UD 3 EL ROMANCERO

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Apuntes de Literatura 20010/11 UD 3. SIGLO XV: EL ROMANCERO 1 1. DEFINICIÓN ROMANCE /ROMANCERO Al principio de la Edad Media se llamaba romance a toda lengua vulgar derivada del latín para distinguirla de éste. Después pasó a designar a las obras traducidas del latín a la lengua vulgar (romanear), y de ahí, a cualquier obra escrita en lengua común. En el siglo XV encontramos la palabra romance referida a un determinado tipo de poesía. En el siglo XVI, Juan de Valdés en su aparece la palabra “romance”con dos significados : el poema y la lengua románica. En el siglo XVI se usó el término “romancero” para designar la colección de romances, y éste es el significado qu utilizamos nosotros para referirnos al conjunto de todos los romances. En la wikipedia también se nos explica qué el romance e incluso podemos acceder via internet a romances cantadeos, por ejemplo romances cantados/del valle de Campoo o de “tecnosaga”, donde este último ofrece romances de tradición oral con música y donde podemos escuchar el del cantautor José Antonio Alonso “El país de los líquenes”. De hecho muchas canciones de la actualidad conservan esa estructura romance octosilábica para ser recordada con mayor facilidad (escuchad Melendi, la oreja de Van Gogh, Sueño de Morfeo para reconocerla). De lo que no cabe duda es que los romances son poemas orales, cantados y tradicionales. El que aparezcan en textos escritos se debe a que has sigo recolectados para su conservación. Se transmiten de viva voz acompañados con música y perduran porque son memorizados y recreados por genes distintas a lo largo del tiempo. No hay unb texto fijo de un determinado romance, sino que cada no lo canta a su modo, conservando la unidad mínima del tema, pero variando la manera de decirlo (métrica, rima, música, etc). Estaba el señor don Gato, canción infantil y romance, es una versión antigua recogida en Extremadura, donde se encuentran en otras versiones palabras sinónimas distintas pero que no cambian el sentido del conjunto. CLASIFICACIÓN DE LOS ROMANCES Podemos distinguir los romances desde dos puntos de vista, cronológico y temático: desde el punto de vista cronológico se establece la distinción entre el Romancero Viejo, conjunto de romances tradicionales de tema medieval, y el Romancero Nuevo, constituido por el conjunto de romances escritos por los poetas cultos de los siglos XVI y XVII. Aunque para un estudio más profundo de los romances cabe distinguirlos por su temática. Los poemas que recoge el romancero son de temática muy variada, aunque Teresa Shaw han agrupado en conjuntos que tratan el mismo asunto: épico-nacionales, épico-caballerescos históricos-noticieros, moriscos, novelescos y de tema bíblico. o Épico-nacionales:Se relacionan con las gestas que narran la formación de la nación castellana. Se pueden agrupar, a su vez, en ciclos, según el héroe al que se refieran: Don Rodrigom Bernardo del carpio, Fernán Gonzáles, los infantes de Lara, el Cid,… o Épico-caballerescos: provienen en su mayoría de los cantares de gesta franceses, como los carolingios, en torno a la corte de Carlomagno. También se incluyen los poemas del ciclo bretón, es decir, las leyendas del rey Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda. Comentario [bc1]: Este romance se canta al corro estando los niños cogidos de la mano. Al terminar cada estrofa, uno de los niños se vuelve de espaldas y sigue girando el corro en esta posición. Al final de cada estrofa otro niño se gira de espaldas hasta que todos los niños están mirando hacia afuera. Entonces empieza a girarse mirando hacia el centro hasta terminar el romance. El romance se incluye al final de la unidad junto con Dónde vas Alfonso XII.

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Resumen para Bachillerato. Cataluña. 1º y 2º Bachillerato. Fuentes: Lengua y literatura Española de Lázaro y Tusón. Anaya editorial.

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Apuntes de Literatura 20010/11

UD 3. SIGLO XV: EL ROMANCERO

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1. DEFINICIÓN ROMANCE /ROMANCERO

Al principio de la Edad Media se llamaba romance a toda lengua vulgar derivada del

latín para distinguirla de éste. Después pasó a designar a las obras traducidas del latín a

la lengua vulgar (romanear), y de ahí, a cualquier obra escrita en lengua común.

En el siglo XV encontramos la palabra romance referida a un determinado tipo de

poesía. En el siglo XVI, Juan de Valdés en su aparece la palabra “romance”con dos

significados : el poema y la lengua románica.

En el siglo XVI se usó el término “romancero” para designar la colección de romances,

y éste es el significado qu utilizamos nosotros para referirnos al conjunto de todos los

romances.

En la wikipedia también se nos explica qué el romance e incluso podemos acceder via

internet a romances cantadeos, por ejemplo romances cantados/del valle de Campoo o

de “tecnosaga”, donde este último ofrece romances de tradición oral con música y

donde podemos escuchar el del cantautor José Antonio Alonso “El país de los

líquenes”. De hecho muchas canciones de la actualidad conservan esa estructura

romance octosilábica para ser recordada con mayor facilidad (escuchad Melendi, la

oreja de Van Gogh, Sueño de Morfeo para reconocerla).

De lo que no cabe duda es que los romances son poemas orales, cantados y

tradicionales. El que aparezcan en textos escritos se debe a que has sigo recolectados

para su conservación. Se transmiten de viva voz acompañados con música y perduran

porque son memorizados y recreados por genes distintas a lo largo del tiempo.

No hay unb texto fijo de un determinado romance, sino que cada no lo canta a su modo,

conservando la unidad mínima del tema, pero variando la manera de decirlo (métrica,

rima, música, etc).

Estaba el señor don Gato, canción infantil y romance, es una versión antigua recogida

en Extremadura, donde se encuentran en otras versiones palabras sinónimas distintas

pero que no cambian el sentido del conjunto.

CLASIFICACIÓN DE LOS ROMANCES

Podemos distinguir los romances desde dos puntos de vista, cronológico y temático:

desde el punto de vista cronológico se establece la distinción entre el Romancero Viejo,

conjunto de romances tradicionales de tema medieval, y el Romancero Nuevo,

constituido por el conjunto de romances escritos por los poetas cultos de los siglos XVI

y XVII.

Aunque para un estudio más profundo de los romances cabe distinguirlos por su

temática. Los poemas que recoge el romancero son de temática muy variada, aunque

Teresa Shaw han agrupado en conjuntos que tratan el mismo asunto: épico-nacionales,

épico-caballerescos históricos-noticieros, moriscos, novelescos y de tema bíblico.

o Épico-nacionales:Se relacionan con las gestas que narran la formación de la

nación castellana. Se pueden agrupar, a su vez, en ciclos, según el héroe al que

se refieran: Don Rodrigom Bernardo del carpio, Fernán Gonzáles, los infantes

de Lara, el Cid,…

o Épico-caballerescos: provienen en su mayoría de los cantares de gesta

franceses, como los carolingios, en torno a la corte de Carlomagno. También se

incluyen los poemas del ciclo bretón, es decir, las leyendas del rey Arturo y los

caballeros de la Mesa Redonda.

Comentario [bc1]: Este romance se canta al corro estando los niños cogidos de

la mano. Al terminar cada estrofa, uno de los niños se vuelve de espaldas y sigue

girando el corro en esta posición. Al final

de cada estrofa otro niño se gira de espaldas hasta que todos los niños están mirando

hacia afuera. Entonces empieza a girarse

mirando hacia el centro hasta terminar el romance. El romance se incluye al final de

la unidad junto con Dónde vas Alfonso XII.

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o históricos-noticieros, cuentan los acontecimientos más relevantes según se van

sucediendo en los distintos reinados, y tienen muchas veces la intención de

propagar las diversas versiones de un mismo hecho, según los bandos. Entre

éstos destacan los referidos al reinado de Pedro I de Castilla (1334-1369),

llamdo por unos el Cruel y por otros el Justiciero.

o Histórico-fronterizos, que narran las historias de la lucha en la frontera entre

los reinos cristiano y musulmán en los tiempos de la Reconquista.os, que narr

o Moriscos: pertenecen al Romancero nuevo, pero en muchos de ellos se dio un

proceso de tradicionalización, es decir, se difundieron oralmente. Estos

romances se vinculan a los fronterizos de la Reconquista, aunque adoptan

muchas veces el punto de vista del árabe y se caracterizan por la idealización del

mundo musulmán y por el tono emotivo de las situaciones.

o Novelescos, narran aventuras inventadas y con temas diversos. Algunos, como

los de engaños o los de cautivos, están tomados del folclore europeo; pero

predominan los de amor (amor infiel o desdichado, la malcasada, el adulterio…).

o Tema bíblico y clásico. Narran historias de la antigüedad tomadas de la Biblia o

de la mitología grecolatina.

LA MÉTRICA DE LOS ROMANCES

Se pueden distinguir varios tipos de métrica que nos indican la época en que se

compusieron. Unos han heredado de los cantares de gesta estar constituidos por tiradas

monorrimas de dieciséis sílabas y separadas por una cesura. Posteriormente, hacia el

siglo XIV se detecta una tendencia hacia la irregularidad, con el predominio de los

hemistiquios de ocho sílabas. Menéndez Pidal afirma que esta tendencia se extrema en

los romances, pues de esta manera se adquiere una mayor musicalidad.

El romance, según Shaw, dejó de recitarse como las gestas y pasó a anotarse con un

ritmo musical apto para el canto y la danza. Por lo que poetas, músicos y cantores

profesionales eliminaron en el siglo XV las irregularidades apartándose de esta manera

cada vez más de las gestas, hasta que los romances empezaron a copiarse y escribirse

directamente en versos breves (octosilábicos) donde solamente rimaban los pares.

En resumen, que la métrica antigua es de versos largos de dieciséis sílabas y

monorrimos; y la métrica moderna del romance queda en versos octosilábicos donde los

pares riman y los impares quedan sueltos.

Con objeto de regularizar la rima se produce una práctica arcaizante denominada –e

paragógica, y muy utilizada en las gestas. Consiste en añadir una –e al final de los

versos agudos (mar/mare, pan/pane, dar/dare…).para arreglar algunas rimas. La –e

paragógica es una –e etimológica que indica la antigüedad y la popularidad de un

romance.

Este sistema de rimas es una continuación del usado por los cantares de gesta. La –e

asonántica tenía su justificación en el origen etimológico de la lengua, en los siglos X y

XI del castellano, cuando la é final latina no había desaparecido. Entonces era habitual

decir: pane, servere, señore, ciudade … porque parecían más doctos. Y sellegó hasta el

puento de lo que se llaman formas ultracorrectas.

Pero en los siglos siguientes, hasta el XIII, se dio la tendencia contraria, probablemente

por influencia francesa, y en la forma elegante de hablar se tendía a suprimir la –e en

muchas palabras del idioma (par, fuert, infant, delant, noch, etc)

Comentario [bc2]: Siglos XII-XIII

Comentario [bc3]: En términos que ni en latín llevaban la –e final, se mal

corregían agregándoles esa vocal, supuestamente más culta.

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En el siglo XIII, el rey Alfonso X el Sabio impulsó la restitución de la –e final con la

intención de regularizar la ortografía.

La –e paragógica es una –e etimólogica que indica la antigüedad y la popularidad de

un romance. Por esos en los romances más modernos se utilizaba a veces como una

forma arcaizante para imitar lo que se consideraba un rasgo del estilo popular.

Por lo que respecta a la música del romance, éste se aparta de la épica. Por lo general el

romance antiguo no tiene estribillo, aunque se observará en algún caso como en el

romance Pérdida de Alhama: “Ay de mi Alhama!. Este estribillo se hizo famoso y se

utilizaba como una exclamación en el habla corriente.

El estribillo en el ámbito culto

Los músicos cortesanos de finales del siglo XV solían añadir un estribillo al romance

cada cierto número de versos para adaptarlo a la melodía musical. Se trataba de un

artificio tomado de la poesía lírica (y muy frecuente en las canciones populares).

Algo parecido encontramos en el romance sobre la pérdida de Alhama (1482), ciudad

del reino de Granada. El estribillo en este caso expresa el lamento del rey moro (¡Ay de

mi Alhama!).

Durante el s. XVI algunos poetas cultos también escribían romances con estribillo para

darles tono popular. Así Góngora repite en uno de sus romances: “¡Qué se nos va la

Pascua, mozas/que se nos va la Pascua!”, cada ocho versos.

Y en el siglo XX tenemos magníficos ejemplos de García Lorca, como el romance

Baladilla de los tres ríos, cuyo estribillo dice: “Ay amor/que se fue por el aire”.

Fuera del ámbito culto es difícil descubrir romances antiguos con estribillo. En la

tradición oral moderna es más frecuente, pero a veces un mismo estribillo seive para

distintos romances, y en otras, el estribillo cambia de una versión a otra.

Por lo general, el estribillo se adapta a la medida de ocho síbabas y a la rima del

romance, pero no a su contenido. Suelen ser sílabas insignificantes o sonidos

onomatopéyicos como el miarramiau, miau, miau de “Estaba el señor don Gato”.

ESTRUCTURA

La estructura es otro de los aspectos formales del romance que nos ayuda a

identificarlo. Según Menéndez Pidal, gran estudioso del Romancero, los romances

construyen su relato según cómo narren la historia: si nos la cuentan entera, se trata

de un romance-cuento; o bien sólo un momento del relato, romance-escena. A esta

clasificación cabe añadir el romance-diálogo.

La diferencia entre el romance-cuento y el romance-escena está en que el primero

presenta la historia completa (aunque sólo se trate de un suceso), con nudo,

desenlace y alusión a los antecedentes. Este tipo de estructura presenta una historia

completa con antecedentes, nudo y desenlace, que no exige una extensión

derterminada, ya que se puede contar un hecho en pocos versos como por ejemplo,

“Cata Francia, Montesinos”(23 v.) o en muchos versos, como en el romance épico

“Ya se salen de Castilla”(297 v.). Y la historia completa puede relatarse en distintos

romances, todos ellos relatan las aventuras y desventuras del personaje.

En el romance-escena, la fragmentación es mucho más acusada y, como su nombre

indica, sólo se presenta una escena, un momento, sin ningún tipo de introducción o

desenlace. Es raro encontrar romances-cuento entre los tradicionales, debido al

proceso de selección que éstos han sufrido a lo largo de su pervivencia en la

tradición oral; por eso, los romances-cuento suelen ser romances completados

tardíamente.

Comentario [bc4]: Los romances que se cantan con estribillo, elemento

perteneciente a la lírica, no se hallan en la

épica española.

Comentario [bc5]: Bibl. www. Canciones populares, se incluyen al final de

la unidad.

Comentario [bc6]: objeto de nuestro estudio como ejemplo de romance épico-caballeresco sobre materia de Francia

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Como ejemplo de romance-cuento tenemos dos versiones de El prisionero (una

larga y otra abreviada).

Si en los romances-cuento se narra una historia completa, en los romances-escena se

presenta un momento de ella; se trata siempre de una situación clave, sin referencia

a elementos externos, que es ofrecida al oyente, o al lector, como si se realizara en el

presente. La concentración del realato es máxima.

Los romances escena pueden ser narrados en tercera persona con la inclusión del

diálogo entre los personajes, como ocurre normalmente en los romances-cuento.

Por último, los romances-diálogo son los que tienen un estilo enteramente dramático

y están construidos sólo con el diálogo. En estos casos presenciamos de una forma

directa el encuentro o enfrentamiento entre los personajes. La escena gira en torno

al enfrentamiento verbal de personajes y al contraste de ideas, lo que la hace más

atractiva.Un ejemplo de ello lo tenemos en La dama y el pastor, en el que cada

elemento del paisaje o de la descrición de los personajes, al igual que sus actitudes,

se nos revela a través del diálogo que ambos mantienen.

El fragmentarismo es la característica más original de los romances-escena.

Consiste en la presentación de la escena como si fuera un episodio desprendido de

un relato más amplio. Podemos encontrar fragmentarismo inicial o final. En el

inicial a veces se introduce la escena con una breve narración que nos explica los

antecedentes. Sin embargo, lo más frecuente es oír al personaje desde el primer

verso sin saber nada de él (recordemos Quejas de doña Lambra: “-Yo me estaba en

Barbadillo/ en esa mi heredad”). El fragmentarismo final deja en suspense la escena

y obliga al oyente a imaginar el desenlace. Sobre este tipo de fragmentarismo

tenemos muestra en el Romance del conde Arañadlos. La versión más popular nos

deja en suspense sobre la naturaleza del marinero y su cantar.

LENGUA

Otro de los aspectos formales a analizar es la lengua de los romances. jRecordemos

que se trata de una poesía de transmisión oral: una mayoría de personas interviene

en su difusión y la modifica recreándola de nuevo en cad acto de habla. El uso

habitual de ciertas fórmulas y modos de repetición, el empleo peculiar de los

tiempos verbales y el recurso a un vocabulario siempre sugerente crea una manera

especial de decir, que caracteriza el romance y facilita la memorización.

Fórmulas, repeticiones, uso de tiempos verbales, vocabulario.

Fórmulas lingüísticas (introductorias, repetición, uso de tiempos verbales y

vocabulario)

Las fórmulas son grupos de palabra que se repiten de forma similar en situaciones

análogas. Se ha comprobado que uno de cada diez versos de los romances antiguos

es una fórmula, lo que da idea de su importancia. Aparecen en todo tipo de

romances, pero son más abundantes en los de ciclo carolingio.

Fórmulas lingüísticas INTRODUCTORIAS

De narración:

Abundan las que señalan el lugar de la acción:

“Por los campos de Jerez”,

“En los reinos de León”.

Y las que presentan al personaje:

Comentario [bc7]: Será estudiado en clase de manera individual y se realizará un

comentario de texto más completo,

incluyendo un análisis de la lengua.

Comentario [bc8]: Romance de tipología novelesca

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“Estábase la condesa”,

“Don Rodrigo Rey de España”.

De diálogo:

“Allí habló el conde Arnaldos, /bien oiréis lo qué dirá”,

“Respondióle el marinero, /tal respuesta le fue a dar”

“estas palabras dixera”.

De acción:

“Ya se parte el buen Cid”,

“Vuelve riendas al caballo”,

“Luego va descabalgar”,

“Tantos mata de los moros”,

“A cazar va el caballero”.

Aluden al tiempo:

Hacen referencia a las fiestas religiosas o paganas, y a hechos naturales:

“la mañana de san Juan”,

“Media noche era por filo/ los gallos quieren cantar”,

“otro día de mañana”,

“Antes de los treinta días”.

De Saludo:

“Norabuena estéis, mi tío/ _ mi sobrino, vien vengáis”,

“MantengavosDios, buen rey”,

“-Bien venido seas, el moro. /_ Buena sea tu venida”.

De Maldición:

Las más frecuentes de este grupo aparecen en el romance carolingio “En los campos de

Alventosa”:

“Maldiciendo iba el vino, / maldiciendo iba el pan”,

maldiciendo iba la mujer/ que tan solo un hijo pare”.

En romances de otro tipo encontramos estas:

“Maldito seas, Rodrigo”,

“Reventar debía la madre/ que a su hijo no esperaba”,

“_Mal hora vengáis, maestre”.

De Caracterización: son epítetos aplicados a personajes:

“Buen caballero probado”,

“ la flor de la morería”,

“ la triste reina de Nápoles”,

“el de la barba vellida”,

“el buen conde”.

De Actualización: denominadas por Menéndez Pidal de estilo intuitivo.

Son típicas de la poesía de transmisión oral, por lo que aparecen también en las

canciones épicas. Son las destinadas a llamar la atención del oyente, presentándole

los hechos como si ocurrieran delante de él. Y, de este modo, el romance presenta ante

nuestros ojos la acción siempre actual, y nos hace partícipes de ella, como si fuéramos

sus personajes o testigos.

Inicio del relato:

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-Habitualmente por el narrador: maneja el relato desde el principio y en ocasiones se

declara cercano al hecho, lo que da mayor realismo al relato. En la mayoría de los casos,

el narrador se dirige al oyente para hacerle partícipe del diálogo:

“allí habló Baldovinos, /bien oiréis lo que dirá”

o de los sentimientos del personaje:

“Cuando el conde esto oyera /ved cuál podía estar!

También señala proximidad de la acción:

“ya comienzan los franceses”

“Helo, helo por do viene”

Y por último, también hace eco de los sentimientos del oyente exponiéndolos con

alguna exclamación:

“¡Quien hubiese tal ventura”

“Ay Dios, qué buen caballero7fue don Rodrigo de Lara”

-En algunos romances: en 1ª persona, el personaje parece dirigirse a nosotros:

“ En los tiempos que me vi”

“Yo me estando en Giromena”

“De la luna tengo queja”

-Otras: el hablante se dirige al protagonista con una apelación directa y de este modo,

todo el que canta el romance se siente narrador.

“Cuan traidor eres, Marquillos!

Buen alcalde de Cañete, /mal consejo habéis tomado”

También puede hacerse un apóstrofe o apelación al lugar en que se desarrolla la acción

(la personificación del lugar llama la atención enseguida):

“Alora la bien cercada/ tú que estás en par del río!

“Río Verde, río Verde,/ más negro vas que la tinta”

En general, la repetición de las fórmulas llama la atención del oyente que puede así

recordar mejor el poema y volverlo a cantar.

REPETICIÓN

La repetición es otra manera de facilitar la transmisión oral del romance. Su uso es tan

frecuente que se puede hablar de ella como de un procedimiento para construir

romances. A diferencia de las fórmulas, apenas aparece en los cantares épicos, sin

embargo es fundamental en la lírica popular.

Se distinguen tres tipos de repetición: fónica, semántica y sintáctica.

La repetición fónica consiste en la aparición del mismo grupo de sonidos en uno o más

versos, en forma de aliteración:

“todas visten un vestido, / todas calzan un calzar”.

La repetición semántica o repetición de palabras y/o conceptos semejantes:

“mentides, el rey, mentides”

“-Alburquerque, Alburquerque”

do la yegua pone el pie, Babieca pone la pata”

“triste estaba y muy penosa”

“más alegre y placentero”

También debemos distinguir la respuesta-calco y el paralelismo dentro de la repetición

semántica. Según Mercedes Díaz Roig se añade una forma de repetición un poco más

complicada, aunque de fácil reconocimiento, se trata de la respuesta-calco: donde un

personaje interviene en el diálogo y otro, después de repetir lo que aquél ha dicho,

negándolo, afirma algo distinto:

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-Yo te daré mis tres hijas

y mi mujer por esclava.

-Yo no quiero tus tres hijas,

ni tu mujer por esclava,

que quiero que cuando mueras,

a mí me entregues el alma.

Este tipo de repetición es muy frecuente. Marca un ritmo lento que detiene el relato y

aumenta la tensión.

El paralelismo es una forma de repetición típica de la lírica tradicional, que también

aparece en el romancero. Consiste en la sucesión de dos versos iguales con una pequeña

modificación al final del verso, que puede ser sinonímica, antonímica o de inversión

verbal.

Sinonímica: las palabras finales significan lo mismo: “¿Dónde vas loba maldita?/ ¿Dónde vas loba malvada?”

Antonímica: cuando las palabras finales son de significado opuesto: “-Qué culpa tienen los viejos/ ¿Qué culpa tienen los niños?”

Con inversión verbal: “Dime tú, la niña blanca/ dime tú, la blanca niña”

Repetición sintáctica

Se dice que existe repetición sintáctica entre versos cuando poseen la misma estructura

oracional. Es muy frecuente en el Romancero la repetición sintáctica entre tres versos

con la aparición de un cuarto verso diferente y puede presentarse también en forma de

paralelismo:

“Las ciento hilaban oro,

las ciento tejen cendal,

las ciento tañen instrumentos

para doña Alda hogar”

La repetición sintáctica muestra monotonía frente un fuerte contraste con el verso final

que mantiene el interés del lector. También es otro modo de facilitar el canto y la

memorización en los romances modernos de la tradición oral.

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El señor don Gato

Estaba el señor Don Gato

sentadito en su tejado

marramiau, miau, miau,

sentadito en su tejado.

Ha recibido una carta

por si quiere ser casado,

marramiau, miau, miau, miau,

por si quiere ser casado.

Con una gatita blanca

sobrina de un gato pardo,

marramiau, miau, miau, miau,

sobrina de un gato pardo.

El gato por ir a verla

se ha caído del tejado,

marramiau, miau, miau, miau,

se ha caído del tejado.

Se ha roto seis costillas

el espinazo y el rabo,

marramiau, miau, miau, miau,

el espinazo y el rabo.

Ya lo llevan a enterrar

por la calle del pescado,

marramiau, miau, miau, miau,

por la calle del pescado.

Al olor de las sardinas

el gato ha resucitado,

marramiau, miau, miau, miau,

el gato ha resucitado.

Por eso dice la gente

siete vidas tiene un gato,

marramiau, miau, miau, miau,

siete vidas tiene un gato.

Dónde vas, Alfonso XII

Dónde vas, Alfonso XII,

dónde vas triste de tí? Voy en busca de Mercedes

que hace tiempo no la ví.

Ya Mercedes está muerta,

muerta está, que yo la ví,

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cuatro duques la llevaban

por las calles de Madrid.

Su carita era de cera

y sus manos, de marfil,

y el velo que la cubría,

de color carmesí.

Sandalias bordadas de oro

llevaba en sus lindos pies,

que se las bordó la infanta,

la infanta doña Isabel.

El manto que la envolvía

era rico terciopelo

y en letras de oro decía:

"Ha muerto cara de cielo"

Los faroles de las calles

con gasas negras están,

porque se ha muerto Mercedes

y luto quieren llevar Los caballos de Palacio

ya no quieren pasear,

porque se ha muerto Mercedes

y luto quieren llevar. Ya murió la flor de Mayo,

ya murió la flor de Abril,

ya murió la blanca rosa,

rosa de todo Madrid.

SUGERENCIAS DE JUEGO

Este romance se canta al corro estando los niños cogidos de la mano. Al terminar

cada estrofa, uno de los niños se vuelve de espaldas y sigue girando el corro en

esta posición. Al final de cada estrofa otro niño se gira de espaldas hasta que todos

los niños están mirando hacia afuera. Entonces empieza a girarse mirando hacia el centro hasta terminar el romance.