para el pueblo.Por eso, básicamente, la liturgia es un acto, un obrar, algo que se hace no un discurso.Como lo subraya Michel Wackenheim: En liturgia, no se trata de decir lo que se hace,sino de hacer lo que se dice. No se trata de hablar de Dios, sino de actuar de manera que

    Dios hable2

    . Ella (la liturgia) es, por consiguiente, el lugar donde Dios se manifiesta a supueblo como el Dios de la alianza entre él y su pueblo. Por otra parte, es el lugar decelebración y la renovación de esta alianza de Dios con los hombres y los hombres conDios. Esto se hace a través de ritos realizados por el pueblo y utilizando la lengua comocanal de expresión del pensamiento del pueblo.

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    La asamblea eclesial es un pueblo que ha sido convocado por Dios en torno a su Palabray a su mesa eucarística y que responde a esta llamada. La liturgia es el servicio que elpueblo convocado por Dios le rinde pero, sobre todo, el servicio que Cristo mediadorhace al pueblo santo al presentar la oración de éste a Dios. De este modo, la liturgia es laexpresión de la experiencia espiritual de una comunidad cristiana; y esto se hace enrelación a la cultura y al idioma del pueblo con quien Dios hace una alianza en la asamblea

    litúrgica. La liturgia se convierte entonces en un lugar de encuentro entre Dios y su pueblo.Ella es la que vincula la experiencia espiritual individual con la experiencia de la comunidad.También en ella la vida de todos los días y la fe expresan su encuentro. Pero ¿cómo hacerpara que lo vivido en nuestras asambleas litúrgicas se convierta en un lugar de encuentroverdadero y de alianza con Dios? Dicho de otro modo, como agentes de pastoral, ¿cómopodemos nosotros por nuestra manera de preparar y de celebrar la Eucaristía, serverdaderamente un signo de la presencia de Dios para el pueblo en cuya celebraciónparticipamos?

    La liturgia es el lugar por excelencia donde se encuentran las situaciones fundamentalesdel lenguaje, es decir: nombrar, confesar, prometer, bendecir; agradecer, predicar, orar,

    etc. Las dos realidades tienen un vínculo muy tangible de manera que la liturgia no puedeexistir sin el lenguaje. Paul de Clerk nota que: “ Todo acto de lenguaje va acompañado enla liturgia de un protocolo: abrir los brazos, mirar, coger, dar , llevar, colocar; no solamentedecir; todo acto de palabra viene a inserirse en una situación particular donde él encuentraun sentido y al cual él mismo da un sentido.”

    Como sacerdote en una parroquia rural en la ciudad de Bouaké, una ciudad situada en elcentro de Costa de Marfil, soy consciente del vínculo que existe entre el lenguaje y laliturgia. De hecho, celebrar a Dios con el pueblo y para el pueblo al que hemos sidoenviados implica que aprendamos la lengua en la que se expresa este pueblo ycomprendamos su cultura. El campo de nuestro apostolado es la gente del pueblo baoulé

    al cual se han injertado otras comunidades como los Tagbana, algunos Burkinabés y otrosmalinkés. Hacer comprender y ayudar a este pueblo santo a vivir su fe nos obliga asumergirnos en su cultura para que las celebraciones que debemos vivir con ellos, seanlugares de encuentro con Dios y con sus hermanos. Por lo tanto, debemos prestar muchaatención al idioma utilizado para hablar en las asambleas litúrgicas en las cuales vivimosel misterio eucarístico; Esto es para evitar cualquier discrepancia entre la cultura y laliturgia que vivimos juntos. Creemos que lo importante en todo acto de evangelizaciónes el desarrollo de una creatividad por parte del pastor que somos y la invención de unaexpresión litúrgica que traduzca fielmente las modalidades de la experiencia del puebloBaoulé, de su experiencia del misterio de Cristo. De ahí la cuidadosa elección de palabras,las expresiones y los gestos para ayudar verdaderamente a los cristianos que nos escuchan,bien sea en asambleas de catequesis, de oración o de liturgia.

    En conclusión, mi experiencia de sacerdote desde hace dos años, me permite decir queel lenguaje ocupa un lugar importante en la liturgia y cada Viator debe hacer el esfuerzode aprender el idioma y “casarse” con la cultura de nuestro pueblo de misión. Solamentea este precio cada uno será para estos pueblos el verdadero testigo de la presencia deCristo y les ayudará a vivir de manera participativa los tiempos del encuentro litúrgico.

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    El lenguage en la liturgia El lenguage en la liturgia El lenguage en la liturgia El lenguage en la liturgia El lenguage en la liturgia y en la catequesis y en la catequesis y en la catequesis y en la catequesis y en la catequesis

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    France Lepage Associada, Canadá

    El lenguaje de la Iglesia, especialmente en la catequesis y la liturgia, ¿escapa a estaevolución general del lenguaje? En esta sencilla pregunta hay dos palabras que meinterpelan: catequesis y liturgia. Para mí, la catequesis es la experiencia del encuentrocon Jesús hecho hombre, o sea la experiencia de nuestra fe en Cristo resucitado. Porconsiguiente, el catequista no solamente debe estar preparado en teología, sino tambiéndebe ser capaz de expresar su relación con Jesús hombre y Dios.

    En cambio la liturgia, para mí, es más mística y se impone la pregunta: ¿hasta qué puntodeseamos que sea accesible a la gente? La definición del diccionario parece un pocoimprecisa: “culto público instituido por una iglesia”. He buscado en la WEB. En la secciónde teología litúrgica. Aquí se ve la maravilla de la liturgia, como nos lo recuerda elCatecismo, es culto divino, anuncio del Evangelio y amor en acción (cf. CIC, 1070). Es Diosmismo quien actúa y nosotros nos sentimos atraídos por su acción, para ser transformados

    en él.En ciertos momentos, todos hemos oído al salir de la iglesia reflexiones negativas porparte de personas jóvenes o menos jóvenes: el lenguaje que se emplea en nuestras iglesiasresulta difícil de entender para el “común de los mortales”. Debido a hábitos enraizados,la elección de las palabras no es siempre la primera preocupación de algunos sacerdotes.

    Durante mi mandato (desde septiembre de 2002) de agente de pastoral y de RSE(responsable al servicio de la fe de los niños de o a 17 años el lenguaje era para mí unapreocupación vital. Quiero que el mensaje sea entendido: proponer a Jesucristo hoy conpalabras cotidianas y al alcance de todos. El recorrido de la catequesis está adaptados

    para que los padres y los jóvenes se encuentren allí y se les visita al final de cada añoporque una catequesis debe estar viva para mantenerse actual.

    En las celebraciones familiares, los jóvenes y sus intervenciones estimulan mis palabras.Recientemente hemos tenido que explicar la misericordia a los jóvenes; para ello, hemosutilizado el lema “Abramos la puerta de la misericordia” con el texto del domingo “ElBuen Samaritano”. Por eso la decoración era una puerta y 4 llaves con las palabras:Admiración que podría traducirse por un wow; Aceptación por OK; presencia tú estásaquí y esperanza por la oración. Mientras explico, pregunto a los jóvenes que están

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    Misa de la misericordia

    Cap sobre el Evangelio

    sentados en el suelo cerca del altar su comprensión del texto. Después llego a la puertacerrada que representa nuestras actitudes frente a ciertas situaciones, y pongo enevidencia la parábola del día. ¿Cómo actuamos en nuestras vidas, como esos sacerdotesy esos levitas, que pasan de largo, sin hacer ningún caso al herido? ¿Es su orgullo, suegoísmo, el racismo o su indiferencia hacia aquel desgraciado? Dejando hablar a los jóvenes de lo que ellos entienden o no, yo soy capaz

    de entender mejor el texto con ellos pues el texto nos habla a cada uno de nosotros demanera diferente. Confío en el Espíritu para que guíe mis palabras. Yo creo que loimportante es tener en cuenta al auditorio y, como después de las celebraciones de familiatenemos siempre una merienda, verifico la comprensión con los miembros de lacomunidad y me ajusto si es necesario. Porque yo no deseo hacerme oír, sino más bienque se oiga la Palabra de Dios.

    Una misa familiar exige mucha preparación y yo tengo la suerte de recibir el apoyo de unhermano de la comunidad viatoriana y un equipo de catequistas que comparte la mismavisión para que los jóvenes puedan crecer en su fe entendiendo lo esencial del mensajede Dios.

    Por último, me gustaría expresar algunos frutos de este camina catequético despuésde haber pasado 14 años en la comunidad de Santa Beatriz. Muchos jóvenes y padresse convierten en voluntarios, ya sea como: catequistas, lectores, acólitos, auxiliares dela comunión o de otras tareas más manuales. Para mí es una gracia poder ver que lasfamilias aman a su comunidad cristiana y encuentran en ella su lugar.

    Espero que vosotros encontréis en estas pocas líneas mi convicción de conceder todo elespacio a la Palabra que vive en nosotros por el Espíritu Santo. Ella se nos da en el bautismono por medio de grandes y cultas palabras. He aquí las fotos.

    Fotos (página anterior): Misa de lanzamiento

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    La cultura y lenguaje en la Liturgia

    Claudio Ríos Saavedra, c.s.v. Chile

    El lenguaje de la Iglesia, especialmente en catequesis y liturgia.¿Estaría ausente de una evolución cultural?

    Es cierto que nuestra sociedad evoluciona en el campo de la información y la transmisiónde conocimientos, por medio de redes sociales cada vez más sofisticadas, logrando una“eficacia” nunca antes experimentada, sin embargo, no siempre ha mejorado en calidadhumana en aquello que pretendía alcanzar. Por el contrario, parece contradictorio queen un mundo que logra niveles de comunicación simultánea y de tan alta calidad técnica,se dé el aislamiento, la soledad y el individualismo. (cf. DA35)

    Y es porque, en este nuevo mundo todos los elementos que componen la complejarealidad cultural, entre ellos el lenguaje, tanto en su comprensión como transmisión, espercibida y proyectada por medios que carecen de sentido unitario. (cf. DA36).

    Específicamente, esta evolución comunicacional (Imagen, redes, tecnología, etc.) impactay favorece la transmisión de conocimientos, sentimientos, emociones y vivencias; peroal mismo tiempo no es capaz de mostrar el sentido integral de todos los factores quecomponen esta realidad. ¿Este impactante video de la pobreza humana solo produjo enmí emoción? ¿Me conectó con la realidad haciéndome más solidario? (cf. DA38).

    Hoy para quien quiera establecer comunicación se hace imprescindible poseer mayorinformación y especificidad, por lo cual “la falta de información sólo se subsana con másinformación, retroalimentando la ansiedad de quien percibe que está en un mundo opacoy que no comprende.”

    Esta es la razón por la cual muchos estudiosos de nuestra época han sostenido que estoscambios en la realidad cultural han traído aparejada una crisis de sentido que afecta atoda nuestra cultura; incluso a ese núcleo más profundo constituido por la experienciareligiosa. De ahí que resulte tan difícil trasmitirla a través de la educación o la belleza detantas otras expresiones culturales. (cf. DA37)

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    Por tanto, reducir esta crisis comunicacional del lenguaje litúrgico de esta “obra o quehacerpúblico”, “servicio de parte de y a favor del pueblo” (“Leitourgia”, “Leitos”, “Ergon) al usode tal o cual lenguaje, medio o tendencia seria errar en la respuesta a la problemáticasuscitada.

    Debemos ir a la raíz de esta crisis de sentido, quizás ahí podamos encontrar algunas

    pistas que iluminen nuestro quehacer como discípulos-misioneros, cuyo carisma implicala experiencia litúrgica.

    Nuestra Constitución en el artículo número ocho nos da, al respecto, una pauta queconsidero aplicable al cuestionamiento…Anunciar a Jesucristo y su Evangelio, suscitarcomunidades en las que se viva, se profundice y se celebre la fe… es decir VIVIR,PROFUNDIZAR Y CELEBRAR.

    Liturgia que es Vida

    “Los cristianos necesitamos recomenzar desde Cristo, desde la contemplación dequien nos ha revelado en su misterio la plenitud del cumplimiento de la vocación humanay de su sentido. Necesitamos hacernos discípulos dóciles, para aprender de Él, en suseguimiento, la dignidad y plenitud de la vida. Y necesitamos, al mismo tiempo, que nosconsuma el celo misionero para llevar al corazón de la cultura de nuestro tiempo, aquelsentido unitario y completo de la vida humana que ni la ciencia, ni la política, ni la economíani los medios de comunicación podrán proporcionarle. En Cristo Palabra, Sabiduría deDios (cf. 1 Cor 1, 30), la cultura puede volver a encontrar su centro y su profundidad,desde donde se puede mirar la realidad en el conjunto de todos sus factores,discerniéndolos a la luz del Evangelio y dando a cada uno su sitio y su dimensión adecuada”DA43

    Liturgia que se forma y profundiza

    Nadie ama lo que no conoce…Ante todo, el sentido auténtico de la liturgia, no esreducible a meros ritos o ceremonias. “Como nos dijo el Papa Benedicto XVI en el discursoinaugural de Aparecida “sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede respondera ella de modo adecuado y realmente humano”

    Liturgia que Celebra

    Siempre, en los diversos ámbitos de nuestra vida existirán motivos para celebrar.Celebramos lo que es importante en nuestra vida, invitamos a otros a participar de unacontecimiento singular, los invitamos a Celebrar juntos. La verdadera celebración estáimpregnada de la vida y genera vida. Es un acto vital por excelencia, en donde Dios sehace presente por medio del amor, la alegría y la fraternidad. Los cristianos tambiénbuscamos la celebración como una acción de nuestra vida, lo hacemos a través delencuentro fraternal con las personas que integran la comunidad y con Cristo Resucitado.

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    .

    Lo característico de la celebración es que todos participen. Todos deben ser sujetos de lacelebración, lo mismo ocurre con la Eucaristía: no es sólo el sacerdote quien celebra, lacelebración es obra de todos. Hay que revelarse contra la pasividad, la asamblea no puedeestar reducida a preguntas y respuestas.

    La celebración es una actitud vital, un modo de estar insertado en la realidad y derelacionarse con ella. El que tiene espíritu festivo irradia alegría, deseos de vivir; estoprovoca y crea un ambiente de fiesta.

    El lenguaje de la Iglesia, especialmente en catequesis y liturgia. ¿Estaría ausente de unaevolución cultural?

    No, no pueden estar ausentes. Como hemos mencionado anteriormente, la experienciareligiosa, y todo lo que conlleva, es parte de ese núcleo fundamental del hombre. “Perocabe recordar que estamos invitados a evangelizar - no decorativamente, a manera deun barniz superficial, sino en modo vital, en profundidad y hasta las raíces- la cultura y lasculturas del hombre”. EN. 18-20

    Urge que nuestra labor educativa en el campo litúrgico responda a este llamado que senos hace. En la medida en que recuperemos cuál es el verdadero sentido de nuestravocación misionera, cada una de nuestras acciones, entre ellas la catequesis y la liturgia,responderán al anuncio del Evangelio que salva. CL.44

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    Óscar Areitio Badiola

    Recientemente, un profesor comenzaba así su clase en la Facultad de Teología 1: “¿Qué esmejor una palabra o una imagen?” Y continuaba diciendo: “¿Una imagen? Una imagen

    vale más que mil palabras, pero una palabra sugiere mil imágenes.”

    La conclusión fue que lo mejor son las dos, como sucede con la lectura y la televisión ointernet. No se oponen, se complementan e integran. Las diferencias entre las palabras ylas imágenes son claras, como lo son las diferencias entre los conceptos y las sensaciones.El universo de las imágenes es dinámico, mientras que el de las palabras es estático. Latelevisión privilegia la gratificación sensorial, visual y auditiva, mientras que el libroprivilegia la reflexión.

    Y si las palabras y las imágenes tienen algo en común es que son o pueden ser símbolos

    del encuentro con el Dios de Jesús.

    Lo cierto es que el cristianismo comenzó siendo una comunidad narrativa, que empleabasímbolos continuamente. Sin embargo, en el contacto con el mundo griego, el cristianismoperdió su inocencia narrativa. En la cultura griega, la narración, identificada con los mitos,quedó sometida al razonamiento, al «logos». Fue una pena, ya que el cristianismo es,ante todo, la narración y el anuncio de una buena noticia.

    El lenguaje de la narración posee una fuerza transformadora, que tenemos que recuperar.En filosofía del lenguaje se llama fuerza«performativa» , y Benedicto XVI lo indicaba así:“En nuestro lenguaje se diría: el mensaje cristiano no era sólo «informativo», sino«performativo». Eso significa que el Evangelio no es solamente una comunicación de cosasque se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida.” 2

    Jesús usa pocos conceptos y muchas imágenes, símbolos y metáforas. Su lenguaje sugiere,atrae, fascina, provoca, mueve. Te lleva a una nueva forma de vida, pero partiendo siemprede la propia vida de cada día. Así, por ejemplo, el sembrador acostumbraba a tirar lasemilla a voleo; el dueño, a buscar empleados en la plaza del pueblo; el sacerdote y el

    La importancia del l enguaje La importancia del l enguaje La importancia del l enguaje La importancia del l enguaje La importancia del l enguaje

    en la liturgia,en la liturgia,en la liturgia,en la liturgia,en la liturgia,

    para f avorecer para f avorecer para f avorecer para f avorecer para f avorecer

    la comunicación de la fe.la comunicación de la fe.la comunicación de la fe.la comunicación de la fe.la comunicación de la fe.

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    levita, a bajar al templo de Jerusalén; los hijos jóvenes, a volar por libre; y los pastores, acuidar ovejas. Así hablaba Jesús y así deberíamos hablar nosotros en nuestrascelebraciones, catequesis, en las iglesias y en la calle. Deberíamos hablar partiendosiempre de la vida de cada día, sin pudor ni complejos. Jesús usa el lenguaje para sugerir,evocar y hacer presente en la vida de cada día, el ser mismo de Dios.

    En cambio, en la mayoría de las catequesis y celebraciones sigue dominando un lenguajeconceptual, abstracto, aburrido y desconectado de la vida. Es curioso que la liturgia queestá tan llena de símbolos haya quedado atrapada por las palabras y los conceptos. Sedebería potenciar el valor de los poemas, de los testimonios, de las metáforas, de loscantos, de los himnos, de los saludos afectuosos y de los símbolos a la hora de hablar deDios.

    ¿Por qué los símbolos? Porque los símbolos presentan rasgos muy importantes para laexperiencia religiosa. Los símbolos tienen la capacidad de hacer presente lo ausente,

    visible lo invisible. Y además, en los símbolos, el significado trasciende al significante. Así,el león es símbolo de la valentía; la cruz, símbolo del cristianismo; la bandera, de lanación. Lo que está claro es que los símbolos expresan un conocimiento indirecto, sonmediaciones que hacen presente otras realidades.

    ¿Cómo usar los símbolos en la liturgia? Si se presentan símbolos, por ejemplo, en elofertorio, no hay por qué explicarlos con palabras. No se trata de hablar del símbolo, sinode dejar que el símbolo hable. Y si se hace una monición, tiene que tener las cuatro “c”:clara, concisa, concreta y completa. La monición ha de ser una llamada de atención haciaalgo, una preparación, y no un resumen de la homilía o de las lecturas que se van aproclamar. A veces, en vez de una monición es mejor usar un símbolo.

    También hay que incorporar símbolos en las homilías, evitando abusar de las palabras yde los conceptos. La comunicación, sobre todo hoy, se consigue con las imágenes, losgestos, las posturas, las miradas, la voz, el tono, los silencios.

    Integremos palabra e imagen; conciliemos racionalidad y emotividad; presentemosconceptos con narraciones e iconos; hablemos con imágenes. Como escribía el PapaFrancisco: “Una imagen atractiva hace que el mensaje se sienta como algo familiar,cercano, posible, conectado con la propia vida. Una imagen bien lograda puede llevar agustar el mensaje que se quiere transmitir, despierta un deseo y motiva a la voluntad enla dirección del Evangelio. Una buena homilía, como me decía un viejo maestro, debecontener «una idea, un sentimiento, una imagen».” 3

    Lo mismo en la catequesis. Hoy en día contamos con muchos libros que tienen dinámicas,cuentos, narraciones con dibujos, imágenes y símbolos, que están muy bien adaptadospara el mundo infantil y juvenil. Pero este material hay que interpretarlo. Hoy, hay muchosy buenos guionistas en este campo, pero hay pocos buenos directores que sepan poner

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    en escena esos materiales. La cuestión no es divertir a los muchachos, pero tampocoaburrirles; el objetivo es evangelizar.

    Además de tener buenos materiales, hay que entrar en el universo simbólico de los niños,adolescentes y jóvenes. Hay que conocer un poco de sus personajes preferidos, de susdibujos animados, etc. Y sobre todo, hay que hacerse como ellos. Entrar en su mundo,rezar con ellos y desde ellos, partir de su vida, no tanto de la doctrina. Deberíamos partirde la vida, de los símbolos, de sus intereses, de sus preocupaciones y de losdescubrimientos que van haciendo allí donde viven. Pero a la hora de hablar de Dios, lasactitudes son más importantes que las técnicas pedagógicas. La cercanía, el cariño, saberescuchar, acogerles tal como son, llamarles por su nombre, conocer sus sueños, saberqué les gustaría ser de mayores, enseñarles a ser solidarios, a compartir, a no sercaprichosos ni egoístas, es mucho más importante para hablar del Dios de Jesús, que laspalabras y conceptos que usemos.

    Pero no todo se soluciona con los símbolos. El lenguaje va unido a una forma de vidareligiosa. Si falta una experiencia de fe y no se conoce, medita y asume el Evangelio, pormucho que cambiemos o actualicemos los símbolos de la liturgia o de la catequesis, nose conseguirá gran cosa. Por eso, es importante ofrecer experiencias de encuentro conJesús. De este modo, conectando las experiencias profundas y vitales de las personas conlos símbolos, imágenes y palabras del Dios de Jesucristo, podremos favorecer lacomunicación de la fe de una manera más creíble y significativa.

    En Vitoria-Gasteiz, a 17 de marzo de 2016.

    Óscar Areitio Badiola,Viator

    BIBLIOGRAFÍA:1 VIDE, V. (2015). Texto adaptado de la asignatura «Filosofía del lenguaje y teoría del

    conocimiento». Facultad de Teología de la Universidad de Deusto. Bilbao (Vizcaya).España.

    2 BENEDICTO XVI (2007).E NCÍCLICA SPE S ALVI. Carta Encíclica sobre la esperanza cristiana (nº 2).3

    FRANCISCO (2013).E VANGELII G AUDIUM. Exhortación Apostólica sobre el anuncio del Evangelioen el mundo actual (nº 157).