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E lkargune A punto encuentro Boletín Informativo de los religiosos/as de Euskal Herria-Euskal Herriko erlijiosoen aldizkaria abril 2013 apirila Nº 27 zenbakia Edita: Instituto T. de Vida Religiosa de Euskal Herria. Directores: Juan Mari Ilarduia y Txema Arzalluz Diseño y maquetación: Ainhoa Osoro y Sofía Olivenza Administración: Maite Pesquera Distribución: Equipo del Instituto Tf.: 945 216410 Fax: 945 246258 Página web: www.invire.net E-mail: [email protected] de FRANCISCO, esperanza de una Iglesia renovada El Papa Jorge Mario Bergoglio ha elegido el nombre de Francisco. Y es que Francisco de Asís es, sin duda, un referente luminoso para nues- tros tiempos de frontera. Uno de los retos que le espera al nuevo Papa es reorientar la Iglesia, reformarla desde dentro. Es como si en sus oídos hubiera resonado de nuevo aquella misma urgencia que el Cristo de San Damián le dirigió a Francisco de Asís: “Mi Iglesia va toda ella a la ruina. Vete y repárala”. Estamos seguros de que Francisco será también un impulso renova- dor para la Vida Religiosa. ¡Cuente con nosotros/as! Ongi etorri! Ongi etorri! Franc Franc isco isco

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ElkarguneApunto encuentro

Boletín Informativo de los religiosos/as de Euskal Herria-Euskal Herriko erlijiosoen aldizkaria abril 2013 apirila Nº 27 zenbakia

Edita:Instituto T. de Vida Religiosa de Euskal Herria.Directores: Juan Mari Ilarduia y Txema ArzalluzDiseño y maquetación:Ainhoa Osoro y Sofía OlivenzaAdministración: Maite PesqueraDistribución: Equipo del Instituto Tf.: 945 216410 Fax: 945 246258Página web: www.invire.netE-mail: [email protected]

de

FRANCISCO, esperanza de una Iglesia renovada

El Papa Jorge Mario Bergoglio ha elegido el nombre de Francisco. Y es que Francisco de Asís es, sin duda, un referente luminoso para nues-tros tiempos de frontera. Uno de los retos que le espera al nuevo Papa es reorientar la Iglesia, reformarla desde dentro. Es como si en sus oídos hubiera resonado de nuevo aquella misma urgencia que el Cristo de San Damián le dirigió a Francisco de Asís: “Mi Iglesia va toda ella a la ruina. Vete y repárala”.

Estamos seguros de que Francisco será también un impulso renova-dor para la Vida Religiosa. ¡Cuente con nosotros/as!

Ongi etorri!Ongi etorri!FrancFranciscoisco

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EL PAPA FRANCISCOl jesuita Jorge Mario Bergoglio ha elegido el nombre de Francisco como Papa, tomando como referente a Francisco de Asís, “el hom-bre de la pobreza, el hombre de la paz, el

hombre que ama y custodia lo creado”. “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”, ex-clamó ante los 6000 periodistas reunidos en la audiencia dedicada a ellos (16-3-2013).

Sus primeras palabras pronunciadas después de ser elegido Papa revelaron ya su sintonía con Francisco de Asís (13-03-2013 / 20:10 h.).

“Hermanos y hermanas, buenas tardes.Como sabéis, el deber de un cónclave es dar un obis-

po a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fi n del mundo... pero estamos aquí.

Os agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene su Obispo: ¡gracias!

Antes de todo, quisiera rezar por nuestro obispo emé-rito, Benedicto XVI. Recemos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo custodie.

(En ese momento el papa recita junto a los fi eles pre-sentes en la plaza de san Pedro el Padrenuestro, el Ave María y el Gloria al Padre)

Y ahora, comenzamos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que presi-de en la caridad todas las iglesias. Un camino de her-mandad, de amor, de confi anza entre nosotros. Pidamos siempre por nosotros: los unos por los otros. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran hermandad. Os deseo que este camino de Iglesia, que hoy comenza-mos y en el que me ayudará mi cardenal vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad, tan bella.

Y ahora quisiera dar la bendición, pero antes os pido un favor: antes que el obispo bendiga al pueblo os pido que pidáis al Señor para que me bendiga. La plegaria del pueblo pidiendo la bendición para su obispo. Hagá-moslo en silencio.

Ahora os daré la bendición, a vosotros y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de buena volun-tad. (bendición).

Hermanos y hermanas, os dejo. Muchas gracias por la acogida. Rezar por mí. Hasta pronto. Nos vemos pronto: mañana quiero ir a rezar a la Virgen, para que custodie a toda Roma”.

E

“Orain hasten dugu bidea: gotzainak eta herriak. Senidetasunaren, maitasunaren eta gure arteko konfi antzaren bidea. Egin otoitz elkarren alde.

Eta orain bedeinkazioa eman nahi dizuet, baina lehenago mesede bat eskatuko dizuet: gotzainak herria bedeinkatu aurretik eskatu Jaunari berak bedeinka

nazan. Herriaren otoitza gotzainaren alde bedeinkazioa eskatuz.Egin otoitz isiltasunean”.

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“Entiendo mejor ahora al cardenal Amigo cuando aludía en la plaza de San Pedro al esfuerzo que hubo de hacer para contener las lágrimas en la Capilla Sixtina.

Se refería al trance en que Jorge Mario Bergoglio decidió adoptar el nombre de Francesco. Hubiera llora-do Amigo, que es franciscano. No lo hizo por el sentido del pudor o de la vergüenza.

Entiendo mejor ahora al cardenal Amigo. Reconozco haber hecho un esfuerzo para contener unas lágrimas delante de mis colegas en la audiencia de esta mañana. Y no soy franciscano, ni cardenal. Ni me sugestionaba el “Juicio fi nal” de Miguel Ángel. Ni tengo fe en Dios.

Sí tengo fe en Francisco, incluso comprendo al car-denal canadiense Thomas Christopher Collins cuando atribuía la elección de Bergoglio a la santidad. Me pare-cía una abstracción, una obviedad, pero la “homilía” de esta mañana me ha sacudido las entrañas.

Me ha conmovido escuchar al Papa cuando se desen-tendía del discurso escrito. Y cuando evocaba el momen-to en que el cardenal brasileño Hummes le susurraba al oído que se acordara de los pobres. Resolvió entonces llamarse Francisco, de forma que el abrazo a un periodis-ta invidente que subía al escenario del aula Pablo VI con la tozudez del perro que lo guiaba simbolizaba la frater-nidad franciscana hacia las criaturas de Dios.

El hermano perro, el hermano creyente, el hermano sol, la hermana gaviota que custodiaba la chimenea, la her-mana lluvia, el hermano descreído, el católico y el no ca-tólico, el hermano hermano, como diría Walt Whitman.

Trascendía así el espeluznante respeto que compor-taba la despedida de la ceremonia. Nos dijo Francisco que nos bendecía. Pero que nos bendecía en silencio, para respetar al agnóstico y al ateo. Y al protestante y al musulmán. Y al laico y al nihilista, aun “consciente de que todos somos hijos de Dios”. Así es que el Papa rezó cabizbajo y hacia dentro.

Hacia fuera había demostrado un inteligente sentido del humor −no se puede tomar en serio a la gente que no sabe reírse− y había cuestionado los rigores del protoco-lo. Siempre que pudo se deshizo de los papeles.

Y cuando leía se equivocaba o abusaba del acento porteño, ejemplos ambos de su “falibilidad” y hasta de-mostrativos del titular que hace unos días publicaba un diario gratuito colombiano en el contexto de la proclama-ción papal: ‘Argentino pero modesto’.

Modesto, espontáneo y cálido. Tan cálido y entraña-ble que las personalidades y subalternos premiados con el privilegio del besamanos se atrevían a abrazarlo. O era el Papa quien lo hacía, malogrando la distancia del rey y los súbditos, incluso a riesgo de indignar a los li-turgistas y de inquietar a los funcionarios curiales que interpretan al hermano Papa como una amenaza.

“Una Iglesia pobre para los pobres”. He aquí el mensaje y la revolución. Y el gran titular de la audiencia, ya que periodistas éramos −y familiares y amigos− los que esta mañana hemos identifi cado en Roma el mila-gro de la comunicación.”

Rubén Amón,periódico El Mundo, 17 de marzo 2013

EL HERMANOPAPA

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Sor Mirari, Hija de la Caridad“Las religiosas que atiendena los pobres”

¿Cómo en este trabajo de atención en una residencia de an-cianos? ¿Se siente vocacionada para esto o es una tarea que le ha venido por obediencia?

M.G.- No, no. Me gusta atender a los ancianos, a los enfermos. Me gusta mucho el carisma de San Vi-cente, nuestro Fundador, que se re-sume en servicio a los pobres. A no-sotras, en general, nos toca atender a gente pobre: ahora son los ancianos, antes fueron niñas en el colegio o enfermos en el Hospital. Nuestro ca-risma consiste en servir a los pobres con sencillez, humildad y caridad. Y con actitudes de compasión, de ter-nura, de dulzura... Esta es siempre la postura que nos toca.

¿En qué consiste el trabajo que hacéis aquí las religiosas? ¿Cuán-tas estáis?

M.G.- Somos once religiosas en la comunidad. Nueve estamos ya ju-biladas. Las dos más jóvenes son las enfermeras. Estamos trabajando en colaboración con los seglares. Va-mos dejando bastantes casas, porque ya no llegamos. Nuestro trabajo aquí consiste en «estar» por toda la casa. Yo en concreto, aparte de mi respon-sabilidad en la comunidad, la mañana la paso en el psicogeriátrico, donde hay 15 ancianos enfermos. Preparar la medicación, dar a cada uno lo que corresponda, y el desayuno. Antes, las auxiliares les han levantado y les han traído al comedor. Después

de desayunar se quedan en el salón, mientras yo preparo la medicación para la siguiente toma. Comen a las doce y hay que ayudarles. Luego, nosotras nos reunimos ya en la co-munidad, mientras los enfermos van a la siesta. Hacemos la oración del mediodía y la comida. Luego un ra-tito de descanso, tres cuartos de hora más o menos. Después hacemos la lectura en común. Las hermanas van a dar las meriendas. Mientras, yo hago el trabajo comunitario o el tra-bajo de los ancianos. Llevo el tema de coordinar toda la residencia, don-de tenemos alojados 78 ancianos, de ellos 72 grandes dependientes, 47 en silla de ruedas. Hay que tener todo al día, para que todo funcione debi-damente. Hay una encargada de la economía. A mí me toca más la di-rección de la casa. Para el personal, tenemos varias empresas que llevan otros temas: auxiliar, cocina, segu-ridad, portería, limpieza... Todo eso hay que coordinarlo. Es mi trabajo.

¿Cuál es la problemática más fuerte en los residentes que se aco-gen aquí?

M.G.- La gran problemática vie-ne de que ya no es posible que pue-dan atenderles en su casa. La familia aguanta a los ancianos mucho tiem-po en casa, todo lo que puede. Hay que tener en cuenta que las familias están trabajando, si es que tienen trabajo. Ahora mismo se está dando una cosa muy especial, aunque en

Oñati no se ha dado ningún caso que yo sepa: algunas familias están sa-cando a sus ancianos de la residen-cia, porque al quedarse sin trabajo en el paro, necesitan los euros que cobran por tener dependientes en casa. Aquí vienen cuando ya en casa no les pueden atender debidamente. Los últimos que han llegado vienen o de Aretxabaleta donde han estado provisionalmente o del Centro de día. Por tanto, la problemática es tener que salir de casa, pero vienen a resolver una problemática mayor, que es que no pueden atenderles o dejarles solos.

En toda esa problemática ¿sois prácticamente enfermeras o tenéis posibilidad de ofrecer algo más: espiritualidad, compañía, acogida, calor...?

M.G.- Tenemos dos que son en-fermeras, pero las demás nos dedi-camos a estar junto a los ancianos para todo lo que puedan necesitar y nosotras podamos darles. Eviden-temente ahí entra nuestro trabajo de cuidar de sus personas en todos los campos, también en el campo espiritual, siempre con un respeto exquisito a lo que cada uno quiera. Tenemos celebraciones con los an-cianos que quieran. Pero la realidad es la que es: los quince enfermos que tengo en el psicogeriátrico, para po-nerte un ejemplo, ninguno de ellos habla. Lo único que les puedes decir es «¡qué bien estás, qué guapa!». Te

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Presencias y formas de Vida Religiosa hoy

Esta vez nos hemos acercado a la Residencia de ancianos de Oñati, la resi-dencia San Martín. Allí nos espera Sor Mirari, que lva muchos años en la aten-ción de los ancianos. MIRARI GALARRAGA IRAOLA es natural de Billabona. Está como responsable de la Comunidad de las Hijas de la Caridad, como «hermana sirviente» que llaman ellas.

Es conocida la vocación especial de las Hijas de la Caridad: como dice el nombre, es hacer caridad. Y, en concreto, hemos visto a muchas en resi-dencias de ancianos o donde la necesidad llama.

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nemos gente bastante deteriorada. Tenemos que acomodarnos a lo que nuestros ancianos pueden asumir.

Las familias ¿os acompañan en la atención de sus ancianos o, una vez que los dejan aquí, más o menos se desentienden de ellos?

M.G.- No se desentienden, no, para nada. En Oñati, al menos, es-tán muy cerca. Hay familiares que incluso vienen por la mañana. Hay mucha gente parada, sin trabajo, y están más libres para cuidar a los su-yos. Y a la tarde la Residencia se lle-na de gente visitante. A veces existe cierta literatura de que las familias abandonan a sus ancianos, que no se les cuida como antes... Pero eso no es verdad, aquí al menos no. El hecho de traer a sus ancianos a la Residencia no signifi ca que se les retire de la familia.

Los mismos ancianos ¿cómo se sienten en la residencia? ¿Con-seguís que vivan contentos o se nota cierta nostalgia de su casa y de los suyos?

M.G.- Para decir todo, hay an-cianos que sienten cierta nostalgia de su casa. Pero si el anciano es capaz de entender las cosas, se da cuenta de que en casa estaba más solo, menos atendido. Hay personas que, al venir aquí, se han llevado la gran sorpresa de encontrarse con amigos a los que no habían visto hace mucho tiempo. Y forman sus grupos, juegan a las cartas, a domi-nó, o cuentan historias. Les gusta mucho compartir historias pasadas, recuerdos y los comentan entre to-dos. Evidentemente, yo no me pue-do meter dentro de la persona, y es posible que haya personas que se

sientan solas o tristes, pero no creo que sea lo más habitual.

Para estar cerca de los ancia-nos, tendréis que hacer de todo, supongo. ¿Hay camaradería, amis-tad, entretenimiento, fi esta...?

M.G.- Entre los residentes que ya se conocen, sí que hay. Pero, ¡claro que nos toca hacer de todo! Hacemos fi estas. En Navidad ha cantado villancicos nuestro «Coro de los marchosos». Luego se pasa la txapela y con lo recaudado hacen su meriendita. Con la sicóloga y la trabajadora social, que trae su acor-deón, se organizan fi estas. En car-naval, tuvimos un bingo especial. Todos los martes tienen bingo, bin-go sin regalos, con caramelos. Pero el de carnaval era especial y tenían regalos: guantes, marco para foto, neceser... Celebramos el día de los

disfraces. Algunos se disfrazaron, otros no. No se puede obligar, pero hace-mos todo lo posible para que gocen de un buen ambiente.

¿Es cada vez más normal que las familias retiren a sus ancianos a la residencia? ¿Cómo ves esa tendencia?

M.G.- Yo creo que las familias actúan obligadas por la forma de vida que tenemos en la sociedad. Es lo que pasa con los niños: con cuatro o cinco meses tienen que ir a la guardería. Antes no pasaba eso. Antes se cuidaba a los ancianos en casa. Pero ahora tienen que trabajar. Yo he hecho dos años cuidando a mi madre y a mi tío. Pero no todos pue-den hacer eso. Hay abuelos aquí que necesitan muchos cuidados de día y de noche. Pero aún así es llamativo –a mí, al menos, me llama mucho la atención– cómo atienden la mayoría de las familias a sus ancianos.

Tú, como religiosa, ¿qué pue-des dar?, ¿qué recibes? ¿Es un trabajo que compensa?

M.G.- Yo recibo mucho, es muy gratifi cante. Yo procuro darles mi

entrega, mi mejor trabajo. No sé ha-cer otra cosa. ¿Recibir, dices? Solo con que te sonrían... Una pequeña sonrisa es mucho. Es lo único que te van a hablar. Imagínate casos de al-zheimer. No podemos esperar gran-des agradecimientos. Solo pequeños gestos. Lo demás te sostiene el espí-ritu del carisma que hemos profesa-do, el espíritu de San Vicente.

¿Qué vida de comunidad ha-céis como fundamento de esta en-trega, que supongo os lleva mucho tiempo y muchas energías?

M.G.- Nos levantamos a las sie-te menos cuarto. A las siete y cuarto, hacemos Laudes y la oración per-sonal. Eso hasta las ocho. Desayu-namos y ya nos vamos al servicio. No nos vemos hasta el mediodía. Cada una está en el servicio que le toca. Nos juntamos en la capilla a las dos menos cuarto para hacer el «examen de conciencia» y rezar el ángelus. Comemos y tenemos unos tres cuartos de hora de descanso. La que tiene costumbre hace la siesta o alguna se va al ordenador, que es mi caso; siempre tengo alguna lista que actualizar... Después hacemos lectu-ra espiritual o un intercambio comu-nitario breve. Nos vamos a servir las meriendas. A las cinco nos juntamos a hacer la oración hasta las cinco y media. A las ocho menos cuarto ce-lebramos las vísperas y la Eucaristía. Cenamos y vamos a servir las cenas a los abuelos/as. Otra vez nos reuni-mos a las diez y tenemos recreo has-ta las once. Y nos acostamos.

Día largo...Es día largo, sí.

¿Estáis bien atendidas en vuestra vida espiritual?

Sí, vienen una semana los fran-ciscanos, otra semana los agustinos, otra semana los sacerdotes de la pa-rroquia. Nos arreglamos muy bien y estamos bien atendidas. Incluso cuando hay algún imprevisto, nun-ca tenemos problemas para variar el horario.

Mila esker, Mirari. ¡Buen trabajo!

Iñaki Beristain, ofm

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Presencias y formas de Vida Religiosa hoy

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B Elkarteak bizitza disdiratzen du,

gogo bizitan jartzen,elkarte berriak sortzen;

kristau bizitza elizak bidalitako misiolariei esker

zabaltzen da.Misiolariek “Jainkoak

egin zuena” kontatzen dute.Misiolaria Jainkoaren

bitartekaria da.

ajo este título tan explícito se celebrarán los próximos días 26-27 de abril las Jornadas de Pastoral que, cada año, organiza la Facultad de Teología de Vitoria-Gasteiz y el Instituto de

Vida Religiosa de Euskal Herria. Naturalmente, las Jor-nadas atienden la llamada de Benedicto XVI, casi como gesto postrero de su pontifi cado, al Año de la Fe. Nos sumamos con gusto a la propuesta del Papa que ha to-mado del libro de los Hechos la sugerente imagen de la “puerta de la fe” (Hch 14,27: “A su llegada reunieron a la iglesia y se pusieron a contar todo cuanto Dios había hecho juntamente con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe”).

El versículo pone fi n al llamado “primer viaje” de Pablo, que en realidad es el viaje misionero que la igle-sia de Antioquía de Siria encargó a Bernabé y Pablo. Después de la sección del libro de los Hechos dedicada

a Pedro, comienza en el capítulo 13 una nueva sección en la que Pablo adquiere una notoriedad creciente que llegará a ser protagonismo total a partir de 15,36, tras la ruptura del equipo misionero formado por Bernabé y Pablo.

Es un versículo breve pero enormemente signifi ca-tivo, porque es la culminación de una aventura extraor-dinaria: la aventura de una evangelización valiente que rompe las ataduras judaizantes y abre la salvación de Je-sús a los pueblos gentiles. Destacamos algunos aspectos relevantes:

1.- La capacidad expansiva e inclusiva de los mi-sioneros, de los testigos. Bernabé y Pablo no habían realizado ese viaje que les llevó por Chipre, Perge de Panfi lia, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra, Derbe por propia voluntad, sino enviados por la comunidad antio-quena. La comunidad irradia vida, contagia entusiasmo, genera nuevas comunidades; la vida cristiana se expande gracias a los misioneros enviados por la iglesia y, a su regreso, reúnen a esa misma iglesia: la comunión de una comunidad viva y verdadera genera vida y la expande.

2.- Los misioneros cuentan “lo que Dios había he-cho”: la misión la realizan Bernabé y Pablo, pero no solo como enviados de la comunidad madre, sino como ins-trumentos de Dios, mediadores de Dios. Son conscientes

Invitar hoy a la feXIII Jornadas de Pastoral: 26-27 de abrilJosé Antonio Badiola, decano de la Facultad de Teología de Vitoria-Gasteiz

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de que, en primer término, la obra misionera es obra de Dios. No son enviados por cuenta propia, ni si-quiera por cuenta de la comunidad; son enviados por cuenta de Dios, y a Dios deben transparentar y hacer presente en su misión. Un misionero vivo y verdadero es icono de Dios y sabe llevar a Dios, su plan y su voluntad, no los propios planes o la propia voluntad. Una vida “sometida” a Dios, entregada por completo a Él, es la garantía de nuestra misión.

3.- La entrega misionera sabe de persecuciones. Era un anuncio persistente de Jesús en los relatos evangélicos de misión (cf. Mt 10 y par.). Bernabé y Pablo las conocie-ron, las sufrieron y las superaron, siempre salían adelante. Las persecuciones no evitaron ni su gozo, ni su profunda experiencia del Espíritu. Saber afrontar las difi cultades y persecuciones hoy es un criterio fundamental para cali-brar la experiencia de fe de nuestras comunidades.

4.- La expansión universal de la salvación de Dios: es Dios el que abre a los gentiles la puerta de la fe. No fue fá-cil abrir el cristianismo al mundo pagano, porque era gran-de y fuerte la tentación de mantenerlo encorsetado en la tradición judía. Pero la profunda decisión de los misione-ros, su clarividencia en sacar consecuencias oportunas del acontecimiento de Jesús y de su Evangelio de salvación, la presencia confortadora de Dios en su trabajo, lograron romper peligrosas fronteras y particularismos sectarios. Una comunidad viva y verdadera no se preocupa tanto de “defender la fe” atrincherada, sino de ofrecerla, de ex-tenderla, de expandirla. El Evangelio, fuerza de salvación para el que cree, es una propuesta universal, una peren-

ne oferta de vida para todos los hombres de todos los tiempos.

5.- La hermosa y sugerente imagen de la “puerta abierta” supone un auténtico desafío para nosotros hoy. Ni el miedo a los judíos, ni la conciencia de debilidad, ni los errores del pasado o del presente nos han de mantener “cerrados”. No; la experiencia cristiana, la fe entendida en el sentido bíblico de fi abilidad de Dios y confi anza-entrega humana a Él, nos debe animar a abrir las puertas, a entrar en diálogo, a extender la vida cristiana, a pro-poner caminos, a invitar generosamente a todos a poder experimentar el Dios de Jesús, ese Dios que amó tanto al mundo que envió a su Hijo único a salvarlo.

Comunicar la salvación

Comunicar esa salvación, porque experimentarla nos ha hecho bien, es el gran proyecto que, hoy como siem-pre, tenemos los creyentes en Jesús; testigos y misione-ros de un encuentro con Él que, en medio de los tantos desafíos y angustias del tiempo presente, permite cons-truir en base fi rme nuestra frágil y tambaleante condición humana (cf. Mt 7,24-27). Las Jornadas ofrecerán las re-fl exiones y propuestas de personas creyentes: Felicísimo Martínez ofrecerá unos presupuestos para adentrarse en los caminos de la fe; Teresa Imizcoz, por su parte, compartirá las condiciones de credibilidad de una fe pro-fesada y anunciada; Jesús Sastre iluminará los modos de acompañar procesos creyentes; fi nalmente, José Luis Corzo expondrá los “tragaluces de lo divino”, o cómo descubrir en estos tiempos los espacios que nuestra cul-tura abre al anuncio de la fe.

En defi nitiva, queremos sumar esta iniciativa a las muchas que se han organizado para hacer del Año de la Fe una oportunidad: oportunidad para repensar nuestra propia fe, despojándola de adherencias y disfraces, y ofreciéndola a las mujeres y hombres de hoy, con mo-destia pero con decisión, como una propuesta de sentido para una vida más plena, más digna, más feliz.

“Ate irekiaren” irudia, erakargarria izateaz gain,

guretzat erronka ikaragarria da.Ateak ireki behar ditugu,

elkarrizketa bideratu,kristau bizitza adierazi,

bide berriak eraikieta Jesusen Jainkoa

esperimentatzera gonbidatu

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“Invitar hoy a la fe”“Invitar hoy a la fe”XIII Jornadas de Teología y Pastoral

26 y 27 de Abril de 2013 - Seminario de Vitoria

- El “Año de la Fe” nos invita a reavivar nuestra experiencia creyente y liberadora, obra del Espíritu.

- El sínodo sobre la “Nueva Evangelización” nos invita a salir a la calle sin complejos, porque Jesús es Buena Noticia para todos.

- El Papa Francisco nos invita a “caminar sin pararnos” para sanar y liberar a los pobres de los caminos.

VIERNES, día 26VIERNES, día 2616:00 horas: Recepción y entrega de materiales

16:15 horas: Apertura de las jornadas y Oración

16:30 horas1ª PONENCIA a cargo de:

D. FELÍCISMO MARTÍNEZ, profesor del Instituto Superior de Pastoral de Madrid

1. Superar la cultura de la desconfi anza.

2. Bajar la experiencia de la fe de los andamios de la razón a las experiencias cordiales.

3. Vivir en profundidad y cultivar la dimensión contemplativa.

4. Abrirse a experiencias de trascendencia.

5. Poner y cultivar experiencias y prácticas co-munitarias.

6. Algunas conclusiones.

18:00 horas2ª PONENCIA a cargo de:

Dª. TERESA IMÍZCOZ, directora de UNED de Vitoria

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Ponencia: La credibilidad de la fe hoy en día

Ponencia: Presupuestos para adentrarse en los caminos de la fe

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55555.5.55.5.5.5.5555.. P P P PPP PPP oner yy cultivavaar experiencias yyyyy mmmmmummumumuuuuumuuummuuuninininininininnininitttattatatattataaaririririrriasassasas..

6.6. A Alglgunununnunaasasasasasa cccc cc c ononnnononononnoon lllllllclllclclcllclclususususussusioioioioiooi neneneeees.s.s..

Hablar de la credibilidad hoy en día: ¿credibilidad del mensaje? o ¿credibilidad de las personas creyentes?

La vida de los creyentes, sus compromisos con la jus-ticia, los pobres, el cuidado de la tierra... constituyen hoy los nuevos “preámbulos de la fe”.

Perspectivas:1. Nuestra sociedad se ha hecho particularmente

sensible a la solidaridad con los pobres, a los desa-hucios, al tercer mundo. ¿Cómo estamos situados en estas dinámicas históricas?

2. Esa sociedad actual ¿nos impide y/o difi culta la fe? ¿o más bien nos exige vivir la fe de otro modo y con otras manifestaciones?

3. Mirando hacia dentro: ¿qué hacemos mal como Iglesia para no atraer a los demás a Cristo?; ¿qué me pasa a mí para no resultar creíble ante los de-más; es decir, para que los demás puedan ver a Cristo en mí?

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SÁBADO, día 27SÁBADO, día 27

10:00 horas3ª PONENCIA a cargo de:

D. JESÚS SASTRE, profesor del Instituto Superior de Pastoral de Madrid

Introducción

1. ¿Qué es un paradigma?

2. Modelos de iniciación e intentos de renovación en la historia de la Iglesia

3. Antecedentes en la elaboración del nuevo paradigma

4. Claves para un “mapa de la fe” 4.1. Consideraciones previas 4.2. Claves para un “mapa de la fe”

5. El nuevo paradigma 5.1. Comprensión del nuevo paradigma 5.2. Componentes del nuevo paradigma

12:00 horas4ª PONENCIA a cargo de:

D. JOSÉ LUIS CORZO, profesor del Instituto Superior de Pastoral de Madrid

Inscripciones: [email protected] Tfno: 945 216410 Fax: 945 246258 MATRÍCULA de las jornadas: 20 eurosOrganizan: Instituto Teológico de Vida Religiosa de Euskal Herria y Facultad de Teología de Vitoria-Gasteiz

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Ponencia: Hacia un nuevo paradigma: de la transmisión a la apropiación de la Fe

Ponencia: Tragaluces de lo Divino

Introducción: el tragaluz y las estrellas

1. Metáforas cristianas de la luz

2. Para conocer la realidad la apalabramos

3. Los riesgos del tragaluz: que se trague la luz

4. Dentro o fuera es la cuestión

5. Hay un conocimiento auto-implicativo diferente

6. Tragaluces de la epifanía cristiana

7. El tragaluz de la Historia: los signos de los tiempos

8. Tensión pastoral entre la intimidad y el entorno

9. Conclusión, otros tragaluces y algunos libros

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NOTICIAS

BREVES

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La Congregación de la Doctrina de la Fe da el espaldarazo defi nitivo a José Antonio Pagola y a su obra sobre Jesús. Aun-que ya no es noticia, queremos unirnos desde aquí a ti, José Antonio, para expresarte y compartir tu alegría por este reco-nocimiento, así como en su día nos unimos a tus pesares por el cuestionamiento por parte de algunos sobre tu comunión con la fe de la Iglesia.

Nos alegramos, en primer lugar, por ti mismo: se cierra una historia dolorosa convertida ahora en gozo compartido de haber anunciado al Jesús de la Iglesia.

Nos alegramos porque has sabido mantener el tipo y has permanecido siempre dispuesto a colaborar sin rencores.

Nos alegramos porque tu trabajo y tu sufrimiento han sido un medio para que sean muchos los que se hayan acercado a la persona de Jesús por medio de tu obra.

Nos alegramos porque tenemos una Iglesia que sabe reconocer los esfuerzos de los teólogos que, desde su fe profunda y su profesionalidad, arriesgan por dar a conocer la persona de Jesús desde nuevos paradigmas más acordes con los nuevos tiempos.

Nos alegramos porque este reconocimiento eclesial es un aviso para navegantes poco dispuestos al diálogo y a la apertura de miras para renovar sus hermenéuticas teológicas.

Nos alegramos por Juan María Uriarte, porque, en su día, tuvo visión, criterio teológico y valentía para defender una obra y un teólogo de su diócesis, puesto en entredicho, y reconocido ahora por la Iglesia.

Nos alegramos porque al fi nal es el Evangelio el que ha ganado.

Nos alegramos, José Antonio, porque tu voluntad evangelizadora se mantiene intacta: “Quiero vivir mis últimos años −nos dices− colaborando en lo que considero la obra más urgente de la Iglesia: volver a Jesucristo como única verdad de la que nos está permitido vivir y la única fuerza que nos puede hacer caminar hacia una Iglesia más evangélica al servicio de un mundo más humano”.

La Dirección

JOSÉ ANTONIO PAGOLA y su obra“JESÚS. Aproximación histórica”

EEE-CONFER Euskadik urte honetako urtarrilean egindako bilerarekin eman zien ha-siera bere eginkizunei.

Une honetan Erakundearen lanik nagusie-na LEHENTASUNAK bideratzea eta egoki-tzea da. Aurreko Batzar Nagusian aztertu eta gero Juntak osatutako Lehentasunak orain Elizbarrutiaetako Erakundeetan daude aztertu eta ikus ditzaten.

Reuniones de la Junta Directiva de CONFER Euskadi:

22 de mayo: Junta con las Diocesanas en Donostia.29 de mayo: Junta directiva en Donostia.Septiembre: Junta directiva (sin decidir día y

lugar).

Con motivo de los 25 años de la fundación del Instituto Teológico de Vida Religiosa de Eus-kal Herria se celebrarán las JORNADAS DE VIDA RELIGIOSA en los días 22-23-24 de abril de 2014, en el Seminario Diocesano de Vitoria-Gasteiz, sede de CONFER Euskadi y del propio Instituto.

Secretaría de CONFER Euskadi

Euskadiko Erlijiosoen Erakundea

Participantes en la última Asamblea General de CONFER Euskadi

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albIste

motzak

El 17 de Marzo de 2013 las Hermanas Pasio-nistas de San Pablo de la Cruz iniciaron la prepa-ración al Bicentenario de Fundación de la Con-gregación (1815-2015). Su fundadora fue María Magdalena Frescobaldi, una mujer carismática y con una profunda vida interior, probada desde su juventud por el sufrimiento: perdió a tres hijas de corta edad, con la invasión napoleónica tuvo que exiliarse en Viena... A su regreso a Florencia, Magdalena, se encuentra con los graves proble-mas de su ciudad: la miseria causada por la gue-rra, los enfermos sin recursos, las prostitutas y los niños que deambulan por la calle. Sensible ante esta realidad se dedica a ayudar a las personas ca-rentes de medios.

El Carisma pasionista: “vivir y anun-ciar a un Dios Crucifi cado por nuestro amor” tocó profundamente a María Mag-dalena. Esto le impulsó a entregarse a la recuperación de la mujer explotada y utili-zada y a educar a la infancia desprotegida de su ciudad y alrededores.

La Congregación nació en Florencia en 1815 y actualmente desarrolla su mi-sión en los cinco continentes. En 1817 se le concedió la afi liación a la Congregación de la Pasión.

La celebración del Capítulo General (Abril 2012) y la preparación al Bicentenario han suscitado un mo-vimiento de revitalización de la vida y de la misión de las Hermanas Pasionistas en toda la Congregación. Con el lema “Nuestro corazón arde por el Señor Cru-cifi cado y Resucitado. Rediseñamos el rostro de la Congregación en la comunión, la solidaridad y la mi-sión” queremos responder como María Magdalena a los desafíos que tienen la Iglesia y la sociedad de hoy.

En todas las comunidades ha tenido lugar una celebración especial con motivo del inicio de este evento Congregacional. En su ciudad natal, Flo-rencia, se están realizando diversas actividades: conferencias, exposiciones, mesas redondas,…

200 años de Fundación de las Hermanas Pasionistas

Religiosas hermanas pasionistas de la provincia Inmaculada

Mikel Ormazabal Loinaz, salesiano, fue nombrado el pasado 22 de febrero nuevo director de Kristau Eskola. Nacido en An-doain en 1959, Ormazabal sustituye a Aitor Bilbao, que deja el cargo tras agotar los 8 años de mandato previstos en los estatutos.

Esta asociación engloba a 137 centros de enseñanza que constituyen el 50% de la red concertada del sistema educativo vasco. Kristau Eskola suma un total de 7500 trabajadores y más de 100.000 alumnos. Sus centros de enseñanza se distinguen por contar con su propio proyecto educativo, basado en el humanis-mo cristiano y orientado a la excelencia, con las exigencias téc-nicas y pedagógicas propias de una escuela moderna y siempre sensible a los cambios emergentes.

Este es un momento complicado para los colegios concerta-dos debido a los continuos recortes, pero Mikel Ormazabal man-tiene la esperanza de salir de este bache y poder seguir ofrecien-do una escuela abierta y acogedora que apuesta por la calidad.

Mikel Ormazabal, nuevo director de Kristau Eskola

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Compartir carisma ymisión con los laicos“La nueva evangelización se hará, sobre todo, por los laicos o no se hará” (CEE 2010)

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Juan Mari Ilarduia, ofm

s innegable que, en el actual contexto de falta de vocaciones, tanto la transmisión de los caris-

mas fundacionales como la misión compartida con los laicos, van sos-pechosamente vinculadas al enveje-cimiento y escasez de vocaciones de las instituciones religiosas. ¿No será un truco para compensar la falta de vocaciones en las obras propias de las instituciones religiosas, al menos mientras dure la llamada “crisis vo-cacional”? Así piensan algunos. Y la sospecha queda confi rmada cuando la “misión compartida” se reduce a una simple “participación en tareas” y en la cesión de puestos de respon-sabilidad en las instituciones que lle-vamos los religiosos. Pero una cosa es colaborar en “nuestros trabajos” y otra muy distinta la “misión com-partida”. Puesto que estas sospechas están bien justifi cadas, se impone aclarar algunas cosas:

1. La fe es ante todo vocación

La fe no consiste, en primer lu-gar, en el asentimiento a una serie de creencias o a un sistema de con-ducta. La fe es ante todo respuesta personal a la llamada del Señor Je-sús que ha entrado en nuestras vidas con su llamada provocadora: “Ven y sígueme”. A partir de ese momento, aquel que responde a su llamada le confía al Señor Jesús el sentido y las riendas de su vida mediante el seguimiento. En ese seguimiento el “vocacionado” va aprendiendo a ser discípulo, a ser creyente. Al na-cer a la fe en ese encuentro y en esa llamada/respuesta al Señor Jesús, todo cristiano “tiene vocación”, es un vocacionado (vocare=llamar). Es

lo que signifi ca el bautismo, idén-tico para todo creyente y que a to-dos otorga una misma dignidad en la Iglesia. Los diversos ministerios vienen después, al servicio de los creyentes y de toda la familia hu-mana. Todo creyente es ministro, en cuanto que todos estamos llamados a anunciar y a vivir el evangelio en el mundo.

2. Toda vocación es, a la vez, mi-sión.

Según el Vat II, la misión se le encomienda a toda la Iglesia, no solo a algunos (LG 31). Por el he-cho de ser llamado (vocación), todo discípulo es constituido en enviado, en misionero evangelizador. Dice ChL 15,1: “En razón de la común dignidad bautismal, el fi el laico es corresponsable, junto con los minis-tros ordenados y con los religiosos y las religiosas, de la misión de la iglesia”. “Hay en la Iglesia varie-dad de ministerios, pero unidad de misión” (Vat II, Apostolican Actuo-sitatem 2).

Más aún, nuestros obispos, reco-nociendo que el laico está llamado a ejercer su ministerio más propio en medio del mundo secular, afi rmaban hace ya algunos años:

“Ciertamente grava sobre to-dos los laicos la gloriosa carga de trabajar el designio de que la salva-ción alcance cada día más a todos los hombres de todos los tiempos y de toda la tierra. En un mundo secu-lar los laicos −hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos−, son los nuevos samaritanos, protagonistas de la nueva evangelización, con el Espíritu Santo que se les ha dado. El

Espíritu Santo impulsa a los evange-lizadores y hace que se conviertan, comprendan y acepten el evangelio que se les propone. La nueva evan-gelización se hará, sobre todo, por los laicos o no se hará” (CEE, Los cristianos laicos, Iglesia en el mun-do, n. 148, 1991).

Esta última frase nos recuerda aquella otra de Rahner: “En el fu-turo, el cristiano será místico, o no lo será”. Y es que la tarea pasa a ser misión solo cuando brota como res-puesta creyente a la llamada perso-nal, cuando es experiencia teologal: el encuentro con el Señor Jesús ha cambiado mi vida, mis relaciones, el sentido de mi trabajo y de mi es-peranza. Y en ello descubro que esa salvación es una propuesta, no solo para mí, sino para todos los huma-nos. Esta experiencia teologal que funda la misión de todo creyente consiste en descubrir que, a pesar de cualquier coyuntura histórica, el Evangelio tiene una vigencia absolu-ta para todos los tiempos: es la gran

E

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noticia que narra a Dios a través de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús de Nazaret, el Cristo, y que nos revela un Dios misericordia que da con la clave de nuestra pro-pia vida, muerte y resurrección. En dar a conocer esa Buena Noticia y vivir de tal forma que seamos signo de esa Buena Noticia, el primado de la misericordia descubierta en Dios, consiste la misión.

La iglesia, Pueblo de Dios (LG 9-12) toda ella es ministerial, es de-cir, toda ella es enviada a anunciar el Evangelio de la salvación. Esta úni-ca misión de la Iglesia es tarea de to-dos los que han conocido a Jesucris-to. No es cosa de curas o religiosos, sino que el ministerio de la misión pertenece a la identidad vocacional de todo creyente, en cuanto que toda historia creyente se inicia con la lla-mada, se prolonga en el seguimiento y se hace misión.

Ya no es que “los laicos cola-boren con los religiosos o el clero en la misión”, como un modo entre otros de ocupar su tiempo libre en una obra buena, sino que cambia la perspectiva: “Laicos y religiosos colaboran en la única misión de la Iglesia”. La evangelización es de todos por igual. Los laicos no son meros suplentes o colaborado-res “de” otros ministros: han recibido el ministe-rio de la misión por sí

mismos, como lo recibe el sacerdote o el religioso, cada uno a su mane-ra. Se pasa así del “de” al “con”: de colaboradores en las tareas “de” los religiosos, a saberse enviados per-sonalmente “con” los religiosos a la única misión de la Iglesia.

3. Compartir carisma y misión re-ligiosos y laicos

Otro tanto hay que decir del ca-risma. Los religiosos durante siglos nos hemos apropiado del carisma fundacional. La espiritualidad de Francisco de Asís era de los frai-les franciscanos, la de Domingo de Guzmán de los dominicos, la de Ig-nacio de Loyola de los jesuitas. Las terceras órdenes terminaron siendo una especie de franquicia o derechos concedidos por los religiosos a algu-nos grupos de laicos de lo francis-cano, lo dominicano, lo jesuítico…, y siempre en dependencia y bajo el control de las órdenes religiosas.

A partir del Vaticano II se re-conoce que el carisma fundacional es patrimonio de toda la Iglesia. Y que ese carisma fundacional puede ser vivido en modos distintos: como religioso, como laico o como sacer-dote. El mismo carisma fundacio-nal, la misma espiritualidad pueden ser vividos con derecho propio por cualquiera de esas formas de vivir el seguimiento al Señor Jesús. Por eso hoy se distingue entre “Caris-

ma fundacional” y “Proyecto fun-dacional”.

El Proyecto fundacional con-

siste, en la ma-yoría de los casos, en la Or-den o Instituto que se crea en torno al funda-dor. El Caris-ma fundacional en cambio ex-presa los dis-tintos caminos de confi gura-

ción con Cris-to, es decir, una

determinada espiritualidad. Cada carisma fundacional representa la atracción hacia Cristo a través de al-gunos de sus misterios. Francisco de Asís, Domingo o Ignacio quedaron marcados por una serie de impac-tos con que les marcó el encuentro con la persona de Jesús. Esta serie de impactos teologales que marcan el modo como les cautivó la per-sona de Jesús y que marcan su se-guimiento tan personal, son los que constituyen el carisma fundacional o modo de identifi cación con Cris-to. Una Orden religiosa, un Instituto no es más que un modo de vivir ese carisma fundacional, estos impactos teologales.

Pero este modo de ver la perso-na de Jesús y de identifi carse con él no es propiedad de los franciscanos, dominicos o jesuitas. Es propiedad de toda la Iglesia. Por eso cualquier laico puede ser franciscano, domini-co, o ignaciano por derecho propio, sin que tenga que mendigar ese ca-risma de estos Institutos religiosos, aunque sí podrá descubrirlos y vivir-los en y con ellos.

Esta distinción entre “Carisma fundacional” y “Proyecto fundacio-nal o institucional” es decisiva. Es lo que ahora nos lleva a distinguir entre lo franciscano y la Orden francisca-na, entre lo ignaciano y lo jesuítico, entre lo dominicano y la orden de los predicadores… Estos carismas se pueden vivir de muchas formas y ningún Instituto religioso tiene dere-cho a apropiarse del carisma funda-cional: es patrimonio común de toda la Iglesia, de todos los fi eles.

4. Modos diversos pero no sustitui-bles de vivir el carisma y la misión

En el espacio eclesial común que formamos hoy laicos y religio-sos/as a propósito de la colaboración del laicado en los proyectos apostó-licos de la VR, se están produciendo dos procesos:

a) Un proceso hacia la confl uencia apostólica

La misión se está convirtien-do para muchos laicos y no pocos

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Apaizeketa erlijiosoek

misiogintzapilatu izanakkalte handia

egin dioelizari

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miembros de la VR en lugar de encuentro, de con-vocación. Laica-do y VR se sienten movidos a citar-se en la misma misión, no se hallan simplemente coexistiendo en ella compartiendo tareas. “Misión com-partida” no es sinónimo de “funcio-nalidad estratégica y oportunista” en tiempos de penuria de vocaciones religiosas para asegurar las plata-formas de misión de los religiosos. Compartir misión es darle valor aña-dido a la misión de la Iglesia, justa-mente por pivotar sobre la alianza entre agentes eclesiales distintos, pero que son convocados y enviados a una única misión, y en la que cada uno aporta su especifi cidad ministe-rial. A la Iglesia le ha hecho mucho daño el que el clero y los religiosos hayan acaparado la misión.

b) Un proceso hacia el descubri-miento de la especifi cidad.

Pero ahora podría darse otro exceso igual de nefasto. Laicado y VR experimentan hoy la necesidad de articular mejor su corresponsa-bilidad en la misión, siendo fi eles cada cual a lo específi co del aporte del laicado a esa misión y a lo es-pecífi co propio de la VR. Misión compartida no es univocidad, no somos piezas sustituibles: es espa-cio de diversidad y de complemen-tariedad apostólica, ministerial. Nos ha hecho mucho daño, igualmente, pensar que, una vez incorporados los laicos a la misión, los religiosos

pueden ser sustituidos por los laicos en su misión específi ca. Nadie pue-de sustituir al otro en su ministerio específi co.

A partir de estos dos datos, tendre-mos que hacernos algunas preguntas:

Desde la perspectiva del laicado tenemos que preguntarnos: ¿cómo asume el laico colaborador con su parte de misión propia? ¿Se la faci-litamos los religiosos con sufi ciente claridad y con realismo respetando su laicidad? ¿No tenemos un défi -cit en la teología «vocacional» del compromiso laical, al menos frente al desarrollo que tiene la teología vocacional de la VR o del ministerio ordenado? ¿Puede asegurar el laica-do por sí solo la impronta carismática fundacional sin vivir una relación es-trecha con la VR para caminar juntos hacia la “Familia carismática”?

Otras preguntas desde la pers-pectiva de la VR: ¿Qué peculiaridad mantiene el religioso en una misión compartida con laicos, una vez que se acepta el denominador común de una espiritualidad básica común? ¿Qué ministerios genuinamente ca-rismáticos serían más específi cos del religioso? ¿Cuáles podrían ser compartidos con el laicado sin que se generen confl ictos de identidad?

A la misión llega cada uno con su propia especifi cidad. Esto impli-ca que el tema no está tanto en ani-mar a los laicos a que sustituyan a los religiosos, sino en ayudarnos mutuamente a comprender la misión (su urgencia, su peso, su salvación) que nos hace comunes, no iguales. La misión es propuesta conjunta, tarea para todos, punto de encuen- tro para diferentes carismas e ins-tituciones eclesiales. La misión no nos uniformiza, sí nos convoca. No somos solo nosotros. También son ellos −los laicos colaboradores, los externos en general− quienes llevan adelante una misión que ha de ser compartida.

A la eclesilogía del Vaticano II le debemos este cambio trascen-dental que marcará el futuro de un modelo nuevo de Iglesia y de lo que haya de ser “la Nueva Evangeliza-ción” y el caminar juntos laicos y religiosos formando una misma “familia Carismática”.

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La teología de la vida religiosa y del ministerio ordenado han realizado avances sensibles en los últimos años. Los estudios son ingentes en cantidad y notables en calidad.

No podemos decir lo mismo, sin embargo, de la relación entre vida religiosa y condición presbi-teral. Los estudios son escasos y los avances todavía modestos. Este défi cit de refl exión es tanto más llamativo cuanto que un tercio de los ministros ordenados son, hoy en día, religiosos.

La vivencia armónica y tensional de tantos presbíteros religiosos está postulando que la refl exión teológica acerca de su especial condición les ayude a vivir de manera más fecunda y gozosa su entera vocación para hacer verdad aquello que dice Vita Consecrata: “La vocación al sacerdocio y a la vida consagrada convergen en profunda y dinámica unidad” (VC 30).

A comprender mejor esta relación, a recoger la refl exión producida estos años, a formular las preguntas más candentes, a registrar los avances e identifi car los puntos que requieren mayor clarifi cación se dirige la investigación y refl exión de este joven y lúcido teólogo claretiano. Una refl exión luminosa y apasionante para quienes deseamos en este punto una mayor claridad y ar-monía. A mí me ha enriquecidao mucho la lectura de este libro. +Mons.Juan MªUriarte

El Ministerio Ordenado de los religiosos en la Iglesia.Estudio de la cuestión en el Postconcilio Fernando Prado Ayuso, cmf.

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Justicia y paz

“Salgamos a buscarjusticia, pan y trabajo” Cardenal Jorge Mario Bergoglio

Homilía en la festividad de San Cayetano 2009

“El lema de este año es “Con San Cayetano buscamos justicia, pan y trabajo”… Jesús está con no-sotros. Es el Dios con nosotros. Para buscar juntos la justicia, el pan y el trabajo estamos todos juntos, compartimos la vida, los sentimien-tos: “Tengan los sentimientos de Je-sús”, nos dice la primera lectura.

En el evangelio escuchamos que Juan el Bautista mandó a sus discí-pulos a preguntarle personalmente a Jesús: “¿Sos Vos el que ha de ve-nir a salvarnos o debemos esperar a otro?” Ellos salieron a buscar a Jesús y ¿dónde lo encontraron? Lo encon-traron con la gente. Jesús no estaba en un lugar inaccesible, sino metido entre la gente, bendiciendo, curan-do, conversando, llamando a cada uno por su nombre… Él está con todos, pero especialmente con los que están con los demás, como San Cayetano. Jesús está con los que son solidarios: donde hay un pe-sebre –donde alguien levanta una casillita humilde para estar con su familia– allí está Jesús; donde hay alguien acompañando al que carga con una cruz, una persona enferma o necesitada, allí está Jesús; donde hay alguien sirviendo a los demás, multiplicando el pan, compartiendo el abrigo, allí está Jesús; donde es-tán la Virgen y los Santos, que nos juntan como pueblo para rezar, allí está Jesús…

Señor, ¿estás de verdad en me-dio de tu pueblo?

Mientras hacemos la cola recor-damos los rostros de nuestros seres queridos, mientras vamos agrade-ciendo y pidiendo, es bueno que le preguntemos a Jesús: ¿Sos Vos, Se-

ñor, nuestro único Salvador o debe-mos esperar a otros? Lo que pasa es que vivimos situaciones de pobre-za, de falta de trabajo…, o estas enfermedades que nos afectan ma-sivamente, la gripe, el dengue…, y que pegan más duro por la falta de justicia. Todo esto nos lleva a que le preguntemos al Señor: “Señor, ¿es-tás de verdad en medio de tu pue-blo? ¿Es verdad que caminás con tu pueblo? Mirá que hay gente que opi-na que no se puede esperar nada de nadie. Hay gente que ni siquiera se pregunta, que ya tiró la toalla. Pero es bueno hacer estas preguntas. Fijando la mirada en San Cayetano, mirando a la gente que nos acompa-ña, es bueno preguntarle a Jesús.

Si leemos bien el evangelio nos damos cuenta de que Jesús no res-pondió inmediatamente a los en-viados de Juan. Se tomó su tiempo; se puso a curar a mucha gente de sus dolencias del cuerpo y también de las enfermedades del alma. Jesús devolvió la vista a muchos ciegos y la fe a muchos que andaban me-dio desencantados. Recién entonces, después de atender personalmente a cada uno, les respondió a los en-viados de Juan: “Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purifi cados y los sordos oyen, los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres”.

Jesus gure artean dago, Jainkoa gurekin. Bila ditzagun justizia, ogia eta lana.

“Zu al zara etortzekoa?” Eta haiek Jesusen bila joan ziren.

Eta, non aurkitu zuten? Jende artean!

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Como siempre, Jesús responde con hechos más que con palabras: “Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído”. ¿Y qué han visto y oído? Han visto y oído a la gente. Jesús les hace mirar Rostros: la cara de alivio de la gente que ha sido cu-rada, los rostros alegres de los que han recibido su Palabra, los ojos admirados de los que recuperaron la vista, la mirada digna de los que se pusieron de pie… Esos rostros valen más que mil palabras. En el rostro de esa gente ya se vislumbra la respuesta a la pregunta de Quién es Jesús. “A Jesús lo vemos en el rostro de la gente que lo quiere y que da testimonio de que Él es el que la ha confortado y salvado” (Aparecida 14). A Jesús “lo encon-tramos de un modo especial” en el rostro de “los pobres, afl igidos y enfermos (…), de nuestros her-manos queridos que nos dan testi-monio de fe, de paciencia en el su-frimiento y de constante lucha para seguir viviendo. ¡Cuántas veces los más pobres y los que más sufren son realmente los que nos evangeli-zan!” (Aparecida 257).

El Rostro de Jesús

Cuando nos animamos a mirar bien a fondo el rostro de los que su-fren se produce un milagro: aparece el Rostro de Jesús. Por eso les digo: ¡No tengan miedo de mirar los ojos de los que sufren!, verán el Rostro de Jesús y Él les transmitirá su fuerza y su paz, los confortará a ustedes al mismo tiempo que ustedes confor-tan a los demás; pero los rostros hay que verlos de cerca, estando con los otros. “Cuanto hicieron con uno de

estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40)”. Mirando rostros el corazón se nos llena “de los sentimientos de Je-sús”, como dice San Pablo. Y en-tonces comenzamos a buscar la jus-ticia, el pan y el trabajo con hambre y sed de verdaderos cristianos. Por-que el mundo de hoy es muy cruel: primero excluye borrando los ros-tros de la gente para luego no sentir nada cuando los desprecia y desecha como sobrantes (cfr. Aparecida 65).

En nuestra ciudad hay gente que tiene sitio, que tiene cabida y gente que “sobra”... y que son dejados de lado como “descarte” en verdaderos volquetes existenciales. El mundo de hoy borra los rostros reales haciendo que los veamos solo por la TV. No es lo mismo. En la TV hay imágenes que pasan a mil. Uno ve todo y no ve a nadie. Uno ve pero no siente. Aquí en cambio, ¡qué dis-tinto! Nos miramos a la cara…

Salimos llenos de fe, salimos a buscar, con San Cayetano, justicia, pan y trabajo. Salimos a buscarlo juntos y para todos. A buscarlo po-niendo especial atención en aquellos “rostros sufrientes que nos duelen”, porque es una injusticia que, en nues-tra Patria bendita, a tantos les falte el trabajo y el pan. No puede ser.

Quisiera que terminemos rezan-do aquella Oración tan linda que re-zamos en la Novena del 2002:

Necesitamos ver tu rostro,guardar las palabras de tu boca,

hablarte al oído.Dejarnos mirar por tus ojos

y al besarte, Cristo, encontrar en ti los rasgos de tu Madre,

de tus Santos, de tu pueblo sufrido.Queremos ver tu rostro,

Dios amigo,Compañero de camino.

Amén.”

Justicia y paz

Sufritzen dutenen aurpegia ikusten duguneanmiraria ematen da: Jesusen Aurpegia agertzen da.

Beraz, hau diozuet: ez izan beldurrik sufritzen dutenen begietara begiratzeko!