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Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales ISSN: 0186-0348 [email protected] Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora México Mari, Oscar Ernesto Los límites del Estado en la colonización de un espacio territorial argentino. El caso del Chaco durante la reconversión de los años veinte y treinta en el siglo XX Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 74, mayo-agosto, 2009, pp. 53-79 Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127432003 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Secuencia. Revista de historia y ciencias

sociales

ISSN: 0186-0348

[email protected]

Instituto de Investigaciones Dr. José María

Luis Mora

México

Mari, Oscar Ernesto

Los límites del Estado en la colonización de un espacio territorial argentino. El caso del Chaco durante

la reconversión de los años veinte y treinta en el siglo XX

Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 74, mayo-agosto, 2009, pp. 53-79

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora

Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127432003

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

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Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Osear Ernesto Mari

Doctor en H istor ia. Invest igador ad junto del CONICET, Arge nti na. Docente de la Faculrad deH um anidades de la U niversidad Naci onal del Nordesre Ur.."NE, Resistencia, Chaco. Adscrito alInsriruro de Investigaciones Geohistóricas (1IGHI-CON1CET). Los temas de interés tienen qu e ver conla historia reg ional del N ordeste Argentino, especialmente los inherentes a las cuestiones sociales.Entre sus publicaciones relevantes, se encuentran dos libros, de los cinco hasra el momento publi­cados: El territorio nacional del Chaco durante la etapa conseruadora (1930-19 43), Instituto deInvestigaciones Geohistóricas-CoNlCET, Resistencia, 1999. 303 pp. (Cuadernos de Geo histo riaRegional, 37); Insegttridad y bandidaje en el territorio nacional del Chaco 19/7 71940, Instituto deInvest igaciones Geo históricas-CoNlcET, Resistencia, 1994, 175 pp. (Cuade rnos de GeohisroriaRegi onal, 30). Ha pub licado varios artículos en revistas como H istoria de América (IPGH); Reoista

Compltaense de Historia de América (España) ; Norte Grande(Chile); Academia Nacional de!tt Historia(Argenti na); Vitruvius (Brasil) entre otras, y últimamente se han publicado capítulos de libro enconocidas Editoriales de Arg enti na, como Prometeo y Lumi ere. En la actu alidad forma parte deun equ ipo de investigación compu esto por una veintena de investigadores de seis universidadesde Argentina y Brasil. conducidos por la investi gadora superior del CONICET, doctora NoemíGirbal-Blacha.

Resumen

En 1884, las reg iones periféricas de Argent inaque no integ raban la jurisdicción de las ant i­guas provincias, fueron organizadas inst itucio­nalmente bajo la denom inación de territo riosnacionales. Estos inm ensos espacios que ocupa ­ban casi las dos terceras partes del país qu eda­ron bajo la tutela del Estad o, con un a estruc ­tura política y adm inistrativ a casi enteramentedependiente de las autoridades cent rales. La ideaera incorpo rar efectivamen te estas regiones a lavida nacional mediante el foment o de la coloni-

zaci ón y, al mismo tiempo, consolida r las fron­teras. En el caso específico de Chaco, ubicadoen el nort e del país, el proceso atravesó instan ­cias parti culares con motivo del cam bio en losciclos económicos. Parte de la pro blemática re­sultante, como por ejemplo la conflictividad so­cial en los ámbitos de producción y las lim ita­cion es del Estado para ejercer un adecuadocont rol, pre tenden ser puntos de análisis en elpresente artículo.

Palabras clave:Colonización, conflictos rural es, Chaco, Argentina.

Fecha de recep ción:juli o de 2008

Fecha de aceptación:octubre de 2008

The Limits of the State in the Colonizationof an Argentinean Territorial Sphere.

The Case of Chaco during the Reconversionof the 1920s and 1930s

Osear Ernesto Mari

Ph . D. in Hisrory, Assisrant researcher ar CONlCET, Argentina. Professor at thc Humaniries Faculryof the N arional Universiry of the Northeast (UNNE), Resistencia, Chaco. Arrached ro rhe Insrirurefor Geo-Hisrorical Research (IrGHI-CONlCET). Jssues relared ro rhe Regional Hisrory of rhe Norrheasrof Argentina, parricularly rhose inherenr in social issues. Relevanr publicarions inelude two ofrhe five books he has published ro dare: El territorio nacional del Chaco durante la etapa conseruadora(1930-1943), Instituto de Investigaciones Geohisróricas-Cosncnr, Resistencia, 1999,303 pp.(Cuadernos de Geohistoria Regional, 37); Inseguridad y bandidaje en el territorio nacional del Chaco1917-1940, Instituto de Investigaciones Geohist éricas-Comcsr, Resistencia, 1994, 175 pp.(Cuadernos de Geohisroria Regional, 30). Has published severa! artieles in journals such as HistoriadeAmérica (IPGH); Revista Complutense deHistoria deAmérica (Spain); NorteGrande(Chile); AcademiaNacionaldela Historia (Argentina); Vitruvius(Brazil) among others and has recently wrirten bookchaprers for well-known publishing houses such as Promereo and Lumiere. He currently belongsro a research team comprising rwenry researchers from universiries in Argentina and Brazil, di­rected by the rop CONICET researcher, Dr. Noerrií Girbal-Rlacha.

Abstraet

In 1884, rhe peripheral regions of Argentinathat did nor come under rhe jurisdiction of for­mer provinces were inscitutionally organized asNational Terrirories. These irnrnense spaces,which occu pied nearly two thirds of rhe coun­rry, were under rhe srate's prorecrion , with apolirical and adrninistrative structure rhar wasalrnosr enrirely dependenr on central aurhori­ries. The idea was ro effecrively incorporare

these regions into nationallife by encouragingcolonization while consolidaring the borders.In the specific case of Chaco, located in thenorrh of rhe country, the process acqui red par­ticular features as a resulr of changes in the eco­nomic cyeles . Parr of rhe resulting prohJem,such as, for example, social confliets in produc­rion spheres and rhe stare's lirnired ahiliry roexert proper control, are analyzed in rhis arriele.

Keywords:Coloni zarion, rural conflicts, Chaco, Argentina.

Final submission:JuIy 2008

Acceptance:October 2008

Los límites del Estado en la colonizaciónde un espacio territorial argentino.

El caso del Chaco durante la reconversiónde los años veinte y treinta en el siglo xx

Osear Ernesto Mari

I NT RODUCCIÓN

L OS llamados tetritorios nacionales dela Argentina, oportunamente orga­nizados mediante la ley 15 32 de

1884, fueron un idades polírico-adrninis­trativas configuradas sobre aquellos espa­cios territoriales periféricos que se hallabanfuera de los límites de las originales pro­vincias constituidas.

Por d icha ley se regularizó la situacióninsti tucional de estas amplias jurisd iccio­nes, completándose de esta forma un pro­ceso de normalización que venía lleván­dose adelante desde 1862 como parte delforta lecimiento del Esrado central. 1

Uno de los nueve territorios insti tu ­cionalizados en 1884 fue el Chaco, ubica­do en el nor te de Argentina y que fueraconvertido en provincia en 1951 bajo lamisma denominación. Su nombre, difun­dido ya entre los naturales desde la épocahispánica, involucraba orig inalmente unespacio geográfico mucho mayor al de laactual jurisdicción política y comprendíaregiones que hoy pertenecen a los países de

I la ley núm. 28 del 17 de octubre de 1862 deNacionalización de los territorios" " estableció: 'T odoslos territorios existentes fuera de los lími tes o posesiónde las provincias, son nacionales,"

Paragu ay y Bolivia, así como también apa rte de algunas provincias norteñ as,como Salta, Santiago del Estero, Santa Fe,Formosa, y el Chaco p ropiamente dicho,

A diferencia de ot ras regiones del país,el proceso de incorporación efect iva deeste espacio a la vida nacional demandóuna est rategia distinta, teniendo en cuen­ta las particularidades de su geografía yel carácter de sus pueblos orig inarios.

Cubiertoen la mayor parte de su super­ficie por densas selvas y cerrados mamesvírgenes," y habitado por parcialidades in­dígenas guerreras, nómadas y resistentes ala asimilación con los blancos, los inten­ros de conquista, evangelización y pobla­m iento realizados desde los tiempos his­pánicos habían fracasado repetidamente,permaneciendo este espacio como un sitiocasi inexpugnable en la mayor parte de suextensi ón, por lo men os hasta la primeradécada del siglo xx,

De hecho, debido a estas circunstanciasy en parte también paradistinguirlo de losáridos terrirorios del sur, du rante mucho

2 En Argentina se llama "monte" a la vegetaciónnat iva cerrada, propia de los lugares que tienen un ré­g imen de precipitación menor al de las áreas selvát i­cas, En este país, se denomina "monte virgen " al qu eno fue explotado comercialmente en el rubro forestal.

Secuencia [55] núm. 74 , mayo-agosto 2009

tiempo cronistas e historiadores se refirie­ron al Chaco como el "desierto verde", y ala sazón, este fue el último territorio en serincorporadode manera efectivay en toda suextensiónal dominio estatal. Transcurrieronparaeseentonces variascampañas militaresde sometimiento a los grupos indígenas;distintos encuadres institucionales y suce­sivas modificaciones limítrofes, casi siem­pre en favor de las provincias colindantes.

Desde el punto de vista institucional elChaco atravesó -sintéticamente- por tresinstancias organizativas: la gobernación(desde 1872 hasta 1884); el territorio na­cional (desde 1884 hasta 1951), y la eta­pa provincial, desde este último año.:'

Durante el comúnmente denominadoperiodo "territoriano' (seleccionado paraeste estudio), el Chaco mereció la mismaorganización política asignada a las demásjurisdicciones creadas en 1884. Su má­xima autoridad fue un gobernador desig­nado por el gobierno nacional; contósegún las épocas con uno o dos jueces le­trados, también designados desde el podercentral, y había autoridades electivas úni­camente en los concejosmunicipales cons­tituidos, y en la justicia de paz.

El gobernador era designado por elpoder ejecutivo con acuerdo del Senado,duraba tres años en el ejercicio de sus fun­ciones y podía ser redesignado para un

3 En el caso particular de Chaco , debe recordar­se que la finalización de la guerra con el Paraguayobligó a crear con cierta urgencia la "gobernación delChaco" por decreto del 5 de febrero de 1872 a efec­ros de fijar una sede de gobierno en la zona, cuya de­limitación aún estaba en discusión entre Argentina,Paraguay y Brasil. Dicho decreto tuvo un carácterprovisorio hasta que se definiera esta cuestión, pero detodos modos fue el primer esbozo de organizaciónde este territorio.

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nuevo periodo. Como autoridad superiordel territorio debía velar por el cumpli­miento de las leyes y disposiciones nacio­nales, aunque durante buena parte de estaetapa los funcionarios designados fueronforasteros; algunos carecieron de suficien­te vocación de servicio y, salvo casos ex­cepcionales, tampoco mostraron mayorinterés por las problemáticas locales.

Bajo el mando del gobernador se ha­llaba la policía territorial y un limitadoplantel administrativo que se incrementóo disminuyó según la época, o bien deacuerdo con las características de gestiónde cada uno. De todos modos, en generallas funciones de los gobernadores fueronmás de gestión que de resolución, y susdecisiones estuvieron casi siempre sujetasa la aprobación del Ministerio del Interior.

Los habitantes de los territorios tuvie­ron derechos civiles pero no políticos, ysalvo aquellos que podían ejercitarse enlas contiendas cívicas locales, les estabavedada la participación en elecciones na­cionales, tanto para presidente como pararepresentantes en el Congreso. Y si bienen la ley 1532 estuvieron previstas mo­dificaciones a este restrictivo régimen amedida que se fueran dando ciertos pro­gresos económicos y sociodemográficos(como instalación de legislaturas locales,o representación en el Parlamento, porejemplo), las mismas no pudieron hacer­se efectivas,y sólo se cambió este esquemarecién cuando se produjo la provinciali­zación de estos territorios.

De manera que durante la mayor par­te del periodo territoriano, los habitantesde estas jurisdicciones estuvieron práctica­mente reducidos a una condición de ciu­dadanos de segunda categoría, lo cual enla práctica significó desatenciones, omi­siones y hasta cierta indolencia por parte

OseAR ERNESTO MARI

de los gobiernos nacionales frente a losproblemas que se presentaron en estas so­ciedades en formación

En lo que concierne específicamenteal Chaco, su particular proceso producti­va y de poblamiento durante esta épocaofrece amplias posibilidades de estudiaralgunos de los aspectos más salientes dela problemática en la vida cotidiana en es­tas comunidades, y a la vez exhibir comouna muestra particular la relación de estassociedades periféricas con el Estado y unaparte de la dirigencia nacional.

En este sentido resulta particularmen­te interesante observar el mundo rural deeste territorio durante las décadas de losveinte y los treinta, puesto que fue este elentorno en el que confluyeron los contin­gentes humanos atraídos por la actividadforestal primero, y por el éxito en el cul­tivo algodonero luego; y también el esce­nario en el que se desarrolló el drama deun tiempo vertiginoso, efervescente y defuertes contrastes.

En las líneas que continúan se explica­rán las distintas etapas por las que atra­vesó el Chaco desde el punto de vista so­cioeconómico, procurando identificar lascausas de la conflictividad social imperan­te en los ámbitos de producción (foresta­les y algodoneros) para interpretar final­mente las percepciones y acciones de ladirigencia local y nacional, y en definiti­va, el papel desempeñado por el Estadofrente a esta problemática.

LAs ETAPAS DE LA COLONIZACIÓN

Y LAS TRANSFORMACIONES AGRARlASENTRE DOS DÉCADAS

Luego de finalizada la guerra de la TripleAlianza (1865-1870), cuyo teatro de ope-

raciones se desarrolló en buena medida enel espacio geográfico del Chaco, una delas priotidades del gobierno argentino fuela definición de los límites externos e in­ternos y la incorporación efectiva de estaregión al dominio nacional.

Fijados los límites externos con elParaguay por el laudo del presidente esta­dunidense Rutherford Hayes en 1878, sepromovió desde entonces una ofensiva deocupación que supuso la intervención delejército, y cuyas operaciones finales con­cluirían recién hacia mediados de la dé­cada de 1910.4

El proyecto implicaba además de laocupación militar, una primera etapa depoblamiento; su expansión posterior haciael interior, y la definitiva organización po­lítica y administrativa del territorio, locual se haría según los lineamientos de laley 1532 .

Si bien la conquista y organización delChaco había estado pensada para llevarsea cabo en las dos décadas previas, la men­cionada guerra con Paraguay retrasó surealización. La conjunción de la ocupaciónmilitar; el fomento de la colonización enlas riberas de los grandes ríos circun­dantes,? y la sanción de la ley 1532 de

4 Por decreto del 3 de septiembre de 1917se diopor terminada la misión de! último reg imien to quepermaneda en el territorio, con lo cual finalizaba lacampaña militar en e! Chaco . Esta decisión signifi­caba que para la, autoridades nacionales los gruposindígenas ya no representaban un peligro, y por tan­to ya no se justificaba la presencia de! ejército en lazona. Desde entonces, parte de las rareas de vigilan­cia en la campaña fueron cubiertas por distintos cuer­pos de gendarmería "volantes" , de diversa conforma ­ción, duración, e imprecisa y variable jurisdicción.

, Nos referimos a los ríos Paraná , Paraguay yBermejo.

Los LíMITES EN LA COLONIZACiÓN DE UN ESPACIO TERRITORIAL ARGENTINO 57

1884 marcarían el inicio de una nuevaépoca para el Chaco, que hasta entoncesse hallaba bajo dominio indígena.

Independientemente de las tres ins­tancias organizativas antes comentadas,intentos de periodización posteriores, odivisiones internas de algunas obras histó­ricas hanservido parasecuenciar los distin­tos momentos por los que transcurrió elproceso de poblamiento en el Chaco.Oportunamente el reconocido historiadorchaqueño Guido Miranda esbozó una sis­tematización al respecto, prevaleciendo ensu propuesta un enfoque socioeconómico.

En su referencial obra Tres ciclos cha­queños" practicó una subdivisión en tresperiodos a los que denominó fundación, ta­nino y algodón, los que si bien no estánexplícitamente demarcados, son suficien­temente demostrativos de las etapas dedesarrollo por las que atravesó el Chacohasta su provincialización. Dicha perio­dización es hasta hoy la más reconocida yutilizada.

Desde luego, cada una de estas etapastuvo sus particularidades respecto al mo ­delo de desarrollo, la ocupación del espa­cio, y la proyección demográfica, aunqueen determinados momentos se superponeny coexisten, por lo cual es difícil estable­cer cortes temporales que las separen.

Siguiendo este esquema de periodiza­ción, debe indicarse que el primer ciclorranscurre entre las dos últimas décadasdel siglo XIX y los primeros años del si­glo pasado , época en la cual la conquistamilitar dejó libre la vía para la penetra­ción y explotación de bosques y tierras.Con la creación de las primeras coloniasen el este se logró ocupar la ribera derechade los ríos Paraguay y Paraná, y hasta

6 Miranda, Tres, 1980.

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principios del siglo xx constituyó el úni­co intento oficial de instalación. Y si bienestas iniciales colonias no tuvieron un augeinmediato, serían la punta de lanza paraun nuevo tipo de expansión y valorizaciónde las tierras de sus adyacencias.

Cada nueva ampliación de la fronteraen este momento fue acompañada de unmovimiento colonizador y de un reparto,arrendamiento o venta de tierras no siem­pre sensato. En este periodo se adjudica­ron 15 000 000 de hectáreas en grandesfracciones cuya extensión no era inferiora las 8 000 hectáreas, señalándose comoejemplo paradigmático el caso de la com­pañía La Forestal (de capitales británicos),a la que le fueron adjudicadas más de2 000 000 de hectáreas .

Como consecuencia de esta inicial po­lítica de ocupación, se constituyó en la re­gión una corona de latifundios que rodeóa los primeros emplazamientos de colo­nización y que abarcó el sur y sudeste delChaco; norte de Santa Fe; parte del estede Santiago del Estero; oriente de Salta,y parte de Formosa.

De esta forma, a principios del siglopasado lastierras húmedas del oriente, sury occidente del "Gran Chaco" eran de pro­piedad privada, y el incipiente interés porla explotación del quebracho colorado quecomenzaba a concentrarse en ellas para laobtención del tanino contribuyó a afirmarel latifundio, que se presentaba como úni­co atractivo para la ocupación particular detierras en un medio virgen e inhóspito.

En estos grandes latifundios operaronunas pocas empresas que paulatinamentefueron acaparando el control de la activi ­dad extracciva . Mediante enclaves, comoobrajes y fábricas de tanino, situados enel interior profundo y aislado de los con­troles estatales, llegaron a concentrar casi

OseAR ERNESTO MARI

.rodos los rubros de explotación y comer­cialización de la actividad forestal, efec­tuando acuerdos sobre precios o directa­mente absorbiendo a pequeñas empresascompetidoras. Algunos casos, como porejemplo La Forestal Company o Las Pal-

o mas del Chaco Austra l, se constituyeronen verdaderos núcleos industriales d iver­sificados que propiciaron asientos pobla­cionales en sus inm ediaciones, todos ellosdirectamente dependientes de estas em ­presas y en donde no era posible residir nicomerciar sin autorizació n de las mismas.

El llamado ciclof orestal comenzó su de­clinación , aunque con esporádicos repun­tes, hacia la segunda mi tad de la década delos veince por diversos faccores concur ren­tes: la disminución de la demanda mun­dial por sustitución de! tani no con otroscurtientes; e! progresivo reemplazo delcuero con materiales sintéticos; y a escalaregional, el crecimiento de los costos deproducción por agotamiento de bosques,la mayor distancia entre los obrajes y lasfábricas, y otras causas que se agregaríanmás tarde en desmedro de las ganancias.El resultado de esta situación fue e! cie­rre de fábricas, la clausura de obrajes conla consecuente desocupación de la manode obra, y el ocaso de pueblos ligados a laactividad.

Estos latifundios despojados de suriqueza forestal no recibieron reinversio­nes, aunque acogieron sin embargo a unaganadería criolla en campos poco recep­tivos, y si bien la actividad forestal conri­nuó desarrollándose en el terr itorio du ­rante las décadas siguientes, ya no tendríae! mismo impacto en la dinamización eco­nómica y demográfica en la región. Dichopapel lo cumpliría desde este momentoun nuevo ciclo vinculado a la produc­ción algodonera, en otra área geográfica, y

con particularidades distintas al procesoanterior.

Transcurrida la inicial etapa de pobla­miento en la zona sur-oriental, el avancede la colonización hacia el interior delChaco se había reincentivado a part ir de lasanción de la ley 5559 de "fomento de losterr itorios nacionales", en el año 1908.Mediante la venta de tierras que autori­zaba la misma se planificó sufragar los cos­tos de los ramales ferroviar ios troncalesque contribuirían a integrar el territorio desudeste a noroeste, y con ello también aampliar la frontera agrícola.

Esta segunda avanzada de ocupacióndirigida por e! Estado implicó a partir deentonces la creación de numerosas colo­nias agrícolas, pastoriles y mixtas en el te­rritorio, las que agregadas a las inicialescolonias del siglo anterior irían acogiendoa la masa inmig racuria que arribaría enlos años sucesivos.

Por ejemplo, entre 1905 y 1912 lapoblación del Chaco pasó de 2 1 000a 4 3 000 habitantes mediante un frentepionero que en ral periodo fue netamentenacional , compuesto en este caso mayori ­tariamente por correntinos." La limitadacapacidad de las colonias creadas hasta en­ronces y la propensión a la ocup ación es­pontánea de tierras , obligó a agregar en1921 medio millón de hectáreas, a lasmásde 130 000 que hasta entonces se habíanentregado para la colonización.

Para este preciso momento comenza­ron a presentarse condiciones inmejo­rables para el poblamiento exitoso delinterior de! Chaco. Se hab ía terminado laconsrrucción de los principales ramales fe­rroviarios, y estaba aumentando el prec io

7 N ativ os de la veci na provin c ia de Corrien tes ,separada del Chaco por el río Paraná.

Los LíMITES EN LA COLON IZACiÓN DE UN ESPACIO TERRITORIAL ARGEN TINO 59

del algodón en los mercados internacio­nales, lo cual se acentuaría cuando en1922 disminuyó la producción estaduni­dense por la plaga del "picudo".

Por ensayos previos, en el Chaco ya seconocía la enorme potencialidad de estecultivo puesto que su ubicación geográ­fica, clima y régimen de lluvias (sobretodo en el interior) eran los ideales parasu desarrollo.

Si bien los incentivos oficialesparapro­ducir algodón en el Chaco habían comen­zado en 1904 con la distribución gratuitade semillas y folletos explicativos, la ac­tividad no había arraigado lo suficientepor el mayor interés que generaban lasactividades forestales y por la falta deestímulos en los precios. Los factores an­teriormente enunciados, y la liberaciónde mano de obra como consecuencia dela declinación de la actividad forestal, pro­piciarían en este momento las condicio­nes necesarias para un cambio en el cicloeconómico.

Una acercada política inmigratoria in­centivó nuevamente la entrada de contin­gentes --esta vezextranjeros-, principalmen­te de Europa del Este, que reforzaron elanterior frente pionero argentino. A par­tir del primer rercio de la década de losveinte y durante la mayor parte de la si­guiente ingresaron al Chaco decenas demiles de inmigrantes que se ubicarían es­pecialmente en el centro y sudoeste delterritorio, en donde florecía la actividadalgodonera.

En este periodo, y a diferencia del ci­clo forestal, el minifundio fue la caracte­rística esencial de la ocupación del espaciofiscal del interior del Chaco. Se expandie­ron las chacras algodoneras en el centro ysudoeste con extensiones promedio de 50hectáreas, tamaño por enconces suficiente

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para sostener a una familia dedicada a estaactividad.

El apogeo del cultivo ocurrido encrela segunda mirad de la década de los vein­te y la totalidad de la siguiente generó unpaisaje agrario muy peculiar donde todogiraba en torno al algodón. La periódicaafluencia de braceros para carpida y co­secha dinamizaba el comercio, y por supropia lógica, la actividad demandó dis­tintos servicios y propició a su vez un pro­ceso de industrialización primaria que seconcentró básicamente en el desmotadodel textil y la fabricación de aceite con susemilla. La instalación de desmotadoras,empresas de acopio, industrias aceiteras ycasas comerciales de ramos generales fueexponencial, y la cadena de servicios enfunción de esta producción se multiplicóconsiderablemente.

Los años transcurridos desde 1920hasta 1934 cambiarían radicalmente lafisonomía económica y demográfica delChaco, llegando a ocruplicarse, y en cier­tos departamentos, a decuplicarse la po­blación. De 60 500 habitantes se pasó a214 000 en este periodo; en 1936 se cal­culaban en 314 000, Y al finalizar estadécada se hablaba ya de 387 238 habi­tantes, regisrrándose así el crec imienropoblacional más alto de todas las jurisdic­ciones argentinas en la época.

De este modo, y en pocos años, el porentonces bien llamado oro blanco convir­tió al Chaco en una de las jurisdiccionesmás prósperas de Argentina, atrayendocon su dinámica a miles de inmigrancesinternos y externos, y a emprendedores dediversos oficios que deseaban encontrarun futuro promisorio en este paraíso pro­ductivo. A raíz del ciclo algodonero, el Chacose convirtió en principal productor deltextil a nivel nacional y adquirió una iden-

OseAR ERNESTO MARI

Mapa la. Las etapas de la ocupación del espacio en el Gran Chacoent re fines del siglo XIX y mediados del xx

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Elaboró: Dionisia C áccres eon base en datos tomados de Bruni ard, "Gran", 1975-1978, y AtlaJ, 1995.

Mapa lb. Las etapas de la ocupación del espacio en el Gran Chacoent re fines del siglo XIX y mediados del XX

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i Colonias pastoriles y mixtas .i creadas entre 1907 y 1921.¡ '''''-ti .

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Colonias agrícolas credas

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Elaboró: Dionisio Cáceres con base en datos romados de Bruniard, "Gran", 1975-1978, y Atlas, 1995.

Mapa 2. Diferenciación de los tipos de colonización en el Gran Chacoentre fines del siglo X1X y mediados del XX

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Los lÍMITES EN LA COLO NIZACiÓN DE UN ESPACIO TERRITORIAL ARGENTINO 63

tidad distintiva que preservaría a lo largode varias décadas."

Sin embargo, la rentabilidad del culti­vo al mismo tiempo que potenció lademanda de servicios y mano de obra,mostró también crudamente las limita­ciones del Estado para atender tan colo­sal proceso. El entusiasta frente pioneroque arribó en busca de trabajo, tierra, for­tuna o aventuras, y que puso ese empujetan característico que hizo del Chaco unsímbolo de pujanza, fue también el quepadeció las dificultades de su propiaafluencia aluvional.

La tarea de "hacer Chaco", estimulan­te frase creada por uno de los gobernado­res de la época? y que se perpetuaría en lamemoria colectiva de los chaqueños, tuvocostos y sinsabores, aunque esas palabrassirvieron para redoblar esfuerzos cuandoasomaron momentos de adversidad entrelos pobladores de aquella sociedad en pro­ceso de formación.

LA MASIVA AFLUENCIA INMIGRATORIA

Y LAS LIMITACIONES DEL ESTADO

EN EL CONTROL SOCIAL

Crisis de crecimiento: así podría definirseanticipadamente la situación que se vivióen el Chaco en el periodo que transcurrió

" La bibliografía que alude a la génesis y transi­ción de estos tres cid os en el Chaco es suficientemen­re conocida y coincidente en cérrninos generales ental periodización. Entre las referenciales al respectopueden mencionarse las de Miranda, Tres, 1980 (hayediciones anterio res y posteriores), y Bruniard, Gran,1975-1978.

9 Frase creada y usada habitualmente por el go­

bernador José Conrado CasteJls, quien gobernó elChaco por dos periodos sucesivos (1933-1938). La

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desde mediados de la década de los vein­re hasta finales de la de los treinta.

Cuando se examinan las estadísticasde producción y consumo, los censos na­cionales y locales, las Guías de Comercioy las Memorias dejadas por algunos go­bernadores de la época, puede advertirsecon claridad la magnitud de las transfor­macionesoperadas en el terreno económicoy social durante estos años. El territoriocomenzó a exhibirse ante la sociedad na­cional como una tierra de progreso y ple­na de oportunidades, que parecía dejaratrás un pasado en donde había prevaleci­do la imagen de un espacio inhóspito yhostil a la acción civilizadora. Afluían aho­ra fuertes contingentes de colonos y jor­naleros; capitales, empresas industriales,financieras y de servicios; comisionistas yvendedores de toda índole .

Las expectativas se hallaban abiertas yun creciente optimismo se apoderaba deaquellos que venían a "hacer Chaco", y nofueron pocos los agricultores argentinosque vendieron sus parcelas en las zonasmás fértiles del país para empezar de nue­vo en un lugar donde todo estaba porhacerse, pero existía la posibilidad de ac­ceder a la tierra fiscal, y donde una hectá­rea de algodón rendía una ganancia cuatroveces mayor que una de maíz.

Visto desde esta óptica es posible supo­ner que el apogeo algodonero propició unaexpansión homogénea y equitativa; quela bonanza fue acompañada por una ade­cuada adaptación de la infraestructurapública y privada; que sus utilidades lle­garon proporcionalmente a todos los sec­rores involucrados, y que los mecanismos

m ism a es regularmente urilizada en la actualidad,preferentemente como esLogan en lascampañas publi­citarias o políticas.

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estatales cumplieron adecuadamente conlos requerimientos de este vertiginoso pro­ceso productivo y demográfico.

Si bien las líneas precedentes permitenpresuponerlo, la efervescencia del mismono ha podido ocultar las dificultades pro­pias derivadas de una afluencia masiva deinmigrantes nacionales y extranjeros quesobrepasó reiteradamente la infraestructu­ra del territorio y las previsiones mejor cal­culadas por las autoridades centrales.

Algunos ejemplos de la historia deAmérica muestran las consecuenciasde los abruptos procesos de colonizaciónmasiva en torno a la incorporación de nue­vos territorios, hallazgos de yacimien­tos, o explotaciones temporalmente muyrentables. Falta de infraestructura o sudesborde en caso de existir; dificultadespara aplicar regulaciones; desapego y/otransgresión a la ley; violencia; abusos, yconflictos sectoriales o de convivencia. Lospropios de la presión humana de frentespioneros que procuran su espacio vital enel ámbito a explotar; los inherentes a so­ciedades en vías de formación. 10

En el caso del territorio del Chaco, laetapa de ocupación del espacio agrícola yaún la que transcurre durante la consoli­dación del ciclo algodonero, se encuadraen la tónica de estos procesos, aunquedesde luego, con las particularidades pro­pias de un ámbitogeográfico panicular;de una colonización dirigida y de com­ponente multiétnico, y obviamente enfunción de una explotación renovableque permitía un afincamiento poblacio­nal duradero.

la Los fenómenos más conocidos en este sentido,por su difusión a través de la Iireratura y la cinema­tografía, son los ocurridos en Estados Unidos y Brasil,especialmente duranre las llamadas "fiebres del oro".

Los problemas derivados de esta tran­sición han sido cuantitativa y cualitati­vamente considerables como para serabordados en toda su complejidad en ellimitado marco de un artículo. En el casoespecífico del Chaco la literatura históri­ca se ha ocupado de destacar la relevanciade los conflictos sociales que, por diferen­tes causas, caracterizaron al Chaco durantesu época como territorio nacional. Al­gunos, por su magnitud o recurrencia,trascendieron en su momento el espacioregional, convirtiéndose en postales repre­sentativas de la problemática social de es­tas jurisdicciones marginales en aqueltiempo.

Al margen del ciclo productivo o laactividad económica a la que estuvieronasociados, deberían recordarse entre losmás resonantes, los ocurridos en inmedia­ciones de las antes mencionadas compa­ñías Las Palmas (en agosto de 1920); en LaForestal, a comienzos de 1921 -que aun­que acontecidos en el extremo norte de laprovincia de Santa Fe, repercutieron fuer­temente en este rerritorio-; los de Napalpíen 1924 y 1925 (todos con un saldo denumerosas víctimas); o ya en la décadade los treinta y vinculados específica­mente al ciclo algodonero, las rebelionesagrarias de 1934 y 1936, Yde menor gra­vedad, aunque también de larga duración,los conflictos de los obreros industrialesen la Gran Resistencia a principios de ladécada de los cuarentaY

lJ Entre fines de 1919 y la mayor paree de 1920hubo un fuerte estado de conflictividad entre los obre­ros y la paree patronal del ingenio LasPalmas, ubica­do en la localidad homónima de Chaco. Esre inge­nio, y talcomo han coincididovariosautores,era"unEstado dentro del Estado"; una compañía de capita­les brit ánico-argentinos con 2 000 trabajadores en

Los LíMITES EN LA COLONIZACiÓN DE UN ESPACIO TERRITORIAL ARGENTINO 65

Podrían añadirse además, aunque porotros motivos - y por lo general desarrolla­dos sordamente- , aquellos vinculados a ladisputa por la t ierra en áreas asignadasa la colonización , o los derivados de laausencia o deficiencias del cont rol estatal,como por ejemplo los producidos por lainseguridad cotid iana en el ámbito rural,o los conflictos de convivencia dentro

donde las condic iones laborales eran tan extensas comoopresivas; donde se pagaban bajos sueldos en vales,y do nde no era posi ble comp rar mercaderías fuera dela prop iedad , ni ejercer el comercio sin autorizaciónde la empresa.

En d iciembre de 191 9 hu bo un paro exitoso enel qu e los t rabajad ores consiguieron acor tar la jorna­d a laboral , y el co b ro de habere s en m on ed a na­cional. Sin embargo, en m ayo d e 1920 la com pa ñíain ició una contraofensiva de contro l obrero con ayu­da de miembros de la entonces Liga Pat rióti ca. Luegode varios incident es (huelgas y enfrentami ent os ais­lados) el conflicto se agudizó produciéndo se un san­g riento choque entre obreros y fuerzas de la empresay la Liga entre el 9 y el 10 de agos to de ese año , cond ecenas d e vícti mas . El conflicto cu lmi nó el 20 deagosto , lueg o de la in tervención del e jército.

Posteriorme nte, a com ienzos de 1921) se repi­rieron sim ilares incidentes, y casi por Jos m ismos mo ­tivos, en orra de las grandes compañías enclavadas enel Chaco, La Forestal, de capi rales bri tánicos, m ono­po lizadora de la activ idad taninera en Chaco y na rrede Santa Fe, y con un a estructura p rod uctiva y labo ­ral sim ilar a la de Las Palm as. P recisamente en lospueb los del norte de esra provincia ligados a la act i­vidad de la em presa, se produjeron huelg as y enfren­tam ientos entre obre ros con la policía privada de lacompañía y agentes de la Liga Pat riótica. D ichos con­flicros fueron descritos por la litera tura histórica y re­creada en el filme Q/iebracho, entre otras muestras.

Enrre 1924 y 19 25 se produjeron - par mo t ivosesencialmente laborales- enfrenram ienros aislados en­tr e indígenas d e la reducción de Napalpí con colo­nos inicialm ente, y con policías luego, en e! in teriorde Chaco. Los sucesos conocidos como "La matanza deN apalpí" culm inaron con cerca de 200 abo ríge nes

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de la masa laboral en obrajes forestales yalgodonales.12

De este sintético listado, estos últimosson tal vez los que men or atención hanmerecido pese a que las fuentes disponi­bles permiten analizar, por ejemplo, quéconsecuencias producía, en términos deagi tación social, la masiva incorporaciónde trabajadores tem porarios y el parti cu­lar frenesí de la temporada de cosechaalgodonera.

El tema constituye sin duda una par­te insoslayable de la prob lemática socialdel Chaco en esta época y de allí el inte­rés por recrear el contexto económico y

ejecut ados por paree de las fuerzas po liciales, en unhecho que hasta la actual idad continúa siendo deba­t ido. Respecto a los conflictos agrar ios de la década delos treinta, también de fuerre repercusi ón exrrarre­gional, se hará un a breve alusión en notas post erior es.La bibliog rafía sobre estos temas es basta nt e ampliay variada, pero una buena síntesi s de estos conflictospu ede hallarse en Me Gee D eur sch, Contrarrtnoinaon,2003, y Cordeu y Siffred i, A lgarroba, 197 1.

12 Auoque la colonización de! inter ior de! Chacoestu vo d irig ida desde e! Estado, la acción en mareriade dis tribución de tierras fue deficiente e incon sran­te. La lent itu d en mensurar y conceder la tierra púb li­ca hi zo que vast as extensiones fuesen ocupadas "dehecho" por los pioneros. Tal precariedad , que en bue­na parte de los casos se mantuvo por años, ocasionóno ¡xx::as disputas en tre los co lonos; en tre estos conganaderos p rov en ientes de p rovinc ias lim ítrofes-también inrrusos-, y obviamente con las comuni­dades indígenas origi narias que intentaban frenar elavance de los blancos sobre su espacio viral. Por ot raparte, debe ant iciparse que durante la década de Jostreinta , y a conse cuen cia de la intensa circulaciónde capi ta les, la defi cient e est ructu ra de seg uridady de vías de com unicación , y un medio geográficopropicio, se reg ist ró en e! Chaco un fenó meno cono­cido com o "bando lerismo rural ", que se m ant uvovigente por varios años y llegó a hacer colapsar el sis­tema de seg ur idad d el territorio.

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demográfico, para explicar los problemaspuntuales que surgieron, especialmenteen el ámbito rural, como resultado de laafluencia humana en esta etapa.

En su mayoría, los problemas que sehan anticipado estuvieron relacionados di­rectamente con las características de cul­tivo, recolección y comercialización delalgodón, y ya por ese entonces, se suscita­ron distintas opiniones entre la dirigen­cia local respecto a los criterios con quedebía encarars e el controlo solución delos mismos . .Las antagónicas visiones sobreesta problemática provocaron interesan­tes debates en este sentido; el Chaco deentonces era simultáneamente "oro y mi­seria", según la perspicaz observación deuno de sus más lúcidos dirigenres.!"

El algodonero es una planta que -in­dependientemente de sus variedades­requiere de una sostenida presencia hu­mana para su desarrollo y cosecha, y comoes de suponer, las labores inherentes al cul­tivo y recolección en el Chaco fueroníntegramente manuales hasta años recien­tes. Ello requirió periódicamente la in­corporación de fuertes contingentes debraceros para ser destinados a estas faenas.Como referencia debe indicarse que por

13 En 1935 Juan Ramón Lesrani, uno de los máslúcidos analistas del Chaco de aquel entonces, publi­có un fascículoen el cual, con su característica agude­za, expresó su opinión respecto a algunas cuestionesque lo inquietaban sobre su tierra natal. El folleto,subtitulado Oro y miseria era, según sus propias pala­bras, un "hiriente alegato" para concienrizar a pue­blo y gobierno acerca de la dicotomía que podía ob­servarse en el Chaco de los años treinta : un territorioque en múltiples aspectos se mostraba floreciente ,pero que detrás de ese esplendor, ocultaba las mácu­las socialesengendradas por el propio fenómeno pro­ductivo. Lestani, Territorio, 1935.

ejemplo, parala campaña 1935-1936, sóloestas actividades involucraron a 129639trabajadores.14

Inicialmente, esta demanda se cubriócon mano de obra local -en buena me­dida indígenas-, pero la insuficiencianumérica de los nativos y la continua am­pliación de la superficie cultivada exigió elcomplemento de trabajadores que provi­nieron, espontáneamente o incentivadospor los gobiernos locales o nacionales, deprovincias como Corrientes, Santa Fe,Salta o Santiago, y aun de países vecinos,como Paraguay. Por ejemplo, para 1935los requerimientos extraordinarios (es de­cir, extralocales) calculados para la cose­cha de ese año hablaban de unas 30 000personas y, en efecto, ingresaron para lazafra 29407 braceros.' s

Teniendo en cuenta que la poblaciónpermanente del territorio ascendía enton­ces a 276343 habitantes, esta afluenciasignificaba elevar repentinamente en casi11% el número de personas residentes enel Chaco.

Pero además de braceros, temporal­mente arribaba también una verdadera"legión" de viajantes, comisionistas, ven­dedores y pagadores de todos los rubrosque buscaban tomar su porción en estetiempo de bonanza. El movimiento hu­mano que provocaba la temporada algo­donera ha sido cuantificado por registrosportuarios y ferroviarios especialmente, yal respecto se ha estimado por ejemploque, en 1936, casi 300000 personas"transitaron" por este territorio, es decir,ingresaron y egresaron por distintas vías.Debe advertirse que en cada uno de estosmovimientos periódicos, siempre queda-

14 Ministerio de Agricultura, Censo, 1936, p. 88 .J5 Castells, Memoria, 1937 , p. 93.

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ba un remanente de personas que aquíse afincaban.l"

Estos repentinos cambios demográficosprovocaban naturalmente el desborde dela administración territorial, lo cual se evi­denciaba particularmente en la incapaci­dad del Estado para ejercer un adecuadocontrol social. Por ejemplo el componentemedio que integraba la masa de coseche­ros y sus precarias condiciones de residen­cia, constituían desde el inicio un germende conflictos en los que la fuerza pública-por distancia, insuficiencia o incompe­tencia- pocas veces podía intervenir.

El periodo de cosecha algodonera im­plicaba así, especialmente en las zonas li­gadas a esta producción, una efervescenciaeconómica y social difícilmente observableen esta época en otras regiones del país.La frenética actividad, la circulación dedinero y el trajín humano otorgaban apueblos y colonias la imagen de atestadascolmenas en las que transacciones, rega­teos y disputas, formaban parte de la pos­tal. El certero relato de un coetáneo hailustrado elocuentemente el ritmo febrilde este proceso al comentar sus circuns­tancias en una de las localidades más vin­culadas a la producción algodonera, ima­gen esta que se repetía, aunque en otraescala, en los demás pueblos ligados altextil. 17

16 Por ejemplo, en el año 1936 entraron al terri­rorio por distintas vías 299 414 pasajeros , y salieron267613, quedando por lo tanto un saldo favorable de31 801 pe rsonas en e! Chaco. Datos tomados deCastells, Memoria, 1936, p. 84.

17 "En tiempos de zafra, la estación del ferrocarrilse hacina de cosecheros santiagueños y correntinos,q ue acampan en la playa de maniobras, conven idaen una bolsa de colocaciones, a cargo de colonos quetratan de obtener e! concurso de los braceros y de lle­varlos de inmediato a la chacra. Es pintoresca la dis-

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Naturalmente, y como directa conse­cuencia de este movimiento y de la masi­va afluencia humana, se elevaban tambiénde manera exponencial los porcentajes depleitos entre las personas. La fricción coti­diana en los espacios laborales; el hacina­miento en los sitios de alojamiento; dispu­tas por los precios de las "provistas" y enlos pesajes del algod ón.'" disponibilidadde dinero; espontáneas y primitivas formasde espatcimiento; alcoholismo; cansancioacumulado de extenuantes jornadas, y laslimitaciones institucionales para ejercerun adecuado control social, eran factorescombinados que favorecían y J?,?tenciabanlos conflictos de convivencia. 9

puta cuando escasea la mano de obra, entre los tratan­tes de parla tan difícil... [se refería a las diferenciasidiomáticas de los colonos].

Lascalles se atestan de camiones, volantas, sulkys,caballos, en los alrededo res del Banco, las cooperati­va, y las casas de ramos generales; los carru ajes de­ben colocarse en varias hileras , entre las cuales hande moverse con prolijidad de hormigas por imper­ceptibles hilillos de espacio. En las fondas, una huma­reda olorosa de frituras, tabaco y alcohol se mezdacon el rumulrn de voces, fanfarronadas, risas y penden­cias, como en las posadas de madera del 'Par-West'cinematográfico... Los almacenes y las tiendas debencerrar sus puertas varias veces al día, para atender laclientela que en ciertos momentos colma las depen­dencias, y renovar de hora en hora el públiro." Miran­da, Ciclos, 1980, pp. 253-254.

ra La "provista" era el conjunto de mercaderías-generalmente comestibles- que el propietario de lachacra suministraba semanal o quinccnalmente a losbraceros luego de comprarlas en el pueblo o patajemás cercano. El valor de las mismas -sobrecargadosnormalmente en 25 o 30%- se descontaba en el mo­mento en que el cosechero ent regaba su recolecciónpara el pesaje, también en básculas del propietariode! algodonal.

19 En un informe realizado por técnicos de laJunta Nacional del Algodón en 1939, uno de los ar-

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Los mismos, seguramente conteniblesdentro de un adecuado marco de controlsocial, se desarrollaban, sin embargo, enentornos rurales, lejos de las autoridades ode voluntades mediadoras. Las"garantías"del Estado no llegaban hasta los lugaresmás apartados del interior del territorio, yde esta forma, pequeños roces o diferenciaspersonales en estos ámbitos aislados, tran­sitaban casi inexorablemente el caminohacia un desenlace violento.

De allí que entre los problemas máscomunes que se dieron en el ámbito ruralen lo referido a conflictos de convivencia,se destaquen las agresiones físicas conlesiones, y los homicidios , sin soslayardesde luego los delitos sexuales, que aun­que habituales según la subrepticia infor­mación de los registros, son de difícilcuantificación por no haber sido hechos"denunciables" .

Estos delitos contra las personas, ade­más de los condicionantes descritos, teníantambién otros factores inductivos, comopor ejemplo el grupo social involucradoen la problemática, sus pautas culturales,el hábitat laboral, y, sobre todo, la permi­sividad legal para el porte de armas.

El componente medio de jornaleros,agricultores y braceros estaba integrado,como es de suponer, por las clases más ba­jas de la escala social. En el caso de losbraceros, aun el profesional de la recolec­ción, llamado "golondrina" porque alter­naba en las zafras de diferentes regionesdel país, era normalmente analfabeto o se-

gumentos usados para promover el desarrollo de lamecanización de la cosecha algodonera consistió enque ello "evitarfa la exploración del bracero adventi­cio , germen permanente de disturbios sociales comoconsecuencia de su lamentable condición económi­ca". Cosecha , 1942, p . 12.

míanalfabero.P sin instrucción adecuadaen el conocimiento de las leyes, y cuyo res­peto al "orden" se basaba más bien en eltemor que inspiraba una autoridad "visi­ble", que al autocontrol. Eran personas cur­tidas, acostumbradas a las privaciones de lavida itinerante, y con poco qué perder.

No obstante, la mayor parte de estamasa humana no venía al Chaco a buscarreyertas, sino una posibilidad de supervi­vencia por algunos meses. Usufructuabade los pasajes en ferrocarril costeados porel gobierno; alquilaba su fuerza laboral yla de su familia al mejor oferente, y luegoalternaba entre las chacras levantando loscapullos.

Aquí se alojaba precariamente, en elmejor de los casos en un cobertizo enel que se hacinaba con otras familias, ycon la intimidad preservada mediante di­visorias de bolsas arpilleras.?! Esta pro­miscuidad significaba en buena medidael inicio de conflictos que se dirimían ge­neralmente los fines de semana, días fe­riados o festivos .

La concurrencia a bailes, "boliches", jue­gas o reuniones espontáneas en algún"patio" o paraje cercano; el consumo dealcohol y la alteración de las emocionespropiciaban inexorablemente pendencias yejecución de venganzas.P En tal contexto,bromas, provocaciones o pequeñas diferen-

20 Según el informe Mara-Franchelli "60% delos cosecheros era analfabeto, no habiendo pasado elrercer grado los alfabetos". lbid., p. 15.

2 1 Bolsa de yute habitualme nte usada en el cam­po argentino para almacenamiento.

22 El "boliche" es una especie de taberna rural(antiguamente llamado "pulpería") , que sirve de apro­visionador dentro de un dererminado radio rural, ytambién de local de entretenim iento , en el cual seexpenden bebidas "al copeo". El "patio" O "bailanta" ,es un pequeño espacio improvisado (compactado y

Los LIMITES EN LA COLONIZACiÓN DE UN ESPACIO TERRITORIAL ARGENTINO 69

ciasde opinión eran motivadoras de pleitos,y estosdesembocaban casi indefectiblemen­te en la agresión física. Las riñas por ebrie­dad, juego o disputas sentimentales fueronconflictos recurrentes en el mundo ruraldel Chaco, tal como lo testimonian los par­tes diarios policiales de la época.

Lesionesy homicidios eran en la mayo­ría de los casos una consecuencia naturalde estas escaramuzas, ya que la mayo­ría de las personas portaba armas blancaso de fuego . El Código Rural lo autoriza­ba explícitamente en su articulado, y estadisposición -oportunamente discutida yrevisada- facilitó sin dudas la comisiónde delitos de sangte.23

la costumbre de portar y usar armas,normalizada entre las clases humildespor las letras del folklore rcgional .v" se

regado) de alguna finca, al que se lo prepara para unacelebración bailable circunstancial.

23 El Código Rural establecía: "La poli cía no po­drá prohibir o rest tingir el derecho de llevar armas, yen consecuencia, ninguna persona será registrada conel objeto de averiguar si lleva armas consigo [...] (art.253), pero aclaraba en el siguiente [...) Es prohibidosin embargo hacer ostentación de armas O llevarlas ala vista, bajo pena de 10 pesos de multa." (CódigoRl/ral, 1910). En 1918 se intentó reformar el CódigoRural, y se ponía especial énfasis en la reconsidera­ción de estos artículos . En el proy ecto de reforma seexplicaba que: "Dado el despoblamiento que existeen los territorios nacionales, no nos ha parecido pru­dente prohibir la porración de armas en la campaña,pero sí en los lugares poblados. El código actual nohace dife rencia alguna sobre el particular, sin dudaporque cuando se sancionó, había un número muyreducido de pueblos en los territorios." "Memoria delMinisterio del Interior 1919-1920", inédita, p. 338,en Archivo Histórico de la Provincia del Chaco (enadelante AHPCH).

24 La música popular denominada "Iiroraleña",en razón de que su ámbito de difusión (y nacimien­to) es el litoral argentino (espacio lindante con los

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mantenía viva además por la inducciónpublicitaria ejercida desde los periódicoslocales, en donde se podían ver avisos ilus­trados de armas de fuego incitándose a suadquisición para la defensa personal.

Por el mismo mandamiento culturallas cuestiones de honor se resolvían consangre, y en este sentido cabe destacar quelas venganzas por conflictos previos fueroncausa de un importante porcentaje de ho­micidios . Los partes policiales de entoncesreferidos a ello suelen habitualmente en­cabezar la información diciendo: "Por re­sentimientos anteriores se enfrentaron [...1,y en el hecho se produjo la muerte de unode los contendientes", lo cual reflejaba quela antigua práctica de los duelos por honorse mantenía vigente, aunque en los ám­bitos rurales la acción era espontánea y sinlas formalidades conocidas. De hecho, ysi cabe el ejemplo, pese a las prohibicioneslegales, esta práctica se mantuvo en los ám­bitos urbanos del Chaco -aunque esporá­dicamente- hasta principios de la décadade los cuarenta, y entre personas que noeran precisamente faltas de instrucción."

grandes ríos Paraná y Uruguay), y cuya máximaexpresión es el ritmo bailable en pareja llamado Cha­mamé, es la que penetró rápidamente entre las clasesbajas del Chaco por la periódica afluencia de jornale­ros provenientes de la vec ina provincia de Corrientes.Este tipo de música se halla rodavía muy vigente --50­

bre rodo en los ámbitos rurales- y sus letras suelencentrarse en la defensa del honor y la dignidad, loscuales deben preservarse -según los dicraclos-«, po­niendo en juego la propia vida en la satisfacción deuna ofensa. El "culto nacional al coraje", oportuna ycerteramente identificado por Juan Agustín Garcfaen su conocido libro La ciudadindiana, se halla per­fectamente expuesto en este género musical deArgentina.

25 La prohibición de la p ráctica de los duelosde armas había sido expresamente establecida en el

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la permisividad en la autorización pataportar armas constituyó sin dudas el prin­cipal factor desencadenante de hechos desangre, a tal punto que, en las estadísticasoficiales, entre las principales causas demuerte por motivos constatables figuranen primer lugar la bronconeumonía, se­guida de la tuberculosis; en tercer lugarla muerte producida por armas de fuego,y en quinto lugar la producida por heridasde arma blanca.F"

Hacia 1934 estos datos se tornaronpreocupantes y el gobernador Castells ini­ció gestiones para resrringir las licencias

artículo 270 de! Código de Policía de 1908. "Luegoque se tuviere noticias de estarse concretando un due­lo, e! funcionario que corresponda, procederá a ladetención de! provocador y a la de! retado, si estehubiere aceprado e! desafío , y no serán puestos enlibertad, hasta que bajo palab ra de hono r, ofrezcandesistir de su propósito." Código de Policía, 1908 ,p. 49. Sin embargo, existen constancias de que esrapráctica continuó en vigencia al menos hasta bien en­rrada la década de los cuarenra, tanto en e! ámbirolocal como en el nacional. En e! Chaco, fuenres de!año 1942 regisrran la permanencia de esra prácti ca,como puede observarse en e! incidente ocurrido enrree! secretario de la gobernación del Chaco, doctorCarlos Franco, y periodistas del periódico Norte, aquienes el primero desafió a una "reparación por lasarmas" por una denuncia en su contra publicada eneste medio. La VozdelChacoy El territorio , 8 de octu­bre de 1942.

26 Según lo consigna la Memoria Gubernativadel año 1934, de 2 544 decesos totales en el Chaco,excluyendo e! renglón señalado como "sin asistenciamédica" , puede observarse la siguiente escala en cuan­to a las causas principales: bronconeumonía, 233 ca­sos; tu bercolosis pulmonar, 171 casos. Los fallecidospor herida de armas de fuego (incluyendo los acci­dentes) fueron 156, mientras que los fallecidos porheridas de arma blanca fueron 64 . Enrre estas dos úl­timas causales se encuentra el sín cope card íaco , co n132 casos. Casrells, Memoria, 1934, p . 150.

que concedía el Código Rural en este sen­tido, ya que estaba probada su directa co­rrelación con los hechos de sangre.:" Almismo tiempo este funcionario procuróprevenir los desórdenes y riñas en el inte­rior del territorio, aplicando una meto­dología que le evitaba incrementar losrecursos policiales, cuyo aumento fuereiteradamente resistido por los poderescentrales."

En 1935, entre 3 213 decesos, y excluyendo los525 consignados como "sin asistencia médica", losfallecidos a consecuencia de heridas de armas de fue­go pasaron al segundo lugar, con 165 casos, luego dela bronconeumonía que causó 246 muertes. En esteaño, los fallecimienros por heridas de arma blanca su­maron 79 casos. Castells, Memoria , 1935, pp. 50-51.

En 1936, enrre 3 309 defunciones, aunque no sedetallan específicamenre las causas de muerte, en laMemoria de Gobi erno de este año figuran 370 casosproducidos por "causas externas", es decir -y según elpropio docurnento-, decesos producidos mayorita­riamente por heridas de armas de fuego y blancas.Castells, Memoria , 1936, p . 77 .

2 7 A la luz de los reveladores datos oficiales, elgobernador Castells solicitó asesoramiento al jefe dela policía de la capital federal: "La gobernación delterritorio nacional del Chaco se propone solicitardel poder ejecutivo, la adopción de medidas destina­das a restringir el abuso que importa la pocración dearmas que autoriza el Código Rural sancionado en1894, y que ya no responde a las necesidades de losmismos [...] A fin de documentar ampliamente lasmedidas que habrán de proponerse y con el propó­sito de estudiar las reglamentaciones existentes alrespecto en la capital federal, es que me permito so­licitar a usted, todas las disposiciones vigentes sobreporcación de armas, rogando por razones de premu­ra sirva ordenar que e! envío se lleve a cabo a la ma­yor brevedad" , en AHPCH, Copiadores de la secretaríade la gobernación del Chaco, gobernador José Casrells,26 de enero de 1934.

2" Una de las constantes de esta época en la rela­ción entre el poder central y los territorios nacionales,fue la permanente reticencia a aumentar y capacitar las

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Observaciones anteriores demosrrabanque la mayoría de los enfrentamientos yhomicidios se producían los sábados enlos boliches y bailes del interior, especial­mente como consecuencia del desenfrenoen el conswno de bebidas alcohólicas. Porello se inició una campaña en donde seimpondría el sistema del sábado inglés, porel cual se prohibía la apertura de localesese día, así como también el expendio debebidas alcohólicas en ferias, bailes y clu­bes.29 Estas medidas se complementaban

fuerzas policiales existentes en estas jurisdicciones. Seesgrimiere» en tal sentido carencias presupuestarias,aunque en el caso específico del Chaco, su cuantiosoaporte rentístico al fisco ameritó sobradamente laadaptación de la fuerza pública a su población en per­manente crecimiento. Por e! contrario, el número deagentes decreció notablemente desde la segunda mi­tad de la década de los veinte y durante la siguiente,en una relación inversamente proporcional al incre­mento de la población y la producción. Es precisa­mente en esta distorsión en donde se evidencia con ni­tidez la indolencia de la dirigencia nacional respectoa las necesidades de estas regiones de frontera,

29 En diciembre de 1933 el gobernador Castellssolicitóal ministro de! interior Leopoldo Mela "dis­ponga extender en los territorios nacionales los be­neficios de la ley 11.640 (sábado inglés)". Motiva esta"que habiéndose aplicado con anterioridad en brevesperiodos [se refería a su aplicación durante la gestióndel gobernador Vrillaud en 1932, Copiadores, Vril­Iaud, 8 de abril de 1932 y 9 de mayo de 1932], ade­más de las ventajas generales que evidenció, tiene e!excepcional efecto de provocar una enorme disminu­ción de los delitos de sangre en e! territorio. En elChaco estos hechos se han venido produciendo espe­cialmente los días sábados en los boliches del inte­rior, como se demuesrra con las planillas agregadas; laclausura de estos negocios los días sábados ha impe­dido las reuniones que terminan casi siempre en pen­dencias cuchilleras, con la consiguiente alteración delorden", en AHPCH, Copiadores de la secreraría de la go­bernación del Chaco, gobernador]osé Castells, 1 dediciembre de 1933, p . ] 13.

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además con la prohibición de carreras decaballos, riñas de gallos, juegos de taba ynaipes, muy difundidos en los ámbitosrurales,

El propósito era atinado, pero pocopráctico. En el Chaco de entonces no exis­tía una fuerza policial nwnéricamente su­ficiente y competente pata ejercer estoscontroles, y además sus propios integran­tes transgredían las normas, como puedecomprobarse en la documentación oficialy en los periódicos de la época, en los quela venalidad policial formaba parte de lainformación diaria.

Volviendo al estudio del enromo la­boral como factor de incidencia en estaproblemática, el análisis de los registrosofrece datos reveladores respecto a los lu­gares en donde se producían estos hechos,como también acerca de las categoríassociales involucradas.

Por ejemplo, para 1934, año en quepor primera vez se realizan estadísticasconfiables al respecto, se contabilizan 167homicidios en el Chaco sobre un total ge­neral de 533 delitos contra las personas.Las cifras revelan que la mayoría de loscasos se produjo entre los meses de eneroy julio, es decir, el periodo de zafra algo­donera, donde la afluencia de cosecherosera mayor. Allí se tienen los picos más al­ros, con 26 muertes en el mes de mayo,mientras que en septiembre ocurrieronsólo cuatro. Al año siguiente, el total dehomicidios se eleva a 230, y en 1936 al­canza su pico máximo de 238 casos.3D De

30 Para este año (1936) la población permanen­te del Chaco estaba calculada en 314 aoo habitantes.Sólo para brindar una referencia en las cifras, debedecirse que en la actualidad el Chaco posee 1 000 000de habitantes, y un homicidio común, aUlIque suce­da en el ámbito rural, sale rirolado casi indefectib!e-

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ellos, 186 Y194 hechos, respectivamente,fueron cometidos por trabajadores rurales.

De la misma manera, el mapa de loshomicidios revela que los mismos se co­metieron en las áreas circundantes a loscentros algodoneros más importantes,como Sáenz Peña y Quitilipi por ejem­plo. A su vez, 82% de estos homicidios(en promedio redondeado de estos tresaños) fue cometido por jornaleros y peo­nes, lo cual confirma que este tipo de de­lito se producía como directa consecuen­cia del tumultuoso frenesí de la cosecha yde la fricción cotidiana de la masa huma­na involucrada en esta acrividad.!'

Expuestos los datos, cabe preguntarseen qué medida esta problemática consti­tuía una real preocupación para la socie­dad, el gobierno local y, sobre todo, paralas autoridades centrales, que eran las queen definitiva controlaban los recursos fi­nancieros y humanos enviados a los terri­torios nacionales.

Debe señalarse en primer lugar que elestado de conflictividad social en los ám­bitos rurales, concretamente en lo que de­rivaba en delitos contra las personas, notenía por entonces la trascendencia que enla actualidad le otorgan a estos episodioslos medios de difusión. De hecho, los me­dios gráficos del Chaco no contaban enaquella época con un aparrado destinadoespecíficamente a lo que hoy se conocecomo la sección policial. La informaciónsobre hechos delictuosos aparecía indis­tintamente en cualquiera de las páginasde los periódicos, mezclada con noticias deotra índole y, en tales casos, refiriéndose

mente en la primera plana de los diarios locales debi­do a su carácter casi excepcional.

31 Datos tomados de Casrells, Memorias, 1934,1935 Y1936, correspondientes a los mismos aíios.

preferentemente a los delitos cometidoscontra la propiedad.

No eran muy frecuentes las referenciasa hechos de sangre, violaciones, incestos,raptos, estupros, etc., y cuando se aludíaa este tipo de delitos, la información ge­neralmente se circunscribía a episodiosocurridos en ámbitos urbanos, siempre ycuando su relevancia o la de los protago­nistas involucrados ameritase su publi­cación. Sólo en raras ocasiones podíanencontrarse noticias de esta índole referi­das a los ámbitos rurales y, en estos casos,se las presentaba de manera general yescueta, sin individualizaciones ni caracte­rización de los hechos; con un lenguaje deeufemismos y casi siempre apelando a laimaginación del lector cuando se tratabade delitos aberrantes. Aún no se practica­ba el "amarillisrno", y parecía ser de malgusto hablar del submundo de la vida co­tidiana en las clases más bajas.

De manera tal que la precariedad so­cial en los ámbitos rurales, si bien era ima­ginada entre la población urbana, no teníapor entonces difusión periodística. Salvola denuncia o el reclamo humanitario quese hacía siempre en términos generalespor algunos periodistas que escribían enmedios de orientación socialista-como Es­tampa Chaqueña-, poca atención se presta­ba, por ejemplo, a los altos índices de ho­micidios registrados en el Chaco de aquellaépoca. De hecho, estos datos, aunque pre­sumibles, eran desconocidos en su realmagnitud por el conjunto de la sociedad.

De todos modos, con mayor o menorgrado de conocimiento sobre esta realidad,tanto para el gobierno como para la socie­dad local en general, la cuestión no parecíarepresentar un problema determinante,puesto que entonces se asumía casi comoalgo natural que estos episodios ocurriesen

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dentro del componente social y el contex­to en que se producían. El contraste de per­cepciones entre una parte de la dirigenciay el gobierno frente a la cuestión en estaépoca, ha sido perfectamente plasmado enel folleto Oro y Mireria, del político y perio­dista chaqueño Juan Ramón Lesrani.V

De allí que a escala gubernamental lasmedidas supuestamente correctivas a estasituación carecieron de sentido comúny, por lo tanto, de efectividad. Lasdisposi­ciones restrictivas, como las del sábado in­glés, o las prohibiciones de algunos entre­tenimientos potencialmente inductores deconflictos no podíanser más que prerensio-

32 Sólo como una muestra de esta contraposición,puede comentarse lo que decía el gobernador Casrellsrespecto a las condiciones de vida y al trato Otorgadoa los trabajadores rurales : "el control sobre los pre­cios de artículos de primera necesidad ; el contr alorsobre las balanzas; la represión del juego y la ventade bebidas alcohólicas en laschacras, han servido parademostrar qu e ha sido una preocupación constantede este gobierno y de la Comisión de Braceros el me­jorar las condiciones de vida del trabajador rural, ylos resultados obtenidos han de ser sus mejores pro­pagandistas para el futuro" , Castells, Memrma, 1935,p.97.

A su vez, por la misma época, Lestani exponíaen su publicación los juicios que le merecían las con­diciones laborales y de residencia de los cosecherosde algodón y sus familias. "El cosechero que emigraanual mente de su provincia en número de más o me­

nos 25 000 para el levantamiento del algodón, es unavíctima de la expoliación común del trabajador. Selo contrata por determinados precios, pero rara vezse cumple esto. Esta gente trabaja en muy malas con­d iciones, pues las chacras carecen de galpones de al­bergue para sus peones, debiendo buscar cada uno deellos la mejor forma de afrontar las inclemencias deltiempo bajo los árboles, o en mal cubiertos techos depaja. Los altos precios que se fijan por la provisiónde comidas y por otras mercaderías de discutible ca­lidad, saldan generalmente los jornales del cosechero",Lestani, Territorio, 1935, pp . 36-37 .

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nes idealistas, ya que no se contaba conuna estructura policial capaz de irnplernen­rar estos controles en los ámbitos rurales.

Por otro lado, y tal vez en parte porlos motivos expuestos, desde el gobiernolocal hubo una inicial tendencia a minimi­zar o relativizar las altas tasas de delitoscontra las personas publicadas por la ofi­cina de esradfsticas de la propia gobema­ción, apelando al atenuante de que frenteal continuo incremento poblacional, estascifras no aumentaban sino que, en reali­dad, decrecían.

Pero paradójicamente, al mismo tiempoen que desde el gobierno se "naturaliza­ban" estos elevados índices y se presen­taba una ficticia imagen de la situaciónsocial del Chaco en Memorias de Gobier­no y discursos, por vía administrativa seclamaba ante los poderes centrales por unaumento en las plazas policiales, o la crea­ción de nuevas instituciones de control.Como otra paradoja cabe señalar queentre los argumentos de mayor peso uti­lizados para justificar estos pedidos, pre­valecían más los que aludían a la falta degarantías para la propiedad particular(muy válidos en aquel momento), queaquellos que podían demostrar la vulnera­bilidad de los pobladores rurales.

De todas maneras, las luces de alertapara la dirigencia nacional sobre algunosaspecros de la cuestión social en el Chacose prenderían a partir de una serie de su­cesos que trascendieron el marco regionaly conmocionaron a la opinión pública.

En primer lugar, el llamado mouimien­toagrario de 1936 (continuación de la granhuelga ocurrida en 1934),33 por su viru-

33 El movimiento agrario de 1936 fue la conti­nuación de un conflicto iniciado en el interior delCha co en 1934 y lide rado por una asociación que

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lencia y repercusión extrarregional, obli­gó a los poderes centrales a colocar entrelas prioridades la búsqueda de solucionesde fondo para mejorar el control social eneste cerritorio.P"

Por otro lado, estos sucesos se combi­naron con un simultáneo -y sintomátic(}­auge del bandolerismo rural, que si bienya venía asolando el interior del territoriodesde principios de la década de los trein­ta, pata este momento ejecutaba los asal­tos y secuestros más resonantes del país enaquellos años, volviendo impotentes a lasfuerzas de seguridad rerritorianas.P

tuvo actuación en otras regiones del país, y que seautodenominó Junta de Defensa de la Producción yde la Tierra. Esta agrupación, que inicialmente tuvoel propósito de mejorar los precios que se pagaban alcolono por el algodón, promovió las huelgas más vi­rulentas de esra década en el Chaco. Para 1936 lasmotivaciones de esta Junta adquirieron un tinte fuer­temente político, y la metodología de intimidaciónpuesta en práctica la convirtieron en una agrupaciónradicalizada y resistida por sus supuestos seguidoresy por la comunidad en general. Sus acciones violen­tas, que llegaron a hacer peligrar la campaña algodo­nera de ese año , terminaron cuando el gobierno lo­cal ordenó la represión del movimiento y la detenciónde sus principales dirigentes. No obstante, la eferves­cencia laboral producida por el conflicto, sirvió dealiciente -encre Otros motivos- para que los poderescentrales reirnpulsaran proyectos de creación de nue­vas instituciones de control social.

34 Hasta ese momento se habían creado esporá­

dicos cuerpos de gendarmería, o dispuesto efimerasampliaciones de los cuadros policiales para neutrali­zar temporalmente los conflicros, estallidos sociales,o problemas de seguridad. Resuelta la contingencia,esros cuerpos de gendarmería "volante" eran disuel­tos al cabo de unos po:os meses argumentándose mo­tivos presupuestarios.

3' Durante el primer tercio de la década de lostreinta comenzó a difundirse en el Chaco el fenóme­no del bandolerismo rural. El mismo, que se presen-

Este conjunto de eventos, queponíanal descubierto la verdadera situación deminoridad y desatención en la que se ha­llaba la mayoría de estas jurisdiccionesperiféricas, reimpulsarían precisamentedurante la segunda mitad de esta décadael reiteradamente postergado debate so­bre la creación de una fuerza especial deseguridad para los territorios nacionales.La discusión sobre el tema se prolongaríadurante los meses subsiguientes, hallandoresultados concretos a mediados de 1938,cuando se dispuso la organización de unanueva institución de control estatal des­tinada específicamente a estos espaciosrerritoriales.P"

El ciclo algodonero en el Chaco habíademostrado de esta forma las limitacio­nes del Estado en la conducción de estosmodelos de colonización en las regionesfronterizas, pero al mismo tiempo las ex­periencias serían capitalizadas para las

tó también en otros territorios nacionales -aunqueen menor magnitud-, tuvo como característica espe­cial en el Chaco una vigencia que se mantuvo duran.te toda la década; la espectacularidad de los asaltos ysecuestros, y los montos recaudados por bandolerosque a consecuencia de sus andanzas, terminaron con­virtiéndose en miros populares.

36 En julio de 1938 se sancionó la ley de crea­ción de lo que hasta hoyes la Gendarmería Nacional.Entre los argumentos más recurrentes que se esgrimie­ron en los debates parlamentarios, sobresalieron Jos

que aludían a la inseguridad e indefensión de los po­bladores rurales de los territorios nacionales, particu­larmente en el Chaco. De hecho, esra fuerza instaló suprimer regimiento en este territorio que por entoncesera considerado como el menos seguro del país, y fueen el área rural algodonera donde estrenó sus prime­ras operaciones. La acción de esta fuerza militarizadaerradicó el bandolerismo e inauguró una nueva épo­ca en la que la inseguridad rural dejó de ser una cues­rión determinante en la vida de este territorio.

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enmiendas que se realizarían en los añossucesivos. Se iniciaba a finales de esta dé­cada una nueva etapa en la consideraciónde estas jurisdicciones, en la que habríade allanarse el camino para una reformainstitucional de fondo en las mismas.

BREVES CONSIDERACIONES FINALES

Una vez organizados los territorios nacio­nales en 1884, quedaron bajo la tutelaestatal con una estructura política y ad­ministrativa casi enteramente dependien­te de las autoridades centrales. Con esteesquema se procuró integrar de maneraefectiva estas regiones a la vida nacional,mediante el fomento de la colonizacióny a través de un proceso progresivo ycontrolado.

Aunque el poblamiento fue dirigidodesde el Estado mediante leyes y políticasde fomento, este adquirió ritmos y parti­cularidades propias en función de la recep­tividad y/o las potencialidades producti­vas de cada una de estas jurisdicciones.

En el caso específico del Chaco, dichoproceso atravesó al menos por tres etapassuficientemente definidas si es que se con­sidera su evolución socioeconómica. Porsu relevancia y proyecciones, tal vez la másinteresante sea la que transcurrió entre lasdécadas de los veinte y los cuarenta del si­glo xx, en las que al tiempo en que semodificó el ciclo productivo -pasándosede las explotaciones forestales a la pree­minencia del cultivo algodonero- se pro­dujo también -y como consecuencia deello- una súbita y fuerte afluencia inmi­gratoria atraída por las alentadoras pers­pectivas de esta transición.

La constante multiplicación poblacio­nal; los bruscos cambios demográficos pro-

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ducidos por el periódico arribo de brace­ros; las deficiencias en la legislación, y laslimitaciones administrativas para atenderel vertiginoso proceso, ocasionarían losproblemas propios de este tipo de coloni­zaciones intensivas.

El fenómeno excedió ampliamente laplanificación estatal y las posibilidadesde la administración local, la cual pese aoscilantes intentos de adaptación, no pudoacompañar en tiempo y forma las crecien­tes demandas de una sociedad en des­bordante expansión. Las deficiencias enmateria edilicia, comunicaciones, seguri­dad, educación, justicia y sanidad fueronconstantes, y la capacidad de gestión degobernantes y fuerzasvivas locales,muy li­mitada, en razón de las restricciones im­puestas a autoridades y habitantes de losterritorios nacionales.

Las exteriorizaciones de algunos pro­blemas resultantes se verían con claridadparticularmente durante el transcurso dela década de los treinta, época en la que,paradójicamente, se manifestó con todosu brillo el éxito del cultivo algodonero enel Chaco. Los registros estadísticos, laprensa, algunos representantes de la di­rigencia local, estallidos laborales, y unainseguridad extendida en los ámbitos ru­rales, evidenciarían la precariedad en laque se hallaban algunos sectores de estasociedad que no llegaban a disfrutar delos beneficios del proceso, o se hallabanexcluidos de la protección del Estado .

Así, durante este periodo, con su for­midable crecimiento, el Chaco se exhibíapujante y como un paraíso productivo queatraía inmigrantes, empresarios, y tam­bién funcionarios del Estado para evaluarlas presuntamente ilimitadas posibilida­des de este territorio. Sin embargo, la pro­blemática social en esta sociedad en vías

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de formación no pareció recibir los m is­mos niveles de atención pot parte de lospoderes centrales, aparentemente más in­teresados en garant izar el flujo de rent aslocales al erario nacional que en rever­tir las carencias de buena paree de supoblación rural.

.A su vez - y salvo pocas excepciones-,entre la clase dirigente local pareció exis­tir un tácito acuerdo para promocionar elChaco en el orden nacional omitiendociertos aspectos oscuros de su realidad so­cioeconómica. Así, en discursos, Memoriaso informes, se percibía cierta tendencia anormalizar o "naturalizar" algunas situa­ciones sociales lacerantes, y a ocultar o sos­layar las qu e pudieran empañar la opu­lenta im agen de progreso que se habíaconstruido sobre esta jurisdicción, tan ne­cesaria para asegurar la continuidad de laafluencia humana y de capitales.

De manera que la problemática socialen general , y particularmente las condi­ciones de trabajo, de residencia o segur i­dad de las masas que proporcionabanmano de obra al proceso algodonero, noconsti tuyeron una pr ioridad en la agendade la dirigencia local ni nacional. En algu­na medida, esta escala de valores guarda­ba coherencia con los términos de unaépoca poco sensible a los problemas so­ciales y, además, en el Chaco estas eran lasexigencias de un proceso en el que la am­bición de rápido progreso se anteponía;los sentimientos de solidaridad con las cla­ses más bajas no estaba n incorporadoscomo un valor moral ni eran socialmenteponderables; el concepto de caridad pú­blica no estaba aún difundido; las insti­tu ciones normalmente encargadas de suprédica y ejecución (como la Igles ia) noestaban aún organizadas, y las de ben e­ficencia se hallaban apenas en sus albo-

res y operaban en restringidos espaciosurbanos.F

De allí que los asuntos inherentes a lacuestión social en los ámbitos rurales sóloadquir ían relevancia cuando sus mani­festaciones virulentas desbordaban la ca­pacidad de control de las inst itucioneslocales, y excedían, por sus dimensioneso consecuencias , el marco estrictamenteregional.

La creación de entidades que indirec­tamente se ocuparon de algunos aspectosde esta problemática en el ámbito rural(como la Comis ión de Braceros o la JuntaNacional del Algodón) instrumentadas en1935, serían los primeros tibios intentosde asistencia y control de este sector de lasociedad, y la antesala de una mejor aten­ción del trabajador rural, que se perfec­cionaría con la irrupción del peronismo.

Por lo demás, el Estado nacional quepor la ley 1532 se había arrogado el papelde tutor excluyente para garantizar la exi­tosa inclusión de estas jurisdicciones, tuvoimportantes limitaciones paracumplir conestos orig inales propósitos, puesto que laspoblaciones de todos los territorios debie­ron pasar por carenci as y desaten cionesqu e se hubieran evitado de haberse cons­tituido en tiempo y forma las insti tucio­nes representativas locales originariamen­te previstas.

No obstante, el inicio de la década delos cuarenta sería la oportunidad para e!comienzo de! debate en e! que se reconsi­deraría la reorganización de estas jurisdic­ciones y su inserción , ya como un idadesautónomas y con plenos derechos de sus

37 La Ig lesia empezó a orga nizarse en el Chacorecién a partir de 1939. H asta ese mom ento la laborpastoral la desarrollaron algunas órdenes relig iosas,con alcances limitados.

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habitantes, en la estructura de provinciasdel Estado. El Chaco en tal sentido, seríanuevamente utilizado como laboratoriode ensayo y base argumental de las refor­mas por venir, las cuales se cristalizarían acomienzos de la década de los cincuentamediante la provincialización de los pri­meros territorios nacionales."

fuENTES CONSULTADAS

Archivos

AHPCH Archivo Histórico de la Provincia delChaco.

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