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Nuevas perspectivas de investigación
en Historia Moderna: Economía, Sociedad, Política y Cultura en el Mundo
Hispánico
Mª Ángeles Pérez Samper y José Luis Betrán Moya
(eds.)
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ISBN: 978-84-949424-0-2
© Los autores
© De esta edición: Fundación Española de Historia Moderna, Madrid, 2018.
Editores: Mª Ángeles Pérez Samper y José Luis Betrán Moya.
Colaboradores: Alfonso Calderón Argelich y Francisco Fernández Izquierdo
Fotografía de cubierta: Vista de Barcelona, de Anton van den Wyngaerde (1535).
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Créditos
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Deporte femenino y salud en la España setecentista: hábitos físicos e higiénicos a través de los discursos
ilustrados
Women's sport and health in eighteenth-century Spain: physical and hygienic habits through illustrated speeches
Rafael Corona Verdú
Universidad de Alicante
RESUMEN:
El análisis de los tratados educativos ilustrados y la participación de las mujeres y las niñas del juego tradicional y los espacios de recreo proponen mostrar la importancia y las consecuencias que se derivan de las relaciones sociales y los discursos que encuadran a las mujeres en una perspectiva social determinada. Esos discursos -que muestran una imagen y un determinado modelo femenino-, son muy distintos a la imagen de la praxis social que se tiene de la centuria setecentista y permiten un análisis global de las prácticas de sociabilidad en dicha centuria alejándose de clásico discurso historiográfico.
PALABRAS CLAVE:
Juegos, Género, Mujeres, Infancia, Siglo XVIII.
ABSTRACT:
The analysis of the illustrated educational treatises and participation of women and girls in the traditional game and recreational spaces aims to show the importance and consequences of social relations and discourses that frame women from social perspective. These speeches which show a image and a certain feminine model are very different from the image of the social praxis that must of the Eighteenth century and allow an overall analysis of practices in this century sociability away from classical historiographical discourse.
KEYWORDS:
Games, Gender, Women, Children, XVIII Century.
De gimnasios, bailes, teatros y juegos de damas: un esbozo formal.
El presente trabajo de investigación pretende arrojar luz, a partir de fuentes
documentales primarias y bibliográficas, sobre los aspectos propios de la historia corporal y
del juego de la sociedad española en el siglo XVIII, gracias al análisis amplio y
multidireccional de los espacios de recreo y la presencia del juego deportivo tradicional en
sus vidas.
El ensayo propone mostrar la importancia y las consecuencias de las relaciones sociales
y los discursos que encuadran a las personas desde varias perspectivas: del poder político,
del poder religioso, desde la perspectiva del pensamiento e incluso desde la óptica de
aquellos seres humanos cuya trayectoria vital no se ajustó a los roles establecidos. Esos
discursos, que muestran una imagen y un determinado modelo de actuación, son muy
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distintos a la imagen de la praxis social que se tiene de la centuria setecentista y permiten un
análisis global de las prácticas de sociabilidad en dicho momento.
En un primer momento, el protagonismo de este estudio estará copado por el propio
juego y los espacios de recreo de la sociedad española del siglo XVIII analizados desde el
prisma de la lógica ilustrada: las prácticas físicas modernistas y el advenimiento del ejercicio
físico como una práctica recurrente en los currículos educativos y la labor de los ilustrados
y las ilustradas más relevantes. Efectivamente, dicho capitulo tratará de ilustrar sobre las
prácticas educativas que, a través del juego, los infantes, de toda condición social,
celebraban con recurrencia.
Seguidamente, focalizaremos nuestros esfuerzos en el estudio del juego deportivo
tradicional, el recreo y los espacios de ocio de la sociedad española del siglo de las Luces.
Dicho aparatado servirá de contrapunto entre los juegos infantiles de líneas anteriores y
aquellos que son más propios de la etapa adulta. Para ello, elaboraremos un discurso sobre
el tratamiento del juego que se deviene de los tratados ilustrados -entre los que destacan el
baile y la danza, la natación, los teatros, los paseos, el juego de volante, la caza, los naipes o
los juegos de prendas- y que permite la penetración, por capilaridad, de las nuevas formas
de entretenimiento en todos los estamentos sociales, analizando sus similitudes y
diferencias.
El estudio tratará de reconocer a los juegos deportivos tradicionales como parte del
patrimonio intangible de la humanidad, la promoción de los valores específicos que
proyectan los mismos, -que incluyen, sobre todo, la solidaridad, paz, resolución de
conflictos, la valoración positiva de la diversidad, inclusión, respeto y reconocimiento
cultural- y el fomento de la investigación sobre los juegos deportivos tradicionales y su
contribución al conocimiento de la cultura occidental moderna.
Lo que buscamos en este caso en concreto es determinar el grado de movilidad o
inmovilismo social de la sociedad española en el ocaso de la Edad Moderna y el albor de la
Contemporánea. Será, por tanto, un intento de romper con el clásico discurso
historiográfico que enclaustra a las mujeres entre las cuatro paredes del hogar y defiende la
única existencia de un determinado prototipo de varón, buscando encontrar aquellas
actividades físicas, sociales, culturales o higiénicas que las personas de aquel momento
llevaron a cabo extramuros.
Trataremos de introducirnos dentro del contexto socio-político e histórico, haciendo
hincapié en la importancia de los símbolos, ritos y creencias a los que han rendido tributo
los protagonistas de los siglos predecesores al nuestro y más concretamente los del siglo
XVIII. Es un estudio que nos propone la lectura simbólica de la sociedad y el contexto
histórico del ya mencionado siglo de las Luces.
La base teórica que sostiene el edificio formal de nuestro trabajo y que justifica su
confección se sitúa, por tanto, en el hecho de que los juegos y deportes tradicionales –
aquellos que forman parte del acervo cultural occidental- y que saltan de generación en
generación desde casi la misma noche de los tiempos, constituyen una parte importante de
nuestro patrimonio cultural inmaterial, facultan a los infantes a la promoción del trabajo en
equipo, la solidaridad y el respeto y les permiten adquirir una serie de hábitos de vida
saludables que pueden acompañarles el resto de sus vidas. La conjunción de todos estos
elementos hace del juego, el deporte o el recreo un elemento integrador entre los distintos
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elementos o eslabones que forman el engranaje social, en una sociedad culturalmente
diversa y que debe tender necesariamente hacia la tolerancia, el respeto y la igualdad.
Las aportaciones ilustradas a la práctica deportiva femenina
El siglo XVIII constituye una centuria de acelerados cambios a los que la práctica
deportiva no será ajena. Uno de los aspectos que pueden explicar la decadencia de las
prácticas físicas propias de los siglos XVI y XVII sería la propia esencia de la doctrina
filosófica de la Ilustración y su influencia sobre las actividades físicas, cuyo fin último –
ahora- perseguirá la diversión como medio y como fin, el hedonismo plástico y su control
por parte de la nueva y pujante burguesía que venía abriéndose paso desde tiempo atrás.
Partiendo de los escritos enciclopédicos de Montesquieu y fundamentalmente en su
obra Consideraciones sobre la causa de la grandeza de los Romanos y su decadencia, se constata como
el deporte o la actividad física del siglo XVIII en todo el horizonte occidental europeo
viene dado por una sociedad donde el confort y la comodidad no solo se han extendido, si
no que han triunfado largamente y que ha permitido el desarrollo de actividades lúdicas y
recreativas más sosegadas y agradables como los viajes, los juegos de cartas y el ajedrez, así
como las reuniones en salones ilustrados, las danzas, los bailes o el ballet1.
Fue un tratado de hípica escrito por Pierre-Antoine de Duvernois2 uno de los primeros
intentos de pedagogía gimnástica tapizado de un barniz filosófico de fuerte raigambre
ilustrada y que tendrá su continuidad en autores como Rousseau, el que apuntó la
necesidad de otorgar al cuerpo la instrucción necesaria, al igual que se hace con la mente.
Es este uno de los elementos más originales e importantes de la compleja y celebrada obra
del autor suizo en la medida en la que pone de relieve la importancia de la educación
corporal en un momento, además, en el que vemos como la actividad física exigente y
esforzada ha perdido pujanza3.
Por otra parte, el Abad Coyer pretendió en su Plan de Educación Pública4 de 1770 la
implementación de “lo físico en la educación” y que buscaba la civilización del hombre sin
su debilitamiento. De otro lado, enciclopedistas como Helvetius consideraban que la
educación física en Europa se encontraba desprestigiada y que el motivo se encontraba,
fundamentalmente, en la falta de locales y gimnasios, la sobrecarga de estudios y la falta de
predisposición de una juventud débil para el esfuerzo5. Por ello, el autor comenzó a
recomendar la construcción de palenques –pedazos de tierra vallados- para poder realizar
ejercicios y juegos.
El propio Rousseau, en su boceto para el Proyecto de Reforma del Gobierno de Polonia6 y en
El Emilio presentará una amplia relación de medidas que sentarán las bases del deporte
moderno y en las que se defiende la participación del público en los juegos deportivos, la
promoción de la rivalidad y la competencia colectiva, la necesidad de que los infantes se
1DIDEROT, DENIS: L’Encyclopédie, Paris, Imprenta de Charles-Joseph Panckoucke, 1778. lib. XX 2PRIEUR-DUVERNOIS, PIERRE-ANTOINE: Recherches sur les carrousels anciens et moderns suivies d’un Project de jeux equestres a l’imitation de l’ancienne chevaliere, Paris, 1784. p.139 3ULMANN, JACQUES: De la gymnastique aux sports modernes, Paris, PUF, 1965. p.209 4COYER, GABRIEL-FRANÇOIS: Plan d’Education Publique, Paris, Imprenta Duchesne, 1770. 5HELVETIUS, CLAUDE-ADRIEN: Oeuvres complettes, (De l’esperit), Londres, 1777. Vol. 2 6ROUSSEAU, JEAN J.: Considerations sur le gouvernement de Pologne et sur sá reformation projetée, Londres, 1782.
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acostumbren a seguir las reglas marcadas por el juego así como el respeto a la legalidad, la
fraternidad y la aprobación pública7.
Sin embargo, la misoginia estará muy presente en la teórica pedagógica de este pensador
en la medida en la que el preceptor del libro hablará a Emilio de una niña imaginaria, Sofía,
ideal y real al tiempo, cuyas cualidades se adaptarán al rol que las mujeres debían
desempeñar y que se ajustaba al modelo de sociedad al que se aspiraba en su momento.
Como afirma el autor:
“Soporta con paciencia las culpas ajenas y repara con gustos las suyas (…). Además, está
hecha para obedecer al hombre y soportar, incluso, sus injusticias. Más que verdades
abstractas la mujer debe estudiar el corazón del hombre”8.
Por lo que respecta a nuestras fronteras, la Biblioteca Nacional custodia el llamado
Discurso teórico-práctico sobre la educación de la infancia dirigida a los padres de familia9. El
documento habla, fundamentalmente, de la educación de los niños en relación con los
intereses ilustrados y la necesidad de atender a las necesidades formativas de los infantes
desde su más tierna infancia. Asimismo, desarrolla la manera en la que se deben educar a
los discentes y el riesgo que supone delegar la educación de los hijos en manos de las amas,
en vez de ser llevada a cabo por los propios padres. Respecto a cómo educarlos, el juego y
la naturaleza estarán muy presentes10.
Con respecto a las niñas y las mujeres, la ya mentada misoginia generalizada entre
pedagogos europeos y españoles será todavía una constante. Para combatir esos
presupuestos, Inés Joyes y Blake tradujo al español otras obras importantes como El
Príncipe de Abisinia11–de Samuel Johnson-, cuya importancia radica en el hecho de que en el
prefacio incluyó su celebrada Advertencia apologética de las mujeres12. Se trata de la única obra
genuinamente realizada por ella y definida como ensayo, escrito en modo epistolar y
dedicado a sus hijas. En ella aborda la situación de la mujer de su tiempo, denunciando la
desigualdad que sufría en la época, la escasa educación que recibía y la doble moral sexual
de aquella sociedad, pues tal y como afirmaba:
“No puedo sufrir con paciencia el ridículo papel que generalmente hacemos las mujeres en
el mundo, unas veces idolatradas como deidades y otras despreciadas aun de hombres que
tienen fama de sabios. Somos queridas, aborrecidas, alabadas, vituperadas, celebradas,
respetadas, despreciadas y censuradas”13.
La obra argumentará que la mujer no es inferior al hombre por naturaleza, sino que es
el contexto social y educativo el que la hace estar un eslabón por debajo de los hombres.
De otro lado, la educación femenina ilustrada tuvo otro punto de inflexión en la
traducción y publicación, a partir del 6 de septiembre del año 1792, en el Diario de Madrid
7ROUSSEAU, JEAN J.: El Emilio o la educación, Barcelona, Editorial Bruguera, 1971. 8Ibídem, pp. 525-526. 9PICORNELL Y GOMILA, JUAN B.: Discurso teórico-práctico sobre la educación de la infancia dirigida a los padres de familia, Salamanca, Imprenta de Andrés García Rico, 1786. 10Ibídem,p. 72. 11JOHNSON, SAMUEL: El Príncipe de Abisinia -traducido al castellano por Inés Joyes y Blake-, Madrid, Imprenta de Sancha, 1798. 12JOYES Y BLAKE, INÉS: El Príncipe de Abisinia, Madrid, Imprenta de Sancha, 1798. 13BOLUFER PERUGA, MÓNICA: La vida y la escritura en el siglo XVIII: Inés Joyes y la Apología de las mujeres, Valencia, Publicacions de la Universitat de València, 2008. p. 275
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-en cuatro artículos- de la Vindicación de los derechos de la mujer14, una obra escrita por la autora
inglesa Mary Wollstonecraft –madre de Mary Shelley, autora de Frankenstein- y que no vio la
luz como tal en España15, ya que su recensión se hizo a partir de un ejemplar francés que
fue adaptado al castellano.
La obra de Wolstonecraft trata de polemizar -al igual que hicieron las Conversaciones de
Louise D’Epinay- con las tesis educativas de Jacques Rousseau y aboga abiertamente por la
expansión y mejora de la pedagogía y de los derechos educativos no solo para la mitad de la
especie humana, combatiendo frontalmente la segregación de las mujeres en su propuesta
pedagógica y proponiendo que, de ninguna manera, la educación femenina debía estar
subordinada y al servicio de los hombres16.
Se advierte, por tanto, como el siglo XVIII, con su panorama ideológico e intelectual
protagonizado por la Ilustración, supone un gran avance en lo que respecta a una mayor
preocupación por la situación social y educativa de la mujer. Es importante recordar que en
esta centuria el Padre Feijoo publicará, en 1726, su Teatro Crítico17, en cuyo Discurso XVI
del volumen número uno y titulado como Defensa de las Mugeres18 se defenderá:
“el espíritu libre y emancipador de las mujeres, pues que la tónica general en la de que la
mujer, en muchos casos, excede incluso en aptitudes al entendimiento del hombre”19.
Efectivamente, esta nueva vía abierta por Feijoo tendrá su continuidad en otras obras el
Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres20, de Josefa Amar y Borbón, en la que se
trata de forma amplia y multidireccional la importancia que la educación física puede tener
para el correcto desarrollo físico e intelectual de las niñas y mujeres españolas aunque
sostiene, paradójicamente, que la mayoría de esas actividades físicas deben ser realizadas
dentro del ámbito doméstico. Puede verse esto en el modo de conceptualizar la salud,
donde aparecen valoraciones diferentes para el hombre como para la mujer21.
Los gobernantes del reinado de Carlos III fueron sensibles a las cuestiones educativas,
poniendo más énfasis en la instrucción, es decir, en lo que Campomanes denominaba "todos
aquellos conocimientos que son necesarios para ser útiles al Estado", que en la estricta
educación, entendida al modo ilustrado, es decir, la acción que moldea el carácter de la
persona en busca de la perfectibilidad de la naturaleza humana.
Gracias a la intervención de Campomanes, a partir de 1783 se fundan las primeras
escuelas gratuitas de primeras letras para niñas22, aunque su construcción venia dada por la
14WOLSTONECRAFT, MARY: Vindicación de los derechos de la mujer, Madrid, Diario de Madrid, ed. Julián de Velasco, 1792. 15LORENZO MODIA, MARÍA J.: “La vindicación de los derechos de la mujer antes de Mary Wollstonecraft”, Philologia Hispalensis, Vol. 17 nº 2 (2003), pp. 105-114 16ROUSSEAU, JEAN J.:El Emilio o la…, lib. V. 17FEIJOO Y MONTENEGRO, BENITO J.: Teatro Crítico Universal o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, Madrid, Imprenta de Pedro Ibarra, A costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros, 1779. 18Ibídem,Tomo I. Cap. XVI. 19Ibídem. 20AMAR Y BORBÓN, JOSEFA: Discurso sobre la educación física y moral de las mugeres, Madrid,Imprenta de Don Benito Cano, 1790. 21Ibídem,p. 3. 22RODRÍGUEZ DE CAMPOMANES, PEDRO: Discurso sobre la educación popular de los artesanos y su fomento, Madrid, Imprenta de Don Antonio De Sancha, 1775. pp. 357-384.
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donación y las obras de caridad y no tanto por la intervención estatal, por lo que es
recurrente encontrar Juntas de Caridad en aquellos lugares en los que se levantaron escuelas
para féminas.
En ese mismo año de 1783 La Sociedad Vascongada aprobó la fundación del llamado
Seminario de educación de Señoritas23. El proyecto pretendía instruir a niñas desde los seis hasta
los dieciséis años, en una década en la que recibirían educación religiosa, primeras letras,
urbanidad, costumbres y una formación final donde las actividades lúdicas y deportivas
tendrían un gran peso pues, junto con la historia, la geografía, la cortesía o la doctrina
cristiana aparecen la lectura, la música, el dibujo y el baile. Lamentablemente, fue un
proyecto que nunca llegó a realizarse.
Entre los principales personajes ilustrados que aportaron buenas dosis de conocimiento
a la práctica deportiva podemos destacar a Pablo De Olavide. En su Plan de Reforma para la
Educación, Olavide nos habla de la necesidad de imponer un plan de estudios igual para
todos los alumnos del país y en el que las materias impartidas tendrían un fin práctico24.
Entre esta amplia relación de materias o actividades, los niños y niñas, al final de su
ciclo escolar, deberían dominar con mucha soltura y destreza actividades como el dibujo o
el baile y, si sus padres o tutores son capaces de costear actividades que hoy entenderíamos
con extracurriculares, también podrían optar a aprender a solfear, tocar el instrumento que
eligiesen, montar a caballo y otras actividades físicas de orden ecuestre.
En relación a la educación de las niñas, Olavide denunciaba la total desatención que los
diferentes gabinetes habían dado a este asunto. El ilustrado entendía que, cuando el estado
o la Iglesia fundaban una institución educativa para niñas, ésta formaba más monjas que
señoras, por lo que se enfrentó decididamente contra la educación femenina de su tiempo y
propagó la necesidad de toda sociedad a estimular y educar a todos y cada uno de los
grupos sociales que componían la nación.
De otro lado también se planteó, de manera sucinta, la erradicación del analfabetismo
entre los vástagos y los adultos de clases más populares en su Junta del Bien Público, en la que
promovía el desarrollo de las artes y la industria a través de la limosna popular, lo que
serviría para enseñar un oficio y donde la formación se completaría con clases de religión,
moral cristiana y lo que hoy entenderíamos como educación física a partir de la práctica de
juegos como la pelota, la bocha o tirar a la barra25.
En Alicante destaca la figura del jesuita Pedro Montengón, quien escribió su reconocida
obra El Eusebio26, entre 1786 y 1788, y que representa un punto de referencia
importantísimo en el debate educativo de los ilustrados debido a su inestimable ayuda a la
hora de introducir los presupuestos pedagógicos de Rousseau en España y que tan
duramente criticado fue por parte de algunas ilustradas españolas y europeas. Sin embargo,
23 Archivo Provincial de Álava [APA] «Plan y ordenanzas de un Seminario o casa de educación para Señoritas que se intenta establecer en la ciudad de Vitoria, Provincia de Álava, bajo la dirección de la Real Sociedad Bascongada», Fondo Prestamero, com. 4, caja 8, nº 18. 223 pp. 24MARCHENA FERNÁNDEZ, JUAN: El tiempo ilustrado de Pablo Olavide:Vida, obra y sueños de un americano en España, Madrid, Ediciones Alfar, 2001. 25HERNÁNDEZ VÁZQUEZ, MANUEL: Antropología del deporte en España, Madrid, Librerías Deportivas Esteban Sanz, 2003. p. 361. 26MONTENGÓN Y PARET, PEDRO: El Eusebio. Sacada de las memorias que dexó él mismo, Madrid, Imprenta Aduana Vieja, 1786.
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Montegón tuvo la habilidad de hacer penetrar en el país, gracias su réplica de El Emilio, el
entusiasmo por una educación en libertad, la importancia del autoaprendizaje, el amor a la
naturaleza y la importancia del juego en la educación de los niños27. También él dedicó un
espacio a Eudoxia, la versión española de Sofía y cuyos presupuestos pedagógicos se
alejaban enormemente del suizo28.
Sin embargo, la puesta en relieve de las actividades deportivas femeninas en la España
del siglo XVIII llegó de la mano de ilustrados como Gaspar Melchor Jovellanos, quien se
prestó a elaborar un programa de educación de carácter público en el que el ejercicio
corporal era de obligado cumplimiento29, aunando las bases deportivas y pedagógicas que el
país tanto necesitaba y que fueron posteriormente desarrolladas por personajes como
Francisco Amorós30.
Considerado como unos de los más eximios ilustrados españoles, Jovellanos realizó un
esbozo de las miserias del español medio afirmando que:
“Sin educación física no se podrían formar ciudadanos agiles, robustos y esforzados; sin
instrucción política y moral, no se podrán mejorar las leyes con que estos ciudadanos deben
vivir seguros, ni el carácter y costumbre que los han de hacer felices y virtuosos…”31.
Para el año 1786 recibe el encargo de la confección, por parte del Consejo Real32, de
unas memorias sobre la historia de los juegos y las diversiones que tenían lugar en las
distintas regiones de España y cuyo producto final fue editado con el nombre de Memoria
para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España, siendo
ésta la antología sobre el juego deportivo tradicional más completa de toda la centuria y en
la que se observa ya una distinción entre los conceptos de juego, pasatiempo o asueto y
educación física como hoy la entendemos desde un punto de vista pedagógico y en la que
se le otorga una importancia similar a la del resto de asignaturas que se impartían en los
colegios españoles de aquel momento33.
Cuando Jovellanos alude al asueto o diversión, nos describe una serie de pasatiempos y
entretenimientos considerados como actividades deportivas; de otro lado, el juego
deportivo es concebido como actividades recreativas en relación a su origen y sentido
social. Por último, también hace referencia a la importancia educativa y pedagógica de la
educación física y la necesidad imperiosa de integrarla de manera extensa en el sistema
educativo.
Es importante apuntar que, para el ilustrado, es de capital importancia que los súbditos
españoles fuesen capaces de divertirse y entretenerse por su cuenta en los momentos de
27CARNERO ARBAT, GUILLERMO: “Pedro Montegón (1745-1824): un poeta entre dos siglos”, Hispanic review, Nº 2 (1991), pp. 125-141. 28 MONTENGÓN Y PARET, PEDRO: Eudoxia, hija de Belisario, Madrid, Imprenta de Sancha, 1793. 29CALATAYUD MIQUEL, FRANCISCO: De la gimnasia de Amorós al deporte de masas, Valencia, Ajuntament de València, 2002. p. 26. 30FERNÁNDEZ SIRVENT, RAFAEL: Francisco Amorós y los inicios de la educación física moderna, Alicante, Publicaciones Universidad de Alicante, 2005. 31JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Obras publicadas e inéditas de Don Gaspar Melchor Jovellanos, Edición hecha e ilustrada por Don Cándido Nocedal, Madrid, Impresa por M. Rivadeneyra, 1858. p. 276. 32LAGE, JOSÉ: Gaspar Melchor de Jovellanos. Espectáculos y diversiones públicas. Informe sobre la Ley Agraria, Madrid, Editorial Cátedra, 1977. pp. 11-27. 33ANÉS ÁLVAREZ DE CASTRILLÓN, GONZALO: “Entre cinco reyes”. La Revista, nº 22 (1996) Edición especial: el año de Goya, Editorial El Mundo, pp. 8-17.
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asueto que el trabajo les permitía, esto es divertirse a través del juego y no ser entretenidos
por terceros a partir de representaciones o espectáculos. Todas las actividades deportivas,
de acuerdo con los presupuestos ilustrados, son “luz para las ideas y humanidad para las
costumbres”34 y son defendidas por nuestro protagonista a excepción de la tauromaquia, a
la que critica y aboga por su erradicación.
La Memoria de Jovellanos se recrea en el análisis del origen y evolución de todos y cada
uno de los juegos deportivos tradicionales que jalonan nuestro acervo cultural. El ilustrado
observa una irrefrenable tendencia por el ocio y la fiesta cuya sintaxis se verbaliza,
principalmente, en el baile y la danza, cultivada a menudo solo por las mujeres quienes, al
son de castañuelas, giran y se contorsionan, al tiempo que los hombres observan atentos la
gracia de sus formas y la ligereza de sus movimientos, acompañando a las damas al compás
de sus aplausos35.
Su relación de actividades deportivas practicadas por ambos sexos es amplia. Entre
estas diversiones, que pueden ser públicas o privadas y que ahora se dan a conocer a nivel
popular, encontramos los juegos de ajedrez y damas, juegos de pelota, de tejuelo, los dados,
los juegos lícitos y legales de naipes, chaquetes,36 juegos de trucos y billar, la lectura y las
conversaciones públicas y otros tantos y que prueban como, para este siglo, hay un
sincretismo lúdico que diluye en buena medida las diferentes actividades de ocio de las
nobleza y las clases populares y que sirven de entretenimiento para completar su
instrucción37.
Su labor, desarrollada a lo largo del último tercio del siglo XVIII, alcanzó su cenit
cuando en el año 1804 reanudará sus escritos con sus Memorias Histórico-artísticas38 y, muy
especialmente, cuando en el año 1809 presentó ante la Junta Suprema de Gobierno,
establecida en Sevilla, uno proyecto titulado Bases para la formación de un plan general de
instrucción pública,39 cuyo objeto era el de:
“mejorar la educación pública física en tres objetos: esto es mejorar la fuerza, la agilidad y la
destreza de los ciudadanos”, donde afirmaría que “la educación pública, que pertenece al
gobierno, tiene por objeto o la perfección física, o la intelectual o moral de los
ciudadanos”40.
Conclusión e ideas finales.
El espíritu ilustrado introdujo en España un nuevo universo intelectual cuyo rasgo más
definitorio fue la apelación optimista a la luz de la razón como medio necesario para
34JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Memoria sobre las diversiones públicas, Madrid, Real Academia de la Historia, 1796. p. 41. 35HERNÁNDEZ VÁZQUEZ, MANUEL y ARROYO PARRA, MATILDE: Historia del juego de pelota en España: desde sus inicios hasta el siglo XIX, Madrid, Ed. Museo del Juego, 2009. p. 42. 36 El chaquete, o backgammon, es un juego de mesa para dos jugadores que aúna el azar con profundos conocimientos estratégicos. El objetivo es conseguir sacar las fichas del tablero antes que el jugador rival. Actualmente se encuentra expandido en prácticamente todo el mundo. 37GASCÓN UCEDA, MARÍA I.: “Divertirse en la edad moderna. Necesidad social, placer individual y peligro moral”, Cuadernos de Historia Moderna Universidad Complutense de Madrid, Anejo VIII (2009),pp. 175-198. 38JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Memorias histórico-artísticas de arquitectura, Madrid, Ediciones Akal, 2003. 39JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Memoria sobre educación pública, o sea, Tratado teórico-práctico en enseñanza con aplicación a las escuelas y colegios de niños, Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, Vol. XLVI, 1802. 40JOVELLANOS Y RAMÍREZ, GASPAR MELCHOR DE: Obras publicadas e inéditas de Don Gaspar…, p. 268.
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Deporte femenino y salud en la España setecentista: hábitos físicos e higiénicos a través de los discursos ilustrados
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desentrañar los problemas humanos y transformar el mundo. Su discurso se circunscribe
alrededor de nuevas relaciones políticas, económicas, culturales y sociales derivadas de su
ingenio crítico frente a las tradiciones del Antiguo Régimen y cuya penetración en España
se vio favorecida por la llegada de la dinastía borbónica al trono.
Con la Ilustración se produce en España la idea educativa del deporte. Con el nervio
avezado, los seguidores de las ideas ilustradas se lanzaron a la carrera de la confección de
un corpus académico y educativo en el que el juego deportivo tradicional iba a adquirir una
nueva dimensión.
Los pretéritos y hespiditos intentos de renovación política y social del Antiguo Régimen
expiraron y entraron en barrena; a cambio, el siglo XVIII español puso en marcha una
amplia relación de proyectos de modernización del Estado.
Con independencia de la necesidad de desligar el juego deportivo practicado por ambos
sexos y en todas las edades, la asunción de la práctica deportiva -por parte de los políticos
españoles ilustrados- como un instrumento educativo al servicio del Estado promovió su
normativización y regulación lo que derivó en que, desde muy pronto, hubiese una gran
cantidad de datos y documentos en los archivos municipales relativos a la regulación de
estas prácticas, a lo que se sumó el interés general por parte de los Borbones de controlar la
organización y celebración de los diferentes juegos a lo largo y ancho de su territorio.
A la hora de calibrar el alcance de la diversidad y dinamismo de dichos roles, el juego
tradicional y los espacios de recreo se tornan un buen elemento de mensura y análisis.
Como ya sabemos, los moralistas modernistas hacían mucho hincapié en la distinción de
modelos educativos en función de los arquetipos sociales imperantes en la sociedad del
momento. Así, no es de extrañar que las habilidades, lecciones y enseñanzas que los niños y
niñas del siglo XVIII recibían en casa o en la escuela estuviesen en consonancia con aquello
que se esperaba de ellos en función de su sexo o posición social y el papel que, con
posterioridad, deberían desarrollar en sociedad.
En cualquier caso, y como ya hemos podido estudiar en páginas anteriores, la realidad
de los libros y tratados moralistas chocaba de bruces con la realidad más tangible y
cotidiana. En muchas ocasiones, la verdad histórica debe trasgredir los límites de lo
permitido y adentrarse en los recovecos más oscuros de lo socialmente establecido para
poder esgrimir la verdad. Así, y a pesar de las prohibiciones, parece evidente que las
mujeres sociabilizaban entre ellas y con los hombres a través del ocio y el juego en sus
diferentes vertientes: el baile, el teatro, el canto, los paseos, la caza, los naipes, los juegos de
prendas, la natación, los juegos de volante…compartiendo gustos y aficiones con los
varones, lo cual no siempre eran del agrado de las autoridades.
Será gracias a estas prohibiciones, bandos y críticas por lo que tenemos un más claro y
meridiano acceso a la presencia de las mujeresen el mundo del ocio. Es innegable su
participación en fiestas, romerías, juegos y entretenimientos públicos de muy variada
naturaleza, siendo las primeras en asistir al encuentro de los actos que se celebren en sus
localidades a pesar de la oposición de los moralistas, que se mostraban disconformes con el
nuevo grado de libertad que las mujeres del setecientos habían adquirido, lamentándose de
que todo les estaba permitido y nada se les prohibía.
Además, el siglo XVIII experimenta una suerte de mudanza que se traduce en la
liberación masculina de los roles que, otrora, eran inalienables a su condición tales como el
valor, la gallardía o el arrojo. Los cambios en los varones se circunscriben en derredor de la
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Rafael Corona Verdú
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llamada civilidad y a los nuevos grupos urbanos, que necesitaban de un prototipo de
hombre diferente: culto, atlético, galante y sano, que se ajustara más y mejor a los vientos
de cambio que estaban por llegar.
Por su parte, la estructura social heredada del Antiguo Régimen choca frontalmente con
la sociedad de clases que se encuentra en fase de gestación, lenta pero inexorable, en la que
la burguesía tratará de tomar por derecho lo que ya empieza a ser una realidad de hecho: su
preponderancia económica en la cúspide social.
Esta nueva realidad facilitará el fin del ciclo expansivo y consiguiente crisis de los
entretenimientos aristocráticos como el juego de cañas o el correr los toros. Así, y
exceptuando honrosas excepciones como la caza, el juego aristocrático mutará y penetrará
por capilaridad en todos los grupos sociales de la España del XVIII, quienes comienzan a
cultivar determinadas prácticas que hasta ese momento tenían vetadas –como el juego de
pelota-, adaptando sus fórmulas o transformándolas a sus gustos y sensibilidades –como el
toreo a pie, la sortija o juegos de pelota-.
El sincretismo cultural del juego deportivo permite el acercamiento de posturas entre
grupos sociales otrora antagónicos y facilitan la celebración conjunta de diversiones y
pasatiempos. El gusto por lo popular propicia que, durante determinados momentos de
festejo y celebración, las distintas capas sociales se mezclen y compartan espacios -con
algunas reservas como la caza o determinados bailes-. Se aprecia un intento por parte de la
nobleza de equiparar sus gustos a los del pueblo llano en cuanto a sus formas de expresar
sus diversiones.
Lo mismo ocurre entre los pasatiempos ejercitados tanto por hombres como por
mujeres –con el ejemplo paradigmático del baile y la danza, pero también la caza, la doma o
los juegos de mesa- y tanto igual con los juegos desarrollados por niños y niñas. En este
punto, se constata la participación conjunta de todos los infantes en una amplia relación de
pasatiempos tales como juegos del rol con muñecas o muñecos, el pañuelo, el yoyo, los
juegos de adivinación, el escondite, ondear la cinta, la práctica de la música, el juego del
volante, el ajedrez, las canicas, la lectura, la hípica e, incluso, la caza.
En cualquier caso, también son frecuentes los juegos excluyentes, especialmente en el
mundo de los niños quienes, como varones, asumían el monopolio otorgado por la
sociedad de la práctica de juegos más violentos como los juegos de pelota, los bolos, la
lucha de jinetes, los soldados, la lucha con palos o la lucha libre, adoptados como fieles
reproducciones a pequeña escala del mundo viril y activo socialmente al que,
supuestamente, tendrán que hacer frente pocos años después.
Podemos arribar a la conclusión de que, efectivamente, tanto las niñas como las
mujeres del Setecientos español participaron de una amplia relación de actividades físicas y
de recreo en sus tiempos de ocio, aunque para ello tuvieran que transgredir los
presupuestos deontológicos de aquellos moralistas españoles que negaban, de manera
tajante, el advenimiento de un nuevo tiempo que, a la larga, facilitó el arrumbamiento del
Antiguo Régimen y su universo político, económico y social, para engendrar y dar paso a
una sociedad –la contemporánea- en la que el protagonismo y la participación activa de las
mujeres en cualquiera de los elementos de la vida ha sido cada vez más sustancial.