Subsidio Parental Para Cuidados

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Este documento pretende aportar conocimiento sobre las concepciones de cui tienen hombres y mujeres usuarios de la ley de reciente implementación sob parental para cuidados (19161). Presentación La nuea ley !onsiste en un subsidio que cubre el salario correspondiente de labor y puede ser usado indistintamente y en "orma alternada por la mad del ni#o reci$n nacido. El per%odo que abarca el subsidio para &nali'ación del per%odo de subsidio por maternidad y hasta los meses de e los bene&ciarios. La Ley pre$ un aumento pro resio del pla'o* e+tendi$nd meses de edad a partir del 1- de enero de /1, y hasta los 6 meses de edad 1- de enero de /16. La actiidad laboral de los bene&ciarios del subsidio par no e+ceder0 la mitad del horario habitual ni podr0 superar las cuatro hora otro bene&ciario solo podr0n acceder al subsidio si la trabajador actiidad o amparada al se uro por en"ermedad y no es compatible con otro monto del subsidio ser0 de la mitad del respectio preisto por los art%cu ley 19161. El pertinencia socioló ica del estudio radica en poder aportar a la e&cien pol%tica p2blica. 3a que la misma se propone cambiar las concepciones de r cuidado y en el trabajo intra"amiliar* es pertinente conocer cómo los usua e+presan en relación a las mismas. 4ebido a que la ley es nue producciones acad$micas uru uayas que re&eran al tema* lo que hace a2n m0s la presente inesti ación. En cuanto a la pertinencia social* es posible sostener que la inclusión de nuestra sociedad cambia los roles de cuidado y la diisión se+ual del trab "amilia. Es por este motio importante poder conocer las perspectias de l del subsidio parental para cuidados para poder en un "uturo estudiar su e& y las ra'ones detr0s de esto* donde el discurso de los sujetos implicados centralidad. 5oy en d%a nuestra sociedad es %ctima de una problem0tica que implica desi interior de la misma. El hecho de que los hombres participen menos en el c hijos que las mujeres responde directamente a patrones socio históricos de masculina y diisión se+ual del trabajo* donde las tareas de cuidado* tant como del ho ar* son adjudicadas a la mujer casi pura y e+clusiamente. Se 2n datos recabados en el libro 7Los tiempos del bienestar social8 edita :atthy0ny y basado en las Encuestas de so del ;iempo* presentado el pasad el <,*1= de las mujeres uru uayas participa del cuidado a personas dependi sean estas adultos o ni#os* poco m0s de 1cada tres. Los hombres por su par de estas mismas tareas el *<=* es decir 1 de cada . ;eniendo en cuenta enerales de la población podemos obserar ya que el mandato de $nero con ri iendo en nuestro pa%s al d%a de hoy* pero m0s interesantes son los dato cuidado de ni#os. El si uiente apartado se basa por completo en los datos recabados en 7Los bienestar social8 ( /1,). El cuidado in"antil es el que m0s participación requiere* tanto arones. El 1 *>= de los ho ares uru uayos tiene al menos un ni#o de < a#os o meno de los ho ares con al menos un ni#o* y espec%&camente en los ho ares con n / y 1 a#os* la tasa de participación de las mujeres es de >/= mientras qu 1? 10

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Acercamiento a la importancia teorica y practica sobre la implementacion de la ley 19161 en Uruguay, sobre subsidio parental para cuidados, que involucra a los padres más de cerca en los primeros meses de vida de sus hijos, proponiendo jornadas laborales de la mitad de horas estipuladas, y posibilidad de que lo tome tanto la madre como el padre del recien nacido

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Este documento pretende aportar conocimiento sobre las concepciones de cuidado que tienen hombres y mujeres usuarios de la ley de reciente implementacin sobre Subsidio parental para cuidados (19161).

PresentacinLa nueva ley Consiste en un subsidio que cubre el salario correspondiente a medio horario de labor y puede ser usado indistintamente y en forma alternada por la madre o el padre del nio recin nacido. El perodo que abarca el subsidio para cuidados es desde la finalizacin del perodo de subsidio por maternidad y hasta los 4 meses de edad del hijo de los beneficiarios. La Ley prev un aumento progresivo del plazo, extendindolo hasta los 5 meses de edad a partir del 1 de enero de 2015 y hasta los 6 meses de edad a partir del 1 de enero de 2016. La actividad laboral de los beneficiarios del subsidio para cuidados no exceder la mitad del horario habitual ni podr superar las cuatro horas diarias. Uno u otro beneficiario solo podrn acceder al subsidio si la trabajadora permaneciere en actividad o amparada al seguro por enfermedad y no es compatible con otro subsidio. El monto del subsidio ser de la mitad del respectivo previsto por los artculos 6 y 9 de la ley 19161.

El pertinencia sociolgica del estudio radica en poder aportar a la eficiencia de esta nueva poltica pblica. Ya que la misma se propone cambiar las concepciones de roles en el cuidado y en el trabajo intrafamiliar, es pertinente conocer cmo los usuarios se sienten y expresan en relacin a las mismas. Debido a que la ley es nueva, son pocas las producciones acadmicas uruguayas que refieran al tema, lo que hace an ms pertinente la presente investigacin.

En cuanto a la pertinencia social, es posible sostener que la inclusin de la nueva ley en nuestra sociedad cambia los roles de cuidado y la divisin sexual del trabajo dentro de la familia. Es por este motivo importante poder conocer las perspectivas de los y las usuarias del subsidio parental para cuidados para poder en un futuro estudiar su eficacia o fracaso, y las razones detrs de esto, donde el discurso de los sujetos implicados cobra total centralidad.

Hoy en da nuestra sociedad es vctima de una problemtica que implica desigualdades al interior de la misma. El hecho de que los hombres participen menos en el cuidado de sus hijos que las mujeres responde directamente a patrones socio-histricos de dominacin masculina y divisin sexual del trabajo, donde las tareas de cuidado, tanto de los hijos como del hogar, son adjudicadas a la mujer casi pura y exclusivamente.

Segn datos recabados en el libro Los tiempos del bienestar social editado por Karina Batthyny y basado en las Encuestas de Uso del Tiempo, presentado el pasado 2 de julio, el 35,1% de las mujeres uruguayas participa del cuidado a personas dependientes, ya sean estas adultos o nios, poco ms de 1cada tres. Los hombres por su parte participan de estas mismas tareas el 24,3%, es decir 1 de cada 4. Teniendo en cuenta estos datos generales de la poblacin podemos observar ya que el mandato de gnero contina rigiendo en nuestro pas al da de hoy, pero ms interesantes son los datos especficos al cuidado de nios.

El siguiente apartado se basa por completo en los datos recabados en Los tiempos de bienestar social (2015).

El cuidado infantil es el que ms participacin requiere, tanto de mujeres como de varones.

El 12,8% de los hogares uruguayos tiene al menos un nio de 3 aos o menos. En el caso de los hogares con al menos un nio, y especficamente en los hogares con nios, de entre 0 y 12 aos, la tasa de participacin de las mujeres es de 80% mientras que de los hombres es de 59,2%.

Las tareas relevadas en la cuesta, en relacin a la distribucin y tiempo destinado a las tareas de cuidado infantil, fueron: dar de mamar o de comer a los nios, baarlos o vestirlos, llevarlos o recogerlos de centros de cuidado, preparar o comprar los materiales para los centros de cuidado, hacer terapia especial o ayudarlos a hacer ejercicio, llevarlos al mdico o a centros de salud y jugar o pasear con ellos.

El primer elemento importante es que la tasa de participacin femenina es siempre mayor a la masculina.

La brecha ms pronunciada es en las tareas de alimentacin e higiene, mientras que la menos importante es la referida a cuidado de la salud o actividades recreativas. Obsrvese que la divisin sexual del trabajo de cuidado infantil dentro de los hogares sigue lneas de gnero muy definidas en el tipo de tareas que realizan mujeres y varones, y tambin en la intensidad y cantidad de tiempo dedicado a ellas. La divisin sexual del trabajo de cuidado infantil no es slo cuantitativa, sino tambin cualitativa. Las mujeres dedican ms tiempo a aquellas tareas que requieren cotidianidad, sistematicidad, horarios (dar de comer, baar o vestir, llevar a la institucin educativa), mientras que los varones se concentran ms en las tareas que no requieren dedicacin diaria o en horarios determinados, es decir, que son ms flexibles en trminos del uso del tiempo (jugar o pasear). (Batthyny 2015: 111). En cuanto al cuidado de nios de 0 a 3 aos, la participacin femenina es mayor a la de los hombres en todos los aspectos relevados por la encuesta. En total, la participacin de las mujeres es de 90,1% y la de los hombres de 67,6%, es decir que 1 de cada 3 varones residentes en hogares con nios de 3 aos o menos no participa de su cuidado; la misma situacin se da en 1 de cada 10 mujeres.

En cuanto la distribucin del cuidado infantil entre los integrantes de los hogares con nios de 0 a 1 ao, las mujeres jefas o cnyuges realizan el 48,2% del total de las tareas de cuidado infantil, mientras que los hombres en la misma situacin realizan el 20,3%. En cuanto a la actividad de este tipo de tareas de otros miembros, como los hijos, se aprecia que las hijas mujeres realizan el 14,5% de las actividades y los hijos varones solamente el 0.7%. El mismo patrn se cumple entre la tasa de actividad de otros parientes en el hogar, las mujeres (seguramente abuelas) participan del 10,6% de las actividades a la vez que los hombres solo del 5,7%. Se observa el mandato de gnero que opera fuertemente en todos los roles dentro del hogar donde las mujeres cuidan significativamente ms que los hombres.

En los hogares biparentales con hijos de ambos, el 86,2% de las actividades de cuidado de los nios es responsabilidad de las mujeres mientras que los hombres realizan el 65,6% de estas actividades. Estos ltimos destinan en promedio 15 horas semanales al cuidado de los nios mientras que las mujeres destinan 22 horas a la semana. La distribucin de las tareas de cuidado infantil entre los miembros de la pareja, en hogares biparentales, dista bastante de ser equitativa () La divisin sexual del trabajo en los hogares biparentales, referida a cuidado infantil, est claramente marcada. Esto implica una sobre-participacin de las mujeres frente a sus pares masculinos. Parece ser, por tanto, que en estos casos en los cuales ambos miembros de la pareja comparten un mismo hogar, la atencin y el cuidado de los nios es una tarea que se distribuye de forma desigual. (Batthyny 2015:119).

Adems, si se observan las horas destinadas a tareas de cuidado a nios en hogares donde tanto la madre como el padre trabajan puede apreciarse que la diferencia constatada no es atribuible al trabajo remunerado ino a la vigencia de contratos de gnero tradicionales que feminizan el cuidado infantil, convirtindolo en una

tarea natural femenina. (Batthyny 2015:123)

En base a la informacin presentada anteriormente es que se justifica el estudio de los posibles cambios que pueda generar en las concepciones de madres y padres la nueva ley de subsidio parental para cuidados, para estudiar si la misma es capaz de romper con los mandatos de gnero que tan arraigados estn en nuestra sociedad y que representan una de las desigualdades ms problemticas con las que tenemos que lidiar hoy en da como sociedad. AntecedentesLlus Flaquer y Anna Escobedo (2014) analiza el impacto de las licencias por paternidad y maternidad en la trayectoria laboral de los y las usuarias. Se basa en el supuesto de que la importancia de los subsidios por paternidad radica en que los mismos son un factor clave tanto para lograr una mayor igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres como para mejorar el nivel de bienestar infantil.

Irene Lapuerta (2012) analiza que tan eficaz es el sistema de licencias parentales en Espaa para poder facilitar la conciliacin de la vida laboral y familiar de las personas trabajadoras usuarias y promover, adems, la igualdad de gnero.

Pedro Romero-Balsas (2015) tiene como objetivo principal comprobar si la utilizacin del permiso de paternidad fomenta la participacin y el reparto de actividades dentro de la esfera reproductiva. Para esto se utiliz la encuesta El uso social de los permisos parentales 2012 de Espaa.

Pedro Romero-Balsas et. al. (2013) en este documento intenta conocer los discursos de los padres que utilizan el subsidio para cuidado. Especficamente se analizan las razones por las cuales se hacen usuarios: las condiciones del empleo pago, el proceso de decisin de la pareja, los recursos informales y formales de cuidado, y el cuidado en relacin a la igualdad de gnero.

Gerardo Meil et. al. (2015), este documento, al igual que los anteriores busca conocer el discurso de los hombres que deciden cuidar de sus hijos por completo mientras que sus esposas continan trabajando. Es importante para esta investigacin conocer las motivaciones para afrontar una experiencia de este tipo y la vivencia del cuidado en solitario.Marco tericoLa perspectiva de gneroEl trmino gnero fue comenzado a utilizarse a partir de los aos 70 por feministas anglosajonas, para diferenciar las construcciones sociales y culturales de la biologa. Los roles asignados a hombres y mujeres son definidos por cada sociedad, en un tiempo y con una cultura especfica, y no por sus caractersticas biolgicas. La subordinacin que han sufrido las mujeres a travs de los aos es consecuencia directa de las formas de organizacin de las sociedades, donde existe una jerarquizacin en la que las mujeres se encuentran en desventaja en relacin a los hombres. Sin embargo, a partir de los 90 se ha generalizado el trmino al punto en que se pierde la concepcin inicial y se equipara gnero y sexo. El gnero es un modo de decodificar el significado que las culturas otorgan a la diferencia de sexos. (Batthyny, 2004)Segn Jeanine Anderson (2006) desde la infancia se instaura una clasificacin de las personas en hombre o mujer y todas ellas acumulan fuertes emociones relacionadas con esta dicotoma. El gnero es una de tantas caractersticas que tiene un sujeto y por ello debera ser tomado en cuenta en cualquier estudio de la sociedad que se realice. Es a partir de los aos 80 que el mismo es tomado como una variable analtica, lo que permite hacer visibles los vnculos existentes entre la condicin de ser mujer u hombre y las oportunidades reales que se tengan, as como derechos o restricciones.

Los sistemas de gnero, sostiene la autora, son considerados sistemas de reglas o de clasificacin, aunque tambin como sistemas de roles, como aquel que se relaciona con el accionar de hombres y mujeres. Los sistemas de gnero son tambin sistemas de prestigio y de valor. Por este motivo, un sistema de gnero es un conjunto de elementos que incluye distintas formas de llevar a cabo prcticas sociales (hablar, vestirse, relacionarse con otros, etc.), estas prcticas se relacionan directamente con la cultura en la que se encuentra inscripta la persona. Este tipo de sistema para Anderson es complejo, sin coherencia y con construcciones artificiales que sustentan relaciones de desigualdad, adems de que permiten la existencia de distintas concepciones acerca de los hombres y las mujeres, sus capacidades y relaciones entre ellos. En las sociedades latinoamericanas hay diferentes sistemas de gnero, con caractersticas muy variadas.

Un sistema de gnero, entonces es considerado uno de diferenciacin sexual o de divisin sexual, en conceptos de Bourdieu. El autor, en su libro La dominacin masculina (2000) sostiene que la divisin sexual es una expresin de diferenciacin entre hombres y mujeres que va ms all de lo biolgico. La divisin sexual es el principio fundante de lo que l llama violencia simblica, un tipo de violencia muy arraigada en nuestra sociedad y que se basa en una dominacin masculina en todo aspecto social. Esta dominacin genera que tanto las actividades como las actitudes de hombres y mujeres se vean determinadas por su gnero. Este principio de divisin sexual y de dominacin masculina, es adoptado por las personas en tal medida que lo reproducen sin saberlo incluso desde el seno familiar, considerndolo natural o normal e incorporndolo en actividades diarias. Adems de la familia; la iglesia, el Estado y cualquier otra institucin dominante y con el rol social de educar, va a perpetuar y reafirmar la divisin sexual, y por ende, la dominacin masculina y la violencia simblica ejercida hacia las mujeres.

La divisin sexual genera que la mujer no tenga participacin directa en ninguna forma de organizacin o transformacin de la sociedad, debido a que la violencia es tal que la dominacin se mantiene en un mundo construido por los hombres y para los hombres, donde las mujeres son censuradas, y lo femenino, penado.

La dominacin masculina es, para Bourdieu, una manera de consolidar y mantener el orden social, donde hay un sometimiento y subordinacin de las mujeres a los hombres. Por esto es que sera normal pensar que existen ciertas actividades masculinas y que slo los hombres deberan hacer, como aquellas que requieren de fuerza, poder sobre otras personas o que estn relacionadas a la poltica, al mundo pblico y al sustento econmico de la familia. Al mismo tiempo, existen actividades femeninas, que todas las mujeres deberan realizar, para ser consideradas buenas mujeres como aquellas relacionadas a la crianza de los hijos, al cuidado de enfermos o necesitados, y el mantenimiento del aseo del hogar. Es por este motivo que hoy en da se considera que el cuidado debe ser ejercido por la mujer, o es visto como una actividad femenina.

Una teora que ha sido de relevancia para distintos estudios sobre la subordinacin femenina es la teora del patriarcado. La misma expone cmo la dominacin masculina no ha cambiado en el tiempo. Todos los sistemas de gnero en la historia han tenido un dominio masculino, en distinto grado o forma, y dentro de estos sistemas un aspecto clave es la divisin del trabajo donde la mujer es reducida a la esfera domstica, no valorada, mientras que el hombre se encuentra en el mbito pblico, el considerado privilegiado (Aguirre, 1998)

La divisin sexual presente en todas las sociedades se encuentra intrnseca tambin en varias dimensiones de las mismas, siguiendo siempre el mismo razonamiento: los hombres hacen una cosa y las mujeres otra. Es de esta manera que segn la academia de feministas la propia divisin sexual del trabajo es la principal causa de la diferenciacin por gnero en las sociedades. Batthyny argumenta, de una manera similar a la de Bourdieu, que las nias y nios, desde temprana edad aprenden cuales son las actividades que cada uno debe realizar, en base a su sexo biolgico. Aprenden adems ciertos comportamientos, que son promovidos o penados dependiendo del sexo que tengan, regulados por normas sociales. Adems, en todas las sociedades, existen tres principales actividades para los adultos: el trabajo productivo, el trabajo domstico y la crianza de los hijos. El primero es generalmente realizado por hombres, es un trabajo con das y horarios definidos. Los dos ltimos en cambio, se llevan a cabo da a da, sin horarios establecidos y a lo largo de los aos; este tipo de trabajo ha sido generalmente adjudicado a las mujeres, a pesar de que estas estn adems insertas en el mundo laboral productivo. (Batthyny, 2004)

La divisin sexual del trabajo es un tema abordado tambin por Hirata y Kergoat (1998) quienes estudian las relaciones de gnero y la divisin sexual del trabajo a lo largo de los aos en nuestra sociedad. Como conclusin sostienen que el conjunto de razones que hacen que permanezca una atribucin directa a las mujeres con el trabajo domstico es uno de los problemas ms importantes en el anlisis de las relaciones de sexo o gnero. Lo que encuentran ms preocupante es cmo las mujeres, an siendo conscientes de las desigualdades que viven en el mbito laboral, y de su opresin, continan realizando la mayor parte de los quehaceres domsticos. Es necesario, no slo estudiar el por qu de la permanencia de esto, sino buscar cambiar esta situacin para lo que es preciso cuestionar los mbitos psicolgicos de la dominacin y la dimensin de la afectividad. Qu es el cuidado?El cuidado es un concepto sobre el cual existen mltiples definiciones y desde diversas perspectivas. La discusin acadmica sobre su definicin y alcance se remonta a los aos 70 del siglo pasado en pases anglosajones, impulsada por corrientes feministas de las ciencias sociales.

En el libro, publicado en 2014 del Ministerio de Desarrollo Social, Cuidados como Sistema: Propuesta para un modelo solidario y corresponsable de cuidados en Uruguay se define al cuidado siguiendo dos lneas principales, en primer lugar, y como aparece en el documento aprobado por el Gabinete Social en setiembre de 2012 (Hacia un modelo solidario de cuidados) se afirma que el cuidado es una funcin social que implica tanto la promocin de la autonoma personal como la atencin y asistencia a las personas dependientes. Tambin se cita una definicin de CEPAL (2009) que plantea que son acciones que la sociedad lleva a cabo para garantizar la supervivencia social y orgnica de quienes han perdido o carecen de autonoma personal y necesitan la ayuda de otros para realizar los actos esenciales de la vida diaria. Y se especifica que la accin de cuidar implica ayudar a otra persona a realizar las actividades de la vida diaria baarse, comer, movilizarse, etc.. En dicho documento se agrega tambin que la construccin colectiva de la definicin de Sistema Nacional de Cuidados implic la determinacin de que se refera exclusivamente al cuidado de la poblacin dependiente, excluyendo explcitamente el cuidado del hogar; as como la definicin de no incluir el cuidado de la enfermedad, dado que esto es responsabilidad del sistema de salud. Por lo tanto la definicin de cuidado del Sistema Nacional de Cuidados, solamente considera los cuidados que se brindan en forma directa a las personas, y excluye el cuidado indirecto.

Por su parte, en la publicacin de 2012 La poblacin uruguaya y el cuidado: Persistencias de un mandato de gnero, Batthyny, Genta y Perrotta sostienen que el cuidado es la accin de brindar ayuda a un nio o persona dependiente en el desarrollo y bienestar de su vida cotidiana, y que engloba tres dimensiones, por una parte implica cuidado material por lo que se lo considera trabajo, en segundo lugar implica un cuidado econmico o sea el costo econmico y por ltimo el cuidado psicolgico, que implica vnculos afectivos, emotivos y emocionales. El cuidado puede o no ser realizado de manera honoraria, y puede ejercerse hacia familiares o no familiares.

La especificidad del trabajo de cuidado es que est basado en lo relacional, ya sea dentro del mbito familiar o no. Dentro del ncleo familiar se lo considera como obligatorio y desinteresado por lo que est muy vinculado a lo afectivo y moral. Fuera del entorno familiar el cuidado est muy relacionado con el servicio, la atencin y la preocupacin por los dems. En ambos casos, el cuidado est estrechamente relacionado con tareas femeninas, y a pesar de que debido a diferentes cambios culturales, sociales, histricos o econmicos las relaciones dentro de una sociedad tienden a verse modificadas tambin gracias a la presin ejercida por diferentes actores, Estado, familias o mercado; el cuidado ha tendido a recado en la mayora de los casos en las familias, y especficamente en las mujeres de las familias. (Batthyny et.al. 2013).Cuidado de calidadEl cuidado de calidad de nias y nios ser concebido desde la perspectiva de profesionales y expertos en el tema recogida en El cuidado de calidad desde el saber experto y su impacto de gnero. En primer lugar cabe destacar que no existe consenso entre los expertos sobre cmo debe ser el mejor cuidado para nias y nios, es por este motivo que existen tres enfoques diferentes que ponen nfasis en distintos componentes del cuidado. El primer enfoque es el llamado psicolgico-educativo, cuenta con expertos justamente de estas dos reas y centra su discurso en la importancia del componente afectivo-vincular del cuidado y no tanto en quines deben ser los adultos responsables del cuidado a los nios. Este enfoque no da por sentado que la familia sea el mejor mbito para el cuidado ya que el mismo depende fundamentalmente de los vnculos entre las partes en el cuidado. Es el enfoque que ms se acerca a la perspectiva de gnero ya que posibilita otras opciones de cuidado infantil ms all de la familia y tambin otros mbitos de desarrollo para las mujeres. Por el nfasis que se hace en que el mejor cuidado al nio depender de los vnculos afectivos y emocionales que el adulto genere con ellos y en la especificidad de cada caso es que a este enfoque le cuesta sugerir recomendaciones muy generales. El segundo enfoque es el mdico que pone su nfasis en las regularidades que hay entre los nios en la primera infancia, a diferencia del anterior que rescata la singularidad de cada caso. Para este enfoque las autoras citan a una mujer, profesional de la salud, especializada en salud mental quien sostiene que las madres tendran que estar ms tiempo con sus hijos, al menos seis meses y recin despus de ese perodo dejar al nio en manos de terceros, resalta adems la importancia de la lactancia en la primera infancia. Por ltimo, el enfoque poltico tiene un discurso que se centra en aspectos macro de la poltica. Problematiza menos la conceptualizacin del cuidado infantil y es, por ende, menos pragmtico a la hora de tomar una posicin. Enfatiza la importancia que tiene la inversin en la atencin a los nios y nias para el desarrollo de nuestro pas, buscando soluciones macro, desde la perspectiva de derechos de la infancia y restndole importancia a lo relacional. Trabajo y cuidadoComo ya se ha especificado anteriormente, el sistema de gnero instaurado en nuestra sociedad afecta el accionar de hombres y mujeres en todo sentido, y sobre todo en cuanto al trabajo. Se toma por supuesto que todo trabajo relacionado con lo emocional, afectivo o que signifique cuidar a otra persona es un trabajo puramente femenino, y a su vez, que toda mujer debe realizar este tipo de trabajos. De este modo, el cuidado se ha relacionado siempre con la mujer. Como afirma Batthyny en Cuidado de personas dependientes y gnero (2009), el cuidado es una actividad altamente feminizada y viceversa, es por medio del cuidado que las mujeres adquieren su identidad genrica. Cuando una mujer rompe con este modelo,y decide no ejercer cuidado, son altas las repercusiones morales que caen sobre ella, tanto desde s misma como desde los dems. La cuestin importante es que el cuidado es una construccin social, lo que significa que hombres y mujeres en el transcurso de sus vidas han adoptado ciertas concepciones en relacin al cuidado que no son necesariamente ciertas, como que las mujeres son mejores cuidando a nios o personas dependientes. Es por este motivo que el cuidado tal y como lo conocemos hoy en da puede ser transformado para que la sociedad comprenda que una mujer, por nacer mujer, no necesariamente es buena cuidando, el cuidado es aprendido, y si las mujeres suelen hacerlo es porque de pequeas se les ensea cmo hacerlo, y a los hombres se les ensea que son las mujeres las que cuidan, es as como las mujeres crecen suponiendo que deben cuidar solas a sus hijos, o a sus padres, y que tienen una especie de don para cuidar a los dems de una mejor forma de la que los hombres podran, y estos crecen asumiendo que no es su rol el cuidar a sus hijos o padres ancianos debido a que una mujer debe hacerlo, el trabajo de cuidado extrafamiliar, como el cuidado a enfermos, es considerado un trabajo altamente femenino y muchos hombres sienten que no deberan hacerlo porque no es natural para ellos. El hecho es que el cuidado no se relaciona directamente con ninguna caracterstica sexual de las personas, y no es por ende un trabajo naturalmente femenino.

Otra cuestin importante a destacar, para poder desnaturalizar al cuidado como femenino, y ponerlo en tela de juicio, es aceptarlo plenamente como un trabajo. El objetivar al cuidado de esta forma hace que sea ms fcil cuestionarlo, y as lograr que pueda ser asumido por otras personas ms all de la las mujeres, de la madre o de la hija. Cualquier persona puede brindar cuidado.

Es sobre este tema que Aguirre en Uso del tiempo y desigualdades de gnero en el trabajo no remunerado (2009) parte del supuesto de que el trabajo realizado en el mbito privado no es considerado como una contribucin al desarrollo econmico y social, por este motivo no se lo tiene en cuenta a la hora de crear polticas pblicas y tampoco se le reconoce en cuanto a acceso a la proteccin social por quienes lo realizan, que son en su mayora, mujeres.

Suele utilizarse de manera indiscriminada las nociones de trabajo y empleo como sinnimos, y esto trae una serie de problemas, por ejemplo, cuando se considera a una ama de casa como inactiva. No es porque no tenga trabajo, sino que el que realiza no tiene reconocimiento social como empleo. Slo el empleo institucionaliza la interaccin con otros y permite establecer al sujeto cierta identidad individual mientras participa en gremios, sindicatos, organizaciones u otros. Al da de hoy, es importante el nmero de autores que han planteado la importancia de una definicin de trabajo que sea coherente con la realidad social que vivimos, sin embargo en las estadsticas oficiales el concepto de trabajo se identifica nicamente con aquel remunerado. Varios autores han criticado esta concepcin debido a que la participacin de las personas en el mercado laboral remunerado no es suficiente para la satisfaccin de las necesidades humanas y para mantener la integracin social. Segn Aguirre es fundamental poder considerar la suma de todas las formas de trabajo, ya sean o no remuneradas, para poder brindar a los individuos de la sociedad una adecuada forma de subsistencia y bienestar. Por este motivo es necesario el desarrollo de una cantidad de herramientas y mtodos para medir lo que hasta ahora ha estado oculto.

Gracias a la informacin recabada en base a las Encuestas de Uso del Tiempo (EUT) es posible afirmar que existen cuatro tipos de trabajo no remunerado: el trabajo de subsistencia, el trabajo domstico, el trabajo de cuidados familiares y el trabajo voluntario.

Dentro del trabajo domstico es necesario establecer una distincin: hay dos tipos, el trabajo domstico no remunerado que es realizado por algn(os) miembro(s) del hogar y el asalariado que es realizado por otra persona externa al ncleo familiar.

Ahora, en cuanto a trabajo de cuidados familiares la autora afirma que este tipo de trabajo implica una esfera material pero adems una emocional y afectiva. Puede ser realizada por algn familiar, o delegada a alguien ajeno a la familia, al mismo tiempo puede o no ser remunerado.

En relacin al trabajo voluntario, la autora afirma que supone aportaciones de tiempo, en diferentes actividades, y que se presta a no familiares y a travs de una organizacin, sin remuneracin. Hay diferentes tipos, por ejemplo aquellas personas que realizan trabajos voluntarios y pertenecen a estratos sociales altos tienden a prestar servicios filantrpicos o de beneficencia a otros ms pobres, mientras que las personas de clase media y baja suelen realizar trabajos mediante organizaciones populares, siendo voluntarios en comedores u ollas populares.

Ahora bien, hablar de trabajo remunerado o no remunerado implica necesariamente realizar un cuestionamiento a la separacin existente entre la esfera mercantil (masculina) y la esfera de lo familiar (femenina).

Segn la autora, la exclusin de las mujeres de la ciudadana aparece en el origen de la nocin de relacionar a la mujer con la emocin, la naturaleza y el mbito privado. Adems de esto sostiene que la definicin social de la igualdad se ha complejizado en trminos de poder explicar qu es lo que transforma una diferencia en desigualdad, debido a que la nocin de igualdad es compleja y constituida por varias ideas que difieren en aspectos tericos y empricos. Es necesario por ende re-articular la divisin entre lo pblico y lo privado, debido a que la misma es una construccin social, no es algo establecido, y se encuentra en constante transformacin dependiendo del contexto cultural e histrico en el que se encuentre inserta, as como el relativo a ciertos grupos sociales. La divisin sexual del trabajo es el factor clave para entender las desigualdades que sufren las mujeres y las limitaciones que enfrentan a diario en el ejercicio de sus derechos sociales, econmicos y polticos.

Pregunta ProblemaDe qu manera la nueva ley (19161) sobre el Subsidio Parental para Cuidados impacta sobre las concepciones de cuidado que tienen mujeres y hombres usuarios del medio horario?Objetivo generalConocer las concepciones de cuidado de los y las usuarios(as) del Subsidio Parental para cuidados para saber si las mismas se ven modificadas en el tiempo, antes y despus de hacer uso de la ley 19161Preguntas especficasEstas preguntan sern abordadas tericamente desde la perspectiva de gnero. Se buscar adems contar con entrevistas a aquellas personas involucradas en la creacin y posterior promulgacin de la ley, a aquellas parejas partcipes de esta ley y a expertos en el tema de cuidado.Qu se entiende por cuidado?

Cul es el cuidado deseable segn expertos para nios recin nacidos?

La concepcin de cuidado deseable de los mismos coincide con el de los y las usuarias(os)?

La ley logra cambiar la concepcin de cuidado a las y los usuarios(as)?

Qu ventajas y desventajas en el cuidado trae aparejadas esta ley?

Cul es el rol de la madre y del padre en el cuidado de los recin nacidos?

Cmo estos roles han ido cambiado con el tiempo, y cmo se ven afectados con la nueva ley?Referencias bibliogrficas Aguirre Rosario (2009) Uso del tiempo y desigualdades de gnero en el trabajo no remunerado. En : Aguirre, R (Ed) Las bases invisibles del bienestar social. El trabajo no remunerado en Uruguay. UNIFEM- Doble clic editorial, Montevideo. Aguirre, Rosario (2007) Hacia el reconocimiento de conceptos centrales del anlisis de gnero. El Uruguay desde la sociologa V. DS-FCS-UDELAR. Montevideo Aguirre, Rosario, Batthyny, Karina, Genta, Natalia y Perrotta, Valentina (2014) Los cuidados en la agenda de investigacin y en las polticas pblicas en Uruguay. conos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 50, Quito. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Acadmica de Ecuador. Anderson, Jeanine (2006) Sistemas de gnero y procesos de cambio. En: Batthyny, K. Gnero y desarrollo. Una propuesta de formacin. FCS-UDELAR, Doble clic, Ed. Montevideo. Batthyny Karina (2009). Cuidado de personas dependientes y gnero. En: Aguirre, R (Ed) Las bases invisibles del bienestar social. El trabajo no remunerado en Uruguay. UNIFEM- Doble clic editorial, Montevideo, 2009. Batthyany, Karina (2004) Cuidado Infantil y trabajo. Un desafo exclusivamente femenino?, Cinterfor-OIT,Montevideo. Batthyny, Karina, Genta, Natalia y Perrotta, Valentina (2012) La poblacin uruguaya y el cuidado: Persistencias de un mandato de gnero. Encuesta nacional sobre representaciones sociales del cuidado: Principales resultados. CEPAL, Divisin de Asuntos de Gnero, Serie Mujer y desarrollo N 117, Santiago de Chile.

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Me parece que aqu debera empezar el documento. Y se introduce la ley ms adelante. Cuando ests acercndote a tu problema. Primero tienes que plantear el tema, que en este caso son las polticas de cuidado y sus efectos en la divisin sexual del trabajo, o en el reparto equitativo de las tareas de cuidado.

Tienes que exponer a qu resultados y conclusiones llegan estos antecedentes. No slo qu objetivos se propusieron.

Ojo, esa clasificacin es anterior a la encuesta. Es el marco terico de la encuesta, la encuesta mide esos tipos de trabajo definidos previamente.

Esto require de una justificacin, no entrara dentro de tu pregunta problema. Lo mismo con los ezpertos.

Qu entienden quines? Los usuarios/as? Aclarar.

Esta pregunta no se desprende de tu pregunta problema.

9/9