Relatos de Bilbao

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Historias y leyendas de Bilbao.

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  • HABLEMOS EN BILBAINO UN PUENTE SOBRE EL CORAZN SECRETOS DE MERCADOS Y MINAS UN PALACIO `TXIKITO Y ENCANTADO EL ARRIAGA Y SUS ESPRITUS EL GARABATO DE BILBAO EL TERRITORIO DEL TILO DE ESCALONES, PUENTES Y PASADIZOS PUPPY Y EL GIGANTE DE TITANIO MUS EN TIEMPOS DE GUERRA LA CASA DE LAS LEYENDAS SABOR A BILBAO

    BILBAORELATOS DE

  • HABLEMOS EN BILBAINO

    1 UN PUENTE SOBRE EL CORAZN 2 SECRETOS DE MERCADOS Y MINAS 3 UN PALACIO `TXIKITO Y ENCANTADO 4 EL ARRIAGA Y SUS ESPRITUS 5 EL GARABATO DE BILBAO 6 EL TERRITORIO DEL TILO 7 DE ESCALONES, PUENTES Y PASADIZOS 8 PUPPY Y EL GIGANTE DE TITANIO 9 MUS EN TIEMPOS DE GUERRA10 LA CASA DE LAS LEYENDAS

    SABOR A BILBAO

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    Edicin: 2014 Ayuntamiento de BilbaoEdita y coordina: Ayuntamiento de BilbaoPlaza Ernesto Erkoreka, 1. 48007 BilbaoTextos: Jon Uriarte LauzirikaFotografas: Ayuntamiento de BilbaoTraduccin: Bitez SLImpresin: Grafo, S.A.D.L.: BI-1234-2014

    PlazaFederico Moyua

    INDAUTXU

    ARTXANDA

    ABANDO

    CASCO VIEJO

    MuseoGuggenheim

    Bilbao

    SanMams

    Parque Casilda Iturrizar

    Plaza Circular

    PlazaZabalburu

    Puente del Ayuntamiento

    Puente Zubizuri

    Puente del Arenal

    Gran V

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    Avenida S

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    Paseo Campo VolantnRa de Bilbao

    Ra

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    ilbao

    Paseo Uribitarte

    Ribera

    INFORMACIN PRCTICA

    Bilbao Turismo: www.bilbaoturismo.netTurismo Bizkaia: www.mybilbaobizkaia.netEuskadi Turismo: www.turismo.euskadi.net

    OFICINAS DE TURISMO

    Bilbao Turismo Plaza Circular, 1. Edificio Terminus. 48001 Bilbao. Telfono: 944 795 760

    Bilbao Turismo. Museo Guggenheim Alameda Mazarredo, 66 (Guggenheim). 48009 Bilbao

    Oficina de Turismo del aeropuerto de BilbaoAeropuerto de Bilbao. Planta de Llegadas. Telfono: 944 031 444

    Papel fabricado a partir de fibras 100% recicladas y totalmente libre de cloro. El papel utilizado cuenta, entre otros, con los certificados ngel Azul y Cisne Nrdico.

    BILBAORELATOS DE

  • RELATOS DE BILBAO 3

    PERO ANTES DE PISAR LAS ACERAS debemos preparar el verbo. En Bilbao tenemos cuatro lenguas. De la cuarta hablaremos al final de estas lneas. Las otras tres son el euskera, el caste-llano y el idioma del Botxo. Cierto que todas las regiones y ciudades tienen su propio lexicn, pero nosotros lo llevamos al extremo. En ocasiones son palabras o expresiones nacidas de otras lenguas. Pero existe un puado cuyo origen es tan desconocido como interesante. Como el pro-pio Botxo. Viene a significar agujero. Historiadores y lingistas no se ponen de acuerdo sobre posibles orgenes. As que, como la vida son tres das y dos salen nublados, nos limitaremos a contar un fragmento de nuestra singular lengua bilbaina. Observarn que no hemos tildado el gentilicio. La respuesta es sencilla. Somos bilbainos con diptongo. Como deca Unamuno y antes Quevedo o Cervantes, el bilbaino y el bizkaino o vizcaino, si lleva tilde no es verdadero. Siempre tres slabas, nunca cuatro. Y dicho esto, arrancamos con el saludo.

    No se asusten si alguien les suelta un Qu! rotundo mirndoles a los ojos. No es un preguntar agresivo, sino un saludar diferente. Pueden responder con un socorrido Aupa!. Ms all de grito deportivo de nimo, y segn tono, sirve de saludo, de apoyo emocional o de condolencia. Pero si el giro de cabeza es ligero, conlleva indiferencia. Al despedirnos un bueno o beno, bastan. El ms oficial sera agur. Aunque, pese a lo que parece, no significa adis sino saludo y muestra de respeto. Quiz porque a los vascos en general, y a los bilbainos en particular, no nos gusta despedirnos.

    En cuanto a la forma de denominar a los dems, txirene es esa persona perejil de todas las salsas, que no se pierde una fiesta o evento, porque es en s misma una fiesta andante, plagada de ocurrencias. Si le dicen pitxin es un gesto carioso que significa pichoncito. Pero se emplea de manera popular para mostrar simpata. En cambio un txotxolo es una persona simple y un sinsorgo alguien con tan poca seriedad como gracia. Al pringado que aguanta lo que le echen, le decimos baldragas. Al pesado, cansagarri. Y al tipo de formas toscas y de poco lucir, jebo. Al mentiroso bolero, porque echa a rodar bolas que crecen. Al loco, chiflado. Dicen que puede venir de tocar el chiflo o silbato. Para el llorn tenemos la palabra maoso y por ello, al llorar por llorar, le llamamos hacer maas.

    Un chico viejo o birrotxo es un soltern sin visos de cambiar de estado. Y si escuchan que alguien es un peste, le estn mencionando a alguien cargante. Un borono es un paleto. No confundir con aldeano, ya que estos suelen ser muy listos. Conocido el personal y la fauna botxera, vayamos de potes o, lo que es lo mismo, a tomar algo. Para eso, si vamos con amigos, diremos que vamos con la cuadrilla. Y si la cosa apunta a fiesta, que vamos de parranda. Es costumbre que las rondas se paguen de manera alternativa, entre las personas de la cuadrilla, hasta que todos coticen alguna. Otra opcin es poner un bote o fondo, puesto a partes iguales por todos, que lleva con responsabilidad uno de sus componentes. Tambin llamamos bote a la propina. Si van de pintxos, pequeas tapas que se sirven en las barras de los bares y restaurantes, sepan que en Bilbao tambin se conocen como banderillas.

    Sigamos. El txoko es una sociedad compuesta por un grupo de amigos que se rene para comer, cenar o tomar algo. Su carcter gastronmico es su razn de ser. Antao era privilegio exclusivo de hombres, pero por fortuna esta mxima ya es pasado. Eso s, siempre son ellos quienes cocinan, preparan y recogen la mesa. Por lo general estn situados en lonjas. No crean que venden pescado. En Bilbao todo local es lonja. Un zurito es un corto o media caa y una caa equivale a una doble de Madrid o Barcelona. Un txikito es un vaso de vino. El txakoli es nuestro vino por excelencia. Puede ser blanco, el habitual, o tinto para gustos ms autctonos. Y si quieren tomar la ltima, pidan una espuela. Ah, si la comida es excelente y abundante, ser una jamada del copn.

    Si hablamos de estados de nimo o de salud, cuando alguien est larri es que tiene el estmago mal, tirando a triste. Y el que anda kili-kolo va regular de salud o de nimo. Un trompalari es un borrachn y pisar iturri, ir perfumado o pillar castaa significa que ha

    bebido ms de la cuenta. Tambin se llama kurda a la borrachera. All por 1894 hubo un cu-rioso club en Bilbao llamado Kurding Club. Estaba compuesto por jvenes de buena familia y mejor bolsillo. Tena como mxima el disfrutar de la fiesta y del buen beber, en sus famosas citas culturales. Al menos as las denominaban ellos. Tambin cabe resear que al coche del Ayuntamiento que recoga en las calles a los que haban bebido en exceso, para llevarlos a dormir entre rejas, era conocido como Kurding Car. Lo ms llamativo es que lo de kurda viene porque alguien hizo correr por la Villa que los kurdos eran un pueblo de mucho beber. Aadamos que un iturri es una chapa de botella. Su nombre proviene de una mtica gaseo-sa bilbaina llamada iturrigorri que an hoy, aunque fabricada en otras tierras, contina existiendo. Por cierto, en Bilbao no hace fro, sino fresco. La lluvia fina que moja sin darnos cuenta se llama sirimiri. Y cuando las aguas inundan las calles o la ra se desborda tenemos un aguadutxu. Y ahora hablemos de la comida.

    Si alguien dice le pegara un tarisco, se refiere a que le dara un mordisco o dentellada. Un tanque es un vaso grande y un katxi un vaso, por lo general de plstico, que contiene cerveza o vino con cola, es decir kalimotxo. Aqu los calamares a la romana son rabas y los mejillones mojojones. Las vainas, judas verdes y las alubias, judas rojas. Si esta ltimas llevan morcilla, chorizo y tocino, hablamos de alubias con sacramentos. Los bgaros, pue-den ser mencionados como caracolillos o magurios. En cuanto a la antxoa, pregunten en un restaurante y evitarn errores.

    Sobre objetos y nombres, a la capucha de una prenda de abrigo le llamamos choto, a un tres cuartos impermeable trinchera y a una cazadora chamarra. Un estante en Bilbao es una balda. Al cubo de agua le decimos balde, para referirnos al dinero hablamos de chines y si echamos un cohete estamos lanzando un chupn. Decir tu-ru-r a alguien, para indicar que no se est de acuerdo o que de eso nada, es tambin nuestro y proviene del francs. En cambio lo de llamar calcos a los zapatos no tiene claro su origen. Pero a los zapateros en Bilbao se les llamaba calqueros. Adems solo en nuestra tierra se hace chinchn al brindar. Una expresin que proviene de un antiguo instrumento militar, compuesto por campanillas.

    Respecto a lugares singulares y otros asuntos, no existe parte antigua de la ciudad. Aqu lo llamamos Casco Viejo, el Kasko o, an mejor y ms autctono, las Siete Calles. El parque de Doa Casilda es el Parque de los Patos. Y San Mams siempre fue conocido como La Catedral. Por cierto, no existe el nuevo campo. Es el mismo, girado 90 grados. Por supuesto jams digan el Bilbao para hablar del equipo de ftbol de la Villa. No existe. Hubo uno llamado as y se disolvi para integrarse en el viejo, primigenio y nico Athletic Club. Al que cariosamente llamamos Athletic.

    Antes de terminar les vamos a contar un secreto: tenemos un color ms que el resto. El azul Bilbao. Bsquenlo. Dicen que es el de los pauelos de fiestas, del cielo limpio tras la lluvia un atardecer de verano y el que utiliz el ejrcito estadounidense en la Guerra de la Indepen-dencia tras ser llevadas all las telas por un comerciante del Botxo. Por cierto, a los bilbainos tambin nos llaman chinbos, chimbos o tximbos en recuerdo de un pjaro que antao poblaba los cielos y rboles de la Villa. Si quieren saber ms sobre expresiones y palabras existe el Lexicn bilbaino de Emiliano de Arriaga donde encontrarn autnticos tesoros. Otro da seguiremos caminando por l. Hoy tenemos otro recorrido por hacer. Recuerdan que les deca que exista una cuarta lengua en Bilbao? Pues se llama ra, en femenino, y es la que hoy vamos a seguir.

    aupa!

    kili-kolotrompalariPitxin

    Nos acompaan?

    Hablemos enChinesBILBAINO

    El Botxo. As llamamos nosotros a Bilbao. Incluso Botxito cuando exige un plus de cario, por encontrarnos lejos

    de l. Y a lo largo de las siguientes pginas lo vamos a recorrer juntos, como dos amigos cuando uno le ensea su casa al otro. Mostrando

    lo que hay, lo que hubo y lo que significa.

  • RELATOS DE BILBAO 4

    All, tras intentar liberarle del demonio a base de exorcismos y plegarias, fue interrogado en varios idiomas. Nada dijo. Pero cuando menos lo esperaban, pronunci una palabra Lirga-nes. Tras varias pesquisas, descubrieron que exista una localidad, cercana a Santander, con ese nombre. Y decidieron que un fraile, llamado Rosendo, llevara al joven a dicho pueblo. Quiz all, estuviera la respuesta.

    As fue. Poco antes de llegar se adelant al gru-po y camin hacia la casa de Mara de Casar. Al verlo, ella le reconoci y rompi en sollozos. Y all se qued. Pero nunca volvi del todo. Viva en su propio mundo. Iba descalzo y a menudo desnudo. Lo mismo le daba por comer, que por ayunar durante das. Apenas hablaba. Hasta que una maana, nueve aos despus, se lanz de nuevo a las aguas y volvi desaparecer. Pero esta vez, se fue para siempre.

    Dado que la ra sirve tanto para partir como para llegar, continen con nosotros en este viaje. Para que no se pierdan, la tendremos como referencia. Siempre fue as. De hecho las calles arrancan junto a las aguas o con ellas como punto de partida. Tanta es su importancia, que le hemos pedido perdn. Hubo un tiempo que nos dio riqueza a cambio de perder su limpieza. A veces se enfadaba. Como en 1983 cuando se desbord llevndose a Bilbao y otras localidades consigo. Pero aprendimos. Le hemos devuelto su esplen-dor con un intenso plan de regeneracin y una inversin sin precedentes. Pueden hacerlo por tierra o por agua. Porque ella, agradecida, se deja de nuevo surcar y hasta nadar. Por cierto, tiene hasta su da. El 22 de junio. Siempre hay que celebrar el cumpleaos de los seres queridos.

    Al fin y al cabo, somos una tierra que huele a mar. Un lugar donde las aguas surcan el corazn de la Villa bombeando vida y muerte, comedia y drama. Donde hoy vamos y maana volvemos, pero nunca nos detenemos. Porque eso es la ra y eso es esta Villa, desde que alguien decidi que el mundo tendra ombligo y se llamara Bilbao.

    ilbao no es sino el hijo predilecto de la ra. Y para conocerlo, hay que hablar antes con ella. Un buen lugar

    es, sin duda, el Puente de San Antn. El que uni desde ambas mrgenes desde la noche de los tiempos. La espiritual y la carnal. Vieja iglesia y nuevos tiempos. Las dos partes del corazn de una Villa. As fue, incluso, antes de que fuera fundada. Por eso vamos a viajar hasta el lugar donde todo comenz.

    Tres siglos antes, ao arriba o abajo, exista un almacn de mercancas donde ahora nos encontramos. El lugar que ocupa la iglesia de San Antn. Fue construido sobre la roca ms grande, de manera que las aguas la bordearon, recorrieron y, muchas veces, inundaron. Como los amores que matan, la ra deja estar, pero de vez en cuando recuerda quin manda. Bien lo saban nuestros antepasados. Por eso constru-yeron una muralla, que pueden ver si entran en la iglesia y miran tras el altar. Pero primero vayamos al puente.

    Dicen que tambin existi antes de que Don Diego Lpez de Haro fundara la Villa. De hecho no es uno, sino muchos. Tantos como veces ha renacido. Ya en 1334 hicieron uno en madera para sustituir al anterior, que se fue con las aguas tras una riada. En 1463 se rehzo en pie-dra con traza gtica y en 1593 se destruy por otra riada. Los frecuentes aguadutxus, que es como llamamos aqu a las lluvias que inundan, sobre todo, las partes bajas de la Villa y las zonas cercanas a la ra, lo dejaron malherido y tuvo que ser demolido en 1882. Es entonces cuando surgi el nuevo puente. Por cierto, tam-bin se le llama de Atxuri, por la ubicacin del

    lado en el que se encuentra la iglesia del santo.Destruido durante la Guerra Civil, se reconstru-y al final de la contienda. Sepan adems que hubo un tiempo en que convivi el viejo puente con el nuevo, hasta que el primero fue derruido. Imaginen un pueblo capaz de tirar abajo el smbolo de su ciudad en pro del progreso. As somos en Bilbao. Tan tradicionalistas como progresistas. Tan romnticos como prcticos. Por todo ello, pasear por este puente es recorrer nuestra historia. Aunque les invitamos a que miren tambin hacia arriba.

    Ven a esa figura en lo alto? Es el Giraldillo. Lo escribo con mayscula pues es uno y propio. Tiene ocho pies de altura, es de bronce y habla con las gaviotas. Tal es su estrecha relacin, que si ellas lo visitan sabemos que viene tormenta. A cambio, el Giraldillo les cuenta los susedidos, que es como llamamos a los cotilleos y a los sucesos, o las viejas historias de antao.

    Como la de las sirgueras que ocupaban las ribe-ras de la ra hasta comienzos del siglo pasado. Mujeres de delantal y pauelo en la cabeza que recorran los mrgenes tirando de las sirgas o maromas para arrastrar con sus brazos las barcazas, camino del mercado y las minas. De ellas escribieron ilustres plumas, de aqu y de all, sorprendidas ante tamaa fortaleza y cruel destino. Tambin les cuenta el Giraldillo que la famosa sardinera que recorra la orilla usaba a veces transporte pblico. El tren de Santurtzi ola diferente si llegaban o se iban con sus joyas marinas. Tampoco se olvida el viga de San Antn de incluir en su relato las aventuras de quienes nadaron en la ra, por trabajo, apuesta o simple placer. En 1839 un bando prohibi

    baarse desnudo en ella o hacerlo, pese a man-tener ropa y pudor, en horario laboral. Muchos desafiaron la norma. Quiz porque, en el fondo, tenemos algo de atlantes. Y por eso se sigue contando la leyenda del hombre de Lirganes. No la conocen? Pues asmense desde el viejo Puente, escuchen al viga y miren hacia el inte-rior de las aguas.

    El ser que se entreg a las aguas A mediados del siglo XVII en un lugar de la ve-cina Cantabria llamado Lirganes, vivi el ma-trimonio Francisco de la Vega y Mara de Casar, con sus cuatro hijos. Tras quedarse sta viuda, mand al segundo de los vstagos, Francisco, a estudiar a Bilbao. La idea era que aprendiera el oficio de carpintero. Y eso hizo hasta que en 1674, vspera de San Juan, se fue a nadar a la ra con unos amigos. Se lanz al agua, comenz a nadar y, de repente, le perdieron de vista. Como era buen nadador no le dieron importancia. Pero segn pasaban las horas, comenzaron a temer lo peor. Llegada la noche, lo dieron por muerto.

    Cinco aos ms tarde, unos pescadores que faenaban en la baha de Cdiz buscando camarones vieron algo extrao en la aguas. Un ser marino con apariencia humana. Y como apareci, volvi a desaparecer. Para su sorpresa, volvieron a verlo ms veces. Hasta que un da, aprovechando la marea baja, lograron atraparlo entre sus redes. Al subirlo a cubierta, descu-brieron que era un joven, de piel muy blanca y cabellos rojizos. Pero haba algo ms. Unas grandes escamas bajaban de su garganta hasta el estmago y otras tantas recorran la espina dorsal. Asustados, le llevaron al convento de San Francisco.

    Dicen que el mar es masculino cuando lo ves desde tierra y femenino cuando navegas por sus aguas. Y algo de eso pasa

    en Bilbao con la ra. Cierto que un ro cambia de gnero cuando se acerca a su desembocadura y se llena de sal, pero hay algo ms. Lleva sabor a madre. Y un olor inconfundible. El de la vida que viene y va, desde antes de que pisramos

    este planeta. Porque ella siempre estuvo ah. Por eso vamos a visitarla en este viaje que ahora iniciamos.

    sobre el corazn

    un

    puente

    En las obras de restauracin integral de la iglesia, que tuvieron lugar entre 1996 y 2003, se descubri un muro de 2 metros de anchura, rodeando la llamada roca de Atxuri, que dicen enlaza-ba con el lienzo de la muralla que proceda de la calle Ronda.

    En la puerta de entrada a la iglesia aparece escrito: Agregada a la Baslica de San Juan de Letrn, que no es otra que la Catedral de Roma. Adems, el trazado de la iglesia junto con el puente forman parte del escudo de la Villa.

    El puente de San Antn actual fue construido entre 1871 y 1877 por Pablo de Alzola y Minondo y Ernesto Hoffmeyer. Es un puente de piedra, formado por dos ojos separados por un tajamar. Lo construyeron cerca del lugar que ocupaba el primigenio puente

    medieval. Por cierto, cuando se tir el antiguo y pese a ser el smbolo de la ciudad, nadie protest. Curioso en un pueblo aferrado a las tradiciones. Quiz pensaron que todo sacrificio es aceptable cuando se buscan nuevos caminos.

    POR SI TE INTERESA

    Como los amores que matan, la ra deja estar, pero de vez en cuando recuerda quin manda

    B

  • RELATOS DE BILBAO 5

    o se podra entender el nacimiento de Bilbao sin la ra y su crecimiento sin lo que sucedi en sus riberas. Por eso

    vamos a seguir el recorrido, sin alejarnos mucho del Puente y la iglesia de San Antn. Porque un par de metros mal medidos bastan para encontrarnos con un gigante que sabe lo que es vivir pegado a las aguas. El Mercado de la Ribera.

    La gastronoma para los vascos viene a ser una religin. De ah que Bilbao tenga por templos a tiendas, restaurantes y mercados. Ejemplo de ello es ste lugar. No hace falta que necesiten viandas para llenar estmago, despensa o cazuela. Incluso puede que estn de paso y no tengan previsto comprar. Da igual. Alimentar el ojo es una prctica tan bilbaina como efectiva. Y si luego se llevan una joya culinaria a sus hogares, miel sobre hojuelas. As que vamos a visitar el mercado. Que, sea dicho de paso, no es uno cualquiera. Es el ms completo, segn el Guinnes, y el cubierto ms grande de Europa. Es ese edificio gris, con detalles en rojo, negro y blanco que reposa cual barco anclado en la ribera. O como estacin de tren, aguardando vagones invisibles. Incluso a modo teatro, esperando que suba el teln y bajen los sue-os. Porque, en realidad, es todo eso y mucho ms. El mercado comenz a crecer en este lugar por su ubicacin. Todo empez en el XIV, cuando los pues-tos de frutas, verduras, pescados, carnes y especias se situaron en la Plaza Vieja, pegando a San Antn. Y por aquello de resguardarse de la lluvia fueron cu-brindose. Pero no era suficiente ni cmodo. As que, en 1928, comenz a construirse el edificio que tienen ante ustedes. Un ao ms tarde abra sus puertas. Entonces el barco surc mares, la estacin recibi pasajeros y el teatro inici la obra ms universal. La del da a da de una villa en movimiento. Luego recorreremos su exterior. Ahora entremos.

    Actualmente hay 60 puestos, el 207 es el ms veterano. Despacha chacinas, derivados del cerdo y pertenece a una familia que ha pasado testigo comercial y puesto de generacin en generacin. As lo atestiguan las fotos que all encontrarn en las que aparecen descargando un carro de caballos. Por en-tonces, frente al mercado, estaba la fbrica de hielo, al otro lado del Puente de la Merced. Un puente que son dos. El de San Francisco, que ya no existe porque un incendio acab con l, y el de la Merced, que ocupa su lugar y esconde una leyenda.

    Si se acercan vern unas extraas figuras junto a las ocho farolas. Son diecisis seres alados, dispuestos en parejas, a ambos lados del puente. Dicen que es cosa del ingeniero que lo dise, tras quedarse prendado de una historia que recorra las calles a principios del siglo XV. Al parecer estos seres vivan en las zonas boscosas del actual barrio de San Francisco. Y algunas noches recorran las orillas. Poco o nada se saba sobre ellos. Ni siquiera si eran macho o hembra. Solo que iban en pareja, buscando almas tristes y solitarias. Cuando llegaban a su vera los rozaban con sus alas. Y, al hacerlo, las personas cargaban energas, rezumaban optimismo y encontraban su felicidad. Quienes buscaban pareja la encontraban y quienes la tenan, afianzaban su amor. Quiz no crean en leyendas. Pero, si pasan por all, toquen sus alas por si acaso. Pero antes hablemos de aquellas minas que hoy son recuerdo. Saben que an existen?

    La riqueza de las minasHasta mediados del XIX cualquier habitante de Bizkaia poda extraer la mena. De hecho apenas era necesario escarbar porque el mineral estaba por todas partes. Pero todo lo bueno se acaba y el asunto pas a explotarse por un selecto puado de empresas. Desde siempre los arrabales combinaron actividad portuaria y minera, dada la riqueza del subsuelo. Ven la orilla frente a San Antn y el Mercado de la Ribera? Pues tanto hacia el mar como hacia el barrio de La Pea hubo minas. Algunas famosas. Como las de La Julia, San Luis, Malaespera o la Abandonada de Miribilla. Una zona, por cierto, cuyo nombre viene de Mira-villa, por ser la parte alta desde la que se divisaba Bilbao. Y si rica era su superficie, an ms lo fueron sus entraas. De ah que despidiramos al XIX y recibiramos al XX agujereando el agujero. El Botxo fue ms botxo que nunca. Casas y barrios crecan a la par que sala el mineral de la tierra. Hasta que cerrando el pasado siglo, por los 70, las lmparas se fueron apagando.

    Tan solo quedan los recuerdos de los ltimos mineros. Pero las galeras estn ah. Ven el muelle de Marzana? Por l desemboca una que llega desde los bajos de Bilbao la Vieja para morir en la ra. Si tienen la suerte de coincidir con marea baja, vern lo que queda del carga-dero donde arribaban las gabarras para llevar material camino de Sopuerta o de los Altos Hornos. Incluso dicen que guarda los viejos rales por donde viajaron las vagonetas. Tiene un aire tan distpico, que ha acogido rodajes de anuncios, documentales y pelculas.

    Al inquietante sonido del silencio se aade el de un manantial que la recorre. Nos recuerda que una vez tuvo vida. De hecho, ella y otras, todava guardan minerales. Pero ya no resultara rentable su extraccin. Como curiosidad, la puerta de acceso se encuentra junto a un restaurante de nombre Mina. Es de metal y tan discreta que nadie imaginara que esconde secretos similares a los del Palacio de Granito de La Isla Miste-riosa. Dicen que dentro no hace ni fro ni calor. Como si de un limbo se tratara. O de una luna. Porque as luca toda esa zona hasta que fue rehabilitada, tras una importante inversin, que arranc en 1992. Ahora la componen viviendas, parques y una vida que ya nada tiene de minera. Salvo un grito que naci all y an permanece: Alirn! Alirn! el Athletic es campen! Empezando por Pichichi y terminando por Apn!.

    Es habitual emplear la expresin Alirn para hablar de xitos deportivos. Pero naci en Bilbao. Son por vez primera tras ganar el Athletic Club la Copa, el 10 de mayo de 1914, ante el Club Espaa. Aqul da pas de los locales de cupls a las calles de Irn, donde se jug la final y despus a Bilbao. Anteriormente, Tere-sita Zaz haba incluido las palabras Athletic y cam-pen en una cancin cantada por la artista Marietina, escrita por Retana y Aquino, que originalmente deca En Madrid se ha puesto de moda la cancin del Alirn. Y no hay nadie en los Madriles que no sepa esta cancin. Hoy las nias ya no entregan a un galn su corazn, si no sabe enamorarlas al comps del Alirn. Alirn, Alirn, Alirn pom, pom, pom!. Tras escuchar corear al pblico bilbaino [...] el Athletic es campen, Zaz lo cambi. Pero de dnde vena lo del Alirn? Pese a lo sealado por la RAE sobre el presunto origen rabe de la palabra, su adaptacin de-portiva tiene que ver con las minas de la ra de Bilbao. Siendo casi todas explotadas por britnicos, cuando el acero era de buena calidad se colocaba un cartel en el que pona All iron, todo acero. Esto supona paga extra. De ah el jbilo. Los mineros, que desconocan el ingls, lo lean y pronunciaban de manera literal. Al-irn. Y su adaptacin al ftbol y a los xitos del Athletic fue cuestin de tiempo. Quiso el destino que una gabarra utilizada en los aos mineros e industria-les fuera la nao en la que el equipo surc las aguas, camino del Ayuntamiento, para celebrar ligas y copas en loor de multitudes. De alguna manera, todo volva a su origen. Pero la de la gabarra es otra historia. Una de las muchas que nos quedan si siguen recorriendo con nosotros la ra de Bilbao.

    Una moneda siempre tiene dos caras. Y la economa de Bilbao tambin las tuvo. Las dos M. Mercado y Minas. De manera que unas veces caa de un lado y otras del contrario. O no. Porque ambas convivieron desde los orgenes como dos novios que se miran desde ambos lados de la ra.

    DE MERCADOS Y MINAS

    SECRETOS

    En 1840 se comenzaron a cubrir los puestos y en 1870 ya estaban cubiertos la totalidad de ellos con una tejavana para sobrellevar las inclemencias meteorolgicas. Poco despus se construy un recinto en hierro colado y forjado y cristal.

    En 1850 se estableci un servicio de control de calidad para el pescado, la leche y la carne.

    El 22 de agosto de 1929 se inaugura un nuevo edificio realizado en hormign armado, obra del arquitecto Pedro de Ispizua y realizado en estilo racionalista.

    Entre 1872 y 1873 se construy el primer horno alto vasco, que empleaba carbn mineral.

    PARA APUNTARN

    Alirn viene de las minas de la ra de Bilbao, cuando el acero era de buena calidad se colocaba un cartel All iron, todo acero. Esto supona paga extra, y de ah el jbilo

  • RELATOS DE BILBAO 6

    Les gustan las historias con pasadizos? Y de lugares que no son lo que parece? Saben

    cul es el rincn de los txikiteros? Y el origen del vaso ms raro del mundo? Para responder a estas preguntas nos vamos hasta un palacio, que no es palacio. De hecho se le conoce como La Bolsa de Bilbao, aunque no contenga mercado de valores.

    Y ENCANTADO

    UN PALACIO

    TXIKITO

    dems, no siendo taberna, se ofrece cual templo de sus mximos representantes. Curioso verdad? Para conocerlo visita-

    remos las Siete Calles. All se encuentra el Palacio de Yohn. Conocido como el Centro Cvico del Casco Viejo.

    Cuentan que tuvo pasadizo y que llegaba hasta la ra. Si se asoman, cuidado con no caer, busquen una bve-da en direccin al Palacio. La ven? Por ah discurra. O discurre. Aseguran que sigue abierto. Lo utilizaban para transportar el gnero. Pero algunos creemos que su cometido era ms pecaminoso. Al fin y al cabo en l todo es misterio. Empezando por su origen.

    La primera versin data del siglo XIV, cuando exista una casa torre junto a la muralla que rodeaba Bilbao. Por entonces quienes imponan su poder en Bizkaia eran los jauntxos o familias poderosas. De sus prime-ros dueos no hay constancia, pero a mediados del XVI fue un tal Gaspar de Bilbao. Con los aos lo he-red su hija Mara y despus Magdalena, hija de sta, que se casa con Francisco de Salazar. ste ltimo in-cluy la torre, junto a otras, para la dote de su hijo. Fue este ltimo caballero quien se empe en darle aire de palacio, en el siglo XVII. As pasaron las generaciones hasta que Francisca Luisa de Salazar cambi su desti-no. En 1783 alquil tres lonjas, entresuelo y un cuarto a unos comerciantes llegados del Reino de Bohemia.

    Los Groh y los Gotscher procedan de las tierras de los Habsburgo, que actualmente ocupan la Repblica Checa y en concreto su capital Praga, y eran ferreteros. El negocio iba bien gracias a las minas y el comercio, pero al arrancar el siglo XIX hay disputas entre los he-rederos. Y un tal Juan Jorge Yerschik, socio de los Groh se hace con l. Pasan las dcadas y siguen llegando ciudadanos de habla alemana. As se referan a los ale-manes, austriacos y hngaros que componan este co-lectivo dedicado a la ferretera, quincallera, porcelana

    y cristalera. Pero un tal Leandro Yhon, empleado de Yerschik, le sucede al frente del negocio y lo convierte en lugar emblemtico.

    El porqu se acab conociendo como La Bolsa sigue siendo un misterio. Quiz responda a que haba de todo o a la orografa del terreno. Lo nico cierto es que as pas a la historia antes de que existiera la Bolsa de Bilbao. Una vez ms pasan los aos y los propietarios hasta que llegan las inundaciones del 83 y lo arrasan todo. En 1987 el Ayuntamiento se hizo con l. En l encontrarn restos de la muralla y un mirador privi-legiado que permite ver el nuevo Bilbao e imaginar el que fue. Pero antes acrquense al monolito de los txikiteros. Porque tambin est all.

    El txikitero, de Bilbao de toda la vidaLos txikiteros no son raza ni especie, pero son nuestros y estn en vas de extincin. Hablamos de ese grupo que recorre bares de vino en vino. Cada 11 de octubre tiene una cita con la Virgen de Begoa. O como aqu se la llama, la amatxu. Hay dos ramas. Los que cantan siempre y los que cantan a veces. Los primeros han pasado al imaginario compartido. Los segundos pasean an por las calles. En ambos casos solo beben vino. Lo que le diferencia de ese otro grupo llamado cuadrilla que ingiere otras bebidas. Nunca come, aunque inviten. Tampoco se le ver emocionado ante un pote. Es una excusa para hacer senderismo tabernero. Y no es el txikitero amigo de trago largo, sino de uno corto y solitario. El adecuado para poner punto y aparte y cambiar de taberna.

    En un grupo clsico, encontramos de cuatro a ocho componentes. Pero no hay norma escrita ni ley sa-grada. Y si entrar no es fcil, salir es ms difcil. La ley txikitera dice que quien se incorpora paga y luego se sigue la ronda. Las tertulias tratarn sobre la tierra, la gastronoma, el clima o el Athletic. Prohibidas, poltica y religin. Los chistes, sobre todo los verdes, en voz baja. Las carcajadas, altas y abiertas. Y los cnticos, ce-rrados. Puedes rer con ellos, pero no les chafes el tono.

    El txikitero opinar de cualquier tema aunque no tenga ni idea, algo muy de Bilbao, pero jams sobre intimidades. Se han dado casos de txikiteros que cincuenta aos despus desconocen el estado civil del resto. Acudirn solos, tengan o no pareja. Algunos son grupos de chicos viejos o solterones. Otros, casados

    con derecho a fuga y ronda de potes. Por fortuna, ahora llevan usos y ritmos ms suaves que antao, y el beber es menos importante que el compartir recorrido, charla y bilbainadas. Al fin y al cabo llevan con orgullo, entre la ra y el cielo, la banda sonora de nuestra Villa.

    En cuanto al vaso de txikito, ya casi haba desapare-cido. Pero poco a poco regresa. Podrn encontrarlo en tiendas de regalos y en algn bar. Existieron varias ver-siones. La ms popular ofreca 623 gramos repartidos en 9,5 centmetros de alto, 6 de ancho y 5 milmetros en el borde. Para la base, 5,5 centmetros, y para el vino 4. Pero exista un modelo ms radical. Solo un cuarto para lquido. Lo justo para un breve trago. Aunque el primero era el ms utilizado.

    Su origen data de los tiempos en los que el vino llegaba en carros, transportado en pellejos. Por aquello de la temperatura era servido en jarras de loza y de ah, al vaso. La primera de las versiones sobre su origen cuenta que la reina Victoria Eugenia visit Bilbao en los aos veinte, con sus hijos Carlos y Luisa. Para en-galanar la Villa se colocaron lamparitas de cristal, con una vela en su interior. Alguien pens que aquellos candiles podran tener otros usos y los repartieron por bares y tabernas. Los tasqueros, viendo su diseo, decidieron usarlos como vasos. Y as surgi el uso y la bilbainada. Disen que viene Errea, a visitar Bilbor. El prnsipe txikito con ella vendr. Pero hay quien apunta a otro origen.

    El ebanista Miguel Gallaga acudi al palacio de la poderosa familia, vinculada a la siderurgia, Lezama Leguizamn para arreglar unos armarios. Al abrirlos, descubri los vasos. En realidad eran probetas para guardar las muestras de los minerales extrados en las minas. Eso explicara su forma, culo y grosor. Y esta teora aade que los famosos candiles de la bilbainada que antes les referamos se colocaron por la visita de Amadeo de Saboya y no por la reina. Pero eran ms altos, con ms fondo y espigados. Tras su marcha fueron reciclados como vasos de txakol y no de txikito. Sea como fuere, el xito del vaso de culo grueso provoc que una empresa de Badalona comenzara a fabricarlo. Hasta que, arrancando los noventa, se le arrincon por la merma de txikiteros y acusado de antiguo. Lo que son las cosas, con el tiempo aquel vasito feo se ha convertido en un her-moso cisne de cristal.

    A principios de marzo de 1908, la crisis obrera por la que atravesaba Bizkaia provoc tensiones de todo tipo. Pero hubo una muy curiosa. Tocaron algo sagrado. El 4 de marzo, y por el aumento del impuesto sobre los vinos en funcin de su graduacin, los dueos de los almacenes de vinos de Bilbao decidieron cerrar sus puertas y no vender a las tiendas y a las tabernas. Al cierre se unieron los taberneros, quienes, adems de unos impuestos ms bajos, exigan el derecho a poder abrir los domingos de feria. Fue una especie de ley seca para los habitantes de la Villa, quienes acabaron comprando vino en la parte trasera de las tabernas y de forma clandestina.

    Sea como fuere el pulso a aquel Alcalde Ibarreche y a las normas impuestas por las autoridades autctonas y forneas demostr que, en Bilbao, con el vino no se juega.

    PARA APUNTAR

    La ley txikitera dice que quien se incorpora paga y luego se sigue la ronda. Las tertulias tratarn sobre la tierra, la gastronoma, el clima o el Athletic. Estn prohibidas las de poltica y religin. Los chistes, sobre todo los verdes, en voz baja, pero las carcajadas, altas y abiertas

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  • RELATOS DE BILBAO 7

    Hay peras con fantasma y teatros con espritus. El Teatro Arriaga es de los segundos. Para conocerlo hay que recorrer su exterior,su interior y su inquietante historia.Ya antes de nacer, las llamas marcaron su vida. Fue cuando naci en Bilbao el germende lo que luego sera el actual teatro.

    iempos en los que el arte se mostraba a cielo abierto. Calles por butacas, ventanas por plateas y como teln el caer de la no-

    che. Aquellos artistas y los que aplaudan desafiaban a la climatologa esquivando lluvias y fros. Nosotros no seremos menos y nos vamos a ir all. Al Teatro Arriaga.

    No hay forma de perderse. Se encuentra en la ribera de la ra. Segn bajamos por el puente del Arenal, a la dere-cha. Y le gusta exhibirse. Se le ve de lejos. Todo empez en 1799 cuando, harta de perder la partida contra las nu-bes, la Villa decidi poner paredes y techo a actuaciones y representaciones. Primero erigieron un coliseo en la calle Ronda. Acrquense e imaginen la escena.

    En Bilbao cada calle tiene un secreto y sta guarda muchos. Por ejemplo, qu pudo suceder para que una noche de 1816 sufriera un devastador incendio. Todo qued reducido a cenizas. Fue un duro golpe para los amantes del arte y cost volver a emprender una empresa similar. Hasta que lleg una fecha clave: 1834. El ao en que se levanta el Teatro de la Villa. Fue exactamente donde hoy est el Arriaga.

    Fueron tiempos complejos, porque tuvo lugar la primera Guerra Carlista. Y ya se sabe que en los conflictos blicos, puentes y edificios singulares llevan las de perder, sea para detener al enemigo o para que no disfrute de ellos. El Arriaga aguant no una, sino dos Guerras Carlistas. Esos perodos en los que la ciudad estaba sitiada se denominaban Sitios. De las reuniones que se celebraban bajo un famoso tilo, del que hablaremos cuando visitemos el Arenal, surgi una sociedad llamada El Sitio.

    Pero regresemos al teatro. Medio siglo despus de su construccin, guerras y penurias econmicas lo daan y es derribado. Curiosamente, como sucede con el campo de ftbol de San Mams, tres aos antes de su adis haban comenzado las gestiones para levantar otro teatro all mismo. En Bilbao nos gusta cambiar, pero manteniendo algo del ayer. Ser el carcter. O que somos un agujero y, como tal, todo debe suceder en el mismo lugar. Lo que no impidi que hubiera de-bate. Los vecinos de Bidebarrieta se quejaron de que aqul edificio cerrara su salida a la ra. Y obligaron a los responsables a buscar una solucin. sta lleg de la mano de Joaqun Rucoba, arquitecto nacido en Lare-do, que ampli los muelles y reorient el edificio.

    El 31 de mayo de 1890 tras cuatro aos, un milln de pesetas y ms de un quebradero de cabeza se inauguraba el nuevo teatro. Su nombre, igual que la plaza, pretenda ser un homenaje a Juan Crisstomo de Arriaga. Un msico tan enigmtico como el propio teatro. Su nombre completo era Juan Crisstomo Jacobo Antonio de Arriaga y Balzola. Si quieren saber dnde naci solo tienen que caminar un poco y llegar al 51 de la calle Somera.

    Recuerdan que les dije que las calles guardan secre-tos? Para encontrarla deben plantarse delante del 12. Porque ese es ahora su nmero. Por ella correteaba Arriaga. Fue bautizado el mismo da de su nacimiento en la parroquia de los Santos Juanes. Era el pequeo de ocho hermanos. Su padre, de nombre Juan Simn, era organista y fue quien le ense. No necesit mucho. A los tres aos ya tocaba el violn. A los once compona y deslumbraba con sus actuaciones y a los trece finalizaba su primera pera. De ah que, ya por entonces, le denominaran el Mozart de Bilbao. Si son amigos de las casualidades les gustar saber que naci exactamente cincuenta aos despus que el genio austriaco y que ambos fueron bautizados como Juan Crisstomo. Y si Mozart muri joven, Arriaga an ms. Falleci con 19 aos en Pars, donde haba sido enviado por su padre cuatro aos atrs para estudiar violn, vctima de una enfermedad pulmonar.

    Las adversidades de un teatro nicoPero en el estreno del teatro no fueron sus partituras las interpretadas, sino La Gioconda de Amilcare Ponchielli. Aunque hubo otras cosas que sorpren-dieron ms aqul da. La iluminacin elctrica y una agradable novedad. Quienes no consiguieron una entrada pudieron seguir las actuaciones a travs del telfono, a razn de quince pesetas la llamada. Y as, con conferencias incluidas, arrancaba de nuevo el tea-tro. Pero nada es para siempre. Dur 25 aos. El 22 de diciembre de 1914 un nuevo incendio acababa con l.

    Pareca la venganza del atormentado Erik, de El Fan-tasma de la pera. No hubo vctimas, pero lo arras todo. Y hubo que volver a empezar. En esta ocasin el arquitecto fue el bilbaino Federico de Ugalde, que present el flamante edificio el 5 de junio de 1919. Esta vez son Don Carlo de Giuseppe Verdi. Y a ella le siguieron otras. En 1977 fue declarado Monumento Histrico-Artstico. Pero no es hasta 1980 cuando

    comienzan a devolverle su esplendor. Y a falta de fuego, fue el agua quien lo golpe. Stanos y parte baja acabaron inundados en agosto del 83. Dola verlo rodeado de fango, rboles, fragmentos de todo y nada y embarcaciones naufragadas para siempre. Pero el espectculo deba continuar. Y tres aos despus, el 5 de diciembre, abra sus puertas. Desde entonces sigue ah. A la vera de la ra. Por fuera luciendo neobarroco, por dentro guardando misterios.

    Si pueden, entren y suban las escaleras. Djense llevar por la alfombra. Es de una nica pieza y creada para este teatro. Tanto ella como sus predecesoras han sido caminadas por gentes que buscaban emo-ciones en penumbra. Y a veces, algo ms. Porque el espectculo no est solo en el escenario. Hay tanto o ms en sus rincones. Como en el palco inspirado en el Orient Express o en los destinados antao a las viudas, de carcter ms austero y discreto. Si se fijan, todos descansan sobre mnsulas con forma de titanes. Atlantes poderosos que sostienen el peso de la curiosidad.

    Al fin y al cabo teatro, palabra de origen griego, significa lugar para contemplar. Y el Arriaga tiene mucho que ver hasta cuando est vaco. En cada asiento hay un algo que lo habita. El eco de un Bilbao que nunca se quem, ni se ahog del todo. Pese al fuego, el agua y el tiempo, volvi a levantarse. Pocos teatros han vivido tantos infortunios, ni tantos cometidos. En sus bajos se instal en 1854 el primer telgrafo elctrico que comunicaba el puerto con el lugar de reunin de los comerciantes. Y en 1892 acogi a la recin nacida Bolsa de Bilbao.

    Adems, para iniciar nuestras fiestas de agosto, el pregn y el lanzamiento del cohete, llamado txupin, de Aste Nagusia se llevan a cabo desde uno de sus balcones. Curiosamente, junto al pregonero y a la txu-pinera, lanzadora del cohete, aparece Marijaia. Seora de la fiesta. Icono de la Semana Grande. Y de la misma forma que el Arriaga vive pegado a la ra y sufri la ira del fuego, Marijaia cierra la fiesta quemada sobre las aguas de esa misma ra. Pero cada ao vuelve a resurgir dispuesta a disfrutar de este corto rato que llaman vida. Igual que el Arriaga. Por eso cuenten por el mundo que hay un teatro en Bilbao donde no vive un fantasma vengativo, sino un espritu invencible que sigue tan vivo como el primer da.

    Desde su apertura, el Teatro Arriaga fue considerado plaza de primera, lo que asegur el paso por Bilbao de los principales actores y compaas del panorama teatral. Slo la Guerra Civil supuso un freno, aunque recuper la normalidad una vez terminado el conflicto.

    En la actualidad, el Teatro Arriaga es gestionado por una sociedad annima, de capital enteramente municipal, que se constituy el 3 de octubre de 1986.

    POR SITE INTERESA...

    La alfombra del Arriaga, de una nica pieza, ha sido caminada por personas que buscaban emociones en la penumbra.Y a veces, algo ms. Porque el espectculo no est solo en el escenario. Hay tanto o ms en sus rincones

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    Y SUS ESPRITUS

    Arriaga

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  • RELATOS DE BILBAO 8

    POR SITE INTERESA...

    No hay ciudad, villa o pueblo sin casco antiguo o parte vieja. Salvo Bilbao. Existe un Casco Viejo. Pero nos gusta denominarlo Siete Calles. Explica mejor nuestros orgenes. Crculos y lneas dibujadas por el destino un da que cerr los ojos y se dej llevar. Han intentado adivinar mensajes ocultos en un garabato?

    maginemos una poblacin en medio de un valle, con caseros y torres diseminados por l. La vida nunca fue fcil y menos en 1300.

    Por entonces, el Botxo estaba rodeado de una muralla que una las torres. En su interior guardaba tres calles. Tendera, Artekale y Somera. Las rodeaba un muro de seis metros de alto por dos de ancho, que empez a construirse 34 aos despus de la fundacin de Bil-bao. Las disputas con la Tierra Llana, resto de Bizkaia, generaron ms torres y muralla. De esta forma salu-damos al siglo XV con otras cuatro calles: Belostikale, Carnicera, Barrenkale y Barrenkale Barrena. Y as llegamos al nombre de las Siete Calles.

    Somera, la calle de arriba, contaba con cuadras para caballos, tiendas y posadas. Artekale, la calle de en medio, estaba habitada por plateros, entalladores, carpinteros y calqueros, que era como llambamos al zapatero remendn que colocaba su puesto en los portales. Tendera era cobijo del comercio textil. Dicen que fue en ella donde Isabel la Catlica jur los Fueros vestida de aldeana. Belostikale por su parte, acoga a pescateros y sardineras, dada su proximidad al mercado y mayor ventilacin. Carnicera fue la ubica-cin del primer matadero. Era tal su actividad, que lo trasladaron por falta de espacio, higiene y las quejas sobre olores y suciedad.

    Barrenkale, la de abajo, siempre oli a bacalao, grasas, aceites, vinos y alcoholes. Aqu partan los boteros que llevaban a las gentes de un lado al otro de la ra. Era tambin famosa por el bullicio de los mozos de cuerda, sirgueras y cuberos que se encargaban del tra-bajo ms duro. Y as llegamos a la sptima, Barrenkale Barrena, la de ms abajo. Frecuentada por anguleros y mujeres reparando redes y aparejos, saba lo que era sufrir los aguaduchus ms que ninguna. Con el tiem-po llegaran ms, como Pelota, del Perro, Cinturera, la Merced, Bidebarrieta, Correo, Sombrerera... Pero esa es otra historia. Quiz la descubran si entran al centro del garabato. A la Plaza Nueva.

    Dicen que todas las plazas mayores se parecen. Quiz por ello la nuestra nunca quiso el ttulo de Mayor. Prefiri ser eternamente Nueva. La llamaron as para distinguirla de la Vieja, situada junto a San Antn. Su nombre inicial fue Plaza de Fernando VII. De hecho, estaba previsto que una estatua del soberano la presi-diera. Pero el Botxo tiraba a liberal cuando se termin

    y no fructific. Como lo de llamarla, durante la Dictadura, Plaza de los Mrtires. Porque siempre fue Nueva. Comenz a construirse el 31 de diciembre de 1829 y se termin el 31 de diciembre de 1849. Cerrando aos y abriendo dcadas. Hasta 1900 acogi organis-mos como la Diputacin, la Escuela de Ingenieros, la Bolsa de Comercio, Correos y Telgrafos, la Sociedad Bilbana o el Banco de Bilbao, donde ahora est la Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia. Su parte central lleg a acoger a la estatua del fundador, Diego Lpez de Haro, que hoy encontramos en la Pla-za Circular. Tuvo tambin su kiosco de msica donde, en ausencia de maestros e instrumental, la chiquillera jugaba. Y una fuente con hermosos juegos de agua de dieciocho surtidores, ms uno central, que dibujaban chorros en el aire. No es de extraar que coqueteara con el agua. Porque fue Venecia. Para ello tuvieron que inundarla.

    Sucedi en 1872, con ocasin de la visita de Amadeo I de Saboya. Imagnensela llena de agua, como una piscina. No por inundacin sino por chulera. Y eso que el agua muchas veces convirti a Bilbao en Atln-tida. Basta con adentrarse por la calle del Perro para comprobarlo. En la fachada del Ro Oja, en el interior del Bar Xukela, amn de otros lugares y rincones, hay marcas que recuerdan la altura de las inundaciones del 83. Hablaremos otras veces de ellas porque pocas cosas definen mejor las reinvenciones de Bilbao y su extraa relacin con la ra. Una dama que dio disgus-tos, pero tambin alegras. Incluso nos entreg una novia blanca y radiante llegada de lejanos mares.

    El exquisito manjar de la ra bilbainaArrancando octubre llega sigilosa. Apenas tiene tres aos, pero carga sabidura. Mil das largos empleados para llegar del suroeste de las Bermudas hasta su des-tino. De ah que arribe nocturna y persiguiendo la luz, como el pirata que busca taberna para calmar sed y burdel para llenar soledades. Y algo tendrn nuestros muelles para que los frecuente tanto. Su nombre es malacopterigio podes. Llmenle angula. La novia de Bilbao. Porque frecuentar otras aguas, pero siempre tuvo un romance especial con las nuestras.

    Existen textos del siglo XVIII que hablan de que siem-pre fue deseada, escurridiza y cara. Lo que sorprende escuchando que hubo un tiempo en el que se tiraban por abundantes. Porque son muchas las crnicas que

    hablan de escasez y alto precio. Por ejemplo, en 1834, en la Plazuela del Carmen en Madrid, se vendan angulas de Bilbao a 30 reales la botella, recipiente utilizado para portarlas. Y sin salir del Botxo, en 1870, subi de 6 reales a 40.

    No les digo nada en aos posteriores. De ah las frecuentes trifulcas y muertes de hombres y mujeres. Ellas tambin portaron con tino faroles. Sus olvidados nombres representan a todas las almas que buscaron el oro transparente en los alrededores de la Isla. Un pedacito de tierra situado a la altura de la Pea. All donde el Nervin se viste de ra. El lugar en el que se la comenz a pescar en Bilbao. Con el tiempo se acab denominando de la Isla a toda angula capturada hasta ms all de los puentes de Bilbao. Es bajo ellos y cerca de los desages donde se cra mejor. De ah que lleve historia sucia. De la que no se quiere recordar cuando luce cual joya. Tampoco se cita su adis a este mundo.

    Como rea que pide cigarrillo antes de morir, pasa a mejor vida tras sentir una lluvia de tabaco, baarse en agua limpia y cocerse ligeramente para quitar mucosidad, olor y recuerdos. Es aqu donde abandona su color parduzco y se viste de novia. Pero queda otra prueba. Separarse del resto y caer cual pao de seda entre los tridentes. Un examen que siempre supera. Para degustarla hay que dorar unas lminas de ajo en aceite de oliva. Siempre en cazuela de barro. Aadimos guindilla cayena al gusto y echamos las angulas. Entre 100 y 150 gramos por persona. Damos unas vueltas y las servimos chisporroteando, como si llegaran enfadadas. Se comen con tenedor de palo. Pero, sobre todo, con el respeto que merece tan apasionante vida y tan entregada muerte.

    Como ven, este garabato tiene tantos trazos como historias. Les recomiendo que hagan como los nios y nias de la Villa. Cada fin de semana bajan para buscar el cromo deseado y cambiarlo por otro. Dejen una historia suya y llvense una nuestra. Al fin y al cabo son como las angulas. Nacen en un lugar y viajan por el mundo buscando a alguien que de verdad merezca degustarlas.

    Hay historiadores que insisten en que Bilbao dise su casco primigenio con siete calles en mente desde un principio. Y que no fueron por tanto tres las diseadas inicialmente.

    Hay documentos que dejan claro que ya en 1442 existan las Siete Calles, excluidas la Ronda de Arriba y la de Abajo. Y a ello hay que aadir Bilbao la Vieja, a otro lado del ro, el arrabal de San Nicols y el de Ibeni que se encontraban extramuros.

    En 1483 Bilbao se extenda por el Arenal y el Arrabal de San Nicols. As, poco a poco nacieron la calle Real, ahora de la Cruz, la calle Santiago, ahora Correos, en recuerdo de la oficina ubicada aqu en 1821, o la calle Bidebarrieta.

    Dicen que todas las plazas mayores se parecen. Quiz por ello la nuestra nunca quiso el ttulo de Mayor. Prefiri ser eternamente Nueva

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    El garabato de

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  • RELATOS DE BILBAO 9

    Ya no est. Se fue una noche de viento sur. Lo hizo sin queja, pero con ruido. Recordando que fue legendario. Les hablo del Tilo de Bilbao. Vern que utilizo la mayscula. No es error sino honor. El que merece este rbol que vivi en el Arenal. Tampoco busquen en su casa arena. Existi. Pero el progreso tap los granos para permitirnos alcanzar el futuro.

    o que no impide que podamos imaginar cmo era todo cuando Bilbao comenz a caminar precipitado, cual nio que

    arranca a andar por el viejo Arenal. As se denomina la margen derecha de la ra que se encuentra entre el Teatro Arriaga y el nmero 10 de Viuda de Epalza. 29.000 metros cuadrados. Su zona ms ancha ronda los 125 metros. Fue un espectador privilegiado de la expansin de Bilbao fuera de las murallas.

    Para recorrerlo empezaremos por la mencionada Viuda de Epalza. All encontraremos el Palacio Gmez de la Torre, construido en 1798, considerado el primer edificio residencial neoclsico de la Villa. Si camina-mos un poco pasaremos por la iglesia de San Nicols de Bari, la calle del Arenal y el Teatro Arriaga. Si giran hacia el puente, llamado desde siempre del Arenal por su ubicacin, aunque inicialmente lo bautizaran como Puente de Isabel II, descubrirn un aparcamiento. Pueden aparcar y recorrer el nuevo paseo de 440 me-tros de longitud que ven sobre l. All suelen colocarse las txosnas de Aste Nagusia, las casetas de feria de nuestra Semana Grande, regidas por las comparsas. El resto del ao, es un paseo que permite recorrer la ri-bera. Y ah estaba el antiguo muelle. El lugar en el que desembarcaban especias y productos de ultramar.

    El Arenal era una especie de playa en el felpudo de casa. Como ven, luce hermosos rboles. Lleg a tener 284. Nogales, pltanos y, sobre todo, tilos. Hoy en da una centena resiste el paso del tiempo. Hubo uno que no lo logr. Pero, como decamos, permanece en la me-moria. El Tilo del Arenal. Para explicar lo que un rbol puede significar citar al poeta bilbaino Blas de Otero: Si algo me gusta, es vivir. Ver mi cuerpo en la calle, hablar contigo como un camarada, mirar escaparates y, sobre todo, sonrer de lejos a los rboles. La nuestra fue siempre una tierra que respet a los gigantes de madera. Como pueblo eligi al roble. El que sigue

    en Gernika, siendo smbolo eterno. Pero hubo otros. Como este Tilo. Para conocerlo retrocederemos hasta 1809. Fue plantado en Abando. Siete aos despus se replantaba frente a San Nicols, cerca del nmero 5 de la calle Arenal.

    Fuera por ubicacin o tamao, los vecinos decidieron compartir con l los momentos ms relevantes y el da a da. Como Unamuno. Aqul Tilo fue testigo del primer soneto de amor que dedic a su amada Concha Lizarraga. Y cuentan que fue donde vio parte de su pantorrilla. No era muy lanzado. Pero no fue el nico que escribi versos bajo su sombra. Tambin Ramiro de Maeztu que, a sus 18 aos, ejerca de periodista en aqul Bilbao industrial. Y Ortega y Gasset, que estu-diaba en la Universidad de Deusto al igual que otros genios de la pluma. Imaginen lo que tenan que ser aquellas tertulias. Aunque no todo fue literatura. Du-rante uno de los Sitios, en concreto el que tuvo lugar entre 1873 y 1874, los vecinos se citaban bajo l para conocer las novedades y obrar en consecuencia. De esta singular tertulia naci una de nuestras sociedades ms famosas. La del Sitio. Y ya que hablamos de guerras, una de ellas tiene mucha culpa de la relacin de Bilbao con el bacalao.

    Los vascos trajeron a Europa, desde Terranova, el fa-moso pez. As lo afirman islandeses, escoceses y toda gente seria, incluidos los noruegos, que son los ms expertos. Pero cuentan, aqu entra la leyenda, que lo del Pilpil fue casualidad. Habiendo puesto un mari-nero unas rodajas al fuego, en una cazuela con aceite y ajos, tuvo que subir a cubierta. Al regresar, las olas haban obrado milagro. El aceite era salsa y el humilde plato indescriptible manjar. Al fin y al cabo, siempre acogimos al bacalao como propio. A veces, a lo grande.

    Una bilbainada msComo en 1835. Cuando un bilbaino de apellido Gurtubay realiz un pedido a sus proveedores. Este comerciante escribi manden 100 o 120 piezas de bacalao de primera superior y alguien entendi que la o era un cero. Mandaron 1.000.120. Inenarrable. Coincidi la cosa con la Primera Guerra Carlista y no hubo forma de devolverlo. Fue una bendicin. Se alimentaron con ellos mientras estuvieron sitiados. La monotona del men invit a crear todo tipo de recetas. Desconocemos si es cierto, pero as se cont desde siempre a la sombra de aquel Tilo.

    Y es que era mucho rbol. En los tiempos de una inci-piente Bolsa de Bilbao, le llamaban el saln municipal porque a su vera se hacan las transacciones. Un des-cendiente suyo se encuentra en el parque de Ametzola, en 1980 se plant otro en el Arenal y otro ms en el 89. Ya ven que es de larga sombra. Hasta su muerte fue propia de un relato de los hermanos Grimm. El 1 de abril de 1948, a la una y diez de la madrugada fue derribado por un temporal. De nada sirvi que sus races llegaran hasta la Plaza Nueva. Puede que fuera el viento. O el peso de sus secretos.

    No sera el ms grande, ni el ms frondoso. Pero fue un botxero de pro. Y ya que hablamos de rboles, hagmoslo de los caminos que protegen sus ramas. Los tres paseos. El de los Curas, el de los Seoritos y el de la Alpargata. El de los Curas es el primero, si nos situa-mos con la ra a la espalda y miramos a la izquierda. Su nombre se debe a que por l paseaban los sacerdotes de San Nicols camino de misa. Por el del centro caminaban los estudiantes y seoritos de familia bien buscando tertulia o unos ojos de los que enamorarse. El tercero, a la derecha, era frecuentado por mecnicos y gentes de otros oficios que se entremezclaban con modistillas y chicas del servicio domstico. Por cierto, les recomiendo que bajen una maana de domingo y recorran los puestos de flores. Imposible no llevarse un ramo. Y no les digo si se dejan embriagar por la msica que proviene del Kiosko.

    Lo escribimos con K, para diferenciarlo de otros. No es un kiosco ms. Modernista desde su origen, se constru-y a mediados del XIX. Hoy en da guarda en su interior un caf-bar que recibe a forneos y nativos. Sea en este kiosko, en la Plaza Nueva o en la de Plaza de Toros de Vistalegre, no se pierdan a los msicos municipales. 52 profesores que forman parte de una aventura que naci en 1894. Sern Banda, pero suenan como Filarmnica. Aunque hay ms msicos aqu. Frente al kiosko des-cubrirn una escultura del bertsolari Enbeita. Los bertsolaris son los improvisadores capaces de cantar unas estrofas, con su estribillo, partiendo de una pala-bra o idea sugerida por el pblico o alguien que les reta.

    Antes de continuar nuestro recorrido, busquen la sombra de los nuevos tilos. An son jvenes. Pero cre-cen cada da. As, cuando regresen, podrn descubrir las novedades de Bilbao. Bastar con que escuchen lo que las ramas le susurran al viento que viene y que va.

    Si bien el bacalao a la bizkaina y, sobre todo, el bacalao al pilpil son los ms conocidos fuera de nuestras fronteras, existe una receta muy popular entre las gentes de Bilbao. El bacalao al Club Ranero.

    Tambin existi, a la izquierda del Kiosko, un palomar de los aos 20, que se derrib en los 40, trasladndolo al estanque del Parque de Doa Casilda.

    El Arenal fue, en sus primeros tiempos, una zona de arenas y entrante de agua hasta el Portal de Zamudio. Era como un varadero de embarcaciones y asiento de astilleros.

    PARA APUNTAR

    Aquel Tilo fue testigo del primer soneto de amor que dedic Unamuno a su amada Concha Lizarraga. Pero el no fue el nico. Genios de la pluma como Ramiro de Maeztu y Ortega y Gasset tambin escribieron bajo su sombra. Imaginen lo que tenan que ser aquellas tertulias

    L

    ELTERRITORIODEL TILO

  • RELATOS DE BILBAO 10

    a ra jams ser domesticada. Naci libre y as seguir, pese al empeo por controlarla. De ah que el actual

    Consistorio haya recorrido la Villa buscando acomodo. Recordarn que les contamos que, hasta el siglo XV, el Concejo se reuna delante de la iglesia de Santiago. Si llova, lo hacan dentro. Tras compartir ubicacin con el Consulado de Bilbao en el arranque del XVII, acab levantando un edificio junto a San Antn. Y durante un tiempo sigui compar-tiendo casa con el famoso Consulado del que hablaremos ms adelante. Pero el destino le puso en bandeja la opcin de ocupar el lugar en el que se encuentra hoy.

    Se inaugur el 17 de abril de 1892. Y all est. Con sus estatuas de la Ley y la Justicia, su flamante vestbulo y su Saln rabe. En este ltimo se celebran las bodas civiles. Y si miramos hacia arriba veremos el balcn en el que los Reyes Magos, el Olentzero y las glo-rias deportivas nos han hecho rer y llorar de emocin a partes iguales. Pero, antes de todo, estn los escalones. Entre ellos el quinto. El lugar donde Bilbao mira al mar sin verlo, para recordar que siempre fue ms alto. 8,804 metros para ser exactos. Algunos dirn que es escaso. De hecho la ra lo ha superado en ms de una ocasin, recordando que hay zonas que estn por debajo.

    Lo curioso es que no lo marca el escaln. Sino un clavo situado en la parte trasera. Vayamos a la esquina entre Guardia Bernardino Alon-so y Plaza Erkoreka. Lo ven? Es el que est en medio del crculo. La placa del Gobierno Vasco despeja las dudas. Quiz les sorprenda la escasa altura respecto al suelo. Se debe al desnivel entre la zona posterior y la fachada del edificio. De ah que el quinto escaln, marque la misma altura. El mar siempre ha sido nuestra segunda casa. Pero la primera es y ser Bilbao. Los casi nueve metros de altitud siguen siendo discutidos. Hay quien apunta a poco ms de seis. No somos exper-tos, pero algo nos dice que la respuesta est en ese escaln. Y no es el nico misterio que hallarn aqu. Se atreven a cruzar un puente invisible? Antes pasemos por el actual.

    El Puente del Ayuntamiento. Se inaugur en 1934, fue volado en 1937 y vuelto a levantar en 1940. Para hacerlo se inspiraron en los puentes de Chicago. En concreto, el de la avenida Mi-chigan. El ir y venir de los barcos provoc que fuera levadizo. De ah que vean en l una caseta de mando y maniobras, a la que se acceda para abrirlo. En 1970 se sell para dejarlo fijo y la ca-seta fue empleada como taquilla de los toros o como punto de informacin turstica. Y como el destino es caprichoso, tanto el del Arenal como ste, nos llevan hasta la Plaza Circular. El lugar que hoy acoge la nueva oficina de Turismo. Pasar por all es la mejor forma de organizar sus das con nosotros. Y, de paso, pueden esperar al tren fantasma.

    Jueves 29 de octubre de 1896. Media tarde. Horas antes un tren minero haba salido de Ollargan direccin Abando. Todo iba bien hasta que perdi los frenos, choc contra el tranva de Ordua, atravies la pared de la estacin y se empotr contra un hotel. Por suerte no hubo vctimas. Salvo una. El Terminus.

    Inaugurado en 1891, aqul hotel ocupaba el lugar exacto en el que se encuentra la oficina de turismo. Su nombre responda a la forma de designar a los hospedajes ubicados junto a las estaciones. Contaba con 102 habitaciones y capacidad para 200 personas. Todas tenan luz elctrica y calefaccin. Adems sumaba otra novedad: los elevadores. Subir sin utilizar escaleras era algo mgico. Imaginen en l una gran recepcin, cuarto de equipajes, baos, cocinas, salones y comedores. Tanto la vajilla como la cubertera fueron tradas de Pars y se convirtieron en las primeras que se grabaron en la Villa con el anagrama de un hotel. Tena cinco plantas, si contamos la baja, aunque ocupaba cuatro. Era el nico que comprenda todo un edificio. Pero haba algo ms. Una pasarela. Para conocerla, vayamos al segundo piso. Ah estaba. En esa pared. Discurra entre el hotel y la Estacin del Norte. Atravesaba la calle y, estando tan alta y cubierta, permita al cliente pasar de un lado a otro de manera discreta.

    Pero el Terminus agot su carbn monetario y siete aos despus cerraba sus puertas. El edificio pas por varias manos hasta conver-tirse en sede de la antigua Caja de Ahorros Vizcana y ms tarde en una de la BBK. No deja de ser curioso que al otro lado estuviera La Fonda de Lastra, cuyo emplazamiento acabara ocupando el BBVA. Si el Terminus era el hotel de los pelotaris, el de enfrente era la fonda de los toreros. De alguna manera, la Plaza Circular ha realizado su propio viaje. Al fin y al cabo, si se pierde un tren llegar otro. Por eso, mientras esperamos al vagn fantas-ma, regresemos un instante al puente. Pero no al que est, sino al que permanece invisible.

    Tras inaugurarse el actual Consistorio se nece-sitaba un acceso al otro lado de la ra. La idea era unir el barrio de Sendeja y el Ayuntamiento con el Ensanche. Decidieron colocar un puente a un puado de metros, aguas abajo, del actual. En realidad era una pasarela peatonal de dos tramos que giraban por medio de mquinas hidrulicas. Su nombre era Pasadera Giratoria de Hierro. Aunque fue rebautizado por la ciuda-dana como Puente de San Agustn, en recuerdo del convento que hubo en su da, y despus como el Puente del Perrochico. La culpa la tuvo el precio. Contaba con una garita donde los pea-tones pagaban cinco cntimos para pasar. Una moneda conocida popularmente como la perra chica. Y sigui llamndose Perrochico aunque acab costando el doble.

    Un puente con historiaPero lleg la Guerra Civil y fue volado. Tras la contienda no se reconstruy. Hay leyendas que aseguran que se utiliz para la construccin de actual Puente del Ayuntamiento o que emigr a Ondarroa. Pero simplemente desapareci. Como la pasarela de hierro de San Francisco en 1937, los dos puentes colgantes del mismo nombre en 1852 y 1873, el de madera de un solo arco en 1813, el de piedra en 1737 o el de madera de la Merced en 1874 y el de piedra y ladrillo en 1937. Y as podra-mos retroceder hasta el primigenio de San Antn, que dej al actual lugar en escudo. Pero el Perro-chico tena algo especial. Fue el nico de carcter privado. Segn las crnicas tardaba un minuto en abrirse y cerrarse. Si pasan por all, bsquenlo y jueguen como los nios de entonces. Aguantando la respiracin mientras hace su recorrido. Sesenta segundos. Si lo logran, querr decir que van bien de pulmones. Pero sobre todo, que an son capa-ces de cruzar sobre puentes invisibles.

    L

    El Hotel Terminus, vanguardista para su poca puesto que contaba con elevadores, tambin dispona de una pasarela. Ubicada en el segundo piso, discurra entre el hotel y la Estacin del Norte. Atravesaba la calle y, estando tan alta y cubierta, permita al cliente pasar de un lado a otro de manera discreta

    DE ESCALONES, PUENTES

    PASADIZOSySaben cul es la altura de Bilbao? Y que

    hubo un tiempo en que los trenes llegaban al interior de los hoteles? Se atreveran a

    cruzar un puente invisible? Para responder a estas preguntas nos vamos a ir hasta

    el Ayuntamiento. Sitense delante de la escalinata. Y ahora suban al quinto escaln.

    Conocen lo que dicen de l?

    Bilbao lleg a tener dos alcaldes a la vez. Fue en 1435. Por entonces, tiempos de guerras de banderizos, existan dos grandes bandos que agrupaban a los ms importantes linajes de entonces. Los gambonos eran pro-navarros y los oacinos, pro-castellanos.

    Los gambonos ocupaban el Valle de Arratia y parte de las Encarta-ciones. Los oacinos dominaban desde Larrabetzu hasta Plentzia y desde Gernika hasta Busturia. Y al no ponerse de acuerdo en Bilbao, decidieron que hubiera dos alcal-des. Uno de cada bando.

    El actual puente de San Francisco o de La Ribera tuvo muchos antepasados. Entre ellos, uno suspendido por cadenas de hierro entre 1827 y 1852. A ese puente se refiere la popular cancin: No hay en el mundo puente colgante ms elegante que el de Bilbao.

    Porque lo han hecho los bilbainitos que son muy finos y muy salaos. Con el tiempo este sobrenombre lo adquira en Puente de Bizkaia, conocido por la cancin Puente de Portugalete.

    QUIERES SABER MS?

  • RELATOS DE BILBAO 11

    i antes fueron la ra, despus las minas y posteriormente la siderurgia, tuvo que ser un gigante de titanio,

    con forma de barco, quien cambiara el rumbo de Bilbao. Antes de embarcarnos y conocer su interior les animo a que nos sigan por el camino que lleva hasta sus orgenes. Lo primero que descubrimos es su curiosa ubi-cacin. Como si abrazara un puente. Su entra-da parece ser puerta trasera y su espalda cara delantera. Conviene dar un rodeo y analizarlo por todos los ngulos. Como consejo apunten cuatro puntos para una buena foto. La calle Iparraguirre frente a Puppy, la Pasarela de Deusto, el muelle de Avenida de las Universi-dades y el Puente de la Salve. Pero vayan con ojo. Bilbao siempre ha sido una Villa de suelo singular. Sea por su baldosa o sus escaleras. Como las del Guggenheim. Conocidas como las del paso del cojo, comprobarn que obligan a pisar de manera extraa. Mirando al frente, hacia abajo y midiendo bien. Las cosas no son porque s. Fue un deseo del arquitecto, pero lleva otro mensaje. Ese caminar ha carac-terizado la vida de nuestro museo.

    En 1991 el Lehendakari Jos Antonio Ardanza, el Diputado General Alberto Pradera y el Al-calde Josu Ortuondo firmaban el acuerdo con la Fundacin Guggenheim, en Nueva York. Pero no fue fcil. El Museo nace en abril de 1991 durante una campaa electoral. Ortuondo y su equipo tenan claro que el futuro de Bilbao y de Euskadi pasaba por el turismo. La duda era cmo plasmarlo. El Ayuntamiento dispona de la Alhndiga. Hoy es un lugar de referencia y, como deca el Alcalde Azkuna, el edificio que recogi el testigo del famoso mu-seo. Pero, por entonces, era un viejo almacn de vino y aceite, que languideca a la espera de un proyecto renovador. Mientras tanto los responsables del Guggenheim apuntaban a Salzburgo, donde sus autoridades no se ponan de acuerdo. As que contactaron con Thomas Krens, de la Fundacin, y le invitaron a Bilbao. Tras recibirle comieron en la Plaza Nueva, pasearon por la costa y visitaron la Alhndiga. No hizo falta ms. Bilbao sera la elegida. Pero siempre que se comprometieran

    las tres instituciones. Tras no pocas dudas y acuerdos, eligieron a cinco arquitectos, los trajeron y recorrieron la Alhndiga, desde la calle, hasta la terraza.

    Uno de ellos, Frank Gehry, se fij en los montes y quiso conocerlos. Y subieron al Balcn de Bil-bao. All donde las parejas aparcan los coches y se entregan a la diosa Venus. Visto el panorama, pidi bajar al Puente de la Salve y despus, al de Deusto. Por ltimo, se acerc a la Campa de los Ingleses. Un lugar que, adems de acoger circos y atracciones, fue cementerio britnico hasta 1908, campo de ftbol del Club Acero y pista de aterrizaje del aviador Manuel Zubiaga. Enton-ces, surgi la magia. Gehry sac su rotulador, una cartulina del Hotel Lpez de Haro y dibuj cuatro lneas. Haba nacido el Guggenheim. Pero haba un problema. Los terrenos. Estaban ocupados por empresas de diferentes familias, dedicados a variados cometidos y salpicados por hangares y contenedores. En el ltimo instante, cuando todo apuntaba a que no podra construirse, llegaron a un acuerdo. Pero hubo ms curiosidades. Pasados los meses, Gehry aguardaba a su avin en el antiguo aeropuerto de Sondika. Debata con tcnicos y arquitectos sobre cmo vestir al museo cuando baj la vista, seal la barra de la cafetera y exclam El

    Guggenheim se cubrir con ese material!. Era titanio. La eleccin del color tambin fue curio-sa. Cuando le sugirieron el azul Bilbao, alucin. Tantos aos de profesin y desconoca su existencia. Para entonces saba de nuestra idio-sincrasia y le pareci una idea genial utilizar un color con el nombre de la Villa. Es el que viste las oficinas del museo. Ya ven que hay mucho que ver. De lo contrario podran perderse una buena amistad. La de Puppy.

    En los caseros y casas vascas es frecuente lla-mar al perro Lagun. Significa amigo en euskera. Por eso, no debera extraarnos que un can con piel de flores forme parte de Bilbao como si viviera aqu desde la noche de los tiempos. Puppy nos rob el corazn nada ms llegar. Aunque, como pas con el museo, hubo quien no apostaba por l. Quieren saber sus secretos? Es una estructura de acero recubierta de flores, con un sistema interno de irrigacin, creado por Koons, en 1992, para una muestra en Bad Arolsen, Alemania. De ah, pas al Museo de Arte contemporneo de Sydney. Pero en 1997 es adquirida por la Fundacin Solomon Guggenheim, llega a Bilbao y lo adoptamos.

    Tras un primer vistazo, comprobamos que era un West Highland Terrier. Ocupa una zona que fue canina. Los vecinos solan pasear a sus mascotas por un parque que se hallaba donde ahora encontrarn la oficina de informacin. Estaba pegado a una gasolinera y en l parejas furtivas, viajeros camino del tren y perros bus-cando verde compartan tiempos industriales. Normal que se encuentre cmodo Puppy. Y eso que no pasa desapercibido. 12 metros de altura, 15 toneladas y tan lozano como el 15 de octubre de 1997, cuando fue inaugurado ante

    Krens, Gehry y las autoridades. Pertenece a la serie Celebration, que incluye esculturas de cerdos, burros y elefantes. Aunque, recuerden lo que decamos al principio, no es solo un perro. Ha participado en vdeos musicales y pelculas de todo tipo. Quieren formar parte de una? Colquense frente a l, en la acera de la derecha de la calle Iparraguirre. Justo, donde se junta con Mazarredo y Lersundi. El lugar exacto en el que James Bond aterrizaba, tras lanzarse del 5 piso del edificio, en la escena con la que arranca El mundo no es suficiente.

    Las mltiples almas de PuppyAntes de continuar vamos a contarles un secre-to. Se llama Puppy pero a veces es Mil, Blan-quito, Zuri o Troy. Tiene tantos nombres como estrellas existen en el cielo. Tampoco es un West Highland Terrier siempre. Puede ser cani-che, pastor alemn, collie, bxer o, simplemen-te, perro callejero. Todos ellos estn en Puppy. Por eso es tan grande. Me lo cont un nio hace tiempo. Su perro se haba ido para siempre. En trece aos solo le haba dado un disgusto. No ser eterno. Al principi llor. Fue antes de saber la verdad. Que los perros de Bilbao no se quedan en la Tierra ni van al Cielo. Tampoco viven reencarnados tras ser incinerados. Es otro su destino. Ser todos uno. Para formar un campo santo sin necesidad de cementerio. Un lugar donde las flores huelen a vida y estn en movimiento. As me lo cont aqul nio que de vez en cuando regresa para ver a su amigo. Sabe que nunca se ir. Por eso no lleva collar. Por eso ser eterno. Aguarda a todos los nios y nias que quieren saber a dnde se fue su amigo. Recurdenlo al acercarse a l. Quiz aquel perro que form parte de su vida y un da parti, est ah. En el corazn de Puppy.

    Puede que hayan venido expresamente a verlo. Pero para entender algo

    hay que conocer su historia. Y an ms cuando se trata de alguien. Como sucede con el Guggenheim. Donde la mayora

    ve un museo, nosotros vemos a un paisano que lo cambi todo.

    SSi quieren formar parte de una pelcula, colquense frente a Puppy, se sentir transportado a la pelcula de El mundo no es suficiente de James Bond, donde el conocido espa aterrizaba tras lanzarse del 5 piso del edificio

    PUPPY Y EL GIGANTE DE

    TITANIO

    El museo cuenta con 24.000 m2 de superficie, de los que 11.000 estn destinados a espacio expositivo. La plaza y la entrada principal del museo se encuentran enfilando la calle Iparragirre.

    El exterior del museo, cuyo permetro puede recorrerse ntegramente, presenta diferentes configuraciones desde las distin-tas perspectivas y sirve tambin para la exhibicin artstica.

    Debido a la complejidad matemtica de las formas curvilneas proyectadas por Gehry, decidi emplear un software utilizado en la industria aeroespacial, CATIA, para trasladar su concepto a la estructura y facilitar la construccin.

    No hace falta que las cuenten. Tiene 33.000 finsimas planchas de titanio cubriendo toda su estructura. Tambin est recubierto por una piedra caliza que fue muy difcil de encontrar, de un color parecido a la que se utiliz para la Universidad de Deusto.

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  • RELATOS DE BILBAO 12

    No llegu a saber el nombre de los otros tres jugadores. O quiz s, pero por respeto no lo revelo.

    Tampoco el del cuarto. Porque su historia lleva tantos nombres como soldados hubo en todas las guerras. Bilbao y Bizkaia, al igual que el resto del

    Pas Vasco y el Estado espaol, vivi la peor de las contiendas. La que tiene lugar entre hermanos.

    DE GUERRA

    MUS

    a Guerra Civil es la ms incivil de todas. En este recorrido por Bilbao resulta obligado visitar rincones con olor a plvora y sangre.

    Incluso antes de que llegara esa cruel guerra. De con-flictos internos y externos hablaremos en las prximas lneas. Pero antes hablemos del mus. Porque esta Villa sabe lo que es resistir y apostarse la vida en cada partida. Como aquella noche de 1937.

    La Guerra Civil atravesaba su primera primavera oscura. Un puado de hombres, atrincherados en los montes cercanos a Bilbao, esperaba a un Batalln que no llegaba. Algunos luchaban por sus ideales. Otros por inercia. Y a esas alturas, casi todos, por sobrevivir. La compaa haba mermado tanto que apenas quedaba una seccin. Tres pelotones mal contados. El suyo, lo componan trece hombres provistos de dos carabinas, fabricadas en Gernika, y tres pistolas. El resto, escopetas de caza y cuchillos. Y all estaban, en lo alto de un monte. Con un ojo en los compaeros, el otro alerta y en las manos, cuatro cartas y un destino.

    La lluvia jugando al engao vestida de sirimiri y ellos parapetados tras las ruinas de un casero. Unos apostados y vigilantes. El resto presenciando, bajo una lona, la partida ms surrealista de sus vidas. Por tapete, una manta vieja. Y como nica luz, la vela de un candil. Solo jugaban los veteranos. Aquellos que se presentaron como voluntarios en el Ayuntamiento tras la aprobacin del Estatuto y se enrolaron en una guerra que siempre tuvieron perdida. Arranca la par-tida. Pararon dos veces ante falsas alarmas. Fueron las dos horas ms largas de sus vidas. La pareja ganadora respir hondo. No hubo muestras de euforia. Solo un suspiro. Todos miraron a los perdedores. El ms joven agach la cabeza consciente de su destino. Primero le tocara a su pareja de mus. Y cuando ste cayera, l sera el sargento del grupo. Mal asunto.

    En aquel monte y aquella guerra, los cabos, sargentos e incluso, algn capitn iban en primera lnea. Hasta en eso eran un ejrcito peculiar. Dos das antes, un obs se llev por delante el pajar de un casero y a seis de los hombres que dorman en l. Entre ellos, el capitn y dos sargentos. Otro, malherido, haba sido bajado a Bilbao. De ah que aquellos soldados, con ms voluntad que espritu castrense, se jugaran el puesto de jefe al mus. El hombre que me cont la historia gan aquel da. Ms tarde perdera. Pero fue ya cuando la guerra estaba

    sentenciada, una metralla haba acabado con su ojo iz-quierdo y no quedaban hombres con quienes jugarse la suerte. Fue entonces cuando comprendi que era tiem-po de partir. Primero a Francia y luego a Amrica. All gan y perdi, volvi a perder y volvi a ganar. Pero ya no fue en las cartas, sino en las cosas de la vida. Porque, para l, el mus nunca fue lo mismo. Jams me revel las cartas que le tocaron en aquella ltima mano. Da igual. Con el tiempo he comprendido que es lo de menos. No era una mano ganadora, sino superviviente. La de una partida de mus en tiempos de guerra. Aquella cuyas huellas pueden hoy conocer si suben a Artxanda.

    El Cinturn de Hierro de Bilbao es la mejor metfora de una Guerra Civil. Bnkeres y trincheras a lo largo de dos lneas defensivas, separadas 300 metros la una de la otra. El ingeniero que dirigi las obras fue Alejandro Goicoechea. El hombre que acabara dise-ando el famoso tren Talgo. Nunca tuvo muy claro aquel Gobierno Vasco sus ideas polticas, pero le enco-mendaron la misin. Y este, por ellas o por motivos que desconocemos, acab facilitando la informacin al ejrcito sublevado y Bilbao cay ms rpido de lo previsto. Tampoco ayud que el cinturn no estuviera acabado. Adems, la Legin Cndor y la Aviacin Legionaria continuaron con sus bombardeos sobre la Villa. Anteriormente, los alemanes haban arrasado, entre otras localidades, Gernika. Si el mundo lo supo fue gracias a George L. Steer, periodista del Times que cont al mundo el bombardeo que inmortaliz Picasso. En aquellos das se hospedaba en el desapa-recido Hotel Torrontegui.

    Pero si quieren seguir sus pasos acrquense al Hotel Carlton. All estuvo el Gobierno Vasco. Tena habilitada una zona, a modo de despacho, que ocupaba la habita-cin en la que hoy se cambia el personal femenino del hotel. Y si se fijan en las escaleras del exterior, obser-varn unos agujeros. Son los antiguos respiraderos del bunker. Ahora es un bar que lleva el mismo nombre y se encuentra en el stano del hotel. Hay una estatua del que fuera el Lehendakari entonces, Jos Antonio Agui-rre, cerca de este lugar. Pero subamos ahora a Artxanda.

    Funicular a los cielos bilbainosDesde siempre fue lugar de peregrinacin para disfrute del tiempo libre. Pero a finales del XIX la afluencia era masiva. Se construy un casino, varios txakolis, en las faldas del monte haba viedos, y merenderos. Y en

    1915 la Direccin de Obras Pblicas aprob el proyecto de un Funicular. Es al que vamos a subir. La maquina-ria fue diseada por una empresa suiza, especialista en trenes de montaa. Cost 488.407,30 ptas. En octubre del 1915 realiz el primer viaje. Tan importante fue, que bombardearon sus vas y la estacin superior durante la Guerra Civil. No se reanud el servicio hasta julio de 1938. Y entonces, volvi a llenarse de vida. En l viaja-ban enamorados, familias, curiosos pero sobre todo, trabajadores. Mujeres y hombres que bajaban cargados de mercancas e ilusiones y suban con dinero para toda la semana. Porque todo tena cabida en l.

    Desde la vendeja que traan las aldeanas, hasta las mulas de carga o terneras camino del matadero. Por tener, tiene hasta crnica negra. El 25 de junio de 1976 tuvo lugar un fatdico accidente. Nadie muri, pero se volvi a anular el servicio hasta 1983. Y, lo que son las cosas, en agosto de ese ao, las trgicas inundaciones tambin lo alcanzaron. El 4 de noviem-bre se restableca el servicio. Y ah sigue. Capeando problemas y crisis. Gracias a l podemos subir a la vieja usanza y visitar La huella. Esta escultura, de ocho metros y 8.000 kilogramos representa a una gran huella dactilar que recuerda a los ms de 40.000 gudaris, soldados vascos, que lucharon en Euskadi por la democracia y la libertad. Y tambin nos recuer-da que toda violencia es absurda.

    Cuando Bilbao cay, los hombres que se quedaron para recibir al ejrcito vencedor y entregarles el Gobierno tenan orden de destruirlo todo. Pero volaron los puentes, no la industria. Haba que seguir viviendo. Les criticaron por ello. Aunque el tiempo les ha dado la razn. Contemplen las vistas. Se puede perder una guerra, pero no la cabeza. Las siguientes generaciones no deben pagar la sinrazn. La tierra no es nuestra. Pertenecemos a ella. As lo entendemos en Bilbao. Y por eso nos sentimos tan orgullosos de este singular agujero al sur de la vieja Europa, empeado en seguir vivo, renaciendo cada da.

    La huella, de ocho metros de altura, recuerda a los ms de 40.000 gudaris que lucharon en Euskadi por la democracia y la libertad. Y tambin nos recuerda que toda violencia es absurda

    L

    EN TIEMPOS

    POR SITE INTERESA...

    El trazado del Cinturn de Hierro transcurra por Zierbena, Muskiz, Galdames, Gees, Sodupe, Gordexola, Okondo, Llodio, Arrankudiaga, Ugao-Miravalles, Arrigorriaga, Zeberio, Galdakao, Larrabetzu, Gamiz-Fika, Mungia, Loiu, Gatika, Laukiz, Urduliz, Berango, Getxo, Sopelana y Barrika.

    Existen adems restos de la Guerra Civil que no pertenecen directamente al Cinturn, por ejemplo en Artxanda, pero que tambin merece la pena conocer.

    Tanto en Begoa como en otros barrios del Bilbao y montes cercanos existen restos de las batallas desarrolladas durante las dos Guerras Carlistas.

  • RELATOS DE BILBAO 13

    Puede que tengan alma marinera y no lo sepan. El salitre es duende

    silencioso que acompaa sin hacerse notar. Para comprobarlo vamos a convertirnos

    en capitanes intrpidos. Bastar con acercarnos al Museo Martimo

    Ra de Bilbao.

    La casa de lasLeyendas

    e encuentra cerca del Palacio Eus-kalduna y junto al Puente del mismo nombre. All donde estaban los Astilleros

    Euskalduna. Hablamos de un referente mundial en la construccin de barcos. La crisis y la reconversin industrial provocaron su cierre. Pero ni Bizkaia, ni Bilbao, seran lo que son sin aquellos aos de podero naval. De ah que el Palacio Euskalduna tenga forma de barco. Quiere recordarnos que la vida es un eterno embarcar. De hecho es un centro de congresos y exposiciones que les animamos a visitar. Y despus caminen un poco y lleguen hasta el Museo Martimo Ra de Bilbao. Guarda la historia de nuestro pueblo a travs de las naos que nacieron en sus riberas. Fue in-augurado el 20 de noviembre de 2003. Cuenta con una superficie de 27.000 m de fcil recorrido, repartidos entre su interior y una explanada donde se conservan los diques del antiguo astillero. Encontrarn barcos, lobos de mar, una mujer con nombre de gra y una humilde embarcacin que llev trofeos y gloria.

    Los vascos, por lejos que lleguemos, seguimos tocando la orilla. De ah que la mar no sea para nosotros agua sino tierra. Por eso en 1282 participamos en la conquista del Pas de Gales junto al ejrcito anglonormando. En la Edad Media fuimos transportistas de mercaderes italianos y en 1393 frecuentbamos Canarias, el Golfo de Guinea o Terranova. Desde siempre existi en Cdiz un colegio de pilotos vascos y entre los siglos XIV y XV participamos en guerras, como la de los Cien Aos en-tre ingleses y franceses. Fuimos pioneros en conquistas, exploraciones o la pesca de la ballena. Y hasta tuvimos corsarios. Quiz por todo ello, en siglo XIV creamos el Consulado de Brujas. Como consecuencia de las rutas abiertas al trfico comercial a raz de las Cruzadas, los mercaderes entendieron la necesidad de agruparse para mejor defensa de sus intereses. Estos organismos solan estar regidos por uno o ms cnsules. De ah su nom-bre. Y el de Bilbao marc pautas en mares y ocanos durante largo tiempo. Ms de quinientos aos despus la Cmara de Comercio nos recuerda que naci de l. Ya ven que hicimos Historia. Y leyenda.

    La historiadora Mairin Mitchell cuenta que el primer rey de Kerry, en Irlanda, fue Eber. Un hombre llegado por mar desde el norte de la Pennsula Ibrica. Daba igual el lugar. Si exista, un marino vasco llegara. Y todo eso lo encontrarn aqu. Incluida una dama. Est fuera. Se llama Carola. 60 metros, 224 toneladas y

    levanta 30.000 kilos. Comenz a construirse el 20 de agosto de 1954. La cabina de mandos est situada a 35 metros sobre el suelo y sus vistas son impresionantes. No siempre fue roja. Aunque s vistosa. Los hombres se suban a ella para trabajar, pero tambin para contem-plar a la mujer que inspir su nombre.

    Se llamaba Carlota Iglesias Hidalgo, pero la llamaban Carol. Este fue el motivo por el que se convirti en Carola para el pueblo. Decan que era muy bella. Pero, ya mayor, asegur que no era especialmente guapa, aunque luca unos pechos exuberantes. A los 20 aos trabajaba en Hacienda Central de la Plaza Elptica. Por la tarde iba pluriempleada a la asesora de su jefe en Indautxu. Como viva en Deusto, le vena bien cruzar en bote. Cuentan que los barcos se escoraban por dnde pasaba. Pero nunca se percat de su fama. En cierta ocasin alguien le solt Vamos a tener que prohibirle que pase por aqu porque nos est provocando prdidas econmicas seorita. Al parecer se trataba del Director, Don Elisardo Bilbao, responsable de la compra de la gra. El caso es que ella, ingenua, rompi a llorar. Aos despus descubri lo de la gra y, con el tiempo, se jubil. Mora el 26 de octubre de 2001 a los 76 aos. Pero su mito sigue vivo. Levanta ms que la Carola!. Ese era el grito de gue-rra del astillero. Grosero, pero muy de la ra. Saben que nunca se cas? No encontr al hombre de mi vida responda. La mujer que levantaba pasiones no encontr a quien levantara la suya. Por eso luce tan hermosa como sola, enamorando a quien pase por la ra. Saldenla y despus dnse la vuelta.

    Esas embarcaciones que ven guardan millas y ancdo-tas. Desde el Bizkaia I de salvamento, el remolcador Auntz o el Nuevo Antxustegui, que permite ver cmo vive y trabaja un barco de bajura, hasta el BBK Euskadi Europa. En ese velero Jos Luis de Ugarte par-ticip en la Vendee Globe del 93, una competicin en solitario alrededor del planeta y sin escalas. Cuando le preguntabas por el fin del mundo apuntaba al Cabo de Hornos. El lugar que lord Thomas Cochrane, capitn que inspir el Jack Aubrey de Master and Comman-der, desafiaba al choque de ocanos. Cuando lo vean piensen en un hombre de 64 aos surcando ocanos como Accab tras Moby Dick. Aunque no hace falta salir lejos para sentir la gloria. Pregunten a la gabarra. Fue bautizada en 1960 como Gabarra n 1 en los Astilleros Celaya, por encargo del Puerto Autnomo

    de Bilbao. Pero no es gabarra sino pontona. Plataforma flotante sin propulsin ni gobierno, para trabajos por-tuarios de mantenimiento o soporte de gras. Su traba-jo era humilde y as seguira de no ser por tres detalles. El primero tuvo lugar en 1924. El Acero Club, equipo de ftbol de Olabeaga, se proclam Campen de Espaa en la serie B. El recibimiento fue por tren. Pero al llegar a Bilbao el armador Manu Sota decidi remolcar al equipo subido en una gabarra iluminada con antorchas desde el Arenal hasta el muelle de Olabeaga. El segundo detalle fue una bilb