Nombrar Al Extranjero

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DE LA INMIGRACIN AL EXILIO, CMO SE NOMBRA AL EXTRANJERO

Del ruso, tano, turco, gallego al sudaca o al che, del Ro de la Plata a Espaa

Brigitte Natanson

Universit dOrlans

[email protected]

Esta ponencia se interesa en la evolucin de la representacin del extranjero, a travs de su nominacin, en algunas producciones literarias, musicales y grficas, de un siglo a otro, de un continente a otro (Amricas y Europa). Si todo discurso depende de sus condiciones de enunciacin, la denominacin del extranjero, por la multiplicidad de intenciones e interpretaciones posibles que condensa, se puede considerar como un laboratorio de esa premisa. En cuanto discurso hacia destinatarios concretos, en un momento concreto, la denominacin del extranjero resulta de la imagen de s mismo, de las proyecciones de los propios miedos y rechazos, y de las representaciones sociales del Otro. Se empieza por ejemplos de la denominacin del extranjero en la Argentina y se analiza luego algunos usos de la palabra sudaca en Espaa y en el continente americano.AbstractThrough the lense of the naming of the stranger in several literary, musical and graphic works of art, this paper aims at describing the changes in the strangers representation from one century to the other, and from one continent to the other (the Americas and Europe). If every speech is linked to the context in which it is uttered, naming the stranger may be considered as a laboratory for this premise, because it brings together so many possibilities of intention and interpretation. Being a speech towards a specific public at a specific time, naming the stranger emerges from the image of oneself, from the projections of ones fears and rejection and from the social representation of the Other. The paper starts with some examples of the naming of strangers in Argentina and continues with an analysis of some uses of the Word sudaca in Spain and in the Americas.

Palabras claves

Nombrar al extranjero, Ro de la Plata, Espaa, migracin, sudaca.KeywordsNaming the stranger, Ro de la Plata, Spain, migration, sudaca.

Para analizar los usos de algunos trminos para nombrar al extranjero, habra que poder contestar algunas preguntas sobre las circunstancias de esa enunciacin, preguntas tales como quin utiliza qu trmino?, quin nombra a quin? cundo? y dnde? y con qu propsito.

Hasta se podra decir que el simple hecho de llamar a un individuo por un trmino general que puede englobar a varios del mismo grupo (el que sea) suena ya a discriminacin, y que sera vano querer excusar esa discriminacin verbal, por los peligros que encierra: empezar por una simple palabra discriminatoria y terminar segregando, agrediendo, o suprimiendo al otro por su diferencia. Sin embargo, sabiendo que tambin se puede usar con afecto, resultara reductor desecharlas y nos queda analizar, en los corpus a nuestro alcance, como la literatura y la cancin, las vueltas de significados que encierran.

Nos interesa en especial observar una dinmica entre los trminos nacidos como despectivos y que terminan, por la auto-denominacin, la auto-caracterizacin, en algo que los socilogos consideran como una reapropiacin cognitiva de categoras de subjetivizacin.

Esta observacin parte a su vez de una experiencia emprica: hace ya unos diez aos, necesitaba encontrar la letra de una cancin para una obra de teatro elaborada con estudiantes de espaol como segunda lengua en la universidad. El ttulo de la cancin era Sudacas, y la versin del propio el cantautor, Juan Carlos Cceres, no siempre permita la comprensin. No encontr la letra (ahora s se consigue) pero s un derrame de odio, racismo, prejuicios, insultos, que me hizo desistir rpidamente: la palabra sudaca se usaba principalmente para agredir verbalmente a cualquiera, interlocutor o no en los blogs y hasta artculos de prensa. La misma experiencia hoy (2011) ha dado resultados bien diferentes. A pesar del aumento de los sitios racistas en general (incluso en las redes sociales), aparecen con esa bsqueda un sinnmero de sitios de msica y de asociaciones antidiscriminatorias, y tantas ocurrencias en libros que resulta difcil mencionarlos todos.

Campos de observacin y metodologa

Se puede observar la prensa, cuya inmediatez y poca distancia, permite sacar una suerte de fotografa, una primera impresin, y refleja tanto testimonios de gente que vive la situacin de extranjero como los de ciudadanos expresndose sobre esos ltimos y cuyos discursos reproduce. Los blogs y comentarios a los artculos de los peridicos (desaconsejados para almas sensibles por el nivel de odio e impunidad total en la descalificacin, por la poca eficiencia de los mediadores o ausencia de ellos), permiten medir la presencia de tal o tal trmino y su carga despectiva. Si bien esos medios pueden ser un punto de partida, su explotacin sistemtica necesitara una encuesta detallada que rebasa las posibilidades de este artculo.

La literatura, en tanto que exploracin profunda de las subjetividades individuales ante realidades comunes, lugar privilegiado con efecto de lente, ofrece la posibilidad de jugar con los niveles de conciencia, de recuperar, desviar, en fin desentraar los mltiples significados de una misma palabra. Ser nuestro campo privilegiado. Primero en los relatos de la inmigracin en el Ro de la Plata, y luego en los relatos del exilio.1. Algunas denominaciones en la literatura de la inmigracin al Ro de la Plata

Es conocido que el origen geogrfico de los inmigrantes en el Ro de la Plata, por un proceso de simplificacin, determin que a los italianos les dijeran tanos (por napolitanos), a los espaoles gallegos (provenientes de Galicia), a los judos rusos y a todos los que venan de ms lejos, del oriente, turcos, y eso independientemente de los realidades geopolticas e incluso de las contradicciones que podan representar tales clasificaciones para los sujetos.

Como puente entre un continente y otro, entre una poca y otra, veamos el principio de la novela Las patrias lejanas, de Pacho ODonnell (2007); el narrador atribuye a un exiliado espaol huyendo del franquismo una frase que pretende (y logra en cierto sentido) resumir la llegada y la acogida de los refugiados a la Argentina, a travs de una caracterizacin de los dos grupos, el del exilio y el receptor) : Los ches no quieren rojos:

-No se puede bajar, el gobierno argentino no lo permite- anunciaron por el altoparlante.

-No somos leprosos, somos combatientes antifascistas! - grit alguien y otros le hicieron coro con sus protestas.

-Los ches no quieren rojos- remach sin compasin la voz nazalizada por la megafona defectuosa (ODonnell, 2007 : 7).

Resulta sorprendente, por no decir inverosmil, que el encargado de la comunicacin en un barco de candidatos a la inmigracin se exprese de esta manera. Es ms, si bien el che hoy es reconocido como haber pasado de pronombre personal, luego a interjeccin y por fin a mote para designar a los argentinos, es muy poco probable que los espaoles los hayan llamado as en aquellos aos. Nos interesamos entonces al significado, en el momento de la escritura, de la supuesta transmisin de un dilogo de ese tipo en el momento del desembarque al pas de acogida. Como incipit de una novela que trata de esta gesta migratoria, anuncia claramente el propsito de recordar cmo no les fue tan fcil a varios republicanos (entre ellos el poeta Rafael Alberti, personaje de la novela) encontrar refugio. La frmula resulta a la vez divertida y efectiva.

Encontramos una manifestacin de la perplejidad ante la desigualdad de tratamiento segn el origen del inmigrante en el captulo Las aventuras de un apellido, en la novela Mestizo (1994) de Ricardo Feierstein. Aparece la dificultosa reivindicacin del derecho a ser tan argentino como cualquier otro descendiente de inmigrante, de parte de un individuo nacido all, pero con un apellido con tantos consonantes (Schnaiderman) frente a un Gmez o Lpez quien se considera mucho ms legtimo, y acepta la propuesta de su interlocutor de deletrear su apellido:

Mejor ser - contesta, dndome la solicitud - que lo escriba usted. A m me cuesta mucho copiar nombres extranjeros. []

Cul es su nombre, seor? -, pregunts al empleado. Se sorprende.

Hctor Gmez. Por qu?

Y su apellido no es "extranjero", sino "argentino"?

S... S, seor.

Es decir, usted desciende de una tribu de indios matacos. O tobas. O de los Gmez querandes. Quiz Calfucur Gmez, un cacique araucano? Lautaro Gmez, de los diaguitas?

No, seor. Quise decir que soy "argentino" porque nac aqu. En esta tierra.

Tambin yo nac aqu.

En Buenos Aires. En un barrio.

En Buenos Aires. En un barrio. []

Claro. Nosotros, los catlicos somos mayora aqu. Y tambin constituimos uno de los pilares de esta sociedad, como dicen las declaraciones de la Iglesia o los comunicados de las fuerzas armadas. Esta patria naci catlica. Y nosotros tenemos apellidos fciles: espaoles o italianos. En cambio ustedes, los "moishes" - y perdone, lo digo sin ofender - tienen unos nombres terribles, que no se pueden pronunciar ni escribir. Por lo menos ac, en la Argentina. Comprende? En este dilogo, el candidato logra sacar de sus casillas al empleado que supuestamente va a tomar su solicitud para un trabajo, sale ganando moralmente, y perdiendo concretamente. Sale ganando porque obliga a su interlocutor, en una oficina pblica, delante de varios testigos, a exponer los motivos por los cuales hay descendientes de inmigrantes ms argentinos que otros (a pesar de un tiempo y espacio de llegada de los padres parecidos), y perdiendo en la intriga por echar a perder cualquier oportunidad de conseguir el trabajo. El mote moishe, variante afectiva en dish del nombre Moiss, proviene entonces del propio grupo, y ha sido recuperado. Si el empleado se cree obligado a precisar y perdone, lo digo sin ofender, es que le suena a ofensivo por haber cambiado de valor al pasar a un uso extragrupal.

Como ltimo ejemplo por el momento podran ser centenares de la nominacin del extranjero en esta literatura reciente de la migracin, citaremos el final de un cuento de Pedro Orgambide, Caen los pjaros con el calor de enero (1919)". Durante la Semana Trgica de enero de 1919, unos vecinos y un vigilante comentan la muerte de un bombero cado de un techo desde el cual contribua a la sangrienta represin de las huelgas en Buenos Aires:

Cay como un pajarito []

Le tiraba lindo a los huelguistas

Revoltosos dijo uno.

Gringos precis otro un montn de grbanos y rusos. []

Alguien les tir varios chumbos [balazos] desde el carro.

Unos chicos cayeron como pajaritos. Hijos de huelguistas. (Orgambide, 1986b, 124)

Sigue el dilogo de los que presenciaron los acontecimientos, realzando la hombra de los bomberos defensores del orden, hasta que llega un organillero italiano:

Andate, gringo, aura no estamos para tangos organito. [] Llevate la lechuza, grbano.

[] Un compadre se acerc al italiano. Lo empuj.

Ellos tienen la culpa.

Los grbanos, los rusos, los anarquistas.

[] Otro sac el cuchillo. Chillaba la cotorra cuando lo sirvieron de una pualada.

Arruinaron la Patria [].

Gringos de mierda dijo quien clavaba el cuchillo. [] (Orgambide, 1986b, 124)

A pesar de los cortes en la cita, vemos aqu en este cuento de 4 pginas, a partir de hechos histricos comprobados, cmo se pasa de forma sencilla de una descalificacin del otro, por ser extranjero, por pasar en un mal momento, a su eliminacin fsica. Con una gradacin en la denominacin: Grbano resulta en s peyorativo, mientras gringo, a la inversa de otros pases hispanoamericanos, se utiliza en estas zonas simplemente para denominar al inmigrante, sea el que sea su origen geogrfico. Es necesario entonces agregar un epteto gringos de mierda, para lograr la descalificacin.

2. De un continente a otro: El trmino sudaca como paradigma de la transformacin, del estigma a la apropiacin, reversin y reivindicacin

Al pasar de pas de emigracin a pas de inmigracin a partir de los aos setenta, Espaa recibe, entre otros, miles de refugiados, exiliados, o simples inmigrantes desde algunos pases del Cono Sur. El trmino sudaca aparece entonces como una contraccin de sudamericano, y es registrado como un matiz peyorativo por la mayora de lingistas y en los diccionarios, tomndose en consideracin no solo la contraccin sino tambin la identificacin del final de la palabra como un sufijo en aca o aco, aun as existen discusiones. Como demostracin del uso de la palabra como insulto aparece en un proyecto de ley dentro de las fuerzas armadas, contra los insultos xenfobos y machistas, seguramente influido por la actuacin de asociaciones de defensa de los inmigrantes, como por ejemplo Sudacas Reunidas.

Las percepciones del valor de la palabra de los locutores depende de las propias vivencias. Al preguntar sobre ello a muchos espaoles, casi todos dicen que no se atreveran a usar la palabra, por percibir la fuerte connotacin negativa, despreciativa. Es ms, como marca de esa percepcin, en los ltimos aos, debemos sealar la muy poco frecuencia de ocurrencias de la palabra en los medios de comunicacin, hasta el punto que slo aparece para informar de juicios a funcionarios pblicos procesados por malos tratos e insultos a inmigrantes hispanoamericanos, con la palabra sudaca como denominacin voluntariamente degradante o del proyecto de ley antes citado. Aparece de la misma manera en testimonios de inmigrantes que se consideran vejados, o incluso atacados por racistas declarados.

Nos interesan aqu las definiciones de quienes han vivido la aparicin y la evolucin en el uso de la palabra: escritores de ficcin y/o de ensayos, que participaron en gran medida en la transformacin que se puede observar en la actualidad (aos 2010). Paralelamente, algunas encuestas dan cuenta de percepciones de los sujetos posiblemente confrontados con esa denominacin u otras, y de su anlisis.

2.a. De las definiciones que cambian el rumbo a las definiciones sociolingsticas.

El sudaca en la Corte

A raz de sus propias dificultades personales para superar el exilio en Espaa, Daniel Moyano, se sabe, estuvo 10 aos sin publicar nada o casi Entre los pocos artculos que escribe se encuentra Un sudaca en la corte (El Pas, 20 de mayo de 1988), al referir cmo se sinti al ser invitado por el propio rey de Espaa a la entrega del premio Cervantes al escritor mexicano Carlos Fuentes. Pero el medio tampoco lo ayud: En varias entrevistas recuerda que lo conocan y publicaban ms en Francia o Inglaterra que en Espaa, donde l, cuando viva, no lleg a conocer ninguna tesis doctoral sobre su obra. Se apodera entonces de la palabra sudaca y la aplica a su propia posicin social : confiesa que se senta un sudaca en el mbito literario. Pero no le otorga a la palabra tanto un valor discriminatorio, sino de indiferencia: No hay tanta discriminacin como indiferencia dice en una entrevista (Roff, 1993: 87).

El artculo Un sudaca en la corte, que Moyano quera convertir en cuento (en rigor ya casi se puede considerar como tal) hace hincapi en las dudas, las inseguridades sobre la manera de vestirse y de dirigirse al rey a la hora de saludarlo, y la solidaridad con otros escritores sudacas, como si el reconocimiento de uno de ellos con ese premio no fuera suficiente. Imagina al final que se encuentra con Miguel de Cervantes, tan perdido como l. El dilogo es corto, le pregunta el escritor exiliado argentino del siglo XX al gran escritor espaol con la ropa de su siglo, disfrazado sin carnaval por qu no entra y recibe como respuesta: Hombre, porque no tengo traje oscuro. El evento en s, la invitacin a la ceremonia, desdice la indiferencia que siente Moyano, pero no su propia percepcin de la indiferencia, de ah el juego doble y la eficacia de la palabra sudaca.

En el glosario final del ensayo Los cien nombres de Amrica: eso que descubri Coln, Miguel Rojas Mix sita el uso del trmino en el tiempo y en el espacio, no duda de su matiz despreciativo y lo relaciona directamente con los movimientos migratorios en el otro sentido:

Sudaca: Se utiliza exclusivamente como gentilicio. Mario Benedetti escriba, cuando apareci, que era ms bien afectivo. Cambi de opinin. Surgi en Espaa cuando la gran inmigracin de los aos setenta. Es peyorativo. Corresponde a los apelativos que se les han dado en Amrica a los espaoles: gachupines y chapetones en la poca colonial, coos y gallegos actualmente en Chile y Argentina. (Rojas Mix, 1991: 406)

En las primeras pginas cuenta su propia experiencia:

Tal vez por los muchos aos que pas en el Instituto Alonso de Ercilla, siempre me encontr en Espaa como en mi casa, hasta que o hablar de sudaca. Primero me dijeron que no era mal intencionado, ms bien carioso, con una pizca de humor, como latinoch, pero un da vi que se lo lanzaron a Mario Benedetti con menos cario y comenc a fijarme en que se hablaba de los tantos sudacas en las crceles y que muchos malos en la televisin tambin eran sudacas y conclu que no era tan buena palabra. En las calles me repetan que tuviera cuidado con la cartera porque andaban muchos de sos. Y, una vez, despus de semblantearme y escuchar mi acento, un improvisado ngel guardin agreg tratando de corregir el punto: Los peligrosos son los de caras de aztecas. As conoc una identidad ms. (Rojas Mix, 1991: 17)

Esta experiencia muestra las idas y vueltas posibles en la construccin de identidad de exiliado latinoamericano : por un lado la palabra sudaca parece abarcar a todos los habitantes al sur del Ro Grande, sin que se tome en cuenta la realidad geogrfica (ni los mexicanos, ni los centroamericanos o caribeos viven en Amrica del Sur, y por tanto no deberan de darse por aludidos), pero inmediatamente aparece une excepcionalidad que termina por reducir la frmula sudaca-peligro a los que menos se lo esperaban (los denominados aztecas) mientras en realidad se quiere hablar de los colombianos.

La opinin de Mario Benedetti se puede completar con su propio anlisis de la palabra despus de asistir a un recital (Rafael Amor, Olga Manzano, Manuel Picn, Claudina y Alberto Gambino), en junio de 1983, que llevaba como ttulo Sudaca. En el programa del recital se estableca el significado que sus autores le otorgaban a la palabra: el natural del sur de Amrica, que vive en Espaa y hace de ello un oficio, una cultura y se precisaba la accin voluntaria, en forma de propuesta para transformar la acepcin y por lo tanto la recepcin del emigrado, recordando la suerte del trmino gallego en la Argentina:

Si definimos al sudaca, si lo humanizamos y concretamos, es decir, si lo arrancamos de la fcil generalizacin que un trmino as implica, si lo comparamos incluso con el emigrado espaol, si lo damos a entender en su grandeza y su miseria, su circunstancia, tal vez consigamos que la carga despectiva que ahora tiene la palabra se quede en los mnimos sectores donde se utiliza actualmente: mejor an, se invierta su sentido y quede en una generalizacin comparable a la que nosotros mismos hemos hecho al llamar gallegos a todos los espaoles, es decir, una generalizacin afectiva que jams alcanz la categora de juicio moral (Benedetti, 1983 : 53).A Petra Schumm, la formacin de la palabra tambin le recuerda el pasado colonial:

Aus der fr sich bereitz spektakulren Stereotypie des Sdamerikanischen ist eine Wortneuschpfung hervorgegangen: Sudaca, Abkrzung fr sudamericano und lautverwandt mit dem ebenfalls indianischen curaca, der sich auf patria-ca, nava-(ja)-ca beliebig variieren lsst (918). Der pejorative Unterton dieser Lautmalerei ist nunmehr unberhrbar. 1983 war Sudaca in den Schlagwortkatalog der publizistischen Medien aufgenommen worden. (Schumm, 1990: 190)Esta designacin lleg a ser superada a su vez por el de judaca, doblemente marcado, como lo seala el paratexto del relato grfico Sudor Sudaca, y se encuentra detallado en Racismo y Discriminacin en la Argentina:

De sudaca a judaca: Cuesta creer, por ejemplo, que haya sido en Espaa donde se acu el despreciativo trmino "sudaca" como ya analizramos anteriormente- para denominar a los ciudadanos latinoamericanos, en su gran mayora hijos o nietos de espaoles, que en muchos casos acudieron a la llamada Madre Patria para huir de persecuciones polticas en sus pases de origen. Por otro lado, tal vez la sonoridad del apelativo inspir a los espaoles a poner en uso ltimamente otro trmino de resonancias an ms discriminatorias: "judacas", con lo cual se remueven antiguos odios raciales que tuvieron consecuencias terribles en la pennsula ibrica hace ya varios siglos, en tiempos de la Inquisicin, cuando la opcin era, en el menor de los casos, el cambio de fe o la muerte en medio de los peores tormentos. La expulsin de los judos de Espaa a fines del Siglo XV -coincidentemente con la llegada de las naves de Coln a las costas americanas- es una de las mayores tragedias de un mundo que abandonaba el Medioevo e ingresaba en la modernidad. Signific, entre tras cosas, la dispersin de millares de familias por el Sur y Este de Europa y la emigracin a los reinos americanos de no pocos de los llamados "marranos ", pero cuyas vidas y bienes continuaron en peligro. (Ramos, 2005)El sociolinguista Daniel Fuentes Gonzlez, al llevar una encuesta titulada Valoracin y actitudes sociolingsticas hacia el espaol americano, se interesa sobre la percepcin de los sujetos: los que hablan esa variante (mejor dicho, esas variantes) del espaol de Amrica, frente a los que la escuchan (los espaoles). Dos ejemplos permiten ilustrar esa percepcin con dos valores nuevos en relacin con las definiciones consideradas hasta el momento:

1) sudaca es propio de gente que no tiene ms recursos, que no sabe hablar bien, y por lo tanto se proyecta del lado de lo incorrecto (de parte de un colombiano): Y ante ese gentilicio de facto como sudaca otro colombiano me comentaba que "no me molesta sudaca, depende de cmo se diga, si se dice con desprecio, es una expresin de gente que ni tiene ms recursos ni sabe hablar mejor. (Fuentes Gonzlez, 2001: 122)Segn esta visin, si alguien quiere despreciar al otro y no sabe cmo, le sirve la palabra sudaca, ah s como insulto, a falta de argumento, en ltima instancia.

2) como adjetivo, califica ya no solo a la gente (gentilicio) sino al habla, y s con una fuerte carga negativa.

Pero fue ms desagradable el contacto con el sudaca en otra mujer, sta de la Argentina:

"Hay cosas puntuales (matizando la inmensa amabilidad que observa en la gente de aqu) A m me hablas de t, no me hables en sudaca y no lo dijo de buen rollito, cuando ella muy cansada en su trabajo de camarera se le escap un vos ante un cliente al decirle vos qu quers. (Fuentes Gonzlez, 2001: 122)De la morfologa a la semntica, la palabra despierta todo tipo de hiptesis. No parece descabezada la interpretacin siguiente: en muchos casos se trata de emigrantes por razones econmicas, y aumenta una carga peyorativa por la vecindad fontica de sudaca con sudar y la terminacin despectiva ca (Juliano, 1994:158). Otros sealan que tambin la misma operacin de truncar la palabra es un gesto depreciativo (de Bruyne, Alberto Barrera-Vidal 1998: 69). Ya estamos en los aos noventa, es decir en el momento de la emigracin econmica y ya no poltica, igual que en este ejemplo sacado de la prensa, desde el propio ttulo:

A un hermano ms pobre no se le desprecia: ni por pobre, ni por hermano (). Pero me fastidia mucho que ltimamente los papanatas hayan cado en la ridiculez de convertir la palabra sudaca en un oprobio o un insulto vergonzante. Suelen ser seoritingos neoconversos al europeismo o, ms directamente, nazis vocacionales. Y eso los define sin necesidad de ms palabras. Lo malo es que estn logrando que muchos sudacas ejemplares, como Chilavert o Vargas Llosa, renuncien a la estirpe, se avergencen de ser reconocidos como tales, y elijan la corbata y el Mercedes como escudos (Castillo, 1998: 15)

En fin, entre otras hiptesis de transformacin en la denominacin del inmigrante latinoamericano, tambin se encuentra la del uso de suramericano ya ms comn que sudamericano, por la posible contaminacin de la carga negativa de la contraccin sudaca.

2.b. Tipologa de los usos de la palabra sudaca (en la prensa, la novela, el cuento, la poesa, el ensayo, la crnica, el teatro, el relato grafico y en la cancin)

En las producciones culturales de los objetos convertidos en sujetos (vale decir, hispanoamericanos hablando de s mismos en esos trminos) encontramos varias modalidades de uso de la palabra: en el ttulo y solamente en l; en el ttulo y en el cuerpo del texto; en el cuerpo del texto sin que aparezca en el ttulo. Presentamos a continuacin unos ejemplos de esas distintas modalidades.

2.b.1.La palabra sudaca en el ttulo

2.b.1.a. El ttulo resulta ser tan emblemtico que se vuelve suficiente para decir una situacin, la del exiliado hispanoamericano, en general en Espaa. Se trata en ese caso de una suerte de reconocimiento del estatuto a travs de la denominacin/designacin desde el exterior. No se encuentra ninguna ocurrencia de la palabra en el texto.

2.b.1.b. El ttulo es igualmente significante, y la palabra repetida una y otra vez, eso s, con algunos matices, desde la designacin por el otro hasta la autodesignacin.

2.b.2. Considerables ocurrencias de la palabra en el cuerpo del texto sin que aparezca en el ttulo. Slo comentamos algunos ejemplos de esa modalidad, por la frecuencia del uso de la palabra, o por los juegos, transgresiones, inversiones con el significado primitivo.

Presentamos a continuacin un primer cuadro no exhaustivo con las referencias de varios libros, seguidos algunos de un comentario.

Ejemplos en novelas, cuentos, teatro, poesa, ensayo y crnicas

(por orden cronolgico de publicacin)

Sudaca aparece en el ttulo

Sudaca no aparece en el ttulo, ocurrencias importantes en el cuerpo

BENEDETTI Mario (1983) Sudacas del mundo, unos artculo en El Pas, 20 de junio de 1983

MOYANO, Daniel (20 de mayo de 1988) Un sudacaen la corte del rey (artculo en El Pas)7. DAZ, Jorge (1987) La otra orilla (teatro)

1. MUOZ, Jos; SAMPAYO, Carlos (1990) Sudor sudaca, Barcelona (relato grfico)

TORRES, Enrique (1994) Un sudaca en la corte de Don Juan, Buenos Aires8. EDWARDS Jorge (1993) Fantasmas de carne y hueso, Chile (cuentos)

BRUNETTI Mauricio (1997) Sudaca, Buenos Aires(poesa)

TRAZEGNIES GRANDA, Leopoldo de (1997) Conjeturas y cojudeces de un sudaca, Sevilla

9. ELTIT Damiela (1996) El cuarto mundo Chile (novela)

2. MEN, Hugo, Sudacas (Es difcil olvidar que te olvid) (Teatro)10. CAMPOS Marco Antonio (1998) De paso por la tierra: crnicas de Praga, Viena, Buenos Aires, y Mxico, Mxico (crnicas)

3. PASCAL Len (2002) Crnicas sudacas: historias de Volo Kalamaky y otras hierbas chilensis SantiagoRIVERA Carlos Manuel; RIXEMA Carboinael (2003) Soplo mgicos disparates, Phoenix, Arizona (poesa)

4. KESSELMAN, Susana (2005) La Sudaca, Buenos Aires (novela)

5. MOLINA, Marta (2005) Sudacas, Buenos Aires (novela)

GOLDBERG, Alejandro (2007) T, sudaca : las dimensiones histrica-geogrficas, sociopolticas y culturales alrededor del significado de ser inmigrante (y argentino) en Espaa. Buenos Aires (ensayo sociolgico)

6. BARRERO, Patricio (2009) Sudacas dentro del huracn, Buenos Aires (novela)

PIGNA, Felipe (2010) Libertadores de Amrica, aquellos gloriosos sudacas, Buenos Aires (manual de historia)

1) MUOZ, Jos (guin); SAMPAYO, Carlos (dibujo) (1990) Sudor sudaca, Barcelona (relato grfico)

Las tres pginas de tiras que dan su nombre al lbum, desde la aliteracin del ttulo a partir del metaplasmo sudaca, expresan el lado oscuro de los exiliados, a travs de un personaje que se aprovecha de su estatuto de exiliado. Para atraer la atencin (y la compasin), cuenta cmo ha sido detenido, torturado, y cmo ha logrado escapar de la crcel. Llega otro argentino, quien desmiente ese discurso, informando de la imposibilidad de escapar del lugar donde estuvo encerrado. La imagen final muestra la introduccin de la duda y la posibilidad de la traicin, con la idea de que los que s han podido salir, es porque le han abierto las puertas (Muoz y Sampayo, 1990 : 37).

Ya desde aquel momento, el paratexto sugiere que solo los denominados utilizan la palabra sudaca. Tambin dan cuenta los autores de la doble marca infamante del judaca, segn ellos trmino creado por los sudacas no judos y se explica as el ttulo:

Sudaca, sudaca!... La despectiva clasificacin acompaa el trayecto del emigrante. Se ha acuado una nueva marca racista. Un distintivo, un estigma para ciudadano de categora inferior. Y el sudaca, suda. Y el sudor sudaca se extiende como una inmensa marea amenazando el apacible bienestar de los pases desarrollados. Un mareo: barreras, control, fronteras, exigencias econmicas, prejuicios.

Pero quin es el sudaca? dnde naci, cmo vive, es distinto a nosotros?...Son los otros (Muoz, 1990 : 3).Y en la presentacin de la historieta por los autores, podemos leer una declaracin de principio en forma de cuestionamiento de la identidad, resuelto en una generalizacin de la otredad que parece disolver las identidades individuales :

Quines somos nosotros? Nosotros los argentinos, nosotros Muoz y Sampayo, nosotros los emigrantes, nosotros los supervivientes, nosotros los autores de historieta, nosotros los gallegos, los tanos, los europeos de origen [] los mediterrneos, los sudacas, los judos, los siro-libaneses, nosotros las mujeres, nosotros los andaluces, nosotros los catalanes, nosotros los indios, nosotros los porteos, nosotros los negros [] es decir: los otros. Somos la mezcla, somos el riesgo a correr (Muoz, 1990 : 5).

Como un eco, se puede recordar un cartel discutido presentado por lvaro Sobrino, diseador grfico, periodista y editor, en las IX Jornadas de diseo grfico Motiva'08, organizadas por la Escuela de Arte de Oviedo y con el apoyo del Principado de Asturias con la idea de responder con una obra grfica a la pregunta "Diferentes?". El texto rezaba as: Soy puto/ Soy negro/ Soy marica/ Soy moro/ Soy sudaca/ Soy mujer/. El diferente eres t, imbcil (El Imparcial, 2009). Jugando con esas enumeraciones provocadoras, cuya yuxtaposicin de condiciones marginales pretende despertar la conciencia (del varn macho de color blanco? si se considera a la mujer tambin como una minora marginada). Sea la que sea la discusin, los dos discursos apuntan a un cuestionamiento de los juicios y prejuicios a travs de una invitacin a reflexionar sobre la comn humanidad encima de las diferencias, retomando a veces las propias palabras del que s segrega y discrimina. 2) MEN, Hugo, Sudacas (Es difcil olvidar que te olvid) (Teatro). La palabra sudaca no aparece en los dilogos de una obra teatral que es una metfora de las prdidas del exilio. Una pareja (nicos dos personajes de la obra) ha perdido la capacidad de recordar hasta el punto de dudar de la propia identidad y termina disolvindose porque el varn no se reconoce en una foto donde supuestamente se encuentran los dos. Estn ah, pero no estn en su lugar, ni estn los que deberan de estar.

3) PASCAL Len (2002) Crnicas sudacas: historias de Volo Kalamaky y otras hierbas chilensis Santiago

Tres de los 54 captulos de estas crnicas, satricas como lo anuncia el ttulo, contienen la palabra sudaca; y encontramos 46 ocurrencias en total en el libro, desde la presentacin del personaje:

Volo es un rabioso nihilista coprollico. Un anarquista de centro-centro, pero con una maldita miradilla (de reojo) de izquierda, que le desacomada a cada rato. Es un cosmopolita sudaca, sobreviviente del Infierno pero que vive apocalpticamente producto del desencanto universal. (p. 12), hasta el lugar del pas (Chile) en el mundo. Como en Eltit, se califica a menudo a la ciudad de sudaca, pero tambin sirve en una definicin que combina la fama literaria con la viveza criolla en la expresin y los ciudadanos del poto del mundo aguardamos el espectculo pirotcnico como deseando nuestra destruccin, mientras, el ingenio criollo adobado por el realismo mgico sudaca, soplaba al unsono, inflando un enorme globo de especulaciones, un tutifruti de chistes de grueso calibre (Pascal, 2002 : 39).

Adems de usarse la palabra sudaca para caracterizar al pas en su relacin con el resto del mundo, tambin vemos cmo se ampla el significado en relacin al individuo aadiendo a la dimensin latinoamericano exiliado en Espaa otra, latinoamericano en otra parte del mismo continente americano, confirindole una nueva identidad, el sudaca pastel:

Gracias a la beca Augusto Pinochet Ugarte, viva como exiliado sudaca en el Distrito Federal (D.F.), en ciudad de Mxico. [] (p. 104) [] Viva Mxico, cabrones, mi segunda patria! Finalmente, debo aceptarlo: Soy chileno racauchado con azteca: un sudaca pastel (Pascal, 2002 : 110).

Tambin, faltara ms, sirve para expresar un complejo de inferioridad con relacin al odiado-amado vecino, Argentina: haba un gigantesco lienzo que deca: Gracias Dios por ser Argentino, con la foto de Maradona. Malvadamente especul que ste era el reflejo deplorable del patriotismo sudaca de un pueblo egocentrista [] (PASCAL, 2002: 147).

Pero la descalificacin se la autoaplica el personaje-autor, desde su escritura hasta su papel en la falta de dinamismo para el cambio:

[] mi podrida psiquis sudaca (p. 133) [] Volo Kalamaky, Por qu no te vas a la mierda de una vez por todas con tu escritura sudaca, coprollica y resentida? me cantaron mis voces internas, autolamentndose de mi mediocridad, para variar. (p. 197) [] No se olviden, soy un mediocre y apestoso sudaca. No al cambio y s a la mediocridad, ja (Pascal, 2002 : 207).

4) KESSELMAN, Susana (2005) La Sudaca, Buenos Aires (novela)

La palabra sudaca no aparece nunca en el texto: fue suficiente como ttulo para significar la condicin futura : la narracin se centra en los pocos das que preceden la partida de Lucio, el jefe de familia, que se auto-exilia antes que las amenazas sobre l y su familia se cumplen. La madre, Julia, y sus tres hijos, lo alcanzarn ms adelante. El exilio se disfraza de viaje de estudio para este psicoanalista.

Se aumentan las precauciones, viven en lugares distintos, y se preparan para el viaje. Los padres de ella no entienden o hacen como si no entendieran porqu se tienen que ir. La narracin parte de lo ntimo, de los detalles de lo cotidiano, para decir ms que todo el extraamiento del viaje.

Las vivencias en el exilio espaol, es decir, en tanto que sudacas no se cuentan en este libro pero s en el siguiente de la misma autora, Crnicas de un exilio (2010): a partir del proyecto de retorno se cuenta, por flash backs, la llegada y algunos pormenores. En esta continuacin no se utiliza la palabra sudaca, pero s se inventan unas cuantas como el exilimetro o la expresin otrarse en el exilio. Tambin se festeja el reconocimiento, ms que el reencuentro, con gallegos de verdad, que los exiliados argentinos, por ms que sean judos, sienten como muy familiares.

De los dos libros sale una representacin del exilio relativamente positivo, en todo caso no quejoso. Si bien aparecen personalidades conocidas de los dos lados del ocano, tambin hay figuras de gente comn.

5) MOLINA, Marta (2005) Sudacas, Buenos Aires (novela)

Una misma fecha, casi el mismo ttulo, y unas circunstancias de exilio mucho ms dramticas. Varios captulos que se pueden leer de forma independiente, pero vinculados por algunos personajes en comn. La narradora protagonista, que sale clandestinamente del pas a partir del momento en que El (solo llamado as en la novela, nada de nombres en las cartas que manda a su madre y a una amiga) su pareja y el padre del hijo que espera, ha sido detenido.

La experiencia de la acogida resulta totalmente distinta de la contada en los libros de Kesselman :

Entre los argentinos que conoc hoy, todos en la misma situacin que yo, muchos intentaron recurrir a sus parientes: un to del padre, un primo de la madre, el sobrino nieto del abuelo Nadie se hizo cargo. Que estamos pobres. Que no tenemos espacio. Y t que sabes hacer Al final, como suele ocurrir, a alguien se le escap la verdad: Mira, t vienes exiliado. Eso significa que en algo andabas. Es un riesgo para nosotros, con todas las que pasamos. (MOLINA, 2005 : 38).

Y comenta la narradora su comprensin de la situacin :

Y los entiendo. Hace apenas cuatro aos que estn sin el Generalsimo. El destape, segn me comentaron, es para los jvenes. Los viejos todava callan. Cuatro aos no borran, como por arte de magia, cuarenta de penitencia y misa a toda hora. (MOLINA, 2005 : 38)

Entre las mltiples actividades que va a desarrollar para sobrevivir, la protagonista intenta vender camisetas pintadas con un verso. Se burla de s misma por la cursilera de sus inventos en una carta a una amiga, y nos interesa la adaptacin lingstica que demuestra, adaptacin marcada por el comentario: Y este otro, fijate: Por seguirte yo a ti me desespero/ T no me sigues con igual esmero. Ntese el t y el ti. Tengo que usarlos, porque si no se dan cuenta de que soy sudaca (Molina, 2005 : 44).

Esta condicin de sudaca, usado esa vez sin ninguna reapropiacin y reversin, sino con el sentido despreciativo del que se lo aplica, en otros momentos le acarrea problemas. Primero a la hora de vender esas famosas camisetas en una feria artesanal. Se imagina que el fracaso se debe a su sonrisa, Esa puta sonrisa portea que o puedo borrarme de la cara []. Con esa ambigedad entre la burla y la ternura. Y sigue utilizando un mote colectivo para los habitantes del pas receptor: Imaginate, los gallegos huan mascullando. [] Creeme, yo no les tomaba el pelo a ellos. Si algo haba de irnico, estaba dirigido a m. (Me acuerdo de Discpolo. De ese verso Somos la mueca de lo que soamos ser. (Molina, 2005 : 48). El segundo momento de gran conflicto lo tiene con un profesor universitario que supuestamente la iba a asesorar para revalidar sus ttulos:

Me puso loca. Cuando lo conoc acababa de publicar tres gigantescos tomos [] cuyo contenido es un obsesivo relevamiento de las piadosas acciones llevadas a cabo por un santo varn peninsular en la salvaje Amrica, cuando nos estaban colonizando. Pginas y pginas para ocultar cmo robaron un mundo. (Molina, 2005 : 52)

La conversacin termina en verdadera pelea, y al relatarla, la narradora atribuye al profesor el uso de la palabra sudaca, siempre con su matiz denigrante:

En medio de mi furia le arroj al rostro que la suya no es ms que una tierra de conejos. (Eso significa Hyspania). No sabs con que odio me clav la mirada. Pero hizo un esfuerzo para demostrarme que poda ser ms civilizado que yo, una pobre sudaca que ha ido a su patria a mendigar un rincn donde no la persigan (Molina, 2005 : 53).

En esa situacin, resulta sorprendente que un profesor universitario utilice, en directo, la palabra sudaca, pero s es cierto que, como en la ocurrencia precedente, la palabra abarca toda la actitud de superioridad y de bondad por recibir a los pobres exiliados, y es ese significado que se mantiene vivo en el imaginario del exiliado.

La solidaridad de una mujer argentina, descendiente de espaoles, nos puede recordar el interrogante del personaje de Feierstein (Mestizo, citada al principio) al preguntar al empleado que se consideraba realmente argentino sobre su relacin con los aborgenes. Es ms, continuando con la provocacin, la narradora de Sudacas, en su afn de defender la independencia le recuerda : nos independizamos en 1816 (Molina, 2005 : 54) y ante el paternalismo de su interlocutor : Y ahora has venido a Espaa para que no te maten, (Molina, 2005 : 54), se viene abajo y se dispone a irse. Al intentar retenerla, el profesor le pregunta de dnde le sale tanto orgullo, y ella le contesta: Soy una princesa querand.

6) BARRERO, Patricio (2009) Sudacas dentro del huracn, Buenos Aires (novela)Los personajes de esta novela son latinoamericanos de diversos pases en la Nueva Orleans, EEUU. El narrador, argentino, imagina que una chica sueca, Helena, podra tratarlos de sudacas: a diferencia de otros europeos, Helena no nos trataba de sudacas, aunque lo furamos (Barrero, 2009: 18) y tambin utiliza la palabra cuando, junto con un compaero centroamericano, necesita refugiarse en un hotel en pleno huracn: Dme [sic] una habitacin de $22. Le ped con vergenza y en voz baja al viejo que estaba de conserje en el mostrador del hotel, quien nos mir como pensando: qu parejita de putos, un negro con un sudaca (Barrero, 2009: 19).

Se supone que la conversacin tiene lugar en ingls. El vocablo sudaca expresa entonces, no la ficcin de un discurso rememorado como si hubiera tenido lugar en esos trminos, sino la imagen de s mismo y la proyeccin que imagina provocar en los dems. Llegamos entonces al lmite de la explotacin posible de nuestra observacin.

El metadiscurso del captulo final, revela su conocimiento del uso de la palabra sudaca:

[] la escuch por primera vez en la televisin espaola [] all por los comienzos de los aos 90s. Estaba pasando una revuelta de borrachos en un boliche de Ibiza y si mal no recuerdo, los lugareos culpaban por ese quilombo [] a unos Sudacas que se venan a matar el hambre a la Europa y que slo jodan e infectaban al viejo mundo. Digamos que en ese momento la palabra Sudacas describa a cualquier personaje indocumentado que vena desde Amrica (excepto de los Estados Unidos de Norteamrica) (Barrero, 2009: 168).

Y nos habla entonces de la fascinacin que ejerce sobre l, y la manera cmo se la va a apropiar, lo que explica cmo la traslad al otro lado del ocano, aunque su propio uso de la metfora acutica sea otra: se me ocurri expandir esta expresin o definicin hacia ambas orillas del ro. Es decir, hacia la vctima y el victimario. Quin es la vctima y quin es el victimario? Eso nunca lo sabremos (Barrero, 2005: 168).

1) EDWARDS Jorge (1993) Fantasmas de carne y hueso (Chile)

La palabra sudaca tambin provoca un metadiscurso en el cuento que da su ttulo a la coleccin de cuentos de Jorge Edwards: Por primera vez he utilizado la palabra sudaca. La relacin de los sudamericanos con Espaa y con Pars, con el mundo europeo, es uno de los temas recurrentes. [] (Edwards, 1993 : 111)

El narrador protagonista, despus de probar doce pares de zapatos en una tienda en Madrid, declara que ningunos le gustan, y se ofende por la propuesta del vendedor de ofrecerle unos zapatos que tenan una decoracin de agujeros en la punta.

Mire usted, yo no uso nunca zapatos con esos agujeros! protest, con un nfasis que no era, ahora que lo recuerdo, normal. El vendedor se mostr sorprendido, cortsmente sorprendido. Comprend que me consideraba un perfecto ignorante, un palurdo, o algo todava peor, un sudaca, pero que haca un esfuerzo por mantener la calma y la sonrisa (Edwards, 1993 : 115).

Como en la novela citada anteriormente, Sudacas dentro del huracn, en una situacin embarazosa, el narrador imagina que su interlocutor puede considerarlo como un sudaca. A diferencia de aqulla, resulta verosmil, ya que la conversacin ocurre en espaol y no en ingls. 2) ELTIT Damiela (1996) El cuarto mundo (Chile)

Si el novelista autor de las satricas Crnicas sudacas se aprovechaba del valor despectivo de la palabra para descalificar su pas y su propio que hacer en l, Damiela Eltit, tambin chilena, va a ampliar y complicar ese valor: expresa la misma caracterstica de cuarto mundo, como lo anuncia el ttulo, y en ese sentido decir la ciudad sudaca implica un caos y una falta de organizacin, pero, en el mbito de lo privado, se nota cierta ambigedad: la fraternidad sudaca valor positivo, es una reversin de lo sudaca despreciado por el viejo mundo ; la identidad sudaca puede explicar los excesos de los personajes desde su concepcin hasta el ltimo momento de su decadencia, que tiene que ver con la posible absorcin por los pases ms poderosos.

De nuevo, apropiarse de la palabra sudaca va ms all de su uso y parece necesitar una aclaracin. sta se encuentra tanto en el propio texto como en el paratexto:

Mara Chipia me pide que viole mi secreto.

Destrozo mi secreto y digo:

Quiero hacer una obra sudaca terrible y molesta. (Eltit, 1996 : 114)

y ms adelante, segn su hermana que se burla de sus dudas y revelaciones: Nada es suficiente para el estigma sudaca (Eltit, 1996 : p. 123).

Y en una entrevista, la autora, aclarando la obra sudaca terrible y molesta, seala el propsito de la escritura, dar voz a los que no la tienen :

[] el intento de El cuarto mundo fue hacer visible la problemtica latinoamericana. Utilic mi propio nombre como hija para pasar a productora de textos, madre de textos: la novela sudaca (la nia sudaca ir a la venta, frase final del libro), que desde el punto de vista narrativo elegido va a la venta teida por su condicin de desamparo y resistencia [] Pero la base ideolgica de toda esta escritura se sustenta en una profunda, genuina solidaridad con esos seres desamparados que no tienen voz en Amrica Latina. (Ortega, 1990 : 238)3) CAMPOS Marco Antonio (1998) De paso por la tierra: crnicas de Praga, Viena, Buenos Aires, y Mxico. (Mxico)

Quin que es no es sudaca es el ttulo de un apartado:

Es curioso, o ms bien paradjico: Espaa e Italia fueron durante siglos y hasta fines de los aos setenta pases de emigrantes. Al convertirse en pases de inmigracin buena parte de su sociedad se volvi oscuramente xenfoba. Con la integracin a la Comunidad Econmica Europea, con cierto boom econmico (que pas pronto como el verano para las golondrinas), comenz a mostrarse en segmentos de la sociedad espaola un perfil racista y discriminatorio. En la dcada de los ochenta prosper en Espaa el trmino sudaca, con el que los espaoles integran (ni la historia ni la geografa son sus fuertes) a sudamericanos, centroamericanos y mexicanos (Campos, 1998: 109).

Ejemplos en canciones

Sudaca aparece en el ttulo

Sudaca no aparece en el ttulo

Sudacas (Juan Carlos Cceres, 1995)Los argentinos (Daniel Maturano y Eduardo Makaroff, 1991)

Sudaca de cuarta (Alejandro Bettinotti,

Hernn Fernndez, 2006)

Maldito sudaca (Jorge Gonzlez, Maldito sudaca (1987)

Si un corpus con los usos de la palabra sudaca rebasa sobremanera los lmites de esta exposicin, dos canciones la enmarcan cronolgicamente, correspondindose con dos momentos de migracin desde Sudamrica hacia Espaa: la poca de las violencias polticas y de las dictaduras militares en el Cono Sur, en los aos setenta, y las distintas crisis econmicas de la primera dcada de este siglo. Se trata de Sudacas, del cantautor Juan Carlos Cceres, 1995, (tambin la cantan otros cantantes, Brbara Luna entre otros) y de Sudaca de cuarta (de Alejandro Benedetti y Hernn Fernndez, 2006).

Las dos justifican el ttulo contando con precisin, y gran poder evocativo, distintas situaciones de migracin en pocas no tan lejanas pero s distintas.

La primera (y la que fue al origen de este trabajo) cuenta la situacin que llev a su acuacin y abarca varios momentos de migraciones, de idas y vueltas en las que unos y otros son los extranjeros : la gran migracin ("Sus abuelos se vinieron a querer hacer la Amrica hace ya casi cien aos); el exilio poltico, y la miseria de la posguerra en Europa.

Cuando informa: sudacas los llamaron, aparece un sujeto pasivo, ms o menos indefenso, sufriendo primero un recibimiento favorable y luego un tratamiento de perro. La palabra sudaca se carga de significados muy negativos.

Pero a partir de ah, casi todas las ocurrencias de sudaca en el campo musical van a aparecer con juegos de palabras, juegos eufnicos y de significados (ej. Los sudacas nos atacan), casi siempre con marcas de autoirrisin, porque son a la vez los sujetos de la enunciacin y los objetos calificados con este trmino. Al apoderarse del apodo que les han dado, al autodesignarse con esa palabra, ejercen una reapropiacin de categoras de subjetivizacin, pretenden desactivar los efectos ofensivos y discriminatorios de la estigmatizacin, tal como lo ha mostrado Erving Goffman para algunas minoras en Estados Unidos (Goffman, 2001). En ese sentido, esas reapropiaciones se corresponden con varios casos en las encuestas que hemos podido consultar.

El Sudaca de cuarta de la segunda cancin mencionada se autodefine como tal, y prolonga la comunidad de destinos dentro del recorrido histrico enunciado por Cceres: esa posibilidad de hacerse ciudadanas europeas resulta del reconocimiento, por parte de algunos gobiernos europeos, de esa inmigracin de los abuelos. Tambin acta como sujeto individual libre : escoge su suerte, intenta la emigracin porque piensa que as puede mejorar su situacin. Y lo logra, s, pero porque vuelve, y en una pirueta final, el sudaca de cuarta, pero tambin, tal como lo encontramos en distintos otros medios, se burla de s mismo en ese papel de sudaca.

Tanto la cancin de Cceres como la historieta de Sampayo y Muoz expresan sin contemplaciones los defectos de los argentinos en su exilio. La otra cancin del cuadro, Los argentinos, en una explosin de autoirrisin, explica porque son tan queridos en todo el mundo.

En la misma dimensin de reapropiacin tambin aparece el trmino sudaca en los ttulos (sin que a veces se reutilice la palabra en la obra), o como nombre artstico (Karma Sudaca), como firma de cine (Sudaca Films, Venezuela), como seudnimo (autor del blog El Sudaca Renegau Rebelin Cultura Libre Street Art Teora Social Msica).

Conclusiones

Los ejemplos literarios en los que la palabra sudaca slo aparece en el ttulo, invitan a medir la fuerte carga semntica: la palabra se basta a s misma para decir la condicin del exiliado, forja un arquetipo : el exiliado latinoamericano. Al principio este arquetipo solo concerna al latinoamericano en Espaa, donde se acu el trmino, luego se extiende a otras zonas (el resto de Europa y la Amrica del Norte), aunque solo en el imaginario de algunos escritores o compositores, o cantautores. La carga semntica viaja y, curiosamente, regresa al lugar de origen de los denominados (Argentina y Chile en particular) para ser usada como un calificativo doble: la ciudad sudaca de Damiela Eltit o de Len Pascal expresan la marginalizacin de algunos pases, pero tambin la fraternidad sudaca, que no necesitaba del paso por la experiencia migratoria.

En algunos casos, hemos visto cmo el trmino sudaca, nacido de la mirada dentro del pas de adopcin de los exiliados, termina resultando adecuado para definir ciertos rasgos de los pases expulsores, fuera de todo movimiento migratorio, aunque ste haya sido necesario para esa evolucin.

En ese sentido, ha perdido el valor restringido a la migracin, el valor aadido en relacin con el trmino geogrfico del que naci, sudamericano, para volver a los pases de origen cargado de descalificacin, al mismo tiempo que cobra un valor globalizado.

En el campo musical, es donde se nota ms inmediatamente cmo se pasa de un estigma discriminatorio a un signo distintivo reivindicado. Las radios, o los grupos musicales, que utilizan la palabra, juegan con ella, e invierten su signo despectivo (deformndolo en una exageracin grotesca, como en Maldito Sudaca) tienen como animadores u autores personas que permanecen en Espaa, es decir que se mantienen bajo la mirada de la sociedad de acogida y de la eventual denominacin despectiva.

Los trminos beur en Francia, chicano o hasta black en EEUU, reivindicados por los propios denominados, representan y conforman una identidad supranacional y no nacional o regional. Igual suerte corre la palabra sudaca (al igual que latino): de la expresin de un desprecio hacia todo lo que viene de Amrica (salvo de EEUU y Canad), por encima de las realidades geogrficas (se puede llamar sudaca a un centroamericano, o a un mexicano), nace un sentimiento de comunidad panamericana.

Sin predecir de la futura suerte del trmino, podemos compararlo tambin con otros dos cuya suerte fue muy diferente, en francs rastaquoure y mteque.

Aunque al pasar al francs el lbum Sudor Sudaca, la palabra sudaca haya sido traducido al francs por mtque, no creo que las palabras puedan ser equivalentes. El cantautor griego-francs Georges Moustaki, con la cancin que empieza por Avec ma gueule de mtque, no ha hecho escuela, la palabra mtque (con el significado, en la Grecia antigua, del extranjero que no posee la ciudadana) no ha dado lugar a tantas ocurrencias ni tantos usos, si bien l tambin recuperaba un trmino discriminante. En cuanto a rastaquoure, otra suerte corri la palabra rastacuero en sus idas y vueltas : actualmente, el diccionario de La Real Academia Espaola lo hace derivar el trmino del francs rastaquoure, con el significado de Vividor, advenedizo. Tambin precisa, para la variante americana: persona inculta, adinerada y jactanciosa, y parece no tomar en cuenta el origen castellano del trmino. La probable etimologa la relaciona sin embargo con los oficios del cuero, (ar)rastracueros = curtidor de cueros. Al volver al castellano y resemantizarse, la palabra perdi unas cuantas letras, as como su significado. Los juegos eufnicos con la palabra sudaca, si bien participaron y siguen participando del uso de la palabra de forma despectiva, tambin se dan en todas direcciones para reforzar, ampliar, precisar una palabra ampliamente apropiada, reivindicada, y ya no solamente sufrida. Puede que esta evolucin haya sido anunciada desde los primeros textos de Moyano y Benedetti, a partir del momento en que pasaba de la mirada del otro sobre el exiliado a la transformacin del objeto en sujeto. A partir de ah, los destinos, las declinaciones y vivencias del exilio fueron, como lo vimos en algunos ejemplos, bien diferentes.

Al final de su artculo, Mario Benedetti animaba a no desesperar y no dudaba que las circunstancias polticas haran que algn da el pueblo espaol acaso nos arrope con su abrazo y nos diga: Enhorabuena, sudacas, estoy seguro de que no nos sentiremos agraviados, sino radiantes. Agradecidos y radiantes (Benedetti, 1983 : 53).

Estamos en el 2011, la situacin econmica en Espaa llega a un punto que se est invirtiendo el saldo migratorio: van saliendo ms de los que entran. Varios pases latinoamericanos en cambio se encuentran entre los emergentes del planeta, y entre ellos ya casi no existen dictaduras que condenen a sus ciudadanos al exilio.

Lo que s encontramos en ese recorrido a travs de algunos usos de la palabra, es que s no ha llegado la hora de que los espaoles digan Enhorabuena, sudacas, los propios sudacas le han dado vuelta a la tortilla (espaola) y como lo seala irnicamente la cancin Sudaca de cuarta:Antes ac yo era holgazn, vago, perezoso, poltrn,

dormiln, chantn, y charlatn.

Ahora que volv tengo tanto laburo contando lo que pas

que ya ni ganas me dan de trabajar.

Anexo

Juan Carlos Cceres Sudacas (1991)

Fue en el setenta que llegaron en avin en barco o a nado y en Espaa se quedaron

Argentinos y uruguayos y chilenos exilados y sudacas los llamaron

Con los aos encontraron otros sudamericanos que en la guerra dispersaron

Mil razones los llevaron hacia Europa se largaron la esperanza entre las manos

Sudamrica estaba triste

Sudamrica estaba llorando

Llegan sabios escapados y voluntas disfrazados en artistas consagrados

Futbolistas y dentistas y muchos psicoanalistas y miralos arribita

Ay tambin los abogados y siguen los refugiados y una manga de tapados

Entre hombres y mujeres de trabajo muy honrados vienen chorros y avivados

Barcelona los recibe la inocencia desplegada sin pensar en la piolada

A Madrid fueron los vivos a Marbella la pesada y en el resto la gilada

Los errores han dejado a espaoles embroncados por sudacas desbolados

Pas el tiempo y despertaron los hoteles les cerraron como a perros los trataron

Sudamrica estaba triste

Sudamrica estaba llorando

Sus abuelos se vinieron a querer hacer la Amrica hace ya casi cien aos

Los yoyegas se olvidaron que fue trigo americano que en posguerra se morfaron

Fue en el setenta que llegaron en avin en barco o a nado y en Espaa se quedaron.

Argentinos y uruguayos y chilenos exilados y sudacas los llamaron.

Jorge Gonzlez, Maldito sudaca (1987)

Maldito sudaca maldito latino

Inmundo chileno peruano argentino

Maldito sudaca maldito latino

Inmundo chileno peruano argentino

No pongas tus manos en mi car

No pongas tus dedos en mi car

Cochino sudaca cochino latino

Horrible boliviano vil ecuatoriano

Cochino sudaca cochino latino

Horrible boliviano vil ecuatoriano

No te fijes en mi mujer

No saludes a mi mujer

Escucha sudaca atiende latino

Rufin uruguayo o venezolano

Escucha sudaca atiende latino

Rufin uruguayo o venezolano

Traigo en mi abrigo un revlver

En mi corazn hay un revlver

Maldito latino maldito mexicano

Maldito sudaca maldito colombiano

Maldito latino maldito paraguayo

Maldito sudaca maldito latino

No escupas en mi ciudad

No escupas en mi pas

No escupas en mi planeta

Alejandro Bettinotti, Hernn Fernndez, Sudaca de cuarta (2006)Ac estaba sin trabajar y un da dije

si todos se van habr que emigrar, tal vez.

Me hice la ciudadana espaola, la italiana,

la holandesa y por las dudas la francesa tambin.

Lav copas, fui mozo, estatua humana,

en Pars, en Madrid y en Berln.

Yo que fui para todo el exterior un sudaca de cuarta,

yo que fui para tu imaginacin... el argentino ideal.

yo que me hart de estas tierras y cruc las fronteras,

yo que fui para otro lugar y vi que todo era igual.

Me aprend merci, obrigado, chaval, o.k.,

y la mar en coche tambin,

pero siempre fui sudaca a pesar de tanta chapa.

Ahora vuelvo a Buenos Aires y traigo

una vasta experiencia bajo el brazo,

y por si acaso un montn de fracaso, carajo.

Me arrim a cualquier piel que me quem el corazn,

y me pein lo que gan en un santiamn.

Mi curriculum ahora excede lo necesario pues en Europa

fui portuario, ferroviario, pornosaurio,

y estuve prontuariado tambin.

Antes ac yo era holgazn, vago, perezoso, poltrn,

dormiln, chantn, y charlatn.

Ahora que volv tengo tanto laburo contando lo que pas

que ya ni ganas me dan de trabajar.

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ROFF, Reina (1993). La provisional y trasterrada historia de la narrativa argentina. Homenaje a Daniel Moyano, in: Revista Anthropos, n 150, Barcelona, p. 87-88.

VERD, Eduardo Madrid ya no nos quiere, in El Pas, Espaa, 30/08/2011.

Un estudio socio-lingstico de los usos de cada palabra para denominar al extranjero queda por hacer y volver a hacer, por la rapidez de los cambios que se producen, y merecera mucho ms que un artculo.

Aunque el diccionario de la Real Academia lo considere interjeccin para llamar detener o pedir atencin a alguien, o para denotar asombro o sorpresa, es probable que ese valor se haya difundido recientemente, mientras en guaran, segn varios diccionarios, es un pronombre. Vase por ejemplo en Antonio Ortiz Mayans, (1941) Breve diccionario Guaran-Castellano, Impr. Abaco: CHE. Pronombre que equivale a nuestro t, pero con el cual se llama o se designa a un familiar o amigo. Cuando se usa con un extrao tiene un significado despectivo e insultante. En guaran significa mi, pronombre posesivo; p. ej.: Che caray: Mi seor; Che amigo; Mi amigo.

Para la eficacia de la demostracin, vemos cmo el narrador utiliza una palabra neutra, el italiano, para diferenciarse del discurso despreciativo del sujeto que acusa.

Las matanzas de obreros huelguistas y de personas que no tenan nada que ver con las huelgas de enero de 1919 fueron hechos disimulados durante mucho tiempo, nunca aclarados ni reconocidos por el gobierno de Yrigoyen. Antes que en libros de historia, fueron recogidos as, por relatos literarios. Vase B. Natanson, Repertorios de una semana: visiones literarias de la semana trgica (Buenos Aires, enero de 1919). Revue Pandora n 7: Rpertoire(s), Dpartement dtudes Hispaniques et Hispano-Amricaines, Universit Paris 8, 2007, p. 99-127.

En este ao de aguda crisis (2011) puede verse tambin una nueva inversin, como se puede ver en numerosos artculos de prensa. Vase por ejemplo este comentario en El Pas: [] Hace 10 aos vivimos la masiva llegada de argentinos. Nos invitaban a chupitos frente a los bares de Huertas, hacan malabares en los semforos de la Castellana, ejercan de camareros o de psiclogos, laburaban de lo que podan. Hoy somos nosotros quienes nos vamos para all. Me refiero sobre todo a lo que se ha llamado "emigracin selectiva", es decir, gente con un alto nivel de estudios y un par de idiomas que cambia de pas porque no encuentra trabajo en su lugar de origen o este est muy mal pagado [] (Verd, 2011).

El DRAE recoge como ejemplo de acepcin de despectivo justamente la que atae a los sufijos : Que manifiesta idea de menosprecio en la significacin del positivo del que procede; p. ej., carca, libraco, villorrio, poetastro, calducho. U. t. c. s. m.

El Diccionario de la Real Academia recoge la palabra como una Derivacin irregular de sudamericano y aco con la acepcin de: adj. despect. coloq. Esp. suramericano Aplcase a personas. No solamente se encuentra muchos casos de sustantivos, pero tambin nuevas derivaciones como Sudaquia por ejemplo.

[] Moro, sudaca, maricn, puta y otros insultos de carcter racista, xenfobo, homfobo o machista quedan proscritos en el nuevo cdigo disciplinario de las Fuerzas Armadas, que el Consejo de Ministros aprob el pasado viernes. (Miguel Gonzlez, 31 de mayo de 2011).

Vase por ejemplo el testimonio de Marta Elena Casas: El insulto fcil y permanente estaba a la orden del da; mujer y sudaca iban unidos como frmula de desvalorizacin del Otro. En tres ocasiones termin en los juzgados por exigirles a los agresores una disculpa formal y en los tres casos perd el pleito, porque la jueza consider que el sudaca que haban lanzado no era un insulto a mi identidad como mujer y latinoamericana.[] la actividad de la asociacin Sudacas Reunidas S.A. se centr en paralizar las medidas discriminatorias contra la entrada de latinoamericanos y latinoamericanas y emprendi acciones de presin [] (Casas, 2002 : 197).

Ignoro si se ha sistematizado una encuesta hecha a los que posiblemente usaran la palabra, con la pregunta: Usted utiliza o utilizara la palabra sudaca para referirse o dirigirse a personas procedentes de Sudamrica o Hispanoamrica?; seguramente difcil de analizar, siendo un freno la carga negativa dentro de la sociedad.

Por lo mucho que repetan la interjeccin, como lo precisa en otra pgina.

A partir del espectacular estereotipo del sudamericano ha sido creado una nueva palabra, abreviatura de sudamericano, y cercana eufnicamente de la palabra india [sic] curaca, como patria-ca, nava-(ja)-ca, variable hasta el infinito. La connotacin peyorativa se percibe perfectamente. En 1983 el trmino sudaca ha sido integrado en el catlogo de las palabras claves de trminos mediticos. [Trad. propia]

Vase ms adelante.

Los nmeros se corresponden con obras comentadas a continuacin.

Los tres libros de relatos: "Conjeturas y otras cojudeces de un sudaca" (Sevilla, 1996), "La lmpara de un cretino" (Sevilla, 2000) y "La carcajada del Diablo" (Sevilla, 2001) son una triloga satrica.

Las historietas que componen esta serie se publicaron entre 1982 y 1984, en Espaa y en Italia; en la Argentina a partir del n 1 de la revista argentina Fierro. Tambin existe una recopilacin en francs (Futuropolis, 1986) .

Para Silvia Carut, sin embargo, Sudor Sudaca representa una bonita aliteracin: Juego lingstico que se da en la bonita aliteracin que propone el Sudor Sudaca del ttulo: "Sudaca" no es otra cosa que la fragmentacin, el corte, la separacin de "Sudamericano". (Vase Sudor Sudaca, o la manera de contar en pedazos ).

Vase letra en anexo.

Acordmonos, en la pelcula El abrazo partido (Daniel Burman, 2004) de la cmica y pattica escena de un joven judo que intenta convencer al cnsul polaco de su desinteresada y repentina pasin por la cultura polaca, para que le den la nacionalidad polaca, y por lo tanto, europea, gracias al pasaporte de la abuela.

Tal como lo hacen Daniel Maturano y Eduardo Makaroff en la cancin Los argentinos , irnica autocrtica a la supuesta superioridad de los argentinos, que provoca el amor de tantos pases y la imposibilidad para los otros pueblos latinoamericanos de igualarlos.

Se aplic a principios del siglo a algunos sudamericanos que venan a Europa a ostentar su riqueza, a menudo obtenida por la exportacin de los productos del ganado, entre ellos el cuero, pero que el crtico Rufino Blanco Fombona aplica tambin al escritor Miguel Can: un rastaqore [sic] insufrible, una mediocridad encanecida y petulante (Blanco Fombona 1908 : 247).

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