SOBRE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
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SOBRE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Fuente: www.leeryescribirenlausb.blogspot.com
APRENDER A PENSAR
José Antonio Marina
El filósofo José Antonio Marina es profesor de educación media (de instituto le llaman en España),
y actualmente está abocado a reflexionar sobre el uso de Internet en la enseñanza. Internet es un
recurso fundamental, valiosísimo, pero sabiéndolo utilizar: El reto es aprender a pensar.
Luis Montes
"El ideologismo habitúa a la gente a no pensar, es el opio de la mente; pero es también una
máquina de guerra concebida para agredir y 'silenciar' el pensamiento ajeno. Y con el crecimiento
de la comunicación de masas también ha aumentado el bombardeo de los epítetos: una guerra de
palabras entre 'nombres nobles', nombres apreciativos que el ideólogo se atribuye a sí mismo, y
'nombres innobles' que el ideólogo atribuye a sus adversarios".
Giovanni Sartori, La democracia en 30 lecciones, Taurus, 2009, p. 89
José Antonio Marina: "Un burro con internet sigue siendo un burro"
EFE , Sevilla 03/12/2009 - hace 2 horas comentarios +0 -0 (0 votos)
El filósofo José Antonio Marina, que esta tarde ha ofrecido en Sevilla la conferencia "Aprender a
pensar", sobre la aplicación de las nuevas tecnologías en la educación, advirtió que "un burro con
internet sigue siendo un burro".
Según Marina, internet es como poseer un carné de la estadounidense Biblioteca del Congreso,
"una posibilidad de acceso, pero ¿qué se hace con ella?"
De ahí que el filósofo señalara que los alumnos actuales, a la hora de buscar información en la red,
"lo hacen muy bien", pero a la hora de aprender esa información "lo hacen muy mal", tal vez
porque "es muy fácil almacenarla en el disco del ordenador", pero, advirtió, "la inteligencia
creadora se basa en la memoria de cada uno, no en la del ordenador".
En declaraciones a Efe, Marina señaló que las redes sociales en las que a diario interactúan los
adolescentes son como "una conversación con mucha gente, con las mismas ventajas e
inconvenientes de cualquier conversación, que si es estúpida, estupidiza a todos".
"Elevar el nivel de las redes es importante para toda la sociedad; de ahí que haya que aprovechar
para elevar la capacidad de los alumnos y aumentar su nivel de conversación, por una razón de
salud democrática, para evitar trivializar los debates públicos por falta de conocimientos", añadió.
"Una sociedad inteligente es aquella en la que sus ciudadanos manejan bien su conciencia,
razonan y argumentan y atienden los argumentos de los demás", señaló el filósofo, quien advirtió
de los peligros de una sociedad que sólo digiera mensajes breves y de un elevado nivel emocional,
o sea, eslóganes y consignas.
Tras recordar una encuesta que asegura que el 40 por ciento de los españoles mayores de 24 años
no comprenden el editorial de un periódico y asegurar que se ha sufrido "de manera brutal" una
disminución de la capacidad de comprensión, con la consiguiente vulnerabilidad social, consideró
que es preciso "desarrollar el sentido crítico de los alumnos".
Marina aseguró que las directivas de las UE sobre las ocho competencias básicas en materia de
educación ―que van desde la lingüística y la matemática a las de convivencia― están
"incompletas" porque, precisamente, falta "la del pensamiento crítico", o sea, la que enseñe a
pensar.
"Podemos formar borregos muy eficaces en esas ocho competencias, pero es mejor formar
personas muy eficaces", por lo que señaló que la pregunta es cómo utilizar las nuevas tecnologías
de la información "que fascinan" a los jóvenes.
La conferencia de Marina ha estado organizada por la Fundación SM y dirigida a doscientos
profesores andaluces que se han interesado en cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar en la
tarea de enseñar a pensar a los alumnos.
Aprender a pensar: la competencia fundamental
Hace unas décadas, la psicología intentaba entender el funcionamiento del cerebro comparándolo
con un ordenador. Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que los cerebros eran máquinas
infinitamente más complejas que el ordenador más potente, y no porque pudieran almacenar más
información, sino porque, a fin de cuentas, sabían utilizarla.
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que los caracteres, sin un lector que sepa leerlos, es decir, los
datos, sin una inteligencia que sepa interpretarlos, no sirven de nada. El ordenador encuentra
precisamente problemas a la hora de hacer aquello que los niños enseguida aprenden a hacer:
interpretar signos, dándoles un sentido. Los datos son sólo significantes que necesitan de un lector
inteligente que pueda convertirlos en significados.
Esto es exactamente lo que queremos decir con “aprender a pensar”: sea cual sea la información
que tengamos delante, tendremos que elaborarla para que pueda sernos útil. En este sentido,
“aprender a pensar” es la competencia más básica de todas, pues ningún aprendizaje o
conocimiento podrá darse en nosotros si antes no hemos aprendido a interpretar la información.
En realidad, tiene mucho que ver con esa competencia filosófica que yo he defendido y defiendo:
la capacidad de discernimiento, de relación, y de comprensión y valoración del mundo hay que
inculcarla, no aparece “porque sí” en el alumno en cuanto lo ponemos delante de toneladas de
información. Es una de nuestras tareas como docentes, si no la más importante, ayudar al alumno,
como diría Sócrates, a alumbrar el conocimiento, a “concebirlo”, algo que solo puede hacer por sí
mismo pero para lo que necesita sin duda una guía.
Esta capacidad para pensar y convertir la mera información en conocimiento se hace ahora si cabe
más necesaria, cuando nos encontramos desbordados con la cantidad de datos que se vierten
cada día en Internet (el número total de páginas web supera los 600 millardos
―600.000.000.000―, 100 páginas por cada persona que hay en el mundo). Y, paradójicamente, es
la propia web la que puede ayudar a instruirnos e instruir a los ciudadanos del futuro para que
sepan navegar en esa marea de información.
Es importante que empecemos a pensar en las posibilidades de la web más allá de la función de
“buscador” de información. En este sentido, podemos hablar de tres funciones fundamentales de
Internet, aplicables de manera directa al ámbito educativo:
1. Información
2. Comunicación
3. Trabajo cooperativo.
De estas tres, quizá la que tenemos más descuidada como docentes es la tercera. Ya hemos dicho
que, tal como nuestra experiencia inmediata y los estudios relativos al tema demuestran, Internet
es fundamentalmente utilizado en el aula como buscador de información. Es algo que deberemos
seguir haciendo, y cada vez más, pero quizá podamos pensar en modos de encuadrar esa
“búsqueda de información” de manera que no resulte estéril, y acabe en un mero “copiar y
pegar”.
Con respecto a la comunicación, es algo que también utilizamos cada vez con más profusión, pero
quizá debamos ampliar los ámbitos en los que esta comunicación se da, y aprovechar las
herramientas digitales para estrechar los lazos entre los profesores y las familias, entre los centros,
y entre los propios docentes.
La época del profesor aislado ha terminado, y esto es así incluso para el que no quiera verlo: la
formación, el contacto con los padres, la relación entre profesores y alumnos, todo puede verse
enriquecido con las herramientas comunicativas puestas a nuestro alcance. Si “para educar hace
falta la tribu entera”, incluyámosla en nuestros “diálogos electrónicos”, y generemos redes de
cooperación que integren a todos los elementos educativos de la sociedad (es decir, a la sociedad
entera): padres, centros, profesores, alumnos.
Por último, en el trabajo cooperativo, a través de los blogs o las llamadas “wikis”, se encuentra el
vuelco metodológico necesario para transformar la práctica docente tal y como la entendemos
ahora. La “inteligencia compartida”, o inteligencia que surge por interacción en los grupos, ha sido
buscada y fomentada en la empresa privada, y en este sentido tenemos mucho que aprender de
ella.
Nuestros alumnos se crecen cuando hacen las cosas por sí mismos, y más si tienen el aliciente de
mostrar el resultado públicamente y de poder compartirlo y ayudar a otros. Es verdad que
nuestros jóvenes parecen estar perdiendo capacidades que antes nos parecían indispensables
para la adquisición de conocimientos (la capacidad de concentración, los procesos lineales de
atención), pero también están desarrollando otras nuevas, y es nuestra tarea enlazar unas con
otras de manera que aprovechemos las nuevas reforzando las “antiguas”.
Su capacidad de atender a varios canales de información necesita del criterio para resaltar unos en
detrimento de otros. Su capacidad de rápida asimilación y reacción a los estímulos necesita
también de la repetición, que asegure el paso de esos nuevos conocimientos de la memoria a
corto plazo a la memoria “de larga duración”. Etcétera, etcétera. Pensemos en lo que pensemos,
la labor del docente sigue ahí, como tutor del aprendizaje, como guía entre los gigabytes de
información, pues no debemos olvidar que estamos formando personas, ciudadanos, y no robots
ni esclavos.
Por eso mismo, “aprender a pensar” será siempre una necesidad, y una aventura que dura toda la
vida. (Subrayados y resaltados, LM)
José Antonio Marina
***
DISNEY Y EL PELIGRO DEL CORREO ELECTRÓNICO
Michael Eisner*
Como les ha sucedido a tantas compañías y personas recientemente, la red de computación de
Walt Disney se ha visto afectada por un virus. Ante mi repentina incapacidad de conectarme, tuve
tiempo para pensar, y me di cuenta de la increíble expansión que ha registrado el uso del correo
electrónico en muy poco tiempo.
Sin duda, los mensajes electrónicos son maravillosos: los viejos amigos se han encontrado de
nuevo; personas extrañas ahora son amigas; los abuelos han visto crecer a sus nietos a través de
fotografías enviadas por este medio; los investigadores han compartido apreciaciones y los
negocios han mejorado su productividad. Sin embargo, estas comunicaciones no están exentas de
problemas.
Debido a la rapidez de su expansión, el correo electrónico ha superado nuestra habilidad de
adaptación.
Es cierto que la gente se ha comunicado por escrito durante siglos; ello le dio al mundo invaluables
registros históricos. Sin embargo, en el siglo XX llegaron las tecnologías de la comunicación: el
teléfono, la radio y la televisión fueron inventos extraordinarios, pero todos conspiraron contra la
escritura de cartas. Luego, repentinamente, apareció el correo electrónico y todo el mundo
comenzó a escribir de nuevo. Sin embargo, a diferencia de los viejos tiempos, cuando una carta
era cuidadosamente escrita, leída y releída varias veces antes de enviarla, ahora escribimos y
mandamos notas tan rápido como pueden moverse los dedos.
Me he dado cuenta de que la intensidad de las emociones dentro de nuestra competitiva
compañía es cada vez mayor. Estoy convencido de que esto se debe al correo electrónico. Cada
disputa que se presenta parece derivarse de un malentendido generado por uno de estos
mensajes. En los años 70, asumí como costumbre que cuando estaba molesto con alguien escribía
el problema en un memorando y lo dejaba en la gaveta hasta el día siguiente. En el 99% de los
casos, ya para entonces la rabia había pasado o me daba cuenta de que mis argumentos no eran lo
suficientemente precisos como para salvarme de ser despedido. Generalmente, decidía tomar el
teléfono y hablar con la persona.
Con los correos electrónicos, nuestro impulso no es guardar el archivo, sino enviarlo. Nuestros
errores a menudo crecen cuando enviamos copias a otros destinatarios. Si algo puede causar el
derrumbe de una compañía o quizá de un país son los correos electrónicos que nunca debieron ser
enviados.
Este tipo de misivas enviadas de forma irreflexiva representa un virus sumamente destructivo.
Puede pervertir la sana ambición, convertir una apropiada búsqueda de oportunidades en
oportunismo, fomentar la desconfianza y el ocultamiento de la información (un irónico efecto
secundario de lo que debería ser una herramienta esencial de la comunicación y la apertura). El
correo electrónico implica emociones expuestas sin pantallas, opiniones no moderadas por el
lenguaje corporal y pensamientos irreflexivos. Tarde en la noche, en la frustración de estar solo o
sentirse desolado, el botón de 'enviar' puede ser una tentación irresistible ante el tropel de
pensamientos irreflexivos destinados a impresionar, agradar, o incluso a causar daño.
Dos palabras idénticas pueden tener un efecto completamente diferente si van acompañadas de
una entonación distinta y de expresiones faciales diferentes. Sin embargo, en la fría luz del rayo
catódico del correo electrónico, las mismas palabras que pueden ser cautivadoras son severas y
acusadoras.
Obviamente, la gente siempre ha utilizado las palabras con descuido. Sin embargo,' la lentitud de
los avances en el área de la comunicación solía protegernos de nosotros mismos. Ahora este ya no
es el caso. Para entrar al siglo XXI, deberíamos retroceder al siglo XIX. No se trata simplemente de
emular a los grandes escritores de cartas. Contamos con opciones que ellos no tenían (el teléfono
y el automóvil, por ejemplo). Tan importante como usar el correo electrónico lo es saber cuándo
no usarlo. Con algo de paciencia y sabiduría, podríamos damos cuenta del potencial del correo
electrónico para unir a la gente reflexivamente.
*(Eisner es presidente de Walt Disney)
(c) Financial Times (2000) - Traducción Teresa León - http://www.eud.com
EL FUTURO QUEDA EN EL 2020
Paul Brow. (The economist)
Traducción: Patricia Torres
2-8. El Universal, 23 de noviembre 2003
Científicos predicen cómo se vivirá en unos años.
Eficacia energética, menos tráfico y trabajo desde casa es la proyección.
En Hamstreet, una ciudad nueva del Reino Unido, Richard Dumill va al baño y se prepara para un
nuevo día. Es el año 2020, y cuando baja la palanca de la poceta, una muestra de orina o heces es
automáticamente analizada y enviada a su médico. Los niveles de colesterol están un poco
elevados, pero la computadora del laboratorio la descarta porque no hay nada anormal.
Escucha un leve zumbido: es el purificador de agua de su casa que se ha encendido. En el pasillo se
detiene un momento para leer el medidor de electricidad y ve que la cuenta está a su favor: su
generador eólico y sus paneles solares están enviando a la red de distribución más electricidad de
lo que su familia ha consumido.
En el piso de abajo, su esposa, Sarah, protesta. El "refrigerador inteligente" no envió el pedido de
pan y leche que ya debía haber recibido del servicio local de entregas a domicilio. Tendrá que
llamar por teléfono.
Así comenzará el día la familia promedio del Reino Unido en el año 2020, según esta visión de
cómo cambiarán nuestras vidas de los científicos de la Agencia Ambiental del Reino Unido.
Los hipotéticos Dumill trabajan para pagar la hipoteca de su casa —un préstamo a 55 años. Sarah
trabaja como asesora de personas que tienen una predisposición genética a una variedad de
enfermedades como el cáncer, por lo que no son elegibles para contratar seguros o solicitar
préstamos hipotecarios.
Richard normalmente trabaja desde su casa, pero en esta ocasión se moviliza en un auto que
utiliza hidrógeno como combustible a la compañía de corretaje de desechos y productos
reciclados en la cual trabaja. Rara vez ve las latas o el plástico reciclado que negocia, pero conoce
muy bien los precios que debe asignarles para venderlos en los mercados a futuro, donde las
compañías compran productos de desecho para utilizarlos en un futuro en la fabricación de otros
productos.
Cuando trabaja en su casa, un dispositivo telefónico enganchado a su oreja, que funciona con la
electricidad que genera su cerebro, le permite a su jefe comunicarse con él en cualquier momento
durante la jornada laboral. Richard siente cierto escepticismo hacia éste y otros de los numerosos
dispositivos electrónicos nuevos que supuestamente incrementan su eficiencia.
Hoy, al conducir el auto para ir al trabajo, selecciona cuidadosamente su ruta para evitar los
cobros por congestionamiento en las autopistas o en alguna de las ciudades que tiene que pasar.
Hace tiempo su compañía se mudó de Londres para reducir sus costos.
La pareja tiene una hija, Britney, adoptada como muchos otros niños: el conteo de
espermatozoides del británico promedio bajó a 30% de los niveles registrados en los años 40,
debido a los productos químicos utilizados con tanta frecuencia en los alimentos. No causa
ninguna satisfacción que muchos de los grandes fabricantes de alimentos se hayan declarado en
bancarrota en los últimos años debido a demandas colectivas introducidas por personas que no
podían tener hijos.
Debido a la campaña contra los preservativos en los alimentos y los altos precios del petróleo,
enviar alimentos frescos a sitios distantes es prohibitivamente costoso. Por eso, la familia tiene un
gallinero para conseguir huevos frescos y cultiva sus vegetales.
El panorama de la Agencia Ambiental del Reino Unido sobre la vida de los británicos en el año
2020 no es del todo negativo. La contaminación atmosférica ha disminuido, el transporte público
es mejor y los congestionamientos de tráfico quedaron en el pasado, entre otras razones porque
muchos trabajan en sus propias casas.
Según esta visión, a escala mundial las sociedades menos tecnológicas enfrentarán serios
problemas. Grandes zonas de África Central se tornarán inhabitables por los cambios climáticos. El
mar inundará muchas áreas costeras, lo cual causará una crisis de refugiados.
La visión de un estilo de vida muy diferente al actual para la familia Dumill —que incluye viajar por
tren a Europa Oriental durante las vacaciones porque los viajes aéreos se han tornado demasiado
costosos— se basa en los estudios presentados en una conferencia que se celebró recientemente
en Londres, llamada Visión 2020, y en la que los científicos prevén un futuro de eficiencia
energética en el cual los congestionamientos de tráfico son poco comunes y hay menos
contaminación atmosférica, pero los alimentos importados son un lujo.
Entre los conferencistas estuvieron presentes la Ministra del Ambiente del Reino Unido, Margaret
Beckett, y el director de la organización Friends of the Earth, Tony Juniper.
***
LA CULTURA DEL CELULAR
Juan Vandeveire
Centro de Información -CENINF
Es asombrosa la popularidad que han alcanzado, en pocos años, aquellos aparatitos inalámbricos
cuya batería cargamos cada día y que guardamos en la bolsa o en un estuche pegado al cincho. Se
nos informa que en Guatemala, donde solo 2% de la población tiene acceso a una computadora,
se ha vendido un mayor número de teléfonos celulares que el total de habitantes que pueblan
nuestro país. ¡Más celulares que gente! Esto todavía no significa que todos los guatemaltecos y
guatemaltecas sean dueños de un celular, porque hay quienes tienen dos o más celulares y otros
los cambian a menudo, ya que rápido pasan de moda los viejos modelos y a cada rato aparecen
nuevos, más atractivos. Pero, podemos decir que los teléfonos celulares o móviles vinculan a un
mayor número de personas, como ningún otro aparato, con la esfera electrónica.
Nos cambia el hecho de estar más tiempo “conectados”. La comunicación por teléfono,
anteriormente posible a partir de la casa, oficina o teléfono público, ahora se facilita casi en
cualquier lugar donde uno se encuentre. La persona se siente más segura: a la hora de una
emergencia, puede utilizar su celular para pedir ayuda o información importante. El teléfono móvil
puede salvar vidas. Me sirve para que un amigo me explique cómo resolver un problema técnico
que me tiene trabado. Puede servir para ubicar a un infante extraviado. Permite coordinar a
personas que trabajan a distancia. En lugar de tocar el timbre de la casa, puede uno hacer una
breve llamada para que, en el instante mismo de llegar, le abran la puerta.
Además, el celular nos cambia la vida al cambiarnos el paisaje urbano. Aquí nos referimos a las
torres que como antenas repetidoras posibilitan la comunicación telefónica pero al mismo tiempo
alteran el aspecto arquitectónico de las ciudades. Walter Benjamin ha sido uno de los primeros en
señalar cómo el cambio urbanístico revela profundos cambios sociales. Es conocido su estudio de
los “pasajes” que en la ciudad de París surgieron durante el siglo XIX. Se trata, un poco al estilo del
Pasaje Rubio que conocemos en la ciudad de Guatemala, de un corredor en medio de bloques de
casas y otros edificios, con elegantes techos de vidrio, en soportes de hierro. A ambos lados de
estos corredores, los peatones pueden encontrar almacenes de lujo y otros establecimientos
comerciales como restaurantes y peluquerías. Ofrecen a los “flaneadores”, es decir, a los
caminantes que no necesariamente sean compradores sino que dedican largas horas a pasear por
la ciudad, sin rumbo fijo y cuyos pasos también los llevan a los “pasajes”, donde pueden explorar
el microcosmos, el mundo en pequeño que se encuentra expuesto en las vitrinas. En los pasajes,
Benjamin ve el reflejo de una primera fase de la sociedad capitalista, cuando los productos
industriales todavía rivalizan con los objetos de arte. Ve en ellos también el reflejo del siglo
diecinueve.
Se sabe que para muchos políticos y urbanistas latinoamericanos, París ha funcionado como la
ciudad modelo. Imitarla en nuestro continente se veía de refinado gusto. Por eso, no nos extraña
que en la ciudad de Guatemala tengamos en la torre del Reformador una copia en miniatura de la
Torre Eiffel y en la avenida Reforma una copia, no solo de la arteria del mismo nombre en la
ciudad de México sino también de los grandes bulevares que diseñó el barón Haussmann en París
en la segunda mitad del siglo XIX.
Según el original método de Benjamin, que busca descifrar la cambiante realidad social en el
paisaje urbano que nos rodea, estamos tentados a concluir que las torres repetidoras de la
telefonía celular, que como hongos surgen en nuestro medio ―no solo en el paisaje urbano sino
también en el paisaje pueblerino y rural―, revelan la aparición de una sociedad cambiada, la
aparición de gente transformada por el celular. Los “pasajes” eran tímidos precursores de los
supermercados y gigantescos centros comerciales de hoy, a su vez nuevos complejos
arquitectónicos, que nos definen como sociedades de gente que cada vez “flanea” menos pero
corre para consumir más.
El celular nos facilita la comunicación. ¡Qué bueno! Pero esta comunicación también puede servir
para extorsionar o para monitorear asaltos, a veces desde autores intelectuales que se encuentran
en la cárcel, según información periodística. También hemos visto que la comunicación facilitada
no siempre es comunicación profunda. Rápidamente se banaliza la comunicación, cuando la
llamada por teléfono busca una fácil, aunque nada barata, escapatoria del aburrimiento. Muchos y
muchas no se conforman con el “frijolito”, el modelo más sencillo. Optarán, si pueden, por un
Blackberry o un IPhone, que te elevan en la jerarquía del prestigio.
Hay quienes se hacen adictos al celular, no solo mediante mensajes de voz, sino también a través
de mensajes escritos. Nos sorprendió la información acerca de una joven que enviaba cada día
cientos de mensajes escritos por celular y desde su carro, mientras iba manejando. El atractivo del
celular trasciende la comunicación telefónica: hay modelos, cada vez más sofisticados, que
también posibilitan escuchar música, tomar fotografías, conectarse a internet, ver películas y
utilizar el Sistema de Posicionamiento Global (GPS). No tardarán en aparecer versiones que
controlen nuestra salud, desplegando nuestra temperatura corporal y presión arterial. Aunque por
el celular también nosotros mismos estamos más controlados.
El teléfono móvil, dispositivo de comunicación, paradójicamente puede provocar la
incomunicación, por ejemplo, cuando cada uno de los miembros de una familia en su casa, en
lugar de intercomunicarse, se dedica a largas conversaciones por celular con sus amistades. Se ha
señalado lo superficial como una característica de la sociedad contemporánea: somos parte de
una sociedad “líquida”, diría Zygmunt Bauman. Es decir, una sociedad donde predominan las
relaciones efímeras, marcada por lo desechable, con una cultura configurada en parte por el
teléfono celular. No cometeremos el error de declarar incompatible la comunicación profunda con
la comunicación por celular. Pero ciertos usos y abusos de este aparato indudablemente llevan a la
superficialidad. Si las tecnologías que usamos determinan y hasta se convierten en nuestra cultura,
el celular nos cambia.
Regresando a la idea de Benjamin, a la par de las torres repetidoras, otro cambio fundamental en
nuestro paisaje es la presencia, cada día más abrumadora, de los enormes trailers que corren por
nuestras calles y carreteras, donde a veces se encargan de entorpecer el tráfico. ¿Qué llevan en
sus contenedores? Mercancías, entre las que no faltarán los celulares de último modelo, que tú y
yo estaremos tentados de adquirir. Además de cambiar el paisaje, estos trailers lo cambiarán aún
más a través de la necesidad de modificar la red vial. Los anillos periféricos en las grandes ciudades
son un ejemplo. En Guatemala está anunciado, como uno de los megaproyectos en la lista de
prioridades, la construcción de un nuevo periférico, no como el que ya está, que rodea
parcialmente la ciudad, sino uno que rodeará toda el área metropolitana: otro cambio social que
será visible en la urbanización.
***
LOS ARREPENTIDOS DEL FACEBOOK (reportaje)
David Alandete 11/11/2009
Las redes sociales se han convertido en peligrosas fuentes de información para despidos, fichajes o
ascensos ―La línea entre lo privado y lo público es imposible en la Red― Y empiezan las bajas.
¿Comunicación social del futuro o forma de control permanente? ¿Medio de expresión libre o
instrumento para coartar la libertad personal? ¿Espacio estrictamente personal o portal de imagen
pública? En el imperio de las redes sociales en Internet quedan todavía muchas fronteras borrosas,
fuente de graves problemas para los internautas. Con los beneficios de sitios como Facebook,
MySpace, Twitter o Tuenti han llegado los efectos adversos: despidos, acosos, traspiés y demás
problemas en unas redes que, a veces, pueden llegar a convertirse en enredos de pesadilla.
Al principio existía MySpace, que popularizó el uso de la página personal. Después de su
comercialización, en 2003, cualquiera podía disponer de un foro online en el que dar rienda suelta
a su vanidad y mezclar fotos, música e ideas. Todo aquello lo asumió y lo popularizó Facebook, que
además unió la famosa línea de "¿Qué estás pensando?", que se convirtió en el centro del
universo para Twitter.
Twitter, por su parte, se ha convertido en algo ubicuo, una red en la que expresarse con límite de
140 caracteres y que ha dado lugar al verbo twittear. Desde la pasada semana, además, opera en
español. Hoy en día todos twittean, desde la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, al papa
Benedicto XVI o la estrella televisiva Oprah Winfrey.
España dispone de su propia red. Se trata de Tuenti, creada en 2006 y a la que se accede
exclusivamente por invitación. Según su director de comunicación, Ícaro Moyano "cuenta con 6,8
millones de usuarios y es la página con más tráfico de España seguida por Google".
El líder mundial en su terreno es Facebook. Dispone de 300 millones de perfiles, casi un 5% de la
población mundial. La mitad se conecta a esa red a diario. El usuario medio tiene una lista de 130
amigos. Ese grado de interconexión y omnisciencia la ha hecho inmensamente popular.
Según BJ Fogg, director del Laboratorio de Tecnologías de la Persuasión de la Universidad de
Stanford (California), identificado como uno de los gurús tecnológicos del momento por la revista
Forbes, todo eso se debe a que es "la tecnología más persuasiva que ha existido". Según este
psicólogo, los creadores de ese portal lograron una de las armas de convencimiento e incitación
más perfectas del mundo online. "Facebook persuade porque te notifica qué novedades te
aguardan si te conectas. Te dice que tienes un mensaje, que han etiquetado una foto con tu
nombre, que te han invitado a un evento. Entonces quieres verlo, quieres experimentarlo. Y te
conectas. A otro nivel distinto, tus amigos en Facebook crean una red de centenares de personas
que está presente en Facebook, de la que eres parte, en la que te sientes integrado", explica.
A veces, sin embargo, puede ser un arma peligrosa. Para Curtis Smith, teniente en el cuerpo de
Marines de EE UU, ha sido una fuente de preocupaciones y ansiedad creciente. Cuando se alistó,
en 2008, borró a casi todos sus amigos de Facebook. Iba a conocer a muchos soldados, llegados de
todos los rincones del país. Sabría casi todo de ellos, y ellos sabrían casi todo de él.
Como todo joven de 24 años, el teniente Smith, que ha preferido usar un pseudónimo, había
tenido hasta entonces una ajetreada vida en Facebook. Exhibía fotos, vídeos e ideas. Había mucha
información en su perfil. Demasiada, pues quedaba claro que era gay. Y en el ejército de EE UU
impera una ley que prohíbe a los homosexuales reconocer que lo son cuando prestan servicio en
las fuerzas armadas, bajo riesgo de expulsión.
Smith decidió prescindir de sus amigos de Facebook. Uno a uno, los fue borrando a todos. "A los
que me importaban, a mis amigos de verdad, se lo dije. A los conocidos, simplemente los eliminé
sin más", explica. "Era necesario. Es casi imposible estar en Facebook, ser gay y ocultárselo a los
demás soldados. Ellos están también en la red. Te añaden. Y te preguntan por qué no les aceptas.
Puede llegar a ser una pesadilla".
Las redes sociales suelen cumplir una buena función. Según el psicólogo clínico Michael Fenichel,
las aplicaciones como Facebook "ofrecen muchas cosas valiosas en un solo paquete, por eso
mucha gente acaba confiando en ellas como su hogar para toda la actividad online que no esté
relacionada con el trabajo". "Facebook puede satisfacer necesidades muy variadas. Proporciona la
demostración de que uno es popular con listas de amigos largas. Permite recobrar el contacto con
amigos", añade. "Individualmente, puede hacer cosas maravillosas, como permitir a un parapléjico
que debe permanecer en casa hacer amigos y conocidos con otros que comparten el mismo tipo
de discapacidades, o que ni siquiera imaginan que él pueda tener una discapacidad. Puede ser
muy liberador".
Tanto, que uno puede escapar del lugar de trabajo en un solo clic, para comentar unas fotos del
viaje de verano o para cultivar una granja online en aplicaciones lúdicas. De hecho, el uso de redes
sociales en el trabajo se ha convertido en un dolor de cabeza para las empresas. Una encuesta
reciente de la consultora Nucleus Research reveló que, cuando una empresa no prohíbe el acceso
de sus ordenadores a Facebook, acaba perdiendo un 1,5% en productividad laboral de sus
empleados.
En este mismo estudio, en el que se entrevistó a 237 empleados, se descubrió que un 77% de ellos
tenía cuenta en Facebook, y que cada uno se pasaba, de media, unos 15 minutos diarios de horas
de trabajo conectado a ese portal. Con un panorama semejante, no es de extrañar que, a día de
hoy, un 54% de las empresas estadounidenses haya prohibido el acceso a las redes sociales a
través de sus servidores, según una investigación de la consultora Robert Half Technology, que
analizó unas 1.400 compañías.
Para aquellos a los que se les permite navegar por redes sociales, existe un riesgo, muy real, de ser
despedido. No sólo por conectarse simplemente a Facebook o MySpace, sino también por colgar
en la Red información sensible o comprometida. La consultora Proofpoint acometió un análisis
sobre la filtración de información corporativa confidencial a través de redes sociales en 75
empresas de más de 1.000 empleados. Un 8% de ellas despidió, por lo menos, a uno de esos
empleados por difusión de datos privados a través de esos sitios web.
En EE UU ha habido casos llamativos, bruscos finales de carreras brillantes a causa de enredos
antológicos en una red social. Y si no, que se lo pregunten al jurista Jonathan MacArthur, que en
2007 perdió su puesto como juez sustituto en los Tribunales de Justicia del Norte de Las Vegas
(Nevada) por la información publicada en su página personal de MySpace. En ese sitio web,
MacArthur destacaba uno de sus intereses personales: "Romperme el pie estampándoselo a los
fiscales en el culo... y mejorar mi capacidad de romperme el pie estampándoselo a los fiscales en
el culo".
No hay evidencias ni acusaciones de que MacArthur haya agredido, jamás, a un fiscal. Su
comentario, hecho en una página personal, suena a broma. Si se le pregunta, lo confirma: "Era,
obviamente, un comentario jocoso". Este experto abogado criminalista, con un currículo
impecable, había anunciado que se presentaría a las elecciones para juez en 2008. El campo de su
probable oponente comenzó a investigar en su pasado. Otros compañeros de profesión le
comentaron que corrían por la Red correos electrónicos con sus comentarios en una página de
MySpace. Finalmente, el fiscal del distrito David Roger presentó en el juzgado aquel fragmento de
la página personal de MacArthur, junto con otras muestras de su perfil de MySpace.
"Roger, envió un correo electrónico al tribunal explicando que si yo volvía a trabajar como juez
sustituto, presentaría mociones para recusarme en todos los casos, y presentaría una demanda
ética en mi contra", explica MacArthur, que sigue trabajando en Las Vegas como abogado,
después de perder unas elecciones a juez hace un año. "Todo fue una sandez sin fundamento,
pero suficiente para convencer al juez titular de que utilizarme como juez sustituto era un riesgo
para su imagen innecesario".
MacArthur destaca lo obvio. Que el comentario lo había hecho desde el punto de vista de su
anterior ocupación, como abogado defensor. Que se había sacado de contexto. Y que, además, las
duras limitaciones de imagen pública que se aplican a los jueces titulares no sirven para los jueces
sustitutos. "El 10 de agosto de 2007 se me informó de que no volvería a prestar servicio como juez
sustituto. Nadie de la administración de justicia me pidió una explicación o el acceso a mi página
completa de MySpace".
Aquel ascenso frustrado es una prueba de que los oponentes ―en el trabajo, en unas elecciones,
en la política― pueden buscar y buscarán en las redes sociales información dañina que usar a su
antojo. "De momento no creo que regrese a la política. Todo aquel proceso me costó un alto
precio", añade MacArthur.
Es normal que, para analizar el rendimiento laboral y las capacidades de los trabajadores, los jefes
y responsables utilicen no ya buscadores como Google, sino también las nuevas redes sociales.
Según un reciente estudio de la página web de información laboral CareerBuilder, participada, en
parte, por Microsoft, un 29% de los empleadores usa Facebook para comprobar si un candidato a
un puesto de trabajo es el adecuado o no. Un 21% prefiere MySpace y un 26%, la red profesional
LinkedIn.
Llaman la atención las razones de las empresas para no contratar a candidatos, todo un manual de
qué no hacer en Internet: "El candidato colgó fotos o información provocativas o inapropiadas en
un 53% de los casos... El candidato colgó contenido en el que refería beber alcohol o tomar drogas
en un 44% de los casos... El candidato hizo comentarios discriminatorios en un 26% de los casos...
El candidato mintió sobre sus cualificaciones en un 24% de los casos".
Parecen cuestiones de sentido común, pero en Facebook o MySpace el límite entre lo
estrictamente privado y personal y la imagen pública es extremadamente borroso. ¿Quién no
tiene a un compañero de trabajo o a algún jefe en la lista de amigos de Facebook? ¿A quién no le
han etiquetado en una imagen con una copa en la mano? ¿Quién controla a la perfección los
ajustes de seguridad para evitar que información privada esté al alcance de cualquiera?
Hay gente a la que esa interconexión le supone más un problema que un activo. Eugene Jones,
trabajador del sector inmobiliario de Washington, de 28 años, no tiene Facebook, ni Twitter, ni
MySpace. Cree que no le aportan nada a su trabajo y confía en una forma de comunicación más
directa y sencilla. "Cuando tengo algo que decir, lo digo en persona o a través del teléfono o el
correo electrónico".
Parece algo lógico. Generaciones enteras han vivido de ese modo. Pero hoy en día, en EE UU, es
una tarea muy ardua encontrar a un solo joven de 15 a 30 años que no tenga Facebook.
Cualquiera tiene una cuenta, aunque sea sólo testimonial. También están los actualizadores
compulsivos, los que cuelgan fotos, cultivan granjas virtuales, difunden los vídeos que más les
gustan y lanzan ovejas, zombies, corazones y bolsos de marca a sus amigos. Jones lo confirma:
"Cuando la gente me dice que me va a añadir en Facebook y yo respondo que no tengo perfil, me
miran como si estuviera loco, de verdad".
Según el doctor Fogg, de la Universidad de Stanford, la actitud de Jones es anacrónica. "No
conozco a nadie que se haya dado de baja en Facebook. Esa actitud sería semejante a decidir
abandonar la sociedad y vivir aislado en el desierto. Hay y ha habido, de siempre, gente que
prefiere ese estilo de vida. Pero yo no lo veo como algo natural. Lo interpreto como una
declaración de principios, como una voluntad de no estar conectado a una amplia red social".
El teniente Smith, de hecho, ha decidido regresar a Facebook. Va a dejar el cuerpo de Marines el
próximo año. "Por divergencias entre cómo veo yo la vida y qué representan los marines", explica.
De momento, ha añadido a algunos amigos. "A los de hace tiempo los tengo en un perfil limitado
según el cual no pueden escribir mensajes en mi pizarra ni pueden etiquetar fotos con mi nombre.
Es una medida preventiva hasta que logre la baja definitiva del ejército".
Hasta entonces, Smith seguirá sin estar plenamente en Facebook. Y eso le seguirá acarreando
problemas con sus amigos, que pensarán que está limitando su libertad de expresión. Puede que
las redes sociales llegaran hace poco más de cinco años, pero en el cambio de década son el
campo en el que se juega la comunicación del futuro. Y para la inmensa mayoría no hay vuelta
atrás.
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¿NOS QUEDARÁ ALGO DE PRIVACIDAD?
David Gelenter
La vida se transformará en datos electrónicos al alcance de los espías. Pero no se preocupen, hay
solución.
David Gelernter es director científico de Mirror World Technologies, crítico de arte de la revista
Weekry Standard y profesor en la Universidad de Yale
TIME, 18 DE FEBRERO DE 2000
Vivimos rodeados de ondas transmisoras de señales de radio y televisión. En el año 2025,
estaremos inmersos en una "ciberesfera" por la cual circularán miles de millones de "estructuras
de información" (invisibles pero reales, como las ondas de radio) que transportarán las palabras,
imágenes y sonidos de los cuales depende nuestra vida.
Para entonces, el mundo electrónico habrá alcanzado una cierta coherencia. En lugar de teléfono,
computadora y canales de televisión, habrá una sola red capaz de hacerlo todo, porque el
conjunto de esos elementos serán simples variaciones de un mismo tema. Su función será
sintonizar estas estructuras de información de la misma manera en que la radio sintoniza una
emisora. Estas ciberestructuras tendrán distintas formas y tamaños, pero una de ellas, la
"cibercorriente", será más importante que las demás. La cibercorriente será la crónica electrónica
de nuestra vida diaria que acumula registros como si fueran perlas irregulares en una cuerda
infinita. Este flujo virtual incluirá todas nuestras llamadas telefónicas, mensajes de correo
electrónico, cuentas y extractos bancarios. Después de alimentar toda esta información al
procesador de análisis estadístico, nuestros fieles servidores de software podrán intuir con
sorprendente precisión nuestros planes para el futuro cercano. Encontrarán en nuestra vida
patrones que ignorábamos por completo. Responderán correctamente a mensajes verbales
concisos (“Llamar a Julieta”, “Comprar comida”, “Imprimir las noticias”) porque sabrán
exactamente quién es Julieta, qué comida le hace falta y qué noticias queremos leer.
Todo parece indicar que en el 2025 la vida será sencilla. Nos deslizaremos en una alfombra mágica
tejida con datos minuciosos y análisis estadísticos. Pero si alguien logra acceder a nuestra historia
de vida electrónica, la expresión "invasión de la privacidad" adoptará un significado totalmente
nuevo. El ladrón nos habrá robado no sólo nuestro pasado, sino también una guía fiable para
nuestro futuro.
Estas estructuras de información recién están comenzando a emerger. Para el año 2025, una
buena parte de la información privada del mundo estará almacenada en computadoras
conectadas a una red global, y si un ladrón pudiera conectar su computadora a esa red,
encontraría —en principio— la electrónica desde su máquina a la de usted.
¿Entonces, cuál es la novedad? La tecnología siempre ha amenazado la privacidad, y esas
amenazas rara vez se concretan. Han sido derrotadas antes y volverán a serlo en el futuro por una
fuerza mucho más poderosa que la tecnología. No es la ley ni la prensa. Tampoco los burócratas ni
los jueces federales. Es la moral.
Después de todo, si quisiéramos podríamos tomar un par de potentes binoculares y espiar a
nuestro vecino. Pero no lo hacemos. No porque no podamos o porque es ilegal o porque no
estemos interesados —la curiosidad es un rasgo típicamente humano—. No lo hacemos porque es
indigno. Porque sabemos que está mal y que nos sentiríamos avergonzados si lo hiciéramos. Las
leyes no son buenas armas a la hora de proteger la privacidad. Generalmente, cuando nos
amparamos en la ley es porque algo malo ya ocurrió y la sociedad ha salido perdedora. Intentar
frenar el avance tecnológico es otra estrategia equivocada. Es un juego de tontos y no va a
funcionar. El mejor método para proteger la privacidad en el 2025 es el mismo método que hemos
utilizado siempre: enseñarle a nuestros hijos a diferenciar el bien del mal, haciéndoles saber que
confiamos en que harán el bien. Estamos obsesionados con la privacidad porque hemos perdido
de vista temporalmente una palabra más importante: la dignidad. Hablamos de nuestro "derecho
a la privacidad" pero no es eso lo que queremos decir. Esta gastada idea se derrumba apenas la
expresamos. ¿Privacidad para asesinar o para golpear a la esposa o a los hijos? ¿Privacidad para
maltratar a un animal?; ¿para falsificar dinero? La privacidad no es un derecho absoluto; es un
pequeño lujo que podemos darnos cuando lo conseguimos. La dignidad es una necesidad por la
que debemos luchar. Y llegado el 2025, nuestra vida será mejor. No por la revolución tecnológica,
sino por un renacimiento moral inevitable y mucho más importante.
***
Copiar y pegar, la nueva forma del plagio en la universidad
Preocupación en las aulas / Engaño o falta de conocimientos
Los docentes aprenden a detectar textos sacados de la Web
y presentados como propios
Domingo, 31 de mayo de 2009
Silvina Premat
La Nación
Cuando las respuestas de sus alumnos dan más información de la solicitada, revelan un nivel de
conocimiento superior al esperado o están escritas en un lenguaje y estilo diferente al habitual del
estudiante, el docente sospecha. ¿Estará frente a un texto copiado de Internet?
El apropiarse de ideas, afirmaciones o textos enteros ―acción más conocida como copiar y
pegar― es cada vez más habitual en el ámbito universitario. Lo que hasta hace pocos años era un
temor considerado exagerado por algunos es ahora cosa de todos los días, alentada por la
facilidad de acceso a los sitios de Internet y la multiplicación de portales que ofrecen textos
académicos, monografías y tesis.
"El copy/paste está siempre. Los profesores no se cansan de decirnos que, si sacamos algo de
Internet, pongamos bien las referencias, pero ellos qué saben. Las posibilidades en la Web son
infinitas", dijo con desparpajo Victoria, estudiante de 5° año de Medicina de la UBA y contó: "Hace
poco, haciendo un trabajo en grupo para Historia de la Medicina, encontramos un párrafo
perfecto para lo que queríamos decir. Por suerte una de las chicas se avivó y sugirió reescribirlo
usando sinónimos y nadie se dio cuenta".
En una recorrida de La Nación por distintas facultades y en consultas telefónicas se constató que la
preocupación por esta práctica está en los docentes y las autoridades.
"El concepto de plagio en la universidad está en contradicción con lo que ella es en cuanto
transmisión y generación de conocimiento atravesado por valores como el respeto a la verdad",
dijo María José Fittipaldi, coordinadora de la Secretaría Académica del Instituto Tecnológico de
Buenos Aires (ITBA). Allí trabajan en la prevención del plagio desde el comienzo de las carreras y,
cuando se dan casos, además de la sanción disciplinaria, se hace con un alumno un trabajo para
ayudarlo a tomar conciencia de lo que hizo.
Por eso, hay programas, como en la Universidad Virtual de Quilmes, que dedican dos clases de una
licenciatura en Administración, a explicar qué es el plagio y cómo evitarlo. Otras, como la
Universidad de Belgrano, incluyen esos contenidos en materias como Trabajo Final. En la
Universidad Católica Argentina (UCA), y en otras, el copy/paste es considerado una falta grave que
puede ser sancionada no sólo con desaprobar la materia, sino también con suspensión y hasta
expulsión.
"Nos preocupa que el alumno percibe la Red como un conocimiento global que pertenece a todos.
Por eso ponemos mucho énfasis en este tema", explicó Ana Kunz, titular de la materia Trabajo
Final de la UB.
Gonzalo Alvarez, secretario académico de la Facultad de Derecho de la UBA, explicó que a veces
"no se trata de plagio con intención dolosa, sino de extracción de fuentes de bajo nivel académico
y de dudosa proveniencia", que, de todas formas, debe ser sancionado por "hacer propio algo que
no lo es".
De su experiencia como docente recuerda un caso. En un trabajo de la materia Régimen Jurídico
de la Educación ―a mitad de la carrera de abogacía―, se repetía la expresión "en nuestra
Constitución", que sorprendió a Álvarez porque se refería a Uruguay. Pensó que el alumno era de
ese país, pero lo descartó tras chequear el documento del estudiante. Buscó algunas frases en
Google y encontró el texto íntegro. "Le hice rehacer el trabajo, pero no lo sancioné porque
consideré más importante que aprenda que eso no se debe hacer."
Un profesor de Filosofía de la Universidad de La Plata contó que el año pasado tuvo un 20% de
calificaciones CP (copy/paste). Cuando percibía algo extraño en los textos, los "googleaba" y, al
constatar que eran copias, les ponía esa nota. "A todos los que tenían un CP como nota les costó
mucho aprobar el final", afirmó el docente y agregó que este problema lo obligó a formular
preguntas más precisas en los trabajos.
Los docentes también encuentran ayuda en la Web. Hay software que compara archivos de Word
con toda la Red y estima el porcentaje de originalidad de los contenidos o confronta entre sí varios
archivos ―los trabajos prácticos de alumnos de un mismo curso― para detectar repeticiones.
Muchos estudiantes no ven nada malo en el copy/paste y hay otros que se sienten impunes. Como
el caso que contó María C., estudiante de Sociología: "En Filosofía Política, un compañero entregó
un trabajo copiado íntegramente de Internet. La profesora lo descubrió y, además de bocharlo, lo
escrachó frente a todos. El caso es grave porque ese chico ya estaba graduado como abogado".
En: <a
href="http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1134065">http://www.lanacion.com.ar/not
a.asp?nota_id=1134065</a>
<a href="http://materialesparalenguaje.blogspot.com/2009/11/material-teorico-para-el-
programa.html">SOBRE LA ARGUMENTACIÓN (material teórico)</a>
Cicerón definía la argumentación como «el discurso mediante el cual se aducen pruebas para dar
crédito, autoridad y fundamento a nuestra proposición». Argumentar consiste, pues, en aportar
razones para defender una opinión y convencer así a un receptor para que piense de una
determinada forma. La argumentación se utiliza normalmente para desarrollar temas que se
prestan a controversia, y su objetivo fundamental es ofrecer una información lo más completa
posible, a la vez que intentar persuadir al lector u oyente mediante un razonamiento.
Por ejemplo, María le dice a Juan: "Deja de fumar, que te vas a destrozar los pulmones". María ha
expresado una petición argumentándola (el tabaco perjudica los pulmones) para así justificar la
conclusión a la que quiere llegar: No hay que fumar.
Si la persona que argumenta conoce en profundidad el tema del que habla, diremos que es un
emisor cualificado. En cambio, cuando el hablante que argumenta transmite un mensaje
elaborado por otros (los testimonios de famosos en la publicidad, por ejemplo), diremos que es un
emisor interpuesto.
La argumentación y la exposición están estrechamente relacionadas: se expone para informar de
algo y esta exposición se puede argumentar para convencer y persuadir de alguna propuesta.
Ambas se pueden presentar de forma independiente. Sin embargo, frecuentemente se unen para
formar textos expositivo-argumentativo: editoriales, reportajes, ensayos, críticas, informes,
solicitudes, alegaciones, opiniones, tesis, sentencias...
Estructuración:
Un texto argumentativo consta de:
1. Tesis. Es la idea fundamental en torno a la que se reflexiona; puede aparecer al principio o al
final del texto. Ha de presentarse clara y objetivamente. Puede encerrar en sí varias ideas, aunque
es aconsejable que no posea un número excesivo de ellas, pues provocaría la confusión en el
receptor y la defensa de la misma entrañaría mayores dificultades.
2. Cuerpo argumentativo. Despliega la idea o ideas que se pretende demostrar desde dos
perspectivas: una de defensa de ellas, y otra de refutación contra previsibles objeciones. Esta
última actitud no es necesario que esté presente, pero sí la primera. Consta, por tanto, de:
A. Argumentos. Una vez expuesta la tesis, comienza el razonamiento en sí, es decir, se van
ofreciendo los argumentos para confirmarla o rechazarla.
B. Refutación. Puede hacerse de una tesis admitida o de las posibles objeciones que podría hacer
el adversario a un argumento concreto.
3. Conclusión. El autor, en su demostración, reflexiona sobre el tema desde todos los ángulos,
hasta llegar al objetivo deseado, que se ofrece como conclusión, a menudo anunciada al comienzo
del escrito. Puede presentarse de varias formas:
A. Afirmación de una tesis. El contenido que desarrolla el autor se presta en su final a abstraer de
los datos o ejemplos aducidos una idea general, explicativa del problema o de los fenómenos que
se traten, la cual asume un rango de tesis.
B. Con carácter sugeridor. Este tipo de conclusiones se distinguen porque el escrito, si bien en el
estadio final recoge en síntesis la idea sustancial de la exposición, no llega a hacer como definitivo
su razonamiento o a completar su información. El autor apunta sugerencias para futuros trabajos,
abriendo caminos hacia otras perspectivas antes de poner punto final a su propio texto.
Estrategias discursivas:
Las estrategias argumentativas son todos aquellos procedimientos discursivos que, de modo
intencional y consciente, utiliza el hablante o el escritor para incrementar la eficacia del discurso al
convencer o persuadir al destinatario en una situación comunicativa donde exista la
argumentación.
– Definición (se parte de una definición para crear concenso)
– Referencias (históricas, literarias, etc.)
– Citas / citas de autoridad ( se apela a las autoridades en el tema para dar fuerza al
planteamiento)
– Preguntas retóricas (para provocar la reflexión del lector)
– Contra-argumentación (anticipar y desmontar las posibles críticas a los argumentos propuestos)
– Ejemplificacion (casos concretos)
– Comparación
• Metáfora
• Analogía (asociación de dos hechos o ideas por similitud)
• Contraste / contraposición (dos posturas o ideas divergentes)
– Concesión (se reconoce cierta validez en posiciones contrarias a la propia)
– Ironía
– Datos / hechos / cifras / estadísticas
– Anécdotas
– Opiniones personales
Características lingüísticas:
1. La distribución del razonamiento en párrafos ayuda a asimilar mejor el contenido, a la vez que
favorece la organización de las ideas. Es indudable que un texto debidamente fragmentado en
párrafos es más fácilmente interpretado y asimilado que un texto indiviso.
2. Los nexos aseguran la evolución progresiva del texto, pues delimitan los párrafos entre sí,
además de señalar los cambios de contenido y de reflejar cualquier variación que se produzca en
el desarrollo del tema (conexión, restricción, oposición, relación causa-consecuencia, etc.). Suelen
ser frecuentes los nexos consecutivos que introducen la conclusión a la que se ha llegado tras el
razonamiento y que consolidan, por tanto, la opinión del autor. (en definitiva, en consecuencia, de
este modo...).
3. Normalmente se emplea la oración de modalidad enunciativa, con el fin de transmitir una total
objetividad. Por el contrario, las modalidades exclamativas, interrogativas o dubitativas son más
frecuentes en textos donde se acentúa la actitud personal del escritor.
4. Cuando se trata de un tema conflictivo parece ser habitual que el autor introduzca elementos
subjetivos, como si no pudiera evitar la intromisión apasionada de su punto de vista en la
argumentación.
5. Es frecuente también la utilización de frases irónicas, que tienden a desestimar los argumentos
opuestos a la tesis presentada. La ironía da por verdadera y seria una afirmación evidentemente
falsa; tiene como finalidad reprochar algo al interlocutor, o hacerle partícipe de la burla o
indignación del autor.
6. Ha de conseguirse la coherencia en su estructuración interna y también ha de observarse la
claridad en la elocución.
7. El uso de la repetición potencia el efecto de convicción en el lector y favorece la cohesión entre
las oraciones de un párrafo. No resulta adecuada en textos científicos, pues no aporta nada nuevo.
8. Es frecuente el empleo de tecnicismos correspondientes a la disciplina de la que trate el texto.
9. Se utiliza una sintaxis compleja, con largos períodos oracionales. Predomina la subordinación,
más acorde con la expresión del razonamiento.
10. Se usan también los incisos cuya finalidad es la de aclarar algún aspecto que si bien se
considera secundario, puede servir de apoyo al hecho principal.
Decálogo para elaborar un texto argumentativo
1. Determinar claramente cuál es la tesis del texto.
2. Definir el receptor a quien va dirigido el texto.
3. Cualquier afirmación ha de estar sustentada por una serie de argumentos, por lo que habrá que
buscar todos los argumentos posibles a favor de la tesis.
4. Tener en consideración las opiniones, creencias y valores del destinatario para elegir aquellos
argumentos que mejor puedan convencerle y desestimar los restantes.
5. Deben preverse las posibles objeciones del adversario a dichos argumentos.
6. Una buena introducción contribuye a captar la aprobación del auditorio.
7. El orden de los argumentos es un factor esencial. En beneficio del mismo, se evitarán las
divagaciones, que podrían entorpecer la comprensión. Los argumentos más sólidos se deben
incluir al final.
8. La conclusión debe tener fuerza e interés para ganar la complacencia del auditorio.
9. Emplear la lengua de forma adecuada, concisa y clara, sin renunciar a la ayuda que pueden
proporcionar los recursos literarios.
10. Si la exposición es oral, conviene memorizar de modo general el texto para producir una buena
impresión de seguridad en los oyentes.
Fuente: http://recursos.cnice.mec.es/lengua/profesores/eso2/t3/teoria_1.htm#arriba
Nota: damos las gracias a la profa. Adlin Prieto por estos materiales.
Guía de conectores
(fuente: http://leeryescribirenlausb.blogspot.com)
AGREGAR IDEAS
Asimismo (así mismo), además, también, de hecho, aunado a esto, de este modo, de esta manera,
de la misma manera, vale citar, a tal efecto, en este orden de ideas, otra vez, de nuevo, al mismo
tiempo, igualmente, adicionalmente.
NEGAR, OPONER O LIMITAR IDEAS
Pero, no obstante, sin embargo, empero, en oposición a lo anteriormente dicho, por el contrario,
en contra de, opuesto a, en cambio, de otro modo, por otra parte, en vez de, contrariamente, mas,
si bien es cierto que, no es menos cierto que, la verdad es que, aun cuando, ahora bien
PARAFRASEAR Es decir, esto quiere decir, parafraseando, en otras palabras, cabe decir, o lo que es
lo mismo que.
EJEMPLIFICAR O ILUSTRAR
Por ejemplo, verbigracia, va ilustrar esta idea, para ilustrar esto, es así como, tal como sigue, de
acuerdo con, especialmente, en particular, como, como puede apreciarse (suponerse, verse), tal
como sucede, para ejemplificar tal consideración el autor (ensayista, periodista…) nos explica
(aclara, expone, manifiesta…), otro caso particular es.
INDICAR ORDEN (DISCURSIVO, O TEMPORAL)
Seguidamente, en primer (segundo…) término (lugar), primero (segundo…), para empezar,
finalmente, en conclusión, por un lado, por otro, posteriormente, para continuar, por último,
luego, en lo sucesivo, inicialmente, en otro tiempo, otrora.
EXPRESAR CONCLUSIONES En conclusión, en suma, en resumen, resumiendo, como resultado de
lo anteriormente dicho, en tesis, finalmente, a manera de colofón.
INDICAR CONSECUENCIA
Por lo tanto, así, como resultado, como consecuencia de, por esta razón, así pues, por ende, según
esto, luego, entonces, de acuerdo con, por tal razón, de todo esto se desprende que, por
consiguiente, como efecto de, de suerte que, de donde se sigue, de ello resulta que, esto hizo que.
PRESENTAR SEMEJANZAS, DIFERENCIAS O IGUALDAD
A diferencia de, paralelamente, igualmente, de manera semejante, semejante a, por el contrario,
tanto como.
PRESENTAR CAUSA
Porque, pues, puesto que, dado, que, ya que, por el hecho de que, en virtud de.
EXPRESAR CONDICIÓN
Si, con tal que, cuando, en el caso de que, según, a menos que, siempre que, mientras, a no ser
que.
SEÑALAR CERTEZA
Es evidente que, es indudable que, no hay duda de que, nadie puede ignorar que, es
incuestionable que, de hecho, en realidad, está claro que, ciertamente, indudablemente.
ÍNDICE
APRENDER A PENSAR................................................................ 2
DISNEY Y EL PELIGRO DEL CORREO ELECTRÓNICO............ 8
EL FUTURO QUEDA EN EL 2020................................................ 11
LA CULTURA DEL CELULAR....................................................... 14
LOS ARREPENTIDOS DEL FACEBOOK (reportaje).................... 19
¿NOS QUEDARÁ ALGO DE PRIVACIDAD?................................. 27
Copiar y pegar, la nueva forma del plagio
en la universidad (reportaje).................................................. 30
SOBRE LA ARGUMENTACIÓN..................................................... 35
GUÍA DE CONECTORES............................................................... 39