LOCVS AMŒNVS Algunas consideraciones sobre la iglesia de … · Fet que significa haver de...

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Ernest Ortoll i Martín Universitat de Barcelona Resum Una nova lectura de les informacions que posseïem del convent de Santa Caterina de Barcelona, l’aportació de noves dades i un estudi comparatiu amb les fàbriques mendicants contemporànies permeten proposar l’existència d’una fàbrica d’arcs diafragmàtics, precedent a l’església gòtica, que, sense grans canvis, perdurà fins al segle XIX. Fet que significa haver de modificar la datació de l’església gòtica, tot avançant-la fins al segle XIV, fruit d’una campanya de millores que substituiria l’església aixecada al segle XIII. Paraules clau: arquitectura, mendicant, dominicans, gòtic. Abstract Some considerations about the church of Santa Caterina of Barcelona A new interpretation of the data used so far, the addition of other unpublished information and a comparative study with other buildings are elements wich enable us to propose the existence of a structure prior to the church of the Dominican friary of Barcelona, Santa Caterina. This initial church, built in the second half of the 13th century, following the pattern of others erectet by the mendicant orders, was to be replaced in the 14th century by structure in full Gothic style, wich lasted in much the same form, with few major changes, down to the 19th century. Key words: architecture, mendicant, dominican, Gothic. LOCVS AMŒNVS 2, 1996 47-63 Algunas consideraciones sobre la iglesia de Santa Caterina de Barcelona

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LOCVS AMŒNVS 2, 1996 47-63

Ernest Ortoll i MartínUniversitat de Barcelona

Resum

Una nova lectura de les informacions que posseïem del convent de Santa Caterina de Barcelona,l’aportació de noves dades i un estudi comparatiu amb les fàbriques mendicants contemporàniespermeten proposar l’existència d’una fàbrica d’arcs diafragmàtics, precedent a l’església gòtica,que, sense grans canvis, perdurà fins al segle XIX. Fet que significa haver de modificar la datació del’església gòtica, tot avançant-la fins al segle XIV, fruit d’una campanya de millores que substituirial’església aixecada al segle XIII.

Paraules clau:arquitectura, mendicant, dominicans, gòtic.

Abstract

Some considerations about the church of Santa Caterina ofBarcelonaA new interpretation of the data used so far, the addition of other unpublished information anda comparative study with other buildings are elements wich enable us to propose the existence ofa structure prior to the church of the Dominican friary of Barcelona, Santa Caterina. This initialchurch, built in the second half of the 13th century, following the pattern of others erectet by themendicant orders, was to be replaced in the 14th century by structure in full Gothic style, wichlasted in much the same form, with few major changes, down to the 19th century.

Key words:architecture, mendicant, dominican, Gothic.

Algunas consideraciones sobrela iglesia de Santa Caterina

de Barcelona

48 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Ernest Ortoll i Martín

Tradicionalmente se ha venido consideran-do la iglesia del antiguo convento de los do-minicos en Barcelona, Santa Caterina,

como un edificio precoz de la arquitectura góticacatalana, por cuanto en pleno siglo XIII define unmodelo que seguirán la mayor parte de los edifi-cios religiosos góticos posteriores catalanes. Loselementos que definen este conjunto en planta sonla nave única con capillas laterales entre los con-trafuertes y la cabecera poligonal, pero es segura-mente la cubierta lo que le ha permitido convertir-se en una primera secuencia de la arquitecturagótica catalana; el hecho que se cubriese con bó-veda de crucería en fechas tan tempranas respectoal ámbito meridional, y no tratándose de un con-junto catedralicio (figura 1)1.

Este papel de edificio pionero dentro del pa-norama arquitectónico de la Corona de Aragónlo compartiría con un reducido número de edifi-cios2. Conjuntos que responden a un mismo len-guaje arquitectónico que les pone en relación conla producción del Mediodía francés y configuranlo que se conoce como gótico meridional, que di-fiere de la arquitectura gótica del norte de Francia3,y que ceñiéndonos a la geografía peninsular se haestudiado como un capítulo aparte dentro del res-to de producción gótica hispana4.

Un nuevo análisis de las fuentes utilizadas has-ta el momento para la reconstrucción del edificio,el conocimiento del proceso cronológico-construc-tivo de otras fábricas mendicantes de la Corona deAragón, el estudio de la evolución de la normativadominicana sobre la construcción de edificios y elanálisis de la iconografía de las claves de bóveda,son elementos que permiten modificar radicalmen-te algún punto de lo que hasta ahora se ha sosteni-do de la iglesia de los dominicos de Barcelona ycuestionar que la cubierta fuese ya en origen de

crucería. A su vez, el interés de este trabajo esponer de manifiesto la necesidad de abordar unestudio de la arquitectura de cada una de las ór-denes mendicantes en la Corona de Aragón, parapoder elaborar unas conclusiones particulares yenriquecer el debate del papel de dichas órde-nes en la difusión de ciertos esquemas arquitec-tónicos y así poder precisar algunas de las tesisque en este sentido se vienen defendiendo des-de principios de siglo.

Figura 1.Planta de la iglesia y claustrode Santa Caterina segúnJ. Casademunt (1837). (Archivode la Reial Acadèmia Catalanade Belles Arts de Sant Jordi.)

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El convento de Santa Caterinaen el siglo XIII

Los dominicos llegaron a Barcelona, quizás gra-cias al interés del obispo Berenguer de Palou, cua-tro años después que fuera fundada la orden enToulouse. Éstos se instalaron en un primer momen-to en unas casas propiedad de Pere Gruny cercadel barrio judío y de la parroquia de Sant Jaume,de la cual más adelante posiblemente harán uso parala predicación. En 1219 el papa Honorio III habíarecomendado que se facilitara la entrada de losdominicos en España y en 1221 el mismo papa re-comienda los predicadores al obispo de Palou. Per-manecieron en las casas de Pere Gruny hasta 1223cuando se trasladan a una pequeña capilla que bajola advocación de santa Catalina, según algunos au-tores cedida por la ciudad, se hallaba situada fuerade las murallas en el arrabal de Sant Pere. En brevese efectuaron algunas reformas en dicha capilla, yse debieron adecuar también las casas adyacentes aésta como residencia de los frailes, ya en 1223 Jai-me I les concede el derecho de sacar agua del reccomtal para el consumo y para sus huertas. Entor-no a 1240 se iniciarían las obras de una nueva igle-sia así como otras dependencias conventuales, enabril de 1248 Inocencio IV formula una bula parala construcción de la «ecclesiam et alia edificia» delos predicadores de Barcelona, bula ratificada porotra episcopal con fecha del mes de abril del mis-mo año, y en julio el obispo Pere de Centelles da alconvento 2.000 sueldos para la «sustentationeoperis ecclesiae sancta caterinae». Aún en el mis-mo año se documenta el legado de BerenguerGerard, quien hace levantar el altar de santa Cata-lina, con el compromiso de su hijo de pagar la salacapitular; se documentan también otros legados.Por estas fechas también serán importantes las ayu-das del dominico Berenguer de Castellbisbal, obis-po de Girona y confesor del monarca. En 1252 secree que las obras de la iglesia debían encontrarseya bastante avanzadas cuando Jaume I concede elbeneficio de los impuestos del puerto de la ciudad,y el obispo Centelles deja en testamento una im-portante cantidad. En 1261 se celebra en el con-vento un capítulo general de la orden. Entre 1260y 1270 debió concluirse buena parte de la iglesia,así en este período, concretamente en 1262, JaumeI se compromete a concluir las obras de la iglesiacon el dinero que le llegue de Túnez, Sicilia o cual-quier otro lugar, entonces faltaban sólo la cubiertay las vidrieras. En el mismo año el convento reci-bía una espina de la corona de Cristo regalo de SanLuis rey de Francia, en 1265 el canónigo R. de Rierahace construir el altar de san Miguel y la enferme-ría, en 1268 muere en Sevilla Berenguer de Palou,quien hizo levantar la capilla de santa Magdalenaen la iglesia, el dormitorio y las celdas, dejando a

1 . J. PUIG I CADAFALCH, A.FALGUERA, J. GODAY L’arquitecturaromànica a Catalunya, vol. III, Elssegles XII i XIII, Barcelona, 1907,p. 507-510; J. PUIG I CADAFALCH,«L’església franciscana a Cata-lunya», en Franciscàlia, Barcelo-na, 1928, p. 3-5; J. GUDIOL CUNILL,Nocions d’arqueologia sagradacatalana, vol. II, Vic, 1933, p. 379-384; P. LAVEDAN, L’architecturegothique religieuse en Catalogne,Valence et Baléares, París, 1935, p.

Figura 2.Alzado de la reconstrucción hipotética de la primera iglesiadel convento de Sant Francesc de Barcelona, 1236-1240, segúnA. M. Giné i Torres.

Figura 3.Planta de la reconstrucciónde la iglesia del convento deSant Francesc de Barcelonaa finales del siglo XIV

según A. M. Giné i Torres.

72-81; J. AINAUD, J. GUDIOL, F. P.VERRIÉ, Catálogo monumental deEspaña. La ciudad de Barcelona,Madrid, 1947, p. 95; L. TORRES

BALBÁS, Arquitectura gótica (ArsHispaniae VII), Madrid, 1952, p.123-129; F. P. VERRIÉ, «L’arqui-tectura religiosa», en L’Art Català,Barcelona, 1955, p. 295-330; J.A.GAYA NUÑO, La arquitectura es-pañola en sus monumentos des-aparecidos, Madrid, 1961, p.193;M. DURLIAT, L’art del regne deMallorca, Mallorca, 1964, p.66-69; F. CHUECA GOITIA, Historiade la Arquitectura Española.Edad Antigua. Edad Media, Ma-drid, 1965, p. 388; P. HELIOT, «Lesdébuts de l’architecture gothiquedans le Midi de la France,l’Espagne et le Portugal», Anua-rio de Estudios Medievales, VIII(1972-1973), p. 132-141; A. CIRICI

PELLICER, L’art gòtic català.L’arquitectura als segles XIII i XIV,Barcelona, 1974, p. 43-44; R.M.TERÈS, J. BRACONS, «Arquitectu-ra gótica», Arte catalán. Estado dela cuestión, Barcelona, 1984, p.203; N. DALMASES, A. JOSÉ

PITARCH, L’art gòtic. Segles XIV-XV (Història de l’art català III),Barcelona, 1984, p. 16; I. BANGO

TORVISO, «Arquitectura gótica»,Historia de la Arquitectura Espa-ñola, vol. II, Zaragoza, 1985, p.497-498; N. DALMASES, A. JOSÉ

PITARCH, L’època del Císter. SegleXII (Història de l’art català II),Barcelona, 1985, p. 28, 118 y 122-124; J. SUREDA, X. BARRAL, «Laarquitectura», en Cataluña/1. LaEspaña gótica, Madrid, 1987, p.33; J. YARZA LUACES, La EdadMedia (Historia del Arte Hispá-nico II), Madrid, 1988 (1980), p.225; A. ERLANDE-BRANDENBURG,El Arte Gótico, Madrid, 1992 (Pa-rís, 1983), p. 73.

2. N. DALMASES, A. JOSÉ PITARCH,1984, p. 17. Apuntan como per-tenecientes a este grupo el con-vento de Sant Francesc de Palmade Mallorca, que define un espa-cio similar a Santa Caterina perocubriéndose en un primer mo-mento sólo con crucería la cabe-cera, las capillas del Palacio de losreyes de Mallorca en Perpinyà yla fachada de la catedral deTarragona.

3. Ibídem p. 17-18; R. REY, L’artgothique du Midi de la France,París, 1934. En referencia a la de-finición de la arquitectura góticameridional debemos destacar:Cahiers de Fanjeaux, IX (1974),«La naissance et l’essor dugothique méridionale au XIIIesiècle», dirigido por MarcelDurliat donde encontramos traba-jos como: V. PAUL, «Le problemede la nef unique», p. 21-53; M.DURLIAT, «Le role des ordresmendiants dans la creation del’architecture gothique meridio-nale», p. 71-85, o B. MONTAGNES,«L’attitude des précheurs a l’égarddes oeuvres d’art», p. 87-100.

4. L. TORRES BALBÁS, 1952, p. 150y s.; F. CHUECA GOITIA, 1965, p.387-428; I. BANGO TORVISO, 1985,p. 507-547; J. YARZA, 1988 (1980),p. 297-308.

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su muerte una cantidad para el claustro, el refecto-rio, la enfermería, el hospitium y la cocina. En 1275muere Ponç d’Alest quien deja al convento la can-tidad necesaria para cubrir el último tramo de laiglesia y realizar el rosetón de la fachada. Se ha creí-do pues que en 1275 se iniciaría la finalización delas obras concluyéndose a finales de siglo o iniciosdel siguiente5.

Si, como defienden todos los autores, se dacomo cierta la existencia de una cubierta en bóve-da de crucería para toda la nave de Santa Caterina,ya en el último cuarto del siglo XIII, parece claroque este conjunto aventaja a otros edificios del mo-mento levantados coetáneamente por las órdenesmendicantes6. Así, respecto al ámbito estrictamentecatalán, este edificio posiblemente sólo se aproxi-ma a las pautas cronológico-arquitectónicas deotro, la iglesia del convento de los franciscanos deBarcelona, también desaparecida. Este conjunto hasido objeto de un estudio reciente según el cual enun primer momento se levantaría una iglesia con ar-cos perpiaños y cabecera plana, fechable hacia 1236-1240 (figura 2), que al poco tiempo, entre 1247 y elfin de siglo, se sustituiría por el edificio que perduró,con pequeñas modificaciones, hasta 1837, disponien-

do de una sola nave con capillas laterales y cabecerapoligonal, todo ello cubierto con crucería (figura 3)7.

Ambos conventos no han llegado hasta nues-tros días, ni queda rastro de ellos in situ, fuerondesmantelados y posteriormente derruidos en losaños treinta del siglo XIX. Su estudio arquitectóni-co se ha basado, además de la investigación docu-mental y las descripciones, en los planos y dibujosque se levantaron poco antes de su destrucción8.La no conservación de tales edificios complica sinduda su análisis, la imprecisión del material gráfi-co conservado y la repetición sistemática de cier-tas consideraciones difíciles de comprobarincrementan tal grado de dificultad.

El convento de Santa Caterina, bastante estu-diado ya desde el siglo pasado, ha sido objeto, re-cientemente, de un trabajo que abarca el procesoconstructivo a lo largo del siglo XIII9. Éste, si bienaporta datos documentales inéditos, no ha modifi-cado en exceso las pautas apuntadas con anteriori-dad. Ha permitido precisar un poco más la crono-logía constructiva pero ha seguido considerandoque, a parte de las reformas posteriores, el edificioquedó plenamente definido ya en el último terciodel siglo XIII.

5. F. DIAGO, Historia de la Pro-vincia de Aragón de la Orden dePredicadores..., Barcelona, 1599,p. 103-141; F. CAMPRUBÍ, LumenDomus. Historia del convento deSanta Catalina desde 1219 a 1803,3 vol. Manuscrito de la Bibliote-ca Universitaria de Barcelona(BUB); P. PIFERRER, Recuerdos ybellezas de España. Cataluña, t.I,Barcelona, 1839, p. 72; J.VILLANUEVA, Viaje literario, t.XVIII, p. 176-207; A. PI ARIMON,Barcelona antigua y moderna,Barcelona, 1854, vol. I, p. 562; J.CASADEMUNT, Santa Catalina.Recopilación y ampliación de losborradores de la monografía de laiglesia y claustro del derruido con-vento de Padres Dominicos deBarcelona que por encargo de laReal Junta de Comercio de Ca-taluña practicó en 1837 don JoséCasademunt. Barcelona, 1886; A.ELIAS DE MOLINS, Catálogo delMuseo Provincial de Bellas Artesde Barcelona, Barcelona, 1888, p.143-189; C. BARRAQUER Y

ROVIRALTA, Las casas de religio-sos en Cataluña durante el primertercio del siglo XIX, Barcelona,1906, vol. II, p. 7-51; J. AINAUD /J. GUDIOL, F. P. VERRIÉ, 1947, p.93-100; J. BASSEGODA NONELL,«El convento de Santa Catalina deBarcelona de la orden de predi-cadores», De resturatoria, I,(1972), p. 49-91. En cuanto a pu-blicaciones de fuentes documen-tales: Fr. LESMES ALCALDE, «ElLiber Aniversariorum del antiguoconvento de Santa Catalina deBarcelona», Analecta SacraTarraconensia, XII (1936), p. 519-539; J. PERARNAU, «El LiberNegotiorum monasterii praedica-torum barcinonae del notarioGabriel Canyelles (1418-1433)»,Escritos del Vedat, X (Valencia,1980), p. 503-532. En lo referen-te a los cambios producidos en elinterior de la iglesia en épocamoderna debe referenciarse el tra-bajo de Aurora Pérez: A. PÉREZ

SANTAMARíA, «El convento deSanta Catalina mártir de Barce-lona, santuario dominico», Patro-nos, promotores, mecenas yclientes, Actas del VII CongresoEspañol de Historia del Arte.Murcia 1988, Murcia, 1992, p.541-550.

6. El papel de edificio pionero seha puesto a veces de gran relieve,es el caso de P. Lavedan quien,desvinculando Santa Caterina ySant Francesc de Barcelona de losmodelos mendicantes del sur deFrancia, atribuye estos edificios aun «architecte de génie a fixé vers1250 à Barcelone», encontrandolas sugestiones para su formaciónen «l’art des cisterciens deBourgogne; celui des dortiors dePoblet et Santes Creus; les églisescouvertes de charpente sur arcsdiaphargmes» (P. LAVEDAN, 1935,p. 79-78).

7. A. M. GINÉ I TORRES, «Elconvent de Sant Francesc de Bar-celona. Reconstrucció hipo-tètica», Acta Mediaevalia, IX,(Barcelona, 1988), p. 221-241.Únicamente a partir de descrip-ciones del siglo XVIII se tiene no-ticia de la existencia de claves de

bóveda (Fr. Joseph BATLLE,Chrónica de la Provincia deCathaluña de la Regular Obser-vancia dedicada, 1710; P. Fr. B.COMES, Libro vero è original delas antiguedades... Publicado elprimer volumen en la Revista dela Asociación-Artístico-Arqueoló-gica-Barcelonesa. vol. II, 1899-1900), siendo también recogidaspor Cayetano Barraquer (C.BARRAQUER Y ROVIRALTA, 1906,vol. I, p. 433-480).

8. De Sant Francesc se conservaun plano de Antonio Matamoros,con fecha 10 de junio de 1836, enel Institut Municipal d’Històriaque ha sido publicado por Giné iTorres (A. M. GINÉ I TORRES,1988). Gracias a Francesca Espa-ñol he tenido conocimiento deunos planos del mismo conven-to, y también de Antonio Mata-moros, que se conservan en laCartoteca del Servicio HistóricoMilitar (Catálogo General de laCartoteca, vol. I, p. 63 [2279, A-26-45, 1836 (cinco hojas)] y vol.II, p. 14, [8700, F-37-20, 1836 (doshojas)], Servicio Histórico Mili-tar, Madrid, 1981. Respecto a San-ta Caterina, J. CasademuntTorrens levantó unos planosacompañados de una memoriadurante el derribo de la iglesia en1837, por encargo de la Junta Par-ticular de Comercio. Estos tra-bajos fueron dados a conoceraños mas tarde al publicarlos,en 1886, su hijo A. CasademuntVidal (J. CASADEMUNT, 1886),posteriormente éstos han sidoreproducidos en varias obras.Los trabajos que se conocían deJ. Casademunt eran los croquis,

respecto a los dibujos definitivosno fueron hallados hasta 1970 porJoan Basse-goda Nonell en el archi-vo de la Escuela de Arquitectura deBarcelona y posteriormente publi-cados con otros documentos gráfi-cos del convento (J. BASSEGODA

NONELL, 1972). Actualmente dichadocumentación gráfica se conservaen el Archivo de la Reial AcadèmiaCatalana de Belles Arts de Sant Jordide Barcelona.

9. R.M. ANDRÉS BLANCH, Elconvent de Santa Caterina. SegleXIII, tesis de licenciatura inédita,Barcelona, 1987.

10. A parte de las noticias ya re-cogidas por las crónicas antiguasdel convento, cabe destacar los yacitados: Fr. LESMES ALCALDE,1936; R.M. ANDRÉS BLANCH,1987 y el trabajo de C. BATLLE yM. CASAS, «La caritat privada i lesinstitucions benèfiques de Barce-lona (segle XIII)», La pobreza y laasistencia de los pobres en la Ca-taluña medieval, Barcelona, 1980,p. 117-190.

11. A. ELIAS DE MOLINS, 1888, p.145, nota 1.

12. Fr. LESMES ALCALDE, 1936, p.524.

13. Un ejemplo contemporáneolo encontramos en la lápida deRamon Milà (+1266), canónigoobrero de la catedral de Tarragona«decem voltas condidit» (S.CAPDEVILA, La Seu de Tarragona.Notes històriques sobre la cons-trucció, el tresor, els artistes, elscapitulars, Barcelona, 1935, p.14).

En otras ocasiones al hablar de lacubierta se dice que ésta sea depiedra, hecho que en época góti-ca hace pensar en una bóveda decrucería, así en la misma norma-tiva dominicana, en la que incidi-remos posteriormente, podemosleer: «[...] lapidibus testitudi-nata».

14 . En esta línea, si bien ya den-tro del siglo XIV, en 1327, se deci-de alargar un tramo de la iglesiade Sant Jaume de la Guàrdia delsPrats con el mismo sistema dearcos perpiaños, y la documenta-ción es explícita «[...] vidiliceunam archadam eclessiampredicte [...], vos faciatis similemarchadam» (E. LIANO MARTÍNEZ,Contribución al estudio del góti-co en Tarragona, Tarragona, 1976,p. 228-229, doc. 108).

15. J.F. RÁFOLS, Techumbres y Ar-tesonados Españoles, Barcelona,1953, p. 10-11 y 51-59; L. TORRES

BALBÁS, «Naves de edificios an-teriores al siglo XIII cubiertas conarmaduras de madera sobre arcostransversales», Archivo Españolde Arte, XXXII (1959); L. TORRES

BALBÁS, «Naves cubiertas con ar-madura de madera sobre arcosperpiaños a partir del siglo XIII»,Archivo Español de Arte,XXXIII, (1960); M. DURLIAT,1964; P. HELIOT, «Sur les Églisesgothiques des ordes mendiants enItalie centrale», Bulletin Monu-mental, 130 (1972), p. 231-235; V.PAUL, 1974; A.M. ROMANINI,«L’architettura degli ordinimendicanti: nuove prospettive diinterpretazione», Storia dellacittà, 9 (1978) (Architettura e

urbanistica degli ordini mendi-canti), p. 5-15; M.E. SAVI, «Archi-diaffragma: contributi per unatipologia architettonica», ArteMedievale, II, p. 163-181; A. M.GINÉ I TORRES, «Establimentsfranciscans a Catalunya. Arqui-tectura franciscana», ActaMediaevalia, X (1989), p. 125-143.

16 . Si nos ceñimos al ámbito ca-talán, en cuanto a iglesiasparroquiales, ermitas y capillasdebemos destacar el grupo tarra-conense: E. LIAÑO MARTÍNEZ,1976; F. ESPAÑOL BERTRAN,«L’ermita del Roser de Vilallonga.Exemple d’una tipologia arqui-tectònica: l’estructura en arcsdiafragmàtics», L’ermita delRoser de Vilallonga del Camp,Vilallonga del Camp, 1994, p. 81-127. Su uso fue también corrien-te en la arquitectura civil de laCorona de Aragón: F.E. VILA-RUBIAS. Noticia histórico-arqueo-lógica de los edificios del antiguoHospital de la Santa Cruz y casade la Convalecencia de San Pa-blo de la ciudad de Barcelona(1401-1928), Barcelona, 1969;A.M. ADROER TASIS, El palaureial major de Barcelona, Barce-lona, 1978; J.A. ADELL, S.LLORACH, «Olesa de Bonesvalls.Hospital de Cervelló», CatalunyaRomànica XIX: El Penedès.L’Anoia, Barcelona, 1992, p. 160-161; P.J. FIGUEROLA, S. MISSER,«L’hospital de Cervelló», CatàlegMonumental de l’Arquebisbat deBarcelona. Penedès-Garraf,vol.V/1, Olesa de Bonesvalls.Parròquia de Sant Joan i Hospi-tal de Cervelló, Barcelona, 1993,

51LOCVS AMŒNVS 2, 1996Algunas consideraciones sobre la iglesia de Santa Caterina de Barcelona

Consideraciones sobre elproceso constructivo

Son muy pocos los datos detallados que se cono-cen del proceso constructivo de Santa Caterina, lamayoría son legados testamentarios en los que sólose especifica una cantidad de dinero para la obrade la iglesia o bien el entierro en alguna de sus ca-pillas10. Sólo poseemos dos datos contemporáneosque nos hablan de la cubierta del edificio: por unlado en 1262, el rey Jaume concede una cantidadde dinero para la consumación del edificio. En di-cho documento podemos leer «consumari integrecum parietibus, et tecto, et fenestris vitreis, etceteris operibus»11. La otra noticia corresponde allegado otorgado en 1275 por Ponç d’Alest desti-nado a levantar «tota ultima arcuata a superlimineportalis usque ad tectum cum fenestra rotunda»12.Obsérvese que en los dos documentos se alude atecto o tectum, es decir «techo», pero sin que seespecifique si éste es de ojivas, como encontramosen la documentación contemporánea relativa a laconstrucción cuando se refiere a un sistema debóvedas de crucería13. En consecuencia, debe

subrayarse que ambas referencias nos hablan de lacubierta pero no del sistema utilizado. Además,en el segundo documento aparece un nuevo tér-mino a considerar: arcuata, es decir «arco» o «ar-cada». Lo cierto es que éste puede referirse a unarco de un sistema de bóvedas, pero de ser así, re-sulta poco claro que un legado se destinase a unsólo elemento de un sistema indivisible. Parece,pues, mucho más fácil entender que se refiera a unarco perpiaño sobre el cual descansaría una cubier-ta de madera14.

Las órdenes mendicantes y latipología de los arcos perpiaños

Este tipo de estructura de origen antiguo ya utili-zada en algunas áreas europeas en período alto-medieval será corriente a finales del siglo XII y par-te del XIII en el área del Mediterráneo occidental enconstrucciones de los cistercienses (refectorios,dormitorios, enfermerías, etc.), en salas reales y co-munales, hospitales y siendo también muy corrien-te entre los templarios y los mendicantes desde suaparición. Preferentemente lo utilizarán los fran-ciscanos y carmelitas, pero también los dominicos,del que harán uso en muchas de sus iglesias, utili-zando la bóveda, en la mayoría de casos, sólo en elsector del presbiterio. Algunas de estas órdenestuvieron un papel difusor de dicho sistema cons-tructivo15 y harán que éste se desarrolle, de mane-ra considerable, en algún ámbito geográfico enconstrucciones religiosas diversas (iglesiasparroquiales, ermitas, capillas, etc.) y en la arqui-tectura civil (lonjas, atarazanas, hospitales, moli-nos, escribanías, etc.)16.

Las noticias que poseemos de las antiguas fá-bricas de las dos principales órdenes mendicantesen la Corona de Aragón17 parecen indicar el usode este sistema en sus primeras construcciones. Enambos casos, y siguiendo los pasos del resto deestablecimientos repartidos por la geografía euro-pea, antes del levantamiento de fábricas definiti-vas, buena parte de las comunidades se instalaronen edificaciones sencillas de carácter provisional18.

Según Giné, las iglesias franciscanas levanta-das con anterioridad a 1245 presentarían un naveúnica rectangular, con contrafuertes exteriores ointeriores, con cubierta de madera sostenida porarcos perpiaños apuntados y sin ábside poligonal.A partir de 1245 la mayor parte de los edificios, sibien siguen esta tipología de cubierta para la nave,presentan algunas novedades como son las capi-llas laterales entre los contrafuertes y el ábsidepoligonal o cuadrado cubierto con crucería, ele-mentos que casan con la legislación franciscana re-ferente a la arquitectura aprobada el 126019.

p. 51-78; F. ESPAÑOL BERTRAN,«Els casals de molins medievals ales comarques tarragonines.Contribució a la seva tipologiaarquitectònica», Acta Historica etArchaeologica Medievalia, I, p.231-254; M.A. CATALÀ GORGUES,«Las atarazanas góticas del Graode Valencia», Goya, núm. 245,1995, p. 264-272. Otras órdenes,como es el caso de la orden mili-tar de los templarios, también hi-cieron uso de dicha tipología enalgunos de sus construccionescatalanas: J. FUGUET I SANS,L’arquitectura dels templers aCatalunya, Barcelona, 1995 (enespecial p. 380-381 y 387-395). Laproliferación de iglesias de estetipo durante el siglo XIII en el árealevantina supuso la acuñación deltérmino iglesias de reconquistapor parte de E. Tormo (E. TOR-MO, Levante, Madrid, 1923)siendo éstas posteriormente es-tudiadas en diferentes trabajos.

17. Si bien a lo largo del siglo XIII

los reinos hispanos formaban unasola provincia dominicana y nofue hasta 1300 cuando se creó laprovincia de Aragón, que acogíalas fundaciones de los diferentesreinos de la Corona de Aragón, aexcepción de aquéllos que perte-necían a la provincia de laProvenza, hemos tomado esteámbito geográfico por su unidadpolítica y también en la mayoríade casos artístico-culturales.

18. G. MEERSSEMAN, «L’archi-tecture dominicaine au XIIIè sièclelegislation et practique», Archi-vum Fratrum praedicatorum,XVI, (1946), p. 136-190; M.

DURLIAT, 1964; A. M. GINÉ I TO-RRES, 1988; ibídem, 1989; R.M.ANDRÉS BLANCH, 1987.

19. A. M. GINÉ I TORRES, 1989,p. 135-143. A pesar de la existen-cia de dicho trabajo, éste no dejade ser el punto de partida parauno más amplio y profundizadode la arquitectura franciscana enla Corona de Aragón, aún porrealizar. Para el ámbito hispanoen general debe referenciarse M.J.CASTILLO UTRILLA, «Tipología dela Arquitectura franciscana des-de la Edad Media al Renacimien-to», Actas del XXIII CongresoInternacional de Historia del Arte(1973), vol. I, p. 322-327; M.CUADRADO, «Arquitectura de lasórdenes mendicantes», Cuader-nos de Arte Español, 86 (1993).

52 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Ernest Ortoll i Martín

De los conventos dominicos del ámbito delPrincipado fundados en el siglo XIII, como el deSanta Caterina, pocos han llegado a nuestros díasy aquellos que se conservan han sufrido, en gene-ral, importantes modificaciones, sumándose a ellola falta de estudios monográficos.

El convento de Lleida en obras ya en 1277 fueabandonado en 1367, en tiempo de la guerra conPedro el Cruel de Castilla, a causa de su peligrosaubicación, fuera de las murallas. Posteriormentefue de nuevo ocupado sufriendo diversas refor-mas hasta fines del siglo XVII cuando fue construi-do otro edificio ya dentro de la ciudad20. En 1253fue fundado el convento de Tarragona levantandoel edificio fuera de las murallas. No poseemos no-ticias de las primeras construcciones, en el primertercio del siglo XV se trabajaba en el segundo claus-tro y en el campanario. En diversos conflictos béli-cos los frailes se recogían en la ciudad, el conventofue abandonado definitivamente a mediados delsiglo XVII, durante las guerras de Felipe IV. Hacia1669 se empezarían las obras del nuevo edificiodentro de la ciudad que perduró hasta el siglo XIX

cuando fue demolido21. Sobre las dependencias delantiguo convento medieval hay una fuente hastael momento no valorada, se trata del dibujo de A.Van Den Wyngaerde de la segunda mitad del sigloXVI, donde se aprecia una cubierta a dos vertientesno usual en los edificios góticos catalanes con cu-

bierta de crucería y sí en cambio en aquellos enlos que se utilizan arcos perpiaños22. El conventode l’Anunciació de Gerona, que sí se ha conserva-do, fue aceptado por la orden el 1253 y rápida-mente se iniciarían las obras. El proceso construc-tivo de la iglesia es poco conocido y posiblementelas bóvedas de crucería de la nave sean ya del sigloXIV, por cuanto el altar mayor no fue consagradohasta el 1339 (figura 4)23. El convento de la Seud’Urgell, fundado el 1266, tuvo que ser traslada-do el 1364 dentro de las murallas de la ciudad porsu peligrosa ubicación. Anteriormente a su trasla-do tuvo dos fábricas precedentes, la primera delas cuales sería levantada a partir de su fundacióny una segunda fechada hacia mediados del sigloXIV24. La iglesia erigida con posterioridad al tras-lado, hoy todavía conservada, es de una sola navecon capillas laterales cubiertas por bóveda de cru-cería al igual que el ábside poligonal, la nave pre-senta una bóveda esquifada en cada tramo, dividi-dos por un arco apuntado, lo que hace pensar enuna posible cubierta en origen con arcos perpiaños(figura 5).

Si del estricto ámbito catalán pasamos al restode los reinos de la Corona el panorama no difiereen exceso, los edificios conservados con obra delsiglo XIII son escasos y de aquellos desaparecidoscontamos con escasas noticias. A pesar de ello, eluso del sistema de arcos diafragma, en algunos ca-

20. C. BARRAQUER Y ROVIRALTA,1906, vol. II, p. 89-91; J. LLADONOSA,«El monestir de Predicadors deLleida (notes sobre la sevaubicació)», Miscelánea a Martí-nez Ferrando Archivero, Barcelo-na, 1968, p. 279-290.

21. E. MORERA LLAURADÓ,Tarragona cristiana. Historia delArzobispado de Tarragona y elterritorio de su provincia,Tarragona, 1899, t. II, p. 833-840;C. BARRAQUER Y ROVIRALTA,1906, vol. II, p. 79-80; M. VIDAL,«El retaule major del convent deSant Domènec i altres obres»,Quaderns d’Història Tarraco-nense, IX (1990), p. 145-161.

22. Dibujo que se conserva en elAshmolean Museum de Oxford(información facilitada por laDra. F. Español).

23. J. VILLANUEVA, t. XIV, p. 162-171; C. BARRAQUER Y ROVIRALTA,1906, vol. II, p. 66-74; J.M. GAR-GANTA, «Un obituario del con-vento de Santo Domingo deGerona», Anales del Instituto deEstudios Gerundenses, VI (1951),p. 137-178; J.M. COLL, «Miscelá-nea dominica gerundense», Ana-les del Instituto de EstudiosGerundenses, VIII (1953), p. 229-240; J. PLA CARGOL, «El antiguoconvento y templo de Santo Do-mingo y reconciliación de éste en1956», Anales del Instituto de Es-tudios Gerundenses, XII (1956-1957), p. 359-351; J.M. COLL,«Historia sucinta del convento deSanto Domingo», Anales del Ins-tituto de Estudios Gerundenses,XIII (1958), p. 5-32; A. MASIÁ DE

ROS, «El templo de la Anuncia-ción en el convento de Santo Do-mingo de Gerona», Revista deGerona, 7 (1959), p. 61-64; A.COLLELL, «Aportación documen-tal a la historia del convento deSanto Domingo de Gerona»,Anales del Instituto de EstudiosGerundenses, XIV (1960), p. 185-200; A. PLADEVALL, Els monestirscatalans, Barcelona, 1968, p. 182-185.

24. J. VILLANUEVA, vol. XI, p. 121y 241-245; C. C. BARRAQUER Y

ROVIRALTA, 1906, vol. II, p. 96-97; C. BATLLE GALLART, La Seud’Urgell medieval: la ciutat i elsseus habitants, Barcelona, 1985, p.55, 57 y 144-146.

25. De los conventos dominicosdel antiguo reino de Valencia, elde la ciudad de Valencia fue fun-dado en 1239, en unos terrenoscedidos por el rey Jaume I, la igle-sia primitiva fue sustituida porotra mayor en 1250, que tambiénfue demolida posteriormente poramenazar ruina, y en 1382 se ini-ció la iglesia gótica que llegó has-ta los inicios del siglo XIX, cuandofue derruida, conservándose elresto de dependencias conventuales.De esta forma se hace muy difícildeterminar como eran las dos pri-meras construcciones llevadas acabo en el siglo XIII, debiendoquizás recordar la gran implan-tación del sistema de arcosperpiaños en el area valenciana(M.A. CATALÀ GORGUES, «Iglesia

Figura 4.Cabecera de la iglesia del convento de predicadores de Girona.

Figura 5.Interior de la iglesia de dominicos de la Seu d'Urgell.

53LOCVS AMŒNVS 2, 1996Algunas consideraciones sobre la iglesia de Santa Caterina de Barcelona

sos documentado, se ha atribuido a muchas de susfábricas apelando bàsicamente a la tradición localen dicho período, a la idea de sencillez y al retrasode la llegada de las técnicas góticas en muchas áreasde la Corona de Aragón, ya sea en Valencia25 yMallorca26 como en Aragón27.

A algunos de estos edificios se les sustituyóposteriormente la cubierta de madera por bóvedasde crucería28, pero por otro lado el uso de este sis-tema sencillo no podemos ceñirlo a la centuria quenos ocupa, ya que en pleno siglo XIV y también enel siglo XV aún es utilizado en alguno de los edifi-cios de las órdenes mendicantes . Por otro lado, aalgunos de estos edificios con cubierta de maderaen siglos posteriores al periodo medieval se les aña-dirá una falsa bóveda moderna, como es el caso detres de los conventos dominicos fundados en Ca-taluña en el siglo XIV: Sant Pere Màrtir, de Cervera;Sant Domènec, de Manresa, y Sant Domènec, deBalaguer29. A éste último una reciente restauraciónle ha devuelto su cubierta original (figura 6).

Como conclusión de este apartado vemos quelos dos edificios anteriormente citados, SantFrancesc y Santa Caterina de Barcelona, sobre loscuales se considera que ya en el siglo XIII fueroncubiertos en bóveda ojival, se apartan de la granmayoría de la producción dominica en la Coronade Aragón, tanto de los erigidos en Valencia y Ma-llorca como de los aragoneses30.

y convento de Santo Domingo.Valencia», Catálogo de Monu-mentos y conjuntos de la Comu-nidad Valenciana, Valencia, 1983,vol. II, p. 480-491; E. LLOBREGAT,Història de l’Art al País Valencià,vol. I, Valencia, 1986, p. 134-135;D. BENITO GOERLICH, «Ex-con-vento de Santo Domingo», Va-lencia y Murcia / La Españagótica/4, Madrid, 1989, p. 312-318). Si bien se poseen noticias delos frailes dominicos en Xàtiva yaen 1248, de la iglesia, que se con-serva, sabemos que se estaban rea-lizando obras en 1323. En unprimer momento los dominicosse habían establecido en el arra-bal de la ciudad, en 1285 compra-ron el convento de los frailes dela Penitencia de Jesucristo situa-do en el interior del recinto amu-rallado donde posteriormentelevantaban dicha iglesia ex novode una sola nave, con capillas en-tre los contrafuertes y cubierta porarcos perpiaños (M. GONZÁLEZ

BALDOVÍ, «Ex-convento de San-to Domingo. Játiva», Catálogo deMonumentos y Conjuntos de laComunidad Valenciana, Valen-cia, 1983, vol. II, p. 943-949; F.M.GARÍN Y ORTIZ DEL TARANCO yotros, Catálogo Monumental dela Provincia de Valencia, Valen-cia, 1986, p. 642-643; E. LLOBREGAT,1986, p. 150.

26. En lo referente a los conven-tos del breve reino de Mallorca,sabemos que los dominicos llega-ron a Palma en 1229, en 1231Jaume I les concede una pieza de

tierra dentro de la Almudainapara la erección de un conventoy de una iglesia, en obras en 1235.Desconocemos el tipo arquitec-tónico utilizado, si tenemos quehacer caso del proceso seguidopor los franciscanos en la mismaciudad, cabría entender que uti-lizarían un modelo de arquitec-tura sencillo. Por otro lado, elprimer establecimiento de losdominicos en Palma, anterior a ladonación de los terrenos deJaume I, la capilla de NostraSenyora de la Victòria, a pocosmetros del futuro convento y dela que se conservan algunos res-tos, parece que disponía de naveúnica con cubierta de madera ycapilla absidal cuadrada con bó-veda de crucería. En 1296 los do-minicos iniciarían una nuevaiglesia, ya plenamente gótica,concluida en 1359 y que fue des-truida a principios del siglo XIX

(Cronicon de los dominicos deMallorca publicado por GabrielLlabrés en Butlletí de la SocietatArqueològica Lul·liana (septiem-bre, 1909, p. 329-331 y 341-344);M. DURLIAT, 1964, p. 65-66; J.ROSELLÓ LLITERAS, «El conventode Santo Domingo de Mallorca(s. XIII-XIV)», Butlletí de laSocietat Arqueològica Lul·liana,839, t. XLI, (1985), p. 115-130; A.I.ALOMAR CANYELLES, «Les restesde Sant Domingo i de Nª. Sra. dela Victòria», Butlletí de la SocietatArqueològica Lul·liana, 847, t.XLIX, (1993); X. BARRAL ALTET,Baleares / España gótica 5, Ma-drid, 1994, p. 34-35. El estableci-miento de Perpinyà ha sidofechado en 1242, posteriormentea dos sencillos edificios preceden-tes a finales de siglo o inicio delXIV iniciaron una reforma. Cons-truyeron una cabecera monu-mental cubierta por bóveda decrucería. El uso de este sistema eraprevisto, según Durliat, para todala nave, pero por falta de recur-sos económicos se utilizó una cu-bierta de madera sobre arcosperpiaños (M. DURLIAT, 1964, p.80-81). El 1292 Jaume II ofreceal capítulo de la provincia domi-nica de Provenza un solar paraedificar el convento de Puigcerdày posteriormente el mismo mo-narca financia el levantamiento dela iglesia. En 1296 un mercader dauna cantidad al convento con lacual los frailes se comprometíana construir la segunda arcada delábside y a hacer pintar el escudodel prestador en la vigas del nue-vo tramo. De nuevo, pues, nosencontramos con una cubierta demadera. La iglesia no se conclui-ría hasta entrado el siglo XIV. Su-frió los efectos de un terremotoacaecido en 1428, de nuevo se rea-lizó la cubierta siguiendo aún elsistema tradicional. Actualmente,si bien conserva los arcosperpiaños originales, la cubiertafue levemente modificada en unarestauración posterior a la guerracivil (1936-1939) (M. DURLIAT,1964, p. 76-79; M. DELCOR,«Puigcerdà. Convent de SantDomènec», Catalunya RomànicaVII –La Cerdanya. El Conflent–,Barcelona, 1995, p. 49-50). EnCotlliure, también bajo la tutelareal, fue fundado un convento en

1290. En 1304 se celebraba el en-lace del primogénito del monar-ca. De nuevo el sistema utilizadopara la cubierta es la madera so-bre arcos perpiaños (M. DURLIAT,1964, p. 79-80 ; E. CORTADE, «Lemonastére des dominicains aColliure», Conflent (1983)núm. 122).

27. Tres fueron los conventosfundados en el antiguo reino deAragón a lo largo del siglo XIII.En 1227 ya se conoce un legadotestamentario para la fábrica delconvento de Zaragoza y hacia1283 se ha entendido que ya es-taría concluida la iglesia, levanta-da en ladrillo siguiendo latradición arquitectónica de lazona. Su estructura disponía deuna cabecera triabsidal, el centralmás profundo y cubierto porojivas y los laterales por cuarto deesfera, les seguía un crucero. Lanave central, de cuatro tramos,estaba cubierta en crucería sim-ple. A pesar de la evidente diferen-cia en la concepción arquitectónicarespecto a los reinos mediterráneosde la Corona, en lo que concierneal sistema de cubierta de la nave,y de acuerdo con el problema dela normativa arquitectónica queabordaremos más adelante, es po-sible que ésta fuese realizadadurante el segundo impulso cons-tructivo, en el primer tercio del si-glo XXIV. De las dependenciasconventuales en la actualidad sólose conserva el refectorio (F. ABAD

RÍOS, Catálogo Monumental deEspaña. Zaragoza, Madrid, 1957,vol. 1, p.110; R.M. BLASCO MAR-TÍNEZ, «Contribución a la histo-ria del convento de predicadoresde Zaragoza a través de los apun-tes del maestro fray Tomás Do-mingo», Cuadernos de Historiade Jerónimo Zurita, núm. 23-24(1970-1971), p. 7-122; J. CRIADO

MAINAR, «Los primeros estable-cimientos de la Orden de predi-cadores de Aragón. Datos sobrela erección y articulación de susprincipales dependencias monás-ticas», Boletín del Museo e Ins-tituto Camón Aznar, núm. XXXVI,1989, p. 137-153). El convento deHuesca fue fundado en 1254. Enel transcurso de la guerra de losdos Pedros el edificio quedó muyafectado y en 1362 el Ceremonio-so ordenaba su demolición, en1367 el mismo monarca concedíalicencia para el levantamiento deuna nueva fábrica en otro empla-zamiento, finalmente, los frailesoptaron por la reparación de lasantiguas dependencias. El edificiofue reemplazado siglos más tardepor la obra barroca que aún hoyse conserva (R. DEL ARCO Y

GARAY, Catálogo Monumental deEspaña. Huesca, Madrid, 1942,vol. 1, p.135; A. NAVAL, J. NAVAL,Inventario Artístico de Huesca ysu provincia, t. I, Madrid, 1980, p.80; J.F. UTRILLA UTRILLA, «Notasdocumentales sobre la construc-ción de la primitiva iglesia y con-vento de los frailes predicadores–Santo Domingo– de Huesca»,Homenaje a Federico Balaguer,Colección de Estudios Alto-ara-goneses, Huesca, 1987, p. 139-149;J. CRIADO MAINAR, 1989, p. 142-145). El convento de San Pedro

Figura 6.Cubierta interior de la iglesia del convento de Sant Domènec de Balaguer.

54 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Ernest Ortoll i Martín

La arquitectura dominica ysu normativa en el siglo XIII:el caso barcelonés

Hay dos elementos que explicarían el uso de unsistema de cubierta sencillo en las primeras cons-trucciones mendicantes; se trata de un sistema másbarato y más rápido, y, por otro lado, desde unprimer momento la normativa de alguna de estasórdenes era restrictiva31, así, los mismos domini-cos, en el intento de llevar una vida de acuerdo consu filosofía de pobreza y sencillez, se proponíanlevantar modestos edificios. En este sentido deberecordarse que buena parte de su trabajo pastoraliba dirigido a la conversión de herejes, los cualesrepudiaban los edificios religiosos y más aún aque-llos que consideraban suntuosos. Los dominicos,pues, a parte de proclamar la palabra de Dios de-bían llevar una vida de acuerdo con aquello quepredicaban y sus edificios a su vez tenían que pa-recer coherentes también. Así, las constitucionesdominicas de 1220, redactadas aún bajo la tutelade Domingo de Guzmán, se expresaban de la si-guiente forma «mediocres domos et humileshabeant fratres nostri, ita quod nec ipsi expensisgraventur, nec alii seculares vel religiosi in nostrissumptuosis edificiis scandalizentur»32. Al pocotiempo esta breve prescripción será ampliada demanera explícita con la inclusión de unas alturasdeterminadas para sus construcciones y el uso ex-clusivo de bóvedas de piedra en la sacristía y en elcoro, no pudiéndose utilizar éstas en la nave33. Lamisma orden creará los conductos necesarios paraperseguir el incumplimiento de la normativa cons-tructiva con castigos a priores y responsables de laobra34. La casa barcelonesa, en este sentido no seráuna excepción, así en el capítulo general celebradoel 1261 en dicho convento se castigó al prior y aquienes aconsejaron la construcción del dormito-rio a «XIII dies in pane et aqua et totidem discipli-nas» a causa de la transgresión de las medidas de-terminadas por la normativa35.

Tradicionalmente se ha admitido la fecha de1228, la del capítulo general de los dominicos cele-brado en París, para la modificación de las pres-

Mártir de Calatayud fue fundadoentre 1253 y 1255 por Jaume I,pero a causa también de la guerrade los dos Pedros quedó totalmen-te destruido, el Ceremonioso con-cedió licencia para las obras de unnuevo convento que recibió po-cos años más tarde la proteccióny el impulso del papa Luna (J.CRIADO MAINAR, 1989, p. 145-147). De estos dos últimos con-ventos no tenemos conocimientoalguno sobre su estructura origi-nal, si bien se ha apuntado la pro-babilidad del uso de una cubiertade madera para la nave y de la cru-cería para la cabecera (E. LIAÑO

MARTÍNEZ, «Arquitectura gótica»,Signos. Arte y Cultura en el AltoAragón Medieval, Huesca, 1993,p. 160).

28. El caso más claro lo encon-traremos documentado en el con-vento de Sant Francesc de Palmade Mallorca, que, iniciado en elúltimo cuarto del siglo XIII, le fuesustituida la cubierta de maderapor bóvedas ojivales, obras quefinalizarán en 1385 con una nue-va consagración de la iglesia (M.DURLIAT, 1964, p. 65; X. BARRAL

ALTET, 1994, –«San Francisco»–,p. 160-164).

29 . En el caso de Sant Pere Màrtirde Cervera, el convento fue fun-dado en 1317, pero parece que laiglesia no se terminó hasta el si-glo XV, un primer techo de made-ra sería sustituido por una bóvedade ladrillo, que dataría de 1732 (J.VILLANUEVA, t. IX, p. 23-27; C.BARRAQUER Y ROVIRALTA, 1906,vol. II, p. 94-96; A. DURAN

SANPERE, Llibre de Cervera, Bar-celona, 1977, p. 203-208), el esta-do de abandono en que seencuentra el convento, propiedadprivada, ha supuesto la caída dela falsa bóveda de ladrillo de lanave y ha dejado al descubiertoel sistema original de arcosperpiaños apuntados. Parecidoera el caso de la desaparecida igle-sia de Sant Domènec de Manresa,convento fundado en 1318, al quele fue sustituida la cubierta demadera por una volta del renaixe-ment (J. VILLANUEVA, t. VII, p. 275-281; C. BARRAQUER Y ROVIRALTA,1906, vol. II, p. 59-63; J. SARRET IARBÓS, Història religiosa deManresa. Iglesias i convents,Monumenta Historica Minorisae,IV (1924). Ed. facsímil, 1987, p.147-178; P. LAVEDAN, 1935, p. 90).En lo referente a Sant Domènecde Balaguer (BARRAQUER Y

ROVIRALTA, 1906, vol. II, p. 91-93;P. SANAHUJA, Història de la ciutatde Balaguer (col·laboració deDomènec Carrové), 1965 (1984);A. PLADEVALL, 1968, p. 310-312;VV.AA. Catàleg de Monuments iConjunts Històrico-Artístics deCatalunya, Barcelona, 1990, p.33). Una reciente restauración haeliminado una bóveda moderna yha recuperado la visión de los ar-cos perpiaños y la correspondien-te cubierta de madera. Por otrolado, debe sospesarse la posibili-dad de que un caso similar suce-diera en la Seu d’Urgell, hipótesisque debe prorrogarse a la esperade un análisis más detallado.

30. En este sentido I. Bango yaconsideró «muy dudosa» la cro-nología que se viene barajandopara ambos edificios (I. BANGO

TORVISO, 1985, p. 512).

31 . No es el caso de los francis-canos, quienes no dispusieron deuna normativa para la construc-ción de sus edificios hasta la cele-bración del capítulo de Narbonaen 1260, que desde su aprobaciónse caracterizó por su explicidad.Para el texto véase: M. BIHL,«Statuta Generalia Ordinis. Edi-ta in Capitulis Generaliuscelebratis Narbonae an. 1260,Assissii an.1279 atque Parisiis an.1292», Archivum FranciscanumHistoricum, 34-35 (1941), p. 248-319, esp. 34-35.

32. El texto se ha reproducido enla mayor parte de los estudios de-dicados al tema (véase nota 36),si bien por su claridad de exposi-ción remitimos al trabajo deSundt (R. A. SUNDT, «Mediocresdomos et humiles habeant fratresnostri: Dominican Legislation onArchitecture and ArchitecturalDecoration in the 13th Century»,Journal of the Society of Archi-tectural Historians, diciembre,1987, vol. XLVI, núm. 4, p. 394-407, para la reproducción: p. 405,apéndice A).

33. Según Meersseman la norma-tiva permite el uso de la bóvedapara la nave en el sector de éstaque acoge el coro cuando éste nocabe en el espacio de la cabecera.

34. «Item in quolibet conventutres fratres de discrecioribuseligantur sine quorum consilioedificia non fiant». Ibídem.

35. Ibídem; R. A. SUNDT, 1987,Apéndice B. Aparte de las obrasdedicadas al estudio de la norma-tiva, dicha noticia es recogida enobras que estudian el convento(R.M. ANDRÉS BLANCH, 1987).

36. «Ita quod murus domorumsine solario non excedat inaltitudine mensuram duodecimpedum et cum solario viginti,ecclesia triginta. Et non fiatlapidibus testitudinata nisi fortesuper chorum et sacristam», R. A.SUNDT, 1987, p. 405, apéndice Ay p. 398-399, nota 31.

37. Las referencias a la normati-va constructiva de los dominicoshan sido diversas, ya sea comoapartados de trabajos dedicadosal fundador (P. MADONET, H.VICAIRE, Saint Dominique.L’idee, l’homme et l’oeuvre, Pa-rís, 1938, t. II, p. 203-230, 273-283;L. GALMÉS-GÓMEZ, V.T, SantoDomingo de Guzmán. Fuentespara su conocimiento, Madrid,1987, p. 727-767), a otros aspec-tos del mundo dominico (R.CREYTENS, «Les constitutions desFréres Prêcheurs dans laredaction de S. Raymond dePeñafort (1241)», ArchivumFratrum Praedicatorum, 18,(1948), p. 5-68), en la publicaciónde documentos referentes a la or-den (Monumenta OrdinisPraedicatorum Historica) o, más

directamente, en los trabajos de-dicados a esta problemática de losque cabe destacar: G. MEERSSE-MAN, 1946, el trabajo pionero yaún de consulta obligada. Poste-riormente, B. MONTAGNES, 1974;M. DURLIAT, 1974. Y la última re-visión sobre el tema: R. A. SUNDT,1987. A partir de este trabajo haaparecido una obra del ámbito deGalicia que se acerca a sus con-clusiones: C. MANSO PORTO, ArteGótico en Galicia: Los dominicos,2 vol., La Coruña, 1993.

38. P. MADONET, H. VICAIRE,1938.

39. G. MEERSSEMAN, 1946; B.MONTAGNES, 1974; M. DURLIAT,1974.

40. Sundt llega a esta conclusióna partir del análisis que hace de laiglesia de los dominicos deToulouse. Ésta se excedía de lasdimensiones establecidas por lanormativa, entendiendo que esimprobable el desconocimientode dicha norma por parte de losfrailes y cree pues que son poste-riores a esta obra (R. A. SUNDT,1987). Manso se muestra deacuerdo con la tesis de Sundt, yaque el retraso de las fechas per-mitiría también explicar mejor lacampaña constructiva de SantoDomingo de Santiago (ca.1221-1230/40) y a su vez la de Bolonia(1228-1238) y la de Santo Domin-go de Santarem (iniciada ca.1228-1229) (C. MANSO PORTO, 1993,vol. I, p. 90-91).

41. R.M. ANDRÉS BLANCH 1987.

42. G. MEERSSEMAN, 1946; B.MONTAGNES, 1974; M. DURLIAT,1974; R. A. SUNDT, 1987, apén-dice A.

43. Ibídem; R. A. SUNDT 1987,apéndices B, C y D.

44. G. MEERSSEMAN, 1946, p. 166-173; B. MONTAGNES, 1974, p. 90;M. DURLIAT, 1974, p. 77; R. A.SUNDT, 1987, p. 401-402.

45. G. MEERSSEMAN, p. 173 y s;B. MONTAGNES, 1974, p. 90; M.DURLIAT, 1974, p. 81; R. A.SUNDT, 1987, p. 403.

46. 1300 es la fecha que da Sundt(R.A.SUNDT, 1987, p. 403), Meer-sseman (G. MEERSSEMAN, 1946, p.175), siguiendo las actas capitula-res (Monumenta Ordinis Praedi-catorum Historica), dice: «Enfinmaître Nicolas Boasino (1296-1299), désirant substituer unesituation de droit à celle de fait,propose au chapitre général derayer dans les constitutions toutle passage relatif aux hauteursmaxima et conserver uniquementla restriction formulé par s.Dominique lui-meme. Chapitrede 1297 admet e project; ceux de1298 et 1300 l’approuvent». El res-to de autores dan como correcta lafecha de 1297 (M. DURLIAT, 1974, p.69; B. MONTAGNES, 1974, p. 91; C.MANSO PORTO, 1993, vol. 1, p. 92).

47. R. A. SUNDT, 1987, p. 242-244. En este grupo no contamos

con aquellos edificios presunta-mente levantados con anteriori-dad a la promulgación de lanormativa (para ellos véase lanota 40).

48. C. BARRAQUER Y ROVIRALTA,1906, vol. II, p.10.

49. Meersseman apunta que elcoro de Colonia superaba la al-tura marcada por la normativa(G. MEERSSEMAN, 1946, p. 166-168).

50. J. RIUS I SERRA, San Raim-undo de Penyafort. Diplomatario(Documentos, Vida antigua, Pro-cesos antiguos), Barcelona, 1954;F. VALLS I TABERNER, San Ramonde Penyafort, Barcelona, 1979(1936).

55LOCVS AMŒNVS 2, 1996Algunas consideraciones sobre la iglesia de Santa Caterina de Barcelona

cripciones recogidas en las constituciones de 1220,modificación en la que se establecen las limitacio-nes de altura y el sistema de cubierta. Se determinaque las construcciones conventuales sin azotea nopueden superar los 12 pies, aproximadamente 4,20y 4,56 metros, con azotea 20 pies, aproximada-mente unos 7,00 y 7,60 metros y la iglesia 30 pies,aproximadamente 10,50 y 11,40 metros, en cuantoa la cubierta, como ya hemos indicado, se limita labóveda con piedra al coro y a la sacristía36. A pesarde todo el estudio de la evolución de las normasdominicas en materia constructiva a lo largo delsiglo XIII no ha sido concluyente37, Vicarie ya pro-puso la adopción de estas nuevas prescripciones enfecha más tardía, entre 1228 y 123538, debido a queno se puede precisar una fecha exacta al no conser-varse las actas capitulares del período. A pesar deeste hecho, a partir de Meersseman los estudiossobre el tema han dado como buena la fecha de122839. Recientemente Sundt, al estudiar la adecua-ción de la normativa a los primeros edificios con-servados, ha precisado la existencia de al menoscinco modificaciones a lo largo del siglo XIII y haconsiderado que la aplicación de las restriccionesde alturas y sistema de cubierta se establecieronentre 1232 y 1235, acercándose así a las fechas pro-puestas por Vicarie, tesis que permite entender lasgrandes fábricas de algunos edificios levantados conanterioridad a dichas fechas40. En cualquier caso,parece evidente que estas nuevas leyes entrarían envigencia con anterioridad a 1240, fecha que se hadado como la de inicio de las obras de SantaCaterina de Barcelona41, y por lo tanto, ya de en-trada, condicionarían la erección del edificio.

El incumplimiento de la normativa, que paula-tinamente se irá enriqueciendo42, es, como ya he-mos apuntado, perseguido por la orden, y así serecoge en las actas de los capítulos generales y pro-vinciales, obligándose en muchos casos a modifi-car construcciones ya levantadas o cambiar de lu-gar elementos decorativos43. Uno de los generalatosmás restrictivos a la hora de hacer cumplir la leyfue el de Humbert de Romans (1254-1263)44, yparece que con posterioridad a éste se tiende haciacierta permisividad respecto a las alturas totales yal uso de la bóveda en otros espacios de la iglesia45.La derogación de la restricción de altura y la pro-hibición de la bóveda fue aprobada definitivamen-te en 1297 o 130046.

Es posible que con fecha anterior a 1300 ya seencuentre algún edificio que se levantase sin seguirambas prescripciones, en este sentido Sundt hablade diferentes casos; el de Barcelona, que siguiendolas fechas que dan los autores del Catálogo Monu-mental entiende que ya estaría sustancialmenteconcluida la iglesia entorno a 1276; la campaña lle-vada a cabo en los Jacobins de Toulouse entre 1275y 1292; y de los trabajos realizados en Santa MariaNovella de Florencia a partir de 1279. De los tres

casos el barcelonés destacaría por ser el de fechasmás antiguas47.

Si se ha precisado para Santa Caterina una cam-paña constructiva entre 1240 y el último cuarto desiglo, parece descartable de entrada que en el pro-yecto original se pudiese pretender el uso de labóveda de piedra para la cubierta de la nave, cuan-do la normativa estaba recientemente decretada. Apesar de tener en cuenta un posible enfriamientoen su aplicación en el momento del cierre de la nave,los datos que poseemos no nos llevan a esta hipó-tesis. Tal y como se desprende del legado de Jaume I,en 1262 el edificio ya estaba en condiciones de sercubierto, ya que con el dinero que entregaba elmonarca se tenían que costear, entre otras, dichaobra. Un año antes el capítulo general punía la al-tura del dormitorio y no refería anomalía algunaen la iglesia. Cierto que podemos entender que alno estar aún cubierta no transgredía ninguna nor-ma, pero el sistema orgánico de soportes que llegóal siglo XIX ya definía el sistema de cubierta desdela planta, y por otro lado el edificio hasta aquelmomento levantado, aún sin cubierta, ya superaríalas alturas máximas48, a lo cual tenemos que sumarlas palabras con las que se concluía dicha resolu-ción capitular«[...] quod domus que sunt adhucfaciende ibidem. non fiant alciores quam inconstitutionibus est taxatum», donde si bien úni-camente se habla de las alturas máximas, en cuantoviene al caso por la negligencia del dormitorio, nodeja de ser un recordatorio para el estricto cumpli-miento de todas las prescripciones de la ley. Seríaextraño pues que al cabo de unos meses de tal re-primenda la ley pudiese ser de nuevo pasada poralto. Lo que parece claro es que por esas fechas sehacía cumplir la normativa referente a las alturas,así en el mismo capítulo de Barcelona se castiga alprior del convento de Colonia a corregir el corosegún las prescripciones establecidas en el capitulocelebrado en Toulouse en 1258 «Non faciantedificia nisi humilia et mediocra et secundumformam constitutionis»49. Por otro lado, y en elmismo sentido, creemos interesante señalar que lostrabajos de la cubierta se realizarían, al menos ensu inicio, bajo el generalato de Humbert de Romans(1261-1263) que como se ha indicado destaca porser una de las etapas en que la orden se empeña, demanera clara, en el cumplimiento de las normas yen la persecución de su incumplimiento. Por últi-mo no se debe olvidar que por estas fechas, y des-de 1240, Ramon de Penyafort, residía retirado enel convento, del cual era hijo, liberado ya de lasobligaciones del generalato (1238-1240)50. La pre-sencia entre la comunidad barcelonesa del futurosanto parece que no debiera facilitar el incumpli-miento de las normas, y si en cambio su estrictoacatamiento.

El levantamiento de un edificio plenamentegótico en estas fechas no sólo resultaría una

56 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Ernest Ortoll i Martín

excepcionalidad dentro de la arquitectura desarro-llada por los dominicos en particular y losmendicantes en general, sino que también resulta-ría una ruptura con la producción local, por cuan-to las formas góticas aún no habían llegado, comolo demuestra el hecho que coetáneamente a SantaCaterina el obispo Arnau de Gurb (1253-1284) le-vantaba la capilla de Santa Llúcia, de planta rec-tangular y cubierta con bóveda de cañón apuntada(figura 7)51, o que la iglesia en planta rectangular ycubierta en arcos perpiaños de los templarios fue-ra construida a mediados de siglo52, los dos princi-pales ejemplos de la arquitectura religiosa barcelo-nesa del siglo XIII a excepción de la producida porlas órdenes mendicantes. La construcción de la igle-sia de Santa Caterina tal y como llegó al siglo XIX

hubiese supuesto pues la llegada a la ciudad de unostalleres o grupos de maestros de los cuales no te-nemos, por el momento, constancia. Y en este sen-tido quizás deba recordarse que la catedral góticano se iniciaría hasta 1298.

La iconografía de claves debóveda de Santa Caterina:algunas consideraciones sobresu cronología

Falta por abordar otro punto que puede aportardatos para la datación de la cubierta que llegó has-ta el siglo XIX: la claves de bóveda y su iconogra-fía53. Sin querer realizar un estudio detallado de lasclaves incidiremos sólo en aquellos aspectos quepuedan, con cierta claridad, incidir en la fecha dela cubierta54. De entrada ya nos encontramos conalguna dificultad para creer en su existencia en fe-chas tempranas. Si ya parece difícil creer en la exis-tencia de una cubierta en bóveda para la nave, aúnlo es más pensar que las bóvedas estarían remata-das por claves con imágenes, ya que la orden per-seguía también la decoración interior55. En el casode no cumplirse la normativa referente al sistema,hecho sobre el cual, como ya hemos apuntado,dudamos, dicha transgresión parece que hubieseposibilitado un simple cruce de los arcos o bienuna clave poco desarrollada, de acuerdo con la ideade sencillez, tal y como encontramos en las prime-ras manifestaciones de las fábricas góticas56, másque las claves con representación escultórica quecomo parece llegaron hasta 1837.

Gracias a las descripciones del convento te-nemos conocimiento de la representación detodas las claves de bóveda de la nave así como ladel ábside. De las claves de las capillas, poco onada sabemos, algunas de ellas desaparecerían almodernizarse su ornamentación, convirtiéndo-

se las bóvedas en cúpulas con su correspondientelinterna57.

En la clave del presbiterio se encontraba repre-sentado un Agnus eccisus58 como es usual en grannúmero de edificios religiosos medievales. En laclave del primer tramo de la nave se encontrabanlos Pals de Aragó59. Este tipo de emblema heráldi-co ligado a la monarquía, y utilizado desde hacíatiempo por los miembros del casal de Barcelona60,es bastante usual en claves de bóveda del siglo XIV

de aquellos edificios levantados bajo el patrocinioo la ayuda de la familia real en toda la Corona61.No nos puede extrañar pues su presencia en SantaCaterina por cuanto es conocida la contribuciónde Jaume I a lo largo del proceso constructivo62. Siaceptásemos que la cubierta con bóveda de cruce-ría se realizó en el siglo XIII, se avanzaría bastante alas primeras representaciones del escudo real en cla-ves de bóveda. Por otro lado no resultaría extrañoque una clave de bóveda colocada ya en el siglo XIV

recordase la contribución de dicho monarca o bienhiciese referencia a algún conde-rey posterior quetambién aportase bienes al convento63, así comotambién es posible que tal iconografía representa-se a la monarquía en un sentido amplio como tra-dicional protectora del convento64.

En la segunda clave de la nave aparecía repre-sentado el Rey D. Jaume a cavall65, según Camprubí

51. L. GOLFERICHS I LOSADA,«Capella de Santa Llúcia»,Butlletí del Centre Excursionistade Catalunya, vol. I, núm. 3, Bar-celona, 1891, p. 215-223; J.AINAUD, J. GUDIOL, F.P. VERRIÉ,1947, p. 69; M.T. VINYOLES I

VIDAL, M. VERGÉS I TRIAS, «SantaLlúcia (abans capella de les onzemil verges)», Catalunya Romà-nica, vol. XX (el Barcelonès, el BaixLlobregat, el Maresme), Barcelo-na, 1992, p. 184-186; J.F. CABESTANY

I FORT, «La capella de SantaLlúcia», Lambart. Estudis d’ArtMedieval, vol. VI, Barcelona,1994, p. 161-177. Sobre una po-sible modificación en el sector dela cabecera hacia el tercer dece-nio del siglo XV durante la cons-trucción del claustro gótico,véase: J. VALERO, «Acotacionscronològiques i nous mestres al’obra del claustre de la catedral»,D’Art, 19 (1993), p. 29-42. La ca-pilla de Santa Llúcia está consi-derada como uno de los ejemplosdel estancamiento que sufre lamayor parte de la arquitecturacatalana del momento (N.DALMASES, A. JOSÉ PITARCH, 1985,p. 38; I. BANGO TORVISO, 1985, p.456-457).

52. J. FUGUET I SANS, «Comandahospitalera de Palau a Barcelona»,Catalunya Romànica (el Barce-lonès, el Baix Llobregat, elMaresme) vol. XX, Barcelona,1992, p. 233-236.

53. Al no conservarse ninguna delas claves de la iglesia no es posi-ble llevar a cabo un análisisestilístico que ayudaría en sudatación. Sólo se conserva algunapieza posiblemente procedentedel claustro, actualmente conser-vada en el Museu d’Història de laCiutat de Barcelona (para su re-producción: J. AINAUD, J. GUDIOL,F.P. VERRIÈ, 1947, vol. II, lám. 637).

54 Natàlia Baqué i Prat está rea-lizando la tesis doctoral sobre laiconografía de la claves de bóve-da de los edificos góticos catala-nes.

55. R. A. SUNDT, 1987, p. 405,apéndice A.

56. V. LAMPÉREZ ROMEA, Arqui-tectura española cristiana en laEdad Media, Madrid, 1930, p.491.

57. Únicamente el Lumen Domusda notícia que en la capilla deNuestra Señora de los Ángeles«que en las parets y en la clau» yvidriera estan las armes delsmarchs: Senyal es farian la ditacapella, en la qual estan ellssepultats en unes tombes alaparet» (Lumen Domus, f. 21) yque en la capilla de Santo Tomás«de la clau en la qual ha un lleó. yme resolch que la feren los deaquella casa» (Lumen Domus,vol. 1, f. 26). En algunas capillasse abrió una linterna en épocamoderna que supuso la supresiónde la antigua bóveda gótica y desu respectiva clave.

Figura 7.Interior de la capilla de Santa Llúcia de Barcelona.

57LOCVS AMŒNVS 2, 1996Algunas consideraciones sobre la iglesia de Santa Caterina de Barcelona

«ab una corona y espasa a la ma»66. Siguiendo laspautas de la clave anterior es una representaciónde la monarquía, ahora no a través de la heráldicasino con una imagen de caballero. Si bien las des-cripciones hablan de Jaume I (1213-1276) no se hade entender como imprescindible que ésta fuesecolocada a lo largo del siglo XIII, no es necesarioque ésta sea contemporánea, y bien puede tratarsedel recuerdo a quien es considerado uno de losgrandes benefactores de la casa67. En este sentidola sigilografía, de la que parece derivar este tipo deiconografía68, nos muestra que el atributo que sos-tiene el monarca a caballo varía a partir de Pere elGran. Con anterioridad a éste, incluyendo a JaumeI, el arma sostenida es una lanza69, todo indica puesque la clave debió ser realizada al menos con pos-terioridad a 1276, año de defunción del monarca,y debiendo recordar que en 1275 se trabajaba en elúltimo tramo de la iglesia. Imágenes parecidas lasencontramos en claves de bóveda de edificios yadel siglo XIV, como la iglesia de Santa Maria del Marde Barcelona70, también en una de las descripcio-nes que se conservan de la iglesia del convento deSant Domènec de Palma según la cual en la clavedel tercer tramo de la nave estaba representado el«rey D. Jaime el conquistador [...] puesto a caba-llo, en una mano embarazado un escudo con lasarmas de Aragón, y en la otra un alfanje»71, edifi-cio que se iniciaba el 1295 y no se concluye hasta135972. Imágenes parecidas encontramos en las cla-ves de los dos últimos tramos de la iglesia del con-vento dominico de l’Anunciació de Girona que sehan querido interpretar como Jaume I y Jaume II(1291-1327) respectivamente73.

En la tercera bóveda se encontraban las «armasde la Ciutat»74. Diversas son las razones que po-drían justificar la presencia de este emblema en la

58. Fr. S. A. PRATS, Papeles ma-nuscritos e impresos referentes, lamayor parte al convento de Sta.Catalina, v. y mr. O.P. Barcelo-na. Manuscrito de la BUB que ci-taremos como: Papeles.

59. Ibídem; Lumen Domus, vol.1, f. 19.

60. M. RIQUER, L’heràldica cata-lana des de l’any 1150 al 1550, vol.I, Barcelona, 1983, p. 112-129; A.DE FLUVIÀ, Els quatre pals. L’escutdels comtes de Barcelona, Barce-lona, 1994.

61. En lo referente a edificios deculto hay múltiples ejemplos.Uno en el lateral del crucero dela catedral barcelonesa y otra enel presbiterio de la catedral deGirona (J. CALZADA OLIVERAS,Las claves de bóveda de la cate-dral de Gerona, Barcelona, 1975,p. 54, lám. 2 y p. 55).

62. Son conocidas diversas ayu-das otorgadas al convento porparte de Jaume I: en 1223 les con-cede el privilegio de sacar agua delrec comtal para el huerto y la casa,en 1252 concede un impuesto so-bre las mercancías del puerto y elya citado de 1262 otorgándoles laprimera cantidad de dinero quereciba para que se destinen a la fi-nalización de la iglesia.

63. En 1298 Jaume II daba 2.000sueldos para la realización de la tum-ba de Ramon de Penyafort y paralos gastos del capítulo general quese celebraba en el convento.

64. En este mismo sentido ha sidointerpretada una clave con escu-do cuartelado Navarra-Francia dela iglesia del monasterio de SanSalvador de Leire (J.M. MARTÍNEZ

DE AGUIRRE, «La nave gótica deLeire: evidencias para una nuevacronología», Archivo Español deArte, núm. 253, t. LXIV (1991), p.39-53.

nave de la iglesia; por un lado, la posible donación,por parte del municipio, como apuntan algunosautores, de la capilla de Santa Caterina donde pos-teriormente se levantaría el establecimiento domi-nico, por otro lado, el documentado uso que hi-cieron del convento desde de mediados del sigloXIII y hasta 1369 para las reuniones del Consell75.El primer escudo que se conoce de la universidadde Barcelona está fechado en 1298, se trata del se-llo que figura en el tratado de Olorón, firmadoentre Alfons el Benigne y Eduardo I de Inglaterra.Tal y como han defendido los especialistas, se tratade una forma incipiente del futuro escudo de la ciu-dad. El elemento principal es la cruz, con los ex-tremos de los brazos ligeramente abiertos, queocupa la mayor parte del campo; en los cuatroángulos se disponen unos escudos reales, de dos otres palos76. Del siglo XIII no se tiene noticia deningún otro, los que conocemos del siglo XIV yahan sufrido una modernización que se mantieneen el escudo actual: la cruz figura en el primero ycuarto cuartel y las barras o palos reales, en el se-gundo y tercero. El número de palos varía, siendomayoritariamente dos y en menor número, tres.En el siglo XIV los primeros ejemplos que se con-servan ostentan en algunos casos los cuarteronesinvertidos, hecho que se ha interpretado como re-sultado de ser las primeras representaciones. Sibuscamos ejemplos coetáneos sobre piedra debereferenciarse la lápida conmemorativa de las obrasde Santa Maria del Mar (1329), la lápida de la inau-guración del Saló de Cent (1373), o el escudo de lafachada de la iglesia de Santa Maria del Pi, éste conlos cuarteles invertidos77. Si nos ceñimos a clavesde bóveda, hay dos ejemplos, con dos escudos encada una de ellas, en la cabecera de la catedral, con-cluida con anterioridad a 133978, otra en la primera

65. Papeles, f. 40.

66. Lumen Domus, f. 19.

67. Véanse las notas 62 y 63.

68. B. BASSEGODA AMIGÓ, SantaMaría del Mar. Monografía his-tórico-artística del templo.Compendi a cura de BonaventuraBassegoda i Musté i de JoanBassegoda Nonell, Barcelona,1976, p. 147.

69. F. SAGARRA I DE SISCAR,Sigil·lografia catalana, vol. I, Bar-celona, 1916.

70. En ella se representaba aAlfons el Benigne. Para dicha cla-ve, véanse: J. AINAUD, J. GUDIOL,F.P. VERRIÉ, 1947, vol. I, p.119 yvol. II, fig.735; J. BASSEGODA

AMIGÓ, 1976, p. 34, nota 9 y p.144.

71. Descripción de T. FEBRER

Breve resumen o recuerdo histó-rico de las grandezas y excelen-cias del real convento de SantoDomingo... t. I, p. 52-53 del Ar-chivo diocesano de Mallorca, cfr.Rosselló Lliteras (J. ROSSELLÓ

LLITERAS, 1985, p.122).

72. J. ROSSELLÓ LLITERAS, 1985,p. 120.

73. J. PLA CARGOL, 1956-1957, p.361; J. M. COLL, 1958, p. 6.

74. Papeles f. 40; Lumen Domus,vol. 1, f. 19.

75. Rubriques de Bruniquer.Cerimonial dels MagnífichsConsellers y regiment de la Ciutatde Barcelona, 5 vols., Barcelona,1912-1916: vol. I, p. 79 y 82, vol.II, p. 49 y 117, vol. IV, p. 23. Noti-cia que también se recoge en lascrónicas del convento. Según elLumen Domus (vol. 1, f. 19) «esde creurer que la dita ciutat aura

fet aquell cruzer, o a lo menosaura ajudat a dita obra quealtrament no haurien posades lesarmes en aquell lloch taneminent».

76. A. DURAN SANPERE, «El es-cudo heráldico de Barcelona.Historia y significado de sus ele-mentos», Barcelona. DivulgaciónHistórica, vol. III, Barcelona, 1947,p. 225-231; F. UDINA MARTORELL,«Las armas de la ciudad de Bar-celona: su origen y desenvolvi-miento», Miscelánea Barcinonensia,núm. XXII-XXIII, Barcelona, 1969;ibídem, L’escut de la ciutat deBarcelona, Barcelona, 1979; J.BASSEGODA NONELL, «Escuts dela ciutat de Barcelona a la cate-dral», D’Art, núm. 19 (1993), p.205-209.

77. Ibídem.

78. J. AINAUD, J. GUDIOL, F.P.VERRIÉ, 1947, p. 53 ; J. BASSEGODA

NONELL, 1994, p. 106.

58 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Ernest Ortoll i Martín

79. F.P. VERRIÉ, La iglesia de losSantos Justo y Pastor, Barcelona,1944, p. 57.

80. J. BASSEGODA AMIGÓ, 1976,p. 144-145, lám. p. 38.

81. Papeles, f. 40.

82. Papeles, f. 40.

83. L. REAU, Iconographie de l’artchrétien, vol. III (Iconographie dessaints), t.III, París, 1958, p. 1104-1108.

84. G. MEERSSEMAN, 1946, p. 173;B. MONTAGNES, 1974, p. 92; R.A.SINDT, 1987, apéndice E.

85. J. WHITE, Arte y arquitecturaen Italia 1250-1400, Madrid,1989, p. 579-761, fig. 300.

86. Papeles, f.40.

87. L. REAU, 1958, t. I, p. 391-398.

88. G. MEERSSEMAN, 1946, p. 173.

89. B. MONTAGNES, 1974, p. 92.

90. Véase nota 84.

91. J. WHITE, 1989, p. 109-118,fig. 46; p. 118-122, fig. 55; p. 479-561, fig. 300.

92. Papeles, f. 40.

93. Lumen Domus vol. 1, f. 14 y161-163.

94. Véase nota 28.

95. J. CASADEMUNT 1886, p. 33 y34.

96. R.M. ANDRÉS BLANCH, 1987,p. 72.

capilla del lado del evangelio, tocando al presbite-rio, de la iglesia de Sant Just i Pastor que debefecharse a mediados del siglo XIV79 y aún otra en laclave del último tramo de la nave central de SantaMaría del Mar colocada en noviembre de 138380.Gracias a esta clave encontramos la misma dificul-tad que en la clave anterior, según la documenta-ción este tramo se cubriría con anterioridad a 1275,año del legado con el que debe concluirse el últi-mo tramo de la iglesia. Por lo tanto se entiende quelos anteriores ya estaban terminados. Así pues, noparece posible que en el tercer tramo de la naveestuviesen las armas de la ciudad, cuando el primerescudo está fechado en 1298 y aún de manera muyincipiente. Y, por otro lado, esta hipótesis tomamayor fuerza al no encontrar ejemplos esculpidoshasta finales del segundo decenio del siglo XIV.

Según las descripciones en la clave de bóvedadel siguiente tramo estaba representada «SantaCaterina Martir» 81, la patrona del convento, Cata-lina de Alejandría, santa mártir del siglo IV. En lasiguiente clave se encontraría «S. Pere Martyr abllibre»82. A mediados del siglo XIII los dominicosdisponían ya de dos santos, el fundador Domingode Guzmán (1234) y San Pedro Mártir o de Verona(1253), la orden se encargó de su difusión ya desdesu inicio. Éste segundo fue nombrado inquisidorde la fe en 1232 y se encargó de perseguir los mo-vimientos heréticos del momento, razón por la quefue asesinado en 1252. Un año más tarde fue cano-nizado por Inocencio IV, pasando a ser el primersanto mártir de la orden, así como uno de los mo-delos de ésta, y convirtiéndose en un objetivo pro-pagandístico de los más difundidos. Tradicional-mente se le representa con hábito dominico y conuna herida sangrienta en la cabeza provocada porun puñal, potenciando así la idea de mártir de lafe83. La representación del santo se produce pron-to, ya que en 1254 se obliga a pintar en las iglesiasuna imagen de santo Domingo y san Pedro Már-tir84. Así, sabemos que a mediados de siglo ya seencuentran imágenes pictóricas del santo en cues-tión, y por tanto que ya dispone de una iconogra-fía propia, pero lo que desconocemos es cuandoaparecen las primeras representaciones escultóricasy más aún cuando aparece el tipo iconográfico dedicha clave. Quizá una de las primeras fuera la dis-puesta en el tabernáculo de su sepulcro funerarioen San Eustorgio de Milán, junto a la Virgen con elNiño y santo Domingo, obra de Giovanni diBalduccio, fechable hacia 133985.

La mayor parte de lo dicho sobre la clave ante-rior sirve para la del siguiente tramo donde aparecerepresentado «Lo s. Domingo ab lliri y llibre»86. Alfundador iconográficamente se le viste con el hábitode la orden, blanco y negro, una ancha tonsura quecrea una corona de cabellos y habitualmente barba-do, si bien hay excepciones. Sus atributos son va-rios, el libro, cerrado o abierto, el lirio, símbolo de

la castidad y posiblemente una alusión a laInmaculada, la estrella por encima de la cabeza yun perrito manchado, a finales de la Edad Mediase le incorpora el rosario87. Ya en 1247, en el capí-tulo de la provincia romana, se ordena a los prioresconventuales que procuren una representación desanto Domingo88, en 1250, en el capítulo generalde Londres, se exhorta a los frailes a promover elculto a santo Domingo, levantando y dedicandoiglesias en su honor89, hecho que provocaría sinduda la proliferación de su imagen, a lo que debe-mos sumar la ya apuntada obligación de 1245, dehacer pintar imágenes de santo Domingo y sanPedro Mártir en el interior de las iglesias90. Si bus-camos las primeras representaciones escultóricasdel santo fundador, cabe situarlas dentro de la se-gunda mitad del siglo XIII, así lo encontramos ensu propio sepulcro de Bolonia, iniciado en 1264,en el sepulcro del cardenal Braye (+ 1282) de laiglesia de los dominicos de Orvieto –tonsurado,con hábito y el libro–, obra de Arnolfo de Cambioy en otros conjuntos italianos posteriores como elya citado sepulcro de san Pedro mártir de Milán–apareciendo ya el lirio–91. La voluntad de difu-sión por parte de la orden, como queda recogidaen las diferentes disposiciones citadas, parece quefacilitaría no sólo su representación pictórica sinotambién la escultórica, si bien estas últimas a par-tir, excepto casos puntuales, de la aceptación de ele-mentos escultóricos en el interior de las iglesias.

En la clave del último tramo se hallaba repre-sentada la «Mare de Deu rodada de Estrellas ab loNoy al bras dret, y rosa a la Esquerra»92. Icono-gráficamente cercana a las vírgenes apocalípticaspoco usuales en la iconografía medieval sobre pie-dra, pero sin que a partir de ello podamos indicarhipótesis alguna sobre su fecha.

Más datos sobre el procesoconstructivo de Santa Caterina

Abordados los puntos anteriores, nos falta aúnaportar algunos datos que pueden ser de interés yque permitan ver con mayor precisión alguno delos aspectos del proceso constructivo de SantaCaterina.

Según el Lumen Domus en abril de 1326 se repa-ra la conducción que lleva el agua desde el rec comtalhasta el convento. Esta obra la realizan «fratrisGuillelmi Saplana» y «fratris petri michaelis», loscuales una vez terminado dicho trabajo deben vol-ver a la obra de la iglesia. Este dato le sirve aCamprubí para creer que el proceso constructivode la iglesia fue muy largo93. Lo que no queda de-masiado claro es que en 1275 sólo restara el últimotramo de la nave y la fachada, es decir, la mayor

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parte de la iglesia ya estaba levantada, y cincuentaaños mas tarde aun no estuviese concluida, tenien-do en cuenta que la duración de las obras anterio-res no ocuparían más de treinta y cinco años. Di-cha noticia se entendería si se hubiese producidoun paro en el proceso constructivo, y posterior-mente un reinicio de las obras, si bien también cabela posibilidad que a finales del siglo XIII ya estuvie-ra concluida y veinte años más tarde se llevasen acabo obras de mejora, ampliación de capillas, etc.En este sentido, sin que podamos aventurar que endicha fecha se estuviesen realizando reformas im-portantes que implicasen la sustitución del sistemade cubierta, sí es cierto que un caso similar sucede-ría pocos años mas tarde en la iglesia de los fran-ciscanos de Palma de Mallorca94. En el mismo sen-tido debe recordarse que Casademunt ya apuntóque en la fábrica se reflejaban dos épocas distintas,considerando el ábside y las dos primeras capillasdel siglo XIII y el resto del XIV junto con la obra delclaustro95. Esta apreciación no ha sido tradicional-mente considerada y cuando se ha recogido ha sidodesestimada96, hecho que extraña, puesCasademunt era arquitecto y académico, y su me-moria fue encargada por la Junta Particular de Co-mercio, siendo quizás la única persona capacitadaque visitó el convento y realizó un estudio detalla-do poco antes de su destrucción97, y si bien puedeser puesta en cuarentena la datación, más difícil escuestionar el reconocimiento de un cambio en lafábrica.

Tipológicamente la iglesia de Santa Caterina, taly como llegó al siglo pasado, marcaba unas pautasque sin duda encontramos en otras iglesias barce-lonesas y catalanas en pleno siglo XIV. En este sen-tido se ha apuntado una clara similitud, en cuantoa tipología y dimensiones, con la fábrica de la igle-sia de Santa Maria del Pi, también de Barcelona98.Si bien el parecido es evidente, la iglesia dominicaposeía una particularidad respecto a ésta y a lasdemás iglesias barcelonesas de una sola nave con-servadas, nos referimos a la existencia de dos nive-les de ventanas en la cabecera, por cuanto ambasno poseían capillas en dicho espacio, el alto si-guiendo las ventanas de la nave y el bajo corres-pondiéndose con las capillas laterales (figura 8).Este elemento, sin duda poco usual en las arqui-tectura gótica catalana, no debe considerarse ex-clusivo en Barcelona para Santa Caterina, comohasta el momento se creía99, pues fue utilizado tam-bién en la iglesia, hoy desaparecida, de los padresAgustinos Calzados (figura 9)100. Dicho conjuntofue iniciado en 1349, en 1367 se trabaja en el pres-biterio y finalmente en 1398 se consagra el altarmayor101. Nos encontramos con una misma solu-ción arquitectónica, hecho que permite proponeruna fecha cercana y siendo en este sentido másfiables los datos que se conocen sobre Sant Agustíque las fechas que tradicionalmente se vienen ba-

97. Véase nota 8. A partir de 1835ejerció como profesor de arqui-tectura en la Junta de Comercioen sustitución de su maestroAntoni Cellers. En 1850 pasó aser profesor de la escuela de maes-tros de obras y miembro de laAcademia de Bellas Artes de SanJorge, siendo miembro tambiénde la Academia de San Carlos deValencia («Casademunt i Torrents,Josep» Gran Enciclopèdia Catala-na, vol. 4, Barcelona, 1977, p. 517;J.M. MONTANER I MARTORELL,La modernització de l’utillatgemental de l’arquitectura aCatalunya (1714-1859), Barce-lona, 1990, p. 694-718; J.BASSEGODA NONELL, «El primerarquitecte de l’Acadèmia, JosepCasademunt (1804-1868)»,Butlletí de la Reial AcadèmiaCatalana de Belles Arts de SantJordi, IV-V, Barcelona, 1990-1991, p. 11-20.

98. Dicho parecido se ha apun-tado ya desde antiguo (A. PI I

ARIMON, 1842) y posteriormentese ha venido repitiendo.

99. J. AINAUD, J. GUDIOL, F.P.VERRIÉ, 1947, p. 94.

100. En el Archivo General deSimancas se conserva un alzadofechado en 1718 bajo el títuloPerfil y Elevación de una partidade la Iglesia y Convento de S.Agustín, que demuestra con la lí-nea A.B.C.D.E.F. labada de ama-rillo, lo que se ha de rebajar y laforma en que ha de quedar. Dadoa conocer recientemente (J.M.MUÑOZ CORBALÁN, «AgustinosCalzados sin convento en Barce-lona. De la Ribera al Raval», Ar-quitectura y Ciudad II, Madrid,1994, p. 85-103) y que ya ha sidoutilizado desde la historiografíadel arte por Marià Carbonell (M.CARBONELL I BUADES, «Obres alconvent de Sant Agustí Vell deBarcelona, segles XVI-XVII», LocusAmoenus, 1, 1995, p. 127-138).Dicho alzado permite observarcon claridad el doble nivel de ven-tanales en la cabecera.

101. J. AINAUD, J. GUDIOL, F.P.VERRIÉ, 1947, vol. I, p. 170; J.M.MARTÍ BONET, J.M. JUNCÀ I

RAMON, L. BONET I ARMENGOL,El convent i parròquia de SantAgustí de Barcelona, Barcelona,1980, p. 16-17; M. CARBONELL I

BUADES, 1995, p. 130.

Figura 8.Sección longitudinal de la iglesia del convento de Santa Caterina (Archivo de la Reial Acadèmia Catalana deBelles Arts de Sant Jordi).

Figura 9.Sección transversal de la iglesia y dependencias del convento de Sant Agustí de Barcelona (Archivo Generalde Simancas. A.G.S. - M.P. y D. XIX-138, vol. I, p.107).

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rajando para la iglesia dominica. A su vez cabe su-mar a esta consideración el ya apuntado parecidoentre las obras de los claustros góticos de ambosconventos102. Sin alejarnos del área de influenciade la arquitectura gótica catalana, podemos encon-trarnos una solución parecida en el ábside de la igle-sia de Sant Francesc de Palma de Mallorca conse-cuencia de las reformas finalizadas en 1385103. Asípues, si bien las consideraciones hechas porCasademunt deben de tenerse en cuenta, una cro-nología del siglo XIII para el ábside, siguiendo laspautas enunciadas, parece improbable, y de nuevonos remiten a una cronología dentro del siglo XIV.

Otro elemento tipológico que tambien podríaayudar a determinar una cronología para SantaCaterina sería su rosetón. Éste lo conocemos condetalle gracias al trazado realizado por J.Casademunt en 1837104 (figura 10), y que tradicio-nalmente se ha considerado ejecutado a partir dellegado de Ponç d’Alest de 1275. Dicho trazado res-ponde a un esquema compositivo próximo al deotros rosetones catalanes; el de la catedral deTarragona, el de Sant Cugat del Vallès105 y el de laiglesia de Santa Maria del Pi106. De los tres, sólo elde Tarragona, y aún con bastantes reservas, podríaser coetáneo al rosetón de Santa Caterina107. Y re-mitiéndonos de nuevo a una tradición arquitectó-nica local, diversa, por el momento, en ambas ciu-dades parece más probable situarla ya dentro delsiglo XIV y por otro lado siempre anterior al 1459,fecha en la que, en la misma Barcelona, se ejecuta-rá un rosetón para Santa Maria del Mar de acuerdocon un esquema netamente flamígero alejado yadel de Santa Caterina y sus semblantes108.

Otros datos también apuntan a establecer laexistencia de obras en la iglesia con posterioridadal período establecido tradicionalmente para la con-clusión de la fábrica, un dato ya conocido es la sub-vención de los gastos de la capilla de san Ramónpor parte de Jaume II con dos mil sueldos en 1298.Años más tarde, en 1320, Sibil·la de Saga decide ensu testamento ser enterrada en la iglesia del con-vento donde construye la capilla de santa Margari-ta109, por las mismas fechas Berenguera de Mayolescosteaba la capilla y el altar de santa María110, y en1325 según el Lumen Domus Arnau Company hizolevantar la capilla de san Juan111, dato que quizásdeba relacionarse con la presencia de frailes traba-jando en la iglesia hacia 1326, y en la misma líneacabe destacar la insistencia de Camprubí en dar aentender que las capillas fueron añadidas con pos-terioridad a la obra de la iglesia112.

Dos noticias del siglo XV nos hablan indirecta-mente de Santa Caterina, pero nos permiten en-tender que en dicho siglo la iglesia ya presentaba, agrandes rasgos, el esquema que perduró hasta elsiglo XIX. Por un lado a partir del testamento dePere II d’Urgell, fechado en 1408, sabemos que laiglesia disponía de «[...] capellis in utroque latere

102. J. AINAUD, J. GUDIOL, F.P.VERRIÉ, 1947, p. 172.

103. M. DURLIAT, 1964, p. 65; X.BARRAL ALTET, 1994, p. 160-164.Una tipología diversa se nos pre-senta en otros edificios como laiglesia de Santa Maria dePedralbes, también de Barcelona,donde existen ventanales en elnivel alto mientras que en el bajose disponen unos óculos, siendoéste el mismo recurso utilizadopara dar luz a las capillas latera-les (J. AINAUD, J. GUDIOL, F.P.VERRIÉ, 1947, vol. II, láms. 762 y763).

104. J. CASADEMUNT, 1886; J.BASSEGODA NONELL, 1972.

105. En 1337 se trabaja en la fi-nalización de la fachada, y bajo elabaciado de Bernat Vallseca, en1343 se firma el contrato para laejecución de los cristales del ro-setón (M. CARRERAS, «Notesarqueològiques del Monestir deSant Cugat», Butlletí del CentreExcursionista «Sabadell», vol. IV,julio-agosto-septiembre de 1934,núm. 52, p. 26 i 27; J. AULADELL,«El rosetó de Sant Cugat», Amicsde Sant Cugat, núm. 12 (1976),p. 5 y lám. p. 4; J. AMBRÓS, Elmonestir de Sant Cugat del Vallès.Vilassar de Mar, 1981, p. 40 i 42).

106. Hacia 1360 las obras de lafachada ya estarían bastante avan-zadas, y en 1366 Francesc Coma,mestre vitraller de Mallorca, fir-ma un recibo para la realizaciónde la finestra maior (A. LÓPEZ

RODRÍGUEZ, «Consideracionessobre la construcció de l’esglésiabarcelonina de Santa Maria delPi», Acta Medievalia, 5-6 (1984-1985), p. 215-216; T. VERGÈS, San-ta Maria del Pi i la seva història,Barcelona, 1992, p. 113). Este ro-

setón quedó totalmente destrui-do durante la guerra civil y pos-teriormente fue reconstruido porel arquitecto J.M. Jujol.

107. Por un lado hay el encargoal mestre Bartomeu de Girona en1277 para la obra del portal ma-yor y de la finestra en O, pero porotro se afirma que el arzobispoRoderic Tello, en 1305, paga lapenúltima bóveda de la nave cen-tral, hecho que como mínimohace improbable la finalización dela fachada y sus elementos deco-rativos. Y por último en el sectorde la portada hay documentadoslos trabajos del mestre Bartomeuen 1275, pero también encontra-mos trabajando a Jaume Cascallsen 1375. Para defender la atribu-ción de los trabajos de Bartomeude Girona en el rosetón, sus cala-dos se han puesto en relación conlos trabajos de éste en el sepulcrode Pere II el Gran en Santes Creus(J. BLANCH, Arxiepisco-pologi dela Santa Església Metropolitana iPrimada de Tarragona,Tarragona, 1985, vol. 1, p. 170; S.CAPDEVILA, 1935, p. 16-17 i 32; E.MORERA LLAURADÓ, TarragonaCristiana, Tarragona, 1981-1982,vol. 11, p. 928; J. AINAUD, J. VILA

GRAU, M.J. VIRGILI, I. COMPANYS,A. VILA, Els vitralls del monestirde Santes Creus i de la catedralde Tarragona, Corpus VitrearumMedii Aevi, Espanya 8-Catalunya, Barcelona, 1992, p.196. Para la construcción de latumba de Pere el Gran véase: J.VIVES I MIRET, «Els sepulcresreials del Monestir de SantesCreus», Studia Monastica, VI(1964), p. 363 y 369).

108. Con anteridad a dicho rose-tón existió otro destruido por unterremoto en 1424 y que debe re-montarse a la década de los

ochenta del siglo XIV, sobre elque se ha indicado la posibili-dad de que siguiese el modelode los anteriormente citados (B.BASSEGODA AMIGÓ, Santa Mariadel Mar. Monografía histórico-ar-tística, Barcelona, 1925, vol. 1, p.354 y 363, notas 3 y 4; J. AINAUD,J. VILA GRAU, M.A. ESCUDERO,Els vitralls medievals de l’esglésiade Santa Maria del Mar a Barce-lona, Corpus Vitrearum MediiAevi, Espanya 6-Catalunya 1, p.15 y nota 7).

109. A. PLADEVALL I FONT, Sibil·lade Saga. Perfil biogràfic de ladarrera amiga de Jaume I, Bar-celona, 1973, p. 47-48.

110. Llibre de Memorias dels mesInsignes Benefactors del presentconvent de St. Catarina V. y M.de Bna des de lo any 1219 que fousa fundacio, f. 6. Manuscrito con-servado en de la BUB que citare-mos como Llibre de Memorias.

111. Lumen Domus, vol. 1, f. 26.

112. Lumen Domus, vol. 1, f. 20,21 y 23.

113. D. MONFAR SORS, Historiade los Condes de Urgel, t. II, Bar-celona, 1853, p. 267-270. Noticiaque debo agradecer a F. Español.

114. Los originales se conservanen la Österreichische National-bibliotek de Viena y en TheBoard of Trustees of the Victoriaand Albert Museum de Londres.Para su reproducción véase: J.GARRIGA RIERA, L’època delRenaixement s. XVI (Història del’Art Català IV), p. 88 y 92-93; A.GARCIA ESPUCHE, «La imatge glo-bal (1535-1758)», Retrat de Bar-celona, vol. I, Barcelona, 1995, p.67-76, láms. 15, 16 y 17.

Figura 10.Ventanas y rosetón de la iglesia de Santa Caterina según J. Casademunt (Archivo de la Reial AcadèmiaCatalana de Belles Arts de Sant Jordi).

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cum voltis et croeratis»113, y por otro, gracias a lasvistas que de la ciudad realizó en 1563 Anthoniusvan den Wyngaerde114, apreciamos de manera cla-ra como la iglesia presenta una cubierta plana pro-pia de una bóveda de ojivas catalana (figuras 11 y12)115.

El Lumen Domus y otras fuentes nos dan noti-cia de algunos aspectos de la cubierta, inéditos yno considerados hasta el momento, que sin dudapueden ayudar a entender mejor la problemáticaplanteada. Así, a partir de unas acusaciones que selevantaron contra el convento en el siglo XVII, sa-bemos que en 1629 cayó la primera clave de bóve-da de la nave, la del escudo real, y por las mismasfechas sucedió lo mismo con la segunda clave, laimagen de un monarca a caballo. Se dice que estaseran de madera y al caer se hicieron añicos, sabe-mos que en 1679 aún no habían sido restituidas yparece que fueron colocadas de nuevo en 1680 sien-do éstas también de madera y pintadas, tal y comorelata la crónica de tales acusaciones:

No obstant que se feren moltas representacions,no bastaren, peraque com se dira despues, loprimer dia de Agost de 1680, vingué a nostraIglesia lo Dr. Vicens Sabater Jutge de la BatlliaGeneral de Catalunya, y per ordre del Rey, ydel Consell Supremo de Aragó, en presencia suamanà posar en la segona clau de la bóveda delaIglesia las armas Reals de Aragó, y en la tercerala Imatge del Sr. Rey D. Jaume lo Conquista-dor à Cavall, las cuals de fusta, y pintades116.

En el mismo documento de 1679 se hace refe-rencia a otras claves de la iglesia, así de la del pres-biterio dice: «a donde està un cordero gravado depiedra que es la misma clave». Sobre la de la «Ciu-dad de Barcelona», que tampoco había caído, y delas demás «que son quatro estan santos dela orden,conque se ve, que estas imagines se pusieron muydespues de acabada la Iglesia»117. Según este texto,pues, la clave del presbiterio no había sido cambia-da y era de piedra, las del emblema real y la delmonarca a caballo eran de madera, y al caer se rom-pieron y posteriormente fueron reemplazadas. Ladel escudo de Barcelona no había caído, pero des-conocemos el material y cuando fue colocada, y delas cuatro últimas –san Pedro Mártir, santo Do-mingo, santa Catalina y Virgen con el Niño– sibien no da noticia del material, sí indica que son defecha muy posterior a la finalización de la iglesia,pero sin explicar qué le mueve a hacer esta aprecia-ción. Posiblemente la noticia más interesante nosla da al decir que la clave del presbiterio era «lamisma clave», de lo cual se desprende que la únicaclave de bóveda con decoración escultórica era lade la cabecera, sostenida por ocho nervios y queen los tramos de la nave todas eran de madera col-gadas de otro tipo de claves.

115. J. BASSEGODA NONELL, «Bó-vedas medievales a la romana»,Memorias de la Real Academia deCiencias y Artes, 3ª época, núm.782, vol. XLIII, núm. 8 (1977);ibídem, «La construcción de lasbóvedas góticas catalanas», Bole-tín Académico. Escola Superior deArquitectura de A Coruña, núm.11 (1989), p. 30-38.

116. Lumen Domus, vol. II, f.517-527.

117. Lumen Domus, vol. II, f. 525.

Figura 12.Detalle de la iglesia de Santa Caterina de la vista realizada por A. van den Wyngaerde en 1563(Österreichische Nationalbibliotek de Viena).

Figura 11.Vista de Barcelona realizada por A. van den Wyngaerde en 1563 (Österreichische Nationalbibliotekde Viena).

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El uso de claves de bóveda de madera en edifi-cios medievales no es del todo inusual, si bien nosencontramos faltos de una bibliografía al respecto.Aquellos ejemplos que he podido recoger del ámbitode la Corona de Aragón se fechan mayoritariamente enel siglo XV y en algún caso con posteriroridad118 perodesconocemos si su uso es propio de este siglo oya era usual en siglos anteriores.

Los diversos asedios y bombardeos que sufrióla ciudad a finales del siglo XVII e inicios del XVIII

causaron importantes desperfectos en el conven-to119, viéndose afectado algún sector de la nave dela iglesia, así, si bien en el Lumen Domus al hablarde los daños y reformas efectuados en la iglesiaúnicamente se habla de las vidrieras, las paredes yla bóveda del presbiterio120, según el libro de be-nefactores del convento el que fue prior TomásRipoll hizo reparar el techo de toda la iglesia en1714121. Todo indica que esta restauración de lacubierta de principios del siglo XVIII, la importan-cia de la cual desconocemos con precisión, es laque llegó hasta la destrucción de la iglesia en 1837.Así la uniformidad de la cubierta es uno de losaspectos que destaca Casademunt en su descrip-ción122.

El Lumen Domus también da otras noticias nodirectamente relacionadas con la cubierta pero queaportan algunos datos sobre la construcción de laiglesia, como es el campanario, que pueden ayudara dar alguna pista sobre el proceso constructivo.Este texto considera que la torre es posterior a laobra de la iglesia, que en un primer momento exis-tía uno más pequeño para una sola campana, deacuerdo con alguna prescripción capitular, ubica-do en el ángulo derecho de los pies de la iglesia y

que el actual se había erigido entre los contrafuer-tes siendo de obra diferente123. Pero Camprubí noprecisa la fecha, si bien el mismo autor da noticiade que las campanas «que ara son» se hicieron entiempo del prior fray Miquel Puig, en 1403124, yparece desprenderse del texto que eran las prime-ras que se colocaban, hecho que nos lleva a pensarque éste debió concluirse en fechas no demasiadolejanas. La construcción de un nuevo campanarioparece tomaría sentido en una campaña de mejorade la iglesia, si el primero había quedado desfasadoes posiblemente porque la nave había sido amplia-da o modificada y no se compenetraba con la obramoderna125, y en este sentido la ejecución de untabernáculo para la imagen de la patrona del con-vento, llevado a cabo por el pintor Ponç Colomery fechado entre 1413 y 1414126, y la noticia de reta-blo mayor dedicado a santa Catalina fechado hacia1436127 podrían suponerse como la finalización dedicho proceso.

La serie de puntos que hemos ido tratando cree-mos permiten entender que la iglesia de SantaCaterina, y con ella su cubierta, sufrió alguna mo-dificación, y en este sentido el uso de un nuevosistema tendría que haber supuesto algún cambioen la estructura del edificio o en el sistema de so-portes. A partir de los planos y dibujos que noshan llegado del edificio se hace difícil poder pre-cisar estas supuestas modificaciones, si bien seobservan diferencias en la longitud de algunostramos, que ya han sido recogidas128, éstas nosuponen problema alguno para la cubierta. Enla descripción de la iglesia del Lumen Domus sehace referencia a algunos aspectos de la obra a te-ner en cuenta:

118. En el Museu Diocesà de Bar-celona se conservan cinco clavesprocedentes de El Toro (Valencia)(J. AINAUD DE LASARTE, «Cincclaus de volta», Millenum.Història i Art de l’Església cata-lana. Barcelona, 1989, p. 352-353)que forman conjunto con otrasdos actualmente en el MuseoCatedralicio de Segorbe. Si biense creía que procedían de El Toro,últimamente se ha apuntado lapossibilidad que en origen estu-vieran en la catedral de Segorbe(R. RODRÍGUEZ CULEBRAS, «Cír-culo de Pere Nicolau. Pentecos-tés. Evangelistas y Marcos»,Fondos del Museo Catedraliciode Segorbe, Valencia, 1990, p. 50-52). En el Museu Santacana deGranollers se guardan tres ejem-plares procedentes de SantaMaria de Jerusalem de Barcelona(F. SANTACANA, La Enrejolada,Barcelona, 1929, p. 8, láms. 33 y37), otro en el Museu FredericMarès de Barcelona de origendesconocido (Fons del MuseuFrederic Marès / I Catàlegd’Escultura i Pintura Medievals.Barcelona, 1991, p. 366-367, núm.349 –MFMB 932–). También deorigen desconocido son las dosclaves de las colecciones Bertránde Barcelona (Col·leccionsBertrand als Museus de Barcelo-na. Barcelona, 1985, núms.131.152 y 131.153). Todas estasclaves son de formato plano, paraser colgadas, parecidas pues a lasque supuestamente había en San-ta Caterina. Solución que parecediferente a la que encontramos enlas claves de la nave central de lacatedral de Girona, donde el re-lieve de madera se inserta en laclave de piedra con vaciado inte-rior (J. CALZADA OLIVERAS, 1975,p. 56-58).

119. Es el caso del asedio de 1697«[...] queda arruinada la llibreria,enfemeria, Dormidor gran, tota laSagristia, lo Presbiteri ysagristietas de la capella dl SS.moltas celdas al cap del dormidorgran, y per ultim tot lo conventera una montanya de ruina. vi-drieras de la Iglesia ab totas las delconvent acabades. Caygué unarch sobre del altar major, moltsestragos en las parets de la Igle-sia, en los claustros, y demes delconvent», Lumen Domus vol. II,f. 595.

120. Ibídem, f. 601 «y un raig delsarchs que tiran a la clau delpresbiteri lo qual caygué tocat deuna bala». Las obras de restaura-ción datan de 1715 y el sector dela bóveda del coro se realizaríanen el mes de septiembre.

121. «Conventum hunc bellorumclade dirutum precipue anno1714 ante et post Generalatum,restaurabit, refecit, et inMeliorem formam redegit; ipsiustotaliter omnia tecta, navistrabibus et tegulis, nova fecit.Ecclesiam reparto tot tecto,ejusque area vel solo ex dolatis,et perpolitis lapsibus strato»,Llibre de Memorias, f. 24.

122. J. CASADEMUNT, 1886, p. 30.

123. «Y crech que en asso losfundadors se descuydaren alprincipi la reho es que en tota laIglesia no trobaran siti nifonament particular per fundardit campanar sino tant grans sonlos fonaments y paret y pilars deuna part com de altra. Crech quepensaven solament fer uncolomar pus no podien (per rahode la nostra constitucio) tenir sinouna campana ara sie ab intent, arasie ab intent de mentres se feia laobra del campanar tenian en loultim estrem o anjua de la Iglesiaa la part del claustro de defora opati a la ma dreta entrant a la Iglesii estave en lo lloch que esta enca-ra assenyalat ab una pedra cava-da en dit extrem sobre las capellasde las banda de sant Joan y de SantPere Martir est y avia un pilarsobre la paret y la campana estavaallí y per tocarla y estar prop dellaavia una cambreta (que encara seconeix) alli matex hont es ara lafinestra del cor de aquella partasso que dic ara es de la cambra.

De manera que dit campanar sefeu aprés de la obra de la Iglesia.Com se pot probar ab la matexaobra perque primerament e faltadiligentia ab un mestre de casesexpert lo qual diu lo matex perrespecte que lo caracol de ditcampanar es cosa afegida ab loestrep començant des delpaviment de la iglesia fins al terraty teulada de dita Iglesia. Los qualsestreps ja estaven fets y encara seconeix evidentment la afegiduray germandat se feu despres y axicarrega dit campanar sobre losdits esterps y arcs de las doscapelles de Sta. Anna y St. Jaumela obra de dit campanar ja dexaveura quala es quant se sia fet yquant no», Lumen Domus, vol. 1,f. 26. Si bien las constituciones nohablan del campanario, en el ca-pítulo general de París, de 1251,se indica «quod non habeamusunam campanam ad omnes horaset hoc ponatur in fine capituli deoffio ecclesie». Sobre el campanairose ha apuntado: «La torre, por su

forma singular, comparada con lageneralidad de las que existían enBarcelona, y por la manera parti-cular que descansaba, indica cla-ramente era extraña al planoprimitivo de la obra» (J. CASA-DEMUNT, 1886, p. 30).

124. «Item feu lo sobredit priorlas campanas que ara son, a lomenos es cosa certa que la majorla feu fer. pus en un retol impresab la matexa campana esta ditprior escrit de molde y lo any quese feu. En lo altro retol esta unlletrero mentem sanitam spon-tanea ett tambe esta impres losegell del convent que es una Sa.Catherina. fonch beneida al ultimdie de febrer y era lo dia de lacendra per lo dit bisbe major, quesegons axo ni auria altre de anell,y ni diu qua. pesa dita campanaanomenada cath ª dotze quintarsy, trenta lliures. Començaren la atocar lo primer diumenge dequaresma en las matinas a mijanit. pq exos quatre dies la guar-

niren. En la campana xia lo segon,que diem estan tambe dos cercolsab lletreros lo un diu Xpq vincitet lo segon ecce crucem dominifugite per y una creu. y la comen-çaren a tocar aldia de pascha deresurrehio del matex any. pesa .7.quintars menos nou lliures»,Lumen Domus, vol. II, f. 55.

125. Posiblemente el antiguocampanario subsistió unos añosdespués de la construcción delnuevo, así en los dibujos de la ciu-dad de A. van der Wingaerde de1563 parece apreciarse una pe-queña torre en el muro norte ytramos más occidentales de lanave (véanse figs. 11 y 12).

126. J.M. MADURELL MARIMON,«El pintor Lluís Borrassà, su vida,su tiempo, sus seguidores y susobras», Anales y Boletín de losMuseos de Arte de Barcelona,vol. VII, (1949), p. 115, vol. X,(1952), p. 209-210, doc. 659 y p.214-215, doc. 667 (AHPB, Bernat

63LOCVS AMŒNVS 2, 1996Algunas consideraciones sobre la iglesia de Santa Caterina de Barcelona

En lo que toca ala obra deles capelles de la ditaIglesia no sera fora proposit dir alguna cosadellas per alguna difficultat que delles se teperque quant se edificava la dita iglesia no feyanpilars que ara servexen de repalles als altars deles capelles per respecte que los devia aparexertidria força per sustentar la machina de lanavada. Esta es la dificultat si se feia leshoresjuntament com estan ara los dits pilars y seprova molt clarament que no perque, confor-me parer de un mestre de cases molt expert yvalent oficial, son estats dits pilars tots a la unaafegits en diversos temps y dos vegades cadaun y se veu distintament las dos afegiduras, abdos maneras de obra y diferent pedra, picadaab diferent llavor y architectura de aquies queabans solament al principi feyan a manera deuns pilars ab los quals estan encastats los bosellsy obra ala cara dells, enves la Iglesia. ara sia perfortalesa de tota la fábrica, ara sia amplificantlos pilars per arrimar alli los altars deles capellasde qualsevol manera que sia; és cosa certa quela dita afegidura se es feta après y es més obramoderna: encara que no de molt129.

Según el texto, pues, debemos entender que lasparedes de las capillas laterales, es decir los contra-fuertes, sufrieron un alargamiento en dos ocasio-nes, detectándose en el cambio de obra. Esto crea-ría una capillas de mayores dimensiones, pero a lavez cabe pensar que la necesidad de ampliar loscontrafuertes vendría dada por la sustitución en elsistema de cubierta, así el cambio de un sistema devigas sobre arcos perpiaños haría necesario un re-fuerzo de los soportes. Lo cierto es que a partir delmaterial gráfico conservado, en la parte baja de loscontrafuertes se puede observar un alargamientodebido posiblemente a la apertura de los pasadizos

en época moderna130, que parece creó unos peque-ños contrafuertes en el muro del claustro y nodetectables en el muro sur debido a la ejecución dela nuevas capillas en época barroca. Pero el LumenDomus nos habla de dos alargamientos. Lamenta-blemente, como ya se ha indicado en las diversasdescripciones del convento, no se encuentra la re-lación de las claves de las capillas, elemento quepodría ayudar a esclarecer este punto131.

La ampliación de las capillas que suponemospara Santa Caterina, es un proceso bastante usual,que se da también en la iglesia de los franciscanosde Barcelona132. El claustro de Santa Caterina, pe-gado a la iglesia, ya aparece documentado en el si-glo XIII, pero todo parece indicar que éste no es elque llegó hasta el siglo XIX, sino que posteriormentefue derruido y en el mismo lugar se levantaría otroen fecha posterior133, su mayor parte en el siglo XV.Así, una posible ampliación de la capillas hubiesesupuesto la destrucción del sector del claustroadosado a la iglesia y pronto su destrucción total yel inicio de uno nuevo.

En resumen, son bastantes los datos que noshacen proponer una cubierta con bóvedas ojivalesposterior a las fechas hasta el momento defendidaspara Santa Caterina, y si bien es cierto que no po-demos para ella precisar una fecha concreta, todoparece indicar que se realizaría a lo largo del sigloXIV. La nueva cubierta formaría parte de un con-junto de mejoras que reformaron de forma impor-tante la iglesia y otras dependencias del convento,y que a grandes rasgos perduraría hasta el siglo XIX.Con anterioridad a dichas reformas todo indica quela iglesia iniciada entorno a 1240 y concluida a fi-nales del siglo XIII poseería una cubierta con arcosperpiaños de acuerdo con el resto de fábricas coe-táneas de las órdenes mendicantes de la Corona deAragón.

Nadal, leg. 3, man. años 1413-1414, f. 20 v. y leg. 1, man. años1414-1415, f. 55).

127. «Item fonch prior del presentmonestir successivament lo paremestre frare Jaume de sant Joanfill del convent enlo any de 1436y 1439. y enlo primer any se feulo Retaule que es ara de SªCatherina enla nostra Iglesia»,Lumen Domus, vol. 1, f. 58.

128. J. CASADEMUNT, 1886, p. 30.

129. Lumen Domus, vol. 1, f. 20y 21.

130. «pero la uniformidad delpassadiço de dicha Iglesia en am-bos lados solo habrà algunostreynta, y tantos años porque elP.M. Moxet arriba nombrado enel priorato primero que empeçoal octubre de 1641, y solo sincoaños antes se quitaron las rexas,y assi falso es que dicho passadiço,ni su uniformidad se conservehabrà mas de 400 años», LumenDomus, vol. II, f. 525. Casade-munt apunta: «Poseían éstas –lascapillas– el paso que corríalongitudinal-mente á la iglesiaarrimado al muro del fondo, casosin ejemplar en obras de su épocay para el cual fué preciso prolon-gar los estribos para contrarres-tar el empuje supliendo ladepresión que sufrían al perforar-los» (J. CASADEMUNT, 1886, p.30).

131. Véase nota 57.

132. En este caso sólo se pudie-ron ampliar las de un lado, ya queel opuesto quedaba condiciona-do por el claustro antiguo (A.M.GINÉ I TORRES, 1988, en especialp. 229).

133. R.M. ANDRÉS BLANCH, 1987,p. 62-70.