SANTANDER VISTO POR LOS ILUSTRADORES

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Colección Pedro Casado Cimiano Santander vista por los ilustradores del siglo XIX La Cantabria IMPRESA Vol.01

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Primera entrega de la colección “La Cantabria Impresa”, dedicada a mostrar el patrimonio icnográfico de nuestra tierra. Aquí se ofrece un libro-catálogo de la colección de grabados atesorada por el reconocido coleccionista Pedro Casado, compuesto por un centenar largo de obras pertenecientes a los más reconocidos ilustradores del siglo XIX. En ellas se pone de manifiesto la relevancia que la capital de Cantabria adquiriría en esta convulsa época.

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Colección Pedro Casado Cimiano

Santander vista por los ilustradores del siglo XIX

La CantabriaI M P R E S A

Vol.01

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Santander vista por los ilustradores del siglo xix. Colección Pedro Casado Cimiano

La Cantabria impresa Vol. i

TExTOS:

© Del prólogo: Benito Madariaga.

© De la introducción: Fernando de Vierna.

© Del catálogo: Pedro Casado Cimiano.

© De las ilustraciones: Pedro Casado Cimiano.

© De la edición: Cantabria Tradicional, S. L.

1ª EDiCiÓN: Diciembre 2010

DiSEÑO Y MAQUETACiÓN: Consultoría Creativa, Cantabria Tradicional, S. L.

iMPRESiÓN: Gráficas Quinzaños (Torrelavega)

iSBN: 978-84-96042-99-5

DEPÓSiTO LEGAL: SA-828-2010

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo ex-cepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

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Prólogo

introducción

Catálogo de grabados

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ÍNDICE

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SALUDA

Desde hace ya tiempo el Ayuntamiento de Santander está realizando una labor de recuperación de los artistas menos conocidos de la región, salvándolos del olvido o rescatándolos de un superficial conocimiento, en muchas ocasiones limitado a un entorno reducido.

El Ayuntamiento de Santander está realizando una labor, callada pero ingente, de re-cuperación de los artistas menos conocidos de la región, salvándolos del olvido o rescatándolos de un superficial conocimiento, en muchas ocasiones limitado a un entorno reducido.

Con el nuevo rumbo de impulso a la dimensión cultural de la ciudad que seguimos firmemente, una de las labores imprescindibles es la de dar a conocer la imagen que de ella han percibido artistas de otras latitudes y que han plasmado después en sus obras.

Hasta ahora conocíamos las descripciones literarias a través de los testimonios recogidos en la obra del profesor Dámaso López García: Cinco siglos de viajes por Santander y Cantabria, publicada en la colección Pronillo. La imagen plástica de un periodo similar es la que contiene este libro, que recoge diversos ejemplares de la colección de grabados de la que es propietario el doctor químico don Pedro Casado Cimiano.

Casado Cimiano ha sido uno de los impulsores de la vitalidad cultural de esta región a través de su labor docente en la Universidad de Cantabria y de su trabajo como investigador de primera línea en cuestiones referentes al sector lácteo. Además, a lo largo de casi medio siglo ha ido recopilando en su propia casa, cuidadosamente, una de las más importantes colecciones de grabados españoles del siglo xix.

En esta obra se reúnen grabados de esa colección. imágenes de una ciudad que estaba viviendo unos de los momentos más importantes de su historia, el crecimiento económico derivado de la actividad comercial que llega a través del puerto, y el crecimiento urbanístico fruto de ese mismo tráfico portuario y de la llegada de los capitales formados por los hijos de esta tierra que culminaron fuera de ella el sueño de alcanzar prosperidad económica: los jándalos y los indianos.

Este libro nos muestra cómo fuimos y cómo nos vieron. Lo que nos ayudará a apreciar nuestro presente y a comprender cómo ha de ser la ciudad que ya estamos construyendo para el futuro. Un gran libro, por tanto.

Íñigo de la SernaAlcalde de Santander

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En el siglo diecinueve van a coincidir los cuatro procedimientos utilizados para repre-sentar la imagen: el dibujo, la pintura, el grabado y la fotografía. Los tres primeros tienen una señalada antigüedad que se remonta al Paleolítico en el que encontramos en las cuevas pinturas parietales en color, dibujos y grabados. Se pueden elegir algu-

nas de ellas, caso de Altamira o Lascaux, como ejemplo de la etapa del nacimiento de la figura, que se extiende de diferente manera prácticamente a los cuatro continentes. Pero en estos luga-res la utilización de las representaciones animales suele tener una intencionalidad mágica. Para que se hable de arte tiene que existir la búsqueda de la belleza en algunas figuras dotadas de una gran perfección y con un sentido decorativo. En este periodo del Magdaleniense, la ejecución de la imagen animal en las cuevas tiene un significado diferente, realista, bien propiciatorio, de captación, bien quizá exculpatorio hacia los animales que mataban y de los que se alimen-taban. La belleza era en estas muestras tal vez secundaria o un resultado fortuito ante los retos de la naturaleza. Junto a la pintura animalizada estaba la abstracta también en las cuevas con imágenes, quizá con un sentido también práctico y realista: escalas fosas, naves, cabañas, etc.

Ya en esos albores de la Humanidad, como decimos, nace el color generalmente unifor-me o, como en Altamira, con la combinación del rojo y el negro (pinturas bicromas) que resaltan el valor de la figura.

En la pintura romana sí existe ya una intención decorativa, como se aprecia en las ha-lladas en frescos, mosaicos y murales de Pompeya y Herculano que va unida a una estética predominante en el arte griego. En Egipto existe una búsqueda religiosa de perpetuación y una finalidad de ofrenda funeral y mitológica. La Edad Media y el Renacimiento es la etapa de un mayor esplendor con el dibujo artístico del retrato y la pintura en color en sus diversas modalidades, tanto civiles como religiosas.

El grabado va a estar siempre presente antes y después de la aparición de la imprenta, en madera, metal y cobre con grandes maestros, como Alberto Durero (1471-1528).

El siglo xix es el periodo más logrado y de esplendor al existir, como va dicho, los cuatro procedimientos de representaciones de la imagen, pero el grabado es el más popular. En 1805 se inicia en Barcelona la litografía y en Madrid la primera imprenta litográfica en 1819. La creación por Fernando Vii del Real Establecimiento Litográfico constituyó un avance en su difusión. Pero no olvidemos que el color llevado al papel era todavía caro y tenía dificultades técnicas. Entonces el grabado monocolor era el más frecuente en libros y revistas con la combinación del dibujo del que se sirve el grabador, técnica en la que sobre-salen autores especializados en estas dos formas de realizar la representación de la imagen. Durero y Goya son dos artistas de fama universal.

PRÓLOGO

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Hay en este siglo un libro destinado al pueblo que nos puede servir de ejemplo. Me refiero al Álbum poético publicado en Barcelona por Molinas en 1884, en el que colaboraron poetas, dibujantes y grabadores. Ya en este siglo abunda el color en papel en determinadas publicaciones de sátira política como “La Flaca”, o en libros de lujo y para felicitaciones na-videñas y estampas religiosas, de cumpleaños donde se escribían poesías y textos de amor.

El grabado tiene una finalidad explicativa y decora multitud de revistas con temas ur-banos, de tipos y costumbres, sucesos, etc. Gracias a estas revistas contamos con imágenes como las que aparecen en esta colección del Dr. Químico Pedro Casado Cimiano, de las que se han seleccionado las referentes al Santander del siglo diecinueve, generalmente xi-lografías. El título del libro es Santander vista por los ilustradores del siglo XIX en la colección de Pedro Casado Cimiano. Las láminas proceden principalmente de “El Museo Universal”, “El Panorama Universal” y de “La ilustración Española y Americana”. Son cerca de cien, de las cuales treinta se han coloreado a mano por su mujer Lucía Gutiérrez Montalvo. Es esta una tarea que enriquece el grabado y exige una especialización para no estropearlo. Para ello hay que tener paciencia y gusto estético. Las laminas reproducen escenas de las visitas a Santander de los Reyes isabel ii y Amadeo i, incendios de edificios tan frecuentes en ese siglo en nuestra ciudad, la catástrofe del vapor “Cabo Machichaco”, la inauguración de la traída de agua en Santander o la de la estatua de Pedro Velarde, así como las de espectácu-los, fiestas, etc.

Pedro Casado tiene escrito, entre otros, el libro Diccionario biográfico de ilustradores espa-ñoles del siglo XIX (Ollero y Ramos, 2006), donde el lector puede encontrar una relación de pintores, grabadores y dibujantes que sobresalieron en ese siglo. En lo que se refiere a la ilus-tración gráfica de autores que actuaron en Cantabria, Fernando de Vierna ha seleccionado, en un opúsculo titulado Cantabria en la ilustración gráfica de vanguardia, a los más conocidos de 1925 a 1939 (Carmichael Alonso, 2004).

Cada grabado de la colección Casado tiene un texto explicativo y se hace constar las dimensiones y si están coloreados.

La fotografía resultó cara al principio y no tenía entonces el carácter artístico y de re-portaje que va a cobrar después importancia en el siglo xx. Ya en el anterior se sacaron fotografías en 1861 con motivo de la venida a Santander de isabel ii. En algunas comarcas había dibujantes que reproducían por encargo retratos de personas al no poder hacerlos fotográficos por su precio. He visto algunos firmados en 1902 por Francisco Manchado.

Ante la aparición de este libro, aplaudo la decisión de Cantabria Tradicional, los editores que han tenido el acierto de dar a conocer esta obra que va a ser muy utilizada en el futuro entre nosotros. Eso espero.

Benito Madariaga de la Campa Correspondiente de la Real Academia de la Historia

y cronista oficial de Santander

PRÓLOGO

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La historia del grabado comienza en la antigua China, a mediados del primer mile-nio anterior a la era cristiana, cuando nació la xilografía, el método que permitía reproducir sobre un lienzo la imagen de las partes que sobresalían de un dibujo tallado previamente en madera, una vez impregnadas de tinta. Probablemente se

aplicara en Europa en el siglo xiV, aunque todavía no fuera una técnica muy extendida, pero cien años después se utilizaba para la reproducción de imágenes religiosas, que se podían encontrar en todos los hogares. Al mismo tiempo aparecía la calcografía —método por el cual se pueden reproducir imágenes grabadas en planchas metálicas que permitía profusión de detalles en el dibujo, por lo que fue muy bien recibido como método de repro-ducción de obras artísticas.

Sin embargo habría de ser la invención de la imprenta de tipos móviles por Guten-berg, en 1450, la que supondría el despegue definitivo de la utilización de las técnicas de grabado. La inclusión de marcas grabadas, que practicaban artesanos de todo tipo desde la antigüedad para identificar sus trabajos, se extendió a los talleres de impresión cuando estos comenzaron a proliferar. Esa identificación se hacía indicando el nombre del taller que lo había realizado e incluyendo una pequeña imagen con el distintivo de cada uno. Pero las principales destinatarias de los grabados, a partir del siglo xVi, serán las portadas, que se convierten así en verdaderas obras de arte de la ilustración.

A partir de la segunda mitad del siglo xViii, con la llegada del pensamiento ilustrado, la belleza cobra mayor interés para el editor, oficio que suele ejercer quien es también impresor. Se inicia entonces un periodo de esplendor para el grabado que comienza a ser reconocido, no sólo como una artesanía decorativa, sino como un arte plástico que debe ser protegido e impulsado. En España, para el desarrollo del grabado hay que tener en cuenta además otros dos factores importantes. El primero y fundamental, de tipo económico, el alto coste que supone para el país la importación de estampas producidas más allá de nues-tras fronteras. El segundo es la necesidad de situar a España al mismo nivel que sus países vecinos en la producción de cultura, cuestión que sólo puede ser llevada a cabo mediante la publicación de libros científicos profusamente ilustrados.

Los últimos años del siglo xViii son decisivos en el desarrollo del grabado. Nace la lito-grafía, es decir el grabado sobre piedra, utilizando para ello un sistema totalmente distinto de la xilografía, ya que la técnica litográfica se basa en un procedimiento químico, la incompa-tibilidad entre el agua y la tinta grasa. También aparece en estos años un nuevo tipo de gra-bado en madera, la xilografía a contrafibra o a testa, en la que el tallado se realiza con buril y no con un punzón o gubia, por hacerse de manera perpendicular a la fibra de la madera.

INTRO-DUCCIÓN

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En el siglo xix se prescinde de la imagen como objeto decorativo del texto y se con-vierte en su complemento. Es un tiempo en el que las técnicas de grabado avanzan impul-sadas por el desarrollo industrial, que posibilitó la aparición de nuevos procesos de repro-ducción, nuevas técnicas de fabricación de papel y más eficaces máquinas de impresión. Además, el progreso mecánico y productivo se vio acompañado por el desarrollo de las técnicas tradicionales de estampación. Las surgidas en el siglo anterior se desarrollarán a lo largo de éste. La litografía, que se expandirá por Europa a partir de las guerras napoleóni-cas, acelera y abarata el proceso al prescindir de la figura del grabador como intermediario entre el artista y el público. Esta técnica se verá asociada al movimiento romántico como complemento ideal de los textos literarios. Por su parte la xilografía a testa ha sido definida como el procedimiento ideal para el periodismo ilustrado ya que permitía grandes tiradas y se estampaba a la vez que el texto, como señalaba la publicación que introdujo esta téc-nica en España, el Semanario Pintoresco Español, en junio de 1838. También se desarrollará durante este siglo la cromolitografía, técnica que produce imágenes coloreadas por medio de impresiones sucesivas. Por último, y como técnica exclusivamente decimonónica, el fotograbado, descubierto en las primeras décadas del siglo experimentaría a lo largo del mismo un continuo desarrollo, se basa en las propiedades químicas de determinadas sus-tancias para fijar la luz. Este método acabaría descartando la utilización industrial de los demás en los primeros años del siglo xx.

El siglo xix es el escenario temporal en el que la calcografía queda definitivamen-te alejada de las industrias de reproducción de imágenes, viéndose limitado su uso a las posibilidades artísticas que ofrece. Sin embargo es también el periodo en el que las otras formas de estampación conocen sus mejores tiempos, por la diversidad y por la calidad de los resultados logrados, que serán claves en la aparición de un coleccionismo específico. Un coleccionismo del grabado del siglo xix como el que ha practicado Pedro Casado Cimiano durante más de 30 años. Pero Casado Cimiano no es sólo uno los más importantes colec-cionistas españoles. El interés y el tiempo que ha dedicado a su estudio lo han convertido en un experto en el grabado decimonónico, como quedó demostrado con la publicación de su Diccionario biográfico de ilustradores españoles del siglo XIX, al que se ha referido Benito Madariaga en el prólogo. La consulta de esta obra resulta imprescindible en un tiempo como el actual, en el que esta materia despierta un interés desconocido hasta ahora, como lo demuestra la celebración, este mismo año, del «Congreso internacional Relaciones entre Literatura e imagen a lo largo del siglo xix», organizado por el instituto Cántabro de Lite-ratura Española del siglo xix, que ha reunido en Santander a especialistas y estudiosos de varios países europeos y americanos.

En 2008 Pedro Casado Cimiano y su esposa, Lucía Gutiérrez Montalvo, depositaron en la Universidad de Cantabria una parte significativa de la colección de grabados para que fuera incorporada a la Colección UC de Arte Gráfico, donde conserva su propia identidad como «Fondo Pedro Casado Cimiano» que supera las mil piezas y ha dado nombre también al gabinete universitario, que ha pasado a denominarse «Gabinete de estampas Pedro Casa-do Cimiano». Desde entonces la Universidad de Cantabria está trabajando con ese fondo y ha organizado ya dos exposiciones: La España cómica en estampas, de marzo a abril de 2009, y El viaje por España, de mayo a junio de 2010.

Por su parte, Casado Cimiano ha venido cediendo fondos desde hace años para la rea-lización de exposiciones y publicaciones en toda España. También ha comenzado a sacar a la luz trabajos en los que su colección tiene una importante presencia, como es el libro Isabel II y los inicios de Santander como ciudad de veraneo, en colaboración con Mario Crespo López, donde, además de estudiar la historia de El Sardinero previo a su desarrollo turístico, anali-zan la relación de la reina isabel ii con Cantabria y su presencia en la ciudad de Santander,

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aunque sus aportaciones iconográficas eran completadas con imágenes procedentes de otros archivos y colecciones.

Ahora, en esta primera entrega de La Cantabria impresa la protagonista absoluta y única del libro es su colección de grabados del siglo xix, pero en su aspecto exclusivamente san-tanderino. Una selección hecha entre las imágenes de la ciudad de Santander que guarda en su archivo y que aquí se exponen como una relación encadenada de instantáneas a la que se podría calificar como la narración visual de cuanto sucede en la ciudad a lo largo de medio siglo.

Las siguientes páginas contienen 93 grabados con noticias, escenas costumbristas, retra-tos de personajes o paisajes de la ciudad; en los que la técnica de estampación que se repite con mayor frecuencia, más del ochenta por ciento, es la xilografía. Esta desproporción se explica precisamente por la superioridad de grabados aparecidos en publicaciones perió-dicas, como el primero que encontramos, que es también el más antiguo del libro. Está tomado precisamente del Semanario Pintoresco Español citado más arriba y en el se reproduce la que es, a su vez, la más antigua imagen de Santander, realizada en el siglo xVi �en torno a 1565� por el pintor flamenco Joris Hoefnagel, que habría de aparecer reproducido en la obra Civitates Orbis Terrarum, editada por Georg Braun, con grabados realizados por Franz Hogernberg. Del mismo año y de la misma publicación es el grabado que reproduce una vista contemporánea de la ciudad desde la bahía dibujada por Carlos Múgica y Pérez, am-bos ilustraban el artículo de Manuel de Assas dedicado a Santander en la sección «España Pintoresca». La última xilografía procedente del Semanario Pintoresco Español es un dibujo de la catedral de Santander, publicado diez años después, cuando el santanderino Assas era su propietario y director.

Entre el 20 de julio y el 13 de agosto de 1861, visitó por primera vez la ciudad de San-tander la reina isabel ii acompañada de su familia y séquito. El propósito no era otro que tratar un problema de salud que padecía con unas sesiones de baño en El Sardinero. La información sobre este viaje tuvo, como es lógico, repercusión en la prensa nacional y las revistas ilustradas no fueron ajenas a ella. De El Panorama Universal proceden siete de las litografías dedicadas a la visita real, todas ellas de dibujante y grabador anónimo. No sucede lo mismo con las otras dos, que proceden de El Museo Universal y reproducen dibujos de Fe-derico Ruiz grabados por uno de los más importantes xilógrafos de la época, el valenciano Tomás Carlos Capuz Alonso.

Recogiendo momentos de la feria de Santander en dos años consecutivos, 1870 y 1871, encontramos dos xilografías con dibujos de Francisco Pradilla Ortiz, que proceden de La Ilustración de Madrid. Cantidad que contrasta significativamente con los cincuenta y dos grabados procedentes de La Ilustración Española y Americana, la publicación más longeva. La Ilustración era continuación de El Museo Universal cuya historia asume en su primer número al indicar que era el año xiV de la revista. Salvo los dos últimos, que son fotograbados de 1896 y 1898, todas las imágenes que proceden de La Ilustración son xilo-grafías, lo que demuestra la predilección de sus gestores por esta forma de estampación. La materia de las mismas es muy variada, como corresponde a la revista y a la cifra de reproducciones, desde paisajes y retratos convencionales a las imágenes costumbristas, las escenas que giran en torno a los conflictos armados o el catálogo de ejemplares expuestos en una exhibición ganadera.

La única ilustración que ofrece una imagen industrial de la ciudad de Santander es el fo-tograbado de un dibujo del pintor burgalés afincado en Cantabria, Mariano Pedrero, publi-cado en el semanario Barcelona Cómica, que se autodefinía como «festivo, satírico, político e ilustrado». Forma parte del reportaje dedicado al Cantábrico dentro de un número especial, consagrado íntegramente a la mar, que apareció el 4 de agosto de 1894.

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Hay también una estampa publicada en La España Cómica, el suplemento del semana-rio Madrid Cómico en 1886, a doble página, con diferentes dibujos y caricaturas de temas y personajes del Santander de la época, entre los que podemos ver al escritor José María de Pereda o al periodista José Estrañi junto a personajes y escenas costumbristas.

En el repaso a la prensa periódica española he dejado para el final el comentario sobre la única publicación de Cantabria que aparece en esta selección de grabados. Se trata del Álbum-Almanaque de la Guardilla Artística, del que publica dos caricaturas, que aparecieron litografiados en el de 1870, dibujadas por Abelardo de Unzueta, uno de los ilustradores de la publicación, que tras dos años sin colaborar con ella, reapareció en 1873 como único colaborador gráfico. Estas dos caricaturas y una tercera aparecida en el mismo número son, al igual que la postura general de la publicación, de una ácida crítica social, en este caso dirigida a los primeros visitantes a las playas del Sardinero.

En cuanto a la presencia de Santander en publicaciones extranjeras, hay tres xilografías que recogen diversos momentos de la vida en la ciudad:

La primera procede de una revista francesa que recoge la resistencia de la ciudad, en el cruce de Cuatro Caminos, a las tropas de isabel ii cuando, en septiembre de 1868, se produjo la revolución conocida como La Gloriosa, que daría lugar al Sexenio Democrático.

En la segunda, que apareció publicada en L’Illustration, probablemente la más prestigiosa revista ilustrada francesa de la época, se puede ver al vapor inglés Lovely y al cañonero alemán Nautilus, fondeados en el puerto de Santander, en una de las estancias de ambos buques en la bahía para proteger a los extranjeros residentes en la ciudad, con motivo de los disturbios ocurridos durante la Primera República.

Por último, la publicación parisiense L´Univers Illustre, que recogió en sus páginas, en 1893, la noticia de la catástrofe del Machichaco mostraba entre la información gráfica una vista del aspecto que ofrecía la ciudad antes de la explosión del vapor bilbaíno, en la que se puede contemplar la zona próxima al lugar en el que estaba atracado.

Por lo que se refiere a obras procedentes de publicaciones no periódicas, la primera que aparece en estas páginas, tras la mencionada más arriba que reproduce la imagen publicada en el Civitates Orvis Terrarum, es la litografía francesa de Jourdan Vista de Santander publicada en Ports de mer d´Europe, hacia 1860, en la que se puede ver una ciudad con intenso tráfico por-tuario en el que aún conviven los veleros de dos y tres palos, con modernos buques a vapor.

A continuación nos encontramos con dos xilografías del libro Crónica de la provincia de Santander, de la serie Crónica General de España, cuyo autor es el ya mencionado Manuel de Assas, en las que se pueden ver dos paisajes santanderinos: una Vista del puerto de Santander, con la calle de la Ribera a partir del edificio de la Aduana y varios veleros atracados en el inmediato muelle, en ésta se pueden leer los nombres del dibujante y del grabador, datos que se desconocen de la otra, Vista del faro de Cabo Mayor, con una perspectiva desde los acantilados sobre los que se encuentra construido.

imágenes muy distintas de la actividad de Santander en relación con el mar son los fo-tograbados de Francisco Laporta en los que se reproducen tres dibujos del pintor y escritor santanderino Fernando Pérez del Camino. Obras que forman parte del álbum La Montaña, que publicó con Victoriano Polanco. Retrata en ellos el aspecto del Sardinero de la época, la actividad comercial del puerto y la importancia estratégica que tenía la ciudad cuando era el destino de una gran parte del correo trasatlántico.

Aparecen también en el libro dos cromolitografías, de las cincuenta que contiene el libro Historia de una mujer, del catalán Eusebio Planas, colección de imágenes que había aparecido por primera vez ese mismo año adornando unos paquetes de cigarrillos mejicanos. Estos cromos utilizan el lenguaje de las historietas gráficas, representando una escena en la que aparecen unos personajes cuyos diálogos se escriben al pie.

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La obra de la que proceden mayor número de grabados, nueve, es la de Rodrigo Ama-dor de los Ríos, Santander, de la colección España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza e historia, obra profusamente ilustrada a lo largo de sus más de 900 páginas, de la que se selec-cionan una serie de vistas y rincones de la ciudad.

Por último, hay algunas láminas que probablemente fueran impresas como estampas independientes: Una de ellas es la litografía Vista de la playa del Sardinero: En Santander, rea-lizada en la imprenta y Litografía de Hijos de Martínez, hacia 1870. En la que se puede ver el frente marítimo de la Primera playa del Sardinero, cuando iniciaba su andadura como centro de atracción turística. De la misma saga de impresores, pero con el nombre comer-cial de Lit. de J. M. Martínez, es la lámina en la que se expone el listado de miembros de la corporación municipal, presidida por el marqués de Hazas, constituida en marzo de 1877 como consecuencia de la promulgación de la Constitución de 1876.

Cierra el libro de Pedro Casado una portada de la revista Blanco y Negro de 1899, que reproduce una vista de la bahía de Santander, en la que no aparece ninguna firma, pero que pudiera ser obra de Eulogio Varela y Sartorio, pintor gaditano que había entrado en plantilla de la revista el año anterior.

En definitiva, a lo largo de las próximas páginas tenemos ocasión de ver cómo era la vida de Santander que mostraban a nuestros abuelos las revistas ilustradas, los libros y las estampas que se editaban con motivo de algún hecho importante. Sobre todo la perspectiva nacional, la que se ofrecía desde Barcelona y Madrid preferentemente. Un excelente trabajo que nos ayudará a imaginar cómo transcurrían sus vidas y a ambientar algunos pasajes de las principales páginas de la literatura montañesa del siglo xix, el siglo de Pereda, de Esca-lante y de Menéndez Pelayo.

Fernando de ViernaCentro de Estudios Montañeses

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CATÁLOGO DE GRABADOS

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Vista de Santander en el siglo xVi, copiada del dibujo realizado por Joris Hoefnagel y publicado por George Brawn en su Civitates Orbis Terrarum.

Grabado xilográfico, l0,5x18, publicado en el Semanario Pintoresco Español, Madrid, imp. y Est. de D. Baltasar Gonzá-lez, 1847, p.4.

Santander en el siglo XVIVista tomada desde cerca de San Martín 01

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Vista de la ciudad de Santander, con los barcos fondeados y las casas del muelle en primer plano.

Grabado xilográfico, l1,5x18,5, de dibujo de Carlos Mújica y Pérez (1821- ),: publicado en el Semanario Pintoresco Espa-ñol, Madrid, imp. y Est. de D. Baltasar González, 1847, p. 9.

Santander en el actual reinado02

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En primer plano barcos veleros y a vapor fondeados en la bahía de Santander, y al fondo una vista completa de la ciu-dad, en la que se destacan la catedral y las casas del muelle.

Litografía francesa de Jourdan, 31x44,5, impresa en el taller de Turgis (París), formando parte de la serie “Ports de mer d´Europe”.

Ports de mer d´Europe - EspagneVista de Santander 03

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Elegante pabellón de color rosa y blanco, levantado en Cajo para servir de apeadero a la Reina isabel ii y su séquito, al llegar éstos en ferrocarril a Santander, procedentes de Valladolid, el día 20 de julio de 1861.

Grabado xilográfico, 7,5x11, Publicado en El Panorama Universal, año iii, Num. 91, 4 de agosto de 1861, p. 244.

Tienda de campaña construida para desembarcadero especialde SS. MM. en Santander04

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Arco de triunfo levantado en Cajo, al lado del pabellón-apeadero del ferrocarril, para dar la bienvenida a isabel ii a su llegada a Santander el día 20 de julio de 1861.

El arco, que fue construido por los ingenieros de la empresa del ferrocarril del Norte, tenía un fondo blanco con guirnal-das de laurel, y ostentaba en el centro de su frente la carretilla y la pala con que S. M. el Rey inauguró los trabajos de la vía en la fecha (3 de mayo de 1852) que indicaba una inscripción.

En la parte superior se leía la dedicatoria del arco: “A S. M. la Reina la empresa del ferrocarril”.A la derecha en un tar-jetón paralelo al arranque del arco del centro se leía:

“Telégrafo, vapor, ciencias y artes, señalan tu poder por todas partes”.Y en el tarjetón correspondiente al lado izquierdo: “Páginas de adelantos y de gloria, en tu recuerdo consagró la historia”.

Grabado xilográfico, llx14,5, publicado en El Panorama Universal, año iii, Num. 91, 4 de agosto de 1861, p. 244.

Arco de triunfo levantado en Cajo por los ingenieros de la empresa del ferrocarril de Isabel II 05

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Vista exterior de la Catedral de Santander a mediados del siglo xix.

Grabado xilográfico, 10x12, publicado en el Semanario Pintoresco Español, Año 1857.

La Catedral de Santander en 1857.06