UNIDAD 2: La Península Ibérica en la Edad Media. · Será cuestión de tiempo que este nuevo...

UNIDAD 2: La Península Ibérica en la Edad Media.

Cronología:

• 711-1478

Culturas: • Musulmanes• Cristianos• Judíos

1. INTRODUCCIÓN2. CONQUISTA MUSULMANA Y CREACIÓN DE AL-ÁNDALUS

2.1. Emirato dependiente (711-755)2.2. Emirato independiente (755-929)2.3. Califato de Córdoba (929-1031)2.4. Los reinos Taifas y las invasiones africanas (1031-1238)2.5. El reino nazarí de Granada (1238-1492)

3. LOS REINOS CRISTIANOS3.1. Orígenes y consolidación (722-1031)3.2. Expansión (1031-1238)3.3. La Repoblación (siglos VIII-XIII)3.4. Cultura y economía3.5. La crisis de los reinos cristianos (siglos XIV-XV)

4. LA COMPLEJA SOCIEDAD DE LA PENÍNSULA5. CONCLUSIONES

UNIDAD 2 - LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA 1/12

1. INTRODUCCIÓN

El pueblo germano de los visigodos había tomado el control de la Península Ibérica durante el siglo

V. Los visigodos se unieron con el tiempo a la población romana, creando así un reino próspero.

Pese a ello, los visigodos no fueron capaces de crear una monarquía hereditaria estable: el hijo de

un rey podía verse desplazado del poder por un noble poderoso, lo que creaba frecuentes disputas y

guerras civiles que debilitaban al reino.

Por otro lado, en Arabia había aparecido en el siglo VII una nueva religión, el Islam, que

rápidamente había dado lugar a un imperio dirigido por el Califa (máximo líder político y religioso

del Islam), que se había expandido por Oriente Próximo y el Norte de África, y que observaba con

interés los problemas internos de la Península Ibérica.

Será cuestión de tiempo que este nuevo imperio decida extenderse a costa del debilitado reino de los

visigodos.


2. CONQUISTA MUSULMANA Y CREACIÓN DE AL-ÁNDALUS

En el año 711 los musulmanes reunieron un ejército dirigido por árabes pero compuesto

principalmente por bereberes (habitantes del norte de África), con el que se lanzaron a la conquista

de la Península Ibérica. Aunque no era muy numeroso, logró derrotar fácilmente en la Batalla del

Guadalete al Reino Visigodo, menos preparado y dividido por luchas internas. Tras su victoria, los

musulmanes apenas tardan cinco años en controlar la Península Ibérica, gracias a:

• Falta de apoyo popular del Reino Visigodo: Tras una época de malas cosechas y guerras

civiles, la mayoría de la población sentía indiferencia hacia los visigodos, por lo que no les

importó verlo desaparecer.

• Pactos con la nobleza y las ciudades: Los musulmanes permitieron que los nobles y

ciudades que se rindieran pudieran conservar su vida y sus posesiones.

• Tolerancia religiosa: Los musulmanes respetaban tanto a los cristianos como a los judíos,

de tal modo que estos pudieron continuar practicando su religión libremente, pagando a

cambio un impuesto especial. De hecho, los judíos vieron mejorar su situación bajo los

musulmanes, puesto que los visigodos los habían perseguido.

De este modo, la Península Ibérica pasa a ser denominada al-Ándalus. La presencia política

musulmana en la Península Ibérica conocerá diferentes etapas, algunas de grandeza y otras de

decadencia, y se prolongará hasta 1492 (conquista del Reino de Granada, último reino musulmán).

2.1. Emirato Dependiente (711-755)

La primera etapa de al-Ándalus será como un emirato (es decir, una provincia dirigida por un

gobernador al que se conoce como “emir”) que depende políticamente del Califa que gobierna

desde Damasco (actual Siria). Se introducen muchos productos (como la naranja) y técnicas de

cultivo (como el regadío) orientales, y se desarrolla el comercio con otros territorios musulmanes, lo

que aumentó la riqueza de la Península Ibérica. Sin embargo, hay choques entre los musulmanes,

pues los árabes se quedan con las mejores tierras que han conquistando, mientra que a los bereberes

se les entregan las sobras. De hecho, este problema se extiende por todo el Califato, aunque el Islam

predica que todos los musulmanes son iguales, sin importar su lugar de origen.

Estas tensiones hacen que estalle una revuelta contra los Omeya, la familia que controlaba el

Califato, que acaba en el año 750 con el asesinato de casi todos sus miembros. Les sustituirá otra

familia al frente del Califato, los Abbasíes.


2.2. Emirato Independiente (756-929)

No todos los miembros de la familia Omeya fueron asesinados: un joven príncipe logró escapar y,

disfrazado, logró llegar hasta al-Ándalus, donde reunió a los partidarios de la familia Omeya y se

hizo con el control del territorio, independizándose así políticamente del Califato (aunque

religiosamente sigue aceptando su poder).

El nombre de este joven príncipe es Abd Al-Rahman I, y durante su reinado y el de sus sucesores

al-Ándalus seguirá creciendo en importancia tanto a nivel económico como cultural, manteniendo

relaciones de comercio con el resto del mundo musulmán. De hecho, muchos cristianos de la

Península Ibérica empiezan a sentirse atraídos por el Islam, por lo que una gran parte de la

población adopta la religión y costumbres musulmanas.

2.3. Califato de Córdoba (929-1031)

En el año 929 Abd al-Rahman III se nombró a sí mismo Califa, es decir, que ahora no solo era el

líder político de al-Ándalus, sino también la máxima autoridad religiosa de los musulmanes de la

Península Ibérica. Colocó la capital en Córdoba y fomentó la artesanía, el comercio y las artes,

trayendo una edad dorada de la economía y la cultura. De hecho, el Califato de Córdoba se

considera como uno de los Estados más importantes de su tiempo.

Sin embargo, gobernar al-Ándalus se convirtió en una tarea cada vez más compleja, por lo que los

califas a la figura del hayib (primer ministro). El más importante de ellos fue Almanzor, un

brillante político y militar que llevó el Califato a su máximo esplendor. Sin embargo, a su muerte,

los hijos de Almanzor intentaron tomar el poder y convertirse en califas ellos mismos, dando lugar a

un periodo de guerras civiles que acabó con la destrucción del Califato.

Al-Ándalus durante el Califato de Córdoba (enverde), con los reinos cristianos al norte (en gris).


2.4. Los reinos de taifas y las invasiones africanas (1031-1238)

Una vez desapareció el Califato, al-Ándalus se dividió en más de veinte pequeños reinos llamados

taifas. Las taifas estaban enfrentadas unas con otras, y también luchaban contra los reinos

cristianos. Al ser tan pequeñas, aunque eran territorios ricos gracias a la agricultura, la artesanía y el

comercio, poco poder militar. En un intento de evitar que los cristianos los conquistaran, las taifas

les pagaban parias (un tributo en monedas de plata) a cambio de que no les atacaran.

Pese a las parias, los reinos cristianos continuaron avanzando, por lo que las taifas pidieron ayuda a

un reino guerrero del norte de África, los Almorávides, que frenaron a los cristianos. Sin embargo,

una vez llegados a la Península Ibérica, tomaron el control de al-Ándalus. Posteriormente fueron

sustituidos por otro pueblo norteafricano, los Almohades. Durante un tiempo también mantuvieron

a raya a los reinos cristianos, pero en 1212 los reinos cristianos se aliaron y derrotaron a los

musulmanes en la Batalla de Navas de Tolosa, acabando con la capacidad militar musulmana y

conquistando casi todo su territorio.

Al-Ándalus dividida en dosdocenas de pequeños reinos.

2.5. El Reino Nazarí de Granada (1238-1492)

Una dinastía musulmana, los Nazaríes, lograron sobrevivir al avance cristiano empleando una hábil

estrategia de pago de parias, firma de alianzas y guerras. Controlaron territorios de la actual Málaga,

Granada y Almería, sobreviviendo hasta que los Reyes Católicos lo conquistaron en 1492.


3. LOS REINOS CRISTIANOS

Los musulmanes no ocuparon totalmente la Península Ibérica, sino que dejaron el norte montañoso

sin conquistar, principalmente la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. En dichas zonas se van a

desarrollar diversos núcleos cristianos que, con el tiempo, comenzarán a presionar hacia el sur.

Al avance y conquista de los cristiano se le ha llamado tradicionalmente Reconquista, porque se

pensaba que había sido una lucha continua de los cristianos contra los musulmanes por recuperar

los territorios perdidos que se prolongó del siglo VIII al XV. Sin embargo, este término despierta

hoy muchas críticas porque las cosas no fueron tan simples: Puesto que el Reino Visigodo

desapareció y los reinos cristianos eran entidades políticas nuevas, no se puede “reconquistar”

aquello que un reino nunca perdió. Además, los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes no

fueron algo constante, sucediéndose periodos de guerras con otros de convivencia y paz. Por último,

la religión no fue un factor decisivo a la hora de hacer la guerra, como demuestra el que los reinos

cristianos también tuvieran guerras entre sí, buscando en ocasiones la ayuda de los musulmanes.

3.1. Orígenes y consolidación (722-1031)

Tras la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica, un noble visigodo, Pelayo, unió a los

visigodos huidos y a los habitantes de las montañas(astures y cántabros), resistiendo a los

musulmanes en la Batalla de Covadonga (722) y creando el Reino de Asturias. Este reino no era

especialmente poderoso, pero los problemas internos del Emirato y el hecho de que fuera una región

montañosa y pobre favorecieron que los musulmanes no prestaran atención a estas tierras.

Por su parte, los Pirineos fueron ocupados por el Reino Franco (actual Francia) en el año 795, que

establecieron un territorio fronterizo llamado Marca Hispánica, controlada por condes que tenían

la tarea de defender el sur de Francia en caso de ataques musulmanes. Sin embargo, con el paso de

las décadas, estos condes se fueron haciendo cada vez más poderosos y autónomos, rompiendo

finalmente con los reyes francos y convirtiéndose en independientes. Surgieron de este modo tres

territorios diferentes:

• El Reino de Pamplona, con capital en Navarra.

• El Condado de Aragón, que posteriormente iría ganando territorios y acabaría por

convertirse en un reino.

• Los Condados Catalanes, destacando el conde de Barcelona, al que los demás debían

vasallaje (Barcelona los defendía a cambio de su obediencia).


En esta primera fase, el Reino de Asturias va a ser el que más rápido crece: aprovechando las

disputas internas musulmanas irá avanzando hacia el sur, trasladando su capital a la ciudad de León,

y a partir de entonces se conocerá como Reino de León. Los musulmanes, preocupados con este

avance, solían atacar a través de la frontera oriental, lo que llevó a los reyes leoneses a crear un

condado defendido con numerosos castillos, que recibió el nombre de Condado de Castilla.

Los diversos reinos cristianos a mediados delsiglo X.

3.2. Expansión (1031-1238)

Los reinos cristianos se habían mantenido a la defensiva durante la etapa del Califato de Córdoba,

que les superaba en tamaño, riqueza y número de soldados. Sin embargo, una vez el Califato se

disolvió en 1031, las pequeñas taifas se vieron superadas por los territorios cristianos, que una veces

las conquistaban y otras veces las sometían al pago de parias (tributos).

En este periodo, el crecimiento del Reino de León dará lugar a la aparición de la llamada Corona

de Castilla-León, el más grande y poblado de la Península Ibérica. Pese a ello, el conde de Portugal

se reveló contra su señor e independizó sus tierras, dando lugar al nacimiento del Reino de

Portugal.

La Corona de Aragón, por su parte, logró grandes avances sobre los musulmanes, añadiendo a sus

posesiones Valencia mediante la conquista y Cataluña mediante un pacto matrimonial. Una vez

acabada la amenaza musulmana, centró su atención en el Mar Mediterráneo.

El Reino de Navarra fue el único que no sacó provecho al avance cristiano: atrapado entre el

Reino de Castilla-León y la Corona de Aragón, y si logró sobrevivir fue gracias a la protección del

Reino de Francia.


A partir del año 1238, conquistados todos los territorios musulmanes salvo el Reino Nazarí de

Granada, la expansión se frenó. Cada reino se enfrentaba a problemas propios, lo que permitió que

el último reducto musulmán en la Península Ibérica aún sobreviviera 250 años más.

Los diversos reinos cristianos a partir delsiglo XIII.

3.3. La Repoblación (siglos VIII-XIII)

Se conoce como Repoblación el proceso por el cual los territorios arrebatados a los musulmanes

iban siendo ocupados por población cristiana. Para lograr esto se emplearon diversas estrategias:

• La presura: Fue el sistema empleado en un primer momento (siglos VIII y X), en el que se

entregaba a personas particulares lotes de tierra para que lo habitasen. Surgieron así

pequeños campesinos libres; herencia de este sistema de repoblación, en el norte de España

todavía predominan las pequeñas parcelas de tierra.

• Repoblación concejil: Durante la primera época de expansión (siglos XI-XII) se crearon

concejos (ciudades) con diversos privilegio para atraer pobladores, que trabajaban las tierras

comunes de la localidad; estas tierras comunes seguirían empleándose hasta que en el siglo

XIX el Gobierno de España las vendió a particulares.

• Repartos a nobles y órdenes militares: En la última fase de la expansión (siglo XIII) se

entregaron grandes lotes de tierra a la nobleza y las órdenes religiosas militares a cambio de

que asumieran la defensa del territorio. De este modo surgieron grandes propietarios de

tierra, que explican la existencia de latifundios en Extremadura, Andalucía, Murcia y

Valencia.


3.4. Cultura y economía

Los reinos cristianos fueron, hasta el siglo XI, territorios pequeños y pobres, por lo que la cultura se

desarrolló menos que en al-Ándalus; de hecho, la influencia de la cultura musulmana va a ser

enorme, desarrollándose un estilo artístico conocido como el mudéjar, que emplea los elementos

de decoración musulmana en edificios cristianos. Por supuesto, la influencia de otros territorios

cristianos también es grande, llegando desde Francia estilos como el románico y el gótico; uno de

los edificios más representativos de este periodo va a ser la catedral de Santiago de Compostela.

A partir del siglo XII, los reinos cristianos van a desarrollar más la economía y la cultura. La ciudad

de Toledo, aunque había sido conquistada por el Reino de Castilla en el año 1085, seguía teniendo

una gran cantidad de población musulmana y judía, lo que favoreció los intercambios de ideas y

conocimientos. Fruto de ello va a aparecer en el siglo XII la Escuela de traductores de Toledo,

donde se van a traducir al castellano muchas obras de autores romanos y griegos que habían

desaparecido de Europa (usualmente debido al caos tras la desaparición del Imperio Romano), pero

que se conservaban en traducciones en árabe y hebreo. La Escuela contó con el apoyo de diversos

reyes, pero el más importante fue Alfonso X el Sabio, pues debido a su gran interés por la cultura se

implicó a la hora de seleccionar a los mejores traductores, elegir las obras que había que traducir y

darles difusión. Gracias a la escuela de traductores, mucho del pensamiento clásico de Roma y

Grecia volvió a aparecer en Europa.

A nivel económico, en Castilla va a destacar el Concejo de la Mesta, una gremio (asociación) de

ganaderos creada por Alfonso X. La ganadería era muy importante por motivos militares (caballos

para la guerra) y económicos (venta de lana al norte de Europa), y el Concejo de la Mesta se

encargaba de organizar todo lo relacionado con el pastoreo: decidía las rutas por las que se debían

mover los rebaños a lo largo del reino, solucionaba los conflictos entre ganaderos y ofrecía

importantes privilegios, ya que sus miembros no podían ser empleados como soldados, tenían

derechos especiales para pasar con sus rebaños por ciertos lugares y recibían beneficios fiscales.

Llegó a ser tan importante económicamente que en muchos aspectos funcionaba como un grupo de

presión, teniendo una gran influencia hasta su desaparición en el siglo XIX.


3.5. La crisis de los reinos cristianos (siglos XIV-XV)

Los reinos cristianos no dejaron de aumentar su riqueza y prosperidad gracias a las conquistas de

tierras y las parias que pagaban los territorios musulmanes. Esta prosperidad favorecía el aumento

de la población y la coexistencia entre la religión cristiana, musulmana y judía, que en muchas

ocasiones coexistían dentro de las mismas ciudades de forma relativamente pacífica (en ocasiones

había tensiones y revueltas, pero fueron la excepción, no la norma).

Sin embargo, a partir del año 1350 los reinos cristianos van a sufrir una profunda crisis similar a la

que viven muchos otros reinos de Europa. Esto se va a deber a:

• Bajada de las temperaturas: En toda Europa bajaron las temperaturas hasta tal punto

que los historiadores han llamado al fenómeno “pequeña Edad de Hielo”. Las cosechas

no estaban preparadas para este cambio climático, lo que provocó escasez y hambrunas.

• La peste negra: Esta plaga golpearía con fuerza a Europa, matando a un tercio de la

población, provocando el pánico.

• Frecuentes guerras: Fruto del hambre y las enfermedades, los reyes intentaron

aumentar sus ingresos conquistando nuevas tierras, lo que llevó a constantes conflictos

entre los reinos cristianos.

Las constantes guerras y la reducción de los ingresos llevó a la nobleza a aumentar los impuestos

sobre los campesinos, lo que provocó frecuentes revueltas e incluso asesinatos de nobles y

destrucción de castillos. En las ciudades, en las que comenzaban a faltar los alimentos, los grupos

menos favorecidos también se enfrentaron a las élites, en ocasiones provocando auténticas guerras

civiles.

La superstición y el fanatismo religioso, incrementado por las epidemias, también llevó a perseguir

a los judíos, dando lugar en ocasiones a auténticas matanzas de los mismos tras haber sido culpados

de envenenar las aguas y expandir la peste negra (lo cual, obviamente, era falso).

Solo a mediados del siglo XV la situación comenzó a cambiar, quedando atrás las epidemias y

mejorando las temperaturas, lo que permitió una estabilización de la situación.


4. LA COMPLEJA SOCIEDAD DE LA PENÍNSULA

La sociedad de la Península Ibérica fue única en cuando a la mezcla de cristianos, musulmanes y

judíos que tuvo lugar. Aunque la convivencia no siempre fue fácil, en muchas ocasiones fue un

ejemplo de convivencia y tolerancia, al menos hasta que en el siglo XIV la crisis que vivieron los

reinos cristianos condujo a una mayor intolerancia hacia musulmanes y judíos.

En los territorios de al-Ándalus hay mucha diversidad, pues encontramos musulmanes de origen

árabe, de origen bereber y de origen hispánico. Además, era habitual encontrar a judíos y a

mozárabes, es decir, cristianos que conservaban su religión pese a vivir en territorio musulmán.

Estos podían vivir en las mismas ciudades que los musulmanes, pero se les reservaban barrios

especiales y debían pagar un impuesto especial.

En los reinos cristianos hubo al principio menos diversidad, pero a medida que sus conquistas se

fueron sucediendo, integraron tanto a población judía como musulmana. En principio no se les

obliga a cambiar de religión, siendo conocidos los musulmanes en territorios cristianos con el

nombre de mudéjares; solían cultivar las tierras de la nobleza y la Iglesia, y se les apreciaba mucho

por ser muy buenos trabajadores. Por su parte, los judíos también fueron muy apreciados por los

reyes cristianos debido a su riqueza (van a prestar dinero a los reyes) y su cultura, lo que en

ocasiones los convierte en excelentes consejeros.


5. CONCLUSIONES

La llegada de los musulmanes a la Península Ibérica significó un cambio importantísimo para la

historia de esta tierra. Los musulmanes trajeron consigo su tecnología, cultura y creencias,

transformando para siempre la Península Ibérica.

Incluso cuando los reinos cristianos comenzaron a ganar terreno y a conquistar las tierras

musulmanas, el impacto de su cultura se mantuvo en la lengua, los gustos y la economía, adoptando

los cristianos palabras, estilos arquitectónicos y técnicas de cultivo.

Durante muchos siglos, la conquista de un territorio por parte de un señor cristiano o musulmán no

suponía la imposición de una cultura ni una religión, pero la crisis de los siglos XIV y XV irían

volviendo a la población de la Península Ibérica más fanática y menos tolerante, preparando el

camino para la unificación de los Reyes Católicos, que pondrían fin a la diversidad cultural y

religiosa de la Península Ibérica.


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