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Universidad Andina Simón Bolívar
Sede Ecuador
Área de Letras y Estudios Culturales
Programa de Maestría en Estudios de la Cultura
Mención en Comunicación
Memoria social e identidad comunal: el festejo conmemorativo del centenario de la Comuna de Santa Clara
de San Millán
Autora: Gabriela Vanessa Arguello Torres
Tutor: Guillermo Bustos
Quito, 2015
2
CLAUSULA DE CESIÓN DE DERECHO DE PUBLICACIÓN DE TESIS
Yo, Gabriela Vanessa Arguello Torres, autor/a de la tesis intitulada Memoria social e
identidad comunal: El festejo conmemorativo del centenario de la Comuna de Santa
Clara de San Millán, mediante el presente documento dejo constancia de que la obra es
de mi exclusiva autoría y producción, que la he elaborado para cumplir con uno de los
requisitos previos para la obtención del título de magíster en Estudios de la Cultura con
mención en Comunicación en la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador.
1. Cedo a la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, los derechos
exclusivos de reproducción, comunicación pública, distribución y divulgación,
durante 36 meses a partir de mi graduación, pudiendo por lo tanto la
Universidad, utilizar y usar esta obra por cualquier medio conocido o por
conocer, siempre y cuando no se lo haga para obtener beneficio económico. Esta
autorización incluye la reproducción total o parcial en los formatos virtual,
electrónico, digital, óptico, como usos en red local y en internet.
2. Declaro que en caso de presentarse cualquier reclamación de parte de terceros
respecto de los derechos de autor/a de la obra antes referida, yo asumiré toda
responsabilidad frente a terceros y a la Universidad.
3. En esta fecha entrego a la Secretaría General, el ejemplar respectivo y sus
anexos en formato impreso y digital o electrónico.
Fecha: 4 de noviembre de 2015.
Firma: ……………………........................
3
Resumen.
El 26 de julio de 1911, la Comuna de Santa Clara de San Millán, ubicada en el
centro norte de la ciudad de Quito, fue legalmente reconocida por el entonces Presidente
de la República Gral. Eloy Alfaro. La presente tesis estudia el proceso de
conmemoración del centenario ocurrido entre los meses de junio y agosto de 2011, cien
años después de este acontecimiento histórico. Un acercamiento a la memoria social de
esta comunidad, para comprender cómo esta celebración ocurre, se desarrolla y se
proyecta hacia la concreción de demandas por parte de la comunidad y sus procesos de
construcción identitaria. La investigación indaga en el proceso de configuración del
festejo, así como también en los intereses o propósitos que éste persigue, los sentidos
que de ahí se desprenden, su dimensión identitaria. Se aproxima también, a la manera en
que este ejercicio de rememoración dinamiza en un mismo tiempo y espacio con otra
celebración que ocurre paralelamente, la de Santa Clara de Asís, patrona de la
comunidad. El trabajo se encuentra estructurado en dos momentos. El primer capítulo
presenta una descripción general del festejo, que permite identificar el marco narrativo,
los discursos y actores que posibilitan esta acción del recuerdo, así como también los
componentes que hicieron parte de la celebración. El segundo capítulo desarrolla un
análisis sobre la forma en que se proyecta este acto conmemorativo en relación con el
reconocimiento público, la fe y la identidad. Un trayecto en el que la conmemoración
deviene útil para alcanzar determinados objetivos, y en el que los sentidos y
significados de la celebración se encuentran y desencuentran, se funden en una misma
fiesta.
Palabras clave: memoria, recuerdo, fiesta, conmemoración, centenario, Comuna
de Santa Clara.
4
[…] El intercambio de mercancías comienza allí
donde termina la comunidad.
Carlos Marx
Me preocupa un mundo sin testigos.
Carlos Fuentes
5
Índice.
Introducción. ................................................................................................................... 6
Capítulo uno. ................................................................................................................. 18
La conmemoración del centenario de la comuna de Santa Clara de San Millán.
..................................................................................................................................... 18
1.1. Cien años como comuna: origen y discursos de la conmemoración. ........... 19
1.2. Los actores y sus roles en la conmemoración. ................................................. 38
1.3. El centenario: prácticas y elementos conmemorativos. .................................... 44
Capítulo dos. .................................................................................................................. 60
Proyecciones de la conmemoración. ........................................................................ 60
2.1. La conmemoración en la esfera pública. .......................................................... 61
2.2. Fiesta y fe. ........................................................................................................ 71
2.3. Identidad comunal. ........................................................................................... 79
Conclusiones .................................................................................................................. 93
Repositorios consultados .............................................................................................. 99
Bibliografía. ................................................................................................................. 100
Fuentes primarias.................................................................................................... 100
Periódicos .............................................................................................................. 100
Documentos ........................................................................................................... 100
Entrevistas ............................................................................................................. 100
Fuentes secundarias. ............................................................................................... 101
Anexos. ......................................................................................................................... 106
Anexo # 1 .............................................................................................................. 106
Anexo # 2 .............................................................................................................. 108
Anexo # 3 .............................................................................................................. 112
Anexo # 4 .............................................................................................................. 113
6
Introducción.
Entre el 3 de junio y el 15 de agosto de 20111, la Comuna de Santa Clara de San
Millán ubicada en las faldas del Pichincha, al centro norte de la ciudad de Quito, celebró
sus fiestas centenarias. Cien años se cumplieron desde que en 1911, esta comuna fuera
reconocida legalmente por el entonces Presidente de la República Gral. Eloy Alfaro2. El
festejo de este acontecimiento constituye el caso de estudio para el presente trabajo, que
propone una aproximación a la memoria social de esta comunidad, a partir del análisis
de la conmemoración de su centenario. Un festejo que, cabe mencionar, se desarrolló
conjuntamente con otro en honor a la patrona de la comunidad, Santa Clara de Asís,
ambos como parte de una misma fiesta: en julio principalmente la parte secular y en
agosto la religiosa. Ambos componentes hacen parte del cuerpo de esta celebración y
para efectos del presente análisis se los ubica y estudia por separado, aunque como
veremos se muestran en convivencia en el mismo tiempo y lugar. El propósito de este
trabajo es comprender cómo, en este contexto, la conmemoración del centenario ocurre,
se desarrolla y se proyecta hacia los procesos de construcción identitaria y de lucha
diaria de la comunidad, desde su condición de comuna en medio de la ciudad. Para ello,
en primera instancia propongo hacer una descripción del festejo, que permita conocer
cómo se llevó a cabo la celebración, los discursos que la sostuvieron y las actividades
desarrolladas. Planteado este escenario, propongo en un segundo momento, un análisis
sobre la forma en que se proyecta este acto conmemorativo en relación con el
reconocimiento público, la fe y la identidad.
El estudio examina la forma en que las interpretaciones del pasado y la práctica
conmemorativa, entran en diálogo con las categorías de identidad y memoria, con el
objetivo de reflexionar en torno a la pregunta central de esta propuesta investigativa:
¿Cómo se desarrolló el festejo conmemorativo del centenario de la Comuna de Santa
Clara de San Millán? y ¿cómo esta acción conmemorativa se proyecta hacia la
concreción de las demandas de la comunidad y hacia sus procesos de construcción
identitaria?
1 Hago referencia al programa oficial de fiestas (2011) socializado a través de un folleto informativo,
elaborado y distribuido por el Cabildo de la Comuna de Santa Clara de San Millán. 2 Decreto ejecutivo Nº 752 del 26 de julio de 1911.
7
Actualmente, Quito está organizado3 por administraciones zonales que contienen
en su interior a las parroquias urbanas y rurales. Parroquias que, a su vez, contienen a
los barrios y comunas. En la ciudad se identifican 49 comunas registradas formalmente,
de las cuales 46 son rurales y 3 son urbanas4, una de estas últimas, la Comuna de Santa
Clara de San Millán.
Antes de centrar la atención en esta localidad, considero pertinente una
puntualización con respecto a la figura de “comuna” y su connotación en el contexto
ecuatoriano. Es necesario notar, que si bien dicha figura puede encontrarse asociada a la
categorización de zonas, como parte de los procesos de ordenamiento territorial, en el
Ecuador la figura de “comuna”5 plantea una característica particular vinculada al
componente ancestral. Kingman indica que se tratan de asentamientos con raíces
indígenas que se adscriben a formas étnico-culturales propias. Expresa también, que
estos asentamientos tienen la base de su identidad vinculada y fundamentada en la
propiedad comunal de la tierra, los vínculos de parentesco y reciprocidad que se
desarrollan entre sus miembros, y que su historia nos remite a asentamientos
precoloniales y reducciones coloniales. (Kingman 1992, 29, 32, 33). Por su parte,
Ismenia Iñiguez explica que a partir del momento en que la sociedad india se
comunalizó, se fue delimitando una nueva identidad en relación al espacio nacional,
como estrategia de sobrevivencia de los valores tradicionales. (Iñiguez 1996, 97,98). Es
decir, que al hablar de comuna, nos referimos aquí a uno de estos varios asentamientos
indígenas, que remiten su historia siglos atrás, que guardan relación con el legado
cultural de los pueblos originarios y, que hay que tener en cuenta, que a la vez también
dinamizan (en especial la Comuna de Santa Clara de San Millán al estar ubicada al
centro Quito), con la ciudad y su lógica sustentada en el proyecto de la modernidad.
Sin embargo, aún cuando esta figura se expone como una posibilidad de sostener
esos valores tradicionales, hay que tener en cuenta también, otro tipo de implicancias
para el sector indígena, a partir de la comunalización. En ese sentido por ejemplo, Galo
Ramón expresa que esto significó, que el mundo indígena pierda presencia nacional y
explica cómo la administración étnica del Estado se volvió parroquial, consolidando la
3 Fuente: página oficial del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito.
4 Datos correspondientes al 2012 presentados por el Instituto de la ciudad – Municipio del Distrito
Metropolitano de Quito en el 2013. 5 Figura legalmente reconocida y normada a través de la Ley de Régimen de Comunas, para el territorio
ecuatoriano.
8
cuestión étnica desde la parroquia y desarrollando su gestión bajo relaciones
inequitativas, en contra el indigenado. (Ramón 2004, 86, 96, 97). Considero que
valorando estas características y dimensiones que se desprenden históricamente de la
consolidación de la figura de comuna en el país, que trato de visibilizar de manera
bastante general, es posible aproximarnos de mejor manera al lugar geográfico en el que
se desarrolla esta propuesta de investigación y su contexto, La Comuna de Santa Clara
de San Millán.
Esta comuna que según el presidente actual del cabildo Víctor Conchambay está
integrada por alrededor de 10.000 personas, actualmente está ubicada entre los barrios
La Gasca y Las Casas. Está considerada de manera formal como parte de las parroquias
Sta. Prisca y Benalcázar. Sin embargo, se presume que su territorio originalmente era
más extenso, pues es recurrente escuchar entre sus habitantes, que los límites de la
comuna se extendían mucho más allá, ocupando parte de lo que hoy es el centro y el
norte de la ciudad de Quito.
Al respecto, Ismenia Iñiguez indica que al igual que las comunas rurales, esta
comuna urbana originalmente no poseía límites estrictamente definidos, lo cual
históricamente propició conflictos territoriales constantes. Frente a esto, el Municipio
procedió a delimitarla como una zona ubicada entre La Gasca y Las Casas, como se
indicó anteriormente. Sin embargo, la autora menciona también que en base a relatos y
documentos históricos sobre estos conflictos, se puede deducir que los límites de esta
comuna eran más extensos, se presume que originalmente ésta se concentraba en los
alrededores de la Iglesia de Santa Clara (calle Marchena y 10 de Agosto) y en la parte
occidental se extendía desde las faldas del Pichincha hasta Mindo. (Iñiguez 1996, 100,
104).
En algunos relatos gente de la localidad indica incluso, que la comuna se
extendía casi hasta lo que hoy es la Av. 12 de octubre en el oriente, y en el norte hasta la
zona del antiguo aeropuerto, parroquia Eugenio Espejo6. Lo cierto, es que esta
comunidad, al igual que muchas otras, atravesó por constantes procesos de
desplazamiento territorial. En los últimos tiempos estos procesos han atraído la atención
de las ciencias sociales convirtiéndose en materia de estudio. Varias investigaciones se
han interesado en examinar cómo estas comunas se organizan, dinamizan con la ciudad,
6 Víctor Conchambay
9
sus problemáticas y la manera en que existen bajo esta figura en los territorios que
habitan7. Ciertamente, unas veces hacia las laderas, otras hacia las periferias, de a poco,
y veces de a mucho, los pueblos que habitaron ancestralmente estas tierras han sido
despojados de ellas. Y aunque muchas comunas han desaparecido8, existen otras como
la de Santa Clara de San Millán, que resisten bajo esta figura, con sus prácticas y
lógicas de relación, en una geografía repleta de barrios.
En el contexto de la ciudad entonces, la condición de comuna, figura legalmente
reconocida para esta localidad, la particulariza frente a la categoría de barrio, puesto que
en su marco legal reconoce a este territorio como un asentamiento indígena con derecho
a la administración autónoma de su territorio, a una forma socio-organizativa propia, así
como también, al reconocimiento del conjunto de saberes y expresiones culturales que
se han construido a lo largo de su existencia y que se mantienen vigentes9.
Aunque la idea e información que circula en la localidad con respecto a sus
orígenes y límites no son del todo claras, puesto que cada testimonio expresa su propia
versión al respecto, existe una narración común construida alrededor de fragmentos de
historias, mitos y recuerdos, que cobran valor como elementos que dan sentido a la
historia. Así, en términos generales, puede decirse que hay una percepción común
respecto a considerarse un pueblo que ocupa ancestralmente este territorio y sobre esto
al interior de la localidad, testimonios y versiones diversas se cruzan, se enlazan y se
desencuentran. Historias, percepciones y sentidos diversos transitan en el cotidiano de la
gente, sin embargo, es la figura de “comuna” la que actualmente cobija a la comunidad
y a la que recurren sus habitantes para identificarse. “Ser comunero/a”, o no serlo, es la
referencia inmediata cuando de identidad se habla.10
7 Así por ejemplo, tenemos, entre otros, los trabajos de: Ismenia Iñiguez. “La Comuna de Santa Clara de
San Millán: Elementos de identidad” en Identidades Urbanas. 1996. Los trabajos de varios autores
compilados por la Dirección de Planificación del Municipio en “Quito: Comunas y Parroquias”1992.
Artículos y otros trabajos desarrollados por Eduardo Kingman: “Comunas Quiteñas: La diversidad como
posibilidad” en la revista Ciudad Alternativa. 1990. O “Ciudades en Los Andes”. 1992. 8 En la investigación “La memoria de la urbe en la voz de su gente – WAYKU”, producida por la
Fundación Museos de la Ciudad, se indica que según información municipal, en 1937 habían cerca de 230
comunas en Quito. 9Hago referencia a lo estipulado en la ordenanza municipal 0024 del 24 de noviembre de 2014, respecto
de La Comuna de Santa Clara de San Millán y el Plan Especial de Desarrollo Territorial.
http://www7.quito.gob.ec/mdmq_ordenanzas/Ordenanzas 10
Hago referencia a lo expresado, a través de diversos testimonios recogidos para esta investigación. Así
mismo, a lo que deduzco a partir de varios procesos de diálogo y observación desarrollados en la
localidad.
10
Frente al paso del tiempo y la influencia de la modernidad por la que este
espacio es tocado constantemente al estar en el centro de la capital, se puede percibir
que en algunos momentos la tradición y el legado ancestral encuentran en la figura de
comuna, una posibilidad de resistir. Esfuerzos por sostener las prácticas culturales, la
fiesta, el territorio, las costumbres, y construir también desde estos elementos su
memoria. Una constante de intentos por reafirmar la identidad, que direcciona la mirada
frecuentemente hacia la tradición como una alternativa de construcción, en un contexto
del que se desprenden tensiones frente a la presencia constante de lo foráneo y lo
contemporáneo. Desde este lugar, comuneros y comuneras recogen su historia, su
tradición, y se reinventan constantemente entre lo propio de su comunidad, y la
influencia y las tensiones generadas por aquello proveniente de la ciudad que la
envuelve y la matiza.
El marco que cubre la presente investigación es el de la memoria social, como
una construcción social, sustentada en unos relatos subjetivos con respecto a un caso
específico: el festejo conmemorativo del centenario de la Comuna de Santa Clara de
San Millán. Valorando la memoria en su dimensión cultural, en la que las
“preocupaciones por la subjetividad, por la construcción de identidades sociales […] por
el papel activo y productor (la «agencia social») de sujetos individuales y colectivos, se
manifiestan especialmente en el estudio de diversos tipos de procesos sociales” (Jelin
2002, 65), es necesario considerar que nos ubicamos entonces, sobre un terreno siempre
en tensión entre los diversos grupos sociales que intervienen en la historia. Grupos que
se construyen y reconstruyen constantemente, a partir de sus prácticas y relaciones, y en
función de unos intereses e interpretaciones del pasado.
De manera específica, el trabajo se centra en la conmemoración. Para el abordaje
de esta forma particular de memoria quisiera referirme a un par de reflexiones de
Guillermo Bustos, que considero pertinentes para comprender el terreno en el que el
estudio explora. El autor explica que conmemorar significa recordar el pasado para
honrarlo colectivamente (Bustos 2009,1). Señala también, que [l]as conmemoraciones
son ocasiones en que se formula y reformula la memoria pública de una comunidad y
constituyen modos de transmisión muy efectivos del recuerdo social.” (Bustos 2007,
112). En ese sentido, cabe mencionar que el ejercicio de conmemoración, que retomo en
este trabajo, tiene que ver precisamente con esa acción colectiva y pública del recuerdo
11
ejercida por comuneros y comuneras de la localidad, a propósito de los cien años de
reconocimiento legal de comuna. Lo que me interesa investigar es este ejercicio de
remembranza, un acto que efectivamente propició espacios para recordar, reflexionar y
difundir aquello que un grupo de gente consideró relevante en ese momento, y que
parece estar impregnado, hasta la actualidad, en la memoria de la comunidad.
Las páginas subsiguientes permiten mirar cómo se configura la memoria social,
de manera particular la memoria pública, a partir de la conmemoración del centenario
(cien años de reconocimiento legal), valorando además la relación directa que mantuvo
con el festejo de Santa Clara de Asís, que es una fiesta de gran importancia para la
comunidad y que ocurrió en las mismas fechas.
La celebración sucedida fue un espacio para exaltar los cien años de comuna y
motivo para la programación de varias semanas de festejo en las que se desarrollaron
actividades de varios tipos: oficiales, religiosas, deportivas, culturales. Se realizó la
elección de la reina, y se llevaron a cabo agasajos, comparsas, talleres, deportes, minga,
foro, misas, homenajes, sesión solemne, entre otros. La conmemoración sostenida en la
oficialización de la categoría de comuna se desarrolló entre diversos intereses e
interpretaciones ligados a la identidad, el territorio, la fe y sus necesidades y demandas
como grupo social.
Para el abordaje de estos aspectos, se explora en fuentes orales y escritas. En
cuanto a las primeras, se trata básicamente de entrevistas orientadas a la historia de vida,
como referencia de las formas de vida de la comunidad. Éstas se desarrollaron en dos
momentos: unas recogidas en 2011, justamente durante la época de celebración, en total
cinco personas que compartieron sus historias, de las cuales nos referimos a cuatro en
este trabajo. Cabe decir que aunque en aquel momento estas entrevistas no se centraban
en la conmemoración del centenario, el marco que las sostuvo fue la memoria social en
relación con la identidad. Así mismo, otras entrevistas se realizaron en el 2015, cuatro
años después de este acontecimiento, enfocadas específicamente sobre el proceso de
conmemoración. De este segundo grupo, dado que el rol del cabildo es primordial en el
acto conmemorativo, en tanto gobierno local y promotor, los relatos de quien fungió
como presidente del cabildo en el 2011 Germánico Yaguari, así como su actual
presidente Víctor Conchambay (quien además participó activamente de la organización
del centenario en el 2011), son un sustento importante para esta investigación. Puede
12
decirse que guían gran parte del trabajo, sin embargo, en diálogo con sus relatos, están
también los de otros tres comuneros y comuneras, de distintas edades, que contribuyen a
este estudio desde una perspectiva que se inscribe por fuera de ese lugar de poder y
autoridad.
Para acceder al relato testimonial propuesto, la técnica de entrevista aplicada fue
en relación directa, entrevistado-entrevistadora, y a través de un proceso vivencial,
investigadora-comunidad en el que la técnica de observación, cumplió de igual forma,
un rol significativo. Cabe mencionar que esta investigación surge de un proceso previo
de acercamiento y trabajo con la comunidad desarrollado desde meses previos a la
conmemoración del centenario, que se centró en trabajar sobre la memoria de la
comunidad. De tal modo, el trabajo de campo desarrollado para este estudio constituye
un trayecto de alrededor de cuatro años, en los que se ha mantenido un vínculo con la
comunidad (claro está, en algunos momentos con más cercanía que otros y con fines
investigativos e intercambios de distinto tipo), y que en el 2015 se centró de manera
específica en la conmemoración del centenario.
En cuanto a las fuentes escritas, la investigación se apoya en notas informativas
de medios de comunicación, principalmente notas periodísticas digitales. También
recurre a documentos del archivo de la Comuna de Santa Clara de San Millán y de
instituciones que guardan relación con esta comunidad y sus procesos legales11
.
Información inscrita, por ejemplo, en actas, cartas, registros oficiales, ordenanzas o
convenios municipales, que aportan con datos y referencias útiles para comprender el
contexto de esta comuna, así como el proceso de remembranza del centenario.
Por otro lado, sobre las referencias académicas para el desarrollo de este trabajo
se acude a investigaciones, estudios, reflexiones planteadas en trabajos inscritos en el
ámbito de la memoria, de la conmemoración, de la identidad, así como sobre comunas,
particularmente sobre la Comuna de Santa Clara de San Millán, que permiten sustentar,
enriquecer o abrir nuevas preguntas sobre esta investigación.
Con respecto al ámbito de la memoria social, referencias importantes que
contribuyen al análisis y reflexión que está investigación plantea, entre otros trabajos,
son los que reúne la Academia Universal de las Culturas en la obra “¿Por qué recordar?,
11
Archivo Nacional de Comunas del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca, Archivo
Metropolitano de Historia de Quito. Municipio del Distrito Metropolitano de Quito. Archivo de la
Comuna de Santa Clara de San Millán. Hemeroteca – Universidad Católica Quito.
13
que plantean una serie de reflexiones respecto de la memoria, su relación con la historia
y el futuro, la pluralidad de las memorias, la dinámica entre recuerdo y olvido. Así
también las producciones desarrolladas o compiladas por Elizabeth Jelin en las que ésta
y varios autores se centran en el análisis de las memorias y rememoración, sus
proyecciones y sentidos, en relación, por ejemplo, con los procesos de construcción
identitaria y luchas sociales. Pues nos referimos aquí a un proceso de conmemoración,
en el que la memoria social se refleja y se construye en el presente, en relación con el
pasado, y a partir de ahí, se proyecta en distintas direcciones.
Otras referencias que resultan de interés para esta investigación son los estudios
desarrollados sobre comunas especialmente sobre la de Santa Clara de San Millán. Es
así, que se toman en cuenta trabajos enfocados en su proceso histórico de conformación
o en temas relacionados con la identidad, a los cuales recurro puesto que permiten tener
un panorama amplio sobre la historia y las problemáticas que las comunas enfrentan.
En ese sentido, cabe mencionar que sobre comunas entre ellas la de Santa Clara
de San Millán, existen trabajos enfocados en el aspecto urbanístico y territorial,
desarrollados y/o compilados por Eduardo Kingman como: “Ciudades de los Andes:
Visión histórica y contemporánea” o “Comunas Quiteñas: La diversidad como
posibilidad” que plantean algunas reflexiones sobre las comunas, su lugar y
posibilidades en el contexto de la ciudad. Así mismo, propuestas como la de “Quito:
Comunas y Parroquias” que abordan la compleja relación entre lo urbano y lo rural,
centrándose en las parroquias y comunas y el proceso de transformación territorial a
partir de la urbanización.
En particular, sobre la conmemoración del centenario, de ésta u otra comuna, no
existen trabajos previos que centrados en este aspecto de la memoria. Existen trabajos
de tipo antropológico o sociológico que han indagado en los procesos de esta
comunidad, así por ejemplo, el estudio de Ismenia Iñiguez Romero12
“La Comuna de
Santa Clara de San Millán: Elementos de identidad”, que presenta una investigación
centrada precisamente en la descripción de esta comuna, y enfocada en aspectos
relacionados a la identidad comunal. Dentro de esta misma publicación está también el
12
Iñiguez, Ismenia. “La Comuna de Santa Clara de San Millán: Elementos de identidad” en Identidades
Urbanas. 1996.
14
trabajo elaborado por María Soledad Navas “La Banda Juvenil de Santa Clara”13
, sobre
la banda de la comunidad.
En el ámbito jurídico está también, por ejemplo, el trabajo de Víctor Jácome “La
comuna de Santa Clara de San Millán de Quito: desarrollo urbano y el proceso
fallido de disolución, 19791986”14
que se centra en el proceso legal y las formas de
resistencia de la comuna frente a los intentos de disolución por parte del Estado.
En términos generales, hablamos de trabajos que contienen datos históricos, que
presentan elementos simbólicos, particularidades de la población, rasgos identitarios,
procesos y estructuras administrativas, relaciones y prácticas comunitarias,
problemáticas y luchas que enfrentan, entre otros elementos investigados sobre el
ámbito de comunas.
Como se indicó, la celebración del centenario de la Comuna de Santa Clara de
San Millán, ocurrido en el 2011, tanto el acontecimiento, como su perspectiva en
relación con la memoria social, no han sido objeto de estudio anteriormente en otras
investigaciones. De modo que, el aporte de esta investigación es justamente el abordaje
de esta práctica conmemorativa que plantea una serie de reflexiones desde el ejercicio
de rememoración de un hecho histórico, y sus implicancias para esta comuna, su
memoria, sus luchas y procesos de construcción identitaria. Una aproximación al acto
conmemorativo que permita comprender mejor el planteamiento de Peter Burke,
“¿Quién quiere que se recuerde qué y por qué? ¿A quién pertenece la versión del pasado
que se registra y preserva?” (Burke 2006, 81), y aterrizar así, en un campo de
reflexiones respecto de la relación entre memoria e identidad, conmemoración y
memoria pública.
Debo decir, que el acercamiento a la memoria oral, al relato popular, a la
conmemoración en sí misma, deviene también de un interés en el ejercicio
comunicacional, entendiendo a éste último, como una práctica social de dimensiones
múltiples. Una posibilidad de trascender el enfoque instrumental de la comunicación,
partiendo en primera instancia, de la comprensión de ésta en su carácter más básico en
tanto necesidad. Pues ésta resulta fundamental para que se posibilite la vida del
13
Navas, María Soledad. “La Banda Juvenil de Santa Clara” en Identidades Urbanas. Ediciones U.P.S.
1996. 14
Jácome, Víctor. “La comuna de Santa Clara de San Millán de Quito: desarrollo urbano y el
proceso fallido de disolución, 1979‐1986”. 2015. Resultado de un primer acercamiento a este caso,
dentro del contexto de su tesis doctoral.
15
individuo, a través de múltiples formas de interacción que permiten a los grupos y al
cuerpo social, tomar una forma e identidad (de Certeau 1995, 144). Así, por ejemplo,
miro en el acto de conmemorar, a través de ceremonias o festejos, un proceso de
intercambio simbólico en el que no solo circula una información, si no que ésta genera
diversas interpretaciones y diálogos, sobre un pasado que se conmemora y en un
presente en el que se vive y se lucha. Me refiero a un proceso de comunicación que
propicia una serie de encuentros y fragmentaciones en el cotidiano de un grupo social,
respecto de un hecho puntual.
De este modo, se entiende aquí a la comunicación como una práctica a través de
la cual se tejen y establecen relaciones y discursos, que se ubican no sólo en los
distintos soportes de difusión o promoción (impresos, digitales, visuales), sino también
en el diario vivir de la gente. En sus impresiones y lógicas de apropiación de un hecho
y la información que sobre éste circula, que se ven reflejados en los relatos en los que se
explora, pues “analizar relatos es estudiar procesos de comunicación que no se agotan
en los dispositivos tecnológicos porque remiten desde ahí mismo a la economía del
imaginario colectivo.” (Martín Barbero 2001, 205). Así, el testimonio de comuneros y
comuneras, permite reflexionar sobre los distintos significados y proyecciones que se
elaboran a partir de la conmemoración de un hecho histórico.
Además del testimonio, como se mencionó anteriormente, se recurre a fuentes
bibliográficas con el fin de que éstas nos permitan conceptualizar las categorías más
amplias que cobijan esta propuesta de investigación: identidad y memoria. Así como
también, aproximarnos a elementos como la fiesta, la religiosidad y la conmemoración,
que cubren las particularidades del caso que tomamos para el análisis, “el festejo
conmemorativo de los cien años de la Comuna de Santa Clara de San Millán”.
Sobre el uso de testimonio en particular, considero necesario hacer algunas
consideraciones. De inicio decir que con un interés en el valor de la oralidad para los
procesos de investigación cultural, este trabajo se sirve del testimonio como fuente
importante para su desarrollo. El ejercicio testimonial se desarrolla desde un enfoque
que trasciende la mirada funcionalista del testimonio, que convierte al Otro en un
simple contenedor o proveedor de datos e información. Una apuesta por un tipo de
relación Otra, en miras a propiciar un diálogo que permite construir entre los distintos
16
tipos de conocimientos, tanto el académico, como la sabiduría popular (Fals Borda
2007, 19).
Al ser la memoria social uno de los ejes en los que se sostiene este análisis y que
“el fundamento de la memoria son los propios individuos y grupos, situados en espacios
y tiempos concretos, que la conservan y la expresan en el recuerdo.” (da Silva 2002,
204), son las voces de los propios actores, las que participan de manera activa en el
desarrollo de la propuesta. Pues son ellos y ellas quienes vivieron o viven la
experiencia, y/o quienes conocen a través de distintos medios de transmisión, la
memoria de la localidad. Valoro que el testimonio y su carácter subjetivo y selectivo,
expresado en la narración del recuerdo, es un tipo de fuente que nos permitirá acceder a
una información particular, en cuanto expresa emociones, así como interpretaciones del
pasado, que a la vez conllevan sentidos y significados para construir en el presente. Y
recalco también, en que la producción histórica es una interpretación que “depende de
un sistema de referencias; que este sistema no deja de ser una “filosofía” implícita
particular; que, infiltrándose en la labor de análisis, organizándola sin saberlo, remite a
la “subjetividad” del autor.” (de Certeau 1994, 34). De modo que se trata de un conjunto
de subjetividades implícitas en los testimonios, y las mías propias, las que hacen parte
del relato que esta investigación presenta.
Por otro lado, como plantea Daniel James, el uso de testimonio cobra valor en la
medida en que “la historia oral puede proporcionar acceso a informaciones empíricas
básicas imposibles de obtener en otras fuentes más tradicionales, como los diarios, los
archivos municipales y los registros de las compañías.” (James 2004, 125). Como ya se
mencionó, no existen trabajos anteriores a investigación en los que se aborde la
celebración del centenario de esta comuna. Con estas consideraciones, hago entonces
una lectura, comprensión y uso de los relatos para los fines investigativos de este
trabajo, aclarando también que guardo, en lo posible, las particularidades del lenguaje,
dicción, expresiones y emociones, que se desprenden de éstos. Recalco en lo expresado
por James: la posibilidad de “tratar la calidad subjetiva y textual del testimonio oral
como una oportunidad única y no como el obstáculo a la objetividad histórica” (James
2004, 127).
Respondiendo a estos intereses de investigación, el estudio se estructura en dos
capítulos. El primero que presenta la descripción general de la conmemoración del
17
centenario de la Comuna de Santa Clara de San Millán, organizado en tres partes: la
primera que indaga en el ambiente previo y la delimitación del marco narrativo que
permiten la conmemoración, la segunda que hace una identificación de los actores que
intervienen, y la tercera que se centra en la agenda del festejo para conocer las prácticas
y elementos que hicieron parte de la celebración. El segundo capítulo, propone un
análisis de tres dimensiones en las que se proyecta el festejo del centenario: el rol de la
conmemoración en la esfera pública, su relación con la religiosidad puesto que éste es
un componente de una fuerte presencia en la celebración, y finalmente, su proyección
hacia la identidad.
18
Capítulo uno.
La conmemoración del centenario de la comuna de Santa Clara de San Millán.
El presente capítulo aborda el proceso a través del cual se configuró el festejo
del Centenario en la Comuna de Santa Clara de San Millán. Una descripción que parte
de un acercamiento al marco narrativo en el que se inscribe la conmemoración, para
luego hacer una identificación de los actores que intervienen en ella, y finalmente,
conocer la manera en que se desarrolló el festejo a través de su agenda. Se hace un
reconocimiento del ambiente previo a las fiestas y un análisis de los discursos de la
conmemoración, se identifica a los sujetos e instituciones que promueven esta acción y
las formas empleadas para hacerlo.
En los últimos años, entre finales de julio y la primera quincena de agosto, la
Comuna de Santa Clara de San Millán celebró sus fiestas en honor a Santa Clara de
Asís y, al parecer, paralelamente (unas veces con más presencia que otras), se celebró
también el aniversario de reconocimiento legal de la comuna. Esto último sin embargo,
aparece con menor fuerza en los relatos de gente de la localidad. Cabe decir, que aunque
unos explican que ambos festejos, el del reconocimiento legal y el de la santa, se han
dado juntos en años anteriores, otros indican que efectivamente han escuchado algo
sobre el aniversario, pero que la fiesta es en honor a la santa. Lo cierto es que en el
2011, un grupo de personas delineó la celebración del centenario, a partir de un hecho
histórico considerado importante y cargado de valor para un sector de la población. Este
suceso ocurrido en 1911 fue exaltado, cien años después, para constituirse en un acto
conmemorativo que se articula, como lo plantean Moya y Olvera, desde una percepción
del presente, respecto de este acontecimiento (Moya y Olvera 2010, 437). De modo que,
la conmemoración en mención se articula a partir de las lecturas actuales que un grupo
de gente hace de aquello ocurrido un siglo atrás. Por lo tanto, propongo en primera
instancia, examinar esas percepciones que dieron lugar a la celebración del centenario,
los actores que intervienen, y en consecuencia, los elementos que la componen. Una
aproximación al contexto en el que este acto surge y se desarrolla.
Estos aspectos constituyen un trayecto necesario recorrer, en la medida en que
éste, a través principalmente del testimonio de diversos actores, permite no solo conocer
19
este acontecimiento por medio de su descripción, sino también rastrear los rasgos que
desde lo individual a lo colectivo delimitan los procesos de elaboración del recuerdo de
un grupo social, la producción de sus memorias, y finalmente sus luchas sociales y sus
procesos de construcción identitaria, que son motivo de análisis en la segunda parte de
este trabajo.
1.1. Cien años como comuna: origen y discursos de la conmemoración.
Si los procesos de elaboración y transmisión del recuerdo surgen y se estructuran
en función de unas percepciones que se tienen en el presente, sobre una parte de la
historia, a la cual tenemos acceso por distintos medios, lo que nos convoca aquí, en
primera instancia, es comprender el proceso en el que a partir de ese pasado, se define
que esta comuna cumplía cien años y que aquello merecía una celebración. Es decir,
conocer cuál fue el marco narrativo que posibilitó este acto de conmemoración.
Para ello, la parte inicial del capítulo plantea, un acercamiento a las
apreciaciones, o intuiciones incluso, que incidieron en la configuración del festejo, es
decir, una reconstrucción del ambiente previo a la celebración, para conocer cuáles
fueron las primeras señales que indicaron que se cumplían cien años y que ello
ameritaba un acto conmemorativo. Luego, se propone hacer una descripción de los
discursos que se estructuraron para permitir la organización y ejecución de esta
conmemoración y comprender el enfoque desde el cual fue establecida.
Entonces, a partir de los relatos de alguna gente de la localidad, presento en
inicio, un breve recuento de las impresiones de la gente respecto de cómo surgió la idea
de conmemorar los cien años de reconocimiento legal. Un acercamiento al ambiente
previo, en el cual se tejieron las bases sobre las que se sostendría posteriormente la
acción de remembranza.
Para empezar, hay que decir que la conmemoración del centenario de la Comuna
de Santa Clara de San Millán constituye un acto, que a decir de Víctor Conchambay, es
de gran valor para la comunidad. Según él, semanas antes de que ocurra la fiesta, la
gente de la localidad hacía referencia a los cien años, y el tema empezó a discutirse en el
cabildo. Víctor afirma que la gente consideraba como “algo grandioso que la Comuna
20
de Santa Clara de San Millán sea la primera comuna y festeje sus cien años.”15
, y que
ello motivó además, el recuerdo sobre “lo que es la comunidad.”16
Podría presumirse entonces, que semanas antes de la celebración, el enunciado
de los cien años, y según este relato, el enunciado de que serían la primera comuna en
cumplir un siglo de reconocimiento legal, empezó a circular en la comunidad. Así
mismo, que esto promovió la activación de los procesos del recuerdo sobre la comuna
de la que forman parte.
Por su parte, esto también lo afirma Germánico Yaguari17
, presidente del cabildo
de aquel entonces, quien comenta que la gente reclamaba la atención por parte del
cabildo sobre este hecho: “El pueblo decía: verás don Germánico que son 100 años y
hay que hacerle chévere. […] Entonces la gente se motivó para ayudar y colaborar.”18
.
Según los relatos de Víctor Conchambay y Germánico Yaguari, era la gente misma, los
comuneros y comuneras, quienes estaban pendientes de que la comuna cumplía cien
años y demandaban el esmero de las autoridades y de la comunidad en general, para
realzar la celebración en pro de este enunciado. Por otra parte, relatos como el de Delia
Llumipanta, quien participa activamente en las actividades de la comuna, (entre ellas la
organización anual de la fiesta), al narrar sobre cómo surge la idea de celebrar el
centenario recalca:
Los cien años eran de cuando el presidente Eloy Alfaro nos ha firmado la ente jurídica.
Entonces eso festejamos nosotros. […] Lo que pasa es lo siguiente: que el municipio,
como tuvimos un dialogo, entonces ahí el alcalde, el que estaba, el Barrera, él comienza
a ver y dice ¿qué es esta comuna? y ¿cómo así no se le ha tomado en cuenta? Ahí les
llama a los dirigentes. Entonces los dirigentes conversan, y les indican el documento
que es jurídica la comuna y que el presidente general nos firma el documento éste. Lo
que pasa es que nosotros tampoco no sabíamos, no dábamos valor a esto.19
15
Víctor Conchambay, miembro de una de las familias más antiguas de La Comuna de Santa Clara y
actual presidente del Cabildo. Entrevistado por Gabriela Arguello. Comuna de Santa Clara de San Millán,
23 y 25 de marzo de 2015. Archivo personal. De aquí en adelante se lo cita como Víctor Conchambay. 16
Víctor Conchambay 17
Germánico Yaguari, presidente del cabildo de la Comuna de Santa Clara de San Millán. Períodos 2011
(año del centenario) y 2012. Entrevistado por Gabriela Arguello. Comuna de Santa Clara de San Millán,
14 de julio de 2015. Archivo personal. De aquí en adelante se lo cita como Germánico Yaguari. 18
Germánico Yaguari 19
Delia Llumipanta, comunera miembra de una de las familias más antiguas de la Comuna de Santa Clara
de San Millán. Se identifica como “comunera de ancestro”. Entrevistada por Gabriela Arguello. Comuna
de Santa Clara de San Millán, 14 de julio de 2015. Archivo personal. De aquí en adelante se la cita como
Delia Llumipanta.
21
Como se puede observar, para Delia fue a través de un diálogo mantenido (justo
el año del centenario) con el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, que
revisaron algunos documentos de la comuna, que se dieron cuenta de que ésta “es
jurídica” y que ya se cumplían cien años.
Luis Singo, un joven de veintidós años, hijo de una familia de comuneros,
igualmente comenta que tiene conocimiento sobre un decreto oficial, y que fue el
cabildo el que promovió la celebración retomando algunos elementos tradicionales,
como se puede ver en este extracto de su relato:
O sea, yo sabía que había una declaración en la cual había firmado, creo que fue Eloy
Alfaro. Hay un documento en la comuna que está muy bien resguardado, donde él
firma. Como que decreta que esto es comuna. Pero más, más no sé. […] El cabildo de
ese año, creo que había mencionado que la comuna cumple cien años. […] yo creo que
él fue el que impulso en esto de repotenciar en la comuna. Porque antes simplemente era
una comunidad más y se acabó. Pero ellos trajeron como que algunas cosas que se
perdieron hace muchos, muchos años atrás, yo ni lo recuerdo.20
De otro lado, la señora Carmen Olmos, participante activa en las comparsas de
las fiestas que, al igual que la señora Delia, colabora cada año de la organización de las
fiestas dice:
¡El centenario, si! Para decir la verdad, ahí no hubo, así como se dice, disfrazados. […]
Eso es, como se dice, un aniversario más de la comuna. […] Pero eso le digo, en los
años pasados solo un recorderis nomás de eso. Para decirle la verdad, no le he oído, para
que voy a decir que si he oído. […] Este año vamos a hacer abajo en la plaza de Santa
Clara. Allá vamos a hacer el 25, el 26 vuelta eso del aniversario. De ahí nunca se ha
celebrado eso. Así, solo decían que es el aniversario, pero nunca hubo como en este año
vamos a hacer. Hoy si vamos a hacer. Primera vez. […] Eso vuelta es un recorderis
nomás, eso nomás, de ahí no es más nada.21
Un “recorderis”22
dice Carmen Olmos, para ella, el centenario es algo que
ocurrió. Algo sobre el aniversario de la comuna, que se recuerda o que alguien hace que
se recuerde. Sin embargo, no parece conocer mucho al respecto y a pesar de que otros
relatos cuentan que en el 2011 hubo una fiesta “más grande”, y que la gente misma
estaba pendiente y reclamaba el realce de los cien años, ella recalca que nunca antes se
20
Luis Singo, joven comunero. Se identifica como nieto de comuneros originarios de Comuna de Santa
Clara de San Millán. Entrevistado por Gabriela Arguello. Comuna de Santa Clara de San Millán, 14 de
julio de 2015. Archivo personal. De aquí en adelante se lo cita como Luis Singo. 21
Carmen Olmos encargada de los disfrazados para las fiestas. Se identifica como comunera antigua.
Entrevistada por Gabriela Arguello. Comuna de Santa Clara de San Millán, 14 de julio de 2015. Archivo
personal. De aquí en adelante se la cita como Carmen Olmos. 22
Carmen Olmos
22
había celebrado, “como este año” dice, en referencia al 2015. Lo cierto, es que para ella,
festejar el aniversario de la comuna, es algo que no ha tenido mayor relevancia en años
pasados. Y por lo menos, en esta ocasión, su memoria expresada a través de un relato,
no da cuenta de cómo surge la idea de celebrar los cien años. Lo que sí tiene claro, es
que durante las fiestas se les hace “un recorderis” del aniversario de la comuna.
Ciertamente, los relatos de Carmen, al igual que los de Víctor y Luis, hacen
referencia a la existencia de un momento dedicado al recuerdo que está vinculado al
aniversario de la comuna. Pero también hay que decir, que las percepciones que se
inscriben alrededor del origen de la celebración, se encuentran y desencuentran en los
relatos que la gente de la localidad elabora. Coincidencias y contradicciones se dejan
ver entre lo que recuerdan y olvidan, entre lo que saben, lo que han escuchado o
presenciado. Mientras unos plantean que fue la gente de la comunidad la que tenía claro
que ya se venía un centenario, otros plantean que fue en el lugar de la institución y la
autoridad, en donde se percataron sobre los cien años. Y hay también quienes no
recuerdan o simplemente desconocen al respecto.
Paul Ricoeur señala que “[e]l testimonio desprende de la huella vivida un
vestigio de ese rastro, y ese vestigio es la declaración de que aquello existió.” (Ricoeur
2002, 26). En ese sentido, probablemente cada una de las versiones expresadas en los
relatos sobre cómo se fue configurando la idea de que se cumplían cien años y era
necesario celebrar, ocurrieron de alguna forma, en algún momento. Por ejemplo, según
Germánico Yaguari, hay gente de la localidad que se ha dedicado a investigar sobre la
comuna, y ha recopilado documentos y datos sobre su historia, lo que posiblemente dio
lugar a que estas personas de la comunidad conozcan sobre el hecho, estén pendientes
de las fechas, y demanden un festejo:
Aquí teníamos a un gobernador Federico Tumipamba. El hijo recién murió pero queda
la familia. Entonces el señor tenía bastantes documentos del padre. Él ha ido
difundiendo y así se ha ido enterando la gente, y otros también investigaron. Han sacado
de aquí del Archivo Nacional. Entonces hay estos datos que constan en el archivo. […]
Algunos comuneros tienen bastante información de la comuna.23
Siguiendo el relato Germánico, podemos presumir que un grupo de gente,
efectivamente, sabía que en el 2011 se cumplían cien años. Probablemente esta idea
empezó a circular en la localidad, llegó a oídos del cabildo, y ya desde ahí, se fue
23
Germánico Yaguari
23
configurando la conmemoración, en diálogo con aquellas personas que demandaban o
alentaban la atención sobre este hecho.
En una parte de su relato, Germánico Yaguari expresa algo más, dice: “¡Sí me
acuerdo! era el señor…, no me acuerdo pero es el señor, que en la Iglesia de Cristo
Resucitado, es el que anima las misas. […] él fue el que mencionó.”24
, refiriéndose a
que sería una persona en particular, la primera en mencionar que se cumplían cien años,
pero hay algo puntual que quisiera resaltar de esta última cita y tiene que ver con estas
dos frases: “Sí me acuerdo” – “no me acuerdo”, como vemos, “la memoria y el olvido
van de la mano”25
, y de cara a los relatos en los que explora esta investigación, es
necesario recalcar en que la memoria tiene un carácter fragmentado y selectivo, y que el
relato está atravesado por una gama de subjetividades e intereses particulares que se
expresan de manera distinta en cada persona. Así mismo, deviene necesario también,
tener en cuenta que “gracias al lenguaje, las memorias individuales se superponen con la
memoria colectiva.” (Ricoeur 2002, 27). De manera que, aunque el pasado deja distintas
huellas sobre un mismo acontecimiento, los recuerdos de la gente, expresados en cada
uno de los relatos que comparten, antes que correctos o equivocados, son parte de lo que
constituye la memoria de un grupo, y permiten elaborar un relato sobre una parte de su
historia.
Así, se puede presumir también, que no fue solo desde el cabildo, o la
comunidad donde surgió esta acción del recuerdo, como lo afirman la mayoría de
relatos, si no que como asegura Delia Llumipanta, el Municipio, con quien se habían
reunido durante el año, de igual manera fue parte del proceso de constitución de la
conmemoración. Pues finalmente, como plantea Rudolf von Thadden, “pueden coexistir
dos presentaciones distintas de un mismo hecho, sin que por ello la historia pierda su
fondo de verdad” (2002, 35). Más allá de quien sacó a relucir primero el tema, entre la
comunidad, el cabildo o el municipio, lo que interesa aquí es identificar estas instancias,
conocer quiénes hablaron, qué es lo que dijeron y con qué efecto.
Ciertamente durante las reuniones que mantenían el Cabildo y el Municipio, se
discutió sobre los cien años de la comuna y se fue diseñando la forma de celebrarlo. El
municipio estuvo también de acuerdo en la idea de festejar, y de hecho, participó de la
24
Germánico Yaguari 25
Recojo el término usado por Elie Wiesel en el prefación del trabajo “Por qué recordar” – Academia
Universal de las Culturas. 2002.
24
organización y financiamiento del evento como indica Germánico Yaguari: “incluso el
Municipio, me acuerdo que en ese año, nos puso en el programa de fiestas y nos
colaboró con un programa muy grande, artístico, aquí en la comuna.”26
.
Con respecto a la conmemoración, hay que decir que a partir de las narraciones
expuestas, es posible rastrear la presencia de un sector de la comunidad que conoce más
sobre la historia de la comuna, puesto que han dedicado sus esfuerzos a buscar
información sobre ésta en documentos, archivos, relatos de gente de la comunidad, y
sus experiencias mismas. De este modo, articularon una serie de discursos que sostienen
la idea de que la comuna cumplió cien años, además de impulsar o respaldar la
propuesta de celebrar el centenario. De otro lado, existen sectores en los que la idea del
centenario está presente, aunque parecen haber olvidado la conmemoración, y sus
nociones al respecto son algo vagas. En todo caso, es necesario considerar a la memoria
en su pluralidad. El interés radica en que no se trata de reducir forzosamente estas
memorias a una memoria única que borre las demás (von Thadden 2002, 38), si no la
valoración de esa diversidad para rastrar en ella una parte del pasado, que nos de luces
respecto a cómo se fueron configurando tanto la idea de conmemorar un centenario,
como los discursos que se elaboraron para sostenerlo.
Finalmente los relatos formulan también coincidencias. En términos generales,
podría decirse que lo que caracterizó a ese ambiente, que precedió el acto
conmemorativo, es que la noticia de que se cumplían cien años empezó a circular tanto
en la comunidad, como fuera de ella. Se hace visible también, que la noticia fue recibida
con emoción y aceptación, puesto que fue concebida como algo “grandioso”, y a partir
de ahí digno de recordarse. Y aunque no todos concuerden sobre quien promovió
originalmente la conmemoración, o tengan claridad sobre el acontecimiento histórico y
la base legal que la sostiene, parece que el hecho de llegar al aniversario número cien, es
lo que ha quedado impregnado en la memoria de la gente.
Ahora, ¿a qué responde esta manera de percibir los cien años como algo
“grandioso”, tal como menciona Víctor Conchambay en su relato antes citado? Si hay
algo que se puede distinguir en los testimonios, es que un énfasis particular recae sobre
la palabra “cien”. No es cualquier número, existe una marca sobre éste. Halbwachs
afirma que la vida en sociedad implica que todas las personas se pongan de acuerdo
26
Germánico Yaguari
25
sobre el tiempo, su división y la duración de sus partes. Un producto que resulta de
convenciones y costumbres que expresan un orden en el que a menudo se suceden las
diversas fases de la vida social. (Halbwachs 1967, 52). De ahí, que efectivamente, es
común que establezcamos marcas temporales que delimitan ciclos, aniversarios, fechas
que nos advierten sobre el paso del tiempo, sobre el fin o el comienzo de algo. De ahí
también, que el cumplir cien años como comuna constituya un hecho especial para esta
comunidad.
En ese sentido, Víctor Conchambay afirma que: “la Comuna de Santa Clara es
reconocida como la primera comuna del país, pero es a nivel jurídico” 27
, y explica que
el reconocimiento legal se dio el 26 de julio de 1911 y que por eso se celebra el
centenario en el 2011. De esta manera, lo que se cuenta según él por ejemplo, tiene que
ver con una fecha que ha recorrido el ciclo de los cien años: el 26 de julio de 1911. Y lo
trascendental para que esta fecha sea recordada, obedece a un reconocimiento legal
otorgado a la Comuna de Santa Clara de San Millán por el ex presidente Eloy Alfaro.
Víctor además, enfatiza en que es la primera de las comunas en haber sido reconocida
jurídicamente. Es decir, no sólo cumplir un ciclo, sino también, ocupar el primer lugar
de entre otros similares, aunque hay que mencionar que este último enunciado sobre ser
la primera comuna en cumplir cien años, no se ve reflejado como algo significativo en
otros relatos de gente de la localidad. De hecho, casi no se lo menciona.
En todo caso, como señalan Moya y Olvera “[l]as coordenadas espacio-
temporales juegan un papel crucial en la fijación de los recuerdos sociales, y aseguran
su preservación.” (Moya y Olvera 2010,439). Es decir, los cien años de la comuna de
Santa Clara de San Millán, que se cumplieron el 26 de julio del 2011, fecha de su
reconocimiento legal, constituyeron la posibilidad de promover el recuerdo de este
acontecimiento, y dejarlo impregnado en la memoria de la gente. Aquí, el tiempo juega
un rol fundamental, pues es en esta estructura temporal y sus marcas, donde se instalan
las celebraciones y, a través de ellas, lo que hay que recordar.
Para el análisis de la conmemoración ocurrida en el 2011 deviene necesario
comprender en qué contexto ésta se estructuró. Al respecto, por ejemplo, cabe
mencionar que en aquel momento la ciudad llevaba alrededor de dos años bajo la
administración de Augusto Barrera del Movimiento Político Alianza País. Éste fue
27
Víctor Conchambay
26
elegido en el 2009 como Alcalde de la ciudad de Quito, en un proceso electoral en el
que se eligieron además otras dignidades, entre ellas, la de Presidente de la República,
para la que fue reelecto Rafael Correa, líder del movimiento. Barrera se posicionó en el
cargo en agosto del mismo año y su gestión estuvo enmarcada en un discurso alineado a
los principios del Buen Vivir, en correspondencia con el proyecto de la revolución
ciudadana, y tenía previsto en su hoja de ruta, que el 2011 sería el año de ejecución de
obras.28
De igual manera, como ya se ha mencionado, por parte de la Comuna de Santa
Clara de San Millán, quien fungía como presidente del Cabildo era el señor Germánico
Yaguari. Éste fue electo el 26 de diciembre de 2010, para ejercer el cargo durante el año
2011. Durante este año ambas instancias Cabildo y Municipio tuvieron un acercamiento
importante por temas de obras y ordenamiento territorial, trayecto en el que además
intervinieron en la planificación del festejo del centenario.
Según los recuerdos que cuatro años después de la celebración se manifiestan a
través del relato, tanto la comunidad, como el cabildo y el municipio hicieron parte de
ese escenario en el que el aniversario de los cien años y su conmemoración fue tomando
forma. El lema que sostuvo de manera general la conmemoración fue “los cien años de
reconocimiento legal” y, en relación con ello, se exaltó también la figura de Eloy
Alfaro. Al conversar con la gente es posible mirar como el enunciado del centenario ha
quedado plasmado en sus recuerdos, claro está, en diferente medida en cada cual, pero
la idea de tener cien años como comuna ha incidido de alguna manera en la constitución
de la memoria de la localidad. Actualmente, gran parte de la gente tiene presente que
cada año, en julio, se celebra el aniversario de la comuna, y que ésta tiene más de cien
años.
Ahora, lo siguiente es comprender cómo alrededor de esta temporalidad, en este
contexto y bajo el enunciado de un reconocimiento legal, se articularon los discursos
que sostuvieron la conmemoración del centenario. Para ello, primero que nada, creo
fundamental referirme a la base legal, al documento, que según los relatos, fue firmado
en 1911 por Eloy Alfaro y le otorgó el reconocimiento legal a la comuna.
¿Efectivamente esto pasó? ¿Existe un documento firmado hace cien años por Eloy
Alfaro en el que se le reconoce legalmente a esta comuna?
28
Fuente: El Telégrafo. “Barrera: “Quito vive una disputa cultural intensa y mediática”. 2011. Enlace:
http://www.telegrafo.com.ec/noticias/informacion-general/item/barrera-quito-vive-una-disputa-cultural-intensa-y-
mediatica.html.
27
Como se observa en los testimonios, en repetidas ocasiones éstos hacen alusión
al reconocimiento legal. Para referirse a ello, se mencionan términos como “ente
jurídica”, “documento legal”, “reconocimiento legal”. Con respecto a esto, hay que
decir que según lo que indica el Registro Oficial Nº 160629
, del 5 de agosto de 1911,
correspondiente a la “Administración del Sr. Gral. Dn. ELOY ALFARO, Presidente
Constitucional”30
, efectivamente, este documento fue generado y firmado en 1911. Se
trata del decreto ejecutivo Nº 752, emitido el 26 de julio de 1911, el cual consta como el
octavo punto de este registro oficial. En el sumario de éste, se señala que el decreto en
mención “aprueba los Estatutos de la Comunidad de Santa Clara de San Millán.”, y en
la descripción que se hace en el cuerpo del documento, se indica que luego de haber
estudiado los estatutos presentados por la comuna, se acuerda aprobarlos. Se señala el
lugar, la fecha y quienes firman: “Palacio Nacional, en Quito, 26 de julio de 1911-
Rúbrica del Sr. Presidente – El Ministro de lo Interior, Rafael Aguilar.”31
De modo que, como se puede observar, este decreto fue firmado en la fecha
indicada en los testimonios. Al parecer, justamente a pocas semanas antes de que Eloy
Alfaro concluya su segundo y último período como presidente, emitió este decreto que
para la comuna de Santa Clara de San Millán constituye la base legal que le permite
coexistir, hasta la actualidad, entre los barrios de la ciudad bajo la figura de comuna, lo
cual se realzó a partir de un acto conmemorativo.
Cabe recalcar, que la referencia sobre el reconocimiento legal que esta comuna
toma como base de la conmemoración, es el registro oficial. Este es el documento con el
que efectivamente cuentan en su archivo. De modo que, considero que sobre el decreto
originalmente firmado, así como el análisis de lo que éste estipula, sus alcances,
enfoques y contexto, cabría desarrollar una investigación y estudio específico, que por
ahora, no son motivo de análisis de este trabajo, pues lo que abordaremos aquí tiene que
ver con los procesos de construcción de memorias, centrándose en la conmemoración y
los elementos que efectivamente la posibilitaron y, en este caso, a pesar de que el
decreto es citado en algunas oportunidades, la referencia, o lo que se considera como el
documento soporte, es el registro oficial, y a partir de ahí, las interpretaciones o lecturas
que de éste se hacen.
29
Ver anexo #1: Registro oficial Nº1606 – del 05 de agosto de 1911. 30
Registro Oficial Nº1606 – del 05 de agosto de 1911. 31
Registro Oficial Nº1606
28
Ahora bien, volviendo sobre el ámbito del discurso, diría que si conmemorar,
como se indicó anteriormente, se trata recordar el pasado para honrarlo colectivamente,
frente a este caso, ¿qué es lo que se conmemora y por qué honrarlo? ¿Qué es lo que se
promueve en ese lugar del recuerdo? Sí, evidentemente el centenario de la comuna, los
cien años de un reconocimiento legal. Pero más allá, existe un proceso amplio de
activación de la memoria de una comunidad, que se estructura a partir de una gama de
discursos que se entretejen para dotarle de un significado al pasado y enaltecerlo.
Moya y Olvera, explican que “[l]as conmemoraciones pueden ser definidas
como lugares de memoria que además encierran una dimensión narrativa.” (Moya y
Olvera 2002, 444). En ese sentido, la conmemoración del centenario dio lugar a que
diversos sectores fabriquen, desde sus propias interpretaciones del pasado, sus
subjetividades y sus experiencias propias, una serie de narraciones, de discursos que se
articularon alrededor del enunciado de los cien años de ser comuna, a partir de ese
reconocimiento legal.
En términos generales hay que decir que, como veremos a continuación, los
discursos elaborados sobre la conmemoración parecen estar enmarcados, principalmente
en las significaciones que tiene el reconocimiento legal para esta comuna, especialmente
por su particularidad geográfica, que traza unas problemáticas específicas. De igual
forma, el lugar que se le otorga a la figura de Eloy Alfaro. Y aunque en menor medida,
se deja ver también una intención de articular un discurso vinculado a una condición de
pueblo ancestral que le particulariza a esta comuna dentro del lugar geográfico que
ocupa.
Si bien, tanto la acción de remembranza y sus discursos se desarrollan al interior
de la comuna, es necesario valorar también que por el lugar que la conmemoración
ocupa a nivel de lo público, implica también el involucramiento de otros actores
externos, como el Estado o los medios de comunicación, desde significados y discursos
que éstos expresan bajo otras miradas. Lo que se describe a continuación entonces, se
centra principalmente en la perspectiva interna de los discursos, pero también pretende
exponer de manera general lo que desde estos agentes externos se elaboró en términos
de discurso. Es decir, una mirada a estas dos perspectivas: interna-externa.
En relación con los discursos que desde el interior de la comuna se articularon
para sustentar y promover la celebración del centenario, quisiera partir presentando
29
algunos extractos de los testimonios recogidos para esta investigación, en los que se
expresan las ideas o lecturas de la gente de la localidad sobre la conmemoración.
Empiezo entonces por lo expresado por quien en aquel entonces, en calidad de
presidente de la comuna, fungía como la autoridad de la comuna, el señor Germánico
Yaguari:
Eloy Alfaro aprueba nuestros estatutos un 26 de julio de 1911, por decreto ejecutivo del
ex presidente constitucional. Entonces esto festejamos en el centenario, la aprobación de
nuestros estatutos. […] eso es el centenario, porque imagínese que nos aprueben unos
estatutos, o sea eso da vida jurídica a nuestra comuna. […] es una base o un documento
para que la comuna siga existiendo.32
En las palabras de Germánico Yaguari encontramos referencias a fechas,
personajes, cargos, documentos. A parte de la fecha, por un lado se exaltan la figura del
ex presidente Eloy Alfaro y los estatutos, y del otro, se hace hincapié en éstos como
garantía para la existencia de la comuna. Esto coincide de igual forma con lo que
expresan otros relatos de gente de localidad como el de Delia Llumipanta: “entonces en
memoria del general Alfaro, porque nosotros debemos ser agradecidos, porque él es el
único presidente que nos ha dado una entidad, un respaldo para la comuna.33
De igual
forma, Víctor Conchambay expresa al respecto:
eso del reconocimiento fue en 1911, el 26 de julio por el ex presidente Gral. Eloy
Alfaro. Entonces él fue una persona que de alguna manera vio que en realidad
necesitaban las comunas reconocerse por ser pueblos originarios del Ecuador. […] la
gente estaba pendiente que ya vamos a tener el centenario, y que debería ser una fiesta
un poco más grande. Por el mismo hecho de que son los 100 años de la Comuna. De
seguir existiendo.34
Y Luis Singo, por su parte, explica (en su relato citado al inicio), que hay un
documento firmado por Eloy Alfaro donde consta que la comuna tiene cien años.
Como vemos, de estos relatos es posible percibir una constante alusión al
documento legal y la exaltación de la figura de Eloy Alfaro (1842 – 1912), presidente
de la República del Ecuador en dos ocasiones y líder de la Revolución Liberal. Las
alusiones a Alfaro hacen referencia a una atención especial que éste habría puesto sobre
la comuna y su necesidad de constituirse legalmente. Esto se ve reflejado, por ejemplo,
cuando los testimonios citados de Delia y Víctor expresan frases como: “en memoria
32
Germánico Yaguari 33
Delia Llumipanta 34
Víctor Conchambay
30
del general Alfaro”, “debemos ser agradecidos”, “fue una persona que de alguna manera
vio que en realidad necesitaban las comunas reconocerse por ser pueblos originarios del
Ecuador.”. Los testimonios dan cuenta no sólo de la gestión de Alfaro en el proceso de
legalización, sino también de una gratitud de la comunidad para con él, y evidencia un
nivel importante de reconocimiento de parte de la gente para con este personaje.
Con respecto a la figura de Eloy Alfaro, cabe mencionar, como lo afirma
Malcolm Deas, que se trata de una “figura representativa”35
, notable diría para el país,
en tanto estuvo al frente de la presidencia del Ecuador, en dos períodos (1897-1901 y
1906-1911), y en tanto protagonizó varios momentos de gran importancia para la
historia del país. Aparte de constituirse como el líder de la revolución liberal, una
revolución de carácter burgués, fue durante el programa liberal, que se consolidaron
obras de infraestructura, fundamentalmente el ferrocarril, las comunicaciones, a nivel
político la instauración del Estado Laico (Ayala Mora 2011, 27), entre otras reformas, y
que sumado a su trágica muerte36
, han contribuido para que su figura alcance un fuerte
reconocimiento. Sin embargo, frente al papel que Alfaro jugó en relación con las
comunas, y la población indígena en general, cabe mencionar también, que “el
liberalismo en el poder denunció la situación indígena y realizó algunas reformas que
intentaban limitar la explotación, […] sin embargo, no llegó a representar un
reconocimiento de la diversidad del Ecuador, es decir, de los derechos de los pueblos
indígenas” (Ayala Mora 2011, 32).
Teniendo en cuenta estas consideraciones con respecto a la figura de Alfaro, que
permiten comprender mejor la proyección de este personaje en la conmemoración,
vuelvo ahora sobre los testimonios antes citados y su insistencia en nombrar y enaltecer
a Alfaro y su rol en el proceso de reconocimiento legal de esta comuna. Podría decirse
que tanto éste, como cualquier otro tipo de reconocimiento, no solo se expresa en
términos de gratitud por esta acción, si no que la figura misma de Alfaro viene ya
cargada de un valor, y se inscribe dentro de una serie de representaciones que
35
En un estudio introductorio a los escritos de Eloy Alfaro, Malcolm Deas lo reconoce como una figura
representativa, y hace énfasis en la relevancia de sus obras para comprender la naturaleza de la índole de
su movimiento. Así como también, considera sus escritos como una fuente legítima de investigación para
comprender el pensamiento de su colectividad y de su época. (Deas 1992, 7, 8). 36
Como Narra Carlos Landázuri, “Alfaro y sus tenientes fueron apresados y conducidos a Quito en el
propio ferrocarril transandino, […] En la capital, fueron trasladados al Panóptico el 28 de enero de 1912 y
ese mismo día una poblada penetro en la prisión, los asesinó, los arrastró por las calles y quemó sus
cadáveres en la “Hoguera Bárbara” que se levantó en el actual parque de El Ejido,” (Landázuri 2011, 40).
31
construyen constantemente su imagen. Deas por ejemplo, comenta que parte de esa
reputación perdura por razón de su terrible muerte. (Deas 1992, 50).
Construir héroes y adoptarlos como figuras emblemáticas es un rasgo que ha
marcado la historia de los países hispanoamericanos (Bustos 2009, 3). Parece que
efectivamente nos referimos aquí a uno de estos casos, pues cuando los relatos hablan
del centenario, la exaltación de Eloy Alfaro, en efecto, está presente como una forma de
enaltecimiento, en reconocimiento de lo que se considera una labor significativa, de este
personaje en relación con la comuna y, de igual modo, a su visión respecto de la
situación de las comunas en el país. Reconocimiento que está marcado por la carga que
la historia misma, y las representaciones que de Alfaro se han elaborado, para
constituirlo bajo ese perfil de notoriedad para el Ecuador. Hay que notar también, el
papel que el gobierno actual ha jugado en el proceso de construcción del “héroe”, pues
ha resaltado y elevado esta figura, confiriéndole un lugar destacado en la escena pública
y en los procesos de construcción de memoria del país, que van permeando también la
memoria en las nuevas generaciones. Así, Luis por ejemplo remarca: “y no es que firmó
cualquier persona. Entonces si te dicen firmó el presidente Eloy Alfaro, entonces tú te
quedas sorprendido. […] y es algo lindo que te digan que vives en la comuna y fundado
por Eloy Alfaro. Entonces te sientes feliz, te sientes contento de que alguien ilustre haya
venido al lugar donde vives.”37
.
Como propone Burke “Los individuos se identifican con los acontecimientos
públicos importantes para su grupo. «Recuerdan» muchas cosas que no han
experimentado directamente. […] De ahí que la memoria pueda describirse como la
reconstrucción del pasado por parte de un grupo” (Burke 2006, 66). Es así, que sea a
través de procesos de investigación o simplemente porque lo escucharon en algún
momento, lo cierto es que la figura de un “héroe”, Eloy Alfaro, se ha constituido como
parte de aquello memorable y digno de realzar. Esto se evidencia no solo en los
discursos, sino en los distintos espacios en los que la figura de Eloy Alfaro fue resaltada
a lo largo de la conmemoración. Así por ejemplo, encontramos su nombre grabado en
una placa38
, o su imagen en el folleto39
informativo del programa de fiestas.
37
Luis Singo 38
Esto retomamos en la tercera parte del presente capítulo. 39
Ver anexo #2: Folleto informativo del programa de fiestas.
32
Alfaro en folleto promocional del centenario. Fotografía: Gabriela Arguello Torres
Por otra parte, como se mencionó, el documento legal, el constituirse
formalmente dentro del sistema legal, parece ser otro elemento central del discurso. En
los relatos citados anteriormente se expresan algunas ideas que dan cuenta de la
relevancia de la ley y del estar enmarcados en ella, para esta comunidad. Esto se ve
reflejado en frases o términos mencionados como: “nos ha firmado la ente jurídica. La
comuna o sea jurídica.”40
, “que nos aprueben unos estatutos, o sea eso da vida jurídica a
nuestra comuna.”41
, “es a nivel jurídico […] reconocido por el Estado”42
, “hay un
documento […] que decreta que esto es comuna43
.
Estas expresiones nombran y ponen énfasis en las palabras “estatutos” o
“jurídico/a” y reafirman la relevancia del reconocimiento legal para la localidad.
Términos que, igualmente, se incorporaron de distintas formas en la conmemoración,
muy ligados a la figura de Eloy Alfaro, y como una especie de resguardo o certificación
“para seguir existiendo”, algo que tanto Germánico Yaguari, como Víctor Conchambay
y Delia Llumipanta manifiestan en sus relatos.
Y es sobre esta expresión “seguir existiendo”, donde posiblemente recae la
importancia de lo legal. Por un lado, hay que tener en cuenta que para esta comunidad,
por ejemplo, el no contar con unas escrituras44
, ha implicado vivir con el riesgo
40
Delia Llumipanta 41
Germánico Yaguari 42
Víctor Conchambay 43
Luis Singo 44
Esto se afirma en varios relatos. Que a diferencia de otras comunas ellos no cuentan con las escrituras
que delimitan sus límites. En algunos testimonios se dice que el documento “se perdió”.
33
constante de ser disueltos como comuna y perder sus tierras45
. Por otro lado, cabe
mencionar que la frase “seguir existiendo”, nos transporta también a un discurso otro,
que así mismo, se inscribió en los marcos de la conmemoración, aunque podría decirse
que con algo menos de fuerza. Me refiero aquí, a un tejido de manifiestos asociados a la
figura de “comuna” ligada a valores y lógicas de convivencia más cercanos a lo
ancestral.
En relación con ello, diría que este aspecto se percibe, especialmente en el relato
de Víctor, cuando por ejemplo, habla de las comunas como “pueblos originarios del
Ecuador”. Parecería que la formalización de la categoría de “comuna” surge como
resultado de una medida emergente de sobrevivencia de la comunidad en el contexto de
1911. Un momento en el que la modernidad, con sus parámetros “civilizatorios”,
sostenidos en la legalidad del papel, en el poder de la letra, fue despojando a estos
pueblos de sus tierras y limitando sus lógicas de relación46
. Al respecto, Víctor dice: “es
como que te tocaba adaptarte a algo que no es tuyo, en un territorio que sigue siendo
tuyo, pero que al parecer, va a dejar de ser tuyo. Era la gran contradicción, porque si no
tienes un título, lo más beneficioso era sacar un reconocimiento jurídico para que te
respeten”47
.
“Ser comuna” entonces, se traduciría en esa posibilidad de “seguir existiendo”, a
la que los testimonios hacen referencia. Como explica Ángel Rama “[a] las regiones
internas, que representan plurales conformaciones culturales, los centros capitalinos les
ofrecen una disyuntiva fatal en sus dos términos: o retroceden, entrando en agonía, o
renuncian a sus valores, es decir, mueren” (Rama 1987, 28). De modo que, podría decir
que esta idea del reconocimiento legal como posibilidad de “seguir existiendo”
expresada como uno de los enfoques en los discursos al interior de la comuna, tendría
que ver con este reconocimiento en tanto medida emergente, alternativa única tal vez,
que tuvieron para resistir como pueblos originarios, o por lo menos para no morir. Para
seguir existiendo, con sus prácticas y legado, en un territorio que con el pasar del
tiempo quedó rodeado por la capital.
45
Iñiguez, por ejemplo indica, que: “Algunas ocasiones el MAG ha defendido la integridad comunal,
pero la mayoría de veces ha sido a través del mismo MAG que se ha insistido en disolver las comunas
para dar paso a la expansión de la ciudad”(Iñiguez 1996, 121) 46
Kingman señala que: “En Quito como en La paz el proceso de modernizaci6n urbana implicó, la
expropiación acelerada de las tierras comunales cercanas a la ciudad (Kingman 1992, 38) 47
Víctor Conchambay
34
Al respecto, cabe decir también que a pesar de que este discurso, que se presenta
desde un enfoque más ligado a la condición de pueblo originario, pueda estar presente
en algún momento de los otros relatos, la idea de ser “una comuna ancestral”, no se
manifiesta asociada a la conmemoración en la mayoría de testimonios, tal como se hace
en el caso Víctor. Pero esto si se evidencia en otros espacios, como en el material
promocional impreso de las fiestas48
, en donde se habla de mingas, lugares ancestrales,
“comuna ancestral”. Es así, que de manera general y en términos del discurso, se puede
presumir que este aspecto aparece como un intento, desde un sector de la comuna, por
reivindicar una condición de pueblo ancestral.
De este modo, al indagar en los relatos de la gente, parecería que nos
aproximamos a un discurso en el que se reclama la legalidad como garantía para la
ancestralidad. Podría decirse, que como forma de legitimar la condición de pueblo
originario, a través de los instrumentos de la modernidad. Tener un reconocimiento
legal, un documento “para seguir existiendo”, y el crédito de ello se lo atribuye a la
labor de un héroe.
En cuanto a los discursos elaborados desde sectores externos a la comuna, hago
referencia a lo que algunas autoridades, en representación del Estado, manifestaron.
Especialmente a lo expresado por medios de comunicación.
Bustos señala que “[e]l carácter público de la memoria hace referencia al espacio
en que procesa su contenido y a la relación que mantiene con la estructura de poder
vigente.” (Bustos 2007, 113). En ese sentido, lo primero que hay que considerar es que
ambas instancias, medios y Estado, se inscriben como parte de esta estructura de poder,
y que por el carácter público de la conmemoración del centenario, se involucran en el
espacio articulando sus propios discursos sobre ésta.
La presidencia de la república se manifestó ante el acontecimiento con un saludo
a través de un comunicado escrito. Con firma del Presidente Rafael Correa Delgado, el
29 de julio de 2011, se emitió una carta49
en la que se exalta la labor de comuneros y
comuneras por “la libertad, la paz y el buen vivir”. Se reconoce el centenario de vida
jurídica, pero se hace hincapié en que se trata de una labor que lleva más de una siglo,
en pro de la soberanía del pueblo, su identidad y cultura. Además, se compromete a
48
Folleto informativo – programa de fiestas 2011 49
Ver anexo #3: Carta de saludo a la Comuna de Santa Clara de San Millán emitida por la Presidencia de
la República del Ecuador, por motivo del centenario.
35
“asegurar un futuro próspero” y se hace la invitación seguir aportando en “la
transformación de la patria”.
Otra institución que se manifestó, esta vez de manera directa, a través de una
condecoración, fue la Asamblea Nacional. Esto vino acompañado de un documento
firmado por el presidente de la Asamblea en aquel entonces, Fernando Cordero, que fue
entregado durante la celebración el 26 de julio de 2011. Dicho documento, en sus dos
páginas, hace un reconocimiento del centenario, de la historia y del legado ancestral de
la comuna, así como de sus esfuerzos por el “fortalecimiento de los valores culturales,
saberes ancestrales y el desarrollo de potenciales habilidades y actividades” para el
crecimiento.
De igual forma el Municipio a través de su máximo representante, el alcalde de
ese entonces, Augusto Barrera, según el medio de comunicación PP El Verdadero50
, en
su discurso durante la ceremonia felicitó a la comuna por su centenario y “ratificó el
compromiso del municipio para trabajar en la expedición de una ordenanza especial que
reconozca la situación de esta comuna y resolver los temas de la propiedad individual y
comunitaria.”51
Según este medio el alcalde dijo: “Vamos a poner en regla su condición
de ciudadanos de Quito y, a su vez, de comuneros”52
.
De lo que estas tres instancias expresaron a través de distinta formas, lo que se
puede percibir es que se hace un reconocimiento de los cien años, se reconoce además el
legado ancestral, y existencia de esta comunidad desde antes incluso que se emita el
reconocimiento legal. Como se puede ver ninguna de las instituciones hace referencia a
la figura de Eloy Alfaro, sino al contrario, expresa agradecimiento a la comunidad y su
gente, por su labor en relación al fortalecimiento de su identidad, cultura y legado, y
por sus esfuerzos en pro del desarrollo y el progreso.
Estos espacios de expresión de discursos, son además canales a través de los
cuales las autoridades asumen compromisos para con la comunidad. Así por ejemplo, el
Presidente de la República, ofrece un “futuro próspero” y el Alcalde, por su lado, se
compromete a regularizar su condición de comuna en el contexto de la ciudad. Es decir
50
Periódico (de corte popular) inscrito dentro del circuito de medios públicos administrados por el
Estado. 51
Nota informativa – “Comuna Santa Clara con 100 años de vida”- PP El Verdadero. 52
Palabras del ex alcalde Augusto Barrera durante la sesión solemne del centenario. Citado de la nota
informativa “Comuna Santa Clara con 100 años de vida”- PP El Verdadero”, citada anteriormente.
36
contempla la posibilidad de que ambas figuras “comunero” y “ciudadano” coexistan
formalmente en un mismo espacio.
En cuanto a los medios se refiere, diario La Hora difundió la conmemoración
del centenario de la comuna, a través de una nota periodística titulada “Centenario de La
Comuna”53
, donde nuevamente se hace mención al reconocimiento legal otorgado por
Eloy Alfaro54
. De igual modo, la Agencia Pública de Noticias Quito presentó la noticia
como “Santa Clara de San Millán celebró un siglo de vida jurídica” y se refirió a la
figura de Alfaro, presentando extractos de los discursos de Germánico Yaguari y Víctor
Conchambay durante el festejo55.
Según el relato del medio, Germánico Yaguari hizo referencia al proceso de
legalización de tierras para algunos comuneros, mientras que Víctor Conchambay hizo
referencia al origen de la comuna y su historia cinco siglos atrás. Esos son los elementos
que resalta el medio. Podría decirse que su discurso contempla las referencias a lo legal,
a Eloy Alfaro y a lo ancestral.
De otro lado, alrededor de dos meses antes del centenario, el medio Ultimas
Noticias publicó una nota bajo el título “Comuna busca ser barrio”, en la que empieza
mencionando que “A punto de cumplir 100 años de ser reconocida jurídicamente, La
Comuna de Santa Clara de San Millán busca ser un barrio.”56
, haciendo alusión, entre
otras cosas, a un tema legal de tierras.
Como vemos, en los discursos que desde los medios se elaboran, el componente
ancestral parece más bien perderse entre la figura de Alfaro y, principalmente, el campo
de lo legal. Esto último, lo legal, a lo que se apela constantemente cuando se hablaba del
centenario, hace referencia a dos ámbitos. Por un lado, la legalización de la comuna
como una condición “jurídica” vinculada a la autonomía de una comunidad, que les
permite “ser lo que son” una comuna. Mientras que, por otro lado, se alude a la
legalización en tanto “constitución de barrio”, que es precisamente la figura que
contrasta con la de comuna. Pues al convertirse en barrio y acceder a los títulos de
53
http://www.lahora.com.ec/index.php/noticias/show/1101180072/1/home/goRegional/Cotopaxi#.Vd5Hef
l_Oko 54
Nota informativa. Agencia Pública de Noticias Quito.
http://www.noticiasquito.gob.ec/Noticias/news_user_view/santa_clara_de_san_millan_celebro_un_siglo_
de_vida_juridica--4018. 55
Agencia Pública de Noticias Quito 56
Nota informativa. Ultimas Noticias. http://www.ultimasnoticias.ec/noticias/2495-comuna-busca-ser-
barrio.html
37
propiedad de tierras, como sucede con el resto de la ciudad, se disolvería la lógica de
“propiedad comunal de la tierra” y el derecho a la “administración autónoma de su
territorio”57
, que es en lo que se sostiene la condición de “comuna”. En otras palabras,
los discursos se deslizan constantemente entre la idea de legalidad para “ser y dejar de
ser comuna”. Al respecto cabe mencionar que actualmente existe un sector de la
localidad que reivindica la posibilidad de mantenerse como comuna, mientras que otros
sectores apelan al “ser comuna” pero con títulos de propiedad, y otros aspiran
definitivamente constituirse como barrio. También hay que decir, que durante el festejo
del centenario y los relatos elaborados alrededor de este acontecimiento, la figura que
cobra relevancia es la de “comuna”.
Recalco aquí, en la idea de Burke respecto a que los relatos, o registros “no son
concreciones inocentes de recuerdos, sino más bien intentos de persuadir, de moldear la
memoria de los demás.” (Burke 2006, 70). Así, cada discurso persigue unos intereses
particulares en función de su lugar de enunciación, sus intereses o convicciones. Unos
promueven lo ancestral como parte de su historia, reivindican la figura de un héroe y
remarcan una condición legal como resguardo. Otros se muestran comprometidos e
interesados por aportar al futuro de la comunidad, a través de su presencia y discursos
pronunciados, así es el caso de las autoridades que asistieron al evento, quienes son
recordados y reconocidos constantemente en los relatos de la gente. Otros muestran su
preocupación por las limitaciones que la figura de comuna plantea frente al “progreso”
de los barrios de una ciudad moderna.
En todo caso, lo que interesa de esto para el presente estudio, es tener en cuenta
que “«[l]a memoria pública» es un relato que elabora un conglomerado social sobre el
significado que atribuye a su pasado y a la conexión que mantiene con el presente.”
(Bustos 2007, 113). Y que estos discursos, en los que se inscriben esos significados que
se le quieren conferir al pasado, son tan diversos como las percepciones iniciales que los
fueron configurando. De modo que, parecen encontrarse, desencontrarse o mezclarse.
Por momentos parecen ser contradictorios y por mementos interdependientes.
En términos generales, éstos hacen referencia principalmente a la temporalidad
(cien años), al héroe (Eloy Alfaro), a un espacio (la comuna), a la ambivalencia de la
legalidad (“Ser comuna – ser barrio”), y a la ancestralidad (ser pueblo originario).
57
Estipulado en la ordenanza citada al inicio de este trabajo
38
Considero que estos son los elementos, que resaltan finalmente en el marco narrativo
que dio paso a la producción del centenario como una fecha a conmemorar.
Percepciones respecto de un hecho histórico, que se estructuraron en forma de discursos
para determinar que en el 2011 se conmemoren los cien años, desde que el 26 de julio
de 1911, el ex presidente Eloy Alfaro le otorgara el reconocimiento legal a esta
comunidad.
1.2. Los actores y sus roles en la conmemoración.
A continuación se presenta una descripción de los actores que intervinieron en el
diseño y desarrollo de la celebración, promoviéndola y/o participando de sus
actividades.
Un recorrido en el que se identifican tanto a los agentes promotores de la
conmemoración, principalmente el cabildo y el municipio, como a otras figuras que
destacan en la organización, desarrollo y difusión del festejo, como son la comisión de
fiestas, los priostes y los medios.
Inicio entonces con una mirada hacia quienes jugaron el rol de promotores.
Hacia el lugar de poder, autoridad o gobierno, que representan tanto el cabildo como el
municipio en este contexto, a partir de una dinámica conjunta entre ambos. Para ello,
quisiera retomar un par de reflexiones de Laurent Fabius, respecto a la relación entre
los gobiernos y la memoria. El autor recalca en la relación de la memoria con el
establecimiento de valores, y a partir de ahí su injerencia en el presente. Indica que se
trata de “un aprendizaje perpetuo del amor a la libertad”, que por ello la necesidad de
interrogar y reactivar periódicamente a la memoria, y que el rol de los gobernantes es
“proteger y mantener ese sentimiento.”, como una “exigencia moral”, que recae
precisamente en los responsables políticos. (Lauren Fabius 2002, 211). De ahí, que lo
primero a lo que propongo referirme, es justamente a esas instancias de gobierno o
responsables políticos que llevaron consigo esta “exigencia moral” de enaltecer los cien
años de reconocimiento legal a través de la conmemoración. Esta exigencia de reactivar
la memoria de la comunidad.
Como se mencionó anteriormente, Germánico Yaguari estuvo a cargo del
cabildo durante los años 2011 y 2012. Esta instancia está integrada por un presidente,
vicepresidente, tesorero, secretario y síndico que se eligen en asamblea general.
39
Germánico Yaguari indica que estos cinco representantes trabajan durante todo el año
en sus funciones específicas, y recalca que en el reglamento de la comuna se estipulan
todas estas funciones, así como también las responsabilidades “del comunero”, su
participación en mingas y sesiones. Según su relato, el cabildo “es como un municipio
más o menos”58
.
Estas serían las características generales de la instancia de gobierno que rige
para la comuna. Ahora bien, cuál es el rol que juega el cabildo en el contexto de la
celebración del centenario? cómo dinamizan comunidad y cabildo en este escenario?
Siguiendo la descripción que hace Iñiguez sobre el Cabildo, en la que se explica que
“aunque existe un cabildo que representa a la comuna, aunque exista un presidente al
que se le otorga la confianza de dirigirla, es en la Asamblea General donde se deciden
los aspectos relevantes” (Iñiguez 1996, 111), podría suponerse que la comunidad
misma, o mejor dicho, un sector de ella alentó una conmemoración que se materializó a
través de la gestión del cabildo. Esto teniendo en cuenta también que en relatos citados
anteriormente, expresan que era la gente la que demandaba el festejo de los cien años.
Ante esto, Delia Llumipanta por ejemplo, reafirma la idea de que es la Asamblea
General la que toma las decisiones, y que el cabildo es quien ejecuta, pero así mismo
explica que la directiva a cargo lleva propuestas. Menciona también al municipio como
otra instancia que parece, por lo menos para ella, tener una presencia habitual en los
procesos de la localidad:
los señores de la directiva son unos pasa voces a nosotros. Entonces de comunicarnos,
decirnos. Nos llaman a asamblea y nos comunican: compañeros saben que los señores
del municipio quieren hacer esto, esto otro, hay este proyecto hay este otro proyecto.
Entonces nosotros vemos, si es que nos conviene aprobamos en la asamblea y si no nos
conviene no aprobamos.59
Tomando como referencia este relato, puede decirse que sea para quejarse o para
agradecer, la presencia del municipio es una constante en los relatos de la gente, es
evidente que existe una relación de por medio entre la comuna y diferentes áreas de esta
instancia. Al parecer el cabildo lleva a adelante su gestión en permanente diálogo y
negociación con el municipio y los proyectos que éste impulsa.
58
Germánico Yaguari 59
Delia
40
Sin embargo, hay que decir que cada cabildo tiene su propuesta de acción, sus
intereses y lecturas respecto de la gestión que lleva adelante, como en el caso de la
celebración del centenario, ante lo cual Luis Singo considera que fue el cabildo el que
impulsó el centenario y la idea de “repotenciar la comuna” y dice: “ellos trajeron como
que algunas cosas que se perdieron hace muchos, muchos años atrás. Yo ni lo
recuerdo.60
De modo que, el rumbo de la comunidad parece fuertemente influenciado
por lo que cada presidente del cabildo, o cada directiva considera importante o
necesario, incluso bajo la mirada de la asamblea.
Cada cabildo imprime a su gestión unas características propias, que están
delimitadas por intereses múltiples. Sin duda, la conmemoración del centenario y la
forma en la que se llevó a cabo es algo que particulariza la gestión del cabildo que
estuvo a cargo en el 2011. En las palabras de Luis, se resalta que éste promovía recordar
a la comuna: “algunas cosas que se perdieron”, a través de la conmemoración de los
cien años. Como indica Burke “[e]stos rituales rememoran el pasado, constituyen
recuerdos, pero también tratan de imponer determinadas interpretaciones del pasado,
moldear la memoria y, por tanto, construir la identidad social.” (Burke 2006, 71).
Efectivamente, a través de la conmemoración el cabildo promovió espacios que
invitaban a recordar los aspectos más tradicionales de la comuna: la forma de hacer las
fiestas, las mingas, comidas tradicionales, y así mismo homenajear a los comuneros más
antiguos. Podría decirse, que de algún modo se buscaba reafirmar el enunciado de “ser
comuna”, a través de estas acciones.
Al hablar sobre el rol del cabildo, Germánico Yaguari dice: “Somos
coordinadores generales. El cabildo es la cabeza de todo”61
. El cabildo, finalmente, es
una instancia de poder, que canaliza las necesidades de la comuna a través de su
gestión. Pero también, es desde donde se diseñan proyectos, se ejecutan procesos
administrativos y organizativos, y es quien actúa, además, como interlocutor directo con
el municipio. En cuanto a la conmemoración se refiere, ambas instancias (cabildo y
municipio) jugaron un rol importante, en tanto promotores, al momento de la
planificación de la celebración. Pues de manera conjunta, la diseñaron, financiaron y
ejecutaron. Hay que decir, que si bien, la comunidad estaba al tanto, y respaldaban esta
propuesta, parece ser que entre estos dos lugares de autoridad se fue dando forma al
60
Luis Singo 61
Germánico Yaguari
41
evento como indica Germánico: “En el Municipio nos reuníamos, y aquí también
venían, pero más allá. Era por los cien años, ellos quisieron ayudar. Nos íbamos solo los
del cabildo nomas.”62
.
Con respecto a los recursos económicos para desarrollar las actividades
propuestas, se explica que únicamente para esas festividades, por motivo del centenario,
el municipio aportó con algunos recursos, y se aclara que comúnmente la fiesta se
realiza con fondos propios de la comuna que provienen de los aportes de comuneros y
comuneras63
. De igual modo, se señala que el municipio intervino en el diseño de la
agenda y su difusión, para lo cual, incorporó el festejo del centenario a la agenda de
actividades de la “Velada Libertaria 2011”64
. Es decir, los anunció como parte de una
conmemoración más amplia, la del “Primer Grito de la Independencia”, algo que no
sólo parece contar con la aprobación del cabildo, si no que es motivo de emoción y
orgullo, como lo expresa Germánico Yaguari: “para la comuna fue bastante que tomen
en cuenta, estar en una agenda del municipio por las fiestas”65
.
En cuanto a los medios se refiere, Bruno Groppo plantea que “[l]a importancia
de los medios de comunicación en la transmisión de la memoria no tiene necesidad de
ser subrayada. Es en gran parte por su intermedio que se impone una cierta
representación del pasado.” (Groppo 2002, 194). En ese sentido, hay que mencionar que
los medios locales difundieron la noticia antes y después de la conmemoración.
Hicieron cobertura, especialmente de la ceremonia oficial, en la que estuvieron
presentes varias autoridades. Éstos, como vimos, pusieron énfasis en promocionar la
idea de “los cien años de La Comuna”, y mencionar a Eloy Alfaro.
Otro actor, que ocupó un lugar relevante en la organización del festejo, fue la
comisión de fiestas. Sobre esto, Germánico Yaguari explica: “la comisión es posterior,
para que ayude nomas a coordinar. Pueden estar unos 20.”66
Cada año, el cabildo se
encarga de designar la comisión de la fiesta. A excepción de los venideros, para quienes
62
Germánico Yaguari 63
Germánico Yaguari
64 Agenda Velada Libertaria 2011.
http://www.noticiasquito.gob.ec/Noticias/news_user_view/mire_la_programacion_de_la_velada_libertari
a--4061 65
Germánico Yaguari 66
Germánico Yaguari
42
es un requisito colaborar en las fiestas67
, la comisión se conforma por voluntarios y
voluntarias, que se encargan de llevar a cabo lo planificado, en coordinación con el
cabildo. Germánico Yaguari afirma que la gente colabora: “al menos para las fiestas
siempre están pendientes de colaborar. Yo también he sido parte de la comisión de
fiestas.”68
Sobre los priostes, se explica que ese año fueron varios. Su participación en la
conmemoración consistió en un acto más de tipo simbólico, que para hacerse cargo en sí
de la fiesta. Para ocupar este lugar se designó a los comuneros más antiguos. Ellos
ocuparon un lugar relevante puesto que fueron homenajeados y motivados a compartir
sus historias con la gente, lo cual promovió espacios de activación del recuerdo. La
intención fue que a través de sus relatos, la comunidad retome algunas tradiciones que
con el pasar del tiempo dejaron de practicarse, como indica Víctor Conchambay:
Entonces el cabildo también se declaró como prioste y apoyó directamente a la fiesta, y
luego se cogieron priostes. En este caso fueron priostes para las fiestas del centenario
(se hizo los priostes vitalicios). […] Se les hizo participar para que ellos compartan un
poco qué es lo que se hacía. […] Entonces fue un priostasgo de abuelitos, de abuelitas.69
Posiblemente algunas de estas iniciativas fueron impulsadas por la misma gente,
por la comisión, por los integrantes del cabildo. Finalmente son sus mismos abuelos y
abuelas los que fueron homenajeados, como en el caso de Víctor cuya abuela fue parte
de ese grupo y, en ese momento, era considerada la comunera más antigua de la
localidad70
.
La conmemoración del centenario fue entonces un evento en el que varios
agentes intervinieron. Cabildo, municipio, comisión de fiestas, medios, comunidad. Son
varios sectores los que se pusieron de acuerdo y trabajaron para que ello sea posible,
claro está, unos con más poder de decisión que otros, y cada uno con su propia
perspectiva, pero en definitiva, se llevó a cabo una celebración que tuvo gran acogida.
El público asistió y participó de lo planificado.
67
Los venideros tienen como requisito, participar al menos una vez de la comisión de fiestas. Es una
forma de vincular a las personas nuevas, a las dinámicas y procesos comunitarios de la localidad. 68
Germánico Yaguari 69
Víctor Conchambay 70
Hago referencia a un relato de Víctor no registrado en audio, pero que igualmente fue citado por la
Agencia Pública de Noticias Quito.
43
En términos generales, el municipio tuvo un rol más influyente en la integración
de algunas actividades artísticas en la agenda y, especialmente, en la ceremonia oficial
en la que estuvieron presentes varios representantes del Estado (el alcalde, concejales y
asambleístas), representantes del cabildo y la comunidad, tal como lo indica Germánico
Yaguari: “En el año 2011 que fue el centenario tuvimos la suerte de tener aquí a mucha
gente de entidades públicas, estuvo el señor alcalde Augusto Barrera”71
.
“[…] el cabildo es la cabeza de todo” como dice Germánico. El cabildo impulsa
y deja su huella sobre aquello a lo que le otorga un valor: “yo en mi periodo si hacia
sesiones solmenes que venían a hablarles de la historia de la comuna. Hemos traído
historiadores, pero últimamente se deja de hacer esto”72
. Así, el cabildo impulsó
espacios en los que el recuerdo permite que la comunidad en su interior, discuta,
conozca su historia y conecten sus recuerdos y esfuerzos para poner en práctica algo que
consideran valioso para su grupo.
El cabildo en su rol de autoridad y en su relación con el Estado, direcciona en
cierta, o gran medida, el rumbo que la comunidad toma. Privilegió unos aspectos que
consideró prioritarios, y permitió que medios, instancias de gobierno y comunidad
establezcan determinados acuerdos sobre la conmemoración de una fecha, la delimiten y
participen de un serie de prácticas y discursos que se generaron alrededor de ella.
Cuatro años después de haberse desarrollado esta conmemoración, una de las
paredes de la casa comunal da testimonio de lo ocurrido y de la gestión de éste cabildo.
Una placa colocada a propósito de los cien años, lleva grabada los nombres de quienes
fungieron como directiva del cabildo en aquella ocasión y está dedicada a Eloy Alfaro.
Como indica Germánico Yaguari:
eso ya fue idea del cabildo. Decíamos que si vale dejar plasmado los cien años, porque
eso no se cumple nomas. Entonces ahí diseñamos. Yo diseñé lo que está ahí en la placa.
Quedó muy bonito. Estaba llenito, aquí estaba la gente. Le verían con agrado, no
agrado, pero ya. Ahí está la placa ya.73
Jelin manifiesta que “[l]o que es claro es que la gestación de una cuestión
pública es un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo, y que requiere energías y
perseverancia. Tiene que haber alguien que lo promueve, que empuja y dirige sus
71
Germánico Yaguari 72
Germánico Yaguari 73
Germánico Yaguari
44
energías al fin deseado.” (Jelin 2002, 49). De ahí la importancia del rol que juegan los
actores de esta conmemoración, pues ésta fue posible gracias a cada una de las
instancias a las que me he referido, y dependerá de su persistencia y de la mirada de los
nuevos actores que se vinculen posteriormente, como los nuevos cabildos o
representantes municipales, que éste proceso del recuerdo se potencie o no, en el
transcurso del tiempo.
1.3. El centenario: prácticas y elementos conmemorativos.
En la última parte del capítulo, presento una descripción de las prácticas y
elementos que componen esta conmemoración desarrollada entre junio y agosto de
2011. Se propone, en primera instancia, una descripción general del contexto en el que
se desarrolló la celebración y de su agenda, es decir, de lo que fue el festejo del
centenario en su conjunto. Posteriormente se hace una identificación y descripción de
los elementos más significativos expresados en la celebración: por un lado, lo jurídico
expresado principalmente en la sesión solemne, y por otro, lo religiosos expresado en
misas, procesiones y novenas74
.
Propongo en principio, una narración sobre lo acontecido a partir de mi
experiencia propia, al haber estado presente en algunos momentos de la celebración y,
así mismo, a partir de los relatos con los que contamos para esta investigación, con el
fin de que el relato permita ubicarnos en el contexto general en el que esta
conmemoración tuvo lugar.
Inicio diciendo entonces, que cuatro semanas dedicadas al festejo, al recuerdo, al
encuentro, era habitualmente el tiempo dedicado a la fiesta, lapso que para el centenario,
según el programa oficial de las fiestas, se convirtió en tres meses. Si bien, cada año, en
las mismas fechas se celebran las fiestas de la localidad, para el 2011, al cumplirse cien
años de vida jurídica, la comunidad decidió preparar, de manera especial, el festejo del
centenario. Mirado en conjunto, se identifican principalmente tres tipos de actividades:
la oficial de conmemoración, las religiosas y un tipo misceláneo, en el que se integran
actividades deportivas, artísticas, comunitarias.
74
La valoración del componente religioso responde tanto al valor que éste tiene para la comunidad, así
como también a la integración de la fiesta de la santa y el aniversario en una misma celebración, lo cual se
aborda más adelante, y de manera puntual en el segundo capítulo de este trabajo.
45
Como de costumbre, con varios días de anticipación, el cabildo convocó a los
preparativos de las fiestas. Reuniones, formación de comisiones, propuestas y
compromisos. Autoridades y comunidad se organizaban, esta vez, con un motivo
especial, celebrar los cien años de la comuna. Cabildo, priostes, comisión de fiestas,
comuneros y venideros, todos planificaban la celebración. La convocatoria, a través de
asambleas, material promocional impreso y de “boca en boca”, evocaba a Santa Clara
de Asís, patrona de la comunidad, y enunciaba los cien años de La Comuna como lema
principal.
La novedad no se hacía esperar en el día a día de la gente, el festejo de los cien
años estaba próximo. Al interior de la localidad, la gente anunciaba su aniversario en el
caminar diario. El recuerdo se activaba, y a partir de ahí, una serie de ideas e iniciativas,
sostenidas en el valor de la tradición y en la creatividad de los habitantes, iban
consolidándose para ser incorporadas al festejo, tal como cuenta Víctor Conchambay:
Comenzaron a aparecer […] comuneros de ancestro, que en este caso serían los
abuelitos, […] ellos nos comenzaron a contar la anécdota de cómo se participaba en las
fiestas. Era como que renació nuevamente el sentimiento por la comunidad. Y claro, la
gente estaba emocionada […] Era un recordarse de lo que se hacía antes y lo que se ha
dejado de hacer, por el mismo hecho de que ha crecido el tema de la modernidad, el
tema de la urbanidad. Entonces, la gente si estaba así como que sentimental en volver a
hacer lo que se había hecho antes.”75
Siguiendo este relato, podría decirse entonces, que “la memoria es percibida
como punto de anclaje y como una garantía para las identidades amenazadas” (Groppo
2002, 187,188). Pues como se puede ver, hay una búsqueda del recuerdo, en miras
retomar prácticas que los identifican pero que se han ido dejando a causa de la
influencia de “la modernidad y urbanidad”. Víctor, por ejemplo, menciona en un parte
de su relato, que hay restricciones para hacer la fiesta en la calle, puesto que esto impide
la circulación de autos, y que de a poco se ha ido cambiando y reduciendo los espacios y
los elementos que eran parte de la fiesta en épocas anteriores.
Es así, que al interior de la comuna, historias, anécdotas sobre la práctica de la
fiesta se articulan con sentimiento y nostalgia. Algo se ha ido. Hay algo que recordar y
traer de vuelta.
Actualmente la comuna de Santa Clara de San Millán no cuenta con parques o
plazas. Hay algunas canchas en donde se desarrollan varias de las actividades de la
75
Víctor Conchambay
46
fiesta. La casa comunal es el lugar de encuentro, el lugar desde donde opera el cabildo,
el lugar donde las cosas pasan: asambleas, reuniones, mingas, talleres, fiestas. Es en sus
paredes donde quedan adheridas las placas de reconocimiento y homenaje. Es donde se
suceden actos formales y oficiales. Es el lugar donde reposa el archivo, así como donde
se reúnen grupos culturales para ensayar. Durante los meses de junio, julio y agosto, la
casa comunal de la localidad suele estar más transitada que de costumbre. En el 2011
jóvenes y viejos, hombres y mujeres se encontraban en el lugar, y las historias del
pasado empezaban a circular.
Interior Casa Comunal, Comuna de Santa Clara de San Millán – Fotografía: Gabriela Arguello Torres
47
Talleres sobre memoria social – Grafico sobre el Runaucho. Fotografía: Gabriela Arguello Torres
Memorias de alegría y dolor, memorias de lucha y resistencia en relación al
trabajo, a los oficios de la gente del sector y la vida misma en la comunidad, se
escuchaban entre la gente:
Las chinas éramos como monjas. Entrábamos al trabajo y no salíamos. Ahí teníamos
que estar hace y hace las obligaciones. Los oficios de las casas. Yo entraba al trabajo a
las 7 de la mañana, y salía a las 7 de la noche. Prácticamente ni los domingos tenía
salida. Solo las noches que venía a la casa, y nada más. He trabajado duro.76
El barrio era de tierra, no había tantas calles como hay ahora, la principal era la
Humberto Albornoz que viene desde el parque Italia y avanzaba hasta la bendición del
agua donde ahora es la iglesia. No había agua potable, el único grifo que había era aquí
en la Quezada. Hace unos 10 años atrás la gente era más unida, porque había solo
comuneros, ahí nos subíamos a las mingas para cualquier trabajo.77
A pretexto del festejo, entre datos históricos y experiencias vividas, una serie
mitos, lugares de memoria, comidas tradicionales, así como historias de “los ancestros”,
de las formas de celebrar, de la santa, de las luchas por el territorio y la identidad eran
76
María Tipantocta 77
“Una vaca loca para compartir”. Gabriela Arguello, en Proyecto “Barrio y Memoria”- Ministerio de
Cultura del Ecuador 2011 – 2012. Reportaje con Luis Alfonso Mejía durante la preparación de la vaca
loca para las fiestas centenarias de la Comuna de Santa Clara de San Millán.
48
expuestas y discutidas. La comisión de la fiesta buscaba darle un lugar en la
conmemoración y sus actividades, a cada una de estas memorias. Ellos son los
encargados de coordinar todo el programa y el cabildo administra los recursos, como
indica Germánico Yaguari:
Ellos son los que están más al tanto del programa. Por ejemplo, el cabildo, en este caso,
se necesita para tanto, tenga, necesito para los castillos, tenga, necesito para la banda,
necesito para los almuerzos, tenga. O sea uno solo es que aprueba, no ve que uno tiene
que aprobar lo que está. Por eso ellos también se reúnen. […] En mi periodo les reunía a
toditos los líderes de los sectores también para que den ideas que es diferente. Ellos
decían si, si, si nos gusta y puedo colaborar.78
Esfuerzos conjuntos por reafirmar la identidad, por re-conocerse, por reivindicar
la fe, y con la idea de vincular a los procesos de la comunidad, a todas aquellas
identidades que con el pasar del tiempo y la influencia de la modernidad fueron
deslindándose del “ser comunero”, pues como indica Groppo, “La identidad de un
grupo social, en efecto, es indisociable de su memoria, porque es precisamente por
intermedio de esta última que la identidad se construye y se transmite.” (Groppo 2002,
190).
Con respecto a la agenda programada y su difusión, se elaboró un programa
impreso de fiestas. Éste indicaba la fecha, el lugar y la hora de cada evento. La agenda
era larga y contenía varias actividades por día. La primera fecha de actividad registrada
es el 3 de junio con unos talleres sobre “barrio, comuna y memoria” en los que se
indagó sobre el legado cultural de la localidad a través de espacios de reflexión y
actividades artísticas. La última actividad registrada es el 15 de agosto con la clausura
de fiestas y misa de “Acción de Gracias”. La elección de la reina fue el 15 de julio.
Durante estas semanas la gente de la localidad se integró de diversas formas a las
festividades, realizando alguna actividad o simplemente asistiendo para mirar. La gente
participó en diferentes momentos del festejo.
Delia Llumipanta comenta que la directiva promovió la participación de todos
los sectores de la comuna, y que para ello invitó a que participen presentando carros
alegóricos: “la directiva les incentivó […] que de cada cuadra saquemos un carro
alegórico. Y sacamos, presentamos todo lo que nuestros antepasados, nuestros padres
78
Germánico Yaguari
49
ancestros han hecho. Cómo han sabido hacer las fiestas. Entonces todo eso, o cómo han
sabido labrar aquí la tierra”79
Carro Alegórico – Fotografía: Vinicio Benalcázar Jácome
Como se puede ver, la gente recuerda y narra los acontecimientos sucedidos
durante el festejo del centenario. Mientras describen el momento, automáticamente, sus
relatos se mueven en el tiempo y nos remiten a otras épocas. Un recuerdo trae otros.
A modo de recuento general sobre lo que hubo en el festejo del centenario,
Germánico Yaguari dice:
Aquí hicimos con carros alegóricos. Aquí estuvo la Orquesta Los Titos, estuvo el grupo
de disfrazados, estuvo la Banda Santa Clara de San Millán. También hay que tomar en
cuenta nuestra iglesia que se llama Cristo Resucitado que queda más arribita.. Era un
lleno total. Era como le digo que la gente mismo se entusiasmó por los 100 años.
Entonces colaboraron mucho. Ahí hicimos la carrera atlética, hicimos deportes. Y este
grupo Ñukanchi Alma que digo que nació aquí pues, que ellos incluso han viajado ya a
Japón, a Italia. Hubo elección de reina, artistas. Todo, todo colaboraron. Hasta el señor
conserje. Aquí hay varios artistas, muy buenos, que han salido de aquí.80
Como indicaba Germánico Yaguari, ese año las fiestas se celebraron “en
grande”. Según lo que él explica, el municipio colaboró con los artistas y algunas cosas
79
Delia Llumipanta 80
Germánico Yaguari
50
para las actividades: “Ellos contrataron los artistas, la orquesta, las luces, la
amplificación, la tarima, las sillas. Eso es dinero.81
El día 16 de julio se homenajeó a las madres de la tercera edad. Cómo indica
Germánico se les otorgó el reconocimiento como “Madres Símbolo”: “A la «Madre
Símbolo» que era la tercera edad. Entonces les hicimos un diplomita con unas frases
bien bonitas. Les dimos a las madres por los 100 años en recuerdo”82
. De igual manera,
explica que se condecoró a otra gente que ha trabajado por la comunidad: “Por ejemplo,
creo que le condecoramos al señor que inició la banda de música, de los disfrazados.”83
Para el 17 de julio, aunque no se lo menciona en los testimonios, si no
únicamente en el programa oficial, se desarrolló la minga. Para el 23 del mismo mes se
tenía programado que el enlace presidencial se realice desde la comuna, algo que según
Germánico Yaguari, no ocurrió. Para ese mismo día se planificó un espacio para las
“comidas tradicionales”, en el que destacó “el runaucho”84
. Esto como resultado de los
diálogos con “abuelitas y abuelitos” en los que se recordaba cómo era antes la comuna.
Rebeca Guamanzara – elaboración del Runaucho – Fotografía: Vinicio Benalcázar Jácome
81
Germánico Yaguari 82
Germánico Yaguari 83
Germánico Yaguari 84
Se considera como un plato tradicional elaborado antiguamente en la comuna. Rebeca Guamanzara
explica que no hay una receta escrita de este plato: “El runaucho no está escrito, está aquí en la cabeza
nomás.”. Según su explicación, el runaucho consiste en una sopa, tipo colada, a base de harina, con papa,
arroz y carne de chancho. Referencia tomada de Arguello, Gabriela. “El Runaucho”- Receta. En Proyecto
“Barrio y Memoria”- Ministerio de Cultura del Ecuador 2011 – 2012, no publicado.
51
Se dedicó un día para el “embanderamiento” de toda la comuna y se realizó una
marcha de antorchas desde la Iglesia de Santa Clara. El martes 26 de julio, día del
reconocimiento jurídico, se desarrolló la sesión solemne, la develación de la placa en
honor a Eloy Alfaro y un foro sobre el centenario. Posterior a ello, se desarrollaron
presentaciones artísticas de grupos de baile y de rock. El 31 de julio llegó el momento
de los deportes: maratón de niños, futbol, ecuavoley. En los siguientes días inició la
novena, y se desarrolló el pregón donde desfilaron varios grupos de disfrazados, grupos
de danza y los carros alegóricos. Hubo el albazo, recogida de los disfrazados, juegos
pirotécnicos, misa, procesión de las imágenes hacia la iglesia y baile general.85
Banda Santa Clarita en el festejo del centenario- Fotografía: Gabriela Arguello Torres
La banda es un elemento que juega un rol importante, pues ésta acompaña la
mayoría de estas actividades durante las fiestas. En ese año participaron principalmente
la Banda Santa Clarita, Banda del Divino Niño y Sagrado Corazón de Jesús, según lo
indica el programa de fiestas. A esto se suman varios grupos de música y baile de la
comuna que realizan presentaciones en distintos momentos de la celebración como
indica Víctor Conchambay:
En el centenario se dio que se realizaba la fiesta con un grupo de música, la orquesta
Los Titos. Entonces la orquesta Los Titos es de aquí de la comuna y es una banda
reconocida incluso a nivel internacional, y por la acogida que ha tenido, entonces era
tanta cantidad de gente, que llegaron los policías, la fuerza pública y pidieron que
desalojen. Entonces la comunidad pidió que se le reconozca a la comuna como dueña
del territorio y que por último nosotros podríamos en nuestra comunidad, sin hacer
problema, tranquilamente festejar.”86
85
Hago referencia a las actividades publicadas en el folleto informativo 86
Víctor Conchambay
52
Como lo que indica el relato, en algunos momentos la gente se tomó las calles
enteras como lo hacían en épocas pasadas. Festejar en su territorio era la consigna y, a
partir de ahí, el reclamo por su autonomía y el derecho a ocuparlo. Al parecer, la
celebración tuvo gran acogida. Según Víctor, miles de personas participaron de
diferente forma en el festejo.
Nosotros creemos que participó la mitad de la Comuna. Más o menos unas 5000 a 6000
personas, en todas en las diferentes actividades que hubo. Y lógicamente, el día de la
procesión, y de la comparsa de los disfrazados con la banda, ese fue el día donde más
gente hubo. O sea claro, se volvió nuevamente a ver lo que te conversaba yo de niño,
ver nuevamente las veredas abarrotadas de gente. Y claro, llegó el baile en la noche y
vino gente de todos los barrios de alrededor. 87
Finalmente, la gran celebración transcurrió entre banda, reinas, disfrazados,
minga, misas, deportes, sesión solemne, entre otras cosas que indica Germánico
Yaguari:
También asistimos, por los 100 años, al Monasterio de Santa Clara. Como le digo, por
el día de la Santa. […] Nos dieron un hornadito, todo eso. Este programa le llamaron
ellos la Velada Libertaria. También asistimos a un enlace presidencial que nos invitaron
en San Isidro del Inca. Asistimos a la rendición de cuentas del administrador, del señor
Alcalde.88
Esto que se acaba de describir, sería entonces el contexto y el detalle general de
lo ocurrido durante la celebración del centenario de la Comuna de Santa Clara de San
Millán en el 2011.
Si bien es cierto que el enunciado de “los cien años” se convirtió en el motivador
para hacer una “fiesta más grande”, y desplegó toda esta multiplicidad de actividades,
algo que se evidencia al revisar detenidamente la agenda, es que este aspecto no aparece
necesariamente en gran parte de ella. Por el contrario, en proporción, el aspecto del
reconocimiento legal se inscribe únicamente en dos días, de los casi tres meses de
festejo. Tal vez como plantea Carmen Olmos, a manera de “recorderis”.
Algo que hay que tener en cuenta, es que paralelamente al reconocimiento
jurídico, se le festeja también a la santa, y esto es de gran importancia para la
comunidad. En todo caso, también es cierto que la idea de festejar a la comuna, y no
87
Víctor Conchambay 88
Germánico Yaguari
53
sólo a la santa, estuvo presente y con mucha más fuerza que en otros años.
Especialmente, el 26 de julio, día del reconocimiento jurídico, el acto formal de
conmemoración tuvo lugar, y aunque en el resto de días ese enunciado parezca
desaparecer, entre las alusiones a la santa y otras actividades, la gente recuerda que ahí,
en la casa comunal, ese día, se desarrolló un acto formal con autoridades, que se puso
una placa y que se habló sobre la historia de la comuna.
Dado que estos dos componentes, lo legal y lo religioso, se muestran como
elementos trascendentes dentro de la celebración del centenario de la comuna, lo legal
por ser la base que sustenta la conmemoración del centenario, y lo religioso por el lugar
de relevancia que la santa tiene para la comunidad, propongo ahora una mirada a estos
dos componentes. Un acercamiento a las prácticas y elementos que hicieron parte de la
sesión solemne, principalmente a las marcas inscritas en el espacio con respecto al
reconocimiento legal. Y por otro lado, a la descripción detallada del lugar que ocupó la
religiosidad en la agenda.
El espacio específico que se le otorgó al reconocimiento legal, fue la sesión
solemne del 26 de julio en la casa comunal. Según el programa oficial de fiestas, la
convocatoria fue a las cinco de la tarde. Germánico Yaguari expresa al respecto:
“Estuvieron aquí alcaldes, concejales, la policía, padres, jefes políticos.”89
Efectivamente, la ceremonia contó con la presencia de la comunidad y sus autoridades,
igualmente estuvieron presentes varios representantes del Municipio de Quito y de la
Asamblea Nacional. El motivo, conmemorar el centenario de esta comuna.
Aunque los actos oficiales de conmemoración no ocuparon más de dos días en la
agenda oficial de fiestas, el detalle está en que éste no fue un evento cualquiera, por el
contrario, constituyó un hecho de gran importancia para la comunidad. La presencia de
autoridades y lo que aconteció a lo largo de la ceremonia lleva una carga particular. Ésta
tiene que ver con el valor que la presencia de “personas importantes”, le otorga a los
discursos compartidos y a la celebración en sí misma. Un acto conmemorativo de gran
acogida, que constituye en definitiva, lo que Pierre Bourdieu llama “esas operaciones de
magia social que son los actos de autoridad,” (Bourdieu 2001, 71).
Bajo el discurso de la autoridad presente, en una sesión de carácter público,
como es el caso de la conmemoración, los cien años del reconocimiento legal fueron
89
Germánico Yaguari
54
dejando huellas en la memoria de la localidad. Jelin afirma, que “[l]as memorias
sociales se construyen y establecen a través de prácticas y de “marcas”. Son prácticas
sociales que se instalan como rituales; marcas materiales en lugares públicos e
inscripciones simbólicas, incluyendo los calendarios.” (Jelin 2002, 2). En ese sentido,
la conmemoración dejó huellas que se perciben cuatro años después del evento, a través
de los testimonios de la gente, pero también otro tipo de huellas que se inscriben de
manera física en los espacios públicos y los archivos de la localidad. “Prácticas y
marcas”, que diríamos evocan el pasado en un presente, y que buscan, de algún modo,
perpetuar una lectura que se hace de aquello que ya pasó en un momento actual.
El acto solemne, formal, oficial de conmemoración tuvo lugar. Discursos de cada
una de las autoridades se hicieron presentes. Se habló de la historia, pero también del
presente y del futuro. Se recordaron los cien años de ser comuna pero también las
problemáticas que los aquejaban en ese momento. Entre demandas y ofrecimientos,
felicitaciones y compromisos, las marcas fueron registrándose en un evento diseñado no
solo para escuchar sino también para ver. Germánico Yaguari menciona: “También nos
condecoró por los cien años la Asamblea Nacional cuando estaba el “Corcho Cordero”
que le llaman, y vino don Virgilio Hernández a condecorar nuestro pabellón”90
,
hablamos aquí de personas, acciones, condecoraciones, documentos que fueron mirados
por la comunidad.
Condecoración Asamblea Nacional – Fotografía: Gabriela Arguello Torres.
90
Germánico Yaguari
55
De igual forma, el homenaje a la comuna y a Eloy Alfaro, se materializó a través
de una placa colocada en una de las paredes al interior de la casa comunal. Algo que
Delia Llumipanta recuerda:
pusimos una placa al, no me acuerdo oiga, a un representante creo que era de aquí de La
Comuna. Ah sí, también al presidente Eloy Alfaro, y también otra placa le pusieron a
uno, pero ya es muerto. Por los 100 años. […] Entonces en memoria de eso, y de todos
los comuneros, vamos a hacer la placa y le vamos a ponerle aquí para recordar y de ahí
para adelante si hacer cada año el aniversario.91
Placa en conmemorativa en centenario comuna – fotografía :Gabriela Arguello Torres
Como vemos, una serie de marcas materiales, marcas visuales, simbólicas,
acompañan los procesos de conmemoración. Éstas pueden sucederse en el instante de la
acción misma en la que una autoridad condecora un pabellón, o bien en el botón que
queda prendido de la bandera de la comuna o en el documento oficial que lo
acompaña92
y que reposa en el archivo. La placa, de igual forma queda como registro
público de un acto. Unos recordarán cuando ésta fue colocada y una imagen de aquello
vendrá a su mente alguna vez, otros que no estuvieron ahí, la encontraran instalada en
una pared como en el caso de Luis: “no estuve el día que la pusieron, yo ya llegue
cuando ya estaba colocada. Yo no me había dado cuenta, mi madre fue la que me hizo
91
Delia Llumipanta 92
Documento de la Asamblea Nacional, que acompaña al botón de condecoración del pabellón.
56
caer en cuenta que habían puesto algo diferente.93
Como Groppo propone “la memoria, para conservarse y transmitirse necesita
marcas materiales a las que poder aferrarse.” (Groppo 2002, 194), y sobre estas marcas
en particular (un botón, un comunicado oficial, una placa o el mismo folleto informativo
del programa de fiestas), también hay que decir que son elementos con los que la gente
se encuentra y mira. Diría que son textos visuales leídos, revisados e interpretados por
cada persona a partir de lenguajes y códigos que “nunca son equivalentes, en gran
medida porque están estructurados por imaginarios diferentes.” (Abril 2007, 217). De
ahí, la importancia de considerar también el rol que juegan este tipo de productos, en los
procesos de construcción de las memorias sociales en el contexto actual, teniendo en
cuenta que como afirma Mirsoeff “[a]hora la experiencia humana es más visual y está
más visualizada que antes.” (Mirsoeff 2003, 17).
De igual forma, deviene necesario valorar los alcances de esas marcas materiales
producidas, en tanto acciones conmemorativas que buscan incidir de determinada forma
en la memoria de una comunidad, pues estamos frente a un “discurso dentro de
estrategias colectivas de producción de sentido. Un texto es el resultado siempre
provisional del trabajo de sus múltiples “interpretantes”, que raramente se ejercen en un
apacible consenso simbólico.” (Abril 2007, 231, 232). Así por ejemplo, las
percepciones de Delia Llumipanta y Luis Singo al respecto de la placa, tienen sus
particularidades propias. Se encuentran y desencuentran, tal como las nociones y
discursos que se articulan alrededor de la conmemoración misma. En ese sentido retomo
lo expresado por Jelin: “Se trata de múltiples sistemas discursivos y múltiples
significados. Pero además, los sujetos no son receptores pasivos sino agentes sociales
con capacidad de respuesta y transformación” (Jelin 2002, 35). De modo que ambos
testimonios reconocen el discurso que ampara la conmemoración en relación con el
“héroe homenajeado”, pero de ahí también se desprenden otras interpretaciones que
están más ligadas con la cuestión identitaria, y los procesos de lucha por el territorio que
habitan como se puede observar a continuación:
Yo creo que no hacen mucho caso a ver una placa ahí. Pero si tu les dices que ¡Eloy
Alfaro fundo!, a los niños o a los chicos que recién comienzan a vivir aquí, ¡ellos no lo
creen! […] Porque al fin y al cabo, si tu les dices, mira esa placa, representa a la
93
Luis Singo
57
comuna, y te pones a leer lo que dice, ya te das cuenta que fue fundada hace años.”94
Esa placa sirve es para que nos reconozcan […] todos estamos de acuerdo, es un orgullo
para nosotros de tener esa placa, y habernos el general Alfaro, habernos dado ese
apoyo. Porque hay otras comunas que no tienen y nosotros si tenemos. Y base a eso, a
nosotros, todos los señores que han dentrado en el municipio de alcaldes, no nos han
podido cogernos y mandarnos afuera o hacernos una liquidación.95
Cada uno, a la vez que recuerda la placa y el significado oficial grabado en su
superficie y enunciado en la ceremonia, hace también alusión a algo más. Para Luis, es
algo que podría pasar desapercibido en el día a día, pero que tiene una posibilidad de
incidir en otros jóvenes, de llamar su atención. Para Delia, consiste más bien en un
elemento simbólico que recuerda que esta comuna está inscrita dentro de una legalidad,
que les ampara frente a cualquier intento de disolución por parte del municipio.
Por otro lado, la religiosidad como se mencionó anteriormente, es un elemento
de gran peso para la comunidad, y eso se vio reflejado en el festejo del centenario que
contuvo tanto a la conmemoración del reconocimiento legal, como a la fiesta de la
santa. Ismenia Iñiguez en un trabajo sobre identidad desarrollado en la Comuna de
Santa Clara San Millán en los 90´s, plantea una reflexión que creo necesario tener en
consideración para comprender la dimensión de este componente religioso en el
contexto de la celebración del centenario. Iñiguez desde su experiencia de investigación
explica que “[n]inguna otra práctica logra juntar a tanta cantidad de comuneros, ni las
reuniones, ni las asambleas, ni las mingas provocan la cohesión tan fuerte como es la
festividad de Sta. Clara de Asís” (Iñiguez 1996, 154). Es decir, al referirnos a la
celebración del centenario, hay que tener en cuenta el contexto en el que el enunciado
del reconocimiento legal ingresa. Posiblemente veinte años después de la investigación
de esta autora, la fiesta de la santa, como una práctica cultural, ha sufrido algunas
transformaciones en su forma, sentido e impacto, sin embargo, ésta sigue siendo un
acontecimiento importante para la comunidad.
Con respecto a esto, cabe decir que uno de los argumentos más fuertes para
sostener la fiesta como práctica tradicional de la comuna, tanto hace veinte años como
ahora, ha sido precisamente su carácter religioso y su relación con la santa. Sobre esto,
Iñiguez, a partir del testimonio de gente de la localidad en aquella época, narra cómo, en
94
Luis Singo 95
Delia Llumipanta
58
algún momento, se decidió suspender la fiesta. Lo cual no sucedió gracias precisamente
a la devoción por la santa. Comenta que para algunos de hecho, esto fue considerado
como una prueba de fe. Lo cierto, es que en su relato Víctor Conchambay, veinte años
después cuenta una historia similar ocurrida en el 2013, donde el argumento para
mantener la fiesta fue el mismo: no se puede dejar de festejar a la santa, porque ella es
quien bendice a la comuna96
.
De este modo, al hablar de la fiesta en la comuna, es necesario considerar que
ésta no se trata de cualquier fiesta, una fiesta más. Posiblemente se trate de un evento
que aunque en menor medida que en los 90´s, y con sus posibles variaciones, sigue
teniendo uno de los más fuertes impactos a nivel de comunidad, y esto está ligado
directamente con la fe. De ahí que la religiosidad, contrariamente al aspecto legal, que
ocupa solo dos días de la agenda del centenario, se manifiesta con fuerza en la mayor
parte de la agenda.
Según el folleto informativo del programa de fiestas del 2011, las actividades
religiosas ocupan una parte importante de la celebración, que toma fuerza especialmente
desde el mes de agosto. Así, el viernes 5 de agosto inició la novena en la Iglesia de
Cristo Resucitado, y continuó durante los siguientes días hasta el día 12 de agosto. Las
novenas se desarrollaron cada día a las siete de la noche en el mismo lugar. En los
siguientes días, aunque no aparece en el programa impreso de fiestas, se hizo la
procesión de las imágenes como indica Germánico Yaguari: “se hace un recorrido con
la Santa a hombros que llevan los devotos. Tenemos un recorrido por la calles. Es bien
bonito. […] se reúnen en la cancha, es una gran fiesta”97
El día 12 de agosto, que fue el día del pregón, se desarrolló un festival artístico
denominado “La Comuna canta a Santa Clarita de Asís”. El día 13 de agosto, vísperas
de las fiestas, se desarrollaron varias actividades como el albazo, la recogida de
disfrazados, entre otros y se presentó la loa “Salve y loa a Sta. Clara de Asís”. El 14 de
agosto se hizo entre otras actividades, la “Misa Campal de Fiestas” y la procesión de la
imágenes hacia la iglesia. El 15 de agosto, día de la clausura de fiestas se desarrollo una
“Misa de Acción de Gracias”.
Como se puede observar, desde el 5 de agosto, durante diez días seguidos, la fe
por la santa se expresó a través de misas, procesiones y novenas. Diría que la
96
Víctor Conchambay. 97
Germánico Yaguari
59
religiosidad se tomó la celebración durante esos días.
Finalmente, hay que decir que la celebración estuvo marcada fuertemente por la
religiosidad. Que ésta por momentos parecería el motivo de una fiesta que le otorga un
espacio pequeño a la conmemoración, aunque esta conmemoración es la que permite
engrandecer la fiesta por decirlo de algún modo. Lo cierto, es que nos encontramos aquí
frente a una celebración marcada por contrastes que se integran sin dificultad aparente
en un mismo festejo y, a partir de ahí, inciden en la memoria de la localidad. En última
instancia, se trata de negociaciones y acuerdos, sobre los componentes que harán parte
de la celebración, que les permiten cohesionarse como grupo. Y diría que esto último,
especialmente para proyectarse hacia afuera, en función de los intereses y necesidades
que persiguen sus actores que son motivo de análisis en la siguiente parte de este
trabajo.
En todo caso hay que decir, que ese fue el escenario en el que surgió y
transcurrió el festejo del centenario. Un trayecto que inició en las lecturas que un grupo
de gente hizo de un documento de reconocimiento legal, para elaborar desde ahí, una
serie de discursos que permitieron poner en pie una acción conmemorativa que se
integró a la fiesta de Santa Clara de Asís, y la exaltó bajo la consigna de haber cumplido
cien años de vida legal.
60
Capítulo dos.
Proyecciones de la conmemoración.
Una vez descrito de manera general el proceso de rememoración vivido en la
Comuna de Santa Clara de San Millán, existen, entre otros posibles, tres aspectos
puntuales en los que se proyecta esta acción conmemorativa: su función en la esfera
pública, su relación con la religiosidad y su dimensión identitaria, que me interesa
profundizar y que componen las tres partes de este capítulo. Aspectos desde los que se
posibilita una aproximación a ciertas demandas sociales de la comunidad y, de igual
forma, a sus procesos de construcción identitaria.
Para esto, considero necesario tener en cuenta, que la celebración del aniversario
del reconocimiento legal consiste en un ritual para conmemorar de manera colectiva la
oficialización de la categoría de comuna. Alguna gente de la localidad afirma que el
aniversario ya se celebraba desde años pasados al centenario, para unos se lo hacía nada
más como un “recorderis”98
, y otros lo asumen con algo más de importancia. Lo cierto,
es que Delia Llumipanta indica que a partir del centenario, el componente jurídico ha
tomado más fuerza: “ya estamos todos de acuerdo en que tenemos que festejar”99
comenta, haciendo referencia a que se acordó celebrar el centenario de manera especial
en el 2011, y de igual manera, darle un lugar relevante al aniversario del reconocimiento
legal en los próximos festejos de la comunidad.
Este consenso, sin embargo, no es una decisión simple ni al azar. Por un lado,
como plantea Alain Touraine “la memoria está dirigida más bien hacia el porvenir que
hacia el pasado.” (Touraine 2002, 202), diría entonces que no solo se trata de recordar
algo que ya pasó sin más, si no que consiste en una apuesta hacia el futuro, hay un
propósito detrás del recuerdo, detrás de aquello que se recuerda y la manera de hacerlo.
Por otro lado, las formas de interpretación y significaciones que se desprenden de la
memoria son múltiples. Si bien existen una serie de discursos y propósitos en la acción
de recordar y honrar el pasado, como afirma Jelin, las ocasiones públicas de
rememoración son espacios abiertos en los que se expresan y actúan diversos sentidos
que se le otorga al pasado (Jelin 2002, 245). Lo cual, me lleva a preguntar de manera
98
Carmen Olmos 99
Delia Llumipanta
61
general sobre cuáles son finalmente esos propósitos que se persiguen al momento de
conmemorar el centenario, sobre los sentidos que se desprenden de la celebración, y
como estos se proyectan hacia la identidad.
2.1. La conmemoración en la esfera pública.
Entre los relatos que guían esta investigación es posible rastrear una insistencia
en el hecho de que a propósito del festejo del centenario, autoridades, medios de
comunicación, la comunidad y de manera más amplia “la ciudad”100
, prestaron atención
a este acontecimiento. Es justamente este aspecto lo primero que abordo en este
capítulo: el reconocimiento público en relación con dos ámbitos, lo mediático y lo
institucional, haciendo una aproximación al proceso y las implicancias de cada uno, en
relación con la comuna de Santa Clara de San Millán y la conmemoración de sus cien
años.
En primera instancia, hay que decir que la atención concedida (en mayor o
menor medida) al festejo del centenario por parte de estos sectores (medios e
institución) es motivo de exaltación constante por parte de la comunidad. En diferentes
momentos, los testimonios recalcan que asistieron muchas personas y que gente de
otros lugares se enteró del festejo: “estaba llenito, aquí estaba la gente”101
, “nuevamente
se activó ese tema de que la Comuna está de fiesta y se entera todo el mundo”102
dicen
Germánico Yaguari y Víctor Conchambay respectivamente. Frases que no solo apuntan
a realzar el evento, sino que también dejan percibir la relevancia, que para ambos, tiene
el hecho de que la gente se entere de la celebración y asista a la misma.
De igual modo, Víctor deja ver en su relato, que algo particular ocurrió en ese
contexto, pues utiliza la expresión “nuevamente se activó”, con respecto a las fiestas, y
esto tiene que ver precisamente con el proceso de remembranza vivido. De sus palabras
podría presumirse que las fiestas de la comuna habían perdido una capacidad de
impacto que en épocas anteriores tuvieron, y que en ese momento se reactivó. Es decir,
la idea de re activación, en este caso de la fiesta en la escena pública, está íntimamente
ligada a la conmemoración, pues como hemos visto, fue ésta el motivo por el que la
100
Expresión utilizada frecuentemente en algunos de los relatos, especialmente en el Víctor Conchambay,
para referirse a la ciudad de Quito. La referencia se hace a la ciudad como “un otro”, marcando además su
lugar de enunciación como “comuna”, bajo una connotación de autonomía e independencia de esa ciudad. 101
Germánico Yaguari 102
Víctor Conchambay
62
celebración del 2011 se exaltó y extendió por más tiempo de lo habitual. De ahí
también, que la mirada de personas e instituciones, como relatan estos actores, haya
recaído sobre esta localidad en aquel momento. Es precisamente a la conmemoración a
la que podríamos atribuirle la gran afluencia de personas, y la atención recibida en las
fiestas de aquel año.
Con respecto a la construcción social de las memorias Lechner y Güell plantean
que “[l]a lucha de las diferentes identidades colectivas por rememorar sus respectivas
historias remite a un ámbito de representación donde reconocerse y ser reconocida.”
(Lechner y Güell 2006, 22). Partiendo de esta idea, y con respecto al caso de la Comuna
de Sata Clara de San Millán, vemos como cuatro años después de la conmemoración,
los relatos no dejan de remarcar en la atención especial que recayó sobre esta
comunidad en el año de la conmemoración. En el reconocimiento que los otros (los no
comuneros) les concedieron. En el valor de ser vistos y escuchados por “la ciudad”, por
las autoridades y medios.
La importancia que los relatos le otorgan a la celebración del centenario, en
tanto ésta atrajo la atención de la gente, diría entonces que tiene que ver con una
necesidad de reconocimiento público, y fue precisamente esa una de las búsquedas que
los promotores de la conmemoración perseguían al enaltecer los cien años de la
comuna. Según cuenta Víctor Conchambay, se creó incluso una comisión de
comunicación y cultura, de la cual él hizo parte. Una instancia encargada, por un lado,
de promover prácticas culturales tradicionales que con el pasar del tiempo dejaron de
desarrollarse y, así mismo, de dar a “conocer La Comuna puertas afuera.”103
.
Precisamente esta última frase citada, nos da una pauta clara sobre ese énfasis en
ser reconocidos y ocupar un lugar en la escena pública, pensando que la dimensión de lo
público, contrariamente a lo privado, se expresa en proyección hacia afuera de un
espacio determinado, en este caso, hacia afuera de la comuna.
Para alcanzar este objetivo, la estrategia empleada consistió en buscar alianzas
con instituciones del Estado y medios de comunicación. Ambas instancias se
constituyeron así, como las dos perspectivas dónde canalizar ese interés de
reconocimiento, y para lo cual, el acto conmemorativo se convirtió en un elemento útil
como motor de la gestión.
103
Víctor Conchambay
63
Si bien, de lo mencionado se puede presumir que la conmemoración del
centenario de la comuna fue usada para alcanzar un nivel de reconocimiento público
para sus promotores y en términos generales para la comuna misma, lo que interesa
aquí, es comprender cómo y para qué se perseguía ese reconocimiento. Es decir,
deviene necesario explorar en los roles que los medios y la institución jugaron en este
escenario, y de igual forma, en los alcances concretos que estos acercamientos y
alianzas permitieron en el contexto de la conmemoración.
En cuanto a lo mediático se refiere, parto de una reflexión expresa por Marialva
Barbosa sobre los medios de comunicación y las conmemoraciones, que resulta de
utilidad para comprender el proceso de exaltación del acto conmemorativo y el rol que
los medios juegan en su proyección en la esfera pública. La autora explica que la
conmemoración es transformada en acontecimiento por los medios, y agregaría yo (con
respecto al caso del centenario de la Comuna de Santa Clara) por sus promotores
mismos. Plantea que la conmemoración se constituye como algo sorprendente que
escapa a lo preestablecido como dentro normal y que permite una narrativa
caracterizada por el culto al momento (Barbosa 2001). Señala también que “Al hacer de
la conmemoración un acontecimiento sorprendente que se inscribe en una configuración
histórica determinada, los medios de comunicación transforman ese acontecimiento en
un acto periodístico y le dan un significado a partir del propio discurso mediático.”
(Barbosa 2001,106).
Examinando la conmemoración del centenario desde esta perspectiva, es posible
comprender la dinámica que se desarrolló a su alrededor. Pues efectivamente, la
conmemoración organizada fue concebida y presentada como un evento especial. Diría
que en primera instancia fueron sus promotores quienes la configuraron como
acontecimiento, en función de unos intereses de reconocimiento que perseguían
autoridades y comunidad. Logrando así, que varios medios de comunicación difundan el
evento, pero también que éstos hagan eco de las necesidades que la comuna
64
enfrentaba104
, problemáticas en términos de obras, servicios y de la necesidad de
legalización de tierras que gran parte de la comunidad demanda hasta la actualidad.105
De ahí, que en un segundo momento, podría decirse que fueron los medios los
que entraron en escena para ratificar la construcción de este acontecimiento, para
constituirlo como un hecho periodístico digno de resaltarse, claro está, desde sus
propios enfoques. Así, como se mencionó anteriormente, varios medios, principalmente
medios escritos impresos y digitales, a través de notas informativas y reportajes,
hicieron difusión del centenario, o utilizaron este enunciado como marco de referencia
para hablar de la historia del lugar y sus necesidades. En muchas ocasiones haciendo
alusión a la figura de “barrio” y planteando, en varios momentos, que las necesidades
que enfrentan como comunidad responden a la condición de comuna que los cobija.106
De este modo, se construyen también otros significados alrededor de la
conmemoración, que tienen que ver con la lectura que el medio de comunicación hace
de la misma. La categoría o figura de barrio, por ejemplo, aparece a través de varios
medios que vieron la necesidad de mencionarla, asociarla al centenario e incluso
reivindicarla frente a la categoría de comuna. Y aunque la connotación de los discursos
de comuneros y medios respecto al “ser comuna”, puedan parecer ambiguos por
momentos o contradictorios incluso (ya que para los promotores del centenario, éste
enunciado constituye la posibilidad de reivindicar la figura legal de comuna), lo cierto
es que ello parece no representar un problema. Puede ser, que lo importante finalmente,
es tener un lugar en el medio y proyectarse públicamente. Que se hable de la comuna y
su centenario, e independientemente del significado o enfoque que el medio construya
alrededor de esto, el agradecimiento por la difusión se muestra en estas palabras de
Germánico Yaguari: “A nivel nacional e internacional. Se difundió para el mundo como
decir. Entonces ahí creo que le conocieron un poquito a la comuna. Como saben decir a
104
-Programa: “El vecino”_ 14 de febrero de 2011. “El vecino n la Comuna” (parte 1 y 2)
https://www.youtube.com/watch?v=zUgSKeytkuo / https://www.youtube.com/watch?v=4sRvUM-cZV0
-Nota informativa: Ultimas Noticias_ 25 de marzo de 2011. “Comuna busca ser barrio”.
http://www.ultimasnoticias.ec/noticias/2495-comuna-busca-ser-barrio.html 105
Este deseo se ve igualmente se reflejado en varios testimonios como el de Delia Llumipanta quien
mientras cuenta sobre el centenario, y reivindica “el ser comunera” y la legalidad que ampara a la comuna
a través del decreto, saca a relucir constantemente su necesidad de tener las escrituras del lugar que
habita. 106
Hago referencia, por ejemplo, a lo expresado por el medio “Últimas Noticias” en el titular “Comuna
busca ser barrio”, o algunas frases del cuerpo de la nota como “Difícil legalización”. Así mismo a frases
como “el barrio La Comuna” expresada varias veces en el programa “El vecino”.
65
veces, la comuna en el año 2011 se propagó internacionalmente. […]Tenemos que
agradecer a los medios de comunicación que nos han colaborado en ese año”107
.
Como plantea René Rémond, en las sociedades modernas, los medios de
comunicación constituyen el modo más eficaz y potente de los procesos de transmisión
de la memoria (Rémond 2002, 72), de ahí también, la importancia del rol que juegan los
medios en el proceso de esta conmemoración. Como se puede observar en el testimonio
citado, desde la comunidad existe un interés por transmitir a la sociedad en general
(incluso a nivel internacional) algo sobre la comuna. Algo con respecto a sus cien años
de reconocimiento legal, a su historia, y esto se constituyó en la ruta a seguir con
medios de comunicación.
Ahora, también es necesario considerar frente a esto, el tema del uso social de
aquello que se difunde, ya que como indica Michel de Certeau “la comunicación no
puede definirse mediante la identidad de un contenido transmitido ni por el sistema del
medio de transmisión, sino que depende del uso que se hace de uno y otro.” (de Certeau
1995, 141). Por lo cual, hay que recordar también que cada una de las notas
periodísticas o reportajes publicados sobre este acontecimiento (más allá de si en su
contenido reivindicaban la figura de comuna, barrio, el centenario o la necesidad de
servicios del sector) presentaron, en su mayoría, nombres de personas referentes, líderes
de la comunidad y principalmente de quienes promovieron la conmemoración. Así, por
ejemplo, los nombres de Germánico Yaguari, y Víctor Conchambay fueron
mencionados en repetidas ocasiones. Y aunque no sabemos cuál es el alcance real que
esos medios y sus mensajes tenían o tienen al interior de la comunidad, años después de
este hecho podemos constatar que Germánico Yaguari fue reelecto como presidente del
Cabildo para el siguiente año (2012) y que actualmente Víctor Conchambay es el
presidente de la comuna (2015). Es decir, quizá la conmemoración prestó también las
condiciones para que ambas figuras se potencien públicamente, tanto a través de los
medios como en los actos públicos, para que posteriormente ambos personajes sean
considerados para ocupar cargos directivos en la comunidad.
Por otro lado, aunque el cabildo contempló como parte de su estrategia de
difusión del centenario, el acercamiento directo a instituciones del Estado, los medios en
ese contexto, según lo indica Germánico Yaguari, fueron también usados para que la
107
Germánico Yaguari
66
institución pública responda a sus demandas: “él ayudó a difundir los problemas que
teníamos y por eso también él es una ayuda para que se hayan dado todas estas ayudas
de agua y alcantarillado”108
, dice en relación al periodista de un medio televisivo109
. De
este modo, el medio abre una posibilidad de visibilizarse e ir articulando un proceso de
incidencia pública y política, de viabilizar la relación con el Estado. En este punto de la
reflexión, es donde paso ya a mirar lo referente a lo institucional, pues de este relato
podemos rescatar precisamente eso, el interés en articular una relación con el Estado,
tomando la conmemoración del centenario como eje de un proceso más amplio
relacionado con la demanda de obras.
Como se mencionó anteriormente, el 26 de julio de 2011, durante la sesión
solemne desarrollada en conmemoración del centenario, se firmó un convenio de
cooperación bajo el título “Convenio marco de cooperación entre el Municipio del
Distrito metropolitano de Quito y la Comuna de Santa Clara de San Millán”110
. Este
acuerdo sería el resultado de una serie de diálogos mantenidos en las fechas previas a la
conmemoración. Diálogos que hacen parte a su vez, de la estrategia de difusión del
centenario emprendida por sus promotores.
Con respecto a esto, al hacer una breve evaluación sobre la importancia de la
conmemoración del centenario, Germánico Yaguari comenta: “Eso fue lo más. […] el
objetivo principal que yo considero es que se firmó ese convenio. Y ese convenio va a
servir para toda la vida.”111
Como vemos, para él lo más importante, “el objetivo
principal” fue alcanzar la firma de este convenio, pues explica que antes de su firma, la
comuna no podía acceder a obras grandes. Dice que “antes a las comunas la Contraloría
no les aprobaba ninguna obra”112
, y que aunque han tenido algo de ayuda
gubernamental, fue a partir de este convenio que la comuna pudo acceder a obras
importantes.
Para comprender mejor la dimensión de este aspecto, me remito a algo que
Elizabeth Jelin expresa con respecto a la vida urbana y los sectores subalternizados en el
marco de la historia latinoamericana. La autora explica que a partir de las demandas de
108
Germánico Yaguari 109
Referencia programa “el vecino” _Mario Guayasamin_Ecuavisa 110
Ver anexo #4: Convenio marco de cooperación entre el Municipio del Distrito metropolitano de Quito
y la Comuna de Santa Clara de San Millán. 111
Germánico Yaguari 112
Germánico Yaguari
67
acceso a servicios estatales, servicios de consumo colectivo como el agua potable,
alcantarillado, transporte, entre otros, se constituyen en distintos momentos de la
historia, frentes de lucha por la ampliación de derechos sociales. Una exigencia al
Estado que paralelamente ha sido acompañada de soluciones colectivas alternativas
generadas desde los mismos movimientos. Así mismo, plantea que estos procesos
cobran un significado socio-político, puesto que son resultado de diferentes momentos
de esas luchas y de procesos de construcción de identidades colectivas que reflejan los
diferentes tipos y grados de desigualdad social (Jelin 2008, 490,491, 493).
En relación con este caso, si hay algo que puede percibirse en la mayoría de
relatos, es justamente una historia de necesidad y exclusión que se ha tratado de
solventar a partir de demandas al Estado, así como de prácticas comunitarias como las
mingas, a lo cual se hace referencia repetidamente en los testimonios de gente de la
localidad. Sobre la falta de acceso a servicios básicos como el agua, María Tipantocta
por ejemplo dice “El hecho de que es comuna mismo, se ha tenido que trabajar. Más
que todo, nuestros mayores han trabajado duro para sostener el agua de acá arriba. Igual
para las mingas que antes se hacían para abrir caminos. Gracias al trabajo de ellos hasta
ahora tenemos el agua.”113
.
Podría decirse entonces, que por una parte, el decreto emitido en 1911 es parte
de ese proceso de lucha por el reconocimiento de determinados derechos, en este caso,
al reconocimiento legal de una comunidad indígena bajo una identidad propia, anclada a
la figura de comuna. Por otra parte, diría que la conmemoración, siguiendo el relato de
Germánico Yaguari, sirvió como un camino más para canalizar esas luchas, en una
búsqueda por alcanzar mejores condiciones de vida. Puntualmente, a través de obras
para la localidad. De ahí, que al indagar en la funcionalidad que la conmemoración del
centenario representa para esta comunidad, la idea de que ésta sirvió para tener “mejoras
o ayudas” sale a relucir frecuentemente.
De este modo, en lo concreto con respecto a obras, Germánico Yaguari, gestor
de las mismas en calidad de presidente del Cabildo de aquel entonces, menciona: “a
partir de ahí se ha ido logrando algunas cositas más grandecitas. […] Con el convenio
está hecho el agua potable, no en nuestro cabildo sino en los cabildos que continuaron,
113
“A garganta llena digo, yo soy comunera”. Gabriela Arguello, en Proyecto “Barrio y Memoria”-
Ministerio de Cultura del Ecuador 2011 – 2012. Historia de vida de María Presentación Tipantocta Mila,
miembra de una de las familias más antiguas de La Comuna de Santa Clara.
68
pero uno inició el alcantarillado y agua potable. Han puesto adoquines, unos 400 metros
en la calle Humberto Albornoz.”114
. Para él, serían estas las principales obras que
parecen haberse concretado a partir de la firma del convenio. Obras que tanto para él
como responsable delegado por la comunidad, como para la gente misma, han sido de
gran importancia. Delia Llumipanta, de igual modo al hablar de la importancia de la
celebración del centenario para la comunidad, comenta: “Se firmó un convenio para que
haya obras en la parte de arriba. Porque en la parte de arriba tomaban una agua solo
entubada. […] no había alcantarillado, no había agua potable.115
Como se puede observar en los relatos citados, algo que cobra relevancia en
relación con la conmemoración del centenario tiene que ver con el convenio y las obras
alcanzadas. Ahora, remitiéndonos al convenio firmado, éste efectivamente hace alusión
a la posibilidad de concretar obras en la comuna, pero de manera específica centra su
objetivo en un marco más amplio en torno al ordenamiento y regularización de la
tenencia de tierras: “regular el uso del suelo, promover procesos de crecimiento social y
desarrollo económico y en general en la búsqueda de mejorar la calidad de la vida de la
población del sector,”116
. Es decir, el convenio abarca también aspectos relacionados
con el territorio, no sólo en términos de intervención en el espacio con obras, sino
también por ejemplo, de la intervención en zonas de riesgo (tomando en cuenta que una
parte de la comunidad se asienta sobre las laderas del Pichincha), o en los límites
geográficos de la comuna.
Esto último, provocó que la decisión de firmar el convenio sea cuestionada por
algunos sectores que temían ser afectados, principalmente por no contar con las
escrituras de los terrenos habitados, ni las escrituras del territorio mismo que abarca la
comuna. Como señala Germánico Yaguari una parte de la comunidad no estaba de
acuerdo: “los comuneros decían que no, que esto es un engaño, que están regalando la
comuna.”117
. Presumiblemente la gente, luego de todos los procesos de lucha que a lo
largo de su historia han atravesado para no perder sus tierras, para evitar la disolución
114
Germánico Yaguari 115
Delia Llumipanta 116
Ver anexo #4. Clausula segunda, primera página del convenio marco de cooperación entre el
Municipio del Distrito Metropolitano de Quito y la Comuna de Santa Clara de San Millán, firmado el 26
de julio de 2011. 117
Germánico Yaguari
69
de la comuna118
, temía que ese acuerdo de cooperación terminara por afectar sus
intereses antes que beneficiarlos. Sin embargo, Germánico Yaguari insiste en que él se
asesoró bien antes de firmar este acuerdo, para prever situaciones de ese tipo: “Me han
ayudado los asesores jurídicos para que firme nomas. Y creo que hasta ahora no se han
llevado la comuna y las obras grandes han mejorado”119
. Efectivamente, hasta el
momento la comuna no se ha disuelto, y por otro lado, no todo lo referente a este
convenio implicó temor o preocupación, para otras personas como Delia Llumipanta, lo
ocurrido durante la conmemoración del centenario, el convenio, y en general la relación
con el Municipio, son por el contrario, leídas desde otra perspectiva:
Todo eso a nosotros si nos beneficia porque por medio de ser jurídica la comuna se
puede conseguir, pueden haber proyectos, puede haber algún dinero que alguna
institución o alguna organización nos apoye. […] nos interesa a nosotros y a nuestros
hijos también, porque por los 100 años de ser jurídica la comuna, nosotros por medio de
eso, algún rato vamos a conseguir que nos legalicen y nos den títulos de propiedad o
escrituras, entonces nos beneficia a todos y todos queremos.120
Como vemos, para Delia la preocupación por el tema de tierras también está
presente, con la diferencia de que ella concibe el centenario y el convenio, más bien
como elementos positivos y útiles. Pues la expectativa que tiene, es que estos
acercamientos con el Estado, puedan abrir el camino para obtener las escrituras de sus
terrenos. Además, de que como veíamos anteriormente, considera que están amparados
por el decreto: “base a eso a nosotros, todos los señores, que han dentrado en el
Municipio de alcaldes, no nos han podido cogernos y mandarnos afuera o hacernos una
liquidación”121
. Dicho de otro modo, se habría configurado entonces una estrategia que
toma el decreto emitido en 1911 y la conmemoración misma, como una forma de
protegerse del Estado, y a la vez, como una forma de establecer alianzas con éste, con el
objeto de alcanzar determinadas obras o las escrituras de los terrenos.
Finalmente, el convenio se firmó en la sesión solemne del centenario el 26 de
julio de 2011, en reconocimiento de la figura legal de “comuna”, y estipulando que las
118
Sobre esto, Víctor Jácome ha desarrollado un trabajo que parte de un primer acercamiento a este
proceso: “La comuna de Santa Clara de San Millán de Quito: desarrollo urbano y el proceso fallido de
disolución, 1979-1986”, en el que presenta un análisis que da cuenta justamente de los procesos de
resistencia y negociación que esta comuna enfrentó por su condición geográfica ante el Estado.
Específicamente el intento de disolución en ese período. 119
Germánico Yagugari 120
Delia Llumipanta 121
Delia Llumipanta
70
disposiciones del convenio se llevarán cabo en consulta con los comuneros. Y en aquel
momento, con unos más convencidos que otros, entre preocupaciones y expectativas,
autoridades de ambas partes (Municipio y comuna) participaron entonces de una
ceremonia en la que la firma cobró un valor simbólico.
En relación con ello, como plantea Barbosa:
[…] las conmemoraciones son parte de un proceso de construcción de poder en el cual
el interés político de dominar el tiempo adquiere un papel primordial. Ellas también
hacen posible la propia construcción del acontecimiento y su valoración pública, lo que
lleva a los detentores de este poder a ser públicamente dueños de su propia creación.
(Barbosa 2001,111)
Así, aunque posiblemente la firma del convenio pudo haberse realizado cualquier
día, en cualquier oficina, e incluso ocurrir independientemente del centenario, los
promotores del centenario y responsables de la gestión del convenio, determinaron que
éste fuera inscrito en un contexto en el que lo oficial, lo formal, lo legal, lo solemne y lo
público de la conmemoración, le confirieron una utilidad y un valor particular. De ahí
también, que sea posible pensar en que existen una serie de planes y objetivos
plasmados alrededor de la configuración de un acto conmemorativo, que se proyectan
en dirección al futuro desde su concepción, diseño y proceso de consumo. Esto último
ser ve reflejado, por ejemplo en el caso de Delia, quien afirma que lo ocurrido fue una
vía para alcanzar alianzas institucionales, y por medio de ellas, obras o los títulos de
propiedad de sus tierras. Y aunque esto depende de la concreción de otros convenios
específicos, este primer acuerdo formal constituye para muchos, ya un camino.
Cabe mencionar también, que el reconocimiento por parte de la institución
logrado a través de la conmemoración, además de la firma del convenio y las obras,
llevó a que la comuna sea declarada por el Municipio como la sede para el Primer
Encuentro de Comunas Ancestrales de Quito, según lo indica la Agencia Pública de
Noticias de Quito122
. Esto proyectó además el reconocimiento público hacia las otras
comunas de la ciudad y, de igual manera, los llevó nuevamente a ser centro de atención
de autoridades, medios y comunidad unos meses después de la conmemoración.
Ciertamente, hablamos aquí de un proceso en el que el acto conmemorativo se
programa con unos fines y se usa bajo criterios prácticos. El reconocimiento público,
como uno de los fines, abre una gama de posibilidades de usos políticos y sociales, que 122
Fuente Agencia Pública de Noticias de Quito sobre Encuentro Comunas Ancestrales.
71
se van registrando y palpando más bien a futuro. Probablemente en los resultados
electorales futuros, en la materialización de obras en los años siguientes, en el
reconocimiento por parte de la sociedad de la figura legal de “comuna”, con sus
implicancias y derechos.
Finalmente, hay que recordar también, como plantean Moya y Olvera, “que en la
conformación de las identidades uno de sus componentes centrales es el reconocimiento
por parte de los otros, en la arena pública.” (Moya y Olvera, 456). El reconocimiento
público, el reconocimiento por parte de los otros, entonces tiene que ver también con la
necesidad de ser reconocidos como grupos sociales con características e intereses
particulares, que se agrupan en el “ser comuna”.
2.2. Fiesta y fe.
Aunque en la celebración del centenario de la Comuna de Santa Clara de San
Millán se trataron de difundir, como hemos visto, una serie de discursos respecto de la
historia y el reconocimiento legal, junto a éstos se distinguían otros elementos que
tienen que ver con la religiosidad y su peso en los procesos de construcción cultural de
la comunidad. Es esto a lo me referiré en la segunda parte del capítulo.
En aquella época, al transitar por las calles y la casa comunal, al dialogar con la
gente, era posible percibir una movilidad entre los sentimientos y sentidos que la fiesta
evocaba para cada quien. Éstos respondían a la interpretación y los intereses que cada
uno de los actores de la localidad le otorgaba a esta celebración, pues como señalan
Jelin y Kaufman, “la construcción de memorias como proceso tiene siempre un sujeto
que recuerda, que relata, que crea sentidos, apropiando la historia de un modo singular y
único.” (Jelin y Kaufman 2006, 9). Es así que lo segundo a lo que quiero referirme en
este capítulo, está relacionado precisamente con estos sujetos y sus formas de
apropiación, en este caso, del centenario. Una aproximación a las subjetividades, a la
manera en que la conmemoración fue sentida y procesada, para lo cual propongo de
inicio un acercamiento a las percepciones generales sobre el festejo: la relevancia de la
fiesta, su proceso de composición y la apreciación general de ésta, para de ahí aterrizar
concretamente en los sentidos y el lugar que se le asigna al elemento religioso en la
celebración.
72
El enunciado de “ser comunero”, que es una expresión que aparecía con
frecuencia en los espacios de intercambio con la gente de la localidad, a la vez que
reafirmaba una identidad, se mostraba poco uniforme y, por el contrario, reflejaba toda
una gama de sentidos que invadían no sólo los espacios de diálogo, si no las mismas
actividades de la conmemoración. De a poco, éstas parecían confundirse y deslindarse
incluso, del lema principal del centenario: los cien años de reconocimiento legal. En una
parte de su relato, Víctor Conchambay por ejemplo, dice: “como todos los años se
celebra la fiesta de la Comuna. Y celebrando a la patrona se lleva, por decirte algo, el
registro: «estos son los 98 años de Santa Clarita»”123
. Pero entonces ¿cien años de la
comuna? ¿o cien años de Santa Clarita?
Ciertamente, la fe ocupaba un lugar relevante en el festejo, y de pronto, ya ni
eran los cien años de la comuna si no los “cien años de Santa Clarita”, aunque Víctor
Conchambay explica: “se celebra el centenario de la Comuna y los 100 años de Santa
Clarita. Pero claro, lo lógico sería reconocer los 487 años de Santa Clarita, pero se le
hace alusión al centenario.”124
Parece que las lógicas de interpretación y de relación
entre elementos dan lugar a otras creaciones, cada quien construye su propio sentido de
la celebración. Los relatos sobre cómo y por qué se celebraron el centenario, y en
general las fiestas, son diversos y por momentos se tornan confusos. Lo cierto, es que la
fiesta parece ser el lugar donde todo ocurre, donde todo es posible, donde todo tiene
cabida.
Como se mencionó anteriormente, la fiesta es un componente de trascendencia
para esta comuna. A decir de Víctor Conchambay, la fiesta es el momento de
distención, de encuentro, de homenaje a Santa Clara y de reafirmación identitaria. Es
también, el espacio donde se expresan valores de solidaridad, reciprocidad, de
colectividad. Pero ¿cómo se constituye la fiesta de esta comuna y qué relación tiene con
la celebración del centenario? Para comprender el proceso de construcción de sentido,
alrededor de la conmemoración del centenario de esta comuna, considero pertinente
valorar de inicio ambas interrogantes. Un camino que permita mirar la fiesta, la
connotación que ésta tiene para la comunidad, así como su relación con la
conmemoración.
En relación con esto, Víctor Conchambay explica:
123
Víctor Conchambay 124
Víctor Conchambay
73
Se celebraban en las comunidades los equinoccios, los solsticios […] Entonces, lo que
según cuentan los compañeros de aquí, comuneros ancestrales, dicen que como se fue
perdiendo eso, se fue añadiendo sólo una fiesta al año. […] Entonces ¿qué es lo que
hicieron? tratando de celebrar la fecha en la que le reconocieron a la Comuna de Santa
Clara legalmente, juntaron con la fiesta de Santa Clara de San Millán. En la época del
reconocimiento jurídico.125
Este extracto del relato de Víctor permite tener una idea más clara sobre las
inquietudes planteadas. Por un lado, nos deja ver las particularidades de la fiesta a la
que nos estamos refiriendo, en tanto explica que el festejo de la comunidad consiste en
un proceso cultural marcado por elementos ancestrales que de apoco se han ido
reemplazando tanto por la festividad religiosa, como por aquella que hace alusión al
reconocimiento legal de la comuna. Culminando así, en una sola celebración donde la fe
y lo jurídico prevalecen. Frente a esto, es necesario también mencionar que mirando con
detenimiento la configuración de este festejo, en su agenda de actividades por ejemplo,
ese legado ancestral no ha desaparecido si no que sigue presente pero en menor
proporción.126
Por otro lado, el relato permite tener una idea más clara de la relación
entre la conmemoración del centenario y la fiesta. En primer lugar, contemplar que
ambas compartieron un mismo tiempo y espacio. Esto, según lo planteado por Víctor,
tiene que ver con la unión del reconocimiento legal y el día de la santa en una misma
fiesta, presumiblemente debido a que las fechas de ambos motivos están cercanas: 26 de
julio fecha del reconocimiento legal y 12 de agosto día de la santa.
Así, parecería entonces que las prácticas y sentidos que se han ido adoptando con
respecto a la fiesta, confluyen, para esta comuna, en una celebración en la que
religiosidad y reconocimiento legal se fueron superponiendo ante lo ancestral (en
relación con la celebración de los solsticios y equinoccios mencionada por Víctor). Lo
cual, como se ha señalado, no significaría el borramiento de ese legado histórico, si no
su paso a otro lugar desde el que sigue matizando la fiesta, así como los sentidos que
esta cobra para quienes tratan de mantener vigente la idea de ser pueblo originario, y
que luchan porque el reconocimiento legal cobre importancia al interior de la
comunidad. Así, máscaras y risas en la comparsa, recorridos a lugares ancestrales,
mingas, comidas tradicionales, se dejan ver mezcladas entre las referencias a la santa y
al centenario. Lo cierto, es que cualquiera que sea la perspectiva, cualquiera que sea el
125
Víctor Conchambay 126
Se hace referencia por ejemplo, a que la Comuna de Santa Clara es una comuna ancestral. De igual
forma, a “lugares ancestrales”, a “los cuatro elementos”, a “la minga”, entre otros.
74
sentido que se le otorgue, la fiesta hace parte de las prácticas culturales de la
comunidad, y ocupa un lugar relevante en la agenda anual de actividades y en la vida
misma de su gente. Carmen Olmos, por ejemplo, aunque ya no vive desde hace algunos
años en la comuna, cada año hace coincidir las vacaciones de su trabajo, con las fechas
previas a la fiesta para poder dedicarse a la organización (asistir a las asambleas,
recoger las cuotas y organizar su grupo de disfrazados): “Para mí, lo que más me gusta
de la comuna, de todo de todo, es las fiestas”127
, dice Carmen.
Bajtin, con respecto a la fiesta, plantea que ésta “es la categoría primera e
indestructible de la civilización humana.” (Bajtin 2003, 248), podría decirse que la
fiesta es ese elemento fundamental que aunque mute y se transforme en función del
tiempo y de las dinámicas de cada grupo social, constituye un componente necesario en
la vida de los mismos. Pues según indica Víctor Conchambay, la fiesta es considerada
una herencia y un derecho a disfrutar luego del sacrificio de todo el año.
En el caso de la Comuna de Santa Clara de San Millán la fiesta parece ser,
incluso, decisiva en las percepciones que la comunidad tiene respecto, por ejemplo, de
la labor de los representantes del Cabildo. Pues uno de los aspectos al momento de
evaluar su gestión serán precisamente las fiestas. De igual manera, la fiesta es aquello
que no puede faltar, se la considera decisiva también para el futuro de la comunidad
desde el enfoque religioso, en términos de la suerte o bendiciones que se reciben para el
año próximo. Al respecto Víctor comenta, por ejemplo, sobre la reacción de la gente
cuando en el 2012, el cabildo, al no contar con los recursos económicos para la
realización de las fiestas, planteó la posibilidad de suspenderlas:
En esa asamblea la gente por poco y se para a botarles a los del cabildo, […] la gente se
puso enojada y se paró, y dijeron que no, que eso no se puede hacer, y que dejar de
festejarle a Santa Clarita, eso jamás. […]Y la gente incluso decía, es que nosotros dejar
de hacer una fiesta en la comuna “vamos a quitar las bendiciones que nos da Santa
Clara”128
De este relato, se puede rescatar la relevancia que para la comunidad tiene el
momento de la fiesta. Sea por la santa, o como manifiesta en su relato Carmen Olmos,
por ser considerada una tradición, la fiesta debe realizarse. Ahora, en el caso puntual del
festejo del centenario, efectivamente para la gente parece estar presente el hecho de que
127
Carmen Olmos 128
Víctor Conchambay
75
la comuna cumplió cien años. La gente recuerda el evento, pero la asociación con lo
jurídico, con el acontecimiento histórico que lo delimita, parece desvanecerse por
momentos. Mijail Bajtin explica que “[n]o es posible reducir la fiesta a un contenido
determinado y limitado (por ejemplo, a la celebración de un acontecimiento histórico),
pues en realidad ella misma transgrede automáticamente los límites.” (Bajtin 2003,
248). Así, teniendo en cuenta que la conmemoración está inscrita dentro de las fiestas
anuales de la comuna y toda su composición (santa, misas, comparsas, disfraces, baile,
etc.), ésta y los discursos que la acompañan, no logran prevalecer por entre los otros
aspectos de la fiesta, y los sentidos y significados que se desplazan de un lugar a otro,
aterrizando muchas veces en la religiosidad.
Finalmente, hay que decir, que la conmemoración del centenario se dio en el
marco de otra fiesta, generando así una relación e impacto de doble vía, es decir, de
correspondencia entre ambas instancias: la conmemoración del centenario y el festejo a
Santa Clara de Asís. Pues la conmemoración exaltó la fiesta y la fiesta la contuvo dentro
de su dinámica y su lugar de importancia para esta comuna. Y aunque por momentos, el
sentido de la fiesta y del componente religioso prevalezcan, habría también que
preguntarse qué impacto habría tenido la conmemoración, si ésta hubiera sido
organizada y realizada por fuera de este contexto. En todo caso, es este el escenario, el
de la fiesta, en el que la santa y el reconocimiento legal de la comuna, recorren los
sentidos de la gente. Jelin explica que “en momentos públicos significativos como las
fechas de conmemoración, no todos comparten las mismas memorias. La memoria se
refiere a las maneras en que la gente construye un sentido del pasado, y cómo relacionan
ese pasado con el presente en el acto de rememorar o recordar.” (Jelin 2002, 248). Diría
entonces que la fiesta del centenario constituye ese espacio público donde emergen
ambos sentidos que son y no son compartidos. Es aquí donde se centra nuestra atención
para comprender cómo esta comunidad elabora sus memorias, qué sentidos resaltan y
cómo concibe la celebración de sus cien años.
En cuanto a la religiosidad se refiere, quisiera partir de una reflexión de
Kingman, quien, entre otros autores, indica que la religión jugó un papel importante en
las relaciones entre el mundo señorial y el indígena, y que la religiosidad a partir de
devociones y santuarios permite establecer conexiones entre diversos mundos
culturales. (Kingman 1992, 41). Podría decirse entonces, que la relación de esta comuna
76
con el componente religioso viene de un largo proceso que ha marcado su historia. Un
trayecto en el que se ha enlazado con otros elementos y espacios culturales, y que ha
dejado huellas profundas que hoy se ven reflejadas en sus prácticas y relaciones, así
como también, en la forma de concebir el mundo y de dinamizar en él.
Desde el mismo nombre de esta comuna (Comuna de Santa Clara de San
Millán) es posible palpar que la religiosidad ocupa un lugar primordial. En relación con
esto, Víctor Conchambay afirma que: “La Comuna es eminentemente religiosa. Por el
mismo hecho de que tiene a Santa Clarita como patrona. A los comuneros desde el
inicio de la colonia e igual con el nacimiento de la ciudad, se les inculcó mucho a la
creencia religiosa.”129
Víctor y Germánico Yaguari, comentan además que el nombre
viene de “la colonización”. Santa Clara por “una santa italiana traída por los
franciscanos” y San Millán en honor a Barros de San Millán, quien según sus relatos,
fue un gobernador que se solidarizó con la comunidad al ver las condiciones de opresión
en las que vivían. Aquí, cabe señalar que este personaje fue efectivamente una autoridad
de la comuna. Se trata del presidente de la Audiencia de Quito y, aparte de ser
mencionado cuando se habla del nombre de la comunidad, no aparece en ningún otro
momento de los relatos ni de la celebración misma. En términos generales, es más bien
la santa, el elemento religioso, el que finalmente se celebra, se venera y constituye una
parte importante en la memoria de la comunidad.
Así, la fe, la devoción por la imagen, fue un elemento de gran peso en el
contexto del festejo, lo cual se ratifica, de igual modo, al revisar la agenda de las fiestas
centenarias en la que este aspecto ocupa un lugar importante, de hecho, bastante más
amplio, con respecto al reconocimiento legal. Aquello que parecía tan relevante (los
cien años) para un sector de la comuna, parece que para otros no era más que un
enunciado que realzaba el festejo, pero que en la práctica, lo que les atravesaba era la fe.
Algo que se refleja no solo al momento de las misas y novenas, si no que de igual
modo, en el cotidiano, al hablar del festejo, las alusiones a Santa Clara fueron una
constante. Así por ejemplo, los relatos como el de María Tipantocta, comunera y
miembra de la comisión de fiestas, expresan el valor que la santa tiene en la vida de la
gente: “Yo di la primera loa a los 9 años. Tengo 58. Las fiestas antes eran bien
pomposas. Yo soy bien devota de mi Clarita. Ella es mi abogada, mi doctora, mi
129
Víctor Conchambay
77
consejera.”130
. Otra referencia de ello se ve expresada en el testimonio de Raúl Catacña,
presidente, en aquel entonces, de la Banda Santa Clarita:
En las fiestas de la comuna nosotros tocamos más que nada porque es nuestra devoción
de la imagen. Porque Santa Clarita es nuestra guía y nuestro nombre. Donde nos vamos,
siempre le pedimos a ella que nos ilumine, y nosotros lo hacemos de corazón. Cuando
llegan las fiestas de la comuna nosotros tenemos que estar ahí, al pie.131
Ambos testimonios fueron recogidos en el 2011 durante las fiestas centenarias.
Se observa que al hablar sobre las fiestas, la figura de Santa Clara es la protagonista. A
pesar de que ambos jugaron roles activos en la organización y desarrollo del festejo de
ese año, en sus relatos, el tema del reconocimiento legal no fue mencionado.
Cómo plantea Jelin, “el lugar en el espacio público se ve ocupado por otros
actores que dan a la fecha sentidos muy diferentes y contrapuestos.” (Jelin 2002, 246).
Así, a pesar de que los promotores de la conmemoración buscaban reivindicar los cien
años de reconocimiento de la comuna, y para ello plasmaron incluso marcas que
delimitan un lugar de memoria, como fue la instalación de una placa, la gente podía
trasladar tranquilamente el número de años de reconocimiento legal, a la edad de la
santa. Ciertamente, para gran parte de la población, el festejo a la santa, sin importar
mayormente si son cien, o más de cuatrocientos años, constituye un deber. Una acción
para estar bendecidos y que el próximo año les vaya bien. Tal como para otros, que
aunque devotos de la santa como Germánico Yaguari, consideran como su deber,
promover otro tipo de valores y reflexiones a través de la conmemoración. Lo cierto, es
que la estructura de la fiesta permite que ambas intenciones y sentidos ingresen al
espacio de construcción de memorias. En este contexto, el elemento jurídico, impulsado
por los promotores de la conmemoración, entra al juego teniendo claro que la santa es la
protagonista, tal como indica Germánico Yaguari uno de los principales promotores de
la conmemoración: “Yo soy devoto, soy católico […] la gente más conmemora, no los
estatutos aprobados, sino que la gente se dedica más al día de la Santa, […] tiene
bastante trascendencia esto, imagínese que le dejen esta aprobación del reglamento por
las fiestas de la santa.”132
.
130
María Tipantocta 131
“Casi tres décadas junto a la Banda Santa Clarita”. Gabriela Arguello, en Proyecto “Barrio y
Memoria”- Ministerio de Cultura del Ecuador 2011 – 2012. Entrevista a Raúl Catacña, presidente de la
banda “Santa Clarita” y miembro de una de las familias más antiguas de La Comuna de Santa Clara. 132
Germánico Yaguari
78
Hay que decir, que al parecer el sentido religioso tampoco es considerado como
algo problemático. Podría decirse que el interés de los promotores no es negar o
desconocer el sentido religioso de celebración. Lo que se busca, en todo caso, es darle
un lugar a otros sentidos que permitan canalizar otras luchas a partir de ese
reconocimiento. Finalmente quienes promueven la conmemoración del centenario,
también son devotos de la santa y no pretenden anular ese sentido vinculado a la
religiosidad para imponer otro. Y de igual forma, para el sentido religioso, el
reconocimiento jurídico no parece presentar tampoco una amenaza. De modo que, al
momento de la celebración todo tiene igualmente cabida. Finalmente, para los sentidos
que se articulan al reconocimiento legal, el objetivo es abrirse paso entre en la fe.
Antes de pasar a valorar el aspecto jurídico como parte de los sentidos de la
conmemoración, deviene necesario también considerar que “[l]a memoria no es una
imagen fija ni un texto literal que reproduce el pasado, sino una evocación bajo
diferentes formas (pensamientos, sensaciones, imágenes, emociones) que lo redefinen,
transforman y resignifican” (Lira Kornfeld 2011, 155). Diría entonces, que la
religiosidad y la fiesta son parte de unas prácticas culturales desde donde se da forma a
la memoria, y que como todo proceso cultural, están sujetas a movilidades y
desplazamientos. Así, por ejemplo, para los jóvenes de la comunidad actualmente el
componente religioso parece ser asociado más bien como algo de “los antiguos”.
Muestra de ello es este extracto del relato de Luis Singo, joven y miembro de una de las
familias más antiguas de comuneros:
Soy religioso, pero no soy devoto de la Santa. […] y lo que básicamente festejo es la
fundación de la comuna. […] Yo creo que para la gente lo que tiene más peso, es para
los más antiguos la Santa. […] entonces yo creo que hay dos puntos diferentes, para los
unos la santa y para los otros la fundación. […] La mayoría de jóvenes lo único que
buscamos es divertirnos o sea no nos importa el por qué o cómo se realice, la cosa es
divertirnos. Entonces si a ellos les dices hoy se hace fiesta, ellos están ahí, pero si tu les
preguntas porque es la fiesta, a ellos no les interesa con tal de estar allí.133
Las nuevas generaciones se van deslindando de a poco de los sentidos
vinculados a la religiosidad y van generando otros. Otro tipo de relación con la fiesta.
Siguiendo el relato de Luis, posiblemente lo que les convoca a los jóvenes a este
espacio, está más ligado con la posibilidad de asistir a un lugar donde pueden divertirse,
133
Luis Singo
79
donde pueden encontrarse con otros jóvenes, donde pueden bailar y disfrutar de un
momento de esparcimiento.
2.3. Identidad comunal.
Si bien gran parte de los sentidos desplegados de la celebración están ligados a la
religiosidad, el aspecto jurídico no es algo que haya quedado de lado. Es precisamente
desde este elemento, como se ha mencionado, que la categoría de comuna se oficializa,
y se proyecta desde ahí como una posibilidad de identificación. De modo que, en esta
última parte del trabajo, propongo una mirada a esa relación entre memoria social e
identidad a partir de la conmemoración de los cien años de reconocimiento legal de esta
comuna. En primera instancia, contemplo el rol del elemento jurídico (el
reconocimiento legal) en las percepciones de la gente, es decir, las significaciones que
se desprenden de este elemento, representado en la conmemoración. En segundo lugar,
se aborda la forma en que finalmente se proyecta la celebración del centenario, hacia los
procesos de construcción identitaria de la comunidad. Para ello, se parte de la
comprensión del contexto en el que reafirmar la identidad deviene una necesidad para
esta comunidad, particularmente para quienes promueven los procesos de rememoración
y, a partir de ahí, la identificación de los mecanismos y propósitos que persigue este
acto conmemorativo en relación con la identidad.
Como se indicó, el elemento jurídico tiene su lugar en esta celebración. En el
testimonio anteriormente citado de Luis Singo, por ejemplo, éste recalca en “la
fundación” refiriéndose al reconocimiento legal. De igual forma, esto se refleja en casos
como el de Delia Llumipanta que aunque afirma tener devoción por la santa, el
reconocimiento legal parece tener prioridad para ella: “yo le venero porque la Santita es
bien milagrosa ya. Pero yo le doy más prioridad a esto, porque a mí me interesa dejarles
algo ya seguro a mis hijos, algún documento que diga que esto es mío.”134
. Sus palabras
expresan, que aún considerándose devota de Santa Clara, su interés se posa sobre el
reconocimiento legal, y en particular, deja ver una preocupación por el futuro. En
relación con esto, retomo una reflexión de Rousso, quien afirma que esa porción del
pasado inscrita en la memoria, se nutre de las representaciones y preocupaciones del
presente (Rousso 2002, 87). Así, al hablar del centenario, el relato de Delia por un lado,
134
Delia Llumipanta
80
hace referencia al acontecimiento histórico y vuelve en repetidas ocasiones sobre hecho
de ser una comuna legalmente reconocida, y por otro lado, muestra su preocupación por
el futuro de sus hijos con respecto a la legalización de tierras. Relaciona la
conmemoración del reconocimiento legal con la posibilidad de transformar ese futuro.
Alrededor del reconocimiento legal, se han construido una serie de actividades y
discursos que tienen que ver con la legalidad, con el reconocimiento a Eloy Alfaro, y ha
servido igualmente como medio para canalizar las luchas y preocupaciones de esta
comuna. Pero trasladándonos del aspecto más funcional, al espacio de las
subjetividades, al de las preocupaciones y sentires de la gente, es posible distinguir otro
tipo de sentidos que se derivan de esta figura de comuna, legalmente reconocida.
Sentidos que parecen aterrizar principalmente sobre lo identitario, la territorialidad, y el
futuro de la comunidad.
En principio, decir que la fiesta y la conmemoración, ambas como una misma
celebración, desprenden de si sentidos de pertenencia e identificación entre la gente,
especialmente en aquellas familias reconocidas como de “propios comuneros”, que son
de las más antiguas de la localidad, y quienes guardan en su memoria ese legado que el
pasado les ha dejado. Así por ejemplo, en varios de los testimonios recogidos durante el
centenario es recurrente escuchar frases que hacen alusión a la identidad a partir de la
figura de comuna, tal es el caso de María Tipantocta quien expresa: “Yo a garganta
llena digo yo soy comunera”135
, o el de Fabián Sangucho quien manifiesta: “La Comuna
es parte de mi identidad, porque yo me siento indio puro, y no me cansaré de decir eso
donde sea.”136
.
Sobre estas frases que si bien expresan ese sentido de pertenencia, de auto
reconocimiento, de identificación, hay algo puntual en lo que quisiera reparar y tiene
que ver con la emoción. Lira Kornfeld explica que “[l]o que llamamos memoria es una
síntesis, siempre personal, que se construye desde elementos que evocamos y que
denominamos “recuerdos”, cuya clave son las emociones.” (Lira Kornfeld 2011, 155).
Pues era justamente eso, emociones, lo que la celebración del centenario evocaba en
135
María Tipantocta 136
Los Titos, desde La Comuna para el mundo entero. Gabriela V. Arguello, en Proyecto “Barrio y
Memoria”- identidades que fortalecen los lazos sociales en un panorama de reestructuración de lo
público, Ministerio de Cultura del Ecuador 2011 – 2012. Nota informativa que recoge el testimonio de
Fabián Sangucho, guitarrista y fundador de Los Titos, miembro de una de las familias más antiguas de
La Comuna de Santa Clara.
81
este grupo de gente a través del recuerdo. Emociones que en función de su intensidad y
de los contextos individuales, se proyectaban hacia un sentido más compacto expresado
en el “ser comunero”.
Por instantes, durante las entrevistas, los rostros se iluminaban o las voces se
quebraban. Estas cortas frases citadas de sus relatos, no eran simples enunciados si no
que estaban atravesadas por un cúmulo de emociones, de recuerdos de sus padres y
abuelos, de historias de alegría, y claro, también de historias exclusión y dolor. Como
plantean Jelin y Kaufman “[i]ncluir la dimensión de la subjetividad nos lleva a plantear
los deseos, ilusiones, sentimientos y fantasmas que pueblan los recuerdos del pasado de
quienes rememoran y la imaginación de mundos futuros posibles.” (Jelin y Kaufman
2006, 9). Así, durante la celebración del centenario, como afirman Víctor Conchambay
y Germánico Yaguari, el sentido de “ser comunero” tuvo un lugar para expresarse y
reivindicarse. Un sentido que surge entre las emociones que el recuerdo de su pasado
evocó, y que busca un lugar en el proceso de construcción identitaria actual de esta
comuna. Hacer parte de lo que esta comunidad recuerda y asume como propio.
Por otro lado, en relación con el reconocimiento legal, es posible percibir,
también otro sentido que está más asociado con lo territorial y las luchas de esta
comunidad por ser reconocida y respetada como pueblo originario. Ese “ser comunero”,
no solo que expresa una serie de emociones y promueve un sentido de pertenencia, si no
que se proyecta también, de manera simbólica, hacia otro campo como es del territorio.
A través del recuerdo, los sentidos de identificación y apropiación sobre el lugar que
habitan, se deslizan hacia expectativas actuales y perspectivas futuras.
Siguiendo a Kaufman, éste afirma que “[s]omos sujetos de determinaciones
históricas y de significaciones que hemos recibido y sobre las que nos interrogamos
para entender, explicar o interpelar sentidos de nuestro presente.” (Kaufman 2006, 49).
En ese sentido, es recurrente escuchar entre los relatos, historias sobre cómo era antes la
comuna y el territorio que ocupaba. Muchos hablan de que antiguamente los límites de
la comuna se extendían en el norte hasta la parroquia de Chaupicruz, y en la parte oeste
hasta la Plaza Artigas, recuerdan incluso, que muchos tenían terrenos ubicados en
lugares que hoy ya no forman parte de la comuna. Es ahí cuando el reconocimiento
legal y la celebración cobran fuerza en un intento de recordarle, de manera simbólica, a
“la ciudad” que ese territorio estuvo ocupado antiguamente por los comuneros y
82
comuneras. Así también, para reafirmar su derecho sobre las tierras que poseen
actualmente: unos para exigir respeto al territorio y la lógica de propiedad comunal,
otros para demandar el reconocimiento legal de éstas, a través de títulos de propiedad.
Víctor Conchambay en una parte de su relato sobre el centenario expresa: “Las
comunas se identifican por el territorio, y el territorio es el sustento de la vida de la
comuna.”137
, plantea también que hacer una fiesta más grande o con más fuerza, en
relación a la celebración del centenario, es una manera simbólica de apropiarse
nuevamente de su territorio, de decir que después de cien años, siguen ahí funcionando
como comuna:
Entonces es salir a decir con ese acto, que por donde está yendo la fiesta, por donde va
la procesión o las comparsas, ese es tu territorio. […] somos dueños del territorio y
estamos tomando posesión del territorio. Nosotros nos dimos cuenta que una comuna
dentro de la ciudad, es como irle cortando un poquito sus prácticas, para que ya dejen de
ser comuna.138
Es decir, de la conmemoración del reconocimiento legal de la comuna, se
desprende un sentido cargado de simbolismo, en relación con la lucha por el territorio y
la supervivencia de la comuna en medio de la ciudad. Al parecer, una parte de
comuneros, especialmente de los promotores de la conmemoración, reconocen el
aspecto jurídico como un elemento simbólico y posibilidad de reivindicar el derecho a
la tierra, y el respeto por los pueblos que han ocupado ancestralmente estos territorios.
Pues ser comuna legalmente reconocida, les ha permitido, en cierta manera, llevar a
cabo esa lucha desde la legalidad del mundo moderno. Un intento por ser conocidos y
reconocidos como una comuna establecida en el centro de la urbe, como comuna
ancestral, como comuna legalmente constituida desde hace más de cien años.
Ahora bien, estas formas de percibir la conmemoración dan lugar a la proyección
de ésta hacia los procesos de construcción identitaria de la localidad, a una dimensión
interna en la que se proyecta la acción de conmemorar. Pues hay que decir, que en
relación con lo identitario, el proceso de rememoración no sólo apuntó al
reconocimiento por parte del otro, si no también, y tal vez primero, al reconocimiento
de sí mismos, a propiciar un espacio de auto-reconocimiento. A partir de los relatos, es
posible percibir que algo significativo en ese sentido, tiene que ver también con un
137
Víctor Conchambay 138
Víctor Conchambai
83
interés en la reafirmación de un “nosotros”, como comuneros y comuneras de la
Comuna de Santa Clara de San Millán.
Para aproximarme a este aspecto, quisiera recoger un par de reflexiones respecto
de la relación memoria e identidad, que considero pertinentes para delimitar este
escenario en el que el pasado, a través de los recuerdos se proyecta hacia las
construcciones identitarias. Jacqueline de Romilly afirma que no se puede vivir sin los
recuerdos de la historia, y que ésta se encuentra constantemente orientando nuestros
juicios, nuestra identidad, nuestros valores (de Romilly 2002, 45), y así mismo,
Umberto Eco explica que “es la memoria del pasado la que nos dice por qué nosotros
somos los que somos y nos confiere nuestra identidad.” (Eco 2002, 185). Es decir,
ambos autores, nos dan aquí la pauta para comprender mejor cómo se construye ese
“nosotros”. Cada recuerdo de eso que vivimos directamente, así como las historias que
las vivieron aquellos que hacen parte de nuestros entornos, todo ello nos construye
como individuos y como grupos. Eso que somos, aquello que llamamos nuestra
identidad, está íntimamente ligado con el pasado: con lo que recordamos, con lo que
hemos aprendido, con lo que se ha registrado, con lo que se ha contado, con lo que pasó.
De ahí, que la cuestión identitaria ocupe un lugar relevante en el proceso de
rememoración del centenario de la Comuna de Santa Clara de San Millán, pues
hablamos de un proceso que involucró un hecho histórico, un momento y una acción
ocurridos hace cien años, que delimitaron la categoría bajo la cual se identifica hasta
hoy una comunidad, al decir “somos comuna”, y desde donde se estructuran sus relatos
y recuerdos.
Al hablar de identidad, en su obra “Sin Garantías”, Stuart Hall plantea que se
trata de una narrativa del sí mismo, que es la historia que nos contamos de nosotros
mismos para saber quiénes somos, que la identidad hace parte de un discurso y que ésta
se encuentra constituida por la representación. Afirma también que no se trata de un
elemento fijo, sino por el contrario, de algo que se encuentra en constante proceso de
construcción. (Hall 2010, 328, 345). Así, con los elementos que estos autores aportan al
análisis, podría decirse entonces que la historia y la memoria delinean de algún modo
nuestra identidad, y permiten comprender quiénes somos y por qué. Que ese “nosotros”
constituye una construcción nunca terminada, que se alimenta de discursos y
representaciones, de lo que contamos de nosotros mismos.
84
Dicho esto, vuelvo ahora sobre el caso puntual del centenario de la Comuna de
Santa Clara de San Millán. En concreto, en el escenario en el que unos agentes del
recuerdo consideraron que la conmemoración era un mecanismo útil y necesario para
fortalecer los procesos de construcción identitaria de la localidad. Con respecto a esto,
por ejemplo, Víctor Conchambay hace referencia a un intento por mantener vigentes
ciertas tradiciones o prácticas culturales: “En la parte interna era como que compartir
una alegría, lógicamente igual de haber llegado a los 100 años y seguir manteniendo
estas tradiciones, seguir manteniendo este tipo de cultura.”139
Como vemos, su
narración se traslada a una dimensión interna en la que la conmemoración se proyecta,
como una ocasión para compartir internamente la alegría de mantener ciertas tradiciones
o prácticas culturales que los identifican como comuna.
Frente a ello, me inquieta comprender el por qué esta comunidad ve la necesidad
de reafirmar estos elementos. Es acaso, que al igual que un factor de riesgo es el que
hace que la preocupación por la memoria se active, ante signos de su ausencia,140
¿la
preocupación por la identidad igualmente se activa ante un factor de riesgo? Retomando
a Groppo, quien plantea que:
[…] el hecho de que un determinado número de identidades colectivas, que antes
parecían sólidamente arraigadas, han devenido más inciertas y se ven amenazadas por
un proceso de cambio que se acelera sin cesar y frente al cual, por sus dimensiones
planetarias, nos sentimos a menudo impotentes. En este contexto, la memoria es
percibida como punto de anclaje y como una garantía para las identidades amenazadas.
(Groppo 2002, 187, 188).
Estaríamos hablando entonces, de que es una condición de riesgo o amenaza a la
identidad, lo que hace que la memoria se active, y en este caso a través de la
conmemoración, se intente contrarrestar una situación de olvido o desarraigo.
Justamente, como indica Víctor Conchambay, “hay gente que ya no se identifica con la
comuna”141
, pero recalca también, que en general la fiesta, y en este caso el centenario
(en el que la fiesta fue exacerbada) que activó un proceso del recuerdo, fue y sigue
siendo un medio que les permite motivar el rencuentro y la participación de la gente.
139
Víctor Conchambay 140
Tomo como referencia la reflexión de Ricoeur respecto de la paradoja de la relación entre presencia y
ausencia. “El recuerdo implica la presencia de una cosa que está ausente” (Ricoeur 2002, 25). 141
Víctor Conchambay
85
A través de los relatos, y de las experiencias vividas en el intercambio con la
gente de la localidad, he podido percibir, que por un lado, estas búsquedas e intentos por
vincular a aquellos que se han ido distanciando de los procesos de la localidad,
evidencian que hay un sector de la comuna, que no se identifica y no participa de la vida
en comunidad. Así mismo, que existe otro sector que se ha distanciado de los procesos
locales, y que activa su participación únicamente durante las fiestas.
En relación con el componente de la fiesta, Víctor Conchambay comenta que:
“para la gente de afuera de las comunas, para los citadinos, le ven algo como denigrante.
Ya no es bonito ver un grupo de personas disfrazadas y bailando en las calles. Pero en
cambio, a nivel de comuna es muy llamativo.”142
, parecería que este componente
cultural a la vez que desde fuera de la comuna es mirado con resistencia, permite que al
interior la gente se agrupe y participe. Sin embargo, en otra parte de su relato también
expresa que esta lectura en peyorativo que se hace de la celebración, se reproduce no
sólo al exterior, en “la ciudad”, sino también al interior de la comuna.
Sobre esto, hay que decir que efectivamente gran parte de la gente ha asumido
una relación distinta con la comuna, en el contexto de las lógicas que la ciudad
demanda. Martín Barbero explica que se trata de un proceso de interiorización de la
disciplina y la moral que "los nuevos tiempos" exigen, incluso, dejando ver un
sentimiento de vergüenza entre las clases populares hacia su mundo cultural (Martín
Barbero 1991, 101, 102). Así, a pesar de que la fiesta conlleva un momento de
rencuentro y reafirmación identitaria, es también motivo de recelo e incomodidad para
otros que la consideran como algo “denigrante o vergonzoso”, algo que no es bien visto
por “la ciudad”. De igual forma, estos rasgos que marcan los procesos culturales de la
comuna pueden leerse también, y concretamente en el caso de Quito, desde el estudio
desarrollado por Kingman sobre las ciudades de los Andes, quien afirma que la ciudad
vivió un proceso en el que se fue imponiendo un tipo de cultura y colocando al resto en
situación vergonzante. Esto como parte de un proceso de blanqueamiento que
atravesaron muchas ciudades de los Andes hacia los cincuenta y sesenta (Kingman
1992, 38).
142
Víctor Conchambay
86
En relación con ello, Víctor menciona que existe vergüenza, y que ya no está
presente “ese sentir comunero”143
. Germánico Yaguari, por su parte, comenta que
incluso alguna gente niega el lugar que habita por la asociación de la figura de comuna
con el componente indígena: “dicen que no viven en la comuna. […] Porque comuna
como quien dice es ser indígenas. […] hay una vergüenza media interna así de
jóvenes.”144
, y como vemos, le atribuye esta forma de mirar la comuna, a los jóvenes.
Pero de otro lado, Delia Llumipanta plantea que: “hay algunos compradores que si se
avergüenzan pero los comuneros de aquí no”145
, refiriéndose a que es la gente que viene
de afuera la que no se identifica con la comuna.
Si bien, lo que interesa para el presente análisis es el proceso de conmemoración,
reparo en el elemento de la fiesta, puesto que éste, como parte constituyente de la
celebración y componente cultural relevante para este grupo, permite examinar las
problemáticas respecto de la identidad que se desprenden de una construcción histórica
compleja146
. Pues se trata de una comunidad marcada por un legado ancestral, por
elementos heredados de la colonia, y otros que el proceso de la modernidad ha
impregnado en sus prácticas y relaciones, en su forma de recordar y la forma en que
identifican. Una comunidad, que hace mas de cien años, se configuró legalmente como
comuna y se reafirma bajo esta figura hasta la actualidad, aunque cabe mencionar, que
también afirma, aunque en menor medida, que su historia viene de mucho más atrás:
“la comuna está mucho antes de la colonización.[…] se dice que nosotros estuvimos
antes que los quiteños. Incluso se nos reconoce muchas veces como Kitus-Kara, pueblo
ancestral.”147
Cada uno de los momentos que ha atravesado esta comunidad hacen parte de lo
que hoy son, de la manera en la que se representan a sí mismos, así como también de las
problemáticas de diversa índole que enfrentan. En cuanto a lo identitario se refiere, esto
se ve reflejado en las expresiones de rechazo o negación del vínculo con el componente
“indígena o ancestral”, que se asocia a la figura de comuna. De igual modo, se expresa
143
Víctor Conchambay 144
Germánico Yaguari 145
Delia Llumipanta 146
Justamente sobre la configuración de las comunidades indígenas en los Andes, Eduardo Kingman
plantea, por ejemplo, que “Si bien se puede hablar de una "racionalidad andina", no se puede perder de
vista que ella ha estado sujeta a cambios y adaptaciones como resultado de sus vinculaciones con el
Estado colonial y republicano y con los poderes regionales, así como por sus relaciones diversas con el
sistema de hacienda y el mercado.” (Kingman 1992, 16) 147
Víctor Conchambay
87
en las fracturas en los lazos sociales, en las relaciones intergeneracionales, como lo
evidencia en su relato Germánico Yaguari: “algunos sé que no quieren ser hijos de
comuneros, no quieren tener el carnet comunal”148
.
En síntesis, existen una serie de condiciones que han contribuido a que aquellos
rasgos, que los han identificado como “comuna”, de a poco vayan siendo dejados de
lado, sea por la incomodidad o vergüenza que les genere a unos, o simplemente porque
con el pasar del tiempo, otros elementos han ido cobrando más fuerza, especialmente
para las nuevas generaciones.
Otra situación que parece haber influido es la fuerte presencia de gente de otros
lugares que habitan hoy la comuna, y que dinamizan en el espacio bajo otras lógicas de
relación y convivencia. Según Delia Llumipanta, de las familias de comuneros que
poblaron inicialmente el sitio quedan pocas: “nosotros somos comuneros de ancestro.
[…] ya no habemos muchos”149
.
Parece que la preocupación para quienes promueven una acción del recuerdo,
tiene que ver con que aquellos valores, prácticas, y demás elementos construidos a lo
largo de la historia como comunidad, queden en el olvido. Probablemente es ahí donde
este sector de la comuna, que se inquieta por la cuestión identitaria, identifica una
condición de riesgo o amenaza para su identidad, y ve la necesidad de recurrir a la
memoria para enfrentarla.
Es en este contexto, que el centenario de la comuna se configura como una
posibilidad de contrarrestar unas condiciones que se consideran preocupantes o
amenazantes para la identidad de la comunidad. Así, el hecho de que la comuna cumpla
cien años se convirtió en la ocasión propicia para recordar, pero también para incidir en
la memoria de la comunidad: “eso queríamos, que se identifique la gente”150
, dice
Germánico Yaguari. Los promotores de la conmemoración delinearon entonces la forma
y los elementos que debían ser recordados, apuntando a generar algún tipo de impacto a
nivel identitario en la comunidad. Para Víctor Conchambay fue la oportunidad de
reactivar la idea de “ser comuna”: “yo lo que pienso es que las fiestas y en este caso el
148
Germánico Yaguari 149
Delia Llumipanta 150
Germánico Yaguari
88
centenario, lo que te ayudan es nuevamente a reactivar lo que es una comuna, la esencia
de una comunidad”151
.
Pero no se trata únicamente de reactivar algo (que Víctor considera como una
“esencia”) en ese momento, sino también que esto se proyecte en el tiempo. Pues las
conmemoraciones, como plantea Jelin, “[s]on actos orientados hacia el futuro, cuyos
actores se ven a sí mismos como portadores de un mensaje, un legado o herencia, que va
a cambiar el curso de la historia.” (Jelin 2002, 5). Y para llegar con ese mensaje o
legado, para que éste pueda generar algún tipo de transformación, el mecanismo
consistió en conjugar el aspecto jurídico, con una serie de elementos de gran valor para
la comunidad, como son las fiestas y la religiosidad. Resultando de ello, una mixtura
entre acciones del recuerdo (como los talleres y diálogos entre viejos y jóvenes, la
sesión solemne, los reconocimientos oficiales, la colocación de placa), con el baile, las
comparsas, los disfraces, misas y novenas.
Con respecto a esta mixtura, cabe recalcar que esta práctica de mezclar
elementos diversos en una misma celebración, no es algo que surge como resultado de
una estrategia de incidencia en aquel momento, sino que la conmoración con su
componente central que es el tema legal del reconocimiento, viene a montarse sobre una
estructura previa, de un carácter barroco podría decirse, que ha caracterizado en general
la fiesta de la comunidad. Es decir, antes de la conmemoración, la fiesta en la comuna
de Santa Clara de San Millán ya se caracterizaba por un tipo de constitución marcada
por diversos aspectos que la historia, en tanto pueblo originario, colonizado,
evangelizado, les ha dejado. La estrategia entonces consistió en que los contenidos o
mensajes respecto del “ser comuna”, ocupen un lugar entre esos elementos.
Solange Alberro, en un trabajo respecto de la fiesta barroca expresa que ésta,
para ser exitosa, debía ser polisémica, es decir, mixta y mestiza (Alberro 1998, 44, 45),
si bien su análisis se da sobre un contexto distinto, quisiera recoger la idea de la
polisemia y el rol que ésta juega en la fiesta, trasladándola al contexto de la celebración
del centenario como estrategia para alcanzar determinados objetivos. Pues se trata de
una elaboración de significantes diversos como plantea Sarduy, una “acumulación de
diversos nódulos de significación, yuxtaposición de unidades heterogéneas, lista dispar
y collage” (Sarduy 1980, 170), donde entre elementos más fuertes como el de la
151
Víctor Conchambay
89
religiosidad, y entre algunos elementos ligados a la ancestralidad, el elemento jurídico
buscó abrirse campo y tomar fuerza a través de la conmemoración. La composición de
la celebración de los cien años, y la variedad de aspectos que integra, dan lugar a un
acumulado de significantes que se aglutinan en su interior, y proporcionan un reflejo de
la constitución misma de esta localidad. Una comunidad, en la que la religiosidad, la
devoción por la santa, orar, creer, se intercalan por momentos con la idea de ser una
comuna ancestral, de ser una comuna legal.
Ahora, en cuanto a lo jurídico, a ese aspecto legal del reconocimiento de los cien
años de la comuna que busca un lugar en la comunidad a través de la fiesta, hay que
decir que por un lado constituye la herramienta principal para reivindicar la idea de “ser
comuna” de “ser comunero”, pues es de ahí de donde se desprende esta categoría. Por
otro lado, fue el argumento central bajo el cual se planificó y desarrolló la
conmemoración del centenario, y se exaltó la fiesta en general en el 2011. Frente a ello,
podría decirse que de manera estratégica, quienes tenían el interés en reivindicar la
identidad ligada a la figura de comuna, lo hicieron precisamente a través de la fiesta,
diría que como parte de una metodología, tal como explica Víctor Conchambay:
[…] las fiestas te ayudan a nuevamente a reconocerte como comunero, a recordar un
poco de qué se trata ser comunero […] Si le preguntas a la comunidad, ¿cuándo ustedes
fueron reconocidos legalmente, jurídicamente como comuna?, la gente muy poco te
podría decir, pero si les hablas a través de la fiesta, la gente si te dice la fecha.”152
Es así, que a través del recuerdo, del elemento jurídico y de la fiesta con todos
sus componentes y matices, la conmemoración del centenario se proyecta hacia la
cuestión identitaria. Se trabajó en la vinculación de gente que se había distanciado de la
comunidad, se retomaron prácticas antiguas como indica, por ejemplo, Víctor
Conchambay al hablar sobre las consideraciones al momento de planificar el centenario:
“entonces nosotros debíamos retomar un poco lo que se hacía. […] Se invitó un poco de
delegaciones de otras comunas. […] como un tratar de vincular a la gente que ya no
participaba de esta idea. Para darle a conocer que no es que sea malo en sí la fiesta”153
.
O como explica también Delia Llumipanta, que se trataba de: “retomar el tiempo
152
Víctor Conchambay 153
Víctor Conchambay
90
antiguo como han sabido hacer los antiguos.”154
Es a partir de ahí, que se interpeló la
mirada negativa con respecto a las fiestas y a la comuna. Se volteó la mirada hacia los
orígenes, a la historia, hacia los ancianos de la comunidad, y se promovió el encuentro y
diálogo entre generaciones.
Para aproximarnos a esta parte final del análisis respecto de los procesos de
construcción identitaria de la comuna en relación con la conmemoración, considero
necesario recalcar en esto último referente a lo etario. Pues algo que resulta de vital
importancia, para estos procesos, es precisamente la vinculación de las nuevas
generaciones. Alejandra Oberti señala que “no hay sociedad ni hay cultura que no
requiera modos de transmitir y de legar, cuando suceden acontecimientos que implican
de manera decisiva a la memoria de un grupo social, la transmisión entre generaciones
se pone en evidencia como un trabajo, como una cuestión de la que nos tenemos que
ocupar.” (Oberti 2006, 103). En ese sentido, cabe mencionar que si bien existen
procesos de transmisión a nivel familiar155
, en los que los padres y madres, abuelos y
abuelas, comparten sus historias con los más jóvenes, también es cierto que quedan
pocas familias de comuneros “ancestrales” (como ellos se autodenominan), que guardan
estas experiencias y que mantienen procesos sostenidos de transmisión. De modo que,
el acercamiento a las nuevas generaciones constituyó una línea de acción importante,
dentro de las estrategias para el auto reconocimiento de la comunidad durante la
celebración del centenario.
La conmemoración entonces, dio lugar a otras formas más de transferir esas
memorias, de complementar y ampliar ese nivel básico y directo que es el familiar156
.
Para esto, se sirvió de su capacidad para provocar un impacto particular, relacionado
con toda la puesta en escena desplegada en su multiplicidad de actividades, al igual que
por su incidencia pública. Una búsqueda por despertar la curiosidad y el interés de las
nuevas generaciones, con las esperanzas puestas en generar identificaciones y
compromisos con su comunidad. Como explica Oberti “la transmisión es un imperativo
social –un mecanismo de constitución y recreación permanente del lazo social-” (Oberti
154
Delia Llumipanta 155
Aunque cada vez menos, el nivel de transmisión familiar aún se mantiene, tal como lo afirma Delia
Llumipanta quien dice sostener conversaciones con sus hijos para contarles sobre la comuna, y que ellos
conozcan sobre el lugar en el que viven. 156
Sobre el rol de la familia, Susana Kaufman plantea que “La familia es sede y ámbito de lazos sociales
que crean pertenencias e irradian sentidos de época, de proyectos culturales y políticos a espacios
institucionales y a la comunidad.” (Kaufman 2006, 69).
91
2006, 74). De ahí, que se pueda presumir entonces que es justamente en ese lazo social,
donde se ve reflejado el fin de todo este trabajo emprendido sobre lo identitario a partir
de la memoria, y a través de la fiesta. La conmemoración activa procesos del recuerdo,
la fiesta por su parte, como plantea Barbero, renueva el sentido de pertenencia a la
comunidad (Barbero 1991, 99), y los esfuerzos por reafirmar ese sentido de pertenencia,
por reivindicar la figura “del comunero”, finalmente parecen estar direccionados hacia
la consolidación de un “nosotros”, hacia la cohesión social.
Así por ejemplo, Luis Singo, joven comunero que participó de la celebración del
centenario, cuenta que su abuela fue una de las homenajeadas, que durante las fiestas de
ese año, los jóvenes tuvieron la oportunidad de compartir espacios con los viejos de la
comunidad y conocer algunas historias y cosas que desconocían sobre el lugar en el que
viven. De manera general sobre la conmemoración dice: “creo que poco a poco se fue
respetando y haciendo valorar lo que es vivir en la comuna. […] ayudó a que incluso las
personas sientan amor por donde están viviendo. […] entonces son series de cosas que
si van aportando un poco más a la comuna y a la identidad de la comuna.”157
. Y sobre
los jóvenes en particular, asegura:
[…] ellos sí recuerdan ese día, porque fue algo distinto, algo diferente. Entonces ellos si
están conscientes de que la comuna tiene más de 100 años. Creo que fue algo que les
impulsa a saber de su identidad. […] Ellos ya por lo menos podrán decir vivo en la
comuna y tiene 100 años, si es que en algún momento lo llegaran a preguntar sus hijos.
Creo que fue un peldaño que les ayudó a subir más que sea su autoestima.158
Como vemos, el testimonio de Luis evidencia la dinámica generada entre el
recuerdo y el auto reconocimiento. Habla de “auto estima”, de “el amor por el lugar en
que viven” y de “la identidad”, elementos de identificación y pertenencia al espacio
generados a partir del recuerdo y el intercambio con otros de su comunidad. De igual
modo, permite mirar la continuidad que se posibilita en el proceso, pues tal como
explica, la transmisión va de unas generaciones a otras. Actualmente de los adultos o
ancianos hacia ellos como jóvenes, y quizás mañana desde ellos hacia las generaciones
futuras, hacia sus hijos e hijas. Podría decirse que esto plantea una forma de garantizar
la permanencia de ese legado en el tiempo. Ante lo cual, hay que tener también en
157
Luis Singo 158
Luis Singo
92
cuenta que se trata de procesos que no se dan de forma idéntica, ni en su forma, ni en su
contenido.
Al respecto Kaufman afirma que legar implica un procedimiento que está sujeto
a cambios, que se combina de retazos de historia y de nuevas significaciones que cada
generación elabora, en función de lo propio y lo nuevo que cada época imprime en ellas.
Que la transmisión articula lazos sociales y memorias creadas y recreadas que dan lugar
a algo nuevo. (Kaufman 2006, 51, 69). De este modo, la recepción y el proceso de
transmisión entre generaciones, implican no sólo la permanencia, sino también la
transformación de ese legado en el tiempo. El sentido de pertenencia y el
fortalecimiento de los lazos sociales no se dan sobre una matriz idéntica a la de sus
antecesores, ésta los contiene pero a la vez se re interpreta y rediseña cada vez.
Lo cierto, es que luego de mirar el contexto en el que la conmemoración ameritó
ser usada en proyección hacia la identidad, y la manera en que varios elementos (lo
jurídico, la fiesta, la fe, el recuerdo) se conjugaron en uno solo como estrategia de
transferencia de un legado, es posible decir que la identidad como se planteó al inicio,
no es algo fijado una vez y para siempre. El “ser comuna”, como referencia identitaria
para esta comunidad, es una construcción elaborada en un contexto específico, que toma
elementos de la historia como punto de partida, y de ahí, a través de la memoria, y sus
prácticas culturales, va delineando su identidad en proyecciones que se modifican, re
actualizan y reinventan entre ese pasado y lo que la contemporaneidad va plasmando en
cada generación.
93
Conclusiones
El análisis de la conmemoración del centenario de la Comuna de Santa Clara de
San Millán que se desarrolló en las dos partes que componen este trabajo, muestra cómo
se estructuró y desarrolló el festejo conmemorativo, y la manera en que esta acción del
recuerdo se proyecta hacia sus luchas sociales y sus procesos de construcción
identitaria.
Como se indicó al inicio de este trabajo, el proceso de investigación desarrollado
contuvo en su metodología la posibilidad de que, a través del testimonio, sean los
actores mismos de la comunidad quienes alimenten este estudio con sus perspectivas y
miradas, con sus voces. De igual modo, la metodología contempló la observación y mi
experiencia propia, al haber estado presente en algunos momentos de la celebración del
centenario, además de los documentos de archivo y fuentes bibliográficas consultadas.
Luego de este proceso, frente a lo metodológico, considero que cada una de estas
herramientas plantean límites y alcances que he tratado de conjugar para
complementarlas, en función del interés central de mi investigación que es la
conmemoración. Hay que decir también, que de los hallazgos que éstas permitieron, se
desprenden varias otras posibilidades de análisis y temas para ampliar o profundizar que
se pueden abordar en un próximo momento. Sin embargo, algo que quisiera mencionar
es que el trabajo alrededor del testimonio me permitió palpar la importancia y la
necesidad de pensar en la potencialidad de la experiencia y la palabra de la gente para
los procesos de investigación y, así mismo, en la necesidad de pensar en la extensión del
tiempo y formas de desarrollarlo. Las distintas experiencias y el intercambio en diversos
escenarios con la gente de la localidad me deja ver que es posible acceder a un nivel
más profundo, en términos emocionales - reflexivos, a partir de procesos metodológicos
diseñados para cada momento en el que se recoge un testimonio. Me refiero por
ejemplo, a la interacción de los entrevistados con elementos gráficos, objetos, personas,
lugares incluso, que permiten palpar otras experiencias y, así mismo, potencializar el
ejercicio testimonial a partir de lo que evocan este tipo de elementos para cada persona
o colectivo en los procesos de elaboración del recuerdo.
De igual modo, cabe mencionar, que esta investigación implicó el
involucramiento con una comunidad, con la que existe de por medio una relación
94
marcada por el respeto y la solidaridad entre quienes hacen parte de la localidad,
principalmente quienes contribuyeron con su gestión, testimonios, documentos, y mi
persona en calidad de investigadora. Así, este estudio al igual que otro tipo de aportes o
trabajos desarrollados conjuntamente con la Comuna de Santa Clara de San Millán en
otros momentos, hacen parte de un trayecto que busca, como se indicó al inicio, no solo
mirar a estos actores y su comunidad como proveedores de información, sino llevar
adelante un proceso de intercambio en el que se le pueda devolver algo a la comunidad.
Algo que en este caso se materializa a través de estas páginas y de su socialización con
la comunidad, con el fin de aportar a los procesos de diálogo y reflexión locales.
Ahora, en cuanto a la investigación se refiere, la descripción de esta
conmemoración presentada en el primer capítulo, permite comprender cómo se
configuró el festejo a partir de una fecha y un acontecimiento histórico, hasta
convertirse en las fiestas centenarias. Evidencia el marco narrativo que sostuvo el
festejo de los cien años de reconocimiento legal, mostrando el ambiente previo a la
conmemoración y los discursos elaborados. Así también, identifica a los actores que
intervinieron y las prácticas y elementos que hicieron parte de la celebración, mostrando
de manera amplia el escenario en el que la conmemoración tuvo lugar. Un espacio
marcado por lo que el Cabildo, en tanto instancia de poder y autoridad de la comuna,
delimitó en diálogo con el Municipio y un grupo de gente de la localidad. Dando lugar,
a una gran celebración en la que tanto Santa Clara, patrona de la comunidad, como la
conmemoración del reconocimiento legal de comuna, se fundieron en una misma fiesta.
El análisis de tres aspectos de este acontecimiento: el rol de la conmemoración
en la esfera pública, su relación con la religiosidad y su dimensión identitaria,
desarrollado en el segundo capítulo del trabajo, permitió comprender la forma en que
esta conmemoración se proyectó hacia las luchas sociales y la cuestión identitaria de la
comunidad. Muestra que a lo largo del ejercicio de conmemorar, se inscribe un
complejo conjunto de intereses que se conjugan hasta concretarse en la materialización
de una memoria, y en los usos que se hacen de ella. Intereses que como se observa,
persiguen un acceso al reconocimiento público, y a partir de ahí, por ejemplo, la
posibilidad de gestionar obras para la comunidad. De igual forma, el análisis evidencia
que tanto la fe como la fiesta son fuertes componentes de esa identidad comunal, con los
que la conmemoración tuvo que dinamizar para adquirir un lugar en la celebración.
95
Finalmente, la reflexión permitió observar la forma en que la conmemoración, a través
del recuerdo y las percepciones que se tienen del pasado, se proyectan hacia el
fortalecimiento de esa identidad comunal, y de ahí, hacia la cohesión social.
Entre los hallazgos de esta investigación quisiera mencionar algunos aspectos
relacionados con la memoria, el recuerdo, la identidad, y las luchas sociales de esta
comuna. Consideraciones finales que muestran algunas reflexiones o hallazgos, y dejan
también nuevas preguntas que por motivo de tiempo y pertinencia, no se abordan en
este trabajo, pero que efectivamente pueden profundizarse.
De inicio, con respecto a la memoria social, cabe mencionar que el recuerdo de
la historia, de prácticas y valores que identifican a los grupos sociales, hace parte de un
ejercicio que lleva implícitos una serie de códigos y lógicas, que están marcados no solo
por lo que se recuerda sino también por lo que se olvida. Como indica Rousso,
“recordar es siempre, en mayor o menor medida, olvidar algo; es desplazar la mirada
retrospectiva y recomponer, así, un paisaje distinto del pasado” (Rousso 2002, 87). Así,
el olvido recorre la memoria individual y social para establecerse discretamente en lo
que un grupo resalta de su pasado. Esta inseparable relación entre lo que se recuerda y
lo que no, atraviesa cada uno de los relatos en los que se apoya esta investigación.
En ese sentido, cabe decir que este proceso llevó a recordar una fecha, un
acontecimiento histórico, un “héroe”, y frente a ello, por ejemplo, poco se ha dicho
sobre quienes llevaron adelante la demanda del reconocimiento legal por parte de la
misma comuna. Aunque hubo una condecoración a Juan Tumipamba, hijo del primer
apoderado de la comuna, quien según Víctor Conchambay era la persona responsable de
la comunidad en esa época, y quien estuvo al frente de la legalización, las jerarquías
están presentes en el recuerdo. Ni los relatos, ni las notas de los medios dicen algo sobre
la historia de este hombre y sobre la gente que presumiblemente lo acompañó en ese
proceso. Más allá de la visión que se plantea en torno al rol de Eloy Alfaro en lo que se
refiere a las comunas159
y lo que éste posibilitó en ese momento, seguramente hubo un
proceso de lucha a través del cual se canalizó esta necesidad hasta ser concretada en
aquel gobierno. Esa no constituye un parte del pasado que se promueve recordar.
Parecería como si la memoria misma de la localidad excluyera de la esfera pública otra
parte de esa historia, la de los otros “héroes”, los comuneros.
159
Hago referencia a la perspectiva de Víctor Conchambay respecto del rol de Eloy Alfaro en el proceso
de legalización.
96
En cuanto a lo identitario hay algo que me llama la atención sobre la figura que
asume este comunidad para identificarse. Hablar de la identidad comunal, del “ser
comunero”, en este caso, involucra pensar un tejido que se inscribe sobre una categoría,
misma que delimita unas características particulares, descritas incluso en documentos
legales que rigen en general para todas las comunas160
. Sin embargo, es cada grupo
desde su propio contexto, quien le asigna un uso y un valor propio a la categoría
comunero. Habría que preguntarse, por ejemplo, sobre el lugar que esta condición ocupa
en los procesos identitarios de otras comunas. Es posible que para otras comunas el
referente identitario no se ancle necesariamente a la categoría de comuna si no a un
pueblo o nacionalidad, como en el caso de las comunas y comunidades de Ilaló y
Lumbisí que se identifican como Pueblo Kitu Kara. Quizá para la Comuna de Santa
Clara de San Millán, por su condición geográfica, la categoría de comuna cobre
importancia y ocupa un lugar relevante al momento de identificarse.
Otro aspecto que cabe destacar tiene que ver con las fechas. Dos fechas con
significados distintos en una misma celebración: el reconocimiento legal el 26 de julio y
la santa el 12 de agosto. Ante este escenario y en relación con las fechas, Jelin plantea
que “[e]n la medida en que hay diferentes interpretaciones sociales del pasado, las
fechas de conmemoración pública están sujetas a conflictos y debates. ¿Qué fecha
conmemorar? O mejor dicho, ¿Quién quiere conmemorar qué? Pocas veces hay
consenso social sobre esto.” (Jelin 2002, 52), podría pensarse entonces, que nos
encontramos frente a una conmemoración conflictiva, en una lucha de sentidos, en la
que los actores se encuentran en pugna por los significados y el valor que cada uno ha
inscrito sobre el festejo y la fecha. Sin embargo, esto parecería no presentar
precisamente una tensión en este caso. Tal vez nos referimos aquí ante una de esas
“pocas veces”, pues durante la preparación, la convocatoria y en el festejo mismo,
ambos sentidos, parecen integrarse y confundirse, sin que eso plantee necesariamente un
problema para unos y otros. Por el contrario, aparentemente la celebración juega con
esta ambivalencia de sentidos, que podría leerse también, en cierto modo, como una
estrategia de lucha por la reivindicación de un legado considerado valioso para un
pueblo, y que en este caso se expresa en la particularidad de una fiesta que en su
composición parece dar cabida a todo.
160
Decretos ejecutivos de constitución legal, ley de comunas, ordenanzas municipales.
97
Con respecto al recuerdo, luego de este análisis es posible mirar que el mandato
de recordar el pasado en el presente, apela a algo más que el simple acto del recuerdo
sin más, en muchas ocasiones tiene que ver con aprender algo de él, de construir algo
más, de dejar algo, aunque sea un fragmento, en la memoria y el proceder de un
colectivo. Así mismo, este ejercicio de investigación sugiere que el recuerdo no es algo
fijo, por el contrario, aunque existan fechas y espacios delimitados, prácticas y discursos
que busquen que algo sea recordado en el marco de lo oficial de la conmemoración,
estos procesos se dispersan y se trasladan a otras dimensiones. Cada persona puede
recordar un mismo hecho de diferente forma, y en este caso, cada uno de los
significados tiene un lugar en la misma fiesta.
Sobre este lugar común, más que hablar de un consenso en torno a la
convivencia de los significados y las fechas, me atrevería a plantear que tras la
conmemoración y el festejo, y el abanico de intereses, sentires e interpretaciones que se
desprenden, existe un sentido común. Un sentido de matices igualmente, pero
finalmente uno que cohesiona y coexiste en este ejercicio conmemorativo y que tiene
que ver, no solo con los procesos de construcción identitaria, si no con la sobrevivencia
en sí de la comuna y su gente.
El conflicto o la lucha por el significado, no se traducirían al interior de la
comunidad por las fechas y sentidos de la conmemoración, sino que por el contrario se
proyectan hacia afuera. Un ejercicio de interpelación a la ciudad, al modelo económico,
al Estado y la política macro, que se traducen, además, en un escenario en el que, por
ejemplo, el debate sobre una ley de tierras y las luchas por el territorio están vigentes:
“el sentido del pasado sobre el que se está luchando es, en realidad, parte de la demanda
de justicia en el presente. […] múltiples actores sociales y políticos que van
estructurando relatos del pasado y expectativas políticas hacia el futuro” (Jelin 2002,43,
44)
Se trata de sentidos e intenciones que se proyectan y potencian a partir de la
conmemoración. Al fin y al cabo, la fe por un lado, constituye no solo un elemento
cultural heredado, sino algo que les ha quedado a los sectores periféricos o subalternos
donde aferrarse para resistir a los embates de un modelo económico injusto, de un
régimen de símbolos y sentidos que los desplaza.
98
Por otro lado, a decir de Víctor Conchambay, el festejo conmemorativo del
centenario, son los cien años de un reconocimiento jurídico, que si bien fue importante
que se diera en el contexto en el cual sucedió, no evitó que como comunidad sigan
siendo desplazados y despojados de sus tierras, absorbidos por la ciudad, y condenados
al empobrecimiento. Entonces, podría decir que no solo se trata de una estrategia que
apunta al fortalecimiento de lo identitario, de volver al pasado para reafirmar el sentido
de pertenencia. En este caso, no solo se trata de reivindicarse como indios o comuneros,
o cual fuere la categoría que se asuma, es en última instancia también, la memoria como
una posibilidad de lucha por la reivindicación del derecho a existir como comuna con
sus prácticas y legado en medio de la ciudad, del derecho a la tierra, del derecho a
condiciones dignas de vida.
99
Repositorios consultados
Archivo de la Comuna de Santa Clara de San Millán.
Archivo Nacional de Comunas – Ministerio de Agricultura Ganadería Acuacultura y
Pesca.
Archivo – Biblioteca de la Función Legislativa.
100
Bibliografía.
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Periódicos
La Hora
El Telégrafo
Ultimas Noticas
PP El Verdadero
Documentos
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y la Comuna de Santa Clara de San Millán.
Entrevistas
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Clara de San Millán, 23 y 25 de marzo de 2015. Archivo personal.
Llumipanta, Delia. Entrevista realizada por Gabriela Arguello. Comuna de Santa Clara
de San Millán, 14 de julio de 2015. Archivo personal.
Olmos, Carmen. Entrevista realizada por Gabriela Arguello. Comuna de Santa Clara de
San Millán, 14 de julio de 2015. Archivo personal.
Singo, Luis. Entrevista realizada por Gabriela Arguello. Comuna de Santa Clara de San
Millán, 14 de julio de 2015. Archivo personal.
Yaguari, Germánico. Entrevista realizada por Gabriela Arguello. Comuna de Santa
Clara de San Millán, 14 de julio de 2015. Archivo personal.
161
Ver anexo #1: Registro oficial Nº1606 – del 05 de agosto de 1911.
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Anexos.
Anexo # 1
107
108
Anexo # 2
109
110
111
112
Anexo # 3
113
Anexo # 4
114
115
116
117