Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #78

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Monterrey, N. L ., México. Marzo de 2012 No. 78 M UY queridos hermanos y hermanas: Con mucho gusto los saludo, deseándoles todo bien en el Señor. Después de disfrutar, aunque sea de lejos, la Visita Apostólica del Papa Benedicto XVI a nuestra Patria, que rogamos a Dios de muchos frutos evangelizadores en bien de México, Dios mediante podremos iniciar un nuevo mes, en el que celebraremos, ni más ni menos que la Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Después de la Cuaresma, iniciada el miércoles de ceniza, llegamos a la Pascua, que encierra con la Pasión, Muerte y Resurrección, los misterios más grandes de nuestra fe, los misterios que nos han dado nueva vida. ¿Por qué? Porque con su sangre redentora, derramada en la Cruz, Cristo pagó el rescate, nuestro rescate de la esclavitud del pecado, del espíritu del mal, de la muerte. Con su resurrección nos abre las puertas del Cielo y nos permite retornar, al final de nuestra misión en la Tierra, a la Casa del Padre. En estos próximos días, en la ya inminente Semana Santa, aceptemos el llamado de Jesús que nos invita a vivir con El estos misterios de gracia. Quizá muchos saldrán de descanso, de vacaciones, pero, en esas misma situación unámonos a Cristo en su triduo pascual. Me acuerdo que un amigo mío decía a otro que iba a salir de vacaciones: “vívelas y disfrútelas de tal modo, que todo lo que vivas en ellas, lo puedas subir al facebook”. ¿Qué tal? Si no nos tocan vacaciones o por alguna “x” razón no podemos salir de viaje, aprovechemos la oportunidad para vivir las celebraciones propias de la Semana Santa. El Jueves Santo celebramos la Misa de la Cena del Señor, en la que se repite el gesto de humildad de Jesús de lavar los pies a sus discípulos. Este día conmemoramos la institución del sacramento de la Eucaristía, del Sacerdocio y del Mandamiento del Amor. El Viernes Santo conmemoramos la muerte redentora de Jesús, después de haber sido apresado y padecido los sufrimientos suscitados por la violencia de quienes los juzgaban. Igualmente su Via Crucis al Calvario, donde clavado en la Cruz muere por nuestra salvación. El Sábado Santo, como Iglesia, pasamos el día junto al sepulcro en espera de la Resurrección. Y ya por la noche de este día celebramos la Resurrección de Jesús, su triunfo, que es nuestro triunfo, sobre la muerte y el pecado y sobre el poder del demonio. Cuarenta días de preparación han terminado. Viviremos los momentos claves de la entrega de Jesús, para luego vivir una prolongada fiesta de Resurrección, que durará 50 días, hasta Pentecostés. Porque si la Cuaresma es larga, más larga es la fiesta de Resurrección, que nos ha de envolver con la gracia y el buen olor de la Resurrección de Jesús y renovar nuestra vida, nuestra familia, nuestra Parroquia, en fin, nuestra sociedad toda. No olvidemos rezar para que la visita apostólica del Papa Benedicto XVI a nuestra Patria, que lo recibió con júbilo, sea de mucho y muy buen fruto evangelizador para nuestro País. Con la Virgen María, Virgen de Dolores, Madre de Cristo y Madre nuestra, vivamos estos próximos días, con oración, ayuno y buenas obras, para resucitar con Cristo triunfador. P. Juan Carlos Castillo Ramírez Párroco

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Periódico Parroquial de Santa Beatriz de Silva de la Arquidiócesis de Monterrey, México

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Monterrey, N. L ., México. Marzo de 2012 No. 78

M UY queridos hermanos y hermanas: Con mucho gusto los saludo, deseándoles

todo bien en el Señor.

Después de disfrutar, aunque sea de lejos, la Visita Apostólica del Papa Benedicto XVI a nuestra

Patria, que rogamos a Dios de muchos frutos evangelizadores en bien de México, Dios mediante podremos iniciar un nuevo mes, en

el que celebraremos, ni más ni menos que la Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Después de la

Cuaresma, iniciada el miércoles de ceniza, llegamos a la Pascua, que encierra con la Pasión, Muerte y Resurrección, los misterios más grandes de nuestra fe, los misterios que nos han dado nueva

vida.

¿Por qué? Porque con su sangre redentora, derramada en la Cruz, Cristo pagó el rescate, nuestro rescate de la esclavitud

del pecado, del espíritu del mal, de la muerte. Con su resurrección nos abre las puertas del Cielo y nos permite retornar, al final de

nuestra misión en la Tierra, a la Casa del Padre. En estos próximos días, en la ya inminente Semana Santa, aceptemos el

llamado de Jesús que nos invita a vivir con El estos misterios de gracia.

Quizá muchos saldrán de descanso, de vacaciones, pero, en esas misma situación unámonos a Cristo en su triduo pascual.

Me acuerdo que un amigo mío decía a otro que iba a salir de vacaciones: “vívelas y disfrútelas de tal modo, que todo lo que

vivas en ellas, lo puedas subir al facebook”. ¿Qué tal?

Si no nos tocan vacaciones o por alguna “x” razón no podemos salir de viaje, aprovechemos la oportunidad para vivir

las celebraciones propias de la Semana Santa. El Jueves Santo celebramos la Misa de la Cena del Señor, en la que se repite el gesto de humildad de Jesús de lavar los pies a sus discípulos.

Este día conmemoramos la institución del sacramento de la

Eucaristía, del Sacerdocio y del Mandamiento del Amor. El Viernes

Santo conmemoramos la muerte redentora de Jesús, después de haber sido apresado y padecido los sufrimientos suscitados por la

violencia de quienes los juzgaban. Igualmente su Via Crucis al Calvario, donde clavado en la Cruz muere por nuestra salvación.

El Sábado Santo, como Iglesia, pasamos el día junto al sepulcro en espera de la Resurrección. Y ya por la noche de este

día celebramos la Resurrección de Jesús, su triunfo, que es nuestro triunfo, sobre la muerte y el pecado y sobre el poder del

demonio.

Cuarenta días de preparación han terminado. Viviremos los momentos claves de la entrega de Jesús, para luego vivir una

prolongada fiesta de Resurrección, que durará 50 días, hasta Pentecostés. Porque si la Cuaresma es larga, más larga es la

fiesta de Resurrección, que nos ha de envolver con la gracia y el buen olor de la Resurrección de Jesús y renovar nuestra vida, nuestra familia, nuestra Parroquia, en fin, nuestra sociedad toda.

No olvidemos rezar para que la visita apostólica del Papa

Benedicto XVI a nuestra Patria, que lo recibió con júbilo, sea de mucho y muy buen fruto evangelizador para nuestro País. Con la

Virgen María, Virgen de Dolores, Madre de Cristo y Madre nuestra, vivamos estos próximos días, con oración, ayuno y

buenas obras, para resucitar con Cristo triunfador.

P. Juan Carlos Castillo Ramírez

Párroco

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Por su reportero Capsulito

1) Este mes de Marzo, mis queridos hermanos y hermanas en la

fe, fue muy movido aquí en la Parroquia. Claro, pues, después del Miércoles de Ceniza, se iniciaron los Ejercicios Espirituales, algo

así como la bailoterapia espiritual, que quiere movernos desde adentro para ser mejores.

2) Los viernes de cuaresma no fallaron los via crucis a cargo de

diferentes grupos parroquiales.

3) Señoras y señoritas tuvieron dos sesiones de Ejercicios, una

la dirigió el Padre Homero Rodríguez J. Párroco de la Parroquia

de San Rogelio; y la otra, el Padre Martín Gutiérrez Hernández, Vicario de la Parroquia de la Sagrada Familia en Apodaca, N. L.

Muy concurridos, por supuesto.

4) De estos Ejercicios salió ya un fruto: el inicio de la formación

del grupo de la Unión Femenina Católica Mexicana (U.F.C.M.),

grupo evangelizador perteneciente a la Acción Católica. Esperemos avance muy bien.

5) Luego vinieron los Ejercicios para niños, adolescentes y

jóvenes, que dirigió el seminarista Luis Edgar Montejano, alumno del Seminario de Monterrey.

6) Posteriormente se efectuaron los Ejercicios Espirituales de

Matrimonios, con buen asistencia, dirigidos por el Padre Mariano

Rincón Alonso, Párroco de la Parroquia de La Merced.

7) Finalmente el Padre Hugo Villegas, Director Espiritual del

Seminario Menor, dirigió la sesión de Ejercicios para

profesionistas, jóvenes y adultos, amas, de casa, estudiantes, etc., es decir, todos los que no habían podido venir antes.

¡Enhorabuena!

8) Dijo el señor Cura, que Dios habría de hacer fructificar con

bendiciones y nuevo compromiso cristiano a estos Ejercicios en la vida de cada uno de los participantes.

9) Con mucho gusto veneramos en su Día a San José, el 19 de

este mes. Pedimos a San José nos alcance gracias, muchas gracias de parte de Dios.

10) Los niños y niñas del Catecismo de martes y de sábado y

sus respectivos catequistas, se fueron de descanso y vacaciones y reanudarán sus sesiones de catecismo el 17 y 21 de abril

respectivamente.

11) Los muchachos y las muchachas de IMPULSO se

prepararon, bajo la guía del Padre Eliezer, el Padre Vicario, para

ir a Misión a Mina, N. L., en nombre de toda la Parroquia de Santa Beatriz. Hay que pedir mucho por ellos y por aquellas personas que van a recibir su mensaje. Ahora que usted lee estas noticias,

ellos andan de Misión.

12) Las catequistas y los catequistas andan ya preparando la

mini kermesse de pascua para los niños y niñas del catecismo, que se efectuará el 18 de mayo próximo, Dios mediante.

13) Igualmente el Consejo de Economía prepara un Almuerzo

para celebrar la pascua, cantar, bailar y ayudar a la construcción de los salones parroquiales. Este Consejo promovió una campaña

de donantes mensuales y creo que llegaron a 100, y con lo que se vaya juntando se va a pintar el interior del templo y luego el

exterior. Si usted desea ayudar, anímese e inscríbase en la oficina parroquial. También se quiere aumentar el número de boletines

parroquiales mensuales, como éste que usted está leyendo. Ándele, dennos su apoyo y esté seguro de que Dios le recompensará.

14) Dice el Padre Juan Carlos que ya merito, pero que si le

pueden ayudar con algo de dinerito, se los agradecerá muchito,

que se está poniendo le piso y faltan puertas y ventanas, que son como 50 mil pesos. ¿Quién dijo yo?

15) Yo, Capsulito, estaré al pendiente de cómo se llevan a cabo

los oficios de la Semana Santa. Desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección. Aquí los esperamos. No se olviden que

el Viernes Santo es ayuno, de los 18 a los 59 años cumplidos; y abstinencia de carnes desde los 14 años cumplidos. Me

encargaron los Padres de la Parroquia que les diga que están invitados a venir a TODOS los oficios del jueves, viernes y sábado santo.

Nos estamos mirando y leyendo. ¡Dios los cuide!

les dice “Capsulito”, su reportero favorito 2

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LA FAMILIA

R EFLEXIONANDO sobre la FAMILIA, podemos

encontrar algunos textos del Documento de Aparecida que nos señalan que: “La Familia

cristiana está fundada en el sacramento del matrimonio, entre un varón y una mujer, signo del

amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su esposa, la Iglesia.

Desde esta alianza de amor se despliega la paternidad y la maternidad, la filiación y la fraternidad y el compromiso de los

dos por una sociedad mejor.

Creemos que la familia es imagen de Dios que, en su misterio más íntimo no es una soledad sino una familia en la

comunión de amor de tres personas divinas. Nuestras familias tienen en ella su origen, su modelo perfecto, su motivación más

bella y su último destino. (Cfr. DA Capítulo 9 números 433 y 434). La vida familiar como experiencia de comunión y

participación:

La misma experiencia de comunión y participación, que debe de caracterizar la vida diaria de la familia, representa su

primera y fundamental aportación a la sociedad.

Las relaciones entre los miembros de la comunidad familiar están inspiradas por la ley de la “gratitud” que

respetando y favoreciendo en todos y cada uno la dignidad personal, como único título de valor, se hace acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio

generoso y solidaridad profunda.

Así, la promoción de una auténtica y madura comunión de personas en la familia, se convierte en la primera e insustituible

escuela de socializad, ejemplo y estímulo para las relaciones comunitarias más amplias en un clima de respeto, justicia, diálogo

y amor. De este modo, como han recordado los Padres Sinodales,

la familia constituye el lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización y de personalización de la sociedad; Colabora de

manera original y profunda en la construcción del mundo,

haciendo posible una vida propiamente humana, en particular, custodiando y transmitiendo las virtudes y los “valores” como

dice el Concilio Vaticano II: En la familia las distintas generaciones coinciden y se ayudan mutuamente a lograr una mayor sabiduría

y armonizar los derechos de las personas con las demás exigencias de la vida social.

Como consecuencia, de cara a una sociedad que corre el

peligro de ser cada vez más despersonalizada y masificada, y, por lo tanto, inhumana y deshumanizadora, con los resultados

negativos de tantas formas de “evasión” como son, por ejemplo, el alcoholismo, la droga y el mismo terrorismo, la familia posee y comunica todavía hoy energías formidables capaces del sacar al

hombre del anonimato, de mantenerlo consciente de su dignidad personal, de enriquecerlo con profunda humanidad, inserirlo

activamente con su unicidad e irrepetibilidad en el tejido de la sociedad. (Cfr. La Familia en tiempos modernos. Capítulo 3).

Meditemos, pues, en el papel extraordinario que tiene la

familia, nuestra familia, para forjar el camino de sus integrantes. Pidamos a Dios que cada uno de los que formamos una familia se

entusiasme día a día en cumplir con su misión particular y comunitaria como familia. Igualmente: recemos por las familias, por nuestra familia, para que Dios nuestro Señor nos de las

gracias y bendiciones que necesitamos.

Aprovechamos este espacio para invitar a los matrimonios a unirse en la formación del Equipo de Pastoral Familiar, que

quiere servir a Dios y a las familias, compartiendo con ellas el mensaje de Jesucristo nuestro Señor. Nos reunimos los lunes a

las 7.30 p. m. en el salón parroquial de Santa Beatriz de Silva.

Equipo Parroquial de Pastoral Familiar

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SEMANA SANTA

D EL Domingo de Ramos al Sábado Santo

conmemoraremos los más grandes misterios de nuestra religión: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Esta celebración viene del tiempo de los Apóstoles.

Comenzó con la celebración del llamado Triduo de Cristo Crucificado, Sepultado y Resucitado; después se agregó la

conmemoración de la institución de la Eucaristía y luego la celebración del domingo anterior, conocida como el Domingo de

Ramos. Así nació la Semana Santa. Conmemoraremos la Pascua del Señor, es decir su paso

de la muerte a la vida y con su resurrección su triunfo sobre el pecado, la muerte, el infierno y así, poder llevarnos al Cielo.

Hemos de considerar que la Navidad quedaría sin frutos si

no llegara, o si no viviéramos, la Pascua de Resurrección.

Entre Belén y el Calvario, se tiende el puente de nuestra salvación. Se levanta Cristo sobre la muerte y el pecado y con su

sangre adquiere para Dios a todos los hombres de todos los tiempos, de todas las razas y de toda lengua.

DOMINGO DE RAMOS Este día, llamado Domingo

de Ramos en la pasión del Señor, se nos recuerda la entrada

triunfal de Jesús en Jerusalén. La Iglesia se viste de rojo para

hablarnos de que junto con su entrada en la ciudad santa,

vitoreado por el pueblo, se anunciaba ya la pasión, muerte y

resurrección, como él lo había manifestado a sus discípulos.

En este día también se bendicen los ramos, para evocar a aquellos que lo recibieron en

su momento histórico y para renovar nuestro compromiso actual. Se realiza una procesión especial que recuerda la realeza de

Jesús y su entrada en Jerusalén.

Después se continúa con la celebración de la Santa Misa en la que se lee la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, terminando así la nota jubilosa del Domingo de Ramos e

invitando a toda la Iglesia a entrar en los sentimientos de Cristo que sufre, muere y resucita por nuestra salvación.

LUNES SANTO

Recordamos que Jesús pernoctó del domingo al lunes en Betania, con sus amigos Lázaro, Martha y María.

De madrugada volvió a Jerusalén, en donde se enfrenta

con sus enemigos y maldice una higuera estéril. Por la tarde vuelve a Betania y sigue su enfrentamiento. Resuena para todos

la expresión de Jesús: “Cuando yo sea levantado, atraeré a todos hacia mí...”

MARTES SANTO Vuelve Jesús al templo desde Betania y les insiste en la fe

y en las buenas obras en todo tiempo. Pronuncia un sermón de las señales precursoras de la destrucción del templo, las

persecuciones de los discípulos, la ruina de Jerusalén, la venida de Cristo; los exhorta a la vigilancia y les describe el juicio final.

Retorna Jesús a Betania.

La Iglesia recuerda cómo Jesús será entregado a la saña de los adversario y el abandono de los discípulos y pide por los

pecadores y los afligidos por medio de la Madre llena de Dolores.

MIÉRCOLES SANTO Nuestro Señor debió pasar este día en Betania. Se acercaba la fiesta de la pascua y sus enemigos buscaban la

manera de matarlo. El diablo entró en el corazón de Judas. Es el día de la traición, que la Iglesia recuerda con tristeza y junto con

los viernes los vuelve días de penitencia en honor de su Señor, que, con todo, se entrega voluntariamente

JUEVES SANTO Este día nos acerca al culmen de la pascua de Jesús, su Misterio

salvador, que da nueva vida al hombre.

El Jueves Santo conmemoramos: a)La institución del sacramento

d e l a E u c a r i s t í a ; b ) e l Mandamiento del Amor; c)la

institución del sacramento del S a c e r d o c i o . T o d o e s t o

enmarcado en el amor de Cristo por la humanidad, que esperaba anhelante este día, que lo hizo sudar gotas de sangre, sabiendo que se entregaba para redimir

al hombre del pecado. 4

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Este día se realiza la visita a los siete templos, recordando los lugares en los que fue juzgado Jesús. Estas visitas deben hacerse

por la tarde o por la noche.

VIERNES SANTO Es el día de la Pasión y

Muerte redentora del Señor. Este Viernes de todos los viernes,

contemplamos a Cristo que recorre su Via Crucis para luego verlo exánime, pendiente de una

cruz, por nuestras culpas víctima.

Recordamos sus últimas SIETE PALABRAS:

1.Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

2.En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso. 3.Mujer, he ahí a tu hijo. Hijo, he ahí a tu madre.

4.Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has abandonado? 5.Tengo sed... 6.Todo está consumado.

7.Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

(No olvidemos que el Viernes Santo es día de ayuno obligatorio para los de 18 a 59 años cumplidos y abstinencia de carnes para

los de 14 años en adelante.

SÁBADO SANTO La Iglesia pasa el día junto al sepulcro del señor. En oración y meditación, en espera

de la Resurrección.

Por la noche se celebra la VIGILIA PASCUAL para

resucitar con Cristo que vuelve triunfante de la muerte.

La Vigilia la forman:

a)Rito de la luz-Bendición del Cirio pascual. b)Proclamación de la Palabra: Historia de la Salvación.

c)Rito Bautismal d)Misa Jubilosa de la Vigilia pascual.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

¡Cristo resucitó! ¡Aleluya! ¡Aleluya ¡ ¡Aleluya!

Unidos en la alegría

de la pascua, conmemoramos la Resurrección de nuestro

Señor Jesucristo de entre los muertos. Como él mismo lo

ha b í a an unc i a do , ha resucitado y nos precede en el camino al Padre. Se nos ha

adelantado para prepararnos una mansión en el Cielo. Se inicia la fiesta de 50 días. Alegremente celebremos este tiempo haciendo

el bien, viviendo el amor cristiano, ofreciendo a Dios todas nuestras acciones. En comunión de oraciones con la Santísima

Virgen María, cantemos el Aleluya porque Cristo ha resucitado.

“El triunfo de la Cruz sobre la muerte”

de Raúl Berzosa Fernández

www.raulberzosa.com

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Y TÚ...¿POR QUÉ NO?

A través de mis 31 años de Sacerdote, he

podido ver la diversidad de respuestas que dan los jóvenes, los muchachos, de diferentes edades, cuando les invitamos a considerar si

Dios no los estará llamando a ser sacerdotes.

Igualmente cuando directamente proponemos a alguno que vea la posibilidad de ser sacerdote, así, en directo y a todo

color.

Unos dicen que no son dignos, otros que a ellos por qué si hay otros más buenos,

otros que sus papás no los dejan, que ya tienen novia, que están acabando sus estudios profesionales, que no les gusta la soledad,

que quieren ganar buen dinero para comprar carro y casa y luego casarse, y muchas,

muchas, razones o justificaciones más.

Cada una de las respuestas tiene su propia reflexión, y un día de estos la haremos

con calma, por ahora, fijémonos en que, envuelto en una sociedad de consumo, donde

prevalecen los valores monetarios, la ganancia, el “time is money”, etc. etc. el muchacho tiene poca motivación y pocas oportunidades de pensar en Dios, de pensar

en para qué lo quiere Dios en esta vida, si Dios lo querrá para sacerdote o cuál es su camino según el plan de Dios, que es

decididamente el mejor para nosotros.

Desde pequeños nos dicen cuáles son los mejores caminos: los que dejan más dinero, los que exigen menos

esfuerzo, los que dan fama, prestigio, etc. Nos señalan cuáles son las posibilidades que tenemos de

realización en la vida: una carrera que deje, para que no tengas problemas y te puedas casar pronto y tener tu familia bien

asegurada.

Otras veces hay que ser “esto” o “aquello” porque papá y quizá el abuelo son “esto” o “aquello” y así hay que seguir la

sana tradición familiar.

Nosotros los creyentes, nosotros los cristianos, nosotros católicos, ¿por qué le cerramos la puerta a Dios? He conocido

hasta gentes muy participativas en la pastoral de la Iglesia, en grupos apostólicos que cuando uno de sus hijos les manifestó su

inquietud o su deseo de ser sacerdote, se salió de los grupos , por supuesto, sacó al muchacho, para que se le fueran de la

cabeza esas “locas” ideas, y no quiso volver a tener contacto con la Iglesia.

Rarísimamente, por no decir “never”, un papá o una

mamá le dice a su hijo que será bueno considere si Dios no lo estará llamando al sacerdocio, que decidiamente, pues no es una profesión.

Un maestro de filosofía me explicaba que las profesiones o

los oficios se dirigen al quehacer de las personas y la vocación al sacerdocio, a la vida

consagrada, al matrimonio, a la soltería (consagrada o no), van al ser de la persona,

son más bien un estado de vida.

Así, un médico, un contador, un maestro, un dentista, un soldador, etc., puede ser llamado al sacerdocio, al matrimonio o a la

vida consagrada, o a la soltería. Y no dudamos, por la propia experiencia, que esta

preparación le servirá para sacar adelante su vocación.

Cristo en el evangelio nos muestra

cómo va preparando a sus discípulos que, en su mayoría eran pescadores, y los envía a predicar, a expulsar demonios, después los instituye como los primeros sacerdotes en el mundo del nuevo

testamento, con poder de celebrar la Eucaristía, posteriormente de perdonar los pecados y finalmente los envía antes de ascender

al Padre a continuar la obra de la evangelización.

Joven que lees esta sencilla reflexión, no crees que a ti también te puede llamar Dios a la vocación sacerdotal? Por qué

tú no? Pregúntale a Dios qué quiere de ti en esta vida y te aseguro que te dará una respuesta que te llevará a la felicidad.

¿Por qué si Dios quiere correr contigo el riesgo, tú no lo quieres correr con EL? La felicidad tiene muchos caminos, el gozo de vivirla, está en el riesgo de encontrarla. ¡Animo! Pide por mí, que

yo pido por ti.

P. Juan Carlos Castillo Ramírez

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Y A TI… ¿QUÉ TE DEJÓ LA VISITA DEL PAPA?

C ON mucha alegría, con la alegría que caracteriza a nuestro pueblo mexicano, recibimos el día 23

de marzo a Su Santidad Benedicto XVI en nuestra tierra. El primer viaje apostólico que el actual

Vicario de Cristo realizó a nuestro país, estuvo enmarcado por el júbilo de la Iglesia mexicana; fueron tres días

que nos acercaron -incluso a los que no asistimos personalmente a Guanajuato- a la figura y personalidad del Papa.

Se trató de una visita que evocó inevitablemente las cinco visitas del beato Juan Pablo II a nuestra nación. La personalidad

de Benedicto XVI, como todos lo sabemos no es la misma de Juan Pablo II, sin embargo esto poco influyó en el ánimo de los fieles

que con entusiasmo y atención escucharon cada palabra del Santo Padre.

Fueron cinco las ocasiones en las que tomó la palabra

para exhortar y animar; su sencilla manera de dirigirse a todos deja ver que la personalidad del Papa, más que ser de un

intelectual es la de un pastor elegido por Dios para apacentar el rebaño de Cristo.

La visita del Papa provocó inquietud en muchas personas, unas para bien otras para mal. En los programas televisivos y

radiales de “análisis” se buscaba desentrañar la motivación de la visita papal, en algunos de ellos la centraron sobre todo en temas

que si bien son importantes y relevantes, no eran el contenido principal de la visita.

La sola presencia del Papa cimbró la conciencia de

muchas personas para renovar su compromiso de fe y de apostolado, sin embargo en otras personas se manifestó un áspero y en ocasiones irracional repudio a lo que representa. De

cualquier manera su presencia en nuestro país no pasó desapercibida, la diferencia esencial es que cada quien con la

actitud y postura que adoptó ante tal acontecimiento podrá cosechar frutos diferentes, unos de provecho y otros no tanto. De

lo que no podemos dudar es que el mensaje del Santo Padre, como el de Cristo resuena fuertemente en los corazones bien

dispuestos y sencillos.

Esta visita apostólica representó para la Iglesia y sociedad

mexicana una oportunidad para escuchar un mensaje de esperanza y aliento ante los lamentables acontecimientos de violencia e inseguridad de los últimos años. El Papa no es ajeno a

la realidad que estamos viviendo, su contacto con los obispos mexicanos y con los gobernantes de nuestro país le ha

proporcionado esa cercanía a la situación actual. Y este conciencia de nuestras cotidianas luchas por la paz y la justicia se

puso de manifiesto en la empatía del Santo Padre con cada uno de los mexicanos en sus mensajes.

La labor del Santo Padre como sucesor de Pedro es

sobretodo la de animar la fe de sus hermanos. Esta labor fue anunciada por el mismo Señor Jesús a Simón Pedro cuando le dijo: “Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para

zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus

hermanos.” Lc. 22, 31-32

Y a ti… ¿Qué te dejó la visita del Papa?, es una consideración que cada quien debe realizar en su interior. Es

necesario hoy más que nunca escuchar atentos lo que el Sucesor de Pedro quiere comunicarnos ya que posee una asistencia

especial del Espíritu Santo para iluminar, enseñar, defender y gobernar la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo en la tierra.

Te invito a orar por el Santo Padre Benedicto XVI, para que Dios lo proteja siempre y lo conserve con la fortaleza,

sabiduría y vocación de buen pastor que nos manifestó en esta visita a México.

¡Que viva Cristo Rey! ¡Que viva la Virgen de Guadalupe!

¡Que viva el Papa! ¡Que viva México!

P. Eliezer Israel Sandoval Espinosa

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UN CORAZÓN PURO

PARA SUPERAR

EL CANSANCIO DE LA FE

E N su reciente visita a nuestro país, Su Santidad el Papa Benedicto XVI, ante la multitud reunida en el Parque Bicentenario de Guanajuato, celebró el V

Domingo de Cuaresma en una emotiva Eucaristía, que congregó a fieles católicos mexicanos venidos

de todos los rincones de nuestra nación. En el marco de esta multitudinaria celebración nuestro

Santo Padre pronunció una breve pero sustancial homilía en la que destacó una característica de la vida cristiana que esta

contenida en la oración del salmo 50: “Crea en mí, Señor, un corazón puro.”

El Papa afirma que este “anhelo de un corazón puro, sincero, humilde, aceptable a Dios, era muy sentido ya por Israel, a medida que tomaba conciencia de la persistencia del mal y del pecado en su seno, como un poder prácticamente implacable e imposible de superar.” Ya en la historia del pueblo elegido, los salmos dan

testimonio de la vida e importancia de la conversión de corazón para alcanzar la salvación. La conversión es una tarea de toda la vida. Nos menciona

el Papa que: “El evangelio de hoy ( Jn 12, 20-33) prosigue haciéndonos ver como este antiguo anhelo de vida plena se ha cumplido realmente en Cristo.” La

gloria del Señor Jesucristo, sobre todo en el acontecimiento de su

pasión, muerte y resurrección es la clave de lectura para entender de donde procede la respuesta al anhelo que expresa el salmista.

Sólo contemplando la gloria de Cristo en la cruz, en la que por su sacrificio venció el pecado y la muerte, el corazón humano

puede verdaderamente purificarse de la tentación, la maldad, el pecado. Dios nuestro Padre puede “recrear” diariamente nuestro

corazón vacilante, puede cribar las intenciones torcidas de nuestra interioridad y pasarlas por el cedazo del sufrimiento para

así obtener pureza cada vez mayor en nuestro corazón, porque esta tanta la misericordia y amor del Señor que incluso del sufrimiento puede obtener cosas buenas y provechosas para

nosotros. Y no es que el sufrimiento nos lo infrinja Dios, sino que

esta vida imperfecta que vivimos nos coloca en muchas ocasiones por nuestra propia causa, por la acción de los demás, o

simplemente por lo fortuito, ante el rigor del sufrimiento.

El Sumo Pontífice menciona en su homilía que en

Latinoamérica, ya esta en marcha la Misión Continental que busca revitalizar la vida eclesial sobre todo en lo que se refiere al

anuncio del Evangelio y que esta misión propuesta por nuestros

obispos latinoamericanos, “tiene precisamente el cometido de hacer llegar esta convicción a todos los cristianos y comunidades eclesiales, para que resistan a la tentación de una fe superficial y rutinaria, a veces fragmentaria e incoherente. También aquí se ha de superar el cansancio de la fe y recuperar la alegría de ser cristianos, de estar sostenidos por la felicidad interior de conocer a Cristo y de pertenecer a su Iglesia.”

El anhelo de un corazón cada vez más puro que también

resuena en nuestras vidas va contrastando con un extendido cansancio de la fe, en cual en muchas ocasiones nos vamos

sumergiendo cuando descuidamos nuestra relación de amor y testimonio con nuestro prójimo. Al acercarnos a Dios y poner en

sus manos los sufrimientos cotidianos, ya sean grandes y pequeños, podemos como ya se mencionó, purificar el corazón y

al hacerlo, el fruto que resulta es precisamente la alegría de ser

cristianos, al respecto el Papa menciona: “De esta alegría nacen también las energías para servir a Cristo en las situaciones agobiantes del ser humano, para ponerse a su disposición, sin replegarse en el propio bienestar.” Es decir si afrontamos cristianamente nuestro propio sufrimiento podemos cosechar la alegría de ser cristianos, de ser

discípulos de Cristo y esta alegría nos capacita –según la enseñanza del Santo Padre- para ponernos al servicio de Cristo

en las personas que sufren. Es un círculo virtuoso que nos libera del egoísmo y nos purifica del pecado, nos transforma

interiormente y nos otorga una alegría contagiosa que con perseverancia se convierte en felicidad.

P. Eliezer Israel Sandoval Espinosa

Vicario parroquial 8