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EFESIOS Cómo vivir una vida victoriosa en Cristo Jesús Un viaje de descubrimientos a través de la epístola a los Efesios. Quiénes somos en Cristo, hacia dónde vamos y cómo podemos glorificar a Dios. Juan Paulo Marnez

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EFESIOSCómo vivir una vida victoriosa en

Cristo Jesús

Un viaje de descubrimientos a través de la epístola a los Efesios. Quiénes somos en Cristo, hacia dónde vamos y cómo podemos glorificar a Dios.

Juan Paulo Martínez

EFESIOSCómo vivir una vida victoriosa en

Cristo Jesús

Juan Paulo Martínez

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siempre y cuando sea sin fines de lucro y sin

alterar el contenido.

A menos de que se indique lo contrario, todas las

citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS

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ÍNDICE DE CONTENIDO

PREFACIO

INTRODUCCIÓN GENERAL

LECCIÓN 1: EL APOSTOLADO Y LA IGLESIA

1.1. Introducción1.2. Efesios 1:1-21.3. Las condiciones del verdadero apostolado1.4. ¿Quiénes son los santos y fieles en Cristo Jesús?1.5.Conclusión1.6. Preguntas para el estudio

LECCIÓN 2: LAS RIQUEZAS EN CRISTO

2.1.Introducción2.2. Efesios 1:3-142.3. El propósito de Dios en Cristo2.4. ¿Cuáles son las riquezas que poseemos?2.5. Conclusión2.6. Preguntas para el estudio

LECCIÓN 3: EL ANHELO DIVINO Y EL PODER DE LA RESURRECCIÓN

3.1. Introducción3.2. Efesios 1:15-233.3. Dios quiere que los santos conozcan lo ricos

que son en Cristo3.4. Una precisión acerca del poder que obra en los creyentes3.5. Conclusión3.6. Preguntas para el estudio

LECCIÓN 4: DEPRAVACIÓN TOTAL DEL HOMBRE Y EL LUGAR DEL REDIMIDO

4.1. Introducción4.2. Efesios 2:1-104.3. El hombre es redimido desde una posición deimposible recuperación4.4. El cristiano y su asiento en los lugares celestiales4.5. Conclusión4.6. Preguntas para el estudio

LECCIÓN 5: EL NUEVO PACTO Y LA RAZÓN COMOMEDIO DE CRECIMIENTO EN LA FE

5.1. Introducción5.2. Efesios 2:11 al 3:215.3. El nuevo pacto incluye a judíos y gentiles5.4. El cristiano debe comprender para ser lleno de la plenitud de Dios5.5. Conclusión5.6. Preguntas para el estudio

LECCIÓN 6: LA SANTIDAD, LOS MINISTERIOS Y LA UNIDAD DE LA IGLESIA

6.1. Introducción6.2. Efesios 4:1 al 5:216.3. El alto llamado del cristiano a la santidad6.4. Dios ha procurado la unidad de la Iglesia dando diversos ministerios a los hombres6.5. Demandas prácticas para los hijos de Dios I6.6. Demandas prácticas para los hijos de Dios II6.7. Conclusión

6.8. Preguntas para el estudio

LECCIÓN 7: LA FAMILIA Y LOS ESCLAVOS Y AMOS

7.1. Introducción7.2. Efesios 5:22 al 6-97.3. Las reglas de Dios para la familia7.4. Las reglas de Dios para amos y esclavos7.5. Conclusión7.6. Preguntas para el estudio

LECCIÓN 8: SATANÁS Y LA LUCHA ESPIRITUAL

8.1. Introducción8.2. Efesios 6:10-248.3. La lucha espiritual del cristiano y los elementos para triunfar…8.4. Conclusión8.5. Preguntas para el estudio

CONCLUSIÓN GENERAL

BIBLIOGRAFÍA

SOBRE EL AUTOR

PREFACIO

Este trabajo es un desglose tópico con algunas

explicaciones acerca de los temas más relevantes

de la epístola a los Efesios. La intención es que

sirva como apoyo para grupos de estudio que

deseen estudiar este santo documento revelado de

la Biblia o para estudiantes que en lo individual

quieran acceder a un bosquejo práctico para nutrir

su fe y ser útiles en la obra del ministerio.

Este trabajo proporcionará una visión general de la

epístola y estimulará la reflexión teológica. Hace

falta que en nuestras devociones también se

integren elementos un poco más exigentes en

cuanto al esfuerzo por comprender nuestra fe. Al

final de cada capítulo se incluyen preguntas que

sirven para ahondar en los temas tratados pero

también, en algunos casos, se requiere una

investigación más allá de nuestro trabajo.

Para la Iglesia en el amor de nuestro Señor.

Juan Paulo Martínez

Invierno 2016

INTRODUCCIÓN GENERAL

Algunos de los manuscritos griegos más antiguos

no mencionan la palabra “Éfeso”, por lo que

muchos estudiosos piensan que la epístola fue

dirigida a un conjunto de iglesias en la región. El

autor es el apóstol Pablo quien la escribió

probablemente durante los dos años de arresto

domiciliario que vivió en Roma (60-62 d.C.)1. Que

no sea claro si escribió este documento a Éfeso

específicamente o no, no quita el hecho de que

múltiples manuscritos posteriores dicen que los

efesios fueron los destinatarios del mismo, por lo

que es útil referir algunas cosas sobre el área

geográfica.

Éfeso era la capital de la provincia romana en Asia

(hoy Turquía). Era una de las cinco ciudades más

prominentes del imperio durante el primer siglo.

Pablo permaneció largas temporadas allí y por ello

se consolidó la región como el centro de

evangelización de la parte oeste de Asia menor

(Hch. 19.10). La idolatría en Éfeso era encabezada

por el templo a Diana, una de las siete maravillas

del mundo antiguo, y los ciudadanos tenían el

ocultismo como algo propio de su vida diaria. La

referencia de Pablo a los “lugares celestiales”

intentó aclarar y derribar las confusiones y

mentiras del paganismo efesio.

1 Hendricksen. Efesios. p.65

El siguiente será un viaje por la mente de Dios en

la revelación, en un documento que es quizá uno

de los más completos por reunir revelaciones

acerca de la naturaleza de Dios y de nosotros con

él, y observaciones prácticas que son muy

específicas acerca de cómo debemos vivir. Estudiar

Efesios no dejará lugar para confusiones sobre lo

que debe ser la vida cristiana, qué debemos creer,

lo que debemos esperar y lo que no, y sobre todo

qué pasos debemos tomar para ser como Cristo

mientras vivamos en esta tierra.

Hemos aprovechado la ocasión para resaltar

algunas doctrinas cristianas a propósito de los

textos analizados. Esto servirá para celebrar la

doctrina que se lee en germen en muchas de las

declaraciones del apóstol Pablo. Así mismo, hemos

elegido con cuidado las notas citadas.

Reconocemos a estos autores como de los mejores

dentro de la literatura cristiana y confiamos en que

este material adicional reforzará el contenido

devocional del trabajo.

LECCIÓN 1: EL APOSTOLADO Y LA IGLESIA

1.1. Introducción

En este capítulo se analizan dos temas

fundamentales: el apostolado de Pablo y los

receptores del mensaje: la Iglesia. Es evidente el

énfasis apologético a propósito de la definición del

apostolado bíblico. Nuestros días están plagados de

falsos apóstoles, de gente sin escrúpulos que se

ostenta con el oficio santo y que exige de sus

seguidores una fe en sus palabras como si fueran

una extensión de la revelación. Aquí se equipará al

lector para poder enfrentar este error y pecado de

presunción.

Por otro lado, se estudia qué es la Iglesia según la

óptica clásica reformada. Es necesario comprender

que Dios se revela al mundo pero incide

redentoramente solo en sus elegidos. Saber que

nosotros somos también destinatarios del Espíritu

de Dios en esta epístola nos permitirá leer el

documento existencialmente (saber que se nos

habla a nosotros, la Iglesia), lo que es una

condición del crecimiento espiritual.

1.2. Efesios 1:1-2:

“Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios,

a los santos que están en Efeso y que son fieles en Cristo

Jesús. Gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor

Jesucristo”.

1.3. Las condiciones del verdadero apostolado

El apóstol abre su epístola con una aseveración

acerca de la autenticidad de su ministerio. Dice que

él es apóstol por la voluntad de Dios. Este proceder

es el habitual en sus escritos (cfr. Ro. 1.1;1 Co. 1.1; 2

Co. 1.1; Gá. 1.1; Fil.1.1; Col. 1.1; Tes. 1.1; 2 Tes. 1.1; 1

Ti. 1.1; 2 Ti. 2.2; Tito 1.1; Flm.1), y en nuestros días

como en aquellos (véase 2 Co. 11.13) es oportuno

definir qué es lo que hacía a un hombre apóstol de

Cristo.

Las condiciones para ser apóstol son tres2:

A. Haber sido testigo físico de la resurrección

de Cristo (Hch. 1:22; 10:29-41; 1 Co. 9.1; 15:7-

8).B. Haber sido ordenado al oficio apostólico

personalmente por Cristo (Mc. 3.14; Lc. 6.13;

Hch. 1:2,24; 10.41; Gál. 1.1).C. Haber autenticado su apostolado mediante

señales y milagros (Mt. 10:1-2; Hch. 1:5-

8;2.43;4.33;5.12;8.14; 2 Co. 12.12; Heb. 2:3-4).

Por lo tanto, el último apóstol que existió sobre la

2 MacArthur, Fuego Extraño, p.92.

tierra fue Pablo (1 Co. 15:5-9). El fundamento

apostólico (Ef. 2.20) sobre el que descansa la

Iglesia no puede estar sino completado y

consignado entre las páginas de la Biblia.

Cualquier clamor de apostolado moderno debe

considerarse una desviación de la sana doctrina.

Pablo afirma ser apóstol de Cristo poseyendo las

tres características del verdadero apostolado.

Conoció personalmente a Cristo resucitado en el

camino a Damasco y fue llamado a ser apóstol,

para después confirmar su ministerio con señales

y milagros (Hch. 9:1-8;19.11; 1 Co. 15.8; 2 Co. 12.12).

Las herejías modernas acerca del tema de los

apóstoles tienen su asiento en la obra de Peter

Wagner quien en el 2001 declaró que “la segunda

era apostólica había llegado.”3 Desde entonces se

organizó el lastimoso círculo de personas

convencidas de que para que la Iglesia tuviera el

poder de la cristiandad del primer siglo debía

reconocer de nuevo el oficio de apóstol. Para quien

quisiera ser apóstol ideó un sistema de

membresías cuyos precios ascendieron

paulatinamente hasta los 650 dólares. Desde

luego, después de lo que hemos estudiado aquí no

es posible legitimar algo parecido sino repudiarlo

como espurio.

3 Ibíd. p.85.

1.4. ¿Quiénes son los santos y fieles en Cristo

Jesús?

La epístola está dirigida a la Iglesia católica, es

decir, universal, que constituyen los santos y fieles

alrededor del mundo. En ocasiones existe cierta

confusión respecto a la naturaleza y composición

de la Iglesia. Algunos dicen que la Iglesia es el

remanente santo que vive entre la Iglesia

moribunda y pervertida por el pecado. Otros dicen

que pensar de este modo es una insolencia y

afrenta contra la novia de Cristo que es sin mancha

ni arruga.

La Iglesia debe observarse desde dos ópticas: la

Iglesia que Dios ve y la Iglesia que el hombre ve.

La Iglesia que Dios ve es la Iglesia compuesta

únicamente por los elegidos del Señor; la que

vemos los hombres es la integrada por aquellas

personas que se consideran a sí mismas cristianas

junto con sus hijos. Juan Calvino decía bien que

solo Dios conoce el corazón de sus electos.

Nosotros tenemos que confiar en las evidencias

externas que da una persona que profesa la fe, y la

que no da frutos tiene que ser disciplinada a favor

de la purificación constante de la Iglesia sobre la

tierra.

En este sentido, Pablo se dirige a los santos y fieles

en Cristo Jesús. No considera al apóstata o al que

ligeramente se dice cristiano sin los frutos de la

redención. Toda su bendición apostólica se enfoca

solo en los redimidos por la sangre de Cristo:

judíos y gentiles. Tiene en mente a la Iglesia

militante (la de la tierra) solo en la medida que se

limita a incluir a todos aquellos que ya de

antemano poseen la membresía celestial en la

Iglesia triunfante (la del cielo), misma a la que se

añadirán definitivamente después de la muerte

física.

Louis Berkhof dice que la Iglesia aquí en la tierra,

la que es llamada militante, “Debe estar empeñada

con todas sus fuerzas en las batallas de su Señor,

luchando en una guerra que es a la vez ofensiva y

defensiva.”4 Por otro lado, tratando de la Iglesia en

el cielo llamada triunfante dice:

Allí la espada se cambia por la palma de la

victoria, los gritos de batalla se tornan en

cánticos de triunfo, y la cruz deja su lugar a

la corona. La batalla ha terminado; ha sido

ganada la guerra, y los santos reinan con

Cristo para siempre jamás.5

Entonces según la teología cristiana nuestras

iglesias locales son iglesias militantes que aún

deben pelear, sufrir y sangrar -física o

espiritualmente- por la verdad. Y la batalla no es

solo contra fuerzas hostiles externas sino también

4 Berkhof, L. Teología Sistemática, pp. 647-648.

5 Ibíd. p.675.

internas, cismáticas y pervertidas por el pecado.

Pero Dios siempre conserva un remanente fiel en

cada congregación local, por muy perdidas que

parezcan estar. En esos miembros la vida de Cristo

vibra por la regeneración, y son estos los que

orando y trabajando para él, como sus siervos, se

convierten en instrumentos de santificación y

reforma.

1.5. Conclusión

Debemos estar convencidos de la autenticidad del

apostolado de Pablo y de que somos nosotros los

destinatarios de su epístola porque somos la

Iglesia. Separar a los falsos apóstoles de los

verdaderos (cuyo registro conocemos en la Biblia),

y saber reconocer a la Iglesia verdadera por sus

principios son dos cosas que el cristiano debe

saber hacer.

Como la Iglesia cumple una función de vital

importancia debemos asegurarnos de que la

congregación donde estamos es la Iglesia de

Cristo, aún con sus muchas debilidades y

problemas.

1.6. Preguntas para el estudio

1. ¿Quién escribió la epístola a los Efesios?2. ¿Cuáles son los requisitos bíblicos para ser

apóstol?

3. ¿Existen apóstoles el día de hoy?4. ¿Cuáles serían las consecuencias de que hoy

en día los apóstoles siguieran aún siendo

elegidos por Dios?5. ¿A quiénes se dirige la epístola?6. ¿Qué o quiénes son la Iglesia?7. ¿Hay una Iglesia falsa?8. ¿Quién es la Iglesia triunfante y quién la

militante?9. ¿Cómo le ha orientado este capítulo?10.¿A qué se debe que muchos hermanos están

decepcionados de la iglesia local en la

actualidad?

LECCIÓN 2: LAS RIQUEZAS EN CRISTO

2.1. Introducción

En este apartado se estudia el propósito de Dios en

Cristo y las riquezas que él obsequia a los suyos

para que todo su consejo se cumpla. Será

especialmente interesante el desglose de las

bendiciones pues cada una de ellas contiene el

germen de una doctrina cristiana fundamental.

La oración pastoral se mostrará aquí con toda su

belleza y peso teológico. La plegaria cristiana no

está divorciada de la razón, sino por el contrario,

resulta de una mente regenerada y bien ordenada:

la materia de la devoción es siempre doctrinal en

algún punto.

2.2. Efesios 1:3-14:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor

Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición

espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos

escogió en El antes de la fundación del mundo, para

que fuéramos santos y sin mancha delante de El. En

amor nos predestinó para adopción como hijos para sí

mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su

voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia que

gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el

Amado. En El tenemos redención mediante su sangre,

el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su

gracia que ha hecho abundar para con nosotros. En

toda sabiduría y discernimiento nos dio a conocer el

misterio de su voluntad, según el beneplácito que se

propuso en El, con miras a una buena administración

en el cumplimiento de los tiempos, es decir, de reunir

todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los

cielos, como las que está en la tierra. En El también

hemos obtenido herencia, habiendo sido predestinados

según el propósito de aquel que obra todas las cosas

conforme al consejo de su voluntad, a fin de que

nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo,

seamos para alabanza de su gloria. En El también

vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad,

el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído,

fuisteis sellados en El con el Espíritu Santo de la

promesa, que nos es dado como garantía de nuestra

herencia, con miras a la redención de la posesión

adquirida de Dios, para alabanza de su gloria”.

2.3. El propósito de Dios en Cristo

Esta sección de la epístola constituye una larga

sentencia que trata sobre la bendición inmanente a

la Trinidad y los beneficios que el cristiano obtiene

de ella:

1. Alabanza al Padre quien es el que elige al

creyente (vv. 4-6).2. Alabanza al Hijo quien es el que redime al

creyente (vv. 7-12).3. Alabanza al Espíritu Santo quien es el que

sella al creyente (vv. 13-14).

Dios Padre eligió soberanamente desde la

eternidad a los que habrían de ser salvos; Dios Hijo

redime al presente a los que son suyos; y Dios

Espíritu Santo sella la promesa de la herencia

eterna del pueblo santo. Por todas partes, el plan

de Dios prevé cada cosa en la existencia humana.

No hay cabos sueltos en su perfecto propósito de

manera que el cristiano puede estar seguro y en

paz sabiendo quién es en Cristo, cómo es que vino

a ser uno de los redimidos y adónde se dirige. La

gloria de Dios es la respuesta del cristiano ante

este magnífico e inexplicable misterio de la fe. Así

se entiende mejor el dicho del apóstol en Romanos

8.28:

Y sabemos que para los que aman a Dios, todas

las cosas cooperan para bien, esto es, para los

que son llamados conforme a su propósito.

Ser la posesión exclusiva de Dios, ser conformados

a la imagen de Jesús, vivir para él con la esperanza

y asistencia de su poder, y aguardar la herencia de

una vida en el cielo constituyen el propósito de

Dios.

La doctrina cristiana de la elección resulta del

análisis del origen de la bendición salvífica, como

veremos más adelante.

2.4. ¿Cuáles son las riquezas que poseemos?

El tenor de esta porción de la revelación bíblica es

rica en semillas teológicas. De nosotros dice:

❏ “nos ha bendecido con toda bendición

espiritual...” (Ef. 1.3),❏ “nos escogió para que fuéramos santos…”

(v. 4), ❏ “nos predestinó [en amor] para adopción

como hijos…” (v.5), ❏ “En el tenemos redención…el perdón de

nuestros pecados” (v. 7), ❏ “nos dio a conocer el misterio de su

voluntad...” (v. 9), ❏ “En él también hemos obtenido herencia...”

(v. 11), ❏ “[somos] para alabanza de su gloria...” (12), ❏ “[somos] sellados en El…” (v. 13); y ❏ [El Espíritu Santo] nos es dado como

garantía de nuestra herencia…” (v.14).

Evidentemente, estas riquezas inescrutables son

valiosas en la medida que nuestra comprensión

acerca de ellas va aumentando. Y son bendiciones

que Dios nos otorga por las siguientes causas:

❏ “conforme al beneplácito de su voluntad…”

(v.5)❏ “para alabanza de la gloria de su gracia que

gratuitamente ha impartido...” (v.6)❏ “según las riquezas de su gracia...” (v.7)

❏ “según el beneplácito que se propuso en

El...” (v.9),❏ “con miras a una buena administración en el

cumplimiento de los tiempos, es decir, de

reunir todas las cosas en Cristo” (v. 10),❏ “según el propósito de aquel que obra todas

las cosas conforme al consejo de su

voluntad...” (v.11),❏ “para alabanza de su gloria...” (v. 12)❏ “...con miras a la redención de la posesión

adquirida de Dios, para alabanza de su

gloria...” (v. 14).

La expresión “solo a Dios la gloria” no es un mero

cliché reformado. Es el resultado de la exposición

de la Palabra de Dios. Lo que Dios nos ha dado, lo

que ha hecho con nosotros, tiene todo que ver con

él, con su gloria, su gracia, misericordia y verdad.

Ante esta realidad, es vergonzoso apartarse de la

Biblia e inventar que Dios actúa de algún modo en

virtud de lo que nosotros hacemos y merecemos.

La causa única de las riquezas de Cristo para

nosotros es la gloria de Dios y el puro beneplácito

de su voluntad como hemos visto.

Conviene detenernos a precisar algunos principios

acerca de la predestinación. Una de las

elaboraciones más preciadas en la teología

cristiana proviene de san Agustín. Todo cristiano

reformado es un agustiniano. Este hombre de Dios

enseñó que las Escrituras dicen con claridad que lo

que de Dios obtenemos lo gozamos porque él de

antemano, desde antes de la fundación del mundo,

nos eligió para ser suyos y obsequiarnos la dádiva

de la fe porque así lo quiso. En su obra La

predestinación de los santos Agustín escribió:

Sería demasiado prolijo discutir

detenidamente todas estas cosas. Pero, sin

duda ninguna, vosotros estimáis y estáis

persuadidos que por la doctrina del Apóstol

se demuestra con toda evidencia esta gracia,

contra la cual tanto se ensalzan los méritos

humanos, como si el hombre diera algo

primeramente para que le sea por Él

retribuido. Nos eligió Dios, por tanto, antes

de la creación del mundo, predestinándonos

en adopción de hijos; no porque habríamos

de ser santos e inmaculados por nuestros

propios méritos, sino que nos eligió y

predestinó para que lo fuésemos. Lo cual

realizó conforme a su beneplácito para que

nadie se gloríe en su propia voluntad, sino

en la de Dios; lo realizó conforme a su

beneplácito, que se propuso realizar en su

amado Hijo, en quien hemos sido

constituidos herederos por la predestinación,

no según nuestro beneplácito, sino según el

de aquel que obra todas las cosas hasta el

punto de obrar en nosotros también el

querer. Porque obra conforme al consejo de

su voluntad para que seamos para alabanza

de su gloria. Por eso proclamamos que

«nadie se gloríe en el hombre», y, por

tanto, ni en sí mismo, sino el que se gloría,

gloríese en el Señor, para que seamos para

alabanza de su gloria. Él mismo es quien

obra conforme a su designio, para que

seamos para alabanza de su gloria, esto es,

santos e inmaculados, por lo cual nos llamó,

predestinándonos antes de la creación del

mundo. Según este designio suyo es como se

realiza la vocación propia de los elegidos,

para quienes todas las cosas les ayudan a

bien; porque son llamados según su

designio, y los dones y la vocación de Dios

son irrevocables.6

En su argumento contra la herejía pelagiana

Agustín se avoca a comprobar con la Biblia que no

existe virtud alguna en el hombre que pueda lograr

que granjeemos el amor de Dios. La predestinación

es entonces parte del corazón de la verdad que el

apóstol se encarga de explicar, aquí, por increíble

que parezca, a la mitad de una de sus oraciones.

2.5. Conclusión

En su obra Todo por gracia Charles Spurgeon

escribió:

6 Schaff, P. Editor The Complete Ante-Nicene & Nicene and Post-Nicene Church Fathers Collection. The Church Fathers. XVIII.37.

Jesucristo vino al mundo para salvar a los

pecadores. Es algo muy sorprendente, algo

que debe ser asombroso más que nada para

aquellos que ya disfrutan de la justificación.

Yo sé que para mí sigue siendo, hasta el día

de hoy, el mayor portento que pudiera

conocer que Dios me justificara a mí. Yo me

siento como un bulto de indignidad, como

una masa de corrupción, como un montón

de pecado, aparte de Su amor todopoderoso.

Sé, con una plena seguridad, que soy

justificado por la fe que es en Cristo Jesús, y

que soy tratado como si yo hubiese sido

perfectamente justo, y hecho heredero de

Dios y coheredero con Cristo; y, sin

embargo, por naturaleza debo tomar mi

lugar entre los más pecadores. Yo, que soy

completamente indigno, soy tratado como si

hubiese sido merecedor. Soy amado con

tanto amor como si siempre hubiese sido

piadoso, aunque más bien yo era un impío.

¿Quién podría evitar sentirse sorprendido

por esto? La gratitud ante tal favor se reviste

con ropas de asombro.7

Este asombro es natural para el regenerado. Los

regalos de Dios Padre para sus hijos no tienen

paralelo aún entre los obsequios que los ángeles

han recibido del Señor. Los hilos doctrinales de

este pasaje se entrelazan y germinan en el corazón

7 Spurgeon, C. Todo por gracia, pp.8-9.

amante del cristiano que se da a Cristo en el

hermano en la Iglesia, en el necesitado, en el

sacramento, en la esquina junto al prójimo que

espera el transporte público, pero también en la

intimidad de la habitación, durante la lectura de la

Biblia bajo los consuelos de la oración.

2.6. Preguntas para el estudio

1. ¿Qué beneficios obtiene el cristiano del

Concejo Trinitario?2. ¿En qué consisten las riquezas en Cristo?3. ¿A qué se debe que Dios nos ofrezca estas

riquezas en Cristo?4. ¿Qué es la predestinación?5. ¿Qué significa ser adoptados?6. ¿Qué significa que somos “sellados”?7. ¿Qué ejemplos se pueden dar de cómo se

disfrutan estas riquezas en la vida diaria?8. ¿Hay alguna evidencia en el texto que se

estudia de que la riqueza en Cristo sea

monetaria?9. ¿Cómo conocemos a Dios?10.¿Cómo nos conocemos a nosotros mismos?

LECCIÓN 3: EL ANHELO DIVINO Y EL PODER DE

LA RESURRECCIÓN

3.1. Introducción

En esta sección se estudia la intención de Dios al

ofrecer su revelación. El cristiano tiene que

conocer que Dios ordena la vida redimida entre las

riquezas del misterio de la fe. Porque es verdad

que cosas tan altas no podemos explicar

completamente, pero también lo es que ese

misterio se devela en aquellas dimensiones que

somos capaces de disfrutar mediante la razón y

sus efectos en nuestras emociones. Dios hace todo

lo necesario para que lo conozcamos.

Además, se analiza el poder que opera en los

creyentes: el de la resurrección de Cristo. Este

poder dota de vitalidad espiritual al alma de los

hombres cuando estos son llamados por el Señor.

Profundizar en ello será un excelente ejercicio

espiritual.

3.2. Efesios 1:15-23:

“Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en

el Señor Jesús que hay entre vosotros, y de vuestro amor

por todos los santos, no ceso de dar gracias por

vosotros, haciendo mención de vosotros en mis

oraciones; pidiendo que el Dios de nuestro Señor

Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría

y de revelación en un mejor conocimiento de El. Mi

oración es que los ojos de vuestro corazón sean

iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su

llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su

herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria

grandeza de su poder para con nosotros los que

creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su

poder, el cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre

los muertos y le sentó a su diestra en los lugares

celestiales, muy encima de todo principado, autoridad,

poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no

sólo en este siglo sino también en el venidero. Y todo lo

sometió bajo sus pies, y a El lo dio por cabeza sobre

todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la

plenitud que lo llena todo en todo”.

3.3. Dios quiere que los santos conozcan lo ricos

que son en Cristo

La revelación de Dios fue dada con el propósito de

ser conocida. En este sentido, Jesús enseñó: “no se

enciende una lámpara y se pone debajo de un

almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos

los que están en la casa” (Mt. 5.15), y Pablo

expuso: “porque antes erais tinieblas, pero ahora

sois luz en el Señor; andad como hijos de luz” (Ef.

5.8). En el libro de Deuteronomio leemos que

“...las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y

a nuestros hijos para siempre, a fin de que

guardemos todas las palabras de esta ley” (29.29).

De modo que Dios se revela para ser conocido. Él

no es como los falsos dioses e ídolos de las sectas

que exigen ritos de iniciación secreta y tratan la

verdad como un asunto para unos cuantos

privilegiados. Por el contrario, el que es soberbio

está privado de la sabiduría verdadera. Jesús oró:

“...Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,

porque ocultaste estas cosas a sabios e

inteligentes, y las revelaste a los niños” (Mt.

11.25). Thomas Brooks escribió: “La verdad es tu

corona, aférrate a tu corona y no dejes que ningún

hombre quite la corona de ti.”8 De esta

importancia es la revelación para el cristiano.

Esta sección de la epístola registra la oración de

Pablo para que los cristianos conozcan lo

afortunados que son en Cristo. Esta plegaria

pastoral incluye los siguientes anhelos:

A. Que el cristiano sea llevado por el Espíritu a

la sabiduría y la revelación de Dios (Ef. 1.17;

cfr. Pr. 1.7).B. Que el cristiano sea iluminado para que sea

capaz de comprender la esperanza de su

llamamiento y “las riquezas de la gloria de la

herencia en los santos” (v. 18); yC. Que el cristiano sepa de la extraordinaria

grandeza del poder de Dios en todos los

8 Brooks, T, Precious remedies againts Satan´s devices Cap.XI, no.5.

creen (v.19).

Dios quiere que los cristianos conozcan lo ricos

que son en Cristo. El cuidado pastoral implica

entonces una constante oración para que la Iglesia

sea capaz de conseguir este conocimiento sagrado.

Por eso el apóstol expone las Escrituras y la

revelación de Dios en su epístola, porque es la

forma en que Dios opera sabiduría en los

creyentes: por medio de la exposición ordenada de

la santa revelación. No se puede obtener este

conocimiento sino a través de la enseñanza

apostólica y el resto del registro revelado que

tenemos en la Biblia.

El puritano Thomas Watson escribió:

A Adán se le prohibió bajo pena de dolor de

muerte probar del árbol del conocimiento.

Gn. 2.17: “El día que comas de el ciertamente

morirás”. Pero no hay peligro si tocamos

este árbol de las Sagradas Escrituras; [por el

contrario] si no comemos de este árbol del

conocimiento seguramente moriremos.9

Dice que “no es suficiente leer la Palabra de Dios,

sino que debemos procurar alguna recompensa

espiritual y beneficio al hacerlo, de manera que

nuestras almas sean alimentadas con las palabras

9 Watson, T., The Bible and the closet or How we may read the Scriptures with the most spiritual profit, nota 16.

de fe.”10 Leer la Biblia como algo diletante hace que

nos resulte lo mismo que leer una revista u obra

cualquiera. Podrá uno maravillarse, emocionarse y

aún estimar el texto como lleno de sabiduría, pero

en el pensamiento watsaniano debemos ir más allá

hasta la realización de aquellas palabras dadas a

Timoteo: “Al señalar estas cosas a los hermanos

serás un buen ministro de Cristo Jesús, nutrido

con las palabras de la fe y de la buena doctrina que

has seguido” (1 Ti. 4.6). Si la lectura bíblica no nos

nutre entonces es vana.

3.4. Una precisión acerca del poder que obra en

los creyentes

La última sección del capítulo 1 de Efesios trata

acerca del poder que obra en los creyentes. Es el

mismo poder que resucitó a Cristo de entre los

muertos (Ef. 1:19-20). En todos los seres humanos

obra un poder. Más adelante el apóstol precisa que

hay personas llamadas “hijos de desobediencia”

en los que opera el poder del espíritu del “príncipe

de la potestad del aire” (Ef.2.2). Este príncipe es

Satanás bajo cuyo malvado gobierno se hallan

todos lo que viven sin Cristo. En este tenor,

Colosenses 1.13 implica que antes de ser

regenerados en Cristo la gente está “bajo el

dominio de las tinieblas”.

Así que hay dos poderes obrando en el mundo: el

10 Ibíd. nota 17.

de Dios y el de Satanás, y por ende hay dos

familias: “la familia de Dios” (Ef. 2.19) y los hijos

del maligno (Jn.8.44). En Efesios 1:19 y ss., Pablo

dice que el poder de la resurrección de Cristo está

operando hoy en el cristiano. La potencia con que

Cristo venció a la muerte es la misma que

garantiza la plenitud de las riquezas ya referidas

para todos los de la familia de la fe. El temor de la

muerte explotado por Satanás es completamente

eclipsado por el poder y la esperanza de la

resurrección. Por eso Pablo decía: “¿DONDE ESTÁ,

OH MUERTE, TU VICTORIA? ¿DONDE, OH

SEPULCRO, TU AGUIJÓN?” (1 Co. 15.55), y “...la

paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios

es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor” (Ro.

6.23). Por eso se lee en Hebreos 2:14-15:

“...también [Jesús] era de carne y hueso, para que

por medio de la muerte destruyera al que tenía

dominio sobre la muerte, es decir, al diablo, y de

esa manera librara a todos los que, por temor a la

muerte, toda su vida habían estado sometidos a

esclavitud” (RVC).

El cristiano rico por la redención, adopción,

herencia y sello del Espíritu Santo, estando libre de

la condenación eterna, del temor morir y de la

esclavitud al pecado y a Satanás, puede vivir para

la gloria de Dios. Solo así se pudo componer una

fórmula catequística que respondiera a la pregunta

“¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como

en la muerte?”, lo siguiente:

Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida

como en la muerte, no me pertenezco a mí

mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo,

que me libró del poder del diablo,

satisfaciendo enteramente con preciosa

sangre por todos mis pecados, y me guarda

del tal manera que sin la voluntad de mi

Padre celestial ni un solo cabello de mi

cabeza puede caer; antes es necesario que

todas las cosas sirvan para mi salvación. Por

eso también me asegura, por su Espíritu

Santo, la vida eterna y me hace pronto y

aparejado para vivir en adelante según su

santa voluntad.11

Así lo indica el Catecismo de Heidelberg de 1563 en

su primera instrucción. Así lo confesamos como

Iglesia de Dios.

3.5. Conclusión

Dios no tiene nada que ver con la mentira ni la

duda. No existe en la duda alguna virtud cristiana.

La oración de Pablo está llena de anhelos para que

la Iglesia comprenda esto. Además, el poder de la

resurrección de Cristo en nosotros tiene que incidir

en nuestra cosmovisión y vida entera. Por estas

razones es que nuestra fe ha de aferrarse siempre

11 Catecismo de Heidelberg, pregunta 1.

por la senda de la certeza y la consistencia, aún

cuando sabemos que en este mundo habrá

aflicciones.

3.6. Preguntas para el estudio

1. ¿Qué cosas anhela Pablo que conozcamos?2. ¿Cuál es la diferencia entre las cosas secretas

y las reveladas? Ofrezca algunos ejemplos de

ambas.3. ¿En qué consiste el poder que obra en los

creyentes?4. ¿Cómo puede afectarnos en esta vida la

resurrección de Cristo?5. ¿Cuál es el poder de la muerte y cómo se

relaciona con la vida cristiana?6. ¿Por qué hay cristianos que se sienten tan

inseguros acerca de su fe?7. ¿Es la duda algo saludable en la vida

cristiana?8. ¿Cómo podemos remediar la angustia de

dudar?9. ¿Qué podemos hacer para salir de la angustia

en que el mundo incrédulo nos quiere meter?10.¿Cómo opera la Iglesia como comunidad de

los santos para reforzar la seguridad del

cristiano en Dios y su Palabra?

LECCIÓN 4: DEPRAVACIÓN TOTAL DEL HOMBRE

Y EL LUGAR DEL REDIMIDO

4.1. Introducción

En esta sección estudiaremos la condición de los

seres humanos sin Dios y luego con Cristo. Que el

hombre es un ser caído es algo que cada vez creen

menos cristianos. Mucha de la teología moderna

está hecha bajo la premisa de que somos buenos y

merecedores de fortuna. Por eso será importante

analizar el argumento del apóstol Pablo.

Además, haremos la conexión desde la depravación

del hombre a la gracia de Dios que nos transforma

con su amor. Porque también es cierto que

pecamos al presentar solo una visión

desesperanzadora del hombre sin hablar del amor

inefable del Padre que sale a nuestro encuentro.

4.2. Efesios 2:1-10:

“Y El os dio vida a vosotros, que estabais muertos en

vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en

otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme

al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que hoy

opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales

también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las

pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de

la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de

ira, lo mismo que los demás. Pero Dios que es rico en

misericordia, por causa del gran amor con que nos amó,

aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos

dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido

salvados), y con El nos resucitó, y con El nos sentó en los

lugares celestiales en Cristo Jesús, a fin de poder

mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes

riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros

en Cristo Jesús. Porque por gracia habéis sido salvados

por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es

don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe.

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús

para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de

antemano para que anduviéramos en ellas”.

4.3. El hombre es redimido desde una posición de

imposible recuperación

Esta porción de la epístola indica que el hombre

sin Cristo está muerto espiritualmente. Hay cuatro

tipos de muerte:

1. La muerte física que ocurre cuando las

funciones vitales del cuerpo humano dejan

de operar completamente.2. La muerte espiritual que es la condición del

hombre sin Cristo que está alejado de Dios y

lo aborrece.

3. La muerte segunda que es la que implica la

separación eterna entre Dios y el hombre

irredento.4. La muerte al pecado que ocurre con la

regeneración espiritual del hombre por

medio de la fe en Cristo Jesús.

De la muerte espiritual el apóstol dice: “estábais

muertos en vuestros delitos y pecados” (Ef. 2.1),

estado que consistía en “[vivir] en las pasiones de

nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne

y de la mente…” (v.3). La palabra carne aquí

proviene del griego sarx (cuerpo) y por el contexto

se refiere a la naturaleza humana (así traduce NVI

y RVC). Esta condición incluye la mente -del

griego dianoion-, esto es, nuestra comprensión de

nosotros mismos y del mundo. Antes de la

salvación el ser humano existe sin vida espiritual

en el sentido de no alcanzar la gloria de Dios

(Ro.3.23).

La Iglesia ha llamado este trágico hecho

“depravación total”, “incapacidad total” o

“corrupción radical”. La Confesión de Fe de

Westminster de 1646, al tratar el pecado de Adán y

Eva y su imputación a toda la raza humana, dice:

De esta corrupción original (por la cual

estamos totalmente impedidos, inhabilitados

y opuestos a todo bien, y completamente

inclinados a todo mal), proceden todas las

transgresiones actuales (VI.IV).

Por supuesto, la naturaleza humana caída en los

no redimidos aún recibe las misericordiosas

asistencias de la gracia común de Dios. Nadie es

tan malo como podría serlo por virtud de la

restricción que Dios a puesto a la capacidad

malévola del hombre, y aún se sirve del impío para

la consecución de sus planes perfectos a favor de

sus elegidos (cfr. Esd.1.1). Pero esta realidad no

anula la incapacidad del hombre de buscar a Dios y

conocerle en espíritu y verdad (Ro. 1: 18 y ss; 3:9-

18)

Respecto a las religiones, teologías y filosofías que

enseñan que el hombre posee alguna clase de vida

espiritual en él que lo hace capaz de conocer

verdaderamente a Dios, Juan Calvino comenta:

Los papistas, que buscan con diligencia

cualquier oportunidad para devaluar la

gracia de Dios, dicen, que mientras estamos

fuera de Cristo, estamos medio muertos.

Pero no estamos en libertad de hacer a un

lado las declaraciones de nuestro Señor y del

Apóstol Pablo, que, mientras permanecemos

en Adán, estamos enteramente privados de

vida; y que la regeneración es una nueva vida

del alma, por medio de la cual nos levanta de

entre los muertos. Algún tipo de vida, yo

reconozco, permanece en nosotros, mientras

aún estamos distanciados de Cristo; porque

la incredulidad no destruye juntamente los

sentidos, la voluntad u otras facultades del

alma. ¿Pero qué tiene que ver esto con el

Reino de Dios? ¿Qué relación tiene con una

vida feliz, en tanto que cada sentimiento de

la mente, y cada aspecto de la voluntad, está

muerto? Por lo tanto, que se sostenga como

principio, que la unión de nuestra alma con Dios

es la única y verdadera vida; y que mientras

fuera de Cristo estamos todos muertos, el pecado,

la causa de la muerte, reina en nosotros.12

El cuerpo y la mente -la naturaleza humana-,

enseñó el apóstol Pablo, están muertos en pecado

(Ef. 2:1-3). Entenderlo es esencial para captar la

profundidad de la expresión: “...nos dio vida

juntamente con Cristo” (v.4).

4.4. El cristiano y su asiento en los lugares

celestiales

En Efesios se lee acerca de los “lugares celestiales

en Cristo” (1.3) de donde procede toda bendición;

del hecho de que Jesús está sentado a la diestra de

Dios “en los lugares celestiales” (v.20); y de que el

cristiano también está sentado “en los lugares

celestiales en Cristo Jesús” (2.6). También dice que

la Iglesia transmite la “infinita sabiduría de

12 Calvin, Commentary on Galatians and Ephesians. p.181.

Dios....a los principados y potestades en los lugares

celestiales” (3.10), y que el cristiano lucha contra

“huestes espirituales de maldad en las regiones

celestes” (6.12). Cinco ocasiones aparece en esta

epístola la referencia a los lugares celestiales.

Que Cristo está sentado a la diestra de Dios en los

lugares celestiales y que de allí procede toda

bendición es algo entendible a la luz de la

revelación de la resurrección del Señor, y de su

ascensión al cielo desde donde intercede por todos

los santos (1 Jn. 2.1; Heb. 7.25). Dice la Escritura:

“...tenemos tal sumo sacerdote, el cual se ha

sentado a la diestra del trono de la Majestad en los

cielos”. (Heb. 8.1). Y el apóstol Pedro dijo de

Cristo: “Así que, exaltado a la diestra de Dios, y

habiendo recibido del Padre las promesas del

Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros

véis y oís” (Hch. 2.33). Jesús está en los lugares

celestiales y desde allí vierte todas las bendiciones

sobre sus santos, riquezas de las cuales ya se ha

hablado en secciones anteriores de este trabajo.

También comprendemos que al inicio de la

presente dispensación en Cristo los mismos

ángeles conocieron por medio de la revelación a la

Iglesia de las inescrutables riquezas y misterios

que habían sido recientemente entregados a los

apóstoles en la persona de Jesús (“...nos dio a

conocer el misterio de su voluntad...”, Ef. 1.9;

también 3:3-6). 1 Pedro 1.12, tratando la actividad

profética antigua respecto a la salvación, dice que

los asuntos del evangelio son “...cosas a las cuales

los ángeles anhelan mirar”. Así que las órdenes

angelicales al tener un conocimiento limitado de

las cosas reciben con gran interés las noticias

acerca de la obra de la redención por medio del

quehacer profético de la Iglesia del Nuevo Pacto.

Los ángeles de Dios reciben esta sabiduría celestial

en las regiones celestiales con agrado mientras que

los ángeles caídos lo hacen para su maldición y

aumento de su odio al Señor.

Pero la Biblia también dice que los creyentes

estamos sentados en los lugares celestiales en

Cristo Jesús (Ef. 2.6). Esto significa al menos dos

cosas:

1. Que el cristiano tiene un lugar asegurado en

el cielo después de su muerte física.2. Que mientras el cristiano vive en esta tierra

está gobernado por las leyes celestiales y por

la persona celestial de Cristo: “La gracia de

los cielos llena nuestros corazones...es a los

cielos que nuestros pensamientos aspiran y

nuestras oraciones ascienden.”13

Estar sentado en los lugares celestiales en Cristo

como una realidad presente implica ser poseedor de

las riquezas en Cristo, a saber, nuestra elección,

predestinación, redención, adopción, herencia y

13 Hendriksen, Efesios. Comentario al Nuevo Testamento, pp.129-130.

sello espirituales (Ef. 1:3-14). Como realidad futura

es vivir eternamente a su lado en la perfección de

la unión con él y su santidad, libres de las

limitaciones de este mundo y de nuestra

naturaleza pecaminosa, bendiciones todas las

cuales se prefiguran ya de antemano en nuestra

existencia presente como hijos de Dios.

4.5. Conclusión

Para comprender las riquezas en Cristo es

necesario conocer antes nuestra condición como

seres humanos sin Dios. Pablo elabora un

argumento paralelo en Romanos 1:18 y ss., donde

afirma que no hay justicia en el hombre natural,

no al menos una justicia redentiva, santa y

cristiana. El Señor enseñó que ama más a quien se

le perdona más (Lc. 7.47) porque él nos hizo con la

capacidad de comprender, bajo su luz, el altísimo

costo de su gracia y misericordia.

Loraine Boettner escribió:

El ser humano es un agente libre pero no es

capaz de originar el amor de Dios en su

corazón. Su voluntad es libre en el sentido de

que esta no puede ser controlada por

ninguna fuerza externa a él. Del mismo

modo que un pájaro con un ala rota es

“libre” para volar pero no puede, el hombre

natural es libre para venir a Dios pero no es

capaz.14

Este es el caso que hemos denominado de

“imposible recuperación”, y es desde esta

condición que el amor del Padre nos alcanzó. Dios

no nos amará porque seamos buenos, sino que nos

hará buenos para que le podamos amar.

4.6. Preguntas para el estudio

1. ¿Cuántos tipos de muerte existen y en qué

consisten?2. ¿Qué clase de muerte experimenta y

probablemente experimentará el cristiano? 3. ¿Cuáles no?4. ¿Qué significa que el cristiano está

totalmente incapacitado o depravado?5. ¿Por qué algunos cristianos insisten en que

podemos colaborar con nuestra salvación

haciendo buenas obras? ¿Cómo debemos

responder a eso?6. ¿Qué significa que el cristiano está sentado

en los lugares celestiales?7. ¿Cómo podemos aumentar nuestra confianza

en estas bendiciones de los lugares

celestiales?8. ¿Hay alguna de estas bendiciones que usted

haya pasado por alto en su vida cristiana?9. ¿Qué pasajes de la Escritura se pueden usar

para hablar de la condición del hombre sin

Dios?10. Investigue qué es el arminianismo y qué

enseña sobre la condición del hombre antes

14 Boetnner, Total Depravity, p.2.

de la redención.¿Dónde está la falla en el

sistema arminiano?

LECCIÓN 5: EL NUEVO PACTO Y LA RAZÓN COMO

MEDIO DE CRECIMIENTO EN LA FE

5.1. Introducción

Judíos y gentiles habían estado enemistados por

siglos. Unos consideraban a los otros impuros o

ignorantes y despreciables, según el caso. Pablo

explicará ahora que en Cristo ambos pueblos son

ahora uno y que las diferencias han sido ya

superadas por el amor redentivo de Dios. El

apóstol examinará la señal del pacto con Israel en

Abraham para explicar que la cruz de Cristo ha

terminado con la separación.

La comprensión latinoamericana más popular

sobre las Escrituras es dispensacionalista. Sin

entrar en detalles basta ver alguna de nuestras

biblias y buscar al final el mapa del tercer templo

de Ezequiel o leer los comentarios de la mayoría de

las biblias de estudio en relación a las profecías e

Israel. En este capítulo estudiaremos algo acerca

de lo que nos parece el acercamiento correcto a la

Biblia y que se conoce como Teología del Pacto.15

La coyuntura que nos presenta el apóstol es

15 Véase la Teología Sistemática de Louis Berkhof, el ensayo de J.I. Packer¿De qué se trata la teología del pacto?, el trabajo de Third Millenium Reino,Pactos y Cánon del Antiguo Testamento y mi ensayo Conceptos básicos dela Teología del Pacto disponible en http://goo.gl/JKrj4s, entre otros.

precisa para abordar este tópico.

Así mismo, en esta sección abordaremos el papel

de la razón en la fe cristiana, a propósito de la

oración pastoral del apóstol que ruega para que

seamos capaces de entender el misterio de la fe.

No podemos prescindir de la razón en nuestra vida

cristiana pero por alguna causa nos hemos volcado

a la experiencia sensorial como fuente primaria de

la verdad. Por eso es necesario analizar este tema.

5.2. Efesios 2:11 al 3:21:

“Recordad, pues, que en otro tiempo vosotros los

gentiles en la carne, llamados incircuncisión por la tal

llamada circuncisión, hecha por manos en la

carne,recordad que en ese tiempo estabais separados de

Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a

los pactos de la promesa, sin tener esperanza, y sin Dios

en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros, que

en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por

la sangre de Cristo. Porque El mismo es nuestra paz,

quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared

intermedia de separación, aboliendo en su carne la

enemistad, la ley de los mandamientos expresados en

ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo

hombre, estableciendo así la paz, y para reconciliar con

Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz,

habiendo dado muerte en ella a la enemistad. Y vino y

anuncio paz a vosotros que estabais lejos, y paz a los

que estaban cerca; porque por medio de El los unos y los

otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo

Espíritu. Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros,

sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la

familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los

apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la

piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado,

va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en

quien también vosotros sois juntamente edificados

para morada de Dios en el Espíritu.

Por esta causa yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por

amor de vosotros los gentiles (si en verdad habéis oído

de la dispensación de la gracia de Dios que me fue dada

para vosotros; que por revelación me fue dado a

conocer el misterio, tal como antes os escribí

brevemente. En vista de lo cual, leyendo, podréis

comprender mi discernimiento del misterio de Cristo,

que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos

de los hombres, como ahora ha sido revelado a sus

santos apóstoles y profetas por el Espíritu; a saber, que

los gentiles son coherederos y miembros del mismo

cuerpo, participando igualmente de la promesa en

Cristo Jesús mediante el evangelio, del cual fui hecho

ministro, conforme al don de la gracia de Dios que se

me ha concedido según la eficacia de su poder. A mí,

que soy menos que el más pequeño de todos los santos,

se me concedió esta gracia: anunciar a los gentiles las

inescrutables riquezas de Cristo, y sacar a luz cuál es la

dispensación del misterio que por los siglos ha estado

oculto en Dios, creador de todas las cosas; a fin de que

la infinita sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer

por medio de la iglesia a los principados y potestades en

las regiones celestiales,conforme al propósito eterno

que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor,en quien

tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por

medio de la fe en El. Ruego, por tanto, que no

desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros,

porque son vuestra gloria).

Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de

nuestro Señor Jesucristo, de quien recibe nombre toda

familia en el cielo y en la tierra, que os conceda,

conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos

con poder por su Espíritu en el hombre interior; de

manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones;

y que arraigados y cimentados en amor, seáis capaces

de comprender con todos los santos cuál es la anchura,

la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el

amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que

seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.

Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más

abundantemente de lo que pedimos o entendemos,

según el poder que obra en nosotros, a El sea la gloria

en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las

generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.

5.3. El nuevo pacto incluye a judíos y gentiles

Esta sección trata sobre el nuevo pacto que implica

la Iglesia como la unión de los judíos y gentiles en

Cristo como “un nuevo hombre, estableciendo así

la paz” (Ef. 2.15). El texto indica que el Señor de

“ambos pueblos hizo uno...para reconciliar con

Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz,

habiendo dado muerte en ella a la enemistad”

(vv.14 y 16). Esta unión está edificada “sobre el

fundamento de los apóstoles y profetas, siendo

Cristo Jesús mismo la piedra angular” (Ef. 2.20),

algo fundamental de lo cual ya hablamos

anteriormente.

El principio del argumento paulino es la señal del

pacto nacional de Dios con Abraham: la

circuncisión. Se lee:

Por lo tanto ustedes, que por nacimiento no

son judíos, y que son llamados

“incircuncisos” por los que desde su

nacimiento han sido físicamente

circuncidados, deben recordar esto: En aquel

tiempo ustedes estaban sin Cristo, vivían

alejados de la ciudadanía de Israel y eran

ajenos a los pactos de la promesa; vivían en

este mundo sin Dios y sin esperanza. Pero

ahora, en Cristo Jesús, ustedes, que en otro

tiempo estaban lejos, han sido acercados por

la sangre de Cristo (Ef. 2:11-13, RVC).

El pacto con Abraham era para la nación de Israel

con quien Dios sostenían este convenio, pero este

acto soberano incluía de antemano,

explícitamente, una bendición para las naciones

gentiles que aún no conocían nada al respecto. Por

eso le fue dicho a Abraham:

Haré de ti una nación grande [Israel

nacional], y te bendeciré, y engrandeceré tu

nombre, y serás bendición. Bendeciré a los

que te bendigan, y al que te maldiga,

maldeciré. Y en ti serán benditas todas las

familias de la tierra (Gn. 12:2-3, énfasis

añadido).

Este pacto fue sancionado con el rito de la

circuncisión:

Dijo además Dios a Abraham: Tú, pues,

guardarás mi pacto, tú y tu descendencia

después de ti, por sus generaciones. Este es

mi pacto que guardaréis: entre yo y vosotros

y tu descendencia después de ti: Todo varón

de entre vosotros será circuncidado. Seréis

circuncidado en la carne de vuestro prepucio,

y esto será la señal de mi pacto con vosotros

(Gn.17:9-11).

El pacto es la forma ordinaria en que Dios se

relaciona con la humanidad. En los pactos de Dios

con el hombre el Señor siempre condesciende con

sus criaturas, obligándose voluntariamente a

cumplir sus promesas en una relación que no es

entre iguales. En la Biblia aparecen cinco pactos: el

pacto con Adán y con Noé que son llamados pactos

universales, el pacto con Abraham, Moisés y David

o pactos nacionales, y el pacto con Cristo o también

referido como nuevo pacto. En una visión más

amplia de los pactos divinos hay tres

clasificaciones: el pacto de la redención realizado

desde antes de la fundación del mundo por el

Concejo Trinitario, el pacto de las obras realizado

entre Dios y Adán y el pacto de la gracia realizado

con Cristo, aunque con diferentes aplicaciones

previas desde el tiempo de la ley. Esta última es la

óptica que ponderaron los divinos de Westminster

(véase la Confesión, cap. VII) y que, entre otros,

Louis Berkhof expone de forma magistral en su

Teología Sistemática.

Efesios dice que antes de Cristo los gentiles eran

“extraños a los pactos de la promesa” (Ef.2.12).

Paulatinamente, existió una forma en que los

gentiles podían recibir esta esperanza recibiendo la

circuncisión y un bautismo en agua para

considerarse prosélitos o conversos al judaísmo

(Hch. 13.43). Tenían que ajustarse a la

dispensación del pacto antiguo y para tiempos

neotestamentarios debían vivir bajo los rigores del

fariseísmo (Mt. 23.15). Pero en Cristo todo esto

había cambiado.

La Iglesia de Dios ahora recibía a judíos y gentiles,

y las demandas de Dios por medio de sus profetas

de que la circuncisión debía de ser del corazón (Jer.

4.4) se había extendido a toda la humanidad,

dejando atrás el rito de mutilación física y

exigiendo ahora una regeneración espiritual (Jn.3).

Por eso el apóstol contrasta la circuncisión “hecha

por manos en la carne” (Ef. 2.11) con la

circuncisión “...del corazón, por el Espíritu, no por

letra...” (Ro. 2.29), y dice: “porque nosotros somos

la verdadera circuncisión, que adoramos en el

Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús,

no poniendo la confianza en la carne” (Fil. 3.3).

Así, de acuerdo con Efesios 2.15 fue abolida “la

enemistad, la ley de los mandamientos expresados

en ordenanzas”, es decir, que con el sacrificio de

Cristo en la cruz las leyes ceremoniales -incluida

la circuncisión física- que separaban a judíos y

gentiles dejaron de tener valor. Ahora los gentiles

creyentes, sin estar circuncidados exteriormente,

son conciudadanos de los santos y parte de la

familia de Dios: la Iglesia (Ef. 2.19-22).

5.4. El cristiano debe comprender para ser lleno

de la plenitud de Dios

Ya hemos hecho algunas precisiones sobre la

revelación que recibió “por el Espíritu” (Ef. 3.5) en

esta dispensación el concejo apostólico y que ha

comunicado por medio de la Iglesia a las

potestades y a los hombres: “a saber, que los

gentiles son coherederos y miembros del mismo

cuerpo, participando igualmente de la promesa en

Cristo Jesús mediante el evangelio” (v.6). El

apóstol, junto a sus pares, sacó a la luz “la

dispensación del misterio que por los siglos ha

estado oculto en Dios…” (v.9), todo ello,

“conforme al propósito eterno que llevó a cabo en

Cristo Jesús nuestro Señor” (v.11).

Luego de estas declaraciones arribamos a la

doxología de los capítulos precedentes.

La oración final del capítulo 3 (vv. 14-21) incluye

las siguientes plegarias apostólicas:

I. Que el cristiano sea fortalecido con poder por

el Espíritu en su hombre interior (v.16).II. Que Cristo more en el corazón del cristiano

por medio de la fe (v.17).III. Que el cristiano arraigado y cimentado en

amor sea capaz de comprender junto a la

iglesia (“todos los santos”) las dimensiones

del amor de Cristo (“la anchura, la longitud,

la altura y la profundidad”) (vv.18-19), para

que sea lleno de la plenitud de Dios (v.19).IV. Que toda la gloria sea para Dios (vv.20-21).

Esta doxología es oportuna para anotar que el

culto cristiano es un culto racional (véase Ro. 12.1).

La adoración cristiana es una adoración racional.

La oración apostólica busca que el hombre de fe

pueda ser lleno de la plenitud de Dios mediante la

“comprensión” de la revelación (Ef. 3:18-19). La

razón dentro de la vida regenerada, por ende, no

es un problema a superar sino el medio para

conseguir el propósito de Dios. A diferencia de las

religiones y sectas de misterio que apuestan a los

sentidos y emociones como indicadores de

comunión espiritual, la fe cristiana muestra su

crecimiento a partir de la práctica de aquello que

se conoce mediante el ejercicio racional guiado por

el Espíritu Santo. Aún la oración, que para algunos

es una actividad mística y sensorial, en las

Escrituras siempre conlleva una guía de las

emociones por medio de la razón regenerada que

conoce a Dios y le abraza de forma consciente.

Juan Calvino escribió al respecto:

Ningún hombre se puede acercar a Dios sin

ser elevado sobre sí mismo y más allá del

mundo. En este terreno los sofistas se

rehúsan a admitir que nosotros podemos

conocer con certeza que gozamos de la

gracia de Dios; pues ellos miden la fe a partir

de la percepción de los sentidos corporales.

Pero Pablo justamente alega que esta

sabiduría excede todo conocimiento; porque,

si las facultades del hombre pudieran

alcanzarla, la oración de Pablo sería

innecesaria. Recordemos, por ende, que la

certeza de la fe es conocimiento, pero se

adquiere por medio de la enseñanza del

Espíritu Santo, y no por la sola precisión de

nuestro propio entendimiento.16

16 Calvin, Commentary on Galatians and Ephesians. p. 221.

Así, la razón por sí sola no puede generar una vida

llena de la plenitud de Dios, sino que debe haber

sido antes regenerada por el Espíritu e instruida

por el Espíritu. La condición de la comprensión de la

revelación es un elemento indiscutible y esencial

del crecimiento cristiano, y esta no se da a menos

de que opere antes en nosotros la redención. En

suma, ni los sentidos pueden guiarnos ni tampoco

la razón impía, sino el Espíritu de Dios obrando en

la mente o razón regenerada que conoce, indaga,

medita y aprende.

5.5. Conclusión

Dios se relaciona con el mundo aunque lo

trasciende. Es inmanente a la creación que él ha

formado por medio de su fiat. Esta relación tiene

su asiento en la fórmula del pacto que hemos

revisado en este capítulo y que es propia a su

persona divina, que nunca miente, que asegura,

que no cambia y que transforma a los hijos de

Adán. Los argumentos del apóstol no se

entenderían sin una apreciación correcta de esta

temática.

Insistimos aquí que la razón no es un mal o un

estorbo sino el vínculo que Dios ha provisto para

que comprendamos su mensaje. Desde luego que el

corazón y las emociones- como entendemos estos

conceptos en nuestra época- son fuentes también

que nos conectan con la verdad que entendemos y

vivimos, pero son fuentes secundarias de la

dogmática cristiana. Tal vez nuestro problema sea

que consideramos que pensar no es vivir, sino solo

lo es el sentir. Pero la doxología aquí nos ha

mostrado que el pastor de Dios anhela que sus

hijos espirituales entiendan lo que Dios quiere para

su pueblo, sobre todo porque a menudo en

nuestros días esta comprensión se enfrenta al

deseo y al enardecimiento estremecedor que

podemos confundir con la verdad.

5.6. Preguntas para el estudio

1. ¿Por qué son importantes los pactos en la

Biblia?2. ¿Cuántos pactos podemos hallar en la Biblia?3. ¿Qué diferencia hay entre el Nuevo y los

pactos antiguos?4. ¿El día de hoy bajo cuál de los pactos nacen

los seres humanos?5. Busque qué es el dispensacionalismo y cómo

se distingue de la teología del pacto.6. ¿Qué papel juega la razón en la fe cristiana?7. ¿Es posible crecer en la fe sin una

comprensión correcta de la fe cristiana?8. ¿Cuál es el lugar de los sentidos y las

emociones en la fe cristiana?9. ¿Qué significa que la fe cristiana sea una fe

revelada?10.¿Cómo describiría su experiencia con Dios?

LECCIÓN 6: LA SANTIDAD, LOS MINISTERIOS Y

LA UNIDAD DE LA IGLESIA

6.1. Introducción

Esta sección tiene tres partes: los sagrados asuntos

de la santidad, los ministerios de la Iglesia y un

retorno al estudio de la santidad. La santidad es un

tema crucial en la vida cristiana porque la Iglesia

es un pueblo santo propiedad de un Dios santo. La

reflexión acerca de la santidad siempre será un

tema esencial y primario para el cristiano y su

asamblea. Por eso, el apóstol invierte la mitad de

su epístola para exhortar y puntualizar cómo

debemos vivir.

También estudiaremos aquí los ministerios que

Dios dio a la Iglesia para que el cuerpo de Cristo

funcione correctamente. Haremos algunas

precisiones apologéticas acerca de estos

ministerios y trataremos el tema de la unidad

cristiana. Entenderla nos puede ahorrar muchos de

los peligros del ecumenismo y del

desmembramiento doctrinal.

6.2. Efesios 4:1 al 5:21:

“Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de

una manera digna de la vocación con que habéis sido

llamados, con toda humildad y mansedumbre, con

paciencia, soportándoos unos a otros en amor,

esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el

vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu,

así como también vosotros fuisteis llamados en una

misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor,

una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de

todos, que está sobre todos, por todos y en todos. Pero a

cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia

conforme a la medida del don de Cristo. Por tanto, dice:

Cuando ascendió a lo alto,

llevo cautiva una hueste de cautivos,

y dio dones a los hombres.

(Esta expresión: Ascendió, ¿qué significa, sino que El

también había descendido a las profundidades de la

tierra? El que descendió es también el mismo que

ascendió mucho más arriba de todos los cielos, para

poder llenarlo todo.) Y El dio a algunos el ser apóstoles,

a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y

maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra

del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo;

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del

conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de

un hombre maduro, a la medida de la estatura de la

plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños,

sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por

todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres,

por las artimañas engañosas del error; sino que

hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los

aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, de

quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por

la cohesión que las coyunturas proveen), conforme al

funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el

crecimiento del cuerpo para su propia edificación en

amor.

Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que

ya no andéis así como andan también los gentiles, en la

vanidad de su mente, entenebrecidos en su

entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa

de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su

corazón; y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se

entregaron a la sensualidad para cometer con avidez

toda clase de impurezas. Pero vosotros no habéis

aprendido a Cristo de esta manera, si en verdad lo

oísteis y habéis sido enseñados en El, conforme a la

verdad que hay en Jesús, que en cuanto a vuestra

anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre,

que se corrompe según los deseos engañosos, y que

seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, y os

vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de

Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la

verdad.

Por tanto, dejando a un lado la falsedad, hablad verdad

cada cual con su prójimo, porque somos miembros los

unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga

el sol sobre vuestro enojo, ni deis oportunidad al diablo.

El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje,

haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que

tenga qué compartir con el que tiene necesidad. No

salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo

la que sea buena para edificación, según la necesidad

del momento, para que imparta gracia a los que

escuchan. Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios,

por el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira,

gritos, maledicencia, así como toda malicia. Sed más

bien amables unos con otros, misericordiosos,

perdonándoos unos a otros, así como también Dios os

perdonó en Cristo.

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y

andad en amor, así como también Cristo os amó y se

dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios,

como fragante aroma.

Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni

siquiera se mencionen entre vosotros, como

corresponde a los santos; ni obscenidades, ni

necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino

más bien acciones de gracias. Porque con certeza sabéis

esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es

idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por

causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos

de desobediencia. Por tanto, no seáis partícipes con

ellos; porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz

en el Señor; andad como hijos de la luz(porque el fruto

de la luz consiste en toda bondad, justicia y

verdad),examinando qué es lo que agrada al Señor. Y

no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino

más bien, desenmascaradlas; porque es vergonzoso aun

hablar de las cosas que ellos hacen en secreto. Pero

todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas

por la luz, pues todo lo que se hace visible es luz. Por

esta razón dice:

Despierta, tú que duermes,

y levántate de entre los muertos,

y te alumbrará Cristo.

Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como

insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el

tiempo, porque los días son malos. Así pues, no seáis

necios, sino entended cuál es la voluntad del Señor. Y no

os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino

sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con

salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y

alabando con vuestro corazón al Señor; dando siempre

gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor

Jesucristo, a Dios, el Padre; sometiéndoos unos a otros

en el temor de Cristo.

6.3. El alto llamado del cristiano a la santidad

El cristiano está llamado a ser como Dios en

cuanto a sus atributos comunicables. Dios

comunica de algún u otro modo, en cierta medida,

algunos de sus atributos como lo son su

conocimiento, sabiduría, bondad, amor, santidad,

rectitud, veracidad y soberanía. Esta sección de la

epístola inicia con una amonestación a vivir una

vida santa o “digna de la vocación con que habéis

sido llamados” (Ef. 4.1). Y esto es lo que ahora nos

proponemos explicar.

Que el hombre pecador pueda participar de la

santidad de Dios es un asunto completamente

inaudito. Pero eso dicen las Escrituras. Que Dios

sea santo significa dos cosas:

1. Que “él es absolutamente distinto de todas

sus criaturas y que está exaltado por encima

de ellas en infinita majestad.”17 Éxodo 15.11

dice: “¿Quién como tú entre los dioses, oh

SEÑOR? ¿Quién como tú, majestuoso en

santidad, temible en las alabanzas, haciendo

maravillas?”, e Isaías 57.15 revela: “Porque

Así dice el Alto y Sublime, que vive para

siempre, cuyo nombre es Santo: Habito en lo

alto y santo, y también con el contrito y

humilde de espíritu”; y 2. Que “él está libre de toda impureza moral o

pecado, y por ende es moralmente

perfecto.”18 Por eso 1 Juan 1.5: “...Dios es luz,

y en él no hay tiniebla alguna”.

Así que este Dios santo llama a sus hijos a ser

santos (Ro. 12.1;1 Co. 1.2; Ef. 1.4;1 P. 1:14-16; 2.5). El

apóstol Pablo se tomará los siguientes 3 capítulos

de la epístola a los Efesios para cubrir esta

instrucción fundamental de la fe. Existen varias

condiciones que debe tener un cristiano:

❏ Ser humilde, manso y paciente (Ef. 4.2)❏ Soportar con amor a los demás con el fin de

preservar la unidad de la Iglesia (vvv.2-3).

17 Berkhof, Summary of Christian Doctrine. 2.VI.

18 Ibíd.

La humildad está mejor ilustrada en Cristo quien

siendo Dios se despojó a sí mismo haciéndose uno

de nosotros (Fil. 2:5-8). El apóstol enseña que

cada cristiano debe considerar a su hermano como

más importante que sí mismo (v.3). La

mansedumbre es de hecho un elemento de la

humildad y en las Escrituras se usa de forma

sinónima o conjunta (Nm. 12.3; Mt. 5.5); implica

un espíritu tranquilo como el de Jesús (Mt. 11.29).

El amor (del gr. agape) aquí supone sacrificio. El

amor sacrificial de Jesús en la cruz es la suma de la

paciencia y entrega por los demás. Y la paciencia

(del gr. macrotumias) significa perseverancia en un

estado de dificultad. Soportarlo (del gr.

anecomenoio) todo por amor a Dios es padecer bajo

la carga del interés por el prójimo (Jn. 15.13), de la

lucha espiritual (Ef. 6:10 y ss.), de la hostilidades

del mundo (Jn. 15.18) y de los malos deseos que

combaten contra el alma (1 P. 2.11).

Esta santidad práctica tiene que redundar en la

unidad porque “hay un solo cuerpo y un solo

Espíritu” (Ef. 4.4), y “un solo Señor, una sola fe,

un solo bautismo, un solo Dios y padre de todos,

que está sobre todos, por todos y en todos” (vv. 5-

6 ). De esta forma hay un enlace natural entre la

santidad de los miembros del cuerpo de Cristo -la

Iglesia- y la unidad del mismo. Entre mayor

santidad, mayor unidad, y lo opuesto es también

verdadero. Por eso se lee: “Procuren mantener la

unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Ef.

4.3, RVC). Este vínculo, empero, solo es posible

sostenerlo mediante la divina operación de Dios

que convoca y guarda a los suyos hasta el fin.

La unidad de la Iglesia es esencialmente una

unidad espiritual. La regeneración que opera el

Espíritu de Dios en nosotros nos une unos con los

otros por la eternidad. Esta unidad sagrada

contiene un elemento indispensable que es la

doctrina. A Dios le plació que nos uniéramos sobre

la base de una fe objetiva y revelada. El Espíritu no

nos une primeramente a través de nuestras

emociones y afectos, sino por medio del

conocimiento de los hechos redentivos revelados.

Ya nos dedicamos a explicar más atrás cómo es

que Dios quiere que comprendamos mediante el uso

de la razón. Así que, si bien es cierto el pueblo

regenerado se conoce por sus frutos, su carácter y

su condición afectiva hacia Dios, el mundo y el

prójimo, también lo es que estos dependen de la

aprehensión de la verdad en la Biblia por parte del

creyente. Por lo tanto, la unidad a expensas de la

verdad es anticristiana. La unión del Cuerpo de

Cristo que se pretende obtener sacrificando las

doctrinas cristianas fundamentales es una unidad

creada por el hombre y no por el Espíritu.

Dentro del protestantismo es normal hallar cierta

resistencia a cualquier noción de jerarquía o

autoridad que pueda confundirse con el sistema

episcopal romano. Empero, es bueno reconocer

que la unidad cristiana y la visión de una iglesia

local de forma común descansan en el carácter de

sus pastores. Así como sean sus líderes así será en

general la membresía eclesiástica. Por eso, no

podemos esperar que la iglesia sea una sin que

antes sus pastores comprendan la importancia de

ser hombres fieles, maduros, santos y aptos para

enseñar (1 Ti. 3.2), y no enseñar cualquier cosa

sino enseñar la verdad en amor. Así es fácil

aprovechar el llamado de Ignacio de Antioquia a la

unidad cristiana en Éfeso en torno a su obispo:

Conviene, pues, glorificar en toda forma a

Jesucristo, que os ha glorificado a vosotros, a

fin de que, reunidos en una misma

obediencia, sometidos al obispo y al

presbiterio, vosotros seáis santificados en

todas las cosas.19

La unidad no ocurre por arte de magia. Afirmamos

que muchos de los problemas actuales de

divisiones y falta de crecimiento de las iglesias

locales radica en liderazgos espiritualmente

enfermos, distantes o faltos de hambre por

entender mejor las Escrituras y prepararse para

ello.

Solo como última y breve referencia, los versículos

19 Schaff, P. Editor, The Complete Ante-Nicene & Nicene and Post-Nicene Church Fathers Collection. The Church Fathers., Epístola de san Ignacio de Antioquía a los Efesios, cap. II.

7 al 10 incluyen una declaración que supone

complicaciones interpretativas para muchos

cristianos. Dice el texto que Cristo al ascender

“llevó cautiva una hueste de cautivos” y al

descender lo hizo hasta “las profundidades de la

tierra”. Creemos que la primera declaración se

refiere a la derrota de los poderes malignos

mediante la muerte en la cruz; pero no

desestimamos que el paralelismo que existe con el

Salmo 68.18 puede implicar que el apóstol tenía en

mente Pentecostés cuando Cristo compartió sus

dones a los hombres. Según esta interpretación la

expresión “cautivos” sería una forma más de

referir a los dones espirituales. También sabemos

de algunos que dicen que los cautivos éramos todo

el pueblo de Dios (v. gr. Hendriksen). Por último,

la segunda expresión se refiere a la encarnación de

Cristo mediante la cual se humilló despojándose a

sí mismo tomando forma de siervo.

6.4. Dios ha procurado la unidad de la Iglesia

dando diversos ministerios a los hombres

Según Efesios 4: 11-16 Dios, para lograr la

perfección de los santos, su edificación y su unidad

“a la medida de la estatura de la plenitud de

Cristo” (v.13), repartió diversos ministerios a su

pueblo20 constituyendo:

● Apóstoles

20 La siguiente no es una lista exhaustiva. Véase 1 Co. 12.

● Profetas● Evangelistas● Pastores y maestros

Hay algunos objetivos clarificados muy

importantes en esta gracia dispensada a los

hombres, y es que los santos: a) ya no sean

llevados como los niños de aquí para allá por todo

viento de doctrina; y b) que profesen la verdad en

amor (Ef. 4:14-16).

En esta sección es necesario aclarar que el

ministerio de apóstol otorgado a ciertos hombres

ya ha cesado, como ya explicamos en otra parte.21

El de profecía debemos distinguirlo en sus dos

aristas: profecía de revelación y profecía de

amonestación y proclamación. Evidentemente, el

de profecía de revelación cesó una vez que el

último escritor inspirado por Dios redactó la

última línea. Ya no tenemos más profetas que

hablen de parte de Dios para anunciar eventos

futuros o nuevas órdenes que el pueblo de Cristo

deba conocer y seguir, aparte de las que ya

conocemos y que están todas en la Biblia. Pero sí

existen hoy profetas en el sentido de hombres que

amonestan y proclaman la verdad ya revelada al

pueblo de Dios y al mundo impío por medio de las

Escrituras. Por último, los pastores y maestros son

oficios vigentes que consisten en la enseñanza de

la doctrina cristiana, la aplicación de la disciplina

21 Véase cap. 1.

eclesiástica y la correcta administración de los

sacramentos.

Dios ordena que el pastor, anciano o sobreveedor

de la Iglesia debe tener ciertas características y

todas ellas se refieren a la condición espiritual del

candidato. Los dos textos básicos de la Biblia que

tratan el asunto son 1 Ti. 3:1-7 y Tito 1:6-9. Así

que cualquier predicación sobre los requisitos que

debe cumplir un anciano o pastor debe versar

sobre estas escrituras. Se lee:

Palabra fiel es ésta: Si alguno aspira al cargo

de obispo, buena obra desea hacer. Un obispo

debe ser, pues, irreprochable, marido de una

sola mujer, sobrio, prudente, de conducta

decorosa, hospitalario, apto para enseñar, no

dado a la bebida, no pendenciero, sino

amable, no contencioso, no avaricioso. Que

gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos

sujetos con toda dignidad (pues si un

hombre no sabe cómo gobernar su propia

casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de

Dios?); no un recién convertido, no sea que

se envanezca y caiga en la condenación en

que cayó el diablo. Debe gozar también de

buena reputación entre los de afuera de la

iglesia, para que no caiga en descrédito y en

el lazo del diablo (1 Ti. 3:1-7).

En un pasaje paralelo se enseña:

[R]eteniendo la palabra fiel que es conforme

a la enseñanza, para que sea capaz también

de exhortar con sana doctrina y refutar a los

que contradicen (Tito 1.9).

En el corazón de los requisitos para el obispado

está la sana enseñanza. Todos los demás requisitos

también deben estar de algún modo presentes en

la vida del cristiano que no es parte del liderazgo.

Pero la capacidad de enseñar y enseñar la verdad

-porque uno puede enseñar muy bien la mentira- es

una característica indispensable en el pastor o anciano.

Una vez que un hombre está moralmente

calificado, con una vida familiar estable y maduro

en el espíritu (marido de una sola mujer, sobrio,

prudente, de conducta decorosa, hospitalario…) es

sobre esta plataforma que su aptitud para enseñar

la verdad es colocada.

Si un varón tiene una base de carácter moral

endeble, una vida familiar notoriamente

disfuncional o es nuevo en la fe, importa poco lo

bueno, excelente y apto que resulte para transmitir

conocimiento bíblico. Esta es la razón por la cual la

enseñanza de tantos pastores que caen en pecado

de adulterio, fornicación, corrupción o tiranía y

engreimiento deja de ser relevante en cuanto se

descubre su situación. En general, a la oveja que se

entera del pecado de su pastor no la sostiene más

la buena enseñanza que hubiera estado recibiendo

porque se siente engañada, abandonada y

extraviada. Por tanto, la base de carácter moral,

familiar y espiritual referida en 1 Ti. 3 y Tito 1 debe

ser consistente. Solo entonces tendrá sentido el

poder de la Escritura para “enseñar, para

reprender, para corregir, para instruir en justicia,

a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,

equipado para toda buena obra” (2 Ti. 3:16-17); en

este tenor, el anciano debe vivir “[manejando]

con precisión la palabra de verdad” (2 Ti. 2.15),

“aprobado, como obrero que no tiene de qué

avergonzarse” (Ibíd.).

Nadie sobre la tierra cumple todos estos requisitos

a la perfección- lo mismo ocurre, por ejemplo, con

pasajes como el de la mujer virtuosa en el último

capítulo del libro de Proverbios. Empero, vista la

vida en conjunto del anciano o pastor debe reflejar

estas cosas de uno u otro modo. Por ello no es

lícito alegar que como “nadie es perfecto” se

puede colocar en posiciones de liderazgo

eclesiástico a varones cuya reputación es

cuestionable. La imposibilidad de ser perfecto no

es excusa para hacer peligrar a una congregación

entera con un hombre que puede ser acusado de

algún pecado que desvirtúe su calidad moral y

madurez espiritual.

Se podría pensar que no ser apto para enseñar no

es ningún pecado, y que algún líder de la Iglesia

que no sea capaz de transmitir correctamente la

enseñanza bíblica debe permanecer en su cargo. Si

bien es verdad que no es pecado no saber enseñar

también es cierto que el que no sabe enseñar la

verdad no está calificado para el pastorado. Eso es

precisamente lo que hemos estado explicando en

función de lo que dice la Biblia. Así que la iglesia

debe comprender que por mucho amor que se le

tenga a algún hermano que muestra gran interés

por enseñar, si este no sabe hacerlo no debe fungir

como maestro. Lo que hay que hacer es capacitarlo

primero. Lo que yo veo, empero, es que en

ocasiones el mismo liderazgo de años en algunas

partes no está capacitado o dejó de capacitarse, y

de este modo no puede transmitir lo que no posee.

Este también es un llamado a prepararse como

maestros, pastores y ancianos.22

6.5. Demandas prácticas para los hijos de Dios I

La sección que comprende Efesios 4:17-32 inicia

con el contraste entre los gentiles sin Cristo y una

vida nueva en la fe. Los primeros tienen algunas

características como lo son: andar en la vanidad de

su mente, con un entendimiento entenebrecido,

ignorantes de su propia ruina espiritual y tan

insensibles que no repararon en el daño del pecado

sexual. El versículo 20 dice: “Pero vosotros no

habéis aprendido a Cristo de esta manera”, y en

seguida se nos informa de las marcas de la vida

cristiana:

22 Véase el excelente trabajo de Richard Baxter El pastor reformado.

A. Estar despojado del viejo hombre

corrompido por sus deseos engañosos (v.22).B. Tener una mente renovada y limpia (v.23).C. Ser creado en la justicia y santidad de la

verdad (v.24).D. Dejar atrás la mentira (v. 25).E. Abandonar la ira pecaminosa (v.26).F. No robar sino compartir lo propio con el

necesitado (v.28).G. Dejar las groserías y maldiciones al hablar y

procurar palabras edificantes según la

ocasión, para “impartir gracia a los que

escuchan” (v.29).H. Dejar la amargura, enojo, ira, maledicencia y

malicia (v. 31).I. Ser amable y perdonador (v.32).

Se hace eco aquí de la revelación del apóstol en 2

Co. 5.17: “De modo que si alguno está en Cristo,

nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he

aquí, son hechas nuevas”. Es verdad que la obra de

la redención tiene su origen exclusivo en el puro

beneplácito de la voluntad de Dios, pero también

es cierto que una vez regenerado, el hombre es

capacitado para trabajar conjuntamente con Dios

en su santificación práctica. En el argot teológico

estas cosas se distinguen como salvación

monergista y santificación práctica sinergista. E

insistimos en la santificación práctica porque

también la hay posicional, la cual es el acto

mediante el cual Dios nos aparta para sí como su

propiedad exclusiva por su pura gracia y en el que

nada tenemos que ver como agentes de cambio.

6.6. Demandas prácticas para los hijos de Dios II

Por último, efesios 5:1-21 refuerza lo ordenado en

la sección precedente. Obrar de la forma precisada

es imitar a Dios “como hijos amados” (v.1). El hijo

entiende que su padre es distinto a él, más grande

y fuerte, pero quiere ser como él porque ama su

persona. Así el cristiano ha de buscar ser como su

Padre Celestial. Somos llamados al amor sacrificial

como el de Cristo (v.2). Este amor supone las

siguientes acciones: Estar alejado de la charla

inmoral e impura (v. 3), y hablar acciones de

gracias en lugar de obscenidades, necedades y

groserías (v.4).

Un hijo de Dios está llamado a ser luz del mundo.

La verdadera iluminación no es la que enseñan las

religiones orientales o sectas gnósticas hoy

conocidas como de Nueva Era. El hombre no es

iluminado por trascenderse a sí mismo mediante

la meditación o la elevación sobre las reglas

morales. Tampoco por una supuesta huida del

sufrimiento a través de la supresión de la razón.

Según la Biblia un hijo de la luz se descubre por lo

siguiente:

❏ Tener frutos de bondad, justicia y verdad

(v.9).❏ Examinar siempre lo que agrada al Señor en

su Palabra (v.10).❏ Desenmascarar las obras estériles de las

tinieblas (11).❏ Aprovechar el tiempo de forma correcta,

andando en sabiduría comprendiendo lo que

Dios quiere de nosotros (vv.15-17).❏ Ser lleno del Espíritu Santo en lugar de la

embriaguez y otros tipos de obnubiladores

de la razón y los sentidos (v. gr. drogas y

otros vicios) (v. 18).❏ Hablar con otros cristianos con salmos,

himnos y cantos espirituales,

acostumbrando la alabanza congregacional a

Dios (v.19).❏ Dar gracias a Dios por todo en el nombre de

Jesús (v. 20).❏ Someterse mutuamente en el temor de

Cristo (v.21).

En medio de esta descripción de los hijos de la luz

están estas advertencias: “...ningún inmoral,

impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en

el reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe

con palabras vanas, pues por causa de estas cosas

viene la ira de Dios viene sobre los hijos de

desobediencia” (Ef. 5:5-6). Así que un hijo de la

luz debe estar siempre alerta contra el pecado, la

apostasía y la herejía. Quizá este sea uno de los

elementos más indeseables en nuestros días para

la propia Iglesia. No queremos que los hijos de la

luz sean contenciosos en ninguna forma, y así

críamos discípulos sin celo por la verdad. Pero la

Biblia dice que un hijo de la luz es, entre otras

cosas, un soldado que posee un pensamiento

antitético que solo es integrador en los casos que

Cristo lo permite en su revelación.

J. C. Ryle23 establece algunas pautas para

comprender este llamado a la santidad “sin la cual

nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). En primer

lugar, la santificación es “el trabajo espiritual

interior que el Señor Jesucristo realiza en una

persona por medio del Espíritu Santo, cuando Él lo

llama a ser un verdadero creyente. No sólo lo

limpia de sus pecados con su propia sangre, sino

que también lo separa de su amor natural al

pecado y al mundo, poniendo un nuevo principio

en su corazón, y lo hace prácticamente piadoso en

la vida.”24 La naturaleza de esta santificación se

puede estudiar según los siguientes puntos:

1. La santificación es el resultado invariable de

la unión vital con Cristo que la verdadera fe

le otorga al cristiano.2. La santificación es el resultado y la

invariable consecuencia de la regeneración.3. La santificación es la única evidencia cierta

de la morada del Espíritu Santo en el

cristiano, lo cual es esencial para la

salvación.4. La santificación es la única evidencia segura

de la elección de Dios.5. La santificación es algo que siempre se nota.6. La santificación es algo por lo cual cada

23 Ryle, 2010, Holiness. Its nature, hindrances, difficulties and roots.

24 Ibíd., p.31.

creyente es responsable.7. La santificación es algo que admite

crecimiento y grados.8. La santificación es algo que depende en gran

medida del uso diligente de los medios

escriturales.9. La santificación es algo que no priva al ser

humano de la existencia de un gran conflicto

espiritual interior.10.La santificación es algo que no puede

justificar al ser humano, y sin embargo

agrada a Dios.11. La santificación es algo que se encontrará

absolutamente necesario como un testigo de

nuestro carácter en el gran día del juicio

final.12. La santificación, en último lugar, es

absolutamente necesaria para entrenarnos y

prepararnos para el cielo.

Cristo indicó que al permanecer en Él llevaríamos

mucho fruto (Juan 15:5). La unión con Cristo que

no produce efectos en la vida y en el corazón es

una mera unión formal, y no nos sirve delante de

Dios.

La regeneración trae consigo una nueva creación,

un nuevo principio y una nueva vida. Una

regeneración en un hombre que vive sin el mínimo

cuidado contra el pecado o en mundanerías es una

regeneración inventada por teólogos no

iluminados que jamás se menciona en las Santas

Escrituras. El que permanece en Dios no practica el

pecado (1 Juan 3:9).

El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz,

paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad

y dominio propio (Gálatas 5:22). Debemos

depender de esto como una certeza positiva: donde

no hay una vida santa, no hay Espíritu Santo.

Los nombres y el número de los electos nos

resultan desconocidos y sólo Dios los puede contar.

Sin embargo, una cosa completamente clara acerca

de la elección es que los hombres y mujeres

elegidos se distinguen por tener vidas santas (Tes.

1:3-4 y 2.13). Es un auto-engaño y una malvada

blasfemia decir que uno es elegido de Dios y al

mismo tiempo vivir habitualmente en pecado.

Los árboles se conocen por sus frutos (Lucas 6:44).

Una persona verdaderamente santificada se viste

con las ropas de la humildad, de manera que puede

ver debilidades y defectos en sí misma. A una

persona santa generalmente le pasan

desapercibidas muchas cosas que hace y que a Dios

le agradan, como le ocurrió a las ovejas en Mateo

25.37. “¡Un “santo” que vive en la mundanalidad y

pecado es una especie de monstruo que no se halla

en las Escrituras!”25

Ryle anota que los creyentes tienen la

responsabilidad y la obligación especial de

25 Ibíd., p.34.

mantener unas vidas santas, porque ellos ya no

están ciegos o muertos como cuando eran

incrédulos. Con una nueva naturaleza en ellos, los

cristianos ya no tienen excusa para continuar

practicando el pecado ni para vivir sin dar gloria a

Dios cada día.

El ser humano, indica Ryle, puede escalar en la

vida de santidad paso a paso, avanzar más en

algunos periodos de su vida, pero volverse lento en

otros. El creyente avanza en la santidad a la par

que profundiza y se fortalece en la gracia de Dios.

Cuando se lee en 1 Tes. 5.23 “Que el Dios de paz los

santifique por completo” se puede inferir que hay

grados de santidad y que cada vez podemos ser

más santos; Pedro dice “crezcan en la gracia y en

el conocimiento de nuestro Señor” (2 P. 3.18)

dando la pauta para la búsqueda constante de una

mayor santidad.

La lectura de la Biblia, la oración privada regular,

la asistencia a las reuniones de la iglesia, el

escuchar la Palabra de Dios habitualmente y la

recepción regular de la Cena del Señor son medios

escriturales que ayudan a una persona a ser cada

vez más santa.26 Si un creyente no es diligente en

estos eventos espirituales será muy raro encontrar

algún progreso en la santificación.

26 Ryle, Holiness. Its nature, hindrances, difficulties and roots, p.35.

El autor refiere que un gran conflicto interior entre

la vieja y la nueva naturaleza (Gá. 5.17) no es señal

de que una persona no está santificada, sino por el

contrario, son síntomas saludables que prueban

que no estamos muertos “en delitos y pecados”,

sino vivos para Dios. Un verdadero cristiano es

conocido por su conciencia en paz, pero también

por la guerra que se libra en ella. En esa vida

debemos vivir con ambas naturalezas, aún cuando

la vieja naturaleza ya haya perdido su poder.

Las acciones más santas de los hombres más

santos siempre estarán llenas de imperfecciones y

defectos. Pueden padecer de motivos equivocados

en sí mismas y no ser sino “pecados

espléndidos”27 que merecen el castigo y la ira de

Dios. Es absurdo pensar que dichas obras pueden

expiar pecados, ganarnos el favor de Dios o darnos

algún mérito para el cielo (Ro. 3:20-28). La obra

de Cristo, no nuestras obras, es la única que puede

darnos la entrada al cielo. Sin embargo, como un

Padre recibe los poco elaborados esfuerzos de sus

hijos para complacerlo,así mismo el Padre recibe

aquellas obras que nosotros hagamos en su amor

(1 Jn. 3:22).

Si no somos santos antes de morir, no lo seremos

después en la gloria. ¿Qué placer o gusto puede

esperar una persona que en esta vida despreció la

santidad si en el cielo sólo estarán personas

27 Ibíd. p.36.

santas? ¿De qué hablará con todas las personas

redimidas por Cristo? ¿Qué podrá esperar una

persona que vivió entre la mundanalidad y el

pecado de un lugar como el cielo donde todo es

santo? “Cuando un águila esté feliz en una jaula de

hierro, cuando una oveja sea feliz en el agua,

cuando un búho sea feliz en un día soleado,

cuando un pez sea feliz en tierra seca, entonces,

sólo entonces, admitiré que un hombre no

santificado puede estar feliz en el cielo.”28

“Evidencia, evidencia, evidencia”29 se escuchará en

el juicio final, y lo único que podremos mostrar es

aquella que haga palpable que fuimos santos

mientras vivimos.

6.7. Conclusión

En su obra La mortificación del pecado, John

Owen escribió:

La Escritura dice que "el viejo hombre" ha

sido crucificado con Cristo (Rom.6:6).

"Morimos con Cristo", dice Romanos 6:8.

(Vea también Gal.5:24.) Esto ocurrió en el

momento cuando nacimos de nuevo

(Rom.6:3). Sin embargo, cada creyente tiene

todavía los remanentes de la naturaleza

pecaminosa que buscarán continuamente

28 Ibíd. pp.37-38.

29 Ibíd., p.37.

expresarse. Es el deber de cada creyente

hacer morir los remanentes de esta

naturaleza pecaminosa. Esto debe ser hecho

continuamente para que los deseos de la

naturaleza pecaminosa no sean satisfechos.

(Vea Gál .5:16).30

No podemos esperar una Iglesia unida ni

ministerios fructíferos sin amor a la verdad y a la

santidad. Por eso cada creyente debe librar esta

lucha diaria contra el pecado. Este remanente

pecaminoso debe ser anulado mediante el acceso a

los medios de gracia que Cristo nos ha dado (la fe,

el arrepentimiento, los sacramentos, la Biblia y la

oración).

La santidad nos permitirá crecer y ser fieles a la

verdad. Pero sobre todo, glorificará a Dios nuestro

Padre en un mundo que está lleno de mentiras que

han infiltrado a la Iglesia: ministerios espurios e

ignorantes de la Palabra, teologías perversas y

otros males como estos.

6.8. Preguntas para el estudio

1. ¿Qué es la santidad?2. ¿Por qué es importante que el cristiano

entienda que Dios es santo?

30 Owen, La mortificación del pecado, cap.1.

3. ¿Según el pasaje cuáles son los pecados que

nos alejan de la santidad?4. ¿Cómo es conocido un hijo de la luz?5. ¿Qué pasos debe tomar un cristiano para

alejarse del pecado?6. ¿Qué ministerios dio Dios a la Iglesia y con

qué fin?7. ¿En qué consiste la unidad de la Iglesia?8. ¿Qué ideas acerca de la unidad cristiana

debemos rechazar?9. ¿Qué papel juegan en la unidad de la Iglesia

la música cristiana?10.¿Qué papel juegan en la unidad de la Iglesia

los pastores y maestros?

LECCIÓN 7: LA FAMILIA Y LOS ESCLAVOS Y

AMOS

7.1. Introducción

Esta sección está destinada a enseñar acerca de las

órdenes que Dios ha dejado para relacionarse en

familia y, en ese entonces, entre amos y esclavos.

John MacArthur escribió:

Las familias no son un fin en sí mismas.

Existen para trabajar para el reino. Las

familias logran esto siendo testimonio para

los no redimidos y mostrándoles

hospitalidad y servicio a todos,

especialmente a aquellos que son de la

familia de la fe (Gá.6.10).31

El propósito divino para padres e hijos es una

prioridad en la expansión del reino. Criar hijos

piadosos siendo padres santos es muy importante

en el desarrollo no solo de la evangelización sino

del bienestar social y el buen futuro de las

generaciones que vienen. El apóstol revela aquí

estas condiciones de santificación familiar.

También se estudia aquí la relación amo y esclavo

31 MacArthur, J., en How can we rescue the family en http://goo.gl/3cKY48.

en el sistema esclavista romano de la época. Será

interesante notar cómo estas instrucciones

estaban de antemano ya previendo no solo una

emancipación espiritual sino también laboral,

basada en el amor de hermanos, hijos de un

mismo Padre.

7.2. Efesios 5:22 al 6-9

Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos

como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer,

así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo

el Salvador del cuerpo. Pero así como la iglesia está

sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus

maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así

como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por

ella,para santificarla, habiéndola purificado por el

lavamiento del agua con la palabra, a fin de

presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria,

sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino

que fuera santa e inmaculada. Así también deben amar

los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos.

El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque

nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo

sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia;

porque somos miembros de su cuerpo. Por esto el

hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su

mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este

misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la

iglesia.En todo caso, cada uno de vosotros ame también

a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su

marido.

Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque

esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el

primer mandamiento con promesa), para que te vaya

bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra. Y

vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,

sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor.

Siervos, obedeced a vuestros amos en la tierra, con

temor y temblor, con la sinceridad de vuestro corazón,

como a Cristo; no para ser vistos, como los que quieren

agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo,

haciendo de corazón la voluntad de Dios. Servid de

buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,

sabiendo que cualquier cosa buena que cada uno haga,

esto recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros,

amos, haced lo mismo con ellos, y dejad las amenazas,

sabiendo que el Señor de ellos y de vosotros está en los

cielos, y que para El no hay acepción de personas.

7.3. Las reglas de Dios para la familia

Esta sección trata sobre dos clases de relaciones

que sostienen los cristianos: las relaciones

intrafamiliares y las relaciones entre amos y

esclavos. Primero trataremos a la familia.

Dios ordenó que dentro de la familia ocurrieran las

siguientes condiciones:

A. La sumisión de la esposa al esposo (Ef. 5:22-

24).

B. El amor, cuidado e instrucción del esposo a

la esposa (vv.25-33).C. La obediencia de los hijos a los padres (Ef.

6:1-3).D. La instrucción paciente de los padres a los

hijos (v.4).

La idea de la sumisión de la esposa al esposo es

una que contradice completamente las reglas

modernas de derechos humanos. La Iglesia, a

pesar de sus esfuerzos por sentirse a tono con el

desarrollo de estos derechos, no ha logrado

deshacer el enfrentamiento irreconciliable entre la

regla secular y el principio bíblico respecto al

orden de la relación marital. Y probarlo es

relativamente sencillo.

La regla secular de derechos humanos

-considerando el texto de la Convención sobre la

eliminación de todas las formas de discriminación

contra la mujer (1979)- dice que es discriminatoria

“toda distinción, exclusión o restricción basada en

el sexo que tenga por objeto o por resultado

menoscabar o anular el reconocimiento, goce o

ejercicio por la mujer...de los derechos humanos y

las libertades fundamentales…” (art.1). También

dice que se deberán tomar medidas para “eliminar

todas las prácticas que estén basadas

en...funciones estereotipadas de hombres y

mujeres” (art.5). Y promueve que se elimine la

discriminación al permitir su derecho al

“trabajo...y a las mismas oportunidades que el

hombre...” (art.11). Esto que suena bastante

coherente en realidad se contrapone al plan de

Dios en algunos aspectos importantes.

Por ejemplo, para las instituciones de derechos

humanos es una violación a los derechos de la

mujer el que se les pida la sumisión al esposo. Esto

se debe a que se considera una libertad

fundamental el estar en igualdad de condiciones

para decidir sobre todos los asuntos familiares sin

que el esposo sea considerado como el líder o

cabeza del hogar. Para el ámbito secular ambos

cónyuges son cabezas de familia, o si así lo

deciden la mujer puede serlo. Pero Efesios 5:22-24

dice que lo es el esposo, exclusivamente. Además,

los derechos humanos seculares exigen que sean

eliminados los “estereotipos” y sus prácticas, lo

que significa que las familias deben abandonar los

roles que Dios ha asignado al esposo como cabeza

del hogar y proveedor (Ef. 5:25-33), y a la esposa

como ama de casa, cuidadora de sus hijos y ayuda

de su esposo (Ef. 5:22-24; 1 Ti. 2.15; Prov. 31). Los

textos modernos de educación preescolar por eso

han eliminado las caricaturas de mujeres en la

cocina y hombres con una pala o pico, o con

corbata de ejecutivos, y han colocado a hombres

horneando el pan mientras la mujer entra a casa

con un maletín de trabajo (así por ejemplo, el

CONALITEG, de la Secretaría de Educación Pública

en México). Por otro lado, el trabajo pastoral

también se ha considerado como un privilegio

machista que debe terminar. Como el texto secular

dice que la mujer debe acceder a todo tipo de

empleo igual que el hombre, el pastorado no debe

ser la excepción.

La Iglesia ha intentado amoldarse a estas reglas de

derechos humanos seculares, y las medidas que

han tomado no siempre han sido las correctas. Por

ejemplo, se ha promovido la ordenación de la

mujer al ministerio pastoral y su participación en

el ministerio de la Palabra durante las asambleas

solemnes, y se ha guardado silencio en cuanto a la

enseñanza de la sumisión de la esposa al esposo. A

menudo la oposición al texto revelado es

subrepticia porque no siempre se instruye algo

contra el mismo, sino que se omite enseñar ciertas

cosas cuando así lo amerita el esfuerzo por ser

consistentes con el mundo. Es difícil comprender a

la Iglesia cuando quiere mostrarse vanguardista en

derechos humanos sin reparar en que el texto

revelado dice algo distinto a lo que clama con

bombo y platillo integrar a sus documentos

oficiales.

Pero la Biblia dice que la esposa debe someterse a

su esposo. Por su parte, el esposo debe amarla

como a sí mismo, cuidarla como a su propio

cuerpo, tenerla como frágil y delicada, serle fiel,

protegerla y proveerla, enseñarle el camino de la

santidad por medio de la Palabra de Dios y de ser

necesario morir por ella. Una sumisión de la mujer

en el matrimonio no sería un asunto tan

despreciado si los hombres cumplieran también

con el mandato de Dios.

Por otro lado, es oportuno indicar que el texto

bíblico no tiene, por ninguna parte, instrucciones

para supuestos matrimonios entre dos hombres o

dos mujeres, o dos mujeres y un hombre, o

cualquier otra mezcla. No hay una sola sección que

diga: “el esposo ame a su esposo” o algo parecido.

La agenda homosexual que quiere hallar apoyo en

la Biblia a su práctica pecaminosa no puede sino

seguir torciéndola e ignorándola.

Es interesante notar que la sumisión y amor

maritales son explicados en función de la obra de

Cristo: La mujer debe someterse al esposo “como

al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer,

así como Cristo es cabeza de la Iglesia...”. La

sumisión debe darse “así como la Iglesia está

sujeta a Cristo” (Ef. 5:22-24): como al Señor, como

a Cristo, como la Iglesia. Así es la sumisión de la

esposa al esposo. Y también es cristológico el

enfoque del amor del esposo a la esposa: “...como

Cristo amó a la Iglesia y se dió a sí mismo por ella

para santificarla…” (vv. 25-26), “...así como

también Cristo [ama y cuida] a la Iglesia…” (v.29).

En el matrimonio la forma de proceder tiene su

fundamento en el obrar de Cristo por su Iglesia y

la respuesta de esta al amor de su Señor. Sobra

decir que lo que diga el mundo es irrelevante.

Desde luego, no falta la objeción que dice que hay

muchas mujeres cuyos esposos no las respetan, no

trabajan o les han abandonado. O también que hay

matrimonios en donde ambos trabajan para

soportar la economía del hogar o simplemente

ellas trabajan porque desean superarse haciendo

una carrera, iniciando una empresa u otros

proyectos personales. Lo único que podemos

anotar aquí en función del espacio es que 1) no

estamos enseñando que las mujeres tienen

prohibido trabajar, estudiar o iniciar proyectos de

índole laboral, y 2) no estamos enseñando que los

derechos humanos son algo que debemos rechazar

de tajo. Lo que sí afirmamos es que: 1) los

derechos humanos deben sujetarse a las

Escrituras; 2) como naturalmente muchas reglas

seculares de derechos humanos son producto del

ingenio humano incapacitado espiritualmente, hay

casos como este, el de la mujer sumisa, que no se

pueden integrar al principio bíblico; y 3) el

llamado de Dios para la mujer está en la Biblia,

pero entendemos que en virtud del pecado hay

situaciones que no se pueden remediar

exactamente como quisiéramos, cual es el caso de

la mujer abandonada, divorciada o maltratada cuya

situación debe estudiarse con cuidado y ayuda

pastoral y profesional.

En Efesios 6:1-4 Dios nos revela su voluntad para

las relaciones entre padres e hijos. Dice que los

hijos deben respetar a los padres sobre la base del

antiguo y vigente quinto mandamiento del

decálogo: “Honra a tus padre y a tu madre para tus

días sean prolongados en la tierra que el SEÑOR tu

Dios te da” (Éx. 20.12). Los hijos honran a los

padres al no ser rebeldes y necios, al huir de la

fornicación y el adulterio y al procurarlos cuando

estén viejos y necesitados. Proverbios 15.20 dice:

“El hijo sabio alegra al padre, pero el hombre necio

desprecia a su madre”, y una larga sección del

capítulo 3 dice:

Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu

corazón guarde mis mandamientos, porque

largura de días y años de vida y paz te

añadirán. La misericordia y la verdad nunca

se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas

en la tabla de tu corazón. Así hallarás favor y

buena estimación ante los ojos de Dios y de

los hombres. Confía en el SEÑOR con todo tu

corazón, y no te apoyes en tu propio

entendimiento. Reconócele en todos tus

caminos, y El enderezará tus sendas. No seas

sabio a tus propios ojos, teme al SEÑOR y

apártate del mal. Será medicina para tu

cuerpo y refrigerio para tus huesos. Honra al

SEÑOR con tus bienes y con las primicias de

todos tus frutos; entonces tus graneros se

llenarán con abundancia y tus lagares

rebosarán de mosto. Hijo mío, no rechaces la

disciplina del SEÑOR ni aborrezcas su

reprensión, porque el SEÑOR a quien ama

reprende, como un padre al hijo en quien se

deleita (Pr. 3:1-12).

La obediencia de los hijos es su primer llamado.

Las consecuencias de la desobediencia pueden ser

fatales (Pr. 20.20; 19.26). Sin embargo, los padres

no deben estorbar a los hijos en este crecimiento

en la sabiduría. Efesios 6.4 ordena que los padres

eduquen a sus hijos en la “disciplina e instrucción

del Señor”. Esta disciplina implica por necesidad

que los padres sean consistentes con su fe. No se

puede esperar mucho de un padre que intenta que

su hijo viva una vida que él mismo no está

dispuesto a soportar, o que haciéndolo se convierte

en una carga asfixiante para su hijo al utilizar

medios hostiles y agresivos en la educación que

quiere transmitir.

Proverbios dice: “La vara y la reprensión dan

sabiduría, pero el niño consentido avergüenza a su

madre” (25.15), “El que escatima la vara odia a su

hijo, mas el que lo ama lo disciplina con

diligencia” (13.24), “No escatimes la disciplina del

niño; aunque lo castigues con vara, no morirá”

(23.13), “Corrige a tu hijo y te dará descanso, y

dará alegría a tu alma” (29.17) pero también:

“Corrige a tu hijo mientras hay esperanza, pero no

desee tu alma causarle la muerte” (19.18, énfasis

añadido) y “Ustedes, los padres, no exasperen a sus

hijos...” (Ef. 6.4, énfasis añadido) lo cual significa

que educar a un hijo bíblicamente incluye el

dominio propio, la paciencia y el amor. Una

disciplina sobre los hijos que no se dé con estos

requisitos previos de sabiduría y frutos del Espíritu

(Gá. 5:22-23) será una disciplina destructiva. Las

correcciones cristianas conllevan una ira que no es

pecaminosa (Ef. 4.26), esto es, que no busca

venganza, que es conforme a lo necesario y sin

exceso, que es por motivos justos, que busca la

restauración y cuyo fin último es la gloria de Dios.

En su libro Bringing the Gospel to covenant children

(2001) el autor Joel Beeke desarrolla una guía de

principios para educar a nuestros hijos en la fe. En

primer lugar, el doctor Beeke aclara que por niños

del pacto entiende aquéllos que son hijos de

cuando menos un padre cristiano (1 Co. 7.14), que

han sido bautizados y que están creciendo dentro

de la comunidad eclesiástica escuchando la

predicación del Evangelio. Indica que los tales

deben escuchar las Buenas Noticias como cualquier

otra persona y necesitan nacer de nuevo

dependiendo del Espíritu Santo.

Una de las raíces de la confusión de muchos niños

es que sus padres viven impíamente predicando

una cosa y haciendo otra. Otros abusan de ellos

forzando confesiones de fe apresuradas y hay

quienes no se ocupan para nada de las necesidades

espirituales de los infantes. Hay papás que fallan,

dice Beeke, porque no están seguros de que Dios

pueda convertir a sus hijos.

Beeke anota: “El pacto no debe verse ni como

sustituto de la regeneración ni como algo de

importancia secundaria.”32 Por un lado se puede

creer que por ser hijos de creyentes serán

cristianos pero también es posible equivocarse

pensando que importa poco o nada el que hayan

nacido en una familia de fe: “Debemos esperar

grandes cosas de un Dios que guarda su pacto”33-

concluye. Dice que Thomas Boston, Matthew

Henry, William Carey, David Livingstone y John

Paton fueron producto de hogares santos.

En respuesta a la crítica que puede venir de fuera

de la Iglesia reformada indica: “La Teología del

Pacto no niega la necesidad que tenemos de

evangelizar a nuestros niños, ni tampoco nos

desanima a hacerlo. La Escritura no ofrece

garantías de que nuestros hijos se convertirán,

pero el pacto de la gracia nos ofrece una gran

cantidad de esperanza más allá de nosotros

mismos, en un Dios soberano que guarda el pacto

y que no olvidará la obra de sus manos

(Sal.138.8).34 Hay que confiar en que Dios se

ocupará de la salvación de nuestros hijos tal como

se ocupó de la nuestra.

32 Beeke, J., Bringing the Gospel to covenant children In Dependency on the Spirit. , p.6.33 Ibíd. p.10.

34 Ibíd.

El autor dice que al evangelizarlos debemos ser

generosos en la exposición bíblica teísta más que

en los modernos métodos evangelizadores “que

hablan de Dios como si fuera nuestro vecino quien

puede ajustar sus atributos a nuestras necesidades

y deseos.”35 Por otro lado, al hablarles del infierno

indica que hay que concentrarse más en la esencia

de la doctrina que en los detalles vívidos. Aunque

la psicología moderna ha acusado esta enseñanza

ésta es una herramienta que el Espíritu Santo ha

utilizado exitosamente desde sus inicios. Beeke

cita el caso de Charles Spurgeon cuya madre oraba

delante de él pidiendo su conversión y

reconociendo que esas lágrimas suyas habrían de

testificar en contra de su hijo en el día final, si

acaso éste no se arrepintiera. Spurgeon escribió

más tarde que la idea de que eso ocurriera lo llenó

de terror.

Al hablar del pecado con los hijos Beeke aconseja

llamar al pecado pecado y no minimizarlo.

Nuestros hijos están muertos en delitos y pecados

(Sal.51.5; Ef. 2.1) y no meramente enfermos -dice

Beeke- por lo que necesitan más que una reforma

en sus vidas. A pesar de esto no debemos olvidar

como lo indica Samuel Bolton que “hay más

bondad en Dios que en diez mil infiernos de

pecado.”36 Una educación cristiana consistente es

35 Ibíd. p.13.

36 Ibíd. p.15.

un medio por el cual Dios acostumbra obrar

salvación en las familias a través de su Espíritu.

7.4. Las reglas de Dios para amos y esclavos

Por último, Efesios 6:5-9 contiene instrucciones

para amos y siervos. Para el tiempo del apóstol

Pablo la esclavitud era algo normal. La Iglesia

recibió órdenes de parte de Dios considerando los

tiempos, y reveló que los siervos debían servir a

sus amos “como a Cristo” (v.5), “de buena

voluntad, como al Señor y no a los hombres” (v.7).

En el mismo tenor los amos debían debían tratar a

sus siervos con bondad y sin amenazas pues Dios

es el Señor de ambos y él “no hace acepción de

personas”, lo que significa que “No hay judío ni

griego; no hay esclavo ni libre;no hay hombre ni

mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús” (Gá.

3.28). Las relaciones esclavo-amo se habían

revolucionado en Cristo.

La epístola del apóstol Pablo a Filemón revela un

principio fundamental que revolucionaría la

empresa de la esclavitud y acabaría aboliéndola.

Los amos debían tratar a los esclavos “no ya como

esclavo, sino como más que un esclavo, como un

hermano amado…” (v.16). La esclavitud surgió con

la caída y es algo que no existirá más en los nuevos

cielos y en la nueva tierra. Mientras tanto, al día de

hoy la Iglesia ha coincidido en que no debe existir

más en aquellos lugares en donde el cristianismo

ha impactado a la sociedad y sus valores.

7.5. Conclusión

Vivimos en un mundo donde las familias cristianas

son cada día menos diligentes en la educación de

los hijos. Es conocido el reproche que algunos

predicadores han hecho a aquellos padres que le

dejan a la escuela dominical toda la tarea

educativa. A final de cuentas la Biblia no dice: “Y

ustedes maestros de escuela dominical, no hagan

enojar a sus alumnos, sino críenlos según la

disciplina e instrucción del Señor”, sino “Y

ustedes, padres…” (Ef. 6.4; véase en este mismo

sentido Dt.6.7), porque Dios ha establecido que

sean papá y mamá quienes sean los primeros en

alimentar con la Palabra Santa a sus vástagos (cfr.

Pr. 22.6).

Además, este mismo mundo alienta a las mujeres

para que no solo abandonen su papel en la familia

sino para que también se unan a las filas del

feminismo que es hostil al plan de Dios. Ahora la

mujer debe obrar de forma independiente de su

esposo y de sus hijos, y en el ámbito religioso debe

dirigir el culto cristiano y pastorear a la grey. El

liderazgo debe empezar por ella. No es extraño

entonces que los hijos sean un fruto amargo de

este desorden y las generaciones venideras estén

por llegar a un terreno fértil para el pecado.

Pero todo esto tiene una solución: el proyecto de

Dios revelado en la Biblia. La respuesta a estos

problemas está más cerca de lo que creemos. Es

cuestión de comenzar a tomarnos en serio el Buen

Libro de Dios.

7.5. Preguntas para el estudio

1. ¿Qué es la familia?2. ¿Qué implica la sumisión de la mujer?3. ¿Cómo debe amar un esposo a su esposa?4. ¿Qué responsabilidad tienen los hijos hacia

sus padres?5. ¿Qué responsabilidad tienen los padres hacia

los hijos?6. ¿Cómo debía ser la relación entre amos y

siervos cristianos?7. ¿Cuáles son las amenazas modernas contra

la familia?8. ¿Por qué hay gente que se dice cristiana que

acepta el matrimonio gay?9. ¿Cómo pueden los padres disciplinar

correctamente a sus hijos?10.¿Cómo pueden los hijos ser más obedientes a

sus padres?

LECCIÓN 8: SATANÁS Y LA LUCHA ESPIRITUAL

8.1. Introducción

El Catecismo de Heidelberg indica: ¿Porqué te

llaman cristiano? La respuesta es la siguiente:

Porque por la fe soy miembro de Jesucristo y

participante de su unción, para que confiese

su nombre y me ofrezca a Él, en sacrificio

vivo y agradable y que en esta vida luche

contra el pecado y Satanás con una

conciencia limpia y buena y que, después de

esta vida reine con Cristo eternamente sobre

todas las criaturas.37

En esta vida -dice el Catecismo- el cristiano debe

luchar contra el pecado y Satanás con una

conciencia limpia y buena. Al hablar de la batalla

contra el maligno este documento histórico

encuentra su fundamento en Efesios 6.11 que

indica:

Revístanse de toda la armadura de Dios, para

que puedan hacer frente a las asechanzas del

diablo.

37 El Catecismo de Heidelberg, pregunta 32.

En esta tesitura, el Catecismo al analizar la sexta

súplica de la oración conocida como El Padre

nuestro que dice: “líbranos del mal” (Mt.6.13)

sostiene:

[D]ado que nosotros mismos no podríamos

subsistir un solo instante, y dado que,

nuestros enemigos mortales como son:

Satanás, el mundo y nuestra propia carne,

nos hacen continua guerra; dígnate

sostenernos y fortificarnos por la potencia

de tu Espíritu Santo, para que podamos

resistirles valerosamente, y no sucumbamos

en ese combate espiritual, hasta que

logremos finalmente la victoria.38

Estas declaraciones reformadas sobre la lucha

espiritual son un excelente preámbulo para tratar

con algunas de las cosas que la Biblia, nuestra

única fuente suficiente e inerrante de verdad, dice

sobre Satanás y los demonios. Analizaremos ahora

la enseñanza apostólica.

8.2. Efesios 6:10-24

Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su

fuerza. Revestíos con toda la armadura de Dios para

que podáis estar firmes contra las insidias del diablo.

Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino

38 Ibíd. Pregunta no.52.

contra principados, contra potestades, contra los

poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes

espirituales de maldad en las regiones celestiales. Por

tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que

podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo,

estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura

con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia,y

calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz;

en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis

apagar todos los dardos encendidos del maligno.

Tomad también el yelmo de la salvación, y la espada

del Espíritu que es la palabra de Dios. Con toda oración

y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad

con toda perseverancia y súplica por todos los santos;y

orad por mí, para que me sea dada palabra al abrir mi

boca, a fin de dar a conocer sin temor el misterio del

evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que al

proclamarlo hable con denuedo, como debo hablar.

Pero a fin de que también vosotros sepáis mi situación y

lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, amado

hermano y fiel ministro en el Señor, a quien he enviado

a vosotros precisamente para esto, para que sepáis de

nosotros y para que consuele vuestros corazones.

Paz sea a los hermanos, y amor con fe de Dios el Padre

y del Señor Jesucristo. La gracia sea con todos los que

aman a nuestro Señor Jesucristo con amor

incorruptible.

8.3. La lucha espiritual del cristiano y los

elementos para triunfar

En esta última sección de la epístola a los Efesios

destaca lo que se conoce como la “armadura del

cristiano”. En la cárcel, teniendo a la vista a los

carceleros romanos, el apóstol utilizó una analogía

entre el uniforme militar de la época y los

elementos con que Dios ha dotado al pueblo de

Dios para enfrentar al archienemigo de su Reino

que son Satanás y sus huestes.

Satanás es una criatura caída derrotada por la obra

de Jesucristo en la cruz. La crucifixión acabó con el

poder del pecado que habitaba en nosotros pues

con ella Jesús obtuvo para su pueblo el sacrificio

perfecto que satisfizo la ira de Dios, y por ende nos

libró de la muerte eterna.

En la cruz se libró una lucha cósmica e invisible en

la que el príncipe de este mundo fue expulsado

(Jn.12.31) y arrojado a la tierra (Ap.20.2). Después

de consumada la expiación las amenazas satánicas

de juicio, castigo, muerte y separación eterna por

el pecado dejaron de tener poder sobre el hombre

redimido. Dios aceptó el sacrificio de Cristo por

nosotros:

Pero al Señor le pareció bien

quebrantarlo y hacerlo padecer.

Cuando se haya presentado a sí mismo

como ofrenda para la expiación de pecado,

verá a su descendencia, tendrá una larga

vida,

y por medio de él se verá prosperada

la voluntad del Señor (Is. 53.10, RVC).

Esta victoria de Cristo arruinó el plan de Satanás y

quebró la hegemonía que anhelaba ejercer sobre

todas las cosas. Esta derrota hay que entenderla en

dos sentidos: a) es definitiva en un sentido real y

actual para el creyente porque para él ya “no hay

ninguna condenación para los que están unidos a

Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne,

sino conforme al Espíritu” (Ro.8.1, RVC); y b) es

definitiva en un sentido escatológico pues, aunque

herido mortalmente, Satanás todavía sigue

ejerciendo dominio sobre la humanidad no

redimida procurando que “no resplandezca en

ellos la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el

cual es la imagen de Dios” (2 Co. 4.4, RVC).

Esta lucha cósmica contra Satanás y sus ángeles

caídos terminará definitivamente hasta la segunda

venida de Cristo. Entonces en el juicio final ellos

serán atormentados eternamente (2 P. 2.4; Jud.6;

Ap. 20). Mientras tanto los creyentes debemos

estar alertas de esta realidad espiritual con que

lidiamos diario y prepararnos con toda la

armadura de Dios. Satanás no podrá jamás

trastornar el propósito final de salvación de Dios

hacia sus elegidos. Su derrota es oficial pero

debemos estar alertas (1 P. 5.8), “no vaya a ser que

Satanás se aproveche de nosotros, pues conocemos

sus malignas intenciones” (2 Co. 2.11).

Así, cobra relevancia esta armadura “para que

podáis estar firmes contra las insidias del diablo…

para que podáis resistir en el día malo, y

habiéndolo hecho, estar firmes” (Ef. 6:11,13); se

integra de seis elementos (Ef. 6:14-17):

1) El cinturón de la verdad2) La coraza o pechera de la justicia3) El calzado del aprestro del evangelio de la

paz4) El escudo de la fe contra los dardos del

enemigo5) El yelmo o casco de la salvación6) La espada del Espíritu que es la Palabra de

Dios

La verdad es lo que Dios dice que es verdad. El

primer elemento de la armadura tiene que ser este,

fundamentalmente, porque la fe cristiana es una fe

revelada de hechos redentivos históricos y

espirituales. No conocerlos, no aceptarlos o

adulterarlos anula la posibilidad de resistir a

Satanás pues él labora a partir de la mentira (Jn.

8.44).

La justicia en la armadura se refiere a la

justificación: la justicia perfecta que nos es

imputada en Cristo (Ro.4:6-11 y Fil. 3.9), que se

refleja en el carácter de Cristo en nosotros:

“...porque el fruto de la luz consiste en toda

bondad, justicia y verdad...” (Ef. 5.9).

El calzado es la evangelización. La Biblia dice:

“¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del

que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz, del

que trae las buenas nuevas de gozo, del que

anuncia la salvación, y dice a Sion: Tu Dios reina!”

(Is.52.7). El trabajo de evangelista es una forma de

asestar un duro golpe a la actividad demoniaca.

El escudo romano cubría prácticamente todo el

cuerpo y su cubierta de piel de animales era

mojada antes de la batalla, lo que permitía apagar

las flechas encendidas de los arqueros enemigos.

Del mismo modo, los serios ataques a la santidad

de los creyentes se pueden combatir de forma

eficaz mediante la fe en el que lo puede todo (Job

42.2), el que nos posee como propiedad exclusiva

(Sal. 100.3;1 P.2.9), y el que nos dará la salida ante

cualquier tentación (1 Co. 10.13).

El yelmo o casco es la seguridad de que somos

redimidos. La duda intoxica del mismo modo que

una gota de aceite lo hace con el agua en enormes

cantidades. No se puede resistir al padre de las

mentiras sin estar seguros de que pertenecemos

eternamente a Jesús en virtud de la fe en su

sacrificio expiatorio. El apóstol Pablo enseña que la

salvación es una experiencia a la vez presente (Ef.

2.8) y futura (1 Tes. 5.8). Thomas Brooks escribió

una reflexión que bien pudiera ser su propia

experiencia portando este casco de la salvación:

Un hombre tal vez me pueda quitar mi oro,

pero no podrá jamás quitarme a mi Dios.

Dios está tan unido a su pueblo por su amor

eterno, por su pacto, por la sangre de su Hijo

y por su juramento, que ningún poder creado

será capaz nunca de separarlo de su pueblo.39

Por último, la espada del Espíritu es la Biblia. El

arma que Cristo usó durante su tentación en el

desierto fue precisamente la Biblia de su tiempo

(Antiguo Testamento) según san Mateo 4:1-11, y es

el ejemplo que nos dejó. No conocer la Biblia o

conocerla y no practicarla es un seguro boleto al

fracaso en el combate espiritual.

Thomas Manton, en una excelente reflexión acerca

de la lucha contra la tentación demoníaca,

escribió:

La verdad es más importante que el oro o los

rubíes, y “ninguna cosa se le puede

comparar” (Pr. 3.15). La verdad es el espejo

celestial donde podemos ver el

brillo y gloria de la sabiduría divina, de su

poder, grandeza, amor y misericordia. En

este espejo ustedes

podrán ver la cara de Cristo, el favor de

Cristo, las riquezas de Cristo y el corazón de

Cristo -latiendo y trabajando dulcemente

39 Rushing R, editor, Voices from the past. , nota al 22 de enero.

para sus almas. Oh! que sus

almas se ciñan a la verdad, como Rut lo hizo

con

Nohemí (Rt. 1:15-16) diciendo: “No dejaré la

verdad, no le daré la espalda; sino que

adonde vaya la verdad yo iré, donde la

verdad viva yo viviré y nada sino la muerte

podrá apartar la verdad de mi alma”...”.40

Así que el creyente tiene que defenderse mediante

el conocimiento de la verdad, de su justificación en

Cristo y su carácter transformado, su quehacer

evangelístico, su seguridad de que es salvo

eternamente y nada lo puede separar de Cristo, y

su invocación de la fe ante la tentación. Los

elementos de la armadura no son en realidad

fracciones aisladas sino componentes de un todo

que es en realidad inseparable.41

ARMADURA ALGUNOS USOS EN LA

VIDA DIARIA

El cinturón de

la verdad.

Contra la duda acerca de

la bondad, misericordia y

fidelidad de Dios y su

Palabra revelada.

40 Brooks, T. Precious remedies againts Satan´s devices. Cap. XI, no.5.

41 Para más sobre este tema véase mi trabajo Satanás: Observacionesbíblicas sobre la lucha espiritual, 2014, disponible enhttps://semillabiblica.wordpress.com/mis-ensayos.

La coraza o

pechera de la

justicia.

Contra las acusaciones de

Satanás de que no somos

hijos de Dios o que él no

nos perdonará.

El calzado del

aprestro del

evangelio de la

paz.

Contra la falta de celo en

la evangelización y el

desánimo al pensar que

no somos útiles en la obra

del ministerio.

El escudo de la

fe contra los

dardos del

enemigo.

Contra las filosofías

impías y ateas, y contra

las crisis que podemos

atravesar durante la

enfermedad o la pérdida

de algo o alguien que era

muy valioso para

nosotros.

El yelmo o

casco de la

salvación.

Contra las teologías falsas

que nos hacen pensar que

Dios nos puede enviar al

infierno si no somos

perfectos.

La espada del

Espíritu que es

la Palabra de

Dios.

Contra toda clase de

desánimos, herejías y

dudas en cuanto a

nosotros mismos, Dios y

el mundo.

8.4 Conclusión

La influencia demoníaca es un tema serio. Como el

mundo juega con ella y la caricaturiza pocos se

toman el tiempo de comprenderla y combartirla

mediante las órdenes que hallamos en las

Escrituras: una vida redimida de obediencia al

Señor, de búsqueda de santidad, de amor, dominio

propio, gozo y demás frutos del Espíritu Santo (Gá.

5:22–23). La perversión y depravación ético-moral

que observan los analistas sociales que no son

cristianos regularmente se queda en la superficie.

Lo que Satanás es capaz de generar en el ser

humano que vive sin Dios -sin su amor y perdón

redentivos- es incomprensible. Y esto no es como

opinan muchos en su ignorancia “echarle la culpa

al diablo”. Cada uno es responsable por su propio

pecado (Ez. 18.4) pero también lo es el que

maquina destrucción y mentira desde el principio

(2 Co. 2.11; Jn.8.44; Ap.12.10).

Por eso es importante estar alertas mortificando

nuestro pecado o dicho de otro modo: puliendo a

diario nuestra armadura, afilando nuestra espada,

empapando bien nuestro escudo en las aguas de la

regeneración espiritual y ajustándonos el calzado y

las ropas para andar firmes por este mundo de

maldad. Pablo libró esta batalla durante todo su

ministerio y enseñó aquí cómo proceder para

triunfar. Esta doctrina vale más que el oro.

8.5. Preguntas para el estudio

1. ¿Quién es Satanás?2. ¿Por qué es importante saber que está

derrotado?3. ¿Qué equivocaciones comete la Iglesia de hoy

respecto a la lucha espiritual?4. ¿En qué consiste la armadura del cristiano?5. ¿Por qué es importante conocer la verdad?6. ¿Es saludable para la fe el dudar?7. ¿De qué manera podemos crecer en la

seguridad de la salvación?8. ¿Cuál es el lugar de la Biblia en la lucha

espiritual?9. ¿Qué nos enseña la tentación de Cristo en el

desierto acerca de las tácticas de Satanás?10.¿Cómo podemos ayudar a nuestros

hermanos a tener una mejor comprensión,

una correcta, sobre la persona de Satanás y

su poder?

CONCLUSIÓN GENERAL

La Biblia dice en Dt.32:46-47:

...Fijad en vuestro corazón todas las palabras

con que os advierto hoy, las cuales

ordenaréis a vuestros hijos que las obedezcan

cuidadosamente, todas las palabras de esta

ley. Porque no es palabra inútil para

vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por

esta palabra prolongaréis vuestros días en la

tierra adonde vosotros vais, cruzando el

Jordán a fin de poseerla.

Estudiar el libro de los Efesios nos muestra cómo

Dios está obrando en cada parte de la vida

cristiana. Se ocupa en la instrucción acerca de

quiénes somos y quién es él, y cómo debemos vivir

nuestra vida privada, familiar y pública. No existe

forma de equivocarse acerca de la naturaleza de

nuestra condición redimida, de nuestra herencia y

de las evidencias que autentican nuestra

pertenencia al pueblo del pacto. Por eso es que

Efesios debe ser fijado en nuestro corazón.

No hemos esforzado en esta obra por desglosar las

riquezas en Cristo y las órdenes de Dios para tener

una vida santa, aderezándolo todo con escritos y

citas de diversos autores. La finalidad que

esperamos haya sido colmada es haber estimulado

la reflexión sobre la verdad y haber logrado una

comprensión más sana y profunda sobre la vida

cristiana. Nada es más importante en este mundo

que un continuo y edificante estudio sobre las

Escrituras.

En este tenor el apóstol Pedro ordenó:

Busquen, como los niños recién nacidos, la

leche espiritual no adulterada, para que por

medio de ella crezcan y sean sabios (1 P. 2.2,

RVC).

La palabra “buscar” puede también traducirse

como desear con vehemencia. No es un deseo

ocasional como lo sería un antojo, ni tampoco es

una autoimposición legalista como ocurre con una

disciplina a la que uno se esfuerza por entrar y

permanecer (piénsese por ejemplo en el ejercicio).

Esta búsqueda es algo que, en el contexto, se da de

forma natural. Por eso el apóstol indica que este

deseo debe ser igual que el que tienen los niños

recién nacidos por la leche materna. Estos bebés

anhelan el alimento de sus madres de una manera

completamente esperada: despiertan y lloran por

ella; es su fuente de seguridad, consuelo, y de

unidad con su progenitora. Ser amamantado abre

un vínculo que parecía cerrado al salir del vientre y

lo perpetúa en la vida del recién nacido hasta bien

entrados sus años, con efectos físicos y mentales

perdurables en su desarrollo.

Entonces Pedro dice que los cristianos debemos

anhelar como niños recién nacidos la leche

espiritual no adulterada. ¿Pero qué clase de leche

es esta? Primero nos dice que es pura, sin

contaminación. Además es algo que recibimos

gratuitamente de otro, y ese otro debe ocuparse en

darnos el alimento sin polución ni agente dañino

alguno para nuestra salud. Es además de pura una

leche espiritual. Su objetivo primordial es

nutrirnos interiormente y hacernos crecer

dándonos sabiduría.

Por ello, concluimos que el apóstol está tratando

aquí de la educación cristiana, libre de herejías y

consistente con las Escrituras. El que comúnmente

ofrece la leche espiritual es el maestro de la Iglesia

así instituido por el Espíritu Santo (Ef. 4:11–12): el

predicador, pastor, anciano y obispo. Y también lo

es el padre y la madre de familia (Pr. 22.6). Todo el

que enseña a otro la verdad bíblica ofrece leche

espiritual. Así que todos estos agentes están

llamados a darla -la verdad- pura y sin

adulteración. La prueba de que se está ante una

enseñanza pura es esta: que el que la recibe se

convierte cada día en un ser más renovado por la

gracia de Dios y más sabio (Ro. 12.2; Fil. 4:8–9), lo

cual significa sencillamente que se conforma a la

palabra revelada en la Biblia (1 R. 3.9; Ecl. 7.12; 1 Jn.

3.24).

Efesios es un libro que contiene instrucciones para

todo el espectro de la vida de fe. Que este trabajo

sirva en adelante como una obra de referencia más

entre la marejada de trabajos de mejores autores

que como nosotros ha quedado maravillada al

acercarse a esta obra revelada.

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SOBRE EL AUTOR

Juan Paulo Martínez es Maestro en Teología y

fundador del ministerio Permanece Fiel. Está casado

y tiene dos hijos. Se congrega junto a su familia en

Amistad Familiar en Mexicali, Baja California,

México.

Su cuenta Twitter es @JPauloMartinez. Facebook:

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